Revista Ágora núm. 6
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MODERNIDAD POLÍTICA EN LA EDAD MEDIA:
LA EXPERIENCIA Y LAS INSTITUCIONES NORMANDAS
Hervin Fernández Aceves*
Quién lea la admirable obra de Tácito sobre las costumbres
de los pueblos Germanos, verá que de ellos han tomado los Ingleses la idea
de su gobierno político. Un sistema tan hermoso nació en las selvas.
Montesquieu
El día de Navidad de 1066 se echó la suerte para Inglaterra y el resto del mundo. Guillermo el
Conquistador se coronó rex Anglorum y los normandos reclamaron el gobierno de una isla
donde la mezcla de razas se extendía desde los tiempos más remotos. El carácter y las
costumbres nacionales que se desarrollaron bajo la batuta del dominio normando permitieron
a millones de personas, gobernadas por Isabel I, forjar y reclamar el espléndido futuro que les
ofrecían los nuevos descubrimientos geográficos e intelectuales; “cuando la hora llegó, los
hombres estaban listos”.1 Lo anterior conlleva a develar la naturaleza de la cultura política y
administrativa de esos vikingos afrancesados. ¿En qué radica la enorme trascendencia que
tuvieron los normandos en la Edad Media?
2
* Estudiante de séptimo semestre de la licenciatura en Ciencia política y Administración pública de la UNAM.1 George Macaulay Trevelyan, Historia política de Inglaterra, México, FCE, 1943, p. 9.
En búsqueda del Estado administrativo y su modernidad, la experiencia normanda es el
capítulo perdido frente al tradicional enfoque franco-germánico. El estudio de las instituciones y
costumbres políticas de los normandos ofrece una orientación novedosa, alternativa y nutrida para
entender los orígenes medievales del Estado y sus latencias de herencia oriental. Partiendo de lo
anterior, se recorrerán los reinos de Inglaterra y Sicilia para tener un primer acercamiento a esta
experiencia. La particularidad de este pueblo –de origen germano y aprendizaje mediterráneo–
ofrece una razón de peso para ir tras la modernidad política en los tiempos medievales.
EL RESCATE DE LA EDAD MEDIA
Cada época genera su Edad Media; cada
corriente de pensamiento desarrolla una
óptica particular para entender lo medieval.
El renacimiento y la Ilustración crearon una
Edad Media brutal, como época donde la
superstición y oscuridad reinaron de principio a fin. El intento en la actualidad de nutrir de
medievalismo el estudio de la política es muy atractivo si se busca erradicar aquellos mitos que,
en aras de tornar más “práctica” la enseñanza, cultivan ciegos en más de mil años de historia.
Retomando a Walter Ullmann, la “afirmación de que los siglos medievales tienen en los tiempos
modernos una continuación perfecta adquiere una especial importancia referida al impacto de
las ideas políticas medievales sobre la formación de conceptos políticos que tan sólo en el
período moderno han conocido su completo desarrollo”.2 Ésta mal llamada edad oscura no
fue, por lo tanto, un salto de la razón de la edad clásica al renacimiento.
Esta época se debe percibir como el germen imprescindible que desencadenó el Estado
Moderno. Así, “para comprender cómo las ideas y las instituciones políticas han llegado a ser lo
3
ÁGORA
El estudio de las instituciones y costumbre
políticas de los normandos ofrece una
orientación novedosa, alternativa y nutrida
para entender los orígenes medievales
del Estado.
2 Historia del pensamiento político en la Edad Media, Barcelona, Ariel, 2004, p. 13.
que son, nada más tentador que adoptar un parecido enfoque genético”.3 Ullmann defiende la
tesis de que los fenómenos políticos en la Edad Media surgieron como producto del conflicto
entre dos formas principales de gobierno y legislación: una descendente y otra ascendente
(“ambas coexistieron, mas según las épocas, alguna predominó”).4
La forma ascendente de gobierno es “la más antigua cronológicamente y se caracteriza
porque el poder reside en la población”.5 La descendente trazaba una dinámica opuesta a la
primera, pues “el poder reside en un ser supremo”. En el siglo V, “San Agustín dijo que Dios
daba sus leyes a la humanidad por medio de los reyes; en el siglo XIII, Santo Tomás de Aquino
expresó que el poder descendía de Dios”.6 El sistema de gobierno ascendente, según señala
Carlyle, se fundó en la concepción de que “no había otro brote de autoridad política sino la
comunidad misma; ni la autoridad de Dios ni la superioridad intrínseca del gobernante”.7
PREÑANDO A INGLATERRA: LA CONQUISTA NORMANDA
Para Hollister, Packard y Haskins, la dominación de los normandos, además de un eslabón en
la cadena de sucesos de la historia europea, fue el punto de quiebre que marcaría a toda una
nación en desarrollo. Al hablar de los normandos, estos autores se remontan a la descripciones
de Dudo de Saint-Quentin, y se sustentan en que “Normandía se diferenciaba de la mayoría de
los principados de Francia por la definición notable y exacta de sus fronteras y la uniformidad
de sus costumbres legales”.8
El feudalismo cultivado en Normandía tuvo efectos radicales sobre el reino de Inglaterra
a partir de su imposición durante el reinado de Guillermo el Conquistador. El resultado fue un
nuevo régimen: el regnum Anglo-Normando. Para Haskins, “el Estado Anglo-Normando fue
4
MODERNIDAD POLÍTICA EN LA EDA D MEDIA
3 Loc. cit.4 Ibid., p. 14.5 Loc. cit.6 Ibid., p. 15.7 Adam Carlyle, La libertad política: historia de su concepto en la Edad Media y los tiempos modernos, México, FCE, 1942, p. 22.8 Charles Warren Hollister, “Normandy, France and the Anglo-Norma Regnum”, Speculum, 2 (1976), p. 205.
uno de los fenómenos más interesantes en la historia de las instituciones europeas, ya fuera por
la extensión y la cohesión de su territorio, la autoridad centralizada de sus mandatarios o por la
precocidad y el vigor de su sistema administrativo; el regnum no encontraba nada equivalente en
la Europa de sus tiempos”.9 Cabe mencionar que para el caso inglés, las instituciones públicas
“dejan ver con bastante claridad estos antecedentes medievales, y también las ideas que
determinaron su aparición y que aún hoy los mantienen”.10
El segundo rasgo apela a la organización comunal de los Normandos como tribus
nórdicas, vinculadas a los pueblos vikingos y germánicos por compartir su génesis. La forma de
gobierno ascendente, descrita por Tácito al relatar cómo se regían las tribus bárbaras –el poder
residía en el pueblo, pues elegía gobernantes en asamblea, estaba impresa en la organización
política normanda que llevaba, desde sus orígenes, formas diametralmente opuestas a las
eclesiásticas romanas.11
Acerca del sistema administrativo, cabe considerar las experiencias acumuladas durante
sus viajes y conquistas por Europa. Hollister habla de “un sentido de orgullo” en Guillermo el
Conquistador que “debió ser el mismo que animara a toda la nobleza normanda en su carrera
triunfante por la cual conquistó Apulia, dominó el sur de Italia, atacó Constantinopla y
subyugó a Sicilia”.12
Karl Wittfogel habla sobre la tradición de dominación y administración de oriente en su
obra El Despotismo Oriental. Al respecto,
sabemos que en 1072 –esto es trece años antes de que Guillermo ordenara la des-
criptio (el Domesday Book) de Inglaterra– los normandos habían conquistado Palermo,
la capital de Sicilia, y la parte norte de la isla. Y nosotros sabemos también que había
considerables “idas y venidas” entre los normandos ítalo-sicilianos y sus parientes
5
ÁGORA
9 Charles Homer Haskins, “Normandy Under William the Conqueror”, The American Historical Review, 3 (1909), p. 453.10 W. Ullmann, op. cit., p. 7.11 Ibid., p. 14.12 C.W. Hollister, art. cit., p. 210.
de Normandía e Inglaterra… (Los normandos) se habían establecido en Sicilia,
zona que había sido gobernada por Bizancio durante trescientos años y después por
los sarracenos, que combinaban técnicas árabes y bizantinas de gobierno absoluto.13
El contacto entre normandos, árabes y bizantinos permitió generar experiencias con las
instituciones altamente centralizadas del despotismo oriental.
EL REGNUM ANGLO-NORMANDO
Con estos atributos, los normandos irrumpieron
en un país feudal que conservaría sus
características medievales en siglos posteriores,
pese a la incorporación del centralismo
político y administrativo de la clase
gobernante. Incluso se dio la coexistencia entre una estructura económica feudal y algunas
instituciones políticas que anunciaban la monarquía absoluta. Así, “la conquista dio por
resultado la imposición del sistema feudal desde arriba: Inglaterra fue ‘feudalizada’ por una
pequeña clase gobernante”.14 Hobbes, en su tratado de filosofía y teoría política sobre el
Leviatán, plasma tal idea declarando que “las relaciones de dominio del pueblo de Inglaterra
derivan de Guillermo el Conquistador”.15
De esta forma surgieron los primeros destellos de modernidad. Crossman arguye que
“los comienzos del Estado-nación se encuentran en Inglaterra antes que en cualquier otro país
europeo, datando sus primeras manifestaciones al año 1100, cuando se encuentra que el poder
central del rey era considerado por el pueblo como defensa contra los señores locales”.16
6
MODERNIDAD POLÍTICA EN LA EDA D MEDIA
Inglaterra experimentó la concretización
de su forma de gobierno y legislación
ascendente mediante un marco
jurídico secular.
13 Madrid, Guadarrama, 1966, p. 147.14 Richard Crossman, Biografía del Estado moderno, México, FCE, 1965, p. 56.15 Leviatán, o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil, México, FCE, 1980, p. 204.16 R. Crossman, loc. cit.
Inglaterra, que había dejado de ser sólo anglosajona para ser anglonormanda,
experimentó la concretización de su forma de gobierno y legislación ascendente mediante un
marco jurídico secular. El surgimiento de leyes y constituciones era característico de estas
formas de poder porque “la ley surgida de estos tipos de gobierno buscaba convertir en
realidad las metas que se fijaba la comunidad; la ley medieval era doctrina política aplicada”.17
El resultado en el reino Anglo-Normando fue el descriptio de Guillermo: el Domesday
Book. Esta especie de código administrativo se implementaba con gran eficiencia por los sheriffs
del rey que presidían los tribunales de los condados. En Inglaterra, “el rey hacía las leyes con el
consejo de los grandes”.18 El gobierno centralizado y su red de funcionarios apegados a un
código reflejan el hecho de que “en el orden post-tradicional de la modernidad y frente al
sustrato de las nuevas formas de experiencia mediada, la identidad se convierte en esfuerzo
reflexivamente organizado”.19
Esta configuración política se mantuvo hasta la llegada de Enrique II. Durante el
reinado de Esteban I de Inglaterra, los señores locales habían subvertido el orden para socavar
el control del rey normando sobre el dominio. La primera tarea de Enrique II fue revertir esta
situación para obtener el poder. En su reinado se produjo el primer texto legal escrito que
sienta las bases de lo que hoy es la Common Law.20 Con este acto, el marco jurídico del Estado
anglo-normando de Inglaterra dio un paso adelante en su desarrollo. Este cambio se
caracterizó por alzar la autoridad monárquica sobre la eclesiástica.
En 1164, Enrique II promulgó las constituciones de Clarendon, un sistema legal de
procedimientos legislativos –cuya meta fundamental era ocuparse de los criminales del clero–
7
ÁGORA
17 W. Ullmann, op. cit., p. 17.18 A. Carlyle, op. cit., p. 30.19 Anthony Giddens, “Modernidad y autoidentidad”, en Josetxo Beriain, Las consecuencias perversas de la mod-
ernidad, Barcelona, Anthropos, 1996, p. 38.20 C. H. Haskins, “The Government of Normandy under Henry II”, The American Historical Review, 1914,
núm. 1, pp. 25-32.
que representó una tentativa de legislar principalmente en áreas donde predominaba la
influencia eclesiástica.21 La iglesia ya no podría proteger al clérigo condenado, quien podía ser
castigado bajo jurisdicción de cortes reales. Las pugnas que comenzaban a gestarse entre la
autoridad “terrenal” del rey y la eclesiástica del Papa iban acalorándose al ritmo en que cada uno
quería imponer y hacer válida su concepción de orden, generando más de una alternativa al caos.
Sustentándose en Cornelius Castoriadis, en su obra Domaines de l’homme, y en Modernidad
y Ambivalencia de Zygmunt Bauman, Josetxo Beriain explica la transición de lo tradicional
premoderno a la modernidad:
En las sociedades tradicionales el orden comparece como una lucha contra la
indeterminación, contra la ambivalencia del caos, el otro del orden está
continuamente implicado en la guerra por la supervivencia, el otro del orden no es
otro orden (como en la modernidad), el caos es su alternativa. El otro del orden es
el miasma de lo indeterminado e impredecible… En las sociedades
postradicionales la lucha por el orden es una lucha de una definición contra otras,
de una manera de articular la realidad contra propuestas competitivas.22
Además, postula un discernimiento de modernidad, entendiéndola como incremento de
opciones; ésta “se realiza a costa de la ruptura de las ligaduras religiosas, morales y políticas
existentes entre las diferentes esferas sociales u órdenes de vida”.23 A pesar de la preservación
de muchas tradiciones religiosas en la organización local sajona, la ruptura entre éstas y un
pujante orden centralizado en el monarca, racionalizado en la ley secular y alternativa al
modelo papal, se tornaba más evidente.
Aquella modernidad política esbozada en la Edad Media encuentra su clímax en otra isla
años adelante. Los normandos sobresalieron por una cualidad ausente en sus hermanos
escandinavos: “el instinto de la unidad política y la consolidación administrativa”.24 La cultura
8
MODERNIDAD POLÍTICA EN LA EDA D MEDIA
21 Ibid., p. 34.22 “El doble ‘sentido’ de las consecuencias perversas de la modernidad”, en J. Beriain, Las consecuencias perversas, p. 12.23 Ibid., p. 24.24 G. Trevelyan, op. cit., p. 83.
normanda tuvo un desarrollo alterno al iniciado tras la consolidación del regnum de Guillermo
el Conquistador. Esta rama se cultivó en los territorios conquistados por las oleadas invasoras
en el mediterráneo, sobre todo contra bizantinos y musulmanes. Quién consolidó el regnum
normando en Sicilia fue Rogelio II.25
LA OTRA CARA DE LA EXPERIENCIA
NORMANDA: EL REINO DE SICILIA
Las tradiciones y organizaciones locales,
tanto de bizantinos como de sarracenos,
crearon un ambiente de simbiosis única
entre el despotismo oriental y la cultura normanda. Según Kantorowicz, “en la pequeña isla de
Sicilia todos los poderes del Este y del Oeste estaban representados; en la isla, y en Abulia, estos
se sacudieron, cayeron, y se enriquecieron, a la merced de los pulsos más primitivos”. También
“surgían a través y sobre ellos, como olas de un caos primitivo, los alemanes de Enrique VI, los
franceses de Brienne, sicilianos, apulianos, sarracenos, pisanos, genoveses y normandos”.26
La usanza despótica bizantino-árabe sirvió como base para la constitución de la
monarquía absoluta prematura, a cargo de Rogelio II. El reino normando en Sicilia se destacó
por ser altamente centralizado. La experiencia normanda en Sicilia parece ser una clave para la
explicación del surgimiento del moderno Estado inglés. Hollister arguye que “un muy cercano
paralelo a la configuración Anglo-Normanda se encuentra en el reino normando de Sicilia” y su
inserción formal en la coronación de Rogelio II en 1130. Como Enrique I en Inglaterra, Rogelio
“utilizó los recursos de una rica y bien organizada isla-Estado (Inglaterra y Sicilia) para
conquistar y mantener un ducado tierra adentro (Normandía y Apulia), gobernado por
miembros de su curia”.27
9
ÁGORA
La experiencia normanda en Sicilia
parece ser la clave para la explicación del
surgimiento del moderno Estado inglés.
25 Donald Matthew, The Norman King of Sicily, Londres, Cambridge Medieval Textbooks, 1992, p. 24.26 Frederick the Second (1194-1250), Londres, Constable & Co. LTD, 1957, p. 26.27 C. Hollister, art. cit., p. 221.
Más adelante, el nieto de Rogelio II y Federico Barbarroja forjó en el reino de Sicilia la
monarquía imperial más ilustre de la historia medieval. De sangre normanda y linaje
Hohenstaufen, Federico II heredó una responsabilidad imperial dentro de un contexto único de
desarrollo institucional. Aunque esta monarquía absoluta prematura no logró sobrevivir el siglo
XIII, el gobierno augusto de Federico II quedó como ejemplo precoz por su ejército nacional
y una burocracia profesional; un Estado en el cual la Universidad de Nápoles se fundó para
formar funcionarios públicos, no letrados ni clérigos. Las Constituciones de Melfi, o Liber
Augustalis, se promulgaron como una magna recopilación e innovación de derecho político y
administrativo.
LAS CONSTITUCIONES DE MELFI O EL CLÍMAX DE LA MODERNIDAD NORMANDA
Las Constituciones de Melfi fueron la expresión más exacta de modernidad política de la época.
En su prefacio al Liber Augustalis, Powell plantea que “estas constituciones revelan no
únicamente el tejido y la cubierta de la vida en el reino de Sicilia, sino que ayudan a entender los
cambios políticos y sociales que afectaron sobre todo a Europa Occidental”.28
El Liber Augustalis, promulgado para el reino de Sicilia, conllevó una renegociación de la
relación entre corona y comunidad, y el papel que jugaría la Iglesia. Una impactante
característica de estas constituciones fue la mezcla de influencias –diversas y dispares para la
época– en un sólo cuerpo legal. Sustentadas sobre un enorme rescate del Corpus Iuris de
Justiniano, labor que ciertamente reflejó las titánicas habilidades de los asesores y consejeros de
Federico II, entrenados en el derecho romano-bizantino –sobre todo la de su muy cercano
Maestro Petrus della Vigna, plasmaron las tradiciones legales locales existentes –lombardas,
bizantinas, árabes y normandas– en la realidad siciliana en tiempos de Federico II.29
10
MODERNIDAD POLÍTICA EN LA EDA D MEDIA
28 James M. Powell, The Liber Augustalis or Constitutions of Melfi, Nueva York, Syracuse University Press, 1971, p. ix.29 Ibid., pp. xx-xxi
Contrario al pensamiento de Powell, escéptico sobre el carácter trascendente y
reivindicativo de la ley del Liber Augustalis, Kantorowicz lo reivindica. En la profunda reflexión
que este autor dedica a las Constituciones de Melfi en The King’s Two Bodies, arguye que la
justicia y la paz se protegieron por un religio iuris forjado para que la ley sirviera como liturgia
secular.30 Por ello, estas constituciones han sido definidas como “el acta de nacimiento de la
burocracia moderna”.31 La latencia de la modernidad política se expresa en las Constituciones
de Melfi, otorgándole al orden emanado del imperio de Federico II un carácter laico, artificial,
cuyo sustento era la respuesta a la población y no la emulación del derecho eclesiástico.
Zygmunt Bauman intenta definir el
suceso que permite hablar de moderno y
premoderno en una idea, no en una fecha y
menos en una coyuntura. Al tomar como
base el pensamiento de Stephen L. Collins,
quien en un reciente estudio “adaptó la visión
de Hobbes para señalar la marca de
nacimiento de la conciencia del orden, que es –en nuestra interpretación– de la conciencia
moderna, de la modernidad”, el autor ubica la frontera de tránsito hacia la modernidad: “el
descubrimiento de que el orden no era natural fue el descubrimiento del orden como tal.”32 Eso
mismo es lo que refleja la experiencia normanda en las Constituciones de Melfi y el Imperio de
Federico II.
