Rossana Guber - Objeto en Antropologia Social

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" ~ - ~-, " 1 " I J I ~' " .;1,(>, , : LA CONSTRUCCION DEL OI3JETO DE INVESTIGACION EN ANTROPOLOGIA SOCIAL: llNA APROXIMACION Congreso Argentino de Antropol()gia Social Buenos Aires - 6 al 9 de agosto, 1986. ROSANA GUBER* ANA M. ROSATO* El prop6sito de csta ponencia es explicitar eIpro- cedimiento por el cuallos antrop6logos socialcscons- truimos nuestro objeto de investigaci{)n. Basados en elseminario de investigaci6n en Antropologia, orien- taci6n sociocultural correspondientc al ano 1985, nues- tro primer m6v il es registrar la experiencia en la que aproximadamente treinta estudiantes avanzados de la carrera de Cieneias Antropol6gicas, ytresdocentes in- vestigadores -su titular, Lie. Hugo Ratier, ylas Lie. Ana M. Rosato y Rosana Gubcr- emprendimos lIna aproximaci6n eonseiente y gradual ala claboraei6n de un proyeeto de investigaci6n que, seguu se esperaba, contribuirfa a viabiliz.ar la realizaci6nde tesis de Ii- cenciatura. Si bieneste objetivo academico no se sa- tisflzo pler41mente -quedan nlerade los alcances de este articulo tralar suscausas pro fund as-10 cierto es que se ensay6 el acercamiento no s610 a la la!xJr de inves- tigaci6n sino, mas espeeificamente, a una manera de- tenninada de plantear el procesode investigaci6n sobre todo en su etapa inicial, cuando decidimos ~que in- vestigar lt En aquella oportunidad llamamosacsta ctapa -quizas algo intuitivamente- «Ia constmcci6n del objeto». Conforme evolucionaba nuestra practica cn la reflexi6n conjunta con cada tesista, la constmcci6n del objeto lt apareci6 como eje cstructurante de tcxla la elaboraci6n del proyccto y, segull crecmos,uel pro- ceso globalde invcstigaci6n. Por consiguiente, en es- tas paginasnos proponemos registrar las vicisituues de esta experieneia de la eualf\leron protagonistas eada uno de los tesistas -en acto 0 enpotencia- queasistie- ron a1 seminario; por eso ellos tambicn, aunque in- directamente. participaronde la realizaci6nde este ankulo. , La propuesta que intentamos sistematizar aqui debe ser ubicada en la intersecci6n de aquellos ejes que consideramos de maxor relcvaneia para cl desarrollo de todo proceso de investigaci6n en nuestra discipliro: -laespecificidad de las Cieneias Antropol6gicas y, par- ticularmente,de la Antropologia 3ocial; - la relaci6n entre el referente emrfrico y - la retlexi6n te6rica cn cl proccso de investigaci6n. Como vcremos en la prilllera parte de este trabajo, la necesidadde -constmirel objcto> surgede determi- nada rosici6n epistcI1lo16gica y te(lrica a la cualnos rcferiremos brevcmente. Pem scnalcmos desdeahora que, en nuestro caso, esta necesidad deriv6 de Ia ex- periencia docente y de investigaci6n, no de planteos te6ricos y epistemol6gicos, a{m cuando utilizamos al- gunosde los criterios con queciertas corrientes (como la de Pierre Bourdicu) dcfinen 1a constmcci6n del ob- : jeto. Estos criterios presuponfan. en primertermino, ~ ...panel'enrclaci6n a la praeticate6rica y eI rcferente 1 cmpirico. Esta relacil)n esta presente en tcxlas las cien- cias, ya sea cxrlicita 0 implicitan1ente, pero en !as so- , c iales se toma particular, puesto que el material 'con el cual' y 'sobre el eual' trabaja cl invcstigaclor tiene voluntad, deeisi6n, fUl1daOlenta S~IS practieas y, s610 agrandes rasgos, permitcn quese establezcan a priori, ]as lineas exactas de su comportamiento. Asimismo, el investigaclorparticipa de estas caracteristicas IX1r10 que la rclaci6n cognoscitiva se vuelvencecsariamente problcmatica, es decir, digno de rcflexi6n. Es conveniente distinguir entre objeto de la ciell- cia y-como desdc eSte se replantea Ia relaci6n entcc teoria y refcrcnte cmpfrico, entre invcstigaci6n y rea- lidad social- y la COllstruccion delobjeto como un mo- mCllCO especfjico ell eldesarrollo de (odo proceso de inve.l/igaci6ll. Esta distinci6n esnecesaria para, a tra- ves de las mcdiaciones que correspond an, hacer ope- rativas las afirmaciol1es generales de la cicncia, ell contextosconcretos dc investigaei6n. Estc segundo scn- lidodel concepto 'objeto' sera tratado con mayorde- tallc enlasegunJa y tcrcera SeCCil)ndel articulo, siendo ejcmplificada pm el proccso de elaboraci6n y expo- sici6n de algunos proyectos realizados en eI cOntexto del seminario. Sin embargo, la rclaci6n entre tcorfa y refcrcnte empirico prescnta particularidadcssegiin la tradici6n acadcmica en que se ubiqnc cl invcstigador. Y no nos parece un mero accidente hist6rico, prcxlucto de los avatarcs instilucionalcs, que siluemos nnestro discurso desde Ia Antropologia Social, mas especificamente,

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LA CONSTRUCCION DEL OI3JETO DE INVESTIGACIONEN ANTROPOLOGIA SOCIAL:

llNA APROXIMACION

Congreso Argentino de Antropol()gia SocialBuenos Aires - 6 al 9 de agosto, 1986.

ROSANA GUBER*ANA M. ROSATO*

El prop6sito de csta ponencia es explicitar eI pro-cedimiento por el cuallos antrop6logos socialcs cons-truimos nuestro objeto de investigaci{)n. Basados enel seminario de investigaci6n en Antropologia, orien-taci6n sociocultural correspondientc al ano 1985, nues-tro primer m6v il es registrar la experiencia en la queaproximadamente treinta estudiantes avanzados de lacarrera de Cieneias Antropol6gicas, y tres docentes in-vestigadores -su titular, Lie. Hugo Ratier, y las Lie.Ana M. Rosato y Rosana Gubcr- emprendimos lInaaproximaci6n eonseiente y gradual ala claboraei6n deun proyeeto de investigaci6n que, seguu se esperaba,contribuirfa a viabiliz.ar la realizaci6n de tesis de Ii-cenciatura. Si bien este objetivo academico no se sa-tisflzo pler41mente -quedan nlera de los alcances de estearticulo tralar sus causas pro fund as- 10 cierto es quese ensay6 el acercamiento no s610 a la la!xJr de inves-tigaci6n sino, mas espeeificamente, a una manera de-tenninada de plantear el proceso de investigaci6n sobretodo en su etapa inicial, cuando decidimos ~que in-vestigarlt• En aquella oportunidad llamamos a cstactapa -quizas algo intuitivamente- «Ia constmcci6n delobjeto». Conforme evolucionaba nuestra practica cnla reflexi6n conjunta con cada tesista, la constmcci6ndel objetolt apareci6 como eje cstructurante de tcxla laelaboraci6n del proyccto y, segull crecmos, uel pro-ceso global de invcstigaci6n. Por consiguiente, en es-tas paginas nos proponemos registrar las vicisituuesde esta experieneia de la eual f\leron protagonistas eadauno de los tesistas -en acto 0 en potencia- que asistie-ron a1 seminario; por eso ellos tambicn, aunque in-directamente. participaron de la realizaci6n de esteankulo. ,

La propuesta que intentamos sistematizar aquidebe ser ubicada en la intersecci6n de aquellos ejes queconsideramos de maxor relcvaneia para cl desarrollode todo proceso de investigaci6n en nuestra discipliro:- la especificidad de las Cieneias Antropol6gicas y, par-ticularmente, de la Antropologia 3ocial;

- la relaci6n entre el referente emrfrico y

- la retlexi6n te6rica cn cl proccso de investigaci6n.Como vcremos en la prilllera parte de este trabajo, lanecesidad de -constmir el objcto> surge de determi-nada rosici6n epistcI1lo16gica y te(lrica a la cual nosrcferiremos brevcmente. Pem scnalcmos desde ahoraque, en nuestro caso, esta necesidad deriv6 de Ia ex-periencia docente y de investigaci6n, no de planteoste6ricos y epistemol6gicos, a{m cuando utilizamos al-gunos de los criterios con que ciertas corrientes (comola de Pierre Bourdicu) dcfinen 1a constmcci6n del ob-

: jeto. Estos criterios presuponfan. en primer termino,~...panel' en rclaci6n a la praetica te6rica y eI rcferente

1 cmpirico. Esta relacil)n esta presente en tcxlas las cien-cias, ya sea cxrlicita 0 implicitan1ente, pero en !as so-, c iales se toma particular, puesto que el material 'conel cual' y 'sobre el eual' trabaja cl invcstigaclor tienevoluntad, deeisi6n, fUl1daOlenta S~ISpractieas y, s610a grandes rasgos, permitcn que se establezcan a priori,]as lineas exactas de su comportamiento. Asimismo,el investigaclor participa de estas caracteristicas IX1r10que la rclaci6n cognoscitiva se vuelve ncecsariamenteproblcmatica, es decir, digno de rcflexi6n.

Es conveniente distinguir entre objeto de la ciell-cia y -como desdc eSte se replantea Ia relaci6n entccteoria y refcrcnte cmpfrico, entre invcstigaci6n y rea-lidad social- y la COllstruccion del objeto como un mo-mCllCOespecfjico ell el desarrollo de (odo proceso deinve.l/igaci6ll. Esta distinci6n es necesaria para, a tra-ves de las mcdiaciones que correspond an, hacer ope-rativas las afirmaciol1es generales de la cicncia, ellcontextos concretos dc investigaei6n. Estc segundo scn-lido del concepto 'objeto' sera tratado con mayor de-tallc en la segunJa y tcrcera SeCCil)ndel articulo, siendoejcmplificada pm el proccso de elaboraci6n y expo-sici6n de algunos proyectos realizados en eI cOntextodel seminario.

