Revista del Instituto de Cultura

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ABRIL· JUNIO, 1969

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Primera serie número 43, abril - junio de 1969.

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ABRIL· JUNIO, 1969

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R E v 1 s T ADEL INSTITUTO

DE CULTURAPUERTORRIQUEÑA

JUNTA DE DIRECTORES

Guillermo Silva, PresidenteEnrique Laguerre - Aurelio Tió - El~as López Sobá

Arturo Santana - Esteban PadillaMilton Rua

Director Ejecutivú: Ricardo E. Alegría

Apartado 4184 SAN JUAN DE PUERTO RICO

AÑO XII 1969ABRIL-JUNIO

SUMARIO

Núm. 43

La época de los conquistadorespor Eugenio Fernández Méndez

Escorzos de unidad en la obra de Jorge LuisMorales

por José Emilio González ... ... ... ... ... 9

Apuntes sobre el desarrollo histórico del cuento li·terario puertorriqueño y la generación del 40

por Emilio Díaz Valcárcel ... ... ... ... ." ... 11

La pesca en Puerto Rico en los primeros años delsiglo XIX

por Bibiano Torres... ... ... ... ... ... 18

Un poema a Danielpor Marigloria Palma

Exposición de López del Campo

Betances en Nueva York y Haitípor Ada Suárez Diaz

Teatro de Méndez BalIesterpor Francisco Arril'i

Los ríos redimidospor Jorge Luis Morales ...

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El libro y nuestra cultura literariapor Lidio Cruz Monclova

Bibliografía Puertorriqueña 1968

SEPARATA DE MÚSICA

TRES CANCIONCITAS DEL MAR1. - Los CATAÑECITOS

Música de Jack DelanoLetra de Nimia Vicens

PUBLICACION DELINSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUEÑA

Director: Ricardo E. Alegría

Ilustraciones de Carlos Marichal

Fotografías de Jorge Diana

Aparece trimestralmente

47

50

Suscripción anual .

Pl'ecio del ejemplar ........

$2";0

$0.75

[Application for second class mail privilege pending atSan Juan, P. R.]

IlEPÓSITO LEG.I!.: B. 3343, 1959

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COLABORADORES

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BIBIANO TORRES RAMíREZ. Licenciado en Fi·losofía y Letras, ha sido profesor ayudantede la cátedra del doctor Calderón Qui·jano en la Universidad de Sevilla. Espe­cializado en historia de América, en 1953logró una beca del Instituto de CulturaHispánica que le permitió viajar duranteun año por Argentina, Brasil, Chile y otrospaíses de la América del Sur. El Institutode Cultura Puertorriqueña acaba de pu­blicar su obra: La Isla de Puerto Rico(1765-1800), trabajo con el cual obtuvo elautor su doctorado en Historia de Améri·ca en la Universidad de Sevilla.

MARIGLORIA PALMA. Poetisa y dramaturga.Nace en Canóvanas. Toma cursos de filo­sofía en la Universidad Francesa de NuevaYork y de pintura en el Art Institute deLos Angeles. Ha trabajado como traduc­tora y realizado viajes culturales por Eu·ropa y América. Su primer libro -Aguasuelta- fue premiado por el Instituto deLiteratura Puertorriqueña. Otros poema­rios: Canto de los olvidos, Arboles míos,San Juan entre dos azules, Palomas frenteal eco y La razón del cuadrante. Obrasde, teatro: Entre Francia y Suiza, Teatropara niños.

ADA SU,\REZ DÍAz. Historiadora y escritora,forma parte del profesorado de la Facul­tad de Estudios Generales de la Universi·dad de Puerto Rico. Ha viajado extensa­mente por Estados Unidos y Europa ensu búsqueda de material sobre la vida yobra del patricio puertorriqueño RamónEmeterio Betances, sobre el cual preparaun estudio a fondo. El Ateneo Puertorri­queño publicó en 1968 su conferencia: Eldoctor Ramón Emeterio Betances - Suvida y su obra. En el número que la re­vista Asomante dedicó al centenario deJosé de Diego publicó su estudio: "ElInstituto José de Diego".

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EUGENIO FERNÁNDEZ MÉNDEZ. Nació enCayey, y realizó estudios superiores en lasUniversidades de Puerto Rico y Columbia.Fue presidente de la Junta de Directoresdel Instituto de Cultura Puertorriqueña.Ha publicado: Filiación y sentido de unaisla: Puerto Rico, Tras siglo (poemas),Salvador Brau y su tiempo, La identidady la cultura: críticas y valoraciones entorno a Puerto Rico, Conceptos fundamen­tales de antropología física, Historia dela cultura en Puerto Rico, Crónicas dePuerto Rico (2 vols.), Ensayos de antro­pología popular, Las encomiendas y laesclavitud de los indios de Puerto Rico,Antología de la poesía puertorriqueña. Esprofesor en la Facultad de Ciencias So­ciales de la Universidad de Puerto Rico.

JOSÉ EMILIO GONZÁLEZ. Nace en Gurabo.Hizo estudios superiores en las Universi­dades de Puerto Rico, Chicago, Columbia,California y París, especializándose en fi­losofía, literatura y ciencias sociales. Enla Universidad de Boston se recibió deMaestro en Artes con la disertación: Hos­tos como filósofo. En la actualidad, dirigeel Departamento de Humanidades de laFacultad de Estudios Generales de la Uni­versidad de Puerto Rico. Ha publicado:Profecía de Puerto Rico (1954), Cánticomortal a Julia de Burgos (1956) y Parábo­la del canto (1960), en poesía. En crítica:Los poetas puertorriqueños en la décadadel treinta (1960) y Josefina Romo Arre­gui en el arte de su palabra (1961).

EMILIO DíAz VALCÁRCEL. Cuentista puerto­rriqueño. Desde 1949 publica sus cuentosen revistas del país. Su producción fueinterrumpida varios años mientras servíaen Corea con el ejército norteamericano.Ha publicado tres libros de cuentos: Elasedio (1963), Proceso en diciembre (1963)y El hombre que trabajó el lunes (1966).Sus cuentos han sido premiados por elAteneo Puertorriqueño y algunos han sidotraducidos al inglés, holandés y portu­gués. Adscrito a la División de Educaciónde la Comunidad, actualmente disfrutade una beca fuera del país.

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FRANCISCO ARRIVÍ. Nace en San Juan. Dra­maturgo, poeta, ensayista, director de es­cena y luminotécnico. Se recibió de Bachi­ller en Artes en la Universidad de PuertoRico. Becado por la Fundación Rockefe­Iler, estudia radio y teatro en la Univer­sidad de Columbia. Fundó la sociedaddramática Tinglado Puertorriqueño. Esautor de las piezas de teatro: El diablose humaniza, Alumbramiento, María Sole­dad, Caso del muerto en vida, Club deSolteros, Bolero y plena, Vejigantes, Si­rena y Cóctel de Don Nadie. En poesía:Isla y nada, Frontera, Ciclo de lo ausentey Escultor de la sombra. Ensayos: En­trada por las raíces, Areyto Mayor, Con­ciencia puertorriqueña del teatro contem­poráneo. Dirige el programa de teatrodel Instituto de Cultura Puertorriqueña.

JORGE LUIS MORALES. Nace en Ciales en1930. Obtuvo su bachillerato en arte enla Universidad de Puerto Rico. En la Uni­versidad Central de Madrid se doctoró enFilosofía y Letras con una tesis titulad!'!:El concepto de la literatura española enel humanista mexicano Alfonso Reyes. Re­presentó a Puerto Rico en el Encuentrode Poetas celebrado con motivo de lasOlimpiadas. Está adscrito a la Facultadde Estudios Generales de la Universidadde Puerto Rico. Entre sus obras poé­ticas figuran: Metal y piedra, Mirada enel olvido, Inspiración del viaje, Decir delpropio ser, La ventana y yo, Jornada pre­cisa, Discurso a los pájaros y Antologíapoética.

LIDIO CRUZ MONCLOVA. Nació en Río Pie­dras. Fue durante muchos años profesorde historia y literatura puertorriqueña enla Universidad de Puerto Rico. Su obraprincipal ha sido la Historia de PuertoRico - Siglo XIX, publicada en seis volú­menes aparecidos entre 1952 y 1964. Estambién autor de las obras Historia delaño 1887, Luis Muñoz Rivera: diez añosde su vida política. Con Antonio J. Colo­rado, es co-autor de Noticia y pulso delmovimiento político de Puerto Rico (1808­1890), y con Reece B. Bothwell, es ca-autorde Los documentos ¿qué dicen? Es editorde las Obras Completas de Luis MuñozRivera, que viene publicando el Institutode Cultura Puertorriqueña.

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Tres cancioncitas del mar1

Los Catañecitos

Música de.IACK DELANO Letra de

NIMIA VICENS

INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUEÑASan Juan de Puerto Rico

1969

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JACK DELANO

Nació en 1914 en una aldea cerca de la ciudad de Kiev, Ucrania. A la edad denueve años emigró a los Estados Unidos y la familia se estableció en Philadelphia,Pennsylvania. Continuó sus estudios musicales, que ya había comenzado con supadre, en la Settlement Music School, con una beca. Allí, desde el 1923 hasta el1932, estudió violín, armonía, teoría, composición y viola, con profesores delCurtis Institu te of Music. Luego formó parte, como violinista, de un cuarteto decuerdas, mientras estudiaba arte con una beca en la Pennsylvania Academy of theFine Arts donde recibió un premio de un viaje a Europa para estudiar y visitarlos grandes m\lseos. De 1940 hasta 1943 trabajó como fqtógrafo-artista con laFarm Security Administration del gobierno federal y en 1941 fue asignado pordicha agencia para pasar tres meses en Puerto Rico para hacer un reportajefotográfico de las condiciones sociales en la isla. Estas fotografías se encuentranahora en la Biblioteca del Congreso. Después de tres años de servicio militardurante la guerra volvió a Puerto Rico con su esposa, habiendo recibido una becade la Fundación Guggenhaim para continuar su labor fotográfica en la isla.

Reside en Puerto Rico desde el año 1946. Ocupó el puesto de director de laSección de Cinematografía en la División dé Educación de la Comunidad desdesus comienzos hasta 1953, donde aprovechó su preparación musical para compo­ner la música de las varias películas que dirigió. Empezó a trabajar con la emisoradel gobierno, la WIPR-TV, en 1957 y era Administrador General del Servicio deRadio y Televisión desde 1962 hasta marzo de 1969.

Además de las partituras para películas, sus· obras musicales incluyen:

1. Los ballets La Cucarachita Martina, La Bruja de Loíza, Sanjuaneras y ElSabio Doctor Mambrú.

2. Música incidental para el cuent0 de Tomás Blanco "Los Aguinaldos delInfante".

3. Sonata para viola y piano (premio del concurso WIPR).4. Cuarteto para cuerdas y piano.

. 5. Las canciones: Oración de Jimena (del Cantar de Mio Cid), Nocturno (letrade Luis Palés Matos; premio del certamen Festival de Navidad del Ateneo)Esta Luna es Mía (letra de José P. H. Hernández; premio del certamen,Albertus Magnus College), Tres Cancioncitas del Mar (letra de Nimia Vicéns,Esther Feliciano Mendoza y Carmelina Vizcarrondo).

6. Sonatina para flauta y piano (premio de publicación del Ateneo).7. Son~ta paTa violín solo.

8. Ofrenda Musical a la memoria de Luis Palés Matos (para viola, trompa yorquesta de cuerdas).

9. Arreglo para orquesta sinfónica de dos danzas de Juan Morel Campos (Laincógnita y Laura y Georgina).

10. Tres tiempos para la suite "Fiestas Patronales" para quinteto de vientos-madera.

11. Cuatro Sones de la Tierra (letra de Tomás Blanco).12. Concertino Classico para trompeta y orquesta.13. Obertura "La Reina Tembandumba". Sinfónica.

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Tres cancioncitas del mar1

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SEPARATA DE MUSICA DEL NUMERO 43DE LA REVISTA DEL INSTITUTO DE

CULTURA PUERTORRIQUEÑA M. PAREJA - Printed in Spain

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La época de los conquistadores

Por EUGENIO FERNÁNDEZ MáNDEZ

EL SIGLO XVI FUE EN PUERTO RIco LA épOCA DE

los conquistadores. ¡Cada hombre un Rey!,parece haber sido el lema de los españoles de aque­lla época. No había límite para la imaginación, parala aventura o la ambición.

La conquista no fue puramente una empresaguerrera, aun cuando sea cierto que "con sangrey cólera se evangelizaron las Indias". La conquistafue deseo de mejoramiento económico, anhelo deganar honra y fama, celo misionero, afán de aven­tura, "lucha por la justicia", proyección de la cul­tura cristiana de Europa sobre las tierras de losindios.

España derramó su sangre generosa en las nue­vas tierras. Los conquistadores, exploradores y ca·pitanes atrevidos, revestidos de cota de malla ybarbudos, forjaban clavos con la empuñadura desus espadas y fabricaban su propia pólvora. Se lan­zaban a la conquista de nuevos reinos indígenas, do­minando a millares de indios, y descubrían conti-.nentes inexplorados.!

Al comienzo de la conquista, los indios celebra­ban en sus aldeas, cada año, fiestas solemnes enhonor a sus dioses. Los españoles presenciaron es­tas lindas ceremonias donde los indios, pintados yadornados con coronas de plumas multicolores yoro, hacían sus danzas o areytos.

En 1502, con el nuevo gobernador de La Espa­ñola, fray Nicolás de Ovando, vinieron a América"personas religiosas y caballeros e hidalgos, y hom­bres de honra; y tales, cuales convenía para poblartierras nuevas, y cultivarlas santa y rectamente enlo espiritual y temporal".

1. Arturo Torres Rfoseco. La gran literatura iberoame­ricana, Emece Editores, S. A., Buenos Aires, 1951.

El Conquistador Don Juan Ponce de León

Después de pacificada la isla Española, puso elgobernador Ovando por teniente suyo en la Villade Salvaleón de la provincia del Higüey, a un capi­tán hombre de bien e hidalgo llamado Juan Poncede León, que había pasado a América con el Almi­rante don Cristóbal Colón en su segundo viaje en1493. Ponce de León había peleado valientementecontra los moros en la guerra de Granada. Era unhidalgo pobre, y tuvo deseos de hacer fortuna enel Nuevo Mundo. En Santo Domingo, Ponce de

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León tuvo noticias de los indios de que en la islade Puerto Rico había mucho oro y se decidió apoblarla. Partió de Santo Domingo después de ob­tener licencia del Comendador Mayor don Nicolásde Ovando, el IS de junio de 1508, para ir a poblara la Isla de San Juan de Puerto Rico.

"Partí de la villa de Santo Domingo -escribe­para ir a la Isla de Puerto Rico." En la Villa deSalvaleón del Higüey tomó cuarenta y dos perso­nas y ocho marineros y se hizo a la mar. El 12 deagosto de 1508 desembarcó en tierras del caciqueAgueybana en el puerto de Guánica de la costa surde la isla.

La conquista no fue una tarea incontrolada.Existieron unos organismos estatales vigilantes, yunos métodos de control eficaces, que canalizarony encauzaron el esfuerzo. Entre los organismos degobierno que los Reyes crearon primero, en 1503,la Casa de Contratación era la agencia encargadade otorgar licencias para el tráfico comercial conlas islas. Más tarde, en 1524, los Reyes crearon uncuerpo de Secretarios, El Consejo de Indias, paraaconsejarles sobre la mejor manera de dirigir lacolonización.

La cultura española marchaba por el NuevoMundo, a compás con el conquistador español. Elconquistador -soldado, sacerdote o navegante­fue el representante de una nueva civilización quetrajo consigo a América. El conquistador, en nues­tro caso Juan Ponce de León, primer Gobernadorde Puerto Rico y capitán poblador de la Isla, erasiempre quien ponía la parte material, obligándosea reclutar la gente para la empresa, armar y equi.par navíos, fundar un determinado número de po­blaciones, llevar animales y plantas, y evangelizar ycristianizar a los indios repartidos entre los colo­nizadores. A cambio recibía poderes para hacernombramientos, repartir tierras yaguas, cobrarderechos y perdonar ofensas.

Tenemos las cartas y relaciones que algunosconquistadores escribieron. Ponce de León noscuenta con palabras vivas su desembarco en Puer­to Rico en tierras de Guánica, reino del caciqueindio Agueybana, quien le recibió amablemente tro­cando con él en señal de amistad su nombre.

Luego Ponce de León reconoció parte de laIsla. Le acompañaban ayudantes indios que le ba·bía provisto el cacique Agueybana. En los ríos,encontró cantidades de oro; esto estimuló la sedde riquezas de los pobladores, quienes soñaban convolver ~ día ricos a España.

Describiendo Ponce de León la fundación dela primera ciudad española de Puerto Rico, Ca·parra, nos dice en 1508: "Hice una casa mediana,con su terrado y pretil y almenas, y su barrera de­lante de la puerta, y toda encalada, de adentro yde afuera... hice coger oro y dos pedazos de la­branza. uno junto al pueblo, de cuatro o cinco mil

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montones de matas de yuca para los pobladores;y otro a cuatro leguas en el río Toa para mi."

Por orden del Rey Católico, Ponce de León ha·bía establecido, ya en 1510, una granja en las ri·beras del río Toa (sitio que aún lleva el nombre delos Reyes Católicos) y en ella a expensas de lasrentas reales se fomentaron por labradores exper·tos los cultivos, de árboles, frutas y hortalizas yotras plantas útiles 'traídas de Europa, dando asíejemplo y enseñanza práctica a los colonos y es­timulando el desarrollo de una economia agríco­la. Esta granja del Toa sirvió como estación expe­rimental para la aclimatación en las nuevas tierrasde América de las plantas y animales que los co­lonizadores trajeron de España.

Para activar el trabajo en las minas de oro, losespañoles implantaron el repartimiento de indiosen encomienda como ya se usaba en Santo Domin·go. Los repartimientos consistían en conceder alos funcionarios y a los vecinos pobladores deter­minado número de indios, cincuenta o más, parahacer los trabajos agrícolas y especialmente parasacar el oro de las arenas de los ríos. Era obli·gación de los españoles que recibían estas enco­miendas de indios pagarles su trabajo y enseñarlesla doctrina cristiana. Los trabajos a que fueronsometidos los indios se convirtieron en una cargapenosa para éstos. Frecuentemente los espososeran separados de las esposas, los padres de loshijos, y se les obligaba a trabajar alejados de susfamiliares y seres queridos. Pronto los indios con­cibieron la idea de rebelarse contra los españolesy echarlos de la isla. Favoreció esta coyuntura lamuerte del cacique Agueybana 1, que había sidomuy leal y fiel a los españoles.

Agueybana 11, que heredó de su hermano elmando de los caciques de la Isla, celebró secreta·mente, en Guánica, una asamblea de los jefes indí­genas en febrero de 1511, y los instó a rebelarsecontra los españoles.

Había, sin embargo, una creencia generalizadaentre los indios. que impedía los planes de Aguey­bana. Los indios creían que los españoles eran in­mortales, pues pensaban que eran seres venidosdel cielo, y que no estaban expuestos a morir.

Un día el joven español Diego Salcedo salió solodel pueblo de Sotomayor de la Aguada, y pasabapor la comarca .que hoy se llama Añasco en lastierras del cacique Urayoán, camino a las minas.Urayoán facilitó al joven algunos indios naboriaspara que le sirviesen de guía y le ayudaran con elcargamento de víveres. Los indios que acompaña·ban a Diego Salcedo al llegar al río Guaorabo losumergieron en las aguas, sujetándolo allí hastaahogarlo. Esta prueba demostró a los indios quelos españoles no eran inmortales. Difundida rápi­damente la noticia entre los indios éstos pronto

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se mostraron más rebeldes contra los invasores,decidiéndose a ir a la guerra.

Las Leyes de Burgos

Contra el problema de justicia y libertad crea·do por el repartimiento de indios en Santo Do­mingo y Puerto Rico protestó ya el 30 de noviem­bre de 1511, el fraile dominico Antonio de Monte­sinos. Fray Antonio vino luego a España y expu­so con ardor la realidad candente al rey Católicoquien decidió la convocatoria de la Junta de Bur­gos de 1512, para dilucidar la suerte de los indios.Atendiendo a los razonamientos y quejas de Mon·tesinos y los frailes dominicos de la Isla Española,las Leyes de Burgos, promulgadas el 17 de diciem­bre de 1512, fueron el primer Código amplio quereglamentó conforme a una orden el trabajo delos indígenas.

Poco después, depuesto Nicolás de Ovando delgobierno de Santo Domingo, y reinstalado, comosucesor del primer Almirante y Virrey su hijo donDiego Colón, nombró éste por teniente de goberna­dor de Puerto Rico a Juan Cerón, y por alguacilmayor de la Isla a Miguel Díaz. Ponce de León en­tregó a éstos el mando de la Islll, pero confirmadoen la gobernación por nu~va carta del Rey, el 14 deagosto de 1509, prendió a Cerón y a Miguel Díaz en­viándolos presos en una nave a España.

En todos lados no fue idéntico el recibimientoque los indios hicieron a los españoles. La reac­ción violenta y obstinada se dio junto a la sumi­sión pacífica. Si los caciques don Alonso de Utua­do, y Caguax de la región del Turabo escucharoncomplacidos las promesas de buen trato que leshizo Ponce de León, los caciques Guarionex, Aguey­bana n, Mabodamoca y muchos otros se juramenta­ron a combatir al español hasta expulsarlos de latierra. Pero la batalla era desigual.

En 1511 los indios de Puerto Rico se rebela·ron contra los españoles. Asaltaron el segundo po­blado, el de Sotomayor en tierras de Aguada, fun·dado por el caballero don Cristóbal de Sotomayory mataron allí a todos los españoles. Enterado deestos sucesos Juan Ponce de León les hizo la gue·rra y se produjeron algunos encuentros entre in·dios y españoles en Coay'uco, territorio cercano alpueblo de Yauco, en Yacue~a cerca del actual pue­blo de Añasco, y en Guajataca y otros lugares.Como era natural, los indios sufrieron en todoslos casos una aplastante derrota.

Las asperezas de la tierra, las montañas y losríos, las intolerables hambres y necesidades quepadecieron los pobladores, no bastaron para entor­pecer el proceso de la colonización y la conquistade Puerto Rico, hasta quedar fundada la nuevasociedad.

El mismo año de IS11, regresa de Españ3 consu título a la Gobernación de Puerto Rico conva­lidado por las Cortes de España; Juan Cerón, aquien Ponce de León se vio en la obligación de en­tregar el mando supremo de la Isla. Desde enton­ces Ponce de León quedó como un simple pobla­dor más. Pero deseando el Rey compensarle porsus fatigas y trabajos le otorgó permiso para po­blar en Florida.

Fundación de San Germdn

Juan Cerón, nuevo gobernador de Puerto Rico,decidió fundar de nuevo la ciudad de Sotomayorde la Aguada, que los indios habian destruido. Mi­guel Diaz, su ayudante y alguacil mayor de PuertoRico, recibió esta encomienda. El nuevo pobladollamado ahora San Germán, se fundó en la riberadel actual río Guaorabo, en lo que hoy son lastierras de Añasco, el año de 1512. Años más tarde,en 1528, este pueblo fue quemado por piratas fran­ceses, que saquearon la ciudad y finalment~ seestableció en 1571 en el lugar de las lomas deSanta Marta donde hoy queda como el segundopoblado más antiguo de Puerto Rico.

Descubrimiento de La Florida

~n 1512, Juan Ponce de León, que ya habiadejado de ser gobernador de Puerto Rico. fue pre­miado por el Rey con el título de Adelantado dela Florida. Ponce de León, que habia capitulado suconquista e interesado en colonizar en la TierraFirme, equipó tres naves y salió de Puerto Rico el3 de mayo de 1513. Pasó en su viaje por el Archi­piélago de las Islas Bahamas y el 27 de marzo de1513 descubrió la Florida, desembarcando allf el2 de abril. día de la Festividad de la Pascua Flori·da, por lo que puso nombre a aquella tierra Flo­rida.

En 1514, ya en Puerto Rico Ponce de León,añadió el Rey a sus honores el titulo de Regidordel Consejo de San Juan por toda la vida, y jefede las primeras milicias que se organizaron enaquella época. Tuvo Ponce de León dos encargosmás: el de rectificar el repartimiento de los indios,y el de hacer la división territorial de la isla enlos partidos de San Juan y San Germán, encargoque cumplió en 1515.

Aunque ostentaba muchos honores, Ponce deLeón no había llevado una existencia muy felizdebido a los numerosos enredos entre sus parti.darios y los nuevos gobernadores. Las noticiasde las hazañas de Hernán Cortés, el conquistador deMéxico, despertaron de nuevo el espiritu aventu·

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Grabado que apareció impreso junto a la carta de Colon anunciandoel DeIcubrimiento de América

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rero de Ponce de León y una vez más salió condos pequeños barcos de San Juan llegando de nue·va en 1521 a las costas de Florida. Mientras loscolonizadores que él había llevado construían sucampamento, los indios guerreros de la Floridacayeron por sorpresa sobre ellos. Muchos españo­les murieron en el combate y Ponce de León fuemortalmente herido de un flechazo en el muslo.Temiendo la muerte cercana el capitán pobladorse refugió en el puerto de la ciudad de PuertoPríncipe en la Isla de Cuba, donde murió en elaño de 1521. Su nieto hizo trasladar sus restos aSan Juan de Puerto Rico en 1559, donde fuerondepositados en la Capilla Mayor del monasteriodominico de Santo Tomás de Aquino, hoy conocidocomo Iglesia de San José. En el año de 1908, enel cuarto centenario de la fundación de la prime­ra ciudad de Puerto Rico, el gobierno de la Islaordenó que los restos de Ponce de León fuerantrasladados a la Catedral de San Juan donde hoyse hallan depositados. En su tumba puede leersehoy una dedicatoria en latín que el poeta españolJuan de Castellanos traduce de la siguiente ma·nera:

Aqueste lugar estrechoes sepulcro del varónque de nombre fue Leóny mucho mds en el hecho.

Describiendo el paisaje y la naturaleza de laIsla de Puerto Rico nos dice el historiador Gon·zalo Fernández de Oviedo: :' Es aquesta Isla muyrica de oro, y hase sacado en ella gran cantidad,en especial en la costa o banda del Norte. De laparte que esta Isla tiene mirando al Sur, es muyfértil de mantenimientos, de mucho pan casabe ymaíz y de todo lo demás que los indios cultiva·ban... y es de muy buenas pesquerías a causa delo cual vivía y señoreaba en aquella parte el mayorseñor de la Isla, al cual obedecían muchos otroscaciques."

En el proceso de la conquista los frailes de laiglesia siguieron el paso de lo~ soldados y a vecesse les adelantaron, tratando de convertir a la fecristiana a las multitudes de indios. Eruditos, hom­bres de ciencia, escritores, soldados y labradoresllegaron a las nuevas colonias y comenzaron sugrandiosa obra cultural. Dado que la mujer blancaestuvo en minoría en el proceso de la colonizacióncorrespondió a la india actuar con más frecuencia,ya como esposa, ya como sirvienta y concubina delhombre blanco.

Fundación del Obispado de- San Juan

El año de 1512 llegó a Puerto Rico con su nom­bramiento de obispo (el primero en pisar tierra

americana) don Alonso Manso, religiosa persona ybuen prelado. Algo prematura fue la erección deun obispado en 1512 pues debía sostenerse con eldie,mo o renta que pagaban los colonos, de cadadiez cosas una, y las rentas así resultantes eran tanescasas que sólo se había podido constituir en Ca­parra con honores de capilla de San Juan Bautista,una catedral rustica de paja y madera. El obispoelecto don Alonso Manso, al encontrarse con tanmezquina catedral y tan pobres diocesanos se vol­vió a España a ocupar su canongía de Salamanca,encargando que le enviasen las rentas. Cuando re·gresa más tarde en el año 1521 vendrá a PuertoRico investido del título de Inquisidor General delas Indias, título por el cual tenía poderes paracastigar a los que faltaban a las buenas cC?&tum­bres o a las prácticas de la fe religiosa.

El celo religioso de. los pobladores blancos dePuerto Rico los llevó a ver en las creencias de losindios maldades e idolatrías· del demonio. Así, si­guiendo los mandatos de la fe se destruyeron sis­temáticamente los adoratorios y los ídolos que losindios tenían para su adoración. Las leyes mismasdisponían quitar a los indios sus beáterías y vicios:..ordenamos y mandamos -dicen- que en todasaquellas provincias hagan derribar y derriben, qui­tar y quiten los ídolos, aras y adoraciones de lagentilidad (es decir, de los indios) y privarles desus sacrificios".

En cada nuevo poblado que fundaban los es­pañoles se formaba un gobierno municipal o Cabil­do, a base de dos jueces llamados alcaldes, y deregidores o administradores, que eran los propie­tarios con casa, familia y encomienda de indios, loscuales celebraban las juntas, donde se tomabanlos acuerdos.

Levantadas las ciudades, el nuevo poblador traíaa sus mujeres o se casaba con la mujer indígena,construía iglesia, enseñaba a los indios y se con­vertía en "americano", sembraba las semillas yveía crecer los frutos. En el aire sonaba su lengua,hermanada con la indígena, y se aprendían nuevasvoces o palabras para los productos nuevos de latierra: hamaca, canoa, bohío.

El conquistador, una vez pacificado y anexadoel territorio, se transformaba en un poblador cla­vado al suelo. Sometida la tierra procedían a esco­ger sitios que reunieran condiciones favorables, eintroducían animales y cultivaban la tierra. Se re­partían solares para casas, y campos para el cultivoy crianza del ganado, dejando libre un terreno co­mún de pastos como tierras de la comunidad o elmunicipio.

Siguiendo el derecho medieval, el capitán po­blador y los miembros de su hueste o compañíade pobladores tomaban posesión de las tierras ylos mares. Los indios se incorporaban a la tarea

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colonizadora como' nuevos vasallos del Rey de Es­paña. Hay hennosos ejemplos de estos actos dondeel conquistador, bajo las banderas verdes y rojasque lucían las coronas de los Reyes Católicos, to­maban posesión de la tierra a nombre de losReyes. Si había escribano o secretarios, éstos seencargaban de legalizar, mediante documentos, elacto. El título de donación Papal era en todo casopreferido y alegado ante los asombrados indios,por los capitanes conquistadores.

Los choques entre conquistadores y frailes fuecosa corriente. La enseñanza y cristianización delos indios corría comúnmente a cargo de la Igle­sia. Los frailes desconocían al principio las lenguasde los indios y para poder cristianizarlos fue nece­sario que las aprendieran. El evangelizador comenzópor indÜlni,arse -aprendió las lenguas y costum­bres de los indios- para mejor educar al indígena.

