REVISION DEL PROBLEMA DE LAS ISLAS MALVINAS (INFORME DE … · y se satisficieron todas nuestras...

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CESEDEN REVISION DEL PROBLEMA DE LAS ISLAS MALVINAS (INFORME DE UN COMITE DE CONSEJEROS PRIVADOS) (Primera parte) - De “F&lkland Islands Review” Traducido por el Comandante de Ingenieros D. Jesús MARTINEZ ARNAIZ Marzo, 1984 BOLETIN DE INFORMACION nQ 172-1V.

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CESEDEN

REVISION DEL PROBLEMA DE LAS ISLAS MALVINAS

(INFORME DE UN COMITE DE CONSEJEROS PRIVADOS)

(Primera parte)

- De “F&lkland Islands Review”

— Traducido por el Comandante deIngenieros D. Jesús MARTINEZARNAIZ

Marzo, 1984 BOLETIN DE INFORMACION nQ 172-1V.

INTRODUCC ION

El 6 de julio de 1982, en una :Réplica Escrita a -

una Interpelación Parlamentaria (1) , la Primera Ministra anuncióque, como consecuencia de las consultas con el Líder de la Oposición y los líderes de otros partidos de la Oposición, el Gobierno había decidido nombrar un comité de Consejeros Privados,bajo la presidencia de Lord Franks, con las siguientes funcio.nes:

“Revisar la manera en que se descargaron las responsabilidades del Gobierno en relaci6n con las Islas Malvinas (*) y sus Dependencias en el período —

que condujo a la invasión argentina de las Islas Malvinas el 2 de abril de 1982, teniendo en cuenta todos aquellos factores de los años anteriores que fueran importantes, e informar”.

En respuesta a una Interpelación independiente de laanterior y presentada el mismo día (2) , la Primera Ministra anunció los nombres de los restantes miembros del Comité.

(1) Vease las notas al final del trabajo.

(*) N. del T. Se ha preferido el término Malvinas en lugar de ‘Falkland’por ser el término castellano correspondiente.

2. Tras un debate, 1aCmarade los Comunes resolvióel 8 de julio aprobar la decisión del Gobierno de llevar a cabouna revisión del tema de las Islas Malvinas (3)

3. Nos reunimos por primera vez el 26 de julio y celebramos 42 reuniones, que en todas las ocasiones a excepción dedos nos ocuparon todo el día.

4. En su discurso de apertura en el debate del 8 dejulio, la Primera Mínistra dejó bien claro que el Comité tendríaacceso a todos los papeles y a las personas importantes que consideraran oportuno. Todos los Departamentos del Gobierno implicados nos proporcionaron papeles importantes paraque los revisramos. Posteriormente solicitamos, y recibimos, declaraciones escritas personales y formales del Secretario del Gabinete, de losSubsecretarios Permanentes de Estado en el Minjsterjo. de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth y del Ministerio de Defensa,y del Secretario Permanente del Tesoro, de que según su leal saber y entender todos los documentos de sus Departamentos importantes para nuestro trabajo habían sido puestos a nuestra dispo—sic ión.

5. Se nos proporcionaron los siguientes documentos:.

1) copias de todos los documentos importantes quela Primera Ministra comprobó personalmente desde el momento en que el actual Gobierno se hizo cargo del poder hasta el 2 de abril de 1982;

2) todos los documentos importantes del Gabinetey del Comité del Gabinete (4) y las actas delas reuniones desde 1965 en adelante;

3) memorias detalladas preparadas por el Departamento de Investigación del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth sobre lahistoria de la disputa a partir de 1965, otrosdiversos documentos y, correspondiente al período desde comienzos de 1976 en adelante, unaamplia colección de documentos;

• 4) una amplia colección de documentos del Ministerio de Defensa que abarca el período a partir de 1965;

5) colecciones completas de documentos de los Departamentos del Tesoro, de Energía, del Interior y de Comerció;

-‘2—

6) todos los informes de las agencias de inteligencia relativos a las Islas Malvinas desde -

el comienzo de 1981 hasta el 2 de abril de —

1982, y un gran número de informes de los añosanteriores, incluyendo todos los que circularon en 1976 y 1977; y

7) todos los informes sobre Argentina y las IslasMalvinas preparados por la Organización Conjuntá de Inteligencia (5) desde 1965, junto contodas las actas pertinentes de las reuniones.

6. Ademas, a petición del Comité, se pusieron a nuestra disposición en nuestras oficinas mientras duró la revisión,todos los archivos importantes del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth y del Ministerio de Defensa correspondiente a los tres primeros meses de 1982. También solicitamos, yrecibimos, documentos sobre un determinado número de aspectos específicos de interés para nosotros, y se nos proporcionaron informes de las agencias de inteligencia recibidos después del 2 -

de abril y que podían arrojar alguna luz sobre los acontecimientos que condujeron a la invasión. Todos los archivos de los añosanteriores se pusieron a nuestra disposición para su inspección,y sacamos provecho de estas facilidades para obtener diversos documentos que pensébamos podrían ser de interés. Durante la revisión recibimos una colaboración total de todos los Departamentosy se satisficieron todas nuestras solicitudes de documentos e iriformación adicionales.

7. En nuestra, primera, reunión decidimos seguir unprograma de trabajo con objeto de remitir un informe antes de -

seis meses. Decidimos que, dada la naturaleza de nuestro trabajo,no sería satisfactorio trabajar con resúmenes, aunque fueran —

exactos y completos, de los documentos proporcionados, y dedicamos una gran parte de agosto y septiembre a que cada miembro delComité leyera individualmente los documentos puestos a nuestra —

disposición.

8. El 26 de jul±o distribuimos una declaración de -

prensa en los siguientes términos:

“El Comité ha celebrado hoy su primera reunión ( 26 -

de julio de 1982). Dispone de un programa detallado de reuniones.En esta etapa no se’ pretende emitir ningún comunicado posterioracerca del progreso de su trabajo”.

“El Comité tomará evidencia oral a su debido tiempoy por propia invitación. Pero también invita a toda persona que

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crea disponer de información que, aporte alguna luz sobre el tema a que la remita por escrito no ms tarde del 30 de agosto de1982 al Secretario del Comité de Revisión de las Islas Malvinas,Antiguo Edificio del Almirantazgo, Whitehall, Londres, SW1”.

Esta declaración fue repetida por la Primera Ministra en réplica a una Interpelación Parlamentaría presentada el29 de julio (6). Recibimos a su debido tiempo contestaciones -

por escrito en respuesta a esta invitación de un determinado nÚ.mero de personas y organizaciones, cuyos nombres se relacionanen el Anexo C. Hemos estudiado todas ellas con cuidado y damoslas gracias a todos aquellos que nos han escrito. También hemos estudiado diversos libros y artículos, escritos principalmente después de la invasión, que se refieren a los términos denuestro informe.

9. Siguiendo nuestras instrucciones, el Secretarioescribió a los editores de todos los periódicos y prensa no diaría nacionales,, al Secretario de la Asociación de Prensa, quientrasladó nuestra solicitud a los editores de la prensa provincial, y a diversas publicaciones, para conocér si ellos dispusieron de alguna información específica durante los tres primerosmeses del año que indicara la posibilidad de una acción argentina contra las Islas Malvinas. Los que enviaron contestaciones -

aparte de acuse de recibo se relaciónan en el. Anexo D.

lO. Tomamos la decisión de que, ademas de leer losdocumentos, deberíamos conversar con los principalés implicados,tanto Ministro como funcionarios, en el desarrollo de la actualpolítica del Gobierno sobre las Islas Malvinas; con algunos Ministros de las anteriores administraciones, incluyendo a todoslos anteriores Primeros Ministros durante el período cubierto —

por nuestra revisión; con las personas que tuvieran un especialconocimiento e interés en el área: con los representantes de losmedios de radiodifusión; y con algunos periodistas. Dedicamos elperíodo comprendido entre finales de septiembre y comienzos denoviembre a estas entrevistas orales. Celebramos 39 sesiones deevidencia oral. Los que nos proporcionaron evidencias orales -

aparecen relacionados en el Anexo E.

11. Deseamos expresar nuestra gratitud a todos aquelbs que han formado parte del Comit. En particular, expresamos nuestro mayor reconocimiento a los servicios de nuestro Secretario, Mr. Anthony Rawsthorne, que ha llevado a cabo su trabajo con ingenio, sabiduría y buen juicio. El ha realizado su —

trabajo auxiliado en todas las tareas por su Ayudante, Mr. PeterMoulson. También deséamos dar las gracias a Mr. David Smith, quese cargó con la responsabilidad de los muchos y variados prepa—

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rativos que ha requerido nuestro trabajo, y a nuestra SecretariaPersonal, Miss Joan Frank, quién, ademas de sus obligaciones, hamecanografiado los múltiples borradores con rapidez y precisión.Todo el personal adquirió rápidamente el conocimiento del asuntode nuestro trabajo y preparó un complejo programa de audienciasde testigos y reuniones privadas f.cil de cumplir. Nos complacemos en reconocer nuestra deuda con todos ellos.

12.El cuerpo principal de nuestro informe se encuentra distribuido en cuatro secciones. El Capítulo 1 contiene unanarración de la disputa entre el Reino Unido y Argentina desde1965 hasta 1979; el Capítulo 2 describe con ms detalles la secuencia de los acontecimientos y el desarrollo de la política -

desde que el actual Gobierno se hizo cargo del poder; el Capítulo 3 contiene una narración detallada de los acontecimientos -

ocurridos desde el momento del desembarco de una partido de mercaderes de chatarra argentinos el 19 de marzo de 1982 en Georgiadel Sur hasta la invasión de las Islas Malvinas el 2 de abril -

del mismo año; y el Capítulo 4 establece los juicios a los quehemos llegado sobre la base de nuestro examen de la narrativa delos acontecimientos presentados en los capítulos anteriores. ElAnexo A contiene una refutación de algunas de las ms importantes aseveraciones y alegaciones que se han hecho en la prensa yen otras partes.

13. En nuestra revisión hemos prestado un particularcuidado en evitar el ejercicio de percepciones tardías de lo quese debió hacer o decir en lá búsqueda de juicios sobre el desarrolb de la política y sobre las acciones de los Ministerios y desus funcionarios. Hemos pretendido juzgar en cada asunto importante si los puntos de vista expresados y las acciones adoptadaspor los implicados fueron razonables a la vista de la información disponible por ellos y a las circunstancias que prevalecíanen aquel preciso momento, y no sustituir nuestro juicio de loque podríamos haber hecho en aquellas circunstancias.

14. También hemos tenido en cuenta que nuestra tareanos obligaba a enfocamos exclusivamente sobre las responsabilidades del Gobierno con relación a las Islas Malvinas y sus Dependencias, mientras que los interesados, tanto Ministerios como —

funcionarios, tuvieron que tratar en su momento con otras muchasimportantes y urgentes preocupaciones.

CAPITULO1

UNRELATODELCONFLICTODESDE1965HASTA1979

Elpuntodearranguedelarevisión

15. Nuestras funciones requerían que -revisáramos lamanera en que se descargaron las responsabilidades del Gobierno‘ten el período que condujo a la invasión argentina de las Islas

Malvinas el 2 de abril de 1982, teniendo en cuenta todos aquellosfactores de los años anteriores que fueran importantes” examinamos los acontecimientos de dicho período en los Capítulos 2 y 3del Informe.

16. Con el fin de identificar los factores relevantes de los años anteriores examinamos la historia de la disputaentre el Reino Unido y Argentina a partir de 1965. El año 1965proporciona un punto de arranque, puesto que fue entonces cuandose llevó formalmente el tema a la atención internacional. Este —

Capítulo resume los principales acontecimientos desde 1965 hastaque el actual Gobierno se hizo cargo del poder en 1979. No hemosintentando escribir una historia completa de la disputa, sino —

presentar un relato de ella como antecedentes de los acontecimientos que deberían contemplarse.Describimos los acontecimientos de1976 y 1977 con ms detalle que los de otros años, puesto que antes de 1981 existió una particular tensión entre Argentina y elReino Unido, y se ha producido un paralelismo entre aquellos dosaños y 1982.

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1965—1975

La nipLLcLac.Lon de. £a,s Naconeó Un.Ldaj,

17. En 1963 y 1964 existió un resurgimiento del interés argentino por las Malvinas y se montó una campaña en Argentina en apoyo de su reclamación a las Islas. Ademés de diversas me.didas oficiales, tales como la implantación y celebración de un“Dia de las Malvinas”, un civil argentino hizo aterrizar un aviónligero en Port Stanley en septiembre de 1964, plantó en tierra -

una bandera argentina, entregó una proclama a un mirón y despegóde nuevo. El Gobierno Argenino se disoció publicamente a causa —

de este incidente.

18% En 1964 el Gobierno Argentino presentó el asuntoen las Naciones Unidas, en unsubcómité del Comitéspecial sobrela situación-conrespecto a la. implementacjón de la Declaración del Otorgamiento de la Independencia a Países y Pueblos Coloniales (El —

Comité de los 24). Como réplica el Representante Británico en —

El Comité de los 24 declaró que el Gobierno Britnico mantenía -

que la cuestión de la soberanía sobre las Islas no era negociable, aunque estaban dispuestos a discutir el mantenimiento y desarrollo de relaciones pacíficas entre el Reino Unido y las Islas Malvinas por una parte y Argentina por otra. Como consecuencia del informe del Comité Especial, se aprobó una Resolución —

(N°2065) el 16.de diciembre de 1965 en la Asamblea General. Serefería en su preámbulo al “acariciado objetivo de poner fin pordoquierá al colonialismo en todas sus formas, una de las cualesabarca el caso de las Islas Falkland (Malvinas)”; invitaba a losGobiernos de Argentina y del Reino Unido a proseguir sin demoralas negóciaciones con el fin de encontrar una solución pacíficaal problema “teniendo presente las provisiones y objetivos de laCarta de las Naciones Unidas y de la Resolución l54(XV) (sobreel colonialismo) y en interés de la población de las Islas —

Falkland (Malvinas)”; y solicitaba a los dos Gobiernos que informaran al Comité Especial y a la Asamblea General en su próximasesión.

Evauací6n de. La anwiiaza age.ntíiia

19, En marzo de 1965, el Comité Conjunto de Inteligencia ( 7) había evaluado de nuevo la amenaza externa contra lasIslas Malvinas y sus Dependencias. Consideraba que era improbable que el Gobierno Argentino pudiera lanzar un asalto contra —

las Islas, pero que, si una partida no oficial de corsarios fuera capaz de poner el pie en las Malvinas, la actitud del Gobier

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no Argentino podría cambiar radical y rápidamente bajo la presión de la opinión p1blica.

P/tíme/w4 e,’te.aJnbío4 d.LpLoniátLc.oJ

20. La reclamación argentina a las Islas fue planteada al Secretario de Asuntos Exteriores, que entonces era Mr.Michael Stewart, cuando visitó Buenos Aires en enero de 1966;y.en julio se celebró en Londres una reunión preliminar, en laque el Embajador Argentino entregó formalmente una nota reclamando la “restitución” de las Islas Malvinas a Argentina. La delegación británica rechazo la acusación de que la ocupación britnica de las Islas era ilegal, aunque estuvo de acuerdo en que -

debería producirse un examen detallado en una fecha posterior -

con el fin de disminuir la fricción y limitar la escalada de ladisputa.

‘Ope’tacL6n. Coridcrn.’

21. En septiembre de 1966 se produjo otro incidenteno oficial, conocido con el nombre de ‘Operación Candor’. Un —

grupo armado de 20 jóvenes argentinos secuestró un avión DC4 deAerolíneas y obligó a la tripulación a dirigirse a las Malvinas,donde aterrizaron en el hipódromo de Port Stanley. Como en 1964,el Gobierno Argentino se vió dividido piblicamente a causa delincidente, aunque se produjeron manifestaciones en todo el territono argentino en apoyo de la reclamación de Argentina a las —

Islas, y se produjeron disparos en la Embajada BritániCa en Buenos Aires cuando el Duque de Edimburgo se encontraba allí en —

una visita oficial. Como consecuencia del incidente ‘Condor’, -

el destacamento dela Marina Real en las Islas, que había sidoestablecido en 1965 pero que quedó reducido a un oficial y cinco hombres en 1966, volvió a aumentarse hasta entidad de Sección.Aunque posteriormente y en diversas ocasiones se ha consideradosu retirada, desde entonces se ha mantenido a dicho nivel.

EL ‘Me.moiutridw de. Eve.ldim-Le.v1-to’

22. En noviembre de 1966 y en 1967 se volvieron acelebrar conversaciones. En un documento enviado al Comité de -

Defensa y de Política de Ultramar (8) con motivo de la preparación de las conversaciones de noviembre de 1966, los Secreta’nos de Asuntos Exteriores y de Colonias (Mr. George Brown y Mr.Fred Lee ( que lo eran en aquel momento)) apuntaban que Argentina podría fácilmente ocupar las Islas por la fuerza. En las

conversaciones la parte Británica propuso inicialmente una congelación de la soberanía durante un mínimo de 30 años, para permitir la normalización de las relaciones entre las Islas y Argentina mientras quedaba protegida la posición de cada parte sobrela soberanía., Al finalizar este período los Isleños quedarían —

libres para elegir entre el gobierno británico y el argentino.El Gobierno Argentino rechazó esta propuesta, y en marzo de 1967el Gobiernd Británico declaraba formalmente por primera vez a —

Argentina que estaría preparada para ceder la soberanía sobre —

las Islas balo ciertas condiciones, con tal que se respetaran -

los deseos de los Isleños. Las négociaciones a nivel oficial seorientaron hacia el acuerdo del texto, ad ‘tee-’tendam para los Gobiernos, de un’Memorandurn de Entendimiento’. A principios de —

1968 el Gobernador de las Islas Malvinas presentaba al ConsejoEjecutivo de las Islas el texto confidencial de una primera versión del Memorandum. El 27 de febrero de 1968 los miembros extraoficiales del Consejo enviaron una carta abierta a todos losMiembros del Parlamento manifestando que se estaban llevando acabo negociaciones entre los Gobiernos Britnico y Argentino —

“que podían dar como resultado en cualquier momento la entregade las Islas Malvinas a los Argentinos” (9). Se produjeron fuertes protestas en el Parlamento y en la prensa, y el Secretariode Asuntos Exteriores y de la Commonwealth, Mr. Stewart, y otrosfuncionarios de la Oficina de Asuntos Exteriores aclararon en -

varias ocasiones que no habría cesión de la soberanía en contradelos deseos de los Isleños (10).

23. En agosto de 1968 se alcanzó a niveloficial unacuerdo sobre el texto del Memorandum de Entendimiento, Sobre -

la soberanía el pasaje crucial era el siguiente:

“El Gobierno del Reino Unido como parte de tal arregb final reconocerá la soberanía de Argentina sobre las Islas a partir de una fecha a acordar. Estafecha será acordada tan pronto como sea posible despües de que (1) los dos gobiernos hayan resuelto laactual divergencia entre ellos en cuanto a los criterios de acuerdo con los cuales el Gobierno del —

Réino Unido pueda considerar si los intereses de —

los Isleños quedan asegurados por las salvaguardasy garantías que ofrezca el Gobierno Argentino, y(ji) el Gobierno del Reino Unido quede entonces Satisfecho de que dichos intereses permanezcan asegurados”.

24, La publicación del Memorandum tenía que seracompañada por ‘una declaración unilateral en la que quedara ciaro que el Gobierno estaría dispuesto a proseguir hacia un acuer.

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do final con Argentina que implicara la transferencia de la soberanía, pero sólo cuando estuviera convencido de que la transferencia de soberanía, y la base sobre la que debería tener lugar dicha transferencia, fueran aceptables para el pueblo de —

las Islas.

