San Bartolomé Milpas Altas, Sacatepéquez, Guatemala

MOISÉS PARADO ENLA BRECHA

ENTRE DIOS YEL PUEBLO

Martes, 8 de septiembre de 1998San Bartolomé Milpas Altas, Sacatepéquez,

Guatemala

Es nuestra intención hacer una transcripción fi el y exacta de este Mensaje, tal como fue predicado; por lo tanto, cualquier error en este escrito es estrictamente error de audición, transcripción e impresión, y no debe interpretarse como errores del Mensaje. El texto contenido en esta conferencia puede ser verifi cado con las grabaciones del audio o del video. Este folleto debe ser usado solamente para propósitos personales de estudio hasta que sea publicado formalmente.

NOTA AL LECTOR

Notas

DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO50

hermano, el reverendo Miguel Bermúdez Marín, para continuar en esta noche y fi nalizar nuestra parte. Hemos terminado tempranito. En México (México, en la República Mexicana) estas actividades concluían de 10:00 a 11:00 de la noche; pero acá hemos terminado tempranito. Dios nos ha permitido en poquito tiempo (menos de dos horas, ¿serían? Menos de dos horas), Dios nos ha permitido ver todo este misterio de Moisés en la brecha, y lo que eso representó para los días de Jesús y para este tiempo fi nal en el cual nosotros estamos viviendo. Bueno, vamos a dejar por aquí a Miguel para continuar y fi nalizar nuestra parte en esta noche. Que Dios les bendiga, les cuide y les acompañe de regreso a sus hogares. Pasen todos muy buenas noches. “MOISÉS PARADO EN LA BRECHA ENTRE DIOS Y EL PUEBLO”.

MOISÉS PARADO EN LA BRECHAENTRE DIOS Y EL PUEBLO

Dr. William Soto SantiagoMartes, 8 de septiembre de 1998

San Bartolomé Milpas Altas, Sacatepéquez, Guatemala

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes aquí en Guatemala. Es para mí un

privilegio grande estar con ustedes aquí en San Lucas, en Guatemala, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor del Programa Divino correspondiente a este tiempo fi nal; y que Dios nos bendiga grandemente en esta noche y nos hable directamente al corazón bajo este tema: “MOISÉS PARADO EN LA BRECHA ENTRE DIOS Y EL PUEBLO”. Leemos este pasaje, donde esto sucedió. En el capítulo 33, versos 11 en adelante (11 al 22), y luego el capítulo 34, versos 1 al 9, ahí encontramos todo esto que allí sucedió cuando Moisés se paró en la brecha. Dice capítulo 33… Esto fue después del pueblo hebreo romper la Ley, el Pacto, y Moisés bajar del monte y romper las tablas de la Ley. Luego, capítulo 33, verso 11 en adelante, del Éxodo, dice: “Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla


cualquiera a su compañero. Y él volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo. Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos. Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo. Y él dijo (o sea, Dios): Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. ¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra? Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre. Él entonces dijo (o sea, Moisés): Te ruego que me muestres tu gloria. Y le respondió (Dios): Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá. Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú

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Jesús, la Dispensación de la Ley estaba llegando a su fi nal y la Dispensación de la Gracia estaba entrelazándose. Y en este tiempo, está entrelazándose la Dispensación del Reino con la Dispensación de la Gracia. Por eso el Nombre de Dios es siempre proclamado en ese entrelace de una dispensación con otra dispensación. Y siempre aparece un profeta mensajero dispensacional, por medio del cual el Nombre de Dios es dado a conocer al pueblo. Y para ese tiempo es proclamado el Nombre de Dios por el Ángel de Jehová, que es el que tiene la revelación, y luego la da al profeta mensajero de ese tiempo. Bueno, ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “MOISÉS PARADO EN LA BRECHA ENTRE DIOS Y EL PUEBLO”. Hemos visto a Moisés parado en la brecha, hemos visto a Jesús parado en la brecha; en ambos era el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, manifestado en cada uno de esos profetas. Y para el Día Postrero el Ángel de Jehová estará parado en la brecha a través de Su manifestación en Su Ángel Mensajero, en favor de Su Iglesia y del pueblo hebreo. Que las bendiciones del Ángel del Pacto, Jesucristo, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto Él complete el número de Su Iglesia, el número de Sus escogidos; y pronto los muertos en Cristo sean resucitados en cuerpos eternos, y nosotros los que vivimos seamos transformados, y todos llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en cuerpos eternos. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén. Bueno, por aquí vamos a tener a nuestro amigo y


Él estuvo manifestado como sacerdote en cada mensajero en cada edad, pero no había entrado al Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, hasta este tiempo fi nal, en donde Él entra para manifestarse; así como se adentraba al lugar santísimo el sumo sacerdote en el templo de Moisés y el templo de Salomón, y como se adentró Cristo en el Lugar Santísimo del Templo de Dios en el Cielo. Así Él entrará al Lugar Santísimo de Su Templo espiritual en este tiempo fi nal, y ahí estará ministrando como Sumo Sacerdote. O sea que será un ministerio mayor al ministerio que Él operó, una Obra mayor que la que Él operó en cada edad. Porque en el templo, la obra mayor que se realizaba, ¿se realizaba dónde? En el lugar santísimo, donde se efectuaba la reconciliación del pueblo hebreo con Dios, por medio de la labor que realizaba el sumo sacerdote. Así es para nosotros en este tiempo fi nal. Como ha estado sucediendo también en el Cielo para la reconciliación de cada hijo e hija de Dios, en donde hemos obtenido reconciliación en el alma y en el espíritu; y ahora en el Día Postrero la parte física será cumplida también, y tendremos el cuerpo eterno: un cuerpo reconciliado con Dios, con vida eterna. Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “MOISÉS PARADO EN LA BRECHA ENTRE DIOS Y EL PUEBLO”. Y vean, siempre ocurre en el entrelace de una dispensación con otra dispensación que está llegando a su fi nal. Para el tiempo de Moisés, la Dispensación del Gobierno Humano había llegado a su tiempo fi nal y estaba comenzando la Dispensación de la Ley. En el tiempo de


estarás sobre la peña; y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado. Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro”. Y en el capítulo 34, verso 1 en adelante, tenemos el momento en que todo esto que Dios le dijo que iba a hacer, lo hizo, y pasó delante de Moisés; y dice: “Y Jehová dijo a Moisés: Alísate dos tablas de piedra como las primeras, y escribiré sobre esas tablas las palabras que estaban en las tablas primeras que quebraste. Prepárate, pues, para mañana, y sube de mañana al monte de Sinaí, y preséntate ante mí sobre la cumbre del monte. Y no suba hombre contigo, ni parezca alguno en todo el monte; ni ovejas ni bueyes pazcan delante del monte. Y Moisés alisó dos tablas de piedra como las primeras; y se levantó de mañana y subió al monte Sinaí, como le mandó Jehová, y llevó en su mano las dos tablas de piedra. Y Jehová descendió en la nube, y estuvo allí con él, proclamando el nombre de Jehová. Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación. Entonces Moisés, apresurándose, bajó la cabeza hacia


el suelo y adoró. Y dijo: Si ahora, Señor, he hallado gracia en tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros; porque es un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por tu heredad. Y él contestó: He aquí, yo hago pacto delante de todo tu pueblo; haré maravillas que no han sido hechas en toda la tierra, ni en nación alguna, y verá todo el pueblo en medio del cual estás tú, la obra de Jehová; porque será cosa tremenda la que yo haré contigo”. Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Hemos visto estos dos pasajes tan importantes del Programa Divino en la vida de Moisés y del pueblo hebreo, en donde Moisés estuvo parado en la brecha. “MOISÉS PARADO EN LA BRECHA ENTRE DIOS Y EL PUEBLO”. Ese es nuestro tema para esta ocasión. Podemos ver que este gran evento bíblico ocurrido en medio del pueblo hebreo mientras iba por el desierto… Ya Moisés había quebrado las tablas de la Ley que Dios le había dado, las cuales Dios mismo había cortado de la montaña; y ahora Dios iba a destruir al pueblo hebreo por su pecado, porque se habían hecho ese becerro de oro y la ira de Dios se había encendido sobre el pueblo. Y vean, Dios le había dicho al pueblo que Él quitaría al pueblo. Vean aquí, en el capítulo 32 del Éxodo tenemos el pasaje donde Dios le habla a Moisés. Capítulo 32, verso 7 en adelante, dice: “Entonces Jehová dijo a Moisés: Anda, desciende, porque tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto se ha corrompido.


