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    POR LAS GRUTAS Y SELVAS

    DEL INDOSTN

    Traduccin de los artculos escritos en ruso

    por Helena Petrovna Blavatsky,

    comentados por Mario Roso de Luna

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    NOTA IMPORTANTE

    Este tomo puede considerarse, por su formato y por su contenido, cual un

    verdadero apndice a los tomos I, II y III de la Biblioteca de las Maravillas, de

    M. Rosa de Luna. En homenaje a la memoria de la abnegada y principescadama rusa Helena Petrovna Blavatsky, cuyas obras en pro de la dignificacin

    de la Humanidad, se han hecho clebres en el mundo, se da en edicin

    aparte, aunque en condiciones semejantes a los tomos de dicha Biblioteca.

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    A su fraternal amigo y compaero

    RAFAEL MARTNEZ DE CARNERO,

    dedica estos modestos comentarios de la obra de la Maestra,

    Mario Raso de Luna.

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    PRLOGO

    Uno de nuestros mayores deseos desde que conocimos la importantsima

    literatura teosfica que cuenta ya con muchos millares de obras en todas laslenguas del mundo, fue el de ver reunida en un tomo en castellano la coleccin

    de las preciosas cartas que nuestra Maestra Helena Petrovna Blavatsky, recin

    llegada a la India en compaa del coronel Olcott comenz a escribir para la

    revista moscovita Russki Vyestnik(El Mensajero Ruso), por los aos de 1879 y

    1880, y cuya publicacin caus tal extraeza en aquel su pas natal, dice el

    mismo Olcott, que las tiradas eran rpidamente agotadas y su autora pagada

    en las mismas condiciones preferentes que el gran literato ruso Turgenieff.Nada tiene de extraar esto ltimo, porque quien haya ledo en las revistas

    teosficas los cuentos ocultistas firmados por aqulla, tales como La cueva de

    los ecos, El violn con alma, Una vida encantada, etc., etc., no habr podido

    menos de sentir ese escalofro astral que cabrillea en nuestros nervios cuando

    roza nuestro espritu con las terribles realidades de lo hiperfsico.

    Aos despus de la publicacin de dichas cartas al Russki Vyestnik, y ya

    posesionada su autora de un mayor conocimiento de la lengua inglesa, o sea

    en el ltimo perodo de su vida mortal (18851891) pasado en Londres, parece

    ser que ella hizo, o que por otros se pens hacer, la versin de aquellas cartas

    al ingls, en un volumen bajo el ttulo de From the caves and jungles of

    Hindostan. La primera edicin, en 4, contempornea de los dos primeros

    tomos de La Doctrina Secreta, y complemento de stos en ms de un aspecto,

    como luego veremos, apareci al fin; fu pronto agotada1, y la siguieron otras

    en dicha lengua inglesa, una de ellas la versin dada de nuevo por la The

    theosophical publishing society of London, en 1908, en un tomo, en 4 menor,

    con 318 pginas, tomo que tenemos a la vista y que lleva como subttulo la

    frase de Translated from the russian of Helena Petrovna Blavatsky, tras lo

    cual, sin firma, y copiado de la primera edicin, aparece un Translators

    preface, que comienza con estas palabras: Confieso, ante todo deca

    siempre Mme. Blavatsky, que mis cartas al Russian Messenger, bajo el ttulo

    genrico de From the caves and jungles of Hindostan, fueron escritas a ratosperdidos, ms como entretenimiento que con un propsito serio; es decir, sin

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    un objetivo realmente cientfico. En general, los hechos e incidentes que en

    ellas se refieren son verdaderos; pero yo he usado sobre stos del derecho de

    todo autor para agruparlos, trastrocarlos, darlos el color y la intensidad

    dramtica necesarias para conseguir el efecto artstico. Por esto, repito, este

    libro es exacto en el fondo, aunque la crtica no deba ver en l sino una

    verdadera novela de viajes y tratarla con benevolencia.

    Despus de consignar esto el traductor del prefacio de dicha edicin que

    tenemos a la vista, sigue hablando en nombre propio, y aade: que repetidas

    cartas, como dice la misma Mme. Blavatsky, fueron escritas en momentos deasueto, durante 1879 y 1880, para las pginas del Russki Vyesmik, editado por

    M, Katkoff; los manuscritos de sta adems eran muy incorrectos,

    desordenados y con gran frecuencia obscuros, y los cajistas rusos, al llegar a la

    multitud d nombres y detalles hindes que contenan las cartas, trocaron

    letras o palabras, por su desconocimiento de las lenguas orientales, dando

    lugar ms de una vez, por no haber corregido nunca la autora sus pruebas, a

    que resulten aqullos inidentificables, o al menos desfigurados en su verdadera

    escritura local. Adems, el traductor, aunque ruso dice la traduccin a que nos

    referimos carece de la erudicin necesaria para rectificar los errores y poner

    en su lugar las cosas, razn por la cual dicho traductor da las gracias a Mr.

    John C. Staples por la ayuda que le prestara en los primeros captulos.

    Nos extendemos en estas consideraciones preliminares, no tanto porque el

    traductor annimo que escribi este prefacio debi acaso consignar su

    nombre y salvar as la ambigedad que resulta, como si la autora mismahubiera traducido del ruso sus cartas, al tenor del subttulo, sino porque la

    detenida lectura de la referida obra, pese a lo que a la propia autora dice o se

    le atribuye, nos ha demostrado que se trata, bajo velo, por decirlo as, de una

    profundsima obra de Ocultismo relativa a la primitiva Religin-Sabidura que

    est detrs del brahmanismo, del buddhismo, del cristianismo y, sobre todo, del

    antiguo jainismo no el jainismo moderno, que es religin anterior a todas

    stas, por supuesto, y que se halla ms vecina, por tanto, a dicha Fuente o

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    Por las Grutas y Selvas del Indostn, de H.P.B. comentadas por Mario Roso de

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    Revelacin primitiva, la cual, a su vez, data quiz, no ya de los tiempos del

    esplendor de la Atlntida, sino de los todava ms remotos de la Lemuria.

    Esta es la razn fundamental por la que, llenos de respeto hacia la memoria

    de nuestra venerada Maestra H. P. B.2, y a las mil maravillosas aventuras que

    ella nos relata, nos lanzamos a la publicacin de los presentes comentarios,

    seguros, en nuestra insignificancia, de decir algo muy hondo que hasta aqu no

    se ha dicho respecto a From the caves of jungles of Hindostan, en forma de

    anotaciones a los doce primitivos artculos publicados en una revista rusa,

    artculos que integran a dicha obra en las ediciones inglesas.

    Pero entre todos los misterios de Grutas ySelvas del Indostn flota siempre

    como el mayor de ellos el relativo a la persona de Blavatsky:

    Si se quiere hacer a H. P. B. la ms elemental justicia dice Olcott en su

    Historia (I, 107) es preciso no perder de vista un hecho importantsimo, y es

    que ella no era una mujer sabia, en el efectivo sentido de la palabra, cuando

    desembarc en Amrica. Mucho despus, cuando Isis sin velofu comenzada,

    yo escrib a su queridsima ta Mlle. N. A. Fadayef, dnde haba podido aprender

    su. sobrina toda su variadsima erudicin, su rara filosofa, metafsica, ciencias y,

    en fin, esa comprensin intuitiva prodigiosa de la evolucin de las razas, la

    emigracin de las ideas, las fuerzas ocultas de la Naturaleza, etc., etc. Dicha ta

    de H. P. B. respondime paladinamente que hasta su ltima entrevista, que

    databa de cinco o seis aos antes, Helena jams haba ni soado en semejantes

    cosas, pues que su educacin haba consistido simplemente en lo que es

    corriente a toda seorita de buena familia. Ella no haba aprendido sino el ruso,

    el francs, un poco de ingls, algo de italiano y la msica, y su dicha ta era la

    primera en admirarse con cuanto yo la comunicaba respecto de su maravillosa

    erudicin, que no poda atribuir sino al mismo gnero de inspiracin o ciencia

    infusa de que gozaron los apstoles recibiendo el da de Pentecosts el don de

    lenguas. Aada aqulla que desde su infancia su nieta haba sido una medium

    notabilsima por sus poderes psquicos y porla variedad de sus fenmenos3.

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    Por las Grutas y Selvas del Indostn, de H.P.B. comentadas por Mario Roso de

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    No hay pgina, en efecto, de la notable obra de Sinett, Incidentes de la vida de

    madame Blavatsky, ni tampoco de la citada obra de Olcott, Historia autntica de

    la Sociedad teosfica, que no traiga algo extrao, algo maravilloso, pero

    rigurosamente cierto respecto a tan excepcional mujer, que recibe mortales

    heridas en su juventud luchando al lado de Garibaldi en Mentana contra las

    seculares tiranas pontificias, y, sin embargo, es tornada a la vida del modo ms

    inexplicable; que naufraga en un barco cargado de explosivos que va camino de

    Siria y es la nica de todo el pasaje que, asida a un madero, se salva; que

    recorre los ms pavorosos desiertos y selvas de las cinco partes del mundo sin

    sufrir el menor accidente; que es ms tarde desahuciada en dos ocasiones

    diferentes por los mdicos y las dos veces se salva tambin contra todos los

    fallos de la ciencia de Esculapio; mujer, en fin, Maestra consumada en todas las

    clases de mayas que saben producir los grandes yoguis indostnicos, desde el

    invisible elemental transformado mgicamente en blanca mariposa y los libros

    astralmente llevados a Nueva York desde remotsimas bibliotecas ocultas, hasta

    los racimos de uvas, las cartas, los retratos y mil otras cosas sacados

    taumatrgicamente y hechos ostensibles merced a los ms desconocidos

    poderes del Aksha, gracias al dominio que H. P. B. haba logrado alcanzar

    sobre las invisibles fuerzas de los elementos, cual se cuenta de todos los

    grandes Maestros de la antigedad y en especial de los que con sus portentos

    curativos y mgicos se han ayudado para la exposicin de sus respectivas

    doctrinas religiosas.

    Gustosos consagraramos a estos sugestivos detalles, que se salen, por lo

    extraordinarios, de todos nuestros moldes cientficos conocidos, si la extensin

    de este prlogo lo permitiese. Adems el lector los puede encontrar

    perfectamente puntualizados y detallados en las dos citadas obras y en alguna

    otra semejante de la abundantsima literatura teosfica4. La Yakshini Vidya o

    dominio sobre los elementales es una ciencia oriental completamente

    desconocida todava en Occidente, ciencia a la que ni de lejos pueden llegar

    nuestras peligrosas y casi siempre funestas prcticas hipnticas y sus anlogas,

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    pues que presupone en el agente condiciones de desinters, de conocimiento y

    de pureza, tanto moral como fsica, a las que en nuestro actual estado de

    evolucin no podemos alcanzar todava nosotros 1os europeos por grande que

    sea nuestra fuerza de voluntad y nuestro estudio, porque nos falta la fe, no la

    vulgar fe positiva religiosa, sino la fe integral en la divina condicin prstina y los

    mgicos poderes latentes en todo hombre, sin lo cual la intuicin, que permite

    asimilarnos estas realidades, no puede desenvolverse, aunque, por otra parte,

    sea bien cierto el dicho de Cicern (De natura deorum, libro 1I) de que jams

    ha habido un hombre falto por completo de la divina inspiracin, y de que, por

    otro lado, para aquellos hombres que pueden llamarse verdaderamente

    grandes, todas las cosas suceden ventajosamente, como ha sido afirmado y

    comprobado siempre.

