Revista del Instituto de Cultura

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REVISTA ,del INSTITUTO de CULTURA PUERTORRIQUEÑA ANTROPOLOGIA HISTORIA UTERATURA ARTES PL¿s:rICAS TEATRO MOSICA ARQUITECIVRA ENERO-MARZO, 1976 San Juan de Puerto Rico

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Primera serie número 70, enero - marzo de 1976.

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REVISTA,del INSTITUTO de

CULTURA PUERTORRIQUEÑAANTROPOLOGIA

HISTORIA

UTERATURA

ARTES PL¿s:rICAS

TEATRO

MOSICA

ARQUITECIVRA

ENERO-MARZO, 1976

San Juan de Puerto Rico

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COLABORADORES

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R E v 1 s T ADEL I N S T I T ·U T O

DE CULTURAPUERTORRIQUEÑA

JUNTA DE DIRECTORES

EnriqueLaguenre,PTenaeme

Milton Rúa Carlos CondeCarlos Sanz Samuel R: QuiñonesAmelia G. de Paniagua Jesús Maña Sanromá

Director Ejecutivo: Luis M. Rodñguez MoralesDirector de·la Revista: Ricardo E. Alegria

Apartado 4184 SAN JUAN DE PUERTO RICO

AÑOXIX 1976ENERO-MARZO

SUMARIO

Núm. 70

Concha Meléndez y los dos polos culturales de Améri­capor Enn'que A. lAgueTTe ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1

Tomás de Castellón, empresario genovés en San Ger­mán, a principios del siglo XVI

por Ruth Pike 6

Semblantes de una semblanzapor F, Mann'que Cabrera

La tardepor]orge lbáñez

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Reflexiones en torno a "De lo familiar" de OIga Nollapor Loreina Santos Silva ~ . . . . . . . . 18

Notas sobre la expresión teatral de la- comunidadpuertorriqueña de Nueva Yorkpor Victor Fragoso ,......... 21

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Tres imágenes de Beta~ces

por Eladio Rodríguez Otero __ .. _~_ ... ~~. . . . .27

Las primeras noticias sobre lugares de interés arqueo­lógic0 en Puerto Rico

por Ricardo E. Alegría . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30

Martí y Puerto Rico 34

La visita de Samuel de Champlain a Puerto Ricopor Manuel Cárdenas Ruiz 37

PUBLICACION DELINSTITUTO DE CULTURA PUERTORIQUEíil:A

Director: Ricardo E. Alegría

Fotografías de Jorge Diana

Aparece trimestralmente

Suscripción anual................................................. $2.50Precio del ejemplar $0.75

[Application for second class roail privilege pending atSan Juan, P: R.L

DEPÓSITO LEGAL: B. 3343 -1959

IMPRESO EN LOS TALLERES GRÁFICOS DE MANUEL PAREJA

BARCELONA - PRINTED IN SPAIN - IMPRESO EN ESPAÑA

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ENRIQUE A. LAGUERRE, novelista, ensa­yista, crítico y autor puertorriqueño.Desde 1941 es profesor de lengua espa­ñola y literatura puertorriqueña en laUniversidad de Puerto Rico. Ha de­sempeñado labores de difusión educa­tiva y cultural para la UNESCO en Mé­xico y en 1955 fue designado miembrode la Junta de Directores del Institutode Cultura Puertorriqueña la que pre­side actualmente. Es autor del dramaLa Resentida, estrenado en 1944, y delas novelas La Llamarada (1935), SolarMontoya (1941), El 30 de Febrero (1943),La Resaca (1949), Los dedos de la ma­no (1951) y La ceiba en el tiesto (1956).El laberinto (1959), Cauce sin río (1962),El fuego y su aire, (1970) y Los amosbenévolos (1976)..En 1975 recibió elPremio Nacional del Instituto de Cul­tura Puertorriqueña.

RUTH Pum, historiadora norteamerica­na, es profesora de Historia en el Hun­ter CoIlege de la ciudad de Nueva York.

FRANCISCO MANRIQUE CABRERA nació enDajaos, barrio rural de Bayam6n, en1908. Durante varios años fue maestrode escuela primaria y secundaria. Cur­s6 estudios superiores en la Universi­dad de Puerto Rico y en 1934 se recibi6de doctor en Filosofía y Letras en laUniversidad Central de Madrid. De 1938al 1974 estuvo adscrito a la Facultadde Estudios Hispánicos de la Univer­sidad de Puerto Rico, donde profesócátedra de literatura española y puer­torriqueña. Ha publicado las siguientesobras: Poemas de mi tierra tierra(1936), Antología de poesía infantil(1943), poemario que obtuvo premiodel Instituto de Literatura Puertorri­queña, Huella, sombra y cantar (pre­mio del Instituto de Literatura Puerto­rriqueña (1943) y la Historia de la li­teratura puertorriqueña (1956).

Entre sus ensayos se destacan: Notassobre la novela puertorriqueña en losúltimos veinticinco años (1955) y Ma­nuel Zeno Gandía. poeta del novelarisleño (1955~.

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JORGE L. IBÁÑEZ. estudiante graduadode la Universidad del Estado de NuevaYork en Stony Brook. Graduado de laUniversidad de Puerto Rico. Con ante­rioridad ha publicado en Zona, La SapaTse-tse, Junte de Poesía Universitaria1972, Sin Nombre y el periódico Cla­ridad.

CARMEN LOREINA SANTOS SILVA nació enCiales ell8 de octubre de 1933. Gradua­da del Bachillerato en Artes de la Uni­versidad de Puerto Rico y de la Maes­tría en Artes de la Universidad de Cali­fornia. Obtuvo su Doctorado en Filoso­fía y Letras en Brown University. Esprofesora de literatura española en elRecinto Universitario de Mayagüez. Hapublicado poemas y ensayos en las re­vistas Atenea, La Gotera y Papeles deSon Armadans. Es autora de los poe­marios Incertidumbre Primera (1973)y Rikelme (1974).

VíCTOR FRAGOSO, puertorriqueño resi­dente en Nueva York. Autor del poe­mario El Reino de la Espiga. Dicta cur­sos de Literatura Hispanoamericana enla Universidad de Connecticut.

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MANUEL CÁRDENAS RUIZ, profesor delDepartamento de Ciencias Políticas dela Facultad de Ciencias Sociales de laUniversidad de Puerto Rico. Junto conEugenio Fernández Méndez ha publi­cado diversos artículos de Crítica dearte en revistas y periódicos del país.

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ELADIO RODRÍGUEZ OTERO nació el 9 demayo de 1919 en Río Piedras, PuertoRico.

Hizo sus estudios en la Escuela Su­perior de la Universidad de PuertoRico graduándose en 1935. Obtuvo sugrado de Baohiller (1939) en la Univer­sidad de George Washington y en De­recho (1942) en la Universidad dePuerto Rico. Hizo su Maestría en Dere­cho (1943) y Maestría en Artes (Cien­cias Políticas) en la Universidad de Har­vard (1947). Es Presidente del AteneoPuertorriqueño.

Ha publicado numerosos artículos enlos principales periódicos y revistasdel país.

RICARDO E. ALEGRÍA nació en el VIeJOSan Juan. Antropólogo e historiador.Estudió en las Universidades de Chica­go y Harvard, como becario de la Fun­dación Guggenheim. Ha publicado di­versos artículos sobre arqueología, fol­klore y cultura puertorriqueña en re­vistas del país y del exterior. Es autorde los libros Historia de nuestros in­dios (1952), La fiesta de Santiago Após­tol en Loíza Aldea (1955), Los renega­dos (1965), Cuentos folklóricos de Puer­to Rico (1968), Descubrimiento, con­quista y colonización (1969), y El fuer­te de San Jerónimo del Boquerón (1969).Por varios años fue profesor de Prehis­toria en la Universidad de Puerto Rico,dirigió desde su fundación en 1955, has­ta el 1973, el Instituto de Cultura Puer­torriqueña. Desde 1973 ocupa el cargode Director de la Oficina de AsuntosCulturales del Estado Libre Asociadode Puerto Rico.

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Concha Meléndez y losdos polos culturales de América

Por ENRIQUE A. LAGUERRE

CONCHA MEL~NDEZ HA SIDO ATENTA Y HÁBIL EXA­

minadora de mis novelas y de mis cuentos des­de que en 1934 puse en sus manos el manuscrito eleLa llamarada.

Se hace difícil, pues, enfrentarme críticamentea su obra sin que me exponga a que se me inter­prete mal. La verdad es que, hasta donde ha sidoposible, he rehuido hacer críticas de la obra dequienes se han ocupado de la mía.

Pero Concha Meléndez es, para mí, mucho másque lo que su copiosa creación pueda representarpara el lector desligado de los inmediatos afectosy vivencias de la ilustre ensayista. Evoco conmovi­damente mis pasos iniciales en el estudio de la lite­ratura iberoamericana, bajo la cordial tutela de lanoble maestra. De ella, de Carmen Gómez Tejeray de Antonio S. Pedreira recibí yo las primerasinsólitas palabras de estímulo que me incitaron aquerer crear. Más tarde, con motivo de la apariciónde La llamarada, ella se refirió a esas relaciones demaestra y discípulo en su trabajo El llamado de lamontaña.

Asistía yo a sus clases con el asombro de unmuchacho recién salido del ambiente rural. Retraí­do y silencioso, muy poco contribuía yo a comuni­carme con la gente que tenia a mi alrededor; perosus estimulantes palabras fueron el principio deserena y recíproca amistad y al mismo tiempo, paramí, de incoercibles deseos de dominar las limitacio­nes de ambiente que entorpecían mi paso.

Creo que no me hubiera impuesto a esas restric­ciones sin el alentador y constante estímulo deConcha Meléndez. Pensé que venía obligado a co­rresponderle creando el mito de nuestra historia enla novela, que tanta falta hacía a nuestra expresióncolectiva. Posteriormente ella ha hecho referenciaa la presencia de los símbolos y los mitos que enmi narrativa laudan la masa de la historia patria.

Causa íntima satisfacción recorrer mentalmente latrayectoria desde que me inscribí en las cIases deConcha hasta su último trabajo sobre El fuego ysu aire.

Es probable que ella misma no tenga exacto co­nocimiento de cuán oportunas fueron para mí susprimeras palabras. Quizá los apremios de la vidacotidiana -que me impiden dedicar tiempo y estu­dio suficiente a mis obras de creación- sean res­ponsables de no haber logrado más rotundos acier­tos; pero, aún así, tengo la convicción de que heprocurado, amorosamente levadura para la masade nuestra historia nacional. Es posible que hayavivido yo con la zozobra de quien -con honda con­ciencia- sabe que se vive una sola vez y desea par­ticipar vitalmente en el hallazgo de aquello que nosha faltado.

De muchacho aspiraba a médico o botánico delaboratorio. No pudo ser y me hice maestro ruralcon un cursillo que ofrecía Carmen Gómez Tejeraen la Escuela Superior. Antes de La llamarada es­cribí y quemé tres novelas; La llamarada parecíadestinada al mismo fin; pero su manuscrito cayóen manos de Antonio Pedreira y Concha Meléndez.Lo que sobrevino es muy conocido para repetirse.

De las dos corrientes -noventiochismo e ibero­americanismo- que nutrieron los juveniles afanesde la generación treintista, Concha Meléndez fuecaudillo intelectual indiscutible de la última. No lebastaba leer abarcadora y profundamente, visitabalos países sobre cuyas literaturas habría de organi­zar cursos. Fue acuciosa viajera por el amplio terri­torio al sur del Río Grande. La geografía se le hizomucho más extensa en su amplitud espiritual.

Los que no pudimos viajar físicamente entre loslímites geográficos del Continente, convivimos con lamaestra en el vasto territorio espiritual iberoame­ricano. Nos sentimos parte de él. Fuimos dejando

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·atrás los traumas del desconocimiento propio. Noexagero. Yo me había educado en libros de textoque eran adaptaciones de similares libros de tex­to norteamericanos. Esto último sucedió durantelas tres décadas que siguieron a la invasión de 1898.Con 1ndice y con Concha Meléndez comencé a reco­brar los pasos perdidos.

Aún no se ha dicho, con suficiente tino y madu­rez, cuánto debemos a Concha Meléndez los puer­torriqueños que nos criamos después del '98. An­dábamos bastante extraviados: sólo nos hablabande las raíces europeas del jíbaro. Una de las co­rrientes del treintismo se apoyó en esa idea.

Por otro lado, no fueron pocos los intelectualesy maestros defensores de esa idea que se aliaroncon la invasión cultural norteamericana. Traté derecoger dramáticamente esa tragedia en La resacay en Los dedos de la mano. Aunque parezca para­dójico, lo cierto es que muchos de los que alardea­ban de su prosapia española en seguida hicieronmigas con la nueva metrópoli.

Como puertorriqueño indafrispano, experimentéel azaroso zarandeo durante los años de mi forma­ción. En rigor, las circunstancias de mis estudiosen el pueblo vecino me hicieron creer que me halla­ba en tierra de nadie. Añoré mis campos desespe­radamente. La situación se hizo más aguda en oca­sión de mis iniciales incursiones en la ciudad, consu mezcla de realidades aldeanas y presuncioneseuropeas y norteamericanas. Estos pormenores delas primeras tres décadas después del '98 no hanpenetrado en nuestra literatura. Creo que han so­brado las apologías hipócritas al jíbaro y ha faltadoagudeza para interpretar el azaroso zarandeo deaquellas coyunturas.

Puedo hablar de la situación .porque estuve enel ojo de la tormenta, aunque es muy posible quemi obra acumule esas experiencias a través de lasprecesiones más que en la presentación de reciostestimonios.

Pero en ella está la sofocante condición que ha­cía bambolear nuestra endeble vida puertorriqueña.Caminamos entre vacilaciones y titubeos en aque­llos duros años de formación. No podíamos -lagente como yo y yo- asimilar los aspavientos delos europeizados o americanizados, como tampocopodíamos experimentar -batidos ya por la sorday lancinante insatisfacción- la 11 inocente estabili­dad" que procura la incultura. (A mayor inocencia,menor angustia, dice Kierkegaard). Porque ya entrá­bamos por caminos de educación y de libros, en elconocimiento de ese mundo de tristes fluctuaciones.y llegamos a la tierra de nadie. Buscamos refugioen un lirismo fantasmagórico. Las más legítimasaspiraciones de clara identidad -e integridad­humana se extravió en las neblinas. Examínensenuestros libros de texto y se verá que en ellos ape-

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nas hay lugar para otra expresión que no sea eselirismo extenuante.

La gran aportación de Concha Meléndez consisteen reincorporarnos, reflexivamente, a lo iberoame­ricano. Sus guías son el estudio y la investigación,el sereno análisis, y busca la unidad en la plurali­dad expresiva de las naciones iberoamericanas.

En nuestra América hay dos polos culturales:europeísmo y mestizaje. En la Argentina se encuen­tra el primero; el segundo en México. Sarmientoes epítome de lo primero; la Constitución mexicanade 1857 de lo segundo. Entre esos, dos polos, hayuna gran diversidad de matices que rozan una yotra expresión cultural. Sin embargo, la existenciade estos dos polos es realidad americana inescapa­ble. Al polo mexicano -indio, autoctonía, revolu­ción, mestizaje-. se adhirió, con lealtad profunda­mente americana, Concha Meléndez.

En sus Obras Completas de más de tres milqulnientas páginas hay un abarcador, profundo, per­sistente análisis de las expresiones culturales quedan mayor consistencia y significación al polo me­xicano. Deben ser pocos los críticos y estudiosos delContinente que hayan dedicado tanto esfuerzo, es­pacio y tiempo al examen de escritores como AmadoNervo, Alfonso Reyes, Sor Juana, Xaxier Abril, loscreadores de la novela indianista, los narradores dela revolución mexicana, César Vallejo, Ciro Alegría,González Prada, Miguel Angel Asturias, entre otros.

A éstos precisa agregar -porque caen dentro delmismo concepto de polo cultural- sus variados yamorosos estudios antillanos y, dentro de los anti­llanos, los puertorriqueños. En las páginas de suvasta obra están los enfoques sobre Las Casas, Cas­tellanos, Balbuena, Manuel de Jesús Galván, la Gó­mez de Avellaneda, Enrique José Varona, JuanMarinello, Jorge Mañach, Mirta Aguirre, Pedro Hen·ríquez Ureña, José Martí.

A Puerto Rico y a sus creadores les ha dedicadointensos y hermosos estudios. Ninguna otra persona,en el transcurso de nuestra historia literaria, hadado tan laboriosa atención crítica a nuestros crea­dores, con un sólido haz de libros -El arte delcuento, Literatura de ficción en Puerto Rico, Aso­mante, La inquietud sosegada, Figuración de PuertoRico, José de Diego en el recuerdo-, en los que hayjuicios sobre el paisaje, Antonio S. Pedreira, Fer­nando Sierra Berdecía, Ana Roqué Duprey, AlonsoRamírez, Abelardo Díaz Alfaro, René Marqués, En­rique Laguerre, Hemández Aquino, Nilita Vientós,Luis Muñoz Rivera, Luis Palés Matos, María T. Ba­bín. Francisco M. Cabrera, Manuel Femández Jun­cos, Ramón Emeterio Betances.

Son muy pocos los trabajos de ocasión -pres~n­

tadones, reseñas breves-; se advierte en ellos lareflexión, la reiterada revisión crítica, como acon­tece con los estudios sobre José de Diego, Antonio

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Concha Meléndez.

Pedreira. Enrique Laguerre, René Marqués, EugenioMaría de Hostos, Evaristo Ribera Chevremont. Rei­tero el criterio que no hay otro crítico puertorri­queño que haya dedicado tantos alientos a examinarla obra puertorriqueña a la luz de las saludables.experiencias iberoamericanas y universales. Porque,que duda cabe, Concha Meléndez está muy enteradade los movimientos literarios que se han ido cua·jando con el tránsito del tiempo. Cuando se le haofrecido la oportunidad de asistir a cursos y cursi­llos que amplían conocimiento de la técnica crítica,no la ha perdido. A sus lecturas no se les ha esca·pado la renovación de los tiempos.

Las ansias reformistas se manifiestan vivamenteen sus trabajos. Constantemente somete los instru·mentos de enfoque crítico a revisión. Esta voluntadde comprensión la mantienen al día en el conoci·miento de los nuevos modos, aunque rechace lasmodas.

No vacila en establecer contrastes entre lo quefue y lo que es; analiza, antes de admitir conce·siones.

Se pueden advertir con claridad su predilección

por las expresiones culturales de la América autóc­tona y mestiza, sin que deje de conocer y apreciarla obra que se realiza por influjo del otro polo.Por eso no se le pasan inadvertidas las polariza­ciones culturales dentro del amplio circuito geográ.fico y espiritual que va de un polo a otro polo.

Pero, sin duda, su obra es producto de infrangi­ble voluntad americana. No es extraño, pues, que lamaestra de aquellas primeras clases de literaturaiberoamericana influyera en el ánimo del discípulogarandeado por las torcidas circuristancias socialesde las primeras décadas de este siglo. En el aulapresidida por Concha Meléndez encontré los cami­nos del territorio que había de explorar hacia latierra firme de mi propia identidad --e integridad.

Conforme me adentraba en ese territorio fuicomprendiéndome mejor, al reconocer mi historiaen aquella historia. Sólo entonces vine a tener cabalentendimiento de las falsedades educativas a quese me sometió: la aculturación obligada, la supers­tición europeísta, los elogios hipócritas al jíbaro,el lirismo fantasmagórico, las fluctuaciones y ti­tubeos...

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No fue con el arma del activismo partidista -ypor partidista, arbitrario- que la maestra tratóde convencerme, convencernos, no. En sus enseñan­zas no hubo alocuciones grandilocuentes ni delibera­dos adoctrinamientos. Expuso, analizó con reposadasabiduría; siempre fue enemiga de la improvisa­ción; hablaba de lo que había estudiado. Su sabidu­ría consistía en estar siempre en plena disposiciónde estudio.

Su madurez crítica se ha mantenido vibrante­mente inquiridora.

Nunca dijo soy "antialgo"; llanamente se dio aexponer y a subrayar su fe en los destinos de laAmérica del polo de sus preferencias. Sin lirismoni oratoria; más bien con profunda convicción yamor. Así lo entendí yo, así lo entendimos quienesqueríamos sobreponernos a las indecisiones sobrenuestros orígenes y nuestros destinos.

