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Carta de navegación2

El acontecer como umbral entre la

torno a la obra La neblina del ayer   Aida Marcela Gutiérrez Molano 00 

(escritora invitada) 5

Teatro y nación en la época de LaIndependencia

Rodolfo Celis Serrano 12

·Árbol talado·Bandera

·Lava platos en USA ·Al pie de la letra, 5·Todo bajo control, 4

John Galán Casanova 00(escritor invitado) 21

~ Azul domingo ~Brian Leonardo Espitia C. 25

·Monótona muerte·Todavía no he visto...·La ventana se abre...·Cada instante ha fundido...·Tejados

·Un objeto habla·En el país del sueño

Edgar Hans Medrano Mora 26

I

José Landa 33

·Infamélica·Adela·Nada es imposible·Parejita·No es ella la mujer·Se fue

Rolando Revagliatti 36

·Madre nuestra·Ayer la muerte

David6m 39

·Vendaval·Apocalipsis 9, 5-6

Davidsaturnodonatti(Germán David Díaz) 40

EDITORIAL

ENSAYO

POESIA

      C      O      N       T

      E

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CUENTO

PALABRAS DE MAS

RectoR

  Inocencio Bahamón Calderón

 ViceRRectoR AcAdémico

  María Elvira Rodríguez Luna

FAcultAd de cienciAs y educAción

decAnA 

  Luz Marlén Durán Vergara

cooRdinAdoRes geneRAles Diego Valbuena

Diana Carolina Gamboa

gRupo editoRiAl

comité cuento 

 Angélica Téllez (coordinadora)

Fabián Becerra

 Alexandra Lozano

Karen Bautista

comité ensAyo

Mary Luz Guerrero (coordinadora)

Diana Carolina Gamboa

Lorena Ramírez

Diego Valbuena

 Andry Soliany Quintero

comité poesíA 

Daniel Mauricio Bohórquez (coordinador)

Rolando Franco

Carlos Fino

Carolina Ochoa

comité pAlAbRAs de más

Daniel Mauricio Bohórquez

diRección sección de publicAciones

Rubén Carvajalino C.

cooRdinAción editoRiAl

Matilde Salazar Ospina

Irina Florián Ortiz

cARátulA y diAgRAmAciónJorge Andrés Gutiérrez Urrego

coRRección de estilo

Maria E. Mejía

ilustRAción poRtAdA 

  George Jiménez

ilustRAciones y FotogRAFíAs

  Diana Rivera

  Sonia Güiza

  Milton Figueredo

  Jonathan Camilo Durán Cutiva

  Samanta García

  Camilo Tavera

Mauricio Sosa

Diana Muñoz

  Santiago Calderón

pRoducción editoRiAl

  Sección de publicaciones

  Universidad Distrital Francisco José de Caldas

  Miembro de la Asociación de Editoriales

  Universitarias de Colombia (ASEUC)

M A Y O D E 2 0 1 2N Ú M E R O [email protected] textos presentados en la siguientepublicación expresan la opinión de

sus respectivos autores y la revistano se compromete directamente enla opinión que éstos puedan suscitar.

r e v i s t a  gaviap a l a b r a s   d e   m á s

·¿Quiénes somos?·Pétalo y roca·Culpa·Carpe Diem·Self

Rosita Catalina Isaza Cantor 42

·Murmulario·Ángeles nocturnos·De la claridad·Canto del escondrijo

Jorge Valbuena 46

ExtravíoHarol Bernal 51

Dos igual a uno Ángela Del Pilar Lancheros Mora 00 

(escritora invitada) 53

Desconectado Richard León 55

De vueltaRichard Jaimes 58

CompañíaJhon Alexander Rocha Avendaño 59

Un tinte inesperadoLuna Marcela Enciso Ortiz 60

EsperaJulián Acosta Riveros 64

Los sonidos del silencio(Cuento para leer en voz alta)

Carolina Ochoa 66

 Arista DDiana Carolina Cabrera Gómez 69

El efecto realidadFrancisco Enríquez Muñoz 72

·Ella X·Ella Y

Gina Brijaldo 78

Un miércoles con LupeNathalie De la Cuadra N. 80

Crearse creandoPaul Dávila 84

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e.d.i.t.o.r .i.a.l

Carta denavegación 

El hombre que no lee no tiene ninguna

ventaja sobre el que no sabe leer 

Mark Twain

Un nuevo año y un nuevo número. Surcando el inmenso mar de pala-bras, hemos ido lanzando nuestras redes y recogiendo bestias imagina-

das, escupidas por manos desconocidas y enigmáticas. Hemos atracado alpuerto levantando victoriosos nuestro botín.

En sus manos, se encuentra el diario en el que se describe a detalle el áni-ma de estas bestias de tinta, majestuosas e inmortales, cuyo brillo y vida seencuentran en sus ojos, querido lector. No nos pida explicar lo inverosímil,las mejores cosas del mundo viven en el terreno de lo inexplicable. Viva estaaventura como todo un gaviero: que la revista sea su catalejo, mire al horizon-te, pero siempre consciente de que de su contemplación depende el rumbode la tripulación.

¡Adelante gaviero! La travesía que lo aguarda se encuentra llena de alegrías ycaídas, de sueños pesados, de calor insoportable. No olvide cargar su carterade apuntes, allí usted anotará las sensaciones y las situaciones que viva enesta tribulación, en esta empresa. Todo esto, a fin de continuar con un itine-rario de inicio ubicable y de final impreciso. Gavia 8 se presenta como unasinfonía inconclusa que con pasión hemos ido componiendo en ese mar degenios insospechados.

Buen viento y buena mar.

Cartagena de Indías, 3 de octubre de 2011

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El acontecer como umbralentre la memoria y el olvido:una reflexión en torno a laobra "La neblina del ayer" 

Escritor

Invitad

 Aida Marcela Gutiérrez Molano

*

"La llegada de un recuerdo es un acontecimiento,

el olvido no es un acontecimiento, algo

que suceda o hace que suceda" 

Ricoeur

Durante el camino se muestran las huellas de quie-nes lo han habitado, la lectura es el habitar en la

obra; si se parte de la experiencia de leer la novela deLeonardo Padura, La neblina del ayer , surge la posibili-

dad de entender la memoria y el olvido como la nega-ción en la cual reside el ser  que necesita de su contrariopara existir. Por tanto, la ausencia se vuelve presenciaen esta obra desde la intuición; con ella, se cuestiona lalegitimad de la historia oficial y se perturba lo que hasido callado. El siguiente texto enfoca su mirada a la re-lación que existe en la novela de Padura entre estos dosestados y la importancia que para la Historia presentala voz palpitante de quienes la experiencian.

En La memoria, la historia, el olvido, Ricoeur enuncia

cómo el tiempo ha marcado un acontecer, el cual, al serevocado puede convertirse en padecimiento; de estarpasivo, vuelve a animarse y convoca ese sentir que algu-na vez fue al presente. La neblina del ayer  propone, desdesu título, la aparición de un referente que la antecede,el título corresponde al bolero Vete de mí, que así mismo

es uno de los subtítulos (lados) que le da forma a la no- vela. Esta parte está constituida en un primer momen-to por la ausencia; vete de mí es un imperativo que semuestra en la novela como el indicio de lo que vendrá,se podría decir que es el olvido de reserva, el recuerdo quepasa desapercibido, pero que se mantiene palpitante.

El enunciado del título, muestra el pasado animando la voz de una cantante que se hace presente en la imagende un recorte de periódico, un acontecimiento que per-mite la lectura de otros instantes, en él se instala una de

las tantas marcas que ha ocasionado el pasado. Vete de mí propone distancia, ausencia, separación, una frase quefractura una unión antes existente. Desde esta perspectiva,es posible preguntarse: si la novela recurre al bolero queconstituye, en esencia, una mirada nostálgica en mediodel Caribe. ¿Cuál es la concepción histórica que manejaPadura desde la construcción en la palabra? ¿Para qué elrecuerdo y el testimonio como construcción de esa colchade retazos llamada memoria? ¿Por qué no despejarse delpasado? ¿Para qué hallar el recuerdo y la marca? ¿Cuál es lareconciliación que expone Mario Conde, el protagonista

al develar la verdad que auscultaba el pasado?

Por el momento, es necesario volver al texto para hallaresas marcas que permiten dicha disertación. Lo prime-ro que remite a esta concepción son los epígrafes, conellos, la novela inaugura su preocupación histórica, “el

* Estudiante de Maestría en Literaturas Española y Latinoamericana Universidad Nacional de Buenos Aires.

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porvenir es de Dios, pero el pasado es de la historia. Dios ya no puede influir en la historia, en cambio el hombreaún puede escribirla y transfigurarla. Juste Dion” (Padu-ra, 2005). En esta cita se alcanza a intuir cómo la expe-riencia no puede ser arrebatada, la historia necesita sercontada y resguardada por quienes la han vivido, puedecambiar de aspecto, ser transfigurada; sin embargo, estásiendo narrada y padecida por sus protagonistas.

El primer epígrafe que utiliza Padura es de Buda, eneste, expone una preocupación temporal, esperanza-dora y de acción, “Sólo hay un tiempo esencial paradespertarse; y ese tiempo es ahora” (2005). Con ello el

lector se encuentra en el umbral de la obra, el cual le

permite ver el tiempo de despertar como el tiempo deremover lo que su paso ha logrado difuminar, hay quequitar la manta de polvo y escudriñar en los escombrosque ha dejado para poder desocultar, hallar la verdad,hallar la Historia y, por qué no, la reconciliación desdela incógnita que propone un relato en este caso policial.

Lado A, el encuentro con lo oculto

El pasar del tiempo modifica la existencia, como pro-pondría Marguerite Yourcenar El tiempo gran escultor.

La novela presenta esta modelación a partir de la cons-trucción de los personajes y de los escenarios que loscubren; La neblina del ayer muestra cómo transcurrenalgunas décadas en La Habana, las cuales dan cuentade la transformación de los habitantes cubanos enfren-tados al antes, durante y después de la revolución, Coneste transcurrir, Mario Conde está puesto en un pre-sente (2003) atravesado por el acontecer que le permite vislumbrar la premonición difuminada de lo que des-encadenará el hecho de volver para remover el pasado.

En el año 2003, el panorama que propone el narradorde esta historia es desalentador: la ciudad se componede ruinas, es mejor estar a la vera del pasado que vivir elpresente de hambruna por el que camina Conde. Tal vez,esta es una de las razones por las que el personaje pasa deser un policía investigador a estar cobijado en la compra y venta de libros viejos, el haber renunciado a dicho car-go le permite rememorar las historias que llevaron a lospropietarios de libros a venderlos, de manera que allí sepresenta una indagación de la Historia y de lo que ocultadesde otro ángulo, Conde no como policía, sino como

recolector de historias en la compra y venta de libros.

Las calles en La Habana son percibidas por el transeúntellenas de desamparo, suciedad, prostitución y delincuen-cia, venta de libros y objetos que, al parecer, son un lujopara la época por la que atraviesa la isla, “casi todos loshabitantes de un país amenazado de muerte por inani-ción” (Padura, 2005), esta cita pone de relieve la situación

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de desespero por la que cruzan los habaneros, la escasez

producto de la caída de la Unión Soviética lleva al bordea Cuba, la isla debe alojar así a turistas que muestran unamodernización externa fruto del capitalismo que haceque el sujeto deseante (el habanero) comience a ver enestos objetos su frustración. El licenciado Héctor PalacioRuiz expone cómo tras la caída de la Unión Soviética:

Fue necesario abrir paso a una nueva formade producción, que incluía elementos decapitalismo (empresas mixtas) estas inversionestambién han producido un gran impacto en

la conducta social, que ha experimentado uncambio muy visible en el desarrollo de la vida delcubano. Nuevas formas de existencia en ampliossectores sociales, modernización de la vida, enel vestir, en hábitos, en la aparición de muchosartículos desconocidos y ahora deseados. Esto hamotivado el crecimiento de la delincuencia, lacorrupción, la prostitución y otros males visiblesque han tocado fondo en la conducta social de lapoblación (Palacio, 1998).

De esta forma, la novela empieza a enmarcar una socie-dad desesperada, el tiempo es para ella una carga con laque tiene que existir, la Historia es comprendida comoun mar de pesares, el tiempo es devorador, existe unclamor que aqueja cada vez con mayor fuerza. La pre-rrevolución y la posrevolución que aún con situacionesdiferentes evidencian con mayor reparo la desigualdadsocial. Antes de la revolución, capas sociales, clubs quealbergaron el cuerpo de una joven cantante de bolero,prostitución; durante la revolución cierre de los clubs,anulación del capitalismo, lucha y apoyo por parte de

los pobladores; posrevolución, como era mencionado,“delincuencia, corrupción prostitución...”.

Libros, discos y fotografías, la parte A de la novela tal ycomo una caratula de un vinilo muestra a Conde comosujeto de remembranza, al encontrar una biblioteca –añorada desde su actividad comercial– y a sus propie-tarios hábidos de dinero y de alimento, da inicio a un

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–pues los estafaron te lo juro. En todas partes

hay unos que son menos iguales que los otros yel mundo va de mal en peor [...]

–fue bonito mientras duró (Padura, 2005).

Estas palabras son la visión de la generación que crecióen medio de la crisis económica y de la desesperanza,unos añoran el sueño vivido y otros ya no lo quieren vivir, porque ni siquiera lo alcanzaron a conocer, de allíque el ahora permita en el instante sujetar los tiemposque se anclan a un mismo la palabra.

enigma que roza la superficie de la Historia, en el ahora

ausculta libros y el espacio que habitaron estos durantealgunas décadas; la rememoración se hace presente e im-plica una búsqueda, como lo señaliza Ricoeur, con laque el personaje empieza el viaje al pasado que apenasse alcanza a señalizar en el primer testimonio.

 Asimismo, la novela propone una lectura a la Historiacubana que alberga diferentes visiones, los personajesla asumen según su generación, su formación, su vivir, 

–nos hicieron creer que todos éramos iguales y

que el mundo iba a ser mejor. Que ya era mejor...

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La voz anhelante del pasado que más se percibe es la

de Conde, quien demarca el sueño que fue Cuba; estasensación se conjuga perfectamente con la mirada queutiliza Torres de Denzil Romero acerca del bolero: “esla forma que tenemos los caribeños para decir que an-helamos morir en lo anhelado, que queremos disolver-nos en lo disuelto” (Torres, 1998). Es ese sentimientonostálgico que aparece para recordar que el pasadoconstituye el presente, lo marca y lo demarca; lo que fue es mejor que lo que es, la posibilidad de vivir en elsueño es mejor que salirse de él. Conde se puede que-dar refugiado en el canto del pasado, pero es el canto el

que lo obliga a indagar, a quitar la venda que la Historiaoficial ha manipulado.

El relato empieza a dar un giro y es en el testimonio deun periodista (Silvano), en el cual la premonición sehace cada vez más certera, un crimen cometido en elpasado necesita que alguien lo resuelva, pero es precisa-mente en este punto en el que se empieza a percibir lanecesidad de la Historia para resolver los enigmas delser presente, lo que ha sido se remueve para develar loque en algún momento permaneció oculto.

Lado B lo oculto revelado

Un segundo crimen en el presente abre las campanas dealerta a este ex-policía investigador, no solo porque lo in- volucra directamente, sino también porque es el puntoen la novela en el que se encuentra el Lado B, “me re-cordarás”, la ruptura de los lazos en “vete de mí”, empie-zan con esta canción a ser revelados, en el recuerdo dequienes tuvieron la experiencia del pasado oculto, perotambién de quienes quisieron quedar inmersos en él.

“Me recordarás” es el vértice, es el encuentro con el enig-ma, es el llamado de lo que más adelante el estado de en-soñación le reclama a Conde, porque el pasado removidoesconde el padecimiento de quienes lo sufrieron en unmomento dado, el ayer  como es llamado en las dos can-ciones, se vuelve a animar con las cicatrices que le deja aConde la búsqueda de una de las piezas más importantes

del rompecabezas, y su aletargamiento es el que le da enel presente la capacidad de disertar el pasado.

La historia escondida en los archivos de la policía, ve-rídicos en su oficialidad cae, al precipicio, en la uniónde las piezas que componen las voces, los manuscritos(cartas), el relato, todos ellos entendidos como testimonio.La posibilidad de contar el ayer, de indagar en el miste-rio que se ocultó con el tiempo, con la muerte, con lalocura silenciada, parte de una necesidad, que esta vez serelaciona con la sensación de hambre, ya es un estado enel que se encuentran los personajes y es en él en el quese le permite el misterio salir a la luz; en analogía con elrecuerdo, del hambre surge la necesidad de alimentarse,

quizá esta relación simbolice la carencia de memoria y laobligación del olvido por la situación espacio-temporal.

