RogerBartra Transición democrática, transición cultural · ENTREVISTA CON ROGER BARTRA sec 01...

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Autor de La jaula de la melancolía, La democracia ausente y El duelo de los ángeles, entre otra decena de títulos, Roger Bartra se reconoce con múltiples identida- des: antropólogo, etnólogo, sociólogo, escritor, ensayista, periodista. Hijo de exiliados catalanes, ha colaborado, ade- más, en el cine y la televisión. Es investigador emérito de la UNAM, académico y catedrático en varias universi- dades. En 1996 recibió el Premio Universidad Nacio- nal y en 2009, el Premio Nacional de Periodismo Cul- tural Fernando Benítez, reconocimiento a una labor que se ha nutrido de su experiencia en la antropología y que ha desarrollado desde diversos foros a lo largo de más de cua- renta años. Uno camina por la vida con varias identidades y el periodismo ha sido para mí un complemento muy im- portante al trabajo de investigación académica, al tra- bajo de escribir ensayos. A veces en las universidades, en la academia, se sospecha del periodismo, que quita tiempo, que estorba, que no permite la concentración. En mi caso ha sido todo lo contrario, me ha permitido una apertura y un estímulo para mi trabajo como escri- tor, ensayista e investigador. Cuando estaba en el ba- 22 | REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO Roger Bartra Transición democrática, transición cultural Guadalupe Alonso Roger Bartra es uno de nuestros pensadores más penetran- tes y certeros. Recientemente en la FIL recibió el Premio Na- cional de Periodismo Cultural Fernando Benítez. Crítico tanto del autoritarismo de la izquierda como de los modelos neoli- berales, Bartra es, entre otras cosas, un estudioso de la cul- tura. En esta entrevista nos ofrece un retrato hablado del Mé- xico contemporáneo.

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Autor de La jaula de la melancolía, La democraciaausente y El duelo de los ángeles, entre otra decena detítulos, Roger Bartra se reconoce con múltiples identida-des: antropólogo, etnólogo, sociólogo, escritor, ensayista,periodista. Hijo de exiliados catalanes, ha colaborado, ade-más, en el cine y la televisión. Es investigador eméritode la UNAM, académico y catedrático en varias universi-dades. En 1996 recibió el Premio Universidad Nacio-nal y en 2009, el Premio Nacional de Periodismo Cul-tural Fernando Benítez, reconocimiento a una labor quese ha nutrido de su experiencia en la antropología y que ha

desarrollado desde diversos foros a lo largo de más de cua-renta años.

Uno camina por la vida con varias identidades y elperiodismo ha sido para mí un complemento muy im-portante al trabajo de investigación académica, al tra-bajo de escribir ensayos. A veces en las universidades,en la academia, se sospecha del periodismo, que quitatiempo, que estorba, que no permite la concentración.En mi caso ha sido todo lo contrario, me ha permitidouna apertura y un estímulo parami trabajo como escri-tor, ensayista e investigador. Cuando estaba en el ba-

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Roger Bartra

Transicióndemocrática,transicióncultural

Guadalupe Alonso

Roger Bartra es uno de nuestros pensadores más penetran-tes y certeros. Recientemente en la FIL recibió el Premio Na-cional de Periodismo Cultural Fernando Benítez. Crítico tantodel autoritarismo de la izquierda como de los modelos neoli-berales, Bartra es, entre otras cosas, un estudioso de la cul-tura. En esta entrevista nos ofrece un retrato hablado del Mé-xico contemporáneo.

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chillerato dirigí el periodiquito de los estudiantes delcolegio donde estudiaba, pero más seriamente, en losaños sesenta, mientras estudiaba antropología, tenía unacolumna semanal o quincenal, según la temporada, enel suplemento cultural “El gallo ilustrado”, del diario ElDía. Ahí no hablaba de temas políticos porque en aque-lla época estaba prohibido. Yo era un militante de iz-quierda y mis opiniones no tenían cabida en los periódi-cos, escribía sobre arqueología prehispánica,Teotihuacan,los aztecas, los mayas, los tarascos. Ése fue, digamos, miprimer experimento como colaborador constante man-teniendo una columna en un diario. Fue un buen ejem-plo de esta combinación tan buena entre el trabajo dedifusión del periodismo cultural con el de la arqueolo-gía, nunca me estorbó, al contrario, me estimulaba. Añosdespués tuve otras experiencias, una columna en el uno-másuno, otra en La Jornada y, desde luego, mis expe-riencias como director de revistas, que también fueronmuy importantes.

