Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
Transcript of Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 1/486
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 2/486
Karl von Vereiter
SANGRE EN EL
VOLGA
(1975)
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 3/486
Capítulo I
El ruso cometió un error fatal.Desde donde se encontraba,
Dieter pudo ver cómo el soldado
soviético corría hacia el esconditeque iba a proporcionarle un denso
cañaveral, junto al río.Pero el ruso ignoraba que el
cañaveral se encontraba precisamente sobre un montículo
rocoso que los alemanes habíareconocido decenas de veces
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 4/486
cuando sus posiciones seencontraban más próximas de laorilla que ahora.
Dieter Fonlass tenía la
seguridad absoluta que el hombreiba a morir en los próximos quince
segundos.Le fastidiaba disparar una
ráfaga, sabiendo que el ruso estabacumpliendo una simple misión de
observación. El sargento Swaser ylos otros hombres debían estar durmiendo, y no valía la penadespertarles por el hecho de enviar
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 5/486
al infierno a un soviético.Sin embargo, Dieter Fonlass
tenía que matarlo; era la únicamanera de que el adversario no
sospechase que aquella posición noestaba defendida más que por cinco
hombres.Algunos segundos más que los
que el germano había concedido alruso pasaron. El alemán pensaba e
otras cosas, especialmente en laretirada, desde que se habíaobligado a abandonar la cabeza de puente, en la orilla opuesta del Don.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 6/486
Los recuerdos de la retirada lequemaban el pecho. Los rusoshabían desencadenado una ofensivaformidable, y excepto las fuerzasgermanas que seguían resistiendoheroicamente en los alrededores de
Koslov, el resto del frente del Donhabía saltado hecho pedazos ante el
impulso de los rusos.En realidad, Dieter hacía la
guerra, como tantos otros, porqueaquel era su deber, y no había
forma humana de escapar de él.Su único deseo era que aquella
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 7/486
nefasta locura terminase cuantoantes, volver a Munich junto a sesposa y sus dos hijos, y empezar de nuevo a trabajar, con la paleta y
el nivel en la mano, construyendoedificios en vez de verlos saltar e
pedazos por el aire.De todos modos, Dieter hacía
lo que podía para no pensar en lossuyos durante el combate. Era como
si no desease asociar las barbaridades que como soldadoestaba obligado a cometer con laidea pura de los suyos.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 8/486
«No quiero que mis hijossospechen nunca las enormidadesque su padre ha hecho», pensaba amenudo. Apoyando la mejilla en la
culata del fusil ametrallador, guiñóun ojo, mirando con el otro, a través
del punto de mira, la silueta delruso.
Entonces apretó el gatillo.Apuntó al pecho, enviando
hacia el aire un número suficientede balas como para evitar que el
soviético padeciese una larga y penosa agonía.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 9/486
Puesto que debía morir, lomejor es que lo hiciera rápida ylimpiamente.
El ruso dio un salto, cayendo
de rodillas. Abrió los brazos,recordando a Dieter las actitudes de
los mahometanos cuando oran a sdios, cara a oriente. Las balas le
empujaron hacia atrás y cayó, deespaldas, quedándose
completamente inmóvil.Un ruido de pasos informó aDieter de la presencia de suscamaradas, a los que los disparos
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 10/486
habían arrancado de un sueño pesado y reparador.
Volviéndose a medias,apercibió el rostro serio y arrugado
de Ulrich Swaser, que llevaba en sucara las huellas de su trabajo, e
Hamburgo, donde se pasaba la vidadescargando barcos procedentes de
todas partes del mundo.Era un hombre duro, sobre
todo consigo mismo, pero sabíahacerse apreciar por sus hombresque le estimaban sincera y profundamente.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 11/486
—¿Qué demonios pasa? — preguntó dejándose caer en latrinchera donde se encontraba elsoldado.
—Ese pobre tipo —repusoDieter—. Creía sin duda que nos
habíamos largado ya... Tenía laestúpida pretensión de llegar hasta
aquí...Ulrich miró hacia el cuerpo
del ruso que formaba una manchanegra sobre el suelo amarillento. —No creo que podamos
permanecer mucho tiempo aquí —
dij i d l l j
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 12/486
dijo mirando a lo lejos. —Tampoco lo creo yo,
sargento —suspiró Dieter—.Espero que nos ordenen pronto una
nueva retirada... y espero tambiéque no sea para colocarnos en una
nueva línea. Creo que tenemosderecho, después de lo que hemos
pasado, a unos días de reposo. —Y que lo digas —gruñó el
suboficial—. No hay más quemirarnos, botas hechas trizas,uniformes en harapos... ¡da ascovernos!
l di l
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 13/486
Una luz se encendió en las pupilas del soldado.
—El día que coja una hoja deafeitar, un poco de jabón y agua
suficiente... voy a parecer otro...Ulrich miró a Dieter cuyos
cabellos largos caían sobre elcuello sucio de su guerrera; se fijó
también en los pantalones, cuyasrodilleras habían desaparecido de
tanto arrastrarse, dejando sendosagujeros que permitirían ver la pielnegra, recubierta por unadesagradable costra de suciedad.
H bi d h
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 14/486
—Hemos cambiado mucho — murmuró.
—Todo ha cambiado —dijoDieter—. Estábamos
acostumbrados a ser un ejércitolimpio, victorioso. No existía en el
mundo una Intendencia tan puntualcomo la nuestra... la verdad es que
no nos faltaba de nada... —Es cierto. Pero todo eso no
es ya más que un recuerdo. Desdeque esos cochinos de rusos haaprendido la lección, se haconvertido en una fuerza con la que
t d t
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 15/486
tendremos que contar.Dieter no dijo nada.Sus pensamientos volaba
lejos, hacia Munich. Entornando los
ojos, le pareció hallarse en sdormitorio cuando, cada mañana, s
mujer acudía, habiéndose levantadoantes que él, a traerle la muda
limpia, aquella ropa que olía ta bien...
Se movió, notando una vezmás el dolor que la bota rota lecausaba en el empeine. Fueentonces, por una simple asociació
d id d b ió l j
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 16/486
de ideas, cuando abrió los ojos,mirando más allá del parapeto.
—¡Las botas! —exclamó. —¿Qué demonios te pasa
ahora? —se extrañó Ulrich. —¡Las botas! Ese maldito
ruski debe llevar un par casi nuevo. —Es cierto. Cúbreme... voy a
por ellas...Saltó Ulrich de la posició
corriendo, agachado, hacia el lugar donde yacía el cuerpo delsoviético.
Una oleada de vergüenza le
in adió sintiéndose prof ndamente
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 17/486
invadió, sintiéndose profundamenteherido en su orgullo. ¡Un soldadode la poderosa Wehrmachtugándose la piel para quitarle las
botas a un mujik! —Sakrement! —gruñó entre
dientes—. Cómo han cambiado lastornas...
Un poco de bruma, procedentedel río, flotaba sobre el suelo como
un manto de gasa que el vientodesplazaba suavemente.Swaser no se paró a mirar el
rostro del ruso. Hacía mucho
tiempo que la muerte había perdido
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 18/486
tiempo que la muerte había perdido para él ese lado personal que seasocia, al principio, con unaespecie de curiosidad morbosa.
Estaba acostumbrado a ella, yhabía olvidado por completo los
cientos de cadáveres, enemigos oamigos, destrozados o enteros, que
había visto a lo largo de la guerra.Después de haberse percatado
de que el calzado del ruski era de primera calidad, se arrodilló juntoal muerto, descalzándole en un abrir y cerrar de ojos. Luego volvió
corriendo a la trinchera con una
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 19/486
corriendo a la trinchera, con unasonrisa de satisfacción en el rostro.
Dieter levantó ansiosamente lacabeza, al tiempo que preguntaba
con una cierta impaciencia en lavoz:
—¿Son grandes o pequeñas? —¿Qué número calzas?
—El 42.El sargento mostró las botas,
casi nuevas, ligeramente arañadasen la punta, dotadas de gruesassuelas dobles claveteadas. Notó elansia que se pintaba en el rostro del
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 20/486
había cogido de un cadáver de otro
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 21/486
había cogido de un cadáver de otroalemán que ya las había usadodurante una eternidad.
—Dank! ¡Muchas gracias,
sargento!Ulrich esbozó una sonrisa.
Nadie podía saber lo queaquel gesto significaba para él. No
porque necesitase las botas tanto omás que el soldado.
Recordó entonces, mientrasDieter cambiaba de calzado, la primera vez, cuando tenía 16 años,en que pudo permitirse el lujo de
entrar en una zapatería donde u
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 22/486
entrar en una zapatería, donde uviejo judío vendía calzado usado, y pudo quitarse las sandalias quehabía llevado durante cuatro años,
sin haber conocido el uso de loscalcetines.
Contemplando el rostro deDieter, experimentó el mismo gozo
que debía sentir el soldado. —Las mías están muy mal —
dijo entonces el soldado—, pero¿no cree usted que podrían servir aTrenke?
—Creo que sí. Voy a
llevárselas De todos nosotros es
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 23/486
llevárselas. De todos nosotros, esél quien está peor calzado.
Con las viejas botas en lamano, Ulrich saltó al camino de
ronda, dirigiéndose hacia la parte posterior del montículo donde
habían excavado un refugio que lesservía de dormitorio y comedor.
Allí estaban los demás:Valker Künger, antiguo
empleado de la Banca, en Berlín,intensamente pálido, delgado, colos ojos profundamente hundidos egrandes cuencas oscuras.
Martin Trenke era un
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 24/486
Martin Trenke era unestudiante de Derecho. Habíanacido en Colonia y era elintelectual del pelotón. No era muy
hablador, y cuando abría la bocaera para protestar de la miseria e
que vivían.Ingo Lukwig era el más jove
de todos. Acababa de cumplir los19, y había llegado al ejército
directamente de las Hitlerjugend[1] en las que se había
presentado voluntario para el
frente.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 25/486
frente.El sargento se acercó a ellos,
deteniéndose ante Martin Trenke, alque tendió las botas.
—Te traigo un regalo de tuamigo Dieter —dijo con una
sonrisa.Martin se apoderó del calzado
que examinó durante unos segundos.Las suyas se habían deformado por
la acción del frío y del agua y lehacían sufrir tremendamente,habiéndose visto obligado acortarlas en muchos sitios donde el
dolor era insufrible.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 26/486
dolor era insufrible. —¿Es que Dieter ha
encontrado algo mejor? —Fonlass acaba de cargarse a
un ruso... ya habéis oído losdisparos... llevaba un par de botas
que para ellos querrían muchos denuestros generales.
—No exagere, sargento — intervino Valker—. A nuestros
queridos generales no les falta denada... absolutamente de nada. Sidesean alguna, cosa, no tienen másque decirlo... en el mismo momento
en que abren la boca, una docena de
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 27/486
e que ab e a boca, u a doce a deenchufados corren como locos paraservirles... «¡Un pollo bien asado,esclavo!» —gritó adoptando la
postura del personaje al que queríarepresentar—. «Y si el pollo no
está a punto, di a los de laInteligencia que se preparen para ir
al frente...»Todos se echaron a reír,
excepto Ingo.Valker se dio cuenta de ello.Se volvió hacia el joven y con unavoz colérica:
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 28/486
que la conversación tomaría, el
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 29/486
q ,sargento intervino con voz seca:
—¡Déjale en paz, Valker!Justo en aquel momento, el
ruido de un motor de motocicletales llamó la atención. Y, siguiendo
al suboficial, abandonaron elrefugio.
Capítulo II
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 30/486
Capítulo II
El motorista luchaba
desesperadamente por mantenerseen equilibrio sobre su poderosa
máquina. El suelo, en parte heladoo cubierto de barro, ponía e
constante peligro al hombre quedebía apoyarse constantemente co
un pie u otro mientras que lamotocicleta daba bandazos como unavío en un mar tormentoso.
Nunca un hombre había odiado
más profundamente el país donde la
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 31/486
p pguerra le obligaba a vivir.
Como otros muchos soldadosalemanes, el motociclista se sentía
completamente desamparado ante lainmensidad de una geografía
enorme.Durante todo aquel tiempo,
como agente de enlace, habíarecorrido aquella tierra en todas las
estaciones del año, desde la primavera que anunciaba lasequedad del estío, que atraíainmensas nubes de polvo, un aire
cálido que el fuego de las armas
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 32/486
convertía en simún, los insectos detodas clases pegados a los muertos por millares... hasta el invierno
vacío, inmenso como una muerte blanca, un ilimitado sudario que
cubría los cadáveres o losinmovilizaba para siempre, en pie,
como centinelas estatuarios. —¡País mil veces maldito! —
gruñó entre dientes.Sí, el día que se alejase deesta tierra, definitivamente, sería elmás dichoso de los hombres. Y a
veces, cuando escuchaba decir que
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 33/486
después de la guerra millares decolonos alemanes vendrían aquí para explotar las riquezas de Rusia,
utilizando a los indígenas comoesclavos, torcía el gesto y sus ojos
echaban llamas. —¡Jamás! —decía—. ¡Nunca!
Aunque me diesen mi peso en oro.Aunque me nombrasen gobernador
de Moscú. No, quiero vivir junto alos Alpes, en mi pequeño pueblo,donde las distancias pueden ser medidas por los ojos de u
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 34/486
al que tendió el mensaje del que era
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 35/486
portador.
Ulrich desgarró el sobre,recorriendo el escrito con una
visible ansiedad. Luego, bruscamente, su rostro se iluminó y
levantando la mirada del papeldirigió una sonrisa a sus hombres.
—¡Buenas noticias,muchachos! —exclamó con sincero
gozo.Los ojos de Valker brillaronintensamente.
—¿De qué se trata, sargento?
inquirió sin atreverse a formular
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 36/486
el deseo que le quemaba los labios.
Ulrich le guiñó el ojo. —¡Justamente de lo que estás
pensando, granuja! ¡Levamos elancla!
—¿Cuándo? —intervino precipitadamente Martin Trenke.
—Ahora mismo.Ulrich se percató del cambioque se efectuaba en el rostro de sushombres... de los que le quedaban,ya que los otros habían quedadomuertos, tendidos en el suelo
helado...
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 37/486
Después de aquella penosa
retirada que había durado semanasenteras, los hombres no se atrevía
ni a respirar, de miedo que lo queacababan de oír, aquella
maravillosa noticia, se convirtieseen una sucia broma más de u
destino que se había mostradoimplacable con ellos. —Podéis empezar a recogerlo
todo —dijo el sargento—. Noolvidad nada importante, pero nocargaros con cosas inútiles...
Tardaremos, por lo menos, cinco oi h ll l d
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 38/486
seis horas en llegar a la segunda
línea, ¿no es verdad? —preguntó alenlace.
—En efecto, sargento — repuso el motociclista—. El camino
es muy malo. He tenido que venir despacio, patinando a cada
momento. Incluso con mi máquina,he tardado casi dos horas en llegar.Dieter, que se había acercado,
sonrió. —De todas formas, amigo —
dijo—, me daría con una piedra e
los dientes si tuviese un cacharrol i f d
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 39/486
como el tuyo... y si fuese capaz de
guiarlo... Seguro que esta mismanoche estaría, descansando,
durmiendo a pierna suelta yrecuperando todas las horas de
sueño atrasado que llevo encima... —Desde luego... —dijo el
enlace con una sonrisa amistosa—.Comprendo que tengas ganas dedormir...
Hubiese dado cualquier cosa por no saber que, precisamente ela segunda línea, corrían ya rumores
nada buenos. Se olía la catástrofe,d l d ll b
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 40/486
aunque todo el mundo callaba.
«No —pensó con amargura—.o vais a descansar como pensáis.
Seguro que no...»Y en voz alta.
—Tengo que irme, sargento — anunció—. Me han dicho de volver
en cuanto entregase el mensaje. —Comprendo —dijo Ulric. Haga el favor de decir al jefe
de nuestra compañía que, dentro delo posible, estaremos allí en elcurso de esta noche.
—Perfecto.El i li di i ió
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 41/486
El motociclista se dirigióhacia su vehículo.
Y fue entonces, en aquel
momento preciso, cuando la patrulla rusa que acababa de
atravesar silenciosamente el río diomuestras indudables de s
presencia.La ráfaga destrozó
bruscamente el silencio. Con ugesto unánime Swaser y sushombres se tiraron al suelo,arrastrándose velozmente hacia el
parapeto donde habían dejado sus
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 42/486
armas.
Por su parte, el enlace, oyendosilbar las balas cerca de él, volvió
un instante la cabeza; luego,reaccionando, echó a correr como
un gamo hacia su moto, sobre la quesaltó materialmente, empezando a
dar brutales patadas a la palanca dearranque.Mientras el sargento y sus
hombres intentaban localizar a la patrulla enemiga, llegó hasta ellosel ruido del motor de la moto.
—He ahí la ventaja de tener uh l l d l
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 43/486
cacharro al alcance de la mano —
sonrió el sargento—. Él llegará atiempo al puesto de mando...
mientras que estos puercos ruskisvan a retrasarnos no sé cuánto
tiempo... ahora que justamentehabía llegado el momento de
largarnos de este infecto lugar... —Scheisse! —gruñó Dieter disparando con su Schmeiser sobrelos juncos que fueron decapitados por una guadaña invisible—.¿Dónde demonios os habéis metido,
rojos del infierno?Un silbido potente nació en el
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 44/486
Un silbido potente nació en el
aire, creciendo de intensidad amedida que pasaba por encima de
los hombres del pelotón. —¡Morteros! —exclamó
Ulrich.El primer proyectil explotó
detrás; todos volvieron la cabeza,usto a tiempo para ver la nube dehumo que envolvía a la motocicletaque se alejaba ya.
—Teufel!
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 45/486
el cuerpo dislocado del hombre,como un extraño muñeco ascender
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 46/486
como un extraño muñeco, ascender
por los aires para desplomarse,segundos más tarde, contra el suelo.
—¡Pobre chico! —dijo Dieter . No ha tenido mucha suerte, que
digamos...Ulrich rechinó los dientes.
Sentía sinceramente la muertedel motorista, pero su cerebrotrabajaba a toda velocidad,sospesando los pros y los contrasque la nueva e inesperada situació
imponía.
Los disparos de mortero lehabían hecho llegar a la conclusió
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 47/486
habían hecho llegar a la conclusió
de que la patrulla soviética eramucho más importante de lo que e
un principio pensó.«Puede que se trate de toda
una sección...», pensó amargamente.Y en voz alta:
—Escuchadme bien,muchachos —dijo—. Vamos ainiciar el repliegue, pero haciendolo posible por engañar a los rusos.Evidentemente, tendremos quecorrer como gamos cuando estemos
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 48/486
cabeza.—¿Estáis dispuestos?
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 49/486
¿Estáis dispuestos?
Nuevo gesto de asentimiento.Momentos después, dos
hombres abandonaron el parapeto,corriendo a toda velocidad,
agachados al máximo para pasar desapercibidos. Atravesaron el
terreno libre, pasando junto alcuerpo del motorista muerto, penetrando luego en la zona de
uncos que pareció tragárselos.Mientras, Ingo Lukwig y el
suboficial disparaban contra el
enemigo invisible. Otros dosmorterazos explotaron junto a la
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 50/486
morterazos explotaron junto a la
orilla, lanzando sobre los alemanesmontones de barro.
—No los han visto —dijoIngo.
—No... hay que prepararse...Disparemos unas ráfagas y
salgamos corriendo... ¡Fuego!Las armas vomitaron fuegodurante unos instantes.
—¡En marcha!Saltaron del parapeto e,
imitando a los otros dos, corriero
como locos hacia la masa decañaverales. Detrás de ellos, las
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 51/486
cañaverales. Detrás de ellos, las
armas rusas ladraban ásperamente.
* * * Jamás les pareció tan largo el
tiempo ni tan interminable elcamino a través de la estepa. Pero
consiguieron llegar a la posició principal al caer la noche. Y
cuando Ulrich se presentó ante elefe de su compañía, el Hauptman
Klaus, sonrió con la viva expresióde haberse salido con la suya.
Klaus Verlaz, que estabacenando con sus oficiales, dejó la
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 52/486
cenando con sus oficiales, dejó la
mesa para ir a estrechar la mano delsargento.
—No me cuente nada —dijocuando Ulrich le hubo explicado e
pocas palabras su odisea—. Vaya acomer y a descansar. Está usted
cayéndose de fatiga. —Gracias, señor. —Mañana hablaremos. Le
felicito Swaser. —¡A sus órdenes!
Klaus volvió junto a los
oficiales.Los dos tenientes, de los
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 53/486
os dos te e tes, de os
cuatro que la compañía tenía antesde aquella dolorosa retirada,
comían con excelente apetito. Comotodos los hombres de la división,
habían atravesado momentosdifíciles, sin poder calmar, muy a
menudo, el hambre que corroía susestómagos vacíos.Pero ahora, cuando los
servicios de Intendencia habíacomenzado a funcionar co
normalidad, ofreciéndoles de todo,
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 54/486
—Ya puede imaginarlo, Olsen.Ha llevado a cabo una retirada
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 55/486
normal. Los rusos, según me hadicho siguen creyendo que estamos
en las posiciones de la orilla... y nocesan de enviar patrullas para
tantear nuestras fuerzas... De todosmodos, no tardarán en darse cuenta
de que no estamos allí... yentonces...Olsen se encogió de hombros. —La nueva división se
encargará de darles su merecido,
capitán. Esos puercos creen haber
ganado la guerra porque nos hahecho retroceder algunos
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 56/486
g
kilómetros... pero les daremos una buena sorpresa.
Al inclinar un poco la cabeza,Olsen dejó ver la cicatriz que
atravesaba su mejilla izquierda, urecuerdo de la batalla de Francia,
cuando se lanzó contra una posiciódefendida por senegaleses.Uno de los negros le había
cortado la cara con la punta de s bayoneta, pero Olsen le voló la
cabeza a quemarropa.
Bruno Olsen era el típicogermano, con su cráneo
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 57/486
g ,
braquicéfalo, su ancha frente y loscabellos cortados muy cortos.
Ferviente nacionalsocialista, lehubiese complacido pertenecer a la
SS, pero no pudo conseguirlo por carecer de apoyo político para
entrar en las filas del «Orden de laCalavera».De todos modos, respiraba fe
en el Führer, pasando el tiempoinsultando a los generales, a los que
creía responsables de no seguir al
pie de la letra las «maravillosasinstrucciones» del amo del Tercer
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 58/486
Reich.Karl Ferdaivert, el otro
oficial, era el contrapunto de Olsen.acido en Magdeburgo, estaba muy
lejos de sentir las ideas delnacionalsocialismo como s
compañero. Se consideraba comoun militar cien por cien, afirmandoque todos los fracasos que pudieseocurrirle a la Wehrmacht debían proceder de la absurda e
intolerable intromisión que los
hombres del Partido hacían en losasuntos militares.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 59/486
Admiraba a los generales,sobre todo a los prusianos de los
que decía «han dado a Alemaniatoda su gloria y su grandeza».
Justo en el punto medio de las posiciones ideológicas de sus dos
colaboradores, el capitán Verlazera, sencillamente, un militar nato,sencillo. Un cumplidor que deseabamantenerse al margen de lasconsideraciones que no le
concerniesen directamente.
Para él, sólo los héroes y loslocos merecían encontrarse e
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 60/486
primera línea, mientras quehombres de su temple debía
permanecer en puestos deresponsabilidad donde obtuviese
frutos de la demencia de aquellos.Verlaz no lo era, ni de lejos ni
de cerca, ni un tímido ni ucobarde. Lo había demostradomuchas veces pero pertenecía a esaclase de hombres que no se exponea menos que sea absolutamente
necesario.
—Es posible que no seademasiado difícil detener a los
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 61/486
rusos —dijo posando el vaso sobrela mesa—. Las posiciones que
vamos a dejar a la división queocupará nuestro lugar son sólidas y
fácilmente defendibles. Es distintolo que creo que van a ordenarnos
hacer. Y si se trata de una cuestión puramente política, no estoy taconforme como si lo que se deseahacer tuviese como motivorecuperar el prestigio militar
perdido en el curso de la retirada
del Don... —¡Al diablo el prestigio
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 62/486
militar! —exclamó Olsen con losojos brillantes—. Lo que importa es
demostrar al mundo entero quenuestro Führer no se ha
equivocado... y que cuando hadicho que íbamos a terminar este
año con los bolcheviques... es quevamos a hacerlo.Encendió un cigarrillo co
mano nerviosa. —El plan que nos ha expuesto
el coronel, en nombre del Führer,
no puede ser más concreto: terminar de una vez para siempre con el
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 63/486
comunismo y convertir a esteinmenso país en la mejor colonia
alemana...Se volvió hacia el otro oficial,
hacia el que tendió un índiceacusador:
—Tú, Karl, no entiendes niuna sola palabra de todo eso... Pero piensa en la maravillosa realidadde todo cuanto acabo de decirte.Desde Polonia hasta las lejanas
fronteras del Pacífico, al otro lado
de Siberia, se encuentran riquezassuficientes para hacer del Reich la
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 64/486
potencia más grande del mundo.»Es justamente por eso que
debemos seguir fielmente lasdirectivas del Führer, quien nos
conduce hacia la victoria final. Ylos que no lo entienden así, no son,
para mí, más que una pandilla detraidores asquerosos a los que, siestuviese en mi mano, eliminaríasin piedad...
