Rulfo Juan - El Desafio de La Creaci.on 1980-Libre

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EL DESAFío DE LA CREACiÓN , ..... --r. 15 , C--_..L1___'' /' V, . JI JUAN SORIANO DUBU/OS TOMADOS DELA REVISTA DELA UNIVERSIDAD DE MtXICO,VOL. XVIII , NOM. 1, SEPTIEMBRE DE1963 Desgraciadamente yo no tuve quién me contara cuentos; en nuestro pueblo la gen- te es cerrada, sí, completamente, uno es un extranjero ahí. Están ellos platicando; se sientan en sus equipales en las tardes a contarse historias y esas cosas; pero en cuanto uno llega, se quedan callados o empiezan a hablar del tiempo: "hoy parece que no va a llover, parece que por ahí vienen las nubes... ". En fín, yo no tuve esa fortuna de oír a los mayores contar historias: por ello me ví obligado a inventarlas y creo yo que, pre- cisamente, uno de los principios de la crea- ción literaria es la invención, la imagina- ción. Somos mentirosos; todo escritor que crea es un mentiroso, la literatura es men- tira; pero de esa mentira sale una recrea- ción de la realidad: recrear la realidad es, pues, uno de los principios fundamentales de la creación. Considero que hay tres pasos: el prime- ro de ellos es crear el personaje, el segundo crear el ambiente donde ese personaje se va a mover y el tercero es cómo va a hablar ese personaje, cómo se va a expresar. Esos tres puntos de apoyo son todo lo que se re- quiere para contar una historia; ahora, yo le tengo temor a la hoja en blanco, y sobre todo al lápiz, porque yo escribo a mano.. pero quiero decir, más o menos, cuáles son mis procedimientos en una forma muy personal. Cuando yo empiezo a escribir no creo en la inspiración, jamás he creído en la inspiración, el asunto de escribir es un asunto de trabajo; ponerse a escribir a ver qué sale y llenar páginas y páginas, para que de pronto aparezca una palabra que nos dé la clave de lo que hay que hacer, de lo que va-a ser aquéllo. A veces resulta que escribo cinco, seis o diez páginas y no apa- rece el personaje que yo quería que apare- ciera, aquel personaje vivo que tiene que moverse por sí mismo. De pronto, aparece y surge, uno lo va siguiendo, uno va tras de él. En la medida en que el personaje ad- quiere vida, uno puede, entonces, ver ha- cia dónde va; siguiéndolo lo lleva a uno por caminos que uno desconoce pero que, estando vivo, lo conducen a uno a una rea- lidad, o a una irrealidad, si se quiere. Al Juan Rulfo, quien acaba de ser objeto de un homenaje nacio- nal, publicóen esta Revistafragmentos de sus libros,definitivos y delinitorios de nuestras letras modernas . El texto que hoy es la transcripción de una plática que Rulfo vo en el Ciclo"El desafío de lacreación" en la Escuela de Diseno de la UNAM a principios de este año. -

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EL DESAFío DE LACREACiÓN

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JUAN SORIANODUBU/OSTOMADOSDELA REVISTA DELA UNIVERSIDAD DEMtXICO,VOL.XVIII , NOM. 1,SEPTIEMBREDE1963

Desgraciadamenteyo no tuve quién mecontaracuentos;en nuestropueblola gen-te escerrada,sí, completamente,uno es unextranjeroahí.

Estánellos platicando;sesientanen susequipales en lastardesa contarsehistoriasy esas cosas;pero en cuantouno llega, sequedancalladoso empiezana hablardeltiempo: "hoy pareceque no va a llover,pareceque por ahí vienen las nubes... " .En fín, yo notuve esafortuna de oír a losmayorescontar historias: por ello me víobligadoa inventarlasy creo yo que, pre-cisamente, uno de losprincipiosde la crea-ción literaria es la invención, la imagina-ción. Somosmentirosos;todo escritor quecrea es unmentiroso,la literaturaes men-tira; pero de esamentirasale una recrea-ción de larealidad: recrearla realidades,pues, uno de losprincipios fundamentalesde la creación.

