Revista Católica de Las Cuestiones Sociales. 2-1904

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A«o X. FEBBKBO DB 1904 NÚM. 110, REVISTA CATÓLICA DE LAS CUESTIONES SOCIALES EL SOCIALISMO y EL «nOTU PROFRIO„ DE PlO X El documento pontificio «Motu proprio» de S. S. Pío X, promulgado á mediados de Diciembre último, dictando re- glas para la acción popular cristiana contra la acción y erro-: res socialistas, según las normas trazadas en las encíclicas Quod ApostoUci muneris, Eerum novürum y Graves de com'. muni y la Instrucción de 27 de Enero de 1902 emanada de la S. C. de Negocios Eclesiásticos Extraordinarios, da carác-: ter de actualidad á la consideración del socialismo en rela- ción con la propiedad privada, el trabajo y la fe católica, puntos principales que desarrolla el «Ordenamiento funda- mental» parte dispositiva del documento citado. Aun sin este motivo de oportunidad siempre será útil que revistas y periódicos católicos divulguen incesantemen- te la verdad y soluciones católicas en estas cuestiones que continuamente agitan al mundo en nuestros días: y ya dijo el gran Windthorst, de santa y perdurable memoria, que más que decir cosas nuevas importa repetir las verdaderas y sabidas, mostrando con esto la mucha prudencia que siem- pre presidió á sus trabajos que bien pueden decirse apostó- licos, pues ciertamente cambiaron la faz de todo un im- perio. No ignora nadie que entre los socialistas demócratas hay machos, singularmente sus jefes más conocidos, que niegan

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  • Ao X. FEBBKBO DB 1904 NM. 110,

    REVISTA CATLICA DE L A S CUESTIONES SOCIALES

    EL SOCIALISMO y EL nOTU PROFRIO DE PlO X El documento pontificio Motu proprio de S. S. Po X, promulgado mediados de Diciembre ltimo, dictando re-glas para la accin popular cristiana contra la accin y erro-: res socialistas, segn las normas trazadas en las encclicas Quod ApostoUci muneris, Eerum novrum y Graves de com'. muni y la Instruccin de 27 de Enero de 1902 emanada de la S. C. de Negocios Eclesisticos Extraordinarios, da carc-: ter de actualidad la consideracin del socialismo en rela-cin con la propiedad privada, el trabajo y la fe catlica, puntos principales que desarrolla el Ordenamiento funda-mental parte dispositiva del documento citado.

    Aun sin este motivo de oportunidad siempre ser til que revistas y peridicos catlicos divulguen incesantemen-te la verdad y soluciones catlicas en estas cuestiones que continuamente agitan al mundo en nuestros das: y ya dijo el gran Windthorst, de santa y perdurable memoria, que ms que decir cosas nuevas importa repetir las verdaderas y sabidas, mostrando con esto la mucha prudencia que siem-pre presidi sus trabajos que bien pueden decirse apost-licos, pues ciertamente cambiaron la faz de todo un im-perio.

    No ignora nadie que entre los socialistas demcratas hay machos, singularmente sus jefes ms conocidos, que niegan

  • 66 MANIIE- S. ASRXSIO el carcter expoliador de sus doctrinas. El mismo Marx en el prlogo de una de sus obras escribe estas, palabras: No es mi iitenoin atacar la personalidad del capitalista y del propietario. Lo cual parece indicar que no maquina contra el capital y la propiedad privada existentes, los que juzga como simples categoras econmicas que han de desaparecer por evolucin natural y no por la violencia.

    Ms explcitos son otros de la secta, como Lasalle, in-culcando al obrero que toda propiedad legalmente adquiri-da es inviolable y sagrada dando entender que el socia-lismo no espera su triunfo de la fuerza de expropiacin, sino de la conversin paulatina de lo particular y privado en p-blico y social.

    Todava otros, como Paulsen, afirman el concepto de la propiedad privada (aun imperando el socialismo) sobre ca-sas, jardines, etc., con todas las consecuencias legales que ahora tiene, saber: con el derecho de legar y donar re-galar, consumir guardar, vender y prestar semejantes cosas.

    Pero todo esto no son sino internas contradicciones, sin las cuales no pueden vivir los sistemas absurdos, si es que tales palabras de Marx, Lasalle, Paulsen... son sinceras y no polvon de oro arrojados los incautos para hacer prosli-tos, aunar fuerzas y asestar la institucin un golj)e mor-tal, decisivo, mansalva y sobre seguro.

    Vamos verlo. Entre las clases especies de socialismo, describe el Pa-

    dre Cathrein el socialismo democrtico, diciendo que es el sistema econmico que da al Estado la propiedad inaliena-ble de todos los medios de trabajo y el poder do organizar mediante el estado democrtico la produccin y distribucin de todos los bienes que hasta ahora son objeto dol comercio y de la industria. Ahora bien, siendo el Estado el iiico po-seedor y dispensador de los medios instrumentos dol tra-bajo humano y este trabajo, organizado por la voluntad de los ms en la sociedad, democrtica mente, la conclusin es qtle el iStad ser el nico propietario, y todos los subditos (bra nacin, ora humanidad, la SQciedad regida por ese Esta'

  • E L SOCIALISMO Y KL MOTU PROPRIO DR PO X 67 do) poseern en el Estado colectivamente y usufructuarn se-gn distribucin acordada por mayora en el sufragio uni-Yorsal y ejecutada por el Estado: todo lo cual reduce el con-cepto de propiedad privada un puro juego de palabras.

    La razn es que la propiedad exige la vez la ocupa-cin y el trabajo conforme la independencia jurdica del hombre que libremente pone los medios para realizar la conjuncin do la cosa apropiable con su persona apropiante segiin las condiciones que hacen lcitos esa ocupacin y ese trabajo; lo que supone en la cona que carezca de derechos, que sea nullius y de exclusivo uso: y en la,persona, la tenen-cia con voluntad manifiesta de retencin de la cosa y empleo legtimo y libre de sus facultades para realizar la apropia-cin de lo apropiable.

    Ahora bien, donde el hombre trabaja, no segn su ini-ciativa libertad personal, sino segn la organizacin im-puesta por la voluntad social mayora, ni emplea los me-dios do trabajo en la ocupacin de lo apropiable segn su independencia jurdica, sino en cuanto los recibe del Estado y mayores, no usa de la cosa conforme su propsito y esfuerzo, sino en cuanto el Estado le concede participacin eu lo producido, no cabo derecho la propiedad privada, no cabe ms que el salario utilidad fija que paga el Estado hecho arao, del que todos los hombres (en el municipio, eu la nacin en el mundo) son jornaleros. Tal es en este punto la consecuencia del socialismo!

    A poco que se reflexione se ver cmo tal consecuencia llega al lmite del absurdo, pues con ella se destruye, no ya la propiedad, sino la independencia esencial entre hombre y hombre, quei es de naturaleza.

    Anticipndose estos delirios 8anto Toms, esto es, la filosofa cristiana, los refuta, y ensefla que la Naturaleza, para el bien comn, exige el derecho de propiedad privada en los hombros, baso inconmovible y principio fecundsimo de toda racional economa donde asientan y viven estos dos factores de la felicidad terrena: Xo, produccin y l^, conserva-cin: y da estas tres razones que legitiman y explican la pro-piedad privada: 1." Porque cada cual.es ms solcito en pro-

  • 68 MANUEI, S . ASENSIO

    urar algo que convenga l solo, que lo que es comn todos muchos. 2." Porque se manejan ms ordenadamen-te las cosas humanas si cada uno incumbe el cuidado pro-pio de mirar por sus intereses. 3." Porque es ms indestruc-tible la paz social, teniendo cada uno lo suyo. Y Su Santi-dad Len XIII en su encclica 7)? conditione opi/ficum lo corrobora diciendo que el hombre tiene la facultad no solo de usar, como los dems animales, sino de poseer con dere-cho estable y perpetuo, as las cosas que con el uso se con-sumen como las que, aunque usemos de ellas, no se acaban y que *la propiedad privada es claramente conforme natu-raleza doctrina que mantiene el Motu proprio de Po X en la ordenacin cuarta de sus reglas.

    TI

    Si el trabajo crea la riqueza, &\producto corresponde n-tegramente al trabajador; la parte que se apropia el capita-lista es ilegtima, es un suplemento de trabajo que constitu-ye la explotacin del capital. Son palabras de C. Marx, con las cuales terminantemente afirma que la riqueza, la produccin, nace exclusivamente del trabajo, pues de otro modo, esto es, si reconociera la existencia de otros factores productivos, sera injusto el asignar al trabajador todo lo producido ntegramente.

    Por si en esto quedara alguna duda, viene desvanecer-la otro socialista, Bebel, que en su obra Nuestros fines, (p-gina 30) dice textualmente: E1 trabajo de ms valor ser mejor retribuido, pero slo el trabajo* entendiendo por tra-bajo solamente el empleo actual de la activkUd del hombre sobre la materia til'transformada hecha productiva por esta misma actividad del trabajador.

    Para mostrar el absurdo de este principio socialista bas-ta recordar que la riqueza, en el sentido que impropiamente le dan loa economistas^ sea la suma de bienes apropiables y tilea la vida y la comodidad del hombre, no la pro-duce solo el trabajo, porque ciertamente de nada sirviera el trabajo gin la materia en que se ejercita. Luego para produ-

  • E L SOCIALISMO Y KL MOTU PROPRIO DE PO X 69 cir riqueza es indispensable la materia, que la da la Natura-leza y el trabajo que pone el hombre: y de estos dos elemen-tos, no es precisamente el trabajo el ms importante, puesto que ste se reduce solo a modificaciones en las substancias materiales, mientras la Naturaleza ofrece estas substancias expontneamente y muchas en condiciones de ser apropia-das y utilizadas sin ulterior modificacin. As, pues, la jus-ticia exigira que la riqueza producida con el trabajo se re-partiera, por lo menos igualmente, entre el trabajador y la Naturaleza si esta fuera sujeto de derecho con necesidad de consumir lo producido. Mas como la Naturaleza en aquello que es posible es objeto su vez de propiedad para servir al hombre (individualmente, con exclusin de todo otro,) con sus energas en cuanto estas contribuyen la produccin n beneficio exclusivo de su dueo (primer ocupante sucesivo segn legtima adquisicin) resulta que ha de tener su par-te en lo producido con trabajo, razn en que so funda la ren-ta en el ms lato sentido de esta palabra.

    Adems de estos agentes nicos irreducibles de pro-duccin, la naturaleza y el trabajo, hay un auxiliar podero-so, el capital, (fijo circulante, instrumental amonedado) que facilita, perfecciona, aumenta y avalora la produccin. El capital, cuyo fundamento es el ahorro, debe tener su par-te legtimamente en lo producido con su auxilio. Y esto, ora se le considere como medio propio, extraordinario, puesto personalmente por el trabajador, ora como fuerza aadida las fuerzas naturales para la produccin, porque el capital no es ms que la parte de riqueza sustrada al consumo, pa-ra con ella obtener nuevos productos.

    El capital, pues, no es en realidad sino fruto del trabajo y por lo tanto propiedad privada del trabajador, que su in-genio, actividad, prudencia y honestidad de vida morali-dad pone en la obtencin de la riqueza para conservar, pro-ducir reproducir con menos esfuerzo y ms abundante-mente.

    Quitar al capital su participacin remuneradora, es real-mente despojar al trabajador de lo suyo: expoliacin tanto ms irritante cuanto sin posible compensacin en la teora

  • 70 . MANUEL S . ASRNSIO

    socialista que infrinje el derecho do naturaleza atacando al capital cuya legitimidad y necesidad se propone en la regla quinta del Motu proprio de Su Santidad los fieles hijos de la Iglesia.

