Revista Río Negro Número 7

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Revista de creación editada por el Colectivo artístico cultural Río Negro. Número 7, Año 1. Web: www.colectivorionegro.cl Informaciones: [email protected] Recepción de materiales: [email protected]

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Revista Artístico-Literaria

Editada por:

César CastilloCristóbal CastroDaniela SilvaJavier Flores

www.colectivorionegro.cl

Motivo de Portada:“Brother” por José Luis Flores

Revista Río NegroNúmero VII

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“ Baudelaire” por Gregorio Alayon.

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indice

Editorial// 5

Poesia //6

Narrativa //33

Novela por entrega //47

Traiciones //52

Ensayo// 55

Creer es crear //58

De nuestros

colaboradores //62

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Como lo prometimos durante la publicación de la edición anterior, este nuevo número salióantes de lo acostumbrado. Antes de lo que hubiéramos imaginado hace un par de meses atrás,reunimos el material y comenzamos el proceso de maquetación; y aunque la abundancia decontenido es algo propio del uso masivo de las tecnologías de la información, hemos entendidodurante la edición de Río Negro que sin la valoración del trabajo único de un autor, no lograsentender la figura de lo que llamamos revista de creación. Esto va más allá del encantamientoo el asombro que le puedas dedicar a una obra en particular, o si reconoces ese hilo de sangreque cae en las madrugadas y te hace levantar de improviso sabiendo que la deuda más grandeque tienes que pagar es contigo mismo, y buscas inútilmente una manera de anunciarlo parapermanecer en paz; se refiere a las partículas de incendiaria genética que componen la texturasustancial de la publicación, que logran verse al revisar página a página un conocimiento quenunca abandona su carácter críptico, por más difundido que esté a través de sucesivos avisosde advenimiento. Una revista de creación es una pieza construida por la niebla en las manosde una criatura perdida en el bosque aullante, y en sus sueños con la ciudad, ofrecida en unaullido de respuesta. Es una pieza, como lo es un trozo de madera húmeda que después deuna tormenta aún se siente tener vida, haber sobrevivido o resucitado ante el destino san-griento del oro, la elemental facción de su espíritu prevalece tangible si elegimos protegerla yhacerla visible, si no, tendremos la profunda consciencia de que una forma así podía ser con-cebida ante nuestros ojos, difusa en el tiempo al igual que todo lo querido, y expandida abar-cando todo el espacio en el instante entregado a ella, tal como imaginamos la sangre paradefenderla de la muerte.

El por qué, quedará remanente en la oscura serenidad de tu pecho, ya es vital materia para elarte.

Equipo Río Negro.

EDITORIAL

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Libertades por Darío G. S.

po

esia

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“La lucha” por Darío G. S.

El que te hablaba mientras amanecía

Era dulce el aroma desprendido inequívocamente desde tus labios, carmesí, divina;apagabas las velas al sólo mirar aquel candelabro de roble teñido;una cascara caía, uno de tus aros era la luz que iluminaba el cuarto;un crujido sonó, un vidrio roto de la pecera en que guardábamos “tú sabes qué”;la almohada se desgarró, mientras el sol nacía por el norte;raro, la luna seguía arriba;era y es, una lucha malévola, decadente;de inocencia es el aroma que envuelve aquel candelabro, de roble teñido carmesí.

Por Felipe Maldonado

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QUERIDA POESÍA

La sociedad de los legisladores muertos

Esta es la sociedad de los legisladores muertosEn donde nobles de escudos y chapa se dan la autoría capitalistaAquella que ha etiquetado todos nuestros problemasCon el rostro grosero de los borceguíes prusianoMiro al cielo con los ojos blancos redentores clamando huevadasQuisiera escribir sobre la vida, pero solo es letra muertaQuisiera gritar, pero el broquel me constriñeEstoy en el País de los legisladores muertosMuertos envueltos en momio guardiánPor no decir momio de mierdaHoy sin chapa, pero con autoría capitalistaDonde nobles y serviles no tropiezanSe atropellan viviendo en una dilatada y angosta orla estercóreaEn donde la tiranía es divisa.

Por Luis Ricardo Antimán Mella

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En soledad

Detrás del espanto viene tu imagen.No busques sueños atornillados en las veredas.Alguien llora desde este lado de la vida;cuesta saber quién es.Pero los ojos tienen el color de la sangrey las lágrimas sabor a tristeza.Debe irse con el corazón abierto.Mientras el cielo se desplomaEn tu cabellera de fuego.

Por José Manuel Luque

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Río Negro

No sé dónde está la biblioteca municipal de mi pueblo,no sé cuántos libros hay en ella,cómo son sus anaquelesla forma de sus pasillosel color de la corbata del hombre en el mesón,no sé cuántos la visitano qué hora es allá cuando en mi patio son las seis y con mi hermanorecogemos en frascos metafísicosel canto que las bandurrias lanzan desde el cielo.No conozco su silencio,el protocolo de encargo,sus puertas o el baño o su salamandra;pero imagino sus ventanas enmarcandola rural verdura de los perennes suelosde este Río Negrosiempre húmedo y callado.

Por Andrés Carozo

“Mujer” por Darío G. S.

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Fingir Amor

Nos floreció la figura plena del remordimiento, su revés me culpa delhecho. Le dije – una y otra vez – que el dolor ajeno no era lo nuestro, selo dije. El contacto filantrópico de mis piernas sometió nuestra simbio-sis a un régimen lingüístico. Si hubiese aceptado mi forma de amar suausencia no, su ausencia no me abriría ningún agujero.

Por Constanza Marchant

Sueños de amor

Te he soñado tantas veces,en sueños he sido tuya.

He visto en tus ojos negroshechizo de luna, quisiera en

ellos mirarme otra vez.Sentí vibrar el fuego

de la pasión en mi cuerpo,deslizarse sobre mi piel

ríos de aguas cristalinas.Mi corazón se agita, recordandola tibieza de tu cuerpo desnudo,

mis manos dibujando tu piel morena,temiendo despertar de este sueño sutil.

Quizás esta herida no cicatrice nunca,pues mi amor sin ti es un calvario,

aunque pasen los años y me muera sin vertemi amor por ti seguirá intacto.

Por María Isabel Bugnon

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Mosca

Se descomponen las moscasY se revuelven dentro de la sopaSe van caminando hacia su bocaY se descomponen las moscas.

Se descomponen sus dientesApretando crujienteDejando en su cuello

Dulce aroma sonriente.

Dulce aroma sonrienteDulce pudor entre los dientesDe un hombre muertoYa dementeDulce hombre asesinoMuerto en gusanosSin destinoCarnicero y asesinoDulce flor sin dulce muerteDulces labios de los senosDe su amarga mujer pudienteDulce damaAcorralada dentro de suAlargada y retorcidaLa mirada…

Amargo color de fuente

Dulce lúgubre terrorDe muertas muertesDe aflicciones latentesDulce muertaDulce puerta de mi puenteDe mis pendientesEncrucijadas sobre mi menteAhí está, ahí estasTe escondes por ahí detrásAhí entre los dientesLlevas las moscas

Llevas las perlasEntre las fosas y entre lasCarnes de tu frente

Las de tu enteLas que te hacen pensarQue a veces se te caeA pedazos lo pocoQue te queda ya de suerteLa muerteViene hacia a tiA llevar donde tú estarásAquí, al lado del señorEl que siempre te enseñoQue pecar es vagabundearY que en el infierno arderasAquí abajo donde estarásDonde la puerta no abre jamásAcá, a mi lado tú estarás.

Por Hernán Caamaño

Yes.1Todo se mueve,todo se expresa en el universopara la armonía.

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Fem y Sidio

Sidio la seguíay Fem Corría

La idiotizó con su sonrisaél, se obsesionó con su cuerpoella, se embobó con sus palabrasél con sus celos la protegía, la lla-maba míaella todo lo justificabacon un te amoparchó sus labios ensangrentadossanó su ojo morado.

Sidio mutiló a la mujer en dosmitad esclava…mitad puta…ella sólo repetía te perdonó,todo cambiaranuestro amores de verdad.

Sus ojos cegaron toda realidadbebió de sus lágrimasodió su sexodecidió escapar.

Fem corría y Sidio la seguía

Femicidio así lo llamaron

cuando encontraron

su cadáver en aquel matorral.

Por Denni Zú

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Con un lápiz y un cigarro

Se acerca la tardeY yo sola en mi habitación

Con un cigarrillo en mi boca,Y un lápiz en mi mano,

El fin se acercaTengo mucho miedoMi cuerpo tiembla

Y un viento muy helado atraviesaMi cuerpo.

De aquí se escucha mi llamadoNo quiero ir

Pero ya es inevitableCamino hacia el…

Mi cigarrillo desapareceEl lápiz se acaba

Y yoMe desvanezco en el tiempo.

Por Josiane Villegas

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Súplica a la Luz

Cuando deje de beber mis sales,vísteme, Dulzura, de racimos,convierte tanta piedra malditaen puente para tu amor arado.¡Átame fuerte a tu mejor pozo,

que por sus aguas quisiera morir!

Haz que mi abismo madure en gozo,donde talles tus flores pacientes

entre campos que saben de noches,entre cielos que claman la lluvia.No recites los mismos poemas,

tan sólo deja que el amor te ame.

Cava hondo tu bandera de plata,que de tu anhelo me quiero bañar.

Por Arturo Moraga

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LLANTO EN EL CORAZÓN

Como duele el almacuando hay tristezay llanto en el corazón.

Cuando las gaviotasrompen con sus alaslos cristales de la noche.

Cuando la tristezacruza la callepara moriren las garras del silencio.

Cuando los violines de aguadejan de cantaren las paredeshúmedas del tiempo.

El hilo de la vidase rompey se desangrahasta vaciar el mundo.

Cuando la travesíade la nochees larga y a veceseterna.

Por René Arturo Cruz Mayorga

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Si Te Pierdo

Muchas veces me he preguntado si hay unafogataen el alma que me duela,por desgracia sí existe y es si te pierdoevitar quemarme con el fuego que cuido,saber lo que mi corazón te transportabase vaya muy lejos como una persona condroga,me hace pensar que vivir sería como agoni-zarque reír sería como llorar,saber que estás aquí me hace vivircon más ganas y sobre todo sobrevivir,mi mayor miedo es no ver un atardecerver como toda mi vida se puede caer,saber que te pierdo en un instantesin o con razón sería un asesinarme,tu presencia es como ser un indigentecon casa, pan, perfumado y algo para invi-tarte

Si te pierdo aunque sea muy bueno en la vidano me iré al paraíso viviré un infierno,pensar en aquello me hace escuchar melan-colíauna llamada de una botella de alcoholpara olvidar y esquivar la verdad,me hace matar al niño que vive dentro mí,saber que estás aquí me hace sentir ganadorde algún premio de lotería,como si me hubiera ganado al mundoes que mi mundo ahora y siempre eres tú,respirar bajo el agua, volar como avevivir al máximo cada segundo compartidocontigo

Muchas veces he hecho el mismo problema matemáticosiempre me ha dado el mismo resultado ne-gativo,saber que si te pierdo me desintegraréseré un ser solitario y poco a poco desapare-ceré,desierto caminante en la ciudad

un papel lleno de suciedad,no vivo de un futuro así aunque en mi pre-sentesiempre se haga frente y me atormente,me hace cuidar cada huella de lunaque tengas marcada en tu persona,apreciar a quien tengo a mi ladoconvirtiendo lo trágico en pasado,sentir de oro tus manossabor rico con tus abrazos,en mi camino tu compañíapor ti yo mi vida daría,si te pierdo moriré en vidaserá mi más dolorosa caída

Si te pierdo me haré invisible en un rincón,no habrá ningún doctor que encuentre curaa este pobre hombre que perdió a su mayorrazón,caminare por un desierto donde los cactusaunque los esquive se me clavarán,sus espinas se enterrarán en mi corazónhasta dejarlo sin sangre,seré como una flor sin agua, sé que el futuro es inciertopero ya no me interesara saber lo que vendrá si no estás,tú sabes bien mi amor que quiero compartirmi vida contigo,para que dios sea testigo de que no es lo único eterno.para que dios sea testigo de que no es lo único eterno.

Por Pancho Tález

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Yes

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Todo se mueve,todo se expresa en el universopara la armonía.

Unas estrellas dúctilesalumbrando el terror de la noche,una luna obsequiando sonrisas a lasombra,un sol bailando como loco al ritmo decascadas de rayos

Todo se mueve.Todo se expresa en el universopara la armonía.

Una lluvia llorando como niñas encuna,árboles aplaudiendo espectáculos deterrores,pájaros bebiendo cerveza hasta embo-rracharsey una tierra cantando dolores.

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Mi querida Haití:hoy, desde mi exilio,pinto cada día en tu cara de papella triste arquitecturade mi vacío.

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En tus ojos cándidosimprimo las letras del poemacon la palabraS O L E D A D

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A mi ciudad natal

Puerto Príncipe,yo visí, lo he visto,a ese monstruo giganteque encima de tise lanzó para tragarte como su presa.

De tu belleza y recuerdosquedaron ruinasescuche esos suspiros,esas voces disonantesgrabadas en mi memoriaque de pulso a pulsogolpearon mis oídos.Hasta los santos lloraron

Puerto-Príncipe,estás en mísí, en mí te llevo aúnjunto a las cicatricesdesde mi alma,

Puerto-Príncipe,ese día de tu caída,esa caída altísima

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Llanto de niño

La resonancia en la caída de lágrimasque botaron los ojos del huérfanohambrientose evaporó en el aireque le empujó hacia los oídos del crea-dor

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El asesino era poeta

El joven Racine murióel murió bajo las balas,palabras de un poeta.

Recorrió cual sofistatoda la ciudad predicandoel amanecer de un pueblo en agonía.

El joven Racine se suicidóbajo los verbos mágicos,aliento de poeta.

Su flecha potente hizocantar himnos revolucionarios¡pobre Racine, queapenas empezaba a leer Marx!