ha estado colocado entre Dios y el pueblo, entre Dios y todos los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo. En Su Primera Venida Él vino para colocarse —luego de llevar a cabo Su Obra de Redención—, colocarse entre Dios y el pueblo, en el Templo de Dios en el Cielo, en el Lugar Santísimo. Y en Su Segunda Venida Él viene para colocarse en medio de Su Iglesia, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual; y así colocarse entre Dios y Su Iglesia, para obtener la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos; para recibir así o para obtener así la reconciliación total, o sea, la reconciliación en lo físico también, de todos nosotros los que vivimos en este tiempo fi nal, y para los muertos en Cristo. Y cuando los muertos en Cristo resuciten, y nosotros los que vivimos seamos transformados, entonces estaremos reconciliados físicamente también; y seremos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo. Así que vigilen la Obra que Él estará haciendo en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, en el Día Postrero, por medio de Su manifestación a través de Su Ángel Mensajero; porque Él estará manifestando Su ministerio de Sumo Sacerdote ahí también29; porque Él es Rey, Él es Profeta, Él es Sumo Sacerdote, Él es Legislador. Él es el todo y en todo30. Así que tenemos que vigilar siempre la Obra de Cristo en Espíritu Santo en Su Iglesia, así como en las edades pasadas hubo que vigilar la Obra de Cristo por medio de Sus mensajeros en cada edad.29 Hebreos 5:1-1030 Colosenses 3:11


estaba dando la revelación a Moisés y donde Moisés estaba recibiendo en esas tablas que él llevó: estaba recibiendo nuevamente la Ley, siendo escrita allí… Vean, en el Monte de la Transfi guración, también allí encontramos la Venida del Reino de Dios, donde fue adoptado Jesús (recuerden que eso tiene que ver con adopción); y el nombre de un hijo de Dios adoptado es tan bueno como el de su Padre, porque todo hijo viene en el nombre de su padre. Y ahora, página 256 y página 146 del libro de Los Sellos, dice… Página 146 dice: “[192]. … el Espíritu Santo sube y viene encarnado en un hombre”. Y en la página 256, hablándonos acerca del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, que es la Venida de Cristo, el Ángel del Pacto, dice: “121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”. Si encontramos ese hombre, que es el Ángel del Señor Jesucristo, estaremos encontrando al Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, que es Jesucristo, el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, Jesucristo viniendo en Espíritu Santo manifestado en Su Ángel Mensajero en el Día Postrero; para colocarse entre Dios y Su pueblo en el Lugar Santísimo, donde el sumo sacerdote se colocaba entre Dios y el pueblo hebreo para la reconciliación del pueblo hebreo. Y ahora, vean ustedes, en la Iglesia de Jesucristo eso es lo que Cristo estará haciendo en el Día Postrero; así como Él en el Templo de Dios en el Cielo, en el Lugar Santísimo,


Pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se han hecho un becerro de fundición, y lo han adorado, y le han ofrecido sacrifi cios, y han dicho: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto. Dijo más Jehová a Moisés: Yo he visto a este pueblo, que por cierto es pueblo de dura cerviz. Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira en ellos, y los consuma; y de ti yo haré una nación grande”. Miren lo que Dios le propone a Moisés, y ahora miren lo que Moisés le dice: “Entonces Moisés oró en presencia de Jehová su Dios, y dijo: Oh Jehová, ¿por qué se encenderá tu furor contra tu pueblo, que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y con mano fuerte? ¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo: Para mal los sacó, para matarlos en los montes, y para raerlos de sobre la faz de la tierra? Vuélvete del ardor de tu ira, y arrepiéntete de este mal contra tu pueblo. Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a los cuales has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por heredad para siempre. Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo”. Ahora vean cómo Moisés se coloca entre Dios y el pueblo. Y en esta ocasión Dios iba a destruir al pueblo hebreo. Y Moisés intercede por el pueblo hebreo; y ora a Dios, y le pide a Dios de acuerdo a las promesas que Dios había hecho a Abraham, a Isaac y a Jacob, y le muestra a Dios las promesas que Él ha hecho para ese pueblo, y le pide que tenga misericordia del pueblo: que Dios se


arrepienta del juicio divino que ha de traer sobre el pueblo hebreo. Y Dios, dice: “Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo”. Ahora miren cómo aparentemente Moisés está aconsejando a Dios. Y a Dios nadie lo puede aconsejar. ¿Quién fue Su consejero?1. Ahora, ¿qué está sucediendo ahí? Dios va a destruir al pueblo; y Moisés le muestra las promesas que Él ha hecho para ese pueblo, y le pide que se arrepienta del juicio, de la destrucción que va a traer sobre el pueblo hebreo; y Dios acepta la petición de Moisés, y tiene misericordia del pueblo, y no destruye al pueblo. Es que Dios, Cristo, se refl eja por medio de Sus profetas; y ahí se está refl ejando Cristo en Moisés. La raza humana, por cuanto quebrantó el Pacto Divino, llegó en los días de Jesús al ciclo divino en donde la raza humana tenía que ser destruida. Y Cristo dijo: “Y si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda”. San Juan, capítulo 12, verso 24, nos habla esto Jesucristo, cuando vinieron unos griegos que deseaban ver a Jesús, y hablaron con Felipe, y Felipe habló con Andrés para hablar con Jesús. Pero miren, ellos le dicen a Jesús que lo quieren ver; y Jesús entonces comienza a enseñar ciertas cosas, entre las cuales enseñó que “si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda”. Y el Grano de Trigo es el Hijo del Hombre, Jesucristo; y si Él no moría, entonces ¿qué pasaría? Él solo quedaría en la Tierra. Esto es lo mismo que se está refl ejando en Moisés. Vean cómo se refl ejó en Moisés lo que sucedería en Cristo y en 1 Isaías 40:13, Romanos 11:34, 1 Corin os 2:16


fi nal, y dándoles a conocer el misterio de la Segunda Venida de Cristo con ese Nombre Nuevo, para así darnos la fe para ser transformados y raptados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. Hay tanto para hablar de ese misterio del Nombre Nuevo y de la Segunda Venida de Cristo, pero el tiempo se nos está acabando; y mañana continuaremos bajo el tema: “MI PRESENCIA IRÁ CONTIGO”. Ahora, recuerden que ese Nombre y la revelación de la Segunda Venida de Cristo con el Nombre Nuevo tiene que ser traída a la Iglesia de Jesucristo por medio de un profeta; porque toda revelación tiene que venir a un profeta, y por medio de ese profeta ser dada al pueblo de Dios. Ahora, hemos visto que ese profeta para el Día Postrero es el Ángel del Señor Jesucristo. Él viene revelando ese misterio de la Segunda Venida de Cristo con ese Nombre Nuevo; y Jesucristo en Espíritu Santo viene en él manifestándose, y ungiéndolo, y por medio de él revelándole ese misterio a Su Iglesia en este Día Postrero. Cristo colocará en la boca de Su mensajero todas estas cosas que Él ha prometido darle a conocer a Su Iglesia; y ese mensajero hablará todo lo que Jesucristo le mande; él dirá todo lo que Jesucristo le revele para darlo a Su Iglesia y después al pueblo hebreo. Y no hay —para la Iglesia de Jesucristo y para el pueblo hebreo— otra esperanza, sino la Segunda Venida de Cristo, como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo; y viene con un nombre nuevo, y viene como el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19. Y ahí lo vamos a dejar tranquilito; porque esta manifestación que hubo allá, en el monte donde Dios le


del Pacto, el Ángel de Jehová, que es Jesucristo en Espíritu Santo, estará manifestándose por medio de Su Ángel Mensajero; y estará proclamando Su Nombre Nuevo, que es el Nombre Eterno de Dios; y estará bendiciendo a Su Iglesia en este tiempo fi nal. El precursor de la Segunda Venida de Cristo, hablándonos de ese Nombre, nos dice en la página 354 del libro de Las Edades: “128. ‘Y escribiré sobre él mi nombre nuevo’. Mi Nombre nuevo. Cuando TODO llegue a ser nuevo, entonces Él también tendrá un Nombre nuevo; y ese Nombre también será el nombre de la Novia (o sea, de la Iglesia). Lo que aquel Nombre es, nadie se atreve a conjeturar. Tendría que ser una revelación del Espíritu dada tan concluyentemente que nadie se atrevería a negarla”. Y si tiene que ser una revelación del Espíritu Santo, tiene que ser por medio (¿de qué?) de un profeta; y ese Nombre tiene que ser revelado por medio de un profeta. “Pero sin duda, Él dejará aquella revelación para el día en que Él desea mostrar el Nombre”. Y ese es el Día Postrero, el séptimo milenio; y para ese Día Postrero habrá un profeta, que es el profeta de la Dispensación del Reino, el cual es llamado “el Ángel de Jesucristo” en Apocalipsis; del cual Cristo dijo: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”. Mire todas las cosas de las cuales estará dando testimonio el Ángel del Señor Jesucristo. Él estará ungido con el Espíritu Santo; será el Espíritu Santo, Jesucristo en Espíritu Santo en él, revelándole a Su Iglesia todas estas cosas que deben suceder en este tiempo


el pueblo de Dios, tanto el pueblo hebreo como todos los escogidos de Dios, que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; o sea, todos los hijos e hijas de Dios: el Israel celestial y el Israel terrenal. Y ahora, vean, en Moisés se estaba refl ejando lo que Cristo haría en Su Primera Venida. Y en Su Venida… Y la Venida de Cristo tiene dos partes: Su Primera Venida y Su Segunda Venida. Vean, fue en un momento en que Dios iba a destruir al pueblo hebreo, al Israel terrenal, la destrucción vendría sobre el pueblo hebreo. Y ahora, en tiempo de juicio divino que caería sobre el pueblo hebreo es que Moisés, al saber lo que iba a venir sobre el pueblo hebreo, se colocó entre Dios y el pueblo, y clamó a Dios para que Dios no destruyera al pueblo. Moisés, siendo un profeta dispensacional: era profeta, era también sacerdote (ministraba; por eso lo vemos ministrando los sacrifi cios y también orando a Dios, intercediendo por el pueblo; esa es obra de sacerdote) y también él es legislador: fue el que le dio al pueblo hebreo las leyes divinas, las cuales Dios le dio a él. No hubo ninguna otra persona recibiendo las leyes divinas, sino Moisés; y Moisés dándolas al pueblo. O sea que no hubo un grupo de personas, no hubo una legislatura, legislando leyes para el pueblo hebreo, sino Dios dándole esas leyes al pueblo hebreo y Moisés dando esas leyes al pueblo hebreo. Por eso es llamado Moisés, también, legislador. Pero el Legislador en realidad es Dios, es Cristo. Él es el que ha legislado las leyes para Su pueblo, para el Israel terrenal y para el Israel celestial también; y Él es el que dará las leyes para la raza humana para el Reino Milenial también.


