Revista Encuentro XXI - 8

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ENCUENTRO XXI Invierno de 1997 año 3 Nº8 INDICE PRESENTACION RAMOS ANALISIS DE COYUNTURA TEMACENTRAL: IZQUIERDA Y ECONOMIA INTRODUCCION DE MANUEL RIESCO JACOBO SCHATAN HUGO FAZIO MANUEL RIESCO JACQUES CHONCHOL REFLEXION TEORICA MANUEL MONEREO CARLOS PEREZ JUAN BUSTOS MARXISMO E HISTORIA LUIS MOULIAN PATRICIO QUIROGA MARIO MATUS

Transcript of Revista Encuentro XXI - 8

  • ENCUENTRO XXI Invierno de 1997 ao 3 N8

    I NDI CE

    PRESENTACION

    RAMOS

    ANALISIS DE COYUNTURA

    TEMACENTRAL: IZQUIERDA Y ECONOMIA

    INTRODUCCION DE MANUEL RIESCO

    JACOBO SCHATAN

    HUGO FAZIO

    MANUEL RIESCO

    JACQUES CHONCHOL

    REFLEXION TEORICA

    MANUEL MONEREO

    CARLOS PEREZ

    JUAN BUSTOS

    MARXISMO E HISTORIA

    LUIS MOULIAN

    PATRICIO QUIROGA

    MARIO MATUS

  • Invierno de 1997 ao 3 N8 ENCUENTRO 4

    COMITE DE REDACCION

    CLODOMIRO ALMEYDAMANUEL CABIESESJAIME CAVADAHUGO FAZIOMANUEL GAHONANELSON GUTIERREZ

    JAIME INSUNZADAVID MAC CONELLTOMAS MOULIANKEMY OYARZUNFRANCISCO RIVASPATRICIO RIVASJOSE SANFUENTES

    DIRECTOR

    MANUEL RIESCO

    EDITORES

    MARIA E. HORVITZCARLOS ZUIGA

    CO-EDITORES

    PATRICIO QUIROGACARLOS MOLINA

    PRODUCTOR GENERAL

    CARLOS GUTIERREZ

    GERENTE

    HARRY ABRAHAMS

    REPRESENTANTE GENERAL

    CARMEN HERTZ

    COMITE EDITORIAL INTERNACIONAL

    ROBERTO KOHANOF ARGENTINAADAM SCHESCH ESTADOS UNIDOSHUGO MORENO ARGENTINAOSVALDO FERNANDEZ FRANCIARUY MAURO MARINI BRASILROBIN BLACKBURN INGLATERRAEMIR SADER BRASILANTONIO MELIS ITALIAJULIO CARRANZA CUBAELVIRA CONCHEIROS MEXICOMARTA HARNECKER CUBAARNALDO MARTINEZ MEXICOJUAN VALDES CUBAEDUARDO CACERES PERUMANUEL MONEREO ESPAANARCISO ISA CONDE REPUBLICA DOMINPHILIP OXHORN CANADAGORAN THERBORN SUECIA

    FOTOGRAFIAS

    JORGE RAMOS.UNIVERSIDAD ARCIS

    DIRECCION

    RICARDO LYON 3097. FONOFAX 2236444. CASILLA CORREO CENTRAL SANTIAGO DE CHILE A NOMBRE DELOS GUTIERREZ. CASILLA ELECTRONICA: HTWWW.CEP.CL/21.

    TATIANA AGUAYOCLODOMIRO ALMEYDAJOSE M. ARTEAGAROBERTO BAEZADANILO BAHAMONDESPASCUALA BARRAZAANA BARRENECHEAADIL BERCOVICHALICIA BASSORICARDO BRAVOJUAN BUSTOSLILIANA CASTILLOMANUEL CABIESESALBERTO CARVAJALJAIME CAVADAMARFA CERNACLAUDIA CESPEDESPATRICIO CIDPAULINA CISTERNASMIRIA CONTRERASPATRICIO CHACONSERGIO CHAVEZCARLOS DONOSOHECTOR DUQUEJAIME DURANGALO EIDELSTEINGLORIA ELGUETA

    RAUL ESPINOZAFAUD FARAHHUGO FAZIOJOSE FERESHECTOR FERNANDEZROSITA FERRADAAIDA FIGUEROAPEDRO FONCEACLAUDIO FONCEACLAUDIO FRIEDMANFRANKLIN FRIEDMANTITA FRIEDMANLORENZO FRIGERIOMANUEL GAHONAJORGE GAJARDOTRISTAN GALVEZSERGIO GONZALEZCARLOS GUTIERREZHUGO GUTIERREZNELSON GUTIERREZNELIDA HERESIJAIME HERRERACARMEN HERTZTOMAS HIRSCHMARIA E. HORVITZJAIME INSUNZARODRIGO INSUNZA

    MARIO INSUNZAISABEL JARALEONARDO JEFFSSERGIO JIRONJOSE JORQUERAGASPAR KUSARHECTOR KOYCKJUAN LASENMIGUEL LAWNERALEX LEIVAANGEL LIZANABEATRIZ LIZANAANA LOBOSMANUEL LOYOLADAVID MAC CONELLCARLOS MARGOTTAALBERTO MARTINEZJORGE MARTINEZROSA MARTINEZMARIO MATUSORIEL MICHELLEVIVIANA MIRANDAHECTOR MIRANDACARLOS MOLINARAFAEL MOLINATIRSO MOLINAGUILLERMO MONTECINOS

    MARITZA MORAGAJUAN PABLO MORENOTOMAS MOULIANESTELA ORTIZCARLOS OSSAVICTOR OSORIOCECILIA OTEIZACECILIA OSTORNOLFERNANDO OSTORNOLFERNANDO OSTORNO (HIJO)MARCIA OSTORNOLROBERTO OYARZ0KEMY OYARZUNROBERTO PAIVAROBERTO PALMAALVARO PALACIOSPATRICIO PALMAJUAN PALOMOCELSA PARRAUMARTIN PASCUALJORGE PAVEZTADEO PAVISICHCARLOS PEREZFRANCISCA PEREZRAMON PEREZBRUNO PEZZUTOPATRICIO QUIROGA

    MARIANO REQUENAMANUEL RIESCONORA RIESENBERGEDITH RIVASFRANCISCO RIVASPATRICIO RIVASSERGIO ROJASANTONIO ROMANISABEL ROPERTALICIA SALOMONEJOSE SANFUENTESMARCELA SANTISJACOBO SCHATANHECTOR SEPULVEDANISSIN SHARIMESTEBAN SILVAPAULINA SOTODANIEL TROMBENJAIME VALDESANDRES VARELAANGELICA VEGAPABLO VEGAHUGO VILLARALEX VOJKOVICALEJANDRO YAEZCARLOS ZUIGA

    CONSEJO EDITORIAL

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    Continuando con un debate que ya he-mos abierto sobre la izquierda y los desafostemticos que sta enfrenta, hoy nos plantea-mos desde el mbito de la economa. Tema depor s complejo, tanto por la experiencia acu-mulada de los proyectos socialistas como delas nuevas exigencias que surgen del modelode crecimiento capitalista.

    Izquierda y Economa se transforma enel tema central de este nmero, que es abiertopor una introduccin de Manuel Riesco, a pro-psito de un encuentro de economistas en elCentro de Estudios Nacionales y del Desarro-llo Alternativo CENDA,que se plantea como unprimer acercamiento a una discusin colectivade estos temas ms generales.

    Los artculos que conforman el tema cen-tral, provienen de trabajos de autores vincula-dos a CENDA, que es donde se desarrolla unainteresant e reflexi n crtic a-proposi tiva de es-tos temas. As tenemos a Jacobo Schatan, HugoFazio,Jacques Chonchol y el propio ManuelRiesco, que desde distintas entradas, cubren lostemas de la deuda social y los impactosmedioambientales, el crecimiento y la equidad,la alternativa al modelo chileno y la propiedadde los trabajadores.

    En la seccin de reflexin terica se pu-blican tres trabajos de diversas materias. Ma-

    PRESENTACION

    nuel Monereo, el dirigente de la Izquierdada espaola, aborda los desafos terico-polcos de la izquierda europea, que es buen rrente de discusin para experiencias de olatitudes. Carlos Prez se introduce eacuciante tema como lo es la red de Internel impacto que su masificacin genera evida socio-poltico as como en estrategiaternativas desde una opcin de izquierda.Bustos asume la continuidad de un debate,autores chilenos radicados en Mxico, saspectos de la sociologa latinoamericana

    La seccin de Marxismo e Historia tsu origen en la 3 Semana Marxista en ARevento que copatrocinamos y que se llecabo a fines del ao pasado. Estos artculocogen las ponencias de los tres panelistas mesa homnima: Luis Moulian, PatriQuiroga y Mario Matus.

    Por ltimo se inaugura una seccicoyuntura poltica, que en esta ocasinconstruda por Mara E. Horvitz, Jorge NPatricio Quiroga.

    El aporte iconogrfico correspondfotgrafo Jorge Ramos, docente de la univedad ARCIS, quien hace su propia presentay nos deja instalado un interesante tema dfle xin sobre el rol de la fotograf a.

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    La expresin ms utilizada hasta hoy,para referirs e a la fotografa , es el de referentede lo real, o bien se habla de copia fiel de larealidad. esta fidelidad estara amparada en lasimilitud que se produce entre el objeto foto-grafiado, lo que aparece en el rectngulo depapel, y su referente inmediato.

    Esto ha dado pi, adems, para que se leasigne a la fotografa un sino de verdad absolu-ta. La razn se puede atribuir al desarrollo his-trico que ha tenido la fotografa en el ltimosiglo desde su aparicin.

    Philippe Dubois en su texto El acto fo-togrfico, de la representacin a la recepcin,establece un pequeo recorrido por los esta-dios que ha tenido la fotografa. Postula que enun primer instante la fotografa era una copia,o un espejo-refle jo fie l de la reali dad, por tantoes admitida como un anlogo objetivo de larealidad, por lo que tendra un carctermimtico.

    Posteriormente se la piensa como un entetransformador de lo real, contrapuesto con laidea-ilusin del espejo de lo real, en donde laimagen sera un efecto de una impresin de larealidad y por lo tanto sera un constructo aligual que el lenguaje, lo que indicara unsimbolismo.

    En ltimo caso propone una suerte dehuella de la realidad, un indicio capaz de per-

    SOBRE LA FOTOGRAFIA YLA COMUNICACION

    mitir que la imagen sea en su referente.

    Estas concepciones, si bien no se den agotar en dos pginas, podran servir eje para discutir sobre la posicin que hoyne la imagen en la sociedad. Esto pensandel avance sustantivo,al cual no hemos teacceso por diversas razones, que se ha prcido en materia de percepcin visual, lingca, semitica y muchas disciplinas que hantervenido en virtud o detrimento de la imfotogrfica.

    Esta imagen se convierte, en nuesdas, en un texto visual y por lo tanto efuerte componente de las materias de la cnicacin. En este sentido el carcter de imagen tiene dos variantes esenciales: elmero tiene que ver con una propuesta tcen relacin con la expresin de la imagque seran el contraste , la exposicin, el coetc.. El segundo contempla las tcnicasparticipan en el proceso del enunciado, la eciacin, y son los planos, la orientacin, hzontal/vertical, etc..

    La introduccin de estos nuevos contos, como enunciacin, enunciaenunciatorio, nos permite vincular a la fotofa y su produccin en una interrelacincomprende como punto esencial la interprcin de la realidad, tanto por el operadorpor el observador.