—¡Es una suerte que no seas el
auxiliar del Führer! —exclamó el
otro teniente mirando de reojo alefe de compañía—. Pero si lo que
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 65/486
intentas decir es que he criticado aHitler te equivocas por completo.
Como buen alemán, lo queúnicamente deseo es que los
militares tengan las manos libres para llevar a buen puerto la misió
que se les ha encomendado, para laque están perfectamente preparados. Se les ha ordenadoganar la guerra... ¡y bien! Que se lesdeje llevar adelante su plan...
Lanzó un suspiro.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 66/486
históricos de primer orden. Sitodos, políticos y militares, obra
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 67/486
de este modo, la victoria no podráescapársenos jamás.
—¡Bien hablado! —exclamóKarl.
Bruno no dijo nada.En el fondo, comprendía al
capitán, al que estimaba, sabiéndolecapaz de llevar a buen puerto lamisión que se le habíaencomendado.
No le hubiese disgustado ver a
Verlaz más entusiasta, pero sabía
perfectamente que bajo la aparentefrialdad de Klaus se ocultaba u
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 68/486
excelente jefe.Mucho menos le gustaba la
actitud de Karl. Olía en él ese viejoorgullo prusiano que no sabe de
otra cosa que no fuera el Ejército.Y como todos los prusianos, los
viejos Junkers, Karl despreciabaen su fuero interior a los parvenus
[4] del Partido, a los hombresque desean no solamente ganar la
guerra, sino convertir a los demás
pueblos en mansos servidores de laRaza de Señores...
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 69/486
Capítulo III
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 70/486
Atravesaron el pueblo e
plena noche. Un sargento con uflamante uniforme nuevo y un casco
brillante les precedía. Detrás deaquel suboficial de opereta, Swaser
y sus hombres ofrecían el lastimosoaspecto de un grupo de mendigossiguiendo al criado de una casaimportante para recibir las sobrasde algún opíparo festín.
Poco les importaba el nombre
del pueblo ni el aspecto de lascasas que la oscuridad escondía a
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 71/486
sus miradas.Andaban arrastrando los pies
en sus botas sin suela, doblados por el peso de las armas y de las
municiones que llevaban al hombro.Cuando pasaron ante grupos desoldados, viendo tambiénumerosos tanques, llegaron a laconclusión de que la división habíasido positivamente reforzada. Lavieja 16.ª División Panzer que
había quedado malparada a lo largo
de los últimos meses, tras unaretirada verdaderamente
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 72/486
catastrófica. —Algo importante se está
tramando... —dijo Dieter que ibaunto al sargento.
—Desde luego. Nunca habíavisto tantos tanques. —¿Y los soldados? ¿Los ha
mirado bien, sargento? Sonovatos... gente que no ha oído utiro más que en las pruebas delcuartel...
—Está lleno de tropa.
—Sí. Y debe haber una fuerte protección de la Flak
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 73/486
[5]. De otra manera, no
dejarían a los tanques en plenacalle. Ahora es de noche, pero
cuando se haga de día y loscacharros rusos empiecen a pasar por encima de este pueblo...
El hombre que les precedía sedetuvo finalmente ante un caseró
viejo y medio derruido. —Es aquí —dijo volviéndose
hacia Swaser—. Entrad e
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 74/486
cuidado con sus botas nuevas—.¡Fijaos, chicos! ¡Qué marranada!
h id bl
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 75/486
os han metido en un establo...Así era, en efecto. Los boxes,
ocupados en otro tiempo por loscaballos, estaban vacíos, pero una
suciedad indescriptible reinaba eaquel local que debía haber sidoabandonado a toda prisa.
Una gruesa capa de estiércolcubría el suelo y, aquí y allá, seveían charcas de orín quedesprendían un fuerte olor a
amoníaco.
—¡El premio encantador a unacaminata como la que acabamos de
d ! ió dó i t
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 76/486
darnos! —rió sardónicamenteDieter.
—Vamos a buscar un lugar seco —dijo el sargento.
Se instalaron al fondo. Estabacansados para seguir protestando.
Tras haberse desembarazado de la pesada carga que llevaban,extendieron las viejas mantas buscando un lugar dónde poder reposar de la mejor manera posible.
Habiendo colocado la vela
encima de una especie de taburete,Dieter había sacado del macuto la
últi t d j l t b
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 77/486
última carta de su mujer y la estabaleyendo una vez más, moviendo los
labios al ritmo de cada palabra.Los otros, echados, respiraba
profundamente. Sólo el hambre lestenía despiertos, y se pasaban lalengua por los labios, deglutiendo penosamente una saliva espesa.
Tres hombres llegaron, dos de
ellos portadores de un perol. Lo pusieron en el suelo y el tercero, u
cabo furriel, hundió un cazo en el
líquido, llenando los platos dealuminio que los hombres le
t dí
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 78/486
tendían.Luego, sin una palabra, se
fueron.Martin Trenke fue el primero
en hundir la cuchara en el líquidode su plato. Los ojos le brillaban dehambre, pero los entornó, como sidesease experimentar el mayor placer posible al probar el rancho.
Se llevó la cuchara a la boca...y escupió todo, lanzando un gruñido
de rabia.
—¡Pero si nos han dado una bazofia! —protestó—. ¡Debe
h b h h t ñi
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 79/486
haber hecho esta sopa con moñigascogidas en este establo!
Swaser miró el líquido; luego,con un esfuerzo, hundió la cuchara y
se la llevó a los labios, tomando usorbo. Martin, tenía razón; aquelloera una completa porquería... peroel suboficial las había visto, a lolargo de la guerra, de todos loscolores. Y haciendo de tripascorazón, cerró los ojos hundiendo
de nuevo la cuchara en el rancho.
Mirando al jefe del pelotón,Trenke se percató en seguida de lo
que pasaba No era la primera vez
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 80/486
que pasaba. No era la primera vezque Swaser se sacrificaba para
evitar conflictos a sus hombres.Pero Martin no estaba
dispuesto a ceder esta vez.Consideraba como un insulto que sediese aquella porquería a unoshombres que acababan de llegar,extenuados, tras una caminatainterminable, siendo los únicos quehabían quedado en primera línea...
mientras todos aquellos enchufados
se hinchaban la barriga bietranquilamente y lejos de los tiros
de los rusos
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 81/486
de los rusos.Se puso en pie, con el plato e
la mano. —Voy a demostrar a esos
bastardos de la Intendencia que nosomos unos puercos... aunque noshayan metido en este establo.
Sus ojos brillaba peligrosamente.
Valker Künger, que habíadejado su plato sin tocar s
contenido, le bastó olerlo para
darse cuenta de lo que había dentro,se puso igualmente en pie.
Te acompaño amigo
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 82/486
—Te acompaño, amigo.La mirada de Martin se posó
entonces en el rostro pálido de IngoLukwig. El joven no había
pronunciado una sola palabra yseguía comiendo, pero se veía en scara los esfuerzos que hacía paradominar su repugnancia.
Una sonrisa cruel se dibujó e
los labios de Trenke. —¿No dices nada, Ingo? ¿Te
gusta la caca que el Reich da a sus
soldados?Y viendo que Ingo continuaba
comiendo:
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 83/486
comiendo: —No te comprenderé nunca —
gruñó—. A menos que no estés pensando que hago mal en pensar ir
a protestar a la Intendencia... y quesi fuese un buen soldado deberíacomer esa porquería y callarme la boca. Y todo eso, seguramente, paraayudar a construir una Alemania
poderosa, grande y fuerte... —se pasó la mano por el trasero—.
¡Mira lo que hago con esa
Alemania, si para conseguirla hayque comer esa bazofia!
No mereces ser alemán
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 84/486
—No mereces ser alemán — dijo el joven entre dientes.
—No te preocupes, amiguitosonrió Martin—. Al paso que
vamos, pronto no habrá ni Alemaniani alemanes... sobre todo si estacomida sigue repartiéndose. Noquedarán más que los jefazos... loshermosos niños mimados del
Partido.Ingo le lanzó una mirada
terrible.
—No sabes lo que dices...Puede ser que pensaras que porque
ibas a hacer la guerra te darían u
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 85/486
ibas a hacer la guerra te darían u banquete a cada comida. ¡Especie
de idiota! La guerra es esto, malacomida, miseria, porquería,
sufrimiento... —¡Alto! —le gritó Martin quese había puesto intensamente pálido
. No voy a consentir que uniñato como tú venga a decirme lo
que es o no la guerra... Ya sé quehay que aguantar y cerrar el
cinturón... pero cuando lo cierre
todos. Que te hagan ir a visitar cualquier puesto de mando, de
batallón para arriba y verás si
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 86/486
batallón para arriba... y verás siesos puercos comen como nosotros.
Y si vas más arriba, al dominio delos «pantalones rojos», entonces te
morirás, idiota... Porque a ellos noles falta de nada... y encima son losque reciben los parabienes y lasmedallas...
Mirando a Martin, el sargento,
que prefería por el momentoguardar silencio, pensó en este
muchacho, antiguo estudiante de la
Universidad de Colonia, hijo degente adinerada a la que jamás
debió faltar gran cosa
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 87/486
debió faltar gran cosa.Ahora discutía por un plato de
comida. Y estaba dispuesto a pelear por ello.
«He aquí lo que esta puercaguerra hace con los hombres — pensó Swaser tristemente—. Coge acualquier hombre normal, uexcelente albañil y padre de familia
como Dieter, un probo empleadocomo Künger o un estudiante como
Trenke... ¿y qué hace con ellos? Los
transforma, les da la vuelta como uguante, haciendo de ellos hombres
agriados rezumando odio por los
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 88/486
agriados, rezumando odio por los poros de la piel... E incluso si
permite que escapen vivos de lagran matanza, ya no son, al volver a
sus casas, ni la sombra de lo queeran. Y arrastran hasta la muerteesa mácula que no olvidarán en lastabernas, ni con las prostitutas...
—Voy a Intendencia —dijo
Martin echando a andar hacia la puerta.
En contra de lo que esperaba,
nadie le siguió. Quizá fuese elcansancio o puede ser que
estuviesen hartos de discutir, de
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 89/486
estuviesen hartos de discutir, deluchar, de alzarse contra algo
mucho más fuerte que ellos...Martin cogió la primera calle,
avanzando por una semioscuridadque sólo paliaba la lejana ytemblorosa luz de las estrellas.
No tenía prisa alguna ni se preocupaba por el tiempo que
tardase en encontrar las cocinas dela división. Le bastaba, por el
momento sentir en su interior el
fuego devorador de la rabia y laseguridad de que cuanto había
dicho a Ingo era, simplemente lad d
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 90/486
dicho a Ingo era, simplemente laverdad.
—¡Pedazo de imbécil! — gruñó en voz alta—. Es co
borregos de su clase que los lobosengordan siempre... ¿Cómo puedeser tan idiota como para creer quenuestros queridos superiores sesacrifican como nosotros?
aturalmente, ellos «tienen que pensar»... y por eso los alimenta
como cerdos... mientras que el
pobre soldado, al que más tarde omás temprano espera una bala...
¿para qué gastar el dinero en unab id ?
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 91/486
¿pa a qué gasta e d e o e u a buena comida?
Trenke pasó ante la puerta dela mansión de dos pisos donde
estaba instalado el Estado Mayor Divisionario. Cruzó al otro lado dela calle, mirando de reojo a los doscentinelas que, tiesos como palos, permanecían ante la entrada, el
subfusil negligentemente apoyadoen la sangría del brazo izquierdo.
«Hasta aquí llega el olor de
comida que devoran los pecesgordos», pensó Martin apretando el
paso.L ól h í h i
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 92/486
pLa cólera hacía hervir s
sangre. Hubiese llegado a admitir sin protesta cualquier clase de
sacrificio; más aún, le habríagustado demostrar que estabadispuesto para lo peor... Peroaquella humana indiscriminación lequemaba como un hierro ardiente.
Torció a la derecha, despuésde leer un letrero que indicaba la
ubicación de los servicios de
Intendencia y cocina; de todasformas, el olor a comida le hubiese
guiado sin necesidad de cartell
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 93/486
galguno.
Un portalón enorme dabaacceso a las cocinas; algunos
vehículos, estacionados en un gra patio, estaban cargados cogigantescos depósitos que debíaservir para llevar el rancho a lasunidades del frente, cuando las
pequeñas cocinas no podían, e pleno combate, trabajar en paz.
«O —pensó Trenke— cuando
se está en plena retirada... y loscocineros de campaña, de batalló
y hasta de regimiento corren comol d á
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 94/486
y glos demás...»
Penetró en un largo y ancho pasillo donde flotaba un olor
agradable a pollo asado. Un olor que despertó en el estómago delsoldado ecos dolorosos.
Vio entonces las cocinas y lasmesas donde unos hombres
desplumaban las aves. No notóTrenke la presencia de un hombre
que, con el ceño fruncido, se acercó
a él hablándole con sequedad: —¿Qué diablos haces aquí? —
le preguntó mirándole de pies ab i t t d
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 95/486
p g pcabeza como si se tratase de u
ruski que hubiese llegado hasta allí.Separando la mirada de la
larga mesa donde se desplumabalos pollos, Martin miró al hombre, pero su mente estaba aúconcentrada en lo que acababa dever, y el otro, ante el silencio de
Trenke, preguntó con voz aún másáspera:
—¿Qué haces aquí? Ya te lo
he preguntado una vez... ¿Qué buscas?
Martin sonrió beatíficamente.Se percató entonces de la
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 96/486
Se percató entonces de la
presencia del cabo, al querecordaba perfectamente,
conociendo incluso su nombre. Sellamaba Erich Zimmer y era deKiel.
Martin le había visto algunasveces, a la cabeza de algú
importante convoy de intendencia,en los buenos tiempos de los
avances constantes, cuando la
comida, sin tener nadaextraordinario, era abundante y
nutritiva.¿Qué buscas? insistió
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 97/486
—¿Qué buscas? —insistió
Zimmer cuyo humor se agriaba por instantes.
—Comida.El cabo furriel sonrió.Se fijó entonces en el
recipiente que Martin llevaba en lamano, y la luz se hizo en su cerebro,
comprendiendo cuáles eran losdeseos del soldado.
Estaba acostumbrado a
aquellas «apariciones» que, en elfondo, le sacaban de quicio, ya que
ningún miembro de la Intendenciadesea que la tropa se acerque
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 98/486
desea que la tropa se acerque
demasiado a sus «dominios».Se volvió a medias, gritando:
—¡Ven aquí, Kas!Como por ensalmo, un hombreapareció junto al furrier. Era unverdadero gigante y debía medir,muy cerca de los dos metros. S
rostro brutal y primitivo aumentabasu parecido con un gorila.
—¿Qué quieres, Erich? —
preguntó el coloso con una voz de bajo profundo.
—Di a este tipejo que selargue a toda prisa ordenó
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 99/486
largue a toda prisa —ordenó
Zimmer señalando al intruso.Martin actuó mucho antes de
que el gigante pusiese en marcha s poderoso cuerpo.Con un rápido gesto, Trenke
lanzó al rostro del gorila elcontenido de su plato. El inmundo
puré verdoso cegó al gigante que sellamaba realmente Kaslheinz
Vertasen, pero al que todos
llamaban «Kas».Martin sabía perfectamente
que aquel gesto, aunquesorprendiese al coloso no iba a
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 100/486
sorprendiese al coloso, no iba a
servirle de mucho. Por eso,mientras que Kas, con un rugido, se
limpiaba los ojos, el soldado atrapóal cabo furriel, interponiéndoseentre Kas y él, pasando el brazoalrededor del cuello de Erich.
—¡Cuidado, gorila! —rugió
sirviéndose de Erich como de uescudo—. Si das un solo paso,
ahogo al cerdo de tu cabo... y tú —
agregó silbando las palabras juntoal oído de Zimmer—: ordena a esa
mula que me prepare comida parael pelotón si no quieres que te
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 101/486
el pelotón... si no quieres que te
meta la nuez en la nuca...Zimmer respiraba co
dificultad. Su rostro secongestionaba por momentos.Frente a él, con las enormes
manos abiertas, el gigante esperabaun gesto, una orden para lanzarse
sobre el soldado y despedazarle. —Kas... —musitó el cabo co
voz ronca.
—¿Sí? —Haz lo que te dice...
¿cuántos sois?—Ocho —mintió Trenke
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 102/486
Ocho mintió Trenke.
—Suéltame... me estásahogando...
—¡Y un cuerno! Claro que novoy a soltarte hasta que no hagas loque te he dicho. Di a ese mamut quetraiga la comida aquí... y quieroraciones abundantes... y una botella
de buen vino para hacer pasar lacomida...
Zimmer gruñó las órdenes
pertinentes y el gigante fue en buscade lo que Martin había pedido.
Momentos después regresabacon un botellón herméticamente
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 103/486
con un botellón herméticamente
cerrado. Llevaba también una botella envuelta en un pedazo de
periódico. —Voy a soltarte —dijo Martincuyos ojos brillaban intensamenteal imaginar la comida que conteníael botellón—, pero te advierto que
tres camaradas más están ahífuera... y si envías a tu gorila detrás
de mí vamos a pisarle la cabeza
hasta que eche por la boca el pocode seso que tiene... ¿entendido?
—¡Sí!... ¡Lárgate! —gruñóZimmer—. Y no olvides
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 104/486
Zimmer . Y no olvides
devolverme el botellón.Martin le soltó, no demasiadoseguro de lo que iba a pasar, peroZimmer, era evidente, no deseabamás complicaciones. Se frotó eldolorido cuello, alejándose,seguido de cerca por Kas que había
adoptado una actitud de perrosumiso.
* * *
Martin no era de los que sefiaban demasiado. Al salir de la
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 105/486
casa de la Intendencia, echó acorrer, soportando el hombro el pesado botellón, con la botella ela otra mano, maldiciendo el nohaberse hecho acompañar por algú
otro.Cuando llegó cerca de la
cuadra, aminoró la marcha ydespués de mirar hacia atrás,
convenciéndose de que nadie le
seguía, se sintió intensamente feliz,gozando por anticipado de la
sorpresa que iba a proporcionar asus camaradas de pelotón.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 106/486
p
Empujó la puerta.El cuadro no había cambiadodesde su marcha. Los hombresestaban en su sitio, los platos llenosno habían cambiado de lugar.Incluso el joven Ingo, eldisciplinado, no había podido
terminar su rancho...Dieter, inclinado hacia la vela,
que se había consumido casi por
entero, leía por enésima vez la cartade su mujer.
Levantó los ojos, mirando alrecién llegado.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 107/486
g
—¿Qué traes, Trenke? — preguntó incorporándose a medias. —Comida para todos.Se levantó el sargento,
acercándose al pesado botellón queMartin había puesto en el suelo. Siuna palabra, el suboficial destapó
el recipiente. Un olor agradable seextendió por la cuadra.
—Sakrement! —exclamó
Dieter—. A eso sí que lo llamo yocomida para soldados...
Se asomó al botellón y volvióa lanzar una exclamación de
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 108/486
sorpresa: —Mein Gott! Fijaos en lacarne que flota y en este caldoespeso... ¡Muchachos! Limpiad los platos... esta noche vamos a cenar como príncipes...
Tiraron el rancho anterior en
el estiércol que formaba un montóal fondo de la cuadra, luego
limpiaron los platos con paja
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 109/486
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 110/486
verdad, ni siquiera recuerdo cuántotiempo hace que no comía así...
Martin con la boca llena,sonrió.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 111/486
—Hubiese podido traeros pollo asado —dijo—, pero lascosas no se presentaban muy bien,que digamos... ¿recordáis a esecerdo de cabo furriel? Un tipollamado Zimmer...
—Claro que sí —dijo Dieter
. Un lameculos de primera... Lohe visto, más de una vez, rondando
alrededor del puesto de mando del
regimiento, con un misterioso paquete bajo el brazo... y que me
aspen si no llevaba botellas a losefazos...
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 112/486
—Ha ido de permiso el doblede veces que nosotros —gruñósordamente Trenke—. ¡El muy hijode perra! ¿No es para morirse deasco? ¿Por qué demonios sucede
siempre igual? —Los hombres somos así,
Martin. Poco importan lascircunstancias... que sea en tiempo
de paz o en tiempo de guerra, hay
quien quiere siempre sacar tajadade las circunstancias. Y mientras la
mayoría de cretinos se juega el pellejo, hay tipos que hacen s
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 113/486
agosto... —Daría cualquier cosa por tener a ese perro de Zimmer en el pelotón —dijo Dieter—. Lo que ibaa gozar viéndole sudar de miedo e
primera línea... —No te hagas ilusiones —
repuso tristemente Martin—. Esaclase de enchufados se las arregla
siempre para salirse con la suya. Y
cuando acabe la guerra, serán elloslos que, con el pecho cubierto de
medallas, contarán en los pueblos ylas ciudades que fueron verdaderos
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 114/486
héroes... así es la vida... ¡pásame la botella!Hubo una nueva distribució
de comida, hasta que el fondo del botellón quedó tan brillante como
los platos.Siguieron hablando, pero la
charla declinó rápidamente. Lacomida y el alcohol surtieron efecto
y los párpados empezaron a pesar
como si fueran de plomo.Aprovechando lo poco que
quedaba de la vela, Dieter empezóa escribir a su esposa, sabiendo que
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 115/486
su estado de ánimo era el mejor para no verter en el papel nada que pudiese angustiar a la mujer queamaba.
«...me encuentro
perfectamente. Acabamos de comer y la verdad, querida, es que no
puedo más... sólo el deseo devolver a veros me inquieta... pero
estoy seguro de que muy pronto
podré abrazaros...»
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 116/486
Capítulo IV
Bastante antes del alba se dejó
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 117/486
oír el sordo rumor de los motoresde los camiones pesados que
llegaban al poblado. Venían delOeste y desembocaban directamenteen la calle principal del lugar que,días antes, había sido ensanchada,derribando las fachadas salientes,
para dar paso a los colosos de lacarretera.
Llevaban en sus cajas enormes
todo lo necesario para convertir ala maltratada 16.ª División en una
fuerza formidable, capaz nosolamente de rechazar la presió
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 118/486
enemiga, sino de contribuir deforma activa a los proyectos deconquista que los hombres delTercer Reich habían forjado.
Erich Zimmer había trabajado
durante toda la noche, siconcederse un sólo segundo de
descanso. Tampoco habíandescansado sus hombres, a los que
no había cesado de gritar un solo
momento. Con un libro en la mano,iba anotando cuidadosamente la
carga de cada camión y sus ojos brillaban como los de un avaro
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 119/486
contando y recontando sus tesoros. Ninguna otra unidadfuncionaba tan a la perfección comola mandaba por el cabo Zimmer. Eneste aspecto, hubiese podido dar
lecciones a más de un oficial yhasta a algunos jefes.
Pero el misterio de la estrictadisciplina que reinaba en la
Intendencia residía exclusivamente
en la táctica de Zimmer que sabíaque un hombre puede hacer todo...
mientras tenga el estómago lleno. Ynadie como él para proporcionar a
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 120/486
sus hombres esa clase desatisfacción digestiva.Por eso podía permitirse el
lujo de reinar en su unidad como utriunfo.
Los camiones iban parándoseante el control de Intendencia.
Bajando de la cabina, losconductores saludaban a Zimmer,
entregándole, la hoja de ruta, yendo
después a tomar una taza de café yun vaso de alcohol que el cabo les
ofrecía.Entonces, los hombres subía
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 121/486
a los camiones y controlaban lacarga, dando después el visto buenoa su jefe. Estaban taacostumbrados a aquella clase detrabajo que les bastaban pocos
minutos para llevar a cabo ucontrol estricto de la carga de cada
vehículo.Uno de aquellos camiones
acababa de alejarse cuando Zimmer
oyó unos pasos que se acercaban.Se volvió, sonriendo a Seimard, s
superior, el Feldwebel desuministros.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 122/486
—¿Cómo van las cosas,Erich? —preguntó el reciéllegado.
—Perfectamente, Leopold.Estamos recibiendo un verdadero
tesoro... —Ach so! Pero la verdad es
que parecemos una banda degitanos. Tantas cosas no hacen
presagiar nada bueno. ¿Tienes idea
del lugar al que nos van a enviar? —No, en absoluto. De todas
formas, puedes apostar sin peligro a perder que vamos a vernos liados
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 123/486
en una ofensiva... y de las gordas. —No hay duda. Esperemos, detodos modos, que en lo que anosotros respecta, podamosencontrar un sitio potable. Lo que
me cabrea es que estaba pensandoque me diesen permiso... y esta
maldita ofensiva ha echado todo arodar.
—No te preocupes demasiado.
Ya sabes que, si fuera necesario, podemos contar con Franz.
