San Martin Libro Armas 03 Comando

83

description

armas y equipos de los comando en la ww2.

Transcript of San Martin Libro Armas 03 Comando

Page 1: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 2: San Martin Libro Armas 03 Comando

Barrie Pitt presenta la historia ilustrada .del siglo de la violencia que edita San Martín

La cronología del siglo ,XX es un catálogo de violencia como jamás hasta ahora conociera el mundo. Dos guerras a escala mundial han se- ñalado las cimas de la inevitable inclinación del hombre hacia la violen- cia; pero el período no ocupado por esas guerras no ha sido menos violento: la humanidad no ha cesado de prepararse para la violencia, de ejecutar actos violentos o de ocuparse de sus consecuencias.

Cuanto más capaz se hace la raza humana de controlar el medio que

1 la rodea, más le empuja su ansia de autoafirmación a poner en peligro ese medio con el uso de la violencia. El instinto de luchar y destruir

/ parece Ser tan básico en la naturaleza humana como el instinto de amar 1 y crear.

Para comprender mejor este siglo de violencia, San Martín-Ballanti- ne inicia ahora la publicación de una extensa colección, la Historia Ilus- trada del Siglo de la Violencia. En ella se integrará la historia ilustrada de la Segunda Guerra Mundial, que tan enorme éxito tiene, y que conti- nuará ofreciendo las series ya cono'cidas por sus lectores. Seguirán apareciendo los libros de Batallas, Campañas y Armas de la Segunda Guerra Mundial, y se ampliarán para incluir otras batallas, campañas y armas de todo el siglo de otros períodos y diferentes países, desde el Oriente Medio hasta Vietnam y desde la España de 1936 hasta las luchas revolucionarias de América del Sur. En la serie de Personajes se pre- sentan biografías de los hombres: unos, de reconocida grandeza; otros, de infausto recuerdo, que 'arrastraron a la humanidad a la violencia o que emplearon la violencia para dirigir la lucha por la paz. Ya se han publicado las biografías de Patton, Skorzeny, Hitler, Tito, Mussolini y Zhukov.

Los libros irán, en todos los casos, profusamente ilustrados. El si- glo XX ha sido la era de la cámara fotográfica, gracias a la cual han podido desarrollarse nuevas técnicas de presentación. Hemos demos- trado bien el dominio de dichas técnicas con la Historia Ilustrada de la Segunda Guerra Mundial. Dondequiera que haya tenido lugar un hecho de violencia ha habido una cámara pronta a registrarlo. El equipo de investigadores de la colección ha recorrido los archivos públicos y las colecciones particulares de todo el mundo en busca de las mejores fo- tografías, para que todos los libros vayan inmejorablemente ilustrados. Los textos se deben a las plumas de los escritores y comentaristas más competentes del mundo, cada uno experto en su campo. Todos Son concisos y de fácil lectura; textos e ilustraciones componen juntamente una nueva forma de presentar la información. Los libros ilustrados de San Martín son un nuevo tipo de libros para el lector moderno.

Page 3: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 4: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 5: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 6: San Martin Libro Armas 03 Comando

"Por supuesto, esto es totalmente kerque- el teniente coronel, sentado en horroroso. Posiblemente sea la su piso de Stratton Street, en Mayfair, ha- tarea más grandiosa que se pueda bía ordenado sus ideas "en forma de no- conseguir en el ejército, tas expresadas en una sala hoja de papel y es una ocupación que, si se cumple de escribir". adecuadamente, puede ser de gran Para cualquiera que esté familiarizado

I valor ... nada de rutinas, nada de con las tareas normales de gobierno el si- burocracia.. . justamente operaciones guiente episodio de la historia es poco puras, cuyo éxito depende menos que fantástico. El 5 de junio Clar- principalmente de uno mismo y de los ke expuso a Dill sus ideas. El 6 Dill.las hombres que se han escogido para transmitió a Churchill, entonces primer realizar la tarea. ministro. El día 8 Di11 dijo a Clarke que Esto es revolucionario." su esquema estaba aprobado y que en

aquella misma tarde había nacido la Sec-

1 El hombre que concibió los Comandos ción M09 en el Departamento de Guerra. fue el teniente coronel Dudley Clarke. En Se ordenó a Duddley Clarke organizar los desastrosos días de Dunkerque era una incursión a través del Canal "lo an- ayudante del jefe del Estado Mayor Im- tes posible". Las Únicas condiciones im- perial, general Sir John Dill. Meditando puestas por el Primer Ministro fueron la en la derrota de los Aliados en Francia y prohibición de distraer unidades destina- Bélgica, bregaba Clarke con uno de los das a la tarea más esencial, la defensa de más viejos problemas de la guerra: ¿Qué Inglaterra, que muy pronto podrían tener debe hacer una nación, cuando, a pesar que hacer frente a la invasión, y que las

I de haber sido derrotado su ejército en el guerrillas deberían contentarse con el uso campo de batalla, no acepta este resul- del menor número de armas posible. Am- tado como definitivo? En su mente apa- bas condiciones eran inevitables en las cir- recía el recuerdo de las guerrillas espa- cunstancias de la época, en lo demás se ñolas contra los ejércitos de Napoleón y le dio a Clarke libertad de acción abso- las de la Revolución Arabe de Palestina, luta. donde él mismo había participado en 1936. El interés y el apoyo del primer mi- "¿Pueden unos hombres desesperados, pro- nistro fueron factores vitales para propor- vistos solamente de armas portátiles, des- cionar el sentido de urgencia necesario a deñar la artillería, prescindir de los tre- todos los que estaban implicados en la nes de equipos y de la complicación de cuestión. Su pensamiento quedó expresa- los aprovisionamientos y llevar a cabo una do con toda claridad el 18 de junio de guerra de guerrillas contra un enemigo 1940: "¿Qué piensa el comandante en jefe cuyas fuerzas se extienden desde Narvik de las fuerzas metropolitanas, sobre los hasta los Pirineos?" (del libro The Green 'Storm Troops' O los 'Leopards', selec- Beret (La Boina Verde), de H. St. George cionados entre las distintas unidades, lis- Saunders). Este era el problema, pero an- tos para atacar de improviso en el interior tes de retirarse a dormir el día 4 de ju- nio -el último de los nueve días de Dun- El teniente coronel Dudley Clarke.

Page 7: San Martin Libro Armas 03 Comando

I Arriba: Ei general Sir John Dilly y campañas prolongadas no era la más acon- Winston Churchitl en una demostración de sejable para constituir una fuerza ligera carros de combate realizada apta para actuar en incursiones. Conside- en mayo de 1941. Derecha: El espíritu raciones de esta indole obligaron a deci- de los Comandos. dir la constitución de una unidad de nue-

vo cuño, el Comando. El nombre se tomó

de cualquier desembarcadero o vía de pe- netración? Esos oficiales y hombres deben ser armados coh los equipos más recientes, metralletas, granadas, etc., y se les deben facilitar rnotocicletas y coches blindados".

El problema subsiguiente fue la creación

de las unidades móviles de los boers que durante niás de dos años desafiaron a un ejército británico de 250.000 hombres en la Guerra de los Boers (1899-1902). La nueva organización, ideada a base de un cuartel general y diez agrupaciones com- puestas de tres oficiales cada una Y cua-

de la fuerza incuriora. Podía resolverse ienta y siete hombres de distinta gradua- tomando batallones existentes de las ción, tenían poca relación con lo estable- fuerzas metropolitanas o constituyendo cido para un batallón clásico. En todo unidades nuevas. Por varias razones se caso recordaba a los exploradores y uni- adoptó la última solución, siendo ésta dades ligeras que se hicieron célebres en una acertada decisión. Los comandan- el siglo XVIII bajo hombres como Rogers, tes y cierto número de jefes de com- Marion "el Zorro de la Manigua", Ewald pañía tenían cuarenta o más años Y ésta y Tarleton. I era demasiada edad para participar en in- Los cuadros de los Comandos núme- cursiones. Los escalafones de las unidades ros 1 y 2 se formaron a partir de las diez pertenecientes a las fuerzas metropolita- Compañías Independientes creadas a prin- nas estaban llenos de reservistas y jóvenes cipios de año cuando los alemanes inva- reclutas, unos demasiado precavidos y dieron Noruega. Estas compañias se com- otros demasiado inexpertos para garantizar ponían en su mayor parte de voluntarios los resultados de operaciones donde "el del Ejército Territorial y estaban destina- libro" -Regulaciones del Servicio en Cam- das a interferir las líneas de comunicación paña- serviría de poco y donde la ma- enemigas. Como las cosas se pusieron en tanza y lo imposible serían lo normal. Ade- contra, dichas compañías no efectuaron ' más, la organización en batallones de in- ninguna incursión, aunque la mitad de fanteria clásicos, concebidos para actuar en ellas conocieron la acción en combates

Page 8: San Martin Libro Armas 03 Comando

desesperados, en la retaguardia, en los gimientos de los condados, la columna nevados valles cercanos a Bodo y Mo vertebral de la Infantería Británica. Una (Noruega). gran parte eran reservistas pero existía

Los otros Comandos se formaron lla- cierto núcleo de regulares. En su mayoría mando voluntarios para servicios especia- habían servido en la India y eran hom- les. Los comandantes se seleccionaron en- bres adiestrados en el manejo de las ar- tre los voluntarios y se les dio libertad mas. Habían entrado ya en acción y es- para escoger a sus propios oficiales. Asi- peraban triás ocasiones de hacerlo. Esta mismo los tres oficiales de cada unidad unidad era quizá excepcional, pero todos fueron autorizados para elegir y reclutar los hombres estaban dispuestos a supe- sus propios hombres de entre las distin- rarse. Antes de que finalizara junio este tas unidades que se les habían asignado. Comando se concentró en Plymouth y por

Este rudimentario y expeditivo sistema todas las partes del país comenzaron su dio pronto buenos resultados. Los prime- vida las nuevas unidades. ros comandantes fueron Bob Laycock, de Entre las muchas cosas extrañas que la Guardia Montada; John Durnford, de aparecen en la historia de los Comandos la Artillería Real, y Ronnie Tod, de Ar- es digno de destacar el hecho de que so- gyll, y los "Highlanders" del Sur. Antes lamente a los diecinueve días de su for- de finalizar la guerra el primero de éstos mación llevaron a cabo su primera incur- era general de división y jefe de Operacio- sión. No puede decirse que fuera ésta una nes Combinadas y los otros dos generales fecha que hiciera historia, pero al menos de brigada. fue un paso dado en el largo camino de

La "cartaw que esbozada las condiciones regreso a Europa, el camino de la victo- de este servicio especial no ofrecía nin- ria. guna particularidad reveladora. Un oficial El planeamiento de las operaciones mi- que se incorporó al principio recuerda litares no es precisamente fácil, aun sin que: "Los comandantes habían de asegu- añadir la complicación de una travesía ma- rarse que solamente fuesen escogidos los rítima. El planeamiento de incursiones en mejores; debían ser jóvenes, completa- el verano de 1940 presentaba casi todas mente idoneos, capaces de conducir ve- las dificultades que la pesadilla más pe- hículos de motor y que no se mareasen simista pudiera evocar. Pero los hombres en la mar. Esto fue dar un paso a ciegas, que concibieron los Comandos eran opti- ya que nada se dijo respecto a lo que mistas. Ec el verano en que Churchill aquéllos deberían hacer, y muchos oficia- alentaba a sus paisanos con promesas de les del ejército regular se atenían a la es- sangre, sudor, penas y lágrimas, el pesi- tricta regla de nunca ser voluntarios para mismo tenía, no obstante, sus fundamen- nada". Pese a ello, no menos de diez de tos. Para planear una incursión se necesi- los primeros oficiales de Comando Núme- ta una detallada elección de blancos y una ro 3 procedían del ejército regular. Según información exacta sobre las fuerzas ene- una de las condiciones claramente estable- migas y su despliegue en la zona del ob- cidas en este servicio, todo hombre po; jetivo. Hasta junio de 1940 todos los re- día voluntariamente regresar a su unidad cursos del Servicio de Inteligencia Britá- después de una operación. Pocos solicita- nico se habían concentrado en torno a la ron hacerlo. Verdaderamente ser un "re- favorable situación que Alemania había gresado" a su unidad era la suerte más conseguido en el frente del Oeste. Ahora temida por los soldados del Comando. la costa de Europa, desde Narvik a Ba-

Se organizaron unas cien unidades en yona, se babía transformado en una línea las que prácticamente estaban representa- enemiga y la lenta recopilación de infor- dos cada regimiento y cuerpo del Ejército mación, procedente de los agentes y de la Británico. Regulares, reservistas y territo- fotografía aérea, tenía que comenzar de riales de todas las partes del país podían nuevo por doquier. verse en sus filas y apenas puede decirse Cuando Dudley Clarke buscó por pri- que existiera un batallón propiamente tí- mera vez cooperación en el Almirantazgo pico. La Unidad H del Comando Núme- fue recibido con toda cordialidad por el ro 3, en e! que sirvió el autor, se formó Segundo Jefe del Estado Mayor Naval: seleccionando hombres de la 4.& División, "i Qué!, ie l Ejército quiere regresar a EU- que había combatido con tenacidad en la ropa para combatir de nuevo? Esta es la campaña de Dunkerque. Los hombres, en- mejor noticia que he recibido en muchos tre los que se inclulan soldados proceden- días. Para ello puede usted tener lo que tes de la Artillería Real, del Real Cuerpo pida de la Marina". Al capitán de navío de Ingenieros y del Real Cuerpo de Servi- Garnons-Williams se le dio el cometido cios del Ejército, se escogieron de los re- de reunir embarcaciones y situar su cuar-

tel general en el yate Melisande fondea- tunadamente no había buques de patruila do en el Hamble. Se reunieron lanchas de alemanes para observar lo sucedido e in- motor y embarcaciones de recreo de di- tentar detenerlas. Sin embargo, el inciden- ferentes características, procedentes de te causó cierto retraso en la operación. Norfolk y de cualquier parte donde en tiempo de paz la gente se divertía "arran- chando en embarcaciones", todas ellas muy distintas en el grado de confianza que se podía depositar en ellas.

Pese a esta favorable disposición por parte de la Marina, las operaciones com- binadas precisaban buques de desembarco y los pocos que tenía la Gran Bretaña en 1939 se perdieron en Noruega. Sin em- bargo, una Marina que poco antes había improvisado una flotilla para retirar de Dunkerque 338.226 soldados ingleses y franceses no se apuraba demasiado por el problema de transportar unos cientos de hombres en dirección opuesta. Los solda- dos no se ~ r e o c u ~ a b a n Dor tener aue efec- tuar un désembgrco desde embarcaciones sin blindaje y diseñadas para fines corn- pletamente distintos; posiblemente porque no conocían otras mejores,

El aspecto naval del planeamiento y de las operaciones se complica a causa de los problemas de navegación, viento y ma- reas. A menudo se dispone de pocos días al mes para que sea practicable el des- embarco en una playa determinada o en un paraje apto para tal fin. Pero justo es también confiar en el azar, tanto como sea posible, cuando son muchas las cosas que pueden ír mal. En sí misma, ésta es justificación suficiente para comprender

Las embarcaciones de salvamento utili- zadas carecían de medios de navegación modernos y Tod estaba a punto de en- trar en el puerto de Boulogne cuando un proyector enemigo descubrió repentina- mente su posición. Se desvió entonces el rumbo hacia la costa y el desembarco se efectuó en unas dunas de arena donde tu- vo lugar una indecisa escaramuza con una patrulla alemana. La única víctima fue Dudley Clarke que acompañó la expedi- ción como observador. Una bala le hirió de refilón y casi le arrancó una oreja. El bromeó diciendo que el hombre que ha- bía tenido la idea de crear los Comandos fue el primero de ellos que resultó he- ..:a- IlUU.

Otra parte del Comando desembarcó en ia playa de Merlimont, seis Km. al Sur de Le Touquet, y atacó una gran cons- trucción rodeada por un amplio cinturón de alambre de hierro espinoso. Los dos centinelas alemanes fueron muertos pero, ante la imposibilidad de penetrar a través de las alambradas, se lanzaron granadas Mills a través de las ventanas. Si la cons- rrucción era un acantonamiento, una re- sidencia de oficiales, o un cuartel general no se puede saber, pero es de suponer que a los inquilinos no les haría mucha gracia la visita.

que las unidades utilizadas estuviesen for- A Su regreso a Dover las embarcacio- madas por personal voluntario. nes incursoras fueron vitoreadas por los

La primera incursión se llev& a efecto buques del puerto. En Folkeston, la llega- en la noche del 23 al 24 de junio me- da de treinta despeinados soldados fue diante un desembarco en la zona de Bou- acogida con suma desconfianza. En la na- logne-Le Touquet. La fuerza denominada ción el relato escueto de que los britá- Compañía Independiente Número 11 iba nicos hubiesen dado un alfilerazo a Hit- bajo el mando del comandante Tod y es- ler antes de cumplirse un mes desde la re- taba compuesta por 120 hombres. Garsons- tirada de Dunkerque, como realmente su- Williams se había ingeniado para lograr cedió, fue bien acogido en general. media docena de lanchas de salvamento La Sección MW no perdió tiempo en de la Roya1 Air Force (RAF) a través concebir otra estocada. En la noche del del Ministerio del Aire. Aunque estas em- 14 al 15 de julio se prepar8 una incursión barcaciones eran rápidas, de confianza y contra la guarnición alemana de Guernsey. aptas para aguantar la mar, sus proas se En esta ocasión la información adquirida elevaban mucho sobre el agua y por tan- fue grande. Los alemanes habían desem- to no eran las idóneas para actuar como barcado en ella el 1 de julo y disponían medios de desembarco. de 469 hombres bajo el mandato de un

La expedición, cuyo armamento incluía tal Doctor Mass; la cuantía de su racio- veinte metralletas, la mitad de las exis- namiento había sido revelada a uno de tentes entonces en el país, se hizo a la nuestros agentes por el propio aprovisio- mar desde Dover, Folkestone y Newha- nador. ven. En la mitad del Canal unos avioiies La fuerza incursora la formaban la 11 Spitfire dieron una pasada sobre las em- Compañía Independiente de Tod, que ata- barcaciones para reconocerlas, pero afor- caría el aeropuerto, y la Unidad H, Co-

Page 9: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 10: San Martin Libro Armas 03 Comando

"Después de quince meses de los primeros días, durante el glorioso v experiencia como Director de rano en que la invasión aun amenazaba Operaciones Combinadas, y habiendo Inglaterra, todos se sentían felices. La m fracasado en todo intento de llevar a cabo operaciones ofensivas interesantes, debo apoyar los comentarios del primer ministro respecto a la intensidad del poder negativo que controla la máquina tradas duramente para tratar de lograr de guerra en Whiteha U. . . s610 la perfección, sino tambi6n la imp Los grandes Iíderes de antaño han resaltado el valor del tiempo en la guerra. .., el tiempo transcurre trincheras. y mientras la demora, el ladrón del tiempo, sea la clave del funcionamiento en Whitehall, seguiremos perdiendo una oportunidad tras otra a medida que se piesentan las ocasiones?