    III

    De nada sirven palabras ms vigorosas do la accin po-pular, sin el ejemplo, viene decir el Padre Santo, donde brille la fe de Cristo, cuya luz se disiparn las tinieblas del socialismo.

    Si es hertica toda proposicin que contradiga directa indirectamente la verdad revelada y enseada formalmente por la Iglesia como dogma, el socialismo en su principio fun-damental es hertico por evidentemente materialista.

    Las declaraciones del socialismo en este punto son muy explcitas no obstante que el Congreso de Grotha habla de religin (en su conclusin sexta) y que algunos socialistas se declaran monistas para huir el calilicativo de materialismo que con harta justicia recibe el sistema. Porque en la citada conclusin de Gotha, la religin es tenida no ms, que por cosa particular asunto de cada uno, con lo que se afirma que la colectividad no se cuida de la religin de sus miem-bros sea esta verdadera falsa, lo que implica la ms abso-luta separacin del Estado y la Iglesia y el ms absoluto li-brecultismo, todo ello opuesto directamente la lieligin ca-tlica y por tanto hertico y errneo.

    Coufi mani socialistas los ms conspicuos como el ya ci-tado Bebel, secviaz en la blasfemia, del blasfemo Heine, en-seando que el cielo no es de los hombres, sino para loa n-geles y los gorriones; y Dietzgen que dice: Si la religin consiste en la fe, en seres y fuerzas supra-mundanas inma-teriales, en la fe, en dioses y espritus, la democracia socia-lifta es irreligiosa. En el lugar de la religin pone ella el sentimiento de la flaqueza del individuo que para su perfec-cin necesita de completarse y subordinarse la comunidad. La sociedad humana civilizada es el Ser Supremo en que te-nemos fe. (Cit. do Cathrein).

  • Ef. SOCIAUSMO Y F.h MOTU PROPRIO DE PO X 71 Para qu ms pruebas de la heterodoxia y materialismo

    socialista? Y en cuanto al carcter y accin revolucionaria del so-

    cialismo quin los desconocer, que solo lea peridico de una veintena de afios esta parte?

    Predicar diario las injusficins xocialen, ensear que es-tas supuestas injusticias dependen no ms que de la actual organizacin de los poderes pblicos y proponer una nueva que acabe radicalmente con lo existente, hombres necesi-tados, los cuales se les arranc previamente la fe catlica para ponerles ante los ojos los execrables ejemplos de una plutocracia sensualista (que no es cristiana, si no materia-lista como el socialismo mismo) para ms hartarlos de odio y sed de venganza no es excitar la lucha cruenta, sedicio-nes y turbulencias?

    En vano Marx, Lasalle y tantos otros se lavan las mano con sus hipcritas respetos los hechox hinf)'icoft origen de la propiedad y el capitalismo actuales (como ellos dicen) no lograrn jams contener la feroz jaura de los impacientes desheredados cuya hambre no sufre el lento caminar de la evolucin marxista, creyendo, y con razn, que es ms fcil ahogar en sangre y consumir fuego vivo (como los comn-nixta hiternacionalistait lo intentaron ya en Francia, en Espafia, en Blgica, en Inglaterra) las tiijusticiaii que estoi-ban el imperio del socialismo!

    Si no hemos de perecer manos del socialismo democr-tico, necesario es que la Democracia cristiana se apreste la accin popular teniendo por base los principios de la fe y de la moral catlica, para no lesionar en modo alguno ningn derecho inviolable y los ricos cumplan los deberes de justi-cia y de caridad y los pobres los suyos, que clara y distinta-mente enumera Po X en su Ordenamiento fundamental pa-ra los ricos y los pobres respectivamente.

    MANUEL S. A S E N S I O . Abogado.

  • 31-1 E=>I20SI-.E]lv
  • El. i'iU)nf,i:MA sociAi, Y K, CLKHO CATLICO 73 dor do varios pcridicos (jue j)or el ao 18M) contaban (jon niAs de CO.OOO su8crii)tore8, autor de varios folletos contra la usura que es la ])laga socal ms extendida y arraigada en el jias de Treveris, camiio de o])eraciones de a
  • 74 LKN LIVM, U A M U S juMVsiu mdiea
  • El, I'HOULKMA SOCIAI. Y VA. CKKKO CATMCO 76 lo, de las necesidades materiales de los trabajadores, porque liara del sacerdote iin lionibre mitad relifi:ioRo y mitad laico, un verdader( lioinbre de iiejocios. Y presumimos (pie as suce-der poi'pie diario S4i esti'i en todas ])artes oyendo (pie el sa-(M'rdote debe limitarse i'i |)rcdicar, (bcir misa y administrar los Sacraiiientos dentro del templo, sin ine/clarse en aquellas cosas (pie no sean i)nrainente relifiosas. La'n'n (onsccueneia estas alirmaciom^s del jurtendido divorcio entre la r(dif;i(')n y las (lMiiis esteras de la vida, es (Huno tiurilmente laiede compreiKb'iS^ una teora lanzada ])or los eneniifios de la Igle-sia y despus, ])or desairada, rccofiida, al menos ir(ticaniente, por alfiiinos de los que se llaman cat(')licos. lisa iretendida y en f;rati parte consefiiida rele^ aiMMi del clero las sacristas, y la foruiac.ic'in (bi una teoloja abstracta sin ]iensar en su apli-caci(')n la vida, lia venido (asi liacer ipu^ se extienda una idea imiy etpiivoeatbi r(si>ecto (b^ la misiai del sacerdocio y casi se liara ('(insistir la iiertecci'iii sa(H'i(lotal, como dice La* ))eyre, en una especie de reelusicn voluntaria y sist(>mtica, donde iiermaiu^zea alejado del fi^atro en qiu* se realicen y cometan los vicios, jiecados y an (imenes, para evitar el e-(inta}i(). Semejant^ condiuta sealada al (dero, podrl comiia-larse la o el nudico (pie en tiempo de epidemia rednjem sil actividad {)r asuntos de esta vida jiara infiltrar en ellos una religi('m de amor, no es ojiini'in aislada y ms (') menos res])ctable, es la misma doctrina d(^ la Iglesia, es ya mandato del Sapremo tlefe de los catlicos y jior tanto del clero, pues ya Lei'm X I I l dijo: no liay eiertamente persona (\ue imeda condenar un celo que, conforme con la l(y divina y bnmana, no tiene otro objeto que llevar una sitnacitni ms apetecible los que ganan su vida (!on nn trabajo manual, jiroenrarles iioeo ti ])0(;o, medio de asegnmr su porvenir y (pie imedaii en sus casas (on sus fami-lias ]n'acticar libreiiuMite la virtud y eumiilir sus deberes reli-Kiosos. Tal es el fin, tal es la obra de los (pie qniran que el esjiritii cristiano eleve dicdiosaniente al pueblo y le jireserve

  • 76 L E N L E A I. R A M O S de la peste del socialismo. V esto,dice el iiiismo I'ajta en otro sitio,no solo por medio de socorros jiasajeros, sino con instituciones i)ermanentes que den medios de atender ,1 sus nec'sidadcs las clases laboriosas. Y \M)V fin, de manera an ms terminante se exjtresaba el mismo rontitice en Mayo de 18!);?, dii'igindose Mons. Doutreloux, obispo de Lieja: Conviene sobre ^odo,'deca, que exorfis miextron sacerdoien para que vayan al pueblo: ya no pueden quedar encerrados en suH iglesias y rectorales: hay que animarlos del espritu apostlico de un San Francisco Jater, el cual iba sin des-canso de una parte otra, predicando todos las doctrinas de Cristo.

    Hay que restaurar todas las cosas en Cristo, ha dicho el Ton-tflce reinante en su Encclica de 4 de Octubre de lMCi. (jon esto quiere el Papa que renazca la perfeccin en tt)do y por todo, porque todo lo que ha sido creado, t

  • E L I'HOULEMA SOCIAL V KL CLRHO CATLICO 77 tre loH diversas clases de la sociedad segn las leyes y las institu-ciones cristianan. Ahora bien, Jesucristo ha escogido algunos hombres especiales, una jerarqua determinada, para guardar, propagar, predicar y aplicar su doctrina y el clero por lo tanto as escogido no tiene derecho i)ara desentenderse le esa apli-cacin. (.Maro es, que no todo lo ha de hacer directamente, pues hay que distinguir la accin directi y la accin indirecta del clero, ya que de que el cristianismo no sea extrao nada no se sigue que el clero haya do ocuparse de todo, personal y di-rectamente, pues ha de enderezar tambin su accin atraerse 4 los seglares para que le ayuden imitndole, puesto que to-dos debe ofrecerse como modelo. Bien claro lo dice el mismo Papa Po X, que si todos los fieles deben restaurar todas las cosas en Cristo y aspirar la perfeccin esta obligacin per-tenece principalmente aqul que ejerciendo el ministerio sa. cenlotal es llamado por esto otro Cristo, no solamente porque participa de los poderes de Jesucristo, sino porque debe imi-tar sus obras y por tanto reproducir en si su imagen.

    Si evidente es que el clero debe hacer algo por aflojar esa tirantez de relaciones que separan esas dos clases que en el siglo llamado de la burguesa han entablado feroz y fraticida lucha, solucionando as la cuestin social, que eso se reduce, es lio menos evidente que debe proceder con un tacto exqui-sito, con una cautela extremada, adoptando su aecin las cir-cunstancias de lugar y tiempo, pues como observa atinada-mente Hitze, es preciso distinguir lo que puede decirse en el pulpito y lo que es ms propio de la tribuna popular; en esto no conviene usar en ningn caso el lenguaje serio y severo que conviene usar en la ctedra del Espritu Santo, tampoco deben confundir los ministros del Seor la ira santa con las pasiones personales, ni con las formas descomi)asadas y des-compuestas que algunos emplean, siquiera no estn inspiradas en mviles bajos y mezquinos; la inoderacin es una de las princii)ales cualidades que deben adornar al sacerdote. Por eso debe poner e8i)ecial8mo cuidado en no faltar lo que el amor y la caridad jtrescriben, teniendo en cuenta que una im-prudencia s capaz de desacreditar la mejor causa. El sacor-d()t( debe mostrarse siempre indulgente, lo mismo cuando ab-

  • 78 LF.N L E A , R A M O S suelvo al penitente en el oonfesonario, que cuando defiendo en la tribuna los derechos del ])nel)lo. Tero en todo caso su acti-vidad debo pro])oners(" aljco nis que promover a}ita
  • E L IMlOllLlMA KOCIAI. Y KL (JLBKO CATLICO 7 9 esecialiruiite rui'al, es sincera y profundamente creyente, en las ms t!s indiferent*', ]ero an no toteada de los vicios que dcstiiiycn el corazn del i)roletariado del continente, y en las nu'uos est ya ])erv('rtida ior la propaganda socialista. De a(|n resulta (jue sera sumamente fcil al (dero atraerse la (!asi totalidad de la masa obrera esjtaola, cuando esta viera en los lie
  • 80 LEN LEAL RAMOS gos del sacerdote que fueran amos, patronos, fabricantes propietarios, i)or ser verdaderos modelos dentro de su clase en lo que respecta al trato con los criados, obreros y de)endieii-tes, pues os de muy mal efecto y contribuyo mucho la im])-pularidad de un cura su amistad con patronos y araos que ])()r su inicua conducta con los obreros i)arecen todo menos catli-cos. Dedcese de aqu que no debe tener amistad con ricos que no saben serlo cristianamente, de i^ual suerte que no debe tenerla con un criminal una persona prostituida, lo cual no quiero decir que haya de evitar todo trato con tales personas, pues precisamente el trato con ellas habr de ser tal vez ms frecuente i)orque necesitarn ms tiempo para traer al bnen camino esos que tanto se desviaron de l.