11
ÁGORA
Las fundaciones políticas del núcleo
normando dieron a luz durante la
revolución inglesa y se mantienen vigentes
en las formas institucionales del
Estado-nación contemporáneo.
30 Princeton, University Press, 1957, pp. 100-140.31 Henry Jacoby, La burocratización del mundo, México, Siglo XXI, 1972, p. 29.32“Modernidad y ambivalencia”, en J. Beriain, Las consecuencias perversas, pp. 78-79.
SALDOS DE UNA GESTA NORMANDA
Este pueblo de origen germánico y de ‘toscos’ hábitos sobresalió frente a sus hermanos en la
Edad Media al elaborar una arquitectura de organización política vanguardista con instituciones
que fusionaban características orientales y occidentales. Esas demostraciones de modernidad
política anticipada fueron cimentándose en una identidad cultural e institucional que preñó a
Inglaterra siglos antes de la llegada del Renacimiento. Las fundaciones políticas del núcleo
normando dieron a luz durante la revolución inglesa y se mantienen vigentes en las formas
institucionales del Estado-nación contemporáneo.
12
MODERNIDAD POLÍTICA EN LA EDA D MEDIA
UNA ALTERIDAD PARADÓJICA: CATOLICISMO Y NACIONALISMO EN LA
UNIFICACIÓN ALEMANA
José Alberto Moreno Chávez*
CARL SCHMITT, EN SU ENSAYO Römischer Katholizismus und Politische Form de 1923, brinda una
muestra del conflicto sostenido entre el Estado alemán y la iglesia católica durante el siglo
XIX, cuyas huellas aún eran visibles. Schmitt inicia su escrito con la siguiente frase:
Existe una pasión anticatólica. De ella se nutre toda la lucha contra el papismo, el jesuitismo y
el clericalismo, que ha dominado varios siglos de la historia europea con una gigantesca
movilización de energías religiosas y políticas. No sólo fanáticos sectarios, sino generaciones
enteras de piadosos protestantes y de cristianos greco ortodoxos han visto en Roma al
Anticristo o la ramera babilónica del Apocalipsis.1
La construcción de la imagen de la iglesia católica como fuerza extranjera, siempre
amenazante, capaz de cometer las más obscuras infamias para perpetuar la manipulación de
las almas, y del católico como haragán, sumiso e irracional fue un proceso que duró varios
siglos y trascendió las fronteras del Sacro Imperio Romano Germánico. Durante el proceso
de consolidación del segundo Imperio alemán en 1870, los prejuicios contra los católicos se
reforzaron, señalándolos como un obstáculo para la unificación.
El caso de los católicos que vivían en los diversos Estados protestantes
germánicos a principios del siglo XIX resulta paradigmático. A pesar de hablar alguna forma
dialectal del alemán y compartir una supuesta historia común, los distinguía su confesión
13
* Estudiante del doctorado en Historia de El Colegio de México.1 Carl Schmitt, Catolicismo y forma política, Madrid, Tecnos, 2000, p. 3.
religiosa. Prusia, donde el protestantismo se había convertido en religión oficial desde el
siglo anterior, pretendía encabezar el movimiento de unificación de los territorios de habla
alemana que habían sido parte del imperio; se enfrentaba con Austria, monarquía que se
reconocía como católica y con los mismos derechos para llevar a cabo la unificación.
Ambos Estados tenían características similares: eran multiculturales,
plurilingüísticos y triconfesionales (protestantismo, catolicismo y judaísmo). No obstante, Prusia
vio en los católicos una suerte de avanzada del proyecto de los Habsburgo, que ponía en riesgo la
identidad e integridad nacional. Estos temores –infundados, por cierto– provocaron un conflicto
entre los ideólogos de la nación alemana y los integrantes católicos de la misma, en el que parecía
que ser católico era opuesto a ser un verdadero alemán.
Los católicos alemanes constituían una alteridad paradójica; si bien compartían con
sus compatriotas lengua, historia y comportamientos sociales, los distinguía su confesión
religiosa. Eran una parte inacabada de la nación, en la que su religión los hacía sospechosos
de cualquier infamia. Aparecieron numerosos estereotipos para reforzar estas ideas, con los
que se construyó una imagen distorsionada del catolicismo y sus creyentes. El objetivo de
este ensayo es identificar y analizar algunos estereotipos anticatólicos desde el período
previo a la unificación del Reich alemán hasta los inicios de la Kulturkampf (1840-1871).
CONTEXTO DE LA CONFESIONALIZACIÓN EN ALEMANIA
En 1848, mientras se reunía una asamblea nacional en Frankfurt para discutir la unificación
de los Estados alemanes, se celebraba otra reunión, de diferente orden, en Würzburg
(Baviera). Horrorizados por la violencia callejera que se había engendrado a la par de la
asamblea, los obispos y arzobispos acordaron hacer una contrarrevolución. Con la certeza
de que “las revoluciones eran causa y efecto […] del fracaso de la religión y moralidad que
amenazaba a la iglesia tanto como a la autoridad monárquica”2 , los obispos habían
acordado abrir un frente en contra del mundo moderno. La gente estaba cegada por ideas
14
ÁGORA
2 Michael B. Gross, The war against Catholicism, Madison, University of Michigan, 2004, p. 30.
extrañas y filosofías pasajeras, cuya difusión
estaba a cargo de periódicos liberales y
anticlericales. Al menos eso sostenían
personajes como Nikolaus von Weis,
obispo de Speyer, quien había escrito al
rey de Baviera: “Con el debilitamiento o
destrucción de la fe divinamente
revelada del cristianismo, la autoridad de la iglesia y no menos la autoridad secular han sido
minadas. Ambas se sustentan en la autoridad y orden de Dios.”3
Una barrera debía levantarse en contra de la inmoralidad y la modernidad para
preservar las instituciones, para lo cual era necesario emprender un nuevo esfuerzo
misionero. En el otoño de 1848, los obispos acordaron crear una campaña de misiones
populares (Volkmissionen), cuyo objetivo sería la restauración de la fe y la obediencia de los
creyentes en los reinos alemanes donde existieran comunidades católicas.
Las misiones populares no tuvieron un comienzo sencillo. El apoyo fue desigual en
los distintos Estados alemanes. En aquellos donde existían mayorías protestantes, siempre
se enfrentaron con el descrédito y desconfianza de las autoridades y de los clérigos
protestantes. De igual manera, los liberales siempre siguieron meticulosamente sus
actividades, acusándolos de instigar a la población en contra de la ley o de propagar la
ignorancia y la superstición entre el pueblo llano. El clero secular católico veía la labor de los
misioneros como una intromisión en sus asuntos, por lo que muchas veces debieron
enfrentar la resistencia de laicos católicos que se oponían a la crítica, especialmente en las
comunidades campesinas, las cuales llevaban una vida de costumbres relajadas. Las
misiones populares se prolongaron por un espacio de dos décadas y para 1870 tanto la
iglesia como el catolicismo habían renacido como fuerzas sociales, con laicos piadosos y una
15
CATOLICISMO Y NACIONALISMO EN LA UNIFICACIÓN ALEMANA
3 Ibid, p. 31.
Los católicos alemanes constituían
una alteridad paradójica eran una parte
inacabada de la nación, en la que su
religión los hacía sospechosos de
cualquier infamia.
irrupción insospechada de establecimientos religiosos, como conventos y monasterios.4
Tal fuerza era percibida por círculos liberales y nacionalistas como un peligro
para la unificación.
Los liberales temían lo peor ante la
revitalización del catolicismo. Para ellos, los
clérigos católicos no sólo destruían la obra
de la Ilustración y el racionalismo,
reeducando a la población en el
oscurantismo y la superstición; también
quebrantaban la salud pública. Críticos
como Heinrich Johann Wichern aducían
que las penitencias y los ayunos menguaban
la salud de la población, problema que a la
larga se reflejarían en la aparición de enfermedades mentales que conducirían al suicidio.5 Tal
sintomatología recibió el nombre de la enfermedad jesuita y varios escritos la denunciaban
como un mal nacional, que impediría los planes de la nación alemana, provocando locura y
debilidad entre los habitantes de reinos como Prusia. Si esta extraña enfermedad podría
causar estragos en la población, la dependencia espiritual hacia el papa haría lo propio en los
cimientos de la nación.
El papa era visto como un peligro para la unificación del Reich, dada su condición de
soberano de los Estados Pontificios. El que los católicos reconocieran como jefe
espiritual a un soberano extranjero producía un malestar agudo entre los círculos
nacionalistas. Esta situación también los enfrentó con sus soberanos locales y, más tarde, con
el emperador. El problema no era baladí; mientras que el Estado en formación
requería la cooperación de todos sus habitantes, existían grandes núcleos poblacionales cuya
16
ÁGORA
4 Prusia, que era mayoritariamente protestante, tenía 316 monasterios en 1862; para 1869 habían aumentado a
484. Véase M. Gross, op. cit., p. 133 (Cuadro 3).5 Olaf Blaschke, Katholicismus und Antisemitismus, Göttingen, Vandenhoeck und Ruprecht, 1999, p. 263.
Que los católicos reconocieran como jefe
espiritual a un soberano extranjero
producía un malestar agudo entre los
círculos nacionalistas; mientras que el
Estado en formación requería la
cooperación de todos sus habitantes,
existían grandes núcleos poblacionales
cuya lealtad podría estar comprometida
con el extranjero.
lealtad podría estar comprometida con el extranjero y hacer fracasar el proyecto de
unificación. El comportamiento del papa Pío IX no ayudaba a despejar las dudas. Con la
proclamación del Index en 1864 (lista en la que se censuraban obras ilustradas y polémicas)
y el dogma de la inefabilidad papal en 1870 (mismo año del final de la guerra
franco-prusiana y la proclamación de la unificación alemana) se acentuaba el sentimiento de
sospecha y la perspectiva ultramontana que recaía sobre los católicos alemanes.
EL CATÓLICO COMO IMAGINARIO
Sí hubiésemos tenido la oportunidad de
preguntarle a cualquier ciudadano que
viviera en alguna ciudad prusiana y se
identificara con el pensamiento liberal
cuál era su percepción acerca de los
católicos, nos habría contestado que
eran holgazanes, poco inteligentes,
ignorantes y manipulados por un clero corrupto y ligado al extranjero. La imagen del
católico alemán ante los ojos de sus compatriotas descansaba en una serie de estereotipos
que prevalecían desde la Edad Media en el caso de los clérigos y que se habían trasladado
hacia los fieles durante la Reforma. En los años anteriores a la unificación y la Kulturkampf,
los diversos estereotipos sobre los católicos tomaron tintes de fobia abierta, inspiraron
trifulcas callejeras y una disputa intelectual entre los diversos grupos anticlericales y el clero
secular y ordinario.
El peso de la sospecha por traición a la nación se había acrecentado en la medida que
fue rechazado el dogma de la inefabilidad y el papa se consideraba un prisionero de los
nacionalistas italianos dentro de la ciudad de Roma. La ecuación era sencilla: sí Pío IX
–siendo italiano– se oponía ferozmente a la construcción de la nación italiana, con más
razón pondría obstáculos a la unificación del pueblo alemán bajo el ala prusiana –dónde
prevalecía el protestantismo– y favorecería los intereses austriacos. Según el análisis de los
17
CATOLICISMO Y NACIONALISMO EN LA UNIFICACIÓN ALEMANA
En los años anteriores a la unificación
y la Kulturkampf, los diversos estereotipos
sobre los católicos tomaron tintes de fobia
abierta, inspiraron trifulcas callejeras y una
disputa intelectual entre los diversos grupos
anticlericales y el clero.
nacionalistas, los jesuitas (autodefinidos como soldados del papa) eran el grupo católico más
peligroso debido a su cercanía con Roma, su carácter internacional y su activo papel en la
confesionalización del país.
El “anti-jesuitismo” tampoco era novedoso; se había engendrado a medida que la
orden cobraba importancia en los siglos XVI y XVII. Durante la Ilustración nació la imagen
del jesuita como ambicioso, truculento e hipócrita. Esta percepción ilustrada del jesuita
prevaleció en el imaginario alemán durante el siglo XIX. Entre 1855 y 1856, el diario liberal
Vossische Zeitung publicó una serie de reportajes en donde se mostraban a los jesuitas como
intolerantes –por su oposición a los matrimonios interconfesionales– y sospechosos de
traición –debido a una serie de sermones, cuyo tema era la obediencia de las leyes a la
voluntad de Dios, pronunciados durante la pascua en la comarca de Geilenkirchen
(cercana a Aquisgrán).
Una acusación novedosa apareció poco después en la prensa: los jesuitas eran
culpables directos del atraso económico de los países católicos, debido a que manejaban
enormes capitales, los cuales manipulaban a su antojo para desequilibrar las economías en
aras de mantener el control.6 Es interesante señalar que se utilizó un argumento
semejante en contra de de los judíos en los años de la República de Weimar. A medida que
la imagen de los jesuitas se deterioraba en la prensa y ante el Estado prusiano, aumentaban
las sospechas por ultramontanismo, hasta que se consolidó la expulsión de la Compañía de
Jesús en 1872.
Las otras órdenes monásticas tampoco se libraban de la carga del estereotipo. Las
órdenes monacales femeninas se consideraban el paradigma del atraso y la muestra más
fehaciente de que el catolicismo coartaba la voluntad individual. El estereotipo se
reforzaba con historias extravagantes, publicadas por la prensa liberal, las cuales
ejemplificaban la vida miserable de las monjas. La historia más popular era la de la hermana
Barbara Ubryck –publicada originalmente en el National Zeitung el 26 de julio de 1869, monja
18
ÁGORA
6 M. Gross, op.cit., pp. 69-71.
carmelita descalza, la cual había pasado desde 1848 hasta el año de la publicación de la
historia encadenada en un calabozo del convento de las carmelitas descalzas de Cracovia
(ciudad que en esa época era parte de la Galicia austriaca).
Al igual que en una mala novela romántica, Barbara había entrado al convento tras
una decepción amorosa, inducida por su confesor, el cual –por supuesto– era jesuita.
Barbara se había quejado de la dureza de la vida conventual ante la madre superiora,
pidiendo la suspensión de sus votos. La madre superiora no sólo no consintió los deseos de
la novicia sino que la encerró a pan y agua en una mazmorra por casi veinte años. Durante
el verano de 1869, la hermana gritó hacia la calle pidiendo ayuda y algún
ciudadano denunció el atropello. Las autoridades entraron al convento y rescataron a la
famélica religiosa, la cual atinó a gritarle a su confesor: “usted es un monstruo.”7
Los monjes y religiosos eran vistos de peor forma que la monjas. El estereotipo del
monje gordo, ebrio, libidinoso y goloso que había alcanzado su auge durante la Edad Media,
cobraba nuevos bríos. Publicaciones como el almanaque Gartenlaube (de corte
liberal) difundían historias e ilustraciones de los peores pecados monacales. Artículos sobre
la falta de patriotismo de una casa jesuita durante la guerra contra Austria, en donde se
acusaban a los monjes de negarse a proveer de víveres a los soldados prusianos, y
minuciosas crónicas de los monasterios franciscanos de Baviera, en donde los monjes
abusaban de campesinos ignorantes y pasaban más tiempo en la cervecería del convento que
en la capilla, poblaban el universo de publicaciones liberales y anticlericales.
Estos relatos tenían un protagonista semejante a Barbara Ulryck: un monje de
dieciocho años, descubierto en un monasterio cercano a Aquisgrán, que padecía de
microcefalia –probablemente causada por algún retraso mental. “Emil N” era retratado en
actitudes simiescas, llevando una vida patética. Probablemente, el editor del Gartenlaube
intentaba ejemplificar la patética y atrasada vida monacal con el caso de Emil.
19
CATOLICISMO Y NACIONALISMO EN LA UNIFICACIÓN ALEMANA
7 Ibid., p. 157-170.
Los fieles tampoco se libraban de la
imagen negativa. Aunque había diferencias
entre los católicos de núcleos urbanos y
rurales, en general los envolvía una aureola
de fanatismo y falta de talento. Los
campesinos católicos se llevaban la peor
parte. Una ilustración de Grützner titulada
“Gente pobre-gente piadosa” (Arme Leute-
fromme Leute) dibuja el panorama de manera cómica: un niño pequeño lleva el peso de una
carreta por una montaña empinada, acompañado de cinco miembros de su familia, los
cuales se inclinan de manera servil ante dos sacerdotes que se han encontrado en el
camino.8 El dibujo es una crítica de la supuesta servidumbre del campesinado católico ante
la iglesia, actitud que los alejaba de la riqueza y las ventajas del liberalismo. Anticipándose a
la tesis de Max Weber, el ilustrador del Gartenlaube describe un panorama católico atrasado,
con una ética dedicada a pensar en los beneficios del paraíso y lejana a la
competitividad y al trabajo duro. Los beneficios de la modernidad y del liberalismo jamás
llegarían a los católicos –bajo esta perspectiva– de no ser que aceptaran la ética
protestante del trabajo y la industria.
CONCLUSIONES
Los católicos alemanes del siglo XIX constituían una alteridad paradójica. Si bien merecían
ser parte del pueblo alemán, tanto por su lengua como por sus costumbres, su confesión
religiosa los delataba como un elemento extraño en la que se imaginaba como la
nación alemana.
Los estereotipos del católico, que databan de la época de la Reforma, cobraron un
nuevo auge con el acenso del nacionalismo, para representar a los fieles de esta confesión
20
ÁGORA
8 Helmut Walser Smith, German Nationalism and Religious Conflict, Princeton, University Press, 1995, p. 198.
Con sus fobias respecto de la modernidad
y el liberalismo, los católicos ayudaron a
consolidar su imagen como reaccionarios.
No obstante, las acusaciones de traición y
complot en contra del proyecto de
unificación fueron insidiosas.
como óbices en la consolidación del sueño prusiano de unificación y modernidad. Con sus
fobias respecto de la modernidad y el liberalismo, los católicos ayudaron a consolidar
su imagen como reaccionarios. No obstante, las acusaciones de traición y complot en
contra del proyecto de unificación fueron insidiosas y falsas. Al igual que sus pares
protestantes o liberales, los católicos confiaban en las bondades de la nación como signo del
progreso humano; también acudieron a los frentes de batalla y derramaron su sangre en las
guerras contra Austria y Francia.
Queda una pregunta en el aire: si bien los católicos constituían una alteridad, fuera
del episodio de la Kulturkampf, en el que Bismarck buscaba la absoluta secularización del
Estado alemán, jamás se llegó a planear una acción más severa en su contra. En contras-
te, durante el régimen nazi los judíos alemanes sí fueron considerados una amenaza que
debía ser eliminada. Sería interesante analizar el problema judío más como una alteridad que
bajo la perspectiva de la otredad, por lo menos en los casos en que la asimilación parecía
ser exitosa.21
CATOLICISMO Y NACIONALISMO EN LA UNIFICACIÓN ALEMANA
MODERNAS POSMODERNIDADES
Amaru Villanueva Rance*
SON RAROS LOS ESTUDIOS QUE SE AVENTURAN a atacar, elogiar o estudiar lo post desde la
distancia crítica que se merece. Esto es cierto tanto en ámbitos académicos como cotidianos.
Creo que quienes batallan contra posmodernidades y posmodernismos deben abandonar la
lucha para entender que su supuesto contrincante se alimenta de su ira. Encontrarán en el
posmoderno no a un aliado ni enemigo, sino a un solitario acompañante. En este breve
ensayo –que es casi un manifiesto– propongo hacer un estudio ontológico de lo post. Bajo
mi taxonomía, es posible ramificar a lo post en tres categorías: posmodernidad,
posmodernismo y posmodernistas.
