Restauracion Alfonso XII y XIII 1875-1931

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1 TEMA LA ESPAÑA DE LA RESTAURACIÓN (1875-1902) Con la proclamación de Alfonso XII como rey en 1875, se inició en España una nueva etapa histórica que se conoce como «la Restauración». Durante el reinado de Alfonso XII (1875-1885) se promulgó una nueva constitución, la de 1875, y se puso fin a dos guerras iniciadas años atrás: la guerra de Cuba y la tercera guerra carlista. A la muerte de Alfonso XII, y mientras duró la minoría de edad de su hijo Alfonso XIII, se encargó de la regencia la reina María Cristina, esposa de Alfonso XII. Durante la Regencia (1885-1902) España fue derrotada militarmente por Estados Unidos y perdió sus últimas colonias (Cuba, Puerto Rico y Filipinas). El desastre de 1898 originó una gran conmoción en la sociedad española - Reinado de Alfonso XII (1875-1885) - Regencia de María Cristina (1885-1902) Alfonso XII de Borbón y Borbón (Madrid 1857, Madrid 1885), “El Pacificador”. Hijo de Isabel II. Proclamado Príncipe de Asturias con diez años. En 1868 parte al exilio junto a su madre debido a la Revolución Septembrina. Estudia en la Academia Militar Naval de Sandhurst. Desde esta academia envía a España el “Manifiesto de Sandhurst”, reclamando sus legítimos derechos al trono de España. Reina durante 10 años. Se casa con su prima Mª de las Mercedes de Orleans (que murió 5 meses después), la cual fallece de tifus. Contrae segundas nupcias con Mª Cristina de Habsburgo y Lorena, con la que tiene dos hijas y un hijo póstumo, Alfonso XIII. El Rey muere en 1885 de tuberculosis.

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TEMA LA ESPAÑA DE LA RESTAURACIÓN (1875-1902)

Con la proclamación de Alfonso XII como rey en 1875, se inició en España una nueva etapa histórica que se conoce como «la Restauración». Durante el reinado de Alfonso XII (1875-1885) se promulgó una nueva constitución, la de 1875, y se puso fin a dos guerras iniciadas años atrás: la guerra de Cuba y la tercera guerra carlista. A la muerte de Alfonso XII, y mientras duró la minoría de edad de su hijo Alfonso XIII, se encargó de la regencia la reina María Cristina, esposa de Alfonso XII. Durante la Regencia (1885-1902) España fue derrotada militarmente por Estados Unidos y perdió sus últimas colonias (Cuba, Puerto Rico y Filipinas). El desastre de 1898 originó una gran conmoción en la sociedad española

- Reinado de Alfonso XII (1875-1885) - Regencia de María Cristina (1885-1902)

Alfonso XII de Borbón y Borbón (Madrid 1857, Madrid 1885), “El Pacificador”. Hijo de Isabel II. Proclamado Príncipe de Asturias con diez años. En 1868 parte al exilio junto a su madre debido a la Revolución Septembrina. Estudia en la Academia Militar Naval de Sandhurst. Desde esta academia envía a España el “Manifiesto de Sandhurst”, reclamando sus legítimos derechos al trono de España. Reina durante 10 años. Se casa con su prima Mª de las Mercedes de Orleans (que murió 5 meses después), la cual fallece de tifus. Contrae segundas nupcias con Mª Cristina de Habsburgo y Lorena, con la que tiene dos hijas y un hijo póstumo, Alfonso XIII. El Rey muere en 1885 de tuberculosis.

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E El general Martínez Campos proclamó rey a Alfonso XII mediante un pronunciamiento militar en Sagunto (1874)

Entrada triunfal de Alfonso XII en Madrid

1. EL MANIFIESTO DE SANDHURST En 1874, mientras el General Serrano busca la estabilidad del país, se producen dos hechos transcendentes: a) Cánovas prepara la restauración monárquica constitucional, creando el partido alfonsino (con

los liberales conservadores) y presionando a Isabel II para que abdique en su hijo Alfonso XII. Éste publica el Manifiesto de Sandhurst (academia militar inglesa, donde Alfonso estudió), redactado por Cánovas del Castillo, en el que expone su futuro programa político, comprometiéndose a comportarse como «buen español», y «verdaderamente liberal».

b) Pero, a la vez que Cánovas prepara la transición pacífica, el general Martínez Campos se pronuncia en Sagunto a favor de la monarquía alfonsina, sin oposición. Cánovas asume la Regencia.

MANIFIESTO DE SANDHURST

He recibido de España un gran número de felicitaciones con motivo de mi cumpleaños. Cuantos me han escrito muestran igual convicción de que sólo el restablecimiento de la Monarquía Constitucional puede poner término a la incertidumbre que experimenta España. Dícenme que antes de mucho estarán conmigo todos los de buena fe sean cuales fueren sus antecedentes políticos, comprendiendo que no pueden tener exclusiones ni de un monarca nuevo y desapasionado, ni de un régimen que represente la unión y la paz... Por virtud de la espontánea y solemne abdicación de mi augusta madre, tan generosa como infortunada, soy único representante yo del derecho monárquico en España... Por todo esto, sin duda, lo único que inspira ya confianza en España es una Monarquía hereditaria y representativa. En el entretanto, no sólo está hoy por tierra todo lo que en 1868 existía... Si de hecho se halla abolida la Constitución de 1845, hállase de hecho abolida la que en 1869 se formó sobre la base inexistente de la Monarquía... No hay que esperar que decida yo nada de plano y arbitrariamente... Llegado el caso, fácil será que se entiendan un príncipe leal y un pueblo libre... Sea la que quiera mi propia suerte, ni dejaré de ser buen español, ni, como todos mis antepasados, buen católico, ni, como hombre del siglo, verdaderamente liberal. Alfonso de Borbón, Sandhurst, 1 de diciembre de 1874.

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2. TEORIA Y PRAXIS DEL SISTEMA POLÍTICO DE LA RESTAURACIÓN (PAU) El sistema político de la Restauración fue diseñado por Antonio Cánovas del Castillo y se basaba en la alternancia en el poder de dos grandes partidos: el Partido Conservador y el Partido Liberal. Durante muchos años el turno pacífico de los dos partidos permitió una relativa estabilidad política y social que terminó por quebrarse ante los fraudes electorales. La perdida de las últimas colonias en 1898, la crisis política y económica, y la presión de las organizaciones obreras provocaron la decadencia del sistema de la Restauración. 2.1. El turnismo. La alternancia en el poder de los partidos Canovas imitó el modelo inglés, basado en la alternancia de dos partidos. Las elecciones eran un trámite para legitimar el poder, pues se basaban en el turnismo. Los llamados «partidos dinásticos» son: a) El Partido Conservador (Partido Liberal-Conservador). Surgió del partido alfonsino de

Cánovas, con antiguos moderados y unionistas. Estaba bien estructurado y cohesionado. Su jefe natural fue Cánovas del Castillo.

b) El Partido Liberal (Partido Liberal-Fusionista), llamado fusionista, nace de la oposición moderada (monárquicos constitucionalistas) a través de antiguos progresistas, constitucionalistas (de Serrano y Sagasta), radicales (de Ruiz Zorrilla, que luego dimite y se hace republicano), republicanos moderados (como Castelar), etc. Su líder fue Práxedes Mateo Sagasta.

ALTERNANCIA ENTRE 1875-1903

AÑOS GOBIERNO (Presidente) 1875-1881 CONSERVADOR (Cánovas) 1881-1884 LIBERAL (Sagasta) 1884-1885 CONSERVADOR (Cánovas) 1885-1890 LIBERAL (Sagasta) 1890-1892 CONSERVADOR (Cánovas) 1892-1895 LIBERAL (Sagasta) 1895-1897 CONSERVADOR (Cánovas) 1897-1899 LIBERAL (Sagasta) 1899-1900 CONSERVADOR (Silvela) 1900-1902 LIBERAL (Sagasta)

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Político español, artífice del régimen de la Restauración (Málaga, 1828 - Santa Águeda, Guipúzcoa, 1897). Estudioso de la historia de España escribió notables trabajos sobre los Austrias y la decadencia española. Miembro de la Academia de la Historia (1860), de la Real Academia Española (1867), la de Ciencias Morales y Políticas (1871) y la de Bellas Artes de San Fernando (1887). Sus inquietudes intelectuales se canalizaron, además, a través del Ateneo de Madrid, que presidió en varias ocasiones.