Por lo anterior, es posible entender la concepción históri-ca de Leonardo Padura como la construcción de diversosrelatos, los cuales, al tejerse, exponen no una sola mira-da, sino que, por el contrario, están llenas de relatos, soncomo una colcha de retazos, como las ruinas de las que

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habla Benjamin; esto se puede corroborar en el siguiente

enunciado del narrador “Conde extrajo una mirada com-pleja de su pasado, del pasado de todos los habitantes de laisla, y tuvo la intuición de que el mundo podía ser de muydiversos colores, y las verdades, más complejas de lo queoficialmente parecía” (Padura, 2005, p. 165).

 Asimismo, en esta novela con toques del relato poli-cial, se expresa la preocupación no solo por develar uncrimen cometido (acontecimiento), por hallar quién esel responsable, cómo lo hizo y por qué, sino tambiénmostrar cómo a partir de las imágenes de La Habana,

de los libros, se esconde la bruma que ha hecho el pasodel tiempo. Es posible decir que a partir de esta forma,el autor logra mostrar la Historia desde las historias, co-menzando con un periodista, una prostituta, pasandopor la asesina y la prueba contundente, la escritura, esdecir el sentido que encierra la palabra.

 Varios elementos constituyen este relato, por ejemplo elhecho de proponerse un crimen en el pasado (durante larevolución) y décadas después hacerlo visible; esto impli-ca ver en la obra una propuesta de novela histórica, pues-

to que comienza a dar a conocer cómo el presente puedeser leído desde el pasado, cómo “La narrativa históricase escribe desde la perspectiva del presente” (Perkowska,2008, p. 41), y cómo la ficción de un pasado en la novelaestá en función del ahora, de esa sociedad roída, de esacartografía que envuelve a La Habana en el crimen de sucotidianidad, velado por la mirada oficial.

La Historia en la novela es propuesta como la unión delo que cuentan quienes la vivieron y no impuesta por laHistoria oficial; la segunda es percibida como la causan-

te del olvido que suprime las huellas y manipula la me-moria colectiva; Ricoeur plantea el conocimiento delpasado como una purificación, como el purgar el pre-sente para que así pueda surgir el perdón. En La neblina

del ayer  se revela el perdón no como olvido supresor, enel desenlace, el perdón surge de la revelación. Condetermina con la voz que lo perturba solo cuando está re-suelto el conflicto y puede salir, aunque no de manera

permanente de ese mundo nostálgico y, así, recurrir a

su presente esta vez con la mirada esperanzadora quele proporcionó la desocultación y la memoria: “Con la vaga pero latente conciencia de que sin la preservaciónde esa fraternidad quizás se habrían olvidado de vivirhacía mucho tiempo” (Padura, 2005).

Cada uno de los elementos que se entremezclan en la no- vela proponen la negación, el olvido con su contrario lamemoria; ella es acontecer que permite otro estado en laconciencia de los personajes y, por qué, no del lector. Ri-coeur habla de perdón como el dar, es un donarse. La deuda

se ha compuesto de la falta y solo con el don se logra una

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memoria feliz, una reconciliación; con el olvido se instau-

raría “la impotencia de la reflexión y de la especulacióna la cabeza de la lista de las cosas a las que renunciar, a lacabeza de lo irreparable” (Ricoeur, 2004). Como se perci-be. el estado de los personajes en el comienzo de la novela,el origen de la falta se encontraba oculto, era un presentedislocado que necesitaba sanar, ya que muestra cómo unhecho en el pasado repercute en cada uno de los sujetosque como seres históricos se componen de él.

En la obra, se percibe un sentimiento que agolpa a losseres que albergan un sentimiento nostálgico, del recuer-

do de una alegría que alguna vez fue, aparece la añoranzade un futuro que se desvanece en el presente. Es posibledecir que la propuesta de Padura es una búsqueda delpasado que sirva como testimonio: “hacer una literaturaque de alguna manera fuera dejando también testimoniode lo que ha sido la vida cubana en estos años” (Padura,2005), por medio de su personaje construido a lo largode cinco novelas que anteceden a La neblina del ayer. Conesta novela, Padura logra que su obra respire el halo de laHistoria como una construcción de voces en la represen-tación del presente y las imágenes del pasado de la que

están cargados sus personajes.

La neblina del ayer propone la mirada al pasado que, me-diante las ruinas desea despertar a los muertos y salvarlosde su desastre, aun cuando no lo logra, aunque “con lamisma varita mágica tal vez Conde podría remendar eldestino trágico en el cual se habían vistos envueltos y deun golpe los sacaría de aquella historia para darles otra vida” (Padura). Su personaje es “Mordido por el dolorpropio y el ajeno [comprendiendo] que todo lo vivido enestos días era una advertencia macabra de su incapacidad

para remendar las vidas de otras personas y, sobre todo,la suya propia” (Padura, 2005). El sentimiento continualatente, pero es visto diferente desde el acontecer.

La pregunta queda abierta ¿es mejor el olvido que nopermite reflexión y que se acalla en una aparente tran-quilidad o, por el contrario, es necesario llegar a rastrear

lo oculto de la Historia aunque en ella se encuentre la

catástrofe que permite un padecimiento más reflexivo?

Referencias Bibliográficas

Benjamin, W. (1973). Tesis de filosofía de la historia

(1940). Madrid: Taurus.

Padura, L. (2005). La neblina del ayer. Barcelona: Tus-quets Editores.

Palacio, H. (1998, 1 de dic.). Cuba 1990-1998. Los Mo- 

vimientos que ha experimentado el Sistema Político Cuba- no a Partir de 1990. Apreciaciones sobre los finales de 1998

 y 1999. Recuperado en octubre del 2010 de http:// www.cubanet.org/CNews/y98/dec98/01a7.htm

Perkowska, M. (2008). Historias Híbridas. La nueva no- 

vela histórica Latinoamericana (1985-2000) ante las teo- 

rías posmodernas de la historia, Iberoamericana. Madrid.

Ricoeur, P. (2004). La memoria, la historia, el olvido.

México: Fondo Cultura Económica.

Torres, V. F. (1998). La novela bolero latinoamericana

(1ª ed.). México: Universidad Autónoma de México.

 Wieser, D. (s.f.). Leonardo Padura: “Siempre me he visto como uno más de los autores cubanos” 2005Espéculo. Revista de estudios literarios. Recuperadoen octubre del 2010 de http://www.ucm.es/info/especulo/numero29/padura.html

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Rodolfo Celis Serrano*

Introducción

L a literatura colombiana nace de un proceso conti-nuo de democratización de la escritura, mediante

el cual las múltiples voces de la pluralidad nacional danlugar a unos discursos inmanentes a su lugar de enun-ciación, latentes mucho tiempo en los pliegues profun-dos de la realidad colombiana. En ese sentido, lo quemuestra la aparición de la tragedia independentista enel despertar del siglo  xix  solo es el inicio de un largoperiplo en el cual la primera palabra la tendrá la élite ilus-

trada, especialmente santafereña, la cual, además, con-centra el poder económico-político y necesita construir y consolidar un discurso de nación, benéfico a sus inte-reses de clase, conforme a las condiciones de su tiempo.

De esta manera, espero mostrar cómo la tragedia se con- virtió en esa primera piedra angular de nuestra literatu-ra en la que se fraguaron unos discursos de lo nacional,apropiados para la época y la clase social enunciante. En-tonces, para efectos de este ensayo, se centrará el análisisen la producción teatral de la época de la Independencia,

para lo que se asume un corpus de obras que van desdeEl parnaso transferido  (1920) hasta Sulma  (1933), en lasque se intentará evidenciar la hipótesis planteada.

Teatro y naciónen la época de LaIndependencia

* Estudios Literarios, Universidad Nacional de Colombia, Correo: [email protected]

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Primeras palabras...

Cinco años antes de que el proceso in-dependentista bolivariano llegase a sufin en Ayacucho, un jovencísimo, Luis Vargas Tejada, produjo una loa teatraltitulada El parnaso transferido que anun-cia el derrotero de la literatura neogra-nadina subsiguiente. La obra se cons-tituye en un reclamo a las musas delOlimpo para que abandonen su lugaren el Viejo Mundo y emigren hasta es-tas tierras colombinas, las cuales, desdeahora serán residencia de la Libertad.Más allá de las cualidades literarias dela pieza en cuestión, lo que se anunciaes la continuidad de una cierta tenden-cia teatral persistente desde los prime-ros años de la lucha independentista,en las cual la representación viva vienea multiplicar, magnificar y concienciar a los nuevos ciu-dadanos de la república frente a su realidad y destinohistórico. Al respecto, dice Laverde Amaya que:

[...] el teatro se mantuvo a despecho de todo,porque era un especie de templo profano, endonde resonaban en las tragedias acentos de amora la libertad que la multitud oía con delectaciónsublime, encarnando en esas imágenes que heríansu fantasía, sus más fieles aspiraciones sociales ypolíticas (Garzón Marthá, 1990, p. 107).

En consecuencia, lo que se puede colegir es que antes ydurante la campaña libertadora, en la Nueva Granada se

dio un auge de la representación teatral, especialmenteenfocada en el género trágico, en el cual, siguiendo unatesis hegeliana, el espíritu (en este caso independentista)se manifestó por medio de unas formas concretas del arte(Hegel, 2002, p. 17) y en el que el discurso coyuntural im-perante encontró, en las tablas del recientemente funda-do Teatro Ramírez, una retumbante bocina para hacer oírlas exigencias de libertad. A esto, habría que añadir que

el cúmulo de acontecimientos vividos a lo largo de unadécada revolucionaria, después de casi tres siglos de unalarga y sosegada vida colonial, hicieron que los hombres

de aquel tiempo asumieran una actitud trágica frente a la vida, actitud que, sin duda, echaba sus raíces en la lectu-ra de los clásicos griegos y franceses, en las concepcionestrágicas del cristianismo campante, pero, especialmente,en el sentimiento de estar “viviendo en la historia”.

Si imaginamos que después de la revuelta popular del20 de julio de 1810, asistimos al escenario político dela Patria Boba, en que se tranzan en la más sangrientaguerra fratricida los criollos, en aras de dirimir por lasarmas el mejor modelo de gobierno para la naciente re-

pública; guerra que solo deja ruinas, hambre y muertea su paso; y que a ella le siguen los días grises de la re-conquista española que lleva al paredón a los hijos másilustres de la élite criolla; sumado a la definitiva campa-ña bolivariana que devuelve la independencia, es de su-poner que la conciencia histórica de los neogranadinosse vio profundamente impresionada, que los vientosapocalípticos no dejaron de soplar y que la concepción

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Una vez construido discursivamente un poder mons-

truoso al cual oponer resistencia, también la autocon-ciencia de época se fraguó en proclamas, memorialesde agravios, arengas, periódicos y, finalmente, un teatrotrágico, síntesis dialéctica entre lo sensible y lo espiritualdel momento, pues, como bien señala Garzón Marthá: 

[...] la tragedia, en la primera fase de su desarrollo,manifestaba, con singular intensidad, la totalruptura del hombre americano con un mundocontradictorio, a la vez propio y ajeno, en el cualno tenía cabida porque una poderosa fuerza,

considerada antinatural a los ojos de la razón, loexcluía (1990, p. 109).

Finalmente, esa relación tragedia-historia es dialéctica;los cauces de influencia se mueven en ambas direccio-nes y como manifestaciones del espíritu de su tiempoestán pergeñadas de azares y circunstancias siempremóviles e inaprensibles; pero la evidencia de su mutuacorrelación es inobjetable.

La posindependencia 

Los autores neogranadinos, una vez ahuyentado el fan-tasma de una nueva reconquista española y establecidoel orden republicano, se dieron a la tarea de instaurarla nación a partir de lo discursivo; en este sentido, essignificativo que todas las jóvenes naciones, así como losregímenes incipientes, necesitan construir unos discur-sos de identidad nacional y es allí donde se apela a losmedios más directos de comunicación con el pueblo ocon la clase más cercana, mediante todas las instancias

que el sistema vigente pone al alcance del poder. Pero,antes de ello, vale aclarar una cuestión fundamental paraeste ensayo sobre ¿quiénes eran los “padres de la patria”?

Los hombres que dirigieron la Independencia y funda-ron la República representaban a una minoría ilustrada,políticamente comprometida con sus intereses de clase y económicamente conservadora, aunque de tendenciaexportadora; una minoría que movilizando masas de des-

arrapados, había hecho la guerra a los españoles peninsu-

lares, porque a sus intereses les convenía una nación jovenpara administrar y donde obtener prerrogativas que mejo-rasen sus condiciones de bienestar; pero que no recogíalas exigencias y las reivindicaciones de justicia social de losmás amplios sectores poblacionales, como esclavos, mesti-zos, indígenas, campesinos, colonos o mujeres.

La élite criolla, centralizada en Bogotá, a pesar de lascontradicciones internas sobre el mejor modelo de Es-tado por implantar, no tardó en fundar la nación entorno al ideal de un pasado histórico que borrara toda

huella de la época colonial, que hiciera tabula rasa a par-tir de la batalla de Boyacá, partida de nacimiento parael Estado moderno, pero que se cimentase, a su vez,en un pasado mítico al margen de la sombra hispáni-ca, para lo que se hacía preciso resignificar lo indígenacomo patrimonio nacional.

Fue así como la tragedia se convirtió en el género lite-rario en el que desembocaron las exigencias históricasde una época germinal ciudadana, pero también el es-

cenario, dado su carácter elevado, en el que se pusieronen juego las cuestiones y los debates ideológicos másimportantes del quehacer público de una clase intere-sada en cooptar y mantener un statu quo heredero delsistema colonial. Como bien señala María del Rosario Acosta, “lo trágico se presenta [...] como una metáforapara hablar de la estructura de la realidad, de la rela-ción del hombre con el mundo, con los otros y con lahistoria” (2006, p. 4).

 Ahora bien, si la tragedia griega se puede ver como una

respuesta literario-dialéctica a un momento crítico detransformaciones históricas, también es cierto que latragedia neoclásica francesa, modelo asumido por nues-tra producción teatral inmediata al grito de indepen-dencia, asume un discurso representacional en el cuallos textos dan cuenta de lo político desde el poder hege-mónico, pero escindido de esas otras dimensiones de larealidad representadas por las exigencias democráticas y libertarias de los demás sectores neo republicanos. En

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ese sentido, resulta esclarecedor la tesis de Erich Auer-

bach, cuando plantea que:

La tragedia clásica de los franceses presenta ellímite extremo de la separación estilística, deldesprendimiento de lo trágico de lo cotidianoreal a que ha llegado la literatura europea; suconcepción del hombre trágico y su expresión verbal son producto de una educación estéticacada vez más distanciada de la vida media de suépoca (1996, p. 365).

De lo anterior, se desprende que los trágicos neograna-dinos, imbuidos en su condición de clase y desde estelugar de enunciación ideológico, construyen una seriede obras que como Atala, Guatimoc, Sugamuxi o La ma- 

dre de Pausanias se interrogan por la construcción de lapatria o por la identidad de lo nacional, en contraposi-ción a lo hegemónico hispano, pero siempre en el mar-co de un discurso extraño de héroes e idealizaciones,lejos de un espacio de representación democrática y di- versa para los diferentes sectores marginados del poderpolítico-económico central. En ese sentido, es válido

aquel postulado de Alberto Moreira, según el cual:

La identidad ha funcionado en la tradiciónlatinoamericana como ideologema nacional ocontinental al servicio de reivindicaciones anti-imperialistas orquestadas por las formacioneshegemónicas, de cariz fundamentalmente criollo y burgués, que han dirigido políticamentelos destinos de la región. Pero esos sueñosde identidad nacional/continental encubrenla pesadilla de la violenta homogeneización,uniformización y represión de sociedadesmúltiples y diferenciales (1999, p. 46).