¿Cómo llegaste a La Jornada Semanal?Cuando Fernando Benítez renunció a la dirección de

La Jornada Semanal —en aquella época era un suple-mento del tamaño del diario— el director, Carlos Payán,me invitó a que me hiciera cargo de un suplemento quetuviese formato de revista y así fue. Cuando entré a diri-gir La Jornada Semanal se hizo una revista engrapadacon portada a color. Fue la primera vez que se hacía algoasí en México y allí estuve durante seis años. Ésa fue,quizá, mi más larga experiencia en el periodismo cultu-

ral. Antes había fundado y dirigido una revista de cultu-ra política, El Machete. Era una edición de gran tiraje enépocas en que la democracia no llegaba al país y resulta-ba muy difícil publicar una revista de izquierda, muy crí-tica, para venderse en los puestos de periódicos, pero enfin, lo logré y fue una experiencia muy importante, unantecedente a mi trabajo de varios años en La Jornada.

Por supuesto la situación de la prensa en aquellos tiempos eramuy diferente a lo que vivimos ahora. ¿Qué se ha perdido yqué se ha ganado desde entonces en el periodismo cultural?

Bueno, se ha perdido esa experiencia del periodistacultural que nada a contracorriente. Eso significaba unestímulo para crear espacios de divulgación literaria,artística y cultural que son un remanso, un sitio de tran-quilidad y de apertura en medio de una prensa, comose decía en la época, vendida, pues toda dependía delgobierno, era una prensa censurada, amordazada, fueuna época muy difícil. Digamos que ahora no tiene esamística de lucha emprendida desde una revista o un su-plemento. En ese sentido se ha perdido bastante, perose ha ganado libertad. La censura gubernamental ya noexiste, vivimos en condiciones democráticas de granapertura y además hemos ganado otra cosa: ahora losmedios culturales, los escritores, los investigadores haninvadido otras secciones. Posiblemente la mitad de loseditoriales están hechos por escritores, investigadores,académicos, universitarios, eso era impensable en lostiempos del antiguo régimen autoritario. Creo que he-mos ganado más de lo que hemos perdido.

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ENTREVISTA CON ROGER BARTRA

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¿Esto significa que el periodismo cultural juega hoy en día unpapel importante en la formación de la opinión pública?

Definitivamente, creo que la cultura ha penetradolosmedios políticos. Los escritores, ligados a los círculosculturales, literarios, artísticos, están incidiendo en la po-lítica. Esta confluencia del intelectual en la política essaludable porque estimula algo que en otros países seestá extinguiendo que es la figura del intelectual públi-co, el intelectual que siente responsabilidad por hacercrítica, por señalar problemas, por opinar. Se le ha lla-mado despectivamente una “opinocracia”, hasta ciertopunto, pero es un fenómenobásicamente saludable.Ca-nalizar la fuerza de opinión procedente de los mediosculturales, intelectuales y académicos a los espacios po-líticos, eso es algo que antes no existía.

En tu caso la labor periodística ha sido, en buena medida,un ejercicio en el que se vinculan la política y la cultura.

Para mí ha sido fundamental enlazar la cultura y lapolítica, no sólo por el hecho de que necesitamos unaclase política más culta, más leída, más preparada, sinotambiénporque la transicióndemocráticamisma requie-re de una transición cultural. No solamente se trata decambiar la legislación, de cambiar algunas de las institu-ciones con base en nuevos códigos, es necesaria tambiénuna nueva cultura política, una cultura cívica, demo-crática que consolide lo que se ha ganado a nivel electo-

ral, legislativo, una cultura que intente dar un salto en eldesarrollo del país, que es algo urgente. Un salto econó-mico, desde luego, salir del atraso, salir del subdesarro-llo, salir de lamiseria y avanzar gracias al impulso de unacultura política, eso me parece fundamental.

¿Cómo ha contribuido la antropología en tu labor pe-riodística?

Soy periodista, sociólogo, antropólogo, etnólogo.Heconsiderado central en mi vida el punto de vista de laantropología. Permite una visión muy amplia y se basaen una concepción polifacética y vasta de la cultura, nocomo un fenómeno de élite, sino como una expresiónde valores y símbolos que permea a toda la sociedad.Por lo tanto, el ejercicio del oficio de antropólogo meha ayudado mucho en otras labores que he emprendi-do, entre ellas la de periodista. El periodismo culturalentendido desde el punto de vista de la antropologíaimplica una concepción de la cultura que no es sola-mente la cultura literaria, artística, musical, sino algobastante más amplio. Eso ha sido fundamental.