Consideroque hay tres pasos: el prime-ro de ellos escrearel personaje, el segundocrearel ambientedondeese personajeseva a mover y elterceroescómova ahablaresepersonaje,cómose va aexpresar.Esostrespuntosdeapoyoson todo lo que se re-quiereparacontaruna historia;ahora,yole tengotemora la hojaen blanco,y sobretodo al lápiz, porqueyo escriboa mano..peroquierodecir,más omenos,cuálessonmis procedimientosen una forma muypersonal.Cuandoyo empiezoa escribirnocreo en lainspiración, jamáshe creídoenla inspiración,el asuntode escribir es unasuntode trabajo;ponersea escribira verqué sale yllenar páginasy páginas,paraque depronto aparezcauna palabraquenos dé la clave de lo que hayquehacer, delo que va-a seraquéllo.A vecesresultaqueescribocinco, seis o diezpáginasy no apa-rece elpersonajequeyo queríaque apare-ciera, aquelpersonajevivo que tiene quemoversepor sí mismo. De pronto,aparecey surge, uno lo vasiguiendo, uno va tras deél. En la medidaen que elpersonajead-quierevida, uno puede,entonces,ver ha-cia dónde va; siguiéndolo lo lleva a unopor caminosqueuno desconoceperoque,estandovivo, lo conducena unoa una rea-lidad, o a una irrealidad, si se quiere. AlJuan Rulfo, quien acaba de ser objeto de un homenajenacio-nal, publicóenestaRevistafragmentos de sus libros, definitivosy delinitorios de nuestras letras modernas . El texto que hoyーイ ・ウ・ョエ。セッ ウ es la transcripción de una plática que Rulfoウッウエセᆳ

voenelCiclo "El desafío de lacreación" en laEscueladeDisenode la UNAM a principios de este año.

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mismo tiempo, se logra crear lo que sepuededecir, lo que, alfinal, parecequesu-cedió,o pudo habersucedido,o pudosu-cederpero nuncaha sucedido.Entonces,creo yo, que en estacuestiónde lacreaciónes fundamentalpensaren qué sabeuno,qué mentirasva a decir;pensarquesi unoentraen laverdad,en larealidadde las co-sasconocidas,en lo que uno ha visto o haoído,estáhaciendohistoria,reportaje.

A mí me hancriticadomuchomis paisa-nos quecuentomentiras,queno hagohis-toria, o quetodo lo queplatico o escribo,dicen, nuncaha sucedidoy así es.Paramílo primordial es laimaginación;dentrodeesos trespuntosdeapoyode quehablába-.masantes, está laimaginacióncirculando;la imaginaciónesinfinita, no tienelímites,y hay queromperdondesecierrael círcu-lo; hay unapuerta,puedehaberunapuertadeescapey por esapuertahay quedesem-bocar,hay queirse,Así apareceotra cosaque se llamaintuición: la intuición lo llevala uno apensaralgo que no ha sucedido,pero que estásucediendoen la escritura.Concretando,setrabajacon: imaginación,intuición y una aparenteverdad.Cuandoesto se consigue,entoncesselogra la histo-ria queuno quiere dar aconocer:el traba-jo essolitario, no sepuedeconcebirel tra-bajo colectivo en laliteratura,y esa sole-dad lo lleva a uno aconvertirseen unaes-pecie demedium de cosasque uno mismodesconoce,pero que, sin saberque sola-menteel inconcienteo la intuición lo lle-van a uno acrearyseguircreando.

Creoque eso es, enprincipio, la basedetodocuento,de todahistoriaquesequierecontar. Ahora, hay otro elemento, otracosa muy importante también que es elquerercontaralgo sobreciertostemas;sa-bemosperfectamenteque no existenmásque tres temas básicos: elamor,la viday lamuerte. No hay más, nohay más temas,así es queparacaptarsu desarrollonor-mal, hay quesabercómo tratarlos, quéforma darles; norepetir lo que han dichootros. Entonces,el tratamientoque se leda a uncuentonos lleva,aunqueel temasehaya tratadoinfinitamente,a decir las co-sas deotro modo; estamoscontandolo

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mismo que han contado desde Virgiliohastano séquiénesmás, loschinoso quiensea.Mashayquebuscarel fundamento,laforma de tratarel tema,y creo quedentrode la creación literaria, la forma -la lla-man la formaliteraria- es la que rige,' laqueprovocaqueunahistoria tengainterésy llame la atencióna losdemás. Conformese publica un cuentoo un libro, ese libroestámuerto;el autorno vuelve apensaren.él. Antes, en cambio, si no estácompleta-mente terminado,aquellole dávueltasenla cabezaconstantemente: el tema siguerondando hasta que uno se dacuenta;por experienciapropia, de que no estáconcluído, de quehay algo que se ha que-dado dentro; entonceshay que volver ainiciar la historia,hay que verdóndeestá lafalla, hay que ver cuál es elpersonajequeno se moviópor sí mismo. En micasoper-sonal, tengo lacaracterística deeliminar-me de lahistoria, nuncacuentoun cuentoen que hayaexperienciaspersonaleso quehaya algo autobiográficoo que yo hayavisto uoído,siempretengoqueimaginarloo recrearlo,si acasohay unpuntode apo-yo. Ese es elmisterio, la creaciónliterariaes misteriosa,pero el misterio lo da la in-tuición; la intuición mismaesmisteriosa,yuno llega a laconclusiónde que si el perso-naje nofunciona,y el autortiene que ayu-darlea sobrevivir,entoncesfalla inmedia-tamente. Estoyhablandode cosas elemen-tales, ustedesdebenperdonarme,peromisexperienciashan sido éstas, nuncahe rela-tado nadaque haya sucedido;mis basesson laintuición y, dentrode eso, ha surgi-セdo lo queesajeno al autor. El problema,comoles decíaantes,esencontrarel terna,el personajey quéva ahaceresepersonaje,cómova aadquirirvida. Encuandoel per-sonajeesforzado por el autor, inmediata;'mentese mete en uncallejón sin salida.Una.de las cosas más difíciles que me hacostadohacer.precisamente,es laelimina-