En 1528 los frailes dominicos de San Juan dePuerto Rico fundan en la parte alta de la ciudad unmonasterio al que pusieron el nombre de SantoTomás de Aquino. Tenían en las tierras del monas­terio crianza de ganados que cuidaban indios cris·tianizados. En los tiempos de prosperidad fue unmonasterio de buenos edificios y solfa mantenerhasta veinticinco religiosos. La capilla mayor delmonasterio, de bóveda, llamada hoy Iglesia de SanJosé, fue fundada por Garcfa Troche, yerno del con·quistador don Juan Ponce, casado con su hijaJuana.

El soldado y colonizador porta un bagaje civili·zado que va sembrando al mismo tiempo que ad·quiere lo que los indios le ofrecen. El maíz, el pancasabe, el tabaco, la piña y muchos frutos y cosotumbres se adquieren de los indios, a cambio delo cual el poblador hispano introduce los frutosde España, el trigo, la cebada, el arroz, las naran­jas, los limones, los almendros y hasta el lirio y larosa.

A los pobladores españoles que se distinguíancomo soldados o guerreros se les premiaba con tí·tulos de nobleza o regalos de tierras e indios. DeEspaña se introducían en buques que afanosamentecuidaban de enviar los encargados del gobierno delas Indias: animales (caballos, yeguas, cerdos, va·cas y becerros), semillas de toda clase de árbolesy plantas e instrumentos de labranza: arados, ha­chas de hierro, armas de fuego, pólvora, clavos ytodo lo demás necesario para la fundación de nue­vas ciudades y poblados. Incluso trajeron los po­bladores sus juegos de naipes, y sus fiestas de tea­tro, toros y cañas, donde dos cuadrillas de jinetesa caballo hacían toda suerte de escaramuzas y jue­gos con grandes lanzas de madera, recuerdo de lasjustas y torneos medievales de España y Europa.

Los españoles de la época de la conquista traje­ron, además, consigo algunos libros famosos de Es­paña: El Quijote, el AmadIs de Gaula, el Lazarillo

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de Tormes y muchas obras de poesía y de teatroque se representaban en las ciudades en los díasde fiesta y de descanso.

El típico conquistador brotó del común de laclase del pueblo y venía principalmente de provin­cias españolas como Castilla, Extremadura, Galiciay Andalucía. Fue por lo general un individuo joven,duro para el trabajo y endurecido en los tratos dela guerra. Incluso vinieron algunos caballerosmiembros de la nobleza española, y médicos, bo­ticarios, sastres, carpinteros y labradores. Algunossabían de letras, como los abogados o los escriba·nos; otros, marineros, sabían de las cosas del mar;otros, de la agricultura o de la fabricación de mue­bles o la confección de ropas y vestidos. Algunossabían labnu: los metales, otros manejaban el mar­tillo, la escuadra y otras herramientas del oficiode carpintero. Fueron los conquistadores valerosos.individualistas, defensores del honor, estoicos y su·fridos, decididos y audaces, dignos, como los mode­los de los libros de caballer1~ que habían leído.

Las armas de artillería, las escopetas, los mas·quetes y los arcabuces, fueron decisivos en la con·quista. Para el indígena el ruido atronador de lapólvora era algo diabólico e inexplicable. Para elloslas balas eran rayos que obedecían al mandatode los invasores. Al hablar de las armas de lospobladores españoles debemos hacer mención delos caballos y los perros. En un principio los in·dios creyeron que el hombre y el caballo formabanuna sola pieza y les tenían un gran temor. Losconquistadores supieron aprovechar con astucia laadmiración y temor que causaban las bestias entrelos indios y en más de una ocasión éstos fueron unfactor importante en las victorias guerreras. Perrohubo en la conquista de Puerto Rico como "Be­cerrillo", que en las batallas y persecuciones delos indios jugó un importante papel, maravillandoel instinto del animal para distinguir a un indioguerrero de otro pacífico. Cobraron los indios tan·to miedo a estos perros de ayuda, que en la bata·lla que venía algún perro desmayaban y se temanpor vencidos sin ofrecer resistencia. Algunos con­quistadores realizaron proezas iguales a muchas delas que se contaban en las novelas de caballería.Dignas de recordación son las hazañas del espa·ñol Diego de Salazar, que solo y aguerrido libródel cautiverio entre los indios al joven españolPedro Suárez, dando muestra de gran audacia yvalor al entrar solo con su espada en el pobladode los indios.

En una ocasión uno de los soldados que habíaleído en un libro sobre las hazañas de los caba­lleros, quiso imitar al héroe del libro y así, en Unode los asaltos que dieron a los poblados de losindios, se mostró tan valeroso que difícilmente losacaron con vida. Al reprenderle su temeridad con·testó: "¡Ea, dejadme, que no hice la mitad de lo

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que cada noche lefa de cualquier caballero de nues­tro libro."

Muchos de los grandes escritores de Españautilizaron como tema y motivo de sus obras laconquista de América. Hubo historiadores comoPedro Mártir de Anglería, Gonzalo Femández deOviedo y Bartolomé de las Casas que nos dejaronrelatos detallados de todo el proceso de expansión ycolonización que realizaron los españoles en las An­tillas yen Centro y Sudamérica. Lope de Vega, lla­mado el Fénix de los Ingenios, nos muestra en susdramas lo que los españoles de entonces pensabansobre el Nuevo Mundo. Así, no elogia a los conquis­tadores, sino más bien los condena por su avariciay sed de riquezas:

So color de religiónvan a buscar plata y orodel encubierto tesoro.

"El Nuevo Mundo"

Se percata de la importancia de la mezcla derazas, indias con españoles, y pide que los pobla­dores se casen allá:

Con nuestras hiias, a donde,mezcldndose nuestra sangre,seamos todos españoles.

Le llamaron la atención a los conquistadores dePuerto Rico, unos animalitos o insectos que alum­braban de noche. Eran las luciérnagas que los indiosde las Antillas llamaban cucubanos. Describiéndolosdice un conquistador: .. Este en un animal... tangrande como la cabeza del dedo pulgar o algo me­nor. Tienen dos alas duras, debajo de las cualesestán otras dos más delgadas, que guarda y encu·bre con las de encima cuando deja de volar; tienelos ojos (sic) resplandecientes como candelas ... detal modo que encerrado en una cámara oscura res­plandece tanto que se ve muy bien a leer y escribiruna carta... Cuando la. guerra se hacía en estasislas, se servían de esta lumbre los cristianos y losindios. Y en especial los indios, como eran másdiestros para tomar estos animales, hacían collaresde ellos, cuando querían ser vistos a gran distancia."

Los sacerdotes españoles tomaron muchos niñosindios a su cargo para enseñarlés la lengua españolay convertirlos a la fe. Muchos de los pobladoresespañoles se casaron con indias y de la mezcla delas dos sangres se logró la fusión de las dos civili­zaciones.

Desde libros, en juntas y cátedras, se ventiló en­tonces el problema de la libertad y el derecho delos indios. Uno de los pobladores, conquistador élmismo de Cuba, hasta 1514, fue Bartolomé de lasCasas, quien puso tanto fervor en defender a losindios que fue nombrado por el Cardenal Cisneros(Regente de España) protector de los indios.

Bartolomé de las Casas, el famoso apóstol de los .indios, que luchó incansablemente por conseguirla libertad de los indios encomendados, vino a Amé­rica con fray Nicolás de Ovando en 1502. Despuésacompañó a Diego Velázquez en la conquista de Cu­ba donde tuvo indios de encomienda a los cuales re­nunció. Este noble fraile dominico levantó su vozde protesta contra los repartimientos y encomien­das ante el Cardenal Cisneros. Abogó por la lib6rtadde los indios y propuso un nuevo plan de coloniza­ción de las tierras de América con labradores y arotesanos. Estuvo en Puerto Rico en 1502, en 1516, en1521. En 1520 se proclamó la libertad de los indiosencomendados los cuales fueron puestos en pueblosespecialmente creados para ellos en Santo Domingoy Puerto Rico. Años más tarde, en 1542, por disposi­ción de las Nuevas Leyes, se otorgaría completa li·bertad a todos los indios que todavía se encontra·ban en cautiverio.

Traslado de la ciudad de Caparra:Fundación de San Juan

En tiempos del Cardenal Cisneros, que habíaquedado por Regente de España a la muerte de losReyes Católicos, dispuso este gobernante que vinie­ran a América con poderes como gobernantes de lasIndias tres frailes jerónimos. El día 11 de noviem­bre de 1516, salen para América como reformadoresdel gobierno los frailes Fray Luis de Figueroa, natu·ral de Sevilla; Fray Alonso de Santo Domingo, priordel monasterio de San Juan de Ortega; Fray Bernar~

dino de Manzanedo, profeso del Convento de SanLeonardo, y por compañero de los antes menciona­dos Fray Juan de Salvatierra, fraile viejo profesoen el monasterio de la Mejorada de Sevilla. Los ve­cinos de Caparra, que habían tratado varias vecesde conseguir el traslado de la población a un sitiomás favorable, expusieron sus argumentos ante lostres frailes quienes dispusieron en 1519 el trasladode la ciudad a la actual isleta de San Juan. La ciu­dad de San Juan Bautista de Puerto Rico tardó tresaños en quedar oficialmente instalada en su nuevoasiento. Entre las razones que los vecinos alegabanpara su traslado era la principal la del mucho costode los transportes de las mercancías de la bahía deSan Juan hasta el poblado de Caparra. También sequejaban los vecinos de las malas aguas y de losmuchos mosquitos. Ponce de León que se oponía aesta medida, quedó viviendo en su hacienda de Ca­parra hasta el año de 1521 en que hizo su expediciónde conquista a la Florida donde, como hemos visto,halló su muerte.

Consta la intención benéfica de los Reyes paracon sus nuevos vasallos los indios de las Antillas enlas Leyes de. IndÚ2S: "por justas causas y considera·ciones conviene, que en todas las capitulaciones o

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contratos de conquista que se hicieren se excuseesta palabra Conquista, y en su lugar se use la depacificación y población, puesto que habiéndose dehacer todo con toda paz y caridad, es nuestra volun.tad que aun este nombre de conquista no ocasioneni dé color a lo capitulado, para que no se puedahacer fuerza ni agravio a los indios".

Con el tráfico de oro, frutos, esclavos, vinos, acei­tes y harinas, muchos mercaderes españoles de Se­villa se enriquecieron. Traían y llevaban de Españaa Puerto Rico sus productos, vendiéndolos por eloro que de las minas sacaban los pobladores. Enalgunas ocasiones fiaban provisiones y esclavos co­brando intereses de usura.

De acuerdo con las leyes humanas del Renaci·miento, si los indios ofrecían resistencia al trabajode las encomiendas, o a la predicación de la fe, seles podía hacer la guerra. Bartolomé de las Casas,el fraile defensor de los indios, no quería conquistaguerrera, sino penetración misionera. Hay por esoen todo el proceso de la colonización de Puerto Ricoen el siglo XVI una razón espiritual: el deseo de pro­pagar la religión cristiana; pero también existía unanhelo, muy humano, de mejorar económicamentede situación por medio de la riqueza, y un deseomuy renacentista de cobrar honra y dejar fama.

Hacia la tercera década del siglo XVI varias cau­sas produjeron la decadencia de la sociedad puerto­rriqueña. El descubrimiento y conquista de Mé·xico, por Hernán Cortés, atrajo a numerosos pobla-.dores que de las Antillas pasaron a la Tierra Fir­me. La conquista de Perú emprendida en 1527 porFrancisco Pizarra hizo igualmente atractiva la emi·gración para los puertorriqueños. Tan general fueeste deseo entre los pobladores que muchas vecesse les oyó decir a coro: "Dios me lleve al Perú".

Otras dos causas contribuyeron a promover laruina general de la isla: la extinción de los indios,que habían sido libertados, hacía que escaseara lamano de obra para la agricultura y la minería. Trestormentas a las que los indígenas llamaban huraca·nes azotaron a Puerto Rico en 26 de julio y 22 Y 31de agosto de 1530, y fue tal su violencia y tal elgrado de miseria que produjeron que la isla quedóempobrecida por muchos años.

Fracasada la economía minera que había servi·do a los pobladores como base y sustento de su ri­queza, fue necesario buscar una nueva base para

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la economía. La caña de azúcar, que había sido in­troducida en Santo Domingo por Cristóbal Colón ensu segundo viaje, fue traída a Puerto Rico en 1520.Tomás de Castellón fundó la primera fábrica deazúcar en San Germán en el año de 1524. Pocosaños más tarde, en 1548, Gregorio de Santolaya fun­dó el ingenio azucarero de Santa Ana en Bayamón,y en 1549 el ingenio de Nuestra Señora de Valher­maso en tierras del partido de San Juan.

El modelo de estos ingenios azucareros provinode Valencia y Andalucía en España, donde habíansido conocidos por los árabes. En Santo Domingo sefundaron también numerosos ingenios o trapichesde caballos y de agua. Los maestros azucareros,expertos en la fabricación del azúcar, vinieron delas Islas Canarias. Para trabajar las tierras fueronnecesarios nuevos esclavos. Asi se dio estímulo a laintroducción de negros esclavos traidos de las cos­tas de Africa. Los mercaderes que los introducenson portugueses, ingleses y holandeses. Todos seenriquecen.

Los trapiches o fábricas de azúcar se construyencon maderas del pais: cedro, tabonuco y úcar. Tam·bién los hornos de los ingenios azucareros, fabrica·dos con ladrillos, se alimentan con maderas del pais.Para alimentar a los negros esclavos se importanharinas y se crían cerdos y vacas. Para mover lamasa de los trapiches se usa la fuerza de los caba­llos o de los molinos de agua. Con frecuencia losnegros esclavos se escapan y se van a los montes.También los perros de los primeros pobladores sealzan y se vuelven jíbaros.

El azúcar que produce Puerto Rico se exporta encajas de ocho arrobas ó 200 libras que llevan losmercaderes en sus barcos a Sevilla. En Europa laintroducción del té, el café y otras bebidas hacecada vez mayor el consumo de azúcar. Este nuevomercado ofrecía el estímulo necesario para el creci·miento de la industria azucarera en todas las islasdel Caribe.

Ya en 1582 habia en Puerto Rico once fábri­cas de azúcar que producían quince mil arrobasal año. En 1549 don Diego Lorenzo, canónigo deCabo Verde, enseñó a los puertorriqueños cómo sefabricaban los ingenios de agua para hacer azúcar;al mismo tiempo introdujo en la isla las palmasde coco, que se han hecho tan proverbialmente tipi­cas de Puerto Rico.

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Escorzos de unidad en la obra de Jorge Luis Morales*

Por JosÉ EMILIO GONZÁLEZ

LA PUBLICACIÓN DE LA ESPERADA "ANTOLOGÍA POéTI-ca" de Jorge Luis Morales, por la Editorial de

la Universidad de Puerto Rico, en el año que acabade pasar, constituyó, a mi juicio, un acontecimientoliterario, al que no se le dio el debido realce. Locierto es, sin embargo, que la Antología llegó afines de año a Puerto Rico y a esto probablementese ha debido el que no hubiera tiempo suficientepara llamar la atención sobre la misma.

Jorge Luis Morales es, sin duda alguna, uno delos poetas mayores del grupo que empieza a publi­car en la década del cincuenta. Se inicia, en 1952,con un libro excelente, y luego sigue publicandocon gran tesón y sin desfallecimientos notables ensu calidad expresiva. Ahí están Mirada en el olvido(1953), Inspiración del viaje (1953), Decir del propioser (1954), La ventana y yo (1960), Jornada precisa(1962) y Discurso a los pájaros (1965) como testimo­nios de un aliento indeclinable. Pero como los librosde poesía se hacen escasos en Puerto Rico a loscuatro o cinco años de ser publicados, era evidenteque hacía falta un volumen que juntara lo mejorde una obra de dieciséis años, que lo pusiera a ladisposición del lector actual. Hacía falta también elmomento recapitulativo. La oportunidad de echaruna mirada retrospectiva al conjunto de esa obra.La Antología cumple estas funciones.

Desde luego, no vaya entrar aquí en el análisisminucioso de la poesía de Jorge Luis Morales.Aparte de que la ocasión no es propicia, la ver­dad es que he escrito sobre prácticamente todoslos cuadernos que Jorge Luis ha publicado. Encierto modo, ese análisis minucioso ya está hecho.

* Palabras en el Ateneo Puertorriqueño, la noche del15 de enero de 1969.

Lo cual, naturalmente, no implica que no quedemucho por decir.

Ya he señalado que una de las funciones quedesempeña esta Antología es la de abrir la posi.bilidad de obtener una visión de conjunto de lacreación del poeta. Lo que apareció sucesivamente,fragmentado, a 10 largo del tiempo, se agolpa ahoraen la Antología, continuo, compacto. Como que esposible visualizar mejor los contornos de una obra.

Me doy cuenta en seguida de su esencial uni­dad, no carente, por cierto, de importantes varia·ciones. Pero, ¿en qué consiste esa unidad? ¿Cómodefinirla? O acaso se trate de diversas posibili.dades de unidad. ¿Cómo estar seguro de que loque afirme o niegue no es sino el eco de merasimpresiones mías? He ahí el problema.

Exploremos algunas de estas posibles visionesde unidad. Podría resaltarse, por ejemplo, que,casi impecablemente el poeta se halla polarizadohacia lo excelso, hacia el reino de la Belleza Pura,de Dios, con anhelo de perfección. Su concepto dela realidad arraiga en Platón y los neoplatónicos,pasando luego por San Agustín y los místicos cris­tianos, sobre todo San Juan de la Cruz, Fray Luisy Santa 'teresa. Hay una versión hacia la luz, comosímbolo del Ser, como prenda de la gracia,como guía de la Inteligencia y como la engendra.dora de la forma y el color de las cosas. Hay enesta poesía añoranza de lo celeste, de lo transoparente, hambre del Ser, afán de que el a1macumpla su destino integrándose a las realidadessuperiores.

La unidad podría residir también en la fun·damental actitud contemplativa del poeta. El títuloLa ventana y yo es, en este sentido, muy revela·dar. Contemplación, por una parte, del mundo de

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la naturaleza y de los hombres, como "paisajeirreparable", y, por ]a otra, visión de lo trascen­dente, de un más allá divino, "abismo de lo eterno".

Esta contemplación no es, desde luego, nopuede ser, un pasivo registrar del espectáculo,sino que, por ser activa, encendida actividad, en·marca dos momentos: 1) el diálogo con la:5 cosas ycon 10 divino, y 2) la meditación. En toda estapoesía encontramos al poeta dialogando constan­temente con su circunstancia, consigo mismo y conla ultimidad de lo Absoluto. La relación dialécticaYo-Realidad se ventila una y otra vez. De ese en­frentamiento brota también la meditación, o seala consideración de lo que significa las experien.cias de la contemplación y del diálogo. Ese mo·mento meditativo se destaca en Mirada en el 01·vida, Inspiración del viaje y Discurso a los pájaros.

O podríamos pensar que se trata de una uni­dad de proceso: el hacer mismo del poeta se vadesarrollando con sentido de continuidad. No hayimportantes quiebras advertibles. Ese hacer evo­luciona dentro de ciertos límites. Por lo menos,nos sospechamos que el sentimiento de contencióny que el anhelo de perfectividad abonan la intui·ción del despliegue formal. Para decirlo de otromodo: la visión neo-clásica de lo real y el ideal deBelleza como armonía determinan los horizontesde la creación. Pero en esta coyuntura es justo re­calcar que no hay término visible al proceso. Si­gue abierto todavía, en expectativa de posibili­dades.

Dentro de ese marco, el proceso puede adquiriry adquiere enorme complicación. La sensibilidadexquisitamente templada del poeta recoge miría­das de mensajes y reacciona a ellos. Mas no se re·duce a esperar a que lleguen; sale a su encuentro.Investiga. Explora. Observa. Anota. Elige. Vibra.Resuena. Y es manantial riquísimo de vivencias.La subjetividad concede a cada segmento de larealidad un matiz característico.

Pero además de la intuición sensible, tenemosotra vertiente de unidad en el perpetuo manar dela imaginación fabuladora. Aquí tocamos la clave de]a espontaneidad creadora del poeta. Borbotón.Chisporroteo. Riquísima inmanencia que por virotud de su propia generosidad se trasciende. For·mas, seres, colores, imágenes, fragmentos, espacios,

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confines en infinita suceslon aparecen, desapareocen, para ser siempre seguidos por otros, sin re­petición, con semejanzas, pero nunca idénticos.y me atrevería a decir que a través de ese chorroinfatigable de creaciones, el poeta busca, sueña,persigue la unidad, su unidad con lo Absoluto.

Por fin, es posible también hablar de la unidadde dicción. Quien recorra de punta a punta laAntología se irá dando cuenta de que la lenguapoética de Jorge Luis Morales obedece a tendenciascaracterísticas. Desde Metal y piedra hasta los últi­mos poemas tenemos la sensación de vivir en unmismo medio lingüístico. Hay muchas variacionesdentro de ese medio, sin duda, pero nunca pasa·mas a un continente distinto. No sé hasta quépunto sea exacto decir que puede percibirse en lapoesía de Jorge Luis Morales una especie de dila·tación progresiva de la lengua, a partir del primerlibro. Se van imponiendo los ritmos expansivos,aunque el cultivo del soneto, donde la concienciade la forma se afirma soberanamente, contrarrestaaquella inclinación. Esa dilatación puede debersea que la poesía de Jorge Luis Morales se va cun­diendo cada vez más de más mundo, abarcandomás dimensiones, buscando en la concreción eloculto camino de lo trascendente. A mí me pareceque la lengua se va haciendo más suave, másdúctil, y que los sonetos, las décimas y los poemasde verso corto representan una tentativa de recu­peración de fuerzas, de apretujamiento de ener­gías, que refleja, tal vez, en el fondo, la voluntaddel creador masculino.

Hay probablemente otros escorzos de unidadque puedan señalarse. Sirvan estas palabras sola·mente de índices en esa dirección. La Antologíapoética ofrece entre sus tapas no solamente untesoro para el lector, sino una cantera para el quequiera bucear más hondo en las aguas peligrosasde la poesía. No cabe duda de que Jorge LuisMorales es uno de los poetas más importantes delPuerto Rico del siglo xx. En la América Hispánica,Jorge Luis Morales se puede sostener entre losmejores. Esta Antología poética, al igual que loslibros y cuadernos que ]a precedieron, son pruebaal canto de que nuestra patria, no por pequeña,deja de producir voces capaces de iluminar a uncontinente.

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Apuntes sobre el desarrollo histórico del cuentoliterario puertorriqueño y la generación del 40

Por EMILIO DíAZ VALCÁRCEL

S UCEDE A MENUDO QUE SE CALIFICA DB CUENTO

a una estampa, un cuadro o una escena aun­que éstos no se ajusten a las características delgénero que nos ocupa. Antes que nada, pues, in­tentemús precisar sus contornos esenciales y daruna definición aunque sea aproximada. En susApuntes sobre el arte de escribir cuentos J señalael escritor dominicano Juan Bosch que un cuentoes "el relato de un hecho de indudable importan­cia... la importancia del hecho es desde luego, re­lativa, mas ha de ser indudable, convincente 'parala generalidad de los lectores». Advierte que elcuento es «un género escueto y que no debe cons­truirse sobre más de un hecho». Comentando laconocida aseveración de que la novela (inevitablepunto de comparación) es un género que preten­de mostrarnos la totalidad de unos destinos hu­manos, el chileno Antonio de Undurraga declaraque cel cuento no busca esas totalidades, le bastacon tratar un momento, un trozo de vida, un lapsoespecial, un episodio, una anécdota, una circuns-'tanda capital».2 Horacio Quiroga manifestó queun cuento es una novela despojada de ripios.Estos tres autores coinciden en un punto funda­mental: a saber, que contrario a lo que suele su­ceder en la novela, la acción en el cuento, psicoló­gica o física, no se detiene nunca y es intensa. Unavez iniciada la narración marchará decididamente,sin digresiones, hacia el final, en crecimiento cons­tante. Para decirlo en las acertadas palabras deQuiroga, cel cuento es una flecha disparada hacia

1. Bosch, Juan: Cuetltos escritos en el ailio. LibreríaDominicana. Editora; Santo Domingo. R. D. 1962.

2. De Undurraga. Antonio: Contribución de Latinoaml!·rica al Cuento de Occidente. Espiral. núm. 86. Bogotá, Co­lombia. mano, 1963.

un blanco».3 Y en esa trayectoria no puede haberdesviación so pena de que la flecha no llegue a sudestino. A diferencia de la novela, cuyos persona·jes suelen elegir su propio camino a espaldas delautor, los personajes del cuento son criaturas ex­clusivas del narrador, quien los lleva tiránicamen­te de la mano desde el comienzo al fin, sin darlesrespiro.

Primeros pasos y evolución del cuento en PuertoRico

Contrario a lo que se piensa comúnmente, ennuestro país siempre ha sido difícil vivir del cuen·too Me refiero al cuento literaIjo. Durante el do­minio español fuimos considerados un baluartemilitar, de modo que el aspecto del desarrollo dela cultura fue descuidado. No fue ese el casode México, Santo Domingo, Perú y otros paises delcontinente que contaban con centros universita­rios, periódicos y otros medios de difusión y estíomulo culturales. No es hasta 1806 que en PuertoRico se publica un periódico, pero esa publicacióntuvo un propósito oficialista y poco ayudó al de.sarrollo de la actividad literaria. Sin embargo, hayque mencionar ciertas instituciones que promovie.ron el trabajo intelectual como lo fueron la Sa­ciedad de Amigos del País (1813), el SeminarioConciliar (1832), y la Academia Real de BuenasLetras (1851). Más tarde se fundaría el AteneoPuertorriqueño (1876), cuya función cultural hasido notable. Es El Aguinaldo P u e r t o r r i q u e­ño (1843), la primera publicación en que el cuento

3. Bosch, Juan: Ob. cit.

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da sus primeros pasos al publicar cinco narracio­nes. Según Concha Meléndez -tres de ellas soncuentos románticos parecidos en el tono a los deHeredia (José Maria) y como aquéllos con predo­minio de 10 narrativo, desdibujados por falta desentido estructural e intervención continua delnarrador..." 4 Una de esas narraciones de MartínTravieso "se aproxima más al cuento por los re­cursos que el autor usó", según la doctora Melén­dez, aunque carece de la concentración y las esce·nas dialogadas características del cuento tal comolo conocemos hoy. Otras manifestaciones, con in·tenciones nativistas, se dan en el Album Puertorri­queño, publicado en Barcelona en 1844, en el queManuel Alonso narra con humor los escollosque han afrontado para su publicación. Con "LaFiesta de Utuao". publicado en el Album, señalaConcha Meléndez. da comienzo la línea criollista.De modo que el cuento se inicia tratando de plas­mar la realidad puertorriqueña tal como la enten­dían los autores de su época, a través del criollis­mo. Es con El gíbaro (1849), libro de estampas,relatos y poemas, de Manuel Alonso (1822-1889),que cuaja la preocupación por la expresión de lonacional. A partir de Alonso, con las naturales al·zas y bajas, continúa cultivándose la prosa narra­tiva con autores notables como Alejandro Tapia yRivera (1826-1882) a quien algunos críticos con­sideran el padr~ de nuestra literatura por susideales estéticos y su conciencia del oficio. Tapiaprefería los temas de ambientes exóticos, aunqueno dejó de fijarse en la descripción de lo isleño.

Mencionemos a Manuel Femández Juncos (1846.1938) con sus Tipos y caracteres (1882), y Cos­tumbres y tradiciones (1883), como un notablenarrador que cultivó el costumbrismo iniciado porAlonso.

Dos antologías vienen a ofrecer la primera vi·sión de conjunto del arte cuentístico de PuertoRico en el primer tercio de este siglo. Ellas sonFlorilegio de cuentos puertorriqueños (1924), deCarlos N. Carreras, y Antología p u e r t o r r i q u e­iia (1928), de Rosita Silva. En ellas se adviertendos tendencias fundamentales que marchan para­lelamente: regionalismo y universalismo. Federicode Onís, prologuista de la Antología puertorrique­1ia, en sus observaciones sobre lo puertorriqueñoen esos cuentos señala que:

-No es la materia de los cuentos lo que loshace puertorriqueños, sino el alma que en ellosponen sus autores, y ésta se encuentra lo mismoen los cuentos de una clase que de la otra cuandolos autores han logrado ponerla en ellos, es decir,cuando tienen verdadera originalidad...'

4. Meléndez. Concha: Antología de Autores Puertorri­queños; 111 El Cuento. Ediciones del Gobierno, E. L. A., SanJuan. Puerto Rico, 1957, pág. 3.

5. Mcléndcz, Concha: Ob. cit.

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En esa etapa definitiva del desarrollo del cuen­to como género autónomo, con sus propias carac­terísticas y exigencias, se destacan Matías Gonzá·lez García (1866-1938), y Pablo Morales Cabrera(1866-1933). Morales Cabrera tuvo conciencia de suvocación, que dirigió por los canales del criollismo.Parte de su obra tiene origen en fábulas popula·res narradas oralmente por sus paisanos, otra par­te es producto de su imaginación; en su obra re­saltan la preocupación formal y la corrección delidioma sin que los cuentos perdieran el sabor de10 regional. Sus trabajos fueron recogidos en dosvolúmenes: Cuentos populares (1914) y Cuentoscriollos (1925).

Maüas González García cultiva el regionalismoen su cuento "La Primera Cría" P892), en la quedenuncia la vida de zozobras del campesino. Mástarde adopta un tono humorístico-satírico en losque describe tipos de campo y de pueblo, convisos tanto x:ealistas como románticos. Estos rela·tos fueron publicados bajo el título Mis cuentos(1899). En su libro Cosas de antaño y cosas deogaño (1922), crea González García una atmósferallena de humorístico realismo.

Otros autores de la época abordan lo exótico.Entre ellos Mariano Abril, romántico que enmar­ca sus creaciones en tierra española; Eugenio Astol,en Cuentos y fantasías (1909), se aleja de lo estric­tamente isleño y se ubica en la línea universal.

Una personalidad relevante lo es Miguel Melén­dez Muñoz (1884-1966). Al igual que a Morales Ca­brera y González García, le tocó vivir la experien­cia que Francisco Manrique Cabrera llama "eltránsito y el trauma", el cambio de poderes de unametrópolis a otra, la ocupación de nuestro paíspor las tropas norteamericanas en 1898. A la vezque unos volvieron nostálgicamente los ojos a Es.paña en busca de un asidero espiritual que opo­ner a la nueva influencia política y cultural, otrosse dieron a la tarea de revalorizar la cultura na­cional; así, modernistas. criollistas y románticoscon visos naturalistas se entregaron al inventariode lo autóctono. Meléndez Muñoz, en el marco delnativismo, fue un agudo intérprete de nuestra rea­lidad; su obra refleja preocupación ante el desti.no de lo autóctono y dramatiza la confusión devalores que empieza a permear nuestra sociedadcomo resultado del choque de culturas. PublicóCuentos del cedro (1936) y Cuencos de la Carrete·ra Central (1941). En verdad sus llamados cuentosson más bien artículos, crónicas y estampas cos­tumbristas en las que con un fino sentido del hu·mor describe la triste masa campesina que espe·ra el momento de su redención.

