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RESTAURACIÓN Y DESARROLLO SOSTENIBLE EN EL ECOSISTEMA DE PINO-ENCINO DEL ALTIPLANO CENTRAL: UNA PROPUESTA PARA LA GESTIÓN DE PAISAJES FORESTALES Noviembre de 2018

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RESTAURACIÓN Y DESARROLLO SOSTENIBLE EN EL ECOSISTEMA DE

PINO-ENCINO DEL ALTIPLANO CENTRAL:

UNA PROPUESTA PARA LA GESTIÓN DE PAISAJES FORESTALES

Noviembre de 2018

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USACTRICENTENARIAUniversidad de San Carlos de Guatemala

USACTRICENTENARIAUniversidad de San Carlos de Guatemala

Ficha catalográfica:

Restauración y desarrollo sostenible en el ecosistema de pino-encino del altiplano central: una propuesta para la gestión de paisajes forestales

Cutter-Sanborn: J61Clasificación DEWEY: 634.9LEMB: BosquesDesarrollo forestal – ManualesPinosSilvicultura sostenible

Fecha: 8 de noviembre de 2018Licda. Sucel HiguerosBibliotecóloga

© Universidad de San Carlos de Guatemala, Dirección General de Investigación, 2018.Los textos publicados en este documento son responsabilidad exclusiva de sus autores.Créditos fotográficos: Jorge Jiménez

Se sugiere citar el documento de la siguiente manera: Jiménez, J., Ordoñez, E., Hernández, B., & Zelada, J. (2018). Restauración y desarrollo sostenible en el ecosistema de pino-encino del Altiplano Central: una propuesta para la gestión de paisajes forestales. Guatemala: Dirección General de Investigación, Universidad de San Carlos de Guatemala.

Esta investigación fue financiada por la Dirección General de Investigación de la Universidad de San Carlos de Guatemala, a través de la partida presupuestaria 4.8.63.9.06, ejecutada durante 2018 en el Programa Universitario de Investigación en Asentamientos Humanos.

634.9J61 Jiménez Barrios, Jorge Benjamín

Restauración y desarrollo sostenible en el ecosistema de pino-encino del altiplano central: una propuesta para la gestión de paisajes forestales / Jorge Benjamín Jiménez Barrios, Estefany Jerenia Ordoñez Sayle, Bianka Anali Hernández Ruano y Juan Antonio Zelada. - - Guatemala: Universidad de San Carlos de Guatemala, Dirección General de Investigación, Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia, Centro de Estudios Conservacionistas, 2018.

40 páginas : ilustraciones ; 27 cm.

ISBN 9929-620-26-1

1.Bosques 2. Desarrollo forestal - Manuales 3. Pinos4. Silvicultura sostenible I. Jorge Benjamín Jiménez Barrios II. Estefany Jerenia Ordoñez Sayle III. Bianka Anali Hernández Ruano IV. Juan Antonio Zelada V. Título

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Universidad de San Carlos de Guatemala

M.Sc. Murphy Olympo Paiz RecinosRector

Arq. Carlos Enrique Valladares CerezoSecretario General

Dirección General de Investigación

Dr. Erwin Humberto Calgua GuerraDirector General de Investigación

Ing. Agr. MARN Julio Rufino SalazarCoordinador General de Programas

Dra. Sandra Herrera RuizCoordinadora

Programa Universitario de Investigación en Asentamientos Humanos

Facultad de Ciencias Químicas y FarmaciaDr. Rubén Dariel Velásquez Miranda

Decano

Dra. Karin Larissa Herrera AguilarDirectora del Instituto de Investigaciones Químicas y Biológicas

M.Sc. Francisco Castañeda MoyaDirector del Centro de Estudios Conservacionistas

AUTORIDADES UNIVERSITARIAS

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Contenido

1. Introducción - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 7

2. Desarrollo sostenible - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 9

2.1. Servicios de los ecosistemas, bienestar y desarrollo - - - - - - - - - - - - 9

2.2. La escala temporal y espacial para la gestión eficiente de la sostenibilidad - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 10

