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Investigaciones Geográficas, Boletín 62, 2007 155 Lacoste, P. (2003), La imagen del otro en las relaciones de la Argentina y Chile (1534-2000), Fondo de Cultura Económica y Universidad de Santiago de Chile, Santiago, 443 p. isbn 950-557-556-4 El libro constituye una tesis de doctorado en estudios americanos leída en la Universidad de Santiago de Chile; recibió el primer premio en el ix Concurso de Investigación “Casa de Amé- rica” (año 2000) y ha sido coeditado. Consta de introducción, trece capítulos y conclusiones. Los capítulos, ordenados cronológicamente, recorren la cuestión de la frontera argentino- chilena desde 1534 hasta el 2000; ocupan el mayor volumen los correspondientes al siglo xix, época de formación de los Estados actuales. Aunque originalmente la tesis incluía un anexo cartográfico, en la edición final fue reemplaza- do por un simple listado de referencias. El autor, nacido en Mendoza la provincia argentina más relacionada históricamente con Chile, desarrolló su carrera de investigación y docencia en su ciudad natal, se doctoró en Historia en la Universidad de Buenos Aires y en Santiago obtuvo este segundo doctorado. Actualmente en Talca, Chile, siempre ha pro- movido activamente los vínculos académicos binacionales. Argentina y Chile comparten uno de los límites binacionales más extensos del mundo: 5 150 kilómetros mayoritariamente trazados sobre el soporte natural de la cordillera de los Andes, pero con numerosos segmentos abiertos a la interpretación y la convención. Entre estos países, la historia es de conflicto latente y el gran desafío presente es la integra- ción. Lacoste, desde este punto de vista, le ha asignado un sentido fuertemente político a su tarea intelectual y ha concebido un trabajo de investigación cuya mayor virtud es, sin duda, la de acercar algunas de las más novedosas y útiles herramientas de las ciencias sociales a la reflexión sobre la historia de las relaciones argentino-chilenas. El elemento más intere- sante de su enfoque proviene de la historia intelectual, y está en el renovado interés en los procesos y los medios por los que la realidad, en este caso, el territorio, se construye desde el imaginario. El proyecto original del autor se centraba en el siglo xx, pero pronto chocó con “la necesidad de buscar las causas de los desencuentros” (p. 7) mucho más atrás. Se remonta así al tiem- po de la conquista española, mucho antes de que existieran Argentina y Chile, y traza una clara distinción conceptual entre fronteras ju- rídicas, fronteras imaginarias y fronteras reales, que viene a complejizar y al mismo tiempo a superar la idea de dos países separados por una frontera meramente natural. Generalmente de menor alcance espacial que las dos prime- ras, Lacoste señala la necesidad de conocer las fronteras reales en tanto límites del alcance político-administrativo efectivo de un centro de poder. Esta puesta en tensión entre factores naturales y político-culturales en el proceso de construcción del límite binacional transforma al estudio en una interpretación que, en sentido lato y no estricto, se hace deudora de la longue durée braudeliana. Esta metodología y enfoque no se aplican en este caso explícitamente ni en forma completa, atendiendo analíticamente a los tres niveles de la vida histórica, pero es claro que la consideración interrelacionada de facto- res materiales y simbólicos en la construcción de una realidad de cinco siglos de profundidad enriquece el tratamiento de la cuestión. Su análisis atraviesa, entonces, tres momen- tos históricos clave: la situación al producirse la Revolución de 1810, la percepción de la cordillera de los Andes como límite natural –que se refleja en el tratado de 1881– y las reelaboraciones posteriores de esa represen- tación que generaron, durante el siglo xx, la percepción generalizada, en cada uno de los

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Investigaciones Geográficas, Boletín 62, 2007 155

Lacoste, P. (2003), La imagen del otro en las relaciones de la Argentina y Chile (1534-2000), Fondo de Cultura Económica y Universidad de Santiago de Chile,

Santiago, 443 p. isbn 950-557-556-4

El libro constituye una tesis de doctorado en estudios americanos leída en la Universidad de Santiago de Chile; recibió el primer premio en el ix Concurso de Investigación “Casa de Amé-rica” (año 2000) y ha sido coeditado. Consta de introducción, trece capítulos y conclusiones. Los capítulos, ordenados cronológicamente, recorren la cuestión de la frontera argentino-chilena desde 1534 hasta el 2000; ocupan el mayor volumen los correspondientes al siglo xix, época de formación de los Estados actuales. Aunque originalmente la tesis incluía un anexo cartográfico, en la edición final fue reemplaza-do por un simple listado de referencias.

El autor, nacido en Mendoza la provincia argentina más relacionada históricamente con Chile, desarrolló su carrera de investigación y docencia en su ciudad natal, se doctoró en Historia en la Universidad de Buenos Aires y en Santiago obtuvo este segundo doctorado. Actualmente en Talca, Chile, siempre ha pro-movido activamente los vínculos académicos binacionales.

Argentina y Chile comparten uno de los límites binacionales más extensos del mundo: 5 150 kilómetros mayoritariamente trazados sobre el soporte natural de la cordillera de los Andes, pero con numerosos segmentos abiertos a la interpretación y la convención. Entre estos países, la historia es de conflicto latente y el gran desafío presente es la integra-ción. Lacoste, desde este punto de vista, le ha asignado un sentido fuertemente político a su tarea intelectual y ha concebido un trabajo de investigación cuya mayor virtud es, sin duda, la de acercar algunas de las más novedosas y útiles herramientas de las ciencias sociales a la reflexión sobre la historia de las relaciones argentino-chilenas. El elemento más intere-sante de su enfoque proviene de la historia

intelectual, y está en el renovado interés en los procesos y los medios por los que la realidad, en este caso, el territorio, se construye desde el imaginario.

El proyecto original del autor se centraba en el siglo xx, pero pronto chocó con “la necesidad de buscar las causas de los desencuentros” (p. 7) mucho más atrás. Se remonta así al tiem-po de la conquista española, mucho antes de que existieran Argentina y Chile, y traza una clara distinción conceptual entre fronteras ju-rídicas, fronteras imaginarias y fronteras reales, que viene a complejizar y al mismo tiempo a superar la idea de dos países separados por una frontera meramente natural. Generalmente de menor alcance espacial que las dos prime-ras, Lacoste señala la necesidad de conocer las fronteras reales en tanto límites del alcance político-administrativo efectivo de un centro de poder. Esta puesta en tensión entre factores naturales y político-culturales en el proceso de construcción del límite binacional transforma al estudio en una interpretación que, en sentido lato y no estricto, se hace deudora de la longue durée braudeliana. Esta metodología y enfoque no se aplican en este caso explícitamente ni en forma completa, atendiendo analíticamente a los tres niveles de la vida histórica, pero es claro que la consideración interrelacionada de facto-res materiales y simbólicos en la construcción de una realidad de cinco siglos de profundidad enriquece el tratamiento de la cuestión.

Su análisis atraviesa, entonces, tres momen-tos históricos clave: la situación al producirse la Revolución de 1810, la percepción de la cordillera de los Andes como límite natural –que se refleja en el tratado de 1881– y las reelaboraciones posteriores de esa represen-tación que generaron, durante el siglo xx, la percepción generalizada, en cada uno de los

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156 Investigaciones Geográficas, Boletín 62, 2007

Pedro Navarro Floria

países en cuestión, de que el otro era un veci-no expansionista y peligroso, y las hipótesis de conflicto derivadas de allí. De modo que para desmontar estas hipótesis, se deben re-montar esos largos procesos en busca de las raíces del prejuicio. Este es el objeto central de la investigación: cómo las élites intelectuales, académicas y políticas de uno y otro lado de los Andes percibieron, a lo largo del tiempo, sus derechos territoriales y los del otro, y de qué modo esas representaciones contribuyeron a la construcción territorial del límite.

El trayecto de formación de los Estados argentino y chileno supuso una progresiva aproximación de las fronteras reales a las fronteras jurídicas. Pero la relatividad de lo imaginario juega aquí su rol, al proyectar al pasado lo que se ha llamado bien, en un trabajo reciente,1 el “deseo territorial” de los Estados. Esas proyecciones adquirieron la forma, según Lacoste, de “tesis fundacionales” contrapuestas, productoras tanto de un “Chile fantástico” como de una “Argentina fantás-tica”, gradualmente desactivadas durante el proceso de determinación del límite interna-cional y centralmente al firmarse los Pactos de Mayo de 1902, superadas y olvidadas por las historiografías oficiales de ambos países en la primera mitad del siglo xx, reactivadas en Chile a mediados del siglo y en Argentina poco después, estandarizadas nuevamente por los nacionalismos y los militarismos de las décadas oscuras de nuestra historia reciente, y anacrónicamente sobrevivientes en materiales académicos, cartográficos y didácticos hasta los umbrales mismos del siglo xxi.

Tanto en la construcción simbólica de los te-rritorios nacionales como en la deconstrucción emprendida por el autor cumple su papel la cartografía. Sin embargo, los mapas se encuen-tran, en la obra, narrados y explicados pero materialmente ausentes. La ausencia de mapas en este libro merece un comentario aparte. La crisis argentina de 2001-2002, que implicó la casi disolución de un país y la suspensión –en muchos casos, la pérdida definitiva– de

infinidad de proyectos e iniciativas, dificultó algunos de los trámites de edición de unos mapas que, de todas formas, son accesibles por haber sido todos ellos previamente publicados. Desde el punto de vista del análisis interno de la obra, esta carencia se ve atenuada, de algún modo, por el hecho de que el objeto de análisis no es la cartografía en sí misma sino su contexto de producción y su contribución al imaginario social sobre el territorio y sobre el otro-extranjero.

El “anexo cartográfico” ya mencionado con-siste en el listado de dieciocho mapas anterior-mente publicados en diversas obras, entre 1902 y 2000, cada uno con su referencia bibliográfica precisa, el señalamiento de su fuente cuando corresponde y, lo más interesante, la determi-nación de la “tesis fundacional” en la que se inscribe. Las referencias bibliográficas resultan ser aquí la información clave, puesto que este aspecto de la tesis se sitúa en el campo de la crítica historiográfica y, en ese sentido, la cues-tión está en demostrar quién, en qué contexto y con qué propósito representó el territorio de un modo determinado. La consideración del mapa como texto, como una pieza más de un discurso que comprende las condiciones de producción de las representaciones del terri-torio y del otro-extranjero, y su análisis crítico, hacen que en este caso la presencia material de los mapas no sea estrictamente necesaria. Una clara demostración de este hecho está en que el autor no elaboró ningún mapa para respaldar sus posiciones.