Por eso he dicho que aún no se ha estudiadoconvenientemente la enorme contribución de Con­cha Meléndez en la formación de una genuina con­ciencia iberoamericana en Puerto Rico. Con su es­tímulo me enfrasqué en la tarea de crear el mitode nuestra historia, de ir al hallazgo de nuestraidentidad colectiva. Nunca creí pasar de una o dosnovelas, y he escrito diez. Sólo aspiro al encuentrode lo puertorriqueño en ellas. si otro mérito notienen. Pero el puertorriqueño es puertorriqueñoen la medida que es iberoamericano, universal.

De entre tres mil quinientas páginas de obra en­sayística fijo mi atención en uno de sus trabajosmenos ambiciosos para confirmar las asercionesque he formulado. Puerto Rico, tierra inadvertidaen Hispanoamérica (Tomo III de sus Obras Com­pletas, página 581) -que la autora leyó en el Forosobre la cultura puertorriqueña, celebrado en el Ate­neo en su sexagésimo cuarto cumpleaños, sesióndel 30 de junio de 1940-, es, si se quiere, modestotrabajo aunque muy significativo; lúcido testimo­nio autobiográfico que pone de relieve sobresalien­tes cualidades personales de Concha Meléndez.

Destaca su gran preocupación (recuérdese quedice esto en 1940): "Existimos en el conjunto his­panoamericano como estrella mínima, invisible asimple vista. aunque una vez como en el caso deHostos, logramos brillo inusitado." Agrega: "Noesperemos por vanidad infundada o pueril optimis­mo que nos descubran los anteojos de quienes di­rigen su atención a más atractivas distancias."

Es decir, Concha Meléndez es sensitiva a la rea­lidad del desconocimiento que de nosotros tienenlos demás países hispanoamericanos; está recordan­do a sus compatriotas que a nosotros compete dar­nos a conocer. No cabe la menor duda que la tarearealizada por ella ha contribuido posteriormente aun mayor conocimiento de nuestro país. Por ejem­plo, en 1957 se celebró en San Juan el Seminario

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Internacional de Literatura Iberoamericana. En 1!1... :Jhabía salido la Historia de la literatura puertorri­queña de Francisco Manrique Cabrera, y un añoantes (1955) el Diccionario de literatura puertorri­queña de Josefina Rivera de Alvarez. Estos aconte­cimientos responden, consciente o inconscientemen­te, a lo que apunta Concha Meléndez en 1940.

Desde entonces las historias de la literatura con­tinental -de Torres Ríoseco, Luis Alberto Sánchez.Carlos Hamilton, Fernando Alegría, Anderson Im­bert, entre otros- han incluido a los autores puer­torriqueños en sus apreciaciones de la literaturaiberoamericana. Ella pide que seamos nosotros quie­nes tomemos la "iniciativa acercadora" ante Hispa­noamérica. No podemos realizar esa tarea a travésde agregados culturales porque carecemos de ellos.La fundación del Instituto de Cultura en 1955 fuesuceso esperanzador en estos particulares pero, poruna razón u otra, el Instituto no se ha tomado taliniciativa con suficiente amplitud, y es lástima. Delmismo modo que con la publicación de las piezasteatrales del Festival de Teatro y con la celebraciónde un Foro internacional sobre el teatro que haconseguido poner a Puerto Rico en la cima de lasexpresiones dramáticas en el mundo hispanoameri­cano, pudo haber establecido relaciones con esospaíses por medio de embajadas e intercambios cul­turales.

Concha Meléndez presenta el caso de la incomu­nicación cultural de Puerto Rico sin desdeñar las po­sibilidades del intercambio mercantil. "." una mar­ca de autqmóvil (dice), de perfume o de cervezapuede ser principio de inesperadas relal:=iones decultura", Pero nosotros no tenemos la oportunidaddel libre intercambio comercial con los países ibe­roamericanos. Y agrega: .. Nuestro destino históricoal tomar nuevo cauce en 1898 nos separó política­mente de la unidad hispanoamericana. El descono­cimiento derivado de la lejanía geográfica se inten­sificó por las nuevas realidades. Comenzaron porno contar con nosotros y acabaron por olvidarnos."

Nadie como ella se ha esforzado por que se rees­tablezcan las relaciones culturales de Puerto Ricocon los países de una misma tradición. Utilizó sussabáticas y sus veranos para realizar visitas de es­tudio en esos países: "Viajes que envuelven casisiempre inconfesables sacrificios porque el viajeromás apto no es el más favorecido en bienes de for­tuna para realizarlos", comenta.

He aquí un reto para las autoridades universita­rias y para el Instituto de Cultura. Es lastimosoque todo eso esté sujeto a la voluntad de los buró­cratas que ignoran cuánto beneficio deriva el paísde esas visitas de intercambio cultural: .. El que unpuertorriqueño, comenta ella, acierte en la inter­pretación de temas continentales me .parece uno de

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los medios más eficaces de relación entre PuertoRico e Hispanoamérica."

Es eso justamente lo que ella ha logrado con susacertadas interpretaciones de la cultura continental.Después que ella fuese adelantada, como estudiante,en las universidades iberoamericanas, cuando rea­lizó estudios graduados en México, centenares depuertorriqueños han concurrido a aquellas institu­ciones. Antes, siempre se prefirieron las universida­des norteamericanas y europeas. Es significativoque nuestra gran ensayista haya sido invitada dehonor cuando se le ha hecho un homenaje a per­sonalidades tan notables como Amado Nervo o Al­fonso Reyes y que haya recibido uno de los máscodiciados galardones nacionales de Venezuela. Másgalardones recibiría si las relaciones entre este Paísy la América latina fuesen más libres.

En Puerto Rico, tierra inadvertida en Hispano­américa sugiere la autora que la "Universidad dePuerto Rico podrá, si alguna vez se pone en ellocon los medios materiales necesarios, establecer re­laciones de carácter trascendente". Cree que debeimpulsarse el patrocinio de intercambio de profe­sores y estudiantes.

Desde que José Vasconcelos y Gabriela Mistralvinieron como profesores visitantes a Puerto Ricoen la década de los veintes, en nuestra universidadhan ejercido funciones profesorales muchas figurasdistinguidas. Algunas han permanecido aquí. Peronunca se ha intentado el intercambio de profesoresy estudiantes, como propone Concha Meléndez. ¿Esque no se logra reciprocidad o es que se duda denuestro talento y nuestra competencia? También sefundó La Torre, buena revista, con sus colaboracio­nes y dirección extranjeras, aunque sin mayor signi­ficación puertorriqueña. Se publica en Puerto Ricoy, según es, pudo haberse publicado en cualquierotro país del mundo. Desde el punto de vista de 10puertorriqueño es anodina.

Aprovecha Concha Meléndez para aplaudir la pu­blicación de las obras completas de Hostos, la tareaeditorial de Manuel Garda Cabrera y los estudiosgeográficos de Rafael Picó sobre el Caribe. Y ter­mina con estas expresivas palabras: .. Dudo que al-

guna universidad hispanoamericana haya explicadomás cursos monográficos sobre literatura argenti·na, peruana, mexicana y chilena que la de PuertoRico." En 1940 era ella quien únicamente realizabatan vigente labor. Después se han multiplicado loscursos monográficos sobre la literatura iberoame­ricana y se han ensanchado las oportunidades delos cursos panorámicos.

Son varios los profesores de Estudios Hispáni.cos que hoy día realizan esa tarea docente. Existendecenas de tesis con temas iberoamericanos. PuertoRico, como parte de Iberoamérica, ofrece abundan­tes temas propios a esos estudios. Y se ha agregadola literatura brasileña como parte de un currículoque la voluntad y el amor iberoamericanos de Con­cha Meléndez instituyó, fomentó e impuso..

La presentación de ponencias con tema ibero­americano, por profesores puertorriqueños, en loscongresos y seminarios internacionales es realidadesperanzadora. Pese a la situación polftica de Puer·to Rico, ahora nos sentimos más cómodos en com­pañía de los nacionales de aquellos paises. Todavía,sin embargo, hay mucho por hacer. Lo que propusoConcha Meléndez en 1940 no se ha cumplido cabal·mente; tampoco se ha puesto en práctica lo queeste servidor ha propuesto consistentemente, en elseno del Instituto de Cultura en relación con lasembajadas e intercambios culturales, respondiendoa 10 que aprendió de Concha Meléndez. Pueden ad·vertir, sin embargo, cuánto se le debe a ConchaMeléndez desde que, en la década de -los treintas, sedestacó como caudillo intelectual de las corrientesiberoamericanas. Su infatigable gestión intelectualy docente fue contrapeso para las reiteradas mani·festaciones españolistas, sin que dejara de recono­cer todo lo bueno de la tradición hispánica; pero,más que otra cosa, quiso limpiar nuestras expresio­nes de los lirismos frivolos y dio consistencia anuestra condición de entes iberoamericanos, losiberoamericanos del polo más autóctono, cultiva­dores de una literatura singularmente mestiza. Enrigor, ahora nos sentimos cómodos dentro del vastoterritorio espiritual iberoamericano, gracias al amo­roso empeño de Concha Meléndez.

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Tomás de Castellón,empresario genovés en San Germán

a principios del siglo XVI

Por RUTH PIKE

E NTRE LOS MERCADERES EXTRANJEROS QUE TUVIERON

parte activa en el comercio entre España y elNuevo Mundo en el Siglo XVI, los genoveses fueronespecialmente numerosos y notables. Ningún grupoestaba tan bien preparado para participar en lasrelaciones comerciales recientemente establecidasentre el Nuevo y el Viejo Mundo. Establecidos enSevilla desde la reconquista de la ciudad de manode los musulmanes, los genoveses habían acumuladograndes reservas de capital mediante sus activida­des combinadas de comercio y préstamo de dinero.En el Siglo XVI este capital asequible les permitióasumir una posición dominante en el comercio deAmérica.

Desde las primeras décadas del siglo, miembrosde la colonia genovesa de Sevilla fueron a Américacomo mercaderes o como agentes de sus paisanos)Aunque muchos de ellos fueron sólo transeúntes,quienes luego de algunas ~ravesías y algunos añosde residencia en las colonias regresaron a Sevilla,hubo otros que se afincaron permanentemente enAmérica.2 Como mercaderes les interesaba princi­palmente el comercio transatlántico -el intercam­bio de productos europeos y esclavos africanos por

l. Los hermanos Rafael y Juan Castaño Cueron los pri·meros genoveses que sirvieron como agentes en Américapara sus compatriotas sevillanos, y eventualmente, ambosfijaron su residencia en la Española. RaCael acompañó aColón en el Segundo Viaje como ~u contador, y cuando elalmirante regresó a España, él permaneció en la Española.Juan se unió a su hermano en el 1503. Años más tarde, Jeró­nimo de Grimaldo, Benito Centurión, Tolomeo Splnola yValíán de Fome, entre otros, viajaron a las Indias comoadministradores o asociados de sus familiares o compatrio­tas de Sevilla. Vea Pike, pp. 364-368.

2. Buen ejemplo de un genovés próspero, residente enla Española durante el primer cuarto del siglo dieciséis,10 es Esteban Justinián, dueño de un ingenio en las orillasdel Rlo Hayna, a tres leguas de Santo Domingo. Véase,Historia general y natural de las Indias, de Gonzalo Fer·nándel: de Oviedo, ed. Juan Pérez de Tudela Bueso, CXVII(Madrid, 1959), 108.

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productos americanos- pero como capitalistas eldeseo de ganancias les llevó pronto a invertir tanvariadas empresas coloniales como la agricultura,la crianza de ganados y el comercio internacional.Gradualmente sus riquezas y control de la tierrales convirtieron en poderosos hacendados cuyosdescendientes, al casarse entre la aristocracia crio­lla, formaron una parte de la clase gobernante dela época.

Un notable ejemplo de un empresario genovésen la América del Siglo XVI se puede encontrar enla carrera de Tomás de Castellón de San Germán.Castellón, hijo de un próspero comerciante genovésde Toledo que se había mudado a Sevilla a princi­pios del Siglo XVI a fin de aprovecharse del esta­blecimiento del comercio con el Nuevo Mundo,3arribó a la Isla Española en el 1509 como agentede los genoveses de Sevilla.· Sabemos que hizo latravesía en la Santa Ana 5 la cual venía cargada demercancías pertenecientes tanto a su padre comoa otro prominente comerciante genovés de Sevilla,Batista Cataño.6 Trajo igualmente consigo una pe·

3. El padre de Tomás, Bernardo de Castellón, represen·ta un genovés asimilado del siglo 15. El era un extranjeronaturalizado de Toledo y se casó con Inés Suárez, nativa deesa ciudad. (Catdlogo de tos pasajeros a Indias durante lossiglos XVI, XVII y XVIII, Sevilla, 1940), l, 40, Núm. 552.El Castello o Di Castro pertenecla a la antigua aristocra­cia genovesa, cuyo origen se remonta a las familias feudaleso .Visconti-. Antonio Cappellini, Dizionario biogrdlico diGenovesi illustri' e notdbili (Genova, 1932), p. 32.

4. APS [Archivo de Protocolos, Sevilla], 10 de mayo de1509. Oficio- 1, Libro 1, Mateo de la Cuadra, fol. 415v. Paraeste tiempo él debió tener 21 años de edad, ya que cuandoapareció como testigo en la Residencia de Sancho Velázquezen 1519, declaró que tenia 30 años, Vicente Murga Sauz,Historia Documental de Puerto Rico (Santander, 1957), 11,294.

5. APS, 9 de mayo de 1509, Oficio XV, Libro 1, BernalGonzález Vallesillo, fol. segundo tercio del legajo.

6. Ibid., 24 de abril de 1509, Oficio XV, Libro 1, (oi. se- _gundo tercio del legajo.

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queña cantidad de mercancía suya para vender enel Nuevo Mundo. Antes de su salida de Sevilla re­cibió la representación legal de varios mercaderesgenoveses quienes, en los años que siguieron, leremitieron envíos constantes de mercancías paravender en la isla.'

Aunque estuvo pronto a tomar ventaja de todaslas oportunidades abiertas a un agente comercialgenovés en Santo Domingo durante los primerosaños del Siglo XVI, tales como especulación en bie­nes raíces urbanos, y tierras para ganados,· no lesatisfizo la vida en la Española. Santo Domingoestaba demasiado lleno de buscadores de oro y desus propios y avisados compatriotas para el ambi­cioso y aventurero Castellón. Ansiaba por la opor­tunidad de un área nueva y sin explorar que pudieseexplotar sin mucha competencia. Durante estosaños, Puerto Rico, recién conquistado y escasa·mente poblado, parecía ofrecer excelentes posibili­dades. Castellón emigró pronto de La Española aPuerto Rico donde se estableció en una gran exten­sión de terreno cerca de San Germán que dedicóal cultivo de yuca para casabe y a la crianza deganado.9 En el término de algunos años sus tierrasestaban produciendo una de las más grandes canti­dades de casabe de la isla. En 1513, por ejemplo,no le fue difícil proveer a una expedición de cin­cuenta hombres con 500 cargas de pan de casabe.ID

En los próximos años comenzó a experimentar lasiembra de caña de azúcar y para el 1523 su éxitofue tal que pudo establecer el primer trapiche dela isla.u

El trapiche de Castellón tuvo su propio puestoen la bahía de Añasco -Puerto Castellón, más tardellamado Cinca. Por este .puerto azúcar, cueros, casa··be y otros productos agrícolas entraron al comercioAtlántico e intercolonial. Durante los años de 1523hasta su muerte cuatro años más tarde, el trapicheprosperó pero sus otras inversiones sobrepasaronsus recursos financieros. Su última aventura -el

7. Por ejemplo Cosme y Francisco de Ribero\. Ibid., 9de marzo de 1509, Oficio 1, Libro 1, Mateo de la Cuadra,fol. 296.

8. Ibid., 8 de enero de 1513, Oficio IV, Libro 1, ManuelSegura, fol. carece, registro 1.

9. Aurelio Tió, Nuevas Fuentes para la Historia de Puer­to Rico (San Germán, 1961), p. 230. De acuerdo a Las Casas,clas granjerías de entonces no eran otra cosa sino de criarpuercos y hacer labranza del pan cacabi y las otras rareescomestibles que son los ajes y batatas.. Bartolomé de lasCasas, Historia de las Indias, ed. Agustfn Millares CarIo(Mexico City. 1951 >, II, Cap. VI. 225-226.

10. Tió, Nuevas Fuentes, p. 141. Esta fue la expedicióndirigida por Juan Enríquez, que eventualmente, fundó elpueblo de Daguao. Véase también M. Serrano y Sanz, Pre·liminares del gobierno de Pedrarias Ddvila en Castilla delOro en Orígenes de la Dominación Española en América(Madrid, 1918), p. DXLVII, doc. XXIII.

11. Tíó, Nuevas Fuentes, p. 141. Oviedo, Historia, 11. 108también menciona estll molino.

arrendamiento del almojarifazgo de 1524 a 1527- 12fue demasiado para él. A su muerte en el 1527 esta­ba tan en deuda con el tesoro real que los oficialesreales de la isla ordenaron la confiscación de sutrapiche, el cual había dejado, con el resto de suspropiedades a su hija, Teodora de Castellón y suesposo BIas de Villasante, el tesorero de la isla.Jl

Pero la orden de confiscación nunca tuvo efectopues Villasante obtuvo una postposición de la sen­tencia contra la propiedad porque "su ejecuciónconllevaría pérdidas a la comunidad",14 En su lugarel trapiche seguiría operando bajo la administraciónde Villasante y su mayordomo Sancho Darssa, quie­nes tení~ el encargo de pagar las deudas de Cas­tellón con producción anual del trapiche.

Mientras Villasante trataba de pagar las deudasde su suegro se vio envuelto en serias dificultadescon algunos de sus colegas en el Cabildo de SanJuan,u Por varios años el Cabildo había estadodividido por las acusaciones de algunos de susmiembros contra otros de defraudar al tesoro realy otras delincuencias, El centro de estas perturba­ciones lo era el contador, Antonio Sedeño, quienmientras gozaba del favor del Adelantado usaba sucargo público para beneficiar su propia fortuna. Susacciones promovieron el odio y la envidia de mu­chos, entre los más quejosos, Villasante. Específi·camente ambos habían reclamado los servicios deciertos indios de la cacica de Caguas, doña MaríaBaguanamay. Cuando Sedeño finalmente fue expul­sado de su cargo perdió igualmente su opción a losindios, lo que significó que Villasante podría poner­los a trabajar en sus haciendas. Sedeño más tardeabandonó la isla donde, sin embargo, quedaron mu­chos de sus seguidores, decididos a arruinar a Vi­llasante a cualquier precio.

En el invierno de 1528 el grupo contrario a Vi·llasante encontró una oportunidad de tomar ven­ganza contra su enemigo. En aquellos momentosel Obispo de San Juan, molesto por el desordencrónico y la inmoralidad que aquejaba a la isla yansioso de ejercer sus poderes de Inquisidor, emi·

12, Vicente Murga Sanz, Biblioteca HistóriCa de PuertoRico, I Puerto Rico en 10$ manuscritos de don Juan Bau­tista Murio, (Río Piedras 1960), p. 256. Al Emperador. Bal·tasar de Castro, Miguel de Castellanos, Puerto Rico, 15 dejulio de 1529. cTomás Castell6n tuvo arrendado el 'illmoja­rifazgo desde 1524 por tres ai\OS. Murió en 1527••

13. Ibid.• p. 241; 258, cAuto de ejecución de los bienes deDoña Teodora de Castellón, mujer del tesorero de SanJuan, BIas de Villasante, hecho por el licenciado de laGama.•

14. cHistoria del Azúcar", de Irene Wright, cLouisianaPlanter & Sugar Manufacturer (Sembrador y Elaboradorde Azúcar de Louisiana)., LIV (1915), p. 11; Murga Sanz.Biblioteca Histórica, p, 257.

15. La discordia entre los miembros del cabildo ha sidodescrita por Salvador Brau, en La Coloni,ación de PuertoRico, cap. XV.