3. Restauración ecológica del paisaje - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 13

3.1. Los beneficios de la restauración del paisaje a la sociedad y el ambiente - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 13

3.2. Enfoque de ecosistemas - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 14

3.3. Diversidad funcional - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 15

3.4. Integridad ecológica - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 15

3.5. El plan de restauración - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 16

3.6. El modelo de restauración - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 17

3.7. Mecanismos de acción para la restauración - - - - - - - - - - - - - - - - - 17

3.7.1. Regeneración pasiva o sucesión natural - - - - - - - - - - - - - - - - 17

3.7.2. Restauración activa- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 18

3.7.2.1. Sucesión asistida por nucleación - - - - - - - - - - - - - - - 18

3.7.2.2. Transposición de suelos - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 18

3.7.2.3. Plantación de restauración o reforestación - - - - - - - - - 19

4. Los bosques de pino y encino de Centroamérica - - - - - - - - - - - - - - - - 21

5. Guía de especies clave para la restauración - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 23

5.1. Árboles - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 23

5.2. Arbustos - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 31

6. Referencias - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 33

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1. INTRODUCCIÓN

E n los últimos 30 años, la restauración ecológica ha surgido como un modelo central que busca la conciliación del bienestar social y la conservación de la diversidad biológica, en un mundo dominado por los seres humanos.

Actualmente, la restauración ecológica es considerada como una prioridad global para avanzar hacia la sostenibilidad (Aronson & Alexander, 2013; Metzger & Brancalion, 2013). En 2010 el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) lanzó las metas de Aichi hacia 2020, que incluyen la restauración de al menos 15% de todos los ecosistemas degradados, con el fin de asegurar la provisión de servicios fundamentales a las sociedades. En 2011, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y el gobierno alemán, lanzaron el Desafío de Bonn, que busca impulsar los objetivos del CDB y motivar a las sociedades a restaurar 150 millones de hectáreas, de bosque y tierras degradadas, a nivel mundial para 2020, y 350 millones de hectáreas para 2030. Estas y muchas otras iniciativas reconocen y buscan instaurar a la restauración ecológica como una prioridad global, para recuperar la diversidad biológica y los servicios de los ecosistemas (Aronson & Alexander, 2013).

El tema de restauración ecológica es relativamente reciente en Guatemala, sin embargo, ha tomado alta importancia. Actualmente, forma parte de uno de los cinco ejes temáticos que fundamentan la Estrategia Nacional de Diversidad Biológica (ENDB), y su Plan de Acción 2012-2022, del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap). Este eje incluye medidas in situ a través del fortalecimiento a las áreas protegidas, la reducción de los procesos y actividades que causan pérdida o transformación de la diversidad biológica, la restauración y recuperación de ecosistemas degradados y especies amenazadas, así como la apropiación por parte de comunidades locales de las acciones de manejo y gestión de la diversidad biológica (Conap, 2013).

Este eje de política también abarca estrategias de conservación ex situ, que complementan los esfuerzos de conservación in situ, como el fomento de viveros, jardines botánicos, bancos de germoplasma, etc. La ENDB propone, como una de las actividades habilitadoras, desarrollar modelos locales para la restauración de la diversidad biológica y los servicios de los ecosistemas, y como una meta nacional para 2022, plantea que el 15% de la diversidad biológica y sus servicios se habrán restaurado (Conap, 2013).

Por otra parte, la Estrategia Nacional de Restauración del Paisaje Forestal (ENRPF), con el involucramiento de varios actores y sectores, representados en la Mesa Nacional de Restauración del Paisaje Forestal, plantea en el segundo objetivo: “Restaurar el paisaje forestal degradado de Guatemala para recuperar y mantener la diversidad biológica, a través de la provisión de bienes y servicios de los ecosistemas, para mejorar los medios de vida”. Se espera que para 2045 se hayan restaurado 138,750 ha de agroforestería y cultivos anuales; 10,000 ha de agroforestería y cultivos permanentes; 16,450 ha de tierras forestales de producción; 35,000 ha de sistemas silvopastoriles; 131,120 ha de tierras forestales para protección; 5,000 ha de manglares, 52,500 ha de bosque ribereño y 100,000 ha en áreas protegidas categoría I (Mesa de Restauración del Paisaje Forestal de Guatemala, 2015).