En octubre de 1941 Sir Roger Keyes, que en muy pocas ocasiones se había puesto en contacto con la Junta de Jefes de Es- tado Mayor, era relevado de su cargo. Su andanada de despedida, citada anterior- mente, fue lanzada en la Cámara de los Comunes y todos los que prestaban ser- vicio en los Comandos de esta época coin- cidían de corazón con cada una de las palabras del almirante Keyes. Para la ma- yor parte de ellos su tiempo de perma- nencia en los Comandos les parecía una larga historia de esperanzas aplazadas. En

dos. Hay una gran irritación con la vi- da ..., ello se debe en parte a esas dila- ciones y .también al cansancio producido por las dificultades, en los buques y fue- ra de ellos, en los cuarteles y en los de- más lugares. En pocas palabras, hay un sentimiento de frustración".

El remedio estaba en los oficiales; en- tre ellos, los mejores ponían todo su ce- lo, su inventiva y entusiasmo ideando nue- vos ejercicios, ensayos y técnicas a fin de perfeccionar la destreza combativa de sus hombres.

Tres circunstancias ayudaron a Haydon en su empeño de levantar el espíritu de su brigada. La primera fue la marcha ha- cia Oriente Medio de la fuerza del te- niente coronel Laycock, cuyas hazañas se- rán descritas en el capítulo próximo. La segunda fue la reorganización de los Co- mandos en una plana mayor y seis agru- paciones, en lugar de diez. Con esto, al disponer cada unidad de doce oficiales menos, los comandantes tuvieron el ca- mino libre para quitarse de en medio a los menos adecuados. La nueva organiza- ción resultó más manejable desde el pun- to de vista táctico. Cada agrupación te- nía ahora tres oficiales y sesenta y dos hombres de distintos grados.

La tercera de las circunstancias apun- tadas fue la primera incursión contra las islas Lofoten. El 21 de febrero los Co- mandos embarcaron en Gourock a bordo de los buques Queen Emma y Princess Beatrix, vapores para cruzar el Canal, transformados. La misma tarde navegaron hacia Scapa Flow donde llegaron al si- guiente día. Se empleó una semana en dar los últimos toques a los planes y al adies- tramiento y el 1 de marzo se recibió el mensaje "Llevar a cabo la Operación Clay- more". A medianoche la fuerza navegó hacia Skaalefjord, situada en las islas Fa- roe, donde se llegó a las 19,OO horas del día 2. Allí los cinco destructores de es- colta efectuaron relleno de combustible y la expedición se hizo a la mar de nuevo cinco horas más tarde para entrar en Westfjord durante la noche del 3 de mar- zo. Hacia las 4 de la madrugada podían verse con claridad muchas luces de nave- gación en las proximidades de las Lofo- ten. No había trazas del enemigo. Todo se desarrollaba conforme al plan previsto. Esta perfecta recalada * tuvo la ayuda del

* Llegada a un punto de la costa previsto de antemano

Almirante de la Flota Sir Roger Keyes.

Page 11: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 12: San Martin Libro Armas 03 Comando

Izquierda: Cruzando obstáculos en adiestramiento. Abajo: El general de división J. C. Haydon (.el Mayor,], el hombre que adiestró a los Comandos. Tope: El Queen Emma, buque de asalto de infantería, con una lancha de desembarco [LCA) en los pescantes.

Page 13: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 14: San Martin Libro Armas 03 Comando

la Luftwaffe no fue un factor importante; jun lujo extraordinario en esta fase de la guerra!

Poco después de las 06,OO horas las lan- chas de desembarco iniciaron su come- tido. La salida del sol lanzó sus deste- llos cuando arrumbaron hacia las nevadas islas, pero el aire era frío y las afiladas proas de las embarcaciones golpeaban so- bre las pequeñas olas del mar levantando heladas rociadas de agua sobre los solda- dos. Un oficial cuyo "uniforme" consis- tía en dos chaquetas, dos jerseys, una ca- misa, dos chalecos, un impermeable de la- na y unas botas de cuero forradas, se la- mentaba después: "Yo aun tenía frío".

Cuando Durnford-Slater, a bordo de la embarcación conductora del desembarco, que iba a la cabeza del Comando Núme- ro 3, se aproximadaba a Stamsund pre- guntó a un buque de pesca noruego que salía a la mar: "Hvor ar Tuaska?" -¿Dónde están los alemanes?-; los ofi- ciales voceaban un poco preoaupados de que se confirmara la ausencia del enemi- go. Los noruegos, por su parte, izaron su bandera nacional, que flameaba a media hasta en el palo mayor.

El desembarco en Stamsund puso de ma- nifiesto una contrariedad inesperada. La "costa suave y aplacerada" resultó ser un elevado muelle y los soldados fueron fisi- camente izados a tierra por los habitantes que acudieron en multitud a darles la bienvenida, ellos mismos amarraron la lancha de desembarco y ayudaron a des- embarcar las armas. Después de este co- mienzo tan poco guerrero el Comando se afanó en su cometido y no se perdió tiempo cn atacar sus objetivos. Seguida- mente se inició el trabajo de destrucción.

Solamente hubo oposición por parte del pesquero armado Krebbs que osadamen- te la emprendió con el destructor HMS Somalí, pero fue obligado a rendirse al caer bajo el fuego de éste.

Los resultados de la incursión fueron altamente satisfactorios. Se reclutaron 315 voluntarios, incluyendo ocho mujeres Y un soldado- que salió de su casa vestido con el uniforme del ejército noruego, fu- sil en mano, conservado desde que fina- lizó el combate en 1940. El director, in- glés, de las factorías de Allen y Hanbury fue rescatado de Henningsvaer. Los ale- manes capturados por el Comando Nú- mero 4, en su mayoría pertenecientes a la Luftwaffe, fueron 216. Además, el des- tacamento noruego hizo una redada de unos 60 partidarios de Quisling.

Se hundieron once buques con un to-

tal de 20.000 toneladas y se capturó, do- tándolo de personal, un buque de pesca que fue conducido a Inglaterra. Se des- truyeron dieciocho factorías estimándose que el aceite y la gasolina que se que- maron alcanzó la cifra de 3.600.000 litros. La película tomada de todos estos aconte- cimientos resultó una buena propaganda de guerra en una época en que no abun- daban los éxitos aliados. Se cree que el único accidente sufrido por los ingleses resultó ser a consecuencia de habérsele disparado a un oficial un Colt automá- tico que llevaba en un bolsillo del panta- lón.

La incursión tuvo su parte jocosa. Un sargento, al que se le dieron cien coronas ante la posibilidad de ser abandonado y tener que internarse en el territorio neu- tral de Suecia, sólo disponía de 70 al re- gresar a bordo. Después se supo que el sargento aún tuvo tiempo de obsequiar las otras treinta a una muchacha casadera noruega mientras permaneció en tierra. Desde entonces fue conocido por "Treinta coronas y algo más'', pero su identidad no será revelada aquí.

John Durnford-Slater pronunció una me- morable arenrra a varias Dersonas sosoe-

Page 15: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 16: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 17: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 18: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 19: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 20: San Martin Libro Armas 03 Comando

I -cliiierda: Lord Louis Mountbatten. /\iriba: En el campo de polo.

II. St. George Saunders escribió en su 111iio "The Green Beret": "El sucesor de i.i6yes era un hombre de energía y deter- iiiiiiación ilimitada. Lord Louis Mountbat- i~+ii, primo del Rey, había empleado su < I I iiva vida en la Marina Real. En los años ivinte parecía, a los que no le conocían, 1111 apuesto oficial de marina casado con t i i t ; i bonita y rica mujer y más inclinado iiiic-ia los placeres de la vida que a tomar 1 t i serio sus propias responsabilidades. Po- ~.i:i un piso que era la maravilla de May-

l i i i ; jugaba al polo; frecuentaba los con- * ciiicursos de modas; era un hedonista. 111 . hecho, nada era más lejos de la rea- i i t l . 1 ~ 1 . Todos eran signos externos de un i~.iiiperamento que le hacía, y aún hace, 1111.izar la vida en toda su amplitud pero

1 oiisciente de que los placeres mundanos I * I I puros accesorios de la vida. Los que

I r . 1-onocían bien quedaban impresionados ibfiiclue la seriedad de sus propósitos era l t clave de su carácter ...

l :I perspicacia del primer ministro le Iiiri~ fijarse en él hacía ya mucho tiempo. 1 ~~ii ía energía, inteligencia y entereza en 1.1~tilo sumo; todas las cualidades que po- ' 1 1 I I I hacer de él un excelente jefe de 1 iiiisl.aciones Combinadas. Su nombramien- I ~ I %'e debió tanto a estas cualidades como

a su juventud, su vigor y su franca perso- nalidad.

Sir Roger Keyes era un hombre de co- raje y el héroe de Zeebrugge admirado por los hombres de los Comandos, a los que trató de lanzar contra el enemigo. Aun así, era casi una remota figura histórica. Con Mouptbatten, los Comandos encon- traron al jefe de su misma generación. En un aspecto, Keyes parece haber tenido un serio fallo. Defraudado por los jefes de Estado Mayor y por la escasez de ar- mas y embarcaciones de desembarco, abandonó la línea de acción realista, de lanzar frecuentes incursiones en pequeña escala, para montar operaciones de ma- yor envergadura con fuerzas de entidad similar a una brigada. La conquista de la isla Pantelaria, en la que puso todo su corazón, pudo haber dado un disgusto a los Aliados en los primeros días de 1941. Si hubiesen desembarcado los 4.000 hom- bres previstos en la isla habrían sido poco más útiles que estando encarcelados en un campo de concentraci6n alemán. Pa- rece que su idea era, que si sus 4.000 hombres permanecían ociosos durante mu- cho tiempo el mando superior podría sen- tirse eventualmente instigado a utilizarlos en la acción. Como reveló en su discurso de despedida, él despreciaba la capacidad de funcionamiento moroso que tenía Whi- tehall. Pero amanecía un nuevo día.

37

Page 21: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 22: San Martin Libro Armas 03 Comando

incursión era hostigar rejada, cuando se procedía a echarlo al omunicación enemigas e agua desde el Triumph. Por esta causa lah n sus aprovisionamientos señales de navegación previstas no se rc-

rra. El puerto estaba cibieron en el Glengyle. Sin embargo, 6s- acción de los aviones te alcanzó la situación correcta y lanzó al

de cobertura lo cual era una complica- agua sus lanchas de desembarco a las 22,35 horas. A causa de dificultades sur-

El buque de asalto Glengyle, con el Ba- gidas en los aparatos de maniobra inicia- tallón "A" a bordo, salió a la mar en la ron su marcha hacia tierra con quince mi. noche del 19 al 20 de abril escoltado por nutos de retraso, pero casi todas llegaron el crucero antiaéreo Coventry y los tres a la costa casi al mismo tiempo. destructores australianos Stuart, Voager y El desembarco debía realizarse en cua- Waterhen. El submarino Triumph se si- tro playas. En la playa "A", la situada tu6 a dos millas y media de Bardía con más al Norte, los hombres desembarca- una luz blanca que sirvió de ayuda a la ron sin dificultad vadeando en dos pies navegación a los otros buques. Desafortu- de agua. Se reunieron con los que tenían

adamente el submarino se retrasó en el que desembarcar en la playa "B". Sufrie- plimiento de su función por haber su- ron retraso durante la maniobra de arriar

o un ataque aéreo durante su trave- las lanchas, y se unieron al grupo que se Los aviones eran británicos. Estaba dirigía a la playa "A". El jefe de las fuer- isto que el capitán de navío Courtney, zas del ejército llamó la atención por este de la Sección Especial de embarcacio- percance pero el patrón de la lancha supo sutiles, mostrara una luz verde desde percatarse mejor de la situación. En la pequeña isla alejada de la costa, pero playa "D", aunque el acceso era estrecha ote naufragó, a causa de la fuerte ma- y difícil, los 35 hombres desembarcaron

en medio de la marejada con sólo diez ajo: Bardia; una costa prohibida. minutos de retraso respecto al horario pre- erior: El HMS Glengyle. visto. recha: El general de brigada Los desembarcos se efectuaron sin opo rnard Freyberg. Cruz Victoria, defensor sición y excepto dos motocicletas de pa.

trulla y un par de camiones el número

4 1 ~ s enemigos era pequeño. Los hombres de i , ~ playa "A" arrojaron granadas a los ca- itiiones pero cayeron cortas. Un oficial O I I I I * se movía de una a otra parte falló al ' 1 1 1 la contraseña y se hizo fuego sobre L 1 cayendo mortalmente herido. Descubrie- I C I I I una pila de cubiertas de rueda de ~1~11lculos y las hicieron arder con cuatro ~*i~inadas incendiarias. Con esto los hom. It1t.9 se dieron por satisfechos, pero aun- t ~ i ~ ~ b el incendio prosiguió con gran inten- itlad durante varias horas no puede con-

ct~lcrarse que la acción fuese un éxito. Al- ~*iiilos hombres se retiraron hacia la playa

11" y cierto número de ellos quedaron ~~iisioneros porque la lancha de desem- l ).ir co no estaba esoerándoles.

1.0s hombres de la playa "C" averiaron 1111 puente pero sus explosivos hicieron t~~ic.os daños en la carretera. Su principal ~tl~jetivo era una estación de bombeo pero

hizo demasiado tarde y no tuvieron I ir-inpo para destruirla.

I:1 grupo de la playa "D" encontró cua- I I O cañones navales. El cabo Baxford y '.cl)per Angus volaron sus troneras con rrrlignita.

I.as agujas magnéticas de las lanchas de tic*sembarco demostraron ser defectuosas, 111 cual complicó la retirada, pero el

Glengyle logró regresar indemne a Ale- jandría a las 23,00 horas del día 30.

La incursión salió mal. Los hombres, muchos de los cuales no habían entrado en acción aún, se habían movido con mu- cha lentitud. Esto se debía en parte al temor de hacer demasiado ruido y tam- bién porque tendían a cubrirse tan pronto como alguien abriera fuego. Una tropa más experta hubiera sabido que si los hom- bres se mueven con rapidez en la oscuri- dad ofrecen blancos difíciles de acertar. Pero si Laycock se mostraba disgustado con los resultados obtenidos, los alema- nes se alarmaron lo suficiente para situar en Sollum una brigada acorazada.

Las incursiones posteriores, efectuadas contra las comunicaciones de Rommel, pu- dieron haber proporcionado mejores resul- tados, pero la aviación enemiga tenía aho- ra la superioridad aérea y ningún buque más lento que un destructor podía llevar a cabo una incursión con posibilidad de sobrevivir.' Además, se enviaron tantas tropas a Grecia que las fuerzas de Lay- cock eran ahora prácticamente las únicas reservas de Wavell. El Comando Niime- ro 11 se envió a Chipre cuya guarnición parecía peligrosamente débil.

Hacia el 2 de mayo los ingleses habían evacuado Grecia y dieciocho días después

Page 23: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 24: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 25: San Martin Libro Armas 03 Comando

I I I Creta. Si cumplieron su cometido, y I irrtamente lo hicieron, fue, porque bajo 1 ~ 1 inspiración de un determinado jefe fue- 11111 capaces de sobreponerse a sus des- vpiitajas fisicas. Sus bajas ascendieron a 1111os 600 hombres; las tres cuartas partes 119 las fuerzas que desembarcaron en la Irnhia de Suda.

i l I 8 de junio los ingleses se vieron ~~t~ligados a invadir Siria donde el general 1 lr.ntz, el Alto Comisario francés, permi- 110 a los italianos establecer bases aéreas. I rir i tropas australianas avanzando desde $ 1 Norte de Palestina quedaron detenidas fTi i la desembocadura del río Leontes. Pa- 111 ubrir este paso se decidió desembarcar 1 I Comando Número 11 que quedó en 1 hlpre mientras el resto del Layforce es l ~ i l i n en Creta. El objeto era un fuerte 1 1 ilucto que defendía el puente de Kafi IInrla, el grueso de cuya guarnición perte- ciwia al 22 de Tiradores Argelino. ir¡ Comando embarcó en Haifa, en el

llMS Glenggle, mandado por el capitán , I r - navío Petrie de la Marina Real. El Jl*hirmbarco no resultó fácil. Durante el *e,iitno la desembocadura del río Leontes L i ~ ~ i l generalmente cerrada y debido a la ~~~iiriiente de la tierra es difícil identifi- n ~111i i desde la mar. Además, suele exis- ( 1 1 Kran oleaje a lo largo de la costa siria, l t i 1-ual hace prácticamente impoeible el

, il*.it.mbarco la mayor parte de las noches ,4I*d mes. Afortunadamente, Petrie encon-

l i l l en Haifa un joven oficial que había b [vido en la Policía Palestina. Era el sub-

+ # ltrente Colenut, un hombre de valor y lirsos, que desembarcó en la noche del

11 111 7 de junio para reconocer las playas. Itilrndos en sus informes se decidió Ile- * 111 a cabo la operación durante la noche -~r:iiicnte, desembarcando el Comando en 1 I I~~~ grupos en la parte Norte del río, para oit~trnr a 109 defensores por el flanco y la irtiiguardia. El grupo de la izquierda es- 1'1Ii.i bajo las 6rdenes de1 capitán George 8Ii)i.e; el del centro a las del teniente co- ~ ( I I I ~ Pedder; y el de la derecha bajo 1 2 1 , del comandante Geoffrey Keyes.

I n noche anterior hubo luna llena, de ~til~ilo que las lanchas de desembarco, que

lnnzaron al agua poco antes de oscu- 1 1 1 vr, tendrían que navegar en dirección ~l811.in donde nace el sol y en sentido opues- 1 8 1 ii la del ocaso de la luna. Pese a esto 1 1 1 1 Iiubo oposición durante el desembar- 8 g b , iiunque el grupo de Keyes puso el pie + 1 1 tierra al Sur del río. Atisbando a la I I I ~ del ciepiisculo vieron lo que parecía

1 un grupo de tropas, pero resultó ser 1111 Ijosque de cipreses. El grupo saltó a

tierra y despejó la playa. Al cabo de cierto tiempo Keyes comprobó que habían des- embarcado en el lado del río que no co- rrespondía con lo previsto. No perdió tiempo en tomar contacto con un bata- llón australiano que le prestó un bote. Con él barqueó sus hombres a través del Leontes por lugar donde existía ma- yor concentración de armas pesadas del enemigo. Así los Comandos se encontra- ron tratando de evitar el verdadero obs- táculo que se pretendía eludir con el des- embarco. Keyes era un oficial de los "Scots Greys" *, y sus tropas habían sido seleccionadas de sus famosos regimientos de caballería. Aquí, sus "caballeros", co- mo él les llamaba, sufrieron duramente, pero lograron cruzar el río donde los aus- tralianos, no menos combativos, habían fracasado.