En conformidad con lo anterior, si tomamos comoejemplo ilustrativo este tipo de literatura al serviciodel poder posindependentista, en la obra Sugamuxi de Vargas Tejada, encontraremos que el autor camufla sudiscurso de clase tras la fachada de una tragedia muisca

en la que se presenta la confrontación de unos valores

raizales de índole mítico-ancestrales, opuestos al discur-so utilitarista, de orden económico, pregonado por losconquistadores españoles. Pero, la máscara de la repre-sentación teatral esconde, en su estructura profunda,unos ideologemas propios de la minoría dominante,en los cuales las voces indígenas solo constituyen unamuestra de todos los temas ilustrados de la época sobrelos mundos aborígenes, siempre ligados a los mitos delcanibalismo –aquí sacrificios de vidas humanas a diosesindolentes– o del “buen salvaje”.

De esta forma, la historia de la conquista sirve para revelarlo “irracional”, como motivo la decadencia de la culturaantigua y como modelo por evitar en la construcción de lanueva nación; sin embargo, lo paradójico es que mientrasen los tablados se mostraba a los muiscas como unos pro-fetas de la nueva tierra liberada, en las tierras de la nuevapatria, los descendientes de aquel pueblo sufrían.

Mientras se representaba la tragedia de la conquista delos muiscas a manos del imperio español, mostrado estecomo un “vencedor soberbio que derrama en el puebloconquistado desolación, venganza i cautiverio” (1857,p. 200); se enaltecen los valores ideológicos sobre losque se funda la nueva patria, tales como el sacrificio yla libertad: “Patria i libertad númenes sean sobre todopreciosos i queridos” (p. 173). O “No importa que misangre se derrame; cuán dulce es inmolarse por la Pa-tria” (p. 197); para, finalmente, condenar las prácticasidólatras de los nativos, vistos como inferiores moral-mente, frente a la raza criolla neogranadina. Es asícomo en el epílogo de la obra, un agonizante Sugamuxi

exclama: “¡Abra la muerte su insaciable boca! Mi falsareligión muera conmigo i del templo perezca la memo-ria” (p. 227); con lo cual se comprende que en el proyec-to nacional propuesto por Vargas Tejada y el sector he-gemónico que representa, no puede haber espacio paralos habitantes originarios de estas tierras, máxime siperduran en su estado de “salvajismo natural”. Por ello,es comprensible que el mismo escritor, siendo secreta-rio del Senado de la República, en un decreto del 1º de

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mayo de 1826 pedía: “medidas conducentes a civilizar

a los indígenas de La Guajira, el Darién y la Mosquitia,acusados de llevar una vida salvaje” (Langebaek, 2007).

En relación con lo anterior, tiene razón Alfonso Múne-ra cuando plantea que:

[...] desde la región andina se construyó una visión de la nación que se volvió dominante[...] La jerarquía de los territorios que dotabaa los Andes de una superioridad natural, y lajerarquía y distribución espacial de las razas, que

ponía en la cúspide a las gentes de color blanco,fueron dos elementos centrales de la nación quese narraba, sin que a un lado surgiera de las otrasregiones una contraimagen de igual poder depersuasión (2005, p. 22).

Expuesto lo anterior, resulta esclarecedor el hecho deque la literatura, vista como una herramienta de valorepistemológico y como espacio de la representación delespíritu neogranadino independentista, no hubiera es-tado exenta del discurso hegemónico dominante de las

élites criollas.

Sulma , el canto de cisne

Con Sulma, obra de José Joaquín Ortiz, se cierra el bre- ve y fructífero periodo trágico en la incipiente literaturanacional, una época marcada con fuego por las tensio-nes históricas suscitadas en las luchas independentistas,la distribución del poder al interior de las clases pri- vilegiadas y la construcción de un discurso de nación

inmerso en el quehacer escritural de la época. Pero,contrario a la opinión de González Cajiao, para quien:

La tragedia no fue en Colombia el resultado naturalde tradiciones o de procesos autóctonos; fue másbien, como tantas otras cosas, la imposición deuna “moda” por parte de espíritus cultivados y aristócratas que tuvieron la fortuna de poderdeslumbrarse con las “últimas vanguardias” (1989).

Es de mi parecer que esta razón no explica conveniente-

mente tal fenómeno literario y, en ese sentido, creo quesí hay una organicidad de la tragedia nacional de la in-dependencia, la cual no solo se enraíza en la tradiciónprecedente, sino también en las necesidades expresivasde los nuevos tiempos; y que si esta desaparece es por-que también la ideología libertaria criolla que le habíainsuflado alientos se desvanece muy temprano.

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Hacia 1833, año en el que aparece Sulma, ya no quedan

héroes a los cuales cantar loas: los mártires de la épocadel terror son una generación trágica y olvidada que sur-gió muy temprano para la vida republicana. Bolívar hamuerto en el destierro como cualquier tiranuelo tropical;Santander no pasa de ser un legista acoquinado; Sucresucumbió en el paso de Berruecos; Córdoba cayó comoun vulgar bandolero en las tierras de Antioquia y VargasTejada, el principal rapsoda de la patria, como la GranColombia, no sobrevivió a los vientos secesionistas. Sieste último, en La madre de Pausanias, proclama la muertedel tirano para salvar la patria, ya no queda patria por la

cual seguir derramando sangre y tinta, pues los herederos

de la libertad no son más que grandes hacendados escla- vistas que seguirán peleándose el poder en cada nuevaguerra civil, como si el mal atribuido a los españoles sehubiese quedado a vivir en sus hijos renegados.

En este nuevo contexto, en un mundo sin heroicidad al-guna, donde solo se ha dado un traspaso del poder entreclases hegemónicas; en el cual el ideal de patria centralpierde adeptos frente al fortalecimiento de las regionesque favorecen el desarrollo cuadricefálico de la nación, y donde empieza a dominar lo privado sobre lo público

con la aparición de una incipiente sociedad burguesa. Eslógico suponer que el gusto del auditorio haya cambiado y que, en ese sentido, se privilegie un teatro de la evasión,en amplia medida despolitizado, lo que se pone de mani-fiesto cuando Garzón Marthá dice que: “el gusto estéticode la época se inclinaba por los caracteres complejos, lastramas enredadas, las situaciones ambivalentes, extrañas,incluso grotescas” (1988, p. 13).

 Así termina una época trágica y fulgurante que darápaso a un oscurantismo literario, asociado en el siglo

 xix  al debate ideológico-político, en el cual, de formagradual, la literatura va cobrando autonomía, en la mis-ma medida en que se abren espacios para la expresiónde nuevas voces subdominantes, que durante aquellaépoca independentista solo podían subsistir en la orali-dad y el folclor; proceso que sucede en paralelo con laconstitución de un estado nacional, burgués y moder-no, siempre en crisis. Pero, esa es otra historia.

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 John Galán Casanova*Árbol talado

Escrito

Invitad

Talaron todassus ramas.

 Amputado,continúa atado al negro sueloque bebe sol.El tronco clavado

como una cruz.

Talaron todas las ramas,no tiene semillasni frutos.

¿Por qué el aserradorhizo a medias la tarea?

 Árbol talado,a la deriva,

los muñones a cielo abierto.

Tan cerca y tan lejosde la lunalos díasla muerte

* Poeta y ensayista. ALMAC N AC STA. Su primer libro, obtuvo el Premio Nacional de Poesía Joven de Colculturaen 1993. Su segundo libro, El corazó´n portátil, se publicó en 1999. El tercero, AY-YA (1997), apareció en el 2001.En el 2005 publicó la biografía Luis Tejada. Vida breve, crítica crónica. La Universidad Externado de Colombiapublicó en 2008 la antología de sus poemas Al pie de la letra. En el 2009, entre 118 obras participantes, su libro Árbol talado obtuvo el XV Premio Internacional de Poesía Villa de Cox, en Alicante, España. La prestigiosaeditorial Pre-Textos publicó Árbol talado en junio del 2010.

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la vida.El hombre sale y tiende la camisaen la cuerda.

 Arrima el tabureteal tronco y se recuesta

al fresco de la enramada.

 Allí lo asesinan.

La camisa ondea,bandera

Bandera 

de una patria vencida. Abro el grifo y me sumerjoen el río del tiempo.

El lavaplatoses la cascada de la infanciaencogida por los años.

El agua cae y hace que se arruguenlas yemas de mis dedos.

 Ante montañas de lozacomo único horizonte,

no me quejo:el trabajo es simple,da para ahorrarunos buenos dólares.

 Al regresar a Colombiaconstruiré una piscina

Lava platosen USA

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en el patio de la casa.En la mesa,como una taza humeante,

el poema servido.

Tomó añosa tientasconcluirlo.

Será leídoen segundos.

Ínfimoen la hoja,

deshielocontra viento y marea,de la sima del silencioal mar nuestro

Al pie de laletra, 5 

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de la lengua.Cómo ibas tú a adivinar,querido Borges,que google y yahoo vendrían a serlos senderos del jardínque se bifurca.

No imaginasteel infinito alephen los botonesdel control remoto,ni a ti mismocomo un átomoen el laberinto de la red.

Todo bajo control, 4

La TV llegó a cada casacomo caja de Pandora,como caballo de Troyaa levantar los puentesdel tiempo.

Recluidoa sus anchas,el televidente:minotauroleloante la pantalla,ahíto de vida y muertea domicilio.

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Brian Leonardo Espitia C.*~ Azul domingo ~ 

…a una tarde de agosto,

invadida de recuerdos…

...Triste, cálido, azul domingo,recuerdos multicolor, en el cielo, inmóviles,al viento vuelan, atados por el indestructible hilo

...de la memoria...

...el ovillo sigue en tierra, en manos de la niña que sonríe.Devana más hilo, el recuerdo se eleva, enaltecido,estático, siempre atado en el ovillo, vuela victorioso,...en medio del azul sin nubes...

...en medio del azul domingocientos más serpentean en el cielo,elevados cada uno por su niño,sostenidos cada uno por su ovillo,

...¡el enredo inevitable aparece, acaba el juego !...

...retornan, en picada, a tierra los recuerdos,niña y niño los desatan, se los llevan consigo muy adentro,sin rencor y sin orgullo, se entrecruzan sus miradas:...–gusto conocerte –, medita la niña ante el espejo,...–difícil olvidarte–, piensa el chico en su ventana...

...a través de la distancia, separados,el domingo, los recuerdos compartidos...son los mismos...

...en los días y las noches de la lluvia,de nada sirve que el azul domingo esté soleado,cuando las cometas, recuerdos enredados,permanecen en el viento, entre nubes.

* Estudiante Universitario, correo: [email protected]

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Edgar Hans Medrano Mora*

I Acerca de la tumba que me llamacuando abrí mis ojos, cuandolancé mi miradaapretada como sombra, como roca,como circunstancia perdida.

No me vi en los librosque jamás se han escrito, suicidiosde Babel, suicidios míosjunto con mi monótona muerte.

Extendí el mundo que tenía adentropara verlo por fuera, hasta que muera, y desconozco todos los mundos, y desconozcotodas las pupilas que desde dentro me inventan.

II

Le doy el perdón a ese díatan oscuro como el porvenirde todos ellos, de sus signos inútiles y de tantas experiencias.

No tenía mucho que decir, no teníaque irme de donde estoy,todo está dicho pero tan poco,son pocas palabras las que nos dibujan y ya no importan, nada,ni el día que me nota incansable.

Perdono el día que no escribí,el día que no pude inventar,ni un signo, ni un murmullome trajo la memoria en la impaciencia.

Monótona muerte

* Estudiante de Literatura de la Universidad Nacional de Colombia.

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 V No puedo surgirde mí sin repetir nada.rápida la silente labornos amortaja y luego huye.¿De dónde construirsin destruirnos un poco?

No puedo mirarluego de superar mi infinitaceguera de luz,

pero no soy de aquí y es poca la niebla que me mide.¿Cómo vivirdespués de haber muerto un poco?

III

Hace poco me ha vistoun tiempo de mañana,mutismos temblando y los ojos al sol, son elloslos que cantansosteniendo imágenes.He surgido dos vecesde este país nocturno,suelo vivir en oscuridadcon el sol como metáfora,con la palabra que es

metáfora de la voz.

IV Cosas no vividasse han vivido, la muerte y algo más. El viento

que hizo mi rostro,que hizo lo irrepetible.

De a pocola arena me busca,mi mano esculpe el viento y el terreno abandonado;he sido la muerte de mi palabra,he comenzadola sílaba de mi mutismo.

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Todavía no he visto...Todavía no he vistola extensión de lo más lejano y esas montañas no sostienen el cieloni lo gris que se abrecomo una mano muerta.Un día no ha sido menospor poco, y yo piensoen lo que no ha existido,

en lo que nunca pensaré.El sueño ha salido a vivir su realidad,a marcar el suelo con tizas de color,a acariciar con sus manos lo que nuncaha sido, la carne que en dolor se ha convertido,ese espejo ha mentido y repite,poco a poco, en cada eternidad,todas las nostalgias del Tiempo.

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La ventana se abre y en ella cae el firmamento y una rama agitada y la sombra de una vaca. Al oírel destello rubiola habitación recibe a la nochede blanco, como una noviaque solamente muestra sus labios.

 Afuera todo se oculta, todosignifica un poco más y se sobresaltamientras el mundo interiorno se decide a dormir.Las tinieblas de adentro se sirvende la luz para distinguirse y huirde las tinieblas infinitas: es elcuerpoque teme en su desnudezal mundo.¿Para qué los muros, las fronterasque cuartean y aturdenel curso del universohacia nosotros?

La ventana se abre...

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Cada instante ha fundido...Cada instante ha fundidofragmentos de deseo y hoy no quiero ser yo, ni ser otro,ni la sangre de una espadaque brota en la pared.Para ser otro, morir.

No hay dolor con aroma de infancia,ni un placer minúsculo involucradocon nada, esto es el mundo.

 Ya no puedo soñar si la lluvia caeo en una caída horizontalque me sepulta de lado y me iguala y me desdoblaen una taciturna calma mutilada.

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Tejados. Son libros abiertossobre las casas y la lluvia se deslizaacariciando el lomo y las portadas.

Un gato vagabundolee lo escrito,

maúlla traduciendolos idiomas del polvo.

Un río cae de a pocoen esta tarde.

Tejados 

Un objeto hablaen ocasiones con su silencio,a veces,una roca de papel,una ruina,

otras,la vida, un espejo,que nada refleja,crea.

Las letras secuestranlos deseos, por partespierden a un hombre.

 Anochece y son cosasmudas, alguien

las escucha.

 Algún día morirán en grito.

Un objetohabla

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P O E S Í A

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En el país de mi interior sumergí las anclas y descendí del barco que me llevaba, dormido,entré a un infierno verde en donde las personas no existíanporque estaba yo transfigurado en signos,en sombras que transportaban la mente

con ruedas utilizadas para los sueños.

En él recorrí todo lo profundo y, a veces,en esta tarde tranquila se posaun recuerdo acuático sobre la ventana y sobre los espejos de todo el mundoque duplican en ojos las muertes derruidas.

 Allí grité el aroma del silencio y cada espacioque me separaba de mi alma, todo callaba y un triste aire giraba sin alcanzar el cielo

pues fallecía en unas gradas negrasdejándose reposar sobre el polvo, los pedazos de alguien.

Una piel crujía, pero era el arrebatode una eternidad por la muerteque recorría dispendiosa cada lugar y en su camino florecían negros los cadáveres.

Todo se repetía y no había un color azulque me identificara de todos, que me separarade los vivos que no respiraban

porque el viento se había endurecido y su cáscara se deshacíaen fragmentos de ceniza.

 Y entre ruidos de pájaros que no están, hojasque se mueven pero sin árbol, una curvaen el horizonte separala tierra del cielo

En el paísdel sueño y, de a poco, se termina allíun aguacero que se sumergió en un abismooculto entre las nieblas del tiempo,no del lugar.

Caminé sin moverme en aquella región,donde a veces, el ruido se deteníapero sin callarse; moribundo se posabasobre los renglones de mis segundos,de lo infinito que se destaca en lo invisible;no pude caer, ni morir, ni deshacerme,porque no se trataba de mi muerte y mucho menos de mi mundo.

No había universo en el país del sueño.

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 José Landa

I

"...advertiste cómo el tren parecía entrar

en una catedral olorosa a tisana y a fiebre." 

 Álvaro Mutis

Las distancias son ópticas. Desde el zócalo de esta esta-tua se mira La Habana. Así nos hicieron creer cuandoacudíamos a contemplar el horizonte donde ardía nues-tra imaginación. De noche, cuentan, se ven las luces de

islas taciturnas, ebrias de mar y mal, de marinos capacesde cautivar a jóvenes isleñas que se extraviaron de ma-drugada, en pos de cuerpos ajenos.