Sin embargo, la rclaci6n entre tcorfa y refcrcnteempirico prescnta particularidadcs segiin la tradici6nacadcmica en que se ubiqnc cl invcstigador. Y no nosparece un mero accidente hist6rico, prcxlucto de losavatarcs instilucionalcs, que siluemos nnestro discursodesde Ia Antropologia Social, mas especificamente,

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desde la Antropología social argentina. Esta cuestiónnos remite a formular una nueva relación: la susten-tada entre práctica científica y práctica antrOfJo!{lgica;aquí se trata de reflexionar acerca de tos aportes po-sibles de la Antropología Social al cOIIí'cimiento de lasciencias sociales en general, y de nuest I:¡ real idad so-ciaren particular; pero también, y fumLullcntalmente,se trata de iniciar una discusión abierta hacia los ca-minos de constn¡cción del proceso de conocimiento,caminos que adquieren un trazado particular precisa-mente por heredar el bagaje ll1etodológico, conceptualy técnico de la Antropología. Este bagaje se refor-mula a la luz de la experiencia teórica, política y me-tcxlológica de las ciencias socialcs y la Antropologíaargentinas. Estos aspectos serán desarrollados en lacuarta secc ión.

Tras esta breve «declaración de intenciones- de-bemos hacer, también algunas advcrtencias -que nopretenden invalidar nuestros errores e incompren-siones-. Este es un intento de sistematizar el procesointerno por el cual,definimos nuestro objeto, y por con-siguiente, las vías ulteriores de la investigación. Nopretendemos fundar planteas únicos, novedosos ni uni-versales acerca de cómo investigar, sino a través dela explicitación de los criterios y pasos empleados real-mente en el Seminario, abrir una instancia de refle-xión por la cual nos volvamos más conscientes denuestra práctica de investigación.

Según la ciencia positivista, el objeto de cono-cimiento consiste en un recorte de 'lo real'. Ese re-corte responde a una delimitación precisa del mundoempírico y varía según las ciencias. Cada ciencia po-see un objeto que le es propio, es decir, una pDrciónde 'lo real' que le corresponde y que es de su exclu-siva incumbencia. Este planteo ha sido superado aúnpor los mismos defensores de dicha corriente y, ge-neralmente, se ha avanzado hacia un acuerdo por elcual la ciencia no estudia 'cosas' sino 'problemas'. tra-tando de res¡xmder a interrogantes de distinta proce-dencia -teórica, empírica, política-o

L1 corriente epistemológica que aboga por laconstrucción del objeto de investigación enfatiza la ne-cesidad de «constmir» Sil propósito, el -por qué» dela labor científica. Esta idea de «construcción» puedecontraponerse a la idea del ohjeto como algo -dado»,.preexistente- y, por consiguiente, al papel pasivo delinvestigador que sólo registra, directamente o con ra-yos x las esencias verdaderas (DE IPOLA, 1982). Pre-cisamente, en los planteas empiristas, el investigadordebe anularse como taL en pro de 'lo real' que plledey debe ser conocido y aprehendido con total prescin-dencia del investigador y su «distorsionante» suhjeti-

vidad. Sin embargo, esta pretendida objetividad yneutralidad valorativa encubre la opción deflnida e im-puesta por IIna tcoría no evidente fJCroimplícita en eadauno de los pasos postulados que guían la investigación,mis poderosos e intervinientes cuanto menos conscien-tizados por el investigador. Paralelamente a este plan-teo se concluye que estas teorías presentes por ausenciaafectan la elección de objetivos de investigación. Loscanales por excelencia de estas teorías implícitas sonlos términos del sentido común. Las palabras acarreanconsigo bagajes sobreentendidos de teoría que dirigen,a modo de un titiritero, al investigador-marioneta quepresume de neutral y de objetivo. El gran malenten-dido consiste en asimilar (erróneamente) la existenciade un mundo real objetivo con la neutralidad valora-tiva y una mayor precisión del conocimiento.

En contraposición, otra "crtiente epistemol6gicaafirma que las verdaderas herramientas cognoscitivasdel investigador no son los órganos perceptivo-sensoriales, ni los instmmentos técnicos, aún los demayor precisión, sino la teoría. Cuanto más conscientey c1aoorada sea ella, más poorá el investigador suoor-dinarIa a sus fines y más claramente poorá discernirentre sus supuestos encubiertos y el proceso de cono-cimiento. Este se revela no como cognición neutral sinocomo un proceso de construcción recíproca entre re-ferente empírico y marco teórico mediados por el in-vestigador. De ahí el nuevo papel que éste debedesempeñar: activo constnIctor-realizador-trans-formador de 'lo redl' a través del proceso de cono-cimiento.

El núcleo de esta discusión es la relación entrelo teórico y lo empírico. En consecuencia, convienereparar en los peligros que entraña el sesgo sobre unode los dos elementos de csta relaci6n, y del cual de-rivan el teoricismo y el empirismo. Los riesgos del teo-ricismo son especialmente significativos en las cienciassociales. En primer lugar, porque se presume que lateoría para ser convalidada no requiere ser contrastadacon el referente empírico sino con otras teorías y consu propia consistencia interna. El referente empíricoproveería el basto mJterial que inspira a la teoría. Perocualquier otro papel que se pretenda hacerle desem-peñar significa caer en el empjrisl11o. Así, vemos cómo\In excesivo peso de la teoría como instrumento de co-nocimiento puede oscurecer la autonomía de lo em-pírico, al identi flcar la necesic1ad del trabajo de campocon 'empiriS111o'. Sin embargo, la referencia de todomarco teórico al plano de 'lo real' para verificarse orefutarse por su intermedio, no es asimilable a la po-sición epistemológica que identifica 'lo real' con la ex-plicación en sí misma. En segundo lugar, teoricismoen política equivale a fracaso, pues al negar sus in-capacidades de dar cuenta de lo real, retrasa y anulaprocesos de transformación potenciales; proyecta uto-

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pías desmovilizadoras y fomenta la constitución de eli-tes intelectuales omnipotentes y aisladas de los con-textos que aquéllas dicen representar. En definitiva.conlleva el profundo desconocintiento hajo un mantode pretendida explicación profunda.

Corresponde también ad v('l! ir contra los riesgosdel empirismo, perspectiva desde la cual se nos prl)-pone aprehender sin más la reali<..ladtal cual cs. Noson pocos los factores que, al mcxJode nn prisma, des-compondrán lo real mediando la relación entre el su-

. jeto ccignoscente y el de conocimiento. Las palabras,los canales percepti va-sensoriales, las técnicas de re-colección de datos, la delimitación de la unidad de es-tudio y del universo, los conceptos y los temas deinvestigación estarán sometidos a un interrogante que,como señalamos, manejará desde las sombras los ver-daderos hijos de la trama. Un texto sólo habla si selo interroga, es decir, si se lo problematiza. Sólo esposible problematizar desde un lugar determinado quese construye en función de una teoría.

.Para superar sus deficiencias (del empi-rismo) lo fundan1cntal es plantear correc-tamente las relaciones entre la baseempírica y la construcción teÓrica. H?-yque reconocer que cada dato llega a ser tala partir de una teoría y ~"-~létodo que per-miten captarlo en conexión con otros. Laacumulación más simple de hechos, sinagregarle ningún comentario ni interpre-tación, supone ya una' interpretación', unmodelo a- priori que haee posible percibircada hecho en la trama que le confiereidentidad y sentido- (GARCIA CAN,CLIN1, 1979: 45).

Para evitar estos peligros, tratanclo de superar labrecha abierta ya hace tiempo en la ciencia occiden-tal, sociólogos como Pierre Bourdieu. lean ClaudeChamboredon y lean Claude Passeron intentaron sis-tematizar un conjunto de reglas y prccisioncs a ser to-madas por el investigador en su práctica científica.Algunas de estas reglas no resultan confusas: otras de-rivan de posturas teóricas que no compartimos total-mente, pero en todos los casos cuando las sometimosa discusión, fueron de suma utilidad para aclarar nues-tros planteas y, fundamentalmente. para avanzar en laconstmcción del proyecto de investigación.

Según estos autores, la ciencia inaugura un es- ipacio y dinámica propios a través de la 'mptura' con.l(i oscura y asistemática prédica del sentido común. (Esta f!:Iphlra racionalista marcará las fronteras entre;lo espontáneo e ingénuo, y el conocimiento verdadero ..El científico debe guardar una celosa vigilancia de co-herencia entre sus principios, preservándose de enca-minar sus pasos por la senda brumosa de un pretendidorealismo, fundado en prenociones y falsas evidencias.

Esta actitud preside t(xlo el Ctll ~() ud proceso de in-vestigación. Las técnicas, aún las aparentemente neu-tras. tJmbién dcbcn somcterse a este procedimiento.lllarcanuo que

«Si esta suerte de tautología por la cual laciencia se construye constmyemJo su ob-jcto contra el sentido común -siguiendo losprincipios de constmcción que la detinen-, no se impone por su sóla evidencia, esporque nada se opone más a las eviden-cias del sentido eomún que la di ferenciaentre objeto 'real', preconstmido por lapercepción y objeto científico, como sis-tema de relaciones expresamente cons-tmido- (DOURDIIEU el. al, 1975; 52.Nuestro subrayado).

Más adelante haremos algunas observaciones acercadel significado de esta 'ruptura' en la investigación an-tropoI6gica. Por ahora nos interesa rescatar la posi-bilidd de construir un objeto de investigación p:nanuestra disciplina a la luz de este aporte.