'cióndel autor,eliminarmea mímismo.Yo /dejo que aquellos personajesfuncionenporsí y no conmi inclusión,porque,enton-cesentroen ladivagacióndel ensayo, en laelucubración;llega unoametersuspropiasideas, se sientefilósofo, en fin, y unotrata

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de hacer creer hasta en la ideología que tie-. ne uno, su manera depensarsobrela vida,o sobre el mundo,sobrelos seres huma-nos, cuál es el principio que movía a las ac-cionesdel-hombre.Cuandosucede eso, sevuelve uno ensayista.Conocemosmuchasnovelas-ensayo,muchaobra literaria quees novela-ensayo; pero,por regla general,el género que seprestamenos a eso es elcuento. Para mí elcuento es un.génerorealmentemásimportanteque la novela,más difícil que la novela,porquehay queconcentrarseen unascuantaspáginasparadecir muchas cosas, hay quesintetizar,hay que frenarse;enesoel cuentistase pa-rece un poco alpoeta,al buen poeta.Elpoetatiene que irfrenandoal caballoy nodesbocarse; si sedesbocay escribepor es-cribir, le salen laspalabrasunatrasotray,entonces,simplemente fracasa. Lo esen-cial es precisamentecontenerse,no desbo-carse, no vaciarse; elcuentotiene esa par-ticularidad; yo precisamenteprefiero elcuento,sobre todo, a la novela,porquelanovela se prestamucho a esa divagacio-nes.

La novela, dicen, es ungéneroqueabar-ca todo, es unsacodondecabetodo, ca-bencuentos,teatroo acción,ensayosfilo-sóficos o nofilosóficos, una serie detemascon los cuales se va allenaraquelsaco;encambio,en elcuentotiene uno queredu-cirse,sintetizarse,y, en unascuantaspala-bras, decir ocontaruna historia. Es muydifícil, es muy difícil que en tres,cuatroodiez páginas sepuedacontaruna historiaque otros cuentanenI doscientaspáginas;esa es, más omenos,la ideaqueyo tengosobrela creación,sobreel principio de lacreaciónliteraria; claro que no es una ex-posición brillante la que lesestoyhacien-do, sino que lesestoyhablandoen formamuy elemental,porque, en realidad, yosoy muy elemental,porqueyo les tengomucho miedo a losintelectuales,por esotratode evitarlos;cuandoveo a unintelec-tual, le saco lavuelta, y consideroque elescritordebe ser elmenosintelectualdeto-dos lospensadores,porquesusideasy suspensamientosson cosas muy personalesque no tienenpor quéinfluir en losdemás;no debetratar de influir en los demásnihacer lo que élquiere que haganlos de-más; cuando se llega a esaconclusión,cuandose llega a ese sitio, ollamémosleヲ ゥ セnal, entoncessienteuno que algo se ha lo-grado.

Comotodosustedes'saben,no haynin-gún escritor queescribatodo lo que pien-sa, es muy difíciltrasladarel pensamientoa laescritura,creo quenadielo hace,nadielo ha hecho, sino que,simplemente,mu-chísimas cosas que al serdesarrolladassepierden. Esdoloroso,pero así es.Nuncasepuede reflejartodo el pensamientoen unahistoria, quedan muchascosas queunoquisierahaberdichoyjamáslaspuedeunodesarrollar;ese es, más omenos, creo yo,el ciclo de lacreación,al menos talcomoyola he practicado.Ahora, el resultado loda el lector, no lo da elautor;el autornosabe si aquelloha funcionado,sabeque noestá perfectamentedicho, que no dijo loque quería decir, quemuchascosas las de-jó fuera; pero, al menos, algo de loqueélquisoexpresar,quedaahí, y es ellectorelque tiene quejuzgar.

17 JUAN SORIANOTOMADO DELA REVISTA DELA UNIVERSIDAD DEMEXICO, VOL. XV, NÚM. 1, DE1960