    JORGE A. RAMOS T

    Fotgrafo

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    Esto nos permite desechar la nocin dela fotografa accidente, de la imagen despro-vista de toda retrica, es ms la imagen es ret-rica y esa retrica propone un discurso que sehace en la medida en que hay un sujeto capazde oponer una lectura y que en su relacinpodamos conocer algunas realidades desde elpunto de vista ideolgico.

    Al amparo de lo antes expuesto, las fo-tografas aqu reproducidas se enmarcan en unplano que me llama la atencin de sobrema-nera, la ancianidad.

    Las imgenes tienen un efectocomunicativo por sobre uno artstico, pues ha-bra que revisar en rigor la propuesta artsticaen la imagen fotogrfica, desde el punto de vis-ta de la produccin de sentidos y la utilizacinde los cdigos que en ella intervienen.

    La ancianidad es un tema que provocaen la gente una zozobra inusitada, debido aque normalmente se piensa en ellos desde unpunto de vista economicista. Esto debido a queun sujeto que ingresa a la tercera edad ya no escapaz de producir, desde el punto de vista dela ganancia del capital, o de la reproductividaddel capita l. Por lo tanto este sujet o se convierteen un lastre para la sociedad, independiente-mente a que l mismo se siente una carga parasu familia y para los dems.

    Bajos estos signos ronda en cada sujetouna historia personal, y colectiva, que los arras-tra a un desencanto, a un abandono que solouna sociedad capitalista, neoliberal y enfermaes capaz de producir y aceptar. Los cdigos bajolos cuales se interrela ciona la sociedad, no per-miten que los ancianos puedan ser un aporte.

    Las imgenes presentadas en el siguien-te documento pretenden explorar esta situacinde abandono y miseria, aunque aparezcancomo fotografas bellas, con cierta iluminacin,con algn grado esttico, etc.. Lo que hay en

    realidad es una denuncia, una arremetida cilla y humilde en virtud de una sociedadhumana, ms cercana, en donde los sujpuedan convertirse en personas capaces decanzar sueos.

    En este sentido es donde se producenunciacin , la interrelacin de mi puntvista como fotgrafo y el de ustedes comopectadores. Esa es la intencin de la fotogrun medio para comunicar que estamos enmos y que necesitamos espacios de libertque en esta libertad tienen injerencia todapersonas.

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    En esta ocasin Encuentro XXI inaugura

    una seccin dedicada al exmen de las

    principales tendencias de la coyuntura

    poltica.

    I) LOS HECHOS : Las tendenciasmacroeconmicas de la coyuntura son altamen-te satisfactorias para el gobierno, diversas va-riables registran importantes avances, entreotras: el crecimiento en un 30% de la bolsa devalores (estando previsto un 10%), la amplia-cin en la captacin de recursos externos conlas tasas ms bajas de amrica latina (50%menos), agrguense los xitos en la contencinde la inflacin (0,1% en junio) y la recientedeclaracin del PNUD, en el sentido que Chi-le muestra un ndice de desarrollo humano quesupera en 13 puntos el nivel de crecimiento,ubicndose en el 30 lugar en cuanto a calidadde vida en el mundo (Junio,21). Alagea pers-pectiva que refuerza la idea en boga de trans-formar la nacin en un centro financiero mun-dial y otros aspectos menores como los con-sensos logrados, en el parlamento, para dero-gar el impuesto al lujo en los automviles.

    Pero, estos avances libremercadistas, la-mentablemente, no se reflejan en otras esferasde la sociedad. Por el contrario, crecientemen-te se ha ido generando una relacin de no-homologa entre el desarrollo del actual mode-

    TENDENCIAS DE LACOYUNTURA POLITICA

    M.Eugenia Horwitz, Jorge Nuez,Patricio Quiroga.

    lo econmico y parmetros como los poltisociales, institucionales y ecolgiejemplificados en: a) en el bloqueo de la tsicin a la democracia, b) la erupcin de fl ictos sectoriales, c) la crisis de la credibiinstitucional, y d) la mala calidad de vida.

    El bloqueo de la transicin qued vamente explcito con el reciente rechazproyecto que intentaba modificar la ley Onica del Congreso Nacional para poner flos senadores designados (Junio,18). Sienverdadero albr la posibilidad de insisteluego de las elecciones parlamentarias. Ecosto de una transicin institucional caractzada por el repliegue intacto de los militquienes construyeron un sistema de castas, trincheras y fortalezas amparadas enLeyes Orgnica dictadas en 1989. Tendeque se consolida y reproduce en la medidael gobierno a renunciado a la participacmarginando de la toma de decisiones a lostores sociales, transformndolos en mera mde-maniobra-electoral. En este marco parera que el sistema binominal no incomouna parte importante de la Concertacinrechazo a la alianza sugerida por e(Mayo,22) y a la propuesta de R. Nu(Mayo,23) en el sentido de explorar la ideconstitucin de un amplio Frente Nacionalconstruir mayora con el propsito de loquorum para las reformas, as pareciera icarlo.

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    En la coyuntura han erupcionado con-fl ictos sectoriales, entre otros: la cris is termi-nal del carbn, las reivindicaciones latentesde profesores, de trabajadores, de estudian-tes, de docentes universitarios y pobladores.Episodios que podran derivar enmovilizaciones en la medida que el gobiernono ponga atencin al problema de la concen-tracin de la riqueza. Pero, la fragmentacinde los conflictos, la banalizacin de la noti-cia, los velos de la propaganda y el anlisissuperficial de los hechos los mantienen almargen o en los bordes del sistema poltico.En efecto,las luchas parciales y reivindicativasy sin perspectiva estratgica, frente al Merca-do y el Estado, reducen los actuales conflictosa actos coyunturales plenos de emotividad(caso Lota) pero sin trascendencia. La formali-dad, la noticia transformada en espectculo,la auto-complacencia, el silencio de los be-neficiados y la ineficacia de la organizacinpopular, impiden ver un complejo cuadroconstitudo por crisis parciales que raramen-te adquieren ribetes de largo plazo, fciles deresolver para una autoridad que juega con es-trategias de desgaste y descompresin de losconflictos aislndolos unos de otros. Es la re-duccin de la poltica a la teora funcionalistade los confli ctos sociales. Pero, an as los con-flictos existen y podran generar dinmicas demayor alcance.

    Por otra parte, como nunca la sociedadest afectada por una severa crisis de credibili-dad que afecta tanto a instituciones del Estadocomo a grupos sociales.

    En primer lugar, debe mencionarse alejrcito, remecido nuevamente por el casoPrats y por el supuesto asesinato (o,suicidio?!) del conscripto Pedro Soto, he-cho agravado por la denuncia acerca de la exis-tencia de una red de homosexuales en el Regi-miento Yungay, aspecto denunciado por el pro-

    pio comandante en jefe de la II DivisinEjrcito, Emilio Timmermann (Abril,

    4). Sucesos a los que se agregan reitdas denuncias de malos tratos en los cuarty la auto-eliminacin de un recluta y un oficial del Regimiento Rancagua en Arica nio,21), hechos que extienden una sombrduda y sospecha sobre los uniformados, que mensualmente muere un conscripto. Peso no es todo porque se avizora un nuevo flicto, puesto que el comandante en jefe scuentra requerido por la justicia espaolpresunto genocidio y terrorismo internacio(Mayo,31), acusacin a la que se sum la jucia norteamericana pronta a abrir los archdel FBI y de la CIA.

    En segundo lugar, la crisi s de credibdad apunta al poder judicial. Un hecho tual desbord el vaso: la captura del cCarrera, narcotraficante que ha involucrjueces, policias y gente influyente. Actguido; el reconocimiento, de venalidad, pjuez Garca Pica y la defensa de este por elsidente de la Corte Suprema, abrieron unsospechado flanco por donde irrumpieroConsejo de Defensa del Estado, la UDI Gobierno. El Consejo de Defensa en razsus funciones, la UDI por razones polt(posicionamiento de C. Bombal) y para pla boleta por el voto del juez contra MaContreras. El Gobierno - por su parte - apor la creacin de un clima de alarma pblsolicitando un Pleno de la Corte Suprema.chos que culminaron con una acusacin ctitucional (Julio,8).

    Ahora bin, lo que est en juego sPrimero, la credibi lidad del poder judicial ,es de pblica sospecha, como sugiere incla propia derecha, a travs de QUE (N1.367), la concomitancia de jueces Garca Pica, Jorge Correa y el propio ServJordn con el narcotrfico. Segundo, la

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    manencia o alejamiento del Presidente de laCorte Suprema tiene una importancia polticade primera magnitud, puesto que, vota en lanominacin de 7 de los 9 senadoresdesignados.Tercero, el viejo poder judicial, pi-lar y acompaante del autoritarismo, podraquedar descabezado con la extensin de laacusacin constitucional por parte del PS-PPD-PRSD y por los efectos de la reforma que nego-cia el gobierno. Finalmente un dato curioso : laderecha asumi la denuncia de la izquierdarespecto al poder judicial. Pero ms inslito esque el dedo acusador lo alza un personaje quetuvo vinculaciones con la DINA. No era estauna tarea para los demcratas?.

    En tercer lugar, debe repararse en la bajacredibilidad por la que atraviesa la imgen delParlamento, indudablemente horadada por lapermanente campaa anti-parlamentaria delautoritarismo y los medios de comunicacinque maneja. Pero, a esto agregemos que la pro-pia secretaria de la bancada DC, durante cincoaos, admiti que era consumidora de cocanay que adems era parte integrante de una redde trfico (Mayo,31). Sumemos a esto el tristeespectculo que muestra la lucha por los cu-pos parlamentarios. Diputados democristianosno trepidan en abandonar el partido, fundar unaorganizacin de pantalla y finalmente buscarcupo en RN (Ramn Elizalde), no ocurri losmismo en el PPD entre V. M.Rebolledo yE.Schnake en la disputa por la candidaturasenaturi al de la I I regin?.. . no es un acto ins-lito entre los socialistas impugnar la candida-tura de I. Allende luego de haberla bajado dela competencia senaturial en la IV regin?. Fi-nalmente, quin puede confiar en un Parla-mento cuya misin legislativa descansa en losproyectos del ejecutivo y en la contrarrespuestade los poderes fcticos.

    En cuarto lugar, pasemos a la crisis uni-versitaria. Lo que impuls la protesta estudian-

    til es constatar que el Estado abandonUniversidad en manos del proyelibremercadista, que las casas de estudio ccen de proyecto estratgico-nacional, quexistencia de la Ley Marco impide la recupcin democrtica y que la inoperancia deactuales autoridades slo contribuye a prodizar el conflicto. Estas constataciones cojeron al estallido universitario creando dealgo jams visto (ni siquiera en los aos Reforma de los 60') como es la articulaciun frente compuesto por 32 Federacioneestudiantes unificadas en tres puntos: reccimiento de la crisis, reconocimiento del roEstado con la Universidad y solucin a losblemas de presupuesto. Frente a esto cabe guntarse: es correcto el silencio del gobieenfrascado en una estrategia de desgastedesalojo (U. de Chile), la cancelacin deactividades (USACH), o declaraciones despladas (P. Basso)?. En fn; la ruptura de lamalidad, expresada en el respeto a la Ley co de 1981 y a las Leyes Orgnicas Constcionales de 1989, est dando lugar impugnacin del modelo de desarrollo neoberal universitario (autosustento econmilas unidades acadmicas) y al rescate del ralismo y la excelencia como elementos mordiales en todas las funciones acadmi

    Corolario : por primera vez desde un grupo social puso en jaque el modelo nmico. El movimiento estudiantil lanzverdadero exocet contra la aplicacin deestrategia ... es consecuencia de aquello lamacin, en los hechos, de un frente cdescalificador de la protesta estudiantilpuesto por el Mercurio, el gobierno y la nlite l iberal-socialista?.