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La Revista "Indice»

Con la aparición de la revista de cultura Indi­ce (1925) empieza a perfilarse el contorno delcuento como lo entendemos hoy. Entre los autoresque colaboran en esa publicación están AlfredoCollado Martel, quien perteneció a la redacciónde la misma, Antonio Oliver: Frau, Humberto Pa·dró, además de dos figuras que por sus aporta·ciones al género pueden considerarse dentro dela esfera creadora de la Generación del Cuarenta,Tomás Blanco y Emilio S. Belaval, aunque crono­lógicamente pertenecen a la generación de los añostreinta.

Antonio Oliver Frau (1902-1945) publicó unasola obra: Cuentos y leyendas del cafetal (1938),en la que narra peripecias de hombres y mujerescampesinos que conoció de primera mano. Suprosa es escueta y enérgica, comparable en ciertamedida a la que se escribía en Hispanoamérica enesa época, sobre todo en Ecuador con narradorestan sagaces como De la Cuadra, Gil Gilbert y otros.

Alfredo Collado Martell (1900-1930) manifiestagusto por lo exótico, objetos de arte, pedrerías,misterios de la magia, bohemios, preocupacionesfilosóficas, y otros elementos identificables con elModernismo. De Collado Martell quedó un libro,Cuentos absurdos, publicado póstumamente. Tan·to Oliver Frau como Collado Martell murieron jó­venes, tronchándose dos vidas magníficas para lasletras nacionales. .

Humberto Padró (1900·1957) publicó un sololibro, Diez Cuentos (1929), pero por razones queignoramos abandonó el cultivo de las letras. En·rique Laguerre señala que "escribió unos relatosde ágil desarrollo temático, de escasos personajesy acción rápida que casi siempre reservaba unasorpresa para el final ".6

Tomás Blanco (1900) es dueño de una prosacuidada y tersa, resultado de su profundo cono­cimiento del idioma y un intelecto cultivado. Co­nocedor de las técnicas del género, ha logrado crenrpersonajes de carne y hueso, fácilmente identifi­cables en campos y pueblos de nuestro país. Esascaracterísticas las revela en narraciones como"Cultura. Tres Pasos y un Encuentro", en la quenos presenta una frívola pareja de ciudad, un camApesino arraigado a su tierra, y una negra despren·dida y humanitaria, que atiende con eficacia suhogar y sirve amorosamente a su comunidad; el jí·baro del monte y la negra sintetizan la herenciaafroeuropea de nuestro pueblo, repudiada simbó­licamente por esa renegada pareja de ciudad comopuesta por un joven mediocre y una chica cursi,

6. Citado de Rosa Nieves, Cesárco y Franco Oppenh.ci.mer, Félix: Antología general del CUI!nlo "uerlorrlqueno.Editorial Campos, San Juan, Puerto RICO, 1959.

afectados por peslmas influencias foráneas. Es nnrelato en que se intenta una definición de nuestrapersonalidad a través de los elementos ya señala·dos. Otros relatos de Blanco, igualmente logrados,son "Naufragio", .. La Hiel de los Carnes" y "LosAguinaldos del Infante".

Emilio S. Belaval (1903) narra con ironía asun­tos de colegiales y campesinos. En su libro Cuen·tos para fomentar el turismo (1936) asistimos alclásico conglomerado de hombres de la tierra víc·timas de la miseria, la ignorancia y la explotación.Es obvia la ironía del título; a lo largo de loscuentos el autor deja ver con meridiana claridadsus hondas simpatías por esa desamparada masade conterráneos. La prosa está matizada por laimaginación de los personajes y resaltan las alu·siones y las frases llenas de color; el diálogo eságil, recortado fonéticamente con afán de exacti­tud documental. "El niño morado de MonsonaQuintana", "Santiagua de Santigüero", "TormentaPlantanera", constituyen admirables creaciones deesperpentos que no dejan de recordarnos a ValleInclán. Son lectura obligada para los que quieranconocer una de las manifestaciones más origina­les y, perdonen la palabra, "sabrosa" de nuestroquehacer literario. Otros libros de Belaval sonCuentos para colegiales (1922), Los cuentos de laUniversidad (1935), y Cuentos de la Plaza Fuer­te (1963).

Con Blanco y Belaval el cuento puertorrique­ño ha definido su contorno y alcanzado la catego­ría estética de que careció hasta esa fecha.

La Generación del Cuarenta

La Generación del Cuarenta cuenta con cienaños de substrato de narración nacional en .prosay, naturalmente, con el fondo literario universalen el que guardan lugar destacado la literaturanorteamericana contemporánea con Faulkner, He­mingway, Dos Passos, y la francesa actual conSartre y Camus; la hispanoamericana con Asturias,Icaza, Quiroga, Mallea, así como la narración tra·dicional rusa. En lo que respecta al estímulo in·suflado a nuestra literatura por diversas institu­ciones, debemos señalar en primer término al Ate­neo Puertorriqueño; revistas como la extinta PuertoRico Ilustrado, Alma Latina, Asomante, y la desa­parecida página literaria de El Mundo, abrieronsus páginas a la nueva hornada de creadores.

Resulta digno de estudio que cien años des­pués de El gibara de Alonso, los nuevos escritorespersistan en el tema del jíbaro desgarrado por lamiseria. Dan prueba de esto Abelardo Díaz Alfaray José Luis González, primeras voces en manifes­tarse con una visión nueva del arte del cuento y

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que anunciaban el surgimiento de toda una pro­moción de perfiles muy definidos.

La generación que nos ocupa cuenta entre suslogros la ampliación temática y la profundizaciónen el alma de sus caracteres. Técnicamente, el mo­nólogo interior viene a descubrir remotas zonasdel subconsciente, y la sucesión de cuadros narra­tivos dentro de una misma estructura, sin expli­caciones obvias, así como las escenas retrospec­tivas, nos recuerdan que el cine ha dejado su huella.Hombres que empiezan su etapa creadora en unadécada estremecida por escalofriantes genocidios,en el umbral de la angustiosa era atómica con ladestrucción de Hiroshima y Nagasaki. En PuertoRico, esos hechos se mezclaban con la experienciarelativamente reciente de la Masacre de Ponce ycon el surgimiento a la vida pública de un nuevopartido que proclamaba pan, tierra y libertad para105 puertorriqueños. La esperanza un poco egoístaen la salvación de la personalidad nacional sirvióde contrapeso al desastre universal. Pero prontolos hombres de esa generación se vieron defrauda­dos por un cúmulo de palabras dirigidas a oscu­recer los hechos, empezó a jugarse a la semántica,a la palabra libertad se le puso un largo rabo ex­plicativo, el pueblo, en mayor o menor grado, si­guió a los lideres sin hacerse demasiadas pregun­tas. No había, al parec~r, razones para el optimis.mo, Nuestra literatura abandonó la mera crónicade lo cotidiano para asirse, en muchos casos, alsímbolo y a la metáfora. Ante la general admiraciónpor el "cromio y la formica", para usar una frasede Andreu Iglesias, el escritor pensó en la digni­dad humana sin dejarse arrastrar por espejismosde progreso material. Esta generación ha aborda­d~ diversos temas: el sexo, el crimen, las desvia.clones y degradaciones morales, la muerte, la so­ledad, el suicidio, la emigración, el patriotismo, laguerra y la locura, convencida de que todo asuntoes literario siempre que se le trate como tal.

La década del cincuenta comienza mientras losnacionalistas llevaban su protesta hasta un puntode sacrificio máximo. entregando sus vidas unosy su libertad otros en la revuelta del 30 de octu­bre; para esa época estalla la guerra de Corea,experiencia que la juventud puertorriqueña, re­clutada por el ejéréito norteamericano, sufre encarne viva. Dos escritores de nuestra promoción,Pedro Juan Soto y Emilio Díaz VaIcárcel fueronincorporados obligatoriamente a las filas del ejér­cito norteamericano. La guerra viene a ampliar elhorizonte temático de la nueva cuentística. .

Todos esos hechos influyen decididamente ennuestra generaCión. El escritor comprendió quehabía que abandonar de una vez por todas uncriollismo que r\huye la realidad puertorriqueña.un jibarismo que no tenía otro propósito que ex-

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plotar de una nueva manera al campesino. Aunlos más apegados a los temas terrígenos así lo hancomprendido, de modo que expresan la ruralía entérminos comprensibles universalmente. Abando­naron lo accesorio, el decorado de cromos turís·ticos, para abrazar al hombre vital en su proble­mática humana, en sus pasiones, alegrías, sueños,mitos y sufrimientos. Con esa misma decisión lageneración que nos ocupa abrazó su oficio, lo con­sideró tan digno como cualquiera otro, descuidó enciertos casos carreras universitarias que pudieronrepresentar ganancias materiales. Aceptar sin vaci·lación el llamado de la vocación y prometerse a símismo el desarrollarla a plenitud, trabajar día adía, informarse de las corrientes literarias que cir.·culan por el orbe, mantener lazos con publicacio­nes y escritores de otras tierras, y la difusión dela obra nacional, son cualidades atribuibles a lanueva hornada. La producción cuentistica de estageneración ha sido diseminada en libros, revistas yperiódicos del país y del extranjero; varios de 105

autores han sido traducidos a diversos idiomas.Pero la labor de conjunto ha quedado plasmada enantologías como las siguientes:

Asomante 3-1956, San Juan, Puerto Rico; PaulJ. Cook, Antología de cuentos puertorriqueños,Monticello College, IIIinois, 1956; René Marqués,Cuentos puertorriqueiios de /toy, Club del Librode Puerto Rico, San Juan, 1959; Concha Meléndez,op cit; Y El arte del cuento en Puerto Rico, LasAméricas Publishing Ca., New York, 1961.

Componen esta generación (menciono a los másdestacados. según juicio de los críticos), José LuisGonzález (1926), Abelardo Díaz Alfara (1918). RenéMarqués (1919), Edwin Figueroa (1925), PedroJuan Soto (1928), Salvador de Jesús (1927), JoséLuis Vivas Maldonado (1926), Emilio Díaz Val­cárcel (1929) .

José Luis González puede ser considerado eliniciador de la generación. En su libro En la som­bra 7 despoja al relato de todos los elementos su­perfluos para presentarnos el hombre de campoviviendo o malviviendo en su medio, aguijoneadopor carencias vitales, tomado en serio y no comomero depositario de tradición y color. En Gonzá·lez se advierte desde el primer momento un esta­do de alerta respecto a lo que se publica en elmundo, sobre todo en nuestro continente. En suspriml.:ros relatos es obvio el influjo de Juan Bosch,llegando a utilizar asuntos y titulos similares a losque utiliza el dominicano en su obra Camino real.Una falla que puede señalarse en ese libro pri·merizo es su excesivo esquematismo. Su segundolibro es Cinco cuentos de sangre,! en el que Gon·

7. Imprenta Venezuela. San Juan, Puerto Rico, 1943.8. Imprenta Venezuela, San Juan, Puerto Rico, 1945.

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zález muestra una prosa más depurada y precisay desarrolla las situaciones a través de cuadrosque van sucediéndose cinematográficamente. Consu libro El hombre en la calle,9 nos da los proble­mas que afronta el hombre humilde en la ciudad,los choques entre clases, las huelgas, y en el cuen­to "El ~scritor" hace un magnífico retrato del es­critor burgués que, aun ante la escena de un obre­ro muerto por la policía, se resiente de que en estepaís .. no hay nada de qué escribir". En dicho libroexplora la problemática del emigrante, del puerto­rriqueño en Nueva York. No se trata de la callenativa solamente, sino la calle donde el puertorri­queño humilde ha ido con esperanzas de una me­jor vida y en la que, en muchos casos, terminaaplastado bajo el peso de una sociedad que no lecomprende. El estilo, como en los anteriores li­bros, es sencillo y directo, carente de artificios.Paisa,ID cuento largo o novela corta, afirma unavez más esas características estilísticas del autor.Trata de unos emigrados boricuas que planean yllevan a cabo un asalto a mano armada. Su quintolibro es En este lado,ll en el que se incluyen doscuentos antológicos: "En el fondo del caño hay unnegrito" y "Una caja de plomo que no se podíaabrir". En el primero, González hace gala de unatierna poesía, que, al parecer, ha tratado de repri­mir en sus otros cuentos; el otro es un emocio­nante re)ato sobre un joven que asiste al veloriode un amigo muerto en la guerra y enviado enuna caja de plomo que no se podía abrir. El per­sonaje narrador nos cuenta la estupefacción de losvecinos ante ese particular ataúd y ante la disi­mulada arrogancia del oficial norteamericano,quien insistía, ante el desconsuelo de la madre delmuerto, en que la caja no podía ser abierta. Alfinal, después de la descripción minuciosa del su­frimiento de esa noche, el protagonista-narradornos informa que ese mismo día ha recibido laconvocatoria del Ejército, dándole a la narraciónun final sorpresivo.

Abelardo Díaz Alfara publicó Terrazo 12 y abrióun nuevo camino en la literatura terrígena. El volu­men está compuesto de cuentos y estampas, en losque se narran los avatares del campesino de la dé­cada, hombres explotados criminalmente y lanzadosluego al desamparo como inservible bagazo. La des­cripción en Díaz Alfara es colorista, llena de mati­ces, luces, sombras y profundos olores a cañavera­les agostados. Su mundo vibra de calor, el trópicoestá perfectamente registrado, y los hombres queen ese paisaje se mueven parecen consustanciadoscon esa tierra, esa brisa caliginosa, ese sol que "cIa-

9. Editorial Bohique, Santurce, Puerto Rico, 1948.10. Fondo de Cultura Popular, México, 1950.11. Los Presentes, México, 1954.12. Editorial Yaurel, San Juan, Puerto Rico, 1948.

va banderillas de luz" sobre la tierra. Sin duda elmás logrado de sus cuentos es "El josco", el toronativo que luego de un combate con el toro ameri­cano, y amenazado con el yugo, decide matarse; loscríticos han dicho que ese relato encierra un gransímbolo: la lucha de lo autóctono contra lo extran­jero. El retrato que Díaz Alfara hace del "jincho"Marcelo se encuadra dentro de la ya conocida líneacriollista; su lengua es, o trata de ser, copia exactade la lengua atribuida al campesino. En su cuento..Los perros", Díaz Alfara incorpora a su equipo denarrador la técnica del monólogo interior en unanarración lenta, recargada, adjetivada tal vez en ex­ceso, a través de la cual nos va mostrando elretrato existencial del paso del tiempo en la vidahumana (representada aquí por un caballo) en unambiente hostil. Díaz Alfara ha publicado tambiénMi isla soñada, un libro de estampas y crónicascon sabor criollo.

René Marqués ha abordado el cuento en dos li­bros: Otro día nuestro lJ y En una ciudad llamadaSan Juan,14 y su influencia sobre su generación esfácilmente comprobable. Una obsesión flota en laspáginas de ambos libros: lo nacional contrapuestoa lo extranjero. El tema del nacionalismo ha produ­cido sus mejores páginas, tema que Marqués hadisuelto en algunos casos en planteamientos existen­cialistas, como en su cuento "La muerte". Sin dudaha sido Marqués el primero en expresar estética­mente en nuestro medio las ideas que en Europaencabeza Sartre con sus doctrinas existencialistas.No se trata de un caso de importación arbitrariade encajar en nuestro lar una manera de, pens~propia de los gastados países europeos; se trata,~ás bi~n, de .la sensibilidad del autor, que respon.dió de mmedJato a aquella disciplina y la incorporóa su ser con plena convicción. Recordamos queArturo Uslar Pietri señala como una de las caracte­rísticas de la literatura hispanoamericana el hechode que convivan en una misma época distintas ten­dencias estéticas. Nos interesa señalar esas caracte­rísticas en Marqués porque en él se conjugan, másque en otros contemporáneos suyos, diferentes ten­dencias estéticas. Si en un cuento como "Pasión yhuida de Juan Santos, Santero", encontramos unafuerte narración de tipo realista, en "Purificación enla calle del Cristo", nos sorprende un ambiente su­gestivo, el diálogo poético, lo exótico, las joyas, lacultura y la aristocracia de la sangre, hacen pensaren un retorno a la primera etapa del modernismo.En "Isla en Manhattan" Marqués es realista, noscuenta del hombre que claudica el ideal independen­tista; sin duda el cuento que le ha dado fama en elgénero es "Otro día nuestro", en que se expone unavisión personal, que no pretende ser histórica, del

13. Imprenta Venezuela, San Juan, Puerto Rico, 1955.14. Editorial Universitaria, Universidad Nacional, Méxi­

co, 1960.

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adalid nacionalista Pedro A1bizu Campos. Escritoen tono de profunda comprensión y diríamos que desolidaridad con el gran hombre, Marqués utiliza co­medidamente el monólogo interior; la prosa es so­bria, funcional. matizada por un dejo nostálgico.Otro cuento que llamó profundamente la atención yque llegó a escandalizar a ciertos críticos es "En lapopa hay un cuerpo reclinado", en el que en un su­premo momento de angustia el personaje reniegaradicalmente de su virilidad a través de un espanto­so acto de mutilación propia; esa narración tipificala violencia moral que Arturo Uslar Pietri mencionacomo otro elemento característico de la literaturahispanoamericana.

En algunos cuentos de Marqués flota un tonomelancólico, de nostálgica evocación de tiemposidos, una tácita comparación entre dos modos devida: la nuestra, en la que le gusta resaltar 10 carac­terístico español, y la norteamericana, que sus per­sonajes han llamado bárbara.

En su libro Spiks," Pedro Juan Soto aborda larealidad del emigrante. "Spiks" es el nombre des­pectivo con que los norteamericanos de NuevaYork han bautizado a los puertorriqueños. El libroconsta de ocho relatos apretados en una prosa enla que no es raro encontrar giros, frases y "pensa.mientas" propios del idioma inglés. El relato "Losinocentes" es, sin duda, el más logrado del libro, enel que Soto hace una incursión experimental porlos caminos del monólogo interior, incursión quedespertaría el interés de otros narradores de sugeneración. Los puertorriqueños que aparecen enestos relatos, malviven en los lugares más inhós­pitos de la gran ciudad, aferrados a sus tradiciones,perplejos ante esa realidad hablada en inglés queellos no comprenden, acorralados en zaguanes, enedificios matusalénicos, obstinados en conservarciegamente el patrimonio de la cultura insular, to­talmente aislados de ese brillante mundo de laQuinta Avenida y de WaU Street. Para ellos, el es­plendor de la urbe está vedado. En todos estos cuen­tos Soto da muestras de dominio del género; sonnarr~ciones magras, escuetas, con personajes puer.torriqueños y universales, que a veces rayan en eldocumento fotográficamente realista. El diálogo pa­rece haber sido recogido en cinta magnetofónicapor su afanado verismo. De Soto conocemos otrosdos cuentos: "Destino adentro, destino afuera", iné­dito, y "Esa antigua fragancia", una poética na­rración que trata de un hipotético futuro en quelas flores naturales serán suplantadas por las arti­ficiales. Es, a nuestro ver, el relato mejor logradode Soto, en el que hace hincapié en sutilezas de ca­racterización que no le conocimos en Spiks. Por lo

15. Los Presentes, México, 1956.

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pronto, Soto parece haber abandonado el cuentopor la novela.

Edwin Figueroa ha publicado un libro de cuen­tos Sobre este suelo.16 Llama la atención el pausadoritmo de sus narraciones, tejidas minuciosamente,con sentido poético. Figueroa aborda el campesina­do en sus narraciones; nos habla de un campesinovivo, afectado por los cambios propios de la época,como es el caso de Lolo Manco, jíbaro forzado fuerade su tierra, que trabaja en una fábrica y pierde unaextremidad. Su cuento justamente premiado, ItAgui.naldo Negro", es modelo de precisión narrativa, enel que la atmósfera está dada en escasos trazosexpresionistas y la trama se desarrolla en un dobleplano de realidad y magia. En ese cuento antológicolas palmeras, el delo, esa garza final que saluda alalba batiendo sus alas, sirven de ajustado "correla­to objetivo", para usar el término de Eliot, del esta.do de ánimo de los personajes. Para Figueroa elhombre de la tierra no es un ente extraño; lo conocebien, despojado de los ripios coloristas, y lo descri­be como tal, sin mixtificaciones. Figueroa tampocoha podido substraerse a la fuerte tentación de abor.dar el tema del nacionalismo en cuentos como"Salón Boricua" y "El Rebelde". En "Raíz Amarga",trata el tema apasionante del tiempo en una anéc­dota en que se funden la soledad, que es a la vez elnombre de un personaje, y la nostalgia. Figueroadescribe con gusto el ambiente en ruinas en queviven estos rezagos humanos, ambiente de puertascarcomidas, de molduras desconchadas; en el fon­do palpita la imagen del joven cadete que motivóla tragedia de ambas hermanas.

José Luis Vivas Maldonado ha publicado un vo­lumen titulado Luces en sombra.'7 En su cuento"El fósforo quemado" se advierte la l\uelJa de lanarrativa sartreana, asimilada afortunadamente alambiente nuestro. En Mamisa, el autor vuelve porlos predios campesinos y nos describe una conmo­vedora anciana de la tierra, aferrada a su perfilnativo, alma suave, profundamente humana, que seincorpora fácilmente al cúmulo de personajes quevive en cada uno de nosotros. Mamisa es una dulceencarnación de la ternura. En "A1sino Sin Alas",Vivas Maldonado elabora una poética narración ba­sada en la novela de Pedro Prado. En "Creciendoestá un matorral", el autor, como otros de sus com­pañeros de generación, toma como base el movi­miento nacionalista. Pero tal vez el más conmove·dar de sus relatos sea "Intermeso", que nos cuentade las relaciones entre un niño y un enajenado; elniño muere, el enajenado queda definitivamentesolo, hablando el idioma de Jas ratas que ha apren­dido en el basurero municipal.

Salvador de Jesús es el <mico cuentista de esta

16. Imprenta La Milagrosa. San Juan. 1962.17. Editorial Yaurel, Puerto Rico, 1955.

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generación que hasta hoy no ha recogido su produc.ción en libro. En mi opinión, De Jesús es uno de loscuentistas más originales de su generación y de más"garra", para usar una palabra gustada por los crí­ticos. Tiene el poder de la síntesis sin caer en elesquematismo de los primeros cuentos de José LuisGonzález. Su prosa contiene una subterránea venapoética, una dura poesía cotidiana. En su cuento"Lágrimas de mangle" es notable el enfoque limpioque hace de una situación en que otros menos ex­perimentados hubieran caído en la estampa colo­rista. Se trata de un negro de los mangles de Catañoque elabora ron clandestino, y de su hijo. El diálo­go y las descripciones están salpicadas de palabrascriollas, válidas para describir nuestra realidad,pero De Jesús no se queda en lo epidérmico, en elcolor por el color, y penetra las rendijas de esasalmas visitadas por la desgracia. La narración sesalva luego de ]a consabida amenaza de derivarhacia lo meramente cromático. De la acción físicade este relato, De Jesús vuelve su talento hacia laacción psicológica en "La otra hija de Jairo". Otrode sus mejores cuentos es "El fósforo apagado",en la que el autor nos muestra una de esas muerteshorrendas, por fuego, que no es raro encontrar enesta generación.

Menciono mis libros de cuentos. El primero, Elasedio y otros cuentos/' trata mayormente de lasoledad del hombre y de la muerte. En su Historiade la Literatura Hispanoamericana,l9 Enrique An·derson Imbert expresa que ese libro primerizo es"una negra antología de horrores". Dice que el au·tor se "hunde en deprimentes, mórbidas yasquero·sas realidades y de allí saca unos cuentos de granfuerza narrativa". Concluye que "lo más poderosodel libro es su aguda comprensión de la soledad".En el cuento "El sapo en el espejo", que obtuvouna irónica acogida entre algunos críticos y quefUe francamente repudiado por otros, es fácil seña­lar la violencia moral, rasgo que ya apuntamos enel cuento "En la popa hay un cuerpo reclinado"

18. Editorial Arrecife, Mé:'l:ico, 1958.19. Tomo 11; Breviario del Fondo de Cultura Económi­

ca, México, 1961.

de René Marqués y que se ad\'ierte también en loscuentos" El fósforo apagado" de Salvador de Jesús,"Dios en Harlem" de Pedro Juan Soto, "Santa Clausvisita a Pichirilo Sánchcz" de José Luis González. Misegundo libro de cuentos se titula Proceso en di·ciembre,20 y trata de soldados puertorriqueños en laguerra de Corea. Señalan los editores lo siguiente:..Autor y temas nuevos en la narrativa actual, tanllenos ambos de originalidad como sorprendentespor el puesto que exigen en la presente valoraciónliteraria." Un tercer libro de cuentos se titula Elhombre que trabajó el lunes.1J En la contraportadalos editores manifiestan que El IlOmbre que traba­jó el lunes es, por su contenido y sus recursos ex­presivos, una obra representativa de la nueva lite­ratura puertorriqueña". Añaden que "en la novelacorta y los relatos que componen este libro el pro­fundo compromiso moral con la angustiosa realidadde Puerto Rico no contradice una firme voluntad deexpresión artística".

No queremos terminar sin mencionar otros cuen·tistas que, aunque no se han dedicado consecuente­mente al cultivo del género o no han publicado conregularidad, han tenido logros en su producción.Ellos son Josemilio González. Juan Martínez Capó,Julio Marrero Núñez, Arturo Parrilla, Gerard PaulMarin, María Teresa Serrano de Ayala, Ester Feli­ciano Mendoza, Juan Enrique Colberg, Charles Ro­sario y otros que por razón de espacio no podemosmencionar.

Nos resta señalar a un narrador posterior a lageneración del cuarenta. Nos referimos a Luis Ra­fael Sánchez, quien ha dejado demostrado en sulibro En cuerpo de camisa sus cualidades de narra­dor atento a las corrientes literarias del mundo, sucapacidad para captar las realidades en que vivendía a día hombres y mujeres de su país. Pensamosque este narrador es el adelantado de una nuevageneración, como fue .Tasé Luis González en su épo­ca. el vínculo entre la generación del cuarenta y lasiguiente. de la que esperamos logros mayores quelos obtenidos por las generaciones anteriores.

20. Ediciones Taurus, Madrid, 1963.21. Ediciones Era, México.

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Por BIBIANO 'tORRES

La pesca en l>uet1:o :¡'eo-merós años del siglo KlXen los

L A PESCA EN PUERTO RICO, EN LA ACTUALIDAD NO SIG-

nifica un renglón importante en su economía,ya que los mares cercanos a sus costas no sonricos en bancos pesqueros.! Es un grave inconve­niente para la población, como la de cualquier paísque no disfruta de grandes reservas de ganado ybuscan las proteínas en las carnes de los animalesmarinos.

Esta preocupación ya era experimentada en elsiglo XVIII, y un número importante de vecinos dela isla, que residían en la costa o en los cursos ba­jos de sus muchos ríos, se dedicaban a la pescay surtían a la población de este importante ali­mento.

El problema de la falta de carnes quizá fueseentonces tan acuciante como ahora. A pesar de quela población en esos momentos apenas llegaba a los100.000 habitantes, existían períodos de escasez poruna deficiente política gubernativa española, queponía muchas trabas a aquellos ganaderos, los cua·les sacaban mucho más provecho ofreciendo susganados a los contrabandistas que a aquellas costasse acercaban, o enviándolos ellos mismos a las ve­cinas islas extranjeras.

La pesca debía de hacerse en Puerto Rico, afines del XVIII y en los primeros años del XIX, deuna forma anárquica, incontrolada, y por ello, paraque su rendimiento fuese mayor, en 1803 el Gober­nador de la isla recibió una Real Cédula para queinformase sobre el estado de la pesca allí.%

No parece que sea una orden aislada a este go­bernador. Corresponde, seguramente, a un momen-

to de preocupación de la Corte por conseguir unincremento notable en la industria pesquera en to­das las costas del imperio español. No hemos conse­guido ninguna bibliografía para confirmar exacta·mt:nte nuestras afirmaciones. Creemos que no exis­te ningún trabajo que estudie el tema en general,y sólo artículos sobre la pesca en lugares deter­minados, como sobre los establecimientos ballene­ros de las costas peruanas y patagónicas.

Por ello las aseveraciones que pasamos a relatarse apoyan sólo en varios documentos generales queel azar nos ha proporcionado en el Archivo (jeneralde Indias, y en uno en particular relativo a PuertoRico, en el que su gobernador informa. a través delos datos que le refiere el Auditor de Marina, de lasituación en que se encontraba la pesca en la isla.'

El interés del asunto ha hecho surgir en ne­sotros deseos de poder llevar a cabo una investiga­ción sistemática y averiguar lo realizado en materiade pesca en América durante el siglo XVIU.

La preocupación de la corte española debió decomenzar en la época de Carlos III, que ofreciógrandes auxilios y franquicias para favorecerla, yfue continuada en época de su sucesor, Carlos IV,en cuyo reinado fue fundada la Compañía Marítima,por Real Cédula de 19 de septiembre de 1789. Conesta creación se quiso restablecer las ventajas queCarlos III había otorgado, y bajo la protección realse puso la Compañía.•

Aunque como ya hemos dicho, sólo tenemosnoticias de establecimientos pesqueros en las cos-

1. Picó, Rafael: Geograffa de Puerto Rico. Rfo Pie·dras. 1954.

2. Minaya, 3 de enero de 1803. R. Cédula al Gobernadorde Puerto Rico. A. G. l. Santo Domingo, 2.322.

3. Puerto Rico, 15 de marzo de 1804. Carta del gober·nador Castro a don Miguel Cayelano Soler incluyendo eltestimonio hecho sobre la pesca por el Auditor de Marina.Santo Domingo, 2.322.

4. Indiferente General 2.491.

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y otras especies, sin señalar su peso:

5. Muchas de estas especies nos son desconocidas.Por ello nos hemos limitado a transcribir los nombres detodos con la' misma ortografía que aparecen en el do­cumento. Debe de haber muchos errores, pues como elmismo Auditor dice, da relación está hecho con los nomobres que le han dado los pescadores-o

Y, por último, un grupo de testáceos, todosellos de un gran valor: los careyes, las tortugas, losfanducos, los cabezones, todos con un peso aproxi·mado a los cuatro quintales; y las hicoteas, depeso de 12 libras.