    Solo es preciso buena voluntad para vencer las dificulta-des grandes pequeias que puede ofrecer la gloriosa campa-a que habr de comenzar al momento, uri clero celoso do su prestigio, amante de sus glorias, fiel complidor de la voluntad divina. A trabajar con ardor y desinters, no cejar en la magna empresa hasta no ver encarrilados por la senda de la virtud cristiana todos, ricos y pobres, grandes y pequeos.

    Porque cif^o grandsima esperanza en la accin social del clero no me cansara jams de insistir sobre esto, exortando los rtiinlstros del Seor salir de su pasividad, trasmitiendo unos y cumpliendo todos las rdenes supremas del Sumo Pon-tfice, fiel intrprete de los consejos y mandatos descendidos de lo Alto. Mas esperemos confiadamente en que en no lejano plazo, habr el clero catlico probado la faz del mundo que como dijo Montesquieu la Religin Cristiana que no tiene al parecer ms objeto que la felicidad de la vida futura, forma tambin la de la presente.'

    LIE6N LEAL.

  • EL inPUESTO PE CONSUnOS Y EL SISTEMA

    l i i

    Cualquiera otro objeto y signo de riqueza son ms iiupoui-' bles que los artcmlos de i)rimera necesidad gravados por e^l impuesto de Consumos, atentatorio eomo ninguno de los exis-tentes los menguados recursos del pobre, y por consiguiente, del obcero; pero los inconvenientes y obstculos que A Ja sustitucin de este tributo expusimos en el anterior artculo hay que agregar las mltii)le8 necesidades, muchas de ell8 ctioias de la vida moderna. Son estas, la mayor parte de las cuales atiende el Estado,las que obligan reforzar los im-puestos, ^n de acudir las exigencias de una civilizad^ sensual, ansiosa de toda clase de regalos y deleites sibarticos, En satisfacer, por \iaciu tutelar esas exigencias del goce y del liyo; convertidos ya en honda y extensa llaga pblica y en sostener, couxo ya d^imos, la complicada maquinaria burocr-tica, que eu proporcin de sus ocioe, necesita de dia^ en da, iuayor nmero de rganos lo ms perfecto posibles, consumen los gobiernos uu^ colosal suma de ingresos, vindose obligados extender indeflnidameutit los artculos y conceptos de .tribu-tacin, hasta, encerrar en la monstruosa malla exactora casi todos la- manifestaciones de la riqueza y del trabajo social.

    Llmase ahora exigencias- de civilizacin y de cultura lo que todava, pesar del extravio del sentido comn y de perversin del sentido moral, se considera vicio y desenfreno en la sociedad domestica, es saber; la sensualidad y el des-pill'arro. En las casas de i>er8onas cristianas y aun de aquellas que en el naniragio de la piedad y de la fe, han logrado salvar restos de razn y de moralidad, no se confunde la natural exi-gencia de una comodidad prudente con los extremotlqs y ver-gonzosos refinamientos de una existencia delicada, afemin^a y muelle, lii se consideran elegancia y buen gusto la vanidosa O0teat)cLn y 1 soberbio &u8to abigarrado y barroco. Sent^ l-

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  • 82 ENRIQUE GII , Y ROULES Hez, desahogo, decoro y estptica debe ser el ideal de las aco-moda
  • E L IMPUESTO DE CONSUMOS Y EL SISTEMA 83

    mente ii pensadores y patriotas de todos los paises y que ha provocwlo en Francia la creacin de una Uga benfica titulada Le retovr avx champs, fundada por (laston Delherde, el aj-logistii y an cantor de las ventajas y encantos de los horacia-nos paterna rura, ser objeto de un detenido estudio acaso en el artculo del prximo mes. Ahora slo debemos sealar el hecho como uno de los que mis contribuyen alejar la posibi-lidad inmediata de sustitucin, an parcial y gradual del im-puesto de (Consumos, que se recomienda los apuros del fisco concejil, por pinge y expedito.

    l'orque esta aglomeracin antinatural, antieconmica 6 im-l)oltica, exige para contrarrestarla atenuarla al menos, enor-mes esfuerzos y dispendios en el oficio, directo indirecto de liigienc (m las (udmles regularmente populosas, pero sobre todo m las que alcanzan el vecindario de Madrid, Barcelona, Hevilla, etc.

    Los pueblos pequefos, las villas y an las ciudades ms re-ducidas, no necesitan, i)or su fcil ' inniediato contacto con el pnro ambiente campesino, las anchas vas, los interiores jardi-nes y an (xtonsos parques (jue exigen los grandes centros para indisi)en8able8 respiraderos de la poblacin, amontonada por una porcin de motivos, antinaturales en su mayor parte. En tales poblaciones, ms que exigencia de comodidad, de or-nato y de recreo, que son attmciones lcitas y tiles, pero no precisas ineludibles, constituyen una necesidatl indispensa-ble y urgente las ciillos y plazas es}>aciosaa, el artificioso huer-to urbano, arbreo y Horido, y an el amplio bosque, cxjn que, corrigiendo, con arte, la obra contraria la naturaleza, se pro-cura, se busca, (;osta de colosales gastos, esa interposicin saludable del campo, entre los populosos barrios enfermizos-ansiosos de caricias oxignales. (1)

    No es esto solo. Los Ayuntamientos van renovando las

    (1) No se pasar mucho tiempo sin que el Retiro (Parque de Ma-drid), sea un ancho jardn Interurbano, acaso insuficiente, si conserva la actual extensin para el desahogo de los grandes barrios que lo rodeen y encierren en el casco de la ciudad. Por de pronto perder una gran parto de su carcter de campo y la deleitosa condicin desu sig-nifloativo nombro tradicional.

  • 8i ENIUQE GIL Y ROBLES viejas ciudades histricas, tan tpicas, caractersticas, de tan prctico tradicionalismo y aun efectiva esttica arquitectni-ca, y lo hacen no solo por razt'm de higiene y de ornato, sino por insjracioncs de un guMto depravado y plebeyo, que les mueve socialistas abusos de expropia
  • E L IMPUESTO DK CONSUMOS Y KL SISTEMA S6

    os Municipios con los de las ciudades- estados en cnanto las funciones que la ley municipal impone como obligatorias. De estas, unas corresponden realmente los pnebloa; pero ot ras son oficios tutelares que el atraso la decadencia de l sociedad tni8la

  • 86 ENRIQUK GIL Y ROBLES satenderlos se imponen cargas superiores sus recursos, si es que, por exigencias de la comodidad por sugestiones de la emulacin, excitada por rivalidades entre pueblos vecinos, por envidias de campanario, no se lanzan locos disjjendios, que es muy oca8ona
  • E L IMI'URSTO DE CONSUMOS Y EL SISTEMA 87

    ciones que se atribuyen al Sr. Osma, y que son muy propias y dianas de (il, se estrellen contni los obstculos insuperables que opone el sistema. Porque ya se ha dicho que la reprexen-twin ])()ltica aetual flucta y vacila entre dos atracciones ini[)iilso8 contrarios: la rifiirosa disciilina de partido, tal como la (intiendc y exifc el rRiinon parlamentarista, singularmente en ls]mna, y los iiiterscs de (lase, industria y localidad, cada da ms inii)erioao8 indisciplinados, por lo mismo que cada ve/- ms se ins)>iran y orientan en conveniencias meramente utilitarias, divorciadas del superior principio concertador y armni sin de las mayora y es el temor de que las utilidades com-prometilas en el distrito por el discurso por el voto, favo-rables al Ministerio, comprometan su vez la renovacin del mandato. Por eso los clamores de los intereses locales, heridos menguados, hallan eco en las Cmaras, y, suscitando divi-siones y disidencias, ponen en peligro la vida del gobierno, (lue se cree en el caso, aunque no lo haga por apetito del poder, de aplazar desviar indefinidamente el proyecto, fin de desarrollar todo lo restante de su plan de poltica y admi-nistnwjin. KsU^ motivo agregado al ya expuesto de la insegu-ridad 6 iruiertidumbre de los nuevos ingresos sustitntivos, (|ue, por mal clculo mala recaiulacin, pueden resultar me-nores de lo supuesto, con las consiguientes mermas y crisis en las finauicas, van, segiiramente, detener impedir la be-nfica accin innovadOTa del Ministro, contenida por una pru-dencia que, dadas las circunstancias del sistema, y atenin-dose sus naturales exigencias, aaso sea aventurado in-justo calificar de prudencia de la sin razn, del egosmo y del miedo.

    Tampoco hay que olvidar que este impuesto, bajo su fonna y apariencia absurdamente igualitarias, es la contribuciD ini-cua que pesa principalmente sobre la clase ms necesitada y desvalida; es la contribucin del pobre, esto es, de la plebe y de aquellas inferiores capas de la clase media, vecinas de los menesterosos en escaseces y aflicciones. A la gente acomodada

  • 88 ENRIQUE Gil, Y ROBLES la afecta mucho menos; y si la molesta y perjudica, no la apre-mia, {Uiongoja y atribula; antes bien, ms a^ importa que no so traslade el impuesto otras manifestaciones de la riojueza y de la industria, de las que obtienen muchas ms ganancias lue perjuicios les originan los Consumos, que pesan principalmente sobre el proletaria
  • U s E^cuebs del Ave f\\ti\ y 5u tr3isceo
  • 90 AMANDO OASTBOVIKJO

    tico procede la generacin de la inmensa lnea, as yo, ain duda, puedo por mi insignificancia presentarme i'i vosotros el pri-mero, y contar, por lo mismo, con vuestra proverbial benevo-lencia.

    Y, si atendis A lo dicbo, ya hallaris justificado el asunto de que quiero hablaros. Si esto es el balbucir de un centro ca-tlico, fiel representacin del coi-azn creyente, si esto es, por decirlo as, la primera palabra de un lenguaje que se perfec-cionar con los que me sucedan, yo no puedo, ni debo hacer otra cosa sino repetir las primeras palabras del idioma caste-llano; las primeras frases de la Redencin, la primera jacula-toria que me ense mi madre siendo nio; y por otra parte, estando en el ao jubilar de la Virgen sin mancha, en esta ciu-dad mariana por excelencia, no puedo, no debo, no quiero ms que saludar la madre de Dios, pronunciando ante vosotros el Ave Mara. Pero claro es que no voy rezar, aunque en el fondo de mi alma suene para m la dulce harmona de la ple-garia; claro que voy exponer vuestra consideracin lo qne son las escuelas del Ave Mara, pero esto mismo comprueba la verdad de mi anunciado intento, pues las escuelas del Ave Mara son para los nios, y as del todo resultar inicial esta conferencia, inicial porque implica la salutacin del ngel, que fu el principio de la salud del mundo; inicial porque me fuerza repetir lo primero que las madres espaolas ensean sus hyos; inicial en fin, porque entraa el arduo problema de la educacin de la infancia, qne es el principio del orden y de la prosperidad de las naciones. Adems no poda hacer traicin > mis sentimientos y acordarme de Granada, con olvido de Se-villa, y pens por ello que discurrir acerca de las escuelas del Ave Mara y su trascendencia social, esbozar ante vosotros el cnlto, progresivo, democrtico, liberal, patritico, revolucionar rio, y genial pensamiento de mi insigne maestro y venerado amigo D. Andrs Manjon, tratar de hacer comprender cmo en una obra nea, reaccionaria, clerical en suma, se encuentra el fermento de la regeneracin patria, invocar para ello el Ave Mara era resurgir von un solo nombro todo un pasado de glorias y de triunfos, era recordar la fe de Sevilla por un mis-terio qne dio inspiracin al genio de sus poetas, luz la paleta

  • LAS KSCXTELAS DKL AVE MABA 91 de sus pintores inimittiblcs, ciencia sus sabios, piedad al l)ueblo, moralidad la vida, caridad heroica los ricos, unin indestructible A sns varias clases sociales; era unir con una frase dos ciudades, que no .pueden separarse, y de la misma manera que el Darro y el Genil abrazados so unen al Guadal-quivir, como para traer de la liistrica ciudad de los cnnenes la opulenta Sevilla un homenaje de los Reyes catlicos al San-to rey Fernando; la tradicional fervorosa devocin de Sevilla por el misterio de la Inmaculada que ha consagrado el mundo todo al diputarla como Ui tierra por antonomasia de Mara San-tsima, la une inseparablemente Granada y nos trae A la memoria al insigne caudillo Hernn Prez del Pulgar, el de las hazaas, en el momento en que tom posesin del ltimo baluarte agareno en Espaa;i)ico suceso religioso, i)atri-tioo, europeo, mundialconstituy la nacin espaola, en el nombre del Ave Mara, al clavarle con su daga en las puertas de la primera mezquita granadina; con lo que parece incitar-nos (i que imitndole, y con la propagacin de las Escuelas del Padre Maiyn, reconquistemos de nuevo la Espaa que dio A la impiedad nuestra pusilnime cobarda y hagamos una patria nueva cual la antigua de grande, fuerte, rica, sabia y gloriosa, segi^ corresponde la nacin que se denominara Espatu, por-que no poda la unidad en ol nombre dar idea de la prepoten-cia que alcanz bajo el excelso patrocinio de la Virgen titular de las Escuelas, objeto de mi conferencia.