Por otro lado, el análisis emprendido por el autor no se apoya en los aportes conceptuales más recientes acerca de la construcción simbóli-ca de los Estados-nación, como los de Benedict Anderson y las posteriores derivaciones que esta tendencia ha producido en las últimas dos décadas, en las corrientes más recientes del “giro lingüístico” y de la historia intelectual en general, lo que hubiera dotado a la tesis de un mayor espesor teórico y en este caso se constituye en una opción metodológica que puede ser señalada como deuda.

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Investigaciones Geográficas, Boletín 62, 2007 157

La imagen del otro en las relaciones de la Argentina y Chile (1534-2000)

La obra cuenta con el respaldo de una bibliografía abundante, generalmente actua-lizada y apropiada a sus fines, proveniente de la teoría y de la historia de las relaciones internacionales, de la historia de las ideas y de las vinculaciones binacionales en distintos niveles, de atlas históricos y geográficos, y también de un importante repertorio docu-mental constituido por textos diplomáticos, publicaciones oficiales, memorias, manuales escolares y otras fuentes de época, y de car-tografía. En su inmensa mayoría, proviene de la historiografía argentina y chilena. Los materiales inéditos provienen de los archivos nacionales de Buenos Aires y Santiago, y del Archivo del Ejército Argentino. El autor no ha realizado una investigación cartográfica de am-plio alcance en archivos porque su interés como ya se ha señalado, no se centra en la cartografía inédita sino en la publicada en los países en cuestión, en función, claramente, de la relación entre esas representaciones del territorio y sus contextos de producción. Su enfoque del tema es indudablemente novedoso, y no vacila en confrontar posiciones con lo más calificado de la historiografía pasada y actual.

Su aporte debe inscribirse, sin duda y a pesar de las carencias teóricas señaladas, en el campo de la historia intelectual, más precisa-mente en el del análisis crítico de las represen-taciones, aunque su adscripción al mismo no sea explícita. Por tratarse de representaciones espaciales, contribuye significativamente al diálogo entre la Historia y la Geografía, en el terreno de la Geografía Histórica y de la Historia del Pensamiento Geográfico, y en

referencia a las Relaciones Internacionales y los procesos de integración regional.

El extraordinario caudal de información manejada por Pablo Lacoste muestra una vez más que los procesos históricos, y más aún los intelectuales, no son lineales y transparentes sino sinuosos y opacos. Sin embargo, la posi-bilidad misma de esta tesis, aquí comentada una vez publicada en forma de libro, elaborada por un argentino en una universidad chilena y sostenida, como reconoce el autor en los agradecimientos, por la red intelectual de la Asociación Argentino-Chilena de Estudios Históricos e Integración Cultural, demuestra que ambas comunidades académicas cuentan con herramientas para respaldar el actual ciclo de integración abierto tras la recuperación de la democracia.

Nota

1 Lois, C. (2006), “Técnica, política y deseo territorial en la cartografía oficial de la Argentina (1852-1941)”, Scripta Nova, revista electrónica de geografía y ciencias sociales, Universidad de Barcelona, 1 de agosto, vol. x, núm. 218 (52), <htt://www.ub.es/geocrit/sn/sn-218-52.htm>

Pedro Navarro Floriaconicet y

Universidad Nacional del Comahue

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158 Investigaciones Geográficas, Boletín 62, 2007

Perló Cohen, M. y A. E. González Reynoso (2005), ¿Guerra por el agua en el valle de México?

Estudio sobre las relaciones hidráulicas entre el Distrito Federal y el Estado de México,

Coordinación de Humanidades, puec, unam y Fundación Friedrich Ebert,

México, 144 pp. isbn 970-32-2968-9

La aparición de este magnifico libro, además de entregar un excelente análisis del complejo problema del agua y la Ciudad de México, tema central del libro, representa una buena oportunidad para reflexionar la falta de co-rrespondencia espacial entre los enfoques de cuenca y región, problema bastante común en el campo de los estudios regionales.

El texto ofrece un sólido abordaje regional del aprovechamiento del agua por la Ciudad de México: primero, al considerar como una sola unidad (“región hidropolitana” la llaman lo autores) a las cuatro cuencas hidrológicas que los sistemas de abasto y desalojo de agua han unificado funcionalmente; segundo, por el análisis de los actores sociales involucrados en los conflictos generados por ese funcionamien-to, los movimientos locales de resistencia y el trastrocamiento de los marcos jurídicos que norman su gestión; y tercero, por la revisión crítica del uso político de un discurso ambien-talista gubernamental que busca capitalizar la preocupación social por los efectos ambientales en los espacios de captación del agua más que resolverlos.

La región hidropolitana, descrita en el ca-pitulo 2 de la obra, en efecto, puede ser vista como el conjunto artificialmente integrado por cuatro cuencas: la de México y las dos subcuencas del Alto Lerma y del Cutzamala para abastecer de agua potable a las ciudades de México y Toluca y la cuarta subcuenca del río Tula que recibe las aguas residuales de la Ciudad de México.

Sin embargo, la cuenca hidrológica es una geoforma definida por el parteaguas del relieve que no necesariamente coincide con las unida-des jurídico administrativas de los estados y municipios involucrados, total o parcialmente,

en la cuenca física. Aunque tampoco son mu-chas las discrepancias y, por el contrario, es notable la correspondencia del acomodo del poblamiento a las cuencas, como resultado de procesos de poblamiento histórico, de larga duración, en la ocupación del territorio. La región en cambio, puede definirse de varias formas (Palacios, 1993), pero en estos casos, la delimitación que se sigue para fines prác-ticos (operación, administración, planeación, resolución de problemas) sigue los límites administrativos, estados y municipios, lo que ocasiona numerosos problemas, tanto jurídicos como de responsabilidad en su planeación, en las zonas de “traslape” (Bassols, 1992). La falta de correspondencia espacial entre cuenca y región incide, también, en un problema mayor, muy poco discutido: la obsolescencia de las delimitaciones estatales surgidas a principios del siglo xix frente a la extensa difusión terri-torial de los espacios económicos, tradicionales y emergentes, y cuya solución apunta en dos direcciones: la primera “hacia abajo” en la con-formación de agrupaciones de municipios que tienen un comportamiento natural y económico similar (Tallet, 2006) y la segunda hacia “arriba” en la formación de regiones de varios estados (Delgado, 1997).

En el caso del agua, la compleja trama de oficinas de gobierno responsables de la gestión del líquido en las regiones administrativas ha dado por resultado una impresionante frag-mentación, en buena medida responsable de su ineficiencia y sus múltiples consecuencias (Delgado et al., 2006). Por si fuera poco, la influencia de región hidropolitana –aceptan Perló y González–, no sólo es metropolitana sino que afecta a vastos espacios periurbanos, “rurales” o más precisamente, rural-urbanos

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Investigaciones Geográficas, Boletín 62, 2007 159

¿Guerra por el agua en el valle de México?

que tienden hacia la formación de nuevas configuraciones socio territoriales (Galindo y Delgado, 2006).

Aquí conviene hacer un comentario provo-cador acerca de la nueva categoría propuesta. Por un lado tiene la virtud de subrayar y hacer explícita la dimensión regional de la ciudad, tema poco asimilado, aun en medios académicos. Esa idea regional permea el debate sobre el enfoque megalopolitano (Connolly, 1999; Garza, 2000; Delgado, 2003) y ahí se ubica la nueva pro-puesta. Por otro lado, la noción regional tiene la desventaja de que, siguiendo la misma lógi-ca del agua, podrían trazarse tantas regiones como aspectos nodales para la conformación territorial encontremos, p. ej. la región “cuenca de empleo”, la región “productora de alimen-tos”, la región “productora de energía eléctri-ca”, para poner algunos ejemplos. Todas ellas tendrían la misma legitimidad de la propuesta para el agua pero con extensiones distintas, lo que ilustra la controversia mencionada al principio, entre cuenca y región. En cambio, las regiones administrativas propuestas en los estudios pioneros de Bataillon y Bassols resolvían esa paradoja: no son necesarias tantas regionalizaciones, la pertinencia de la “región administrativa” consiste en su capacidad para “contener” la mayor cantidad de problemas locales. Cierto que aquellas regionalizacio-nes, ya quedaron “chicas” como apuntan las tendencias recientes hacia meso regiones que apenas empieza (Rozga, 2002; Bassols, 2002; Delgado et al., 2006).

Cualquiera que sea el resultado de ese deba-te es, en esos territorios, conformados en la larga duración, donde se han presentado los conflic-tos políticos y las contradicciones sociales más agudas entre campo y ciudad y los autores de la “Guerra por el agua” lo explican muy bien. La construcción de la región hidropolitana ha llevado más de cuatro siglos, desde el siglo xvii con las primeras obras en Nochistongo para drenar el exceso de agua pluvial hacia la cuenca del Tula y reducir el riesgo de inundaciones en la Ciudad de México, en el que se apoyó

el primer drenaje de aguas residuales de la ciudad en el siglo xix (Connolly, 1997). A estas intervenciones tempranas le siguieron, ya en el siglo xx, la construcción de las dos primeras fases del sistema Lerma. La primera en las inmediaciones de la Laguna de Almoloya en la margen derecha del Río Lerma en los años cincuenta (Maderey, 2001), y la segunda al norte de la autopista México-Toluca, hasta el municipio de Ixtlahuaca (Esteller et al., 2002). La tercera y cuarta fases que debían aportar el agua desde el Cutzamala, ya en la cuenca del Balsas, no se realizaron por la oposición de los campesinos y, en cambio, se optó por tomar el agua de las presas del sistema Miguel Ale-mán, concebidas originalmente para producir energía eléctrica.

Así, esta región peculiar ha sido resultado del poder político central, primero virreinal, luego del pri y después del gobierno foxista, en el que se ha dado un mayor impulso a la política privatizadora salinista y que respondió de forma represiva a las protestas locales, tema que se trata magistralmente en el capítulo 3 de la obra de Manuel Perló y Arsenio González.

La imposición autoritaria de la primera etapa del proyecto por el gobierno federal no deja lugar a dudas, pues ni siquiera “fue ne-cesario” firmar ningún acuerdo como afirman los autores, sino que delegó en las autoridades de la Ciudad de México su construcción y ad-ministración, en propio territorio mexiquense, sembrando una bomba de tiempo. Pero le sirvió también para reforzar su poder político, mediante la centralización del control del re-curso hídrico bajo la figura de “propiedad de la nación”, que tuvo así un alcance nacional, antes disperso en las propias comunidades. El sistema Lerma sirvió, además de traer agua a la ciudad, como campo de aprendizaje para la nueva burocracia federal (Bastida y Vázquez, 2006).

