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El resurgimiento del interés por la obra de Carl Schmitt ha residido en el hecho de que los paíseslatinoamericanos han acumulado los efectos de una prolongada crisis, debiendo afrontarproblemas económicos, sociales y políticos que trajeron aparejadas una gran inestabilidadpolítica y serios obstáculos para la gobernabilidad democrática. Por eso, se abordan aspectoscentrales de la obra del polémico autor alemán, con particular énfasis en su definición sobrela política para luego analizar los fundamentos de su teoría sobre el decisionismo político. Ytambién se realiza un breve recorrido sobre la repercusión de Carl Schmitt en el debate latinoamericano,de manera particular en el ámbito intelectual argentino. Finalmente, se discutenlas recientes distinciones entre “viejo” y “nuevo” decisionismo.

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    ECUADOR

    Debate CONSEJO EDITORIAL Jos Snchez-Parga, Alberto Acosta, Jos Laso Ribadeneira, Simn Espinosa, Diego Cornejo Menacho, Manuel Chiriboga, Fredy Rivera Vlez, Marco Romero.

    Director: Francisco Rhon Dvila. Director Ejecutivo del CAAP Primer Director: Jos Snchez Parga. 1982-1991 Editor: Hernn Ibarra Crespo Asistente General: Margarita Guachamn

    REVISTA ESPECIALIZADA EN CIENCIAS SOCIALES Publicacin peridica que aparece tres veces al ao. Los artculos y estudios impresos son canalizados a travs de la Direccin y de los miembros del Consejo Editorial. Las opiniones, comentarios y anlisis expresados en nuestras pginas son de exclusiva responsabilidad de quien los suscribe y no, necesariamente, de ECUADOR DEBATE. ECUADOR DEBATE. CENTRO ANDINO DE ACCION POPULAR Se autoriza la reproduccin total y parcial de nuestra informacin, siempre y cuando se cite expresamente como fuente a ECUADOR DEBATE.

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    ECUADOR DEBATE Apartado Areo 17-15-173B, Quito-Ecuador Telf: 2522763 . Fax: (5932) 2568452 E-mail: [email protected] Redaccin: Diego Martn de Utreras 733 y Selva Alegre, Quito.

    PORTADA PuntoyMagenta

    DIAGRAMACION Martha Vinueza

    IMPRESION Albazul Offset

    I ISSN-1012-1498 I

  • ECUADORDEBATE 82Quito-Ecuador, Abril del 2011

    PRESENTACION / 3-6

    COyUnTURA

    Dilogo sobre la coyuntura: La consulta popular y los conflictos del decisionismo / 7-32Conflictividad socio-poltica: Noviembre 2010-Febrero 2011 / 33-44

    TEmA CEnTRAl

    Ecuador: Unas reformas petroleras con muy poca reformaAlberto Acosta / 45-60Alcances y contenidos de las transiciones al Post-ExtractivismoEduardo Gudynas / 61-80Desigualdad, medio ambiente y desarrollo sostenible en el rea andina de Amrica Latina. Un esbozo interpretativo provisorioH.C.F. Mansilla / 81-98Dinmicas del capitalismo: escisin metablica y sacrificio del valor de usoJulio Pea y Lillo E. / 99-112Tendencias de la minera y escenarios de transicin al post extractivismo: el caso peruano Jos de Echave C. / 113-128Malos Vecinos: Las empresas mineras canadienses en Amrica LatinaLiisa L. North / 129-136

    DEBATE AgRARiO-RURAl

    El Agua y el futuro de la alimentacin mundialCarlos Larrea / 137-144Percepciones de cambio climtico y estrategias de adaptacin en las comunidades agrcolas de CotacachiKristin VanderMolen / 145-158

  • Anlisis

    Los conceptos de Poltica y Decisionismo poltico en Carl Schmitt. Su repercusin en el debate latinoamericanoSantiago C. Leiras / 159-174Cmo controlar a los lderes polticos?Rut Diamint y Laura Tedesco / 175-188

    REsEAs

    Democracia, participacin y socialismo / 189-194In the Shadows of State and Capital. The United Fruit Company, Popular Struggle, and Agrarian Restructuring in Ecuador, 1900-1995 / 195-200

    2 ndice

  • Introduccin

    l resurgimiento del inters por laobra de Carl Schmitt en nuestraregin1 ha residido en el hecho

    de que los pases latinoamericanos hanacumulado los efectos de una prolonga-da crisis, debiendo afrontar problemaseconmicos, sociales y polticos quetrajeron aparejadas una gran inestabili-dad poltica y serios obstculos para lagobernabilidad democrtica.

    En Sudamrica durante la ltimadcada, y para evitar la diseminacindel poder y la profundizacin de la cri-sis en medio de grandes debates parla-mentarios, se estableci un nuevocarcter gubernativo, siendo el decisio-

    nismo expresin de ese nuevo carcter,una necesidad que deviene en un estiloo estrategia de gobierno de acuerdo a laexcepcionalidad de cada situacinnacional en consideracin y una frmu-la de carcter funcional a los requeri-mientos del neoliberalismo econmico.