Dick Pedder, un hombre de fiero tem- peramento, era rápido en reprimir seve- ramente si algo le desagradaba. Su grupo penetró vigorosamente tierra adentro y pronto entró en acción. Estaba dando ór- denes a uno de sus oficiales cuando un disparo de fusil le dio en la cabeza ma- tándolo instantáneamente. Todos los de- más oficiales fueron heridos, pero Fraser, del Servicio Real de Carteros, asumió el mando y dirigió a los hombres adelante para tomar los cuarteles y enfrentarse con un grupo de hombres dispuestos a refor- zar el reducto clave.

Más al Norte, el grupo de George More había atacado la línea francesa de arti- llería, tomando varios cañones de cam- paña y morteros; los prisioneros excedie- ron en número a los Comandos.

Sin embargo, los del 22 de Tiradores Argelino no habían arrojado la esponja. Aún disponían del apoyo de morteros de 4 pulgadas y se recobraron de la sorpresa inicial. Las cosas se pusieron feas para los dos grupos del Comando que opera- ban más al Norte, cuando hacia el medio- día el bravo Keyes entró en escena. So- mando el mando, reorganizó rápidamente a sus hombres y alrededor de las 13,00 horas el reducto estaba en sus manos.

Fue el cruel destino quien decretó que la primera acción del Comando Número 11 fuera en combate contra los franceses Y que la unidad sufriera 123 bajas, poco más o menos la cuarta parte de sus efec- tivos. El comandante Keyes y el capitán More fueron galardonados con la Cruz Militar.

Desde marzo hasta diciembre de 1941 * Nombre de un antiguo regimiento de Irlanda

del Norte.

Page 26: San Martin Libro Armas 03 Comando

las fuerzas de Rommel sitiaron Tobruk que fue defendido con ahínco por su guar- nición australiana, con la ayuda de solda- dos de otras procedencias, bajo las órde- nes del general Morshead. En esta defen- sa participó un pequeño destacamento de cinco oficiales y 70 hombres procedentes dei Comando Número 8, compartiendo los peligros y penalidades del asedio, el peor de los cuales fue, según el sargento Dic- kanson, la falta de cerveza. La principal hazaña de1 destacamento fue una incur- sión bien planeada realizada por el capi- tán Mike Keely del Regimiento de De- vonshire.

El objetivo era una fuerte posición ita- liana llamada "los granos gemelos", dos pequeñas colinas que dominaban la posi- ción defensiva avanzada del 18 de Caba- llería India. Antes de la incursión, los Comandos se familiarizaron con el terre- no efectuando salidas en patrullas llevadas a cabo en unión de los soldados de la Caballería India que eran muy diestros en los movimientos nocturnos.

La partida incursora estaba formada por cuarenta hombres del Comando Número 8 y un grupo de demolición constituido por zapadores australianos. Keely contaba con dos excelentes oficiales: el capitán Philip Dune, de la Real Guardia Montada, un diestro y original táctico, que en una oca- sión fue miembro del Parlamento, y el teniente Jock Lewis, de los Guardias de Gales, qu i antes de la guerra era un co- nocido jugador de hockey.

La mayor parte de los hombres del Co- mando Número 8 pertenecian a la Guar- dia Nacional, elegidos por su vigor físi- co. La mitad del grupo de Keely iba ar- mado con fusiles y bayonetas, el resto con metralletas. Todos portaban granadas de mano, y la tercera parte llevaban los sa- cos de dormir arrollados al cuerpo, a gui- sa de bandolera, para ser utilizados co- mo camillas portátiles.

Se alejaron caminando decididamente a las 23,OO horas del 18 de julio. "Era igual que una agradable tarde inglesa de ve- rano", escribió Philip Dune. "Nos movía- mos en completo silencio, teniendo espe- cial cuidado en no traicionarnos tosiendo. Todos calzábamos botas de goma. Atrave- samos las posiciones avanzadas italianas y después nos infiltramos en sus líneas de- fensivas principales. Nunca supe si había hombres en ella o no porque no los oímos y nosotros procuramos no hacer ruido".

Llegaron al camino por el que los ita- lianos recibían sus suministros, torcieron a la derecha y se situaron en la retaguar-

Page 27: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 28: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 29: San Martin Libro Armas 03 Comando

Soldados alemanes e italianos en el entierro de Keyes.

acero y capote ruso. Campbell describe lo que siguió:

"Inmediatamente Geoffrey se dirigió ha- cia él apuntándole con su metraileta. El hombre cogió el cañón de ésta e intentó arrebatársela. Antes de que yo o Terry pudiésemos llegar detrás de él se retiró, mientras forcejeaba con Geoffrey, para cu- brir su espalda contra una pared y un costado con las puertas de la entrada. Geoffrey no pudo desenvainar el cuchillo y ni Terry ni yo podíamos ayudarle por- que las puertas se interponían, entonces disparé sobre el hombre con mi revólver de calibrs 38 porque sabía que haría me- nos ruido que la metralleta de Geoffrey. Inmediatamente éste dio la orden de uti- lizar metralletas y granadas, ya que supu- simos que mi disparo de revólver había sido oído. Penetramos en un gran salón con el suelo de piedra y una escalera, también de piedra, que conducía a los pi- sos superiores; varias puertas daban al sa- lón que estaba tenuemente alumbrado. Oímos las pisadas de un hombre con botas pesadas que bajaba ruidosamente las esca- leras. Cuando apareció y pudimos ver sus pies, el sargento Terry disparó con su metralleta. El hombre dio una vuelta y cayó por las escaleras."

Keyes abrió una puerta, pero la habitii ción estaba vacía. Entonces, dirigiéndose* hacia una luz que brillaba por debajo dr la siguiente puerta, la abrió de repentc Dentro había unos diez alemanes con cas cos de acero, sentados y de pie. Continú;~ Campbell: "Geoffrey disparó dos o tres veces con su colt automático del 45, y yo dije, "espera que voy a lanzar una granada dentro". Keyes dio un portazo y mantuvo cerrada la puerta mientras Camp- be11 quitaba el seguro. Yo dije, "de acuer- do" y Geoffrey abrió la puerta y yo lancc! la granada viéndola rodar hacia el centro de la habitación. "Bien hecho", dijo Ke- yes. Un alemán disparó hiriendo a Geof. frey justamente encima del corazón".

Quedó inconsciente. Campbell cerró la puerta y su granada "estalló con una es- tremecedora explosión". La luz de la ha- bitación se apagó y se hizo un silencio completo. Campbell y Terry sacaron afue. ra a Keyes y lo dejaron sobre la yerba cerca de las escaleras. "Debió morir mien- tras lo sacábamos, porque cuando auscultC su corazón ya había dejado de latir".

Campbell regresó hacia el edificio y atra- vesando el salón se dirigió a la entrada posterior, donde un soldado del Comando lo tomó por un alemán e hizo fuego so. bre él, Resultó herido de gravedad en una pierna. Cuando los soldados le dijeron que lo transportarían de regreso a la playa,

11i1.i distancia de cuarenta Km., les or- ,it.riÓ que le dejasen, y recayó sobre el . i~voto seguidor de Keyes, el sargento Te- I I V , conducir la retirada. Poco despues ih~. alemanes encontraron a Campbell y lo ilvvaron a un hospital. Su pierna tuvo que

amputada. Los alemanes caballerosa- i~icnte rindieron a Keyes honores milita- ir.., y el capellán de la guarnición de Post- ,l.im ofició el funeral. Por su decisión, bra- tiiia y habilidad en la conducción de su ,lr.sesperada empresa, fue recompensado 0 ~ i i la Cruz Victoria. Demostró ser un ~ii}:no hijo de un valeroso padre.

Irónicamente, el episodio anterior de- i~icistró que Rommel no habitó jamás en 1.1 casa atacada, que en realidad era el 1 iiiirtel general de los servicios de inten- tlibncia de los alemanes y los italianos. I{(immel ni siquiera estaba cerca, sino que irr.imanecía en la zona avanzada con sus I I opas.

' 1 erry consiguió llevar a los incursores 111 uadi donde estaba Laycock, pero es- pr8i'aron en vano a Cook. Se supo después 11iic cumplió su misión, pero cayó en ma- I I ~ I S del enemigo en su viaje de regreso.

131 Torboy regresó la noche del día 20 i r emitió un mensaje en morse, que captó I ~iycock, diciendo que la mar estaba de- iiiiisiado agitada y que regresaría la no- I lic siguiente. Se envió a tierra un bote I I I - goma con agua y comida.

Laycock ocultó a sus hombres en cue- vas y estableció patrullas permanentes en los flancos. A mediodía el puesto situado al Oeste fue descubierto por unos árabes movilizados por los italianos. Mandó dos pequeños grupos para atacar por los flan- cos a los asaltantes, pero acudieron varios alemanes para apoyar a éstos y frustraron la maniobra. El jefe de uno de los grupos, Pryor, resultó gravemente herido, pero pu- do regresar arrastrándose. Una gran par- tida de italianos apareció en el horizonte, kilómetro y medio al Norte. No hicieron nada, pero a las 14,000 horas los alema- nes, manteniendo un nutrido fuego, se aproximaron hasta 200 metros de las cue- vas. Entonces Laycock dividió su fuerza en pequeños grupos y les ordenó preci- pitarse en campo abierto y ponerse a cu- bierto en las colinas. Intentarían escapar así y entrar en contacto con el Talismavr, o esconderse en los uadis hasta que nues- tras fuerzas llegasen a la zona. Pryor fue abandonado con un practicante. Fue cap- turado y transportado en un mulo mien- tras era observado por "un encantador pá- jaro posado en un arbusto de enebro" (de The Green Beret, por H . St. George Saunders).

Bob Laycock y el sargento 'i'erry fue- ron "pasados por la baqueta", bajo un nutrido fuego hasta que alcanzaron el es- peso matorral de Jebel. Entonces se en- caminaron a reunirse con el Octavo Ejér- cito. Los árabes les protegieron conver- sando con ellos en un chapurreado italia- no. "Por ejemplo, un senusi, mostrando sus cinco dedos, señalándonos a nosotros y pasando su índice por su garganta, sig- nificaba que cinco miembros de nuestro grupo de incursión fueron muertos por los árabes y llevados a los alemanes". A ve- ces tuvieron que alimentarse durante días solamente con bayas, mas a pesar de debi- litarse por falta de alimentos, nunca care- cieron de agua porque llovía continua- mente.

El día de Navidad de 1941, cuarenta y un días después de haber iniciado la es- capada, alcanzaron a las fuerzas inglesas en Cirene; los dos únicos que regresaron. "Al reunirnos con ellos arremetimos con- tra la mermelada que nos ofrecían y li- quidamos un bote cada uno."

El coronel Laycock voló a El Cairo pa- ra informar. Allí se enteró de que Haydon se había convertido en asesor militar de Mountbatten. Regresó a Inglaterra y tomó el mando de la Brigada de Servicios Es- peciales.

Page 30: San Martin Libro Armas 03 Comando

"Noruega es la zona que ofrece el destino en esta guerra. Pido obediencia incondicional a mis órdenes y directivas referentes a la defensa de esta zona." Adolfo Hitler, enero de 1942. Con Mountbatten al timón comenzó a pre- valecer un nuevo sentido de urgencia en toda la crganización de las operaciones combinadas, demostrando pronto una gran habilidad en allanar todos los caminos y en engrasar las ruedas de la cooperación entre las fuerzas armadas. Justamente ne- cesitó dos meses en aplicar toda su vo- luntad para montar su primera gran in- cursión; una operación que tendría una sutil influencia en el desarrollo futuro de la guerra. Vaagso fue, además, una aplicación me- nor de la guerra anfibia, una incursión en la que, a pesar de los múltiples accidentes que ocurren en la guerra, todo se llevó a cabo conforme a plan, y todos los grupos en que fue dividida la fuerza cumplieron los come tidos asignados.

En líneas generales e1 objeto de la in- cursión erz atacar y destruir la guarnición alemana en el pequeño puerto noruego del de Vaagso del Sur. Desde el punto de vista estratégico era una parte de la polí- tica inglesa de hostigar a los alemanes.

Cuantos más hombres emplearan en la dc- fensa de las costas occidentales de Euro pa, menos serían los disponibles para com batir en Rusia o en el Norte de Africri. Desde el punto de vista táctico la inten- ción era destruir la guarnición, volar las factorías de aceite de pescado, hundir bu ques, traer voluntarios noruegos a Gran Bretaña y capturar "quislings" (colabora- dores de los alemanes).

Se pensaba que la guarnición consistía e11 150 soldados de infantería, un carro dc combate y un centenar de hombres del Cuerpo de Trabajadores. Una batería dc cuatro cañones, situada en la pequeña isla de Maaloy, y otra de dos cañones empla- zada en la isla Rugsundo, cubrían el fiordo de Vaagso, pero éstos no figuraban enti'c los objetivos. Existía una batería móvil de cañones de 105 mm. en Halsor, en la tos- ta Norte de Vaagso, cubriendo la entrada Norte a Ulvesund, donde se organizaban los convoyes alemanes y existía concentra- ción de tráfico marítimo, incluyendo re- molcadores armados. Los alemanes no te- nían buques de guerra en la zona.

La Luftwaffe disponía de tres campos de aviación en la Noruega Central y Vaag-

Contralmirante Sir Harold Burrough en el puente de su buque insignia.

Page 31: San Martin Libro Armas 03 Comando

so caia dentro del radio de acción de sus aviones. Eran Herdla, Stavanger y Trond- heim. Los cazas (Me 109s) de los dos últi- mos tenían que repostar combustible en Herdla para operar sobre Vaagso.

Los comandantes de la fuerza conjunta se pusieron de acuerdo el 6 de diciembre. Eran el contralmirante H. M. Borrough, CB (Caballero de la Orden del Baño), y el brigadier J. C. Haydon. Su puesto de mando se estableció en el crucero arma- do con cañones de 6 pulgadas HMS Ke- nya. La fuerza sería escoltada y apoyada por cuatro buques de guerra de la 17." Flotilla de destructores, los HMS Onslao, Oribi, Offa y Chiddingfold. Los soldados desembarcarían desde los buques de asal- to HMS Prince Charles y Prince Leopold. El submarino HMS Tuna actuaría de ba- liza para facilitar la navegación, una cues- tión de gran importancia porque en la incursión realizada un mes antes sobre moro, cuarenta kilómetros al Sur de Vaag- so, se fracasó simplemente porque el co- mandante naval estaba incierto de su re- calada.

La fuerza destinada a desembarcar la componían cincuenta y un oficiales y otros 525 hombres de empleos distintos bajo el mando del teniente coronel J. F. Durn- ford-Slater (Comando Número 3). Proce- dían del Comando Número 3 ; unidad y media del Comando Número 2; personal destacado de los lngenieros Reales (CO- mando Número 6) ; personal del Real Cuerpo de Sanidad del Ejército (Coman- do Número 4), y oficiales de Inteligencia de la Oficina de Guerra y un grupo de prensa. Se agregaron hombres del Ejército Real Noruego para actuar de guías e in- térpretes.

La Roya1 Air Force sólo disponía de dos bases de cazas situadas dentro del ra- dio de acción de Vaagso. Eran Sumburgh, en las islas Shetland y Wick, en el extre- mo Norte de Escocia. Estaban situadas a 400 y 650 kilómetros, respectivamente, de Vaagso. Desde estas bases los Beaufigh- ters g los cazas Blenheim de los Escua- drones 235, 236, 248, 254 y 4W queda- ban en el límite de su radio de acción para proporcionar cierto grado de cober- tura aérea de caza. Las misiones de bom- bardeo se asignaron a los Hampdens del 50 Escuadrón y a los bombarderos Blen- heim de los Escuadrones 110 y 114 del Coastal Command (Mando Costero).

El 13 de diciembre el Comando Núme- ro 3 embarcó y navegó hasta Scapa, don- de se reunió la fuerza incursora y se rea-

lizaron los Últimos ejercicios. La explica- ción de las acciones que deberían ejecu- tarse durante la operación fue detalladísi- ma. Con mapas, fotografías aéreas y mo- delos se explicó a cada hombre su come- tido con sus posibles alternativas: toa0 el mundo debía asegurarse de haber enten- dido su papel.

Lord Louis Mountbatten efectuó una vi- sita en los postreros momentos. Su ardo- rosa charla con la fuerza reunida termi- nó: "Una última cosa. Cuando mi buque, el destructor Kelly, fue hundido en las uroximidades de Creta, a primeros de año, ios alemanes ametrallaron a los supervi- vientes en el agua. Por mi parte no es absolutamente necesario tratarlos con sua- vidad. i Buena suerte a todos!".

Los hombres estaban entusiasmados y por lo menos un jefe de compañía creytl necesario hacer comprender a sus hom bres la necesidad de coger prisioneros do acuerdo con las normas usuales de guerra. Pero como la mayor parte de ellos estu- vieron eri Dunkerque no necesitaban perocuparse demasiado; la brutalidad y 1:i valentía se dan juntas pocas veces.

A las 21,15 horas del día de Nochebuenii la fuerza se hizo a la mar en dirección ii

Sollum Voe, en las Shetland. Un fuerte temporal del Oeste, de fuerza 8, se acer- taba por el Atlhntico y los buques de asalto con todo su aparejo de lanchas de desembarco se balanceaban como si fue- sen a dar la vuelta. La fuerza llegó a So- llum Voe algo vapuleada a las 13,00 ho- ras del aía de Navidad y los grupos de reparación se pusieron a trabajar. El Priri- ce Charles embarcó 120 toneladas de agua, quedando inundadas cuatro salas en Ir1 cubierta C. Se ordenó al Chiddinfold quct se abarloara para ayudar con sus bom- bas en la tarea de achique.

La tormenta no qe había apaciguado ailti y de acuerdo con la predicción meteoro" lógica ello sucedería en las doce o diecl- ocho horas siguientes. En vista de la cual, y ante las múltiples averías sufridas, el almirante Burrough decidió retrasar lii incursión veinticuatro horas. Los Coman- dos, habituados a participar en operacio- nes que se cancelaban en el último mo- mento, especulaban continuamente respeca to a la razán del mtraso. Los rumoren corrieron, y quizás el m i s original fue que al Papa no le gustaba que se efectuasen operaciones en el día de Navidad. Así, los artilleros del capitán Butziger montaron

Arriba: El HMS Kenya. Abajo: El HM8 Tuna.