Pero, no es verdad. Desde el zócalo de esta estatua nun-ca se mira nada semejante. Los ojos chocan con el mar. Abajo la ciudad es un hormiguero donde dioses impíoscaminan y destruyen cada nueva torre de Babel que selevanta, cada nuevo lenguaje que aparece, cada historiafugaz que se difunde.

Desde acá arriba el mundo es un abrupto sitio, espaciodonde el tiempo abre su cuerpo como granada que es-talla de repente.

 Abajo laberintos y espejos, catacumbas.

Sobrevolar es siempre un don de pecesque respiran muy hondo,llenan sus branquias de veneno,aletean en sueños alrededor delsol como si polillas fueran

en torno de un foco de cien watts. Andar arriba, flotar, es privativode medusas hartas del océano

que han ingerido el agua hasta

explotar sus pulmones ficticios.

 Abajo la paloma, la lechuza sabihonda,los viejos dueños de los mitos del amor o la sabiduría.En medio ciertas nubes dispuestasa impedir que un Concorde llegue a su destino, mientras niños siniestrosarrojan a la atmósfera aviones como cruces,advertencias como signos de sumao multiplicación de penurias.

Circular arriba tal si fuera abajo, da igual,puede apreciarse el vaivén de trenesque viajan sobre rieles aéreosen forma de espirales, de ondas comoen un agua gelatinosa,detenida en el ambiente,ambiente donde un niño arroja una piedradesde la ventanilla del tren para formar otras ondasque se multiplican para que el tren siga andando.Es el tren de todashoras,el tren de la tarde que arrastra en un vagón la noche

 y en el vapor deja escapar el día.

* Escritor, pintor y periodista (Campeche, México 1977). Autor de doce libros publicados en México, Guatemala,Brasil y Canadá. Ex becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes 2004 y accésit en el Premio LuysSantamarina 2010 (Murcia).

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Es el tren de la película donde

 viajan gánsteres, asesinos,ladrones de bancos, pederastas, mujerescuyas ropas huelen demasiado a deseo,muchachos travestís que asoman la cabezapor las ventanas para sentir la velocidad en su cara.Es la palabra tren.O la imagen del tren.O el ulular del tren.O las ruedas del tren.Lo que se mueve aquíigual que allá.

Esa serpiente que sesea su cuerpo metálico,lo arrastra por los rieles del tiempo,transporta en su andar todo lo que mira y oye,se mete en todas partescomo una serpiente de sombra.Es el tren.La palabra tren.La imagen del tren.

El ulular del tren

que anda por todas partes,seduce a las ciudades,los valles,los puertos,los desiertos incluso. Acá en esta metrópoli,por ejemplo,anda el tren por todas partes.Como la palabra tren.Como la imagen tren.Como el sonido tren.

Como el intruso tren.

Ese tren, por ejemplo,se convierte, cualquier instante, en el reptil metálicoque asola esta ciudad enferma de por sí–los rieles donde pasa cortan en dos el cielo–, vuela a pesar de tanta pesadumbre de sus viajeros,de quienes transportan en su equipaje

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Rolando Revagliatti

InfamélicaInfamélica y yosocios en la aventurapoéticalimítrofeliquidante

Ella más famélica que infame y yoal revés.

 Adela es todasoltera tanto comosu madre es todacasada

No avizoramos que Adelallegue a ser comosu madre

Su madre nunca fuetan soltera como Adela lo es.

Adela 

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No es imposible que sean treintalos años que hace que no la veo

Con ella convivo–no es imposible–

desde hace treinta años

Mi ceguera y ella:nada es imposible.

Nada esimposible

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No es ella la mujer que me dio la vidano es ella mi vidano es ella la mujer de mi vidaella no se desvive por mí

apunta a mi vida y me mata.

No es ellala mujer

Cuando se fuese fue por esa puertaTardó esa puertaen cerrarseTanto tardó como yotardé en decidir y ejecutar la acción pertinente

Tardé pero lo hiceSucedióObtuve encierro

al irse.

El volátil Héctor Thorpe y la atribulada Esther Torrlinda parejitaandan bien juntosaunque con frecuenciatropiezan

 y agonizan.

Parejita 

Se fue

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David6m

Madrenuestra

Madre nuestra, mía y de mis hermanos, que de la casahaces un cielo y en ella estás, santificado el obrero quete amó y te ama. Venga a nosotros tu rebozo de amor,hágase para ti la tierra, hágase para ti el cielo. Danoshoy nuestro poema y prepara café, la forma de mis

letras siempre la hace tu mano, no me dejes escapardel odio que siento hacia los que nos explotan. Nonos dejes desistir en la insurrección, no nos libres delmal, madre nuestra, mía y de mis hermanos, de tuluz necesito hoy para blandir unas cuantas mentiras yhacer feliz al esclavo, o al moribundo. Sea la felicidadel veneno de dios, sea tu amor la sangre de mi brazo,sea tu historia la mía, muera yo en las viejas líneas detu mano y no en el ajedrez de los dictadores, Amén.

 A Andrés Barbosa

 Ayer la muerte de un poeta que yo no conocía y quesin saber amaba. Eso va para ti, Muerte, mis condo-lencias porque se te escapó uno de tus bastardos. Niuna palabra de más tengo ahora, ni un sentimiento

justo, las cosas suceden mientras en un potrero el viento y el heno se aman homosexualmente, se dancaricias milagrosas, se suministran vida. Y en lasantípodas o a un metro de distancia mueren poetas,que bien pudieron ser inmortales pero que decidenescapar, porque morir es solo renunciar a la Muertede hoy, la del manso resuello con el que nos recu-peramos de la noche y la sorda caída del telón.

Ayer lamuerte

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DavidsaturnodonattiVendaval  Y les fue dado, no que los matasen, sinoque los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de es-corpión cuando hiere al hombre. Y en aquellos días los hombres busca-rán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.

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El Sol había muerto. La oscuridad era esa llama incan-descente que no te deja volar. Ángeles sin alas devora-ban el último reflejo del espejo. Mujeres empedernidaste cocían los párpados. Las cenizas de la luz se desangra-ban a la intemperie. Por la herida prorrumpían el tem-

blor y el miedo. En el espejo de los ojos de los saquea-dores se veían las sombras de los estrangulados. El diosdel relámpago encandilaba los ojos de los despojados.Negras aves saqueaban el pecho de los cadáveres. Cadarelámpago hacía trizas las trizas de los huesos.

Desde las nubes caían las máscaras de la muerte. Ser-penteantes obsesiones granizaban sobre el deseo hu-mano. El grito de las raíces nublaba las respiraciones.Granizaban los truenos. Los cuervos acechaban los ca-dáveres colgados del árbol obscuro.

 Y otros huían. Ellos huían con una rosa muerta entrelas manos y una estrella, inmóvil, naufragando en susangre como un cadáver. Ellos huían mientras el fuegoles carcomía los ojos. Huían mientras el delirio regre-saba con sus aspas gigantes y llenaba como torrente lasangre de sus cuerpos convulsionantes. Ellos huían portodas partes. Ellos huían hacia ningún lado.Huían, simplemente huían.Huían sin cesar. 

–¿Y de quién huían?

–Huían de ellos mismos.

Apocalipsis9, 5-6

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Rosita Catalina Isaza Cantor

¿Quiénessomos?

No hay nombre u ocupación que bastepara definir el ser que nos habita.Gotas de luz en el océano de la plenitud,no nos define un credo o una raza...Somos trasgresores de fronteras cotidianas.

Cabalga nuestro centro porsenderos multidimensionalessin encontrarnos nunca con la circunferencia impuestade un nombre propio que nos vino por azar.

Simplemente hay luz y...¡Cuán difícil es saberse claridaden medio de penumbras!Nos es más fácil envolvernosen tinieblas pasajeras y jugar el juego de la vida cotidiana.

No es el azar nuestra ruta y lo indecible es nuestra meta...

* Profesional en Estudios Literarios, docente, investigadora, conferencista, gestora cultural y traductora.

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 Afán ante la muerte ya no tengo.Tampoco me queda aliento para evitar la vida.He muerto tantas veces y en tantos seresque vivir no es otra cosa que un vaivén “ineludible”.

Prisa de la nada,esta existencia,nos lleva por eonesciegos de lo eterno.

Solemos recuperar la vista por instantespero caemosporque nos ata el lazode una innúmera mirada colosal,de una risa lejana,

de un susurro que promete gloria y pone un precio.

El lazo no redime y cuando regresamosnos cierra la mirada,apaga el eco de la risa, va con su gloria trasegando caminos sin rumbo y nos cubre con el velo de lo incierto.

Carpe Diem  ¡Isis, despoja nuestra vida de ilusiones!...Trae el calor del día que escondes en tu lecho......Quiebra este ir y venir de cicloscuyo cosmos aún lejano

nos retiene sin vigilia...

¡Corre el velo!

 Afán de la muerte, ¿para qué?¿Para escapar de un giro hacia otra de sus vueltas?

Prisa por la vida, sin embargo,no aqueja ya esta celda que del cosmosalberga en su regazo(prisión efímera y callada)

la esencia que libera hacia la nada.

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Saberte siempre una gota en el inmenso río:todos tomamos nuestra parte en el correr del agua.No hay una gota que llene más que otraNo hay una gota que sobre o que falte.

Simplemente hay gotas que están y son.

Se evapora la lucha por saberquién se acerca más a la humedad.

Self 

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 Jorge ValbuenaMurmulario Me preguntoque puede tener el vientoahora que respiro desde el fondo.

Me preguntosi este ahogo es el despojode mi sombra,

de esta ebria que camina tras mis pasosesquivando la agonía que va mojandoel pavimento.Me preguntosi es de fuego el viento que ahora soplosi es su miedo enmohecidoque maltrata los pánicosel que resguarda la iratras una sonrisa penitente.

Me pregunto

si este tráficode voz, tragedia y tiempoes el mismo silencio que nos nombra.Me pregunto,me buscoen la mirada inhóspita de tu llanto sabioque lava mi incertidumbre.

 Y mientras llueve desde el cielo que me trazadecido inundarme de tu rostro.¿Quién sabe de tus lágrimas y de estemisterio que preguntosin saber su suerte?

Me pregunto lo que sueñas, lo que dejas al diluvio.

* Licenciado en Humanidades y Lengua Castellana. Universidad Distrital Francisco José de Caldas.

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Desnudos de abandonola noche nos acumula entre sus cuerpos.

Gélidos de tiempo y de sombrasarmados de lluvias pasajeras

secretos bajo el árbol negro...aún vivos

 viejosdesde la memoria que roen los relámpagos

austerosdesde el despertar.

No es este el cielo de agujas

 que oscureció

es otra antigüedad tras el cerrojootras pupilas que se observan bajo una masacrede luciérnagas.

Manos que empuñan la lengua sideralla astrosa urgencia de olvidar despacioahogándonos de oscuridad

lamiendo el polen de las madrugadas

doblando la esquina perpetua.

Empiezan a enfriar los huesos

caen los párpados

los gallos entierran su plumajemienten tres vecespicotean a la luna.

Ángelesnocturnos Alguien fermenta en su inanicióna esta hora profundabosteza el abandono en la raíz de tu vientre

cruje la canícula.

Bajo las cenizasel fuego comienza a cicatrizar

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 A Amanecer 

 A la madrugadadespierto sobre tu cuerposiempre secretoallíentre tus alforjas.

Dueño de la luz que dejastebajo mis párpadoso condenado a siempreperturbar tusdespedidas.

Despierto incierto y a veces salobrecon el sudor de tu vozen mi memoria,con tus manos

delineando el silencio,con el aroma de la aurorade cuando te vestíaspara los ciegos...

Despierto ciegosoy esta oscuridad que te buscasoy esta piel de ti que se deshacesoy este huracán que dejaste sin océanosoy esta libertad de tiQue no se agota.

De la claridad

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"Ahogado el canto de los pájaros

descienden briznas de plumas

esquirlas de granizo" 

 Jorge Rojas

En medio de la guerraun ave construye un nido.

Entre cuerpos taladosdelata el límite del tiempo.

Comisura de murmullosun ayer que desespera.

 Alarga su pico al fondo del océanoalgo hay de cierto en ese otro paraíso

condenado a la muerte y los enigmasal hedor de huellas mal hurtadas.

Silencioso y escondidoentre la soledad de un cielo enorme vacío como esta horaen que se cae la rama y forcejean los siglos.

Canto delescondrijo

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Harol Bernal*Extravío Un paso, luego otro, un miedo, una piedra en el zapato,un trámite, una cita -no termina-, el afán por dar un paso,el interminable miedo, el afán del proceso;cada estación tan igual a la otra,tan precisamente diferentes.Un trámite, el miedo, el afán y la llegada.

Una cita en el arribo, un nuevo mundo,tan distinto, tan igual, tan idéntico a su antecesor,un nuevo paso, el trámite, el calor, el frío,una montaña, un nuevo paso; cuándotermino, cuándo sigo,quién decide, no hay afán, pero sigamos.¿Y después?

Se llega, zancadas tan inmensamente chicas;a diario otra más, luego otra, ¡otra!la rutina tan distinta cada día; la distancia

es tan cercana que aleja.

Los extraños, igual que siempre;tan distintos como antes.

 Y son segundos, son horas,días, meses, años, muchos,demasiados pasos, llego pero nunca a mi destino,llego tarde, temprano –no importa.

Sigo, un nuevo paso, el trámite,

el asombro que se pierde, el regreso en espejismos

 y mientras camino sigo quieto. Avanzo, pero ¿a dónde?Diez pasos, cinco, dos¿qué más da?

Las hojas de mi diario se agotan,todo es tan distinto, tengo historias;muchas, distintas, diversas, la misma.Las cuento y me escuchan solo sordos,las recuerdan y se publica el “avance”,¿hacia dónde?

Otro paso, un trámite, una cita,una historia, una montaña, los extraños, mi casa,la misma, no he salido; sigue siendo todoel mismo camino,el mismo sendero, el mismo paso,nada, la misma nada

que por siempre será mi casa.

* Estudiante de Letras (Universidad Nacional de Buenos Aires).

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 Ángela Del Pilar Lancheros Mora*Dos igual a uno E l silencio de la ausencia retumba en la casa y el olor

a formol aún persiste. ¿Qué si lo volvería a hacer?¡Sí! Una y mil veces más, aunque... lo sucedido no espor culpa mía, quien verdaderamente es responsable deesto es la naturaleza, la misma que hace parir hijos a lasmadres y después se los arrebata porque sí, la mismaque juega cuando quiere y se burla del dolor ajeno.

Ese domingo empezó igual que todos los domingos quehabía tenido que vivir, o mejor, que habíamos tenidoque vivir. Para mí, está prohibido hablar en singular. Allí estaba el acostumbrado olor a manteca caliente enla que se fritaban los huevos revueltos del tío Lucas, loshuevos con jamón de mamá, los huevos con maíz parala abuela y por supuesto, los huevos fritos, "los dos" hue- vos fritos para nosotros, para él y para mí, desayuno queen resumidas cuentas era para uno solo. A mi hermanala mayor, no le fritaban huevo porque la engordaba y

papá tampoco comía porque le subía el colesterol.

Todo transcurría tan normal ¡tan igual!, que fue preci-samente eso lo que me daba ánimo para llevar a caboel plan. Hoy nos tocaba ponernos el vestido azul, la ca-misa blanca a rayas y los tediosos zapatos negros. Cuan-do lo miraba me daba cuenta de que éramos guapos,teníamos la piel muy blanca, el pelo oscuro y los ojos

Escritor

Invitad

* Profesional en Publicidad y Mercadeo. Ha realizado varios estudios tanto en su profesión como en el áreade la escritura. Actualmente realiza una maestría en educación con énfasis en psicología y se desempeña comodocente y tallerista. Ha sido finalista del Concurso Internacional Microrrelato Editorial Pelícano. PublicaciónMemorias de un amor y otras historias  (2010). Ganadora de la Convocatoria Ucronías Historias Paralelas, realizadopor Bogotá Capital Mundial del Libro (2007). Publicación Bogotá historias paralelas (2008). Ganadora del segundopuesto del concurso literario Ray Loriga para Jóvenes Escritores (2005), realizado por la Fundación Gilberto Alzate Avendaño. Publicación en el año (2007). Ganadora de la Convocatoria Literatura de Mujeres Jóvenes, ConsorcioLa Lupe, realizado por Bogotá Capital Mundial Del Libro (2007). Publicación Yo soy Escritora (2008). Ganadorade la Convocatoria Ucronías Historias Paralelas, realizado por Bogotá Capital Mundial del Libro (2007). *FueParticipante de lecturas inéditas en la Feria del Libro 2006 organizado por la Fundación Gilberto Alzate Avendaño.

negros azabache, mamá siempre nos engomaba el pelohacia atrás y nos hacía caminar juntos cogidos de lamano como dos mariquitas y es que como contradecira mamá si el orgullo de ella era lucir a sus dos hijos ge-melos como la unidad, como si dos se redujeran a uno.Sería imposible olvidar las miradas perplejas de la genteque nos observaban como curiosidades de circo o las

frecuentes confusiones que los demás tenían cuandose dirigían a algunos de nosotros. No hubo jamás cosaque yo hiciera que no hiciera él, no hubo jamás lugaren que estuviera él que no estuviera yo. Es peor que lapropia sombra, al menos esta no habla y si habla notiene la misma voz que uno. Nadie entiende que jamáspedí venir al mundo con otro exactamente igual a mí y es que parece que los gemelos estamos condenados ano ser dos sino uno solo, uno solo hasta la muerte.