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tió una carta pastoral denunciando a los herejesencubiertos, blasfemos, adúlteros y a todos aque­llos que se quejaban del Santo Oficio. Después dela pastoral el Obispo Manso inició una campañapara la destrucción de la herejía y la inmoralidaden la isla. Poco tiempo después el Obispo recibióvarias cartas anónimas acusando a Villasante dehaber sostenido relaciones ilícitas tanto con MaríaBaguanamay como con su hija, cargo que ya antesse había hecho por allá por el 1519. Otros reclama­ron que el tesorero era el nieto de un tal AlonsoRodríguez de Medina del Campo a quien habíanquem~do en España por hereje.16 Ante tales cargosel ObISpo Manso, en 11 de diciembre de 1528 orde­nó el arresto de Villasante y su reclusión en lac~rcel de la Inquisición, donde permaneció por Va­rIOS meses a pesar de sus protestas de inocencia.Para fines de febrero despachó una apelación di­recta a la corona reclamando la falsedad de lasacusaciones que se le hacían. Sin embargo el SantoOficio pedía pruebas irrefutables de su inocencia yhasta que no se presentaran se le requeriría perma­necer en la cárcel. Justo un mes más tarde sinembargo, enfermó gravemente, hecho que ap~ren.temente conmovió al Obispo pues se le permitiódejar la celda de la cárcel para permanecer bajoarresto domiciliario. Al cabo de varias semanas, susalud restablecida, se le permitió a Villasante reasu­mir sus deberes como tesorero.J7

Para este tiempo, sin embargo, Villasante tuvoque enfrentarse a cargos procedent~s de otro sec­tor. El licenciado Antonio de la Gama acababa determinar el residenciamiento de todos los oficialesdel gobierno de Puerto Rico incluyendo a Villasante,quien había sido interrogado en la cárcel unos díasdespués de su encarcelamiento. De la Gama encon­tró algunas discrepancias en las cuentas de la teso­rería por las que responsabilizó a Villasante. Suinforme adverso a Villasante causó el posteriornombramiento de un nuevo tesorero, Miguel deLizardo, quien llegó a la isla en noviembre de 1529.Cinco días antes de la llegada de Lizardo, sin em­bargo, el Obispo Manso había concedido permisoa Villasante para visitar sus haciendas de campopara arreglar el pago de deudas contraídas con lacorona por su esposa como heredera de Tomás deCastellón.18 Estando VilIasante fuera de la ciudadel Cabildo, considerándolo ser un prisionero de 1;Inquisición y por lo tanto inhábil para ejercer susdeberes de tesorero, recibieron a Lizardo y oficial.mente lo aceptaron como tesorero, de la isla. Cuan­do Villasante regresó a San Juan y descubrió lo

]6. Ibld., p. 352, Murga Sanz, Historia, JI, 152.]7. La Colonización (Brau), p. 353; Biblioteca Histórica,

pp. 256 Y 264 (Murga Sanz).18. Biblioteca Histórica, pp. 256, 264 (Murga Sanz).

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que había ocurrido, inmediatamente apeló a la Au­diencia reclamando que sus problemas con la Inqui­sición no le inhabilitaban para ocupar su cargopuesto que el Obispo Manso se lo había permitidoy su caso estaba aún pendiente. En marzo Lizardomurió, pero el Cabildo nombró un tesorero interinoquien desempeñó los deberes del cargo hasta juniocuando la Audiencia decidió a favor de Villasantey ordenó al Cabildo que le permitiera continuaren su puesto de tesorero aunque estuviera bajo lajurisdicción de la Inquisición.

La reinstalación de Villasante y el respaldo quele diera la Audiencia que subsiguientemente le auto­rizó a cobrar los siete meses de salario atrasado,molestaron al Obispo quien vio entonces el caso entérminos de un reto directo a su autoridad y poderpor parte de la Audiencia. Cuando en marzo de1530 el Consejo de Indias, para entonces bien ente·rada de los detalles de este caso, ordenó a Villa­sante a regresar a España para presentarse anteél,t9 el Obispo Manso rehusó permitirle salir. Seinforma que manifestó a los miembros del Cabildoque le llevaron la orden oficial de liberación delpreso que "Si el emperador lo quiere [a Villasante]en Castilla, me debe escribir a mí y no a vosotros",~

y así diciendo les amenazó con excomunión si tra­taban de enviar a Villasante. Nuevamente encarcelóal tesorero en la cárcel de la Inquisición donde

. permaneció hasta que fUe finalmente absuelto ylibertado.

Villasante se libró de unas dificultades sólo paraverse envuelto en otras. Corto tiempo después desalir de la prisión, su esposa falleció dejándole to­das las propiedades que había heredado de su pa­dre, pero su testamento lo impugnó su tío Jácomede Castellón.i' Este último era un adinerado mer­cader y agricultor genovés de Santo Domingo 22

quien en el 1522 había dirigido una exitosa expedi­ción punitiva contra los indios rebeldes de Cuma­ná, hecho por el cual recibió el título de .. Conquis­tador de Cumaná".21 Al tiempo de la muerte de susobrina residía en Santo Domingo donde utilizabala mayor parte de su tiempo y energía en convertir

]9. Ibid.20. La Colonización, Brau, p. 355.21. «Historia del Azúcar», p. 206 (Wright).22. Jácome de Castellón se estableció en Santo Domingo

en 1512, trabajando como agente de comisión para los miem­bros de la colonia genovesa de Sevilla. Catdlogo de los pasa.jeras a Indias durante los siglos XVI, XVU y XVIU (Sevilla,1940), p. 40, N.· 552; APS, 29 de mano de 1512, Oficio XV,Libro 1, Bernal González Vallesillo, fol. tercer tercio del le·gajo. Para una descripción de su molino, véase: Historia, 1,109, Oviedo.

23. La expedición de Castellón ha sido descrita por Fran­cisco López de Gómara, Historia general de las Indias (Ma­drid, 1932), p. ]86, Y E. OUe, «La Expedición de GonzaloOcampo a Cumaná en ]52] en las cuentas de Tesorería deSanto Domingo», Revista de Indias, LXIII (1956), pp. 51-82.

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su ingenio azucarero en uno de los más productivosde la isla. La muerte de su sobrina, quien no habíatenido hijos, y el hecho de que las propiedades desu hermano pasaron en herencia a un extraño es­pecialmente uno envuelto en dificultades con l~ In.quisición, llevaron a Castellón a reclamar el ingenioy la plantación de su hermano a nombre de la fa.milia Castellón. El ingenio se hallaba para estetiempo en un lamentable estado de deterioro debi­do al ataque que allí realizaran piratas francesesen el 1528 24 Y el abandono general que había sufri.do durante el período de prisión de Villasante. Sinembargo, el empresario genovés de Santo Domingoesperaba restaurarlo a su anterior condición y con.vertirlo una vez más en empresa floreciente. Pronotamente Castellón y Villasante se vieron envueltosen una serie de litigios que continuaban sin resol­verse en 1535, el año en que ambos contendientesmurieron, aunque el ingenio permanecía aún enmanos de Villasante.

Durante los años en que Villasante estuvo en.vuelto en la batalla legal con Jácome de Castellónpor la propiedad del ingenio, casó nuevamente, estavez con Catalina Suárez del Pozo. A su muerte lapropiedad pasó a su viuda y a la hija de ambos,Juana de Villasante, quien continuó la lucha legalcon otros miembros de la familia Castellón, la ma.dre de Jácome residente en España y su bija resi­dente en Santo Domingo. Mientras los procedimien­tos legales se alargaban, doña Catalina y su hijaregresaron a España y establecieron residencia en

24. .Historia del Azúcar- (Wright), p. 206; de Tió, NuevasFuentes, p. 205.

Valladolid. En el 1550 hicieron arreglos para arren­dar el ingenio al próspero comerciante sevillanoFrancisco Ruiz por 1,000 ducados al año, pero Ruizenvió a su factor a Puerto Rico a investigar el lu­gar y éste informó que contenía menos tierras quelas que incluía el inventario y que se hallaba enmalas condiciones. Ruiz por lo tanto rehusó pagarmás de 700 ducados anuales de renta, lo cual aceptóla viuda finalmente junto con el regalo de un "ca_ballo castaño con silla y brida".2S No sabemos hastaqué punto Ruiz pudo restaurar el ingenio y hacerloprosperar pero en el 1554 acurrió allí un desastre.En ese año corsarios franceses entraron al puertode la hacienda, mataron a casi todos los esclavosy causaron tal destrucción que luego se le describiócomo una ruina total. Durante los años siguientes losdueños de las propiedades vecinas trataron de apro­piarse sus tierras para la crianza de ganado. Parael 1571 se le valoraba sólo por las manadas cima·rronas que allí pastaban, pues en ese año la hijade Villasante y su esposo, don Juan de Velasco yVallejo solicitaron de la corona que prohibiese quepersonas no autorizadas matasen ganado en su pro­piedad para obtener cuero.26 Para este tiempo, sinembargo, "el ingenio del genovés" era sólo un re­cuerdo y el pasto silvestre cubría las fértiles tierrasdonde Tomás de Castellón había cultivado en otrostiempos casabe y caña de azúcar.

25. .Historia del Azúcar- (Wright), p. 206; Archivo Gene·ral, BoletEn del Archivo General de la Nación (RepúblicaDominicana), 1 (1938), 357; APS, 25 de sept. de 15SO, OficioXV, Libro n, Juan Franco, fol. 277v; ibid., 10 de junio de1551, Oficio XV, Libro 1, Alonso de Cazalla, fol. 655v.

26. .Historia del Azúcar. (Wright), p. 206; de Tió, Nueva,¡Fuentes, p. 199. En el 1595 Drake destruyó cuanto quedabadel estado.

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Semblantes de una semblanza*

Por F. MANRIQUE CABRERA

ANTE TODO UNA PALABRA AGRADECIDA A CUANTOS HAN

hecho posible el acto presente porque entiendoque se trata de un acontecimiento de alta signifi­cación en la historia espiritual de nuestra Patria.Expresamente agradezco a los compañeros, y demodo especial a Don Adolfo de Hostos, el recabarmi modesto concurso en esta tarde. Es privilegioinmerecido pues conlleva la participación en la aper­tura de un nuevo capitulo en la vida cultural isleñaque intenta reparar deudas ya viejas. Tiempo eraya de que nosotros le ofreciéramos a nuestro granPeregrino por antónomasia el ademán de una ex­presa morada donde anclase su fatigada planta.Desde hace un siglo y cuarto aproximadamente losamargos caminos de la América Nuestra y de Es­paña conocieron sus pasos. Caminos desgarradosque supieron sus desvelos y angustias. Por ellosfue sembrando, aparte de pisadas, inquietudes sinpar, voces de alerta, y sobre todo esfuerzos de pla­netaria estirpe y musculoso aliento. La hora delretomo parece estar madura y en el hogar que aquíse le apareja conviene que descanse y cuente a suMadre Isla tan dilatada andanza.

Sí, aquí le esperan ya incluso objetos familiaresque delatan la presencia intacta de sus propias hue­llas. Ese escritorio, aquella silla, estos libros, esospapeles, en fin, un breve acopio de bien amadascosas, testigos elocuentes de su incansable empeñocreador. Y no es esta disposición baladí. Acaso sedirá cosa de niños; pero el Maestro sostuvo que "elhombre completo", su más claro aporte a la antro­pología americana, debía tener "forazón de niño".'

* Presentación de la figlU'a de Hostos en la inauguraciónde la Sala de Hostos de la Biblioteca General de PuertoRico, 28 de mayo de 1975.

1. E. M. de Hostos - Diario, T. I. Vol. l. de Obras Comopletas. 31 de diciembre de 1869, p. 194-5. Todas las citas deHostos en este trabajo están tomadas de sus Obras Como

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Aparte de que él, curiosamente, solía otorgarle con·tagio humano, sobre todo moral, a los objetos físi­cos quien sabe en proyección poética. Al efecto, oiga­mos lo que nos dice en su Diario del 27 de diciembrede 1874 en momentos que preparaba su frustradasalida ·hacia la Cuba en armas:

Me han traído hoy los zapatos a propósito quemandé arreglar para el combate. Son los mismoscon que hice mi viaje a la Araucania, la más no­ble tierra que he pisado jamás pues fue la únicaque los conquistadores no pudieron subyugar. Conesos zapatos impregnados de la tierra más va­liente ¿se puede huir?

Diario, 11,27 de septiembre del [18}74, p. 168-9.

Ahora bien, ese toque de presencia humana quea modo de viviente huella aspira tener esta sala nopuede ni con mucho ser su exclusivo norte esperan­zado. Porque no se trata de un mini·museo sin otrosentido. Entiendo que esta sala quiere allegarsecuantos materiales sobre el Maestro hayan circula­do, al par que estarse atenta a todo lo que elcorrer del tiempo nos depare, de modo que aquícrezca un auténtico centro de estudios hostosianosque tanto sentimos no haber tenido nunca y queevidentemente supondría abrir por vez primera enesta tierra suya el aula de esta cumbre educativaa los discípulos que siempre lo han estado espe­rando. De ahí que frente al estatismo de un mu­seo, la sala que se inaugura hoy, tendrá como claroobjetivo el fomento dinámico difusor de inquietu­des intelectuales mediante cursillos, foros, confe­rencias, publicaciones y todo cuanto pueda noticiarmundo afuera que el Peregrino ya tiene moradaentre los suyos y empieza a esclarecerse su desti­no. A propuesta tan hermosa es 10 que he llamado

pletas, Edición Conmemorativa del Gobierno de Puerto Ri·CO, 1839-1939, La Habana, Cultural, Vols. ¡·XX.

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Eugenio Maríade Hoslos.

capítulo nuevo en la vida cultural de Puerto Rico.Claro que tarea tan vasta conlleva el plantear­

nos serios problemas de orden programático. Elprimero de todos nos remite al enigma por demásretante de cuál sea el cabal sentido y el mensajepreciso que el nombre de Eugenio María de Hostosblasona, sobre todo en las tierras de la Américaamarga al correr de este día. Decimos esto porquevoces entrecortadas suelen repetimos que no hayrincón de América donde ya no se venere su re­cuerdo con religioso acento. Si hubiere una excep·ción -duele decirlcr- esa es su Madre Isla, comoél salia llamar su Puerto Rico.2 Y no obstante estemerecido tributo que entre los más grandes ejem­plares humanos del Nuevo Mundo le coloca, siguesiendo el único que a la hora de compulsar su espe­cífica hazaña, nunca se la precisa con toda claridadpues siempre que se intenta percibimos que algo delo esencial se nos escapa o se nos queda fuera.

Justamente este problema radical obliga siempre

2. Diario, 1, Vol. 1, p. 71; Madre Isla, Vol. V, p. 7.

a volver la mirada hacia el proceso que conducecon el rigor debido hasta la situación actual delgran mayagüezano en la hora de ahora. Al menoscumple referimos al opaco silencio que parece re­cubrirlo por casi tres décadas a partir de su muer­te. En tales años tan sólo alguna que otra de susobras difundidas de tarde en vez se suele recordar.Cierto que un reducido número de voces con caudalrindieron homenaje en esos mismos años esporádi­camente a aquel "acontecimiento de América" co­mo lo llamó Mauricio Magdalena.] Claros ejemplosentre otros, son: Pedro Henríquez Ureña, CarlosArturo Torres, Rufino Blanco Fombona.4 En otro

3. Mauricio Magdalena - «Hostos, acontecimiento deAmérica.. en América y Bostas, Edición Conmemorativadel Gobierno de Puerto Rico, 1839-1939. La Habana, Cultural,1939, pp. 223-227. Este ensayo se tomó de Repertorio Ameri.cano, Costa Rica, 22 de enero de 1938, Tomo XXV, núm. 3.

4. En el mismo volumen América y Bostos, citado en lanota anterior, se incluyen también, entre otros, los siguien­tes trabajos: «La sociología de Hostos .. por Pedro Henrí·quez Ureña, pp. 147-155, publicado en 1905: «Hostos.. porCarlos Arturo Torres, pp. 131-145, Conferencia leída en la

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instante he dicho 5 que "el ojo americano no estaba-no podía estarlo- equipado para acomodar imá­genes de tales dimensiones". Las proporciones resul­taban insólitas. La severidad de sus líneas y la armo­nía del conjunto aquel eran aves raras para sentirlascomo cosa familiar y propia así, de pronto. No ha·bía estado en andas de publicidad ruidosa. No pudofrecuentar ni dirigir victoriosas fuerzas militares.No había ocupado altas magistraturas públicas nim­badas de relumbre y poderío. Tampoco acaudillótriunfos políticos que le situaran en medio de esce­narios ostentosos. Incluso la idea cardinal de sudedicación política -lograr la independencia dePuerto Rico- no la pudo cumplir... y aún sigueincumplida. Razones de todos Jos tamaños por lovisto había, para que alguien lo despachase como'un iluso', 'un fracasado' o 'un loco'.

"En cierto sentido se explica la amargura quevierte Mauricio Magdaleno en los párrafos finalesde su Bostos, a.contecimiento de América el 22 deenero de 1938... :

'Hostos sigue y seguirá siendo el padre delapremio capital de América -alfa y omega de susino: enseñar a pensar al Continente.

y basta y sobra con considerar que aún nohay esperanza de que se aclare ]a anfractuosidadde nuestra selva, para palpar el tamaño de suconsigna. A los treinta años de la desaparicióndel puertorriqueño culminante siguen las miste.riosas tierras de América empeñadas en la reyer­ta del campanario y la voz que no fue nuncapopular está apagada como el fluir de una pira.Apagada y muerta. A veces hasta parece que nun·ca haya estado viva y que todo este aconteci­miento americano que es Hostos no es sino unmito o un símbolo -símbolo y mito de la con­ciencia que se obstina en organizar la luz de laprimera tiniebla'."(América y Hostos, La Habana, Cultural, p. 227.)

Un año después de estas palabras dolorosas y apropósito del primer centenario de su nacimientose dan a conocer -las llamadas Obras Completassuyas. Esto, y los actos que aparejan dicha recor­dación conmueven el Hemisferio. Fueron surgiendolos contornos de un gigante moral del Continente.Llovieron las preguntas del alma colectiva ameri·cana. Cito algunas que en términos de salmo pre·guntón cierta vez formulé y ahora re-cito:

N ¿Y cómo ha estado ahí tan retraido? ¿Por quéno fundó sectas o partidos? ¿Acaso no dijeron que

Universidad de Caracas para la Asociación de Estudiantesde Venezuela y publicada en agosto de 1913 en la Revista delas Antillas; .Eugenio María de Hostos (1839-1903)- porRufino Blanco Fombona. pp. 97·129, publicado en GrandesEscritores de América, siglo XIX, Madrid, Ed. Renacimien­to, 1917.

S. F. Manrique Cabrera - .Hostos: vivir peregrinanleen confesión» en Sin nombre, San Juan de Puerto Rico,abril·junio, 1973. Vol. 111, N.· 4, p. 6.

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fue tan sólo un fracasado iluso? Pero entonces¿y cómo explicar esa musculosa contextura llena,eso sí, de cicatrices florecidas? ¿Por qué tiendela mano para bendecir cual si agarrara un látigo?Extraño nuevo dios, no quiere adoradores, nigentes de rodillas. ¿Quetzalcóatl que vuelve?¿Y por qué esas hermosas barbas nazarenas?¡Y cuánta cruz arrastran sus calvarios! Cíngulociñe y lleva un báculo, apoyado al revés, en susadentros. ¿Acaso un habilísimo mendigo? ¡Perosi nada pide! Rechaza monedas, y también los re·baños. Justamente al revés, ofrece algo, algo rega­la que entre penumbras brilla y alimenta. Hayen su voz robusta palabras rebosantes, de luz.sombra, misterio. No aprendió, de seguro, en eljilguero ni sabe a ruiseñor su melodía Es puramar retando cuando rebota olas... y florece enespumas. Sabe a selva primera su voz y acasovenga del tronco de los Andes.

Caminar, sí, camina. ¡Y con cuánto vigor! Porlo visto conoce todos los caminos porque su mis­mo cuerpo parece estar tallado con las huellasde todos los caminos. ¡Si parece una mina decaminos! Extraño que nunca se fatigue, y que subáculo enhiesto se mantenga apenas apoyadoadentro en sus entrañas propias. ¿Y a dónde vao pudiera ir? Dice cosas tan raras...:

Que vuelve a la trinchera; que va a la vida, ala suya, a la de otros, a la del Continente mismo;que hay un pensar que tira de sus pasos; queallá donde duerme lo lejos, y aquí donde lo cercaestá desperezándose, hay remedio eficaz a la fa·tiga de tanta turbulencia enseñoreada. ¿Filosofa?¿Es maestro? ¿Misionero? ¿Un portador de nue­vas tablas de la ley? Sí y no. Demasiado SI envarios casos. Demasiado poco NO en los demás.Tal vez. Quien sabe.