En el caso de los intelectuales, ¿cuál debería de ser su papelfrente al Estado y la sociedad?

La labor de los intelectuales mientras más diversifi-cada sea, mejor. No quisiera decir que hay que impul-sar al intelectual político, al intelectual público porencima del intelectual elitista, separado, reflexivo o en-cerrado en la academia. Todas las expresiones de la in-telectualidad son importantes, son útiles y no creo quedebamos exaltar ninguna en especial ni despreciar cier-tas formas. El académico que se encierra en su torre demarfil es tan valioso como el intelectual público quesale a defender determinadas causas en la televisión, enlos diarios. Creo que lo hay que impulsar son las dife-rentes expresiones de intelectualidad.

¿Consideras que al periodismo cultural se le ha otorgado ellugar que merece tanto en la prensa como en los medioselectrónicos?

Me parece que el periodismo cultural ha vivido, enlos últimos años, una situación compleja y contradic-toria. En cuanto hay problemas de presupuesto, de fi-nanciamiento, lo primero que se recorta es la cultura.Eso, en las esferas gubernamentales, en periódicos y re-vistas, es la tragedia que vivimos cotidianamente. Esalgo muy desgraciado. Se compensa un poco por la in-vasión de quienes nos dedicamos a la cultura en los es-pacios políticos, pero creo que no es suficiente, así quela situación es difícil.

En un mundo globalizado donde las reglas las dictan losgrandes monopolios, ¿hay lugar para el periodismo inde-pendiente? ¿Cómo ves el caso de México?

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El periodismo independiente sufremucho y ha que-dado bastante marginado. Las condiciones han cam-biado, se han expandido los grandes monopolios y po-siblemente las mejores expresiones del periodismoindependiente se encuentran hoy en día en Internet.Es un espacio inmenso, global, muy libre, abierto amiles de expresiones. Entonces buena parte de lo quese solía llamar periodismo independiente se ha refugia-do en la red. Aparentemente es una marginación, perono estoy tan seguro porque allí hay un gran potencial.Hay que ver, por ejemplo, el fenómeno del blog comoexpresión del periodismo independiente, esto ha ad-quirido gran importancia porque en países donde nohay libertad política puede llegar a ser un espacio decrítica y reflexión. Eso sucede enCuba, enChina, don-de los escritores que publican en blogs son perseguidosdelmismomodo como solía suceder con el periodismoindependiente. Así que he visto un traslado a esos secto-res, perode todasmaneras existen, enMéxicoy en elmun-do, expresiones periodísticas contraculturales, críticas,marginales hasta cierto punto, peromuy independientes.

¿Qué le auguras al periodismo cultural en el futuro próximo?El periodismo cultural está cambiando intensamen-

te. A veces las secciones de cultura sufren mucho, pier-den espacios, pero los ganan en otros medios. Creoque ahí hay una expansión, todavía no podemos valo-rar realmente la importancia de este cambio, pero creoque es un cambio fundamental y que tiene un futuropromisorio.

Hay otra faceta de tu trabajo que resulta de gran rele-vancia, me refiero a la extensa investigación que has de-dicado al tema de la melancolía, un tema que te ha lle-vado a profundizar sobre la identidad, en particular lade los mexicanos.

Mi interés por la melancolía se intensificó cuandohacía las investigaciones para mi libro La jaula de lamelancolía, sobre la identidad nacional en México, so-bre el carácter nacional mexicano. Ahí descubrí unaveta muy interesante, descubrí cómo el tema de la me-lancolía, la tinta negra de lamelancolía, se podría decir,era utilizada para delinear el perfil del mexicano, delauténtico mexicano; parecía como si las aguas negrasde la melancolía saliesen de la fuente originaria funda-cional de la nacionalidad mexicana. Con el tiempo medi cuenta que no sólo era importante para definir laidentidad nacional del mexicano, sino que la melanco-lía era la tinta negra con la que se dibujaba la identidadnacional francesa, portuguesa, española, brasileña, ar-gentina, etcétera, es decir, una situación paradójica ycontradictoria. Lamelancolía, lamismamelancolía, esemismo sufrimiento por la pérdida de orígenes, consti-tuía la base de la identidad nacional de diferentes cul-

turas muy distintas entre sí. Entonces, eso despertó miinterés por seguirle la pista. ¿De dónde venía esta idea?Descubrí que la melancolía tenía una historia milena-ria interesantísima que me propuse seguir paso a pasoy hacer investigaciones sobre todo en sus expresionesespañolas porque no se habían estudiado con la mismaprofundidad que en países como Francia, Inglaterra oAlemania. Sigo interesado en el tema, creo que descu-brí una veta cultural de gran alcance, de mucha pro-fundidad, de larga duración.