La espera casi eterna se hacía cada vez más larga, no ha-

llaba el momento para hacerlo; sin embargo, a su cami-sa blanca a rayas se le cayó un botón ¡me sentí tan feliz!,por primera vez había un algo que lo diferenciaba demí. La situación era propicia y no iba a desaprovecharesta irrepetible oportunidad.

Sin pensarlo dos veces me ofrecí a remediar el daño desu camisa, la excusa perfecta para estrenar las tijeras de

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C U E N T O

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modistería de la abuela. Me di la vuelta y con la fuerza

más endemoniada enterré las tijeras en su pecho. Yonunca me miraba en un espejo porque viéndolo a élsabía cómo estaba yo, pero por primera y única vez vimi propio rostro y lo vi reflejado en sus ojos negrosazabache o mejor... en nuestros mismos ojos negros aza-bache, de un tijeretazo le trasquile nuestro mismo pelooscuro, le saque nuestro mismo ojo izquierdo, le mutilénuestros mismos brazos y nuestras mismas piernas, lasangre parecía un río por nuestra misma piel blanca.Sin más fuerzas y asqueado por la imagen de sus tripasme detuve. Por unos segundos me quedé quieto. Pa-

recía que la ira había escapado de mí, pero ahora erael dolor quien hacía posesión de mi cuerpo, y no merefiero a un dolor del alma ni mucho menos de remor-dimiento, era un dolor físico, carnal, un padecimiento

que sin morfina fue sedado prontamente por el horror.

 Yo en verdad quedé perplejo y paralizado. Cuando ob-servé mi cuerpo; tenía nuestra misma puñalada en elpecho, tenía nuestro mismo pelo trasquilado, me falta-ba nuestro mismo ojo izquierdo, tenía nuestros mismosbrazos y piernas mutiladas.

No tuve necesidad de ver mi cadáver en un espejo, con ver el de mi hermano gemelo sabia que así me veía yo,o mejor, que así nos veíamos los dos. Para mí siempreestuvo prohibido hablar en singular.

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Richard León*

"Mi manera de comprometerme

 fue darme a la fuga" 

 Joaquín Sabina

D

espués de notar que yo estaba simultáneamentefeliz y lúcido, una conjugación no solo rara, sino

imposible, ella también quiso sentir lo mismo. Paseabalúbrica su mano acariciándose suavemente el cabello,rizándolo una y otra vez incansable. Claro que sus posi-bilidades eran restringidas y recurría como con desganoa las que apenas tenía acceso, todas remitidas a la explo-tación inescrupulosa de un erotismo tardío y penoso.Siempre que se iniciaba el recorrido con la extensiónde sus finos dedos, surgía en mí repentinamente esasensación de cansancio e impotencia tan poco dignade todo aquello que pudiera llamarse un buen amante.

Consideraba erróneamente que la felicidad proveníadel encuentro fortuito de nuestros cuerpos, el suyocomo prolongación del mío en una especie de ubicui-dad precaria. Sin embargo, no era así. Una felicidadde este tipo, si acaso cabía llamarla de esta forma, seencontraba, sin duda, en otro grado y no implicaba ne-cesariamente lucidez alguna.

Lo que ella no veía, lo que sus profundos y húmedosojos no alcanzaban a observar, es que sus intentos eran

todos infructuosos y no dejaban en ella más que el espí-ritu de una deserción fríamente reprimida. Nunca pudeentender por qué la insistencia obstinada cuando en elfondo ella misma entendía que solamente escapando

Desconectado 

* Inoficioso ex profeso(r). Estudiante de Humanidades y Lengua Castellana Universidad Distrital Francisco Joséde Caldas. Correo electrónico: [email protected]. Blog: http://laudistritopia.blogspot.com.

pondría fin a tan absurda relación y que, por tanto,toda acción futura estaría destinada al fracaso. En otrotiempo, quizá, habría considerado y alimentado su titá-nico esfuerzo. Pero ahora carecía de sentido y fomentar-la no sería más que impulsarla hacia un abismo del queprobablemente no regresaría. Antes, cuando aún existíala posibilidad, incluso me habría cabido algo de la so-lidaria magnanimidad del interés fingido, de la gentilparodia, habría tendido, por qué no, un puente pormedio del cual nuestras mentes pudieran encontrarse y llegar a comprenderse mutuamente. Ahora, descar-tadas todas las posibilidades y comportándome como

un déspota, he cortado las pocas conexiones existentes,cambiándolas por los ecos de un frío intercambio de voces a las que la mía no responde.

Supuse que su confusión, la explotación de su erotis-mo tardío buscando sentir lo mismo que yo sentía enel mismo momento en que yo lo sentía, era productode mi aparente y repentino aprecio y llamamiento, ex-presión involuntaria de esa conjugación notablementeambigua, formulado en una descolorida sonrisa dibu-jándose tenue en mis labios. Quiso comprender en ella,

seguramente, una señal equivocada, una aceptación desus esfuerzos, un premio a su insistencia, una razón paracontinuarla. Y también supuse, minutos después, que aello se debía que, al no encontrar mayor ventaja en el

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empleo de su erotismo, decidiera empezar al otro lado,

paseando lúbrica su mano sobre mi cuerpo, esperandouna respuesta afirmativa, solicitando a mi cuerpo inermela atención absoluta a sus lisonjas. Caricias de sus manosen el abdomen y en el pecho, besos fogosos en los labios y en el cuello, un transitar de sus cabellos por mis bra-zos. Nunca antes, como hasta ese momento, me habíasentido tan indiferente hacía una mujer. Mi cuerpo, es verdad, se encontraba allí, pero era tan frío y distantecomo una desértica roca, era completamente indiferentea todo contacto externo. No sentía absolutamente nada,ni cosquilleos en las piernas, ni mariposas en el estóma-

go, ni un galopar exultante en el tórax. Nada, a excep-ción de la cómoda e imposible conjunción feliz y lúcidaque me mantenía plenamente ajeno.

No es que no recordara la ferocidad de su cuerpo feli-no en la pasión desenfrenada de la expresión amoro-sa, simplemente es que en este momento de mi vidame resultaba innecesaria e inapreciable. No es que nola amara, sencillamente trataba de aceptar la mareade acontecimientos que me habían llevado hasta estepunto, hasta este preciso momento de nuestras vidas.

 Y, realmente, en eso desembocaba la precisión de esteinstante, todo lo que sentía, todo lo que era. Se trataba,innegablemente, de aceptar. De aceptar, que en la carre-ra contra el tiempo nos estrellaríamos siempre y sin re-medio contra el decurso natural de los acontecimientosdel mundo. De aceptar que no había forma de ganarlecomo tampoco había razones para hacerlo.

Quizá por eso, mi acción descansaba precisamente enmi inacción, en una parva pasividad sosegada, en mifuga inactiva. Y era obvio que aunque ella tratara de sa-

car ventaja de esas sencillas lúdicas corporales, de esossiempre simples y desabridos encuentros cuerpo a cuer-po en que el amor se confunde con el placer, que aun-que tratara de construir ligeros puentes de piel y saliva ylascivia, no había forma de encontrarnos realmente, noexistía una conexión profunda más allá del encuentrotorpe y limitado que nuestros cuerpos urdían insensa-tos. No pensaba, como me gustaría admitir, en un amor

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 Jhon Alexander Rocha Avendaño* Compañía  Y o: me siento solo.

Eco: siempre lo has estado. Yo: ¡solo! ¿Y tú quien eres entonces?Eco: otra mentira tuya, como las demás.

* Estudiante de Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Humanidades y Lengua Castellana, III Semestre,Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Correo electrónico: [email protected]

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Luna Marcela Enciso Ortiz*

Todas las noches entro a un lugar diferente y mequedo por unas horas. Un bar, una tienda, una dis-

coteca. Tomo algunas cervezas y me dedico a ver sus me-lenas. Cabezas grandes y pequeñas, ovaladas y redondasque llevan sobre sí el manantial de mi placer. Algunasme dan asco repentino. Cabelleras sucias y pegoteadasa cráneos deformes. Cabezas calvas o con pocos pelos.

Horquilla. Caspa.

Hasta que llegué a aquel bar.

Sentada frente a la barra, de espaldas a la puerta que yoacababa de cruzar, estaba ella. Su cabello como petróleose derramaba y manchaba sus hombros. Una mujer queinspiraba eyaculaciones tormentosas e intensas. Entré yme ubiqué en una mesa tras ella. Seguí mirándola. Mefascinó. En ese momento, levantó el mentón haciendodanzar suavemente las puntas ondeadas de su cabello

suelto. Me levanté y entré al baño. Me observé frenteal espejo, tras mis párpados, volví a verla. Metal oscuroque brillaba y chocaba contra su piel. Escuché el tinti-neo sutil de sus cabellos sobre mí. Sentí la sangre bajan-do desde mis sienes a mi pene. Contuve el aliento unossegundos, antes de dar, en mi mente, el siguiente paso. Volví a mi silla a observar su cabello largo deslizándosepor sus hombros. Cercano a mí. Soltando su aroma enel aire próximo a mi nariz. Un olor cálido invadió miatmósfera y la quise mía para siempre.

Un tinte inesperado

* Bogotá, Colombia, 1981. Escritora por convicción y de oficio. Siente fascinación por el cuerpo femenino y se deleita escribiendo sobre él. Su primera mención de honor la obtuvo en 1999 con el segundo puesto en elIV Concurso de Poesía Erótica Palabras e Instantes de la Universidad Pedagógica Nacional. En el 2005 ganó elII Concurso Literario Úmpala de Sic editorial. Ganando como premio la publicación del cuento Alicia en unaantología de esta editorial. Actualmente pertenece a la comunidad de los cuentos.net.

Me levanté y la busqué. Le invité un cigarrillo. Ella loaceptó y sonrió. Estaba exquisitamente sola. Sin embar-go, no atiné a decir algo, el silencio se amplió tantoque parecía que todo el bar se hubiese quedado mudo. Ya no escuchaba siquiera la música. Volví a mirarlamientras ella aspiraba una vez más. El humo se metíaentre su cabello y la atravesaba, la acariciaba. Quise ser

esa blanca bocanada y sentirme aspirado por sus pelos.Preguntó mi nombre –una muestra de su cortesía– ycontinúo preguntando banalidades un rato. Finalmen-te, percibí su incomodidad. Mi presencia suele causarese efecto. Así que tuve que dejarla y volver a mi mesa.

Pasó un minuto. Un minuto tan extenso como el ca-bello más largo que conocí, latió difuso en mis pupilasmientras no dejaba de mirarla. Intentaba aprender dememoria el baile de su pelo sobre su cráneo. Me le- vanté, volví a acercarme a ella y pedí otra cerveza. Así

pude observarla desde un nuevo plano, arriba, a pocoscentímetros de su cabeza. No tenía raíces visibles, su ca-bello no olía a tintura. No había una sola cana u oscuropelo ensortijado, entrometido en tan liso terciopelo.Ningún químico o artefacto inocuo de belleza parecíahaber tocado el nido de mis ensoñaciones.

Mi pasión aumentó, aunque se había apaciguado enotras ocasiones al encontrar cabelleras sucias, mal lava-das o llenas de sustancias cremosas, mantecosas o espe-sas. Añoraba un cabello en el que pudieran entrar misdedos con facilidad, un cabello lacio que me permitiera

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jugar con él, hacerlo mío, resbalarlo por mi cuerpo. Y

ese, era el cabello de esta mujer.

Me alejé con pesar, no podía articular palabra. El re-pique de su cabello retumbaba en mi corazón comola sangre en mis oídos. Nuevamente me sentí mudo y detenido en el tiempo. Solo su cabello f lotaba entrelas yemas de mis dedos y el espacio que nos separaba.Sentí la premura de tocarla, de sentir cada hebra comocuerda de arpa entre mis manos. La tersura de su piel,su lanosa nuca. El altar de mi ensoñación donde su ca-bello surgía como torrentes de líquido negro que nacía

a la superficie y no se cansaba de manar. Tenía, además,que olerlo. Aspirarlo como polvo negro por mi nariz yembelesarme, drogarme con su belleza.

Se levantó y su cabello rozó lejanamente la burbuja demi espacio. Olía a limpio, recién lavado como cabellodesordenado con toalla húmeda a las 8 de la mañana.La vi irse y escuché nuevamente el mecer de sus cabe-llos al cruzar la puerta. Tuve que salir rápidamente, nopodía perderla. Caminé tras su cabellera durante unossiete minutos. Perseguí el aroma de cada hebra azabache

que se soltaba entre el breve espacio que nos separaba,cuando se detuvo, casi hundí mi nariz en sus pelos. Vol-teó a mirarme y ni una sola parte de su cuerpo delatósusto o miedo, si es que realmente lo sintió. “Ah, tú...”– dijo, bajando un poco la entonación hacía el final dela última sílaba–. Una leve decepción que me molestó.

Le pregunté a dónde iba y si podía acompañarla. Memiró de arriba abajo. No sé si fue su desparpajo o mifisonomía la que produjo ese tinte de confianza, perome dijo que sí. Terminamos en casa de uno de sus ami-

gos. Acabé metido en una fiesta en la que ella no sepreocupó por presentarme y yo, que no había tenido elingenio de preguntarle su nombre, así que en últimas,no sabía con quién estaba. Traté de no perderla perofinalmente la perdí. La desesperanza se apoderó de mí,la ansiedad corroía las yemas de mis dedos. Mis dien-tes se desquitaban con terrible furia despegando carne viva, dejando hendiduras de sangre. Muchas mujeres

preguntaron mi nombre, pero a ninguna quise contes-

tarle. Me dieron asco. Sus pelos sudaban junto con supiel. Mantecosas extensiones de sus poros. Y no lograbaencontrarla. La casa no era lo suficientemente grandecomo para haberla perdido así que mi conclusión eraque ella se había ido. Ya no alcanzaba a percibir el aro-ma a grafito, dureza negra de mi altar. Estaba a puntode gritar y aullar cuando la vi venir hacía mí. Me encon-

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traba en una de las sillas de la cocina. –Pensé que me

habías dejado – me dijo. Su voz lenta y desentonada,su aliento lleno de licor y babas. Se sentó sobre mispiernas y lamió mis labios, luego, me besó. Finalmentela sensación de placer se sentó sobre mi piel. Su cabe-llo acariciaba mi rostro. Desprendía suaves bocanadaslimpias en mis fosas. No me importaba nada más queposeerla. Ella me llevó a la cama esa misma noche, des-pués de mucho alcohol que aún no lograba sacarme deesa parálisis que sentía al tocar el grafito que se esparcíacomo hebras por su cabeza.

Tuvimos sexo tantas veces como pude contar.

La segunda vez, llevaba su cabello recién lavado, con olora frutas, sedoso y limpio. La tercera, una cola de caballoatada alta y con fuerza que hacía que sus ojos se achina-ran y le daban un toque de elegancia extremo. La cuarta,exhibía unas hebillas, que resaltaban su ternura, hastaahora, desconocida para mí. A la quinta, unas trenzasdeliciosas, pequeñas, resbalaban desde su nuca dejando ver esa fuerza innata de mujer rebelde en constante gue-

rra con el mundo. La octava, llegó con unos rizos quese enrulaban hermosamente alrededor de sus pómulos ycaían gráciles sobre su cuello y sus hombros, una figurade porcelana sólo para mí. Una musa, una diosa hecha ami deseo, un Ángel que bajaba a mi entrepierna y prome-tía cumplir todos mis sucios y dulces caprichos.