    Quin no conoce las Escuelas de D. Andrs Manjnf El valle en donde est enclavada la colonia matriz, justa-

    mente denominado del paraso, junto \& ribera del Darro, pre-senta hoy la meditacin del socilogo motivos para abismarse en hondas lucubraciones, y dar maana al historiador materia para narrar sucesos de trascendencia tamaa como las luchas de las dos civilizaciones que se presentan como enemigas y simbolizadas en los monumentos que coronan las cuencas del ro preferido por los poetas para sus cantos. Dominando ese

    . vall^ ^ en las apacibles soledades del Sacro Monte, erigido sobre los hornos que levant el paganismo para calcinar los varohes apo8tlicx)S, compaeros do Santiago el Mayor su venida para evangelizarnos, Yente i la mgica Alhambra, erguida como

  • 92 AMANDO OASTEOVTBJO

    n na saltana orgullosa qne pregona el triunfo de su seor, nn catedrtico ilustre, qne lleno de humildad huy de los honores que en el mundo se haca digno por sus mritos, medit lar-go tiempo la condicin triste y miserable en que yaca nn pue-blo ineducado, sin instruccin ni cultura, falt de ideales, co-rrompido y,tan pobre, que para ])oder vivir contemplando sus pies una ciudad explndida, tna que recojerse, A pesar de los progresos y opulencias de nuestra decantada civiliza-cin en guaridas subterrneas, qne despreciaran por mines los trogloditas, hoy objeto de las curiosas investigiuoues prehis-tricas. Fruto de sus meditaciones fu un pensamiento: el ms grande que puede bullir en la mente de un sabio, el ms am-plio qne jiuede abrigar el corazn de un demcrata, el ms pro-fundo qne puedo tener un estalista; el nico nalmente digno del alma de un cristiano y que se comi>endia en estsvs pala-bras: Redimir y salvar individuos, familias y pueblos do la ignoran(ia y el atraso, de la inmoralidad y la degradiu;in, de la enfermedad y del hambre. (1) Instnimento de esta obra reden-tora haba de sor la educacin, i)or ser la educaoin una pa-lanca (sa\y&7j de dar un vuelco, no slo los individuos, sino pueblos enteros, porque educar con el ftn de hacer hombres y miyeres cabales, dignos del fln para qu han sido criados; es perfeccionar la obra predilecta de Dios, que es el hombre, has-ta hacerlo semejante El; es dirigir, desarrollar y desenvolver los gnenes de todo io bueno qne Dios ha plantado en el hom-bre para pn>curar su dicha temporal y eterna, y contener, si

    (1)' 1 pensamiento del Ave Mara, colonia permanente estable* cida en los Crmenes del oamino del Sacro Monte. Imprenta de las fisouelas del Ave Mara=^1900 p. 8 y 9. Do esta obrB'8tftn tomadas las citas que van entrecomiadas, sin hacer mencin especial, y el li-br qne'forma constituye por sf solo y por sus continuadores, impre-sos en los afios 1901 y 1903, una verdadera y magna obra de pedago-ga. Adems se lee en ellos la historia y progresos de la fundacin, envindose gratis prdigamente por el Sr. Manjon quien k) solicite, sin que esto constituya o bstoulo para que reciba las limosnas que la caridad le enva,'ya que las escuelas viven y prosperan por los ilooo-rroB del pblico, cada da ms numerosos y Biemppo insufciontes ant la grandta, cada vez mayor de la obra.

  • LAS BscirKt,AS KL AVE MABA 9 no es posible arrancar y destruir, cuanto se oponga su culti-vo, perfeccin y ventura. Educar es procurar la salud y preca-ver la en'eniiedad de cuerpo y alma; es intentar la robustez, agilidad y vigor fsico y combatir la endeblez, ineptitud y la anemia; es promover el saber y cultura y desterrar la ignoran-cia y la barbarie; es ordenar la vida hacia la honradez y la san-tidad, y apartarla de todo lo que sea inmoral > impo; educar es jtrecaver y mucho ms; es instruir y muclio ms; es formar hombres inteligentes y honrados; es formar hbitos, crear cos-tumbres, liacer caracteres nobles y dignos, modelados segn aquel divino tipo venido del cielo, que es el hombre por anto-nomasia y que n(s dio el ideal de la educacin perfecta en aquellas palabras del Evangelio: Sed perfectos como lo en vues-tro Padre celestial. Dnde hay cosa que ms })ueda ni valga f

    Magna obra la de la educacin y mucho ms grande causa de las dificultados que presenta, porque la s\ima ignorancia, qtie i)ara todo estorba, la extremada pobreza que es mala coh-sycra; la desmoralizacin de la familia, sin la cual no hay hom-bres, el escndalo pblico devastador de la inocencia, el fer-mento de la raza gitana, contumaz la cultura y lo inveterado del mal que produce el desahucio, bastaran para detener los proyectos del ms apasionado wlucador, si la caridad herib a de D. Antlres Manjon no hubiera concebido como remedios: contra la suma ignorancia la instruccin hasta donde se pueda; socorro hasta cuanto sea ijosible contra la extremada pobreza; la recta constitucin y ordenacin de la familia contra la inmo-ralidad qne.la destruye; la influencia de una moral severa y el buen ejemplo contra el escndalo pblico; ua labor especial que purifique el fermento de la raza gitana hasta la fecha con-tumaz toda civilizacin, y flnabuento contra lo inveterado de nuestro mal que causa ya, como una ditesis de abandono y^ desidia, en nuestro modo de ser nacional, radiiales y seculares i'cmedios, la fuerza de la ctmstanci; la virtud del trabajo; el ejemplo de un car

  • 94 AMANDO CASTBOVIKJO

    hombres dignos, en toda hora, del dictado de racionales y cris-tianos.

    Estos pensamientos de Manjn necesitaban para actuarse una pedagoga innovadora; si se ha de ensear todo lo que se pueda, es menester no abandonar al hombre nunca, es preciso recogerlo en la edad prvula, ensearle en la infancia, formar-le en la adolescencia, precaverle en la juventud, educarle siem-pre, no abandonarle en la virilida< l^, ni mucho menos en la sc: nectud, porque si es conveniente conocer la vida y saber vivir, es mucho mejor, ms pr(!tico y ms trascendental el sabor morir.

    A todo atienden las escuelas del Ave Mara, superando en ventajas todas las concepciones jiedaggicas; en ellas se ins-truye al nio, so educa al joven, se prepara al ])atriota, se for-ma al ciuda

  • LAS ESCUELAS DEL AVE MABA 95 cnseflanza de loa principios morales para teuer fuerza y uni-dad han de estar basados en la reliffin, el puntum aalienn de la teora manjoniana es hacer de la escuela, escuela-templo, sin que por eso dejen de ser sils escuelas modelos de ense-iianza integral, sea cualquiera el aspecto porque se los con-sidere.

    Y en este punto, como espaol y como catlico, tengo mo-tivos, y los tenemos todos los espaoles y todos los catlicos para llenamos de santo orgullo; la mana antinacional que viene perpetundose en nosotros desde los tiempos de Garlos III, el afn de extranjerizamos, para descatolizamos, v formando como una conciencia colectiva despreciadora de cuantas insti-tuciones nazcan en el suelo patrio para hacemos serviles pe-disecuos y admiradores entusiastas de las obras y trabajos nacidas al amparo de un pabelln que no sea nuestra ban-dera. T si las obras nacionales son adems catlicas, no solo se las desprecia sino que se las scarnece, y suelen admirarse cuando los propios extranjeros nos ponen de manifiesto los subidos quilates de su valor. Triste condicin la nuestra, que nos fleva i>or odio al catolicismo perder nuestra libertad, for-jando nosotros mismos la cadena de nuestra servidumbre! Porque si por odio nuestras tradiciones, y pretexto de fa-vorecer la comunicacin comercial con los dems pueblos, rom-pimos la anidad religiosa con el fln de que as vendra hacia nosotros la corriente frtilsima del oro extran^jero, pronto nuestra suicida conducta de no dedicar el ahorro nacional empresas productivas, nos llev hipotecar la tierra de la pa-tria en favor de quienes entraron como amigos para conver-tirse en amos; y as como por los trabajos ajenos tuvimos con-ciencia de las riquezas de nuestro subsuelo, por extraan in-vestigaciones conocemos tambin las profundidades del pen-samiento espaol, que otros vigoriza mientras que nosotros por despreciarlo, pasamos por la vergtlenza de andar tien-tas en busca de la luz que no encontraremos aunque nos abra-sara, ' causa de nuestra voluntaria y rain ceguera.

    Tambin ocurre lo propio con el problema de la educacin: toda hora se oye hablar de la necesidad de ir las nebu-losas regiones del centro y norte de Europa en demanda de

  • 96 AMANDO CASTUOVIEJO

    mtodos y doctrinas; se troclama la urgencia de la expatria-cin de unos cuantos espanoles, que tengan capiMdad europea^ para que vuelvan

  • LAS ESCUELAS DEL AVE MAEA 97 tiin su vida, narran bus impresiones y apuntan sus ideas y todos se aiixilan y corrigen; si la enseitanza debo ser higi-nica, all se procura la salud viviendo en el campo y en uno de los parajes ms deleitosos y sanos del mundo; si la ense-anza debe ser social, all se i)rocura mostrar la solidaridad de todos los ramos del sabor y de todas las industrias, all se tmta de hacer de los nios, apstoles de buenas ideas, all se echan las semillas fecundas del matualismo con sociedades de socorros, de ht previsin con cajas de ahorro, de la coopera-cin con cooperativas de consumos y produccin; all se cons-tituyen patronatos de preservacin y obradores modelos, all so Incha por la libertad docente, emancipando la escuela de las iugerencias estatistas, all se batalla por la democracia con la educacin cvica y el mejoramientoy digniflcacin de las cla-ses populares, all se labora por la patria, prep arando la ju-ventud con los ejercicios militaros, y se inculca la idea de que la independencia de la patria es de derecho natural, que el el derecho de la existencia de las naciones, es tan absoluto que aun cuando vengan los das luctuosos de la derrota y des-truccin de los ejrcitos regulares, queda , los pueblos, mal qiie pese & ciertas teoras con que s trata de justificar el ban-dolerismo de los Estados vencedores, el supremo recurso de la fuerra de guerrillas, con el cual pnede herirse de muerte, como nosotros lo hicimos genios d la guerra, cual napolen, des-tinados pasear ufanos sus armas por la tierra muda ante la ^'randeza de sus victorias.

    AMAXDO CASTROVIEJO. Oatodrttco de la Uiiivorstdad de Sevilla.