La antropología social no ha estado ajena a estasvicisitudes epistemológicas. Quedó, más bien, estre-chamente ligada a su primer 'objeto empírico', los pue-blos primitivos, sin historia. etc. Por consiguiente, lospueblos considerados no primitivos permaneceríanfuera del campo de incumbcncias del antropólogo.Conforme al proceso de intemacionalizaci6n del ca-pital, al imperialismo, a la extensión de los medios decomunicación, entre otros factores, las respuestas denuestros científicos a la gradual desaparición de aque-llos pueblos han sido diversas. Los más consecuenteshan pronosticado la desaparición de las ciencias antro-pológicas. Otros, intentando prescrvarla, reivindica-ron algunos de sus aspectos -sean los metodológieos,sean los técnicos O los teÓrios-.

Sin embargo, ¡xxJcmos afirmar hoy que estos pre-sagios de desaparición han sido ¡¡anos. Por el contra-río nuestra ciencia ejerce creciente intluencia en lasdemás cicncias sociales, se consolida institucional-mente a la vez que se apropi;¡ de temáticas, modelosconceptuales y técnicas nacídos en otras disciplins. La .-antropología no se extinguirá por decreto. En vez dedar rienda suelta a las especulaciones, convendría de-tenerse a pensar en la especificidad de la Antropolo-gía Social en nuestro medio particular, y de qué puedeservimos hoy esta supuest;¡ especificidad. La prácticacientífica no sólo implica teorías y problemáticas; im-plica también una relación dialéctica por la cual la cien-cia tanlbién constmye la realidad en la cual y para lacual sus investigadores producimos. El cometido dela Antropología se adapta al contexto político e ideo-lógico general, al tiempo que lo modela. Esto nos con-duce a retlexionar acerca del campo de acciónantrorx)lógico en la Argentin.a actual. Esta temática ex-

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cede en mucho nuestras posibilidJdes y los objetivos-)iniciales de este artículo. Sin embargo toJo cuanto de-sarrollemos en las páginas sigl.1Íentes dcbc ser pensadoa la luz. de estos señalamientos.

Retomando los orígenes más pragmáticos de laciencia. podemos afirmar que el contact') con ciertoobjeto empírico -pueblos primitivos-o dis[;llltes de laCllltura y sociedad dcl investigador, con Illgicas altcr-nativas y diversas- impuso y configuró un enfoque operspectiva. lill ángulo de mirada desde la cual podíahacerse investigación y construirse conocimiento. Esteenfoque incidió en la reflexillll lcx~ricaen el surgimientode un bagaje conceptual (Cultura, Reciprocidad, etc.)y en perspectivas metodológicas ligadas a la necesi-dad del trabajo de campo y la comparación.

> ;r;- A nuestro modo de ver. este enfoqtie'debc ser re-,y cuperado desde una práctica científica diferente. Práe-/,:......

; tica que nos lleva a plantearquc!la aritropologíi- no se,'agota en su método ni en sus téeIÚcas. sino que r..am~bién se define por Sil objeto,':cntendiendo por tal una

, i I relaci6n construida teóricamó¡tey en tomo de la cual'-se'aHi~uja~ explica¿iones acerca de una dimensión de :lo real. El enfoque antropológico puede ser definido ¡

desde su objeto especifico: el estudio de la diversidad;ien las formas de pensar. sentir y actuar que tienen los i

, 1: hombres.)Ello nos conduce, ne~~sarj'a:rj1ente~ál rCla-,':)'l tivismoextre~no~ La diversidad debcsej-lncorpo~a(¡a:)í j a las leyes generales del sistema socIal. en vlrtúd de,

10 cual adquiere su sentido.'La diversidad cobi-'as'cn-:tido en el mundo actual, como desigualdad. Por con-siguieri.te, las culturas no pueden ser estudiadas sóloen sus diferencias; hay desigualdades socia1cs y cul-turas diferentes, pero relacionadas a través de unatrama compleja de hechos sociales. Es éste el campo,que reivindicamos para la antropologfa y q;l~ d~iin;¡ia;en tanto tal, stlob,'j~: la relación que genera diferen-cia, desigualdad-y diversidad: .

Si éste es el objeto específico de la Antropolo-gfa. cómo podemos pensar los objetos específicos den-tro de cada investigación particular? Nucstra respuestaprimera fue seguir a Bourdiell y plantear que la An-tropología, como otras ciencias. establec;e relaciOlles,----_... . '" .,-~

a paf1¡r_dc]ateoría y el trabajo de campo) Entende-;"/ ¡móS-po~~1a>lna 'cspccífica-iHicüiácí6ñ' d~conce~/1 ~ -o_o ••

I tos y categorías que permiten establecer tipos de, explicaciones para distintos tipos de problemas, ya sean';) los planteados directamente por el contexto social Y',I político corno por el desarrollo mismo de una orien-:

t;lción teórica. Una teoría se presenta como modelo ex-'" plicativ'Ü de 'lo real', de validez universal. D_es.~,ela ¡

teo~íLseJormulan los problemas de investigació¡(y:loS- proccdirnientos que s-e'consideran adecuados pa!a'

I sü resolución. Dento de estos 'procedimientOs está el'I d¿defiri¡r qué porción de 10 real es relevante para en-:\ carar el p,roblcma;.a esta delimitación de 'lo real' lal. . . ~-

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denomi;lan10if:Cj~;~~i~ ('mJliric~Aquí, no sólo ~~\sectorcs socii¡]csrclcvafrrci, informantes potcnciales, \el área geográfica delimitada. sino fuodamentalmenteel e~rx:ctro_~(2J~lª~i,c!'~,~~_sigrUficativaspara el problem~

" cil cuestión, Es¡ccoñJlínt6~dc'feraclOllcs s610 puedcde-:- fi'~~r'se, lo reiteramos, desde la teoría que emplea el< investigador. Se vuelve necesario, entonces. distinguir

por un lado. la problemática que define y delimita elobjeto -que por relacional no deja de ser concreto- ypor el otro, los hechos empíricos que constituyen el . /campo posible para,laobtenciónde,datos~ . ..

Para ~ónstnJir el objeto es necesario, en princi-pio. separado del referente empírico y buse'!r.,.-0aJateoría, una forma deJ_clac~ón entre ellosJ La teoría apa--\ ,.:¡ .,rece como el nexo que dctc¡"rüinatintoI"a problemá- ) j"

tica como, luego, el referente .en:p~o, a p~_~ir deljQ';.. ,cual_esa problcmátlca_ se trabaja.) En elcontexto--del ;' , ~seminar¡OdcirIVéstigac-iÓn--I~ie~tam?s llegar a e~ta- " . y~) {elblccer problemas que fueran slgmficallvos para la clen- .cia y que pucdicran ser planteados en función de una ~ ¡/teoría. --..

Pasemos revista. brevemente. al.contexto de nues-tra experiencia. Una población estudiantil heterogé-nea, correspondiente a los dos últimos años de lacarrera. en la especialización de Antropología Socio-cultural. que amalgamaba antiguas promociones conotras más recientes, amhas con la tarea pendiente deredactar una tesis de licenciatura, En líneas generales.su actitud hacia este requisito era negativo por variasrazones; entre ellas la necesidad de culminarla carrerade una vez y sin dilaciones, pero, a la vez, la percep-ción de una complet;l falta de idoneidad para la tarea.Esta sensación se veía agravada por un desconoci-miento casi total -o un mal conocimiento- de las prác-ticas científicas de la Antropología Social. Estadisciplina había estado ausente del currículum univer-sitario; prácticamente ninguna asignatura' se refería ala existencia de la Antropología social excepto para de-nostarla como falsa ciencia o rama ideologiz.ada de laAntropología. Generalmente. sin embargo, se optabapor desconocerJa.

Los cánones que regían entonces para elaboraruna tesis de licenciatura debían responder, punto porpunto, a la concepción de investigación sustent;lda porla intelcctualidad orgánica del momento: esta concep-ción giraba en torno a una particular versión de la fe-nomenología *' desarrollada en la Argentina porMarcelo Bórmida y continuada por sus discípulos.

* Los fundamentos de esta postura tcórico-metodológica fue-ron analizados y rebatidos por 1. C. GORLlER y S. TIS-CORNIA en el 10 C.A,A.S., 1983,

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Quienes habían recibido durante esos ailos cadauno de estos preceptos no sólo aprendieron impcrkc-tamente lll1aversión atípica de esa teoría sino que aue-más, desarrollaron contra ella cierta anilllosiuau quedificultaba más su aprendizaje. En definitiva, no eras.ufici~nte con desear ser antropólogo social o impug-nar el régimen anterior; era nen>;;l[io saber cómo ha-cerla y para esto se precisaba conocer un discurso delcual fuera posible partir.

En este contexto la mptura institucional-docentede una década correspondió al marginamiento de la An-tropología Social L1elcampo institucional, exceptuandoel caso de la Universidad Nacional de Misiones, su ca-rrera de Antropología Social y el desarrollo de diver-sos proyectos aplicados en el medio provincial. En1983 los programas de ¡as materias, el currículum uni-versitario y el pliUltel docente empezaron a mcxlificarsegradualmente. Pero el requisito final de tesis fue unabarrera para alumnos que se consideraban sin los co-nocimientos suficientes y especializados para hacerfreEte a la repentina e imprescindible ampliación te-mática y teórica de la Antropología en la Argentina.

Expectativas incumplidas de 'una carrera que r..ofije' , marcos teóricos fantasmales que regresaban delpasado y un futuro inasible, discursos diversos, tra-diciones ocultas, en fin, una Babel que, seguramente,debía construir y sustentar alguna lógica. como las po-blaciones más distantes del Pacífico Occidental. Lasautortis de este artículo no éramos ajenas a este pro-ceso, como sí lo era Malinowski en las islas Trobriand;de distinto 111000 hahíamos participado en él y, en con-secuencia, nuestra fomlación presentaba fisuras si-milares. A partir de aquí se nos hizo consciente lanecesidad de reconocer a los habitantes de esta aldea-el aula 4ü6?- en sus propios términos y su propia ra-cionalidad, y ésta sólo podía visualizarse a partir deun proceso de mostración de las capacidades e inca-

, pacidades, del conglomerado de posibilidades e im-posibilidades que cada una de estas treinta trayectoriashabía generado. Así, los docentes solicitamos el cum-plimiento de algunos pasos que uniformaran sus pre-sentaciones, pero convinimos que el proyecto deinvestigación se realiz.ará promoviendo la lógica mismade sus protagonistas. Y esta lógica consistía en la puestaen evidencia de incomplitudes y deficiencias desLle la'libertad'. Una. 'libertad' que les autorizaba la elec-ción de cualquier temática, cualquier marco teórico,cualquier metOOologÍa y cualquier técnica, exactanlenteel camino inverso al de los años precedentes en queestos mbros se les imponían sin acuerdo ni conoci-mientos.