    Sin dinero, sin ninguna clase de influencia ni de proteccin, sin mas apoyo

    que su indomable valor y su incansable energa, esta mujer verdaderamente

    extraordinaria dice su hermana Vera P. Jelihovsky consigui en menos de

    cuatro aos atraer a s proslitos llenos de abnegacin que se hallaban

    dispuestos a seguirla a la India y a expatriarse con alegra; y en menos de

    quince aos lleg a tener millares de discpulos, quienes no solamente

    profesaron sus doctrinas, sino que despus la proclamaron el maestro ms

    eminente de nuestros tiempos, la esfinge del siglo, la nica persona del mundo

    occidental iniciada en las ciencias ocultas de Oriente; ya la verdad, con pocas

    excepciones, se hallaban dispuestos a canonizada si la filosofa que ella les

    enseara se lo hubiera permitido.

    Casi no existe pas alguno en donde el fallecimiento de H. P. Blavatsky no

    haya producido una impresin profunda. En todo el mundo tuvo gran resonancia

    la noticia de la muerte de esta pobre rusa, cuyo nico mrito para semejante

    celebridad consista en su genio personal. Durante algn tiempo su nombre

    figur en la Prensa de todas las naciones. Es indudable que se habl, ms mal

    que bien de ella; pero al fin se habl de ella: los unos, para denostarla de varios

    modos; los otros, los tesofos, para, en veinte o ms publicaciones, proclamarla

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    iluminada, profetisa y salvadora de la Humanidad, quien, sin las revelaciones

    hechas en las obras de aqulla, sobre todo enLa Doctrina Secreta, deba ser

    arrastrada a su perdicin por el espritu materialista de la poca.

    Nuestra madre Helena de Hahn, ne Fadeff sigue diciendo Jelihovsky,

    muri a la edad de veintisiete aos. A pesar de su muerte prematura, era tal la

    reputacin literaria que haba adquirido, que se haba granjeado el nombre de

    la George Sand rusa, nombre que le fu dado por Belinsky, el mejor de

    nuestros crticos. A los diecisis aos se cas con Pierre de Hahn, capitn de

    artillera, y a poco todo su tiempo hubo de consagrarlo a la educacin de sustres hijas. Helena, la mayor, era una nia precoz, que desde su ms tierna edad

    llamaba la atencin de cuantos se ponan en contacto con ella. Su naturaleza se

    revelaba por completo contra la rutina exigida por sus maestros, asimismo

    contra toda clase de disciplina; no reconoca amo alguno, sino su propia buena

    voluntad y sus gustos personales. Era exclusiva, original, y a veces osada hasta

    la violencia. Cuando, despus de la muerte de nuestra madre, fuimos a vivir con

    sus parientes, todos nuestros maestros haban agotado su paciencia en Helena,

    quien jams se avena a horas fijas para las lecciones, asombrndolos, sin

    embargo, por su brillante inteligencia, especialmente por la facilidad con que

    llegaba a dominar los idiomas extranjeros y tambin por sus disposiciones

    musicales. Tena el carcter, as como todas las cualidades, buenas y malas, de

    un muchacho enrgico; le gustaban los viajes y las aventuras, despreciaba los

    peligros y le importaban muy poco las reprensiones. Cuando nuestra madre se

    senta ya morir, aunque Helena, su hija, slo contaba once aos, deca,

    temiendo por su porvenir: Ah! Quiz sea mejor que me muera, porque as, al

    menos, no llegar a presenciar lo que a Helena le suceda, porque estoy segura

    que su vida no ser como la de las dems mujeres, y tendr mucho que sufrir!

    Profeca verdadera!

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    Podra aplicarse a H. P. B. aade Olcott aquello que Miss Oliphant dice de

    Bentham en la Historia literaria de Inglaterra (III, 203): Es evidente que posea el

    instinto del viejo marinero para discernir acerca de los hombres, escucharlos y

    comprenderlos, amn de una gran facilidad para adoptar en sus afecciones toda

    cosa notable y nueva de la que apreciaba las tendencias Pocos seres

    humanos, entre los ms grandes, han sido servidos y reverenciados como l por

    sus semejantes. Qu humana criatura ha existido, en efecto, como sta, tan

    completa, fascinadora, iluminadora H. P. B.? Dnde encontrar, tampoco, una

    personalidad tan extraa y dramtica, mostrando en s tan claramente los dos

    opuestos polos de lo humano y lo divino? No permita el Karma que a semejante

    ser llegue yo a hacerla ni la ms pequea sombra de injusticia; pero jams ha

    existido un personaje histrico en cuya psiquis lo bueno y lo malo, la luz y la

    sombra, la prudencia y la ligereza, la clarividencia espiritual y la simple falta de

    buen sentido, se haya reunido, mezclado y contrapesado como en ella, y todo lo

    doy por bien empleado, con tal de haber vivido en su intimidad y de haber con

    ella trabajado y sufrido las ms preciosas de mis experiencias, porque era tan

    colosal ocultista, que nosotros no podemos atrevernos a pretender medir su

    altura moral, sino amarla de todo corazn, por conocidos que nos fuesen sus

    defectos, perdonndole stos, por ms promesas suyas que nos hayan

    resultado fallidas y por ms que cien veces haya ella destruido con sus actos la

    fe que pudiramos haber tenido en un principio respecto de su posible

    infalibilidad El secreto de la poderossima influencia de H. P. B. resida en

    sus innegables poderes psquicos; en la evidencia de su devocin y apego a

    sus Maestros, maestros que ella presentaba siempre como personajes reales yhumanos, casi sobrenaturales, cuanto en el celo por ella mostrado

    constantemente hacia la elevacin espiritual de la Humanidad por medio de la

    Sabidura de Oriente. (Hist., I, 9.)

    En una poca como aquella, de ciego positivismo, pareca natural que fuese

    acogido con entusiasmo y estudiado con generoso espritu cientfico todo

    fenmeno trascendente, inexplicable por la hasta entonces infalible ciencia

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    oficial, ora proviniese del espiritismo y sus mediumnidades, ora de la hipnosis y

    sugestin, ora, en fin, de una personalidad tan excepcional e inabarcable como

    la de H. P. B., quien, pudiendo haber gozado tranquila de la vida principesca a

    que le daba derecho su nacimiento, en el seno de la ms ilustre familia prusiana

    y rusa, prefiri visitar los lugares ms recnditos, inestudiados y antiguos del

    mundo, adquiriendo en sus viajes conocimientos e iniciaciones que el mundo

    occidental no posee todava.

    Desgraciadamente, como tras nuestra ciencia oficial late la pasin del orgullo

    y un mal disfrazado pujo de infalibilidad, los fenmenos de H.P.B. resultancontraproducentes.

    Respecto de los extraos fenmenos operados por mi hermana Helena

    dice Vera P. Jelihovsky, o sea respecto de las jugleras psicolgicas

    naturales, como ella misma las llamaba con desprecio, hubiera sido mejor para

    ella cuanto para su Sociedad teosfica que se hubiese hablado menos o nada

    absolutamente de este asunto. Sus amigos, demasiado celosos, al publicar

    libros como El mundo oculto, de Sinnett, la hicieron un flaco servicio. En lugarde aumentar su celebridad, como crean, la historia de los hechos maravillosos

    llevados a cabo por los fundadores de la Sociedad, la perjudicaron mucho,

    haciendo que no tan slo los escpticos, sino que tambin las gentes de buen

    sentido los creyesen una falsedad y hasta la acusasen de charlatanera. Todas

    las historias de Olcott, Judge, Sinnett y muchos otros referentes a objetos

    sacados de la nada; dibujos que ella haca aparecer sobre blancos papeles

    con slo imponer sobre ellos sus manos; apariciones espectrales de personasmuertas o ausentes, cuanto de objetos perdidos haca luengos aos que

    aparecan bajo races de rboles seculares o bien en el seno de almohadones,

    etc., nada aadieron a la reputacin de mi hermana ni de su Sociedad, por el

    contrario, fueron armas esgrimidas por sus enemigos para tacharla de error y

    aun de mala fe. El mundo, en general, est lleno de fenmenos ms o menos

    convincentes; pero siempre habr ms traidores que leales y ms incrdulos

    que creyentes. El nmero de miembros entusiastas de la Sociedad teosfica y

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    de amigos celosos de Blavatsky que se convirtieron en encarnizados

    enemigos suyos por la decepcin de sus esperanzas de granjera o vanidad,

    es una nueva prueba de ello.

    Pero no por extraos ni por criticados tan necia como despiadadamente

    dejaban tales hechos de ser ciertos. Algo de ello indica la misma H. P. B. al

    decir en la correspondencia a su propia familia rusa, citada por Vera P.

    Jelihovsky, cosas como esta: Si admits que el alma humana, el alma vital, el

    espritu puro est compuesto de una substancia independiente del organismo

    y que no se haya inseparablemente unida a nuestros rganos interiores; queeste alma que poseen todos los seres el infusorio lo mismo que el elefante y

    que en cada uno de nosotros no puede distinguirse de nuestra sombra, que

    forma la base invisible casi siempre de su envoltura carnal, sino en tanto que

    est ms o menos iluminada por la esencia divina de nuestro espritu inmortal,

    admitiris tambin entonces que es capaz de obrar independientemente de

    nuestro cuerpo. Procurad comprender bien esto, y muchas cosas hasta ahora

    incomprensibles sern aclaradas. Esto ha sido reconocido en la antigedad

    como un hecho. El alma humana, el quinto principio del ser, recobra parte de

    su independencia en el cuerpo de un profano durante el sueo, pero un

    Adepto o Iniciado goza constantemente de semejante estado. San Pablo, el

    nico de entre todos los apstoles iniciado en los misterios esotricos de

    Grecia, dice al hablar de su ascensin al tercer ciclo: En el cuerpo o fuera

    del cuerpo? No puedo decirlo. Slo Dios lo sabe. En igual sentido se expresa

    la criada Rodha cuando dice que ve a San Pablo, no en l, sino en su ngel,

    esto es, en su doble, su sombra. Tambin en los Hechos de los Apstoles

    (VIII, 39), cuando el Espritu, la Fuerza divina coge a San Felipe y se lo lleva,

    es verdaderamente l mismo en cuerpo y vida el transportado a distancia?