    Finalmente, en quinto lugar, debresaltar que la crisis de credibili dad afectveramente al mundo empresarial ligado aldelo. Con plena razn el ministro de Desa

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    llo y Planificacin, Roberto Pizarro, haenfatizado que, hay que sancionar a los quejuegan con los pobres (junio,21). Porque...cmo confiar en empresarios que construyencasas defectuosas y son incapaces de recono-cer sus errores?. Resultando incluso pattica ladefensa de COPEVA, quedando ante la opininpblica la sensacin que entre los propios em-presarios de gobierno, dedicados a la cons-truccin de la vivienda social, prima slo elmero lucro. Cmo confiar en los empresariosde la salud, defendiendo el 2% que el gobier-no reclama de las Isapres?... cmo confiar enempresarios que, seducidos por la ganancia,ignoraron la necesidad de construir colectorespara aguas-lluvia?. Los mismos que transfor-mando las empresas de agua potable en mo-nopolios fueron incapaces de abastecer a lapoblacin en el verano recin pasado. Cmoconfiar en los empresarios agrcolas que en ple-no temporal subieron los precios de las hortali-zas hasta un 30% al por mayor (junio,24). Enotras palabras, se hace evidente la necesidadde que el gobierno aumente su rol reguladorfrente al sector privado, es la nica defensa dela poblacin.

    Las inclemencias del tiempo han puestode manifiesto la mala calidad de vida del con-junto de la poblacin y especialmente la de lossectores populares. Del conjunto de la pobla-cin por la agresin ecolgica y la consiguien-te ruptura de los ecosistemas, por la contami-nacin acstica y del aire (smog), por la insufi-ciencia de la infraestructura (calles estrechas,mala iluminacin), por el encarecimiento delos servicios bsicos, el aumento de la delin-cuencia, etc. Por otra parte, la situacin de lossectores populares se ve agravada por la faltade legislacin laboral, la mala atencin de sa-lud, el hacinamiento en casas frgiles, ganadasal lecho de los ros o quebradas, donde los te-rrenos pierden valor. Es lo que explica que un

    temporal dammifique a 65.000 chilenos nio,24). Pero, esto es imposible de detectel gobierno democrtico trabaja con variamacroeconmicas, que con sesgo poltiideolgico, slo estiman el desarrollo del ctal. En otras palabras, una catstrofe nathech por tierra la medicin del PNUD complaciente optimismo macroeconmicla burocracia gubernamental, con un agravala ltima encuesta CASEN seala que los tores de ms bajos ingresos debern esptodava una generacin para disfrutar losneficios del chorreo econmico... Que trta aos no es nada !...Pero, no ser el moto de pensar en una drstica redistribuciingreso que pague la deuda social acumula

    II) CURSOS DE ACCION : Estamos fte a un perodo en el que predominan los elibrios macroeconmicos y los consensos pticos. Marco estupendo para la protinconduscente y ocasin tambin propicia la configuracin de proyectos moralistas,petables pero sin estrategia y funcionales altus quo. Sin embargo, a pesar de esopacidades se est produciendo un increto notable del conflicto social cabalgandgrupas de la desigualdad, como recientemlo ha reconocido la ltima encuesta CAdonde nuevamente vuelve a recalcarse lapliacin de la brecha entre ricos y pobejemplificada en el hecho que los ricos g40 veces ms que los pobres, fundamentoaumento del clima de polarizacin social.cordemos que segn la encuesta, las zonasrales siguen tan deprimidas como haceaos, la mujer sigue siendo discriminada yinequidades estn aflor de piel (Julio,10aqu la razn de un hecho alarmante pargobierno: la baja en seis puntos de la adheque concita (Jul io, 13).

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    El gobierno a pesar sus avances, espe-cialmente, en el rea de la reforma educacio-nal, la descentralizacin del Estado, lareinsercin internacional y en la economa delibre mercado, se encuentra estancado en suscursos de accin. Entrabado por los enclavesautori tarios, reflejos de la transicin insti tucio-nal, no ha logrado democratizar el sistemapoltico, y aprisionado por el peso de la capaempresarial dirigente no puede renunciar almodelo librecambista. Factores que comienzana pesar. Porque los quebrantos empiezan atensionar la Concertacin en relacin al temapresidencial, siendo el punto de partida la cri-sis interna de la DC, resuelta con un glamorosotriunfo para el ala derechista (Mayo,5). Es laprimera seal de un conflicto que se ir acen-tuando con la cercana de las presidencialesporque es probable, que dada la nueva corre-lacin de fuerzas al interior de la DC, no exis-tan garantas para unas primarias y la Con-certacin termine llevando dos candidatos, ano ser que Ricardo Lagos hipoteque su opcin.En este contexto comienzan a esbozarse tresestrategias en un marco poltico-institucional;a saber:

    1) La estrategia concertacionista conuna doble variable; por un lado, la propuestade la actual directiva demcrata cristiana deun III gobierno de la Concertacin bajo con-duccin DC, y, la opcin centroizquierdistaPPD-PS de alternancia en el poder,

    2) La estrategia de renovacin total(expuesta crudamente por C.Altamirano y E.Prez) a partir de la fusin entre la DC, el PPD,y el PS (parte del Frente al cual se refiri R.Nuez),

    3) La estrategia francesa, es decir de

    un arco de fuerzas que incluira desde lacialdemocracia hasta la izquieextraparlamentaria.

    Pero sea cual fuere el derrotero dacontecimientos, la acumulacin de fuepara cualquier proyecto de crecimientojusticia social, pone a la sociedad civil fral dilema de aceptar o rechazar el actualdelo econmico, ante lo cual surgen tresciones: a) la pasividad y espera del chorrb) la protesta testimonial, y c) la demandcambios. Esta ltima debera partir por lagencia de nuevos enfoques econmicos, que de hecho fracasaron las medicimacromonetarias basadas en el ndice del la inflacin, el estado de la balanza de pael dficit fiscal (entendido como un porcendel PIB). Es hora de agregar las variablestidas como los ndices de distribucin degreso, el poder adquisitivo por estratos,desequilibrios del ecosistema (y como afpor segmento), la medicin de la relacintre capital y producto y el estudio de las tnetas de inversin. No ser hora de ir pendo en un Programa de Gobierno emanado de el mundo de los necesitados?.

    Otro desafo es enfrentar la metamorfde A.Pinochet. De halcn a paloma, de didor a factor positivo de la transicin, lo ha calificado recientemente el subsecretde guerra, M. Fernndez (Junio,12). Todo para evitar roces antes de su adios definitiprximo 8 de marzo. Es el verdadero model rechazo del canciller J. M. Insulza al remo de la justicia espaola y norteamericananio,26). Ahora bin, no se trata de crear tennes innecesarias, pero estamos frente a unblema cuyo trasfondo es la manipulacinMiedo, porque la mantencin del Temor ecualquier expresin jacobina. En circunstanque no existen condiciones histricas par

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    nuevo pronunciamiento militar, porque seesfum el fantasma socialista de los setenta, yano existe la alianza poltica (CODE) y social(gremialismo) que sustent el golpe de Estado,porque el fn del modelo sustitutivo puso fn ala fortaleza poltica de los sectores decontrapoder y todava no surge ni la alianza niel sector social que lo reemplace, asimismo lainsercin en los mercados de la globalizacinpodra verse cancelada por un golpe de Esta-do, porque habindose derrumbado el socia-lismo y terminado la guerra fra, la democraciase impone a nivel mundial.

    En fn , el anlis is de la coyuntura polt i-ca indica las siguientes variables; a) lainminencia de agitacin social (a pesar de sufocalizacin), b) probables reacomodos de fuer-za, y c) la mantencin del agudsimo contrasteentre acumulacin y democracia... Cmo se-rn enfrentados estos desafos?.

    Juli o/1997.

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    Izquierda y Economa

    La Revista Encuentro XXI mantiene unalinea editorial que intenta descubrir y analizarcrticamente como inciden en el pensamientode Izquierda los elementos que surgen del msbien turbulento, anonadante e inslitamenteinesperado desarrollo histrico de los 90. Enese marco Encuentro XXI ha propuesto Izquier-da Y Economa como el tema principal de sunmero 8.

    En conjunto con el Centro de Estudiosde Desarrollo Alternativo, CENDA, EncuentroXXI promovi una reunin de economistas deizquierda para requerir su opinin acerca delos principales desarrollos recientes en la ma-teria.

    En esa reunin y desde el punto de vistade la lnea editorial de Encuentro XXI arribasealado, se present un texto parecido al quesigue.En el mismo se sugieren un nmero detesis acerca de lo que pudieran ser algunas delas implicancias tericas que los eventos de losltimos aos han tenido sobre las concepcio-nes de la Izquierda en relacin a la economa.Algunas de las tesis presentadas fueron msobjetadas que otras, pero la misma reunin su-giri publicarlas en su forma original, con unospocos retoques, como una manera, justamen-te, de generar polmica al respecto.

    Por otra parte y en parte a travs delprisma de las concepciones anteriores, CENDAha venido comentando semana a semana el

    acontecer econmico nacional, intentando mular crt icas y alternati vas a las pol ti castentadas por la Derecha y en no pocos cpor el Gobierno, frente a los diferentes tque se han venido presentando en el acocer econmico nacional. En la mencionadaunin de economistas se present un resde las principales formulaciones programtelaboradas de la manera sealada, las cufueron a su vez criticadas y complementcon otras. El resultado es el esbozo de algpuntos programticos de la izquierda en ntro pais que se resumen tambin en el textsigue.

    Las Nuevas Evidencias Acerca delrcter de Nuestra poca Histrica y Sus Imcancias en el Pensamiento Econmico dizquierda

    Todas las concepciones de la izquia partir de la Revolucin Rusa, tambin lasnmicas, estuvieron marcadas por el paradcentral que vivamos la poca de paso delpitalismo al socialismo, representado este mo por el sistema imperante en los paisessocialismo real 1. El principal cambio en elsamiento de la izquierda en relacin a la noma ocurrido en el curso de los ltimos se origina pues en los hechos histricos rectes, en cuanto los mismos han puesto en dencia que el mencionado paradigma, con la potencia explicativa que evidenci fre

    Manuel Riesco

  • ENCUENTRO XXI Invierno de 1997 ao 3 N8

    una multitud de fenmenos econmicos y deotro tipo en el curso del siglo era, sin embargo,en lo fundamental, una visin que no reflejabala naturaleza profunda de los fenmenos hist-ricos en curso2.

    Un paradigma terico alternativo paraanalizar los fenmenos histricos del siglo, queparece imponerse por la fuerza de los hechos,es aquel que visualiza el proceso de los lti-mos dos siglos como el gran paso de la huma-nidad de la vieja sociedad agraria y seorial ala modernidad3. Este trnsito, siendo un fen-meno integral, encuentra su hilo conductorexplicativo principal en la extensin creciente,a partir del siglo pasado, de las relaciones so-ciales propias del modo de produccin capita-lista4.

