REVERSIÓN (COMPARATIVA) DEL DESPOBLAMIENTO RURAL A TRAVÉS DE LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES

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    DOCUMENTOS DE TRABAJO 2010-10

    REVERSIN (COMPARATIVA)DEL DESPOBLAMIENTO RURAL A TRAVSDE LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES

    SERGIO PRIETO [email protected]

    ZAMPETA PAPADODIMA

    Espacio de Estudios Migratorios

    CEDDAR: DT 28 (2010-10)

    ISBN: 978-84-92582-66-2

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    Ier Encuentro sobre Despoblacin y Reestructuracin Rural

    Teruel, 25 y 26 de Noviembre de 2010

    Reversin (comparativa) del despoblamiento rural

    a travs de las migraciones internacionales

    Sergio Prieto Daz1

    Zampeta Papadodima2

    Investigadores del Espacio de Estudios Migratorios-EEM

    www.espaciodeestudiosmigratorios.org

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    Introduccin

    Hombre y mujer, individuos o familias, juntos o por separado un da se decidieron: estabancansados de trabajar aquellas pocas tierras familiares a cambio de algunas cosechas que yacasi no valan lo que costaban. Sin embargo lo que les decidi a cambiar su comprensiblehasto de lo cotidiano, fue ver como sus vecinos y familiares volvan cada tanto de aquellalejana ciudad, cargados de historias, contando maravillas, trayendo con ellos todos esos

    objetos, palabras, comportamientos, tan ajenos, tan llamativos, en apariencia tan necesarios yfciles de conseguir all. Tambin pensaron en la buena educacin que podran conseguir parasus hijos, que ahora dependan de que llegara hasta su comunidad el maestro o de andar cadada varios kilmetros hasta la escuela ms cercana. Todo esto cuando su presencia en elcampo familiar no es requerida. Adems, aquella educacin le permitir no tener que depender,como ellos, de una tierra que cada vez da para menos. Y as, agarrando algunas pertenencias,vendiendo otras, con algn dinero y el auspicio de un conocido, dejan a sus pequeos conalgn familiar (ya los llevarn cuando encuentren acomodo), y parten en busca de un mejordestino. Y volvern en funcin de que lo consigan.

    Este pequeo relato es universal, y con sus propias particularidades ocurri a lo largo de laHistoria, en la Gran Bretaa de la Rev. Industrial, la Espaa de posguerra, o la Bolivia

    contempornea. La migracin como movilidad es una caracterstica estructural en todos losseres y dinmicas del planeta: migran las plantas a travs de las semillas, los animales enbsqueda de alimento y climas adecuados, los climas para mantener los equilibrios vitales, lanoche y el da El ser humano comparti este nomadismo primigenio hasta que eldescubrimiento de la agricultura le dio la oportunidad de sedentarizarse, asentarse y pertenecera un lugar, desarrollar territorialidades, identidades, sociedades y culturas. Y del desarrollo delas mismas, surgi la territorialidad socio-espacial, Estados con sus fronteras y delimitacionesentre lo pblico y lo privado, entre derechos individuales y bien comn, entre el nosotros y eltemor hacia la invasin de los otros. Entonces los movimientos de poblacin empezaron acumplir un papel semi-poltico a travs de las conquistas militares (control de los territorios delEstado con poblamiento por grupos afines, separacin y exilio de poblaciones problemticas)

    Tres factores han estado histricamente presentes en los procesos migratorios: econmicos(laborales), polticos (incluyendo los tnico-religiosos), y ambientales-climticos. Suinterrelacin profunda hace que estos sean el ms difcil de preveer de todos los fenmenospoblacionales: en cada momento fueron diversos los alcances particulares que estos tuvieronsobre aquellas. El contexto histrico ha terminado de definir las circunstancias para eldesarrollo, variedad y complejidad de las mismas. Se puede considerar que la migracin hahecho la Historia, o al menos siempre ha formado parte de ella

    Con la exploracin colonial se consolid el rol mercantil y estratgico de las migraciones quesigue profundizndose hasta hoy da. El recin iniciado proceso de mundializacin, en aquellapoca inclua en su matriz el intercambio de productos manufacturados de Europa hacia frica,el pago de estos productos con esclavos enviados hacia las colonias de Amrica, y el sacrificiode estos junto a los originarios en la extraccin de los recursos naturales, que volvan as,

    manchados de sangre migrante, a servir de financiamiento de las guerras entre las metrpoliseuropeas, y como sustrato esencial para el recin inaugurado proceso de acumulacincapitalista. La evolucin de esta matriz de acumulacin colonial y la progresiva capitalizacindel Estado3, propici el inicio de la Revolucin Industrial. El desempleo masivo que provoc la

    3Refiero con esta expresin al proceso de primero unin, y luego sustitucin, entre Estado y Capital afavor del segundo, y que implica la sustitucin progresiva del bien publico, e incluso de sus instituciones,a favor de la libertad de mercado. Dos paradigmticas leyes sientan estas bases: la Enclosure Act(particin y privatizacin de las tierras comunitarias) y la Framebreaker Bill (que enviaba a la horca acualquiera que daara una mquina de produccin privada), ambas de 1812 en la Gran Bretaa de la

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    desarticulacin de la vida rural-artesanal gener enormes movimientos de personas desdeEuropa hacia el Nuevo Mundo (50 millones de desempleados, principalmente desde GranBretaa y Francia, entre 1846 y 1932).

    Cuando en 1848 la esclavitud qued abolida, slo en Amrica Latina haba 2,5 millones deesclavos africanos. Los incipientes modelos de gobernabilidad gestados para la definicin,anlisis y abordaje de las migraciones, irn construyendo una compleja terminologa (esclavos,

    culs, golondrinas, contratados en origen, trabajadores deslocalizados, ilegales, migracinlaboral, calificada, de retorno, reagrupamiento, refugio, voluntaria, forzada, progresiva,pendular, estacional) para tratar de otorgar legalidad a movientos que seguan siendomayoritariamente forzados, acompaando la extensin y profundizacin del sistema econmicopor el mundo, mientras los Estados cedan progresivamente sus funciones a las manosinvisibles de las leyes de mercado. Se estaba consolidando una divisin internacional deltrabajo a medida de las necesarias transferencias econmicas hacia las metrpolis y susgrupos de poder4.

    La irreversibilidad de aquellos primeros grandes desplazamientos ha ido dando paso a unamovilidad ms fluida, en la que las telecomunicaciones y los transportes internacionales facilitanel mantenimiento de vnculos identitarios y sentimentales y por tanto, la construccin de

    comunidades transnacionales re o desterritorializadas, a travs de las que esos distintosespacios se comunican y regeneran, dando lugar a mltiples subjetividades y nuevasconfiguraciones identitarias. Ya en nuestros das vivimos permanentemente inmersos en uncaudal de informacin y publicidad que hace difcil discernir qu es lo realmente necesario,incluso, lo real. Pero todo parece indicar dnde encontrarlo, all donde todo se concentra: unaciudad (o sus alrededores) del Norte (acepcin no geogrfica pero comparativa: que est mejorque aqu). Desde luego no es el campo o lo rural (como idea subyacente) donde se contienenlas ideas de realizacin personal de la modernidad, pero para todos esos trabajos, est elcapital humano migrante. El ejemplo argentino-latinoamericano es expresivo en este sentido:megalpolis rodeadas de favelas y villas miseria, y grandes territorios rurales despoblados deotra cosa que no sean plantaciones de soja, o caa, laburadas por algunas mquinas, peroparte integrante de los mercados burstiles al mismo tiempo que ajenos al propio territorio.

    La migracin por tanto tiene que verse no slo como una decisin personal, pero tambin enmuchos casos, una imposicin territorial: sea por causas polticas, econmicas, ambientalesel lugar de origen no permite permanecer. En la mayora de los casos, migrar se convierte casien la nica opcin, pero el impulso humano de irse no es ms fuerte que el de volver cuando seest lejos. Este deseo de retorno al origen, esta nocin y sentido de pertenencia (ya sea real osimblicamente sentida), ser lo que llamemos aqu identidad.

    La complejidad en la caracterizacin de los procesos de migracin (histricos ocontemporneos), y su propia idiosincrasia, requieren abandonar los clsicos enfoquesunvocos o duales para dar espacio a las mltiples e inter miradas que contiene. Estas miradas,como formas de interpretar la realidad circundante, permiten multiplicidad de lenguajes,expresiones, perspectivas. Este artculo tratar de dar cabida a todas, pues cada una de ellastiene su sentido e importancia. Nunca nos han enseado las idiosincrasias de quienes fueronderrotados, y nunca podremos llegar a comprendernos como seres humanos sin vernos comoun Nos-Otros. Esta inquietud y tendencia a superar, al menos, lo dual, cuyo abordaje yexpresin metodolgica supone un gran reto, tiene sin duda un razonamiento subyacente: ha

    Revolucin Industrial. El nuevo nfasis en el beneficio por encima de toda dems consideracin suponeinmediatamente una presin por mantener bajos salarios (fomentando la generacin de ejrcitos dereserva de mano de obra), por invertir el menor capital posible, y por aumentar como sea la tasa deexplotacin/ganancia, separando la economa de la evolucin de la propia sociedad.4Mc Keown, 2004.