Page 32: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 33: San Martin Libro Armas 03 Comando

un árbol de Navidad, con el que decora- de combate! Por tradición la Maliiid ron uno de sus alojamientos y tuvieron un arría entonces la bandera blanca y la sii* día de fiesta. tituye por una cosa del tamaño doble do

Al día siguiente el Comando Número 6 una sábana para facilitar la puntería c11<1 llevó a cabo un golpe de mano en Reine, enemigo." en las lejanas costas norteñas de las islas Tan pronto se arriaron las lanchas tlcc Lofoten, que servía en cierto modo para desembarco los aviones Hampdens atacil distraer la atención de los alemanes ante ron Rugsundo y los soldados podían val el ataque más serio que estaba a punto de cómo se elevaban los proyectiles trazado caer sobre sus fuerzas en la Noruega Cen- dores, lentamente, destacándose en el os tral. curo cielo del amanecer. De repente al

A las 16,OO horas del 26 de diciembre Chiddingfold se le escapó un disparo de se hizo la fuerza de nuevo a la mar, con un cañón Boíords. oleaje y un viento que disminuía en in- "Esto nos delata" murmuró el inevital~la tensidad, comenzaron las últimas 300 mi- pesimista que existe incluso en las mejo llas de viaje. res unidades. A las 08,42 horas las laii

Era oscuro aún cuando las compañías chas de desembarco comenzaron a mover fueron revistadas en sus puestos de las se hacia el interior del fiordo. embarcaciones, vistiendo cada hombre una Para la guarnición alemana ya había em cazadora de cuero o un sueter de cuelio pezado el trabajo diario. El programa pnia alto además de su atavío habitual. Hacia los hombres del pelotón de infantería (lo un frío penetrante. A medida que aurnen Vaagso del Sur consistía en trabajar oii taba la claridad, la tierra cubierta de nie la posición defensiva del Sur de la ciudiitl ve podía verse recortada saliendo del mar, y por suerte estaban ya en sus puestos clr salpicada aquí y allá por el centelleo de alarma. En un barracón, en Maaloy, u11 las luces de las casas. Los silenciosos bu- suboficial instruía al personal de la batc ques, navegando hacia aquella escarpada ría sobre cuestiones de educación militar: costa componían una escena de excitante "Cómo cc.mportarse en presencia de uri belleza. Al capitán de navío Michael Den oficialJ'. El capitán Butziger a6n no hri ny, jefe de Estado Mayor de Burrough, le bía aparecido: se estaba afeitando. Su oi debió parecer particularmente encantadora denanza limpiaba sus botas. Sonó el tini porque hizo una recalada perfecta, El as- bre del teléfono. Pero él era un hombic* d ic* del Kenya recibió una señal proce- que gustaba hacer las cosas con orden. dente del Tuna, cuya torreta de mando se continuó con su limpieza de zapatos. Si11 avistó en el mismo minuto que se había haber logrado que le contestaran desde 1:i

previsto. A medida que la flotilla se diri batería, e! vigía de Husevaagso corrió h;i gía hacia la entrada del fiordo, salvandc cia la oficina del capitán del puerto dr la isla de Klovning y las rocas de Skar- Vaagso del Sur e informó que había visto ningerne, comenzaron a verse por el Oes- lo que parecían ser siete destructores ay,i te los aviones de bombardeo Hampden. gados entrando en el fiordo. Un oficinislrb

"Se sentía una tétrica sensación al pe- le aseguró que todo era normal. netrar en el fiordo en absoluto silencio 4 "Estamos esperando un pequeño conv«y muy despacio", escribió el comandante esta mañana. Parece que se ha adelantado Robert Henriques, el conocidisimo autor, según el horario previsto." que prestaba SUS servicios en la brigada "A mí no me parecen mercantes", re de Haydon. "Me preguntaba qué iba a su- plicó el vigía; pero .fue reprimido con lii ceder, Porque parecía que el buque (HMS insinuación de que aún estaba celebrando K e w a ) no estaba en su propio elemento, la Navidad. "¡Tenga cuidado, no debe11 que no volvería a surcar libremente 10s pescarle borracho estando de guardia!" mares. De vez en cuando veía una pequeña Pero en cierto modo el vigía era un cabaña iluminada y yo consideraba que si hombre cumplidor y no falto de ohtinc. una luz se apagaba de repente, ello signi- ción. "Buques de guerra no identificados ficaría que el enemigo nos había descu. están entrando en el fiordoJ', escribió el1 bierto, y que si continuaba encendida era una hoja de papel dándoselo al señalero Porque algún pescador noruego se leva11 para que lo transmitiera por señales lu. taba de la cama, se desperezaba y se diri minosas a la estación de mensajes de Maa- gía hacia sus redes." loy. El receptor, un tal Van Soest, no pa+

"Cuando entramos en el fiordo el CO. rece haber sido tan decidido como el vi- mandante naval ordenó ¡izar la bandera gía y en vez de alertar a Batziger que * Equipo inglés para detectar submarinos y ob- estaba a más de 200 de em-

jetos sumergidos, similar al sonar. barcó en un bote y remó para ir a comu-

~~i~>. i r lo al teniente de navío Sebelin, co- de la línea de estribor tocaba "La marcha i~iiiridante de Marina de Vaagso del Sur. de los hombres del Camerón". i kiirante todo este tiempo los ingleses se Durnford-Slater había dividido su co- *1111 oximaban. mando en cinco grupos principales. El pri-

[.as dos últimas lanchas de desembarco mero, de unos cincuenta hombres, bajo el $1,. la fila de babor se apartaron pronto mando del teniente R. Clement, limpiaría * I I - los buques para dirigirse hacia Holle- Hollevik y actuaría como reserva. El se- i i l < , donde se conocía la existencia de un gundo grupo, formado por unos 200 hom- itiic8sto alemán. Los minutos pasaban. Maa- bres a las órdenes del mismo Durnford- i b l v se agrandaba ante la vista y en el Slater, tomaría Vaagso del Sur. El tercero, pciibnte del HMS Kenya el almirante Bur- de 105 hombres bajo el mando del co- iiicigh ordenó "Abrir el fuego". Eran las mandante Churchill, capturaría Maaloy y Ur{,/tU horas. destruiría la factoría de Mortenes. El cuar-

I(n el hotel Hagen, su cuartel general, to grupo, con sesenta y cinco hombres a a 1 leniente de navío Sabelin escuchaba la las órdenes del capitán R. H. Hoo~er , lii~loria de Van Soest. constituiría el grupo de reserva a flote en

"(,Avisó usted a la batería?" el HMS Kenya. Por Último, el quinto gru- po, formado por treinta hombres bajo el

"Nos de es una mando del capitán D. Birney, bloquearía i~ritcria del ejército. Esto es un mensaje la carretera de Rodberg. ii,ival." El teniente Clement cumplió su cometi- Antes de que Sebelin tuviese tiempo a do casi sin oposición. Los dos soldados

i~i~i testar se oyó un estampido Y la pri- alemanes de infantería de marina que se tiirara salva del Kenya cayó en, la ciudad. encontraban en Horevick resultaron gra- \ partir de este momento Y con el tiro vemente heridos y fueron hechos prisio-

1 i.iiLrado, en los nueve minutos siguientes neros. Los otros ocho hombres del puesto situaron unos 450 proyectiles de 6 pul- estaban desayunando en Vaagso. Clement

~~iirlas en una zona de 250 metros cua. intentó informar la situación al puesto de ~ I I ~ I C ~ O S . LOS soldados de las lanchas de mando del Comando por telegrafía sin hi- ~l13inbarco pudieron ver cómo volaban Por los, pero no logró establecer contacto y 1 ~ 1 ~ . aires fragmentos de barracones. El transmitió su mensaje al Kenya para que 1 i~tslow y el O f f a no tardaron en contri- desde allí se retransmitiera a Durnford- ihiiir con su artillería. La infantería ale- Slater, el cual dio instrucciones para que 1ii:ina de Vaagso se lanzó a Sus trincheras Clement se dirigiese hacia la carretera de L,i~ierando que se produjera la réplica Pro- la costa a fin de constituir la reserva de 11i.i. Mientras, podían ver cómo se dirigían Vaagso del Sur. 1 1 icia Maaloy dos filas de lanchas de des- E, aquellos momentos el segundo grupo 1 liibarco, a una velocidad de seis nudos, precisaba refuerzos. ~n 10s primeros iris- i*iocedentes del exterior del fiordo. tantes sufrió un duro contratiempo, no a

1-0s Comandos, en sus lanchas de des- causa de la infantería apostada en las trin- ~iiiOarco, pensaban lo que tardarían en cheras cerca del lugar de desembarco, si- gil~iir fuego sobre ellos los cuatro cañones no por el segundo de los aviones Hamp- '11. Maaloy, respecto a :os que casi se en- den, que lanzaban bombas de humo. El ~~iiitraban enfilados, en esta versión anfi- pesquero armado alemán Fohn, apostado iliii de la "carga de la Brigada Ligera". en Ulvesund, logró un impacto en un 1'1.10 no necesitaban preocuparse. El fue- motor del avión con sus ametralladoras 1 ~ 1 1 de cobertura del Kenya era más que antiaéreas. Segundos después el bombar- iiiiciente para mantener a Butziger y a dero dejó caer una bomba de humo de

Ia i mayor parte de sus hombres metidos 30 kgs., lo cual, por una extraña mala ~ i i el refugio. suerte, cayó en la lancha de desembarco

A las 08,5T horas, Durnford-Slater, a del teniente Arthur Komrower, matando iviirdo de la primera lancha de desembarco O quemando casi a la mitad de la 4.& uní-

la línea de babor, mostró diez luces dad. El mismo Komrower, al saltar a tie- ~~tjiis "Verey" y, mientras los aviones rra quedó medio atrapado bajo la lancha 1 Ilimpden se aproximaban para lanzar hm- de desembarco, que el aprisionó la pierna. I,,I\ de humo en 10s lugares de desembar- El capitán noruego Martin Linge se lanzó 111, el Kenya dejó de disparar. De repente al agua Y 10 rescató. ~iirgió la calma, perturbada solamente por El resto del segundo grupo saltó a tierra iiiios disparos de ametralladora ligera y bajo la protección de unas rocas bajas. LI sonido de la gaita del comandante Jack Pronto entró en acción. El teniente Bill 1 I~urchill. Erguido en la primera lancha Lloyd, un atezado australiano, "desmochó9'

Page 34: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 35: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 36: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 37: San Martin Libro Armas 03 Comando

na sección de alemanes cuando corrían a ubrir su puesto de alarma. Con las ba- s silbando sobre sus cabezas las 3.a y

.a midades se precipitaron entre las ca- sas de madera y las factorías de Vaagso.

uarto de hora de lucha a Unidad), desviandose se encontró ante una fanteria alemana había posición fuerte. Hosti-

ventanas, sus hombres ente, disparando ráfagas entre las oquedades del de nieve, para proteger-

distancia suficientemente próxima pa- a lanzarse al interior del edificio. Enton- es Giles, hombre de gigantesca estatura, rigió una carga salvaje penetrando con

n grupo de hombres por la entrada prin. ipal, como un torbellino, lanzando gra- adas detras de cada puerta que encon- aban. Los alemanes supervivientes esca- aron por la puerta trasera seguidos de iles que se entretuvo un instante mien- as miraba qué camino había de seguir.

rador oculto le disparó desde corta cia y murió. casi en el acto. A con-

uación su subalterno más caracteriza- o, el teniente Mike Hall, recibió una he- ida en su codo izquierdo y la furia asal- nte de la 3.& Unidad comenzó a perder

impulso. A la derecha, el capitán Algo Forrester,

un hombre fogoso que sirvió en Noruega en 1940, condujo a su mermada 4." Uni- dad directamente a la calle principal, lan- zando granadas dentro de las casas y dis- parando con su metralleta apoyada en la cadera. "No me hubiese gustado ser un alemgn y cruzarme en su camino", fue el comentario de Durnford-Slater. Forrester era un torbellino. En opinión de Komro- wer necesitaba inmediata ayuda y apenas había alguien de su sección que hubiera entrado en acción y el fogoso Lloyd, poco después de su éxito inicial, recibió un

Page 38: San Martin Libro Armas 03 Comando

En su Cuesto de mando de retaguardia, parte Norte de la ciudad no estaba clara John Durnford-Slater esperaba los infor- y que había perdido la comunicación poi mes del progreso con la mayor paciencia radio con las 3 . y 4." Unidades, cuyos que podía demostrar. equipos habían sido destruidos. Inmedia-

A las 12,00 horas envió un mensaje al tamente después lo amplió con otro men- Kenya informando que la situación en la saje: "Se encuentra cierta oposición fuer-

te en el centro y Norte de Vaagso". So- un almacén alemán arde en Maaloy. licitaba que se le enviase la totalidad del

cuarto grupo al lugar original--de desem- barco del segundo. El brigadier Haydon ac- cedió a la demanda.

Para entonces el coronel ya había or- denado reunir la 2.8 Unidad. También ha- bia comunicado al comandante Churchill que enviara todos los hombres que pu- diese encontrar. Hecho esto, alrededor de

las 12,OO horas, se dirigió a las posiciones avanzadas para efectuar un reconocimien- to. Su antiguo amigo y oficial de comu- nicaciones se empeñó en acompañarle. Ha- bía un nutrido tiroteo, pero Durnford- Slater, pistola en mano, caminaba gallar- do por la calle principal mirando a dere- cha e izquierda. Aunque participó en las

Page 39: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 40: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 41: San Martin Libro Armas 03 Comando

incursiones de Guernsey y Lofoten, no ha- critor, atravesó a un alemán con una fle- bía estado aún bajo el fuego, pero antes cha disparada con un arco; pero ésta es de la guerra era un osado jinete. Cabal- otra historia. gando y cazando jabalíes con venablo des- Las Unidades 5.", bajo el capitán Sandy arrolló su robusta contextura y templó sus Ronald, y la 6.a, bajo el capitán Young, nervios de acero. Por su parte Charley resolvieron su papeleta sin oposición. Un Heed no era lo que puede decirse un proyectil abrió una brecha en la playa por hombre temeroso, aunque cierta discreción la que pasó la 6." Unidad sin que nadie táctica le hizo decir: "Mantenga la vigi- pisara una mina. Antes de que desapare- lancia sobre los tiradores de la izquierda, ciera el humo se ocuparon las vacías po- señor; yo vigilaré a los de la derecha". siciones de la artillería y se lanzaron al

"De vigilar, nada", replicó John, "ten- aire las luces Verey blancas para indicar go prisa". Alcanzó el hotel Ulvesund sin "Ya estoy aquí". El enemigo no hizo ac- novedad. to de presencia hasta aquellos momentos.

El grupo 3." se desplegó rápidamente Entonces apareció un soldado alemán co- cuando llegó a la rocosa costa de Maaloy. rriendo entre el humo como si condujese El comandante Churchill desapareció, es- un contraataque contra el emplazamiento pada en niano, dentro de la espesa capa artillero número 2. Tres fusiles dispara. de humo, profiriendo gritos de guerra. No ron. Giró sobre sí mismo, dio un grito y hubo combatiente más bravo en Vaagso murió. La 6." Unidad ascendió por la cues- aquel día; un hombre valiente para la ac- ta y avanzó para descender después por ción, pero francamente conservador en sus una ligera pendiente hacia los barracones. ideas militares. Es el único hombre que, De repente surgió una pequeña procesión, hasta donde llega el conocimiento del es- un oficial alemán y unos quince hombres

escoltados por el sargento George Her- En la isla de Maaloy. Debajo: Arden bert, MM (Medalla Militar), y dos hom- municiones alemanas. Al fondo la ciudad bres de su sección, Banger Halls y Dick de Vaagso. Derecha: En el lugar del Huges. Este grupo, casi la mitad del per- desembarco un sanitario cura una herida sonal de la batería y su comandante el sin importancia. capitán Butziger, fueron cercados en el

refugio en el que se cobijaron cuando lle- garon los primeros aviones ingleses.

Después de esto no costó gran trabajo limpiar de enemigos el resto de la isleta. Hubo una pequeña escaramuza en la ofi- cina de la batería donde fueron muertos dos alemanes, pero la captura de la bate- ría no llev6 más de ocho minutos. De he- cho fue conquistada tan riipidamente que algunos hombres de la 6." Unidad pudie- ron apuntar uno de los cañones (eran bel- gas 75s) hacia el Fohn antes de que éste saliera de su alcance, consiguiendo dos im- pactos, pero con proyectiles sin espoleta.

Quizá cayesen una docena de hombres de la batería durante el bombardeo. La dotación del cañón ligero antiaéreo encon- tró la muerte en su pieza, y aunque se encontraron vacíos los cargadores en el emplazamiento del cañón número 1, na- die parece haber visto hacer fuego contra las lanchas de desembarco.

Entre los cativos había dos mujeres jó- venes, una belga y otra noruega, que pue- den describirse como compañeras de cam- pamento.

Con la isla asegurada en sus manos el comandante Churchill envió al capitán Ro. nald a Mortenes, donde desembarcó sin oposición y destruyó la factoría. La es-

cuadra de demoliciones de la 6." Unidad, al mando del teniente Brandwood, pro- cedió a volar los cañones y a destruir to- das las instalaciones alemanas de la isla, incluyendo el gran acopio de minas que Butziger no había logrado colocar a su alrededor.

Hacia las 1415 horas, Jack Churchill re- cibió un mensaje del coronel pidiendo re- fuerzos. Poco después el capitán Young y dieciocho de sus hombres desembarcaban no lejos de la esquina Nordeste del ce- menterio, donde se encontraron con Char- les Head, el oficial de comunicaciones.

El coronel no estaba muy lejos, de pie en medio de la calle principal, sonriendo.

"Bien, Pedro, me alegro de verle." Bre- vemente explicó el ataque contra el hotel Ulvesund, la pérdida de los oficiales y la espléndida cualidad de mando del cabo White. Era evidente que el ataque había perdida su ímpetu. La mayor parte de la l.& Unidad estuvo ocupada en demolicio- nes, pero una parte de la 2." actuaba a las órdenes del fogoso teniente Denis O'Fla- herty. Se dedicó a limpiar los almacenes situados en la zona marítima. La reserva que quedó embarcada andaba también en tierra.

El grupo de la 6.& Unidad se dirigió a

Page 42: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 43: San Martin Libro Armas 03 Comando

reforzar ei ataque que se llevaba a cabo en las costas del fiordo. Al principio todo fue bien. La 2.8 Unidad había hecho va- rios alemanes prisioneros, aunque a costa de sufrir pérdidas; el mismo O'Flaherty recibió un tiro en la espalda.

Al despachar un almacén alemán, hom- bres de las 2.8 y 6.a Unidades hicieron prisioneros a cuatro alemanes. Entonces comenzó la complicación. El sargento Hu- ghes y el soldado Clarke fueron heridos, el primero mortalmente, y nadie pudo sa- ber de dónde procedían los disparos. Cnar- tados sus movimientos por encontrarse en- tre un almacén y una pila de madera, no tenían espacio para reorganizarse. Para esto era necesario tomar el Aimackn Rojo si- tuado a sesenta metros y al otro lado de una extensión nevada descubierta. Nadie pudo declr si el almacén fue ocupado. Al llegar el comandante del grupo al centro de la plaza apareció un soldado alemán en la puerta y comenzó a arrojar grana- das (de mango). Fracasó en su intentó y su tercera granada no salió. Después de lanzar una docena de granadas Mills den- tro del almacén, se llevó a cabo un in- tento de limpiarlo de enemigos, pero los alemanes a6n estaban vivos. Se habían re- tirado a una habitación interior y cuando los comandos penetraron por la puerta dis- pararon sobre ellos con sus fusiles. Era un obstáculo infranqueable.