    El problema central consista en pre-guntarse si era posible la convivencia endemocracia del modelo decisionista degobierno con las normas e institucionesde dicha democracia poltica. Mereceser destacado que, en pases comoArgentina, Brasil, Per y Venezuela,hasta el da de la fecha inclusive siguenestando presentes en mayor o menormedida ciertas prcticas de carcterdecisionista como fenmeno comn en

    ANLISISLos conceptos de Poltica y Decisionismo poltico en CarlSchmitt. Su repercusin en el debate latinoamericanoSantiago C. Leiras*

    El resurgimiento del inters por la obra de Carl Schmitt ha residido en el hecho de que los pa-ses latinoamericanos han acumulado los efectos de una prolongada crisis, debiendo afrontarproblemas econmicos, sociales y polticos que trajeron aparejadas una gran inestabilidadpoltica y serios obstculos para la gobernabilidad democrtica. Por eso, se abordan aspectoscentrales de la obra del polmico autor alemn, con particular nfasis en su definicin sobrela poltica para luego analizar los fundamentos de su teora sobre el decisionismo poltico. Ytambin se realiza un breve recorrido sobre la repercusin de Carl Schmitt en el debate lati-noamericano, de manera particular en el mbito intelectual argentino. Finalmente, se discutenlas recientes distinciones entre viejo y nuevo decisionismo.

    E

    * UBA/UB.1 (Bercholc, 2007; Bosoer y Leiras, 1999, 2001; Dotti, 2000; Dotti y Pinto, 2002; Kvaternik, 1994;

    Negretto, 1994; Novaro, 2000; Pinto, 2000; Serrafero, 2005; Quiroga, 2005, 2010).

  • todas sus formas, y presentes desde laltima dcada (Baldioli y Leiras, 2010).

    Es propsito del presente trabajoabordar aspectos centrales de la obradel polmico autor alemn, con particu-lar nfasis en su definicin sobre la pol-tica para luego analizar los fundamen-tos de su teora sobre el decisionismopoltico. Luego de ello haremos unbreve recorrido sobre la repercusin deCarl Schmitt en el debate latinoamerica-no, de manera particular en el mbitointelectual argentino. Finalizaremos estapresentacin con las ms recientes dis-tinciones entre viejo y nuevo deci-sionismo.

    El concepto de lo poltico segnSchmitt

    Carl Schmitt desarroll buena partede su obra en un horizonte histricosignado por una doble crisis, econmi-ca y de legitimidad poltica, de laAlemania de la Repblica de Weimar(1919-1933) que hizo de este sistemapoltico el epicentro de ese gran calde-ro histrico que desembocara en elascenso del nacionalsocialismo.

    La crisis econmica apareci comoresultado de la espiral hiperinflaciona-ria de los aos 1922-1923 provocadapor desequilibrios presupuestarios deri-vados del pago de las onerosas indem-nizaciones de la contienda blica a lospases vencedores de la primera guerramundial, y el impacto de la crisis eco-nmica mundial entre los aos 1929 y1930 que tendra un papel sumamenterelevante a la hora de contribuir a soca-var las bases del sistema poltico demo-crtico de la Alemania de la primeraposguerra.

    Ms grave sera an la ausencia deuna legitimidad compartida en tornode valores y reglas de juego poltico(Botana, 1988) entre los principalesactores polticos de la nacin alemana.La Repblica de Weimar result ser unestado de partidos en el que, ante lacarencia de la experiencia parlamenta-ria de siglos para realizar un adecuadobargaining, caracterstica de las demo-cracias anglo-sajonas, el intercambiopoltico se transform en una dura con-tienda, que fue favorecida tambin porel hecho de estar rgidamente encua-drados los principales partidos polticosliberales, socialistas y catlicos, suma-do a la fuerte presencia de oposicionesantisistema como eran los PartidosNacional-Socialista y Comunista- enaxiomas ideolgicos no negociables.

    Estas crisis alcanzaron en Alemaniauna especial intensidad porque a lascircunstancias ya aludidas y a las msgenerales que afectaban en ese contex-to a los pases europeos- se aadieronotras condiciones especficamente ale-manas: una firme tradicin poltica deestado escasamente democrticoasentado en el principio monrquico,en el primado de la burocracia y elpapel relevante del ejrcito- y una tra-dicin intelectual donde el peso delliberalismo era muy liviano en compa-racin con la fuerza tambin notable,de las corrientes antiliberales idealis-mo, conservadurismo, irracionalismo,anarquismo y marxismo (Pinto, 2000).

    No es de extraar entonces elcmulo de dificultades que all encon-trara de inmediato, el nuevo estadodemocrtico liberal establecido por laConstitucin de 1919. La sociedad ava-

    160 SANTIAGO C. LEIRAS / Los conceptos de Poltica y Decisionismo poltico en Carl Schmitt. Su repercusin en el debate latinoamericano

  • sall as a un estado, con su legitimidadpuesta en tela de juicio y cuya capaci-dad de respuesta a las demandas socia-les fue superada por la magnitud de lasmismas.

    Son precisamente estas circunstan-cias las que permiten comprender laparticular definicin de Carl Schmittsobre la poltica, con particular hinca-pi en la poltica de partidos en laAlemania del perodo de la Repblicade Weimar:

    Si se aspira a obtener una determina-cin del concepto de lo poltico, lanica va consiste en proceder constatary a poner de manifiesto cules son lascategoras especficamente polticas.Pues lo poltico tiene sus propios crite-rios, y stos operan de una manera muypeculiar en relacin con los diversosdominios ms o menos independientesdel pensar y el hacer humanos, en par-ticular por referencia a lo moral, lo est-tico y lo econmico. Supongamos que en el dominio de lomoral la distincin ltima es la del bieny el mal; que en lo esttico es la de lobello y lo feo; en lo econmico la de lobeneficioso o lo perjudicial, o tal vez lade lo rentable y lo no rentable. El pro-blema es si existe alguna distincinespecfica, comparable a esas otras aun-que, claro est, no de la misma o pare-cida naturaleza, independiente de ellas,autnoma y que se imponga por simisma como criterio de lo poltico; y siexiste cul es?Pues bien, la distincin poltica espec-fica, aquella a la que pueden recondu-cirse todas las acciones y motivos polti-cos, es la distincin de amigo y enemi-go. Lo que sta proporciona no es desdeluego una definicin exhaustiva de lopoltico, ni una descripcin de su conte-nido, pero si una determinacin de su

    concepto en el sentido de un criterio. Enla medida en que no deriva de otros cri-terios, esa distincin se corresponde enel dominio de lo poltico con los crite-rios relativamente autnomos que pro-porcionan distinciones como la del bieny el mal en lo moral, la de belleza yfealdad en lo esttico, etctera. Es desdeluego una distincin autnoma, pero noen el sentido de definir por s misma unnuevo campo de la realidad, sino en elsentido de que ni se funda en una ovarias de esas otras distinciones ni se lapuede reconducir a ellas (Schmitt,1991: 56).

    As tambin es importante destacarque, para el autor alemn no se trata-ba de cualquier tipo de enemigo:

    Enemigo no es cualquier competidor oadversario. Tampoco es el adversarioprivado al que se detesta por cuestinde sentimientos o antipata. Enemigo esun conjunto de hombres que siquieraeventualmente, esto es, de acuerdo conuna posibilidad real, se opone combati-vamente a otro conjunto anlogo. Soloes enemigo el enemigo pblico, puestodo cuanto hace a un conjunto tal depersonas, o en trminos ms precisos aun pueblo entero, adquiere eo ipso uncarcter pblico. Enemigo es en sumahostis, no inimicus en sentido amplio(Schmitt; 1991: 58-59).

    Definida en estos trminos la polti-ca, sera la decisin y no la deliberacinla mediacin principal que permitaafrontar el conflicto amigo-enemigo. Elconcepto de decisionismo aparecientonces como anillo al dedo sobreterrenos culturales e institucionales abo-nados histricamente por la propensinal protagonismo del caudillo o el ldercarismtico y la dificultad por incorpo-

    ECUADOR DEBATE / ANLISIS 161

  • rar la idea de un orden poltico sobre labase de un sistema de reglas de juegopermanente acordadas socialmente,presente en la Alemania de los aos dela Repblica de Weimar (1919-1933).

    La teora del decisionismo poltico

    La teora poltica decisionista pudoser distinguida por tres rasgos bsicoscomunes: en primer lugar, una impor-tancia central y definitoria a la decisinen las cuestiones polticas, en segundotrmino, una concepcin de la sobera-na como el poder de decisin definiti-vo y tercero la definicin del estado deexcepcin -o estado de emergencia-como la manifestacin ms pura y elmodelo operativo propio de ese poderdefinitivo; remitindonos al propioautor:

    El ltimo fundamento de toda la exis-tencia del derecho y de todo valor jur-dico se puede encontrar en un acto devoluntad, en una decisin que, comotal, crea derecho, y cuya fuerza jurdicano puede ser deducida de la supuestafuerza jurdica de unas reglas de deci-sin; puesto que tambin una decisinque no se corresponde con una reglacrea derecho [][] Para el jurista de tipo decisionista,la fuente de todo derecho, es decir, detoda norma y ordenamiento que de lderiven, no es el mandato como tal,sino la autoridad o soberana de unaltima decisin que viene dada con elmandato (Schmitt, 1996a: 27).

    Ahora bien, Schmitt se remont ala tradicin clsica de manera parti-cular a los escritos de Thomas Hobbes-(Schmitt, 1997) para encontrar antece-dentes de su teora decisionista:

    El caso clsico del pensamiento decisio-nista aparece en el siglo XVII conHobbes. Todo derecho, todas las nor-mas y leyes, todas las interpretacionesde leyes, todas las ordenes son para lesencialmente decisiones del soberano,y el soberano no es un monarca legti-mo o una instancia competente, sinoque soberano es precisamente aquelque decide soberanamente. Derecho esley y ley es el mandato decisivo para elconflicto jurdico; Auctoritas, non veri-tas facit legem [] En Hobbes se halla la estructuralgica del decisionismo de modo evi-dente, precisamente porque el purodecisionismo presupone un desordenque solo puede ser llevado al ordenmediante la decisin sobre el que (nosobre el como) (Schmitt, 1996a: 29-31).

    Una definicin del estado deexcepcin -o estado de emergencia-como la manifestacin ms pura y elmodelo operativo propio de ese poderdefinitivo (Heller, 1989; Schmitt, 1985a,1994) constituy la tercera caractersti-ca. En consecuencia, el conceptomismo de crisis quedara indisociable-mente vinculado al de la decisin pol-tica, que era tanto ms poltica cuantoms excepcional fuera. En tal sentido,para el decisionismo, la crisis y la deci-sin poltica se implicaban y precisabanmutuamente.

    En sus dimensiones legal, poltica ytica, el decisionismo se presententonces como una implacable refuta-cin de los argumentos contractualistassostenidos por la tradicin liberal(Kvaternik, 1994). Desde diversos pun-tos de vista, el decisionismo pudo des-cribirse como su inversin simtrica. Era

    162 SANTIAGO C. LEIRAS / Los conceptos de Poltica y Decisionismo poltico en Carl Schmitt. Su repercusin en el debate latinoamericano

  • la negacin emprica de los principiosdel constitucionalismo y lo opuesto a suconcepcin del orden poltico fundadoen el ideal de la discusin racional y laarmonizacin entre intereses y valoresconflictivos a partir de instituciones dearbitraje y principios de justicia e igual-dad consagrados y protegidos por insti-tuciones y leyes.