Estas o cosas parecidas ha estado preguntándo­se el alma americana ante el regreso de EugenioMaría de Hostos al escenario de su insólita gesta.Ha vuelto, decimos, después de centenario y luegode un descanso de treinta y tantos años, tiempo enque casi se le dio por muerto cuando apenas dor­mía. Reinicia de este modo, buen caballero andan­te, su salida postrera." 6

De súbito un creciente fervor por acercarse a laimagen veneranda del gran hombre se desata a todoslos niveles y empieza a acumularse rica bibliografía.En primera instancia interesa el noticiero de su bio­grafía. A este nivel la demanda se cumple con ritmoacelerado al extremo que aparecen dos biograñasdel Maestro, una de Juan Bosch y otra de AntonioS. Pedreira,7 mediando muy poco tiempo entre amobaso Las dos se apoyan en materiales todavía iné·ditos del Diario íntimo. La noticia biográfica quecobra difusión pese a cuan incompleta pueda ser,en algo satisface el marcado interés que en el amobiente recién se ha despertado, pero al mismo tiem·

6. Ibid., p. 7.7. Juan Bosch - Hostos. El sembrador. Biografías ame­

ricanas. La Habana, Editorial Trópico, 1939, 304 págs.: An·tonio S. Pedreira - Hostos. Ciudadano de América, Madrid,Espasa-Calpe, 1932, 264 págs. .

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po allende lo anecdótico pone de manifiesto enocasiones datos y actividades de extrañas magnitu­des y no pocas sorpresas como pronto veremos.

El segundo nivel de aproximación se impuso gra­cias' a que se difunden las llamadas Obras Comple­tas en la hora del centenario, Se trata de precisarcon cierta urgencia desde esas mismas obras las.. ideas" que profesó el Maestro. En este nivel ellaboreo tiene que ser más lento y problemático.Estamos frente a una cantera de gran riqueza ylarga historia. Compete al ejercicio académico orde­nar fuentes, trazar trayectorias, buscarle aires defamilia a las ideas en cuestión. No obstante la in­tensa dedicación que esta zona de interés exige, sehalla sujeta siempre a rectificaciones sobre todotratándose de personalidades complejas en quieneslos esquemas y corrientes de pensamiento ya con·sagrados sufren insospechadas modificaciones. Poresta esfera ha movido su desvelo intelectual haceya tiempo el puertorriqueño José Emilio Gonzál~z,·

y al presente son varias las investigaciones que sehan hecho o están en vías de realización en centrosuniversitarios del rango más alto en el mundo ame­ricano, que sepamos.

Llama siempre poderosamente la atención den­tro de este campo de haberes hostosianos no sólola filiación vanguardista de su pensamiento sino laasombrosa vastedad de sus dominios. Pedro deAlba 10 ha llamado "polígrafo fecundo y discipli­nado que abarcó en su obra temas variados y múl­tiples, legando a la posteridad una de las produc­ciones intelectuales de unidad más imponente y desentido afirmativo más poderoso. Novela, sociolo­gía, derecho moral, derecho constitucional. peda­gogía, ciencias exactas, estética, crítica, civismo; yen todos esos campos escribió con autoridad, domi­nio y congruencia metódica",9 Tan pasmosa reali­zación cobra mayores proporciones si advertimosque se logra en medio de un volcán siempre activoen la dación patriótica. Aún más, cabe añadir, llevaa cabo la total hazaña intelectual asediado por penu·rias que hoy conmueven. Lo hace, de otra parte,apoyándose en su propio instinto de gran educadorpues de temprano abandona las aulas universitariaspor juzgarlas pasto de la rutina espiritual, de modoque jamás se recibió de grado alguno aquél quetantos, luego, habría de otorgar. Dicho en otras pa·labras, su formación espiritual en lo que atañe alintelecto puro es cosa que realiza sujeto al solodictamen de su propia orientación y por exclusivo

8. José Emiiio González - .Hostos as a Philosopher•.Disertación presentada en Graduate School. Boston Univer.sity, Bastan. Mass., 1941, para optar al grado de Maestríaen Artes, Departamento de Filosofía. (Inédita). .

9. Pedro de Alba - Hostos. Prólogo y selección de-----,' México, Ediciones de la Secretaría de Educa·ción Pública, 1944, p. XXVI.

esfuerzo propio, pese a los veinte años que tenía.Fue entonces cuando se nos revela como genialeducador por vez primera, educador de sí mismo,al más alto nivel, hecho que multiplica las dificul·tades de una tarea ya de por sí difícil.

Con todo, sin embargo, no es este mundo delpensamiento discursivo suyo lo que en máximo gra­do le ofrece a nuestros días la admiración mayor.Hay un tercer nivel de aproximación que diáfana­mente se columbra entre la lluvia de preguntas queen decir nuestro avisoraba el alma colectiva ameri­cana. Se trata de la re~lidad verdad de su mensajeauténtico y total. Por aquí se pretende penetrar másallá de los hechos y hasta de las mismas ideas parabuscarle a la figura in tato un sentir y acaso susentido. Es cosa de poner en relieve y clarificar quelo anecdótico de su vivir egregio, los contenidosde cuanto escribiera, las preocupaciones que tantole agobiaron, sus ademanes, luchas y forcejeos, tris­tezas y alegrías. forman un conjunto orgánico demanifiestas evidencias que pugnan por develar e in­cluso noticiar la semilla y el fruto de otra realidadescondida donde el hombre quisiera afincar su es­peranza, modular sus rumbos, plantar sus banderas.Este nivel comprensivo de oteas hostosianos estásin duda en su instante del alba. Vale decir, elhombre alerta de los tiempos nuevos en tierra ame·ricana recién cae en la cuenta de que el centro irra­diante de lo hostosiano radical palpita en "su vidainmaculada y asombrosamente fecunda ... ejemplosuperhumano" que ya dijera Pedro Henríquez Ure·ña.1o Vida de "lucha entre el corazón y la conciencia,lucha fiera y mortal, superada acaso en otra vidareal" como afirma América Lugo.1I Y como "su me­jor legado" la ha visto con acierto también VicenteGéigel Polanco.12 Vida de asceta o santo laico lo hanllamado otros. En fin, podríamos discrepar por víadel mero pensamiento discursivo, respecto a las"ideas" o tópicos de signo intelectual que frecuentóel Maestro. Antonio Caso señala correcciones alefecto.1l Pero donde no caben discrepancias de clasealguna es frente al asombro que a todos nos embar­ga cuando nos acercamos a esa vida en majestad sinnombre recortada. Toda semblanza que no instalesus miras en esta perspectiva quedará relegada apura periferia sin dar fe del semblante ya que los

10. Pedro Henríquez Ureña - Op. cit., p. 149.11. Américo Lugo - «Los escritos literarios de Hostos-,

p. 189 en Hostos, Peregrino del Ideal, Ideario y trabajosacerca de Eugenio María de Hostos y apéndice por EugenioCarlos de Hostos, París, Ediciones Literarias y Artísticas,1954, 461 págs.

12. Vicente Géigel Polanco - -I.a vida de Hostos, sumayor legado-o Páginas del Centenario en Puerto Rico Ilus­trado, San Juan de Puerto Rico, enero 28, 1939, pp. 2, 72.

13. Antonio Caso - .La filosofía moral de Eugenio Ma­ría de Hostos. en América y Hostos, La Habana, Cultural,1939, pp. 209-222.

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hechos cuando mucho serían símbolos que revisteel verdadero acontecimiento americano que advir­tiera Mauricio Magdalena en el puertorriqueño de­cisivo.l • Reiteramos: no son siempre las "ideas",aun cuando gran volumen de éstas tengan no sólopresente fecundo sino futuro infinito, lo que real­mente vale y pesa para el hombre de hoy en estoslares, sino precisamente la vida de donde esas ideasemergieron llenas de sangre vigorosa y pulso entrance de un crecer irremediable. Vale decir porconsiguiente, que la verdadera obra hostosiana, suauténtica y definitiva aportación con carta de tras­cendencia y pennanencia sea justamente su henno­sa vida. Sus Obras Completas o incompletas, esdecir, sus escritos y otras realizaciones se nos apa­recen como concreciones desprendidas de aquel vi­vir egregio. O si se quiere desprendimientos míni·mas, fragmentarios y un tanto "naturales" que hoynos prestan acceso al sentido de su Obra verdade­ra, digo, aquella vida cumbre.

Así las cosas nos parece entender que se despejaen algo la situación de ahora entre Hostos y noso­tros. Las obras mismas o legado escrito han de co­brar relieves preeminentes en tanto nos ofrezcanlos veneros hondos del Peregrino impar. De ahí queel Diario íntimo o La sonda, como también solíallamarlo, tendrá sitial de privilegio. En sus páginasbrotan luchas desnudas y agonías del hombre inso­bornable. Es confesión de par en .par abierta confranca puerta al volcán interior. Luego, La peregri­nación de Bayoán, primer testimonio cabal que ledebemos, llega a nuestras manos y amerita aten­ción más allá de criterios estéticos. A juicio nuestroes capital documento hostosiano habida cuenta deque constituye la absoluta profecía de si mismo. Enseguida cumple otorgarle paso a los ensayos dete­niéndo la mirada en Hamlet y de modo especial enaquellos que abordan personajes significativos. Enéstos el Maestro siempre subrayará su estimativa,por consiguiente, delatará propios sentires. De he­cho las normas y criterios con que Hostos mide lavida de otros grandes fonnan, como cuerpo, unmodelo. Esto comporta exigencias de tal rigor queal recuerdo nos llegan aquellas normas de virtudcasi cruel del más viejo estoicismo. Y a propósito¿qué ha de decimos él mismo de la vida y sobretodo de su propia vida? No más que ir espigando10 que sobre el particular ha consignado, colmaríapáginas sin cuento. Valga un puñado de frases de­latoras.

Todo mi pensamiento ha estado concentrado hoyen esta idea: es horrenda la vida sin objeto.

Diario 1, 27 de mayo de 1868, p. 73.

14. Mauricio Magdalena - OP. cit., Pp. 223-227.

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Una vida no es fuerte sino cuando se ha consagra­do a conquistar su ideal por sencillo que sea.

Diario n, 20 de sept. de 1874, p. 159.

Es decir, la vida auténtica 10 es en tanto tieneobjeto y norte definidos. De igual modo la vida ver­dad se fortifica en la medida en que responde a lallamada de un ideal, no importa sea sencillo.

La vida es un viaje; la razón no sabría encontrarel punto de partida si no fuera por el terruño cuyaimagen atrayente vemos por todas partes.

Diario, 1, 14 de sept. de 1869, p. 133.

Estamos frenté a un curioso y sorpresivo hallaz­go. En cierto modo la meta llameante y el inicialnúcleo surtidor coinciden. +ER apariencias, por 10menos, la concepción hostosiana de la vida cabalnos descubre cierto contorno cíclico. Y es que esta­mos ante la misma imagen de la Patria vista porvertientes distintas que Hostos llamará "Patria­suelo" y "Patria·libertad". En tanto el centro de trae"::ción hacia la plenitud de una vida, tal referenciasería "Patria-libertad"; en tanto toque nutricio enel amanecer de la jornada, será la "Patria-suelo".15Dato de sumo interés, que precisamente hoy em­pieza a barajarse con asombro: la razón está con·dicionada por el ámbito nutricio de la Patria.

La vida es un arte: ¿por qué sabiéndolo he dedesdeñado?

Diario 1, 7 de enero de 1870, p. 204.

Todo es un arte en esta vida; y el arte más difí­cil el que, venciendo la pasividad generosa queinfunde el amor incondicional e impersonal delbien, S1.ij)one la condición de personalizar en síel ·bien que contribuye activamente a conquistar.

Diario 1, 12 de febrero de 1870, p. 260.

Dichos capitales reveladores de que cuando ha­blamos de la vida de Hostos como su mejor obrao su más valiosa realización, no decimos una frasevacía sino que fonnulamos una rigurosa verdad decuerpo entero. Sí, el gran asceta o santo laico viviótallando su vivir de modo tan expreso, vigilante ycuidado, que en pie quiso dejamos como vida unahennosa obra de arte. Así también se explica sumilitancia como moralista tenaz de antiguo cuño.

Ante nosotros ahora la vida como un viaje cuyopunto de partida no puede encontrar la razón (yhabla un racionalista) si no fuera, anclando en elamado terruño de la Patria; vida que requiere unobjeto decisivo; vida como plena realización artís­tica; vida que exige un tramontar continuo hacia suobjeto, pero que al mismo tiempo impone "perso­nalizar en si el bien que contribuye activamentea conquistar", es decir, mundo interior adentro. El

15. Diario, T. 1, Vol. l, p. 283.

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acento agónico de esta madeja se desnuda en lasiguiente frase:

Vale más morir luchando que vivir muriendo.Diario 1, 10, de mayo de 1870, p. 308.

Y estamos en el mismo corazón del agitado re­molino de misterios hostosianos por antonomasia.Desde este centro que altemamente muda el rumbo-de su movimiento ya centrípeda ya centrífuga­mente, según el caso- parten todas las empresas,luchas, realizaciones hostosianas teñidas siempre desu genial grandeza inconfundible. Dentro del viajedel vivir que ya va dicho se ve nacer su famosaperegrinación bifontre, es decir, hacia sus "abismosinteriores", según propio decir, y mundo afuerasobre la vasta tierra americana que totalmente in·terioriza y hace suya personificándola como un bienque quiere realizar, quizás salvar, fórmula suya pre­viamente indicada.

El enlace entre el acto de peregrinar y el hechode la vida se manifiesta ya en el breve prólogo queantepone a la edición primera de La peregrinaciónde Bayoán. Por voz de Bayoán dirigida al lectorafirma:

Vosotros los que en vez de vivir, peregrináis, se·guid con paso firme: la desdicha que os esperaes tan gloriosa, que no la trocaréis por la inútilfelicidad de los felices. Los que no peregrinanque no lean. (Obras Completas, Vol. VIII, p.33.)

Quedan casi contrapuestos el vivir banal frenteal vivir auténtico que aquí se denomina peregrina­ción. Se ilumina además con claridad poética el sen·tido transfísico de ese peregrinar concebido porHostos en el cual mantiene siempre fuerte cargasimbólica. De común se han entendido tales ansiasviajeras como el mero allegamiento de pueblos ypaisajes o como el resultado de una exclusiva dedi­cación política cuando en rigor se trata de un diná­mico vivir en tensión de alta valía, incluyendo, ypor cierto fortificando, su gestión política. El salmoque al comienzo leímos ya lo sospechaba. Ahora esBayoán quien lo confirma con su fulminante sen·tencia admonitoria: "Los que no peregrinan queno lean".

Aún más, al cierre de la novelita, Bayoán advier­te que América, su Patria, está sufriendo y haciaallá se encamina para prestarle ayuda a "esas repú.blicas" y continuar peregrinando...16 Clara profecíade Hostos a los veintitrés años y que rigurosamentecumplió en su vida.

Ahora bien, la obra que devela la actividad cons·tante del torbellino donde se fragua al par que segenera todo desarrollo hostosiano es el Diario, paranosotros su obra capi,tal, y en su género de litera·

16. La Peregrinaci6n de Bayodn, Vol. VIII, p. 320.

tura confesional sin nada comparable en todo elhemisferio. Pese a las limitaciones con que puedecontar debía ser lectura obligada para quienes qui.sieran acercarse al Maestro responsablemente. Des­de ella se nos permite compulsar dramáticos proce.sos que dan al nacimiento de sucesivas trayectoriascumplidas en la vida del "puertorriqueño culmi­nante" como ya se ha dicho.

Allí, por ejemplo, asistimos al crecimiento de suconcepción de "hombre completo", aportación fun­damental a la antropología americana por cuantomodula una imagen del hombre que supera conmucho a la pura concepción del hombre racionalis­ta que puso en juego el positivismo, corriente depensamiento que en general, Hostos mismo suscri­be pero que en este particular rebasa para supe­rarla, según certera observación del pensador VíctorMassuhP

Para Hostos el hombre completo supone:

Ser niño de corazón, adolescente de fantasía,joven de sentimiento, en la madurez temprana, enlo que quiero llamar edad cientifica; ser armoníaviviente en todas nuestras facultades, razón, sen­timiento y voluntad movidos por conciencia; sercapaz de todos los heroismos y de todos los saocrificios, de todos los pensamientos y de todoslos grandes juicios, y poner en todo aquella sin­ceridad, aquella verdad, aquella realidad del serque sólo de ese sentimiento, que sólo de él tras­ciende; ser, finalmente, un mediador entre el ra­cionalismo excesivo, no por racionalismo, sinopor absorber en él todas las demás actividadesindependientes y necesarias del espíritu, y entreel pasionalismo de los que creen que todo lo hacela pasión, eso es 10 que llamo yo ser hombrecompleto, eso es 10 que practico.

Diario I1, 31 de diciembre de 1869, p. 194-5.

Un hombre de tales dimensiones armónicas enmodo alguno da un paso o deja margen a mutila­ciones del espíritu. Ese es el hombre que él le pro­pone a su dolida América. Hombre que coincidecabalmente con lo que ahora llamamos "hombrenuevo". Hostos decidió probar que era posible vivirlas experiencias que esta imagen humana comportay para ello embarcó su vida total en dicho experi.mento. "Eso es lo que practico", nos ha subrayado.También lo ha visto finamente ya Massuh. Tanextraña práctica nos da claras noticias de su asom­brosa heroicidad moral. Porque en ello iba mucho;iba nada menos que la salida por donde la praxishostosiana franquearía su entrada en el caóticomundo social de nuestra América, rebasando en talforma el puro solipsismo subjetivista a secas. Esprecisamente en Hamlet, el más denso de todos susensayos, donde retoma el mismo tema a propósito

17. Víctor Massuh - América como inteligencia Y pasió,r.México, Tezontle, 1955. pp. 34-36.

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del Príncipe al hablarnos del "más humano de losinterese~" que afinna ser "el que para el bien colec­tivo, resulta del progreso del ser en el ser mismo".11Es decir, el "·hombre completo" que él practicaradebe redundar en modelo dinámico y actuante parael bien colectivo americano. Aquí entronca sin du­da, la extraordinaria gestión de educador que pro­fesó el Maestro. Es posible también que ésta sea lagran apertura que 10 lleve a aplicar dentro de lasconcretas realidades de estos pueblos amargos elpensar sociológico, hecho que determina su interéstan humano al situarse junto a los desvalidos enestas duras tierras.

A la sazón se convierte en el apóstol de la edu­cación científica de la mujer: Chile, Santo Domingo.De paso recuerdo a las damas que en este año seinteresan por la liberación social de la mujerque Hostos fue singular defensor de los derechosde la mujer en horas muy difíciles. De igual mododefiende, los pobres explotados chinos en Perú, alpar que a negros, rotos, indios, guasos, gauchos ytoda la constelación de cuantos seres caídos se­guían sufriendo el peso doloroso de la desigualdadsocia}.l9

En el orden político demarca un sostenido desa­rrollo que va desde sus años jóvenes hasta el mismomomento de su muerte. Fue en España vigorosoadalid de la República, y en tanto a sus Antillas,fervoroso de la autonomía en los comienzos. Cuandotriunfan los republicanos españoles y no le hacenjusticia a las Antillas, Rostos rompe con la Españaoficial en memorable discurso pronunciado en elviejo Ateneo matritense. Sale de alli mordido porlas desilusiones y pone su vida al servicio de laIndependencia y la revolución de Cuba y PuertoRico, objetivos que se convertirán en su "idea do­minante" según su propio decir.20 Idea política queacompañó siempre al Peregrino. Más allá de la in·dependencia de las Antillas anhelaba una confede­ración antillana y a la postre la gran Confederaciónde Iberoamérica, como soñó Bolívar, a los fines decimentar en estas tierras la grandeza futura.

18. Critica, Vol. XI, p. 145.19. En el Diario, T. n, Vol. II, pp. 113-125 se incluye una

carta hallada en el manuscrito en la parte correspondientea la fecha de 19 de junio de 1874 y dirigida a Manuel A. yGuillermo Matta, en Chile. En la página 121 dice Hostos:..S610 importa que ustedes y cuantos en Colombia, Perú,Chile y Argentina leen y piensan, recuerden que no hubodía desde el 1871 h3sta febrero de 1874 en que, con motivoo sin él, no resonara algún clamor mio en favor de Cubaabandonada o algún insulto de los españoles o sus auxilia·res contra mí, porque clamaba casi s610 o en desierto enfavor de un pueblo mártir. en pro de la unión ridiculizadade todos esos pueblos, en pro de la emancipaci6n de larazón humana, en favor de la mujer, de los indios, de loschinos, de los huasos, los rotos, los cholos y los gauchos,otros tantos esclavos de la desigualdad social», (Subrayadonuestro).