¿Cómo se cristaliza la melancolía en la sociedad actual?La identidad nacional del mexicano ha sido carac-

terizada por unamezcla demelancolía ymetamorfosis,de espíritu conservador y de deseos de cambio y pro-greso. Para eso, por un lado, se han utilizado las imáge-nes del indio agachado, del campesinomarginado, tris-te, holgazán, poco interesado en trabajar y, por el otrolado, el progreso, donde está el contraste del hombrefáustico de las ciudades, del emprendedor, del obrero,del hombre nuevo que la Revolución supuestamenteimpulsó. Esta dualidad ha permeado en diferentes mo-mentos y de diferente manera las caracterizaciones dela identidad nacional del mexicano, pero es increíbleque a través del tiempo mantengan una gran estabili-dad. Se pueden ver reportes de viajeros extranjeros o deescritores mexicanos demediados o finales del siglo XIX

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que ya están caracterizando a los mexicanos de esta ma-nera polar. Lo mismo que se hizo después en los añosveinte, lo mismo que hicieron los muralistas o Vascon-celos, hasta culminar con El laberinto de la soledad deOctavio Paz. En todos los casos, y desde perspectivasideológicas y políticas diferentes, tenemos esta expre-sión del mexicano como una dualidad ligada, por unlado a la tristeza y a la melancolía y, por el otro, al pro-greso y a la metamorfosis.

Dentro de estos parámetros, ¿cuál sería tu diagnóstico dela sociedad en el siglo XXI?

Yo diría que hemos descubierto que la identidadnacional del mexicano no existe, es una fantasía, unailusión, tenemos muchas identidades y hay que im-pulsarlas todas pues resulta nefasto impulsar sólo unaforma de ser mexicano. Y creo que la comprensión deesta nueva situación está ligada a la transición de-mocrática. De alguna manera la transición ya fue im-pulsada, por ejemplo, por un alzamiento indígena enChiapas, los zapatistas, quienes les enseñaron a todoel país que había otras formas de ser mexicanos, nosolamente la del llamado mestizo y la del llamado in-dígena, sino muchísimas más. Se destapó el tema y estoerosionó profundamente el nacionalismo revoluciona-rio, sustento cultural del autoritarismo en México. Asíque estamos ante una nueva situación.

¿Sobre esta transición, qué destacarías de los últimos añosen México, tomando como punto de partida las elecciones

de 2006 y de cara a las celebraciones de la Revolución y laIndependencia en 2010?

Creo que de 2006 para acá y hasta el 2010 que ya estáen puerta, hemos vivido unos años de bastante tensión.Ha sido un periodo difícil y mucho me temo que va a de-sembocar en una situación muy asfixiante. El incienso deestas celebraciones posiblemente nos atosigue. Creo quehabrá más fiesta y más cohetes que reflexión, aunque es-pero que se logre colar un poco de crítica y análisis entretoda esta humareda. Por lo general, los bicentenarios, loscentenarios son incómodos y no han resultado muy pro-picios para la reflexión, me extrañaría que ahora lo fuesen.

¿Qué te provoca haber recibido un reconocimiento que llevael nombre de una de las figuras más emblemáticas del pe-riodismo cultural en México?

Continué la labor de Benítez en La Jornada Sema-nal y recibir un homenaje con el nombre de FernandoBenítez es muy emocionante porque incluso ese nom-bre forma parte de mi infancia. Mi padre era poeta,escritor, y colaboraba en el suplemento que hacía Fer-nando Benítez. Él era una presencia tremenda en lacultura mexicana, así que cuando yo, digamos, heredésu puesto, me sentí muy honrado y ahora al recibir estehomenaje en la FIL, pues mucho más. Me sorprendióporque uno a veces se olvida de las identidades que hatenido, yo me había olvidado que había sido, durantelargas temporadas de mi vida, un periodista cultural, asíque este rescate me da mucho gusto y que vaya asocia-do a la figura de Fernando Benítez, me emociona.

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