Revista de Estudios Sociales No. 25

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Universidad de los Andes, Colombia Facultad de Ciencias Sociales Esta Revista de libre acceso acoge los contenidos de las diferentes disciplinas de las ciencias sociales Consúltela y descárguela http://res.uniandes.edu.co/

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Acerca de la Revista

La Revista de Estudios Sociales (RES) es una publicación cuatrimestral creada en1998 por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes y la FundaciónSocial. Su objetivo es contribuir a la difusión de las investigaciones, los análisis y lasopiniones que sobre los problemas sociales elabore la comunidad académica nacional einternacional, además de otros sectores de la sociedad que merecen ser conocidos porla opinión pública. De esta manera, la Revista busca ampliar el campo del conocimientoen materias que contribuyen a entender mejor nuestra realidad más inmediata y amejorar las condiciones de vida de la población.

La estructura de la Revista contempla seis secciones, a saber:

El Editorial destaca aspectos que merecen la atención de algún miembro del ComitéEditorial y que están relacionados con los temas del número que se publica.

El Dossier integra un conjunto de versiones sobre un problema específico en uncontexto general y presenta resultados de investigaciones científicas sobre la base deuna perspectiva crítica y analítica. También se incluyen textos que integren resultadossobre investigaciones en las que se muestra el desarrollo y las nuevas tendencias en unárea específica del conocimiento.

Otras Voces presenta problemas que pueden tener cabida en otras secciones, pero quetienen perspectivas diferentes a la de los artículos del Dossier. Son trabajos quemuestran los resultados preliminares de investigaciones o de reflexiones sobre un tema,reportes de caso o revisiones bibliográficas sobre un área del conocimiento.

El Debate responde a los escritos de las secciones anteriores y también presentaentrevistas de conocedores de un tema particular.

Documentos difunde una o más reflexiones, por lo general de autoridades en lamateria, sobre temas de interés social.

Lecturas muestra adelantos y reseñas bibliográficas en el campo de las CienciasSociales.

La estructura de la Revista responde a una política editorial que busca hacer énfasis enciertos aspectos, entre los cuales cabe destacar los siguientes: proporcionar un espaciodisponible para diferentes discursos sobre teoría, investigación, coyuntura e informaciónbibliográfica; facilitar el intercambio de información sobre las Ciencias Sociales conbuena parte de los países de la región latinoamericana; difundir la Revista entrediversos públicos y no sólo entre los académicos; incorporar diversos lenguajes, como elensayo, el relato, el informe y el debate, para que el conocimiento sea de utilidad social;finalmente, mostrar una noción flexible del concepto de investigación social, con el finde dar cabida a expresiones ajenas al campo específico de las Ciencias Sociales.

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FundadoresFrancisco Leal Buitrago

Germán ReyDirector

Carl Henrik LangebaekComité Editorial

Álvaro CamachoFelipe Castañeda

Andrés DávilaJesús Martín Barbero

Lina María SaldarriagaFernando Viviescas

Comité CientíficoCharles Bergquist

Gerhard Drekonja-KornatAtilio Borón

Mabel MorañaMarco PalaciosDaniel Pécaut

Editor invitado Germán Rey

EditoresLina Mendoza

Nicolás RodríguezDiagramación

Gatos Gemelos ComunicaciónImpresión y encuadernación

Panamericana Formas e Impresos S.A.Tarifa Postal Reducida

No. 2007-134Servicios Postales Nacionales S.A.

Vence 31 Dic. 07ISSN 0123-885X

Distribución y VentasSiglo del Hombre Editores

Cra. 32 No. 25 – 46/50PBX: (571) 3377700Fax: (571) 3377665

www.siglodelhombre.comBogotá D.C.

Librería Universidad de los AndesCra. 1 No. 19-27 Ed. AU106

PBX: 3394949 – 3394999Exts. 2071-2099-2181 Fax: 2158

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Esta Revista pertenece a la Asociación de Revistas Culturales Colombianas y a la Federación Iberoamericana de Revistas Culturales

Decanatura de la Facultad de Ciencias Sociales • Cra. 1ª E No. 18ª-10, Edificio Franco Of. 202 • Universidad de los Andes.Tel: 3324505 Fax: 3324508 • Correo electrónico: [email protected]

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EditorialGermán Rey

Dossier“Mañana de domingo” / “Sunday Morning”

• Sergio Ramírez

“Ya libre soy. La vida y la muerte de un cuentapropista de 12 años en la Argentina del ajuste” / “Free I am Now. Life and Death of a 12-Year-Old Cuentapropista in Argentina’s Settling of Scores”

• Horacio Verbitsky

“El faro del fin del mundo” y otros textos / “The End of The World’s Lighthouse” and Other Texts • Aníbal Ford

“Cine colombiano 1915-1933: la historia, el melodrama y su histeria” / “Colombian Cinema 1915-1933: its History, Melodrama and Hysteria”

• Hugo Chaparro Valderrama

“Memorial: Uma Trajetória Intelectual” / “Memorial: An Intelectual Course”• Renato Ortiz

“Setenta y dos horas en Londres 38” / “Seventy-Two Hours in London 38”• Patricio Rivas

Selección fotográfica / Photographic Selection • Premio Nuevo Periodismo Iberoamericano (CEMEX-FNPI) 2001 y 2003

Otras voces“Albert Camus” / “Albert Camus”

• Daniel Hopenhaym

“Cafés en la “ciudad blanca”: identidad, crisis cafetera y el restablecimiento del orden social en Colombia”/ “Cafés at the “White City”: Identity, Coffee Crisis, and the Reestablishment of Social Order within Colombia”

• Jairo Tocancipá-Falla

“¿Nuevos o viejos debates? Las representaciones sociales y el desarrollo moderno de las Ciencias Sociales”/ “New or Old Debates? Social Representations and the Modern Development of Social Sciences”

• Carlos Andrés Charry

“La globalización del miedo” / “The Globalization of Fear”• Leonardo Ordóñez

Documentos““Perdí a mi esposo y a mi hijo” y otras historias de desplazados y desplazadas” (II) /

“I Lost My Husband and My Son” And Other Stories of Forced Displacement Victims (II) • Graciela Uribe

LecturasLa influencia de los Estados Unidos en el Ejército colombiano, 1951-1959 Rodríguez Hernández, Saúl Mauricio (2006). Medellín: La Carreta Editores

• Francisco Leal

En la encrucijada, Colombia siglo XXI.Leal Buitrago, Francisco (2006). Bogotá: Norma

• José Rafael Toro

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Editorial

Arturo AlapeEscritor, cronista, pintor1938-2006

IN MEMORIAM

OTRAS FORMAS DE LA MEMORIA. Del cuento a los relatos de viaje.

Germán Rey*

Cuando estábamos a punto de cerrar el número pasado de la Revista llamé a la casa deArturo Alape para agradecerle el texto que nos había enviado a través de Pacho Leal ycomentarle además que saldría muy pronto. Me contestaron que estaba en la clínica,tras un avance de la enfermedad que lo había aquejado tenazmente en los últimosaños. Unos días después nos entristeció la noticia de su muerte.Los lectores que hayan apreciado su “Voces en el Taller de la memoria”, publicado en laRES 24, habrán encontrado un testimonio que muestra con clarividencia el significadode su obra y la intensidad de su vida. Porque Alape va explorando paso a paso en estetexto memorable, sus intenciones como escritor y su imperturbable compromiso con unavisión de las realidades de este país hecho de reconocimiento por su gente. Lainvestigación que realizó en Ciudad Bolívar, una de las zonas más pobres de Bogotá,buscó comprender la vida de los jóvenes en medio de exclusiones y dificultades. Comoen la gran mayoría de sus obras, no hacía un trabajo de campo convencional sino unaverdadera inmersión en realidades contradictorias y duras, convocando con respeto lasvoces de sus protagonistas, que iban desgranando vivamente el relato de sus historias.En El Bogotazo: memorias del olvido (1983), una obra imprescindible para entender lahistoria colombiana del siglo XX, fueron las voces de quienes de uno u otro modoestuvieron relacionados con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y la revuelta popularque se produjo en medio de una ira que rompió las compuertas de un desconocimientode años. En Ciudad Bolívar: la hoguera de las ilusiones (1995), tal como lo presenta enel texto que publicamos, el trabajo de campo fue un lento acercamiento a unos jóvenesprevenidos, que se amurallan justificadamente tras las paredes de su silencio. Pero elsilencio se fue rompiendo lentamente, gracias a que Arturo Alape sabía los secretospara estimular las voces de los invisibles, la palabra de los sin palabra. Una de sus obrasse llama precisamente Río de inmensas voces… y otras voces (1997). Con la maestríade un interlocutor que comprendía fielmente el valor de la escucha, cedió su paso a lashistorias que emergieron a partir de la lectura compartida. Una lectura que además setransformó rápidamente en los textos vivos de los más viejos de la comunidad, en lasabiduría de quienes habían asistido a los primeros momentos de la construcción delbarrio, que no es otra cosa que la palabra de los testigos de esas épicas que viven losdesposeídos, los sin nada, que un día se suben a los montes y allí empiezan a edificarno sólo casas de “paroi” (esa tremenda palabra que significa el presente de “parahoy”), sino sobre todo sueños para el futuro.Así era Arturo Alape y de ese material humano está hecho el aporte invaluable de suobra.Para la Revista de Estudios Sociales es un honor haber contado con su participación enestas páginas, que ojalá sugieran más palabras propias a todos nuestros lectores.

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* Cofundador de la Revista de Estudios Sociales.

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Este número continúa el viaje al interior de esos otros relatos de lo social, esos lugaresdesde los cuales una sociedad se piensa y se imagina.El escritor y ex vicepresidente de Nicaragua, Sergio Ramírez, nos ha facilitado un relatoliterario del libro que ha sido publicado en el otoño reciente en España. Cuando leescribí para solicitarle esta colaboración con nuestra revista, le pedí—posiblemente demanera demasiado obvia y ciertamente de forma desvergonzada—algún texto perdidoen las brumas de su pasado sandinista. Sobre su historia política, Sergio Ramírez haescrito una obra clave: Adiós muchachos. Con la lucidez del escritor que sobrepasa lasafugias literales del editor, Sergio nos envío este cuento, con un breve pero contundente“sabrás por qué”. A través de una historia sencilla de una ballena encallada en laplaya, lo que salta es la visión de una realidad social atormentada, que tasajea lasentrañas de un animal gigantesco para tratar de paliar las necesidades de su pobrezasin límite.No son pocos los cuentos que en la historia del género han hecho una “traducciónmetafórica de la realidad”, como diría el psicólogo Jerome Bruner, o mejor, unainvención social, profundamente verosímil y veraz.La memoria, recuerda Aristóteles, habita en el mismo lugar del alma donde vive laimaginación. En este número presentamos un texto autobiográfico, un ejercicio dememoria, de uno de los intelectuales más brillantes de Brasil en el campo de lasciencias sociales y los estudios culturales: Renato Ortiz. Profesor en la Universidad deCampinas, Ortiz ha escrito textos muy importantes sobre las relaciones de lamundialización y la cultura, trabajos ya clásicos sobre la identidad brasileña,exploraciones sobre la modernización en Francia o la globalización en Japón, sinrenunciar en ningún momento a la sorprendente conexión entre una reflexión propia yunas realidades que atestiguan—como él mismo lo señala—que “el mundo ya estáaquí”.La autobiografía es un género introspectivo que exhibe, más que las circunstanciaspersonales, los sentidos plurales de una época, los rastros de sociedades que a ladistancia se pueden observar, quizás con más claridad que en el instante en que seviven. Hacer memoria es exponerse, seleccionar, dar énfasis, subrayar. De estaamalgama de procedimientos cognitivos surgen historias que comprueban lasvecindades anímicas de las que habla Aristóteles. En Los hundidos y los salvados, PrimoLevi escribe: “Necesito disculparme. Este libro está empapado de recuerdos, derecuerdos lejanos. Procede, por consiguiente, de una fuente sospechosa, y como taldebe ser defendido de sí mismo. Por lo tanto, está preñado más de consideraciones quede recuerdos, se apoya más en las circunstancias tal como hoy están que en la crónicaretrospectiva…En cuanto a mis recuerdos personales y a las pocas anécdotas inéditasque he citado y citaré, las he cribado todas diligentemente: el tiempo las ha decoloradoun poco, pero están en estrecha armonía con el fondo del tema y me parecen indemnesa las desviaciones que he descrito”.El texto de Renato Ortiz describe subjetivamente una historia que puede resultarfamiliar a una generación de investigadores que estudiaron en Francia y queenfrentaron su particular tradición con el movimiento del pensamiento socialcontemporáneo, para sacar sus propias conclusiones y casi siempre reflejarlas en sutrabajo como maestros. Es, por supuesto, mucho más que un registro histórico o unacaptura de los acontecimientos; es un texto que se arriesga a hablar de la vida propiaque posiblemente encuentre su sintonía con la vida de los otros.En este mismo plano se inscribe el texto de Patricio Rivas, un aparte del libro con queobtuvo el Premio Nacional de Ensayo en Chile y que será publicado por la EditorialLOM de Chile y ERA de México el próximo año. La militancia política en los tiempos dela dictadura retorna para ofrecer un matiz—inédito por propio—de tiempos aciagos. Eltestimonio se hace aún mas impactante visto a pocos días de la muerte del dictadorAugusto Pinochet.Los relatos de viaje son, por fortuna, un género persistente. Basta leer los libros deChatwin o de Sebald. En cuadernos de bitácora se leen aún hoy los asombros y las

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apostillas reflexivas de viajeros que encuentran muchos motivos para contar a otros losdescubrimientos de sus exploraciones. Recuerdo hace unos años una frase del ArtistaColombiano, que seducía a los bogotanos a punta de conversación en la Plazoleta delas Nieves. Estando ya muy enfermo en el hospital de la Hortúa, en donde le atendíancon generosidad los estudiantes de Medicina de la Universidad Nacional, elentrevistador le preguntó por el viaje de su vida: “Fue uno que hice—respondió—deBogotá a Faca”. Es como decir que el Faro del Fin del Mundo, del que nos hablan Fordy Massota, está aquí, e ilumina no las nieblas de la Antártida, sino las neblinas de laSabana de Bogotá. Pero no es tanto la lejanía o lo extraño lo que atrae de los relatosde viaje contemporáneos, como sucedía en los relatos de los viajeros del siglo XIX. Enun mundo que se estrecha, el viaje es más una sensación del tiempo y, sobre todo, dela sensibilidad, que un problema de distancia. Los dos investigadores argentinos locomprueban.La crítica es otro relato de lo social. A los críticos no les hacen estatuas, como recuerdaSaint Beuve, entre otras cosas, creo, porque miran de otro modo. Esta es precisamenteuna de las diferencias que encuentra George Steiner, entre el crítico y el lector. Lacrítica, a diferencia del relato de viaje, sí es un asunto de distancia. Distanciarse permitever mejor.La crítica crea su propio objeto, lo compone y descompone desde su acercamiento, queconsulta, a su manera, con un canon, cierta tradición y algo de salto al vacío. A la críticaliteraria la acompaña la crítica de cine, de televisión, de libros, de gastronomía, demúsica, de vinos, en una serie que se va ampliando, de acuerdo a los artefactosculturales que va produciendo la invención humana.Si el guión cinematográfico compone un fresco en el que se entrelazan palabras conmovimientos, imágenes con intenciones, en la crítica de cine se habla de lo que todosven sobre lo que muchas veces no se ve. Hugo Chaparro Valderrama, director de losfamosos Laboratorios Frankenstein, ha construido durante años un trabajo críticoriguroso; tal y como son también sus creaciones como novelista, ensayista y poeta.Ampliamos el panorama de estos relatos de lo social con un nuevo testimonio deGraciela Uribe Ramón y un breve ensayo del autor chileno Santiago Hopenhayn. Elprimero se acerca al conflicto colombiano desde una arista tan infrecuente comorelevante: lo religioso. El segundo—de cara a la celebración el año próximo de laconcesión, hace medio siglo, del premio Nobel a Albert Camus—escribe un perfildelicado de un pensador que retorna, más allá de las veleidades que atrapan a losfilósofos de moda.El trabajo de Jairo Tocancipá-Falla, profesor de la Universidad de Cauca, se acerca a lavida de los cafés, uno de los signos de la vida urbana y sus transformaciones, mientrasque el de Carlos Andrés Charry, profesor de la Universidad de Antioquia, reflexionasobre las relaciones entre el desarrollo moderno de las ciencias sociales y las teorías delas representaciones, y el de Leonardo Ordoñez, profesor de la Universidad del Rosario,se adentra en los nuevos fantasmas del miedo. Son tres ensayos académicos que seagregan, desde su forma de escritura y su estructura del pensar, a los otros relatos de losocial que presentamos en los números 24 y 25 de la Revista.Este número de la Revista de Estudios Sociales llega en un momento de onomástico:sus primeros 25 números asomándose, desde diferentes lugares de las ciencias sociales,a las complejas realidades de nuestra sociedad.

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 15-18 pgs. Fecha de recepción: septiembre de 2006 · Fecha de aceptación: octubre de 2006

“MAÑANA DE DOMINGO” / “SUNDAY MORNING”

Resumen

Escrito por uno de los más brillantes narradores de América Latina,“Mañana de domingo” es una metáfora con múltiples evocaciones: losdespojos de un país, los saberes que interpretan los hechos cotidianos,los énfasis que le dan los periodistas a la realidad. En fin: unaaproximación desde la ficción a temas de la sociedad.

Palabras clave: Ballena, periodista, Nicaragua, relato.

Abstract

Written by one of the most brilliant Latin American writers, “SundayMorning” is a metaphor with multiple evocations: the debris of acountry, knowledge that interprets daily situations, and the emphasisjournalists give to reality. In other words: an approach of fiction toissues related with society.

Keywords: Whale, journalist, Nicaragua, story.

A Jaime Incer y Germán Romero.

La ballena brotó de las aguas con un gemido y quedóflotando sin ánimo, como a la deriva. Luego escoró haciaestribor y con extraña quietud traspasó la rompientedespués de lanzar al cielo un chorro muy alto que sedeshizo en una brisa irisada, y fue a encallar cerca de laboca del estero. Eran las diez de la mañana, según la alturadel sol que brillaba con la luz blanca de una barra deplomo al fundirse, y era domingo.Tendida ahora en la arena, casi de costado, la piel gris parecíade hule, y el vientre del color del tocino crudo. La cabezavenía incrustada de parásitos de mar y de crustáceos, comoflores de piedra. Olía mal, con un olor salino dedescomposición en ciernes, y un ramaje de algas que habíaarrastrado consigo brotaba de la costura de su boca.Sus ojos parpadeaban a veces, cuando también había unestremecimiento de sus enormes aletas pectorales. Parecía

un barco castigado por la tormenta, con los palos delvelamen descuajados y aventados lejos.Del otro lado del estero la divisó llegar un muchacho queremendaba una red sentado en la mura de un bote.Cualquiera hubiera dicho que la red que iba pasando entresus manos mientras daba las puntadas con una agujeta eraun velo de novia, si no fuera por los plomos repartidos ensus bordes.El bote se hallaba varado en la arena sobre unos troncosque servían de rodelas cuando era empujado hacia eloleaje para la faena. Doscientas brazas adentro, más alláde la rompiente, se pescaban pargos de buen peso ymuchas veces corbinas si se salía con la aurora. Los coloresen que estaba pintado, tal vez azul, tal vez verde, se habíandesvaído de tanto sol y tanto salitre.El muchacho, largo de piernas como una garza, no perdiótiempo y andando a zancadas fue a llamar al padre, y tras elpadre se agruparon en la puerta del rancho forrado de latasy tablas dos mujeres y una niña. La niña tenía una nube enun ojo, el ojo izquierdo, y por eso al mirar parecía suplicar.En una sarta sostenidas por dos varas se secaban unoscuantos bagres abiertos en canal que también hedían, ytuvieron que agacharse debajo de la sarta para bajar haciala costa, armados de machetes y cuchillos de destriparpescados. Una de las mujeres, a falta de otra cosa, traía unchuzo de apurar bueyes.Progresaba el reflujo de la marea y atravesaron con los piesdescalzos la corriente del estero que con un débilestremecimiento se abría paso en un tajo de la arena haciala rompiente.Contemplaron de cerca al animal como si fuera ya suyo, lomidieron luego con sus pasos, y por fin se sentaron en lasaliente de una roca a esperar bajo la resolana a que laballena acabara de morir, nerviosos sin embargo de quealguien más pudiera presentarse a disputarles la presa.Tenían razón en su inquietud. Antes del mediodía la costase fue llenando de un gentío silencioso que hervía sobre laarena y sobre los promontorios de las rocas como unaprocesión de cangrejos. Llegaban con más machetes, picasy hachas, y con baldes plásticos, bidones, sacos y canastos.Algunos iban desnudos de la cintura para arriba, otrosllevaban viejos pantalones cortados en hilachas a la alturade los muslos. Uno llevaba una chaqueta camuflada, abiertapor toda la barriga, y otro unas botas militares, sin cordones,metidas en los pies desnudos. Había mujeres que traíangorras y camisetas de propaganda electoral, y toallas debajode los sombreros de palma para mejor abrigarse del sol.Los llegados de primero, el padre del muchacho y losdemás del rancho, incluida la niña de la nube en el ojo,defendían sus lugares pero ya no contaban para nada. Lamujer del chuzo lo clavó con decepción en la arena.Sería la una cuando asomó por la costa un jeep que parecíareverberar en la distancia, y como si en lugar de avanzar sealejara hasta disolverse en la bruma. Atravesó por fin elestero levantando una cortina de agua y se estacionó aespaldas del gentío que ahora era más grueso, quizás eldoble.

Sergio Ramírez*

* Escritor nicaragüense, electo vicepresidente de su país en 1984. Entresus obras están Castigo Divino, Un baile de máscaras, Margarita estálinda la mar, Sombras nada más, entre otras. En 1998 obtuvo elPremio Laure Bataillon por la mejor novela extranjera publicada enFrancia.

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Venía al volante un delegado del Marena, a su lado unaperiodista de televisión, y atrás el camarógrafo que noperdió tiempo en saltar con la cámara en el hombro paracorrer hacia la ballena. Hizo numerosas tomas y luego girósobre sí mismo, sin quitar el ojo del visor, para enfocar a lamultitud.La periodista, morena y pequeña de estatura, con anteojosde miope, se llamaba Lucía. Ajustó el emblema del canal almicrófono, y acompañada del camarógrafo siguió aldelegado del Marena que se había metido entre la gente.El delegado se llamaba Richard, y era un pelirrojo de aireenérgico, con marcas de viruela en la cara. Llevaba lentesde sol, pantalones color caqui, y el teléfono celular a lacintura.De inmediato empezó a hacer preguntas: si alguien habíavisto llegar a la ballena, y en tal caso, qué rumbo traía, ycómo había encallado. El único que lo sabía era elmuchacho, pero su padre el pescador le hizo señalesenérgicas de callarse. Los demás siguieron con la vistaobstinada puesta en la ballena.Richard alzó los hombros, como si no le importara, y mejordecidió acercarse a examinar la ballena mientras elcamarógrafo lo filmaba. Fue un examen minucioso. Luegola recorrió a lo largo, y en una pequeña libreta que sacó delbolsillo de la camisa hizo las correspondientes anotaciones.Lucía le pidió que se pusiera de espaldas a la ballena paraentrevistarlo. La gente allí congregada no prestó la menoratención a la entrevista, y tampoco hubo curiosos quecorrieran a situarse detrás para salir en el cuadro, nisiquiera los niños, que había no pocos niños entre lamultitud.Los ruidos de la rompiente llegaban sosegados almicrófono, y así mismo la música de una rocola que seacercaba a ratos desde las ramadas del balneario a unkilómetro de allí, hacia el sur, pero que lo mismodesaparecía como si fuera empujada hacia atrás por elviento.Richard declaró frente a la cámara que entre los meses dejunio y septiembre, estábamos en agosto, las ballenaspertenecientes a la especie de la aquí presente viajabanunos ocho mil kilómetros desde el Antártico rumbo a lasaguas cálidas del Pacífico con el objeto de alumbrar oaparearse; pero no solían llegar sino hasta Bahía de Solano,en Colombia, por lo que resultaba raro que alguna de ellasse aventurara tan lejos, y sobre todo sin ninguna compañía,pues solían desplazarse en manadas.Lucía quiso saber a qué clase de especie se refería. Richardrespondió que se trataba de una ballena yubarta o ballenajorobada, llamada así porque arquea el lomo antes desumergirse. Ella preguntó entonces: ¿se puede saber cuántomide y cuánto pesa este ejemplar? Mide unos quincemetros de largo, Lucía, y puede ser que su peso sea nomenor de cuarenta toneladas, o sea ochocientos quintales,respondió, pulsando su calculadora.Lucía preguntaba ahora a qué atribuía que la ballenahubiera llegado hasta aquí sola, si acaso tenía eso que veralgo con el hueco de la capa de ozono que estaba

calentando los mares. El delegado respondió que no podíadescartarse. ¿Y con la corriente del Niño? Tampoco podíadescartarse.Luego ella preguntó: ¿Había encallado por accidente, o esque se hallaba enferma de algún mal? Era evidente que setrataba de una ballena moribunda. ¿De qué estaráenferma? Habría que hacer los análisis correspondientes ala hora de practicar la autopsia, por lo tanto recomiendo atodas las personas presentes abstenerse en todo momentode tocar la carne de esta ballena, dijo, alzandointencionalmente la voz.Los presentes no se inmutaron. Seguían vigilando, seguíanen silencio, y su número seguía creciendo. Habría ya unmillar. En ese momento, como inquietada por un malsueño, la ballena sacudió la cola hendida, abierta en dosalas. Es la aleta caudal, que en esta especie alcanzagrandes proporciones, declaró el delegado.Venían llegando más camarógrafos, periodistas de radio,fotógrafos. Llegaban también curiosos, en motocicletas ymás jeeps, y aún en carros que se atrevieron a bajar a lacosta y atravesar la corriente del estero, a riesgo de quedaratollados en la arena. Muchos se acercaban desde las casasde descanso, en motos de playa, y a pie desde losrestaurantes, cantinas y ramadas del balneario.Los que esperaban no se mostraron para nada conformescon aquella invasión, y menos aún cuando se presentó abordo de un camión de barandas un contingente depolicías que saltaron de la plataforma armados de fusilesAka y pecheras llenas de municiones. Venían al mando deun inspector que viajaba en la cabina. Los policías sereferían a él como el inspector Quijano al solicitarleórdenes, y sus órdenes fueron las de aislar a la ballena pormedio de una cinta amarilla, de las que se utilizan en ellugar de un crimen.Los policías, en actitud diligente, se dispusieron a cumplirlas instrucciones, pero entonces comenzó un forcejeoporque nadie quería retroceder. La mujer del chuzo loblandió como una lanza para amenazar a unos de lospolicías, otras gritaron insultos, y el inspector Quijano lesordenó entonces retroceder porque las cámaras estabanfilmando el incidente.La ballena movió en ese momento las aletas pectorales,estrechándolas contra el cuerpo como si tuviera frío y quisieracubrirse con ellas. Luego tuvo un vomito. Fue una copiosabocanada de peces enteros, arenques, caballas y sardinas.El gentío corrió a arrebatarse los peces sin hacer caso a lasvoces del delegado advirtiendo que era comida tóxicaporque estaban muertos, y la trifulca se deshizo hasta queno quedó uno solo sobre la arena. El inspector Quijano seacercó a presenciar la escena a paso lento y movió condesconsuelo la cabeza, pero nada más.Entre las personas venidas del balneario vecino, dondeacababan de almorzar, se hallaban dos amigos de toda lavida, el doctor Incer, biólogo, geógrafo y astrónomo, y eldoctor Romero, historiador y antropólogo. No parecíanveraneantes ni nada por el estilo, y más bien daban laimpresión de hallarse extraviados.

Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 15-18 pgs.DOSSIER • Sergio Ramírez

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Lucía descubrió al doctor Incer, que observaba la ballena untanto de lejos, valiéndose de sus habituales binoculares, yse acercó con su camarógrafo para entrevistarlo. Tras ellavinieron todos los demás periodistas y camarógrafos, y yahabía cierta tensión provocada por la competencia, porquese empujaban entre ellos.El doctor Incer empezó manifestando ante las cámaras suemoción al observar por primera vez un fenómeno de estanaturaleza, un cetáceo anclado en nuestras costas de aguascálidas. Hablaba como el buen conferencista que era. Entreotras cosas informó que la ballena yubarta, o jorobada,debía su nombre científico de Megaptera novaeangliae, alsabio Fabricius, quien se lo había dado en 1780.¿Qué quiere decir eso en español, doctor?, se oyópreguntar a Lucía. Significaba "Gran Aleta de NuevaInglaterra", por las formidables aletas pectorales de estaespecie, avistada por primera vez, en las cercanías deNantucken, Nueva Inglaterra.- Que es el puerto de donde salió el capitán Ahab para darcaza a Moby Dick, la ballena blanca (dijo el doctor Romero;pero ninguna de las cámaras, ni tampoco ninguno de losmicrófonos se volvió hacia él).El doctor Incer, por tanto, siguió declarando. Declaró que laespecie yubarta es muy vocal y puede crear una ampliavariedad de sonidos, hilados para formar frases repetidasen serie. Es lo que puede llamarse en términos técnicos unacanción. Esas canciones pueden durar de cinco a treinta ycinco minutos y llegan a veces a repetirse sin interrupciónpor varias horas.- ¿Se fijó que esta ballena vomitó una gran cantidad depescados muertos?, preguntó Lucía. Es porque se alimentana lo largo de su ruta de una amplia variedad de especies, ypara eso tienen en la boca una especie de peine de pelosrígidos con el que filtran el agua de mar al tragar suspresas, respondió el doctor Incer.Según el delegado del Marena pesa ochocientos quintales,dijo Lucía, y porque la empujaban desde atrás, parecía apunto de meter el micrófono en la boca del entrevistado.Puede ser, respondió el doctor Incer, aún hay ejemplares depeso mayor. ¿Rinde una buena cantidad de carneentonces? Los cetáceos tienen carne abundante y de buensabor, aunque bastante grasosa.-¿Cuánto tiempo tardará en morir?, preguntó desde atrásotro de los periodistas. No se puede saber, pero pueden serdías, tal vez semanas, respondió el doctor Incer. De estaballena puede comer toda una población de gente, comoesa que está ahora rodeándola, afirmó el mismo periodista.Sería una crueldad matarla, y más bien las autoridadesdeben protegerla mientras puede ser remolcada por unbarco especializado hasta la estación de biología marinamás cercana, dijo el doctor Incer.-¿Y dónde hay una estación de esas?, preguntó Lucía. EnSan Diego, California, yo la he visitado. Será tareaimposible, doctor, lo que es esta gente ya se la habrácomido antes de que logren remolcarcla, dijo otro más. Eldoctor Incer calló, y frunció el entrecejo. Es cierto que enese momento lo ofendía el fulgor del sol de las tres de la

tarde, pero tenía un tic nervioso, que era precisamente elde fruncir el entrecejo.-Además, según el delegado la ballena está enferma, dijoLucía. Mayor razón para dejarla en paz, dijo el doctorRomero, pero tampoco ahora, ni ella ni ninguno de losotros periodistas le hizo caso. ¿Para qué sirve además unanimal tan grande como éste si no es para dar carne?,preguntó otro de los periodistas que ahora se habíaadelantado y lograba apartar a Lucía.-Para los más diversos usos, se apresuró en responder eldoctor Incer: su grasa para fabricar candelas y también parafreír alimentos, sus huesos y cartílagos para corsés, hilo desutura, látigos de cochero, varillas de paraguas y cuerdas depiano, su piel para parches de tambor, y el ámbar gris, quese encuentra en sus vísceras, como base de perfumes ycosméticos femeninos.-El ámbar gris ha servido siempre, desde la más remotaantigüedad, como un potente afrodisíaco, dijo el doctorRomero. Seguía sin poder cautivar a la audiencia, perosiendo como era un hombre irónico, se reía para sí mismo.-Ahora muchos de esos materiales son sintéticos, dijo otro.En efecto, algunas invenciones modernas han sustituidoesos productos, respondió el doctor Incer, como es el casode las candelas, que ya no se fabrican de cebo animal sinode parafina, aunque otros continúan necesitándose, y poreso los barcos balleneros siguen persiguiéndolas comoantaño por todos los mares de la tierra, y peor hoy día,porque cuentan con la ayuda de los satélites.- Imagínense si en tiempos del capitán Ahab el Pequodhubiera estado equipado con rastreadores electrónicos, dijo eldoctor Romero. Las ballenas no quedarían ni en el recuerdo.El doctor Incer era objeto de entrevistas cada vez que seproducía un huracán, una erupción o algún fenómenofamoso, como había ocurrido con la aparición del cometaHalley en 1986; en el caso de las lluvias de estrellasfugaces, como había sido con los meteoros Oriónidas dosaños atrás; o cuando el planeta Marte se acercaba a latierra, como había sido el caso aquel mismo mes. Encambio, el doctor Romero, titulado en la Sorbona ymerecedor de las Palmas Académicas de Francia, habíaescrito los más importantes libros sobre la historia deNicaragua en el siglo XVIII, pero ninguno de los periodistasconocía esas obras.Así que mientras seguían lloviendo las preguntas sobre lacabeza del doctor Incer, el doctor Romero abandonó suempeño de hacerse oír, y se dedicó con mayor provecho aobservar lo que seguía ocurriendo en la playa.Por esa razón fue él quien presenció el momento cuandouno primero, y otros después, dos hombres subieron allomo de la ballena desde el lado de la cola, y luego, comosi fueran equilibristas, los brazos abiertos en cruz,avanzaron sobre la piel resbalosa hasta alcanzar la cabeza.El primero llevaba una barra de excavar pozos que usaba amanera de pértiga. El otro un balde de plástico rojo en unamano, y en la otra una pica de pedrero.El doctor Romero se los señaló a los periodistas que al finlo atendieron, y entonces corrieron en desorden hacia la

Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 15-18 pgs.“Mañana de domingo” / “Sunday Morning”

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playa, los camarógrafos adelante. El inspector, con la pistolade reglamento en alto, ordenaba a los dos que se habíansubido al lomo de la ballena que bajaran inmediatamente.El delegado del Marena venía corriendo al encuentro de losperiodistas, como en demanda de auxilio.En lugar de obedecer, el hombre de la barra la alzó confuerza para descargarla sobre la cabeza de la ballena, queal golpe se cobijó aún más estrechamente con las aletaspectorales. Y cantó. No había nada de armónico en aquelcanto, era una especie de mugido, largo y profundo.-Las ballenas siempre viajan en cortejo, y seguramente estarállamando a alguien de su especie, dijo el doctor Incer.Es una hembra, dijo el delegado—que había llegado juntoa ellos—, y puede ser que esté preñada.-Entonces está llamando a su macho, dijo el doctor Incer.Había ahora más personas subidas al lomo de la ballena.Las mujeres se apretujaban a su alrededor, con los baldesen alto, para recibir los primeros tasajos de carne. Elinspector terminó por enfundar su pistola.Los policías avanzaban y retrocedían, confundidos en lamarea humana, y sólo se veían sus gorras y el cañón de susfusiles. Algunos lo que hacían era escapar del tumulto. Se

veía, además, el chuzo de aquella mujer, la primera enllegar, enarbolado por encima de las cabezas con un trozode carne ensartado en la punta.La multitud trabajaba a golpes y desgarrones el lomo de laballena, los costados, las aletas pectorales, la parte visibledel vientre. Pronto le habían cercenado la cola hendida, ysólo quedaba en su lugar un muñón sangrante.Al rato, los dos científicos y el delegado vieron pasar alpescador que ayudado por el muchacho flaco como unagarza, su hijo, llevaba cargando un buen trozo de una delas aletas pectorales. Delante de ellos iba la niña de lanube en el ojo, que aunque sonreía feliz parecía mirar conangustia.La mayoría de los curiosos había vuelto a sus vehículospara irse, y la multitud alrededor de la ballena disminuía,porque cada quien que llenaba sus baldes y sus sacos ibadesapareciendo. Muchos se alejaban por la costa enparejas, seguidos de sus niños, los hombres con los sacosde carne al hombro y las mujeres con los baldes y canastosrebosantes en la cabeza. Iban despacio, conversandoamenamente. Los policías subían al camión, algunoscargando algún tasajo dentro de las gorras, o amarrado conel fajín.Contra el sol poniente lo que se veía ahora era el costillarde la ballena, como las cuadernas de un barco abandonadoa la destrucción y al olvido. Algunos medraban todavíaentre los despojos, recogiendo lo que aún podían, mientrasla marea iba lavando la sangre extendida en un mantosobre la arena.Ya nadie filmó esas últimas escenas, porque no quedabaningún camarógrafo. Lucía se había ido, todos losperiodistas se habían ido. El inspector Quijano se bajó de lacabina del camión y se acercó a pedir un cigarrillo aldelegado del Marena, que se lo encendió, defendiendo dela brisa la llama del chispero.Esa carne no es apta para el consumo humano, dijo eldelegado al guardarse el chispero en el bolsillo.Todo esto es consecuencia del hambre que sufre nuestropueblo, dijo el inspector Quijano, que había sido guerrillero.-La ballena es como el país, dijo el doctor Romero con levesonrisa. Sólo quedan los despojos.-Me pregunto cuánto habrá durado viva mientras lascarneaban, dijo el doctor Incer.En ese momento repicó el celular del delegado, que seapartó a contestar. Le estaban solicitando informes de losucedido, y él los estaba dando.

Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 15-18 pgs.DOSSIER • Sergio Ramírez

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Fecha de recepción: septiembre de 2006 · Fecha de aceptación: octubre de 2006

“YA LIBRE SOY. LA VIDA Y LA MUERTE DE UN CUENTAPROPISTADE 12 AÑOS EN LA ARGENTINA DEL AJUSTE”/ “FREE I AM NOW. LIFE AND DEATH OF A 12-YEAR-OLDCUENTAPROPISTA IN ARGENTINA’S SETTLING OF SCORES”

Resumen

La crónica narra la historia de Ricardo Pereyra, un joven de 12 años quehabitaba en el municipio de Lanús y vendía jarras y vasos de vidrio depuerta en puerta. Tras exponer cómo fue arrollado por un camión y/o untaxi, el autor devela, a través de la incorporación de diversos diálogos enlos que interpela a los padres y hermanos del niño, la vida de una familiade escasos recursos en la Argentina del ajuste.

Palabras clave:Pobreza, muerte, religión, tristeza.

Abstract

The chronicle narrates the story of Ricardo Pereyra, a 12-year-old boywho lived in the Lanús municipality, and spent his days selling door-to-door glass jars and glasses. After having described how Ricardo is hit bya truck and/or a taxicab, the author—with the help of multiple dialogueswith the boy’s parents and brothers—reveals the life of a poor familyduring the Argentinean settling of scores.

Keywords:Poorness, death, religion, sadness.

A los 12 años Ricardo Pereyra trabajaba por su cuenta 13horas al día. Desde Lanús Este recorría de cinco a seis horasentre ida y vuelta hasta Merlo, donde caminaba la jornadalaboral de un adulto, cargado con jarras y vasos de vidrioque vendía de puerta en puerta. El lunes no volvió a lacasilla de un ambiente y letrina al fondo que su padre, sinempleo estable desde hace seis años, subdividió con tresparedes de ladrillo sin revoque, asentada sobre terrenosfiscales, en un vecindario que no se decide a ser barrio ovilla, donde Ricardo sobrevivía con su mamá, su papá y cincode sus diez hermanos. Lo habían embestido un camión y/oun taxi destartalados, cuyos conductores ni se detuvieron,poco después de las cinco de la tarde, a media cuadra de laPlaza Flores. Sin obra social ni protección previsional alguna,el formoseño de rasgos tobas Bruno Pereyra y la gringacolorada Ana María Dezien no sabían qué hacer con elquerido cuerpito magullado que les entregaron en la morgue

de la Capital. Se hubieran vuelto con él en brazos, si el diarioCrónica, la única institución de la sociedad a la que se lesocurrió acudir, no hubiera intercedido ante el municipio deLanús, que proveyó la ambulancia para el traslado y el ataúdpara el sepelio. Desde el miércoles, Ricardo reposa en tierrasfiscales del cementerio de Avellaneda, de donde sus padrestemen que sea removido si no reúnen los medios paracolocarle una lápida de mármol y una cruz para que, por unavez, “tenga como todos”, según las palabras que sollozaAna María.

Deme dos

Bruno llegó de Formosa a los 18 años y lo primero quehizo fue enamorarse de Ana María, de apenas 14. Primeronos hemos juntado, porque mi mamá no me quería dar lavenia. Después cuando cumplí la mayoría de edad, a los21, me casé, explica ella. Para entonces ya habían nacidolos primeros tres hijos, Norma Beatriz, Jorge Omar y SilviaLiliana, que hoy tienen 26, 23 y 21 años, y que, comoBruno Marcelo de 19, Paula Noemí de 18, y Sofía Alejandrade 16, ya no viven con los padres. Están casados, alojadosen casa de los suegros, o en el servicio militar, o, la menor,empleada doméstica con una patrona de Palermo. Sóloquedaban con ellos Raquel Elizabeth, la Eli, de 14, RicardoSamuel de 12, Alejandro Gabriel de 9, Jonatan Joel de 5 yAbel Benjamín de 4. Los fines de semana se sumaba SofíaAlejandra. Como los nombres son gratis, todos tienen dos.

Residuos

Durante ocho años, Bruno trabajó como recolector deresiduos en la municipalidad de Merlo. “No me echaron. Yorenuncié”, aclara. “Por motivos íntimos”, agrega, y noquiere volver sobre el tema. Pasaron seis años y noconsiguió otro empleo efectivo. “Fui a ver varias veces a losconcejales cuando iba a haber elecciones. Cuando subióallí el señor Green vinieron afiliados, muchas promesas,pidió los votos. “Con la promesa votamos muchos, y luegoel trabajo nunca apareció”. Gre-en, dice, marcando concuidado cada e.“Luego insistí por el primer concejal que es Carlos Díaz.Ellos me hicieron promesas, antes del voto también. Ganó,ocupó el lugar que él quiso, fui a verlo y me dijo: así comonosotros nos llamamos Carlos Díaz y la mamá se llamaRamona Díaz, así como nos llamamos nosotros, yo leprometo trabajo, seguro, seguro, pero espéreme un cachito,por lo menos dos o tres meses. Luego fui a verle, siemprepromesas, pero nunca pasa nada. La última vez que fui lequise hablar al señor Carlos Díaz y no me quiso atender.Fui a la madre y le dije que por qué cuando necesitabanvotos, cuando necesitaban de nosotros sí que nosatendían. Pero ahora que ya está acomodado, y gracias anuestro voto de la gente está allí. Pero por lo menos nospodía haber atendido. ¿Y el trabajo? Y entonces me dijo:Retírese. Y me había echado. Esa fue la última vez y desdeese día no fui más a verlo”.

Horacio Vertbitsky *

* Escritor y periodista argentino. Entre sus libros están Ezeiza, Civiles ymilitares, El vuelo, El silencio, entre otras obras de análisis de lahistoria y la realidad argentinas. Preside el Centro de Estudios Socialesy Legales en Buenos Aires y obtuvo el premio en LASA por la mejorcobertura periodística a largo plazo en América Latina.

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 19-23 pgs.DOSSIER • Horacio Verbitsky

Bruno Pereyra no tiene teorías sobre el sistema político y larepresentación popular. Tampoco es un hombre resentido.Pero no se olvida del primer concejal y de su mamá.“Lógico, me hicieron sentir un poco mal”, casi se disculpa.

Cicatrices

En fábricas y obras se quitaba la camisa para la revisiónmédica, veían la cicatriz en la espalda y lo descartaban.“Usted no, vístase”, le ordenaban. “Yo tengo un problema,que estoy operado de la columna hace doce años, aunquesoy fuerte y dispuesto a trabajar. Hay tanta gente sana queno querrán tener problema”, dice, comprensivo. El últimoaviso al que respondió pedía personal temporario, concontratos de uno a tres meses. Vio tanta gente en la colaque ni esperó la ceremonia de la camisa. Desde entoncesha dejado de buscar, por lo cual su caso, típico en el GranBuenos Aires de la desindustrialización, no se computaentre las cifras de desocupados y subocupados de lasestadísticas oficiales, en este país en el que “sólo notrabaja el que no quiere”.“Allá en Merlo comenzamos a trabajar en verdura, en lascalles vendíamos y era la única manera que podíamos, paralos alimentos de los chicos, y todo”. Ana María limpiacasas por hora en la Capital, dos días a la semana. Lepagan 25.000 australes la hora. Trae 100 o 120 mil cadavez, “porque no consigo para hacer todo el día completo.Cuesta que le paguen como corresponde. Le prometen unacosa y después le pagan menos y cuando uno le pideaumento no le quieren dar”. La adolescente SofíaAlejandra se empleó para acompañar a una señora, enPalermo. “Ella no quería cama adentro, porque se sientemuy encerrada, eso siempre me lo pidió, porque se sientemal ella, encerrada así, pero no tiene otra posibilidad.¿Cómo conseguir un trabajo a la edad de ella, y sinestudios secundarios?”, pregunta la madre, abrazada a laniña, que con un moño blanco en los cabellos lacioslagrimea en silencio. Los 3 millones de australes que aportason decisivos en el presupuesto familiar. “La señora sale yestoy siempre sola. Ella quiere que me quede todo el díaahí, y sobre todo a la noche”, explica Sofía Alejandra.- ¿Y durante el día no puede salir?- El trato se hizo cama adentro—ratifica el padre.- Con cama no se sale. El sábado recién—notifica la tíaMarta—.

Ad honorem

Marta Pereyra es hermana de Bruno. Vive a la vuelta y sucasa es un punto importante, por dos razones: tienetelevisor, por el que la familia se entera sobre la apariciónde nuevos testigos y detalles, y funciona un comedorpopular que todos los días sirve un plato fuerte, postre yfruta a noventa pibes del barrio. “Ricardo les llevaba a loshermanitos y les esperaba. Porque los más chiquititoscomían despacito y el otro gordito les apuraba. Pero él sesentaba ahí contra la pared, ponía así los piecitos y les

esperaba al hermano, hasta que no termine. Teníapaciencia, era muy cariñoso”, intercala la tía. Ana María yRicardo ayudaban a Marta Pereyra en el comedor,abastecido por la Municipalidad, que ella atiende desdehace cuatro años. “Desde hace cuatro años. Yo empecédando la leche a los chicos. Una vez a la semana laMunicipalidad nos baja la carne, la verdura y la fruta, y lasmercaderías nos baja cada quince días. En eso la verdad esque el Intendente, en ese sentido, se porta”, cuenta Marta.- ¿Le paga a usted por su trabajo la Municipalidad?- Noooo—dice con una carcajada franca, dispuesta ailustrar con indulgencia al ignorante—no, no. Eso es adhonorem. Yo lo hago porque a mí me gusta hacerlo nomás.Ojalá nos pagaran. A veces no tenemos ni para viajar, parair a buscar las cosas. La verdura la traen siempre, pero lasotras cosas no, cuando el camión está roto o no viene,tenemos que ir a buscar.

Sin vuelta

En Merlo ocuparon una casa deshabitada. “Estábamosseguros que no tenía dueño, entonces entramos, pagamosimpuestos, pagamos inmobiliario y vivimos veinte años allí.La casa era más grande, pero muy antigua. Nosotrosteníamos pensado irnos a vivir a Formosa, donde tengo ami madre. Fui a visitarla por primera vez en 27 años ycomenzamos a ponernos en la cabeza ir a Formosa. Parecíaque iba a ser una vida mucho más mejor y menos agitadaque acá, pero no salió como tenía que salir”, sigue Bruno.El regreso fue una ilusión imposible: por una casita lespedían 2.500 dólares, por un terreno 15 millones deaustrales. La casa de Merlo no pudieron venderla porqueno tenían escritura. “Con esa plata pensábamos disponerpara ir a este lugar, pero no se pudo hacer. Estamoshaciendo el trámite veinteañales, que está en manos deuna abogada”, dice Bruno.En vez del regreso soñado a Formosa, con una camionetitapara comprar verduras y gallinas en el campo y venderlasen la ciudad, porque “otro trabajo allá no hay, fuimos aparar a Longchamps, después a casa de mi suegro.Estuvimos un tiempo allí hasta que pudimos reunirvendiendo los vasos. Entonces fue que trabajábamos másfuerte. Luego Dios nos deparó esto y pudimos reunirnos lamitad de esta casita, que era siete quinientos. Le dimossiete quinientos como de seña, y el hombre nos guardó.Porque no quería que entremos porque tenía miedo queentremos y después...como son fiscales ya no pague y norecuperar tampoco. Así que le dimos los siete quinientos ynos esperaba 45 días para darle los otros siete quinientos.Y luego junté yo, entonces, la plata, doce millones, más tresque nos prestó mi suegro. No es el terreno que pagamossino la casita. Nosotros teníamos ganas de estar, por lomenos, en lo nuestro, con nuestros hijos. Siempre fuimosasí. Nos sentimos cómodos, y nos quedamos acá. Noestamos desconformes, pero anhelamos vivir un pocomejor. La verdad que haría un poco más falta, por lo menospor estos últimos que quedan, los chicos más chicos, ya

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 19-23 pgs.“Ya libre soy. La vida y la muerte de un cuentapropista de 12 años en la Argentina del ajuste” / “Free I am Now. Life and Death of a 12-Year-Old Cuentapropista in Argentina’s Settling of Scores”

tendrían un poco más, una vida mejor, no como los másgrandes que tenían que salir a la calle conmigo”.Ana María interrumpe: “Nosotros procuramos de tenerleslimpitos, de comprarles su ropita. Lo de ser pobre no es sersucio. Tener la casa pobre pero limpia”.- A sus chicos se les ve limpios, con el pelo bien cortado.- Yo le corto siempre, a mi esposo y a los chicos, con lamaquina de afeitar.- Desde que me casé no uso más peluquería. No cortarámuy bien, pero por lo menos—sonríe por primera vezBruno—.- A veces me pongo nerviosa y le como algunos pedazos-.Ella también sonríe. Ambos se miran con un cariño muyantiguo.

Made in Lanús

“Cuando iba yo cargaba cosas pesadas. Ocho o nuevedocenas en una caja. El chico me llevaba la parte máslivianita, cuatro jarras, que no pesan nada. Los días sábadose vendía mucho, y entonces llevábamos más carga. Ahí ibami esposa también y el más chico también, Alejandro.Entonces llevábamos cinco o seis cajas con muchamercadería. Comprábamos por acá, a menos precio”,describe Bruno.Las jarras y los vasos no son importados. Se producen enlas fábricas que aún quedan en Lanús. Su vidrio opaco,decorado con flores en relieve, no ganará ningún concursode diseño. “Comprábamos la jarra a 25 y lo vendíamosganando siempre la mitad del precio. Vendíamos a 50, a45, asigún la gente como podíamos largar. Acá en la zonano se vende, porque la gente compra en las fábricas.Entonces comprábamos y nos íbamos a Paso del Rey, aItuzaingo, a Moreno”, dice Bruno. Del cercano sur alextremo oeste, cruzando medio Gran Buenos Aires y todala Capital.Caminaban 25 cuadras a las 5 de la mañana para tomar elprimer colectivo, aún vacío, porque sólo en la terminal y aesa hora les permitían subir con sus cajas. Luego de unahora larga bajaban en Pueyrredón y Lavalle, caminabancinco cuadras hasta Once, donde tomaban el tren. Un díabajaban en Merlo, otro en Ituzaingó, Paso del Rey oMoreno, a otra hora de viaje. Desde la estación de destino“caminamos cinco o seis cuadras, buscamos la parte másabajo, porque es donde más se vende. Calles de tierra,casas humildes”.- ¿Y van tocando timbre?—es la pregunta convencional.- Donde hay timbre sí—es la respuesta que revela el otropaís.- Si no hay timbre, le llamamos: Señora, vendemos vasos,jarra. Y le vendemos.“Yo me voy por una vereda con las cajas más pesadas, y élpor la otra vereda con las cosas más livianitas”.Él es Ricardo, al que todos mencionan en presente. Despuésde siete u ocho horas el vendedor ambulante y sus hijostomaban el tren hasta Flores y allí el colectivo 85 hastaWilde. Ese viaje era más largo que el de ida, pero como

volvían sin las cajas, podían abordar el colectivo 17, que enpocos minutos los regresaba a la casa ahorrándoles losúltimos dos kilómetros de caminata. A las seis o seis y mediallegaban de vuelta. Los martes y los jueves ganaban 500 o600.000 australes. Los sábados, 700 u 800.000, con eltrabajo de un hombre, una mujer y dos niños de sol a sol.

Venta y compra

A la hora en que retornaban, las fábricas y los negociosdonde adquirían las jarras y los vasos ya habían cerrado, ynunca reunían el dinero que les permitiera acopiarmercadería para dos días de venta. Antes de volver acomprar, necesitaban vender. Por eso salían día por medio.Salvo Ricardo, que algunos lunes iba a entregar los pedidosacumulados el sábado mientras el padre preparaba lascajas para el martes. “Jarritas llevó, en una cajita, ¿cuantohabrá pesado? ¿Cuatro kilos? No, las jarras no pesabantanto. El se jue solo a llevarme el pedido. Era el mayorcito,el que conoce a los clientes, el que conoce todo, el que ibaconmigo. Buenísimo era él. Muy compañero conmigo.Conversábamos mucho. Íbamos juntos. Veníamos juntos. Élese día fue con la mamá. La mamá fue a trabajar, mi hijatambién y él llevó la cajita y se fue. Yo el lunes atrás deellos salí y me fui a comprar, y traje e hice todos lospaquetes, y me fui a otra parte a buscar el precio másbarato, traje también de ahí, preparé todo para el díamartes. Cuando íbamos a comprar tomábamos doscolectivos, y a veces para no gastar, vacíos cuando íbamos,nos íbamos caminando, y a la vuelta que nos veníamoscargados, tomábamos el colectivo. Iba yo con Ricardo y aveces con mi señora, y cuando era poquitito iba Ricardosolo. Estaba acostumbrado a viajar. No es que le pasóporque lo largaron ese día a la calle y no sabía cómoarreglarse”.

El reloj

Ese lunes comenzaron a esperarlo a las seis y media. A lasonce Ana María ya no dudaba. “Bruno, acá a Ricardo lepasó algo porque no es un chico de faltar”, dijo. Comoocurrió durante la guerra sucia, la mujer sigue siendo quienenfrenta la realidad sin subterfugios ni complacenciaspueriles. A las tres de la mañana salieron a desandar elcamino conocido. “Comprá Crónica, a ver si hubo unaccidente”, insistió Ana María. Consiguieron el diario en elpuesto de Pueyrredón y Lavalle, pero no lo abrieron. Elquiosquero no había visto pasar a ningún chico con cajitas.La comisaría que hay a media cuadra no tenía registradoningún accidente.Recién en el tren rumbo a Merlo, Bruno miró el diario:“Inhumano. Un chico fue arrollado por un camión y elúltimo que le pasó por encima fue un taxi” leyó. “No quiseleer, porque ya me clavé en el corazón que podía serRicardo. Cuando fuimos cerca de Flores me animé y lo leítodo”. El diario decía Pedernera y Rivadavia, allí dondetomaban el colectivo de regreso.

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 19-23 pgs.DOSSIER • Horacio Verbitsky

“Entonces yo le dije: Ana agarrate, porque esto es Ricardo.Y le pregunté a un hombre dónde quedaba esa calle. Medijo que en la esquina de la plaza de Flores. Yo me dije, esRicardo éste. Ella me dijo, Bruno para qué vamos a ir más.Nos bajamos”.Luego de pedirle la descripción de la ropa, de la comisaríade Floresta los enviaron a la 38ª. “El señor que estaba ahíse quedó un rato mirando, como sorprendido, porque sedieron cuenta por la descripción que le dimos, pienso yoque él es un funcionario, que se da cuenta enseguida. Alratito dijo acá había una pertenencia, por ahí la reconocen.Yo no sabía si mirar o no mirar. Y dijo: ¿Traía alguna caja?Cuando dijo, yo dije: Ricardo. Ya sabía que era él. ¿Y estereloj conoce? Sí, es Ricardo. Era él”. La policía también lesofreció una o dos jarritas rotas recogidas de al lado delcuerpo. “No las quise retirar porque... me quedó elrecuerdo de él y lo dejé ahí, para que ellos las tiraran”.Les desespera la imagen del niño agonizando en elpavimento, sin que nadie lo auxilie, y los conductores enfuga. Piden justicia, que aparezca quien lo atropelló. “Noimporta que haya estado muerto, lo hubieran prestadosocorro, a lo mejor había una esperanza. Pero dejar asítirado, y correr, eso no se le hace ni a un animal”. LosPereyra tienen sus ideas sobre el mundo, lo que está bien ylo que está mal. “Si no es culpable que aparezca, que aclare.La Justicia no castiga a los inocentes”, sostiene Bruno, antesde volver, una y otra vez al momento en que le confirmaronla noticia más temida. Por un momento les tranquiliza saberque Ricardo cruzó con el semáforo verde, como cuentan lostestigos. Hasta que el padre saca del bolsillo el reloj deplástico, con dibujos azules. Cierra el puño sobre él y nopuede seguir hablando. “Le gustaban mucho los reloj. Estees un relocito que compró en 7.000 pesos. No vale nada”,se repone. Lo acaricia con infinita dulzura.

NN

El sensacionalismo de algunos medios de comunicaciónasedia a Bruno Pereyra. “Yo al oficial le dije, yo lo únicoque le pido es que no me lo tocaran al chico, que no me loabran, no quiero que lo toque nadie. Cuando meentregaron ya estaba todo abierto, y cosido como unmatambre. Yo voy a pedir explicaciones. Pienso que nodebe tener tripas ni nada adentro. No sé yo cómo semaneja eso, pero ellos deberían haber esperado si nosotrosdábamos el consentimiento de abrir. En la cabeza lo aceptoque le hayan hecho la autopsia, porque el golpe está en lacabeza, pero la parte del cuerpo, ¿por qué? No habíanecesidad de abrirle el cuerpo, si el certificado dice que elcráneo, y derrame cerebral. Era un poco por demás. Notenía documentos el chico. Estaba como NN. Entró a lamorgue judicial, nadie lo reclamaba. Pero pienso que hayuna tolerancia de 24 horas si alguien aparece parareclamar el cuerpo para ver qué hacer”.- ¿Los órganos de él adonde están? Porque hay personasque quieren los órganos de las personas que sufrenaccidentes. ¿Dónde está todo eso, las cosas de él de

adentro?—se desespera Ana María.- Yo supongo que al hacer la autopsia no queda nadaadentro. ¿Qué le ponen adentro, papel, lo rellenan?—pregunta la Tía Marta.- No. La autopsia es una obligación legal, pero no le sacannada.Entonces, por un momento, se tranquilizan. “Lo velamosacá. El intendente me consiguió el cajón y la cochería.También me ofreció un trabajo en el municipio. La caritatenía sana, tenía golpes, moretones, pero no había deformeen él. Ellos querían cerrar pero yo le pedí por favor que nocierren, que queríamos verle. Y no cerraron. El únicoproblema que tenía era la pierna. Yo le besé los pies, paraponerle una media, y estaba quebrado, los huesitos lesalían. Y otra parte de la pierna que le gastó elpavimento”, evoca el papá. Las preguntas sin respuesta sereanudan. “No sabemos si lo atropelló y lo tiró o si loarrastró, por el raspón en la piernita”, cuenta la tía, comosi su interlocutor pudiera contestarle.