Ahora, vean cómo Cristo se refl ejó en Moisés. Por eso es que aparentemente Moisés tiene un consejo mejor que el que Dios le estaba dando a él. El juicio divino Dios lo está dando a conocer, que va a venir sobre el pueblo hebreo, pero Moisés clama por el pueblo hebreo, clama por misericordia, y le habla acerca del Pacto que estableció Dios con Abraham; y le habla de esas promesas, y le dice que Él le ha prometido darle esa tierra a la descendencia de Abraham, de Isaac y de Jacob. Y ahora miren hasta dónde llega el profeta Moisés expresando, refl ejando, el Amor de Cristo, el cual sería manifestado: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. (San Juan, capítulo 3, verso 16). Y ahora, veamos todo lo que aquí sucedió: “Y volvió Moisés y descendió del monte, trayendo en su mano las dos tablas del testimonio, las tablas escritas por ambos lados…”. Miren dónde Moisés tuvo que ir para interceder por el pueblo: a la cima del monte. Había estado en la cima del monte por cuarenta días primero y cuarenta noches, y había recibido las tablas de la Ley escritas por Dios; y esas tablas las cortó Dios; pero ahora Moisés las quebró. Y ahora Moisés tiene que subir de nuevo a Dios por cuarenta días y cuarenta noches adicionales, y tiene Moisés ahora que llevar él mismo las tablas. Y ahora, Dios escribirá ahí, vamos a ver; dice: “Y volvió Moisés y descendió del monte, trayendo en su mano las dos tablas del testimonio, las tablas escritas


por medio de un hombre, el cual es el Ángel del Señor Jesucristo, que envía para dar testimonio de todas estas cosas en las iglesias, conforme a Apocalipsis, capítulo 22 y verso 16. Y Apocalipsis 22, verso 6, también nos dice: “Y me dijo: Estas palabras son fi eles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”. Es por medio de Su Ángel Mensajero que Jesucristo en Espíritu Santo lleva a cabo Su Obra prometida para el Día Postrero. Y es en esa manifestación de Cristo, el Ángel del Pacto, por medio de Su Ángel Mensajero, que el Nombre Eterno de Dios y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo es proclamado en este tiempo fi nal. El Ángel del Pacto, Jesucristo lo proclama por medio de Su Ángel Mensajero; y nos trae la revelación de la Venida de la Piedra no cortada de manos, la Venida de esa Piedrecita blanca con ese Nombre Nuevo; y así nos revela todo el misterio de ese Nombre Nuevo, y ese Nombre Nuevo siendo colocado sobre el Vencedor. Vean, allá en el tiempo de Moisés fue proclamado el Nombre Eterno de Dios. ¿Y dónde estaba? En el Ángel, a través del cual Dios estaba proclamando ese Nombre. Y luego, cuando Jesús, ¿dónde estaba ese Nombre? En Jesús; y allí estaba siendo proclamado, siendo manifestado y siendo revelado, y siendo llevada a cabo la Obra de Redención en ese Nombre. Y ahora, durante las siete etapas de la Iglesia gentil se ha estado proclamando el Nombre de Redención, el nombre Jesús. Y para la Dispensación del Reino, el Ángel


Santo, estará entre Dios y el pueblo de Dios: la Iglesia de Jesucristo y también el pueblo hebreo, el Israel terrenal y el Israel celestial, en favor del Israel celestial y del Israel terrenal, para que Dios no destruya al Israel celestial, a la Iglesia, con los juicios divinos que caerán, y no destruya al pueblo hebreo con esos juicios divinos. Cristo es el Sumo Sacerdote; y Él estará manifestado en Su Ángel Mensajero en el Día Postrero en Espíritu Santo, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, ministrando en favor del Israel celestial y del Israel terrenal. Y con esa labor que Cristo hace ahí, en el Lugar Santísimo, se completará el número de los escogidos de Dios y se llevará a feliz realización la reconciliación total del Israel celestial, de la Iglesia del Señor Jesucristo, recibiendo la resurrección los muertos en Cristo en cuerpos eternos, y nosotros los que vivimos siendo transformados en este tiempo fi nal. Y luego todo Israel será salvo28: 144.000 hebreos, que es todo Israel, entrará al Programa de Dios. Y ahí estará Cristo en Espíritu Santo manifestado en Su Ángel Mensajero, operando los ministerios de Moisés y Elías (y el ministerio de Jesús por segunda vez, el de Elías por quinta vez y el de Moisés por segunda vez) en favor del pueblo hebreo también, para ser llamados, juntados y sellados en sus frentes 144.000 hebreos. Es el Ángel del Pacto, que viene con el Sello del Dios vivo para manifestarlo en Su Ángel Mensajero, para así —por medio de Su Ángel Mensajero— llamar y juntar 144.000 hebreos y sellarlos en sus frentes. No es el hombre, sino el Ángel del Pacto, Jesucristo en Espíritu Santo, el que hace la Obra; pero la tiene que hacer 28 Romanos 11:25-26


por ambos lados; de uno y otro lado estaban escritas. Y las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios grabada sobre las tablas. Cuando oyó Josué el clamor del pueblo que gritaba, dijo a Moisés: Alarido de pelea hay en el campamento. Y él respondió: No es voz de alaridos de fuertes, ni voz de alaridos de débiles; voz de cantar oigo yo. Y aconteció que cuando él llegó al campamento, y vio el becerro y las danzas, ardió la ira de Moisés, y arrojó las tablas de sus manos, y las quebró al pie del monte”. Aquí nos habla de las primeras tablas, porque en el capítulo… estas fueron las que Dios cortó. En el capítulo 34 es donde nos habla de las nuevas tablas que Moisés tuvo él mismo que cortar, preparar e ir al monte por cuarenta días adicionales y cuarenta noches, donde tampoco comió ni bebió; o sea que Moisés ayunó dos veces: por cuarenta días en cada ocasión. Eso debe tener también un signifi cado muy importante; porque él (Moisés), siendo un profeta dispensacional, está refl ejando la Primera y Segunda Venida de Cristo. Por eso es que para la Segunda Venida de Cristo, Moisés, el cual ha refl ejado la Primera y Segunda Venida de Cristo: encontramos que el ministerio de Moisés aparecerá nuevamente sobre la Tierra, pues Moisés refl ejó también la Segunda Venida de Cristo. Y ahora, para el pueblo hebreo, el Pacto Divino del Antiguo Testamento, vean ustedes, fue quebrado o quebrantado por el pueblo hebreo, pero Dios ha prometido darle un Nuevo Pacto al pueblo hebreo2. Y ahora, ese es el Nuevo Pacto bajo la Sangre de Cristo nuestro Salvador; y a ese Pacto los escogidos de entre los 2 Jeremías 31:31-33, Ezequiel 37:26


gentiles es al cual han estado entrando desde los días de los apóstoles hasta este tiempo fi nal. Y después el pueblo hebreo, el cual no ha entrado bajo ese Nuevo Pacto, entrará en el Día Postrero, cuando haya entrado al Nuevo Pacto hasta el último de los escogidos de entre los gentiles; y así se completará el número de los escogidos de Dios, y los muertos en Cristo serán resucitados en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seremos transformados; y luego los 144.000 hebreos serán despertados y entrarán al Nuevo Pacto bajo la Sangre de Cristo, el Cordero de Dios; y así entrarán bajo el Nuevo Pacto, refl ejado en las tablas siendo dadas de nuevo con la Ley. O sea, el Pacto, vean ustedes, fue dado dos veces, porque Dios daría el Pacto al pueblo hebreo en el Antiguo Testamento, y luego, en el Día Postrero (en el séptimo milenio, que es el Día Postrero), Dios les daría y ellos entrarían al Nuevo Pacto bajo la Sangre de Jesucristo. Aunque ese Nuevo Pacto, vean ustedes, ha estado siendo dado a los escogidos de entre los gentiles en el Monte de Dios, así como Dios le dio al profeta Moisés el Pacto (¿dónde?) en el monte. Fue en el monte. Por lo tanto, en el Monte de Dios, así como el monte allá era llamado “el monte de Dios”3, ahora el Monte de Dios acá es la Iglesia del Señor Jesucristo. Y es en la Iglesia del Señor Jesucristo que Cristo ha estado dando el Nuevo Pacto. Y ahora, el ministerio de Moisés allá le dio el Pacto al pueblo hebreo por segunda vez con nuevas tablas. Y ahora, vean ustedes, para el Día Postrero estará Moisés de nuevo: como uno de los Dos Olivos, para darles el Nuevo Pacto; y estará también Elías.3 Éxodo 3:1, 4:27, 18:5, 24:13; 1 Reyes 19:8


Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen. También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos”. O sea que el día de venganza del Dios nuestro es Dios vengando la sangre de los santos y de los justos; y ahí estará vengando también la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo, que fue derramada en la Tierra. Y sobre el pueblo hebreo ha estado siendo el juicio divino, sobre estos dos mil años que han transcurrido; es la venganza de la Sangre de Jesucristo, porque ellos no han recibido Su Sangre en el alma. Y si las personas tienen la Sangre de Cristo en sus manos, entonces son culpables de la Sangre de Cristo, y la venganza divina cae sobre esas personas. Ahora, también la Sangre de Cristo es demandada del reino de los gentiles, porque fue el reino de los gentiles bajo el imperio romano, que crucifi có a nuestro amado Señor Jesucristo. Por lo tanto, la Sangre de Cristo, y la sangre de los apóstoles de Jesucristo, y de todos los hijos e hijas de Dios, y de los profetas, y de toda la Iglesia de Jesucristo: de los mártires de la Iglesia que han muerto, que han sido matados, martirizados, será vengada en este Día Postrero del imperio de los gentiles en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido; en donde el anticristo estará gobernando ese reino: el hombre de pecado, el anticristo, la bestia estará gobernando ese reino en el Día Postrero; y el día de venganza del Dios nuestro vendrá sobre la raza humana. Pero Cristo, el Ángel del Pacto, Jesucristo en Espíritu


tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra”. Ese es el día de venganza del Dios nuestro. Y ahora, nos dice en el capítulo… vamos a ver… capítulo 17, verso 6 en adelante, dice: “Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro”. Y luego, encontramos por el verso… Capítulo 18, verso 20, dice: “Alégrate sobre ella, cielo, y vosotros, santos, apóstoles y profetas; porque Dios os ha hecho justicia en ella (o sea, que ha vengado la sangre de los santos, de los mártires y de todos los siervos de Dios)”. Y el verso 24 del capítulo 18 de Apocalipsis dice: “Y en ella se halló la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra”. Ahora podemos ver cómo Dios dice ahí que Él hallaría esa sangre de los mártires de Jesús y de todos los siervos; la hallaría y sería vengada la sangre de los mártires de Jesús. Y en las Plagas y las Trompetas encontramos también que en los juicios que caen sobre la Tierra se declara que Dios está vengando la sangre de los profetas y de los justos. Por ejemplo, en el capítulo 16 de Apocalipsis, verso 4 al 7, dice: “El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos, y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre. Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas.


Y esto no es otra cosa sino los ministerios de Moisés y Elías manifestados en un hombre de este tiempo fi nal donde estará Jesucristo en Espíritu Santo manifestado; y Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en ese hombre, que será el Ángel del Señor Jesucristo, estará operando los ministerios de Moisés y de Elías en este tiempo fi nal. Y así será como la promesa de Jesús, donde dijo que “el Hijo del Hombre vendrá con Sus Ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras”4, se estará cumpliendo en medio de Su Iglesia primeramente, y después en medio del pueblo hebreo. Ahora, podemos ver el por qué el ministerio de Moisés tiene que estar en la Tierra: porque él fue el que le dio el Pacto de la Ley; y por consiguiente, para que el pueblo hebreo reciba el Nuevo Pacto, tiene que estar el ministerio de Moisés para darle el Nuevo Pacto. Y ese ministerio lo estará operando Jesucristo, el Ángel del Pacto, manifestado en Espíritu Santo en Su Ángel Mensajero, así como estará manifestando también el ministerio de Elías. O sea que son estos dos grandes ministerios que Cristo estará manifestando en el tiempo fi nal, para llamar y juntar al pueblo hebreo y colocarlos bajo el Nuevo Pacto: bajo la Sangre de Cristo, el Cordero Pascual y también el Macho Cabrío de la Expiación; porque en Cristo se cumplieron todos los sacrifi cios de todos los animalitos que eran efectuados en medio del pueblo hebreo. Y todos los sacrifi cios que se efectuaron, desde el primer sacrifi cio que fue efectuado para darle vestiduras a Adán y Eva…; porque Dios les dio pieles de un animalito5; y para darles pieles de un animalito, tenía que morir ese animalito 4 San Mateo 16:275 Génesis 3:21


por Adán y Eva, para vestir, darle las vestiduras a Adán y Eva. Y después encontramos el cordero que ofreció Abel a Dios como sacrifi cio6. Todos esos sacrifi cios… Y Adán había realizado también sacrifi cios. Y ahora, todos esos sacrifi cios, desde el primero que se realizó hasta el último que se realizó…; y ya se realizó el último en medio del pueblo hebreo hace años, antes de la destrucción del templo. Después de la destrucción del templo ya no han ofrecido más sacrifi cios, y aun antes de ese lapso de tiempo entre Cristo y la destrucción del templo. Cuando Jesucristo fue crucifi cado y murió en la Cruz del Calvario, de ahí en adelante ya no más sacrifi cios: Dios no aceptaba más sacrifi cios por el pecado, excepto el Sacrifi cio de Jesucristo, el Cordero de Dios. O sea que el último que ofrecieron, el último animalito que ofrecieron antes de morir Jesucristo, ese era el último sacrifi cio. Y todos esos sacrifi cios, hasta ese último sacrifi cio de ese animalito o animalitos, representaron a Jesucristo en Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario. Y ahora, por eso es que la Escritura dice que holocaustos y todas esas cosas, a Dios ya no le agradan7. ¿Por qué? Porque hay un Sacrifi cio perfecto: el Sacrifi cio de nuestro amado Señor Jesucristo. Y a Dios ya no le agradan más sacrifi cios de animalitos porque ya no se necesitan. Y ahora, vean ustedes, en la ira divina contra el pueblo hebreo, vino la destrucción del templo y fueron quitados todos los sacrifi cios del templo; aunque ya desde el Sacrifi cio de Cristo en adelante, ya estaban quitados delante de Dios.6 Génesis 4:47 Salmos 40:6, Hebreos 10:6


piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación. Entonces Moisés, apresurándose, bajó la cabeza hacia el suelo y adoró”. Ahora vean cómo Dios visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y la cuarta generación. Visitar la maldad de los padres sobre los hijos, y sobre los nietos, y sobre los bisnietos, y sobre los tataranietos, eso nos habla del juicio divino. Y por eso es que para este tiempo fi nal el juicio divino vendrá, y la maldad de generaciones anteriores será castigada en este tiempo fi nal, en esta generación que vive en la actualidad. Así como cuando Cristo estuvo sobre la Tierra: Él dijo que sobre aquella generación vendría el juicio divino, y sería vengada la sangre desde Abel hasta Zacarías27. Y ahora, vean ustedes, la Sangre de Cristo y la sangre de los mártires de Jesucristo, y la sangre de los hebreos que han muerto de Cristo hacia acá, bajo esos martirios a los cuales han sido sometidos; todos los que murieron bajo Hitler también, Mussolini y Stalin; la sangre de todos ellos será vengada. Eso lo dice el libro del Apocalipsis: El libro del Apocalipsis nos habla del día de venganza del Dios nuestro; y en la lectura que tuvimos al principio dice: capítulo 11, verso 18, dice: “Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el 27 San Mateo 23:34-35, San Lucas 11:49-51


Y ahora, esto es lo que está prometido para este tiempo fi nal. Y toda revelación tiene que venir por medio de un profeta. Por lo tanto, habrá un profeta aquí en la Tierra, para la revelación de la Segunda Venida de Cristo ser traída y ser dada al pueblo de Dios, a la Iglesia de Jesucristo; y para el Nombre Eterno de Dios y Nombre Nuevo de Jesucristo ser traído, ser manifestado y ser revelado a la Iglesia del Señor Jesucristo. “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”. (Amós, capítulo 3, verso 7). Y ahora, así como en el tiempo de Moisés el Nombre de Dios fue proclamado en el monte allá donde Moisés estaba recibiendo la Ley siendo escrita en aquellas tablas que él preparó… Y allí Dios estuvo hablando de que Él tendrá misericordia del que Él tendrá misericordia; y Él no tendrá misericordia del que Él no quiera tener misericordia. Y ahora, ahí Él nos habla también del juicio; vean, habla ahí del juicio divino allá. Dice… en el capítulo 33, verso 19, dice: “Y le respondió (Dios): Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente”. Y también en el capítulo 34, verso 5 en adelante, dice: “Y Jehová descendió en la nube, y estuvo allí con él, proclamando el nombre de Jehová. Y pasando Jehová por delante de él (de Moisés), proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y


