Salvatierra , pueblo mágico de Guanajuato
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Adriana Ortega Celular 477 229 2304 nextel 477 147 6565 [email protected] Salvatierra: una villa de españoles en el siglo XVII novohispano Salvatierra se encuentra hoy asentada en lo que hace muchos años fue región de frontera de las dos principales culturas que la habitaron originalmente, los Chichimecas hacia el norte del río Lerma, y los Tarascos en la parte sur. La región antigua de Salvatierra era llamada Guatzindeo; Yuriria era la cabecera, había habitantes indígenas y todas tributaban al rey tarasco Calzonci. Para 1523, cumpliendo lo pactado con los conquistadores que le acompañaban, Hernán Cortés hizo la repartición de tierras una vez sometida la Gran Tenochtitlán. La zona sur del actual Estado de Guanajuato fue entregada a Gerónimo López, el Caballero del Lagarto y a Juan de Villaseñor la zona oeste. Hay dos maneras de llegar a Salvatierra, una por la carretera directa que sale de Celaya, el otro entrando a Cortazar para luego seguir a Cañada de Caracheo, el cual se convierte más interesante pues encontraremos las haciendas de Caracheo y San José del
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Adriana Ortega
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Salvatierra: una villa de españoles en el siglo XVII novohispano
Salvatierra se encuentra hoy asentada en lo que hace muchos años fue región de frontera de las dos principales culturas que la habitaron originalmente, los Chichimecas hacia el norte del río Lerma, y los Tarascos en la parte sur. La región antigua de Salvatierra era llamada Guatzindeo; Yuriria era la cabecera, había habitantes indígenas y todas tributaban al rey tarasco Calzonci. Para 1523, cumpliendo lo pactado con los conquistadores que le acompañaban, Hernán Cortés hizo la repartición de tierras una vez sometida la Gran Tenochtitlán. La zona sur del actual Estado de Guanajuato fue entregada a Gerónimo López, el Caballero del Lagarto y a Juan de Villaseñor la zona oeste.
Hay dos maneras de llegar a Salvatierra, una por la carretera directa que sale de Celaya, el otro entrando a Cortazar para luego seguir a Cañada de Caracheo, el cual se convierte más interesante pues encontraremos las haciendas de Caracheo y San José del
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Carmen. Durante todo el recorrido iremos viendo el cono perfecto que es el cerro del Culiacán.
Para 1526 que llegan más habitantes a la zona, los otomís comandados por los caciques Nicolás de San Luis Montañés y Fernando de Tapia, habían fundado ya Acámbaro. Pocos años después, el ambicioso Nuño de Guzmán en su pretendida conquista de la zona occidente de México, invadió los territorios tarascos y asesinó vilmente al rey Calzonci, creando con esto una gran división entre los propios españoles.
Hubo varios intentos para fundar congregaciones de indios en tierras de San Nicolás de los Agustinos en el siglo XVI pero no fue hasta 1536 cuando se otorgó permiso de fundación para una puebla desde donde se administrara justicia y se organizara a los habitantes sobre tierras de Gabriel López de Peralta. Se presentaron dos solicitudes para fundar la villa antes de tener éxito
En México hay los más variados climas, llanuras, valles, cordilleras, zonas de montaña, ríos lagos que determinaron en su momento la fundación de ciudades a la llegada de los españoles. Cada sitio, de acuerdo a sus propias características y condiciones de geografía, clima, suelo, economía y cultura determinaron la diversidad de las ciudades mexicanas.
Años después, toda la zona circundante a Salvatierra con sus fértiles valles fue ocupada poco a poco por españoles, religiosos franciscanos, carmelitas y agustinos los cuales construyeron conventos. La villa se fundó bajo el cobijo de Nuestra Señora del Valle, a la que al poco tiempo se le levanto un templo y se le cambió la advocación a Nuestra Señora de la Luz. El encomendero López de Peralta heredó a su hijo, todas sus propiedades y finalmente la familia logra establecer un Mayorasgo.