El pobre Racine se lanzóen una aventura insólita,pensó que sus conviccionesdetendrían las balas bandidas.Terminó siendo llevado por el silencio.

Las letras de su canto eran así:“Grenadier a l´assautsa ki mouri safe ayo pa gen manmanpa gen papa sa ki mouri zafe ayo”

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Mi voz aislada

Mi voz aislada del restode las voces,olvidada , humilladareclama un espaciopara extendersehasta donde llegael límite del mar.

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Los niños del barrio donde nací

Sí, claro que sítodo ha cambiado alláen el lugar donde nací.El sol ya no extiende mássus manos de rayospara acariciarnos.En los rostros de tablade los niños de mi barrio,hay una monocromía,una sola palabra:miseria, miseria, miseriaque no la vean por favorlos especialistas de la “organizaciónde las nociones unidas”.

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En los ojos desesperadosde los niños de mi barriohay un semáforo,en hojas de polvo se leedeletreamos en mayúsculasH-A-M-B-R-EYE-D-U-C-A-C-I-Ó-Nausentes en sus agendaslas agendas de los dirigentes.

En sus gargantas lejanasarrinconadas entre montañas,sus fuertes murmullosque suenan como tamboresno llegan a las orejas huecas de losricos,hasta que la muertecon su oído más sensibleatiende a sus llamadosy se los lleva.

Sí, claro que sí,todo ha cambiadopara mejor,para peor,alláen el barrio donde nacídonde el soles vacío.

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Soy

Soy como esos puntos suspensivosdentro de un paréntesis mudo,libro todavía no abierto al público.Soy gota de aguaen océano de lágrimasque brota lentaa los ojos de un huérfanoen Puerto Príncipe.Soy rocío que viajasubido a la lloviznaen espera de un tiempo tranquilopara caer en la tierra.

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HaitíTodavía se ve de lejos, muy lejosllegar a los negreros llenos de tus hijos.Navegando sobre las aguas irritadas dela miseriales he visto en suaves cadenassonriendo al opresor.

Por Michée Dasmar

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He cambiado:no soy otro;

soy yo.

Por Diego Alegría

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Instante en que estás arriba

En otros instantes hubiera escuchado con atención tus palabrascomo un niño leyendo las instrucciones de un colorido juego de mesa

ahora parada frente a mi eres espuma y chocolatedulce veneno que embriaga y mata suavemente

placenteramentehasta hacerme delirar

en otra hora no ésta hubiera caminado el mundo de tu manohubiera jugado contigo a las cartas mientras el naranjo ocaso

o las titilantes estrellasahora me acoplo a tus movimientos

y el ocaso y las estrellas se hacen pocoparecen olvidados objetos menores

paupérrimos desiertos secos llenos de miseria y contaminacióny tu el oasis y tus movimientos la alegría de la vida

el resplandor de este instanteel dulce fuego que mata pero mata contento

como el whisky al hígadocomo las papas fritas las arterias

como tus rasguños mi carney me muerdes para que te sienta más de cerca

me agarras fuerte con los dientes como si por un momentoquisieras arrancarme la carne y mi sangre y alimentarte de mí

y yo hipnotizado en tus movimientos no puedo ni quiero defendermeno puedo ni quiero escarparme

no puedo ni quiero dejar de mirar tu caraposeída

inmediatafemenina

entonces me agarro fuerte de tus senos para no hundirme en el océanopara no caer en el abismo

para que tú y solamente tú seas mi descuartizadorame agarro fuertemente y de a poco cesan tus gritos

y tus palabras se hacen suavesy tus movimientos pausados hasta detenerse

y caes sobre mídomada y dócil

para besarmey decir te amo.

Por Jorge Ignacio Muñoz

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ANOCHE SOÑE UN SUEÑO

Anoche soñé un sueño que,podría decir sin asombro,

ya no es sueñoQuizás,

un abecedariode ideas,

en movimientos y sin aireque mas que acompañarmeen sílabas silenciosasya no mueven mis labiosQuizás,

una sombraque ya no es más sombraTal vez fue sólo un sueñoen medio del miedo

que ya no es miedo

Por Patricio Valdés García

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La Ciudad.

La Ciudad es movimiento sempiterno:Gran matriz paradigmáticamente capitalista

El cielo yace roto / Trozo de mundo corrompidoEl conticinio inexistente: La Ciudad

Son los murmullos mecánicosLos claxon / Las luces / Las balizas frenéticasEl aire interrumpido por la aerodinámica: La Ciudad

La máquina horrísona & imponenteComo glóbulo metálicoRecorre la red de esquinas & callejones

El hombre es sólo instante en la arquitectónicaGris / Inmensa / Sólida /Que rompe el infinito azul

El siglo de la huella dactilar contemplado desde un círculoAvistamientos de globos aerostáticos e hipopótamos encarcelados: LaCiudad

Espirales eólicasHélices caóticasLa geografía encerrada en una claraboya

La fisiología monumental de los falsos crepúsculosUn arco-iris degollado a los pies de la santísima pornografíaSangrando colores de calidoscopio / Interminablemente: La Ciudad

Por Helvert Barrabás

“Ast

ros”

por D

arío

G. S

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Poesía de frutas muertas

Manzana podrida,La muerte debiera tener tu nombre,

Sería la única forma de llegar a ti.

Manzana podrida,Me envenenaste el alma,

Ahora soy un durazno fermentadoDe ira, de odio.

¿Cuál fue el maldito árbolDel que saliste,

Y te dejó caer al suelo?,Roja manzana,

Podrida por dentro.

Tu corazón y tus semillas,Pulpa de rencores,

Fruta muerta,Me han hecho pudrir

Y ahora soy, por ti,Una fruta envenenada.

Cuando el jugo de mi furiaAlimente un alma ajena,

Te darás cuentaQue al envenenarme,

Sembraste un árbolDe frutas muertas.

Por Rodrigo Permal

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La libertad del azor.

Se libre como el viento, levántate y ondula en tu flamígero desveloRompe las frágiles ataduras terrenales,

Eleva tus alas hacia el cielo y gorjea para que vengan mejores tiemposCuya hermosura se plasma en cálidos y llameantes anhelos

Desmigajados en trocillos desperdigados de espejoDonde afloran bermellones gotas devoradas por sedientas sanguijuelas

Que proclaman a gritos consumir el corazón de Ícaro sumido en des-consuelo.

Vuela tal águila furtiva hacia un objetivo sin fronterasBátete contracorriente en la tempestad de la vida

Lucha salvajemente en delirios de pasiónAsiendo por los brazos el suspenso cruel de la razón

Que invade los llanos del abismo que se dicen verdaderos y prístinos,Sumérgelos en los mares de la locura, estado insigne que nos hace li-

bresEn las vanas esperanzas inmundas de la soberana suciedad social.

Cruza las costas de los valles, navega surcando los bellos maresAtraviesa el mundo y deléitate con los saboreados sinsabores que en tu

camino encuentresObserva panorámicamente la naturaleza de la muerte,

Que se consume acompasadamente en la desfachatez del destiempoEn un ir y venir incesante que nace en el ocaso y desfallece en el cenitAsí aléjate ¡oh espíritu errante! Y fórjate tu propio destino cual azor,

bien te digo.

Por José Chamorro

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Capturando el misceláneo

Pensar que el vacío lo sumerge todo, en silencio.Que es fácil vaciar la cabeza de videocaseteras baratas.Que la soledad es simple palabra,porque la sensación es eterna.Que se está en un sitio,consternado por estar en todosy en ninguna parte.Llorar en un rincón murmurando perdones ingenuos.Que el tipo de la esquinacoloque su cuchillo en mi costilla,que me quite todo,

ni la nada tengo.Que me llamen señoritay escupirles en la cara su algarabía.Y beber una copa de vino,sentada en la barra del bardonde se prometa la venta de sueñosa buen precioy el borrón y cuenta nueva de memorias.Volver a nacer.Morir.Sentir la vida y la muerte.De igual manera.

Por Larrafael

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Madre prostituta

Amamanta a tus cachorros de hiel,y de ira y rencor y blasfemias,madre prostituta inclinadasobre tu prole en acción de gemir,secas ya tus fláccidas vertientes,amamántalas de leche negra,de odio intrínseco y sed de venganza,para que nunca olviden lo que son,de qué matriz proceden sus rostros,y hacia qué destino van sus pasos.Dótalos de abrojos y de espinas,aliméntalos de resistencias,inyéctales tus noches sufridas,la copa de la intemperie en rigor,la mano del puñal homicida.Para que tenga sentido el dolor,para que una lámpara arda por ti,para que nadie mancille tu cuerpo.

Por Ulises Varsovia

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Villa Grimaldi

Brilla, Grimaldicon tu sol de medio día,tus lápidas sometidas,tus sepulcros blanqueados y su luz de la mentira;tus nombres, tu memoria arrepentidaque recuerda pero olvida bajo el césped,mosaicos y esculturas,la tortura de ver a tanto deudo arrebozadoen excelencia y calidad de vida

Por Erick Be.

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te vi partir

son los sueños que he olvidado los que me preocupan,no los que he cumplidoni los razonablemente desechados

son los sueños que soñé antes del atardecery que ahogan sus nombres entre mis deseossueños esporádicos latentes en sueñosno revelados en arcanosno fundidos con verdes anhelos

me ocupo de mis fantasíascon la misma sensatezpero a veces olvido lo que escriboy suelo acordarme de ti

quizás mis sueños olvidados lleven tu nombretal vez todo vuelva a ticomo la primera vez que hablamoso cuando por última vez te vi partir

puede que mis sueños sueñen espaciospero yo no soy el hacedor de espejosni he sido aprendiz de magosólo fui un sueño dentro míoque he perdidodesde la última vez que te vi partir

Por Fernando Palacios Moreno

“felinos” por Darío G. S.

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SI TUS ALAS SE HUMEDECEN

He visto tus sublimes alas fosforescentes; mariposaQue te anidas en la corola gallarda de una flor hermosaDonde al pasar del día rompes tu cárcel dorada y misteriosaY vas confiando a otras flores los secretos de tu alma.¿Qué confiesas mariposa? ¿Qué les cuentas fugitiva?Solo lo sabe la suave brisa confidente de tristezasTodas estas, que te echan a perder la calma ansiada;Cuando sometida estas a tiempos de borrascas.Si tus alas se humedecen mariposa, tú; mujer de mis amores,Yo estaré a tu lado entonado dulces acordes de arpaSegregando la inocencia candorosa de las lluvias de tu llantoCon abrigo y fe, con amor y entrega por la pasión que te siento.

Por Elvis Pesantes

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LA PAZ NO ES UNA GUERRA

GANADA POR NOSOTROS

imaginemos que un día clareaque la marea del mundo es distintaimaginemos que un trébol repartehacia los cuatro vientos sus semillas

imaginemos que el cielo comparteparte por parte este viento y deseode que a la mesa del hombre se sientenla sed y el hambre de todos los tiempos

Manos del hombrepara levantar una casa

Casa del hombrepara levantar su esperanza

Manos hermanaspara desandar la acechanza

imaginemos que riegan al hombrepara que brote su estrella de fuegoy que en la tierra florecen cantandotodos los hijos de todos los cielos

imaginemos que un canto nos cuentaque la tormenta alimenta su aurorasobre los cinco frentes de esta guerrael rostro de otro planeta se forma

imaginemos que un sueño transformala pesadilla que muerde los cuerpos

imaginemos al mundo en las plazaspara el desfile de sus jardineros

Por Rubén Vedovaldi

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Los secretos sólo existen en laimaginación.

No hay dolor más atroz que ser feliz.Alfredo Zitarrosa.

Cerramos la puerta del garaje con llave, se la entrega-mos a la empleada de la agencia inmobiliaria. Arre-glamos como nos pagarían la comisión y fuimos alaeropuerto para regresar a nuestro país.Escuchamos el golpe seco de pelota de fútbol en el jar-dín. No pasó mucho tiempo hasta que sonó el timbrede la puerta de entrada. Abrí la puerta y allí paradohabía un chico de unos 10 años, quien me pidió quele alcanzara la pelota que estaba en el jardín. Le dijeque esperara en la calle y yo le pasaría la pelota porencima de la pared. Cuando me dio la espalda parabajar la escalera,le pregunté – ¿cómo te llamas?Charlie- dijo sonriendo.Fui hasta el jardín y encontré la pelota. Del otro ladode la muralla los chicos corrían gritando.- Ahí va.Por la mañana del 18 de Enero, caminé junto Enidia,mi mujer, esquivando el viento invernal de Londres.El día había comenzado con sorpresas. La dueña denuestro cuarto nos saco de la cama para decirnos queteníamos 48 horas para desalojar el dormitorio eirnos con todas nuestras baratijas. Estaba tan agitadaque se olvido de reclamarnos las semanas que debía-mos.Quise decirle que era una hija de puta, pero la pobreno tenía la culpa que nosotros fuéramos unos parias.Éramos incapaces de mantener un trabajo por más dedos semanas, siempre nos arreglábamos para aborre-cer cualquier actividad y aceptábamos cualquier ex-cusa para abandonarlo.Salimos a la calle a pasear, conscientes que el futurose nos escapaba.- ¿y ahora qué?- ¿hacemos squating? – Con todos los locos que vivenbordeando la miseria, no, para eso nos volvemos.Llegamos a la ventana de Patel, el vendedor de dia-rios, la vidriera cubierta de papeles absurdos y unpanel de Anuncios donde algunos desesperados comonosotros escribían notas indescifrables con proposi-ciones complejas, y los colgaban adentro de unos so-bres de plástico transparente.“Cambio lecciones de Español por lecciones de Farsi.”Otro estaba escrito sobre un papel amarillo (me ima-gino para llamar la atención) se leía:“Alquilo cuarto a lesbiana, vegetariana en lo posible

que carezca de interés en comunicarse”.“Mujer atractiva 40, necesita hombre profesional parair al cine.”No pudimos contener la risa.-¿Te imaginas el encuentro?-Si, ella es alta y muy flaca con aires de soy hermosano me toques.-No, ella es morena y muy pequeña y es una obsesivasexual.-Como quieras. ¿Cómo sería el diálogo?-Él la llama por teléfono y le dice. Soy profesional, ¿tegustaría ir al cine?-La flaca diría. Te encuentro a la entrada de Screen onthe Green, sí el cine que está cerca de la estación desubterráneo de Ángel, a las 3 de la tarde. Vení con unsombrero negro. La morena sería menos precavida,le diría, vení a buscarme a casa y tomamos un café. Sime gustas, te hecho sobre mi cama y si no vamos aaburrirnos al cine.Los diarios estaban en una hilera sobre un estantedestartalado. Desde la calle podía leer los titulares,las naderías de los pasquines siempre ocupados en lavida sexual de los famosos en particular y la de todosen general contrastaban con los horrores de la guerraen Irak en los otros diarios.Acostumbrábamos a ir a las inmobiliarias, de UpperStreet, en Islington. Con las narices apretadas contrael vidrio de los escaparates soñábamos con los ojosabiertos al ver fotos de inodoros blanquecinos, coci-nas resplandecientes de paredes lisas y colores atrac-tivos. Distraíamos el destino que se nos acercabapeligrosamente. Enidia señalaba con un dedo los pre-cios de las casas mientras se reía de nuestras imposi-bilidades. Veíamos a los empleados detrás deescritorios, rodeados de un caos de papeles, todo con-trolado por sus memorias prodigiosas. La empleadamás cercana a la ventana nos conocía porque yo la sa-ludaba todos los días que pasábamos. Nos miraba porencima de sus anteojos y movía la cabeza una solavez, de arriba hacia abajo, nosotros repetíamos elmismo movimiento y nos íbamos, pero el frío de lamañana y la incertidumbre nos detuvo más de lo ne-cesario hasta que ella se levantó dirigiéndose hacia lapuerta de entrada nos invitó a pasar. La seguimoshasta su escritorio, acercó dos sillas y sentándose delotro lado del mismo nos miró sonriendo.