    No, sino que lo fue su alma, su doble y verdadero Ego. Leed a Plutarco, a

    Apuleyo o a Jmblico y en ellos hallaris numerosas alusiones a estos hechos,

    ya que no afirmaciones que los iniciados no tienen el derecho de hacer Lo

    que los mediums producen inconscientemente bajo la influencia de fuerzas

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    extraas evocadas durante su sueo magntico, lo verifican conscientemente

    los Adeptos obrando por mtodos que conocen He aqu todo!

    El redentor deseo, pues, de sacar a la Humanidad a cualquier precio del

    pantano materialista movi H. P. B. a realizar sus fenmenos mgicos ante

    gentes que, por sus pasiones cientficas, no estaban an preparadas para ello.

    Por eso escribi verdaderas novelas de Magia, como Por las grutas y selvas

    del Indostn.

    Uno de los resultados ms valiosos de la misin que Upasika, o H.P.B.

    realiza en el mundo dice una misiva enviada a Olcott por un maestro es el

    de estimular a los hombres a estudiar por s mismos y a destruir en ellos todo

    servilismo ciego e inconsciente. En cuanto a los fenmenos verdaderamente

    mgicos que ella produca a voluntad y que reprodujo con una buena fe digna

    de mejor causa y de mejores gentes que la que a la sazn constitua la Real

    Sociedad de Investigaciones psquicas, de Londres, aade Olcott: En mayo

    de 1884 comenzaron las sesiones con esta ltima; un taqugrafo recoga los

    problemas y las respuestas, y la Memoria correspondiente fue publicada en untomito confidencial, conteniendo toda clase de detalles relativos a las

    apariciones de fantasmas de los vivos; a la proyeccin y constitucin etrea del

    doble humano; a los testimonios relativos a los Mahatmas o Adeptos vivientes,

    aparte de objetos ponderables, campanas astrales, precipitacin fenomnica

    de documentos escritos por los mismos Mahatmas en cartas cerradas de

    corresponsales ordinarios, durante el mismo curso natural de ellas por el

    correo; aporte de flores suministradas a un grupo de observadores por el dobleastral de un Adepto, etc., etc. , y tal fue el desengao experimentado por H.

    P. B., ante la escptica mala fe de aquella sociedad de la que haba derecho a

    esperar bien diferentes cosas, que la pobre mrtir escribi con lpiz sobre el

    ejemplar que tengo a la vista, estas patticas palabras: Mme. Blavatsky, que

    va a morir bien pronto, pues que se ve condenada injustamente, manifiesta a

    sus amigos de la Real Sociedad, aun para despus de su muerte, que

    semejantes fenmenos, que son la causa de mi prematuro fin, continuarn por

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    Por las Grutas y Selvas del Indostn, de H.P.B. comentadas por Mario Roso de

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    siempre jams. Pero, muerta o viva, yoimploro de mis hermanos y amigos que

    nunca los hagan conocer al pblico y no se presten ms a sacrificar su reposo

    para satisfacer la curiosidad del pblico bajo pretexto cientfico. Leed este

    libro. Nunca en todo el curso de mi larga y triste vida he visto junto tal cmulo

    de desconfianzas humillantes, arrojadas a la cabeza de una inocente mujer,

    como las amontonadas en algunas pginas de mala fe escritas por quienes se

    llamaban mis amigos. Y firmaba: H. P. Blavatsky.

    Sobre mi lecho de muerte, en Adyar, el 5 de febrero de 1885. (Historia, III, 11 y13.)

    He aqu, pues, cumplindose una vez ms, el triste calvario de todos los

    genios, quienes, como avanzadas que son de la Humanidad, jams son

    comprendidos por sus contemporneos, y lo que es peor, reciben de stos

    punzantes coronas de espinas, a cambio del bien que ellos dispensan a las

    humanidades futuras, cual si cargasen sobre sus robustos hombros de Atlante

    el fardo de dolores que precisamente con sus enseanzas evitan a estas

    humanidades sucesoras. Pero el genio es siempre el genio y renace de sus

    cenizas como el fnix de la fbula, que, sin duda, le simbolizaba.

    Por eso sigue diciendo Olcott:

    H. P. B. tena un rasgo en su carcter que hace venerada su memoria a casi

    todos sus antiguos colegas: el encanto. Poda ella, acaso, sacaros de quicio

    por sus palabras y sus actos; poda exacerbaros hasta el paroxismo, pero

    cuando ella saltaba al otro extremo en un abrir y cerrar de ojos ypona en su

    mirada y en su voz una especie de infantil dulzura, toda nube de rencor

    quedaba esfumada y no poda menos de amrsela de todo corazn.

    Haba adems en H. P. B. gran cantidad de elementos que la adjudicaban

    constantemente el imperio sobre cualquiera, a saber: a) Sus asombrosos

    conocimientos mgicos, su facultad de producir fenmenos y sus relaciones

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    Por las Grutas y Selvas del Indostn, de H.P.B. comentadas por Mario Roso de

    Luna

    con maestros ocultos. b) Sus brillantes dotes intelectuales, sobre todo en la

    conversacin familiar, sus hbitos aristocrticos; sus grandes viajes y las

    aventuras extraordinarias de ellos. e) Sus prodigiosas intuiciones acerca de los

    problemas filosficos, del origen de las razas, de los fundamentos de las

    religiones, de los antiguos misterios y smbolos, cosas todas que, en verdad, no

    eran en ella fruto de estudios, porque jams hubo estudiante ms caprichoso y

    excntrico. Ella no era ni dulce ni atenta, sino todo lo contrario, un verdadero

    prototipo de la sinceridad ms cruel con todo gnero de personas, por elevadas

    que fuesen. Careca ella de efectiva cultura literaria y escriba siempre como por

    inspiracin, Sus pensamientos fulguraban como meteoros, apareciendo

    sbilamente ante su visin mental y extinguindose a medias ms de una vez,

    apenas haban surgido. Sus frases estaban cuajadas de parntesis, a veces

    interminables y, segn colijo, se apropiaba los pensamientos de los dems,

    preocupada tan slo de adaptar las frmulas de ellos a su tema del momento.

    En suma, era H. P. B. un genio al estilo de Shakespeare y de otros, que tomaba

    sus materiales de donde buenamente poda encontrarlos y los amalgamaba y funda

    con elementos de su propia aportacin en los que los moldeaba. Tomemos susdos grandes obras, por ejemplo. Cien veces ha saltado ella por sobre las leyes

    y costumbres literarias que exigen se reconozca o consigne lo que se debe a

    cada autor de quien se toman las citas, mas sobre entrambas obras

    resplandece el hilo de oro, la trama de sus propios y superiores poderes, y cada

    vez percibimos mejor que La Doctrina Secreta es un filn inagotable de

    conocimientos ocultos. Por ello cada da es ms numeroso el contingente de

    estudiantes que veneran su memoria sintiendo el ms vivo desprecio haciaaquellos pigmeos que quisieron manchar con su baba de gusanos la fimbra de

    su vestido.

    Los poderes ocultos de H. P. B. hacan que todo espiritualista la buscase en

    un principio lleno de insana curiosidad, pero no tardaban en desilusionarse y

    sumarse al grupo de los sabios para burlarse de ella. Vease ella asimismo

    odiada por curas catlicos y pastores protestantes que habran deseado en

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    Por las Grutas y Selvas del Indostn, de H.P.B. comentadas por Mario Roso de

    Luna

    vano poder producir fenmenos ms fuertes que los suyos, y en cuanto al

    rebao ortodoxo, la teman todos como una hechicera de la peor especie, a

    quien no se atrevan ni a acercarse. Semejante fama de misterio me alcanz a

    m tambin, merced a nuestra solidaridad. Dios mo, y cun diferente sois de

    lo que yo me imagin, coronel Olcott! me deca un da Lady Qu

    esperabais encontrar en m, pues? la pregunt. Pens que me echarais las

    cartas o cosa as, y ahora veo que sois ni ms ni menos que nosotros. La

    existencia constante de tales prejuicios entre los mismos de sus relaciones,

    explica en gran parte la gran latitud que se le permita en su conducta y en su

    conversacin, con ese mismo instinto con el que se admite el convencionalismo

    de que los reyes jams pueden hacer el mal, y que califica de graciosas

    excentricidades las enormidades a veces cometidas por los millonarios, cuando

    la menor de ellas bastara para perder a un infeliz. Siempre se esperaba que de

    all a un momento despus acabara produciendo un fenmeno estupendo o

    murmurando al odo de la vctima la ms tremenda revelacin de los Poderes

    invisibles, y en no pocas ocasiones se vi despus que sus filpicas horrorosas

    haban salvado a tiempo a la vctima, en alguna peligrosa pendiente, trayndolaal buen camino y prestndola, bajo aquellas durezas, los ms grandes

    servicios. No haba, no, manera alguna de permanecer indiferente a su lado, y

    los temperamentos ms linfticos y cachazudos entraban en hirviente actividad

    en cuanto ella intervena. Era, en fin, por tanto, H. P. B. una mujer

    extraordinaria en todos sentidos, si es que nos es permitido confundir la

    criatura fsica que tenamos ante los ojos, con la entidad interior o psquica de

    aquella mujer, la ms alejada de todas las mujeres de los rasgos quecaracterizan al bello sexo. A medida, pues, que pasen los aos y el

    movimiento teosfico se afirme, esta ruda personalidad de H. P. B., detrs de

    cuya psiquis una Individualidad gigantesca trabajaba en pro de la Humanidad,

    se elevar ms y ms, y se har cada vez ms luminosa, a tenor del aforismo

    buddhista que dice: los buenos brillan de lejos como las cumbres nevadas del

    Himlaya, mientras que los malos quedan tan invisibles como flechas

    disparadas en la obscuridad La paz sea contigo, noble H. P. B.!. Tal es

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    Por las Grutas y Selvas del Indostn, de H.P.B. comentadas por Mario Roso de

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    el grito de reconocimiento que en el mundo lanzan ya millares de personas

    reconocidas a sus servicios redentores en pro de la Humanidad. (Serie 3,

    pg. 192)

    La grandeza de H. P. B., en punto al altruismo ms perfecto en sus servicios,

    es inconmensurable. En sus horas de exaltacin su ego estaba absorbido por

    completo en el deseo de esparcir la luz del conocimiento por doquiera y de

    obedecer las rdenes de su Maestro. Jams ella vendi por dinero su tesoro de

    ciencia oculta, ni cambi sus enseanzas contra ventajas o favores personales.