Goles

“Yo no lo veo muerto. Yo no pienso cómo está en el cajón.Lo veo en mi pensamiento como era él. No alcanzo areaccionar todavía que él está muerto, no puedo creer. Nopuedo hacerme la imagen que él está muerto”, repite elpadre. “Pienso que va a llegar en cualquier momento, o lovemos riyéndose o jugando, o peleando con los hermanos,sacándose las bolitas”, dice la madre. “A Ricardo legustaba el partido”, informa Alejandro, el hermano de 9años. “El partido de River. Escuchábamos por la radio”,aclara. “Anoche, como sabía que el hermano quería uno deesos cohetes, le tiró en nombre del hermano uno de esoscohetes. Pero él estaba muy triste. Igual que ahora, queestá temblando”, dice Ana María, contra quien se recuestael niño, de inconmensurables ojos negros.“Ricardo se compró dos vasitos de River, que los voy aguardar para mi recuerdo. Le gustaba el fútbol y queríaseguir de mecánico. Era muy inteligente y tenía unaagilidad tremenda, iba corriendo por la calle, daba unavuelta en el aire, caía parado y los chicos le miraban. Yo ledecía, Ricardo no lo hagas más en el pavimento, te vas aromper el espinazo. Qué me voy a romper decía”, acota elpadre. “Quería que lo anote en el fútbol. Pero no teníamosmedios, ni cómo llegar a una persona que lo haga ensayarpara que cuando sea grande pueda entrar en el fútbol”,agrega la madre. “Allá en Libertad sí, lo anotamos en elMiddland y fue un tiempo al fútbol. El que enseña decíaque era el mejor. Sabía hacer los goles, él se mandabatodos los goles”, se anima la hermana.

La culpa

Los Pereyra son gente mansa. Como no se interrogan sobrela sociedad en la cual vivió y murió Ricardo, descargansobre sí todas las culpas. Primero las culpas por la vida.- Tenía muchos planes, de comprarse cosas para él, muchas

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 19-23 pgs.“Ya libre soy. La vida y la muerte de un cuentapropista de 12 años en la Argentina del ajuste” / “Free I am Now. Life and Death of a 12-Year-Old Cuentapropista in Argentina’s Settling of Scores”

cosas que le gustaban, para él. No pudimos juntar paracomprarle, ¿cómo se llama esa cosa grande?- pregunta elpadre.- Una patineta—precisa la tía.- Sí, una grande.- Un esquí—dice la madre.- Sí.- Un skate—corrige la hermana.- Eso andábamos queriendo de comprar. Como todos loschicos quería, pero no lo pudo tener—agrega Bruno.- Ellos nunca tuvieron juguetes buenos. Nunca pudimosdarles los gustos—se acongoja Ana María.- Para fin de año, con los cumpleaños, nunca recibieronnada, porque no podíamos. Quería para su bicicleta ycuánta cosa, pero yo le decía: “Ya te voy a comprar”. Yo séque era promesa nomás, porque ¿de dónde iba a sacar?—completa el padre.Luego, las culpas por la muerte. En el velorio hubo quienesdijeron que el accidente ocurrió porque los padresmandaron a Ricardo solo. “No teníamos otro remedio”, seexcusa Bruno. “Y luego me consuelo porque digo si le ibaa suceder, le iba a suceder estando conmigo, o cuando ibaa cruzar la calle o cruzar General Belgrano que espeligroso, o hacer un mandado”. Pero no se convence.“Quizás pasó porque no jui yo. Porque cuando voy conellos, con los dos que ando los días sábado, los agarro dela mano a los dos y cruzamos los tres. Cuando llegan a lavereda, los largo. Y si iba conmigo quizás no le sucedía”.Su mente atormentada no puede detenerse. “Yo siempre ledecía cuídate. ¿Cómo vas a pasar la calle? La luz verde, yasé papá, la luz verde, tengo que fijarme acá, tengo que

fijarme allá, me decía. Pero acordate Ricardo, le insistía”.La religión tiene las respuestas adecuadas, es el únicoconsuelo de aquellos para quienes la vida es un infierno. Laangustia de la muerte se sublima en una ilusión defelicidad. Los Pereyra son muy creyentes, evangélicos.Después de la semana de trabajo que los dispersaba, eldomingo se reunía toda la familia. Comían en la casa eiban a la Iglesia. “A Ricardo le gustaba mucho. Tocaba labatería, se iba a ensayar, y andaba contento. La muertenunca no tiene la culpa. Nadie acepta que murió porque lellegó la hora. Siempre hay una culpa. ¿Por qué le habrámandado solo? Si no hubiese ido solo no le hubiesepasado. ¿Por qué le habrá mandado a comprar esto? Si nole hubiese mandado no le hubiese pasado. O si le pasó ahíenfrente, ¿para qué le mandé enfrente a comprar unagaseosa y no me fui yo? Si no, no le hubiese pasado.Siempre hay alguien a echarle la culpa. Y por más que leechemos la culpa a alguien la vida ya no va a venir”.El miércoles comenzaba una campaña. Ricardo tenía quereemplazar al otro baterista en la Iglesia y estaba muyilusionado. Tartamudo desde el nacimiento del hermanosiguiente, el domingo sintió que podía cantar y lo intentó.“Le salió muy lindo, como nunca le había salido. Todos ahíen la Iglesia gozaron por como él cantó. Y a la venida deldomingo, que no pudimos tomar colectivo, volvimoscaminando por el camino y él cantaba un corito. Y le dicela mamá: ¡Qué bien que te sale!”.El texto del himno decía: “Ya Jesús mi pecado borró, yalibre soy”.

(24 de noviembre de 1991)

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Fecha de recepción: septiembre de 2006 · Fecha de aceptación: octubre de 2006

“EL FARO DEL FIN DEL MUNDO” Y OTROS TEXTOS / “THE END OFTHE WORLD’S LIGHTHOUSE” AND OTHER TEXTS

Resumen

En “El Faro del fin del mundo”, los autores relatan sus experiencias eimpresiones frente al viaje a la Isla de los Estados, en la punta sur deArgentina. Más adelante, en “Los Balcanes y las alucinaciones de laliteratura”, Ford reflexiona sobre el conflicto que viven aquellos que sededican a las letras entre el imaginario histórico, cultural y literario, y lacruda realidad contemporánea, usando como base un viaje a losBalcanes y el texto de La Canción de Rolando. Ya en “Haroldo y lasaletas de tiburón” Ford narra cómo Haroldo Conti, escritor argentinoasesinado por el régimen militar, quiso hacerse rico vendiendo aletas detiburón a los japoneses, por lo que recorre múltiples balnearios de suprovincia; no obstante, a causa de la extensión del viaje y las vicisitudesde la marcha, abandona el proyecto y se dedica a disfrutar los placeresdel viaje.

Palabras clave:Faro, literatura, viaje, Rolando, Argentina, Haroldo Conti.

Abstract

In “El faro del fin del mundo”, the authors narrate their trip to the Isla delos Estados, south to Argentina, and their related experiences. Then, in“Los Balcanes y las alucinaciones de la literatura” Ford reflects on theconflict writers have between historical, cultural and literary imaginaries,and contemporary reality; all by means of the story of a trip to theBalkans and the Canción de Rolando. Finally, in “Haroldo y las aletas detiburón”, the author narrates how Haroldo Conti—Argentinean writermurdered by the military regime— wanted to become rich by sellingshark fins to the Japanese, thus, he travels across multiple beaches of hisprovince. Nonetheless, because of the extension of the trip and hismultiple adventures, he abandons the idea and simply enjoys thepleasures of traveling.

Keywords:Lighthouse, literature, travel, Rolando, Argentina, Haroldo Conti.

El FARO DEL FIN DEL MUNDO**

Aníbal Ford y Carlos Masotta***

La Isla de los Estados, al sur del sur de la Argentina, allídonde el país se acaba, será el sitio elegido por muchosturistas para esperar el año 2000. Una recorrida por susturbales y por su mítico faro une su leyenda a la historia denuestra modernidad.En el centro de la cultura contemporánea se discuten losprocesos de globalización y localización e incluso seinventan conceptos como "glocalización"; se habla de ladesterritorialización de las culturas y de "no lugares";chocan despiadadamente las versiones étnicas y culturalesde la nación con sus versiones territoriales y el Estado-Nación se recicla en estos temas que durante varios sigloslo definieron.En este marco ciertos ejes de nuestra cultura se replantean:"el crisol de razas", "gobernar es poblar", el Sarmiento dela maldición "fundacional": "el mal que aqueja a laRepública Argentina es la extensión; el desierto la rodeapor todas partes, y se le insinúa en las entrañas...".Vale entonces recordar que la Argentina, un paístempranamente urbano e hipercentralizado, se ha pensadofrecuentemente desde el territorio, desde el desierto y lafrontera. Y en esto la Patagonia, "la tierra maldita" yparticularmente Tierra del Fuego, provincia recién en 1992,tuvieron un lugar central a pesar de ingresar en elimaginario como el ejemplo de la lejanía, el aislamiento, ladespoblación e incluso la tierra de nadie (res nullius).Sin embargo, este lugar concreto, esta región argentina,mítica y legendaria, cuya historia pasada y presente daríapie para discutir todos estos temas, comienza, a medidaque se acerca el próximo milenio, a focalizar la atención. Ala espera del año nuevo, miles de turistas, en su mayoríaextranjeros, combinarán cronómetros y brújulas paraesperar, como en un rito milenarista, el fin del siglo allídonde, a pesar de ser redonda, la tierra se acaba: en lasfronteras más australes de nuestro país, terminal de laArgentina, y también terminal del mundo. En la Tierra delFuego, en la "Fuegia" de los científicos argentinos del siglopasado. Y en ese rito, en ese lugar mítico pesa unmonumento y una isla, parte de la provincia y últimaemergencia de la cordillera de los Andes, a la que pocospodrán acceder: la Isla de los Estados, al este de Tierra delFuego, en uno de cuyos extremos, en San Juan deSalvamento, se halla el monumento al primitivo Faro delFin del Mundo. El Faro que inmortalizara Julio Verne, unode los escritores que más contribuyó al imaginariointernacional y hoy global sobre la Patagonia.Con destino hacia la Isla de los Estados y el Faro nos

Aníbal Ford *

* Aníbal Ford es escritor, periodista, investigador. Durante años ha sidoprofesor en la Universidad de Buenos Aires. Director de la EnciclopediaLatinoamericana de Sociocultura y Comunicación (Editorial Norma).Entre sus obras más recientes están La marca de la Bestia, Oxidación,Navegaciones.

** Este artículo fue publicado en el Diario Clarín, Suplemento Zona, conel título "Una luz en el país del fin del mundo", 8 de Agosto de 1999.

***Carlos Masotta es antropólogo y docente de Ciencias Sociales (UBA).Fue dos veces a la Isla de los Estados con Aníbal Ford y estáescribiendo con él el libro sobre la zona del faro con el título deNación y Naufragio

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embarcamos en el mes de mayo en Ushuaia en el aviso"Sobral", un antiguo barco de la Armada botado en losEstados Unidos en 1944 y cuyo puente fuera destruidodurante la guerra de las Malvinas. El aviso, único contactoregular con la isla, iba a cambiar la población de PuertoParry, la única base—cuatro personas—en toda la isla,cuya complicada geografía tiene más de cuatrocientoskilómetros cuadrados. Después de navegar casi doscientasmillas y cuando las nubes y las brumas que cubrenpermanentemente la isla retrocedieron, avistamos el faro.Posiblemente Verne escribiera su relato, publicadopóstumamente en 1905, alimentado no sólo por lascrónicas de ultramar que se leían con fervor en la Europadel siglo pasado, sino por las noticias sobre el Faro, que,junto a un presidio militar, construye la Argentina en laexpedición comandada por Laserre en 1884 en San Juande Salvamento, extremo este de la isla. En este faro,reemplazado por su escaso ángulo de iluminación en 1904por el de la isla Observatorio, al norte de la Isla de losEstados, es donde transcurre la acción de la novela,desencadenada por un grupo de raquers, "piratas de latierra", especialistas en saquear los frecuentes naufragios eincluso en provocarlos con señales equívocas, como sucedeen una película casi paródica de la obra de Verneprotagonizada por Yul Bryner y Kirk Douglas.Los raquers, que en realidad frecuentaban la isla, junto conloberos, pingüineros, navegantes, corsarios y toda clase deaventureros y expedicionarios, tenían su asiento en PuntaArenas o en la islas Malvinas. En ese momento el Estrechode Le Maire era la ruta obligada para los barcos depasajeros o de carga que buscaban el peligroso Cabo deHornos para ingresar en el Pacífico hacia lugares tandiversos como Australia, Valparaíso o California. El Canalde Panamá se inaugura recién en 1914. Hasta esemomento por la costa norte de la Isla de los Estadospasaban anualmente casi doscientos navíos.La carga legendaria de la Isla de los Estados no es ajena a lasenormes dificultades que el Estrecho de Le Maire presentóhistóricamente a la navegación. El estrecho y los mares querodean la isla son famosos por sus encuentros de corrientes,por sus remolinos y escarceos, por sus temporales, por susoleadas gigantescas y violentas que se elevan en forma decolumnas tide rips. De un "mar hirviente" hablaban losyaganes y otras tribus indígenas, que a veces cruzaban eseestrecho en sus precarias canoas construidas con cortezas dehayas y colihues y cosidas con tientos o barbas de ballena. Enese "mar hirviente" se produjeron cientos de naufragios enlos años que era el único paso transoceánico. Esto marcaría lahistoria de la isla y de su principal figura, el capitán LuisPiedrabuena, salvador de náufragos y primer piloto argentinograduado en los Estados Unidos.El desembarco en la isla se realiza en gomones porque elbarco ancla lejos de la costa debido a sus peligros. En esasentradas y fiordos los fuertísimos vientos de la zonapueden entrar en zigzag williways y arrastrar lasembarcaciones hacia los acantilados o hacia fondosrocosos denunciados por las algas (cachiyuyos).

Ahí emprendimos la subida a la cima del peñón donde estáinstalado el Faro, que no es la típica torre que ilustrarantantas ediciones de Verne, sino una construcción de maderachata y hexagonal, aparentemente parecida a la original ycon un techo piramidal. Su funcionamiento, meramentesimbólico, es automático y alimentado por energía solar ybaterías recargables. El grupo de franceses que loreconstruyó colocó un cartel que indica que esaconstrucción no es en realidad un faro, sino "unmonumento" donado por Francia. En efecto, en el extremoeste de la Isla de los Estados se halla el monumentohistórico más inaccesible y solitario de la Argentina.Pero lo cierto es que más allá de Verne, o del ritomilenarista y del turismo de aventuras, hay otras historiasque alimentaron el imaginario nacional e internacional ylos proyectos sobre el extremo austral y los recursos delAtlántico Sur. La Isla de los Estados, que según lasinvestigaciones arqueológicas fue transitada por gruposindígenas, por lo menos hace 2000 años, comenzó a serregistrada cartográficamente por arriesgadas expedicionesa partir del siglo XVII. Por ahí transitaron figuras comoDrake, Cook, y muchos otros navegantes y corsarios queeran la vanguardia de la expansión de los imperioseuropeos. Visitada frecuentemente por diversos aventurerosdel mar, que explotaron sin piedad su rica fauna, tambiénlo fue por diversas expediciones científicas y "geopolíticas"como la de Fitz Roy y Darwin durante el siglo XIX. Tuvotambién sus dueños, que intentaron industrializarla, comoel Capitán Piedrabuena, solitario defensor de la zona.Recién fue controlada por el Estado durante el roquismo.Ahí comenzó a formar parte de los proyectos de nuestraprecaria e incompleta modernidad, como lo testimonia lapropia historia del Faro y del presidio que lo acompañó,antecesor del de Ushuaia, en San Juan de Salvamento. Hoysu desolado territorio, uno de los más deshabitados de laArgentina, se ha constituido, según una todavía no clara ydiscutida legislación provincial, en "patrimonio histórico,ecológico y turístico". Su historia es también la de nuestramodernidad, o la de sus desajustes entre las visiones delpaís como puro territorio o como poblamiento y desarrollo.Todo esto es algo como lejano y exótico en la culturaargentina, ajena incluso a cómo los mares del sur, muchoantes de la guerra de las Malvinas, fueron percibidos comoun eje central del desarrollo nacional por su riquezas yrecursos: petróleo, nódulos de manganeso, krill, e inclusoesa pesca de altura que hoy es depredada por los barcosfactorías y sus embarcaciones satélites, y cuyo control esprácticamente imposible. La Argentina marítima que seprevió o soñó en los comienzos de nuestra modernidad,dada la inmensidad de nuestras costas y recursos, nunca seconcretó.La Isla, visualizada como espantable por diversosnavegantes, o como la verdadera Isla del Diablo por elautor de La Australia Argentina, Roberto Payró, cronista deLa Nación que la habitó, en 1898, durante 45 días, generóen otros observadores una visión diferente, como es el casodel famoso Julius Popper, discutido y cruento pionero de la

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zona. Sacudida constantemente por lluvias que rodean los3000 milímetros anuales, está cubierta por una compleja yantigua vegetación: de sus árboles, trabajados por lospresos, salió la madera del moblamiento de muchas casasde Las Malvinas y sus primeros árboles. Debido a sucomplejísima geografía parece ofrecer puertos y rinconesaptos para el poblamiento aunque estos intentos siemprefracasaron. Como fracasó también como "cárcel natural",alabada por la criminología de la época, cuando mudada aPuerto Cook provocó una trágica fuga de presos. En esemomento, 1902, la Isla tenía una población estable dedoscientas personas.Hoy es una isla solitaria. Y cuando uno la camina o sube,clavando las botas en los enmarañados turbales, como lohicimos al trepar al Faro o al subir las laderas de PuertoParry, no tiene claro si está explorando un territorio que esreserva arqueológica y ecológica, una zona apta para elturismo de aventuras o una importante fuente de recursosa explotar. O si está ingresando en una historia fantasmalque nos habla no sólo de nuestros sueños de desarrollo yde modernidad quebrados, sino también de ese momentofuerte del Occidente marítimo, de las expansionesimperialistas, de los avances de fronteras (el Far South, lollamó Payró), de los cruces brutales entre las culturasvictorianas y darwinianas de la segunda mitad del siglopasado y las de los pueblos indígenas o criollos. De unmundo que no llegó a tener su Moby Dick, a pesar de lasimportantes búsquedas de escritores como Payró, FrayMocho, Ricardo Rojas—que escribió, estando preso enUshuaia, un importante y olvidado libro, Archipiélago—, delos también olvidados y documentados relatos de TierraMaldita de Lobodón Garra, seudónimo de Liborio Justo, elhijo contestario del general Agustín P. Justo, gran lector deJack London. O, actualmente, de los relatos fueguinos deBelgrano Rawson o Silvia Iparraguirre.Parte hoy de la provincia más joven de la Argentina quebusca su identidad entre estas viejas historias y durospoblamientos y las crisis económicas e industriales quepadeció en los últimos años, la Isla de los Estados sigueplanteando interrogantes tanto a los arqueólogos, a losecólogos, a los biólogos que la recorren como reserva,como a aquellos que se preguntan sobre cuál será eldestino, más allá del eventual turismo internacional y delmítico Faro, del sur y de los mares argentinos, tan ausentesen nuestra cultura.

LOS BALCANES Y LAS ALUCINACIONES DE LA LITERATURA

Aníbal Ford

Apenas había publicado las exploraciones de El Resto delmundo, volé a Saalbrücken, Alemania, para participar en elCongreso de Romanistas Alemanes y de ahí a Sarajevodonde se presentaba la traducción al bosnio de un libro deNora Mazziotti. Si bien se abrían y variaban los temas, lasmarcas de las bombas racimo en las paredes de las casasde la actual Bosnia Herzegovina no dejaban de hablarme

de esa cruel guerra actual pero también marcada porhistorias de tiempos sumamente largos. Por algo losantiguos geopolíticos veían en los Balcanes la zona delarranque de guerras y conflictos. Todavía hay en una callecercana al río un mármol que señala el lugar donde fueasesinado el archiduque Francisco. Es decir la actualidad nosólo se nos va para adelante, hacia su lectura comotendencias, como había tratado de demostrar en El restodel mundo, sino también nos remite a los residuos delpasado.Por eso cuando crucé a Croacia y especialmente a esaextraordinaria ciudad fortaleza medieval que es Dubronikme pareció entrar en otra dimensión. Y más, cuando, frentea la iglesia de San Blas me crucé con la estatua a Roland,el de la Chanson de Roland (escrita aproximadamente afines del siglo IX), el del Orlando Furioso de LudovicoAriosto (1516), el Orlando Innamorato (1486) de MateoBoiardo. Innumerables versiones de este caballeromedieval, sobrino de Carlomagno, que murió en el 778, enla batalla de Roncesvalles o en una emboscada en losdesfiladeros de Valcarlos cuando venía comandando, conlos doce pares de Francia, la retaguardia del ejército deCarlomagno después del fracaso en Zaragoza. No es clarosi lo fue por “sarracenos” o por vascos o por ambos. Ahítiró su espada al río o la destrozó contra las piedras paraque no se apoderaran de ella sus enemigos.Pero esto no interesa tanto porque Roland, Rolando, uOrlando luchando o persiguiendo a la fogosa Angélica setransformó en el prototipo de los héroes de las cancionesde gesta que enloquecieron a Don Quijote e inundaron lasgestas europeas y el Romancero Viejo español. El mesterde juglaría, la amplia labor “periodística” de los juglaresdurante los siglos XI y XII se encargaron de hacer crecer ymultiplicar sus aventuras.Y esto me llevó a los años de Letras, a la pasión con quereconstruíamos cada momento de la historia de laliteratura. Y hasta a las clases de Borges en Filosofía yLetras donde hablaba casi con una admiración infantil deese otro héroe medieval: Weofuld. Siempre pensé queBorges en el fondo estaba hablando con admiración tantodel Weofuld como de sus antepasados que habían luchadoen las guerras de la independencia. O porque no lo hacíacomo scholar—el scholar era presisamente Rest, suadjunto—sino por esa admiración por esas grandes figurasde la espada y de las hazañas épicas.Lo que estoy razonando es que los que seguimos esaextraña carrera de Letras siempre hemos vivido el conflictoentre el imaginario histórico, cultural, literario y la crudarealidad contemporánea. No importa la forma en que unoleía a Homero o a los presocráticos, a Safo o a Catulo, a lasestrategias de San Agustín o de Ana Comneno, a las lecturasque hacía de El Cantar de los Infantes de Lara o de loscronistas latinoamericanos, de Berceo o de la prosa fuerte deSanta Teresa. O de esa maravilla poética que es el Cantar deSan Juan de la Cruz....y esto sin olvidar a las diferentesvanguardias y luchas entre clásicos y modernos que fueronhoradando cánones y tradiciones. Lo cierto es que el

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encuentro con “Roland” me llevó a esos mundos mientrasuna procesión casi medieval ingresaba a la caída de la tardeen la Iglesia de San Blas frente a la cual, en la antigua“Republica de Dubronik”, se había levantado en 1418,frente al Adriático, la estatua de Roland. Sin pensar quesiglos después iba a ingresar en las elaboraciones de VirginiaWoolf o de Italo Calvino. ¡Que extraña pista es la literatura!Pero estas alucinaciones se desvanecieron pronto cuandonos bajaron del micro en una perdida frontera de losBalcanes y nos impidieron seguir. Ahí sentí la tensión quetodavía impera en la zona y gracias a un celular de uncamionero pudimos reconectarnos con Sarajevo porque elteléfono público “hablaba” en bosnio. Cómo nos pudimosescapar por un camino alternativo y estar dos días ilegalesen Sarajevo, bajo las llamadas del Ramadan, no importatanto como este hecho que me sacó del “mester dejuglaría”, de los viejos sueños épicos, para reinsertarme enel mundo de las fronteras y las violencias interculturales omulticulturales, de las diferencias étnicas o económicas—Bosnia es rica en agua potable—de las migraciones y delrespeto a las diferencias culturales que hoy tratamos deingresar de múltiples maneras en la opinión pública(mundial) o en el imaginario social y que había sido elobjeto, tal vez precario o incipiente, de El resto del mundo,mientras Roland, el Prefecto de la Marca de Bretania, el dela Chanson, el de los mitos de la caballería que intentódestruir Hegel, y que hasta razonaron Rabelais y Erasmo,sigue silencioso hace seis siglos en la columna, con suespada Durandalte en su brazo derecho (que fue tomadocomo unidad de medida: el brazo raguseo equivale a 51,2centímetros) y sin el cuerno u olifante con que le anunciósu final a Carlomagno. Con tanta fuerza que hasta se lereventaron las sienes.

HAROLDO Y LAS ALETAS DE TIBURÓN****

1

La figura de Haroldo se me volvió fuerte durante estos años.En situaciones amargas, despiadadas, jodidas. Eranimágenes. Haroldo frente a la parrilla que tenía en la terrazade la calle Fítz-Roy, ahí donde se lo chuparon; frente a unagran parrilla repleta de chinchulines. Mirando tiernamentecómo crepitaban las achuras y agarrándose la busarda conlas dos manos. Desde ahí, desde esa terraza, veíamos aveces en las tardecitas de ese denso verano del '76, unespectáculo casi atemporal: la vuelta de los mateos dePalermo, al trote desganado, rumbo al corralón de la calleBonpland. Ahí también comenzamos a razonar el negocio dela aleta. Negocio que ya nunca podrá realizarse.

2

Después de la desaparición de Haroldo el asunto de laaleta de tiburón se me fue transformando en un oscuropunto de referencia, pertinaz y recurrente. Cada vez quedesde el ochenta para acá, aparecía alguien pidiéndomeque participara en algún proyecto "tipo" Crisis o quetestimoniara sobre la revista, yo paraba el asunto: eranotros tiempos y otras necesidades culturales. Pero decualquier manera se me movían los tantos. Y aparecíaHaroldo. Y no en la redacción de Crisis sino durante el viajede la aleta. Su último viaje atorrante. Lo veo, yendo al Sur,en una parada en Sierra de la Ventana sentado en lapuerta trasera de la pick-up, desenvolviendo con cuidadoun paquete y diciendo con cariño:—Mira el queso de chancho que me traje de Chacabuco.Me lo preparó la vieja.

3

Todas las tardes de mayo o de junio del '76 venía la madrede Haroldo, doña Petronila, a la redacción de Crisis. Nosmiraba a los ojos, nos agarraba las manos, nos preguntaba:Decime, ¿dónde está mí Haroldo? Decime, ¿qué hicieroncon mi Haroldo? Ella no sabía que comenzaba a transitar elmás duro de todos los caminos: el de la muerte de un hijosin fecha, sin lugar, sin nombre.

4

Dice Haroldo:Mi madre abre la hornalla y echa una leña. Su cara seenciende con un color rojizo, como los árboles delatardecer, como el álamo que amó mi padre. Sus manos seiluminan hasta el blanco, de un lado, y se oscurecen delotro. Su piel está algo más arrugada, cubierta de grandespecas marrones. Mi madre ha envejecido otro poco esteinvierno. Yo lo veo en sus manos porque su cara siguesiempre la misma para mí. El fuego de la hornalla se laarrebata, inflama el borde de sus pelos y mi madre sonríe.Me sonríe a mí que en estos momentos, a doscientoskilómetros de mi casa, pienso en ella al lado de la continuaNo. 2. Su rostro se enciende y se apaga como una lámparaen el inmenso galpón entre bobinas de papel y cilindrosrelucientes, contra la guía puente que se desplaza conlentitud sobre nuestras cabezas, mi madre, alta lámparaperpetuamente encendida en mi noche, mi madre.

5

Fue Haroldo, hacia mediados del '75, el que planteó elnegocio, junto con un amigo venido de La Paloma, delmundo de Mascaró.Había descubierto que a los japoneses les gustaba muchouna comida preparada con las aletas de tiburón. Comoaquí en los secaderos o en los lugares donde seindustrializa el cazón, la aleta se tira, la idea de Haroldo

**** Publicado en la revista El Porteño, mayo de 1984. Recopilado enFord, Aníbal (1987). Desde la orilla de la ciencia. Ensayos sobreidentidad, cultura y territorio. Buenos Aires: Punto Sur Editores.

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era la de salir a relevar la costa, para ver si podíamoscomprar dos o tres toneladas de aleta, enfardarla—elsistema de enfardado ya estaba listo—y exportarla aJapón. Se pagaba muy bien. Casi era una posibilidad desalir de la "mishiadura" que en estos años fuleros nosacosaba.Y fue así que nos largamos a recorrer los puertos de BahíaBlanca para arriba. Salimos una madrugada, silenciosa yceleste, de la calle Fitz-Roy, rumbo al sur. Pocas veces lo vitan contento a Haroldo, como sacándose esa tristeza, esa"andrajosa melancolía" que muchas veces lo acosaba. Nohabía cosa que le gustara más que andar jodiendo por loscaminos: meterse en el "suceder" y en la incertidumbre ycelebrarlo. Y se me viene Mascaró:Todo sucede. La vida es un barco más o menos bonito. ¿Dequé sirve sujetarlo? Va y va; ¿Por qué digo esto? Porque lomejor de la vida se gasta en seguridades. En puertos,abrigos y fuertes amarras. Y es un puro suceso, eso digo.¿Eh, señor Mascaró? Por lo tanto conviene pasarla encelebraciones, livianito. Todo es una celebración. Alzó lajarra y bebió.

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Ahora veo el informe detallado sobre los puertosrecorridos, sobre los sistemas de pesca o salazón puestosen práctica, sobre el uso posterior de los hígados, loscueros, la cola, las aletas...(Es de noche y hace un frío de lagran puta. Anduvimos tres horas tratando de ubicar unfrigorífico cerca de Monte Hermoso. Yo filtrado de manejar,me quedo dormitando en el pick-up. Al rato, en medio dela oscuridad, reaparece Haroldo, puteando, casi indignado:-Mira lo que hizo éste... vendió las lanchas, dejó el mar yahora se dedica a la exportación de liebre congelada a losalemanes...Te das cuenta cómo agarró la fácil...Claro, unacosa es cazar liebres y otra pelearle al mar... Lindo nos va air si todos en la Costa hacen lo mismo... ¡Mira que venderliebre congelada!) Repaso las fotos, los diapos. Haroldo en la Sierra de laVentana apoyado contra un cartel que dice "Peligro dederrumbe". Haroldo en el puerto de Necochea, sobre elQuequén Grande, sentado sobre el sostén de las amarras.Detrás los silos y un gran barco rojo. Se lee el nombre:Aldo Bari; Haroldo meando en el camino mientras car-gamos nafta con un tambor de doscientos litros que noshabían prestado para poder seguir porque había un paro;Haroldo en medio del saladero de Claromecó, apoyado enuna de esas enormes barcazas que cargadas detrasmallos salían a pelear la rompiente ayudadas portractores y percherones. Me detengo en un diapo. En elfondo se ven las bochas, las anclas y más acá, comohablando para acá, como explicando a los giles, Haroldo,fuera de foco. Digo como explicando porque Haroldosabía del mar y de sus trabajos. Lo he visto cruzarse conbaqueanos que al principio lo miraban como de afuera,desconfiados; que le tiraban preguntas cargadas. PeroHaroldo aguantaba, despacio iba mostrando sus cartitas,

tranquilo, hasta que alguien de la rueda decía:-Se ve que el hombre sabe...Y ahí la cosa entraba en calor y se armaba la relación.

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(Acotación: y no sólo del mar sabía Conti. Pertenecía a unperfil de intelectual argentino en el cual juega un papelfundamental el trabajo primario, la habilidad, la invención,el pionerismo. Líneas antes, había elegido vislumbrar a lamadre desde un depósito, entre cilindros, continuas ybobinas de papel, desde el trabajo. Esta relación con eltrabajo—pienso en Quiroga, en Gudiño Kramer, en algúnDávalos, en Wernicke, en Arlt y en tantos otros—generalmente queda marginada en el análisis de la obra deestos escritores como si no constituyera un núcleo básico,central tanto de ellos como de nuestra cultura; como si seescapara que ellos, más que marginados, son losemergentes de un sector social industrioso y aventurero,siempre en crisis, siempre caído en el fracaso a raíz delpeso estructurador de la Argentina agropecuaria, o de laArgentina portuaria y comercial. O, lo que es peor, de suscorrespondientes lucubraciones culturales.)

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Vuelvo. Leo la fecha del informe sobre el viaje y veo que lorealizamos poco después de las amenazas de las tres AAAa Crisis. En esos duros días, Haroldo había estado firmejunto a nosotros. Lo veo moviéndose en la redacción,buscando apoyo, juntando firmas. Como Fermín Chávez,como muchos otros, era de fierro en los momentos difíciles.Y me veo a mí, que me había tocado recibir el ultimátum,metiéndole con Eduardo para que saliera la revista, para noachicarnos, y hasta contestando a las AAA en el articulitosobre la muerte de Fiorentino...Sin embargo poco después andábamos jodiendo por BahíaBlanca, por Monte Hermoso, por Necochea, por Claromecó,intentando levantar cabeza con el curro de la aleta. ¿Quéandábamos buscando? ¿Detrás de qué iba Haroldo?

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Haroldo estaba claro o jugado en su compromiso político,sobre el cual no voy a hablar porque ahí hondas diferenciasnos separaban. Además, ni sé, ni me corresponde, y menosaquí. Sí, en cambio, me corresponde detenerme enbúsquedas, en planteos, en problemáticas de Haroldo queson, desde mi punto de vista, eminentemente políticas yque no quisiera que se confundieran con lo literario. Porquedetrás de la salida a los caminos, de su relación con lagente, de su manera de ver al hombre y a sus trabajos, deexplorar sus memorias, creencias, recuerdos y sueños,subyace una propuesta, una concepción humanista defondo que trasciende su literatura. Y esa posición persistióen él hasta el final. Está claro en sus últimos libros.Me vuelvo y repaso viejas declaraciones de Haroldo. Por

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 25-31 pgs.DOSSIER • Aníbal Ford

ejemplo: "Personalmente tengo una posición tomada nosólo en el terreno político (algunos limitan el compromiso aeso y se olvidan del resto del hombre) sino en todo lo queimporta una decisión moral". O si no, ésta: "Libertad...aquella reserva de indeterminación e imprevisibilidad quealienta en el hombre cuyo contenido y significación podráotorgárselo él solo..." O si no: "Son tantos los cabossueltos que uno no puede atarlos todos. Acepto inclusive laposibilidad de contradicciones, cosa que no medesmoraliza, porque no me preocupa la rigidez de misposiciones mentales".Este manejo abierto de sus concepciones, repito, lomantuvo hasta el final. Y creo que es el que lo encuadra enuna visión mayor de la política. Más sabía, decía unimportante pensador argentino de los años '70,injustamente olvidado. O sea Varsavsky: "Resignarse aactuar sin tener seguridades en los resultados—decidir ensituaciones de incertidumbre— parecería ser uningrediente esencial de la madurez". Se entiende: de lamadurez política. Y Haroldo, sus últimos libros, La baladadel álamo Carolina, Mascará, tienen mucho que ver conesta visión abierta de lo político, no muy respetuosa deaprioris en el avance, en el conocimiento de la realidad;pero no por eso menos jugada.

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Por eso la bronca de Haroldo cuando presentó su libro enChacabuco y cayeron, en medio de la fiesta, algunosescritores de Buenos Aires que le criticaron su literatura—al uso de la crítica hiperideológica y anticultural de esosaños—por subjetivista, mítico, marginal. La indignación deHaroldo fue grande:—¿Cómo me vienen a criticar mi libro en mi pueblo?—decía, que era como decir ¿cómo no se dan cuenta de queestoy explorando identidades, memorias, saberes,relaciones que están en la base misma de la política?;¿cómo no se dan cuenta de que ésta es mi casa, de queésta es mi mesa, de que éstos son mis amigos, de que esimposible pensar lo político sin respetar estas relacioneselementales y básicas?

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Por eso también su sabia flexibilidad ideológica. Recuerdoque una mañana cayó en la redacción, cuando GuillermoGutiérrez estaba preparando un servicio sobre el PadreCastellani. Y se vino con una fotito de cuando eraseminarista en el Metropolitano donde estaba el viejopeleador nacionalista.—Dame que la pongo —le dije.—No jodás, que después los muchachos me van acargar—.Pero lo convencí. Y la foto salió con ese texto sobre elPadre Castellani titulado "Era nuestro adelantado". Suúltimo texto publicado en Crisis, en mayo del '76, justocuando se lo llevaron. Ahí Haroldo rendía homenaje a

Hernán Benítez, aquel cura, confesor de Evita, crítico de lacultura oligárquica y que hacia los años '50 planteara en laArgentina una de las primeras definiciones fuertes de lacultura como solidaridad. Y también a Castellani, en quienreconocía una de sus primeras influencias:Creo que lo que más me llegó fue su estilo, sobre todo enel rebate a GarMar, porque por primera vez observé que sepodía expresar cualquier cosa en un lenguaje argentino.Imagínense ustedes citar a Culacciati y al vigilante de laesquina en un trabajo sobre Kant e incluso encontrar enese mismo trabajo frases como esta: ¡Huá tigre viejograndote potí!¡Qué cruce entre Haroldo y Castellani! Qué se iba aimaginar Haroldo que pocos días después sería el PadreCastellani el primer escritor argentino en denunciar contodo su caso y plantearlo al propio Videla en aquellafamosa entrevista que él mismo testimoniara en Crisis 39.Allí Castellani, como lo hubiera hecho Haroldo, manda aldiablo los problemas específicos ("la preocupación centralde un escritor nunca pueden ser los libros", afirmaríadespués) y se limita sólo a plantear el problema deHaroldo. Nexos de fondo. No ajenos a la impronta cristianaque campeaba en el espíritu de Haroldo. Cuando murióestaba escribiendo un cuento, que no sé si Marta pudoconservar, que narraba un gran asado en el cielo. Y ahíhabía colocado a los cumpas, a la izquierda del Señor, cadauno con un clavel rojo en el ojal.

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Por eso también sus viajes. Su necesidad de contacto conlos caminos, con la gente común, con el trabajo, con elpaís, con América. Su necesidad de sentirse más queescritor estrella, o escritor guía, o escritor Mesías, o escritorde línea, simplemente, un intercambio, un comunicador dememorias, un correo de la identidad cultural y territorial, unbuscador de la justicia desde lo que pensaba y sentía lagente. Y voy a Haroldo.Y ahora me siento a escribir y en el mismo momento, a600 kilómetros de aquí, mi amigo Livio Rocha se sienta enla puerta de su rancho, porque sus días son igualmenteredondos, sólo que en otro sentido, y si el mar se lopermite son también precisos, a su manera, se sienta, comodigo, en la puerta de su rancho, en la Punta del Diablo, alnorte de Cabo Polonio, entre el faro de Polonio y el deChuy, y mira el mar después de cabalgar un día sobre ellomo de su chalana, porque es tiempo de la zafra deltiburón, ese oscuro pez de invierno hecho a su imagen ysemejanza, y se pregunta (es necesario que se preguntepara que yo siga vivo porque yo soy tan sólo su memoria),se pregunta, digo, qué hará el ñaco, es decir, yo, 600kilómetros más abajo en el mismo atardecer. Y entonces yome pregunto a mi vez qué es lo que hago realmente, opara decirlo de otra manera por qué escribo, que es lo quese pregunta todo el mundo cuando se le cruza por delanteuno de nosotros, y entonces uno pone cara deatormentado, y dice que está en la Gran Cosa, la misión, y

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 25-31 pgs.“El faro del fin del mundo” y otros textos / “The End of The World’s Lighthouse” and Other Texts

toda esa lata, pero yo sé que a mi amigo Lirio Rocha nopuedo decirle nada de eso porque él sí que está en la GranCosa, esto es, en la vida, y que yo hago lo que hago, siefectivamente es hacer algo, como una forma de contarmetodas las vidas que no pude vivir, la de Lirio, por ejemplo,que esta madrugada volverá al mar, de manera que se

duerme y me olvida. Y aquí me paro porque siento que nosé si a 600 kilómetros como Lirio Rocha, o si en un lugarmucho más lejano, Haroldo me mira, se sonríe y me cargapor estas pequeñas cosas que se me ocurre lucubrar a raízde ese errante viaje de la aleta.

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Fecha de recepción: octubre de 2006 · Fecha de aceptación: noviembre de 2006

“CINE COLOMBIANO 1915-1933: LA HISTORIA, EL MELODRAMA Y SU HISTERIA” / “COLOMBIAN CINEMA 1915-1933: ITS HISTORY,MELODRAMA AND HYSTERIA”

Resumen

El autor recorre la historia del cine en Colombia en sus primeros años,desde 1915 a 1933. Analiza el carácter de las producciones pioneras,entre ellas, las películas realizadas por los Hermanos Di Doménico ypropone reflexiones sobre el miedo a verse como país. La moraltendenciosa, la tragedia pasional, la construcción del melodrama sonalgunos de los temas que propone el autor en su lectura de los iniciossociales del cine en Colombia.

Palabras clave:Cine, cine colombiano, representación, Di Doménico.

Abstract

The author presents an overview of the history of cinema in Colombiaduring its early years—1915 to 1933. He analyzes the nature of pioneerproductions—among them, the movies of the Di Doménico brothers—,and reflects on the idea of seeing the country projected in films.Tendentious morality, passionate tragedy, and the construction ofmelodrama, are some of the topics presented by the author in hisreading of the social introduction of cinema in Colombia.

Keywords:Films, Colombian cinema, representation, Di Doménico.

A Jorge Nieto,Diego Rojasy Leila El’Gazi,arqueólogos del cine colombiano;a los misteriosos realizadoresde una película no menos misteriosa,presentada en Medellín hacia 1906:La muerte de un mosquito del Magdalena.

Pero ella, fiel al consejo de su padre,defiende su dignidad,sostenida A COSTA DE TANTOS SACRIFICIOS.

Cartel de Alma provinciana(Félix Joaquín Rodríguez, 1926).

Una traducción, en clave melodramática, de los temorespatrióticos y sentimentales que asaltaron a Colombia aprincipios del siglo XX, se registró en las pantallas de 1915cuando de forma riesgosa fue proyectada una película quedesde entonces sería un sinónimo del infortunio.El drama del 15 de octubre, realizada en Bogotá por laempresa Di Doménico Hermanos, cifró el caráctervergonzante de una comunidad a la que no es difícilconsiderar como una de las más cinematográficas delmundo por la obsesión con su imagen, más todavía cuandoenseña el caos que nos agobia1. El heroísmo que identificóa Rafael Uribe Uribe durante la Guerra de los Mil Días(1899-1901) y el homenaje que intentaron los DiDoménico al año de cometerse el magnicidio de Uribe, fuevisto de manera recelosa, sintiéndose vulnerados losidólatras del General por la imposible reunión de suestatura titánica con el invento del cine que despertabacensuras.Considerado en las décadas de 1910 y 1920 como escueladel crimen, templo de dudosa sensualidad y causa deperversión para almas candorosas que podían sufrirtrastornos irreparables en el abismo de sus instintos, el cineresultaba inadmisible, si no francamente obsceno, paraconciliar los términos entre la Historia y la pantalla queentonces no era otra cosa, para las buenas conciencias, queuna expresión mundana capaz de evidenciar el truco decriticar en público lo que se disfruta en privado.La intención que animó a la familia Di Doménico pararealizar El drama del 15 de octubre, aprovechando lasombra que trazaba el general en la memoria del país,sugiere la aceptación que desea un inmigrante buscando elbeneplácito de la comunidad que lo acoge.La rutina era frecuente para los exhibidores que recorrían elmundo a finales del siglo XIX y principios del XX,desconcertando a su audiencia con el prodigio del cine. Lacámara lograba derrotar la muerte o, al menos, hacerla unpoco más leve; mostraba cómo la vida, registrada en lasimágenes, recuperaba el pasado y lo convertía en presentedurante una proyección. Un acto de ilusionismo queatenuaba la distancia entre las provincias y el resto delmundo, seduciéndolas con el milagro del que hacía parte elpúblico. No en vano, después de que en Argentina seconociera el invento, un 6 de julio de 1896, la retórica queentonces acomodaba el lenguaje al desconcierto inicial,bautizaría al proyector con el nombre de vivomatógrafo.

Hugo Chaparro Valderrama*

* Escritor, poeta y crítico de cine colombiano. Premio Nacional de Poesíaen 1998. Actual director de los Laboratorios Frankenstein.

1 Aparte de considerarse que el público perdía su cultura habitualcuando las luces de los teatros se apagaban y que los niños, loslustrabotas y los sospechosos de siempre se adiestraban con laspelículas para sus fechorías, también se llegó a la conclusión deprohibir en el extranjero la película Como los muertos, realizada en1925 por Pedro Moreno Garzón y Vicenzo di Doménico, ya que suprotagonista “aparecía señalado con el terrible mal bíblico” (la lepra),opinando el respetable “que se debía cambiar la enfermedad de DonManuel por cualquier otra menos lesiva para nuestros intereseseconómicos”, de lo contrario bajaría sensiblemente el precio del caféen el mundo.

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La estrategia de los emisarios Lumière, que a partir defebrero de 1896 llevaron la buena nueva del cine alrededordel planeta, consistía en exhibir primero las películas de laempresa, filmando al día siguiente las calles de la ciudad ya sus transeúntes para sorprender aún más a la audienciaque reconocía su entorno, proyectado sobre un telón queperpetuaba el hechizo. Lo que sorprendió en México a losprimeros espectadores que tuvo el kinetoscopio de Edison:ver “criaturas tan cristianas como nosotros y tan animadaspor almas como lo están las nuestras” (González Navarro,1970, p. 21).La vanidad consentía a todos los que veían—o creíanver—su reflejo en el cine, sintiendo que las imágeneseternizaban los rasgos del espectador ansioso por olvidarun momento su precariedad mortal. “Así, a lomo de mula,el italiano Carlo Valenti estrenó en Quito, el 9 de julio de1906, el primer documental filmado en Ecuador: Laprocesión del Corpus en Guayaquil. ‘Agradó muchísimo laProcesión del Corpus pues el movimiento exacto y elparecido igual de las personas allí retratadas causóagradabilísima impresión al Auditorio que con continuadosaplausos pidió la repetición de tan curiosa cinta’” (Estrellay Granda, 1992, p.171).El carácter documental de las primeras películas seconvirtió, inconscientemente, en una exigencia. Si elcinematógrafo reproducía la vida, registrando la crónica delas ciudades donde empezó a exhibirse hacia finales delsiglo XIX y animando con su movimiento las fotografías delálbum familiar, la ficción no era otra cosa que una farsacon la que se desvirtuaba el propósito del testimonio.Tras el prestigio adquirido en México por FerdinandBernard y Gabriel Veyre, contratados por la familia Lumière,la recreación que planearon de un duelo a pistola enChapultepec protagonizado por un par de diputados,transformó el prestigio en suspicacia pues era inadmisibleque el cinematógrafo se propusiera “mentir”, jugando conla buena fe de todos los que suponían la verdad explícitaen sus imágenes.Entre el engaño y la estafa, surgieron los improperios delos periodistas que en un principio alabaron la utilidad dela cámara para registrar el mundo tal como era, resintiendoluego la posibilidad de que ese mismo aparato fuera unamáquina de invenciones.Se hizo de la religión un pretexto que santificara al cine yle otorgara el prestigio que sufría de altibajos en la opinióndel público, adjetivado entonces como el respetable—aunque sus reacciones no fueran del todo respetuosas conlos primeros exhibidores: amenazaba al proyeccionista,destrozaba las sillas de los teatros y, cuando la furia sedesbordaba, iba hasta la casa de los empresarios a romperlos vidrios de las ventanas—.No importaba tanto la trama como el tema y en las industriasnacientes de Francia y los Estados Unidos, la Biblia era unguión que apaciguaba los ánimos cuando el público asistía,de forma inspirada y devota, a ver películas filmadas en clavedivina como La Pasión (Zecca, 1905) o La Pasión segúnOberammergau (Vincent, 1898), presentada en un centro de

diversiones de Nueva York al que llegó una legión desacerdotes y parroquianos, según los cronistas de la época,transformando el lugar en algo parecido a una iglesia.Los hermanos Di Doménico siguieron el ejemplo de suspredecesores: seducir al público con películasimportadas—en este caso folletines italianosprotagonizados por mujeres hipersensuales, maquilladascon ojeras que les llegaban más abajo del escote, haciendode su lujuria una profesión artística—, aprovechando eldinero que dejaba la taquilla para empezar a filmar yproducir documentales y melodramas que hicieran pensaral público: el cine ya es de nosotros. Hacia 1913, los Di Doménico exhiben en Medellín parte dela que es ahora su arqueología cinematográfica—El escudode Antioquia; Retratos de los próceres y del Presidente dela República; Hidroplanos—, anunciando un par de añosdespués que tienen “para vender o alquilar” otros títulos:dramas y comedias—La hija del Tequendama; Dos noblescorazones; Una notabilidad rural; Ricaurte en San Mateo-,y películas religiosas—Procesión cívica del 18 de julio de1915 y La fiesta del Corpus y de San Antonio—.Aun así, el aire de santidad no tardaría en corromperse. Laconfusión entre el carácter documental del cine y lasprimeras ficciones, contribuyó a que el orgullo herido delpaís hiciera responsables a los Di Doménico de manipularla historia nacional con visos tan espectaculares comosórdidos.Si don Antonio Carreño había decretado en su Manual deurbanidad y buenas maneras, publicado por entregas en1853 “para uso de la juventud de ambos sexos”, que todocuanto hay de grande y sublime “se encuentracompendiado en el dulce nombre de PATRIA”,ofreciéndonos el suelo en el que vimos por primera vez laluz desde “recuerdos patéticos y estímulos a la virtud, alheroísmo y la gloria” (Carreño, 1966, p. 20), El drama del15 de octubre vulneró al público que no encontró en lapelícula un tratamiento grandioso, sublime o virtuoso quehonrara la dignidad de Uribe Uribe.La proeza de los Di Doménico se adelantó a su tiempotanto por el carácter de insólito—y accidental—vanguardismo, como por sacar a flote la suspicacia y elmiedo que suele tener Colombia cuando se ve en lapantalla y se pregunta, desconcertada: ¿así somos? Primero: los monstruos existen pero, ¿por qué exhibirloscomo criaturas de circo? Cuando a los Di Doménico se lesocurre contratar a Leovigildo Galarza y Jesús Carvajal, losasesinos de Uribe Uribe, para que reinterpreten, un añodespués del crimen, sus papeles de villanos, latransfiguración de una realidad sombría hecha aventurafílmica magnificó el fastidio ante las “recreaciones” conbase en hechos reales.Segundo: ¿y además de criminales, hay que pagarles unsueldo? Lo asesinos salieron todos los días de la cárcel afilmar, recibiendo un sueldo por su trabajo, pensando los DiDoménico que así sería más fácil convencerlos y ablandarsu recelosa actitud, “negativa y grosera” cuando la prensaintentó sacarles unos retratos.

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 33-37 pgs.“Cine colombiano 1915-1933: la historia, el melodrama y su histeria” / “Colombian Cinema 1915-1933: its History, Melodrama and Hysteria”

Tercero: nuestra violencia hecha cine tuvo en los dosasesinos a sus primeras estrellas. Los periodistas deentonces anotaron, energúmenos, que Galarza y Carvajalsalían en la pantalla “gordos, satisfechos yenvalentonados”, comerciando con “su triste y aterradoracelebridad”. Además de esto tildaron de “inmoral” a lapelícula, agregando que mostraba un “reflejo deficiente delos funerales”, que exhibía cínicamente a los asesinos,concluyendo que “no es cristiano ni moral explotar de estamanera la sagrada memoria del muerto”.Cuarto: el que critica, sufre. Rechazada por empresariosteatrales que detestaban a Uribe y no quisieron mostrar Eldrama del 15 de octubre; alabada en Medellín como“película interesante que no contiene ningún pasajeinconveniente”, la discusión la zanjó un crítico energúmenoque no dudó en disparar al telón en el que vio al general,rematando, literalmente, al héroe asesinado.Quinto: ironía vs. censura. El tiempo nos heredó una bromainvoluntaria que burla de algún modo el rigor de lacensura: la intolerancia y la furia que desató en el país lamuerte de Uribe Uribe revelada en celuloide, se redujo auna imagen, que cifra la picaresca de la historia nacional,en la que una mujer encarna a la libertad, flanqueada pordos coronas mortuorias.Sexto: la familia Di Doménico, después de tantosproblemas, se refería a la película hablando de ella“pasito”. “Todos sabemos cómo son de delirantes lospueblos cuando de sus caudillos se trata”, escribió unperiodista en el diario El colombiano (19/XII/28),refiriéndose a la segunda biografía cinematográfica que serealizó del general en el país: Rafael Uribe Uribe (o el finde las guerras civiles en Colombia). Habían transcurridotrece años desde el escándalo que significó el Drama y delas imágenes que filmó Pedro Vásquez, un actor españolque conjuró eventualmente la miseria con esta película,sólo nos queda el recuerdo de un periodismo exaltado queaprendía sobre la marcha a escribir sobre cine.La confusión entre el provincianismo tratando de salvar suslímites con la tecnología hecha arte, obligó a que eldisparate maquillara la pobreza: cuando los productorescreyeron que publicando fotografías robadas a una revistatan popular de la época como Caras y Caretas, parapresentar a un grupo de mujeres argentinas como actricescontratadas por los productores de Rafael Uribe Uribe,ayudaría al espejismo de prestigio y elegancia con el queestaban soñando los productores del film, la trampa fuedenunciada con irascible rencor por un periodista en Elbateo ilustrado (4/VIII/28):

Los empresarios de la citada película no hicieron más quereproducir fotograbados de Caras y Caretas y meternos lacaña de que son señoritas de nuestra sociedad. Así seríamogollo este asunto de propaganda. Ahora verán que decualquiera otra revista reproducen los clichés de unoscuantos personajes y nos dicen que son los tipos que van aactuar en la película. Y después copiarán escenas de quiénsabe qué cintas extranjeras y nos querrán hacer creer que

son de la que ellos preparan. Y nos enseñarán la efigie delPríncipe de Gales diciéndonos que es don Pedro Vásquez y lade Ramón Novarro asegurándonos que es Efe Gómez[guionista de la película] y así por el estilo.

Y todavía si supieran hacer estas trampas. Pero mirenustedes que reproducir clichés de Caras y Caretas, unarevista tan popular, y reproducirlos de un númerorecientísimo (…) Ellos dirán que esto es para la masaignorante y poco leída. Pues no; tampoco abusen porque losven chiquitos.

Y sobre todo este truco contra quien va más directamente escontra de las respetables damas que prestaron su concursopara la filmación del drama. Es como decirles: a ustedes nolas podemos sacar en fotograbados y tenemos que echarmano de otras más bonitas. Yo, siendo colaboradora me lesquito y hasta les quiebro sus aparatos en la cabeza.

Y ya que hablo de esta propaganda tan mal comenzada, diréotra cosa: ¿De dónde sacaron que don Pedro Vásquez esexperto en filmación? Hasta ahora lo conocíamos como unactor apreciable y como un amigo caballeroso. ¿Pero expertoen cinematografía? Expertos son vacas (…) Del drama mudoideado por Efe Gómez no aventuro nada porque no loconozco; pero si va a ser como el drama hablado que nosdio el otro día, va a haber mucha tela qué cortar (Duque,1992, pgs. 229-230).

El cine es preferible verlo antes que leerlo. Sin embargo,cuando no se puede ver, el testimonio escrito sugiere laformación—o deformación—de un público alrededor de lapantalla.A finales de los años 20, la figura del general seguía siendopolémica. Los periodistas que escribían en El bateo ilustradohonraban un liberalismo a ultranza, vigilando celosamente lamemoria de su héroe. Cuando tuvieron noticias de estesegundo episodio cinematográfico alrededor de Uribe Uribe,tildaron al equipo de producción de godos que mancharíansu legado. El rodaje no fue para ellos nada más que uncrimen. Otro magnicidio disfrazado de arte escénico. Se llegóal extremo de amenazar públicamente a los realizadores conuna denuncia, hecha a nombre de la caridad y el deber,elevada desde las páginas del periódico ante el Papa, elNuncio y ante toda autoridad. No importó que TomásCarrasquilla hubiera escrito sobre Efe Gómez, refiriéndose aél como “una potencialidad desproporcionada a nuestromedio incipiente y montañero”. El único argumento quetenían a su favor los productores para conjurar laprevención—es decir, el prejuicio—era la película. Despuésde verla, El bateo ilustrado presentó excusas a losempresarios por la forma como los había acusado de sufraude publicitario, sin evitar la reconvención estética, sutil ydelicada: “el señor Vásquez no entiende ni jota de estosasuntos de filmación (…) no es un experto, un técnico nicosa que se le parezca (…) no nos hemos engañado alconsiderar al señor Vásquez como un lego en la materia”.