Y toda persona necesita un sacrifi cio para acercarse a Dios, para que sus pecados sean quitados; porque si sus pecados no son quitados, la persona no puede acercarse a Dios, no importa lo buena que sea la persona. Lo que separa al ser humano de Dios es el pecado. Por lo tanto, la solución al pecado es el Sacrifi cio de Cristo en la Cruz del Calvario; y Su Sangre nos limpia de todo pecado8, y entonces podemos acercarnos a Dios; y somos justifi cados por Cristo, por Su Sacrifi cio, por Su Sangre. Y vean ustedes, somos personas que al ser lavados con la Sangre de Cristo estamos sin pecado ante Dios. Eso es estar justifi cado ante Dios: estar como si nunca en la vida la persona hubiese pecado; eso es ser justifi cado. Y ahora, ¿cómo es posible que una persona que haya pecado, delante de Dios estará sin pecado? Claro que sí, porque la Sangre de Cristo lo ha limpiado de todo pecado. Es como cuando usted tiene una camisa o una prenda de vestir (ya sea camisa o pañuelo) que se le ha manchado con tinta, y usted no se puede presentar con esa ropa así al lugar que usted tiene que ir; y usted dice: “¿Cómo voy yo a hacer?”. Le pasa un poco de polvo y cubre; pero luego, cuando choca así, se le cae el polvo y ahí debajo está la mancha. Solamente cubrió la mancha, pero no la quitó. Eso sucedía con la sangre de los animalitos, de los corderos y machos cabríos que el pueblo hebreo sacrifi caba a Dios: solamente cubría el pecado, pero el pecado estaba ahí; por lo tanto no podían ir ante la presencia de Dios al Cielo. Y por eso ellos cuando morían iban al Seno de Abraham, a un lugar de descanso, de reposo, en lo que aparecía un Sacrifi cio perfecto. Y cuando murió Cristo en la Cruz del Calvario y 8 1 Juan 1:7


derramó Su Sangre preciosa, el pecado de todos aquellos santos del Antiguo Testamento fue quitado. Y al ser quitado… Cuando Cristo fue al infi erno, y del infi erno después salió victorioso, vencedor: le quitó las llaves al diablo, las llaves del infi erno y de la muerte, y salió del infi erno (la quinta dimensión), donde les predicó a las almas encarceladas, como dice San Pedro en una de sus cartas… Vamos a ver… Primera de Pedro debe ser, Primera de Pedro vamos a buscar, para darles la cita (después ustedes la leen con calma en sus hogares). Primera de Pedro, capítulo 3, verso 18 en adelante (la leemos a la ligera y después ustedes con calma), dice: “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivifi cado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados…”. ¿Fue qué? Fue vivifi cado en Espíritu (o sea, en Su cuerpo teofánico), y en el cual fue (¿a dónde?) a donde estaban las almas encarceladas de los que habían sido desobedientes en el tiempo de Noé; o sea, fue a la quinta dimensión, que es el infi erno, donde van todas las almas desobedientes. “… en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados…”. Esas personas que vivieron en el tiempo de Noé, vean, sus cuerpos físicos murieron por causa del diluvio, pero ellos fueron en ese cuerpo —que se llama espíritu— a vivir a la quinta dimensión; es un cuerpo parecido al cuerpo terrenal, pero de otra dimensión. Como también el


Y ahora, vean ustedes cómo la gloria de Dios es manifestada; y muchas personas decían: “Esas cosas que Él hace, las hace por el dedo de Beelzebú”25. “Él es samaritano y tiene demonios”26. Pero era la gloria de Dios manifestada en carne humana, en un joven sencillo criado en Nazaret, un carpintero sencillo; pero en Él estaba la gloria de Dios manifestada en la Primera Venida en carne humana del Ángel del Pacto. Y ahora, para el Día Postrero, el profeta Isaías en el capítulo 11, verso 9, dice: “No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte (esto es para el Reino Milenial); porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar”. La Tierra será llena del conocimiento de Jehová, o sea, será llena la Tierra del conocimiento de la Segunda Venida de Cristo en el Día Postrero. De esto es de lo que habla también el profeta Habacuc, el cual da más luz acerca de lo que el profeta Isaías dijo allá en el capítulo 11, verso 9. Ahora vean a Habacuc hablando y dando un poco más de luz: diciendo en el capítulo 2, verso 14, de Habacuc; dice: “Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar”. Esto es la humanidad durante el séptimo milenio, durante el Reino Milenial: será llena del conocimiento de la gloria de Dios manifestada en la Segunda Venida de Cristo, que es la manifestación del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, viniendo de nuevo en el Día Postrero en carne humana con un nombre nuevo.25 San Mateo 12:24, San Marcos 3:22, San Lucas 11:1526 San Juan 8:48


carne humana…; como en la Primera Venida de Cristo la gloria de Dios estuvo allí manifestada. Vean, dice San Juan, capítulo 1, verso 14: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. Allí estaba la gloria de Dios manifestada en carne humana, en el cumplimiento de la Primera Venida de Cristo. En el capítulo 40 de Isaías estaba prometida la manifestación de la gloria de Dios: verso 3 en adelante, donde dice: “Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de Jehová…”. ¿Qué se manifestará? La gloria de Jehová. ¿Y qué más dice?: “… y toda carne juntamente la verá…”. Toda carne juntamente la verá. Ahora, cuando la gloria de Jehová fue manifestada y toda carne la vio, luego que vino el precursor de la Primera Venida de Cristo preparándole el camino…; y con la venida del precursor, que fue Juan el Bautista, la gloria de Dios, la gloria de Jehová sería manifestada: Y cuando fue manifestada, fue manifestada en carne humana en aquel joven carpintero de Nazaret, Jesús. Estaba en Él el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, manifestado; y ahí estaba la gloria de Dios manifestada en carne humana, llevando a cabo la Obra correspondiente a ese tiempo, conforme a las promesas mesiánicas para la Primera Venida de Cristo.


cuerpo teofánico, que se recibe cuando la persona nace de nuevo, es un cuerpo parecido a nuestro cuerpo, pero de la sexta dimensión. Y la sexta dimensión es el Paraíso, donde van los santos que mueren, los cuales son llevados por los ángeles al Paraíso, o sea, a la sexta dimensión; a otra dimensión, donde hay ríos, donde hay árboles, donde hay pajaritos, donde hay animalitos, como aquí en la Tierra, pero que no hay los problemas que hay aquí en esta dimensión terrenal. Y no hay las luchas que hay aquí; ni las luchas políticas tampoco, ni las luchas económicas, ni las luchas sociales, ni las luchas de madrugar para ir a trabajar; nada de eso. Allí están en reposo. Han reposado, están reposando, descansando, de las labores terrenales que acá tenían. Allí no están en ese tipo de labores que acá se están; pero están ellos muy felices y muy contentos. Allí no hay linternas, no hay alumbrado así eléctrico. ¿Saben por qué? Porque allí no hay noche; y como no hay noche, no se necesita nada de eso. Allí todo el tiempo es de día, es luz. Por eso allí ni duermen, ni trabajan, ni comen tampoco, ni se cansan allí; pero le dijeron a nuestro hermano Branham, cuando él fue allá de visita en una ocasión, le dijeron: “Aquí ni comemos, ni dormimos, ni nos cansamos; pero nosotros regresaremos a la Tierra contigo, cuando tú seas juzgado. Tú vas a ser juzgado, y si tú entras (o sea, ‘si sales bien y entras’), nosotros regresaremos contigo a la Tierra, entraremos contigo, y seremos tus súbditos; y entonces al regresar a la Tierra tomaremos cuerpos, y entonces comeremos”9.9 Los Sellos, págs. 321-322, párrs. 210-219; Las Edades, págs. 228-229, párrs. 182-190


Bueno, ya sabemos que van a comer cuando vengan, así que ellos son nuestros invitados; nosotros somos los anfi triones de ellos. Vean, si para cualquier persona es raro que ellos digan que van a comer, bueno, cuando Jesús resucitó: ¿no comió? Creían que era un espíritu, y Él dijo: “No soy un espíritu. El espíritu ni tiene carne ni tiene huesos, como ustedes ven que yo tengo. ¿Tienen algo de comer ustedes ahí?”. Le dieron de comer un pedazo de pescado y un pedazo de panal, y comió delante de ellos; y se dieron cuenta que era Jesús10. Pero ellos estaban muy asustados, les tenían más miedo a los espíritus que a la gente, y estaban muy temerosos. Y ahora, cuando Jesús resucitó también resucitaron con Él los santos del Antiguo Testamento. ¿Por qué? Porque sus pecados fueron quitados con la Sangre de Cristo, y entonces podían ir a la presencia de Dios. Estuvieron con Jesucristo resucitado, resucitados ellos también: aparecieron a muchas personas en la ciudad de Jerusalén, a muchos de sus familiares11; y luego cuando Jesús ascendió al Cielo12, ascendieron con Jesús al Cielo todos ellos. Y se cumplió la profecía que dice: “Alzaos, oh puertas eternas; alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria (o el Rey de la gloria)”. Y preguntan en el Cielo: “¿Quién es este Rey de la gloria?”, y ellos contestan: “Jehová el fuerte en batalla, Él es el Rey de la gloria”13. Y era Jesucristo; porque el Jehová del Antiguo Testamento