20. Hombres e Ideas, Vol. XIV, p. 7.

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Ahora bien, sería cosa de no acabar jamás irpormenorizando todas las líneas de acción espiri­tual que emergen desde aquel centro motor vitalo remolino donde se entrecruzan y se fraguan alien­tos hostosianos sin cesar. El día en que podamosentrar en plena posesión de esa fuente prodigiosa,grande será nuestra riqueza. Es tarea que queda enesta sala para ser cumplida por los que aquí fre­cuenten. Se despejará entonces, el profeta, el poetay el filósofo que en aquel hombre tan completoconvivieron, Para alcanzarla importa sí, que la invi­tación que ahora se le gire sea limpia, cabal, com­pleta y sin complejos. No como ciertos tímidosabordajes hechos a su figura entre los' cuales nosapena el monumento censurado de Vittorio Machoque se halla en la Universidad de Puerto Rico. Elartista español estampó una palabra al calce de lasdos figuras que flanquean dicho busto. Ambas fue­ron eliminadas por manos desconocidas. Eran di­chas palabras las siguientes: Patria y Sociología.Hoy aquel será un monumento censurado hasta quese restaure.21

Igual sucede cuando se invita al educador quehubo en él a solas. O al maestro, sin más. O tansólo al político. O al sociólogo, jurista, etc. Divi­diéndolo o parcelándolo de antemano, ya no es jue.go limpio ni llevará muy lejos. La invitación alPeregrino debe ser generosa y completa como élse empeñó en ser. Debe ser Rostos entero.

Para ser más precisos he aquí su estaI!lPa físicaque tomamos de unas palabras introductorias ante­puestas al volumen América y Hostos:

En su físico, Hostos tuvo una hermosa cabeza,en sus mocedades cubierta por una cabellera ne­gra y rizada que el tiempo tornó en gris y sedosa,cuando habría querído verla blanca, y que élpeinaba hacia atrás, la cual dejaba completamen·te descubierta una ancha frente con grandes en­tradas laterales.

Desde su juventud usó crecida la barba, queencuadraba una fisonomía simpática, perfiladapor una nariz aguileña y animada por ojos gran·des y expresivos, de color verde, que la edadpuso grises y contemplativos. La tez, blanquísimay sonrosada, ligeramente tostada por el sol.

Estatura regular, complexión robusta, andarmesurado, ademán naturalmente majestuoso,completaban un todo en que había perfecta aromanía entre el ser moral e intelectual y el físico.La modestia arropaba al hombre y al pensador.

Este es el hombre, no cabe confundirlo; sea connosotros.

21. Véase lámina incluida en la página 44 de la mono­grafía sobre nuestro autor publicada por la Casa Hispánicade la Universidad de Columbia: Eugenio M. de Hostos(1839-1903). Vida y Obra. Bibliografia. Antologia. New York,Hispanic Institute in the United States. 1940, 44 págs.

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La tarde

Por JORGE IBÁÑEZ

La tarde estrechame lleva entre altos muroshasta tu dedo, a tu piedra,yo me conformo ya como antes,como prometi no hacerlo md.s,y al llegar a tu voz,bajo la míaque no sabe reconocer el momento,sólo estrellasy \'oces del caseríoy la montaña a tus pies:nos ha abandonado la misericordiay el miedo,ya no hay trigoni castigosólo quedo yoentre el río y las guajanasy tú a solas con tu albedríoporque la gente y hasta la soledadnos miran desde muy lejossimulando indiferenciaen tenebrosos comedoresde burdas casuchas de barrocasi cerca del camino.

New York, 1975

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Reflexiones en torno a"De lo familiar" de Oiga Nolla

Por LOREINA SANTOS SILVA

"D E LO FAMILIAR" ES UN LIBRO RARO Y NOVEDOSO DEN-tro de la tradición de las obras cuyo tema es

la patria. Se trata de la explosión de un ser ago­biado por la problemática en que está sumergidanuestra tierra. Este ser, cumpliendo con la necesi­dad imperiosa del desahogo, plasma el caos dePuerto Rico en el caos de la obra.

Desde el inmenso edificio de vidrio, que poética­mente se ha construido, con el sigilo de un Argos.delinea la penosa situación por la cual atravesamos.

A través de la compensación mujer-patria o seadel yo y la circunstancia, va creando conciencia deque a pesar de la indiferencia del puertorriqueñomasa, ante las violaciones de la tradición, lo autén­tico emerge aunque sea del trasfondo de esas notasdegenerantes que pennean la cultura:

aun así desnuda adormecida aun así comerciali­nos perteneces [zadapor rito y por derecho con tu chanchullo, tu jai-

hería, tus niños drogados y tu alegríanos perteneces [irresponsable

forma especial de quien te solicita

Si buscamos lo auténtico en nuestro fondo, si nosenfrentamos al problema "cara a cara~ podremosrescatar ese algo inconfundible que nos hace dife­rentes del resto del mundo.

Por supuesto, es necesario aceptar la realidadde las limitaciones de este suelo, su pequeñez, susescasos recursos naturales o lo que ella llama "ju­go escaso" con el que a duras penas nos alimen­tamos. Mas hay algo que está por encima de lasrutinas biológicas. No sólo de pan vive el hombrecomo lo atestigua el proverbio. Es importante, ade­más, ser algo para algo. Ser puértorriqueño paradefender la puertorriqueñidad; para poder como

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bien lo ve Unamuno, proyectarnos a las esenciasuniversales.

No importa que algunos de los rasgos que nosdefinan sean:

seis chorreao tropicalo ay bendito

cosas así tan dichas tan trilladasque son superficiales pero ciertas

y son y están en caldo de emergencia...

Lo que vale es, que aún esas cosas insignificantesaguardan el momento de poder suplantar las su­perficialidades impuestas por una cultura ajena ala nuestra.

Es interesante que la autora, conforme a la filo­sofía de vida existencial, presuponga que sólo nues­tros hombres puedan tomar las medidas para elr~scate porque "Dios tiene una mella triple", la dela trinidad, y toca a ellos, imponerse dicha respon­sabilidad:

la medida del mundo vuelve a mis manos...

Honradamente. acepta que ella ve más claramen­te los problemas de la isla porque tiene tiempopara meditar... ¿Es que nos ofrece ese método paradespertar conciencia de las cosas? Lo trágico esque el pobre que lucha en un desenfreno vital, enaras de la supervivencia, sólo desea descansar des­pués de la agobiante rutina. Sería maravilloso si éltambién pudiera unirse a una lucha consciente.

Desgraciadamente, el hombre común, el que de­pende de su sueldo para lo básico, está demasiadocerca de aquellos padres explotados, con los estó­magos vacíos o a medio llenar. Todavía se sientesatisfecho de poder participar activamente de estanueva sociedad de consumo, de gozar de un mundodenegado a los ancestros. Y hay que justificarle

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porque está aún demasiado cerca del sufrimientode los padres y porque no puede dedicarse a defen:tier una causa que todavía no hemos logrado con­cretizar en forma convincente. Hablemos claro, nin·gún niño deja la teta por dame acá estas pajas.

No queremos decir con esto que no- haya espe­ranza de redención. No. Ella lo capta muy bien enel "aún te retienen los que te han desprovisto designificado". Todos, en el fondo, pese al gran mate·rialismo que nos rodea, somos puertorriqueños.

La tierra, pobre tierra, de nada nos puede acu·sar. Somos el producto de ella:

tus manos girando eres tú misma en ellos conver·tu misma laxitud... tu propio grito [tida

Ya Margot Arce ha tocado este tema de la proyec­ción de los rasgos físicos de la isla a los rasgosanímicos de sus hombres en su ensayo "Paisaje dePuerto Rico".

Pero el mal no está solamente en la influenciadel paisaje. Es notable la facilidad con que el puer·torriqueño adapta los modos exteriores:

los ·bartenders los croupiers los taxistas los ma­[ricones

mientras el radio disparateaLECHE KLIM

klim klang de las carroceríasCERVEZA CORONA SI

para coronar un día atascado entre otros dos

Nos desenvolvemos en el mismo PUERTORICOBU·RUNDANGA que viera Palés hace muchos años conla diferencia de que va tomando el matiz de la es­tridencia. La juventud rechaza la tradición. Inclusi·ve el hermoso Río Grende de Julia de Burgos seconvierte en risible ironía:

riolodo de pachangaríoamargo y cantolargorioseco cuando juye

serpientejaibaserpientejaiba

..................................................................cuan dulce sin embargo tu abrazo de PAN

HOLSUM

A veces, su actitud ante este mundo de regueroy burundanga, es un tanto paradógica:

no estoy en contra de" que te desdobles y nutrastus raíces con mierda

porque a pesar de estas palabras, nos habla del"punto débil de la muralla" o sea del lugar clavepor donde podemos empezar a romper la "marañade consumer goods" que es, 10 que, aparentemente,causa el mal o lo que ella acertadamente llama "la

mierda". ¿Acaso confía en la redención inevitable?Peor aún es la visión de un pueblo que se pierde

ahogando las presiones socio-culturales en una ca­terva de drogas o pastillas que adquiere sin nisiquiera las restricciones médicas: .. LIBRIUM","VALIUM", "DISOMER", "ORNADE", "CHLORD­TRIMETON", "BACID", "PERIACTIN", "ORTHD­NOVUM", "Bl", "BI2", "B2", "A". "C", "E"... Talparece que nuestro hombre quiere acorazar el cuer­po para encararse "al peso de los mitos". Paulatina­mente nos convertimos en una sociedad de hipocon­dríacos y lo peor de todo es que los farmacólogosamericanos (que perdonen la broma) no han logradofabricar una droga contra la abulia de los seresante la problemática de la patria.

Algo sumamente vital en el libro es la acusaciónabierta y certera que hace a los políticos. Es unamujer valiente. Sabe echar a un lado parentescos ycompromisos para llamar las cosas por su nombre:

los embaucadores profesionales posando de poli­[ticos

Indudablemente son los representantes del gobier­no los que reiteradamente venden el alma del pue­blo al primer diablo que les sale al paso aunq,uecon ello sólo logren que todos, inclusive ellos mis­mos, vivan un "clisé tras otro".

A la vida de "clisés" hay que buscarle solución.Pero lo que sucede es que los que hoy se dan acti­vamente a la lucha no pasan de ser:

una esperanza sistemáticaun cálculo inocenteuna planificación de la angustiaun templo de mentiras carcelarias

en otras palabras, hemos trabajado mucho en vano.No contamos ni siquiera con un partido fuerte yunido sino con un "sistema".

Lo trágico en el caso de ella es que quisierapoder decir "yo acuso"; pero pertenece al "esta­blishment". Quizás por esa razón su "despeño" esconsciente y su lucha queda relegad~ al intelecto:

mi tristeza ante su nada es literaria y absurda

Ella no puede encajar en el caos porque lo sientecomo una afrenta.

Si cuestionamos algunos aspectos formales dela obra, inmediatamente nos damos cuenta de queel caos no se limita al tema. Cierto que hay unavisión de fragmentación, degeneración y sustituciónde nuestros valores, cierto que va develando unatierra casi irreconocible debido al sometimiento aese país controlador del destino del pueblo; perocierta es también la trascendencia del caos a losdemás pormenores del texto.

Estructuralmente hablando, no hay un patrón

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fijo. Los temas recurren sin ningún otro propósitoque contribuir, tal vez inconscientemente, al desor­den. Un caso concreto de ello es la reiteración, envarios lugares del libro, del tema de la "burundan­ga" en que nos desenvolvemos.

En cuanto al estilo nos enfrentamos a un herme­tismo de estirpe un poco neobarroca. Afortunada­mente el artista nunca rompe del todo con la reali­dad. Aunque ambicione crear un mundo abstractolos vocablos le traicionan dándonos las pautas desu orbe poético. En la recurrencia metafórica entorno a la tierra y a sus hombres, construimos loshilos de su tema. La metáfora es novedosa. Quiere,conscientemente, nombrar las cosas de otra mane­ra. Es obvio que en la imagen inicial se percibe eleco de la tierra femenina y sensual al estilo deLloréns:

oro-rosa tu pelo...tus caderas oscilan la curva al infinitotu desnudez enamorada se contempla en el agua...

pero inmediatamente se da a su propia ruta y latierra pasa a ser, "lo familiar:', "el ojo del mar","lo que nos toca en grito", "lo que está amigo enlos pies, en los callos, en los sobacos... JI, "lo quepisamos para llegar los últimos"...

Aparte de su juego metafórico, combina dos,tres o más palabras creando compuestos arbitrariosy en completa discordancia con las reglas estable­cidas.

Los vulgarismos aparecen con alguna frecuencia.Sabemos que no aportan nada novedoso al arte. Nohay más que recordar las comedias de Aristófanes.Los mencionamos porque en su obra, no son comoalgunos creen, notas discordantes. Más bien respon­cien a un mecanismo sicológico normal de darlecauce apropiado a las frustraciones vitales. En estecaso, a la impotencia para resolver los problemasde la tierra.

Notable es cómo ella, con la rebeldía de la van­guardia, rompe con la tradicional gramática. Elimi­na mayúsculas, puntos, comas, y otros signos quenos facilitan la mejor ordenación y comprensión deun texto. No sabemos donde termina un pensamien­to y empieza el otro. Tenemos que bucear la tra-

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dición sintáctica en medio de la confusión léxica.La métrica no es una excepción. No hay un pa­

trón fijo ni de medida de los versos, ni de rima,' nide división estrófica. Sólo se percibe, en el desor­den, un tono angustioso e irónico que marca lacadencia de sus liberados versos.

Inclusive en la forma de abrir el libro, hay inno­vación. Tal parece que bregamos con una libretade apuntes de taquigrafía.

El título, contrario al hábito, aparece en la con­traportada.

Como vemos, el libro es todo un acto de rebeldíaque postula tres caminos. El primero el de la luchaactiva:

la voluptuosidad de la virtud de la verdaddonde estácarajaDONDE ESTAen los puños cerrados de los jóvenes limpios

queda el acto

Segundo. la vuelta a la vida inicial, primitiva.De ahí el.mandato que hace al joven tecato arras­trado por el vicio y la indolencia:

ven al montesabana de los bejucosmachete pico azadavamos a hacer un hoyo para que nazca el mundo

y tercero, una actitud de pesimismo ante la apa­rentemente, irremediable situación. Con ella, aceptaque somos un mito y los mitos al fin yal cabo noson concretizables. Oscilan en un mundo real-irrealinaprehensible. Con un sentimiento de profunda an­gustia nos habla de éstos:

un mito como un bloque en el centro del alma, ..

Aunque esta obra como casi toda obra inicialno sea definitiva de su estética, son innegables losrasgos de novedad, la preocupación genuina de laautora por señalar nuestra agravante situación, ysus sentimientos para con ese vientre, más amplioque el materno, en que por primera vez abrió losojos -Puerto Rico.

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Notas sobre la expresión teatralde la comunidad puertorriqueña

de Nueva York

Por VíCTOR FRAGOSO

E L PRESENTE TRABAJO PRETENDE ESBOZAR, CON LA IDEA

de que se expanda mediante foros y discusio­nes la documentación, el desarrollo de la actividadteatral puertorriqueña en la década del 1965-1975.Durante este tiempo se han perfilado estilos, se hancuajado técnicas y temáticas y se han entrenadojóvenes en el campo. Trataré específicamente deaquellos grupos que, o se han identificado comopuertorriqueños aunque presenten obras de otrasnacionalidades y temáticas, en español e inglés, oque aunque no fueran exclusivamente puertorrique­ñas por emplear directores y artistas visitantes nopuertorriqueños, bregan exclusivamente con el temapuertorriqueño. Dentro de estás categorías quedan:El Teatro Rodante Puertorriqueño, El Nuevo Tea­tro Pobre de América, El Teatro de Orilla, El PuertoRican Ensemble, El Teatro Jurutungo y El GrupoGuazábara.

Desplazada de su territorio por razones primor­dialmente económicas, la clase trabajadora puerto­rriqueña aparece sin bombos ni platillos, a trabajaren las fábricas y campos agrícolas de los EstadosUnidos. El puertorriqueño no se traslada como in­dividuo, esporádicamente, sino como una colectivi­dad que hoy día llega a ser más de la tercera partede la nación puertorriqueña. Se traslada un mundo,una cultura, con una visión colectiva de la realidad,y una necesidad vital de mantener su cohesión cul­tural en el nuevo ambiente hostil.

No venimos preparados; no se tiene una claraidea de lo que costará sobrevivir en este nuevo am­biente. Con la desintegración de la economía agra­ria de la isla, la emigración masiva hacia las ciuda­des norteamericanas, especialmente Nueva York, seintensifica dramáticamente a partir del 1945. Porun tiempo no veremos expresión evidente del artedel pueblo en tránsito. Las instituciones angloame­ricanas (el sistema educativo, por ejemplo) no tie-

nen cabida para los nuevos migrantes, que son con·denados a ocupar el ínfimo escalón de la estructurasocioecon6mica de esta nación. El pueblo, entonces,no siente que está aquí para quedarse, sino paradesahogarse un poco económicamente y regresar ala isla. Muchos van y vienen envueltos en una deso­rientación extenuante: hay una necesidad de regre­sar a menudo a la isla a renovarse, pero las fuerzaseconómicas vuelven a desplazarlos.

En el nuevo ambiente hay que emplear todas lasfuerzas en sobrevivir. Hay que concentrar en tra·bajar, porque la competencia es ardua; en ahorrarpara enviar algún dinero a los familiares en PuertoRico, que también necesitan asistencia; luchar por­que los hijos se adapten y sigan en un sistema es­colar que simplemente no tiene cabida para ellosy andar con la angustia a cuestas de que, al nopoder entrar al sistema que supuestamente los pre­parará para conseguir buenos empleos y unas con­diciones decentes de vida, busquen una defensa enla violencia colectiva de las gangas o un paliativoen las drogas. La familia se enfrenta a nuevos pro­blemas; los jóvenes, bajo las presiones de la nuevavida, rechazan por un momento los patrones de suspadres, quienes tienen menor capacidad de adapta­ción que ellos. El lenguaje español va cediendo pasoa una combinación de inglés y español que cumplela función de transición entre dos generaciones ypreparación para la sobrevivencia en la sociedadnorteamericana. El gueto es el invernadero.

Por un tiempo, dije, no veremos expresión evi­dente del arte del pueblo en tránsito. Poco a pocose oirán los tambores sonando desde El Barrio; losjóvenes están hablando el lenguaje del ritmo. Mástarde los tambores se trasladarán al Parque Centraly a todos los espacios abiertos que estén accesibles.Habrá desfiles puertorriqueños en los cuales lacomunidad, en su necesidad de sentirse parte de

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algo que entienda, de celebrar colectivamente, si­gue los esfuerzos de un grupo de gente de buenafe que, junto a algunos politiqueros oportunistasque buscan ganarse el favor de la comunidad puer­torriqueña, consigue un permiso de ]a ciudad paraque marchen por unas horas por.la impresionanteQuinta Avenida. Aparecen estaciones de radio y te­]evisión que perpetúan, sin criterio selectivo, enmedio de una mediocridad atrofiante, las familiaresnovelas, interrumpidas constantemente por anun­cios comerciales que lo venden todo desplegando elso], las palmeras, el mar y las montañas de PuertoRico, cebándose en ]a nostalgia del pueblo por suparaíso perdido. Habrá clubes nocturnos que man­tengan vivas las raíces de nuestra música, que vanenlazándose con las de otras músicas latinas paracrear un nuevo producto, verdadera expresión de]a comunidad latina de Nueva York.

Las tensiones dentro del gueto se van intensifi­cando. El carácter gregario de nuestro pueblo tam­bién se intensifica en el gueto. Si en Puerto Ricono había necesidad de cuestionarse eso de ser puer­torriqueño porque, al fin y al cabo todo e] mundoes puertorriqueño allí y vive en un 'lugar" de ellos"que se llama Puerto Rico, aquí el boricua era lla­mado Spic, y estaba fuera de su casa. Si allá no eraun gran pugilato el ser más o menos oscuros depie], aquí se encuentra con una nueva definiciónracial que lo divide de sus hermanos: White, Black,Puerto Rican, que lo hace punto intermedio en labatalla entre la sociedad blanca dominante y la na­ción afronorteamericana. Y ya no se es puertorri­queño por pertenecer a una comunidad cultura],sino por tener "cierto color", que no se sabe exac­tamente cuál es. El norteamericano le dirá a losmás claritos: "But you don't look Puerto Rican."Muchos que habían dado por sentada su puertorri­queñidad empezaron a cuestionarla, a analizarla pa·ra entenderla. Irónicamente, la sociedad racistanorteamericana contribuye a que se definan comopuertorriqueños para sobrevivir. Algunos de nues­tros jóvenes se identificaron más con la juventudafronorteamericana porque con ellos aprendieronel inglés del gueto; con ellos, en conflicto o enunión, buscaron romper el circulo vicioso del gueto.Como el afronorteamericano, el único acceso quetenia el puertorriqueño al reconocimiento en la am­plia sociedad norteamericana, era a través de lamúsica y los deportes. La lucha libre en la televi·sión y en persona se convierte en nuestro teatro.Vemos allí caras nuestras enfrentándose a otras, yaunque sepamos que es una farsa, al menos pode­mos participar con nuestros gritos y comentarios,apoyando al bueno e insultando al malo.