Los ojos del Feldwebel brillaron como ascuas.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 124/486
—Quería justamente hablartede él... Tú tienes más confianza quenadie con Humbeler y puedes hacer que diga al doctor que necesitoreposar urgentemente... un par de
semanas en Berlín. Tengo muchasganas de volver a ver a mis
amigotes de la ciudad... ydemostrarles que, a pesar de estar
en el frente, lo paso mil veces
mejor que ellos. Además, ¿me prepararás una buena maleta bie
llena de cosas buenas... no escierto?
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 125/486
—Pues claro —rió Zimmer—.Mejor dos maletas que una... losuficiente para que tus amigotes deBerlín se mueran de envidia y quelas chicas te llamen a gritos... No
olvides que somos los amos,Leopold. A pesar de no ser más que
un cabo y un Feldwebel, tenemos,en lo que respecta al suministro,
más autoridad que un general de
división... y eso me gusta. —A mí también —sonrió
Seimard—. Siempre te gustómandar, amigo mío... pero desde la
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 126/486
sombra. Sé que te ríes de losuniformes y de las medallas, de losgalones y de los que los llevan ygritan como locos... y no ignoro quedesde tu rinconcito, sin que nadie lo
sepa, das órdenes que llegan muyarriba... Eres un tipo muy hábil
Zimmer...Erich se hinchó como un pavo.
Era cierto que nunca le había
gustado dar la cara. De niño, seaprovechaba de los demás,
moviéndolos como marionetas,lanzando los unos contra a los
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 127/486
otros. Y era él siempre quien teníamás canicas, más sellos o cromos...con lo que ejercía un mando oculto pero efectivo.
—¿Hablarás con Franz? —
insistió el sargento. —Sí, pierde cuidado.
Seimard encendió un cigarrilloy se alejó tras saludar a su amigo.
La historia de Seimard era
muy parecida a la de otros quehabían aprovechado poderosas
influencias para quedarse en laretaguardia, gozando de puestos
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 128/486
privilegiados. Leopold había estado bastante tiempo en una secciósecundaria del Estado Mayor, enBerlín, pero su cabeza loca le habíahecho matar a la gallina de los
huevos de oro.Olvidando toda prudencia y
deseando demostrar a sus amigos, ysobre todo a sus amigas, que
disponía de dinero de forma
inagotable, había cometido el error de retirar ciertas cantidades de la
caja fuerte de su departamento.Sin sus poderosos amigos,
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 129/486
Leopold Seimard hubiese terminadoen una unidad de castigo, en elfrente del Este, donde hubiesemuerto probablemente.
Pero las influencias se
pusieron en marcha y el «castigo»se limitó a la incorporación de una
unidad de Intendencia en la queSeimard no tenía nada que perder.
En realidad, al incorporarse
como sargento-jefe a la 16.ªDivisión, Leopold, debió ser, y lo
era en realidad, el superior erárquico de Zimmer, pero
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 130/486
comprendió en seguida, nada másconocer al astuto cabo, que eramucho mejor dejarle las manoslibres, sacando de esta «cesión demando» todos los beneficios que
pudiera.Erich Zimmer prosiguió
infatigablemente su tarea. Lucía plenamente el sol cuando terminó el
trabajo. Todos los camiones habían
sido controlados.Se dirigió a su despacho,
ubicado en las antiguas oficinas delos sindicatos soviéticos del lugar.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 131/486
Allí guardó los libros echando unaojeada, en la caja fuerte que tenía,al dinero que había reunidollevando a cabo un mercado negroque sólo él conocía.
No había cosa más sencilla,sobre todo cuando alguien se iba de
permiso, que «engrosar» el paqueteindividual haciendo que el
permisionario llevase algo a s
casa. Entonces, el soldado sedesprendía de la paga ahorrada co
sudores, ya que el dinero de pocoiba a servirle en una retaguardia
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 132/486
donde todo faltaba y cualquier cosacostaba un ojo de la cara.Era mejor llevar un poco de
mantequilla, chocolate para losniños o algunas latas de carne que
harían la delicia de la familia. Acambio, se entregaban los marcos
amasados con sudor a lo largo demuchos meses... o se recibía dinero
del cabo para comprar medias de
seda o alcohol que luego podríaugar un papel importante en los
trueques en los que Zimmer era uverdadero especialista.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 133/486
Tras cerrar la caja fuerte,Erich se sentó tomando de una cajade habanos un cigarrillo queencendió con vivo placer.
Recordando entonces lo que el
Feldwebel le había dicho, llamó aKas y cuando el gigante estuvo ante
él: —Ve a decir a Franz
Humbeler que venga a verme e
seguida. —¡A sus órdenes!
Zimmer entornó los ojos,dando chupadas de su magnífico
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 134/486
habano. Su imaginación se puso avolar, y formó nuevos planes.Esperaba ansiosamente un permiso para llevar el dinero reunido aalgún sitio seguro. Pero más que los
marcos escandalosamente robadosa los soldados con permisos, Eric
contaba con los objetos de oro,relojes, medallas, brazaletes, que se
amontonaban en un saquito, en el
fondo de la caja fuerte.Aquel oro, tomado por los
soldados en las ciudades y pueblosconquistados y que cambiaba
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 135/486
voluntariamente por tabaco ocomida, constituía el verdaderotesoro del cabo Zimmer.
—Una vez terminada estaasquerosa guerra —murmuró co
los ojos entornados—, tendréfondos suficientes para poner u
buen negocio... y si perdiésemos laguerra, el oro me servirá para irme
lejos de una Europa empobrecida y
hambrienta...Había pensado en todo.
—¿Se puede?Abrió los ojos, sonriendo al
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 136/486
enfermero que esperó un gesto para penetrar en el despacho.Franz Humbeler era un hombre
extraordinariamente delgado, deaspecto macilento y rostro de color
ceniza. Se veía en seguida queestaba dominado por algo oculto
que no hubiese engañado un soloinstante al ojo experto de u
médico.
Tenía el rostro de lo que era:un toxicómano.
A pesar del puesto queocupaba, Franz había tenido que
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 137/486
convertirse en el esclavo deZimmer, ya que todo, hasta lasdrogas de las enfermerías de ladivisión, pasaba por las manos deErich.
Zimmer tenía fama de hombrehonesto y el jefe de la división le
había confesado, además de otrascosas, el control de las sustancias
que Berlín expedía en cuentagotas,
especialmente las drogas destinadasa los quirófanos de los
Kriegslazarett. —¿Cómo va eso, Franz?
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 138/486
—Bien, gracias a ti... yhablando justamente de eso... pronto tendré necesidad de algunasdosis más...
Erich frunció el ceño.
—Si mal no recuerdo —dijocon voz dura—, te di la semana
pasada una caja completa, con seisampollas... ¿no es cierto?
—Sí —repuso el enfermero
con un hilo de voz—, pero debescomprenderlo... Hemos trabajado
mucho en el quirófano... y el doctor Suverlund es un puerco... no me hadejado ni dormir... creo que he
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 139/486
descansado unas seis horas en estaúltima semana... por eso heconsumido más de la cuenta.
—Bueno. Ya veremos cómo lo
arreglamos. Por el momento,necesito que me proporciones u
permiso de una quincena de días...con cualquier motivo... es para u
buen amigo mío...
—El matasanos no está dehumor para pedirle...
—Eso es asunto tuyo. Sé queel médico tiene confianza en ti... y
dif il b l
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 140/486
no te será difícil obtener lo que te pido. —¿Quién es ese amigo? —Leopold Seimard. —Comprendo, haré todo lo
que pueda, Erich... pero no sabescomo está el doctor...
—¿Que demonios le pasa? —Tenemos demasiado
trabajo. Ahora que se habla de una
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 141/486
comprende, ya que durante laretirada, los ruskis han hecho una
verdadera escabechina... —Y son los veteranos,supongo, los que intentan salvar el
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 142/486
pellejo, nicht wahr?
[7] —Pues claro, Zimmer. Los
novatos son como borregos. Nosaben a que clase de matadero va
a llevarlos. Pasan el tiempocantando y riendo... y lo que se prepara es gordo, puedes creerme...
unca había visto tantos cañones y
tantos tanques... alguien me hadicho que hay dos mil aviones
preparados para apoyar el ataque... —Pero, ¿se sabe algo econcreto?
Sól H i
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 143/486
—Sólo rumores. Hay quiedice que vamos a lanzarnosnuevamente sobre Moscú, otroshablan del Don... y hay quien afirma
que el objetivo es Turquía. —¡Memeces!
—Lo mismo pienso yo; pero,de todos modos, la que va a
armarse será de órdago.
—Ya lo veremos. Por elmomento, creo que es idiota
preocuparse por anticipado.Ocúpate de lo que te he
dN l Zi
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 144/486
encargado... —Naturalmente, Zimmer.Sabes perfectamente que puedescontar conmigo.
Franz dudó unos instantes.
Frente a él, sabiendo perfectamentelo que preocupaba al toxicómano,
Zimmer sonreía, ocultando apenasla satisfacción que le causaba la
angustiosa dependencia del otro. E
realidad, los hombres no eran paraél más que piezas de ajedrez, co
las que jugaba fríamentedespreocupándose de su destino personal.
E i h
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 145/486
—Erich... —De acuerdo. No lloriquees...
voy a darte otra caja, pero noabuses...
Se levantó. Abriendo con unade las llaves de su voluminoso
llavero uno de los armariosmetálicos, tendió la caja al
enfermero cuyos ojos se iluminaron.
—Danke... —dijo con vozemocionada—. Esta misma tarde te
traeré el permiso del Feldwebelfirmado por el médico.
Así espero Y ahora déjamel
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 146/486
—Así espero. Y ahora, déjamesolo. —En seguida.
* * *
—Entre, mi teniente, por
favor... siéntese... voy a servirlealgo...El Oberleutnant Olsen estrechó
la mano del cabo yendo luego a
ocupar una de las sillas. Zimmer que había sacado una botella de
excelente coñac francés sirviógenerosamente al oficial, llenándolela copa hasta el borde; él no se
tió á l it d d l
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 147/486
vertió más que la mitad de la suya. —Da gusto venir a verle, cabo
sonrió Olsen que mandaba lasección de transportes de la
Intendencia divisionaria—. Deverdad que da gusto venir aquí...
—Exagera usted, señor. —¿Ha conseguido las cargas
de los camiones?
—Todo ha sido contabilizado,mi teniente.
—Perfecto. Ahora, la noticia,Erich. —¿Cuál?
S li t h
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 148/486
—Salimos esta noche.Zimmer no dijo nada. No
obstante, la pregunta le quemaba lalengua, pero era demasiado hábil
para demostrar su curiosidad. Dioal teniente un magnífico habano y
volvió a llenar, hasta rebosar, lacopa del oficial.
—Vamos a atacar Stalingrado
dijo Olsen tras dar un par dechupadas al cigarro.
—¿No atacan otras unidades por ese lado? —En realidad, no. Ha habido
avances hacia el sur hacia el
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 149/486
avances, hacia el sur, hacia elCáucaso, pero seremos nosotros,
formando parte del Sexto Ejércitode Von Paulus, los que tendremos el
honor de apoderarnos de la ciudadque lleva el nombre de ese tirano
del Kremlin. —Magnífico.
—Más de lo que usted puede
imaginarse, Zimmer. Porque, por vez primera, será el Führer quie
dirigirá personalmente lasoperaciones. Esta vez, esosimbéciles de generales no tendrámás oportunidad de cometer
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 150/486
más oportunidad de cometer barbaridades, como hicieron frente
a Moscú.Lanzó un suspiro.
—No volverá a haber ninguna«retirada estratégica».
—Comprendo. —Esta vez, una vez ocupado
Stalingrado, pasaremos al otro lado
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 151/486
Olsen hacía recorrer a los hombresde la Wehrmacht.
A Erich le importaba un bledotodo aquello, especialmente lasorda lucha que, desde hacía muchotiempo enfrentaba al Ejército y al
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 152/486
tiempo, enfrentaba al Ejército y alPartido.
Pensaba únicamente en losformidables beneficios que podía
obtener en todas las regiones que ladivisión atravesara. No obstante,
empezó a preguntarse si el tenienteiba a permanecer todo el día allí.
Por fortuna, Bruno Olsen, tras
haber bebido su cuarta copa decoñac, se levantó despidiéndose del
cabo, quien le ofreció otro habano.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 153/486
Capítulo V
La división, en contra de loque todos temían, no tomó parteactiva en la primera fase de la
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 154/486
activa en la primera fase de la batalla de Stalingrado.
Formando parte de la reservaestratégica, la 16.ª esperó hasta que
una parte de la ciudad cayese emanos de los atacantes.
Durante días los hombres,agrupados en los valles que
rodeaban al campo de aviación de
Pitomnik, en manos germanas casidesde el principio de la operación,
vieron la ciudad convertirse en uenorme brasero, una hoguera cuyaschispas subían hasta el cielo.
Por millares los aviones
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 155/486
Por millares, los avioneslanzaron millones de toneladas de
bombas sobre Stalingrado, mientrasque los panzers se abrían paso entre
las ruinas, ayudados por loszapadores, conquistando casa tras
casa en una lucha feroz como jamásse había dado hasta entonces en la
guerra germano-rusa.
De repente, la división se pusoen movimiento. Primero e
camiones, luego a pie, los hombres,se fueron acercando al volcán eque Stalingrado se habíaconvertido
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 156/486
convertido.La última fase de la
aproximación se hizo durante lanoche. En largas filas, los soldados
de la 16.ª penetraron por fin en laciudad, moviéndose como
fantasmas en medio de las ruinas,evitando por milagro pisar los
cuerpos de los muertos que, por
millares, despedían un hedor intolerable.
Al penetrar en la zona delcuerpo del Ejército, vieron losgrupos blindados que no habíapodido avanzar ni un metro más,
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 157/486
podido avanzar ni un metro más,esperando que los zapadores
hicieran volar los montones deescombros que cortaban el paso;
también asistieron al desfile de losmotoristas que corrían por las
calles como verdaderos acróbatas,llevando y trayendo mensajes.
Luego se adentraron en la zona
del silencio y de la muerte. —¡Sargento Swaser!
Ulrich se apresuró a acudir cerca del teniente Ferdaivert,cuadrándose ante su superior.
—¡A sus órdenes, señor!
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 158/486
¡ , —Usted y su pelotón van a
avanzar hasta el final de esta calle.Allí encontrarán una trinchera, justo
en el centro de la avenida. Esa serála posición que deberá defender e
cuanto se haga de día, procureestablecer contacto con ambos
flancos. Espero que nada
importante ocurra esta noche.¿Alguna pregunta?
—Ninguna, mi teniente. —Entonces, ¡adelante! —¡A sus órdenes!Ulrich volvió junto con sus
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 159/486
jhombres, a los que explicó
rápidamente las órdenes queacababa de recibir. A la cabeza de
su pelotón avanzó por la calle, pegándose a las fachadas o
trepando por los montones deescombros que se elevaban por
todas partes.
Algunas balas, que silbaro peligrosamente cerca, les obligaro
a bajar la cabeza, mostrándose más prudentes, pero ninguna bengala fuelanzada y pudieron recorrer elcamino con una cierta facilidad.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 160/486
Cuando llegaron al extremo de
la calle, que desembocabadirectamente en una amplia
avenida, Ulrich tuvo que esperar aque la luz vivísima de la explosió
de una bomba, de las que caían siinterrupción sobre el flanco
derecho, le mostrase el sitio donde
se encontraba la trinchera de la queel teniente le había hablado.
Cuando vio el lugar, lanzó ungruñido, pero avanzó, seguido por sus hombres, penetrando finalmenteen una especie de agujero alargado
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 161/486
p g j gque nada tenía de común con una
trinchera. —Pero —gruñó Dieter—,
¿dónde demonios nos han enviado,sargento?
Ulrich tenía otras cosas másimportantes que contestar al
soldado.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 162/486
quedaremos aquí... y cuando sehaga de día veremos lo que se
puede hacer.Mientras, Ingo habíaexaminado el agujero; luego, pensativamente gruñó algo antes de
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 163/486
g gacercarse al sargento.
—Creo, señor —dijo—, queuno de nosotros debería subir al
borde del agujero. Es demasiado profundo para utilizarlo como
trinchera... y si los ruskis seacercasen aquí, podrían tirarnos
unas cuantas bombas de mano,
matándonos antes de que nosdiésemos cuenta de nada.
Ulrich se rascó la barbilladonde la barba comenzaba aespesarse.
—No es mala idea la tuya,
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 164/486
chico —dijo—. ¿Quieres hacer el
primer turno de guardia? —Sí, sargento.
Lukwig trepó a lo alto de lafosa. No perdió el tiempo,
confeccionándose con algunoscascotes una especie de parapeto
tras el que se instaló.
Gracias a las explosiones delos proyectiles de mortero que los
alemanes disparaban sin cesar, Ingo pudo distinguir netamente eledificio que se levantaba frente aél, al otro lado de la avenida, y
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 165/486
donde se atrincheraban los
soviéticos.Sentados en el fondo del
agujero, los miembros del pelotóescuchaban, como de costumbre, las
amargas protestas de MartiTrenke.
—¡Vaya organización! ¡Una
verdadera mierda! Daría lo que me pidieran si alguien se atreviese a
explicarme qué hacían los tipos queestaban antes aquí... y a los que nohemos visto el pelo, ni vivos nimuertos...
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 166/486
—Seguro que se han largado
antes de que llegásemos —dijoDieter—. Ya puedes imaginarte las
ganas que tenían de irse de un sitiocomo éste. En cuanto les han dicho
que unos idiotas iban a ocupar ssitio, han salido zumbando como
rayos...
—Este sitio es como unafosa...
—No hables así, Martin — protestó Valker Künger—. Hay palabras que traen la negra... y fosaes una de ellas.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 167/486
—¡Lo que nos faltaba! —rió
Dieter—. Lo que nos faltaba... quenos vengas con esas puñeterías,
Valker... Si empezamos consupersticiones, ¡estamos fritos!
Martin, que se había calladounos minutos, rompió el silencio
que se hizo tras la exclamación de
Dieter: —Digan lo que digan, no
parece que las cosas vayan tan bieen este lugar. Mientras hemosestado esperando, todo el mundodecía que Stalingrado estaba
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 168/486
virtualmente en nuestro poder...
¡nos toman por idiotas! Desde quehemos dejado el camión, he contado
los metros que hemos recorrido... yno me imagino una ciudad ta
pequeña... —¡Que se vaya al cuerno! Es
un pobre chico al que ha
envenenado con mentiras cuandoestuvo en las Hitlerjugend. Y el
muy desdichado sigue creyendotodas esas idioteces que lecontaron...
Dieter emitió un gruñidod
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 169/486
sordo.
—No me hables de esascosas... —dijo mientras la
expresión de su rostro seensombrecía—. En la última carta
que he recibido de casa, mi mujer me dice que Otto, el mayor de mis
hijos, que ahora tiene catorce años,
ha sido llamado a las JuventudesHitlerianas.
Martin torció el gesto. —No lo reconocerás cuandovuelvas a verlo, amigo mío. Te locambiarán tanto que creerás que
á h bl d d bl d I
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 170/486
estás hablando con un doble de Ingo
Lukwig. —No me hace mucha gracia...
—Tampoco me haría muchagracia, si yo tuviera un hijo, verle
convertido en una especie degramófono que repite el disco de la
propaganda, un disco rayado...
—No sabes la razón quetienes. Todavía recuerdo, durante
mi último permiso, la opinión quela gente de la retaguardia, mifamilia incluida, tenían de la guerray especialmente del frente del Este.C d i i d b
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 171/486
Cuando vi a mi padre, abrazarme
con fuerza mientras me mostraba asus amigos, no comprendí en lo que
estaba pensando hasta que me preguntó, con cierto énfasis, cuántos
ruskis había matado o hecho prisioneros.
Movió tristemente la cabeza.
—Estaban completamenteconvencidos que luchábamos aquí
contra una pandilla dedesarrapados, soldados sin armas,sin municiones y sin jefes...
Intervino el sargento:Y é éi i ?
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 172/486
—¿Y qué queréis que piensen?
De la mañana a la noche, este idiotade Goebbels, les está diciendo en la
radio mil estupideces, llenándolesel cráneo de mentiras.
Se puso en pie, organizandolos turnos de guardia. El resto de
los hombres se echó en el fondo del
húmedo agujero, buscandoafanosamente un sueño reparador.Ulrich fue el último en cerrar
los ojos.Esperaba ansiosamente la
llegada del nuevo día para informar i d l i
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 173/486
a sus superiores de la precaria
situación de su pelotón y hacer quelos zapadores llegasen para
construir, por lo menos, un nidodonde instalar la Spandau y hacer
un refugio dónde pudiesedescansar como personas.
El combate, si podía llamarse
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 174/486
en los adoquines de las calles y elas fachadas de las casas destruidas por la lucha.
Cuando la claridad se hizo deltodo, Swaser pudo ver el parapetoque Lukwig había construido. Subióhasta él echando una ojeada al
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 175/486
hasta él, echando una ojeada al
lugar donde se encontraban.Ante él se extendía una plaza
enorme, sembrada de grandesembudos producidos por
proyectiles de todo tipo. Al fondo,se levantaba un enorme edificio de
nueve plantas, cuya fachada
aparecía salpicada por miles deagujeros, ofreciendo el aspecto deun gran rostro atacado por laviruela.
La mayor parte de las ventanasse habían convertido en agujerosdeformes y se veía en muchas de
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 176/486
deformes y se veía, en muchas de
ellas, los sacos terreros tras los quese protegían los rusos.
Swaser paseó una miradaatónita por las casas convertidas e
montones informes de ruinas omostrando una sola fachada, como
una curiosa pared que se
mantuviese en pie por milagro.Jamás había visto algo tatremendo, y comprendió laferocidad de la lucha que debíahaberse desarrollado allí, unasalvaje pelea cuyo objetivo nopodía ser más que un portal u
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 177/486
podía ser más que un portal, u
piso, una esquina.Los miembros del pelotón se
habían despertado, pero hubierode pasar dos largas horas sin que
nadie apareciese, por el ladoalemán.
Como los rusos empezaron a
disparar, Swaser abandonó el pequeño parapeto, reuniéndose cosus hombres.
—¿Has visto bastante? — preguntó Martin.
—Sí —repuso el suboficial—.o es nada agradable en verdad
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 178/486
o es nada agradable, en verdad.
Estamos situados en medio de una plaza... y no sé cómo van a llegar
hasta aquí para traernos la municióy el rancho. Es prácticamente
imposible atravesar ese espacioabierto sin ser acribillado a balazos
por los rusos de la casa de enfrente.
—¡Pintas el panoramamaravillosamente bien! —rió
Trenke.Y después de encender uncigarrillo con una mano que lacólera hacía temblar:
—¡Estamos listos! —gruñó—
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 179/486
—¡Estamos listos! —gruñó—.
o sé que puñetas ocurre, perosiempre nos toca bailar con la más
fea... Primero, nos dejan solos juntoa aquel maldito río, donde murió el
motorista... y ahora... —se echó areír bruscamente aunque su risa
sonaba a falsa—. ¿Qué os apostáis
que no nos traen comida hoy?Swaser torció el ceño. —No hay que amargarse la
vida por adelantado —dijo sin estar muy convencido de expresar la
verdad—. El teniente sabe dóndeestamos y que no tenemos víveres
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 180/486
estamos y que no tenemos víveres.
Además, si el jaleo empieza, deveras, las municiones que hemos
traído se acabarán en seguida...Veamos, Fonlass... ¿cuántos
cargadores te quedan para el fusilametrallador?
—Cinco, sargento...
—Es poco... —dijo elsargento como si hablase consigomismo, luego, al final de una corta pausa, añadió—: he examinado losalrededores. A la derecha y a laizquierda de nuestra posición seextiende la avenida lo que quiere
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 181/486
extiende la avenida, lo que quiere
decir que no tenemos contactoalguno por los flancos.
—¡Estamos aislados! —De acuerdo, Martin —gruñó
Swaser—, pero cierra el pico. Yahemos visto que los de la
Intendencia no enviarán jamás a
nadie para atravesar la zona deterreno abierto que tenemos detrás.Por otro lado, creo francamente quealguien se ha equivocado... esteagujero no es una trinchera, ni lo ha
sido nunca...Dieter lanzó una exclamación,
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 182/486
Dieter lanzó una exclamación,
dándose una palmada en la frente. —Scheisse! Tiene razón,
sargento... ¡qué idiotas hemos sidoal no darnos cuenta de que nos ha
metido en un foso antitanque!Las palabras de Dieter cayeron como una ducha fría.
Todos los miembros del pelotón se dieron cuenta de queFonlass tenía razón.
Aquello era, simplemente, ufoso antitanque y no era de extrañar que careciese de todo lo necesarioa la defensa, como hubiese sido el
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 183/486
a la defensa, como hubiese sido el
caso de ser una trinchera: ni parapeto, ni escalón para el tiro, ni
protección de ninguna especie. —¡Pandilla de cretinos! —
rugió Martin—. ¡Y así quierenganar la guerra!
—No creo que sea bueno
uzgar las cosas tan de prisa — intervino Ingo—. Si nos han traídoaquí, es porque aquí había otrosdefendiendo esta parte del sector...