    Esta contraposicin pudo visualizar-se en distintas polaridades: en el planojurdico opondra la excepcin a lanorma, la decisin personal a la norma-tividad impersonal, la competencia -quin decide?- al contenido sustancial-qu se decide?-, en el plano poltico lasoberana del estado al poder difuso ydisolvente representado por la socie-dad; el estado asociado con la guerra yla poltica a la moralidad burguesa, laeconoma y la tecnologa; la dictadurapresidencial al parlamentarismo; y, enel filosfico la decisin poltica a la dis-cusin pblica y crtica (Negretto,1994).

    Igualmente relevante fue la interpe-lacin radical que hara Schmitt a laspretensiones del positivismo jurdico defundar la legitimidad del estado en unorden legal normativo impersonal yobjetivo, al atribuir a esa pretensin laraz originaria del derrumbe del estadode derecho parlamentario. Distinguaentre estados legislativos, basados enun sistema cerrado de legalidad separa-do de su aplicacin, y jurisdicciona-les, gubernativos y administrativos,segn fuera la funcin estatal que pre-dominara en ellos: la sentencia de losjueces, la voluntad personal soberana yel mando autoritario de un jefe de esta-

    do, o las ordenanzas de carcter objeti-vo a travs de las cuales las cosas seadministran a s mismas.

    Tales modelos estatales, clasificadosa la manera de tipos ideales weberia-nos y a los que Schmitt encontrara msfrtiles para explicar la realidad estatalque las clsicas distinciones de la teoraaristotlica entre monarqua, aristocra-cia y democracia, y menos inocente-mente, ms tiles que la anttesis entredictadura y democracia, tenan cadauno un tiempo y una correspondientetendencia poltica afn.

    As, en pocas de normalidad y con-cepciones jurdicas estables prevalece-ra el estado jurisdiccional y aparecerauna justicia separada del estado, quesera custodia y defensora del derecho.En cambio, en tiempos de grandes cam-bios o transformaciones revolucionariasaparecan un estado gubernativo, o unestado administrativo, que podran ape-lar dira Schmitt, a la necesidad objeti-va, la situacin real, la fuerza coercitivade las relaciones, las necesidades de lapoca y a otras justificaciones no basa-das en normas sino en situaciones fcti-cas (Schmitt, 1994). Tanto el estadogubernativo como el estado administra-tivo atribuan una cualidad especial almandato concreto que se ejecuta y seobedece sin ms.

    Estos tipos de estado, argumentarael terico alemn intentando salvar a laconstitucin de Weimar reforzando elpresidencialismo con plenos poderes,ponan fin a los alegatos de los aboga-dos, propios del estado jurisdiccional, yreconoceran adems valor jurdicopositivo al decisionismo del mandatoinmediatamente ejecutorio, en detri-

    ECUADOR DEBATE / ANLISIS 163

  • mento tambin de las interminables dis-cusiones del estado legislativo parla-mentario, cuya institucin fundamentalfuera objeto de la aguda crtica de CarlSchmitt:

    En Alemania exista desde hace tiempoatrs una tradicin de ideas y tenden-cias estamentales, para la cual la crticadel parlamentarismo moderno no supu-so ninguna novedad. Adems, se hagenerado, sobre todo en los ltimosaos, una literatura que atae a lasexperiencias cotidianas, particularmen-te a las llevadas a cabo desde 1919. Ennumerosos folletos y artculos periodsti-cos se subrayan los fallos y errores msevidentes del funcionamiento parla-mentario: el dominio de los partidos ysu inadecuada poltica de personalida-des, el gobierno de aficionados, las per-manentes crisis gubernamentales, lainutilidad y banalidad de los discursosparlamentarios, el nivel, cada vez msbajo, de los buenos modales parlamen-tarios, los destructivos mtodos de obs-truccin parlamentaria, el abuso de lainmunidad y privilegios parlamentariospor parte de una oposicin radical quese burla del parlamentarismo mismo, laindigna prctica de las dietas y la esca-sa asistencia a las sesiones [] as comoque la verdadera actividad no se desa-rrolla en los debates pblicos del pleno,sino en comisiones (y ni siquiera nece-sariamente en comisiones parlamenta-rias), tomndose las decisiones impor-tantes en reuniones secretas de los jefesde los grupos parlamentarios o, incluso,en comisiones no parlamentarias; as, seorigina la derivacin y supresin detodas las responsabilidades, con lo queel sistema parlamentario resulta ser, alfin, solo una mala fachada del dominiode los partidos y de los intereses econ-micos (Schmitt, 1996b: 24).