En los años setenta, las primeras protestas organizadas de los campesinos en la región de Ixtlahuaca, en plena construcción de la segunda etapa, fueron enfrentadas mediante

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160 Investigaciones Geográficas, Boletín 62, 2007

Javier Delgado

negociación directamente por Hank González, entonces gobernador del Estado. Su carisma aseguró el acuerdo: el Departamento del Dis-trito Federal (ddf) se comprometió a pagar el usufructo del agua al gobierno del Estado de México, quien a su vez se encargaría de realizar las obras necesarias en beneficio de las comunidades afectadas. Además, el ddf “aceptó” que las comunidades que resultasen afectadas en compensación, se abastecieran ¡de su propia agua! directamente de las tomas, sin ningún costo para ellos. Esto “resolvió” el problema temporalmente, pero agudizó las contradicciones en su operación: una ad-ministración designada por el poder federal afectaba los recursos naturales e intervenía en la prestación de un servicio público en locali-dades de otro estado soberano. Que posterior-mente los acuerdos no fueran cumplidos y los documentos se hicieran “perdedizos“, apenas disimula el hecho de que la negociación en sí fuera harto asimétrica –gobierno federal con el apoyo de una burocracia estatal sumisa vs varios municipios pobres–, pero dibuja bien el terreno sobre el que se desarrollarían las movilizaciones posteriores, cuando el gobier-no, federal, estatal o municipal, ha pretendido cobrar a las comunidades por el “servicio” de haberlos despojarlos de su recurso.

A diferencia de esa primera negociación, se respondió con la fuerza publica a la protesta de fines de los noventa, que impidió, hasta aho-ra, la construcción de una batería de bombas similar en el Río Temascaltepec. La práctica de responder primero con la fuerza pública, levantando actas a los “líderes” y encarcelán-dolos, para después negociar su “liberación” se siguió, ya bajo el gobierno foxista, ante el movimiento que se presentó en el nodo es-tratégico de Berros. Este lugar es estratégico porque ahí se unen para su potabilización las redes de la presa Villa Victoria, la que viene de Tuxpan en Michoacán y la de Valle Bravo, antes de enviarla “en bloque“, eufemismo utilizado para decir que se hace sin ninguna medición del volumen enviado, a la Ciudad de México,

a los municipios conurbados y una parte a la ciudad de Toluca. Esta protesta es significativa, por haber sido mejor organizada que la ante-rior, porque tuvo una articulación regional con otros movimientos campesinos de protesta que reivindican su derecho al usufructo local del agua y porque, subrayan Perló y González, recurrió a métodos mediáticos, apoyados en la fuerte carga simbólica de la participación de las mujeres mazahuas “armadas”, que captó la atención de los medios a diferencia de las anteriores protestas que tuvieron poco efecto, incluso en el medio académico.

El último movimiento vinculado a la cons-trucción de la región hidropolitana, y que se describe sagazmente en “Guerra por el agua”, se presentó en el Valle del río Tula en el Mez-quital pero de un signo paradójico, distinto a los anteriores. Aquí, el riego con aguas negras permitió una agricultura de alta productividad en una comarca semiárida y, tradicionalmente, muy marginada, con el peso importante de las estructuras basadas en cacicazgos muy enrai-zados. Benefició principalmente a un grupo de agricultores modernos apoyados en una estructura de poder caciquil tradicional que se apoderó del control del reparto del agua para riego (Martínez y Sarmiento, 1991). Por otra parte, aunque se ha estudiado ampliamente la contaminación del suelo y del acuífero por las aguas residuales (Siebe y Cifuentes, 1995) y diversos estudios han señalado responsa-bilidad de prácticas asociadas al manejo de fertilizantes y plaguicidas con la mortalidad entre los jornaleros empleados en el sistema de riego (Martínez y Samaniego, 1991; Restrepo, 1992), un estudio financiado por la Royal So-ciety, no pudo establecer esa misma relación de causalidad (Cifuentes, et al., 1994). Es probable que dado que la mayoría de los productores no trabajan ellos mismos sus tierras, sino que lo hacen jornaleros provenientes de otras regiones, tal vez los efectos habría que buscar-los en sus localidades de origen, más que en los pobladores locales. Además, y entonces la paradoja es casi surrealista, el “exceso” de agua

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Investigaciones Geográficas, Boletín 62, 2007 161

¿Guerra por el agua en el valle de México?

vertido en una zona semidesértica ha creado un acuífero artificial suficiente para proporcionar unos 6 m3 adicionales a nuestra sedienta metró-polis, que lo convierte en una alternativa viable para sustituir las obras del Temascaltepec que debieron ser suspendidas por las protestas, y a otras más costosas, como la de Libres Oriental o del Amacuzac (Jiménez, et al., 1999).

El tercer aspecto valioso del libro de Perló y González se refiere a la total desatención a los efectos ambientales de estas obras dise-ñadas bajo una lógica tecnocrática, con más componentes de ingeniería antes que sociales o mucho menos, ambientales, que caracterizó ese tipo de obras. Concebidas como parte de la política federal para apoyar la industriali-zación del país, la “federalización del agua”, como acertadamente lo caracterizan los autores siguiendo a Aboites, se acompañó también –una muy sugerente línea de trabajo–, de la apropiación federal de la capital y la disolución de sus ayuntamientos. Así, el modelo empleado para concentrar lo fundamental de la economía nacional en la Ciudad de México primero y en Guadalajara y Monterrey, después se convirtió en pieza clave de lo que los economistas llama-ron “milagro mexicano” más entusiasmados por el crecimiento del pib que por sus devas-tadores efectos sociales y ambientales.

En la cuenta ambiental se deben registrar no sólo los hundimientos en los terrenos –como se afirma correctamente en el texto–, sino la afectación general del funcionamiento hídrico de las cuencas involucradas que se expresa en la desecación parcial de las lagunas del Alto Lerma, la desecación total de numerosos manantiales, muchos de ellos activos desde tiempos prehispánicos, el abatimiento del nivel freático, la afectación de la vegetación, lo que aunado a una deforestación sin freno, ha agu-dizado la erosión y pérdida del suelo y la alteración del microclima (Soms, 1986; Esteller y Díaz, 2002).

Otro efecto ambiental que citan Perló y González, pero que es muy controvertido, es la “sobre explotación” de los acuíferos. Aquí

estamos frente a una discrepancia teórica nada fácil de resolver.

Según Thot, el enfoque de “sobreexplo-tación” es erróneo debido a que se basa en una medida imperfecta de las cantidades de agua que entran en la cuenca y las que se extraen, después de restar la evaporación. El error, que hay que abonar a la teoría del “balance hidrológico” (safe yield), se genera por: a) porque no existe una medición precisa del agua que se extrae (las bombas no tienen medidor) y porque las metodologías para medir la evaporación son muy genéricas y no toman en cuenta las diferencias de vegetación (unas plantas toman más agua que otras) ni la compleja interacción entre vegetación, suelo, temperatura y vientos; y b) el más importante, es que ese método no toma en cuenta los flujos de agua subterránea que pasan de una cuenca a otra, lo que afecta los métodos convencionales de cuantificar el balance intra-cuenca.

Esa imprecisión o incertidumbre no impide asociar los efectos evidentes sobre el medio a la extracción desmedida del agua. La teoría alter-nativa de los flujos subterráneos proporciona una interpretación más certera de la situación real. Además, el poderoso grupo político que decide las obras y la política hidráulica nacional, ha utilizado la noción de “sobreex-plotación” para legitimar la construcción y mantenimiento de costosos sistemas de tras-vase en los que han estado asociados grandes intereses económicos. Sin embargo, no conta-mos aún con una mejor manera de explicar los evidentes efectos físicos arriba enunciados. La alternativa que se ha encontrado para superar esa dificultad es sustituir “sobreexplotación” por “extracción intensiva del agua” y cuando es necesario, agregar que esto se hace “sin ningún cuidado por los efectos ambientales”, esto aun cuando se recurre al concepto de estrés hídrico (Caravias y Lamda, 2005).

Sin embargo, el discurso ambientalista no sólo nutre la acción de diversas ong y concita la atención académica, escasa todavía, sino también ha servido al grupo de poder político

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162 Investigaciones Geográficas, Boletín 62, 2007

Javier Delgado

mexiquense para renegociar ante la federación los poco racionales acuerdos –que su propio partido impulsó-, para el uso del agua, lo que sin duda es legítimo, pero para golpear políti-camente, de paso, al gobierno del d.f., que por primera vez ha sido electo democráticamente. Las implicaciones políticas del problema se abordan con un gran lucidez, en los capítulos 3 y 4 del libro que nos ocupa.

Los autores concluyen con un interesante abanico de opciones políticas (en el capítulo 5 y último), que buscan reformular la institu-cionalidad del agua con una nueva Secretaría del Agua (similar a la que existe en el gobierno mexiquense) que proporcione una instancia de decisión sobre bases distintas a las actuales que se caracterizan por una fragmentación y escasa capacidad de decisión.

En suma, se trata de una obra muy estimu-lante desde el punto de vista académico y por su tratamiento de los conflictos sociales involu-crados, cuestión que cada vez es más frecuente en el país, como resultado de una sociedad que empieza a notar que su participación puede ser decisiva. Y, además, lo exige.

RefeReNcias

Bassols, Á (2002), “Apertura e integración territorial del espacio mexicano”, en Mendoza Vargas, H. E. Ribera Carbó y P. Sunyer i Martín (coords.), La integración del territorio en una idea de Estado. México y España 1820-1940, Instituto de Geografía, unam/Instituto Mora, México, pp. 19-31.

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Javier DelgadoInstituto de Geografía, unam

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V Simpósio Nacional e I Simpósio Internacional sobre Espaço e Cultura,Rio de Janeiro, 26, 27, 28 e 29 de setembro de 2006

O V Simpósio Nacional e I Simpósio Interna-cional sobre Espaço e Cultura foi organizado pelo Núcleo de Estudos e Pesquisas sobre Espaço e Cultura (Nepec) do Departamento de Geografia da Universidade do Estado do Rio de Janeiro (uerj), Campus Maracanã, nas instalações desta Universidade, no bairro do Maracanã, zona norte da cidade do Rio de Ja-neiro, entre os dias 26 e 29 de setembro de 2006.1 Coordenado e criado pelos professores Zeny Rosendahl, da uerj, e Roberto Lobato Corrêa, da Universidade Federal do Rio de Janeiro, em 1993, o Nepec conta também com a participação de dois professores associados João Batista Ferreira de Mello e Aureanice de Mello Corrêa, ambos da Universidade do Esta-do do Rio de Janeiro, e com alunos de graduação e pós-graduação.2 Três linhas de investigação orientam o trabalho desenvolvido pelo Núcleo: Espaço e Religião, Espaço e Cultura Popular e Espaço e Simbolismo.