Su vocación centrista quedó confirmada al integrarse en la Unión Liberal, partido creado por O’Donnell para interponerse entre moderados y progresistas.

Su primera responsabilidad política fue la redacción del Manifiesto de Manzanares, que hizo públicas las posiciones de los militares participantes en la llamada «Revolución de 1854» (O’Donnell, Serrano).

Durante el Sexenio Revolucionario de 1868-74, Cánovas asumió el liderazgo de una minoría conservadora en las Cortes, aprovechando los fracasos de la monarquía de Amadeo y de la I República para consolidar su opción de restaurar la monarquía de los Borbones en el futuro Alfonso XII.

Preparó e hizo aprobar la Constitución de 1876, estableciendo una monarquía liberal inspirada en las prácticas parlamentarias inglesas. La clave era acabar con la violencia política y los pronunciamientos militares que habían marcado el reinado de Isabel II, asentando la primacía del poder civil. Pero para ello había que garantizar la alternancia pacífica en el poder.

Político liberal español (Torrecilla de Cameros, Rioja, 1825 - Madrid, 1903). Era ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, y profesor de su escuela en Madrid. Militó desde joven en el Partido Progresista.

Encabezó una de las dos ramas en las que se escindió el Partido Progresista, quedando al frente de los constitucionales, mientras Ruiz Zorilla dirigía a los radicales. Fue el último jefe de gobierno del Sexenio, desalojado del poder por el pronunciamiento de Martínez Campos que restauró a los Borbones en la persona de Alfonso XII (1874).

Cánovas del Castillo vio en Sagasta la figura más adecuada para conseguir la unidad de las dispersas fuerzas liberales y turnarse con él en el poder. Ciertamente, en 1875 Sagasta admitió -aunque de mala gana- la restauración de la dinastía histórica; aunque siguió defendiendo hasta 1877 la vuelta a la Constitución del 69.

2.2. El caciquismo Fue el rasgo político más característico del nuevo régimen: un fenómeno que, aunque ya existía con anterioridad a 1876, ahora se perfila como un instrumento de poder del nuevo régimen. Es una forma de pervivencia feudal donde la oligarquía rural (terratenientes o similares), convertidos en caciques locales, organiza las elecciones y controla sus resultados en beneficio del poder mediante tres sistemas: coacción a los campesinos (que dependían económica o laboralmente de él), manipulación del proceso electoral (pucherazo, o compra de votos) y concesión de favores. El Ministro de la Gobernación formaba el encasillado (lista de diputados que debían ser votados). Los Gobernadores y alcaldes se encargaban de que fueran elegidos. Y el partido designado obtenía la mayoría con aspecto de legalidad. Un pacto entre los partidos dinásticos garantizaba el «turno» en el poder sin necesidad de lucha real.

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2.3. La Constitución de 1876 Las bases del nuevo sistema quedaron fijadas en la Constitución de 1876, de carácter moderado, inspirada en la de 1845, aunque incluía elementos integradores de la constitución de 1869, una constitución que permitiese gobernar a liberales y moderados. Defiende valores tradicionales como la familia, la religión y la propiedad, aunque irá incluyendo algunos de los principios democráticos. La constitución de 1876 estuvo vigente hasta 1931 (Segunda República). Fue aprobada por unas Cortes elegidas por el sufragio universal aún vigente. a. Defiende la soberanía compartida entre el Rey y las Cortes (1845), alegando que este concepto

ya se había acuñado en las Cortes medievales, y no con el liberalismo. b. Establece los derechos y deberes (1869): inviolabilidad de la persona, de correspondencia, del

domicilio, libertad de expresión, reunión y asociación. c. En el aspecto religioso, la libertad queda reducida a tolerancia, mientras el Estado se proclama

confesional y mantiene el culto católico. d. Respecto a la división de poderes, hay un predominio ejecutivo del Rey (su persona era

indiscutible, sagrada e inviolable), que nombraba a los ministros (sobre los que recaía toda la responsabilidad…) en confianza de las Cortes. El legislativo era compartido entre el Rey y las Cortes bicamerales. El judicial fue muy ambiguo, pues los Tribunales juzgaban en nombre del Rey. La Corona se convirtió en uno de los pilares de la Restauración, se le otorgó el derecho de veto, la potestad legislativa con las Cortes, el nombramiento de ministros.

e. Cortes bicamerales: Senado, integrado por grandes terratenientes, nobles e industriales capitalistas con carácter vitalicio y los mayores contribuyentes del Estado. Congreso, que era electivo. El Senado era oligárquico, con senadores por derecho propio (Grandes de España y altos cargos de la administración, Ejército y la Iglesia), otros nombrados por el Rey y algunos elegidos.

f. El Congreso se elegía por cinco años, con un diputado por cada 50.000 habitantes (como la de 1845).

g. El sufragio era directo y censitario, pero en 1890 se estableció el sufragio universal para varones mayores de 25 años.

h. El cargo de parlamentario no estaba retribuido. 2.4. La política durante el reinado de Alfonso XII El nuevo régimen tuvo que hacer frente a dos guerras: la guerra carlista y la guerra de Cuba: - La tercera y última Guerra Carlista finalizó con la huida a Francia del pretendiente Carlos VII (1876). El gobierno decretó la abolición de los fueros vascos. - Pacificación de Cuba. Diez años después de iniciado el conflicto, el general Martínez Campos firma en 1878 la Paz de Zanjón, con amplia amnistía, ciertos derechos y fin de la esclavitud. El sistema político creado por Cánovas marginó de la vida política a la burguesía regionalista y a los sectores organizados del movimiento obrero, esto produjo un distanciamiento cada vez mayor entre la España oficial y la Real. Por ejemplo, el restablecimiento de la obligatoriedad de la enseñanza católica, en contra de la libertad de cátedra, produjo la salida de la vida universitaria de algunos intelectuales como Francisco Giner de los Ríos que funda la Institución Libre de Enseñanza, funcionando como universidad paralela. 2.5. La política interior durante la Regencia de María Cristina (1885-1902) El sistema entró en crisis al producirse la temprana muerte de Alfonso XII en 1885, cuando sólo tenía 27 años. Se encargó de la regencia la reina madre, María Cristina de Habsburgo-Lorena (segunda esposa de Alfonso XII, embarazada del futuro Alfonso XIII, que nació póstumo). A la muerte del rey, Cánovas y Sagasta acordaron el denominado «Pacto del Pardo», por el que los dos partidos políticos se comprometieron a alternarse en el poder y garantizar la continuidad de la

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monarquía. Durante el primer gobierno del Partido liberal se instauró el sufragio universal. La reina tuvo una escasa intervención en las tareas de gobierno y actuó conforme a la Constitución de 1876.

María Cristina de Habsburgo-Lorena ejerció la Regencia en nombre de su hijo entre 1885 y 1902.

La regente Mª Cristina de Habsburgo-Lorena jura la constitución de 1876 ante las Cortes, estando embarazada del futuro rey Alfonso XIII, de la mano de las Infantas Mercedes y María Teresa.

Cánovas murió asesinado el 8 de agosto de 1897 en el balneario de santa Águeda, en el municipio de Mondragón (Guipúzcoa), por el anarquista italiano Michelle Angiolillo, inscrito en el establecimiento como corresponsal del periódico italiano Il Popolo. Según declararía en el momento de su detención, el motivo fue la venganza por las muertes de los anarquistas detenidos en

Barcelona a raíz del atentado contra la procesión del Corpus en junio de 1896.