    (8e concluir.)

    18

  • SOCIEDADES DE RESISTENCIA Y SOCIEDADES DE CONOIIJACIN

    DtseHPSO dl Exorno. 8r. D* Eduardo Sans y EaoaPtfit, pro-

    mlnoo 17 do Enopo do 1904.

    SBOBEB: Ninguna obra social es ms provechosa, ms urgente,

    en las actuales circunstancias, que la de fundar un estado de armona y de concordia entre las clases obreras y las cla-ses directoras, entre los que viven de labores manuales y los que rigen impulsan la industria y la riqueza, entre obreros y patronos, y, en ana palabra, entre el trabajo y el capital.

    Pero al decir trabajo y capital, preciso es aadir que el capital es algo nacido del trabajo, del esfuerzo en uno otro orden; es trabajo acumulado por el ingenio, por el aho-rro por la fortuna, factor inseparable de las cosas huma-nas; es algo que, sin la constante accin del trabajo mismo en sus formas superiores de previsin y de adelanto, perma-nece estril, y la esterilidad de los capitales significa su ex-tincin breve plazo.

    No es, pues, el antagonismo que hoy se prjetende crear entre \6a distintos elementos de la produccin incompatibi-lidad real, contradiccin fundada en los hechos mismos. Le-jos de*ser as, este antagonismo separa lo que la naturaleza ha unido, divide lo qae lo por la unin j el acuerdo puede

  • aoCIUBADES DE RESISTENCIA y 99

    dar frutos de bienestar y de progreso; constituye el origen de malos sin cuento para las clases trabajadoras, para la riqueza pblica y para la paz social.

    Por eso el principio de la accin socialista que consiste en el odio de clases, que afirma la necesidad de destruir lo^ que, con frase extica, llama burguesa, explica los frutos de discordia, de sangre, de miseria y de lgrimas que vienen siendo la funesta cmisecuencia de su predominio en las ma-sas obreras.

    En nuestra patria la organizacin socialista est desti-nada fatalmente ser el heraldo, la preparacin necesaria de esa obra de subversin y de delirio que se llama el anar-quismo. El socialismo procede con relativa prudencia en su luha contra el capital, porque comprende que toda derrota aminora su prestigio y con este prestigio viven sus organi-zadores; pero predica la guerra, propaga el odio contra los burgueses, prepara los elementos del incendio que ha de des-truir, segn ellos, la actual organizacin; y de esta suerte contrarresta el esfuerzo, veces sincero y honrado, de mu-chos de los que siguen sus banderas por la cultura y mejo-ramiento de su cla.se.

    En todos los grandes centros industriales de Espafia el elemento subversivo, anrquico, domina tiende dominar las organizaciones socialistas. En Barcelona consigui lan-zar los obreros ese estado revolucionario que se llama huelga general, sin otro resultado que el derramamiento de sangre y el hambre de millares de seres inocentes. En Astu-rias provoc la insensata huelga de la Felguera que termin tambin de una manera desastrosa; y actualmente mantiene en Bjar un paro que amenaza arruinar la industria de te-jidos de aquella ciudad.

    Y esta tendencia del socialismo no es algo exclusivo de nuestro pas. No h mucho que un numeroso grupo de obre-ros franceses, molestados por los continuos manejos de agen-tes provocadores que los excitaban generalizar las huel-gas, amenazndoles en su libertad y en su trabajo, los-de-nunciaban pblicamente como enemigos de la clase obre-ra. He aqu lo que con este motivo deca, entre otraa cosa,

  • IttO EDUABDO SANZ ESCAETIN la Unin social de los obreros libres de Lin, en nn manifies-to dirigido los obreros de Calais:

    i^ La tctica del socialismo colectivista consiste en enervar al obrero por medio de continuas huelgas, y sumirlo en la miseria, fin de excitar en l deseos subversivos, apresu-rando as la anhelada revolucin que convertira estos apstoles de hoy en nuestros amos de maana. Y la Unin aconsejaba sus conpaeros de Calais que no hicieran el juego de una pandilla de parsitos ambiciosos, y no aban-donaran su libertad en manos de esos renegados del traba-jo que no viven sino de agitaciones, miserias y ruinas.

    Sabido es, en efecto, que los que se afilian en las agru-paciones socialistas pierden su liberf ad y no pueden reco-brarla ya, por temor la venganza de la Sociedad. Seria una historia curiosa, aunque triste, la de las vejaciones coa que las asociaciones obreras socialistas hacen imposible la vida del compaero que no obedece ciegamente sus manda-tos la del que, en centros dominados por ellas, no accede ingresar en sus filas. Desde la prohibicin impuesta los patronos de emplear obreros no asociados so pena de huel^ ga, hasta la ruptura de toda relacin social con el prosorip^ t, todos los medios, incluso la intimidacin, se emplean para afirmar la autoridad.ilimitada de la Sociedad. Hoy mismo leo en un despacho de Bilbao que publica El Impar-cial, acerca de la huelga de los trabajadores de los muelle^ y marineros, el siguiente pasaje:

    Algunos marineros con quienes he hablado, me han di> cho textualmente: no s qu es lo que queremos; y ha-bindoles yo preguntado por qu^entonces iban la huelga, acie^han replicado:

    Asi lo manda la Sociedad Be swerte que la huelga que significa el sufrimiento, la

    incertidumbre de la vida, el hambre en el hogar de la fami-lia, la violencit y veces el delito, se declara sin que los obreros sepan por qu. As se les lanza la desesperacin y la miseria por jefes quienes no conocen, extraos con frecuencia su trabajo, y, en ms de una ocasin, de dis-tinta nacionalidad. ,

  • 8oCIKI)ADS DB BESISTENOIA O Es evidente que cuando as se obra, la huelga, que, en

    casos excepcionales de explotacin y de injusticia, puede tener alguna justificacin, se convierte en un instrumento revolucionario. Sus promovedores, ms que el mejoramiento de las condiciones del trabajador en su industria, objeto para ellos secundario, atienden consolidar y extender su in-fluencia y su dominio sobre las clases obreras para lanzar-las, el da sealado, la destruccin del Estado; es decir, al imperio de la fuerza, la proscripcin de toda idea reli-giosa y la muerte de la civilizacin.

    Notorio es que el socialismo hace profesin de odio las creencias religiosas. El espritu cristiano que, conocedor profundo de las flaquezas humanas, opone la soberbia la humildad, la sensualidad la continencia; y la abnegacin, la obediencia, la renuilicia de s mismo, al egosmo y al or-gullo que en nuestra naturaleza carnal tienen tan profundas races, tena que ser repudiado por quienes, con Carlos Marx, consideran que los bienes econmicos, los bienb materiales, son el centro alrededor del cual giran como sat-lites y subordinados el Derecho, la Moral y la Religin. S i -ta doctrina, llamada del materialigmo histrico, desconoce la jerarqua natural de las cosas, niega realidad lo ms ele-vado y noble de la exislencfa humana imprime el sello del error todas sus derivaciones, todo el credo del socialismo contemporneo.

    Toda doctrina que desconoce \a. virtualidad de las fuer-zas espirituales y reduce la existencia al mecanismo de los inferiores y subordinadas por su naturaleza, produc neoe-sriamente el desorden y la corrupcin^. As vemos que la ciencia de los Bentham, de los Smitb y de los Bicardo, eri-giendo un altar al inters personal y considerndolo como tnica norma de la vida econmica, trajo como consecuenoA el.antagonismo y la lucha entre los diversos factores de La produccin, el menosprecio de la dignidad y de la vida hl-' mana y el egosmo ms refinado en las relaciones sociales. Ha sido preciso que la elocuencia de ,un Carlyle y de un Buskin, que el espritu evanglico de Maning, de Kettele^, y del inmortal Len XIII , proclamarn de nuevo, afirmarn

  • 102 EDTTABBO SAUZ ESCAUTIN

    en las conciencias, la supremaca de la vida del (espritu, la realidad bienhechora de la ley de amor quo promulg con su vida y con su muerte el Maestro eterno de las verdades inmortales: Cristo Dios.

    Sin el acatamiento la ley divina que marca con sapien-tsima ordenacin los caminos dol bien, los manantiales del sosiego y del contento del espritu, y, como por aadidura, de los bienes temporales aumentados por el mismo ejercicio de las virtudes cristianas, todo adelanto y toda riqueza son, no ya ineficaces, funestos. La sobriedad, el orden, la aplica-cin al trabajo, la modestia, concertando debidamente nues-tra vida, producen el equilibrio y la alegra. La confianza en Dios robustece el sentimiento del deber, conforta el cora-zn y constituye el ms eficaz auxilio en las vicisitudes y contrariedades inevitables de la existencia humana.

    Bajo el imperio del materialismo grosero, todos son re-celos; la verdadera comunin de las almas es imposible; la asociacin pierde toda eficacia para el bien; la armona no se logra sino como condicin de la discordia y de la lucha.

    Por eso el socialismo no acierta crear ms que socieda-des de resistencia, es decir, instrumentos de guerra. Palma-ria y sin embargo inevitable contradiccin! La asociacin que debe inspirarse en la fraternidad, en el concierto de vo-luntades, en el amor en una palabra, tiene por base, bajo la' inspiracin socialista, el odio; por medios, la obediencia ciega en materias que todos deben conocer y apreciar; y por fin, la destruccin de lo existente.

    Donde predomina su espritu no hallaris esa noble y y hermosa cooperacin de patronos y obreros en la obra de dignificar el trabajo y mejorar sus condiciones. El socialis-mo lo rechaza porque aborrece cuanto favorece la paz social, porque su bandera no es el acuerdo de todos, sino el exclu-sivismo de clase, porque no apela la razn, al sentimiento de confraternidad humana, sino la lucha y la fuerza.

    Inspirado en el error, su obra ser funesta para el bien-estar de los pueblos, y prinipalmente para las clases traba-jadoras. Sus xitos aumentarn sus desatentadas pretensio-

  • SOOIEPADES'DE BE8ISTEN0IA 103

    n 3S y cada victoria parcial ser un paso ms hacia la segura inevitable catstrofe.

    II

    Cuan distinta la empresa que responde vuestra asocia-cin, y qu distintos ban de ser sus resultados de los que nos ofrece la accin del socialismo materialista y ateo!

    No vacilo en asegurar que esta asociacin que habis fundado es un verdadero modelo en su gnero, que honra Navarra y que ha de ser fecunda en bienes para las clases obreras.

    No han desconocido sus iniciadores que el inters mate-rial es insuficiente para crear una concordia duradera, y han procurado cimentarla en el acuerdo del sentimiento y de la voluntad, en el elemento ordenador por excelencia: la verdad moral y religiosa. En esta esfera superior en donde los ltimos por la humildad pueden ser y suelen ser los pri-meros en la virtud, en donde reina la verdadera ignaldad-que solo la propia voluntad y la propia accin alteran ^ y en donde la sublime caridad, que es la forma ms alta del amor, deterge y disipa las impurezas de la vida real, han puesto los fundadores d esta agrupacin las bases slidas -de su desarrollo armonioso y de su accin fructfera.

    Permitidme que repita aqu el artculo 3." de vuestro Reglamento cuyas promesas de mejoramiento y de reforma han de ser, con la ayuda de Dios, una realidad no lejana:

    El objeto de esta asociacin de obreros, patronos y pro-tectores serdice,el bienestar moral y econmico de la clase obrera dentro de los principios de la equidad,y de Iw justicia; y la cristiana, cordial y sincera inteligencia entre unos y otros.

    Asuntos propios de su competencia sern por tanto la instruccin religiosa y moral del obrero; su educacin para las artes y oficios; la apertura y fomento de la caja de aho-rros, caja de socorros y caja de invlidos; las instituciones' varias de cooperacin; el cumplimiento de las leyes protec-toras dl obrero; el amparo de sas familias, y todo lo demf

  • 104 EDUARDO SAJZ EscABriiv que haga relacin la higiene, vestido, alimentacin, mo-rada y honesto recreo de la clase obrera.