A partir das atividades e dos produtos ela-borados em torno desses três eixos, o Nepec passou a organizar, de dois em dois anos, nos meses de outubro, os simpósios nacionais sobre Espaço e Cultura. O primeiro simpósio ocorreu em 1998, o segundo em 2000, o terceiro em 2002 e o quarto em 2004. Em média cada evento contou com cerca de 200 participantes, que as-sistiram as Mesas Redondas e conferências or-denadas em três dias. Nesses quatro simpósios o geógrafo francês Paul Claval esteve presente, e, no primeiro, em 1998, Denis Cosgrove, da Universidade da Califórnia, Los Angeles, par-ticipou proferindo uma conferência sobre as tendências da Geografia Cultural para o novo milênio. Os trabalhos apresentados passaram a ser publicados no periódico semestral criado em 1995 pelo Núcleo, denominado “Espaço e Cultura”, e em livros organizados por Zeny

Rosendahl e Roberto Lobato Corrêa, chamados “Séries Geografia Cultural”, publicados pela Editora da uerj.

Os simpósios foram sempre realizados a partir de Mesas Redondas e conferências, não possuindo sessões de comunicações-livres e resumos ou anais do evento. Nesses quatro primeiros simpósios duas Mesas Redondas foram recorrentes Matrizes e Teoria em Geografia Cultural e Religião e Manifestações do Sagrado. A primeira buscando estabelecer um caminho de reflexão teórica para a Geografia Cultural e a segunda uma abordagem espacial sempre da religiosidade católica. Estiveram presen-tes apresentando trabalhos em quase todos os eventos geógrafos como Carlos Augusto Figueiredo Monteiro, Paulo César Gomes, Werther Holzer, Gisela Aquino Pires do Rio, Rogério Haesbaert, Ana Maria Daou, dentre outros.

O V Simpósio Nacional e I Simpósio Interna-cional sobre Espaço e Cultura não foi diferente. Organizado por Zeny Rosendahl e Roberto Lobato Corrêa, sob coordenação de Aureanice Mello Corrêa e João Batista Ferreira de Mello, contou também com uma grande equipe de apoio formada por alunos de pós-graduação e graduação da uerj vinculados ao Nepec. Com exceção de Rogério Haesbaert, esses geógrafos mencionados logo acima estiveram também presentes contribuindo para o debate dos três eixos de investigação desenvolvidos pelo Nepec, orientadores das Mesas e conferências realizadas.

Embora mais extenso do que os quatro primeiros, com onze Mesas organizadas em quatro dias e com cerca de 370 participantes, a estrutura do V Simpósio Nacional e I In-ternacional sobre Espaço e Cultura seguiu a mesma orientação dos simpósios anteriores.

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v Simpósio Nacional e i Simpósio Internacional sobre Espaço e Cultura

Os trabalhos foram encaminhados para a coordenação do evento e por ela selecionados e organizados em onze grandes temas que ge-raram as seguintes Mesas Redondas: 1. Cultura de Massa, Cultura Popular e Resistência; 2. Terri-tórios Indígenas: Cultura e Natureza; 3. Espaço, Literatura e Música; 4. Religião e Manifestações Hierofânicas; 5. Matrizes e Teorias em Geografia Cultural; 6. Pluralidade Religiosa e Identidade; 7. Espaço, Representações e Imagens; 8. Paisagem e Cultura; 9. Natureza, Espaço e Cultura; 10. Dimensões Culturais e Espaço: Perspectivas; 11. Espaço e Festa. Para cada Mesa, em média, foram apresentados quatro trabalhos.

No mesmo formato dos simpósios anterio-res, as Mesas foram seqüenciais, promovendo a convergência da atenção dos participantes para um foco temático de cada vez. Com exceção do primeiro dia, com uma palestra de abertura pela manhã e duas Mesas Redondas na parte da tarde, o evento transcorreu com três Mesas por dia, uma pela manhã e duas à tarde. Para o fechamento das atividades diárias, o Simpó-sio organizou palestras, lançamento de livro e breves apresentações musicais. Conforme indicado, como os eventos não possuem anais, os trabalhos apresentados aqui somente pode-rão ser apreciadas após publicação prevista para o próximo número do periódico “Espaço e Cultura” e para o próximo lançamento da coleção “Séries Geografia Cultural”.

Nas Mesas Redondas, ficaram registradas as presenças de três professores estrangeiros, Maria da Graça Mouga Poças Santos, da Escola Superior de Educação de Leiria, Instituto Po-litécnico, Porto Moniz, Portugal, que apresen-tou uma tipologia para o estudo das cidades santuários portuguesas, na Mesa Religião e Manifestações Hierofânicas, João Sarmento, da Universidade do Minho, Portugal, que expôs uma leitura das obras de David Harvey res-saltando nelas o tratamento dado à cultura, que segundo o palestrante é característico ao que denominou de nova Geografia Cultural anglo-saxônica, de expressão nos anos 80 e 90, de caráter nitidamente marxista e crítico

às abordagens da Geografia Cultural clássica, da fenomenologia, da hermenêutica e da per-cepção, abordagens que predominaram nos trabalhos apresentados no Simpósio, e, Daniel Gade, da Universidade de Vermont, eua, que procurou recuperar a biografia de Carl Sauer e sua postura política e intelectual no meio acadêmico norte-americano, ambos geógrafos compuseram a Mesa Redonda Matrizes e Teorias em Geografia Cultural.3

Na realidade o Simpósio obteve grande expressão e representação da comunidade geográfica nacional, com a participação signi-ficativa de professores e alunos de programas de pós-graduação e graduação em Geografia de várias universidades brasileiras. Dentre as universidades mais representadas nas Mesas Redondas destacam-se a Universidade do Estado do Rio de Janeiro e a Universidade Federal do Rio de Janeiro, cada uma com onze representantes, e a Universidade Esta-dual Paulista (unesp), com seis. Com quatro representantes aparecem a Universidade do Estado de São Paulo (usp) e a Universidade Federal Fluminense (uff). Com três estão a Universidade Federal de Uberlândia (ufu) e a Universidade Federal do Rio Grande do Norte (ufrn). A Universidade Federal de Goiás (ufg), a Universidade Federal da Bahia (ufba), a Universidade Federal do Pará (ufpa), a Universidade Federal de Rondônia (unir), aparecem cada uma com dois representantes. Por fim, com um representante de cada insti-tuição estão a Universidade Federal de Ser-gipe (ufs), a Universidade Federal do Paraná (ufpr), a Universidade Católica de Salvador, a Universidade Federal de Pernambuco (ufpe), a Universidade Estadual do Ceará (uece), a Universidade Estadual de Ponta Grossa (uepg), a Universidade Federal do Mato Grosso do Sul (ufms), a Universidade Federal de Santa Maria (ufsm) e Universidade Federal do Amazonas (ufam). É interessante notar que apesar da maior expressão da uerj e da ufrj, houve uma seleção de trabalhos que parece ter priori-zado a participação de um amplo leque de

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Mônica Sampaio Machado

universidades públicas federais, de diversas partes do país, fora do eixo Rio de Janeiro, São Paulo e Brasília.

Lamentavelmente o geógrafo Paul Claval não pode comparecer para a abertura do evento, como era de costume. Uma ausência muito sentida, uma vez que sua contribuição a Geografia Cultural é internacionalmente reconhecida. Entretanto, o renomado geógrafo brasileiro Roberto Lobato Corrêa assume a abertura do evento com a conferência “Regi-ões Culturais: um tema fundamental”, a quarta conferência em cinco simpósios. Aqui retoma a Geografia saueriana e a Escola de Berkeley como referências fundamentais para o enten-dimento do Brasil. De fato, Roberto Corrêa procura trazer a Geografia de Carl Sauer para o Brasil explorando o conceito de região cultural como referência para o estudo do território brasileiro. Após essa conferência, fortalecendo a linha Espaço e Cultura Popular, o evento contou com uma exposição denominada “Per-sona”, máscaras populares artesanais, e com a apresentação do Grêmio Recreativo da Escola de Samba Mirim Estrelinha da Mocidade. Na parte da tarde transcorreu a primeira Mesa do evento com a temática da cultura de massa e cultura popular e, em seguida, a segunda, sobre a cultura indígena. À noite, iniciando a abertura cultural, o geógrafo João Baptista Ferreira de Melo, um dos precursores da Ge-ografia Humanística no Brasil, apresentou sua conferência sobre o Rio de Janeiro através da música popular. Uma palestra na qual expõe a história e geografia da cidade do Rio ao som das canções populares que marcaram a vida carioca.

O segundo dia do evento foi iniciado com a Mesa sobre literatura e música com trabalhos sobre Lima Barreto, Machado de Assis entre outros. A primeira Mesa da tarde, Religião e Manifestações Hierofânicas, foi coordenada por Zeny Rosendahl, que também apresentou uma proposta teórica para o estudo das relações entre espaço e religião, fruto da pesquisa que desenvolve desde o início dos anos 90 sobre a

religiosidade católica no Brasil, o maior país católico do mundo. Em sua apresentação evi-denciou-se uma elaboração teórica e metodo-lógica sobre a temática, assim como o esforço que vem desempenhando recentemente para a articular religião, política e economia. Na Mesa Redonda seguinte, dedicada à discussão teórica sobre a Geografia Cultural, além dos trabalhos dos geógrafos estrangeiros citados, João Sarmento e Daniel Gade, cabe mencionar a apresentação de Paulo César Gomes, da ufrj, sobre imagens e Geografia. Sua grande preocu-pação centrou-se em dar uma contribuição ao tratamento das imagens pela Geografia, o que fez explorando de maneira inovadora a con-cepção de cenários geográficos. Finalizando o dia, Zeny Rosendahl e Roberto Lobato Corrêa lançaram o livro “Cultura, Espaço e Urbano”, uma coletânea de textos sobre a temática, publicados pela Ed uerj.

O terceiro dia do evento contou, na parte da manhã, com a Mesa sobre pluralidade religiosa na qual foram apresentados estudos sobre a cultura judaica, sobre os cultos africa-nos brasileiros, e sobre a fé Bahá’í. Na parte da tarde, na primeira Mesa, Espaço, Representação e Imagens, foram apresentados trabalhos sobre as representações espaciais através do cinema, da pintura, da fotografia e dos jornais brasileiros. Na última Mesa deste dia, a discussão orbitou sobre temática paisagem e cultura. Aqui foram apresentados estudos sobre as construções simbólicas da paisagem, culturais e políticas, do sertanejo e do carioca. Foram também apre-sentadas reflexões teóricas para o estudo da paisagem a partir o método fenomenológico. Encerrando as atividades, os participantes do evento assistiram a apresentação do Coral Afro Iyún Asé Orin. Coral de Cânticos de Axé, na língua iorubá.