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- Los veo todas las mañanas mirando los anuncios.Me imagino que están buscando algo para comprar.-dijo.- No, curiosidad, es una manera de pasar el tiempo.Pensé que mi respuesta sería suficiente para que nosmostrara la puerta de calle. Sin embargo, la vi juntarlos dos brazos enfrente de su cuerpo y apoyarlossobre el escritorio, tirando su cabeza hacia adelantemurmuró –-¿dónde viven?- Cerca de aquí.- Alquilan un departamento.- Un cuarto en un departamento, lo compartimos conotra pareja.Nos miró en silencio, mientras un vaho de perfumese escapaba de su cuerpo.¿Les gustaría vivir en una casa?Intenté levantarme para irme, no andaba para chis-tes, pero Enidia me detuvo agarrándome con violen-cia la pierna, inmovilizándome. Disimulé el dolor ydije- Sería interesante.- Si, pero es un poco difícil ahora mismo - dijo Enidia.- Yo podría ayudar.- ¿Cómo? pregunté recuperando mi desesperación.- Bueno, ustedes saben que Islington está plagado dezorros.- ¿Entonces?- Tenemos una casa que la podría vender fácilmentesi desalojamos a los zorros que viven en el jardín.- ¿Porqué no contratan a un cazador?- Porque nuestra compañía considera que es inmoralmatar, cazar o como quieran llamarlo. La casa estádesocupada hace ya varios meses y ustedes podríanvivir con una sola condición: que le hagan la vida im-posible a los zorros, así se van. Les daríamos tresmeses de alquiler gratis y una comisión cuando sevenda…La proposición nos convenía. Podríamos hacer nadasin preocuparnos.-Tenemos un problema, los zorros saldrían de su ma-driguera durante la noche y ese sería el momentodonde tendríamos que acosarlos, perseguirlos, estonos tendría bastante cansados durante el día impi-diéndonos trabajar.- ¿Qué quieren, dinero? dijo levantándose brusca-mente y desapareciendo detrás de una puerta quetenía el cartel de DIRECTOR.- Volvió sonriendo…- Les adelantaríamos el dinero de la comisión.- No, gracias. Queremos £200 por semana más la co-misión. Como se dará cuenta, trabajaríamos 10 horaspor día cada uno, siete días a la semana que sumarían

140 horas. Si lo dividimos, estarían pagando £ 1.40por hora, casi tres veces menos el salario mínimo.- Está bien – dijo ella resignada.Fuimos hasta la casa en cuestión en su automóvil.- Es en la próxima esquina – nos dijo frenando elcoche para estacionarlo.- La calle era simple, con esas caras limpias que suelentener las Terrazas Victorianas. Todos los frentes igua-les, para ahorrar dinero y no por falta de imaginación,discusión recurrente entre Enidia y yo.- El ahorro es la base de la fortuna de los Puritanos -- Nash construyó las casas de Regent Park con los ma-teriales más baratos posibles para ahorrar, aunque talvez lo hizo para vengarse del Príncipe Regente que seacostaba con su mujer.Escuchamos el golpe seco de pelota de fútbol en el jar-dín. No pasó mucho tiempo hasta que sonó el timbrede la puerta de entrada. Abrí la puerta y allí paradohabía un chico de unos 10 años, quien me pidió quele alcanzara la pelota que estaba en el jardín. Le dijeque esperara en la calle y yo le pasaría la pelota porencima de la pared. Cuando me dio la espalda parabajar la escalera,le pregunté – ¿cómo te llamas?Charlie- dijo sonriendo.Fui hasta el jardín y encontré la pelota. Del otro ladode la muralla los chicos corrían gritando.- Ahí va.Abrió la puerta. Entramos a un hall que era un pasilloangosto sin decoraciones, tenía las paredes de colorblanco brillante que hacían doler los ojos. A la derechahabía una puerta que daba acceso al Living Room, dellado opuesto una escalera, al final del pasillo tambiéna la derecha un baño y al final un cuarto. Al abrir lapuerta nos enfrentamos con una ventana que da aljardín.Este cuarto sería nuestro lugar de observación. Frenteal baño, otra escalera conducía al semisótano, allí es-taba la cocina reluciente y moderna como las que ve-íamos en las vidrieras.- Pueden usar el baño, la cocina y el dormitorio queestá en primer piso y da a la calle. Ah, vayamos al jar-dín y les muestro el garaje.- Allí atrás debajo del garage, viven los zorros hay porlo menos una pareja y sus hijos…- Déjelo por nuestra cuenta.Corrimos por la escalera hacia arriba y abajo, entrá-bamos y salíamos de los cuartos a los empujones. Nopodíamos entender nuestra suerte.Enidia preguntó – ¿qué hacemos con los zorros?- No tengo la menor idea y lo que es peor jamás vi unzorro.- Yo sí, vi el Llanero Solitario en la televisión.- dijo ella

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burlonamente.- Pero él está en Nuevo México y nosotros en Londres.- ¿Qué vamos a hacer con los zorros?- Fácil, llenamos el garaje de comida, dejamos lapuerta abierta, cuando entran cerramos la puerta yesperamos que se mueran.- Fantástico, ¿pero cómo cerramos la puerta sin es-pantarlos?- Nos sentamos a esperar desde la ventana de la ha-bitación del primer piso, mantenemos la puertaabierta atando una soga a la manija de la puerta ynosotros controlamos la otra punta de la misma, con-seguimos esos mecanismos que cierran las puertasautomáticamente y lo instalamos, cuando ellos en-tran nosotros largamos la soga y se quedan atrapados.Los dejamos encerrados un par de días y despuésvemos cómo nos deshacemos de ellos.Tenemos casa por tres meses, debemos tomar el tra-bajo con tranquilidad…y después volvemos a nuestratierra. Nuestra rutina cambió poco, de no hacer nadaahora seguimos haciendo nada. Decidimos que lomejor sería primero ver cómo eran los zorros, de quétamaño y color. Investigamos el garaje que estaba enun estado precario, las paredes parecían aún sólidaspero el techo se derrumbaría en cualquier momento.Adentro todas las cosas mantenía un balance tenue,teníamos la sensación que si movíamos algo todo secaería…Las semanas pasaron casi sin darnos cuenta, los zo-rros ni se asomaban y después de varias noches sindormir decidimos darnos un descanso.Escuchamos el golpe seco de pelota de fútbol en el jar-dín. No pasó mucho tiempo hasta que sonó el timbrede la puerta de entrada. Abrí la puerta y allí paradohabía un chico de unos 10 años, quien me pidió quele alcanzara la pelota que estaba en el jardín. Le dijeque esperara en la calle y yo le pasaría la pelota porencima de la pared. Cuando me dio la espalda parabajar la escalera,le pregunté – ¿cómo te llamas?Charlie- dijo sonriendo.Fui hasta el jardín y encontré la pelota. Del otro ladode la muralla los chicos corrían gritando.- Ahí va.Enidia buscó en wikipedia información sobre los zo-rros. Le gustó la idea que los japoneses tienen de loszorros “es una forma poderosa de espíritu animalmuy travieso y astuto”, mientras que la de los chinosle pareció desagradable. En la cultura china, “los es-píritus de los zorros alejaban a los hombres de sus es-posas. La palabra china para “espíritu de zorro” es lamisma que designa a la amante en una relación extra-marital”. Desde entonces los llaman kitsune.

- Son como perros que no son perros, aunque perte-necen a la misma familia – me decía.Dos meses después vimos a los zorros, varias veces,pero no pudimos hacer nada, no tenían miedo, se sen-tían los dueños de la noche, salían a buscar comida yno se permitían ser distraídos por nada.Yo tenía miedo, eran como perros salvajes aunque noeran perros, como dice la wikipedia en el internet. Erahora de poner en marcha nuestro plan. Durante unasemana los alimentaríamos, cada día acercaríamos lacomida hacia la puerta de entrada del garaje. El obje-tivo era terminar con ellos encerrados y dejarlos quese mueran de hambre por una semana, cerrar la en-trada de su madriguera, dejarlos libres y espantarlos.Colocamos un mecanismo para cerrar la puerta auto-máticamente. La mantendríamos abierta con un sis-tema de poleas y sogas, una vez que estuviesenadentro la accionaríamos para que queden atrapadosadentro del garaje.Quedaban pocos días de los tres meses. La empleadade la agencia se comenzó a inquietar y nos llamabatodos los días para enterarse de lo que estaba pa-sando. Esa noche nos acomodamos en la ventana delcuarto del primer piso, vimos el zorro más grandesalir de la madriguera. Estuvo husmeando el peligro,entró y salió varias veces del garaje para estar seguro,después lo siguió la zorra. Hicieron la misma rutinahasta que parecieron convencidos y toda la familiaentró. En ese instante largamos la soga y la puerta secerró con las bestias adentro del garaje.Cuatro días después volamos a nuestro país.- Dejamos los zorros encerrados.- No te preocupes le pediré a mi amigo Ismael, que lesabra la puerta y los espante.Mirando por la ventanilla del avión Enidia me dijo- Fui feliz.Charlie estaba jugando solo como todos los días en lacalle. Pateó la pelota de voleo y fue a caer al jardín.Como siempre fue a tocar el timbre de la puerta deentrada. Al no recibir ninguna respuesta decidió su-birse al techo del garaje y de ahí saltar al jardín. Unavez en el techo corrió hacia el centro para ubicar la pe-lota, pero el techo se deshizo bajo sus pies y cayóadentro donde decenas de zorros hambrientos esta-ban encerrados desde hacía más de un semana.

Por Mario Flecha

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Apología del suicida.

Voy a morir, lo sé. Lo supe una vez y lo olvidé, pero ahora lo recordé: voy a morir.¿Qué les diré a mis padres, a mi hermano, a mis amigos? ¿Qué le diré a mi amor?“Voy a morir, lo siento”. No es que no haya podido evitarlo, sé que tengo la culpa,sé que fue mi decisión aunque no recuerde haberla tomado, sé que olvido las cosas,pero también sé que están ahí, en alguna parte.

No pretendo culparlos ni por haberme engendrado ni por haberme amado. Tam-poco quiero darles las gracias, pero gracias, de veras muchas gracias, no sé que ha-bría sido de mí sin ustedes. Probablemente hubiera muerto de todas formas.

(¿Recuerdan el último Año Nuevo que pasamos juntos, todos reunidos frente a lamesa con tantas cosas ricas para comer, incluso buen vino, que casi olvidamos lapobreza por espacio de una hora entera, todos como familia: padres, hijos, nueras,hermanos, novias, novios, mascotas? Fue realmente bello. Lástima que papá setuvo que ir a trabajar a las diez, que tuvimos que ir a darle el abrazo a la conserjeríay que el resto de la noche terminó siendo un hastío, pero qué más da, es sólo unafiesta entre tantas. De hecho, es la peor de las fiestas, es la fiesta en que se imponeel pasarlo bien, la fecha en que se registra la mayor cantidad de suicidios de aque-llos que enloquecen de soledad escuchando las risotadas de fingida alegría, de es-timulada euforia al son de los fuegos artificiales, los abrazos, los bailablesinolvidables, las descorchadas de champaña, los gritos, las peleas, los accidentesautomovilísticos, los llantos, los orgasmos, en fin, la camaradería. Incluso los queodian el Año Nuevo, la navidad, el dieciocho, el diecinueve, el cumpleaños, el ani-versario sucumben ante la presión, y aunque deambulen en solitario por las callesdel centro del Gran Santiago bebiendo una botella de vino, fumándose un porro,dialogando de vez en cuando con caras desenfocadas en sí mismas que los abrazany les desean irresponsablemente que se cumplan todos sus deseos, imaginandoque nada les importa, celebran de todas formas.)

Sé que voy a morir y hubiese preferido haberlo hecho en vísperas de Año Nuevo,o a las doce en punto para haberles arrebatado a esos estúpidos bebés la portadaen los diarios, pero un suicidio no siempre otorga el beneficio de la duda.