    Ante sus ojos su misma vida era despreciable ante la magnitud de su obra y sehabra dado con toda la serenidad de una mrtir si la ocasin se hubiera

    presentado. Conservaba as mismo ella tales tendencias y rasgos

    caractersticos de numerosas encarnaciones anteriores durante las cuales, a

    veces en unin ma, se haba ocupado en una tarea semejante y los diferentes

    aspectos de su individualidad noble y soberanamente fiel, si no es digna de un

    culto, ya que ningn ser humano debe ser objeto de serviles adoraciones, s lo

    es de algo que se le parezca. Respecto de su personalidad es otra cosa, pues

    vena a constituir un fondo de contraste en el que resaltaba vivamente.

    Este contraste de H. P. B., que indica Olcott, resalta ms que nada en el culto

    sin lmites que ella tena para la verdadera Ciencia, cuando en el desprecio sin

    lmites tambin que tena hacia esa dogmtica e infatuada pseudos-ciencia de

    cuantos, bajo pretextos de investigacin, saquean a la veneranda antigedad,

    para adornarse con sus despojos y pretender una infalibilidad, peor mil veces

    que la pontificia, segn las aceradas frases suyas en el Preliminar de Isis sinVelo.

    Con tal motivo se anticip ms de una vez a los descubrimientos de la ciencia

    misma. Respecto a este particular tan interesante, nuestro fraternal amigo, el

    Jefe militar brasileo Raimundo P. Seidl, en un elegante folleto portugus

    editado por el Instituto Neo-Pithagrico de Coritiba y consagrado a la Maestra,

    dice: Para disertar acerca de la vida de Helena P. Blavatsky la primera

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    Por las Grutas y Selvas del Indostn, de H.P.B. comentadas por Mario Roso de

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    dificultad es la de saber cmo comenzar a tratar semejante asunto, ya que el

    mismo coronel Olcott, que fu su primer discpulo y cofundador de la Sociedad

    Teosfica afirmaba que era el enigma ms indescifrable que haba encontrado

    en su vida, y Annie Besant, nuestra venerada presidenta, refirindose a

    Blavatsky, de quien tuvo la merecida dicha de ser discpula personal, aade:

    Mensajera de la Logia Blanca del Tbet, para unos, impostora y charlatana

    para otros, y para no pocos, inexplicable mezcla de extrao saber oculto

    aunado a la ms perfecta ausencia de instruccin ordinaria. Para ciertos

    pensadores resulta la dama ms irreprochable; para otros, es una especie de

    marimacho descomedido y turbulento, y para los de ms all ya era una

    verdadera sabia, ya una perfecta ignorante; un enigma perturbador, una

    indescifrable esfinge, mientras que los Maestros que la enviaran, siempre que

    hablaran de ella, solan de ella decir: El hermano que vosotros conocis, como

    Helena Petrovna Blavatsky y a quien nosotros conocemos con otro nombre.

    Su abnegacin no conoci lmites, sigue diciendo Seidl, pues renunci a su

    tranquilidad, a su fortuna y a su salud para consagrarse por entero al servicio

    de la desvalida Humanidad y para probar su saber profundo basta hojear sus

    libros, llamados por el Dr. A. Mrquez la Biblia de los tiempos futuros.

    Dicho doctor, en su obra La Teosofa ante la Ciencia, recoge diversas

    aserciones cientficas hechas por Blavatsky, y que recibidas entonces con

    desdn, han sido despus confirmadas por superiores estudios. Veamos

    algunas de ellas:

    Cuando se public La Doctrina Secreta (1888), la electricidad era

    considerada ms que como un flido, como un modo de movimiento. Blavatsky

    declar rotundamente que la electricidad era materia en un estado superior de

    tenuidad que el Adepto y el clarividente podan percibir. Hoy los hombres de

    ciencia estn conformes en admitir que los tomos qumicos, base de todo

    cuerpo, estn integrados porionesy electrones de materia elctrica.

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    Por las Grutas y Selvas del Indostn, de H.P.B. comentadas por Mario Roso de

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    Entonces tambin la ciencia oficial tena al tomo como irreductible e

    inmutable, mientras que La Doctrina Secreta afirmaba, basada en el Ocultismo,

    la infinita divisibilidad del tomo, cosa que, reconocida ya como cierta por los

    sabios, ha llevado hoy a la Qumica hasta el borde de la Alquimia, con sus

    transformaciones del radio en helio, del cobre y laplata en otros metales, etc.

    Afirm asimismo la Maestra que la materia, como la fuerza, eran una. De

    entonces ac la ciencia ha borrado las falsas fronteras que separaban al

    mundo orgnico del inorgnico y se habla de las enfermedades de las piedras

    preciosas y del grito de dolor del estao o de la biologa de los cristalesminerales, cuanto de la conciencia personal y peculiar que deben tener ellos.

    Afirm tambin Blavatsky, por ejemplo, que jams se descubrira por la

    ciencia el antecesor simiesco del hombre primitivo, porque ste tena un cuerpo

    como etreo o sin esqueleto que pudiese haber dejado fsiles, y despus el

    profesor Klaatsch de Heidelberg sostuvo en el Congreso de Antropologa de

    Hale en 1900 que la hiptesis del origen simiesco del hombre no poda ya ser

    mantenida, pues que estos simios no son sino formas degeneradas.

    Sostuvo igualmente la Maestra, de acuerdo con la doctrina oriental, que es

    ilusin o Maya todo cuanto nos rodea, y despus sir Balfour, presidente de la

    British Association, en su discurso inaugural, en 1904, ha dicho: Hace apenas

    cinco aos vivamos bajo la ilusin de que aquello que se vea y tocaba eran

    cosas reales; mas la ciencia de hoy declara que no son sino ilusiones, y hasta a

    las propias piedras que pisamos no las considera sino como sensaciones

    producidas por un cuerpo y vehculos de un oculto pensamiento.

    El doctor Mrquez, en fin, alega otra porcin de datos, tales como el de la

    naturaleza de los cometas; la condicin verdadera del par conjugado de la

    Luna con la Tierra; la universalidad de la ley de vibracin y del paralelismo

    entre la forma, el color, la nota y el nmero, la nota fa de la naturaleza, etc.,

    sostenida en diversos pasajes de Isis y La Doctrina, que luego han venido a ser

    corroborados, ora por sir Norman Lockyer, respecto de los primeros; ora por W.

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    Por las Grutas y Selvas del Indostn, de H.P.B. comentadas por Mario Roso de

    Luna

    Lynn. respecto de la Luna; ora, en fin, por Mac Curie, Mme. Watts Hughes,

    Bleyer, Howard Swan, Rocobothani, Amiot, Brock, Albertson y otros varios. A

    estas comprobaciones podramos agregar entre otras, la que envuelve el

    estudio matemtico nuestro acerca de los Cdices Mayas; la revelacin

    anticipada del radio y la perfecta profeca acerca de la terrible guerra mundial

    que nos aterra y nos arruina.

    ***

    Consagrado ya nuestro modesto homenaje previo a la personalidad y a la

    memoria de la Maestra, cuya preciosa novelita de viajesvamos a comentar,

    los lectores hispanoamericanos agradecern sin duda que, respecto de este

    particular de nuestros comentarios, hagamos un poco de historia.

    Cuando, lnea tras lnea, saboreamos en 1909, la versin francesa de la obra

    inglesa del coronel H. S. Olcott, Old diary leaves (Historia autntica de la

    Sociedad Teosfica), hubo momentos en que, si hubisemos conservado el

    menor resto de positivismo universitario por nuestras carreras, habramos

    arrojado lejos aquellos tres tomos, y considerado al nobilsimo coronel como el

    orate ms grande que en el mundo ha habido. Cmo, en efecto, admitir

    habra dicho conmigo el lector menos positivista ante aquellos tres libros la

    aplastante tranquilidad con que este hombre de bien nos habla casi sin

    comentarios ycomo la cosa ms natural del mundo, de una quinta encantada al

    lado mismo de Bombay, mansin que nadie en Bombay conoce y que nadie

    puede visitar tampoco, merced a la inevitable maya o velo de ilusin hipntica

    que, al llegar cualquier mortal a ella, cae inevitablemente sobre sus sentidos?

    Cmo admitir la realidad de aquel viejo maestro de escuela que, llevado de la

    mano por un verdadero Aladino discpulo suyo, visita el mundo subterrneo de

    losjinas, mundo en el que el pobrete contempla campos, ciudades, comercios,

    iglesias de gentes que no son humanas, en el sentido de ser invisibles y en

    otros, y s lo son en muchas otras cosas? Cmo, en fin, admitir la efectividad

    palmaria de una Vaca de cinco patas, que Olcott dice haber visto; de unos

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    Por las Grutas y Selvas del Indostn, de H.P.B. comentadas por Mario Roso de

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    seres como H. P. B. y otros ocultistas que juegan constantemente en las

    pginas de dicha Historia Autntica! de la Sociedad peor tratada de las que

    hoy existen, provocando a voluntad tempestades; aportes de mil clases, sin

    necesidad de recurrir a las tan discutidas prcticas mediumnsticas; fantasmas

    de otras milespecies que dejan entre las manos del coronel pruebas tangibles

    y efectivas de su visita, y centenares de otros hechos estupendos como saltan

    doquiera en las pginas de dicho libro?

    La cosa, como se ve, era grave, y el problema complejsimo. Muchos en

    nuestro lugar, para no ser tratados de ilusos, habran tirado por la lnea demenor resistencia, es decir, por calificar de iluso al autor, antes de uno ser

    calificado as, que es lo que hacer suelen, tanto el vulgo necio como el vulgo

    cientfico, con todo cuanto choca con nuestros prejuicios, ya que harto

    recientes estn los casos de Coln, de Daguerre, de Fulton, de Stefenson y de

    tantos otros revolucionarios innovadores, para que no se nos diga que

    exageramos en nuestro pesimismo. Recordando, sin embargo, el bendito

    Honni soit qui mal y pense, de la Jarretiera, nos decidimos a meditar

    hondamente sobre tan increbles particulares y otros ms del repetido libro

    antes de admitirlos ni de rechazarlos, como debe hacer siempre toda sana

    crtica. El resultado de nuestra labor ha sido, y seguir aun sindolo, los

    diversos tomos de nuestra Biblioteca de las Maravillas.

    Porque, en efecto, los tres gruesos tomos de dicha Biblioteca publicados

    hasta el da, y no poca parte tambin de los volmenes que a stos debern

    seguir, no son dicho sea en honor de la verdad histrica sino glosas,ampliaciones, comentarios ms o menos acertados y felices, tanto de dicha

    Historia autntica, de Olcott, como de Por las grutas y selvas del Indostn, de H.