    Bajo el paradigma propuesto, los proce-sos vividos en los paises del socialismo realencuentran una analoga muy cercana conaquellos vividos durante el siglo pasado en lospaises primeros en alcanzar la era moderna. Lasrevoluciones socialistas y sus secuelas deestatismo autoritario de izquierda no seran assino las formas peculiares que en este siglo yen algunos paises, los principales, adoptaronlos procesos histricos que en Francia, porejemplo, tomaron la forma de las diferentes eta-pas de la Revolucin y el posteriorBonapartismo5. Los procesos mencionados noseran diferentes tampoco, en esencia, a los quetuvieron y tienen lugar en paises que han se-guido una trayectoria ms similar a la clsica,como Mxico, o a la de aquellos en los cualeslas ideologas inspiradoras han sido otras, comoTurqua, la India, los Paises Arabes o Irn. Losderrumbes de los gobiernos de la burocraciavividos en los paises ex-socialistas durante losltimos aos, as como las inevitables transfor-maciones que estn en curso en los pocos deaquellos en que la burocracia se logra mante-ner an en el poder, no seran as sino un paso

    de una a otra etapa en la transicin histriesas mismas naciones a la era moderna.

    La primera implicancia terica fumental del paradigma propuesto respecto aconcepciones econmicas de la izquierda siste, ni ms ni menos, en la renovada vigede los anlisis y categoras tericas de como herramientas de interpretacin de lalidad econmica contempornea. Lo mpuede afirmarse acerca de su visin crticla modernidad en su dialctica, como aquetapa de la historia humana donde todslido se desvanece en el aire 6, devorareconstruido brutal e incesantemente pocapita lismo.

    En efecto, al encontrarse el mundovez primera al borde de completar el prode globalizacin de las relaciones de procin capit ali stas, la cr ti ca y el anl is is degran pensador del siglo pasado acerca dfenmeno entonces recin nacido, adquiasimismo por vez primera un espacio de acacin universal.

    No parece nada sencillo determinaralguna de las categoras utilizadas por haya perdido vigencia o haya sido ya supe7. Asumiendo, claro est, que se analicenseriedad y falta de prejuicios, puesto que inidad de epitafios apresurados en este sense han formulado ya desde antes de la priedicin de El Capital. Y se siguen formudo, las ms de las veces sin la menor evidede conocer ni de lejos el pensamiento deltor criticado.

    No tendra nada de extrao que algde las categoras tericas de El Capitalbiesen a estas alturas perdido vigencia. Sinalguna el desarrollo de la humanidad las srar en algn momento, al aparecer fennos nuevos cuya comprensin requiera de ceptos ms amplios. Las nuevas categoras

  • Invierno de 1997 ao 3 N8 ENCUENTRO 22

    ricas, por lo dems, con toda seguridad incor-porarn los conceptos de Marx como casos es-peciales, como ocurre muchas veces con losgrandes conceptos de la ciencia. La economacomo ciencia, por otra parte, ha tenido un de-sarrollo enorme despus de Marx, en todos losaspectos.

    La afirmacin de ms arriba significa,entonces y ni ms ni menos, que al parecer oal menos el anlisis efectuado por nosotros hallegado a esta conclusin, que las categorasprecisas de anlisis desarrolladas por Marx res-pecto del modo de produccin capitalista man-tienen todava plena vigencia 8. Slo que, mien-tras que cuando Marx escriba El Capital cualuna suerte de Julio Verne de la economapolitica-ficcin, dichos conceptos describanfenmenos que slo conoca una fraccin dela humanidad, las misma se refieren a hoy a lamanera como trabajan y viven crecientemen-te, miles de millones de seres humanos.

    Lo anterior tiene un corolario de ciertaimportancia, que se puede mencionar de paso.Existe inquietud entre personas de izquierdarespecto a una eventual desaparicin de lasutopas inspiradoras de la accin, al derrum-barse los regmenes que las encarnaban paratantos seres humanos. Pues bien, si los razona-mientos anteriores se ajustasen a la realidad,entonces la disponibilidad de utopas no seramuy diferente hoy a la que se daba en tiemposdel propio Marx, cuando tampoco exista nin-guna concrecin de la nueva sociedad que,segn sus predicciones, en algn momento losasalariados haran surgir del capitalismo, elcual, inevitablemente, estaba destinado a se-guir el mismo que los regmenes que le prece-dieron, es decir, el de la sepultur a.

    Desde el punto de vista de las concep-ciones econmicas de la izquierda, las impli-cancias del nuevo paradigma propuesto sonmuy grandes y abarcan practicamente todo el

    ancho de las mismas. Sus proyecciones sonsospechadas9. Su poder explicativo en relaa los ms diversos fenmenos econmicoasimismo considerable 10. Sin ir ms lejos,de este punto de vista, el propio desarrollperimentado por la economa Chilena enltimos aos debera buscarse, mucho msen tal o cual medida de poltica econmicalas profundas transformaciones ocurridas erelaciones sociales. En este sentido, cobrrelieve decisivo en la modernizacin del las transformaciones sociales de los aos 6culminaron en el Gobierno de Salvador Alde.

    Lo menos que se puede decir al resto es que el incorporar en plenitud a los ansis de los economistas de izquierda y de cquier economista, por lo dems, esta disin tan elemental como olvidada de la ecma poltica marxista cual es el grado de drrollo de las relaciones sociales de producco estructura econmica, no puede considese sino como un sano regreso al punto dlos economistas de izquierda perdimos la lla.

    La generalizacin de las relacionesciales de produccin propias del capitaliuna escala global, que empieza a abarcamayora de la poblacin del planeta, no exye que en los paises centrales el proceso adquirido un grado de desarrollo superior relaciones sociales capital istas alcancen alldensidad muchsimo mayor que en la perria. Tampoco est excluido que en dicho tro hayan empezado a transcurrir procesospudieran estar sealando el nacimiento delaciones sociales nuevas, efectivampostcapitalistas en potencia 11. Las sugerenrespecto a dicha posibilidad en el plano dely la cultura surgen por muchas partes.

    Quizs una ilustracin de lo mismel plano de las relaciones sociales pudier

  • ENCUENTRO XXI Invierno de 1997 ao 3 N8

    la tendencia que en las ltimas dcadas se hamanifestado en las economas ms desarrolla-das, donde los asalariados estn accediendo enforma creciente a la propiedad de los mediosde produccin. En los EEUU e Inglaterra, porejemplo, la propiedad indirecta de los asala-riados sobre las empresas, por la va de las in-versiones en acciones de los fondos de pensio-nes, alcanza aproximadamente a un tercio delvalor burstil de las mismas. La propiedadaccionaria directa de los asalariados, por otraparte, mediante mecanismos como el de lasESOPS 12 y otros planes similares estadouniden-ses alcanza a un 8% adicional. Es decir, cercadel 40% de la propiedad accionaria en los pai-ses ms desarrollados pertenece a los asalaria-dos. Ello ha llevado a algunos analistas de iz-quierda a formular la idea que se habra gene-rado de hecho alli, en el curso de las ltimasdcadas, un nuevo contrato social, en que laclase propietaria estara compartiendo la pro-piedad, pero reservndose en exclusiva la ges-tin, de sus empresas.

    Si a lo anteri or se agregan las nuevas teo-ras que elevan el empoderamiento de los tra-bajadores a la categora de pieza clave de lanueva estrategia competitiva de las empresas,el fenmeno adquiere mayor inters aun. Inde-pendientemente de la trascendencia mayor omenor que se les quiera asignar, no parece enmodo alguno inoportuno que los economistasde izquierda sigan con atencin fenmenosinteresantes que transcurren all y que operandirectamente en el plano de las relaciones so-ciales de produccin.

    Algunos Elementos Para Un ProgramaEconmico Alternativo de la Izquierda

    El programa econmico alternativo de laizquierda no va a surgir de transformar un dis-curso terico en programa de accin poltica.Por el contrario, ste se ir elaborando a medi-da que, frente a los principales problemas eco-

    nmicos que se plantean da a da al pas,una de las polticas de las otras corrientopinin se enfrenten con la crtica y una puesta alternativa de parte de la izquierAmbas, la crtica y la propuesta, por otra pase apoyarn en la renovada potencia de la ra econmica histricamente ms ligadaizquierda as como los de la teora econen general. Para ser exitosas, las propueeconmicas de la izquierda debern sieencontrar un buen punto de confluencia ela defensa de los intereses de los grupos soles que la izquierda representa. y los requmientos generales del desarrollo del passobre la base de la movilizacin de los prros y el consenso que puedan generar en elque dichas propuestas podrn transformarspol ticas efectivas.

    En el estado actual de las cosas y viel problema desde el punto de vista recincrito, la izquierda no tiene formulacionesnmicas propias u originales acerca de tlas cosas. Existen una serie de temas econcos, tales como los que dicen relacin coecologa, la integracin regional y mundiaestabilidad macroeconmica, los derechos nmicos de las minoras nacionales, regiles y de gnero, entre muchas otras, en losles a la izquierda no cabe sino asumir y resdar resueltamente tanto la crtica como losgramas econmicos que otras fuerzas polty sociales han levantado con originalidjusteza, agregando tal vez uno que otro maqu y al l.

    Existen si embargo varios temas ecmicos en el Chile de hoy, en relacin a losles la izquierda puede levantar y de hechvenido levantando, una crtica contundensistemtica as como formulacioprogramticas alter nativas de potencial signcacin poltica nacional. A continuacienumeran algunas de stas, sin pretencionser exhaustivos ni cosa que se le parezca.

  • Invierno de 1997 ao 3 N8 ENCUENTRO 24

    UN NUEVO CONTRATO SOCIAL

    La economa de Chile mantiene en de-mocracia y an agrava en algunos aspectos, lasinjusticias y desigualdades heredadas de la dic-tadura, as como muchas de las polticas quedirecta o indirectamente generan aquellas 14. Senecesita con urgencia establecer un nuevo con-trato social, que reconozca a los trabajadoresque constituyen la abrumadora mayora delpas, las luchas que han dado, el esfuerzo y lossacrificios que han hecho y siguen haciendo ysobre los cuales se basa principalmente el de-sarrollo econmico logrado por Chile en losaos recientes. Un contrato socia que efectiva-mente asegure un crecimiento con equidad.Para ello parece imprescindible:

    Una poltica salarial que signifique re-ajustes superiores a la suma de la inflacin pa-sada ms el aumento de productividad. Actual-mente, como es sabido, el gobierno tiene unapoltica de reajustes salariales segn la infla-cin futura, que ha sido sistemticamente me-nor a la del perodo anterior, ms un tope igualal incremento de produtividad, lo cual tampo-co se ha cumplido. El resultado de dicha polti-ca salaria l es, inevitab lemente, que la distribu -cin del ingreso empeore ao tras ao, comoefectivamente ha ocurrido.

    Una poltica de impuestos progresiva,que transfiera recursos de los sectores de in-gresos ms altos, particularmente del 7.1% delas personas que componen el 10% de las fa-milias de mayores ingresos y que perciben el47.1% del ingreso, al 86.9% de las personasde menores ingresos que perciben la mismaproporcin del ingreso nacional.

    Dicha poltica de impuestos debe partirpor subir el impuesto a las utilidades de lasempresas del 10% que pagan actualmente, alo menos al 20% que se propuso el programa

    de la Concertacin. En los EEUU dicho impto es de un 35%.

    En segundo lugar se deben revisarimpuestos a las personas de manera de halos ms progresivos, es decir, que paguenlos que ganan ms, en lugar de bajar sistemcamente los impuestos de los tramos superes, como se ha hecho hasta ahora y se prnen seguir haciendo.

    En tercer lugar, es necesario restablel impuesto al patrimonio de las personas,gente en los pases desarrollados, implanen Chile por Eduardo Frei padre y deropor Pinochet.