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3. LA OPOSICIÓN AL SISTEMA: REPUBLICANISMO, REGIONALISMO Y MOVIMIENTO OBRERO (PAU) 3.1. Los partidos republicanos Los republicanos eran la única oposición al principio, con predominio urbano y de intelectuales, pero nunca fueron mayoritarios. Proponían medidas reformistas: jurados, ayudas a los agricultores, cooperativas, reducción de la jornada laboral, etc. Se fragmentó en varios grupos: a) El Partido Posibilista (dirigido por E. Castelar). De carácter conservador, acabó dentro del

Partido Liberal de Sagasta. Defendía la autoridad y el orden por encima de todo. b) El Partido Federalista (de Pi y Margall). Reúne tendencias burguesas y progresistas. Muy

desunido por la forma de concretar la federación. c) El Partido Radical del exiliado Ruiz Zorrilla. Es el más extremista. Pretendía derrocar el

régimen conspirando una y otra vez, sublevando guarniciones, etc. Sus intentonas fracasaron siempre.

d) Unión Republicana, dirigida por Salmerón y escindida del anterior. Agrupaba en sus filas a intelectuales, sobre todo de la Institución Libre de Enseñanza (ILE).

3.2. Los grupos obreros Tras la fundación en París de la Internacional Obrera, surgen dos corrientes: a) Los anarquistas: la Ley de Asociaciones de 1887 les permite actuar legalmente. Pero un año

después se disuelve, por lo que se desarrolla el terrorismo anarquista individual. Las ideas más difundidas fueron las de Bakunin, que proponía la colectivización total (excepto el fruto del trabajo); y las de Kropotkin (comunismo libertario), con una colectivización absoluta. También hubo diferencias en los métodos propuestos para cambiar la sociedad: los que preferían el terrorismo, dando origen a múltiples atentados (incluyendo el asesinato de Cánovas), o los que defendían la huelga o la educación de masas (prensa o alfabetización).

b) El Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Se fundó en 1879 y se legalizó diez años después (tras la aprobación de la Ley de Asociaciones en 1887). Fundado por el tipógrafo Pablo Iglesias, su órgano de difusión fue el periódico El Socialista (1886) y su sindicato la UGT (que nace en Barcelona en 1888). Su programa defiende la emancipación de los obreros, la abolición de clases, transformación de la propiedad individual en social y control del poder político por los trabajadores. Acepta la Restauración como mal menor, hasta la llegada de un momento propicio para la gran revolución… Según directrices de la II Internacional, celebran el 1º de mayo con manifestaciones y concentraciones que habrían de influir en la toma de conciencia del mundo obrero. El PSOE obtuvo escasos éxitos al principio. Pero el desastre de 1898 le favoreció, ya que se opuso al reclutamiento y a la guerra colonial (tachada de imperialista y antisocial): a partir de ahí obtiene sus primeros representantes.

c) Sindicalismo católico: en esta época comienza también la acción social de la Iglesia católica, según las normas del papa León XIII, que en su encíclica Rerum Novarum rechaza la teoría marxista, hacía una suave crítica al capitalismo, animaba a la participación activa en los procesos políticos y la formación de agrupaciones que buscaran mejores condiciones de vida para los obreros según el mensaje del Evangelio. Así, se crean los Círculos Obreros Católicos.

3.3. El regionalismo-nacionalismo A fines del s. XIX surgen movimientos de tendencia nacionalista en la periferia de la Península, que defienden ciertos derechos históricos y los intereses de algunos colectivos regionales.

a) El nacionalismo catalán. Tuvo tres antecedentes: las ideas forales carlistas, el republicanismo federalista de Pi y Margall y el desarrollo de la burguesía industrial de la mitad del s. XIX, preocupada por la defensa de la cultura y lengua catalana, que confluyeron en un movimiento denominado Renaixença. El catalanismo se politiza y fruto de ello en 1892 diversos sectores políticos catalanes acordaron las denominadas «Bases de Manresa»,

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redactadas por Prat de la Riba, donde se solicita para Cataluña la creación de un Gobierno y unas cortes propias, y la oficialidad de la lengua catalana. Se aprovechó la crisis de 1898 para pedir a la regente la implantación de autonomía administrativa para Cataluña, que fue aceptada por la burguesía catalana. En 1901 se crea el primer partido catalán, la Lliga Regionalista, para participar en las elecciones. En principio se trataba de un partido interclasista y regionalista, y sus líderes fueron Prat de la Riba y Francesc Cambó. Controlan el parlamentarismo regional y el reconocimiento de las peculiaridades catalanas.

b) El nacionalismo vasco. La Constitución de 1876 ponía fin a las exenciones fiscales y militares de las que había disfrutado el País Vasco, lo que molestó a algunos sectores sociales, que acabaron convergiendo en torno al ideario nacionalista de Sabino Arana. En este nacionalismo hay que tener en cuenta dos aspectos: el marco político tradicional de la región, con protagonismo de las instituciones forales, defendido ya por los carlistas; y la amenaza que el desarrollo industrial había supuesto para el mundo tradicional vasco, antes agropecuario. La supresión de los fueros impulsó la aparición de un movimiento que aspiraba a la unión política de todos los vascos y a la autonomía, revitalizando el vasco como lengua culta. El líder fue Sabino Arana, que defendía la superioridad de la raza vasca, costumbres y tradiciones, el catolicismo, antiespañolismo y la independencia. Acuñó el término Euskadi, para designar a la patria común vasca. Pero su antimaketismo (contra la inmigración, a la que culpaba de los males de la sociedad vasca) era claramente racista, y el separatismo molestaba a la burguesía vasca, por lo que se vio obligado a moderar algo su discurso. La primera asociación que crea (1893) para llevar a cabo su proyecto fue el Bizkai-Buru-Batzar, futuro embrión del Partido Nacionalista Vasco (actual PNV).

c) Otros. Nacionalismo gallego. En Galicia, el movimiento regionalista fue más cultural y lingüístico que político, y ya aparece esa ideología en la obra El Regionalismo de Alfredo Brañas (muy alejada del separatismo). Finalmente el Andalucismo fue desarrollado por el malagueño Blas Infante.

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4. EL DESASTRE COLONIAL (1898)

La presencia de España en Cuba era muy importante para ciertos sectores sociales con intereses económicos, como por ejemplo la burguesía catalana que exportaba tejidos a la isla de Cuba se traía azúcar y tabaco, lo que ayudaba a equilibrar la balanza de pagos. Estados Unidos quiso comprar la isla a España, pero los políticos se negaron, pues creían que si abandonaban habría una crisis del sistema político.

El descontento cubano se repartía entre la explotación de la colonia y las restricciones del libre comercio de Cuba con los demás países americanos, especialmente EE.UU. Eso explica el malestar entre criollos y terrateniente; algunos de los cuales, como José Martí, tuvieron que exiliarse. Fue éste, desde Nueva York, quien dará origen al movimiento de oposición (armado) a la metrópoli.

El gobierno de Sagasta reaccionó, concediendo una tímida Ley de Autonomía para la isla, pero ya era tarde. En 1895, tras el Grito de Baire, se produjo el definitivo levantamiento independentista. En ese año, los rebeldes hostigaron al ejército español que mandaba Martínez Campos; quien, ante su actitud blanda con los insurgentes, fue sustituido por Weyler; que aplicó una política dura. Weyler obligó a emigrar a las ciudades a la población rural (Orden de Concentración), para que la guerrilla no encontrara apoyo; y dividió el territorio con líneas fortificadas, llamadas trochas. La superioridad de los españoles chocó con el conocimiento del terreno por parte de los cubanos y del material de guerra que enviaban los EE.UU.

En la Península aumentó el malestar contra la guerra. Sagasta intentó solucionar el problema con la citada Ley de Autonomía (gobierno propio en cada isla, Cámara de representantes y los mismos derechos que los españoles) y la sustitución de Weyler por Blanco. Pero, cuando esas medidas comenzaban a dar fruto, se produjo la entrada de Estados Unidos en la Guerra, tras la voladura del acorazado Maine en el puerto de La Habana (de cuyo hundimiento culparon a España…), que fue considerado como casus belli.

Poco después, en Filipinas se desarrolla un proceso semejante. La evidente inferioridad táctica y

técnica de la escuadra española quedó de manifiesto en Cavite (Filipinas), donde fue aniquilada. Y algo parecido le ocurrió al almirante Cervera en Santiago de Cuba, donde sus barcos fueron hundidos. Las tropas estadounidenses desembarcan en Puerto Rico y Cuba, adueñándose fácilmente de las islas.