A propósito del suicidio, y qué curioso que haya salido a colación este tema, segu-ramente porque me moría de hambre, me apena o enfurece sobremanera, dependedel día, constatar cómo se critica, cómo se juzga, cómo se menosprecia, cómo sevilipendia a los pobres suicidas. Muchos de ellos héroes, mártires, sabios olvida-dos, iluminados pero apagados, valientes pero demasiado osados y, sin embargo,

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la mayoría insignificantes, pobres almas en pena y sin gloria, olvidados de nadie,esquizofrénicos, depresivos inútiles a sí mismos. Igual que el resto de los mortalesde muerte natural nomás, así que ¿para qué la mala onda? Conozco a varios quedeberían suicidarse, le harían un bien a la humanidad aunque el bien a sí mismosno esté asegurado. ¡Viva el suicidio!

Voy a morir, y me apena decirlo. Me muero de vergüenza, pero debo enfrentarlocon la frente muy en alto: voy a morir y estoy de acuerdo, creo que debería habermuerto hace al menos un par de años, pero nunca me atreví porque sale caro paralos parientes e imagínense que uno en realidad sigue vagando y se entera del su-frimiento y el endeudamiento. Qué mundo más de mierda, hasta por morirse secontraen deudas. Uno se muere y contrae matrimonio con la misma mierda desiempre: el dinero. Ya no es más la muerte la única certeza, lo es también su precio:dinero. ¿Qué implica el dinero? Muerte, nada más que eso.

Voy a morir y les pido disculpas. No es mi intención causarles dolor, ni muchomenos llamar su atención ni imaginar cómo van a llorarme ciertas gentes, cómovan a sentirse culpables, cómo me van a echar de menos, cómo van a exclamar“qué grande que era, qué genio, qué pedazo de artista, qué lástima que todos mue-ran incomprendidos, solos, presos”, pero es que ese tipo de deseos no se puedenevitar, ni el dolor ni el deseo de inmortalidad.

Voy a morir y reconozco que me da miedo, porque quién me asegura que una vezmuerto permaneceré muerto, pero piensen en esto: si me muero es porque estuvevivo y eso es lo bello. Viva la vida, muera la muerte, al César lo que es del César ya la mierda lo que es la gente, total todos se mueren; alegría, alegría, a ver, una ri-sita, cambie esa cara, mi’jito, tómese un copete, ¡salud!

Por Erick Be.

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El mérito de la mandrágora

La empinada parecía no terminar nunca. Par-timos cinco desde el valle del río Baker, confiadosen realizar nuestra hazaña en menos de cuatrodías. La bosqueja iba quedando atrás a me-dida que se inclinaba el camino. Un nuevohábitat de especias que se camuflaba en la verdesta pa-recía cobrar repentina vida con las alturas. Nuestros sentidosdormidos despertaban al contacto con el oxígeno del sendero. Elequilibrio de nuestros pasos se sometía a prueba con el barrialformado por el peine de las nubes con el suelo a esas alturas.Sin embargo, a medida que queríamos huir más rápido delas gigantes torres del reino, de ese océano inmenso quesiempre en oriente tormentaba, nos encontrábamos conotro suelo empantanado de riveras ya antes caminadas.Era un nuevo reino con nuevas murallas, con nuevos espaciosque recorrer. Esta tierra – no nuestra tierra – era la metamorfosisde nuestro escape. Era la nueva cima con su empinada escalera alcielo.

Seguimos entonces, avanzando en la empinada, hacia ese reino pro-metido, soñado, que nunca nadie había visto y ningún mapa regis-traba.

Al amanecer del tercer día estaba solo. El sol me despertó desde la cordilleray abrí mis muchas manos a su brillo matinal. El húmedo clima y su tos de pájaro laabsorbían mis pies y la bruma penetraba en las cicatrices de mis hojas.

El arrayán había soñado otra vez su partida.

Por Jaime Zur

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TRANSACCIÓN

Detuvo el vehículo. La lluvia sobrecogedora caía como un castigo divino sobre elasfalto. No veía nada. De pronto, un trueno. A lo lejos unos gatos maullaron, unabotella se desquebrajó y algo parecido a un perro aulló a la luna cubierta por lasdensas nubes. Hizo partir el vehículo. Nada. Volvió a acelerar. Nada. El marcadorde gasolina indicaba claramente que este combustible se había vuelto un mito;una leyenda en medio del océano que se abalanzaba sobre el mundo.-Pero… ¡No! ¡Imposible!… Si hasta hace poco… Tenía, le quedaba… Por la…Tomó su celular para pedir ayuda: estaba descargado. Otro trueno, otro gato gi-miendo, una especie de aullido carcomiendo la noche. Más lluvia. ¿Un temblor?Bajó del vehículo. No tenía paraguas, sólo andaba con su camiseta apegada y pan-talones cortos. Usaba sandalias.-Dijeron que iban a haber treinta grados…- se dijo a sí mismo.La avenida estaba llena de agua. No se veía ningún vehículo, no se veía ningunapersona, no había luz: sólo el crepitar de las gotas. Caminó abrazándose a símismo, tiritando, al borde del colapso hipotérmico. Allá arriba, de repente lasnubes dejaban entrever unos haces de luz penetrante, como flashes perdidos enel horizonte.-Maldita página de internet… Jamás volveré a comerciar ahí… Odio la lluvia… Eltipo que me va a vender ese bastón va a tener que pagarme el hospital… ¡Achís!…Lluvia y la que te…- seguía hablando solo. Seguía caminando. Frente a él, la oscu-ridad, la lluvia. ¿Una silueta?

Le había parecido ver en la esquina de un pasaje, algo parecido a un cuerno escon-derse. Corrió hasta ahí sin saber bien por qué. Sería el vendedor, pensó. Entró alpasaje. A uno y otro lado las casas mustias y lóbregas sin un ápice de luz parecíanllorar con el caudal que las aplastaba. Una forma se divisaba a lo lejos. Cayó, perorápidamente se incorporó y corrió hacia ella. La forma arrancó y se sumergió enunos pastizales. El agua les hacía parecer algas marinas crecidas desde el alcanta-rillado. Otro trueno. El cielo gimió. Una batalla entre nubes, una luna que gritaba,haces de luz, otro gato gimiendo, una botella en pedazos, un perro aullando, ¿unperro?-¡Achís!… Hey, ¿eres el que me va a vender el bastón?… ¡Achís! ¡Sal de ahí! ¡Soyyo, el comprador, el de la página de internet!… ¡Achís!

Un par de cuernos emergieron desde los arbustos. El agua corría a través de susanillos como en un resbalín. Una forma alta, de dos metros y medio, verdosa y conllagas rojas apareció frente a él. Su rostro: lo innombrable. Estaba llorando perosus lágrimas se confundían con la lluvia. Hurgó en su estómago y sacó un bastón

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de oro. En él, estaba escrito: “Jotunheim, mundo del fuego”. El comprador tomóel báculo. Se sintió protegido. La lluvia seguía, los truenos destrozaron un árbol,los perros gruñían, alguien gritó; el ser seguía llorando.

-¡Achís!… ¿Quién eres?… ¡Achís!

La criatura sonrió levemente. Tiritaba. Quedó unos segundos en suspenso. Unospequeños duendes se escurrían como ratas por su piel. Habló:

-¿Para qué quieres el báculo?- suvoz era como el canto de

una ballena.

-Es para miabuelo…

¡Achís!… Queríaregalarle algo so-

fisticado…¡Achís!… ¿Cuánto me

ibas a cobrar?

La criatura se movió lentamente. Tenía un brazo menos. Miró hacia arriba. La ba-talla continuaba: lluvia tormentosa caía, haces de luz como flashes se encandilabanmutuamente, las nubes cargaban oscuridad que caía como sangre cristalina. Lacriatura continuó llorando. Volvió a hablar en su lenguaje semejante al de una ba-llena:-Ya no vale nada… Llévatelo… He sido expulsado-¡Achís!… Pero… ¡Achís! Pero dime quién eres

La criatura levantó su mano. Truenos, relámpagos, un temblor, más lluvia. Tomóuno de sus cuernos. Gritos, perros, gemidos, una batalla, nubes oscuras. Se loarrancó de su cabeza. Más lluvia. Se lo entregó al comprador. Luego, se fue lenta-mente dando saltitos entre los charcos de agua. Cuando se perdió de vista, la lluviaamainó y el comprador comprendió su propia miseria.

***

Por Rodrigo Torres Quezada

“Minim

al Dream

” por Cati A..

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Interrupciones en la continuidad

Francisco se lamentó a las 21:55 cuando las noti-cias sepultaron el ánimo de los televidentes, undomingo por la noche. La rutina de fin de semanacaminaba rigurosa y ciega sin ninguna alteración.Entrada las 22 en el reloj, Francisco admiró sunostalgia en el espejo, como lamentándose de sumala suerte. Suspiró hondo, tratando de desaho-gar esa desdicha de la agonía lenta y dolorosa queel monótono transcurrir del domingo obligaba aimponer en el ánimo de las personas. El lunes, alas 6:30, la diversión de los días anteriores se di-sipaba ahogada en la ducha matinal, constituyén-dose en la primera actividad oficial del protocoloantes de enfilarse en la rutina del ritmo de tra-bajo.

Su laburo no era de otro mundo. Unos cuantospapeles desparramados para seleccionar entre las9:30 y las 10:30 y luego las suspiros habituales dedesdicha. Montarse en la moto y recorrer las ca-lles de la ciudad finalizando en los destinos deaquella correspondencia. Estaba cansado. Diezaños en la misma labor terminaban por agotar acualquiera. Por eso, al iniciar esa semana, a las 9puntual en la oficina, tomó desayuno con calma.Nunca lo había hecho, al menos ante la presenciadel jefe explotador. Pasada las 10:45, Franciscotomó su bolsito con la correspondencia y las lla-ves de la motocicleta.

Echó rumbo hacia el oriente, como viajando hastaotro mundo. Los ricos sí que saben vivir, pensó.Esquivó unos cuantos obstáculos en forma de ve-hículos, buses y camiones. Clandestinamente sepasó tres luces rojas, pero la policía aguantaba suestrés riéndose en la anécdota de Santibáñez. Lamulta alcanzó a fugarse. Ingresó a la autopista,porque era el impulso más rápido hasta la direc-ción del objetivo. Las tres pistas de circulacióndeshabitada parecían un desierto desolado por lafrialdad de la evolución. En el horizonte ningúnautomóvil impidió el paso agigantado de la mo-tocicleta que a sus espaldas cargaba a Francisco.El velocímetro aumentó a 100 kilómetros porhora, bordeando la máxima permitida en esazona. Pero como se fue entusiasmando, la agujarecorrió hacia la derecha hasta los 120 contra su

voluntad. La fuerte gárgara entre sus piernas nopermitió a Francisco escuchar la voz aguda e in-sistente de un viejo Chevrolet que escoltaba suretaguardia. Cuando lo identificó por uno de losespejos, el registro de la patente amenazaba de-masiado encima como para esquivarlo. El golpeen el trasero de la moto fue certero y grotesco. Al-gunas chispas saltaron despavoridas desde la má-quina hacia el cielo. El sonido, en cambio,acompañó de la mano el arrastre de los vehículoshasta que el muro de contención los abrazó.

Por fortuna Francisco logró alcanzar sólo un gransusto; su motocicleta cinco rasguños trazados alazar. En el pavimento un paquete de correspon-dencia quedó desolado unos cuantos metros másallá. La caída desde la moto había quebrado su en-voltorio. Usualmente no husmeaba en la mercan-cía que transportaba, pero su desmotivaciónlaboral era tan concreta que de alguna manerahabía que ponerle emoción. En esta oportunidadfue inevitable no llevárselo.

Guardó el paquete el resto de la semana. Reciénel viernes, entrada la medianoche alimentó su cu-riosidad. Recostado en su cama, descansando larutina de lunes a viernes, Francisco recordó la co-rrespondencia. Por la televisión pasaban un co-mercial de la agencia de correos, por lo que erainevitable no evocarlo. Intentó explorarlo con susmanos y sintió la forma de una caja. Cuando laabrió, una bola de cristal provocó su desconcierto.El manual de instrucciones enseñaba cómo utili-zarla. En el paso de la lectura, Francisco descubrióla premonición de la suerte y la realidad de los de-seos de la bola. Al final de las indicaciones, casicomo una precaución para los menores de edad,recomendaba que no fuera utilizada por personasinexpertas en magia. Era viernes a las 22:30.Con esa odiosa morbosidad del ser humano,Francisco se enfrentó a lo inevitable y pidió suprincipal deseo en contra de su escepticismo: quesiempre fuera fin de semana.

Esa noche durmió ansioso ante la posibilidad deuna ilusión hecha realidad. El sábado se lo pasóla mayor parte de la mañana pensando en lo queharía si es que efectivamente aquella bolita alber-gaba esos poderes. Por la tarde caminó por el par-

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que y al volver a su casa, el oportunismo personi-ficado en unos ladrones, lograron despojar espe-cies de valor, incluyendo la bolita de cristal.

La impotencia y la rabia dejaron derrotado eldeseo de Francisco. El domingo, a eso de las21:55, las noticias mostraban sus últimos vago-nes periodísticos, antes de continuar con el trenprogramático. Entrada las 22 en el reloj, Fran-cisco se miró en el espejo y se lamentó en el bordede la conclusión de un maldito fin de semana.Suspiró hondo y como si en esa fuerte respiraciónencontrara una respuesta se acordó de su deseo.Se proyectó el lunes por la mañana sobre su motoesquivando obstáculos de luces rojas y discospares. Y cuando despertó, la luz del sol alcanzó acolarse por una pequeña abertura en la cortina.El rayito desveló su sueño desatado. Se levantóalarmado. Las 11:45, leyó para sí. Entoncescuando terminó de bañarse, encendió el teléfonopara avisar que se había quedado dormido. Es-pero que el jefe entienda, no es primera vez queme quedo dormido, razonó. Pero al descifrar lafecha creció su incredulidad: sábado 11 de mayo.Ayer había sido domingo y antes de ayer sábado.No era un sueño, era absolutamente verdad. Ma-ñana era domingo. Entonces sonrió cómplice con-sigo.