25. Lord Chalfont, Ministro de Estado en el Ministerío de Asuntos Exteriores y de la Cominonwealth, visitó las Islas en noviembre de. 1968 para explicar la política que había estado siguiendo el Gobierno en sus conversaciones con el Gobierno Argentino. A su regreso el Gobierno hizo una exposición, enambas Cámaras del Parlamento, el 3 de diciembre de 1968, relativaa la visita de Lord Chalfont (11). Esta exposición se récibi6 con una actitud crítica y fue ampliamente divulgada en losmedios de prensa. En vista de la reacción Parlamentaria y de -

la prensa, el Gobierno decidió en una reunión del Gabinete celebrada el 11 de diciembre no cóntinuar en su intento de llegara un acuerdo sobre la base del Memorandum de Entendimiento, puesto que Argentina no estaba dispuesta a aceptar ni que el Memorandum debería incluir una declaración en el sentido de que cualquier transferencia de soberanía debería estar sujeta a los deseos de los Isleños, ni que la declaración unilateral, que constituiría la garantía de esta salvaguardia, debería estar espec!fícamente ligada al Memorandum. Sin embargo se reconocía que elno llegar a un entendimiento con Argentina comportaba el riesgode un creciente hostigamiento contra los Isleños y la posibilidad de un ataque. En consecuencia el Gobierno decidió hacer unesfuerzo por continuar las negociaciones con Argentina aunque -

dejando bien claro la actitud britgnica sobre la soberanía. Posteriormente ese mismo día Mr. Stewart hizo una declaración en -

el Parlamento, que anunciaba la decisión de continuar las negociaciones y que confirmaba que el Gobierno Brit.flico continuaría insistiendo en la supremacía de los deseos de los Isleños(12)

Lo ctcw.ejtdo.ó .óobn.e. Coma cctcovIe6

26.En 1969 se. reanudaron las conversaciones. Se continuaron, como consecuencia del cambio de Gobierno en junio de1970, por la administración de Mr. Heath, aunque rio se discuti6la soberanía. Anualmente se informaba al” Parlamento sobre’ el -

progreso (13) . Las conversaciones estuvieron relacionadas con —

el fomento de las comunicaciones entre Argentina y las Islas y.se mantuvieron ‘sin perjuicio de la posición ‘de cada una de laspartes sobre la soberanía. •(Esta posición se conoció como la.tsornbrilla de la soberanía’). En 1971 se llegó a un acuerdo sobre —

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una amplia gama de materias de comunicaciones, de las que las —

ms importantes eran el establecimiento de servicios aéreos y —

marítimos entre las Islas y Argentina, a proporcionar por Argentina y el Reino Unido respectivamente. Otras materias de las -

que trataban los Acuerdos fueron las provisiones por parte de —

Argentina de un documento de viaje o salvoconducto (la ‘tarjetablanca’), que garantizaría la libertad de movimientos dentro deArgentina para los residentes de las Islas y serviría como laúnica documentación necesaria para los residentes argentinosque viajaran a las Islas; ciertas exenciones recíprocas de derechos de aduana e impuestos; exención para los residentes enlas Islas de cualquier obligación al servicio militar argentino;la armonización de las tarifas postales, telegráficas y telefóficas con las tarifas vigentes en el país de origen; la provisión de puestos escolares y becas en Argentina para estudiantesresidentes en lasTIslasy éiestablecimientó de un cómité Con—stiltivo especial en Buenos Aires, formado por representantes -

del Ministerio Argentino de Asuntos Exteriores y de la EmbajadaBritánica, para tratar de las diferencias que pudieran presen—tarse como consecuencia del establecimiento y promoción de lascomunicaciones en ambas direcciones. Los acuerdos se presentaron en una declaración conjunta firmada por ambos Gobiernos, cuyo texto se presentó en la Cámara de los Comunes en septiembrede 1971 (14)

27. Como consecuencia de los Acuerdos, el GobiernoArgentino volvió a centrarse en la cuestión de la soberanía, yen enero de 1972 solicitó una reanudación de las conversacionesmantenidas entre 1966 y 1968. Los argentinos dijeron que aceptarían posteriores conversaciones sobre comunicaciones sólo si elGobierno Británico aceptaba unas discusiones posteriores en Londres sobre la soberanía.

28. No obstante, en un acuerdo independiente al quese llegó en mayo de 1972, las autoridades argentinas se comprometían a construir un campo de aterrizaje temporal (que entraría en funcionamiento en noviembre de 1972) para permitir queaviones con base en tierra reemplazaran el servicio anfibio conque se había contando hasta entonces.

Condorn..&uo

29. Siguieron otros intercambios, en los que el Gobierno Argentino presionó fuertemente para conseguir unas renovadas negociaciones sobre la soberanía mientras que el GobiernoBritánico buscaba que el establecimiento de las conversacionesno constituyera negociaciones sobre dicho tema. Sin embargo, en

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el transcurso de 1973 quedó claro que se había llegado a un punto muerto. Argentina llevó de nuevo el tema ante las NacionesUnidas, donde el Comité Especial adoptó una resolución, que formaba la base de una posterior Resolución (3160(XXVIII)) aprobadapor la Asamblea General por la que se solicitaba de ambas partes que se aceleraran las negociaciones para una solución del —

tema de la soberanía. En enero de 1974 el Comité de Defensa -

acordó que, en vista de la presión en las Naciones Unidas parallegar a un acuerdo y los riesgos que comportaría una acción —

económica y militar contra las Islas, la actitud ms idónea para los Isleños ante la posibi1idd de un condominio, como alternativa a la transferencia de soberanía, debería discutirse conel Gobernador de las Islas Malvinas. El Gobernador y el Embajador Británico en Buenos Aires aconsejaron que en su opinión laidea era aceptable. Antes de que esto pudiera llevarse a efecto,las Elecciones Generales de marzo de 1974 condujeron a un cambiode Gobierno. Un Gobierno Laborista llegó al poder, con Mr.Wilson como Primer Ministro y Mr. Callaghan como Secretario deAsuntos Exteriores y de la Commonwealth,

30. El nuevo Gobierno, al presentarse con varias -

opciones, decidió en el Comité de Defensa consultar al ConsejoEjecutivo de las Islas Malvinas sobre la posibilidad de iniciarconversaciones con Argentina sobre el condominio. El Consejo indicó que no plantearía ninguna objección a unas futuras conversaciones sobre el dondominio, con la condición de que no exis’—tiera participación Isleña inicialmente. El tema del condominiofue presentado por primer vez al Gobierno Argentino; pero, frente al continuo rechazo a participar por parte de los Isleños,se decidió que no valía la pena proseguir sin ellos, y en estesentido fue informado el Gobierno Argentino en agosto de 1974.A pesar de este retroceso, se firmaron posteriores acuerdos comerciales en septiembre de 1974, siendo el ms importante el —

que proporcionaba a Yacm ntoS PetwUÇe)w4, la Compañia, Petrofí-.fera Estatal Argentina, el suministro de ciertos productos petrolíferos a los Isleños a precios corrientes en el continente.

C’cLen-te. piieon d An.geitLnt

31. En diciembre de 1974 un periódico argentino,Crónica, montó una campaña de prensa que propugnaba la invasiónde las Islas. El Gobierno Argentino se encontró p.blicamente -

disociado a causa de este asunto, y el Ministro de Asuntos Exteriores, Sr. Vignes, informó al Cong±eso que personalmente preferia la negociación a la invasión. No obstante, y como consecuencia de las observaciones hechas por el Sr. Vignes a la —

prensa en marzo de 1975, unos pocos días antes de la llegada —

del nuevo Embajador Británico en Buenos Aires, éste recibió mstrucciories en el sentido de que un ataque contra las Islas encontraría respuesta militar. El Embajador Británico hizo llegarestas advertencias al Sr. Vignes en abril de 1975, en la primera. reunión que celebraron juntos’.

• Eva.&uic6n de £os 4vc.-o4 de £neLgevia-&

32. Durante el período comprendido entre 1965 y 1975elComité.Conjunto.de Inteligencia realizó evaluaciones, normalmente una vez al año aunque con mayor frecuencia en períodos decreciente tensión. En los primeros años las conclusiones fueron,en un sentido muy amplio, que era improbable una acción oficialmilitar contra las Islas Malvinas y sus Dependencias, al menosmientras no se hubieran agotado todos los esfuerzos diplomáticos para llegar a un acuerdo en la disputa, pero que existía uncontinuo riesgo de una acción no oficial. A principios de losaños 70, cuando los Acuerdos de Comunicaciones habían conducido

• a una, mejora de las relaciones con Argentina, las evaluacioneseran que podía darse por descartada una acción militar directay’que incluso el riesgo de una operación ‘aventurera’ era muypequeño, Hacia finales de 1973 se pensaba que las actitudes deArgentina se estaban endureciendo, y por primera vez ‘existieronindicios deque el Gobierno Argentino (del Presidente Perón) -

podría estar preparando planes de emergencia para una posible -

ocupación de las Islas. En 1974 el Comité Conjunto de Inteligencia llegó a la conclusión de que las operaciones “aventureras”seguían constituyendo la principal amenaza, pero que existía unamenor’ probabilidad de que el Gobierno Argentino se opusiera a -

aquellas; se pensaba que era improbable una acción oficial militar,. al menos mientras Argentina creyera que el Gobierno Británico estaba preparado para negociar sobre la soberanía, aunqueno’podía descartarse este extremo.

Crecientestensiones1975-1977

Ve&zvtoLeo eco n6nuco

• 33. La siguiente iniciativa británica fue una propuesta, aprobada por el Comité de Defensa en julio de 1975, parallevar a cabo discusiones sóbre un desarrollo conjunto anglo—argentino de los recurso.s ‘del Sudoeste Atlántico. Como respuesta aesta propuesta el Sr. Vignessugiri’óquese rela’cionara tal iniC’iativaponi posibilidad de una transferencia de sóberanía seguida por

un simu1tneo retroarriendo por un período de varios años, como medio para poner fin a la disputa. También propuso que Argentina debería ocupar las islas deshabitadas de Georgia del Sur las Islas de Sandwich del Sur, y que la ocupación debería ser -

aceptada sin ningún tipo de condena por parte del Gobierno Entnico. E. Sr. Vignes fue advertido de que tal acción unilateral sería totalmente inaceptable. El Gobierno Argentino rechazolas propuestas del Gobierno para llevar a cabo conversaciones -

sobre cooperación económica, que los argentinos veían como excluyentes de las discusiones sobre el tema de la soberanía.

E tuxUo Shctcieto

34. Como consecuencia de la creciente preocupaciónpor el descenso de la economía de las Islas Malvinas y por la —

pérdida de población de las Islas, el Gobierno encargó un estudio económico completo y a largo plazo, bajo la dirección deLord Shackieton, sobre las posibilidades para el desarrollo delas Islas Malvinas y de sus Dependencias. Los términos de referencia para el estudio se prepararon en consulta con el ConsejoEjecutivo de las Islas Malvinas y fueron hechos públicos en octubre de 1975. Esto provocó una reacción muy hostil en Argentina. El Ministro Argentino de Asuntos Exteriores emitió un comunicado en el que manifestaba que el estudio era una iniciativamal recibida que Argentina no había acordado. El estudio siguióadelante y el Informe Shackleton fue publicado en mayo de 1976(véase en el párrafo 58 la respuesta del Gobiérno al informe).

Ac.eL6ri a&geiiLLYLa ei &tó Nctc...Loneó Unda2

35. El 8 de diciembre de 1975 el Representante deArgentina en las Naciones Unidas pronunció un largo discurso sobre la disputa en una sesión plenaria de la Asamblea General,en el que entre otras cosas dijo:

“Estamos preparados para continuar nuestros esfuerzos, pero no deberían subestimarse los límites de —

nuestra paciencia y tolerancia si tenemos que enfrentarnos a un, obstinado e injustificado rechazo anegociar por la otra parte”.

Y terminaba diciendo:

“El Gobierno Argentino se reserva su posición respecto a la responsabilidad que corresponde exciusi

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vamente al Gobierno Británico por la interrupción de las nego—ciaciones y no. dejara de ejercer sus derechos en la forma queconsidere ms apropiada”.

Empeojnían.to de. £aó eo’ie dp.omó.tícLaó

36. El 2 de enero de 1976 el Ministro Argentino deAsuntos Exteriores, en aquel tiempo el Sr. Arauz Castex, envióuna réplica a los mensajes de Mr. Callaghan relativos al estudioShackleton. El Sr. Arauz Castex describía la llegada a las Islasdel equipo de Lord Shackieton en el aniversario de su “ocupaciónilegal” por Gran Bretaña en 1833 como una coincidencia “hostil.e irreflexiva”; expresó el entendimiento del Gobierno Argentinode que el Gobierno Briténico había roto unilateralmente las negociaciones; y se refirió a las “implicaciones decididamente ne.gativas” de la actitud del Gobierno Briténico y a su exclusivaresponsabilidad por la rotura de las negociaciones. Al entregareste mensaje al Embajador Briténico en Buenos Aires, el Sr. ——

Arauz Castex dijo que, si el Gobierno Britnjco se negaba a reanudar las negociaciones, “nos veremos obligados a movernos rpidamente hacia un enfrentamiento.., que en definitiva sólo podíaver un camino abierto para Argentina, independientemente del Gobierno que pudiera ocupar el poder ... Fortificado por el apoyode toda la nación Argentina, así como de todas las demás naciones del mundo reunidas en Nueva York, su Gobierno no podía aceptar ninguna responsabilidad por un resultado tan desastróso”.El mismo día el Ministro Argentino de Asuntos Exteriores distribuyo un comunicado de prensa en el que se refería a la rotura —

unilateral de las negociaciones por parte del Gobierno Britni—co y concluía:

“El pueblo de la República debería tomar nota deque su Gobierno, junto con las fuerzas armadas y dems organizaciones e instituciones que forman el Estado Argentino, comparten un inquebrantable interés

por la defensa de la dignidad y los derechos de lanación, y que actuaran sin precipitación pero con -

toda la tenacidad, prudencia y energía que sea ‘nece

sano para, alcanzar la justicia”.

37. Mr. Callaghan envió el 12 de enero una réplicaconciliatoria al Sr. Arauz.Castex, en la que ofrecía enviar unfuncionario de alto rango para celebrar negociaciones conf idenciales. La respuesta argentina del 13 de enero expresaba su pesar por no encontrar en la anterior ningún “elemento positivo”con respecto a 1a reapertura de negociaciones sobre la soberanía,’ y se oponía a la referencia de Mr. Callaghan como una dispu

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ta “ estéril”. Se anunció en un comunicado de prensa el mismodía que el Gobierno Argentino había decidido no enviar a su Embajador de regreso a Londres y “sugerir” que el Embajador Britnico en Buenos Aires debería ser retirado.

38. Existieron en Argentina comentarios hostiles deprensa durante las primeras semanas de 1976. La Embajada Brit—nica en Buenos Aires informó que algunos periódicos habían apoyado “en términos velados” la invasión. Algunos de los periódicos ms populares, evidentemente instruidos por el MinisterIo -

Argentino de Asuntos Exteriores, publicaron informes a mediadosde mes relativos a las largas reuniones que el Ministro Argentino de Asuntos Exteriores había mantenido para consider contra-medidas. Se prometieron decisiones “firmes” y “concretas” no específicadas. Pero la Embajada Británica informaba el 21 de —

enero que, aunque la prensa popular argentina “había estado sosteniendo su usual campaña relativa a las Islas durante las dosúltimas semanas”, no había existido repetición de la campaña deinvasión montada por C’tón-Le.cL el año anterior. Un informe posterior una semana ms tarde afirmaba que la tormenta que había estallado a principios de mes por fin estaba comenzando a amainar;existieron indicios de que el Gobierno Argentino no había permitido que se le escapara el control del “carro de la música antibritánica”; no se habían producido amenazas ni manifestacionescontra la Embajada.

39. Mr. Callaghan hizo unas declaraciones en los Comunes el 14 de enero de 1976 (15) en términos conciliatorios coricluyendo que “dada la buena voluntad por ambas partes, Gran Bretaña y Argentina deberían ser capaces de transformar el área dela disputa relativa a su soberanía sobre las Islas, en un factor de cooperación entre los dos países que estuviera de acuerdo con los deseos e intereses de los Isleños de las Malvinas”.

Ino)une2 y aacÁiovle.6 del. ¿eiw-ícLo de. eLge.vlei.cL

40. En noviembre de 1975 el Comité Conjunto de Inteligencia había preparado una nueva evaluación sobre las IslasMalvinas. Concluía que una invasión deliberadamente planeada delas Islas Malvinas en un próximo futuro seguía pareciendo improbable aunque no podía quedar totalmente excluída. También se -

afirmaba en anteriores evaluaciones, al juzgar que existía unamayor posibilidad de algún tipo de operación “aventurera” particularmente si el estudio Shackleton prevalecía frente a la coritinua oposición argentina: esta oposición podría ser expresadapor una campaña de propaganda y posiblemente algunas medidas —

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prácticas de hostigamiento contra los Isleños de las Malvinas,la suspensión del servicio aéreo sería una medida muy fácil deadoptar por Argentina.

41, En una posterior evaluación de fecha 8 de enerode 1976 el Comité Conjunto de Inteligencia llegaba a la conclusión de que era improbable que Argentina lanzara una invasión —

repentina en un próximo futuro, pero que había aumeñtado la probabilidad de que el Gobierno Argentino intensificara las presiones políticas y tomara medidas específicas, tales como la retirada de Embajadores y la suspensión del servicio aéreo. Afirmaba que la agresÍón física seguía siendo una perspectiva remota,pero que ciertamente no podría ser éxcluida. El 22 de enero de1976 se preparó una nueva evaluación de los acontecimientos qüeconducirían a la retirada de Embajadores. juzgaba que los comandantes en jefe del ejército y de la marina estaban en contra decualquier acción militar que pudiera ayudar a que el régimen dela Sra. Perón permaneciera en el poder; y se hacía eco de un —

anuncio del Ministerio Argentino de Asuntos Exteriores del 8 deenero en el sentido de que el Gobierno Argentino seguía adelante con la ampliación de las pistas de aterrizaje, lo que sugeríaque no deseaba, al menos en un próximo futuro, interferir con lascomunicaciones. Aseguraba, no obstante, que, aunque pudiera existir un momento de calma, eran posibles a su debido tiempo otrasmedidas en contra de los intereses británicos, bajo la forma depresiones políticas y económicas ms hostiles. Había aumentadola probabilidad de una operación “eventurera”. La evaluación concluía con que las operaciones militares seguían siendo una posibilidad remota pero que si proseguía la secuencia de contra-medidas podrían verse mucho ms cerca. Un informe de inteligenciadel 23 de enero de 1976 refiriéndose a una reunión celebrada endiciembre de 1975 indicaba que los comandantes en jefe de las —

fuerzas armadas habían descartado la invasión en esta etapa.

E. RRS Shake..ton

42. En diciembre de 1975 el AgrecTado Naval Británicoen Buenos Aires había sido advertido por el Jefe del Estado Mayor Naval Argentino que el RRS Shacketot, un buque de investigación desarmado que realizaba un programa de investigación científica internacional y que no estaba relacionado con la misiónde Lord Shackleton, a pesar de la coincidencia de nombre,podríaSerdetenidcysjse introducía en “aguas Argentinas” ( es decir, dentro de las 200 millas de la costa argentina o banco continental,que según el •punto de vista argentino, incluía las aguas que drcundaban las Islas Malvinas). En febrero de 1976, un destructor

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argentino realizó varios disparos contra el RRS Shaeeion cuandoéste se encontraba a 78 millas al sur de Port Stanley e intentódetenerle aunque sin éxito. Posteriores informes de inteligenciaindicaron que los planes para’la interceptación habían durado -

seis semanas; que la decisión se había tomado por las fuerzas —

armadas y no por el Gobierno; y que el Almirante Massera, Comandante en Jefe de la Marina Argentina, había autorizado atacar -

al barco aunque sin ocasionarle bajas ni hundirle. El Comité -—

Conjunto de Inteligencia establecía el propósito de la operacióncomo una afirmación de la soberanía argentina sobre las Islas -

Malvinas y sus aguas circundanes, con el fin de presionar sobreel Gobierno Británico para que negociara. También juzgaba que -

los comandantes en jefe de las fuerzas armadas se oponían a lainvasión militar y concluía que: el Gobierno Argentino intentabasegúir una política de “alfilerazos continuos”, que comportabael riesgo de llegar a un deterioro progresivo en las relacionesanglo-argentinas.

Coruóc.one de Mii.. Rowavtdó e .Iaeva Yoziz

43. El 11 de febrero de 1976 Mr. Rowlands, Ministrode Estado en el Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Common—wealth, viajó a Nueva York para celebrar conversaciones con el —

nuevo Ministro Argentino de Asuntos Exteriores, para lo que recibió instrucciones de Mr. Callaghan para que preguntara qué pro--

- puestas tenían los argentinos acerca de las discusiones sobre lasoberanía y para que dejara bien claro que el Gobierno Británico“defendería las Islas si los argentinos intentaran hacer uso dela fuerza”. A pesar del incidente del RRS ShaLe..to las conversaciones fueron satisfactorias. Mr. Rowlands obtuvo promesas deque no se interferiría el trabajo final del. programa del RRS .Skac.

y se llegó a un acuerdo en principio de que el dialogosobre la disputa de las Malvinas se reanudaría a su debido tieinpo,

Con de cLorieó 4ob’Le deen4ct

44. Como ya se ha explicado en el párrafo 21, desde1965 había sido estacionado énPort Stanley un destacamento de.la Real Infantería de Marina. Por otra parte y de manera periódica se estacionaba en el área un buque patrullero rompehielosdurante los meses del verano antártico, que, además de su misióncomo guardacostas, llevaba a cabo trabajos hidrogréficos y otrastareas en el área de las Islas Malvinas y sus Dependencias. El —

HMS Evidwtan.ee. fue puesto en servicio con esta misión en 1967, cuando reemplazó al ¡-(MS P’totecto/t. Está armado con dos cañones Oerlikon

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de 20. milímetros y transporta dos helicópteros Wasp (en 1976 Whirlwind) equipados con misiles aire—mar. Una de las conclusiones dela Revista de Defensa dé 1974, fue la decisión de poner fuera deservicio al HMS Edu!Lctnce. Sin embargo, como consecuencia del mddente del RRS Shadzfetoj’t, el Secretario de Estado para la Defensa, -

Mr. Roy Mason, acordó una nueva presencia del HMS EvidwLctnce.. Despuésde sucesivas intervenciones de los distintos Secretarios de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth se decidió que continuara ensu base hasta 1978, en que el Secretario de Estado para la Defensa, que entonces era Mr,, Fred Mulley, acordó dos intervenciones —

posteriores, en 1979/1980 y 1980/1981.

45, En febrero de 1976, en vista del creciente riesgode acciones hostiles por parte de Argentina, Mr. Mason accedió auna propuesta de Mr. Callaghan para la presencia en la zona de —

una fragata con el apoyo de la Real Flota Auxiliar (16).