POSMODERNIDAD
Se puede entender a la posmodernidad desde el marco académico de la ciencia política y la
sociología como un fenómeno sociológico/psicológico. Vista de este modo, la
posmodernidad refiere a un conjunto de valores y tendencias en ascenso en sociedades
desarrolladas contemporáneas (las famosas democracias liberales occidentales). La
posmodernidad, entonces, es una hipótesis que proyecta ciertos valores “posmodernos” a
los individuos de una etapa sociohistórica. Como toda hipótesis científica, ésta se puede
comprobar o refutar con estudios empíricos. Durante los años ochena y noventa del siglo
XX, Ronald Inglehart y otros politólogos se propusieron esta tarea y “comprobaron” que
las sociedades occidentales se estaban “posmodernizando” de manera objetiva.1 Con el uso
22
* Estudiante de la licenciatura en Política, Filosofía y Economía de la Universidad de Oxford, Inglaterra.1 Ronald Inglehart, Modernization and Postmodernization: Cultural, Economic and Political Change in 43 Societies,
Princeton, University Press, 1997.
de encuestas, observaron que los individuos en estas sociedades remplazaban sus
preocupaciones materiales con intereses post-materiales.
Entendido de este modo, un individuo arquetípico de la posmodernidad es aquel que
recicla a diario, elije su profesión en función de la satisfacción que deriva de ella (no del
ingreso que supone) y es capaz de discernir entre sus valores éticos y sus preferencias
estéticas. Cuando esta hipótesis se elabora y desempaca se libera de ciertas connotaciones
que suelen acompañar a lo posmoderno. Me imagino que la mayoría de los lectores podrá
mirar a la posmodernidad desde esta isla sociológica, sin asumir juicios de valor. No hace
falta más que mirarse al espejo para ver que la los valores de nuestra generación son
radicalmente distintos a los de hace cincuenta años.
POSMODERNISMO
En contraste con la posmodernidad, el
posmodernismo lleva consigo una carga
atributiva relacionada con un movimiento
cultural. Es decir, el posmodernismo
refiere a la producción de ideas y obras de
arte bajo estéticas y éticas posmodernas.
Esta es, quizá, la faceta más controversial de lo post, y la que genera mayor cantidad de
disputas y malentendidos. Hay una razón simple por la cual se presenta este problema:
mientras la posmodernidad es verificable o refutable por el método científico, el
posmodernismo tiene sabor a ideología y viene acompañado de un discurso de oposición al
positivismo, la ciencia, el progreso y casi todos los cimientos del mundo moderno.
La peor estrategia para atacar al posmodernismo es negar su existencia, es decir,
ignorar su importancia y alcance.2 El hecho es, que quiéranlo o no, las ramas y raíces del
ÁGORA
23
2 Tal como hizo alguna vez Terry Eagleton y otros críticos contemporáneos al renombrar este fenómeno “alta
modernidad” –lo que es simplemente darle otro nombre a una determinada serie de observaciones.
El posmodernismo tiene sabor a ideología
y viene acompañado de un discurso
de oposición al positivismo, la ciencia,
el progreso y casi todos los cimientos del
mundo moderno.
posmodernismo (como movimiento cultural) han logrado infiltrar los templos más altos y
sagrados del mundo contemporáneo.
¿Qué unifica a este movimiento cultural? Parecería que resiste, en principio, a la
unificación. Es un musgo que crece dentro y fuera de las paredes que buscan aprisionarlo.
Tentativamente, me animo a decir que los elementos de este conjunto comparten ciertos
denominadores comunes. Mi estrategia consistirá en edificar al posmodernismo como
estructura cultural. Primero cimentaré su “razón de ser” en forma de narrativa histórica, para
después construir sus pilares epistemológicos, metafísicos, estéticos y, finalmente, éticos.
Muchos dicen que el posmodernismo es el rechazo de las “grandes historias” o
“metanarrativas” (como el cristianismo, el marxismo y la ciencia) y la aceptación de las
olvidadas “micronarrativas” (como las microcausas políticas y los submundos
culturales). Las “grandes historias”, se dice, fueron abandonadas por quienes tomaron
consciencia de que éstas no ofrecían la redención que profesaban y no eran
capaces ni siquiera de darse sentido a sí mismas porque sus estructuras autolegitimadoras
eran débiles y sus cimientos vacuos.
Las grandes narrativas que mencioné fracasaron al intentar dar sentido al mundo
estético y a la plétora de formas irreconciliables con las cuales las culturas mundiales
interpretaban la condición humana. La rebelión contra la modernidad vino desde dentro.
Irónicamente, lo que le daba sentido y combustible al espíritu moderno era justamente la
posibilidad de ser individual y escapar del orden material mediante el consumo hedonista.
Fue el anhelo por lo romántico, la diferencia y la fragmentación lo que en última instancia
derrumbó el cerco unificador de la modernidad.
En el centro de la moderna ciudad en ruinas quedaba apenas una ciudadela, donde la
ciencia y la verdad eran aún el discurso reinante. En el centro de esta ciudadela existía una
enorme y pálida estructura: el edificio vertical y vertiginoso del progreso. Es aquí donde
muchos quieren habitar –en universidades, laboratorios y mercados financieros.
Quienes escaparon de la ciudadela (entre posmodernistas y otros marginales)
retornaban a ella frecuentemente –haciendo uso de la medicina occidental y de la esfera
MODERNAS POSMODERNIDADES
24
económica de producción e intercambio. De estas instituciones no hay escapatoria; sin
embargo, éstas son meras contingencias en el presente debate. La moraleja, para muchos, fue
que no hacía falta vivir en la ciudadela para disfrutar de los frutos terrenales de la
modernidad –tanto maduros como podridos.
EPISTEMOLOGÍA
Con esta narrativa se entiende por qué algunos reclaman que gracias al posmodernismo
“todo puede ser verdad y todo a su vez es mentira”. Comprendo la rabia que pueden
generar las pedantes e incesantes preguntas escépticas de quienes deciden no habitar en la
ciudadela de la modernidad. Adoptando la voz de Nietzsche, dicen: no hay verdades, sólo hay
interpretaciones o, como establecieron los filósofos analíticos, basan su retórica en el hecho
epistemológico de que hay muy poco de lo cual podemos tener absoluta certeza. Pensadores
“posmodernos” han aprovechado esta debilidad discursiva del modernismo para argüir ideas
tales como que “la guerra del golfo no sucedió”.3 Parecería que éste marco ideológico nos
permite elegir y desechar las realidades que nos convienen; sin embargo, esta interpretación
es demasiado ingenua.
La idea detrás de esta propuesta posmoderna está basada una
premisa que resalta la facilidad con la cual aceptamos cualquier versión de la realidad que se
nos alimenta –especialmente si ésta nos llega en cifras, letras o imágines. Propongo que la
mejor solución frente a esta embestida posmoderna es aceptar, o ignorar, el radical
escepticismo del cual se nutre. A final de cuentas, filósofos contemporáneos aún no han
encontrado respuestas contundentes a preguntas tan fundamentales como “¿Qué son la
realidad y la verdad?” o “¿Existimos realmente?”.4 La epistemología posmoderna del “todo
vale” se diluye en cuanto sus “adversarios” modernos pierden interés en ganar esta batalla
de manera definitiva. A final de cuentas, el ímpetu del relativismo posmoderno bien puede
desembocar en un sano escepticismo cartesiano, en el cual se basa la ciencia.
ÁGORA
25
3 Jean Baudrillard, La Guerre du Golfe n’a pas eu lieu, Galilée, Francia, 1991.4 A quienes buscan prueba de esto, no hace falta más que observar que la filosofía analítica aún se erige
alrededor de estas preguntas y otras semejantes.
METADISCURSO
Existen otros elementos que caracterizan al movimiento posmodernista. Un ejemplo
discursivo es el uso de la reflexividad y autoreferencia como artefactos metadiscursivos: lo
posmoderno está tan obsesionado consigo mismo como lo está con la modernidad. No hay
nada más sublime para un posmodernista que mirarse en el espejo para luego analizar este
misterioso pero trivial encuentro. Mejor aún, le fascina producir ideas capaces de hacer lo
mismo; tal como crear ficciones que están conscientes de su propio carácter ficticio. En este
rubro encontramos a escritores que se incluyen como personajes en sus propias novelas,
libros que se escriben a sí mismos, películas acerca de películas, etcétera. En los últimos años,
hemos presenciado la proliferación de los reality shows como forma de contemplar nuestra
banal existencia. La explicación que encuentro es que lo único más extraño e interesante que
la ficción es la realidad misma, y la estética posmoderna responde a nuestro morbo y
curiosidad por lo ajeno. Propongo que deberíamos aceptar que esta práctica es
filosóficamente interesante y suele (o debería) atraernos. ¿Desde qué otra perspectiva
seríamos capaces de estudiar a la teoría en sí? No olvidemos que esta fue una innovación
postestructural y posmoderna. El modernismo es ciego cuando se mira al espejo.
METAFÍSICA
En el plano ontológico, mencionaré dos elementos más que considero propios del
posmodernismo. El primer elemento es metafísico y está vinculado a la idea de la
intertextualidad. Este “pilar” de la producción ideológica posmoderna está basado en la idea
baconiana de que todo lo que queda por inventarse ya se ha inventado.5 De acuerdo con esta
doctrina, el mundo de las ideas existentes es exhaustivo y está repleto. Imaginemos un
alfabeto: todas las letras permanecen en su lugar a pesar de que todas las novelas
MODERNAS POSMODERNIDADES
26
5 “Solomon saith, ‘there is nothing new upon this earth. So that as Plato had an imagination, all knowledge was
but remembrance.’ So Solomon giveth his sentence, that all novelty is but oblivion”. Francis Bacon, Of the Vicissitude
of Things. Essays, 1601.
imaginables pueden crearse con sus casi infinitas permutaciones. Del mismo modo, los
posmodernistas mantienen que debemos resignarnos a reciclar ideas, imágenes y símbolos
del pasado, y que toda innovación es una mera ilusión. Propongo que esta premisa no debe
tomarse literalmente6 y que debemos dar una oportunidad a los posmodernistas de
mostrarnos el pasado –ya sea con nostalgia o ironía.
ESTÉTICA - ANTIESTÉTICA
El último pilar de la producción
ideológica posmoderna es la antiestética.7
La estética moderna está conformada por
vestigios remotos y no remotos: griegos,
romanos, de la Ilustración, el romanticismo
y el realismo. Lo que tienen en común
estas corrientes es una casi-equivalencia entre la belleza y la estética –a tal grado que aún hoy
muchos creen que el valor estético del arte deriva de su beldad y que el arte a su vez deriva
su valor de la estética. La estética posmoderna deriva de su misma subversión.
Los posmodernistas se dieron cuenta de que aun cuando el arte deriva su valor de la
estética, ésta puede tomar formas subversivas. La idea central es que el arte no es
simplemente lo bello, sino todo aquello que es capaz de provocar emociones e ideas en
quienes lo contemplan. La estética posmodernista es quizá similar a la dionisiaca que
propuso Nietzsche, constituida, entre otras cosas, por el hedonismo, lo sublime y lo trágico.
Por eso el arte de hoy suele ser grotesco, obsceno y hasta vacuo. Los artistas se alimentan
tanto de reacciones de gusto como de disgusto. Su propuesta consiste simplemente en
generar reacciones. Propongo que el supuesto arte “sin sentido” del posmodernismo
desaparecerá en cuanto deje de causar interés o shock. Lamentablemente la única estrategia
ÁGORA
27
6 En cualquier caso, tomar literalmente a un posmodernista es rara vez aconsejable. A menudo no es siquiera
inteligible.7 Tal vez el uso de este término no sea del todo apropiado porque revela prejuicios modernos; sin embargo,
creo que mi argumento se entenderá mejor de este modo.
El arte de hoy suele ser grotesco, obsceno y
hasta vacuo. Los artistas se alimentan tanto
de reacciones de gusto como de disgusto.
Su propuesta consiste simplemente en
generar reacciones.
abierta al modernista de hoy es ignorar estas tendencias culturales. Para quienes derivamos
perversa satisfacción de pagar por ver salas de museo vacías y vacas cortadas a la mitad,8 el
arte contemporáneo (en gran parte con sobretonos posmodernos) seguirá siendo una
importante fuente de inspiración.
EL POSMODERNISTA Y SU ÉTICA
Habiendo desvestido pieza por pieza al posmodernista, éste se presenta desahuciado y
errante. Como hoja de higuera, tapando sus partes más privadas y delicadas, se encuentra su
ética. Mi argumento es que lo que genera mayor desdén y revulsión al individuo
modernista es la empobrecida ética de su adversario.
¿Existe posibilidad de reconciliación entre el modernista y el posmodernista? El
modernista se retuerce a causa del cinismo de quien hace uso de la ciudadela del progreso
para luego carcomerla desde dentro como termita malagradecida. La verdad es que el
posmodernista aprovecha lo mejor de ambos mundos, y a su paso deja escombros y
destrucción que el modernista debe recoger a consciencia y con desgano. Encarémoslo: el
posmodernista cree en la ética de su propia verdad, de su propio placer y satisfacción,
pareciendo a media distancia un ser ruin y sin moralidad. Propongo que en este último
juicio de valor, el modernista se equivoca.
Nada más hace falta ver que el posmodernista es, a pesar de todo, humano. Si ayuda a
su prójimo, lo hace impulsado por su propia satisfacción. No suele ser altruista, pero
filosóficamente nada se lo impide. Hay quienes derivan sincera satisfacción de ayudar a otros,
de reciclar y de compartir su vida con otros miembros de esta especie.
El posmodernista escucha con interés los latidos de su propio corazón, el crujir de sus
entrañas y la soledad de su existencia. Vive su día a día como todos los demás; la diferencia
es que trae consigo un lente que le permite saborear el mundo de otra manera. Es acaso
menos hipócrita que el moderno, quien al creer en derechos, justicia y deberes ha
MODERNAS POSMODERNIDADES
28
8 Obras de Damian Hirst (Mother and Child Divided, 1995) y Martin Creed (The Light Switch Going On And Off,
1991) –ambas ganadoras del prestigioso premio Turner..
institucionalizado la moralidad colectiva. El posmodernista no suele romper la ley; al pagar
sus impuestos y cumplir con sus deberes civiles contribuye a la sociedad que el proyecto
modernista ha edificado y se encarga de mantener. Visto de este modo, no es el adversario
inmoral que algunos suponen.
El posmodernista no es inmoral; es
amoral. No está filosóficamente en
conflicto con la ética moderna, simplemente
lo está con los cimientos morales de la
misma. Al posmoderno le molesta el sabor
de lo absoluto y eternamente reinante. No es
sorprendente que los mayores genocidas del siglo XX sean justamente quienes han
intentado universalizar su visión política y ética. Desde Hitler hasta Stalin, el verdadero
peligro reside en quienes se amparan en el progreso, la ciencia y la verdad para llevar a cabo
sus proyectos. Un posmodernista nunca podría movilizar un ejército, ya que no tendría
interés en convencer a nadie (y de todos modos nadie le creería una sola palabra).
Es justamente en este punto donde mi argumento desemboca. El posmodernista no
pretende infectar al mundo con su falta de visión moral. Por su naturaleza, el
posmodernismo no propone imperativos éticos, ni es una propuesta política institucional. Le
gusta vivir al margen, y no se deja consumir por el frenesí eclesiástico de voluntad colectiva.
No existe amenaza alguna al bienestar de la sociedad desde este rincón del mundo de las
ideas. Lo que debería preocupar a quienes acusan al postmodernismo de SIDA cultural es su
propio discurso de verdad y progreso, el cual carcome la salud ética de su sociedad.
El individuo posmoderno es anónimo y radical. Vive en ésta capacidad como
parásito de la modernidad que lo rodea. Se alimenta de referentes culturales existentes para
crear su propio arte; se olvidó del tema moral y deriva satisfacción de cuestiones estéticas.
Es un ser decadente que ha intelectualizado el vacío de su existencia. No se parece al
existencialista ni al nihilista; no se deja ahogar por sus preocupaciones filosóficas. Es un
artista experimental y experimentado, que se dedica a destruir lienzos con el fin de exponer
que éstos no contienen a sus referentes y sirven simplemente de fachadas. No es que el
posmodernista no crea en el discurso de la ciencia y la realidad; lo que pasa es que sus
ÁGORA
29
Desde Hitler hasta Stalin, el verdadero
peligro reside en quienes se amparan en
el progreso, la ciencia y la verdad para
llevar a cabo sus proyectos.
términos no le sirven para describir y entender al mundo que lo rodea. Su proceso de
producción intelectual y artística ocurre al tambor de su gana y malagana, no de su ansiedad
por impulsar a la raza humana en dirección al progreso y la verdad. Fundamentalmente, la
ideología posmoderna no busca legitimación ni reconocimiento, la única causa que le
interesa es la que rige su visión estética del mundo.
CONCLUSIÓN
Empecé con una pregunta ontológica y me agradaría terminar respondiéndola. El
posmodernismo es una propiedad de quien lo vive; el mundo se torna posmoderno frente a
sus ojos. Ser posmodernista es usar ciertos lentes para observar determinadas facetas del
mundo. A modo de arquitecto, he revelado lo que considero son los pilares y cimientos del
posmodernismo como movimiento cultural y discursivo: su narrativa histórica o raison d’être,
su epistemología escéptica, su metafísica intertextual, su estética antiestética, y su ética
estética –si me hago entender. Habiendo desvestido al posmodernista, creo haber
demostrado que difiere esencialmente del modernista en espíritu y visión, y que el día de su
mutua reconciliación es aún posible. Esperemos que ese día nunca llegue.
MODERNAS POSMODERNIDADES
30
ANTE LA GRAN DEPRESIÓN:EL “CRACK” ECONÓMICO EN CHILE Y CUBA
Pablo Coss Flores*
La Primera Guerra Mundial ocasionó una reestructuración general a partir de la cual Estados
Unidos relegó a Inglaterra de su papel como directriz de la economía mundial. Además, el
conflicto estimuló la industria y las exportaciones, las cuales se incrementaron por acción de
créditos norteamericanos, concedidos a países exportadores de materias primas y a aquellas
naciones europeas en vías de recuperación. Sin embargo, este cambio también ocasionó una
pérdida de dinamismo en los mercados que, aunado a la sobreproducción y a la espiral
deflacionaria, ocasionó el crack de la economía mundial en 1929, cuyos efectos directos
perduraron más de una década.
América Latina también sufrió la llamada Gran Depresión, aunque a destiempo. No
obstante los cambios evidentes en la economía de la región, la crisis transformó las estructuras
sociopolíticas y generó múltiples panoramas, según las condiciones y el tipo de respuesta
ofrecida por el Estado. Para analizar a profundidad este argumento se comparan los casos de
Chile y Cuba, países atípicos de la región que, a pesar de seguir el modelo de no
intervencionismo y exportación de recursos naturales, siguieron un camino totalmente distinto
debido a sus condiciones particulares, entre ellas la dependencia de un solo mercado de
exportación y de un solo producto.
31
* Estudiante de quinto semestre de la licenciatura en Política y Administración Pública en El Colegio de México.
CHILE: LA GRAN MINERÍA Y LA GRAN DEPRESIÓN
Al iniciar el siglo XX, Chile gozaba de una relativa estabilidad económica y política. La victoria
obtenida en la guerra del Pacífico a finales del siglo XIX le permitió adueñarse de cuantiosos
yacimientos mineros productivos, que a la larga determinaron el exitoso curso de su economía.
De esta forma, el libre mercado, impulsado por las clases altas chilenas, concentró su acción en
la minería y logró resultados sustanciales, a pesar de los intentos intervencionistas del Estado.