Llegó el coronel. "Debemos entrar", dijo, pero no estaba

clara la forma de lograrlo sin tenel ba- jas. Fortuitamente se encontraron algunas patrullas, pero antes de que los comandos pudieran incendiar el edificio, eI teniente O'Flaherty y el soldado Sherington efec- tuaron otro intento desesperado de ex. pugnarlo. En esta ocasi6n ambos resulta- ron malheridos, pero recobrándose con en- tereza admirable, lograron hacer vacilar a los del almacén. Poco después la. 6.a Uni- dad incendió éste mientras el cabo Fyson y otro hombre lo vigilaban. Cuando se lle- n6 de humo los resueltos alemanes salie- ron disparando hacia todas partes. Desde- fiaron la alternativa de rendirse.

En aquellos momentos, las 11,59 horas para ser exactos, trece bombarderos Blen- heim atacaron el aer6dromo de Herdl con bombas de 115 kilos. Un bombardero re- cibió un impacto de proyectil de 88 mm. y entró en colisión con otro estrellándose ambos sobre el mar. La pista de aterriza- je de Herdla quedó fuera de servicio para el 27, y días siguientes, a causa de los veinte cráteres que la produjeron. Los aviones de Stavanger y Herdla no podrían

82

intervenir más en el combate de Vaagso. Mientras los comandos luchaban en

los la emprendieron los buques mercantes existentes en fiordo. E ! ~ ~ h ~ , de 250 toneladas, tenía asig-

nada la de un de tres bu- ques .que debería ponerse en movimiento al romper el alba. Se recordará que las ametralladoras antiaéreas gemelas Oerlikon del ~~h~ hicieron blanco en un avión

Hamwen desastrosos para la 4.a Unidad Y que recibió el impacto de dos proyectiles sin espoleta, disparados por la Unidad. Con No*a (2.200 toneladas)' y Reimer Etzmd Fntzen (3.000 toneladas) se dirigió hacia el Norte, pero Eismer dispo- nía de la bandera danesa, mas su astucia le sirvió por poco tiempo. En lucha artillera desigual con el Onsl07.u

Los Comandos volaron la carretera y Oribi la mien- tras~ teniente de LOhr intentaba deshacerse de los códigos confidencíales del Fohn. Fue muerto por la de un proyectil procedente Onslow cuan- do estaba a punto de lanzarlos la bar- da. Los tres buques encallaron y la dota- ción del Fohn, armada con fusiles, hosti- gó a 10s destructores desde la tos- ta hasta que la artillería .del Onslow los ahuyentó. El capitán de corbeta De (20s- tabadie, DSC, veterano de Dunkerque y miembro del Estado Mayor de Mountbat- ten, subió a bordo del Fohn y tras un in- tercambio de fuego de fusil con su dota- ción se apoderó de los c6digos, la tajada más sustanciosa que logró la Inteligencia en la inciirsión de Vaagso. Proporcionaron los indicativos de radio de todos los bu- ques alemanes en Noruega y Francia; ade- más contenían detalles sobre contraseñas Y señales de emergencia. Los alemanes no tenían motivos para suponer que Lohr no 10s había fondeado, lastrados en plomo, en las heladas profundidades de Ulvésund.

El Eismer parecía a propósito para Ser capturado, pero, cuando De Costabadie se aproximaba con una ballenera, el remero pope1 fue mortalmente herido por un dis. paro efectuado desde Ia ciudad. El grupo consiguió aproximarse al buque pero se 1s impidió acercarse mediante disparos al Ile. gar a la altura del ancla. El capitán de navío Armstrong (Onslow), obligado a ree solver la situación, ordenó el regreso de su dotación de presa y hundió el Eismer mediante fuego de artillería. POCO des- pués, con sorpresa por gran parte de su dotación, el Onslau tuvo que habérselas con un avión alemán haciendo uso de un antiguo cañón de 4 pulgadas que recien.

Page 44: San Martin Libro Armas 03 Comando

Arriba: El sargento Chitty conduce unos prisioneros. Abajo: Embarque de refugiados noruegos. Derecha: El subteniente O'Flherty es herido.

Page 45: San Martin Libro Armas 03 Comando

los alemanes delante de ellos. Black re- sultó herido en el antebrazo por un ale- mán que huía, el cual se volvió y dispa- ró una ráfaga con su aistola ametralladora ~chmeisser.-~re~untáñdole después lo que oainaba del Schmeisser como arma, Black, u; canadiense, comentó fríamente: "Re- conozco que una dispersión de dos pulga- das a cien yardas no está mal".

En la calle principal, el coronel Durn- ford-Slater y sus mensajeros (ordenanzas) seguían aún avanzando. Alcanzó a la 6." Unidad cuando irrumpió dentro de un gran edificio. Había una moto en el exte- rior por lo que parecía posible que se tratase del alojamiento del comandante alemán. Por una vez no hubo resistencia. Un cuidadoso registro reveló que sola- mente había un alemán, el cual yacía tem- blando en la cama de una habitación del piso superior. "Dejadlo estar", dijo Durn- ford-Later. Indudablemente aquél era el comandante Schroeder, que resultó mor- talmente herido por un cascote de metra- lla al comenzar la lucha y fue llevado a su alojamiento. Hubo unos movimientos sospechosos en el edificio contiguo y al- gunos hombres de la 6.a Unidad abrie- ron fuego desde una ventana alta del apar- tamento de Schroeder. No parece impro- bable que los hombres que lo llevaron allí para morir se escaparan cuando los ingle- ses penetraron en la casa.

Por entonces la 6.a Unidad estaba re- ducida a la mitad de su potencial ini- cial; las bajas, escoltas y mensajeros, la habían mermado. Se ordenó al sargento Connolly que su sección transportara a la playa a los muertos y heridos. Sin em- bargo, Durnford-Slater reunió hombres de la 2.& Unidad, los cuales unidos a sus mensajeros casi igualaban el número del grupo de la 6.", que avanzaba hasta cu- brirse, a lo largo de la ribera de un pe- queño arroyo. El coronel condujo adelante a su grupo cubierto por aquéllos y enton- ces ocurrió un curiso episodio. Salió un marinero alemán de una callejuela late- ral, lanzó una granada al coronel y le- vantó las manos. Durnford-Slater se lan- zó dentro de un portal y recibió pequeñas heridas, pero los dos ordenanzas que le acompañaban quedaron mal heridos.

' El sargento Mills, con el fusil apoyado en la cadefa avanzó hacia el alemán de- cididamente.

"Nein, nein", gritó el marinero. "Ja, ja", dijo Mills, y lo mató. "Si, bien, Mills, no debió hacer eso"

fue todo lo que dijo el coronel. Esto señaló prácticamente el fin de la

86

lucha. Alrededor de las 11,45 horas el co- ronel mantuvo una pequeña conferencia en un jardín y ordenó al capitán Btradley (1." Unidad) que destruyera la factoria Fir- da y situó a la áa dentro de una sólida casa para que actuase de "parada" en ca- so de que los alemanes contratacasen an- tes de que las demoliciones finalizasen. A las 13,00, hora en que el fuego ya había cesado hacía tiempo, se retiró este grGo.

El reembarque se efectuó sin impedi- mentos y las demoliciones continuaron ca- si hasta e1 último momento. A b s 14,45 toda la tropa estaba de regreso a bordo.

El Xenya recibió un impacto de la ba. tería de Rugsundo alrededor del medio- día y el Prince Charles resultó con algún daño de un bombadero cuando la expedi- ción se hacía a la mar. El Oribi tuvo po- cas bajas y todas ellas leves; la fuerza de desembarco, veinte muertos (de los cua- les seis, incluyendo al capitán Giles, reci- bieron sepultura en el mar), y cincuenta y siete heridos. Se perdieron algunos avio- nes. Los alemanes no hicieron prisioneros ingleses.

Los incursores partieron dejando un ras- tro de destrucción tras ellos. Todos los hombres de la batería de Maaloy fueron muertos o hechos prisioneros, sus cafio- nes quedaron destruidos y sus cuarteles en ruinas. Varias factorías, incluyendo la Firda, fueron incendiadas o voladas. Asi- mismo quedaron inutilizadas las extensio- nes telefónicas, el faro de Seternes y t a - rios almacenec. El único carro de comba. te alemán, que era francés, fue destruido en su garaje.

Alrededor de las 12,30 el Offa y el lamerhe un hombre y tuvo ocho heridos. Chiddingfold hundieron el pesquero arma- El total de bajas osciló entre 110 y 130, do Donner (250 toneladas) y al Anhalt excluyendo las sufridas por las dotacio- (5.930 toneladas) en las proximidades de nes de los ocho buques hundidos. Un ciu- la entrada del fiordo, .totalizando 15.630 toneladas los mercantes hundidos.

El 28 de diciembre el general Kurt Woy- tasch, comandante de la 181 División, lle- lof de 5.000.0m de coronas. gó a Vaagso del Sur para inspeccionar los, Aunque regresaron al Reino Unido unos daños. No es fácil saber con exactitud el setenta voluntarios, el Gobierno noruego número de hombres que perdieron los ale- en el exilio no quedó muy complacido manes, porque no existen cifras de un des- por los resultados de la incursión. El, vie- tacamento de veinticinco hombres que es- jo primer ministro señor Nygaardsvold ex- taban en la ciudad a causa del permiso presó su ppinión con mucha energía: de Navidad. La guarnición. de infantería "¿Quién puede estar tan ciego para en- tuvo once muertos, siete heridos y dieci- gañarse a sí mismo creyendo que este es- séis desaparecidos, la mayor parte hechos fuerzo haya hecho algo para acortar la prisioneros. El destacamento de la Marina prueba de Noruega? Indudablemente el perdió seis. El pelotón de Halsor sufrió enemigo ha sido molestado por la des- dos bajas y en la batería de Rugsundo, envoltura de la operación realizada sobre que tuvo grandes dificultades con un vie- una costa que 61 veía segura, pero ello jo cañón ruso de 130 mm. (los demás no estaban operativos), perdió la vida so- "ber Kommando del Werhmacht.

Page 46: San Martin Libro Armas 03 Comando

sólo puede tener un resultado: los ale- manes reforzarán ahora sus defensas ha. ciendo que la victoria final sea más difí- cil de lograr que lo sería si la incursión no se hubiese realizado".

En un aspecto tenía toda la razón. Los alemanes reforzarían sus defensas con to- da certeza. Pero dado que los Aliados no tenían la intención de invadir Noruega los resultados solamente podían proporcio- narles ventajas.

Si Nygaardsvold estaba enojado, Hitler ardía en furia por la incursión de Vaagso. Incluso antes del ataque la OKW el Cuartel General Alemán de Berlín le pre- ocupaban las posibles operaciones en Es- candinavia ahora que los Estados Unidos estaban en guerra de parte de los Aliados. El día de Navidad se ordenó estudiar la situación en Noruega.

El general von Falkenhorst se aprove- chó de la ocasión y solicitó 12.000 hom- bres de refuerzo vara actualizar el voten-

de sus fuerzas y tres divisione; adi- ales para aumentar sus reservas y dar

1 informe de Falkenhorst llegaron de las operaciones "Archery" y

e con una mina del transporte Kong Ring, en el Mar del Nor-

evaba hombres que se dirigían a

ilitares su interpretación de estos

desembarcar en mayor escala en para amenazar el tráfico maríti- ro alemán? Antes de finalizar el er lanzó su veredicto: "Si los hacen las cosas adecuadamente, el Norte de Noruega en varios

su flota y tropas terrestres inten- desplazarnos de allí, tomando Nar-

ia y Finlandia. Esto pue-

"Por lo tanto, la flota alemana debe usar todas sus fuerzas en la defensa de

General von Falkenhorst. El mariscal de campo List durante su visita de inspección en Noruega, en la cubierta de un submarino en el puerto de Oslo. Les alemanes patrullan lae costas de un fiordo noruego.

Page 47: San Martin Libro Armas 03 Comando

representación de Hitler, giró una inspec- ción y bajo su recomendación se esta- biecieron otros tres mandos divisionarioz en Noruega, se envió más artillería de cos- ta y se construyeron en el interior mayor número de posiciones defensivas. El pro- ceso continuó hasta el 6 de junio de 1944 y cuando los Aliados desembarcaron en Normandía, la guarnición alemana en No- ruega era de 372.000 hombres. Uno se pregunta lo que 100.000 de ellos hubie- sen podido hacer en los combates de Fran- cia o de Rusia. En Normandía los alema- nes estuvieron faltos de infantería.

El acorazado Tirpitz salió del Báltico y llegó salvo a Noruega. Ei 11 de febrero de 1942 lo hicieron los acorazados S c h m - horst, Gneisenau y Prinz Eugen desde Brest y, aprovechando el mal tiempo, efec- tuaron su desesperada carrera a lo largo del Canal de la Mancha. En los estrechos de Dover el Gneisenau resultó tan grave- mente averiado que se vio obligado a en- trar en Kiel, donde los bombarderos in- gleses lo perforaron de nuevo antes de que finalizase el mes. También el Sharn- horst fue alcanzado pero logró llegar a Noruega y alli se le reunieron el Gneise- nau y el Frinz Euge~z ea Trondheim, pero un torpedo lo dejó sin gobierno y hubo de regresar a Alemania para ser reparado.

Grande fue la indignación de la opinión inglesa cuando los tres acorazados esca- paron por el Canal, pero su concentración en aguas de Noruega descargó en gran medida los cometidos del Almirantazgo, simplemente porque alli se les podía vi- gilar mejor y mantenerlos fuera del At- lántico Norte. En marzo y abril se les unieron el Hipper y el Lützow.

En la incursión de Vaagso los ingleses arriesgaron una pequeña flotilla, el equi- valente a un d6bil batallón y media do- cena de escuadrones de aviones. Rara vez la historia de la guerra muestra el logro de tales recompensas ante una apuesta tan pequeña. El nombre codifiacdo de la in- cursión sobre Vaagso era Archery. No re- sultó inadecuado: la flecha hizo diana *.

El autor juega con el signficado de la5 pal i bras; Archery significa el arte T deporte dc disparar flechas con arco

Los acorazados Scharnhorst y Gneisenau remontando el Canal de la Mancha. Fotografía tomada desde el Prinz Eugen.

Page 48: San Martin Libro Armas 03 Comando

"Quien piense siquiera que puede crucero del Tirpitz que le llevase a las hacer esto merece la DSO proximidades de St. Nazaire. (Orden de Servicios Distinguidos)." El planteamiento de la operación pre- Frase de un miembro del Cuartel General sentó dificultades peculiares. No solamen- de Operaciones Combinadas. te se encontraba el objetivo a 250 millas "Esta no es una incursión ordinaria, de Falmouth, el puerto británico más cer- es una operación de guerra." cano, sino que también estaba situado a Lord Louis Mountbatten, diez kilómetros de la desembocadura del 13 de marzo de 1942. río Loira. Además no existían playas.

La fuerza militar seleccionada para la Se ha dicho que la St. Nazaire fue la ma- incursión estaba constituida por el Co- yor de todas las incursiones. Realmente mando Número 2 (teniente coronel A, C. fue la más desesperada. Perseguía Como Newman) y dieciocho grupos de demoli- objeto principal la destrucción de las gran- ción escogidos de los Comandos Números des puertas del único dique seco, la "For- 1, 3, 4, 5, 9 y 12, adiestrados y conducidos me Ecluse", en la costa atlántica de Fran- por el capitán W. H. Pritchard, RE *. tia, que era capaz de ubicar el acorazado ~1 planeamiento comenzó en febrero, alemán Ttrpitz. Otro fin secundario, pero con lo cual tiempo para efectuar, importante, era ocasionar el mayor dano en cierta medida, el adiestramiento, que posible en 10s refugios para 10s subma- se llevó a cabo con el máximo secreto. rinos y en los diques. grupos de demolición se reunieron con el

El Bismarck, hermano del Tirpitz, ha- pretexto de realizar un ciirso de instruc- bía sido hundido el 27 de mayo de 1941 ción, y tirando finalizó su especial adies. cuando se dirigía a St. Nazaire. A prin- tramiento, fueron concentrados a bordo cipios de 1942 el Tirpitz estaba en aguas del buque de desembarco pnncess J ~ ~ ~ - de Noruega, pero se sospechaba por 10s phine Charlotte, en ~ ~ l ~ ~ ~ ~ h . informes recibidos, qud se preparaba pa- Comando Número 2, cuyo cuadro ra llevar a cabo una correría por el At- lántico. E! Almirantazgo, ignorando las * Roya1 Engineer, Ingeniero Real. reacciones del Führer a causa de la in- cursión en Vaagso, no podía saber que los El teniente coronel Newman, alemanes estuvieran lejos de pensar en un Cruz Victoria.