    En este contexto de crisis econmicay de legitimidad e impotencia parlamen-taria ante la crisis se impona entoncespara el autor alemn, la necesidad decontar con una institucin que pudieraconstituir la reserva ltima del sistemaconstitucional alemn, de all entoncesla apelacin al presidente del Reichcomo guardin de la constitucin:

    El presidente del Reich se halla en elcentro de todo un sistema construidosobre fundamentos plebiscitarios- deneutralidad e independencia respectode los partidos polticos [] Segn elcontenido efectivo de la constitucin deWeimar existe ya un protector de laconstitucin a saber; el presidente delReich. Tanto su estabilidad y su perma-nencia relativa -mandato por siete aos,dificultad de su revocacin, indepen-dencia con respecto a las cambiantesmayoras parlamentarias- como el gne-ro de sus atribuciones [] tienen porobjeto en el orden poltico, como con-secuencia de su relacin inmediata conel conjunto del estado, crear una institu-cin neutral que como tal sea protecto-ra y garante del sistema constitucional ydel funcionamiento adecuado de lasinstancias supremas del Reich, institu-cin que adems se halla dotada, paracaso de necesidad, con atribuciones efi-caces que le permitan realizar unadefensa activa de la constitucin(Schmitt, 1998: 249).

    La legitimidad democrtica de ori-gen del presidente del Reich otorgabapara Schmitt un componente adicionalde refuerzo de la legitimidad de su rolen el esquema constitucional:

    Que el presidente del Reich sea el pro-tector de la constitucin corresponde

    164 SANTIAGO C. LEIRAS / Los conceptos de Poltica y Decisionismo poltico en Carl Schmitt. Su repercusin en el debate latinoamericano

  • tambin empero, al principio democr-tico sobre el cual descansa la constitu-cin de Weimar. El presidente del Reiches elegido por el pueblo alemn entero,y sus facultades polticas frente a losorganismos legislativos particularmen-te la de disolver el Reichstag y la de pro-mover un plebiscito- son por naturale-za, una al pueblo.Haciendo al presidente del Reich centrode un sistema de instituciones y atribu-ciones tanto plebiscitarias como neutra-lizadoras en orden a la poltica de parti-dos, la vigente constitucin del Reichtrata de crear, partiendo de principiosprecisamente democrticos, un contra-peso al pluralismo de los grupos socia-les y econmicos del poder, y garantizarla unidad del pueblo como conjuntopoltico.[] La constitucin procura especial-mente dar a la autoridad del presidentedel Reich posibilidades para enlazarsede modo directo con esta voluntad pol-tica del conjunto del pueblo alemn ypara proceder en consecuencia comoprotector y guardin de la unidad cons-titucional y de la integridad de lanacin. Sobre el xito de este intento seha de fundamentar la existencia y lapermanencia prolongada del actualestado alemn (Schmitt, 1998: 250-251).

    Aunque los paralelismos entrepero dos histricos suelen provocar dis-torsiones y forzamientos en el anlisiscomparado, habra de notarse una sin-gular actualidad de aquellas argumenta-ciones de la dcada de 1920, haciafinales de 1990 a travs de las siguien-tes definiciones:

    a) La definicin del soberano comoquien decide sobre el estado deexcepcin (Schmitt, 1985b, 1994) y

    es representante del pueblo en suunidad, por encima de los interesesparciales y la lucha de los partidospolticos.

    b) La idea de que el orden jurdicoreposa sobre una decisin y nosobre una norma (Novaro, 2000;Schmitt, 1982) -la legitimidadcomo decisin poltica y la legali-dad como ordenamiento normativoderivado de aquella decisin-. Lanocin de que una constitucin nose apoya en una norma como fun-damento de validez, sino en unadecisin poltica como fundamen-to de su legitimidad.

    c) La defensa del presidencialismo(Herrera, 1994; Schmitt, 1998)como expresin y custodia de launidad del estado y la crtica delparlamentarismo -como forma degobierno y como forma de estado-partidocrtico y pluralista pordisolvente, ineficaz y fuente dediscordia y corrupcin.

    d) La distincin entre norma jurdica yexistencia poltica del estado,entendida sta como la unidadpoltica de un pueblo y aquellacomo su expresin.

    La repercusin de la teora decisionistaen el debate poltico latinoamericano.El caso Argentino

    El Estado de Excepcin en AmricaLatina ha sido impuesto por las msvariadas formas de crisis econmica,social y poltica. Sin embargo esta lti-ma ser la ms frecuente en nuestraregin debido a que resulta difcil obte-ner mayoras absolutas o an inclusoen el caso de disponer de ellas-, en con-

    ECUADOR DEBATE / ANLISIS 165

  • secuencia para lograr la gobernabilidadse recurre a imponer un estado deexcepcin, lo que garantizar en elcorto plazo ms poder al presidente, ypor ende al partido gobernante.

    Gobernar en un contexto de excep-cionalidad poltica garantiza un hori-zonte de previsibilidad, pocas vecesvisto antes en democracia, en el marcode lo que el autor brasileo BolvarLamounier definir como regmenesmixtos, resultado de la combinacinde instituciones y prcticas de carcterautoritario juntamente con aquellas desesgo democrtico, por ser el mandata-rio elegido en forma directa o indirecta-a travs de cuerpos de carcter cole-giado- por su pueblo.

    En Amrica Latina, continente en elcual convivieron regmenes militaristas-caudillistas, autoritarismos, democra-cias restringidas y poliarquas desde lasguerras por la Independencia hastanuestros das, el decisionismo schmittia-no es un modelo que centralmentepuede ser tomado como una herramien-ta heurstica de anlisis poltico, paracomprender los cambios de regmenespolticos dentro del sistema, como astambin para lograr comparar y diluci-dar las caractersticas gubernamentales,desde la accin poltica, donde el eje-cutivismo es la forma de gobierno msutilizada en la regin, debido principal-mente a cierto hiperpresidencialismoexistente e inveteradamente aceptadopor los pueblos.