    P. B. que en este infolio presentamos, pero glosas, ampliaciones y comentarios

    hechos, por un lado desde el campo occidental o cientfico hasta donde la tarea

    es hoy factible, y por otro desde el punto de vista de nuestra raza

    hispanoamericana, porque, a bien decir, la Pennsula Ibrica, segn ms de

    una vez insinu la Maestra, es un colosal centro de Ocultismo, bueno y malo,

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    Por las Grutas y Selvas del Indostn, de H.P.B. comentadas por Mario Roso de

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    desde los tiempos ms remotos, ya que su suelo actualmente ario, si se nos

    permite la palabra, antes fu parte de la Atlntida, y antes tambin an parte de

    la Lemuria, que es la razn oculta de su actual emplazamiento a modo de nexo

    conector de tres mundos: el europeo, el africano y el americano, y la clave

    indispensable para bien explicarnos toda su actuacin histrica; todo su

    carcter de verdadera encrucijada donde han chocado y se han cruzado y

    confundido cuantas razas nrticas han bajado hacia el Sur, cuantos pueblos

    meridionales han tratado de caminar hacia el Norte; cuantos pueblos

    prehistricos:janos, brahmnicos, parsis, egipcios y buddhistas han venido de

    Oriente y cuantos, en fin, pasan de tiempos de Coln ac, camino de ese

    Occidente trans- atlntico hacia el que tan ostensiblemente se va trasladando

    la capitalidad del mundo.

    As, como vamos diciendo, en el delicioso marco del paraso astur; al calor de

    sus tradiciones santas, hoy ms que nunca en riesgo de perderse, y cogidos de

    la mano con su prehistoria y con su historia que es tan oriental y tan vaqueira,

    aunque no se crea, hemos soado escenas fantsticas, con ncleo siempre de

    hechos reales y efectivos, ora de nuestra propia experiencia personal, ora de

    las experiencias acaecidas a los dos fundadores de la Sociedad Teosfica, y

    consignadas, segn arriba se indica, en sus respectivos libros, formando con

    ellos nuestra narracin ocultista, titulada Por la Asturias tenebrosa; El tesoro de

    los lagos de Somiedo.

    As tambin, intrigadsimos con la posible realidad de aquellos estupendos

    fenmenos narrados como novela, por H. P. B., y como historia!, por elcoronel Olcott, no quisimos dar paz a la mano hasta profundizar histrica y

    bibliogrficamente en algunos de sus temas, tales como el de la vaca

    pentpoda, el de los jinas pseudo humanos, el de sus encantos y tesoros, ya

    diseados antes en nuestro Tesoro. La leyenda universal de pueblos y

    religiones, se nos vino encima con todo su peso demostrativo llenando por

    completo los nada estrechos moldes del segundo tomo de dicha Biblioteca, y

    desbordando su formato para todava contribuir a llenar en gran parte los

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    Por las Grutas y Selvas del Indostn, de H.P.B. comentadas por Mario Roso de

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    moldes de otros volmenes correlativos que de la Atlntida y sus problemas

    habrn de hacer particular mencin. De este modo naci, gracias a Olcott y a

    H. P. B., nuestro libro De gentes del otro mundo.

    Pero faltaba algo todava y era el hacer un ensayo que aproximase, no ya la

    fenomenologa dicha de Blavatsky y de Olcott a la tradicin histrica y a la

    ciencia de Occidente, sino las doctrinas fundamentales mismas de sus obras

    respectivas como reflejo fiel que son ellas de las antiguas enseanzas de los

    misterios Iniciticos, a alguna de las ms palpitantes y supremas realidades de

    nuestra Ciencia y nuestro Arte de Occidente. Buscando, pues, estasrealidades-sntesis, cremos encontrarlas al fin en ese pinculo insuperable de

    las obras dramtico-musicales del coloso de Bayreuth, obras en las que se

    muestran, en efecto, integradas las Bellas Artes ms diversas, con la tradicin,

    la pasin y los anhelos todos de nuestra poca. Naci de este modo el tomo

    tercero de la Biblioteca de las Maravillas, consagrando con perfecta lgica a

    Wagnercomo mitlogo y ocultista, yel paralelo que las enseanzas de las obras

    de este maestro nos mostraban con lo poco que sabemos acerca de los

    Misterios Iniciticos antiguos, nos dio el subttulo para dicho libro, y el motivo

    ocasional para seguir hablando de H. P. B. y de sus doctrinas, que, comoprecedentes de la Primitiva Religin-Sabidura, hoy perdida, son las mismas

    doctrinas de losEddas de Escandinavia que Wagner, nuevo caballero andante

    de la edad moderna, intuitivo y proftico nos glos

    Para coronar nuestra bien intencionada tarea precisbamos dar un paso ms,

    y era el de depositar el ramillete de aquellos tres libros nuestros-ramillete en el quecasi todas las flores son ajenas y nuestro solo la pobre cinta que las une a los pies

    de los Maestros H. P. B. y H. S. Olcott, para no incurrir en el crimen simoniaco de

    tantos sacerdotes de las religiones, las artes y las ciencias, crimen que consiste en

    mostrar las enseanzas como si fueran propias de ellos, sin indicar la fuente de

    donde las han tomado. As, al menos, lo han hecho siempre profetas y maestros, as

    lo hizo San Juan en su Evangelio con aquella frase griega de H m didax ox

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    Por las Grutas y Selvas del Indostn, de H.P.B. comentadas por Mario Roso de

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    otin m,l to pmcantw me (Mi doctrina no es ma sino de aquel que me

    envi. VII. 16); as lo hizo tambin en La Doctrina Secreta H. P. B.

    La publicacin comentada de la preciosa novelita de Por las grutas y selvas del

    Indostn, se impona, pues, como se impona tambin otro tanto respecto a

    aquel otro libro de Olcott. Un amigo nuestro queridsimo, D. Antonio Lpez y

    Lpez, o sea el Don Antonn de Miranda, protagonista de El Tesoro de los lagos

    de Somiedo, ya haba comenzado a realizar por su cuenta esto mismo,

    traduciendo la serie primera de la Histoire authentique de la Socit

    Theosophique5

    , y nosotros, por consecuencia, estbamos moralmenteobligados para con la Maestra H. P. B. a hacer otro tanto con From the caves

    and jungles of Hindostan.

    Hicmoslo as, al fin, y el resultado de nuestra bien intencionada labor a la vista

    est de nuestros bondadosos lectores. Hemos seguido prrafo tras prrafo la

    linda novelita, ylo primero que ha saltado a nuestra vista es que no se trata de

    una novela efectiva ygenuina, como se dice que la propia autora dijo, ycomo se

    ha consignado siempre por el coronel Olcott en su Historia repetida, sino dealgo ms que una novela, no obstante la ficcin novelesca que en la entretenida

    trama de From the caves, etc., es notoria sin disputa.

    S, estamos bien seguros de que tras el aparato novelesco al modo como

    ms en pequeo nos ha ocurrido a nosotros con nuestro Tesoro, hay en Por

    las grutas y selvas del Indostn una decidida intencin ocultista, acaso

    inadvertida hasta el da, y sobre la que conviene investigar.

    Ved, si no, los precedentes y el esquema de la obra:

    En 1873 H. P. B., cuando ella misma estaba bien ajena de esperarlo, recibe

    rdenes terminantes de su Maestro de trasladarse al punto a Nueva York,

    donde deba encontrar al colaborador destinado para fundar con ella la futura

    Sociedad Teosfica. Este colaborador no era otro sinoel coronel Olcott, segn

    l nos va narrando en su Historia autntica. Entrambos espiritualistas o

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    Por las Grutas y Selvas del Indostn, de H.P.B. comentadas por Mario Roso de

    Luna

    espiritistas, ms bien, a juzgar slo por sus primeros actos pblicos se

    encuentran inopinadamente en la famosa granja de los Eddy, en Chitenden, a

    muchos cientos de kilmetros de Nueva York, o sea en el lejano Oeste; juntos

    presencian los ms estupendos fenmenos que darse pueden en el Espiritismo,

    tales como levantamiento en el aire de los objetos ms pesados, sin causa

    fsica ostensible; la proyeccin del doble astral del mdium y la formacin con l

    de toda clase de fantasmas, depieles roja, musulmanes, rusos, egipcios y otros

    mil de diferentes rincones del mundo, que, como despus supo Olcott, no eran

    sino sombras y cascarones evocados del kama-loca por el irresistible poder

    mgico de H. P. B. Olcott con ello comienza su iniciacin en el Ocultismo,

    primero recibiendo mensajes espritas del espritu de John King, hermano

    probable piadosamente pensando de aquella Katie King, obsesora de la jo-

    ven Min Florencia Cook, tan a maravilla observada por el sabio William Crookes;

    despus oyendo decir a este espritu que l no es sino el alma del viejo lobo de

    maro corsario que en vida se llam Henry de Morgan, y acabando por confesar

    que no era l sino un elemental enredador y msero a las rdenes de Madame

    Blavatsky.

    Los fenmenos de Eddy, como antes los clebres de Rochester, que dieron

    origen al espiritismo moderno, conmovieron a la opinin de un modo

    tremebundo; por las columnas de la Prensa pas un soplo como de frenes y de

    ansia fenomnica de ponerse al punto en habla directa con los seres del otro

    mundo, y en especial con nuestros queridos muertos La Humanidad pareca

    asistir a un despertar sin precedentes a lo largo de la Historia, y empezaba a

    considerarse ya vencedora, por decirlo as, de la muerte misma, y a hacer

    verdad aquellas frases de San Pablo a los Corintios (Epstola II, cap. III), en

    que, aludiendo al velo de Isis, que de tal modo pareca comenzarse a alzar,

    dice: Cuando los pecadores se conviertan al Seor ser quitado el velo que

    cubre sus ojos, porque el Seor es Espritu, y donde est el Espritu del Seor

    all es donde se halla la verdadera libertad, porque aade en otro lugar (I, XV,

    54-55) cuando el mortal sea revestido de inmortalidad se cumplir la palabra

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    Por las Grutas y Selvas del Indostn, de H.P.B. comentadas por Mario Roso de

    Luna

    que est escrita: Tragada ha sido la muerte en la lucha. Dnde est, pues, oh

    muerte!, tu victoria? Qu ha sido, oh intrusa!, de tu guadaa aterradora?

    Con tales precedentes, un grupo heterclito de buscadores de lo no sabido

    constituyen en Nueva York, el 17 de noviembre de 1875, la Sociedad Teosfica,

    que tan colosal desarrollo haba de alcanzar pronto en las cinco partes del

    mundo. Dicho sea en honor de la verdad, sin embargo, todo el personal aquel

    de investigadores se fue, poco a poco, descorazonando, porque acaso

    buscaban, no el fenmeno maravilloso en s, sino ms bien la efectiva maravilla

    mgica que tras el fenmeno mismo se oculta.