46. En el mismo mes, con el propósito de presentarlaen el Comité de Defensa, Mr. Callaghan solicitó de Mr. Mason “unaevaluación militar completa y actualizada de las posibles opciones y limitaciones militares” considerando el alcance de los posibles despliegues de un determinado número de eventualidades, incluyendo un ataque argentino que pretendiera expulsar a la guarniciónbritánica. Se aprobó un documento de las posibles opciones militares para contrarrestar las posibles acciones argentinas, por losJefes de Estado Mayor el 19 de febrero de 1976, que circuló comoun anexo a un documento del Comité de Defensa.

47, El documento de los Jefes de Estado Mayoratrajóla atención hasta el punto deque se reglamentó el refuerzo poraire debido a las limitaciones de las pistas de aterrizaje de PortStanley, a las adversas condiciones atmosféricas existentes allí,a su distancia desde la Isla Ascensión, y a la probable falta dedisponibilidad de los aeropuertos de América del Sur en caso deconflicto, El desalojar una posible ocupación argentina de partede las Islas Malvinas o de sus Dependencias requeriría una fuerzaanfibia con tropas embarcadas. No sería posible preparar, transportar y apoyar a la fuerza necesaria en las Islas para asegurarque un determinado intento argentino para expulsar a la guarniciónbritnjca fracasara. El recuperar las Islas por medios militares,aunque lejos de ser imposible, sería una operación importante auna distancia muy larga. La fuerza mínima para este propósito debería ser de entidad de Grupo de Brigada, cuyo transporte requeríría el uso de todos los recursos anfibios de la Marina, una Fuerza Conjunta apropiada en tamaño, incluyendo el HMS A’t1a Royas, y uncompleto apoyo logístico. .

— . 20 —

adac16i’i de. £02 ve.gocacone2

48. Envista del deterioro de las relaciones con Argentina, y del acuerdo a que se había llegado en principio entreMr, Rowlands y el Ministro de Asuntos Exteriores de Argentina enNueva York, Mr. Callaghan decidió emprender una importante revisión de su política, En marzo de 1976 el Comité de Defensa y elGabinete aprobaron las propuestas de Mr. Callaghan para un nuevodílogo sobre todos los aspectos de la disputa, tanto de las posibilidades de la cooperación económica anglo—argentina en el Sudoeste .Atlntico corno de ‘11a naturaleza de una hipotética rela-ción constitucional futura”,

49. Una vez que Argentina fue informada que el Gobiérno estaba preparado para reanudar las negociaciones, incluyendolas discusiones sobre la soberanía, se alejó la amenaza de una —

acción miliatar. Las conversaciones exploratorias con Argentinase mantuvieron con la mayor reserva a nivel oficial en julio y —

agosto de 1976, Para entonces, como consecuencia de un go4e. el23 de marzo de 1976, Argentina se encontraba bajo el gobierno deuna Junta militar, que, con los cambios en sus miembros, seguíaien el poder.

50. En julio de 1976 el Comité Conjunto de Inteligencia evaluó la situación política en Argentina a la luz de los —

acontecimientos desde el gape. militar de marzo. Sobre las Ma1vi-nas llegaba.a la conclusión de que Argentina podíatener indudablemente muchas esperanzas en las actuales negociaciones. Si estas esperanzas se desvanecían, podría esperarse que Argentina —

volviera a una actitud ms agresiva, inicialmente en las Naciones Unidas. Sin embargo, se pensaba que era ms que improbableque el Gobierno Argentino reaccionara llevando acabo una acciónmilitar contra las Islas. Esta aseveración derivada de los servicios de inteligencia era el punto de vista del Presidente Videla y de otros en el sentido de que, si se demostraba imposiblellegar a una solución a través de las negociaciones bilaterales,Argentina se vería obligada a buscar una solución a través de —

las Naciones Unidas.

Po.ótv.Lon. acLLvídad cvge.Unct en. £02 Nctc.Lone2 Un.Lda4

51. En diciembre de 1976 la Asamblea General de lasNaciones Unidas aprobó otra Resolución (31/49 (XXXI)) sancionaado otro informe del Comité Especial; expresando “su gratitud —

por los continuos esfuerzos hechos por el Gobierno de Argentinapor facilitar el proeso de déscolonización y por promover

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el bienestar de la población de las Islas”, y solicitaba de losGobiernos de Argentina y del Reino Unido que aceleraran las negociaciones e informaran al Secretario General y a la AsambleaGeneral tan pronto como fuera posible sobre los resultados. LaResolución fue aprobada por 102 votos a favor y uno en contra(el del Reino Unido) con 32 abstenciones.

ThuJ.e. de2 SWL

52 El 20 de diciembre de 1976 un helicóptero delHMS Endwzxtnce. descubrió la existencia de una presencia militar argentina en Thule del Sur en las Islas Sandwich del Sur. Un informe de inteligencia indicaba que esta presencia se había establecido probablemente durante los meses anteriores con la aproba—ción del Comandante en Jefe Naval. El 5 de enero de 1977 el Encargado de Negociosde Argentina en Londres fue convocado en laOficina de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth y preguntadopor’ el jefe de la división de Hispanoamérica para que explicara.la presencia de Argentina allí. Al mismo, el Encargado de Negocios de Gran Bretaña en Buenos Aires recibió instrucciones paraque buscara una explicación en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Argentina.

53. El 14 de enero de 1977 el Ministerio Argentinode Asuntos Exteriores entregó una comunicación al Encargado deNegocios Británico bajo la forma de un comunicado indicando queel propósito de la operación era el establecimiento de un puesto de investigación científica dentro de la jurisdición de soberanía argentina y manifestaba la esperanza de que nada pudieraempañar las “favorables perspectivas” de las negociaciones. Elcomunicado señalaba también que la permanencia de la estacióndependería de la factibilidad de la misión encomendada, aunqueel documento oficial apuntaba que no sería permanente. El 19 deenero de 1977 se presentaba una protesta formal en la que el Gobierno consideraba el establecimiento de la estación cientifíca,sin una anterior comunicación a las autoridades británicas, comouna violación contra su soberanía, señalaba que el Gobierno Entnico tenía derecho a que el Gobierno Argentino solicitara permiso antes de iniciar una acción, y expresaba la esperanza deque los argentinos supieran comprender que el programa científico tendría que darse por concluido pronto. El Gobierno no tomóninguna medida para hacer p1b1ica la presencia argentina en —

Thule del Sur, lo que no se supo en el Reino Unido hasta mayode 1978.

54. Quedó claro a lo largo del mes que la presenciaargentina era de mayor duración que lo que había indicado el do

cumento argentino. El 27 de enero de1977 las fuentes de inteligencia indicaban que la intención original era anunciar la existencia de la base hacia mediados. o finales de marzo, cuando fura demasiado tarde para -que los buques británicos entraran enlas aguas del Atlántico Sur. La expectativa argentina era que —

la reacción británica habría sido mucho más fuerte. -Si se hubiera capturado personal argentino, pudiera haberse hecho prisionera a la partida de Exploración Antártica Británica en Georgia —

del Sur como represalia. Según posteriores fuentes de inteligencia, existió un plan de emergencia. de la Marina Argentina- parauna invasión conjunta aeronaval de las Islas Malvinas. combinadacon -una iniciativa diplomática en las Naciones Unidas.-

55. El Comitó Conjunto de Inteligencia evaluó la situación el 31 de enero de 1977. Pensaba que era improbable queel establecimiento de una presencia argentina en Thule del Surse hubiera montado sin la aprobación de la Junta y juzgaba quelas intenciones del Gobierno Argentino eran:

1) llevar a cabo una demostración física de la soberanía de Argentina sobre las Dependencias;

2) probar la reacción del Gobierno Británico ante —

tal demostración, y

3) Obtener una posición de ventaja para contrarrestar las futuras discusiones.

La evaluación llegaba a la conclusión de que era improbable que el Gobierno Argentino ordenara la retirada hastaque no se viera forzado a realizarla y, dependiendo de las acciones del Gobierno Británico en la situación, podría verse ‘ánimado a intentar una posterior acción militar contra los intereses británicos en la zona.

56. El 7 de febrero de 1977 los servicios de intéligencia indicaban que los planes de emergencia de la Marina Ar—.gentina habían sido archivados por el momento sobre la base deque, aunque una ocupación hubiera sido muy encomiable por razones políticas internas, Argentina no podía contar con el apoyodel Tercer Mundo ni del Bloque Comunista.

57, El 4 de ‘-febrero de 1977, UttÚnct.C&iva, boletín informativo político de publicación semanal de Buenos Aires, publicaba un artículo acerca de la ocupación de una “isla” (Thuledel Sur) en las’ Islas Sandwich del Sur. Argentina mantenía unapresencia allí y aún seguía la ocupación en elmomentode lainvasión de las Islas Malvinas. -

—23--

Ánwwo de ¿a. kea.nadaLc6n de £a.s negocíac.4Lote

58. El 2 de febrero de 1977 en una déclaración anteel Parlamento (17) el Secretario de Asuntos Exteriores y de laCommonwealth, Mr, Crosland,: anunció la decisión del Gobierno deque “había llegado el momento de considerar tanto con los Isleños como con el Gobierno Argentino si existía el clima apropiado para discutir los amplios temas que se referían al futuro delas Islas Malvinas, y las posibilidades de cooperación entre —

Gran Bretaña y Argentina en la región del Sudoeste Atlántico”.Dejó muy claro que en cualquier discusión el Gobierno se reservaría su posición sobre la soberanía; que cualquier cambio quese propusiera debería ser aceptable para los Isleños; y que sedeberíaconsultar a los Isleños en todas y cada una de las eta—pas. En la misma declaración, Mr, Crosland anunció las conclusiones del Gobierno sobre las recomendaciones del Informe ——

Shackleton..’Dijo que se llevarían a cábo otros estudios, peroque el Gobierno no estaba preparado para aceptar tan costoSas —

recomendaciones, principalmente la ampliación del aeropuerto yla prolongación de las pistas de aterrizaje. Mr. Crosland informó al Gabinete al día siguiente que la declaración había sido —

recibida sin ninguna oposición,

VsLtct de Mn.. Rott&2nd6 a. £a 14.&z4 y a. &te.no4 €4

59. El. Comité de Defensa aprobó una propuesta de Mr.Crosland en l sentido de que, como consecuencia de. sus declara.clones, un dip1omtico del Ministerio de Asuntos Exteriores y -

de la Coxnmonwealth debería visitar las Islas y celebrar conversaciones en Buenos Aires. Antes de la visita, que fue realizadapor Mr Rowlands, el Comité Conjunto de Inteligencia informóque, si se rompían las conversaciones o terminaban en punto —

muerto, Argentina podría decidirse por una acción militar contra buques británicos o contra las propias Islas Malvinas. Envista de estas afirmaciones, los funcionarios del Ministerio deAsuntos Exteriores y de la Cominonwealth y del Ministerio de Defensa consideraron si deberían tomarse algunas medidas precautorías, Mr. Rowlands fue advertido de que un grupo conjunto de laMarina Real compuesto por 6 buques-de guerra, 3 buques de apoyoy un submarino estarían en el Atlántico, navegando desde Gibraltar hasta el Caribe, en. el momento de las conversaciones. Mr.Rowlands sugirió al Minsitro de Estado y al Ministerio de Defesa que, si durante sus conversaciones con el Ministro Argentinode Asuntos Exteriores los argentinos amenazarán con hacer usode la fuerza para apoyar sus reclamaciones en el Sudoeste At1ntico, podría ser muytil para él hacerles saber que el GrupoConjunto se encontraba en aguas del Atlntico. Mr. Mulley estu—

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yo de acuerdo con esta, propuesta pero a condición, de que fueraconsultado de nuevo antes de hacer referencia a ellos En este’—caso, Mr. Rowlands juzgó que no sería necesario referirse a. laexistencia del Grupo Conjunto

60. Mr. Rowlands visitó las Islas en febrero de 1977y mantuvo allí una intensa ronda de conversaciones. El Consejode las Islas acordó cooperar çon el fin de prepararlos antecedentes para unas negociaciones formales que abarcaran las relaciones po’líticas,incluyendo lasoberanía, y la cooperación econ6mica, con tal que las conversaciones estuvieran cubiertas por la“sombrilla’ de la soberanía” y’ que los Isleños fueran consultadosen todo. Como consecuencia de las posteriores conversaciones deMr. Rowlands en Buenos Aires y de otros intercambios, se llegó aun acuerdo sobre los intercambios de opinión ‘con Argentina enabril de 1977 y estos acuerdos fueron anunciados por el nuevo Secretario de Asuntos Exteriores y de la Cornmonwealth, el Dr. Owen,en la Cámara de los Comunes el 26 de abril (18). Estós fuéron:

“Los Gobiernos de la República Argentinayde’lReino’Unido de Gran Bretaña e Irlanda,deINorte han acórdado celebrar conversaciones’ a partir de junio o julio de, —

1977 que se referirán a lás futuras relaciones políticas, incluyendo la soberanía, con respecto a lasIslas Malvinas, a las Islas de Georgia del’ Sur y deSandwich del Sur, y a la cooperación económica cónrespecto a los mencionados territorios, en particu—‘lar, y al Sudoeste Atlántico, en general. En estasnegociaciones sé discutirán los temas que afectan alfuturo de las Islas y las ‘negociaciones ‘estarán ——

orientadas a la preparación de una solución pacíficaa la existente disputa sobre la soberanía entre losdos estados, y al establecimiento de un marco parala cooperación económica anglo—argentina que puedacontribuir substancialmente al desarrollo de las Islas y de la regi6n en su conjunto.

“Un principal objetivo de las negociaciones será elconseguir un futuro estáble, próspero y’ políticamente duraderopara las Islas, a cuyo pueblo” el Gobierno del Reino Unido consultar durante el curso de las negociaciones.

“El acuerdo para celebrar estas negociaciones, y laspropias negociaciones, son sin perjuicio de la posición de cadauno de los Gobiernos con respecto a la soberanía sobre las Islas.

“El nivel al que se llevarán a cabo las negoçiacio—nes y la frecuencia y lugares en que tengan que celebrarse sern

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determinados por acuerdo entre los dos Gobiernos, Si fuera necesano, se estab1ecern Grupos de Trabajo especiales”.

Con cÁíovLe, e.n Roma

61. Antes de celebrar la primera ronda de conversaciones el Dr, Owen presentó un docúmento al Comité de Defensa —

en julio de 1977, en el que razonaba que eran necesarias seriasy substantivas negociaciones para no disgustar.a los argentinos,puesto que las Islas eran militarmente indefendibles excepto —

con una importante, costosa e inaceptable distracción de recursos. El Comité adoptó el punto de vista de que era probable queel Gobierno se viera forzado a hacer concésiones en definitivasobre alguna variación de una solución de retroarriendo enlazada con un programa de cooperación económica conjunta. El objetiyo debería ser el mantener las negociaciones conel Gobierno Argentino a su ritmo con el fin de dar tiempo para la educación -

de la opinión pública tanto en el Reino Unido como en las Islas.Hablando de una manera general, la estrategia del Gobierno erala de retener la soberanía todo el tiempo que fuera posible, —

haciendo concesiones, si fuera necesario, con respecto a las Dependencias y los recursos marítimos del área, aunque reconociendo que en definitiva sólo alguna forma de acuerdo de• retroarniendo era probable que satisfaciera a Argentina. Las conversaciones,que se mantuvieron a nivel oficial, se desarrollaron razonable’—mente:bleny se mantuvieron abiertas tódas las opciones. La partebnitnica adelantó la idea de que la soberanía de las Dependencias deshabitadas podría ser contemplada independientemente de -

la soberanía de las propias Islas Malvinas.

Amenaza de wta. ace-Lóvt mí.Lttw. wi.genUna

62. Antes de iniciarse la siguiente ronda de negociaciones, llevadas a cabo por Mr. Rowlands en Nueva Yord en diciembre de 1977, aparecieron varios indicios de que la posiciónargentina se estaba endureciendo. En septiembre los servicios -

de inteligencia indicaron que el Gobierno Argentino y su Ministerio de Asuntos Exteriores consideraban que debían adoptar una —

línea dura en las conversaciones puesto que pensaban que los bnitgnicos estaban utilizando pretextos para demorar el progreso.A finales de septiembre y comcienzos de octubre de 1977 unidadesnavales argentinas detuvieron a siete buques pesqueros sovigti—cos y dos búlgaros que se encontraban en aguas de las Malvinas.Un buque argentino disparó contra uno de los barcos búlgaros,hiriendo a un marinero de esta nacionalidad. Ms tarde se supo

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que las órdenes del Almirante Masera eran de hundir el barco siera necesario. Este Almirante declaró también que se respondiera de la misma forma contra las intrusiones de buques de cualquier otro lugar. El Agregado Naval Argentino en Londres (Almirante Anaya, que más tarde sería nombrado Comandante en Jefe dela Marina y miembro de la Junta) presentó esta declaración a laatención del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Camonwealth.En el frente deplómatico, se dijo que el Encargado Británico deNegocios én Buenos Aires había sido objeto de un “bombardeo dedocumentos y papeles” urgiéndole al inmediato establecimiento -

de grupos de trabajo y a otras tareas de acercamiento. Por otraparte sejuzgabaenelNinisteriOde Asuntos Exteriores y de laCommonwealth que el fracaso en el arbitraje del Canal de Beagle-la otra principal preocupación de la política exterior de Argentina — y su fracaso por no poder obtener ningún progreso conBrasil en su disputa por la Cuenca del Rio de la Plata, aumentaban la probabilidad de que buscara un éxito en el tema de lasMalvinas.

63, El 11 de octubre de 1977 una información del Comité Conjunto de Inteligencia se refería a que otro destacamentonaval argentino desembarcaría en Thule del Sur hacia mediadós demes. Juzgaba que una acción militar seguía siendo improbablemientras se celebrasen las negociaciones, aunque el Almirante —

Massera pudiera actuar unilateralmente contra un buque de la —

Real Flota Auxiliar que se dirigiera a Thule del Sur. Un informemás cómpleto de 1 de noviembre de 1977 ‘se refería al crecienteresentimiento en el’Ministerío de Asuntos Exteriores ppr lo quese consideraban tácticas de demora del Gobierno Británico, y ala actitud belicosa de la Marina, El informe concluía con que laJunta Militaren su conjunto preferiría conseguir sus objetivosde soberanía por medios pacíficos y que, mientras se calcularaque el Gobierno Británico estaba preparado para negociar seriamente sobre el tema de la soberanía, era improbable que se recUrriera a la fuerza • Si se rompían las negociaciones, o si Argentina llegaba a la conclusión a partir de ellas de que no existía ninguna perspectiva de progreso real para una transferencianegociada de la soberanía, podría existir un alto riesgo de quese recurriera a médidas más enérgicas, incluyendo una, acción militar directa. El informe juzgaba que en aquellas circunstanciasuna acción contra buques británicos sería el riesgo más serio;otra posibilidad era el establecimiento ‘de una presencia argentina en una o más de las’Dependencias, que pudiera implicar un -

riesgo contra la base de Investigación Antártica en Georgia delSur. También era posible una operación “aventurera” privada contra las Malvinas, que la Junta pudiera sentirse obligada a apoyar. Desde el punto de vista del Comité la invasión de las IslasMalvinas era improbable, aunque no podía descartarse totalmente.

Con dectc.Loi cje. con a-me.dújc

64. A la luz de la tensa situación, el Ministerio deAsuntos Exteriores y de la Commonwealth solicitó del Ministeriode Defensa a finales de octubre de 1977 un documento sobre lasimplicaciones defensivas de la amenaza argentina., El Ministeriode Defensa contestó con un documento el 4 de noviembre, que había sido aprobado por los Jefes de Estado Mayor, sobre las op-clones militares para contrarrestar las posibles acciones árgen—tinas tal y como habían sido identificadas en el informe del Co—mité Conjunto de Inteligencia., Seguía estrechamente las líneasdel documento preparado el año anterior (véanse los párrafos 46-47) y, en relacióñ con las principales amenazas, llegaba en unsentido general a conclusiones similares.

65. A la vista de los informes de inteligencia los;Ministros decidieron en una reunión celébrada el 21 de noviembrede 1977 que debéría establecerse una presencia militar en el —

área de las Islas Malvinas en el momento eñ que comenzaran lasnegociaciones en diciembre. El objetivo sería el apoyar la posición negociadora del Gobierno mediante el despliegue de una fuerza de súficiente entidad, disponible si fuera necesario, para —

convencer a los argeñtinos que una posible acción militar por suparte se encontraría con la adecuada resistencia. Esta fuerza nosería capaz de hacer frente a un determinado ataque argentino,pero podría responder con flexibilidad a actos limitados de agresión. El Comité acordó que debería mantenerse el secreto acercadel propósito de la fuerza., Un submarino propulsado por energíanuclear y dos fragatas serían estacionadas en el área, el submarino én las. inmediaciones de las Islas mientras que las fragatas se mantendrían a únas mil millas de las mismas. Se establecieron normas para posibles enfrentamientos.

66., Los documentos del Comité del Gabinete mostrabanclaramente que se había acordado que la fuerza debería permanecer encubierta. No se ha encontrado ninguna evidencia de qué elGobierno Argentino llegara a conocer su existencia. En este casolas negociaciones se desarrollaron razonablemente bien. La amenaza argentina retrocedió, y se acordó una vez terminadas las conversaciones que la fuerza naval podía ser retirada. Postérior—mente se consideró la posibilidad de desplegar la fuerza de nuevo para la siguiente ronda de negociaciones que se celebraría enLima en febrero de 1978, pero los Ministros decidieron que nosería necesario.