O quarto dia do Simpósio teve início com a Mesa Redondo Natureza, Espaço e Cultura. A primeira apresentação abordou a concepção de natureza e suas dimensões simbólicas concebidas pelas comunidades pesqueiras nordestinas e as outras três trataram, de

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v Simpósio Nacional e i Simpósio Internacional sobre Espaço e Cultura

forma diferenciada, da Amazônia. Nesses três trabalhos a temática da representação da Amazônia por seus diversos habitantes foi recorrente. O primeiro trabalho versou sobre as representações da Amazônia pela popula-ção das comunidades ribeirinhas das ilhas de Abaetetuba no Pará, o segundo apresentou a importância e o papel das águas e das formas dos sistemas naturais na cidade de Manaus e a última buscou identificar a concepção de ética ambiental em cinco áreas amazonenses com características bem distintas. A primeira Mesa da parte da tarde, Dimensões Culturais, Espaços: Perspectivas, reuniu quatro trabalhos com temáticas diversas. Foram apresentados estudos sobre: a) o cotidiano feminino; b) os significados do esporte, essencialmente do futebol, no urbano; c) a identidade e represen-tação geográfica portuguesa no Rio; d) o proje-to político e a imagem da cidade de Niterói a partir dos anos 80. Nesta Mesa, uma calorosa discussão sobre a dominação social masculina envolveu e dividiu o auditório. Discussão que pôde ser evidenciada em virtude da composi-ção e das características deste evento, que tem incentivado e conjugado temas pouco usuais na Geografia. A última Mesa Redonda do Simpósio, Espaço e Festa, trouxe estudos sobre costumes e tradições populares de diversas comunidades de cidades pequenas e médias e espaços rurais brasileiros. Foram apresen-tados trabalhos sobre as festas religiosas das comunidades ribeirinhas de Porto Velho, sobre a reinvenção das tradições nos espaços rurais dos cerrados de Minas Gerais, sobre as festas da Irmandade da Boa Morte, Bahia, e sobre as festas na cidade de Mossoró, Rio Grande do Norte.

Encerrando o evento, o renomado geógrafo Carlos Augusto de Figueiredo Monteiro profe-riu uma palestra buscando articular arte e geo-grafia. Recuperando a história da retratação de paisagens na arte, Carlos Augusto Monteiro focalizou sua apresentação nas pinturas em aquarela do artista paulista, do século xix, Miguel Dutra (1810-1875), veiculadas no livro

“Miguel Dutra o poliédrico artista paulista”, publicado em 1931 por Pietro Maria Bastos. Sua proposta central foi destacar o papel das paisagens e das imagens na investigação geográfica e estabelecer a expressão artística como uma importante fonte de pesquisa para a Geografia. Ao terminar sua palestra, Carlos Augusto Monteiro foi homenageado pelo Nepec, em função de sua significativa contribuição a Geografia Brasileira. Como fechamento do Simpósio os professores Zeny Rosendahl, Roberto Lobato Corrêa, João Batista Ferreira de Mello e Aureanice de Mello Corrêa se pronunciaram e recuperaram a história e a contribuição dos simpósios re-alizados e dos trabalhos desenvolvidos pelo Nepec. Nesse sentido, deve ser reconhecido o esforço que este Núcleo tem realizado no fomento e no desenvolvimento da Geografia Cultural no Brasil. Esforço claramente perce-bido através da organização e da qualidade deste Simpósio. Na manhã do dia seguinte, o professor João Batista Ferreira de Mello coor-denou uma excursão geográfica ao centro do Rio de Janeiro através de um roteiro cultural. Nele foram exploradas a gênese, a expansão e a metamorfose da cidade carioca, assim como as simbologias dos seus logradouros, igrejas, centros culturais e museus.

Basta ainda uma última informação. Con-forme a periodicidade da realização desses eventos e de acordo com a previsão da co-missão organizadora do Simpósio, o próximo Simpósio Espaço e Cultura irá acontecer daqui a dois anos, em outubro de 2008, na Universi-dade do Estado do Rio de Janeiro sob coorde-nação do Nepec.

Notas

1 Esta resenha contou com a colaboração dos alunos Adriana de Melo Simas (mestranda em Geografia uerj) e Alicia Vianna da Silva (bolsista iniciação científica faperj), que acompanharam o Simpósio e registraram as poucas palestras em que não pude estar presente.

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Mônica Sampaio Machado

2 No V Simpósio Nacional e I Simpósio Internacional sobre Espaço e Cultura foram anunciadas mudan-ças na composição dos professores associados ao Nepec, havendo uma ampliação desta lista. Para acompanhar as atividades do Nepec consultar http://nepec.com.br

3 Álvaro López Gallero, da Universidad de la Repú-blica, Uruguay, não pode comparecer ao evento.

Mônica Sampaio MachadoDepartamento de Geografia

Universidade do Estado do Rio de Janeiro

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Investigaciones Geográficas, Boletín 62, 2007 169

IV Seminario Latinoamericano de Geografia FísicaGeografia Física: Novos Paradigmas e Políticas Ambientais

Maringá, Brasil, 14-17 de octubre, 2006

En la ciudad de Maringá, Estado de Paraná, Brasil, se celebró del 14 al 17 de octubre de 2006 el IV Seminario Latinoamericano de Geografia Física, concebido como un espacio de reflexión y análisis de las líneas teóricas, metodológicas, docentes y aplicadas, vistas con carácter actual e innovador de la evolución alcanzada por esta disciplina en el continente.

Auspiciado y organizado por el Departa-mento de Geografia de la Universidade Esta-dual do Maringá, contó con la colaboración de los comités organizadores de Cuba, México y Venezuela, países en los que en años anteriores se realizaron los tres seminarios que antecedie-ron al presente.

En este participaron 353 representantes de los siguientes países: Argentina, Brasil, Cuba, México y Portugal. Y se realizaron las siguien-tes actividades:

La ceremonia de apertura contó con la presencia del Rector y de otras autoridades de la Universidade Estadual do Maringá. Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo de la Dra. Teresa Reyna, Presidenta del Comité Coor-dinador Latinoamericano y del Dr. Modesto Messias dos Passos, Coordinador Nacional por Brasil del IV Seminario Latinoamericano. Como parte del programa se impartió la con-ferencia magistral “La Geografia del Futuro” por el reconocido geógrafo brasileño Dr. Carlos Augusto Figueireido Monteiro. Y se rindieron homenajes a los profesores José Bueno Conti y Helmut Troppmair, en los que se puso de manifiesto la actividad académica de estos destacados geógrafos físicos brasileños, y sobre todo sus valiosas aportaciones científicas a la Climatología nacional y latinoamericana.

El programa científico estuvo integrado por nueve ejes temáticos: Geomorfología - Estudo dos solos; Geología e Geografia Fí-

sica; Hidro - Climatología; Biogeografía; Uso da Cartografía, do geoproccesamento e de sig na Geografia Física; Geografia Física Aplicada (riscos ambientais, uso de terra e Gestao Am-biental); Geografia Física e Paisagem; Encino de Geografia y Educacão Ambiental, con la inclusión de 284 trabajos, tanto en presentación oral como en cartel.

Fue interesante identificar que el 35.56% de las presentaciones versaron sobre Climatología y Geomorfología, constatándose así al igual que en seminarios anteriores, el desarrollo que estas líneas guardan en Latinoamérica, así como el alto número de investigadores que se avocan a ellas.

De gran relevancia académica fueron las presentaciones de tres mesas redondas que versaron sobre los siguientes temas:

• La Teoría de Sistemas na Geografia Física.• Geografia Física y Educacão Ambiental.• La Geografia Física para la Gestão Am-

biental.

Se exhibieron tres filmes geográficos sobre diferentes regiones y tipos de sistemas ambien-tales de Brasil, algunos fueron observados y dis-frutados en la excursión científica que se hizo posterior al Seminario a la interesantísima y no menos bella región geográfica de Iguaçu.

Durante la sesión de clausura se conoció y debatió el informe final, mismo que fue pre-sentado a nombre del Comité Coordinador Latinoamericano por el Dr. José M. Mateo Rodríguez concluyéndose lo siguiente:

La celebración del IV Seminario en el país en el que surgió la idea de éstos, fortaleció el planteamiento de que son actividades tanto pertinentes como coherentes, ello debido a que el debate geográfico de la naturaleza es

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170 Investigaciones Geográficas, Boletín 62, 2007

Teresa Reyna Trujillo, José M. Mateo Rodríguez, Modesto Messias dos Passos, Edson Vicente Da Silva

esencial a la propia naturaleza de la Geografia como disciplina científica. Se reforzó la idea original del Seminario, lanzada en Curitiba en 1997, de que en cada uno se deberá dar una te-mática específica, que se sustente no en una división antagónica entre la Geografia Física y la Geografía Humana, sino por el contrario, en debatir una mirada sobre el espacio, que parte de la naturaleza y que tiene su propia identidad.

Se consolidó la idea de promover el encuen-tro con los geógrafos físicos latinoamericanos, con la participación de los países ibéricos, para confrontar los distintos caminos en que se desarrolla la Geografia Física en las diferentes naciones.

Por otra parte, se plantearon nuevas suge-rencias, entre las más importantes:

• Prestar atención al trabajo teórico, episte-mológico y metodológico, sobre la base de la noción de naturaleza como parte esencial de todas las categorías geográficas.

• Promover el uso de las categorías y cono-cimientos desarrollados por la Geografia Física, en los encuentros pluri y transdisci-plinarios, en particular en lo que se refiere a la construcción del paradigma ambiental y sostenible, y a todas las esferas que nece-sitan de la incorporación de la dimensión ambiental.

• Considerar a la planificación y la gestión ambiental como áreas en las cuales la Geo-grafia Física puede ocupar una posición protagónica, potenciando su papel como un mercado de trabajo privilegiado del geógrafo profesional.

• Enfatizar la necesidad de consolidar la im-partición del saber y los métodos elabora-dos por la Geografia Física, en los diferentes instrumentos que en la actualidad están siendo desarrollados por diversas agencias de las Naciones Unidas (Programa del Mi-lenio, Proyectos geo, Educación para el Desarrollo Sostenible, entre otros).

• Potenciar los intercambios entre los geógra-fos físicos de América Latina y los países ibéricos, promoviendo la realización de proyectos conjuntos de investigación, crea-ción de redes de posgrado, realización de estancias y otras formas de colaboración, tratando de divulgar el saber elaborado por la Geografia Física Iberolatinoamericana.

Y, finalmente, con la premisa de que es necesario incrementar la participación de geógrafos de América Latina y continuar incor-porando a geógrafos físicos de países ibéricos se decidió:

• Celebrar el V Seminario Latinoamericano de Geografía Física, y el Primero Ibero Americano, en el 2008 en la ciudad de Santa María, en Río Grande do Sul, Brasil, cerca de la frontera con Uruguay y Argentina. El evento será coordinado por el Dr. Adriano Figueiro del Departamento de Geociencias de la Universidade Federal do Santa María. Para la realización de este evento se crea-rán dos comités, uno internacional y otro brasileño.

• Celebrar el siguiente en el 2010, en la ciudad de Coimbra, Portugal, bajo la coordinación del Dr. Lucio da Cunha.