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El Tratado de París (1898) obligó a España a abandonar esas dos islas, y a ceder la isla de

Guam (la mayor de las Marianas) a EE.UU. como indemnización de guerra. Aunque los norteamericanos se avinieron a pagar 20 millones de dólares en compensación por Filipinas. Después se vendió el resto del imperio colonial (Palaos, Carolinas y resto de las Marianas) a Alemania.

Las pérdidas humanas se calcularon en más de 100.000 hombres, pero la mayoría de las muertes se produjeron a causa de enfermedades que, si no mataban, dejaban secuelas de por vida: fiebre amarilla, malaria o paludismo, dengue, tifus, etc. La economía se resintió con esta pérdida y el ejército sufrió un gran desprestigio.

* * *

El desastre colonial de 1898 favoreció una toma de conciencia en relación con los múltiples problemas que la Restauración como sistema político tenía planteado, pues impulsó un movimiento ideológico conocido como Regeneracionismo. Su figura más importante fue Joaquín Costa, que orientó su obra a tres fines: constatar el retraso español frente a Europa, buscar las causas del mismo y hallar las soluciones que, a su juicio, sólo podían encontrarse en la intensa labor educativa y en la generación de riqueza en el país (“despensa y escuela”). El Regeneracionismo dio paso a la llamada Generación del 98, un movimiento intelectual y literario de gran influencia.

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Tema : EL REINADO DE ALFONSO XIII LA CRISIS DEL SISTEMA POLÍTICO DE LA RESTAURACIÓN (1902-1931)

Alfonso XIII. Rey de España (Madrid, 1886 - Roma, 1941). Hijo póstumo de Alfonso XII, durante su minoría de edad ejerció la Regencia su madre, María Cristina de Habsburgo-Lorena, quien le dio una educación eminentemente militar. Su reinado se inició al ser declarado mayor de edad en 1902, con el país aún bajo los efectos de la reciente derrota en la guerra contra Estados Unidos y la consiguiente pérdida de los restos del imperio colonial (1898). Juró la Constitución de 1876, pero no ejerció el papel de un rey constitucional sino que participó en la política y manifestó una clara inclinación militar.

Victoria Eugenia Julia Ena de Battenberg (Castillo de Balmoral, Escocia, 1887 – Lausana, Suiza, 1969). Nieta de la reina Victoria I de Inglaterra, se convirtió en reina de España por su matrimonio con Alfonso XIII. (Es abuela paterna de Juan Carlos I).

Boda. La mañana del 31 de mayo de 1906 tuvo lugar la ceremonia en la Basílica de San Jerónimo. Al pasar por el número 88 de la calle Mayor de Madrid la comitiva sufrió un atentado con una bomba camuflada en un ramo de flores tirada desde uno de los balcones. Murieron 23 personas entre miembros de la guardia civil y espectadores.

El causante del atentado fue el anarquista Mateo Morral, quien aunque en principio logró escapar en medio de la confusión murió poco después.

El reinado de Alfonso XIII (1902-1931) tuvo 3 etapas diferenciadas:

1. Constitución de 1876

Entre 1902 y 1923 se mantuvo el sistema político de la Restauración, aunque su crisis se fue acentuando. Hubo dos momentos de extraordinaria conflictividad política y social: la «Semana Trágica» de Barcelona de 1909 y la «crisis de 1917».

2. Dictadura Entre 1923 y 1929 España estuvo gobernada por la dictadura del general Miguel Primo de Rivera.

3. Constitución de 1876

Entre 1929 y 1931 se intento restablecer el sistema político de la Restauración, pero este intento fracasó. Diversas fuerzas políticas, sindicales e intelectuales consideraron que la monarquía no podía resolver los problemas del país. En 1931 se proclamó la Segunda República.

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1. EL REGENERACIONISMO

La derrota de la escuadra española casi sin combate, la superioridad norteamericana y la rapidez con la que se cedió el resto del imperio colonial provocó una grave crisis en toda España. Políticos, intelectuales y clases medias se preguntaron por qué había ocurrido el “Desastre del 98” ¿Eran problemas coyunturales o había causas más profundas? ¿Había que realizar reformas? ¿De qué tipo?

El Regeneracionismo surgió como una corriente ideológica que proponía, tras diagnosticar los problemas del país (que era visto como una especie de organismo enfermo), buscar soluciones que lo «regeneraran». La política regeneracionista se resume en un lema: “salvar a España”. Lema que está en la mente de los intelectuales, políticos y del pueblo español, y que se va a repetir a lo largo de las sucesivas crisis que vive el reinado de Alfonso XIII.

Por otra parte, el Regeneracionismo fue un movimiento diverso: tuvo un carácter económico, político y literario, y se defendió tanto desde dentro del sistema de la Restauración (Francisco Silvela, Antonio Maura), como desde fuera del sistema (Santiago Alba, Joaquín Costa). Este último fue quizá su principal representante, quien, desde una ideología de clase media, propuso reformas basadas en la educación y en la mejora de las técnicas agrarias. Incluso el propio Alfonso XIII habló de esta necesidad de regenerar España. El regeneracionismo se convirtió así en una especie de conciencia nacional de la necesidad de modernizar España.

Joaquín Costa Martínez (Monzón, Huesca 14 de septiembre de 1846 – Graus, Huesca, 8 de febrero de 1911) fue un político, jurista, economista e historiador español, el mayor representante del movimiento intelectual como Regeneracionismo, con su conocido lema:

«Escuela, despensa y siete llaves para el sepulcro del Cid».

2. EL AGOTAMIENTO DEL SISTEMA POLÍTICO DE LA RESTAURACIÓN. LA CRISIS DE LOS PARTIDOS DINÁSTICOS. Cambio de generación

En 1902, al cumplir los 16 años, Alfonso XIII fue declarado mayor de edad y juró la Constitución de 1876. El rey pretendía mantener el sistema político diseñado por Cánovas y por ello mantuvo a Sagasta en la presidencia del gobierno de acuerdo con el turno. Pero en seguida se produjo la desaparición sucesiva de los líderes políticos conservador y liberal (Cánovas asesinado en 1897 y Sagasta muere en 1903). Se produjo entonces la renovación de los dirigentes políticos de los partidos Liberal y Conservador, divididos en varias corrientes internas que finalmente se aglutinaron en torno a nuevos líderes:

a) Antonio Maura y Eduardo Dato por el Partido Conservador. b) José Canalejas y el conde de Romanones por el Partido Liberal.

El incremento de las crisis ministeriales provocadas por la creciente intervención del rey Alfonso XIII en

asuntos de gobierno1

1 En los primeros años de gobierno se produjeron numerosos cambios de gobierno, llamadas «crisis orientales», por tener su origen en el palacio de Oriente.

y su intención de ligarse estrechamente al ejército debilitaron el sistema. A ello se sumó la dificultad para manipular el voto urbano (donde el caciquismo era escaso, mientras seguía en el ámbito rural) y el problema colonial de la Guerra de Marruecos.

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2.1. La crisis de 1909: la «Semana Trágica» de Barcelona El gobierno conservador presidido por Antonio Maura (1907-1909) impulsó la modernización del país, sobre todo en el sector industrial. En el terreno social reconoció el derecho de asociación obrera y actuó activamente para acabar con el caciquismo, promoviendo lo que llamó «la revolución desde arriba». Pero los violentos sucesos que se produjeron en Barcelona el año 1909 y que se conocen como Semana Trágica provocaron su caída.

Antonio Maura y Montaner (Palma de Mallorca, 1853 - Torrelodones, 1925). Político español. Jefe del Partido Conservador y ministro y presidente del Gobierno en diferentes ocasiones durante el reinado de Alfonso XIII. Intentó introducir en el sistema de la Restauración una serie de reformas radicales que acabaron por fracasar.

Estudió Derecho en Madrid y en 1878 se casó con la hermana menor de Germán Gamazo, uno de los más destacados políticos del Partido Liberal. Comenzó su carrera política de la mano de su cuñado. En 1886 es vicepresidente del Congreso y, seis años más tarde, ocupa el cargo de ministro de Ultramar.

Desde su ministerio publicó varios decretos sobre la administración municipal de las Islas Filipinas, y presentó un Proyecto de Ley para el gobierno y administración civil de Cuba y Puerto Rico, en el que se distribuían las competencias entre la administración central de la metrópolis y los respectivos gobiernos insulares.