    Entonces, si se debera pensar que eldecisionismo no es solo una forma degobierno autoritaria, sino que tendrauna legalidad persistente y en el caso deuna poliarqua, la legitimidad democr-

    tica del voto popular, y que servira parala proteccin del sistema en caso deemergencia, el problema subyace en darrespuesta a las siguientes interrogantes:

    Cundo efectivamente existe unasituacin de emergencia y cundo elpresidente debe asumir poderes extraor-dinarios? Se podra crear una forma degobierno ejecutivista independiente-mente de si existen o no razones que larespalden?

    El decisionismo y su vertiente msmoderna el neodecisionismo son asu-midos por los presidentes latinoameri-canos como una estrategia en contextode tiempos difciles o como un estilode gobernar?

    Si se trata de una estrategia en con-texto de tiempos difciles (Torre,1994), el decretismo ejecutivista y no eldecisionismo nos permitira dar cuentade las caractersticas de ejercicio delliderazgo poltico en la regin, dadoque el decisionismo implica la desinsti-tucionalizacin poltica (Kvaternik,1994), teniendo en consideracin tresdiferentes circunstancias: en primerlugar los recursos institucionales dispo-nibles, esto es el diseo y distribucindel poder dentro del rgimen poltico,en segundo trmino las circunstanciaspolticas, refirindonos aqu a la rela-cin que el titular del poder ejecutivoestablece con la oposicin, con el parti-do de gobierno y con otras organizacio-nes nacionales e internacionales y porltimo la eficacia que se intenta alcan-zar con determinadas iniciativas aimplementar.

    Teniendo en consideracin las cir-cunstancias antes desarrolladas, tresseran tambin las posibles motivacio-

    166 SANTIAGO C. LEIRAS / Los conceptos de Poltica y Decisionismo poltico en Carl Schmitt. Su repercusin en el debate latinoamericano

  • nes polticas para llevar a cabo estaestrategia de gobierno: el golpe preven-tivo, el decretismo como ltimo recursoy el factor sorpresa. En este marco la uti-lizacin de los decretos de necesidad yurgencia durante el gobierno de RalAlfonsn se inscribira en forma predo-minante en la categora de golpe pre-ventivo2, en un contexto signado por laconflictiva relacin entre el gobierno yla oposicin, mientras que durante lapresidencia de Carlos Menem estas mis-mas motivaciones se inscribiran nosolo en el marco de la conflictiva din-mica gobierno/oposicin, sino tambinen aquella relacin entre el poder eje-cutivo y el propio partido de gobierno(Maurich y Liendo, 1998).

    Establecida esta dinmica, la estrate-gia decretista tambin podra ser consi-derada como una herramienta que per-mita cumplir con el propsito de produ-cir disciplina dentro de un diseo insti-tucional de centralismo limitado(Llanos, 2001; Mustapic, 2000), enforma conjunta con la utilizacin deotros recursos disponibles como porejemplo la apelacin al veto parcial ytotal o la distribucin de diferentes tiposde incentivos selectivos tanto al gobier-no como as tambin a la oposicin.

    Si se trata en cambio de concebir aldecisionismo como un estilo de gobier-no (Goretti y Rubio, 1995,1996) msall de los tiempos difciles, la utiliza-cin de recursos de excepcin se ins-

    cribe en un marco de creciente con-centracin de poder en la institucinpresidencial en un esquema hiperpre-sidencialista (Nino, 1992), y un mode-lo delegativo de democracia; al respec-to, el autor argentino GuillermoODonnell sostena lo siguiente:

    Al usar el trmino delegativa me refieroa una concepcin y prctica del poderejecutivo segn la cual por medio delsufragio se le delega el derecho dehacer todo lo que le parezca adecuadopara el pas. Tambin demuestra que lasdemocracias delegativas son intrnseca-mente hostiles a los patrones de repre-sentacin normales de las democracias,a la creacin y consolidacin de las ins-tituciones polticas y, especficamente, alo que denomino rendicin de cuentashorizontal. Con esto me refiero al con-trol de la validez y legitimidad de lasacciones del ejecutivo por parte deotros organismos que son razonable-mente autnomos de aquel (ODonnell,1997: 293).

    En este sentido, el funcionamientode las denominadas democraciasdelegativas en las ltimas dos dca-das, tanto en Amrica Latina como enel este europeo, estuvo alejado de losparmetros de desenvolvimiento quepermiten definir a las democracias pro-pias de los pases capitalistas desarro-llados, como institucionalizadas.

    Como consecuencia de ello, a par-tir de la ltima dcada se repiti en

    ECUADOR DEBATE / ANLISIS 167

    2 Constituye una excepcin a la regla el Decreto 1096/85 que dio origen al Plan Austral el cual consti-tuye un ejemplo representativo de la utilizacin del factor sorpresa para el lanzamiento del programade estabilizacin econmica en el ao 1985. Podemos mencionar tres decretos que representan la cate-gora de ltimo recurso: el 1696/84 de normalizacin de la vida sindical, el 632/87 decretado la emer-gencia agropecuaria y el 411/87.

  • mayor o menor medida el mismoesquema:

    a) Legitimidad de origen con anclajeen situaciones de derrumbe o emer-gencia y convertida en argumento,de salvamento primero y refunda-cional luego, del estado y la socie-dad.

    b) Modificacin de la estructura cons-titucional acorde con una nuevarazn de estado: la gobernabili-dad.

    c) Reforzamiento de los poderes presi-denciales, definicin explcita oimplcita de una doctrina de nece-sidad y urgencia y utilizacin derecursos como los decretos denecesidad y urgencia, en tanto prin-cipal expresin de la decisin pol-tica.

    d) Debilitamiento del rol de las institu-ciones parlamentarias, de las dife-rentes instancias de control de losactos administrativos de gobierno yde los procesos deliberativos dedecisin poltica (Bosoer y Leiras,2001, Leiras, 2007).