Trenke, con los ojos brillantes,
se volvió hacia el joven. —¿Y tú qué sabes, estratega
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 184/486
¿ q , g
de pega? ¡Estoy hasta la coronillade tus estúpidas opiniones! No
sabes más que decir amén a todo.¿Es que no te das cuenta de que nos
han metido en un verdadero cepo?Hablas de la gente que estaba aquí, pero no vimos a nadie... Lo que ha
ocurrido es que se haequivocado...Swaser levantó la mano
derecha para imponer un poco desilencio.
—Calma, chicos. Ya os hedicho que no vamos a quedarnos
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 185/486
q q
aquí indefinidamente. No hay másremedio que avisar al teniente.
Tampoco él debe saber dónde noshemos metido... Era de noche y él
no había estado nunca aquí... —¿Y qué piensas hacer? — inquirió Martin.
—Uno de nosotros debe salir de aquí para ir a hablar con elteniente Ferdaivert. Eso es todo...
Hubo un corto silencio. Luego,de repente, Lukwig se incorporó,avanzando hacia el suboficial.
—Permítame ir, sargento.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 186/486
, g
Swaser reflexionó unosinstantes.
—De acuerdo —dijo luego—.Puedes escoger el camino que te
guste más. Examina un poco elterreno antes de aventurarte fuera...
pero, muchacho, ya sabes que no
podemos cubrirte con nuestro fuego.os es imposible disparar desde elagujero... ya que no hay manera deasomarse a él...
Lukwig sonrió.
—No se preocupe, señor. Yame las arreglaré...
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 187/486
g
El joven examinó un poco elterreno que se extendía detrás del
foso antitanque. Momentos mástarde, tras haber ajustado la correa
de su casco, empuñó su fusil y saliódel agujero, arrastrándose hacia elfinal de la calle por la que el
pelotón había llegado la nocheanterior.A pesar de lo que había dicho,
Swaser, con su subfusil en la mano,subió velozmente al parapeto que
Lukwig había hecho, siguiendoansiosamente con los ojos la
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 188/486
progresión del muchacho.Por desgracia, el terreno era
liso como la palma de la mano y losadoquines, en aquella parte de la
plaza y al comienzo de la calleapenas habían sufrido, noofreciendo agujero alguno donde el
soldado hubiera podido protegerse.Las balas silbaban, peroSwaser se percató de que ningunade ellas iba dirigida contra elsoldado, lo que demostraba que los
rusos no le habían visto.Aún...
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 189/486
El jefe de pelotón sintió queuna extraña amargura le invadía. No
encontraba justificación alguna aaquella clase de errores, aunque,
como siempre, había procuradotranquilizar a sus hombres,defendiendo a sus superiores...
Pero, ¿merecíaverdaderamente ser defendidos?¿Cómo era posible que un relevo deunidades se hiciese de aquellaabsurda manera, sin que el jefe de
la saliente explicase detalladamenteal entrante hasta el último detalle de
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 190/486
las posiciones?«Algo está pasando en la
Wehrmacht —se dijo tristementeSwaser—. Es muy posible que los
triunfos tan fácilmente conseguidosnos hayan emborrachado un poco.Pero no hay nada peor que
despreciar al adversario. Sólo loslocos pueden permitirse hacerlo...»Y lanzó entre dientes: —¡Es un asco!Volvió a concentrarse en la
progresión lenta de Ingo, quecontinuaba arrastrándose por el
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 191/486
suelo, atravesando valientemente elterreno descubierto que le separaba
aún de la primera esquina de lacalle.
—¡Adelante, muchacho! — silbó el suboficial con el corazólleno de ternura—. ¡Así me gusta!
¡Muestra a esos ruskis del demoniolo que eres capaz de hacer!Era difícil, a pesar de la
distancia que separaba ya a Lukwidel foso antitanque, no seguir
viendo su rostro de niño, con uligero bozo sobre el labio superior,
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 192/486
aquellos ojos dulces y azules comolos de una muchacha...
Diecinueve años.Cuando se empieza a vivir, se
dijo Swaser intentando recordar cómo era él a aquella edad. Un niñoque ni siquiera conoce aún el
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 193/486
¡Ra-ta-ta... ta!Swaser se estremeció.Esta vez, la ráfaga había sido
disparada sobre el muchacho. Las balas levantaron racimos de chispas
en dos adoquines, no muy lejos delcuerpo de Ingo que pareció
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 194/486
encogerse repentinamente. —¡Cuidado, hijo! —murmuró
el sargento como si el jove pudiera oírle.
Lukwig prosiguió su avance,testarudo, arrastrándose, pegado alsuelo como si quisiera confundirse
con él.La tercera ráfaga le alcanzó.Ulrich lo vio perfectamente.
Hasta le pareció sentir en su propiacarne los impactos salvajes de las
balas, y hasta se estremeció comolo estaba haciendo Ingo al recibir la
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 195/486
bestial caricia de los proyectiles esu cuerpo.
El joven soldado seestremeció violentamente durante
unos segundos, agitándosedesordenadamente, como si nofuese dueño de su propio cuerpo.
Luego quedó inmóvil, con los brazos en cruz, su mano derechaapretando aún el fusil.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 196/486
Capítulo VI
Se habían instalado en lossótanos de un sólido edificio,
parcialmente destruido, situado aunos doscientos metros de la
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 197/486
primera línea.Los ordenanzas, ayudados por
algunos zapadores, limpiaron lasamplias salas. Zimmer envió a
algunos de sus soldados parainstalar convenientemente lashabitaciones destinadas a los
oficiales.El capitán Verlaz y lostenientes Ferdaivert y Olse pasaron casi toda la noche en el puesto de mando del comandante
Tunser. Juntos, estudiaron el sector donde el batallón se había
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 198/486
instalado, recogiendoinformaciones sobre las posiciones
ocupadas frente a ellos por losrusos.
Cuando, al rayar el alba, elcapitán y los dos tenientesregresaron al lugar donde estaba
ubicado el puesto de mando de laCompañía, se llevaron unaagradable sorpresa al comprobar que los sótanos sucios y polvorientos se habían convertido
en un lugar bastante agradable, comuebles encontrados en la casa y
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 199/486
una enorme estufa que despedía ucalor vivificante.
—Kolossal! —exclamó Klaus. —Ese Zimmer vale su peso e
oro —dijo Bruno—. Desde luego,sabe hacer las cosas como nadie.Se sentaron alrededor de la
mesa, en la sala destinada alestudio de las operaciones futuras.Un agradable olor a café llegó hastaellos. Minutos más tarde, hombresde la Intendencia les servían u
apetitoso desayuno.Comieron con apetito,
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 200/486
masticando con fruición los pequeños panecillos recién salidos
del horno. —La situación —dijo Bruno
con la boca llena— me parece bastante buena, ¿no es así, micapitán?
—Sí —repuso Klaus mojandoel pan en el humeante café—. Por loque el comandante nos haexplicado, nuestro Cuerpo deEjército aprieta la ciudad de
Stalingrado como los dos bordes deuna tenaza. Alemanes, rumanos e
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 201/486
italianos al sur, dominando ycontrolando el aeródromo, los
depósitos de carburante, la refineríade petróleo, haciendo frente a los
talleres metalúrgicos de la fábricallamada «Octubre Rojo»...Hizo una pausa, mientras
introducía en la boca un pedazo de pan que chorreaba café. —Por nuestro lado, en el
sector norte —prosiguió luego—,estamos menos avanzados que los
del sur, pero ocupamos los barriosobreros y las instalaciones de la
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 202/486
fábrica de tractores Sparakowka,que se encuentra precisamente
detrás nuestro. Delante de nosotros,se levanta la fábrica de cañones
Barricada Roja, nuestro primer objetivo.Karl lanzó un suspiro antes de
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 203/486
de lejos con sus aviones. De ahínuestra absoluta superioridad aérea. —Un factor determinante e
esta guerra —dijo el capitán—. La prueba es clara: cuando la aviació
nos ha fallado, hemos fracasado etierra, como nos ocurrió durante la
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 204/486
última batalla del Don. —No importa —silbó Bruno
. Esta vez, capitán, daremos una buena lección a esos malditos
ruskis.El capitán asintió, terminandode beber el café que le quedaba.
Luego, levantando la mirada: —Y nuestros hombres, ¿cómovan, señores?
—Mi sección vaestupendamente bien —dijo Olsen.
—¿Y la suya, tenienteFerdaivert?
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 205/486
—Muy bien, mi capitán. Aestas horas han debido recibir ya
las municiones y el rancho. —La moral de la tropa es
buena —dijo el capitán—, peroserá aún mejor cuando iniciemos laofensiva. No creo que los rusos
puedan seguir defendiendo laestrecha franja de ciudad que lesqueda. Se combate mal cuando setiene un río a la espalda...
Los ojos de Bruno brillaro
intensamente. —¡Los aplastaremos! —
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 206/486
exclamó con entusiasmo—. Ycuando estemos en la otra orilla del
Volga, nadie podrá detenernos... parece que veo a los Panzers
atravesando como rayos la estepa...Klaus Verlaz se incorporó. —Ach so! —exclamó
llevándose la mano a la boca paraocultar un bostezo—. Voy aecharme un poco... estoy molido,tras la noche de trabajo que hemos pasado... ¿quién de ustedes quiere
hacer la primera guardia? —Yo mismo, señor —se
f ió
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 207/486
ofreció Bruno.El capitán asintió con la
cabeza, abandonando la estancia, yaque su dormitorio había sido
instalado en una pequeña habitacióal otro extremo del pasillo.El otro oficial se tendió en s
cama, colocada junto a la de Olsen.Éste encendió un cigarrillo,acercándose a la pared donde sehabía colgado un plano de laciudad.
Una línea roja marcaba las posiciones enemigas frente a una
l b l lí d
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 208/486
azul que representaba la línea de progresión alcanzada por las tropas
alemanas.Con el cigarrillo en los labios,
Olsen observó largamente el plano. —Es una pena —pensó en voz baja— que un tipo como Verlaz
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 209/486
ante él al cabo furriel EricZimmer.
—Me ha asustado... no le oíentrar...
—Perdón, mi...
—No tiene importancia. Lefelicito por la instalación. ¡Es
ill t f id bl !
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 210/486
sencillamente formidable! —Gracias, señor. Me alegra
que le guste —dudó unos instantesantes de agregar—: venía a ver al
teniente Ferdaivert... —Está durmiendo. ¿Qué pasa? —Mis hombres acaban de
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 211/486
instalados! ¡Vamos a echar unaojeada, Erich!
El furriel dudó. No le gustabaen absoluto la idea de acercarse ala línea de fuego. Además, prefería
no mezclarse en los asuntos de losoficiales.
L ñ í h
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 212/486
—Le acompañaría con muchogusto, mi teniente —dijo con falso
tono contrito—, pero debo ir a ver al comandante... Me ha llamado co
urgencia... —Bien, es igual. Voy a ir aver lo que pasa.
—¿Desea usted algo más? —No, gracias.Olsen salió del puesto de
mando, avanzando por el camino deronda que había sido abierto a lo
largo de la calle que llevaba hastalas posiciones de primera línea.
Oyó el estampido de algunos
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 213/486
Oyó el estampido de algunos proyectiles de mortero, pero
prosiguió su camino hasta penetrar en una casa en ruinas donde se
encontraba otro de los pelotones dela sección de Ferdaivert.Los soldados se extrañaron al
verle, y su jefe, un sargento, avanzórápidamente hacia el oficial.
—¿Dónde está el pelotón deSwaser? —preguntó Olsen con vozáspera.
—En medio de la avenida,señor, en un foso antitanque.
¡Enséñemelo!
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 214/486
—¡Enséñemelo!El suboficial se acercó
prudentemente a una ventana cuya parte inferior estaba protegida por
sacos terreros. —Tenga cuidado al asomarse,mi teniente...
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 215/486
fábrica lo cazaron como a uconejo.
—¿Y esos hombres no han
recibido ni comida ni munición? —Ha sido imposible, mi
teniente. Los de Intendencia hallegado hasta aquí, pero al
asomarse como usted lo hace se
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 216/486
asomarse, como usted lo hace, sehan dado cuenta de que nadie puede
llegar hasta allá... de día al menos. —Desde luego... ¿tieneteléfono aquí?
—Sí. Lo hemos instalado en elsótano, señor.
—Vamos.Olsen estaba dispuesto a no
dejar pasar la ocasión que se le brindaba. Una vez junto al aparato,lo descolgó para pedir
comunicación de urgencia con el puesto de mando del comandante
efe del Batallón
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 217/486
efe del Batallón.Pronto tuvo a Turner al otro
extremo del hilo. —¡A sus órdenes, mi
comandante! Teniente Olsen alaparato. —¿Qué hay de nuevo, Olsen?
—El pelotón del sargentoSwaser, de la sección del tenienteFerdaivert, ha sido colocado por error en un foso antitanquecompletamente aislado. El sargento
y sus hombres se encuentran bajo elfuego enemigo, sin posibilidad de
suministrarles absolutamente nada
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 218/486
suministrarles absolutamente nada.La voz del mayor explotó, al
otro extremo del cable. —¿Quién es el imbécil que les
ha metido en ese agujero? —No lo sé, mi comandante — repuso Olsen con prudencia—. No
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 219/486
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 220/486
megáfono a los labios. —¡Sargento Swaser! —gritó
su voz amplificada por el aparato
. Aquí el teniente Olsen... Vamosa ocuparnos de ustedes
inmediatamente... los sacaremos deahí...
Esperaba una respuesta deUl i h h bí b d
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 221/486
Esperaba una respuesta deUlrich, pero apenas había acabado
su frase que una voz, repetida por media docena de potentesaltavoces, llegó hasta él desde eledificio del otro lado de la plaza.
—¡No pierdas el tiempo,
bandido fascista! Ven a buscar a tushombres, si quieres hacerlo... ¿Por qué no lo haces? Ya, lo sabemos.
Prefieres enviar a algunos de tusesclavos para que caigan como ese
que ha muerto antes... ¡Alemanes!¡Soldados! ¡Ahí tenéis la prueba de
que vuestros oficiales se sirven dei id
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 222/486
que vuestros oficiales se sirven devosotros como si vuestra vida no
valiese nada! Os han enviado a eseasqueroso agujero y os han dejadoen él como a perros sarnosos... Notemáis... Sois trabajadores comonosotros... no dispararemos contra
el foso antitanque, pero noscargaremos a todos los que intentellegar hasta él... queremos
demostrar a vuestros jefes fascistasque deberían arrancarse los
galones, ya que son incapaces dedefender a sus propios hombres...
Bruno se clavó las uñas en lasl d l l t l
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 223/486
Bruno se clavó las uñas en las palmas de las manos al apretar los
puños.Una simple mirada volvió aconvencerle que sería unaverdadera locura intentar nada.
Se volvió hacia el suboficial.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 224/486
Echó una última mirada,estremeciéndose de terror al ver elcuerpo del alemán muerto que
brincaba al recibir el impacto delas balas que llovían sobre el
asfalto de la plaza. —¡No está mal! —suspiró
Dieter cuando el silencio volvió—.P l h d d
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 225/486
Por lo menos se han acordado que
estábamos aquí. —Lo que tú quieras —dijoMartin—, pero ya acabas de oír alos tovaritch...
—¡Esos cerdos! —gruñó
Dieter—. Aprovechan cualquier cosa para soltar su asquerosa propaganda. Si tanto nos quieren, si
somos, como dicen, obreros comoellos, ¿por qué no nos dejan salir de
aquí?Trenke se echó a reír.
—¡Calla, por favor, Dieter! Espara mondarse dejarnos salir
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 226/486
¡ , p , para mondarse... dejarnos salir.
Ponte en su sitio y dimesinceramente si tú lo harías... ¡Y uncuerno! Jamás vi a nadie dar lamenor oportunidad a un enemigo...Pero, lo más curioso de todo es que
ha sido el teniente Olsen quien nosha hablado. ¿Qué habrá sido denuestro jefe de sección?
—No comprendo nada, yotampoco —dijo Valker—. A lo
mejor han herido al tenienteFerdaivert.
Trenke movió la cabeza de unlado para otro
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 227/486
lado para otro.
—No sé... pero no llegafácilmente las balas hasta el puestode mando de la compañía.
—¡Basta! —gruñó Ulrich—.Habláis como cotorras...
esperaremos a ver lo que hacen, yaque no podemos hacer otra cosa.
Transcurrió el día lentamente.
De vez en cuando, losaltavoces soviéticos repetían los
eslogans, dirigiéndose a lossoldados alemanes para que
mataran a sus oficiales.¿Por qué pierden el tiempo
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 228/486
—¿Por qué pierden el tiempo
de ese modo? —se irritó Valker—.¿Nos toman por idiotas... o qué? —No son tan tontos como
parecen —dijo Trenke—. Lo quedesean es minar la moral de las
tropas. Saben muy bien que noatacaremos a los oficiales, perosiembran el descontento y la
incertidumbre. Puedes creerme, sus palabras hacen más daño de lo que
te imaginas. —No te creo. A mí me entran
por un oído y me salen por el otro.Mejor para ti
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 229/486
p y p —Mejor para ti.
La oscuridad se acercaba a pasos cometidos. Los disparosseguían siendo intensos, como si losrusos deseasen demostrar queestaban dispuestos a mantener s
palabra de no dejar acercarse anadie al foso antitanque... ni salir de él.
—Es posible que intenten algodurante la noche —dijo el sargento.
—Que hagan algo... ¡pero quese den, prisa! —gruñó Dieter—.
Tengo el estómago en los talones.¿Se da usted cuenta sargento que
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 230/486
¿Se da usted cuenta, sargento, que
llevamos casi veinticuatro horas si probar bocado? —Nadie muere de eso. —De acuerdo... pero no hay
derecho. Por fortuna, los rusos no
nos han alimentado a base deraciones de morterazos.
—Es por la propaganda —
intervino Martin—. Por elmomento, somos útiles a los ruskis.
Pero espera que los nuestros seacerquen... y verás.
—¡Maldita sea! —se quejó elantiguo albañil— Cuando pienso
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 231/486
antiguo albañil . Cuando pienso
que podíamos estar como los otros,como todo el mundo, en una posición normal, con comida dosveces al día... ¡y todo por culpa deese oficial que no ve tres en u
burro! —Deja de quejarte —le lanzó
Ulrich con voz áspera—. Estamos
todavía aquí... mientras que Ingo...Trenke alzó los hombros.
—Por lo menos, Ingo no tieneya ninguna clase de preocupación.
Después de todo, uno no sabe si esmejor estar vivo o muerto
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 232/486
mejor estar vivo o muerto...
—¡Basta de charla! —silbóentre dientes el suboficial—. Esmejor que estéis preparados, ya quees posible que tengamos que salir de aquí a toda velocidad, sobre
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 233/486
sus cabezas, dos bengalasluminosas abrieron sus tentáculosde luz. Toda la plaza fue iluminada
como si fuese de día. A la luz de las bengalas, los rostros cobraron u
aspecto fantástico, como máscarasmortuorias.
—Mira, amiguito, lo que losrusos hacen con la oscuridad —rió
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 234/486
rusos hacen con la oscuridad rió
nerviosamente Martin.Y en aquel mismo instante, losaltavoces rusos desgarraroviolentamente el silencio:
—¡No conseguirás nada,
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 235/486
—Cierra la boca —gruñóUlrich—. No quiero volver a oír más idioteces... Me tienes harto co
tus quejas y tus miedos demujerzuela... Tenemos que pensar
en una solución... habrá alguna... Nadie dijo una sola palabra.
Con un gesto patético, Dieter apretó su cinturón un agujero más,
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 236/486
apretó su cinturón un agujero más,
mostrando así su filosofía dehombre sencillo que acepta esilencio los caprichos del destino.
* * *
Algunas horas antes, Karl
Ferdaivert había tenido el despertar
más amargo de su vida. La vozáspera del comandante en persona
le había sacado de la dulzura de usueño profundo.
—¡Arriba, teniente Ferdaivert!¿No le da vergüenza estar roncando
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 237/486
mientras que uno de sus pelotonesse encuentra en la peor de lassituaciones? ¡Es intolerable! Y no
sé lo que me detiene y no le arrancoaquí mismo sus galones y le envío
al foso antitanque donde, como uimbécil, ha metido usted al sargentoSwaser y a sus muchachos...
Karl se levantó de un salto, poniéndose firme ante s
encorajinado superior. Una mirada, por encima del hombro del
comandante, le bastó paracomprender que Bruno, que estaba
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 238/486
p q , q
unto a la pared, era el culpable detodo.Pero no dijo nada.También había acudido el
capitán. Bruno se había encargado
de avisar al jefe de la compañía para que el mayor no le encontrase,como al teniente, durmiendo.
—¿Puedo saber por qué lossituó usted en ese agujero, teniente?
—No lo sé, mi comandante.Repartí mi sección durante la noche
y no había nadie para indicarnos las posiciones que debíamos ocupar.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 239/486
p q p
—Y bien... ¡Ahora hay quesacarlos de ahí! Los rusos, como decostumbre, han aprovechado serror y se están divirtiendo de lolindo con sus puñeteros altavoces...
Si esto llega a la división, voy a pasar un mal rato... por su culpa...¡Quiero una solución inmediata,
teniente! —Voy a ocuparme
inmediatamente del asunto, señor. —¡Un instante! Quiero que las
cosas se hagan como Dios manda.ada de un héroe muerto... deseo u
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 240/486
pelotón de vivos. ¿Estásuficientemente claro? —Sí, mi comandante. —El teniente Olsen me ha
presentado ya un plan lógico que
ejecutaremos esta noche. Al amparode la oscuridad, podrá usted llevar a cabo ese plan...
—Bien.¡El teniente Olsen! Karl le
maldijo en su interior. En lugar deavisarle, había comunicado el
asunto directamente al puesto demando del batallón; una
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 241/486
marranada... pero ya ajustaríacuentas en el momento oportuno.Discutieron detalladamente los
menores detalles del plan, buscandola manera más adecuada para
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 242/486
sus adentros—. ¡No olvidaré estonunca, lo juro, lo juro...!»
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 243/486
Capítulo VII
Separándose de la ventanadesde la que se veía aún el foso
antitanque, a pesar de la oscuridadcreciente, el teniente Ferdaivert se
acercó prudentemente a lasventanas de la fachada principal de
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 244/486
la casa que sus hombres ocupaban.Desde allí podía ver elinmueble que se elevaba al otrolado de la plaza. La inmensa masagris de la fábrica de cañones
Barricada Roja se alzaba ante élcon sus nueve pisos.
Sirviéndose de los gemelos de
visión nocturna, examinóatentamente las ventanas, cuya parte
inferior había sido reforzada cosacos terreros; incluso alcanzó a
ver, saliendo de las troneras, loslargos y negros tallos de los
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 245/486
cañones de las armas automáticasinstaladas en cada habitación deledificio que daba a la calle.
Era evidente que la potenciade fuego de aquella casa
sobrepasaba en mucho la de lasunidades alemanas repartidas en losedificios de este lado de la plaza.
No sin una cierta aprensión, eloficial germano se preguntó si no
estaba encaminándose a su últimaaventura en el frente del Este...
«¡Y todo por la culpa de esecanalla de Olsen!»
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 246/486
Apretó los puños con rabia.Hijo y nieto de militares, Karlamaba sinceramente al Ejército, alque hubiese deseado saber alejadode toda influencia política.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 247/486
cuando, al llevarse el auricular aloído, oyó la voz ruda delcomandante Tunser.
—¿Cómo van las cosas,teniente?
—Espero que se haga un pocomás oscuro, mi comandante.
Cuando la noche haya caído por completo, iniciaré el plan.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 248/486
—Muy bien. Acaban decomunicarme que esos idiotas derusos no dejan descansar ni un solomomento sus diabólicos altavoces.
—Nadie les hace caso, señor.
—Evidentemente. Pero, detodas maneras, no me gusta nadaque se aprovechen de algo ocurrido
en mi unidad para su asquerosacampaña de propaganda. Además,
me molestaría mucho que todo estollegase a los oídos de la división...
Me comprende usted, ¿verdad? —Perfectamente, mi
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 249/486
comandante. —Le deseo, sinceramente,mucha suerte, teniente Ferdaivert.
—Danke! ¿Alguna cosa más,señor?
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 250/486
de un flash, iluminó a giorno la
plaza entera haciendo que el foso sedestacase como una mancha negra
en medio del asfalto. —Himmelgott! —exclamó el
oficial echándose rápidamenteatrás.
El cuerpo le temblaba de los pies a la cabeza; tardó un par dei t t ó
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 251/486
minutos en notar que su corazóenloquecido se iba calmando.
—¡Sargento! —¿Señor? —Ordene que se abra fuego
con todas las piezas: morteros,
fusiles ametralladores,ametralladoras, lanzagranadas...
que apunten especialmente a lasventanas de los dos primeros
pisos... y que se dispare sin pausa...El sargento le miró con una
cierta fijeza. —¿Puedo decirle algo, miteniente?