    Al propio intento se procura dar vida organismos que tengan por objeto evitar en lo posible diferencias y cuestio-nes entre los obreros y los patronos, y, en caso de. que se susciten, proponer su pacfica resolucin decidir como ar-bitros si en ello hubiesen convenido las partes.

    Para buscar y aplicar soluciones prcticas los di-versos problemas que quedan apuntados se ajustar La Conciliacin, en todos los casos, las enseanzas de la Igle-sia catlica, y muy especialmente las que contiene la En-cclica de S. S. Len XIII, De rerum norarum.

    No se puede expresar con mayor acierto el programa de accin de una Sociedad de esta ndole. 8u misma amplitud nos ndica las dificultades que ha de ofrecer su completa realizacin. Pero la claridad con que se seala el camino, el elevado criterio que revela la primaca que se concede los bienes espirituales como condicin de todo mejora-miento y de todo adelanto duradero y positivo, constituyen

    firme garanta de buen feito. No ven slo los fundadores de esta Institucin en el

    obrero al ser de necesidades materiales, inferior en la jerar-qua social. Contemplan en l al hombre inteligente y libre, su igual en el fondo, su superior quizs ante el Juez su-premo de las conoiencias. Y no quieren que, apartado de ellos, desconociendo sus rectos propsitos, el obrero, aban-donado sus fuerzas y su inevitable y relativa ignoran-cia, abrigue sentimientos de recelo y d rencor.

    Beoonocen noblemente que el beneficio de la riqueza y do la superioridad social engendra deberes que no cumple, como ensea S. S. Len XIII en la Encclica antes citada, ol que se contenta con pagar el salario convenido sus ope-rarios, sin ouidarse para nada de su situacin, de Su mora-lidad y de su cultura.

    No es la primera vez que he tenido ocasin de elogiar jos sentimientos cristianos y verdaderamente sociales de las clases directoras de Pamplona. El egosmo y la dureza de oirkz6)a. son, en los que las constituyen, la excepcin, non-

  • HoKDAPES I)H BKHIHTKNCIA 1 O.")

    ea la regla. Eu ellas se alian la madurez del juicio, el vigor de la accin y el sentimiento religioso en sus ms genuinos y fecundos caracteres: eu el amor y eu el auxilio al pr-jimo.

    Por otra parte, el pueblo navarro en general, y particu-larmente el pamplons, posee un fondo de rectitud de valor inapreciable. Su buen sentido le hace comprender que, por el trastorno y el desorden, no se alcanzan jams el aumento de bienestar y el imperio de la justicia. Su entereza y su carcter independiente le harn rechazar el yugo extrao con que le brinda el socialismo. Y cuando vea que el supe-rior por el saber por la fortuna, lejos de mirarlo como mero instrumento, le tiende francamente la mano para ayu-darle vencer las vicisitudes y dificultades inevitables de la vida, comprender que all estn la verdad y el bien, y con esa lealtad que es cualidad ingnita de nuestra raza, se convertir en el ms firme valladar contra las agitaciones revolucionarias.

    El sentimiento religioso le preserva y le prepara para toda obra de humanidad y de concordia. La fe cristiana, purgada de fanatismos y de supersticiones, es una verda-dera coraza contra el mal en la vida de los individuos y en la vida de los pueblos. No encontraris en Navarra esas cor-poraciones concejiles que, en otras comarcas de Espaa, tarnau en la expoliacin del haber comn, alientan el frau-de y se enriquecen con sus productos. No encontraris, sino por excep cin, el desorden y la corrupcin en las cos-tumbres privadas.

    Por eso es posible fundar aqu verdaderas sociedades para "el fomento de los intereses obreros y para el socorro de sus necesidades. Las sociedades de resistencia, necesitan de todos sus recur sos para fomentar y sostener huelgas en su mayor parte temerarias. Vosot^ros, apenas constituidos, fundis una caja de socorros para enfermos y establecis otra d ahorros, que se completa con la de prstamos, fin de facilitar, por una parte la formacin de modestos pecu-lios, impedir, por otra, que caiga en la desesperacin manos de la usura el obrero que, por circunstancias extraor-

    ' 14 '

  • 100 K D U A B D O S A N Z ESfAETIN

    diarlas, necesita de medios superiores los que le propor-ciona, en un momento dado, su salario.

    Si hay algn camino para resolver pacficamente los con-flictos entre el capital y el trabajo es el que vosotros segus. Y pofiis seguirlo, porque en vuestras costumbres habis conservado los vnculos morales y los sentimientos religio-sos que, por desgracia, decaen y se pierden en otras re-giones.

    III

    La condicin de navarro parece que lleva consigo las cua-lidades de honradez, de valor, de lealtad, de amor las tra-diciones de la raza, de religiosidad firme y sincera, He de confesar que declaro, cuando es preciso, mi condicin de

    navarro con la misma satisfaccin, con el mismo orgullo con que ostentaban los antiguos romanos su ciudadana. Esta conciencia de la dignidad colectiva, este amor al suelo natal, es una gran fuerza. El pueblo que as siente no es un

    , pueblo degenerado. Conserva su virilidad y puede mirar frente frente al porvenir.

    Y de hecho la regin navarra camina con firme paso por las vas del progreso. El alto crdito de que gozan sus cor-poraciones, el inters con que so mira cuanto favorece al desarrollo y adelanto de la agricultura y de la industria, las iniciativas que, en todos los rdenes de la vida econmica, hemos visto surgir en pocos aos, la solidez que caracteriza sus instituciones de crdito, son buena prueba de las apti-tudes de sus hijos para conseguir las condiciones positivas del bienestar y de la fuerza en armona con las necesidades de la poca actual.

    La inteligencia y el trabajo realizarn sin duda en pocoi* ftilos la transformacin de esta regin navarra, por el apro-vechamiento de sus fuerzas naturales con arreglo los mo-dernos adelantos cientficos. Su riqueza aumentar conside-rablemente, y con ella el nivel de la cultura de sus hijos.

    Pero en esta obra hay que evitar un grave peligro: que Navarra pierda su fisonoma y sus caracteres peculiares, que sus sentimientos y sus costumbres se alteren en la ine-

  • 800lEnAnE DE UESISTBNOIA 1(7 vitable comunicacin y cambio de usos y de ideas; que el culto esta noble y fuerte tierra se aminore en las almas, y que su vida moral y religiosa desmaye y so debilite.

    Esto seria funesto y uo suceder. Es preciso que conser-vemos con cario y solicitud el espritu regional y el amor nuestras tradiciones y nuestras costumbres. Asi como las familias fuertes, con vida propia, son las que constituyen los organismos sociales prsperos y vigorosos, del mismo modo los Estados .requieren la cooperacin de sus distintas regiones con la diversidad de sus elementos, de sus aptitu-des y de sus aspiraciones.

    La uniformidad se hermana bien con la ausencia de vida. Para que esta se desenvuelva vigorosa y pujante es preciso el concierto de diversos elementos en una obra comn. Es-paila ser un Estado fuerte y prspero condicin de que sus diversas partes on vez de ser meras unidades adminis-trativas sean organismos dotados de espontaneidad, y aut-nomos en su vida privativa interior. Slo as no pueden mo-rir las naciones, porque conservan intacta la fuerza que las constituye; y, en los das de perturbacin y de tormenta, no desaparece el elemento de cohesin que arraiga ms honda-mente en nuestras almas despus del amor de la familia: el amor nuestra tierra, nuestras tradiciones y nuestras costumbres. Con elementos inertes, sin sustantividad y vida propia, no es posible mantener una nacionalidad. La fuerza principal de Espaa, sus elementos de prosperidad y de ade-lanto, proceden de las regiones que conservan su accin y sus caracteres peculiares y que los defienden en todas sus raarfestaciones.

    Llevemos pues el nombre de navarros con orgullo para poder ostentar con honor el de espaoles. Y presentes au-sentes de la tierra en que vimos la luz del da y donde na-cieron y vivieron nuestros antepasados, renovemos de cuan-do en cuando la comunidad de nuestros afectos y ofrezca-mos nuestra tierra las flores, por 'humildes que sean, pro-ducto de nuestra labor.

    Permitid que el que hoy se dirige vosotros, de voso-tros vsente, pero que conserva vivos los recuerdos de su

  • !();> KntTABno SANZ KSOAETIK primera edad cuando alimentaba su cuerpo y su alma con el fruto de vuestros campos, con el ambiente de vuestras mon-tafias y con los sentimientos de vuestro espritu, enve un fraternal saludo sus paisanos, y especialmente los hijos de Pamplona entre loa cuales, como el ms humilde de to-dos, tiene Ja honra de contarse. Y para todo empeo de jus-ticia, para toda obra de adelanto, contad siempre con mi simpata y, en la modesta medida de mis fuerzas, con mi cooperacin.

  • OI22TIO-A- SOCJI-A-lL J 5 ENEROr:!^FEBRERO

    La Asamblea Nacional de la BUENA PREN8A. -E I deeeanao dominloai en las Cortes.La ley de proteeeln la I n -fancia.Rebaja de cupos en el impuesto de consumos. La mendicidad y los mendigos.Premios al trabajo^. Nuestros obreros en el ex t ran jero .

    La Asociacin de la Buena Prensa, de Sevilla, ha convocado los periodistas catlicos y cuantas personas (uieran prestar su coopera-cin ayuda, una Asamblea Nacional que se celebrar los dias 23 al zd, ambos inclusives, del prximo Abril, en la mencionada ciudad, con' motivo del quincuagsimo aniversario de la definicin dogmtica del misterio de la Inmaculada Concepcin de Maria Santsima y con el fin objeto de unir y perfeccionar la prensa catlica espaola y de extender y fomentar las asociaciones de la Buena Prensa.

    El Cardenal Merry del Val, secretario de Estado de Su Santidad, en carta fecha del 11 del pasado Enero, dirigida al director de la aso-ciacin sevillana, hace constar qUe la proyectada y anunciada Asam-blea ha merecido la aprobacin y pleno poder del Papa,

  • l i o B . LPEZ CENTENO por los ejrcitos empefados en la batalla, armas de varias clases; pero >es indudable que sino el ms, uno de los ms potentes instrumentos >dc guerra que se usan, es la prensa. Quin ha hecho la revolucin italiana, de la que tan amargos frutos se han recogido? Quin ha traido la Francia de San Luis la situacin en que se halla, sin la guillotina, es cierto, pero con b tirana y la fiera impiedad de los tiempos del Terror? ;Qin ha condiiciJo la pobre Espaa al esta-do de decadencia, de confusin y de desoladoras impiietudes en que vive.?

    Si aspiramos 1 recobrar el terreno perdido, reconquistando nuestras antiguas posiciones, es menester que nos sirvamos de las armas, que usadas en contra nuestra, nos han causado tantos dafios y por ende, que opongamos la prensa mala, la buena prensa, que >8 aquella ha sido destructora, sta en cambio contribuir ecaz-mente levantar lo que derrib su enemiga y regenerar lo que ella mat.

    Los puntos,de estudioi para la Asamblea se han formulado ya, agrupndolos en cuatro secciones, en esta forma:

    SECCIN 1. Unin de la prensa Catlica,Punto i.Imperiosa necesidad de la unin de la prensa catlica. Estdiense los diversos aspectos que puede abarcar dicha uninPunto 2 "Estvdiese en particular la manera de llevar la prctia los siguientes medios de unin: {A Creacin de una Agencia telegrfica para el uso extiusivo de la prensa catlica; {B Asociacin de escritores y artistas catlicos;

    (C Qambio mutuo de materiales periodsticos; (Z3 Constitucin de un Consejo que procure y dirija las relaciones de la prensa catlica.