La experiencia no dejó de estar signada por el des-concierto y la pérdida de rumbo, por repentinas la-gunas y desiertos, pero los resultados, cada uno en sumedida y carácter, reflejan exactamente a sus autores.

AsÍ, lo mcritul"ill ucl curSll fuc li.lbcr p(xlido producir'conocilllieulo dcsde y acerca dd descunocimiento, ha- ,/cia el reconocilllielllo L1eesta n leva visión -más rea-lista y alcanzable- de la investigación antropológica.

3. COMO CONSTRUIMOS EL OBJETO DE INVES-TIGACION?

L1 primera instancia fue sugerir la elecci6n deltema entendiendo por tal a un recorte vasto de lo real.Se les preguntaba cuál era su área de interés y res-pondían, vagamente por cierto, cosas tales como ~gm-pos marginales,. (PM, SC, NR), ~servicio doméstico·(JL), ~murgas· (AN), «artesanias- (AH), «la publici-dad,. (AF), «la medicina tradicional- (CR) o .Ia foto-grafía" (LA). En algunos casos, el tema se planteabaeon mayor precisión e. incluso, con otro léxico. p. ej.:movimientos sociales urbanos-asentamientos ilegalesen el Gran Buenos Aires (MC), estrategias de super-vivencia en clases marginadas (XC), ser nacional y cul-tura popular (1M).

La diversidad de temas nos llevó a plantear, enprincipio, dos problemas. En primer lugar que unagran parte de esos tcnlllS podía ser con.sidcrad3 con10 .)

~no antropológica-. Puede, acaso, decirse que hay te-mas antropológicos y otros que no lo son? Algunos,es verdad, han sido más recorridos por la Antro[X)lo-gía clásica (;utesanía, medicina tradicioml y curan-dcrismo, religión, etc.) otros han quedado másrelegados (fotografía, publicidad, telcnovclas, etc). Sinembargo. semejante abandono -más aún en la Antro-pología Social argentina- no parecía justificar una cla-sificación 'a priori' acerca de temas más antropológicosque otros. Además, dicha clasificaciÓn no se corres-pondía con nuestra concepción del ohjeto antropol6-gico, como consta en la primera sección; el objeto dela ciencia no es una porción de lo real sino una pers-pectiva para su abordaje. Esto nos llevó a mooificarnuestra pregunta inicial en otra nueva: qué podemosestuuiar sobre estos -y otros- temas desde la Antro-pología Social? A partir de aquí planteamos -ahora alnivel ue la investigación concreta- que no hay temassino enfoques all[ ropológicos y que, en todo caso, larespuesta deherá ajustarse a cada cuestión particular.

En segundo lugar. dc la lisl;l de títulos tentativosque enunciamos más arriba surgen claramente dos gru-pos: en uno, sólo se plantean títulos vastos en térmi-nos de sentido comím -publicidad, fotografía, filurgas-;en el otro, se tratara o no de términos teóricos'l<,

* No es seguro que et sentido de eXPresiones como «movi-micntos sociales. o «estratcgias de' supervivencia. estu-vierJ demasí:J.(.1oclaro [Xlrasus enWICi:J.ntes,qu.ienessolfJndesconocer el hagaje teórico que dichos conceptos lleva-ban consigo.

Page 6: Rossana Guber - Objeto en Antropologia Social

Quienes habían recibido durante esos ailos cadauno de estos preceptos no sólo aprendieron impcrkc-tamente lll1aversión atípica de esa teoría sino que aue-más, desarrollaron contra ella cierta anilllosiuau quedificultaba más su aprendizaje. En definitiva, no eras.ufici~nte con desear ser antropólogo social o impug-nar el régimen anterior; era nen>;;l[io saber cómo ha-cerla y para esto se precisaba conocer un discurso delcual fuera posible partir.

En este contexto la mptura institucional-docentede una década correspondió al marginamiento de la An-tropología Social L1elcampo institucional, exceptuandoel caso de la Universidad Nacional de Misiones, su ca-rrera de Antropología Social y el desarrollo de diver-sos proyectos aplicados en el medio provincial. En1983 los programas de ¡as materias, el currículum uni-versitario y el pliUltel docente empezaron a mcxlificarsegradualmente. Pero el requisito final de tesis fue unabarrera para alumnos que se consideraban sin los co-nocimientos suficientes y especializados para hacerfreEte a la repentina e imprescindible ampliación te-mática y teórica de la Antropología en la Argentina.

Expectativas incumplidas de 'una carrera que r..ofije' , marcos teóricos fantasmales que regresaban delpasado y un futuro inasible, discursos diversos, tra-diciones ocultas, en fin, una Babel que, seguramente,debía construir y sustentar alguna lógica. como las po-blaciones más distantes del Pacífico Occidental. Lasautortis de este artículo no éramos ajenas a este pro-ceso, como sí lo era Malinowski en las islas Trobriand;de distinto 111000 hahíamos participado en él y, en con-secuencia, nuestra fomlación presentaba fisuras si-milares. A partir de aquí se nos hizo consciente lanecesidad de reconocer a los habitantes de esta aldea-el aula 4ü6?- en sus propios términos y su propia ra-cionalidad, y ésta sólo podía visualizarse a partir deun proceso de mostración de las capacidades e inca-

, pacidades, del conglomerado de posibilidades e im-posibilidades que cada una de estas treinta trayectoriashabía generado. Así, los docentes solicitamos el cum-plimiento de algunos pasos que uniformaran sus pre-sentaciones, pero convinimos que el proyecto deinvestigación se realiz.ará promoviendo la lógica mismade sus protagonistas. Y esta lógica consistía en la puestaen evidencia de incomplitudes y deficiencias desLle la'libertad'. Una. 'libertad' que les autorizaba la elec-ción de cualquier temática, cualquier marco teórico,cualquier metOOologÍa y cualquier técnica, exactanlenteel camino inverso al de los años precedentes en queestos mbros se les imponían sin acuerdo ni conoci-mientos.

La experiencia no dejó de estar signada por el des-concierto y la pérdida de rumbo, por repentinas la-gunas y desiertos, pero los resultados, cada uno en sumedida y carácter, reflejan exactamente a sus autores.

AsÍ, lo mcritul"ill ucl curSll fuc li.lbcr p(xlido producir'conocilllieulo dcsde y acerca dd descunocimiento, ha- ,/cia el reconocilllielllo L1eesta n leva visión -más rea-lista y alcanzable- de la investigación antropológica.

3. COMO CONSTRUIMOS EL OBJETO DE INVES-TIGACION?

L1 primera instancia fue sugerir la elecci6n deltema entendiendo por tal a un recorte vasto de lo real.Se les preguntaba cuál era su área de interés y res-pondían, vagamente por cierto, cosas tales como ~gm-pos marginales,. (PM, SC, NR), ~servicio doméstico·(JL), ~murgas· (AN), «artesanias- (AH), «la publici-dad,. (AF), «la medicina tradicional- (CR) o .Ia foto-grafía" (LA). En algunos casos, el tema se planteabaeon mayor precisión e. incluso, con otro léxico. p. ej.:movimientos sociales urbanos-asentamientos ilegalesen el Gran Buenos Aires (MC), estrategias de super-vivencia en clases marginadas (XC), ser nacional y cul-tura popular (1M).

La diversidad de temas nos llevó a plantear, enprincipio, dos problemas. En primer lugar que unagran parte de esos tcnlllS podía ser con.sidcrad3 con10 .)

~no antropológica-. Puede, acaso, decirse que hay te-mas antropológicos y otros que no lo son? Algunos,es verdad, han sido más recorridos por la Antro[X)lo-gía clásica (;utesanía, medicina tradicioml y curan-dcrismo, religión, etc.) otros han quedado másrelegados (fotografía, publicidad, telcnovclas, etc). Sinembargo. semejante abandono -más aún en la Antro-pología Social argentina- no parecía justificar una cla-sificación 'a priori' acerca de temas más antropológicosque otros. Además, dicha clasificaciÓn no se corres-pondía con nuestra concepción del ohjeto antropol6-gico, como consta en la primera sección; el objeto dela ciencia no es una porción de lo real sino una pers-pectiva para su abordaje. Esto nos llevó a mooificarnuestra pregunta inicial en otra nueva: qué podemosestuuiar sobre estos -y otros- temas desde la Antro-pología Social? A partir de aquí planteamos -ahora alnivel ue la investigación concreta- que no hay temassino enfoques all[ ropológicos y que, en todo caso, larespuesta deherá ajustarse a cada cuestión particular.

En segundo lugar. dc la lisl;l de títulos tentativosque enunciamos más arriba surgen claramente dos gru-pos: en uno, sólo se plantean títulos vastos en térmi-nos de sentido comím -publicidad, fotografía, filurgas-;en el otro, se tratara o no de términos teóricos'l<,

* No es seguro que et sentido de eXPresiones como «movi-micntos sociales. o «estratcgias de' supervivencia. estu-vierJ demasí:J.(.1oclaro [Xlrasus enWICi:J.ntes,qu.ienessolfJndesconocer el hagaje teórico que dichos conceptos lleva-ban consigo.