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 252/486
teniente? —Hable. —Voy a hacerlo con toda
franqueza, señor. Creo que va usteda cometer un error irreparable. Es
imposible que llegue usted hasta el
foso. Con la luz de las bengalas, losrusos, le cazarán como a un conejo.
Si lo que desea es demostrarnosque lo que dicen no son más que
mentiras, no hace falta que sesuicide... Ninguna clase de
propaganda rusa puedeconvencernos...Muchas gracias sargento
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 253/486
—Muchas gracias, sargento,muchas gracias —dijo Karl poniendo una mano amistosa en elhombro del suboficial—. Ningunacosa podía hacerme más dichoso
que las palabras que acaba usted de
pronunciar. Es todo lo que unoficial puede aspirar a oír e
momentos como éste. Pero, haga elfavor de seguir mis órdenes al pie
de la letra... que abran un fuegoininterrumpido, tal y como se lo he
dicho. —A sus órdenes, mi teniente.Karl se pasó la lengua por los
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 254/486
Karl se pasó la lengua por loslabios.
Intentaba adivinar lo queocurriría en los minutos queseguirían. Y pensaba en esa
invisible red que dibujaban los
proyectiles al cruzar el espacio: unatela de araña donde es tan sencillo
caer...Cuando un fuego denso partió
de las líneas alemanas, Karl no lo pensó dos veces, pasó la pierna por
la ventana, luego la otra y se dejócaer, dos metros más abajo.Incorporándose echó a correr
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 255/486
Incorporándose, echó a correr desesperadamente hacia el centrode la plaza cuyas dimensiones parecían haberse centuplicado a susojos.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 256/486
Las balas silbaba
peligrosamente a su alrededor ymuchas de ellas saltaba
despedidas, al chocar contra elasfalto, dejando en el aire u
zumbido largo, como un lamento...Un dolor vivo trepó por s
pierna, estallando en el vientre couna violencia extraordinaria; s
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 257/486
respiración se hizo, de repente,trabajosa y penosa.La sola idea de quedarse allí,
convertido en el fácil objetivo deun adversario sin piedad que iría
disparando sobre él, metiéndole,
una a una, las balas en el cuerpo,hizo que reaccionase vivamente.
Dominando el dolor yreuniendo sus fuerzas, empezó a
arrastrarse. No se percató delcamino que seguía ni de la
dirección que inconscientementehabía tomado. Pegado al suelo,respirando como un perro
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 258/486
respirando como un perro, prosiguió el penoso avance, con losojos medio cerrados, sintiendo el
dolor que seguía subiendo, por oleadas constantes, a lo largo de s
miembro herido.
En el interior de su pecho, elcorazón golpeaba con saña las
paredes, como un pájaro alocadoque intentase huir.
Vaciló bruscamente, al tiempoque perdía la visión. Todo se hizo
negro alrededor suyo; pero, antesde hundirse en un pozo sin fondo,tuvo la vaga sensación que unas
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 259/486
tuvo la vaga sensación que unasmanos poderosas le levantaban delsuelo.
* * *
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 260/486
constante, ya que se estaba
disponiendo los preparativos parael ataque que iba a tener lugar e
las primeras horas del día siguiente.Mientras, recogido por los
hombres de su propia sección, elteniente Ferdaivert era conducido al
puesto de socorro de la división.En el puesto de mando de lacompañía, el teniente Olse
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 261/486
compañía, el teniente Olseacababa de recibir la noticia de laherida de su compañero y de s
traslado al Lazarett divisionario.Molestaba sinceramente a Bruno
que Karl hubiese sido capaz de
demostrar a sus hombres que estabadispuesto a jugarse la vida, por
sacar a Swaser y su pelotón delfoso antitanque donde seguía
inmovilizados.Cuando el motociclista se
presentó ante él, Olsen cogió elmensaje destinado a la Compañía,firmó en el cuaderno del enlace
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 262/486
para atestiguar la recepción y sedirigió hacia la mesa en la que el
capitán estaba trabajando.Verlaz leyó el mensaje en voz
alta.
—«Se le comunica que la hora se ha fijado a las cinco y media,
siendo el objetivo las instalacionesenemigas situadas en la fábrica de
cañones Barricada Roja, únicoobstáculo que impide a nuestras
tropas enlazar con los italianos yrumanos que pelean en la zona de larefinería de petróleo...»
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 263/486
p —¡Ha llegado la hora! —
exclamó Olsen con viveza—. Y
esta vez vamos a demostrarlesquién manda aquí... Atacados, al
mismo tiempo, por el norte y el sur,
esos malditos bolcheviques van aser barridos en todo el terreno que
hay a este lado del Volga. ¡Losdeseos del Führer van a cumplirse!
Stalingrado será la mayor victoriaconseguida por las armas alemanas.
—Así lo espero —dijo elcapitán—. Pero examinemosdetalladamente nuestro caso
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 264/486
concreto. No tenemos más que dossecciones... y un solo oficial para
mandarlas: usted. Tendremos que buscar a alguien que tome el mando
de la sección del teniente
Ferdaivert. —¿No hay ningún sargento
capaz de hacerse cargo de esasección, mi capitán? Por lo menos
durante la ofensiva. —Hay muchos, teniente, pero
yo sólo tengo confianza en uno deellos. —¿El sargento Swaser?
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 265/486
¿ g —El mismo. Con Swaser no
hemos tenido jamás ninguna clase
de problema. Es posible quecarezca de ciertos conocimientos
militares, no hay que olvidar que es
sólo un suboficial... pero es un jefenato. Lo malo es que no está co
nosotros...Se mordió los labios.
—Creo —dijo repentinamenteOlsen— que tengo la solución al
problema, señor.Verlaz le dirigió una miradainterrogativa.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 266/486
—¿Y bien...? —Verá usted, capitán. Cuando
nuestra aviación y nuestra artilleríaentren en acción, la atención de los
rusos será menor. En ese momento,
el sargento Swaser y sus hombrestendrán más facilidades para
abandonar ese maldito agujero.Entonces podremos comunicar al
suboficial que ha de hacerse cargo, provisionalmente, de la sección de
Ferdaivert... ¿qué le parece? —No está mal... pero olvida,Olsen, que Swaser y su gente debe
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 267/486
estar exhaustos. Llevan un buemontón de horas sin beber ni comer.
Hacer recaer una responsabilidadtan grande sobre los hombros de u
hombre en ese estado... ¿Le cree
usted capaz de llevar a cabo esetour de force?
—Estoy convencido de que lohará.
—Quiera el cielo que no seequivoque usted, Olsen.
El capitán encargó a Bruno prepararlo todo. Olsen recorrió las posiciones de primera línea. Era
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 268/486
aquello justamente lo que más legustaba.
Y cada vez que se deteníaunto a un pelotón, les lanzaba u
discurso apasionado en el que el
nombre de Hitler se mezclaba al devictoria absoluta del Tercer Reich.
Comprobó que las armasestaban en buen estado y los dos
aprovisionamientos de municióeran completos. Luego fue a
situarse en el lugar, cerca de laventana, desde donde podíacontemplar la plaza y el foso donde
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 269/486
se encontraba el pelotón delsargento Swaser.
Los rusos seguían lanzando bengalas que iluminaba
completamente la plaza. Olse
hubiese deseado quedarse allí hastael mismo momento del ataque, de
manera que pudiera informar aSwaser de la decisión que le
concernía, pero el mando de s propia sección le requería y regresó
a su puesto. —Todo preparado, mi capitánanunció a Verlaz.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 270/486
Inclinándose sobre el planoque había sobre la mesa, estudiaro
detalladamente la operación quehabía sido concebida para llevar a
cabo un plan de gran envergadura.
—Dos divisiones enterasatacarán por este lado —explicó el
capitán—. Como usted sabe, elobjetivo principal es la fábrica de
cañones.Hizo una pausa y su índice
señaló un punto más allá de lafábrica Barricada Roja. —Una vez ocupada la fábrica,
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 271/486
proseguiremos el avance hasta este punto.
—¿Qué hay ahí? —Los talleres metalúrgicos
Octubre Rojo. Al llegar a ellos,
habremos rodeado a una gran partede las fuerzas soviéticas que
guarnecen el sector sur del frente.Entonces, con el apoyo de rumanos
e italianos, empujaremos a losruskis hacia el Volga.
Más hacia el Oeste, losaviones germanos se preparaban.Los Junkers bimotores recibían s
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 272/486
carga de bombas, y los Stukas, quehabían jugado un papel importante
en la batalla de Stalingrado,calentaban sus motores.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 273/486
las calles cortadas por montañas de
escombros.Por eso se había dado una
importancia primordial a laaviación, incluso más que a la
artillería, ya que los aviones seríalos únicos en poder destruir las
defensas rusas, permitiendo a losinfantes y zapadores de laWehrmacht abrirse paso entre las
i d l j l d i
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 274/486
ruinas para desalojar al adversario.Pero los rusos tenían tambié
su plan.Llegando desde los cuatro
rincones de la Unión Soviética,
millares de hombres, cañones detodos los calibres, tanques y armas
de todas clases se concentraban a lolargo del Don, esperando el
momento de atravesar el gran río para cortar la retaguardia de las
fuerzas de Von Paulus, copando atodo el Sexto ejército y asestandoun golpe mortal a los sueños deHi l
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 275/486
Hitler.Pero, por el momento, aquello
no era más que un plan...
Capítulo VIII
Con verdadero espanto,asomado al parapeto construido por
el desdichado Ingo, Swaser habíaasistido, sin poder hacer
absolutamente nada, a la hazañainútil del teniente Ferdaivert.Cuando vio que el oficial
í d h id
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 276/486
conseguía, a pesar de su herida,llegar hasta las posiciones
germanas, lanzó un suspiro dealivio, descendiendo luego junto a
sus hombres a los que relató, co
voz emocionada, lo que había visto. —Se ha portado como u
valiente —resumió. —Es verdad —dijo Dieter—.
unca lo olvidaremos... pero no podemos permanecer indiferentes
aquí. Sin agua y sin comida,estamos listos.Swaser, como siempre, intentó
d á i h b
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 277/486
dar ánimos a sus hombres. —Haremos algo, chicos. Pero
dejemos que pase esta malditanoche. Creo que los rusos acabará
por cansarse de tanta pantomima.
De todos modos, en cuanto llegue elalba, saldremos de aquí, pase lo
que pase. Intentaremos escapar antes de que nos falten las fuerzas
para hacerlo. —¿Y crees que durante el día
será más fácil? —preguntó Dieter. —No me refiero al día... día...hay un momento, en el alba, cuandoll l b d l í l
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 278/486
llega la bruma del río, en que lascondiciones de escapar me parece
óptimas. Ni siquiera con suscochinas bengalas podrán vernos.
—Me parece una excelente
idea. —Ahora, lo mejor es
descansar un poco —dijo elsargento—. Debemos acumular
todas las energías posibles... No supo nunca si los otros
consiguieron conciliar el sueño. Él,Ulrich, permaneció con los ojosabiertos, la mirada clavada en las
d t t ll
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 279/486
parpadeantes estrellas.La calma que reinó durante la
noche convenció al suboficial quealgo se estaba preparando.
Había conocido demasiadas
situaciones semejantes para nocomprender que aquella quietud
mineral ocultaba una seria tormenta.Lo importante hubiese sido poder
saber de qué lado iba a estallar.«Si son los rusos los que
contraatacan —pensó con uestremecimiento—, estaremosfritos, ya que seremos los primerosen caer en sus manos »
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 280/486
en caer en sus manos...»Dejándose llevar por los
pesimistas pensamientos quedesfilaban por su mente, Swaser se
preguntó cómo serían los campos
de prisioneros de los rusos. Lugareshorribles, sin duda alguna, donde el
mayor deseo de los desdichadosencerrados en ellos sería la espera
de una muerte liberadora...Se puso en pie un poco antes
del alba.Entonces, bruscamente, urugido feroz vino del cielo y a laluz difusa del día que nacía por
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 281/486
luz difusa del día que nacía, por encima de la niebla que se
arrastraba ya a ras del suelo,Swaser vio las escuadrillas de
Junkers que se dirigía
directamente hacia la fábrica decañones.
No tuvo que despertar a sushombres.
El zumbido potente de losmotores de los aparatos, seguidos
de cerca por el rugido salvaje delas primeras explosiones, pusieroen pie al pelotón que, al percatarsede lo que ocurría gritaron como
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 282/486
de lo que ocurría, gritaron comolocos su alegría.
Quince minutos más tarde, lastropas alemanas llegaban al foso.
Hubo escenas emocionantes y
Swaser y sus hombres se vieroabrazados por hombres a los que
apenas conocían.
* * * —No nos hace falta descansar,
mi capitán —sonrió Swaser con la boca llena—. Era el estómago lo
que gritaba
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 283/486
que gritaba... —Coman. El teniente Olsen se
ha adelantado ya con su sección. Nocreo que unos minutos más tenga
tanta importancia Ya comprenderá
usted, sargento, que era usted el
único al que podía confiar lasección.
—Gracias, mi capitán.Quince minutos después,
Ulrich Swaser, convertido en jefede sección, se lanzaba al asalto de
las posiciones enemigas, seguido por sus hombres.La fábrica Barricada Roja no
era más que un volcán rugiente
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 284/486
era más que un volcán rugiente.Tras el bombardeo de la
aviación, la artillería germanahabía descargado miles de
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 285/486
soviéticos esperaban, despertando
una rabia incontenible, como sicada palabra lanzada por los
altavoces hubiese sido un insulto alos germanos.
Cuando penetraron en eledificio, se percataron del estadoen el que las bombas y los proyectiles de obuses habíadejado las habitaciones ocupadashasta entonces por los combatientes
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 286/486
hasta entonces por los combatientesrusos.
Cadáveres destrozados yacía por doquier, junto a las armas que
la violencia de las explosiones
había retorcido. Un humo densoflotaba en el interior del edificio,
cuyas paredes maestras habíaresistido la brutal acción del
castigo infringido por proyectiles y bombas.La sección del teniente Olse
avanzaba, a su vez, por el alaizquierda del colosal edificio.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 287/486
* * *
Dieter disparó su subfusil
hacia la parte alta de la escalera
Un grito horrible descendió;
instantes antes que un cuerpohumano se precipitase por el hueco
de la escalera, yendo a estrellarsesiete pisos más abajo.
—¡El muy cerdo! —gruñóDieter—. Le he visto asomar elmorro... quería cosernos a tiros...
—¡Arriba! —ordenó Swaser.Desembocaron en una gra
sala en la que se veían aú
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 288/486
sala en la que se veían aúnumerosos despachos, muchos de
ellos destrozados a hachazos siduda para servirse de la madera
como combustible. Se trataba de
una gran planta destinada a oficinas.Mientras Ulrich avanzaba
prudentemente con sus hombres, usoldado, que no pertenecía a s
antiguo pelotón, corrió hacia una delas mesas sobre la cual sedistinguía una magnífica plumaestilográfica.
Con el rabillo del ojo, Dieter vio correr al soldado hacia la
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 289/486
vio correr al soldado hacia la preciada presa.
—Nein! —le gritó con todassus fuerzas.
Fue demasiado tarde.
Un globo de fuego envolvió alinfante, cuyo cuerpo destrozado
cayó al suelo. Con los ojos brillantes de rabia, Ulrich se volvió
hacia los que le seguían. —¡No tocar nada! —les
advirtió—. Esos puercos haconvertido cada objeto en un cepomortal...
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 290/486
[8]
* * *
Tendido en el lecho del puesto
de socorro, el teniente Ferdaiver contemplaba la llegada de
innumerables heridos que loscamilleros traían desde el teatro de
operaciones.El oficial, que había recibido
la cura de primera urgencia, sabíay más ahora ante la llegada deheridos del combate que acababade empezar— que pasarían muchas
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 291/486
de e pe a que pasa a uc ashoras antes de que los médicos
pudiesen ocuparse de él.Como cada vez que una batalla
comenzaba, los médicos de los
centros hospitalarios de vanguardiase veían inundados por un torrente
de heridos que ponían a prueba las posibilidades técnicas de los
centros sanitarios.Entre otros, el doctor Reiner Suverlund, mientras se inclinabasobre un nuevo herido, pensaba cotristeza en la profunda diferencia
existente entre lo que él conoció
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 292/486
qcomo cirugía y lo que había tenido
que hacer más tarde.Reiner Suverlund no tenía más
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 293/486
lo hacía en aquel maravilloso
quirófano de la capital del Reich.Pero, muy pronto, más de lo que él
mismo esperaba, se dio cuenta deque un Lazarett situado cerca del
frente no era el Hospital de Berlín.Luchó, no obstante, al principio, con todas sus fuerzas, siconcederse descanso alguno,haciendo las cosas lo mejor
posible.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 294/486
pPor ejemplo, jamás pensó que
pudiesen manejarse las piezas delinstrumental sin antes pasar por el
autoclave. Hacerlo de otro modo le
hubiese parecido una tremendaherejía.
Sin embargo, ahora,defendiendo uno de los tres
quirófanos del Lazarett, se limitabaa sacar el instrumental de la jofainallena de alcohol de 90º.
—El tiempo —musitó tras lamascarilla que llevaba puesta—,
falta tiempo para todo... hay que
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 295/486
p p y qoperar a toda prisa, sin perder u
solo segundo... ya que el siguienteherido puede morir si no le
atendemos en seguida...
Era una lucha contra reloj. Lasambulancias seguían trayendo más y
más heridos que un simpleenfermero clasificaba, a ojo de
buen cubero, de forma que los másgraves pasasen antes que los leves. —Clasificación —pensó
Reiner en voz baja sin dejar deoperar— tan insuficiente como
peligrosa, ya que muchas veces el
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 296/486
p g y qenfermero no puede adivinar el
peligro que se oculta tras un rostroaparentemente normal. Una
hemorragia interna puede estallar...
y entonces el pobre soldado muereantes de poder ponerle encima de la
mesa de operaciones.En las horas de reposo, que
solían ser muchas cuando no habíaofensivas ni ataques, Reiner solíahablar con uno de los otros dosmédicos, el más viejo, que sellamaba Sleiter.
Adolf Sleiter había trabajado
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 297/486
durante seis años como ginecólogo
en Breslau. Frisaba la cuarentena, pero parecía mucho más viejo. Era
un hombre amable, un excelente
cirujano, pero habiendo practicadotambién la Obstetricia, se
lamentaba constantemente de lo queél llamaba «la locura furiosa de los
hombres». —Cuando pienso, Reiner — decía— que luchamos durantemeses para hacer que un niño vengaal mundo en las mejores
condiciones posibles; cuando
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 298/486
pienso también que pasamos horas
para resolver un parto distócico... yque aquí basta un segundo para
quitar la vida a un centenar de
hombres o mutilarlos parasiempre...
—Es formidable —respondíaReiner—. Igual me ocurre a mí,
Adolf. Cuando veo el lujo enorme yla perfección absoluta de lasmáquinas destinadas a matar... y lascomparo con los pobres medios quetenemos para curar, no sé lo que
pensar...Q l h id d á
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 299/486
—Que la humanidad está
completamente loca, muchacho. Yque no tiene arreglo.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 300/486
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 301/486
furiosamente lanzados los unos
contra los otros, los soldados,convertidos en máquinas de matar,
se habían transformado en bestias... * * *
Hacia las tres de la tarde, los
alemanes habían conseguido ocupar una tercera parte de la colosal
fábrica de cañones Barricada Roja.Tras limpiar de enemigos las
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 302/486
Tras limpiar de enemigos las
plantas superiores, el sargentoSwaser, a la cabeza de la secciónque mandaba, se había apoderado
de una de las grandes salas de
máquinas, en el piso bajo y en elala derecha.
Aquella nave inmensa, con susmonstruosas máquinas, estaba
sembrada de cadáveres.Poco después de haberseiniciado el ataque germano, laartillería rusa había empezado averter cientos de miles de
proyectiles sobre la plaza que set dí d l t d l fáb i
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 303/486
extendía delante de la fábrica.
Muy pronto se dio cuenta elmando alemán de la imposibilidad
material de atravesar aquel espacio
que los proyectiles de obuses detodos los calibres había
convertido en un mortífero campode muerte.
Y cuando las peticionesangustiosas de munición empezaroa llegar, enviadas por radio, losgermanos se percataron de que las posiciones conquistadas en la
fábrica iban a ser, muy pronto,completamente indefendibles
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 304/486
completamente indefendibles.
Segando el camino quehubiese debido seguir el
aprovisionamiento a las tropas
ubicadas en la fábrica, los rusoshabían cortado simplemente el
cordón umbilical que habría debidonutrir a los soldados de las tropas
atacantes.Desde su puesto de mando, elcomandante Tunser envió mensajesal regimiento y a la división,solicitando ayuda. Los aviones
nazis buscaron afanosamente, alotro lado del Volga las baterías
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 305/486
otro lado del Volga, las baterías
rusas que en número incalculablevertían una lluvia de proyectiles de
obús sobre la ciudad.
Pero, al otro lado del río, losaviones soviéticos se mostraba
tremendamente eficaces y una poderosa artillería antiaérea (DCA)
derribaba implacablemente a losaparatos de la Luftwaffe que osabaacercarse demasiado.
Para Tunser, el fracaso delataque era la evidencia misma; aú
más amargado, envejecido,cansado hastiado se preguntó co
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 306/486
cansado, hastiado, se preguntó co
inmensa amargura si aquello no erael principio del fin.
Capítulo IX
Tras haber reconocido elfondo de la sala de máquinas, de
donde acababan de desalojar a losúltimos enemigos, Swaser y sushombres se dedicaron a reforzar sus posiciones en el interior de lafábrica, esperando la llegada de
municiones que les permitieraproseguir el avance
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 307/486
proseguir el avance.
De todas las unidades lanzadascontra la fábrica, la de Ulrich era,
sin duda, la que había conseguido
penetrar más profundamente eaquel complicado laberinto de
máquinas, tubos, conductores yescaleras metálicas.
—¡Fonlass!Dieter se adelantó,acercándose a la enorme máquinadetrás de la que se protegía elsargento.
—¿Sí?—Fíjate en esa puerta Dieter
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 308/486
—Fíjate en esa puerta, Dieter
dijo Ulrich—. Como ves, detráshay una especie de patio. Creo que
los ruskis se han hecho fuertes al
otro lado. —Te creo... pero, ¿qué puede
importarnos? Nos quedan tan pocasmuniciones que ni siquiera
podemos atrevernos a asomarnos aesa puerta... ¿Qué vamos a hacer,Swaser?
—No lo sé. He enviado aMartin para que vea si ha
conseguido atravesar esa malditaplaza
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 309/486
plaza.
—Ni lo sueñes... ¿Es que nooyes como los proyectiles de
obuses siguen cayendo por cientos?
Da asco, Ulrich. Nuestros jefazoshubieran debido pensar en que los
ruskis no se iban a chupar el dedo.Tenían que haber contado con la
acción de la artillería soviética. —Es verdad. —¡Tenemos la negra, Ulrich!
Desde el principio, todo esto meolió mal...
—Mira, aquí llega Trenke.Martin se acercó a ellos La
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 310/486
Martin se acercó a ellos. La
expresión contrariada de su rostrohacía inútil cualquier explicación,
pero habló, en voz baja, furioso.
—¡No hay nada que hacer! Por primera vez en mi vida, tengo que
dar la razón a los hombres deintendencia. La verdad es que no
hay persona humana capaz deatravesar ese infierno...Se veía en sus ojos la luz de
espanto que había quedado trashaberse asomado a una de las
puertas de la fábrica que daba a laplaza
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 311/486
plaza.
—Y este maldito frío —dijoValker—. Si al menos tuviésemos
un poco de alcohol para entrar e
calor.Un viento helado atravesaba la
fábrica, entrando y saliendo por losmil orificios de sus fachadas. La
nieve empezó a caer hacia las primeras horas de la tarde.Swaser aconsejó a sus
hombres de escatimar la munición,no disparando más que cuando
fuese verdaderamente necesario.—Esta noche —dijo—, los
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 312/486
Esta noche dijo , los
nuestros atravesarán, sea como sea,esa maldita plaza. El Mando sabe
que si no nos trae lo que
necesitamos, mañana los rusos pueden contraatacar y nos
liquidarán sin ninguna dificultad.¡Martin!
—¿Sí? —Ve a echar una ojeada alotro lado de la fábrica. Hemosestado durante demasiado tiemposin contacto con la sección del
teniente Olsen, y ya es hora desaber cómo le van las cosas.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 313/486
saber cómo le van las cosas.
—¡Ahora mismo vuelvo!
* * *
Lejos de aquel edificio, como
de todos los de Stalingrado, eldestino del Sexto Ejército de VonPaulus se estaba decidiendo.
A lo largo de la orilla nortedel Don, decenas de regimientos
soviéticos esperaban la hora delataque. Miles de tanques esperaba
también que los pontoneroshubiesen lanzado sus puentes sobre
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 314/486
p
el río para, atravesándolo, abrirseen un furioso abanico, perforando
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 315/486
tanques del tipo Mark-3, de los que
habían servido, años antes, en las batallas de Polonia y Francia.