Los hechos se produjeron en la última semana de julio de 1909 y aunque la chispa que encendió el conflicto fue la movilización de los reservistas para que acudieran a la Guerra de Marruecos, en realidad se trató de un grave conflicto social alentado por diversos elementos: nacionalismo, anarquismo, republicanismo (sobre todo del PRR de Lerroux), anticlericalismo y el antimilitarismo. El motivo fue el embarque de tropas españolas para la guerra del Rif, en Marruecos, tras el desastre sufrido en el Barranco del Lobo.2

La Semana Trágica comenzó como una huelga pacífica para protestar contra la citada movilización de reservistas. Pero enseguida se pasó a una huelga incontrolada, con barricadas por toda Barcelona, incendio de iglesias y conventos, y otros desmanes. El conflicto se extendió rápidamente a otras localidades, hasta que el gobierno proclamó la ley marcial y el ejército intervino para sofocarlo. El resultado fue más de 100 muertos, 500 heridos y 112 edificios quemados.

El gobierno con el apoyo de la burguesía catalana pero con la oposición de los grupos obreros y republicanos, sobre todo tras la condena a muerte de Ferrer Guardia, fundador de la Escuela Moderna (anarquista), al que se consideró cabecilla de la insurrección. Contra esta pena de muerte se llevó a cabo una gran campaña

2 Desastre del Barranco del Lobo. Acción militar acaecida en ese lugar, próximo a Melilla, el 27 de julio de 1909 en la que las tropas españolas fueron derrotadas por los rifeños. Se calculan más de 150 muertos.

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propagandista en España y Europa al grito de «¡Maura no!». Alfonso XIII cedió a la campaña y, sin siquiera dejar hablar al político cuando se presentó en Palacio, lo cesó como presidente del gobierno. En definitiva la figura de Maura siempre fue controvertida, osciló entre el autoritarismo y la moderación. Aunque sus creencias parlamentarias y liberales quedarán patentes por su oposición a la dictadura de Primo de Rivera.

2.2. El gobierno Canalejas (1910-1912)

José Canalejas Méndez (Ferrol, 31 de julio de 1854 - Madrid, 12 de noviembre de 1912) fue un abogado, político regeneracionista y liberal progresista español.

Fue ministro de Fomento, de Gracia y Justicia, de Hacienda y ministro de Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas durante la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena y Presidente del Consejo de Ministros y nuevamente ministro de Fomento y ministro de Gracia y Justicia durante el reinado de Alfonso XIII. Fue elegido Presidente del Congreso de los Diputados de España durante la Legislatura de 1906-1907.

Asesinato de Canalejas en la Puerta del Sol (Madrid)

Otro de los gobiernos más destacados del reinado de Alfonso XIII fue el Gobierno liberal presidido por José Canalejas (1910-1912). Entre las medidas que tomó destacan: el servicio militar obligatorio (eliminando su redención con dinero), la ley de Mancomunidades (que entró en vigor en 1913), destinada a encauzar las aspiraciones regionalistas, y la famosa «ley del candado» por la que limitaba en España la instalación de nuevas congregaciones religiosas. Canalejas fue asesinado por un anarquista en la Puerta del Sol de Madrid mientras miraba el escaparate de una librería. Su muerte fue un grave quebranto para el Partido Liberal y para la propia Monarquía, que perdió una de las personalidades que podía llevar a cabo una verdadera modernización del país con sentido de estado. 2.3. La neutralidad en la Primera Guerra Mundial y la «Crisis de 1917» Entre 1912 y 1917 no se producen hechos de similar relevancia, sucediéndose los gobiernos conservadores (con Eduardo Dato) y liberales (Romanones y García Prieto), con frecuentes crisis y enfrentamientos. A partir 1917, los partidos tradicionales se escinden en pequeños grupos, acabando el turno pacífico. 2.3.1. La Primera Guerra Mundial. Estalló en 1914, pero España se mantuvo neutral dada su debilidad en el contexto internacional, que la mantenía fuera de la política de alianzas. Era una neutralidad obligada que trajo un periodo de fuerte expansión económica, ya que los países participantes en la guerra demandaban materias primas, alimentos y productos industriales. Creció el comercio exterior y se acumularon grandes fortunas. Pero, también tuvo efectos negativos: a) La demanda exterior provocó el desabastecimiento interno, así como una fuerte subida de precios, que afectó sobre todo a la clase obrera empeorando sus ya malas condiciones de vida. b) El crecimiento económico fue especulativo y apenas transformó o modernizó el sistema productivo español.

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2.3.2. La triple «crisis de 1917». En el año 1917 (el mismo año de la Revolución soviética), tres acontecimientos tuvieron una especial importancia: a) la actividad política de las Juntas de Defensa; b) los intentos de democratización de la burguesía, a través de una Asamblea de Parlamentarios de Barcelona, cohesionada por la Lliga; y c) el proletariado militante, dirigido por la UGT y CNT, es capaz de grandes movilizaciones obreras a escala nacional.

a) Las Juntas Militares de Defensa. Eran asociaciones de militares de media y baja graduación, y que se formaron inicialmente para defender reivindicaciones profesionales pero que acabarán planteando al gobierno exigencias de tipo político: cambios en la organización militar, negativa a los ascensos por mérito de guerra, crítica a los militares africanistas, etc. En mayo de 1917 se agudizó el conflicto al ser detenidos varios militares juntistas por asociarse (lo que está prohibido a los militares). La mayoría de sus compañeros se solidarizan con ellos y presentan a Manuel García Prieto (liberal, jefe del gobierno) un ultimátum: la libertad de los detenidos, que no haya represalias y el reconocimiento oficial de la asociación. García Prieto no aceptó el ultimátum y dimitió en junio. Para solucionar la situación Alfonso XIII recurrió a su procedimiento habitual: cambiar el partido de turno. El 11 de junio nombra a Eduardo Dato (conservador), que al principio trata de solucionar el problema sin comprometerse, pero al final acepta la mayor parte de las peticiones de las Juntas de Defensa. De este modo la influencia del ejército en la política se vuelve cada vez mayor, el poder militar se impone al civil, como en el siglo XIX.

b) La Asamblea de Parlamentarios. El nombramiento de Dato como jefe del Gobierno y las medidas que toma ante la crisis militar da origen a una protesta social y política. Francesc Cambó, líder de la Lliga, quiere aprovechar el desconcierto para una reforma de la política española acabando con el turno de los partidos y conseguir la convocatoria de unas cortes constituyentes. Alegando que Dato no quiere abrir las sesiones de las Cortes, cita en Barcelona a los parlamentarios durante el mes de julio de 1917. Asisten relativamente pocos (entre 60 y 70), en su mayoría de izquierdas: catalanistas de Cambó, republicanos de Lerroux, socialistas con Pablo Iglesias y reformistas de Melquíades Álvarez. El conservador Antonio Maura (ahora en la oposición), duda y no asiste. Convocan otra reunión a celebrar en Oviedo, fijada para el 16 de agosto, pero no tuvo lugar porque estalla la Huelga General...

c) La Huelga General revolucionaria de 1917. Tuvo lugar en el mes de agosto. Los protagonistas fueron UGT y CNT. En marzo de 1917 habían firmado un manifiesto conjunto, amenazando al Gobierno con la Huelga General si no remediaba el problema de subsistencia. En junio firman otro pacto a la vez que negocian con la citada Asamblea de Parlamentarios. El 10 de agosto se declara la Huelga general en todo el país. Los socialistas fueron los verdaderos protagonistas. Marcelino Domingo, fundador del Partido Radical-Socialista, llega a decir que de este conflicto nacería la revolución (recordemos que la Revolución Rusa surgió en marzo de este año). Pero se llevó a cabo de forma confusa y contradictoria: por ejemplo, Julián Besteiro pedía moderación, Pablo Iglesias daba prioridad a la consecución de los objetivos obreros con orden, e Indalecio Prieto buscaba armas para conseguirlo. El 13 de agosto el gobierno decreta el Estado de Guerra en toda España. Hubo incidentes graves, sobre todo en Asturias; y el ejército se encargó de restablecer el orden público. El resultado de la huelga fue: 71 muertos, 156 heridos y 2000 detenidos. La Huelga General fracasó estrepitosamente, por varias razones: a) Sólo la siguieron los socialistas, y no todos; b) no participan los campesinos; c) las Juntas de Defensas se enfrentan a los revolucionarios olvidando su enfrentamiento con el Gobierno; d) los republicanos vacilaron, e) la burguesía catalana (representada por la Lliga), por miedo a la revolución, se opuso.