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 33-37 pgs.DOSSIER • Hugo Chaparro Valderrama

Mientras que los Di Doménico aguantaron el temporalocasionado por el Drama, resistiendo las pretensiones deun temperamento engreído y provinciano como es elbogotano, Pedro Vásquez regresó a España con el dineroque recibió tras su debut precariamente fílmico. Lahistoriadora Edda Pilar Duque, en su libro La aventura delcine en Medellín (1992), concluye su recuento de lasescasas virtudes y múltiples calamidades que invocó RafaelUribe Uribe para sus cronistas cinematográficos,recordando cómo, algunas personas que vieron El fin de lasguerras civiles en Colombia, la consideraban como otroesfuerzo fallido, no del todo excepcional para lo que seprodujo durante los primeros años del cine colombiano.“Coincidieron todos, sin embargo, en que lo mejor, lo únicoquizá, eran las leyendas redactadas con estiloencumbradamente patriótico por Don Efe” (Duque, 1992,pgs. 221-242).La pantalla sirvió entonces como telón de fondo y pretextopara comprender la historia con el vigor de la histeria. Laleyenda con la que se inicia Garras de oro (P. P. Jambrina,1928), sobre la pérdida del Canal de Panamá a manos deTheodore Roosevelt, anuncia: “Cine-novela para defenderdel olvido un precioso episodio de la historiacontemporánea, que hubo la fortuna de ser piedra inicialcontra uno que despedazó nuestro escudo y abatiónuestras águilas”. Se trataba, una vez más, del cine comodetonante alrededor del cual se cifraba el destino de unpaís a través de sus imágenes.Programas como el exhibido en el Teatro Municipal deBogotá hacia 1907, en el que se anunciaban La procesiónde Nuestra Señora del Rosario; Los perros contrabandistas;La vuelta al mundo por un policía secreto, en la cual seconocen las costumbres de varios países del globo; la Vistadel bajo Magdalena en su confluencia con el Cauca—asegurándose que sería vista ¡en colores!—, no alterabanlos nervios del respetable que agradecía el artificio deatenuar su enclaustramiento mientras descubría el mundocruzando por la pantalla.El lado oscuro del espectáculo se descubría en el carácterde una moral tendenciosa, que marcaba a las mujeres yeximía a los hombres cuando querían reprimir a lasdoncellas ansiosas por ganar su independencia—cifradapor otras circunstancias que hoy en día pueden parecerdisparatadas pero que, en su momento, simularon unabatalla campal: a las muchachas que en el México de losaños 20 decidieron cortarse el pelo, se les agredió tantocomo se les defendió, hasta el punto de fundar el ClubPropelonas en el que se organizaron para poner en su sitioa la barbarie representada por los miembros del sexotrípode; durante la misma década, en los Estados Unidos,las jóvenes turbulentas que gozaban con el charleston y eljazz, estremeciendo como venados pecaminosos suspiernas y caderas blancas, eran consideradas, por unacomunidad anglosajona y protestante, extravíos racialesplenos de sensualidad—.Un estigma, la censura contra el gozo, que agobió enColombia a los pioneros del cine mudo cuando buscaron

actrices para trabajar en la pantalla donde se vieronpelículas de tono romántico o melodramático como Aura olas violetas (Garzón y Di Doménico, 1924), Suerte y azar(Cantinazzi, 1925) o El amor, el deber y el crimen (Garzóny Di Doménico, 1926).La tragedia pasional era casi inevitable. Su caráctermelancólico ennoblecía el espectáculo según la pedagogíamoral que intentaran las películas o la casta, real oimaginaria, de sus protagonistas. Criticar negativamente laadaptación de María (Calvo y Del Diestro, 1922) habríasido como enjuiciar a la Virgen—de hecho, fue uno de losprimeros éxitos del cine colombiano, dentro y fuera delpaís—. La exigencia de Arturo Acevedo Vallarino cuandopreparaba el rodaje de Bajo el cielo antioqueño (1925),pidiendo que se buscara el reparto “entre la gente másdistinguida del Medellín de esa época”, permitía suponer elbeneficio económico y la recepción de un melodrama en elque aún se respira su atmósfera de crónica social condisfraces y registro fílmico. Los otros eran leprososangustiados por la enfermedad—Como los muertos (Garzóny Di Doménico, 1925)—o por la ausencia forzada para evitarel contagio, retirándose el marido de un hogar sin sosiego porcausa de un estudiante que trata de seducir a la esposasolitaria, inconsolable, pero, por encima de todo, virtuosa—Latragedia del silencio (Acevedo, 1924)— compartiendo elescenario con jóvenes encaprichados por amores quefranquean las diferencias de clase modelo Roberto Ledesmacantando en un bolero “tú tan alta, yo tan bajo”—Almaprovinciana (Rodríguez, 1926)— o novias comprometidascon las que juega el destino, ansiosas por dar con otro, noprecisamente con el novio, ese mal paso que aturde cuandotrae complicaciones—El amor, el deber y el crimen—.“El solo hecho de presentarse profesionalmente en unescenario y, por afinidad, en una película, era muy malmirado”, recordaba en una entrevista Pedro Moreno Garzón,codirector de las primeras—y únicas—películas de los DiDoménico. Además de esto, “la censura departamental eramuy estricta, por ejemplo, respecto a los besos que debían sermuy rápidos, ya que los lentos no se admitían” (Salcedo Silva,1981, pgs. 85-87).Para trabajar en la Colombia Film Company que se fundaraen Cali a principios de los años 20, se contrataron a dosactrices italianas: Lyda Restivo, de nombre artístico “MaraMeba”, y Gina Buzaki. Moreno Garzón y Vincenzo DiDoménico sacrificaron el dramatismo de Aura o las violetaspor el recelo moral:

En una casa del costado oriental de la avenida de laRepública entre calles 24 y 25 se asomaba al balcón de sucasa (lo que hacían diariamente señoras y señoritasbogotanas al caer de la tarde), una muchacha muy bonita derostro suave y dulce, el ideal para representar a Aura. Sellamaba Isabel von Walden y, al proponerle que si queríatrabajar en el cine, aceptó por ser hija de extranjeros y nocompartir los prejuicios contra los actores. Encontrar el galántambién fue muy difícil pero se encontró en Roberto EstradaVergara, joven de aspecto agradable, distinguido, “durito” de

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 33-37 pgs.“Cine colombiano 1915-1933: la historia, el melodrama y su histeria” / “Colombian Cinema 1915-1933: its History, Melodrama and Hysteria”

actuar como una piedra, debido a su falta total de experienciade actor, falla que compartía con su compañera, aunque paraambos el resultado final fue bastante satisfactorio (SalcedoSilva, 1981, pgs. 85-87).

El respetable seguía la buena o mala fortuna del cine enColombia, su laboriosa artesanía guiada por la pretensión deconvertirse en arte algún día. Los apoyos literarios, ladignidad nacional puesta en juego cuando las buenasconciencias decidían qué había que ver y cómo, el ardormelodramático que atormentaba a los personajes por culpade sus pasiones, despertaron la curiosidad pero no elentusiasmo que ayuda a fortalecer el desarrollo y laproducción continuas por las que se define, en el transcursodel tiempo, una industria.Si los hermanos Di Doménico se atrevieron a recrear elmagnicidio de Uribe Uribe, anticipando una convención moralque permanece en Colombia—ocultar nuestras miseriasmostrando nuestras virtudes—, el periodo del cine mudoterminó, sorpresivamente, con alabanzas y aplausos.El 12 de junio de 1933 se anunciaba en el periódico ElTiempo un gran estreno para el día siguiente en el SalónOlympia de la ciudad de Bogotá: Colombia victoriosa (Álvaroy Gonzalo Acevedo, 1933), “la Grandiosa Película Nacionalque refleja en la pantalla todos los acontecimientos de laguerra colombo-peruana desde el primer grito de combatedel 1o. de Septiembre de 1932 hasta la marcha de la pazdel 10 de Junio de 1933”.Luis González y Jorge Nieto anotaron sobre la película ensu Archivo histórico cinematográfico colombiano de losAcevedo (1987), destacando la victoria de la imaginaciónsobre la dificultad:

Álvaro viajó al Sur [en septiembre de 1932] con la flotilla debarcos colombianos para registrar los detalles de laexpedición punitiva. Pero aunque pasó meses en el sur, nopudo estar en las escaramuzas de Güepi y Puerto Arturo. Laguerra, además, no era visible. No era filmable.

Sin embargo, no se amilanaron. Álvaro registró todo lo quevio: la vida cotidiana de los soldados, los patrullajes porcaños y ríos en barcos camuflados, el entierro de los muertospor la malaria y la izada final de la bandera colombiana.

En Bogotá, entre tanto, Gonzalo se las ingeniaba. Puso enescena combates, utilizó pedazos de películasnorteamericanas de guerra para ambientar, fabricó enmaqueta el caserío de Güepi y trucó los bombardeos.

Lo que los bogotanos vieron el 13 de junio de 1933 en losteatros Olympia y Real, con el pomposo nombre deColombia victoriosa, fue el esfuerzo de unos documentalistasimaginativos que se exprimieron el cerebro para dar alientoépico a un incidente bélico que solamente arrojó siete

muertos en combate. El público, ingenuo, aplaudió, vibrandode emoción patriótica.

¿Podía ser de otra manera? La imaginación ayuda a soñarcon otra suerte. Mientras que Gabriel Veyre, el farmaceutafrancés que trajo el cine a Colombia, alcanzó el nivel de unmito cuando viajó a Cuba y México, tan pronto como llegóal país presagió nuestro destino. Primero se habíaenfrentado con un “abominable tramposo” que lo metió enproblemas cuando estaba en Venezuela, obligándolo aesconderse en Fort de France (Martinica), donde estuvosometido al sopor de un lazareto. Viaja luego a Cartagena,en septiembre de 1897, soñando con navegar por el ríoMagdalena. “¡Qué mala noche pasé!”, escribe. “Losmosquitos me devoraron literalmente […] No nos dan másque un catre para dormir”. La comida le fastidia y elsufrimiento es peor cuando ve cómo el paisaje se estancaen frente suyo debido a la lentitud con la que avanza elvapor en el que aguanta con pena su aventura tropical.Extraña Francia y regresa. Pero antes, en Barranquilla, seencuentra con un paisano, abrumado por la fiebre que yaconocía Veyre, contagiándole el delirio y el pesadosufrimiento de alguien que se cree muerto. Vende suequipo Lumière y dice adiós, para siempre, a Colombia y aldestino que entonces nos heredó, un destino que tratamosde vivir y de salvar como mejor nos parece.

Referencias

Carreño, M. A. (1966). Manual de urbanidad y buenasmaneras. Bogotá: Editorial Voluntad.

Duque, E. P. (1992). La aventura del cine en Medellín.Bogotá: Universidad Nacional de Colombia / El AncoraEditores.

Estrella, U. y Granda, W. (1992). El cine mudo en Ecuador. EnCine latinoamericano 1896-1930. Caracas: Fundación delNuevo Cine Latinoamericano.

González Navarro, M. (1996). Historia Moderna de México. ElPorfiriato. La vida social. En A. De los Reyes, Cine ysociedad en México 1896-1930. México: UNAM, Vol. 1.

González, L. y Nieto, J. (1987). Archivo históricocinematográfico colombiano de los Acevedo. Bogotá:Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano / EssoColombiana.

Nieto, J. y Rojas, D. (1992). Tiempos del Olimpia. Bogotá:Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano.

Salcedo Silva, H. (1981). Crónicas del cine colombiano:1895-1950. Bogotá: Carlos Valencia Editores.

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Fecha de recepción: junio de 2006 · Fecha de aceptación: septiembre de 2006

“MEMORIAL: UMA TRAJETÓRIA INTELECTUAL” / “MEMORIAL: AN INTELECTUAL COURSE”

Resumen

El autor propone un ejercicio de la memoria a través del cual explora susaños de formación académica en Europa. El texto, además de ser unregistro personal excepcional, es también un panorama del debateintelectual en las ciencias sociales francesas durante un períodoparticularmente interesante de su historia, visto desde la experiencia deun intelectual e investigador brasileño. Debate que por lo demás hatenido una presencia muy viva en la evolución de las ciencias socialeslatinoamericanas.

Palabras clave:Memorial, trayectoria intelectual, habitus, Brasil, Mayo de 1968.

Abstract

The author carries out a memory exercise by which he explores his yearsof academic education in Europe. The text, besides from being anexceptional personal record, is also an outlook of the intellectual debatepresent in French social sciences throughout a particularly interestingperiod of its history, seen through the eyes and experience of a Brazilianintellectual and researcher; debate that has also had a very strongpresence in the history of Latin-American social sciences.

Keywords:Memorial, intellectual course, habitus, Brazil, May 1968.

Em Matiére et Mémoire, Bergson distingue dois tipos dememória, uma que seria hábito, ação, outra, representação.O exemplo que ele trabalha é sugestivo. Eu estudo umalição e para entendê-la a leio inúmeras vezes, cada novaleitura é um progresso, as palavras se encadeiam eterminam por encaixar-se dentro de um conjuntointeligível. Diz-se então que ela tornou-se lembrança poisencontra-se impressa na minha memória. Entretanto, possoperceber o processo de aprendizagem de outra maneira,neste caso, não é tanto o resultado que interessa, o fato detê-la ou não decorado, mas como a lição foi aprendida,quais são as circunstâncias que a envolveram, o climaafetivo que a submergia. Cada leitura é assim um pontodescontínuo, uma individualidade diferente das outras, umasituação específica. O primeiro tipo de lembrança é naverdade um hábito que permite agir nas leituras futuras, o

segundo, uma representação, pois a recordação de cadauma delas é irredutível a todas as outras. Refazer umatrajetória intelectual é representá-la, torná-la presenteatravés da rememorização, este momento arbitrário é oponto de partida em torno do qual organiza-se o relato. Adistinção proposta por Bergson é fácil de ser entendidaquando se trata de estabelecer a diferença entre memóriafisiológica e simbólica. Sua argumentação tinha o intuitode combater os psicólogos e a Psicologia de seu tempo,quando reduziam a lembrança a um traço material inscritono cérebro. Dentro desta perspectiva, relembrar seria umprocedimento de caráter puramente biológico. Existemporém, outros contratempos, Proust bem que os percebeu,e na busca de seu tempo perdido chegou a esboçar umcontraponto entre memória voluntária e involuntária. Aprimeira seria decorrente da razão, a segunda da intuição,não foi a vontade de sua consciência que o projetou nopassado, um acontecimento trivial, fortuito, o cheiro deuma madeleine, o introduziu no recôndido mundo dainfância.Dificilmente poderia argumentar que um memorial seria daordem da memória involuntária, meu impulso inicial nadatem de casual, ele ancora-se num pressuposto anterior, anecessidade de circunstanciar uma auto- narrativa visandoa obtenção de um título específico. De alguma maneiradevo provar que os fatos "realmente se passaram assim",e para isso, sou obrigado a anexar um volume deevidências atestando a veracidade de minhas palavras -diplomas, cópias de artigos, exemplares de livros, atestadosde freqüência à congressos. Ao afirmar que li OsManuscritos Filosóficos de Marx posso demonstrar, paramim e para os outros, que se trata de um algo concreto enão o eco longínquo de uma lembrança fugida. Meuexemplar em francês, já bastante manuseado, as passagensnele grifadas, ou as anotações que guardei na minha pastado marxismo, não deixam dúvidas de que estive por ali.Mesmo que eu as tivesse perdido, juntamente com olivro, restaria à banca examinadora o recurso deinterrogar-me sobre a matéria. Teria então de recorrer àmemória hábito daqual Bergson nos falava, emboralongínqua, ela me guiaria nas agruras do presente. Masseria um memorial para a recordação pura e simples de umpassado "verdadeiro"? Meu olhar passeia pela estante doescritório e pousa sobre um texto de Walter Benjamim. Sãodois tomos em francês. Confesso, nunca entendi o titulo,Mythe et Violence, a coletânea incorpora um único escritosobre a violência, a maioria deles diz respeito à literatura eà arte. Logo na primeira página encontro uma dedicatóriade Paula: "se você tiver saco de ler até o fim, considere-sebem presenteado", em baixo uma data, vinte e cinco dedezembro de 1971. Um presente de natal. Eu havia visto olivro na vitrine das livrarias, as resenhas e os comentáriosna imprensa eram estimulantes, pois os francesesconheceram os pensadores frankfurtianos um poucotardiamente, já em meados da década de 60. Ele acabavade ser lançado com um prefácio de Maurice de Gondillac,fiquei curioso, mas não tinha dinheiro para adquiri-lo. Paula

Renato Ortiz*

* Doctor en Sociología y Antropología de la École des Hautes Études enSciences Sociales (París). Profesor de Unicamp en Sao Paulo. Entre susobras están “Mundialización y cultura”, “Otro territorio”, “Modernidad yespacio. Benjamín en París”, “Lo próximo y lo distante. Japón y lamodernidad-mundo”, y “Taquigrafiando lo social”, entre otras.

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o roubou para presentear-me. Nós éramos concierges,tínhamos uma vida difícil, eu guardava aquele prédio desete andares numa pequena rua próxima ao Jardim deLuxemburgo. Deixo o exemplar de Benjamin e escolhooutro: Textos Dialéticos, de Hegel. Na capa, umainformação adicional para o leitor: "selecionados etraduzidos com introdução e notas pelo prof. DjacirMenezes". Uma surpresa. O que faz este pensadorconservador na minha estante ao lado de Marx e deEngels? Não teria sido mais apropriado ter lido algocanônico como a introdução à filosofia escrita por Kojèveou Hippolyte? A data é de 1969, significa que eu aindaencontrava-me no Brasil, era politécnico, começava a meinteressar pelas Ciências Sociais, e seguia alguns cursos noInstituto de Filosofia, reduto dos conservadores, que euinclusive combatia no movimento estudantil. Paris -aslivrarias - Paula - concierge; Escola Politécnica - o curso noInstituto de Filosofia - a politização dos anos 60. Já não meencontro mais entre minhas anotações, esses livrosprojetam-me numa dimensão que não pode ser atestadada mesma forma que os diplomas, livros ou conferências.Só posso representá-la.A arte mnemônica realiza-se sempre a partir de umdeterminado ponto fixo, eu relembro o passado numasituação na qual o presente age como filtro. Os negrosafricanos ao celebrarem os mitos de sua memória coletivaos misturaram aos elementos brasileiros porque o mundono qual viviam era inteiramente diferente da condição emque se encontravam nas suas nações de origem. O fato deterem sido deslocados da África para o continenteamericano fez com que vários traços de sua cultura fossemesquecidos. Seria a memória dos candomblés falsa ouverdadeira? A pergunta contém uma armadilha e nos induza um falso problema, na verdade, interessa saber como elase atualiza, e isso implica uma relativa arbitrariedade naorganização das lembranças, pois o presente é um fatordinâmico, intrínseco ao processo mnemônico. Estememorial-memória vem marcado por uma contradiçãoestrutural, a necessidade de ser representação e verdade.Tenho de escrevê-lo de maneira convincente, relatandofatos que necessitam, e podem, ser comprovados, casocontrário fracassaria na tentativa de obter minha Livre-Docência. Mas não posso escapar-me de mergulhar numadimensão imagética que se encontra nebulosa e obscurapara mim. Um texto, escrito aos quarenta e um anos deidade com uma finalidade acadêmica, no qual não devemvazar minhas recordações mais íntimas. Um memorialbalanço de minhas inclinações teóricas, que não se reduz ameros conceitos abstratos mas dizem ainda respeito ameus sonhos e ilusões.

1947-1964

Pierre Bordieu, quando desenvolve o conceito de habitus,recupera da velha escolástica a idéia que o hábito é ummodus operandi, uma disposição estável para se operarnuma determinada direção. Através da repetição, cria-se

uma conaturabilidade entre sujeito e objeto, assegurando-se assim a realização de uma ação determinada. Quadomenino, acreditava que a sentença, "o hábito faz omonge", dizia respeito a sua vestimenta, não haviacompreendido ainda que eram os rigores da vidamonástica e a ética frugal, inscritas no corpo, fruto de umaprendizado longo e severo, os que constituíam seuverdadeiro habitus. O conceito já tinha sido trabalhado nolivro A Reprodução, escrito em colaboração com Passeron,de de quem fui aluno em Vincennes, e retomava aspreocupações de Althusser que considerava a escola comoum "aparelho ideológico de Estado". Bourdieu, apesar desuas críticas posteriores, na época encontrava-se próximoda corrente estruturalista dominante, e procurava entendercomo o indivíduo, enquanto ator social, era um elementoativo na reprodução da ordem. A noção foi mais tardemelhor elaborada e aplicada às pesquisas empíricas sobrea esfera da cultura, teatro, cinema, museus, fotografia,procurando dar conta dos mecanismos de distinção social.Poderíamos resumi-las da seguinte maneira: diga-me quemuseus freqüenta, os livros que lê, seu gosto musical, suainclinação estética, as roupas que usa, a escola quefreqüentou, e eu te direi quem és. Não tenho dúvidas queos estudos realizados pela equipe de Bourdieu sãoimportantes, mas creio, eles seriam insuficientes paraapreender meu itinerário. A formação de meu habituscultural orientava-me para tudo o que não fui. Muitasvezes perguntam-me como tornei-me um intelectual,confesso, mesmo já tendo refletido algumas vezes sobre oassunto, ter ainda algumas dificuldades para encontraruma explicação definitiva. Se não hesitasse em aceitar aidéia de beruf resolveria o dilema sem maiorescomplicações, no entanto, o argumento da vocação possuium fundo religioso que me incomoda, não foi por acasoque Weber o encontrou na releitura que Lutero fazia dabíblia. Talvez, sendo agora obrigado a colocar minhatrajetória no papel, consiga esclarecer meu comportamentodesviante e entender melhor as linhas de um destino quenão havia sido ainda traçado.Fora de uma disposição musical que herdei de minha mãe,e eu me refiro à música popular, a clássica era umadimensão estranha ao ambiente no qual fui educado, nãoconsigo lembrar-me de nenhuma inclinação cultural maissofisticada que porventura pudesse ter absorvido duranteminha infância e adolescência. Do lado de meu pai, eupoderia talvez ter "puxado" meu tio Carlos, ex-padre, quena década de quarenta abandonou a batina, deixou ointerior pela capital, aproximou-se do partido comunista,foi jornalista e cineasta. Pude recentemente ver seu longa-metragem, "Alameda da Saudade 113", nada mau para aépoca, embora o enredo seja um tanto melodramático,conta a história de um amor espírita, o encontro de umhomem apaixonado por uma mulher já falecida. O número113, figurando no título, indica a localização do jazigo nocemitério. Outro dia, folheando um texto de GlauberRocha, fui encontrar Carlos Ortiz em nota de pé-de-página,com suas cartilhas sobre cinema, resumo dos cursos que

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 39-48 pgs.“Memorial: Uma Trajetória Intelectual” / “Memorial: An Intelectual Course”

ministrava no início dos anos cinqüenta. Mas se colocoesta possível influência no condicional é porque ela decorrede uma visão a posteriori. Minha memória organiza aslembranças a partir de informações que hoje possuo, comoeste pequeno livro, Carlos Ortiz e o cinema brasileiro nadécada de 50, , ele me ensina algo que nunca vivenciei.Meu tio Carlos foi uma exceção dentro de uma famíliaprovinciana para a qual o aprimoramento cultural era umapreocupação secundária; meu pai não terminou o cursoginasial e sua profissão de comerciante, era representantede produtos diversos, farinha, fósforos, banha, o fazia viajarpor todo o vale do Paraíba apresentando aos donos dospequenos bares e armazéns a lista das marcas com asquais trabalhava. Morreu quando eu tinha oito anos deidade o que definitivamente afastou-me da influência dafamília Ortiz. Minha mãe tinha mais estudo. Preparou-separa o magistério, fez Escola Normal e um curso deespecialização em Educação Física, dinâmica, trabalhavafora quando as mulheres eram geralmente donas-de-casa,guiava automóvel, e cedo, viúva, teve de arcar com umafamília de três filhos. Após o falecimento de meu pai tentoupor todos meios retornar a Ribeirão Preto junto ao clã dosHenriques Pinto. Conseguiu por fim uma vaga numapequena escola secundária em Brodósqui e nos mudamosquando estava para completar quatorze anos. Se aascendência paterna tinha sido até então pequena, tornou-se pálida a partir daí. Os Henriques Pinto eram uma famílianumerosa, oito homens, oito mulheres. A natureza dividiuem número idêntico os sexos, como essas fratrias dassociedades aborígenes cujo sistema de classificação socialerigia uma ordem harmoniosa e complementar. Meu avô,imigrante português, marceneiro, casou-se com uma mulatade Cravinhos, semi-letrada, cuja origem os filhos persistiamem esconder. Artifício inútil pois as marcas na epidermedenunciavam de maneira clara o passado negro. Umafamília afetiva, solidária. Os irmãos ajudavam-se entre si,os mais velhos custeando os estudos e as despesas dosmais novos para que todos tivessem melhoresoportunidades na vida. Uma família endogâmica, voltadasobre si mesma, professando ao extremo a ideologia deajustamento social, tão característica de determinadosgrupos que não se encontravam ainda plenamenteintegrados na sociedade brasileira.Desde cedo aprendi a importância do trabalho, "dar duro",a cultura, um apêndice, identificava-se à escola,instrumento de ascensão social por excelência. Uma liçãoque de alguma maneira já tinha sido testada pela geraçãoanterior, alguns de meus tios, com dificuldade, terminarama universidade, minhas tias, na sua maioria, contentaram-seem cursar a Escola Normal, transformando-se emprofessoras primárias. No espaço de alguns anos, as coresestigmatizadas de minha avó ou o passado proletário demeu avô começaram a ser apagados. Mas vivíamos umasituação ambígua. Ao lado do êxito conseguido por alguns,coabitavam os fracassados, um tio alcoólatra, outroirresponsável por ter abandonado os estudos, além é claro,do homossexualismo manifesto do primogênito, tema

protegido pelo tabu do silêncio. A endogamia dosHenriques Pinto enfrentava a contradição entre o confortodo presente e um tempo demasiadamente próximo queindelicadamente adulterava o retrato harmônico que sebuscava esculpir. Esta ambigüidade refletiu-se em váriosmomentos de minha educação.Por um lado, percebia-se aescola como sendo a única via possível de mobilidadesocial, assim, os estudos eram valorizados, de preferênciaas profissões mais técnicas como medicina, engenharia,advocacia. Entretanto, permanecia uma consciência latente,não confessada, que emitia sinais de que "nem tudo erapossível". Isso gerou uma atitude peculiar. Era importanteestudar, tirar boas notas, mas deveríamos desconfiar dosexcessos, os primeiros lugares, os postos mais visíveis, eramsempre as posições mais cobiçadas portanto as maisvulneráveis. Minha mãe exultava com meu desempenhoescolar, as distinções que recebia na escola primária, osboletins atestando minha facilidade no estudo, mas eladeixava também transparecer um certo mal estar aoperceber que isso me tornava mais exposto ao mundoexterior. O melhor seria adequar-se a uma posição médiaentre os extremos. Deveríamos fazer o possível paraentrarmos nas melhores faculdades, mas no fundo, todaseram igualmente boas e seguras. Fui educado parapreservar a medianidade de uma classe média conformista,até mesmo a religião era entendida assim, uma visão queexpulsava os ruídos e os contrastes. A missa e osensinamentos católicos deviam ser respeitados, mas semmuita convicção, o entusiasmo poderia levar-nos aofanatismo ou a uma paixão incontrolável pelos parâmetrosfamiliares. Mais tarde, ao ler Nietzsche, naturalmenteidentifiquei esta obsessão pela normalidade à idéia derebanho, do homem medíocre que concebe a diferençacomo estigma ou ameaça. Foi com assim que minha mãeenviou-me para escola agrária, não que ela não seinteressasse pela minha educação, e no caso, isso exigiriauma solução diversa pois o curso cientifico era maisapropriado do que uma formação técnica. Quando entreina Escola Politécnica, já doente, ela ficou orgulhosa commeu feito, afinal, era o primeiro na família a entrar numagrande escola. Mas ao terminar o ginásio seu raciocínio foioutro, não havia nada que lhe assegurasse que um dia euchegaria lá, um acidente de percurso, uma falha, bastariapara desviar-me de seus sonhos de segurança. Entre umfuturo incerto e a garantia do presente era melhor nãohesitar, afinal, aos dezessete anos teria uma profissão epoderia exercê-la de forma independente, caso viesse a mearrepender da escolha, bastaria reconverter minhasenergias.Não há muito a dizer de minha permanência no Institutode Zootecnia e Indústrias Pecuárias Fernando Costa. DeixeiRibeirão Preto aos quinze anos e mal suspeitava de quenunca retornaria à casa. Morando em regime de intemato,vivi na fazenda, em Pirassunga, num quartel de jovens,onde ao menos aprendi as regras de convivência nosespaços coletivos. Um dormitório com quarenta pessoas,refeitório comum, aulas pela manhã, matemática, física,

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inglês, à tarde, zootecnia do gado leiteiro, microbiologia doleite, preparação e conservação de queijos, higiene rural.Formei-me em 1964 como técnico em laticínios. Quandodebruço-me sobre meu passado, seccionando-o para estememorial, enxergo mal os nichos nos quais uma formaçãomais reflexiva pudesse ter se incrustado. Minha ida paraescola rural somente agravou a situação. Weber cultivava aidéia que o intelectualismo é uma qualidade das cidades,com sua racionalidade especifica, a vida dinâmica, oburburinho das ruas e das grandes aglomerações. JacquesLe Goff tem um belo livro sobre os intelectuais na IdadeMédia no qual mostra como na Europa a intelligentzianasce com as cidades. É sugestivo o contraste que eledescreve entre Abelardo, professor em Paris, cavaleiro dadialética, animado pela paixão intelectual, e São Bernardo,este homem rural, defensor das cruzadas, para quem aforça bruta era a via certeira para se promover a fé. Suareflexão nos remete a toda uma discussão a respeito docontraste entre a cidade e o campo, o trabalho reflexivo e acontemplação mística. Mas eu não possuía na época aerudição que agora exibo, desconhecia a existência de MaxWeber, e São Bernardo era uma imagem santificadaadornando os muros das igrejas. No entanto, não era difícilintuir que a experiência agrária em nada privilegiava aatividade intelectual, os valores que prezávamos eramoutros, a força e a masculinidade. "Ser macho","inflexível", enfrentar com rigidez o gado leiteiro e a vidaeram as qualidades apreciadas, a sensibilidade e a reflexão,vistas com desconfiança, associavam-se a fraqueza doespírito e do corpo.Forçando minha memória, consigo reconhecer um aspecto,que talvez, de alguma maneira, tenha influenciado em meudescaminho: o gosto excessivo pelo cinema e pela leitura.Menino, quando a televisão era um artefato raro, poucos apossuíam em seus lares, eu tinha um fascínio pela salaescura dos cinemas e ali sentava-me à espera do mundo deaventuras com o qual sonhava. Era capaz de assistir nodomingo, a sessão mercurinho pela manhã, com seusdesenhos animados, em seguida as matinês do cine Palas,onde exibiam um filme mais o seriado, e as vezes, quandosobrava uns trocados, corria para pegar o horário do finalda tarde. Minha mãe não via com bons olhos esta minhaavidez mas não chegava a colocar-se contra ela. EmTaubaté, em frente de casa, havia um Circulo Operário, seuedifício modesto partilhava uma zona da cidade que foiaos poucos sendo tomada por uma classe média. Criadaspara combater o socialismo e o comunismo, essasinstituições, originárias da Itália, atuavam comoprogagradoras da fé católica e congregavam as pessoas emtorno de atividades diversas, festas juninas, cinema,teatrinho infantil; ofereciam ainda serviços para ascamadas médias e populares, barbeiro, curso dedatilografia, do qual não escapei por insistência de minhamãe, estenografia, etc. A sala de projeção era precária, opalco funcionava como cinema, lugar de apresentaçõesmusicais e teatrais, a tela era improvisada, o som ruim, osduros e longos bancos de maneira,mas semanalmente ali

se apresentava uma filmografia saborosa: RodolfoValentino, Greta Garbo, Hopalong Cassidy. Alguém poderiaimaginar tratar-se de uma escolha tipo erudita, gênerocine-clube, mas ela resultava de uma intenção aleatória,optava-se pelos filmes dos anos trinta e quarenta porserem mais baratos. Eu era freqüentador assíduo dessassessões que dispensavam a censura existente nos cinemascidades, na sala do COTI (Circulo Operário dosTrabalhadores Industriais) não havia discriminação entrecrianças, jovens, adultos e velhos, éramos todos cobiçadospelo proselitismo religioso. Graças a sanha piedosa iniciei-me nesta filmografia preto e branco, que mais tarde fuireencontrar na Cinemathèque du Palais du Chaíllot.A mesma inclinação pelo cinema refletia-se nos livros. Liamuito e indiscriminadamente. Haviam preferências,suspense e aventuras, uma literatura a gosto do públicojuvenil masculino: Maurice Leblanc, Conan Doyle, ElleryQueen, Victor Hugo, Rafael Sabatini. Eu passeava pelosromances com Arsène Lupin e Jean Vai Jean, eles estavammuito próximos de meus heróis cinematográficos, Errol Flyne John Payne, um ator de segunda linha que povoou minhaimaginação com filmes de pirata. Minha avidez pela leituraestendia-se aos gibis, às fotonovelas, à biblioteca paramoças, e os romances compactados de Seleções. Fui umgrande leitor de A.J.Cronin e de Daphnée du Murier. Meusentido de escolha era no entanto restrito, lia o que estavadisponível. Quando nas férias viajava para casa de meustios em Ribeirão Preto, tinha a minha disposição umapequena biblioteca que foi sendo aos poucos formada comas sobras de leitura de minhas tias, do tempo em queestudavam na Escola Normal. Helena, O Guarani, AMoreninha, escritos tidos como aborrecidos peloscamaradas de ginásio caíam em minhas mãos, ao lado deoutros, como O Retrato de Dorian Gray. Minha voracidadede leitor, provavelmente uma estratégia para escapar ameu em torno, não conseguia diferenciar autores e textosna poeira de letras que sobravam em meus olhos. Volto àBourdieu, ao estudar a cultura da classe média francesa elediz que uma de suas características é a "boa vontadecultural", ela absorve indiscriminadamente tudo o que lheé proposto. Há pois uma dificuldade em se distinguir entreconhecer e reconhecer. Na apropriação dos bens simbólicosde consumo, Charles Aznavour ou Danúbio Azul, westernou Felini, fotografia ou pintura, não há rupturas, paira umacontinuidade morosa reduzindo as diferenças a um mínimodenominador comum. Minha ansiedade tinha algo assim,eu absorvia tudo no processo de digestão niveladora.Talvez por isso, durante anos, cultivei um certo gosto pelasenciclopédias. Quando menino, os caixeiros-viajantesparavam em frente ao portão de minha casa, batiampalma, e minha mãe os fazia entrar até a sala.Compenetrada ela me chamava e discutia com seriedade apropriedade de se comprar esses livros encadernados, queordeiramente arrumados nas estantes dava a boaimpressão de um tesouro impávido. Uma sensibilidadecomum às famílias da vizinhança, o fascínio peloconhecimento definitivo sobre o mundo. Fascinação-

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segurança pois a qualquer momento as dúvidas podiam serdirimidas com uma simples consulta ao tomo. Conservei ohábito de apreciar este saber arrumado por vários anos.Quando a biblioteca da família se ampliou, um velhoamigo de meu tio, médico e pesquisador da universidade,faleceu, deixando-lhe os livros como um legado, o leque deopções transformou-se qualitativamente: Nietzsche,Shopenhauer, Voltaire. Entre eles, fui privilegiar a Históriada Filosofia de Bertrand Russeli, que li inteira, e a Históriada Civilização de Will Durant, que em pouco tempo devoreida Mesopotâmia ao mundo clássico europeu. Nunca meesqueço que os primeiros livros que comprei em Parispertenciam à coleção Histoire de Ia Philosophie de EmileBréhier, sete volumes, da Antigüidade à Filosofia moderna.Folheando hoje esses textos, marcados a lápis, na margemdo papel, encontro nomes como Jean Scott Erigène, SaintAnselme, Anéxagore, Clazomènes, que nada significampara mim, encontram-se perdidos na minha memória.Livros que foram lidos para não serem lembrados, comoesses best-sellers dos quais esquecemos o enredo malacabamos de virar a última pagina.

1965-1969

Cheguei em São Paulo em dezembro de 1964, fui primeiromorar na casa de um de meus tios, alguns meses depois,mudei-me para um pequeno e velho apartamento que meupai havia comprado na Praça Clovis Beviláqua. Umatentativa frustrada de investimento pois a região só tinhadeteriorado ao longo dos anos, de qualquer maneira, elenos foi providencial. Serviu para que eu, e posteriormentemeu irmão, o habitássemos quando viemos estudar nacapital. Apesar da mudança, os primeiros anos na cidadeseguiram a trilha provinciana à qual ajustava-me tão bem.Uma sensação incômoda de atraso me perseguia pois aescola agrária dificilmente poderia ser considerada umaboa instituição preparatória para o vestibular. Gastei o anode 1965 debruçado sobre as apostilas do cursinhoUniversitário, esforçando-me em recuperar o tempoperdido, e o exame final tornou-se para mim umaobsessão, um pesadelo. Fiquei eufórico quando ingressei nafaculdade, passei em 150° lugar uma posição anônima,bem a gosto de minha família, no contingente de 360alunos aprovados. Os antropólogos ao estudarem osmecanismos acionados pelas populações imigrantes nasgrandes cidades mostram como elas tendem a reproduzir,em novas condições de vida, o seu mundo anterior. Fiz omesmo, incrustei a memória coletiva interiorana nasmalhas da capita! descobrindo os nichos onde pudesseflorescer. Meus amigos eram velhos conhecidos da infância,tinham vindo de Taubaté fazer cursinho e tentar a sortenuma universidade melhor, alguns deles ficaram morandocomigo, meu apartamento tinha dois quartos, até que meuirmão Jaime, chegasse para ocupá-lo. Esta era tambémuma forma de se minorar os gastos, pois a exígua pensãoque recebia, tinha de ser dividida com as despesas de meuirmão com a faculdade privada. Apesar de cultivar novos

gostos, o teatro (Arena e Oficina), no início São Paulo erauma extensão dos antigos projetos familiares. Minha mãefaleceu em setembro de 1966 vítima de um câncer que seprolongou por vários meses, um golpe duro, simbolizouuma ruptura para mim. De repente vi-me cortado dasrelações familiares, morando só com uma pequena pensão,suficiente porém para uma vida de estudante. Comparadoaos meus colegas, passei a desfrutar de uma liberdadeinvejável, minhas referência mais próximas haviam ruídointeiramente. Longe da tutela dos parentes, vivendo umacrise existencial que se agudizava, em pouco tempo percebio equivoco em ter entrado na Escola Politécnica. Comecei aredimensionar minha rota, uma maturação lenta,prolongada, até minha decisão em abandoná-la.O período que vai de 1965-1969 foi descrito por muitoscomo uma nova camada geológica que marca a produçãocultural brasileira, Roberto Schwartz costumava dizer que oentrelaçamento entre cultura e política, efervescência ecriatividade, tinha deixado o país mais inteligente. VidasSecas - Os Fuzis - Deus e o Diabo na Terra do Sol; ArenaConta Zumbi -Tiradentes - Opinião - Brecht e o Oficina; osfestivais de musica popular -Tropicalismo. Realizaçõessofisticadas, elas afastavam-se das preocupações um tantoesquemáticas dos CPCs da UNE, dos movimentos decultura popular ou dos Cadernos do Povo mas integravamem seu bojo a política e o espírito de contestação.Momento em que os movimentos populares refluem,desmantelados pelo golpe militar, e a esfera dauniversidade torna-se um espaço privilegiado para sevivenciar a política. Não é difícil descrever sociologicamenteesta época, vivê-la era mergulhar num turbilhão deexperimentos que me possuíram. Como o espaçogeográfico no qual decorre nossas vidas é importante? 0golpe de 64 havia passado desapercebido para mim, eraadolescente, encontrava-me em Pirassunga envolvido pelosafazeres da fazenda, o verde, o laticínio, o gado, nada aliprenunciava uma crise nacional. A queda de Goulartinfluenciava pouco o ritmo da natureza ou nossos hábitosde masculinidade exacerbada. Se fossemos contar nossasvidas a partir dos grandes fatos históricos perceberíamosque muitas vezes elas escapam de seu alcance, comopassassem ao largo da relevância histórica. Minhaslembranças de 1964 reduzem-se a um batalhão de tanquese soldados concentrados na estrada à espera de ordenspara marchar para o sul. Movimento de tropas quebloqueava o caminho e nos impedia de sair da fazenda.Com São Paulo foi diferente, o Espírito Objetivo, diriaHegel, escolheu o meio estudantil para se alienar. Comoescapar de sua manifestação, eu encontrava-metopograficamente envolvido nas suas malhas.Tomar partido, imperativo categórico para uma geração dejovens que vivenciou o circuito universitário. Nos festivaisde música popular decidir-se entre a guitarra elétrica ou oviolão, ser contra ou a favor do Tropicalismo, ou ainda,apreciar ou não a estética sofisticada e hermética docinema novo. Direita ou esquerda, nação ou imperialismo,escolher entre a família, a tradição, a repressão sexual, ou

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a liberdade disruptiva, anunciada sem a promessa de suarealização. No Brasil, o radicalismo do final dos anossessenta não possuía a marca marginal dos movimentos dacontra cultura, nem o ludismo de maio de 68, suas palavrasde ordem reproduziam o discurso oficial de uma orientaçãofrugal e ortodoxa da vida. A maconha, o LSD e o amorlivre, encaixavam-se mal neste ideário ascético, tampouco acrítica ao poder, aos partidos políticos era tolerada, pelocontrário, lutava-se pela criação de novos partidos, desde, éclaro, fossem revolucionários. A rigidez ideológica impediaa liberação individual e a ética era envolta pela áureaférrea da devoção inconteste à grande transformação.Recordo-me de um texto, diagnóstico do momento político,no qual alguém exaltava a ação dos homens-horas-revolucionários, conscientemente e alertas eles não sedesviariam nunca de suas tarefas históricas. Daí acondenção ao futebol e ao carnaval, não se tratava apenasda manifestação de uma consciência alienada, contrária àautenticidade do Ser, eles dispersavam a energiacontestadora de seus verdadeiros objetivos. Mas havia umaclivagem entre dirigentes e dirigidos, discurso e história. Anoção de política não se restringia ao significadoencontrado nos manifestos políticos, a teoria da revolução,ou as assembléias estudantis, ela revestia-se de um sentidoamplo e condensava múltiplas dimensões da vida, docotidiano ao ato rebelde contra o regime militar. Nãodiziam as primeiras páginas de jornal, quando em SãoPaulo o exército invadiu o congresso de estudantes emIbiúna, que tinha sido encontrado anticoncepcional nabolsa das meninas! Forma de se desqualificar o adversário,mas que revelava, além de um gesto de intolerância, amescla entre manifestação política e ruptura de valores.Creio que minha iniciação intelectual começou por esta via,não um engajamento como liderança, minha atuaçãoestava diluída na massa de jovens, passeatas e batalhascampais contra os gorilas. Preenchia com satisfaçãopequenas tarefas, distribuía folhetos, fui serviço desegurança na peça Roda Viva, e em meu apartamento,durante o congresso da UNE, ficaram abrigados estudantesvindos de outros estados. Nada espetacular, uma atividadesingela, mas contrastante com meu passado, abrindo-meum horizonte radicalmente novo.Tomar partido. A frase continha uma forte inclinação anti-burguesa. Na acepção limitada do termo aplicava-se a umadeterminada classe social: "o movimento estudantil, aliadoao proletariado e ao campesinato, contra a burguesiadominante". Palavra de ordem fácil de se enunciar, difícilde se sustentar teórica e politicamente. Havia entretantouma dimensão subjetiva que a extravasava pois umaexistência podia ser também qualificada de burguesa: opensamento conservador, a vida calma de nossos pais, ofuturo ordenado à nossa frente. Uma descoberta explosiva,embora pouca original se eu conhecesse melhor a históriadas idéias. Os surrealistas, ainda na década de vinte ahaviam colocado em prática, anos mais tarde, seria a vezdos existencialistas se rebelarem. Não tínhamos lido ANáusea, muito menos O Ser e o Nada, os filmes de Bunuel

que conhecíamos eram Tristana e Belle de Jour, jamaisouvíramos falar de L’Age D'Or, mas partilhávamos estesentimento vago e eficaz, o mundo burguês era poluído.Lembro-me, já em Paris, ao ler uma entrevista de Sartre,alguém lhe perguntava porque considerava os burguesesuns "porcos", sua resposta foi tautológica: parce qu'ilssont des bourgeois. Rebelar-se contra... a frase ficava no ar,sem objeto direto. Enquanto durou o movimento políticoconfiamos no seu conteúdo indefinido, com o AtoInstitucional n 5, o avanço da repressão, as prisões, ascassações dos professores nas universidades, tornou-seevidente a fragilidade de nossas esperanças. Contudo, osentimento de revolta permaneceu. Buñuel, em suabiografia, dizia que o surrealismo foi antes de mais nadauma ética anti-burguesa, Sartre tinha uma visãosemelhante. No entanto, ele acrescentava, entre acircunstância do momento e o destino uma alternativa seentrebria: a escolha. Ela determinaria minha autenticidadeou inautenticidade. A idéia de projeto possui umadimensão subjetiva que confere a mim, apenas a mim, adecisão última sobre minha liberdade. Sei hoje ser estauma visão um tanto idealizada das coisas, afinal, osexistencialistas foram longe demais ao afirmar que ohomem poderia ser livre na prisão. Sem contar com oslimites objetivos que encerram toda individualidade,condição de classe, educação familiar, renda, lugar denascimento. Mas a idéia de projeto me seduzia, nela, demaneira oblíqua, encontrava o caminho para ser o senhorde minha própria vida. Evidentemente, eu havia lido Sartresuperficialmente, esqueci-me, ao escolher a liberdade, quepor ela seria tragado, dela me tornaria escravo. A ética éuma imposição que aprisiona à eleição realizada. Quandopercebi, minha revolta tinha-me empurrado para o abismo,ao decidir abandonar o curso de Engenharia, optar pelasCiências Sociais, num momento em que a universidade sefechava, era invadida pelas forças policiais, tomei talvez aúnica decisão plausível. Comprei uma passagem de terceiraclasse num dos navios da linha "C", uma companhiaitaliana que atormentava minha imaginação. Cada vez queretornava dos almoços na casa de meu tio, ao lado daPraça da República, caminhando pela avenida São Luiz, euparava diante desta agência de viagem, minha mentedivagava ao contemplar a imagem tosca, esculpida empapelão, daquele transatlântico enorme. Um dia cruzei oumbral da porta e com a soma equivalente a um terço deum DKW, herança de minha mãe, eu a havia guardado,comprei o bilhete de ida, não sem antes tomar asprecauções para dificultar meu retorno. Ao abandonar aEscola Politécnica recusei-me a trancar a matrícula, fazerisso não teria sido uma atitude burguesa...Os anos de 1968 a 1969 foram um interregno, emboracontinuasse cursando a Poli meus interesses já eramoutros. Uma matéria sobre Filosofia e Evolução dasCiências, ministrada no terceiro ano da escola, abriu-menovas perspectivas. Willem Fluser, meu professor, tinha ocarisma para mobilizar um pequeno círculo de neófitos,afastando-nos da rotina dos cálculos matemáticos. Foi

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assim que acabei no Instituto de Filosofia, numa pequenasala escura no centro da cidade, perto de meuapartamento, onde alguns cursos noturnos eramoferecidos. Fiquei pouco tempo, se o tema me distanciavado ambiente rarefeito da engenharia, os imperativospolíticos eram demasiadamente fortes, terminei afastando-me desses filósofos conservadores. Retomei minhas leituraserráticas escolhendo porém melhor os conteúdos, CaioPrado, Leo Huberman (que até hoje pode ser encontradonas bancas de aeroporto), Marcuse. Dediquei uma atençãoespecial a Marx e com dificuldade acompanhei os textos deHegel, preparados por Djacir Menezes. Minha compreensãomelhorou somente quando me deparei com Razão eRevolução de Marcuse, uma exposição do sistemahegeliano, que mesmo François Chatêlet, de quem seriamais tarde aluno, apesar de suas reservas em relação aosfrankfurtianos, apreciava bastante. Sartre, com Questões deMétodo marcou-me bastante, sua proposta em articular onível objetivo da sociedade à dimensão subjetiva doindivíduo me encantava. Um autor que muito meinfluenciou, foi Nietzsche. Nele me interessava não tanto adiscussão sobre a verdade, aspecto dominante entre algunsfilósofos franceses quando cheguei em Paris(contraditóriamente, para se desdizer, Deleuze publicou umpequeno livro com um roteiro para que pudéssemos ter a"correta" leitura do autor). Não, a temática que meseduzia era a do homem solitário e de sua revolta contra oconformismo. Quando li Zaratrusta pela primeira vez, fiqueifascinado com o capítulo "Das Três Transformações”, masnão era a parte relativa à transformação do leão emcriança, do saber, ao tornar-se mais leve constituindo-se emsabedoria, que eu retinha, minha passagem predileta eraquando o camelo transmutava-se em leão, e que o Eu,deixando-se de submeter-se às forças externas que ooprimiam, caminhava do “Tu deves” para “Eu quero”.Leitura subjetiva, que articulava minhas inquietações com omundo objetivo desfazendo-se lá fora.

1970-1975

A escolha de Paris foi relativamente arbitrária, tenteiprimeiro o consulado inglês, mas percebi que sem dinheiroera impossível estudar na Inglaterra. Cheguei a buscarinformações no lado alemão mas desisti diante da barreirada língua, a França oferecia-me algumas vantagens, semmaiores delongas eles reconheciam meu diploma deestudos agrários como equivalente ao baccalauréat, auniversidade era gratuita e o visto de permanência no paíspodia ser obtido com uma certa agilidade. No ano de1969, juntamente com um grupo de amigos da Poli, eutinha iniciado um pequeno curso de francês com Onde Jô,tio de um de meus colegas de turma. Como recusava-me aconsiderar a possibilidade de ir para os Estados Unidos, acabeça do tigre de papel, a França surgiu como o caminhomais natural. Parti com uma mala, uma máquina deescrever portátil e o violão. No meu passaporte, o carimboda Divisão de Polícia Marítima diz que embarquei em

Santos no dia sete de março de 1970, desci em Vigo duassemanas depois. Completava vinte e três anos. No navio,conheci um aspirante a jogador de futebol que arriscavasua sorte na Espanha, descendente de imigrantes, seu paitinha sido goleiro do Vasco nos idos de 50, ele saía do timejuvenil. Arranjou-me alojamento na casa de sua avó emMadrid, passei aí alguns dias e logo cruzei a fronteira emIrun. O trem deixou-me na Gare d'Austerlitz. Não conhecianinguém em Paris, minha única referência era o endereçode um alojamento coletivo no Xlllème que um amigo dasCiências Sociais tinha me passado. Estava lotado, masnuma sala improvisada ao lado, exibiam Hiroshima monAmour, resolvi assistir o filme. Só fui conseguir pernoitenum velho albergue em Pigalle, onde me alojaram noterceiro andar de uma cama beliche.Os primeiros anos que passei na cidade foram bastanteárduos, minha situação financeira oscilava entre a escasseze a penúria. Os 770 dólares que levei comigo (em meupassaporte, o carimbo do Banco do Brasil atesta que viajeicom esta quantia) duraram pouco. Durante os doisprimeiros anos recebia de forma irregular parte da pequenapensão de minha mãe, com a chegada de Paula, quatromeses depois da minha, tivemos de dimensionar os gastospara dois. Isso forçou-me a integrar o lumpenproletariadofrancês, empregos ocasionais, sem carteira de trabalho, malremunerado. Trabalhei numa fábrica de escovas de dente,fui pintor de parede, garçom de café, concierge, baby-sitter,colhedor de uvas nos campos da Champagne. Quandoconheci Fernando Perrone, ex-deputado, exilado, as coisasmelhoraram um pouco, ele ofereceu-me emprego comopesquisador. Estava realizando seu doutorado sobre "Aimagem do Chile na imprensa francesa", minha tarefa,vasculhar os jornais por sete francos a hora: Le Monde,L’Humanité, Le Figaro. Trabalho conveniente, dava-metempo suficiente para continuar estudando. A situação deinstabilidade levava-me a procurar as moradias maisbaratas possíveis, restringindo a escolha aos chambres debonnes, sétimo andar, sem elevador, sem banho, w.c. nocorredor. Mudava freqüentemente de quarto devido aosproblemas financeiros, e em poucos anos passeei por todaa cartografia da cidade. Morei perto do Palais de Chaillot,onde freqüentava assiduamente a cinemateca, mudei-mepara a Daniel Lessuer, popular escritor folhetinesco do finaldo XIX, estive ao lado do General Gambetta no XXème, ecom Royer Collard nesta pequena rua sem saída onde fuiconcierge, perto da estação de Luxemburgo. Parishospedava-me mal mas acariciava-me com a poeira de suahistória.Primeiro de maio, fui assistir às comemorações na praça daBastilha. Lembrei-me das críticas de Marx aos princípiosburgueses, liberdade, igualdade, fraternidade, naquelemomento elas me pareceram indevidas. Recém chegado doBrasil, era impossível não contrapor o clima de liberdadeexistente à repressão policial da ditadura, nunca tinha vistotantas foices e martelos tremulando no ar. Foi então quepercebi haver algo de errado, demorei a entender o que osserviços de segurança da CGT e do Partido Comunista

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diziam. Cest pas nous...c'estpas nous. O desfile não tinhaainda terminado mas entre a ultima coluna de sindicalistase os grupos de manifestantes que se encontravam no finalhavia um enorme clarão. Um fosso os separava. Aospoucos comecei a me dar conta das coisas, os que vinhamlá trás, no fundo, "não eram eles", mas os gauchistas. Derepente, a praça foi tomada pelos CRS, armados decassetetes, escudos transparentes e translúcidos, capacetes,eles provocaram o pânico, a multidão correu assustada.Encostei-me na parede de um edifício esperando pelodesenlace. Um silêncio pesado se impôs, longo, denso,palpável, até que em uníssono, aos gritos de"Mao...Mao...Mao", um punhado de jovens ousouadentrar pela praça. Eles marchavam ritmadamentelevantando os punhos cerrados em torno do livro vermelho,uma cena cinematográfica, pegou a polícia de surpresa.Foram os únicos a passar. O emblema histórico daRevolução Francesa ficou coberto de gás lacrimogêneo,uma nuvem de azul ácido que eu conhecia das ruas de SãoPaulo.O gauchismo não é simplesmente uma doença infantil docomunismo, era todo um modo de vida. Maio de 68 haviaabalado os alicerces da sociedade francesa, uma geraçãode jovens, preparados para ingressar no mercado detrabalho, para assumir suas responsabilidades nasociedade, rebelava-se contra a ordem estabelecida. Umaexplosão que unia a objetividade da luta à subjetividadedas paixões. Os grafitis nos muros revelam bem estadimensão lúdica da rebelião estudantil: "a imaginação nopoder", "proibido proibir", "pais contem seus sonhos àseus filhos". Edgar Morin observou que as barricadas nãoforam mera proteção contra o assalto dos guardas, elasprojetavam novos símbolos nos quais contestação e prazerse confundiam. Sous le pavé, Ia plage. Os paralelepípedosdas ruas podiam ser utilizados como armas contra apolícia, mas debaixo deles jazia a areia da praia, lugar parase repousar e bronzear o corpo. A revolução devia serinteira atingindo o âmago das relações pessoais. Contra asinstituições consagradas: o marxismo ortodoxo, o PartidoComunista, o Estado, o futuro programado, a família. Ao sepolitizar a esfera do cotidiano ultrapassava-se o espaçoinstitucionalizado de se fazer política, o cabelo comprido, ohaxixe, a liberdade sexual, o feminismo, a luta contra ainjustiça, eram faces da mesma moeda. Política, festa ecultura dissolviam-se numa solução colorida. Nuncaesquecerei a beleza da cena que presenciei no Jardim deLuxemburgo. Eu vivia ao lado e fui retirado de minhaconcentração nos estudos por uma imensa algazarra. Eramos estudantes de Belas Artes, eles formavam um cortejoalegre subindo pelo boulevard Saint Michael. Cantavam egritavam palavras de ordem, sendo acompanhados pelosom estridente de uma fanfarra. Logo na entrada dojardim, haviam aquelas placas, secas e ríspidas, sinalizandoa contenção da conduta, o controle ressentido comoinsuportável: // est interdit de marcher sur le gazon. Amultidão, a despeito do aparato policial, invadiu ogramado, foi quando todos se despiriam e se atiraram na

fonte. O dia estava claro, azul e ensolarado, eu me senteina relva para admirar o contraste entre os pingos d'água, aluz, e os corpos nus dos manifestantes. Dificilmente eupoderia escapar desta gravitação envolvente, em Paris, oinicio dos anos 70 vieram marcados pelo signo de maio,mês mágico, profético, ele definia o ascendente do mapaastral de toda uma geração. Eu acabava de chegar doBrasil, e como os que "amaram tanto a revolução", minhaexperiência anterior apresentava traços em comum com arebelião estudantil. Como não identificar-me com estadimensão que enfrentava a estupidez das instituições esonhava com um mundo igualitário? Ao optar porVincennes, uma escola oposta à "burguesa" Sorbonne,acabei privilegiando uma experiência de vida comoreferência.No entanto, minha atração pelo universo do gauchismosempre foi reservada, algo previnia-me contra ele.Procurando reavivar as lembranças, recorri à leitura dealguns livros para aproximar-me do tempo em que vivi.Casualmente encontrei uma amiga, eu a conheci em Paris,até hoje guardamos uma cumplicidade com o passado emcomum, ela emprestou-me este belo livro, Génération: lesannées de poudre, no qual dois jornalistas reuniram otestemunho dos que viveram após maio de 68. Umacitação, um tanto bíblica, de Jean Daniel chamou-me aatenção, ela referia-se ao gauchismo: "Ele é como o sal doqual fala a Escritura, e seu desaparecimento conduziria aum inferno de farisaísmo e de imobilidade. Mas ele étambém, ao mesmo tempo, anárquico e irresponsável, seudestino não é a responsabilidade, mas a mudança. Não odevir, mas a recusa. Composta exclusivamente degauchistas uma sociedade é conduzida à histeria. Privadade gauchista uma sociedade é conduzida à asfixia"1.Histeria e asfixia, há entre elas uma tensão criativa,contradição que empurrava-nos para a margem, ocaminhar sobre o fio da navalha. Equilíbrio precário,instável, muitas vezes rompido pela viagem sem retorno deácido lisergico, ou a ação violenta dos grupúsculospolíticos. Buñuel compreendeu bem esta contradição emseu filme O Obscuro Objeto do Desejo. Seu personagemprincipal não consegue realizar-se sexualmente, e na suasaga, sempre o acompanham cenas de violência gratuitas.Elas explodem aqui e ali como uma manifestação caótica.O segredo do estranho objeto do desejo é o próprio desejo,ele não se atualiza nunca enquanto ato, seja o sexo ou oterrorismo, sua sina é reproduzir-se indefinidamente.Vincennes era produto das "barricadas do desejo", foiconstruída em tempo recorde pelas autoridadesgovernamentais e começou a funcionar em janeiro de1969, um ano antes de minha chegada. Concebida dentrode um projeto multidisciplinar, concentrava os estudantesde esquerda e seduziu nomes importantes daintelectualidade francesa - Foucault, Lyotard, Guatari,Deleuze. O currículo era experimental, não haviam cursos

1 H. Hamon e P. Rotman, Génération: les années de poudre, Paris, Senil,1988, p.

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 39-48 pgs.“Memorial: Uma Trajetória Intelectual” / “Memorial: An Intelectual Course”

estanques, independentes uns dos outros, e as matériasnão eram obrigatórias, cabia ao estudante a escolha daslinhas temáticas que lhe interessassem, compondo assimsua formação acadêmica. Um aluno de Sociologia podiamontar até um terço de seu curso com disciplinas variadas,inglês, literatura, filosofia. Experimentação e liberdade erama tônica. Mas havia algo de estranho nesta universidade,ela ficava no bosque, moradia das prostitutas, com as quaiscruzávamos pela manhã, elas voltando do trabalho, nóschegando à escola. Sem mencionar que a pausa das aulasera pontilhada pelo som metálico das rajadas demetralhadora, pois os edifícios, de má qualidade, situavam-se nos fundos de um terreno militar dedicado aotreinamento dos soldados. Havia uma dimensão de festaem Vincennes, feira popular, bazar no qual tudo podia serencontrado, Hegel, Marx, Mao, haxixe, livros roubados daMaspero, comidas, artesanato hippie, roupas andinas,discos usados. Um ambiente descontraído e sedutor, umamescla de utopia política e Woodstock, tinha-se a sensaçãode que ali tudo era possível. Havia uma dimensão istrônicaem Vincennes, histeria que manifestava-se nos grafittis dasparedes, a sujeira espalhada pelo chão, os panfletos comouma relva cobrindo o solo das faculdades, ou nosbanheiros, onde as portas tinham sido arrancadas para seacabar com a "privacidade burguesa". Dentro desteespaço, criado para se experimentar um novo tipo deeducação, uma relação alternativa com o conhecimento,coabitava uma tendência de desprezo pelo trabalhointelectual. Ela possuía raízes na revolta dos estudantessecundários, quando se rebelaram contra a rigidez do"liceu caserna", convulsionando o liceu Louis Le Grand,símbolo da tradição francesa, porta de acesso para ÉcoleNormale Supérieure. Impregnava ainda os escritosestampados nos muros: "feu sur llntelectuel bourgeois",não diziam os maoístas que destruir a universidadeburguesa era enfraquecer o poder burguês? Para essesgrupos, minoritários, o mundo universitário representava oelo mais fraco de uma cadeia de dominação quenecessitava ser rompida.Não é difícil constatar a existência de um razoável anti-intelectualismo nos movimentos juvenis dos anos 60, acontra-cultura norte-americana, os hippies, os estudantesalemães e franceses, mantinham uma distância nadadiscreta em relação ao pensamento teórico, dimensãoidentificada à alienação infrutífera e enrijecedora da vida.Adorno não hesitava em condenar tal atitude, assimilando-a a um retorno ao irracionalismo, ao desprezar a reflexão,privilegiar o agir, a contestação juvenil mergulharia numacaótica corrente irracional. Sua visão amarga e malhumorada, para mim escondia seu elitismo econservadorismo mal confessados, acabava por identificarqualquer atividade política à idéia de regressão, como se ofazer e o agir, ontologicamente, fossem a negação dopensar, toda ação, independentemente de seu objetivo,sendo qualificada como uma expressão irracional, semsentido, contribuindo unicamente para o reforço da ordemdominante. Marcuse possuía uma perspectiva mais

generosa, pois sem se afastar da tradição crítica percebiacom clareza a potencialidade contestadora dos movimentosda década de 60. De qualquer forma, em Vincennes, atensão entre teoria e prática, pensar e agir, muitas vezes serompia, derivando para um anti-intelectualismo inócuo. Osmaoístas levaram ao extremo esta desconfiança, inspiradosno modelo chinês, despacharam seus quadros dirigentes,alguns deles oriundos das grandes escolas francesas,para as usinas Renault. Como os intelectuais chinesesdurante a Revolução Cultural foram enviados ao campopara se reeducarem, o processo francês de purificaçãodas mente e dos corpos prescrevia o convívio forçado como proletariado. Nos cursos, o descrédito em relação aoaprendizado teórico era recorrente, a cada aula sobreHegel, Chatêlet tinha de alinhavar cuidadosamente seusargumentos, explicando o porque da importância em se lerum intelectual burguês. Entre os professores de renome eos estudantes havia uma incompreensão surda, Deleuzetinha dificuldades em ministrar suas aulas, eraseguidamente interrompido, e Foucault, retirou-se logo noinício dos trabalhos universitários, trocando os ideais darevolução pelo tradicional Collège de France. Eu trilhavacauteloso esta linha de giz tentando a qualquer customanter o equilíbrio. Seduzido pela efervescência, distanteda histeria reinante, em certa medida incompreensível paramim, pois havia literalmente cruzado o Atlântico paraencontrar meu caminho.Mas em que sentido o clima político marcou minhatrajetória ulterior? Um primeiro aspecto encontrado-se notipo de temática que vim a desenvolver, a questão dopoder, no entanto, enveredei-me por um caminho diversodos cientistas políticos. Não foram as instituições que mechamaram a atenção mas como as relações de dominaçãoexpressavam-se no cotidiano e na cultura. Tradicionalmenteas Ciências Sociais tenderam a identificar a problemáticado poder com a política. Há evidentemente exceções queconfirmam a regra, por exemplo, a sociologia da religião deMax Weber. Não obstante, o movimento dominante nopensamento sociológico, foi considerá-la como algopreferencialmente vinculado à esfera política. Estado,governo, partidos, sindicatos, movimentos sociais,tornaram-se assim interesses dominantes entre oscientistas sociais. A cultura ficava um tanto à margem dissotudo. Procurei sempre diferenciar entre, política e político,entendendo este último aspecto como algo imanente aosocial. Neste sentido, nem tudo o que é político atualiza-seenquanto política, ou seja, é passível de compreensão noâmbito exclusivo da ideologia ou das disputas partidárias. Ébem verdade que o debate cultural na América Latina,particularmente no Brasil dos anos 50 e 60, fazia-seestreitamente vinculado às coisas da política, mas éimportante dimensionar as coisas para não cairmos emmalentendidos. O dilema da identidade nacional levou aintelectualidade latinoamericana a compreender o universocultural (cultura nacional, cultura popular, imperialismo ecolonialismo cultural) como algo intrínsecammentevinculado às questões políticas. Discutir cultura era discutir

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o destino do país, identidade que encerrava os dilemas e asesperanças relativas à construção nacional. No entanto, talaproximação não era o equivalente a se pensar a culturacomo lugar de poder. As contradições existentes no seiodas manifestações culturais eram imediatamente traduzidasem análises e propostas encampadas pelas instituiçõestradicionalmente consagradas ao "fazer política": governo,partidos, sindicatos, movimentos sociais. Por isso o debateem voga na América Latina nos anos 50 e 60 girava emtorno da idéia de conscientização. Os lugares de poder sãojustamente os espaços do inconsciente, a produção e areprodução da sociedade passa necessariamente por suacompreensão. Há pois um deslocamento do plano doconsciente para o inconsciente. A problemática anteriorancorava-se na idéia de que a consciência era a sedeprincipal da ação, esclarecê-la, desaliená-la, seria a maneirade se caminhar na direção correta (daí a ênfase naconsciência de classe). Pensar em termos de inconsciente,seja em termos psicanalítico ou não, implicava em

reconhecer elementos de poder que não se encontravamexplícitios na atitude de cada um. Essas questões estavamno ar na França pós-68. Temos as vezes a tendência, aonos encerrarmos na história das idéias, em atribuí-las àgenialidade de alguns poucos autores, Foucault, Bourdieu,Deleuze. Lendo o passado sob a ótica exclusiva dosconceitos terminamos por separá-los do contexto no qualforam elaborados. Tenho claro que a inspiração teórica deminha tese de doutorado tem uma dívida com minhapassagem por Vincennes. Não foram as raízes africanas doculto umbandista, objeto privilegiado por váriospesquisadores, que me seduziram, mas como esta religião,ao tornar-se brasileira, definia um espaço simbólico no qualas próprias relações assimétricas e desiguais da sociedadeterminavam por ser absorvidas. Quando encontrei Bastide,essas questões encontravam-se maduras para mim echocavam-se inclusive com sua antiga interpretação doculto umbandista (o que não o impediu em aceitar-mecomo orientando).