Page 49: San Martin Libro Armas 03 Comando

procedía de las Compañías Independientes, d esta clase fondeados en el preciso lu- tenía ahora una existencia de dos años y gar del dique que Newman había escogi- había recibido un adiestramiento muy com- do para su puesto de mando. El capitin pleto en acciones nocturnas, las técnicas de fragata R. E. D. Ryder, comandante de salvar toda clase de obstáculos con de la fuerza naval, sugirió que se encar- rapidez, orientarse en la marcha, provocar gara de ellos la reserva de Newman, com- incendios durante la noche y otras habi- puesta solamente por doce hombres. New- lidades vitales para el incursor. Su co- man no tuvo en cuenta esta observación. mandante era un ruido oficial de la in- La fuerza abandonó Falmouth el 26 de fanteria territorial con una mentalidad ori- marzo navegando a catorce nudos en tres ginal. Como culminación al adiestramíen- columnas. La del centro formada por los to la fuerza hubo de efectuar una excur- destructores de la clase Nunt, HMS sión en lanchas de motor a las islas Sor- Atherstone y Tynedale, el viejo destructor lingas con tan mal tiempo que los hom- norteamericano Buchanan, llamado ahora bres más duros se marearon. Campbelltown y la lancha cañonera a mo-

La Última observación con fotografías tor MGB 314. Las columnas de babor y adreas mostraba la instalación de cuatro estribor las constituían lanchas de motor nuevas posiciones srtilleras de defensa de ML. Al principio el tiempo era bastante costas en el centro de la zona del dique. malo para éstas pero el viento cayó gra- Para ocuparse de ellos se añadieron a la dualmente y la noche quedó en calma, un fuerza treinta soldados de los Comandos, poco cargada de neblina pero con luna. con lo cual se totalizaron 265 hombres de Durante el viaje sólo hubo dos inciden- todos los empleos. Newman realizó una tes. Al segundo día se avistó un subma- visita al Cuartel General de Operaciones rino alemán en superficie. El TynedaEe Combinadas, en Richmond Terrace, el 13 abrió fuego y después se lanzaron cargas de marzo, y tras una* reunión con Mount- de profundidad. La expedición llevaba batten y su estado mayor salió para Fla- rumbo La Pallice y, ciertamente, Ryder mouth en un coche oficial. Llegó a Ta- tuvo que meditar la posibilidad de que el vistock el mismo día y "pasó una noche submarino comunicara la presencia de la intranquila encerrado en la habitación del fuerza. ¿Debería regresar? No se decidió hotel con todos los planes". Abandonó por esto, y por b que ahora se sabe, el Londres un tanto preocupado pero al lle- submarino solamente informó la presencia gar a Falmouth encontró a su gente con de los destructores. Es de creer que las un elevado espíritu y el adiestramiento ca- lanchas a motor eran demasiado bajas y si finalizado. sobresalían poco del agua para que los

Aiin había tiempo para efectuar un en- serviolas de aqudl las viesen. Posterior- sayo general, un ejército "para probar las mente se encontraron unos pesqueros fran- defensas" del arsenal de Devonport. Toda ceses. Uno, Le Slack, fue inspeccionado y la fuerza, excepto el destructor Campbell- aunque no se observaron circunstancias taun, tomó parte en 61 y a tal fin los de- que levantasen sospechas su dotación se fensores recibieron el refuerzo de la guar- hizo pasar a bordo del Atherstone. dia metropolitana local. Prácticamente t0- A1 hacerse de noche y no haber sido do salió mal con gran júbilo por parte descubierta la fuerza, a las 20,W horas, de los defensores. se maniobró para que la plana mayor em-

Entretanto se desarrollaba el plan de en- barcase en la MGB 314. A las 22,00 horas cubrimiento. La fuerza se denominó se avistó por la amura de estribor una Fuerza Antisubmarlna de Ataque y se dio luz del submarino HM Sturgeon, que ac- discretamente a entender que se iban a tuaría de baliza durante la navegación, Y llevar a cabo búsquedas antisubmarinas la fuerza, con la bandera alemana izada, más allá de las zonas occidentales de ac- se dirigió a su objetivo. La MGB 314 na- ceso a las Islas Británicas. Se hizo correr vegaba en cabeza seguida del Camplrell- el rumor de que la fuerza operaria en alta town (capitán de corbeta S. H. Beattie) y mar y, a escondidas, se embarcaron sala- detrás de éste catorce lanchas motoras en cots contra el sol, avíos tropicales y co- dos columnas; cerraba la marcha la lan- sas por el estilo. No puede decirse lo que cha torpedera 74, Mientras, los bombar- de todo esto trascendió a los alemanes. deros de la RAP atacaban St. Nazaire vo- Se acortaron las chimeneas del Campbell- lando entre nubes bajas; podían verse las town para asemejarle a los torpederos ale- estelas de los proyectiles trazadores ale- manes de la clase Mowe. Las últimas fo- manes remontándose hacia el cielo. tografías aéreas recibidas antes de salir Después de la expedícibn logró eludir la expedición mostraban cuatro torpederos los bajos de fango, a las 01,22 horas, se

Page 50: San Martin Libro Armas 03 Comando

Izquierda: El capitán de fragata R. E. D. Ryder, Cruz Victoria. Arriba: El capitán de corbeta R. H. Beattie, Cruz Victoria. 97

-- - --- - -

Page 51: San Martin Libro Armas 03 Comando

sintió amenaza por el súbito encendido de los proyectores de ambas orillas. El seña- lero Pike, disfrazado de suboficial ale- mán dio el indicativo de una lancha tor- pedera alemana, tomado del código que se capturó al Fohn en Vaagso. Pidió que no hicieron fuego las baterías costeras, aña- diendo, en lenguaje corriente, que las em- barcaciones venían con averías debido a una acción contra el enemigo por lo que se solicitaba permiso para dirigirse al puerto sin retraso. Con esto los pocos ca- ñones que abrieron fuego lo suspendieron, aunque los de la orilla Norte no permane- cieron silenciosos por mucho tiempo. En- tonces la MGB 314 transmitió la señal in- ternacional que significa buques someti- dos a la acción artillera de fuerzas ami- gas.

Estos engaños, todos perfectamente le- gítimos, proporcionaron a la fuerza cinco magníficos minutos y cuando a las 01,27 horas los alemanes advirtieron su error el diligente Campbelltown había pasado ya las baterías pesadas. Arrió la bandera ale- mana e izó la blanca enseña inglesa abrien- do el fuego simultáneamente. Los proyec- tiles trazadores comenzaron a volar en to- das dirección y fue hundido un buque ale- mán de vigilancia alcanzado repetidas ve- ces por anibas bandas. El fuego de la flo- tilla británica era extremadamente efectivo y al cabo de tres o cuatro minutos co- menzó a declinar el de los alemanes. "Un triunfo", como Ryder dijo, "de los arti- lleros de las Ianchas costeras y del C a m p belltcnon"

Ahora nada podía detener al viejo des- tructor y a las 01,34 horas, cuatro minu- tos después, se lanzó contra las puertas del dique a diecinueve nudos de veloci- dad. Fue un choque vertigonoso en el que la proa se clavó en los grandes cajones de la compuerta. Se había logrado el fin principal de la incursión antes de que un solo soldado de los comandos pusiese el pie en tierra.

Comenzó entonces una lucha de increí- ble complejidad a medida que los grupos de asalto y demolició nse afanaban en cumplir sus variados cometidos. En líneas generales, el plan de Newman consistía en lograr una cabeza de puente y cortar los accesos entre el arsenal y la ciudad.

Un grupo, al mando del sargento ma- yor Moss, tenía el encargo de tomar el puesto de mando seleccionado por New- man, pero la lancha que transportaba este grupo fue hundida. El sargento se dirigió hacia la costa, remolcando a algunos de sus hombres en un flotador, pero su va-

liente esfuerzo finalizó cuando un proyec- tor los enfocó y todo el grupo quedó bo. rrado por una ametralladora. Cuando el coronel y los ocho hombres de su grupo desembarcaron de la MGB aquél descono- cía, naturalmente, la suerte del grupo del sargento porque "las maderas que vola- ban por los aires, el humo, las chispas y las llamas impedían ver con claridad". Al dirigirse a su puesto de mando Newman "literalmente se dio un coscorrón con un alemán" que se rindió inmediatamente. Por éste se enteró el coronel que el edi- ficio seleccionado para establecer su pues- to de mando estaba en manos de los ale- manes. Envió al prisionero a decir a sus camaradas que se rindiesen, pero en este instante un cañón abrió fuego a tiro di- recto obligando a los comandos a cubrir- se. El pequeño grupo de mando quedó bajo el fuego denso procedente de dos buques fondeados en la dársena interior, dos cañones del techo de un refugio de submarinos y una batería de la orilla Sur del río que se unió a los anteriores. Llegó el sargento mayor Haines con parte de la fuerza especial del capitán Hooper, cuya tarea principal consistía en destruir dos cañones entre el Rompeolas An.tiguo y la Entrada Antigua. Abrió fuego con un mor- tero de 2 pulgadas y logró silenciar los cañones del techo del refugio de subma- rinos durante cierto tiempo.

Uno de los grupos de demolición, bajo el mando del subteniente H. Pennington (Comando Número 4), no pudo llegar a tierra, pero lus otros no perdieron tiem- po en afanarse en sus múltiples tareas. El teniente Stuart Chant (5.0 Comando), re- sultó herido por un cascote de metralla en el brazo derecho y en la pierna izquier- da cuando aún estaba a bordo del Camp- belltown. Este oficial apreció que alrede- dor del setenta y cinco por cien de los que estaban en la cubierta del buque re- sultaron heridos antes de que se lanzara contra las compuertas del dique. Con sus hombres trepó desde la proa, usando las escalas, y corrieron como demonios ha- cia la estación de bombeo. El grupo de asalto del capitán R. Roy dio buena cuen- ta de los artilleros del tejado. Los hom- bres de Chant volaron la cerradura de la puerta de acero y bajaron por las escaleras metálicas para colocar sus cargas a cua- renta pies bajo el suelo. Posteriormente Chant describió el episodio :

"Me había cortado las manos con unos pequeños cascotes y me era muy molesto

El teniente Stuart Chant.

Page 52: San Martin Libro Armas 03 Comando

l 1 1 l

I I manejar las cargas, pero el sargento Doc- kerill estaba conmigo para el caso de que

1 mis heridas ltle impidiesen hacerlas esta- llar; mientras, ordené al resto del grupo que trepara por las escaleras para prote- gerse ante la proximidad de la explosión.

Corrimos afuera y nos echamos al sue- lo, completamente expuestos, sobre el pa- vi'mento de cemento. Afortunadamente

I nos desplazamos otros diez metros y un segundo después la explosión levantó por los aires enormes bloques de cemento que zum babari peligrosamente cerca.

Después de la explosión pusimos los ex- plosivos sobrantes en nuestras mochilas y regresamos a la estación de bombeo para completar el trabajo de destrucción vo-

, lando los motores eléctricos y las insta- laciones.''

Encontraron los motores caídos a cau- 1 sa de la sacudida sufrida: «Así hicimos un silencioso destrozo con mazos, marti- 1 ' llos e incenciiosy9.

Mientras, el teniente Smalley y su grupo destruyeron por completo la estación de maniobra del dique situada en las inme-

1 diaciones. Estas explosiones sonaban a mú- sica en los oídos del coronel, el cual, con su grupo de mando, se situó en el lugar previsto para proteger a los grupos de demolución durante su paso de regreso por el puente que les conduciría al Rompe- olas Antiguo. En estos momentos las de- moliciones proseguían en todas partes. A Newman se les unió el comandante Co- pland, que le sucedía en el mando, pro- cedente del Campbelltown. Informó que de un grupo de asalto, solamente el co- mandante, capitán M. C. Burn, logró lie- gar a nado a tierra desde una destrozada lancha a motor. Se salvó de morir aho- gado gracias al cabo Arthur Young que lo agarró por el pelo y lo remolcó hasta el Rompeolas. Newman decidió retirar al grupo del capitán Roy que estaba forman- do una cabeza de puente en la parte Nor- te de la comunicación entre la Entrada Antigua y la Dársena de St. Nazaire. A pesar de la densidad de fuego, el cabo Ha- rrinton, tan tranquilo como si estuviera en un ejercicio de adiestramiento en su pa- tria, llegó hasta donde estaba el capitán Roy para entregarle el mensaje del coro- nel.

Chant, retirándose con su grupo hacia el Rompeolas Antiguo, llegó al puente de hie- rro que estaba cubierto por un cañón si- tuado en un edificio próximo.

"Por eso ordené a mis hombres que se valiesen de las manos y que, balanceán- dose, como los monos, saltasen por las

vigas situadas debajo del puente. Así con- seguimos todos cruzar el puente salvos y sin ser descubiertos.

Llegamos a unas vías de ferrocarril si- tuadas entre los almacenes y nos unimos a otros grupos que también regresaban. Entonces estalló la bomba; el coronel Newman nos dijo: "Por aquí se va a ca- sa. Todas las embarcaciones han sido des- truidas o han regresado".

Con Newman había entonces setenta hombres incluidos los oficiales, pero mis de la mitad estaban heridos. Todos se com- portaban magníficamente y no era cues- tión de rendirse. Mantuvo un pequeño in- tercambio de opiniones con sus oficiales. Alguien sugirió tripular algunos remolca- dores y escapar río bajo.

"'Otro plan", escribió Chant, "era des- lizarse junto al muelle y nadar o vadear, río arriba, hasta alejarse de los defenso- res alemanes. El coronel Newman, sin embargo, decidió que el mejor camino era abrirnos camino entre los almacenes en dirección Este hasta alcanzar el puente".

La idea del coronel era que los super- vivientes se dividieran en pequeños gru- pos para dirigirse hacia la frontera espa- ñola. Les orden6 que no se rindiisen has- ta que hubiesen agotado la munición Y mientras pudiesen evitarlo. La mayor pro- babilidad, dijo, residía en encontrar un camino que les llevase a campo abierto. "Es un hermosa noche de luna para ello."

Conducidos por el capitán Roy y un grupo de asalto avanzaron hasta alcanzar el muelle Sur de la Dársena de St. Nazai- re. Aquí Chant fue herido por un rebote en una rodilla. Sus hombres le llevaron durante un corto trecho, pero 61 ordenó que le abandonaran.

"Yo observaba cómo se dirigía al Sur el resto del grupo, hacia la parte antigua de la ciudad, para torcer a la derecha y cruzar velozmente el puente giratorio. Era una clara noche de luna y podía verlos perfectamente. Fueron hostigados desde unas pilas de cajas y edificios cercanos al puente; pude ver otras tropas, creía que eran alemanes, trepando sobre los te- chos de aquellos edificios."

El grupo principal, una mermada ban- da, avanzó saltando paredes, atravesando jardines, irrumpiendo a través de las casas retirándose hacia la carretera.

Un coche blindado alemán pasó veloz "disparando desde su torreta sobre todo el mundo, incluyendo los alemanes". Los hombres Je Newman enfilaron por una callejuela i~ situación era cada vez más confusa. Fueron. muertos el conductor y

pasajero de,-una motocicleta alemana con sidecar.

Fortuitamente, Newman con unos vein- te de sus hombres que aún estaban con él se cubrieron en un "refugio contra las incursiones aéreas, muy confortable y pro- visto de colcnones". Pensaba permanecer allí hasta la noche próxima para que los hombres se dirigieran en parejas hacia campo abierto.

1 "También decidí que si éramos descu- 1 biertos en el sótano me rendiría, porque

los heridos estaban en mala situación y porque una sola granada de mano lanza- da escaIeras abajo daría razón de todos nosotros.

Algún tiempo después llegó un grupo alemán que aceptó la rendición de New- man. Sus hombres fueron llevados al pues- ' to de mando germano y transportados en camiones a un café de La Boule donde concentraban a todos los prisioneros.

Chant, al que se unió un soldado de otro grupo, fue encontrado por tres alema- nes con pistolas ametralladoras. " i Heraus! , i heraus ! ", gritaron. "El soldado que me acompañaba quedó quieto y levant6 las manos. Fue muerto a tiros desde una dis-

Después de la incursión los prisioneros son reunidos en un bar.

tancia de un metro por los tres hombres." Estos vieron que Chant estaba herido y lo llevaron a un café donde había otros soldados del Comando también heridos.

La parte más adversa de la lucha reca- y6 sobre los grupos desembarcados des- de el Campbelltown porque las lanchas a motor tuvieron muy mal tiempo durante su entrada. Las de la columna de babor deberían desembarcar sus hombres en el Rompeolas Antiguo. Solamente una llegó indemne y únicamente un puñado de hom- bres alcanzó la costa. El teniente de na- vío 1. B. Henderson, RNVR (voluntario de la Reserva Naval), incapaz de atracar la ML 306 al Rompeolas, se dirigió a la Entrada Antigua y al no poder desembar- car allí a los Comandos inició e1 regreso. Algunos kilómetros rio abajo mantuvo un desigual duelo con una lancha torpedera alemana. El sargento Durrant, que ma- nejaba un montaje doble Lewis, fue acri- billado a balazos pero mantuvo el fuego de su arma hasta que se colapsó "dobla- do sobre sus cañones" y muerto por las heridas. Con su comandante también muerto y el resto de los hombres a bor- do muertos o heridos la lancha fue obli- gada a rendirse.

De la columna de estribor solamente la sexta, ML 177, consiguió llevar su grupo

Page 53: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 54: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 55: San Martin Libro Armas 03 Comando

a tierra más o menos inticto. T. S. M. Haines desembarcó en la Entrada Anti- gua y "trabajó valientemente durante to- da la operación". Otros soldados trataban de nadar sin armas hacia tierra, desde em- barcaciones abandonadas.

Tres ML (156, 270 y 446) y la MGB, con sus cubiertas resbaladizas a causa de la sangre alcanzaron el lugar de reunión con el Atherstone situado unas millas frente al estuario del Loira.

Entretanto el Tynedale mantuvo una in-

Momentos inmediatamente posteriores a la explosión del Campbelltown.

decisa acción con cinco lanchas torpede- ras alemanas, siendo alcanzado dos veces. La dotación de la ML 156 y los heridos de la MGR 314 fueron trasladados al Atherstone, mientras que los de las ML 270 y 446 lo fueron al Tynedale. Los dos destructores escoltados por aviones del Mando Costero llegaron sin novedad a Fal- mouth. Las ML 160, 307 y 443, al mando del teniente de navío T. D. L. Platt, RNR, lograron regresar por sus propios medios. Apenas tenían cinco litros de combusti- ble. Aunque parezca inaudito derribaron un avión alemán y averiaron otro.

Al hacerse de día, después de aquella

noche salvaje en St. Nazaire, apareció el dos de acción retardada lanzados, hacia la viejo Campbelltown "empotrado en las dársena de St. Nazaire a través de la compuertas del dique". Paulatinamente se Entrada Antigua, por la MTB 74. Se suce- reunieron oficiales alemanes para contem- dieron escenas de tremenda confusión; plar aquel insólito espectáculo, mientras soldados alemanes presos de pánico dis- los soldados especulaban sobre las razones pararon contra los obreros franceses del que impulsaron a los ingleses para llevar dique, de los que más de 300 resultaron a cabo tan extraordinaria operación. Ha- muertos; parece ser que entre ellos ha- cia el mediodía, cuando había unos cua- bía miembros de la organización alema- renta oficiales a bordo y quizá unos 400 na Todt. Se dice que el pánico se exten- mirones en tierra, hicieron explosión las dió hasta Nantes, donde las esposas y ami- cinco toneladas de explosivos situadas en gas de los oficiales alemanes, en cierto la proa del Campbelltown. modo esto es improbable, corrieron asus-

Hubo más explosiones, a las 16,30 y tadas por las calles vociferando que había 17,30 horas, cuando estallaron los torpe- comenzado la invasión en Europa.

Page 56: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 57: San Martin Libro Armas 03 Comando

Arriba izquierda: Tropas alemanas pasan En esta desesperada acción se conce- junto a un sargento inglés muerto. dieron cinco Cruces Victoria * : al capitán Abajo izquierda: Soldados y marineros de fragata Ryder, capitán de corbeta S. H. son conducidos prisioneros. Arriba: Beattie, del Campbelltown; tenie

Soldados británicos desfilan ante un yzpa ~ ~ w $ ~ a ~ u ~ g ~ a e ~ a camarada muerto. osadía y lealtad; en grado pó

rinero Patentado Savage y al En esta incursión la Marina Real per-

dió treinta y un oficiales y 751 subofi- ciales y 178 de otros empleos. Cinco de los cuales pudieron regresar a Inglaterra a través de España. Fueron el cabo Whe- eler; los cabos provisionales Douglas, Ho- warth y Sims, y el soldado Harding. SU éxito dice mucho de la tenacidad e ini-

rrant. El acorazado Tirpitz, cuya amenaza po-

tencial rot ivó la organización de la in- cursión, permaneció en los fiordos de No- ruega hasta septiembre de 1944 en que 5.500 kilogramos de bombas lanzadas des- de los aviones Lancaster de la RAF le hi- cieron dar la vuelta cerca de Tromso.

ciativas adquiridas durante el adiestra- r La más alta condecoración británica concedida miento de los Comandos por hechos de excepcional valor.

111

Page 58: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 59: San Martin Libro Armas 03 Comando

"Saldrá del mar una mano de acero que arrebatará de sus puestos a los centinelas alemanes." Winston S. Churchill, 1942.