    Recuperar para los Chilenos de La ta de las Riquezas del Pas:

    Es sabido que la economa trata denera diferente por una parte las utilidadedecir las ganancias que provienen de las insiones en mercaderas, maquinarias y otrosmentos renovables y principalmente fuerztrabajo y por otra parte la renta, es deciganancias que provienen de la posesin dbien fijo, generalmente la tierra, incluyensubsuelo y el agua. En el caso de Chile, la pcipal fuente de ganancias ha sido histricate la riqueza y cercana a los puertos deminerales, sobre los cuales una misma insin en maquinaria y fuerza de trabajo arganancias varias veces superiores a la mmundial.

    Tradicionalmente, los gobiernos Chnos tuvieron especial cuidado de recuperarel pas una parte significa tiva de la renta dminerales. Esta poltic a de defensa de las rizas nacionales, que de una u otra formmantuvo an en los perores tiempos del saly el cobre en manos extranjeras 15, llegmxima expresin cuando la unanimidad

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    Congreso Nacional aprob a Ncionalizacindel Cobre impulsada por el Presidente Allen-de.

    Esta posicin del Estado Chileno se eli-min completamente, por primera vez, duran-te la dictadura de Pinochet, siendo sus princi-pales artfices Jos Pera, a la sazn Ministrode Minera y su entonces asesor, Hernn Buchi.Estos personajes an se ufanan de la ley enton-ces aprobada con rango constitucional, queestablece para las empresas mineras un tratotrib utario en todos sus aspectos igual al de cual-quier otra empresa. Esto, que constituye uncontrasentido econmico, an en los cnonesms neo-liberales, ha costado muy caro aChile.Slo las empresas privadas de la granminera del cobre, en su totalidad en manosextranjeras, se apropian indebidamente por esteconcepto, del orden de mil millones de dla-res al ao, en promedio16.

    Una prdida adicional para el estado laconstituye la baja de precios que genera el au-mento de produccin de estas compaas, queinfluye de manera no despreciable en el mer-cado mundial y de retorno afect negativamen-te las utilidades de CODELCO.

    Con esas cantidades se prodran finan-ciar todo tipo de propgramas de educacin,salud y vivienda, adems de la infraestructurae investig acin cientfi ca, entre otras cosas queel pas requiere para seguir progresando.

    Para defender y recuperar para Chile larenta de sus riquezas, parece imperioso:

    Defender la propiedad estatal deCODELCO, al mismo tiempo que se permita aesta empresa desenvolverse y crecer en el mis-mo marco de deberes y derechos que una em-presa privada. Esto ltimo hasta ahora no ocu-rre, puesto que sistemticamente se ha someti-do a CODELCO a todo tipo de trabas que hanimpedido de una u otra forma su desarrollo.

    De hecho en este aspecto puntual, los gobnos de la Concertacin han mantenidopol ti ca ms restri cti va que la dictadura miliNo es casual, por ejemplo, que mientrascondida ha pasado de cero a un tamao mque Chuquicamata en pocos aos, en el mo tiempo CODELCO haya mantenpracticamente estancado su desarroCODELCO ha sido, en la prctica, la nica ma efectiva de recuperar para el Estado Chno la renta de sus minerales de cobre.

    Derogar la ley minera dictada por Pchet a instancias de Jos Piera, haciendoler lo establecido en la propia constituPinochetista, que reconoce la inalienablepiedad del Estado sobre las riquezassubsuelo. Dicha ley debe ser reemplazadaotra que grave con impuestos elevados las lidades excesivas que obtengan las emprque operan en sectores en los cuales existe rasociada, principalmente la minera.

    Existen otros sectores en los cualetema de recuperar para el Estado la renta ciada es de gran importancia, entre los cuse puede mencionar los derechos de agua,tualmente en su mayora en poder de laspresas de electric idad priv ati zadas por Pinocla propiedad urbana, donde debe ser deroel lmite superior establecido a las patemunicipales y se debe cobrar adecuadameacceso a espacios pblicos atochados y lasca, donde se deben aumentar significativamlos cobros por permisos de pesca.

    Reparar el Saqueo de Bienes Pblic

    Durante la dictadura existi un matraspaso de riquezas desde el Estado haciagrandes grupos econmicos, tanto extranjcomo nacionales. Ello ha sido reconocidoplcitamente, entre otros, por uno de sus pcipales artfices, Hernn Buchi. Los montovolucrados son enormes, alcanzando a lo

  • Invierno de 1997 ao 3 N8 ENCUENTRO 26

    nos dos o tres decenas de miles de millones dedlares, es decir, del orden del 50% del PIBanual de Chile.

    Los principales mecanismos mediantelos cuales se produjo dicho traspaso y los prin-cipales grupos beneficiados fueron los proce-sos de privatizacin de empresas pblicas y laimposicin norteamericana de pago de la deu-da externa.

    La privatizacin de empresas pblicassignif ic prdi das signific ati vas para el Estado,aparte que permiti que se apropiaran de ellaspersoneros que en muchos casos fueron losmismos funcionarios encargados de laprivatizacin. Es lo que ocurri con las empre-sas elctricas, Soquimich, con los principalesbancos e incluso con la Ca. de Telfonos, quetodava mantiene en su directorio a uno de losgenerales del rgimen anterior.

    La privatizacin que ha significado unmayor traspaso de recursos pblicos ha sido elde los bancos privatizados despus de comprar-les el Banco Central sus carteras incobrablesmediante e mecanismo conocido como la deu-da subordinada. Las prdidas incuridas por elBanco Central en estas operaciones suman va-rios miles de dlares y de hecho han reducidosu patrimonio a menos de cero.

    En cuanto a la deuda externa, es sabidoque la dictadura de Pinochet acat sumisamenteel dictat de los bancos extranjeros, encabeza-dos por el Citibank, en relacin a que el EstadoChileno asumiera la deuda contrada por losgrupos econmicos, principalmente Vial yCruzat, que fueron a la quiebra en 1982. Porconcepto de intereses y amortizaciones de esadeuda, Chile ha estado pagando a los bancosacreedores en promedio alrededor de dos milmillones de pesos diarios, ms o menos lacantida con la que sobrevive el 70% de losChilenos de menores ingresos. El saqueo de los

    bancos extranjeros se acrecienta al ser benciarios ellos mismos de los mecanismos de sidio que la dictadura de Pinochet establal recibir por su valor nominal los pagarla deuda externa Chilena que llegartransarse en menos del 60% de dicha ciPuesto que se podan pagar con dichos prs empresas privatizadas, el beneficio obtdo por los mencionados bancos es an ma

    Se debe establecer un impuesto espea las utilidades excesivas obtenidas porempresas privatizadas, particularmente lautilidad pblica tales como electricidad y tfonos. El nuevo gobierno laborista inglestablecido recin un impuesto de este tipChile parece imprescindible incorporar a lista a los principales bancos beneficiadola deuda subordinada.

    En cuanto a la deuda externa, Chilede ser un caso emblemtico, puesto qudeuda era en mayor parte privada, para quepases del tercer mundo presenten en todosforos internacionales una demanda de repcin contra la banca internacional, por suportamiento abusivo durante la as llamadasis de la deuda.

    El Costo de las ReestructuracionePueden Asumirlo los Trabajadores:

    El reciente cierre de las minas de muestra un drama recurrente en nuestro pEl inevitable proceso de transformacin, vez ms acelerada, que el capitalismo geen todos los mbitos de la vida del pas, prpita a cada momento las llamadas reestruraciones de las cuales no se escapa nisector, empresa o actividad, por gigantescsea o estable que parezca. En perodos de sis estos procesos adquieren caracteres dtstrofe nacional. En tiempos de cambiosprofundos, como el que el capitalismo econjunto ha vivido en las recientes dca

  • ENCUENTRO XXI Invierno de 1997 ao 3 N8

    estos procesos son an ms agudos y doloro-sos. Sin embargo, la desigual distribucin de lacarga que en perodos de bonanza hace unpoco menos pobres a los pobres y mucho msricos a los ricos, en tiempos de crisis y rees-tructuraciones, si bien puede sacar una que otralgrima a ms de un bien alimentado rico, sumeen la incertidumbre, la desesperacin, el des-amparo y muchas veces la miseria, a la granmayora de la poblacin trabajadora del pas.

    Esto no puede continuar de esta mane-ra, particularmente en un pas como Chile queaspira a dejar el subdesarrollo. Para ello pare-ce necesario, entre otras cosas:

    Asignar recursos importantes de reserva-mucho mayores que los actualmenteconsidderados- para la operacin adecuada demecanismos generales del tipo seguro de des-empleo y otros, diseados para amortiguar losefectos de crisis prolongadas. Mecanismos deeste tipo han permitido que la poblacin depases como Espaa hayan soportado por va-rios aos tasas de desempleo cercanas al 20%,sin consecuencias demasiado desastrosas parala mayora.

    Abordar las grandes reestructuracionespendientes con un criterio compasivo, en lu-gar de la mezquindad que ha caracterizado estetipo de acciones, y de reonocimineto en justi-cia hacia quines se vern afectados principal-mente por ellas, que son sus trabajadores.

    Un ejemplo a destacar a este respectoha sido el de CODELCO, empresa que durantelos ltimos aos, en cierta medida en alianza,no excenta de conflicto permanente y a vecesviolento, por cierto, entre la empresa y sus tra-bajadores, ha logrado efectuar cambios muyprofundos, entre ellos reducir fuertemente sudotacin, cambiar las formas de trabajo intro-duciendo la multifuncionalidad y otras prcti-cas y reduciendo los niveles de supervisin,

    logrndose al mismo tiempo compensacims o menos adecuadas a los afectados.demuestra que es posible reestructurar y almo tiempo salvaguardar aunque minimamente los intereses de los afectado

    Los casos de reestructuracin inmite, de importancia, que aparecen con toda ndez sobre el horizonte, en Chile, son los simas estatales o para-estatales de EducaciSalud. La reciente moviizacin estudiantilreflejando, una vez, ms que el progreso scaminos muy especiales y sus principimpulsores terminan siendo, en definitivaquines son autoridad y debieran asumir eresponsabilidades a cabalidad, sino aquepara quines las situaciones de crisis arrasdas en el tiempo terminan sieinsorportables: la masa de gente sencillatrabaja en los mismos sectores en crisis. Esuna razn adicioonal para que el pas se ocupe que en estos procesos de reestructcin, al menos, se resguarde adecuadamla seguridad y participacin de quines actmente trabaj an all.

    Estimular Diferentes Formas Particcin de los Trabajadores en la Propiedad ytin de las Empresas:

    Como se ha mencionado ms arriba,de los procesos que reviste cierto inters epases ms desarrollados es la aparente tencia a elevar el papel de los trabajadores gestin y asimismo en las propiedad deempresas.

    En el caso de Chile, puede afirmarsbastante certeza que todava faltan muchospara que nuestra sociedad alcance los nivque hacen posible y aparentemente favoral desenvolvimiento econmico los niveleparticipacin en la gestin y propiedad deempresas quese empieza a evidenciar en

  • Invierno de 1997 ao 3 N8 ENCUENTRO 28

    pases de capitalismo ms maduro.

    Al mismo tiempo, las experiencias vivi-das al respecto en nuestro pas, tales como elas llamado capitalismo popular y laboral,de Pinochet, no pasaron de constituir mecanis-mos ms o menos cnicos como los calificCEPAL, para amainar la resistencia laboral a lasprivatizaciones. Hay que consignar que estosmecanismos se siguen utilizando en los gobier-nos democrticos sin demasiados cambios. Asu vez, las experiencias de empresas de pro-piedad de trabajadores, tales como algunas AFP,no siempre han llegado a buen fin.