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    quedado claro que el anlisis de las condiciones objetivas para migrar resulta insuficiente paraexplicar no slo si se migra o no, sino toda la densa red de interrelaciones que hoy definen estehecho. Se ha hecho impostergable darle relevancia a la cultura migratoria: la percepcin,valoracin e interpretacin subjetiva que la migracin tiene para la persona que la realiza, ypara su grupo social ms prximo5. Esta cultura migratoria es un capital social especfico, queafectar a todo el grupo comunitario y cuyas particularidades van a ser decisivamentefundamentales para entender como es el otro lado. Pero como corta se queda la mirada a una

    foto para explicar un paisaje, hay que viajar al otro lado, ir, para verlo. Con mayor motivo antelos complejos procesos de interculturalismo y migracin contemporneos, necesitamos muchosms puentes que muros6. La metfora del puente interpretativo7 (clave en la perspectiva deeste trabajo) est contenida igualmente en la trada de conceptos Taypi-Tinku-Kuti8,fundamentales y centrales desde la perspectiva de los pueblos originarios andinos.

    La gobernabilidad de las migraciones no puede ser ms que limitada pues en s mismas sontanto fin como medio, pero sobre todo expresin conjunta de una serie de factores(econmicos, sociales, culturales, histricos, generacionales, polticos, familiares, regionales...)que desencadenan la necesidad de buscar otro lugar. Los ejemplos pasados muestran ydemuestran que la gobernabilidad se enfocaba, como hoy, a cubrir las necesidadesproductivas en los sectores extremos (los menos y los ms calificados) de los pases

    receptores. El mundo tal y como lo conocemos hoy es el resultado de una continuatransformacin hacia tal fin. Sistemticamente se persigue la ruptura del vnculo identitario quepermite al ser humano permanecer junto con la tierra. Se depreda lo que esta alberga en suseno y se empuja (ms menos que ms amablemente) a quienes viven encima tambin adepredar, o ser depredados. El nuevo lema en este sistema (en un sentido amplio) parece serquien no se mueve, caduca. Y el movimiento, como dice el dicho, se demuestra andando. Laidea de un movimiento ordenado como forma de sobrevivir en un mundo libre de orden, vienea refrendar esta idea de Samir Amn: El nuevo orden mundial tambin es el imperio del caos.Y as la globalizacin, fundamental para la extensin y consolidacin del neocolonialismo,necesita y provoca la perpetuacin de las migraciones, formando estos 3 conceptos parte delmismo engranaje9, un fundamentalismo del mercado10que define a la perversa deriva actualde la globalizacin. La dinmica del sistema-mundo econmico moderno implica

    necesariamente un movimiento migratorio adecuado y funcional a una nueva divisin del trabajoglobal, que diferencia entre trabajadores altamente y escasamente calificados11. El inters y

    5 Rivero (2008) resalta la importancia crtica de considerar la variable cultural para comprender lasdinmicas de los migrantes bolivianos en las sociedades receptoras, para el caso de Lules (Tucumn)6 En palabras del misionero alemn Martn Schmidt, que trabaj en las Misiones de Chiquitos, paraevangelizar hay que aprender a bailar7 Conexiones, similitudes y diferencias que se pueden observar entre las respectivas configuracionesculturales una ciencia de las interpretaciones recprocas (de Munter, 2007)8 Trada de principios fundamentales en el ordenamiento temporal y espacial andino, fuertementeentrelazados e interdependientes. Taypi es el lugar de encuentro de dos opuestos complementarios(personas, familias, comunidades). Tinku (que significa encuentro,lucha, y tambin cita amorosa), esla lucha ritual vinculada a la reciprocidad entre dichos pares de contendientes. Kuti refiere al cambiocclico como se entiende la evolucin, expresable como revolucin en el sentido que los tiempos enque algo est arriba, cambiarn para que vuelva abajo (y viceversa).9 En este sentido, estos 3 pilares de la globalizacin (liberalizacin del comercio, del capital, y lasmigraciones Maurice Stiff-), se involucran con aquellos 3 pilares para la libertad de elegirpropuestospor el Consenso de Washington en las dcadas de los 80 y 90, implantados desde entonces por doquierpor el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Otra institucin fundamental a tener en cuentaen la conformacin de esta arquitectura privatizadora neocolonial es la Organizacin Mundial delComercio (OMC), que sustituy al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT) en 1994.10Stiglitz (2002)11 La poltica oficial privilegia el inters empresario, que apunta a bajar el costo de la mano de obrapretendiendo ampliar la cantidad de puestos de trabajo sin disminuir (o aumentando) las ganancias

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    esfuerzos necesarios para atraer a los primeros los pagar la ilegalidad y persecucin de lossegundos, un renovado ejrcito de mano de obra de reserva12que armoniza el funcionamientode la mquina del desarrollo moderno. Los neoesclavos sern esa mano de obrasobradamente capacitada en temores y necesidades impostergables, que no cuestionar losdiversos niveles de la economa informal13a la que est relegada porque la necesidad extrematransforma lo insoportable en necesario.

    A pesar de los cambios globales de nuestra poca, la migracin contina siendo laapropiacin, por parte de los pases receptores, del excedente sustrado directamente de los

    trabajadores transnacionales y de su trabajo y, ms an, la explotacin de los lazos deparentesco y de las comunidades, regiones y pases de los migrantes14.

    El resultado directo (y, de nuevo, causa de origen) es la concentracin creciente de la riquezaen cada vez menos manos. Los supuestos beneficios de la globalizacin, el desarrollo, el librecomercio, alcanzan realmente a un limitadsimo crculo (de personas, y de pases). Los pasesdel mal llamado 3er mundo tienen el 77% de la poblacin mundial, pero slo el 16% del PIB(1.520 dlares per cpita); los pases ricos, tambin tienen esas cifras: slo que su 76% es deriqueza mundial (28.600 U$ per cpita), y su 16%, su poblacin respecto al total . La renta delas 500 personas ms ricas del mundo es mayor que los ingresos de 416 millones de pobres 15.En nuestros das, las diversas extracciones coloniales de remotas pocas toman la forma derentas tecnolgicas cobradas a las excolonias, deudas externas, y corrientes migratorias,consolidando una verdadera involucin neoliberal: el crecimiento y la acumulacin serestringen a cada vez menos manos, mientras aumenta exponencialmente el nmero deexcludos.

    La primera parte de este trabajo trata de mostrar cmo ciertos mecanismos culturalesidentitarios originarios16, reconfigurados a travs de las distintas etapas de la migracin, seranidentificables y tomaran parte en la articulacin de una particular organizacin de los migrantes.Fundamentalmente, se busca considerar aquellos rasgos que definiran esta particularidentidad originaria, sus influencias a la hora de resignificar los lazos identitarios que losmigrantes mantienen con respecto a su tierra, como estos se reescriben en su particularcontexto migratorio, y la forma en que esto se expresa a travs de los retornos peridicos, de la

    hipottica construccin de un retorno permanente, y tambin como no de las interferencias oefectos perversos que estas dinmicas provocan. Es en ese ir y venir, en ese proceso en el quellegar parece slo volver a empezar, donde la Bolivia de las 36 naciones originarias y unaArgentina que reconfigura su particular crisol (nunca cristalizado) necesitan encontrarse yentenderse. Y en este punto es que vamos a complementar el trabajo hasta ahora realizado conuna propuesta comparativa hacia la situacin en Espaa, que ms que nunca en estosmomentos, guarda semejanzas destacables con la situacin vivida en Argentina y la regin enla dcada de los 90.

    empresarias. Por otro lado, se favorece a quienes disponen de unas cualidades muy concretas yaltamente valoradas en el capitalismo, como son mundologa, capacidad de triunfo, flexibilidad y energa

    criminal. (Hans Enzensberger, -"La gran migracin", 1992-, en Oteiza, Novick y Aruj (2000)12 El concepto de ejrcito de mano de obra de reserva marxista (los desocupados estructurales dehoy) implica el beneficio (ley fundamental en el capitalismo de libremercado neoliberal, tambin) slopuede conseguirse reduciendo los salarios, para lo cual contar con una reserva de mano de obra esindispensable pues son la base del resto del sistema de salarios y precios.13Portes (1990), Roudil (2000).14Garduo (2003, en Papadodima 2009).15Millet y Toussaint (2009)16 El trmino originario definira a aquellas personas que se autoidentifican bajo criterios distintos a lanacionalidad (en este caso, boliviana), y que podran ser tanto tnico-culturales (ser quechuas oaymaras) como territoriales.

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    La hiptesis principal se plantea si de existir intuiciones culturales17 de identidad propias oparticulares, estas podran ser una herramienta en un futuro posible proceso de desarrollo yretorno a las comunidades. Este hecho es el que hara probable que sea en la Argentina dondelos migrantes (bolivianos) estn reconstruyendo los lmites de su nueva identidad como grupotnico18. Una identidad que, hasta ahora irremediablemente, mantiene al migrante prximo a sucomunidad de origen.

    Siguiendo una pregunta clsica en los enfoques sobre la identidad cultural y los territoriosrurales19, es mi intencin ampliar la misma al siguiente supuesto: si esta valoracin cultural-identitaria puede, igualmente, ser un motor en los procesos de conformacin de asociacionesde migrantes que reviertan sus beneficios no slo en mejorar su situacin post-migratoria, sinoen el reforzamiento de los lazos con sus comunidades de origen y as, desde la distancia,facilitar procesos de desarrollo local que permitan evitar la despoblacin de los mismosabriendo la posibilidad al retorno. Existen tres hiptesis fundamentales al respecto20. La primeraes que, dado que muchos territorios pobres poseen un rico patrimonio cultural (Capital Social),invertir en la valorizacin de la identidad cultural puede ser una estrategia efectiva de desarrollosustentable e incluyente. La segunda sostiene que hay una demanda emergente por productosy servicios con identidad cultural de territorios rurales por los que se est dispuesto a pagar unmayor precio y/o preferirlos por sobre otras alternativas. La tercera hiptesis considera que la

    valoracin de la identidad cultural necesita de innovacin en las polticas pblicas yfortalecimiento de actores, instituciones y redes21. Considero que cada una de estas hiptesisest indisolublemente ligada a las dems, y que ms an, faltara por articular la imprescindibleparticipacin de los actores fundamentales, en este caso, los migrantes.