Durante la mañana en que ladivisión a la que pertenecía Swaser
se lanzaba contra la fábricaBarricada Roja, la orden de ataquellegó para los cientos de miles derusos agolpados en la orillaseptentrional del Don.
Rompiendo con suma facilidadlas defensas rumanas e italianas, los
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 316/486
,
blindados soviéticos empezaron acortar el único camino de salvació
que Von Paulus hubiese podido
aprovechar si el Führer no lehubiera prohibido retirarse de
Stalingrado.Pocas horas bastaron para que
los más importantes aeródromos emanos germanas fueraconquistados por los rusos.
Los terrenos de aviación deKotelnikov, Tatsinsya y Simoniki
fueron ocupados por los rusos. Sólole quedó a Von Paulus el terreno de
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 317/486
q
Pitomnik, lugar en que se iban adesarrollar escenas de terror y
crueldad indecibles cuando el
campo se llenase de millares deheridos que esperaban cada avió
como su única esperanza. * * *
—¡Sargento!
Ulrich frunció el ceño al ver la palidez que cubría el rostro de
Trenke. Martin venía de la otra alade la planta y se quedó, agachado
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 318/486
detrás de la máquina que les servíade parapeto, mirando al suboficial,sin saber qué decir.
Swaser tuvo que cogerle por
el brazo y sacudirle con energía. —¿Qué ocurre, Martin?
¡Habla de una vez, Sakrement ! —Olsen...
—Sí, el teniente. —Ha muerto. —¿Eh?Trenke pareció recuperar su
ánimo; lanzó un profundo suspiro y
luego, con una voz aún temblorosa: —Le segó una ráfaga enemiga,
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 319/486
g g g
usto cuando subía las escaleras para ver a uno de sus pelotones que
estaba en el piso superior...
—Teufel! —gruñó Swaser—.¡También es mala pata! No hay más
que malas noticias en esta malditafábrica... —Todas no son malas, Ulrich
siguió diciendo Martin—. Desdeque se ha hecho oscuro, haempezado a llegar gentes del otrolado de la plaza. Junto al cadáver
del teniente Olsen estaba elcomandante Tunser. Justamente, al
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 320/486
verme, me ha dicho que te dijeraque desea hablar contigo
urgentemente...
—¿Dónde está? —En la otra sala de máquinas.
Ten cuidado al pasar junto a la puerta... hay una pequeña zona batida por un fusil ametrallador ruso.
—Tendré cuidado. No osmováis de aquí.
Swaser atravesó velozmente la
zona batida, no sin oír cómo las balas golpeaban rabiosamente la
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 321/486
superficie acerada de las máquinas.Encontró al comandante
tremendamente envejecido, con una
expresión de tristeza infinita, lamirada apagada y un rictus
desagradable en la boca. —¡A sus órdenes, micomandante!
—Hola, Swaser. Contento deverle de nuevo... Sé que ha hechoun trabajo excelente...
Ulrich miró el cuerpo de
teniente sobre el que se habíaextendió una manta.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 322/486
—No hemos tenido muy buenasuerte, señor.
—No lo sabe usted bien.
Swaser levantó los ojos haciael mayor.
—¿Y las municiones, señor?¿Y el rancho? Los hombres no
tienen nada, ni para combatir ni para comer. Afortunadamente ahoraque se ha hecho de noche podrátraernos lo necesario, ¿no?
—Ojalá fuese así, sargento.
—¿Cómo? —inquirió Ulricfrunciendo el ceño—. ¿Es que no se
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 323/486
puede atravesar la plaza? —Sí, puesto que yo la he
atravesado... y todos, absolutamente
todos, vamos a pasarla de nuevo... —No entiendo...
—Nos retiramos, Swaser.Todos. Nuestro batallón debedirigirse hacia Pitomnik, el únicoaeródromo que nos queda, y nuestramisión será defenderlo, ya que loque pueda recibir el Sexto Ejércitodeberá llegar por allí...
—Pero... ¿y los otrosaeródromos?
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 324/486
—En manos de los rojos. Hadesencadenado una terrible
ofensiva, esta misma mañana... y si
las cosas no se arreglan, van acercarnos, sargento.
—Himmelgott! —Tome el mando de las dossecciones y diríjase hacia Pitomnilo más rápidamente posible. Y rece,si aún se acuerda de rezar, sargento.Porque sólo la ayuda de Dios puedesacarnos de este infierno...
* * *
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 325/486
Erich Zimmer encendió unuevo cigarrillo y esperó que Kas,
que se estaba quitando la pelliza y
los guantes, se sentase ante él, alotro lado de la mesa.
—Hace un frío que pela — dijo Vertasen—. Este invierno va aser todavía más frío que el pasado.
El cabo furriel no dijo nada.Estaba pensando en algo que,
casualmente, estaba en relación colo que acababa de decir el gigante.
Un largo silencio se establecióentre ellos; luego, Zimmer dijo,
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 326/486
como hablando consigo mismo. —Tienes razón, Kas. Este
invierno será malo, pero lo será
porque lo pasaremos peleando. —¿En qué estás pensando
exactamente? —preguntó el gorilafrunciendo el ceño. —Pienso en lo que va a pasar.
Hay que ser idiotas para no darsecuenta de que estamos perdidos.
Por fortuna, estoy muy bieinformado, como de costumbre.
Todos los enlaces, como sabes,vienen a pedirme favores... y les
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 327/486
hago hablar. Nadie como ellos paraescuchar las conversaciones en los
puestos de mando. ¿Sabes que
estamos rodeados? —Lo suponía, aunque nadie
osa hablar de ello.Zimmer dejó escapar una breve risita nerviosa.
—Eres más listo de lo queimaginaba. Pero ahora que podemos
estar seguros de caer, tarde otemprano, en manos de los rojos,
hay que buscar una solución que nossaque de esta situación.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 328/486
—No te entiendo. —Me entiendo yo, y eso basta.
Hay que empezar por buscar u
sitio donde podamos esconder todolo que vale la pena de lo que
tenemos en la intendencia. Por suerte, me han confiado el depósitode todo lo de esta zona... una suertemaravillosa...
Hizo una pausa; luego:
—Ahora quiero encargarte deuna misión urgente, Kas. ¿Conoces
la casita que se encuentra a mitadde camino entre la fábrica
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 329/486
Spartakowka y el campo dePitomnik?
—Sí.
—Un grupo de oficiales van areunirse allí para pasar un bue
rato. Seguro que quiereaprovecharse de la vida antes deque suceda lo peor... También, sereunirán allí algunas lindasenfermeras del Lazarett general.Hay que llevarles café, licores ycigarrillos. Quiero que te encargues
de eso... y que regreses en seguida para esconder lo demás.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 330/486
—Pero, ¿por qué quieresesconder esas cosas?
—Porque sé lo que hago. Los
rusos son como nosotros, Kas.Tienen las mismas debilidades e
iguales necesidades. Cuandocaigamos en sus manos, podremoscharlar con sus jefes... que semostrarían sin dudacondescendientes con unos tiposcapaces de proporcionarles cosasque ni siquiera han probado jamás.
—Es una idea excelente. —La cabeza me sirve de algo
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 331/486
más que para peinarme, Kas. Por fortuna, no tenemos encima de
nosotros ningún jefe... y soy yo, u
simple cabo furriel, el dueño delcotarro.
—¿Estás completamenteseguro de que vamos a ser derrotados?
—Hasta un ciego lo vería,Kas. No nos queda más que u
campo de aviación, Pitomnik. Por tierra ni una hormiga podría
atravesar el terreno ocupado por los rojos. Soñábamos con volver a
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 332/486
casa y montar un buen negocio... pero si las cosas se presentan de
este modo, hay que arreglárselas
para sacar de ellas el mejor partido posible.
—Erich... —¿Sí? —Voy a decirte algo. Tiemblo
de que llegue el momento en quedebamos levantar las manos ante
los rusos. —No va a ser nada agradable,
pero no te hagas mala sangre...cuando se tiene algo que dar, y
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 333/486
nosotros tenemos mucho, mucho queofrecer, hay posibilidades de salir
bien de cualquier situación.
—Ojalá no te equivoques...Kas, con tres motocicletas,
llevó lo que Zimmer le habíaencargado a la pequeña casitadonde se habían reunido oficiales yenfermeras.
Hombres y mujeres recibiero
a los de Intendencia con gritos deúbilo. Pero Kas vio en sus rostros
esa expresión de locura que seapodera de la gente cuando se está
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 334/486
seguro de un final próximo.Al alejarse, con los
motociclistas, para seguir
trabajando con el furriel, yesconder las cosas que Zimmer
pensaba utilizar para ganarse laamistad de los rusos, sin que le preocupase lo más mínimo laescasez de víveres de las tropasque seguían peleando en la ciudad,
oyó las risas, tras él, y los gritos delas mujeres.
Era como el vano intento dereír antes de que la muerte borrase,
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 335/486
con una mueca definitiva, la sonrisade todos los labios.
Capítulo X
De todas las enfermeras, sóloAdelheid, la que trabajaba con eloven doctor Suverlund, se había
quedado en el Lazarett.Sus amigas, Frida, Rita,
Angelika y las otras habíainsistido para que las acompañase,
pero ella se excusó aduciendo queestaba muy cansada.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 336/486
En realidad, los sótanos en losque había sido instalado el Puesto
de Socorro divisionario estaba
rebosantes de heridos, muchos deellos en los pasillos, sobre camillas
los pocos privilegiados, ya que lamayoría yacían encima de montonesde paja húmeda, medio podrida ydespidiendo un infecto olor a orina,excrementos y al pus que brotaba de
las heridas infectadas.Hasta bien entrada la noche,
Suverlund operó los últimos casos pendientes. Después, Adelheid le
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 337/486
ayudó a quitarse la bata empapadaen sangre y el delantal de cuero que
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 338/486
—En Leningrado. Hace dos
meses, recibí su última carta.Después, nada...
El médico sacó un paquete decigarrillos, ofreciendo uno a laoven, a la que seguidamente dio
fuego. Permanecieron unos instantesen silencio, el médico mirando a la
muchacha de reojo. —¿En qué piensa usted? —le
preguntó de repente. —A lo que nos espera,
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 339/486
doctor... si, como todo el mundodice, tenemos que rendirnos...
Reiner Suverlund cerró los
puños. —No debe pensar en eso,
Adel... un proyectil de obús o una bomba puede llegar y librarnos... oliberarnos. Todo antes que caer enmanos del enemigo... pero —añadióforzándose a sonreír—, voy a
decirle algo... tengo la esperanza,casi la seguridad, de que vendrá
en nuestra ayuda. El Reich no puededejar a todo un ejército
b d d
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 340/486
abandonado. —No vendrán —dijo ella co
firmeza.
—¿Cómo puede decir eso?Alemania no puede permitir una
derrota como ésa... sería confesar abiertamente que estamos al principio del fin...
—¿Y no es eso cierto, doctor? preguntó ella mirándole
fijamente.Reiner lanzó un suspiro.
—Tiene usted razón, Adel. Esterrible pensar en la inutilidad de
ifi i d d l
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 341/486
tantos sacrificios, de tanto dolor... ysufrimiento. Piense en esos hombres
que se amontonan en éstos sótanos.
Han obedecido y han luchado comovalientes. Lo menos que merecería
ahora, como premio a su bravura,sería permitirles regresar junto alos suyos, ya que muchos de elloshan sido mutilados y no podrávolver a empuñar las armas...
Tiró el cigarrillo al suelo,aplastándolo con rabia.
—Y en vez de eso, ¿qué lesespera? La cautividad. La marcha
h i l ú i f d
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 342/486
hacia algún infecto campo de prisioneros donde la muerte trabaja
a destajo. ¿Ha visto alguna vez
algún campo? —No.
—Yo tuve la ocasión devisitar uno. Un médico mío, de laSS, me invitó... pero nunca debíescucharle. Lo que vi allí fuehorrible, espantoso. Hombres y
mujeres a los que se les trataba peor que a bestias... criaturas
humanas convertidas en cobayas,sirviendo para indescriptibles
i i i d di d
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 343/486
experiencias, muriendo en medio dedolores atroces, de terribles
sufrimientos...
—Calle, por favor, doctor... —Perdone... pero, ¿por qué no
me llama Reiner? —Usted será para mí, siempre,el doctor Suverlund. Yo no soy másque una pobre enfermera...
—Somos iguales, Adel.
Iguales en nuestro destino... ¿es queno lo comprendes? —preguntó
tuteándola por vez primera.Una fuerza incontrolable les
l ó l h i l t S
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 344/486
lanzó el uno hacia el otro. Seabrazaron, púdicamente, e
silencio, mejilla contra mejilla, e
medio de un silencio que parecía elmejor cómplice de sus
pensamientos bruscamente salidos ala luz. —Era lo que estaba
esperando, Reiner... —suspiró ella. —He sido un estúpido al no
darme cuenta antes —dijo él—.Perdona mi ceguera, querida; pero,
¿quién iba a pensar que algo tamaravilloso naciese aquí,
i t í t i fi
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 345/486
precisamente aquí, en este infiernode dolor y de muerte?
Estaban decididos y hablaro
muy poco más, dirigiéndose a u puesto de mando vecino donde, ante
un comandante que apestaba aalcohol, manifestaron su deseo decontraer matrimonio.
El mayor se echó a reír, perola mirada que le dirigió el médico
calmó su ansia de divertirse y, bruscamente sereno, llevó a cabo la
sencilla y rápida ceremonia.Mientras, en un rincón del
sótano del La arett n hombre
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 346/486
sótano del Lazarett, un hombreagonizaba lenta y dolorosamente.
La gangrena, a pesar de todo
lo que el doctor Suverlund habíahecho, se había apoderado de la
pierna del teniente Ferdaivert yahora amenazaba por estallar en sabdomen.
Karl se había negadorotundamente a ser operado. Sabía
que iba a ser amputado y amenazóal doctor con su pistola cuando éste
vino a verle. —No dejaré que me corte la
pata doctor le dijo con rabia
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 347/486
pata, doctor —le dijo con rabia—.Usted no conoce a mi familia... ni a
mi prometida. Es una mujer que
amás se acercaría a un hombre queno lo fuese por completo. Es una
nacionalsocialista cien por cien,doctor... de las que se enamoran delcuerpo antes que de otra cosa. Ucuerpo bello, atlético... —se echó areír—. ¡Y usted quiere que me
presente cojeando ante Elsa...! No, prefiero morir porque, a pesar de
todo, quiero locamente a esamujer...
* * *
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 348/486
* * *
El aparato, un Heinkel-111, se posó en el aeródromo de Pitomnik,un poco antes del alba. Su estadodemostraba que había conseguidollegar de verdadero milagro. Los
agujeros de bala que se veían en susalas y en su fuselaje eran la prueba
de que había tropezado, en scamino, con los cazas soviéticos.
El hombre que descendió delavión llevaba un uniforme negro,
sin insignias de ninguna clase Sólob l l d
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 349/486
sin insignias de ninguna clase. Sóloun brazal con la cruz gamada en s
brazo izquierdo mostraba s
pertenencia a alguna importanteorganización del partido.
En realidad, aquel hombre eraun enviado personal del temibleReichführer, dueño de la SS y de laGestapo, Heinrich Himmler.
Un coche puesto a s
disposición le llevó hasta el puestode mando divisionario; luego,
misteriosamente, el hombre deHimmler se hizo conducir hasta los
servicios de Intendencia Bajando
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 350/486
servicios de Intendencia. Bajandodel coche, miró con fijeza al chófer
que le había abierto la portezuela.
—Ven a buscarme mañana por la mañana.
—¡A sus órdenes!El hombre penetró en la pequeña construcción dondeZimmer había instalado sdespacho. El furriel se levantó de
un salto cuando el hombre entró ylevantó el brazo.
—Heil Hitler!Luego, bruscamente,
reconociendo al recién llegadol ó j d
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 351/486
reconociendo al recién llegado,lanzó una sonora carcajada.
—Pero... ¡si eres Seimard!
—Pues claro. ¿Cómo meencuentras con este uniforme?
—Estupendo... pero, ¿quésignifica todo esto?El otro tomó asiento, sacó u
pequeño estuche del bolsillo y lotendió a Zimmer.
—Geheime Statspolizei
[9] —leyó asombrado el furriel. Himmelgott! ¿Cómo has
conseguido esto?Y l Tú b
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 352/486
conseguido esto? —Ya lo ves. Tú no sabes que
pertenecí a la Gestapo antes de la
guerra. Pero mi amor a las mujeresy al dinero que no era mío
terminaron por perderme... ahora,gracias al permiso que me proporcionaste, volví a entrar econtacto con mis amigos deBerlín... y el Reichführer me
convocó, encargándome de unamisión de toda confianza.
—¿De qué se trata? —No puedo contártelo, al
menos por ahora —sonrió el otroD t d h d b
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 353/486
menos por ahora sonrió el otro. De todas maneras, has de saber
que acontecimientos muy graves ha
pasado en Alemania. El Führer seha dado cuenta de la traición demuchos generales de la Wehrmachty se ha iniciado una limpieza queríete de las purgas de Stalin... y lomás importante es que tú, a misórdenes, vas a jugar un papel muy
importante. —No te entiendo.
—Es muy sencillo. A partir deeste momento, vas a controlar la
Intendencia no sólo de tu divisióni d t d l id d d l S t
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 354/486
Intendencia no sólo de tu división,sino de todas las unidades del Sexto
Ejército. Y no distribuirás víveres
más que a aquellos que sigan lasinstrucciones del Führer. ¿Loentiendes ahora?
—¡Formidable! Veo que pensaste en mí... y te lo agradezco.
—Natürlich! Piensa que elFührer sabe, como si estuviese
aquí, que un viento de traiciósopla sobre Stalingrado. Hay
demasiada gentuza aquí que creeque porque estamos cercados
vamos a rendirnos Pero no seráí l b d i á d
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 355/486
vamos a rendirnos. Pero no seráasí, ya que los cobardes morirán de
hambre... Muy pronto, una fuerte
columna blindada, mandada por Hoth, llegará hasta aquí, rompiendoel cerco... y nosotros seremos los personajes más importantes de lazona... no lo olvides...
—Es estupendo. —Himmler me ha prometido,
para cuando termine triunfalmentela batalla de Stalingrado,
nombrarme jefe de los servicios decontrol policíaco de todo el Grupo
Sur... tú, amigo mío, si colaboraseficazmente conmigo te convertirás
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 356/486
Sur... tú, amigo mío, si colaboraseficazmente conmigo, te convertirás
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 357/486
Capítulo XI
Entonces los «lobos»aparecieron... Nadie esperaba que tal
fenómeno se produjese, pero laguerra en el Este había procurado
sorpresas de todas clases. Y loslobos eran una de ellas.
Cuando todas las esperanzasdesaparecieron, cuando las tropas
supieron que toda ilusión era vana yque tarde o temprano caerían e
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 358/486
p q yque tarde o temprano caerían e
poder de un enemigo implacable,
cuando la comida empezó a faltar,cuando la disciplina se resquebrajócomo ocurre siempre al acercarsela derrota, muchos hombres senegaron rotundamente a seguir peleando por algo que había perdido totalmente su significación.
Abandonando sus unidades,vestidos de harapos, medio muertos
de frío y de hambre, se moviero por la retaguardia con un solo
deseo: vivir a costa de lo que fuera.Eran los «lobos»
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 359/486
qEran los «lobos».
Por grupos más o menos
numerosos, atacaban a cualquiera, buscando afanosamente los centros
de la intendencia, los depósitos devíveres y también los lugares dondelos celosos furrieles guardaban loscigarrillos y el alcohol destinado,en principio, a los puestos de
mando y a los estados mayores.Los hombres que quedaban e
el frente se preguntabaansiosamente cómo terminaría todo
aquello. La proximidad delcautiverio les corroía el alma como
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 360/486
q pcautiverio les corroía el alma como
un ácido.
Muchos de ellos lloraban esilencio, besando las fotos de susfamiliares o mojando con lágrimasla última carta llegada deAlemania.
Otros juraban, maldecían,contestaban mal a los oficiales a los
que perdían rápidamente el respeto.Y los más duros, los cargados
de odio, abandonaban las posiciones yendo a engrosar los
contingentes anárquicos de loslobos
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 361/486
g qlobos.
Patrullas de la Feldpolizei
daban constantes batidas, matandocomo a perros a los lobos queencontraban aislados; pero, amenudo, eran los lobos los quedejaban en el suelo nevado loscuerpos de los policías militares, alos que muchas veces mutilaba
horriblemente, vengándose así deun cuerpo al que habían temido
desde siempre.Mientras, Leopold Seimard, al
que los papeles traídos de Berlíhabían proporcionado toda clase de
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 362/486
q p phabían proporcionado toda clase de
facilidades, había constituido s
«unidad especial» y fuertemente protegido, contando con los pocosvehículos que aún podían circular en aquel tiempo de creciente penuria de carburante, recorría los
sectores, mostrándose cada vez másfurioso al oír hablar sin descanso
de las fechorías de los lobos. —¡Hay que cazarlos como a
perros furiosos! —gritaba—.¡Aplastarles la cabeza como a
serpientes venenosas!Porque eran ellos los lobos
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 363/486
Porque eran ellos, los lobos,
los que amenazaban con echar por
tierra su plan.Hasta entonces y merced alcontrol ejercido sobre los víveres,había conseguido que, en general,muchas unidades, ante la amenaza
de no recibir comida, se pegasen alterreno, rechazando con fiereza los
ataques soviéticos.Pero, ¿hasta cuándo estaría
seguros sus depósitos de víverescon aquellos lobos sueltos?
Se había rodeado de hombressin escrúpulos, Feldgendarmes y
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 364/486
sin escrúpulos, Feldgendarmes y
miembros de la SS. Sus «soldados»
comían como príncipes y bebíacomo cosacos, poseyendo lasmejores armas y munición ecantidad ingente...
Leopold había instalado s
puesto de mando en un búnker que podía resistir cualquier ataque.
Tres tanques permanecíanconstantemente cerca del fortín, co
las armas dispuestas, entre ellas umonstruoso lanzallamas, para
repeler cualquier intento deagresión.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 365/486
agresión.
Aquella mañana, la línea
telefónica del búnker, una de las pocas que aún funcionaba, le permitió recibir una llamadaurgente.
—¿Diga? —Aquí el jefe de la 376.ª
División. Le llamo, aconsejado por
el jefe del cuerpo de ejército, paracomunicarle que el enemigo acaba
de desencadenar un ataque furiosocontra nuestras posiciones,
alrededor del aeródromo dePitomnik.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 366/486
Pitomnik.
—Voy inmediatamente.
—Entendido.Algunos minutos más tarde,Leopold, a bordo de sPanzerpähwagen especial, dotadode ocho enormes ruedas ycompletamente blindado,abandonaba el búnker, seguido por
uno de los tanques.Todas las precauciones eran
pocas para atravesar la llanurahelada donde merodeaban los
lobos.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 367/486
* * *
Franz Humbeler, el enfermerotoxicómano que había obtenido el permiso para Leopold Seimard,había conseguido resistir durante
los primeros días la ofensiva rusa,gracias a algunos robos de droga
llevados a cabo en el Lazaretdivisionario.
Pero desde que la morfinadesapareció del hospital de
vanguardia, la situación de Franzcambió por completo.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 368/486
Nunca supo cómo pudo resistir
aquellos días, vagando como uloco después de comprobar que losarmarios de los quirófanos estabacompletamente vacíos, nosolamente de calmantes, sino de
todo lo demás. Incluso el algodón ylas vendas habían dejado de existir.
Se vendaba con papel y se procuraba calma o anestesia con las
pocas botellas de alcohol quequedaban, aturdiendo más que
durmiendo a los que podían ser operados todavía.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 369/486
p
Humbeler abandonó el
Lazarett sin saber exactamentehacia dónde dirigirse. Preguntó por Zimmer, pensando que el furriel no podía abandonarle, pero nadiesabía dónde se había establecido el
servicio divisionario deintendencia.
Enloquecido por la falta dedroga, Franz vagó por las afueras
de Stalingrado, pensando muchasveces en dejarse caer sobre la
nieve y esperar pacientemente lamuerte.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 370/486
Fue entonces cuando encontró
a los lobos.Se trataba de un pequeñogrupo que mandaba un tal Funker,un hombre pequeño, macizo con urictus cruel que no abandonaba s
boca de labios tan finos que parecían un simple repliegue de la
piel.Justamente, Funker acababa de
enterarse del lugar donde Zimmer había instalado su nuevo despacho,
en una casa situada a una decena dekilómetros de Pitomnik.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 371/486
—Conozco a ese Zimmer —
dijo Franz—, y os aseguro que es elmayor hijo de perra que heconocido jamás. Seguro que tieneescondidos verdaderos tesoros.
—¿A qué estamos esperando?
gruñó Funker que entregó alenfermero una ametralladora
Smeisser.
* * * Zimmer se llevó a los labios la
copa de alcohol. Frente a él, Kash bí b bid d l t l
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 372/486
había bebido de un solo trago la
suya.