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“SETENTA Y DOS HORAS EN LONDRES 38” / “SEVENTY-TWO HOURS IN LONDON 38”

Resumen

A partir de referencias directas con su pasado en Chile, durante los añosde la dictadura de Augusto Pinochet, el autor presenta un desgarradortestimonio de las torturas y vejaciones de las que fue víctima durante larepresión militar.

Palabras clave:Chile, memoria, represión, militares, trauma.

Abstract

Based on direct references to his past in Chile—during Pinochet’sdictatorship—the author presents a heart-rending testimony of thetortures and ill-treats he had to endure during the military repression.

Keywords:Chile, memory, repression, militaries, trauma.

Desde el primer momento entendí cómo era el mundo delos hombres del coronel Manuel Contreras. Fui arrojado alpiso de una camioneta enlodada. Recibí golpes, patadas ypuñetazos. El trayecto duró más de media hora; de vez encuando sentía el ruido de los automóviles y las voces depersonas que caminaban sin sospechar que a su ladocirculaba una camioneta de la DINA. El vehículo ingresópor una estrecha calle de adoquines. Estaba en Londres 38.Me bajaron al interior de un zaguán, a tientas reconocí unamesa de escritorio donde se controlaba el acceso de losagentes. Preguntaron mi nombre y fecha de nacimiento, mesentaron en una silla de madera y fierro y me esposaron porla espalda. Una especie de coro infernal repletaba el recinto.Oía gritos en distintos tonos, desde distintas bocas, que semezclaban con las órdenes de los agentes. Eran gritos deespanto que mordían el aire y que al terminar seguíanvibrando en el espacio. No eran gritos de miedo, eran desoledad frente a lo incomprensible. Las voces de esos jóvenesquedaron ahí para siempre y luego la certidumbre de que nose esfumaron. Se les vio con sus rostros marchando por laAlameda, frente al palacio de La Moneda, un día del 2004 enque se recordó a los 119 asesinados en la OperaciónColombo.Uno de esos interrogatorios se ha esculpido en mi memoria.Un oficial preguntaba por una casa, después venía la

sucesión de bofetadas y golpes, aparentemente de palos,ante cada silencio del torturado. Él lanzaba gemidos sordosen un intento por reprimir el dolor. Al tiempo que escuchabaesa escena, percibía que algunos prisioneros hablaban entreellos. En el nivel del tormento hay dos juegos, en uno sehacen preguntas singulares, concretas y focalizadas; en otro,más allá de la información perseguida, se busca doblegar alprisionero. Estoy convencido de que el compañero murió esemismo día. No respondió, sólo se replegó hacia la muerte.Permanecí alrededor de una hora y media sentado en lafrágil silla, amordazado y vendado. Pasado ese tiempo mequitaron las esposas y me hicieron subir al tercer piso poruna escalera de madera, corta y angosta, que conducía auna especie de buhardilla. Hacía frío y se escuchaba unaradio. Los locutores relataban el partido en que la selecciónchilena abrumaba a goles al equipo de Haití; la noticiaalegraba a los guardias y oficiales que celebraban coninfantil nacionalismo. Todos se burlaban de los negritos. Eldolor agónico de quienes sospechaban su inevitableasesinato se combinaba con la alegría de los torturadoresfrente a un partido de fútbol. Sus risas, sacadas decontexto, podían provenir de sujetos normales, amistosos,que disfrutaban en las salas de sus casas.- A ver, a ver ¿a quién tenemos aquí? —dijo uno de ellos.- A uno de los hijos de puta que está preso en el SIFA. AlGonzalo—comentó otro.- ¿Al cabrito que se nos arrancó? A ver si ahora intentaalgo. Dejémoslo solito para ver cuánto alcanza a correr.- Comencemos, que luego van a llamar por teléfono paraver cómo nos va con este muñeco.Casi sin dar órdenes ni mediar palabras fui llevado a unpequeño cuarto donde fui desnudado y, como un animalaturdido, fui colgado entre dos muebles que logré ver pordebajo de la venda. Además de la corriente eléctrica queaplicaban en todas las zonas de mi cuerpo, recibí golpes depuño y patadas en la espalda que casi me hicieron perderla conciencia. Sentí un crujido en la columna vertebral,luego otro. Después sentí muy poco dolor. Todo el tiempoque estuve en Londres 38 permanecí en esa posición.- ¿Dónde vivías? ¿Dónde está el depósito de armas quecontrolabas? ¿Cuáles son las casas de reunión del ComitéCentral en Santiago? ¿Dónde vivías? ¿A qué huevón vas aentregar tu casa?Las preguntas eran calcadas a las que me habían hecho losagentes del SIFA. Era evidente que la Fuerza Aérea estabainfiltrada por la DINA. En ese momento yo era testigo de laguerra de los servicios de inteligencia; de la disputa por elliderazgo estratégico de la represión. Repitieron el mismoguión durante varias horas. Presentía que la reiteración demis respuestas era la única posibilidad de que creyeran enmi relato. Había terminado el partido con el triunfo deChile. Algunos gritos cesaron y hubo un cambio en elequipo de torturadores. Amanecía. A la distancia seescuchaba el ruido de los automóviles. Los nuevos agentesse sentaron, aparentemente, en una habitación contigua.Yo seguía colgado y buscaba acomodarme para descansar.Cuando entró el primero de ellos oí sus pisadas vacilantes,

Patricio Rivas *

* Sociólogo, Doctor en Filosofía de la Historia. Fue profesor de la Escuelade Gobierno de la Universidad de Chile y Coordinador General de laDivisión de Cultura del Ministerio de Educación de Chile. Actualmente esel Coordinador del Área de Cultura del Convenio Andrés Bello. PremioNacional de Ensayo de Chile.

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caóticas. Podía oler un rancio olor a vino que se mezclabacon el olor a sudor y cigarrillos. No sabía si me daba másmiedo ese olor y la locura que ocultaba o la inminencia deuna nueva sesión de tortura. Me preocupaba si el formatode las preguntas se mantendría dentro del programainicial. Por fin comenzaron. Pasaron segundos, minutos,horas. Lejos se escuchaba una radio...-Ay Rosa, Rosa, tan maravillosa—Sandro cantaba desde elpasado.- ¿Dónde vives? ¿Cuáles son los recambios de lasdirecciones regionales? ¿Dónde están las armas? ¿Dóndeestá el dinero? ¿Dónde está el Tavo y la Gringa?Combinaron nuevas descargas de electricidad con golpes depie y puño; la mezcla provocaba grandes espasmos y saltosen todo mi cuerpo. En un momento el palo crujió y se doblóhasta romperse. Rodé por el suelo y se desprendió la venda,entonces miré a mis torturadores, con asombro reconocí aOsvaldo Romo Mena, enemigo patológico del MIR.Romo tenía un resentimiento histórico con los miristas.Desde fines de los años sesenta lo habíamos vistodesplazarse como un pequeño mercenario de sus propiosintereses. No era alguien en quien pudiéramos confiar. Eldirigente Víctor Toro había hecho una radiografía muycertera de su psicología. Éste, por agradar al que tienepoder, está dispuesto a vender su alma.Romo me miró desconcertado, puso la venda en su sitio yme sentó sobre una silla.- No puedo explicarte qué estoy haciendo aquí, pero no tepreocupes—dijo y salió del cuarto. Entraron otros hombresmás fétidos y gritones que los anteriores.Veintinueve años después esperaría a Romo en la sala deun juzgado para declarar en la querella por la desapariciónde Jorge Espinoza, el hermano de Juancho. Veníafuertemente custodiado. Su aspecto era repugnante,monstruoso. Todas las miserias de su alma se expresabanen su cuerpo. Intentó ser astuto ante el juez.- Me acuerdo de Gonzalo, después se llamaba Pablo. Lotorturó Marchenko, yo no tuve que ver con su traslado aLondres.Con su actitud de víctima parecía un pobre diablo. Sutamaño, su gordura, sus tics, configuraban la silueta de unamarioneta desarticulada. Hice ver al juez que sólo miscompañeros, y no sus asesinos, podían decirme Gonzalo.Me miró torva y lastimeramente.Sonó un teléfono. No alcanzaba a comprender qué hacía unaparato como ése en un lugar de tortura. Asociaba su sonidoa conversaciones deseadas, anheladas; aquí servía para queel jefe del grupo se comunicara con su mando superior.Escuché la conversación. Imaginé que al otro lado de la líneaun hombre hablaba desde su casa, rodeado de sus hijos. Elpaís oficial a un lado, el real al otro. En uno los que noquerían ni saber ni ver esto; en el otro los que tenían la vozy el alma cansada de tanto defender a los suyos.- Sí, mi capitán...veremos ese tema…no lecreo...seguiremos intentando...mandaremos a Ceballos a lamierda. Déjemelo a mí.El breve descanso reanimó mi cuerpo y ordenó mínimamente

mi cabeza. Recibí más electricidad y nuevos golpes, ademásde una inyección posiblemente de Pentotal, la llamada drogade la verdad. Quedé tendido en el suelo. Me molestaba elolor a suciedad que emanaba de las ranuras de las tablas.Debajo de ellas se escuchaban lamentos.Me quitaron la venda en una habitación más bien larga ybaja. En el centro del cuarto pude ver una mesa tosca,cubierta por una tenue luz amarilla. Vi a una hermosajoven desnuda a la que los torturadores llamaban La Socia.Estaba brutalmente golpeada, tenía marcas de quemadurasde plancha en la cara y en la zona de los pechos.Agonizaba. Me miró con unos gigantescos ojos verdes ycon actitud de madre.- No digas nada, no sirve contar nada—susurró.- Cállate, puta de mierda—gritó uno de los torturadores—¿o quieres más?Ella irguió con fuerza moral de lo femenino, su rostrodestrozado. Ese cuerpo tenía un alma incólume. Noimportaba si físicamente había sido violada, era éticamentede una sola pieza.Yo no lograba comprender la situación. De pronto, entre laluz, surgió una voz y un revólver.- ¿Dónde vives?—me interrogó—Si no hablas, la mato.Miré el rostro impertérrito de la mujer. En su cara habíauna mueca parecida a una sonrisa. Oí el disparo. Mi pechoy mi rostro quedaron bañados en sangre. Sentí un odio sinlímites. Traté de pararme, pero me golpearon hasta quedarsemiconsciente.- Vamos a seguir—amenazó uno de los hombres. Temí quefuese cierto, pero no hicieron nada. Tenía la cabeza enblanco, sólo veía la foto fija de los recuerdos.La cara de la mujer no ha dejado de estar presente en mimemoria. Tampoco el ruido del disparo ni el breve silencioposterior que inundó el recinto. He tratado de pensar quésucedió verdaderamente. Algunos me dicen que fue unmontaje, una macabra puesta en escena, que no veo conclaridad debido al estado de perturbación en el que estaba.Otros me recomiendan traicionar mi recuerdo y contar estaexperiencia como un simulacro. No tengo pruebas nitestigos. En el fondo de mí he deseado que esto nohubiese ocurrido, pero al evocar los detalles regreso aldolor de la verdad.Estuve setenta y dos horas en la casa de Londres 38. Encada uno de los segundos de esas horas sentí el vértigo dela muerte. Mi deteriorada condición física fue un argumentodeterminante para ser trasladado con urgencia al Hospital dela Fuerza Aérea. No tengo imágenes nítidas de mi paso porese lugar. Recuerdo figuras fantasmales, enfermeras, luces.Regresé a la Academia de Guerra por el pasillo largo delsubterráneo, portado en vilo por dos soldados, observé derefilón las caras de pánico y lástima de la gente que estabaalrededor. Sólo deseaba tomar una taza de té y dormir parasiempre. Desde ese momento La Ardilla empezó a cuidarme,me daba la comida en la boca y varias veces me regaló supostre, el más preciado de sus platos.Alguna vez, en Guatemala, Gonzalo habló con PabloMonsantos sobre el misterio de la tortura. La represión en

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ese país fue una de las más violentas en la historialatinoamericana. El Informe de la Comisión para elEsclarecimiento Histórico, redactado en 1999, estimó quelos desaparecidos y muertos fueron más de 200 mil; deellos, 50 mil fueron víctimas de violaciones a los derechoshumanos. El caso de Guatemala no sólo le impacta por laenvergadura de la represión o porque el Estado o losorganismos paramilitares vinculados a él fueron losresponsables del 93 por ciento de las violaciones. Lo que lesorprende es la crueldad. Hubo torturadores que trascortarle la cabeza a un prisionero, abrían el vientre de sucompañera y depositaban la cabeza en su interior. Elgenocidio de pueblos completos fue una práctica habitualen ese país.- Las personas no hablan o se doblegan producto deldolor. El dolor intenso aturde. Lo que sienten es el pánicoa lo desconocido; el pavor a estar completamentesometido a la voluntad de otro. Es la pérdida dehumanidad e identidad la que produce el derrumbe.¿Sabes?, muchos compañeros que aguantan la torturaluego se derrumban por otras cosas, no por el dolor—ledecía Pablo. Se desmoronan por miedos básicos, temenque los muerda un perro, pasar frío o hambre. No existeuna coherencia unívoca frente al dolor.Cada vez fuimos quedando menos habitantes en la piezanúmero 1. Hacia el verano de 1975, La Ardilla, El Pato y yoéramos experimentados prisioneros. La forma en que seexpresa la amistad y el cariño en instantes como éstos esmaciza. El vínculo es tan intenso que los otros seconvierten en tu extensión espiritual. Llegas a conocer lasrespiraciones, las miradas, la manera de girar la cabeza, elmodo de hablar.La relación que construimos fue puesta a prueba antes deese verano. A fines de julio de 1974 logré escribir trescartas a Miguel Enríquez. En la primera le hablaba de losdetenidos, le contaba de Ceballos y Oteíza, de las torturas,de la información que creía que ellos manejaban. Unatarde en que leía subrepticiamente su segunda respuestafui sorprendido por el guardia.- ¡Entrégueme ese papel!—dijo, amenazante. Estabaseguro de que si lo hacía los tres habitantes de la pieza 1moriríamos.- No tengo ningún papel, se equivoca, vio mal—mentí.

- Voy a buscar a mi oficial.Lancé la carta a las garras de La Ardilla. Cuando el soldadoregresó con el oficial de turno no había pruebas. Fuicastigado por sospecha, me dejaron de pie en el pasillo, nome dieron comida durante un par de días, pero se salvó lavía de comunicación con Miguel y la vida de mis amigos.Sólo dos personas sabían la trama completa, además delsuboficial allendista que había sacado las cartas desde laAcademia de Guerra. Por intermedio de un enlace, elsuboficial hizo llegar la carta al Tavo, su ex cuñado, quienla entregó a Sergio Pérez, hasta llegar al Secretario Generaldel MIR. Informes completos, redactados en pequeñospapeles, partieron hasta la casa de la calle Santa Fe. Miguelrespondió en dos ocasiones. La primera vez envió cerca detreinta papeles de cigarro, escritos con letra menuda.Expresaba su afecto y hacía preguntas muy específicas:número y nombre de los prisioneros, formas deinterrogatorio y tortura, identidad de algunos oficiales. Enla segunda carta entregaba información general del MIR yun análisis de la situación política. Miguel moriría antes deresponder por tercera vez.Las cartas de Gonzalo y la última de Miguel se salvaron yfueron publicadas por la prensa mirista en Europa, mientrasél aún estaba detenido en la Penitenciaría. Le preocupa nosaber qué ha pasado con quienes lo ayudaron a quecirculara esa correspondencia. Decide no desenterrar losdetalles sobre ese episodio. No por ahora. Hay unimperativo de cuidar a todos los que han confiado en él; deextender la moral hasta el fin de los tiempos de cada cual.Quizás esa es la identidad de todos los partisanos en lashistorias de las resistencias. Eventos que no terminan jamásde dialogar con la intimidad.La DINA era el último infierno del Régimen, el lugar dondemorir. Era un descanso, pero también la vitrina de esadualidad entre seres perdidos en sus miserias disfrazadasde doctrina militar y la humanidad extensa, plural y densade los prisioneros. El SIFA de 1974 fue un purgatoriosistemático, un juego cruel y experimental de quebrarmoralmente al detenido. En el largo plazo, ni en uno ni enotro lugar triunfaron, porque los heridos de todo tipo sereagruparían, no sólo para impedir la amnesia, sino queademás para demostrar que los que no están soninmortales.

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SELECCIÓN FOTOGRÁFICA / PHOTOGRAPHIC SELECTION

FOTO 1 – JULIAN LINEROS (COLOMBIA), DE LA SERIE “ESCUELAS DE GUERRA” (REVISTA CROMOS), FINALISTA DEL PREMIO DE NUEVO PERIODISMO IBEROAMERICANO (CEMEX-FNPI), 2003

Premio Nuevo Periodismo

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 53-61 pgs.DOSSIER • Premio Nuevo Periodismo

FOTO 2 – JULIAN LINEROS (COLOMBIA), DE LA SERIE “ESCUELAS DE GUERRA” (REVISTA CROMOS), FINALISTA DEL PREMIO DE NUEVO PERIODISMO IBEROAMERICANO (CEMEX-FNPI), 2003

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 53-61 pgs.Selección fotográfica / Photographic Selection

FOTO 3 – JULIAN LINEROS (COLOMBIA), DE LA SERIE “ESCUELAS DE GUERRA” (REVISTA CROMOS), FINALISTA DEL PREMIO DE NUEVO PERIODISMO IBEROAMERICANO (CEMEX-FNPI), 2003

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 53-61 pgs.DOSSIER • Premio Nuevo Periodismo

FOTO 4 – JULIAN LINEROS (COLOMBIA), DE LA SERIE “ESCUELAS DE GUERRA” (REVISTA CROMOS), FINALISTA DEL PREMIO DE NUEVO PERIODISMO IBEROAMERICANO (CEMEX-FNPI), 2003

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 53-61 pgs.Selección fotográfica / Photographic Selection

FOTO 5 – JULIAN LINEROS (COLOMBIA), DE LA SERIE “ESCUELAS DE GUERRA” (REVISTA CROMOS), FINALISTA DEL PREMIO DE NUEVO PERIODISMO IBEROAMERICANO (CEMEX-FNPI), 2003

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 53-61 pgs.DOSSIER • Premio Nuevo Periodismo

FOTO 6 – DIEGO LEVY (ARGENTINA), “MANCHAS DE SANGRE DE UNA CIVIL HERIDA DURANTE UN TIROTEO ENTRE POLICÍAS YDELINCUENTES”. GANADOR DEL PREMIO DE NUEVO PERIODISMO IBEROAMERICANO (CEMEX-FNPI), 2001.

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 53-61 pgs.Selección fotográfica / Photographic Selection

FOTO 7 – DIEGO LEVY (ARGENTINA), “SOSPECHOSO DETENIDO EN EL CENTRO DE LA CIUDAD.” GANADOR DEL PREMIO DE NUEVO PERIODISMO IBEROAMERICANO (CEMEX-FNPI), 2001.

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 53-61 pgs.DOSSIER • Premio Nuevo Periodismo

FOTO 8 – DIEGO LEVY (ARGENTINA), “UN OFICIAL DE LA POLICÍA PERSIGUE A UN DELINCUENTE POR LOS TECHOS”. GANADOR DEL PREMIO DE NUEVO PERIODISMO IBEROAMERICANO (CEMEX-FNPI), 2001.

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 53-61 pgs.Selección fotográfica / Photographic Selection

FOTO 9 – DIEGO LEVY (ARGENTINA), “UN GENDARME RETIRADO SE SUICIDÓ EN EL PUERTO DE LA BOCA”. GANADOR DEL PREMIO DE NUEVO PERIODISMO IBEROAMERICANO (CEMEX-FNPI), 2001.

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 65-66 pgs.

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Fecha de recepción: septiembre de 2006 · Fecha de aceptación: octubre de 2006

“ALBERT CAMUS” / “ALBERT CAMUS”

Resumen

El autor retoma la muerte del escritor Albert Camus, ocurrida el 4 deenero de 1960 en un accidente automovilístico, y lo relaciona con otroseventos que sugieren posibles y extrañas coincidencias.

Palabras clave:Albert Camus, literatura, accidente, filosofía, coincidencias.

Abstract

Based on the death of Albert Camus, occurred on January 4th 1960because of a car accident, the author writes the following short-text,where he relates the event to others suggesting possible and curiouscoincidences.

Keywords:Albert Camus, literature, accident, philosophy, coincidences.

ALBERT CAMUS (1913 – 1960)

El escritor filósofo. El argelino francés. El existencialista quedijo: “No conozco nada más idiota que morir en unaccidente de automóvil”. Ése fue Albert Camus, muerto enun accidente de automóvil el lunes 4 de enero de 1960.Pero no es una historia de coincidencias. Como en El penalmás largo del mundo, el cuento de Soriano que reconstruyelas suposiciones de un portero frente a un penal decisivo,Camus sabía que la muerte sabía.La actriz María Casares, que estuvo enamorada de él casisiempre, sostuvo que al partir de vacaciones a Lourmarin,desde donde regresaba a París ese 4 de enero, se despidióde ella con estas palabras: “¿Te imaginas que llegará undía en que estaremos separados?” Acto seguido, se puso allorar. Sumemos a esto a la secretaria de Camus, que en untestimonio quizás de mal gusto, asegura que el autor de ElExtranjero había ordenado sus papeles como para novolver.Murió a los 47 años. Michel Gallimard, su amigo y editor(sobrino del patriarca Gastón Gallimard), lo habíaconvencido de volver a París por la carretera nacional Nº5,y no en tren como él pretendía. “No tengas miedo, detestola velocidad y no me gusta el automóvil”, le comentabaCamus dos meses antes al novelista Emmanuel Beri, anteuna vaga advertencia de este último.Gallimard al volante de su Facel Vega. Camus en el asientodel copiloto. Atrás, la mujer de Gallimard, la hija deGallimard y el perro de los Gallimard. Afuera, la lloviznapermanente. El absurdo del invierno. “Muere Fausto Coppien un accidente de carretera”, titulaban dos días atrás losdiarios de Europa, ante la muerte del campeón italiano deciclismo. Hasta aquí, el viaje de Albert Camus de Lourmarina París seguía siendo seguro.En 1930, un joven de 17 años era internado en el hospitalMustapha, ciudad de Argel, afectado de tuberculosis. Elpronóstico es adverso, y aunque Camus se recupera, esforzado a moderar la velocidad de su vida y con ellorenunciar a su gran pasión: el fútbol. Al autor de La Pestelo entristecía ver a los demás patear una pelota y correrintensamente por la playa. Antes o después terminaríaafirmando: "No hay más que un problema filósoficoverdaderamente serio: el suicidio. Juzgar si la vida vale o novale la pena de ser vivida es responder a la preguntafundamental de la filosofía". La muerte sabía que Camussabía. También en 1930, internado en un sanatorio de laCosta Azul, rodeado de su esposa y de Aldous Huxley,muere de tuberculosis el escritor y poeta D. H. Lawrence.A las 13 horas 55 minutos, el reloj del Facel Vega sedetiene para siempre. Segundo antes, Michel Gallimardperdía el control de su vehículo, se salía del camino y seestrellaba contra dos árboles consecutivamente. AnneGallimard, con 18 años recién cumplidos, sale ilesa. Sumadre corre la misma suerte. Michel Gallimard, cuya cuotade responsabilidad en el accidente nunca se pudodeterminar, resulta gravemente herido. Albert Camus, quepocos días atrás había declarado a un periódico “Mi obraaún no ha comenzado”, muere en el acto. Entre otraspertenencias, son encontrados junto a Camus los

Daniel Hopenhayn*

* Joven escritor chileno.

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 65-66 pgs.OTRAS VOCES • Daniel Hopenhayn

manuscritos de la novela inconclusa El primer hombre,sobre la cual había dicho: “En resumen, voy a hablar deaquellos a los que quise. Y sólo de eso. Alegría profunda”.El perro de los Gallimard nunca fue encontrado. Su dueñomurió tras agonizar algunos días. Camus, que no concebíanada más idiota que morir en automóvil, sintetizaba así suexperiencia como portero de fútbol: “Aprendí que la pelotanunca viene hacia uno por donde uno espera que venga”.El año de su muerte, nacen el piloto Ayrton Senna y elfutbolista Diego Maradona.Para el escritor Italo Svevo, el camino de las repeticiones esinevitable, puesto que los moldes de la existencia sonlimitados, y con ello las posibilidades de lo imprevisible. Noes para asustarse entonces que el autor de La concienciade Zeno haya muerto en 1928 al estrellarse contra un árbolel auto que conducía, 32 años antes que Albert Camus, y32 años después de que Bridget Driscoll, la primera víctimamortal en la historia de los accidentes de tráfico, fueraatropellada en Londres cuando se dirigía a un espectáculode baile. El conductor era un muchacho que ofrecía paseosen coche, y estaba tratando de impresionar a una jovenpasajera. “Esto nunca más debe ocurrir”, dijo entonces elencargado de la investigación. “Es imposible que no vuelvaa ocurrir”, le habría contestado Svevo. Así se explica quemedio siglo después, Margaret Mitchell, autora de lanovela Lo que el viento se llevó, haya muerto atropelladaen Atlanta cuando se dirigía al cine. El conductor era untaxista fuera de servicio, y conducía en estado de ebriedad.El primer hombre, la obra póstuma de Camus, permanecióinédita hasta 1994. El año en que se publica, Maradona

El auto de Gallimard. Camus era el copiloto.

juega su último mundial y Ayrton Senna muere en unaccidente automovilístico. El personaje de la novela, JaquesConmery, se sumerge en un trance de recuerdos pararecrear sus orígenes, buscando fundamentalmente a supadre. Además de esos manuscritos y de algunas fotos, lapolicía encontró entre las ropas de Camus el boleto deltren a París que el escritor desistió finalmente de utilizar.¿Sabía que se iba a morir? No, sabía que la muerte sabía:“El único dato de que dispongo es que todo es absurdo”.

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Fecha de recepción: agosto de 2006 · Fecha de aceptación: agosto de 2006

“CAFÉS EN LA “CIUDAD BLANCA”: IDENTIDAD, CRISIS CAFETERA Y EL RESTABLECIMIENTO DEL ORDEN SOCIAL EN COLOMBIA”*/“CAFÉS AT THE “WHITE CITY”: IDENTITY, COFFEE CRISIS, AND THEREESTABLISHMENT OF SOCIAL ORDER WITHIN COLOMBIA”

Resumen

En este artículo se analiza el caso de la emergencia y re-surgimiento delos cafés en Popayán— una ciudad colonial del sur del país—como unevento que permite actualizar procesos renovados de identidad, encontextos de “crisis cafetera”. Se analizan dos momentos que vive laciudad, antes y después del sismo de 1983, destacando el período de lallamada crisis cafetera (1989-1994), cuando surgen nuevos cafés. A travésde estos lugares se pueden apreciar procesos diferenciadores y decontestación social basados en la identidad social y de género queejemplifican parte de la estructura social propia de Popayán. El autorconcluye señalando que este tipo de espacios pueden ser considerados“ventanas” a la vida social, pues van más allá de ser simples zonas deconsumo. De esta forma, el texto invita a estimar otros lugares similares,en donde las interacciones sean posibles y en donde se puedan revelarparticularidades sociales de los grupos en cuestión.

Palabras clave:Identidad social, cafés, antropología urbana, cambio social, crisis cafetera.

Abstract

The present article analyzes the enacting and reenacting of cafés inPopayán—a colonial city located in the southern part of Colombia. Twospecific moments are discussed, before and after the 1983 earthquake,highlighting the period called the “Coffee Crisis” (1989-1994), duringwhich new cafés appear throughout the city. According to the author, itis possible to observe differentiating and contesting social processesgrounded on social identity and gender, which show elements of thesocial structure of the city. As a conclusion, the text invites the reader toconsider such places as “windows” to social life, claiming that they aremore than simple spaces for coffee consumption. Moreover, the articlesuggests that similar spaces—where these types of interactions takeplace—may reveal social characteristics of the groups being studied.

Keywords:Social identities, cafés, urban anthropology, social change, coffee crisis.

La caída de los precios del café a nivel internacional—ocurrida durante la última década y producida por elexceso de volúmenes y el colapso del AcuerdoInternacional Cafetero en 1989—ha desencadenado unreordenamiento en las relaciones económicas yproductivas entre países cultivadores y consumidores. Estereordenamiento, calificado como “crisis cafetera”, el cualha significado la revaloración de las condiciones deproducción y los esquemas institucionales que lasustentan, se ha apreciado más en países productoresque en los consumidores. Teniendo en cuenta esteantecedente, el texto pretende explorar cómo estefenómeno ha afectado dicho orden para el caso particularde Colombia y, más específicamente, su relación con elconsumo en una ciudad colonial como Popayán.La importancia del espacio en las investigacionesdesarrolladas desde las disciplinas sociales—en especialla geografía—no ha sido tan afortunada. Wallerstein(1996, p. 29), por ejemplo, señala que “el acento en elprogreso y la política de organización social del cambiosocial dio una importancia básica a la dimensión temporalde la existencia social, pero dejó la dimensión espacial enun limbo incierto” (ver también Escobar, 2001). Es asícomo, durante las últimas tres décadas, lasinvestigaciones sociales que involucran nuevascartografías y la importancia del espacio y el territoriocomo fundamentos de procesos sociales e identitarios y/ode contestación, han venido aumentandoconsiderablemente (cfr. por ejemplo, Oslender, 2002;Pécaut, 1999). Los cafés—como espacios no sólo deconsumo sino de distinción, renovación de identidades einteracción social y de género—son la fuente de esteejercicio exploratorio que busca ilustrar el vínculo que seestablece con otros dominios en la vida de lasmercancías, para seguir la expresión de Appadurai y otrosautores (1986a; 1986b). De igual forma, al enfocarnos enlos cafés como espacios sociales de consumo de unproducto o mercancía como el café, se pretendedemostrar su importancia, no sólo en este ámbito sinotambién en el contexto de la estructura social quesoporta. Una mirada etnográfica e histórica permiteentender los cafés como ventanas a través de las cualesse pueden visualizar los cambios sociales y culturales quelas ciudades experimentan en la configuración de lasidentidades sociales y de las relaciones de género1. Estees el caso de Popayán, una ciudad tipificada comocolonial, en la que las élites locales han contribuido aconfigurar una imagen de ciudad culta y educada(identidad social), y en donde los hombres mantienen una

Jairo Tocancipá-Falla **

* Una versión de este artículo fue presentado en el I CongresoLatinoamericano de Antropología realizado en El Rosario,Argentina, entre el11 y el 15 de Julio de 2005. Se agradece el apoyo de la Vicerrectoría deInvestigaciones de la Universidad del Cauca. El autor agradece igualmente alevaluador anónimo por los comentarios críticos al texto en su versión inicial.

** Profesor Asociado. Coordinador del Grupo de Estudios SocialesComparativos de la Universidad del Cauca, Popayán, Colombia. Correoelectrónico: [email protected]

1 La investigación sobre el café en Colombia sigue dominada por la esfera dela producción, dejando subvalorada la esfera del consumo. Esto aplica parael sector urbano como el rural (para el ámbito rural ver, por ejemplo,Tocancipá-Falla, 2005).

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asociación con el espacio público y las mujeres con elespacio privado (relaciones de género); proposiciones quese pueden apreciar en la historia social de los cafés, enun primer momento antes del sismo de 1983 y que enalguna medida cambiarían y sostendrían algunasvaloraciones en un segundo momento post-terremoto.Este argumento es desarrollado a continuación en tressecciones diferentes.En la primera parte, y de manera introductoria, sepresenta una síntesis sobre el dinamismo socioeconómicoque la industria cafetera ha generado históricamente enel país. Basándose en trabajos preliminares deantropólogos y sociólogos (Crist, 1950; Crist, 1971;Romoli, 1943; Whiteford, 1963; Whiteford, 1976), lasegunda sección destaca aspectos relevantes de lahistoria social de Popayán como ciudad colonial,poniendo particular atención sobre las últimas décadasdurante las cuales ocurrieron cambios significativos en lavida citadina desde que en 1983 un terremoto sacudiólos cimientos de la ciudad. En la tercera sección—ysiguiendo a algunos de los autores ya señalados, y conbase en el trabajo de campo realizado en algunos cafésen el período 2002, 2003, 2005 y 2006—, se presentauna aproximación a la historia social de los cafésdestacando aquellos de tipo tradicional, así como los queaparecieron posteriormente al terremoto, y másespecíficamente aquellos que surgieron recientemente enel ambiente que produjo la “crisis cafetera”. En estasección se destaca, desde una perspectiva comparativa,los dos estilos que mantienen dos tipos de café en laciudad: uno de ellos que renace en el contexto de la crisiscafetera, el café Kaldivia; y el otro, que deviene de latradición de la ciudad, el café Colombia, que, si bien haadoptado ciertos cambios en su estilo, conserva suadscripción social identitaria desde antes del sismo de1983. El artículo concluye destacando los procesos deidentidad social y cambio en tales adscripciones socialesde clase y de género, que se revelan al estudiar los cafésde distinta naturaleza y desde una perspectivacomparativa. Si bien antes del terremoto se podríaidentificar cierta mentalidad “aristocrática” en las élites(familias que ostentaban un pasado cercano a loscolonizadores españoles y que controlaban el centro de laciudad), después del terremoto esta mentalidad entró eninteracción con una más “burguesa” (nuevosprofesionales y empresarios formados en lasuniversidades); interacción que facilitará un re-acomodamiento en el sistema de relaciones de unaciudad que se perfila en otro orden, aparentementemenos “colonial”. Terminamos señalando que esteejercicio sobre espacios sociales como los cafés invita arealizar más investigaciones locales sobre otros espaciossignificativos socialmente, así como a fortalecer losestudios sociales de tipo comparativo que contribuyen auna mejor comprensión de las dinámicas y tradiciones dela ciudad.

El dinamismo histórico en la formación de la Colombia cafetera2

La economía colombiana ha estado estructurada sobre elcultivo del café durante casi dos siglos. Este productoagrícola introducido en las Américas en el siglo XVIII, se haconstituido desde el comienzo como el principal medio desubsistencia para millones de productores del grano(Banks, McFadden et al., 2003; Chalarca, 1987; Junguito &Pizano, 1991; Palacios, 2002; Pendergrast, 2002; Romoli,1943). En este proceso expansivo, dos variedades de caféhan dominado la producción, Arábica (de Etiopía) yRobusta (de la costa atlántica en la región de “Kouilou yen los alrededores de Angola”) (cfr. Ukers, 1922;UNCTAD/WTO, 2002, p. 6). Aproximadamente más de 500mil familias (principalmente pequeños productores) se hanespecializado en la variedad suave Arábica, de la cualproducen lo que se considera hoy el “café más suave delmundo” (ver www.cafedecolombia.com).En cuanto a la introducción del grano, existen variasversiones. A pesar de las hipótesis que establecen que elcafé pudo ser introducido a Colombia a través deCentroamérica (Chalarca, 1987, p. 5), la ruta Venezolana(hacia el siglo XVIII) parece ser la más convincente en lamedida en que algunos documentos, y el mismo procesoexpansivo que se dio a partir del nororiente del país, así loilustran. Misioneros, viajeros, colonos y empresariosaparecen como los actores principales en ese procesoexpansivo que en poco más de dos centurias fueinvolucrando a un número creciente de población yregiones: si en el siglo XIX una sola provincia odepartamento (Santander al nororiente del país) dabacuenta de la producción cafetera, ya en el siglo XX otrasregiones en el centro, occidente y sur del país empiezan adominar y a aportar los volúmenes de producción mássignificativos en la historia del país. Así, de uno a tresdepartamentos cafeteros de finales del siglo XIX y acomienzos del siglo XX, Colombia pasó a finales de estesiglo a contar con 16 departamentos localizados a lo largoy ancho de las cordilleras occidental, central y oriental. Esteproceso expansivo se vio reflejado en los volúmenes deexportación que, según el historiador Palacios (Palacios2002, p. 438) en su compilación de distintas fuentessecundarias, crecieron significativamente: mientras en 1933el total de exportaciones colombianas era de 2.867.804sacos de 60 kgs, en 1970 las exportaciones llegaban a6.508.660 sacos; esto es una duplicación de los volúmenesexportables del grano en un período de casi cuarenta años.Los aportes en este proceso expansivo han sido dominadospor las regiones centrales y del occidente, consideradas(especialmente esta última) “la región cafetera del país”

2 Describir y analizar el dinamismo histórico social sobre cómo Colombia llegóa ser un país cafetero no es consecuente con el espacio disponible aquí. Conesta claridad sólo intentaremos reseñar, de modo muy esquemático eintroductorio, algunos aspectos significativos para el caso que nos ocupa.

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 67-79 pgs.Cafés en la “Ciudad Blanca”: identidad, crisis cafetera y el restablecimiento del orden social en Colombia / Cafés at the “White City”: Identity, Coffee Crisis, and the Reestablishment of Social Order within Colombia

por antonomasia, la cual incluye los departamentos deAntioquia, Caldas, Quindío y Risaralda. De estosdepartamentos—especialmente el primero—se expandióel cultivo en el proceso conocido como la “colonizaciónantioqueña” (Parsons, 1968). Sin embargo, aspectos deesta historia han sido cuestionados por reflejar una versiónrosa del proceso de expansión agrícola, que no valoró laparticipación de las poblaciones campesinas sometidas apresiones y conflictos en la colonización de tierras (Arango,1982; Bejarano, 1987; Palacios, 2002). Con sus variacioneshistóricas y sociales, algunos estudiosos especialistas en eltema del café en Colombia han identificado siete regionescafeteras. Estas incluyen a los dos Santanderes, en donde elcultivo del café empezó su expansión hacia el nororiente; laregión cundi-boyacense caracterizada por haciendas ypropiedades medianas; el área de colonización antioqueña(central y periférica que comprende departamentos talescomo Antioquia, Caldas, Risaralda, el Quindío y algunasmunicipalidades del departamento vecino del Valle)caracterizada por medianas y pequeñas propiedades; elTolima Grande (departamentos del Huila y Tolima) congrandes, medianas y pequeñas propiedades; el sur delCauca y Nariño, tipificada con pequeñas propiedades y unaregión marginal (sic) cafetera que incluye a losdepartamentos del Atlántico, Meta y otros departamentosdel Oriente (Paredes y Zambrano en Correa, 1992; Palacios,2002). De acuerdo con Herrera (2003, p. 67), en algunasde estas regiones las élites tradicionales lograronmodernizarse gracias a la industria del café, generando asínuevos valores en el contexto urbano.Dentro del escalafonamiento que la Federación Nacional deCafeteros realiza por los volúmenes de producción, en losúltimos años el departamento del Cauca se ha ubicado enpromedio en la octava posición entre un total de 16departamentos cafeteros (cfr. Luna, Rodríguez et al., 2002).Pero la marginalidad sustentada en niveles deproductividad no siempre es un buen indicador. El períodode la llamada “crisis cafetera” (1989-2004)3, reflejada enlos bajos precios que se produjeron a causa de la rupturadel pacto cafetero en 1989 y en la presencia de nuevosproductores como Vietnam, han develado nuevasestrategias para enfrentar la crisis; entre éstas estáincrementar el consumo de café interno, desarrollar nuevaslíneas de comercialización a partir de los cafés especiales yorgánicos y en los cuales algunos departamentos puedenaparecer más notablemente que otros. El vínculo entreproducción y consumo aparece entonces como un temapromisorio a ser investigado. Teniendo en cuenta estaúltima premisa, los cafés en ciudades como Popayánaparecen como espacios sociales ideales, no sólo para elconsumo sino también para reproducir interacciones

sociales que permiten visualizar diferenciaciones ycontestaciones en la producción de ciertas formas deidentidad social. Para ello adoptamos una perspectivahistoricista que demuestra cómo, a pesar de que elconsumo de café se considera una actividad marginal, esposible apreciar procesos de valoración y producción designificados sociales que pueden convertirse en modelos deprácticas para los grupos sociales a nivel local. La crisiscafetera no sólo genera un problema exclusivamenteeconómico, sino que también asocia un conjunto deoportunidades que empresarios locales pueden capitalizarmejor en el ámbito urbano para la reafirmación del orden yla estructura social. Igualmente, y al tiempo que se analizandos períodos motivados por un cambio radical generadopor la naturaleza (pre y post-terremoto), se destaca laintersección e interacción de al menos dos estilos omentalidades propias de la historia y la dinámica social dela ciudad: una mentalidad aristocrática y una claseburguesa emergente.

La ciudad del ayer y la ciudad del presente:hacia la actualización de las jerarquías sociales

Popayán, ciudad capital del departamento del Cauca, fuefundada en 1535 por Sebastián de Belalcázar, uno de losconquistadores españoles, constituyéndose en uno de loscentros de la Corona Española desde donde se gobernaronvastos territorios (Romoli, 1943; Whiteford, 1963). Desde lahistoria de conquista y colonización, y a pesar de loscambios sociales, políticos y económicos, Popayán conservóel espíritu colonial y de jerarquías sociales que antaño lacaracterizaron. Esta tipificación ha contribuido a laidentificación de Popayán como la ciudad “blanca” y concierto estilo aristocrático, por conservar su arquitectura, suuniversidad, sus centros político-administrativos, susiglesias coloniales y casonas y su distribución en Dameroque ha caracterizado a muchas ciudades españolizadas enAmérica Latina (Romero, 1976). El uso de los apellidos(e.g. Arboleda, los Valencia, los Velasco, los Caicedo, losObando, los Ayerbe, los Angulo, los Muñoz. Cfr. Whiteford,1963, p. 95) sigue siendo un mecanismo útil para loslocales en el establecimiento de la importancia social yjerárquica de las familias por su conexión con la historiaoficial.Desde un punto de vista antropológico, existen pocasreferencias actualizadas de lo que Popayán expresa en sucondición de “ciudad blanca” o “ciudad delconocimiento”, como recientemente algunos políticos yacadémicos han querido designarla. A partir del 31 demarzo de 1983, año en el que un terremoto casi destruyeenteramente el centro de la ciudad y otros sectoresaledaños, muchos pobladores consideran que la Popayáncontemporánea se dividió en dos: una ciudad antes delterremoto y otra ciudad post-terremoto. Esta diferenciaciónideológica presentada por algunos miembros de grupossociales dominantes en la ciudad se puede compaginar conun crecimiento poblacional y urbano apreciable

3 A finales de 2004 el pacto cafetero fue restaurado con el reintegro de losEstados Unidos como el mayor consumidor de café en el mundo, situaciónque se concretó recientemente, y que se vió reflejada en el mejoramientosustancial de los precios a nivel internacional y nacional.

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(cuantitativa y cualitativamente hablando), y que despuésde 1983 tipificó otra ciudad, que según los locales en partese llevó la tradición de ciudad colonial que siempre lacaracterizó. Durante el proceso de “reconstrucción”, comofue conocido por los habitantes, la ciudad pasó de 28barrios a más de 273 en un período de más de 20 años.Durante este lapso de tiempo, las familias consideradas“tradicionales” que habitaban en el centro y quecorrespondían a grupos sociales dominantes en la ciudad,migraron hacia los nuevos barrios periféricos que seconvirtieron en el “norte” de la misma. Al mismo tiempo,gentes de municipalidades vecinas y de otrosdepartamentos o provincias encontraron en el período de“reconstrucción” o post-terremoto las condiciones idóneaspara capitalizar oportunidades sociales y económicas, comola instalación de pequeños negocios; condiciones que antesla ciudad no estaba en capacidad de ofrecer. Comoconsecuencia de estos cambios, la ciudad cambió sufisonomía social mas no su arquitectura colonial y deciudad ilustre, paradigmas de identidad que históricamentehabían tipificado a Popayán a nivel regional y nacional.Más recientemente, el profesor Whiteford (2002) hareferido cómo Popayán y el departamento del Cauca sehan visto involucrados en problemáticas más complejasque refieren a narcotráfico, guerrilla y paramilitarismo;condiciones que remiten a cierto estereotipo de identidadque algunos caracterizan, en una escala nacional, a laColombia actual.En este contexto cabría preguntarse ¿cuáles eran esascondiciones sociales de Popayán antes de 1983, y cómodespués de este año se empezaron a manifestar cambiosque llevaron a los pobladores a considerar la ciudad como“la misma”, pero al mismo tiempo “otra”? Antes convieneprecisar teóricamente la idea de “mentalidad aristocrática” ode valores aristocráticos. Aunque el referente empírico parateorizar es un país europeo, he encontrado en el trabajo delsociólogo francés Pierre Bourdieu criterios conceptualesimportantes para el caso que tratamos de ilustrar aquí. Paraeste autor, las aristocracias, en plural, son esencialistas en elsentido de que ellas no establecen “valores intrínsecos sobrelos actos legales y no legales asociados en los registros yrecuentos de la memoria burocrática” (Bourdieu, 1984, p.24). Es decir, su sistema de valores y de adscripción del “ser”se definen por su “fidelidad al linaje, las propiedades, unaraza, un pasado, una madre tierra, una tradición” (Bourdieu,1984, p. 23). Aquí, el tiempo y la capacidad para adquirir ylegitimar su condición aparecen de manera prominente.Además de la arquitectura y los apellidos, los espacios y lasinteracciones sociales que se dan en esos espaciossocializados también contribuyen a tipificar cierta actitud ypensamiento vinculado a lo aristocrático. En el caso dePopayán y en este orden de discusión, la descripción y elanálisis de los cafés permite valorar el papel fundamentalque este tipo de espacios sociales han tenido en la historiacontemporánea de la ciudad como un locus de identidad yde “contestación” sobre los valores sociales persistentes enla ciudad.

Popayán y los cafés:pasado colonial, orden y pertenencia social

La caracterización de la ciudad de antes puede serapreciada en la literatura de antropólogos y sociólogos quetrabajaron en Popayán décadas atrás. Así, los trabajos delos Whiteford (padre e hijo) (1970; 1963; 1976), Romoli(1943), y Crist (1950; 1971) siguen siendo referenciasobligadas en este sentido.Uno de los momentos más apremiantes para comprenderel sentido de pertenencia y cierto sentimiento de orgullo depertenecer a un lugar, se puede apreciar en el ámbito delas amenazas de cambio que se imponen en dicho sitio.Whiteford (1963, p. 25), por ejemplo, ilustra el caso dePopayán en cómo, en 1925 cuando el ferrocarril llega a laciudad, los “líderes intelectuales y sociales de la ciudad” semostraron opacos y renuentes frente a esta novedad. Enaños subsiguientes, nos dice este antropólogo, la hostilidadhacia los cambios sustantivos en la ciudad seguían siendouna constante: “[…] hasta 1952 y después, se había hechomuy poco y la ciudad continuaba siendo una gemacolonial: aristocrática, culta, refinada, y remota, comoalgunas ancianas patricias que, añorando las maravillas desu juventud, retienen un halo de elegante pasadoincontaminable por el vulgar modernismo” (Cfr tambiénRomoli, 1943; Whiteford, 1963, pgs. 25-26). Esta condiciónseguiría siendo la misma hasta antes de 1983 cuando laciudad todavía seguía apegada a un sistema de división declases sociales que, según aquellos investigadores sociales,constituía la forma del ordenamiento social en la misma(Crist, 1950; Romoli, 1943; Whiteford, 1963; Whiteford,1976). El esquema divisorio de clases, tomado de lasociología, era presentado en sus distintos nivelesespecíficos al caso de Popayán: clase aristocrática o clasealta, clase media con sus variaciones media-alta, media-media, y media-baja, y la clase baja también con susdiferencias clase baja-alta y baja-baja. En síntesis, estaestructura social le permitía a las mismas clases pudientesconsiderar a la ciudad de manera autónoma y suficiente, nosólo frente a sí misma sino también frente al mundoexterior, lo cual se apreciaba en la aguda expresión dealgunos locales: “el mundo es Popayán”(Romoli, 1943,p.196).De acuerdo con Whiteford, estas categorizaciones no eranmeras construcciones del investigador, y efectivamente losmiembros de las diferentes clases sociales empleabanespecialmente aquellos referentes para establecer susdistinciones sociales; e.g. los periódicos locales se referíana las clases altas en los eventos sociales como “laaristocracia”, “la flor y nata” o la “vida alta” (Whiteford1963, p. 40). Las categorizaciones, sin embargo, pueden serasimiladas de manera distinta, y es así como el término“clase baja”—especialmente en comparación con laciudad de Querétaro en Méjico—era “usado muyinfrecuentemente porque todos lo considerabandegradante, y preferían el de ‘clase humilde’, ‘clasetrabajadora’, o simplemente ‘los pobres’”(Whiteford, 1963,

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 67-79 pgs.Cafés en la “Ciudad Blanca”: identidad, crisis cafetera y el restablecimiento del orden social en Colombia / Cafés at the “White City”: Identity, Coffee Crisis, and the Reestablishment of Social Order within Colombia

p. 149). Teniendo en cuenta el trabajo de los Whiteford seobserva que existe una atención más detenida a los usos yvaloraciones de estas categorías en espacios públicos endonde las interacciones sociales son más recurrentes. Elespacio urbano y social constituye un marco de referenciapara ilustrar este aspecto, dentro del cual los cafésconstituyen un paradigma de ese tipo de interacciones yvaloraciones sociales de las jerarquías existentes entregrupos.Como en muchas ciudades coloniales, el centro de laciudad constituía en Popayán el espacio a partir del cualgravitaba la vida social. Antes de 1983, Whiteford nosrecuerda cómo, por ejemplo, a pesar de que la ciudadaparecía para el foráneo como una ciudad lánguida y triste,la vida social transcurría en los teatros, los clubes privados,los cafés4 y por supuesto en la plaza central.

Allí, todavía más que en Querétaro, era un pasatiempofavorito el pasear, y cada tarde, después de las cinco, lascalles se llenaban de grupos, familias y parejas, quecaminaban y hablaban en la tranquila y blanda tarde.Algunos se detenían a charlar en la plaza, otros se parabanen los cafés atestados, las mujeres, los muchachos y losjóvenes observaban el flujo de la gente mientras comían“salpicones” hechos de frutas o bebían gaseosas en lasfuentes de soda, y otros recorrían lentamente la ligerapendiente hasta la piscina y regresaban a un café o a unode los pequeños restaurantes a comer ‘empanadas’ o‘tamales’ (Whiteford, 1963, p. 104).