    17Entendiendo cultura como el conjunto de artefactos (materiales y simblicos) y prcticas que creamosy cultivamos a travs de nuestra imaginacin, transmitidas e (re)interpretadas continua eintergeneracionalmente.18Giesel y Hernndez, 1997.19Es posible que la valorizacin del patrimonio cultural de los territorios rurales pobres se constituya enmotor de procesos localizados de desarrollo que contribuyan a reducir la pobreza, la desigualdad y laexclusin?(Ranaboldo y Schejtman, 2007)20Stefoni, 2007.21Centro Regional para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de Amrica Latina.

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    Comunidades que desaparecen y reaparecen

    All en los Andes se aprende a migrar, como el futbol en Argentina, desde chiquitos. En Bolivialos terrenos son pequeos, te alcanza para comer siembras (maz, algunas frutas y verduras),

    cuidas los chivitos pero plata para gastar no hay. As alguno se vino primero, luego volvi a

    Saropalca y traa platita, estaba un poquito mejor, y deca venga vmonos Uno de losprimeros de la comunidad fue Ismael, el vino y luego nos deca hay que irse all (Buenos Aires),

    nos llam a otros, nosotros luego nos vinimos y tambin llevamos a los jvenes, y as poco apoco todo Saropalca se vino ac.22

    Las formaciones sociales andinas se han rearticulado histricamente, adecundose lascostumbres, los usos del lenguaje, o la memoria simblica, a los nuevos contextos histricos,sociales y polticos. La estructura comunitaria andina ancestral, el ayllu, se abre al exterior de lacomunidad a travs de sus emigrados. Los espacios, estrategias y estructuras comunitariasatraviesan la geografa poltica, al mercado, no entienden de fronteras. Como siguiendo lametfora de la nevera al revs23, estos grupos mantienen sus prcticas hacia dentro, mientrasse adaptan a las de fuera, dando como resultado dos formas de relacin socio-espacialalrededor de su ncleo. Despierta inters el llamado modelo transmigrante andino24, en cuyavida cotidiana seguiran operando estas particularidades identitaria-culturales reconfiguradassegn los diversos contextos postmigratorios.

    La regin andina haba sido integrada por los incas, antes de la llegada de los espaoles y enrelativamente poco tiempo, principalmente gracias a una fuerte y compleja capacidadadministrativa, y a las migraciones, poblando regiones enteras con poblaciones desplazadas(mitimaes). La difcil orografa del territorio andino, desde mucho antes, oblig a que losasentamientos humanos se esparcieran a distintas altitudes, conservando lazos y dinmicasintercomunitarias de extraordinaria complejidad, que sin duda permitieron la supervivencia degrandes culturas en tan singular territorio25. El intercambio entre estos distintos pisosecolgicos era el punto de inicio de una estrategia mayor, que no slo permita aprovisionarsede distintos productos de cada una de las zonas de referencia, sino que permita lacomunicacin y el control de vastas regiones, alejadas y muy distintas (costa, montaas yvalles). El desplazamiento poblacional y la migracin estacional, la complementacin e

    intercambio de producciones en distintos pisos ecolgicos, y la especializacin de cada grupo 26en funcin de su lugar de asentamiento y de requerimientos tnico-comunitarios mas amplios,han permanecido como caractersticas identitarias en los Andes.

    () desde los primeros das de la Colonia los esfuerzos espaoles de concentrar la poblacinindgena en pueblos locales con integridad territorial haban entrado en conflicto con tcnicas

    alternativas de organizacin espacial, caractersticas de las poblaciones andinas, que preferanmantener un patrn altamente disperso de tenencia para asegurar su acceso a los productos de

    22Fausto Villafuerte, encuentro personal en el MFS, Morn (4 octubre de 2008).

    23 Planteada por Eriksen, la funcin de una nevera es la de generar fro hacia dentro pero, parapoder hacerlo, como consecuencia ms o menos inesperada, crea calor hacia fuera.24De la Torre, 2008.25El concepto de control de pisos ecolgicosde Murra (1962, 1996) fundamenta las caractersiticas eimplicaciones de este modelo organizativo socio-espacial. Veremos posteriormente como de algunaforma, hoy da podemos observar una extensin urbana y transnacional de esta lgica de ocupacin ycontrol (ocupacin transnacional de nichos tnicos), retomando tambin el concepto de archipilagoutilizado por Murra para la representacin de su localizacin.26Islas especializadas. Dollfus (1996).

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    mltiples ecologas alejadas entre s () los colonizadores estaban sorprendidos de que las

    personas reclamen terrenos en dos espacios ecolgicos distantes y diversos.27

    La casualidad, realidad o mito, del descubrimiento de la riqueza de Potos28, contrasta con latrascendentalidad de sus consecuencias: los ecos plateados de su nombre 29 retumbaran atravs de la Historia. Casi 30 aos despus de su fundacin, el primer Censo30muestra que elcampamento minero se haba transformado en una ciudad con 120.000 habitantes, ms que

    Sevilla y slo con Venecia por encima. En el XVI la economa colonial estaba centrada en tornoa la ya Villa Imperial de Potos. En 1650, con 160.000 habitantes, era la ciudad ms poblada delplaneta. Entre sus habitantes, se encontraban 4.000 espaoles de la Pennsula y 4.000 msnacidos en Potos; 6.000 negros y mulatos; 40.000 criollos; portugueses; holandeses; ingleses;alemanes; e incluso, colmo de las paradojas, 1 turco31. El resto de la poblacin era formado porlos indgenas, que a travs del desplazamiento forzado consolidaban (involuntariamente) sutradicin de movilidad y adems ampliaban sus rutas y destinos hacia el sur32. Esta ciudadmonoproductora, la primera colonial y cosmopolita de Amrica (sin la marca casiexclusivamente hispnica de Lima o Buenos Aires) concentraba en s la mejor parte de laproduccin agrcola de la regin (coca de los Yungas de La Paz, hierba mate del Paraguay,trigo de Cochabamba, Chuquisaca y valles circundantes), y atraa productos de todo el mundo.

    La desestructuracin de las dinmicas de equilibrio tradicional en los Andes fue intensa: lamovilidad histrica fue severamente daada por la mita minera33; la eleccin comunitaria yrotativa de los cargos, debilitada por el poder de los cargos e ideales coloniales; la cosmologaautctona oculta bajo el sincretismo con las creencias que impuso el extranjero. Pero porencima de los 4.000 metros de altitud no resulta fcil tratar de controlar de facto un territorio, asque esta influencia finalmente pudo ser gestionada culturalmente por los originarios, queimbricaron sus dinmicas y creencias bajo las impuestas (como en el caso de la religin o dellenguaje, ambos vivos hoy da).

    Con Potos como centro neurlgico y paradigma mundial (tanto del proceso de acumulacinprimitiva del capitalismo europeo, como de los movimientos poblacionales), proveedorincansable de las divisas que alimentaban el comercio y las guerras de la poca34, la ruta

    principal de contacto con la metrpoli pasa del Callao al Virreinato de Buenos Aires (1577) ycomienza a desarrollarse la ruta que ha de unir ambos destinos. El camino tendr, entre otrasmuchas, una posta35a mediados del s. XVIII, cuya historia nos interesa: Saropalca. Hoy da lorepiten sus descendientes: Saropalca es hija de espaoles. A travs de esa ruta, Potos yBuenos Aires quedaron conectadas.

    27Platt (1978)28Del Sumaj Orko (cerro lindo, rico en lengua quechua) se estima se extrajeron 3.000 millones dekilos de plata. Entre 1570 y 1650, el Cerro provei el 50% de la produccin mundial de este metal.29El nombre Potos deriva de la expresin quechua Potojchi: montaa que truena.30Censo Poblacional de la Real Villa de Potos, 1572. Archivo Histrico Nacional, Casa de la Moneda,Potos.31

    Emir Sigala, que enga a las autoridades espaolas sobre su origen y religin. Con el nombre deGeorgio Zapata y en sociedad con un alemn, trabaj en las minas y se llev a Constantinopla unaenorme fortuna (Centro de Estudios de Potos, 1892)32Abecia Baldivieso, 1988.33La movilidad continua y constante, nica forma de salvar las dificultades que impona el territorio, fuealterada significativamente (aunque pervivi) por el servicio de mita obligatorio en la poca del virreyToledo. Este turno de trabajo obligatorio haca recorrer hasta 500 kilmetros para su cumplimiento.34 El poder del Emperador, la prudencia del Rey, y la plata de esta argentea montaa bastan paraapoderarse del orbe entero (Felipe II).35 Parada de descanso en las rutas de comunicacin, con caballos de repuesto, infraestructura parapernoctar y comer, reguladas sus condiciones por ley.