El 4 de octubre se celebró un Consejo de Guerra contra los once dirigentes de la Huelga General, condenados a pena de muerte (conmutada por la de cadena perpetua) a los socialistas Francisco Largo Caballero, Julián Besteiro, y otros, más tarde indultados. Un día después, se levanta el Estado de Guerra y, el 17, se restablecerán las garantías constitucionales.

La Huelga, a pesar de su fracaso, le costó el cargo a Eduardo Dato y sobre todo la crisis de 1917 puso en evidencia las limitaciones de un sistema en el que sólo dos partidos contaban con la confianza del Rey, en un tiempo en el que el país reclamaba grandes reformas sociales.

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El comité de huelga del PSOE ingresó en el penal de Cartagena por los disturbios de 1917. De izquierda a derecha:

Largo Caballero, el abogado Luis de Zulueta, Julián Besteiro, Andrés Saborit y Daniel Anguiano. 2.3.3. La crisis definitiva del sistema canovista (1918-1923)

Desde 1917 a 1923 se sucedieron en el gobierno trece gabinetes ministeriales: los partidos dinásticos estaban divididos en facciones enfrentadas entre sí, no había tampoco una verdadera oposición pues los republicanos y socialistas contaban con unas fuerzas limitadas y con programas en muchos casos inaplicables. El régimen se fue degradando y sobrevivía entre suspensiones de Cortes (que permitían los gobiernos de minorías) y declaración del estado de excepción (controlando así a la oposición). El asesinato de Dato en 1921 por tres anarquistas fue un duro revés para el sistema de la Restauración, alternando los atentados con las fuertes medidas represivas. Además, las acciones terroristas anarquistas contra los empresarios en Barcelona eran respondidas por la patronal con el pistolerismo. El

endurecimiento del movimiento obrero, motivado también por la triunfante Revolución rusa, se tradujo en un aumento de huelgas, pérdidas de jornadas de trabajo dificultaron la paz social y propiciaron el advenimiento de la dictadura. Fueron años muy difíciles.

Hacia 1922 se llevó a cabo un último esfuerzo para cambiar el sistema desde dentro, a cargo de García Prieto, que propuso varios cambios (como la revisión de la Constitución). Pero, en septiembre de 1923, Primo de Rivera liquidó el régimen constitucional.

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2.3.4. El problema de Marruecos

Comenzó poco después del desastre colonial de 1898, a partir de una serie de posesiones que España poseía en la costa del Rif: islas Chafarinas, Peñón de Alhucemas, Peñón de Vélez de la Gomera, Ceuta y Melilla (el Marruecos español).

Pero Marruecos interesaba también a Francia (dueña de Argelia y Túnez, y que trataba de

extender su dominio a Marruecos), e igualmente a Alemania e Inglaterra (dueña de Gibraltar, que deseaba seguir con el control del estrecho). Así que, España no podía quedarse al margen de las potencias europeas... Tras la Conferencia de Algeciras (1906), se crea en Marruecos un doble protectorado hispano-francés, quedando el Rif en poder de España.

A continuación, varias compañías mineras españolas comienzan a explotar el hierro de esa zona, lo que origina que las cábilas rifeñas comiencen a atacar a los obreros españoles.

El primer incidente grave ocurrió en 1909. La decisión de enviar a los reservistas a la guerra desencadenó la Semana Trágica de Barcelona (finales de julio de 1909), coincidiendo con el desastre español en el Barranco del Lobo.

Esto acto acabó con el dominio pacífico de la zona, y la cuestión marroquí se convirtió en un problema nacional: por cuestión estratégica (incluyendo el prestigio) y por intereses económicos (del capitalismo nacional). En este contexto (1920) se creó un nuevo cuerpo militar preparado para la guerra colonial: la legión.

El desastre de Annual: En 1921 una pésima actuación del general Silvestre, unido al empuje de las tropas indígenas dirigidas por Abd-el-Krim, dieron lugar a los desastres de Annual, (con más de 8.000 españoles muertos), Nador y Monte Arruit.

Como es lógico, este desastre abrió un capítulo de responsabilidades que trataron de llegar a las más altas instancias del Estado y dejó abierto el camino hacia el pronunciamiento militar favorecido por el propio Rey.

El expediente abierto por el general Picaso reflejó todos los graves problemas de incompetencia que dieron lugar al desastre y las implicaciones del alto mando, que incluso podían llegar a Alfonso XIII.

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El Desastre de Annual. “En 1921 el general Manuel Fernández Silvestre había logrado adentrarse en territorio enemigo unos 130 kilómetros sin apenas problemas, en medio de rifeños hostiles con los que había pactado a cambio de dinero. Sin embargo, los rifeños, al mando de Abd-el-Krim (antiguo funcionario colonial de la administración española) lanzaron un contraataque tomando las posiciones españolas. Especialmente doloroso es el caso de Igueriben: sus 355 defensores resistieron en sus deficientes fortificaciones durante cinco días, del 17 al 22 de julio, sin agua, sin apenas víveres, con munición escasa, luchando incluso cuerpo a cuerpo. Estremecedor es su último mensaje a la comandancia española: Solo quedan doce cargas de cañón, que empezaremos a disparar para rechazar el asalto. Contadlos, y al duodécimo disparo, fuego sobre nosotros, pues moros y españoles estaremos revueltos en la posición. De los 355 defensores, sólo una docena lograron salir con vida de la matanza. Tras la caída de Igueriben, la posición de Annual se vuelve sumamente complicada. Allí se encuentra Silvestre, con un ejército de 3000 españoles (muchos de ellos, soldados de reemplazo, inexpertos y mal armados) y 2000 nativos, contra los que se dirigen 18000 rifeños, si bien con un armamento inferior. Silvestre, consciente de que Annual, sin agua y con pocas municiones, es indefendible, prepara la evacuación. Pero el alto mando le pide que resista y le anuncia la llegada de refuerzos desde Tetuán. Silvestre duda y decide esperar. El día 23, al alba, los españoles son advertidos de la inminente llegada de los rifeños. Silvestre y sus oficiales ordenan entonces la evacuación, que no da comienzo hasta las once de la mañana. Han esperado demasiado; tropas rifeñas han tomado los principales caminos de huída. Los soldados que se retiran empiezan a recibir disparos. Los soldados nativos desertan y comienzan a atacar a los que hasta hace poco eran sus compañeros. La retirada ordenada se convierte en una desbandada general donde todos huyen desesperadamente para salvar sus vidas, abandonando armas, pertrechos e incluso a los heridos. Sólo algunas unidades veteranas evitan que el desastre sea total. Los Regulares de Melilla, al mando del comandante Llamas, defendiendo la posición sur y replegándose ordenadamente mientras batían a los atacantes y protegían a los que huían. O el Regimiento de Caballería de Alcántara, a las órdenes del teniente coronel Fernando Primo de Rivera, cargando sable en mano contra los rifeños una y otra vez hasta obligarlos a retirarse (a costa de perder, entre muertos y prisioneros, a 627 de los 691 jinetes que la componían). Las bajas españolas en Annual ascienden en total a unos 2500 hombres (además de varios cientos de prisioneros), más otros 1500 caídos defendiendo posiciones secundarias, arrasadas por los rifeños en su avance. El general Silvestre, tras haber hecho evacuar a su hijo, teniente en prácticas, desapareció durante los combates; según unos fue abatido por los rifeños, y según otros, se suicidó. Su cuerpo no se encontró nunca. Los pocos supervivientes se retiraron como pudieron, primero a Dar Drius y luego al Monte Arruit”.