El auge económico de Chile, no
obstante, quedó comprometido durante los
años de la Gran Guerra y, posteriormente,
con la crisis de 1929. Al igual que muchas
naciones latinoamericanas dedicadas a la
exportación de materias primas, el
advenimiento de la Primera Guerra Mundial
dañó fuertemente la industria salitrera chilena, pues a partir de entonces los precios de
producción y de venta del salitre, principal mineral explotado, tuvieron una involución.1 La Gran
Depresión ahondó la crisis de esta industria, que logró sobrevivir precariamente por acción del
Estado y de numerosas paraestatales, entre ellas la Corporación del Salitre de Chile (COSACH).2
A diferencia de Cuba, cuyo único eje económico era la industria azucarera, la naciente
industria cuprífera palió las repercusiones negativas que el fin del ciclo salitrero había
ocasionado en la economía chilena.3 Para 1929, la producción de cobre aumentó a 317,000
32
ÁGORA
A diferencia de Cuba, cuyo único eje
económico era la industria azucarera, la
naciente industria cuprífera palió las
repercusiones negativas que el fin del ciclo
salitrero había ocasionado en la
economía chilena.
1 Oscar Muñoz Gomá, Chile y su industrialización, Santiago, CIEPLAN, 1988, pp. 771-774.2 La COSACH fue una empresa mixta que buscó racionalizar la explotación del salitre para hacer frente a la
depreciación y a la competencia de los fertilizantes artificiales. Francisco Julián Durazo Herrmann, El Estado y la crisis. La
Argentina, Chile y México en la década de 1930, tesis, México, El Colegio de México, 1999, p. 87.3 El “monomercado” al que estuvo sujeto Cuba durante este período y la imposibilidad de desarrollar otra
actividad que respaldara la economía nacional incidieron mayormente en la forma en que el país respondió a la Gran
Depresión. A diferencia de esto, el surgimiento del sector cúprico durante el punto de quiebre de la industria salitrera en
Chile permitió a la nación sudamericana sobrellevar mejor la crisis.
toneladas, que representaban un valor de 110 millones de dólares; aunado a esto, la ley
Kemmerer sobre exportaciones permitió al gobierno acrecentar modestamente sus ingresos.
Finalmente, los beneficios por impuestos constituyeron 42% del valor total de producción. De
esta forma, Chile pasó a depender del mercado de cobre.4
La crisis, acentuada para 1930, ocasionó serios daños a la economía nacional. Los
precios y la producción del cobre cayeron sustancialmente (232,000 toneladas a un precio de
7.03 centavos de libra), lo cual dibujó un panorama crítico ante la falta de un sustituto cercano
–la industria salitrera estaba cerca de la quiebra– que permitiera paliar esta situación. La
balanza de pagos entró en crisis y se registró un déficit de 118 millones de pesos en 1931. La
inestabilidad ocasionó la fuga de capitales y, en consecuencia, la ruina de los principales bancos.
Igualmente, el PIB registró un decrecimiento de 26% y, mientras los salarios disminuían, los
costos de vida aumentaban.5
El Estado intervino ante un llamado de auxilio. Para evitar la salida de capitales, el
gobierno de Carlos Ibáñez estableció el control de cambios, con el cual Chile salió del patrón
oro. Además, emprendió una política arancelaria que disminuyó el nivel de importaciones, lo que
benefició en el corto plazo a la industria. Finalmente, se redujeron el gasto y el empleo público,
lo que repercutió directamente sobre los salarios y el poder de adquisición y acentuó el
descontento de la población empobrecida.6 Estas medidas únicamente evitaron un debacle
coyuntural, pues la economía chilena no recuperó los niveles de desarrollo anteriores a la crisis
sino hasta una década después.
33
ANTE LA GRAN DEPRESIÓN
4 Markos Mamalakis y Clark Winton Reynolds, Essays on the Chilean Economy, Illinois, Richard D. Irwin, 1965,
pp. 227-230.5 Ibid., pp. 230-234.6 Sergio Villalobos R.. et al., Historia de Chile, Santiago, Universitaria, 1990, pp. 774-767.
CUBA: LA CAÑA DE AZÚCAR Y LA CRISIS DE 1929
Desde sus inicios como república “independiente”, Cuba desarrolló una fuerte dependencia de
Estados Unidos. La Enmienda Platt, que establecía “el derecho a los norteamericanos de
intervenir en la política cubana para preservar su independencia y mantener un gobierno
adecuado para su protección y la libertad individual”, desacreditó a los gobiernos cubanos, los
cuales se valieron de este instrumento para resolver las innumerables crisis políticas que
enfrentaron.7 Durante los primeros años del siglo XX las élites industriales americanas se
asentaron en las provincias de Oriente y Camagüey, escenarios del boom azucarero.8
Durante el primer trimestre del año 1920, Cuba presenció el período de mayor auge en
la producción de caña de azúcar, durante el cual los niveles se quintuplicaron (de un millón de
toneladas hasta cerca de cinco millones para ese año) y los precios aumentaron (a principios de
1920 se cotizó en 11.34 centavos de dólar la libra). Sin embargo, la situación cambió durante la
segunda mitad del año. La recuperación europea perjudicó a la industria azucarera cubana: la
aprobación de la tarifa Hawley-Smooth aumentó el arancel al azúcar, el cual se situó en dos
centavos de dólar. Frente a este panorama, los empresarios estadounidenses optaron por retirar
su capital, y Cuba quedó sumida en una seria crisis de producción y exportaciones.9
La Gran Depresión culminó el frenesí cubano. Las exportaciones cayeron casi 40% para 1931
(se pasó de 3,611.6 millones de toneladas en 1925 a 2,109.8 millones). De igual manera, los precios
cayeron drásticamente (0.92 centavos de libra para 1932) y la inestabilidad
resultante ocasionó la fuga de los pocos capitales remanentes, el aumento del desempleo, la
disminución de los salarios y del presupuesto de la nación, que decreció sustancialmente para 1933.10
34
ÁGORA
7 Richard Gott, Cuba. A New History, New Haven, Yale University Press, 2004, pp. 105-129.8 Brian Pollit, “The Cuban Sugar Economy and the Great Depression”, Bulletin of Latin America Research, 2
(1984), pp. 3-8.9 Ibid., pp. 10-15.10 Carlos Márquez Sterling, Historia de Cuba, Nueva York, Las Américas Publishing Company, 1969, pp. 401-405.
Ante la Gran Depresión, el presidente Gerardo Machado recurrió a una política
intervencionista. Para intentar reestablecer los precios del azúcar, resolvió reducir la zafra
mediante la aprobación del Acta Verdeja. El “tiempo muerto” de la cosecha agudizó el
desempleo, que trató de combatirse con la creación de empleos temporales derivados de la
creciente inversión estatal en obras públicas, pero el poder adquisitivo de los salarios era
insuficiente para cubrir los costos de vida. De igual manera, se intentó rescatar el erario, con
poco éxito, mediante la continuación de las tarifas arancelarias implementadas en 1927.11 Estas
medidas intervencionistas, al contrario del caso chileno, no evitaron el desenfreno ni
solventaron la situación.
CHILE Y CUBA: COSTOS SOCIALES Y POLÍTICOS
DE LA GRAN DEPRESIÓN
La crisis económica no se desarrolló en un
vacío social ni político. La Gran Depresión
ocasionó la caída de regímenes dictatoriales
(Gerardo Machado en Cuba y Carlos Ibáñez
en Chile) –deslegitimados por su ineficacia– y
el establecimiento de gobiernos de transición
efímeros que, por la inestabilidad reinante,
sirvieron de antesala a Estados más represivos y nacionalistas. Las consecuencias tan drásticas
que ocasionó la dependencia del modelo primario-exportador convencieron a las clases
industriales y burguesas de la necesidad de políticas intervencionistas que garantizaran sus
intereses. De igual manera, la industria comenzó su largo proceso de desarrollo, aunque sólo en
el caso de Chile.12
35
ANTE LA GRAN DEPRESIÓN
Las consecuencias tan drásticas que
ocasionó la dependencia del modelo
primario-exportador convencieron a las
clases industriales y burguesas de la
necesidad de políticas intervencionistas que
garantizaran sus intereses.
11 Ibid., pp. 425-428.12 O. Muñoz Gomá, op. cit.
La movilización social se institucionalizó a raíz de la crisis. Los primeros sindicatos
obreros y partidos comunistas fueron el motor de la manifestación social contra el régimen,
pues estas organizaciones simbolizaron efectivamente la exasperación de las masas. Sin
embargo, la supervivencia de estas agrupaciones, para los dos casos estudiados, siguió
trayectorias distintas: en Chile, se logró mediante la integración al sistema político; en Cuba,
mediante la oposición clandestina y permanente.
Dos factores permiten explicar por qué Chile fue “menos afectada” que Cuba. Cuba se
valió de una dependencia binaria: de un “monomercado” y de un monocultivo. Aunado al
declive azucarero, anterior a 1929, las restricciones norteamericanas provocaron el
ahondamiento de la crisis. Por otra parte, la economía chilena, que no dependía de un sólo
mercado de exportación, pudo mitigar con mayor facilidad la crisis. En otro ámbito, la
presencia de trabajadores antillanos en Cuba fue devastadora para el Estado, pues engrosaron
las filas de sindicatos y de fuerzas laborales revolucionarias, lo que produjo más inestabilidad.
En Chile la situación fue menos radical, porque la inmigración laboral era prácticamente
inexistente.
La Gran Depresión fue un fenómeno de “dos caras”. Por un lado, la debacle vivida a
finales de los años veinte arruinó el sistema económico latinoamericano –primario-exportador–
de forma inédita; por el otro, paradójicamente, benefició el desarrollo de la industria en general,
la creación de movimientos políticos diversos y la formación de Estados más fuertes,
independientes e intervencionistas, fórmula que, a la larga, concedió una relativa prosperidad y
estabilidad política, económica y social a algunos países de la región.
36
ÁGORA
PERÓN Y SU LEGADO POLÍTICO
Pablo Rodrigo Barriga Dávalos*
JUAN DOMINGO PERÓN DEJÓ HUELLAS tan profundas en la Argentina del siglo veinte que la
historia del país austral bien podría dividirse en antes y después de Perón. El general ejerció
una poderosa influencia en las formas de hacer política, en el tejido institucional, en la
sociedad, en el papel del Estado, en la cultura y en el sistema político.1 Sin embargo, el
legado de Perón es más que el resultado de la voluntad de un sólo hombre: es el entramado
de sus acciones, las de otros actores, las condiciones estructurales y el “peso de la historia”
(path dependency).
Perón permitió y estimuló la participación política popular, dotó de una nueva
dimensión y peso a la ideología, y polarizó a la sociedad.2 El apoyo peronista provenía de
sectores mayoritarios del ejército, pequeños industriales y, principalmente, sindicatos de
trabajadores urbanos, quienes obtuvieron del gobierno peronista beneficios materiales y
simbólicos, incrementaron su capacidad de influencia en las decisiones gubernamentales y
aumentaron su número de miembros. A cambio, Perón exigió obediencia y sometimiento y
ejerció un estricto control sobre la clase trabajadora.3 Ingresaba así al sistema político un
nuevo actor que había esperado por lo menos tres decenios para ser tomado en cuenta: la
masa movilizada, que no perdería su fuerza ni sus beneficios —más lo primero que lo
segundo— hasta que el lugar dominante del proletariado dentro de las clases populares
37
* Estudiante de quinto semestre de la licenciatura en Política y Administración Pública de El Colegio de México.1 Elizabeth Jelin, “Don’t Cry for Me, Argentina, or the Globalization of Peronism”, Contemporary Sociology, 26
(1997), pp. 302-304.2 Thomas E. Skidmore y Peter H. Smith, Modern Latin America, Nueva York, Oxford University Press, 2005, p. 90.3 James W. McGuire, Peronism without Perón: Unions, Parties, and Democracy in Argentina, Stanford,
University Press, 1997, pp. 50-54.
disminuyera en la década de los años ochenta.4 En paralelo a las clases populares se
instalaron en la política argentina las ceremonias multitudinarias y el uso de los medios de
comunicación masiva. Además de la inclusión política del proletariado, el peronismo
extendió —Evita mediante— el sufragio a las mujeres en 1947.
El justicialismo, la sumamente flexible doctrina peronista, era la “tercera posición”
argentina frente al capitalismo y el comunismo; pretendía armonizar capital y trabajo bajo el
lema de “justicia social, independencia económica y soberanía nacional”. El nacionalismo
resultó decisivo para ganar las elecciones de 1946 y fue una constante en la política
argentina -cuya máxima expresión fue acaso la invasión a las Islas Malvinas/Falkland en
1982- que limitaría la capacidad de gobiernos posteriores para formular políticas favorables
al capital.
El peronismo naciente negó legitimidad a otras fuerzas políticas,
responsabilizándolas por la Década Infame (1930-1943). Años más tarde, los partidarios de
Perón apelaban a dos mitos políticos unificadores para desautorizar a sus rivales: la época
dorada del peronismo (1946-1948) y los hermosos años antes de 1930. Habían cristalizado
dos nuevas identidades colectivas: el peronismo y el anti-peronismo.5
Mientras el discurso peronista sostenía que Argentina era un país sin conflictos de
clase, la política económica cambiaba las relaciones entre los distintos sectores de la
sociedad, lo que agudizaba el conflicto sociopolítico. El primer plan quinquenal transfería
recursos de los exportadores agrícolas hacia obreros urbanos e industriales -a quienes
ofrecía protección aduanera, planes de crédito y divisas a precios diferenciales- mediante el
Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI) y, en consecuencia, la clase media
veía amenazados su estatus, sus símbolos y sus instituciones. Además, la legislación laboral
condicionaba la productividad de las empresas, agraviando a algunos empresarios. El IAPI
adquiría la producción agrícola a precios bajos y la vendía a precios del mercado
internacional. Este mecanismo de distribución de bienes asfixiaba el motor de la economía
38
ÁGORA
4 Tulio Halperín, La larga agonía de la Argentina peronista, Buenos Aires, Ariel, 1994, p. 134.5 Ibid., pp. 23-25.
argentina –la exportación agrícola–, lo
que condicionó la capacidad del
peronismo para mantenerlo, tornándose
insostenible debido a las condiciones de
la economía internacional.6 Este
mecanismo funcionó mientras se
mantuvo el boom de los precios agrícolas
de la posguerra. Después, Argentina
entró en una serie de ciclos de recesión y recuperación y tendió a la inflación crónica. El giro
en la política económica del segundo plan quinquenal (congelamiento de salarios,
suspensión de subsidios y estímulos a la exportación agrícola) no pudo contrarrestar la
creciente fragmentación de la sociedad.7
El peronismo exacerbó el conflicto sociopolítico, lo que se tradujo en violencia que,
aunque no era desconocida en la política argentina, durante y sobre todo después de los dos
primeros gobiernos de Perón alcanzó niveles inimaginables y llegó a su máxima expresión
en el terrorismo estatal del Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983). Es indudable
que Perón heredó una sociedad ya fragmentada, pero sus políticas la fragmentaron hasta el
punto en que la violencia se hizo inevitable.8
Durante el primer gobierno de Perón cambió la relación entre el Estado y los
sindicatos, estableciéndose entre ellos conexiones clientelares y de patronazgo. El gobierno
ejerció control sobre los sindicatos de manera arbitraria, decidiendo sobre su
representatividad y legalidad mediante la Ley de Asociaciones Profesionales de 1945, sobre
la legalidad de las huelgas desde 1946, e interviniendo a los sindicatos opositores y
reemplazando a sus líderes. Para vencer a sindicatos opositores, Perón usaba su poder de
PERÓN Y SU LEGADO POLÍTICO
39
6 Ibid., pp. 26-34.7 Hugo Glagovsky, El postperonismo, s.l., Escuela Técnica ORT, 1995, pp. 7-9.
8 Ibid., p. 11.
El peronismo exacerbó el conflicto
sociopolítico, lo que se tradujo en violencia
que alcanzó niveles inimaginables y
llegó a su máxima expresión en el
terrorismo estatal del Proceso de
Reorganización Nacional.
manera plebiscitaria, empleando la táctica “divide y vencerás”, o apoyando a las facciones
más débiles en contra de las fuertes.9
En el Partido Justicialista (PJ) prevaleció la organización informal. El jefe máximo
no necesitaba construir una estructura partidaria fuerte, pues aprovechaba la capacidad
organizativa de la Confederación General del Trabajo (CGT), de los sindicatos y del Estado
para repartir beneficios y conseguir apoyos. De esta forma, el PJ carecía de una amplia
burocracia centralizada y era más bien un conjunto de redes personales, una
“desorganización organizada”. Los sindicatos eran los que permitían ganar elecciones, no los
partidos políticos, lo que a la larga dificultaría la institucionalización del sistema
democrático. Esta organización flexible y baja institucionalización permitió la supervivencia
del movimiento, pero limitó su capacidad de reacción en momentos críticos.10
Los cambios en las formas de
política tuvieron correlato en el tejido
institucional y la forma estatal. Los
beneficios a la clase obrera se expresaron en
leyes, instituciones y la promulgación de una
constitución en 1949, que permitía la
reelección, reconocía el carácter corporativo del Estado y derechos a los obreros. Sin
embargo, Perón no creía en las instituciones democráticas. Si las elecciones de 1946 fueron
calificadas de las más transparentes en la historia argentina, las de 1951 se caracterizaron por
su opacidad: líderes opositores fueron encarcelados y se negó el acceso a medios de
comunicación a otros partidos, a los cuales se reprimió.11
La legitimidad de la democracia comenzó a erosionarse desde 1931, año en que la
manipulación electoral se hizo sistemática. El uso plebiscitario que el peronismo dio a las
urnas y la escasa tolerancia hacia el pluralismo político, junto a la posterior redefinición
40
ÁGORA
El Partido Justicialista carecía de una
amplia burocracia centralizada y era
más bien un conjunto de redes personales,
una “desorganización organizada”.
9 J. W. McGuire, op. cit., pp. 56-59.10 Ibid., pp. 60-79. Véase también Steven Levitsky, Transforming Labor-based Parties in Latin America: Argentine
Peronism in comparative perspective, Cambridge, University Press, 2003, pp. 58-91.11 J. W. McGuire, op. cit., pp. 61-69.
arbitraria por parte de los regímenes militares de los términos en los que era
válido participar en la competencia democrática, hicieron que muchos sectores dejaran de
creer en las vías electorales y buscaran una nueva forma de participación y presión, que ya
se había insinuado durante los primeros gobiernos peronistas: la violencia política.12
Con Perón, el Estado se hizo corporativo y se convirtió en el árbitro entre distintas
facciones sociales; sus fronteras con el partido, el sindicato y la sociedad se hicieron
borrosas. Además, aumentó el número de empleados, así como el de las atribuciones y
obligaciones estatales, al continuar la tendencia de industrialización acelerada e
intervencionismo económico iniciada en 1930. Pero si el Estado se había fortificado de 1930
a 1955, la interpenetración entre gobierno y clientelas, la inestabilidad política y la sucesión
de crisis económicas lo habían debilitado considerablemente para la década de los años
ochenta, en que había pasado de ser el principal actor político a ser una especie de botín por
el que combatían distintas facciones.13
Aunque Perón mejoró la calidad de vida de los sectores populares y acrecentó su
fuerza política, no erosionó las fuentes de poder de las facciones conservadoras,
produciéndose un impasse en el que ningún grupo tenía fuerza suficiente para imponer su
proyecto a los demás, pero sí para bloquear los proyectos de los otros,14 lo que provocó la
inestabilidad que Argentina vivió hasta el proceso de Reorganización Nacional. Desde el
regreso a la democracia, el peronismo no ha dejado de ser un actor político de primera línea,
aunque su herencia se haya atenuado: podría decirse que ya no es el clivaje alrededor del cual
se divide la sociedad argentina.