Teresa Reyna TrujilloInstituto de Geografía

Universidad Nacional Autónoma de México

José M. Mateo RodríguezFacultad de Geografía

Universidad de La Habana, Cuba

Modesto Messias dos PassosDepartamento de Geografia

Universidade Estadual do Maringá, Brasil

Edson Vicente Da SilvaUniversidade Federal do Ceara, Brasil

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Investigaciones Geográficas, Boletín 62, 2007 171

XII Reunión Internacional de Historia de la Náutica y de la Hidrografía.Construcción y logística naval. La época de la expansión oceánica,

Borja, Zaragoza, 6 al 9 de noviembre de 2006

Las reuniones internacionales de Historia de la Náutica e Hidrografía se realizan cada dos años.1 Han sido organizadas por la Comisão In-ternacional de Historia de Náutica e da Hidrografía (International Committee for the History of Nauti-cal Science and Hydrography) y en ellas partici-pan investigadores, académicos y oficiales de marina, entre otros, con la finalidad de discutir y realizar investigaciones sobre las múltiples y muy variadas actividades relacionadas con el mar, con las navegaciones y con las armadas, principalmente española y portuguesa, a lo largo de la historia.

Dichas reuniones, en su mayoría, se han celebrado en territorio lusitano, aunque una se llevó a cabo en Río de Janeiro. Las dos últimas se realizaron por primera vez en territorio espa-ñol: en 2004 en Medina del Campo (Valladolid) y en 2006 en Borja (Zaragoza). Cada reunión se centra en temáticas específicas aunque todas ligadas al mar y a las navegaciones. La reunión de 2004 se enfocó en “La ciencia y el mar” y la última en temas como: “La construcción, la logística naval y la expansión oceánica”.

Las sesiones incluyeron mesas de trabajo y reuniones académicas, además de actividades recreativas, traslados, alimentos y hospedaje. Para conseguir esto de una forma óptima, el comité organizador sólo invita a un número máximo de personas.2 Las discusiones se prolongaron a lo largo del día. La multidis-ciplinariedad que aportan los participantes generó importantes y variados intercambios de ideas de la náutica relacionada con aspectos técnicos, científicos, históricos, entre otros. Para apreciar lo anterior es necesario recordar la di-versidad de actividades desempeñadas por los participantes y su procedencia tanto de centros de investigación, de museos marítimos y de archivos históricos, entre otros. Múltiples pro-

puestas de trabajo se abordaron a lo largo de las jornadas y abarcaron la construcción de naves, los bastimentos usados en las navegaciones, la participación de las tripulaciones, el lenguaje usado en las travesías, los conocimientos astro-nómicos, la cartografía histórica, los desastres marítimos y búsquedas arqueológicas, entre otros aspectos.

Por el carácter que ha tenido la reunión a lo largo de su trayectoria, los idiomas oficiales de este evento fueron portugués y español. Los materiales de trabajo entregados a los asis-tentes abarcaron el programa, los resúmenes de ponencias y varios libros entre los que se incluyó una obra que integra los trabajos de la reunión anterior.3

La sede del evento fue la Casa de Aguilar, donde se ubica el Centro de Estudios Borjanos.4 Dicho sitio cuenta con pequeños auditorios con todo lo necesario para realizar las jornadas de trabajo. Borja no cuenta con estación de trenes o autobuses; sin embargo, previendo lo ante-rior, los organizadores coordinaron todos los traslados necesarios, incluyendo al hotel y a los distintos lugares visitados.

A la reunión fueron invitados sólo 30 personas, de las cuales asistieron 25: diez de España, diez de Portugal, dos de México, dos de Estados Unidos y uno de Hungría.5 Las presentaciones abarcaron media hora y fue-ron ordenadas dentro de grandes temáticas: historia de las navegaciones, construcción naval, filología, arqueología naval, cartografía y navegación.

Debido a que el tema central del evento, como ya se mencionó dedicado a la cons-trucción y logística naval, la mayoría de los trabajos se inclinaron por este tema. Algunos de los trabajos fueron los de Augusto A. Alves Salgado, Vanessa Ferreira, José Virgilio Amaro

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172 Investigaciones Geográficas, Boletín 62, 2007

Guadalupe Pinzón Ríos

(Portugal), José Luis Casado Soto (España), Carla Rahn Phillips, (Estados Unidos) sobre los diversos tipos de embarcaciones portu-guesas y españolas fabricadas en la Península Ibérica; Esteban Piñeiro y María Isabel Maroto Camino (España) se refirieron a las embarca-ciones guardacostas; Fernando Serrano Man-gas (España) explicó las diferencias entre las naves usadas en la Carrera de Indias y en la Armada del Mar Océano; José Blanco Núñez (España) hizo una relación de la construcción naval que se practicaba en La Habana; Inácio José Guerreiro (Portugal) mostró representa-ciones de las naves portuguesas existentes en la cartografía del siglo xvi; Hugo O’Donnell (España) describió algunas políticas oficiales en torno a la construcción naval hispana, y Jorge Samedo de Matos (Portugal) se refirió a la necesidad de estudiar los materiales usados en la construcción de las embarcaciones, como las velas y la importancia que tuvieron en la maniobrabilidad de las naves.

Los trabajos que abordaron temas de filo-logía fueron, por un lado, la ponencia presen-tada por Ana María Sánchez (Portugal), que se refirió a un texto humanista centrado en las navegaciones portuguesas realizadas en el siglo xvi; o el trabajo de Juan Antonio Frago Gracia (España), donde explicó y ejemplificó la forma en la que el lenguaje náutico traspasó y se arraigó en las colonias americanas a través de las marinerías.

En cuanto a temas relacionados con la arqueología subacuática, los trabajos pre-sentados por Filipe Vieria (Estados Uni-dos) y Flor Trejo (México) se refirieron a las búsquedas, hallazgos y propuestas de investigación arqueológicas realizadas en embarcaciones naufragadas usadas en la “Carrera de Indias” tanto portuguesa como española. Por otro lado, el trabajo conjun-to de Patricia Carvalho, José Betancourt y Francisco Alves (Portugal) que, a través de hallazgos arqueológicos de navíos portugue-ses, explicaron el tráfico mercantil lusitano, principalmente de cerámica.

Con base en las ricas fuentes documentales usadas en el estudio de las navegaciones, los trabajos de Francisco Contente Domingues y José Manuel Varandas (Portugal), explicaron los recursos con los que cuentan los investi-gadores de historia náutica portuguesa, así como algunos proyectos en curso para reco-pilar dicha información; o el trabajo de István Rákcóczi (Hungría), que se refirió a una carta en latín poco conocida con información de la expedición Magallanes-Elcano.

Respecto a la importancia de las mediciones matemáticas y observaciones astronómicas, así como el uso de las fuentes cartográficas para el estudio de las navegaciones e historia de la náutica, el trabajo de Josè Manuel Malhao Pereira (Portugal) hizo referencia a un manus-crito con las aportaciones matemáticas que mejoraron el cálculo de las longitudes en la cartografía del siglo xvi; el de Manuel Gracia Rivas (España), que explicó cuatro mapas que representan algunas regiones de América y que fueron elaborados en el siglo xvi;6 o el de Guadalupe Pinzón (México), quien se refirió a la cartografía del Pacífico novohispano ela-borada en el siglo xviii.

Debido a que en el 2006 se celebró el 500 aniversario luctuoso de Colón, la conferencia inaugural estuvo a cargo de José Antonio Armillas Vicente, catedrático de la Universi-dad de Zaragoza, con su trabajo titulado: “Los áulicos de Fernando el Católico y las primeras noticias de América”. La conferencia que clau-suró el evento estuvo a cargo del comandante Ricardo Cerezo Martínez, miembro retirado de la Real Armada Española, con el título: “El plan, los viajes y los números de Cristóbal Colón”.

Como se mencionó, las jornadas incluyeron visitas a diversos lugares, lo cual no sirvió únicamente para estimular el ambiente de la reunión, sino también para permitir a los asistentes conocerse, intercambiar opiniones e incluso apreciar la zona que se visitaba. Los lugares contemplados en los itinerarios fueron La Casa Consistorial de Borja, el Ayuntamien-

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xii Reunión Internacional de Historia de la Náutica y de la Hidrografía

to, la Colegiata de Santa María y el Museo de la Colegiata, el convento de las religiosas Franciscanas-Clarisas, la iglesia de San Miguel, el Auditorio de Santo Domingo, las Bodegas Borsao y el Palacio de los Condes de Bureta.

Al final del evento se reiteró la utilidad que tienen estas reuniones, así como lo mucho que falta por investigar respecto al mar y a las navegaciones, no únicamente en la Península Ibérica, sino también en las colonias america-nas que llegaron a tener las coronas portuguesa y española. El próximo punto de encuentro acordado será en Cohimbra (Portugal), debido a que dicha ciudad fue la primera sede que estas reuniones tuvieron y que para el 2009 cumplirán 30 años de celebrarse.

La importancia de este tipo de reuniones y la forma de su organización desarrolla el trabajo y propicia la convivencia, además pro-mueve la formación de vínculos académicos, de propuestas de investigaciones conjuntas, la difusión de temáticas similares y la conti-nuidad de este tipo de eventos. También es conveniente que México organice este tipo de reuniones científicas. El mar y las navegacio-nes son temas que merecen atención y sobre lo que hay mucho por investigar. Esto es de una gran relevancia para comprender el desa-rrollo histórico y geográfico tanto de la Nueva España como del México Independiente. Es importante dar a conocer este tipo de eventos con la intención de despertar el interés de los alumnos y otros estudiosos para que participen con trabajos de investigación de forma conjunta

y en la difusión de sus temáticas. Por otro lado, también sería conveniente que las instituciones náuticas del país volteen su mirada a este tipo de trabajos para que los apoyen y, a cambio, reciban la cultura y la identidad que sólo el pasado aporta a las instituciones. Finalmente, un país rodeado de extensos litorales, como es el caso de México, no puede dar la espalda a los temas marítimos, y menos, dejarlos fuera de los proyectos académicos debido a la impor-tancia y significado que brindan a la historia y a la geografía.

Notas

1 Si bien esta reunión comenzó en 1969, posterior-mente se realizaron en años pares.

2 La organización de este evento estuvo a cargo de Manuel Gracia Rivas, director del Centro de Estu-dios Borjanos.

3 Vicente, I. y M. E. Piñeiro (coords.; 2006), La ciencia y el mar, Sever-Cuesta, Valladolid.

4 Para los detalles de la sede, véase: www.cesbor.com.

5 Entre las personas que no asistieron estaban dos portugueses, dos italianos y un brasileño.

6 Estos mapas pertenecen a una colección privada, pero durante la celebración de este evento fueron expuestos en la Casa de Aguilar.