Unas especies se daban con mayor profusión enlas cercanías de unos partidos que en otros, y tam­bién cada región y cada especie utilizaba un mé­todo distinto de pesca. Los más usados, todos ellosmuy simples, eran el de chinchorro, la tarraya, lamalla, cordel, corral y nasas.

El sistema del chinchorro consistía en una es­pecie de red barredera que era arrastrada porlos marineros hasta la playa, tirando desde éstacon sogas, semejante al tipo de pesca que aúnhoy se practica en algunos litorales de la costaespañola, llamada la jábega. El método del cordel

Pargos 50 Barbudos 1Abacoras o Franceses 1

bonitos 100 Sanjuaneros 1Rabi-Xubias 12 Colorados 7Parguetes 6 Guagiles 50Chapas 6 Cabrillas 4Cotorreras 2 Chichas 100Pampanos 4 Roncadores 6Carites 7S Rayas 100Balajú 8 onzas Papagallos 25Chafarotes 2 Cofinnas 25Dajaos morenos 4 Aujas 100Lisas 8 Anjones 8 onzasRobalos 2S Dajaos 1Corbinas 2 Guavina 4Pargos Prietos SO Congles 10Sabalos 100 Lenguados 5Picudas 100 Capitanes 3Cazón 25 Sagas 2Coreabados 1 Esmedregal 25Berreteados 1 Manatí 75

AguillasArrayadosPalometasChillasBiegasCueridurosSeti o anehoa

LangostasMorrudasMuniamaSardinasNegrasPicuda PardaArencónSardinas boca culebra.'

Tareas 2 Chernas 25Lebranches o Tiburón 400

Colirrubios 20 Cazabes 1Mojarras 2 Chincharros 1Jureles 25 Salmonetes 1Mojarras blancas 1 Macabies 10Meros 100 Cabezones 1

tas peruanas y en las patagónicas, ambas relacio­nadas con la pesca de la ballena, amén de los anti·guas establecimientos vascos en Terranova, consi·deramos que la orden recibida por el Gobernadorde Puerto Rico, y su inmediato informe, es una re­percusión de la preocupación en ese momento porla pesquería.

Variedad de peces y métodos

Por dicho informe sabemos la variedad de pecesque en las cercanías de la isla vivían, los distintossistemas que usaban, y un número aproximado delos que a este menester se dedicaban.

La pesca estaba considerada como muy abun·dante, con una gran variedad de especies, pero noexistían verdaderos pescadores de profesión. Porello el valor del conjunto de la pesca era escaso.

En los últimos años del XVIIT, concretamente en1796, se había establecido en la isla el gremio dela Gente de Mar. Los matriculados en él eran los úni·cos, en teoría, que tenían derecho a disfrutar delejercicio de la profesión hasta donde alcanzase lamar salada. Esta advertencia se hacía porque tantose pescaba en las costas como en las bocas de losríos. El informe señala veintidós bocas, desta­cando los siete más caudalosos: Boca·Habana, Ma·natí, Arecibo, Añasco, Coamo, Aguada y Loísa.

Pero en la práctica todos los vecinos que vivíanen la costa o en los sitios cercanos a las dea;embo­caduras de los ríos, sin estar matriculados, se de­dicaban a la pesca, a pesar de las circulares queen contrario los subdelegados de marina dictaban.Estas no eran atendidas. Muchos vecinos, sobretodo los que formaban parte de las Milicias esta­blecidas en los pueblos, consideraban que su régi­men militar les libraba de tener que acatar esasórdenes y continuaron, como hasta entonces lo ha­bían venido haciendo, practicando la pesca.

Esta era la razón fundamental por la que lapesca no prosperaba. Pox:: temor a esa competenciael número de pescadores profesionales era insigni.ficante, ya que después de muchos esfuerzos lasventas que podían hacer no ofrecían un rendimientosuficiente para sostener sus casas y obligaciones.

Una larga lista nos muestra la gran variedad depeces que existían, con indicación de su peso medio,expresado en libras:

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y corral es una simple pesca con anzuelo, que setiraba desde las pequeñas embarcaciones queusaban. Las nasas consistían en unas canastas debejucos, hechas a modo de celosía, dejando unconducto, una especie de tragadero, por el queentraba el pez. Iban en sus pequeñas barcas aregistrarlas cada dos días, y despescándolas lassituaban en otros lugares. El método de la mallaera muy variado según la red que disponían y elmodo de u"tilizarla. La variedad más característicaera la tarraya, atarralla le llamaban, que consis­tía en tina red redonda con muchos plomos en suparte más ancha y que era tirada por sorpresasobre los posibles bancos de peces. También seusaba en los canales estrechos como arte de arras·tre, amarrándosele dos cabos a sus extremos delos que se tiraba. Es un sistema como el que hoyse emplea con el nombre de esparavel.

La pesca, en la costa oriental

Pequeñas particularidades sobre la pesca encada partido se reflejan en el informe a que nosreferimos, y por él conocemos cuáles eran los lu­

'gares de mayor actividad pesquera.En el partido de Humacao sólo existían ocho •

matriculados: Manuel Ortiz, Juan Bufil, EstadoRobles de la Torre, Nicolás de Espinosa, Bartolo­mé de Ayala, Joaquín de Rojas y Marcos de Ribera.Sin embargo, en la relación que el subdelegado demarina, José Santana, envió al gobernador, citaa un número basfante amplio de vecinos de aquellugar y de Naguabo que practicaban con frecuen·cia la pesca desobedeciendo las órdenes dadas.Los sistemas que más se usaban allí eran las na·sas, los chinchorros de arrastre, otros de malla másabierta, especial para la pesca de los careyes, anozuelas en cordeles de cala y la tarraya. A pesar dehoy ser uno de los lugares de más pesca de PuertoRico, en estos años que estudiamos, bien por lafalta de pescadores profesionales o por los méto­dos primitivos que usaban, la pesca era muy defi.ciente. "En este partido los matriculados puedencoger en las nasas y chinchorros algunos dlascuatro arrobas como máximo", dice Santana en suinforme.

La situación en el otro puerto pesquero orien­tal de la isla, Fajardo, no era mucho más favora­ble. Allí las principales especies eran los testáceos,es decir, los peces de conchas, principalmente elcarey y el janduco, ambos muy cotizados tantopor el valor de sus conchas como por su carne.Se usaban los métodos de cala y chinchorros, peroseguían predominando las nasas. Existía el mis­mo problema'que en Humacao. Los menos apro­vechados . eran los matriculados, que llegaban alnúmero de. veinte en esa subdelegación de mari-

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na, porque los milicianos aprovechándose de susantiguos privilegios no reconocían las nuevas ór­denes. Para colmo de mal~s, la proximidad de estacosta a las islas vecinas extranjeras hacía que mu­chos habitantes de éstas acudieran allí a pescary hasta robar las nasas que los pescadores de Fa­jardo tenían puestas. Para evitar esto, Tomás deRibera Colón, subdelegado de marina del partido,solicitaba una lancha de ronda armada que im­pidiese tanto a éstos como a los furtivos de Puer­to Rico la práctica de la pesca.

En la región septentrional

De la costa norte, la menos favorecida por lageografía para la pesquería, tenemos los informessuministrados por San Juan, Arecibo y Loísa.

En San Juan, a las trabas que ya hemos vistoen otros lugares hay que añadir que el Cabildode la ciudad, desde hacía mucho tiempo, arrenda­ba para propios por el sistema de subasta, cadatres años, el asiento de corral de Martín Peña ylos pasajes de Pueblo Viejo, Palo Seco y Boca Ha­bana. Todos estos asientos llevaban consigo asien.to de pesquería, no pudiendo entrar en ello lospescadores matriculados. A pesar de que algunasquejas fueron resueltas a favor de éstos, los arren·datarios de aquellos lugares continuaron pescan·do, y por lo tanto entorpeciendo el desarrollo deesta industria.

Otro estorbo particular para los pescadores deSan Juan era la prohibición de vender su produc­to en la playa de la Marina. obligándolos los re­gidores a trasladarse a la ciudad y venderlos allía la mañana siguiente, hasta con horario impues­to: de ocho a diez. Los inconvenientes que coneste traslado les surgían, como sería el pescadoque se les estropease, el tiempo que ~n ello perodían o los gastos del transporte, hizo que el nú·mero de pescadores profesionales fuese cada díamás bajo y llegase a escasear el pescado en laciudad, como así lo hace constar don José MaríaVertiz, teniente de navío de la Real Armada y co­mandante del Real Arsenal.

El informe del subteniente de Arecibo es elmás completo de' todos. Especifica que el estadode la mar, por los fuertes vientos que allí correo,no permitía el salir a pescar desde septiembrehasta marzo, y .si alguno se arriesgaba era coomuy poco provecho. En el resto del año la pescase llevaba a cabo, sobre todo, en el golfo de An­zuelo y en el Cordel de Trina. Pero el número depescadores era muy pequeño por falta de avías:sólo tenían varios chinchorros y por este sistemapescaban picuas, sierras, jureles, corcobados, mo­jarras, meros, pargos y sardinas, que eran las es·pecies más frecuentes.

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También usaban las nasas, pero las fuertes co­rrientes que allí· había se llevaban muchas de ellas,y como éstas no abundaban, el sistema era rarovérselo usar.

Sólo había cuatro matriculados en Arecibo, yaunque clandestinamente otros pescaban, puedesuponerse que el pescado obtenido no era sufi­ciente en la región, siendo alimento sólo usadolos viernes y los demás días de vigilia. Juan Loren­zo del Olmo, el autor de este informe, era del pa­recer de señalarse alguna gratificación para quese matriculasen más vecinos y prosperase con ellola pesquería.

En Loísa, aunque la mayoría de los vecinos quehabitaban en la Ribera Baja eran hombres demar, muy pocos había matriculados. A pesar delos esfuerzos hechos por el subdelegado Gregariode Matos, no había conseguido acabar con la clan­destinidad. Tanto unos como otros usaban los chin­chorros como método más frecuente, y como enlos demás puertos de la costa norte no debía detener ninguna importancia el total de la industriapesquera.

La pesca en el Oeste y en el Sur

En la región occidental, Aguadilla y Mayagüezeran los dos centros pesqueros. Respecto a Agua­dilla los informes existentes refieren una abundan­te pesca. Se conseguían grandes cantidades de neogranes y bonitos por el sistema de cala en balles­tilla. También usaban otros sistemas: las nasaspara la pesca del salmonete y el manchego; el delchinchorro para los bravíos, y la atarraya paralas caballas y los barbudos.

Todas estas especies eran muy abundantes y ensu pesca se ocupaban treinta matriculados. Sólola escasez de medios para obtener mejores barcoshacía que no fuera más próspera esta industria.Andrés de la Rosa, el subdelegado del partido, so­licitaba medios para que aquellos marineros con­siguiesen jávegas, chinchorros de tortugas y de pa­langre, con lo que el fomento sería inmediato.

En Mayagüez también la pesca era consideradacomo uno de los medios más importantes para la

subsistencia de aquellos vecinos. La pesca eraabundante y de gran calidad, a pesar de que ladedicación no era muy grande por carecer aquellagente de destreza en el oficio y de medios. Sólousaban chinchorros pequeños de arrastre, los detortuga y algunas nasas. A pesar de ello todo elvecindario estaba bien surtido de este alimento.

El número de pescadores que nos señala el in·forme que venimos siguiendo es excepcional com­parado con los que llevamos reseñados de los otrospueblos. Mil hombres se dedicaban a este menes­ter, aunque no todos ellos estaban matriculados.Pero aquí se hacía de una forma legal. Se consentíaa cada patrón que llevase,a algún paisano, regla­mentándose la obligación de un mínimo de hom­bres matriculados. Como en los demás lugares elgran inconveniente estaba en la falta de medios.Las canoas y cayucos usados eran insuficientespara poder retirarse de la costa, y cuando estoocurría el más pequeño temporal les hacia volverde inmediato sin tiempo siquiera para recoger lasnasas o los chinchorros. Esta había sido la causade que muchos hubiesen d~iado el oficio de pes­cador. Por ello el fomento aquí también estaba enauxiliar a estos vecinos en la compra de botes devela con mayor seguridad para la navegación porlas cercanías de las costas.

Ya sólo nos queda reseñar la información quede la pesca en Ponce nos da Salvador Blanch. sub­delegado de marina en este lugar. En el sur de laisla las especies más frecuentes eran los careyesy las tortugas, para cuya pesca se valían de peque­ños chinchorros. Por ello poca gente se dedicaba aella: la mayoría eran labradores que algunos díassalían a pescar, no haciéndose referencia a queexistiese ninguno matriculado.

Este es un breve resumen de la pesca en Puer­to Rico en los primeros años del siglo XIX. Porél sacamos la conclusión de que la pesca era sufi­ciente para aquella población y muy variada en es.pecies. Pero faltando pescadores de profesión nose abastecía el consumo de la isla.

Los 1.500 pescadores que en total existirían, porsu falta de medios e ignorancia, en término gene.ral apenas si podían mantener a sus familias, aun­que un grupo de ellos habían conseguido con sutrabajo ocupar una posición desahogada.

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Un poema a Daniel

Por MAIuGLORIA PALMA

DURA y AZUL TU MUERTE REGRESANDO EN LA LLUVIA.

Dura y azul, a nutrir la campiña de horizontes[ dispersos.

Cuajada y transparente como rocío en el alba.Hecha temblor y rasgo de rosas sin esencia...Entre la fuente espesa de tus negras pestañas

[cayó como paloma disparada del eco.Te sorprendió y quedaste como árbol aterrado por

[el hacha rotunda.

Soñando vas de espalda, blanco en tu mecliodfa¡ lospies de roto incienso, el perfil militante y las manosregadas por la celeste lumbre, regadas y agresivascomo jóvenes cánticos.Ramas nuevas te visten los miembros impolutos

[hechos perenne ráfaga.Te seguiré en la noche por verte suelto y ágil como

[potro de vidrio.Tu boca reidora de ayer, ya mariposa entre nuevas

[campiñas;continuamente cándida. ahora celeste nido.

Entre clavos de angustia tu cara me sorprende:blanca, blanca, blanquísima, con transfiguracionesy vaivén de abanico.No compartimos nada: ni la hora ni el canto,ni pirueteamos juntos en la melancolía.Reías casi siempre asustando la noche... Reías y

[reías...¡Oh, siento que te fueras arrasando jardines!Tu voz tenía el contorno de la rama maestra.

Arrinconada y gris entre mi estancia histórica.

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yo no siento tu muerte en dimensión humana (so­[mos muerte alentada),

me duele solamente que tú nunca la amaste... Eras,[eras, ¡reías!

Moriste malamente, diciendo ¡no! a la muertey tu grito rebelde, herido y transhumanova rompiendo vidrieras por la curva del cielo.

Preguntas sin respuesta suben de entre ·tu aliento[escarchado

y rendido, y en ti mi voz disuelve su última pu­[ñalada:

nadie pudo salvarte...

Dura y azul tu muerte, honda de carcajadapor detrás de tu lengua hecha ya pez dormido.Eres fragata suelta sin timón y sin puerto.,. Eresfragata suelta por la hora absoluta de tu muertesin día. Eres, eres y eres...Aquí todos decimos que Daniel se fue al cielo a

[contar golondrinas.Es boni ta la imagen.Otras veces decimos que Daniel fue a observar la

[mañana desnuda.Siempre decimos algo escondiendo los ojos, ya

[violetas marchitas.,.Deshacemos estrellas en la hora angustiada.

Arboles negros lloran en nuestras emocionescada vez que miramos tu ventana despierta. """""~~..Ella sigue las huellas por donde va tu muertefatalmente asombrada.

.. ~.",-'-'" -... .... , '

23

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Exposiciónde López' del Campo

EN EL INSTITUTO DE CULTURA HA VUELTO A EXPONER

-esta vez individualmente- Rafael López delCampo, uno de nuestros más destacados y promete.dores artistas jóvenes, quien ya en 1961 había pre­sentado en nuestros salones su obra escultóricaconjuntamente con una muestra del pintor LuisGermán Cajigas.

López del Campo, nacido hace treinta y tres añosen Barranquitas, estudió su arte en el Instituto deCultura Puertorriqueña, bajo la dirección del maes­tro Compostela. Al cabo de cinco años, y becado porel mismo Instituto, marchó becado a Italia, dondetres años después obtuvo el -diploma de profesorde escultura de la Academia de Bellas Artes deRoma. De regreso a Puerto Rico se dedicó a sudisciplina, cultivando también el grabado, en queya en el año 1959 había sido iniciado por un maes­tro ,de la talla de Lorenzo Homar.

Aparte de la exposición ya mencionada, Lópezdel Campo ha expuesto en Cuba (1961-1962) y enRoma (1964), ciudad en la que alcanzó el PremioInternacional de Escultura otorgado en ese mismoaño por la Feria de Arte de Via Margutta. Piezassuyas figuran además, de modo permanente, en co­lecciones privadas de sur América, Estados Unidosy Puerto Rico, donde también poseen obras suyasel Instituto de Cultura y el Museo de Arte de Ponee.Recientemente el Ateneo Puertorriqueño y el De­partamento de Hacienda le han encomendado larealización de dos obras escultóricas próximas a¡naugurarse: el busto de don Manuel de Elzaburu,fundador del Ateneo, y la estatua, en tamaño heroi­co, de don Alejandro Ramírez, reorganizador de laHacienda pública puertorriqueña.

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En esta última exposición López del Campo senos ha presentado en su doble carácter de escultory grabador. La muestra, integrada por cerca de uncentenar de piezas (37 esculturas,' 34 grabados, 8serigrafías y 15 dibujos), aparte de dar testimoniode la capacidad creadora y la versatilidad del artis·ta, documentó fielmente su notable evolución con­ceptual y estilística, principalmente en el campo dela escultura. Se nota así, cómo, manteniendo latemática nacionalista y los motivos autóctonos deinspiración, se ha movido López del Campo conseguridad hacia formas más libres y atrevidas den­tro de una estilización sobria y personalísima quesin identificarlo con lo abstracto, lo acerca a ello. Santos, grabados

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Betauces en Nueva York y Haití*

Por ADA SUÁREZ DCAZ

EL NUEVO CENTRO DE ACCIÓN DE BETANCES SERA. LA CIU·

~ dad de Nueva York. Hay allí un grupo activo decubanos y puertorriqueños que luchan por la liber­tad de las Antillas; está constituida la Junta CentralRepublicana de Cuba y Puerto Rico. Su presidentees el cubano Don José Morales Lemus y su Secre:tario el puertorriqueño Dr. J. Francisco Basora.

Precisamente con fecha 1.0 de abril de 1869 -pa­co antes de llegar Betances a Nueva York- expidela Junta una circular que alarma grandemente a losconservadores, por cuanto se ordena

Que se forme un registro o padrón por ordenalfabético de todos los cubanos y puertorriqueñosque se encuentran en circunstancias de prestarauxilios pecuniarios a la causa de la revolución.

Que desde luego se dirijan esquelas de invita·ción a todos los que se conocen como capacespor sus recursos de prestar esa ayuda...1

La insurrección iniciada en Cuba con el Grito deVara, en 10 de octubre de 1868, sigue viva; exten­diéndose cada vez más. Y los cubanos y puertorri­queños emigrados en Nueva York, además de laayuda económica que prestan a los rebeldes, mantie·nen un periódico -La Revolución, Cuba y PuertoRico Lo- órgano de la propaganda separatista.

* En el capItulo siguiente, del libro próximo a publi­carse, El Antillano (Biografía del Dr. Ramón Emeteno Be·lances}, la autora enfoca las actividades del patriota puer·torriqueño durante su estadía en Nueva York y Haití, de1869 a 1872. Desterrado en 1867 por el Capitán General, donJosé María Marchessi, Betances comienza errtonces su des·tierro de treinta y un años, durante el cual reside enSanto Domingo, San Thomas, Nueva York, Haití y París.Muere en París en 1898.

], cEI traidor José Morales Lemus, con el título dePresidente de la Junta Central Republicana de Cuba yPuerto Rico, ha e.~pedido una circular impresa en NuevaYork, fecha ],0 del corriente...• El Moro Muza, Satirico_yLiterario, Habana, 18 de abril de 1869. Año VI, Núm. n.

2. Trisemanario; propietario, J. M. Mestre. Con fecha23 de noviembre de 1869 cambió de nombre; se llamó en·tonces La Revolución.

La primera colaboración de Betances que apare­ce en este periódico es un artículo que se titulaA los patriotas americanos. Cuba y Puerto Rico,fechado en Caracas, a 25 de marzo de 1869. La vi­sita a Venezuela -forzada por las autoridades da­nesas de San Thomas en connivencia con el Ca­pitán General de Puerto Rico J, lo lleva a reflexionarsobre los ideales bolivarianos y a comprender quela libertad de Cuba y Puerto Rico es necesaria nosólo para las Islas sino para la América toda:

Cuba y Puerto Rico... han sido el arsenal enque se han armado todas las expediciones contralos pueblos de América; alU han depositado losingleses pertrechos de guerra para los esclavistasde la Luisiana y de las Carolinas; allí han repues·to sus fuerzas los franceses para imponerle a Mé­jico un emperador; allí se han organizado bstropas que pretendieron, en vano, oprimir a SantoDomingo; allí se ha preparado el bombardeo deVaIparaíso y del Callao...•

Va madurando la idea de que las Antillas nodeben aspirar a destinos diferentes -que sólo uni­das, confederadas, formando una nación fuerte, po­drán conservar su ser. Y surge el seudónimo- detodos los que usa el que mejor lo define: El Anti·llano. La patria se le agranda; deja de ser mera­mente puertorriqueño para convertirse en antillano.

3. El 12 de mayo de 1869 daba cuenta el San ThomasTidende de la discusión que suscitó la eltJlulsión de Be­tances en el seno del Consejo Colonial de San Tbomas ySan Juan. Cuatro miembros propusieron que se enmen·dara la Ley Colonial de n de noviembre de 1863, de ma­nera que en el futuro no pu~ii¡;ra procederse a una. <:ltp~l.sión tan arbitraria. basada umcamente en la requlSltonadel Capitán General de Puerto Rico. Vol. 23, No. 38. Pues~aa votación la proposición, una sema~a más tarde, s~hóderrotada con dos volos a favor y diez en contra. lbld.,19 de mayo de 1869, Vol. 23, No. 40.

4. La Revolución. Cuba y Puerto Rico, Nueva York,5 de mayo de 1869, 2. época, núm. 6.

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Con este seudónimo firma las correspondenciasque publica periódicamente en La Revolución, Cu­ba y Puerto Rico, dirigidas al Director, y fechadasen San Juan de Puerto Rico. Debe haber contadocon informantes meticulosos y confiables. Los ar­tículos contienen noticias fidedignas, y comentariosal margen de la situación política y social de laIsla, que los hacen históricamente valiosos.

Durante su estadía en Nueva York se ocupa enhacer algunas traducciones. En La Revolución apa­rece El Partido liberal, su progreso y su porvenir,de Eduardo Laboulaye, s que se publica por entre­gas, con un formato expresamente señalado, de mo­do que los lectores 10 puedan recortar y copilar. Be­tances, como Hostos, como Martf, piensa que a lospueblos hay que educarlos y prepararlos para lapráctica de sus derechos, ya que sólo así puede lo­grarse el progreso. El lema de la obra _" El mejorGobierno es el que enseña a los hombres a gober­narse por si mismos"-6 es prueba de la intencióndidáctica del autor y del traductor.

También traduce, estando en Nueva York, eldiscurso de Wendell Phillips sobre el haitiano Tous­saint L'Ouverture, discurso que habia gozado degran popularidad en los Estados Unidos de Amé·rica en los años de las luchas abolicionistas. 7

La Revolución publica una reseña, advirtiendoa sus lectores que "la traducción se ha publicadoen un elegantísimo folleto, 8 que se distribuirá gra~

tis entre los cubanos y puertorriqueños", a quienesse recomienda su lectura, "porque es lectura forti­ficante la de los actos, pensamientos y sentimientosdel grande hombre de la raza etiópica".

Y añade:

Toussaint L'Ouverture sirvió inmensamente ala conciencia, a la razón, a la dignidad, a la liber­tad y a la civilización del mundo, cuando, bata­llando triunfalmente por la independencia de supatria, demostró que las ideas hacen a los hom·bres, y que aquel hombre vale más, es máshombre y es mejor, que, negro o blanco, conmás decisión se sacrifica por los principios quedirigen y favorecen la marcha del mundo.'

A pesar del fracaso material de Lares, Betancesno ha perdido la esperanza de llevar la revolucióna Puerto Rico.

5. Traducido de la séptima edición por el Dr. R. E.Betances. Nueva York, Imprenta de la Revolución, 40 y 42Broadway, 1869.

6. Goethe.7. Wendell PhiUips nació en Bastan en 1811. Se recibió

de la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvarden 1833, pero su carrera la hizo como orador de multitu·des. Fue presidente de la Asociación Antiesclavista en 1865.

8. Toussaint L'Ouverture, Discurso de Wendell Phillips,traducido del inglés por un puertorriqueño. New York,Levy Voytits, impresores, No. 19 Ano Street, 1869.

9. La Revolución, Nueva York, 2 de diciembre de 1869.2." época, Num. 75.

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Con vosotros o sin vosotros la revolución sehará en Puerto Rico... Se necesitan cuanto antestodos los fondos que podáis reunir; en dinero,letras, en azúcar, en café, en algodón, de cual­quier modo. Decidíos, ya es tiempo; pues todose está preparando. Con vosotros o sin vosotros.'·

Una de las labores de la Junta Revolucionariade Nueva York es conseguir ayuda económica y ar­mas del Gobierno de los Estados Unidos, para sos­teper la lucha en Cuba. Y aunque en Puerto Ricono se está peleando, Betances hace lo posible paraque se incluya también a la Pequeña Antilla en losproyectos revolucionarios:

Si las desgracias y el valor son los que excitanlas simpatías de la Gran República Americana,nosotros también, amigo, tenemos derecho aellas."

El 23 de agosto se encuentra en Washington -se­gún carta que interceptan las autoridades en Puer­to Rico- "con varios miembros de la Junta tratan­do asuntos de la mayor importancia para el mejoréxito de Nuestra Santa Causa." u

Y el 14 de septiembre el Capitán General de Cu­ba transmite al Capitán General Don José LaureanoSauz copia de una comunicación que ha recibido

. del Cónsul español en Nueva York:

Tengo la honra de participar a V. E. que unaexpedición se está fraguando, según aseguran,contra la Isla de Puerto Rico. No he podido ave·riguar aún en qué vapor se verificará ni dóndedesembarcará; pero tan pronto como llegue a miconocimiento, lo comunicaré a V. E. sea por telé­grafo o, si da tiempo, en oficio.u

Los rumores parecen multiplicarse -se le atri­buyen proyectos revolucionarios por todas partes.El señor M. M. Gautier, Ministro de Relaciones Ex­teriores de Santo Domingo, denuncia al GeneralSauz un plan que, según él, auspicia Betances, deacuerdo con los Generales Cabral, Luperón y Pi­mentel,I4 para derrocar su gobierno:

10. Carta de Betances al señor don José Ramos, fecha·da en Nueva York el 28 de abril de 1869. Luis Bonafoux,Betances, Barcelona, Imp. Modelo, 1901, p. 213-214.

11. La Revolución, Cuba y Puerto Rico, 22 de mayo de1869, 2.. época, Núm. 11.

12. Copia de la carta de don José Dlaz, secretario inte­rino de la Junta Revolucionaria de Nueva York, al señordon Carlos González, fechada en Nueva York, a 23 de a~os­to de 1869. Archivo Histórico Nacional, Madrid, le~ajo 5UO,Ultramar, Gobierno (Puerto Rico). Hay la posibilidad deque esta carta fuera espuria. Las varias personas que enella se mencionan fueron encarceladas inmediatamente. Aeste respecto dice Betances en La Revolución: .Todo esto,por una carta enviada maliciosamente, se~n dicen, deNueva York, en que se habla de dinero ofreCIdo y recogidopara la revolución, de armas remitidas a Puerto Rico, etcé­tera, etcétera.• 30 de noviembre 'de 1869, 2." época, Núm. 72.

13. Archivo Histórico Nacional, Madrid, Legajo 5110,Ultramar, Gobierno (Puerto Rico). ~

14. El general don Buenaventura Báez habia comen­zado a gobernar el 2 de mayo de 1868, pero en continu~1lucha con dos focos revolucionarios: el general Cabral enla frontera sur y el general Gregorio Luperón en la líneanoroeste. La oposición condenaba la política de Báez, «l~·n·

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Puesto ya de acuerdo en el pensamiento se neocesitaba un medio y lo fue a buscar a Mayagüez,centro de sus influencias, como médico y comorevolucionario, y ha encontrado allí dóciles ins­trumentos que se presten a sus miras. El plan esprovocar una emigración de hombres que salien·do de Mayagüez y otros pueblos de Puerto Rico,afluya a Puerto Plata en número de unos 300.Una vez posesionados de igual lugar en clase depacificas habitantes, Luperón se presentaría anteaquella plaza para apoyar el movimiento. intesti·no que se operaría a su vista. Un hermano delmismo doctor Betances" se encuentra ya en Puer·to Plata con un número sospechoso de puertorri­queños, y el vapor del 4 debía conducir más decien auxiliares de la misma procedencia.

Mi Gobierno, que ha tenido formales y antici­padas denuncias dadas desde Puerto Rico sobreesa evolución, ha dictado sus órdenes a las auto­ridades civiles y militares de Puerto Plata y San- .tiago, disponiendo que con excepción de los suje.tos que ejercen un oficio o industria útil, c,¡enotifique a todo puertorriqueño recién venido deaquella Isla que dentro de cuatro días deberátrasladarse a esta Capital en donde fijará su resi­dencia, disponiendo que a todo inconforme se leexpida su pasaporte. Se ha encargado, especialísi­mamente en dicha medida que de ningún modose haga extensiva la medida contra los españoles,pues no inspiran sospecha alguna, aunque vengandirecta e inmediatamente de Puerto RiCO.16

Insiste en que la medida "no se ha estatuidocontra españoles, sino contra mayagüezanos e hijosde Puerto Rico y que se muestren enemigos de esteGobierno." 17

Y, finalmente, hace élaro su propósito. Le inte·resa un canje de puertorriqueños por dominicanosrefugiados en Puerto Rico, enemigos de su régimen:

El objeto de mi Gobierno es que V. S. se sirvaser el intérprete de su conducta e intenciones, yque al hacerlo, interponga su oficiosa influenciaa fin de que en justa compensación se digneobrar con reciprocidad tratando de conocer a susverdaderos enemigos, y cooperando en la parteque corresponda a la Capitanía General de PuertoRico, a la consecución del fin político deseado.