PERÓN Y SU LEGADO POLÍTICO
41
12 T. Halperín, op. cit., pp. 49-55.13 Ibid., pp. 91-93.14 J. W. McGuire, op. cit., p. 70.
LA POLÍTICA TERCERMUNDISTA DE
LUIS ECHEVERRÍA
Diana Carolina Ortiz Gutiérrez*
La Doctrina Carranza expresó dos principios básicos de la política exterior mexicana: el
respeto a la no intervención y la autodeterminación de los pueblos. Más tarde, en 1930, con la
formulación de la Doctrina Estrada, México renunció a utilizar el reconocimiento de los
gobiernos de otros países como arma política.1 Con base en estos fundamentos, y recordando
su historia decimonónica, el gobierno mexicano adoptó una posición pasiva después de la
Segunda Guerra Mundial para evitar conflictos con otros países, especialmente con Estados Unidos.
Sin embargo, el gobierno de Luis Echeverría (1970-1976) impulsó una política exterior
más activa, que buscaba una mayor participación en el mundo mediante nuevos acuerdos
bilaterales y multilaterales. De acuerdo con diversos autores, los factores que obligaron al
presidente Echeverría a cambiar la política exterior se pueden englobar en tres grandes ámbitos:
cambios en el orden internacional, crisis en el funcionamiento del modelo económico y
problemas en la política interna.2 El presente ensayo analizará los diversos factores, nacionales
e internacionales, que influyeron en el diseño de la política tercermundista durante el sexenio de
42
* Estudiante de quinto semestre de la licenciatura en Relaciones Internacionales de El Colegio de México.1 Mario Ojeda, México el surgimiento de una política exterior activa, México, SEP, 1986, p.28.2 Mario Ojeda, op.cit,; Rosario Green, “México: la política exterior del nuevo régimen”, Continuidad y cambio en la
política exterior de México 1977, México, COLMEX, 1977; Eugenio Anguiano, “México y el tercer mundo: racionalización
de una posición”, Continuidad y cambio en la política exterior de México 1977; Guadalupe Pacheco Méndez,
La política internacional de Luis Echeverría 1970-1976, México, UAM Azcapotzalco, 1980.
Echeverría; además, se presentarán tres casos que ejemplifican el cambio en la política exterior
mexicana: su presencia en la Asamblea General de la ONU el 5 de octubre de 1971, la
presentación de la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados en Santiago de
Chile en abril de 1972, y su relación con el gobierno del presidente Salvador Allende.
En el ámbito internacional, la
disminución de las tensiones generadas por la
Guerra Fría permitió una mayor tolerancia
ideológica en los diferentes países y, como
consecuencia, una mayor flexibilidad en las
negociaciones. La reorientación mundial hacia
una hegemonía no polarizada propició el resurgimiento del poder económico de Europa y Japón,
así como el surgimiento de China como nueva potencia. Al mismo tiempo, no obstante, se
presentaron problemas en el mundo capitalista. A partir de 1967, las grandes potencias
enfrentaron severas crisis alimenticias, energéticas y monetarias, además de tendencias recesivas
en la economía y una acelerada inflación mundial. Los problemas económicos en Estados
Unidos provocaron la devaluación del dólar en dos ocasiones, lo que llevó al gobierno
norteamericano a decretar una tasa impositiva de 10% a todas las importaciones.3
La crisis económica en México, que influyó decisivamente en la política exterior
nacional, tuvo su origen en tres factores. El primero fue el agotamiento del modelo de
“desarrollo estabilizador”, el cual no se había modificado en dos décadas. Este modelo ya no
ofrecía los empleos requeridos para satisfacer la demanda producida por el acelerado
crecimiento demográfico; además, había dificultades en el proceso de sustitución de
importaciones y otros problemas como el déficit creciente en la balanza comercial y el
aumento de la deuda externa. El segundo fue la disminución del turismo a causa de la mala
43
ÁGORA
3 M. Ojeda, op. cit., p. 45; R. Green, art. cit., pp. 4-5; E. Anguiano, art. cit., pp. 216- 217; G. Pacheco, op. cit., p. 5.
El gobierno de Luis Echeverría impulsó
una política exterior más activa, que
buscaba una mayor participación en el
mundo mediante nuevos acuerdos
bilaterales y multilaterales.
imagen adquirida por los eventos de 1968. El tercer factor fue el fin de la “relación especial”
con Estados Unidos, pues la tasa impositiva sobre las importaciones decretada por Nixon
afectó principalmente al comercio mexicano y canadiense. Ambos países quisieron negociar una
situación preferente pero ninguno tuvo éxito.4
La crisis política desatada en 1968 constituye el tercer factor explicativo de la política de
Echeverría. Originalmente un movimiento estudiantil en el Distrito Federal, el cual se extendió
a diversos sectores de la sociedad, cuestionó la legitimidad del régimen político, que
manipulaba la ideología “revolucionaria” y la idea de democracia participativa. Así, se levantó la
voz en contra de las estructuras políticas, económicas y sociales controladas por el Estado. Gran
parte de las demandas del movimiento se centraban en la democratización de la política
nacional y en la apertura del sistema a la participación de otros grupos.5 Esta crisis, a corto
plazo, atrajo reacciones punitivas; no obstante, tres años después, las protestas tuvieron gran
influencia sobre las políticas del gobierno y fueron el principal estímulo para el reformismo de
Echeverría.6 Esta inconformidad se reflejó también en las elecciones de 19707 y en la aparición
de la guerrilla.
Al iniciar su sexenio, Echeverría enfrentaba dos dificultades en lo que respecta a
política interna. Primero, la necesidad de un cambio en el modelo económico se hizo urgente;
segundo, la reconciliación con la izquierda se hizo necesaria para evitar otra crisis como la de
44
LA POLÍTICA TERCERMUNDISTA DE LUIS ECHEVERRÍA
4 M. Ojeda, op. cit., p. 44; R. Green, art. cit., p. 5; G. Pacheco, op. cit., p. 5.5 Yoram Shapira, “Mexico: The Impact of the Student Protest on Echeverria’s Reformism”, Journal of Interamerican
Studies and World Affairs, 19 (1977), pp. 560-561.6 Y. Shapira, “La política exterior de México bajo el régimen de Echeverría: retrospectiva”, Foro internacional, 19
(1978), pp. 62-67 (En adelante “Política exterior de Echeverría”).7 En las elecciones presidenciales de 1970 el PRI obtuvo el 79.8% de los votos, a diferencia de 1964, cuando
obtuvo el 87.6%, o de 1958, cuando su votación fue del 90.4%. El voto hacia el PAN se incrementó a 13.8%, en
comparación con 1964 cuando obtuvo el 10.9%, o en 1958, cuando fue del 9.4%. Además, en 1970 el 34% del padrón
electoral se abstuvo de votar y 25% de los votos fueron anulados. De acuerdo con Ojeda, estas cifras son un claro
ejemplo de ilegitimidad, por lo que era necesario encontrar una formula para revitalizar la imagen del Estado mexicano.
Ojeda, op. cit., p. 52; Carlos Pereyra, “México: los limites del reformismo”, Cuadernos Políticos, 1 (1974), p. 59.
1968, por lo que decidió tomar las medidas pertinentes para garantizar la paz social.8 Para
sanear el primer problema, México entró en una etapa de “diplomacia comercial”, cuyo
objetivo era incrementar las relaciones comerciales con nuevos países (Guatemala, Costa Rica,
Nicaragua y Honduras; en el caso de Japón el objetivo se centró en conseguir apoyo
tecnológico). Esta etapa se caracterizó por la sustitución de los representantes diplomáticos
tradicionales y por el empleo de funcionarios con experiencia en cuestiones económicas,
comerciales y financieras. La lógica de esta modificación se fundamentó en que “quien sabía de
economía, sabía vender”.9 La solución al segundo problema se buscó mediante diversas
reformas, una de las cuales fue la apertura democrática, que pretendía atraer la simpatía de los
sectores disidentes. Por esta razón, Echeverría diseñó una política de diálogo directo, crítica y
autocrítica del propio gobierno y aún del sistema.10
Esta nueva política reformista fue creada una vez que Luis Echeverría era Presidente de
la República. Durante su campaña electoral, no expresó interés por la política exterior o por el
movimiento tercermundista; si bien asumió el poder en una época de crisis, lo que hacía
imperativa la expansión del mercado, él creía que la “relación especial” con Estados Unidos
seguiría.11 Al no ser así, la nueva relación con el Tercer Mundo parecía ser el sustituto perfecto
para impulsar el desarrollo en México.12 De 1972 a 1974, la crisis del petróleo y el
encarecimiento de las materias primas impulsaron a diversos países subdesarrollados a mejorar
sus relaciones entre sí.13 Como diría Shapira, Echeverría “percibió la necesidad de una
45
ÁGORA
8 Además de los eventos de 1968, también se cuestionaba la legitimidad de Echeverría por el Halconazo, la
manifestación estudiantil violentamente reprimida por un grupo paramilitar al servicio del Estado llamado “Los
Halcones”, ocurrido en la Ciudad de México el 10 de junio de 1971.9 E. Anguiano, art. cit., p. 217; Y. Shapira, “Política exterior de Echeverría”, p. 70.10 M. Ojeda, op. cit., p. 53.11 G. Pacheco, op. cit., p. 4.12 Olga Pellicer de Brody, “Presentación”, en “Documentos y comentarios en torno al viaje del presidente
Echeverría (marzo – abril de 1973)”, Foro Internacional, 53 (1973), p. 1.13 G. Pacheco, op. cit, pp. 6, 15.
transformación radical de los aspectos fundamentales de todo el sistema internacional, para dar
soluciones a los problemas internos y a un malestar nacional”.14
El primer acto de la política tercermundista de Echeverría fue su visita a la Asamblea
General de las Naciones Unidas el 5 de octubre de 1971. Esta acción significó un cambio en la
política exterior pues se trató del primer presidente mexicano que asistía a tal asamblea. El
discurso pronunciado en esa ocasión demostró la nueva posición multilateral mexicana: México
expresó su apoyo para la incorporación de la República Popular de China a la ONU; de igual
forma, convocó emotivamente a la solidaridad latinoamericana (los países pobres debían unirse
para enfrentar la situación deplorable en que vivían).15
De acuerdo con Shapira, el documento más importante propuesto por Echeverría ante
la comunidad internacional fue la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados,
presentada en la III UNCTAD en Santiago de Chile en abril de 1972, y adoptada en diciembre
de 1974 por la Asamblea General de la ONU.16 Al proponer esta Carta ante el Grupo de los 77,
Echeverría mencionó los beneficios de tener un sistema más justo y propuso que la Carta fuera
un complemento a la Declaración Universal de los Derechos Humanos.17 De igual forma, realzó la
importancia de la unión entre los países del Tercer Mundo para hacer valer sus intereses.18
46
LA POLÍTICA TERCERMUNDISTA DE LUIS ECHEVERRÍA
14 Y. Shapira, “Política exterior de Echeverría”, p. 63.15 Luis Echeverría, “Discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. 5 de octubre de 1971” en
Dirección General de Documentación e Informe Presidencial, México ante el mundo. Textos internacionales del presidente Luis
Echeverría, diciembre 70/agosto 74, México, Secretaría de la Presidencia, 1974, pp. 46-49; M. Ojeda, op. cit., p. 65.16 Y. Shapira, “Política exterior de Echeverría”, art. cit., p. 79. La Carta fue aprobada con 120 votos a favor, 6 en
contra (Estados Unidos, Inglaterra, Alemania Federal, Bélgica, Dinamarca y Luxemburgo) y 10 abstenciones. Samuel Schmidt,
El deterioro del presidencialismo mexicano los años de Luis Echeverría, México, Editores Asociación Mexicanos, 1986, p. 194.17 Luis Echeverría, “Discurso en la III UNCTAD. 19 de abril de 1972”, en Dirección General de Documentación
e Informe Presidencial, México ante el mundo textos internacionales del presidente Luis Echeverría, diciembre 70/agosto 74, México,
Secretaría de la Presidencia, 197, p. 124.18 “Nos ayudaremos a nosotros mismos y de los demás exigiremos un trato equitativo, autentica cooperación y
respeto puntual a los principios rectores de la no intervención y autodeterminación”. Luis Echeverría, “Discurso ante el
grupo de los 77. Santiago de Chile. 19 de abril de 1972”, en Dirección General de Documentación e Informe
Presidencial, México ante el mundo textos internacionales del presidente Luis Echeverría, diciembre 70/agosto 74, México, Secretaría
de la Presidencia, 1974, p. 130.
El objetivo de esta Carta quedó expresado en el discurso pronunciado por Porfirio Muñoz Ledo:
Debemos fortalecer los precarios fundamentos legales de la economía
internacional. No es posible un orden justo y un mundo estable, en tanto no se
creen obligaciones y derechos que protejan a los Estados débiles. Desprendámonos
de la cooperación económica del ámbito de la buena voluntad para cristalizarla en
el campo del derecho. Traslademos los principios consagrados de solidaridad entre
los hombres a la esfera de las relaciones entre los países.19
Esta carta enumera varios principios fundamentales de las relaciones económicas entre países,
como la soberanía, la igualdad entre Estados, la no agresión, la no intervención, la libre
determinación de los pueblos, el arreglo pacifico de controversias, el respeto a los derechos
humanos y a las libertades fundamentales, la cooperación, entre otros. Es un documento que
buscaba constituir un marco legal para la cooperación entre los países miembros de la ONU. 20
Finalmente, las relaciones entabladas con el gobierno de Salvador Allende marcaron el cambio
en la política exterior. La finalidad de esta relación en el ámbito interno era contrarrestar el
activismo estudiantil, dar un distintivo de solidaridad y ser una fuente de legitimidad ante los
grupos de izquierda. En el ámbito internacional, el mandatario mexicano quería consolidar una
imagen progresista, ganar una apariencia pluralista y estar en contra de la hegemonía de Estados
Unidos.21
En sus presentaciones ante multitudes de trabajadores, campesinos y estudiantes
durante su visita a México, Allende señaló las similitudes políticas entre los dos gobiernos; de
47
ÁGORA
19 Porfirio Muñoz Ledo, “Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados. Discurso ante la III
UNCTAD” en Dirección General de Documentación e Informe Presidencial, México en la UNCTAD, México, Secretaría
de la Presidencia, 1973, p. 97. Por 90 votos contra ninguno y 19 abstenciones, la Conferencia aprobó esta resolución en
votación nominal, “Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados” en Dirección General de Documentación
e Informe Presidencial, México en la UNCTAD, México, Secretaría de la Presidencia, 1973, p. 103.20 S. Schmidt, op. cit, pp. 195-196.21 E. Anguiano, art. cit., pp. 19-20; Y. Shapira, “Política exterior de Echeverría”, art. cit., p. 71; Luis Echeverría,
“Discurso ante el Congreso de Chile. 18 de abril de 1972”, en Dirección General de Documentación e Informe
Presidencial, México ante el mundo textos internacionales del presidente Luis Echeverría, diciembre 70/agosto 74, México, Secretaría
de la Presidencia, 1974.
esta manera, el mandatario chileno ayudó a movilizar el apoyo de la izquierda y conseguir
legitimidad ante esos grupos.22 Echeverría construyó la alianza con Allende para
deslindarse de los eventos ocurridos en 1968. El mandatario mexicano parecía abierto y
comprometido con los diferentes sectores de la sociedad; no obstante, Echeverría reflejo
cierto oportunismo con Allende, pues el prestigio de este último lo beneficiaría.
Cabe destacar que Chile fue una de las
principales naciones que apoyaron la Carta de
Derechos y Deberes Económicos de los
Estados. Además, la relación con Allende
permitió a México acercarse a los países
miembros del Pacto Andino.23 Como muestra de agradecimiento al pueblo chileno se
estableció una modesta línea de créditos para contrarrestar el bloqueo de Estados Unidos y de
órganos internacionales por la expropiación de la industria cúprica.24
La definición del Tercer Mundo dada por Echeverría demuestra claramente los
lineamientos de esta política exterior activa. Se trata de “naciones que se hallan en diversos
grados de desarrollo, con ideologías e idiosincrasias distintas y con intereses de corto y
mediano plazo diferentes, pero los problemas a que hacen frente y su propia condición de
marginados, los conducen, irreversiblemente, a un proceso de integración y solidaridad”.25
México desempeñó un papel relevante en el impulso del tercermundismo. Sin embargo,
Echeverría siempre tuvo en mente esta política como mecanismo para solucionar los problemas
internos. Los objetivos de la nueva política exterior fueron: restaurar la imagen progresista del
Estado mexicano, lograr la reconciliación con la izquierda mexicana, dar una fachada de
pluralismo político para atraer la inversión económica de otros países y buscar una nueva
48
LA POLÍTICA TERCERMUNDISTA DE LUIS ECHEVERRÍA
Echeverría, quien necesitaba el apoyo
de la izquierda, construyó la alianza
con Allende para deslindarse de los
eventos ocurridos en 1968.
22 Y. Shapira, “Política exterior de Echeverría”, p. 71.23 G. Pacheco, op. cit., p. 63.24 M. Ojeda, op. cit., p. 66.25 E. Anguiano, art. cit., p. 222.
estrategia económica que sustituyera al modelo de “desarrollo estabilizador” por el de
“crecimiento compartido”, menos desigual en su distribución. La presencia creciente de
Echeverría en los foros internacionales debía crear confianza suficiente para atraer la inversión
al país. El protagonismo de Echeverría, por demás, evitó que Fidel Castro tomara el estandarte
del movimiento.
Porfirio Muñoz Ledo, subsecretario
de la Presidencia, diseñó la política
tercermundista de Luis Echeverría. 26 Fue
una política elaborada principalmente para
resolver problemas internos. De acuerdo
con Ojeda, un miembro destacado del
grupo de diseño de la política
declaró que si el nacionalismo era el vínculo esencial del consenso y éste constituía, a su vez, un
elemento fundamental para la estabilidad, marco indispensable para el desarrollo, entonces era
necesaria una política exterior que alimentara el nacionalismo y que fomentara el consenso, la
estabilidad y el desarrollo. Con esta declaración se puede apreciar que el objetivo principal era
obtener el respaldo de la izquierda y alcanzar un nivel de desarrollo suficiente para tranquilizar
las demandas de la sociedad; en suma, solucionar los problemas internos del país.
49
ÁGORA
Los objetivos de la nueva política exterior
fueron: restaurar la imagen progresista del
Estado mexicano, lograr la reconciliación
con la izquierda mexicana, dar una fachada
de pluralismo político y buscar una nueva
estrategia económica.
26 Entrevista con el profesor Eugenio Anguiano, 8 de febrero de 2008.
CONCLUSIONES
El cambio internacional, la crisis en el modelo de “desarrollo estabilizador” y el conflicto
político con la izquierda influyeron en la creación de la política tercermundista de Luis
Echeverría. Aunque se puede concluir que los factores nacionales fueron más decisivos que los
internacionales, en ocasiones estos últimos dieron origen a los primeros (la tasa impositiva de
10% que aplicó Estados Unidos a las importaciones desestabilizó la economía nacional, por
ejemplo). Además, las condiciones internacionales, como la crisis del mundo capitalista o el
movimiento tercermundista, crearon una coyuntura propicia para el cambio en la política exterior.
Después de analizar los distintos factores que incidieron en el diseño de la política
exterior de Echeverría, así como las primeras acciones de esta nueva política, se puede
respaldar la posición de Rosenau, quien considera que “las políticas exteriores de las sociedades
modernas son conformadas a menudo por necesidades internas: para apoyar liderazgos
carismáticos, por la necesidad de identidad y prestigio de una elite o por la necesidad que
sienten los grupos en el poder de desviar la atención de los problemas internos”.27
50
LA POLÍTICA TERCERMUNDISTA DE LUIS ECHEVERRÍA
27 James Rosenau, “Pre-theories and theories of foreign policy”, Approaches to comparative and international
politics, Evanston, Northwestern University Press. 1966, p.3.
UNA SOLUCIÓN CAÍDA DEL CIELO
PROPUESTA PARA CONTRIBUIR A SOLUCIONAR PROBLEMAS
DE ESCASEZ DE AGUA EN IZTAPALAPA*
Se dice que si uno no sabe a dónde se dirige,
cualquier camino le conducirá a ese lugar.