    Los dos campeones del movimiento teosfico inicial permanecieron, no

    obstante, en su puesto de peligro, y el resultado ms portentoso, si cabe, fue la

    redaccin y publicacin de la Isis sin Velo, y la terminante orden recibida de los

    maestros directores de que se trasladasen perentoriamente al pas de losArya

    Vartha al expirar el ao 1878, como as lo verificaron, pasando a Londres y

    desembarcando en Bombay el 17 de febrero de 1879, con cuyo hecho

    concreto comienza H. P. B.el primer captulo de From the caves and jungles ofHindostan.

    Pocos das despus de estos sucesos en la primavera de 1879, H. P. B.

    comenz a enviar con regularidad, a la citada Revista Russki Vyestnik, la serie

    de cartas-artculos que integraron despus aquella obra y algunas otras,

    causando la mayor de las admiraciones entre el pblico ruso, que ya conoca a

    la autora por su origen principesco y por otros varios miembros de su

    nobilsima familia, cuanto por sus archinovelescas aventuras en todos losconfines del mundo, aventuras que la Prensa de Nueva York, principalmente a

    raz del movimiento espiritista y teosfico de tres aos haca, se haba

    encargado de divulgar y exagerar hasta los lmites ms extremados de la

    alabanza ciega cuanto del vituperio ms procaz.

    De aqu la excepcional importancia que, no ya para slo los tesofos, sino

    para el mundo culto en general, tiene Por las grutas yselvas del Indostn. En

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    Por las Grutas y Selvas del Indostn, de H.P.B. comentadas por Mario Roso de

    Luna

    ellas hay, efectivamente, todo ese perfume de la primera impresin que hace

    siempre tan valiosas las impresiones iniciales que percibimos, ms astral que

    fsicamente, de aquellas cosas y lugares que antes nos fueron desconocidos.

    El maravilloso aspecto de religin, de tradicin, de ensueo y de leyenda con

    que al recin llegado de fros pases europeos y norteamericanos hiere desde

    el primer momento la encantadora India; sus paisajes tropicales; el fausto y la

    riqueza que doquier en ella se respira; la policroma genuinamente mundial

    que colora su ambiente con los trajes de todas las razas, con las ideas de

    todos los pueblos antiguos y modernos, con la indescriptible diversidad de sus

    cultos, desde el viejo pensar jano hasta el pensar cristiano y musulmn ms

    moderno, pasando por siglos de siglos de budhismo, parsismo e hindusmo,

    no podan menos de proliferar abundantemente en la rica imaginacin de

    aquella excepcional mujer, que en sus libros ha sabido enseamos que la

    imaginacin creadora, junta con la fuerza de voluntad, es la clave de toda

    Magia Por eso el libro que de tan feliz consorcio naciese, tena que ser la

    obra oriental, por excelencia, de la nclita H. P. B as como Isis haba sido la

    obra puente norteamericana entre el Espiritismo y la Teosofa y como, aos

    ms tarde, La Doctrina Secreta iba a ser la obra-nexo entre las ideas tra-

    dicionales de Oriente y nuestra joven corno vanidosa ciencia positiva. De aqu

    la importancia que desde el primer momento asignamos a Por las grutas, etc.,

    bien seguros hoy de que el pblico imparcial que la lea no podr menos de

    coincidir con nosotros en semejante apreciacin, mxime si l tiene en cuenta

    que, al escribirse aqulla para los lectores rusos los paisanos siempre

    queridos de su autora, tena que resplandecer en el texto de repetidas cartas

    una ingenuidad, un vigor expositivo, que en vano se buscar quiz en aquellas

    otras obras ms extensas.

    El esquema de Por las grutas y selvas del Indostn no puede ser ms

    sencillo, cual corresponde a su carcter de crnicas para un peridico. Llegan,

    en efecto, a Bombay los dos campeones de la recin nacida Sociedad

    Teosfica y, con gran sorpresa de las gentes bien europeas, no tratan con el

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    Por las Grutas y Selvas del Indostn, de H.P.B. comentadas por Mario Roso de

    Luna

    elemento dominante de la lejana metrpoli, sino con el dominado y tantas

    veces escarnecido elemento indgena, lo que les acarrea, amn del sambenito

    de tocados, el aun ms peligroso entonces de terribles espas rusos.

    Pasando por todo ello, y por no pocos apuros de otra ndole, un da, despus

    de conocer a parsis, hindes, buddhistas, mahometanos y cristianos y de

    exponerles las bases fundamentales de concordia, de fraternidad y de espritu

    altamente cientfico que a la Sociedad Teosfica caracterizan, van en curiosa

    caravana a visitar los antiqusimos hipogeos de Karli, donde, entre otras cosas

    raras, ven ambos, la novelista y el historiador, a la famosa Vaca y otras cosas

    ms, no menos abracadabrantes. Desde all se internan, no en la India bellati

    o profanada por la planta pecadora del europeo, sino en la India gupta, o

    escondida y velada a las miradas siempre indiscretas y burlonas de stos. Con

    tal motivo se nos habla de Benars, la santa; de Allahabady de la Prayaga

    antigua sobre la que Allahabad se ha alzado; de la Nassik del maravilloso

    Mahabharata, el poema ms grande de cuantos despus se han hecho en el

    mundo; de Hurdwar, de Bhadrinath y de Matura, en fin, esa Matura o Madura

    cuyo nombre ha llegado a pasar, sin que sepamos bien cmo ni por qu, a laIrlanda prehistrica y a la Vasconia eterna6, ni ms ni menos que en el siglo

    XVI han pasado a Amrica y a los archipilagos de la Sonda y de Filipinas, los

    Cceres. Trujillo, Mrida y Medelln extremeos de sus conquistadores

    Seguidamente, la genial cronista nos hace vivir unas horas en una Ciudad de la

    Muerte, ciudad parecida a los millares de ciudades antao casi tan populosas como

    Pars o Londres, y hoy tan arruinadas, que no slo han desaparecido del mapa

    humano, sino que ni aun sus nombres se conservan ya en la memoria de los

    hombres. Despus pasamos con la excepcional caravana aquella, a travs de cien

    Palmiras, Tebas y Perspolis indostnicas, hasta recibir las ms extraas

    hospitalidades brahmnicas, jams gozada por los bellati o perros europeos y

    visitar luego nada menos que el antro de una hechicera, una Kangalim sivatica y

    estar al habla seguidamente con un guerrero de Dios; reencarnacin simblica de

    los hroes del Rama-yana, de la Ilada o de la Eneida, cayendo por ltimo en las

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    Por las Grutas y Selvas del Indostn, de H.P.B. comentadas por Mario Roso de

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    misteriossimas cavernas de Bagh, donde acaecen a los viajeros cosas ms para

    ledas que para vistas, vigilados unas veces por Adeptos tibetanos y acompaados y

    guiados fsicamente por ellos, otras, a travs de Islas Misteriosas, donde los maruts

    y hasta quiz los propios ghandavas celestes les inician en los ms altos misterios

    de la msica de la Naturaleza, para acabar, en fin, la obra, ya que no el viaje, en la

    comarca de entre Malva e Indore en las Marble-Rocks, en medio de terribles

    sectarios de la diosa Kali, los bandidos de aquella Sierra Morena indostnica que se

    llamaron los thugs, y despus en el misterio sin lmites de Muddhun Mahal y sus

    estupendos faquires y ascetas, maestros en todo cuanto a la yoga se refiere, yoga

    que se re hasta de las leyes fsicas que nosotros tenemos por ms ciertas e

    ineluctables

    En suma, que el maravillado lector se ve conducido por la taumatrgica mano de la

    escritora a travs de la India misteriosa, de la que los lectores europeos ms cultos

    no conocen hoy sino la corteza, por cuanto, del mismo modo, que para apreciar las

    delicias musicales, hay que convivir con los ntimos pensamientos de sus autores,

    para avalorar debidamente los tesoros de ese pas de las cien razas distintas, hay

    que emanciparse de los prejuicios tradicionales que tenemos en Occidente y

    sentimos uno con estas reliquias del pasado oriental, cuna de las religiones, alma de

    toda la Historia, cumbre de todas las artes, pozo de todas las ciencias, amor de

    todos los amores, con el que hemos sido ingratos hasta aqu, como ingratos somos

    tambin con nuestros padres, de quien todo lo hemos recibido, empezando por la

    existencia.

    Conocida la poderosa imaginacin creadora de H. P. B., no hay que aadir que la

    visita al pas de las Bayaderas que con su obra hace ella realizar al lector, tiene

    todas las caractersticas de los cuentos iniciticos de Las mil y una noches y todo

    ese estilo brillante, misterioso, astral y raro que resplandece en las obras tocadas de

    Ocultismo, desde la Ilada y el Quijote, hasta la deliciosa Historia de los siete

    murcilagos, con la que nuestro gran novelista D. Manuel Fernndez y Gonzlez,

    siguiendo la leyenda rabe del divino poeta andaluz No-man, drin-nun-el-aziz-el

    ferag, canta las glorias de los Beni-Nazar de Arjona o Arjuna, del prodigioso Al-

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    Por las Grutas y Selvas del Indostn, de H.P.B. comentadas por Mario Roso de

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    Hamar el nazarita, y la manera mgica que tuvo de construirse la Al-hambra de

    Granada, al modo de como segn El anillo del Nibelungo, de Wagner, como se han

    construdo, ms por titanes que por hombres, los mil hipogeos indostnicos y

    egipcios que nuestros investigadores del pasado no conocen todava, y donde ms

    de un sabio de la antigedad recibiera su pavorosa iniciacin ocultista

    Todo esto habr de hallarlo la despierta intuicin del lector imparcial a lo largo de

    las pginas de la obra, si es que no queda ello en su inconsciente, gracias a esa

    dulce maya artstica de la aparente novela, cual hasta aqu ha acaecido al noventa y

    nueve por ciento de sus lectores tesofos y no tesofos. Para ello, adems, nos

    hemos permitido escribir los subsiguientes comentarios, subrayando mejor o peor

    aquellos pasajes en los que nuestra aun dormida intuicin y nuestra crasa ignorancia

    acerca del verdadero Ocultismo, con mayscula. ha credo sorprender, bien la

    palpitacin del genio de la autora, bien sus silencios y perfrasis, bien, en fin, algo

    que no es novela ni es viaje, sino ciencia y realidades profundas, relativas a algo que

    todava no conocemos, ni casi columbramos en el estado actual de nuestra

    evolucin psquica, como lo es la yoga y todo cuanto con la yoga se relaciona.

    Esto supone adems, en cierto modo, un cambio de procedimientos.

    Ms de una vez en efecto, aqu como en el curso de nuestras dems

    publicaciones, nos hemos visto forzados a emplear frente a las dificultades

    expositivas, no el tiro directo, sino elparablico, es decir, a no acometer la dificultad

    de frente, sino a buscar la manera de vencerla, apelando a ideas y recuerdos

    histricos muy alejados en apariencia de la meta perseguida, para caer poco a poco

    hacia el problema, cual si describisemos una verdadera curva, cosa a la que noestamos demasiado acostumbrados en Occidente.