Guadalupe Pinzón RíosFacultad de Filosofía y Letras, unam

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174 Investigaciones Geográficas, Boletín 62, 2007

Gustavo Vargas Martínez, 1934-2006In memoriam

Viajero de las distancias largas, Vargas Martí-nez fue un fecundo pensador de los personajes y los espacios geográficos de América. Ambos elementos son claves para entender los oríge-nes de su pensamiento filosófico, histórico y geográfico. El profesor Vargas Martínez nació en Bucaramanga, Colombia el 21 de agosto de 1934 y desde joven quedó vinculado a México y a la Universidad Nacional Autónoma de México, donde hizo estudios de posgrado en Psicología. Poco después, en los años sesenta, vivió la experiencia de la Revolución Cultural Proletaria china, dirigida por Mao Zedong, de la que fue un testigo privilegiado de aquellos años de la violencia social, el debate cultural acerca de la apertura del inmenso país y del cambio de poderes políticos.1

De las figuras, Vargas Martínez realizó una erudita lectura de los escritos de Simón Bolívar y llegó a poseer la más completa colección de obras escritas del y sobre el Libertador en su biblioteca personal, al grado que cuando Gabriel García Márquez preparaba El General en su laberinto, una novela formulada con pers-pectiva histórica y geográfica, pidió asesoría a Vargas Martínez, y no fueron pocas las pláticas que tuvieron sobre el poderoso río Magdalena y los últimos días de Simón Bolívar.

Vargas Martínez fue miembro destacado de varias sociedades científicas de Colombia, China y México, así como de consejos edito-riales, entre otros, de la prestigiosa revista Cuadernos Americanos editada por la unam.2 De su fructífera labor académica dan cuenta el centenar de artículos que publicó y los cursos que ofreció en Estudios Latinoameri-canos de la unam y en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, además de las tesis que dirigió en ambas escuelas y en el Instituto Cultural Helénico.

El interés de Vargas Martínez por la geo-grafía, y de forma particular por los mapas antiguos, se relaciona con su visión de la conciencia americana. Esta vertiente de su producción no ha recibido suficiente atención hasta ahora, porque los especialistas ponen mayor atención a sus trabajos del pensamiento del Libertador,3 de Marx o sobre Gracilaso de la Vega y olvidan los estudios que realizó a los mapas de América. Por eso, aquí concedemos más interés a los estudios de Vargas Martínez sobre mapas.4

Desde finales de los años ochenta, los anuncios pegados en las paredes de la Facul-tad de Filosofía y Letras de la unam avisaban de las conferencias de Vargas Martínez sobre “América antes de América” o “América en un mapa de 1489” o bien sobre “Fusang, chinos en América antes de Colón”. En esos encuentros, los asistentes quedaban cautivados ante los argumentos que Gustavo ofrecía de manera generosa y ante el entusiasmo con que respon-día una lluvia de preguntas que rompían las temporalidades de América y llevaba el tiempo histórico hacia atrás, antes de 1492. La tarea era doble. Por un lado, explicar las peculiaridades de la historiografía de América y la de Colón y, por la otra, presentar el fino análisis que aplicaba a los mapas europeos medievales y de los siglos xv y xvi, para detectar los detalles impresos en las hojas e identificar los nombres geográficos.5

Sus ideas fueron objeto de atención en la influyente revista Imago Mundi, donde exami-naron su libro Atlas antiguo de América, siglos xv y xvi (Gallez, 1996). En esta obra presentaba el análisis de algunos mapas precolombinos “en donde aparecen referencias a espacios marítimos, insulares o continentales del Nue-vo Mundo” (Vargas, 1995) y apuntaba que el

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Investigaciones Geográficas, Boletín 62, 2007 175

In memoriam

camino no había sido fácil ante la “resistencia a examinar estos documentos porque contradi-cen gran parte de la tergiversada información que durante siglos” ha prevalecido de forma inmóvil. Indicaba que hay por lo menos vein-te mapas, fechados entre 1415 y 1493, en los que se pueden encontrar rasgos de mares, islas, penínsulas, ríos e incluso ciudades su-puestamente existentes en el extremo oriental del mundo que, en cambio, pertenecen a la realidad americana, cuyo conocimiento entre fabuloso e histórico, procedía de viajeros que dejaron crónicas de su visita a América antes de Colón.6

Basado en el estupendo trabajo publicado por el portugués Armando Cortesão, Vargas Martínez revisó los mapas7 para identificar los contornos limítrofes de América en los finos trazos y concluye que esa delineación “en el extremo oriente asiático” no es otra que la representación de la India Americana. En este sentido, Vargas Martínez se sitúa en la línea abierta por Cortesão y Robert A. Skelton. También coincidía con las ideas y trabajos de Roberto Almagiá, Dick Edgar Ibarra Grasso y Pablo J. Gallez que, en los últimos años, han logrado visibilidad internacional a partir de su trabajo que identifica los detalles geográficos de América como parte de Asia, especialmen-te, en el mapa de Henricus Martellus de 1489 (Mendoza, 1997; Ibarra, 1986 y Gallez, 1988).

Nos parece que la tesis de Raquel Urroz Kanan, dirigida por Vargas Martínez en 2001, es un magnífico ejemplo que sintetiza y hereda las ideas centrales de este grupo de investiga-ción latinoamericano. La alumna consigue una visión global y un equilibrado diálogo entre la geografía y la historia sobre el mapa. En su re-flexión señala que: “América antes de América era un espacio que ocupaba un lugar preciso en la cosmovisión de algunas culturas antiguas e incluso precolombinas […] Sin embargo, sólo hasta la segunda mitad del siglo xvi, a través de un lento proceso cartográfico y cosmográfico, y cuando se comprenda que la tierra americana es un continente autónomo con respecto de

Asia y luego se le otorga un nombre que las individualice, la naturaleza del Nuevo Mundo tomará su carácter continental” (Urroz, 2001).

Y añade que en 1507 “comenzó a reprodu-cirse y difundirse por toda Europa el mapa de Waldsemüller donde se establece por vez primera y de manera definitiva el nombre de América. Gracias a las cartas vespucianas que sedujeron a Europa y convencieron a los letrados alemanes de San Diodato, quienes juzgaron la contribución de Vespucci a la car-tografía más significativa y decisiva que la de Colón, se castellanizaba el nombre del marino y científico Amerigo Vespucci para nombrar al cuarto continente” (Urroz, 2001).

El debate entre la idea de Colón que iden-tificaba las tierras americanas con el extremo oriente como parte de las Indias y la idea de Vespucci que postulaba que se trataba de una cuarta parte del mundo, separada de Asia de dimensiones continentales, quedó resuelto a favor del segundo, en un lento y gradual pro-ceso que “aún después de cincuenta años del primer viaje colombino no se terminaban de precisar los perfiles de los litorales y espacios americanos” (Urroz, 2001).

Por lo anterior, se aprecia que Vargas Martínez ha jugado un papel esencial para documentar, integrar, enseñar y participar en el debate sobre la identificación de las tierras americanas, como una extensión del sureste asiático, en los mapas de los siglos xv y xvi. Su fallecimiento, el pasado 4 de marzo de 2006 es una gran pérdida para el mundo académico y para el pensamiento latinoamericano. Nos queda el recuerdo, todavía fresco, del encuen-tro casual y alegre con Gustavo en los pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras de la unam, donde hacíamos un alto para intercambiar puntos de vista sobre los mapas, hablar de las ideas de Gavin Menzies publicadas en el New York Times o sobre otros proyectos que había pendientes. Por último, hay que agregar que Vargas Martínez abrió el diálogo entre la his-toria de la cartografía y la de la geografía de América, de una manera polémica y entusiasta,

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176 Investigaciones Geográficas, Boletín 62, 2007

Héctor Mendoza Vargas

pero rigurosa. Lo mejor es que su obra sea leída y conocida. Aquí dejamos abierta la invitación para todos.

Notas:

1 Sobre algunas de las impresiones de Vargas Martí-nez de China, véase la entrevista realizada en Buenos Aires en una “soleada mañana de verano [de 2004]”, con motivo de su ingreso a la Academia Nacional de Geografía de la República Argentina, en: Blas Vives D. y A. Amarillo, 2006.

2 En sus páginas se publicó un obituario, véase [Reding, 2006].

3 Como sucedió en el homenaje In Memoriam que el Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoa-mericanos de la unam brindó a Vargas Martínez, el pasado 23 de agosto de 2006.

4 Vargas Martínez también fue editor de los raros mapas de Friedrich Kunstmann, depositados en la mapoteca de la Biblioteca Nacional de México, véase: Kunstmann, 1992.

5 Entre los nombres geográficos que Vargas Martínez identificaba estaba “México”, en un mapa de Roselli, de 1506, véase: Vargas, 1995 y 2000.

6 Para el caso de la hipótesis china del descubrimien-to de América y el arribo de chinos a una región llamada Fusang, véase: Vargas, 1990.

7 Los mapas revisados son desde Albertinus de Virga de 1415, hasta Henricus Martellus de 1489 e incluye, por supuesto, los de Claudio Ptolomeo de 1482-1486 y el globo de Martín Behaim de 1492.

RefeReNcias

Blas Vives D. y A. Amarillo (2006), “Entrevista a Gustavo Vargas Martínez: Juncos chinos en la cola del Dragón”, Seda, Revista de Estudios Asiáticos, núm. 3, Buenos Aires [http://www.revistaseda.com.ar/seda_03/entrevista.htm: Fecha de consulta, 29 de enero de 2007]

Gallez, P. J. (1996), “Atlas Antiguo de América, siglos xv y xvi”, Imago Mundi, The International Journal for the History of Cartography, Vol. 48, pp. 222-223.

Gallez, P. J. (1988), “Nuevas identificaciones de Sudamérica en el mapamundi de 1489”, Revista de Historia de América, ipgh, núm. 106, pp. 121-133.

Ibarra Grasso, D. I. (1986), “América del sur en un mapamundi de 1489”, Revista de Historia de América, ipgh, núm. 101, pp. 7-35.

Kunstmann, F, K. von Sprunner y G. M. Thomas (1992), Atlas para el descubrimiento de América, Edi-ción y notas de Gustavo Vargas Martínez, Trillas, México.

Mendoza Vargas, H. (1997), “América en un mapa de 1489”, Revista de Indias, Departamento de His-toria de América, Instituto Fernández de Oviedo, Centro de Estudios Históricos/csic, Sevilla, vol. lvii, núm. 209, pp. 197-199.

Urroz Kanan, R. (2001), América antes de Amé-rica, Instituto Cultural Helénico, México, Tesis de licenciatura (Historia) [Asesor: Gustavo Vargas Martínez]

[Reding, S]. (2006), “In Memoriam. Gustavo Vargas Martínez (1934-2006)”, Cuadernos Americanos, Méxi-co, vol. 2, núm. 116, p. 217.