—28—

ContinuacióndelasnégociacÍoneshastalaprimaverade1979

67. En las negociaciones de Nueva York del 13 al 15de diciembre de 1977 se acordó, de conformidad con una ante—’rior sugerencia argentina, establecer dos grupos de trabajo queprepararan informes detallados sobre la soberanía y la cooperación económica. Mr. Rowlands consiguió evitar la propuesta deun retroarrendamiento. A continuación de las reuniones Mr. -

Rowlands viajó a Rio de Janeiro para reunirse con una delegaciónde Consejeros de las Islas él 18 de diciembre para tratar del —

progreso de las conversaciones.

68. En las conversaciones de Lima de febrero dé 1978. laparte británica propuso un acuerdo para promocionar actividadescientíficas británicas y argentinas en las Dependencias, que habrían legitimado retrospectivamente la presencia argentina enThule del Sur. Sin embargo, poco progreso se consiguió en la priinera reunión de los dos grupos de trabajo., cuando la parte argentina reclamó que las Malvinas y sus Dependencias no generaríanuna plataforma continental, y que los derechos de la plataformapertenecían en consecuencia a Argentina y. se encontraban fueradel alcance de las negociaciones.

69. No existieron ms negociaciones formales hastaque, siguiendo un acuerdo argentino para discutir las zonas marítimas y los derechos de la plataforma marítima dentro de lasnegociaciones, se mantuvo una reunión ministerial en Ginebra endiciembre de 1978. Mr. Rowlands encabezó la delegación británica.Se llegó a una resolución en principio sobre un borrador de -

acuerdo de cooperación de actividades científicas en las Dependencias. Sin embargo, cuando seconsultó formalmente a los Consejeros de las Islas Malvinas acerca del esquema desarrollado, lorechazaron apoyándose en que, a menos que se limitara a Thule -

del Sur, proporcionaría a Argentina otro pie firme en las Dependencias, que daría comienzo a un proceso que conduciría a unaeventual pérdida de la soberanía sobre las propias Islas Malvinas. Se explicó a la parte argentina en la. siguiente ronda de —

negociaciones mantenida en Nueva York en marzo de 1979 a niveloficial, que, debido a las sospechas de los Isleños de las Mal—vinas sobre los motivos del Gobierno Argentino, no era posiblefirmar el acuerdo. En esta ronda de conversaciones se realizómuy poco progreso.

Temassignificativosdelperíodo

70. Sin intentar resumir en detalle la historia de

la disputa de las Islas Malvinas entre 1965 y 1979, deseamos resaltar tres puntos:

1) Los sucesivos Gobiernos Británicos buscaron unasolución a la disputa de las Islas Malvinas pormedio de la negociación, y reconocieron que cualquier solución negociada con Argentina tenía queser aceptable para los Isleños.

.2) Las opciones de negociación se estrecharon gra-’dualmente. El Gobierno Laborista dejó bien claroen 1977 que la soberanía era un tema para la negociación; pero que, aunque la transferencia desoberanía combinada con el retroarriendo habíallegado a ser vista por el Gobierno Británico como la solución mas’ realista, la propuesta de re—troarriendo no se discutiría con Argentina durante este período.

3) La amenaza militar contra las Islas varió con relación al curso de las negociaciones; tambión —

cambió el carácter desde las operaciones “aventureras” en las Islas hasta unas formas ms ampliasy ms agresivas de acción militar por parte de —

la Marina Argentina.,

—30—

CAPITULO2

ELPERIODODELGOBIERNOACTUAL:

DESDEMAYODE1979.HASTAEL19DEMARZODE1982

Nuevoexamendelasopciones

71. Como consecuençia de las Elecciones Generales demayo de 1979 subió al poder el actual Gobierno Conservador. Laseñora Thatcher se convirtió en Primera Ministrá y Lord Carring—ton Secretario de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth. El Ministro de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth presentó al —

nuevo Ministro de Estado, Mr. Ridley, una gama total de opcionespolíticas. Estas eran: romper las negociaciones y estar preparados para mantener y defender las Islas contra el hostigamientopor parte de Argentina o algo peor (‘Fortaleza de las Malvinas’),entregar las Islas, ofreciendo nuevos asentamientos a los Isleños en otra parte (lo que, se sugería, sería política y moralmente indefendible), examinar detenidamente las mociones de las negociaciones, y continuar las negociaciones de buena fe en buscade una solución que pudiera demostrarse definitivamente como -

aceptable para los Isleños y para el Parlamento. Mr. Ridley discutió estás opciones con Lord Carrington y acordaron que, antesque el Gobierno se decidiera por la via de unas negociaciones -

formales, Mr. Ridley debería visitar las Islas Malvinas y Argen—tina para conocer allí el tema de primera mano. El 12 de junio —

de 1979 Mr. Ridley celebró una reunión exploratoria con el Vice

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ministro Argentino de Asuntos Exteriores,, el Comodoro Cavandoli.Aunque Mr. Ridley destacó el interés del Gobierno por la cooperación económica con Argentina, el Comodoro Cavandoli indicó —

que su Gobierno deseaba que se tratara la soberanía como partede cualquier negociación.

Pmeiui vLta. de Mit. Ridej a. £as L&&u, y a. Aitgen-&na.

72. Mr. Ridley visitó las Islas Malvinas en julio de1979. En sus reuniones con los Isleños discutió las ventajas dela cooperación con Argentina, aunque también dejó claro que elGobierno Británico no llegaría a ningún acuerdo que no satisfa—ciera los deseos de los Isleños. Los sondeos informales de la -

opinión de los Consejeros de las Islas mostraban una preferenciapor una larga ‘congelación’ de la disputa. y muy poco entusiasmopor la idea del retroarriendo. Después de su visita a las IslasMr. Ridley celebró conversaciones con el Comodoro Cavandoli enBuenos Aires, donde llegaron a un acuerdo para el restablecimiento de Embajadores en Buenos Aires y Londres. Sin embargo, a supartida se entregó a Mr. Ridley una comunicación redactada intencionadamente bajo la forma de un recordatorio que expresaba el —

punto de vista del Gobierno Argentino de que las negociaciones —

deberían reanudarse “a un ritmo ms dinámico”. El recordatorio —

se refería a la postura adoptada por la parte británica en las —

reuniones de Nueva York de marzo de 1979 como “un lamentable paso atras”; expresaba la esperanza de que pudiera prepararse un —

acuerdo sobre cooperación científica en los términos acordados —

en Ginebra el año anterior; y reiteraba la postura argentina deque, aunque los intereses de los Isleños deberían ser tomados totalmente en cuenta, no podían convertirse én una tercera parteen las negociaciones. Mr. Ridley volvió a manifestar la posturadel Gobierno Británico de que no podría llegarse a ningún acuerdo que no respetara los deseos de los Isleños,

Piwpae4 tai, de Loitd Ca’tirigton

73. El 20 de. septiembre de 1979 Lord Carrington enviabauna nota a la Primera Minjstra y a otros miembros del Comitéde Defensa en busca de un acuerdo para una política con relacióna ls Islas Malvinas. La nota establecía tres opciones: ‘Fortalecer las Malvinas’; prolongar las negociaciones sin concesionesa la soberanía; y llevar a cabo negociaciones sobre la soberanía.Lord Carringtón recomendaba la última opción sobre, la base de. -

que era interés de Gran Bretaña y en el de los propios Isleños elintentar encontrar una vía hacia adelante a través de la negocia

—, ,_-, -

ción. Sugería que la solución que mejor se adaptaba para satisfacer los objetivos del Gobierno y los deseos de los Isleños se—ría el retroarriendo, que podía ser aceptable para los Isleñosen los términos apropiados. Unas negociaciones continuadas harían menos probable una reacción argentina impredecible y posiblemente violenta. No obstante, existirían dificultades para -

llevar a cabo esta política y, si las negociaciones se desarrollaban positivamente, sería necesario asegurarse que contaban -

con el apoyo de los Isleños y del Parlamento. Lord Carringtonsolicitó la conformidad con esta política antes de reunirse lasemana siguiente en Nueva York con el Ministro Argentino deAsuntos Exteriores, Brigadier Pastor, donde deseaba sugerirle la —

reanudación de las negociaciones antes de acabar el año. Tras -

varias discusiones con Lord Carrington y posteriormente con Mr.Ridley, la Primera Ministra llegó a la conclusión de que no podía establecerse de inmediato una declaración de principios sobre la aproximación del Gobierno al problema sino que debería -

discutirse en una inmediata reunión del Comité de Defensa.

74. En la reunión con Lord Carrington en Nueva Yorkel Brigadier Pastor propuso un programa de trabajo que implicaba un contacto semanal entre los Embajadores, reuniones semestrales de. Ministros o Viceministros y una reunión anual de losdos Ministros de Asuntos Exteriores. El Brigadier Pastor dijo -

que reconocía que las Islas ocupaban un lugar muy bajo en las —

prioridades británicas, pero que se encontraban en la cima dela lista argentina. Lord Carrington. respondió que esperaba quelas dificultades no fueran insolubles, pero que no se encontraba aún una posición idónea para adelantar una solución mientrasque otros problemas urgentes de política exterior seguían pendientes.

75. El 12 de octubre de 1979 Lord Carrington hizo -.

llegar un memorándum a la Primera Ministra y a otros miembrosdel Comité de Defensa para que se discutiera por el Comité en -

una reunión a la semana siguiente. El documento vólvía a presentar las opciones establecidas en la nota de Lord Carrington del20 de septiembre. Resaltaba que la opción de ‘Fortalecer las —

Malvinast y la opción de continúar las conversaciones aunque Sinhacer ninguna concesión a la soberanía contenían ambas una seriaamenaza de invasión. Uno de los anexos al memorndurn era un documento sobre la amenaza política y militar argentina, que afirmaba que, si Argentina llegaba a la conclusión de que no existraninguna perspectiva de progreso real hacia una transferencia negociada de la soberanía, podría existir un elevado riesgo de querecurriera a medidas ms enérgicas, incluyendo una acción militar directa. Resaltaba que Argentina tenía capacidad para capturar las Islas. Lord Carrington recomendaba que deberían reanudar

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se a nivel Ministerial las conversaciones con Argentina para explorar, sin compromisos y sin buscar ideas urgentes, solucionespolíticas y económicas,

76, La Primera Ministra decidió, no obstante, que ladiscusión del tema de las Islas Malvinas por el Comité de Defensa debería ser pospuesta hasta después de que quedara resueltoel tema de Rodesia. En noviembre de 1979 Mr. Ridley declinó unainvitación del Gobierno Argentino para llevar a cabo intercambios informales de puntos de vista.

Eva1uac5yt de. La ameiazct ae.n..tíjuz

77. En noviembre de 1979 el Comité Conjunto de Inte—ligencia volvió a evaluar la amenaza argentina contra las Malvinas. Se revisaron los acontecimientos acaecidos desde la últimaevaluación C én noviembre de 1977), desde la cual como se juzgó,la amenaza militar argentina había aminorado a causa de la decisión del Gobierno Británico de negociar y de la preocupación deArgentina çon otras prioridades en los negocios exteriores, principalmente su disputa con Chile por el problema del Canal de -

Beagle, y a los cambios en el Gobierno Argentino. Sin embargo, —

se consideraba que no había existido desinterés en la determinación de Argentina por ampliar su soberanía al área de las Malvinas, y que la. cuestión ms importante para el Gobierno Argentinoseguía siendo su percepción de la buena voluntad del Gobierno -

Británico para negociar, y eventualmente a transferir, la soberanía. Llegaba a la conclusión de que, aunque el Gobierno preferiría conseguir sus óbjetivos de soberanía por medios pacíficos,si las negociaciones se rompían o si por alguna otra razón el —

Gobierno Argentino calculaba que el Gobierno Británico no estabapreparado para negociar seriamente sobre la soberanía, existiríaun alto riesgo de que recurriera rápidamente a medidas ms enérgicas contra los intereses británicos, y que en tales circunstancias no podría descartarse una acción militar directa contra buques británicos o contra las propias Islas Malvinas, aunque “elriesgo de una acción de este tipo no sería tan alto como hastaentonces”.

Conveac..Lo

78. El 24 de enero de 1980 Lord Carrington envió unanota a la Primera Ministra y a otros miembros del Cómité de Defensa como preparación de una reunión que debería celebrarse ala semana siguiente. Advertía que las conversaciones expiorato

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rias con el Gobierno Argentino deberían dar comienzo pronto puesto que continuar poniendo obstáculos podría ser arriesgado. ElComité de Defensa consideró el 29 deenerode 1980 el memorándumde Lord Carrington del 12 de octubre de 1979. El Comité acordóque no era deseable que las conversaciones se reanudaran sobrela base de los acuerdos anunciados por el anterior Gobierno enabril de 1977 (véase el párrafo 60). Invitó a Lord Carringtorl aque solicitara confirmación escrita del Consejo de las Islas Malvinas de que era su deseo que deberían reanudarse las conversaciones con el Gobierno Argentino; y a proponer nuevas sugerencias para las conversaciones. Se obtuvo el acuerdo de los Consejeros de las Islas Malvinas y se anunció en la Cámara de los Comunes el 15 de abril de 1980 (19) que las conversaciones tendrían lugar ese mismo mes en Nueva York.

79. La primera ronda de conversaciones se celebró enNueva York en abril de 1980. La delegación británica, que estabaencabezada por Mr1 Ridley, incluía un Consejero de las Islas. —

Las conversaciones fueron exploratorias y, a6n cuando la delegación argentina se reafirmó en la posición de Argentina sobre lasoberanía, se acordó que la diferencia fundamental de opinión sobre este asunto no debería impedir una posterior discusión de laposibilidad de cooperación en el desarrollo y conservación de -

los recursos del Sudoeste Atlántico.

Retroarriendo

80. En julio de 1980 el Comité de Defensa revisó laposición a la luz de estas discusiones, sobre la base de un nuevo memorándum de Lord Carrington. Se acordó intentar una solución de la disputa sobre la base de un acuerdo de retroarriendo.En una reunión posterior celebrada el 7 de noviembre el Comitéacordó que Mr. Ridley debería visitar las Islas para conocer elnivel de apoyo en las mismas para tal acuerdo.

Sew’ida vLLtct d M/L. Ríd1e.y a. £a.s I4ZS

81. Mr. Ridley visitó de nuevo las Islas Malvinas entre el 22 y el 29 de noviembre de 1980. Cuando se encontraba enBuenos Aires en su viaje hacia las Islas visitó al Comodoro Ca—vandoli. En las Islas Mr, Ridley desarrolló un programa completode reuniones públicas y privadas, en las que adelantó varias posibles políticas futuras, incluyendo el retroarriendo. Sobre elretroarriendo la opinión de los Isleños aparéció estar dividida,con una importante minora opuesta al mismo y una mayoría indeciSa.

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Re.c..Lópi Paime.n..tat

82. A su regreso Mr, Ridley hizo una exposición en laCámara de los Comunes el 2 de diciembre, Se refirió al retro—arriendo como una de las posibles bases que se había discutidopara la búsqueda de un arreglo negociado. Aunque la exposiciónincluía seguridades deque cuálquier arreglo eventual tendría —

que ser respáldado por los Isleños., y por el Parlamento, recibióuna recepción muy hostil por todas las partes de la Cámara (20).Los Ministros consideraron los puntos de vista de los Isleños yla reacción del Parlamento en una reunión del Comité de Defensael 3 de diciembre de 1980, y en el Gabinete al día siguiente. ElGabinete advirtió que éste era un tema altamente emotivo para laopinión Parlamentaria y pública en Gran Bretaña, donde la hosti—lidad de los Isleños contra la aproximación de Mr. Ridley parecía haber sido exagerada: sería trágico si lasposibilidades delas Islas de salir de su penuria económica se vieran disminuidaspor la actitud de sus defensores en Westminster.

Re.ac.eÁ6rl 14eikz

83. El 6 de enero de 1981 el Consejo Conjunto de lasIslas Malvinas aprobó una moción en los siguientes términos:

“Aunque esta Cámara no simpatiza con ninguna de lasideas adelantadas por Mr. Ridley para un posible arregb de la disputa sobre la soberanía con Argentina,esta de acuerdo en que el Gobierno de su Majestad debería celebrar posteriores conversaciones con los Argentinos en las que esta Cámara debería estar representada y en las que la delegación Británica deberíabuscar un acuerdo para congelar la disputa .sobre lasoberanía durante un período determinado de tiempo”.

Ape’itwta. de. ne.goa.&c.Lorte ¡o’wia2e

84. El Comité de Defensa revisó la posición el 29 deenero de 1981 sobre la base de un memornduxn de Lord Carrington.El Comité juzgó que, al denegar su apoyo al retroarriendo, larespuesta del Consejo de las Islas era m.s debil de lo que se —

había esperado; pero que había otorgado un mandato para celebrarfuturas conversaciones, aunque la idea de una congelación de ladisputa era improbable que fuera aceptada por los argentinos.Desde su punto de vista el objetivo debería ser permitir que —

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prosiguieran las negociaCiOflS y, mientras no se aplicara ninguna presión, permitir que los Isleños llegaran a convencerse -

de la necesidad de explorar un arreglo ms realista basado en -

el retroarriendo. Lord Carrington recomendó que el Gobierno debería acordar unas tempranas conversaciones, para lo que Argentina estaba presionando, antes de que se produjera allí en marzo el cambio de gobierno. El Cómité de Defensa aprobó las recomendaciones de Lord CarringtO.

85. Las conversaciÇ’fles se celebraronén Nueva Yorken febrero de 1981: Mr. Ridley encabezó la delegación británica,que incluía dos Consejeros de:las Islas Malvinas. Mr. Ridley -

propuso una’congelaciófl’ de la disputa que fue rechazada de plano por la delegaciónargentina.

86. El 13de marzo:de 1981 Lord CarringtOn envió unanota a la Primera Ministra y a otros miembros del Comité de Defensa informando sobre el resi.iltado de estas conversaciones. Decía que, aunque los argentinos habían rechazado la propuesta dela’congelación’, las conversaciones habían sido de gran utilidad tanto para los Isleños que habían asistido como para los, argentinos, y que se habían centrado en los problemas. Lord —

Carrington veía muy poca utilidad en posteriores conversaCiones hasta que los Isleños hubieran aclarado sus ideas. Consideraba que, si en definitiva lós Isleños decidieran que preferirían el a.tw qtw, sería necesario prepararse para la posibilidad de un deterioro de las relaciones con Argentina, que podríaimplicar el abastecimiento las Islas, si Argentina retiraba -

sus servicios, y tal vez defenderlas contra el hostigamiento fisico.

87. A continuación de una conferencia de prensa concedida por los Consejeros delas Islas Malvinas a su regreso delas conversaciones en Nueva York, funcionarios del Ministerio —

de Asuntos Exteriores y de laCom1rLOflWealth advirtieron a Mr. -

Ridley el 26 de marzo de 198I»que existían fundamentos para unoptimismo cauteloso acerca deátorgar eventualmente otro mandato para desarrollar négociaciofleS, aunque expresaron su preocupación de que el calendario preparado por los Consejeros de lasIslas para llegar a una decisión sería inaceptable para Argentina. Era improbable qué los Cónsejeros pudieran comenzar a considerar los temas correspondientes hasta después de celebrar suselecciones en el otoño como feçha muy temprana. A comienzos demayo de 1981 el Embajador Britnico en Buenos Aires escribió alMinisterio de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth urgiendofirmemente a que por lo menos ,;se celebrara otra ronda de conversaciones durante el año, incluyendo en las discusiones el temade la soberanía, con el fin dé evitar un deterioro de las rela—

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clones con Argentina. El Ministerio de Asuntos Exteriores y dela Commonwealth contestó que no se hacían ningún tipo de ilusiones acerca de los límites de la paciencia argentina ni sobre eTriesgo de una severa confrontación, si el Gobierno Briténico parecía poco deseoso e incapaz de continuar unas negociacionesserias sobre la soberanía, Sin embargo,. unas profundas negociaciones sin la aprobación de los Isleños se estrellaban contrael compromiso público del Gobierno en relación al principio deque los deseos de los Isleños era lo més importante, sobre lo —

que el Parlamento mantenía una fuerte postura, Si Argentina elegía ejercer presión, como podría esperarse, sería necesario tratar la situación cuando se presentara, pero siempre con la con:dición de que los deseos de los Isleños era lo inés importante,:Se decidió enviar un funcionario superior C Mr. J.B, Ure, Ayu—dante del Subsecretario de Estado interesado) a que visitara -

las Islas Malvinas, con el fin de conseguir una pronta decisión,y a que visitara Argentina para dar seguridades al Gobierno Argentino sobre los deseos del Gobierno Briténico de realizar progresos hacia una solución e intentar persuadirles de que no forzaran el ritmo.

Pvto4 de. vLóta aJLge.n;Uno4

88. Un indicio de la impaciencia argentina por la -

falta de progreso en las conversaciones fue un discurso pronunciado el 29 de mayo de 1981 (Día del Ejército en Argentina) porel General Galtieri, entonces Comandante en Jefe del Ejército, enel que dijo:

“Ninguno estamos dispuestos aperinitir a aquellosque estén discutiendo con nosotros la restitución delos territorios isleños que son argentinos por herencía histórica y por derecho legal que interfieran, —

incluso de la manera més ligera, en la búsqueda y explotación de la riqueza de nuestra plataforma continental.