—Leopold ha hecho mal dellevarse a los hombres que hacíaguardia aquí —dijo el gigante.
—Está loco con esos malditoslobos —replicó Zimmer—. Anda,
coge el fusil y date una vuelta por afuera...
—¿Con este frío? —protestóel gorila, pero ante la mirada de s
efe—: ¡De acuerdo! Daré unavuelta... aunque creo que no
tenemos nada que temer. Nadiesabe que estamos aquí... y, además,
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 373/486
las cosas están perfectamente
escondidas... tuviste una ideagenial, Erich... —¡Lárgate de una vez! —
gruñó el furriel llenándose de nuevola copa.
Kas abandonó el ambientecálido del interior; al cerrar la
puerta tras de sí, se estremeció,mirando con rabia los torbellinos
de nieve que ofrecían un aspectofantasmal, bajo la luz amarillenta de
una luna en cuarto creciente. —Sakrement! —gruñó—. No
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 374/486
valía la pena que me enviase
fuera... aquí no corremos ningú peli... No terminó la frase.El largo cuchillo de Funker le
seccionó el cuello, separándose
casi la cabeza del tronco.Kaslheinz Vertasen murió sin
darse cuenta de lo que le ocurría.Cayó como una enorme masa a los
pies del jefe de los lobos quien le propinó una patada en la cabeza.
—Vosotros —murmuró Funker esperad aquí y abrid bien los
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 375/486
ojos. Tú, Franz... ven conmigo a
saludar a tu amigo el furriel.Zimmer abrió los ojos como platos al ver entrar a los doshombres. Su mirada asustada seencontró en el largo cuchillo,
todavía manchado de sangre, queFunker tenía en la mano.
—Franz... —musitó con uhilo de voz—. ¿Qué deseas?
—Vengo con unos amigos... yte presento a mi nuevo jefe, Funker.
Queremos comida, bebida,chocolate y dinero... sabemos que
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 376/486
tienes de todo...
—No es verdad —intentódefenderse el furriel.Funker dio un paso hacia la
mesa. —No tenemos mucho tiempo
que perder, Zimmer. Y si no quieresterminar como ese gorila que estaba
fuera, al que he degollado como aun cerdo, date prisa...
—Pero —dijo Zimmer si poder separar la mirada del
cuchillo de Funker—, ese hombremiente —y señaló a Franz—. ¡No
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 377/486
poseo absolutamente nada! Si
quieres convencerte, no tienes másque echar una ojeada a midepósito... está prácticamentevacío.
Funker dio la vuelta a la mesa
y se acercó, con gesto amenazador,al furriel.
—Basta de idioteces... si noquieres morir ahora mismo, dinos
dónde escondes tus tesoros...Funker debió leer en los ojos
del furriel una disposición a seguir negando, a defenderse como fuera,
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 378/486
a dejar pasar el tiempo, quizá
porque esperaba la llegada dealguien.Pero no fue él quien tomó la
iniciativa, sino Franz, al queseguramente la falta de droga estaba
haciendo enloquecer.Se lanzó sobre Zimmer,
golpeándole con saña, con rabia. Elfurriel cayó de rodillas, recibiendo
entonces una tremenda patada e plena boca, que le proyectó hacia
atrás, quedando tendido en el suelo.Loco, furioso, Franz tendió la
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 379/486
mano hacia Funker.
—¡Dame tu cuchillo!Una vez con el arma en lamano, Franz se arrodilló junto aZimmer, colocando la punta delcuchillo a pocos milímetros del ojo
del furriel. —O te decides o te saco ahora
mismo el ojo... —¡No! —gritó Zimmer—. Os
daré todo... pero no me hagáisdaño...
Momentos después, temblandoaún de miedo, con los labios
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 380/486
hinchados por el golpe recibido,
Zimmer condujo a los lobos a unode los escondites donde habíaocultado parte de sus tesoros.
Los lobos lanzaron gritos dealegría al descubrir lo que allí
había, aunque se trataba de uescondite secundario. Mientras sus
compañeros cargaban con latas decarne y botellas de legítimo coñac
francés, Franz buscaba lo quedeseaba, no tardando en hallar una
gran caja de cartón que conteníadoscientas ampollas de morfina.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 381/486
Como la cantidad de lo que
allí había era enorme, los lobosdecidieron apoderarse de una de lascamionetas para transportar el producto de su robo a su propiaguarida.
Cuando terminaron de cargar el vehículo, Funker se acercó al
enfermero. —¿Qué hacemos con t
amiguito? —inquirió sonriendo. —Échame una mano —dijo
Franz—. Hace tiempo que deseabahacer pagar a ese hijo de perra todo
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 382/486
lo que me ha hecho sufrir...
—¿Qué quieres que hagamoscon él? —Colgarle.Cuando la camioneta se
alejaba, Franz volvió la cabeza,
asomado a la ventanilla de lacabina.
El cuerpo de Zimmer se balanceaba dulcemente, pendiendo
de la cuerda atada al montante de la puerta.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 383/486
Capítulo XII
Por uno de esos azares quenadie puede explicarse, alguiehabía colocado en el avión Heinkel,
donde viajaba Leopold Seimard,algunas sacas de correos que los
servicios de Pitomnik distribuyeroquizá con la esperanza de
proporcionar a los sitiados umomento de gozo.
Una de aquellas cartas estabadestinada a Dieter Fonlass y el
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 384/486
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 385/486
incorporado a las
Hitlerjugend, fue destinado a Berlín para formar parte de la
Flak
[10]. Sirviendo en una
batería de cañones de 88 mm,murió cumpliendo con su
deber... Mi vida se reduce al trabajo
de la fábrica, donde paso lamayor parte del día, dejando a
nuestro otro hijo en la
guardería.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 386/486
De lo que estás pensando,
apenas si se sabe más de lo quela radio y la prensa dicen.
Sabemos que lucháis en
Stalingrado y que a pesar de
los reveses que habéis tenido
tenemos la esperanza de volver a veros...
Ahora que hemos perdido anuestro hijo, sólo quiero volver
a teneros a ti y al pequeño, para nunca más separarme de
vosotros.Tu mujer que te ama más
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 387/486
que nunca,
KARIN.
Dieter dobló cuidadosamentela carta, permaneciendo largo rato
con la cabeza inclinada sobre el pecho. Deseaba ardientemente que
sus dos compañeros, que estabacerca, no dijesen nada. Perohubiese sido no conocer lacuriosidad inveterada de MartiTrenke, que en el fondo estimaba
sinceramente a Dieter. —¿Malas noticias, amigo?
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 388/486
—Mi hijo Otto ha muerto.
Estaba en una batería antiaérea eBerlín.Trenke no dijo nada, pensando
en la mala suerte de que aquellamisiva, que normalmente no habría
debido llegar jamás, hubiese venidocon el último avión que se había
posado en Pitomnik. —Te equivocas, Martin —dijo
de repente Dieter como si hubieseleído los pensamientos de su amigo
. Prefiero saber la verdad,conocer lo que le ha ocurrido a
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 389/486
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 390/486
una de sus últimas cartas, mi mujer me decía que me había visto muertoen sueños... y ya verás como esverdad...
—¡No digas idioteces! ¿Cómo puedes creer en los sueños? Yo,
por ejemplo, he soñado muchasveces que me estaba hinchando a
comer... ¿y sabes qué? ¡Caviar!Movió la cabeza de un lado
para el otro. —Los sueños no significa
nada. Anda, voy a ir en busca dealgo para beber... de verdad que
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 391/486
siento lo de tu hijo... esta guerra esuna marranada...
—Gracias, Martin.
* * *
El ataque se produjo al alba.La violencia de la nueva
ofensiva, aunque se limitaba a laciudad de Stalingrado y al terrenode aviación de Pitomnik,demostraba la rabia del mandosoviético a la desesperada
resistencia de las tropas de VonPaulus que, normalmente, hubiera
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 392/486
debido rendirse hacía días.Habiendo desaparecido el jefe
del batallón, en el curso de uataque precedente, Swaser, queseguía llevando sus galones deFeldwebel
[11], mandaba prácticamente
fuerzas de la importancia de u batallón y medio. Y lo curioso es
que los hombres y hasta losoficiales —cuya autoridad se poníaconstantemente en duda— obedecían a ese sargento que
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 393/486
demostraba una autoridadverdaderamente extraordinaria.
Swaser utilizaba a sushombres como enlace con lasunidades que el destino había puesto bajo su mando. Tenía una
inmensa confianza en ellos.La artillería soviética
descargó una lluvia de proyectilesdurante toda la mañana. Apenas se
lanzaron al ataque, lanzando susferoces urrés, haciendo brillar a la
luz del sol, medio cubierto por lasnubes, las largas puntas de sus
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 394/486
bayonetas.Por tres veces consecutivas se
lanzaron sobre las posicionesgermanas, pero fueron rechazados,no sin dejar sobre la nieve unúmero impresionante de muertos.
Martin se acercó entonces aUlrich.
—Tenemos visita, sargento.Volviéndose, Swaser vio
media docena de vehículos blindados que acababan de
detenerse al pie del altozano quelimitaba la retaguardia de la
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 395/486
posición. —¿No son maravillosos? —
inquirió Martin con voz sarcástica. —¿Te refieres a los
blindados? —Sí. Los tanques que nos
quedan están en la ciudad,enterrados hasta la torreta,
convertidos en fortines. Piensa u poco que, por el momento, los rusos
emplean todos sus blindados eatacar a los nuestros, a los que
intentan abrirse paso hacia elcerco... y mientras, ¡mira, esos
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 396/486
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 397/486
estaban en ese infierno... —Cierra el pico. Ya están
aquí.Seimard encuadrado por sus
hombres de confianza se detuvoante el suboficial.
—¿Es usted el sargentoSwaser? —preguntó con voz seca.
—En efecto. —¿Qué tal ha ido el combate?
—Bastante bien. Pero puestoque, según he oído, es usted elencargado del sector de Pitomnik,deseo pedirle algunas cosas:
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 398/486
municiones en abundancia,comida... Y si fuera posible, elapoyo de alguno de esos blindados.
Leopold se echó a reír.
—¿Nada más sargento? ¿Nome pide algunas escuadrillas de
Stukas? ¿Acaso no ha tenido elsexto ejército todo lo necesario
para aplastar a los rojos yconquistar Stalingrado? ¿Y qué han
hecho esos cobardes de generalescon todo el precioso material que elFührer puso en manos indignas?
—Yo no soy un general, señor.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 399/486
—¡Pues pide tanto como si lofuera!
Swaser se mordió los labios. —La situación empeora
momento a momento —dijo al cabode unos segundos—. Llevamos tres
días cortados de las demás fuerzasque quedan aún en la ciudad de
Stalingrado. Separados comoestamos, no tendremos más remedio
que replegarnos más y más, hasta elcampo de aviación...
—¡Replegarse! —rugióLeopold—. Esa maldita palabra es
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 400/486
la única que he oído desde queestoy aquí...
—Hacemos lo que podemos... —¡Y harán mucho más! Nadie
retrocederá un solo paso... porqueesos blindados, que tanto admiran,
aplastarán a todos los que huyan.Fue entonces cuando Marti
cometió el terrible error deintervenir. Valker, que se había
acercado, se puso pálido al ver eltono rojo que tomaba el rostro de samigo.
—Mejor sería —dijo Trenke
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 401/486
que dijese a esos tanquistas quese quedasen aquí, defendiendo elsector... No creo que el Führer viese con buenos ojos que los
únicos tanques que poseemos en elllano de Pitomnik se emplean para
escolta de un...Se mordió los labios.
Con los ojos saltones de rabia,Leopold consideró unos instantes,
en completo silencio, al soldadoque había osado hablarle de aquelmodo.
Luego estalló.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 402/486
—¡Perro traidor! —dijosacando su pistola de la funda—.¡Voy a hacerte callar!
Swaser estaba tan sorprendido
que no tuvo tiempo de reaccionar;el disparo estalló en la quietud de
la llanura con la violencia de ucañonazo.
Pero Valker Künger, movido por su impulso generoso, saltó,
interponiéndose entre el cañón delarma y Martin, que también se había
quedado quieto.La bala atravesó la cabeza de
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 403/486
Valker que cayó pesadamente alsuelo.
Ulrich dio un paso haciadelante, maldiciendo el haber
dejado el subfusil en la trinchera.Como un solo hombre, los
miembros de la policía militar levantaron sus armas.
Seimard lanzó una furibundamirada a Trenke.
—Por esta vez, puedes bendecir tu suerte... pero espero — agregó mirando al sargento— que pondrá usted a este hombre e
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 404/486
primera línea. Que demuestre svalor de fantoche ante los ojos... ecuanto a usted y la unidad quemanda, no se le ocurra retroceder
un solo metro... si no quiereencontrarse con los tanques...
Dio media vuelta, dirigiéndosehacia el blindado con ruedas que
partió, seguido por los tanques.Martin se había arrodillado
unto al cuerpo de Valker y llorabaen silencio.La noche caía lentamente;
negros nubarrones venían del
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 405/486
Volga, empujados por un vientohelado.
—¡Ulrich!Dieter llegaba del sector más
alejado. Sus ojos brillaban dealegría. Ni siquiera se dio cuenta de
la presencia de Martin junto alcadáver de Künger.
—¡Se han ido, Swaser! ¡Sehan ido!
—¿De quién hablas? —Teufel! ¿De quién quieresque hable? De esos endemoniadosruskis... se han ido...
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 406/486
—¿Seguro? —En absoluto. Se fueron. El
camino a la ciudad está libre...aunque de poco va a servirnos...
—No lo creas. Regresamos aStalingrado. Lo que ocurra e
Pitomnik no nos importa. Despuésde todo, estamos sacrificando
hombres para defender a unoscanallas... nos iremos esta misma
noche... y cuando los rusos vuelva por aquí, ese cerdo de la Gestapotendrá ocasión de utilizar sustanques y sabrá lo que es bueno...
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 407/486
Fue entonces cuando Dieter vio a Martin.
—¿Qué ha pasado? ¿Haherido a Valker?
—El hombre de la Gestapo loha matado... Künger se interpuso y
evitó que la bala alcanzase aTrenke...
—Sakrement! ¿Hasta cuándovamos a estar haciendo el idiota,
Ulrich? ¿Por qué no nos rendimosde una vez? Un país como elnuestro, regido por un dementeapoyado por una pandilla de
i l
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 408/486
asesinos, no merece que un soloalemán vierta una gota de sangre...
* * *
—Ha muerto, Adel.
La joven se estremeció. Dabamiedo ver la expresión de indeciblesufrimiento que había convertido euna horrible máscara el rostro delteniente Ferdaivert.
—Pobrecillo —suspiró lamuchacha.
—Hay hombres que soesclavos de todas las estupideces
l i i
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 409/486
que la gente inventa y convierte e principios. Estamos regidos por esaclase de absurdos, querida. Perocuando un gobierno se dedica a
sentar premisas que tienen fuerza deley, los hombres y las mujeres
dejan de pensar para transformarseen autómatas sin personalidad.
Lanzó un suspiro. —La novia de este hombre se
enamoró no de él, sino de la imagedel «joven ario» que los letreros y películas repetían en las paredes delas calles alemanas y en los cines
d t d l i d d bl d l
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 410/486
de todas las ciudades y pueblos delReich.
»Por eso murió Karl. Porqueno concebía la existencia mermado
en su integridad física. De la mismamanera, los médicos y las
enfermeras que salieron adivertirse, creyendo a pies juntillas
que hacían algo formidable alaprovechar lo poco que les
quedaba, cometieron un error, yaque si no han muerto en manos delos rusos, estarán prisioneroscuando los soviéticos lleguen a
ll d l ll
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 411/486
aquella casa de la llanura. —Tienes razón. —Vamos, querida. Debemos
seguir trabajando, aunque lo que
hagamos no tenga ningún valor.Y así era en efecto.
Ninguna clase de materialquedaba en el Lazarett. Pero los
heridos seguían amontonados en lossótanos, muriendo por decenas.
Algunos enfermeros ayudaban aldoctor, sobretodo para ir en buscade alimentos, que conseguían e pequeña cantidad, distribuyéndolo
entre los desdichados q e s frían
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 412/486
entre los desdichados que sufrían ymorían en silencio.
Poco o nada se sabía de loscientos de heridos que habían sido
conducidos a Pitomnik con la locaesperanza de ser evacuados en los
últimos aviones que dejaron aquelterreno.
Sólo unos cuantosconsiguieron salir del infierno del
cerco de Stalingrado; el resto permanecían allí, en el suelo,amontonados los unos junto a losotros, envueltos en raquíticas
mantas que apenas les defendían del
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 413/486
mantas que apenas les defendían delfrío gélido de la estepa.
Allí les encontrarían los rusos,montones de muertos que los
soviéticos agruparían egigantescas pirámides de carne a
las que luego rociarían de gasolina para prenderles fuego.
C ít l XIII
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 414/486
Capítulo XIII
El Stalingrado que encontraro
Swaser y sus hombres no era ya unaciudad, sino una enorme,
gigantesca, tétrica tumba donde,además de los miles de muertos,
yacían cientos de miles dehombres... pero no vivos, sino e
cadáveres ambulantes...Swaser acarreaba con él seisheridos, no muy graves. Por eso,antes de decidirse a ocupar u
sector de defensa nadie le
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 415/486
sector de defensa —nadie leesperaba para guiarle y debería ser él quien decidiese finalmente—, seencaminó hacia los sótanos
ocupados por el Lazarett, siendorecibido por el doctor Suverlund.
Ulrich hizo un resumen de lasituación al doctor quien ofreció u
poco de falso café con un poco desacarina.
—Creía —dijo Reiner— queVon Paulus iba a rendirse antes. Noentiendo a qué espera... cuando todaesperanza se ha perdido...
Y que usted lo diga doctor
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 416/486
—Y que usted lo diga, doctor.Antes de dejar la llanura, nosenteramos que el último intentoalemán para romper el cerco había
fracasado. —¿Se refiere a la columna
blindada de Hoth? —Sí.
—Eso quiere decir que notenemos escapatoria.
—Así lo creo, doctor... yahora que lo pienso, si no ve ustedinconveniente, puesto que en laciudad no hay orden ni concierto,
podría situar a mis hombres para
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 417/486
podría situar a mis hombres paradefender el Lazarett...
—Se lo agradezco mucho. —En estos momentos, ¿qué
puede haber mejor que defender alos débiles? No tengo idea de lo
que los rusos hacen al penetrar eun hospital de campaña... pero no
creo que sea nada agradable... —La guerra convierte al
hombre, ruso o alemán, en una bestia, sargento...Adelheid intervino, llegando
con la cafetera.
—¿Un poco más sargento?
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 418/486
—¿Un poco más, sargento? —No, muchas gracias,
señorita... —Señora —sonrió Reiner—.
os hemos casado aquí, hace dossemanas...
—Maravilloso —dijo Ulric. Eso sí que es tener confianza e
el futuro... Notó que había hablado
demasiado y bajando la cabeza. —Lo siento... —dijo—, no hequerido mostrarme sarcástico.
—No es nada, Swaser —dijo
el doctor— Otra cosa andamos
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 419/486
el doctor . Otra cosa... andamosmuy mal de comida... haytrescientos heridos, de los milquinientos que teníamos hace una
semana... mis enfermeros haenterrado, día y noche, si
descansar, a todos los que hanmuerto... y por mucha vergüenza
que me dé, he de decir que no haescaseado los fallecimientos por
inanición...«Morir de hambre —pensóamargamente Ulrich—. Mientras, elhombre de Himmler se pasea
protegido y tiene a su alcance los
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 420/486
protegido y tiene a su alcance losgrandes depósitos de víveres detodo el Sexto ejército, muchos delos cuales se están estropeando co
toda seguridad».Y en voz alta:
—Haré cuanto pueda, doctor. —Danke!, Feldwebel.
* * *
—¡Mientes!El Unterscharführer Ketteler
se mordió los labios, volviéndolosa abrir para decir, en voz baja y
sumisa:
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 421/486
sumisa: —No, señor... —¡No puede ser cierto! Esos
perros no han podido
desobedecerme. —Así ha sido —insistió el
suboficial de la Feldpolizei—.Hemos recorrido la totalidad del
sector. No han dejado nada...absolutamente nada.
—Pero, ¿cómo es posible quelos rusos se hayan ido? —Quizá porque se cansaro
de perder hombres en un deseo
estúpido de apoderarse de
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 422/486
estúp do de apode a se dePitomnik. Lo cierto es que lasunidades que mandaba el sargentoSwaser se han batido
tremendamente bien. El campo de batalla, como hemos podido
comprobar, está lleno de cadáveresrusos.
—¡No me hable usted de ese puerco de suboficial! Es lo que me
faltaba... oír a alguien a misórdenes decir que ese canallatraidor ha peleado como un héroe...
—No he hecho más que
informarle señor —se defendió
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 423/486
Ketteler. —Está bien. Lo que ahora
necesito saber es si vamos a poder
permanecer tranquilos en la estepao cree que los rusos volverán a las
andadas. —Dos cosas pueden ocurrir,
señor —dijo el Unterscharführer molesto por no poder aplicar a
aquel hombre, cuyo uniforme nollevaba insignia alguna, un grado—:o bien los rusos esperarán la caídade Stalingrado, antes de limpiar la
llanura... o volverán con material
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 424/486
blindado para apoderarsedefinitivamente de Pitomnik.
Leopold sintió que algo frío le
corría por la espalda.La sola idea de encontrarse
solo ante un adversario al que temíamás que a la peste, le procuraba una
tremenda sensación de angustia. —Creo —dijo Ketteler—
haber encontrado una excelentesolución. —¡Hable! —Podríamos dirigirnos a
Stalingrado. Si llevásemos co
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 425/486
gnosotros una buena cantidad devíveres, seríamos, sin duda,recibidos con los brazos abiertos.
—¿Y qué haremos en laciudad?
—Esperar a que las tropasenviadas por el Führer nos liberen.
«Imbécil —pensó Leopold—.¡Hay que ser cretino para soñar
despierto como tú lo haces! Comosi ignorases que Hoth y sus blindados se han roto los dientescontra los tanques rusos... No, el
Führer nos ha olvidado... y yo no
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 426/486
y yquiero caer en manos de los rojos...me descuartizarían... odian eluniforme negro de la Gestapo como
el de la SS más que al mismísimodemonio...»
Y en voz alta, mirando confijeza al suboficial:
—Nos quedaremos aquí.Organice las fuerzas, alrededor del
búnker... aunque estoy convencidoque la ayuda del Reich no tardaráen llegar...
* * *
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 427/486
—¡Aviones!Los hombres levantaro
airadamente el rostro; algunoscorrieron hacia los refugios, pero la
mayoría permaneció inmóvil. Noles importaba ya ni el dolor ni la
muerte. Cuando se sabe que el finalestá cerca y que lo único que puedeesperarse es el campo de prisioneros, en algún alejado rincóde Siberia, ¿qué puede importar que
una bomba caída del cielo ponga u
broche de sangre a una vida que se
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 428/486
considera inútil?Muchos puños cerrados se
elevaron hacia las siluetas negras
de los aparatos soviéticos, con laestrella roja en el fuselaje y las
alas.Swaser tampoco se movió.
Hacía ya más de una semanaque el frente se había tranquilizado
por completo. Ulrich, que habíainstalado a sus hombres formandoun semicírculo alrededor delLazarett, no estaba extrañado e
absoluto de que los rusos hubiera
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 429/486
dejado de disparar.
—Son —decía a sus hombres como el gato que tiene a s
alcance al ratón acorralado en urincón. Juega con él, pero si
hacerle daño, como si desease prolongar la terrible angustia de s
víctima... y porque sabe que,cuando quiera, un zarpazo ajustará
definitivamente las cuentas alratón... —¡Mirad! ¡Ya sueltan la carga
esos hijos de perra! —gritó u
soldado.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 430/486
Hubo un instante de emoción;
incluso los más valientes secontrajeron, pero alguien con mejor
vista que los demás lanzó unacarcajada que rompió la tensió
general. —¡Tiran papeles! ¡Los muy
cochinos! Mejor es que echaseiscomida, cerdos... porque con lo que
tenemos en la barriga, ni siquieradebemos limpiarnos el trasero.Momentos más tarde, una
lluvia de octavillas caía
blandamente sobre las posiciones
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 431/486
alemanas. Ulrich cogió una y se fue
a un rincón de la posición paraleerla tranquilamente.
Al general de división Paulus, jefe del
Sexto Ejército alemán, o a su ayudante
y a todos los oficiales de las fuerzasarmadas alemanas copadas en
Stalingrado.
El Sexto Ejército, de la mismamanera que las formaciones del cuarto
ejército y las unidades blindadas
enviadas como refuerzo se encuentran
completamente cercadas desde el 23
de noviembre de 1942.
Las fuerzas del ejército ruso rodean
sólidamente a esas unidades
alemanas. Todas las esperanzas que
pueden tener las tropas alemanas de
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 432/486
pueden tener las tropas alemanas de
librarse del cerco, debido a unaofensiva germana procedente del
sudoeste, han desaparecido. Las
fuerzas alemanas enviadas en vuestroauxilio han sido dispersadas por el
ejército rojo y se retiran en estos
momentos hacia Rostov.Debido a los éxitos conseguidos por
el ejército rojo, los aviones encargados
de asegurar los suministros para lossitiados deben dar una gran vuelta
haciendo ineficaces todos sus vuelos.