Aprovechó de dormir desalmadamente, de recu-perar el tiempo perdido con sus amigos y de vermucha televisión. Tenía ganas de dormir, perotambién de asistir a alguna fiesta. Entre esa dis-yuntiva prefirió desentenderse. Qué importa…¡mañana es domingo!, pensó. Y así fue. La tran-quilidad matinal del domingo, la esquivó dur-miendo hasta las 13. Luego visitó a su madre.Entrada las 22 en el reloj, Francisco se miró en elespejo. No alcanzó a lamentarse. A lo mejor ma-ñana también sería sábado. Y cuando despertó,efectivamente era realidad. Francisco disfrutó losdos días libres tal como el anterior. El domingopor la noche los lamentos habían estado ausen-tes. Al cumplirse cuatro fin de semana seguidos,la billetera de Francisco comenzó a implorar ali-mento. Como no existía un rango intermedioentre domingo y viernes no daba crédito a jorna-das laborales. Eso encadenaba en la nula consti-tución de un sueldo para alimentarse.

Por la televisión, el Gobierno anunció Estado deSitio ante la repentina ola de fin de semanas. Elcomercio y la economía nacional cayeron osten-siblemente y dimensionó la magnitud y conse-cuencia de su deseo. Paradójicamente anhelabalos tiempos antiguos en los que salía en su moto-cicleta repartiendo la correspondencia. Ahora esarealidad estaba en otra dimensión, porque la bo-lita de cristal estaba secuestrada.

El transcurso alegre de un sábado por la mañanase tiñó de nostalgia. Los pájaros enmudecieronsu cantar, conscientes que sus gargantas relucíanafónicas ante el piar constante del fin de semana.No existían aves sucesoras para reemplazar, puesel apareamiento ocurría entre martes y jueves. Lareponedora siesta sabatina de la tarde, mostrabasus ojeras y agotamiento de tanto descansar. Elagotamiento –en una medida radical– fue despe-dido al no presentarse al trabajo entre lunes yviernes. Las misas de domingo por la mañanaagotaron su repertorio ante la altísima demandade fieles que llegaba hasta las parroquias. La nos-talgia de la tarde dominical lloraba los tiemposantiguos. La monotonía de la noche, en el últimodía de la semana, se escondía tras el suspiro deFrancisco a eso de las 21:55 que se lamentabacada vez que terminaban las noticias.

La rutina de fin de semana caminaba ciega sinninguna alteración. Entrada las 22 en el reloj,Francisco se miraba en el espejo y como lamen-tándose de su mala suerte, suspiraba hondo des-ahogando la desdicha de la agonía lenta ydolorosa del domingo, cuando anhelaba su tra-bajo del otro mundo.

Por Julio Rivera

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El empampado

Ya puedo verlos. Es cierto, no me lo había imaginado. Son dos. Un chico y una chica. De esos que la gente llama mo-chileros. Caminan tomados de la mano y parecen fascinados ante lo que sus ojos ven… pero aun así ella no pierde lacara de asustada. ¿Qué pasará cuando me vean? ¿Podrán esta vez las cosas ser distintas?

El opresivo silencio que reina sobre el pueblo es apenas roto por el crujir de la arena bajo las zapatillas suciasde la pareja y el tenue susurro del viento que hace crujir las maderas carcomidas y se cuela por entre las grietasde las paredes. Ninguno de los dos ha hablado desde hace varios minutos. Es como si el esfuerzo de la caminatabajo el calor sofocante del mediodía hubiera secado sus gargantas hasta ahogar sus voces. Raquel cierra losojos un momento, buscando tras sus párpados cerrados un oasis de oscuridad en medio de la blancura des-lumbrante con que el sol del verano pinta los objetos a su alrededor.

Es ella quien rompe el silencio, en voz baja, susurrante, como si se aprestara a confesar un íntimo secreto.

–Quizás no debimos venir aquí.–Pero si no estamos haciendo nada malo –responde Víctor con voz cantarina– ¿No querías conocer un pueblofantasma?–Sí, pero no los dos solos… a lo mejor nos encontramos con alguien.–Raquel, estamos en medio de la nada. Somos los únicos seres vivos en varios kilómetros a la redonda. Relá-jate.

Parecen buenas personas. Se ve que él la quiere. Le acaricia el pelo, le da un beso en los labios y la toma otra vez de lamano para ayudarla a caminar. Creo que ella presiente que hay alguien más aquí, aunque, ahora que lo pienso, éltiene razón cuando dice que son los únicos seres vivos en varios kilómetros a la redonda.

–Mira, esta debía ser la pulpería.– ¿La qué?–La pulpería. Eran los almacenes de la época y podías encontrar prácticamente de todo. En esa época nadiede por aquí soñaba todavía con los hipermercados.–No, y ahora tampoco. ¿A quién se le ocurriría instalar un supermercado en medio del desierto?–Bueno, nunca faltarán los soñadores… ni los ambiciosos.

Siguen recorriendo el pueblo y pocos minutos después hacen un alto para comer algo. Raquel mordisquea ensilencio un sándwich de mortadela mientras Víctor intenta refrescar su garganta reseca con un largo y tibiosorbo de agua mineral.

–Después podríamos ir a ver si encontramos alguna maquinaria de las que se usaba para procesar el salitre.Por lo que he leído, eran unos estanques gigantes. Es posible que aun no… oye, ¿qué te pasa?–Siento que nos observan, Víctor. Sé que no estamos solos –susurra Raquel con los ojos fijos en las sombrasque la luz del sol proyecta en los umbrales de las puertas.–Bueno –responde Víctor sin perder la serenidad–. Quizás sea un cuidador o a lo mejor hay otros turistasaparte de nosotros. O tal vez… –agrega enronqueciendo la voz– …sean fantaaaasmaas!

La risita de Víctor rompe la tensión de Raquel, que le asesta un golpecito en el brazo.

– ¡Qué pesado eres!

Es ahora o nunca. Que sea lo que Dios quiera.

– ¡Oigan, amigos!

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Víctor y Raquel se ponen de pie como impulsados por un resorte. Instintivamente Raquel se aferra al brazodel joven. La voz es masculina, cálida y amable, y emerge del estrecho y sombrío espacio entre dos casas.

– ¡Por favor no se asusten! ¡Soy amigo!

Víctor hace pantalla con su mano y sus ojos escudriñan las sombras tratando de identificar al misteriosodueño de la voz.

– ¿Quién es usted, señor? ¿Por qué no sale dónde podamos verlo?–La verdad aquí estoy bien, joven. Verá: soy sensible a la luz. Hace muchos años que camino por las calles delpueblo buscando a alguien que pueda convidarme un cigarrito. Qué roto soy, no me he presentado. Me llamoLuis y soy un empampado.– ¿Un qué?–Un empampado. Mire, le cuento: yo era calichero cuando este pueblo estaba en su apogeo. Todavía ni se so-ñaba el salitre sintético. Trabajamos todo el día, bajo el sol del desierto y cuando la jornada llegaba a su finnos gustaba juntarnos a fumar, tomar un traguito, conversar, reírnos con las niñas… usted sabe. Una noche,tarde, me peleé a corvo con otro calichero –ya ni me acuerdo por qué–, pero sí recuerdo que él me mató y mellevó al desierto, donde me enterró. Y al otro día todos pensaron que me había ido y nadie se preocupó porbuscarme.

En el rostro de Víctor la expresión de inquietud se ha trocado en una mueca de fastidio. Raquel, a su lado, se muestra sorprendida más que asustada.

–Mejor vámonos –susurra al oído de su novio.

Víctor asiente casi sin pensar.

–Interesante su historia, amigo, pero ya nos tenemos que ir o no vamos a llegar a Iquique antes de la noche.Así que si nos disculpa.

Sólo el silencio se despide de ellos cuando voltean y comienzan a caminar.

–Apuesto a que son mochileros flaites –dice Víctor al oído de Raquel–. Probablemente se hayan tomado variaschelas y estén muy aburridos ahora.

Un ruido de pisadas tras ellos les confirma que la historia aun no ha concluido. Raquel es la primera en volteary el espanto la enmudece durante los primeros momentos: a dos metros tras ellos camina una figura esque-lética, semi momificada y de huesos amarillentos, apenas cubiertos con unos harapos descoloridos.

– ¡Esperen por favor! ¡Antes de que se vayan convídenme un cigarrito!

Raquel da un grito que quiebra la parálisis que la fantasmal visión ha provocado en Víctor. Aquel cadáver estácerca… espantosamente cerca. Ambos echan a correr, pero el miedo los desorienta y pronto se encuentranen un callejón sin salida.

La muchacha solloza mientras se aferra al brazo de Víctor como si su vida dependiera de ellos. Éste, trémuloy sudoroso, no puede emitir palabra alguna ni siquiera cuando el esqueleto llega caminando hasta la calle deenfrente y con sus brazos descarnados hace extraños gestos que una mente fría podría, tal vez, interpretarcomo de calma.

–Por favor, no me tengan miedo. No les voy a hacer nada –extiende el brazo, del cual cuelga un jirón de telaque se agita con la brisa –-por allá está mi cuerpo, sepultado bajo la arena cuando los bisabuelos de ustedesaun eran niños. Lo único que les pido, por favor, es un cigarro. De verdad lo necesito.

454545 “Waves Care” por Maureen Shaughnessy

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Pero ninguno de los dos parece siquiera evaluar la posibilidad de convidarle algo. Cuando su parálisis se rompeVíctor echa a correr arrastrando consigo a Raquel hasta detenerse, asustados y confusos, en medio de unaavenida mientras sus mentes tratan de recordar infructuosamente la dirección correcta.

Como una omnisciente y macabra presencia, el esqueleto está otra vez a algunos metros enfrente de ellos,con el brazo nuevamente extendido señalando con su agudo índice un punto a su izquierda.

–Bueno, sé cuando darme por vencido. Y por cierto, la salida está por allá.

Y sin agregar nada más se marcha por el extremo opuesto, frustrado y cabizbajo, mientras a sus espaldas per-cibe el rumor familiar que la arena emite al crujir bajo los rápidos pies de gente que huye.

–Ellos tampoco eran –se dice para consolarse–. Tal vez los próximos…

Y cuando el sol se convierte en una esfera ensangrentada a punto de ser devorada por las montañas, el em-pampado contempla a la distancia el lugar donde sus huesos yacen bajo la arena mientras su boca descarnadaanhela el sabor envolvente de un cigarrillo y su mente recuerda con nostalgia aquel día, hace muchos años,en que el gringo Johnson amaneció de buenas (los rumores decían que su suegro agonizaba) y le regaló unpuro de esos que él fumaba, esos importados. Y que la primera bocanada le produjo tal aturdimiento quetodo a su alrededor empezó a girar y a desdibujarse y al despertar, al día siguiente, aun tenía, aparte de unterrible dolor de cabeza, aquel fuerte sabor ahumado en la boca.

–Algún día volveré a fumar de esos – se dice mientras el sol desaparece tras la cordillera.

Por Beatriz Catalán.

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“…Lyra y su daimonion se apartaron del mundodonde habían nacido, miraron hacia el sol, y echarona andar en dirección al cielo…Fin”. Así terminaba ellibro “Luces del Norte”, de Philip Pullman. Eljoven Manuel Barreto pasó gran parte del veranoleyéndolo, hoja por hoja, día a día, en los ratos li-bres que le dejaban los constantes trabajos y que-haceres de la casa. Leía sobre todo en la noche,hasta altas horas de la madrugada, maravillán-dose con aquella fantástica novela, regalada poruna de sus profesoras de básica.

Manuel miró alrededor. Se halló en la sala deestar del Internado de Temuco, acompañado porsus compañeros internos que se retorcían de risa,frente a una mesa de ping- pong. Guardó el libroen su bolso, se levantó de la silla donde estaba yse dirigió a uno de los grandes ventanales de lasala. Del otro lado de la calle, estaban todos esosárboles de castañas dispuestos en fila, por toda laAvenida Balmaceda. También vio el Liceo, el im-ponente edificio adyacente al Internado, dondeen algunos instantes, volvería a estar. Se quedómirando aquel paisaje, pero luego de unos minu-tos, una familiar voz lo sacó de su ensimisma-miento, lo devolvió al mundo real, y le dio unpequeño golpe en el hombro.

— ¿Y eso?— preguntó Manuel a Jorge, su mejoramigo en el Internado y compañero de curso,quien había adoptado una especie de posición deen guardia.

— Pues pensé que responderías— dijo Jorge, re-firiéndose al golpe recién dado, e imitando el mo-vimiento saltarín que hacen los boxeadoresdentro del ring.

— Te doy en el gusto entonces— le replicó son-riente Manuel, dándole un suave puñetazo de-bajo de las costillas—, ¿es hora ya?

— Déjame ver— Jorge vio la hora en su reloj yluego asintió con la cabeza—, sí, vamos.

Bajaron por las escaleras hasta el primer piso.Jorge se detuvo frente aquel espejo en la pared,el de cuerpo completo, y se revisó cada cabello desu cabeza, peleando un poco con los mechones re-beldes que no se querían quedar en su lugar. Paracolmo, Manuel le hacía morisquetas, caras y ges-tos, desconcentrándolo.

— Trato de verme decente el primer día de clases,¿Acaso es mucho pedir?

— Pues sí. Tu ataque estético nos está retra-sando, recuerda que tenemos que buscar la sala,así que otro día si quieres te llevo a algún salónde belleza, o algo parecido. Pero ahora, ¡Vámonos!Salieron del Internado a paso ligero. Era un sole-ado día, casi sin nubes en el cielo, perfecto paradejar atrás las lluvias torrenciales de la semanapasada. Ellos dos caminaban empujándose, gol-peándose a propósito como una forma de diver-timento, y veían cómo el Liceo tenía abiertas depar en par las rejas de su entrada, recibiendo unaimpresionante cantidad de chicos y chicas de lajornada de la tarde. La mitad de este mar de genteeran “carneros”, chicos de primer año medio, co-múnmente acompañados por sus padres. La otramitad eran de segundo medio, como Manuel yJorge, ya habituados a la rutina del Liceo. Todosconversaban, se reían, disfrutaban, algunas caraslacrimógenas o padres orgullosos; todo parecíareflejar la emoción del inicio de un nuevo año eneste lugar.