Aunque es difícil establecer cuántos cafés existían,digamos, en la década de 1950 (como referencia, en 1951la ciudad contaba con aproximadamente 31.866habitantes; ver Whiteford, 1963), la mayoría de estoslugares públicos se encontraban en el centro, aunquetambién se sabe que existían en otras barriadas de laciudad.5 A partir de información recolectada en el periódicolocal El Liberal (1941), en donde se hacía una campañanacional para motivar el consumo del café, un reporteroidentificaba cinco cafés en la ciudad donde se serviría

“tinto” gratis (expresión para referir a una pequeña tazade café): ‘Nimbus’, ‘El Eléctrico’, ‘La Playa’, ‘Puracé’ y‘Aguila de Oro’ (Liberal, 1941, p. 1 y última) (ver imagen1). Es muy probable que hayan existido más cafés, ya queestos negocios cambiaban de propietarios, otros eranmenos visibles, unos desaparecían, otros eran creados, etc6.Whiteford (1963, p. 144) señala que los lugares favoritospara disfrutar buena parte del tiempo por parte de loshombres de la clase media-baja eran los cafés, los billaresdonde se escuchaba música y se tomaba cerveza. Tambiénexistían aquellos cafés como aquél que quedaba cerca delcentro, adjunto a la piscina pública. Igual acontecía en losbarrios periféricos de la ciudad en donde las “clases bajas”también se recreaban. Tal como lo anota este autor: “enPopayán, largo rato después de que el resto de la ciudadestaba oscuro y silencioso, avanzaba la noche, las cantinasy cafés cerca de los sectores de la clase baja estabaniluminados y animados por los roncos sonidos de laradiola” (Whiteford, 1963, p. 211)7. Un aspecto interesantea señalar aquí es la proximidad de estos barrios periféricoscon la ruralidad y, particularmente, con áreas de produccióncafetera; aspecto que se reflejaba (como también ocurrehoy en día) en las calles de algunos de estos barrios dondese seca café y donde algunas familias todavía tienen nexoscon municipios del departamento de donde proceden. Estecontraste se diluye a medida que se avanza hacia el centrode la ciudad, en donde el café es transformado yconsumido8.En general, y de acuerdo con Whiteford, los cafés eransitios frecuentados y clasificados de acuerdo con suclientela: uno era más visitado por ganaderos, otro porprofesionales y otro por los estudiantes de la Universidaddel Cauca, la cual hacía parte de la tradición local y delorgullo de las clases dirigentes de la ciudad. A pesar deesta clasificación, se podría afirmar que los cafés eranprincipalmente espacios de dominio masculino;característica de naturaleza exclusivista que en el segundomomento post-terremoto cambiaría para ciertos cafés (verabajo). Frente a estas dos características, tipificación deacuerdo con la clientela y con su género, se reafirmanprocesos de identidad y del orden social de la mismaciudad. Analicemos cada una de ellas.En cuanto a la clientela, tal como lo ilustra este anunciopublicado en El Liberal, los cafés podían ser espaciossociales amplios que ofrecían distintas bebidas y refrescos,

4 La idea de los cafés fue conocida inicialmente en Turquía. Francis Bacon(1663, pgs. 5, 7, mi traducción), por ejemplo, señala que en Turquía tienen“una bebida llamada Coffa, hecho de una cereza que lleva el mismonombre, tan negra como el carbón y de una fuerte esencia, pero noaromática, el cual ellos toman en polvo batido con agua tan caliente comoellos puedan y la toman en sus Coffa-houses, las cuales son como nuestrastabernas […] es bueno a toda hora del día pero especialmente en lasmañanas y en la noche, cuando para ese propósito se entretienen entre sídos o tres horas en Coffa-houses, los cuales en Turquía abundan más quelos Inns y los Alehouses entre nosotros […]”.

5 Aunque en este artículo nos detenemos en ciertos cafés exclusivoslocalizados en el centro de la ciudad, estos no son los únicos en cuanto avaloración social de las jerarquías. En ciudades “ilustradas” como París yLondres o en Argentina también existieron cafés de distinta índole (cfr porejemplo Bourdieu, 1984; Bramah, 1972; Burnett, 1999; Cowan, 2004;Dicum & Luttinger, 1999; Ohienart, 2005; Stella, 1997; Ukers, 1922).

6 En 1947, por ejemplo, en el periódico local se anunciaba la venta del caféPopayán, como el “más concurrido en la ciudad”(Liberal, 1947).

7 En una perspectiva contemporánea, Bourdieu (1984, p.183) presenta uncontraste entre el café pequeño burgués y el café popular. Un caso similarpara el caso de Argentina puede ser visto en Ohienart (2005).

8 Las trilladoras de café constituyen otro espacio de transformación del grano.En Popayán, las trilladoras han crecido en número en los últimos cincuentaaños: de sólo contar con una o dos trilladoras en la década de 1950, en el2006 se cuenta con seis; la mayoría de ellas creadas en los últimos 15 años,a partir de la crisis cafetera.

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al igual que mesas de billar para el entretenimiento de susasistentes9. A pesar de estas condiciones, los cafés, como loanota Whiteford, eran clasificados de acuerdo con laconcurrencia de los visitantes quienes definían su estilo,espíritu o ambiente social. El ambiente literario, académicoy profesional que se respiraba en algunos de estos cafés esuno de estos ejemplos en donde la intersección entreeducación superior, ciudad blanca y distinción social eranotoria10. Por ejemplo, en 1944 un estudiante universitarioque escribió un artículo en el periódico local bajo elseudónimo de Simbad (1944), señalaba que la vida en loscafés era de “una gran vivacidad”, de una “riquezaanecdótica y de una gran concurrencia y participación depersonas”. Este aspecto de la participación y lademocracia, también vinculado en el ámbito de laproducción cafetera (e.g. Nieto Arteta, 1975), fue ilustradoclaramente por Simbad: “la noble institución del café llegóal país junto con la democracia. En las colonias, los cafésno existían debido a que los encuentros eran privados ymuy discretos. El café debe ser visto en el contexto de laplaza pública” (Simbad, 1944, p. 3 y última). Más adelante,el mismo periodista nos presenta una caracterización de loscafés:

En El Eléctrico encontraremos un ambiente pausado yzumbón, donde las ideas más grandes y los hechos másvoluminosos, bajarán a la simple categoría de motivos parahacer la tertulia. En el Águila encontrareis gontes [sic, ¿tal

vez gentes?] que van resueltas a buscar los azares delalcohol, en un ambiente denso de humo, de tangosacatarrados y de boleros lánguidos. Por eso los sábados porla noche, su atmósfera arde como una llama y hay un fuertealeteo de manos que gesticulan y se elevan sobre elambiente, haciéndolo más alegre y más móvil y por últimotenemos el Café Popayán, en donde se ejercita libremente eltonto y simple deporte del billar y en donde nos damos unbaño de euforia viendo la sonrisa permanente de VíctorVivas (Simbad, 1944, p. 3 y última).

Según la lectura del analista social, en los cafés era posibleobservar cierta política y actitud entre los asistentes dedichos espacios públicos. Es decir, por la forma de vestir, lamanera de expresarse y especialmente por el uso de losapellidos, los participantes establecían el modo dedistinción social, dando así importancia a la procedencia oel origen social. Se instituía entonces sobre la existencia decierta clientela “con clase”. Este reconocimiento de losocial fue ilustrado por un historiador local, quien en carnepropia vivió su experiencia en el café El Eléctrico, dondedespués de algunos años de ausencia no fue reconocidopor alguien, generando un conflicto personal obligándoseél mismo a hacerse valer como alguien reconocido en laciudad (Entrevista Diego Castrillón, 2003).El café El Eléctrico, más tarde conocido como café Alcázar,se localizaba en una de las esquinas de la plaza central yera frecuentado por políticos, intelectuales, profesionales,estudiantes y profesores de la Universidad (ver imágenes 2,3 y 4). Además de la barra, el café contaba con dosgrandes secciones: una que correspondía a las mesas con

Imagen 1. Anuncio publicitario de los cafés en la década de 1950 Fuente: Luis Ledezma, 2005

Imagen 2. Café El Eléctrico a mediados del siglo XX.Fuente: Dr Andrew H. Whiteford Copyright © 2006 Andrew H.Whiteford.

9 Este tipo de juegos son comunes y aparecen asociados a los cafés (cfr uncaso similar en Argentina en Ohienart, 2005).

10 Ejemplos que conjugan otros tipos de configuraciones urbanas, pero queconservan el espíritu intelectual, pueden ser vistos en Bourdieu (1984), Stella(1997), Dicum & Luttinger (1999). Un ejemplo para el caso de lastransformaciones urbanas en Bogotá y su relación con representaciones enel ámbito nacional puede ser visto en Herrera (2003).

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sillas en donde se servía el café y la otra dondefuncionaban algunas mesas de billar. Los dos espaciosestaban separados, aunque dicha distribución no eratotalmente exclusiva de este tipo de cafés; tal como sepuede observar todavía hoy en cafés como el Colombia.Hasta el 30 de marzo de 1982, cafés como El Eléctricomanifestaban el orden y distinción social que los locales,especialmente personas cercanas a grupos sociales de lasélites, reflejaban en sus visitas diarias. Aunque el ingresoallí era abierto, la “aceptación social era una cuestiónreservada; los emboladores eran aceptados pero gentes declase popular casi no” (Entrevista Diego Castrillón, 2003).Esto resaltaba con otros tipos de café más “populares”como el Colombia, en el que se podía apreciar otro tipo declientela de condición social distinta y quienes asistían paratomarse un “tinto” o simplemente buscaban un motivopara pasar la mañana o las tardes mustias en la ciudad, taly como lo hacían sus similares.En otro orden, en los cafés se encontraba la última noticiao novedad relacionada con la vida citadina; la visita dealgún mago reconocido, grupos de danza, teatro, o elcomentario sobre algún político en particular. Así, porejemplo, en la esquina donde funcionó el café El Eléctricose ubicaban avisos y anuncios sobre eventos destacados enla ciudad (ver imagen 2). Debe aclararse, sin embargo, quela política en estos lugares no representaba una subversióno amenaza al orden social establecido mediante algún tipode conspiración y agitación social, como ocurrió en los

cafés de Paris, y en parte en Londres, Alemania y Argentina(Banks, McFadden et al., 2003; Bramah, 1972; Burnett,1999; Cowan, 2004; Dicum & Luttinger, 1999; Haine,1992, p. 610; Ohienart, 2005; Schivelbusch, 1993; Ukers,1922). En Popayán la política era un asunto menos desubversión que de contestación y discusión que iba desdelo local, pasando por lo regional y hasta involucrar elámbito nacional. En cafés como El Eléctrico, muchosclientes decían con orgullo cómo la ciudad le habíaaportado al país más de 20 presidentes de la República, ycómo reconocidos senadores de la ciudad fueronprotagonistas de la gran política nacional. Uno de lospropietarios de otro café vecino a El Eléctrico, el caféColombia señalaba que en El Eléctrico “prácticamente senombraban funcionarios públicos destacados no sólo aquíen Popayán sino también a nivel de ministerios a nivelnacional. Mucho antes de que se nombraran estosfuncionarios, en el café ya se sabía quiénes iban a ser losdesignados” (Entrevista El Gitano, 2006).En otro orden, Whiteford (1963, p. 104) también anota que“en el café un hombre no solamente podía conversar sobrenegocios sino también hacer nuevos contactos y definir suposición en la política. Invariablemente bebía innumerablespocillos de ‘tinto’ y en la tarde podía seguir con cerveza,jugar billar, o trasladarse a su club a tomar bebidas másfuertes y a jugar cartas”. En 1982 todavía existían algunosde estos cafés con otros nombres, pero ocupandobásicamente el mismo espacio que tradicionalmente habíanocupado. El café Colombia, localizado a 100 metros de laplaza central de la ciudad, era frecuentado por ganaderos,comerciantes y personas de distintas clases sociales y quecontrastaba con la clientela del café El Eléctrico; contrasteque como veremos continúa, pero con ciertos cambios quereflejan las condiciones sociales de la ciudad (ver imagen 4).

Imagen 3. Esquina Café El Eléctrico 2006.Fuente: Nuria Cristina Ortegón Used by permission

Imagen 4. Una mirada al mundo social desde el café.Café El Eléctrico, Fuente: Dr Andrew H. Whiteford Copyright© 2006 Andrew H. Whiteford. Used by permission

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La otra característica que asociaba a espacios sociales comolos cafés tiene que ver con las distinciones de género. En laantropología estas distinciones de género, espacio yprocesos de identidad ha sido ya discutida (e.g. Brown,1996; Fischer, 1999; Jenkins, 1996; Kottak, 2000; Sokefeld,1999; Zonabend, 1977). En un manual de antropologíacomo el de Kottak (2000, p.419, mi traducción), porejemplo, se explica que “los roles de género son las tareas yactividades que una cultura asigna a cada sexo”. En estesentido, el autor sugiere que “una distinción entre el trabajodoméstico de las mujeres y el trabajo productivo ‘extra-doméstico’ de los hombres puede reforzar un contrasteentre lo masculino como público y valioso y lo femeninocomo doméstico e inferior” (Kottak, 2000, p. 419, mitraducción). Aunque esta valoración teórica puede darcuenta de la condición diferencial en cuanto a género yespacio que se daba en Popayán en el período antes delterremoto, su apreciación tiene que ser valoradaetnográficamente. Ciertamente, a través de los testimonios yobservaciones obtenidas antes y después del terremoto de1983, los cafés seguían conservando esa diferenciación degénero en su uso, valoración y apropiación—aunque no erala única modalidad, como veremos en el período post-terremoto.Como bien lo indicábamos anteriormente, los cafés eranespacios masculinos; y esto aplicaba tanto para los cafésque eran visitados por profesionales, comerciantes yganaderos asociados con la élite (e.g. café El Eléctrico),como para aquellos que eran frecuentados por comerciantesy personas de menor ‘status social’ (e.g. café Colombia)11,en términos de los grupos sociales dominantes. La presenciade mujeres atractivas, las cuales eran contratadas como“coperas” o “camareras”, pronto llegó a convertirse en unamodalidad común12. De acuerdo con El Gitano (Entrevista,2006), los propietarios del café “El Eléctrico” fueron los

primeros en “innovar” al contratar mujeres en el café.Todavía él recuerda una “rubia atractiva” que era la“sensación” en el café. “Ya después otros empezaron ahacer lo mismo, a contratar mujeres para servir los tintos”.La presencia de las mujeres en los cafés entonces tuvo unpapel sumiso en las relaciones de género en la que el rol dehombre admirador y seductor aparecía de maneraprominente. Al respecto, Whiteford (1963, p. 102) nosexplica:

Las camareras de los cafés y cantinas eran consideradascomo víctimas corrientes y las muchachas de las clases bajasestaban constantemente en peligro de ser molestadas oseducidas. Los jóvenes de las clases media y altadesempeñaban el papel del macho ardiente como estáprescrito tradicionalmente en la cultura latinoamericana ydesfogaban con las prostitutas y muchachas de clase bajalas pasiones que sentían frustradas por los limitadoscontactos que se les permitía tener con las mujeres de supropio status social.

Los cafés entonces tipificaban el espacio masculino dondehombres se reconocían en su condición, mientras el espaciode las mujeres, al menos aquel que las élites socialmenteprescribían como aceptable, se configuraba en el hogardonde la crianza de los hijos era posible. En resumen,guardando el contexto social, y como bien lo anotaZonabend (1977, pgs. 273, 279, mi traducción): “elhombre está designado por lo tanto en su referenciaespacial, él está situado en un espacio geográfico. Lamujer, como también el niño(a), son nominados en untiempo genealógico (…)Toponimia y patronimiaconstituyen dos lenguajes en espejo. Un continuum existeentre espacio nominado y sociedad denominada”. Para elcaso ilustrado de los cafés ya ejemplificados, no sólo sepresentaban en un continuum sino también undiscontinuum caracterizado por la naturaleza del espacioconstituido en el contexto de la vida social urbana. Es decir,lo que hacían los hombres en los cafés contrastaba con elrol que desempeñaban en los hogares. Sin embargo, lafijación de los espacios sociales a un género particular, eneste caso masculino, se vería afectado en su camposemántico.Efectivamente, el 31 de marzo de 1983 a las 8:10 de lamañana, un sismo de alta intensidad casi destruye laciudad. Los cimientos no sólo físicos sino también socialesse vieron afectados, dando paso a una nueva fisonomía dePopayán; con ella, los cafés “tradicionales” desaparecen,para regresar años después en el contexto de la “crisiscafetera”, ofreciendo ser una “ventana abierta” a la vidasocial de una ciudad nostálgicamente recordada. Losvalores aristocráticos de antes del sismo también se veríanafectados con el cambio fisonómico de la ciudad, y losreferentes de nuevas clases de profesionales cercanos auna forma de burguesía empezarían a crear nuevosreferentes sociales basados en los espacios de interacción,y dentro de estos los nuevos cafés.

11 Una experiencia similar puede ser encontrada en ciudades menos“coloniales” como Manizales (fundada en 1850) donde los “caféstradicionales” como el “Osiris”,“El Polo” y “El Nogal” se localizaban en elcentro de la ciudad y eran frecuentados exclusivamente por hombres,quienes eran atendidos por ‘coperas’—término que deriva de las mujeresque servían copas de aguardiente—. Mientras el “Osiris” y “El Polo”mantenían cierta distinción por el estatus social de los clientes que asistíanallí (comerciantes, cafeteros empresarios, etc.), en “El Nogal”, que aunquequedaba localizado en el centro, era un poco más ‘retirado’, tal distinción eramenor y allí asistían también comerciantes, cafeteros, y “otras personas” quetenían menos jerarquía social. En estos tres cafés, sin embargo, la clientelaera exclusivamente masculina y la sola idea de ingresar en este tipo deespacios hacía temer por el estigma que se asociaba con las “coperas”(Agradezco a doña Gilma Inés Quijano, manizalista de 64 años, por estainformación).

12 Siguiendo a Ohienart (2005, p. 25), en Argentina los cafés eran tambiénespacios masculinos, tal como se deduce de los personajes destacados quevisitaban este tipo de espacios, los cuales eran atendidos por “mozos”.Dicha apreciación se valida en su definición moderna cuando afirma que“para los porteños, en el café se arregla un negocio, se discute, se enamoranmujeres, se llora el primer desengaño, se estudia, se lee, se escribe” (Elénfasis en itálicas es mío).

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La ciudad de hoy:renovación de los cafés y reestructuración del orden social

Después del terremoto de 1983, el departamento deantropología de la Universidad del Cauca produjo uncúmulo de investigaciones referidas al fenómeno en sí y, enotros casos, al impacto que el sismo produjo en términosde cambio social y cultural. A partir de estos trabajos seidentificaron procesos migratorios, de re-territoralizacióndel espacio urbano y las adaptaciones a nuevos espaciosque se dieron en aquel período. El proceso dereconstrucción de la ciudad tomó más de una década, y lanueva fisonomía urbana implicó el desplazamiento de lamayoría de las grandes familias dueñas de las casonas enel centro, para dar lugar a espacios comerciales, bancariosy gubernamentales (ver imagen 3). Como bien se anotó, laciudad creció cualitativa y cuantitativamente produciendoun nuevo dinamismo que se vio reflejado en una re-significación de espacios urbanos como el centro histórico,el surgimiento de barrios de clase alta localizados en elnorte de la ciudad y otros conjuntos cerrados de viviendashabitados por familias de profesionales. En cierta manera,la mayoría de las casonas coloniales pertenecientes a lasfamilias de apellido de “alta alcurnia” se vieron sustituidaspor espacios institucionales y colectivizados. Detrás de lasfachadas blancas, sin embargo, todavía existían vestigios ymanifestaciones de la jerarquía social imperante antes delterremoto, y eventualmente hoy todavía es posibleescuchar comentarios repetitivos en diferentes formatossobre la ciudad que se “perdió” después del sismo de1983.Frente a este escenario, los cafés en el centro de la ciudadtambién tuvieron continuidades y discontinuidades. Algunosde ellos, como el café Colombia, siguieron siendofrecuentados por ganaderos, comerciantes y pensionadosde distintas clases sociales. Este café continuó ocupando elmismo espacio de antes del sismo de 1983, aunque partede la distribución espacial interna se vio sustancialmenteafectada, perdiendo parte de los cubículos que eranocupados por los grandes clientes, en donde realizabanjuegos (como naipe) y en donde se hacían grandesapuestas de bienes como fincas y casas (Entrevista ElGitano, 2006). Sin embargo, los cafés al estilo del café ElEléctrico, en donde políticos, intelectuales, estudiantes,profesionales y locales exhibían sus valores de distinciónsocial, perdieron su espacio. Fue solamente más de unadécada después que nuevos cafés empezaron a surgirretomando esos valores de distinción. La aparición denuevos cafés como Kaldivia, perteneciente a un consorciode inversionistas familiarizados con la industria cafetera, esapenas un ejemplo.Básicamente, la “crisis cafetera” reciente permitió ahondaro explorar alternativas de superación, entre las cuales laexpansión del consumo aparece como una de lasprincipales. A diferencia de Brasil, que ostenta un volumensostenido y creciente de consumo, Colombia muestra unascifras menos constantes y en crecimiento: en 1986/1987,

por ejemplo, mientras el país consumía 1.700.000 sacos decafé de 60 Kgs en 1991/1992, la cifra apenas llegaba aaproximadamente 1.400.000.00 sacos (Unctad, 1995, p.65). Esta situación de crisis fue la que aleccionó elincremento del consumo a distintos niveles y, entre estasmotivaciones, estuvo la creación de nuevos cafés.Para el año 2003 ya existían más de 20 cafés en Popayán,distribuidos en todos los puntos cardinales de la ciudad;aun así, la mayoría de ellos eran considerados más comocafeterías—expresión que asocia el consumo de café y deotras bebidas, aunque en Méjico se toma como“restaurante modesto” (Española, 2001, p. 263). En cuantoa los cafés como lugares exclusivos para el consumo deuna taza de café, con cierto sentido de pertenencia,existían tres en la ciudad: Tierradentro, el cual erafrecuentado por extranjeros y admiradores de la culturaindígena del nororiente del departamento entre otros, elcafé La Plazuela vinculado con un hotel reconocido en laciudad y Kaldivia, creado en el año 2002 presentando unarenovación en los valores sociales distintivos que antañopresentaba la ciudad13. Este último caso resultasignificativo, en la medida en que el espacio como talpresenta una combinación de lo tradicional y lo moderno.Hablamos de lo tradicional, porque a través de estosespacios se trata de renovar el sentido de la distinción quecaracteriza a personas vinculadas al grupo social de élites,políticos, empresarios o de profesionales exitosos quienesaparecen como clientes frecuentes. Este aspecto se vioreflejado en el acondicionamiento del espacio, el cualinvitaba a personas con cierto “gusto” especial por elconocimiento del café, así como en que sus bebidas semezclaban discretamente con alcohol, y la tecnología y losobjetos que adornaban el lugar invitaban al visitante asentirse parte de ese espacio de segregación social. Unvisitante especialista en el proceso de transformación delcafé me ofreció la siguiente descripción (Entrevista Jefe deProducción Trilladora La Generosa, 2004):

Kaldivia es un sitio “exclusivo” de Popayán. Utilizo estetérmino para designar exclusión, es decir que es frecuentadomás que todo por gente de un nivel considerado un poco altoya que los precios de un café corriente o especial siempre sonaltos. También es exclusivo porque es un lugar para laspersonas que conozcan un poco de café y quieran disfrutar deuna buena taza. Es un sitio donde una persona puede ir ahojear un periódico mientras se toma un buen tinto o tambiénpuede ser un punto de encuentro en donde se va a hablaracerca de algún negocio. Puede ser utilizado comotertuliadero o mejor dicho como “chismoseadero de señoras”por lo que pude observar. Y en este punto quiero decir que esvisitado casi en igual proporción por hombres que pormujeres. Por su ambiente calmado y acogedor debería ser un

13 En el 2003, Kaldivia dio apertura a otro café en un área comercial fuera delcentro histórico, pero conservando aún el estilo tradicional que lo hacaracterizado.

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buen sitio para leer libros cuando esté lloviendo, por ejemplo,porque en realidad para leer me parece mejor el parqueCaldas. Yo lo definiría como una cafetería fina, desde el puntode vista social o sociológico […]

Esta apreciación social, de alguien procedente de otradisciplina más localizada en el campo tecnológico, tipificaalgo de lo que la ciudad extrañaba antes del sismo de1983: la importancia de ser distinguido socialmente,aunque tales intenciones se hayan modificado otransformado por la presencia de nuevas clientelas y,especialmente, nuevas generaciones de profesionales ycomerciantes. Tal como nos dice el especialista en café:

Este café es un sitio copiado de los cafés de las grandesciudades del mundo (digo esto por lo que he leído acerca deesos sitios) porque en realidad Colombia a través de losaños ha sido un país exportador de café y no un paísconsumidor de buen café. En esta medida pienso que existeun poco de motivación ‘loba’ [presumida y ostentosa] enalgunas de las personas que asisten a estos lugares; es decir,que asisten allí porque sienten que haciéndolo se destacansocialmente.

Es claro entonces que esta forma de destacarsesocialmente y de establecer negocios no ocurre en un vacíosocial. Los inversores deben pensar en el medio social en elcual tales inversiones se puedan realizar. Aquí laemergencia de una burguesía que soporta sureconocimiento en la individualidad y el control de lanatalidad, por fuera de ataduras familiares o del tiempo,aparecen de manera destacada (cfr. Bourdieu, 1984). Alcabo del año de ser inaugurado el café Kaldivia, porejemplo, los dueños organizaron un evento de catación decafé, en el que al final el conocimiento por “el gusto alcafé y al aroma” resultó de manera distintiva como unvalor socialmente adquirido. Igualmente, en esta actividadse pudo conjugar la interacción de una mentalidadaristocrática que, a juzgar por los comentarios, dejóentrever esa relación renovada por la ciudad y expresó suconformidad con la creación de un sitio como estos, ya que“tanta falta le hacían a la ciudad” o que junto con “latorre del reloj, el café ya es parte de la tradición de laciudad”, etc. Estas dos valoraciones, la aristocrática y laburguesa, permiten sugerir que no son excluyentes y queentre una y otra se establecen de manera conciliada.Recientemente (2005) se han creado otros cafés en los quevalores sociales y de contextualización (manejo deimágenes foráneas, uso de colores ocres, la presencia deobjetos y equipos que se asocian con el procesamiento delcafé y que evocan un tiempo singular anclado en elpasado) resultan similares a los presentados por Kaldivia.Estos nuevos cafés tales como El Madeira, tambiénlocalizados en el centro, reproducen de manera similar elambiente social inaugurado por Kaldivia. Aquí cabríaanotar que más que una confrontación entre unamentalidad aristocrática y otra burguesa emergente, se

trataría de una estrategia de renovación y adecuación delos valores anclados en un pasado colonial y el surgimientode nuevos profesionales y empresarios que empiezan aformarse en centros de educación superior14. Pero de otrolado, se incorporan nuevos elementos que la mismaeducación superior viene promoviendo en cuanto arelaciones iguales de género. En estos cafés como Kaldivia,ya el espacio no es tan masculino como en el pasado.Jóvenes, mujeres adultas y hombres concurren con lamisma intensidad y preocupación por socializar. Las“coperas” y “meseras” dieron paso a jóvenes universitariosde ambos sexos, quienes atienden con trajes o uniformescorporativos alusivos al café.Este contraste de la historia social de los cafés en unmomento pre-terremoto y otro post-terremoto, tambiéninvita a considerar y comparar otros aspectos con cafésmenos exclusivistas como el café Colombia. A diferencia delos nuevos cafés, este continuó abierto algunos mesesdespués del terremoto y, si bien perdió buena parte de lamueblería y el espacio reservado para la práctica devariados juegos de salón (cartas o naipes, principalmente),conservó el ambiente abierto de participación de unaclientela variada; aunque también preservó el dominiomasculino que lo caracterizó en el período pre-terremoto.Las “meseras” o “coperas” siguen atendiendo, ahoraacompañadas de mujeres ya reconocidas que venden“chance” o boletos de lotería. Todavía se permite elespacio abierto para que gentes de distinta condición,desde vendedores ambulantes de comidas, artículos varios,ropa, etc., ingresen y soliciten el servicio correspondiente.Aún se conserva la división del área del café en la partefrontal, debidamente separada del área de juegos de billar;contando al fondo con la innovación de juegos de azarconocidos como “maquinitas”. Eventualmente, la presenciade mujeres se valida, especialmente si va a acompañada dealgún hombre.A la luz de la experiencia observada en cafés comoKaldivia, el café Colombia sostiene su “tradición” aunquecambios recientes en el ambiente indican que tambiéntienen la capacidad para adoptar y adaptar nuevoscambios que motiven o fortalezcan la presencia de nuevaclientela. La existencia de este tipo de cafés en una ciudadcomo Popayán validan la idea que planteamos inicialmenteen este artículo: a través de los cafés es posible apreciarcambios socialmente significativos en las sociedades ycómo estos cambios son aprovechados para elrestablecimiento del orden social y el fortalecimiento devalores sociales identitarios de grupos sociales dominantes.

14 Un reporte sobre la presencia de nuevos centros de educación superior en laciudad en un período de más de una década resulta significativo: si acomienzos de los noventa apenas existían en Popayán tres universidades,para el 2006 se registran más de 20 centros de educación superior. Estacondición ha favorecido la propuesta que vienen gestionando algunosprofesionales en el sentido de calificar a Popayán como “Ciudad delConocimiento”.

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De igual manera, otro tipo de cafés continúan con otratradición pero en su estilo abierto y menos “exclusivista”.En este ámbito, las ideas no son sólo transferidas sinotambién apropiadas y reinterpretadas para producirsignificaciones que demarcan fronteras que grupos depoder demandan para sí como formas de control ydistinción social. Igualmente, si bien en esta trayectoriaaparecen elementos de cambio, existen condiciones decontinuidad de valores o tradiciones ya establecidas antesdel terremoto de 1983, tal y como aconteció con lasrelaciones de género que se proyectaron en el caféColombia.

Conclusión: el ciclo del café, crisis y diferenciaciones sociales

En este artículo se ha analizado el caso de los cafés comoespacios sociales significativos, en los que a través deltiempo se pueden apreciar las continuidades ydiscontinuidades sociales que grupos de poder ejercen enuna ciudad colonial como Popayán. Aunque se requieremás investigación para proveer detalles de lo que ocurredentro de los cafés y su relación con otros espacios socialese instancias de interacción social, los ejemplos sirven paraenmarcar la importancia de articular los procesosproductivos y de consumo cuando se trate de comprenderel café en sus diferentes ciclos.El argumento presentado aquí es que los nuevos caféscreados durante el período de crisis han implicado laintroducción de nuevos conceptos de marketing, en los quesu articulación con los valores en el orden social aparecencomo una estrategia de adaptación. Dicha adaptación, porejemplo, tuvo en cuenta valores de distinción social quetodavía se observan en el centro de la ciudad en distintosámbitos. En suma, los proponentes de nuevos negocios decafés reflexionaron sobre aquellos aspectos socioculturalestípicos de la ciudad colonial que podían asignarle laimpronta respectiva a este tipo de espacios sociales. Lacreación de los nuevos cafés facilitó, así, la introducción yrevalorización de esos elementos de distinción que sebasaron en el conocimiento de una buena taza de café,con cierto “gusto” y “jerarquía” social. En alguna medida,nuevos cafés como Kaldivia ofrecieron una nuevaoportunidad para las nuevas élites de profesionales yempresarios que encontraron en este tipo de lugar elespacio ideal de identificación social como élites bieneducadas. Este argumento se halla en la misma direcciónplanteada por James (citado en Mintz & Bois, 2002, p.109), quien contrapone la “identidad local a laglobalización”, sugiriendo cómo “lo global podríareestablecer lo local, más que suplantarlo.” En este ordenentre lo local y lo global, el caso analizado aquí se ubica enun nivel de coexistencia más que de contestación radical,aunque bien pueden existir otros espacios que contienenelementos de esta naturaleza y que quedan por serinvestigados. Valdría la pena también comparar con mayorprofundidad lo que ocurre con otros cafés como elColombia, en donde la clientela presenta otro tipo de

valoraciones sociales que podrían reafirmar o invalidar lasobservaciones de distinción y jerarquía que ofrecen cafésdestacados como el Kaldivia.Finalmente, lo que acontece en los cafés puede entrañar loque Geertz llamó un evento humano paradigmático(Geertz, 1973, p. 450), y lo que hemos hecho aquí esapenas presentar los ribetes de un fenómeno social másprofundo y extenso. Si bien los cafés aluden a las esferasde la producción y el consumo de una mercancía como elcafé, existen otros espacios sociales en donde otrasvaloraciones son también posibles. Una perspectiva másintegral de los desplazamientos, fijaciones y valoracionesque asocia el café en su ciclo sigue siendo un problema porinvestigar; asimismo, el consumo, como algunosacadémicos ya han señalado, no es un destino final sinouna etapa más en el ciclo de vida de las mercancías quemuchos productos siguen, y que en sus múltiplestrayectorias adquieren variadas significaciones einterpretaciones sociales.

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Fecha de recepción: 22 de agosto de 2006 · Fecha de aceptación: 27 de noviembre de 2006

“¿NUEVOS O VIEJOS DEBATES? LAS REPRESENTACIONES SOCIALESY EL DESARROLLO MODERNO DE LAS CIENCIAS SOCIALES”* /“NEW OR OLD DEBATES? SOCIAL REPRESENTATIONS AND THEMODERN DEVELOPMENT OF SOCIAL SCIENCES”

Resumen

Este artículo plantea un debate preliminar sobre los diversos modos deacercamiento que las ciencias sociales han expuesto al problema de lasrepresentaciones sociales. Para tal efecto se hace un seguimiento desdelas formas clásicas de interpretar dichos fenómenos (Durkheim, Mauss),pasando por las reelaboraciones hechas por autores modernos(Moscovici), para luego efectuar un examen a las aplicacionesconceptuales contemporáneas (Chartier, Goody). De dicho recorrido seesgrimen elementos de discusión acerca del desarrollo moderno de lasciencias sociales, así como de los vínculos existentes entre laantropología y la sociología.

Palabras clave:Representaciones sociales, ciencias sociales, antropología, sociología.

Abstract

The following article presents a debate on the different approaches socialsciences have assumed on regards to social representations. With this inmind an analytical review is done, starting with the classical perspective(Durkheim, Mauss), all through modern discourse (Moscovici), to finallyasses contemporary conceptual applications (Chartier, Goody). Suchanalysis intends to grab elements of discussion referring to the moderndevelopment of social sciences, as well as the links existing betweenAnthropology and Sociology.

Keywords:Social representations, social sciences, Anthropology, Sociology.

“Os recuerdo que la imaginación sociológica consiste, enuna

parte considerable, en la capacidad de pasar de unaperspectiva a otra

y en el proceso de formar una opinión adecuada de unasociedad total y de sus componentes.

Es esa imaginación, naturalmente, lo que separa alinvestigador social del mero técnico.”

(Ch. W. Mills, 1959)

A modo de introducción: ¿viejos o nuevos debates?

La noción de representaciones, bien sea desde su acepciónsocial o desde la colectiva, ha cumplido un papelfundamental en el desarrollo moderno de las cienciassociales. No en vano su significado y lugar en dicho procesoformativo han sido tema de múltiples y espinosos debates,así como también de profundas contradicciones; tanto así,que aún hoy en día no existe un acuerdo absoluto entre ydentro de estas ciencias sobre la significación específica dedicha noción. Es por ello conveniente recordar, tal y como loanotaba Serge Moscovici, que “si bien la realidad de lasrepresentaciones sociales es fácil de captar, el concepto no loes”. Según Moscovici, esta situación se debe al carácter denoción mixta que ha albergado el término, en donde seentrecruzan y encuentran “una serie de conceptossociológicos y una serie de conceptos psicológicos”(Moscovici, 1979, p. 1). No obstante, y ante el asiduo usocontemporáneo que tiene la categoría, resulta indispensablerealizar un recorrido de tipo exploratorio por el desarrolloque ésta ha tenido, y particularizar—en medio delcaleidoscópico origen teórico que la rodea—el tipo desituación a la que suele aludirse cuando se habla derepresentaciones sociales.Para empezar con esta exploración conviene aclarar que,hacia la década de los 70 y 80, la reactivación de los debatesen torno a esta noción estuvo enmarcada en un contextointelectual bastante crítico, caracterizado por la crisis de dosde las principales tradiciones intelectuales en las cienciassociales: el marxismo y el estructuralismo; corrientes teóricasque habían alimentado buena parte de los acercamientos quelos científicos sociales hacían, pero cuyas aplicaciones habíansignificado una tremenda desarticulación entre teoría ymétodo. Así lo hacía notar Josep Llobera para el caso de laantropología cuando hacía referencia a la “ansiedadcreciente” que marcó tales años, una situación que puedeextrapolarse a su vez a otras disciplinas como la sociología yla historia1. Gracias al denominado giro lingüístico empezarona imponerse acercamientos en los que la observación de lo

Carlos Andrés Charry Joya**

* Las primeras reflexiones que dieron pie a la elaboración de estedocumento se construyeron en el marco del proyecto de investigaciónLos regímenes de representación en la formación del Departamento delValle del Cauca, investigación adscrita al Departamento deHumanidades de la Universidad ICESI. Cali, enero –julio de 2005. Laversión actual es el resultado de los debates articulados en el Grupo deestudios e investigación en Teorías Sociológicas del Departamento deSociología de la Universidad de Antioquia.

** Antropólogo con Opción en Historia de la Universidad de los Andes.Especialista en métodos y técnicas de investigación social y Magíster enSociología de la Universidad del Valle. Profesor del Departamento deSociología de la Universidad de Antioquia. E-mail:[email protected], o, [email protected]

1 “Uno de los motivos que explican el malestar antropológico durante losaños setenta fue la incapacidad de casar la etnografía tradicional con elestructuralismo y el marxismo. Este hecho creó un ansiedad creciente entrelos antropólogos-masa, ya que vivían en un mundo esquizofrénico en el quesu experiencia de campo no podía conectarse con la teoría dominante enaquel momento”, (Llobera, 1999, pg. 32). En el caso de la sociología véase,entre otros, Coircuff, 1998 y para el caso de la historia, Fontana, 1999.

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 81-94 pgs.OTRAS VOCES • Carlos Andrés Charry

particular, de lo micro, adquirió mayor importancia; surgiópues un estilo que los científicos sociales formados en elperiodo inmediatamente posterior a la segunda posguerradenominaron posmodernista, con lo cual se rotularon losacercamientos que hacían énfasis en las facetas simbólicas dela actividad social humana—entre los cuales obviamente seencontraban las perspectivas que volvían la mirada hacia lasrepresentaciones sociales y colectivas2.De todas maneras dichos cambios y transformacionesexperimentados sirvieron para hacer énfasis en aspectos quehabían sido descuidados por el asenso de tradiciones que sefundaron en supuestos como el de la existencia de estructurasy/o sistemas que cosificaban y le daban sentido a la acciónsocial humana, como se podía entrever en las versiones purasdel funcionalismo (B. Malinovski), el estructural-funcionalismo(R-Brown, Merton y Parsons) y algunas partes de la teoríacrítica (Marcuse y Horkheimer, entre otros). Como lo anotóClifford Geertz, este vuelco vivido por las ciencias sociales seha visto influenciado por lo que él denominó como el estudiode las dimensiones simbólicas de la acción social, aspecto quediluyó el debate sobre si lo pertinente era hallar la funciónsocial de lo simbólico, o precisar la reconfiguración que estadimensión de la experiencia humana ejercía en el mundosocial. Según Geertz, el estudio de las dimensiones simbólicasde la acción social se fundamenta en el uso social, en elencuentro entre sentidos y prácticas que se recrean de modovariado en la interacción recíproca entre individuos3; debateque había estado enfrascado casi durante tres décadas en lasdiscusiones entre “estructura” y “superestructura”, en dondeuna de tales dimensiones pretendía la explicación de la otra4.

Como lo explicaba Roger Chartier (Chartier, 2002) para el casode la historiografía, ésta se vio avocada a volver sobre losfundamentos dejados por la primera etapa de la Escuela delos Annales— aquella época dorada de Lucien Febvre y deMarc Bloch—recalcando la necesidad de retomar “el estudiode los utillajes mentales que el dominio de las sociedadeshabía relegado a un segundo plano” como respuesta a latendencia entonces consagrada al estudio de las coyunturaseconómicas, de los cambios en los seriales demográficos y, engeneral, de las denominadas “estructuras sociales” (política,economía y sociedad).El giro hacia una ciencia social dedicada a la interpretación deesos utillajes mentales (que están presentes y se entrecruzande modo variado en el mundo de la vida social), implicó a suvez la apertura de campos investigativos relacionados con lasimágenes, con los modos de representación de la realidadsocial, con lo iconográfico y, de modo recurrente, con lodiscursivo, lo cual, en otro sentido, hizo necesaria la aplicaciónde metodologías inéditas en la construcción de problemas deinvestigación que dieran cuenta de estos nuevos campos deestudio; una tendencia que, como lo indicó Chartier, fuemucho más que una apuesta por la interdisciplinaridad, puescentraba su interés en la compresión de la cultura desde unaperspectiva de larga duración (Chartier, 2002, p. 52).No obstante, y ante la aparente novedad con la que han sidopresentados el estudio de las representaciones sociales, dichareactivación se enmarca en el viejo debate no resuelto delpapel que cumplen los procesos simbólicos en la actividadsocial humana. Un debate irresuelto en la medida en que noha existido un conjunto de acuerdos mínimos sobre el origen,el carácter y el tipo de artefactos teóricos que están presentesen el haber histórico que alberga la categoría derepresentaciones sociales. Por tales razones lo que aquí sebusca es presentar—desde una perspectiva aproximativa y,por consiguiente, parcial—algunas líneas que permitancomprender su desarrollo exhibiendo sus aristas yescenificando el tipo de orientaciones que inspiran, como elquehacer científico al que conduce actualmente el uso de talesnociones.En tal sentido el recorrido analítico que se sugiere estácompuesto, en primer lugar, por una aproximación amplia alcontexto intelectual en donde se forjó la noción—principalmente lo referido a Durkheim y a sus discípulos máscercanos como Marcel Mauss y Maurice Halbwachs—conalgunas anotaciones básicas acerca de las apropiacionesefectuadas en las décadas de 1950 y 1960. Posteriormente, ycon el fin de encontrar puntos de continuidad o de cambio, seprofundiza en las principales versiones y usoscontemporáneos, exhibiendo los puntos de vista de R. Chartiery J. Goody. En una tercera sección el balance comenta algunostrabajos en los que la aprehensión analítica e interpretativa delos procesos representacionales cumple un papelpreponderante en la comprensión de procesos y dinámicas decambio social. Por último, el documento finaliza con unoscomentarios generales sobre las facetas y posibilidades quenos deja el panorama conceptual analizado.

2 La tendencia fue la de asociar lo simbólico con lo micro, situación totalmenteerrada debido a que en los procesos sociales de mayor envergadura tambiénse entrecruzan procesos de significación (véase por ejemplo el libro sobre elproceso civilizatorio de Norbert Elias o las formas de configuración delhabitus en las sociedades modernas, tal y como lo expone Bourdieu en Ladistinción).Al respecto Llobera comentaba:“La obsesión por el significado ypor los problemas de interacción entre el observador y lo observado, asícomo la primicia prácticamente exclusiva que se concede a los valoresculturales, hacen que se pierda la centralidad del análisis socioestructural,que era típico de las ciencias sociales desde Marx, Durkheim y, en granmedida,Weber” (Llobera, 1999, pg.132).

3 “Una vez que la conducta humana es vista como acción simbólica—acciónque, lo mismo que la fonación en el habla, el color en la pintura, las líneasen la escritura o el sonido en la música, significan algo—pierde sentido lacuestión de saber si la cultura (o cualquier otro producto humano) esconducta estructurada, o una estructura de la mente, o hasta las dos cosasmezcladas[…]Aquello por lo que hay que preguntar es por su sentido y suvalor [...] Considerar las dimensiones simbólicas de la acción social—arte,religión, ideología, ciencia, ley, moral, sentido común—no es apartarse delos problemas existenciales de la vida para ir a parar a algún ámbitoempírico de formas desprovistas de emoción; por el contrario es sumergirseen medio de tales problemas” (Geertz, 2000, pgs. 24-25 y 40).

4 En relación con este debate Claude Levi-Strauss afirmó que evidentementeel análisis de las “estructuras mentales” al que él y la escuela antropológicafrancesa aludían, respondía al concepto marxista de superestructura.Alrespecto consultar Levi-Strauss, 1987 y Harris, 1999. Desde la Sociología verGiddens, 1997.

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Revista de Estudios Sociales no. 25, diciembre de 2006: 140 pgs. ISSN 0123-885X: Bogotá; 81-94 pgs.“¿Nuevos o viejos debates? Las representaciones sociales y el desarrollo moderno de las Ciencias Sociales” / “New or Old Debates? Social Representations and the Modern Development of Social Sciences”

Los primeros debates:de las representaciones colectivas como hechos sociales totales al análisis de las estructuras mentales

La constitución teórica de las ciencias sociales ha sido unproceso poco coherente y, si bien existe algún acuerdosobre los objetivos generales de cada disciplina, laexistencia de elementos articuladores, conductos, preguntasy problemas comunes, ha sido un campo minado einclusive vedado en ciertos escenarios (Wallerstein, 2003).Un ejemplo tradicional de tales deficiencias es laconsideración de los “teóricos clásicos” (Marx, Weber yDurkheim) como autores que plantearon hipótesis yafirmaciones sobre el devenir de las sociedadestradicionales y modernas y que dejaron pivotes sólidos parala formación de disciplinas como la sociología, laantropología, la historia y la ciencia política. Como lo anotóGiddens, tal concepción del origen tripartito de la teoríasocial es un acontecimiento en extremo reciente, asociadoal tipo de institucionalización de las disciplinas quesobrevino después de la segunda posguerra y que vino aconsolidarse en los años 70 a través de la popularizaciónde la obra Capitalism and Modern Social Theory, en dondeconcibió los aportes de estos tres autores como fuentes deconsulta básicas para la comprensión de las dinámicassociales de la vida moderna5. Y si bien es posible afirmarcon Ch.W. Mills que en la teoría y en las orientacionespropias de las ciencias sociales existe una referencia a losprocesos simbólicos6, sin duda alguna cuando derepresentaciones sociales y/o colectivas se trata hay quehacer una referencia obligada a la tradición teórica ymetodológica legada de Durkheim y de la sociología y laantropología que de su obra se originarían—unatrayectoria intelectual en la que se ha producido uno de losprincipales debates de la ciencias sociales. Precisamente

Randall Collins (en un texto de consulta obligada) hacíareferencia a la importancia de esta vertiente en laconstitución moderna de las ciencias sociales y, enparticular, en la impronta que Durkheim daba a losprocesos simbólicos en su comprensión de las relacionessociales; marca distintiva que se reproduciría en una estelade académicos que puede ser rastreada hasta el presenteen autores como Pierre Bourdieu, Georges Balandier,Michell Maffesoli, Jack Goody y Roger Chartier, entre otros.No obstante, la conformación de esta vertiente y susposteriores desarrollos y relecturas, distan mucho de ser unnúcleo compacto y, aún menos, homogéneo. La obra mismade Durkheim, entre La división del trabajo social y Lasformas elementales de la vida religiosa, representa ladiversidad subyacente de esta corriente que no sólo influyóde manera considerable en la formación de la sociologíafuncionalista de Merton y Parsons, sino que ya previamentehabía fundado las bases de la antropología social británicay de la antropología estructural francesa7.En este sentido, podemos constatar la existencia deinterconexiones que se han mantenido de manerapermanente entre la formación de los campos de estudiossociológicos y antropológicos; vínculos que se remontan ala construcción de preguntas comunes sobre el devenir delas sociedades. Es por esto que nociones tales como las deestructura social, solidaridad social (mecánica y orgánica),densidad social, morfología social, anomia y concienciacolectiva, entre otras, se constituyen como elementos deindiscutible importancia en la formación de científicossociales en cualquier parte del mundo; en la formación deprofesionales que expresen interés en la investigación delpapel de lo sagrado, de los rituales sociales seculares, de lairrupción de ideologías, de las interacciones socialescotidianas y, en general, de la génesis y del impacto decualquier sistema de representaciones sociales en laestructura objetiva de relaciones sociales. Representacionesque desde la perspectiva que ofrece esta tradición seconstituyen como todo un campo de investigaciones que5 “En Capitalism and Modern Social Theory incluí secciones sobre Marx tan

exhaustivas como las centradas en Weber y Durkheim. Mi intención eracuestionar la idea de Parsons de la generación de 1890-1920 como unageneración de ruptura, así como también algunas de las especificaciones desus interpretaciones de Weber y Durkheim.También intenté mostrar queMarx se anticipó a algunos de los teoremas clave desarrollados por Weber yDurkheim; la influencia de Marx sobre Weber aparecía sólo de formaimplícita en el análisis de Parsons, y yo quería dejar bien claro cuán profundaera la deuda de Weber con Marx. Se estableció firmemente a partir deentonces la idea de un trío de padres fundadores, algo que yo no habíacabalmente previsto y a lo que no quería contribuir en particular” (Giddens,1997, pg. 13).

6 “Diversos pensadores han usado términos diferentes para referirse a ellos: laformula política o las grandes supersticiones de Mosca; el principio desoberanía de Locke; el mito del gobierno de Sorel; el folklore de ThurmanArnold; las legitimaciones de Weber; las representaciones colectivas deDurkheim; las ideas dominantes de Marx; la voluntad general de Rousseau;los símbolos de voluntad de Lasswell; la ideología de Mannheim; lossentimientos públicos de Spencer: todas estas denominaciones y otrasparecidas atestiguan el lugar central de los símbolos del amo en el análisissocial” (Mills, 2005, pg. 55).

7 “En la tradición durkhemiana podemos distinguir dos divisiones o alas, cuyadiferencia estriba en que una hace énfasis en los aspectos macro y la otra enlos micro. La mayor parte de los predecesores de Durkheim fueron macrosociólogos, como Montesquieu, Comte y Spencer. El propio Durkheim fuequien añadió una aplicación micro cuando descubrió la teoría de los rituales(con la ayuda de Fustel de Coulanges y algunos antropólogos). Por esarazón los durkheimianos terminaron divididos en dos alas, una de las cualesprocedió de la teoría de Durkheim en el nivel macro de la división del trabajoy la estructura social, en general, y que avanzó hacia Talcott Parsons y losfuncionalistas. La otra ala tuvo como punto de partida los seguidores deDurkheim en la antropología social, entre ellos su sobrino Marcel Mauss, yha encontrado una aplicación moderna a nivel micro y macro, gracias asociólogos como Erving Goffman y Basil Bernstein. [...] La tradicióndurkheimiana tiene también un aspecto que intenta volver a enlazar losniveles micro y macro, sobre todo con la teoría del intercambio y la alianzadesarrollada por Mauss y Claude Levi-Strauss, con la teoría del capitalcultural de Pierre Bourdieu y con mi propia teoría de las cadenas rituales deinteracción” (Collins, 1996, pg. 205).

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no puede ser deslindado de la indagación misma de lo quees la estructura social.No en vano los acercamientos contemporáneos, desdeMoscovici pasando por Ginzburg hasta llegar a Goody yChartier, tienden a afirmar de forma reiterada que es en laobra de Emile Durkheim, Las formas elementales de la vidareligiosa, en donde se encuentran los orígenes de dichanoción. Sin embargo, las interpretaciones más asiduas de laobra de Durkheim a lo largo del siglo XX fueron asimiladasde manera distinta, pues su pensamiento era usualmenteasociado con obras como Las reglas del método sociológicoy, especialmente, con La división del trabajo social, endonde Durkheim había planteado la distinción entre formasde solidaridad orgánica frente a las formas de solidaridadsocial mecánica, nociones que fueron altamentefuncionales en la configuración de la antropología socialbritánica de Radcliffe-Brown—escuela en la que elfuncionalismo y el estructural-funcionalismo tuvieron susprimeros y más fuertes trazos—.Este particular modo de apropiación de la obra deDurkheim propició formas de racionalización y deoperacionalización altamente mecánicas y artificiales en eltrabajo científico. Fue allí en donde comenzó a establecersede una manera poco funcional que la antropología deberíaser una disciplina fundada en el análisis y comprensión delas sociedades tradicionales (mecánicas), mientras que lasociología debería dedicarse de manera exclusiva a lassociedades industrializadas o en proceso deindustrialización (orgánicas)8; distinción que estabafuertemente arraigada en una división del trabajo y de lasfunciones entre antropólogos y sociólogos, la cual resultabastante difícil de superar pues, además, dicha separación,se encontraba sujeta a la apropiación de dos nociones quepor mucho tiempo fueron presentadas como si fuesencontrapuestas: las de cultura y estructura social. La primeraligada a un modo particular de hacer antropología, lasegunda ligada a la antropología social británica y a lasociología que evolucionó de ella a partir de la obra delque para algunos sería la principal referencia teórica delsiglo XX: Talcott Parsons y su libro La estructura de laacción social.Sería Ernest Gellner quien haría explícita esta tensión, alreferirse a las dos formas de cohesión social (orgánicas ymecánicas) que se presentan en las sociedades complejas;esto para hacer alusión al papel que juegan las ideologíasnacionales como una forma de cohesión socialinterdependiente con los procesos de industrialización y dedivisión del trabajo, sobre lo cual comentaba:

Las herramientas a las que me refiero son simples,ciertamente elementales, y están continuamente presentes enel discurso de los antropólogos. Esencialmente se trata de ladistinción entre estructura y cultura. Tal vez pueda afirmarse

que la contribución de Radcliffe-Brown consistió aquí más endar a sus alumnos una idea de lo que era una estructurasocial (por qué era importante y cómo debía investigársela)que en formular una definición verbal lógicamentesatisfactoria de estructura social (Gellner, 1998, p. 22)9.

Por lo demás, este tipo de distinciones de carácter dual sehan presentado en otros dilemas centrales de las cienciassociales como los de estructura social vs. acción social,sociedad vs. individuo, consenso vs. conflicto, y unainfinidad más (Giddens, 1999), cuyas discusiones yresultados—al igual que los relativos a las nociones deestructura social vs. cultura—terminaron en debates quemuy pocas veces fueron resueltos, dejando a las cienciassociales en una especie de callejón sin salida. Situación queviene siendo resuelta a partir de la aplicación de nocionesabiertas y relacionales tales como las de campo social,habitus y figuración social, entre otras (Bourdieu, 1995 yElias, 1999).De todas maneras, se considera aquí que tener concienciasobre esta pauta del desarrollo teórico de las cienciassociales es altamente significativo, pues, además deescenificar un modus operandi de la constitución de lasdisciplinas, resulta también pertinente para contextualizarla configuración misma de los debates en torno a lasrepresentaciones sociales y colectivas, ya que en ellos fueigualmente recurrente la elaboración de distinciones decarácter contrapuesto y dual. Serge Moscovici planteóacertadamente que en Durkheim el espíritu de lasrepresentaciones sociales estaba conformado por

...una clase muy general de fenómenos psíquicos y socialesque comprenden lo que designamos como ciencia, ideología,mito, etcétera. Aquellas borraban los límites entre el aspectoindividual y el aspecto social y paralelamente la vertienteperceptual de la vertiente intelectual del funcionamientocolectivo (Moscovici, 1979, p. 1).

8 Para ilustrar este debate se puede consultar Giddens, 1997, pgs. 11-22, yLlobera, 1999, pgs. 21-43.

9 La esquematización diferenciadora entre estructura y cultura llegó a ser tanoperacionalizada en el quehacer científico de las ciencias sociales, que losconsensos que produjo—a pesar de ser tan artificiales—, indujeron la ideade considerarlas como campos de investigación y de conceptualización de lasociedad totalmente diferentes:“La distinción entre estructura y cultura tieneprofundas afinidades tanto con el contraste entre calidades primarias ysecundarias, tan importante en la filosofía empirista británica (que sobreviveen otras formas ideológicas), como con la distinción marxista central entrebase y superestructura. Esa distinción indica los terrenos que el investigadordebe indagar y los terrenos accesibles a la comprensión, a la comparación ya la generalización. La fórmula y el programa implícitos son: estructura, elsistema relativamente estable de roles o posiciones y las tareas y actividadesasignadas a ellos que realmente forman una sociedad. Es en este terrenodonde podemos esperar comparar una sociedad con otra y tal vez discernirgeneralizaciones válidas para un gran grupo de sociedades. En cambio, elsistema de señales que, en el idioma de una u otra sociedad, constituyen lossignos en virtud de los cuales esos varios roles, posiciones o actividades sonllevados a la atención de sus miembros (cultura), es sólo de importanciasecundaria” (Gellner, 1998, pg. 24).

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Sin embargo, le achacaba a Durkheim la cantidad denociones que podrían ser incluidas dentro de la categoríade representación, pues tal amplitud era vista porMoscovici como un impedimento a la hora de identificar lasformas de organización del pensamiento—es decir, de losprocesos psíquicos—que se englobaban bajo el término,haciendo que la noción misma perdiera su nitidez y solidezcomo marco de interpretación de los fenómenos sociales.Por tales razones el intento de Moscovici de instaurar unateoría de las representaciones sociales pasó por unadiferenciación de las mismas de los mitos, las ideologías, laciencia y la religión, pues para él las representacionessociales deben ser interpretadas como “una texturapsicológica autónoma y a la vez como propia de nuestrasociedad, de nuestra cultura” (Moscovici, 1979, p. 3).El hecho de que para Moscovici las representacionessociales fuesen un producto concreto de nuestra cultura yque las diferenciara de los procesos simbólicos de lassociedades primitivas, obedecía a la diversidad misma delos procesos simbólicos que ocurren en Occidente, endonde la cultura se ha visto fuertemente influenciada por elpensamiento científico. Por ello Moscovici construyó unabarrera que pretendía distinguir lo que significaba para unmiembro de una sociedad tradicional un mito, como todauna “filosofía de la vida”, de lo que significaba en lassociedades complejas una representación social:

...hace circular y reúne experiencias, vocabularios, conceptos,conductas, que provienen de orígenes muy diversos. Así,reduce la variabilidad de los sistemas intelectuales yprácticos, y también de los aspectos desunidos de lo real. Lono habitual se desliza hacia lo acostumbrado, loextraordinario se hace frecuente. En consecuencia, loselementos que pertenecen a distintas regiones de laactividad y del discurso sociales se trasponen unos en losotros, sirven como signos y/o medios de interpretación de losotros. Los esquemas y el vocabulario político se mezclan conla clasificación o el análisis de los fenómenos psíquicos;concepciones o lenguajes psicológicos describen o explicanprocesos políticos, y así siguiendo. Las teorías y lossignificados particulares respectivos se unen y pasan de uncampo a otro. En un comienzo, estas asociaciones parecenarbitrarias, convencionales. Pero pronto se hacen orgánicas,motivadas (Moscovici, 1979, p. 13)10.