    Por otra parte, sin embargo, se apreciaque no todos los aspectos de las experienciasmencionadas, entre otros, son completamentenegativos, desde el punto de vista de los traba-jadores, al menos desde el punto de vista pe-cuniario. Sin ir ms lejos, el propio sistema deAFPs ha hecho a la masa asalariada propietariaya de alredor de un 8% del patrimonio burstilde las empresas Chilenas.

    Es indudable que la participacin de lostrabajadores en la propiedad de las empresases un factor que afecta positivamente la redis-tribucin del ingreso en un sentido ms equita-tivo. Sin i r ms lejos , en parte, pequea los asa-lariados se han beneficiado por el aumento deprecios experimentado por la bolsa de comer-cio de Santiago y en el caso de las empresaselctricas en una proporcin no inferior a unacuarta parte, slo en funcin de la propiedadaccionaria de las AFPs.

    Pareciera inevitable asimismo, que conel tiempo los trabajadores debern ir asumien-do ms y ms responsabilidades empresarialesmercantiles colectivas, si la sociedad va algu-na vez en definitiva, en un tiempo no demasia-do perdido en el futuro, dejar atrs el capita lis -mo, por formas superiores de relaciones de pro-duccin entre los hombres.

    En este sentido, pareciera interesantla izquierda pueda proponer al pas cuesticomo las que siguen:

    Participacin de los Imponentes EDestino de los Fondos Previsionales

    Al respecto existen diversas propuetendientes a que crecientemente los impotes participen en el destino de las inversique se relizan con sus fondos. Uno de loscanismos posibles en este sentido, son estlos para que los trabajadores formen y mangan AFPs de propiedad de trabajadores.

    Legislacin Favorable a la participade los trabajadores en la propiedad de laspresas.

    De hecho, junto al programa elaboen 1993 para la reestructuracin de CODEel que en su momento tuvo una cierta aconacional y recibi amplio respaldo entre losbajadores y ejecutivos de CODELCO, otrlas propuestas programtica levantada desoposicin de izquierda que ha presentado cigrado de elaboracin y novedad, fue el yecto de Ley acerca de Propiedad de Trabdores en Chile, presentado al Ministro delbajo en 1996 por un conjunto de persoEntre ellas se contaban los presidentes delegio de Profesores, de la Confederacin caria y del Sindicato Nacional de Montajedustrial, SINAMI y el vicepresidente de laderacin de Trabajadores del Cobre, entre odirigentes sindicales. Junto a ellos firmarproyecto de ley, elaborado por CENDA, anos dirigentes polticos y parlamentarios.

    El mencionado proyecto, inspirado elegislacin respectiva aprobada recientemen Jamaica, a su vez inspirada sta en laque hace posible los ESOPs estadounidenestablece una serie de beneficios tri butariosdiversos tipos de donaciones que las emprefecten a sus trabajadores con la finalid

  • ENCUENTRO XXI Invierno de 1997 ao 3 N8

    que ellos puedan adquirir acciones de la pro-pia empresa. Al mismo tiempo, el proyecto es-tablece una serie de resguardos que estimulenque la participacin de los trtabajadores en lapropiedad y gestin de sus empresas sea esta-ble y tienda a crecer en el tiempo.

    1 En la reunin se record, con razn, que nofaltaron quines, en la izquierda y fuera deella, fueron siempre crticos de la menciona-da formulacin.

    2 Ciertamente no sera sta la primera vez quela historia y los historiadores vienen a acla-rar la no siempre del todo lcida mente delos economistas frente a este tipo de fenme-nos.

    3 No pareciera as casual que sea precsamenteRostow, el por nosotros tan criticado tericodel paso de las sociedades tradicionales a lasmodernas, uno de los autores ms citados,nada menos que en la obra acerca del adve-nimiento de la modernidad del gran historia-dor marxista ingls Eric Hobsbawm.

    4 Las relaciones de produccin capitalistas- queya no solamente las mercancas, ideas o ca-oneras que le acompaan, las que se ex-pandieron globalmente en forma muy rpi-da ya el siglo pasado- se han extendido en elmundo gradualmente, en un proceso que estlejos de completarse an. Las relaciones ca-pitalistas de produccin, esencialmente el tra-bajo asalariado explotado masivamente porel capital, surgieron en un grupo de paisesrelativamente pequeos que no albergaban,ni albergan todava, sino una mnimafraccin,alrededor de un 10% todava hoy,de la poblacin mundial. Dichos grupo depases se ha ido conformado, inicialmente porun par y ms tarde el resto de los paises deEuropa nor-occidental, luego sus coloniasblancas, principalmente los EEUU y ya en elcurso del presente siglo, Japn y el resto delos paises de Europa Occidental y desde haceun par de dcadas en los as llamados NICs.Las pequeas naciones donde las mismas se

    desarrollaron primero adquirieron, pmismo, durante el siglo pasado y ste el tus de potencias imperiales.

    En su conjunto, el fenmeno anterior apreciarse quizs mejor que en cualquierindicador, por el paso de la humanidacampo a la ciudad, acaecido en los doglos mencionados. Para ejemplificar lanitud del proceso baste recordar que 1850 slo haba en el mundo entero 62dades de ms de 100.000 habitantes, ellas en Inglaterra, 9 de ms de 500.slo dos, Londres y Pars, de ms de ulln de habitantes. En la Inglaterra de lvolucin industrial, el 80% de la poblviva en en campo. No est dems recoque Japn apareci en los principmapamundis slo en 1863. El mismo icador seala que aun hoy el trnsitocionado no est completo ni mucho medado que todava la mayor parte de la pcin, ms del 50%, vive todava en elpo. Nada ms en la India, las tres cuapartes de sus 950 millones de habitantestodava como siempre, en pequeos villy aldeas. El fenmeno est transcurriendoembargo, a una velocidad pasmosa y eque slo en Chile, por ejemplo, la prcin de fuerza de trabajo agrcola baj a 15% slo entre 1990 y 1995. En el mperiodo cerca de cien millones de chinocieron el mismo trnsito.

    5 La peculiaridad que el gobierno de la cracia en los paises socialistas excluycompleto a la burguesa -principal susobjetivo, junto a las rivalidades de blde naciones, de la generalizada conviacerca del caracter anticapitalista de d

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    regmenes- a diferencia de lo que ocurre conel Bonapartismo clsico u otros como elMexicano, obedece exclusivamente a razo-nes histricas, derivadas de la actitud asumi-da por dicho sector social en las primerasetapas de la revolucin.

    6 Frase del Manifiesto Comunista que sirvede ttulo a la hermosa obra donde MarshalBerman expone este punto de vista, agregan-do que esta gran visin dialctica de la mo-dernidad es tambin la de Goethe, Baudelairey Dostoievsky, entre otros.

    7 Lo podemos afirmar con cierta propiedadquienes nos hemos interesado en releer sis-temticamente esta obra de Marx duranteestos aos precsamente bajo este cristal.

    8 Hoy parecieran cobrar renovada vigenciapara los economistas las categoras mercan-tiles generales utilizadas o desarrolladas porMarx: valor, dinero, etc.(especialmente si sepuede pensar que la verdadera sociedadsocialista pudiera llegar obedecer precisa-mente a stas leyes, las del rgimen mercan-til simple, slo que aplicadas a colectivosgigantescos de trabajadores-propietarios);aquellas otras relacionadas con el procesode produccin del capital: produccin devalor y plusvalor, plusvala absoluta y relati-va (subarayada) y salario. Los anlisis de Marxrespecto a la acumulacin del capital y par-ticularmente su acumulacin originaria, queen ambos casos se refiere basicamente a laacumulacin de las relaciones sociales delcapitalismo, principalmente la acumulacinde obreros sometidos al capital, ha encon-trado en el proceso histrico de los dos lti-mos siglos su confirmacin universal, al mis-mo tiempo que arroja sobre el mismo proce-so histrico de los dos ltimos siglos y el quese desarrolla en estos precisos momentos unaluz terica extraordinariamenteesclarecedora. Por otra parte, el nunca ledolibros dos de El Capital aclara como en elproceso de desarrollo del capital el mismova generando su propio mercado, principal-mente en virtud de sector que produce bie-nes de capital, aunque no exista ya un sectorno capitalista en la periferia. All se analizantambin en detalle algunas particularidadesdel sector servicios. Finalmente, el libro ter-

    cero, cuyos captulos acerca de la formde los precios han sido aplaudidos porSamuelson, quien seguramente lo escucsu maestro Schumpeter, quien ciertamenescuch de su una vez maestro Kautsky,lo ms brillante escrito al respecto, cobrnovada vigencia en su anlisis del mecmo capitalista de los ciclos, y la renta.

    9 Por ejemplo, bien pudiera concluirse qque es hoy el omnipotente mundo desallado, en el capitalista mundo del siglodonde las relaciones sociales que dieron hoy superioridad a los pueblos de aqupases estarn extendidas a todas las rageografas- no ser mucho ms significque lo que es en el mundo de hoy Inglatla Victoriosa reina del mundo del sigloLa imagen insignificante del Prncipe yBlair entregando Hong-Kong al giganteno hizo patente lo anterior al mundo, ensu dramatismo, en vivo y en directo.

    10 As como ningn economista puede ender nada de lo que ocurre en la economun momento dado, si no dilucida primeque punto del ciclo econmico est pao ningn poltico puede acertar si no seca en relacin al momento que se vive ciclo de actividad poltica de la gente,tambin poco se puede entender acercmovimiento de la economa del mundoincorporar al anlisis el tremendo fende transformacin de relaciones socialcurso. En relacin al tema crucial del de desarrollo econmico, por ejemplo, esprendente, la correlacin que se puedcontrar en el cruce de variasocioeconmicas tales como PIB per cun buen proxi de la productividad del tjo, es decir, del desarrollo de las fuerzasductivas, vs. el % de la fuerza de trabajopada en la agricultura, en los diferentesses. El resultado es una hiprbola perfec

    11 Si se quisiera dar una imagen grfica forma de movimiento que ha desarrollapaso descrito, de las viejas relaciones sles a las nuevas, en el curso de los dos mos siglos, pudiera quizs utilizarse el de la va lactea. En nuestra galaxia los nos bordes giran todava lentamentedensidad es muy baja, aunque la veloc

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    de desplazamiento de los cuerpos all ubica-dos es mayor. El centro de la galaxia, mien-tras tanto, a fuerza de girar ms veces ha ad-quirido una densidad y consistencia tales queincluso hacen sospechar a los astrnomosque en su ncleo mismo, aunque no se vea,pudiera existir ya el fenmeno que abre pasoa una dimensin, a un espacio diferente.

    12 Las ESOPs (Employee Stock Ownership Plans)son un sistema promovido por la legislacintributaria estadounidense y de otros paisesque permite a las empresas descontar de im-puestos las donaciones hechas a sus trabaja-dores con la finalidad de comprar accionesde ellas mismas. En los EEUU este sistemahoy se utiliza en cerca de 10.000 empresascon unos 15 millones de trabajadores parti-cipantes, entre ellos los 315.000 que labo-ran en United Parcel Service (UPS) o los75.000 empleados de la United Airlines, re-cientemente adquiridas por sus trabajadoresen forma mayoritaria.

    13 El dirigente del partido Frente FarabundoMart de Libaracin Nacional, FMLN, de ElSalvador, Shafick Handal, expona reciente-mente este punto de vista ayudado de ambasmanos, enfrentando a cada uno de los dedosde su mano derecha, los dedos de su manoizquierda. Ello con ocasin del seminarioGlobalizacion, Reestructuracion y Movi-mientos Sociales en America Latina, cele-brado en San Salvador en junio de 1997.