    Tal como lo definiera el autor italia-no Giorgio Agamben, lo excepcional hadevenido norma (Agamben, 2004), esta-blecindose de hecho una situacin deemergencia permanente (Botana, 2004;Quiroga, 2005, 2010) que viene a cons-tituir la regla de funcionamiento de lademocracia argentina en particular y enla regin de manera general. Podrahablarse entonces de una exceptocra-cia como previsible horizonte de lademocracia (Serrafero, 2005) en la medi-da en que varan los recursos institucio-nales utilizados intervencin federal,

    estado de sitio y/o decretos de necesidady urgencia- ms no el contenido sustan-tivo de funcionamiento del gobierno, elrgimen y el sistema poltico.

    Decisionismo y Neodecisionismo

    El neodecisionismo tendra lascaractersticas esenciales que tiene elviejo decisionismo pero a diferenciade ste, si bien mantiene la idea de unliderazgo fuerte en el Poder Ejecutivo,es proclive a un Estado sin tanta centra-lidad ante la sociedad, ms bien propi-cio a las ideas del neoliberalismo y suEstado Mnimo, y del neoconservadoris-mo con sus planes sociales focalizadosy su folclore de valores socio-polticos.

    La gran transformacin de los aos80 y 90, el mercado global y las pol-ticas econmicas que lo instituyeron yaseguraron han mostrado en determi-nados contextos nacionales o regiona-les -como el latinoamericano en loscasos de Argentina, Bolivia Brasil yPer - afinidad con formas jurdicas ypolticas de cuo decisionista. Apa -reci as una nueva estatalidad mspermeable que redefina sus modalida-des de relacin con la sociedad. Porestas razones puede decirse que eldecisionismo estatista de la dcadadel 20 devino gubernativo y anti-estatista en el ltimo decenio del sigloXX.

    En tanto el discurso de legitimacindel orden neoliberal se sostuvo en laliberacin de energas y fuerzas conte-nidas -las del capital regulado por elEstado o contrapesado por las fuerzasdel trabajo organizado- presuponatambin que tal liberacin poda gene-rar situaciones de crisis, resistencias a

    168 SANTIAGO C. LEIRAS / Los conceptos de Poltica y Decisionismo poltico en Carl Schmitt. Su repercusin en el debate latinoamericano

  • sus efectos perniciosos, puntos de rup-tura, es decir, situaciones que desde laescala nacional aparecan como casoscrticos y deriven en estados de excep-cin.

    Por estas razones, el establecimien-to de un modelo de organizacin socialbasado en el funcionamiento libre delmercado precisara de mecanismos deauto-estabilizacin y control. Es en esesentido que una legitimacin eficientis-ta y una gestin decisionista podanayudar tanto para desmontar el aparatoestatal regulador y prestador de servi-cios como para neutralizar los casoscrticos y las resistencias a dicho des-mantelamiento.

    El nuevo intervencionismo del esta-do, necesario para garantizar las nue-vas reglas de juego en las que pudierandesencadenarse las fuerzas libres yespontneas del mercado, apareciacompaado por dos lgicas contradic-torias de legitimacin y, por lo tanto,por un nuevo balance entre legitima-cin/represin.

    El orden del mercado, en tanto secaracteriz por conformar una sobera-na difusa en los aspectos poltico-sociales y por manifestarse solamenteen forma espectral en la esfera pblicaestatal, no poda legitimarse sino a par-tir de una lgica eficientista para con-jurar una crisis que, por otra parte, erainvocada como la nica alternativaposible a las polticas neoliberales.

    Frente a esa lgica los procesosdeliberativos y rganos de control hori-zontal se mostraban como ineficaces yperversos. De ah que la legitimacindemocrtica poda ser consideradacomo contradictoria con la legitima-

    cin eficientista del mercado. Pero anas, el descontento frente a la ineficien-cia y obsolescencia del aparato estataloper como una masa crtica deaquiescencia social y, en ltima instan-cia, de legitimacin para formas de eje-cutivismo decisionista ensayadas ypracticadas desde las presidencias.

    Existi, en efecto, una demanda dedecisin eficaz antes que una imposi-cin de la misma. Sobre tal demanda,incluso exacerbndola, trabaj el argu-mento decisionista. Lo hizo, conjugan-do la metfora social del mercado pro-pia del liberalismo utilitarista, con lateora elitista de la democracia sosteni-da por el neoconservadorismo, ysobreimprimiendo ambas al imaginariopoltico clsico del populismo (Bosoery Leiras, 1999, 2001; Leiras 2008a,2008b).

    Se entenda a la democracia comomarco de competencia entre gestoresde lo pblico que permite seleccionarelites eficientes. Y contrariamente aotra vertiente del pensamiento liberal,centrada en torno a ideas como demo-cracia directa, participacin popular,representacin poltica y ciudadanaactiva, se consider que la democraciacomo representacin de voluntadesresultaba un despropsito y hasta unpeligro.