Hay en aquella Isla un número de dominica·nos refugiados, que por el hecho mismo de habersido empleados del Gobierno español en estepaís, quieren ponerse en buena posición con suscompatriotas hostilizando al Gobierno de Españay secundando las miras de Betances. Es admira·ble y difícil de explicar por qué la autoridad tlePuerto Rico ha arrojado de aquel suelo a domini-

dente siempre a extranjerizar el país., promoviendo lave.nta a los Estados Umdos de América -del valioso dis­tnto que comprende la bahía de Samaná.... Protesta anteel mundo, lanzada en Jamaica, a 5 de agosto de 1868. porGreg~rio Luperón. Copia en Archivo Histórico Nacional,Madnd, Legajo 5091, Ultramar, Gobierno (Puerto Rico).

15. Adolfo Betances y Torres, hermano de padre deBetances.

16. Copiador de oficios de Relaciones Exteriores. Libro22, pp. 274-276, Archivo General de la Nación, República Do­minicana. Copj.a en Archivo Histórico Nacional, Madrid,Legajo 5110, Ultramar, Gobierno (Puerto Rico).

17. Ibid.

canos amigos de la Administración Báez, quesiempre han sido dignos en su conducta, y toleray respeta a los partidarios de expediciones aven­tureras contra Cuba y Puerto Plata.u

El General Sanz, de acuerdo con el PresidenteBáez, envía a Santo Domingo el vapor de guerraSirena a recoger los puertorriqueños apresados. Al­gunos logran escapar, burlando la vigilancia de lasautoridades, y llegan a Nueva York. Con ellos sehallan los jefes de la insurrección de Lares, los se­ñores Manuel Rojas y Clodomiro Abril. 19

Puerto Rico se va despoblando de elementos se·paratistas. Unos salen desterrados oficialmente porel Capitán General; otros motu proprio .por no re­sistir más la vida en el presidio que es la Isla.Y aun otros claudican de sus principios -demasia­do débiles para vencer las presiones materiales ypsicológicas a que son sometidos por el Represen·tante de la Revolución de Septiembre en PuertoRico. 211

A principios de noviembre del 69, Betances pien­sa que es necesario tomar una determinación encuanto a su vida privada y en cuanto al problemade Puerto Rico. Por lo que respecta a la Isla, haytres caminos aseguir, según su parecer:

1.0 La Junta lo hace todo pOF poseer en brevea Puerto Rico.

2.° Los 500 fusiles, etc. prometidos y nuestros2 ó 3,000 duros se emplean en favor de la revolu­ción dominicana, debiendo, después que se le ofre­cieran allí ventajas que ella (la Junta) no ha queri·do aún calcular, organizar el desembarco en PuertoRico.

3.0 Ir con 30 ó 40 desesperados a hacemos ma­tar, debiendo ser luego Puerto Rico, el baluarte eter­no contra Cuba." 21

De las tres alternativas, la que le parece viablees la segunda: obrar Cuba y Puerto Rico de acuer·do, y arrastrar a la República Dominicana, "paratener bandera en el mar". 22 Pero los miembros dela Junta de Nueva York no están de acuerdo con elplan, y no se toma en consideración.

Para esta época se hace evidente un cambio no­table en la ideología de Betances. Empieza a verfallas importantes en la política de los· EstadosUnidos de América, que por un lado estimula las

18. Ibid.19. La Revolución, Cuba y Puerto Rico, Nueva York,

21 de julio de 1869. 2." época, núm. 28.20. El Capitán General don José Laureano Sanz ·fue

nombrado Gobernador de Puerto Rico a raíz de la RevolO-'ción de septiembre de 1868, también llamada La Gloriosa,la cual derrocó el régimen de la reina Isabel 11.

21. Carta de Belances al doctor J. Francisco 'Basara,fechada el 2 de noviembre de 1869. En Bonafoux, op. cit.,p. 215.

22. .:..entre las dos (Cuba y' Puerto Rico) si hubieraquerido comprenderlo la Junta de Nueva York arrastrába­mos a la República Dominican~ y _teníamos bandera en elmar.. Carta de Betances a don Manuel SanguiJy,' fechada14 de agosto de 1891. Ibid., pp. 429431.

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esperanzas de los cubanos, y por otro hace el jue­go a España. Los cubanos presionan al Gobiernonorteamericano para que les reconozca status debeligerantes, pero Estados Unidos evade la cues­tión, y no toma acción alguna.

El General Grant encuentra que la insurrec­ción cubana, rechazando, venciendo durante ('a­taree meses, a un ejército europeo bien discipli­nado, de más de cien mil hombres, no tiene defacto una organización bastante fuerte para justi­ficar el reconocimiento de beligerancia. Poco tra­bajo costaría recordar el estado de la revoluciónamericana, cuando sin recursos, y despreciada delos gobiernos, sin congresos fijos, sin organiza­ción real, fue reconocida y sostenida por la Fran­cia. ¡Quién se atrevería hoy a pretender que laFrancia no obró con justicia! Esa es su gloriaimperecedera.u

Frente a esta situación, Betances se siente hon­damente decepcionado -él que veía a la Gran Re­pública como portaestandarte de las libertades delos pueblos oprimidos. Considera que es oportunoadvertir a los cubanos amantes de su patria, queno prefijen, "desde ahora, para ella, un medio úni­co de salvación." Le parece que los cubanos estándominados por la idea de que su independencia hade venir necesariamente bajo los auspicios de Was­hington, y quizás sería conveniente hacer un recuen­to de la política norteamericana, en el pasado, res­pecto de Cuba y Puerto Rico, para que se puedaapreciar que, en realidad, no ha cambiado. Y escri­be en La Revolución -esta vez bajo su finna, paraasumir completa responsabilidad- un artículo quetitula Cubanos Erudimini. 24

En él recuerda las palabras de Mr. Clay 25 a loscomisionados enviados al Congreso de Panamá(1828), instruyéndoles para que hicieran claro quelos Estados Unidos estaban satisfechos con la con­dición colonial de las Islas,16 "abiertas ahora alcomercio y empresas de sus ciudadanos, por 10 queno desean haya cambio político".

Por respeto a la tradición, volvemos a cercade cincuenta años atrás. El presente es hijo -hijolegítimo- del pasado. Una política que renacela misma a cincuenta años de intervalo, no tienetrazas de cambiar en un día, y en esto hay unalección que será sin duda provechosa para loscubanos. ¿No serán ellos los que deberían modi­ficar su táctica, y buscar, donde ellas existan enrealidad, efectivas simpatías para nuestra causa?El porvenir dirá. Pero, no hay que dudarlo, loshombres eminentes que se hallan, en Cuba, yfuera de Cuba, al frente de la Revolución, sabrán

23. La Revolución, Nueva York, 11 de diciembre de1869, 2," época, Núm. TI.

24. Ibid.25. Henry Clay (lm-I852). Para la época en gue se

reunió el Congreso de Panamá era Secretario de Estado.26. Cuba y Puerto Rico.

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dominar los acontecimientos, sin esperar jamásarrastrarse tras ellos. Para esto importa ver claroen el presente. ¡Cubanos: ErudiminWf

Pero no es sólo la política de los Estados Unidosrespecto de la guerra de Cuba lo que hiere su sen­sibilidad. Está también dándose cuenta de que losnorteamericanos tienen como objetivo anexionarselas Islas del Caribe. Y, en tono satírico, se refierea la cuestión en una de sus correspondencias a LaRevolución:

Nueva fiebre. Un yankee en la luna. Con lasúltimas noticias de los Estados Unidos ha dismi­nuido aquí un tanto una enfermedad contagiosaque amenazaba ya invadir toda la Isla; hablo dela fiebre de yankismo. Lástima grande, en los díasdel gran descubrimiento de Alfonso Karr. Todoel mundo sabe o, si no 10 sabe, debería saber queel célebre escritor y jardinero Alfonso Karr, con.las solas indicaciones dadas en el "Cosmos", pormister Gross, se ha puesto, desde su jardín deNiza, en comunicación con los habitantes de laLuna, usando al efecto una combinación ingenio­sa de espejos que reflejan la luz eléctrica. Nopuedo decir con seguridad cuál fue la primerapregunta del savant francés, pero ¡cuán grandefue su sorpresa al ver reproducida en uno de losespejos la ruda, pero despejada y satisfecha figu­ra de un yankee! Inmediatamente dio parte alGobierno de los Estados Unidos que puede desdeahora pensar en anexarse alguna pequeña partedel territorio de los lunáticos, capaz siquiera decontener otros quinientos millones de habitantes.:I

Finaliza el 69. Ha pasado más de un año desde elGrito de Lares, y de la Isla no vienen palabras deestimulo, ni palabras de esperanza. Betances, per­severante, lanza una proclama el día 1.0 del año 70,recordando a los puertorriqueños que todavía soncolonos sin derechos:

Patria, Justicia y Libertad.Puerto·riqueños: Voló como un sueño el

año 1869. Y todavía somos esclavos.Los hijos de Cuba, pasando por encima de

todos los dolores, marchan muertos de gloria ala inmortalidad. Ni la tenacidad ni las crueldadesde España los arredran, ni el apoyo y socorrosque prestan a la tiranía los gobiernos egoístasson capaces de contener el impulso indomablede su resoludón.

Ellos serán libres.iPuerto-riqueños! ¿Permaneceremos impasi­

bles espectadores de esa lucha sublime en quenuestros hermanos, inmolados o vencedores, már­tires o héroes, exci tan a cada paso la admiracióndel mundo liberal?

¿Al recibir una Constitución ilusoria, nos deja­remos engañar por las frases vanas de un Minis­tro sin fe y sin conciencia?

Constitución nos dicen. Una sola cosa, notadlobien, consta en ella clara uente: la imposibilidad

27. La Revolución, Nueva York, 11 de diciembre de1869, 2." época, Núm. 77. .

28. Ibid., 3D de diciembre de 1869, 2." época. Núm. 85.

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de dar a una provincia tan apartada de la Metró­poli, como la nuestra, las mismas libertades quea las provincias españolas; las facultades excep­cionales y siempre omnímodas de nuestros go­bernadores.a

iElevemos nuestra alma que se degrada en laservidumbre! Si el amor a la libertad, como lodicen con desprecio nuestros opresores, no tieneya en nuestra Borinquen amada otro refugio queel corazón más infortunado de todos, el del afri·cano, esclavo de esclavos, sacudamos el yugo dedeshonra que nos dobla, y sepamos combatir porconquistar nuestro honor y nuestra dignidad!

Sólo así, en el año de 1870, podremos en brevesaludar a Cuba y a Borinquen independientes.

iViva la República!¡Viva la Independencia!1D

Con el nuevo año, decide buscar un lugar dondevivir: donde ejercer la medicina. Necesita ganarsela vida. La revolución lo ha arruinado.

¡Todo lo he perdido!... ¡hasta la reputación!Pero como siempre he pensado el día en que mefaltara lo mío propio, retirarme a ganar con quépoder seguir, más luego... 10 pondré todo en ma·nos de Cabrera e iré a buscar la vida donde pue­da, mientras sea posible meterse en Puerto Rico.~l

No quiere alejarse de las Antillas -sus islasamadas-, pero ¡qué cuadro presentan éstas! Cubaen plena insurrección; Santo Domingo, en lucha fra·tricida; Puerto Rico, dócil a la voluntad de su Ca­pitán General Don José Laureano Sanz disfruta de"paz" -una paz que mata los espíritus; que defor­ma los hombres-. Queda Haití -la patria de Tous­saint L'Ouverture- alli la situación, por el momen­to, ofrece mayores esperanzas. El 19 de marzo de1870 se inaugura un nuevo presidente, Nissage Sa­get, que muestra simpatias por la revolución cu­bana y que es contrario a los planes anexionistasdel Presidente Báez.

y Betances va a Haití, a esperar el momento pro­picio en que pueda darse un nuevo grito de libertaden Puerto Rico.

. 29. Betances hace referencia al proyecto de Constitu.clón para Puerto Rico presentado por el Ministro de Ul­tramar, don Manuel Becerra Bermúdez, el cual ordenabaaplicar a Puerto Rico la Constitución de 1.. de junio de1869 y declaraba a la Isla provincia española, pero pres­cribía, al mismo tiempo, que la Constitución se aplicaracon modificaciones. El derecho de libertad de imprenta selimitaba por la prohibición de discutir la esclavitud, laintegridad del territorio y la independencia. Estas restric.ciones se hacían extensivas a la libertad de palabra. Y lalibertad de asociación estaba limitada por el poder quese confería al Capitán General para decretar la disoluciónde cualquier asociación que considerara peligrosa para laseguridad del Estado. Lidio Cruz Monclova, Historia dePuerto Rico (Siglo XIX), 3 vals., Editorial Universitaria,Universidad de Puerto Rico, 1952, 1957, 1962; Tomo II,p. 79-80.

30. Archivo Histórico Nacional, Madrid, Legajo SilO,Ultramar, Gobierno (Puerto Rico). Mss. 20,128, BibliotecaNacional, Madrid.

31. Carta de Betances al doctor J. Francisco Basora,fechada el 2 de noviembre de 1869. En Bonafoux, p. 215.

Recién llegado, aun antes de buscar un trabajoque le permita ganarse la vida, se entrevista conel Presidente para exponerle el caso de Cuba y so­licitar su ayuda para la insurrección.

Fernández no está aquí, y aunque Nissage mehaya recibido muy bien (llevé también una cartade Luperón), tal vez un título de agente de laJunta no signifique gran cosa para ellos.

Yo creo que ni de tal Junta sabían, y Nissageme presentó a dos o tres que llegaron mientrasestaba yo con él, como Hl'envoyé de Cuba".J2

Quiere ganar todas las simpatfas posibles paraCuba, y en Port-au-Prince se entrevista con uno delos miembros más influyentes del cuerpo diplomá­tico allf acreditado -con el cónsul inglés, Mr. Spen·cer Sto Joho. Pero Mr. Sto John está reacio a todapropaganda- tiene el convencimiento de que loscubanos quieren independizarse de España paraanexionarse a los Estados Unidos. Y esto no conven­dría a los intereses de su país.

...nos será difícil establecer lo contrario de loque piensa mister Sto Joho coo un periódico .:u­bano que respira el anexionismo hasta por losporos de Hostos y que parece estar eternamenteocupado, lo mismo que todos los folletos allí pu­blicados, en tratar la sola, la única HCuban ques­tion befare the United States", cuestión coja,pues no se apoya más que en un pie y le falta unsegundo continente para colocar el otro. Verdade­ramente ya estamos hartos de Fish y fatigados :leSummer o Sammer; no recuerdo bien la ortogra.fía. Vista pues otro traje el periódico y que nossirva, por Dios, otro plato. No parece sino queCuba ha considerado a los Estados Unidos comosu brazo derecho. En el extremo del brazo estála mano, fuerte pero inmóvil o tan brutal en susmovimientos que cada vez que sale de la inmovi­lidad, es para lastimar a Cuba. Sin embargo,Cuba enamorada se ha puesto a mirarla, a con­templarla, y en esta contemplación se ha idoacercando a ella, hallándola cada vez más gran·de, hasta que se ha encontrado con ella delantede la cara. La mano es inmensa y le tapa losojos. Convencido de esto, el cónsul inglés -tengomotivos para creerlo-, nos ha hecho ya algtindaño entre los hombres de este gobierno, hacién­doles ver que el triunfo de Cuba con los ameri·canos es la pérdida de Haití.»

Las primeras gestiones en el nuevo país han sidoen favor de Cuba; sus asuntos personales, que ur­gen solución inmediata, han tenido que esperar:

No puedo decir todavía si habrá o no trabajopara mí. Necesito ver más detenidamente el país.Claro está que si puedo permanecer aquí seguirétrabajando en el mismo sentido, en favor de

32. Carta de Betances al doctor J. Francisco Basara.f~hada el 20 de febrero de 1870. En Bonafoux, pp. 54-56.

33. Carta de Betances al doctor J. Francisco Basara,fechada en Port-au-Prince, 8 de abril de 1870. En Bonafoux,pp. 216-218.

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Cuba, si no quieren nada en Puerto Rico. Perosi no puedo ganar la vida, imposible seguir aquí.Mientras esté en él; haré cuanto pueda.)<

Para el mes de junio está establecido en Iacmel,ciudad donde practicará la medicina hasta el año1872.]S El 8 de junio de 1870 escribe a Hostos, quienconvencido ya de que nada tiene Puerto Rico queesperar de España, 36 propone -entre otras cosas­como medida salvadora, aplazar la revolución has­ta que Inglaterra, Estados Unidos y España decidan,tal vez pacíficamente, que la Isla debe ser indepen­diente. A lo que Betances, más realista y con mássentido político contesta:

...si hoy mismo tuviera el poder de llevar iarevolución a Puerto Rico, no vacilaría un soloinstante. Yo creo que ni Inglaterra, ni España,separadas o reunidas, son las que nos han de darnuestra independencia, sino nosotros mismos."

Piensa que los pueblos, como los hombres, tie­nen que buscar su salvación por si mismos.

La visión de Betances respecto de los EstadosUnidos sigue evolucionando durante el tiempo de supermanencia en Haití. Quizás el haber vivido casiun año en suelo norteamericano haya contribuidoa esa transformación que se deja ver en su nuevamanera de apreciar la "Gran República". Antes dela experiencia neoyorquina veía a los Estados Uni·dos como indiscutible campeón de la igualdad so­cial. Sin embargo, en un memorial que envía alcónsul inglés en Port-au·Prince, después de su en­trevista con él -tratando de convencerlo de quelos cubanos no desean la anexión- hay ciertas fra·ses que evidencian su observación de la desigualdadsocial existente en los Estados Unidos:

La République (cubaine) ne confére point deshonneurs ni des privileges; ces hommes qui nejurent déja que par le drapeau de l'Etoile soliotaire -par opposition peut litre a la constellation

34. Carta de Betanccs al doctor J. Francisco Basorafcchada el 20 de febrero de 1870. En Bonafoux, pp. 54-56:

. ~S. A su llegada. a Port·au·Prince. comienza a encontrardificultades: ~Qucndo amigo: Desde que llegué aquí caíma~o. De la. cama Ic escribo...» Carta de Betances a Gre­gon!> Luperon, .en Manuel Rodríguez Objío, Gregario Lu­perol.l .e HIstoria de la Restauración, Santiago. RepublicaDomInicana, 1939, p. 336.

36. Hostos publica en Nueva York, con fecha 10 demarzo. de 187~, ~n manifiesto A los Pucrto·riquciios, en elque dice lo slgulenle: ~ ...Yo he pasado en España los añosnecesarios para saber que no es posible esperar nada dcEspaña.," ~ ...Entonces fui a la emigración, y allí, sondeandoel espíritu de OIózaga, de Sagasta, de Ruiz Zorrilla, de Cas­telar, de cuanlos mis amigos de la desgracia, quería yoque fueran amigos de las Antíllas en su fortuna, libera·dores pacíficos de Puerto Rico, me empapé en el acíbarde la verdad. me convencí que era necesaria la revoluciónde las Antillas, de que nunca serían libres con Españaporque todas las promesas verbaJes y escritas de aquelloshombres, eran meros compromIsos que contraían con­migo... La Revolución, Nueva York, 10 de marzo de 1870,2.· época, Núm. 114. Esto es lo que había dicho Betancesen 1863: ~España no puede dar lo que no tiene.»

37. Carta de Betances a don Eugenio María de Rostos,fechada en Jacmel, 8 de ,'unio de 1870. Doclor M. GuzmánRodríguez, Epistolario de doctor Betances, Mayagüez, Puer­lO Rico, 1943, p. 2.

32

amencaine-; ces hommes qui, sur le memedrapeau portent le triangle de l'égalité et ne fontabsolument de distinction entre les noirs et lesblancs, en opposition aussi a ce qui, encoreaujourd'hui et malgré I'abolition de l'esclavagc,arrivc aux Etats·Unis...»

Conviene señalar que Betances -al igual que losdemás revolucionarios hispanoamericanos de suépoca- está consciente de los valores de la civili­zación norteamericana. Pero es precisamente a me·diados del Siglo XIX cuando los norteamericanos,habiendo completado su increíble expansión hacia elOeste, lanzan su doctrina imperialista del ManifestDestiny, complementaria de la Doctrina Monroe, envirtud de la cual sienten una imperiosa e insoslaya­ble "misión" de "redimir" otros pueblos, especial.mente los de la América española. Sin embargo,muy pronto los hispanoamericanos ven que las ban­deras que enarbolan los norteamericanos -libertad,soberanía y felicidad material- no son compatiblescon la actitud que el mismo pueblo toma frente alos que anhelan realizarlas, ya que este mesianismose traduce en una voluntad de dominio y de expan·sión económica. El desengaño es general, y requiereun nuevo enfoque de parte de los hispanoamerica­nos que, de ahora en adelante, tienen que distinguirclaramente entre el orden social y político logradoen el territorio nacional norteamericano y los an­helos imperialistas de la joven y poderosa nación.

Convencido Betances de que los Estados Unidosno desisten en su empeño de dominar el Mar Ca­ribe y de poseer sus Islas, acuña la frase: "Las An­tillas para los antillanos":

No puedo terminar mi carta sin recordarle dprincipio que es mi objetivo y el de todo verda·dero patriota. A los falsos intérpretes de la Doc·trina Monroe debemos contestar siempre: "¡Si!La América para los americanos; pero las Anti­llas para los antillanos". Esa es nuestra salva­ción;"

y en ocasIOn de dirigir la palabra a los herma­nos masones de Haití:

...Unissons-nousl Aimons-nous! Formons anous tous un seul peuple, un peuple de véritablesma¡;ons, et nous pourrons alors élever un templeaux bases si solides que toutes les forces de larace saxone et des espagnols réunies ne parvien­dront jamais a I'ébranler. Naus le dedierons al'Independance et sur le frontispice nous grave·rons cette inscription, impérissable comme LaPatrie, que nous dictent a la fois notre intéretet notre creur, I'intelligence la plus généreuse elle plus egoiste instinct de conservation: "Les An·tilles pour les fils des Antilles,"'"

38. Fechado Port·au·Prince, 24 de abril de 1870. EnBonafoux, pp. 219·228.

39. Carla de Betances al general don José M.· Cabral,fechada el l.~ de abril de 1870. En Bonafoux, p. 91.

40. Ibid., pp, 229·235.

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El templo no podrá edificarse. Los enviados di­plomáticos de los Estados Unidos trabajan activa­mente para entorpecer la libre determinación deSanto Domingo y Haití. Favorecen los gobiernosque colaboran con sus proyectos. Y de no ser así,ponen en juego cuantos recursos tienen -económi­cos y de toda índole- para que fracasen. En 1870hacen la guerra oculta al General Gregario Luperóny al Gobierno establecido en Haití, porque están encontra del Presidente Báez, patrocinador del pro­yecto de venta de Samaná.

El cónsul norteamericano en Cape Haitien es­cribe, en 24 de marzo de 1870, al Almirante C. H.Poor, Comandante de la Flota americana, entoncesen aguas del Caribe. pidiéndole que envíe, con lamayor frecuencia posible, buques de guerra a CapeHaitien y a Jacmel, lugares desde los cuales podríaofrecerse ayuda a las fuerzas revolucionarias domi­nicanas:

1 beg to be allowed to suggest to you the visithere. as often as possible, of a vessel of war, and1 would recommend also, the visit of one at theport of Jacmel, this and that, bcing the principalpoints whence succour can be conveniemlyobtained for the feeding of insurrection on thefrontier.41

Se aplican presiones fuertes a países débiles. En27 de febrero de 1871, el mismo funcionario remiteal Secretario de Estado una larga relación de todoslos obstáculos que ha puesto a las gestiones delGeneral Luperón en Haití, encaminadas a obtenermuniciones y hombres para su lucha contra Báez.La cuenta que incluye por los servicios pagados aespías monta a 597.52 dólares. 42

Las Antillas tenían derecho a esperar otra polí­tica de parte de los Estados Unidos -pueblo fun·dado por perseguidos políticos y religiosos, "pueblode puritanos, que con la Biblia en las manos y laoración en los labios" había atravesado "valles ymontañas haciendo concebir grandes esperanzas delibertad y redención"; 41 pueblo que aún no ha cum­plido la misión que él mismo se señaló. Una actitudde auténtico "buen vecino" hubiera bastado- nohubieran tenido las Islas que recorrer su trayectoriatrágica.

Por el momento, el Gobierno de Haití hace loque puede:

41. Nationa[ Archives, Washington, D. C., Consular Des­patches, Vol. 11, Cape Haitien, January 15. 1870 to Septem­ber 19, 1873.

42. Ibid. «Besides having Luperón watched, 1 had theCommander oE the Departmcnt, and the Commander ofthe Arrondisement's movcmcnts looked into; and thcreI'emains not the shadow of a doubt, that both of them.but more especially the former, are as active in the move­ment of opposition to annellation, as those immedjate[yinterestcd.» Ibid.

43. Mariano Abril, Crórlica Literaria, La Corresponderlocia de Puerto Rico, San Juan, Puerto Rico. 12 de junio de]898. Año VIII, Núm. 2.741, p. 1.

En este país, el gobierno y el pueblo nos mues­tran gran simpatía, y no son éstas como las sim­patías yanquis sino más tangibles." Protegen, ~n

cuanto pueden, la revolución cubana, y son losque sostienen verdaderamente la dominicana.Este pueblo tiene todo lo necesario para salvarsesi no se lo lleva algún torrente despedido de lejos.Grant siempre quiere a Santo Domingo, y ese esel peligro."

En cuanto a Puerto Rico, no puede menos queindignarse ante la falta de perspectiva con que lospuertorriqueños ven su situación -satisfechos conlas medidas más insignificantes, sin preocuparsede lo verdaderamente fundamental:

Puerto Rico está en una borrachera completa.Allí están borrachos con las reformas que no leshan dado. Se han embriagado por el olfato. Esel espectáculo más raro y triste. el de todo unpueblo -chicos y grandes- celebrando las liber­tades que creen tener y que no tienen."

El 15 de marzo de 1871 circula una proclama, enlenguaje que remeda el lenguaje bíblico,47 atacan­do el manifiesto de los "liberales conservadores" dePuerto Rico, que sólo apoyan reformas económico­administrativas. En lo político, son partidarios del"principio de autoridad". Pero la propaganda de unproscrito no produce efecto alguno. Poco puedehacer un hombre, él solo, frente a problemas tancomplejos; a fuerzas tan desiguales.

En 1872, perdida toda esperanza de poder hacerla revolución en Puerto Rico, decide marchar a Pa­rís. Su mujer lo acompañará. Durante cuatro añossu vida ha sido un continuo esperar; un diario pre­guntar si habría llegado el día señalado para la li­beración de Puerto Rico. Pero la Isla no responde,y ya no e'i posible aguardar más. 48

44. La política inconsistente de los Estados Unidos deAmérica en relación con la cuestión cubana -unas vecesmanifestando sus simpatías y otras arrestando a los miem·bros de la Junta- culmina en 1870 en una declaración deneutralidad. Con fecha 18 de octubre de 1870 el señor donMauricio López Roberts, embajador de España en Was­hington, comunica al Ministro de Estado que ]a JuntaRepublicana de Cuba y Puerto Rico había aprobado porunanimidad lo siguiente: «Que a consecuencia de la nuevaproclama de neutralidad del Presidente de los EstadosUnidos en su parte relativa a Cuba, esta sociedad llamadaJunta Cubana queda disuelta.» (Archivo del Ministerio deNegocios Extranjeros, Madrid, Sección de Ultramar, Cuba(1897), Legajo 2950.

45. Carta de Betances a don Eugenio M.. de Hostos,fechada en Jacmel, a 1.- de abril de 1871. Guzmán Rodrí·guez, op. cit., pp. 4-5.

46. Ibid.47. Bonafoux, pp. 132-135.48. Con fccha 8 de junio de 1870, el señor Manuel de

J. Galván, cónsul de Esp~ña en Haití. había escrito alMinistro de Estado, en Madrid: .EI médico puertorriqueñoBetances, sigue en Jacmel, donde ha fijado su residenciadesde el mes pasado, y los informes que sobre él tengoindican que se halla en la más incompleta incapacidad deacometer ninguna empresa contra la tranquilidad que feliz­mente disfruta [a isla de su nacimiento. por la falta d<:recursos y el consiguiente desaliento...» Archivo del Minis­terio de Negocios Extranjeros, Madrid, CorrespondenciaConsulados. Port-au·Prince, 1867·1879, Legajo 2022.

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Abandonar Jacmel es un poco dejar la patria-las Antillas tienen una misma geografía; un mismoclima; son hermanas. Y es dejar un núcleo familiarque no encontrará en París: su hermano Adolfo, elDr. Basora, varios otros puertorriqueños. Son par­te de la diáspora de Lares, de los separatistas quehan tenido que abandonar la Isla para convertirseen desterrados. Acaso eso es lo único que podíanesperar. "Para nosotros... ¡Seamos la generación

del sacrificio, y firmes y constantes en nuestrospropósitos, para nosotros esperemos solamente lalucha nefasta, incansable, los dolores sin tregua, eldestierro, el martirio, la muerte." 49

París será la más larga etapa del largo destierro.

49. R. E. Betances, A Cuba Libre, Ensayo sobre AJe­jandro Petion. M. M. Zarzamendi, impresor, Broadway,1871, p. 24.

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Ramón Emeterio Betances.Oleo de Jorge Rechany.

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Teatro de Méndez 8allester

Por FRANCISCO .ARIuvt

INTRODUCCIÓN

MANUEL M~NDEZ BALLESTER QUIEN HACE SU PRIME­

J. ra incursión significativa en el teatro puertorri­queño con el drama El clamor de los surcos, pre­miado y presentado en el año 1938 por el AteneoPuertorriqueño, reafirma a la altura del año 1968su consecuente voluntad de creación literaría parala escena con la comedia satírica Arriba las muje·res, montada durante el Undécimo Festival de Tea­tro Puertorriqueño. A lo largo de tres décadas, du­rante las cuales ha desempeñado, entre otros, loscargos de Director de la Escuela del Aire, Directorde Radio El Mundo, AuXiliar del Secretario del Tra·bajo y Representante a la Cámara Legislativa, nodeserta un solo momento su vocación de teatro.Esta religión artística se traduce, además de lasobras mencionadas, en Tiempo muerto, drama entres actos estrenado por la Sociedad DramáticaAreyto en el año 1940; Hilarión, tragedia en tresactos estrenada en el año 1943 por la Sociedad Ge­neral de Actores (fundada por Méndez Ballester)la que igualmente le estrena Nuestros días (1944).drama en un acto, y El misterio del castillo (1946),farsa en tres actos repuesta luego con el título deUn fantasma decentito (1950); Es de vidrio la mu­jer, farsa en tres actos, y Este desamparo, nuevaversión de Nuestros días, estrenadas ambas piezasen 1952 por la Compañía María Ladrón de Guevara(Empresa Méndez Ballester); Encrucijada, dramaen tres actos estrenado por el Pnmer Festival deTeatro Puertorriqueño (1958); El milagro, comediaen dos jornadas premiada por el Festival de Navi­dad (1957) Y estrenada por el Teatro Experimentaldel Ateneo (1958); La Feria o el mono con la lata enel rabo, comedia en tres actos, y Bienvenido, Don

Manuel Méndez Balleslcr

Goyito, comedia satírica en tres actos estrenadasrespectivamente por el Sexto y el Octavo Festivalde Teatro Puertorriqueño (1963-1965). Hay que su­mar la adaptación de El misterio del castillo aguión de zarzuela, música de Arturo Somohano, yla de Es de vidrio la mujer, a guión de comediamusical, música de Rafael Hernández, adaptacio­nes ambas debidas al autor, la una representada

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Tiempo Muerto. En escena de Alberto Zayas (Ignacio)y Esther Sandoval (Juana) Escenografía: Ríos Rey.

en el año 1947, la otra pendiente de representarsecon el titulo de Por aquí pasó el amor.