Las consecuencias de la Blitzkrieg (Guerra Relámpago), que con tanto éxito se apli- có en el período 1939-1941, fomentaron un amargo resentimiento que llevó a sus víc- timas a reemprender la lucha con todos los medios a su alcance. Los movimientos de resistencia surgieron en todos los paí- ses ocupados, cuya moral se elevó con los felices resultados logrados por los Coman- dos ingleses y aliados, fielmente puestos en su conocimiento por la BBC ("Byitish Rroadcasting Corporation"j. Llegó un mo- mento en que ningún oficial alemán po- día descansar tranquilamente en su cama, estuviese en lu'arvik, Atenas o Bayona. So- lamente en su patria, en el "Reich", podía dormir seguro e incluso allí sus sueños serían interrumpidos por la RAF.

A medida que la guerra se prolongaba, las operaciones de desembarco planeadas por el Cuartel General de Operaciones Combinadas eran de mayor importancia y

1 En Achnacarry. El teniente coronel Charles Vaughan observa con ojos críticos 1 a los Comandos de la Francia Libre.

más ambiciosas. Lofoten, Vaagso, St. Na- zaire y Dieppe fueron asuntos de gran es- cala comparados con las incursiones lle- badas a cabo por Dudley Clarke en 1940. Sin embargo, merecen incluirse en estas páginas los pequeños golpes de mano que tendían a enojar al enemigo, efectuados por un puñado de hombres audaces, si- quiera sea por su contribución al general sentimiento de intranquilidad que gradual- mente se apoderó de las guarniciones ale- manas del noroeste de Europa.

Pero antes de volver a las pequeñas in- cursiones de 1942, parece oportuno hacer mención del sistema de adiestramiento de los Comandos, porque en este período se ajustó esta organización con arreglo a los especiales requerimientos de los Coman- dos.

En diciembre de 1942, Achnacarry Cas- tle, la mansión de Sir Donald Cameron de Lochiel, jefe del clan de los Cameron, se convirtió en un centro de reclutamien- to y formación de Comandos. Durante el resto de la guerra estuvo bajo las órde- nes del teniente coronel Charles Vaughan, anteriormente segundo comandante del Comando Núinero 4, que actuó con gran éxito, en su tarea. Vaughan era un vetera- no con veintiocho años de servicio y co- nocía bien lo que el ejército pretendía y la

Page 60: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 61: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 62: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 63: San Martin Libro Armas 03 Comando

forma de conseguirlo. Su firme determina- ción de exigir a sus alumnos hasta el ú1- timo esfuerzo se conjugaba con su carác- ter afectuoso y un gran sentido del hu- mor; aunque poseía toda la dignidad de un antiguo Sargento Mayor, sabía reirse de sí mismo. Se regocijaba con los muchos motes que le ponían, Lord Fort William, el Lobo de Badenoch y el Rommel del Norte, pero el que mejor parecía acomo- dársele era el de Amo de Achnacarry. Sin duda a él le gustaba el lugar y estaba plenamente determinado a que los hom- bres que sobrepasasen sus enseñanzas y saliesen vistiendo la boina verde fueran dignos de ello. Del primero al último se cree que más de 25.000 hombres pasaron por sus manos, incluyendo norteamerica- nos, belgas, holandeses, franceses, norue- gos y polacos. Vaughan contaba con un escogido grupo de instructores muy há- biles en inventar y poner en práctica toda clase de ejercicios reales. Durante el cur- so se efectuaban ejercicios con fuego real y dice mucho de la preparación de los instructores que no hubiera más de cua- renta bajas durante los tres años de exis- tencia del centro. Hazañas tales como la célebre "carrera de la muerte", en la cual los hombres cruzaban el río Arkaig des- lizándose vor una cuerda, cautivaba la imaginación de gran número de alumnos. Hombres como Alick Cowieson, alias Alick Mor y CQMS Frickleton, el instructor jefe de educación física, uno de los inventores de la "carrera de Tarzán", presentaban un diabólico ingenio al imaginar tales entre- tenimientos,

La vida en Achnacarry era dura desde el mismo mDmento en que los alumnos llegaban a la estación de ferrocarril de Spean Bridge. Si esperaban que un medio de transporte los llevase al centro esta- ban equivocados: tenían que caminar. Se dice que en una ocasión, un "ranger" nor- teamericano, recién llegado, se dirigió al sargento instructor Taffy Edwards:

"Eh, sargento, ¿dónde está el bar más cercano?"

"Está abajo, en esta dirección." "¿Está lejos?" ¡ "No, no muy lejos. Solamente a once

kilómetros. Está en Spean Bridge; donde 1 lleg6 su tren." En Achnacarry no llueve todo el tiem-

po, pero sería difícil convencer de esto a los hombres que pasaron por el centro de

1 instrucción de Comandos. Lejos de la vida ciudadana los hombres subían y bajaban 1 montañas. fortaleciéndose físicamente Y ad-

1 quiriendo- experiencia y confianza én sí i

mismos. Por la tarde, para tranquilidad de sus espíritus y beneficio de la disciplina limpiaban su armamento, hasta que Ilega- ba el día en que finalizaba su adiestra- miento y Charles Vaughan les despedía:

"Cuando abandonen este lugar se incor- porarán a Ia vida civil y disfrutarán un permiso especial. No crean que se han adiestrado para no hacer nada. Participa- rán en incursiones y operaciones.

Algunos de ustedes recibirán heridas. Quizá graves. Puede ser que pierdan una pierna o un brazo. Yo les digo que ahora no se preocupen. Ya tendrán ocasión de ello (pausa dramática). Siempre habrá tra- bajo para ustedes aquí en Achnacarry."

Volviendo a las operaciones, en la no- che del 11-12 de abril de 1942, el capitán Gerald Montanaro, Ingeniero Real, acom- pañado por el soldado de caballería Preece, penetraron en una canoa en el puerto de Boulogne y adhirieron magnéticamente una mina al casco de un petrolero alemán y se retiraron sin ser vistos. Su canoa hacía agua y fue recogida por el buque nodri- za, la ML 102, cuando estaba prácticamen- te sumergida. Las fotografías aéreas toma- das al día siguiente mostraron que el pe- trolero estaba aun más sumergido; sus chimeneas no tanto. A Montanaro se le recompensó con la Cruz de la Orden de Servicios Distinguidos (DSO).

La más pequeña, aunque una de las me- jores organizaciones de Comandos resultó ser la Fuerza Especial formada por el co- mandante Gus March-Phillips, DSO, MBE; el capitán J. G. Appleyard, MC, y Gra- ham Hayes, MC. Con la acogedora coo- peración de su propietario, Mr. Steven- son, fijaron su base en Anderson Manor, una encantadora casa isabelina desde la cual se dedicaron a atormentar al ene- migo.

Su primera expedición (14-15 de agosto de 1942) fue un intento de destruir un cañón antiaéreo situado en las cercanías de cabo Barfleur. Lanzaron al agua un bo- te plegable desde una lancha torpedera, pero desembarcaron en un lugar equivo- cado y fracasaron en su intento. No obs- tante, mataron a tres alemanes.

En la noche del 2-3 de septiembre, Ap- pleyard efectuó una hábil incursión con- tra el faro de Casquet que era utilizado por los alemanes como un puesto de se- ñales desde que conquistaron el Canal en 1940. Appleyard describe en una carta su aventura de medianoche :

"Navegué otra vez para llevar a cabo mi cometido. Fue una buena prueba para los nervios porque es notorio que se trata

El capitán Gerald Montanaro. en la embarcación de desembarco, los in- cursores efectuaron el viaje de regreso. La

de un lugar endemoniado donde existe una única baja fue Appleyard. Se rompió la tremenda corriente, alrededor de las ro- tibia al embarcar. A su llegada a Ports- cas, provacada por la marea. Sin embargo, mouth se enteraron de que Cherburgo todo salió bien, encontramos el lugar y "había estado llamando frenéticamente al nos metimos con nuestra embarcación. Mi faro de Casquet". papel al embarcar y desembarcar era el En la noche del 7-8 de septiembre el de proel. comandante March-Phillips condujo a sus

Fui el primero en saltar a la roca ]le- hombres en una incursión contra St. HO- vando en la mano un cabo para afirmar noréJ cerca de la península de Cherburgo. la embarcación a la roca con la boza (cabo Debido a su tibia Appleyard actuaba de de proa), mientras a popa, Graham (Ha- oficial de navegación. March-Phillips, Ha- yes) mantenía separado el bote con una Yes Y otros nueve h ~ m b r e s constituían el codera y el anclote, que fondeó en el ac- grupo de desembarco. Al encontrar el ob- ceso, para evitar que se destrozase con- jetivo más fuertemente custodiado de 10 tra las rocas a causa del oleaje. Este era previsto, March-Phillips decidió retirarse y grande y cubría las rocas ofreciendo un regresar en Otra o~as ión Con Una fuerza aspecto sobrenatural en la oscuridad, pe- mayor. ro todo el grupo saltó a tierra sin nove- En el camino de regreso a la playa, a dad. Entonces Graham (que permanecía en unos 200 metros de la embarcación, ten- la embarcación) cobró de la codera para dieron una emboscada a iina patrulla ale- separar el bote de las rocas y yo di la mana de siete hombres. Mientras el co- boza al hombre que permaneció en aquél mandante los registraba, buscando mapas para que estuviese dispuesto a nuestro re- y documentos, se oyó la aproximación de greso". Los Comandos se introdujeron en- otra patrulla más numerosa y se reunió tre los alambres de espino y llegaron sin inmediatamente con su grupo. Cuando se ser vistos al patio exterior del edificio. habían alejado, remando, unos cien metros Ailí se dispersaron para dirigirse a sus ob- de la costa, los alemanes les iluminaron jetivos previs~os. Appleyard y el sargento con una bengala abriendo un nutrido fue- Winter subieron rápidos por la escalera go contra ellos, causando la muerte de de caracol para llegar a la luz del faro y March-Phillips y tres hombres, además de encontraron la habitación vacía. La guar- herir a otros y hundir el bote. Entonces nición fue sorprendida por completo. Tres una voz, pareció ser la de Graham Hayes, hombres estaban en la cama, dos regre- dijo que todo estaba perdido y apremió a saban en aquel momento y otros dos que Appleyard para que salvase el buque. Sin hacían pasatiempos. Aunque los alemanes embargo éste no partió inmediatamente. disponían de una ametralladora Oerlikon Mientras buscaba a los supervivientes la y dos cajas de granadas abiertas, no se lancha recibió un impacto que inutilizó disparó un solo tiro. Las granadas se ti- uno de sus motores principales. raron al mar y con diecinueve hombres Hayes, que no estaba herido y era un

Page 64: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 65: San Martin Libro Armas 03 Comando

314 ACT. 2/3 SEPT. 14/15 AGOSTO 718 SEPT. m buen nadador, arribó a un lugar de la costa algo alejado del lugar de la acción, consiguió llegar clandestinamente hasta París y posteriormente alcanzó España. Más tarde fue capturado por los alemanes y, después de sufrir nueve meses de pri- sión en Fresnes, fue fusilado el 13 de ju- lio de 1943.

También fue hecho prisionero un fran- cés, André Desgrange. Durante cierto tiem- po estuvo "encadenado de modo que pa- ra comer se tenía que valer directamente de la boca". Escapó una vez más, consi- guiendo regresar a Inglaterra y al cabo de tres o cuatro semanas regresó a Francia como agente.

El sargento mayor Tom Winter nadó sin ser visto hasta unos cincuenta metros del buque de Appleyard pero recibió un tiro que le obligó a dirigirse a la costa. Logró alcanzar la playa "donde un alemán in- tentó matarlo cuando respiraba jadeante al borde del agua". El hombre erró el tiro. Winter vio entonces que los alemanes aba- tían a otro del grupo, que en ese instante se esforzaba en ganar la costa, usando sus granadas como mazas. La vida de este hombre fue salvada después en un hospi- tal alemán pero finalizada la guerra aún sufría series indisposiciones.

Winter fue trasladado a un campo de concentración de Polonia. Encontró un ca- mino para salir y entrar durante la no- che, y, en vez de tratar de escapar, se pu- so en contacto con el movimiento clandes- tino polaco e instruyó a sus miembros en el uso de explosivos, regresando al cam- po todas las mañanas antes de amanecer. Los alemanes sospecharon de él y fue con- denado a diez años de confinamiento so- litario. El avance de los rusos lo llev6, con otros miles de prisioneros, hacia el Oeste y aprovechó la ocasión para escapar- se y alcanzar las líneas aliadas.

Este desastre no puso fin al grupo de Appleyard. Tan pronto sanó éste de su pierna comenzó de nuevo a efectuar in- cursiones y en la noche del 3-4 de oc- tubre visitó Sark con un grupo escogido de cuatro oficiales y cinco hombres. Por

medio de una mujer inglesa, que encon- traron en su camino, se enteraron bien de las condiciones locales y también algo de la defensa, capturando a cinco alema- nes en el anexo del hotel Dixcourt. Es- tos hombres, aun sorprendidos en la ca- ma, se recobraron lo suficiente para inten- tar escapar y cuatro de ellos fueron muer- tos. Uno de éstos, un hombre de contex- tura vigorosa, tenía sus manos atadas, lo cual era, técnicamente, un incumplimiento de la ley internacional, pero dado que él se negó a "estarse quieto" es difícil incul- par de su seguridad a quienes le prendie- ron. Este incidente tuvo como consecuen- cia que los Comandos hechos anterior- mente prisioneros en St. Nazaire y Diep- pe fuesen esposados.

Una de las pequeñas incursiones más eficaz resultó ser la operación Trabuco. Los capitanes Gordon Black y Joe Hough- ton, con un destacamento del Comando Número 2 y algunos noruegos, atacaron la central hidroeléctrica de Glamfjord, en Noruega. Desembarcados por uil submari- no francés, los incursores se aproximaron a su objetivo atravesando un oscuro ven- tisquero para efectuar el ataque alrededor de las 23,OO horas. Se produjo una peque- ña lucha en la que resultó muerto uno de los guardianes y posteriormente se destru- yó la maquinaria y una sección de la tu- bería de alimentación.

Todo sucedió conforme al plan previs- to, quedando sin energía eléctrica la prin- cipal planta de suministro de aluminio de Noruega. Pero lograron escapar pocos de los asaltantes porque en un choque con una patrulla alemana Black y Houghton quedaron herídos y prisioneros. Llevados a Alemania, fueron fusilados como conse- cuencia de la célebre "Orden sobre Co- mandos", emitida por Hitler el 10 de oc- tubre de 1942, en la que establecía que sus fuerzas debían "matar hasta el último hombre de los que participen en acciones - de Comandos".

Esta orden, ilegal conforme a las reglas' de la guerra, ofrece una medida del efec- to que produjo en la mente de Hitler una política activa de incursiones.

Page 66: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 67: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 68: San Martin Libro Armas 03 Comando

lo describe como "un individuo alto, rele- vante y bien parecido, con dominio de sí mismo y que tomaba la vida en serio cuan- do era necesario".

La idea de atacar Dieppe surgió por pri- mera vez en abril de 1942, de modo que existió tiempo suficiente para planear la acción y adiestrar a las unidades partici- pantes. Verengeville está situada cinco ki- lómetros y medio al Oeste de Dieppe y la batería apostada a 1.100 metros de los acantilados, tierra adentro. Eixistían dos playas posibles para penetrar, una en la boca del río Saane, cerca de Quiberville, y

Dieppe al amanecer.

otra precisamente frente a la batería, don- de existían dos tajos, una falla en el acan- tilado. Se decidió usar las dos playas, por lo cual el Comando se dividió en dos gru- pos principales: el grupo Número 1, con ochenta y ocho hombres para ofrecer apo- yo de fuego, bajo el mando del coman- dante D. Mills-Roberts y el Niimero 2, de ciento sesenta y cuatro hombres, que realizaría el asalto propiamente dicho a las órdenes de Lord Lovat. Este grupo se- ría el que desembarcaría en la boca del Saane.

Cerca de Lulworth Cove, en Dorset, se representó en esquema la región geográ- fica donde estaba emplazada la batería y

el Comando ensayó su cometido comple- to ocho veces, hasta que todos los hom- bres pudiesen realizar su parte a la ma- yor velocidad y transportando su carga total de armas, municiones y todo aquello que deberían usar, bien fueran equipos de radio, perchas o cargas de demolición. To- dos los hombres recibieron amplias expli- caciones con la ayuda de fotografías y un modelo del objetivo. Mills-Roberts escri- bi6 :

"El grupo de demolición podía volar en sueños los cierres de los cañones, las co- municaciones fueron probadas y vueltas a probar y el ejercicio de embarco y des- embarco en el buque de asalto de Infan-

tería, Prince Albert, se repitió varias ve- ces en la oscuridad. Existía una lista com- pleta: era interesante considerar lo que pudiese salir mal."

El Comando Número 4 realizó un via- je sin acaecimientos importantes; fue des- pertado a las íY1,00 horas, desayunó sin entusiasmo, escuchó la arenga final de los comandantes de unidad en la cámara-co- medor y marchó hacia sus puestos en las embarcaciones.

''¿Cree usted que encontrará su lugar en el acantilado, Derek?", preguntó Lovat a su segundo en el mando.

"Sí; no se preocupe", contest6 aquél con una convicción que estaba muy lejos

Page 69: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 70: San Martin Libro Armas 03 Comando

de sentir. Smith, emitió un mensaje desde la playa. A las 04,30 horas el grupo de Mills- "Convoy a la vista evidentemente dentro

, Roberts se a~roximaba hacia la ~ l a v a . Sor- del alcance de la batería enemiaa." Pare- prendentemeñte el faro lanzaba-sus deste- cía que el convoy se adelantaba respecto 110s barriendo con sus haces de luz la al programa. Mills-Roberts decidió pres- embarcación de desembarco. Mills-Roberts cindir del registro de las casas situadas

¡ escribió más tarde: "Nos sentíamos como entre la playa y la batería para dirigirse a ladrones en un callejón ante la luz de la toda velocidad hacia el emplazamiento de

1 linterna de un policía". ésta. Cuando la embarcación estaba a mil "El cabo Smith y yo, con Ennis, el ofi-

quinientos metros del faro la luz de éste cial de morteros, Y nuestros mensajeros se extinguió repentinamente. Se elevaron respectivos corrimos a través del bosque. hacia el cielo balas trazadoras cuando los Acababa de enviar un mensaje a David cazas Brewster Buffalo rugían hacia el in- S t ~ l e Para que se reuniera con nosotros terior del continente y a la altura del acan- inmediatamente. Oímos que la batería dis- tilado. Creímos que se había perdido la paraba seis salvas en rápida sucesión. El sorpresa y las embarcaciones de desembar- ruido era ensordecedor. Se avanzaba con co se dirigieron a tierra a la máxima ve- dificultad porque la maleza llegaba hasta locidad. Cerca del acantilado cayeron a ba- la cintura. Escuchamos tiroteo a nuestra bar navegando a lo largo de 61 hasta que derecha. Se abandonó toda precaución de el teniente David Style, con visión más avanzar con cautela entre la maleza aguda que sus superiores, avistó el lugar irrumpíamos en ella como una manada de del desembarco. elefantes.