    Asimismo, se defendi la desvincu-lacin entre representantes y represen-tados como un modo de reducir lasinevitables discrepancias de la demo-cracia directa (Medici, 1998). En la tra-dicin elitista ste era el argumentorepublicano de la representacin polti-ca, en el sentido en que el parlamentoreduce y homogeneiza las alternativas,

    ECUADOR DEBATE / ANLISIS 169

  • sea porque los parlamentarios sonpocos y ms afines socialmente o por-que conforman un cuerpo calificadopara resolver racionalmente y arribar ajuicios compartidos, alejados de losrumores de la plebe. La democraciaslo funcionaba en esta perspectiva, sise garantizaba que los parlamentariosen sus decisiones fueran independien-tes de todo control y compromiso espe-cfico con los votantes. Una vez elegi-dos, tomaban sus decisiones segn suparecer.

    De este modo, para la argumenta-cin elitista, en la que convergieron lasposiciones neoliberales y neoconserva-doras, la democracia funcionara mejoren la medida en que se limitaran losproblemas de agregacin de intereses ydemandas, estrechando las opcionesabiertas y manteniendo as la raciona-lidad del comportamiento entre losactores y su capacidad para tomardecisiones adecuadas.

    El libreto, como se observa, pudoasimilar la democracia al mercadoy lleg a la conclusin de que el mejormodo de limitar lo susceptible de servotado o decidido era a travs de unaconstitucin que incorporara conteni-do normativo especfico u otorgando elmonopolio de ciertas decisiones a ins-tituciones y mecanismos en donde nofuncionara la democracia, por ejemploa travs de la ampliacin de facultadespresidenciales delegadas o la completaautonoma de los Bancos Centrales.

    Pero por otro lado, la amalgama secomplet con una figura presidencialportadora de la promesa de conciliar almismo tiempo la modernizacin eco-nmica, la identidad cultural y el poder

    poltico, de volver a unir lo que estabafragmentado y suplir las distancias queseparan al pueblo de las elites. A dichafigura se le concedieron todos los ras-gos atvicos de la cultura poltica per-sonalista y la identificacin con losliderazgos carismticos portadores dela promesa de redencin en la imagi-nacin colectiva.

    La gran contradiccin -y paradoja-se manifest en el momento en queprecisamente el mayor poder discrecio-nal y la mayor concentracin del poderse convertan en la mayor garanta y ala vez la mayor debilidad y amenazapara la seguridad jurdica y la confian-za macroeconmica de los mercados.

    Si en el mbito local-nacional estoimplic un avance de la capacidad deimposicin de la voluntad poltica delgobierno frente a los otros poderes yfuerzas sociales y en detrimento de undesarrollo de las instituciones represen-tativas y deliberativas y de mercadoscompetitivos, en la perspectiva globalconsisti en una respuesta funcionalfrente a la prdida de capacidad delestado nacional para decidir polticaseconmicas, cuya formulacin le fueexpropiada en su mayor parte, haciaarriba y hacia fuera, por las escalastransnacionalizadas y supraestatales dedecisin, y hacia dentro y haciaabajo, por los poderes privatizados olos fenmenos de desgajamiento delpoder central (Garreton, 1998).

    Una consecuencia de ello fue eldeslizamiento en la propia imagenacerca de la naturaleza del orden pol-tico representado por el estado, de suraz liberal-contractualista como pactode sociabilidad y autogobierno, a su

    170 SANTIAGO C. LEIRAS / Los conceptos de Poltica y Decisionismo poltico en Carl Schmitt. Su repercusin en el debate latinoamericano

  • ncleo hobbesiano ms crudo comopacto de sujecin, con el nfasis pues-to en la necesidad de controlar y orga-nizar la violencia, reducir la capacidaddecisoria a la unidad frente a los peli-gros de disgregacin o fractura, las ten-dencias centrfugas del poder y lasamenazas a la vida cotidiana de laspersonas y sus bienes (Dubiel, 1993;Ovejero Lucas, 1997; Piccone, 1996;Taguieff, 1996).

    Se trat entonces de una dobletarea: reconstituir o defender un ncleoconstitutivo del orden poltico -la deci-sin soberana en tiempos excepciona-les-, y garantizar una determinadaracionalidad en el funcionamiento dela sociedad sustentada en la lgica delmercado.

    Los procesos hiperinflacionarios deArgentina en 1989 y Brasil a comien-zos de la dcada de 1990, y la guerrainterna en Per hacia fines de la dca-da de 1980 (Fair, 2010) fueron tresejemplos claros de condiciones propi-ciatorias para la emergencia de algunaespecie de liderazgo piloto de tormen-tas con reminiscencias mesinicas,con capacidad para el cumplimientode esa doble tarea.

    Dicho de otro modo: nos encontra-mos con regmenes democrticosemergentes con sociedades civilesdbiles o incipientes y estados jaquea-dos por fuerzas centrfugas y presionescentrpetas que derivaron en el mejorde los casos, en democracias que nopodan ni pueden resolver la ecuacinlegitimidad-gobernabilidad. O toma-ban por el camino de la gobernabili-dad, en detrimento de su legitimidad, yhacan descansar esta ltima sobre las

    aptitudes de un liderazgo plebiscitarioo a la inversa, mantenan su legitimi-dad de origen y ejercicio a costa de undebilitamiento y prdida de su capaci-dad de gobierno.

    El decisionismo presidencialistacomo teora del poder y las distintasvariantes de neoconservadorismopopulista de mercado como contenidoideolgico (Pinto, 1996) se presentaronen 1990 como una cabal expresin y almismo tiempo como un intento de res-puesta a dicho dilema.

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