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se explicita una relación -p.e. entre un scctor social(clases marginadas) y cierta conducta social (estratcgiasde supervivencia); cntre una forma de organizaciónsocio-política (movimientos sociales urbanos) y mo-dalidadcs de organización rcsidcncial y jurídica(asentamicntos ilegales). Aún cuando no estuviera deltodo claro, la relación presentada ell los lClllasde este

¡ segundo gnlpo, implica los comicnzos dC~JU~i.· ma(izaci6n~'-_ ..- .._.--., Qué significa este término? Ningún tcma sc eligc, por azar ni porque sí; hay algo que nos llama la aten-

ción, algún problema o término de contrastación quesubyace a nuestro enunciado y que, como investiga-dores debemos explicitar. Pero no se trata de la ex-plicitación de un saber retenido que hay que desplegar,sino de un lento proceso que incluye tanto la reflexióne introspección como la elaboración y la incorpora-ción de nuevos elementos, a partir de las preguntas quesuscita la reflexión. Es decir, se trata de un lento pro-ceso, también aquí, de constmcciÓn. Para transfor-mar el tema en 'tema problematizado' se interrogóacerca de cual había sido el origen del interés. A con-tinuación transcribiremos algunos pe.irrafosde respuestas.

-Durante un conocimiento previo delcampo de la investigación, el servicio do-méstico, se observaron actitudes diferen-tes entre las mujeres que trabajaban 'porhoras' o 'sin retiro'. Estas acti vidades serefieren al comportamiento social que im-plica desde la acción individual hasta la co-lectiva y solidaria por mejorar sus con-diciones de vida y de trabajo. Dllfante losaños 1981, 82 Y83 se observó que las em-pleadas domésticas que trabajaban 'por ho-ras' y 'con retiro' opinaban sobre política,se afiliaban a los partidos políticos. con-ellfrían a su sindicato, marchaban en lasmanifestaciones, cte. mientras que las em-pleadas que trabajaban 'cama adentro' o'sin retiro' aunque estaban de acuerdo enque la democracia era conveniente, pare-cían poco dispuestas a tomar alguna acti-tud participativa en lo que estaba ocu-rriencIo~ (J L).

Este párrafo respondía a nuestra solicitud de vertir enla respuesta aquelIos hechos que el informante recor-dara le habían llamado la atención, alÍn cuando no apa-recieran sistematiz.ados y fueran simplemente im-presiones personales. ElIo permitió detectar un pro-blema, a nivel empírico aún, a través de la observa-ción y la participación en un hecho: p.c., haber sidotestigo de la poca participación política y sindical delas empleadas doméstiCas sin retiro. Otro ejemplo ser-virá para aclarar más este punto. BA trabajó durantecasi cuato meses en los asentamientos del Partido de

Quilmes, Provincia de Buenos Aires. Allí le-impresionó el estado de las dcntadurastanto de grandes como de chicos; el costodel transporte, la mala atención, son partede los impedimentos para su tratamientoodontológico. sumado a esto cubrir día adía necesidades vitales. \Conversé en el Hospital Odontológico In-fantil con la directora, teniendo buena aco-gida en un principio. Ofreciéndose paraallanar cualquier inconveniente para laatención~ (BA).

A partir de esa conversación BA se ofreció a llevaral hospital a algunos de los niños del asentamiento, paraser atendidos. Pero el intento fue negativo; la aten-ción no era satisfactoria por falta de tumos y de pro-fesionales, esperas intem1ioables o tratamientos delargo plazo, La experiencia derivó en la formulaei6nde una serie de preguntas por parte de la investiga-dora: hay verdadero interés en que gmpos marginales-::, \iutilicen los servicios que ofrecen los hospitales en \ ,\fomu masiva? Están capacitados los profesionales para -este tipo de atención? Tienen re.:1.1disposición para aten- .. ', (¡,.derlos? Dispensarán un trato igualitario a todos sus pa-' c.

cientes?Si bien las observaciones pudieron explicitarsc

claranlente por el interés personal involucrado en cadacaso, lo cierto es que la experiencia concreta brindóuna primera aproximación al tema, y a la población,pero fundamentalmente, la posibilidad de enunciar unproblema en forma de pregunta que sólo sería respon-dida a través de la investigación.

Qué ocurrió, en cambio, cuando se imaginaron ~tenlas que remitían a una población inaccesible para> \/el investigador? El tema de -conducta de los linyeras» !

se contraponía al hecho de que a la investigadora, desexo femenino, le parecían peligrosos los sitios de pro-bable encuentro con sus informantes, lo cual difieult6a SA su acceso a la población y a la problematización.SR estudiaría .la violencia en el rock» pero le disgus-taba este género musical; más aún, nunca había asis-tido a un concierto. En ninguno de los dos casos sellegó a vislumbrar el problema.

También hubo temas en que el excesivo compro- ~"-jmiso con la población o.bstaculiz.6 dicho proceso. Aquí,íla relación era tan personalizada y estrecha que no fueposible detectar y plantear un problema; el vínculo con !

los sujetos de investigaci6n 00 podía ser mediatizadoy, por lo tanto, afecto e interés científico se tornabanmútuamente excluyentes. El afecto podía ser expre-sión del compromiso político-ideoI6gieo. Para CG yMT la publicidad de cuestiones internas relativas a gru-pos indigenistas y feministas, respectivamente, entra-ñaban potenciales riesgos. Investigar significabapreguntar y profundizar en cuestiones delicadas que

.: ., "; ~:,'.-

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requerían secreto, so pena de perder la confianza delos informantes y provocar algún daño en su actividadmilitante.

Seg(m lo expuesto, la elección de un tema no bastapara elaborar un proyecto dc investigación; es nece-saria .su problematización, par:) lo cual se debe dis-poner de alg(m conocimiento dilecto de las distintassituaciones y sus protagonistas, a tavés de la experien-cia personal.

Como lm primer paso hacia la problematizaciónteórica se les pidió a los tesistas reconocer y explicitarla diversicbd. En este camino de reconocimiento la di-versidad está presente adoptando alguna fomla, ya seaentre sociedades, entre culturas, entre la sociedad osector social enfocado y la sociedad o sector a que per-tenece el investigador. El paso siguiente fue, enton-ces, reflexionar y sistematizar las comparacionessurgidas de la ingenua enunciación del tema, a raíz deexperiencias y motivaciones personales. En el caso delservicio doméstico la comparación subyacente remi-tía a dos categorías de trabajadoras: con y sin retiro,y a sus respectivos comportamientos sociales diferen-ciados de otros sectores subalternos. En la temática re-ferida a la salud bucal y los gruJX)s 'marginados'.también se enunciaba implícitamente una comparaciónentre formas diferenciales de asistencia odontológicaa marginados y no marginados.

A partir de entonces nuestras preguntas tendíana recordar, en primer lugar, los interlocutores e in-formantes originales, los temas de conversación; deese modo llegaríamos a defmir la JX)sición desde la quese estaba planteando la diferencia y cuál era la expli-cación subyacente que las tesistas daban de ellas. Enlas conversaciones del seminario fueron emergiendo10 que al principio se consideraban anécdotas irrele-vantes, p. e., las trabajadoras domésticas, su estrechavinculación con ciertos miembros de las familias em-pIeadoras, especialmente con los hijos pequeños; la an-tigüedad laboral en la misma casa, su participacióndirecta en los conflictos familiares, el trato recibidode sus patrones, la inutilidad o utilidad relativa del sin-dicato, et;::. Paralelamente fuimos trabajando aquellosaspectos que derivaban de intuiciones de JL en hasea su observación y entrevistas casuales: las infomlan-tes provenían de provincias argentinas y, generalmente,no tenían familiares ni an1igos en Buenos Aires; o bienllegaban contratadas para trabajar con una familia y,en consecuencia, no tenían contacto con personas desu misma condición social; si lo establecían, ese con-tacto resultaba conflictivo. De estas conversaciones in-fomlales surgió la idea de que una relación afectivaparticular enlazaba a la empleada con la familia em-pleadora, lo cual derivaba en \m tipo de explotaciónespecífica, propia de este trabajo.

Un proceso similar se llevó a cabo en otros ca-

SOSo Por lu gcneral I1Cl1l0S ohscrvauu que el investi-gadnr debe recorrer cierto pnx:eso por el cual logra, «desnaturalizar .. su tema de interés planteado desde el, sentido común, y transformarlo en un tema de inves-. tigación que contribuya a acrecentar los conocimien-. tos. En otras ciencias la «desnaturalización» se operaa través de la teoría; a través suyo es posible encua-drar un término del sentido común en otro de tipo teó-rico, dentro de corrientes explicativas ligando elproblema aislado con otros problemas que suelen seranalizados desde cierta perspectiva teórica.

El primer paso para estai~(;snaturalización esenunciar los supuestos que surgen del investigador apartir de su relaciÓn con el tema. En tmo de los casosque hemos usado para ejemplificar este proceso, la pre-gunta fue: qué es lo que afecta el nivel de participa-ción de las empleadas domésticas sin retiro, enactividades gremiales y políticas? Por qué? Las res-puestas condujeron a explicitar dos supuestos:

1. El servicio doméstico 'cama aden-tro' o 'sin retiro' supone buen techo, buenacomida y no implica riesgos o insalubri-dad en sí mismo. La explotación no estádada JX)r las condiciones en que se desa-rrolla la tarca, sino por el sometimiento enuna relación que supone la convivencia yestar disponible permanentemente».2. El afecto hacia la familia empleadora

opera como barrera para que la trabaja-dora defienda sus derechos laborales (JL).

Estas ideas explicitadas estaban dando la respuesta anuestra pregunta: la explotación y el afecto influyendirectamente en la participación de esta categoría detrabajadoras. Por lo tanto, el problema se centraba enel tipo de trabajo y en las relaciones que éste gene-raba, como ptU1to de partida, para una posible expli-cación.