María, se llamaba María. La mujer que me hacía per-der el juicio. La mujer a la que quería absorber, tomarcada hilo oscuro de su melena y envolverlo en mi cuerpo, lle-

 varlo como una parte de mí.La novena vez, olía mis axilascuando se levantó bruscamen-te y me dijo que quería cortar-se el cabello. Intuí que quería ver mi reacción pero no pudecontenerme. Ese cabello eralo que amaba en ella.

–Voy a cortarme la melena.

–Ajá–Es en serio. Me cansé de llevar el pelo largo.–¿Estás loca? Tu melena es hermosa. ¿Cómo piensasque puede terminar en el piso de cualquier peluquería?–Eso es lo de menos, igual vuelve y crece. ¿Qué te pare-cería un rapado de aquí hasta aquí?–No me parecería.–Bueno, no te estoy pidiendo permiso, ¿cierto?

Entendió demasiado pronto mi fascinación por su cabe-llera, se sintió defraudada por mi obsesión. Nada había

entre nosotros más que el gusto por su hermoso cabello.Eso creía. Entonces empezó a buscarme con el apuro dealguien que quiere acaparar y rebosarse de aquello quesabe que pronto terminará. Desafiante, cumplió todosmis deseos. La décima y última vez que tuve sexo conella, acarició cada parte de mi cuerpo con sus cabellos.

Estaba de pie, desnuda, junto al cabezal de la cama,dándole la espalda a todo el cuarto. Dándome a mí labella visión de su cabello flameante bailando como fue-go encendido sobre su espalda erguida. Aspiré el aroma

que reinaba en el espacio que nos unía. Escuché cómosu respiración cambiaba de ritmo y la toqué. Pasé las yemas de mis dedos desde sus rodillas hasta sus suavesnalgas. Las acaricié y baje las palmas de mis manos hastasu pubis delicadamente depilado. Metí mis dedos entrelas sonrosadas carnes que se me ofrecían y aspiré suave-mente el olor de todo su cuerpo a través de su hermosacabellera. La dejé mientras quitaba de mi cuerpo lasropas que ya no necesitaba. Sin mirarme aún, la tomé y

le hice sentir la excitación queme invadía contra su trasero.

Tomé su rostro, lo ladeé hacíamí y la besé. Pasé mis dedosentre cada pelo. Acaricié susorejas. Besé su aterciopeladanuca. La tumbé de frente so-bre la cama. Detrás de ella re- volqué y despeiné suavementesu melena haciendo maromas

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sita, al lado de la cama. Me acerqué por su espalda. Con

el peine marqué delicadamente una línea horizontal enla parte baja de su cabeza separando su cabello. Tomélos rizos cercanos a su nuca. Hundí mis dedos con lige-reza separando varios mechones y tejí, con admirableagilidad, dos hermosas trenzas que caían como inertessobre su piel. Me detuve. Repetí: como inertes sobresu piel. Allí lo supe, no tenía sentido quedarme conaquellas trenzas. Todo su cabello debía ser mío, desdeesas hermosas raíces hasta esas bien cuidadas puntas.Me detuve y la miré. Creí ver un resplandor extrañobajo sus párpados. Deslizó su mano en el bolso y extra-

jo unas tijeras relucientes que rebotaron su brillo sobremis ojos y me hicieron parpadear, al darme cuenta de loque realmente estaba sucediendo. Ella tenía preparadasu despedida. Yo, acababa de preparar la mía.

Tomé las relucientes tijeras y corté con firmeza y enteraserenidad su cuello. Cerró los ojos, mientras una lágri-ma resbalaba por mi rostro. Fue cuando supe que mehabía enamorado perdidamente de ella.

sobre su cráneo. Monté sobre su cuerpo e hice círculos

con mi pene sobre ella. Dejé rastros circulares de líqui-do preseminal sobre su cutis. Quería sentir la calidezde su piel, encerrar mi miembro entre las redes de esamelena oscura que se presentaba a mí con la infinituddel universo. Sobre ella, detrás de ella, aún con la visiónde ese manantial oscuro que no paraba de surgir deentre los poros de su cabeza. Mi pene palpitando sobresus nalgas, me recosté suavemente poniendo mi rostrosobre el río oscuro de mi obsesión. Abrí sus piernas conlas mías y la penetré despacio, mientras olía su nuca yaspiraba fuerte como si en ella hubiera alguna droga

desconocida que me enloquecía. La embestí ferozmen-te y cuando sentí que estallaría en miles de burbujasoscuras lavé su melena en semen y lo volví una mezclade su olor y mis fluidos.

 Aspiró y espiró suavemente contra la almohada, mien-tras yo me acurrucaba cerca, sepultando mi nariz en suhúmedo pelo. Luego, aún con rastros de sudor sobre micuerpo, me levanté. Saqué un peine del cajón de la me-

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 Julián Acosta Riveros*EsperaL evanto la mano. Empuñada hacia fuera tiene una

forma curiosa, como de caracol; me quedo con-templándola, nudillos pálidos rodeados de rojas esca-mas. Me recuerdan un poco a los ojos de Padre. Miro lapuerta y creo que, quizás, pero no, debe estar ocupado.Leyendo, quizás. Uno de esos libros grandísimos que yo jamás podré llegar a leer, y por los que él siempre me

reprocha mi condición de pésimo lector. Yo, como elhijo de doce años, débil e inofensivo, él, El Padre. MiPadre. Aunque siempre que lo pienso, considero queÉl es demasiado para mí, con su fuerte voz, sentadoen su inmensa silla y luciendo esas manos que podríantriturar a cualquiera. Especialmente a mí, aunque esoimplicaría que él me determinase, lo cual ya sería unaganancia. Al menos lograría expiar este malestar de noestar haciendo lo que debo, como jugar más de lo quetengo permitido, leer menos de lo que me imponen, de-jar de hacer tonterías como estar detenido, sin atreverme

a golpear, al frente de esta puerta alta y maciza. Como Él.

Me estoy cansando del brazo, mi cuerpo se tensa y unsudor frío recorre mi espalda de nuevo como tantas ve-ces: cuando perdía una materia en el colegio, tenía pro-blemas con mis amigos o en las furtivas y nada fructífe-ras relaciones de mi adolescencia. ¿No estoy lo bastantecrecido para esto? Debo golpear y entrar, decidirme asobrepasar esta terrible muralla que se ha elevado antenosotros. Mas no deseo, de todo corazón, interrumpir-lo, así sea la lectura de esos folletines de quinta que le

encantan, y en los que se apoya para someter a aque-llos que se le acercan mediante una paupérrima peronada inconsciente retórica. Ahora me estoy mirandolas uñas, mordidas por el nerviosismo, dedos mancha-dos de tabaco. Debería dejarlo para otro día, pero no,

 ya estoy aquí. Es hoy o nunca. Pero la verdad es que,a pesar de mis treinta y tantos años, me siento terri-blemente inseguro, al igual que cuando era pequeñomas, ¿qué me lleva a pensar que no lo sigo siendo? ¡Esemocionante! Por un descuido mi mano alcanzó a ras-gar débilmente la puerta, pero ahora descansa como unmiembro muerto en mi regazo. Nos deslizamos por la

pared hasta el suelo, esta babosa indecisa y yo.

Mi hermana entra al cuarto como si nada, sólo un parde lágrimas en sus ojos. Antes de cerrar lentamente lapuerta me mira casi extrañada, pero no, parece otracosa. Yo, pobre desgraciado, ella, la favorita de Padre;seguramente ahora lo está contemplando, sentado enese sillón que siempre me parecía que le quedaba de-masiado pequeño a su enorme figura. ¿Por qué teníalágrimas en los ojos? Levanto la mano que quizás, enun nuevo descuido, se acerque y esta vez el rasguño sea

menos débil. Pero no... Exhalo un profundo suspiro,mi hermana sale (<>) mientras yo pienso que, quizásalgún día, me atreveré. No lo sé.

* Estudios Literarios de la Universidad Nacional de Colombia. Correo electrónico: [email protected].

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Carolina Ochoa

Los sonidosdel silencio (Cuento para leer en voz alta)

Tac tac, tac tac, tac tac. Los pasos del segundo pisosiempre retumban. Tlin tlin tlin, las tuberías si-

guen rotas, todo en este lugar es una ruina. Está amane-ciendo, la luz es como un muro y el tiempo se me agota.Tic tac, tic tac, tic tac. No puedo decirte, el habla me esnegada y censura cualquier tipo de pronunciamiento,estás ausente, presente, nacente, demente, silente eneste cuerpo mío. Me afirmo, me fundo; me miento, metiento; me reto, me hiero; me pasmo, me entero; medigo, me callo; me creo, una y otra vez. En tu cuerpouna y otra vez.

Intento salir, pero no puedo. Los referentes me as-fixian, los objetos me lastiman, la luminosidad prosaicadel mundo diurno me traslada hacia lo ininteligible,ilegible, ininterpretable, imposible, irredimible, inson-dable, irremediable, inmensurable. De nuevo yo, laesperadora, enamorada, asfixiada, encantada, embria-gada, ultimada, cansada, volada. Shhh, shhh, shhh, el viento se ha colado por otra ventana, “mariposa vaga-rosa que vuelas de rosa en rosa”, decía mi madre. Crac,crac, el vidrio parece romperse, quebrarse, fracturarse,derrumbarse, mientras me esparzo por el suelo. Besotu rostro en mi memoria. Hay un revólver encima de

la cama. Frío, impío, desvarío. Alucinada, arrepentida.Tac tac, tac tac, tac tac. Tlin, tlin, tlin. ¡Pum!

* Profesional en Estudios Literarios, Pontificia Universidad Javeriana. Correctora de estilo.

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Diana Carolina Cabrera Gómez*Arista D V oz Grave de Hombre- Sé nu verde cremoso

que el eco de trompetas-follajese acerca hasta ser puntillasmanchadas con hematomas desvanecidos.

 Voz Aguda de Hombre- Hay tristezas que se atascanen los ojos y en el paladar.El mar se ahogó en sí mismo

 y se ha podridoen una caja de perfume extinto.

Eco Mujeril- Vaina estipante de iris inquietos quesueñan con ver. La flor bipetal ha de f lorecer.

 VGH- Dancemos sobre un hilo de seda y vientopues la vida y la muertese rozarán en tus fibrasentrelazadas de piel.

 VAH- Que tus pasos flotenen la película aterciopeladaque se balancea en el vacío sin fondo.

 VGH- Vivir acantilados que poco a pocoson flanqueados por salvasde huracanes.

 VAH- Dicha la tuyaque es dormitar sobre un brillo carnívoro,muerde a tientas todo ladrillode agua y viento-

EM- Azul refrescante, blanco serativo. Las llagas quelanzan sonidos se han desprendido de la carne.

* Profesional en Estudios Literarios, Cel: 3116090223. Correo:[email protected]

 VGH- Ser inoculado por emanacionesde pistilos desflorados,amar cuerpos traslúcidoshechos de filamentos de coral y hueso.

 VAH- A veceslos rápidos subterráneos son asaltadospor invocaciones de suspiros.

EM- El espiral eterno se aferra a tus piernas hasta quete conviertas en polvo.

 VGH- La sangre se hunde en dunas de carbón,la voluntad desaparece en la obedienciahasta hacer del almaun artefacto cataléptico

 VAH- Lepra hecha piel,dolor escondido en los rincones

de mis nervios.Tu calor blanco astilla mis huesosdurante tus sueños.

 VGH- Mi lengua se ha descarnado a sí mismatus letras corren por mis heridasmientras tu nombre se muereen la comisura de mis labios.

EM- Tu aliento castañetea y el baile nervioso de tuslabios hipnotiza.

 VGH- Tus ventanas de airese contraen al unísono de mis pisadas.

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 VAH- Me arranco tus campos

hasta verte morir de hambre.

 VGH- Mi sobrecama succionala tersura de tus acacias.Los grillos antropófagos devoranlos últimos palmos de tu aliento.

 VAH- Guiños reflejos vomitan tu iris incoloro.

Partes de mi cuerpo verás

regadas por tus andenes.

EM- ¿Dónde estás? No me conformo con el túmulo depiel que da reposo al recuerdo

Llanto Bajo Verde- ¡Marfil ennegrecido por el sol! Sutimón aún se sacude

Llanto Alto Perlado- Hay una f lor tripetal, pero no veoninguna rama abemolada.

LBV- Las f lores bipetales están casi extintas, al parecer,el veneno del cáliz tripetal las ha marchitado.

LAP- No logro escuchar la armonía de los fasoles, cada vez es más difícil saber cuándo es verano-invierno.

LBV- ¡Mira, un pétalo de Fasol! Sus últimos acordes sedeshacen en los ecos vestigiales del invierno.

LAP- ¡Que azul, que azul! ¿Qué melodía están crujien-

do mis huesos?

LBV- Suena al liebestraum de Liszt. LAP- No, no. Emulan la versión de la paloma interpre-tada por Elvira de Hidalgo.

LBV- Creo que ha mutado a Calipso

LAP- ¡Que azul, que azul!

 VAH- Jugaré a la golosa en la lozaníade tu piel ausente.Colgaré mis espaldas en tus ganchos verdespara no levitar en el abismode un limo famélico.

 VGH- Oquedades nanométricas has dejado¿Gusanilla?

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En una batica de tul

Mueren enredados los pecesque hacen sus nidos en acantilados.

 VAH- La saliva de mis piernasha ahogado tus poros,de la fuente de mi miradasolo lleve pus.

 VGH- Mi rastro sanguinolentoestá surcado por atajos

mis caminos sucumben a latidosque se desbordan en cada respiración tuya.

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Francisco Enríquez Muñoz*El efecto realidad¿Qué diferencia hay entre el coito representado por

un pintor y el orquestado a seis manos por un ci-neasta y dos actores? Medio de ánimo altamente repre-sentativo, el cine siempre ha sido visto, por críticos ycensores al unísono, a través de un lente con más diop-trías morales que sus contrapartes en pintura, escultu-ra, danza. Una orgía delineada por ínfimos trazos es

representación de divinidad hinduista; un espectáculocomo el Zumanity del Cirque du Soleil es arte light parala masa adinerada e incauta; Rodin y sus mil muslos demujer son pieza de museo. Pero el filme que contengael close up de una vulva moviéndose sin recato sobre unalebrestado pene, succionándolo hacia dentro y expul-sándolo parcialmente luego, no. Porque ahí el coito nose disimula: se exhibe, como desde hace décadas lo ha-cen el llanto, la muerte y la alegría, en toda su desnudacarnalidad. ¿Cuál es entonces la diferencia? La realidad.

La imaginación ha muerto y la realidad (sea lo que seaeso) se ha coronado nueva reina del mundo, ocupandoel trono que no hace mucho pertenecía a aquélla.

La Historia se había escrito hasta ahora con el lenguajede los mitos, entreverada de fantasía, de invención y demagia. Eso es: la Historia venía a ser puro relato, meraliteratura o, en el mejor de los casos, incluso leyenda.

Pero el final del siglo XX exhaló las últimas provisio-nes de imaginación que nos quedaban tras dos guerras

mundiales, una Guerra Fría y un nuevo mapa del orbe. Ya no tenemos ni una gota de ficción con que aliñarnuestro doloroso camino como especie. A partir deaquí la Historia se contará con la apabullante sencillez y cercanía, la veracidad, de un video casero. Digamos

adiós a los viejos archivos y legajos. La realidad es plana vista a través de una pequeña pantalla.