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    Las nuevas colonias bolivianas pareceran seguir los senderos trazados por las familias

    mitimaes, aunque esta vez extendiendo la dinmica doble de sus idas y venidas hacia un nuevoescenario, el de un archipilago de pisos ecolgicos trasnacionales en tiempos de

    globalizacin. Sus comunidades o ciudades de origen, sustituidas en trminos de residencia por

    Washington DC, Madrid, Buenos Aires y otras urbes, tambin podran cumplir la funcin quepara aquellos viajeros ejercan las cabeceras tnicas cercanas al lago sagrado. Los

    desplazamientos en funcin a un centro permanente continan. Contina tambin la necesidaddel retorno multifactico hacia la tierra abandonada.36

    Hoy se est dando una bolivianizacin de la horticultura en la Argentina. Hay bolivianos

    en los cinturones verdes de Salta y Jujuy, pasando por Tucumn, Crdoba, Santa Fe,

    Rosario, Goya (en Corrientes), Mar del Plata, Baha Blanca, por los valles de Ro Negro,Chubut y por Tierra del Fuego De ac en adelante es imposible pensar esta actividad

    sin la participacin de esta comunidad, que por su experiencia y especializacin, ser laencargada de la horticultura en toda la Argentina

    Roberto Benencia (2007)

    Ya hemos desvelado como la continuidad (territorial, cultural) y larga data histrica demovimientos poblacionales entre Argentina y Bolivia facilitan la persistencia y desarrollo demecanismos de interaccin entre las comunidades migradas y las residentes. La proximidadgeogrfica es fundamental pues posibilita un retorno continuado. As, los migrantes procedentesde espacios rurales se insertan progresivamente pero siguen ligados a sus estructurasoriginarias, su identidad y su cultura, realimentadas por los contactos entre sus miembros, ydonde los retornos seran una de las formas de dar continuidad y consolidar su organizacinsocial-comunitaria originaria. Los primeros migrantes bolivianos, procedentes en su mayor partede las regiones del Altiplano, empezaron a llegar a Escobar, a 50 Km. de Buenos Aires, hacialos aos 70. Y fueron atrados progresivamente hacia la capital segn los ciclos zafreros del

    Norte y Oeste argentinos (a los que se vieron abocados tras el fracaso de la llamadaRevolucin Agraria boliviana de 195237) se iban agotando para ellos, debido a su progresivatecnificacin38 y al consiguiente desplome de los precios de produccin39. Aquellos primerospioneros en la gran ciudad encontraron trabajo en las quintas40 de espaoles, italianos,portugueses, japoneses, y argentinos, cuyos hijos ya no vean interesante continuar la

    36De la Torre (2008).37La incipiente legislacin, an con visos de liberal y an transformadora para la situacin de la tierra y elindio, siempre fue perjudicial para ambos. La parcelacin intensiva ligada al otorgamiento de ttulosindividuales de las que hasta entonces eran indivisibles terrenos comunitarios, unida al crecientesuperpoblamiento de un territorio escaso en tierras cultivables, impuls a los siempre mviles andinosms all de sus rutas habituales.38En los 70 se empleaban unos 25.000 trabajadores anualmente en la recoleccin de azcar: en tan solo10 aos, la cifra baj a 2.500, y en los 90 apenas ocupaba 750 trabajadores, en su mayora con algngrado de tecnificacin39 El norte argentino y sur de Bolivia, ms parte de Per han conformado histricamente un espaciointerconectado social, poltica y econmicamente ("sistema migratorio del ConoSur", Balan), alrededor dela economa minera potosina, hasta bien entrado el s. XIX. Luego del agotamiento de este modelo, lazona se revitaliz de nuevo a travs de la agroindustria, reconformando la regin con un modeloesencialmente agrcola donde los trabajadores se desplazaban en funcin de los ciclos y requerimientosdel mismo. Normalmente la estructura agraria de los pases de origen no poda retener a la fuerza detrabajo obligando a su desplazamiento. Rivero Sierra, 2008.40Huertas de produccin agrcola, tambin llamadas chacras.

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    horticultura que sus progenitores introdujeron en esta regin desde inicios del s.XIX. Estofacilit cierto acomodamiento cultural en la insercin del migrante, que encontraba un espaciodonde su identidad se convirti en refugio y seguridad (aunque fuera como respuesta a unentorno de discriminacin bastante amplio y extendido41), y desde donde esta se redefinaparcialmente en sus diversas interacciones con la sociedad de destino42.

    En el campo fue posible porque es ms fcil mantener y recrear nuestros espacios y prcticas,

    en otros sectores y actividades esta reorganizacin no sera posible.

    43

    Su insercin en la sociedad productiva argentina no fue fcil: condicionados por lastradicionales reticencias al reconocimiento e insercin de migrantes limtrofes de las polticasargentinas44, fueron objeto de fenmenos de exclusin y persecucin de notable virulencia45.Numerosas investigaciones46 muestran como la vitalidad de sus culturas de origen les hapermitido organizarse como grupos tnicos bsicos y tambin organizar sus relaciones socialesa partir de prcticas fundadas en la seleccin de algunos rasgos culturales de su identidad,inyectando tambin ciertos elementos tnicos a la sociedad receptora, reconfiguradosselectivamente. Entonces esta comunidad, como espacio donde se comparte un sentidoidentitario o de intereses, y funciones o papeles sociales concretos con respecto a los dems,gracias a la migracin va a poder aparecer en muchos y dispersos lugares, seredesterritorializa, y persiste bajo la forma de comunidades transnacionales. En su senoocurrirn adems dinmicas de convivencia entre lo propio y el contexto, que con el paso deltiempo se irn reconfigurando a travs de prcticas liminales o creolizadas47. Los movimientosmigratorios estn reconfigurando as formas de vida social de comunidades o de sociedadestnicas especficas.

    Y as, desde abajo, fueron aprendiendo oficios y tcnicas que en muchos casos erannovedosos para ellos (bien por el tipo de actividad o producto, bien por la tecnologa empleada).De a poco fueron hacindose cargo de las producciones y de los terrenos, en un proceso demovilidad social ascendente, la escalera boliviana48, que a propios y no tan extraos (familias,compadres, paisanos) permiti construir esa bolivianizacin de la horticultura en Argentina49. Amodo de resumen, podramos dibujar este proceso en unas lneas: en los primeros peldaos dela escalera, los migrantes bolivianos superan el peonaje y su aprendizaje y experiencia les

    permite acceder a contratos de medianera, donde su trabajo en tierras ajenas le permiteacceder, con variaciones segn lo aportado, al 50% de la produccin que se vendiera, a travsdel dueo de la tierra o de un postero50 en el Mercado Central. Con este sistema perdan

    41 La vida en un medio hostil lleva al grupo a reafirmar su cultura en el pas extrao, situacin que seflexibiliza para quienes llevan varios aos de permanencia y logran una efectiva insercin (Galassi yFittipaldi, 2007).42La afirmacin anterior nos llevara a plantear la hiptesis del papel que cumplira la identidad (comorecurso y proteccin) en contextos migratorios menos discriminadores (por ejemplo, en Lules, Tucumn,regin fronteriza geogrfica y culturalmente- del norte argentino con una alta proporcin de inmigranteslimtrofes).43Robustiano Villafuerte, encuentro personal en el MFS, Morn (11 de septiembre de 2008).44En las que siempre hubo un estereotipo de migracin deseable europeos entre 1880 y 1914- frente ala indeseablelimtrofe.45Durante el final de la dcada menemista los procesos de marginalizacin de la poblacin limtrofe seacentuaron, como ejemplo la mayor parte de la informacin que inclua bolivianos en los medios decomunicacin era en la seccin policiales, o en las notas folclricas (Mardones, 2008).46 Dandler y Mederios (1991),Benencia y Karasik (1994, 1995), Sivak (1996), Grimson (1999, 2000),Caggiano (2003), Carmona, Gavazzo y Tapia Morales (2004), Prieto (2009).47De Munter.48Benencia (1997)49Benencia (2003)50En la Matanza funcionbamos a travs de un postero. No le vendamos a l, l venda por nosotrosen el Central pero a veces vena con la mitad vendido y la mitad tirado. Adems nunca te pagaban segn

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    ingresos por la parte no vendida de su produccin, u ocultada por el dueo o su representante,y esto fue algo que, basados en su experiencia, trataron de evitar51. Idearon mecanismospropios, como un mercado a las orillas de las rutas que entran en Escobar; aparecieron lospulseros (compatriotas mayoritariamente cochabambinos), que se aprovisionaban deproductos en este mercado de productores y a pulso los llevaban hasta la Capital, donde losvendan en cuadras previamente repartidas; as, se apropiaron de la venta y el control de suproduccin, propiciando un ingreso extra (o ms bien, ms acorde a su verdadero trabajo),

    creando las estructuras iniciales a travs de las que iran copando el sector52

    .

    Actualmente, los bolivianos (especialmente, cochabambinos, tarijeos y potosinos) controlan laproduccin de la fruta y verdura que se consume diariamente en la capital, Buenos Aires, y suconurbano53. Y ya no slo en Buenos Aires, sino en el resto de ciudades del pas. Tras su pasopor el norte argentino y Buenos Aires, las colectividades bolivianas vinculadas al cultivo de frutay verdura se van diseminando. En Ro Cuarto (Crdoba) encontramos originarios de SanLorenzo (Tarija). En Santa Rosa (Salta) y Fraile Pintado (Jujuy), migrantes procedentes dePampa Redonda (Tarija). Ro Colorado, Mar del Plata, Baha Blanca, Alto Valle del Ro Negro,Neuqun, Trelew (Chubut), Ushuaia son otros lugares donde los horticultores bolivianosempezaron a desarrollar territorios propios vinculados a estas actividades productivas,ocupando y regenerando los espacios de cultivo hortofrutcola. Su presencia mayoritaria en los

    puestos de venta al detalle se va extendiendo progresivamente hasta la propia cadena dedistribucin (mbito en que la ganancia supera ampliamente al de la produccin/cultivo). Hoyda el 40% de los productores hortcolas (25% propietarios de la tierra, y 75% arrendatarios) yentre el 60-80% del total de trabajadores agrarios, son de nacionalidad boliviana, y origenmayoritariamente quechua. Su presencia fundamentalmente en la actividad frutihortcola54,contrastada con una mayora de migrantes de procedencia aymara en el rubro textil, ser unade las caractersticas que validarn catalogar esta actividad como nicho tnico o economa deenclave tnico, sosteniendo la fortaleza del concepto de plusvala tnica55.