Además; las fuerzas aéreas alemanasdeben cambiar constantemente de
base. Por otra parte; las unidades
alemanas encargadas delavituallamiento sufren grandes pérdidas
en material y en hombres. Su ayuda se
hace cada día más ineficaz
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 433/486
hace cada día más ineficaz.
Vuestras tropas padecen hambre,enfermedad y frío. Sin embargo; el
crudo invierno no ha hecho más que
empezar. Pronto llegarán los grandesfríos y vuestros hombres no están
equipados para resistirlo. Viven en
condiciones tremendamenteinsuficientes y francamente
antihigiénicas.
Usted, como jefe, y vosotros comooficiales de las tropas sitiadas habéis
de daros cuenta de que, realmente, no
existe ninguna posibilidad de romper elcerco. Prolongar la resistencia es
completamente inútil.
Considerando esta situación sinsalida, y con objeto de evitar un
derramamiento inútil de sangre, os
proponemos que os rindáis bajo las
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 434/486
proponemos que os rindáis bajo las
siguientes condiciones:Todas las fuerzas alemanas bajo su
mando deben cesar las hostilidades.
La totalidad de las tropas, las armasy los víveres, así como los diversos
equipos deben sernos remitidos en
buen estado y de la forma que ustedmismo dispondrá.
Garantizamos la vida y la seguridad
de todos los oficiales y soldados quecesarán de combatir y, al final de la
guerra, su regreso a Alemania o al país
que elijan.Todas las tropas que se rindan
deben conservar sus uniformes,
insignias y situación en sus respectivasunidades y, en el caso de oficiales
superiores; podrán conservar sus
armas blancas
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 435/486
armas blancas.
Todos los oficiales, suboficiales ysoldados que se rendirán recibirán una
alimentación correcta. Los heridos,
enfermos y los que sufran de lesionesen los miembros producidas por el frío
recibirán cuidados médicos.
Esperaremos la respuesta a esteultimátum hasta las diez, hora de
Moscú, del nueve de enero, respuesta
por escrito y traída por surepresentante personal que debe venir
en un vehículo con una bandera blanca,
por la carretera de Konny, cerca de laestación de Kotluban. Su representante
encontrará a oficiales rusos,
perfectamente autorizados, en eldistrito B, a un kilómetro al sur de la
cota 564, a las diez de la mañana del 9
de enero de 1943
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 436/486
de enero de 1943.
En el caso en que nuestraproposición sea rechazada prevenimos
que las tropas aéreas y terrestres del
ejército rojo procederán a ladestrucción de las tropas sitiadas, de lo
que usted será el único responsable.
Firmado:
General de división de artillería Vorono,
representante del Cuartel General Supremodel Ejército Rojo.
General de brigada Rokossowsky,
comandante en jefe de las tropas del Frentedel Don.
* * *
¿Qué le parece doctor?
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 437/486
—¿Qué le parece, doctor?
Reiner levantó la mirada de laoctavilla que Swaser le había
llevado. Una triste sonrisa separóligeramente los labios.
—Hay mucha propaganda eeste papel, sargento... pero, lo
cierto es, que deberíamosrendirnos. Porque, ¿a quéesperamos? Lo que los rusos diceen relación a la ayuda queesperábamos es tristemente cierto.
adie vendrá a sacarnos de aquí...
—Pero —objetó Ulrich—,t d b l
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 438/486
usted sabe que lo que nos espera es
terrible. No podemos hacernosilusiones. Los rusos nos tratará
como nosotros hemos tratado a los prisioneros del Ejército Rojo.
—No es ese el mayor error que hemos cometido —dijo el
médico—. Lo verdaderamenteterrible fue la directiva del Führer en lo que concernía a loscomisarios políticos; no sólo se lesasesinaba al ser capturados, siuicio alguno, sino que sus cráneos
fueron enviados al Instituto deEtnografía de Berlín como si se
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 439/486
Etnografía de Berlín, como si se
tratase de cráneos de animalesinferiores...
—Pobre Alemania —musitóSwaser—. Era lo peor que podía
ocurrimos: caer bajo el poder de uloco de atar...
Apareció Adelheid, quellevaba una tetera en la mano. —Voy a servirles un poco de
té —dijo sonriente—. Gracias austed, sargento Swaser, que nos va
trayendo lo que puede... Esas
últimas latas de carne han sido elmejor obsequio para el Lazarett
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 440/486
mejor obsequio para el Lazarett.
—Es verdad —intervino eldoctor—. ¿Cómo diablos ha podido
descubrir ese tesoro?Ulrich sonrió, a su vez.
—Por mucho que le extrañe,doctor Suverlund, por debajo de
esta miserable ciudad, rozando lamiseria y el hambre que todossufrimos, se encuentran verdaderasmaravillas. Ese depósito, por ejemplo, Martin Trenke, uno de mis
hombres al que ustedes conocen,
buscaba un sitio donde ocultarse delos morterazos rusos cuando
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 441/486
los morterazos rusos cuando
empujó la puerta de su sótano ytropezó con más de doscientas cajas
de latas de carne. Allí estaban, acuatro pasos de los hombres que no
comen pan desde hace dos semanasy que se alimentan con galletas
cocidas y un poco de mantecarancia encima... —Pero... —dijo Reiner—,
alguien debía conocer la existenciade esos depósitos, vamos... debía
haber un responsable, o varios, si
es que el primero murió o fueherido y evacuado
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 442/486
herido y evacuado...
—¡Es usted un iluso, doctor!Tiene aquí a decenas de heridos...
dígame, ¿hay entre ellos algún pezgordo de la intendencia? No, por
favor... todos esos puercos selargaron hacia Pitomnik en cuanto
empezaron a ponerse las cosas malen Stalingrado. Pero, ninguno deellos se preocupó, antes de irse, decomunicar la existencia de esosalmacenes secretos...
Su voz se hizo bruscamente
dura.—Pregunte a mis hombres
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 443/486
—Pregunte a mis hombres,
doctor... dígale a Martin, por ejemplo, lo que ha tenido que hacer
muchas veces para procurarnos u poco de comida... de verdad, ya que
el rancho que nos daban no era másque agua de fregar... Conocí a un
hombre, un cabo furriel, que era laquinta esencia de ese tipo de sucioscanallas que prefieren ver estropearse a los víveres antes dedárselos a los soldados
hambrientos.
—¡Es inaudito! —exclamó elmédico— Es cierto que también lo
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 444/486
médico—. Es cierto que también lo
hemos pasado mal en los hospitalesde campaña... pero no tanto como
ustedes...Ulrich siguió con la mirada la
grácil silueta de la enfermera que sealejaba hacia la cocina.
—Doctor... —¿Sí, sargento? —¿Ha pensado usted en s
esposa?Le tocó el turno a Reiner de
fruncir el ceño.
—¿Qué quiere usted decir,Swaser?
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 445/486
Swaser?
—Es muy sencillo, doctor: losrusos llegarán aquí, más tarde o
más temprano... su mujer eshermosa y esos tipos... me entiende
usted, ¿verdad?El color desertó las mejillas
de Suverlund; bajó la mirada comosi fuese incapaz de sostener la de sinterlocutor.
—Sí... —dijo en voz muy baja,como si hablase consigo mismo—.
Lo he pensado mil veces, lo pienso
cada noche, cada instante...Levantó los ojos hacia el
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 446/486
Levantó los ojos hacia el
suboficial. —¿Qué puedo hacer, sargento
Swaser? Cada vez que reflexionosobre ello, me hundo en un mar de
confusiones... no sé... no sé... pero,¿qué piensa usted de ello?
—No quiero asustarle, doctor dijo Ulrich con franqueza—. Elhecho es ése... saber cómodefenderla de unos hombres a losque el triunfo va a convertir, por lo
menos en las primeras horas, e
bestias... Si pudiera esconderla...—Ya he pensado en ello...
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 447/486
Ya he pensado en ello...
pero no es válido. Si los rusosllegan, no van a tardar mucho e
llevarnos hacia otra parte... y si ellaestá oculta, ¿cómo prevenirla de la
marcha? ¿Cómo sacarla de sescondite en el momento preciso?
Una triste sonrisa se dibujó eel rostro cansado del médico. —Mejor es no pensar en ello,
al menos por ahora... espero que, eel momento preciso, Dios sabrá
inspirarme...
Capítulo XIV
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 448/486
Dieter Fonlass se acercó
lentamente al sargento. Un silencioextraño flotaba sobre aquel mundo
en ruinas que era Stalingrado. —Acaban de traernos el
rancho, Ulrich —dijo el soldado—.Y, maravíllate, tenemos café... ¡deverdad!
—¿Se han vuelto locos? — inquirió Trenke que estabalimpiando el subfusil.
—Han debido encontrar algúdepósito como el que hallamos
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 449/486
depósito como el que hallamos
nosotros el otro día —dijo Dieter . ¡Los muy cerdos! Ahora, que
estamos perdidos, van a ofrecernoslo que no hicieron en Navidad...
¡pavo trufado! —¿Bromeas? —inquirió
Ulrich. —¿Bromear? —rió Dieter—.¡Mirad, pandilla de incrédulos! Y sisabéis leer, cosa que dudo mucho,mirad lo que dice aquí... Canar
truffé... ¿no es cierto?
—¡Mira que eres ignorante! — dijo Trenke—. No es pavo, sino
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 450/486
j p ,
pato... —¿Y qué diferencia hay?
¿Cuánto tiempo hace que nocomíamos algo parecido? ¡Pavo o
pato! Aunque, si el señor no deseacomer esta porquería...
—¡Trae aquí una de esas latas, pedazo de asno!Comieron de excelente apetito,
riendo como no lo habían hechohacía tiempo.
Luego, viendo que los ojos de
los hombres se cerraban, a pesar delos esfuerzos que hacían e
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 451/486
q
mantenerlos abiertos, Swaser sedecidió a montar un pequeño turno
de guardia, dejando al resto de latropa que descansase en el interior
de los sótanos de los edificiosvecinos.
—Es una verdadera suerte quelos ruskis estén tranquilos —dijo elFeldwebel.
—No hables tan fuerte —rióMartin—. Esos hijos de perra, si
supiesen el banquete que acabamos
de darnos, serían capaz deorobarnos y cortarnos la
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 452/486
y
digestión...Ulrich, una vez solo, siguió el
camino de ronda que conducía alLazarett pero no entró en los
sótanos del gran edificio en ruinas.Se quedó allí, como si fuera
capaz de mirar a través de lasespesas paredes, y recorrió, con losojos del espíritu, los largos pasillosdonde los heridos se amontonaban,habiendo perdido toda esperanza,
sin poder dar crédito al buen doctor
Suverlund que les había releído milveces el párrafo del ultimátum ruso
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 453/486
en el que se prometía «cuidadomédico a heridos y enfermos».
—¡Cochina guerra! —gruñó elsargento—. ¿Cómo puede haber
ilusos que crean que los soviéticosvan a preocuparse de esas miserias
humanas? ¡Como si los jefesalemanes se hubieran interesado por ellos!
Recordó, con uestremecimiento retrospectivo, las
indescriptibles escenas que se
habían desarrollado en elaeródromo de Pitomnik, cuando los
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 454/486
últimos aviones se aprestaban avolar hacia Alemania...
Hombres cubiertos de vendassangrientas, cojos, mancos, ciegos,
luchando entre ellos como bestiasferoces para abrirse paso hacia los
Junkers cuyas hélices girabalocamente...Y allí habían quedado,
abandonados en la inmensa llanura,sin que nadie les llevase el menor
consuelo, ni un trozo de pan, ni una
gota de agua.Habían muerto, la mayoría de
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 455/486
ellos, de frío, congelados, cubiertos progresivamente por una espesa
capa de nieve que llegó a tomar laforma de un monte y que los
germanos, temblando de espanto,evitaban, alejándose de ella a la
que llamaban «la montaña de losmuertos». —¿Piedad en esta guerra? —
se preguntó Ulrich en voz alta—.¿Piedad del enemigo cuando
nosotros no la hemos tenido hacia
los nuestros?Tiró el cigarrillo y siguió
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 456/486
andando hacia el otro lado delLazarett, allí donde se encontraba el
pelotón del cabo Weimar.Otto le recibió con una
sonrisa, mostrando a sus hombresque roncaban en lo hondo de u
refugio que desembocabadirectamente en la trinchera. —Hemos comido como cerdos
rió Weimar. —Nosotros también. Como
cerdos... que esperan su San Martín.
Otto no dijo nada, pero lasonrisa se borró de sus labios.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 457/486
Callaron durante un largo rato.Luego, bruscamente, Ulrich miró
hacia la llanura. —¿No oyes nada, Otto?
—No... es decir, se diría... pero, ¡no es posible! ¡Son tanques,
sargento! —Tanques rusos, Otto...Weimar no contestó.
Apoderándose de los gemelos quecolgaban de su cuello, se los llevó
ante el rostro; sus dedos nerviosos
movieron el dispositivo delenfoque. Luego, con voz inflamada
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 458/486
por el entusiasmo: —¡Son nuestros, sargento!
¡NUESTROS! Mein Gott! ¡Por fin!¡Han llegado los nuestros! Nuestros
liberadores... ¡La columna blindadade Hoth!
—Pero, cabo...Otto no le escuchaba. Gritandocomo loco se dirigió primero alrefugio, despertando a sus hombres,luego echó a correr a las posiciones
vecinas donde muchos hombres
gritaban ya movidos por el mismoentusiasmo que Weimar.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 459/486
Con el ceño fruncido, Ulricechó mano a sus gemelos. La
imagen amplificada que la potenteóptica le procuró le convenció, e
principio, de que Otto había dichola verdad.
Su corazón empezó a latir cofuerza y un calor agradable le subióa las mejillas.
—Dios mío... no es posible...sería demasiado hermoso.
Pero, bruscamente, sus ojos
concentraron su atención en uvehículo blindado, con ruedas e
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 460/486
vez de cadenas. Se trataba de u pesado Panzerpähwagen cuyo
número, 222-A, recordaba Ulricdemasiado bien.
—Sakrement! ¡Es ese canallade Seimard! Muerto de miedo,
acosado por los rusos de la llanura,viene a refugiarse aquí... El muycerdo... vendrá a pavonearse,intentando imponer su ley... la leyde Hitler en un mundo que Hitler ha
abandonado...
Vio al cabo que, seguido por un denso grupo de soldados, corría
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 461/486
hacia los tanques. Lanzó un suspiro,luego enfocó los gemelos y vio a
los camiones que seguían a los blindados.
—Ese puerco quiere jugar el papel de Papá Noel... No hay
derecho de que cosas así puedaocu... No pudo terminar la frase.E l staccatto violento de las
ráfagas de ametralladoras le hizo
concentrar su atención sobre lo que
pasaba en la llanura. —Himmelgott!
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 462/486
Reaccionó velozmente. Echó acorrer, dando la vuelta al edificio
del hospital de campaña. Gritabamucho antes de llegar a la posició
y cuando penetró en la trinchera,todos los hombres se hallaba
dispuestos. —Schnell! —ordenó—.Llevad los dos antitanques a la posición del cabo Weimar...¡Rápido! Cinco tanques se acerca
a la ciudad por aquel lado...
—Entonces... esos disparos... —Hay algunos hombres que
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 463/486
han caído... ¡Daos prisa, demonios!Momentos después, los
primeros proyectiles silbabaagriamente. Los primeros
explotaron alrededor de los blindados, quizá porque los
artilleros sentían escrúpulos ya quehabían reconocido la silueta de lostanques, identificándolos comoMark-3.
Pero Ulrich no les dio tiempo
para dudas.
—Feuer! —gritaba yendo deuna a otra pieza—. ¡Son esos
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 464/486
canallas que guardaron losdepósitos de víveres en Pitomnik!
¡Y han matado al cabo Weimar ylos hombres de su pelotón!
Llevándose los gemelos alrostro, siguió con satisfacció
visible los resultados de laformidable puntería de losanticarros. Y cuando vio saltar por los aires el Panzerpähwagen deSeimard, bajó los gemelos,
sintiendo un intenso placer que le
inundaba hasta lo más íntimo de sser.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 465/486
—Espero... —dijo entre losdientes apretados— que vayas
directamente al infierno, hijo de perra.
* * *
—Han herido a Dieter,sargento.
—¿Quién? —Uno de esos malditos rusos.
Un francotirador. Fonlass asomó lacabeza y...
—Vamos a verle. Tendremosque llevarle al hospital.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 466/486
Echó a andar, pero Martin sequedó quieto; luego, viendo que el
sargento se alejaba, alzó la voz: —¡Swaser!
Ulrich se volvió, frunciendo elceño.
—¿Qué diablos te pasa?¿Vienes o no? Al menos, dimedónde está Dieter.
—Ha muerto, Ulrich.El suboficial bajó la cabeza,
luego regresó junto a Trenke, pasó
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 467/486
—Ulrich... —¿Qué? —preguntó si
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 468/486
moverse. —Nos rendimos, sargento. La
orden acaba de llegar. Von Paulusnos ordena cesar el combate. Los
rusos, según lo que están diciendolos altavoces, van a llegar dentro de
una hora... —Bien.Swaser se sentó sobre el
ergón. —¿Qué quieres que haga?
¿Que me eche a llorar? Hace
mucho, muchísimo tiempo, amigomío, que esperaba este momento,
bí í ll
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 469/486
que sabía que tenía que llegar.Anda, reúne a los hombres, que
amontonen las armas y que estétranquilos. Dentro de poco, Martin,
habremos emprendido el largocamino del cautiverio...
* * *
—Tengo miedo, Reiner... —No temas. Nada malo puede
ocurrimos... ¿Oyes? Ya están aquí.Se habían situado a la entrada
misma del Lazarett. Reiner cogió lamano de Adelheid.
L í d
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 470/486
Los pasos crecían deintensidad. De repente, u
suboficial, seguido por cuatrosoldados, penetraron en el vestíbulo
en el que se encontraba Reiner y smujer, justo donde empezaba laescalera que conducía a lossótanos.
El médico se percató de quelos cuatro rusos no eran europeos;tenían los ojos oblicuos y los
pómulos salientes.
«Siberianos... o mongoles», pensó mientras el suboficial se
d t í t él Y l
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 471/486
detenía ante él. Y como el ruso permanecía en silencio, Reiner se
decidió a hablar. —Soy el doctor Suverlund y
ésta es mi esposa... Tenemos aúnunos doscientos heridos en los
sótanos, y les estaría muyagradecido si nos procurasealgunas cosas urgentes...
Hablaba despacio, pronunciando cuidadosamente cada
palabra, para hacerse entender de la
mejor manera posible.Pero su sorpresa fue grande
d l i á d l
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 472/486
cuando el ruso, mirándole cofijeza, dijo:
—¿Sabes cuántos heridosnuestros han muerto por falta de
medicamentos, de vendas y de todolo demás, perro fascista? Ya seencargaban vuestros cochinosstukas de hundir las lanchas comedicinas y material sanitario que
intentaban atravesar el Volga...Sin saber exactamente por qué,
Reiner tuvo el claro presentimiento
de que algo terrible iba a ocurrir, pero no obstante contestó en tono
i t
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 473/486
amistoso. —Yo no tengo la culpa... ¡no
soy de los que aman la guerra! —¡Todos los alemanes aman
la guerra! —replicó el soviético—.Y has de saber, puerco nazi, que mihermano estaba entre los heridosque murieron como perros...gritando como locos... maldiciendo
todo lo existente...Reiner se percató de que el
destino le había jugado una mala
pasada. De todos los rusos quehubieran podido llegar al Lazaret
i t í i t
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 474/486
primero, tenía que ser precisamenteéste, que rezumbaba odio por todas
partes. —Yo no soy culpable, soy
médico —repitió.Fue entonces cuando losacontecimientos se precipitaron.
El sargento le golpeó en elrostro con el Nagan que empuñaba;
loca de furor, Adelheid se precipitósobre el ruso, alcanzándole en la
cara con las uñas.
El ruso la empujó coviolencia, echándola hacia los
soldados que habían montado sus
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 475/486
soldados que habían montado susarmas.
—¡Tomadla! ¡Es vuestra!Medio atontado, sin saber lo
que el sargento decía, perocomprendiendo lo que iba a pasar,Reiner se lanzó como un loco hacialos rusos.
El sargento disparó a bocajarro; una parte de la masaencefálica de Reiner fue a pegarse
en la pared.
Los soldados arrastraban ya aAdelheid hacia un rincón.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 476/486
* * *
—Davai! Davai!
—¿Qué diablos está gritando? preguntó Ulrich volviéndose
hacia Trenke que andaba lentamente
a su lado. —Davai puede traducirse por
«aprisa» o «adelante» —dijoMartin.
—Es formidable —suspiró elFeldwebel—, pero la guerra hace a
los hombres iguales. No importa slengua, ni su uniforme... ¿Recuerdas
lo que gritaban los Feldgendarmes
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 477/486
lo que gritaban los Feldgendarmescuando empujaban a los prisioneros
rusos? Schnell! o Los! Estos diceavai!... pero sus gestos, sus
sentimientos, su indiferencia escomo la de aquellos Feldgendarmesque empujaban a culatazos a losrusos, a lo largo de la carretera deMinsk... ¡Qué tiempos aquéllos!
¿Quién nos iba a decir, entonces,que un día seríamos como los
desarrapados que, por millares,
veíamos pasar? —Así es la vida...
Swaser se volvió bruscamente
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 478/486
Swaser se volvió bruscamente,sin detenerse, ya que la masa
ingente de prisioneros no podíadetenerse ni un segundo.
—¿Qué te ocurre, Martin? Nome había dado cuenta hasta ahora... pero andas como si te pasase algo...
—No es nada. Cuando mataroa Dieter, una bala me rozó, aquí, en
el estómago... —¡Maldito embustero! —dijo
Ulrich palideciendo al comprobar
que el rostro de su camarada estaba blanco como la tiza—. ¡Déjame
ver!
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 479/486
ver! —No podemos pararnos...
—¡Salgamos de la fila! No puedes seguir, así...
Cogió del brazo a Trenke,obligándole a seguirle fuera de lainterminable fila. Sentándose en elsuelo, desabrochó la guerrera y viola desgarrada camisa, manchada de
sangre. —¡Puñetero idiota! No sé
cómo has podido resistir tanto... hay
que hacer algo...Justo en aquel momento, u
soldado ruso se acercó a ellos
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 480/486
soldado ruso se acercó a ellos. —Davai! —gritó golpeando a
Ulrich con la culata de su fusil—.avai!
Swaser apretó los dientes, sini siquiera mirar al ruso. Sus ojosse posaron en el rostro blanco de scamarada.
—Estás listo, Trenke. No vas
a durar mucho... —Déjame aquí y sigue.
—No. Escucha. No me
divierte nada esta aventura. Tengoel cuchillo escondido bajo la
camisa La cosa va a ser muy
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 481/486
camisa. La cosa va a ser muyrápida... ¿Te da miedo morir?
Trenke sonrió. —¡Idiota! Tengo ya un pie en
el otro lado... preguntas... —Davai! —gritó el rusogolpeando de nuevo a Ulrich.
Tres rusos más acudían enayuda de su compañero.
—¿De acuerdo? —inquirióUlrich.
—Como tú quieras... Siempre
te saliste con la tuya, malditosargento...
—Adiós amigo
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 482/486
Adiós, amigo...Había buscado el cuchillo co
dedos ansiosos; ahora lo tenía en lamano y el ruso se inclinó para darle
un nuevo culatazo, Ulrich le clavóel cuchillo en el vientre.El soviético retrocedió,
soltando el arma, hacia la que se precipitó el alemán.
No llegó a tocarla.Los otros tres dispararon. La
larga ráfaga hizo rebotar el cuerpo
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 483/486
Notas
[1] Juventudes Hitlerianas.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 484/486
[1] Juventudes Hitlerianas.[2] Llamados así los generales
por el color de los pantalones, quellevaban un galón dorado en ambos
lados.[3] ¡Diablos!
[4] En francés en el texto.[5] Defensa antiaérea.[6] ¡Una porquería![7] ¿No es cierto?[8] Las trampas rusas e
Stalingrado se hicieron tristemente
famosas. Puertas que al abrirseexplotaban, escalones en los que
bastaba poner un pie para volar ed i l bj
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 485/486
bastaba poner un pie para volar e pedazos, sin contar con los objetos
que escondían un cepo mortal. Losrusos sabían muy bien que los
soldados alemanes gustaban de los«recuerdos» y prepararon unaenorme serie de «sorpresas» quecausaron decenas de bajas a losgermanos.
[9] Gestapo.[10] D.C.A. alemana.
[11] Sargento de la
Wehrmacht.
8/9/2019 Sangre en El Volga - Karl Von Vereiter
http://slidepdf.com/reader/full/sangre-en-el-volga-karl-von-vereiter 486/486