El artista puertorriqueño que llega a ser acep­tado al nivel nacional en los Estados Unidos, pormucho tiempo ha tenido que representar los pape-

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les estereotipados: "fiery Latin", criados, prostitu­tas, indios o chicanos indolentes y estúpidos, puer­torriqueños de gangas o desequilibrados mentales.La notable excepción es José Ferrer, quien pierdetoda identificación con ]a comunidad puertorrique­ña. Aquellos artistas tenían que depender de los li­bretos que Broadway y Hollywood habían prepara­do. A]gunos de ellos han quedado patéticamenteagarrados a tales patrones para sobrevivir comoartistas, aspirando a los grandes premios: el Oscar,el Tony, el Obie. Otros comenzaron a buscar a]ter­nativas y a crear un teatro que estuviera más cercade ]a expresión de nuestro pueblo.

No es hasta la década del sesenta que la comu­nidad hispana de Nueva York desarrolla una acti·vidad teatral constante. Cediendo a las presiones delos grupos menos privilegiados, las institucionesempezaron a aflojar un poco de dinero para calmarlos ánimos. Pero había todo un proceso que seguirpara obtener esos fondos: propuestas bien escritas,con detallados presupuestos, informes exhaustivos amediados del año fiscal y otras complicaciones. Losartistas tienen que aprender a ser administradores,a explorar y entender los mecanismos mediante loscuales las compañías en este país se mantienen tra­bajando.

En 1953 se presenta por primera vez, y antes deestrenarse en Puerto Rico, La carreta de René Mar­qués, el dramaturgo puertorriqueño más prominen­te de las últimas dos décadas. La obra trata, preci­samente, de ]a experiencia destructiva del desplaza·miento de una familia puertorriqueña en busca demejor vida. Se desplazan del campo al arrabal ur­bano y de éste al gueto neoyorquino. La obra sepresenta en el Hunts Point Palace para los vecinos.Los actores se reúnen y pagan entre todos ]a rentadel local. El grupo se dispersa debido a la dificul­tad de mantener una labor teatral además de otrostrabajos para ganarse la vida. No es hasta el 1965que la obra se presenta otra vez, esta vez en elGreenwich News Theater, para un público de hablainglesa. Hubo ]a intención de los artistas envueltosen este proyecto de decirle al público de habla in­glés que sí había un teatro puertorriqueño que po­día medirse con los criterios del amplio mundoteatral de Nueva York. Las reseñas en los periódi·cos en inglés fue entusiasta y favorable, aunquecon un toque de sorpresa paternalista.

El año 1965 es también significativo porque secelebra la primera Noche puertorriqueña de poesíay música, auspiciada por el Shakespeare Festival enel Teatro Delacorte del Parque Central. Las institu­ciones culturales, presionadas por las voces que yaempe1aban a surgir del gueto, empiezan a reconocer]a presencia artística de la comunidad puertorri.queña. Participan, entre otros, Miriam Colón, quienhabía estado a cargo de la presentación de La. ca-

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rreta y Pedro Santaliz, joven poeta y actor puerto­rriqueño que había hecho estudios formales de tea­tro en las Universidades de Puerto Rico y Buffalo.Participa también Jaime Sánchez, quien más tarderecibirá crédito del público de habla inglesa por suactuación en la película The Pawnbroker (El presotamista). También participa Ramito, uno de losmáximos exponentes de la música folklórica puer·torriqueña. El programa incluye poesía desde MaríaBibiana Benítez basta los escritos del Grupo Gua·jana y combina la música folklórica con la populardel momento. El programa fue enteramente en es·pañol. El New York Times (24 agosto 1965) diceque "un vocero del festival había dicho que habríanarración bilingüe, pero que, aparte de las presenta­ciones del maestro de ceremonias (Pedro Santaliz),no hubo traducción alguna y aparentemente no hu­bo necesidad de ellas". El público que ,abarrotó elteatro era puertorriqueño. Los 2,300 asientos delTeatro Delacorte estaban ocupados y había una mulotitud de 400 o 500 escuchando el programa fueradel teatro, por los altoparlantes que habían sidodispuestos anticipando la nutrida concurrencia. Lacomunidad puertorriqueña buscaba la expresión co­lectiva; el español era el idioma que entendía y conel cual se identificaba en su lucha por la sobrevi.vencia en esta sociedad; el parque, el aire libre,proveían la atmósfera informal, de ritual y partici­pación, que era indispensable para conmover alpúblico. Cuando, meses más tarde (el 28 enero 1966),el mismo programa se presenta en el Camegie Hall,es un fracaso. Los artistas comprenden que no esfácil sacar la comunidad de su ambiente así porquesí y pretender que venga a un teatro extraño, fuerade los límites de su vecindario, en un encerramien­to que no les permite moverse, transitar, traer a sushijos, comentar. El festival se presenta por terceravez el verano del 1967, otra vez en el Teatro Dela­corte. Bajo una espesa lluvia, los actores decidencomenzar el espectáculo. El nutrido público decidequedarse en sus asientos, improvisando toldos, de­safiando la lluvia. En este programa, además de losya mencionados, participan Carla Pinza, Raúl Juliá,algunos de los artistas que más tarde constituiránel Nuevo Teatro Pobre de América, el Teatro deOrilla y el Puerto Rican Ensemble.

En un intento de bregar con las crecientes ten­siones del gueto, el alcalde de la ciudad de NuevaYork crea los programas de Task Force, que actúande mediadores entre su oficina y las comunidadeshispanas y afronorteamericanas. En un intento dellevar el teatro a las comunidades puertorriqueñas,los artistas envueltos en la producción de La carre­ta, deciden llevarla por las comunidades hispanas.Así comienza las actividades del Teatro RodantePuertorriqueño de Nueva York, establecido bajo ladirección ejecutiva de Miriam Colón. Esta compañía

es la que ha durado activamente por más tiempo,subvencionada en parte por fundaciones estatales,federales y privadas. Mayor Lindsay's Task Forceprovee los fondos para esta primera producción. Enella participan, entre otros: Miriam Colón, LucyBoscana, Raúl Juliá, Carla Pinza y Jaime Sánchez.

El verano del 67 fue caliente. Hubo violentosconfrontamientos de la comunidad puertorriqueñacon la policía en El Barrio. En El Barrio y otraslocalidades se presentan dos obras de Roberto Ro­dríguez Suárez que más tarde se presentarán en elFestival de Teatro Puertorriqueño de San Juan:Las ventanas (con fondos del programa Title 1) yEl casorio.

La guerra de Viet Nam y las crecientes tensionesinternas del sistema, son la chispa que enciendetodo un movimiento de reevaluación de la S'jciedadnorteamericana; la comunidad afronorteamericanalucha por reafirmarse y hacer valer sus derechos;los estudiantes en la Universidad se rebelan, cho­cando violentamente con las fuerzas policiacas; sur­gen teatros de guerrilla: RAT (Radical Arts Troupe),El Teatro Campesino, San Francisco Mime Troupe,Bread and Puppet Theater y otras formas de teatroen la calle: The Jazzmobile, The Dancemobile, TheThird World Revelationists, el Ballet Hispánico deTina Ramirez. Las marchas a Washington, las de·mostraciones, los "sit ins" se convierten en unaforma de teatro que presenta las exigencias de losgrupos que clamaban por reivindicación social. Lacomunidad hispana del Oeste de Manhattan decide.. invadir" los edificios que la ciudad les iba quitan­do para fabricar viviendas más costosas. Los tam­bores empiezan a sonar más fuertes y acompasadosdesde Harlem y el Lower East Side.

Siguiendo la idea de la combinación de poesía ymúsica que había presentado el Festival Shakespea­re en su Noche Puertorriqueña de música y poesía,pero esta vez trabajando en la búsqueda de fondosy el control de la producción, se establece en 1968el Puerto Rican Ensemble, coordinado por WilliamNieves. El programa recibe oposición de algunosdirigentes de la comunidad que consideran las alu­siones a la ocupación de Vieques, a la gesta de La·res y a la figura de Pedro Albizu Campos. como"propaganda comunista". Tratando de utilizar suinfluencia, boicotean los anuncios del programa enla prensa hispana y hasta escriben cartas a las auto­ridades. El pueblo reacciona de diferente maneracuando se pronuncia el nombre de Albizu: con ce·rrados aplausos. Los oponentes trataron también deque se les descontinuaran los fondos, quejándoseal Departamento de Parques y Asuntos Culturales,quienes habían subvencionado la actividad. La ofi­cina de asuntos culturales se hizo de la vista larga,pensando quizá que estos eran asuntos internos,entre puertorriqueños.

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En el '68 también, se establece El Nuevo TeatroPobre de América, bajo la dirección de Pedro San·taliz y el asesoramiento administrativo y artísticode Shirley Chesney. Basado en los principios deGrotowski, Santaliz intenta crear un teatro puerto­rriqueño que se adapte a la realidad de las circuns­tancias. Sus temas se orientan hacia los problemasdel tercer mundo, aunque el enfoque es la inmedia­ta realidad puertorriqueña. Se empiezan a crear al­ternativas al "profesionalismo" burgués y se tratade despertar en nuestros jóvenes su talento dor­mido en años de confusión; se busca dar salida aun talento latente, listo a explotar. Pedro trabajacon adolescentes que no habían tenido contactoprevio con la labor teatral y artistas "profesionales"con entrenamiento formal en Puerto Rico y losEstados Unidos. Su labor es esporádica; se circuns­cribe mayormente a programas de verano que sedesmantelan después de varias presentaciones endiversas localidades. Santaliz se mueve constante­mente entre Puerto Rico y Nueva York, haciendolabor aquí y allá, a medida que aparecen escasosfondos. Pocos miembros participan en más de unao dos producciones. Las obras, aunque parten deun concepto del director, se elaboran y evolucionanen talleres, recogiendo las experiencias de los parti­cipantes. Se incorporan los tambores al teatro, ya veces un grupo musical independiente de la obraque forma parte de la presentación. Siguiendo lacorriente del teatro de vanguardia, se trata de romoper la división entre actor y espectador. El poco di·nero que se recibe del New York State Council onthe Arts se emplea no en elaborados sistemas deluces o costosos escenarios, sino para proveerle suel­dos a los artistas participantes, muchos de los cua­les comparten un mismo apartamento. El teatro espara ellos una expresión artística de su lucha porla sobrevivencia en esta sociedad. Se emplea inva­riablemente el español, dando la impresión de quees un teatro de los "crudos", los acabados de llegar.Se trata el tema de las drogas, conocido porque esuna de las experiencias del gueto. Se combina lafantasía con la realidad, el mundo de los juegos in­fantiles con la crueldad del mundo atrofiante delgueto, el sentido del humor con el mensaje social.Las obras todas tienen un carácter de cosa sin ter·minar, abierta a lo imprevisto. Cofresí, Cemi en elpalacio de Jarlem y Guaracas son tres de las obraspresentadas por este grupo.

También en 1968 el Teatro Rodante Puertorrique­ño, en un intento de llegar a un público que no fue­ra exclusivamente hispano, presenta la obra Winter­set, del norteamericano Marwell Anderson, ademásde una producción en español de la Farsa del amorcompradito del puertorriqueño Luis Rafael Sánchez,dirigida por Pedro Santaliz.

En el 1969 las tensiones sociales se intensifican.

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Los estudiantes puertorriqueños ocupan las oficinasde los decanos y exigen el establecimiento' de pro­gramas de Estudios Puertorriqueños que servicianpara ayudarles a estudiar sistemáticamente la his­toria de su pueblo, su cultura y a entender por quéuna tercera parte de la nación puertorriqueña, dela cual ellos formaban parte, había sido desplazadahacia Norteamérica. Tales programas los equiparianpara luchar por los cambios sociales necesarios paraacabar con la explotación de su comunidad, desdeun conocimiento verdadero de su identidad. Se po­pulariza la frase "estoy orgulloso de ser Puertorri·queño", se revive el espíritu de Lares y las figurasheroicas de Betances y Albizu. Se empiezan a mani­festar los poetas del gueto: Piri Thomas, PedroPietri, que, aunque habían perdido su habilidad deexpresarse en español, se sabían puertorriqueños,a pesar del rechazo que reciben de parte de puristasculturales desde la isla, como ejemplos de asimila­ción cultural.

En la primavera del '69 los estudiantes puerto­rriqueños ocupan oficinas de la administración deCity College; en septiembre, explota el contraversialasunto del R.O.T.C. en el campus de la Universidadde Puerto Rico, que culmina con la muerte de Anto­nia Martínez, quien se convierte en mártir de la lu­cha estudiantil. Las confrontaciones en Puerto Ricocontribuyen a que se cuaje la lucha estudiantilpuertorriqueña en City College y se establece elPuerto Rican Student Union. En las paredes de losedificios que circundan lotes vacíos en los guetos,comienzan a aparecer amenazantes murales que des·pliegan las efigies de Betances y Albizu y la banderade Lares. Ya no se canta "La tierra de Borinquendonde he nacido yo....., sino "Despierta borinqueñoque han dado la señal.. ... Se establecen, debido a lapresión estudiantil, los Programas de Estudios Puer­torriqueños en muchos de los colegios de la ciudady programas de educación bilingüe en algunas insti·tuciones de enseñanza.

En este año el Duo Theater presenta Penitents(Dioseros), escrita y dirigida por Roberto Rodó­guez Suárez. Inmediatamente después, RodríguezSuárez dirige Crossroads (Encrucijada) de ManuelMéndez Ballester, en traducción inglesa de RobertoBoss.

Mientras la comunidad despierta buscando susraíces, un sector de ella ataca la idea de presentarteatro puertorriqueño en inglés a las comunidadespuertorriqueñas. Se argumenta que hay prioridadde ir a las comunidades hispanas cuyo problema,precisamente, es que no entienden inglés. Las pre·sentaciones del Teatro Rodante, ya por estipulaciónde las subvenciones, ya por iniciativa de los direc­tores, iba a veces a comunidades no hispanas dondesu mensaje puertorriqueño pasaba desapercibido.Se encontraba en una encrucijada: por un lado,

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quería dar a conocer a la población de habla ínglesala labor teatral puertorriqueña a expensas del pú­blico que no entendía inglés, y por otro, quererhacer un teatro de fibra puertorriqueña, con el cualla comunidad pudiera identüicarse, en un lenguajeque entendiera. La oposición que esta compañía hatenido con sus producciones en inglés de parte deeste sector de 'la comunidad ha ido disminuyendopor una razón obvia: ya hay toda una generaciónde puertorriqueños que se comunica más en inglésque en español. Es interesante apuntar que partede esa juventud "da acá" es la que se manifiestaelocuentemente en el Partido de los Young Lordsy el movimiento estudiantil puertorriqueño.

El lenguaje, como es de esperarse, se convierteen uno de los issues de la expresión teatral de lacomunidad puertorriqueña. Este va íntimamenteligado, tanto en la isla como en el exilio, a la sobre­vivencia de los patrones culturales. Algunos gruposse mantienen fieles a la idea de que hay una priori­dad de trabajar en español, tratando de llegar aaquellas personas que no tienen acceso a actividadesteatrales porque no hay un teatro en español querefleje su mundo, que se interese en ir a las comu­nidades a ofrecerlo gratis. Otros ven la necesidadde trabajar en ambos idiomas, ya que hay un sec­tor de la comunidad que se comunica en inglés o enuna mezcla de ambos idiomas. Los grupos que tra­bajan exclusivamente en inglés no se dan hasta re­cientemente, reunidos algunos en tomo a MiguelPiñero y su Familia, a raíz del dramático impactode SllOrt Eyes, drama de la vida del puertorriqueñoen las prisiones, en la comunidad neoyorquina engeneral.

Cuando la policía llegó a preguntar lo que hacíaun grupo de estudiantes en un lote abandonado, lecontestaron que estaban limpiándolo porque estabasucio. Los estudiantes habían pedido ayuda a lacomunidad, que donó pintura. Primero las paredeseran blancas. Poco a poco se perfilaron las efigiesde Albizu, Betances, la bandera de Lares. El lotese bautizó con el nombre de Plaza Borinqueña y seinauguró ccm la segunda presentación del PuertoRican Ensemble en el verano del 1970. El programaincluyó dramatizaciones de cuentos, recitaciones depoesía. La música estuvo a cargo de Los Plenerosde la 110, El Topo, Pepe y Flora (que más tardeformarán parte del Grupo Taoné) y Cruz Martinez,que canta música en inglés con tema puertorrique­ño. Participaron en la parte teatral María SoledadRomero, Miriam Cruz, Ramón Pabón, Angel LuisMéndez, Miguel A. Suárez y Frank Robles. El par­que se llenó con más de mil personas en comunióncultural.

Dos nuevos grupos emergen durante este año:Aspasguanza y el Teatro de Orilla. Los artistas queconstituyen el Teatro de Orilla habían estado pre-

sentándose en las comunidades con un programade obras cortas que incluía Los presos de PedroSantaliz, la Farsa del hombre que dijo que no deLydia Milagros González y Bayaminiña, adaptaciónde una miniatura de Pedro Juan Soto (Spies). Ensu mayor parte, los artistas envueltos en el nuevoproyecto habían estado envueltos en produccionesdel Nuevo Teatro Pobre de América, El Teatro Ro­dante Puertorriqueño de New York y el PuertoRican Ensemble. El grupo estrena su primera pro­ducción completa en el Teatro de la iglesia River­side, bajo la dirección de Rafael Acevedo. El progra­ma incluyó Los dos verdugos del español FernandoArrabal, Preciosa por ser un encanto por ser unedén, adaptación de una .. descarga" del puertorri­queño Matilla y algunas de las Historias para sercontadas del argentino Osvaldo Dragún. La produc­ción se traslada a escuelas, centros comunales ycolegios.

Aspasguanza comienza en su actividad con uncollage de poesía puertorriqueña, "una experienciade liberación", interpretada por Ruth Dina Morales,Gilda Orlandi y Heriberto Sánchez, bajo la direcciónde Manuel Ramos Otero. Este grupo se mantendráactivo durante el 1972 con dos producciones: ElBarrio, que es producto de talleres con jóvenes dela comunidad (los talleres de actuación, pantomimay baile están a cargo de Manuel Ramos Otero, RuthDina Morales y WiIliam Figueroa, respectivamente)y Los soles truncos de René Marq~és.

El Mobilization for Youth le ofrece al Teatro deOrilla un local en el Lower East Side que había sidoutilizado basta entonces como taller de costura. Confondos del New York State Council on the Arts, ellocal se transforma en un pequeño teatro. Ya paraabril de 1972 abre con la presentación de ¿Estetren para en Delancey?, obra compuesta de unaserie de escenas cortas de la vida del puertorriqueñoen Nueva York, algunas escritas en conjunto porlos artistas y otras adaptadas de cuentos cortos yminiaturas de Pedro Juan Soto. La dirección estuvoa cargo de Rubén Correa, director del grupo argen­tino Los Once del Sur. Durante un año el grupoargentino y el Teatro de Orilla compartieron el lo­cal. trabajaron en nuevas obras y condujeron talle­res de entrenamiento para los artistas.

En lugar 'de anunciar la obra exclusivamente enlos periódicos, los artistas se van a esquinas céntri­cas del Lower East Side acompañados de los mú­sicos del Conjunto Unión, invitando, de boca y pormedio de hojas sueltas, la función de cada noche.Muchos de los niños del vecindario venian a todaslas funciones, traían a sus padres y familiares yhasta se aprendían de memoria las líneas que losactores cambiaban constantemente para mantenerla dinámica de una presentación a otra. El Teatrode Orilla estaba entonces constituido por Estrella

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Artau, Heriberto Sánchez, Gilda Orlandi, Pedro Mo­rales, Norma Niurka y otros. La última obra, Lafaetoria, requería que el público entablara una dis­cusión y ayudara a los personajes a resolver la si­tuación que se había presentado: el jefe despidea una de las trabajadoras y el resto de los trabaja­dores se lanza a la calle en solidaridad con sucompañera. El público, después de una discusión,llega a la conclusión de que había que hacer unahuelga y luchar por los derechos.

Debido a que existía un lugar donde trabajarcontinuamente dentro de la comunidad, el vecinda­rio se acostumbró a que hubiera actividad teatraly se interesaba por averiguar los futuros planes delgrupo. Los niños venían a ver los ensayos. Algunosse envolvieron en el mantenimiento del local. Lasactividades de ese año terminaron con un programapara niños en el cual se les dio la oportunidad depresentarse frente a sus amiguitos y padres can­tando, recitando y bailando.