La dirección basada en resultados consiste en
lo contrario. Se trata, en primer lugar, de
elegir un destino decidiendo qué itinerario nos
conducirá a él. Conforme se avanza se comparan
los adelantos con el mapa y, si es necesario,
se enmiendan los detalles de la ruta trazada.
Khalid Malik, director de la oficina de evaluación del PNUD1
“PENSAR EL DESARROLLO”reúne a un grupo de estudiantes de El Colegio de México que ha
tenido dos propósitos desde su inicio: escribir artículos colectivos sobre temas de desarrollo,
desde una perspectiva multidisciplinaria y con visión crítica, e intentar incidir positivamente en
nuestro entorno social. La tarea de escribir un artículo colectivo es una empresa interesante y
51
* Los autores de este artículo son Juan Francisco Bezares Calderón, Paola Del Bosque Centeno, Gracia María
Grande Barahona, Diego Michel Macías Woitrin, Rodrigo Martínez Romero, Jordy Adrián Meléndez Yudico, Rosa Velia
Suárez Sánchez y Mijail Santos Luján, estudiantes y egresados de las licenciaturas en Relaciones Internacionales y en
Política y Administración Pública de El Colegio de México.1 RMB in UNDP: general principles and concepts, New York, 2002, p. 1.
aleccionadora. Interesante por la convivencia mantenida, por la metodología utilizada y por la
experiencia adquirida. Aleccionadora por la necesidad de confrontar opiniones, contrastar ideas
y equilibrar puntos de vista para llegar a acuerdos y tomar decisiones. De esta manera, se
aprende no solamente del tema tratado, sino a trabajar en equipo. De ahí la importancia de tener
claros los objetivos, pues dan coherencia y unifican el trabajo individual. En el caso de este
artículo, el objetivo que se planteó fue buscar una solución viable a un problema de desarrollo
local: la escasez de agua potable en algunas zonas de la delegación Iztapalapa. La falta de agua
potable es un tema de estudio relevante por sus claras y nefastas repercusiones al desarrollo, que
son ampliamente discutidas en el mundo.2 De especial interés es el estudio de la delegación
Iztapalapa; ahí hay una paradoja lamentable y documentada3: por un lado la demarcación
presenta problemas de inundaciones cada época de lluvias y, por otro, los habitantes de
Iztapalapa son los que sufren con mayor rigor la carencia de agua potable durante varias
semanas del año. El problema no es trivial, pues, ante la falta de agua, las opciones para miles
de pobladores de Iztapalapa, muchos de ellos de escasos recursos, se reducen a contratar pipas
para atender las necesidades más básicas de alimentación y aseo.4
Ante una situación así, parece claro que cualquier propuesta de solución debe basarse en
una gestión hidráulica integral que incluya dentro de sus metas reparar el sistema de drenaje,
instalar nuevas redes de distribución de agua y tratar el mayor volumen de aguas residuales.
52
ÁGORA
2 Véase, por ejemplo, el informe del PNUD: Más allá de la escasez: poder, pobreza y la crisis mundial del agua, PNUD, 2006.
(http://hdr.undp.org/en/reports/global/hdr2006/chapters/spanish/) 3 Para tener una idea aproximada del problema puede consultarse: “Crisis hidráulica: entre la sequía y la inundación”,
(http://www.metropoli.org.mx/modules.php?name=News&file=article&sid=3792). También puede verse: “Vecinos sin
agua amenazan con bloqueos en Iztapalapa”,
(http://www.metropoli.org.mx/modules.php?name=News&file=article&sid=2838).4 El precio del servicio de pipas oscila entre $20 pesos por un tambo de cien litros por $300 pesos por la
cisterna completa.
Dentro éstas últimas, el agua de lluvia es un
recurso apenas reutilizado.5 Los responsables
gubernamentales, tanto en el ámbito fede-
ral como en el capitalino y
delegacional, no han sabido responder con
políticas públicas eficaces -y con una visión
a largo plazo- a estos problemas. Nuestra
propuesta de solución consiste en aprovechar a mayor escala el agua de lluvia y para ello
instalar sistemas de captación de agua pluvial (SCAP) en distintas zonas de la delegación
Iztapalapa. Pensar el Desarrollo, con el apoyo de ASHOKA-México, desarrollará un proyecto para
instalar un SCAP en una escuela primaria. Los avances, obstáculos y resultados de este
proyecto serán motivo de nuestro próximo artículo colectivo. Por ahora nos limitamos a
examinar los orígenes del problema, su gravedad y ponemos a consideración una alternativa de
solución. Queremos hacer el proyecto en un espacio público, en este caso una institución
educativa, para reforzar el sentido pedagógico de la reutilización y tratamiento del agua.
Pensamos que con este proyecto no solamente se puede atemperar -aunque sea un poco- el
problema de la escasez, sino también hacer evidente la importancia que tiene el ahorro y la
buena utilización de los recursos naturales. En una frase: aprovechar el agua de lluvia para
gastar menos y crear conciencia ambiental.
53
PENSAR EL DESARROLLO
Nuestra propuesta de solución consiste en
aprovechar a mayor escala el agua de lluvia y
para ello instalar sistemas de captación de
agua pluvial (SCAP) en distintas zonas de
la delegación Iztapalapa.
5 Según el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), el promedio anual de precipitaciones para el
territorio mexicano es de 1,500 kilómetros cúbicos. Si se aprovechara tan sólo el 3% de esa cantidad se podría abastecer
a 13 millones de mexicanos que actualmente no cuentan con agua potable, se darían dos riegos de auxilio a 18 millones
de hectáreas de temporal, se abastecerían 50 millones de animales y se regarían 100 mil hectáreas de invernadero. Sofía
E. Garrido y Antonio Ramírez, Sistemas para la captación y tratamiento de aguas pluviales para uso y consumo humano, IMTA
(presentación en Power Point para la Cumbre Infantil Morelense de Medio Ambiente, 2006).
VISIÓN GENERAL DEL PROBLEMA
A. Un recuento histórico
El problema del agua en la ciudad de México no es reciente y para intentar entenderlo en toda
su complejidad es necesario hacer algunas precisiones geográficas e históricas. En primer lugar,
la región lacustre del Valle de México es de tipo endorreico,6 por lo que el agua acumulada tan
sólo puede abandonar el sistema mediante la filtración al subsuelo, la evaporación o el desvío
artificial hecho por el hombre. Estos procesos, sobre todo la acción humana, han provocado la
paulatina extinción de los lagos.7 Por esto mismo, del antiguo sistema de lagos del Valle de
México, Zumpango, Xaltocan, Texcoco, Xochimilco y Chalco, solamente los dos últimos eran
de agua dulce; la del resto no era potable porque presentaba residuos salobres, de plantas y de
animales. De tal manera, durante varios años los habitantes de la ciudad de México sólo
tuvieron para su consumo el agua proveniente de las cuencas de las sierras de las Cruces, del
Ajusco y de los manantiales que contienen las filtraciones al subsuelo del derretimiento de los
hielos de esas cumbres. No obstante, hasta antes del siglo XX, el abastecimiento de agua no
significó un problema que implicara mayores esfuerzos que la construcción de acueductos y
mecanismos simples para recuperar el agua proveniente de las cuencas al poniente de la ciudad
y que surgía de sus ricos manantiales.8 En segundo lugar, fue justamente debido al crecimiento
de la metrópoli que en el siglo XIX comenzó la perforación de pozos para extraer agua del
subsuelo, lo que se convirtió en práctica aceptada hasta que el hundimiento de la ciudad se
54
ÁGORA
6 Esto significa que el agua que recibe de los escurrimientos provenientes de las montañas y del agua de lluvia no
tiene salida.7 Así pues, los lagos del Valle de México comenzaron a extinguirse desde hace cerca de 600 años, pero este
proceso se aceleró con la presencia de una gran urbe como la ciudad de México8 Incluso, en algún momento el verdadero reto para la ciudad de México no estuvo en cómo hacerse del agua, sino
en cómo evitar que ésta se hiciera de la ciudad. Así, la construcción de la infraestructura hidráulica estuvo, en primera
instancia, dirigida a sellar mediante diques los accesos de agua que significaran un riesgo para la ciudad y después a crear
cuencas por las que fluyeran los excedentes de agua y las residuales, por ejemplo, el Gran Canal del Desagüe.
manifestó como su principal consecuencia a mitad del siglo XX. El área urbana y el número de
habitantes siguieron aumentando. Como era de esperarse, la sobreexplotación de los recursos
hídricos de la cuenca del Valle de México (ríos y mantos acuíferos), así como de cuencas y
manantiales, hizo necesaria la importación de agua desde otras regiones para abastecer los
requerimientos de la ciudad. A partir de la década de 1940 se inició la explotación de la cuenca
del Lerma, la cual, para la década de los años setenta, ya presentaba signos de grave deterioro.
Para suplirlo, como una medida urgente, se diseñó el Plan de Acción Inmediata que atrajo agua
desde diversos afluentes y trató de revivir y restaurar el sistema del Lerma sin éxito. El sistema
Cutzamala, que traslada agua hacia la Ciudad de México desde los estados de México y
Michoacán, suplió al Lerma. Sin embargo, esta última obra no está terminada y resultaría por si
sola insuficiente para satisfacer la creciente demanda de la capital, aún si se pretendiera ampliar
el sistema e ignorar el deterioro que esto traería a regiones distintas y distantes al Valle de
México. Como se puede notar, lamentablemente el desarrollo histórico, económico, político y
demográfico de la capital no fue acompañado de una buena planeación hidráulica, lo que ha
impedido diseñar políticas que den a la Ciudad de México coherencia con su entorno.
B. Un nuevo enfoque, pero integral
Así pues, el panorama actual es complejo:
La ciudad de México cuenta con sistemas,
tanto de abastecimiento como de drenaje
de agua, que dan cobertura a tasas
cercanas al 100%, pero ambos
mecanismos permanecen inconclusos y
con malos augurios para su durabilidad y
55
PENSAR EL DESARROLLO
La ciudad de México cuenta con sistemas,
tanto de abastecimiento como de drenaje de
agua, que dan cobertura a tasas cercanas al
100%, pero ambos mecanismos permanecen
inconclusos y con malos augurios para su
durabilidad y mantenimiento.
mantenimiento.9 Por si eso fuera poco, la calidad en la prestación de estos
servicios tiene vergonzosas diferencias dependiendo de a qué áreas de la ciudad nos estemos
refiriendo. Desafortunadamente son aquellas zonas y colonias con mayor pobreza urbana y
menor desarrollo social las que padecen el rigor de los problemas concernientes al agua: mal
funcionamiento del drenaje y escasez de agua potable. Resulta preocupante, además, saber de
sobra y desde hace tiempo que la explotación de las aguas del subsuelo no corresponde a la
recarga de los mantos freáticos y que el agua es traída cada vez desde fuentes más lejanas. Esto,
aunado a los altos niveles de consumo por persona al día, a los usos ineficientes del servicio y a
los altos porcentajes de pérdida por fugas en las redes primarias, crea un panorama realmente
complicado.
La atención del agua como problema público ha tenido distintos enfoques. Durante
años, los encargados gubernamentales se preocuparon más por atender los problemas urgentes,
de corto plazo, que a diseñar políticas para limitar la sobreexplotación y el consumo irracional
del agua, integrar los sistemas para reutilizar los recursos y conseguir el apoyo y colaboración
ciudadana para la conservar su entorno. Aunque muchas veces hubo proyectos de más largo
plazo, se careció de previsión y de voluntad para llevarlos a cabo. Además, hasta hace poco las
dependencias gubernamentales a cargo de la administración y manejo de los recursos hídricos
pasaron de estar relacionadas únicamente con los departamentos de obras y construcción de
infraestructura a depender de las secretarías encargadas de los temas ambientales.10 Como se ve,
el problema es amplio y complejo, por lo que se requiere de múltiples acciones, las cuales, si
están coordinadas y tienen un objetivo compartido, obtendrán mejores resultados. Mucho se ha
56
ÁGORA
9 Véase, por ejemplo, El desafío del agua en la Ciudad de México, Centro de Estudios del Sector Privado para el
Desarrollo Sustentable (CESPEDES), 2000.10 En el caso del Distrito Federal, la creación del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACM) en el 2003
implicó la desaparición de la Dirección General de Construcción y Operación Hidráulica. El SACM es un organismo
público descentralizado que está sectorizado dentro de la Secretaría de Medio Ambiente del DF. A nivel federal la
Comisión Nacional del Agua es un organismo desconcentrado de la SEMARNAT.
dicho sobre la necesidad de aceptar que el agua de la que puede disponer el Distrito Federal es
escasa, pero creemos que un grupo como “Pensar el Desarrollo” puede ir más allá de
comprender el problema e intentar incentivar la búsqueda de alternativas racionales de
abastecimiento, como el tratamiento de aguas residuales y la captación de agua pluvial.
EL PROYECTO CON ASHOKA-MÉXICO EN UNA
ESCUELA DE LA DELEGACIÓN IZTAPALAPA
El crecimiento demográfico de Iztapalapa
desde los años ochenta arroja bastante luz
sobre el problema de escasez de agua que
actualmente presenta esta demarcación. La
población actual de Iztapalapa representa
20.61% de la población de todo el Distrito
Federal, el porcentaje más alto respecto al
resto de las delegaciones. Aunque sólo 5% de
la delegación carece de la red de agua potable, hay colonias que cuentan con la red pero a las
que no les llega agua diariamente y que, incluso, pueden estar semanas sin recibir el recurso.11
Debido al insuficiente servicio de agua en algunas colonias, a la mala calidad del recurso
cuando llega y a la venta clandestina de agua que hacen algunos piperos que trabajan en la
delegación Iztapalapa, la población se ve en la necesidad de contratar el servicio de pipas
privadas, las cuales distribuyen agua de mejor calidad. A pesar de que esta situación puede
inspirar indignación, impotencia incluso, creemos que la mejor actitud que podemos adoptar es
57
PENSAR EL DESARROLLO
Debido al insuficiente servicio de agua en
algunas colonias, a la mala calidad del
recurso cuando llega y a la venta clandestina
de agua que hacen algunos piperos que
trabajan en la delegación Iztapalapa, la
población se ve en la necesidad de contratar
el servicio de pipas privadas.
11 Para que el agua llegue directamente a las casas y viviendas de la población es necesaria una presión mayor a 2.8
Kg/cm2, pero debido a las constantes fugas y la excesiva demanda de la población, hay ocasiones en que la presión llega
a encontrarse en niveles menores a 1 Kg/cm2. Mónica María Landa Verde Vásquez, La gestión hidráulica de la delegación
Iztapalapa, (Tesis de Maestría), México, El Colegio de México, 2003, p. 55.
calculadora, realista y entusiasta. Calculadora, porque orientamos nuestros esfuerzos con base
en un plan de trabajo meditado e inspirado en la metodología de la gestión basada en resultados que
usa el PNUD. Realista, porque equilibramos las tareas que emprendemos con las capacidades
que tenemos.12 Y entusiasta, porque buscamos involucrar a los beneficiarios del proyecto, niños,
profesores y padres de la familia de la escuela primaria en la que será instalado el SCAP, en el
esfuerzo por tener un impacto social permanente.
EL SISTEMA DE CAPTACIÓN DE AGUA PLUVIAL (SCAP)
El SCAP tiene tres elementos principales: 1) la captación, 2) la recolección y conducción y
3) el almacenamiento. Dado que sería difícil poner en práctica este sistema en viviendas
construidas con materiales poco firmes, creemos que un edificio público, como una escuela,
es más adecuado para concretar el proyecto. Para saber aproximadamente de cuánta agua
dispondremos, será necesario hacer un cálculo de la precipitación promedio del lugar, del
consumo promedio para actividades cotidianas, de la superficie del techo y su grado de
inclinación.13 El agua será conducida a la cisterna por canaletas de PVC (Policloruro de
Vinilo, un plástico resistente y flexible) adosadas a los muros. Y el almacenamiento se hará
en tinacos de plástico resistentes o en morteros de arena y cemento rodeados de una malla
protectora. Para resistir varios meses de sequía y conservar el agua limpia, es necesario que
la cisterna sea impermeabilizada dentro y fuera, que tenga una abertura lo suficientemente
58
ÁGORA
12 Nuestras capacidades son 1) el capital semilla de la organización ASHOKA (un presupuesto de diez mil pesos
para organizar el proyecto y llevar a cabo nuestros objetivos), 2) las habilidades de investigación de los alumnos de RI y
PAP, 3) el consejo de expertos en el tema como María Perevochtchikova.13 Con los datos anteriores tendremos una idea de qué capacidad debe ser el tinaco o cisterna de almacenamiento
y podremos precisar qué efectividad tiene el SCAP, por ejemplo, al saber cuánta agua se ahorra a lo largo de la
temporada de lluvias.
grande para que una persona pueda entrar a lavarla y se cierre herméticamente para evitar la
entrada de insectos o polvo.14
El SCAP tiene varias ventajas. Una
de ellas es su viabilidad. En las regiones
centro y sur de nuestro país los niveles de
precipitación son adecuados para
implementar el SCAP. Según el Instituto
Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA),
en Iztapalapa el nivel de precipitación
supera los 700 milímetros anuales, es decir, 700 litros por metro cuadrado.15 Otra de sus
ventajas es que los costos el SCAP son relativamente accesibles, pues no requiere energía
(eléctrica o mecánica) para su operación ni mucho mantenimiento para su funcionamiento.
Además de estas ventajas, creemos que la instalación del SCAP puede contribuir a cohesionar
los vínculos sociales de una comunidad que debe organizarse colectivamente (dividir el trabajo,
planear la construcción y repartir los gastos) para gozar los beneficios comunes del sistema.
Una última ventaja del SCAP es su capacidad para promover una conciencia ecológica basada
en el ahorro de los recursos hídricos y la conservación del ciclo de agua.
59
PENSAR EL DESARROLLO
El proyecto no estaría completo sin incluir
una campaña informativa entre la población;
enfatizaremos la importancia del ahorro y
reutilización de los recursos hídricos con
miras a mantener el equilibrio en el ciclo vital
del agua para futuras generaciones.
14 Para las temporadas de sequías debe preverse un sistema interceptor para las primeras lluvias: se trata de un
pequeño dispositivo que conduce el agua hacia un contenedor mucho más pequeño que la cisterna, de 50 o 100 litros,
máximo. Las primeras lluvias hacen la limpieza del techo que, después de la temporada seca, estará cubierto de polvo y
demás suciedad. Es por ello que las primeras aguas se almacenan aparte porque, si bien no sirven para el consumo
humano, pueden ser útiles para el riego. [Unidad de Apoyo Técnico en Saneamiento Básico Rural (UNATSABAR), Guía
de diseño para la captación del agua de lluvia, Lima, Centro Panamericano de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente,
Oficina regional de la OMS, 2001, pp. 5 y ss.]15 Si el conjunto de techos de una escuela es de, digamos, 40 metros cuadrados, entonces, se recolectaría 28 mil litros
al año. Descontando de diez a veinte por ciento por evaporación, aún así tendríamos aproximadamente 24 mil litros, lo
suficiente para utilizar un un escusado 3700 veces.
En suma, los distintos propósitos de este proyecto son los siguientes. Instalar el sistema
CAP con éxito para que, a raíz de esta experiencia, las autoridades y la sociedad puedan tenerlo
en cuenta. La construcción del SCAP en un espacio público con la infraestructura adecuada nos
permitiría relacionarnos con la comunidad y a ésta familiarizarse con su funcionamiento y
apreciar sus beneficios. El trabajo en una escuela servirá de herramienta para involucrar a los
niños y jóvenes al proyecto; con ellos aumentan las probabilidades de continuidad de la
iniciativa, al mismo tiempo que garantiza una fuente de retroalimentación en el terreno que, con
base en sus testimonios y los indicadores de los resultados, nos permita mejorar el proyecto. A
largo plazo, la función de los miembros de Pensar el Desarrollo, más que protagonistas de la
acción, será de diálogo y coordinación con los beneficiarios del programa, quienes serán
nuestros aliados estratégicos.