Fue a partir de entonces que se inició una con-sulta bibliográfica sistemática, 10 cual, en este caso con-creto. contribuyó a aclarar y ajustar los supuestos enforma de hipótesis, al mismo tiempo que se comenzÓa definir cada término utilizado. Con estas primeraslecturas y basándose en los supuestos ya citados, la in-vcstigadora elaboró dos hipótesis: .

l. En el servicio doméstico 'cama aden-tro' O 'sin retiro' la relación laboral ge-nera dependcncia y opera como barrerapara la participación.2. Existe una relación asimétrica donde

la identificación no permite que la hosti-lidad se transforme en una actitud solida-ria de clase» (JL).

Una vez explicitados los supuestos. se sugirió que de-finieran los conceptos quc les parecían más relevantesde su tema; esta definición podía hacerse recurriendo

Page 9: Rossana Guber - Objeto en Antropologia Social

o no a la bibliografía. En el caso de JL sus términosfueron: marginalidad, explotación. trabajo doméstico,participación y relaciones diádicas. Fue en el intentode definir los conceptos cuando se presentaron nue-vas dificultades.

La definición de conceptos también entraña unproceso similar al de explicitación de S\If"llestos quevimos anteriormente. Este proceso consiste en escin-dir los usos corrientcs de la acepción tcórica dc"un tér-mino pues, como suele ocurrir en las Cicncias Sociales.se emplea una misma exrresión en ambos contcxtos.Estc hecho, que difiere del de las Ciencias Médicas.Biológicas y Químicas torna difusos los límites entre

. .< sentido común y ciencia a los que nos hemos referido¡

en los comienzos de este artículo.JPC. asistente al seminario. pretendía estudiar el

hecho social de la "promiscuidad. en distintos secto-res sociales definidos por su lugar de residencia en de-partamentos, conventillos, villas miseria, etc. JPC.arquitecta, dcbÍa poner especial atención en este tér-mino .promiscuidad. que constituía el centro de su in-vestigación. Seguramente, la construcción de su objetogiraría en torno a él. Sin embargo, la palabra 'pro-miscuiclad- aparece ~n distintos contextos; los asisten-tes sociales y visitantes ocasionales de una villa hablan,con horror, de la 'promiscuidad' en que viven sus ha-bitantes. Ella misma, como arquitecta traía el conceptourbanístico de un índice: tantos 012 por habitante, espromiscuo; tantos otros no. Y finalmente. promiscui-

r": dad como cuestión. como problema, como concepto. 4 a constmir, en fin, como problema de investigación:J. -, qué es promiscuidad en distintos sectores sociales?~ ~ Tiene la misma acepción, el mismo significado? Quie-

L nes viven en IIn estado que podría calificarse de pro-míscuo, tienen o no conciencia de ello? El caso inversoocurre? Tres acepciones de un mismo concepto pue-den tratar de ganar terreno simultáneamente y, de noordenar sus 'pertinencias' los resultados de la inves-tigación pueden volverse caóticos: promiscuidad comotérmino del sentido común, del cual participa el in-vestigador desde su propia socializaci6n, es decir, entanto miembro de la sociedad que cstudia: promiscui-

.! dad como término del sentido común de sus infor-:: mantes; promiscuidad como bagaje teórico conceptual.:: .-.~ '. de las teorfas sociales del espacio y el urbanismo.

'. (" Cuando JL definió el térn1ino .trabajo domés-\ tico,., al mismo tiempo delimitó teóricamente a los ac-

) tores, es decir. integró a las 'trabajadoras domésticas'¡ en sentido empírico, a una categoría social inserta enL un marco explicativo. Abandonó, entonces, los tér-

minos del sentido común 'servicio doméstico','empleada', 'muchacha' y 'sirvienta'. Este proceso nosiempre fue llano y directo; algunas veces hubo queorientar la explicitación remarcando de quiénes se es-taba hablando, desde dónde se los definía. Los grupos

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marginados. los homosexuales masculinos. los ex com-batientcs de Malvinas, los carenciados, eran catego-rías sociales que debían desnaturalizarse, tr~sf9f- . "<;.~:-'rmándose en calegorías con significación teórica; paraell() fue necesaria una profunda elaboración.

Las palabras llevan consigo concepeiones y pers-pectivas detcrminadas; si se pretende plantear un pro-blema de investigación que agregue conocimientos, yno que reitere prejuicios sociales, se debe transitardesdc la propuesta inicial presentada a nivel empfrico, V;/

hasta el problema teórico expresado en térn1inos teó-ricos. Sin embargo, al plantearse esta necesidad. la ma-yoría de los tesistas se remitió a la bibliografla y a unautilización a veces indiscriminada de autores sin re-parar -por desconocimiento o por avidez- en que fre-cuentemente se trataba de autores inscriptos endiferentes corrientes teóricas. Lejos de entorpecer elproceso, estas variaciones permitieron a1lOndar aúnmás en la búsqucda de una lógica interna o inherentea cada proyecto. El camino, sin embargo, no resul-taba sencillo.

Se comenzó a discernir las ideas propias de las (que pertenecían a los autores consultados, ejerciendouna lectura crftica. La dinámica de las charlas tendióa relacionar los conceptos con aquello que se queríadescribir o explicar, a través de:a) detectar definiciones contradictorias;h) analizar el uso de un mismo ténnino en diferentesenfoques te6ricos;c) el uso de distintos conceptos para un mismo fen6-,nena;d) Y de tm mismo concepto para dar cuenta de hechosdiversos. Esto permitió. pQf un lado, recuperar la pro-pia eX[1Criencia académica de cada tesista en los gran-des paradigmas que habíamos aprendido a lo largo dela carrera, la mayoría DC las veces en forma abstractae inaplicable; JX)rotro lado, coadyuvó en construir unacoherencia propia según la posición teórica, el interéspolítico, el vínculo afectivo con la población estudiadade cada invcstigador en particular.

A este seguimiento de la experiencia 10 deno-minamoS:~stclña7izacio¡!) A JL esta sistematización lepermitió rcformular las hipótesis. La empleada do-méstica podía ser categorizada como: una marginada,una superexplotada miembro de las clases subalternas;como lumpcnproJctaria; como trabajadora inserta enrelaciones feudales de producción; eomo inmigrantemra! a la ciudad, portadora indiscutible de la culturafolk, etc. Eligió la categoría de .trabajadora- junto alconcepto de .marginal-. A su vez, éste fue vinculadodentro de sus posibilidades, con el concepto de explo-tación (b). En tanto, la definición del término .parti-cipación,. entraba en contradicción con las defmicionesde los términos de marginalidad y explotación (a). Losdos primeros fi.lcron dejados de lado en favor del de

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Comportamiento solidario rcivindicativo de gnl(){)s su-bordinados: en consecuencia las lúpótesis se rcelabo-raron nuevamente: "El trabajo doméstico rCOluIlcrauo'cama adentro' o 'sin retiro' opcra como barrera parael comportamiento solidario reivindícativo de grupussubalternos.a) La relación laboral gencra uCl'cndencia por la re-lación entre residencia y trabajo;b) la subordinación laboral en este marco, incluye unproceso de socialización de la empleada en el que setransmiten valores entre los que se encuentran los quereprueban el compollamiento solidario de los grupossubordinados y los que ocultan o justifican la desigual-dad en resguardo de los intereses de los gnljX.Js do--minantes;c) en la empleada doméstica sin retiro la incorpora-ción es efectiva cuando la autoidentificación con las

. formas hegemónicas se refuerzan a través del afcctohacia la familia empleadora. (JL).

" Por último, en las clases de gmpo, quedaban expues-, tas las diferencias en las definiciones que cada alumno

daba al mismo término. p.c., el concepto de margi-¡ nalidad era aplicado por varios tesistas a realidades em-. piricas diversas: la mujer en el campo laboral (SM);

a los viJIeros en su situación habitacional (SC, NR, CV)y en la asistencia sanitaria (EA); a los linycras (SA);pero también podía haberse aplicado a los ancianos(AP), a los homosexuales (VB), a los drogadictos, de-lincuentes o a los enfennos mentales.

.Una vez acordado el enfoque teórico del tema o. 2,) problema empírico se pasó a formular los objetivos de_. la inves~igación; en el caso de JL, el objetivo era com-

probar si la relación entre el tipo de trabajo y la bajaparticipación sindical podía efectivanlente explicarse

1:- por estas tres lúpótesis. Es en este punto donde, pen-\L sábanlos, podía hablarse de objeto de investigaci6n.

Al fin de este trayecto pensábamos que ya habíamoselaborado el problema y que, en consecuencia se es-taba en condiciones de defmir los objetivos, el pro-pósito que guiara hacia la segunda parte del proyectoy que, con sentido metafórico, llamamos 'bajada'.Esta, no era más que la respuesta a preguntas talescomo dónde, cuándo, con quién y CÓl1l0íbamos a tra-bajar el objeto de investigación. El proceso. entonces,había comenzado con la elección de un tema y cul-minaba con un problema enunciado y elaborado a par-tir de la postura tcórica que cada investigadorsustentaría.

Sin embargo. el proyecto de JL resultó ser. juntocón otros pocos. casi una excepción. El objeto de in-vestigación no fue alcanzado por un elevado porcen-taje del curso (70 a 80%). Y lo que nos parecía laconfirmación de un camino exitoso fue, para ser fran-cos, en parte una casualidad. Casualidad cuyo logrocorría por cuenta de los autores de los proyectos. Con

le:;' r'( ,',, /0 ) .. /

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lJS IicrraIlliclIt:1S y ctap:ls sug..::rid:ls no podía cons-truirse un objeto ue investigación an1101~Jlógica. Ciertoqlle \ltrns casos tanlpuco arribanm Llcbiuo a una de-ficitaría problematización teórica: escasa consulta bi-bliográfica y poca explicítación de los supuestos, Peroéstos eran los menos. Qué faltó entonces?