Si se fijan un poco todo tiende a teñirse de realidadcada vez más deprisa. Pareciera una eternidad desdeque series como La familia Partridge, El show de Bill Cos- 

by, Dimensión desconocida, Blanco y negro, Hulk, El hombre

nuclear, La mujer biónica, Los dukes de Hazard, El autoincreíble, Automan, Alf, Los ángeles de Charly, La mujer ma- 

ravilla, Xena, La niñera, Los guardianes de la bahía, Beverly

Hills 90210 aparecieran en horario estelar. Ahora, enestos tiempos ya no tan inocentes, no es raro encon-trarte en la pantalla chica desnudos totales y encuen-tros coitales en los que se muestra todo. Los reality porn (difundidos ampliamente en Internet desde hace años),donde profesionales del metesaca conviven con gente“común” en un ambiente controlado, tienen comoobjetivo comprobar si los aspirantes poseen la madera

para ser parte del imperio de los gemidos. El ensayo yla biografía están cada vez más en boga. Las películas deficción parecen documentales reales (véase El proyecto

de la bruja de Blair, Alien Abduction: Incident in Lake Coun- 

ty, Diary of the dead, Memento, La última película de terror,

Rec, The rise of Leslie Vernon, Los niños del hombre, Sense- 

less, Mordum, Cannibal). ¿Hay algo más descaradamentereal que el detrito, que una simple caquita envasada?,como ya hizo en 1961 el artista Piero Manzoni ponien-do a la venta noventa cajitas con dicho contenido y ladenominación Merda d’artista. Y en 1991el fotógrafo

 Jam Montoya empezó a producir la “Serie negra”, unconjunto de imágenes en blanco y negro que nos re-cuerdan, de forma real y sin contemplaciones, que lasmujeres hermosas también hacen caca (véase Defecación

suspendida y Defecación convencional). Así, hemos llegado

* [email protected] 

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al actual estado del arte en el cual ya no se busca belleza 

sino que se busca realidad. Porque, en teoría, según lospreceptos de los iluminados con vocación censuradora,el arte consiste en la producción de algo (una escultura,un cuadro, un libro, una melodía, una fotografía, unapelícula) cuyo objetivo final sea la belleza.

En la porno setentera se mostraban personas con vello y con cuerpos no-ideales en actos sexuales que no esta-ban fuera de la realidad (felaciones, cunnilingus, sesenta- ynueves, penetraciones vaginales en las tres posicionesbásicas: mujer arriba, mujer abajo y de a perrito). Ahora

una producción de exuberantes muñecas y musculososgigantes haciendo tríos a bordo de un lujoso yate en elMediterráneo no es competencia para un video de celu-lar donde una chica flaca y un muchacho gordo fornicanalegremente en la azotea de la casa de los padres de ella,porque el segundo caso es real y mirar cuerpos desnu-dos no-ideales es también un ideal, como quien adquierelas grabaciones de conocidos moteles de su ciudad paraobservar los actos sexuales de su prójimo y de sí mismo.Esto ha dado pie a que jóvenes comunes y corrientes,cuya edad promedio se ubica entre los dieciocho y los

 veinte años y cuya experiencia sexual es baja o nula, rea-licen y graben videos triple equis. Estos videos se llamanOlya, en honor a una Lolita rusa que interpretó y “su-bió” a Internet material de este tipo. La tierna inexpe-riencia de esos polluelos dista mucho de las rudezas yacrobacias que se desprenden de las producciones de me-tesaca hardcore a las que los fans estamos acostumbrados,pero al fin y al cabo esa inexperiencia parece real, a vecesdemasiado real, y eso es, precisamente, un ideal, una fan-tasía. Y combinar hechos reales con hechos ficticios creael engaño más poderoso, el efecto realidad.

 A principios de la década de los ochenta, AnnieSprinkle fue tutelada por una actriz porno más experta,quien la llevó a su casa y la colocó frente a un espejopara que aprendiera un dato clave: cómo hacer mama-das de forma fotogénica y clara. Lo que Annie apren-dió en esas sesiones fue mejorar la ilusión de lo queentonces se entendía por un acto sexual real. Hoy sus

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 y elevado sentido de este adjetivo. ¿Cómo es posible

que Osama Bin Laden haya aparecido en un largo ysoporífero video que parecía sacado de una aventura de James Bond? Que irrumpa en la pantalla de la tele untipo con barba larga, turbante y estudiado aspecto deiluminado cruel y místico, anunciando la destrucciónde Occidente y de los “infieles”, causa el efecto realidad.Más aún, cuando se suponía que el sujeto andaba porahí escondido en unas cuevas, acosado por los ejércitos y los servicios secretos del globo entero y, sin embargo,lucía unas ropas blanquísimas y planchadísimas quehasta en tiempos de paz y en un palacio habría sido

difícil tener así de radiantes y estiradas. No me nieguenque la realidad más dura se sobrelleva mejor cuando almenos se empeña en parecer ficticia.

Los condones previamente usados y luego arrojados a es-pacios destinados a un coito (o sea, arrojados a cualquierparte), se convierten en las huellas de algo invisible peroexplícitamente señalado por los signos que lo atraviesan.Del money shot al latex shot, del cuerpo sexualmente explí-cito a la sustitución de la corporalidad por sus rastros.He aquí la realidad, donde los vestigios de una furtiva

actividad sexual (manchas, condones, pañuelos desecha-bles) conforman imágenes más cercanas a la mirada fo-rense que a la pornográfica, evidencias de un momentopasado pero, al mismo tiempo, ominosamente presente.

“Lo obsceno es el fin de toda escena”, afirmó Baudrillard.La escena está fundada en la distancia; la obscenidad im-plica una dilatación de la visibilidad que anula cualquierdistancia. Por otra parte, la escena funciona mediante la ilu-sión, juega seductoramente con las apariencias. En cambio,lo obsceno está encaprichado con lo real, con lo verosímil,

con las evidencias. La obscenidad es, según Baudrillard,“proximidad absoluta de la cosa vista”. No es difícil encon-trar un correlato de este régimen de visibilidad ampliada enla imagen pornográfica, con su zoom in, su medical shot, sumeat shot, su extreme close up. La pornografía es obscena porsu inmediatez, por su literalidad, esa manía por representarla realidad, reflejar de manera trasparente la verdad bajo laégida de lo explícito como sinónimo de lo verdadero.

La realidad ocurre y no nos tiene que persuadir, sencilla-

mente se nos impone. Una de las tareas más difíciles dela ficción es lograr la verosimilitud. Lo verosímil es lo quetienen apariencia de verdad, no la verdad misma. Es más,a menudo, la verdad resulta inverosímil si la extirpamosde su territorio y la insertamos tal cual en una obra deficción. Lo fascinante en la porno contemporánea no esel placer sexual, sino lo verosímil, el exceso de realidad, lahiperrealidad del asunto. El efecto realidad del cine tripleequis reside en su hiperrealidad y en su capacidad simultá-nea de falsificar la realidad, porque el cine triple equis re-presenta en la pantalla un imposible, pero que realmente

sí sucedió en el lugar donde fue grabado.

Las imágenes triple equis tratan de ser más reales que loreal, mostrando no solo cómo funcionan los genitales,sino también, y sobre todo, cómo es el efecto realidad. Elefecto realidad tiene el objetivo de mostrar una ficción tal y como se cree podría ser, o suceder, en la realidad. Yasea con webcams o con cámaras digitales, el cine y la fo-tografía de nuestros días buscan lograr el efecto realidad,es decir, buscan la escena, la imagen, que parezca vistaa través de los ojos de una persona común y corrien-

te; buscan la escena, la imagen, movida, descuadrada,sin buena iluminación, de-mala-calidad, mal-hecha, fea,tan parecida a la realidad real, la de todos los días, la detu calle, la de tu casa, la de tu coche, la de tu trabajo,como sea posible. El efecto realidad consiste en añadir lo verosímil a lo real, a fin de elaborar la ilusión perfecta.

Todos tenemos la noción de que hay una sola realidad quedetermina y limita a todo lo que se encuentra en ella. Pero,tan inmersos estamos en lo que llamamos vida real comoen lo que denominamos ficción. De esta manera, vivimos

en ese espacio en el que distribuimos las representacionesde la realidad en la ficción y viceversa. Lo real, paradójica-mente, conlleva un elemento ficticio, irreal. La irrealidadde lo real puede ser cotejada con la realidad de lo irreal.

Del efecto realidad procede la idea de lo verosímil y conello la seducción, la inmersión en irrealidades, el enga-ño, la mentira, lo que no es real, es decir, el cine, la litera-

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tura, la pornografía, el sueño. Peter Lindbergh, un fotó-

grafo gringo, creó a inicios del 2009 una serie de retratos,en la cual sus modelos, varias mujeres famosas entre lasque destacaba Monica Bellucci, posaron sin maquillaje ysin retoques. La realidad es un efecto: uno que hechiza, ya que parece ofrecer una verdad que nos desobliga deresponsabilidades, un punto de referencia total desde elcual se puede catalogar lo que sea con certeza absoluta.

El efecto realidad, un efecto parecido al creado por Orson Wells en su radiofónica Guerra de los mundos, es justo loque en 1999, con el estreno de El proyecto de la bruja de

Blair , dio origen a un escalofriante género cinematográ-fico: el falso documental. El falso documental, que sepresenta ante el público como si fuera un documentaltotalmente real pero que, a pesar de su filtro amateur  yde que hace suya la frase “lo que no ves es mucho másaterrador que lo que ves”, que alguna vez dijo AlfredHitchcock, es una obra de ficción, una ficción trampo-sa que ha encontrado en el terror un terreno abonadopara sembrar la duda sobre lo que es y lo que no es real.Esa duda, llevada a niveles superlativosen películas como  Actividad  paranor- 

mal, Ghostwatch, El cuarto contacto  ySuicide  girls must die, produce un estadode desasosiego en el espectador, un es-tado provocado por un sádico juego deespejos falsos, en el cual lo único quese refleja es un hecho escalofriante quegrita: “¡Soy real, soy real!”.

La imaginación ha sido definitivamentederrotada por la realidad. Hoy en día,en el cine de terror hay una inf luencia

no solo de extraterrestres, zombis, Lea- therface, Michael Audrey Myers, Jason Voorhees y Frederick Charles Krueger,de lo sobrenatural como esencia de locotidiano y la amenaza como forma de vida, sino también de la pornografía.

“Sé lo que es cuando la veo”. Tal es la puritana, ingenua

 y notable observación hecha durante un juicio en 1964por Potter Stewart, un famoso abogado y miembro dela Corte Suprema estadounidense, acerca de la dificul-tad de realizar una adecuada definición de la palabra“pornografía”. Pero, la verdad es que la pornografía seasocia y se define con representaciones explícitas de ac-tos sexuales. Vale decir, se obtiene el conocimiento deun acto sexual en el momento de ser descubierto porla mirada. Por tanto, conocimiento y mirada serán losejes por los que transite la estética visual de las películastriple equis. Conocimiento de un saber sobre cómo se

 ven las obras de un género cinematográfico y mirada aun objeto-cuerpo al momento de su actividad sexual.

El cine de terror, sobre todo el gore, ha empezado a apli-car en su estética visual, como desde hace mucho lorealiza el cine porno, el POV (Personal Point of View), enel cual, gracias al empleo de largos planos de secuencia y de formatos de registro más parecidos al casero, se lequiere hacer creer al espectador que lo grabado no es

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un montaje, sino la realidad misma. Bajo esta premisa,

el cine de terror también ha llegado a utilizar los rasgoscaracterísticos de la estética visual del cine  gonzo  tripleequis, en la cual la acción está filmada casi siempre conuna sola cámara, los actores (hombres y mujeres) hacende sí mismos y estos, en una violación flagrante de lanarración convencional, interactúan con la cámara. Eldirector-camarógrafo habla con los actores y los actoreshablan con el director-camarógrafo: parece que no hayficción. Desde el principio “sabemos” que lo que vemoses a un sujeto filmando a otras personas llevando a cabodiversos actos sexuales —y muchas veces participando él

mismo—. Una escena habitual del  gonzo  triple equis esmás o menos así: aparece un hombre y una chica, o doshombres y una chica, o tres chicas, o cualquier otra com-binación, a veces vestidos, a veces desnudos; hay un sofáo una cama de fondo, a menudo en una habitación dehotel o en la parte de atrás de una camioneta que circulapor la calle; hay un diálogo mínimo y guarro, que notiene nada que ver con ningún tipo de historia; y hayacción, que normalmente comienza con besos, mano-seos, masturbaciones, chupadas o mamadas, y después va escalando hasta el clímax, en el que, si hay varones,

se debe incluir el disparo de semen sobre una cara o so-bre una lengua femenina. Entonces viene un fundido anegro y otra escena similar, que puede o no compartirprotagonistas con la anterior. Lo interesante del  gonzo triple equis es que el director-camarógrafo siempre formaparte activa y no solo voyerista, de lo que ve y filma. Unclaro ejemplo de esto son los castings realizados por Pierre

 Woodman para la compañía europea Private.

Desde 1989, cuando John Stagliano inventó el  gonzo triple equis con The Adventure of Buttman, en honor al

periodismo sudoroso, improvisado e hiperrealista quehacía en las décadas de los sesenta y setenta el escritora Hunter S. Thompson, el coqueteo constante entre loque es real y lo que no ha alcanzado niveles de una sofis-ticación inaudita. El primer clásico en esta variante fue,sin duda, el célebre Bang Bus, que en su momento dejóa la gente boquiabierta, porque la propuesta –coitos he-terosexuales rápidos, sin condón, dentro de una camio-

neta con chicas desconocidas que pedían aventón en

una carretera– resultaba muy inquietante. ¿Hasta quépunto todo aquello era real? El coito era real, las chicaseran actrices amateurs –Sasha Grey, cuando todavía eradel montón y empezaba a abrirse paso en el universotriple equis, participó en esto–; no había guión, losacontecimientos nos llegaban con la estética de videocasero. El espectador intuía que todo era una enormeficción, pero lo que hacía que aquellas escenas resulta-ran especialmente excitantes era la creencia –cuestiónde fe, como en una religión o como en un combate delucha libre– de que aquello era real. En este sentido, la

realidad es una forma de fetichismo.

 Al inicio, la pornografía fue considerada como “la re-presentación explícita de personas que se prostituyen”.Más tarde, se le añadieron los más abyectos epítetos:obscena, ruin, perversa. Hoy en día, escuchamos enlas noticias que la porno motivó al asesino, al viola-dor... Aunque la gente vea pornografía y la disfrute,sigue pensando que está haciendo algo malo, por ellola niega. Debemos estar de acuerdo en que los actossexuales de una pareja, de cualquier pareja, en los que,

por supuesto, todo es explícito, no son pornográficos,sino simplemente parte de la realidad misma. El efecto

realidad es una forma de decir algo de la sociedad, esuna herramienta como lo es la poesía y la ciencia, perotambién es una forma de hacerlo. El efecto realidad delos actos sexuales del cine porno tiene un grado de se-mejanza con el afamado efecto realidad de los actos vio-lentos del cine de terror.

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Gina Brijaldo*

To be. Ella está mudando de piel, quiere algo másque un desprenderse, quiere una piscina, un cha-

puzón, clavarse hasta el fondo, mujer mocasina, bocaque se estire para tragar burbujas, asolearse, echar lacabeza hacia atrás y nadar, paladar blanco.

El estanque se abre para ella, nadadora de aguas abier-

tas del conocimiento. Introducir la punta de los pieslentamente en las aguas turbulentas de los cuerpos mas-culinos. Temor, cuando se acercó a la piscina, los hom-bres se fijaron en ella y su incertidumbre y su vestido debaño color rosa y su cabello atado y sus muslos blancos.Brazos como remos la acercan inevitablemente a la pielde ellos, demasiados. Una brazada, torpe, dos. Ellos,con sus cuerpos han sellado el cauce de las aguas, juegodel poder, del tobogán de los caprichos fálicos. Miradasasfixiantes. Burbujas densas. Brazos queriendo ahogar-la. Ella, intenta ignorar; estira sus

piernas, dibuja formas saladas.

Tantas horas compartiendo su es-pacio, mirar más allá del ojo de unhombre, traspasarlo y encontrar lamontaña. Morar. Quisiera descosersus piernas para deslizarse con másrapidez, movimientos tímidamentesincronizados, formando pequeñascurvas al avanzar. Cada curva siguien-do la huella de la que precede. Por

momentos, le gustaría ahogarse. Ella,encuentra el espacio verde de las dosmitades, panda y profunda; se acerca,quiere saber más, sus pies ya no to-can el suelo, la observan. Retrocede.

Ella X Desemboca, sale; de nuevo las miradas masculinas comopuñales atraviesan su cuerpo. Deviene el agotamiento.