El Pablo Neruda de Temuco era el liceo más im-portante de la región, y uno de los más grandesseguramente. A su máxima capacidad, podía al-bergar a unos 2500 alumnos en sus dos jornadas,de la mañana y de la tarde, y a un ejército de pro-fesores con vasta experiencia, eso sumado a algu-nos practicantes que venían a cumplir su últimoaño de universidad aquí. El edificio del Liceo eraimponente: dos grandes pabellones, el A y el B, detres pisos cada uno, más el alejado pabellón C,cercano a la cancha del Liceo. Alejado de todos lospabellones, y más cerca del Internado, se encon-traba el Gimnasio, lugar donde se reunía al grueso

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Capítulo Primero: Normalidad.

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de los alumnos en ciertas ocasiones, y donde sejugaban los encuentros deportivos dentro delLiceo o con otros de la región; frente al Gimnasio,se encontraban las ruinas de un antiguo pabellónconsumido por un incendio de años atrás, ahoramejor conocido como la “ratonera”.

Esto era todo lo que Manuel podía recordar delLiceo. Entraron a duras penas con Jorge, ya quelos alumnos se aglutinaron frente a un diariomural que tenía escritas las nóminas de los cur-sos, diario mural que, con pésima estrategia, po-nían en la misma entrada del recinto. Cuál era lamanía de ponerlo siempre ahí, nadie lo compren-día, pero cada año, ahí se volvía a poner. La gale-ría del Liceo era espaciosa, con algunas bancas alos lados, y conectaba a los dos pabellones A y Bcomo si de un gran puente se tratara. Alejándoselo más rápido posible del gentío, Jorge y Manuelsalieron hacia el gran patio del Liceo; había tam-bién mucha gente ahí, pero desperdigada portodos lados.

En el patio se reencontraron con varios de suscompañeros de curso. Platicaron un rato sobre loque hicieron durante el verano que hace sólo unosdías había acabado. Algunos fueron a la playa, oa la cordillera, varios viajaron a Santiago o a otraspartes más alejadas, mientras que los más fieste-ros se lo pasaron de carrete en carrete. Manuel,en cambio, hizo lo mismo que hace todos los ve-ranos. No es que su vida sea aburrida, pero esbien rutinaria. Los primeros días del verano fue-ron buenos, ya que se había deshecho de la odiosaa veces, rutina del Liceo; podía levantarse mástarde, como en el Internado, veía lo que quería enla televisión, y todo ese tipo de cosas triviales.Pero como después de las primeras semanas, laemoción del cambio de rutina se desvaneció, y en-traba en la rutina de estar todos los días en lacasa, que a fin de cuentas es tanto o más odiosaque la del Liceo. Para Manuel, era más vivible larutina “Liceo-Internado”, así compartía con per-sonas de su edad, con intereses comunes. Ade-más, tenía tiempo para escribir sus cuentos ycosas literarias.

Mientras Manuel divagaba sobre las rutinas, elfamiliar sonido del timbre del Liceo se hizo pre-

sente. Eso les dijo a él y a sus amigos que era horade entrar a clase. Uno de sus compinches sabíadónde estaba su nueva sala, así que lo llevó hastael tercer piso del pabellón B, es decir, las salas deHistoria y Ciencias Sociales.

— Nuestra nueva profe jefe es una de las profesde Historia—le comentó el más entendido a losdemás.

— Por favor, dime que no es la Waleska Marín,por favor dime que no es ella— le exigió Manuel,frente a la posibilidad de que le tocara con esa an-tipática docente.

— Cálmate, Manu. No, no es ella. Por lo que medijo el profe de Lenguaje, el profe Vivallo, nosasignaron a una profesora recién salida de la Uni-versidad, recién llegada, jovencita.

— ¿Y cómo está? — preguntó Jorge, interesán-dose en el tema de conversación.

— Según el de Lenguaje, sino estuviera casado,dijo que se le tiraba encima en el acto. Y todos sa-bemos lo macabeo que es el profe, así que debe deestar bien buena.

Cuando la conversación se fue hacia eso, Manueldecidió adelantarse ya que a esta hora, el accesoa las salas. El tercer piso sólo tenía el espacio vacíode un pasillo que va de norte a sur, vacío que sellena en instantes luego del toque del timbre. Yes que es cosa de sacar cuentas: hay diez salas quese ocupan normalmente en el tercer piso, y cadasala puede contener a 45 alumnos que es el nor-mal dentro de un curso del Liceo. No hay necesi-dad de decir que 450 estudiantes dentro de unpasillo ralentiza bastante el paso, y para colmo, lapuntualidad de los profesores dejaba siempremucho que desear, lo que hacía algo interminablela espera para pasar a las aulas. Sin embargo, Ma-nuel descubrió que su sala ya estaba abierta, sihasta afuera de aquella habían algunas personas,mujeres específicamente, las que conversabancomo loros, comentando qué fue lo habían hechoen el verano. Pasó él tan sólo saludando, sin si-quiera detenerse a escuchar el berrinche de suscompañeras de curso.

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Manuel tenía una imagen mental muy distinta delo que ahora estaba viendo. Y es que a final de añosu curso había celebrado el fin del 2007 en estamisma sala, ya que la suya, por alguna razón quedieron los inspectores, estaba “inutilizable tem-poralmente”. Al final de la fiesta del 2°D, el aulahabía quedado toda desordenada, con vasos plás-ticos por todas partes, comida aquí y allá, bebidasvacías o a medio vaciar y una que otra bandeja oplato roto. En cambio ahora, la sala 321 de His-toria estaba perfectamente aseada, con olor a flo-res inclusive, nuevas cortinas, nueva capa depintura y con los vidrios impecables. Simple-mente una nueva imagen. Dentro de la sala ha-bían 10 o 15 de sus compañeros, Manuel pasabaal lado, los saludaba, los reconocía a todos ellos…excepto a una.

Era una chica seguramente de su misma edad, alparecer eran iguales en estatura. Esbelta, de fac-ciones bellas, pelo castaño liso que le llegaba másallá de los hombros, parecía tener un cuerpo atlé-tico debajo del apagado uniforme del Liceo, era“rica”, usando terminología de sus amigos, peroManuel extrañamente no lo importó mucho eso.Le interesó en gran manera, el hecho de que estaniña no demostrase ninguna emoción, era comouna muñeca a escala humana. Estaba abstraídamirando a través de la ventana de la sala con susojos cafés claros que no parecían detenerse enalgo concreto afuera, en el exterior. De pronto sumirada rápidamente se dirigió a la entrada de lasala. Eran los amigos de Manuel que entrabanruidosamente, hablando alto y riendo a carcaja-das; ella los miró con indiferencia unos instantes,luego devolvió la mirada al paisaje de la ventana,pero antes de perderse en sus pensamientos in-expresivos, se detuvo y se encontró con la miradade Manuel. El enrojeció violentamente, mientrasella lo observaba hasta que, otra vez, volvió amirar a la ventana. Manuel entendió esto comouna forma de decir “deja de mirarme”, y caminóhacia el asiento contiguo al que había tomadoJorge, y se sentó, aún rojo por una extraña ver-güenza.

— Pareces un tomate— le dijo Jorge, son-riendo—, ¿Te pasó algo?

— Nada. Leseras mías. ¿Y la profe nueva?

— No la hemos visto, de hecho, la estuvimos es-perando, como supondrás, pero ya son un cuartopara las 3, y la inspectora nos echó para adentro.Efectivamente. Los compañeros de Manuel entra-ron de golpe, y de un momento a otro, la sala re-bosaba de una infinita y juvenil alegría de chicosun tanto nerviosos por el inicio de otro año. Sucurso era bastante ordinario; como cualquierotro, les gustaba jugar, reírse, aunque tambiéneran bastante listos. Si no fuese por esa extrañacapacidad de desordenarse en un segundo, seríanuno de los cursos modelos del Liceo. Casi todoseran bastante simpáticos, buenos para la “talla”,aunque también había algunos más huraños,pero eran amigos entre sí. Manuel dentro de estoera, bueno, era Manuel. Había días donde él irra-diaba una inusitada alegría, y otros, donde ape-nas hablaba y se la pasaba mirando por laventana, la misma costumbre que al parecer teníaesa chica nueva.

Tenía el presentimiento de que algo bueno ocu-rriría ahora mismo, y efectivamente, fue así. Trasla puerta de la sala, venía entrando una personamuy importante para Manuel; si hasta éste dejóde respirar al verla, ya que así no era como recor-daba a su compañera. Antes se veía frágil, enfer-miza, de aspecto paliducho; su cara demostrabasu gran falta de energía, y sus movimientos eranlentos y un tanto inseguros. En cambio ahora, seveía más crecida, con un tono de piel más mo-reno, agradable; esta vez su caminar era seguro,y con una sonrisa, saludaba a todo a quien veía, yse acercó.

— ¡Pero qué bien te ves! — le dijo Manuel con jú-bilo a Nadia, aunque a duras penas, ya que unfuerte abrazo de ella no le permitía hablar deltodo.

— ¡Muchas gracias! Tú también te ves bien, ohvaya, estás mucho más grande— le replicó ellacon voz dulce. Nadia lo apretaba contra ella confuerza, hasta se empinaba, se paraba en puntillaspara abrazarlo mejor. Manuel por su parte, estabamás que feliz por esta bienvenida, y le apretujabacon ganas la cintura, dichoso de volver a verla.

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Cuando algunos de sus compañeros comenzarona molestarlos, (Jorge incluido), tuvieron que sol-tarse. Claro que no querían, si no se habían vistoen estos dos meses de vacaciones, se extrañabancomo dos condenados. De todas formas, Nadia lepreguntó a Manuel dónde estaba sentado, y luegoella se sentó al lado suyo.

Entonces hizo su entrada la profesora Ulloa.Todos tomaron asiento, y la gran mayoría sequedó en silencio. La inspectora, siendo bajita,imponía una gran autoridad, porque cuando an-daba de malas, era difícil de aguantar; su verbo-rrea interminable sobre las reglas del Liceo y esascosas. Sin embargo, esta vez no dijo nada (sólomiró a alguien que se rió muy fuerte, y esta per-sona recibió su archiconocida mirada asesina), yen vez de darles un grandilocuente discurso, hizola seña para que entrara alguien afuera de la sala.Entró, de la puerta, una joven mujer, de unostreinta años y menos, alta, pelo negro y bonita.Eso a primera vista. Pero con un enfoque más de-tenido, era posible captar una extraña sonrisa enlos labios de la recién llegada, y además de eso,unos asombrosamente negros ojos, como hollín.Se paró la mujer en medio de la sala, junto a lainspectora, y les habló:

— Pues bien, como ya deben de haberse imagi-nado, yo soy su profesora de Historia Común, yademás, este año también seré su profesora jefe.Es un gusto conocerlos, mi nombre es NicoleMontes.

Silencio total. Si había personas aún hablando,ahora habían cerrado la boca de golpe. Los varo-nes del curso se miraron entre ellos, con un dejode complicidad en cada guiño, y miraban a la pro-fesora con un inusitado interés. La profesora encambio, los miró a todos por igual, recorriendo lasala con la mirada. Su sonrisa de pronto se hizomás notoria, se ensanchó y le dijo luego a la pro-fesora que eran “unos chicos adorables” y “puededejarme sola, no se preocupe”, a lo que la inspec-tora respondió con “están en sus manos” y dejóla sala. Tras ver la asistencia, la profesora co-menzó a pasearse por la sala, preguntando losnombres, riendo a veces con bromas y dejandodescolocados a muchos. La profesora era alegre,

y extrovertida ciento por ciento; les hablaba a loscompañeros como amigos más que como alum-nos, demostrando algo importante como es laconfianza. Ella tenía carisma, y en un curso algodesordenado, esa es una gran arma. Llegado elmomento del recreo, el curso salió hecho una balahacia el patio, quedándose en la sala las dos reciénllegadas, la profesora y la chica nueva. A Manuelle hubiese gustado el saber el porqué, pero unamano suave y cálida le tomó la suya, y se lo llevóal patio.

Quince minutos después, Nadia y Manuel volvíana su siguiente clase. Por alguna razón habían re-gresado tristes, y se alejaron rápidamente el unodel otro. Parecía como si hubiesen peleado o algoasí. Dentro de la sala no se hablaron en ningunaocasión, y no mantuvieron ningún contacto vi-sual; los dos se veían desganados, y no hablaroncasi nada. La chica y la profe nueva habían des-aparecido.

Por Ramón Sebastián Chanqueo.

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TRAICIONES

“Minimal” por Maistora

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EVERYWHERE I GO/ ADONDEQUIERA QUE VOY (1958)Por Jack Micheline/ Traducción por César Castillo

Everywhere I go is beautytrees illuminatedstreet lights glowing in the darknessI want to run up to strangers and kiss thembut there is too much noisemen kill each otherI'm sick and tired of seeing sad facesstop that bastard machineeveryone is God and Holya spike is ripping at my throatI smell a fragrance of a roseeverywhere I go is beauty

Adonde quiera que voy es belloÁrboles iluminados

Postes brillando en la oscuridadQuiero acercarme corriendo a los extraños y besarlos

Pero aquí el ruido es demasiadoLos hombres se asesinan

Estoy enfermo y cansado de ver caras tristesDetengan la maquina bastarda

Cada quién es Dios y santoUna culebra se arrastra en mi garganta

Huelo una rosaAdondequiera que voy es bello

Jack Michelline (1929 – 1998), pintor y poeta Norteamericano, perteneció a la generación beat y al renacimientode la poesía de San Francisco en la década de los 50´s.