4. LA CONSTRUCCION DEL OBJETO EN AN-TROPOLOGlA ....' :·.~c"1·f-:;:<¡/?,"1' ,.á~ le .~~{,;';?cJ;',/e

! , ' "~.~?_E:';:..F;.·i7'J{ ~

}[asta aquí, hemos enuriciado una relación bas-tante general entre teoría y referente em[JÍríco. Quéocurre en Antropología Social, Aquí. la relación en-:tre ambos se replantea en virtud del objeto de la dis-iciplina: la explicitación de la diversidad. Si ésta es la! ¡cuestión central, explicar implica reconstruir la lóg~ca¡.(.:, .'con que los actores sociales orgal1i~al1-l<:;-dif;~~~ci~,\-''j-''es decir. dilucidar de qué manera los gruposhtinúmosi! 'generan s-s~@1~~~H~Q~JL\f¡¡.s para cubrir sus más va-l \riadas necesidades. al tiem¡x) que definen los límites/;de aplicación de aquellas estrategias y organizan sus:rel;.¡cionesjPaiare·conoccr la legitimiddde esenllllldol

/ •.

a:Iicrrüitivo. sin subordinarlo y confundido con la ló-gica del investigador, es necesar!9_ªp~~hel}dc:rlo desdec'--'

sí mismo, uesde su 'otrccÚH1·. Qué y quién pucdcd'ar .- - .- --,....'--~--.,~

, cuenta de esa lógica? Los actores de ese.Q.~r.9_E.lllll.4º_,1

de esa otra lógica, a través de sus g.r:,ª~tl~_a.§."y"dl~t,:.llr-t! ~~, declarando en hechos y en palabras sus motivos,'~ / /I sus razones; en fin,~:,º~pe.1ªJeQríail~JQ.~SJQfes '1: o, la pe.,:spec.{ill.flJid_Qr:tor. / - ..

Cómo se 'r-econStfllyen estas lógicas? En primer Ilugar. registrando 'la diversidad', las modalidades pro-I .pias. las costumbres, la articulación de prácticas so- !" .,ciales. la interpretación que los sujetos dan de sus Ipropios actos y de su modo de vida, reparando en el ¡ <lugar en que 'se ubica el informante dentro de su en-I <:torno social SllSderechos y obligaciones como miem- ¡

bro. sus intereses y necesidades'velliculizadas en las!relaciones de la vida cotidiana. El actor no sólo lleva ¡-a cabo prácticas concretas, muchas de las cuales no Ise encuentran explicitadas en discursos, sino que tam- I

bién efcctlÍa declaraciones. rellexiones acerca de los imotivos que lo Cllndllcen en dichas prácticas, y cómo ¡éstas se alejan o se ligan estrechamente a la nomla y ¡a los c&lígos éticos y morales de la sociedad.)Todü\ ..

.•...••.- • __ 0'- ••.• .- - • -. _. - • - -- l_

• este material, lo que se hace y lo q~\~j;esIic~ ..que se! .hace, sus discor4.a.1.1ciasY-C(;11co~d~ncias,lo_~)(pLicitadoy lo no explicitado le pcrmiten al investigador armar {>,el rol1lflccabezas de la lógica subyacente a la vida so-- \cial y, si esta vida social es diferente de la de otros ,fpueblos, dar cuenta tanlbién de esta diferen<;iª, __.. _,"t:.. \ Esta pers¡)cctiva del actor sólo pu~d~ ;~-c';ns0J}rse- \/----por rCtación directa con los infornlan.t~s._ Si bien ensu momento esto no fue comprendido por n090tros,

, encontramos allo~~qlle la.ex~jE?_c.ia.J.!illct,~.I10.J21.1~.::-:.,~--

l.'. i .'f/): (. Ir

/ / f i I," . ) ,·1'.. ' 'C'" r.,'.'1.(_- (('('(';~

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· ser snstituida por el conocimiento antrol)ülóglco: eCan-'1 trapÓlogo se lanza siempre ~p{Hprimera vez;' aunqueI haya recorrido contextos semejantes. y haya leido bi-

Ibliografía sobre el tema. En esto consiste la particular:, forma-de claborár sus datos; el antropólogo recoge su,I material 'de primera mano' valiéndose de las clásicasI técnicas de ob~~r:vación con partieipaci(l1l '! de entre-!'¡vista ahiertaSpe no requerir la participación, podríabasáisc'crifiímaciones e informaci6n suministrada porterceros; si recurriera a entrevistas cerradas. encues-tas y censos. no necesitaría la vinculación directa consus informanteS. [a obscrvación con participación in-

e,1 vo¡lj-cra.¿n cán~bio. bucnas dosis de intuición y de ex-I periencia ~en los zapatos del otro~: la entrevista abierta

~: requiere la capacidad de seguir al infornlante en su pro-.1 pía línea de pensamiento. en sus asociaciones y la ha- !\ bilidad de profnndizar en los temas referidos por el j'\ interlocutor, respetando siempre sus térnlinos y prio-

1'-·--·' -- ...-.,- ..--- ..,-------- .'-----------i ridadcs. \'--Pero aquí la labor del antrop610go recién co-mienza; deberá analizar aquello que construyó como'dato', es decir, amalgamar los hechos observados yregistrados con el marco tc6rico-conceptual, los ob-jetivos de la investigación y los procedimientos me-todológicos para Ilevarlos a cabo. Es cn este contextoque los hechos adquieren sentido.

Los hechos empíricos no hablan por sí mismos.Dentro de esta categoría de ~hechos empíricos~ debenincluirse también los discursos y enunciacIos de los in-formantes, pero la investigación antropol6gica no selimita solamente a consignados sino que los incorporaa una interpretaci6n:LsJs hechos empíricos3:dqúiercnsentídc) 6dl;¡ieiói1de una problemática. del plantea-

l. miento de un interrogante o una hipótesis de demos-I trar; y este interrogante o esta problemática emergen! dc conjtmtos sistemáticos de explicacioncs que confor-man teorías. Sin embargo, en Antropología Social la

I participación de los injonnantes en la constrncción del\,.ohjeto de estudio y en la provisión de cxplicaciones\'-\esdecisiva. [Si bien no son los informantes por sí s6-\los los qllC nos dirán qué investigar, ni serán sus dis-cursos 'per se' nuestras explicaciones tampoco lo estodo la perspectiva teórico-metodolúgica del investi-

¡gador. Esta por sí sóla, proveerá explicaciones socio-

¡'céntricas y/o etllocéntricas del hecho socialJ Para,-¿vitarJas. el investigador debe plantear su problema r;p¡! sólo despu6sd-c reconocer la propia 16gica del mundo' f(,." al que desea estudiar; de este mundo asociado a la teo- ~

Iría -expl ¡eitada- del antropólogo, emerge el \.~-!]2j2<)de \

1

1 prioridades y jerarquías de problemas q.ue es neces_a- \1'

rio responder por medio de la investigación. Aún aque- ,110s problemas que son planteados desde cl campo I

\ teórico deben ser traducidos al 'idioma' del referente¡1I empírico, de la lógica particular de la población.l'0rj

cSQ~~ '!I1tropólogo inicia su invest~gllc.ió~~como~~e;

)canlpo fuera virgen, intcrrogando a los in f()rJ1!.'lntcs..so-bre temas generales. Al mis~lOt;empo. trata de cali-brar sus propias intuiciones y sospechas, nacidas enSl1cultura y que pueden no ser significativas para com-prcndcr y expl icitar las peculiaridades de aquéllos alos que estudia. A los supuestos teóricos que debe ex- ,/plicitar todo cicntífico. el antropólogo debe agregar los I

\ cultllfa[es. ..------- ----,Es necesario aclarar que la perspectiva del actor

no es el ~referente empírico~ en sentido convencio-nal: 10 integra aunque a otro nivel. Aquí, la perspec-tiva del actor es una particular construcción del in-vestigador basada en prácticas y discursos de los in-formantes, e implica un cierto nivel de participacióny construcción. Pero a diferencia de la ejercida en tmaetapa ulterior de la investigación, en esta ifiSÚnciielantr0p6logo construye yna 16gica siendo lo más fielposible a los datos empíricos -prácticas y _~~scy'rs9~-construyendo lo que sería tma teoría de los actores.yno, todavía, una del investigador. .... _. ----1

En' síntcsi~:C1;1'·~}IliaridadantropclIQgi~i\__º~Ja l¡<---relación ~I1trere!~!:~~t~ ..elnpíricoy.. teoría. cQpsis.tc_enla mediación necesaria de la perspectiva del ador lacual redefine tantolavalÍdezuniversal de l~s--~ó~-~ep-\tos, su adecuación. ac.ont.e.xtos di'{ersos'~Onl()-'anaj'hlra1cza del referente empírico. De esta forma, laperspectiva del actor afecta losfundarnentos de la cons-trucción del objeto de investigaei6n. j~--

Veamos, ahora, cuál es la síntesis final de nues-tra propuesta, expresada en un esquema: (1)El proceso que sugerimos recorre cuatro columnas queno dcben tomarse como compartimentos estancos nisegregados. En ellas ubicamos un nivel empírico, unoantropológico, uno teórico social general y finalmente,las etapas o secciones de un proyecto de investigaciónconcluido.

En la(p~¡~;cr~ ticne lugar el plano de las intui-ciones, las im¡Jres¡-ones asistcmáticas, el shock empí-rico. el 'problema' en el campo. Pero también será aquídonde el investigador debed recolectar su material paratransfomlarlo en dato.

En la iS~gm3J3se plantca el proceso por el cualel investigador reconstruye la lógica de los actores.E~te nivel no es puramente empírico. ya que el antro-p61ogo es el artífice, en última instancia, de dicha re-construcción. Sin embargo, tiene lugar aquí lma me-diación decisiva de parte de los informantes y su pers-pectiva. La experiencia personal, a que habíamos alu-dido más arriba, debe estar ligada, entonces, a laperspectiva de los actores para traducirse en problema:el caso particular no se planteará como problema an-tropológico si no es conociendo de modo preliminar

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(1)1) PROBLEMA EMPIRICO

Se establecen relaciones entre he-chos empíricos:. los fenómenos;. se releva la magnitud y frccllcn-cia de ellos.