    La bolivianizacin de la horticultura argentina podra ser analizada entonces en trminosduales: como producto de una respuesta cultural y econmica a un mercado de trabajofragmentado y hostil, que genera minoras intermedias con capacidad de explotar diversos y

    variados recursos propios (materiales o simblicos). O como resultado de un abandono porparte de la poblacin argentina de dicho sector productivo, que permite a nuevos contingentesde personas, inmigrantes, apropiarse del mismo y reconfigurarlo a travs de su desarrollo, tal ycomo ocurre tambin residencialmente: una sucesin tanto en la ocupacin de reas

    venda, luego te negociaba y era fcil engaarnos. Ahora aqu, nosotros le vendemos directamente a losmismos posteros, pero ya nos pagan plata en mano(F.V.@ MFS octubre 2008)51La medianera es una prctica muy de ac (Potos) yo no tengo tierra, tu s, yo la trabajo, y vamos amedias. Para muchos propietarios esta modalidad permita el trnsito de la persona desde el campohasta las ciudades, le permita asentarse y seguir vinculado y usufructuando la tierra. Pero no pasabaque se fuera al 50% de lo vendido, o que el propietario engaara en cuanto a lo vendido el reparto erasiempre en funcin de la produccin y era una actividad propia de un escenario servidumbral, dondelos dueos de la tierra se aprovechaban del trabajador. Entrevista personal con EM, Defensor delPueblo, Potos (marzo de 2009). Este testimonio evidencia la necesidad de contextualizarconvenientemente y aportar la particularidad del otro lado.52Karasik (1993).53 Segn el Censo Frutihortcola de la Provincia de Buenos Aires 2005-2006, su participacin llega asuperar el 70% en algunas actividades del rubro (produccin, ingresos, venta minorista)54Desarrollando la idea del trabajo de Duviols (1973), podramos argumentar que el origen y la culturaquechua, ligada a las zonas de valles andinos, siempre tuvo una especial ligazn con las actividadesagrcolas. Mientras los aymaras, habitantes histricos del altiplano donde esta actividad era mucho mscompleja (que no inexistente) siempre estuvieron mucho ms ligados al pastoreo, y por tanto, a todaactividad relacionada, como sera el caso del tejido y actualmente, los talleres textiles.55Del guila (2009)

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    residenciales como en la propiedad de los negocios. Pero posiblemente la aproximacin msapropiada sea una conjuncin de ambas: existe una segmentacin laboral que permitiraocupar un determinado sector productivo, y al mismo tiempo barreras de todo tipo para queesto se produzca, y de la conjuncin de ambos factores es que resultar fundamental que losinmigrantes que optan a insertarse en el mismo recuperen y transformen formulas tnicaspropias e informales para asegurar su xito (sus redes sociales, o prcticas como los crditosrotativos o el trabajo comunitario). La posibilidad de desarrollar y lograr el xito de estas

    economas tnicas vendr por tanto determinado por la conjuncin entre los que los grupostnicos pueden ofrecer, y lo que se les est permitido que ofrezcan. Esta bolivianizacin no selimitara a la presencia mayoritaria de estos migrantes en el sector productivo particular, nisiquiera a su posible control del mismo, sino que se evidenciara tambin en la introduccin desistemas comunitarios-identitarios propios, como la minka trabajo gratuito rotativo a favor dela comunidad-, el pasanaku crdito comunitario rotativo- o el anticrtico cesin de uso deinmuebles por dinero-), tambin conlleva una resignificacin, a veces perversa, de susdinmicas identitario-comunitarias, trasladadas a entornos donde estas no son visualizadastradicionalmente de la misma forma.

    Segn Llanos Layme, la persona migra porque le conviene en ese momento, peronormalmente no le conviene ni busca perder el contacto con su comunidad de origen,

    referencia cultural, y distintas organizaciones emergen de las ciudades para ayudar aldesarrollo de la regin en sus campos de accin56. La intencin de generar un espacio deidentidad compartida se expres en este caso en dinmicas que recreaban de alguna maneraconceptos y principios heredados del lugar de origen, readaptados a este nuevo espaciopostmigratorio. Se puede entonces argir que el agro argentino provey a los migrantes de unespacio privilegiado para la reconstruccin, en la distancia, de distintos niveles de organizaciny prcticas que identifican y definen a estas comunidades en sus lugares de origenprimigenio57. En la construccin y reconstruccin de estos espacios identitarios, resultafundamental la base cultural simblica preexistente que le da cabida, coherencia y significado,y que en el caso particular de los pueblos originarios es sin duda la tierra: con el terminoPacha, se dota a la Naturaleza de un carcter personificado, en continua interaccin con laspersonas y sus acciones. Hablaramos, en cierta forma, de una cultura agrocntrica. La

    agricultura es un sector estratgico, fundamental para obtener una slida capacidad deautodeterminacin, crecimiento y desarrollo: es fuente de produccin de alimentos, proveedorde empleo, fuente de divisas, sostn de la identidad y la experiencia58. An en nuestros das,casi 1/6 de la poblacin mundial depende de esta actividad, base del desarrollo de todas lascivilizaciones, y donde, de alguna forma, estas se mantienen y reescriben de mejor manera.Los smbolos y la cultura de los pueblos devienen de procesos agrcolas; se percibe y entiendeel entorno natural como fuerza viviente y generadora, y as esta aparece en los personajes (eldios andino Pachacmac, asociado al maz), los nombres de los meses, las ceremonias59.Para la mayora de los pueblos originarios, el territorio y sus recursos naturales son bienes deuso, ya que se trata del hbitat, del espacio para la vida y, de ninguna manera, de bienesde cambio como establece la racionalidad empresarial de explotacin extensiva; la tierra,smbolo-sostn de la identidad, ofrece sentido de pertenencia tnica60. Uno de sus rasgos

    56Llanos Layme (2006)57En el sentido de esta afirmacin, Caggiano sostiene que las migraciones internacionales como se veen el caso de los bolivianos en Argentina, suponen un proceso en el que interactan la neonacionalidad yel resurgir de las identificaciones regionales y las distinciones de clase, tnicas y de procedencia.Caggiano, 2005.58Gaitan, 2002.59Ver Anexo, Cosmovisin agrocntrica.60 En Chiapas, Mxico, las poblaciones campesinas desplazadas, al verse obligadas a migrar, sedescapitalizaron severamente en trminos de capital social, dado que se destruyeron sus vnculos einserciones bsicas. Fuentes (1998).

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    caractersticos es que no existe una separacin entre naturaleza y cultura, orden natural yorden social, individuo y sociedad61. Para las culturas agrocntricas, la naturaleza (comoterritorio real y simblico) es un factor fundamental: la cosmovisin indgena-originaria, y enparticular la andina, mantiene de muchas maneras este nexo identitario;

    La ley fundamental del capitalismo es la obtencin de plusvala, de ganancia. Por eso noestamos de acuerdo con el capitalismo. Para los indgenas, lo ms importante no es la plata ni

    lo es solamente el ser humano. Lo ms importante para nosotros es la vida, buscamos el vivirbien, no solamente el vivir mejor. En primer lugar est la Madre Tierra -nuestra Madre

    Naturaleza, la Pachamama-, luego las plantas, los animales, las piedras, las estrellas, los ros,las aguas. En ltimo lugar est el ser humano. Queremos una vida armnica entre el ser

    humano y la naturaleza. Tackpacha, que significa todo lo que existe. 62

    La particular expresin organizativa de ese sentimiento originario-comunitario en este contextopostmigratorio63son las cooperativas de productores hortofrutcolas. Es a partir de los aos 90 ysobre todo tras la crisis argentina de 2001 que los migrantes de origen boliviano(paradjicamente discriminados entre otras cosas- por su no participacin plena en el sistemabancario, lo que les protegi del default y permiti una mejor posicin relativa) se consolidanalrededor de slidas estructuras organizacionales, que la frmula de la cooperativa permitamantener, en las que adems se recreaban distintas dinmicas identitarias (como la celebracinde las fechas patrias, vrgenes locales, bodas, torneos de futbol). Dos de estas cooperativasbolivianas, el Mercado Frutihortcola de Saropalca, y la Cooperativa de la Colectividad Bolivianade Escobar, resultan paradigmticas por ser respectivamente la ms reciente, y la primera enconstituirse, representando los extremos entre los que se est desenvolviendo estareconstruccin. En la Colectividad Boliviana de Escobar, fundada en 2001, los miembroscompartan y comparten una nacionalidad y un espacio de ubicacin determinado y comn (serbolivianos en Escobar). Se trata, sin dudas, de la organizacin boliviana ms importante encuanto a sus logros econmicos, y tiene ya un rol estratgico como interlocutor del sector.Haba otro objetivo, quizs menos explcito, pero en el fondo ms importante

    la unin del compatriota, lograr la identidad boliviana, mantener lascostumbres, para que el compatriota de cualquier lugar venga y diga voy a mi

    Bolivia, este es un pedacito de Bolivia en Argentina

    Distintos acontecimientos propiciaron una progresiva reorganizacin de antiguos y nuevosmiembros alrededor de una nueva identidad. Son originarios de una misma localidad deorigen en Bolivia: son saropalqueos en Argentina. Este caso es el germen de lo que llamocooperativa originaria, por ser su eje articulador el origen especficamente comn de susmiembros.