Desde la perspectiva de Moscovici, las representacionessociales son reducidas a procesos mentales (podría uno pensaren qué o qué producto humano no lo es) en donde lasrelaciones sociales cumplen un papel de enclave o articuladorde significaciones sobre una cosa, objeto o situación, en lasque intervienen los saberes expertos como la concienciapráctica, de una forma similar a la distinción que Levi-Strausshabía elaborado previamente en El pensamiento salvaje, entreconocimiento silvestre y domesticado. Sin embargo lapresentación de Moscovici no logró eludir el problema antesenunciado en el que también incurrió el estructuralismo(quizás por su común influencia psicoanalítica), de distinguirentre dimensiones simbólicas que se desarrollan en el planopsíquico (cultura) y las estructuras y relaciones socialesobjetivas y observables (lo relativo a las prácticas).Es por esto conveniente recordar aquí la vertiente de latradición durkhemiana que desembocó en Marcel Mauss yMaurice Halbwachs, quienes han sido considerados comolos autores que mejor interpretaron el legado dejado porDurkheim en Las formas elementales de la vida religiosa ypara quienes las representaciones colectivas y losfenómenos psíquicos (como la memoria) se encontrabanaltamente interrelacionados a las formas de configuración yorganización de la estructura social; todo esto a partir delutillaje de una noción más amplia, como lo eraparticularmente la de hecho o acto social total. Dichacombinación de artefactos conceptuales terminaron siendofundamentales, no sólo en la conformación misma de laantropología estructural francesa y sus derivaciones, sinotambién en la formación de la historiografía francesa de losAnnales y luego de la historia cultural y la denominadahistoria del tiempo presente.Quizás uno de los aspectos más reseñados por el Durkheimde Las formas elementales de la vida religiosa es la evocaciónde la tradición y de los hechos morales—tales como laconciencia colectiva—como una forma de cohesión social;elemento que permaneció presente tanto en Mauss como enHalbwachs. Por esto no resulta extraño ver que en lasobservaciones de Lévi-Satrauss incluidas en la introducción deSociología y Antropología de Mauss, sea la noción de actototal en donde se enfatiza esta influencia durkhemiana11.

10 Con lo cual afirmaba que:“...esta noción aparece con más claridad, porhaber comprobado que, para penetrar en el universo de un individuo o deun grupo, el objeto entre en una serie de relaciones y articulaciones conotros objetos que ya están allí, de los cuales toma propiedades y les de lassuyas. Una vez convertido en propio y familiar, es transformado y transforma[...] A decir verdad, deja de existir como tal para transformarse en unequivalente de los objetos (o de las nociones) a los cuales está sujeto por lasrelaciones y los lazos establecidos. O lo que es igual, está representado en lamedida exacta en que él mismo se convirtió, a su vez, en un representante yse manifiesta únicamente en este papel” (Moscovici, 1979, pg. 14).

11 “La primera característica de la noción de acto total es la siguiente: lo socialsólo es real cuando está integrado en un sistema. Después de haberse vistoobligados a dividir y abstraer es necesario que los sociólogos se esfuercenpor reconstruir el todo. Mas el acto total no es sólo una simple reintegraciónde aspectos discontinuos como son el familiar, el técnico, el económico, eljurídico o el religioso, ya que podría caerse en la tentación de considerarlo ensu totalidad sólo desde uno de estos aspectos, es necesario, además, quepermita observar el comportamiento de los seres en su totalidad y nodivididos en su diversas facultades...”. Y agregaba Lévi-Strauss:“El actosocial total aparece, por lo tanto, con un carácter tridimensional; tiene quehacer coincidir la dimensión propiamente sociológica con sus múltiplesaspectos sincrónicos, la dimensión histórica o diacrónica y por último ladimensión fisiopsicológica.Ahora bien: esta coincidencia sólo se produce enlos individuos, si se tiene en consideración el estudio de lo concreto, que espor lo mismo de lo completo” (Lévi-Strauss en Mauss, 1991, pgs. 23-24).

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Según la interpretación de Levi-Strauss del acto total de Mauss,éste logra integrar, no sólo las dimensiones sincrónicas ydiacrónicas de los hechos sociales a un sistema de símbolos ysignificados, sino que al tiempo permite correlacionar lasdiversas modalidades del hecho social (jurídica, económica,religiosa, etc) y sus formas de expresión (físicas, psicológicas,individual, colectiva, etc); todo lo cual confluye en la afirmaciónde que todo es social, es decir que los aspectos reseñados sonpercibidos y practicados en la realidad objetiva de losindividuos a través de procesos colectivos de significación(véase Levi-Strauss en Mauss, 1991, pgs. 24-25).El hecho particular de la noción de hecho social total—más quesu definición, pues esta tiende a confirmar que es unaproposición de carácter metodológico más que un hechocomprobable desde la teoría—consiste en las interpretacionesque autores posteriores harían de la sociedad.Tal es el caso deLevi-Strauss, quien logra realizar una amalgama conceptualentre el orden y/o la estructura social y el orden cultural,asumiendo—correctamente—que la sociedad no existe sin unabase simbólica, es decir cultural, que le dé funcionalidad; fusiónque le atribuye al legado de Mauss12. En esta vía deinterpretación son configuraciones tales como el kula, el potlachy quizás el capitalismo, las que pueden ser consideradas comohechos-sociales-totales, en la medida en que plantean un mediode referencia transpersonal que configura y determina laexistencia práctica de los individuos y fraguan unacosmovisión—un modo de ver la existencia y las relaciones—.Por otra parte, si comparamos las consideraciones hechas porMaurice Halbawchs frente a las elaboraciones de Mauss y desu maestro Durkheim, encontramos que en la propuesta teóricadel individuo posee muchos más grados de libertad frente a loscondicionantes impuestos por la estructura social—quizás estose debe al hecho de que el mismo Halbwachs observósociedades más orgánicas—. Desde esta perspectiva resultaampliamente perceptible la forma como, a través de losprocesos individuales, surgen procesos colectivos, es decir,procesos sociales de significación. Es en el concepto deintuición sensible en donde puede identificarse tal articulaciónentre estructura social e individuo y, a su vez, entre relacionessociales y procesos psíquicos13.

Se percibe entonces cierta similitud entre el carácter y el tipo deesta definición y lo que varias décadas después afirmaríaMoscovici sobre las representaciones sociales, principalmentepor el proceso psíquico que describe. La diferencia consiste enque Halbwachs nunca pretendió apartarse de la noción deconciencia colectiva, sin que por ello se viera abdicado aanalizar cómo, desde un acto social como la evocación, sepueden configurar grupos, sectores y, por ende, engendrarchoques, fricciones y contradicciones, procesos sociales nohomogéneos que tienen un orden de significación particularque termina ejerciendo una fuerza fundamental en el procesode integración y estructuración de la sociedad14.Para Halbwachs la memoria colectiva no permea totalmente lasmemorias individuales, las cubre más no las absorbe, no seconfunde con ellas sino toma recuerdos de ellas para erguirse.Los espacios y los tiempos de cada una son diferentes. El límitede la memoria individual es el de "los otros", el límite de lamemoria colectiva (o de grupo) es la memoria nacional, quepuede ser entendida como un registro cultivado que seextiende a través de la historia de la sociedad, pero esteregistro es homogéneo más no homogeneizante. Sin embargo,la memoria colectiva como mecanismo de socialización sepierde en sus propias fronteras, convirtiéndose así en unamemoria social, es decir, colectiva; por lo cual, Halbwachsargüía que “habría lugar entonces para distinguir en efecto dosmemorias si quisiéramos, la una interior o interna, la otraexterior, o bien la una memoria personal, la otra memoriasocial” (Halbwachs, 1999, p. 15).De esta manera los primeros abordajes elaborados por lasciencias sociales a la noción de representación exhiben unaestrecha interconexión de elementos simbólicos frente al tipode relaciones sociales en las cuales éstas son funcionales oadquieren significado. Esta afirmación se hace más claracuando nos acercamos a la noción de representaciónenfrentándola a otra que le era inherente y es la de hecho

12 Lévi-Strauss diría más adelante:“Cuando Mauss habla de actos socialestotales entiende, por el contrario, que esta dicotomía fácil y eficaz resultaprohibitiva para el sociólogo, o, todo lo más, que sólo puede darse en unestado provisional y pasajero del desarrollo de su ciencia. Para comprenderadecuadamente un acto social es necesario considerarlo en su totalidad, esdecir, desde fuera, como una cosa, pero como una cosa de la que formaparte integrante la consideración subjetiva que adoptaríamos si, hombres alfin, viviéramos el hecho como un indígena y no como un etnógrafo” (Lévi-Strauss en Mauss, 1991, pg. 26).

13 Sobre esta noción Halbawchs afirmaba:“La cuestión es la de saber si un talrecuerdo puede existir, si es concebible, el hecho de que él se hayaproducido. Incluso una sola vez sería suficiente para demostrar que nada seopone a que él intervenga en todos los casos. Habría entonces en la base detodo recuerdo la evocación de un estado de conciencia puramente individualque, para distinguirlo de las percepciones en donde entran tantos elementosdel pensamiento social, admitiremos que llamamos intuición sensible.

Cuando muchas corrientes sociales se cruzan en nuestra conciencia,entonces se producen esos estados que llamamos intuiciones sensibles yque toman la forma de estados individuales puesto que no las traemos denuevo enteramente ni a un lugar ni al otro y que tampoco las traemos denuevo a nosotros mismos” (Halbwachs, 1999, pgs. 9-10).

14 “Un grupo entra generalmente en relación con otros grupos, hay sucesosque resultan de contactos parecidos o bien de nociones que no tienenningún otro origen, algunas veces estas relaciones o contactos sonpermanentes o en todo caso se continúan durante una duración bastantelarga. Por ejemplo cuando una familia vive lejos en una misma ciudad o enla proximidad de los mismos amigos, ciudad y familia, amigos y familiaconstituyen sociedades complejas. Los recuerdos toman nacimientoentonces, comprendidos en dos cuadros de pensamiento que son comunesa los miembros de los dos grupos, para reconocer un recuerdo de estegénero, es necesario hacer parte al mismo tiempo del uno y del otro... Essuficiente que, algunos miembros de la familia dejen esta ciudad, se vayan avivir a otra parte que tengan menos facilidad de recordar lo que ellosmantienen presente en su mente puesto que ellos estaban al mismo tiempoen dos corrientes de pensamientos colectivos convergentes, mientras que enel presente experimentan casi exclusivamente la acción de uno de ellos”(Halbwachs, 1999, pg. 15).

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social total. No obstante, era en la concepción misma de lasrelaciones sociales en donde se producía un corto circuito, puesestas eran interpretadas como una estructura estableinmanente, lo que connota un sistema estable de roles yfunciones. En pocas y marginales excepciones (Halbwachs) seintrodujeron la tensión, la interdependencia y los factoresrelacionales, aunque siendo proposiciones marginales noejercieron mucha influencia y las tradiciones que formaronvinieron a ser reconocidas tarde. Se difundió así una distinciónentre representaciones sociales frente a las colectivas(Moscovici), que si bien puntualizaba lo orgánico de losprocesos simbólicos en las sociedades complejas, terminó almismo tiempo reduciendo las representaciones a la categoríade procesos mentales ante la dificultad de conceptualizar (ogenerar un horizonte alternativo de elucubraciones quecontrastara el apabullante ascenso y consolidación delestructural-funcionalismo parsonsiano) el conjunto derelaciones sociales que tipificaban tales procesos psíquicos.Relaciones que, por lo demás, tendían a ser más anómicas, locual contribuyó a profundizar aún más el deslinde entreestructura social vs. cultura.Esta forma de ver las relaciones entre cultura y estructurasocial o, si se quiere, entre procesos de orden simbólicoque ocurren en la mente y las prácticas y relaciones deintegración social, perduraron en el tiempo y no sólosignificaron las pautas de conformación de la antropologíay la sociología convencionales, sino que hicieron que elestudio de las dimensiones simbólicas de la actividad socialhumana estuviera contenido bajo la pretensión de lograridentificar las estructuras, ya no de los roles y de lasfunciones, sino de las formas de significación,principalmente a través de lo referido al lenguaje y aldiscurso. Así lo evidenciarían los desarrollos ocurridos enlas décadas de 1950 y 1960, en donde se encuentra demanera distintiva a Claude Levi-Strauss y a MichelFoucault15.Este tipo de elaboraciones conceptuales seríanreembolsadas para la sociología a través de la noción deuniverso simbólico presente en la obra clásica de PeterBerger y Thomas Luckmann, La construcción social de larealidad, de 196816. Por su parte, en la historiografía latendencia a interpretar los procesos simbólicos a través de

estructuras casi invariables se concentró en la noción dementalidad y en la persistencia por lograr a través de estacategoría esa historia total, derrotero que atravesó porcompleto a la Escuela de los Annales (Aguirre, 1999).

¿Nuevos debates o nuevos usos?

Hacia los años 70 y 80 la noción de representacionessociales experimentaría un nuevo uso, lo cual implicó ciertoajuste en el modo de ser conceptualizada, especialmentepor la tendencia vivida por las ciencias sociales en donde elconflicto y el cambio social fueron las categoríasprimordiales de interpretación. Como resultado del ascensodel postestructuralismo, de la antropología posmoderna yde la sociología procesual o figuracional, el espíritu de losacercamientos efectuados pasó a dirigir la mirada hacia elencuentro, entrecruzamiento, tensión y conflicto entresistemas representacionales. Es por ello que Chartier hizo notar que para hacer unainterpretación de las diferencias culturales, de los entramadossimbólicos que recrean el acontecer social, se debe partir deuna forma de abstracción de las relaciones sociales distinta ala consagrada tendencia de creer que las diferencias de ordensimbólico responden de modo directo a las formasconvencionales de estructuración de la sociedad (las clasessociales, los grupos políticos, las instituciones, etc); tendenciaque marcó en buena medida a la historia social de la cultura.Lo que se busca con esta reconceptualización que emprendeChartier de las formas de representación de lo social y de losgrupos sociales que estos constituyen, es encontrar la relaciónde doble sentido entre estructuras de sentido, en donde seproducen los discursos, y el campo social17. Por este último seentiende el escenario de fuerzas y tensiones socialescambiantes en el que se configuran: 1) los usos, 2) lainterpretación, y 3) las prácticas discursivas. Al respectocomentaba Chartier:

En efecto, las divisiones culturales no se ordenanobligatoriamente según una única clasificación de las diferenciassociales, que supuestamente dirige tanto la desigual presencia delos objetos como las diferencias en las conductas. La perspectivadebe ser entonces la opuesta y destacar, en primer lugar, elcampo social (a menudo compuesto) donde circulan un conjuntode textos, una clase de impresos, una producción o una normacultural. Partir así de objetos, formas, códigos y no grupos nos

15 Véase por ejemplo el texto de Levi-Strauss “El análisis estructural enLingüística y en Antropología” que se encuentra en el libro AntropologíaEstructural y la obra de Michel Foucault, Las palabras y las cosas.

16 “Los universos simbólicos constituyen el cuarto nivel de legitimación. Soncuerpos de tradición teórica, que integran zonas de significado diferentes yabarcan el orden institucional en una totalidad simbólica, usando la palabra“simbólica” de la manera como se definió anteriormente. Repetimos que losprocesos simbólicos son procesos de significación que se refieren arealidades que no son las de la experiencia cotidiana. El universo simbólicose concibe como la matriz de todos los significados objetivados socialmentey subjetivamente reales; toda la sociedad histórica y la biografía de unindividuo se ven como hecho que ocurren dentro de ese universo” (Berger yLuckmann, 2001, pgs.124-125).

17 Chartier adopta esta noción de la perspectiva relacional de Pierre Bourdieu.Según Bourdieu,“...en términos analíticos, un campo puede definirse comouna red o configuración de relaciones objetivas entre posiciones. Estasposiciones se definen objetivamente en su existencia y en lasdeterminaciones que imponen sus ocupantes, ya sean agentes oinstituciones, por su situación (situs) actual y potencial en la estructura de ladistribución de las diferentes especies de poder (o de capital)—cuyaposesión implica el acceso a las ganancias especificas que están en juegodentro del campo—y, de paso, por sus relaciones objetivas con las demásposiciones (Bourdieu, 1995, pg.64).

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lleva a considerar que la historia socio-cultural vivió demasiadoapoyada sobre una concepción mutilada de lo social.Al privilegiarla única clasificación socio-profesional olvidó que otros principiosde diferenciación, también plenamente sociales, podían explicar,con mayor pertinencia, las separaciones culturales (Chartier, 2002,pgs. 53-54).

De esta forma, el ejercicio de interpretación de losentramados simbólicos con los cuales se representa el mundosocial debe evitar la división permanente entre estructuras yformas de organización social con la supuesta “subjetividad”de las representaciones que los individuos tienen sobre elacontecer social. Es por esto que tanto Roger Chartier por ellado francés, como Jacks Goody (1997) desde el inglés,plantean conjuntamente un regreso a la noción durkhemianade representación colectiva, noción que regula lainterpretación de los procesos colectivos de significación deuna forma más reflexiva que el acercamiento hecho endécadas anteriores, en donde categorías demasiadoabarcantes—como la mentalidad e, incluso, la conciencia declase— construyeron acercamientos muy etéreos en tantoque bien asumieron como dado (o, en su defecto, nulo) elcontexto de fuerzas y tensiones sociales en el que seproducen y recrean los discursos y las prácticas que estospromueven; o porque bien cometieron excesos en cuanto altipo de situación a la que aluden, integrandoinconscientemente modos de representación y formas deorganización social divergentes.Desde Chartier esta afirmación está fundamentada en la ideade que las representaciones colectivas logran articular tresmodalidades o escenarios de recreación del mundo social, adecir: 1) los modos distintos, pero superpuestos, que losdiferentes grupos sociales tienen de clasificar y desglosar larealidad social; 2) las prácticas a través de las cuales sonreconocibles las identidades sociales que le dan sentido a losmodos de clasificar y, por consiguiente, de representar elmundo social; 3) y las formas institucionalizadas que losindividuos o grupos sociales tienen para construir diferenciasfrente a “otros”.La tendencia a dividir la actividad social humana entreprácticas sociales objetivas y dimensiones simbólicassubjetivas creó un análisis social fragmentario. De un lado seencontraba una corriente de cientistas sociales que afirmabaque el rango de la representación depende del dominio deunos cuantos (por ejemplo estudios sobre élites); el otro seconsideraba como la capacidad que tienen los grupos deautorepresentarse como el factor que moldea el mundo de lavida social (los estudios sobre grupos marginados por raza,género u otra cuestión). En este sentido dice Chartier que el“truco” consiste en estudiar las luchas de representación;luchas de las que se derivan tanto las dinámicas complejas deestructuración del campo social, como del entramado derepresentaciones que emergen sobre el mismo18.

Es por esto que resulta pertinente hacer referencia a ladefinición elaborada por Jack Goody, para quien “lasrepresentaciones constituyen la esencia de la comunicaciónhumana, de la cultura humana. […] El arte esrepresentación, el lenguaje también, como la palabracaballo es representativa del animal caballo”19. Como bienlo anota el acucioso antropólogo británico, en el análisis delas representaciones se corre permanentemente el riesgode confundir la realidad con lo representado; es decir, elriesgo de que exista una sobredimensionalización delsignificante sobre el significado, incurrir en el error de creerque los discursos, las imágenes o el teatro, son la realidadsocial por sí misma. Para él, los procesos de representaciónno se encuentran necesariamente anclados en una realidadsocial tangible—en lo que coincide con Chartier—; laficción no es la realidad, es una presentación exagerada deella, pero hace parte de ella y da cuenta de ansiedades,miedos y deseos no resueltos por los individuos quevivieron una época. Es por esto que Goody establece lanecesidad de indagar sobre las representaciones cognitivas,pues estas aparecen cuando los sistemas convencionalesde representación, entre ellos el más común que es ellenguaje hablado, no logran ordenar plenamente laexistencia colectiva de los individuos. Al respecto aclaraba:

Mi punto de vista difiere en el sentido de que entiendo losproblemas relacionados con la representación no comoanclados, realmente, sino como lo resultante de lascontradicciones cognitivas de la vida humana y que éstasúnicamente se explican cuando el lenguaje escrito haceinevitable el planteamiento de estas disyuntivas dado queobjetiviza el pensamiento de un modo muy particular. Estees el motivo por el cual observo una diferencia significativa(basado en el conocimiento general) entre las sociedadesque disponen de escritura y las que no. El lenguaje habladoes, evidentemente, importante para ambas, pero la escrituraañade una dimensión diferencial (Goody, 1999, p.45).

18 “Al trabajar en las luchas de representación, cuya postura es elordenamiento, y por lo tanto la jerarquización de la estructura social en sí, la

historia cultural se aparta sin duda de una dependencia demasiado estrictaen relación con una historia social dedicada al estudio de las luchaseconómicas únicamente, pero también regresa sobre lo social ya que fija suatención en las estratégicas simbólicas que determinan posiciones yrelaciones y que constituyen, para cada clase, grupos o un medio de ser-percibido constitutivo de su identidad” (Chartier, 2002, pg. 57).

19 A lo cual agregaba:“Empleo el término en el sentido latino de representar,literalmente traer hacia el presente algo previamente ausente y no,simplemente, la encarnación de una abstracción en un objeto, sino lapresentación diferente de un objeto, como ocurre con el cuadro de un perro.Tiene, casi siempre, un aspecto visual dado que esto es una característica delmundo, pero incluye la representación de la abstracción como el valor al quealudimos anteriormente, de hecho, el concepto mismo de valor es larepresentación de alguna cosa. […] La representación significa presentar denuevo, la presentación de algo que no está presente, pudiendo adoptar unaforma tanto lingüística (es decir, discursiva) como visual (en imágenes)”(Goody, 1999, pg. 18).

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Para Goody la escritura es una forma de representación“decepcionante” en la medida en que hace explícito lo queestá implícito y tiende a volverse parte de un sistemaestable de relaciones a través de la gramática y lasintáctica. En las sociedades con una fuerte tradición orallos mecanismos de representación son menos explícitos ytienden a ser más complejos y difusos; de allí que exista laduda, la contradicción y la ambivalencia—el bricolaje delque hablaba Lévi-Strauss—. Pero ese proceso designificación puede tomar múltiples formas y asociardistintas realidades, para lo cual podemos traer a colacióna las sociedades tradicionales ubicadas en las selvashúmedas tropicales del área intermedia que tienden aasociar la figura del cazador con los atributos y lascaracterísticas del jaguar, y el acto de la caza con laactividad sexual en la medida en que estas dos actividadesinfieren una forma de seducción20. En estas formas de re-presentación la creatividad humana emerge a flor de piel;es allí en donde los procesos miméticos adquieren unamayor relevancia social, pero al mismo tiempo es allí dondeel investigador social puede dejarse cautivar por el dramade la novela que está tratando de leer. Así se sienta y actúecomo tal, el etnógrafo sabe que el cazador nunca será unjaguar, es como si lo fuera. Por esto Goody puntualiza que:

...el proceso de representación es esencial para la sociedadhumana (por ejemplo en el uso del lenguaje), pero tiene sulado negativo en el sentido de que aquello que es re-presentado no es nunca aquello presentado originalmente. Yla misma ausencia del objeto puede dar lugar a otrosproblemas e interrogantes. Un caballo (la palabra) no es uncaballo (el animal), sino su ausencia. Esta situación puedeplantear contradicciones cognitivas referentes a las imágenes,las cuales se acentúan cuando se trata de imágenes divinas,sobre todo del Dios creador. Las reliquias también parecenformar parte de esta misma categoría dado que ambas son, ala vez que no son, la persona original en su totalidad. Elteatro sigue a su vez a las imágenes dada su vertienterepresentativa. También se podría decir que la ficciónmuestra unas características parecidas, verídicas quizás, porun lado (y, por supuesto, entretenidas) pero falsas por el otro.También los mitos, al igual que otros relatos religiosos, lepueden plantear dudas al sentido común. En lo que respectaal sexo, nos encontramos en un territorio colindante dadoque el problema se refiere, ante todo, a la representación deuno mismo y a los motivos por los cuales rehuimos a lamisma (Goody, 1999, pgs. 271-272).

Es de este conjunto de conjeturas de donde emerge lanoción de sistema representacional, el cual puede serpreliminarmente entendido como un conjunto o campo derepresentaciones que establece regularidades provisionalesen los modos de significación. Lo singular, desde laorientación de Goody, es que los sistemas

representacionales (el lenguaje hablado, el teatro, laiconografía, la novela, etc) poseen grados de jerarquizaciónde la experiencia simbólica en relación con lamanifestación o manifestaciones específicas a las quealuden, entendiendo que, de todas maneras, no son larealidad concreta sino una manera a través de la cual losindividuos de una sociedad han podido moldearla,entenderla y hacerla sociable. En este sentido los sistemasrepresentacionales tienen la capacidad de mantener unvínculo (profundo o efímero) de cohesión social,describiendo una situación bastante similar a la quetrataba de aludir Bourdieu cuando aplica la noción deillusio (Bourdieu, 1995, pgs. 79-99 y 1997, pgs. 141 y ss).

Imágenes, ideologías y figuraciones:herramientas para la comprensión y aprehensión de las representaciones de lo social

En La colonización de lo imaginario Serge Gruzinskiencontró un mecanismo a través del cual se puedencomprender los procesos de cambio—y sus tensionesrelativas—a partir de la hibridación de sistemasrepresentacionales. El caso investigado por Gruzinskidescribe el choque entre el sistema representacionaloccidental y las formas locales de aprehensión de larealidad que tenían los indígenas mesoamericanos,concretamente las poblaciones asentadas en el virreinatode Nueva España. No obstante, y en contra de la tendenciarecurrente a explicar la dominación española en el nuevomundo a partir de los seriales económicos y demográficos yde las políticas de sujeción de la población nativa (Gibson,2000), Gruzinski explicó dicho proceso a través de lasformas de representación iconográfica del mundosobrenatural, universo simbólico del cual se desprendieronfuertes lazos e interdependencias recíprocas entreespañoles y nativos, lo que dio origen a esa nueva realidadque sería el México colonial21.Los diversos intentos de la Corona española y de la IglesiaCatólica por imponer su sistema transpersonal dereferencia a los indígenas fue una labor que pasó pormúltiples políticas y procedimientos, desde el catecismohasta la predicación. Sin embargo, dichas formas de

20 Para una referencia general véase Correa, 1990.

21 Según afirma el autor:“Por encima de los enfrentamientos militares,políticos, sociales, económicos, el aspecto más desconcertante de laConquista española probablemente sea la irrupción de otros modos deaprehender la realidad que no eran los de los indios, como en la actualidadno son los del todo los nuestros. La realidad colonial se desplegaba en untiempo y un espacio distintos, descasaba en otras ideas del poder y de lasociedad, desarrollaba enfoques específicos de la persona, de lo divino, delos sobrenatural y del más allá.A decir verdad, las brechas que separabanlos sistemas de representación o los sistemas de poder se derivaban de unaseparación más global, subyacente y latente, vinculada a la manera en quelas sociedades enfrentadas se representaban, memorizaban y comunicabanlo que concebían como la realidad o mejor dicho su realidad” (Gruzinski,2001, pg. 186).

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imposición del sistema de representación católico fueroninfructuosas y condujeron a yuxtaposiciones y sincretismospoco efectivos para los fines específicos de la Iglesia en esemomento: sacar a los indios del paganismo. No obstante, ycomo lo expone Gruzinski, a pesar de sus profundas einfranqueables diferencias ambas sociedades “...estaban deacuerdo en valorar lo suprarreal al grado de hacer de ellola realidad última, primordial e indiscutible de las cosas”(Gruzinski, 2001, pg.186); es decir que ambos sistemasrepresentacionales, así fuese por vías y mecanismosdistintos, eran comunes (no iguales) en dar un espaciopreferencial a cada uno de sus sistemas representacionalesde orden religioso-sobrenatural, al punto de considerarloscomo el mecanismo predilecto de comprensión,aprehensión y uso de la realidad22.Fue a través de la representación iconográfica de losobrenatural desde donde los mundos contrapuestosencontraron un lenguaje de expresión común, pues amboscomplejos representacionales tenían cierta predilección porrepresentar iconográficamente sus universos simbólicos deorden religioso. A través de la representación teatral eicónica de ciertos momentos cruciales de la vida de Jesús,de la Virgen María y de otras situaciones representativasdel mundo católico, los indígenas fueron “capturando”progresivamente lo sobrenatural cristiano, adaptándolo asus creencias y a sus prácticas. La mayoría de las veces seprodujo una copia pagana de las representacionesreligiosas occidentales, combinando en una mismacomposición elementos indígenas tradicionales (como laculebra que representa a Quetzalcóatl) con símboloscristianos (el crucifijo y la Virgen, por ejemplo).Fue la imaginería la que dio origen al icono de la VirgenMaría de Guadalupe, y allí donde se expresaron losmayores y más fuertes entrecruzamientos entre sistemasrepresentacionales. Este proceso de traslación simbólicaalcanzó su punto más alto cuando en el año de 1531a unindígena de la serranía “se le apareció la Virgen”, quizáscomo resultado de una experiencia extática asociada con elconsumo de pulque. En su trance el indígena Juan Diegohabría recibido la orden de la Virgen de llevar al obispo deMéxico un racimo de flores que fueron envueltas en untrozo de papel, cuando el indígena Juan Diego entregó lasflores al Obispo la imagen de la Virgen quedó impresasobre el papel que servía de envoltorio. La anécdota vino aser recopilada por múltiples cronistas y sacerdotes católicos

que la utilizaron como herramienta pedagógica con lapoblación nativa: el icono de la Virgen de Guadalupe se fueconvirtiendo progresivamente en un elemento de nuevaidentidad; de identidad mestiza que no era completamenteespañola, pero que tampoco era completamente indígena:una imaginería religiosa que terminó por incrustarse en esanueva forma identitaria que sería la cultura mejicana,dando cuenta de las transformaciones acaecidas en lasociedad colonial—en la que simultáneamente se ibantransponiendo y traslapando elementos simbólicos de unsistema representacional y otro—.Así como en el mundo Colonial hispanoamericano losobrenatural religioso y sus expresiones iconográficas eranuna forma de aprehender de la realidad, las ideologíaspueden llegar a cumplir un papel semejante en lassociedades complejas. Clifford Geertz ha dado algunaspautas para la comprensión de los fenómenosrepresentacionales asociados con las ideologías. Para él, elproblema de la interpretación de las ideologías consiste enla ausencia de un referente de interpretación simbólica queconduzca a la ubicación de los procesos a través de loscuales los grupos y actores sociales interpretan, capturan yfabrican la realidad social para unos u otros fines o causas.Por el contrario, la tendencia ha sido la de considerar a lasideologías como una forma falsa y pretenciosa de leer larealidad (Geertz, 2000, pgs. 173-174).En este sentido, Geertz afirma que han existido dos formasconvencionales de acercamiento a las ideologías en lasciencias sociales; una desde la teoría del interés,desarrollada principalmente por la tradición marxista (y en contravía de la vertiente weberiana) y otra desde lateoría de la tensión, que se deriva de la combinación delestructural-funcionalismo y el psicoanálisis. La primera deellas hace énfasis en la lucha permanente de intereses queexiste entre los grupos que buscan su legitimación comoalgo hegemónico, mientras que la segunda recurre a laidea de que las ideologías son una especie de válvula deescape de las contradicciones sociopsicológicas. Para laprimera la falta de un referente de significación lleva a lacaracterización de los actores a través de exageradoscálculos racionales o como el propio Geertz lo afirmaba a“...una concepción maquiavélica de la ideología” (Geertz,2000, pg. 178). Desde la segunda orientación laargumentación va por la vía de caracterizar a la sociedadcomo mal integrada, en una lucha constante entre orden ydesorden, en donde ninguna función social logra mediarlas contradicciones relativas a los roles que genera esamala integración de la sociedad, desajuste que terminaríaen la idea de considerar al pensamiento ideológico“...como (una especie de) respuesta a esa desesperación:La ideología es una reacción estructurada a las tensionesestructuradas de un rol social” (Geertz, 2000, pg. 179).Según Geertz, el problema de ambas orientaciones deriva enque van directamente de la identificación de las ideologías alas consecuencias que estas efectúan, bien sea desde undiagnóstico por la vía de los intereses o por la ruta deldesajuste. No obstante, al saltarse los procesos a través de

22 “Cada cual se apresuró y proyectó sobre su adversario sus propios patrones.Los indios primero creyeron reconocer en Cortés al dios Quetzalcóatl quehabía vuelto del lejano Oriente, rodeado de otros dioses, o bien descubrir enlos religiosos la encarnación de los mounstruosos tzitzimime, las criaturas desu `apocalipsis .́ Por otra parte, evangelizadores y conquistadores no sequedaron a la zaga y tomaron a los dioses indígenas por manifestacionesmúltiples de Satán. Nada había de sorprendente en que el diablo se pusieraa hablar en los ídolos donde habitaba, que poseyera a paganos hasta laspuertas del bautizo o que escapara de un modo espectacular de los templosen que se lo había adorado” (Gruzinski, 2001, pg. 186).

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los cuales las emociones, tensiones, intereses, dudas y demásactitudes sociopsicológicas que interactúan en el proceso deformación de las ideologías, y al obviar la manera en queestas se vuelven mecanismos transpersonales designificación social, el análisis de las ideologías se vuelvesimplemente el “reflejo” de tales intereses o de talestensiones que a nivel de la estructura social se producen, unpoco de la misma forma como ha ocurrido con lasrepresentaciones colectivas frente a las representacionessociales (Moscovici); es decir que, de lo que se haprescindido es de la explicación del proceso a través del cuallos símbolos simbolizan, de la manera como funcionan paraexpresar significaciones (Geertz, 2000, pgs. 186-187).Es por esto que para Geertz las ideologías, al igual que todos lossistemas simbólicos entre los que se encuentran las religiones,las filosofías y la ciencia, son “fuentes extrínsecas deinformación en virtud de las cuales puede estructurarse la vidahumana”, “son programas; suministran un patrón o modelopara organizar procesos sociales y psicológicos...” (Geertz, 2000,pg. 189); no obstante, para el caso concreto de las ideologías,cumplen un papel crucial al nivel de los procesos sociopolíticoscuando “...ni las orientaciones culturales más generales de unasociedad ni sus orientaciones más pragmáticas y positivasalcanzan ya a suministrar una imagen adecuada del procesopolítico” (Geertz, 2000, pg. 194).Desde una orientación con orígenes teóricos disímiles, NorbertElias demostró cómo en los procesos más complejos deestructuración del habitus23, como en las más elementalesinteracciones cotidianas, las formas representacionales por lavía de la reducción o incluso de la invisibilidad simbólica (elestigma) cumplen un papel preponderante en eldesenvolvimiento y estructuración de una sociedad. A partir delanálisis a las relaciones establecidas en una comunidad obrerade la barriada de Winton Parva, Elias evidenció un problemahumano universal que puede ser extrapolado en múltiplesescenarios y situaciones, aquel en donde se “...puede observarsiempre de nuevo que los miembros de grupos que son máspoderosos que otros grupos interdependientes, creen de símismos que son humanamente mejores que otros” (Elias,1998, pg. 81). En dicha barriada convivían simultáneamentedos grupos obreros, uno cuyas familias eran recientes y otroque estaba compuesto por los primeros pobladores, quieneshabitaban allí desde hacía dos o tres generaciones. Lasdiferencias socioeconómicas entre los grupos en cuestión eranmínimas; ambos sectores pertenecían a un mismo sectorproductivo de la sociedad (obreros de industria), tenían lamisma nacionalidad y grupo racial, y, en realidad, la únicadiferencia substancial que a primera vista se podía identificarera el momento de llegada al barrio (Elias, 1998, pgs. 84-85).En este sentido, el asunto que permite explorar la situaciónvivida por los sectores sociales que habitaban en la barriadade Winston Parva es funcional para comprender lasdinámicas representacionales asociadas al conflicto social a

través de los diferenciales de poder producidos entre losgrupos en cuestión, como un elemento por medio del cual sepercibe y representa al otro o a los otros, y la percepción quese tiene sobre sí mismo, y sobre los procesos que confluyenen la configuración de una identidad del nosotros. SegúnElias, este ejemplo escenifica una situación social en dondeuno de los sectores implicados posee un plus de cohesiónsocial que le permite sentirse “superior” a los otros yestigmatizarlos, no sólo como “inferiores” sino también,como “contaminantes” y “peligrosos”, es decir, comoelementos anómicos del orden social:

Aquí se podía ver una versión particularmente pura de unaraíz de los diferenciales de poder entre gruposinterrelacionados, que fácilmente escapa a la mirada delobservador, aunque en muchos otros contextos socialestambién desempeña un papel, encubierta por otros rasgosdistintivos de los grupos implicados, como el color o la clasesocial. Al observar más detenidamente se puede descubrir confrecuencia que también en esos otros casos, como en WinstonParva, un grupo presenta un grado más alto de cohesión queel otro, y este diferencial de integración contribuyesustancialmente al excedente de poder del primero; su mayorcohesión capacita al tal grupo a reservar diferentes posicionessociales con un alto potencial de poder para sus propiosmiembros, y esto por su parte refuerza su cohesión y laposibilidad de excluir de ellas a los miembros de otros grupos.Exactamente este es lo central al hablar de una figuración deestablecidos y marginados (Elias, 1998, pgs. 86-87).

Por estas razones Elias afirma que para comprender talesfiguraciones entre sectores, grupos, e, incluso, nacionesestablecidas y marginadas más allá de los diferencialeseconómicos o de poder político, se hace necesario unanálisis figuracional que solamente puede ser entendidopor las relaciones de interdependencia recíproca entre losgrupos implicados, por las características de dichasinterdependencias, las cuales pasan por complejas pautasde control de las emociones (Elias, 1998, pgs. 93-94).La figura que representa el modelo explicativo entre gruposestablecidos y marginados se fundamenta en la noción de“doble vínculo” o “doble enlace”, la cual tiende a volversemás conflictiva en la medida en que el equilibrio (no laigualdad) de poder entre los grupos implicados se estrechao tiende a igualarse; mientras que, cuando el equilibrio depoder es muy grande o desigual tiende a permanecer enestado mudo y el conflicto pasa a ser de carácter estático,todo lo que conduce o hace necesaria la creación artificiosade otro tipo de necesidades de carácter simbólico24.

23 Al respecto véase La sociedad cortesana,1932, especialmente los capítulos Vy VI.

24 “Un enfoque que considera a las figuraciones de establecidos y marginadoscomo un tipo de relación estacionaria, no puede, sin embargo, ser más que unpaso preparatorio. Los problemas que aquí se le plantean al investigadorcobran un derecho sólo si se considera a la balanza de poder entre talesgrupos como algo cambiante y si se trabaja en dirección hacia un modelo quemuestra, al menos en líneas generales, los problemas humanos –incluidos loseconómicos– inherentes a tales cambios” (Elias, 1998, pg. 113).

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Esta creación artificiosa de inclusiones y exclusiones através de representaciones exageradas ydescontextualizadoras opera en distintos niveles: bien seaal nivel de las clases sociales—cuando los gruposimplicados son relativamente estables y bienidentificados—, bien sea a través de ideologías paragrupos políticos—cuando las relaciones de estabilidadpueden ser mucho más difusas—, o bien para el caso denaciones mismas como lo evidenció la celotipia configuradapor la U.R.S.S y los E.E.U.U en la segunda mitad del sigloXX25.

Consideraciones finales

El debate aquí presentado, provisional y transitorio, dacuenta de la indispensable e imprescindible funcionalidadque a nivel metodológico, como de recurso explicativo,tienen las representaciones y los procesos simbólicos en lacompresión del desarrollo y la estructuración de cualquiertipo de organización social. Por cuestiones puramenteprácticas se han obviado otras rutas de entrada que lasciencias sociales han abierto en relación con el tema de losimaginarios, los rituales y las artes, donde los procesosrepresentacionales cumplen un papel distintivo26. Se haquerido hacer énfasis en las imbricadas relaciones entrerepresentaciones sociales y los procesos de estructuraciónde una sociedad. De todas maneras, lo cierto es que delanálisis expuesto la primera conclusión que se puedevislumbrar es que la tendencia actual de las cienciassociales muestra mucha más afinidad con las formas,procesos y dinámicas sociales a través de las cuales lasrepresentaciones se vuelven mecanismos transpersonalesde aprehensión de la realidad y de las relaciones sociales,dejando a un lado la tendencia antes consagrada a losprocesos cognitivos, a través de los cuales se producentales representaciones—tendencia que marcó al

estructuralismo y a la psicología social—.Es por ello que el horizonte aquí esbozado se aleja delmodelo explicativo sugerido por Stuart Hall enRepresentations: Cultural Representations and SignifyingPractices, en donde se plantea la existencia de tres relatoso teorías sobre las representaciones: la reflectiva, laintencional y la construccionista (Hall, 1997). Creemos, enprincipio, que el planteamiento de Hall persiste enmantener la dicotomía que por largo rato y bajo otrosmecanismos discursivos han marcado los acercamientos alos procesos representacionales: el considerar este tipo defenómenos como un proceso dividido en dos dimensiones:por una parte como proceso cognitivo y por otra comoproceso social. En este caso se ha querido plantear yresolver la pregunta de si no se trata de un sólo proceso, almenos, desde la perspectiva de la gente, tal y como loshombres y mujeres que son objeto de nuestro interésperciben y practican las representaciones que configuransus modos cotidianos de apropiación de la realidad.Esperamos que las orientaciones sugeridas den cuenta detal planteamiento.De todas maneras, cierto es que toda representación tieneuna fuerte carga asociada a los procesos cognitivos opsíquicos de percepción y objetivación de la realidad; sinembargo, lo que se ha querido evidenciar es quenecesariamente toda indagación de los procesosrepresentacionales y, en un nivel general, de los sistemasde clasificación, infiere la investigación de la estructurasocial en la cual tales entramados simbólicos adquierensentido27.Como se mostró, la entrada del postestructuralismo, de laantropología posmoderna y de la sociología procesual, noimplicaron necesariamente una transformación profunda dela noción durkhemiana de representación o concienciacolectiva. Contrario de lo que esperaba Moscovici, sesiguen relacionando a los mitos, como a las ideologías, lasfilosofías y la ciencia, como formas o expresiones derepresentaciones sociales. No obstante, en donde haexistido una profunda transformación que no podemosobviar, ha sido en la forma como se comprendenactualmente las relaciones sociales, ya no como estructurasestables y normalmente quietas, sino a partir de procesosrelaciones de cambio, ambivalencia y yuxtaposición, en elque intervienen de manera activa los sistemasrepresentacionales como las dinámicas propias deconfiguración y cambio de la estructura social.Con esta exposición se ha buscado llamar la atenciónsobre la constitución misma de la sociología y laantropología y su recurrente interrelación al adentrarse en

25 Elias (2002) dio algunas explicaciones sobre dicho caso en: Humanaconditio. Consideraciones en torno a la evolución de la humanidad .Barcelona: Ediciones Peninsula.

26 Para el caso de los imaginarios sociales una referencia básica se encuentra enel libro de Bronislaw Baczko, Los imaginarios sociales. Memorias y esperanzascolectivas. Para el caso de los rituales y su relación con el poder y laestructuración social cabe recordar aquí la vía que va de la tradiciónantropológica originada en la Escuela de Manchester de Max Gluckman,pasando por Victor Turner y llegando incluso a las orientaciones francesas deGeorge Balandier y Marc Auge quienes dedicaron sus investigaciones a lacomprensión de sociedades complejas. Conviene por último recordar aquí lostrabajos de Orlando Figes y de Boris Kolonitskii para el caso de la revoluciónrusa consignados en Interpretar la Revolución Rusa. El lenguaje y los símbolosde 1917. Por último, para el caso de las artes se encuentran, entre muchosotros, los de David Freedberg, El poder de las imágenes, y del propio E.H.Gombrich, The Uses of Images. Studies in the Social Function of Art and VisualCommunication, y de Michael Baxandall, Painting and Experience in FifteenthCentury Italy, así como el clásico de Ervin Panofsky, El significado de las artesvisuales de 1979. Sobre el interaccionismo simbólico la referencia obligada esla obra de Goffman, The Presentation of Self in Everyday Life de 1959.

27 Asunto que, por lo demás, había sido explorado a profundidad porDurkheim y Mauss en “Sobre algunas formas primitivas de clasificación”de 1902, en donde se ejemplificaba cómo un sistema representacionalprimitivo adquiría determinada interpretación y uso si la forma deorganización social era matrilocal o patrilocal. Al respecto véaseDurkheim, 1996.

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la interpretación y análisis de las dimensiones simbólicasde la acción social, conexiones que no pueden reducirse alplano de lo “teórico”, sino que infieren, sobre todo, laintegraciones de carácter “metodológico”. Estasasociaciones se intensifican y se prolongan aún más si sepiensa en el desarrollo mismo de estas disciplinas enColombia, en donde la participación de los antropólogosegresados del Instituto Etnológico Nacional en la formaciónde los primeros departamentos de sociología dió comoresultado una interesante “fusión” en el campo de lainvestigación empírica.Convendría recordar aquí el papel ejercido por RobertoPineda Camacho y Virginia Gutiérrez de Pineda en susinvestigaciones sobre el campesinado y la familiacolombiana, así como la aplicación de la investigaciónetnográfica adelantada por éstos y por el resto deinvestigadores que conformaron el Departamento deSociología de la Universidad Nacional en sus primerosaños, a lo cual habría que agregar el papel de laInvestigación Acción Participativa adelantada por elprofesor Fals Borda como una de las más importantescontribuciones a la sociología y a la investigación socialnacional e internacional (Pineda, 1999 y Segura yCamacho, 1999).

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Fecha de recepción: 22 de agosto de 2006 · Fecha de aceptación: 7 de diciembre de 2006

“LA GLOBALIZACIÓN DEL MIEDO” / “THE GLOBALIZATION OF FEAR”

Resumen

Un rasgo importante del actual proceso de globalización consiste en quelos sentimientos de miedo acosan cada vez con más fuerza a loshabitantes de la aldea global. El incremento del terrorismo, las amenazasambientales, los riesgos asociados al desarrollo de nuevas tecnologías y,en general, la atmósfera de inestabilidad que caracteriza la vidacontemporánea, se traducen en una creciente propagación del miedo. Eneste artículo examinaremos primero las principales causas por las cualesla sociedad actual resulta tan vulnerable frente al miedo, especialmenteel derivado del terrorismo. Luego, veremos de qué modo los medios decomunicación acrecientan esta vulnerabilidad. Al final, mostraremos enqué sentido estamos asistiendo al surgimiento de una sociedad global enestado de miedo permanente.

Palabras clave:Miedo, terrorismo, globalización, medios de comunicación.

Abstract

An important feature of the current globalization process is that fearhunts the inhabitants of the global village with more intensity each day.The growth of terrorism, environmental threats, risks associated to thedevelopment of new technologies, and, indeed, an atmosphere ofuncertainty that characterizes contemporary life, produces an increasingpropagation of fear. In this article we will first examine the reasons forwhich the current society is so vulnerable to fear—specially the onederived from terrorism. Then, we will see how the mass media increasesthis vulnerability. Finally, we will show in which way it can be said thattoday we are attending the appearance of a global society in state ofpermanent fear.

Keywords:Fear, terrorism, globalization, mass media.

Un nuevo fantasma recorre el mundo: el miedo. Lanovedad no procede del miedo en sí mismo (pues estesentimiento acompaña a los seres humanos desde losorígenes de la especie), sino de las formas que adopta suprotagonismo en el escenario de la sociedad global. Lacreciente integración de las relaciones económicas, políticasy culturales a lo largo y ancho del planeta ha traídoconsigo efectos colaterales no deseados, entre los cuales ladifusión global del alarmismo y de los sentimientos demiedo e incertidumbre está pasando a primer plano. Las

fuentes de las que se nutre esta tendencia son diversas. Sibien la atención de la opinión pública mundial actualmentegravita alrededor de la preocupación por el incremento delterrorismo, también están a la orden del día los temoressuscitados por la degradación ambiental planetaria, por eldesarrollo de tecnologías potencialmente peligrosas, por lascrisis económicas y, en general, por la atmósfera deinestabilidad y zozobra que caracteriza la vidacontemporánea. Ello ha generado una crecienteglobalización del miedo que con frecuencia se traduce enmiedo a la globalización.La situación resulta paradójica en la medida en que una delas metas de la modernización consistía en minimizar lospeligros que atemorizan a los individuos. Las pólizas deseguros, los sistemas de seguridad social, los implementostécnicos y médicos, así como otros mecanismos de control,fueron diseñados con el objeto de resguardar en lo posiblea las personas de accidentes y calamidades, creando unclima de confianza y confort en el que la vida pudiesetranscurrir sin angustias. Sin embargo, pese al elevado nivelde eficiencia que han alcanzado las instituciones y lastecnologías modernas, la vida contemporánea secaracteriza por la sensación de continuo sobresalto queimpregna la existencia cotidiana de la gente. Luego de lasterribles experiencias históricas del siglo XX, la caída delMuro de Berlín pareció abrir una época de apaciguamientode las tensiones internacionales; no obstante, apenas 15años más tarde, con el auge del terrorismo y la persistenciade la violencia en numerosas zonas del mundo, resultaapenas obvio que se trataba de una impresión infundada.Las nuevas tecnologías, lejos de apagar el clamor de lasalarmas que advierten sobre la amenaza de un colapsoambiental, parecen haberlo agudizado y diversificado.¿Cómo explicar esta curiosa inversión por la cual el miedocreciente aparece como resultado no esperado del propioproceso modernizador destinado a combatirlo?

De la globalización de los riesgos a la globalización del miedo

En años recientes Ulrich Beck ha desarrollado el conceptode sociedad del riesgo para subrayar el rol que lossentimientos de incertidumbre y temor juegan en lasociedad globalizada. Según este autor, el proceso demodernización conduce a una situación en la que laprobabilidad de trastornos y de desastres es mayor y nomenor que antes, debido a los factores de riesgo que segeneran a medida que la complejidad de los entramadosinstitucionales aumenta, y a medida que la ciencia y latecnología introducen nuevos implementos yprocedimientos cuyos efectos son difíciles de prever tantocomo de controlar. Beck plantea que el mundo moderno“incrementa al ritmo de su desarrollo tecnológico ladiferencia entre dos mundos: el del lenguaje de los riesgoscuantificables, en cuyo ámbito pensamos y actuamos, y elde la inseguridad no cuantificable, que también estamoscreando” (2003, p. 16).

Leonardo Ordóñez*

* Filósofo y magíster en filosofía. Docente e investigador en la Escuela deCiencias Humanas, Universidad del Rosario. Autor del libro Poesía ymodernidad (Bogotá: Ministerio de Cultura de Colombia, 2002). Correoelectrónico: [email protected]

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En una línea argumentativa parecida, Giddens distingue(2000, p. 38 y ss) los riesgos naturales tradicionales de losriesgos manufacturados—es decir, aquellos producidos porel propio avance de la modernidad—y sostiene que laproliferación de estos últimos constituye uno de loselementos que definen la atmósfera de nerviosismo de lacivilización contemporánea. Este punto de vista, pese a laporción de verdad que contiene, resulta insuficiente paraexplicar la propagación global del miedo. Si bien es ciertoque los riesgos son ahora de carácter global, de ello no seinfiere que nuestra época sea más peligrosa que otrasanteriores. La sociedad se globaliza y, con ello, cambia elmarco para la interpretación de los riesgos que la acechan,pero todavía hace falta saber cómo funciona la relaciónentre los riesgos y su percepción por parte de la sociedad.De hecho, contra lo que quizá podría suponerse, la relaciónentre riesgo y miedo con mucha frecuencia no esdirectamente proporcional. El miedo puede alcanzar confacilidad niveles desproporcionados en relación con losriesgos reales, mientras que situaciones de alto riesgopueden en ocasiones ser asumidas con tranquilidad ysangre fría. Esto parece indicar la conveniencia dedistinguir la globalización de los riesgos de la globalizacióndel miedo. Veamos.La globalización de los riesgos es un hecho que comienza acuajar en la época de los grandes descubrimientosgeográficos, quinientos años atrás. Como ha mostradoGiddens, las culturas anteriores a la modernidad tenían elconcepto de miedo pero no el de riesgo, debido a que esteúltimo designa amenazas o eventualidades que se analizanen relación a posibilidades futuras. En términos de Giddens,la idea de riesgo “sólo alcanza un uso extendido en unasociedad orientada hacia el futuro”, ya que “supone unasociedad que trata activamente de romper con supasado—la característica fundamental de la civilizaciónindustrial moderna—” (2000, p. 35). De acuerdo con esteplanteamiento, las sociedades tradicionales—a causa de suorientación hacia el pasado—no necesitan el concepto deriesgo. Los exploradores españoles y portugueses fueron losprimeros en utilizar el término “riesgo”, con el cualdesignaban la navegación en aguas desconocidas. El origendel término, por consiguiente, involucra tanto el temor queproduce la exploración de un espacio ignorado (nuevosmares, nuevos territorios) como el que produce laincertidumbre acerca del futuro (el resultado del viaje, lallegada a buen puerto). Con el desarrollo del sistemabancario, los inversionistas precisaron el sentido deltérmino al utilizarlo para designar la evaluación de lasposibilidades de éxito o fracaso de un proyecto. Por estecamino, la racionalización de los riesgos condujo aldesarrollo de las empresas aseguradoras y los sistemasestatales de bienestar. Desde la revolución industrial, losriesgos adoptan un cariz cada vez más global, debido alimpacto trasnacional de las nuevas tecnologías y a lacreciente integración de regiones distantes del planetaposibilitada por los modernos sistemas de transporte y decomunicación.

La globalización del miedo es un hecho de naturalezadistinta. A diferencia del riesgo, el miedo no surge con lamodernidad sino que la precede, y aun podríamos decirque, en cierto modo, precede y acompaña toda civilización,en la medida en que las sensaciones de miedo hunden susraíces en el desarrollo biológico de la especie. Pero, comoha advertido Taussig, el miedo “no sólo es un estadofisiológico, sino también social” (1987, p. 5). Numerososautores han señalado la importancia de la elaboracióncultural del miedo y del terror. Rossana Reguillo, porejemplo, muestra cómo, aunque son las personas concretaslas que sienten miedo, “es la sociedad la que construye lasnociones de riesgo, amenaza, peligro y genera unos modosde respuesta estandarizada, reactualizando ambos,nociones y modos de respuesta, según los diferentesperíodos históricos” (2000, p. 65). Consideremos uno delos casos que utiliza la autora para ilustrar esta idea. Frenteal aumento de la actividad del volcán Popocatépetl enMéxico a finales del siglo XX, las comunidades indígenas ycampesinas que vivían en las laderas del volcán fueronpresionadas por el gobierno para abandonar sus terruños ysu modo de vida. Sin embargo, esa perspectiva (cuyaconveniencia era respaldada con detallados estudios ymediciones por el Centro Universitario para la Prevenciónde Desastres Regionales) les causó un temor mayor que lade permanecer al lado de “Don Goyo” (como llaman ellosal volcán), de quien dicen que ha hablado en sueños conlos mentores de la comunidad y les ha asegurado que “nopiensa hacer daño”. Los campesinos e indígenas percibenlos aparatos de medición de los científicos como unaamenaza mucho más temible que las señales de actividaddel volcán—a diferencia de los habitantes de las zonasurbanas aledañas, que sí confían en las advertencias de loscientíficos y ven al volcán como un auténtico peligro—.Este ejemplo muestra que los miedos humanos no senutren solamente de condicionamientos biológicos, sinotambién de formas de temer y de recelar que sonaprendidas en el seno de la vida social o comunitaria. Sinembargo, este mismo ejemplo ilustra a la vez el localismoque caracteriza a los miedos sociales hasta fechasrecientes. Los miedos tradicionales, incluso cuando noobedecían a causas naturales sino a la violencia o a lainestabilidad política, se alimentaban de circunstanciasespecíficas cuyo alcance raras veces—y sólo de un modotímido—desbordaba los ámbitos regionales o nacionales.En las últimas décadas esta situación ha empezado acambiar. El punto de inflexión a este respecto fue marcadopor la Guerra Fría. El temor de un conflicto nuclear entredos superpotencias polarmente enfrentadas representó loque podríamos llamar el primer miedo globalizado de lahistoria. Desde entonces, los miedos sociales han unido susuerte a la de la propia globalización.Esto no quiere decir que el arraigo local de los miedosdesaparezca; quiere decir más bien que, por una parte, losmiedos locales pueden ahora alcanzar una dimensiónglobal que nunca habían tenido, al tiempo que, por otra,los miedos globales inciden en los escenarios locales de

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constitución del miedo. En otras palabras: la elaboracióncultural del miedo ya no tiene lugar sólo a nivel local sinotambién a nivel global. Estos dos niveles no funcionancomo estratos separados de la experiencia, sino que searticulan mutuamente. Como advierte Beck, “no es verdadque la globalización esté hecha sólo de globalización. Estáhecha de localización también. No es posible pensar en laglobalización sin hacer referencia a lugares y sitiosespecíficos” (2002, p. 23). En concordancia con esta lógica,un miedo sólo puede volverse global si encuentra lamanera de articularse en las dinámicas de constitución delmiedo que tienen lugar en escenarios sociales concretos.Los procesos locales de constitución del miedo, a su vez, seven cada vez más influidos por amenazas y temores cuyoorigen no es local sino externo, pero los cuales interioriza yconvierte en parte de su propia dinámica. De este modo,las fronteras entre miedo local y miedo global tienden ahacerse difusas. En el complejo sistema de vasoscomunicantes de la sociedad globalizada, el miedo puedecircular y desplazarse de un sitio a otro con mayor rapidezque nunca. Para los individuos, esto equivale a tener quevivir en una atmósfera de inquietud y desasosiego, ya queen lo sucesivo la sombra del miedo acecha por todaspartes.La importancia de distinguir la globalización de los riesgosde la globalización del miedo se pone en evidencia cuandoconsideramos el diagnóstico de la situación actualrealizado por Zygmunt Bauman. Según este autor, es la“fluidificación” de las viejas estructuras sociales, suscitadapor los desarrollos tardíos de la modernización, la que hadado lugar a esa atmósfera en la que los individuosexperimentan sensaciones de aislamiento y desamparo quelos tornan más vulnerables frente a los embates del miedo.“La inseguridad nos afecta a todos, inmersos comoestamos en un mundo fluido e impredecible dedesregulación, flexibilidad, competitividad e incertidumbreendémicas” (2003, p. 169). ¿Esta tesis no implica,entonces, un retorno a la añeja concepción de Marx segúnla cual en la modernidad todo lo sólido se desvanece en elaire? El caso es que, para Bauman, ahora estamosasistiendo a una radicalización de esa tendencia. Si bien ensu fase temprana el proceso de modernización desarraigólos antiguos lazos comunitarios, los reemplazó enseguidacon una serie de mecanismos de control y de gestión deltrabajo que resultaban—sea por vía taylorista o por víafondista—más o menos coercitivos.La modernidad tardía, en cambio, está aflojando el marcoinstitucional rígido heredado de esa primera modernidad.La idea, según parece, es conceder a los individuos unamplio margen de libertad para construir su vida según suspropios intereses en el marco de una competencia exentade intervenciones estatales. Empero, y sean cuales fuerenlos beneficios de la flexibilidad y la desregulacióncrecientes, éstos no están siendo distribuidos de maneraequitativa. Los grupos sociales menos favorecidos, que sonla mayoría de la población mundial, se encuentran casiinermes ante las condiciones sociales emergentes. En

términos de Bauman, “el tipo de incertidumbre, de oscuraspremoniciones y temores respecto al futuro que acosan ahombres y mujeres en el entorno social fluido, en perpetuocambio, en el que las reglas de juego cambian a mitad dela partida sin previo aviso o sin una pauta legible, no une alos que sufren: los separa y los aísla” (2003, p. 59). En elseno de esta “modernidad líquida”, las nuevas elitesdisfrutan de una movilidad que les permite evadir tanto lasfuentes locales de temor como los marcos institucionalesrígidos; las mayorías pobres, en cambio, están atadas a sulugar de nacimiento y a las problemáticas sociales quehacen que sus vidas sean difíciles y oscuras. La únicasolidaridad que prospera en estas circunstancias es la delmiedo. Pero como el miedo por definición no puedeconstituir la base para una genuina cohesión social, lo queimpera es un estado de atomización social en el que cadaquien sólo puede confiar en su propia habilidad para eludirel peligro.Este planteamiento, al igual que el de Beck, resulta muyútil para explicar la globalización de los riesgos pero sequeda corto en el momento de dar cuenta de laglobalización del miedo. En efecto, el miedo reinante nopuede explicarse solamente a partir de las tensiones ydesigualdades en curso, como tampoco podía explicárseloa partir de un cambio en la naturaleza de los riesgos, pormás que esas tensiones y esos riesgos nos ayuden aentender la vulnerabilidad de la sociedad contemporáneafrente al miedo. Dado que el miedo es, al menos en parte,el resultado de una elaboración social, sus niveles deintensidad y difusión sólo parcialmente dependen de losriesgos y de las amenazas vigentes en un momento dado.Así como nuestra percepción de una situación dependetanto de la situación misma como del estado de nuestrasensibilidad, el modo en que una comunidad o un grupoperciben una amenaza juega un papel decisivo en lainterpretación de su peligrosidad. Este es el punto en elque la tesis de Beck sobre la sociedad del riesgo y la tesisde Bauman sobre la modernidad líquida necesitan sercomplementadas. La atmósfera de temor que reina en lasociedad global se ha emancipado de los factores de riesgoy de la situación social explosiva en un sentido importante.Si bien los riesgos son indiscutiblemente reales y lasituación social ejerce una fuerte presión sobre el sistema,la cobertura e intensidad de los miedos no está supeditadaúnicamente a estos factores. La globalización del miedo, enespecial el derivado de las acciones de los gruposterroristas, se basa en gran medida en la interconexiónglobal entre sociedades y culturas distintas a través de unvasto sistema de medios de comunicación masiva.