10 San Lucas 24:36-4311 San Mateo 27:51-5312 Hechos 1:6-1113 Salmos 24:7-10


El Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, pasó frente a Moisés; y Moisés estaba en la hendidura de la peña. Donde Dios le dijo que lo colocaría, ese era el lugar seguro para Moisés. Y ahora, nosotros hemos sido colocados en la hendidura de la Peña, en las heridas de Cristo. Cristo es la Peña; y Cristo, la Peña herida, la Roca herida en la Cruz del Calvario, es nuestra salvación, nuestra protección. Nosotros estamos en Cristo, la Peña, en Sus heridas; porque por Sus llagas nosotros fuimos sanados. “Él llevó nuestros pecados y nuestras enfermedades; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por Sus llagas fuimos nosotros curados (o salvados o sanados)”24. Y ahora, vean cómo durante todos estos años en que el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, ha estado manifestado por medio de Sus mensajeros en cada edad, ha estado Él moviéndose por este Monte, que es el Monte de Dios. Y ahora en el Día Postrero Él se manifi esta en la cúspide del Monte, como se manifestó en la cúspide o cima del monte allá en el tiempo de Moisés, y Moisés tuvo que subir a la cima del monte. Y ahora, el ministerio de Moisés, que estuvo en el Atrio allá en aquel tiempo, en el Atrio de la Casa de Dios; ahora tiene que subir a la Edad de la Piedra Angular para manifestarse el ministerio de Moisés en la Edad de la Piedra Angular, en la cima del Monte, en donde la gloria de Dios, la gloria del Ángel del Pacto… que es la gloria de Dios, la gloria de Dios a través de la manifestación del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová en el Día Postrero, en el Monte de Dios, en la cima del Monte de Dios, en la Edad de la Piedra Angular manifestándose por medio de 24 Isaías 53:4-6


Y ahora, Cristo fue en Moisés manifestado, y Cristo en Moisés se colocó en la brecha entre Dios y el pueblo hebreo, y no fue destruido el pueblo hebreo. Y ahora, Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová en aquel velo de carne llamado Jesús, se colocó entre Dios y la raza humana y evitó la destrucción de la raza humana. Y ahora, Cristo en Su Ángel Mensajero en el Día Postrero, se estaría colocando entre Dios y el pueblo de Dios: el Israel celestial y también el Israel terrenal, para evitar la destrucción del Israel celestial (que es la Iglesia de Jesucristo) y el Israel terrenal. Porque si no se coloca Cristo, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero, en el Día Postrero, entre Dios y Su Iglesia, y entre Dios y el pueblo hebreo, con el juicio divino que caerá sobre la raza humana, en donde Dios destruirá a los que destruyen la Tierra: con esa destrucción también serían destruidos todos los hijos e hijas de Dios. Por eso es que, en el Día Postrero, Cristo en Espíritu Santo manifestado en Su Ángel Mensajero estará entre Dios y el pueblo de Dios: la Iglesia de Jesucristo; y entre Dios y el pueblo hebreo; para evitar la destrucción de la Iglesia de Jesucristo y la destrucción del pueblo hebreo, para que puedan vivir eternamente. Ahora, podemos ver que para el tiempo en que Dios se colocó en Moisés: el Espíritu Santo, Cristo en Moisés, se colocó entre Dios y el pueblo hebreo, fue manifestada la gloria de Dios allá en el monte, donde Dios estuvo escribiendo nuevamente las leyes en las tablas de piedra que Moisés llevó; y allí estuvo Moisés por cuarenta días recibiendo de nuevo la Ley, en tablas de piedra; y Dios proclamó allí el Nombre, Su Nombre Eterno.


es el Señor Jesucristo en el Nuevo Testamento. Y ahora, vean cómo Jesucristo en Su Primera Venida se colocó en la brecha entre Dios y el pueblo; y con la muerte de Cristo tomando nuestros pecados y haciéndose mortal, impidió que Dios destruyera la raza humana. “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda”. Dios hubiera destruido - hubiese destruido la raza humana, y hubiese quedado solamente Jesucristo, porque aquel era el tiempo del juicio divino sobre la raza humana; como para el pueblo hebreo, en aquel tiempo en que Moisés se colocó en medio de Dios y el pueblo, era el tiempo para el juicio divino caer sobre el pueblo hebreo y ser extirpado de la Tierra; y Dios colocaría a Moisés…, le dijo: “Yo haré de ti una gran nación”. O sea que la nación que tendría entonces la bendición no se llamaría la nación de Israel, sino ¿la nación de quién? De Moisés. Ahora, Moisés le dijo a Dios que no, sino que perdonara al pueblo. Y miren, fue tan grande lo que Moisés hizo por el pueblo hebreo que, miren, en el capítulo 32, verso 30 en adelante, dice [Éxodo]: “Y aconteció que al día siguiente dijo Moisés al pueblo: Vosotros habéis cometido un gran pecado, pero yo subiré ahora a Jehová; quizá le aplacaré acerca de vuestro pecado”. O sea, fue el pecado del becerro de oro, un pecado de idolatría. Dejaron a Dios y se fueron a la idolatría, a adorar un dios ajeno, un dios allá como el del pueblo egipcio; era un becerro de oro, ellos habían visto eso allá en Egipto. Y ahora, le dicen estas personas que levantaron el pueblo hebreo en contra de Moisés y en contra de Dios, que esos eran los dioses que lo habían sacado de allá de Egipto, mostrándole el becerro de oro. Y aquel pueblo, tan


tonto, se puso a creer a otras personas, y no permanecieron creyendo lo que Moisés les había dado de parte de Dios. Ahora, vean, dice: “Vosotros habéis cometido un gran pecado, pero yo subiré ahora a Jehová; quizá le aplacaré acerca de vuestro pecado. Entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te ruego, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro, que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito”. Miren hasta lo que Moisés está dispuesto por el pueblo hebreo. Dios le dice: “Déjame destruir a este pueblo, y yo te pondré a ti en una posición mejor, yo haré de ti una gran nación”. Y ahora, Moisés prefi ere que Dios perdone al pueblo; y si no lo perdona, pues que…, él dice: “Ráeme entonces de Tu Libro”, del Libro de la Vida. O sea que Moisés ahí está dando su vida por el pueblo hebreo. Y eso es lo que Cristo hizo: Él tomó nuestro pecado; y por cuanto tomó nuestro pecado, entonces pidió a Dios el perdón para nosotros, y el juicio divino cayó sobre Jesús. Por eso es que tuvo que morir, porque la paga del pecado es muerte14; y aquel era el tiempo para la raza humana completa morir y solamente quedar Jesús. Pero miren, en Moisés se estuvo refl ejando todo eso. Y ahora, murió Jesús, fue al infi erno y les predicó a las almas encarceladas, los espíritus encarcelados; dice: “… en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una 14 Romanos 6:23


Día Postrero, y ser llevados a la Casa de nuestro Padre celestial. Y ahora, estamos nosotros viviendo en un tiempo en donde el juicio divino ha de caer sobre las naciones, conforme a Apocalipsis, capítulo 11, verso 15 en adelante, donde dice: “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos. Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado. Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra”. ¿Ven? Este es un tiempo en donde Dios destruirá a los que destruyen la Tierra; pero este es un tiempo paralelo al tiempo de Moisés, en donde Dios iba a destruir al pueblo hebreo, pero Moisés se colocó en la brecha entre Dios y el pueblo hebreo y evitó esa destrucción. Y es un tiempo paralelo al de Jesús, en donde Dios iba a destruir la raza humana, pero Jesús se colocó entre Dios y la raza humana, y el juicio divino cayó sobre Jesús, y no fue destruida la raza humana. Y ahora hemos llegado nuevamente a ese mismo ciclo divino.