La matanza de Monte Arruit. “El general Navarro fue el encargado de ir al encuentro de los hombres que escapaban de Annual e intentar reorganizarlos. Tras seis días de agotadora marcha, los restos de la columna del general Navarro alcanzaron las murallas de Monte Arruit, donde se refugiaron y prepararon la defensa ante un inminente asalto del ejército rifeño. A pesar de estar a tan sólo 30 Km de Melilla, el Monte Arruit estaba totalmente aislado, enteramente abandonado a su suerte, con la moral por los suelos, atendiendo a centenares de heridos y sin agua ni víveres. Monte Arruit fue sitiado por los rifeños y Navarro tuvo constancia de que ningún ejército iría a socorrerles. El 9 de agosto la situación era tan insostenible que Navarro pactó la capitulación del fuerte: los españoles entregarían su armamento y a cambio se les permitiría retirarse a Melilla. Así se hizo, los soldados se deshicieron de todas sus armas y se alinearon en la puerta del fuerte junto con heridos y demás habitantes de Monte Arruit, en medio de un tenso silencio, preparados para la penosa marcha hacia Melilla. Sin embargo, los rifeños no respectaron el pacto, cuando se dio la orden de partir, la furiosa harka rifeña invadió el campamento, asesinando a una tropa desarmada y enloquecida por el terror. Apenas hicieron prisioneros y sobre los restos del campamento quedaron más de 3000 cadáveres, pudriéndose al sol. Allí permanecerían durante meses, hasta que la zona fue de nuevo recuperada.”

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Tema : EL REINADO DE ALFONSO XIII LA CRISIS DEL SISTEMA POLÍTICO DE LA RESTAURACIÓN

(1902-1931) LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA Y LA CAÍDA DE LA

MONARQUÍA 3. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1923-1929) 3.1. El pronunciamiento 3.2. El Directorio militar (1923-1925) 3.3. El Directorio civil (1925-1929) Ante la crisis y el descrédito de los partidos políticos, Alfonso XIII aceptó una solución que en principio pareció correcta: un pronunciamiento realizado por un jefe militar de prestigio, el general Miguel Primo de Rivera, en ese momento Capitán General de Cataluña. El dictador reunía una serie de cualidades para atraer a las multitudes: prestigioso militar (había destacado en Cuba, Filipinas y Marruecos), llano, trabajador y honrado. El típico regeneracionista anhelado por los españoles desde 1898. Por ello, apenas tuvo oposición al principio; más bien una buena acogida general, especialmente por el pueblo. Sin embargo, su caída siete años después arrastró la de la propia Monarquía. 3.1. El pronunciamiento (13 septiembre 1923) Un enfrentamiento durante la Diada catalana entre separatistas y policías precipita el golpe, que se inicia en Barcelona. En la noche del 12 al 13 de septiembre, Primo de Rivera presenta un Manifiesto a la prensa dirigido al país y al ejército, se apodera de la ciudad y proclama el Estado de Guerra. En el Manifiesto expone los «temas urgentes» que hay que resolver: el terrorismo, la propaganda obrerista (sobre todo de la CNT), la impiedad (reflejada en el asesinato del arzobispo de Zaragoza), el separatismo (representado por Acció Catalana, pues inicialmente admitía las autonomías que defendía la Lliga), había que poner fin a la inflación y al desorden financiero, solucionar el tema de Marruecos, acabar con la inmoralidad política (con los que llamó «los profesionales de la política»), etc.

Conocido el hecho, aunque esperado, surge la división entre los ministros. Alfonso XIII veraneaba en San Sebastián y aguarda hasta el día 14 para viajar a Madrid (intentando ganar tiempo para sopesar los acontecimientos). Llama al Gobierno, pero éste dimite (una vez que el rey no se opone tajantemente a la sublevación). Entonces Alfonso XIII encarga a Primo de Rivera que forme un nuevo Gobierno (lo que era contrario a la Constitución).

Miguel PRIMO DE RIVERA Y ORBANEJA (1870-1930). Nació en Jerez de la Frontera (Cádiz). Fue el primero de su promoción en la Academia Militar. Fue ayudante del general Martínez Campos en Cuba y estuvo en Filipinas y en Marruecos. Fue Africanista por los hechos pero no por las ideas, pues era partidario de abandonar el protectorado marroquí. Se consideró a sí mismo como un regeneracionista, juzgándose el cirujano de hierro del que hablaba Joaquín Costa. El 13 de septiembre de 1923 dio un golpe de estado, consentido por Alfonso XIII y con el apoyo del ejército (tanto del sector africanista como del juntero). Dimitió en enero de 1930. Murió en París el 17 de marzo de ese año.

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Manifiesto de Primo de Rivera

Al país y al ejército. Españoles: Ha llegado para nosotros el momento más temido que esperado (porque hubiéramos querido vivir siempre en la legalidad y que ella rigiera sin interrupción la vida española) de recoger las ansias, de atender el clamoroso requerimiento de cuantos amando la Patria no ven para ella otra salvación que liberarla de los profesionales de la política, de los hombres que por una u otra razón nos ofrecen el cuadro de desdichas e inmoralidades que empezaron el año 98 y amenazan a España con un próximo fin trágico y deshonroso. (…) Pues bien, ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y a gobernar nosotros u hombres civiles que representen nuestra moral y doctrina (...). Este movimiento es de hombres: el que no sienta la masculinidad completamente caracterizada que espere en un rincón, sin perturbar los días buenos que para la patria preparamos. Españoles: ¡Viva España y viva el Rey!

13 de septiembre de 1923

El general Primo de Rivera junto a Alfonso XIII y los miembros del Directorio militar

3.2. El Directorio Militar (1923-1925)

Primo de Rivera se convirtió en presidente de un «Directorio Militar». Para llevar a cabo esos cambios «en poco tiempo» introduce la fórmula del Directorio: Primo de Rivera como presidente del mismo y con las facultades de «Ministro Único», aunque asesorado por 8 generales (uno por cada Región Militar) y por un contraalmirante, que compartían con él las tareas de gobierno. Este Directorio dura hasta finales de 1925.

En los primeros meses se publican una serie de Decretos encaminados a establecer las bases del funcionamiento del nuevo régimen: - Regeneración política y lucha contra el caciquismo (Primo llegó a decir que los males de

España radicaban en el caciquismo rural). Disolvió todos los Ayuntamientos y las Diputaciones Provinciales: las Corporaciones son sustituidas por los «Vocales asociados» (Mayores contribuyentes) y los Gobernadores civiles son reemplazados por Gobernadores militares

- Disuelve las dos Cámaras; según manifestó «por poco tiempo» (90 días, pero, en realidad, durante más de dos años).

- Restablece el orden público con la restricción de libertades. Se crea el Somatén (milicia civil armada, protectora del orden y la propiedad. Se crea primero en Cataluña desde donde se extendió al resto del país). Estaba formado por personas de clase media, de probadas buenas costumbres, con influencia en sus localidades.

- Referente a los partidos y centrales sindicales, actúa con dureza contra los extremistas, sobre todo contra el PCE, CNT y Acció Catalana. Siendo tolerante con el PSOE, UGT y el resto de grupos.

- Su actuación respecto al nacionalismo catalán fue un error. Algunos sectores catalanistas, como la burguesía industrial, deseosa de acabar con los problemas de orden público, vieron en el dictador la persona adecuada para terminar con los enfrentamientos y las huelgas que perjudicaban sus negocios. Se habló de un posible pacto entre la burguesía, la Lliga y Primo de Rivera (aunque Cambó lo negó). A cambio el dictador debía impulsar la autonomía catalana, que querían los sectores moderados, y una política económica proteccionista favorable a la industria textil catalana. Pero, realmente, Primo de Rivera anuló toda manifestación de

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catalanismo: prohibió el uso del catalán en los actos oficiales, intentó suprimirlo en el culto (por lo que se enfrentó a la Iglesia) y afirmó que sólo debía utilizarse en el hogar. Prohibió asimismo el uso de la bandera catalana y el himno de Els segadors. También ordena disolver las organizaciones juveniles (porque inculcaban el separatismo y el desprecio a España).