El proyecto no estaría completo sin la inclusión de una campaña informativa entre la
población acerca del enfoque ecológico y social que proponemos en el apartado anterior. En ella
enfatizaremos la importancia del ahorro y reutilización de los recursos hídricos con miras a
mantener el equilibrio en el ciclo vital del agua para futuras generaciones. Es así como esta
campaña agrega la dimensión educativa del proyecto, vital en cualquier iniciativa de desarrollo,
máxime cuando están involucrados niños y jóvenes.
La instalación de un SCAP en una escuela de Iztapalapa representa para “Pensar el
Desarrollo” la culminación material de un proyecto de captación y reutilización de agua pluvial
que llevaremos a cabo con la colaboración de Ashoka-México; no obstante, nuestros esfuerzos
van más allá, porque el propósito final es que la propuesta de mejora que funcione con
nosotros pueda seguir funcionando. Se trata, pues, de afectar positivamente la vida de los otros,
pero hacer también que estas personas cambien con el ejemplo y con la forma en que ellas,
conocedoras de su entorno, conciban este cambio y lo hagan suyo; y de cómo la
apropiación de este proyecto lo haga algo duradero. De ahí la importancia de involucrar a
jóvenes y niños, tratando de inculcar en ellos un aprendizaje para toda la vida.
60
ÁGORA
Si bien perseguimos este cambio en el ámbito local, creemos también que todo
esfuerzo que hagamos sirve de poco si no se inscribe en lo que llamamos un nuevo enfoque
integral de políticas públicas, que considere como medidas indispensables la reutilización -a gran
escala- de los recursos, que limite la extracción irracional de las aguas del subsuelo y la
explotación de cuencas externas, y que sea capaz de planear nuevos asentamientos en la ciudad
en función de los recursos hídricos. Así, el tipo de cambio que iniciamos, aunque modesto, debe
ser tomado en cuenta como “un grito” de la ciudadanía para los actores gubernamentales
responsables.
61
PENSAR EL DESARROLLO
LAS VICISITUDES DE UN PROYECTO LIBERAL:ENTREVISTA CON OTTO GRANADOS ROLDÁN*
OTTO GRANADOS ROLDÁN estudió la licenciatura en Derecho en la UNAM y posteriormente la
maestría en Ciencia Política en el Centro de Estudios Internacionales del Colegio de México. Ha
desempeñado los cargos de consejero de la embajada de México en España, asesor del
presidente de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados y es un participante habitual del
World Economic Forum de Davos, Suiza. En 1990 fue condecorado por el gobierno de España con
la Orden del Mérito Civil, en grado de Gran Cruz, y en 1994 fue seleccionado como uno de los
cien Global Leaders for Tomorrow por el propio World Economic Forum. De enero de 1999 a marzo
del 2001, fue embajador de México en Chile. Además, Granados Roldán ha sido gobernador del
estado de Aguascalientes, director general de Comunicación Social y portavoz de la Presidencia
de la República, oficial mayor de la Secretaría de Programación y Presupuesto, secretario
particular del Secretario de Educación Pública, y consejero del Fondo de Cultura Económica y
de BANOBRAS. En la actualidad, es profesor-investigador y consejero en el Tecnológico de
Monterrey, campus Aguascalientes.
El jueves veintidós de marzo de 2007 por la mañana, el Maestro Granados concedió una
entrevista para la revista ÁGORA, con tres estudiantes del Centro de Estudios Internacionales:
Gabriela Chágary, Aramis Hernández y Raudel Ávila. La entrevista tuvo lugar en la Sala de
Juntas del Centro de Estudios Internacionales en el Colegio de México.
62
* ÁGORA reconoce y agradece el esfuerzo de su consejo editorial anterior, que hizo posible la inclusión de esta
sección de entrevistas. El cuidado editorial de este texto estuvo a cargo de Héctor Flores Ramírez.
ÁGORA: Sabemos que usted ha colaborado con dos de los exponentes más importantes del
liberalismo mexicano: Jesús Reyes Heroles y Carlos Salinas de Gortari. ¿Cuáles son las
continuidades y cuáles las rupturas que encuentra en la concepción del liberalismo que tenía don
Jesús y la del presidente Salinas? En otras palabras, las semejanzas y diferencias de lo que cada
uno consideraba liberalismo.
OTTO GRANADOS: La impresión que tengo
es que en realidad ninguno de los dos era lo
que podríamos llamar un liberal ortodoxo,
en el sentido de uno de los grandes
filósofos del pensamiento liberal como
Isaiah Berlin. Reyes Heroles era, en efecto,
un hombre liberal, un historiador del liberalismo, pero desde el punto de vista de la política
práctica era lo que podríamos llamar un liberal clásico, decimonónico, en el sentido de subrayar
el papel fundamental de la libertad negativa como la entiende Berlin. Era un liberal que creía en
el pensamiento laico, en la separación Estado-Iglesia, en este tipo de características o de valores
muy propios del siglo XIX.
Reyes Heroles tampoco era un liberal en el sentido de que llevase adelante,
particularmente en el terreno económico, los principios ortodoxos del liberalismo. Yo creo que
no era el caso de Reyes Heroles y ciertamente me parece que lo muestra en muchísimos textos.
Como presidente del PRI hace una muy ardorosa defensa de un papel activo del Estado. Y ahí
es donde un poco él le da una racionalidad, un sustento intelectual o ideológico a este
concepto del Estado como rector del desarrollo, o de economía mixta; en fin, esta forma
híbrida que encontró el Estado mexicano para no asumirse ni como un Estado liberal
estrictamente hablando pero tampoco como un Estado socialista, en el contexto del debate
ideológico de todos esos años que eran ya la parte final de la Guerra Fría.
ÁGORA
63
Reyes Heroles era un liberal que creía
en el pensamiento laico, en la separación
Estado-Iglesia, en este tipo de características
o de valores muy propios del siglo XIX.
Entonces, encuentro que Reyes Heroles era
un liberal, pero más en el sentido político; es
decir, el derecho a creer en lo que uno
quisiera, o el derecho a no creer,
sencillamente. Hay por ejemplo discursos que
recomiendo leer que son de su época en
Educación Pública, donde análogamente a su
época del PRI, daba contenido liberal a la
economía. Pero en su época de Educación, ahí vemos a Reyes Heroles liberal en el sentido
político, es decir, la preservación de una sociedad laica en la cual cada quien puede creer en lo
que le venga en gana, o sencillamente no creer.
El liberalismo de Salinas, lo veo mucho más ortodoxo desde el punto de vista
económico, mucho más cercano al liberalismo inglés de finales del siglo XIX. Es decir, un papel
claramente orientado a darle una cierta supremacía al mercado: a la apertura del mercado, a la
apertura comercial, a América del Norte, particularmente. A modernizar la economía para darle
mucho más peso a los agentes productivos privados y reducir el tamaño del Estado. Lo que
Salinas hace al añadirle el criterio social es, en realidad, la elaboración ideológica de una
estratagema política. En lo que Salinas estaba pensando no era en el liberalismo social como fin,
sino en el liberalismo social como un medio que le permitiera al PRI refundarse sobre bases
ideológicas relativamente nuevas o más modernas para la época.
La primera de ellas es invirtiendo en los términos de la “refundación del PRI”; aunque
este término nunca lo usó, pero lo usa en términos prácticos. Si en 1929 el PRI nació como un
partido desde el poder para unificar a los cientos o miles de partidos y agrupaciones o ligas que
existían en la república para crear al PNR, Salinas quiere, en primer lugar, refundar al PRI al
revés, o sea, que nazca desde abajo. En segundo lugar, ese andamiaje popular que no tuvo en
1929 el PRI, en los años ochenta iban a ser los comités de Solidaridad, los del Programa
ENTREVISTA CON OTTO GRANADOS ROLDÁN
64
En lo que Salinas estaba pensando no era
en el liberalismo social como fin, sino en el
liberalismo social como un medio que le
permitiera al PRI refundarse sobre bases
ideológicas relativamente nuevas o más
modernas para la época.
Nacional de Solidaridad. Entonces, ahí va a tener el segundo factor importante, constituir una
red de comités (llegaron a haber 150 - 200 mil aproximadamente), que le iban a dar al PRI, al
PRI refundado, el andamiaje popular del que careció en 1929. Y en tercer lugar, como
consecuencia de estas dos estrategias de carácter estrictamente político, hay que darle la
cobertura ideológica. Entonces, se encuentra haciendo una mezcolanza de algunas ideas del
siglo XIX, del contenido social de la revolución mexicana, más las nuevas ideas de la
modernización económica, y se encuentra con una especie de cóctel ideológico para dárselo,
para asignárselo, para etiquetar el proyecto de refundación del PRI.
Entonces, si uno se fija en ese sentido, Salinas es un liberal mucho más moderno. No
tuvo ningún reparo ni mucho menos en promover cierto tipo de medidas que quizá a Reyes
Heroles no le habrían gustado, como por ejemplo la reforma en las relaciones Estado-Iglesia o
la reforma del artículo 27 constitucional para certificar los derechos agrarios y darles la plena
propiedad a los ejidatarios de la tierra que ya la poseían físicamente. Hay una diferencia también
notable en que Reyes Heroles nunca fue, me imagino que por cuestiones culturales e incluso
idiomáticas, un gran simpatizante de las relaciones con Estados Unidos. En eso se parece más
a una parte de los liberales del siglo XIX, que eran también bastante nacionalistas y
antiamericanos. Salinas no le teme para nada a esa relación; al contrario, la fomenta, la busca.
La procura desde antes que tomara posesión, en el primer encuentro que tiene con Bush padre,
en Houston, siendo ambos presidentes electos. Además había estudiado allá, hablaba inglés; en
fin, no le tiene mayor miedo a este tipo de cosas que los liberales propios del siglo XIX, o una
parte de ellos, sí temían de manera muy, muy particular.
ÁGORA: Desde esta misma perspectiva, ¿en qué consisten los obstáculos que se le presentan a
un político mexicano con un proyecto liberal, sea en lo político o en lo económico, dadas las
condiciones del país?
ÁGORA
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OTTO GRANADOS: Son realmente serios. Algunas de ellos insuperables y tremendamente
anidados en la historia cultural de México, desde mediados del siglo XIX hasta la fecha. Me
refiero, primero, a que parte de la esencia del liberalismo clásico consiste en la tremenda,
privilegiada y primaria autonomía del individuo. Y ésta es una característica que creo yo que la
sociedad mexicana nunca ha tenido en realidad. O probablemente en alguna época del siglo
XIX, quizá, pero como no tenemos estudios de opinión pública ni de psicología social que nos
expliquen qué pensaba la sociedad en el siglo XIX, simplemente lo menciono con carácter
especulativo. Pero, con posterioridad a la revolución, como parte de este juego que el Estado
mexicano hizo de apropiarse de los valores que en el XIX habían sido los propios de la Iglesia,
entonces el Estado, el nuevo Estado, el nuevo régimen político, al que podríamos llamar entre
comillas “el segundo Estado mexicano”, como lo propone Luis Medina, empezó a construir en
ese momento su propia elaboración ideológica, para dársela a eso que en algún momento el
propio Vasconcelos llama “la creación del hombre nuevo”.
Y aquí entramos curiosamente al otro tipo de libertad que Berlin menciona, que es la
libertad positiva. Es decir, el uso de la libertad, sí, pero para decirte a ti exactamente qué es lo
que tienes que hacer: yo Estado te voy a decir a ti cómo vas a maximizar, a optimizar, tus
grados de libertad para que seas más próspero, para que alcances otras metas. Entonces, el
Estado mexicano, a lo largo de todo el siglo XX, va creando a través de instrumentos formales
de socialización, la escuela, los libros de texto, el discurso político, la simbología, los homenajes,
la bandera, etcétera, un corpus axiológico, un corpus de socialización, llamémosle político sí,
pero también de valores, en el cual el individuo, la sociedad, no tienen un papel de gran
autonomía o de gran ejercicio de su individualidad.
Si a esto le agregamos dos elementos más, que son las características del régimen
político semiautoritario a lo largo de todo el siglo XX, más la evolución económica, el
desarrollo hacia adentro, la sustitución de importaciones, los subsidios, el no cobro de
impuestos, todo este tipo de cosas, naturalmente entonces encontramos una ciudadanía
ENTREVISTA CON OTTO GRANADOS ROLDÁN
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llamémosle adocenada, muy poco autónoma; y esto lo muestran las encuestas de ahora. Las
últimas encuestas, tanto la Encuesta Nacional de Cultura Política y Prácticas Ciudadanas, que ha
hecho la Secretaría de Gobernación ya por tres años, el Latinobarómetro, las encuestas de
percepción México-Estados Unidos que hizo el Comexi con el ITAM y el Consejo de
Relaciones Exteriores de Chicago, todas nos llevan a la misma conclusión: que tenemos una
ciudadanía de muy baja intensidad, como lo discuto en uno de esos cuadernos (Cuadernos de
Trabajo del Tec de Monterrey).
¿Y qué es lo que pasa con una ciudadanía de baja intensidad? Pues que la posibilidad de
hacer reformas que impliquen que esa sociedad o esa parte de la sociedad se vuelvan una
ciudadanía de alta intensidad, que vuelva, que pase a ser una sociedad adulta, que tenga que
tomar decisiones propias se dificulta enormemente. Las encuestas nos muestran que la gente
sigue pensando en un sesenta-setenta por ciento que basta con que el presidente quiera hacer
ciertas cosas para que se logren realmente. Lo cual, como ustedes saben, es prácticamente
imposible. Sigue suponiendo que los partidos no sirven para nada, que basta con que haya
líderes políticos decididos, lo cual fue un dato que interpretó muy correctamente López
Obrador el año pasado. Si ustedes ven el discurso de López Obrador, es uno de los discursos
más reveladores de esta psicología ciudadana, que él entendió muy bien, en el sentido de que la
gente no quiere hacer demasiadas cosas, quiere que todo se lo haga el gobierno, entonces para
que el gobierno haga las cosas basta voluntad política. Y la voluntad política solamente la puede
tener un esquema de liderazgo caudillista como el que López Obrador les está ofreciendo. La
gente, una gran parte del electorado, compró ese discurso. Por lo tanto, comprenderán ustedes
que hacer reformas estructurales importantes que disminuyan, que inhiban, que alteren, este
modus vivendi, este modus operandi, este modus pensandi, de la sociedad mexicana, es muy
complicado. El caso del pago de impuestos es uno de ellos, quizá de los más reveladores.
ÁGORA
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ÁGORA: Retomando el tema del nacionalismo. Más allá del que está presente en la población,
también está presente en los grupos políticos, ya sea de manera genuina o como un
instrumento para golpear al gobierno en un proyecto como el Tratado del Libre Comercio. ¿En
qué medida constituye un obstáculo? ¿Cómo se puede superar? ¿Se puede hacer
funcional el nacionalismo para proponer un proyecto como el TLC?
OTTO GRANADOS: Para empezar, hay
cuestiones ancestrales que están en la psique
del mexicano, de los mexicanos en general,
por razones históricas y culturales, por la
vecindad con Estados Unidos. Yo creo que
ese factor está muy arraigado en nuestra
estructura mental, anímica y psicológica.
En segundo lugar, me da la impresión de que este es un mal momento para plantearnos una
modificación de ese tema porque el mundo está viviendo una respuesta identitaria al
fenómeno de la globalización, un momento de ciertas vueltas a nacionalismos excluyentes. Por
ejemplo: ¿cómo compatibilizar la existencia de una amplísima globalización en todos lo sentidos
con medidas tan específicas como la obligatoriedad que ha anunciado el gobierno vasco de que
hasta los dieciséis años la enseñanza se dé en eusquera?, y que tengas que demostrar competencia
en el eusquera. Entonces, ¿qué es todo eso?, es un signo, la lengua es un signo fundamental de
identidad, fundamental para todos los pueblos desde que existe el hombre; de buscar cierta
defensa frente a ese fantasma que recorre al mundo que se llama globalización; y está ese
ejemplo, está el de los catalanes, están otros más en otras partes del mundo y
los seguimos sintiendo.
ENTREVISTA CON OTTO GRANADOS ROLDÁN
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El nuestro, no es un nacionalismo con
una alta racionalidad intelectual; es
absolutamente emotivo, emocional,
y este tipo de nacionalismo nuestro
es contradictorio.
Y el tercer problema es que no es un nacionalismo con una alta racionalidad intelectual,
una alta elaboración como quizá puede serlo en Europa o en otras partes del mundo. No, el
nuestro es absolutamente emotivo, emocional, y las encuestas muestran entonces que al ser
esto, este tipo de nacionalismo nuestro es un nacionalismo contradictorio. Cuando ayer yo
estaba preparando una conferencia sobre el caso de China, estaba revisando algunas encuestas.
La opinión pública dice: los chinos [nos] están invadiendo, hay que poner algunos aranceles,
¡perfecto!, y la siguiente pregunta es: ¿en condiciones de igualdad, precio y calidad, usted
compraría un producto chino o mexicano? ¡Uno chino! Entonces, tú dices: bueno, este es un
nacionalismo esquizofrénico, porque por una parte quisiéramos aprovechar las ventajas de que
esos productos son baratos, están al alcance de la mano, pero por otro decimos: sí, sigamos
defendiendo a la industria mexicana.
ÁGORA: Durante la experiencia que tuvo usted como gobernador de Aguascalientes, ¿qué
apoyos y qué resistencias encontró en el ámbito local para impulsar un proyecto liberal?
¿Considera que a su salida quedó suficientemente asentado ese proyecto?
OTTO GRANADOS: No, la verdad es que no quedó suficientemente asentado por las mismas
razones que explicaba hace un rato. Yo quería instrumentar un proyecto, en efecto, liberal de
gobierno, que incluyera muchas de las cosas que yo había visto a nivel federal en el gobierno y
mi propia percepción de las cosas que estaban ocurriendo en el mundo. Pero me encuentro, en
el caso de Aguascalientes, con que la estructura productiva, la estructura mental de los agentes
productivos y de los actores políticos es más convencional. Obviamente, si hablamos de que ya
es el principio de un cambio más o menos perceptible a nivel nacional, e incluso en ciudades
como ésta, ciudades grandes como ésta. En ciudades pequeñas, en ciudades mucho más
pequeñas como Aguascalientes pues obviamente es mucho más marcado. Y curiosamente en
ÁGORA
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Aguascalientes no son tan nacionalistas como sí creo que lo pueden ser en otras partes de la
república. Pero sí son bastante adocenados desde el punto de vista de la competitividad.
Es decir, el discurso empresarial, el discurso de los agentes productivos en
Aguascalientes está todavía un discurso, digamos muy tradicional, un discurso muy de los
setenta, muy de los sesenta, de “no nos cobren impuestos”, “queremos apoyos”, “créditos
baratos”, “no queremos que vengan a competir empresas de fuera”. En fin, este tipo de cosas
eran, verdaderamente, recurrentes. Y a la fecha, ya en menor medida, pero todavía salen por ahí,
de vez en cuando. Entonces sí, por supuesto que hubo resistencias en ese sentido.