De este impertérrito crear contra viento y ma­rea, motivador y sostenedor en gran parte del xilo­vimiento de teatro en que confluyen el Club Dramá­tico del Casino de Puerto Rico y el Ateneo Puer­torriqueño bajo el nombre de Areyto (1940), impulsoque ha de pugnar luego a través de las organizacio­nes dramáticas Sociedad General de Actores (1943),Tinglado Puertorriqueño (1945), Comedia Estudian­til Universitaria (1947), Teatro Nuestro (1940) yTeatro Experimental del Ateneo (1951) hasta desem­bocar en los areytos mayores llamados Festivalesde Teatro Puertorriqueño, selecciona el ConsejoEditorial del Departamento de Instrucción Públicaseis obras para circulación en la escuela superiorlas que agrupa en dos volúmenes, incluyente el pri­mero de Tiempo muerto, Encrucijada y Bienvenido,Don Goyito. y, el segundo de El milagro, La Feriao el mono con la lata en el rabo y Arriba las mu­jeres.

Para entender lo significativo de la selección,tenemos, en primer lugar, que ubicar a ManuelMéndez Ballester como figura acorde con el espí-

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ritu de la generación puertorriqueña de los treintaa tono con la cual se proyecta en El clamor de lossurcos y Tiempo muerto, maduración la s.egundapieza del punto de vista dramático y la expresiónestilística que afloran en la primera.

Manifiesta la generación puertorriqueña de lostreinta un doble afán, aún válido, aún forcejeante,aún por cumplirse a totalidad: primero, el deconocerse profundamente como resultado de unproceso histórico-cultural de cuatro siglos en el cuallos colonizadores españoles, influidos por habitan­tes indígenas y núcleos de esclavos africanos, fruc­tifican en criollos, y, segundo, el de conocerse ex­tensivamente en relación al mundo internacionaldel cual forma parte con conciencia propia perofundida en el denominador común de humanidaduniversal. Es lema indiscutible de esta generaciónel de patria y universo 10 que hay que vivir vol­viendo 'ojos, corazón e intelecto sobre la realidadpuertorriqueña en todas sus dimensiones, -his­toria, sociedad, arte, ciencia, política- para poderaprehenderla cabalmente y con su conocimiento,expresión y dignificación incorporarla a la granfamilia de los pueblos, al consorcio que engrandecepor interacción de 10 humano eterno.

Se impulsa Méndez Ballester a efectuar el man­da to anímico de su generación a través de la difí­cil y compleja creación literaria para la escenacuando ya lo ha efectuado, en lo cual tiene éxito, através de la novela Isla Cerrera con la que recons­truye por vía de ficción aconteceres de la coloni­zación de Puerto Rico. Es éste un momento en queha tomado ímpetu la investigación histórica a la parcon la confrontación social y el ansia de definirseel futuro. La revista [ndice (1929) ha "indicado"el camino. Carmen Gómez Tejera presenta su tesisLa novela en Puerto Rico (1929), Antonia Sáez lasuya, El teatro en Puerto Rico, Notas para su es­tudio (1930), Antonio S. Pedreira las sigue conHostos, ciudadano de América (1932), María Cadillade Martínez aporta La poesía folkIórica en PuertoRico (1933), Antonio S. Pedreira se aventura en elanálisis de su presente con Insularismo (1934),Tomás Blanco aclara la dimensión del pasado conProntuario histórico de Puerto Rico (1935), Enri­que Laguerrc traduce la voluntad social en la nove·la La llamarada (1935), Concha Meléndez abre ven­tanas hacia la inmensa compatibilidad cultural dePuerto Rico e Hispanoamérica con Signos de [be­roamérica (1936), Francisco Manrique Cabrera es·puma la flor de la poesía jíbara en Poemas de miTierra·Tierra (1936), Luis Palés Matos en Tun - Tunde Pasa y Grifería (1937) transforma una raíz cultu·ral en mundo onomatopéyico soñado, Augusto Ro·dríguez funda el Coro de la Universidad (1937) y10 afina a contribución suprema con extraordinariosarreglos corales inspirados en música puertorri-

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queña, Vicente Géigel Polanco publica en la pren­sa los ensayos sobre figuras próceres del país queluego recogerá en Valores de Puerto Rico, EmilioS. Belaval, los ensayos sobre la expresión artísticaque luego juntará en Areyto, libro que contiene elmanifiesto teatral de la generación. Méndez BaIlcs­ter crea, luego de tanteos escénicos en el Centro deEducación para Trabajadores (1935) donde com­parte ideas dramatúrgicas con Fernando SierraBerdecía, autor dramático también, y FranciscoManrique Cabrera, de gran afición teatral, la piezaescénica más notable de la marea de los treinta:Tiempo muerto.

El clamor de los surcos anuncia el enfoque so­cial y la perfección técnica de Tiempo muerto. Yaen El clamor de los surcos Méndez BaIlester mirade frente a su medio social. Nos descubre la dolo­rosa vicisitud de una familia hacendada a la cualun sistema económico canceroso tennina por des·poseer de su finca de caña. El sumidero de miseriahumana que ha engendrado la industria azucarerade entonces espolea al autor de Isla cerrera, emo­ción del pasado, a tomar partido por el mundo quelo rodea. Al hacerlo, devela en el teatro puertorri.queño un vasto panorama de' la realidad puerto­rriqueña. A la sinceridad y valentía de enfoquesuma Méndez Ballester el afán de adecuación escé·nica que le caracteriza lo cual ha tenido gran in­fluencia en los dramaturgos que le han seguido,quienes han concentrado. con Tiempo muerto demodelo, en los procedimientos creativos y aspectosfonnales de la pieza teatral.

He dicho sobre Tiempo muerto en la revistaSemana (19 de octubre de 1955, págs. 8 y 9):

"Tiempo muerto expone la agonía de una fami­lia jíbara, náufraga en el agrio mar de yerbas dul­ces que en nuestra isla colinda con el de espumas.fascinación perenne. El tiempo sin paga, llamadomuerto en los cañaverales, ha 'pasado año tras añosobre la vida del bohío con hálito de apocalipsis.En ,la estela de hambre y desesperanza. Samuel,único hijo varón, iza la ilusión de rescatar a Juanae Ignacio, sus padres, y a Rosita, su hermana, delletal sumidero. Ha conseguido trabajo en el otromar, libre y azul, cuando descubre la deshonra desu hermana. Enloquecido, pide cuentas al culpabley muere a manos de éste. Ignacio venga la muertede su hijo y se entrega a la justicia. El suicidio dela madre pone punto final al desolado drama enque confligen las fuerzas del hambre y del honorfrente a un sistema de explotación indiferente aldolor humano."

En la conferencia La generación de los treinta:el teatro (Literatura Puertorriqueña, 21 Conferen­cias, Instituto de Cultura Puertorriqueña, SanJuan, 1960) afirmo:

"Es obvio que el suceso dramatizado por Mén·dez BaIlester había de apelar poderosamente en laépoca que se llevaba a la escena. Lograba fundirel gran tema del teatro español, el honor, con laprotesta social iniciada en la escena por Los Teje­dores, de Hauptman, y sostenida luego por obrascomo Tobacco Road y Waiting for Lefty. Sobreestos apoyos temáticos, lograba., además, comuni­carnos una clara visión de vida puertorriqueña.

Debemos señalar la excelencia técnica de la obracomo resorte adicional para atraer público. Mén­dez Ballester la había podido desarrollar con cer­tera economía de materia dramática v un diálogo

Encnte/jaúa.Escena Raúl Carbonell (Antonio)

y '~¡:Ih Caios (Marta).

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Bienvenido, Don Goyito.En escenaAlicia Moreda (Doña Carlota).Elín Orliz Reyes (Don Goyito)y Jorge Ortiz (Mickey).Escenografía: Nina.

realista, sobrio, conciso, expurgado, revelador delalma de los personajes en cada parlamento, excla­mativo de la acción continua que progresa haciaun clímax de fuerzas encontradas."

Con Tiempo muerto se afinna una época teatral. de dos modos: en la realización dramatúrgica, pues

se consigue redondez en la presentación de tema,desarrollo de argumento, y en la realización escé­nica, pues la dirección annoniza actuación, esceno­grafía, luces y trajes a los fines de una expresióncabal de lo primero. El logro mueve al teatropuertorriqueño hacia mayores realizaciones.

Ambas piezas constelan claramente lo que hade conmover la conciencia dramática de MéndezBallester a través de su odisea teatral de treintaaños, en la cual, fiel a una generación cuya vigen­cia sigue en pie, busca entrañarse al tiempo queinternaci\Jnalizarse: las crisis del ser' puertorri­queño.

En El clamor de los surcos expone el desgarrede la patria por la pérdida de la tierra; en Tiempomuerto la degeneración de la familia rural por laindiferencia socio-económica; en Encrucijada, laagonía del emigrante boricua ante la fuerza asimila·dora de un medio extraño industrial; en Bienvenido,Don Goyito, la tragedia de la asimilación culturalen el propio suelo, crisis la más peligrosa.

Aun cuando Méndez Ballester, iQf1uido, sin duda,por las corrientes teatrales de vanguardia que seinsinúan en Puerto Rico como resultado de un ma·yor contacto con el mundo exterior, se expresamás abstractamente como en El milagro (posicióncristiana del autor frente a la angustia hennéticadel Esperando a Godot, de Samuel Beckett) o enLa feria o· el mono con la lata en el rabo (reminis-

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cente de una trayectoria dramatúrgica - La má·quina de St.lmar, de Elmer Rice; Dynamo, de Euge·ne O'Neill- que desemboca en el teatro del absur·do) no hace sino reflejar su preocupación por eldestino espiritual del hombre puertorriqueño elcual siente en peligro de desnaturalizarse, de des·dibujarse, de desvanecerse en un coctel de la nada.Ambas piezas no son sino un intento de comunicarla dramática experiencia de su particular ser geo­gráfico, social y anímico en lenguaje artístico quese acerque a comprensión universal.

Es lo último un fenómeno que se da en casi to­dos los creadores de la generación de los treintaquienes se encuentran compelidos por el vertigi.noso cambio económico-social del país a renovaraceleradamente sus puntos de vista sobre la reali­dad puertorriqueña, a buscar una nueva síntesisexpresiva la cual retenga la esencia del Puerto Ricoque no debe morir dentro del proceso de adapta­ción necesario para sobrevivir.

De ahí el movimiento pendular de Méndez Ba­Ilester en su dramaturgia en cuanto a fisonomíay estilo a partir del año 1957 cuando crea en !luce·sión El milagro (la menos fisonómica), La Feriao el mono con la lata en el rabo, un tanto weltaa lo fisonómico, pero fundamentalmente abstrac­cionista, Bienvenido, Don Goyito, antípoda, his­triónica y estilística de El milagro, y Arriba lasmujeres, nuevo señalamiento de la crisis del serpuertorriqueño en ténninos de lo fisonómico.

No es la primera vez que este dramaturgo, convelada angustia encubierta por aparente escepti­cismo, pendulea de la confrontación con la realidadpuertorriqueña, de la que ha extraído resonantesobras como Tiempo muerto y Bienvenido, Don Go­yito (expresivas de dos momentos asaz crít.icos), a

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"extemarse" en la antología universal del drama,esfuerzo por cargar con Puerto Rico de una vezy sumarlo a la más avanzada contemporaneidad.Hay unos años previos a Encrucijada, obra con laque vuelve de un alejamiento, cuando lucha, comoen los años posteriores de El milagro y La feria oel mono con la lata en el rabo, por fundir "de unavez la patria con el universo. Escribe Hilarión,drama en tres actos inspirado en Edipo, Re.v, de Só­focles, escribe El misterio del castillo respondiendoal criterio de un teatro ligero desconectado de lapresión social, escribe Es de vidrio la mujer, ensa·yo de drama sicológico en abstracto inspirado enEl curioso impertinente, noveleta contenida en ElQuijote. Termina por sentiro;e insatisfecho y res·ponde nuevamente al llamado existencial de comoprometer la vida individual con 1:1 vida colectivaque se vive. El regreso en sí mismo dentro del serpuertorriqueño se traduce en Encrucijada (1958)título con un sentido muy profundo para el "cuer·po" geográfico, social y anímico del Borikén lomismo que el título de Tiempo muerto en el año1940 y el de Bienvenido, Don Goyito en el año 1965.

En Encrucijada, Méndez Ballester dramatiza entérminos de un ambiente lejano, el de Nueva York,lo que luego ha de dramatizar en Bienvenido, DonGoyito en términos del escenario inmediato, el dePuerto Rico: la lucha de culturas que puede con·ducir a la desaparición de una de ellas si no se to­man grandes providencias por parte de los puer­torriqueños.

Sobre Encrucijada he escrito en el prólogo deTeatro Puertorriqueño (Tomo l, Instituto de Culo

tura Puertorriqueña, San Juan de Puerto Rico,1959):

.. Encrucijada nos desnuda los conflictos deadaptación de una familia puertorriqueña emigra­da a la vorágine urbana de Nueva York. Las fuer­zas disolventes de la ciudad nos subrayan por con­traste los valores morales que apoyan la vida isleña.El drama surge de la resistencia de estos valoresa las presiones invencibles del monstruo erizadode rascacielos."

Si ayer fue tema de la literatura la redenciónde la necesidad física y social del puertorriqueñolo es hoy preponderantemente la lucha por la sal·vación de su identidad, esto es, de su naturalezaespiritual. la que trasciende la biología y la con­vivencia en comunidad. A tal demanda, en cumpli­miento de la cual se ha profundizado la creaciónliteraria del país. responden Encrucijada, con sufamilia típica puertorriqueña descomponiéndoseanfmicamente en Nueva York, y Bienvenido, DonGoyito, con su familia tfpica puertorriqueña des­componiéndose anímicamente en el Condado, fron·tera de culturas en pugna.

Encrucijada, reminiscente de Esta noche juegael jóker (1938), de Fernando Sierra Berdecía, ade·lanta de modo patético -vena trágica de MéndezBallester-, lo que se expone satíricamente -venahumorística de Méndez Ballester- en. Bienvenido,Don Goyito. El autor se hace la misma preguntaque Sierra Berdecía: ¿sobrevivirá la puertorrique­ñidad en la emigración? Sierra Berdecía la salvaen el reino de su imaginación, quijotescamente. EnMéndez Ballester deja un punzante escepticismo.una nostalgia de impotencia que le hará volver los

~

El Milagro.En escena Efra;n Berrios (Policía),

José de San Antón (Rufo)y Ricardo Palmerola (Tomás).

Escenografía: Nina.

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La Feria.Al centro, en la máquinaJosé Luis Marrero (Faustino).Escenografía: Carlos Mancha!.

ojos a los puertorriqueños en Puerto Rico: ¿sobre.vivirá la puertorriqueñidad en Puerto Rico? En eltercer acto de Bienvenido, Don Goyito afirma quesí, que hay presencia y energía de ella en el fondode los no emigrantes para salvaguardarla de la.desaparición. Con la rebeldía anímica de Don Co­yito, superficialmente asimilado en el segundo acto-acto de un poder cómico extraordinario- y supartida a la altura de la Isla en el tercero paracomunión con su ser puertorriqueño, nos señalael dramaturgo la fuerza de la tierra en las montañas.

Apunto en Teatro Puertorriqueño (Tomo VIII,Instituto de Cultura Puertorriqueña, San Juan dePuerto Rico, 1966):

"Con Bienvenido, Don Goyito, Manuel MéndezBallester nos trae al presente, época en que se haestablecido una lucha entre la identidad puertorri·queña, que fraguara tan fuertemente en el si­glo XIX, y las influencias culturales disolventes deella... Méndez Ballester la expone cargada en cari­catura, pero con aliento positivo a través de la fi·gura de don Goyito, campesino nuevo rico que sebate a la jíbara contra las deformaciones que loasedian al convertirse en señor adinerado. Bierzve·nido, Don Goyito es obra presentista, fiel a la pinotura de la vida actual en la llamada Costa de Oro,ex Condado, con hondo sabor en la caracterizacióny el lenguaje de un Puerto Rico que se resiste aconstelarse en un cielo extraño."

Méndez Ballester ha devenido con los años, jun·to a un número de autores escénicos responsablesdel expansivo movimiento teatral, figura notableen la voluntariedad de constituir un acervo drama·túrgico puertorriqueño en la lucha por el cual-como Eugene O'NeilJ en la h~cha por constituirun acen'o dramatúrgicp norteamericano - ha sido

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modelo de toda una generación de escritores puer·torriqueños, no se cierra a los adelantados en laconciencia de Universo, sino que se reta a con·quistar sus alturas. De esta fase de su pugna esconveniente mostrar obras representativas y nin·gunas con más significado que El Milagro y, sobreésta, La feria o el mono con la lata en el rabo dondeMéndez Ballester se asoma a la síntesis. Tal cosa seofrece en el segundo volumen de la selección desus obras a las cuales acompaña Arriba las muje­res, como ya expresé de ésta y Bienvenido, Don GCJ.oyito, muestra en contrario, producto del movimien­to oscilatorio que hoy tiene la sensibilidad deldramaturgo vuelta sobre su particular, existencialmundo -sus raíces y su destino de conciencia.

Respecto a El Milagro afirmo en el artículo in·troductorio a Teatro Puertorriqueño (Tomo IV, Ins·tituto de Cultura Puertorriqueña, San Juan dePuerto Rico, 1962):

"En El milagro, escrito en 1958, Manuel MéndezBallester se abstrae de la circunstancia puertorri.queña y concibe la escena como estrado universalpara la disquisición sobre el origen divino o no delser humano. Se vale de dos atorrantes contrapues­tos sicológicamente, el primero racional y disol­vente, el segundo voluntarioso e inocentón, paraproyectar a través de un proceso dialéctico, queen este caso podría llamarse diálogo del alma, la'necesidad de la fe en Dios.

Tomás y Rufo deambulan inermes en la in·mensa soledad de su mundo, símbolo de la caídaanímica del hombre a partir del Renacimiento. Lessirve de vago norte una ciudad metafísica, Monte­belo, cuyo magnetismo parece no operar en la brú·jula de sus espíritus hasta que la iluminación mila­grosa de Tomás al palpar el cuerpecillo cálido de

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un ave le imparte júbilo religioso a sus vidas ylos impulsa hacia la ciudad celeste."

Respecto a La feria o el mono con la lata en elrabo afirmo en Teatro Puertorriqueño (Tomo VI,Instituto de Cultura Puertorriqueña, San Juan dePuerto Rico, 1964):

"En La feria o el mono con la lata en el rabo,Manuel Méndez BaIlester reduce al absurdo la re·lación del hombre con la máquina. Un gigante arotefacto mecánico, abstracto e indiferente, pero capazde contestar fría y vertiginosamente cualquier pre·gunta, subvierte finalmente el orden precario deuna familia moderna típica y el de la sociedad enque marido y mujer, sobre una ola avasalladorade objetos eléctricos -necesarios para soportarla vida- apenas pueden comunicarse.

El imperio de la máquina desplaza la condiciónhumana hacia el ridículo metafísico. No rige Dios,sino un gélido y desorbitado cientificismo que re·convierte al hombre en mono y que se le prendea]borotosamente del rabo, para trágico, pero a ]avez risible escándalo. El desmedro del ser particu·lar consciente trae por resultado la locura social,el desconocerse en la esclavitud del espíritu a unaexternidad vacua, el moverse y gesticular en excesosin plan ni propósito, y por ende, sin efecto, fuerade acrecentar el trastorno general y ampliar, enfin, las dimensiones del vacío.

La escena de Méndez Ballester, como en El mi·lagro, ha dejado de ser copia de realidad para con­vertirse en metáfora de ideas sociales y filosóficassorprendidas esta vez en el espejo cóncavo, defor·mista de la farsa. Atrás queda -la imitación foto­gráfica del trozo de vida-, como la ejercitara enTiempo muerto y Encrucijada, para ensayar la

transformación del espacio histriónico a tenor conla voluntad demiúrgica del artista, capaz de crearnuevos mundos, de revolucionar el alma del espec·tador con la subjetiva expresión de la suya.

En El milagro, Méndez Ballester ha parteadomuñecos desde la angustia, desde una atorrante yvagabunda soledad por los desiertos caminos deun Dios enanejado. En La feria, o el mono con lalata en el rabo, los impulsa a la luz desde la re·flexión humorística; claro, de un humor que nacede un trasfondo seria y religiosamente preocupadopor el destino del hombre a quien desorienta enla época actual un fenómeno canceroso de su in·teligencia: la ciencia deshumanizada."

Bienvenido, Don Goyito y Arriba las mujeresconstituyen el antivuelo de este elevarse al dramaintelectual en alas del cual Méndez Ballester suelesentirse sin suelo afectivo-sentimenta], sin existen·cia cotidianamente comprometida. Hay algo del os­cilar de Cervantes del desamparo de la realidadde sus novelas pastoriles al humanismo .iugoso delos episodios de Don Quijote y Sancho. Arriba lasmujeres, obra en que el autor cae en el discursoescénico, es ya un sumergirse totalmente en críti·cas vivencias sociales de su país como en afán deencontrar el revés de la crisis y fijar una posiciónintermedia entre las exigencias de lo afectivo direc·to y ]0 intelectual abstracto que le han atraídoambivalentemente. Yo entiendo Arriba las mujerescomo una discusión en corte de la descomposiciónmoral de una clase que vive un vacío de patria a]a vez que un vacío de universo, un limbo que pordrama tiene eso: estar en el limbo.

En un artículo publicado en El Mundo (PuertoRico Ilustrado, 4 de mayo de 1968) pre-estreno de

Arriba las Mujeres.En escena Víetor Arrillaga (Periodista),

Lydia Eehevarría (Alejandra),OfcHa O'Aeosta (Rigoberta)

y Rolando Dchoa (Fortunato).Escenografía: Carlos Maricha!'

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Arriba las mujeres en el Undécimo Festival de Tea­tro Puertorriqueño presenté el siguiente análisis:

"Méndez Ballester. sensitivo radar de las afec­ciones de su patria puertorriqueña se siente atraí­do en ese momento, a examinar la contextura mo­ral de UIla clase que ha tomado excepcional vigoren los últimos treinta años cuando el país ha dis­frutado de la era de la opulencia: la clase mediaalta. ¿Qué nos sucede por el techo de las clases?se pregunta el autor, siempre atento a los malesta­res de la vida puertorriqueña, y gira a proyectarsu curiosidad anímico-social en un Ir santuario decomunes vivencias" situado en un reparto de losllamados lO aristocráticos" por influencias de unayer boricua ligado a la monarquía, tal y como se!e llama peso al dólar.

Satirizador irrefrenable, nos deja conocer sus

observaciones a tono con enfoques caricaturistasque llaman a risa al igual que en Bienvenido, DonGoyito, nunca deformaciones avinagradas, cáusticas,misantrópicas sino desde un fondo de toleranciapara las limitaciones humanas, pero firmes en laidea de que no se ponga en peligro la naturalezade Puerto Rico ante la influencia de lo tooto, lofrívolo Y lo farisaico."

Quizás por la intensificación de la fuerza quelo devuelve tan hondamente a ~as raíces de 10 puer­torriqueño luego de su angustia por incorporarsee incorporar a Puerto Rico -que dentro lo llevapermanentemente- a la corriente universal delteatro, encuentre este autor de obra valiosa en eldesarrollo de una conciencia escénica a partir dela década de los treinta, el punto donde patria yuniverso irradian juntos.

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CUrle! de Rujael Tujii¡o

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--... '

Los ríos redinlidos*A Ricardo, con la esperanza de la recons·

trucción de Puerto Rico. Fratentalmente.

Por JORGE LUIS MORALES

1. Preludio

VENGO DE PUERTO RIco.

Vengo de la tierra del moriviví.Allí levantó su patria la paloma.Allí nacieron y se poblaron de amor todas las

[ventanas.Allí, tremolando una jornada precisa,se enloquecieron de luz todos los pájaros.

, Vengo de la tierra de Yahuba Bayael.

Cundeamoreando arcoiris, vengo.Vengo a regar el Valle del Anáhuac,con musicales flores de mi Frontón nativo.Yo desparramo en México todas las transparenciasde cielo y tierra y mar,de palmeras y mariposas, de manantiales y yagru­

[mas,de múcaras y torcaces y metal y madera y

[murmuriosy rutilantes piedras lejanísimasque se agarraron de mi sangre en el Cerro de las

[Maravillas.

¡Qué religión de aromas me asalta en esta tierra!Corno azotados por un viento magnánimo,zumban en mi pecho los panales de México.Del Pacífico al Golfo,del Río Grande a Tehuantépec,navegan complacidas abejas,enhebrando pirámides que se acarician en el fervorúltimo de los néctares.¡X de México! ¡Santa X de México!El acanto y el espliego, el sándalo y el cáctusse besan ya en tus praderas.¡Eres la tierra del colibrí!

* Entrega Hrica al Encuentro Mundial de Poetas cele·brado en México, sede de los Decimonovenos Juegos OHm­picos de 1%8.

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suelen descender a los abismos,conversan con el suspiro de las pirámides,y el sol se las aprieta en la garganta, para que

[visiten la Isla de Patnos.Los ríos son el alma de las tierras.

3. Pasión de rios

Un río es, definitivamente, la palabra más[emocionante que ha pronunciado la tierra.

Sus alas son más poderosas que las de los[cóndores, albatros y avestruces.

Riando cantan los ríos con melodías indescifrablesque estrangulan el do re mi fa sol.Mercuriales como el pitirre, penetrantes como los

[múcaras,

y en un triunfal revuelo de campanasque oliscan los rincones del planeta,se maduran de amor los viñedos celestes.La mano se va cerrando lentamente, lentamente,

[lentamente...¡Las tierras son anchas, pero todas caben en una

[mano!

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Af;~ ~ ~~ 'i ~~~ ... ~~ -, '-'Q

,·11) ~~~~~./ ~; ("l~' ~\~~/íi~ '=- \'\'

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No hablemos de geografía. A I ~ ~ 'J~~ ~". ~Mejor hablar de sueños. ¡Y cuidado! ~~~L l....)' ~ _/ -;/¿Por qué no limitamos a los s~eños que chupan los/i.; 11/ "j j h . '- ....;7

[niños en las estrellas?/" a'(;-_____ --.~. ~ / -¡Y cuidadoI !/!/f"" ~ y ¡: lo:.é :.:-¡Son más hermosos los sueños de los niños que'í/~r.-.---~.;;:;.•,: {t{{ (:,{ .__~

[sueñan tener los niños, (~ ~ '/í. '1 ~\.. ~ __Hasta confío más en los sueños de .l~s sueños de_los úl1 ~tJ JI I /~f19Sólo es verdad el sueño. ¡catec~~:~Sd¡U;áj:~~f' \-->', ... Y( (0/~.((. ~&Sueña una sola vez. ¡Quintaesencia de \....:, ././ ~~~ . !:?

[mandamientos! '---" C.~~¿Estamos en el 1968?¡Y todavía no soñamos!

... ¡No, sí que soñamos!¿Qué es esta horda terriblemente enceguecedora

[que se cierne sobre el cielo de México?¿Angeles o demonios?Una secreta mano transparente logra columbrar.Cada legión se posa, como el rocío, en sus

[vibrantes pétalos.La mano se va cerrando lentamente, lentamente,

[lentamente...¡Y, de pronto, una antorcha sonreídal¿Quién no ha soñado, alguna vez, con el fuego?¿Quién no ha presentido el toque de la llamacuando la vida y la muerte se redimen en

[plenitudes delirantes?(Yo sé de una ventana -era, más bien, una pira­

[dondelas mariposas, y las culebras, las manzanas y las

[estrellas,el zapato y el peine, la esperanza y el oro,y una espada y un reloj y una ballesta y una

[sortijase alimentaban de sacrificios,hasta que no se supo de más realidad que. de

[aquella ventana.)

2. Las tierras son anchas

Solemnes sales entusiastasse acrisolan de voces coronadas de tiempo.Júbilas aguas, tus ríosejercen vocación de flores consumadasdonde, nuevos narcisos, se iluminan tus rostros.Rostros que se encabritan de arielesrutilantes, erguidos en el sueño gozoso de las frutas,levantados a cima de soles absolutos,¿por qué, rostros amados, tan perfección vibrátil?¡He llegado a la región más transparente del aire!¡Esta es la tierra de Netzahualcóyotll

Ya es tiempo del agosto.Metálicos, los campos abren sus vientres

[maternales¡Funesto destino el de los ríos!¡Andan tan solitarios!

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Page 61: Revista del Instituto de Cultura

La tierra no comprende el pensamiento de los ríos,reduciendo a la espuma el milagro de sus frutos.No es insólito que se confunda a las serpientes

[con los ríos.Se les erigen templos en todas las ciudades;se les sacrifican las más bellas criaturas.El silbido de las serpientes tiene algo de

[apocalíptico.Las tierras han engañado los requerimientos del

[fuego.

Yo he visto saCJificar los ríos, para complacencia[de las serpientes.

Los estrangulan, como si fueran un estigma,como si en ellos la infernal noche se erizaray, a su paso, ladraran todos los cataclismos.¡Vergüenza, cómo te persuaden sermones de

[cunetas!iVergüenza, cómo te sobornan el orín y ]a miasma!(,Cuándo habrá de restaurarse la dignidad total del

[fuego?Es menester que las tierras consagren sus templos

[a las divinidades de los ríos,y entonces, los ríos, libertos, irán al mar, y,

[redimidos,en eclosión sublime de rojas amapolas,vendrán a desposarse con las tierras. con ]a tierra.Cuando los ríos se hinchen de mar, tocará ]a

[salvación a las puertas de la tierra.¡No más ríos destrozados por la tierra!¡Dulces ríos blancos, negros, amarillos!¡Presiento una paloma cantando! ¡Y es un río, un

[solo río!