William Branham se cumplió en Norteamérica. Y ahora, ¿qué nos queda para nosotros los latinoamericanos y caribeños? Pues nos queda, para la América Latina y el Caribe, el llamado fi nal: el llamado de la Gran Voz de Trompeta. Y la Gran Voz de Trompeta es la Voz de Cristo en Apocalipsis, capítulo 1, verso 11 (10 al 11). Dice Juan el apóstol: “Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”. ¿Quién es el Alfa y Omega?, ¿quién es el primero y el último? Nuestro amado Señor Jesucristo. Es la Voz de Cristo en el Día Postrero, en el Día del Señor, que es el séptimo milenio. Si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, ya estamos en el séptimo milenio, en donde los escogidos de Dios estarían escuchando esa Gran Voz de Trompeta, la Voz de Cristo, hablándonos todas estas cosas que deben suceder pronto. ¿Y dónde estaría Él hablando? En la Edad de la Piedra Angular. Por eso en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, Cristo con esa Voz de Trompeta dice: “Sube acá (es a la Edad de la Piedra Angular), y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas”. Después de las que ya han sucedido en las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, hay cosas que tienen que suceder en la etapa de la Edad de la Piedra Angular. Y ahora, la Edad de la Piedra Angular corresponde a la América Latina y el Caribe. Es la Voz de Cristo en la América Latina y el Caribe, llamando y juntando a todos Sus escogidos en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, y preparándonos para ser transformados y raptados en este


vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua”. Ahora vean, pocas personas se salvaron en el tiempo de Noé. Y ahora, Cristo se encontraba en un tiempo como el tiempo de Noé, tiempo paralelo; y miren, Cristo tomó nuestros pecados, se hizo mortal, murió, tuvo que ir al infi erno; pero Él dijo: “Nadie me quita la vida; yo la pongo por mí mismo, para volverla a tomar. Tengo poder para ponerla y tengo poder para volverla a tomar (o sea, para resucitar el cuerpo de nuevo y volver aquí entre ustedes)”15. Y ahora, vean el tiempo importante en que todo esto aconteció en los días de Jesús: era un tiempo paralelo al tiempo de Noé y también al tiempo de Moisés, en donde Dios iba a destruir al pueblo hebreo; y por eso se refl ejó en Moisés lo que Cristo haría en Su Venida. Ahora, Moisés estando en el monte, encontramos que Dios le dijo: “Yo te colocaré sobre la hendidura de la peña; mientras yo esté pasando, yo pondré mi mano sobre ti, sobre tu rostro; porque no me verá hombre, y vivirá. No podrás verme; pero cuando yo haya pasado, entonces tú verás mis espaldas”. ¿Y qué vería Moisés al Dios pasar y verlo de espalda? Vería a un hombre, las espaldas de un hombre; porque era Elohim, era Dios: el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, allí en el monte, dándole allí las Escrituras, escribiendo en aquellas tablas lo que Dios había escrito en las tablas anteriores. Y ahora, allí la gloria de Dios estaba pasando. Moisés 15 San Juan 10:17-18


quería ver la gloria de Dios, y la gloria de Dios sería manifestada en forma de un hombre. Y Moisés quería ver la gloria de Dios allí manifestada, pero Dios le dijo: “No me verá hombre, y vivirá. Nadie podrá ver mi rostro y vivir”. Y le dijo: “Verás mis espaldas cuando yo haya pasado”. Ahora, en la Primera Venida de Cristo… Vean, allí, en el tiempo de Moisés, Dios proclamó el Nombre; allí estaba siendo proclamado el Nombre de Dios: YHWH, pues eso es lo que…; porque Jehová más bien es un nombre que ha sido formado usando las cuatro consonantes y añadiéndoseles algunas vocales, para así hacer pronunciable ese nombre, pero esa no es la pronunciación. Ahora Dios ahí, en el monte, dijo que estaría proclamando Su Nombre; vean, en la promesa, ahí está; dice… En el capítulo 33, verso 18 en adelante, dice: “Él entonces dijo (dice Moisés): Te ruego que me muestres tu gloria. Y le respondió (Dios): Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti…”. ¿Delante de quién sería proclamado el Nombre de Jehová? Delante de Moisés. Así como en el capítulo 3 del Éxodo, verso 13 al 15, cuando Moisés le preguntó cuál era el Nombre (Su Nombre), al Ángel, el Ángel le dijo: “YO SOY EL QUE SOY. Y dirás al pueblo: YO SOY me envió a vosotros”. Y cuando vamos al original, ese YO SOY son las letras, las cuatro consonantes: YHWH (es el tetragramatón). Y aquí Dios iba a proclamar en el monte el Nombre, cuando Dios le iba a estar dando allí también la Ley nuevamente,


“También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea, que no son del pueblo hebreo; o sea, que son de entre los gentiles); aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor”. ¿Y cómo van a escuchar la Voz de Cristo, si Cristo murió, resucitó y ascendió al Cielo, y se sentó a la diestra de Dios en el Cielo, en el Trono de Dios en el Cielo? Porque por medio de Sus mensajeros Él estaría hablando, y llamando y juntando a Sus ovejas, de edad en edad. Esta manifestación de Cristo, el Buen Pastor, por medio de cada ángel mensajero en cada edad, fue Cristo llamando y juntando a Sus ovejas. Y Sus ovejas, Sus hijos, los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero: escuchando la Voz de Cristo en Espíritu Santo a través de Sus diferentes mensajeros: San Pablo, Ireneo, Martín, Colombo, Lutero, Wesley y el reverendo William Branham; y para el Día Postrero ya han sido realizadas estas siete manifestaciones de Jesucristo en Espíritu Santo en Sus siete ángeles mensajeros y en las siete edades de la Iglesia gentil, donde ha llamado y juntado a Sus ovejas de esas edades. Y vean, cada etapa o edad de la Iglesia, y llamado, se cumplió en diferentes territorios; como el llamado de la primera edad por medio de San Pablo se cumplió en Asia Menor; el llamado de Cristo por medio de Ireneo se cumplió en Francia; el llamado de Cristo por medio de Martín se cumplió en Hungría y también en Francia; el llamado de Cristo en Espíritu Santo por medio de Colombo se cumplió en Irlanda y en Escocia; y el llamado de Cristo por medio de Lutero se cumplió en Alemania; el llamado de Cristo por medio de Wesley se cumplió en Inglaterra; el llamado de Cristo por medio del reverendo


tiempo paralelo al tiempo de Jesús: en donde Dios iba a destruir la raza humana, pero Jesús se colocó en la brecha entre Dios y la raza humana, e impidió esa destrucción de la raza humana; y Él tomó nuestros pecados. Y el juicio divino que iba a caer sobre la raza humana cayó sobre un solo hombre: nuestro amado Señor Jesucristo. Ahora miren, Moisés, un pastor de ovejas: un pastor se puso entre Dios y el pueblo hebreo, y Dios no destruyó al pueblo hebreo. Y luego un Pastor, Jesús, se puso en medio de Dios y la raza humana, y Dios no destruyó a la raza humana. ¿Pero Jesús no era un carpintero? Pero también Él dijo: “Yo soy el Buen Pastor”. El mismo Jehová del Antiguo Testamento, que es el Pastor: “Jehová es mi Pastor”23; ese Jehová, que es el Pastor en el Antiguo Testamento, es el mismo que dijo en el Nuevo Testamento: “Yo soy el Buen Pastor”. San Juan, capítulo 10, verso 14 en adelante, dice: “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen…”. En el mismo capítulo 10 nos dice que Él las llama por su nombre; dice: “A este abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca”. ¿Por qué? Porque sus nombres están escritos (¿dónde?) en el Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro de Jesucristo, el Libro que contiene los nombres de todos los que Él redimiría con Su Sangre preciosa. Y ahora, sigue diciendo: “… así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas”. ¿Por quién murió Cristo? Por Sus ovejas.23 Salmos 23:1


en las nuevas tablas que Moisés había preparado. Y ahora, cuando va a cumplir esa promesa, vean, va a cumplirla como Él se la dio a Moisés. Dice: “… y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá”. ¿Y cómo es posible que algunas personas hayan dicho que han visto a Dios; y el mismo Moisés dice que vio a Dios; y también el padre y la madre de Sansón dicen que vieron a Dios16 (y lo vieron cara a cara); y también Jacob, cuando luchó con el Ángel de Jehová, dice que vio a Dios cara a cara17? Vio a Dios cara a cara en Su cuerpo teofánico de la sexta dimensión; estaba allí velado, dentro de ese cuerpo de la sexta dimensión, que es un cuerpo parecido a nuestro cuerpo pero de otra dimensión. Y Dios estando en ese cuerpo de la sexta dimensión fue que creó el universo completo. Por eso ese cuerpo es llamado EL VERBO DE DIOS. Es llamado también “el Verbo que salió de Dios”, “la Shekinah”, “el Verbo”, “el Ángel del Pacto”, “el Ángel de Jehová”. Él es el Verbo que era con Dios y era Dios; y aquel Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y fue conocido por el nombre de Jesús; y vimos Su gloria18, porque ahí estaba también la gloria de Dios siendo manifestada; porque cuando la gloria de Dios es manifestada, es manifestada en un cuerpo. Y ahora, allí estaba siendo manifestada la gloria de Dios, en el monte Sinaí, en el cuerpo teofánico de Dios, el