- Respecto al problema de Marruecos, Primo de Rivera era partidario del abandono, pero un hecho le haría cambiar de opinión: Abd-el-Krim, creyendo derrotados a los españoles, ocupó el terreno francés. Esto impulsa la colaboración franco-española, que culmina en el desembarco de Alhucemas (8-septiembre-1925). Un moderno ejército se enfrentó a las cábilas de Abd-el-Krim, a las que infringen una severa derrota. Las operaciones concluyen cuando el líder rifeño se entrega a los franceses ante el temor de ser capturado por los españoles. Será el mayor éxito de la dictadura, que pone fin al problema de Marruecos.

- Desde el inicio del régimen, Primo de Rivera propuso crear una organización civil de apoyo, que sirviese a sus fines propagandísticos. Así creó un partido político: la Unión Patriótica, y sus orígenes aparecen vinculados al catolicismo y conservadurismo agrario, característico de los propietarios castellanos de la época (nace en Valladolid, y de allí se extiende al resto de España). Realmente, fue un partido ecléctico, sin ideario concreto y con una amalgama de tendencias, lleno de oportunistas y sin ideología clara: el poder estaba centralizado en el dictador.

El Desembarco de Alhucemas puso fin a la Guerra de Marruecos (1925)

3.3. El Directorio Civil (1925-1929)

A finales de 1925, tras el triunfo en Marruecos, Primo de Rivera se afianzó en el poder y formó un nuevo gobierno con la mayoría de ministros civiles, se trataba de sustituir la dictadura «militar» por otra «civil». Se inicia así la implantación de un Régimen corporativista, basado en la intervención del Estado como árbitro en los conflictos sociales. Por esto buscó el apoyo de los sectores más moderados del obrerismo, entablando relaciones con el PSOE y UGT; mientras reprimía duramente el anarquismo de la CNT y el comunismo del PCE. Esta política favoreció al socialismo, que pudo monopolizar el movimiento obrero (se habló de un posible nuevo turnismo UP-PSOE, aunque esto no llegó a producirse).

A finales de 1926 se creaba el Estado corporativo, en el que las relaciones profesionales se regulaban mediante «comités paritarios», formados por igual número de obreros que de patronos, encabezados por un presidente nombrado por el Ministerio de Trabajo como representantes del Estado. La labor de estos comités fue notable en los sectores industriales y de servicios, y su

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repercusión se refleja en el descenso del número de huelgas. La legislación en materia social tuvo carácter paternalista, pero resultó positiva.

La dictadura fomentó la actividad económica mediante una política intervencionista que produjo excelentes resultados prácticos: ambiciosa política de obras publicas, con la realización de pantanos y ampliación de los regadíos (se crearon las «Confederaciones hidrográficas»), construcción de líneas de ferrocarril y amplia red de carreteras. Como grandes empresas se creó la Compañía Telefónica y la CAMPSA (Compañía Arrendataria de Monopolio de Petróleos). Esta política, sin embargo, sólo fue posible incrementando los gastos del Estado y la Deuda pública. A su favor tuvo el auge económico internacional de los años veinte (los felices años 20), que fue positivo para la economía española. La oposición a la Dictadura. La Dictadura fue apoyada por muchos al principio, que la consideraban como una fase transitoria tras la que debería dejar paso a gobiernos civiles y democráticos. Pero el triunfo en Marruecos y la bonanza económica de los años veinte tentaron a Primo de Rivera, que pretendió mantenerse en el poder. Por lo que, superada la exaltación inicial, creció una oposición entre los distintos sectores de la opinión española. La oposición vino de liberales y conservadores, de los republicanos (figuras destacadas fueron Manuel Azaña, de Acción Republicana, y de Alejandro Lerroux, PRRadical), de los grupos obreros (CNT). En cambio los socialistas mantienen su colaboración hasta 1929). También se opusieron muchos intelectuales, destacando Miguel de Unamuno, que fue desterrado a Fuerteventura, asimismo Blasco Ibáñez criticó ferozmente la monarquía. Por su parte, los movimientos estudiantiles supusieron un continuo quebrantamiento del orden público. En 1924 se produce una huelga de estudiantes contrarios a un proyecto que reconocería los estudios de Deusto y El Escorial (Jesuitas y Agustinos).

Paladín de la patria redimida, Recio soldado que pelea y canta, Ira de Dios que cuando azota es santa, Místico rayo que al matar es vida. Otra es España, a tu virtud rendida; Ella es feliz bajo tu noble planta. Sólo el hampón, que en odio se amamanta, Blasfema ante tu frente esclarecida. Otro es el mundo ante la España nueva; Rencores viejos de la Edad medieva Rompió tu lanza, que a los viles trunca. Ahora está en paz tu grey bajo el amado Chorro de luz de tu inmortal cayado. ¡Oh, pastor santo! ¡No nos dejes nunca!

Soneto que José Antonio Balbontín, con nombre falso, logró publicar en “La Nación” (14 de abril de 1929), órgano de la Dictadura del general Primo de Rivera. El acróstico contiene una imprecación.

Miguel de Unamuno. Sus constantes ataques a Primo de Rivera le costaron el destierro en Fuerteventura entre febrero y julio de 1924.

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4. EL EFÍMERO REGRESO DE LA MONARQUÍA PARLAMENTARIA (1930-1931)

Desde 1927 el régimen de Primo de Rivera intentaba institucionalizarse. Se elaboró un anteproyecto de Constitución que otorgaba al rey una gran capacidad de intervención. Este proyecto, leído en 1929, no fue bien acogido y el plebiscito que Primo preparaba para su apoyo no fue secundado por las fuerzas políticas.

A partir de 1929, la situación se agravó con la crisis económica mundial (crack de la bolsa de Nueva York, Wall Street), que si bien no repercutió en España como en otros lugares, porque nuestro país no tenía grandes intereses en los mercados internacionales, sí vio como gran cantidad de capitales extranjeros eran retirados. Si a ello unimos una balanza comercial desequilibrada y una Hacienda deficitaria, se produjo una importante pérdida del valor de la peseta, que se saldó con la dimisión en 1930 del ministro de Hacienda J. Calvo Sotelo. Además, se reavivan los conflictos sociales.

Por ello, Primo de Rivera consultó a los mandos militares sobre su permanencia en el poder. En vista del escaso apoyo recibido, y dado que estaba enfermo, el general dimitió el 28 de enero de 1930; muriendo unos meses después en París, durante su exilio.

EL GOBIERNO BERENGUER. La llamada «Dictablanda» (enero 1930-febrero 1931). El rey encargó al general Dámaso Berenguer la formación de un nuevo gobierno, cuyo objetivo era salvar la monarquía y reestablecer la normalidad constitucional. Pero, tras el paréntesis de la dictadura, era imposible volver a la situación anterior, ya que muchos políticos se proclamaron republicanos. Este intento de volver a la situación anterior es lo que Ortega y Gasset llamó el «error Berenguer».

En agosto de 1930 se firma el PACTO DE SAN SEBASTIÁN entre partidos republicanos, socialistas y catalanistas. De aquí saldría un comité revolucionario encabezado por Niceto Alcalá Zamora, que tenía como misión organizar el cambio del régimen basado en el establecimiento de la República.

El 12 de diciembre de 1930 se produce una sublevación militar antimonárquica en Jaca (Huesca), mal preparada, que se saldó con el fracaso y el fusilamiento de los capitanes que se hallaban a la cabeza (Galán y García Hernández).

EL GOBIERNO DEL ALMIRANTE AZNAR. Las elecciones municipales de abril de 1931. La debilidad de la Monarquía y las intrigas internas provocaron la caída de Berenguer. El rey encargó la formación de un nuevo gobierno a Juan Bautista Aznar, quién decide convocar elecciones municipales el 12 de abril (previas a otras generales). El resultado de estas elecciones siempre se ha discutido mucho. En ellas la coalición republicano-socialista obtuvo el triunfo en las principales ciudades del país (41 de las 50 capitales), aunque sólo consiguió el 49’5 % del total de los votos. En estas circunstancias el

rey decidió renunciar a la corona. En su renuncia señaló que lo hizo para evitar un enfrentamiento entre los españoles. Alfonso XIII abandonó España por el puerto de Cartagena, rumbo a Italia, y se proclamó la Segunda República. Un Gobierno provisional se hizo cargo del poder ejecutivo el 14 de abril de 1931.