    Semejante proceder es perfectamente lgico y de un alcance prctico incalculable,

    dado que la ciencia, como la vida, tiene algo unitario por encima de las

    diferenciaciones de nuestros anlisis artificiosos. Osiris, smbolo de la suprema

    Verdad, vi su cuerpo dividido en mil fragmentos por la accin destructora de la

    serpiente Typhon, y para resucitarle fue preciso ir buscando y recomponiendo los

    pedazos uno por uno, hasta los ms nfimos y dispersos, quiero decir que las cosas

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    Por las Grutas y Selvas del Indostn, de H.P.B. comentadas por Mario Roso de

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    y los hechos que ms diferentes nos parecen a primera vista, mantienen ntimas

    conexiones que acaban por ligar lo ms heterogneo, enlazar lo ms distante en el

    espacio o en el tiempo, asemejar lo ms desemejante, a la manera como muchos de

    los descubrimientos de la Fsica se deben a la Astronoma, y muchos de la

    Matemtica a la Historia, y muchos del Derecho a la Biologa.

    De aqu que en la obra que comentamos cualquier aparente minucia suscite

    hondsimos problemas: la convivencia de cien religiones distintas en la India, nos

    trae a la mente el gran problema de la emancipacin de la conciencia y de la libertad

    religiosa; el modo de conducirse los ingleses cristianos con los pueblos que no lo

    son, nos plantea el problema sociolgico de las colonizaciones pasadas y futuras;

    los relatos acerca de la Vaca, nos ponen sobre el tapete el origen de todos los

    cultos; el hipogeo de Karli y las grutas de Bagh, caen dentro de la moda actual que

    reina en el campo de las investigaciones arqueolgicas, cifradas hoy, con excepcio-

    nal inters, en las misteriosas pinturas y escrituras llamadas rupestres o de las

    grutas; las ciudades derruidas e inidentificables del suelo ndico, resultan asimismo

    puestas de moda por esotras ruinas horribles de ciudades europeas, sobre las que

    el azote infernal de la guerra de una guerra cual la del Mahabharata, la de los

    titanes o la de los ngeles rebeldes ha pasado como una verdadera revolucin o

    catstrofe geolgica; las creencias fundamentales brahmnicas relativas al dios-

    mono de Hanumn, corren parejas ante nuestra vista, con las creencias

    fundamentales cientficas acerca de nuestro padre-mono con tanta fruicin

    abrigadas por los sucesores de Darwin; como las nimias ceremonias y precauciones

    religiosas de aquellos brahmanes en el orar, el comer, el dormir, etc., etc., guardan

    sorprendente paralelismo con nuestros rezos sin fe, con nuestros hipcritas

    cumplidos sin alma y con nuestras ridculas precauciones de higiene corporal

    exagerada, mientras que descuidamos ms y ms cada da la higiene mental y la

    higiene moral, oculta base de la higiene fsica

    Y la hechicera de Kangalim nos recuerda a las pitonisas mediterrneas, a las

    druidesas nrticas, a las sacerdotisas mayas, a las monjas milagreras de antao, a

    las eternas echadoras de cartas y a las histricas pseudo espiritistas de nuestros

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    das; y los guerreros de Dios de otro captulo, a los guerreros de Dios de esta

    nuestra guerra actual que tiene ms de religiosa que de econmica, contra lo que se

    cree, y la msica del bosque de los bambs tocada por el viento, a las trompas

    elicas del templo de Salomn y a las armonas naturales en fa sorprendidas en

    nuestros tiempos por esos dos magos que se han llamado Wagner y Beethoven, y

    las fsicas torturas, en fin, de los viejos yoguis, las inauditas torturas sufridas

    actualmente por los hroes de uno y otro bando beligerante, en las lbregas

    estrecheces del submarino, la mina y la trinchera; en la suprema angustia

    respiratoria de los gases asfixiantes, esfumantes y lacrimgenos; en el hambre, sed

    y cansancio sin lmites de las campaas, en el supremo delirio de la aviacin, contra

    los elementos y bajo la metralla7.

    Adems de esto y sobre todo esto, las pginas de la obra nos recuerdan a nosotros

    los tesofos los pasajes ms trgicos, los ms cmicos y los ms idlicos de los dos

    abnegados fundadores de la Sociedad Teosfica, cuando solos, sin recursos, casi

    sin plan fijo, errando a la ventura bajo las ms negras acusaciones de espionaje,

    excentricidad o perturbacin psquica, se encararon confiados con ese misterio de

    las edades que se ha llamado la India, y supieron esclarecerle intrpidos triunfando

    de l desde el momento en que supieron triunfar de s mismos y de sus ancestrales

    prejuicios de religin, color, lengua, raza y cultura, gracias al supremo principio de la

    Fraternidad Humana, que al par grababan con caracteres indelebles en la bandera

    de su Sociedad querida.

    Por eso, aunque La Doctrina Secreta, de la autora sea ms extensa y ms sabia; e

    Isis sin Velo, sea ms antigua y ms directamente encarada con los dos problemas

    fundamentales de la Religin y de la Ciencia en abstracto, como La Voz del Silencio

    es ms mstica, Por las grutas y selvas del Indostn, es menos esttica, ms

    palpitante y vivida, ms novelesca y sugestionadora, tanto para el pblico en

    general, como para los tesofos, que al fin son hombres en todos sus defectos y

    limitaciones, en todos sus anhelos de belleza, en todo su apego a lo maravilloso,

    que como la misma autora dice, no es sino la Sagrada Voz de lo Inconsciente, que

    nos recuerda que hubo un tiempo en que fuimos dioses y otro en que volveremos a

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    serlo como nos ensean testigos sin tacha de la divina grandeza de Platn y de

    Jess

    Por eso, en fin, creyendo interpretar el pensamiento oculto y bsico de la obra

    entera de H. P. Blavatsky, hemos sustituido con la palabra grutas, en lugar de

    cuevas, a la palabra inglesa de caves, para indicar con ello que las misteriosas

    regiones subterrneas que tan fundamental papel juegan en la obra, si bien son

    cuevas en el sentido corriente de la frase, ms bien son grutas, al estar habitadas

    por esos seres astrales, etreos o fsicos a los que tantas veces se alude en ellas, y

    a lo que por entero consagramos, nosotros tambin, como se ha dicho antes,

    nuestro libro De gentes del otro mundo, seguros de ser entendidos por los intuitivos,

    e incomprendido, por los profanos, doctos o indoctos, porque, a bien decir, toda

    gruta es una cueva habitada por seres etreos o astrales, cuando no por seres

    fsicos que, a voluntad suya, no nuestra, se nos tornan visibles o invisibles, segn

    tendremos ocasin de apreciar en el curso de la obra de la Maestra.

    Y hasta tal punto es cierto esto, que no hay religin que en una de estas grutas o

    cuevas no haya tenido su verdadero origen, desde la Saptapana indostnica, y lascuevas del Hedjazo del Oreb, hasta la famossima de Chicomotzocen la Sonora

    mexicana, hacia la confluencia del Xila con el Colorado, no lejos del Mar Rojo o

    Golfo de California; las cuevas de Sierra -Mojada o de Hue-hue-tlapa-atln (el

    Anciano de los das) de que nos habla Chavero en su Mxico a travs de los siglos;

    cuevas de Chalchas o Calcas; cuevas matemticas del Misterio; cuevas de Culhua o

    de la Serpiente Inicitica; cuevas de los Tapa-necas de Montolinia el historiador;

    que, como las nuestras deArt (Tara) y de Manacor (Man-a-roc, el hombre-ave-roc),

    no son sino palacios del misterio pasado y del misterio futuro, que habr de ser

    esclarecido por una ciencia menos cretina y menos positivista que la que en

    nuestros das a ttulo de un saber que lo ignora todo, pues que ignora los altos

    problemas de la Historia y de la Psiquis se atreve a profanar impa, bajo pretexto de

    pinturas rupestres, esos templos iniciticos de nuestros primeros padres

    postatlantes en los que la consabida Vaca o bisonte, no faltaba nunca, para que, al

    lado de ella y de las lamentables mamarrachadas que suele escribir, si le dejan, el

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    turista, digamos hoy y siempre aquello de nomini stultorum scriptus sunt in

    parietibus, o aquello otro de el nmero de los necios es infinito

    S, la ciencia venidera, como la religin antigua, y como el Ocultismo de las edades

    todas, ha de nacer de una cueva, como de una cueva, retorta o matraz, salen todas

    las maravillas de la Qumica y de la Alquimia, y como de un cueva o matriz hemos

    salido todos los seres vivos, ya que si de la Obscuridad sin lmites surgi a la

    existencia el Verbo o la Luz, del antro misterioso de las cuevas del planeta ha de

    salir, cual del Templo sepultado, que dira Maeterlink, la Verdad suprema de las

    generaciones futuras.

    MARIO ROSO DE LUNA

    Madrid, 17 de noviembre de 1917.

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    I

    EN BOMBAY

    aa la tarde del 16 de Febrero de 1879. Despus de un penoso viaje de

    treinta y dos das, estallaron sobre cubierta las ms alegres

    exclamaciones: Ved el faro el faro ya de Bombay! (1)

    COlvidadas quedaron al Punto todas las distracciones de a bordo: la baraja, los

    libros, la msica. El pasaje en masa se precipit sobre cubierta. La Luna no haba

    mostrado todava su redonda faz, y una completa obscuridad reinaba, no obstante el

    tropical cielo estrellado, tan luminoso otras veces. El pequeo punto gneo del faro

    no pareca sino una estrella ms de las que desde, el cerleo, firmamento nos

    hacan guios con su titileo. La clebre Cruz del Sur luca en uno de los lados del

    horizonte. El faro sumerga de tiempo en tiempo sus fulgores bajo las olas

    fosforescentes, y los asendereados pasajeros saludbanle como a algo amigo que

    pona fin a sus congojas. No hay que decir que era general la alegra.