4. Duele la realidad

Este año de 1968 ha sido la corneja de los ríos.¿Dónde, trigo, tu áurea espiga?¿Dónde, azúcar, tu guajana luciente?¿Cumplisteis el deber, azada y pico?¿Qué hicisteis de las horas, monte y nube?¿Honra de tu sudor, camisa, heriste?Dime, calzón, del barro de las abrasprendiendo en cólera contra los azahares.Este año de 1968, ¡dolor, dolor!¡Ay, faro del veneno!Las serpientes han celebrado la más gloriosa de

[sus orgías.El ruedo ha sido fantástico. El triángulo... perfecto.Estados Unidos,Vietnam,Checoslovaquia.¡Procesión de ríos decapitados que nunca

[pudieron llegar al mar!

Arroyos de Puerto Rico,manantiales del Caribe,furibundas corrientes de andina cordillera,Danubio y Rin, Ganges, Guadalquivir y Valga.Ríos de Toro Negro y Grande de Loíza,ríos todos de mí,poesía en llanto,servida a los murciélagos hambrientos.¡Detente, hisopo!¡Despierta, tierra!¡Destrúyete, tierral¡Ríos, volad, volad!

5. Profecía

Tengamos fe en los ríos.Tengamos fe en el mar.Urden sueños los ríos;los estremece el mar.¡Tierra, libra los ríos!¡Déjalos ir al mar!Al flore~er los ríos,cuaja su fruto el maI'.Sé amante de los ríos;ama, también,. al mar.Más te amarán los ríos,si corren por el mar,que deseos de ríossólo los cumple el mar.Los peces de los ríosy los peces del mar,caudalosos de ríos,caudalosos de mar,Tierra, te darán ríos:Tierra, te darán mar.¡Qué abundancia de ríos!¡Qué abundancia de mar!Tengamos fe en los ríos.Tengamos fe en el mar.

6. Un régimen de alas

¿Azul? ¿Verde? ¡Me resisto al idioma de los[coloresI

Odio los cementerios que ingieren las miradas,esas miradas absurdas, terriblemente lánguidas,

[exornadas de estiércol.Sonidos transparentes, absolutos, hilanderos del"

[destino,transfiguran las fechas, los lugares,sobrepujan. audaces, los designios de las playas.Como briosos corceles saltan a tierras

[despavoridas.¡El mar! ¡El marl ¡Lengua preciosa!Evangelicemos con la cruz de las consonantes y

[la vocal del mar,diáfanamente expresivas en su emoción de espuma.

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Page 62: Revista del Instituto de Cultura

Llueve.Más bien, se despedaza, como estrella, un fino

[orvallo.¡Qué cintilar de aromas pluviales en el ámbito!¿Es esto un sueño alzado a maravillao es maravilla que se eleva a sueño?El mar, en milagro de sales, amamanta a los ríosque se trastornan, súbitos, deificados de mar.

o Vigilante, cacarea la brújula. ¡Campo abierto,donde el zurear de los pájaros y el gozo de las

[flores se libertan!¡Si ya son ruiseñores los reptiles de ayer!¡Cimbran en la luna desfiladeros y escarpas!Eurídices perdidas rescatan los peñascos,al punto en que una ola se corona de fuego.Paloma, con su cría de ríos, el mar, en un delirio

[de blancura,traza un círculo perfecto. ¡Allí anidan las tierras!

7. Despierto canto

Tengo la certeza de que no estoy soñando.Sueños que le larvan albean mariposas.¡Moriviví, hinca tu espina,déjame el goce de tu flor menuda!¡Nútreme, cundeamor, con tu fragancia roja!¡Zumba, zumba, colibrfl¡Si crucé el mar, cómo he de estar dormido!

Tierra, ríos, mar.Islas que en beso exacto se coronan,fervor de amaneceres que van al mediodía,contrapunto celeste,cifra de amor en la emoción lograda.

De la tierra al mar,del mar a la tierra,ardiendo en entusiasmo de azucenas veloces,jinetes de los aires, se descubren los ríos,¡y cantan!

¡Ríos del corazón!¡Blancos, negros, amarillos!Al abrir vuestra biografía,salvada en los claveles de Tenochtitlán,me deslumbra, tronador relámpago,la palabra mágica de Yahuba Bayael: ¡Moriviví!

¡Abeja, deslíe miel!¡Colma este pana: único de los ríosl

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Page 63: Revista del Instituto de Cultura

El libro y nuestra cultura literaria

Por LIDIO CRUZ MONCLOVA

SI DURANTE El. PRIMER TERCIO DEL SIGLO XIX El.

tráfico bibliográfico es empresa común de loscomerciantes que, aquí en la Isla, como en otrosmuchos países, exhiben el libro en sus estableci·mientas juntamente con las demás mercancías y loofrecen a sus parroquianos como cualquier otroartículo de consumo, hacia fines de este período, ellibro se emancipa de la promiscuidad a que vienesometido, y adquiere, consecuentemente, el lugarespecial que le corresponde por su propia natura­leza.

Así ocurre a mediados del año de 1837, cuandose verifica, en la casa número 23 de la calle de LaFortaleza, la fundación de la Librería de don Fran·cisco Márquez, la primera gran librería establecidaen San Juan, y muy probablemente en toda la Isla.

Dos años más tarde se funda la Librería y Ga·binete de Lectura de don Santiago Dalmau, el queademás de ejercer el comercio bibliográfico se de­dicaba al préstamo de libros mediante el pago deuna módica suma mensual; útil y provechoso recuroso, por el que este establecimiento hubo de pres­tar eficaces servicios a la difusión de la cultura li·teraria e intelectual, poniendo la nutrida colecciónde sus obras al alcance del lector de escasos medioseconómicos.

A la de Dalmau, si~e, un año después, la Libre·ría de don Juan González Cháves.

Y, ya tras éstas, San Juan es cuna en turno su­cesivo de otras muchas librerías, entre las que bienpueden citarse con orgullo las librerías Fundadasrespectivamente por don Florentino Guimbernat,don José Sólves, don Francisco Ramos, don JoséM. Sánchez Enríquez, don Federico Asenjo Ar­teaga, don Bernardino Sanjurjo Vidal y el Presbíte·ro don Manuel de Jesús Ríos, así como las libre·

rías denominadas de El Boletín, propiedad de em­presa editora del periódico el Boletín Instructivoy Mercantil de Puerto Rico: la Esperanza Puertorri·quei'ia, propiedad de don Ramón Nolla; la de ElBuscapié, propiedad de don Manuel Fernández Jun·cos; la Hispano-Francesa, propiedad de don JoséMariano Ferrer; y, La Ilustración Puertorriqueña yLa Propaganda Literaria, propiedad ambas de donSaturnino G. de Mantilla.

El resto de la Isla, por su parte, no fUe extrañoal intenso movimiento bibliográfico del siglo. Poneecontó con varias librerías, entre las que vale citarlas de don Manuel López, don Olimpo Otero Ver:­gés y la denominada La Juventud Liberal. En Ma·yagüez funcionaron las de don Alberto Colón, donEleuterio Balzae, don Joaquín Serra y don LeandroMontalvo. Guayama co~tó con la de Castillo &Luzunaris; San Germán, con la librería El Aguila,propiedad de don Rodulfo Dávila Ramírez; Yauco,con la librería nombrada La Nueva Era, propie­dad de don Manuel Torres; y, así también tuvieronlas suyas propias otras localidades.

La recapitulación, aunque sea breve y sumaria,del material bibliográfico que figuró en los ana·queles de esas librerías, ofrece al investigador im·parcial, revelaciones tan sorprendentes como admi·rativas. Pues, si cuantitativamente los libros allí acu­mulados sobrepasan los cálculos más liberales, des­de el punto de la calidad, honran, en general, ladiscreción y el tino de los libreros insulares delsiglo XIX.

Consignemos, por vía de ejemplo, que los fonodos de la Librería de Márquez y la Librería de Dal­mau, alcanzan al tiempo de su fundación en 1837y 1839, más de quinientos volúmenes respectiva­mente, sobre las diversas materias, y de los más

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Page 64: Revista del Instituto de Cultura

diversos autores, tanto antiguos como contempo­ráneos. La sección de literatura de la Libreria deDalmau, en particular, además de numerosas obrasclásicas, incluía, entre otras muchas, obras de SirWalter Scott, de Madame de Stabl, Madame de Gen·lis, Jovellanos, Fenimore Cooper y Mesonero Re­manos. La sección de historia incluía obras de Plu­tarco, Martínez de la Rosa, el Conde de Toreno, elConde de Segur, Anquetil, Hurtado de Mendoza,Moneada, Mela, Virei, Norvis, Guisot y Thiers. Lasección de sociología, economía y legislación, in­cluía obras de Escrihe, Ferrer, De la Croix, Macarél,Solórzano, Maquiavelo y Bentham. En tanto la sec­ción de ciencias estaba repleta de obras de diversosautores.

Cuando se funda en 1848, la Librería de S61vescuenta con una colección bibliográfica de más demil volúmenes, en la cual figuraban, entre otrasmuchas, obras de Cervantes, Arriaza, Lista, Melén­dez Valdés, Quintana, Espronceda, Larra, Chateau­briand, Soulié, Dumas, Hugo, Lamartine, Michelety Manzone; al paso que las colecciones de las li­brerías de González, del Boletín, de Nolla y deMantilla, en crecimiento constante, llegan a alcan·zar, durante el transcurso de su existencia, cifrasverdaderamente considerables, como lo prueba elexamen imparcial de sus catálogos.

A la serena luz de estos hechos, es necesariopues, en obsequio a la verdad histórica, que repu­diemos las exageradas declaraciones de don Ma·nuel Fernández Juncos, en el sentido de que toda­vía en el año de 1840 -es decir, cuando ya esta­ban' funcionando las librerías de Márquez y de Dal·mau-, no existía en este país comercio de libros.Es necesario que rectifiquemos las inexactas afir­maciones de don Sotera Figueroa de que hacia elaño 1850 -es decir, cuando ya estaban establecidasademás las librerias de González, de Guimbernat yde Sólves-, conseguir un buen libro en PuertoRico era un señalado triunfo y el movimiento bi·bliográfico no ya can Europa, sino con España, eratotalmente desconocido en esta colonia. Y, es ne­cesario, asimismo, que- en obsequio a la verdad his­tórica, revaloremos la infiel declaración de que loslibros españoles eran en esta Isla poco menos queartículos de contrabando, formulada por don Car­Ias Peñaranda en el año de 1885, cuando estabanprecisamente en su apogeo las mejores de nues­tras librerías. Estas revisiones se imponen, no envirtud de lucubraciones intrincadas, esotéricas oabstrusas, sino en nombre de hechos especificos,apodícticos e irrefutables.

Al amparo de las ventajosas condiciones que eneste orden ofrece el siglo XIX, esos libros que for­man el acervo de nuestras librerías, pudieron cum­plir su estimuladora función cultural con mejor ymás feliz éxito que durante los siglos XVI, XVII

Y XVIII; y. hubieron de contribuir eficazmente a se·

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ñalar a la literatura puertorriqueña de la época, losrumbos y tendencias que animaban las literaturasde España, en particular, y en general de Europa yAmérica.

En el proceso de nuestra literatura el ambiéntede la tradición clásica 10 fraguan, especialmente.los antiguos escritores latinos y españoles, cuyasobras tienen destacada representación en los ana·queles de casi todas las librerías insulares. En 1837la Librería de Márquez anuncia a la venta, entreotras, las obras de Horacio, Ovidio, Virgilio y Quin.tiliano juntamente con las de CerVantes, Lope, Gar­cilaso y Herrera. En 1848, la Librería de Gonzálezofrece las obras de Séneca, Timón, Santa Teresa yFray Luis de León. Y, para el año de 1872, la pri­mera de dichas librerías que había pasado a lapropiedad de don José Julián Acosta, anuncia si·multáneamente las obras de Quevedo, Tirso, GÓn·gora, Vélez de Guevara, Alarcón, Rojas, Téllez yMoreto, y, las de Terencio, Cicerón, Tácito, Sueto­nio, Lucano, Tito Livio, PUnio, Marcial, Juvenal yTíbulo. En los libros de estos autores que, al decirde Victoriano Sardou, fijaron para siempre, enobras maestras, las reglas del buen gusto, de latemplanza y de la sobria elocuencia, hicieron suaprendizaje y tornearon su afición, nuestros claci­sistas más representativos, como don José Gual­berta Padilla, don José María Monge y don JulioPadilla Iguina.

La predilección por el romanticismo se debe, engran parte, al abundante caudal de obras de estaescuela, que aquí ponen en circulación las libreríasde la época. El 17 de agosto de 1839, el Boletín Ins­tructivo y Mercantil de Puerto Rico publica un ar­tículo en el que, después de dar cuenta de su COD­

versión romántica, el autor consigna haber susti­tuido en su biblioteca los libros de Feijóo, Saavedray el Padre Seio con los de Soulié, Dumas, VíctorHugo y Garcia Gutiérrez. Por estos mismos días laLibrería de Dalmau anuncia a la venta las obras deScott, Madame de Stahl, Silvio Pellico y MesoneroRomanos. Poco más adelante, la Librería de Guim­bernat anuncia las obras de Mora, Maurí y el Du·que de Rivas. La del Boletín las obras de Zorrilla,Campoamor y Gil Y Zárate. La de Sólves, las obrasde Chateaubriand, Martínez de la Rosa, Ochoa, La­rra, Dumas y Mansoni. La de Márquez, las obrasde Quintana, Lamartine y Young. La de Ramos, lasobras de Rousseau, Constant, Musset y Byron. Lade Furnagueras, las obras de Bécquer, Baralt, Lo­zano. Selgas y Núñez de Arce, al propio tiempo quelos periódicos se ocupan de divulgar las obras deGoethe, Hoffman y Poe. El estudio de estos autorescontribuye a crear la atmósfera propicia al romanoticismo. Y, dentro de ella perfilan su ademán. nues­tros románticos más señeros, como don AlejandroTapia Rivera, don Manuel Alonso Pacheco, don JoséGautier Benítez, don Salvador Brau Asencio, don

Page 65: Revista del Instituto de Cultura

Luis Muñoz Rivera, don Francisco Gonzalo Marín ydon Vicente Palés Anés.

El movimiento realista se estructura bajo la in·f1uencia de Balzac, Pereda y la Pardo Bazán; y,asimismo. de Fernán Caballero, quien aquí vivióen su juventud, y de Pérez Galdós, a quien tuvimospor diputado en las Cortes nacionales españolas.Las obras de dichos autores, divulgadas por nues­tras librerías y periódicos, marcan la pauta a quehan de ceñirse nuestros escritores realistas de másfuste, como Francisco del Valle Atiles, don Fede­rico Degetau González, doña Ana Roqué y doñaCarmela Eulate Sanjurjo.

La tendencia naturalista, por su parte, se forjabajo el patronazgo de Emile Zola. cuyas obras, cir­culadas por nuestras librerías, sirven de modelo anuestros escritores naturalistas más destacadoscomo don Juan Braschi, don Matias González Gar­cía y don Manuel Zeno Gandía.

En este sentido nuestra cultura literaria es laresultante de relaciones y elementos de coordina­ción no sólo con España, sino con otras nacionesde Europa y América. Y, como tal, ella, 10 mismoque nuestra cultura general, forma parte de esaentidad intelectual constituida por el mundo de

Occidente, sin que esto obste para que bajo las va­riadas formas de esas influencias, pueda percibirseel aliento de nuestra conciencia regional, cuyas pri­meras manifestaciones habian alumbrado en losmismos portales del siglo XIX.

No cabe entrar ahora a considerar el valorintrínseco de nuestra cultura general o literaria.Pero al intentar la empresa en el futuro, tengamosbien presente, como afirma Gerard en el magnificoprólogo a la Historia de las Literaturas Compara­das. del profesor Lollié, que la civilización no esobra exclusiva de ningún pueblo y que si algunos'Ian contribuido a ella con mayor poder o brillo, nohay ninguno, ni siquiera entre los menos rencmtbra­dos, que no hayan llevado a ella su parte de laborútil y provechosa. Y, adviertan claramente los que,por puro snobismo o mala fe pregonan que la Islade Puerto Rico vivió demasiado tiempo sepultadaintelectualmente en las tinieblas. estas admonito­rias palabras de nuestro ilustre paisano don Salva·dar Brau Asencio: Los que en nuestra tierra tie·nen a gala renegar en absoluto del pasado. no de­ben, seguramente. haber consumido mucho tiempoen estudiarlo.

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Page 66: Revista del Instituto de Cultura

Bibliografía Puertorriqueña 1968

ABELLA, Lorenzo: Isla sin alba. - Hato Rey, EditorialCenit, 60 págs.Poemas dedicados a Cuba por un exilado de ese

país, y escritos en Puerto Rico y Nueva York.

ACADEMIA DE ARTES y CIENCIAS DE PUERTO RIco: Primeraexposición de acuarelistas de las Islas Canarias, pre­sentada por la Academia de Artes y Ciencias dePuerto Rico. - Puerto Rico, 48 págs. Notas porEmilio S. Belaval, Ramón Ruiz del Arbol, Juan R.Meléndez, Guillermo Sureda y Washington Lloréns.Album en el cual aparece cada acuarelista, con su

fotografía y biografía, y una reproducción a coloresde una obra exhibida. Figuran 19 acuarelistas.

ADAMS, Rhena Lee y SOLER DE URBlsrONDO, Ursula: TlleWriting Process - A Manual for Composition andGrammar Review. - Puerto Rico, Editorial Edil,212 págs.La obra es un proyecto de la Facultad del Departa.

mento de Inglés, Colegio de Estudios Generales, Uni·versidad de Puerto Rico, con el fin de mejorar la com­posición en inglés.

AGOSTINI DE DEL Rto, Amelia y UCELAY, Margarita: Vi­sión de Espaiía. - Nueva York, Holt, Rinehart andWinston, 268 págs.Obra "basada en las grandes obras de la literatura

española, en un orden cronológico" destinada a iniciaral estudiante en esa literatura.

AGRAIT ALDEA, Ricardo: Cultivos literarios. - Barcelona,Ediciones Rvmbos, 215 págs.Primer poemario del autor, escrito, según la intro­

ducción, "durante días libres de mi labor como aboga­do y juez".

ALBORNOZ, Aurora de: La presencia de Miguel de Una.muna en Antonio Macltado. - Madrid, Editorial Gre­das, Biblioteca Románica Hispánica, 373 págs.La escritora puertorriqueño-española continúa su

examen en la obra de Machado, sobre el cual ya hapublicado: Poes{as de guerra de Antonio Machado, Laprehistoria de Antonio Machado, y una edición de lasObras Completas, con Guillermo de Torre.

so

ALVARADO, Arcilio: El doctor Figueroa. - Publicaciónde la Cámara de Representantes de Puerto Rico,80 págs.Contiene la presentación biográfica hecha por el

entonces Presidente de la Cámara de Representantes,al entregársele al doctor Leopoldo Figueroa el galar­dón como Servidor Público Distinguido, en septiembrede 1968.

Al\lY, Francisco Javier: Aurología poética (Sus bellastraduccio,!es). - Río Piedras, Editorial Edil, 122 pá.ginas; notas biográficas por M. Fernández Juncos,Eugenio Astol y Adolfo de Hostos.Los poemas incluidos son en su mayor parte los que

aparecen en Musa bilingüe, publicada en 1903 por Arny(1837·1912).

ARANA-SOTO, Salvador: Catdlogo de poetas puertorri.queños. - San Juan, Sociedad de Autores Puerto­rriqueños, 257 págs.El catálogo "reúne cerca de 2,000 puertorriqueños

que se han expresado en verso, incluyendo a los jóve­nes de escuela secundaria que ya han ganado premiosen certámenes poéticos".

--: Defensa de los Capitanes Generales españoles,con una Nueva interpretación del siglo XIX puerto­rriquello, una Nota sobre los visionarios en la histo­ria de Hispanoamérica, y El plebiscito celebrado enPuerto Rico.Cree el autor que 19; euatro ensayos, aunque pare­

cen inconsexos. tratan' del mismo tema general; afirmaque el ensayo clave es "Los visionarios en la historiade Hispanoamérica", que según él "explica lo sucedidoen Puerto Rico en el siglo XIX".

--: Historia de nuestras calamidades. - San Juan,210 págs.El autor hace el relato de la "serie ininterrumpida

de nuestras desgracias, zozobras, sustos y terrores",incluyendo los huracanes, terremotos, epidemias e in·vasiones armadas sufridas por Puerto Rico.

---: Luis Muñoz Rivera - Savia y sangre de PuertoRico. - 1 • Patria y Pensamiento. San Juan, 206 pá.ginas.

Page 67: Revista del Instituto de Cultura

Primer volumen de una trilogía sobre el prócerpuertorriqueño. El segundo volumen será "La Disiden·cia Anexionista", y el tercero: "La Disidencia Indepen·dentista".

ARNALDO MEVNERS, José: Siluetas y ensayos. - SanJuan, Biblioteca de Autores Puertorriqueños, 258 pá·ginas.Tres siluetas -de Cervantes, Baldorioty de Castro

y de Frutos, camarero de "La Mallorquina"- seguidasde una serie de ensayos escritos en distintas épocasy países.

ARZOLA, Marina: Palabras vivas. - Barcelona, Edicio­nes Rvmbos, 159 págs.Primer poemario de esta joven poetisa, quien reco­

ge aquí versos escritos durante los años 1961 a 1963.

ARR1Vl, Francisco: Tres piezas de teatro puertorrique.¡io. - Puerto Rico, Editorial Departamento Instruc­ción Pública, 330 págs.El libro, destinado a las escuelas, contiene las obras:

Club de solteros, María Soledad y Vejigantes.

--: Veiigantes. - Comedia en tres actos. San Juan,Editorial Tinglado Puertorriqueño, lB págs.Nueva edición de la obra estrenada originalmente

en el Teatro Tapia en 1958, durante el Primer Festivalde Teatro Puertorriqueño del Instituto de Cultura.

BAGUÉ, Jaime: Del ingenio azucarero patriarcal a lacentral azucarera corporativa. - Mayagüez, Colegiode Agricultura y Artes Mecánicas, 102 págs.El autor subtitula la obra: "Glosa alrededor de las

azucareras del año 1900". Publicación conjunta con elDepartamento de Agricultura.

BALADO, Maria T.: Azares del tiempo. - Poemas. SanJuan, Ediciones Juan Ponce de León, 117 págs.; pró­logo: Carmen A. Cadilla.Primer libro de versos de la autora, en los cuales

la prologuista halla que "no hay complicaciones téc·nicas, ni excesivo cultismo, ni distorsiones efectistas".

BARONESA nE AVATAR (seudónimo de Colita Mercado Di·mas·Aruti>: Federico. - México, Editorial Améri·ca, 103 págs.; ilustrada.Es la biografía del dentista puertorriqueño Dr. Fe·

derico M. Dimas-Aruti, escrita por su esposa.

BLANCO, Enrique T.: Los tres ataques británicos a laciudad de San Juan Bautista de Puerto Rico. ­San Juan, Editorial Coquí, Ediciones Borinquen, 112páginas; introducción: Emilio M. Colón.Segunda edición de la obra publicada originalmente

en 1947. Trata de los ataques de Drake (1595), Clifford(1598) y Abercromby (1797).

BLANCO, Tomás: Los cinco sentidos. - Cuaderno sueltode un inventario de cosas nuestras, con decoracio­nes de Irene Delano. San Juan, Instituto de CulturaPuertorriqueña, Serie Biblioteca Popular, 77 págs.Segunda edición de la obra publicada originalmente

en 1955 y que consta de cinco ensayos: "Entraña de laguajana", "Serenata del coquí", "Esencia de la mañanay musaraña de la noche", "Aventuras de jugos y de pul­pas" y "Ditirambo decorativo de las brisas".

BRASCHl. Wilfredo: Metrópoli. - San Juan, EdicionesJuan Ponce de León, 202 págs.; prólogo: Concha Me·léndez.Colección de cuentos en los cuales, según la prolo­

guista, "el enfoque se concentra en íntimos conflictos,a veces dolorosos, resueltos con humorismo unos, oironía otros, pero siempre tratados con habilidad ygracia de narrador".

BRUNO DE SEUO, Angeles: Vibraciones del alma. - SanJuan, 69 págs.; prólogo: Nimia Vicéns.La prologuista describe los versos como ..ambien·

tándose en la tradición puertorriqueña de aquellos ho­gares austeros y modestos en los objetos, pero resplan­decientes y generosos en los sentimientos, donde lascosas diarias y pequeñas de la vida tenían sentido deritual y noble categoría".

Buso NEGR6N, Aída: ¡Madre! - Ilustraciones por laautora. Puerto Rico, Editorial del Departamento deInstrucción Pública. 55 págs.; prólogo: Carmen Gó­mez Tejera.La prologuista describe este libro de versos como

"un hermoso diálogo entre el niño y la mujer que ledio vida y sabe comprenderlo".

CANINO SALGADO, Marcelino J.: La copla y el romancepopulares en la tradición oral de Puerto Rico. ­San Juan, Instituto de Cultura Puertorriqueña, 176páginas.Se propone el autor "demostrar en este estudio

cómo conservamos en la tradición oral de Puerto Ricola copla y el romance, dos aspectos de la herencia culotural española", y "cómo el pueblo", adaptando unas,adoptando otras y creando otras, ha seguido usandoestas dos formas heredadas para expresar en ellas susentir poético".

CEREZO DE PONCE, Engracia y CARRILLO DE CARLE, Ricar·da: La comunicación escrita. Un Enfoque dindmico.- Río Piedras, Editorial Edil, 166 págs.Manual sobre la psicología de la comunicación es­

crita, redactado principalmente en beneficio del em·pleado público por ambas profesoras de español co­mercial de la Universidad de Puerlo Rico.

CERVONI, Fran: Siete gritos al eco. - Poemas patrióli.ticos. San Juan, Editorial Claridad, 69 págs.Primer poemario de este pintor puertorriqueño. En­

tre los temas figuran la Masacre de Ponce y GriselioTorresola.

COfRESt, Emilio: Maltusianismo o Neomaltusianismo.Nuestro gran dilema. - San Juan, 217 págs.; prólogode José L. Janer.El autor hace un estudio del problema del creci·

miento poblacional en Puerto Rico, colocándolo dentrode un contexto mundial.

COlóN DELGADO, Raúl: Hojas de mi huerto (para gustosy disgustos). Poemas y pensamientos. - Río Pie·dras, Negrón, Impresor, 133 págs.El autor, hermano del pintor Osear Colón Delgado,

colecciona aquí sus versos de índole política, patrió­tica, satírica; incluye décimas, epigramas y fábulas.

CÓRDOVA UNDRóN, Arturo: Salvador Brau, su vida y suépoca. - San Juan, Editorial Coquí, Ediciones Bo­rinquen, 152 págs.; segunda edición.

51

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La primera edición es de 1949. La nueva trae fotosy grabados de la época, títulos en cada capitulo, uníndice y una bibliografía, además de dos criticas porAntonia Sáez y María Teresa Babín.

CÓRDOVA, Pedro Tomás de: Memorias geogrdficas, his­tóricas, económicas y estadísticas de la Isla de Puer·to Rico. - San Juan, Instituto de Cultura Puertorri·queña. Tomo 1: 264 págs. Tomo II: 456 págs. Tomo111: 498 págs. Tomo IV: 463 págs. Tomo V: 422págs. Tomo VI: 482 págs. Introducción: Emilio M.Colón.Edición facsimilar en seis tomos de las Memorias

publicadas por Córdova, Secretario Honorario de S. M.y del Gobierno, entre los años 1831·1833. Antonio S.Pedreira dijo que "desde el punto de vista tipográfico,esta obra constituye el esfuerzo más grande y puededecirse que sin paralelo, de la imprenta en PuertoRico en casi todo el siglo XIX". El primer tomo re·produce íntegra la Historia de Puerto Rico de FrayIñigo Abbad y Lassierra, publicada por primera vezen Madrid en 1788.

CORRETJER, Juan A.: Proyecciones históricas de Lares.- Liga Puertorriqueña Socialista, 8 págs.Conferencia leída en octubre de 1968 ante la Sacie·

dad Honoraria de Historia de la Universidad de PuertoRico con motivo del centenario del Grito de Lares.

--: La Revolución de Lares. - Liga PuertorriqueñaSocialista, 10 págs.Conferencia ante la Sociedad de Estudiantes Uni·

versitarios Lareños en marzo de 1968, en la Universi­dad de Puerto Rico, en conmemoración del Grito deLares.

DÁVILA L6PEZ, Antonio: La lumbre innominada (Poe­mas). - Utuado, Publicaciones del Centro CulturalUtuadeño Jesús María Muñoz, 113 págs.; prólogo:Rafael A. González Torres.Primer libro de este poeta utuadeño. "Es poesía la

suya intimista -dice el prólogo- que nos va dandoen jalones de límpido decir su asombro frente a larealidad".

DEPARTAMENTO DE INSTRUCCIÓN POBUCA: Manual de gra­mdtica para la escuela secundaria. - Puerto Rico,Departamento de Instrucción Pública, 220 págs.Preparado por el Departamento de Español de la

Escuela Superior Juan Ponce de León y revisado porel profesor universitario Eliezer Narváez Santos, parauso en las escuelas superiores.

D1Az, Manuel Orlando: Introducción al seguro de con·tingencias. - Rfo Piedras, Editorial Edil, 156 págs.Cuarta obra del autor sobre el tema del seguro. Ha

publicado: Introducción al seguro. Sus fundamentosteóricos y prdcticos; Introducción al seguro de pro­piedades e Introducción al seguro de vida.

D1Az MONTERO, Anibal: La brisa mueve las guajanas.­Novela. San Juan, 157 págs.Nueva edición revisada de la novela publicada ori·

ginalmente en 1953, y que el autor dedicó "a los agri­cultores puertorriqueños".

--: Veredas de la finca (Cuentos). - San Juan,114 págs.; prólogo: Tomás de Jesús Castro.El prologuista 'clasifica los cuentos como del tipo

"de. abuelo para nieto" y señala "que dan esa impre-

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sión de intimidad hogareña que los caracteriza y losdistingue". .

DIAZ-PLAJA, Fernando: La sociedad española. Desde1500 hasta nuestros días. - Universidad de PuertoRico, Ediciones La Torre, 249 págs.Una "excursión por el pasado español... pero no a

través del solemne y poco aburrido cuadro de reyes ybatallas, sino por el de la vida diaria de nuestrosabuelos.....