    SECCIN II.Excelencia y utiliJad de la ASOCIACIN DE LA UUENA PRSNSA.Punto 1.Medios prcticos de e:ttenderla los lugares de Espafia donde no se haya an establecido. Esto sobre todo, como ho-menaje la Inmaculada en su afo jubilar.Punto 2.'-Creacin de Revistas ilustradas que correspondan por su fondo y fomm las exi-gencias de nuestro tiempo.Punto j.*Establecer una colecta nacio-nal para la fundacin de una 7

  • CHNICA SOCIAL 111 dadas por el inmortal Len XIII los periodistas catlicos.Punto cuarto.Se;'.les lusta donde se puede llegar en la publicacin de crmenes y espectculos mundanos.

    SECCIN IV. Criterio de los rutlicos con respecto d la prensa pe-ridica.Punto i.eberes de los catlicos con respecto la lectura de peridicos, segn la doctrina de la Iglesia.Punto 2."Deberes de los mismos segn la propia enseanza de la Iglesia, de no cooperar de ninguna de las maneras la prensa impa. Indfquense los medios con que se suele cooperar dicha prosperidad, veces insensible-mente.Punto 3 "Caracteres que segn las enseanzas de la Iglesia deben tener las publicaciones peridicas para que puedan ser distin-guidas y aceptadas por los catlicos clara y visiblemente y selense en conformidad con los dichos caracteres, las normas prcticas que conviene adoptar.

    NOTA.Si algn socio creyera ojxjrtuno escribir memorias sobre a'gun punto no contenido en este programa, podr desde luego hacerlo y la Junta las enviar las secciones que mejor correspondan aque-llas respectivamente Para que nuestros lectores tengan idea completa de la organizacin de esta Asamblea, diremos que los socios de ella se clasican en activos, que son todos los que quieran tomar parte en los trabajos; de mrito, que son los periodistas representantes de la prensa, y honorarios, que son los que se inscriban para contribuir con sus cuotas los gastos, podiendo asistir las sesiones pblicas.

    Los socios activos y de mrito podrn presentar sus memorias en la secretara de la Junta, dirigindolas al Secretario de dicha Junta orr ganizadora de la Asamblea Nacional de LA UUENA PRENSA.Calle de la Cuna, nmero 16, Sevilla, antes del i." de Abril prximo.

    Para inscribirse como socio, basta con dirigirse al Sr. Dr. D./os Joaqun Camuas y Ramrez, Abogado, Calle de Padre Marchena, n-mero 16, Sevilla, acompaando cinco pesetas en libranza del Giro Mu-tuo letras de fcil cobro.

    Desde el ao 90 vienen tratando senadores y diputados de la ley del descanso dominical y todava no ha podido ser promulgada no obstante las gestiones incesantes de los mismos trabajadores, que en peridicos y revistas, en peticiones y representaciones los poderes pblicos, en reuniones, asambleas y manifestaciones en calles y plazas reclaman la cesacin de labores manuales, el reposo peridico para la vida del espritu y salud corporal.

    Ahora la ley est pendiente del dictmett de una comisin mixta,

  • H 2 B. LPF./ CCNTINO por haber el Senado modificado en parte el proyecto que aprob el Congreso y todava falta en el procedimiento parlamentaVio, que ambas Cmaras den su aprobacin al dictamen de esa comisin mixta

    Y con todo, el proyecto tiene vicios esenciales qne no confirman, sino se oponen y contradicen la Religin y Constitucin del Estado, y la ley ser imperfecta y prcticamente intil jara la vida del esp-ritu, la verdadera vida de ( y moral catlicas y para la salud del cuerpo, que ocioso, en el trabajo Jiadecer mayor fatiga con los ener-ventes placeres de la materia!...

    Sin entraren un ligero anlisis de esta nueva disposicin legislativa, sin ms que su simple lectura, se descubren al momento sus dos ms ca-pitales defectos, cuales son: el que el descan.so no se extiende los das de fiestas religiosas (ya reducidos por la benignidad de Pi IX, bajo condicin expresa de la rigurosa observancia de los que han quedado en vigor,) que no sean domingos y el que las dis[>ensas licencias para poder emplearse en trabajos serviles en domingo, corresponda la autoridad gubernativa civil (gobernadores y alcaldes) y no las auto-ridades eclesisticas.

    En la Alta Cmara, al discutirse este proyecto de ley, el Sr' Arzo-bispo de Zaragoza, en nombre de los Prelados Senadores interpretan-do fielmente los sentimientos catlicos, declar explcitamente que el proyecto no satisfaca la religin ni e conforme, dijo; lo que de-mandan la Iglesia y la misma' Constitucin del Estado, porque siendo segn ella la religin catlica la religin del Estado, debiera estar en armona el proyecto con la misma religin, cual sucede, entre otros pases, en Viena (Austria), donde, pesar de haber muchos disidentes,

    ' la ley relativa los domingos y dems fiestas de guardar se cumple de una manera exacta y escrupulosa. Esto que sucede en los pases protes-tantes que nos dan leccin y ejemplo en la materia, nos falta en la na-cin espadla, catlica por excelencia- >

    Y es un error creer que la Iglesia, en virtnd de las facultades poderes comunicados por Dios, no tiene imperio para imponer leyes. A OOS le estn sometidas todas las criaturas, y El obedecen, no apartndose ni un pice del destino que les ha dado.

    Es un error, que se piopaga desgraciadamente en nuestros tiem-pos, el afirmar que no est el hombre sugeto la obediencia y al cum-plimiento de las leyes, as las leyes de Diui como las de los hombres. L.a obediencia es la custodia de todas las virtudes y deberes sociales; y si decs que el hombre es libre, yo tambin lo digo; pero necesita tensr siempre presente la ley para que le sirva de gua.

    Perfecto derecho es el qite el hombre tiene al descanso, y la

  • CRNICA SOCIAL 113 Iglesia lo ampar y defendi cuando ha sido combatido; pero si la li-bertad es un derecho del hombre, yo digo que la obediencia las le-yes es ms til que todos los derechos; y si esto, en tesis general, se I)uede sostener segn las sanas doctrinas catlicas y la sana filosofa, comprenderis desde luego que mucho ms debe desearse en aquello que es relativo principalmente al cumplimiento de los deberes religio-sos, puesto que )a religin

    Sin embargo, el Sr. Arzobispo, para no entorpecer algn bien que prcticamente puede resultar, declar admitir el proyecto con la espe-ranza de perfeccionarlo algn da cuando la ocasin se presente. Esto mismo manifest el Sr. Obispo de Jen al Senado no sin afiadir estas significativas palabras: < ,

    Desde aquellas leyes del Fuero Juzgo que castigaban con sever-mas penas los profanadores del da festivo, hasta este proyecto, que me |)arece de un color gris, que no es blanco como la bandera de la religin de los catlicos, yciertamente tampoco es negro como los odios de los sectarios, es sensible que, cuando los preceptos del Declogo pudieran marchar siempre paralelos todas aquellas leyes que exija la sociedad moderna, lejos de establecer este paralelismo, venga destruirse. Y es ms sensible todava, seores senadores, cuando en esejiroyecto que se somete la deliberacin del Senado hay algunas infidelidades, verdaderas infidelidades para la religin, en cuanto re-presenta la violacin de una palabra empeada por el gobierno es-paol, t

    cEn efecto; cuando el gobierno espaflol pidi la supresin de al-gunos das festivos, Su Santidad Po IX accedi los deseos del go-bierno, creyendo que no poda hacerse de otra manera mejor que e.xi-endo que se cumplieran con ,m8 perfecta observancia los pocos das festivos que quedaban; pero, selores senadores, esos doce 6 trece das que quedan no se observan perfectamente

    A fines del ao igoo el Dr Jimeno present al Senado un proyec-. to de ley pidiendo la intervencin directa del Estado para atajar la excesiva mortalidad, revelada por la estadstica, en la infancia. ' La mortalidad exageradadeca en el prembulo de su proposi-cin el mdico senador, es una enfermedad social- que empobrece la 'aza, tiende secar la fuente de la riqueza y debilita la fuerza y el po-dero de Ia& naciones; y si el exceso de mortalidad es de seres que su-cumben durante los printeros afios de su vida, cuando no han podido

    15

  • 114 B. L(')i'i:z Ci'NTKNO intentar siquiera ser tiles , la masa social, la prdida es mucho ms sensible, por lo enorme del quebranto, y el hueco producido en las fi-las humanas, de ms tristes y deplorables consecuencias En varios pa-ses se ha tratado ya hace tiempo de remediar el mal por medio de disposiciones legislativas, cuyos resultados han llegado ser sobrada-mente demostrativos para alentar el ejemplo.

    Desde el /fof i/ecret de Abril de 182,;, en Austria, hasta la llama-da Ley Houssel, en Francia, promulgada en 23 de Diciembre de 1874, pueden citarse varas otras en diferentes pases, entre las cuales son notables la In/ant li/e ac de 1872, en Inglaterra, y \a. Rundverfu^unf; del 18 de Julio de 1874, en Alemania. Aunque el cumplimiento dees-tas leyes no alcanzara conseguir otra cosa que un resultado paliati-vo, sera siempre plausible trasplantarlas nuestro pas. Robar vidas la muerte, cualesquiera (jue sean los lmites del beneficio obtenido es merecedor de imitacin.

    La ley francesa, como cualquier otra que tenga el mismo objeto, comprende varias partes, que se refiereiv los nifios que deben ser protegidos, la organizacin del servicio de inspeccin y vigilancia, las personas y establecimientos (jue han de ser vigilados, d las ga-rantas para el cumplimiento de las disi)osiciones legales, & la sancin penal de las infacciones. A estas diversas i)artes habr de atender tambin una ley en nuestro pas, acomodando aquello que la experien-cia ha demostrado ser eficaz en otros, la naturaleza de nuestras ins-tituciones pblicas y la ndole de nuestras costumbres Foco nuevo puede idearse en esta materia, en la que, el que se crea ms original, no ha de hacer otra cosa que traducir con mejor peor acierto lo que en otras naciones ha resultado ms conveniente y ha dado en la prc-tica ms beneficios.

    No tuvo resultado esta iniciativa del L)r. Jimeno y en los afSos subsiguientes de 1901 y 1902, otro doctor mdico, el Sr. Tolosa Latour present la Sociedad Espaola de Higiene, otro proyecto de i)rotec-cin la infancia que tras de larga y concienzuda discusin fu apro-bado por unanimidad y segi^ dicen los que esto conocen es el que ha servido al actual Ministro de la (iobernacin Sr. Snchez Guerra' para el articulado d la nueva ley, con lo que se prop one aminorar la espantosa cifra de 10000 defunciones anuas en nios menores de seis afios de edad.

    He aqu un ligero extracto de la ley: La proteccin se aplica los menores de diez a^os, y afecta la

    salud fsica y moral. Se confa la accin protectora un Consejo superior, que presid

  • CRNICA SOCIAL 115 r el ministro de la Gobernacin-, Juntas provinciales presididas por el Gobernador, y las Juntas locales, bajo la presidencia del Alcalde.

    Serrn vocales natos del Consejo: el Obispo, el Gobernador, el Pre-sidente de la Audiencia territorial y de la Diputacin, los Inspectores generales de Sanidad y el Vicepresidente del Real Consejo de Sanidad que ser ejecutor de los acuerdos y lo presidir falta del Ministro.

    Sern vocales electivos, un atadrtiico de Medicina, otio de Ciencias Morales, y representantes de la Academia de Jurisprudencia, Sociedad de Higiene, Juntas de Damas de Honor y Mrito, Sociedad Trotectora de los Nios, Ateneo, Crculo de la Unin Mercantil, Cr-culo Industrial, Escuelas Normales, Asociacin de propietarios y de mejoramiento de la clase obrera y Centro Instructivo del Obrero.