“Nadie puede ni podré decir que no hemos tenidouna extremada calina y paciencia en nuestro tratamiento de los problemas internacionales, que de ninguna manera radican en un apetito de territorios por partenuestra, No obstanté, después de un siglo y medio —

aquellos (los problemas) se estén volviendo cada vezmés insoportables”,

89. El 15 de junio de 1981 Mr, Ridley tuvo una discusión general sobre el tema de las Malvinas en París con el nue

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yo Viceministro de Asuntos Exteriores Argentino, Sr. Ros. Losargentinos parecían haberse. reconciliado en espera de los resultados de las elecciones para el Consejo de las Islas Malvinas,aunque estaban preocupados a causa de que los resultados pudieran excluir opciones; temían los efectos que la negativa generaly la actitud crítica de los Isleños para con los esfuerzos de -

Argentina por mejorar las relaciones al proporcionar serviciosaéreos y de combustible pudieran causar en la opinión internaargentina y que llegara a la conclusión de que no serían de ningún valor ni las posturas positivas ni incluso las continuas negociaciones.

Re.anZ6n de. M.’L RidL.e.y ei 30 de. janLo de. 1981

90. El 30 de junio de 1981 se emprendió una importan.te revisión de la política en el Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Cornnionwealth en una reunión presidida por Mr. Ridley,que estaba acompañado entre otros por, Sir Michael Palliser, —

Subsecretario Permanente de Estado, Mr. D.M. Day, Vice Subsecretarjo de Estado interesado, Mr. A.J. Williams, Embajador de SuMajestad en Buenos Aires, Mr, R.M, Hunt, Gobernador en aquel -.

tiempo de las Islas Malvinas, Mr. J.B. Ure, Superintendente Ayudante del Subsecretario de Estado para el Departamento de Amrica del Sur, y Mr. P.R. Fearn, Jefe del Departamento de Américadel Sur. Para la reunión se había preparado un documento redactado por Mr, Ure como consecuencia de su visita a Argentina y alas Islas Malvinas durante el mismo mes. En el documento se decía que Mr, Ure “había encontrado al Ministro Argentino de -

Asuntos Exteriores y a otros funcionarios razonablemente relajados a causa del avance -o: falta de avance- en las negociacionesde las Malvinas y muy bien dispuestos hacia la idea de1. retroarriendo”. Sin embargo, había podido advertir que los líderesmilitares eran “menos pacientes y podrían requerir una políticams ‘audaz’ en cualquier momento”. En las Islas, Mr. Ure habíarecogido la impresión de que la opinión no se había endurecidoirrevocablemente en contra del retroarriendo; pero juzgaba que,con el fin de llegar a un acuerdo sobre este punto, sería necesario hacer mucho ms para educar a la opinión de los Isleños ydel Reino Unido acerca del peligro de la inacción y de las salvaguardas en las que el Gobierno debería insistir en caso deacuerdo de retroarriendo. Sugería un determinado número de medidas para colaborar en una campaña de educación pública, incluyendo seguridades a los Isleños sobre el acceso al Reino Unido,un esquema de nuevos asentamientos para los que no se encóntraransatisfechos con los acuerdos alcanzados, otros programas de distribución de tierras, y la iniciación de proyectos económicosms productivos para los isleños. Recomandaba que, si tal propo

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sición se consideraba inaceptable, deberí a prestarse la debidaatención ala preparación de planes completos de emergencia para la defensa y el desarrollo de las Islas.

91. En la preparación de la reunión, el Embajador Británico en Buenos Aires presentó también sus puntos de vista enun telegrama de fecha 10 de junio de 1981. Decía que se había -

perdido terreno desde febrero, tanto a causa de que era menos posible depender de la continua paciencia y comprensión argentina,como a causa de que la opinión Isleña de las realidades de la situación había producido un retroceso en la situación. Si la úni—ca salida practicable era alguna forma de retroarriendo negociado, era de suponer que la aceptación de dicha conclusión no podría llegar de las propias Islas, del Parlamento ni incluso delGobierno. El Embajador recomendaba que las subsiguientes reuniones deberían concentrarse en la posibilidad de una “campaña deventas”, tal vez y principalmente comunicando a la opinión británica el costo potencial de cualquier alternativa. Advertía —

que el riesgo de. utilizar a Argentina por parte de Gran Bretañacomo víctima propiciatoria de sus problemas internos podría sermucho más amenazador hacia finales de año. Sí el Gobierno patrocinara más visiblennte la idea de que debía prepararse y conseguirse un. acuerdo negociado, se ayudaría a reducírse el ries.go de que Argentina pensara que el Gobierno estaba simplementeengañándoles sin ninguna intención básica de llegar a un acuerdo mutuamente aceptable.

92. En la reunión del 30 de junio se trató tambiéncon detalle la situación én Argentina y en las Islas. El Gobernador expresó el punto de vista de las Islas, Dijo que los Isleños deseaban no tener nada que ver, fuera lo que fuere, con losargentinos, pensaban que cualquier término al que se pudiera -

llegar para un acuerdo de retroarriendo no podría proporcionarles jamás las garantías que deseaban.

93, Las conclusiones establecidas en la reunión fueron que el objetivo inmediato debería ser dar largas a Argentina, que el nuevo Consejo Legislativo de las Islas Malvinas, —

cuando fuera elegido, debería estar persuadido para permitir lacontinuación de las conversaciones, que debería prepararse undocumento para el Comité de Defensa recomendando una importantecampaña de educación pilblica, y que déberían prepararse, comoanexos al anterior, documentos de emergencia actualizados, tanto civiles como militares.

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EvaiacwÁión. de. £04 eJtv-<co4 de. <ivvteLgertc&t

94. El 9 de julio de 1981 el Comité Conjunto de Inteligencia elebaró una nueva evaluación sobre la probabilidad deque Argentina recurriese en los siguientes meses a una acciónpor la fuerza en la disputa de las Islas Malvinas. Se revisaronlos acontecimientos acaecidos desde la última evaluación en 1979,incluyendo el avance de las conversaciones mantenidas con Argentina en dicho período, los acontecimientos políticos y económicos en Argentina, el progreso de su disputa con Chile a causa —

de la soberanía de las islas del Canal de Beagle y la mejora desus relaciones con Estados Unidos y Brasil. La evaluación contemplaba las opciones abiertas al Gobierno Argentino si decidíarecurrir amedjdas directas en la disputa, y estimaba probable -

que en un principio Argentina aceptaría medidas diplomáticas yeconómicas. Entre estas últimas se podrían incluir la interrupción de las comunicaciones por aire y mar, de los suministros dealimentos, combustible, y de medicamentos. También existía unaposibilidad de que Argentina ocupara una de las Dependencias nohabitadas, continuando su acción de 1976 al intervenir en Thuledel Sur, y un riesgo de que pudiera establecer una presencia militar en las propias Islas Malvinas, lejos de Port Stanley. Desde el punto de vista del Comité el hostigamiento o arresto de bugues británicos no era una opción probable a menos que el Gobierno Argentino se sintiera seriamente provocado.

95. Como en 1979, la evaluación advertía que no existía ninguna señal para pensar en que Argentina no deseara ampliarsu soberanía sobre el área de las Islas Malvinas, pero que prefería conseguir este objetivo por medios pacíficos y que sólo recurriría a una acción por la fuerza como último recurso. Como anteriormente, juzgaba que la consideración primordial sería la —

percepción por parte de Argentina de la voluntad del Gobierno —

por negociar sinceramente sobre el tema, y eventualmente a transferir la soberanía. Apuntaba la impaciencia existente en Argentina por la ausencia de avance en las negociaciones y por la actitud de los Isleños. A principios de año Argentina había reducidolos vuelos regulares a las Islas y demorado el envío de un buquede abastecimiento. Estas acciones fueron vistas como una pruebade que, en una escalada de la disputa, tales medidas serían probablemente las primeras en llegar. Sin embargo, se pensaba queno podría descartarse totalmente una acción militar en pequeñaescala. El párrafo final de la evaluación establecía que, si Argentina llegaba a la conclusión de que no existía ninguna esperanza de una transferencia pacífica de ‘la soberanía’, podría existir un elevado riesgo de que recurriera a medidas más enérgicascontra los intereses británicos, y aue podría actuar rápidamente’

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y sin previo aviso. En tales circunstancias no podría considerarse exagerada una acción militar contra buques británicos o unainvasión a escala total de las Islas Malvinas.

lvome. de M’i. R-Ldey a. Lokd Cwvíngton

96. El 20 de julio Mr, Ridley envió una nota a LordCarrington. Ápuntaba en la nota el acuerdo de su reunión de 30de junio sobre que no existía alternativa a la idea del retro—arriendo que podría resolver la disputa, aunque advirtiendo que.las perspectivas para una negociación de la solución de la soberanía de acuerdo de los Isleños había vüelto a ceder en los últimos meses. Parecía que las próximas elecciones generales en lasIslas conducirían con toda seguridad a un neuvo Consejo Legislativo opuesto a la idea de conversáciones reales sobre la soberanía con Argentina. Aunque se podía preparar una ronda ms de conversaciones sin propuestas específicas de soberanía sobre la mesa, podría agotarse la paciencia de los argentinos. Mr. Ridleyadvertía que, si Argentina llegaba a la conclusión, posiblemente a principios de 1982, deque el Gobierno era incapaz o no deseaba negociar seriamente, podía esperarse una acción de represalia: en primer lugar mediante la retirada de los servicios decomunicaciones, combustible y otros servicios que proporcionabanlos argentinos; a. largo plazo mediante alguna forma de acción militar. Mr. Ridley examinaba a continuación las opciones disponibles. Descartaba la de jugar con el tiempo, excepto a corto plazo, y sugería que existían tres posibles lineas de acción: abrirnegociaciones sobre el retroarriendo con o sin la concurrencia.o participación de los Isleños, pero cuyo resultado seguiría —

siendo condicional al acuerdo de los Isleños y del Parlamento;embarcarse en una campaña de propaganda para informar a la opinión pÚblica de Gran Bretaña y a los Isleños sobre la situación,las consecuencias de. un fracaso de las negociaciones y las correspondientes ventajas de una solución sobre la soberanía; o -

permitir que Argentina llegara a la conclusión de que el Gobierno no discutiría el tema de la soberanía y adoptar unas medidasde emergencia para hacer frente a las consecuencias. Mr. Ridleydesaconsejó la primera de estas soluciones ya que rompería lapolítica largamente mantenida de actuar sólo de acuerdo con losdeseos de los Isleños; y contra la tercera fundándose en que sería difícil y muy costoso mantener las Islas y podría conducira una confrontación militar con Argentina. Recomendó adoptar lasegunda opción, a pesar de que era probable que atrajera la crÍtica pública, y sugirió que el asunto debería dicutirse en septiembre en el seno de.l Comité de Defensa,

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ExpiL6vi oiwiai de. £o.ó pavito4 de. uia de. A.’geM.t-&ia

97. El 27 de julio de 1981 el Ministro Argentino deAsunto.s Exteriores, Dr. Cainilion, entregó al Embajador Britni—co en Buenos Aires una nota en la que se expresaba la seria -

preocupación del Gobierno Argentino por la ineficacia de la 111—tíma ronda de conversaciones de febrero de 1981. Se refería alhecho de que habían transcurrido diez años desde los Acuerdos —

sobre Comunicaciones y declaraba que desde el punto de vista delGobierno Argentino no era posible:

“posponer por ms tiempo una seria y profunda discusión •de los elementos esenciales y complejos de lasnegociaciones -la soberanía y la cooperación econ6rai-ca- de una manera simultánea y global con la expresaintención de conseguir unos resultados concretos acorto plazo. En consecuencia debe aplicarse un ímpeturesolutivo a las negociaciones. La próxima ronda denegociaciones no puede ser otro simple ejercicio ex—ploratorio, sino que debe marcar el comienzo de unaetapa decisiva hacia la definitiva terminación de ladisputa”.

El Ministerio Argentino de Asuntos Exteriores distri—buyó un comunicado simultaneo a la nota, refiriéndose á la reclamación argentina y declarando que el Gobierno Argentino consideraba que “la aceleración de las negociaciones sóbré las Malvinas,con resolución y con claros objetivos a 1avista, se había convertido en una prioridad inaplazable para su política exterior”.El comunicado expresaba la determinación del Gobierno Argentinpde continuar las negociaciones “con un espíritu eminentemente —

realista y con la total certeza de que existen soluciones racionales y alcanzables”; y concluía, “existe una conciencianaCiOnal de este problema, que por una parte permite las negociaciones y que por la otra piensa que no es ya posible demorár estacuestión que afecta a la integridad territorial y a la dignidadnacional”.

Ve. s416vi. de. Lon.d Ca.vÁ.ngton

98. El 7 de septiembre de 1981 Lord Carrington discutió la posióiáión con el Lord del Sello privado (Sir lan Gilmour),Mr. Ridley y otros funcionarios. Se preparó un borrador de documento del Comit de Defensa para su consideración en la reunión.Se llamaba la atención sobre la creciente urgencia de encontraruna solución a la disputa y disponer las opciones en términós -

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similares a la nota entregada por Mr. Ridley a Lord Carrington,que era una activa campaña pública para educar a la opinión Is—laña y de Gran Bretaña.

99. Lord Carrington no aceptó esta linea de acción.Debido a qúe, de acuerdo con las practicas normales del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth, no se tomaron —

notas en la reunión,no se registraron en aquel momento las razones de su decisión. Pero Lord Carrington nos declaró que, desde su punto de vista, sus colegas no hubieran estado de acuerdocán esta campaña y habría sido contraproducente . En una cartapersonal al Embalador Británico en Buenos Aires de fecha 23 de —

septiembre, Mr, Fearn, Jefe del Departamento para América delSur, explicaba que los Ministros habían decidido que “las limitaclones políticas internas deben en esta etapa continuar impidiéndonos dar cualquier paso que pudiera ser interpretado como presión sobre los Isleños o como para no admitir sus deseos. EspecÍficamente esto significa que se ha descartado, al menos por el —

momento, una campaña de orientación en las Islas y en el ReinoUnido”. En declaración oral Sir Michael Palliser, Subsecretariode Estado Permanente en aquel momento, nos declaró que, según —

sus recuerdos, se decidió que no era momento apropiado para quelos Ministros discutieran el asunto colectivamente en el Comitéde Defensa, debido, entre otras cosas, ala ausencia de un peligro inmediato de reaccciones hostiles por parte de Argentina.

100. Pero, aunque no buscaba otra reunión, Lord —

Carrington. envió una nota a la Primera Ministra y a otros miembros del Comité de Defensa el 14 de septiembre de 1981, como preparación para las discusiones sobre el asunto con el Dr. Cami—lion en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva Yorkposteriormente en el mismo mes. En ella se refería a la nota ycomunicado de Argentina, que había estado circulando en las Naciones Unidas, y expresaba su convicción de que el retroarriendoseguía proporcionando la base ms probable, y tal vez la única,para una solución mutua de la disputa. Sin embargo advertía quelas perspectivas para negociar tal solución con el acuerdo de —

los Isleños habían disminuido y que, dados los puntos de vista.de los Isleños, existían muy pocas probabilidades de poder haceralgo ms que proseguir algún tipo de negociaciones con Argentina. Presionar sobre los Isleños para que tomaran decisiones encontra de su voluntad sólo podría ser contraproducente. Lord —

Carrington propuso que se comunicara al Dr. Camilion que el Gobierno Británico deseaba finalizar la disputa, pero que ellos s6:lo podían actuar de acuerdo con los deseos de los Isleños, e invitar al Gobierno Argentino a que presentara propuestas constructivas. No obstante, réconocía que esto sería mal recibido por elGobierno Argentino y que, si llegaban a la conclusión de que el

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gobierno Brit.niCO era incapaz o no deseaba negociar seriamente,sería inútil intentar un dialogo. Esto podría provocar la retirada del servicio aéreo a las Islas y de una parte significativa de su suministro de combustible. Tampoco podía descartarse elriesgo de verse definitivamente implicado en una confrontaciónmilitar con Argentina. Lord Carrington explicaba que deberían -

prepararse planes de emergencia por los funcionarios correspondientes (vanse los párrafos 108 y siguientes), pero que estabaclaro que abastecer y defender las Islas sería difícil y costoso.

Ran416rt d Loitd Cc rtgtoi. co’i e2 V. Cai’vLLoii. vi 1’Iuevo Yo.ia

101. El 22 de septiembre de 1981 el Dr, Camilion sedirigió a la Asamblea General de las Naciones Unidas, Se refirióa la “actual ocupación ilegal” de las Islas y expresó la esperanza de su Gobierno de que “serían capaces de informar a la asamblea General a su debido tiempo que esta serie de negociacionesrelativas alas Malvinas, Georgia del Sur, e Islas de Sandwich —

del Sur, que esperamos puedan dar pronto comienzo, sean las ú1-timas”.

102. Lord Carrington y el Dr. Camilion se reunieronal día siguiente, El telegrama correspondiente expresaba que —

Lord Carrington había informado al Dr. Camilion que el GobiernoBritániCo deseaba las negociaciones, pero que, aunque continuarían haciendo todo lo posible por persuadir a los Isleños de losbeneficios de un acuerdo, hoi±itent’arían coaccionarles. Lord Carrington sugirió que sería preferible que Argentina pres.entaranuevas propuestas cuando sereanúdasen lasnegociaciOfles. El Dr.CamiliOflresaltó que la cuestión clave era la de la soberanía, ‘que teníaque ser negociada entre el Reino Unido y Argentina. No podía —

permitirse que los Isleños vetaran la reanudación de las negociaciones,

103. Los comentarios de la prensa argentina tras lareunión, basados en una conferencia de prensa que concedió elDr, Camilioñ, presentaba las conversaciones como un aconteCimieato muy significativo en las negociaciones sobre las Malvinas,con Gran Bretaña estando de acuerdo por primera vez con Argentina que el actual status de las Islas no podía seguir mantenifldose. Se informaba que el Dr, Camilion había salido visiblemente satisfecho de las conversaciones. Se resaltó en la prensa argentina con palabras suyas de que “Lord CarringtOn había avanzado hasta el punto de decir que el actual 4statuó quo es difícil demantener hoy en día”.

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Lai op ‘one del Ernbctjc4ok /í.t4flÁíco en. 8uerws Á-í,te,

104. Cuando se le informó de la decisión de Lord Ca—rrington de no seguir adelante con la idea de una campana deorientación pública, el Embajador Británico en Buenos Aires protestó enérgicamente en una carta enviada a Mr, Fearnel 2 de óctubre de 1981. En ella decía que, tal y como él lo entendía, ladecisión no iba a facilitar ninguna estrategia áparte de un general “Micawberismo”. Tenía que reconocer que de “no dirigirse”los ‘deseos de los Isleños de las Malvinas’ era muy improbableque en un previsible futuro fuera rechazada la transferencia dela soberanía en cualquier forma”. Existía un claro riesgo de quelos argentinos pudieran llegar a la conclusión de que las conversaciones eran una pérdida de tiempo. El Embajador decía que “lasconversaciones por el mero hecho de conversar” eran algo que losargentinos concedían a los británicos pero no ucevenM; y que —

tenía sus dudas de qüe estuvieran dispuestos a concederles algomas. Si no era ya posible negociar y positivamente acerca de lasoberanía, sería mejor hacérselo saber así francamente a los argentinos y afrontar las consecuencias.

Punto de uts-tt del V. CctmLUoyr 4ob’ze £a4 ne9occone,

105, El Dr, Camilion discutió sus ideas para las negociaciones con el Embajador Británico en Buenos Aires el 14 deoctubre de 1981,Entre otras cosas le comunicó que, para llevara cabo unas negociaciones serias y constructivas, era necesarioabordar y reunir todas y cada una de las partes componente’s delo que era un problema complejo. Sería necesario establecer unametodología y trazar un catalogo de los ternas a tratar, y después examinarlos por partes, aun cuando al acuerdo final debie—ra llegarse globalmente.ElDr.Camj’ijónreconoj5 que unas eficacesnegociaciones tendrían que ser largas y difíciles. Estas observaciones fueron bien recibidas en el Ministerio de Asuntos Exte—riores y de la Commonwealth como indicadores de la aceptación -

por parte de la Argentina de que no sería posible una soluciónrápida y del rechazo por su parte de moverse hacia la confrontación. Aunque se reconocía que no existía debilitamiento en elprimordial y definitivo objetivo del Gobierño Argentino de asegurar una transferencia de soberanía, su posición, tal y como —

la expuso del Dr. Camilion, ofrécía un margen para un dialogo -

prolongado.

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EeccíopW-L, en £a- l&t6 ManO

106. El 14 de octubre de 1981 se llevaron a cabo laselecciones al Consejo Legislativo de las Islas Malvinas y, taly como se esperaba, reflejaron un endurecimiento de las actitudes de los Isleños en contra de las negociaciones sobre la soberanía. No obstante, el nuevo Consejo Legislativo acordó la necesidad de mantener el di.1ogo abierto, con tal deque el tema dela soberanía no figurase en la agenda. Apoyaba una propuesta para énviar representantes a las futuras conversaciones con Argentina, que en principio, se celebrarían en Ginebra el 17 y 18 dediciembre de 1981. Debido al cambio de Gobierno en Buenos Aires,Argentina solicitó que las conversaciones fueran pospuestas hasta enero de. 1982; posteriormente serían retrasadas de nuevo hasta finales de febrero debido a otros compromisos de Mr. Luce(21), en particular los relacionados con Canada.