Ahora, ¿cómo se salvaron las resistencias? Bueno, pues se salvaron por una razón muy
explicable en el caso de los gobiernos estatales. En general, los gobiernos estatales,
proporcionalmente, gozan siempre de mucho más poder que el gobierno federal. O sea, el
mercado político abierto se vive mucho más intensamente. En Aguascalientes, el gobernador
sigue siendo una figura con enorme poder y no hay quien se le ponga al brinco digamos, o quien
se plantee hacer muchas cosas. Entonces, cuando nosotros elaboramos este proyecto de
gobierno, lo empezamos a ejecutar, lo empezamos a comunicar, pero nunca hubo ni un
movimiento muy organizado, ni declaraciones estridentes, ni mucho menos. Si uno propone en
campaña, se establece un contrato con el electorado y ese contrato hay que cumplirlo. Y ese
contrato estaba expresado en mi programa. ¿Cosas como cuáles? Cosas como la privatización
del agua. Por supuesto, fue una decisión muy complicada, porque era una decisión
eminentemente liberal, pero en mi discurso de toma de posesión dije: “Voy a hacer una revisión
y un ajuste de lo que creo que son las verdaderas responsabilidades del Estado, para que éstas
las cumpla bien, con eficiencia y competitividad, y para que al mismo tiempo aproveche la
energía de los sectores privados en la colaboración o en la prestación de determinados servicios
públicos. Finalmente, lo que queremos es prestar servicios públicos. Yo me aseguraré de que así
sea, con eficiencia, con oportunidad y todo lo demás. Independientemente de si estos son
prestados por el Estado o por el mercado, digamos por el sector privado.” Y ése fue un caso,
ENTREVISTA CON OTTO GRANADOS ROLDÁN
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quizá uno de los más típicamente liberales, porque fue privatizar el servicio de agua potable de
la ciudad de Aguascalientes. Experiencia que tuvo un alto costo electoral por que perdimos las
elecciones precisamente, las elecciones intermedias.
Todos están concientes de que hay que resolver el problema, todos están concientes de que
el mercado tiene un papel qué cumplir, todos están concientes de que hay que pagar por el agua, todos
están concientes de que mientras más cara el agua los patrones de consumo se moderan
sustancialmente. Bueno, todo eso fue lo que se hizo en Aguascalientes. Y todos están concientes de
ello, y también están concientes de que tiene un costo electoral. Y como tiene un costo electoral, pues
entonces, ahí se queda. ¿Creó esto una cultura liberal entre los diversos sectores? Pues no, la verdad es
que no. Por dos razones: primero, porque obviamente para que haya una internalización de valores o
de pensamientos de esta naturaleza tienen que pasar muchos años. Y, segundo, como ganó el PAN en
la siguiente elección, entonces el PAN volvió a las malas andanzas, a los malos hábitos. Como,
además, el gobernador que me sucedió era un empresario típicamente de ese sector, muy
acostumbrado a evadir el fisco, no pagarle al Seguro, al INFONAVIT, hacer negocios con el
gobierno, o sea, el típico empresario que se hizo rico sobre todo en los setenta. Entonces,
lógicamente, la presión competitiva que nosotros introdujimos al conjunto de la planta productiva y
de los actores sociales en el Estado se estancó.
ÁGORA. Como analista, ¿cree que Calderón empieza su sexenio con el pie derecho? ¿Cuál es el
escenario?
OTTO GRANADOS: Entiendo las condiciones, las variables externas con las que llega Calderón,
que son, por ejemplo, lo cerrado del proceso electoral, la tensión con el PAN, el problema de
des-estructuración institucional que es el que subyace en el problema de inseguridad, o sea la
inseguridad no es una causa, es una consecuencia de ese proceso de des-estructuración
institucional del Estado; en fin, con todas esas condiciones; y, cuarto punto: bajas expectativas,
ÁGORA
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lo cual me parece un fenómeno
saludable por sí mismo. Esas son
digamos, las variables con las cuales
Calderón llega a la presidencia. Entonces
él empieza a construir o a tratar de
construir una presidencia que se
simbolice, primero, por dar la imagen de
una presidencia fuerte. Hasta en los rasgos, o con un lenguaje corporal si ustedes quieren con
rasgos autoritarios, lo digo en el buen sentido, como por ejemplo sus frecuentísimas apariciones
con el Ejército, es decir, es como mostrar una imagen muy presidencial, de una autoridad
presidencial que está basada en la fuerza, en el uso de la fuerza, primera característica
importante, incluso, a nivel corporal y de imagen.
Segunda característica, que es derivación de la primera, es demostrar a nivel nacional y
en particular con ciertos actores políticos, como son los gobernadores. Decir: Ahí van los
operativos, y ya trae ocho diez o doce; y, en realidad, más que ser un operativo eficiente en
términos de seguridad, es un mensaje a los gobernadores. Decir: Yo no voy a ser como Fox,
yo no voy a hacer un vaciamiento en la institución presidencial, yo sí la voy a ejercer.
La tercera cosa es que yo creo que Calderón se debate un poco entre “Dr.” y “Mr.” Por
una parte tiene rasgos parecidos a Salinas, o sea en su íntima intimidad él también es un poco
autoritario, como Salinas, en el buen sentido; aunque a veces también en el malo (risas), pero a
veces quiere parecer tan serio y tan desapegado del poder como Zedillo, que era muy frío, muy
poco populista, poco expresivo. Paradigmas, además, biográficamente comprensible, los que ha
visto a lo largo de dieciocho años. Él tiene cuarenta y cuatro, menos dieciocho: veintiséis. O sea,
años muy formativos de su carrera política, sus visiones, sus referentes fueron tres presidentes;
uno de ellos, olvidado, pero los otros dos no. Él aprendió, por una parte, el estilo presidencial
fuerte, de jugar rudo, de Salinas; por otra parte, el estilo de también de jugar fuerte, pero con
ENTREVISTA CON OTTO GRANADOS ROLDÁN
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Calderón tiene rasgos parecidos a Salinas, o
sea en su íntima intimidad él también es un
poco autoritario, pero a veces quiere parecer
tan serio y tan desapegado del poder como
Zedillo, que era muy frío, muy poco populista,
poco expresivo.
otro comportamiento, como era el de Zedillo. Entonces, me da la impresión de que está
viviendo todos los días con ese debate. Y eso lo obliga a que, por ejemplo, en su intimidad él
quisiera dar un golpe de timón espectacular, entonces el Dr. Salinas le dice ¡dalo!, y el Dr. Zedillo
le dice, ¡no, no lo des! Entonces, está en eso. De que lo quiere lo quiere, le gustaría hacer algo.
ÁGORA: Hay una dimensión adicional a la que no hemos hecho referencia del todo y que
complementa su actividad política. Me refiero a su militancia en el PRI. Yo quisiera conocer su
parecer respecto de la nueva dirigente nacional del PRI, Beatriz Paredes, las tareas que ha de
enfrentar, y su apreciación respecto de una solicitud que parece hacerse en los medios
últimamente, respecto de una definición ideológica más clara dentro del PRI. ¿Qué opina usted
de estos asuntos?
OTTO GRANADOS: Yo diría primero que Beatriz Paredes me parece que es una gente que,
razonablemente, puede tener una visión más clara de las cosas. Creo que no es exactamente el
mejor símbolo de la modernidad, ni mucho menos. Porque también tiene un estilo híbrido, una
mezcla de liberalismo, neoliberalismo, populismo, todo en la misma caja. Pero desde el punto de
vista intelectual, de una intelectualidad orgánica, pienso que puede tener un buen desempeño en
ese sentido. La segunda cosa sería que, a mí me parece que el debate sobre una definición
ideológica no tiene ningún sentido. Ningún sentido porque ya estamos en un momento en el
mundo en el que nadie tiene necesidad de definirse ideológicamente. O sea, yo creo que la
definición ideológica no está en la discusión ni en México ni en el mundo. Se trata de ser
efectivos o no efectivos en los gobiernos, si los países son competitivos, si las políticas públicas
funcionan, si la pobreza sube o baja. Uno puede ver gobiernos socialistas como el de Ricardo
Lagos aplicando políticas eminentemente liberales, y, al revés. Algunos de ellos, por ejemplo, la
Asamblea Bianual del Partido Comunista Chino, la Asamblea Popular que terminó la semana
pasada, aprobó una Ley de Propiedad Privada, por primera vez, y un aumento en los impuestos
ÁGORA
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para la inversión extranjera, del 15 al 25%. Entonces, un gobierno comunista, de un solo
partido, toma medidas absolutamente propias de una economía de mercado, y un
gobierno como el de Lagos, hace también cosas propias de una economía de mercado. La
verdad es que yo creo que no hay ninguna necesidad de definirse ideológicamente porque
no está en el debate.
Pero tampoco está en la ideología ni en la biografía del PRI. El PRI nunca ha tenido
necesidad de definirse ideológicamente porque su ideología cambiaba de sexenio a sexenio,
conforme el estado de ánimo del proyecto presidencial. Nacionalistas, revolucionarios,
liberales-sociales, lo que ustedes quieran. Entonces, no creo que haga falta eso. Tercero, ahí si
viene una cosa importante. Yo sí creo que el PRI está en un momento que puede ser o muy
productivo, muy rentable políticamente, o de plano puede ser su agonía. Porque, primero, ya
tiene la experiencia de la derrota. Mal que bien, yo creo que ya está aprendiendo a actuar como
una oposición responsable en un contexto democrático. Para empezar, tiene el poder suficiente
como para convertirse en un partido bisagra, como lo está siendo en la práctica. Tiene ciento y
pico de diputados, treinta y tres o treinta y cuatro senadores, la mitad de los gobiernos estatales,
un montón de alcaldías importantes.
Yo creo que el PRI está en el mejor de los mundos. En este momento, pasada y
digerida la derrota, es el partido que puede inclinar la balanza hacia un lado o el otro. Creo que
Calderón lo entendió así y me parece que Beatriz lo ha entendido también. La primera ventaja
coyuntural que tiene es esa. La segunda ventaja es que, si como yo decía antes, el gobierno no
ha establecido la agenda, y la agenda del PRD o del Frente de López Obrador no existe o es una
agenda más bien demencial, entonces ¿quién está proponiendo la agenda para el país? O sea,
¿quién está llevándole a los medios la agenda de los temas a discutir? Entonces, yo creo que el
PRI de Beatriz Paredes tiene un área de oportunidades importantísima para fijar la gran
agenda nacional.
ENTREVISTA CON OTTO GRANADOS ROLDÁN
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FANGO, FE Y FIDENCIO
Alejandro Dayan Saldívar Chávez*
Ese fue el comienzo. Y yo nomás me vivía con la boca abierta,
mirándolo engatusar al montón de peregrinos que iban a verlo.
“Anacleto Morones” en El llano en llamas
Silencio, silencioque todo lo oyes,
como los niños tímidos,desde los rincones,dame tu consuelo
dame tu consejo […] Xavier Villaurrutia
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* Estudiante de octavo semestre de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales de la UNAM.
Las fiestas del Niño Fidencio tienen una cualidad analgésica. Son fiestas que duelen y alegran,
son un jolgorio en donde los creyentes convierten al fidencismo en un espacio de sanación
permanente.
A más de medio siglo de su muerte, el Niño Fidencio sigue vivo. En octubre, Espinazo se
convierte en un teatro de Materias. Las Cajitas desfilan con vestidos de terciopelo y capas de
encaje dorado. Las túnicas de los curanderos se arrastran por la tierra en vuelo cansado bajo la
bruma del estribillo fidencista:
A tus pies vamos llegando,Niño santo y gran doctor,afligidos y llorandoen este campo de dolor […]
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PORTAFOLIO
Las fiestas del Niño son peregrinas. Las misiones fidencistas vienen del norte de México y del
sur de Texas. El periplo de los fieles es un revoltijo de dolores, plegarias y enfermedades. Es un
pulular de peregrinos arrastrándose en el piso, de espaldas, rodando, de rodillas…
Espinazo es el confín de la gente con fe. Es la frontera entre Coahuila y Monterrey. Durante el
17, 18 y 19 de octubre los fidencistas realizan penitencia: de la Estación del tren al Pirulito, a la
Tumba, al Charquito, a la Dicha, al Cerro de las Campanas. Empolvados. Creyentes todos.
La madrugada del 16 es ilusoria: los enfermos, los tullidos, los leprosos, los ciegos comparten
su agonía y le dan a la Hacienda un aire de camposanto. A media noche los cantos amargos
le dan calor al alma. Los rezos y el dolor invaden los espacios, y eso, a pesar del sonido
sofocante, es estar vivo.
Al amanecer, la nube de insectos atraídos por el fango se disipa con la marejada de enfermos
que tiran sus cuerpos al Charquito, al ojo de agua donde siempre hay posibilidad de que las
infecciones sanen. O empeoren. Y ahí comienza la agonía semanal.78
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PORTAFOLIO
El día 17 es el aniversario espiritual del taumaturgo de Espinazo. Las Cajitas son un ánima en el
desierto: una esperanza y un misterio. Para curar utilizan brebajes y murmullos encima de los
cuerpos tirados en la arena, entre los nopales y las candelillas, entre las avispas y los abejorros.
Alrededor de las curaciones las bandas norteñas musicalizan la pena.
El sol del desierto es omnipresente. El Niño escupe minuciosamente con los ojos cerrados,
las manos en pleno vuelo, los dedos abiertos al aire y los cuchicheos de los fieles curiosos. El
enfermo no interrumpe la saliva de la Cajita sobre su cara, lo sana. Es el Niño Fidencio que usa
su mano como guía: con el pulgar y el índice bendice los erráticos rostros corroídos por la
angustia y el ansía y la inquietud.
Sobre el Niño Fidencio repercute un halo misterioso susceptible de cualquier contradicción: en
el reino de la fe, todo se cura. En el rancho de Espinazo los peregrinos buscan protección
divina, y la encuentran en los ojos de las Cajitas, que son como heridas ciegas, y también, son
prueba de que Fidencio está en la tierra. Aliviando.
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Al amanecer un grupo de zopilotes pilotea en círculos el desierto, el serpentear de los
peregrinos empolva los párpados, percude la lengua y los labios. En la punta del Cerro de las
Campanas, la voz de Fidencio se mete al cuerpo de una Cajita:
Manos tengo y no te sientoOjos tengo y no te veoPiernas tengo y no te alcanzoOídos tengo y no te escucho […]
[…] La Cajita extendió los
brazos. Con manos expertas y ásperas, le tocó los hombros, inclinó la cabeza y escuchó. Me
duele. El enfermo no tenía ningún secreto. Me duele. La Cajita lo tocó frenéticamente por todo
el cuerpo. Me duele. Fidencio detectaba las enfermedades con precisión: con el inefable exceso
que la fe le da al corazón.
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El 18 es confusión. Es el tiempo disuelto
entre tanta epidemia. Es la espera del
misterio que apaga la vida. Es el tintineo
de las campanas. La gente lo sabe: es
probable que el Niño muera. Así, la tarde
transcurre entre la vendimia, los bailes y
las Materias.
El Charquito es la geografía perfecta del
caos. Los fieles se sumergen entre los
grumos de lodo y los renacuajos y
el fango y la gente. En la Charca la
grabación sinfín de la pomada milagrosa
se confunde con los rezos y las oraciones.
El agua se agita con violencia, las
porcinas aguas se turban cuando
Fidencio empuja a un enfermo al fondo del
abismo. Uno tras otro, hasta terminar el ritual.
Al atardecer los fieles son pellizcos en medio del lodo. Son los hombres y mujeres de barro que
buscan sobrevivir. Son fermento de una sociedad donde no hay lugar para las culturas
populares. Son los amotinados frente a la injusticia de no sanar en medio del agua que
desintoxica el alma.
El 19 es acongojo. Es el Niño que se derrite en parafina y se vende en estampita. En su tumba,
las lágrimas se anidan como gusanos, a las dos de la tarde un íntimo silencio lamenta su muer-
te. Afuera, las bandas norteñas cantan: “es cierto que me duele que me dejes, pero como otras
veces ya se me pasará”. Y la acordeona sigue tocando.
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LA FANTASMAGORÍA DE UN RANCHO
El pueblo de Espinazo en el municipio de Mina, Nuevo León, sólo existe en Octubre. El
aniversario del Niño el 17 de octubre o su santo en marzo, son la metamorfosis de un pueblo
fantasma como Espinazo.
En los días de fiesta convive en armonía un extenso repertorio de santos, curanderos, héroes y
bandidos: la gitana Margarita Catalán, San Pascualito Bailón, Don Pedrito Jaramillo, el Niño Pan,
el Santo Niño de Atocha, la Santa Muerte, Pancho Villa, Juan Soldado, San Judas, Jesús
Malverde. Son santos multiplicados en cada puesto. Son innegables. Son santitos todos.
Espinazo es un rancho de carpinteros que regresa en las fiestas. Es la nostalgia de ver pasar el
tren que transporta productos merced de la globalización. Parece como si un espíritu maligno
se dedicara a obnubilar los festejos del Niño Fidencio cuando los peregrinos esperan luz verde
para cruzar las vías del ferrocarril.
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En la década de los 30, los vagones del tren se atestaban como un convoy del metro. Los
peregrinos armados con sus enfermedades viajaban de Monterrey a Paredón y de ahí a
Espinazo, al estruendo del desierto, a las fauces de la fe, con las Cajitas y los sombreros con
cascabeles y guantes con brillantina. Como ahora, como siempre.
En 2007, los niños ponen monedas en las vías. Las ruedas del tren chispean y las monedas se
excitan. Las vías del tren son los huesos de la memoria del México mágico que se resiste a
caducar. Espinazo es la recreación del paisaje estepario de Juan Rulfo y su Llano en llamas,
revitalizado por los que viajan en autos derruidos y por las camionetas cargadas de fierros de
los comerciantes. Con la fe en las ventas. Cruzando las vías del tren. Con el polvo que nubla la
vista y se vuelve al aire.
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LA ALQUIMIA DEL NIÑO
José de Jesús Fidencio Constantino Síntora, no pudo escapar de la vida mundana. Nació en el rancho
de Las Cuevas, municipio de Iramuco, Guanajuato el 13 de noviembre de 1898. Fue el hijo número 14
de un total de 25. Como era común en la época, su madre lo prestó. A los siete años el destino de
Fidencio fue de mozo con la familia López de la Fuente. Después, estalló la Revolución.
Confuso por la estampida revolucionaria, Fidencio viajó por mar y tierra. Se dedicó a labrar henequén
y a cocinar en un barco. Desde entonces buscó hasta encontrar su destino: la hacienda de Espinazo.
En 1924 regresó con el desaparecido villista que en su infancia le dio adopción: Enrique López de la
Fuente.
Espinazo era una hacienda que se encontraba en los límites de Nuevo León y Coahuila, propiedad de
un alemán llamado Teodoro Von Wernich, donde trabajaba Enrique López de la Fuente como
administrador. Una vez que Fidencio llegó a la casa grande se dedicó a pastorear ovejas, con las cuales
practicaba sus dotes místicos de curación.
Tras experimentar su misticismo con los animales, Fidencio logró afianzar los milagros cuando curó a
una docena de mineros heridos. El inicio de su fama fue el presagio celestial de Espinazo. Y con las
curaciones, la gente llegó por millares.
Los milagros siguieron. Fidencio era capaz de quitar tumores a punta de vidrio y fuego. En un año, la
Hacienda se convirtió en hospicio, el Pirul se sacralizó, el Cerro de la Campana se convirtió en cerro
de oración, La Dicha en almacén de locos y leprosos, y el Charquito oscureció sus porcinas aguas.
El 8 de febrero de 1928 llegó a la estación ferroviaria de Espinazo un tren llamado El Olivo. En éste
viajaba el presidente Plutarco Elías Calles con su séquito encabezado por el general Juan Andrew
Almazán y el gobernador del estado de Nuevo León, Aarón Sáenz.
La asistencia del presidente le dio voz al Niño Fidencio: “No son pobres los pobres, ni son ricos los
ricos; sólo son pobres los que sufren por un dolor…”. La lepra del presidente y su confianza en el
taumaturgo norteño radicalizó el conflicto con la Guerra Cristera cuando dijo: “Él no estafa, no mata,
por el contrario, cura y hace el bien, la salud es cuestión de lógica, el que la necesita la busca”.
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