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ĐAVOLJI SKOK/ EL SALTO DEL DIABLOPor Milenko Županović / Traducciçon por Javier Flores Letelier

Iz daljine mu se približavao čovjek u crvenom odijelu, on nije mogao da reaguje bio je vezan I ležaoje na podu.Što se više približavao to je bio sve debljii deblji, jedva je hodao , ali morao je obaviti svoj zadatak tajčovjek u đavoljem odijelu.Kada se našao iznad njega ovaj je molio za milost, ali umjesto odgovora ,čovjek u crvenom odijelu je pao i spljoštio nesretnika.-Ah, opet ti prokleti košmari-reče sebi čovjek u bradu.Ko zna što mi spremaju, kakvu osvetu-pomislio je.Noćima nije spavao, bio je zabarakidiran u svojoj kući, ali nije mogao pobjeći čovjeku sa vatrenim no-gama.Ovaj je samo prešao preko njega i spržio ga.-Ovo moram nekako da riješim, reče čovjek probudivši se iznenada.Košmari su bili posljedica do-gađaja koji je prethodio.Na svečanom ritualu, maskiran u đavola, svake godine on je bio taj koji je preskakao novorođenčad,kao znak da će duhovi biti otjerani. Ali tada je sve pošlo naopako, slabo se odrazio i pao,neke je po-vrijedio , a nije htio.Sledeće noći čuo je kucanje na vratima, kada je otvorio ,čovjek u crvenom ga je ščepao za ruku i izvu-kao iz kuće.Natjerao ga je da legne na glavnom gradskom tgu, vezao ga, a zatim nestao.Ovaj je sav bio u grču...mislio je da sanja.Noć je bila mirna , ništa se nije čulo sve dok nije osjetio neki žamor.Prvo je vidio dvojicu, pa desetak, dok nije ukapirao da su tu svi.Svi stanovnici tog malog mjesta nadrugom kraju.Obučeni u crvena odijela, spremni na skok.Ali mnogi nisu uspjeli, bilo je preteško preskočiti ili nisu htjeli.Napokon, košmari su nestali.

KRAJ

Vio a un hombre vestido con un traje rojo, fue hacia él, pero antes otro estaba en el piso amarrado,que ni siquiera se movía. El hombre del traje rojo se volvió gordo, caminaba con dificultad, pero debíahacer su trabajo, su obligación. Caer sobre la persona que estaba en el piso, y aplastarla.Oh, de nuevo esa pesadilla, dijo. Cada noche no podía dormir, solitario en su casa, un hombre conpiernas llameantes lo perseguía, hasta hacerlo arder a él.Oh, de nuevo esas pesadillas. Debo detener esto, exclamó el hombre solitario.En un ritual, con un traje del diablo, él era alguien que cada año saltaba por sobre encima de un niño.Ese es el signo de que el ghoul se aleja. Pero en ese momento cayó golpeando a la criatura por acci-dente. Se mantuvo sin poder conciliar el sueño.Al anochecer el hombre vestido de rojo lo apresó, poniéndolo frente a la ciudad, amarrado.Todos ahí estaban vestidos con el traje del demonio.Saltaron sobre él, pero cada uno de ellos cayó encima suyo, aplastándolo.Cada pesadilla terminó.

FIN

Milenko Županović nació el 24 de Febrero del año 1978 en la pequeña ciudad de Kotor, en el país europeo de Monte-negro. Todavía reside en Kotor, pero su nacionalidad es croata. De profesión Ingeniero Naval, en sus tiempos libres escribe historias de ciencia ficción, literatura fantástica y terror.

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“Off icer writing home” por National Library of Scotland.

EN

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Siddhartha:Una novela para aprender

sobre el espíritu y el hombre.Quien busca no halla,

pero quien no busca es hallado.

Franz Kafka

En el año 1922 James Joyce y T. S. Eliot publicaban, respectivamente, Ulises y Latierra baldía, obras cumbres de la literatura del siglo XX. No fue un año improduc-tivo: otro conocido autor, Herman Hesse, publicaba una novela sobre la búsquedainterior.

Mientras Hesse escribía Siddhartha, los principales pensadores, escritores e inte-lectuales europeos creían que el hombre moderno estaba sufriendo una crisis delespíritu, una decadencia. A partir de los múltiples pensamientos que divergíancompletamente y la Primera Guerra Mundial que recientemente había ocurrido,el hombre no reconocía el estado de caos de su civilización, y lo que había creadoa lo largo de los años: la guerra, el materialismo, el individualismo, la codicia, laambición.

Desde esta perspectiva, y tras su encuentro con la filosofía oriental en un viaje ala India en la década de 1910, Hesse relata la vida de un hombre, Siddhartha, paraquien el camino de la verdad se encuentra en la renuncia de los deseos y los place-res, y en la comprensión de la unidad que subyace en todo lo existente. Es de allíque esta obra literaria nos señale una forma de conocer y entender lo que el espí-ritu, el hombre y la vida son.

Siddhartha ha dejado de hallar alegría en sí mismo, y quiere encontrarla nueva-mente alcanzando la iluminación interior. Por eso inicia un camino de búsquedaespiritual junto a Govinda, su amigo, que lo llevará hasta los umbrales de la sabi-duría. Así debe retirarse y desligarse de su, hasta entonces, realidad social y reli-giosa.

Para sentir quién es, necesita adentrarse en la vida de los hombres y comprenderque todo es algo único. Siddhartha conoce a personas que también, a veces incons-cientemente, están buscando la felicidad, como los samanas, los comerciantes, loshombres-niño y Kamala. Sin embargo, en su intento por encontrar el objetivo, seapega a aquellas vidas, a aquellas visiones de la existencia. Se pierde en las ilusio-

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nes, los sueños, el porvenir y el pasado.No obstante, en el tiempo que vive junto al río, no busca, pues al buscar se tieneun objetivo. Para ser felices es necesario ser libres, estar abiertos a las circunstan-cias de la vida, se dice Siddhartha.

Y ya, cuando no busca la sabiduría, comienza a escuchar, a contemplar: siente aplenitud la unidad del mundo. Siddhartha tiene la convicción de su lugar en el cos-mos: él es el universo; el universo es él. Por ello, cuando escuchaba el río, todo eseconjunto, todas las voces, las metas, los deseos, los sufrimientos, los placeres,el bien y el mal, todo eso junto es ahora el mundo. Todo eso junto forma el río deldevenir: es la música de la vida.

La iluminación y el conocimiento de lo que el espíritu y el hombre son, significanamar todas las cosas que están presentes en el mundo, o sea, amarse a sí mismo.Entonces, el alma de Siddhartha trasciende en el tiempo, para vivir el eterno pre-sente.

Todo lo existente, todo lo que forma el cosmos tiene un lugar en el río de la vida.Cada gota fluye sin término, con plenitud y pureza. Pero si aquella gota no estu-viese en el río, el equilibrio, el orden y la unidad, ¿permanecerían?

La perfección a la que llega Siddhartha, se ha debido al aprendizaje de su alma yde lo que es. Por ello ha recorrido el largo camino de los caminos; su experiencialo ha obligado a entregarse a la vida de él y de los hombres. Por eso es un sabio:conoce y siente la esencia de las cosas y de sí mismo en todo lo existente. Su tiempoy su espacio no son iguales a nuestro tiempo y nuestro espacio; su universo esúnico y uno solo.

Por Diego Alegría

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Para los que tienen ganas de nada: algo escrito… también sin ganas.

Llevo más de dos semanas pensando en que escribir para el artículo de este mes, se me pase-aron por la cabeza variados temas, algunos no muy trascendentes, otros demasiado, no obs-tante, ninguno de ellos alcanzaba a inspirarme lo suficiente como para lanzar a destajo misletras sobre una hoja en blanco y comenzar a pintar palabras con aires de reflexión. Necesitabaeventos importantes (pensaba yo), aconteceres relevantes, algo que me incitara verdadera-mente a escribir… y sucedió: Los inicios de una revolución en la educación chilena. Mi uni-versidad y muchas otras luego de semanas de marchas y protestas, ahora están en TOMA,haciendo de las dependencias nuestro hogar, luchando por una educación más justa, de cali-dad, dejando de hacer de ella un negocio, dando voz y voto al estudiantado de toda la larga yangosta faja de tierra que es mi hermoso país. No obstante, hasta ahí me llegaron las ganasde escribir sobre ese y otros tantos temas que pudiesen ser muy interesantes, generando gran-des reflexiones, debates y rebeliones. Pero tengo un gran problema, y hoy, hace unos minutoses que lo descubrí. Sucede que lisa y llanamente… no tengo ganas.

Yo creo a muchos les ha pasado, esto de no tener ganas, ganas de nada, eh? Eso que no se arre-gla con una salida a un bar, ni con una compra matutina o una salida a correr para botar lasmalas vibras, como dicen. No, es que no se tienen ganas y punto, tanto así que no se tienentampoco ganas de dejar de no tener ganas, no se si entiende… pero bueno, así es como estoy.

No tengo ganas no se por qué, o quizás si se, pero me una da una lata tremenda ponerme apensar en las razones y hallarles solución, encontrarles medicamentos para que se quiten, etcetc… a veces la gente prefiere hacer oídos sordos, ojos ciegos, bocas mudas… a veces es unaverdadera lata, una joda tremenda ponerse a buscarle explicación a los sucesos… sucesos quesuceden y luego simplemente se van, los sucesos son y luego desaparecen y nosotros nos que-damos ahí, atónitos, esperando a ver que sucede… y nada sucede… todo se ha ido… hasta lossucesos mismos, nosotros somos los que con ellos: los sucesos… nos rompemos el seso… nosarmamos historias, nos inventamos diagnósticos, soluciones o no soluciones, llantos y ale-grías, problemas y glorias, recuerdos e historias… incluso… olvidos pero con memoria… ana-lizando todo esto, como voy a tener ganas de hacer algo, si se desencadena una nebulosa detodos estos espirales de la consciencia… no, para qué… prefiero creerme una especie de Budadel nuevo milenio y dejar la mente en blanco, sin nada de nada, será por eso que estoy escri-biendo, para vaciarme de lo último que me queda.

Así es el asunto hoy en día, tantos habrán como yo que tienen esos días sin ganas, días queparecen eternos, que nada los hace ni mejores ni peores, desprendidos de todo afecto u emo-ción, lejos de ser buenos o malos, porque son sólo días, que andan sueltos por ahí caminandoa paso lento o a paso veloz, porque da igual el paso… porque todo en esos días da igual, el frío,el calor, el día o la noche… nada absolutamente nada importa…

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¿Por qué podría suceder algo así?, cabe preguntarse, ¿y por qué será que elijo escribir algocomo esto?, cabe decir. En primer lugar a mucha gente le sucede y lo escribo en primer lugarporque hoy me sucede y en segundo lugar porque tiene mucho que ver con aspectos ligados ami rama, la psicología y mi promesa de empezar a incluirla sutilmente en mis escritos de locotidiano, así que veamos… algunas de las razones del por qué esto puede y nos suele suce-der.

Muchas personas suelen alarmarse, creyendo que los estados anímicos tales como la tristeza,la pena o la nostalgia, son malos indicadores, algunos creen tener depresión y muchas vecesse auto diagnostican uno que otro síndrome. Qué sucede con eso? Claramente sucede que esmás fácil entonces sentirse así, justificamos nuestros dolores con un término médico, que nosrespalda y nos da permiso, de cierta manera para no andar de ganas, como a mi me sucedehoy. El ser humano se caracteriza por vivir muchos procesos de manera consciente e incons-ciente, dentro los cuales la búsqueda de sentido es algo que sucede casi en todo momento yante cualquier eventualidad, incluso, cuando no tenemos ganas, buscamos el motivo por elcual esto sucede y es en ese aspecto en donde quiero profundizar.

No siempre estimados, somos seres depresivos, la sociedad nos mal acostumbró a buscarleun nombre, un diagnóstico y una receta médico-psicológica a cualquier suceso que bajo nues-tro criterio escape a la normalidad (cuando en realidad es en mi opinión, la normalidad es loque debería preocuparnos). Las sensaciones des-sentidas que yo relato, todo este alarde deno tener ganas, de no querer nada, puede ser diagnosticado psicológicamente hablando demil maneras, algunos le llamarán depresión, otros anhedonia (pérdida de la capacidad de dis-frute) otros podrán decirle distimia (una especie de depresión menos intensa pero más pro-longada) y otros tantos nombres y aunque en ocasiones puede ser así, mi idea no esdeslegitimizar mi futura profesión sino hacer consciente al resto de que no siempre el sentir-nos mal, raros, extraños, se relaciona con padecer ciertos desórdenes que nos hacen ser de talo cual manera.

El auto diagnosticarnos, a pesar de que creo no es bueno en su totalidad, responde a nuestranecesidad interna de buscarle a los sucesos un porqué, esa búsqueda de seguridad, de control,saber que somos, que tenemos, que padecemos, para saber cómo dejar de ser, de tener o depadecer. Muchas veces olvidamos o muchos a lo mejor no conocen el importante y fugaz pasode las emociones por nuestro cuerpo. Las emociones que son reacciones fisiológicas adapta-tivas muy intensas y de escasa duración, muchas veces nos llevan como hoy a mi, a percibirnosde tal o cual manera y a sentir o no sentir tal o cual cosa. Las emociones a diferencia de lossentimientos, pasan, como a mi se me están pasando las ganas de no tener ganas, los senti-mientos tienen por el contrario una duración más prolongada, pero menos intensa, así comoyo voy sintiendo de a poco una especie de reconciliación con mis historias, con mis deseos,con mis dolores y alegrías, con mi pasado y mi futuro, conmigo… y con otros…

De todo esto me interesa que se desprenda, una especie de reconciliación interna en cada uno

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de nosotros, un entendernos a nosotros mismos en donde tenga cabida la noción de que nosiempre nos entenderemos, de que no siempre tendremos respuestas a nuestras preguntas,de que a veces las emociones nos invaden sin que sea necesario padecer o no padecer enfer-medades que a veces siento el ser humano necesita, necesita sentirse enfermo para sentirsevivo, necesita ser diagnosticado para conocerse, saberse chiflado para aceptarse, creerse malopara querer ser bueno, sentirse insano para querer sanarse. Lo importante creo, sin embargo,no es hacer juicios de valor en nuestra diversa humanidad, en nuestras distintas formas deser, de actuar, de conocernos y desconocernos, todo lo que hacemos, la mayoría de las veces,entra en un abanico en el que la decisión tomada probablemente fue la mejor que pudimos oa la que en ese momento tuvimos acceso. El dilema no está en las posibilidades que tenemos,sino en por qué creemos tener sólo tales posibilidades, el dilema no está en lo que nos pasa oen lo que sentimos, sino en lo que hacemos con ello, el dilema no está finalmente en no tenerganas… sino en que las ganas de tener ganas o las ganas de no tener ganas, no nos ganen labatalla del proceso reflexivo que surge de ellas, que no se nos congele la vida en hechos parti-culares, que no veamos todo como un “porque si o porque no” como un “por algo pasan lascosas, o el destino así lo quiso” el dilema no está en lo que los otros piensen sino en lo quenosotros pensamos o dejamos de pensar y claramente, la respuesta al dilema de cada uno deustedes, de cada uno de nosotros, no está planteada en este texto… por qué? Primero, porqueel dilema no está en las preguntas que nos hacemos ni que nos hacen, sino en la capacidad sa-grada y bendita que tenemos para inventarnos respuestas… y en Segundo lugar… no estáacá… simplemente por que hoy… no tengo ganas.