,Después de la elaborada presentación en el ve­rano del 1971 de una Antología dramatizada delcuento puertorriqueño, el Teatro Rodante adquiereun local en la calle 18. En ese local, y como esfuerzocombinado del Nuevo Teatro Pobre de América yel Taller Aspasguanza, se presenta en el 1972 Caden­cia en el país de las maravillas y sus amigos de laCochineha. Esta es la obra más completa del Nue­vo Teatro Pobre de América. En ella, por fin, seelaboran los conceptos y temas que se habían ensa­yado desde Guarapos con verdadera unidad. La obrarecoge y da forma al concepto de teatro pobre detema puertorriqu~ño que recoge nuestro folklore,refranero, nuestra habla popular, nuestro sentidodel humor y nuestra realidad socio-política.

La última presentación del Teatrq de Orilla esPeloalambre no se rinde o las tribulaciones de unpueblo gulembo. La obra es un esfuerzo colectivode un grupo de actores, algunos de los cuales habíantrabajado en la obra Cadencia y otros que eranmiembros originales del Teatro de Orilla. La pro­ducción utiliza música y trata el tema del problemaracial en la sociedad puertorriqueña. La obra tienemuchos de los elementos que habían estado presen­tes en Cadencia y otras obras de Pedro Santaliz,aunque él personalmente no estuvo envuelto en elproyecto. El contacto de los diversos grupos teatra­les fue creando un tipo de teatro puertorriqueño:económicamente pobre, compuesto de obras cortas,enlazadas por un tema central y con música.

En el mismo año, y como producto de la activi­dad estudiantil en los colegios de la ciudad surgendos nuevos grupos: El Teatro Jurutungo yel GrupoGuazábara. A fines de mayo ambos grupos se unenen un programa que se presenta en el TeatroGershwin de Brooklyn College. Las obras son escri­tas colectivamente por miembros de los respectivosgrupos y tienen una connotación definitivamente

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social. Bregan con el problema de la 'búsqueda dela identidad del puertorriqueño de las nuevas gene­raciones. Los estudiantes envueltos hablan tantoespañol como inglés e utilizan ambos idiomas en lasobras. Guazábara adopta un uniforme de mahonesy camisetas negras para ambos sexos porque sienteasí que está trabajando en una colectividad, ade­más de romper con el estereotipo que presenta elvestuario de las obras. Trabajan sin escenografíacon obras cortas que, si bien tiene una unidadtemática y estructural, pueden disyuntarse en obrasindividuales y presentarse en variedad de localida­des: una calle, un salón, un centro de la comunidado una prisión.

Tanto el Teatro de Orilla como el Grupo Guazá­bara trabajan con la comunidad puertorriqueña enlas prisiones.

Durante el 1974 el Teatro Jurutungo presenta eltema complejo racial en Puerto Rico, reviviendouna obra de Frallcisco Arriví (Vegigantes) que ha­bía sido presentada anteriormente en el Festival deTeatro Puertorriqueño de San Juan. El Grupo Gua­zábara presenta su segunda obra: ¿Cómo estás, Puer­to Rico"?

Han surgido otros grupos que bregan con el pro­blema de la identidad puertorriqueña combinandoelementos étnicos y folklóricos con temas univer­sales. El Puerto Rican Dance Theater, por ejemplo,explora la incorporación de las técnicas del balletclásico a los temas y ritmos puertorriqueños.

En un período de diez años, la actividad teatralde la comunidad puertorriqueña se ha diversificadoy pa recogido experiencia de otros grupos al mismotiempo que ha mantenido su necesidad de presen­tar el punto de vista de la realidad puertorriqueña.Esta actividad se mueve en dos direcciones: haciala comunidad por sobrevivir mediante la preserva­ción de su cultura, y hacia afuera, intentando comu­nicarse con las comunidades no puertorriqueñas.La escasez de fondos, la dificultad de obtener losfondos disponibles. la neCesidad de llevar el teatroa las comunidades en lugar de esperar que las co­munidades se trasladen a teatros que están alejadosde sus hogares, son factores que han contribuidoal desarrollo del estilo de la producción teatral dela comunidad puertorriqueña en las últimas déca­das. Las obras presentadas han sido en su mayoríacortas, combinan el teatro con la música con unmínimo de complicación técnica y reflejan la reali­dad socio-política de la comunidad. Se continúa asíla tradición de la literatura puertorriqueña, cuyasformas principales son cortas (la poesía y el cuento).y la cual a través de los años, desde su nacimientoen el siglo 19, ha sido testimonio del descontentodel pueblo con la situación colonial de la isla y conlas arduas condiciones de vida de la clase trabaja­dora en la isla y en los guetos de Nueva York yotras ciudades.

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EL 16 DE ABRIL DE 1898 EL PRÓCER RAMÓN EMETERIOBetances escribió una carta al doctor Julío

J. Henna, de la cual citamos los dos párrafos fina­les: "Hablemos ahora de mí. Yo que nunca hetemido a nada en este mundo, tiemblo al pensar 10que habrá de ser mi situación cuando vuelva aParís. En otra ocasión le escribí a usted que apenasme quedaba clientela alguna como médico. La queuna vez fue suficientemente numerosa, la he des­cuidado para dedicarle todas mis actividades a lacausa de Cuba. Hoy soy como un apestado conquien no quieren cuenta aquellos que desean seguirbien con España; y los hay que cuando me venllegar. me huyen. temerosos de que yo voy a pedir­les para la causa de Cuba."

Prosigue el doctor Betances: "Naturalmente quehay excepciones en este último terreno, pues sonmuchos los que mensualmente contribuyen espon·táneamente con cantidades generosas; pero esto eslo que tiene que ver con el Agente de Cuba. Eldoctor Betances. como tal doctor. no tiene clientelay ha tenido. para vivir. que ir vendiendo todo aque­llo que tenía precio y podía venderse fácilmente.Sólo me queda un objeto de arte, y precisamentepor serlo, nadie quiere comprarlo. Me refiero al cé­lebre retrato que me hizo el pintor español Domin­go, que figuró en la Exposición de París, y que fuetan admirado." Y concluye: "Nadie compra un re.trato del doctor Betances, aunque lo haya pintadoel celebrado pintor Domingo."

No hemos podido comprobar si el retrato al óleode Betances, sin finna. perteneciente desde 1904 ala Galería de Puertorriqueños Ilustres del Ateneo,es precisamente el que pintara Francisco Domingo.

* Palabras pronunciadas en el acto de entrega del re­trato al natural del doctor Ramón Emeterio Betances, di·bujo del artista cubano Guillenno Collazo. donado al AteneoPuertorriqueño por la familia Ortiz de la Renta·Murias.

Tres imágenes de Betances*

Por EI.ADIO RODR1GUEZ OTERO

Consta en el acta de la reumon celebrada por laJunta de Gobierno del Ateneo el 9 de agosto de 1904.que el retrato lo obsequió a la Institución el puer­torriqueño don José F. Silva, para esa fecha resi­dente en París. Pero guarda silencio el ácta sobre elautor de la obra. a la cual se refiere, sin embargocomo "el célebre retrato del doctor Betances".

En 1964 escribía desde París el periodista cuba­no Eduardo Avilés Ramírez: "En esa tela famosa(se refiere al óleo de Domingo) el gran puertorri·queño aparecía con los ojos grandes y adormilados,la frente inmensa, los cabellos blancos y revueltoscomo los de su amigo el mosquetero Rochefort. lasmejillas hundidas. el bigote y la barba floridas yapostólicas. Es decir, aparecía en aquella tela talcual era."

La descripción de Avilés Ramírez correspondeperfectamente con el retrato que posee el Ateneo,reafirmando así la tradición oral .de que se tratadel óleo del pintor Domingo. Lo cual es lógico su­poner dada la fecha y el sitio de su adquisición-1904. en París- a los seis años del fallecimientode Betances.

Sesenta y cuatro años después de la donación deeste célebre retrato al Ateneo, se recibía en estaCasa una magnífica cabeza en bronce del prócer.obra del notable escultor, también español. PabloSerrano. Conocí a este gran artista en el Ateneo,en 1967. Después de los saludos de rigor, me hablóde su deseo de obsequiar a la Institución con algu·nas de sus obras. Estando próxima la celebracióndel centenario del Grito de Lares, le sugerí la posi­bilidad de que esculpiera un busto de Betances.Pocos momentos después, luego de contemplar yadmirar el retrato al óleo atribuido a Domingo. medijo con resolución: "Haré su cabeza en bronce.Imprimiré en sus ojos y en su rostro el dolor y latristeza que en el lejano París embargaron su espí-

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Óleo de Betances,atribuido al pintor españolFrancisco Domingo.

Retralo de Betances.dibujo del artista cubanoGuillermo Collazo.

..,

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Buslo de Relances.obra de fablo Serrano.

ritu muy poco antes de morir, al enterarse de losacontecimientos de 1898."

Ocho meses después arribó Pablo Serrano a SanJuan para hacer entrega de la prometida esculturaal Ateneo en el solemne acto conmemorativo delcentenario de la Revolución de Lares. Esta pieza,por su excepcional calidad artística, bastaría parainmortalizar el nombre de su autor. El Ateneo sehonra con exponerla permanentemente en su re­cinto.

En el día de hoy, con motivo de la celebracióndel Centenario del Ateneo Puertorriqueño, la fami­lia Ortiz de la Renta Murias hace honor a su anti­guo y distinguido entronque puertorriqueño-cu­bano al donar a esta institución el otro retrato alnatural que existe de Betances: un bellísimo dibujoa pluma de Guillermo Collazo.

Este notable pintor cubano, miembro de unaprominente familia que se unió a la causa de larevolución de la hermana Antilla, residió en Parísdesde finales de la década del sesenta hasta sumuerte en 1896. El redescubridor de este artista,el arquitecto cubano don Evelio Govantes, nos diceque su estudio de la Avenida Víctor Hugo era puntode reunión de la colonia cubana de París, y "cen­tro de conspiración, por donde desfilaron CalixtoGarcía, Diego Vicente Tejera, los García Enseñat, el

doctor Betances y cuantos trabajaban por la inde­pendencia de Cuba".

Con esta adquisición -hecha posible gracias ala generosidad y al patriotismo de la familia OrtizMurias- pasa a tener el Ateneo las tres mejorespiezas de la iconografía betanciana, no sólo por sualta calidad estética sino también por el hecho deque representan las tres principales expresionesde las artes plásticas: la pintura, la escultura y eldibujo.

Al contemplar estas interpretaciones del rostrodel doctor Betances, la firmeza de carácter que ca­da una de ellas refleja y la nobleza de espíritu quebrota de su gesto y su mirada, viene a nuestra men­te una frase lapidaria escrita por Eugenio María deHostos para resumir su grandeza: "Era, como sonlos enfermos del ideal; entran a la vida como unmar desierto; están en la vida como un mar sinplayas; salen de la vida como naves, como nubes,como sombras."

Por un privilegio misterioso, único en nuestrahistoria, esta Casa ha podido reunir, como reliquiasinsignes del prócer, estas tres imágenes que sonexpresión perenne de su grandeza espiritual. ¡Queellas sirvan para mantener en todos los puertorri­queños la llama encendida del ideal por cuya rea­lización ofrendó Betances el sacrificio generoso yprolongado de su vida!

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Las primeras noticias sobrelugares de interés arqueológico

en Puerto Rico*

Por RICARDO E. ALEGRíA

eORRESPONDE A NUESTRO PRIMER CRONISTA, DON

Juan Troche Ponce de León, nieto del Conquis­tador de Puerto Rico, ellegarnos las primeras noti·cias sobre lugares de interés arqueológico en el país.

Hijo de Juana, la primogénita de Juan Ponce deLeón y de García Troche, Juan, nació en la capitalhacia 1525, en la casa-fuerte de la familia -poste·riormente denominada Casa Blanca- que su padrehabía hecho construir en 1523. Con el propósito deperpetuar el nombre de su abuelo, ya que el únicohijo varón de éste, Luis, había tomado el hábito delos frailes dominicos, Juan antepuso el apellido Pon­ce de León al de su padre y es conocido en la his·toria puertorriqueña como Juan Ponce de León H.

El joven se formó en el Estudio General de losfrailes dominicos en el Convento de Santo Domingo,y por su sólida formación habrá de ser el mejorejemplo de la calidad de la enseñanza que se ofrecíaen dicho convento.

En el año 1539 heredó el título de alcaide de lafortaleza de San Juan, que había tenido su abueloy que había retenido su padre durante la minoríade edad de Luis Ponce de León. En Puerto Ricocasó con Isabel de Loaíza, hija de don Iñigo LópezCervantes de Loaíza, quien fue gobernador de laIsla.

En 1569 el rey le concede permiso para intentarla conquista y colonización de la isla de Trinidad.En sus campañas contra los indios de dicha islaperdió a uno de sus hijos, regresando poco despuésa. Puerto Rico"

.. Capitulo del libro inédito Apuntes para la historia dela Arqueología en Puerto Rico.

1. En el año 1579, diez años después del fracasado inten­to de Ponce de León 11 por conquistar la isla de Trinidad.una esclava negra escapada a unos caribes que habían venidoa atacar y saquear Puerto Rico. llegó hasta la capital parainformar que los caribes de la isla de Dominica aún teníanen su poder, como esclavo, al hijo de Ponce de León que

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A fines de la década del sesenta, ocupa interina­mente la gobernación de la Isla cuando piratascapturan al gobernador, que regresaba de SantoDomingo. Es entonces que adquiere los terrenospara la construcción de la casa consistorial de laciudad, frente a la plaza mayor.

Al morir su esposa, decide tomar el hábito delos dominicos, retirándose a dicho convento. Enatención a su preparación y conocimientos y con elpropósito de establecer la situación geográfica dela isla. el gobernador don Juan de Céspedes le en·carga medir la elevación del sol en un eclipse ocu­rrido en 1581. Como constancia de dicha tarea, querealizó desde la azotea del Convento de Santo Domin­go, dejó un dibujo, hecho de su propia mano, quese conserva en el Archivo de Indias de Sevilla, yque tiene la particular idad de ser uno de los prime­ros dibujos científicos de América.2

Dos años más tarde (1582) el gobernador Melga­rejo le encomienda conjuntamente con el bachillerAntonio de Santa Clara, la tarea de preparar la me­moria que sobre la isla había solicitado el rey Fe­lipe n. Esta memoria constituye la primera crónicahistórica escrita por un puertorriqueño y exclusiva­mente sobre Puerto Rico. Es en ella --que ha pa­sado a nuestra bibliografía histórica con el nombrede "Memoria de Melgarejo"-1 donde por primera

se crefa muerto. Al saberlo, Ponce de León 11, por mediodel gobernador Juan de Céspedes, escribe en 1581 al Reypidiéndole ayuda para organizar una armada e ir al rescatede su hijo y de gran cantidad de oro que según la esclava,tenian aquéllos. No hemos podido encontrar evidencia deQue el rey hubiese accedido a la petición y de que se hubie­ra intentado el rescate del joven Ponce de León.

(Archivo General de Indias, Audiencia de Santo Domingo,175).

2. En el Museo de Casa Blanca, en el Viejo San Juan,se expone una copia de este dibujo.

3. Juan Ponce de León 11 y Antonio de Santa Clara._Memoria y Descripción de la Isla de Puerto Rico, mandadahacer por S.M. el Rey D. Felipe 11 en Boletln Histdrico dePuerto Rico, Editor Cayetano ColI y Toste, Vol. 1, pp. 75-94.

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Grabadoantiguo deuna ceiba.

vez se hacen alusiones a sitios de incelés arqueoló­gico en la isla, especialmente a la presencia de pe·troglifos.

En la Memoria se ofrecen otros valiosos datosetno-históricos sobre los indios de Puerto Rico y sucultura. Los autores hacen uso de numerosos voca­blos taínos, permitiéndonos formar un glosario de57 voces indígenas usados para denominar lugares.ríos. árboles, plantas y animales. La Memoria estambién rica en información sobre los frecuentesataques caribes a la isla y nos brinda datos sobresu población aborigen y las causas de su prontadesaparición. También suministra datos de graninterés histórico como el de los orígenes de la intro­ducción en la isla de la gallina de Guinea y la paloma de cocos.

Las referencias a los lugares arqueológicos apa­recen en el Capítulo XIX, insertas en la descripciónde una corpulenta ceiba existente en la ribera delToa:

..el cual es tan grande que lasombra que nace al medio díano hay ningún hombre que conuna bola, como una naranja pocomás, pueda pasarla de una parte a

otra; y un brazo de ella atraviesatodo el río de la otra parte queserá el río tan ancho por allf, conlo que ésta al pie del árbolapartado del río como ciento yveinte pasos; y hubo un carpinterollamado Pantaleón que ,hizo hacery lo empezó con el hueco del árbol,socabándole, una capilla y poner altaren que se dijese misa; tendrá de anchopor el pie abajo, tanto en contornoque quince hombres no lo alcanzana abarcar y hay hombres de fe y crédito,que digo, con juramento quehizo, que la habia medido en compañiade otro y que halló tener de 7 brazas elcontorno; no da fruta; fue en tiempo antiguohabitación de indios y aún se haUa al·rededor dellos algunos zemíes pintados enpiedras allí cercanas, que son idolos de losindios, que entonces adoraban en este rio".·

Al describir y numerar por primera vez las aguastermales de Coamo indican los autores:

"Ay una fuente en este término y junto aeste rio de Cuamo. que llaman el baño,

4. lbid., p. 80.

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y de su naturaleza el agua dél muy caliente,guele a azufre, es medicinal a los que allíse bañan, no se puede sufrir la mano,espacio de un carta de un credo en el agua,fué baño de indios antiguamente, porquetiene una piedra a modo de pila y figurasde indios pintadas,' sale de un cerropequeño y bajo, y de la otra parte del,quanto un tiro de ballesta,sale otra fuente de muy agua fria; luegopor la costa adelante, sale a la mar otrorio, que llaman Abeyno... •

Aparte de esta información de especial interésarqueológico, los autores nos ofrecen datos de granvalor etno-histórico sobre los indios que poblabanla isla, su número, las causas de su desaparicióny la existencia de indios de Tierra Firme en la isla.Oigámosles:

"que hubo y se hallaron por copia al tiempo, delrepartimiento que se hizo cuando se ganó la isla,cinco mil indios y quinientas indias, sin los quequedaron por repartir, que no estaban domésti­cos; y el día de hoy no hay de los naturales nin­guno, salvo unos poquitos que proceden de yndiosde Tierra Finne traídos aquí, que serán comodoce o quince; y apocaronse por enfennedadesque les dió de sarampión, romadizo y viruelas ypor los otros malos tratamientos se pasaron aotras islas con caribes, y los que hay no están enel pueblo fonnado: sirven alguno por soldado yotros están en sus haziendillas entre españoles;nos hablan en su lengua por que las más dellosson nacidos en esta isla; son buenos cristianos".'

Esta información es de gran valor pues confir­ma el hecho de que la población aborigen de la islanunca fue tan grande como algunos autores hanindicado y corrobora que nuestros indios, comogrupo cultural, habían desaparecido antes de tenni­nar el siglo XVI. Es de interés la información deque algunos de los indios de la isla se pasaron alas de los caribes, sus tradicionales enemigos.

En la Memoria queda de manifiesto el grave pro­blema que representaban los ataques caribes a Puer­to Rico, relatándose varios de estos ataques a dife­rentes puntos de la isla. En el caso del ataque alpoblado de la cacica Luisa del río de Loíza, la Me­moria nos clarifica que el nombre cristiano de lacacica era Luisa y que al río se le decía Loísa. Suspalabras son las siguientes:

.....sale un río muy caudaloso que dicen Loisa,porque era de una cacica principal que, vueltacristiana se llampo Luisa..........ha sido (el ingenio de azúcar) quemado y ro-

S. En el Museo de Antropología, Historia y Arte de laUniversidad de Puerto Rico, recibimos hac~ 25 años, unmonolito con numerosos pelrogJifos grabados en una de suscaras y que, según su donante, la familia Picó, de Coamo,procedfa de dicha zona.

6. ¡bid., p. 82.7. ¡bid., p. 77.

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bada tres veces de caribes que entran con suspiraguas por el río arriba hasta dicho yngeniohanle llevado por tres veces muchos negros por­que en una vez le llevaron veinte y cinco y lemataron el maestro de azúcar...•

La riqueza y calidad del oro que aún se recogíaen la isla es también motivo de interés para los croonistas, quienes nos indican los ríos más ricos enarenas auríferas.