    En Morn, una pequea localidad situada al NE del llamado cinturn verde64de Buenos Airesradica la sede, un mercado mayorista, de una cooperativa que llam mi inters, y a la queempec a acompaar, en 2007. Est formada por trabajadores agrcolas, cultivadores de frutas

    61Por ejemplo, la salud del ser humano es percibida ntimamente relacionada con la salud del medio enque habita, habiendo de cuidar de ambos para que permanezca.62David Choquehuanca (ViceMinistro de Bolivia, 2008)63En este punto podemos identificar el inicio del proceso de nueva bolivianidad (Grimson, 1999), quedefine la reconstruccin identitaria boliviana en un contexto de migracin, que tomara en cuenta lareproduccin de ciertos bienes culturales de origen boliviano para construir un nacionalismo nuevo ydiferente al que se desarrollara en Bolivia. En este trabajo veremos que ese proceso tan slo se apoyaen lo nacional como parte del proceso hacia una resignificacin ms prxima y cercana, en la que lasdinmicas se vinculan progresivamente con los lazos hacia el lugar de origen.64Conurbano alrededor de la Capital Federal de Argentina.

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    y verduras situados a lo largo y ancho del pas, pero que comparten una identidad: sonoriginarios de Saropalca, diminuta (y hoy da casi despoblada) comunidad rural del altiplanoboliviano. La cooperativa funciona no slo como estructura para su actividad productiva, perocomo espacio de reencuentro, de reforzamiento de la cohesin social e identitaria, y lo que esms importante, de vinculacin con su territorio de origen. Lo resaltable de esta organizacin esque es esta tan concreta asignacin tnico-originaria (culmen de un proceso de regeneracinidentitaria en el que no precisamos profundizar) la que permite que se organicen colectivamente

    para revertir las condiciones objetivas que les hicieron abandonarla, abonando la posibilidadfutura de un retorno siempre presente, pues forma parte de esta particular cultura migratoria.

    Los de SP vivimos por todos lados, estamos en Escobar, Pilar, Parque La Plata, Florencio

    Varela y Rodrguez todos nos juntamos en el mercado, nos organizamos hacemos una fiesta

    como esta y nos reencontramos, a muchos hace tiempo que nos los vemos, desde que nosfuimos, y nos reencontramos con ellos aqu.

    El nombre Saropalca, nuestra pequea comunidad potosina de referencia, significa cruce deros donde se cultiva choclo65. Los originarios recuerdan a cada rato como este ha sido siempreun cultivo fundamental para el pueblo.

    Se trata de una pequea comunidad rural que hoy cuenta con menos de 100 habitantescontinuos, enclavada en uno de los intrincados valles de esta regin del altiplano andino, dondelos ros traen tanta agua en la poca de lluvias (noviembre a marzo) como escasos bajandespus. La naturaleza de los alrededores, y la produccin agraria, ambas milenarias,acompaan majestuosa (y en estos tiempos, errticamente) este ciclo del agua. Hoy da, laactividad principal en Saropalca sigue siendo la agricultura de maz y frutales. Tambin secultiva en menor medida haba, papa, acelga y especias para consumo familiar. El valle queforman estos ros es estrecho y de paredes pronunciadas. Los cultivos se realizan en susmrgenes: casi la mitad de las tierras cultivables corren el riesgo continuo de quedar arrasadasy anegadas con las crecidas. Adems las nuevas tierras que estas crecidas proporcionan sonpobres en materia orgnica dado que los cauces bajan contaminados por las extraccionesmineras. La migracin masiva en la regin provoca una prdida del conocimiento campesino enel manejo y conservacin de suelos, en lo tecnolgico y cultural, y debilitamiento de las formasde trabajo comunitario y de ayuda mutua.

    La regin fue habitada tradicionalmente por el grupo tnico Chicha, muy importante ya antes dela poca incaica, si bien cuando pas a formar parte del Tawantinsuyu, a finales del s. XV, supoblacin fue fuertemente transculturizada y obligada a asentarse en zonas remotas 66(siguiendo la tradicin inca de mover poblaciones como forma de control territorial). En su lugarpobl la regin la nacin originaria Wisijsa67. sta nacin conserva su identidad como tal hastamediados del s. XVIII. Quebrantada la legitimidad de sus autoridades tradicionales porcorrupcin, la nacin Wisijsa se atomiza, siendo reducida y ubicada alrededor de 3 pueblos deindios68: Encarnacin de Yura, Concepcin de Toropalca, y Espritu Santo de Caiza.

    Saropalca tiene mucha historia, es hija de espaoles, son apellidos espaolescomo Villafuerte, Anze69 el pueblito de Saropalca era no ms un pedacito,

    65Saro, choclo (maz); Palca: "crucero, afluencia de ros (en lengua quechua)66Centro de Estudios Potos (1892).67Coronado Orellana (2000).68 Con la llegada de los jesuitas y el ascenso del nefasto Virrey Toledo, se generaliza la poltica dereducira los originarios a distintos pueblos artificiales, donde resultara ms sencillo controlarlos para eltrabajo mitayo y su conversin religiosa.69 A modo de ancdota ilustrativa, en mi primer tinku con la colectividad saropalquea, en Pilar, micompadre me presentaba a sus conocidos, que rpidamente me re-bautizaron como Sergio Anze,

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    un lugar sin propiedades cuando los espaoles hacan su viaje de Potos a Bueno Aires tenan

    sus lugares de descanso, Saropalca era uno de los lugares slo espaoles, luego ro arriba y

    abajo todos eran indgenas, con apellidos como Wallpa, UuSaropalca es un lugar de descanso hijo de espaoles y mestizos.

    70

    El origen de Saropalca se remonta, segn fuentes histricas consultadas en el Archivo de laReal Casa de la Moneda de Potos, a 178771. Por aquellas fechas, la importancia de Saropalca

    radicaba en su estratgica ubicacin al inicio de los valles de la zona (en la ruta decomunicacin entre Potos, Villazn y Buenos Aires72), y por la necesidad de un lugar concreto,fuera de las comunidades originarias circundantes (menos accesibles), como posta dedescanso en dichos trayectos (Bravo, 1894). Real Daz, ya en 1873, recoge esta relacin dedistancias entre postas desde Quiru hasta Soropalca: 7 leguas. De Soropalca a Caiza, 7leguas. De Caiza a Potos: 12 leguas73. Un ao despus, se le aade la funcin de parada delas rutas de correos y telgrafos. En 1893, una de las primeras oficinas de telgrafo.Posteriormente, una oficina telefnica (de Rada, 1917). En 1927, una disposicin legal de laCmara de Diputados de la Repblica de Bolivia, prevea la construccin de un puente sobreel ro Tumusla que facilitar la comunicacin durante todo el ao entre los caminos de Potos,Vitichi, y la regin de Saropalca, con la ruta ferroviaria de Tupiza a Argentina.

    Aquella disposicin legal hoy se lee premonitoria.Actualmente cerca del 85% de la poblacin de esta comunidad potosina vive concentrada endos grandes ncleos de la Argentina: Lules, en Tucumn, y el conurbano de Buenos Aires,donde se sita el Mercado Frutihortcola Saropalca. En este nuevo espacio (que alreorganizarse tambin se extiende y complejiza) se aaden redes y propsitos especiales a lainiciativa original contenida en la CBE: entre ellos la implicacin directa en el desarrollo deproyectos especficos y comunitarios en el lugar de origen. Esta posibilidad estaracondicionada al mantenimiento de una determinada serie de vnculos con la comunidad original,que permitira que los no-migrantes se incorporen al crculo de la comunidad transnacional, y alos migrantes revalidar sus lazos con la misma, en trminos de presencia y prestigio. Suparticular lgica transnacional esta formada entonces por redes familiares y de paisanaje que

    han posibilitado el desplazamiento territorial hacia los grandes ncleos urbanos, desarrollandoprcticas productivas hortcolas (que repiten en otras reas del pas), funcionando desde esemomento como un enlace directo para los nuevos migrantes, conservando y reproduciendovalores tnicoculturales en el espacio de destino, y pulsando por transferir los recursos y

    saropalqueo de Espaa. De similar forma, al llegar por primera vez a la comunidad originaria deSaropalca, en ocasin de la celebracin de la festividad de la Virgen de Asunta, los mayores al hablar demi presencia comentaban, de Espaa viene, nieto de saropalqueos debe ser.70Fausto Villafuerte, encuentro en Saropalca, Potos (16 de Agosto de 2008, celebracin de la Virgen deAsunta).71Actualmente, realizo en coordinacin con las y los originarios de Saropalca, en Buenos Aires y Potos,una investigacin sobre el origen histrico de la comunidad, a travs del rastreo de cinco apellidos deascendencia espaola mayoritarios: Ramrez, Villafuerte, Anze, Rejas y Sardinas.72Real Audiencia de Potos, 1753.73Las postas bolivianas recuerdan los tambos del Antiguo Per que los Incas tenan a cada tanto paraalbergue de viajeros y parada de chasquis. Perpetundose la tradicin, las postas bolivianas son cada 6leguas, para cada pascana (etapa)de los viajeros. Subvencionadas por el gobierno con 30 bolivianos porel arriendo mensual de la casa, cuentan con reglamentacin propia que, si ignorada por el viajero, seconvierte en trampa para el mismo por parte del "maestro de posta". Lo admirable de las postas son lospostillones: es un servicio prerrogativo de los "indios originarios", los que cuentan con terrenos propiosdesde la conquista y con derecho de trasmitirlos a parientes. Su servicio en la posta es en turno desemestres, quedando exentos de la tasa (contribucin indgena territorial)en el ao que la sirven. CiroBayo, 1912.