107. El 2 de diciembre de 1981 Lord Carrington envióuna nueva nota a la Primera Ministra y a, otros miembros del Comit de Defnsa, refirindose a su reunión con el Dr. CamiliOn yal resultado de las ‘elecciones de las Islas Malvinas. Advertíaen su nota que las actitudes de Argentina y de los Isleños deja-’ban muy poco espacio de maniobra para la próxima ronda de negociaciones y que había que dejar una vía para ue Argentina ‘hiciera sus propuestas. Lord CarringtOfl dijo que no podía ser optimista por el resultado de las conversaciones, pero que existía,una cierta esperanza de que no terminaran en un total punto muerto. Era probable que los argentinos presionaran para establecergrupos de trabajo paralelos para estudiar la cooperación ecoflómica y la soberanía, y que en este caso el objetivo sería persuadir a los Consejeros de las Islas para que llegaran a un acuerdode que el establecimiento del último grupo ni implicaba la renuncia a ninguno de sus derechos. Lord CarringtOfl también se ref i—rió a la posible necesidad de proporcionar servicios alternativos, basados en las comunicaciones marítimas ms que en las —

aéreas, a un costo inicial de unos 6 millones de libras, siArgentina retiraba sus servicios.

PlanesdeemergenciayelHMSEndurance

VLane4 de emeJt enc& cÁJLe

108. A principios de 1981 el Ministerio de AsuntosExteriOreS’Y de la Comxnonwealth, que era el responsable de iniciar planes de emergencia civil para las Islas, había comenzado

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a estudiar lo que podría hacerse en el caso de que Argentina re—tirara los servicios que proporcionabae En mayo de 1981 los funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Cornmon—wealth consultaron a la AdministraciónparaelDesarrollodeUltramar acerca de la posibilidad de ampliar las pistas de aterri-zaje de Port Stanley para posibilitar el aterrizaje y despeguede grandes aviones de carga, la provisión de comunicaciones marítimas alternativas, y el costo que supondría proporcionar mejores servicios e instalaciones sanitarias, La Autoridad Civil:.presentó el estudio de los costos para ampliar las pistas de ate.rrizaje a diferentes longitudes. Se consultó al Departamento deComercio acerca de la posibilidad de diversas formas de serviciosmarítimos. El resultado de estas consultas fue una nota ofibialpreparada en septiembre de 1981 como anexo al borrador de documento para el Comité de Defensa, que fue considerada en una reunión de Lord Carrington el 7 de septiembre ( véase el parrafo 98).La nota.llegaba a la conclusión de que probablemente fuera impracticable una alternativa al servicio aéreo. El único país desde el que podría establecerse tal servicio sin necesidad de am—pliar las pistas de Port Stanley, era Chile. Sería necesario ampliar las pistas hasta los 7.000 pies (2.128 metros) para acomodarlas a aviones procedentes de Uruguay o Brasil, a un costo estimado de unos 11 millones de libras a precios de 1981. Sin embargo, era improbable que países de Anérica del Sur estuvieranpreparados para organizar servicios aéreos alternativos, en cuyocaso sería necesario ampliar las pistas hasta 10.000 -12.000 pies(3.048 - 3,658 metros) para acomodarlas a grandes aviones de carga prócedentes de Africa del Sur a un costo de unos 16 millonesde libras, También sería necesario un aeropuerto mucho ms sofisticado, Incluso entonces existirían dificultades, puesto que Argentina podría negarse a permitir que fueran designados aeropuertos argentinos como alternativos del de Port Stanley si un aviónnecesitaba cambiar su rumbo por las circunstancias que fueran.En consecueñcja, lo ms probable es que sólo se pudiera implantar un servicio marítimo, Los costos de los fletes serían del —

orden de unas 8.000 libras diarias, También se contenían consideraciones acerca de la necesidad de preparar medios alternativosde abastecer a las Islas de combustible y para transportar carga,y. para el caso de que Argentina retirase sus instalaciones educativas y servicios médicos de urgencia.

naeó d eme&geie.&

109. A principios de año el Ministerio de AsuntosExteriores y de la Commonwealth había solicitado también al Ministerio de Defensa que actualizara la evaluación preparada en1977 (véase el párrafo 64) de lo.que podría hacerse para contra

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rrestar una acción militar por parte de Argentina. En este momento se requiere una cierta explicación de la nomenclatura. Elanterior Jefe de Estado Mayor de la Defensa (Lord Lewin) nos explicaba que en terminología militar ‘planes de emergenCia tiene un significado preciso. Es una forma de planificación que -

conduce a la preparación de un Plan Conjunto de Teatro. Un PlanConjunto de Teatro es un plan detallado para hacer frente a unaemergencia específica, normalmente una emergencia que requiererefuerzo aéreo. Se prepara a base de las instrucciones de los —

Jefes de Estado Mayor y se revisa y actualiza con regularidad.Los documentos preparados en diversos momentos por el Ministeriode Defensa a solicitud del Ministerio de Asuntos Exteriores y dela Cornmonwealth no eran planes de emergencia en este sentido, sino una apreciación mucho ms amplia de la acción que sería necesana para contrarrestar diversas formas de acción militar porparte de Argentina. Sin embargo, incorporaban un ‘concepto de —

operaciones’, en el que podría estar basado la acción militar.

110 • En una reunión en la que tomaron parte funcionariosdel Ministerio de Defensa y del Ministerio de Asuntos Exterioresy de la Cornmonwealth, el 1 de mayo de 1981, se llegó al acuerdode que lo que se requería era una “breve evaluación político—militar de la capacidad del Reino Unido para responder militarmente a un abanico de posibles acciones argentinas, las implicaciones de responder de una manera particular y las posibilidades deéxito, con alguna indicación del costo posible”. (También se -

acordó que no deberían prepararse planes para la evacuación de -

la población de las Islas en caso de emergencia) . Se acordó queel estudio formaría parte como anexo de un documento para el Comité de Defensa A su terminación este estudio fue formalmenteaprobado por los Jefes de Estado Mayor el 14 de septiembre de -

1981.

111, El documento, que era similar en alcance al preparado en 1977, examinaba las opciones militares expresadas enla evaluación del Comité Conjunto de Inteligencia de julio de -

1981 con relación a Argentina y las posibles respuestas a ellas.Advertía que Argentina contaba con unas de las ms eficaces —

fuerzas arinadas de América del Sur, y proporcionaba una breve —

relación de su capacidad naval y aérea. También atraía la atención sobre la muy limitada capacidad militar de Gran Bretaña enel área, que consistía en una guarnición de sólo 42 Marines Reales ligeramente armados en las Islas, la fuerza de defensa de —

las Islas Malvinas, que era eventual, y el HM.S ErdwLanc-Q, que debía ser retirado en marzo de 1982. El documento explicaba que —

la longitud de las pistas de aterrizaje de Port Stanley, la f alta de campos de aviación alternativos, las limitadas instalacianes del propio campo de aviación y las adversas e impredecibles

_4q—

condiciones atmosféricas impedían el refuerzo aéreo con ciertaefectividad, Una respuesta militar británica tendrá que ser enconsecuencia y principalmente una respuesta naval, El tiempo detravesía era del orden de 20 días para los buques de superficie,requiriéndose un tiempo adicional para reunir y preparar los refuerzos navales, lo que podría implicar cargas significativassobre otros compromisos militares.

112, El documento examinaba después las posibles respuestas a las diversas formas de acción por parte de Argentina:hostigamiento o detención de buques británicos; ocupación militar de una o varias islas deshabitadas; apresamiento del grupode Investigación Antártica Británica en Georgia del Sur; una -

operación militar a pequeña escala contra las Islas; y una invasión militar a gran escala de las Islas. Sobre la última opciónel documento juzgaba que, para evitar una invasión a gran escala, sería necesario contar con una importante fuerza equilibrada, comprendiendo un portaaviones de la clase Invencible con -

cuatro destructores o fragatas, ms posiblemente un submarinopropulsado por energía nuclear, buques de abastecimiento y unafuerza adicional de entidad hasta unidad tipo brigada, para reforzar la guarnición.Tal despliegue sería muy costoso y podríacomprometer una parte importante de los recursos navales del -

país. Existía también el peligro de que su envío pudiera precipitar. la verdadera acción que se pretendía disuadir, Sí entonces se enfrentaba a su llegada con la ocupación argentina de —

las Islas Malvinas, no podía existir certeza de que la fuerza.expedicionaria pudiera volver a tomar las Islas. El documento —

concluía diciendo que para hacer frente a una invasión a granescala serían necesarias fuerzas navales y terrestres con fuerte apoyo aéreo orgnico,y que los problemas logísticos de taloperación serían muy grandes.

• 113. En el período en que se estaba preparando el documento de los Jefes de Estado Mayor existía una cierta inquietud en el Ministerio de Defensa (departamento de Marina) a causa de la falta de planes de emergencia detallados para la protección de las propias Islas Malvinas y de la Sección de Marines Reales que se encontraba allí. El Comité de Comandantes enJefe del Reino Unido proporcionaba posteriores consideracionesal asunto en febrero de 1982, cuando el Jefe de la División deOperaciones del Estado Mayor de la Defensa informaba que, aparte de la consjdéración del documento de los Jefes de Estado Ma—yo.r por el Comité de Defensa, no existía ningún entusiasmo enel Ministerio de Defensa por llevar a cabo una planificación detallada de emergencia. Puesto que estas discusiones a nivel deplanificación no se sometieron a la consideración de los Jefesde Estado Mayor en esta etapa, no los consideramos como signifi

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cativos para nuestra revisión, particularmente a la vista de laopinión que nos proporcionó el anterior Jefe de Estado Mayor de-la Defensa, a la que nos hemos referido en el párrafo 109.

EL HMS Enduxa.nee.

114e Una consecuencia de la Revisión de Defensa de1981 fue la decisión de retirar el ¡-(MS EktduMnc.e. al finalizar elperíodo 1981-82, Lord Carrington escribió al Secretario de Estado para la Defensa, Mr. Nott, el 5 de junio de 1981 sobre diversos aspectos del programa de defensa, incluyendo la retirada -

del ¡IMS Ejdakaitae. . Presionaba para su retención sosteniendo que,hasta que se diera por terminada la disputa con Argentina, eraimportante mantener la presencia normal del Gobierno Británicoen el área al nivel actual; cualquier reducción podría ser interpretada tanto por los Isleños como por Argentina como una disminución del compromiso británico para con las Islas y de su yoluntad para defenderlas. Lord Carrington apuntaba también quelas tareas de investigación hidrográfica emprendidas por el HMSEru1uM.nce y las operaciones de sus helicópteros sobre una ampliaárea del Territorio Antártico Británico eran un aspecto importante del mantenimeinto de las reclamaciones británicas a la soberanía. Aunque el HMS E’idLVLcLvlc. se encontraba próximo a cumplirsu vida normal, era esencial que fuera reemplazado por un buquede tipo similar para misiones en el Antártico. Esta idea fue tratada en una reunión de funcionarios celebrada el 10 de junio de1981, como consecuencia de la cual los del Ministerio de AsuntosExteriores y de la Commonwealth juzgaron que no existía ningunaperspectiva de que se cambiara la decisión, y en este sentidoinformaron a Mr. Ridley. La decisión de retirar el HMS Ertdwuutce.fue confirmada en el Parlameñto el 30 de junio de 1981 (22).

115. Cuando fueron informados de la decisión, los Consejeros de las Islas Malvinas mantuvieron una reunión conjuntael 26 de junio de 1981, al término de la cual enviaron un mensaje a Lord Carrington en los siguientes términos:

“El pueblo de las Islas Malvinas deplora en los másfuertes términos la decisión de retirar del servicioel UMS-Eridwuinae.. Expresan su extrema preocupación deque Gran Bretaña parece estar abandonando la defensade los intereses británicos en el Atlántico Sur y enel Antártico, en un momento en que otras potenciasestán fortaleciendo su posición en éstas áreas. Sienten que tal retirada pueda debilitar la soberanía —

británica en esta zona ante los ojos no sólo de losIsleños sino del mundo entero. Urgen a que se realicen

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todos los esfuerzos posibles para asegurar un cambiode esta decisi6nu.

116. En julio de 1981 la Embajada Británica en BuenosAires informaba, en una carta a nivel oficial, enviada al Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Cornmonvealth, que varios periódicos argentinos habían publicado versiones destacadas de uninforme córrespondiente a un artículo publicado en The. Da..Zy TLg’raph sobre el tezta. La carta informaba que los artículos de todos los peri6dicos destacaban el tema de que Gran Bretaña “estaba abandonando la protecci6n de las Islas Malvinas”. Un informede los servicios de inteligencia de septiembre de 1981 destacaba el punto de vista de un diplomático argentino de que la retirada del HMS EndWLa.nc. había sido interpretada por los argentinoscomo un gesto político deliberado; no le veían como una economíainevitable en el presupuesto de defensa de la Gran Bretaña pues—toque las repercusiones para las Islas y para laposici6n de —

Gran Bretaña en el Atlántico Sur eran fundamentales.

117.Lord Carrington escribi6 de nuevo a Mr. Nott el22 de enero de f982 refirigndose a las protestas que había producido la noticia de la retirada del tIMS Etdtiha.’tce Se refería auna Primera Mocin del Día én la Cámara de los Comunes que habíasido firmada por m.s de 150 Miembros del Parlamento, y a un debate en la Cámara de los Lores el 16 de diciembre de 1981 que sehabía centrado sobre esta decisi6n (23). Lord Carrington.dijoque la decisi6n estaba siendo interpretada como una deliberadapolítica británica de reducci6n del apoyo a las Islas Malvinas;y como una demostraci6n de una falta de compromiso hacia la soberanía británica, y al potencial econ6mico relacionado, en laAntártida. Sugería una discusi6n sobre el asunto. Mr. Nott replic6 el 3 de febrero de 1982 declinando revocar la decisi6n. Argumentaba que el Gobierno se apoyaba en una base razonable con respecto a sus compromisós en las Malvinas y que mantendrían la -

guarnicí6n que se encontraba allí de los Marines Reales en susefectivos actuales. Los buques de la Marina Real continuarían —

sus visitas periódicas, aunque con menos frecuencia que e1KMSEndwutnc.. En respuesta a una interpelaci6n planteada en la C&itara de los Comunes el 9 de febrero de 1982 acerca del futuro d1HMS Endctnce, (24) la Primera Ministra dijo que la decisi6n desu retirada había sido muy difícil y que, en vista de las peticiones concurrentes en el presupuesto de defensa y la capacidadde defensa del KMS Edwtaice., él Secret&rio de Estado para la Defensa había decidido que otras partidas del presupuesto deberíantener una mayor prioridad.

118. Lord Carrington escribi6 nuevamente a Mr. Notte]. 17 de febrero de 1982 expresando su continua preocupación por

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la fuerza de la oposición pública y Parlamentaria contra la retirada del HMS EndWtavic y por las consecuencias para la posición del Gobierno sobre las Malvinas. Dijo que no deseaba descartar una aproximación al Comité de Defensa para una financiaciónadicional, aunque sugería que sería mucho mejor esperar hastael deserlace de las conversaciones en Nueva York que se celebrarían el 26 y 27 de febrero de 1982, cuando se hubieran aclaradolas intenciones argentinas y las implicaciones de la defensa.

AcontecimientosquecondujeronalasconversacionesdeNuevaYork

Advenm-n.-to de2 GenexaL Gal tL’vT.

119. El General Galtieri sucedió al presidente Violacomo Presidente de Argentina el 22 de diciembre de 1981. Se encontraba en una posición mucho m.s fuerte quesus predecesorespuesto que retenia su posición como Comandante en Jefe del Ejercito, cargo que mantendría hasta finales de 1982. También es significativo, teniendo presente la tradicional rivalidad entre lostres Ejércitos en Argentina, lo que se decía de que había sidoamigo personal del Almirante Anaya, el Comandante en Jefe de laMarina. El Embajador Brit.nico en Buenos Aires informó en aquelmomento que la Marina Argentina, tradicionalmente el ms intransigente de los tres Ejércitos en el tema de las Malvinas, estabadesempeñando un papel decisivo en el cambio del Gobierno.

120. El General Galtieri se hizo cargo del poder enun momento en que se estaba produciendo una mejora de las relaciones con los Estados Unidos. El año 1981 había estado marcadopor diversas visitas a alto nivel entre Estados Unidos y Argentina. Un emisario personal del Presidente Reagan, el General -

Vernon Walters, había visitado Argentina en febrero y septiembre; el Comandante en Jefe del Ejército de los Estados Unidos,el General Iléyer, én abril y la Embajadora de los Estados Unidosante las Naciones Unidas, Mrs. Kirkpatrick, en agosto. El General Viola había visitado lós Estados Unidos en marzo y el propio General Galtieri había realizado dos visitas a este país, enagosto a invitación del General Meyer, y en octubre para asistira la Conferencia Interamericana de Comandantes en Jef e del Ejército.

121. EnelnuevO Gobierno, el Dr. Nicanor Costa Méndez,que había sido anteriormente Ministro de Asuntos Exteriores enel Gobierno del Presidente Onganía désde 1966 hasta 1969 (en elmomento de las negociaciones entre el Reino Unido y Argentina a

causa del ‘Memoranduxn de Entendimiento’), fue nombrado Ministrode Asuntos Exteriores para ocupar elcargo.del Dr Cami1ion Elpunto de vista del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Commonweaith sobre la actitud del nuevo Gobierno con .respecto a ladisputa de las Malvinas era que la posición básica de Argentinano era probable qué cambiara, sino que por el contrario podríaesperarse una reacción ms enérgica e. intransigente, En su discurso inaugural a la nación el 23 de diciembre de 1981 el Presidente Galtieri no hizo ninguna mención a la disputa, aunqueya había hecho referencia a ella, como se ha expuesto en el p—rrafo 88, en términos muy duros en un discurso el anterior mesde mayo.

La. 4Ltaa.cÁI6YL aJ.. c.omyLza)L eL apio

122. El 1 de enero de 1982 el Embajador Británico enBuenos Aires remitió su Informe Anual correspondiente al 1981.Advertía que los Ministros elegidos por el nuevo Presidente su—ponian una importante mejora con relación a sus predecesores.El año 1981 había sido un año difícil para las relaciones entreGran Bretaña y Argentina, principalmente a’ causa de la disputade las Malvinas. Decía : “hemos pasado el año sin un fracaso,aunque ciertamente con los Argentinos y los Isleños ms nervio—soso que hace un año”, Al remitir a Mr, Ure y a Mr, Luce el borrador de réplica al Embajador, Mr, Fearn hacía la observaciónde que, aunque habían intentado que el asunto no desembocara enuna confrontación, se sentirían afortunados con que así ocurrie.ra un. año mas, a menos que cambiara la actitud de los Isleños,En su contestación al Embajador el 28 de enero de 1982 Mr. Fearnapuntaba que, a menos que los Isleños modificaran su actitud, loque era improbable, habría cada vez úna mayor dificultad parapersuadir a los argentinos de las ventajas de continuar buscandouna solución por la negociación.

123. El 19 de enero de 1982 el Gobernador, de las Islas Malvinas remitió su Revisión Anual correspondiente a 1981.Hacía hincapié en que las relaciones de los Isleños tanto con’Gran Bretaña corno con Argentina se habían deteriorado duranteel año, La opinión de los Isleños se había endurecido en contradel retroarriendo. Sus sospechas de las intenciones del Gobierno se habían visto acrecentadas por un determinado n5.mero deasuntos no relacionados con la disputa argentina, incluyendo lanegativa de otorgar la ciudadanía británica a los Isleños de —

las Malvinas de acuerdo con el Acta Británica de Nacionalidad,el anuncio de la retirada del I-IMS EndwLctylce., y los recortes financieros de la Investigación Antártica Británica, especialmente —

por la amenaza de cierre de su base de Grytviken en Georgia —

del Sur, Un gran número dé acciones argentinas habían encolen—

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zado a los Isleños, en particular la reducción con muy poco --

tiempo de aviso de la frecuencia de los servicios aéreos y elhecho de que se habían producido seis sobrevuelas del propio -

territorio por aviones de la Fuerza Aérea Argentina, Las elecciones habían conducido a un Conseja Legislativo en el que losmiembros elegidos se habían opuesto unánimemente al retroarriendo. En consecuencia, el Gobernador no veía ninguna salida a -

unasfuturas conversaciones, mientras Argentina continuara insistiendo en primer lugar en la soberanía y el Gobierno Británicocontinuara manteniendo que eran primordiales los deseos de losIsleños. Pensaba que, si fracasaban las conversaciones, el primer paso que adoptaría Argentina sería retirar su servicio aéreo,por lo aue discutía diversas medidas que serían necesarias parahacer frente a dicha contingencia y a otras acciones de tipo similar que Argentina pudiera poner en práctica.

124. En un análisis detallada de la Revisión, que remitió a Mr. Ure y Mr. Luce, Mr. Fearn observaba que en 1981 lainiciativa del retroarriendo se había llevado al límite y quelos Isleños se habían movido hacia un apoyo abierto de una poiítica de ‘Fortaleza de las Malvinas’. El retroarriendo había -

“muerto efectivamente” ahora; su muerte significaba que “no nosqueda ninguna otra alternativa para impedir que la disputa semueva más pronto o más tarde hacia una más abierta confrontación”.