En la Memoria se consigna una voz africana,furidi, la primera de este origen que se registradocumentalmente. Era el nombre que los negrosdaban al monte hoy denominado el Yunque, en lasierra de Luquillo:

8. ¡bid., p. 83.

Monolito conpetrogli/os.Encontrado enel área deCoamo. Donadopor la familiaPicó al Museo dela Universidadde Puerto Rico.

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seyba:

Guánica:

Guanaibo:

tabaco:Bayamón:casabe:Toa:Guabate:

(Guajataca) región y río que desembocaen costa noreste.río (Grande de Añasco) costa este.río Guanajibo.(Tallaboa) río de la costa sur.(Jacagua) río de la costa sur.(Coamo) río y región del centro sur.río de Salinas, región de la costa sur.región en el sur, nombre de cacique.río Maunabo.

. río en el área sureste (Guayanés).(Rumaeao) río.rio Daguao, en la costa este.árbol resinoso, usado para alumbrar.(derivada de la voz cacique), jefa.(Majagua) río en la costa noreste.canoa grande, voz caribe.río afluente del río Grande de Loiza, ca­cique.árbol maderero.árbol maderero.árbol maderero. Usado para curar la si·filis.árbol frutal.(Mamey), árbol frutal.planta espinosa.río de la costa sur.(Grande de Añasco), río de la costa oeste.(Jutías), Isla en la costa sur.jutía, roedor.Puerto (Salinas), en la costa sur, nombrede cacique.Puerto (Jobos), en Guayama, costa sur.Puerto en la región sureste.Puerto en la costa este.(Vieques), isla al este de Puerto Rico.

Como hemos podido apreciar, la importancia dela Memoria debida a nuestro compatriota Juan Pon­ce de León 11 y al bachiller Santa Clara, radica nosólo en la infonnación histórica que brinda sobrelos primeros años de la conquista y colonizaciónespañola de Puerto Rico, si no en los interesantesdatos arqueológicos y etnográficos que aporta.

maga:úcar:guayacán:

Guataca:

Guamaní:Maunabo:Yabucoa:Bieque:

anÓn:mamón:~ibey:

Inabón:Guaorabo:Antías:dantía:Abey:

Guaurabo:Guaynaybo:Taiaboa:Xacagua:Cuamo:Abeyno:Guayama:Unabo:Guayané7:Jumaeao:Pedagua:tabonuco:cacica:Macariea:piragua:Canobana:

zemíes:Sibuco:Guayanés:Arecibo:Camuy:

Los 57 vocablos taínos que aparecen en la Memo­ria, son, en su orden de aparición, los siguientes:

Boriquén: nombre de la isla "en su lengua de yn­dios".región y poblado en la costa sur, fundadopor Cristóbal de Sotomayor en 1509, entierras del cacique Agüeybaná.tempestades, huracanes.árbol frutal.eaciques menores, sub-jefes, "los bUenos".sembrados agrtcolas.raíces comestibles.rafees comestibles.rafees comestibles.tubérculos comestibles.'planta leguminosa que produce semillascomestibles.(Guaynabo) región en el norte, cerca deCaparra.planta narcótica usada por los indios.río de la costa norte, región.pan hecho de yuca.río de la costa norte (Río de la Plata).región en el área de Cayey, en el centrode la Isla.(ceiba) árbol muy grande usado por losindios para hacer canoas.ídolos, dioses de los indios.río de la costa.río de la costa este (Yabucoa).rio de la costa norte (Arecibo).río y región de la costa noroeste.

9. lbid., p. 79.

.....junto a la sierra de Loquillo, aunque desmem­brada a las tres alturas que muestra; a la masalta llaman la sierra de Furidi, puesto este nom­bre por negros, que en su lengua quiere decircosa que siempre esta llena de nublados ".....1Iamase Loquillo por que los españoles al de­nominaban ansi, respecto de que un yndio caci­que que en el posaba, se alzaba de ordinariocontra los cristianos y nunea tenían sosiego... "."

juracanes:guayabo:nitaynos:conucos:ymoconas:yahutías:guayares:lerenes:mani:

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¿Quá H A DE HACER UN PUEBLO QUE SE VE EXPULSADO

de su propia tierra? ¿Qué ha de sentir? ¿De dón­de arranca, a más de sus rafces continuas, el senti­miento actual revolucionario de Cuba, sino de laocupación de todas sus fuentes de existencia, detodos sus cubiertos en la mesa, de todos sus asien­tos en el taller, de todos los beneficios privados ypúblicos por la horda creciente de los españolesque rebosan de España pobre e inútil? ¿Quién esel ciego que no ve? Y con esa alma se alza PuertoRico. Véase lo que dice en La Democracia de Ponce,el valeroso Luis Muñoz Rivera; que no ha sido porcierto hasta hoy defensor desbocado o imprudente,sino tan juicioso como viril, de las libertades de supatria. Dice así:

"Ya salió en el periódico oficial una nueva hor­nada de guardias y escribientes y porteros y depo­sitarios, conforme a las circulares del gobierno.

y no ya sólo a los cabos y sargentos se coloca,sino también a los voluntarios y hasta a los parti-culares. -

El sistema es magnifico aunque retrógrado.Las juntas municipales de 1840, tenían mayores

facultades que los ayuntamientos de 1893.El gobernador es muy cortés, o muy tratable,

muy fino, pero nos obliga a retroceder lo que ade­lantáramos en media cent;uria.

Palacio componteó al pafs; Dabán lo ñangota.En estas tierras americanas tal parece que debe

esperarse siempre lo anormal y lo arbitrario.No hay derecho para que el general nombre a

los empleados de los municipios; pero los nombray ¡silencio en las filas!

Ya basta que dejen a los hijos del pafs las va-

* Tomado del libro Escritos desconocidos de José Martf,Recopilación. Prólogo y Notas por Carlos Ripoll, New York,]971.

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Marti y Puerto Rico*

Escritos del prócer cubano sobretemas puertorriqueños

cantes desiertas; las sobras y las migajas del ban­quete presupuestífero.

¿Qué más pretenden los parias que no supieronnunca conquistar lo que les pertenece?

Una escritora gallega, Rosario de Acuña, dijoun día en magistrales versos:

¡Libertad, libertadI ¿La quieres, Roma?¡Pues eso no se pide. eso se tomal"Pero, Rosario de Acuña, si Patria no recuerda

mal. no es gallega: es cubana.

(6 de Enero de 1894)

GUARIONEX y HKrUEY

Con estos nombres de histórica justicia y conun cuerpo lucidísimo de puertorriqueños y cubanosse ha formado en Port au Prince de Haití, un Club,decidido con decisión grande, a fomentar con ordeny ayudar con toda especie de fuerzas el movimientoactual de independencia de Cuba y Puerto Rico.

Y es un Club en que no hay impedimenta; todosestán jurados, primero a la prudencia esencial a lasobras grandes y durables, y después. y hasta el'fin, alsacrificio necesario, los cubanos y puertorriqueñosde Haití, como los cubanos y puertorriqueños de to­das partes; acuden espontáneamente a los trabajosenérgicos de la independencia en el Partido Revolu­cionario Cubano, acatan con vehemente entusiasmosu organización y métodos actuales, y cumplen, endisciplina de idea, tributo de bolsa y sacrificio depersona, con todos sus deberes, sin que a ellos, comoa ningún otro grupo de puertorriqueños y cubanos,se haya tenido que dirigir el Partido Revolucionario

Page 44: Revista del Instituto de Cultura

José Marli.

Cubano ni de oficio ni privadamente en demandade lo .que ningún hombre entero debe esperar aque le pidan, y cada cual debe cumplir con todoslos sacrificios necesarios; y es, en el instante de laagonía, la obligación de sacar del enemigo a la pa­tria. Más diría, con más libertad Patria de Guario­nex y Hatuey si en honrosísimo artículo de susacuerdos de fundación, no hubiese nombrado a esteperiódico de todos, sin ira y sin persona, órganooficial del Club. Pero sí ha de decir, para que losvirtuosos no se cansen, que de los actos del Club,uno de los primeros ha sido, "proclamar miembrode honor al ilustre antillano Doctor Betancesn

(3 de Septiembre de 1892)

BANQUETE PATRIO DEL CLUBLAS DOS ANTILLAS

De puertorriqueños y cubanos, como dice su nom­bre, está" hecho el Club lAs Dos Antillas, y como

ellos conocen la razón y previsión de este movI­miento revolucionario, y lo ven más firme, por lafuerza de su sinceridad y cordialidad, a cada ase·chanza, quieren dar muestra de su fe en una oca·sión pública. Con el mantel de. trabajo cubrirán unamesa boriqueña, y se sentarán h~mbres buenos asu alrededor, como si los presidiese Betances. comosi les fuese a hablar Rostos, como si Gautier fueraa decirles versos, como si los visitara el oradorCorchado, como si hubieran vuelto de las tumbasBaldorioty, que llevaba un pueblo en' la mente, yRuiz Belvis, que murió asesinado cuando iba enbusca de la libertad para su patria. Nos sentaremosorgullosos al mantel sin mancha.

(21 de Noviembre de 1893)

ANA OTERO, EL 3 DE FEBRERO

Por modesta, por buena, por generosa, porqueama de verdad a su pueblo y a su arte,ry da siem­pre a un amor los acentos del otro, tiene Patria

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Page 45: Revista del Instituto de Cultura

especial carmo a Ana Otero, la pianista afamaaapuertorriqueña, la que alabó como alaba pocasveces el severo Marmontel. ¿Quién ha olvidado sumúsica, a la vez arrulladora y vibrante, quién quela oyó, en su primera hora de triunfo, la nochecolombiana de la Sociedad Literaria Hispano-Ame­ricana? Parecía hermana de todos; y los laureles asus pies parecían violetas.

Al fin, el 3 de febrero, va a oírla el gran público,y la ocasión será sin duda, para nosotros, inolvi­dable. AlU recibirá, .de manos de otros países, elaplauso que todo artista debe a quien honra su arte;pero por sobre él ¿cómo no sabrá la hermana que­rida conocer, por su fuego y orgullo. el de sus cu­banos y sus puertorriqueños?

(21 de Enero de 1893)

EL CONCIERTO DE ANA OTERO

No es sólo a la artista notable, toda fuego y ver­dad, a quien se prepara a dar prueba ruidosa decariño la familia de nuestra América en New York.en la noche en que exhibe por primera vez al púoblico del Norte sus talentos. Es a Ana Otero, la pia.nista generosa, que está donde hay caridad, y a nadanoble niega su concurso. Es a la querida hermanapuertorriqueña. Para pocas fiestas nuestras, en ver­dad, ha habido tan natural animación, curiosidadtan afectuosa y tan tentador programa. ¿A quién si­no a una artista de gran valor y de noble corazónse ofrecería de acompañante el que es en su artetan sincero como en su vida. el maestro EmilioAgramonte?

(28 de Enero de 1893)

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La visita de Samuel de Champlaina Puerto Rico

Por MANUEL CÁRDENAS RUIZ

SAMUEL CHAMPLAIN, MARINO, COLONIZADOR Y MILI-

tar francés, fundador y primer gobernador dela colonia del Canadá, nació en Brouage (CharentaInferior) en 1567 y murió en Quebec el 25 de diciem·bre de 1635. Descendiente de una noble familia deSaintonges, en su primera juventud sirvió en el ejér­cito del mariscal de Aumont que ocupaba la Bre­taña en nombre de Enrique IV, quien, en premiode sus servicios, le otorgó una pensión al ser licen­ciadas aquellas tropas, después de la pacificaciónde aquellas regiones. Al quedar Champlain sin des­tino encontró los medios para hacer un viaje aEspaña con el fin de enrolarse en la armada queel Rey español enviaba cada año a las Indias Occi­dentales. Su intención era poder hacer un informeal Rey Enrique IV sobre las particularidades deaquellas regiones que eran desconocidas por losfranceses debido a que no tenían libre acceso a lasmismas.

En Blavet, Champlain se embarcó con un tíosuyo -"el capitán Provenzal"- en el "San Julián".Este barco formó parte de la flota dirigida por elGeneral Soubriago, quien había ido a Bretaña pararetirar las tropas españolas al haber finalizado elconflicto con Enrique IV. La flota pasó a Cádiz yposteriormente a San Lucar de Barrameda, dondeel "San JuUán" permaneció tres meses. Fue en estetiempo que llegaron noticias de la presencia inglesaen aguas de Puerto Rico, y de la posterior capturade la isla por las fuerzas inglesas en esta ocasióndirigidas por George Clifford, Conde de Cumberland.

En enero de 1599 Cliamplain es invitado a unirsea la flota del Rey de España que partía hacia lasIndias Occidentales. El general de tal armada segúnnos dice aquel, fue el noble D. Francisco Colón,caballero de Malta.

En el viaje, que duró hasta 1602, Champlain re·corrió el Mar Caribe y llegó hasta Méjico, y del mis­mo escribió un diario que se publicó con el título

de Brief discours des choses plus remarquables queSamuel Champlain a reconnues aux [ndes Occiden­tales. Entre hlS islas que visitó se encuentra PuertoRico, y en esta ocasión lo que nos interesa es lanarración que presenta en tal obra de su visita a laIsla, que tuvo lugar poco tiempo después que losIngleses la abandonaran.

En tal narración no parece ajustarse a la verdadni la facilidad con que los Ingleses tomaron a Puer­to Rico, ni el episodio del gobernador. Así mismohay confusión sobre el tiempo qúe los Ingleses do­minaron la Isla.

La traducción que presentamos a continuaciónha sido realizada de la versión inglesa que lleva portítulo: "Brief narrative of the most remarquablesthings that Samuel Champlain of Brouage, observedin the Western Indies, during the voyage which hemade to the same, in the years one thousand fivehundred and ninety-nine to one thousand six hun­dred and two" editada por Morton Shaw e impresaen Londres, en 1859, por The HakIuyt Society, ycorresponde a las páginas 7 a 13.

De esta isla (La Margarita) fuimos a San Juande Puerto Rico, al que encontramos muy desolado,tanto la ciudad como el castillo o fortaleza que esmuy sólido; y el puerto también es muy bueno yprotegido de todos los vientos, salvo el del Noresteque sopla recto sobre él.

La ciudad es muy comercial; recientemente hasido saqueada por los ingleses quienes han dejadoseñal de su visita; la mayor parte de las casas hansido quemadas, y no' se encuentran en ella más decuatro personas excepto algunos negr~s quienes nosdijeron que la mayor parte de los comerciantes dela plaza habían sido hechos prisioneros por los in·gleses, y los otros que habían podido escapar, ha­bían huido a las montañas de donde todavía no se

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habían atrevido a retomar debido a la aprensiónque tenían de que volviesen los ingleses, quienescargaron los doce barcos que componían su armadacon azúcar, cueros, oro y plata; no obstante, encon­tramos todavía en la ciudad cantidades de azúcar,cueros, cañafístula, miel de caña y conservas de'jengibre que los ingleses no se pudieron llevar.

También se llevaron cincuenta piezas de artille­ría de hierro 'fundido que tomaron en la fortaleza,a donde fuimos y encontramos todo arruinado ylas rampas derribadas. Había algunos indios que sehabían refugiado allí, los cuales habían comenzadoa reconstruir las rampas; la pregunta general quese hacian era: ¿cómo es que había sido tomada laplaza en tan poco tiempo? Uno de ellos que hablabatolerablemente un buen español dijo, que ni el go­bernador del castillo ni el hombre más viejo delpaís consideró que en el espacio de dos leguas hu­biese un lugar para desembarcar de acuerdo con elinforme que había sido hecho por los pilotos de laplaza quienes habían asegurado que en más de seisleguas a partir del mencionado castillo no habíalugar donde un enemigo pudiera hacer un descenso,lo que fue causa de que el gobernador no mantu­viese una defensa adecuada y en lo cual mucho seengañó, ya que a media legua del castillo había unlugar donde los ingleses de~embarcaronmuy cómo­damente, dejando en la ensenada cerca del dicholugar sus barcos, que eran de doscientas toneladasde carga, uno de ciento cincuenta y uno de cien, yaprovecharon su tiempo tan bien que llegaron porla noche a los caminos sin ser descubiertos y sinque nadie sospechase tal cosa. Desembarcaron seis­cientos hombres con la intención de saquear úni­camente la ciudad, sin pensar en hacer ninguna otraoperació~considerando que el castillo era muy fuer·te y estaba bien guardado. Trajeron con ellos tresculebrinas para demoler las defensas de la ciudady se encontraron al rayar el alba a la distancia deun disparo de mosquete de ella para gran sorpresade los habitantes. I

Los ingleses colocaron doscientos hombres en elpaso de un pequeño río que hay entre la ciudad yel castillo para impedir (como 10 hicieron) a lossoldados de la guardia del castillo que estaban alo­jados en la ciudad así como a los habitantes quepudieran intentar escapar, entrar en la fortaleza; ylos otros cuatrocientos hombres atacaron la ciudaddonde no encontraron resistencia; así que en me­nos de dos horas se convirtieron en los amos de lamisma; y habiendo sabido los Ingleses que no habíasoldados en el castillo, ni ningún abastecimiento deprovisiones, ya que el Gobernador por orden delRey de España había enviado todo lo que allí habíaa Cartagena, en donde se pensaba que el enemigohabría de hacer un desembarco, a la espera de otrosabastecimientos de España al ser éste el puerto más

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cercano al que arriban sus barcos, intimaron algobernador y -le ofrecieron buenos términos si serendía, y si no, le harían sufrir todo el rigor de laguerra; temiendo lo cual el mencionado gobernadorse rindió con la condición de que su vida quedasea salvo, y se embarcó con los Ingleses, no atrevién­dose a retomar a España. Hacía sólo cincuenta. díasque los Ingleses habian partido de la ciudad endonde habían permanecido un mes.

Después de su partida, los Indios anteriormenteindicados habian vuelto y trataron de reparar la forotaleza, esperando al ejército de nuestro general,quién hizo un informe con base al relato de aque­llos Indios, el que envió al Rey de España, y ordenóal Indio que primero había hablado ir a buscar aaquellos que habían huido a las montañas, quienesante su mensaje volvieron a sus casas, recibiendotal alegría al ver al general y verse liberados de losIngleses que olvidaron sus pasadas pérdidas.

La mencionada Isla de Puerto Rico es bastanteagradable aunque es un poco montañosa, como seve en el mapa. Está llena de árboles tales comocedros, palmas, abetos y otro tipo de árbol que esllamado sombrade (cupey) que al crecer, los extre­mos de sus ramas al tocar la tierra echan raícesinmediatamente y producen otras ramas que caeny vuel~en a echar raíces de la misma manera. Yo hevisto árboles de esos tan extensos que cubrIan más~e una legua y cuarto. No produce ningún fruto,pero es muy agradable y tiene una hoja como la dellaurel, un poco más tierna.

Hay también en la mencionada Isla, cantidad debuenas frutas tales como plátanos, naranjas, limo­nes de un raro tamaño, calabazas, que son muybuenas, papaya, y un fruto llamado corazón, debidoa que tiene forma de corazón, del tamaño de unpuño y de un color amarillo y rojo; la piel es muydelicada y cuando se la presiona fluye una sustanciaaromática excelente que es como una leche espesa,y tiene un gusto como la crema azucarada.

Hay muchos otros frutos que no son tan estima­dos, aun cuando son buenos; también hay una raízllamada "casabe" que los Indios comen en lugarde pan.

No crece ni trigo ni vid en toda esta Isla. Hayen ella gran cantidad de camaleones que, según sedice, viven del aire; esto no 10 puedo asegurar auncuando los he visto muchas veces. Tienen la cabezacasi puntiaguda, el cuerpo algo alargado para sutamaño, el cual es de un pie y medio, y tiene sólodos patas que están al frente; la cola muy puntia­guda, el color mezclado de gris y amarillo. Una ilus­tración del mencionado camaleón se encuentra enesta obra.

Las mejores mercancías de la Isla son el azúcar,jengibre, cañafístula, miel de caña, tabaco, cantidad

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de pieles de bueyes, vacas y ovejas. El aire es muycálido, y hay unos pequeños pájaros que se parecena los loros, llamados periquitos, del tamaño de ungorrión, con una cola redonda, y a los que se lesenseña a hablar; hay un gran número de ellos enesta Isla. La dicha Isla tiene unas sesenta leguasde longitud y cuarenta de latitud, rodeada por bue·

nos puertos y abras, y se extiende de este a oeste.Permanecimos en Puerto Rico alrededor de un

mes; el general dejó unos trescientos soldados comoguarnición en la fortaleza y ordenó que cuarenta yseis piezas de cañón de bronce, que habían estadoen Blavet. fuesen colocadas allí.

Al dejar Puerto Rico nuestro general dividió...

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