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Al pasear por Salvatierra, en su muy bien conservado centro histórico, notamos un cierto aire señorial en el trazo de sus calles, en las dimensiones de sus casonas antiguas, en las alturas de sus edificios, todos de una sola planta, pero de grandes dimensiones. En su trazo podemos distinguir muy bien las características de una típica villa española del siglo XVII. Posteriormente a Salvatierra se mudaron en el siglo XIX las plantas textileras que había en Salamanca y siguió prosperando, manteniendo siempre ese aire provinciano de paz y tranquilidad.
En un día entero podemos recorrer la ciudad, llenarnos del encanto que guarda. Aquí sigue siendo el Bajío aunque ya muy cerca se levantan las primeras colinas que formarán más al sur la Sierra de los Agustinos.
Las ciudades novohispanas se pueden dividir en varios tipos de acuerdo a su tipología: ciudades mineras, presidios, asentamientos indios por congregación, villas españolas asentamientos de gobierno para las que se buscó un lugar apropiado y favorable para el desarrollo de las comunidades que vivirían en ellas. A este tipo de asentamientos poblacionales correspondieron la mayoría de las villas y ciudades novohispanas, y se caracterizan por un trazo reticular y la construcción del templo y de las casas reales en la Plaza Mayor o central del asentamiento. En estas villas, que después se convirtieron en ciudades, el comercio, la industria, la agricultura y la introducción de nuevos patrones culturales encontraron un espacio para su desarrollo. Tal fue el caso de ciudades como Puebla, Morelia, León, Celaya, Querétaro y Salvatierra.
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Para el trazo de las villas o ciudades novohispanas no se tomó el patrón de las antiguas ciudades prehispánicas que presentaban núcleos urbanos formados por plazas, amplios espacios abiertos limitados en sus cuatro lados por edificios relevantes, amplias calles y explanada para mercado y actividades públicas. Más bien fueron las ideas del renacimiento las que determinaron las órdenes de las autoridades españolas para construir los nuevos espacios poblacionales. En aquella época se puso de moda estudiar a la antigüedad clásica y recobran vida los antiguos tratados de arquitectura. Las ciudades renacentistas debían ser reticulares para dejar pasar los carruajes en sus calles anchas y reticulares. Esas mismas ideas para construir ciudades pasaron a América.
El Rey español Felipe II tomó de Tomás Moro algunas ideas para dictar “Las Ordenanzas” o leyes que guiarían el descubrimiento, la pacificación, la colonización y el poblamiento de las nuevas tierras en la Nueva España. Bajo este marco legal se determinó la morfología actual de muchas de nuestras ciudades que tuvieron un origen en aquella época.
Las Ordenanzas Reales de Felipe II (1527-1598) fueron publicadas en 1573 y constituyeron la reglamentación que normó el trazo de las “nuevas pueblas”. Estas eran artículos con instrucciones precisas sobre los procedimientos para fundar y pacificar espacios nuevos normas sobre la población a fundar, nombramientos, cargos, número de vecinos, el repartimiento de terrenos entre los fundadores y los límites de dichos territorios. Se señalaba la forma reticular del trazo urbano, el señalamiento de la plaza principal, la distancia con respecto a otros poblados o villas, que debía ser de 28 Km. en leguas y la división de solares del pueblo y la dehesa boyal para el ganado y su pastura, que era terreno comunitario.
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Para la nueva fundación debían de ser no menos de 30 pobladores originales y los vecinos podían ser hijos del fundador casados, también con derecho a solar propio, peonías y caballerías para pastura de animales y, construcción de casa y tierra para cultivo y huerta. Los vecinos fundadores se comprometían a trabajar la tierra y construir casa y residir en el lugar por lo menos 10 años y podían fundar mayorazgos, una institución que permitía la sucesión de tierras a los hijos mayores.