    Adems, seis personas de reconocida competencia, entre ellas dos madres de familia, dos padres y dos obreros

    Lns Juntas provinciales y locales tendrn una constitucin anloga. Kl Consejo vigilar la lactancia mercenaria y exigir las nodri-

    zas la documentacin necesaria; como dice A la letra el ait. 7. del proyecto:

    Toda mujer que se dedique la lactancia deber preset\ta;r un do-cumento de la Junta local, en el cual se har constar:

    a) Estado civil de la i)resunta nodriza ') Su estado de salud, conducta y condiciones fsicas. ) l'ermiso del marido, si fuese casada.

    . ti) Referencia de la partida de nacimiento de su hijo, pura, demos-trar que ste tiene ms de seis meses y menos de diez, certificado que acredite la circunstancia de quedar bien alimentado por otra mujer.

    Ninguna asilada de la Maternidad hospitales podr dedicarse nodriza sin certificado especial del mdico jefe del establecimiento.

    Estas circunstancias se consignarn en el libro especial de que cada nodriza habr de proveerse.

    Tambin el Consejo propondr recompensas las que las merezcan, as como las personas que realicen actos dignos de premio; cuidar de la observancia de las disposiciones sanitarias de buen orden in-ferior que se relacionen con la vida de los nios menores de diez aos, recogidos en Casas-cunas, Asilos, Escuelas, talleres, ^\.c.

    Indagar el origen y gnero de los vagabundos, de los nios aban-donados y de los cjue estn en poder de gentes indignas, evitando su explotacin y mejorando su suerte.

    Procurar el exacto cumplimiento de la ley que regula el trabajo de los nios, y elevar l gobierno Memoria detallada de los resulta-dos de esta ley.

  • l i o B . LPKZ CfiNTlCNO Las Agencias de nodrizas necesitarn autorizacin especial del go-

    bernador alcalde. El proyecto establece la sancin penal contra el incumplimiento

    de estas disposiciones, fj ndol&s en multa de lo & loo pesetas.

    No deja de ser fecundo este periodo, (^ ue abarca la presente cr-nica, en iniciativas y proyectos que miran el mayor y mejor orden so-cial Quisiera Dios, que fuese la vez tan provechoso y prctico y no quedara todo en buenas intenciones resultaren estriles inefica-ces en su resultado y aplicacinl

    El ministro de Hacienda Sr. Osma se propone suprimir el impues-to de Consumos sobre el pan, sobre las harinas y trigos y compensar la baja resultante recargando la tributacin especial del alcohol. He aquf dos cosas buenassi al fin se realizan y tienen el xito que el ministro espera de un solo golpe: abaratar el pan base principaMm y casi insustituible de la subsistencia y encarecer el alcohol y dificul-tar en algo su consumo abusivo, causa reconoc(da de la decadencia de la raza, material y morulmente.

    He aqu una curiosa tabla indicadora tS&XAbaja que resultar en los cupos de Consumos en las poblaciones que se espresan si la ley cuaja!

    Pesetas.

    AlbfMictc. 15.419,20 Alicintf 2;{.47,4() , Almera 51.7r> Avila 20.1S0,C0 Hiwlajoz ;r>.()77,7; B a r c e l o n a . . . . . . . 408.107,31 Burgos 50.580,60 Cceres 10.410,00 Odi! 90.450,80 (Castelln .']3.645,15 (Jiudiwl Jieal 23.013,00 Crdoba. 97.964,74 Oorua 49.375,10 Ouoiuia 13.699,83 Gerona. . 15.081 Granada 79.864,42 Gnadalajaiti 20.117,50 ITnelva. . . . . . . . 12.520 Huesca . 8.708

  • CRNICA SOCIAL l lY Pesetas.

    Jan 21.045,85 Len 0.900 Lrida 8.915,04 Logroilo 14..'55t-Lugo 11,715,24 Madrid IG.221,36 Mlaga 76.033,00 Murcia 9.858. Orense 10.811,20 Oviedo 4O.03O;7O l'alencia 14.003,08 rontevedru 6.819,93 Halainanca , . 29.070 Hantiindei' 71.593,11 Segovia 10.781 Sevilla 305.417,34 Soria 7.978,80 Tarragona. . . . . . . 23.099,32 Terii.el 5.788 Toledo 2.205 V'alencia 152.531,31 Valla

  • 118 B. LPEZ CENTENO sar de un cntimo por copa, y en el anisado ms caro no llegar Cuatro cntimos de peseta.

    Hay un peligro, y es que el Sr. Ministro al rebajar el impuesto de consumos, suprimiendo todo gravamen en los trigos y harinas, autoriza los Ayuntamientos para elevar el impiiesto en los dems artculos hasta el 120 por loo de las tarifas vigentes en cada localidad, y entre estos artculos estn los de mayor importancia y consumo, la carne, la leche, las grasas, las fculas

    Lo prudente sera, buscar otros arbitrios compensadores y ya que no suprimir el impuesto so\)re carnes, etc., impedir se aumenten con recargos tales hasta de 120 por loo esas especies tan necesarias para la vida.

    El problema de la mendicidad se intenta ahora (como otras tantas veces antes) resolver radicalmente por las autoridades de la corte, nada menos que extirpndola A esta obra de... polica Ufbana, las excita la gran prensa diciendo que esa calamidad social [^ mend'go) ya ha desaparecido de Zaragozi, de Sevilla, de Bilbao .. de otras grandes poblaciones.

    Los medios de extiriacion? El ms suave es el de los bailes de cari-dad como el lltimamente celebrado en el Real, para allegar recursos! Y luego... Luego lo que escribe un diario que incesantemente alardea de demcrata, de amor al pueblo. Pobre pueblo! He aqu el texto:

    Las instituciones que en los Estados Unidos existen, las colonias agrcolas de Blgica y algunos otros sistemas de extincin de la men-dicidad puestos en prctica en el extranjero, podran dar la clave, siendo objeto del detenido estudio que este asunto merece

    Y aade: f Pero tampoco hemos de ocultar nuestra creencia de que para

    conseguir el resultado que el gobernador se propone con el carcter de permanencia necesario, no basta con adoptar la resolucin y ha-cerla cumplir, sino que es preciso perseverar en ella constantemente y completarla con otras que eviten que los asilados en los depsitos de Madrid salgan fiilmente de ellos, y los enviados sus respectivas lo-calidades vuelvan la corte en plazo breve, como ha ocurrido en ocasiones en que por idnticos medios se ha pretendido dar solucin ese problema. Y ocuriir siempre. Porque eso de extirpar la mendicidad es como poner puertas al campo. Siempre habr pobres entre nosotros! Es pa-labra de Dios y los modos de atenuar esa que el mundo y los munda-

  • OKNICA SocrAL 119 nos llaman/>/(/,4'
  • 120 B. LPEZ CENTENO Huesca.^Jos Vitriln y Maestre, ebanista. Habla italiano, francs,

    ingls. Distintas casas certifican sus excelentes aptitudes. Es ba-chiller.

    Navarra.Basilio Valentn Jurco, tallista. Expedicionario Pars en 1900 Premios y matrculas de honor en la Escuela de Artes y Oficios.

    Salamanca.Manuel Prez Criado, tipgrafo. Ha ido tambin Pars. Premio extraordinario y medalla de plata en el certamen del C'rculo Obrero, y sobresalientes en Dibujo y Francs.

    Segovia.^ Benito Lpez Barrio, ebanista. Tiene tres diplomas en Dibujo, tres premios de primera clase en la Escuela de Artes y meda-lla de cobre pur apuntes de Arquitectura en la Exposicin provincial d Scgovia.

    Valencia Ricardo Mart Jolch, cermico. Medalla de plata en las Escuelas de la Asociacin de catlicos. Aprob las asignaturas de Di-bujo y las correspondientes Decoracin cermica aplicada la azule-jera en la Academia de Bellas Artes de San Carlos. Propuesto por la Cmara de Comercio de Valencia.

    Y ya que de esto hablamos, creemos oportuno indicar que el da 6 han llegado Burdeos y Pars los primeros obreros exiiedicionarios conducidos por el ingeniero Sr. Sanchs. En la estacin de Burdeos los reci^ bi el Cnsul y algunos representantes de la colonia espaola obsequindolos con un almuerzo. Solamente tres de los expedicionarios quedaron en Burdeos para estudiar viticultura, vinificacin y tonelera; los dems siguieron Pars, donde tambin los recibieron el Cnsul y el Canciller del Consulado de Espafia, el Presidente de la Unin Es-pafioia y muchos espafloles all residentes, entre los que haba no pocos obrero:^ ; se les obsequi con el desayuno. El director de los cursos po-Hglotas se ha ofrecido ensefiar gratuitamente el francs los obreros espafloles. /

    Quiera Dios que aprovechen en sus artes y oficios y no aprendan en la modern Babilonia las malas artes de los que niegan Dios y le hacen satnica guernl Nosotros, creemos que es ms prudente y lUil la poltica seguida por los Reyes Catlicos, por Felipe V y por Carlos IV, que en vez de mandar al extranjero los discpulos, hacen venir Espafia los maestros, logrando con menos gasto y en menos tiempo lo que ahora quiz no logremos I

    B. LPEZ CENTENO. Alioitaito.

  • CRNICA BIBLIOGRFICA

    SUMARIO.Linnos; Carta pastoral, que e Exorno, limo, sefior Don Jos Marta Salvador y Barrera, Obispo de Tarazona y Adminis-trador Apostlico de Tudela, dirige al Clero y fieles de sus amadas dicesis, con motivo del Santo tiempo do Adviento, recomendando la Oracin del ngelus. Tarazona, Tip. del Boletn Eclesistico, 1903. Tratamiento de la neurastenia femenina por los extractos de ova-rio, por ol Doctor Edmond Vidal, versin espaola del Doctor Galatra-veilo, Madrid, Imp. de ngel B. Velasco, 1901.Idiotismo mizedema-toso, tratamiento tiroideo por los Doctores Burneville y Laurens, versin espaola del Doctor Calatraveo, Madrid, Tip. de ngel B. Ve-las30, 1901. -REVISTAS: L ' Assodation Catholique, Pars,15 do Diciem-hvQ do 1903.=EI cdigo del trabajo, por J. Zamauski; La Corporation, Pars 9 de Enero de 1904.El problema social y la pequea bur-guesa, por,-Vi. \lctor de Cercii.Sumarios do las Revistas.

    CARTA PASTORAL, que el Exorno limo Sr. D. Jos Mara Salvador y Barrera, Obispo do Tarazona y Administrador Apostlico de Tu" dla dirige al Cloro y fieles de sus atoadas dicesis, con motivo del Santo Tiempo de Adviento, recomendando la Oracin del ngelm, Tarazona, Tip. del Boletn Eclesistico, 1903.

    A demostrar que la salutacin anglica es un verdadero compen-dio de actos de U, de amor y de adorasin y esperanza, siempre gratos Dios nuestro Seor, se halla consagrada principalmente la reciente Pastoral del Seor Obispo de Tarazona, quo puso en ella es-pecial cuidado para patentizar los excelentes resultados y saludable . eficacia do la piadosa prctica que recomienda para evitar el pecado y conservar la gracia de las almas.

    Los provechos de tan importante documento no habrn sido segu-ramonto escasos, y los fieles habrn respondido al carioso llama-miento de su dignsimo Prelado, restaurando una prctica cristiana, tan cuidadosamente observada por nuestros mayores, que tres veces, ai da saludaban la Santsima Virgen Mara, para quo rogara por loe pecadores en el momento presente y en la hora do la muerte. El tradioional toque de las campanas recordando los fieles la oraoin

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  • 122 T. JlMfiNF,/, TRJRDA del Angehfi, tuvo una significacin grandsima en los tiempos do fer-viente r