Porque tenemos absoluto y pleno derecho a no querer a veces tener ganas, hasta que se nosquite la congoja, el sueño, la pena, la pereza, la nebulosa… hasta que nos vuelvan solas laganas locas de tener ganas, hasta ese preciso momento instalado quien sabe en que hora deldía, del día de hoy o del día de mañana… hasta ese instante histórico… todos podemos, sinque sea necesaria explicación ni detalle alguno… estar simplemente desganados… hasta queincluso, de eso… se nos quiten las ganas.

Por Camila Doussang Leiva

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DE

NUESTROS

COLAB

ORADORES

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Mi nombre es Rodrigo Torres Quezada. Soy Licenciado en His-toria pero en realidad hago cualquier cosa menos algo relacionadocon historia. El 2010 fui uno de los ganadores del concurso castingliterario de novela “Sé un Best Seller Digital”, con la obra Encantode Duermebella. A principios del 2010, también, se publicó uncuento mío llamado Ideal programado en el libro Bajo Río de la edi-torial Mago Editores. También obtuve el segundo lugar en el con-curso de cuentos Villa Gesell en el marco del 21 º Winterfest 2010de Argentina.

Felipe Maldonado

No escribo por gustar, sino más

bien por expresar lo que hay den-

tro de este cuerpo opresor. Esta

es, lamentablemente, la única vía

de salida de mi alma que lleva ya

una década y ocho encerrada (al

menos hasta esta oportunidad).

Me gusta pensar que la literatura

Chilena es bastante más intere-

sante en cuanto a su contenido

que la del resto del mundo:

Mucho sentimiento, poco sen-

tido en las palabras.

Denni Zú

Elizabeth Zúñiga, poeta emergente chilena, cono-cida como Denni Zú, nació el 22 de Agosto 1983,es la mayor de tres hermanas, se tituló de Auditora,y escribe desde los 8 años, en el 2010 participa enel taller literario encuentro de la SECH, dictado porla escritora Mery Coloane. De Junio a Agosto Cursaun seminario de cuentos infantiles dictado por elescritor Manuel Peña, participa en Taller CreativoLea realizado en la Fundación Neruda y participaen la segunda cumbre de Poetas Latinoamericanosrealizada en Rancagua. En noviembre último par-ticipó en el segundo recital de poesía erótica reali-zado por la municipalidad de la Florida, también haparticipado en lecturas poéticas en diversos cafésy pubs tal como el café fawaz y el chancho 6. Ha re-alizado publicaciones virtuales, Últimamente ges-

René Arturo Cruz Mayorga

Nació el 17 de agosto de 1959 en la ciudad de Ozatlán de-

partamento de Usulután, siendo hijo de Juan Cruz y

Juana Mayorga. Ex seminarista diocesano de filosofía en

el Seminario mayor San José de la Montaña, por la Dió-

cesis de Santiago de María. Profesor docente III en Letras

y Estética. Licenciado en Ciencias de la Educación. Triun-

fos obtenidos: Primer lugar en los juegos florales de la ciu-

dad de Usulután con el libro de poesía “Bajo el mismo

cielo”; Tercer lugar en el concurso de poesía extranjera,

organizado por la Feria de libros Moreno en Argentina,

octubre, 2010.

José Chamorro

Soy José Chamorro, amante dela literatura y el arte, que buscasiempre innovar y estar a lavanguardia con el acontecer so-cial, sin dejar de lado lo estético.Actualmente curso segundo añode Lenguas Hispánicas en laUniversidad de Chile, dedicán-dome continuamente a esta fas-cinante labor que es la escritura.Si quieren conocer más sobre al-gunas de mis obras, pueden vi-sitar el siguiente blog:w w w . u n a - m i r a d a -diferente.blogspot.com

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Antonia GaldamesDescubrí el poder de las sílabas por el simple hecho de querer des-ahogarme, después me creé las historias en mi cabeza para llevarlasa la hoja. Escribo desde los 14, sólo ha pasado un año ya que tengo15, y no puedo escribir nada mejor que poesía, me gusta explorar elmundo de los sentimientos, ya que no todos experimentan todos.Nací en Iquique, me fui a Brasil, después a Viña del Mar y ahora volvía Iquique, me pregunto por qué he tenido que volver a mi origen.Creo en el poder de la mente para que los deseos más sinceros se re-alicen, pedí en la sinceridad de mi corazón irme de Viña del Mar, mi

deseo fue concedido. ¿Y ahora qué?

José Manuel Luque

José Manuel Luque Taco (Perú, 1974) Docente, poeta egresado de la

universidad Enrique Guzmán y Valle. Obtuvo el primer puesto en poesía

en los juegos florales de La Cantuta (1999), obtuvo una mención hon-

rosa en poesía a nivel nacional en los III juegos florales de la universidad

Ricardo Palma (1999). Sus poemas han sido publicados en revistas vir-

tuales como físicas del medio nacional e internacional. Aparece antolo-

gado en “Canarios en el Árbol poesía del 90� prólogo y compilación de

César Toro Montalvo (1998). Ha publicado el poemario “El Huerto de

los Alientos” (ediciones Letras en Llamas – 2011). Pertenece al grupo

literario “Di-versos” y dirige los blogs:

http://cuentagotassr.blogspot.com http://alabanzasdeldesorden.blogs-

pot.com

Constanza Marchant Nacida en Santiago de Chile en 1988, Constanza Marchant decidióestudiar Trabajo Social al percibir la desigualdad e inequidad de unpaís que sabe de aciertos y errores. Fue miembro de los talleres PoesíaCero con Carlos Cociña, Poesía Chilena con Paz Molina y LiteraturaFemenina con Gabriela Gateño. Ganadora del primer lugar; Concursode Poesía y Cuento “De Local” realizado por la Universidad AlbertoHurtado. Actualmente es parte del Colectivo de Poesía OperacionesSecretas, de Moda y Pueblo con Diego Ramírez, y es uno de los miem-

bros becados por la Fundación Pablo Neruda, 2011.

Julio Rivera (Santiago, Chile, 1985).Es Periodista, Gestor Cultural y tiene estudios de guión de cortometraje ylargometraje.La necesidad de traspasar la frontera de la realidad ha motivado a Rivera acrear en sus personajes, la sensación de que son frágiles a situaciones coti-dianas.En los cuentos de Julio Rivera no existen jerarquías ni un orden lógico. Esteautor nos entrega una invitación y un pasaje para escaparnos –aunque seapor unos minutos– de nuestra realidad y a viajar en sus cuentos del génerofantástico.Ha publicado en Cinosargo y Río Negro y actualmente trabaja en su primer

libro de cuentos.

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ARTURO MORAGA FUENTE-ALBA, es chileno,tiene 37 años, licenciado en literatura y lingüísticaen la P. Universidad Católica de Chile. Ha sido pre-miado en diversos concursos de cuentos a nivelnacional y regional, entre los que destacan “Histo-rias de Amores Maltratados”, del Ministerio deCultura a nivel nacional, “Concurso de Cuento delInstituto de Letras de la P. Universidad Católica”,Concurso “Cuentos en Movimiento”, del grupo deempresas Denham; Concursos de cuentos del Ins-tituto de la Juventud. Además, de variadas parti-cipaciones honrosas en muchos otros concursos.

María Isabel Bugnon

Poetiza de la ciudad de San Javier (provincia Santa

Fe).Edito su primer libro en Diciembre de 2008, Bajo

el titulo: “Poemas con Perfume a Narcisos” Participa

en cafés literarios en su ciudad. Participo en el 1ª en-

cuentro de escritores y narradores en la ciudad de

Goya (Corrientes).La vivencia “PALABRAS” de su au-

toría fue elegida para participar en la antología“150

Vivencias y 150 Escritores del concurso Orola 2010”.

El poema “AMOR A CIEGAS” finalista en el concurso

“Centro de Estudios Poéticos” Actualmente reside en

la ciudad de Santa Fe. El poema “NAVEGA” participa

de la antología del centro de estudios poéticos Reci-

bió la mención a la excelencia del poeta, en la red de

poetasiberoamericanos.ning.com con el relato “Sue-

ños de amor,” en el día del poeta virtual en el

año2010, que se hizo en la red. Actualmente elegida

para participar en la antología homenaje a PABLO

NERUDA, AÑO 2011

Jorge Ignacio MuñozEstudiante de la carrera de licenciatura en física de la fa-cultad de ciencias de la Universidad de Chile, de 23 años,resido en la ciudad de Santiago donde he desarrolladogran parte de mi vida. Me gusta escribir, lo hago desdelos quince años en el área de la poesía, y desde antes qui-zás salieron algunos textos, cosas varias. Todo eso estáperdido, no me aficioné mucho a coleccionar mis textossi no a tratar que fueran mejores, una pretensión que te-nemos todos yo creo. Esto será lo primero que salé a laluz, exceptuando por un blog y una página de facebookdonde acceden algunos de mis amigos y conocidos. Fuiinvitado a leer un par de veces pero pequé de inseguri-dad, como uno hace en los tiempos difíciles, ahora nome importa nada en realidad sólo expresarme y tratarde que la gente se reencuentre con sus propios senti-

mientos al leerme.

Rodrigo Pérez Maldonado (seudónimo Ro-drigo Permal), 22 años, santiaguino, estudiantede periodismo.

Elvis Pesantes Nací en la ciudad de Machala, Provincia de El Oro – Ecuador.Pero desde temprana edad vine a vivir a Guayaquil con mi familia, Guayaquil esla segunda ciudad más importante del país, además es el 1er y más importantepuerto también.Curse todos mis estudios aquí, tengo estudios superiores en Marketing; peroestoy por incursionar otra carrera Ingeniería en Sonido, ya que además hago algode música (Guitarra). Escribo composiciones para canciones, poesía, ensayos; jus-tamente estoy trabajando en un libro que recoge investigación y exposición sobrealgunos temas de teología religiosa, pero bueno es un proyecto aún para untiempo.En resumen desde que era un adolescente escribo y espero en los próximos meseslanzar si Dios permite mi 1er Poemario, que estaré dándoles a conocer con segu-

ridad.

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Beatriz CatalánSoy artista plástica y tam-bién cultivo el hábito de laescritura. Vivo en Frutillar,en el sur.

Mi nombre es Diego Alegría. Tengo 16 años y escribo poesíadesde el año pasado. Me ha influenciado: Baudelaire, Rilke, Pound, Hui-dobro, Anguita y mi padre, quien es artista visual, poeta y ensayista. Mispoemas tratan, a partir de su brevedad o minimalismo, sobre los recuerdos;sobre la soledad, como una fuente de creación y autoconocimiento; sobreel vacío, como un estado o espacio trascendental, donde se encuentra el si-lencio, la belleza, la contemplación, el amor y la vida.

Ulises Varsovia

Nací el 2 de julio de 1949 en Valparaíso, cuyo mar ysus tempestades marcaron definitivamente mi per-sona y mi poesía.Estudié varias asignaturas humanísticas, y trabajé entres universidades, tanto en historia como en histo-ria del arte, al mismo tiempo que escribía poesía. En1985 salí a doctorarme a Alemania, y como mi mujeres suiza, pude trabajar y quedar-me en San Gallen,ciudad en cuya universidad hago un par de lecciones.He publicado 28 títulos de poesía, cinco de ellos enChile, y tres dedicados a Valparaíso, el último: Her-manía: La Hermandad de la Orilla, en Apostrophesde Santiago (www.apos.cl). El libro más antiguo quehe publicado es JinetesNocturnos, de 1974, pero tengo otros inéditos másantiguos. En 1972 publiquéun cuadernillo, Sueños de Amor, que circuló sóloentre amigos.Me han publicado más de 70 revistas de literatura detodo el mundo, en varios idiomas, y repetidas veces,y estoy en numerosas páginas web.En agosto del año 2006 salió a la luz en Sevilla, Es-paña, mi libro de poemas Anunciación. Ángeles y Es-padas, publicado por la Asociación Cultural Myr-tos.Esta misma entidad acaba de publicar mi AntologíaEsencial y Otros Poe- mas (1974-2005), que incluyedos poemas de cada poemario publicado, es decir, 52poemas “esenciales”, y tres poemas de 12 libros in-éditos, lo que hace un total de 88 poemas. Lo últimomío aparecido es Vientos de Letras, también anto-lógi-co, en colaboración con el poeta andaluz AlexisR., editado por Myrtos.De los 28 poemarios publicados, sobresalen JinetesNocturnos, de 1974/75, Tus náufragos, Chile, de1993, Capitanía del Viento, de 1994, El Transe-úntede Barcelona, de 1997, Madre Oceánica, Valparaíso,de 1999, Mega-lítica, de 2000, Ebriedad, de 2003, yla Antología Esencial.http://ulisesvarsovia.tripod.com

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