    14 El caso ms claro al respecto es que, sise han reducido durante los ltimos aoniveles de pbreza e indigencia, al mtiempo la desigualdad del ingreso, ndiel cual Chile es top ten, sexto peomundo para ser exactos, segn el BMundial, no slo se ha mantenido sinao a ao, con la sla excepcin de 199ha hecho ms y ms desigual. Actualmepor ejemplo, la participacin de los tradores Chilenos en el ingreso nacional eferior al 40%. Esta misma cifra era den 1970 y lleg al 60% durante el Gobidel Presidente Allende. En los EEUU 70%.

    15 Orlando Caputo present este punto de con fuerza en el mencionado EncuentEconomistas y ha publicado varios traal respecto

    16 CODELCO, que produce alrededor d40% del cobre chileno y no precisamenlos minerales ms ricos ni con los costobajos, ingresa al Estado del orden ddocientos millones de dlares al aumando las utililidades y los impuesttodo tipo a que est sometida. Las grempresas extranjeras que producen lyor parte del 60% del cobre restante trianualmente del orden de 120 millonedlares. La diferencia, como se ve, entry otro caso, es superior a los mil millondlarees y corresponde en su mayor parenta de los minerales de la cual estapresas se apropian indebidamente.

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    En diversos foros se viene debatiendocon creciente intensidad los problemas deriva-dos de un crecimiento econmico aceleradoen relacin con la equidad social y con la sus-tentabilidad ambiental en Chile. Por lo gene-ral estos temas se tratan separadamente, comosi una cosa tuviera poco que ver con la otra. Seles suele considerar mbitos especializados y,por ende, son discutidos por grupos diferentes.Unos se preocupan preferentemente por losefectos puramente sociopolticos- marginacin,pobreza, relaciones desiguales entre agentessociales, entre otros- de un esquema de creci-miento econmico que privilegia latecnificacin productiva con miras a lograrmayores niveles de productividad y as podercompetir. Los otros examinan los efectos perni-ciosos que tales esquemas de crecimiento -malllamados de desarrollo- tienen sobre los re-cursos naturales y el medio ambiente, entre ellosla contaminacin de aguas, aire y suelos, ladestruccin de bosques y de recursos marinos,la deserti ficacin, etc.

    Creo que esta compartimentalizacin eserrnea, ya que ambos aspectos no son sinodos facetas estrechamente ligadas de un mis-mo proceso econmico - cultural, que se ca-racteriza por la creciente concentracin de lariqueza y los ingresos en pocas manos -tanto anivel nacional como planetario- aunada ella,como hermana siamesa, a una concentracin

    DEUDA SOCIAL Y DEUDA ECOLOGICA1

    Jacobo Schatan W.2**

    igualmente severa del poder poltico e inclve mili tar. Por ello , el objet ivo del presentsayo es el de tratar de combinar el anlislos factores que en el mundo y en el Chilhoy estn empujando hacia una doble catrofe de carcter social y ambiental.

    I.- Crecimiento econmico, concentracin dingreso, pobreza.

    Ante los ojos del mundo Chile apacomo un pas extraordinariamente exitoso:vado crecimiento econmico por ms de aos consecutivos, aumento constante einversin y formacin bruta de capital, asdel comercio internacional, disminucin dtasas de desempleo y de los ndices de poza, estabilidad econmica y tranquilidad socentre otros muchos factores. Sin embargo, cdo estos indicadores aparentemente tan posvos se examinan de manera ms desagregpara poder examinar ms de cerca la verdra realidad social del pas, se descubren zmuy sombras en este panorama.

    En efecto, las bondades de un crmiento econmico con tasas anuales muytas por espacio de ms de diez aos no setraducido en un acortamiento de las breque existen entre los diferentes grupos soles. La estructura distr ibutiva de los ingres

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    permanecido persistentemente esttica a lo lar-go de todo este perodo, con un grado de con-centracin en los estratos superiores que es unade las peores del mundo. As, los dato corres-pondientes a 1994, provenientes de la encues-ta CASEN que realiza el Ministerio de Planifi-cacin cada dos aos, revelan que la distanciaen el ingreso per capita entre los quintiles ex-tremos alcanza a 18,5 veces (ver cuadro 1-A),cifra que es bastante ms elevada que la queresulta cuando se comparan los ingresos pro-medios por hogares pobres, que slo llega a12,7 veces. Ello se debe a que los hogares po-bres albergan una poblacin mucho mayor quelos hogares rico s.

    La situacin se va tornando peor a me-dida en que se desagrega la estructuradistr ibuti va. As en una dist ribucin por decile sde ingresos, vemos que a nivel de hogares elcociente entre los extremos sube 26,3 veces ya nivel de personas este coeficiente llega a 40,6veces. Si desagregamos an ms, y considera-mos estratos de 5% cada uno, las distancias setornan verdaderamente escandalosas, 50 vecesel nivel de hogares y 77 veces cuando compa-ramos el ingreso per capita (ver cuadro 1-B). Elgrado de concentracin se aprecia con mayorcrudeza todava al verificar que el ingreso con-junto de las 540 mil personas que componanel 5% ms rico de los hogares chilenos era equi-valente al 10,3 millones ubicadas en el 75%inferi or. Es decir , tres cuartas partes o ms de lapoblacin estaban trabajando para nutrir elpatrimonio del cuarto restante, peroespecficamente del vigsimo ubicado en lacpula. Al elaborar las curvas de distribucin,sea ell a por deciles, veinti les o centil es (estra-tos de 1% cada uno), se observara que el gransalto ocurre entre el penltimo y el ltimo es-trato. As, el dcimo decil recibe un ingreso percapita promedio que es tres veces mayor queel del noveno decil, el cual, a su vez, supera el

    octavo por un margen de solamente el La distribucin por veintiles muestra un peparecido: el 5% ms rico supera en un al veintil precedente, que a su vez superveintil 18 por un margen de 50%. Inclusivinterior del dcimo decil, divido en diez estos de 1% cada uno, observamos un paparecido: el uno por ciento ms rico se len 1992 (no disponemos de cifras comparapara 1994) un 13% del ingreso nacional, cque representaba alrededor de un tercioingreso total de ese decil y aproximadamel doble que la proporcin del 99 centil.-

    En otras palabras, enfrentamos unatructura econmica que favorece una contracin excesiva, con efectos sociales y ambtales muy adversos. Y conste que en la redad la situacin puede ser todava peor quque resulta de los datos de la CASEN o deque proporciona el Instituto Nacional de Edsticas, dada la tendencia entre los grupmayores ingresos a rebajar considerablemel monto de los ingresos recibidos realmpor tales grupos. Baste sealar, a modo de eplo, que, segn la CASEN 1994, la cifra mma de ingreso percibida por los encuestfue de poco ms de cuatro millones de pmensuales, o sea siete veces ms que el medio del veintil ms rico; sin embargo, dmos recordar que un ao antes, al descubrel escndalo ocurrido en Codelco, se dierconocer cifras de remuneraciones de la plejecutiva de esa empresa pblica que supban los diez millones de pesos mensuales. bin -aunque muy espordicamente- se pucan cifras relativas a lo que ganan los ejecvos de bancos, los corredores de bolsa,grandes conglomerados, con cifras relativlo que ganan los ejecutivos de bancos, losrredores de bolsa, y de grandes conglomdos, con cifras que en muchos casos suplos 20 o 25 millones de pesos mensuales. E

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    caso de grandes empresarios e inversionistas,las cifras habra que medirlas probablementeen millones de dlares anuales. No de otramanera se explican algunas grandes fortunas,amasadas en relativamente pocos aos.

    Otra manera de comprobar la crecientedesigualdad que ha ido generando el procesoeconmico en nuestro pas es la dispar distri-bucin entre remuneraciones y excedentes decapital que registran las Cuentas Nacionales.En efecto, mientras en 1979 la distribucin erade 50 por ciento, aproximadamente, 25 aosms tarde ella se modifica a 40% para remune-raciones y 60% para el excedente de capital.Pero como el tem remuneraciones incluyelos sueldos de los ejecutivos buen pagados, labrecha entre ricos y muy pobres debe ser fcil-mente varias veces la brecha mxima que he-mos calculado para 1994 (77 veces), o sea 200,300 y hasta 1000 o 2000 por 1.3*

    Los efectos social es de esta situaci n sonde sobra conocidos y no necesitan serreexaminados en esta ocasin. Baste solamen-te citar la cantidad muy grande de personas quese reconoce oficialmente que se encuentra enla pobreza, en sus diversos grados de severi-dad, tanto en zonas rurales como urbanas: cer-ca de cuatro millones, entre pobres e indigen-tes. Pero, en estricto rigor, debemos considerarque hay otros cuatro millones que se encuen-tran muy poco por encima de la Lnea de Po-breza (LP), segn fuera calculada por la CEPALen 1987, y que constituye el instrumento nor-malmente utilizado para medir el fenmenosocial de la pobreza. 4**

    Creemos que es excesivamente bajo elnivel a que se han colocado las varillas paramedir la indigencia y la pobreza. Primeramen-te, las bases de clculo, tanto de precios comode composicin de la Canasta Bsica, corres-ponden al Gran Santiago, con base en la En-cuesta de Ingreso y Gasto de los Hogares que

    llev a cabo en 1987 el INE. Es probableen otros lugares los costos sean ms elevque en la capital, tanto en materia de alitos (base de la Canasta) como de otros artlos de servicios. No sera de extraar qunastas calculadas regionalmente arrojen vres mayores a los de Santiago. De otra pacon el actual mtodo se tiende a subestimapobreza rural.

    Si por ejemplo, tomramos como pde referencia una LP de 3.1 CAB, que corponde al veintil 10, en 1994 el nmero debres haba sido alrededor de 7,7 millonepersonas, casi el doble del registestadsticamente por la CASEN. Una ideantida de las distancias siderales a que scuentran los grupos ms pobres de un nivevida ms digno la tenemos al calcular el nro de aos que tardaran tales estratos encanzar la LP clsica de 2 CAB o la LP eversin dignificada de 3.1 CAB. Ese ejerclo presentamos en el cuadro 2, en el que coderamos dos hiptesis de crecimiento ecmico global, de 4% y 6% anual, con un inmento demogrfico de 1,5% por ao y sinlticas de redistribuci n del ingreso. Es delas cosas continuaran como hasta ahora.demos observar en dicho cuadro que el indduo promedio del veintil ms pobre, tendresperar ente 32 y 57 aos para alcanzarCAB y as superar en 10% la LP clsicaentre 41 y 72 aos para lograr las 3,1 CAuna meta ms digna. Resulta claro que una ms elevada de crecimiento econmico peracortar el tiempo de espera, pero es difcilginarse tasas de 6% sostenidas por 30 - 40 aEs ms probable que hoy en los pases actmente desarrollados -tasas bastante menopor lo que nuestra hiptesis del 4% parecerazonable.

    En todo caso, resultado poco probque una situacin de desigualdad tan aberr

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    pueda sostenerse por tan largo tiempo sin unterremoto social. Pinsese que, de no cambiarla estructura distributiva, al cabo de 70 aos ladistancia entre los extremos, si bien seguirasiendo 77 veces en trminos relativos, en tr-minos absolutos sera monstruosa: en la hip-tesis baja de crecimiento -poco ms de 3 CABper capita para el veint il inferi or (equivalente aUS$ 1.300 anuales) y 213 CAB para el veintilsuperior o 100 mil dlares al tipo de cambioactual, mientras que en la hiptesis de creci-miento alto, los extremos se ubicaran en 13 y823 CAB, o sea alrededor de 5.600 y 355.600dlares respectivamente.