2) PROBLEMA ANTROPOLO-GICOReconocer la diversidad a travésde una pcrspectiva comparativa;Relevar las explicaciones que danlos actores del problema empí-rico.

3) PROBLEMA TEORICOSubsumir el problema antropoló-gico en un problema te6rico:· explicitando los supuestos sub-yacentes ;· subsumiendo lo empírico bajoconceptos;· definiendo a los actores desdeuna teoría sociológica.

4) PROBLEMA DE INVEST1GA-CIONRelación teórica entre los conccp-tos y la lógica de los actores.

la perspectiva de los informantes implicados en el he-cho o conjunto de hechos empíricos que se percibie-ron en un principio.

En Ia{~éicefa)olumna intervienen los ~ara?ig-mas teóneos;los'eonceptos, los modelos expilcauvosque permiten articular la problemática antopológiea al

\ campo científico. En la Antropolog{a Social esta ar-i ticulaci6n (que es lo que hemos llamado 'desnatu-~ ralización' de supuestos, conceptos y tém1Ínos del sen-

tido común) se opera a través de la teoda pero tam-bién de la mediación del particular objeto de estadisciplina; la diversidad en la desigualdad, a travésde la perspectiva del actor. Fue en el intento de des-naturaliur los temas que se llegó a fommlar una pro-blemática antropol6gica; este proceso siglli6 ciertospasos; establecer las diferencias, elaborar compara-ciones, delimitar cada lógica particular. Sin explici-tarlo, estos pasos pemlitieron ir construyendo laperspectiva mencionada. Esto ocurri6 por la experien-cia que cada uno de nosotros, tesistas y docentes, te-níamos del trabajo de campo.

Si bien, pensamos, el objeto de investigación enotras ciencias sociales puede cumplimentarse con sóloel primer y el segundo paso, en la Antropología So-cial resulta imprescindible el seglmdo. Poc!ría enten-derse que, para poder teorizar en nuestra ciencia, esnecesario conocer la lógica de la población en estudiopara lo cual sería necesaria una investigación anteriora la realiueión del proyecto y a la constmcción delobjeto. En verdad creemos que se trata de dos pro-cesos no sucesivos sino simultáneos.

En I;(~~ columna se sintetizan las partes deun proyect01Ie investigación tal como se !la dictdo enel seminario, y que resultan de la elaboraci6n llevada

a cabo en las columnas precedentes.El Ült~110paso, la formulación del .problema de

investigación,. puede encuadrarse entre la seglmda ytercera columna, aunque está alimentado también porel nivel empírico. Hacia la cuarta columna, el problemade investigación se enuncia en forma de objetivos, ydesde aquí, se completa con las subsiguientes partesde .la bajada,., a saber:a) el lugar donde se llevará a cabo la investigación,cómo delimitarlo y por qué se eligen dichos límites;wIidad de estudio;b) la caracterización teórico-metodológica del infor-mante -actor social como proveedor de datos: unidadde análisis; ,,'-- ..

c) la cantidad de cada uno de estos 'tipos de infor-mante: 1L!1!Y~so;d) las técnicas 9.e.~e~ole.c.c:i~rJdeqatos,que se emplea-rán;e) el procedimiento melodu/6gico para el análisis dedatos; ,t) el crol1ograma, es deei r, la duración prevista de lainvestigación global y de cada una de sus etapas;g) los requerimientos de equipamiento material y Im-mano para realizar la investigación: presllpue.!.!!!..Yequipo de Imbajo.

Este recorrido que, a la luz de la experiencia, nosparece el más correcto, no fue el que seguimos en elSeminario. Los pasos fueron 1-3, y el 2 quedó rele-gado suponiendo que se resolvería cuando se hubieraformulado 4, lo cual resultaba imposible. No podía- \:::mas pretender que se enunciara 1m objeto de ¡nvesti-

1:,

gación antropológico sin una aproximación sistemática',y directa al campo, pieza que hoy consideramos im-prescindible para elaborar un proyecto, por más ex- \

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/plorator.io que se plantee. Ya vimos que cI antroró-lago cs. por definición, un «explorador ... Las [l<KüS~ªs\.)s illL~Ql1sigl.lierQ'ls:.onstI11irJ21u)Qiet\1 tellíalulLlcg.noci micnto-S!i re<:to des\cm..iJ.tGIijlIc-Illl'.Lrico. Estasret1cxiones nos condujeron a cuestiOI1Jr !J rurtura porla q\1CI3ourdie\1 y sus coautores claman CC'1ll0paso ine-

í---·---ludibIc para hacer ciencia.\ Acaso IlC'lll(lS debic10tromper' con el sentido común de los informantes. para

l'pr.od\1c.ir conocil.l.]ient07 Cree.mos que no: máS.'aún~~n~_.~ tell~en..!os qlle la 6I1tropología Social sc uefine precio",',/1 sament~: por trabajar a p~~rfi;)~ ese ;~l1lid~ común."~b¡no-de su negaei6n. RUplllU Implica 'oposición' (ver.' !!supra). ir 'contra de'; pero nada más 'en contra' de

nuestras investigaciones que negar la necesidad de re-:

\

conocer, sumergiéndose. empapándose, intemalizamlo.la lógica dc los informantes y. a partir de allí. efec-

¡tuar un desarrollo q\1e articllle este material, del cual:¡ dependemos siempre. con explicaciones de:mayo!._~~'\cance e imfllicación teórica •. :"'--E~;cnt()nccs¡~{prescindible construir el objeto entodas las investigaciones? Acaso no es posible dete-ncmos en cl flrimer paso (elección del tema), el se-gundo (registrar la perspectiva del actor con respectoa alguna cuestión) o incluso en el tercero aisladamente(Iimitándonos ;¡ teoriz;u acerca de un concepto desdela consulta bibliográfica)? Acaso no es lo mismo quellevar a cabo una investigación exploratoria, descrip-tiva o eminentemente teórica, respectivamente? Va-yamos por partes.

No pretendemos agotar la cuestión ni dar respues-tas terminantes al respecto. sino nuestras conclusio-nes siqlliera preliminares fundadas en la experienciaprofesional y docente. De hecho es posible, empren-der una investigación sin haber construido su objetoacabadamente. Pero esto com[X)rta una distinción: enprimer lugar, el investigador puede no decidirse a cons-truirlo por aplicar a su labor \Ina mirada empirista; eneste caso su trabajo final presentará algunos claros conrespecto a criterios incongruentes, conceptos no de-finidos y un trahajo de eam[X) no plenamente integradoen sí mismo y wn el trabajo te{¡rico.

En segundo IlIgar. el investigador puede JlOserconsciente de su proceso de constnlcción y el mismose irá completando a lo largo dc todo el proceso; loque no se previó en un principio deberá alenderse enla redacciún final. pero la ausencia de un .problema.claramente expuest.o aparecerá tarde o temprano. y de·berá resolverse so pena de no saher para qué se ha re-cabado la información y los conceptos.

Considcramos que la construcci{¡n del ohjeto deinvestigación concebido como flroceso gradual y ra-cional de c1ah\lración de una problemática enmarcada .teóricamente,! según la perspectiva de los actores esun flaso ineludible para realizar una investigación an-tropológica -cualquiera sea su carácter, y se lo llamedescriptivo. explicativo o de comprobación de hipó-tesis (si es que estas categorías realmente existen)-. locontrario sería suponer que las descripeiones no estánorientadas por ningún interés ni supuesto y que, porlo tanto. los rasgos descriptivos se pondrán en rela-ci6n 'naturalmente'. La.J.elaciÓn fJlndaole. pa[ªJai.D.~v~e.sL!gaciÚo_.~2illre~ªº-ªJ;:i!....cl.(.)_bjgo,es la que justificaqué y dónde buscar. delimitando el terreno de lo sig-nificativo y de lo irrelevante.

Por otra parte, el antrorólogo no es el único queelige un tema de investigación y registra la perspec-tiva de [os actores; [os periodistas y escritores tanl-

, ~,bién lo hacen. Sólo que illl1t!!1P-ó.illgp_º.~~jnscripir ~;~.Uc;ma.)'.Ja pcrs-pcctmLe.n. llllil._Df9ble'!1áti~a..JJJ.aYQf.• _ .' '..---involucrando cuestiones que serán resucItas desde una f" :'-(~""';\[ •.

particular articulación entre el marco teórico y los da-tos del trabajo de campo. Esa 'problemática mayor'puede estar referida a un área de investigación. a unalínea teórica, a resolver cuestiones metodológicas queno son exclusivas de esta investigación. Por eso, a tra-vés de la construcción de 1 objeto, la investigaciónpuede ligarse con otras del mundo de la ciencia.

La construcción del objeto es, en síntesis. el comienzomismo de la investigación. Por ella ¡xxlemos adoptarla actitud de reconocer al Otro y reconocemos a no-sotros no como términos excluyentes sino, conjunta-mente. en un proceso de aprendizaje mútuo.

En el Seminario de investigación. en Antropología,orientación Sociocultural. en 1985 lidiaron con el ob-jeto:Leonardo M. Antoniadis, Beatriz Arcidiácono, SílviaG. Asprea, Cecilia L. Ayerdi, Victoria Barreda, Pa-hlo R. BonJparte, Douglas L. Cairns. MagdalenaChiara. Raú! A. Díaz, Adela M. Franzé. María L. Fm-niz, Claudia M. Girola, Sonia T. Greca, Claudia F.Guehel, Adriana Holstein. Is;:¡bel Langbehn, JulianaM. Lazada. María Teresa M;:¡cNally, Patricia L. Ma-rrodán, María F. Mellino, María 1. Menéndez. SilviaA. Miorin. Adriana M. Nill, María C. Palacios, JuliaPé,rez Cases, Jorge Pineda, María R. Rocino. MaraV. Sánchez, María G. Scotto. Mónica L. del V. Tar-ducci, Cara Rojo y Carmen A. Vialc.

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