El papel de los medios masivos en la globalización del miedo

Resulta apenas obvio que acontecimientos o hechossusceptibles de provocar sentimientos de miedo puedenalcanzar, gracias a los medios, una resonancia mucho másamplia y vigorosa de la que habrían tenido en ausencia deéstos. Es usual que un mismo hecho suscite temores

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mayores o menores dependiendo del modo como seapuesto en conocimiento de las audiencias a través de loscanales informativos. En este sentido, el papel de losmedios en relación con los hechos no se reduce nunca a sufaceta informativa o comunicativa. Las sensaciones demiedo bien pueden estar justificadas por los riesgos, lasviolencias o las atrocidades que tienen lugar a diario endiferentes lugares del mundo, pero también pueden seraumentadas o menguadas según el tratamiento que se ledé a la información (incluso cuando ésta se esfuerza pordar cuenta de los hechos “tal como ocurrieron”). Anunciarque el pánico cunde en una población o en un territoriopuede reforzar el pánico mismo o incluso desencadenarnuevas oleadas de pánico que no se habían desatadohasta entonces porque habían permanecido por debajo deun cierto umbral de tolerancia. Pero también la sustracciónu omisión de información relevante puede contribuir a lainstauración de una atmósfera de incertidumbre y miedo.Esto implica que los medios no solamente informan acercadel mundo sino que actúan sobre él.Si vamos un poco más allá de esta consideración básica, loprimero que descubrimos es que los efectos performativosde los medios no se agotan en la difusión (o en laocultación) de un hecho en particular en un momentoespecífico del tiempo, sino que se refuerzanincesantemente debido a la continuidad de la acción delaparato mediático a lo largo de periodos prolongados. Lavigencia de las noticias rara vez tiene una duración quealcance más allá de una o dos semanas; la mayoría de ellasdesaparece luego de despertar un breve interés. Perodetrás de una noticia viene otra y su efecto acumulativo eslo que cuenta a la hora de evaluar la incidencia de losmedios en procesos de mediano y largo plazo.Una situación de miedo puede ser pasajera; una atmósferade miedo necesita ser sostenida por la acción continua delos factores que la suscitan. A este respecto, lo esencial esnotar que no basta con que existan riesgos o acontezcanhechos temibles; hace falta además que el público tengaconocimiento de ello y que ese conocimiento sea renovadouna y otra vez. Aquí resulta pertinente la tesis de Gil Calvosegún la cual “lo que ha crecido con la globalización no estanto el riesgo real como el conocimiento público delriesgo percibido” (2003, p. 38). En opinión de este autor, elalarmismo global es “un efecto emergente creado por losmedios de comunicación” (2003, p. 40). Examinemosalgunos de los corolarios que se derivan de esteplanteamiento.Que el conocimiento público del riesgo percibido aumentesignifica que los factores de miedo conquistan una porcióncreciente de la atención pública, con lo que permanecenpresentes más tiempo en la conciencia de los individuos.Que la sensación de alarma así intensificada sea un efectoemergente significa que esta dinámica no obedece a losdesignios de una voluntad conspiradora empeñada enextender el miedo entre la población. La intensificación dela alarma creada por los medios es un efecto no calculadoque se debe tanto al perfeccionamiento del aparato

tecnológico de los medios como al alcance global que estáalcanzando su cobertura. Lo característico de laglobalización del miedo radica en que la atmósferageneralizada de temor se nutre de hechos violentos o desituaciones de riesgo que tienen lugar en sitios muyprecisos pero que alcanzan una resonancia global debido ala acción del aparato mediático. Este cambio podríaconsiderarse como un fenómeno puramente cuantitativo(ahora mucha más gente se entera de los hechos) si nofuera porque, una vez tamizada por la acción de losmedios, la percepción del miedo cambia de signo. Dehecho, como sostiene Reguillo, gracias a los medios elterror se está convirtiendo en “una narrativa deexportación global” (2000, p. 68). Esta perspectiva resultasugerente por cuanto indica que en la aldea global losindividuos, además de consumirse a fuego lento en elcaldero del miedo, son también ávidos consumidores demiedos mediáticos. Pero lo que interesa subrayar ahora esque las narrativas globales del miedo tienen un potencialpara atemorizar a la gente que suele estar ausente en lasnarrativas locales. El análisis de un ejemplo puedeayudarnos a aclarar este punto.Ya hace casi cuarenta años Morin se había referido alasesinato de J. F. Kennedy como la primera “teletragediaplanetaria” (1994, p. 408 y ss). Expresiones análogas seoyeron por doquier con motivo de la caída de las TorresGemelas en el 2001. Habermas se refirió a este hechocomo al “primer acontecimiento histórico mundial ensentido estricto”, pues se consumó “ante los ojos de laopinión pública mundial” (Borradori, 2003, p. 57). Derrida,por su parte, interpretó el hecho como el síntoma de un“terror absoluto” que sobrevuela el mundo con todos sus“efectos traumáticos” (Borradori, 2003, pgs. 147-148).Ambos filósofos coincidieron en atribuir un papelprimordial a la difusión del hecho en tiempo real y alposterior cubrimiento de los detalles a través de lascadenas de televisión (las cámaras se las arreglaron paratransformar a la opinión pública mundial en una legión de“mirones”). No obstante, ambos se abstuvieron de señalarque el impacto de la difusión mediática no había sidohomogéneo en un sentido importante: la conmociónexperimentada por los neoyorquinos no era equiparable ala experimentada por las audiencias de otras ciudades uotros continentes. Para los primeros, el zarpazo súbito delterror resquebrajaba su confianza en la invulnerabilidad deun territorio en el cual estaba anclada su experiencia vital;para los segundos, el hecho constituía un aviso de que, apartir de ahora, nadie en ninguna parte podía considerarsecompletamente a salvo. En el primer caso, el miedo senutría de circunstancias concretas y vívidas; en el segundo,de imágenes y de comentarios puestos en circulación porlos medios. Los neoyorquinos podían imaginarse a símismos como víctimas de este ataque; las personas deotras regiones del mundo sólo podían imaginarse a símismas como víctimas de ataques análogos.Esta diferencia no es trivial, por más que enseguida losucedido se convirtiera, aun para los propios neoyorquinos,

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en objeto de un tratamiento mediático intensivo. Cuando elmiedo nace de hechos en los que podríamos haberresultado afectados (si es que no lo hemos sido), lasuperación del trauma subsiguiente depende de nuestracapacidad para incorporar esos hechos a una narrativapersonal y local, dándoles así un semblante y un contextopreciso que los torna reconocibles y, en mayor o menorgrado, manejables. Además, los hechos que ocurren en unlugar familiar para nosotros no pueden, por terribles quesean, resultarnos totalmente ajenos. Cuando, por elcontrario, los miedos nacen de hechos no localizables enun contexto personal, se transforman en una sensacióndifusa que, justamente a causa de ello, resulta tanto másinquietante e indócil. Los vínculos que conectan unacontecimiento temible con el entorno local en que hatenido lugar se tornan impalpables tan pronto elacontecimiento pasa a formar parte del circuito global delas comunicaciones. Esta desterritorialización delacontecimiento por obra de los medios introduce unelemento de abstracción e inaprehensibilidad en lapercepción del miedo. Este ya no tiene propiamente unlugar sino que pasa a estar en cualquier lugar.Por eso es posible afirmar que “los miedos se fortalecen enla ampliación sobrecogedora de su narración mediática”(Reguillo, 2000, p. 68). A este respecto, la caída de lasTorres Gemelas sólo se diferencia de otros eventosterroríficos por la magnitud de la difusión que tuvo. Por lodemás, la aseveración de Reguillo resulta válida para lamayoría de los hechos de violencia y de sangre queaparecen a diario por los medios. Las noticias sobrecrímenes, atentados suicidas, catástrofes, cartas-bomba,mensajes con ántrax, así como las estadísticas relativas asecuestros, accidentes, agresiones, masacres, generan unsordo sentimiento de tensión y de alarma. La inquietud seinstala poco a poco en los corazones y, por ende, en lasrelaciones interpersonales. Pronto impera un miedo vago eindefinido que obstaculiza tanto la identificación de losresponsables como el cálculo de los riesgos. Sólo losrumores circulan por doquier: la tensión planea sobre lascabezas de todos porque nadie sabe a ciencia ciertacuándo y dónde será el próximo golpe.Así es como los medios alimentan el miedo a nivel global,aun sin proponérselo. La lógica que gobierna el tratamientode la información a través de los medios obedece menos aun oscuro interés en infundir terror que al objetivo másprosaico de llamar la atención. Los periódicos, lasemisiones radiales, los telenoticieros necesitan incrementaro al menos mantener su audiencia para continuar al aire oen circulación. Infelizmente, da la casualidad de que elmiedo constituye uno de los mejores ganchos para lograrlo.En condiciones de dura competencia, es fácil para losencargados de un medio caer en la tentación de subrayarlos aspectos más llamativos de unos acontecimientos depor sí llamativos. Es aquí donde resulta oportuno recordarel apetito creciente por las imágenes de violencia y desangre que caracteriza a la sociedad contemporánea. SusanSontag ha subrayado que, desde hace varias décadas, el

grado de violencia, sadismo y horror admitidos en lacultura de masas (a través de las películas, la televisión, losvideojuegos, etcétera) viene en aumento: “Imágenes quehabrían tenido a la audiencia encogida y apartándose derepulsión hace cuarenta años son vistas hoy sin siquiera unpestañeo por todos los adolescentes en los multicines”(2003, pgs. 100-101). Antes de ser las víctimas del miedo,los individuos ya eran sus consumidores. Por eso no esextraño que la destrucción de las Torres Gemelas hubiesesido anticipada con lujo de detalles por Hollywood, esaenorme industria del entretenimiento experta en escenificarhecatombes (conflagraciones nucleares, naufragiosmultitudinarios, choques del planeta con meteoritos,matanzas a cargo de asesinos naturales, exterminios queponen en peligro a la especie humana...). En cierto sentido,las películas y los programas basados en la estetización delterror no son meros pasatiempos: su existencia contribuyeeficazmente a curtir las audiencias, a prepararlas para elconsumo del terror real, el cual de todos modos llegaatenuado cuando aparece transmitido en los noticieros—por más que los televidentes, antes de cambiar de canal,alcancen a pensar: “¡Qué terrible que algo así haya podidoocurrir!”—.Esto muestra que el papel central jugado por los medios enla globalización del miedo no se debe sólo al poder de lospropios medios, sino también a la silenciosa complicidaddel público. Mientras los eventos sangrientos sigan siendouna garantía de espectáculo, mientras las narrativas delterror y la violencia continúen conquistando audiencias,seguramente los medios seguirán utilizando este tipo deganchos y, en consecuencia, continuarán actuando comoagentes de la propagación del miedo. Y no porque losmedios se hayan propuesto deliberadamente extender elmiedo (hemos dicho ya que el alarmismo es un efectoemergente no deseado), sino porque apelan a él como auna fórmula que en repetidas ocasiones ha probado sueficacia.

La sociedad global en estado de miedo permanente

El hecho de que la globalización del miedo sea un efectoemergente no significa, empero, que los poderesconstituidos no puedan aprovechar la nueva situación parainclinar la balanza del miedo en una u otra dirección. Paranadie es un secreto que los hechos reciben una atencióndiferenciada por parte de los medios, y todos sabemos queel empleo de tecnologías mediáticas ofrece enormesposibilidades, tanto a la hora de seleccionar los contenidosinformativos que circularán globalmente, como a la hora dedosificar o multiplicar el efecto de un acontecimiento sobrelas audiencias. Estas posibilidades resultan atractivas paramuchos debido a que la gestión mediática del miedo esuna herramienta eficaz para el logro de ciertos propósitos(emprender una guerra, promover un proyecto legislativoque limita la inmigración extranjera, motivar una ola depopularidad en época de elecciones, sembrar ladesconfianza en una comunidad, etcétera). Por otra parte,

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el miedo reduce la capacidad de resistencia y de vigilanciacrítica de la ciudadanía. Como escriben Deleuze y Parnet,“los poderes tienen más necesidad de angustiarnos que dereprimirnos” y por eso están interesados ante todo en“administrar y organizar nuestros pequeños terroresíntimos” (1997, p. 71). Por su efecto paralizante sobre losindividuos, el miedo es un controlador social bastanteeficiente. Bajo su influjo, los individuos tienden menos aactuar y más a permanecer en estado de alerta, a la esperade los acontecimientos.Ahora bien, estar a la espera no suele ser un modoadecuado de resolver el problema—o de aclarar lasituación—que suscita el miedo. Dilatar la esperaprácticamente equivale a prolongar la existencia delproblema, y prolongar el problema equivale a su vez adilatar la espera de la solución. Ya los filósofos del sigloXVII han mostrado claramente que no hay esperanza sinmiedo ni miedo sin esperanza, pues el miedo va unidosiempre a la esperanza de que aquello que se teme noocurra y la esperanza va unida siempre al miedo de queaquello que se espera no llegue (Descartes, Tratado de laspasiones, LVIII; Spinoza, Etica, III, Definiciones de losafectos, XII-XIII). Esta interdependencia entre esperanza ymiedo tiene fuertes implicaciones en la esfera de la vidapública, ya que abre un camino muy efectivo para influirsobre la conducta de las personas. En este sentido, laglobalización del miedo es un desarrollo emergente que leviene bien a todo aquel que quiera mantener viva entre laciudadanía la esperanza de un triunfo sobre el miedo. Losgobernantes con frecuencia son los primeros interesadosen ello, ya que, en la medida en que la atmósfera de miedose mantenga viva, la esperanza de derrotar el miedo—proyecto que ellos prometen cumplir—también persistirá.En este orden de ideas, alimentar el miedo puede ser unmedio para ganar puntos en los sondeos o para obtenervotos. Políticas del tipo Seguridad democrática o Guerracontra el terrorismo encuentran la clave de su popularidaden la esperanza de los ciudadanos de trocar laincertidumbre por la tranquilidad, el miedo por laconfianza. Por eso los promotores de estas políticas suelenestar prontos a utilizar los medios para persuadir a laopinión pública, tanto de la peligrosidad de la amenazaterrorista, como de las bondades de su estrategia paracombatirla.El problema es que los procedimientos empleados paracombatir el terror usualmente recurren a formas más omenos veladas de ese mismo terror que fustigan, con loque, como dice Derrida, “trabajan para regenerar, a corto olargo plazo, las causas del mal que pretenden exterminar”(Borradori, 2003, p. 149). Si Occidente ha sido objeto deuna fuerte estigmatización por parte de grupos extremistasislámicos, es indudable que las principales democraciasoccidentales han respondido a ello con estrategias que seaproximan peligrosamente a una estigmatización de signoinverso contra el Islam. Si los grupos terroristas hansembrado el pánico con sus acciones criminales, esindudable que el despliegue de los ejércitos justicieros

encargados de perseguirlos ha resultado igualmenteaterrador. En su estudio sobre el terror en el Putumayodurante la época cauchera, Taussig cita el testimonio delfraile capuchino Gaspar de Pinell, a quien la estadía en laregión lo había convencido de que “al hombre civilizado leresulta más fácil salvajizarse al tratar con los indios, que noconseguir que los indios se civilicen con los actos de loscivilizados” (1987, p. 81). Cuando reformulamos esta ideaen términos contemporáneos, advertimos que, en la luchacontra el fundamentalismo, le resulta más fácil al defensorde los valores democráticos terminar actuando como unfundamentalista y no lograr que el fundamentalista seconvierta en un partidario de la democracia. Esto implicaque, a la larga, se hace necesario proteger la democraciano sólo de sus agresores sino también de susautoproclamados defensores.Esta paradoja se nutre de la circunstancia de que es muydifícil luchar contra el miedo sin apelar a su vez al miedocomo escudo de protección. Se ha dicho con frecuenciaque la violencia genera más violencia; una afirmaciónsimilar vale en caso del miedo. Quien vive rodeado de unaatmósfera de miedo percibe el peligro en todas partes; sesiente asediado por enemigos que, sin embargo, no lograidentificar claramente. Negri y Hardt han mostrado que“hoy en día les resulta cada vez más difícil a los ideólogosde Estados Unidos nombrar a un único, unificado enemigo;por el contrario, parece que hay enemigos menores yelusivos en todas partes” (2001, p. 202). Un corolarioimportante que se deriva de esta atmósfera de peligro esque, bajo su influencia, la representación de la realidadtiende a revertir en mecanismos de dominio. Quien vive enun mundo aterrador se convence fácilmente de que elúnico modo de sobrevivir consiste en inspirar a su vez unterror aún mayor. Por este camino, la lucha contra el miedotermina sirviendo para justificar la construcción de muros,el trazado de líneas fronterizas, el diseño de armamentosmás sofisticados, la producción de identidades ficticias, labúsqueda de chivos expiatorios sobre los cuales descargarla furia de la venganza.El precio que se paga por ello radica en el debilitamientode la legitimidad del gobierno instituido. Como mostróBenjamin hace casi un siglo, el derecho que tienen losgobernantes de hacer cumplir las leyes se basa en lafuerza, por más que la finalidad del derecho sea lasuperación del estado en el cual impera la ley del másfuerte. Esto implica, por un lado, que ningún sistema degobierno puede renunciar al uso de la fuerza, al mismotiempo que, por el otro, los despliegues de fuerza mediantelos cuales hace cumplir la ley debilitan (sobre todo una veztraspasan cierto límite) el principio del cual extraen supropia legitimidad: “A la larga, toda violencia conservadorade derecho indirectamente debilita a la fundadora dederecho en ella misma representada, al reprimir violenciasopuestas hostiles. (...) Esta situación perdura hasta quenuevas expresiones de violencia o las anteriormentereprimidas, llegan a predominar sobre la violenciafundadora hasta entonces establecida, y fundan un nuevo

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derecho sobre sus ruinas” (Benjamin, 1999, p. 44). Elterrorismo sin duda no ofrece una base legítima parafundar un nuevo derecho. Sin embargo, en sus esfuerzospor reprimir el terrorismo, los gobiernos pueden terminarrealizando un despliegue de fuerza desproporcionado (esdecir, terrorista en mayor o menor grado) debido a ladificultad de identificar al enemigo, que se torna cada vezmás inasible y escurridizo. El hecho mismo de declararle laguerra a los terroristas es ya un síntoma de estadesproporción que, como ha señalado Habermas, sólopuede conducir a una “guerra a ciegas” (Borradori, 2003,p. 66). De ahí que, por momentos, el terror desencadenadopor los terroristas y el terror de las respuestas estatalestiendan a confundirse, a volverse borrosos e indistintos.En la novela La inmortalidad de Kundera se encuentra unafrase que, si se nos permitiera cambiar la palabra ‘odio’ porla palabra ‘miedo’, diría: “El peligro del miedo consiste enque nos ata al adversario en un estrecho abrazo”. Esteparece ser el riesgo que afrontan hoy los gobiernosdemocráticos que han sido atacados por el terrorismo. Ellono significa que la globalización del miedo impliquenecesariamente un regreso al terrorismo de Estado, esaherencia siniestra de la revolución francesa en la cual elpoder estatal mantenía el control absoluto de un territoriomediante el uso de la fuerza. Si bien diversos indiciosparecen indicar un retorno de la Realpolitik y del estadoguardián hobbesiano, en nuestra época ya no se tratatanto de controlar los territorios mediante el terror comode gestionar, administrar, dosificar hábilmente el terror queel sistema mismo produce, de manera que la situacióntome, como por añadidura, el curso deseado. Laambigüedad implícita en los atentados del 11 deseptiembre ilustra bien este punto. Los terroristas queorganizaron el ataque y el gobierno del país atacado teníanun interés compartido: darle a los hechos la mayorresonancia posible a través de los medios. Como era deesperarse, cada una de las partes procuró sacar el máximopartido del funcionamiento del aparato mediático, a fin deencauzar el terror en la dirección más acorde con lospropios objetivos, por más que el interés de unosconsistiera en sembrar el miedo por doquier mientras queel de los otros consistía en canalizar ese miedo (cuyodesencadenamiento no se había podido impedir) paralegitimar una respuesta aplastante y al mismo tiempoestratégica.El miedo mismo entretanto sigue su propia lógica, enparalelo a los esfuerzos de unos y otros por ponerlo a suservicio. Los nuevos ataques que tuvieron lugar en Madridy en Londres encontraron el terreno abonado para lapropagación de una desconfianza generalizada, en especialcontra los extranjeros residentes en esos países. Adiferencia de los miedos desatados por eventos anteriores(como la explosión de un reactor nuclear en Chernobyl o elaccidente de Three Mile Island), en los cuales la reacciónnegativa de la opinión pública recayó sobre la tecnología yel armamento desarrollados durante la Guerra Fría, losataques terroristas recientes han producido desgarrones

que afectan directamente el tejido social, incrustando en élun elemento de suspicacia e inestabilidad. La amenaza queprovoca mayor temor ya no es la de una guerra nuclear nila de un accidente nuclear (aunque estos temores aúnsubsisten), sino la de un ataque nuclear organizado porgrupos criminales o bandas terroristas. A esto hay queagregar el temor constante a los ataques más pequeñospero igualmente destructivos que acontecen aquí y allá,golpeando de pronto donde menos se lo espera.Cualquiera podría ser la próxima víctima; el victimariopuede estar en cualquier lugar. Todo esto ocurre en unmomento histórico en el que las sociedades democráticasresultan muy vulnerables frente a los embates del miedo,tanto por la amplificación mediática del temor como por laatomización de las propias audiencias, integradas cada vezmás por individuos relativamente aislados, cuyas viviendasy cuyos proyectos de vida tienden a ser unipersonales. Bajoestas condiciones, construir lazos de solidaridad no resultauna tarea fácil. Aquí vale la pena recordar el certeroaforismo de Gonzalo Arango: “El miedo amontona, noune”. Las comunidades del miedo son constitutivamentefrágiles; en ellas mismas prospera el gusano destinado acarcomerlas.Precisamente por ello, el hecho de que la gestión calculadadel miedo haya prevalecido hasta ahora en las respuestaspolíticas a la amenaza terrorista constituye un síntomatanto más revelador del futuro que se avecina para la aldeaglobal. En un alarde de realismo que, empero, no bastapara disimular el carácter profundamente reaccionario desu pensamiento, Huntington escribe: “Tras el 11 deseptiembre, el presidente Bush dijo: “Nos negamos a vivircon miedo”. Pero este nuevo mundo es un mundoaterrador y los estadounidenses no tendrán más remedioque convivir con ese temor o, incluso, vivir atemorizados”(2004, p. 383). Si aprender a vivir en un mundo aterradores la tarea para la cual todos tendrán que prepararse,entonces lo que se avizora en el horizonte es unaverificación de la tesis de Benjamin según la cual el estadode sitio constituye un modelo adecuado para lainterpretación de la vida social. Con este matiz esencial: loque para Benjamin constituía un argumento en contra dela idea de progreso, representa para Huntington suresultado inevitable y natural, razón por la cual hay queresignarse a él. La retórica que proclama: “Nos negamos avivir con miedo”, es la misma que no considera laposibilidad de someter su propio privilegio de producirmiedo a algún tipo de restricción. Cuando Bush declara: “Elmundo es un lugar peligroso”, sin duda tiene razones paradecirlo, puesto que de su país proviene más del 50% de lasarmas que se producen en el mundo. Por eso no es deextrañar que la sociedad globalizada parezca estar próximaa convertirse, no en un escenario de convivenciacosmopolita, sino en un estado mundial de miedopermanente. Esa es la forma que adopta hoy la aporía queestá en el núcleo del proceso modernizador. Como diceSusan Sontag, la sensibilidad ética moderna se define por“la convicción de que la guerra, aunque inevitable, es una

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aberración. De que la paz, aunque inalcanzable, es lanorma. No es así, desde luego, como la guerra ha sidovista a través de la historia. La guerra ha sido la norma, yla paz, la excepción” (2003, p. 74). Que la guerra sea lanorma significa que el estado de discordia deja de serexcepcional y que el imperio del miedo, lejos de ser elefecto de una situación esporádica, es el tono principalque marca el compás de la vida diaria. Desde estaperspectiva, la sociedad global no puede ser caracterizadaen términos de hospitalidad ni aun de tolerancia, pues suesencia consiste más bien en la estilización y laregimentación del estado de guerra, en la perpetuaciónde las luchas bajo formas a las cuales insistimos endenominar con etiquetas pudorosas tales comoconvivencia o pacto social.El terrorismo es, por lo tanto, y a pesar de suirracionalidad, un producto lógico del orden mundial queahora intenta castigarlo y desmantelarlo. Si bien es apenasobvio que los pactos, las alianzas y las formas civilizadasde convivencia funcionan bien para muchos, también escierto que otros pagan con su sufrimiento o su angustiaese “feliz” resultado. Ya no es posible disimular por mástiempo que son las propias estructuras del capitalismoglobal las que generan situaciones objetivas que hacenposible el terrorismo. De aquí extrae su validez laafirmación de Beck según la cual “el capitalismo globalamenaza la cultura de la libertad democrática alradicalizar las desigualdades sociales y al revocar losprincipios de la seguridad y la justicia social” (2002, p.40). La finalización de esa gran crisis mundial que fue laGuerra Fría ha dado paso a una crisis permanente quecircula por todas partes, a un terror descentrado que seniega a permanecer confinado dentro de las fronteras delos estados nacionales. Sucede un poco como si el terrorreservado hasta ahora para los más débiles estuvieratratando de “redistribuirse” de una manera más equitativa(con un éxito parcial, ya que el viejo esquema hegemónicoha sido vulnerado pero está lejos de ser derrotado). Estosefectos de reacomodamiento de las fuerzas son un claroindicio de las luchas subterráneas que minan elcapitalismo. En este sentido, el reconocimiento de que laglobalización del miedo es un efecto emergentedesencadenado por la mundialización de lascomunicaciones no puede hacernos perder de vista losescenarios locales de constitución del miedo. Los hechosde terror se nutren de circunstancias específicas que espreciso analizar en cada caso. El miedo es globalizado porlos medios, pero los medios sólo globalizan miedos quehan sido previamente producidos. La producción delmiedo, a su vez, no responde sólo al fanatismo de ciertosgrupos radicales; responde también a las dinámicasglobales que lo hacen posible y que se encargan luego demultiplicar su resonancia, constituyendo un bucle en elque el terror se retroalimenta a sí mismo sin cesar.

Conclusión

A la luz de las anteriores consideraciones, laglobalización del miedo se nos presenta como unfenómeno sumamente complejo en el que intervienen almenos tres factores principales: a) inaprehensibilidad ypropagación horizontal de las nuevas formas deterrorismo; b) presencia invasiva de los medios decomunicación en la vida cotidiana de las personas en elmundo entero; c) utilización estratégica del miedo porparte de los poderes político-económicos del capitalismoglobal. Una comprensión adecuada de la globalizacióndel miedo requiere una investigación minuciosa de lascomplejas articulaciones que existen entre estos factores(tarea que, desde luego, desborda ampliamente elalcance de este artículo). Si bien el potencial que losfactores citados tienen para suscitar una atmósfera demiedo depende en gran medida de las tensiones y de losriesgos típicos de la modernidad tardía, el análisisespecífico de sus formas de eslabonamiento puedearrojar luces acerca de las condiciones en las cuales elmiedo global aparece como un fenómeno inédito en lahistoria.La ciudadanía global es una aspiración que, comosubraya Richard Falk (2004), ha eclipsado por elmomento, debido tanto a los ataques del 11 deseptiembre como a la reacción de Estados Unidos y susaliados. Bajo las circunstancias actuales, el panoramapresenta un aspecto sombrío en cuyo horizonte se perfilauna sociedad en estado de miedo permanente. Latecnología, la comunicación y la política convergen comolos principales factores que hacen posible ese estado demiedo. Si, como pensaba Hannah Arendt, la violencia—adiferencia del poder—depende del uso de artefactos dedestrucción e intimidación, entonces nuestra época estáespecialmente expuesta a la violencia y al terror en lamedida en que ese tipo de artefactos es hoy mássofisticado que nunca. Si, como sugiere Gil Calvo, elmiedo es la emoción más contagiosa que existe,entonces nuestra época resulta especialmente vulnerableante el miedo debido al incremento del conocimientopúblico del riesgo motivado por la expansión mundial delos medios masivos. Si el estado de sitio es, comosostenía Benjamin, un modelo adecuado para lainterpretación de la historia moderna, entonces nuestraépoca, lejos de rebasar las aporías fundadoras de lamodernidad, las lleva hasta su extremo al convertir laaldea global en el escenario de un desplieguegeneralizado del miedo.La globalización del miedo, sin embargo, no es en modoalguno un proceso irreversible (aunque la globalizaciónmisma sí lo sea). El estado de miedo permanente, lejosde ser una consecuencia inevitable, constituye más bienun desafío a la espera de una respuesta inteligente.Spinoza nos ofrece una pista clave a la hora de revertirla hegemonía del miedo. Éste, en efecto, es sólo una delas caras de una moneda cuya otra cara es la esperanza.

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Para vencer el miedo, es preciso vencer antes laseducción que ejerce la esperanza de seguridad. Esto noimplica, empero, abrirle las puertas a la resignación y lapasividad. Implica solamente la necesidad de decirleadiós a las ilusiones del progreso o, por lo menos, desometer sus promesas a una crítica severa, sobre todocuando tienen lugar en un contexto político. La historiaes el reino de la libertad y, por lo tanto, del peligro. Eneste sentido, el miedo es un compañero inseparable delser humano. Sin embargo, de aquí no se sigue que seanecesario resignarse a vivir acosados por el miedo. Latarea es más bien, como sugiere Taussig, “despojar de susensacionalismo al terror” (1987, p. 135). Esto revela, deun lado, la necesidad de desactivar la magnificaciónmediática y psicológica del miedo, y del otro, la urgenciade no ignorar por más tiempo las condiciones socialesque lo perpetúan.

Referencias

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Documentos““Perdí a mi esposo y a mi hijo” y otras historias de desplazados y desplazadas” (II) /

“I Lost My Husband and My Son” And Other Stories of Forced Displacement Victims (II) • Graciela Uribe

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Fecha de recepción: junio de 2006 · Fecha de aceptación: septiembre de 2006

““PERDÍ A MI ESPOSO Y A MI HIJO” Y OTRAS HISTORIAS DE DESPLAZADOS Y DESPLAZADAS”” (II) / ““I LOST MY HUSBAND AND MY SON” AND OTHER STORIES OF FORCED DISPLACEMENT VICTIMS”” (II)

“DIÁLOGO CON MONSEÑOR MÚNERA”1

Lo religioso está jugando un papel definitivo

En este momento en el contexto del conflicto que vive eldepartamento del Caquetá percibo la vivencia religiosadesde mi experiencia personal de la siguiente manera: a mimodo de ver es muy significativo poder reflexionar,tematizar esta realidad porque si bien es cierto, lo religiosoestá jugando un papel definitivo en la capacidad deresistencia de la gente. Creo que fundamentalmente haymuchas manifestaciones que podremos juzgar. Unaspermiten casi como anestesiar los impactos del conflicto,pero son muchos otros los que dan capacidad de resistir.2

Digo esto por lo que he visto especialmente en este año ymedio donde he tenido oportunidad de acompañar más laintensificación del conflicto. Porque durante el tiempo de lazona de despeje, siempre vivimos con una “borrachera” entoda la zona del alto, medio y bajo Caguán. “Borrachera”porque estábamos todos como muy ensimismados en estadanza de la paz.3

Ahora nos ha tocado acompañar muchas situaciones dedolor y de sufrimiento de la gente y, especialmente, vercómo la gente en ciertos momentos cuando ya no puedemás, comienza a buscar de nuevo lo religioso. La gentemuestra en sus manifestaciones religiosas que son muycíclicas, unos momentos claves. Por ejemplo el ViernesSanto tiene una centralidad única, es este día el másimportante, pues todavía somos un pueblo de ViernesSanto, no somos un pueblo de Pascua, ni un pueblo de la

esperanza de la resurrección como proceso de fe.4 Y aúnestá la concepción de la identificación enorme del propiosufrimiento personal, en el de Jesús, en el del SeñorCrucificado. Y es muy interesante notar en lasmanifestaciones del Viernes Santo, cómo la gente necesitarevivir la escena del Gólgota, no hay Semana Santa si no serevive la escena del Gólgota y del Vía crucis.5

En la vivencia del conflicto armado por parte de la gente, elritual litúrgico oficial que se practica al interior de la Iglesiano tiene peso.6 En todos los lugares donde al mismotiempo que se celebra lo oficial, aquellas prácticas que lagente vive con mayor intensidad se viven en la calle, en laplaza, donde la gente puede vivificar los hechos. Porejemplo la importancia del Domingo de Ramos no sóloradica en el hecho de bendecir los ramos, la gente recurre aesto, porque dicho acto, tiene valor como señal deprotección de modo particular.7 En cuanto al Jueves Santoes importante la representación por la representación casitextual de la cena de Jesús con los niños, con los jóvenes,con quienes representan el Lavatorio de los Pies. Por otraparte el Viernes Santo, en el que se hace el Vía Crucis ysobretodo el sermón de las Siete Palabras que debeterminar con la representación de la escena de la muertedel Señor se vive como la posibilidad de sufrimiento ysacrificio.8 E inclusive, en muchos lugares quieren quesiempre se haga reproducir cuando se rasga el velo deltemplo y aparece la oscuridad, todo este imaginario, que

Graciela Uribe*

* Coautora del libro El orden de la guerra. Las FARC-EP, entre laorganización y la política. Asesora de la Fundación Sinergia. Estasentrevistas fueron realizadas dentro del marco de la investigación"Desarraigos e imaginarios religiosos", llevada a cabo por la Facultad deEstudios Ambientales y Sociales de la Universidad Javeriana con elapoyo de Colciencias.

1 Vicario Apostólico de San Vicente del Caguán y Puerto Leguízamo.Misionero de la Consolata. Entrevista hecha por: Graciela Uribe. Lugar:San Vicente del Caguán. Fecha: julio de 2003.

2 Nótese la relevancia que le da al sentir religioso, como una herramientapara amortiguar los efectos del conflicto, sin negar la importancia deotros factores, que sin embargo no nombra.

3 Monseñor se refiere a la euforia que se suscitó en San Vicente delCaguán durante el proceso de negociación entre las FARC y el gobiernodel presidente Pastrana (1999-2002), por ser el municipio sede de losdiálogos.

4 Indirectamente Monseñor hace referencia a que la vivencia de espaciosreligiosos, como es el caso de la Semana Santa, tienen una mayorrelevancia, si están relacionados con la muerte y el dolor, como es elcaso de la celebración del Viernes Santo. Observa que, por ejemplo, eldía de la Pascua, no tiene un significado tan importante, aunque susentido sea el de la esperanza después de la muerte.

5 El sentido que le otorga la Iglesia Católica al dolor y al sufrimiento estárelacionado con la posibilidad de renovación a través de la catarsis.

6 Nótese la importancia que le da a la vivencia del catolicismo oficial,representado por lo institucional y la religiosidad popular.

7 La bendición del ramo por parte del Padre, no adquiere eficiencia sinohasta que su uso responde a una necesidad. Por ejemplo en noches detempestades, unas hojas del ramo, colocadas en la puerta de las casas,evita desastres. En este sentido se puede afirmar que los contenidosoficiales católicos están siendo adecuados a la dinámica cultural y elcontexto de las comunidades. De esta manera se puede entender que laparticipación de las personas en actos de carácter religioso, no sólotienen el fin de acercarse a Dios o fortalecer la fe, sino también de laposibilidad de usar símbolos que se presumen santos, en la solución delas problemáticas.

8 El Viernes Santo supone una preeminencia del Vía Crucis. Muchaspersonas, en las zonas rurales, representan este evento de maneraparticular. Prácticas como la flagelación, cargar una cruz pesada,caminar de rodillas o descalzos o la misma crucifixión, son actos que lagente asume como necesarios este día. Este hecho puede serinterpretado en una doble dimensión. La primera es que los actoscorresponden a pagos de promesas por milagros recibidos. Y lasegunda, es porque se percibe el sufrimiento y el dolor como laposibilidad de renovación, sanación, perdón.

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prácticamente evoca la realidad de lo que la gente estáviviendo y sufriendo como sufrió Jesús.Lo que veo es que hay una necesidad muy grande derelacionar ambas experiencias y de sentirlas, que el Señorde alguna manera las está viviendo con nosotros hoy. Yesto es absolutamente cierto, casi siempre la gente lo havivido históricamente igual. Ha sido una constante y hayuna preocupación por parte de la gente de reconocer quemuchos elementos de arraigo, de su tradición, se hanperdido o los ha perdido la Iglesia oficial, ahora los nuevossacerdotes no hacen tanto énfasis o lo han perdido ellosmismos, que ya los han trivializado, entonces sí hay unanecesidad de reencontrarse con esa tradición de losmayores, que da seguridad, da identidad, porque ellosresaltan mucho este elemento.

Lo religioso permite dar una mirada más apaciguada al conflicto

En lo que tiene que ver propiamente con el conflicto, loreligioso le permite a la gente poder dar una mirada a laviolencia de una manera más apaciguada, es decir, laposibilidad de expresar, de encontrar un referentemediador, que lo encuentran de manera especial en Jesús.Es la manera como Jesús afronta el sufrimiento, quepermite contener por ejemplo la sed de venganza quequisiera expresar y esto también se manifiesta en lassituaciones que hemos tenido de difuntos, deacompañamientos de las personas que han sido asesinadaspor las bombas.9 Se llega a unos topes en que la gente yano aguanta más, porque ya le han tocado a una personaaltamente significativa. Es allí cuando lo religioso juegacomo elemento de contención, de que esa rabia se puedatematizar, por lo menos poniéndole la pregunta a Dios,poder decir ¿por qué Señor?10 Poder esperar una respuesta,poder de alguna manera sentir que se puede llorar, que sepuede compartir con otros y, especialmente, quienes lograntraducir los sentimientos de una comunidad. Por ejemplo elsacerdote—pero no solamente él—, otras personas, quesaben canalizar. Y lo encuentran mucho en los animadores,en los catequistas que te van llevando a tranquilizar y abrirla perspectiva del perdón, tal vez si estuviera solo, existiríala perspectiva de la venganza y la violencia.

La muerte violenta no es voluntad de Dios

Recuerdo en la manifestación del funeral del niño OswaldAndrés asesinado por una bomba que puso la guerrilla eldía 27 de mayo, día del aniversario de las FARC. Un niñoque ha sido un símbolo para nosotros. Nació en SanVicente del Caguán en una toma guerrillera ocho añosatrás y murió en una bomba puesta por la guerrilla.Entonces me acuerdo que la mamá y otras personasexpresaban la consolación de alguna manera diciendo: “esvoluntad de Dios”, me acuerdo de esa expresión. Contraesa expresión me rebelé mucho en una homilía y creo queeso dio un impacto, porque yo dije: “la voluntad de Diosera que este niño viviera, que gozara y viviera como todohijo suyo”. ¡No! Esta muerte no la ha querido Dios, y meresistía a expresar estos términos. Creo que ocasionó algúnimpacto en las personas. Entiendo que cuando se manejael tema de la voluntad de Dios es muy complicado, yespecialmente hay que trabajarlo mucho, porque es el temafamoso de la resignación ante la voluntad de Dios.

La resignación como resistencia

Hay una categoría que vale la pena explorar y lo que lagente logra a través de eso. Ese discurso sobre la “voluntadde Dios”. Yo entiendo ahora ese discurso porque me poníaen la óptica de ellos. En el fondo lo que la gente necesita yencuentra en la experiencia religiosa es la “resignación”.Yo diría que desglosando esa palabra, lo que se deberíahacer es “darle una significación distinta”. Y eso es lo quepermite sobrevivir, resistir, la “resignación” no comodoblegarse, sino como resistencia, resignificar,resignación.11 Sería muy interesante elaborarlo ahora en laspersonas, pero por supuesto no está tematizado.Este elemento es evidente por ejemplo en el rezo delnovenario para cerrar duelos. Estos son fundamentales parasanar heridas. Y nosotros como pastoral tendríamos queaprovecharlos mucho mejor, porque es una oportunidadmaravillosa para ayudar a las personas a hacer duelo, acerrar heridas, a resignificar, resignar, ese signo de muerteque es tan duro, tan contradictorio, tan absurdo, cuando esuna muerte violenta, una muerte contra todo lo previsible,se encuentra como una posibilidad de poderla sobrellevar.12

Lo religioso, abre una espiral de sentido

Todas estas situaciones de crisis que el conflicto estágenerando (sic) crisis personal, relacional, desarraigo (sic)de alguna manera es cortarte las raíces. Y es como lo más

9 Se hace un paralelo entre el sufrimiento de Jesús y el sufrimiento de laspersonas víctimas de la violencia. Este tipo de apreciación es bastanterecurrente en otros relatos, no sólo de personas representantes del clero,sino de aquellas que no.

10 Monseñor parece asumir la religión como la explicación para que laspersonas que han sido víctimas de la violencia no pierdan la esperanza.Si bien esta esfera de la vida de una comunidad tiene un pesofundamental como amortiguador, no se pueden desconocer otroselementos, como la ideología, los afectos, la tierra, los hijos, entre otros.

11 En este sentido la resignación, entendida como resistencia, se puedeinterpretar, no como la asimilación pasiva de los hechos, sino como unaestrategia de supervivencia en medio del conflicto.

12 Nótese la importancia que Monseñor le da a los rituales de las personas,sopesando la posibilidad de ser retomados por la Iglesia, como unaestrategia de atención desde la Pastoral.

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terrible que está haciendo el desplazamiento y la violencia.En este contexto es que lo religioso va permitiendo abrirleun espiral de sentido a todo lo absurdo que se va viviendoen esta experiencia de sufrimiento. Que no es el dolorfísico, el dolor físico es llevadero, es el sufrimiento, la penamoral que deja el dolor, la pérdida, el duelo, es tremendo,se necesita mucho tiempo para subsanarlo. Entonces, laspersonas se abren mucho más a lo religioso, y eso escomprobado. Por ejemplo en la situación de crisis, y sobretodo cuando se plantea el problema de la culpa, que esotro elemento que habría que analizar, porque hay laposibilidad de plantear la culpa hacía sí mismo, de plantearla culpa hacia los demás. Y, hay un estadio, un momento,en que la persona le plantea la pregunta o la posibilidadde la culpa también a Dios y como esa es la más difícil,especialmente porque es la más difícil de expresar y decontener porque los demás no te van a aceptar, no vas apoder decirlo delante de una mujer, delante de la mamá odel papá: ¡por qué Dios, lo hiciste! Y estos momentos son fundamentales, uno encuentra enlas personas a partir de esas crisis una necesidad muygrande de venir a misa durante un tiempo, una necesidadmuy grande de pasar ratos de oración. Por ejemplo, en laCatedral de San Vicente—siempre está abierta—, frente alSantísimo o frente a las imágenes de la Virgen o del DivinoNiño, las personas van encontrando procesos de sanación yposibilidades de sanación a veces en la homilía. Entonceses necesario trabajar la posibilidad de la reconciliación, quedesde mi punto de vista es sólo una oportunidad de gracia,y esta sería una reflexión muy bonita e interesante. Másdesde el punto de vista teológico se ve cómo lareconciliación es el don más grande que Dios le hace a lavíctima, y el proceso de reconciliación puede empezar aconstruirse sólo a partir de la víctima, especialmente de lavíctima que logra en algún determinado momento de eseproceso ponerse en paz, es decir perdonando.O por lo menos cuando la persona se pone en laperspectiva de pedir: que Dios les perdone, el que puedeperdonar es prácticamente sólo Dios, bellamente la versiónteológica sobre eso dice: “Cuando se atenta contra la vidade un hijo de Dios, el primero que es afectado, es Dios”.Estoy transmitiendo muchos de los elementos que nacendel contacto con estas realidades, nacen de mi reflexiónpastoral y espiritual, que es lo que de alguna manera lo lestrasmito a las personas, sea en la parte homilética13, que escuando hay más oportunidad, y algunas veces en la partepersonal.

Terapéutica de la palabra

Siento que a nosotros en los procesos evangelizadores nosfalta la parte terapéutica de la “Palabra”,14 que de prontose da más en los grupos evangélicos. Además, tenemos que

darle mucha más centralidad a la palabra, porque hay esaoportunidad de hacer eco, en cómo predica el Pastorevangélico, ese Amén, ese Aleluya, en otras palabras,significa rendirse, aceptar, entregarse.Es en el fondo la experiencia religiosa que nuestra gentehace, que no tematiza y que nosotros nunca le ayudamos atematizar. La Iglesia Católica, el obispo o el párroco (sic)quien habla mucho es el que hace la homilía, pero no hayesos procesos de retroalimentación y alguien me hizoplantear eso hace poco, que nos falta esa pedagogía ymetodología liberadora de la palabra. Es la famosalogoterapia15 que fue lo que mantuvo a los prisioneros deguerra durante la Segunda Guerra Mundial, que mantuvoen ellos viva la capacidad de sobrevivir y de resistir.Las comunidades campesinas agradecen muchísimo,porque necesitan tanto la visita ya sea de un técniconuestro de CIFISAM16 o del sacerdote que va a visitarlas, esporque en esos espacios se da la terapia, en la larga esperadel sacerdote, a veces no es ni siquiera la visita en símisma, es todo un conjunto de cosas. En todo lo quesignifica preparar una visita, las veredas acá sonconformadas casi por uno o dos núcleos familiares y por lomenos en nuestra región, las distancias son enormes entreuna finca y otra. Las personas en ese espacio lograntematizar mucho, nosotros tendríamos que ayudarles a esoy estoy seguro que con nosotros lo harían.

Las personas logran llorar sin ser juzgadas

Considero que hay otro elemento que falta mucho en laexperiencia religiosa—y que lo hemos perdido—, es el quefrente a la imagen o frente a la presencia del Señor, laspersonas logran llorar sin ser juzgadas, sin sentirse juzgadas,sin sentirse condicionadas.17 Ese espacio que hemos perdidotantísimo, el de la confesión y de consejería, porquedesafortunadamente como nuestra gente no se puedeconfesar,18 se se puede ofrecerles ese espacio de diálogodirecto. Lo he palpado también en el ministerio,19 como a lagente fácilmente se le puede tocar una fibra que le permitaexpresarse a través del llanto,20 eso les ayuda mucho.Recientemente en Cartagena de Chairá21 en los grupos deoración carismática, me dejó un poco preocupado y sin

13 Parte de la liturgia que se refiere a la explicación de la Palabra de Dios.14 Se refiere a la explicación de la Palabra de Dios.

15 Terapia que consistió en hablar sobre su experiencia.16 Centro de Formación e Investigación de la Amazonía, con sede en San

Vicente del Caguán.17 Importancia que Monseñor le da a la imagen, no sólo como mediadora

para la expresión de emociones, sino como representante de lo Divino,con el que se establecen relaciones de tipo afectivo. Visión contempladapor los antropólogos, pero desvirtuada por las Iglesias no cristianas.

18 La mayoría de la población del Caquetá vive en unión libre y por lomismo consideran que confesarse significaría casarse y en la mayoría delos casos esto no es posible.

19 En el lenguaje religioso significa acción pastoral.20 Nótese la importancia del llanto como acción liberadora.21 Cartagena del Chairá, municipio situado en el norte del Departamento en la

margen derecha del Bajo río Caguán, pertenece al Vicariato de San Vicente.

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palabras el tipo de manifestación de unos grupos deoración donde sienten una necesidad inmensa de expresargritos y sentimientos contenidos y no sé si rabia, ahíguardada. Creo que allí encuentran una necesidad enormede liberación de carga emocional reprimida y contenida—yo lo juzgué mal—, casi desde la versión oficial, habríapedido que eso se debiera quitar o llenar de contenido.Pero después de mirar el tipo de personas que estaban,que llegan allí, me hizo pensar que nosotros estamosfallando enormemente en la posibilidad de que la gente seencuentre, exprese, comparta y llore, especialmentealrededor de la palabra, por ejemplo alrededor de laprocesión.22

En días pasados se hizo una procesión en San Vicente delCaguán, una procesión Mariana culminando la Semana porla Paz. La había preparado uno de los nuestros y tenía totaldesconfianza de que la gente no iba a asistir a esaconvocación, porque fue una tarde bulliciosa, escandalosa,de música estridente, hubo después una cabalgataorganizada por el SENA. Pero también salimos con nuestrocuento, se organizó una procesión con la imagen de laVirgen donde se hizo una ofrenda floral en todos los sitiosdonde había estallado una bomba recientemente. Sepreparó y se anunció este acto por la radio, era unaprocesión con antorchas, velas, rezando el Rosario,cantando y haciendo unas reflexiones en los lugares dondehabían estallado bombas y donde muchas personas habíansido afectadas.Este acto tuvo un enorme impacto, yo fui el primersorprendido, no había visto la necesidad inmensa de que laIglesia recupere el espacio perdido, donde podamos sentircolectividad. Terminamos con una celebración en el parqueEl Jardín, al otro lado del río. Luego hacía esta reflexión: sieso lo fortaleciéramos más, sería la condición clave parasuperar el miedo y la indiferencia. El otro riesgo que tieneel dolor y el sufrimiento es ir amontonando callo e iraumentando la insensibilidad en nosotros, que nosacostumbramos sólo a enterrar muertos. La gente tambiénse va acostumbrando y va cayendo en una rutina, eso nosha pasado en muchos momentos.

La gente expresa lo religioso

La gente expresa lo religioso independiente de que laIglesia le facilite los espacios. Sobre todo si la Iglesia noestá atenta a coger los signos que tocan el alma religiosade la gente y se queda sólo con las liturgias oficiales, notoca, no llega, es clave. ¿Por qué la Semana Santaresponde? Porque la Semana Santa en muchascomunidades (sic) ellos se apropian. La liturgia oficial es laque puede realizar el obispo en la catedral, o el párroco en

la parroquia principal, lo demás es el animador, elcatequista, la persona que medio sabe alguna cosita, esedía se inventa todo y lo sacan a relucir, porque tienennecesidad. Lo mismo está pasando en la Navidad, en unsentido muy festivo que prácticamente ya se ha recuperadopor supuesto, mucho más pagana, podría uno decir,reforzando más este otro elemento también de liberaciónde tanta tensión y de romper con unas rutinas que estánmuy marcadas; no es la rutina ordinaria, es una rutina queestá marcada con acontecimientos, luctuosos, mas bien demuerte.

El duelo es clave

Con relación a los símbolos y expresiones religiosas como:Semana Santa, el culto a las imágenes, la procesiónMariana, la procesión con las velas encendidas, la velaciónde los difuntos con la visita, la misa de los lunes en elcementerio. Estas prácticas las encuentro constantes enmuchas de las parroquias y los sacerdotes, los lunesprácticamente no celebran en el templo principal, sino quela misa hay que desplazarla al cementerio y es unanecesidad enorme de reencuentro con los difuntos. Esto loconsidero como una especie de duelo y es que me pareceque el duelo es clave. El duelo en cada persona es unproceso muy distinto y en muchas personas hay unanecesidad inmensa de resignificación, manteniendo viva larelación con el difunto, es decirle “yo no te olvido”. El casode una madre, la resignación como resignificación es esarelación, está siempre presente, mantiene viva esa relacióny eso se da en las eucaristías por los difuntos.Estamos asistiendo a un fenómeno muy particular que desdela Iglesia oficial lo vamos a tener que estudiar: es el famosocaso de los estipendios23. Estamos asistiendo a una prácticaque por un lado, desde el punto de vista nuestro, pastoral,como obispos se nos está cuestionando mucho el elementode lo que podría sonar simoniaco.24 Por ejemplo, por un ladola gente necesita enormemente que su difunto, que sufamiliar sea nombrado en la misa, en esa misa en la que élestá presente, y hay un reclamo enorme si el difunto no esnombrado; yo tengo que conjugar porque tengo el riesgo devolver la eucaristía en una práctica simoniaca y esto lotenemos que estudiar y trabajar nosotros. Pero, por otrolado, no podemos multiplicar las misas para atender a cadapersona.Pastoralmente sí tendríamos la necesidad de trabajarmucho estos elementos, hay una necesidad por el hecho deque muchos de los difuntos—de los muertos—, han sidoenterrados mal, no con la suficiente dignificación; muchagente siente profundamente eso, ve la necesidad de ir alcementerio, poner la flor, poner el agua, no solamente porlos propios, sino también por aquellos cuyos cadáveres nofueron dignificados, honrados con el funeral, dado que

22 Nótese el reconocimiento de las fallas de los rituales católicos oficialesfrente a la desarticulación de lo emocional de las expresiones de fe.

23 Valor de los servicios religiosos.24 Compra o venta de cosas espirituales.

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fueron tirados en la fosa común.25 Al respecto he tenidoexperiencias muy dolorosas, porque las personas fueronenterradas como NN, y eso sí queda muy dentro, hay unanecesidad colectiva y esto lo expresa mucho la gente, en lanecesidad de visitar al cementerio, es un elemento que amí me cuesta mucho, habría que estar muy atentorealmente con lo que expresa, siente y la vive la gente.

Devoción al Señor de los Milagros

Me ha llamado mucho la atención recientemente enCartagena del Chairá, y es que hay una centralidad enormea la devoción al Señor de los Milagros, la imagen delMilagroso de Buga, hasta el punto de expresarle allí susnovenas, de ofrecerle sus diezmos, sus ofrendas, demantener viva ante él una velita.En esa simbología hay tres aspectos muy particulares: ladevoción que la gente misma, sin autorización explícita,pero con el permiso implícito donde había antes unconfesionario que no se utilizaba, la gente acabó pordesbaratar el confesionario e hicieron una capillapequeña, en Cartagena del Chairá, al Señor de losMilagros. Y Cartagena es un templo parroquial, es elúnico de todo el Vicariato que tiene toda la imagineríaque se pueda tener de todas las estatuas. Allí están todaslas imágenes posibles, la Santísima Trinidad y otros santosprotectores, la gente se armó y buscó esa imagen, latrajeron ellos y la pusieron en la Iglesia. Ha sidointeresante porque el Párroco, Víctor, dice que es comopermitirles también que puedan participar en otrostemplos, si van apareciendo elementos nuevos sólo letoca al sacerdote.A mi modo de ver ha bajado un poco en la devoción alDivino Niño con la situación de violencia. Pero contrario aesto, está tomando más fuerza en algunos lugares, elSeñor de los Milagros, que también está en Doncello. Lagente le ha atribuido al Señor de los Milagros que envarios momentos se hubieran frustrado atentados de laguerrilla al pueblo, esto es muy importante, a la imagenbendita que los protege y van apareciendo exvotos26 delos santuarios, en estos lugares donde se lleva algúnrecuerdo o algún reconocimiento del favor recibido. Perofundamentalmente, la gente está pidiendo protecciónpara los embates de la guerra y en el fondo el milagro, elmilagro de que Dios los está protegiendo.

Lo religioso permite un diálogo más directo y menos frentero

La comunidad Peñas Coloradas27 que es parte de laparroquia del Señor de los Milagros de Santafé del Caguán,se desarrolló mucho antes de la zona de distensión, y elComité que funcionaba en la organización de la vida delpueblo de esta comunidad, prácticamente ha construido laparroquia. Allí ha habido dos sacerdotes africanos que lehan dejado hacer muchas tareas a la gente, porque notienen muchos recursos para traer de fuera.Nosotros tenemos en ese Bajo Caguán, el emporio italiano,que está en Remolino y el emporio africano que está enSantafé y Peñas Coloradas, en Cartagena es otro italiano.Allí cuando les propuse que pensaran el nombre de laVirgen como patrona de la nueva parroquia, o si lo queríande otras evocaciones o de otro santo, hicieron una terna decandidatos en esa votación estaban San José, la Virgen dela Candelaria y alguien había sugerido la Consolata—lospadres—y definitivamente se impuso María Auxiliadora,que apareció en la competencia, porque la comandanteguerrillera que manejaba esa área prácticamente dio laplata para que se comprara la imagen e indicó laimportancia para que se tuviera en cuenta.28 Se haaceptado el título protector de la comunidad y ya celebrósu primera fiesta patronal. El padre Darío por esos lados haacompañado la fiesta patronal del 24 de mayo.Está el hecho de que también sociológicamente nuestragente está muy atenta a quien tenga autoridad, sea porqueesté legítimamente reconocido o que alguien la imponga.Me pareció interesante el hecho de que el elemento mássignificativo es que se impone—ese es un poco elelemento—lo religioso; es lo que permite derribar barrerasen todos los campos, en lo político, lo racial, lo económico,lo social, en todo somos excluyentes.Pero la dimensión de lo religioso es lo que finalmente nospermite incluirnos, nos permite reconocernos. Son los doselementos que hay que tematizar, ahí está, no sólo elhecho de que ella, la guerrillera, lo haya impuesto. El hechoes que también la presencia de María Auxiliadora permiteque una comandante que generalmente es durísima, puedamanifestar esa dimensión de una mujer tierna y de unamadre. Es muy importante este elemento y estoy seguroque eso ha jugado un papel, porque captando lo que medecía el padre Darío de cómo se dieron las cosas, eso fue

25 La mayor parte de población rural tanto de filiación católica comocristiana, le da una importancia relevante a los rituales de entierro. Elhecho de no encontrar el cadáver de una persona o que este seaenterrado en fosas comunes es considerado una falta de respeto con elcadáver del difunto.