    Por todo lo sealado, parece inescapableque tenga que producirse una redistribucinimportante de los ingresos, mediante la adop-cin de polticas que promuevan el crecimien-to ms rpido de los ingresos de los estratosinferiores. Y reservas en la sociedad existen conholgura, ya que la concentracin en los cuatroveintiles superiores les permitira sufragar sinproblemas las necesarias transferencias haciadichos estratos, sin tener que sacrificar los ni-veles actuales de ingreso. Segn clculos quehemos efectuado en otros trabajos 5* bastaraque el conjunto de los cuatro veintiles ms ri-cos aceptara crecer algo menos rpidamenteque el promedio, cediendo por vas directas oindirectas a travs del Estado -un 1% de su par-ticipacin anual en el ingreso nacional, paraque al cabo de 17 aos, con una tasa global decrecimiento del 4% anual, el veintil ms pobrepudiera alcanzar una meta de 3,1 CAB percapita, al paso que los veintiles subsiguientesalcanzaran niveles substancialmente superio-res a los actuales. De acuerdo con tales clcu-los, el mejoramiento abarcara -en proporcio-nes diferentes, por cierto - tambin a estratosde la clase media, hasta cubrir al 70% de lapoblacin que, como hemos sealado ha sidopostergada por el esquema econmico exclu-

    yente que ha prevalecido en Chile por mdos dcadas.

    Queda claro, pues, que hay una dsocial acumulada que debe y puede pagaSi bien es cierto que el Estado, desdreinstauracin de la democracia en 1990desplegado grandes esfuerzos por aumentagasto social, a travs de programas en matde salud, educacin, vivienda, infraestrucy otros campos, ellos han podido paliar aplevemente las mseras condiciones descritaalgunas presentaciones, voceros del Gobihan procurado atenuar las desigualdadesciales que ha apuntado, adicionando al inso monetario el gasto social en algunos derubros mencionados, especialmente saleducacin. Dado que son los sectores poquienes reciben mayor parte de tales bencios, dicha adicin da como resultado unalacin entre los quintiles extremos menos atuada. Pero creo que ese mtodo es objetpor dos razones. En primer lugar, para quese enteramente equitativo habra que inctodos los subsidios de carcter producticomercial que los sectores de mayores insos reciben del Estado, los cuales en la actudad alcanzan a varios cientos de millonedlares por ao. Podramos afirmar, sin ta equivocarnos mucho, que el valor del gsocial que recibe el primer quintil es aprmadamente equivalente a los mencionsubsidios que percibe el quinto quintil. Dmanera, pues, que la relacin porcentuavariara mucho. En segundo trmino, consro que no es correcto metodolgicamentetico, postular que el gasto en servicios pcos esenciales, como son la salud y la edcin, sea considerado como ingreso de los urios. Cmo si el gasto en combatir una epmia, por ejemplo, fuese beneficioso paraafectados. O si el gasto para combatir los etos de la sequa debiera cargarse en la cu

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    de los ingresos de los agricultores que han per-dido sus cosechas!.

    Estas ltimas consideraciones nos llevana meditar seriamente sobre la manera como sepresentan e interpretan los datos acerca de larealidad nacional, y nos conducen directamenteal tratamiento del segundo tema: los efectosambientales de la desigual distribucin de losingresos.

    II.- CRECIMIENTO ECONOMICO CONCENTRADORY DESASTRE AMBIENTAL

    Es un dato de sobra conocido el hechoque la mayor responsabilidad por los proble-mas ambientales que se detectan el planeta -yque se agravan da a da- provienen de las ac-ciones productivas, comerciales y consultivasque se registran en las naciones industriales.Esos pases consumen una proporcin extraor-dinariamente alta de los recursos naturales delplaneta en relacin con su poblacin y son losresponsables, a la vez, de las mayores cuotasen materia de emisin de gases y calentamientode la atmsfera, de la lluvia cida, de la emi-sin de CFC que estn destruyendo la capa deozono, del colapso de las reservas pesqueras,del uso de energa de origen fsil, etc. Obvia-mente, ello se debe a que los altos niveles deactividad econmica que han logrado, que seexpresan en elevados ingresos personales, setraducen necesariamente en una mayor utili-zacin de materiales naturales de todo tipo yen la emisin de una mayor cantidad de dese-chos- gaseosos, lquidos y slidos- que la bios-fera ya no puede procesar adecuada y plena-mente.

    Hoy ms que nunca la posesin de bie-nes materiales, en cantidades que sobrepasancon mucho las necesidades reales de esas po-blacin, se ha constituido en el fin ltimo de

    las personas, sin que les importe mucho loocurre en el largo trayecto que va desde ltraccin hasta la elaboracin y venta de losductos finales. En cada una de las etapasun determinado uso de materiales fsicostrabajo humano y se producen desechos. en menos de 150 aos, la produccin munde metales se ha incrementado unas mil ven el caso del cobre, el zinc y el mangancon proporciones algo menores en el del mo, nquel y estao, llegndose a una cifrperior a 10 millones de toneladas de cobmediados de la dcada de los 80 (InstiWuppertal, Alemania). Este explosivo increto, que va acompaado de un movimientvolmenes mucho mayores de materiales ites, que es necesario remover (por ejemplo,la obtencin de una tonelada de cobre dtierra se tienen que mover unas 775 tonsmateria, porque la concentracin del metabaja y, adems, hay que aadir la sobretirepresenta una carga que ya es intolerableel medio natural.

    Pero, como se dijo, la responsabilprincipal de este consumo excesivo de bimateriales recae sobre quienes se apropiala mayor parte de los ingresos generados, ta nivel mundial como al interior de cadade las naciones. Mientras un norteamerimedio consume energa por el equivalent7.600 litros de petrleos al da, un habitanla India apenas alcanza los 300 litros y uAfrica probablemente llegar a menos dmitad de esta ltima cifra. Mientras un htante en un barrio rico de Santiago de Cconsume entre 1.500 y 3.000 litros diarioagua, entre uso domstico, riego de jardinpiscina, uno de un barrio pobre probablete no supere los 100-200 litros; ello, sin coderar toda el agua usada indirectamente enprocesos de fabricacin de los bienes comidos. Recordemos, a este respecto, qu

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    agua dulce es uno de los recursos naturales quems pronto escasear en el planeta, problemaal que est contribuyendo de manera decisivala destruccin de los bosques que est tenien-do lugar por doquier. Segn estimaciones de laFAO, cada ao se pierden alrededor de 170 milkilmetros cuadrados de bosques tropicales, porobra conjunta del consumo excesivo de pro-ductos forestales en las naciones industriales yel aumento de la poblacin y de la pobreza enlos pases del III Mundo. La colonizacin delas selvas, como resultado de la expulsin decampesinos desde sus tierras por el avance dela ganadera y la agric ultura comercial, la aper-tura de caminos para abrir territorios a la ex-plotacin minera y a la urbanizacin, derivanen una destruccin masiva del bosque por quie-nes buscan un pedazo de tierra donde cultivaralgo y poder alimentarse.

    El eminente cientfico francs, JacquesCosteau, en una reciente entrevista (reproduci-da por el El Mercurio, 5/1/97) declaraba El sis-tema de mercado, tal como lo vivimos hoy da,est causando ms dao al planeta que cual-quier otra cosa porque todo tiene un precio peronada tienen valor...Debido a esta formidableconfusin ente precio y valor, hay una falta derealidad fundamental en la vida econmicaactual: se ha convertido en algo abstracto...Laespeculacin (financiera) sobre especulacin,caracterizan la distancia del mercado de la rea-lidad. El valor real se pierde en el juego. Larealidad ya no cuenta. Por lo tanto, no sloestamos destruyendo la diversidad de especiesde la selva tropical o del mar, que tardaronmilenios en existir, sino que al mismo tiempoestamos vendiendo el futuro en nombre de unaganancia inmediata.

    El cambio climtico global, que se origi-na en la sobreacumulacin de gases en la at-msfera - especialmente CO2, metano, xidonitroso, CFC y el calentamiento de ella contri-

    buye a derretir los hielos de la Antrtida;ms, segn revelan investigaciones recienest contribuyendo tambin a la disminudel krill, pequeo crustceo que constitubase inicial de la cadena alimentaria mari

    A la contaminacin del aire, que nlimita solamente a los aspectos mencionapuesto que habra que agregar los serios blemas de salud que causa la polucin engrandes ciudades, habra que aadir la cominacin hdrica, la contaminacin de supor uso de agroqumicos y la intoxicacinsufren las personas vinculadas con el usintoxicacin que sufren las personas vincucon el uso de plaguicidas. En materia de cominacin hdrica, hay numerosos factoresla provocan. Entre ellos , el acelerado crecimto urbano da lugar a la proliferacin de pociones marginales pobres, las que poseen vicios sanitarios muy limitados; por la proxdad entre los pozos de agua y los pozos nepara las excretas se produce una contamcin bacteriolgica de gran nocividad. Almo tiempo, las aguas servidas de las grandmedianas ciudades, cargadas de elementosfecciosos, van a dar a las industrias, quetienen tanto elementos orgnicos como reside metales pesados y desechos txicos. Laha del puerto de Talcahuano, por ejemconstituye uno de los sitios ms contamindel planeta. La descarga en ros y lagos de rduos de detergentes y otros productos intriales da origen a una alteracin del ciclolgic o al ferti liza r plantas acuticas que abben el oxgeno hasta provocar la muerteasfixi a de peces y otras plantas de la flor a nral. El transporte de hidrocarburos es otrotor de gran importancia en la contaminadel borde costero, como nos recuerdan losversos accidentes producidos en aos rectes. Los casos de Exxon Valdez en Alaskams reciente en las costas de Japn, que

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    provocado severos daos ecolgicos, son slodos ejemplos de los muchos que podramoscitar.

    La contaminacin por uso de plaguici-das no afecta slo a las personas que se venobligadas a manipularlos (el caso de las tem-poreras de la fruta en Chile, cuyo hijos suelennacer con enfermedades deformantes, ademsde todos los males que ellas y los varones quetrabajan en esta actividad sufren bastante co-nocido) como tambin a una parte de la pobla-cin en general, por la contaminacin de losalimentos. De acuerdo con datos de la OMS,de la dcada de los 80, el empleo de plaguici-das provoca la intoxicacin de una persona porminuto y una defuncin cada hora en pasesdel III Mundo. Los productos que se usan mscomnmente atacan principalmente el sistemanervioso. Dependiendo de la dosis, los snto-mas pueden variar desde un ligero malestar,nuseas, vmitos, convulsiones y arritmia car-daca, hasta la muerte. La exposicin sostenidapuede producir a largo plazo cncer, esterili-dad y defectos genticos. Muchos bebs quenacen en el mundo de hoy son portadores depesticidas peligrosos que ha absorbido en laplacenta; despus del nacimiento siguenintoxicndose a travs de la leche materna, queen muchos casos tambin est contaminada.Estudios realizados en Colombia y en otros pa-ses detectaron en la leche materna elevadasconcentraciones de DDT y otros plaguicidasprohibidos en los Estado Unidos y en Europa.Pero tambin la leche de vaca suele estar con-taminada debido a las fumigaciones que se rea-lizan en pastizales y otras fuentes de alimenta-cin animal.

    Podramos continuar con una larga se-rie de otros ejemplos sobre el estado catastr-fico de la base de recursos naturales en nues-tro planeta, pero creemos que es suficiente conlo hasta ahora sealado.