    Un esplndido amanecer sigui a aquella lbrega noche. El buque ya no

    balanceaba casi. La broncnea silueta del piloto, que acababa de tomar el rumbo, se

    destacaba vigorosa a los plidos albores matutinos, y el barco arrojando bocanadas

    de humo, se deslizaba sobre las difanas y tranquilas aguas del Mar ndico

    caminando en derechura hacia el puerto. Nos faltaban ya slo cuatro millas hasta

    Bombay, y para nosotros, infelices, que pocas semanas haca tiritbamos de fro al

    cruzar el Golfo de Gascua tan glorificado por los poetas como maldecido por los

    marinos, aquella perspectiva hermosa que se avecinaba no era sino el ms mgico

    de los ensueos de ventura. (2)

    Tras las noches tropicales pasadas, cruzando el Mar Rojo, y losdas abrasadores

    que en Aden nos torturaron, nosotros, gente nrtica, experimentbamos a la sazn

    algo muy inslito y emocionante, cual si nos hubiese hechizado aquella balsmica ysuave brisa. Ni una sola nube empaaba el cielo, en el que sucesivamente se iban

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    Por las Grutas y Selvas del Indostn, de H.P.B. comentadas por Mario Roso de

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    apagando las estrellas. La misma luz de la Luna, que soberana extendiese hasta

    entonces desde Occidente su plateado manto, se haba tambin esfumado en la

    creciente luz del da que vena, no sin antes salpicar con brillantes chispas de luz la

    obscura estela que nuestro barco dejaba tras s, como si simblicamente las glorias

    todas de Occidente representadas por ella se despidieran de nosotros avergonzadas

    ante la esplendorosa luz del Sol y del Oriente que, a los recin llegados de tan

    luengas tierras, daba ya la bienvenida. Haba, en efecto, algo de conmovedor, algo

    de misterioso en aquella dulce resignacin que la Reina de la Noche haca de sus

    derechos en manos del poderosousurpadorque a toda prisa vena La Luna, en

    fin, toc al borde del horizonte occidental y desapareci de nuestra vista.

    Sbito, casi sin transicin entre la obscuridad y la luz, el gneo y rojo globo de fuego

    del Sol, surgiendo por el lado opuesto junto al cabo oriental, pareci apoyar su urea

    guedeja en las rocas ms bajas de la isla, cual si, por un momento, atentamente nos

    examinase. Luego, con gallarda titnica, el luminar diurno se elev sobre el mar y

    prosigui su triunfante carrera, fecundando con sus rayos las aguas azules de la

    ensenada, la ribera y el archipilago aquel con sus peascos y sus selvas de

    cocoteros. Los rayos de oro del astro rey cayeron sobre una multitud de parsis, sus

    fieles adoradores, quienes, desde la ribera alzaban religiosamente sus brazos en

    honor del potente Ojo de OrmuzdSemejante espectculo de sincero culto primitivo

    era tan solemne e imponente, que cuantos nos hallbamos sobre cubierta

    permanecimos mudos, silenciosos; y hasta cierto lobo de mar, de abotargadas

    narices, vecino a nosotros, suspendi su faena con el cable de amarre y, despus

    de carraspear limpiando su garganta, salud tambin al padre-sol a su manera. (3)

    Como caminbamos con gran precaucin por la funesta y traidora baha, tuvimos

    sobrado tiempo de admirar los encantos del panorama que se ofreca a nuestra

    vista. Un grupo de islas se mostraba hacia nuestra diestra y sobre ellas descollaba

    Gharipuri o Elefanta, con su antiqusimo templo. Gharipuri, para los orientalistas

    europeos, es la ciudad de las cuevas; pero para muy sabios sanscritistas indgenas

    es la ciudad de la purificacin. Su templo, perforado por hbil cuanto desconocida

    mano en el duro seno de una roca semejante al prfido, es todo un insoluble

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    problema para los arquelogos, pues ninguno, a bien decir, es capaz de fijar

    concretamente su verdadera antigedad. La cima de Elefanta, cubierta por seculares

    cactos, cobija misteriosa al templo principal y dos laterales labrados en su seno. A la

    manera de la serpiente de nuestros cuentos rusos sobre hadas, el templo hipogeo

    parece abrir sus obscuras fauces, dispuestas a tragarse al atrevido mortal que

    pretenda arrebatarle su secreto de Titn adormecido. Los dos solos dientes que le

    restan, denegridos por los siglos, son las dos columnas de la entrada, las cuales

    dirase que sostienen abiertas sus fauces monstruosas.

    Oh divina, oh insuperable Elefanta! Cuntas razas, cuntas hindas generaciones

    no se han arrodillado ante ti, hundiendo las frentes en el polvo al prosternarse ante

    la triple deidad de tu Trimurti misteriosa? Y, quin puede concretar el nmero de

    siglos sucesivamente empleados por el dbil hombre, para ahondar en tus ptreas

    entraas este Templo de templos y esculpir en ellas tus gigantescos dolos?

    Sucedido se han evos tras evos, desde que te vi la ltima vez, antiguo y misterioso

    templo, y sin embargo, idnticas interrogaciones inquietantes, las mismas

    caliginosas dudas me atormentan hoy que me atormentasen entonces,

    permaneciendo siempre sin respuesta de tus labios de Esfinge Dentro de breves

    das nos habremos de volver a ver; de nuevo pasmreme ante tu imagen adusta;

    ante tus triples caras de granito, y sentir otra vez y mil ms mi impotencia mental

    frente a frente del misterio de tu ser. Tres siglos antes de nuestro siglo, ese tu

    secreto cay, ay!, en manos pecadoras, que no en vano el viejo historigrafo

    lusitano D. Diego de Cuta hubo de alabarse de la desaparicin misteriosa de aquel

    cuadrado sillar ciclpeo que tremolaba fijo sobre el arco de la pagoda, con una

    clarsima inscripcin que fu violentamente arrancada y enviada como obsequio al

    rey Don Juan III. Luego, dicho historiador aada: Junto a la referida pagoda haba

    otra; y ms all una tercera, la ms prodigiosa de todas ellas en su maravillosa

    hermosura, increbles proporciones y riqueza. Ellas fueron construidas por la

    dinasta de los reyes de Kanad (?) cuyo monarca principal lo fu Bonazur. Nuestros

    bravos soldados portugueses asaltaron con tales furores estos antros de Satans,

    que de ellos no hubo de quedar bien pronto piedra sobre piedra Lo peor y ms

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    Luna

    lamentable, fu que tampoco respetaron las inscripciones que hoy podran acaso

    darnos las claves del enigma, y merced a tamao vandalismo fantico de los lusos,

    la cronologa entera de los templos hipogeos-hindes tienen que permanecer por

    siempre sepultados en un misterio arqueolgico para todos, desde los propios

    brahmanes que les asignan 374.000 aos de existencia, hasta Fergusson, que

    intent vanamente el demostrar que ellos fuesen perforados hacia el siglo XII, no

    ms, de nuestra Era.

    Tal sucede siempre con todos los problemas serios: tantas veces como se nos

    ocurra volver la vista retrospectivamente, la Historia nos dar tan slo hiptesis y

    obscuridades. No obstante de ello, Gharipuri est mencionado en la grandiosa

    epopeya del Mahbhrata, escrito mucho antes del reinado de Ciro. Otra leyenda

    muy antigua refiere que dicho templo de la Trimurti fu hallado en Elefanta por los

    mismos hijos de Pndu, una de las huestes que lucharon en la terrible guerra entre

    las dos dinastas respectivas del Sol y de la Luna, y que fueron expulsados de all al

    ser derrotados al final de la guerra. Los de la Rajaputana, que son descendientes

    solares, cantan todava esta victoria; pero ni en sus propios cantos populares se

    puede hoy hallar nada de positivo. Desfilarn los siglos tras los siglos y sepultado

    yacer, siempre desconocido, el secreto en el ptreo seno de la Cueva. (4)

    El cerro de Malabar, morada de europeos y de indgenas ricos, se alzaba por el

    lado opuesto de Elefanta, en el lado izquierdo de la baha. Sus viviendas suntuosas,

    pintadas con brillantes colores, aparecen exornadas por las verduras del banyan

    gigantesco, de la higuera indostana y de multitud de otros rboles, dominados por

    los altos y rectos cocoteros, que recubren con sus copas todas las moles del

    enhiesto cabo. All, hacia el extremo del sudeste, contemplase la casa del

    gobernador, mansin transparente casi como fino encaje, y contorneada por el

    Ocano por tres de sus cuatro lados. Aquella es, sin duda, la parte ms fresca y

    grata de Bombay, baada siempre por tres diferentes brisas martimas.

    La isla de Bombay, o de Mambai, segn la llaman los naturales, recibi tal nombre

    de la diosa Mamba de Maharati, diosa que es Mahima o Amba, Mama y Amma,

    segn las diversas formas dialectales, y cuyo significado literal es el de la Gran

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    Madre. Un templo consagrado a la diosa MambaDevi, se alzaba, todava no hace

    cien aos, en el mismo sitio de la moderna explanada. Sin reparar en gastos ni en

    dificultades, fu llevado ms prximo a la ribera y del fuerte, frente a Baleshwara, o

    sea al Seor de los Inocentes, uno de los infinitos nombres del Dios Shiva. (5)

    Bombay es todo un archipilago, cuyas islas ms notables son: Salseta, enlazada

    con Bombay por un muelle; Elefanta, que se llam as por los portugueses, merced a

    la roca de su mole, tallada en forma de colosal elefante de unos treinta y cinco pies

    de largo, y Trombay, cuya enhiesta roca se eleva novecientos pies sobre el mar.

    Bombay, a la cabeza de las dems islas, parece en el mapa un enorme cangrejo

    fluvial, que extiende a lo lejos sus dos patas, velando vigilante por sus hermanos

    menores. Entre dicha isla principal y el continente corre un estrecho brazo de ro que

    se ensancha y se cie alternativamente, dentellndose en l entre ambas orillas,

    bajo un cielo que no tiene rival en el mundo. No sin razn los portugueses que,

    andando el tiempo, fueron sustituidos por los ingleses, la denominaban la Bona

    baha, baha que viajeros entusiastas compararon con el propio golfo de Npoles,

    pero, a decir verdad, se parecen entre s como pueda parecerse un aristocrtico kuli

    a un msero lazzaroni, pues el nico parecido que puedan entre ambas tener es el

    que tienen agua en las dos.

    En Bombay, igual que en su gran puerto, nada hay, dentro de su excepcional

    originalidad, que recordar pueda a la Europa mediterrnea. Mirad, sino, los botes

    indgenas y los barquitos costeros: todos remedan, en sus airosas formas, al ave

    marina denominada Sat, que es una especie de alcin o de gaviota. Cuando

    aquellas lanchitas se ponen en marcha, son el prototipo de la gracia con sus agudas

    proas y redondeadas popas. Dirase que se deslizan gallardas hacia atrs, y las

    extraas formas de sus largas velas latinas no son sino alas de ave, sujetas por sus

    agudos ngulos como a una vara de altura slo. Sorprendente es la velocidad sin

    igual que stas imprimen a las lanchitas cuando las hincha el viento, hacindolas

    inclinarse hasta tocar con una de sus bordas en el agua, porque, a diferencia de las.

    chalupas de regatas europeas, no hienden las ondas, sino que se deslizan sobre

    ellas cual los petreles.

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    Luna

    su esposa Sita, robada por Rvana, el perverso rey. Crese firmemente por

    aqullos, que Sakshman, el hermano de Rama, estab