26 Exvoto se define como el pago en forma de figura alegórica del milagrorecibido, la cual puede ser elaborada en cera de vela, en oro u otrosminerales. Lo que caracteriza y diferencia al exvoto de otros pagos a lossantos, es que representa exactamente aquello recibido.

27 Caserío del municipio de Cartagena del Chairá a orillas del río Caguán.28 El hecho de que una comandante guerrillera le diera importancia a las

creencias de las personas frente a los santos, nos hace pensar en elhecho religioso también presente en la guerrilla. Además, el hecho deque una mujer guerrillera tomara esta iniciativa tiene una importanciafundamental para la comunidad, dado que es una mujer la que afirma lacreencia en otra mujer, que como se ratifica más adelante en el relato,imprime una dimensión tierna de madre en una mujer que por sucomportamiento liminal se aleja de lo que es común en las mujerescampesinas.

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muy pacífico y muy aceptado. Este hecho que lo comparto,tuvo un impacto muy bonito y significativo.Esta parte es una visión que nosotros en este momento nohabíamos tenido con la lucidez que empiezo a ver ahora, lareligión además de ser amortiguador, es la que permite undiálogo más directo y menos frentero. Una anécdota:durante la última parte de los diálogos, tratando de salvarel proceso, cuando estábamos hablando con monseñorGiraldo29, durante esa semana intensa de reencuentros enesa Mesa de Negociación en los Pozos, Joaquín Gómez30,vino varias veces con una camándula, y el día que no latrajo, Monseñor Giraldo le preguntó: “oye Joaco ¿por quéno has traído la camándula?”. Él respondió: “estaba muytemprano y no pude echar mano de ella, y eso es para quese de cuenta Monseñor, que nosotros somos marxistas perono ateos.”31

En el imaginario y en el sustrato colombiano hay unadimensión católica patente o latente, con una connotaciónmariana profundísima, y eso juega mucho en el papel de lamadre; prácticamente en nuestra sociedad es la madre laque de alguna manera logra reconciliar extremos y logradar la espera.32 En la dimensión religiosa, si recupera todosestos aspectos femeninos, todos estos aspectos tiernos,tiene unas potencialidades enormes para la reconciliación,es allí donde definitivamente podemos descubrir que todolo demás que nos ha dividido, todas las barreras quehemos puesto son artificiales, creadas por nosotros.

Misión y colonización

Frente al papel de los misioneros de la Consolata en lacolonización,33 hay un concepto que une la misión con lacolonización y cómo los misioneros de alguna maneracolocaron una impronta particular en el procesocolonizador. Me acordaba de los elementos que no hereflexionado, las preguntas que me hizo antes, me hacíanencontrar respuestas en la tradición. Los misioneros de la

Consolata vienen a Colombia y al Caquetá, cargados de laexperiencia de 50 años de evangelización y colonización enel África, porque en el África a ellos prácticamente lesfueron recomendados varios territorios que llevaron a undesarrollo enorme en todos los campos, en lo económico,social, cultural y por supuesto religioso.Llegar a Colombia y encontrar las posibilidades de unterritorio propio como el Caquetá que se les confía con sólocinco años de presencia misionera en Colombia, entregarlestoda una inmensa región, se constituyó para ellos como casirevocar el sueño misionario que realizaron cuando llegaron aKenia. Ahora con obispo propio, con la responsabilidadcompleta de iniciar, encontraron unas condicionessupremamente interesantes de pueblos nuevos, jóvenes, enconstrucción. Estos misioneros italianos jóvenes, cargados deuna mística y de una pasión misionera enorme encontraronlo que usted conoce mejor que yo a través de todos lostestimonios que ha recogido, en todos estos colonos quellegaron aquí, “con esa manotada de ambiciones”,34

cargados para construir un futuro nuevo.Ellos formaron una simbiosis muy especial, muy particular,que permitió construir en muy pocos años y con undinamismo extraordinario, una experiencia de Iglesia muyinteresante, con unos elementos muy típicos del estiloitaliano que se transplanta un poco en África y que sereproduce acá. Es conformar los caseríos, las plazas, laIglesia, el colegio, el teatro parroquial, otros elementos: loreligioso, lo educativo, lo cultural, después apoyando unalabor de Estado, sufriéndola también, o mejor, haciéndolatambién a nombre del Estado, esto en el caso de laeducación. Lo anterior se encontró sobre todo en loscolonos que estaban abriendo estas nuevas fronteras deexpansión de colonización, una simbiosis extraordinariaque permitió ese grande desarrollo, que tuvo doselementos interesantes y fundamentales en ese proceso:haber confiado mucho y haber capacitado a muchos laicos.

LA EXPERIENCIA DE TRABAJO CON LA VICARÍA DEL SUR35

CFVs

La gente tiene una gran capacidad de sufrir

Desde mi experiencia de trabajo con la Vicaría36,me parece que la vivencia de las problemáticas que

29 Arzobispo de Medellín, en ese momento presidente de la ConferenciaEpiscopal.

30 Comandante del Bloque Sur de las FARC.31 Se nota aquí la importancia que las creencias religiosas tienen para la

guerrilla u otros grupos. Por lo general cuando se habla de estos y seanaliza su acontecer militar y político se deja de lado la dimensiónreligiosa, otorgándoles una identidad secularizada dados suscomportamientos con la sociedad civil. Este tema ha sido muy pocoestudiado y documentado en Colombia.

32 Monseñor Múnera afirma esto al observar el comportamiento de lasmujeres frente al conflicto armado y el desplazamiento forzado depoblación. En la mayor parte de los casos, ellas se constituyen en unsoporte imprescindible de las comunidades y familias, ayudando en lareconstrucción de sus proyectos de vida.

33 En el capítulo 1 se explica detalladamente la historia de los misionerosde la Consolata quienes tuvieron una incidencia importante en laconstrucción de región en el Departamento. A estos se les debe granparte del desarrollo de la infraestructura y de los procesos educativos,entre otros.

34 Hace alusión al libro de Uribe, Graciela (1992). Veníamos con unamanotada de ambiciones. Un aporte a la historia de la colonización delCaquetá. Bogotá: Editorial Presencia.

35 Entrevista a Clara Loaiza, religiosa de la Fraternidad MisioneraBethlemita. Forma parte del equipo coordinador de la Vicaría del Sur ycoordina el equipo de Pastoral Profética. Lugar: Morelia, Vicaría del Sur.Caquetá, entrevistada por Graciela Uribe, julio de 2003.

36 La Vicaría del Sur forma parte de la Diócesis de Florencia, tiene un radiode acción en siete municipios del sur del Departamento, acompaña ypromueve procesos de promoción y organización de comunidadesindígenas y campesinas en la perspectiva de integrar Fe y Vida.

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enfrenta el departamento del Caquetá y el conflictoarmado, (…) creo que la vivencia de esta situación no sepuede generalizar, porque las personas viven el conflicto deacuerdo a como los toque, sea personal o familiarmente.Los que lo viven muy de cerca, porque les ha tocado lamuerte, las desapariciones o cosas muy graves lo viven conmucha intensidad, lo sienten mucho, pero lo soportan. Lagente tiene una gran capacidad de sufrir y de saber quehay que seguir viviendo así sea sin mucha alegría, sinmucho entusiasmo pero lo asumen como algo que estámetido en su vida, saben que tienen problemas pero quehay que salir adelante.37 Hay otra gente que a pesar de lasituación tan grave, vive con mucha indiferencia a lo quepasa. Ellos siguen sus vidas, sus negocios, sus fiestas, sustrabajos. Tienen problemas a veces para salir de ciertasactividades, pero tratan de vivir una vida normal. Cuandohay un hecho muy llamativo o fuerte lo comentan, lodialogan con los amigos, saben la noticia, riegan el chismepero eso no cambia sus vidas.38 Pero esto no lo podemosgeneralizar. Las personas que lo están sintiendo en carnepropia pues lo viven de una manera y los que lo vivendesde lejos se acostumbran, no lo sienten como tanto o almenos no lo expresan.

Muchas veces a la gente se le embolata el duelo

Se perciben algunas tendencias con relación a lo que pasacon relación a la muerte, a la violencia, a la guerra y conrelación a la vida. Hay momentos de la muerte, que sonmuy duros y que toda la población los siente, cuandomatan por ejemplo a una persona muy importante para lacomunidad o una madre de familia o una persona queridaen una población. Así toda la gente se manifiesta, toda lagente expresa dolor, toda la gente acompaña.39 La gente sesiente golpeada y eso lo sienten todos y lo comparten.40 Sinembargo a mí me llama mucho la atención como lacapacidad que tiene la gente de pasar muy rápidamente,de una noticia a otra y a veces de situaciones duras amomentos de fiesta.41 Porque uno ve que una población hasufrido una crisis profunda que todos lo sintieron, que

todos la expresaron y a los quince o veinte días, con esamisma población parece que no hubiera pasado nada. Lagente está en las cantinas, en el alboroto de la música, losque tienen algún acontecimiento lo están celebrando, lagente sigue adelante.Por los casos particulares que he conocido, de cómo lagente hace esos duelos, si es que hace el duelo. A veces losimpactos son tan fuertes, que no tiene tiempo de hacerestos duelos y de pronto esto puede crear traumas fuertesque van a conducir a crear otro tipo de actividades, porresentimientos.42 Y yo creo que también son casosdiferentes; ha habido casos de mucha crueldad y la genteno hace suficientemente el duelo, porque las situacioneshan sido tan graves que a la gente le toca inmediatamenteluchar por la vida. La gente sí siente y la gente sí lo llora yla gente sí lo expresa. Por eso se preocupan tanto de quese les celebre una misa, de que se haga un novenario, todoeso a la gente le preocupa muchísimo y lo hace. Y losvecinos acompañan y la gente cuenta y vuelve a contar,¿pero que eso sea suficiente? No, porque inmediatamentetienen que salir muchas veces cuando les matan a los seresqueridos. Entonces tiene que empezar a pensar en: “cómonos vamos, a dónde llegamos, cómo vamos a vivir, quéconseguir, cómo hacemos con los niños, cómo los podemosponer a estudiar otra vez”. Todo eso, entonces como se lesembolata el duelo, tienen que empezar a pensar entoncesen vivir.

Les ha tocado ver tantos muertos

La gente que no sale, que se queda, el ambiente mismohace que la cosa del duelo se diluya. Porque la mismagente que en un primer momento acompaña, llora conellos, se conduele, está y ora y reza, es la misma gente queen poquito tiempo está en otra cosa. Entonces, al final,todos siguen en lo que están. Yo no sé si el duelo essuficiente, yo no hablo mucho de los desplazados porqueno he trabajado con ellos, yo hablo de la gente que sequeda, que también ha tenido muertos.43

Pero yo no veo realmente mucha gente traumatizada; esmás bien una indiferencia ante la muerte, ver eso como lacosa más normal, la gente le dice a uno: “vimos el muertoy las balas le entraron por acá y le salieron por allá”,“tenía no sé cuantas balas”, “¡uy! Ese montón de sangreque había”, “oiga, a su papá también lo mataron, yo vicuando lo mataron”. Lo expresan con mucha naturalidad,

37 Las trayectorias de vida del caqueteño, construidas en medio de laguerra, han determinado una forma de enfrentar el conflicto, la reacciónno es dejarse morir, sino generar estrategias de supervivencia.

38 Nótese como la guerra ha sido asimilada formando parte de la vidacotidiana de la gente, lo cual no significa que las reacciones sean lasmismas para todos.

39 Las reacciones colectivas frente a la muerte dependen del papel de laspersonas en la comunidad; de igual manera tienen incidencia el géneroy la edad como variables determinantes a la hora de expresar el duelofrente a un hecho luctuoso.

40 Las experiencias de tragedia originadas por el conflicto armado, en unmomento dado, pueden devenir en la movilización colectiva, en procesosde cohesión social, en la instauración de redes de solidaridad y apoyo,elementos muy importantes a la hora de generar estrategias parasortear el conflicto.

41 Nótese que la hermana recalca la capacidad de asimilar los hechos.

42 Las agresiones por parte de los grupos armados a la población civil sehan constituido en hechos constantes, una muerte seguida de otras, lasamenazas, la expulsión no le dan tiempo a la gente para vivir su duelo,expresar la tristeza. Esto en muchos casos termina en traumas, odios,resentimientos, emociones no depuradas que necesariamente deben sertrabajadas en programas de atención psicosocial.

43 Nótese la importancia que la hermana le da a las emociones yreacciones de las personas que deciden quedarse, las cuales muchasveces se invisibilizan en el reconocimiento de los efectos de lasagresiones sobre la población que decide migrar.

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como si eso fuera cualquier cosa. O sea, no lo cogen comoalgo tan trágico, yo creo es por que les ha tocado vertantos muertos. Yo no sé psicológicamente esto cómo seanaliza.Con esto no quiero decir que la gente esté insensible, yocreo que la gente sí lo siente, a la gente le duele, la gentellora. Pero ellos dicen: “como que ya nos vamosacostumbrando y que de todas maneras tenemos que viviry hay cosas que no podemos evitar”. Y esto es una cosaque se da más que todo en niños y en jóvenes. Ellos no letienen ya miedo a la muerte porque todos buscan pordistintos medios pertenecer a grupos armados.44 Porejemplo, ahora con el programa de soldados campesinos,donde se presentaron muchos jóvenes, yo decía, “pero ¿sísaben que los van a poner de carne de cañón?” Entoncesellos decían: “¡pero no hay nada más qué hacer! ¿Quéhacemos? Pues nos toca, o nos matan o los matamos”.Como quien dice, no hay como esperanzas. No hayalternativas de vida.45 Si cuando deciden a irse a un grupoparamilitar o a la guerrilla como les he oído a bastantes,uno no entiende, porque uno piensa si ellos han vivido losenfrentamientos. Por lo menos en Fraguita,46 muchosjóvenes vieron los ocho guerrilleros, ahí en la cancha, quelos acababan de matar y sin embargo ellos se van a laguerrilla, entonces es como indiferencia.Ahora, otra cosa son los mayores que les ha tocado lucharmucho, les da mucha tristeza ver que todas sus luchas ysus esfuerzos quedaron en que aquí lo mataron y aquí lesdejaron tirados a los hijos. Pero a la gente que estácreciendo en medio de este conflicto, yo creo no valoramucho la vida, trata de vivirla al máximo y por eso si hayuna fiesta la disfrutan y si pueden meterse en lo que sea semeten.47

Uno puede interpretar esto de mala manera, perociertamente eso es la vida y la gente no se queda pensandoque sólo hay muerte, siguen viviendo y así no lo expresentodos los días, pero muy en el fondo lo están sufriendo.Se puede decir que el resto de la población que tiene miedo, lotienen muy profundo, pero aparentemente al que llegue siempre

le dicen: “aquí no ha pasado nada”Y uno sabe que sí, quehace poco ha pasado algo y que la gente lo ha sufrido y que lagente tiene miedo, pero no lo están expresando continuamentey por eso están cambiando continuamente sus hábitos de vida,sus costumbres, la manera de celebrar, la manera derelacionarse, a veces los cambios no se notan.48 Sólo cuando haymucha confianza hablan con quien tienen confianza, ahí ellos síexpresan todo lo que significa toda la situación intensa que sevive, el miedo, la tristeza, la falta de esperanza, de salidas, peroeso no es lo que se expresa comúnmente.

Hay bastante resistencia de salir

En cuanto al desplazamiento yo pienso que se han dadodistintos momentos. Un primer momento, cuando en lospueblos empieza la violencia y sobre todo cuando empieza laconfrontación entre dos grupos armados, la primera tendenciaes salir.49 Eso se contagia, sale una familia y los demás estánpendientes del trasteo: “entonces nos vamos a tener que ir, esoes mejor irnos, aquí ya no se puede vivir, para qué nos vamos aquedar aquí, para que nos maten, más vale salvar la vidaaunque perdamos todo”. Entonces la gente está como que yase va. Pero pasan unos días y sí, se fueron unos, pero los otrosse acomodaron, siguieron, como quien dice, vamos a ver quépasa, a ver si esto se calma y entonces se quedan.Yo veo ahora que aunque ha salido mucha gente latendencia es a resistir, porque es que ha habido situacionesmuy duras para que muchísima más gente se haya ido. Porejemplo, en un momento sí se notó que era mucha másgente la que estaba dispuesta a salir, pero después no sefueron, se quedaron. Y también uno nota en la gente quesale que el deseo es volver. Si uno habla con mucha gentelo que ellos quieren es volver y hay gente que estápreguntando: “¿será que se puede volver, será que lascosas están mejor, será que no me matan? La gente que sequedó está y está viva y aunque amenazaron mucho puesno fue que a todos los mataron”. Entonces eso mantiene ala gente en una incertidumbre que no sabe si quedarse ósalirse, pero a mí me parece que hay bastante resistenciade salir.50 Hay riesgo de la vida, pero está la resistencia a

44 La capacidad de asimilación y adaptación a los hechos es más fácil enniños y jóvenes, pero este proceso no está relacionado con la posibilidadde pertenencia a uno u otro grupo armado como lo afirma la Hermana,sino por las mismas potencialidades de estos grupos etéreos. En cuantoa las expectativas que para los jóvenes tiene la militancia en un bando oen otro, tiene que ver tanto con la necesidad de trabajo como con lasnecesidades de prestigio y respeto que los grupos jóvenes tienen. Así nosólo se busca ser parte de la guerrilla o de los paras, también hay otrosgrupos que se constituyen en espacios de construcción y reafirmación dela identidad.

45 La pertenencia a los grupos armados se constituye en una estrategia detipo económico, dadas las pocas posibilidades de inserción laboral queun joven campesino tiene.

46 Inspección del municipio San José de Fragua.47 El conflicto armado hace que los ritmos de vida sean mucho más

acelerados, situación que más afecta a los jóvenes, pero que al mismotiempo posibilita una mayor capacidad de adaptación.

48 Reconocer los cambios que origina la vivencia del conflicto armado, esreconocer cómo la cultura, las creencias, la idiosincrasia, los valores, sevan transformando y se van adecuando. El mismo conflicto suponeexpectativas nuevas para la población, fundamenta otros proyectos ydetermina potencialidades para construir nuevos sentidos.

49 Las características de la movilización forzada de las personas, dependeen gran medida del tipo de agresiones del actor que llega a una zonaque ha sido controlada por otro grupo. En algunas ocasiones la llegadase limita a los enfrentamientos entre sí. En otras ocasiones se cometenmasacres y se selecciona a quien debe migrar. Estas y otros tipos deacciones buscan finalmente atemorizar a la población, minimizar lafuerza del grupo armado presente en la zona, el posicionamiento ycontrol del territorio. Esto incide en las características del desplazamientoforzado de la población.

50 La decisión de salir, también depende de cómo sea la incursión de losgrupos armados y las relaciones que establecen con la gente.

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quedarse porque allí está todo, lo que le da la subsistenciay si salen es porque sienten que los van a matar, se sientenamenazados de perder la vida, por salvar lo que tiene o elmiedo por quedarse, por defender la vida.Y en este sentido es que digo que ha habido dosmomentos. En un primer momento la gente salió fue pormiedo y por amenazas, pero no amenazas directas, sinoamenazas a toda la población. La amenaza de la guerrillapor ejemplo: “el que no esté con nosotros se tiene que ir ysi no, es objetivo militar”. Entonces una amenaza así espara toda la población, no para una familia. Esa amenazaproduce miedo y mucha gente por eso salió, pero fuemucha más la que resistió. Cuando es directa, y le dicen ala familia: “si ustedes no se van los matamos”, toda lagente sale, eso si es general que al que le dijeron que sefuera se fue. Pero cuando es una cosa más global muchagente se queda, y se quedan porque en realidad ellos noven posibilidades en otra parte, porque para la mayoríatodo lo que tienen está en determinada región, no sólo loque tienen materialmente, su tierra, sus cosas, sino tambiénsus afectos, sus huertos, sus vecinos, su familia, todo.Entonces, sí, resisten, pero cuando ya es una amenazadirecta no, prefieren salvar la vida que salvar las cosas.

El común de la gente cree en un Dios milagrero

Yo creo que siempre, no sólo en este conflicto sino encualquier situación difícil, la gente se acuerda de Dios y vaa misa.51 La gente en un momento de miedo no se acuerdade otra persona, de buscar un sitio para esconderse, seacuerdan es de rezar, se acuerdan es de invocar es a Dios.Algunos confían únicamente es en Dios, pero es en elmomento del miedo, en el momento del conflicto y delproblema. No es una cosa como muy duradera, que lleve acambios en la manera de vivir, no. La gente que tiene comouna fe más profunda, un poco más ilustrada, másconsciente, de mayor compromiso, pues le encuentra comomás razón a pensar que Dios es el que nos acompaña, queal fin y al cabo el dueño de la vida es Él y yo no me voy amorir sino cuando Él quiera. Pero para el común de lagente es un Dios milagrero, que en un momento me puedesalvar a mí. Pero Dios me puede salvar.

Entonces se recurre a una oración, una vela, un ramobendito, lo que tenga como un recurso de Dios.52 Entoncesla gente en este tiempo reza. Me refiero a los que sequedan en las poblaciones, la gente en este momentoacude más a la oración. Pero uno nota que es más quetodo el grupo de gente que tiene preparación de loreligioso, que han tenido la posibilidad de reflexionar su fe,de entender que la fe es un compromiso, no sólo lapráctica de oraciones. La otra gente sigue yendo a lasfiestas en Semana Santa y el día del problema todo elmundo reza, y si ese día se toca la campana, pues todo elmundo va a la iglesia a rezar. En ellos podríamos decir queprevalece más un concepto en general, de un Dios máscomparable con cualquier otro fenómeno, otro sertrascendente.Pero para la gente que tiene preparación en lo religioso,Dios es muy personal, un Dios con el que hablan y leencomiendan todas sus cosas y al que le piden o al que leagradecen y al que le suplican, así sea con sus oracionesaprendidas de memoria, con sus prácticas tradicionales conlas velas, mandar a celebrar una misa, ir a un rosario. Osea, no es como cualquier Dios, no, es Jesús, es el Salvador,es la Santísima Virgen, es Dios Padre.La población del Caquetá en general no es de las másreligiosas de Colombia. Hay pueblos un poco másreligiosos que otros, le pondría el caso de San José,53 es unpueblo más religioso que Curillo.54 Pero la gente no es tantradicionalista ni tan apegada a las prácticas, sí tienealgunas creencias, algunas prácticas pero no muchaoración en familia, no muchas novenas, no muchas fiestas.Es una fiesta, fiesta patronal, es la Semana Santa, es laNavidad, son los difuntos. Los difuntos eso sí convoca, eldifunto es algo especial, hay una fiesta por el difunto y asíno sea amigo, toda la gente hace lo posible por participar.Pero yo creo que es por sentir que por ellos también se orecuando se mueran y también haya solidaridad para lafamilia. Es como sentir que en su momento también les vaa tocar.Frente a los cultos hacia la muerte o los muertos yo no veomuchos, porque la prueba está en que en todos lospueblos se celebran misas los lunes y tampoco es que lamayor parte participe o se hace en el cementerio. Y eso noes un culto así especial como lo hay en otros pueblos. Aquíno, aquí no hay tanta tradición, pero la gente poco a pocoque va comprendiendo lo que es la fe, va adquiriendociertas practicas, un poquito más conscientes. La gente queparticipa mucho es gente que entiende un poco más y quele da un poco más de valor a su fe y cree que lo debe dehacer no sólo por tradición sino por convicción.

51 Es común encontrar en los discursos de miembros del clero, referencias aque las personas sólo creen en Dios y se acercan a él cuando haypeligro o se ven en situaciones de extrema vulnerabilidad. A primeravista, esta actitud se podría leer como una falta de fe y de compromisoen lo que se cree. Nosotros creemos que depende en gran medida decómo las personas han asimilado los contenidos religiosos. En el caso delos católicos, la aprehensión de los valores de la fe cristiana estásupeditada en gran medida a la presencia e influencia de las familias yla Iglesia, del tipo de relación que se establece con el sacerdote y conotros representantes de la Iglesia, el apoyo y trabajo con lascomunidades, entre otros. En este sentido se puede decir que lascreencias dependen en gran parte de estos elementos y de acuerdo aellos se expresan en un determinado contexto.

52 Las situaciones de peligro, potencian las creencias en los poderessobrenaturales de ciertos elementos e imágenes; es así como ciertasoraciones tienen un efecto, para que el enemigo no me encuentre, parano morir, no salir herido, entre otros.

53 Hace referencia al municipio de San José de Fragua.54 Municipio situado al sur del Caquetá, perteneciente a la Vicaría del Sur.

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Ese día la gente reza

Yo creo que el conflicto no está marcando diferenciassustanciales en la expresión de la religiosidad, de prontouna mayor devoción pero no constantemente.55 O sea,como decía, momentáneamente sí, el día de la tomaarmada de un pueblo, el día del enfrentamiento de laguerrilla, los paramilitares o ejército, ese día la gente reza.Y ese domingo la gente va a misa y en esa situación asíque la gente está con mucho miedo, se ponen felices deque en el pueblo esté el padre, felices de que en el puebloesté la hermana y que inviten a rezar. Pero que eso influyaa que la gente siga siendo muy devota, no. La gente sigueigual que antes, a los poquitos días sigue igual que antes.Yo diría que sí ha habido un proceso de unos años paraacá, desde el noventa y nueve para acá, sí ha habido unproceso como de mayor religiosidad en estos pueblos. Yodiría no sólo religiosidad, sino prácticas, donde la genteempieza a darle más valor a lo que es la fe. Lo noto muchoen las organizaciones, no tanto en los animadores, lasfamilias misioneras, sino lo que son las mismasorganizaciones.56 Yo lo noto por ejemplo en la Asambleaque hacen los jóvenes. Ellos son los que dicen empecemoscon la oración, leamos la Biblia, cantemos, esto es unaorganización, todos nosotros somos católicos y entoncesempecemos con la oración, terminemos con una oración,démosle gracias a Dios porque hicimos esta oración. Esoantes no lo hacían, si yo invitaba de pronto hacían oración,pero la gente mas bien callada y contestaba el PadreNuestro. Ahora, yo no se lo atribuyo todo al conflicto, yo selo atribuyo más como a un proceso que la gente vahaciendo de entender más su fe y el conflicto influye, peroque sea lo único, no.

El Salmo 91

Con respecto por ejemplo a la tradición del Salmo 91, almenos de lo que yo conozco es muy antigua,57 no es ahoracon el conflicto. A la gente siempre le ha gustado esesalmo y todo el que haya podido comprar una Biblia ytenerla en la sala, la tiene abierta en el salmo 91. Dedónde venga, no sé, pero yo siento que es un salmo deconfianza, de protección de Dios: “El que esté al amparodel Altísimo a ese no le pasa nada y aunque vaya por un

camino muy tenebroso se va a salvar”. Entonces eso lagente lo entiende y lo reza, lo pronuncian y les gusta ysienten que Dios los va a proteger.58

También ahora la lectura de la Biblia se ha incrementado yesto yo lo veo por dos motivos. Uno, porque se ha logradocon algunos grupos, que tengan un poquito deconocimiento de la Biblia, que les guste, que empiecen aleerla, que sepan interpretar muchos textos. No toda laBiblia, pero sí muchos textos, sobre todo parábolas, pasajesmás sencillos. Otros han tenido una formación de talleres,eso por un lado y también porque las predicaciones de lossacerdotes han cambiado mucho. Antes no tenían nadaque ver con la Biblia, ahora tienen que ver con el evangeliodel día. Han influido también las sectas, porque ellos todolo hacen con base en la lectura y estudio de la Biblia.Además la gente siente que es bueno conocer la Biblia, nospiden que les enseñemos la Biblia.59 Cuando ellos dicen“enséñenos la Biblia”, más que todo dicen enséñenos amanejarla, a saber encontrar un versículo, saber encontraruna cita; entonces, pues los unos es por un motivo y losotros por otro. Es muy común encontrar que las familias sítienen la Biblia, que hay familias que la leen a veces por lanoche, hay unos que leen mucho, que la leen seguido. Haydistintas clases de personas, en este momento la Biblia noestá tan ignorada como en otras épocas, en este momentola gente sabe de la Biblia, conoce los libros y hasta textosdel antiguo testamento, sabe encontrarlos, leerlos y lesgusta.

A la gente le gusta las imágenes

A la gente todavía le gustan las imágenes; los evangélicosya se cansaron de esa pelea tan frontal contra lasimágenes.60 Pero hubo un tiempo, hace unos años, en queera seguido el echarle en cara a los católicos que eranidólatras porque tenían imágenes, todo eso hizo que lagente entendiera el valor de la imagen y cambiara tambiénsu fanatismo. Hay personas muy fanáticas hacia ellas quecambiaron un poco, pero eso no quita que a la gente leguste tenerlas en su casa, en la vereda o en el pueblo.

55 Nótese cómo la hermana es consciente de que la fe aumenta dadas lascondiciones de peligro y vulnerabilidad, pero hace énfasis en que esteno es un proceso que devenga en la consolidación y fortalecimiento delas creencias a largo plazo.

56 Estos cambios están relacionados con una mayor presencia de la Iglesiaen las zonas rurales a través de las misiones, de grupos de oración, deanimadores cristianos de la comunidad.

57 La creencia en el poder y eficiencia del Salmo 91, es muy común en lamayor parte de la zona rural de Colombia. A través de este se sortea elpeligro, se debilita al enemigo; acciones que implican un debilitamientodel agresor y la posibilidad de salir bien de eventos difíciles.

58 Más allá de que a la gente le guste, esta oración tiene eficacia simbólicaporque ha sido interiorizada por los sujetos, asimilada y adaptada a sustrayectorias vitales. Es la fe misma la que genera los efectos. Situaciónque no puede ser explicada racionalmente.

59 Es claro que una de las diferencias con las iglesias cristianas es la formacomo los católicos se acercan a la Biblia. La lectura de este libro no hasido una actividad muy habitual para los creyentes católicos, a diferenciade los cristianos para quienes es fundamental.

60 El culto a las imágenes está bastante ligado a procesos de sincretismoreligioso. La imaginería católica fue asimilada y resignificada a partir delas creencias de las comunidades nativas, así muchas vírgenesencarnaban deidades femeninas. La Iglesia en determinado momentopensó haber ganado almas para el Cielo, pero lo que realmente estabasucediendo era que las creencias locales seguían vigentes de algunamanera. Para las iglesias evangélicas la imagen no representa a Dios.

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Si uno le va a regalar a la gente cualquier estampita, larecibe con gusto, con cariño y la guarda. Pero la mayorparte de la gente ya no llega al templo sólo a buscar laimagen del Divino Niño o a buscar cualquier imagen arezarle. Ya la mayor parte de la gente llega a lascelebraciones, a la misa. Después al terminar van y prendenuna lamparita o algo, pero eso se ha cambiado mucho, meparece que la gente ha entendido que la imagen es unmedio.

Tocó unirnos a estos que tienen la verdad

Yo creo que la mayor parte de la gente que dio el pasohacia las sectas fue por miedo. El discurso católico era muyatemorizante, se hablaba del Infierno, de que todo el queno se convirtiera se iba a condenar. La intención de losevangélicos fue la de hacer ver los errores de la Iglesia, dehacerle creer a la gente que no todo lo que enseñaba laIglesia era mejor. Ellos se remitían a los textos del AntiguoTestamento y, como la gente de la Biblia no sabía nada, yellos le enseñaban dos o tres versículos fuera de contexto,entonces la gente decía “sí, hay errores en la IglesiaCatólica y por eso nos tocó unirnos a estos que tienen laverdad”,61 entonces era un miedo a eso.También a los evangélicos les falló tanto lo del año dos mil,dijeron que se iba a acabar el mundo y el que no estuvieracon ellos se iba a condenar. La gente vio que no pasó naday dijo, “pues estos son charlatanes, son bobadas”. Meparece que últimamente ya no hay un montón de genteque se vaya para otras sectas, si hay todavía algunaspersonas que lo hacen, sobre todo los que van a las sectasy tienen un poco más de conocimiento o de preparación, lohacen impulsados por el deseo de ser pastores, ven quecomo saben un poco de Biblia, tienen facilidad de palabrao se desenvuelven bien, tienen mucho espacio, los alabanmucho, entonces les gusta. Pero eso son pocas personas,no son montones.El lenguaje milenarista que tienen los creyentes ya no es tanatractivo como en otra época a pesar de que el conflicto estámás agudo. Pero en otro momento, por ejemplo en el añonoventa y nueve, dos mil, fue muy fuerte el trabajo de lassectas: todas decían que el mundo se acababa y que lagente tenía que pasarse a ellos porque se iban a condenar.Yo creo que el que tiene miedo recurre a Dios, no tanto auna iglesia, sino a Dios desde su casa, desde su oraciónpersonal o familiar. Me parece que también influye aquí en elCaquetá, el que las FARC y el ELN han hecho mucho laguerra a las sectas, para ellos la mayor parte de susintegrantes son informantes o le dan cabida a losparamilitares y los han hecho salir de los pueblos.

La gente le da mucha importancia al Padre

La fe depende mucho de la relación con el sacerdote, conla Iglesia institucional católica.62 Yo creo que nuestropueblo es muy inconforme, la gente a veces critica al Padre,pero de todas maneras le da mucha importancia a lo queel Padre hace, a lo que el Padre dice, a lo que piensa, y lesgusta mucho que el padre les visite, dialogue con ellos, lesdé explicaciones, esté presente en determinados momentosdel pueblo.63 Pero hay mucha gente también que ya no leda tanta importancia, sobre todo la gente que simplementeva entendiendo el compromiso cristiano, no es que noaprecien el sacerdote, sino que lo relativizan, sienten quesu fe no depende del sacerdote.La gente le da mucha importancia a la Eucaristía y por esoquieren que el Padre esté cuando hay difunto. Quieren lamisa y quieren que el Padre esté. En este sentido yo creoque es muy importante la presencia del sacerdote, yo creoque sin entender ellos mucho el hecho de la mediación,pero sí lo ven como un mediador, ellos lo definen así.

La gente es muy solidaria

Hablando en general de la Iglesia, me parece que la genteque se considere cristiana es muy solidaria y en generalcreo que ha habido solidaridad con la gente. Cuando lagente sabe que hay un problema en cualquier familia,acompaña mucho, comparte, aunque son muy pobres seayudan en todo. No sólo comparten lo poquito que tienen,acompañan a las personas, en cuidarle los niños, enpreocuparse de un enfermo y sobre todo, compartir losmomentos de dolor que han sido muy fuertes.

La Iglesia tiene mucha aceptación,pero también responsabilidades

En la Iglesia en cuanto a su jerarquía ha habido cosas muybuenas, a veces los padres o el que sea, pone la cara pormucha gente; son capaces de hablar con quien sea,guerrilla, paramilitares, a veces con miedo, si un grupoquiere ir a hablar la jerarquía no se corre y creo que eso esbueno.64

Ya en la parte de acompañar, el acompañamiento de lajerarquía se reduce a celebraciones, no tanto de acompañarla minoría, de acompañar cada persona, también es que le

61 La hermana reduce la conversión al miedo y a la crítica que loscristianos hacen de lo católico, crítica que ve poco fundamentada. Elhecho de cambiar de creencia, posiblemente tiene que ver con lafrialdad del culto, la negación de la expresividad corporal, actitudes quea la hora de expresar las creencias tienen un valor fundamental.

62 Para la mayor parte de las zonas rurales, la figura del Padre es muyimportante, no sólo como el representante de la Iglesia.

63 La presencia del padre legitima los símbolos que identifican a unacomunidad, por ejemplo es de vital importancia que él esté presente enactos públicos, como la posesión del Alcalde. Además de legitimar,fortalece la identidad grupal que se construye.

64 El Padre es percibido como un mediador ante los grupos armados,facultad otorgada, más que por su rol como representante de la Iglesia,por lo que él puede representar a ojos de creyentes que se mueven en elámbito de la fe.

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queda difícil acompañar a cada persona, cada familia y meparece que ha faltado como más atención al problema delos desplazados como parte del conflicto.65 No se puededecir que no ha habido programas, sí los hay, pero notanto como la necesidad lo requiere.66

Pero como los conflictos duran y ya viene otro y otro y nose sabe qué población acompañar, porque al mismo tiempohay que acompañar a los que están en el conflicto, a losque se desplazan, a los que se enrolaron, a la poblaciónque en este momento no está tan en conflicto peronecesita atención en todos esos aspectos.67 Sin embargo,yo diría que no ha estado ausente la Iglesia, ha estadopresente tanto como puede. ¿Qué falta? Se podría hacermás. Si reflexionamos más, si nos uniéramos más,pondríamos más en común todas las potencialidades quetenemos, porque la Iglesia tiene mucha aceptación aquí enel Caquetá de todos, de la guerrilla, de los paramilitares,del ejército, de las personas del gobierno, mucho más delpueblo. Por lo general está asumiendo el problema, tienemucha aceptación, pero también tiene muchasresponsabilidades. Cuando yo hablo de la Iglesia me refieroa todos los bautizados.Yo creo que la aceptación por parte de los grupos armadoshacia la Iglesia, se debe a que aquí no ha habido unataque directo a ninguno de los actores armados por partede la jerarquía. Por principio no nos hemos puesto en elpapel ni de aportar, ni de buscar ni a los unos ni a losotros. Si ha habido muchos momentos en los que se hablaen las homilías, se habla en los entierros, se analiza y se lehace ver a la gente que este hecho de asesinar a estaspersonas es una injusticia, que no tienen derecho de quitarla vida y que eso va en contra de toda la ley de Dios, quees una injusticia el sufrimiento de la gente. Pero no comouna denuncia formal contra determinado grupo, eso no seha dado y yo creo que por eso ellos no se han sentidodirectamente atacados. Por otra parte yo creo que cualquiergrupo armado de acá entiende que la Iglesia tiene pesodentro de la población, frente al gobierno, en general, noes que sea como desconocida o que para la gente sea lomismo. Creo que eso también influye: que aquí no hahabido nunca escándalos, como decir que la Iglesia robaplata de la que le llega a la gente; más bien los recursos sehan administrado bien.La Iglesia durante toda la historia del Caquetá, lasconstrucciones que han hecho, todo ha sido para el pueblo,

puede haber un caso especial que alguien se haya depronto enriquecido aquí, pero la gran mayoría no. Latrayectoria es que los que vienen de otros lados, aman alos capuchinos, los Italianos vinieron fue a dar, a ayudar, noa llevarse nada y ahora que están los diocesanos, que notienen tantos recursos para traer, tampoco se puede hablaraquí que el sacerdote tal se enriqueció a costillas de estepueblo, sino de construir, de ayudar, de que si aquínecesitan una escuela, miremos cómo la podemosconstruir.

Dios no nos ha abandonado

En el encuentro último que hubo de animadores cristianosde la comunidad hubo muchas denuncias muy fuertes ypeticiones muy importantes en torno al conflicto mismo.68

Esto demuestra, primero, que ellos presentan el conflictovivido en sus pueblos y sus veredas con mucho realismo ycon un buen análisis. Porque la gente ya no es taningenua, la gente analiza mucho las causas. No es sólo elhecho de que este se juntó con este, sino lo que haydebajo de todo, la problemática social, de injusticia. Es queno hay alternativa en Colombia para vivir, la situación hallegado al extremo de que no hay esperanzas.Lo segundo es una sensibilidad muy grande frente alsufrimiento de sus pueblos y su gente. Sí, uno nota que nosólo a mi familia no le ha pasado nada entonces tranquilo,no. Es que en este pueblo tal se está viviendo esa y estasituación, no es sólo pensando en su familia sino pensandoen la población en general. Entonces a mí me parece queeso es bueno. Lo otro es una esperanza bastante fuerte, noesperanza tanto porque ellos vean en este momentoposible una salida negociada o que crean que los planesdel gobierno actual sean los mejores, no es ese tipo deesperanza. Sino una esperanza desde la fe, de que siestamos muy mal y va a haber todavía mucha más muerte,pero Dios no nos ha abandonado, nosotros estamos conDios y tenemos que aportar así sea poquito, desde nuestravereda, desde nuestro pueblo.Porque hay que ir sembrando vida, porque todo no puedeser muerte, porque tenemos que ir construyendo, porqueesto va para una construcción, así sea tarde, la gente comoque no ha perdido la esperanza, y veo estos grupos queestán trabajando, no han perdido la esperanza.69 Ellos venmuchas semillas de esperanza, muchas luces en medio de laoscuridad, presentan una situación dura, pero presentantambién muchas luces. Yo creo que ven las mismasesperanzas que veo yo. Ven que cuando ellos hacen así seatrabajo muy pequeño en sus veredas, eso es un signo deesperanza, me refiero a que en todos los programas que se

65 Esa es una de las críticas que se le ha venido haciendo a ciertos sectoresde la Iglesia Católica, su falta de compromiso con la problemática de lagente.

66 Hay algunos sectores de la Iglesia que acompañan a la poblacióndesplazada. Es el caso de los Jesuitas con el SJR, de la oficina dePastoral Social, entre otras.

67 Para la Hermana la falta de compromiso de la Iglesia con poblacionesvulneradas se debe principalmente a que los eventos se suceden muyrápido y ellos no tienen la capacidad de reaccionar y estar en todos loslugares y circunstancias.

68 Nótese cómo ciertos espacios nuevos instituidos en la Iglesia Católica, seconfiguran como espacios para hablar, cuestionar, dialogar y lo másimportante hacer catarsis de lo vivido.

69 La esperanza está mediada por la creencia en Dios.

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están haciendo actualmente, hay mucha esperanza, no sóloporque la vereda lo está haciendo, les está respondiendo,sino que la gente a pesar del miedo, no tiene miedo dereunirse, no tiene miedo de desarrollar un proyecto, deecharlo a andar, ellos ven en todo eso esperanza.A pesar de que estos jóvenes, así como decía, muchos seestán yendo a grupos armados como alternativa, hay otrosque se están organizando como grupos juveniles. Todo eso lovemos con mucha esperanza, y sobre todo tienen unamanera muy bonita de interpretar la Biblia, muchos sabeninterpretar el texto Moisés que presenta el tema de toda esaseguridad que el pueblo de Israel experimentó durante elexilio, esa seguridad en Dios que los acompaño (A.T., Librodel Éxodo). Ellos lo interpretan mucho desde la situaciónactual, que sí están muy mal, pero que eso no quiere decirque ya no hay alternativas, que no pueden echarse a morir,

no. Ellos ven más bien como un reto de seguir trabajando yseguir iluminando y fortaleciendo a la gente, a sus pueblos.A la gente le ha tocado sufrir mucho y han vuelto aempezar a organizarse. Entonces ellos dicen: “va asuceder lo mismo, estamos en una guerra y pueda que seagudice más, pero después de esto sigue otra etapa enque vamos a poder vivir”. Yo sí creo que no tiene que vercon las historias que han vivido. Porque es que la gentede aquí vino de una violencia en el interior del país, perohan vivido otras violencias aquí y no sólo las han vivido, ylas han asimilado. Sin embargo la gente con esta últimarepresión, después del M19, la represión militar que fuemuy fuerte, la gente la recuerda todavía. Pero dicen, esque a nosotros ya nos tocó eso y después volvimos aempezar. Ahora nos tocó otra guerra, ¡pero de estasalimos!

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Fecha de recepción: septiembre de 2006 · Fecha de aceptación: octubre de 2006

LA INFLUENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS EN EL EJÉRCITOCOLOMBIANO, 1951-1959. RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ, SAÚLMAURICIO (2006). MEDELLÍN: LA CARRETA EDITORES

Hay que celebrar que los analistas sociales, en particularlos historiadores, se ocupen de investigar los asuntosinternos de los militares, ya que el tema es casidesconocido en el mundo académico. Este libro hace partede las investigaciones que sobre el tema se adelantanúltimamente. Esta línea de investigación, argumenta elautor, fue sugerida por Medófilo Medina, quien en 1994señalaba que los historiadores se centraban en el estudiode la relación entre las fuerzas armadas y el Estado,dejando de lado los problemas de la institución castrense;sugería, entonces, darle prelación al estudio de lainfraestructura técnica, la capacidad operativa, la industriamilitar, los desarrollos y características propias de lasfuerzas armadas. Así mismo, nos recuerda el autor, queAdolfo Atehortúa indicaba hace un par de años que elinterés por los problemas internos de las fuerzas armadasen Colombia había sido poco preferido por los académicose insinuaba la necesidad de abordar estos temas.No tengo duda de que esta temática sea importante ynecesaria de investigar, lo que no implica que deba dárseleprelación y menos sustituir a los estudios que ubican a losmilitares y sus instituciones en contextos políticos ysociales, en particular en su relación con el Estado. Si sesustituyen estos estudios, o incluso si hay tal prelación, sepuede caer en el olvido de que los militares hacen parte dela esencia del desarrollo del Estado en los últimos siglos,mediante el ideal de lograr el monopolio legítimo del usode la fuerza, como definió Max Weber al Estado modernohace un siglo. Si no se tiene este marco como referentepermanente en un contexto social determinado, no seráposible lograr explicaciones plausibles de los asuntosmilitares internos, cualesquiera que ellos sean. Saúl abordaeste contexto sociopolítico, más que todo porque el temacentral lo induce a ello. Sin embargo, al no tener en mente,a lo largo de todo el trabajo, los contextos político y socialcomo común denominador, el libro pierde vuelo en elanálisis, lo que no demerita en manera alguna el trabajo deinvestigación que hizo.El período escogido por el autor (1951 a 1959) es unacierto, si se tiene en cuenta el tema de la investigación.Durante esos años se consolida la influenciaestadounidense en el Ejército, lo que no es poco sabiendoque esta fuerza militar, además de contar con la mayorparte de los efectivos castrenses, siempre ha dominado laescena de la política militar frente a las otras fuerzas: laArmada y la Fuerza Aérea. No obstante, hubiera sido másacertado que el autor tuviera en cuenta algunas

situaciones militares destacadas que acontecieron luego delperíodo del estudio, ya que su referencia le habría servidopara calibrar la importancia de los sucesos ocurridosdurante el período investigado. No se trata de extender eltrabajo, sino de que en la amplia revisión de fuentes dellibro están consignados hechos destacados posteriores alperíodo de su investigación, que al tenerlos en mente lehubieran permitido afinar la jerarquía en importancia defactores consignados en el período estudiado. Estaconsideración hace parte de la simple y bien conocidadefinición de la historia: mirar el pasado con los ojos delpresente, lo cual es fundamental para trascender elrecuento y profundizar en la explicación, que es el objetivocentral de cualquier ciencia social.Además del período escogido, otro punto positivo deltrabajo es la riqueza de las fuentes utilizadas, tanto deorden primario como secundario. En este sentido, cumplebien con una de las exigencias de la historia, que es másrigurosa en este aspecto que otras ciencias sociales. Sinembargo, en el manejo de fuentes secundarias que vanhasta la actualidad, en especial cuando presentanconclusiones parciales o generalizaciones importantes quehan hecho carrera, al investigador le conviene indagarcronológicamente la fuente que les dio origen, con el fin dedar los créditos de manera justa y no asignarlos a quieneshan tomado más tarde ideas o conclusiones ya conocidas.Cuando se tiene una gama amplia de fuentes, como es elcaso de las que se citan en libro, es posible lograr ese justoy adecuado reconocimiento, si se han revisado bien lasfuentes secundarias.Sin desconocer la importancia del aporte del autor a ladifusión de asuntos internos del Ejército en la opiniónpública letrada, se observa un tratamiento pocodiscriminado en términos analíticos de fenómenos deacuerdo con su naturaleza: política, social, económica otécnica. Ello se aprecia en especial en las implicaciones quetienen las relaciones que se establecen entre fenómenos dedistinta naturaleza. Al respecto, es necesario recordar laimportancia que tiene para el análisis el recurso de laabstracción, es decir, la necesidad de aislar factores que seencuentran entremezclados en la realidad que se observa,con el fin de apreciar mejor la esencia de sus cambios. Peroes necesario, también, que a partir de esta identificación delos fenómenos según su naturaleza, se establezcan luegosus múltiples relaciones, seleccionando para el análisis lasque tienen mayor importancia para el objetivo de laexplicación que se busca y descartando muchas otras demenor incidencia.El Capítulo I, “La política exterior militar colombiana en losaños cincuenta”, muestra de manera acertada laintermitencia que ha tenido la política exterior del país y laaparente contradicción con la continuidad de esta políticacon respecto a Estados Unidos, incluso en el campo militar.La posición hegemónica de esta potencia en el continente,como caso único en el contexto mundial, explica gran partede esa continuidad, que no ha sido una política de Estado.Los hechos que destaca el libro en los años cincuenta, y

Francisco Leal Buitrago*

* Sociólogo, fundador de la Revista. Actualmente es Profesor Honorario delas universidades Nacional de Colombia y Los Andes.

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que ayudan a explicar la participación de Colombia en laguerra de Corea y la vigilancia del Canal de Suez, fueron elhaber sido miembro fundador de Naciones Unidas yparticipar en el Consejo de Seguridad de esta organizacióny en otras de orden multilateral. Un factor adicional fue,como lo indica el autor, el anticomunismo radical de losgobiernos colombianos, que coincidió con el comienzo dela guerra fría, aunque entre los militares esta ideología nofuera aún visible.Esta importante percepción ideológica está consignada deprimera mano en mis primeras publicaciones, ya que tuvela suerte de vivir una experiencia militar directa que fue útilpara calibrar la importancia de los acontecimientoscastrenses, no sólo en el campo militar sino también en elconjunto de la sociedad. Aun con un conocimientoprofundo de los asuntos internos del Ejército, en mitranscurrir investigativo opté por darle prelación al contextopolítico y social de las instituciones militares y usar comosupuestos permanentes tales asuntos, con el fin de tenermayor precisión en las generalizaciones y comprender ladimensión política en países que como Colombia nuncahan gozado del monopolio legítimo de la fuerza y hanvivido buena parte del tiempo republicano con conflictosarmados internos.El Capítulo II, “Un caso de modernización dependiente: elEjército de Colombia y el modelo militar estadounidense”,muestra la tardía modernización militar en el árealatinoamericana, como lo señalé en publicación pionerasobre el tema hace casi cuatro décadas. Aunque esamodernización tuvo el sello inicial prusiano de maneraindirecta a través de una misión chilena, hubo influenciasde otras latitudes. Pero no fue sino hasta los años cuarentaque comenzó la influencia militar gringa. Este hechoexplica parte de la organización híbrida que tiene elEjército, como es el caso de la existencia de brigadas enlugar de regimientos, como lo afirma el autor. Un aspectoen el que habría que hacer mayor énfasis es en lainfluencia castrense estadounidense que proporcionó laparticipación en la Guerra de Corea. Más que aspectosformales, los oficiales veteranos de Corea que prolongaronsu carrera fueron los difusores no tanto de “la amistad conEstados Unidos”, como de la importancia ideológica deuna profesionalización militar. El prestigio e influencia detal oficialidad se extendió hasta los años 70.Merece atención especial la importancia del discurso delpresidente electo Lleras Camargo en el Teatro Patria, en1957, pues su influencia ha sido trascendental en términosnegativos, como lo indiqué también hace varias décadas. Sibien se entiende el tono del discurso dada la necesidad demostrar a los militares en plena transición de la Junta

Militar el deber de no interferir en la política—copada enesa época por el bipartidismo—, su contrapartida seconvirtió en dogma: la no ingerencia civil en los asuntosmilitares. La irresponsabilidad de la clase política al noasumir luego la dirección de la política militar y laconsecuente autonomía castrense en el manejo del ordenpúblico han sido la constante en casi todos los gobiernosdesde ese momento, con las desastrosas consecuencias quehoy padecemos.El Capítulo III, “La adscripción del Ejército colombiano almodelo militar estadounidense sobre el terreno”, presentados ejemplos emblemáticos: la creación de la Escuela deLanceros y del primer batallón de policía militar. Pero, conestos acertados ejemplos, el autor se queda corto frente asus implicaciones en el contexto político y social en que sedieron. La creación de la Escuela de Lanceros fue muyparticular, mas no así la de la policía militar, pues estecuerpo es común con sus funciones de policía en lamayoría de los ejércitos. Por otra parte, si bien es cierto queel entrenamiento antiguerrillero fue exclusivo en losprimeros años de esa institución, sus prácticas se replicanahora en muchas unidades militares.En la parte final del Capítulo III, el autor muestra lainfluencia militar indirecta que representó la Revista Militar,que sirvió de difusión de escritos castrensesestadounidenses, junto con el uso de reglamentos militaresgringos que llenaron un vacío en el contexto del país. Esimportante añadir que esta semilla intelectual dio frutosposteriores gracias a la experiencia en la Guerra de Corea,puesto que estimuló la elaboración de reglamentos propiosy la importante decisión del general Ruíz Novoa, comocomandante del Ejército, de crear lo que llamó la Bibliotecadel Ejército, que ha sido uno de los mayores esfuerzos deformación intelectual militar.Un comentario final sobre el último párrafo de lasconclusiones del libro. Pese a las enseñanzas militares deEstados Unidos y a la mejora en la organización del Ejércitocolombiano, como afirma el autor, la irresponsabilidadpolítica de la clase dirigente, la inercia de la autonomíamilitar derivada del discurso del presidente Lleras Camargo yla incapacidad de los altos mandos por asimilar laexperiencia de la lucha antisubversiva, llevaron al crecimientoy complejidad del conflicto armado que tenemos hoy. Pero,de nuevo, la asesoría y la ayuda militar estadounidense, estavez mediada por la presión política de ese país, sirvieronpara cambiar el dispositivo militar a partir de 1998 a favorde la lucha antiguerrillera. No obstante, la falta de visiónpolítica del gobierno actual ha desperdiciado estaherramienta represiva renovada, al dar prioridad a la fuerzasobre la política en la concepción de la seguridad.

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Fecha de recepción: octubre de 2006 · Fecha de aceptación: noviembre de 2006

EN LA ENCRUCIJADA, COLOMBIA SIGLO XXI. LEAL BUITRAGO, FRANCISCO (2006). BOGOTÁ: NORMA.

Las personas que como yo laboramos en áreas lejanas alos escenarios donde se ejerce o estudia la política,percibimos el país de manera cándida e ingenua, en elmejor de los casos, o con ignorancia, en la mayoría de lassituaciones. Somos los ciudadanos del común que vivimosen un país en desarrollo, pobre e inequitativo, malacostumbrados durante décadas a la violencia política ymás recientemente a la violencia del narcotráfico. Inmersosen un sistema social plagado por la corrupción tanto en loprivado como en lo público.La participación política de nosotros, los ciudadanos delcomún, se limita escasamente al sufragio, dentro de unsistema político donde las figuras rutilantes o las clientelashan reemplazado cualquier estructura de partidos, razónpor la cual nuestro ejercicio de la democracia se limita avotar a favor o en contra de las figuras con las cuales nosasedian; o aceptamos ser cooptados, muy seguramente porrazones económicas o laborales, por alguna de lasclientelas que han secuestrado el terreno de lo público.La violencia, de todos los orígenes, de manera aleatoria yerrática puede alcanzar y destruir nuestras vidas, la denuestros colegas, vecinos, conocidos o las vidas de esainmensa Colombia anónima y desprotegida, cuyasdesgracias solo alimentan estadísticas. Los ciudadanos delcomún somos actores mudos, testigos o víctimas de laencrucijada de la cual trata el libro que hoy se presenta. Dela encrucijada sabemos porque está ahí, agazapada en lamitad de nuestras vidas. Los diarios, semanarios y mediosen general, apremiados por el vertiginoso curso de loshechos, nos bombardean con cada escena mayúscula ominúscula, de manera que conocemos cada hoja de cadaárbol, pero jamás hemos visto el árbol y mucho menos elbosque.Lo más cercano a alguna forma de análisis de laencrucijada que vivimos nos la dan columnistas oeditorialistas, entre ellos algunos críticos rabiosos, otrosáulicos perpetuos o de turno. En medio de esta percepciónfragmentada, un puñado de profesores universitarios,estudiosos de nuestra realidad, de manera juiciosa, objetiva

y rigurosa reconstruyen el bosque que los demás no vemosa pesar de vivir en él.La encrucijada, Colombia en el siglo XXI seguramente serábibliografía obligada de los académicos que quieranentender el desarrollo reciente de nuestro convulsionadopaís; pero igual de importante a esta contribuciónacadémica innegable será el hecho de que esta publicaciónpueda llegar a un público más amplio, para que aquellosque nos limitamos a vivir la encrucijada empecemos aentenderla; podamos superar la ligereza y el cinismo dequienes sacan ventaja de las debilidades de nuestrademocracia; podamos superar la desesperanza y apatía dequienes no han encontrado razones para tener esperanza.Francisco Leal resume en la introducción este propósitosuperior del libro: “…La historia ya no es el producto dereducidas fuerzas dominantes que cuentan con laparticipación pasiva de la mayor parte de clases y grupossociales, como ocurría generalmente antes deladvenimiento del capitalismo. Por el contrario, cada vez esmayor el protagonismo de las fuerzas mayoritarias en losprocesos sociales. Sin embargo, si no existe una baseimportante de organización de estas fuerzas, los resultadosde la participación no serán los mejores, en el sentido deque tenderán a imponerse los intereses de minorías quebuscan cumplir con sus objetivos a como dé lugar. Asímismo, si no existe el conocimiento suficiente de losprocesos sociales para que las representaciones mentalesde la realidad coincidan en buena medida con esta,seguirán primando los intereses de las minorías en lasdecisiones políticas…” El mensaje es contundente: para que prime el interés delas mayorías, en primer término se requiere que dichasmayorías tengan organizaciones sólidas basadas en unamayor comprensión de nuestra realidad. Pensado así, elinterés del libro que presentan hoy Francisco Leal y suscolegas, desborda claramente el solo interés de lacomunidad académica, siendo este trabajo una de lasformas como nuestras universidades—acusadasusualmente de vivir en sus torres de marfil, y enparticular la Universidad de los Andes juzgada por suubicación geográfica “de frente a Monserrate”—contribuyen de manera seria, significativa y eficaz adesenredar la encrucijada en la cual evidentementevivimos.

José Rafael Toro*

* Vicerrector Académico, Universidad de los Andes.

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