125. Una respuesta formal, aprobada por Mr. Luce, fueenviada por Mr. Ure al Gobernador el 4 de marzo. En ella conf irmaba el análisis pesimista del Gobernador sobre el futuro de ladisputa y comentaba que, dadas las actitudes de Argentina y delos Isleños, “estamos ahora peligrosamente cerca del inevitablemovimiento del diálogo a la confrontación”. Se nos explicó coninterés que la palabra “confrontación” no pretendía significarprincipalmente confrontación militar, y que el propósito de lacarta era en parte servir como advertencia a los Isleños, a través de su Gobernador, de las consecuencias de una rotura de lasnegociaciones. la respuesta apuntaba que el margen de opcionesabiertas a los argentinos era mucho más amplio que una retiradade los actuales servicios. Tenía que reconocerse que por partedel Gobierno Británico sería difícil no sólo encontrar los medios financieros necesarios sino también, en el análisis final,defender las Islas y las Dependencias de una manera adecuada.Sería necesario seguir adelante con los planes de emergencia yaemprendidos contra una retirada de los servicios. Probablementeno se podría proporcionar un servicio aéreo alternativo. Aunquelos Isleños no tuvieran ninguna duda de la fuerza del compromiso del Gobierna para actuar sólo de acuerdo con sus deseos, nodeberían hacerse ilusiones de las dificultades venideras o de

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• los límites sobre su capacidad para mitigar las consecuencias.Amenos que se llegara a un acuerdo negociado, la via abierta —

para los isleños sólo podría ser la de la cuesta abajo.

PoLoeÁ p’opuetaó de. Mge.ri-tLria.

126. El 27 de enero de 1982 el ministro Argentino deAsuntos Exteriores entregó al Embajador Británico en Buenos aires una comunicación exponiendo extensamente la postura de Argentina con respecto a su reclamación a la soberanía. Establecia —

que el reconocimiento británico de la soberanía argentina sobrelas Malvinas, Georgia del Sur e Islas Sandwich del Sur següía —

siendo una condición sne. qaa non. para la solución de la disputa.Aunque pudiera transcurrir mucho tiempo, Argentina no abandonaría jamas su reclamación ni cedería en su determinación. Solicitaba unas négociaciones serias y en profundidas que culminaran“dentro de un período de tiempo razonable y sin delación” con elreconocimiento de la soberanía de Argentina sobre las Islas endisputa. Destacaba aue hasta el momento no se había producidoningún avance concreto y que el asunto llegaba a un punto que -

“exigía soluciones, sin ms demoras ni argumentos dilatorios”.Llamaba la atención sobre el hecho de que las Resoluciones delas Naciones Unidas se referían a los “intereses” (mas que a losdeseos) de los Isleños y reafirmaba la intención de Argentina derespetar aquellos intereses, incluyendo la salvaguardia de laforma de vida y de las tradiciones culturales de los Isleños. Reclamaba que las Resoluciones de las Naciones Unidas no se referían a los “deseos” de los Isleños puesto que la disputa se encontraba confinada a los Gobiernos Britnico:y Argentino. Tain—bin se refería a la necesidad de explotar los recursosnatura—les del área, pero destacaba que “cualquier idea de hacer progresos en la búsqueda de una fórmula pragmática para la exploraci6n y explotación que pudiera significar una demora y paralización de la solución de la cuestión de soberanía es totalmente —

inaceptable para Argentina”. Con el fin de resolver la disputa“pacífica, definitiva y .‘ápLdame.nte.” ,Argentina proponía el establecimiento de una comisión negociadora permanente, que se reuniría las primeras semanas de cada mes alternativamente en cadacapital. Lacomisión tendría una duración de un año y estaríaabierta a las denuncias por cualquiera de las partes en cualquier momento y sin previo aviso a la otra parte.

127. El bowpa.pLe, fueanalizadocon todo detalleen elMinisterio de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth. Aunque redactado en términos enérgicos, poco de los expuesto en el documento era considerado como nuevo. La mayor parte de él se cón—sideraba como un “refrito” del comunicado emitido en julio. de

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1981 (véase el párrafo 97) . El único elemento nuevo era la propuesta de una comisi6n negociadora permanente que trabajara conun calendario establecido durante un año. Una nota, aprobada -

por los Ministros, fue enviada al Embajador Británico en BuenosAires como base de lo que debería comunicar al Viceministro deAsuntos Exteriores Argentino, Sr. Ros. La nota reafirmaba queel Gobierno Británico no tenía ninguna duda acerca de la soberanía británica sobre las Islas Malvinas y sus Dependencias, zonas marítimas y plataformas continentales. En consecuencia, nose podía aceptar la suposición de Argentina de que el propósitode las negociaciones fuera el eventual reconocimiento por el Gobierno Británico de la soberanía de Argentina sobre el área. Noobstante, seguirían dispuestos a continuar el proceso de negociacoón en las conversaciones que se celebrarían en Nueva York posteriormente el mismo mes, y estarían dispuestos a discutir contodo detalle la propuesta para el establecimiento de grupos detrabajo que buscaran aspectos particulares de la disputa. La nota reafirmaba también el deseo del Gobierno Británico de encontrar, por medio de la negociación, “una pronta y pacífica solución a esta disputa que pudiera ser aceptada por todas las partes interesadas, principalmente los Gobiernos Británico y Argentino y el pueblo de las Islas Malvinas”. El Embajador Británicoen Buenos Aires entregó este mensaje el 8 de febrero de 1982.

128, En una carta de fecha 3 de febrero de 1982, elEmbajador Británico en Buenos Aires informaba al Ministerio deAsuntos Exteriores y de la Commonwealth que según todos los in—dióios el Almirante Anaya, probablemente con el total acuerdo —

del Presidente Galtieri, se había “introducido en el asiento —

conductor” con respecto a las negociaciones de las Malvinas yhabía dispuesto que debería adinitirse un período de prueba paracomprobar si las negociaciones desembocaban en alguna parte. ElEmbajador sospechaba que el período permitido podría llegar hasta la fecha del sesquicentenario de la ocupación británica delas Islas, que se celebraría en enero de 1983. Se esperaba quela posición del Sr.Ros, líder de la delegación argentina en -

las conversaciones, sería muy limitada.

Covnn..tcut-Lo eit La. pwtcL d MgentL’ict

129. El periodo que condujo a las conversaciones deNueva York estuvo marcado por, extensos comentarios en la prensaargentina. En un articulo áparecido en La P/teitóa. el 24 de enerode 1982 (antes de la entrega del comunicado), el Sr. Iglesias —

Rouco, un periodista considerado como normalmente bien informado, predijo que el Gobierno Argentino presentaría en breve al -

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Gobierno Británico una serie de condiciones para la continuación de las negociaciones sobre las Malvinas y que, si no eranaceptadas, Argentina rompería inmediatamente las negociaciones,,Dec5a que, de acuerdo Con fuentes diplomáticas dignas de todocrédito, las condiciones serían “firmes y claras” y que establecenan límites de tiempo muy precisos para la solución de losdiferentes aspectos del problema y para la devolución definitiva de las Islas a Argentina. Relacionaba esta nueva iniciativacon los acontecimientos de la política argentina con relación -

al Canal de Beagle, como parte de “un ambicioso plan díplomti—co y estratégico que aseguraría al país un papel relevante enel Atlántico Sur”. El Sr. Rouco especulaba con que Argentina recibiría un total apoyo de los Estados Unidos para cualquier acción que condujera a la recuperación de las Islas, no excluyendo la acción militar. De acuerdo con el artículo, se pensaba —

tanto en los Estados Unidos como en Europa que si fracasaba- elintento de Argentina por clarificar las negobiaciones con Londres, Argentina podría recuperar las Islas por la fuerza “esteaño... un intento militar por resolver la disputá no puede serdescartado cuando esta en juego el tema de la soberanía”. En unposterior artículo aparecido en La. P’teóa el 7 de febrero de —

1982 el Sr. Rouco predijo de nuevo que el Ministro Argentino deAsuntos Exteriores presentaría una serie de plazos para resolverlos diversos aspectos del problema y una demanda para el reconocimiento bnitnico de la soberanía argentina sobre las Islas yde su intención de devolverlas de acuerdo con las resolucionesde las Naciones Unidas. Pensaba que Buenos Aires no estaba preparado para proseguir hablando indefinidamente y que, si el Gobierno no estaba de acuerdo con vincularse a un calendario es—•crito, “aparentemente se reservarían el derecho de adoptar otraacción, que de ningún medio podría excluir la recuperación de -

las Islas por medios militares”.

130. El 9 de febrero de 1982 un editorial en lenguainqiesa del &te.vio4 ÁÚs He,’La.ld atraía la atención sobre la aparentemente buena voluntad del nuevo Gobierno Argentino por acetar los riesgos que pudiera comportar cualquier intento seriopor recuperar las Malvinas y las Islas del Canal de Beagle, ya las insinuaciones de que su aproximación al problema de lasMalvinas sería mucho ms dura que lo que había sido hasta elpresente. Se refería a los pros y los contras de la simple invasión de las Islas y decir al mundo que aunque tardíamente sehabía hecho justicia, aunque juzgaba que la invasión sería “cornpletamente innecesaria”. No obstante, a menos que la disputa seresolviera de la única manera razonable, mediante la transferencia de las Islas a Argentina, sería resuelta “de una manera desordenada y perjudicial”.

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131. En un nuevo artículo publicado el 18 de febrerode 1982, el Sr. Rouco argumentaba que existían tres circunstancias relativamente nuevas que justificaban la adopción de una -

iniciativa militar para recuperar las Malvinas: el aislamientoargentino de la política estratégica occidental, los désfavora—bies resultados del arbitraje del Canal deBeagle y de la media—ción papal, y la penetración soviética en el área. En discusiones con personal de la Embalada Británica en Buenos Aires, segininformes de esta última de 19 de febrero de 1982, el Sr. Roucoinsistió en que las opiniones expresadas en sus artículos eransólo de su responsabilidad. La Embajada Británica era escépticacon respecto a esta aseveración, y posteriores informes de losservicios de inteligencia, de los que se dispuso a finales de -

febrero y durante el mes de marzo de 1982, indicaron que los artículos del Sr. Rauco, que tenían estrechas relaciones con elministerio de Asuntos Exteriores y con la Marina, junto con ——

otros informes de prensa, formaban parte de un esfuerzo conjunto por ejercer presión sobre Gran Bretaña antes de las conversaclones de Nueva York.

132. También se publicaron artículos en otros periódicos y revistas. Un largo artículo de la revista Sete. V&iS del3 de febrero de 1982 informaba que “fuentes intachables” indicaban que Argentina adoptaría una nueva aproximación dip1om.tiCaen la siguiente ronda de negociaciones. Consideraba que el nuevo ímpetu que el Ministro Argentino de Asuntos Exteriores habíaproporcionado a la política exterior apuntaba, entre otras cosas, a 1982 como el año clave para la recuperación efectiva delas Islas. Aquellos que abogaban por una operación militar veíanla ocupación como una consecuencia de la intransigencia o indiferencia británica frente a un posible ultimatum argentino porllegar a un entendimiento real a través de negociaciones pacíficas, En el caso de una eventual rotura de las conversaciones -

“una verdadera avalancha de la masiva y autoritaria opinión pública se pondría en favor de la alternativa de la fuerza”. Consideraba que, aunque no se había conseguido hasta el momento —

ningún avance importante, Argentina persistiría con “su tradicional actuación de negociaciones pacíficas, tal vez con la esperanza de que esta vez el Reino Unido, enfrentado con la alternativa real de la ocupación armada, tomaría al toro por los cuernos y presionara sobre las negociaciones para llegar a una con—clusión final.

La aorive aeorLe4 de. ?‘kLe.uci Yo.’dz

133. El 15 dé febrero de 1982, cómó anticipo de lasconversaciones de Nueva York del 26 Y 27 de febrero de 1982, —

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Lord Carrington envió una nota a la Primera Ministra y a otrosmiembros del Comité de Defensa refiriéndose al comunicado y alas propuestas para una comisión negociadora permanente; y a larespuesta que se había enviado al Embajador Británico en BuenosAires con instrucciones para su entrega, Lord Carrington hacíala observación de que •en principio la idea de establecer gruposde trabajo para estudiar aspectos particulares de la disputa eramuy positiva puesto que el Gobierno tenía un gran interés en -

mantener abierto un diálogo con el fin de evitar las dificultades y costosas consecuencias de una rotura, Pero sería necesario rechazar el irreal calendario de trabajo propuesto por Argentina. También sería difícil convencer a los Isleños puesto —

que no estarían dispuestos a llegar a un acuerdo en ninguna diccusión sobre la soberanía de los argentinos, y los argentinosno aceptarían menos que eso. La delegación briténica debería dejar claro al finalizar las conversaciones que cualquier acuerdoal que se pudiera llegar en el futuro de las negociaciones debería ser estrictamente “ad referendum”, aunque la actitud ms inflexible demostrada por el nuevo Gobierno Argentino, junto conla fuerte aversión de los Isleños por aceptar cualquier cambioque se apartara del f»ta.tws qao, estrechaba las opciones, En la —

misma nota Lord Carrington esperaba que serían necesarias unasposteriores discusiones sobre las Malvinas en el Comité de Defensa durante el próximo mes de marzo. La Primera Ministra comento que debería dejarse claro a los argentinos que los deseos delos Isleños eran primordiales,

134. El 23 de febrero de 1982 Lord Buxton, Presidentede ÁngL<ía. Tvio que tenía una amplia experiencia én los asuntos relativos al Atlántico Sur, mantuvo una conversación privada con el Dr. Costa Méndez cuando se encontraba en Buenos Airesen espera de pasaje para el IIMS Endu,’tctrice. Después proporcionó unainformación sobre la entrevista a la Embajada Británica en Buenos Aires y posteriormente envió a Mr. Luce, con fecha 26 de marzo de 1982, un informe detallado de esta conversación. La Embajada Británica informó que el Dr. Costa Méndez había destacadoque la soberanía era crucial para Argentina y que tenía que en—contrarse alguna solución alternativa al retroarriendo; pero quehabía descartado la posibilidad de la invasión, En su posteriory completo informe Lord Buxton recordó que el Dr. Costa Méndezhabía dicho en repetidas ócasiones que se. encontraba bajo la presión de la opinión pública, pero que la impresión de Lord Buxtonhabía sido que la presión provenía dé la Junta. El Dr, Costa Méndez dijo que estaba deseoso de renovar las discusiones sobre elretroarriendo, a condición de que se presentara desde un puntode vista diferente. Lord Buxton dijo que había recibido la claraimpresión de que era improbable una invasión, pero que los militares podrían aceptar un plan de desembarco, probablemente en -

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Georgia del Sur; y el Dr. Costa Méndez había dicho que incidentes tales como la ‘Operación Candor’ nopodríannecesariamenteser impedidos.

135. En las conversaciones de Nueva York de finalesde febrero, después de que cada parte hubiera sentado su posición, la delegación británica presentó un documento de trabajosobre cómo veía el marco dentro del cual podría funcionar una -

comisión negociadora permanente. La mayor parte de la discusiónsubsiguiente estuvo relacionada con los acuerdos detallados para la comisión aunque la delegación argentina presionó por obtener una respuesta clara a sus propuestas antes de un mes y para que la comisión se reuniera por primera vez el 1 de abril d1982. Las conversaciones concluyeron con un acuerdo de un docuinento de trabajo informal que establecía el funcionamiento deuna comisión negociadora permanente, y de un breve comunicadoconjunto.

136. El funcionamiento de la comisión quedó establecido en el documento de trabajo y era en esencia acelerar el -

progreso hacia una solución pacífica y total de la disputa. Sería presidido por los Ministros, que podrían dirigir su trabajoy decidir sobre el orden y la participación en las reuniones.El documento de trabajo reconocía que la delegación británicapodría incluir a los Isleños. La tarea de la comisión debería —

ser la de analizar todos los elementos de la disputa, considerarlos en profundidad y recomendar cómo podrían ser resueltosdentro de un acuerdo total. El período de funcionamiento de lacomisión sería de un año, al final del cual los Ministros revisarían el progreso y decidirían sobre si la comisión debería -

continuar su trabajo. Durante este período podía cada una de —

las partes proponer en cualquier etapa la disolüciófl de la comisión. Las reuniones se celebrarían alternativamente en las capitales de los dos países, y serían presididas por el Ministrodel Gobierno anfitrión, aunque esta función podría delegarse enun funcionario superior. El trabajo de la comisión sería llevado a cabo sin perjuicio de la posición sobre la soberanía de —

cada uno de los Gobiernos. El documento de trabajo no hacía referencia a la frecuencia de las reuniones.

137. Por acuerdo, el comunicado conjunto que fue emitido el 1 de marzo de 1982 no daba ningún detalle de documentode trabajo informal: su esencia se reducia a lo siguiente:

La reunión tuvo lugar dentro de un espíritu cordial y positivo. Las dos partes reafirmaron su resolución de encontrar una solución final a la disputade Argentina para establecer procedimientos con el -

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fin de conseguir un mayor avance en este sentido.Adordaron informar a sus respectivos Gobiernos enconsecuencia”.

ResultadosdelasconversacionesdeNuevaYórk

Acc..Mn WLgen.tLvLa. como conóecaeneíct de Ca4 conveióacíoneó de Naevti Vo’.lz

138. El mismo día en que se emitió el comunicado conjunto, y antes de que la delegación argentina hubiera regresadoa Buenos Aires, el ministro Argentino de Asuntos Exteriores emitió un comunicado unilateral que, al contrario de lo que se -—

había acordado en Nueva York, revelaba el alcance total de lasdiscusiones, En l se decía:

“En la reunión mantenida en Nueva York los días 26y 27 de febrero, los representates de Argentina y deGran Bretaña consideraron una propuesta argentina para establecer un sistema de reuniones mensuales conun orden preestablecido, lugares de reunión tambiénpreviamente establecidos y con la participación de —

funcionarios de alto nivel. El objetivo de tales reuniones será esencialmente acelerar al máximo las negociaciones con el fin de conseguir el reconocimientode la soberanía argentina sobre las Malvinas, Georgiadel Sur y las Islas Sandwich del Sur, y por este medio conseguir resultados importantes dentro de un plazo de tiempo que en esta avanzada etapa de las discusiones tendr que ser necesariamente corto..

“Argentina ha negociado con Gran Bretaña por la solución de la disputa de la soberanía sobre las Islascon paciencia, lealtad y buena voluntad durante msde 15 años, dentro del marco indicado por las Resoluciones de las Naciones Unidas. El nuevo sistema constituye un paso efectivo para la pronta solución dela disputa, No obstante, si esto no ocurriera, Argentina se reserva el derecho de dar por terminadas estas gestiones y elegir libremente el procedimiento —

que esté ms en consonancia con sus intereses”.

139. Este comunicado fue seguido de una gran cantidadde comentarios en la prensa argentina. La Nac6ri citaba una fuente del Gobierno en el sentido de que, según esta fuente,se habíanformulado Planes paralelos por si se daba el caso de que las reu

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fliones propuestas no produjeron el suficiente adelanto hacia —

una solución. Entre estos se incluían el recurrir a las Naciones Unidas y la rotura de las relaciones económicas y políticas.Sin embargo, la citada fuente prefería “por el momento” descartar las sugerencias de que Argentina hiciera uso de la fuerza —

para resolver la disputa. La. P n.4cL especulaba, tras una conversación con funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores,con que, si la presente táctica era improductiva, un primer paso podría ser cortar los servicios a las Islas seguido de unprogresivo enfriamiento de las relaciones bilaterales. El Sr.Rouco, apuntaban otras fuentes, declaraba que Argentina no disponía más que de tres o cuatro meses para que se reconociera susoberanía y se señalara una fecha temprana para la devolución —

de las Islas. No habría ninguna exigencia en las demandas mínimas argentinas para la restitución de la soberanía antes de curnplirse el 150 aniversario de su ocupación y para la celebración de reuniones mensuales para discutir la entrega de la soberanía y las garantías para los Isleños. Después de esto Argentina recurriría a otros medios si no se conseguía ningún avance.El Sr. Rouco discutió también las ventajas de una toma directade las Islas, lo que pensaba sería “comprendido” por los Estados Unidos, a quienes podrían ofrecerse facilidades navales conjuntas en las Islas. Sugería que tal acción directa podría sertomada entre mediados y finales de año. El &Le.rLo4 ÁLte4 HeMld -

consideraba la declaración argentina como una “velada amenaza”y advertía a Gran Bretaña que esta vez Argentina parecía “estarresuelta”. Desde su punto de vista no existía otra alternativaa una entrega británica.

140, El 3 de marzo Mr. Luce envió un mensaje personal al Sr. Ros expresándole su preocupación por el comunicadounilateral, que contravenía el acuerdo de Nueva York de que lasporpuestas deberían ser confidenciales hasta que hubieran sidoconsultados los respectivos Gobiernos. Decía que el comunicadoy los comentarios de prensa que. siguieron habían creado un clima difícil y de poca utilidad para la continuación del procesonegociador. Mr. Luce añadía que estaba profundamente molesto —

por lo que podrían interpretarse como amenazas y que sería muydifícil realizar ningún progreso a menos que existiera un claroentendimiento de que el tema sólo podría ser resulto mediantenegociaciones pacíficas.

141. El. 4 de marzo el Embajador Británico en BuenosAires se entrevistó con el Sr. Ros, quien le aseguró que él nohabía tenido conocimiento del comunicado unilateral,, por lo queera ajeno al mismo, y aceptaba que era desafortunado. Tambiéndijo que el Ministerio de Asuntos Exteriores flO aceptaba ninguna responsabilidad por las observaciones que la prensa le había

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atribuido incomprensiblemente. El Embajador Británico se entre—.vistó con el Dr. Costa Méndez al día siguiente, quien le explicó formalmente y con cierta extensión el disgusto argentino porla falta de progreso, en las negociaciones aunque negó que élGobierno Argentino pretendiera de ninguna manera amenazar. ElDor. Costa Mndez se refirió a lasdeclaraciones que había hechoanteriormente ese mismo día en Brasil aclarando que el GobiernoArgentino no estaba imponiendo plazos sino estableciendo un programa propuesto que incluía sólo los extremos contemplados enla Carta de las naciones Unidas. Repitió la. necesidad de un programa de reuniones mensuales.