ENTRAMBASAGUAS, Joaquín de: Poemas con contorno deisla. - Palencia, 35 págs.; edición de 100 ejempla.res numerados.El escritor español escribió este poemario dedicado

a Puerto Rico durante su estancia en la Isla como pro­fesor visitante del Recinto Universitario de Mayagüez.

ESTRELLA, Arturo: Antitrusl Law in Puerto Rico. -Revista del Colegio de Abogados de Puerto Rico,Vol. XXVIII, mayo de 1968, núm. 3, 208 págs.El Colegio de Abogados dedica un número entero

de su revista, en forma de libro, a este examen de laLey contra los Monopolios de Puerto Rico.

FELICIANO MENDOZA, Esther: Antonio Pére4 Pierrt1t.-Vi­da y obra. - San Juan, Editorial Coquí, Ediciones Bo­rinquen, 178 págs.; introducción: Emilio M. Colón.Estudio sobre el poeta modernista (1885-1937), some-

tido como tesis para la Maestría en Estudios Hispá­nicos en la Universidad de Puerto Rico. Se publicaconjuntamente con Bronces y olros poemas, de PérezPierret (V.).

--: Cajita de música. - Puerto Rico, Editorial De­partamento Instrucción Pública, 74 págs.Colección de cuentos para niños, donde la autora

recoge "las melodías, el colorido, las sensaciones gusta­tivas y táctiles" que enriquecieron la niñez de suscuatro hijos.

--: Sinfonla de Puerto Rico. - Mitos y leyendas.Puerto Rico, Departamento Instrucción Pública, 71páginas; introducción: Concha Meléndez.La autora escribió la colección "al calor de mi amor

por mi isla y de la preocupación intensa que me llenaante el desconocimiento que de nuestra flora y faunatenemos".

FERNÁNDEZ M~DEZ, Eugenio: Antología de la poesíapuertorriqueña. - Selección, introducción y ediciónde --o San Juan, Ediciones El Cemí, 172 págs.El autor ofrece una selección de poetas puertorri­

queños en aproximado orden cronológico, desde el ro­manticismo; se propone, dice, "sin ensayar un estudiocritico... dar una idea general del desarrollo hasta elpresente de nuestra poesía".

FIGUEROA, Loida: Breve historia de Puerto Rico. ­Tomo 1 - Desde sus comienzos hasta 1800. - RíoPiedras, Editorial Edil, 198 págs.La autora aspira a escribir "una breve historia de

Puerto Rico que llegue al presente mediato y que tengaun sumario y análisis de las últimas investigacioneshechas en ese campo".

FINLAY, Mercedes: Preludios infantiles. - San Juan,Editorial Cordillera, 57 págs.Primer libro de la autora, que dedica a temas rela·

cionados con sus hijos y nietos.

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FONFRfAs, Ernesto Juan: Anglicismos en el idioma es·pañol de Madrid. (Afluencia e influencia de angli­cismos en el español hablado y escrito en Madrid).- San Juan, Editorial Club de Prensa, 96 págs.El autor advierte que su estudio no obedece ni a

"capacitación académica ni exigencia filológica", sinoque lo realizó "viendo, oyendo aquí y allá y leyendocon preocupada atención los diarios..."

--: Puerto Rico en la defensa del imperio españolen América (ensayo breve). - San Juan, EditorialClub de Prensa, lOS págs.; prólogo: Julio F. Guillén.El autor describe la obra como "un meterme en las

hojas de nuestro acervo histórico... para entender laverdad de nuestra razón de pueblo".

--: Rosendo Matiem.o Cintrón. - Ponce, EditorialClub de Prensa, 23 págs.Conferencia dictada ante el "Círculo Lumen", de

Ponce, en la que se enfoca la obra de Matienzo comoespiritista.

--: Tintillo bravo (Del quehacer puertorriqueño).- San Juan, Editorial Club de Prensa, 182 págs.;prólogo: José A. Romeu.Colección de ensayos entre 105 cuales figuran los

temas de la danza, Rubén Daría, el idioma español enAmérica, Joaquín Monteagudo, Rafael Hernández y San­tiago Iglesias.

FONT, Cecilia R.: Entre cuentos y versos. - BuenosAires, Argentina, 53 págs.Colección de cuentos y poemas; segundo libro del

autor, cuya obra Veinte cuentos y una angustia, apa­reció en 1966.

GARetA MORALES, Mariano: Deudas pagadas o Historiade la expiación de un espíritu. - San Juan, Edito­rial García, segunda edición, 201 págs.La primera edición es de 1910. Lleva el subtitulo:

"Obra mediumnística dictada por el espíritu de Ma·riano García Morales; recibida por el médium Fran­cisco del Rosario González en el Centro Fraternidad,Isabela, Puerto Rico, 1890".

GIL DE RUBIO, Víctor M.: Arpegios (Versos).-Barcelona,Ediciones Rvmbos, 58 págs.Entre los poemas dedicados a figuras puertorrique­

ñas los hay a Corresí, Victor Rojas, Rafael Hernández,Joaquín Monteagudo y José de Diego.

--: Cuentos. - Barcelona, Ediciones Rvmbos, 67páginas.Primer volumen de cuentos del autor de cuatro

obras de verso: Perfiles, Redobles, Matices y Arpegios.

GONZÁLEZ CONCEPCIÓN, Felipe: Versos por Cuba y paraCuba. - San Juan, Martín Printing Inc., 34 págs.Versos escritos por el autor en Cuba y en el exilio

en Puerto Rico.

GONZÁLEZ MALDONADO, Edelmira: El arte del estilo enJosé Enrique Rodó (Análisis de "El Camino de Pa­ros"). - San Juan, Editorial Edil, 131 págs.; pró­logo: Enrique A. Laguerre.Estudio de los medios expresivos del escritor uru·

guayo, centrados en la obra que para la autora "cons·tituye la síntesis temática del autor". Tesis para laMaestría en Estudios Hispánicos en la Universidad dePuerto Rico.

GONZÁLEZ DE TOLEDO, Rosa: Al final de mi jornada. ­Puerto Rico, Esmaco Printers, 270 págs.La autora recoge "páginas que abarcan largos años

de acción social en instituciones gubernamentales, cíovicas y benéficas de Puerto Rico". Al final incluye cuen­tos y artículos.

GRANDA, Germán de: Transculturacíón e interferencialingüfstica en el Puerto Rico contemporáneo (1898·1968). - Bogotá, Publicaciones del Instituto Caro yCuervo, XXIV, 226 págs.; prólogo: Rafael Lapesa.El autor dedica das capítulos a los componentes

culturales en Puerto Rico en los períodos 1898-1940 y1940-1968; dos capítulos al complejo de actitudes en losmismos períodos, y otros capitulas al cambio y trans­culturación; sociedad, actitud y lengua; el bilingüísmopuertorriqueño y a Jos resultados del proceso de inter­ferencia lingüística. Hay una amplia bibliografia sobreantropología, sociología y lingüística.

GULWN, Ricardo: El último Juan Ramón. Así se fueronlos rEos. - Madrid, Alfaguara, Estudios de litera­tura Contemporánea, 181 págs.Dice el autor: uHe querido escribir el capítulo de

la biografía de Juan Ramón correspondiente a sus via·jes y residencia en Puerto Rico; una crónica rigurosa­mente documentada de su vida y un pequeño frag.mento de historia literaria".

HERNÁNDEZ AQUINO, Luis: Entre la elegía y el réquiem(Poemas). - REo Piedras, Editorial Edil, 60 págs.Nuevo poemario que incluye tres secciones: la pri.

mera, que lleva el título del libro; la segunda, que cons­ta de doce sonetos, y la última -"Las Revelaciones"-,entre las que figuran cantos al general don ManuelRojas y a Martin Luther King.

--: La muerte anduvo por el Guasio. - Santo Do­mingo, R. D., Editorial del Caribe, 188 págs.Segunda edición de la novela publicada original­

mente en 1959, y que se centra en el hecho históricode la invasión norteamericana de Puerto Rico en 1898.

Hoyos, Milva Edet: Tómame. - San Juan, Puerto RicoLitho, 103 págs.; prólogo: Ramón Cancel Negrón.El prologuista describe la poesía de este primer

libro como "desafiante y sensitiva"; el tema es elamor.

IOARBOUROU, Juana de: Elegía. - Universidad de Puer·to Rico, Editorial U.P.R., SS págs.Libro con que se conmemora en Puerto Rico las

bodas de oro de la poetisa uruguaya con la poesía.

INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUEÑA: Cómo se formóPuerlo Rico. - Preparado por Rosa Navarro deHaydon, Libros del Pueblo, núm. 7, 43 págs.Introducción a la geología de Puerto Rico que trata

los temas: topografía, procesos geológicos, origen geo­lógico, formaciones geológicas, rocas y suelos, yaci­mientos de minerales.

--: Tipos puertorriquelios (Prosa costumbrista delsiglo xx). - Libros del Pueblo, núm. 8, 48 págs.;ilustraciones por Carlos Marichal.Selección de trabajos de Miguel l\leléndez Muñoz,

María Teresa Babín, José S. Alegría, Antonia Sáez, Er­nesto J. Fonfrías, Abelardo Díaz Alfara, Aníbal DíazMontero, Esther Feliciano Mendoza, Salvador Arana-

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Soto y Amelia Agostini de Del Río. Complemento deFiestas y costumbres de Puerto Rico (Prosa costum­brista del siglo XIX), con que se inició esta serie.

INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUEÑA: Teatro Puerto·rriqueño, Noveno Festival. - San Juan, 445 págs.Incluye las obras: Los soles truncos, de René Mar­

qués; Mi señoría, de Luis Rechani Agrait; Vejigantes,de Francisco Arriví, y Bienvenido, Don Coyito, de Ma­nuel Méndez Ballester. Trae además una crónica sobrelos Ballets de San Juan, cuya presentación incluyó Losrenegados, basado en un cuento de Ricardo E. Alegría,coreografía de Juan Anduze y música de Carlos Suri·nacho

JEStlS, Aída Maria de: Mi soledad y tti. - Barcelona,Ediciones Rumbos. 80 págs.Segundo poemario de la autora de Poemas para ti,

publicados en 1965, que también trataban el tema amo­roso.

JIM~NEZ VILLAMIL, Rafael: Un cuento y cuatro poe­mas. - San Juan. Ediciones Arasibo, 31 págs.Además del cuento y los poemas del título, el autor

incluye un articulo titulado: "El Carnaval de Arecibo".

LAGUERRE, Enrique A. y MELON. Esther: El jibaro dePuerto Rico: símbolo y figura. - Sharon, Conn.•Troutmann Press. 249 págs.Primera antología del jibarismo en la literatura

puertorriqueña, incluyendo ensayo, poesía, narracionesy teatro, en las fases de pintoresquismo, enfoque so­cial. creación poética, estudio científico y protesta so-

cial por las que ha pasado el tema.

LÁZARO, José M.: La confección de tesis en las humani·dades. - Universidad de Puerto Rico, EditorialU.P.R., 65 págs.Manual dirigido a los estudiantes de humanidades

y sobre todo a los de filosofía. que tienen que escribiruna monografía en el campo de su especialidad. Elautor falleció en diciembre de 1968.

lóPEZ, Julio César: La patria en dos poetas y Un para·lelo modernista. - San Juan, 38 págs.Contiene tres ensayos: "Francisco Matos Paoli y el

vanguardismo literario (Sobre el Canto a Puerto Rico)","El tema de la patria en José de Jesús Esteves" y "Unparalelo modernista: Imagen de un cura en VirgilioDávila y en Herrera y Reissig".

LORANP PE OUZAGASTI, Adelaida: El indio en la narrativaguatemalteca. - Universidad de Puerto Rico, Edito­rial Universitaria, 277 págs.Estudio de la presencia indígena en las letras gua­

temaltecas, desde el Popal Vuh hasta Miguel Angel As·turias. La autora presentó el trabajo como tesis parael doctorado en letras en la Universidad de Puerto Rico.

LLo~Ns, Washington: El habla popular de Puerto RICO.- Academia de Artes y Ciencias de Puerto Rico,Cuaderno núm. 3, 104 págs.; prólogo: Cesáreo Rosa­Nieves.Colección de trabajos sobre la lengua en Puerto

Rico, entre ellos: "Palabras y locuciones propuestaspor la Academia de Puerto Rico", "Puertorriqueñismosy americanismos que fallan en el Diccionario de laReal Academia Española". "Lenguaje de germanla enPuerto Rico" y otros.

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MARGENAT, Alfredo: El Maestro habló así. - San Juan.Biblioteca de Autores Puertorriqueños, 118 págs.Artículos publicados en la prensa. Según el autor

"estas páginas han sido escritas por el eterno autorde todo lo creado: el silencioso Ser refulgente y quesubyace el santuario de cada conciencia individual".

MARQUÉS, René: Mariana o el alba. - Editorial Anti.llana, 238 págs.Edición del drama con motivo del Centenario del

Grito de Lares, tema de la obra. Trae un nuevo pró­logo sobre el centenario y la obra, y un nuevo apén­dice -La bandera de Lares-, por René Marqués.

MARRERO ..Canflen: Luis Lloréns Torres, vida y obra. ­San Juan, Editorial Cordillera, 187 págs.Nueva edición de la obra originalmente publicada

en 1953 y que contiene además bibliografía preparadapor Félix L. Alegría y una breve antología. Es la mismaobra que precede las obras completas de Lloréns pu­blicaqas por el Instituto de Cultura Puertorriqueña.

MARTfNEZ AVIl.Éi, Emiliano: Pitirre. - San Juan, Edi.torial Ramallo Hnos., 69 págs.; prólogo: CesáreoRosa·Nieves.Según el prologuista, los dos temas principales del

poemario son el paisaje y el amor, y la tónica es mo­dernista.

MÉNDEZ M~DEZ, Irma: En mis horas quietas. - PuertoRico, 73 págs.Primer poemario de la autora, descendiente de Aure­

lio Méndez Martínez, líder del Grito de Lares de 1868.

M~NDEZ SANTOS, Carlos: Los inmigrantes puertorrique·¡íos en los Estados Unidos. - Ponee, UniversidadCatólica, Ciencias Sociales, Folleto núm. 1, s. p.Es una conferencia dictada en The National Catho­

lic University of America, Washington, D. C., en 1967.

--: Tradiciones ponceñas. - Universidad Católicade Puerto Rico, Ciencias 'Sociales, Folleto núm. 2,20 págs.El ensayo "recoge un cúmulo de tradiciones y coso

tumbres, sucesos y estampas que son parte del diariovivir de la Perla del Sur". El autor es profesor de laUniversidad Católica.

MORAllS, Jorge Luis: Antología poética. - Universidadde Puerto Rico, Editorial U.P.R., 273 págs.Primera antología del poeta, que incluye poemas de

sus obras: Metal y piedra, Mirada en el olvido, Inspira.ción del viaje, Decir del propio ser, La ventana y yo,Jornada precisa, Discurso a los pájaros y otros poemas.

MORÁN, Roberto E.: Manual 01 Mental Subnormality. ­Its Causes, Treatment and Prevention with Questionsand Answers. University of Puerto Rico, EditorialU.P.R., 482 págs.El autor, profesor de la Universidad de Puerto Rico,

estudia en su obra las causas, tratamiento y preven·ción de la retardación mental.

MuÑoz RIVERA, Luis: Obras Completas. Prosa. Febrero­Diciembre, 1897. - San Juan, Instituto de Cultura

Puertorriqueña, 315 págs.Noveno volumen de las Obras Completas que viene

publicando el Instituto de Cultura, con introducción ynotas por el doctor Lidio Cruz Monclova, recopilador.

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NEGRONl DE MATTE1, Iraida: Un estudio de las prescrip­ciones y de las tendencias que sigue la práctica dela farmacia en Puerto Rico. - Universidad de Puer­to Rico, Escuela de Farmacia, 166 págs.La autora del estudio es catedrática asociada en la

Escuela de Farmacia de la Universidad de Puerto Rico.

NIETO PEÑA, Roque: Retorno de Ariel. Viejos y nuevospoemas. - San Juan, Edicioaes Juan Ponce deLeón, 214 págs.; presentación por Luis Muñoz Ma­rin; prólogo: Salvador Tió.El editor español residente en la Isla dedica una

de las secciones del libro a "Poemas de Puerto Ricoy América".

NIEVES FALCÓN, Luis: Fabián. Un libro para mis mnos.- Editado por --; fotografía: Angel Aponte;texto: Wenceslao Serra Deliz; diseño gráfico: Ra·fael Rivera Rosa. Universidad de Puerto Rico, Edi­torial Edil, 20 págs.Album gráfico sobre un día en la vida de un niño

campesino puertorriqueño.

NoRAT MART1NEZ, José: General de División César Cor­dero Dávila • Un soldado patriota. - Puerta deTierra, Imprenta Cromos, 189 págs.; ilustrado.Biografía del militar puertorriqueño (1904-1965), que

incluye también una sección de discursos y apunteshistóricos sobre la Guardia Nacional de Puerto Rico.

NIlÑEZ, Guillenno: Esta voz-Amor. - San Juan, Esta·blecimiento Gráfico Argenta, 154 págs.; prólogo: A.Rodríguez Forteza.Tercer poemario del autor; está dedicado exclusiva­

mente a composiciones de índole amorosa.

OROOÑEZ, Eduardo: La escalera amarilla. Obra entres actos. Edición del autor, 83 págs.Obra estrenada en abril de 1968 en el Colegio San

Ignacio de Loyola, de Río Piedras, donde el autor ense·ñaba. Ordóñez falleció durante el año pasado.

PABON, Milton; ANDERSON, Robert W., y RIVERA RODRí·GUEZ, Víctor J.: Los derechos y los partidos políticoselt la sociedad puertorriqueña. - Río Piedras, Edi·torial Edil, 172 págs.Versión original del informe preliminar que los au·

tares sometieron en 1958 a la Comisión de DerechosCiviles de Puerto Rico.

PALMA, Marigloria: Entre Francia y Suiza. - Barcelona,Ediciones Rvmbos, 105 págs.Comedia en tres actos, primera que publica la poe­

tisa, y que se desarrolla en el hogar de un profesor enBeverly HiJls, California.

--: Palomas frente al eco. - Barcelona, EdicionesRvmbos, 128 págs.Libro que, cronológicamente, sIgue a la primera

obra poética de la autora -Agua suelta-, publicadaen 1942, en Puerto Rico.

--: La razón del cuadrante. - Barcelona, EdicionesRvmbos, 51 págs.El poemario viene precedido de una elogiosa carta

del poeta español Rafael Alberti sobre la obra.

--: Recital de poesia con comentario al margen. ­Mayagüez, sobretiro de Atenea, Año V, nueva serie,

marzo-junio, 1968, págs. 21·39.

Credo estético de la poetisa expresado con ilustra­ciones de su propia poesía. Conferencia dictada en elRecinto Universitario de Mayagüez.

PALMA, Marigloria: Teatro para niños. - Barcelona,Ediciones Rvmbos, 153 págs.Contiene las piezas: "La mosquita tonta", "La ma·

riposa y la abeja", "El conejito infeliz", "La familia","Doña Carolita y los gigantones", "Mamá Cloco", "Laslágrimas de doña Toronja".

PEDRElRA, Antonio S.: Insularismo, Vol. 111, Obras Com­pletas. - San Juan, Puerto Rico, Edil, 148 págs.;prólogo: Angélica Barceló de Barasorda.Aunque lleva el número 111, es el primer volumen

que se publica de esta edición de las Obras Completasde Pedreira, y que constará de siete volúmenes.

P~REZ PIERRET, Antonio: Bronces y otros poemas.San Juan, Editorial Coquí, Ediciones Borinquen, 104páginas; introducción: Emilio M. Colón; prólogo:Miguel Guerra Mondragón.Nueva edición de la obra publicada en 1914 por el

poeta modernista (1885-1937), a la cual se le añaden27 nuevos poemas hasta ahora no coleccionados. Sepublica conjuntamente con Antonio Pérez. Pierret, Viday obra, de Esther Feliciano Mendoza (V.).

QUILES DE LA Luz, LiJJian: El cuento en la literaturapuertorriqueña. - Universidad de Puerto Rico, Edi·torial U.P.R., 293 págs.Vista panorámica del cuento en nuestras letras des­

de 1843 hasta la época actual, acompañado de un in·dice bibliográfico del género en la Isla.

QUIÑONES, Samuel R.: Dos discursos en la ConferenciaJudicial de las Américas. - Talleres Departamentode Instrucción Pública de Puerto Rico, 43 págs.Los discursos se titulan: "Misión de Puerto Rico -

Legislar y juzgar· Dictadura y militarismo", y "Nues·tro moderno mundo de violencia visto desde el teatrode la antigua Grecia".

RAMíREZ DE ARElLANO DE NOLLA, OIga: En mis ojos ve­rás todos los mundos. - Puerto Rico, edición de laautora, 56 págs.Poema que explora diversas fases del amor: entre

hombre y mujer, maternal, filial, fraternal, de abuelo.

RMoItREZ BRAU, Enrique: Memorias de Ult periodista. ­San Juan, 123 págs.Además de sus memorias como redactor de perió­

dicos durante más de medio siglo, el autor añade unagenealogía del gobernador Francisco Torralbo, de quienes descendiente, y una historia, biografía y genealogíade su abuelo, don Salvador Brau.

RAMOS HERNÁNDEZ, Manuel: El alma y después el rum­bo. - Poemas. Quebradillas, 86 págs.; prólogo: JuanDíez de Andino.El autor de Almas y remansos (1962), trata en este

nuevo poemario, entre otros temas, el bíblico, el de lafamilia, el de la naturaleza isleña y el patriótico.

REAL D1AZ, José J.: Catálogo de las cartas y peticionesdel Cabildo de San Juan Bautista de Puerto Rico enel Archivo General de Indias (siglos XVI-XVIII). ­Edición conjunta Municipio de San Juan e Institutode Cultura Puertorriqueña, 3101 págs.

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Relación de las cartas y peticiones que el Cabildopuertorriqueño envió a los supremos organismos gu­bernativos indianos en la Península durante tres siglos.

RIBERA CHEVREMONT, Evaristo: Río volcado. - Univer­sidad de Puerto Rico, Editorial Universitaria, 123páginas; prólogo: Concha Meléndez.Dice la prologuista que .. todo lo que en el poeta

he llamado universo del canto, encuentra lugar y voz"en este nuevo libro del poeta puertorriqueño.

RIBES TOVAR, Federico: El libro puertorriqueño de Nue­va York - Tomo 1. (The Handbook of the PuertoRican CommunityJ. - Nueva York, El Libro Puer­torriqueño, Colección Grandes Emigraciones, 394páginas.Primera parte de una historia bilingüe ilustrada

de los puertorriqueños en Nueva York y que arrancadel movimiento de exilados boricuas como Hostos yBetances en el siglo pasado, y Jlega a nuestros días.

Rfos OCAÑA, Manuel: El ingrato oficio (Guía secretapara el estudiante de periodismo de Puerto Rico).s. p. i., 117 págs.Memorias de un periodista puertorriqueño, nacido

a principios de siglo, quien se inició en la carrera enel año 1918 en el antiguo Bolean Mercantil.

RODRíGUEZ BERNIER, Paulino: Historia del pueblo dePatillas. - Hato Rey, Ramallo Bros. Printing, Inc.,244 págs.El autor narra la historia de su pueblo, que adqui­

rió condición de municipio en 1811, aunque "todo in­dica que el villorrio de Patillas existió hacia mediadosdel siglo xvm".

RODRíGUEZ MORALES, Luis M.: El idioma y otros temas.- Barcelona, Ediciones Rvmbos, 124 págs.Señala el autor que aunque no todos los trabajos

en el libro tratan sobre el idioma "creo, sin embargo,que el elemento unificador es el tratar asuntos de nues­tra cultura de pueblo, de la que el idioma es la baseprimera".

RODRíGUEZ NIETZSCHE, Vicente; TORRES SANTIAGO, JoséM., y CASTRO Rtos, Andrés: Trovas lareñas. - SanJuan, Colección Guajana, s.p.Colección de décimas escritas por tres integrantes

del Grupo Guajana para conmemorar el centenario delGrito de Lares.

RODRíGUEZ PASTOR, José: Honorable a medias. - Segun­da edición corregida. San Juan, Editorial Cordillera,406 págs.El autor ha fundido la primera parte de la novela,

publicada en 1936, con la .segunda, publicada en 1959,y ha hecho "considerables alteraciones en el texto".

RODRíGUEZ DE Tld, Lola: Obras completas. Tomo 1. -San Juan, Instituto de Cultura Puertorriqueña, 455páginas; prólogo: Aurelio Tió.Este primer tomo de las obras completas de la poe­

tisa sangermeña incluye los poemarios: Mis cantares(1876), Claros y nieblas (1885) y Mi libro de Cuba(1893).

ROSARIO RAMOS, Tomás: Antena en lo alto. - SantoDomingo, R. D., Editorial Librería Dominicana, 202páginas.

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Colección de "meditaciones radiales" por el presi­dente del Concilio de Ministros de Puerto Rico.

RosELLó, Juan A.: Manual de psiquiatria social. - Uni·versidad de Puerto Rico, Recinto de Ciencias Mé­dicas, 711 págs.El doctor Roselló, profesor y director del Departa­

mento de Psiquiatrfa de la Escuela de Medicina, hadirigido la recopilación de esta obra en la que variosautores estudian la psiquiatria social, con referenciaespecial a Puerto Rico.

RUSSELL, Dora Isella: Habia una vez una isla. - Uni.versidad de Puerto Rico, Editorial Universitaria, 158páginas.Serie de artículos, ensayos y crónicas en los cuales

la poetisa uruguaya recoge sus observaciones sobrePuerto Rico, adonde ha realizado varios viajes. Incluyedos poemas dedicados a la Isla.

SÁNCHEZ, Luis Rafael: La pasión según Antígona Pérez.- Hato Rey, Ediciones Lugar, 132 págs.La obra se estrenó el 30 de mayo de 1968 en el Tea·

tro Tapia, durante el Undécimo Festival de TeatroPuertorriqueño del Instituto de Cultura, y trata sobreuna dictadura hispanoamericana.

SANTOS TIRADO, Adrián: El decir infinito (Decimario Ií·rico). - Vega Baja, Editorial Cibuco, 70 págs.; pró­logo: Julio Meléndez.El decimario, primera obra del autor, obtuvo men­

ción honorífica en el certamen auspiciado por la So­ciedad de Autores Puertorriqueños.

SASTRE DE BALMACEDA, Margarita: Tierra y alma. - Poe·mas. San Juan, Ediciones Juan Ponce de León, 73páginas: prólogo: Oiga Ramírez de Arellano deNolla.Primer poemario de la autora, que lo divide en poe·

mas a la .tierra, de amor, religiosos y filosóficos.

SILEN, Juan Angel: Lares. - Apuntes para su historia.­s.p.i., 15 págs.El autor se propone "un primer intento de producir

unos apuntes sobre un tema que se ha pretendido ocul·tar en el ridículo, la mentira, la verdad a medias... ".Conmemora el centenario del Grito de Lares.

SUÁREZ DfAz Ada: El doctor Ramón Emeterio Betances.- Su vida y su obra. - San Juan, Ateneo Puertorri·queño, 53 págs.Conferencia dictada en el Ateneo Puertorriqueño,

bajo los auspicios de la Sección de Histo.ria, e~ 30. ~enoviembre de 1965. La autora prepara una lOvestlgaclonexhaustiva sobre Betances.

TAPIA y RIVERA, Alejandro: Obras Completas. Tomo 1.­San Juan, Instituto de Cultura Puertorriqueña, 905páginas. Incluye las novelas: Cofresi, La antigua si·rena, Póstumo el transmigrado y Póstumo envirgi­niado.

--: Obras Completas. Tomo 11. - San Juan, Insti­tuto de Cultura Puertorriqueña, 773 págs. Incluyelos dramas: Vasco Núñez de Balboa, La parte delleón, Roberto D'Evrewc, Bernardo de Palissy, Ca­moens, La cuarterona y el monólogo trágico Bero.Primeros dos volúmenes de las obras completas del

escritor que se considera el "padre de la literatura

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puertorriqueña", nacido en 1827 y muerto en 1882, yquien se distingUió como novelista, dramaturgo, poeta,cuentista, periodista, historiador, biógrafo, preceptistaliterario y filósofo.

VALENT1N, Ramón R.: Rima erótica. - Mayagüez, ElAstro Printing, 96 págs.El autor dice que escribió muchos de estos versos

"en épocas distantes, cuando el ardor de la sangre jo­ven la hacía hervir a cada instante en las venas".

VAUDEJULLI DE POU, Ana: Miguel Pou - Su vida y suobra. - San Juan, Arte Puertorriqueño 180 págs.;introducción: Ricardo E. Alegría; prólogo: Juan A.Gaya Nuño.Documentos, críticas e ilustraciones de las obras

del pintor puertorriqueño nacido en Ponce en 1880 yfallecido en San Juan en 1968, recopilados por su se­ñora viuda.

VARIOS: Aguinaldo puertorriqueño. - Colección de pro­ducciones originales en prosa y en verso. San Juan,Editorial Caqui, Ediciones Borinquen, 168 págs.; in·traducción: Emilio M. Colón.Tercera edición de la obra con la cual tradicional·

mente se sitúa el comienzo de la literatura puertorri·queña, aunque no fue el primer libro impreso en laIsla. Publicado originalmente en San Juan en 1843 porla Imprenta Gimbernat y Dalmau.

VARIOS: Album puertorriqueño. - Colección de ensayospoéticos. San Juan, Editorial Caqui, Ediciones Ba­rinquen, 159 págs.; introducción: Emilio M. Colón.

Segunda edición de la obra publicada originalmenteen 1844 en Barcelona, en la Librena Española, con elestímulo del éxito del Aguinaldo puertorriqueño.

--: El cancionero de Borinquen. - Composicionesoriginales en prosa y verso. San Juan, Editorial Co­qui, Ediciones Borinquen, 183 págs.; introducción:Emilio M. Colón.

Segunda edición de la obra publicada originalmenteen Barcelona en 1846 y que la completa la trilogia ini·cial de colecciones literarias nuestras.

VEGA UNCARA, Rafael: Décimas. - Puerto Rico, Edito­rial Departamento de Instrucción Pública, 115 págs.;prólogo: Socorro Girón de Segura.

Cien décimas en las que el autor incluye temas lite·rarios, como décimas a la décima y a la lengua; moti·vos puertorriqueños y temas pedagógicos.

VIllAR ROCES, Mario: Puerto Rico y su reforma agraria.- Río Piedras, Editorial Edil, 196 págs.

Dentro de un marco histórico, el autor, natural deCuba, estudia el proceso de la reforma agraria en laIsla, desde 1940 a nuestros días.

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