Las aguas se agitaron, la provocación cesa, busca otrasformas de expansión. Le han dicho que hay estrechosque no se cruzan. Ella  siente que habla bajo el agua.Lengua que se estremece y vibra. Estrecho que poco a

poco se viene abajo. Mujeres adultas y jóvenes tomanjugo de tomate y reflexionan y meditan y crean el len-guaje. Otra humedad. Estanque rebosado, sin miradas.Ella rastrea la búsqueda de... Irene y Luisa. Fotografía y pintura. Labor de entrega expuesta en un café. Des-conocidas persiguiendo el arte, el lente y el pincel dedos mujeres para desenmarañar la historia universal.Mujeres. Manojos de fresas. Pintoras. Artistas. Lienzosíntimos. El principio y el fin del mundo reposan enla fotografía de un mar sospechosamente en calma, la

historia de la humanidad descrita

por el pincel de la mujer que pintabosques tupidos de palabras verdesrecién cortadas. Ella se siente pláci-da, paños y pinceles, el obturadorde la cámara de Irene se dilata cada vez más, cada vez más se adentra enla conciencia del paisaje y la miradafemenina. Ella toma una cerveza, seintroduce salvaje en el grito invisi-ble que le da el lenguaje y el arte.Transformación, búsqueda íntima.

No hay nada, solo un puente trans-parente que la conecta con su san-gre. Ella degusta la libertad como asu deliciosa y espumosa cerveza.

* Docente. Teléfono: 314 424 95 04. [email protected]

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Or not to be. Música arruinada entre pasto y estiér-col. Estirar las cuerdas con dientes. La carne. Des-

garrar el muro. Con gritos. Muro antiguo... Dos miedospiden tregua. Puñal invertido. Respirar en un estanquede sangre y caballos, de sangre y colibríes, de caballos yde hojas. 

Ella en la oscuridad, sonríe porque algo tiembla en un

rincón. Dedos. Ojos al revés. Una lengua dibuja ser-pientes en su espalda. Se esconde. No cuartos oscuros.Prados verdes con vacas muertas. Ropa sucia extendidaal sol. Ella levita en sus pensamientos, deshoja queha-ceres, las obligaciones. Mirada de perro. Hueso entrepecho y la nada. Cama derrumbada. Después de añosluz, dijo su primera palabra. La casa azul se comportaigual. Música afilada.

Preferiría retroceder. Apolillar la madera, sus piernas. Caea pedazos, a la velocidad de una lágrima. Jadea. Arrastra

las palabras, mueren en su garganta. Basta. Su lenguajese desvanece, anuncia otro quebrantamiento multicolor.Ella rueda. Descifra sus sueños. Un juego para ceder elpoder. Desaloja su cuerpo de la mirada masculina. Lapérdida de piel. Ella –la serpiente que alguna vez temió–.Mudar del pensamiento. Transformación. Introduce sucabeza y su cascabel en un nuevo placer. Habla de la res-piración y del vértigo. Descubre otras músicas. Mujeresque atraviesan la oscuridad, el erotismo, la fragmenta-ción con los ojos abiertos. Mujeres escarbando la liber-tad de su pensamiento; cuerpos voluptuosos, delgados,bohemios, tímidos, rotos, bellos.

Ella diseminada, ella, la polisemia y la pregunta. Ella ysu escritura, su dosis de aire, torrente sanguíneo. Ella,ha dicho sí, quiero, desfigurarme, arrancar el miedo,a amar, a construir en solitario, con músicas estruen-dosas, agitar el lenguaje como un mágico rompecabe-zas. El arte, la escritura la electrizan, la alborotan, la

Ella Y subvierten, la excitan, río de aguas turbulentas y con-tradictorias. La razón se derrite. Sueña consigo misma,lamiendo a pedacitos su carne surreal y fragmentada.Ella la vértebra, el anillo dorado, la escama que arde en-tre la cabeza y la cola del conocimiento multicolor queserpentea en la escritura, remembrando, posibilitandola vida, su manera de estar y restaurar su cuerpo queescribe y se escribe... Fragmentación y cuerpo imperfec-

tos, predilectos. Lunares, cicatrices, hendiduras.

Compongo las memorias de mi boca. Introduzco misdedos y mi lengua en la sustancia jugosa que es la vida.To be or to be, yes, I lick my broken art. My nails. Myuntitled mouth. I cut into parts my golden fish, My koi,I eat it, undone bodies, experimental art, writing fee-ding on losses. Sin mirar atrás. Red mouth saying now.

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Nathalie De la Cuadra N.*

Un miércolescon Lupe

 Alas 10:15 de la noche, Alfonso entra en la peluque-ría. Con una camisa de cuadros y un pantalón de

algodón, ya afeitado, se sienta en una silla y busca suscosméticos.

–Yo llevo diez años en esto, pero en Cavu llevo cincoaños y tres de planta. Los otros años he estado presen-tándome en otros bares.

Primero saca unos polvos compactos, luego un poco debase; más polvos, más base…

La peluquería de Alfonso queda en la calle 51 con ca-rrera 15, por el sector de chapinero. Allí es donde seprepara para su show de todos los miércoles en Cavú.

–¿Qué es exactamente o cómo se llama lo que hace?

–Transformismo. Usted de hombre me ve sin maquilla-je, sin tetas, soy cien por ciento natural.

Después de veinte minutos aproximadamente y luegode poner una capa gruesa de polvos mezclados conbase, comienza la aparición, paso por paso, de Lupe.Luego de iniciar la sesión de maquillaje, Lupe se para,busca algunas joyas, más maquillaje y se sienta nueva-

mente. Llega su maquillador; él es quien decide cómoarreglarla para la noche. Le pone más base en la cara yun poco en el pecho, sólo en la parte que va a verse de-bajo del vestido. Sombras azules, lápiz negro —y muy re-teñido— en los ojos y en las cejas para resaltarlas, labialrojo y, como toque final, unas largas pestañas postizas.

* [email protected]

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–¿Cómo y por qué empezó con estos shows?

–Estábamos en una fiesta. Se eligió entre un grupo deamigos quién podía quedar bien transformado y en esaépoca, hace diez años, decidimos que yo. Le dije al gru-po que si me costeaba todo yo lo hacía. Comencé conel show y a todos les gustó, luego me presenté en un bar y allí también gustó. Ahí comencé.

El momento del maquillaje es uno de los más demo-rados; un poco más de una hora y media duró toda lapreparación de Lupe, pues, como ella misma lo dice,

tiene que taparse muy bien todo para poder quedarcomo una mujer.

Después de quedar maquillada le acomodan una pelu-ca larga, la peinan, la enredan, le dan volumen y quedalista. Un poco de laca, para que el peinado dure todala noche, un copete levantado, más laca y termina. Separa y se va al cuarto donde se cambia. A los veinte mi-nutos aproximadamente sale con un pequeño vestidomorado con leves visos brillantes y un escote que deja ver uno de sus hombros. Unos tacones altos, que domi-

na perfectamente. Un bolso pequeño de color platea-do. Se pone pulseras, artes, un collar y algunos anillos.

Ese miércoles Lupe se retrasó un poco y pide que le di-gan al taxista que la esperen otro rato. Camina apuradapara un lado y para el otro, busca algo más, se devuelve...Hacia las doce de la noche por fin está lista para salir.

Cuando Lupe entra a Cavu, todos la están esperando. Ya la conocen, la buscan, la saludan. Muchos intentanhablar con ella, pero entre el apuro y los nervios, saluda

a unos cuantos y solo cruza unas palabras con ellos. La voz de Lupe cambia cuando entra en el bar al igual quesus movimientos, que son ahora más ligeros. Caminadiferente, un poco más derecha, mueve sus manos másdespacio. Se toca el pelo y lo hace hacia atrás con unmovimiento muy sutil.

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–Tengo que cambiar totalmente de personalidad. No

puedo llegar caminando como un hombre, ni con la voz de hombre. Cambiar de modales, sentarme comouna mujer, saludar a todo el mundo de beso aunqueno me caigan bien, pero todo esto hace parte del show.

Después de saludar a varias personas, Lupe se desaparecepor un momento y cuando vuelve a salir está con unnuevo vestido de color blanco con negro, corto, pegadoal cuerpo, zapatos rojos y una rosa roja en el pelo. Se subeal escenario y la gente ya está lista para ver y escuchar sushow. Una luz se centra justo en el espacio en el que Lupe

se para, el resto del bar queda un poco oscuro.

Hay mucha gente dentro del bar, la mayoría son hombresde diferentes edades, bailan, hablan, se toman un trago,se ríen... Cuando Lupe comienza a hablar el bar quedaen silencio. Saluda al público, hace algúncomentario que los hace reír a todos einteractúa con la gente; les hace bromaso comentarios a sus peinados, a su ropao a la persona que los acompaña. Des-pués de unas cuantas palabras, suena la

música. Lupe empieza a bailar, a caminarpor el escenario y cuando la voz de la can-tante entra, entra Lupe también. Se sabeperfectamente la letra de la canción y lamímica la hace tan bien que por un mo-mento uno se olvida de Paulina Rubio,de Pilar Montenegro o de la vocalista dela Quinta Estación. En ese momento soloestá Lupe y el público lo sabe, lo siente.Todos la escuchan y la miran atentamen-te, algunos la acompañan en la canción.

Lupe mueve las manos mientras canta. Lagesticulación de su cara muestra de quémanera se convence de que es ella la quecanta y de la misma manera hace creer alpúblico que así es.

Después de cantar tres canciones, Lupeanuncia a Danna, quien también hará

un show, y dentro del público tres o cuatro voces se escu-

chan en un pequeño grito que dice: ¡No! Sin embargo,Danna entra al escenario, canta también tres cancionespero el público ahora se encuentra un poco disperso. Algunos miran atentamente la presentación, pero otrossiguen en busca de Lupe y aunque ya no está en el es-cenario, ella sigue siendo el centro de atracción de lanoche. Al terminar el show de Danna, el bar comienzaa bailar nuevamente con la música que quizá algún DJ

está programando.

Un poco de Juanes, Miguel Bose y Shakira son la ante-

sala para la segunda salida de Lupe, mientras tanto ella va de un lado para el otro, se acerca un momento y mepregunta qué tal estuvo, pero antes de poderle contes-tar ya hay alguien más que está tratando de hablar conella. Un amigo se acerca y le presenta a un conocido:

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–¿Cómo está mi amor, si la está pasando bien papi? –le

pregunta Lupe mientras le consiente la cara.

Después de un repertorio de canciones que dura aproxi-madamente media hora, sale Lupe una vez más al esce-nario. Comienza preguntando quién está de cumpleañosesa noche y entre las voces del público y la voz de ella,algunas personas van acercándose al escenario. Algunosno quieren pasar, pero en medio de la insistencia y lasbromas que les hace Lupe terminan cediendo; unos unpoco apenados, otros tratando de hacer parte del show.

Lupe hace reír al público con cada palabra que dice yes quizás esto lo que hace que cada una de las personasque se encuentra en Cavu disfrute del show, pues entreuna y otra grosería, sus bromas tienen tanta chispa que

ni aquel más criticado se siente ofendido, sí en cambio

disfruta de su propia burla.

Después de terminar su segunda presentación, anuncianuevamente a Danna y Lupe se queda a un lado delescenario en caso de que deba intervenir ese otro show.

–Yo en Cavú siempre hago tres salidas, pero en casode que la otra persona no guste yo debo entrar y hacerotro show, por eso siempre debo ir preparada para unacuarta salida.

Son las 2:00 a. m., Cavú ya está un poco más desocupa-do. Alguno que otro borracho intenta seguir a Dannacon su canción. Otros ya están tan cansados que ni si-quiera se paran a verla. Sin embargo, permanecen aque-llos para los que la noche aún no ha terminado y son

estos los que siguen bailando, hablando,riéndose; listos para continuar con unanoche que aún promete mucho. A las2:10 a. m., y antes de la tercera y últimasalida de Lupe, me acerco a ella, le digoque ya es tarde y que debo irme, me dice

que espere un momento y me manda,a mí y a mi compañero, un saludo porel micrófono. Pero, al contrario de losque aún continúan en el bar, nosotros ya no encontramos más largas para lanoche. Lupe me da las gracias, como atodos, por haber estado allí, me despido y le digo que vamos a esperar al saludoprometido. A las 2:30 a. m. ya estamosde regreso a casa. Estoy segura de que elsaludo fue un hecho, pero el cansancio

no pudo esperar a las palabras de Lupeni a su última presentación.

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P A L A B R A S D E M Á S

N Ú m e r O 8 m a Y O / 2 0 1 2

Paul Dávila

CrearsecreandoReflexión sobre la escritura artística desde la Filosofíade la Composición de Poe

"That pleasure which is at once

the most intense, the most elevating,

and the most pure, is,I believe, found in the

contemplation of the beautiful" 

  Edgar A. Poe

P oe nos presenta su modus operandi literario. Cadapieza explícita en su discurso parece ajustarse con

la precisión matemática propuesta por él. Las partesse articulan a partir de la clara consideración primor-dial de un efecto o impresión que señala el derrotero de

sus líneas a partir de su elección. Ciertos parámetrosdeben cumplirse entonces; entre ellos, notamos antesque nada su carácter y alcance: universal, logrado conel tono preciso, sostenido por la unidad e integridadinterna de la obra; su extensión, breve o, mejor dicho,suficiente o adecuada al efecto y duración esperados.Esta mirada general sobre su texto nos muestra cómoPoe, en realidad, antes que considerar el efecto, observósin anotarlo algo que se obvió: el público. El poeta iniciapensando en la relación que establecerá con el lector, lointerpela directamente y lo provoca. Sin embargo, algo

aún más intrínseco tuvo que revelar a Poe en este pri-mer acercamiento hacía un público expectante el cómoreaccionaría ese lector, y para ello Poe debió analizar unenigma primero y hacerlo fecundo: a él mismo. Desdeaquí deseo resaltar ciertos puntos clave en relación con

la creación, fuera, claro, de los mismos enunciados por el

autor mismo y señalados brevemente arriba. Primero, lapregunta que recibe al parecer una respuesta clara desdePoe acerca de cómo se genera el punto clave del arte, ya mediante método o de un accidente intuitivo exter-no –llámese Musa, demonio, duende o amor–, no está,

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con todo, descartada, aun en el mismo texto. Si bien, la

posición de Poe por el método que planifica el desarro-llo está delineada paso por paso, aun tenemos elementosque no satisfacen del todo el momento claro en que segenera (matemáticamente) la aparición de la nota artís-tica. ¿Solo la sonoridad le hace recordar a Poe la palabra“nevermore”?, y en cuanto a la originalidad, ¿hasta dón-de puede llegar la negación a cercar un punto nuevo?

 Accidente intuitivo o método calculado, a mi juicio,

más que un plan por seguir en un género literario, engeneral, existe una estructura que aunque tiene patro-nes es, con sus matices, única en cada obra original.El cuervo es relatado momento a momento desde suconcepción, pero otro efecto e impresión, tomaría qui-zá otra ruta para ser alcanzado. Sí hay método, tantocomo hay musa, pero el primero ocurre para cada tipode creación, no para todas. Un vaso de agua derramadosobre un declive de arena bajará, como otro cualquie-ra hasta el fondo, pero cada uno en su sendero optarápor las arenas a humedecer y las huellas que en ellas

imprima. Ritmo, tono, todo esto nos lo presenta Poeen su filosofía de la composición, pero el hecho mismode pensar en la composición de una filosofía para ello,para la creación, nos dice quién es Poe. Por ello, cabríaañadir que es el timbre, es decir, el estilo del autor, loque determina, a su vez, la ruta que asume el métodopara componer. Ese es el enigma que suponíamos arri-ba, la caligrafía del artista.

Finalmente, la belleza, eje real del poema como planteaPoe, es rodeada por un efecto que la danza y la circunda.

En el cuervo, el ritmo y la técnica dan al tono el espacioadecuado para la melancolía y el dolor, todo para quela belleza nos llene y eleve. Aquí, algo ha cambiado dra-máticamente con respecto a la antigüedad. Mientras en Aristóteles el dispositivo que disparaba lo aleccionantede lo poético era el dolor, el reflejo de lo trágico entre elactor y el espectador, con Poe, “the most elevating, andthe most pure, is, I believe, found in the contemplationof the beautiful”, es el placer de la contemplación de lobello lo que eleva el estado regular del hombre. Algopara reflexionar, dos antípodas que se distancian por

su sola existencia, llevan a un mismo punto a quienrealmente las conoce.

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palabras de más, se amplía a (entrevista, crónica, reseña, texto híbrido).

Gavia busca personas que estén interesadas en presentar su trabajo gráfico. Así, abre

convocatoria a ilustradores que se encuentren dispuestos a comprometerse con la parte

gráfica de la revista , creando imágenes a partir de los textos a publicar. A las personas

que colaboren se les dará el crédito respectivo, pensando que la imagen es un texto con

sentido completo. Además para la revista es importante el respeto por los derechos de

autor establecidos por la ley.

Los trabajos se recibirán en los correos electrónicos:

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