Vi(tct de M’t. Ende a 8aerio4 MM,ó

142. A continuación de las conversaciones de Nueva —

.York, Mr. Luce viajó a Washington para entrevistarse con Mr. Thomas Enders, Subsecretario de Estado de los Estados Unidos paralos Asuntos de Iberoamérica, antes de la próxima visita oficialde Mr. Enders a Buenos Aires. Mr. Luce informó a Mr. Enders sobre la postura del Gobierno Británico en la disputa y sobre losprogresos de las negociaciones, En vista del peligro de enfrentamiento si fracasaban las negociaciones, Mr. luce le pidió quealentara a los argentinos a “mantener las cosas frías”, lo que

Mr. Enders se comprometió a hacer.

143, A continuación del comunicado unilateral del 1de marzo de 1982 el Embajador Británico en Washington fue llamado para mantener una entrevista cón Mr, Enders sobre los términos de la reacción brit.nica y dejar claro que, aunque el Gobierno Britnjco deseaba encontrar una solución a la disputa, era —

políticamente impósible negociar con un mar de amenazas como —

fondo, Sin embargo no hubo materialmente tiempo para que se he—vara a cabo esta entrevista antes de que Mr, Enders partiera para Buenos Aires, y en su lugar se sohicitó del Embajador Britnicó en Buenos Aires una reunión en la Embajada de los EstadosUnidos en términos similares.

144. Mr. Enders visitó Buenos Aires desde el domingo6 al martes 8 de marzo de 1982, y se reuni6, entre otros, conel Presidente Galtieri y con el Dr, Costa Méndez, La Pen.sct informaba que se había proporcionado a Mr. Enders un informe múycompleto sobre el progreso de las negociaciones sobre las Malvinas. El Embajador Británico en Buenos Aires comunicó que segúnsus informaciones procedentes de la Embajada Norteamericana, Mr.Enders no había tenido la oportunidad de aconsejar específicamen.te a los argentinos que mantuvieran Una actitud sin tensiones,aunque el propio Mr, Enders posteriormente solicitó que fuera -

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informado Mr. Luce de que había planteado el asunto tanto privadamente con el Dr. Costa Méndez como públicamente, destacandolos aspectos estratégicos y humanos del problema, y que tendríanque resolverse ambos para llegar a un desenlace satisfactorio.Aunque los argentinós se habían mostrado en cierto modo reservados, no le habían dado la impresión de que estuvieran a punt6de tomar medidas dr.sticas.

LM panto de. v»Li WtaLtcLyo

145. El 3 marzo la Embajadora Británica en Montevideoinformó al Embajador Británico en Búenos Aires y al Ministeriode Asuntos Exteriores y de la Commonwealth, sobre los puntos devista de un líder uruguayo, quien le había dicho a ella que lellamaba mucho la atención la forma tan dura con que todo el mundo en Buenos Aires hablaba acerca de las Islas Malvinas. Pensaba que, si Argentina no obtenía lo que deseaba, muy bien podríaadoptar alguna acción militar.

Eva2aac_L6n de. La. &,taa.cí.6n po eL M t&teLo de. A4santoz Ex’to’te-6 y de. La.Commonweciiih

146, A su regreso a Londres Mr. Luce contestó una Interpelación Parlamentaria el 3 de marzo (25) sobre las discusiones que había mantenido en Nueva York. Contestando a preguntassuplementarias declaró que no se había contemplado ningún tipode transferencia de soberanía sin consultar los deseos de los Isleños, o sin el consentimiento de la C.mara. Se refirió al comunicado emitido por el Ministerio Argentino de Asuntos Exteriores como “no provechoso para el proceso que todos nosotros deseamos ver, y que pueda resolver esta disputa”; y, cuando se le preguntó sobre la confianza de que se habían dado todos los pasosnecesarios para asegurar la protección de los Isleños contra unataque por sorpresa, dijo, “no tenemos ninguna duda aberca denuestra soberanía sobre las Islas Malvinas ni ninguna duda tampoco acerca de nuestras obligaciones para con los Isleños”.

147. En una corta reunión celebrada el día 5 de marzo,Lord Carrington revisó la situación con Mr. Luce, Mr. Ure y Mr.Fearn. De acuerdo con la práctica normal del Ministerio de Asurttos Exteriores y de la Commonwealth, no se tomaron notas en lareunión, pero Mr. Ure recordaba los puntos para la acción quehabían surgido de la reunión, Estos eran que:

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1) se prepararan urgentemente borradores de mensajes —

que Mr. Luce enviarí a al Sr, Ros y Lord Carringtonal Dr. Costa Méndez, urgiéndoles a que vuelvan a poner las conversaciones en orden con las líneas acordadas en Nueva York;

2) sepreparar.unborradorde mensaje personal para queLord Carrington se lo envie a Mr, Haig;

3) se preparará una nota sobre las Resoluciones de lasNaciones Unidas en relación con las Malvinas; y queel Departamento considerara las iniciativas que puedan adoptarse si fracasan las actuales negociaciones;y

4) se preparará un borrador de documento para una reunión del Comité de Defensa que se celebrará “lo mspronto posible”, probablemente tan pronto como se reciba la respuesta de Argentina a los mensajes ministeriales.

Mr, Ure recordaba que la Oficina del Gabinete habíadicho que a la Primera Ministra la gustaría que el siguiente -

documento del Comité de Defensa sobre las Malvinas incluyera -

anexos sobre planes de emergencia tanto civiles como militares.

148, Aunque el hecho no está registrado en las notasde Mr, Ure, también tuvo la oportunidad, tras consultar al Subsecretario de Estado Permanente (que no estuvo presente en lareunión), de comunicar a Lord Carrington que, en noviembre de1977, en un anterior período de elevada tensión en la disputa,el Gobierno anterior había enviado encubiertamente una pequeñafuerza operativa naval al área, Lord Carrington preguntó si —

los argentinos habían tenido conocimiento de ello y, cuando —

se le dijo que no lo habían llegado a saber, no prosiguió conel tema. Los funcionarios no recomendaron a los Ministros en —

la reunión que debiera considerarse un despliegue naval similar.

lnónQs de. £o 4e’wLcLo4 de. ineL<.gencí.a

149. A principios de marzo de 1982 se disponía de -

diversos informes de los servicios de inteligencia indicando -

los puntos de vista de los Ministros Argentinos y de otros fun,cionarjos en las semanas precedentes. El sentido general d estos informes era de que, aunque era importante para el Gobier—no Argentino conseguir progresos en las negociaciones, no se —

——

había contemplado una acción militar para un inmediato futuro.Los informes disponibles inmediatamente antes de las converSaCianesdeNueva York reflejaban lospuntos de vista de los funcionariosargentinos en el sentido de que no se produciría una invasión amenos que fracasaran las conversaciones; que sería irreal pensar en una irivasi6n antes de la próxima temporada estival en elhemisferió sur; y que la invasión no se consideraba como una opción real. Un posterior informe a comienzos de marzo, se reflejaba el punto de vista de la d.iplomaci,a argentina, se refería aque Argentina estaba determinada a avanzar en el tema de la so—béranía para finales de año; y, si no lo conseguía, llevaría elasunto ante la Asamblea General con la intención de obtener unadeclaración que reconociera la soberanía de la Argentina sobrelas Islas. También existían informaciones de que el Dr. Costa -

Méndez había decidido que, si las conversaciones no producían -

los, resultados .esperados,podría montarse una campaña contra -

Gran Bretaña en las organizaciones internacionales; si, ésta fra,casaba y tampoco se conseguía ningún progreso en las conversaciones sobre el Canal de Beagle, era probable que hubiera muy —

poças, alternativas al uso de la fuerza.

150. El .2 de marzo de 1982 el Agregado Británico deDefensa en Buenos Aires escribió.al Gobernador de las Islas Malvinas, enviando una copia de esta carta al Ministerio de Defensay al Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth (donde se recibió, el 9 de marzo) sobre la amenaza militar argentinacontra las Malvinas. Esta carta fue consecuencia de una visitaprivada que había hecho a las Islas por propia iniciativa en -

enero de 1982 para poder juzgar de primera mano sobre la situación militar allí en caso de una acción argentina. A su regresoa Buenos Aires se entreviStó con el Embajador Británico en estaciudad para informarle de su visita, aunque no redactó un informe formal ‘a causa de la naturaleza no oficial de su visita. Envista, de los posteriores, acontecimientos, en particular de loscomentarios de la prensa argentina acerca de la posibilidad deque se adoptaran medidas militares, el Agregado de Defensa decidió hacer circular más ampliamente sus puntos de vista. En sucarta ‘comentaba que, en el caso de la peor interpretación posible de los acontecimientos, un presidente Militar, que habíaya demostrado su falta de paciencia cuando se veía frustrado acausa de este tema, podría dar órdenes a las fuerzas armadas -

para que solucionaran el problema de las Malvinas de una vez —

por todas en la última mitad del año. Juzgaba que, si las negOciaciones fracasaran, la amenaza más probable era la procedente de la Marina Argentina, que podía adoptar un determinado flÚmero de medidas para demostrar cómo la reclamación argentinaa la soberanía podía apoyarse por la fuerza, tales como el establecimiento de una presencia naval en una isla distante o —

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desembarcando infantes de marina en una de las islas para llevar a cabo unos ejercicios de veinticuatro horas de duración3Si los argentinos llegaban a pensar que no sería ya posible unacuerdo negociado, una toma directa de las Islas era una alternativa obvía, El Agregado de Defensa apuntaba que en Argentinaun golpe militar era un arte muy bien practicado; el EjércitoArgentino estudiaba y admiraba las operaciones de golpe de manode todas las clases, Examinaba varias posibilidades en las queArgentina podría montar una operación de este tipo, y apuntabaque la probabilidad de poder contar con un aviso previo -- -

por parte de Argentina se incrementaría sipudiera hacerse algunos arreglos especiales, pero que tal y como estaban las cosasno se podía realmente detectar ningin movimiento militar argentino.

151. El 10 de marzo un oficial del Estado Mayor deInteligencia de la Defensa, perteneciente al Ministerio de Defensa, hizo circular ampliamente una nota dentro del citado Ministerio; también envió una copia al de Asuntos Exteriores y dela Cornxnonvealth. Atraía la atencj5n sobre recientes informes deinteligencia indicando que los comentarios beligerantes de la -

prensa habían sido inspirados por la Marina Argentina en un intento por conseguir una pronta solución de la disputa. Los in—forrnesde inteligencia indicaban también que, si no se producíaavance tangible hacia un arreglo para finales de junio, la Manna Argentina impulsaría una ofensiva diplompatica en los organismos internacionales, una rotura de las relaciones con Gran Bretaña y una acción militar contra las islas, pero que ni el Presiden-te Galtíeri ni el Ejército estaban pensando en esta solución.Resumiendo la posición, la nota decía que todos los demás informes diplorntjcos y de inteligencia de las últimas semanas conf irmaban que todos los miembros del Gobierno Argentino, aparte dela Marina, preferían la acción diplomática para resolver la disputa y que la opción militar no se encontraba bajo la consideración activa en aquel momento3 No veía ninguna razón para pensarque la Marina Argentina tuviera alguna perspectiva de persuadiral Presidente o a otros miembros del Gobierno para que adoptaransu propuesta línea de acción o dejarle continuar solo, y en consecuencia tampoco consideraba que la actitud de la marina plan—teara ninguna amenaza inmediata o mayor contra las Islas Malvinas superior a la expuesta en la más reciente evaluación del Comité Conjunto de Inteligencia, preparada en julio de 1981.

Re. c5n. de. La Pme’ta MúiLsLaa an..te eL. de. eMioiw de. La 4ttaae5n dLpZomd&ca

152. El 3 de marzo el Embajador Británico en Buenos

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Aires había informado de los últimos comentarios aparecidos enla prensa argentina sobre el comunicado’unilateral (véase el prrafo 139). Cuando la Primera Ministra recibió este telegrama,escribió con relación a él, “debemos preparar planes de emergencia”. Su Secretario Privado escribió al ministerio de AsuntosExteriores y de la Commonwealth el 8 de marzo, enviando una copia de la carta al Ministerio de Defensa y a la Oficina del Gabinete, registrando el comentario de la Primera Ministra y diciendo que entendía que podría ser intención de Lord Carringtonaportar un documento sobre las Islas Malvinas al Comité de Defensa en un próximo futuro, y que el Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth podría pensar que este documento podría provechosamente contener una relación de planes de emergencia No se produjo ninguna respuesta inmediata a la carta debido a, según pensamos, la general expectación en Whitehall de -

que se incluiría en el orden de una pronta reunión del Comitéde Defensa.

154. El 8 de marzo la Primera Ministra habló tambiéncon Mr. Nott yle preguntó con qué rapidez los buques de la Marina Real podrían trasladarse a las Islas Malvinas, si fuera necesario. El Ministerio de Defensa contestó el 12 de marzo indicando que los buques se encontraban entonces en las Indias Occidentales, realizando maniobras en el Golfo de Méjico y frentea la costa oriental de los Estados Unidos. La respuesta señala—bacueel tiempo de travesía para que una fragata manifestara supresencia en las Malvinas, lo que requeriría el apoyo de la —

Real Flota Auxiliar, sería del orden de los20 días.

lnLeat-Lvc4 dLpom6tLc.a4

154. En una posterior consideración de los puntosacordados en la reunión de Lord Carrington del 15 de marzo de1982 (véase el párrafo 147), se decidió énviar un solo mensajeal Gobierno Argentino, de Lord Carrington al Dr, Costa Méndez.Un borrador de este mensaje se envió al Gobernador el 8 de marzo para que fuera considerado por los Consejeros de las Islas.En un mensaje se expresaba la complacencia de Lord CarringtOflpor el avance que se había realizado en Nueva York para el establecimiento de nuevos procedimientos para seguir adelante yproporcionarun nuevo ímpetu a las negociaciones sobre del futuro de las Islas, lo que.reflejaba la determinación del Góbierno por alcanzar una solución pacífica en un asunto difícilque fuera aceptable para ambos Gobiernos y para el pueblo delas Islas Malvinas, a la par que expresába su desacuerdo porlas declaraciones que se habían vertido en los informes de prensa enBuenos Aires como consecuencia de las conversaciones. —

Buscaba el acuerdo sobré “dos puntos esenciales”: primeramente,que la comisión negociadora acompasara todos los aspectos de —

las posibles reuniones hacia una solución de.la disputa, sin -

perjuicio de la posición de cada una de las partes con, respectoa la soberanía; y, en segundo lugar, que las negociaciones no seprósiguieran dentro de un fondo de amenazas de acciones de represalía por cada una de las partes si fracasaban. En una reuniónconjunta de los Consejeros de las Islas celebrada el 16 de marzo, que duró hasta el 18 de marzo con ese propósito, se produjoun apoyo unánime hacia el mensaje tal y como estaba redactado.Los Consejeros solicitaron delGobernador que insistiera en queno podrían existir negociaciones sobre la t enc.& de. £t 4obe-

su objetivo debería ser convencer a Argentina de que GranBretaña tenía la soberanía sobre las islas y que los Isleños es—taban determinados a seguir siendo británicos.

155. El 18 de marzo un telegrama enviado al EmbajadorBritnjco en Buenos Aires fue remitido a Mr. Luce y Lord Carrinton adjuntando el mensaje al Dr. Costa Méndez. Las fuentes oficiales no creían que Argentina aceptara el mensaje corno una base para futüras negociaciones, Mantenían elcÉiterio que seríanecesario trabajar sobre la suposición de que la respuesta deArgéntina sería negativa y que Argentina recurriría en un plazobreve a medidas de represalia. Este punto de vista se veía reforzado por reóientes informes de inteligencia que indicaban que,a menos que se recibiera una respuesta que satisficiera las condiciones argentinas, para finales de marzo de 1982 como fechalímite, podría preverse una rápida acción argentina para retirar sus servicios a las Islas, De fuentes oficiales se recomendaba que, con anticipación a la propuesta discusión en el Comité de Defensa, Lord Carrington debería buscar el consentimientode Mr, Nott, sobre una base de emergencia, para mantener estacionado en el .rea en el futuro el HMS Ekldwanc.e.; y debería hacerllegar a los miembros del Comité de Defensa el documento paraque los funcionarios correspondientes buscaran la autorizaciónpolítica y financiera para llevar a cabo urgentemente planes deemergencia para restablecer los servicios a las Islas. Este documento fue remitido al Ministerio de Asuntos Exteriores y de laCornmonwealth el 19 de marzo de 1982.

156. Lord Carríngton posteriormente decidió hacerllegar a sus colegas la propuesta de réplica a Dr. Costa Méndezcon su nota de 24 de marzo de 1982 (véase el párrafo 187) a laPrimera Ministra, pero fue parada como consecuencia de los acontecimientos en Georgia del Sur y nunca fue enviada.

157. La segunda iniciativa decidida en la reunión deLord Carrington el 5 de marzo fue el envío de un mensaje perso

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nal a Mr. Haig. Este mensaje fue enviado al Embajador BritániCOen Washington el 8 de marzo para su entrega a Mr. Haig. En elmensaje se expresaba la creciente preocupación del Gobierno Entánico por la actitud del Gobierno Argentino, en particular porlas amenazas vertidas en la prensa argentina, aparentemente mspiradas por el Gobierno, para hacer uso de la fuerza si las negociaciones no llegaban a una conclusión satisfactorias para -

Argentina. Se decía que Mr. Haig debía darse cuenta de que erapolítícamente imposible negociar frente a tales amenazas, porlo que cualquier gestion que Mr, Enders pudiera hacer duantesu estancia en Buenos Aires pará. llevar a los argentinos haciauna postura más razonable y pacífica sería muy valioso: todosestaban interesados en no permitir que el tema se convirtieraen una fuente de tensión peligrosa en la región. Lord Carrington expresó la esperanza de que el Gobierno pudiera contar conla ayuda de Mr. Haig al asegurar que el tema fuera resuelto pa—cífibamente y de acuerdo con los deseos democráticamente expresados de los habitantes de las Islas. La respuesta de Mr, Haigfue entregada el 15 de marzo. En ella se refería a la visita deMr. Enders a Buénos Aires, donde había urgido a los argentinosa continuar las negociaciones e Decía que aunque no se habían -

comprometido tampoco se habían negado. Mr. Haig añadia que, conforme se presentaran las oportunidades, los norteamericanos continuarían urgiendo una aproximación constructiva con el debidorespeto a los intereses puestos en juego.

ln.o.’tme.4 de £ gei’tc&: me.cUado4 de. mwtzo de. 1982

158. A mediados de marzo el Ministerio de Asuntos Extenores y de la Commonwealth recibió un determinado número deinformes de inteligencia. En uno se informaba que Mr. Enders -

había dicho durante su visita que Argentina planeaba una ofensiva diplomática internacional sí no aparecían signos inmediatosde buena voluntad británica de llevar las negociaciones a unaconclusión satisfactoria dentro del próximo año, el informe declaraba que Mr. Enders había indicado que el Gobierno de los Estados Unidos no veía ningún problema en esta linea de acción.En otro, que reflejaba los puntos de vista militares argentinos,se refería a un plan para conseguir una gradual retirada británica de las Malvinas durante un período de 30 años, a cuyo trmino la soberanía total pasaría a Argentina; se dijo que el —

haber hablado de invasión desde las negociaciones de Nueva Yorkformaba parte de un plan para ejercer una presión sicológica sobre Gran Bretaña. Un posterior informe indicaba que oficialessuperiores de la Marina Argentina dudaban que Argentina invadiera las Malvinas, aunque sería relativamente sencillo llevar acabo una invasión y pensaban que Gran Bretaña no lo impediría.

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159. Otros informes de inteligencia indicaban que laJunta estaba descontenta con el acuerdo logrado en Nueva York yque el comunicado unilateral delMinisterjo de Asuntos Exteriores había sido emitido por orden del Presidente, Se dijo que elpunto de vista del Ministerio de Asuntos Exteriores era que elequipo negociador en Nueva York había seguido de manera adecuada sus instrucciones con el único fracaso de que no obtuvo elacuerdo británico para concertar una fecha en marzo de 1982 para una reuni6n que diera comienzo a la serie de conversacionesmensuales, Esto había causado el disgusto del Gobierno. Se decidi6 que, si no se producía una réplica adecuada por parte de laGran Bretaña sobre una fecha en marzo de 1982, Argentina efectuaría represalias retirando los servicios aéreos o marítimos alas Islas. No se había producido una decisi6n final sobre la acci6n a seguir si los brjtnjcos acordaban una fecha después demarzo aunque existía una disposici6n en el Ministerio de Asuntos Exteriores para llevar a cabo acciones que demostraran a todos los interesados que serían serias. El Dr. Costa Méndez estaba también preocupado por compensar el fracaso argentino en ladisputa del Canal de Beagle. Se dijo que no se había considerado seriamente la posibilidad de una invasi6n pero como último -

recurso no podría ser descartada en vista de la enigmática actitud del Presidente y de algunos miembros superiores de las fiezas armadas.

160, En esta etapa de intercambios diplomáticos conArgentina, las iniciativas orientadas hacia la reanudación delas negociaciones sobre las bases acordadas en las conversaciones de Nueva York a finales de febrero se vieron, en realidad,superadas por el incidente en Georgia del Sur, del que trataremos en el Capítulo 3.

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