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    conocimientos que se adquieren para el desarrollo de las comunidades de origen.

    La eleccin de las autoridades originarias, que se desempean rotativamente en Saropalca esun aspecto que merece destacarse. El curaca local (realmente, un jillakata) es un hombreelegido en Morn, normalmente entre los miembros del MFS o de la Asociacin de Residentes,que debe cumplir su mandato de un ao all en Saropalca, como carga comunitaria, dejando asu familia al cargo de sus obligaciones en Argentina. Se encargar de aplicar correctamente los

    fondos mandados por la directiva del MFS y por el conjunto de la colectividad. Su eleccin en ladistancia, y la obligacin implcita de tener que volver a la comunidad para su desempeoanual, no hace ms que reforzar el sentido de pertenencia de la colectividad migrante con sulugar de origen, superando su imposibilidad de hacerse notar mediante el proceso electoraltradicional, que an no los tiene en cuenta. Al mismo tiempo, este hecho muestra lasinterferencias que el hecho migratorio, unido a la fortaleza del vnculo identitario-comunitario,produce en las comunidades. Se hace imposible aspirar a dichos cargos sin ser migrante,primero porque las decisiones se trasladan a Argentina, y subsecuentemente porque la mejorarelativa de las personas que migran pone el listn para acceder a su desempeo fuera dealcance74. Por tanto, este caso vendra a confirmar, al menos parcialmente, que el procesoacumulativo entre migracin y desarrollo de las redes y acciones transnacionales puede

    transformar totalmente las estructuras econmicas, polticas, e incluso culturales de las reas

    de emisin75

    . Considerando esto, en Febrero, durante los Carnavales, los saropalqueos sevuelven a reunir all y entre todos, migrantes y comunarios, discuten y debaten temaspendientes y venideros. Lo hacen como vemos, contaminando determinadas dinmicasoriginarias con la lgica del libre mercado y la modernidad, si bien esta contaminacin parece,an, estar sujeta a mecanismos comunitarios de seleccin y control.

    74Pude ver en Saropalca, durante la celebracin de la virgen de Asunta (15 de agosto de 2008) como losno migrantes se encuentran excluidos de la posibilidad de ser pasantesde fiesta. El desembolso quecada pasante migrante realiza (que prueba su xito, su devocin, e implcitamente supone el nivel adevolver por quien le suceda) excede con mucho las aspiraciones de los residentes. Adems, estoproduce un cierto efecto de dependencia (complementario al que supondran las remesas), puesto quelos residentes esperan dichos excesos, y agradecen las mejoras que los migrantes llegan a proponer yconseguir. Bsicamente parece el efecto que suelen tener las polticas pblicas, o la ayuda del tercersector, slo que en este caso es el propio migrante quien asume ese rol.75Benencia (2003)

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    El Buen Migrar

    Tomando como base la investigacin y convivencia participativa que fue mi tesis de maestra76,en 2008 presentamos una propuesta de vinculacin y articulacin inter-institucional en materiade poltica migratoria integral: el Sumaj Kuchiykachay, en colaboracin con la ColectividadBoliviana de Escobar, el Mercado Frutihortcola Saropalca, el Defensor del Pueblo y la Pastoralde la Movilidad Humana de Potos, y el Servicio Nacional de Migraciones y Cancillera de

    Bolivia77

    . Esta propuesta, fundamentada en un profundo conocimiento de la trayectoria,condicionantes y dinmicas contenidas en la experiencia de esta concreta comunidad, preveael acompaamiento y contraparte gubernamental a las iniciativas de inversin y desarrollo localgestadas por los emigrantes (a imagen de los ms conocidos programas mexicanos 2 por 1 y3 por 1), en el marco de los Planes Operativos Anuales de inversin para el periodo 2007-2011. En particular, se proponan los proyectos que la colectividad en ese momento estabaimpulsando: el acceso al agua corriente a travs del entubamiento de un cauce cercano, y laconstruccin de una antena de repeticin para telefona celular. Para el conjunto de losproyectos, estimados en unos 30.000 dlares, la colectividad en Argentina ya haba conseguidola mitad. La confluencia de intereses, por parte de la comunidad y del Estado, en conseguir unaconcrecin (local) determinada, es el espacio de encuentro e inicio de infinitas posibilidades. Apartir de la consecucin de dicho objetivo, presentaba un amplio abanico de posibles

    actuaciones de interconexin y armonizacin del espacio migratorio trans-saropalqueo (retornode migrantes tecnificados, proyectos productivos de alto valor agregado, venta transnacional).

    El objetivo fundamental consista en encontrar formas y canales de conectar las iniciativas delos migrantes para el desarrollo de sus comunidades de origen con las polticas pblicas dedesarrollo nacional y las iniciativas de gestin departamental al respecto, potenciando laconexin de sus espacios transnacionales y la posibilidad del retorno. Este planteo pone almigrante como pieza (potencialmente) fundamental tanto en los procesos de desarrollo de suscomunidades (evitando despoblamiento y posibilitando el retorno) como en su visibilidad yrepresentatividad en sus lugares de destino. Parta de una premisa fundamental, que durantetodo el trabajo espole sin duda mi inters: el proceso de cambio que est viviendo Boliviadesde 2004, expresin de una trayectoria con mayor profundidad y complejidad histrica,supone un hito renovador de la esperanza en otros mundos posibles. Es en este contexto derefundacin identitaria, expresada con fuerza en los migrantes, que cobraba sentido volver aconfiar en las instituciones pblicas como vanguardia, si bien el papel proyectado para ellas, enla propuesta, es ms bien secundario. El ncleo fundamental es aquel espacio de comunicacine interaccin entre comunidad (originaria) y colectividad (migrante), un espacio que se habademostrado consistente, flexible y prometedor. Un espacio en el que, si bien se puedecuestionar la decisin conjunta de las acciones (al quedar relativamente relegados losresidentes), estas se orientan al sostn y mejora de la comunidad, mientras se trabaja ydesarrolla tambin la comunidad transmigrada. La comunidad, la tierra originaria, sigue en elimaginario del migrante, que suea con volver a ella. Pero no lo har si ni siquiera mejoraron lascondiciones objetivas que lo obligaron a marchar, y eso es lo que romnticamente tal vez, tratade cambiar activamente. Y aqu entra la imprescindible colaboracin interinstitucional, al ms

    76Taypi-Tinku-Kuti hacia el Sumaj Kuchiykachay (Buen Migrar): escalera transmigrante saropalquea yconstruccin del retorno a travs de las cooperativas hortofrutcolas originarias en Buenos Aires,realizada desde 2006 en Buenos Aires (Argentina) y Potos (Bolivia),77La eleccin del Defensor del Pueblo como institucin-puente con los organismos gubernamentales serealiz considerando su rol de receptor de quejas de la ciudadana frente al accionar estatal,planteandose las salvedades de este caso particular. En cuanto a la Pastoral Migratoria, fueron lazos deafinidad personal y profesional los que me hicieron considerar pertinente su participacin, al ser algo msautnoma del Estado, contar con una amplia trayectoria de trabajo especfico acerca del fenmeno, y conel pleno reconocimiento por parte de poblacin e instituciones.

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    alto nivel. Con un profundo conocimiento de las dinmicas relevadas en este trabajo, caso porcaso, las posibilidades para armonizar el desplazamiento migratorio se dispararan.

    Se logr atraer la atencin y el inters de las instituciones. En diciembre de 2008 se llega a unAcuerdo por el Boliviano en el Exterior, y se dieron las condiciones para plantear una reuninentre el Defensor del Pueblo, la Pastoral para las Migraciones, las autoridades y comunidad deSaropalca, el Director de Desarrollo Productivo de la Prefectura, y otras autoridades locales de

    municipios circundantes (Vitichi). De esta forma esperbamos que las partes pudieranplantear y negociar de qu forma las actividades e iniciativas propuestas podran insertarse enel Plan Operativo Anual (POA), que si bien estaba en marcha, abra en junio y diciembreperiodos de posible negociacin en partidas presupuestarias no gastadas. Posteriormentefuimos informados que los POAs no son planes anuales sino quinquenales (el actual en vigorya estaba definido hasta 2012 a la espera de redefinirse tras las recientes elecciones de 2010-), y por tanto apenas quedaban oportunidades para que otras organizaciones, o las propiascomunidades, realizaran propuestas al respecto.

    El gobierno suele tener un presupuesto para desarrollo, pero eso las prefecturas lo administran

    y dicen esto para el desarrollo de esta comunidad necesitan un camino, y mientras la

    comunidad dice lo importante para nosotros es crear microempresas,para qu un camino si no llevamos ni traemos nada. 78

    Pero esa rigidez presupuestaria y operacional no iba a impedir el desarrollo de la propuesta,aunque por caminos y con efectos bien distintos. Sin considerar esta posibilidad de realizaraquella experiencia piloto, en 2010 se lanza el Plan Compatriota en la campaa electoral porla reeleccin a la presidencia del pas. Su primer programa fue el Volver a Casa, que prevea lafacilitacin del retorno voluntario a emigrantes radicados en Argentina en mala situacineconmicoa (sin ingreso ni propiedades all, ni en Bolivia), mediante la cesin de tierras enBeni, Pando y Santa Cruz, para la creacin de nuevas comunidades productivas. No es lugarpara entrar en detalles, pero expondr un par de elementos que contrastados con lo hastaahora expuesto, merecen resaltarse.