El municipio de Salvatierra se fundó en lo que los antiguos habitantes prehispánicos denominaban Guatzindeo o "lugar de hermosa vegetación", no fue sino hasta el primero de abril de 1644 en que se le concede el título de ciudad con el nombre de San Andrés de Salvatierra, en virtud de la ordenanza expedida el 9 de febrero del mismo año por el virrey García Sarmiento de Sotomayor. Esta licencia se otorgó conforme lo dispuesto por Felipe IV, rey de España, en su real cédula dada en Cuenca el 12 de junio de 1642. Se señaló su jurisdicción en las diligencias que practicó don Pedro de Navia, fiscal de su majestad y justicia mayor de dicha ciudad el 19 de febrero de 1646 y se confirmó el 26 de noviembre de 1705.
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Salvatierra se fundó bajo estas condiciones. Fue la primera ciudad que se fundó en Guanajuato por Cédula Real en el año de 1642 por órdenes del virrey Marques de Salvatierra en tierra de la familia López de Peralta a cambio de concesiones, sobre las tierras prehispánicas de Huatzindeo. Para determinar el trazo de la nueva puebla la tierra debía estar libre, es decir, no debía pertenecer a ningún poblado indígena. Para la fundación se solicitó la traza, se señaló espacio para la plaza principal, para las calles reales, la iglesia principal, las casas reales y garitas. La plaza de armas o mayor debía tener forma rectangular, amplia para las fiestas de a caballo. En ella se debía construir una alhóndiga para granos y “ataranza”, es decir, una bodega de abastecimiento de armas y defensa.
El 2 de enero de 1657 el virrey Duque de Albuquerque confirmó una merced al cabildo de Salvatierra para que edificara la iglesia de San Francisco con la obligación de celebrar la fiesta de San Andrés
Años más tarde el desarrollo y prosperidad se Salvatierra atrajo a uno de los conventos monacales femeninos de los tres que hay en Guanajuato, esto significó mayor desarrollo y riqueza para su sostenimiento. Asentamiento de varias órdenes religiosas que alentaron su prosperidad. Salvatierra creció bajo la prosperidad de sus tierras y con el trabajo de sus habitantes sobre la traza urbana que había sido señalada por Felipe II. Hoy podemos recorrer la ciudad y reconocer en ella esta maravillosa historia que guardan sus calles, iglesias, plazas, casas, haciendas y conventos; podemos adentrarnos en un mundo lejano que es parte de nuestra historia pero que dejó testimonios edificados que hoy heredamos como testigos mudos del paso del tiempo.
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El último censo de población y vivienda efectuado en 2010 arrojó una población de 97,822 habitantes. Siendo las localidades principales, la cabecera municipal con 35,347 habitantes; Urireo, con 8633 habitantes.; San Nicolás de los Agustinos, con 6878; el Sabino, con 4721; Maravatío del Encinal, con 4194.; San Pedro de los Naranjos, con 3645; y Cupareo, con 2534 habitantes.
Recorre con tu familia este espectáculo de historia viva; descubriremos y contaremos historias de vida cotidiana. Caminaremos calles, edificios civiles y religiosos. Herencia de patrimonio cultural edificado, identidad que nos constituye como Guanajuatenses. Acompáñanos, visitaremos la Plaza de Armas, el Santuario Diocesano Nuestra Señora de la Luz, el Ex beaterio Carmelita y Casas Reales, ahora Presidencia Municipal, algunas casonas antiguas, bien conservadas, el Templo y convento franciscano de San Buenaventura, el antiguo Molino de Pan y el Puente de Batanes, obras hidráulicas de la época, el barrio antiguo de indios y templo de San Juan, el Templo y convento del Carmen, el Templo y ex convento de Capuchinas San Angelo Mártir, las ruinas del Marquesado de Salvatierra, la Ex Hacienda de San José del Carmen y el parque ecológico del Sabinal que recibe al río Lerma
25 mayo, 2013