Debido a la marea alta los hombres des- De repente terminó el bosque. Llegamos embarcaron sin mojarse y en unos segun- a una pequeña altura y nos encontramos dos se situaron casi debajo del acantilado. delante de la batería. Ennis Y yo nos pe- La sección de Styles reconoció los tajos. gamos al suelo; los demás nos imitaron. El de la izquierda estaba obstruido con No3 arrastramos hacia un matorral situa- una gruesa red de cable. Una patrulla del do a unos cincuenta metros enfrente del flanco pasó un mensaje: "Hay alguien arri- bosque Y a otros cien de la cerca metá- ba del acantilado". Transcurrieron unos lica que rodeaba la batería. Se apreciaba momentos de ansiedad cuando se voló con una bella vista desde el lugar y oímos cla- torpedos la red del tajo de la derecha, pero r m e n t e las palabras de mando para que aún no hubo interferencias. Afortunada- la batería disparase otra salva." mente las explosiones coincidieron con las Viendo un granero junto al bosque, a que se producían en otros lugares de la su derecha, Mills-Roberts se arrastró pa- costa. ra regresar a éste observando que ahora

Se tardó algún tiempo en llegar a lo tenía "una magnífica vista de los seis más alto del promontorio entre los dos grandes cañones y de las dotaciones que tajos, pero al fin Mills-Roberts y sus hom- los servían" solamente a unos 170 metros bres avanzaron hacia los chalets del peque- de distancia. Llegó a tiempo de ver cómo ño lugar de veraneo de Vasterival-sur-Mer. las tres piezas de la derecha disparaban Aquél advirtió que los jardines estaban una salva. Un tirador tomó posición y descuidados. La sección de Styles regis- apuntó cuidadosamente. traba las casas y encontró a un viejo Con "Al final el fusil disparó; fue un tiro camisón de dormir, cuyo jardín fue inva- magnífico y un alemán cayó dentro del dido por sus hombres. Quedó muy sor- foso del montaje. Sus camaradas le mi- prendido cuando le dijeron que eran sol- raron sorprendidos; pude verlo con mis dados ingleses y no alemanes. El coman- prismáticos. Parecían como doloridos dante vio una niña muy bonita observan- miembros de una congregación religiosa do desde la pérgola. en el coro de una iglesia."

''¿Vas a ser fusilado papá?", preguntó E1 comandante no nodía imaginar <'cuál filosóficamente. sería la rapidez y eficacia de la réplica de Serían las 05940 horas, Y a pesar del 10s alemanesm ~a sección de David style, retraso en el barranco, las cosas sucedían dispersa alrededor del granero comenzó a

al dan por lo cual el grupo dis- disparar contra 10s fosos de los cañones ponía aún de veinticinco minutos para es- con fusiles y ametralladoras B ~ ~ ~ . La pri- tar en posición. mera reacción de los alemanes fue cubrirse.

De repente, con un tremendo estampido, "Los emplazamientos de 10s cañones dis- la batería abrió el fuego y casi inmedia- ponían de pequeños parapetos formados tamente el oficial de Inteligencia, Tony con sacos de arena y las dotaciones se

agacharon tras de ellos; vimos que no existía movimiento alguno entre las dis- tintas construcciones de la batería. Por la derecha se apreció un movimiento e hicieron fuego los tres cañones situados en aofuella dirección ; indudablemente fue- ron cargados antes de nuestra llegada pe- ro de cualquier forma no se debía dar ocasión de que se cargaran de nuevo. Es- perábamos alguna reacción pero no nos agradaba que se volviesen hacia nosotros aquellos grandes cañones de seis pulgadas. Vimos que no los volvían a cargar, ni pa- ra hacer fuego contra el convoy principal ni para tratar de destruir el pequeño en- ' jambre que tenían enfrente "

Los alemanes abrieron fuego con un ca- ñón antiaéreo de 20 mm. desde una ele- vada torre construida sobre unos postes. El arma podía apuntarse en todas direc- ciones. Comenzó a barrer el límite del bos- que con un torrente de proyectiles fosfo- rescentes que chbcaban contra los troncos de los árboles. Afortunadamente los arti- lleros tendían a apuntar alto. Una ametra- lladora pesada, probablemente la situada en la esquina nordeste de la batería hizo sil- bar ferozmente sus proyectiles por el inte- rior del bosque.

"Desde alguna de las casas pertenecien- tes a las granjas situadas hacia el extremo izquierdo de la batería, surgió de repente el j zum!, j zum!, j zum! de- los morteros alemanes y todo a nuestro alrededor co- menzó a retumbar."

El bosque se hacía decididamente peli- groso y Style trasladó la mitad de su sec- ción al interior de la maleza, así podría habérselas con el extremo oriental de la

1 batería, al mismo tiempo que convertía a su sección en un blanco más disperso.

Entonces se aproximaron dos hombres al lugar donde estaba Mills-Roberts, el ar- tillero McDonough y el soldado Davis, con un rifle antitanque, un arma pesada y lar- ga de modelo antiguo. Pero si no podía perforar los carros de combate modernos demostró ser efectiva contra la torre anti-

, aérea, la cual dejó de disparar repentina- ' mente.

McDonough pudo entonces poner su atención en las siete ametralladoras pesa- das emplazadas en el perímetro defensivo de la batería. Estas ametralladoras habían sido localizadas de antemano mediante las fotogrfías aéreas y estaban ya sometidas al certero fuego de las tres ametralladoras Bren. Pero los morteros alemanes, que has- ta entonces no fueron molestados, ponían las cosas difíciles, especialmente en la zo- na del granero donde ahora entró en ac- ción un destacamento de morteros de 2

pulgadas. Su primer proyectil cayó corto; "pero la siguiente salva tomó tierra sobre

tarse con cubos y extintores de incendios, por lo cual todos nuestros esfuerzos se

sición en el granero y cuando se a abrir el fuego desde la torre antiaérea sus resultados fueron más efectivos. Cuan- do el fuego de los morteros alemanes au- mentó en intensidad la posición de Mills- Roberts se hizo más precaria aún. P'ero ahora, por fin, su destacamento de mor- teros de 3 pulgadas entró en acción al mismo tiempo que se enlazó por radio con el grupo de Lovat. A las 06,25 horas se inundó el área de la batería a un verda- dero diluvio de humo con los morteros de 2 pulgadas y tres minutos desputs los aviones de caza atacaron con sus cañones durante dos minutos. Por el lado más ale- jado de la batería se remontó en el cielo una luz "Very". Era la señal para iniciar el asalto.

El grupo de Lovat, formado por cinco lanchas de desembarco (LCA) y una em- barcación de apoyo (LCS), aumentó tam- bién su velocidad a las 04,30 horas al ver elevarse sobre el faro las luces blancas de los proyectiles.

Al desembarcar cayeron bajo el fuego de los morteros y ametralladoras cuando atra- vesaban las defensas de la playa. Hubo doce bajas. Los alemanes utilizaban pro- yectiles trazadores, lo cual resultaba des- agradable a !os hombres que aún no ha- bían recibido el bautismo de fuego. Pero en realidad !a mayor parte de las bajas se produjeron a causa de los morteros, los cuales, afortunadamente, dirigieron su fuego sobre las lanchas de desembarco tra-

Page 71: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 72: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 73: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 74: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 75: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 76: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 77: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 78: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 79: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 80: San Martin Libro Armas 03 Comando

La historia de los Comandos no terminó en 1942, pero con la invasión del Norte de Africa, el 7 de noviembre, cambió la naturaleza de su cometido. Ahora comen- zó la gran serie de contraofensivas alia- das cuya implacable presión condujo al fin

1 de la guerra, con la muerte de Hitler en las ruinas de Berlín. En este período de la guerra, de dos años y medio de du- ración, el principal cometido de los Co- mandos consistió en actuar de punta de lanza en los grandes desembarcos efectua- dos por fuerzas convencionales, más que llevar a cabo incursiones, aunque algunas veces, principalmente en la costa Este del AdriBtico, su misión era la misma que la cumplida en aquellos primeros dos años en que fueron el tormento de la Wehr- macht entre Narvik y Bayona.

Duros combates esperaban a los Coman- dos que aún existían en 1942. El Núme- ro 1, después de una larga y dura cam- paña en el Norte de Africa, se distingui- ría en Burma (Birmania), durante la Últi- ma campaña en la costa de Aracan en la decisiva batalla de Kangaw. El Comando Número 2, reorganizado por el teniente

coronel Jack Cburchill después de St. Na- zaire, conquistó posteriores laureles en Sa- lerno y en las costas del Adriático. El Comando Número 3, después de desem- barcar dos veces en Sicilia y tomar parte en la batalla de Termoli, participó en los desembarcos del día D, combatió durante toda la campaña de Normandía y, más 1

tarde, luchó con el Segufido Ejército en su avance desde el Mosa al Báltico. Puede asegurarse que ningún Comando prestó tantos servicios activos como el Número 3, aunque eran pocos los hombres que capturaron Vaagso que permaneciesen aún en la Unidad cuando ésta cruzó el Aller *.

El Comando Número 4 también tomó parte en el largo avance desde Normandía al Báltico. En Ouistreham en el día D, y en Walcheren (Holanda), ofreció una vez más su entusiasmo emulando los días en que Lord Lovat lo condujq hacia la ba- tería de Varengeville en Dieppe.

El Comando Número 5, después de par- ticipar en la conquista de Madagascar, fue a Aracan, donde jugó un papel decisivo en la batalla de Kangaw. El Comando Nú- mero 6 compartió con el Número 1 los peligros e incomodidades de la campaña de Túnez, demostrando ser digno c o m

" Afluente del Weser.

petidor de los Tiradores "Hermann Goe- ring". Posteriormente estuvo con la Bri- gada del primer Comando en Normandía, Holanda y Alemania. Unidad notable por su disciplinado valor y su preparación pro- fesional llegó a su punto culminante, cuan- do, rememorando tiempos antiguos, ha- ciendo sonar cuernos de caza limpió a la bayoneta calada 1.0s bosques del Aller el 8 de abril de 1945.

La mayor parte de los servicios activos del Comando Número 9 se realizaron en Italia, siendo la más memorable de sus batallas, probablemente, el paso del lago Comachino.

Las varias unidades del Comando inter. aliado Número 10, bajo las órdenes del tenieate coronel Dudley Lister en enero de 1942, compartieron las aventuras de los Comandos ingleses. Los belgas y polacos, por ejemplo estuvieron en Salerno con el Número 2, mientras que los franceses lo fueron con el Número 4 en Francia, dis- tinguiéndose particularmente en el asalto de Ouistreham.

Las condecoraciones, o la carencia de ellas, son datos que están lejos de ofrecer una idea de las virtudes militares de un hombre. Gran número de soldados inteli- gentes y tenaces han participado en muchos y duros combates sin lograr ningún reco- nocimiento especial, lo cual, después de todo, es una recompensa para todos los que estuvieron presentes y no fueron des- pedidos con ignominia. Sin embargo, el número de recompensas por el valor de- mostrado en una útil indicación de la efi- cacia de una unidad o agrupación. Los soldados de los Comandos fueron recom- pensados con ocho Cruces Victoria (VC), treinta y siete Cruces de la Orden de Ser- vicios Distinguidos (DSO), con nueve ba- rras, 162 Cruces Militares (MC), con tre- ce barras, treinta y dos Medallas de Con- ducta Distinguida (DCM) y 218 Medallas Militares (MM). En un Ejército en que los honores y recompensas no se otorga- ban con prodigalidad, un total de 479 condecoraciones habla por sí mismo.

Dado que la Cruz Victoria es la única conderación británica que puede conceder- se a título póstumo, cierto número de sol- dados de los Comandos que la consiguie- ron no sobrevivieron a la guerra. Cinco oficiales tomaron parte en la incursión de Sark *. Fueron el comandante Geoffrey Appleyard, capitanes Colin Qgden-Smith, Dudgeon y Fhilip Pinkney y el teniente

* Una .de las islas Anglo-Normanda,.

Andy Lassen. Entre todos consiguieron una Cruz Victoria, una DSO y cinco Cru- ces Militares, pero desgraciadamente nin- guno de los cinco vivió para ver el fin de la guerra. Bajas tan severas se dieron con excepción, pero también otros Comandos pagaron un precio de personas por sus triunfos. Cuando el Comando Número 3 llegó a Normandía en 1944 solamente con- taba con dos oficiales y una veintena de hombres de los que entraron en ella cuan- do se constituyó. Vaagso Agnone y Ter- moli cobraron su peaje.

La Brigada del primer Comando llegó a Normandía con cuatro Unidades: los Co- mandos Números 3, 4, 6 y 45 (Marina Real). El brigadier Lord Lovat, resultó he- rido de gravedad por un proyectil durante el combate de Breville. El teniente coronel Robert Dawson (4.O Comando) fue mal- herido en el asalto de Ouistreham al man- do de sus tropas francesas. El comandante Philippe Kieffer, Derek Mills-Roberts (6.O Comando) recibió una fea herida en la pierna durante la defensa de Le Plein, pe- ro, con su valor habitual, permaneció man- dando la Briagda; su segundo en el man- do, Bill Coade, fue herido en la cara por una granada de mango el día D. En este mismo día el comandante del Comando Número 3 resultó alcanzado dos veces por fragmentos de meti-alla, mientras su se- gundo en el mando, comandante John Poo- ley, Cruz Militar, que participó en todos los éxitos de la Unidad desde junio de 1940, cayó en la batería de Nerville. El comandante del 45 (Marina Real), Char- les Ries, fue herido dos veces el día D, y de los mandos de la Brigada solamente un comandante de Unidad y el coman- dante Nicol Grey remontaron la campaña ilesos.

No todos los Comandos fueron tan in- fortunados a este respecto como los ofi- ciales de la Sección Especial de Embarca- ciones. De aquellos cuyos actos hemos se- guido en estas páginas, algunos desempe- ñaron su papel en las Últimas fases de la guerra cuando los Aliados estaban a la ofensiva. Charles Haydon y Bob Laicock alcanzaron el grado de general de división, y el último sucedió a Lord Mountbatten como Jefe de Operaciones Combinadas. Lord Lovat, Derek Mills-Roberts y Peter Young mandaron sucesivamente la 1." Brigada de Comandos, mientras que al fi- nal de la guerra Ronnie Tod mandaba la 25, y John Durnford-Slater alcanzaba el grado de segundo comandante del Grupo de Comandos. Newman, hecho prisionero

157

Page 81: San Martin Libro Armas 03 Comando
Page 82: San Martin Libro Armas 03 Comando

I

Seven Assignments Brigadier Dudley Clarke (Jonathan Cape, Londres). The Vaagso Raid Major Joseph H. Devins Jr. (Kobert Hale, Londres). Commando Brigadier J. F. Dunford-Slater (William Kimber, Londres). The Watery Maze Bernard Fergusson (Collins, Londres). Castle Commando Donald' Gilchrist (Oliver and Boyd, Londres). Combined Operations 1940-1942 (HMSO, Londres).

'I Commando Attack Gordon Holman (Hodder and Stoughton, Londres). Geoffrey Keyes of the Rommel Raid Elizabeth Keyes (George Newnes Ltd., Londres).

'1 Tobruk Commando Gordon Landsborough (Cassell, Londres). The Fillbusters John Lodwick (Methuen, Londres).

! 1 i

The Greatest Raid o f Al1 C. E. Lucas Phillips (Heinemann, Londres). Clash by Night Brigadier D. Mills-Roberts (William Kimber, Londres). The Attack on St. Nazaire Commander RED Ryder VC (John Murray, Londres).

I:I - The Green Beret Hilary St. George Saunders (Michael Joseph, Londres). t 1 S t o n from the Sea Brigadier P. Young (William Kimber, Londres). ' !

I

:ISTORIA DEL SIGLO DE LA VIOLENCIA

RATALLAS Rojo El Caza Cohete, por W Green

Pearl Iqarbour, por A J Barker Waffen SS. Los soldados del asfalto, por J Keegan

La Batalla de Inglaterra, por E Bishop División Panzer. El puño acorazado, por K Kursk. Encuentro de fuerzas acorazadas, Macksey

por G Jukes El Alto Estado Mayor Alemán, por Barry Golfo de Leyte. Una armada en el Pacifi- Leach

co, por D Macyntire Armas de Infanteria, por J Weeks Midwa~. El punto de partida, por A Bar- Los Tigres Voladores. Chennault en Chi-

ker na, por R Heiferrnan ~ í a - D . Comienza la invasión, por R W cero. Un caza famoso, por M Caidin

Thompson Los Cañones 1939-45, por I V Hogg , Tarawa. Ma nacido una leyenda, por H Granadas y M ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ , por Hogg Shaw El Jeep, por F Denfeld y Fry La Defensa de Moscú, por G Jukes Batalla de la Bolsa del Ruhr, por Ch Whi-

ting CAMPAÑAS Verde El Sitio de Leningrado, por A Wykes Afrika Korps, por K Macksey La Batalla de Berlín. Final del Tercer Bombardeo de Europa, por N Frankland

Reich, por E Ziemke Incursiones. Fuerzas de choque del de- Salerno. Un pie en Europa, por D Mason sierto, por A Swinson Beda Fomm. La victoria clásica, Por K Barbarroia. invasión de Rusia. ~~r J K ~ ~ -

Macksey Dien Bien Phu, por J. Keegan. Clan

Operación Torch. Invasión anglo- Iwo Jima, por M Russell. americana de Africa del Norte, por V.

ARMAS Azul Jones

La Guerra de los Seis Días, por A J Bar- Armas Secretas Alemanas. Prólogo a la ker

Astronáutica, por B. Ford Tobruk. El asedio, por J. W Stock Gestapo SS, por R Manvell. La Guerra del Yom Kippur. Enfrentamien- Comando, por P. Young to árabe-israelí, por A. J. Barker. Luftwaffe, por A. Price Lanchas Rápidas. Los bucaneros, por B. PERSONAJES Morado

Cooper. Armas Suicidas, por A. J. Barker. La Flota de Alta Mar de Hitler, por R

Hurn ble Armas Secretas Aliadas, por B Ford. Paracaidistas en Acciisn, por Ch Macdo-

nald. T-34 Blindado Ruso, por D. Orglll ME-109. Un caza incomparable, por M.

Caidin La Legión Cóndor. España 1936-39, por P

Elstob. La Flota de Alta Mar Japonesa, por R.

Hurnble

Patton, por Ch Withing Otto Skorzeny, por Ch Withing Hitler, por A Wykes Tito, por P Auty Mussolini, por C Hibbert. Zhukov. Mariscal de la Unión Soviética,

por 0. Preston Chaney Jr. Romrnel, por Sibley y Fry

POLITICOS Negro

Conspiración contra Hitler, por R Manvell. La Noche de los Cuchillos Largos, por N

Tolstoy

Page 83: San Martin Libro Armas 03 Comando