    El primero de ellos es que no se toma en consideracin la variable identitaria, ms all de lanocin de emigrado. De esta forma se obvia un aspecto fundamental en la vida del migrante,su marco de seguridad y autoreferencia primaria. No fueron pocos los testimonios querecogimos que justamente apuntaban a los temores de que las facilidades otorgadas nopudieran superar los posibles conflictos, no slo entre los retornados, sino entre estos y laspoblaciones locales (en este sentido, no son desconocidas las diferencias sustanciales entre elaltiplano y las tierras bajas bolivianas). Aunque pueda parecer menor, tambin se hizoreferencia a las profundas diferencias climticas entre las regiones de origen y retorno.

    En segundo lugar, el proyecto vinculado al retorno de los emigrantes no parece tener en cuentalas profundas diferencias existentes al interior de la colectividad, en materia de formacin,ocupacin, lazos y redes sociales. Es decir, el acompaamiento no se produce hacia unapropuesta o motivacin intrnseca de la persona o colectivo migrante, sino hacia los intereses

    particulares de la poltica poblacional y productiva del pas. De esta forma, se pierde el potencialde esta reconfiguracin identitaria que se produce en la distancia y que se vinculaunvocamente (sea de forma real o simblica) al lugar de origen, y a determinadas habilidades yconocimientos que se adquirieron en el proceso. De la misma forma que en el punto anterior,muchos de los potenciales retornados argumentaron su desconfianza a no saber qu actividad,cultivo, o finalidad, tendra este proyecto por el que retornaran.

    78 Entrevista con Mara Ren Quiroga, Directora del Servicio Nacional de Migraciones, La paz, 27 demarzo de 2009.

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    Se ignor hasta ahora el papel de los emigrantes en el desarrollo de sus pueblos natales. Unproceso observable en muy diversos puntos, por quedarnos con lo ms cercano, en AmricaLatina, ha sido contrastado en este trabajo en el mbito de lo local, con un caso prctico. Losemigrantes saropalqueos adquieren un papel importante como financiadores y promotores deldesarrollo, proporcionando un apoyo econmico sustancial, y a veces vital, a la comunidad deorigen. Dando continuidad al valor de este ltimo trmino, esta fuerte identidad tnica-

    originaria permite a sus portadores no slo una insercin fluida y densa en la sociedadreceptora a travs de sus redes de paisanos, sino tambin aprender, reconfigurar, y trasladarde vuelta lo adquirido. En ninguno de los dos lugares esto volver a ser de igual forma, ambasprcticas acabarn afectadas de muy diversas formas particulares. La cooperativa en BuenosAires funcionar (aparte de plataforma de insercin productiva acorde con dinmicas socialesespecficas) como un espacio seguro para el desarrollo del nuevo territorio identitario (prximoal originario), facilitando la interrelacin entre retornos (tanto definitivos minoritarios- comotemporales) y mejoras. Sin embargo parece que este proceso genera tensiones y conflictosdentro de la colectividad emigrada y entre los mismos y los comunarios.

    En Bolivia, el saropalqueo migrante busca reconocimiento y prestigio social. La experienciamigratoria puede haberlo colocado en un punto en el que pensar en el retorno est ms cerca

    que buscarse la vida en otro lugar. Parte de lo que llev consigo, de su propio ser, ha sido deciertas formas reconsiderado y re-elaborado de nuevo. Pero permanece en la mayora delos casos el vnculo primigenio, volver, y lo trabaja tanto individual (con la familia ms cercana)como comunitariamente. Su experiencia migratoria lo ha convertido en un emprendedor, y esova a modificar sustancialmente su visin y participacin en los procesos comunitarios. Ya vimoscomo las acciones en el pueblo natal no solo implican una creciente inversin, sino un trabajoorganizativo que requiere retornos continuos para pagar los gastos y monitorear los proyectos.En estos casos, las autoridades locales ven amenazada su autoridad en el pueblo, y loscomunarios se debaten entre la complacencia y la exclusin.

    Las migraciones de origen rural en Bolivia han coincidido entonces con polticas que marginaneconmicamente al sector agrcola tradicional originando diversas faltas (tierra y agua) ycarencias (infraestructura vial y social, apoyo tcnico y de mercado) que son expresin de lacrisis rural de los ltimos 200 aos79. Esta compleja tradicin de movilidad, tanto dentro80comofuera del territorio nacional boliviano, es parte constitutiva de la realidad estructural y la nuevaruralidad81, y se transmite de padres a hijos naturalizndose como algo cotidiano. Lacontinuidad o al menos influencia, del control de pisos ecolgicos caracterstico de la reginandina, como gestin del espacio como un todo, y como estrategia de supervivencia ydesarrollo individual y comunitario, se expresara y ampliara hoy da a travs de lasmigraciones de sus miembros82.

    "No se trata entonces tan solo de estrategias de sobrevivencia contemporneas, sino de un

    "habitus" de un saber de vida, de una prctica asociada a una cosmovisin particular que

    permitira una mejor y ms sostenible utilizacin de los recursos naturales; no ya para la"sobrevivencia " de una familia, sino para la vida y reproduccin de toda una

    comunidad/sociedad". 83

    79Cortes (1996).80Ver Llanos Layme (2006) para un balance bibliogrfico sobre los procesos de migracin campo-ciudaden Bolivia.81Una ruralidad de la ausencia, en palabras de Cortes (2004).82Ministerio de Desarrollo Sostenible (2002).83Guevara, en Hinojosa (1998).

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    Conclusiones y propuestas comparativas

    Para Espaa podramos dibujar un proceso similar, sin duda particular, a travs del cualplantear algunos posibles paralelismos interpretativos, que para hacer ms concretos,focalizaremos en mi mbito territorial de pertenencia, Extremadura. Pese a que el pas, y susregiones, han sufrido una notable transformacin en cuanto al perfil migratorio internacional(pasando de emisores a receptores, si bien el momento actual de crisis podra, de nuevo, dar la

    vuelta a la situacin), sigue existiendo un goteo de desplazamientos desde el medio rural hacialas ciudades provocado por los mejores servicios y las mayores posibilidades laborales queofrece el medio urbano. El despoblamiento del espacio rural est cada vez ms determinadopor la falta de oportunidades reales que ofrece dicho espacio. Lo rural cada vez tiene menosque ver con lo agrcola.

    Este proceso de despoblacin rural es creciente desde los aos del desarrollismo (60s), debidoa la prdida de competitividad mundial y de la perspectiva local como alternativa, y la tendenciaa convertirse en bien de explotacin intensiva y extensiva (ganado, cereal, turismo), de disfruteexclusivo (urbanizaciones privadas, resorts) o en el mejor de los casos, ciudad-dormitorio paraquienes habitan por el dia la ciudad. El uso tradicional, que genera empleo, alimentacin eingresos, permite el mantenimiento y reproduccin de cultura, identidad y sabidura, es

    perseguido y despreciado por el mercado, la agricultura genticamente modificada, laalimentacin industrial, y el ideal de modernidad. La cada de empleo agrario va acompaada,por la ausencia de alternativas, de un abandono de las zonas rurales, envejecidas, si bien enalgunos puntos se puede apreciar una recuperacin fundamentada en el turismo y lasactividades no agrcolas. El documento explicativo del Plan Nacional de Regados-Horizonte de2008 informa de que entre 1960 y 1996 se ha producido una completa modificacin de ladistribucin territorial de la poblacin. Es decir, que la gente se ha ido del campo a la ciudad:durante el citado periodo, la poblacin rural ha pasado de un 43 a un 22%.

    Cmo podra entonces la migracin ser una alternativa para la recuperacin de estosespacios? Hemos visto como para el caso del espacio transnacional entre Argentina y Bolivia,la despoblacin en las comunidades andinas se complementa con retornos habituales que dan

    la opcin de reinvertir (o revertir) las condiciones objetivas que impulsan a migrar, mediante unaadecuada articulacin de plataformas, identidades, y polticas pblicas que no entiendan laemigracin como un proceso definitivo, una renuncia, o una traicin al territorio. Estosmigrantes lograron, en Argentina, recuperar espacios y actividades vinculadas con lo rural, loque al mismo tiempo les permiti no perder su referencia identitaria, el sentido de pertenenciacon su lugar de origen, y la bsqueda de estrategias comunitarias acordes. Su consolidacincomo grupo tnico, que posiblemente tuvo que ver con las complicadas dinmicas deintegracin que tuvieron que vivenciar, permite (aunque sea indirectamente) la posibilidad deseguir vinculado a esta idea sentida. Posiblemente, fue la migracin lo que permiti considerarla posibilidad de invertir, para volver. Hoy da Espaa y la UE parecen seguir los pasos que yatransitara el continente latinoamericano en lo que se llam su dcada perdida (en los 90), y sinduda esto hace ms necesario que nunca volver la vista atrs hacia nuestros pasos, y plantear,

    ms alls de las restricciones habituales, puentes interpretativos que conecten los distintosespacios territoriales, histricos, culturales e identitarios, pues esa perspectiva es la que nosllevar, como abramos este trabajo, a conocernos a Nos-Otros, a travs de los Otros.

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