Vargas Martínez, G. (2000), “La Nueva España en la cartografía europea, siglos xv y xvi”, Mendoza Vargas, H. (2000), México a través de los mapas, Insti-tuto de Geografía/Plaza y Valdés editores, México, pp. 15-31.

Vargas Martínez, G. (1995), Atlas Antiguo de América, siglos xv y xvi, Trillas, México (Linterna Mágica, 22).

Vargas Martínez, G. (1990), Fusang, Chinos en América antes de Colón, Trillas, México (Linterna Mágica, 14).

Héctor Mendoza VargasInstituto de Geografía, unam

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Investigaciones Geográfica es una revista cien-tífica mexicana, de excelencia en el campo de la Geografía. Los autores que deseen someter a dictamen sus trabajos deberán considerar las normas publicadas y también disponibles en el portal del Instituto, de acuerdo con los siguientes criterios:

1. Los escritos, en original y tres copias, deben hacerse llegar al Editor Técnico del Boletín Investigaciones Geográficas, acompañados de una carta donde el autor(res) deberá(n) confirmar que se trata de un trabajo original que no ha sido publicado ni sometido a otra revista, incluso en Internet, a la siguiente dirección:

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2. La extensión máxima de los trabajos es de 30 cuartillas incluyendo espacios, texto, resumen, notas, referencias, mapas, figuras, gráficas, tablas y cuadros, a doble espacio y con tamaño de letra 12.

3. En la primera hoja, no incluida en las 30 cuar-tillas antedichas, llevará el título del trabajo, el nombre completo del autor (es), adscripción institucional, dirección, teléfonos de contacto y correo electrónico, sin abreviaturas y en español.

No debe añadirse ningún otro texto en esta hoja.

4. En la primera hoja de las 30 que constituyen el texto, debe aparecer, otra vez, el título del

trabajo, sin el nombre de los autores. Inme-diatamente abajo un resumen en español y otro en cualquiera de los idiomas siguientes: inglés, francés o portugués, que no superen las 200 palabras. Asimismo, dos espacios abajo de cada resumen se incluirán palabras clave que revelen la naturaleza del trabajo y cuyo número no supere seis.

5. A lo largo del escrito deben quedar claramen-te indicados los acápites referidos a introduc-ción, las distintas secciones que constituyen el estudio, la secuencia de las figuras indicadas a lo largo del texto y las conclusiones. En la introducción aparecerá el objetivo del trabajo, la idea central de la investigación y la impor-tancia del tema desarrollado. Se sugiere que la extensión de esta primera parte del texto no rebase las tres hojas.

6. En caso de haber agradecimientos, éstos no ocuparán más de un solo párrafo, después de las conclusiones y antes de las notas.

7. Las notas que acompañen al cuerpo principal del escrito se numerarán en forma progresiva y aparecerán al final del texto, justo antes de las referencias bibliográficas. Se sugiere ela-borar un número mínimo de notas y de corta extensión.

8. Los mapas, fotografías y gráficas se deno-minan “Figuras”. Se recomienda a los autores que envíen las figuras en formato digital y en archivos aparte del manuscrito. Si no se cuenta con los archivos digitales, los originales en “camara-ready” y tamaño carta deberán ser proporcionados. Por favor, numere todas las figuras. Las tablas y cuadros se numeran como “Tablas”. Las leyendas, pies de figura o

Normas para los autores

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encabezados, deben ser ordenados en archivos aparte. Las fotografías y archivos raster, deben tener una resolución de cuando menos 300 dpi con un tamaño no inferior a 20 x 26 cm, en formato TIFF. Cualquier otra ilustración debe-rá proporcionarse en archivos de Corel Draw, Adobe Illustrator o Freehand. Tambíén se aceptan archivos en formato Postscript Encapsulado (EPS). Las Ilustraciones, mapas y tablas que no reúnan dichos lineamientos no serán acep-tados. Las fotografías pueden ser en blanco y negro. Se pueden enviar figuras a color y, según la cotización de estas últimas el costo debe ser asumido por el(los) autor(es).

9. Las referencias bibliográficas deben aparecer al final del escrito, como sigue:

Publicación periódica: Córdoba y Ordóñez, J. y A. García de Fuentes (2003), “Turismo, globalización y medio ambiente en el Caribe mexicano”, Investigaciones Geográficas, Boletín, núm. 52, Instituto de Geografía, UNAM, México, pp. 117-136.

Publicación no periódica: Luke Gallup, J., A. Gaviria y E. Lora (2003), Is Geography Destiny?, Lessons from Latin America, Stanford University Press/World Bank, Palo Alto, Calif., Washington D. C.

fuentes electrónicas: parecidas a la fuente habitual, pero al final se pondrá entre corche-tes [la liga completa y la fecha de consulta], ejemplo:

Tort, J. (2004), “Hacia la geografía”, Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Socia-les, Universidad de Barcelona, vol. IX, núm. 538, 5 de octubre de 2004. [http://www.ub.es/geo-crit/b3w-538.htm: 10 de octubre de 2004].

Disco compacto: Aguirre Sacasa, F. X. (2003), Un Atlas histórico de Nicaragua/Nicaragua, An historical Atlas, Colección Cultural de Centro América, [InForma/Conservation Imaging Systems Inc.], edición bilingüe, Nicaragua [cd-rom].

INEGI (2000), México en el siglo XX (panorama estadístico), México [cd-rom].

Dentro del cuerpo del trabajo se preferirá el sistema de referencia usado comúnmente por diversas publicaciones internacionales: Ejem-plo (Coll, 2003:75).

10. Las Notas y Noticias son aquellas dedicadas a la divulgación de sucesos, eventos académi-cos relevantes tanto de la Geografía regional, nacional e internacional, así como de perspec-tivas de interés geográfico, podrán tener una extensión de hasta tres páginas.

11. Las Reseñas serán críticas y/o informativas de libros recientes. Las primeras serán prefe-ridas en la política editorial del Boletín sobre los libros geográficos o de carácter interdisci-plinario, de temas novedosos, de interés social y económico; del ambiente y de la tecnología geográfica, así como de la reflexión teórica, histórica y cultural del territorio. La extensión no rebasará de cuatro páginas.

12. Los editores del Boletín se reservan el dere-cho de devolver los artículos que no cumplan con Normas para los autores

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Investigaciones Geográficas is a peer-reviewed journal. For a paper to be considered for pu-blication, authors should observe the following norms:

1. One original and three photocopies of the manuscript must be sent with a letter in which the author(s) state that the paper is a contri-bution not previously published or submitted to any other journal, including internet, to the following address:

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2. We can only consider manuscripts with an extension of up to 30 letter-size pages, double-spaced and using font size 12, including text, figures and references.

3. In addition to the 30 pages mentioned above, authors should send a separate title page that contains the title of the paper, followed by the full name(s) author(s)’s, base institution affilia-tion, contact address, and telephone number and email address, without abbreviations and all in Spanish Language.

No other information should appear on this page.

4. The first page of the submitted manuscript should include the following information: title of the paper on top, followed by two abstracts: one in Spanish and another in either English, French or Portuguese, not to exceed 200 words. In each case, four to six key words should be

provided two space lines below the abstract, defining the nature of the paper. Please note: names of authors should not appear on this page.

5. The different sections of the text, including introduction and conclusions, must be clearly indicated. In the introductory part of the paper, the objective of the work, the key issue that the investigation addresses and the importance of the study should be stated. This section should be kept to a maximum of three pages.

6. Acknowledgements, if any, should be inclu-ded at the end of the paper, after the conclusio-ns and before any notes.

7. Notes should be kept short and to a mini-mum, numbered progressively and included before the references.

8. Maps, photographs and graphs are named “Figures”. Authors are strongly encouraged to submit figures in digital format separate-ly of the manuscript. If digital files are not included, camera-ready originals should be provided, preferably at full page size. Please number all figures. Tables and charts should be numbered as “Tables”. Captions are to be provided separately. For photographs and other raster files, TIFF images should be used with resolution of at least 300 dpi and 20 x 26 cm of size. Any other illustrations should be submitted as Corel Draw, Adobe Illustrator or Freehand files. Encapsulated Postscript files (EPS) are also accepted. Illustrations, maps and tables which do not meet these guidelines will not be accepted. Black-and-white photographs are acceptable. Color figures may be included, at the author’s expensive.

Norms to authors

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9. References must appear at the end of the paper, as follows:

Periodicals: Córdoba y Ordóñez, J. y A. García de Fuentes (2003), “Turismo, globalización y medio ambiente en el Caribe mexicano”, Inves-tigaciones Geográficas, Boletín, núm. 52, Instituto de Geogra-fía, UNAM, México, pp. 117-136.

Books: Luke Gallup, J., A. Gaviria y E. Lora (2003), Is Geography Destiny?, Lessons from La-tin America, Stanford University Press/World Bank, Palo Alto, Calif., Washington D. C.

electronic sources: Similarly to the usual sour-ce, including the website reference between brackets [website reference and date of con-sultation], as in the following example:

Tort, J. (2004), “Hacia la geografía”, Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias So-ciales, Universidad de Barcelona, vol. IX, núm. 538, 5 de octubre de 2004, [http://www.ub.es/geocrit/b3w-538.htm: 10 de octubre 2004].

cD: Aguirre Sacasa, F. X. (2003), Un Atlas histórico de Nicaragua/Nicaragua, An historical Atlas, Colección Cultural de Centro América, [InForma/Conservation Imaging Systems Inc.], edición bilingüe, Nicaragua [cd-rom].

INEGI (2000), México en el siglo XX (panorama estadístico), México [cd-rom].

Throughout the text, authors should adhere to the reference system commonly used in many countries. For instance: (Coll, 2003:75).

10. The “Notes and Newsletter” are devoted to communicating facts, relevant academic events in the field of Geography at regional, national and/or international levels, as well as insights of interest for geographers. These contributions should not exceed three pages.

11. The “Book reviews” include critical reviews and/or informative descriptions of recently published books. In accordance with the Bulletin’s editorial policy, preference will be given to books addressing geographical or interdisciplinary topics that are either novel or of social and economic interest; focused on the environment and geographic technology as well as on the territory’s theoretical, historical and cultural thinking. These contributions should not exceed four pages.

12. The Bulletin’s editors are entitled to reject any papers that fail to meet the provisions mentioned above.

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Investigaciones Geográficas, Boletíndel Instituto de Geografía, núm. 62,

fue impreso en abril de 2007, en los talleres de Impretei, S.A. de C.V.

Almería 17, Col. Postal 03400 México, D.F. Del. Benito Juárez

El tiraje consta de 500 ejemplares.

La formación y el cuidado de impresión estuvo a cargo de Raquel Martínez Campos,

de la Sección Editorial de la Dependencia