16 Jueces 13:2217 Génesis 32:3018 San Juan 1:1, 1:14


cual Moisés vio cuando ya hubo pasado de delante de él. Y ahora, estaba allí siendo proclamado el Nombre de Dios. Dice: “… y proclamaré el nombre de Jehová (o sea, YHW)…”. Y al ser proclamado el Nombre de Jehová, el que estaba pasando frente a Moisés era el mismo Jehová, el mismo Jehová en Su cuerpo teofánico; y cuando Dios está manifestado en Su cuerpo teofánico, que es un cuerpo parecido a nuestro cuerpo, ahí está el Nombre de Dios. Vean, en el Éxodo, capítulo 23, verso 20 al 23, dice: “He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado. Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él”. ¿Dónde está el Nombre de Dios? En Su Ángel; porque el Ángel es el cuerpo teofánico de Dios de la sexta dimensión, un cuerpo parecido a nuestro cuerpo. Es como si yo les pregunto a ustedes: “¿Dónde está el nombre suyo?”. Usted me dirá: “Mis padres lo pusieron en este cuerpo que nació a través de mamá”; porque cuando van al registro, registran al niñito que nació, y le colocan un nombre. Y ahora, ¿dónde está el Nombre de Dios? Está en Su Ángel, el Ángel del Pacto, que es el cuerpo teofánico de Dios. En Su cuerpo, ahí Dios colocó Su Nombre, Su cuerpo teofánico de la sexta dimensión. Y ahora, cuando se hizo carne y habitó entre los seres humanos, le fue puesto un nombre; ese nombre fue Jesús (en hebreo es Yeshua o Josué o Yoshua), y ese nombre


sobre todas las naciones, tiene Él que obtener ese Nombre Eterno de Dios, para ser manifestado en el Día Postrero ese Nombre Nuevo, el cual Él recibió cuando ascendió al Cielo. Y tiene que manifestarlo en Su Segunda Venida en la Tierra en el Día Postrero; y con ese Nombre es que Él reinará en el Reino Milenial. Ese es el Nombre del Padre celestial. Y ahora, en la adopción, vean ustedes, para tomar el Reino y reinar sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones, Él necesita ese Nombre Nuevo, que es el Nombre de Eterno de Dios, el cual Él cuando ascendió al Cielo recibió; por eso es que dice que tiene un nombre nuevo; y ese Nombre Nuevo lo escribirá sobre el Vencedor. ¿Y qué estará escribiendo sobre el Vencedor entonces? Pues el Nombre Eterno de Dios y Nombre de la Nueva Jerusalén; porque la Nueva Jerusalén, el nombre es el Nombre Eterno de Dios; ese es el nombre que tiene la Jerusalén celestial. Y ahora, el Vencedor es el que recibirá ese Nombre; porque toda revelación, toda revelación de parte de Dios, tiene que venir por medio de un profeta. Y si Dios va a revelar Su Nombre, entonces tiene que venir por medio de un profeta ese Nombre revelado, manifestado, y siendo dado a conocer al pueblo. Y ahora, en este tiempo fi nal en el cual estamos viviendo, la raza humana nuevamente ha llegado al ciclo divino en que estaba el pueblo hebreo cuando Dios iba a destruir al pueblo hebreo; y también ha llegado al ciclo divino en que estuvo el pueblo en los días de Noé, donde Dios destruyó a la humanidad, pero escapó Noé y su familia, y algunos animales también, y aves y reptiles. Y estamos viviendo en el tiempo también, en un


que nos dice aquí también del Nombre Nuevo. Tenemos aquí, con este, dos testigos, dos Escrituras. Dice: “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios (o sea, una persona con una posición bien importante en el Reino de Dios), y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo”. Y esa sí que es una noticia grande para la raza humana: que Jesucristo tiene un nombre nuevo; y Él es el que lo dice. Y la Piedrecita, que es la Segunda Venida de Cristo, esa Piedrecita blanca viene con un nombre nuevo. Y por eso es que en Apocalipsis, hablando de los 144.000 hebreos, en el capítulo 14 vean cómo aparecen: ya están ahí llamados, juntados, y están con Cristo ya. Dice: “Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el (nombre) de su Padre escrito en la frente”. O sea, que tienen la revelación del Nombre Eterno de Dios y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo. Y en Apocalipsis, capítulo 22, verso 4, dice: “… y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes”. O sea que tendrán la revelación de ese Nombre Eterno de Dios, que es el mismo Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, de la Nueva Jerusalén, y el mismo Nombre Nuevo del Señor Jesucristo. Todo esto tiene que ver con adopción. Para Cristo tomar el Trono de David y reinar sobre el pueblo hebreo y


signifi ca ‘Salvador’, ‘Redentor’, porque Él vino para llevar a cabo la Obra de Redención muriendo en la Cruz del Calvario. Y ahora, Jesús decía: “Yo he venido en nombre de mi Padre”19. Y Él también dijo: “Padre, glorifi ca Tu Nombre”. Y Dios dijo desde el Cielo… Eso está por el capítulo 12, más o menos, de San Juan, verso 28. Capítulo 12… Vean, ahí es el mismo capítulo donde habló del grano de trigo: que tenía que caer en tierra y morir, porque de otra forma Él quedaría solo y los demás seres humanos morirían. Ahora, el verso 28 dice, del capítulo 12 de San Juan: “Padre, glorifi ca tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorifi cado, y lo glorifi caré otra vez”. “Lo he glorifi cado”, eso es la Primera Venida de Cristo; “y lo glorifi caré otra vez”, eso es la Segunda Venida de Cristo. Por eso es que en Apocalipsis, capítulo 2, verso 17, nos habla de la Segunda Venida de Cristo, que es la Piedra no cortada de manos que vio el rey Nabucodonosor y también la interpretó el profeta Daniel; esa es la Piedra no cortada de manos, la Segunda Venida de Cristo, para el Día Postrero. Y en Apocalipsis, capítulo 2, verso 17, Él es esa Piedrecita blanca. Leamos, dice: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido (esto es: de la revelación, la revelación de la Segunda Venida de Cristo)…”. O sea, “le daré la revelación de la Segunda Venida de Cristo”. ¿Para qué? Para que la coma. ¿Y cómo nos vamos a comer una revelación? “No solamente de pan vivirá 19 San Juan 5:43


el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”20. Usted come comida física con su cuerpo, pero con su alma usted no puede tomar un pedazo de pan y comérselo; pero puede comerse la Palabra de Dios, que es el alimento espiritual para su alma. Y la revelación de la Segunda Venida de Cristo para el Día Postrero es el Maná escondido que todos los escogidos de Dios recibirán en este tiempo fi nal y se comerán allá en su alma; será el Alimento de nuestra alma para este tiempo fi nal. “… y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”. La Piedrecita blanca es la Segunda Venida de Cristo. Él dos mil años atrás vino, Él es la Piedra Angular que los edifi cadores desecharon21; y para este tiempo fi nal Él ha prometido regresar. El Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el cual tiene el Nombre de Dios, ha prometido regresar. Él vino dos mil años atrás velado en carne humana, en un joven carpintero de Nazaret llamado Jesús; y en ese velo de carne estaba el Nombre de Dios para Redención, para Salvación. Por eso el nombre Jesús signifi ca ‘Salvador’, ‘Redentor’: porque esa es la Obra que Él llevaría a cabo en Su Primera Venida. Y ahora, la Piedrecita blanca, que es Cristo en Su Segunda Venida, ahora viene con un nombre nuevo que “ninguno conoce sino aquel que lo recibe”. Él ha prometido esta Piedrecita blanca y también el Maná escondido para el Vencedor.20 San Mateo 4:4, San Lucas 4:4; Deuteronomio 8:321 Sal. 118:22; Mt. 21:42, Mr. 12:10, Lc. 20:17; 1 P. 2:7


Y el vencedor que estará en el Día Postrero, el mensajero que estará en el Día Postrero, para obtener, en la gran batalla en el amor divino, obtener la Gran Victoria en el Amor Divino, es el que recibe el Maná escondido de la revelación de la Segunda Venida de Cristo, para darla al pueblo como Alimento para el alma; porque ese es el siervo fi el y prudente22 que en el Día Postrero estará alimentando en la Casa de Dios a los hijos de Dios, y es el siervo bienaventurado al cual, cuando su Señor venga, lo hallará haciendo así: dándoles ese alimento espiritual, la revelación de la Segunda Venida de Cristo (la revelación del Maná escondido, que es la Segunda Venida de Cristo); y les estará revelando el misterio de la Venida de esa Piedra, porque él es el que recibe esa revelación y él es el que recibe a Cristo en Su Segunda Venida: lo recibe con un nombre nuevo. Y aquí dice que viene con un nombre nuevo esa Piedrecita blanca, el cual ninguno conoce. No es el nombre Jesús, porque el nombre Jesús todas las personas lo conocen como el Nombre de Cristo en Su Primera Venida, como el Nombre del Ángel del Pacto en Su Primera Venida en carne humana en la persona de Jesús de Nazaret. Pero ahora, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el cual tiene el Nombre Eterno de Dios, viene en el Día Postrero; y dice aquí que Él, esa Piedrecita, viene con un nombre nuevo. Ese Nombre tiene que ver con la Obra de Reclamo que Él estará realizando en el Día Postrero; y en Su Venida estará YHWH, siendo manifestado ese Nombre; el YO SOY estará manifestado en la Tierra. Ahora veamos en Apocalipsis, capítulo 3, verso 12, lo 22 San Mateo 24:45-47, San Lucas 12:42-44

San Bartolomé Milpas Altas, Sacatepéquez, Guatemala

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