En 2016, la Conferencia de las Partes del CDB (en la que Guatemala participa activamente), adoptó el Plan de Acción a Corto Plazo para la Restauración de los

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Ecosistemas. La decisión adoptada subraya la importancia de la restauración, que contribuye al logro de varias metas establecidas en diferentes convenciones ambientales y sociales globales, incluyendo: las Metas de Aichi para la Diversidad Biológica; los Objetivos de Desarrollo Sostenible; la adaptación al cambio climático basada en los ecosistemas; la lucha contra la desertificación, la mitigación de los efectos de la sequía y el apoyo a la mitigación, en el marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático; la neutralización de la degradación de las tierras, en el marco de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación; el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2034; el uso racional de los humedales en virtud de la Convención de Ramsar; los cuatro objetivos mundiales del Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques; los compromisos contraídos en virtud de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres; el Desafío de Bonn de la Asociación Mundial para la Restauración del Paisaje Forestal, y los objetivos de otras iniciativas (Convenio sobre la Diversidad Biológica, 2016).

Guatemala se ha sumado a estos esfuerzos internacionales de restauración, y se ha comprometido con la restauración de 1.2 millones de hectáreas de tierras forestales degradadas para 2045 (Conap, 2013; Mesa de Restauración del Paisaje Forestal de Guatemala, 2015). De esta manera, la restauración ecológica del paisaje forestal, como se concibe en Guatemala, es el proceso orientado a recuperar, mantener y optimizar la diversidad biológica, y el flujo de bienes y servicios de los ecosistemas, para el desarrollo, ajustado al sistema de valores y creencias locales, e implementadas con un enfoque intersectorial (Convenio sobre la Diversidad Biológica, 2016; Mesa de Restauración del Paisaje Forestal de Guatemala, 2015; Miller et al., 2016; Rey, Newton, Diaz & Bullock, 2008).

Como un aporte, para apoyar el alcance de las metas nacionales de restauración, se publica este manual, con una propuesta de especies claves para la restauración del paisaje forestal, en el Altiplano Central.

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2. DESARROLLO SOSTENIBLE

2.1. SERVICIOS DE LOS ECOSISTEMAS, BIENESTAR Y DESARROLLOEl término ecosistema puede definirse como una comunidad biológica en conjunto con el ambiente abiótico que le rodea (Begon, Townsend & Harper, 2006). Por servicios de los ecosistemas se entiende a los beneficios, que las personas obtienen de los ecosistemas, los cuales se han dado por sentado, sobre todo desde la revolución industrial. Sin embargo, en la medida en que los ecosistemas son absorbidos progresivamente por los seres humanos, los servicios que prestan son considerados cada vez más valiosos económicamente (Palmer & Filoso, 2009; Rey et al., 2008).

La Evaluación de Ecosistemas del Milenio propone cuatro diferentes tipos de servicios de los ecosistemas, entre estos se encuentran: los servicios de aprovisionamiento, como alimentos y agua; servicios de regulación, tales como el control de inundaciones y enfermedades; servicios culturales, tales como beneficios espirituales, recreativos y culturales; y servicios de soporte, como el ciclo de nutrientes, que mantienen las condiciones de vida en la Tierra (Millennium Ecosystem Assessment [MEA], 2003).

Los servicios de los ecosistemas juegan un papel importante en el bienestar de las poblaciones humanas. El bienestar se compone de diversos elementos, que en conjunto proveen las condiciones para la realización física, social, psicológica y espiritual. El bienestar de las poblaciones humanas, actúale y futuras a nivel mundial, depende de medios de vida ecológicamente sostenibles, y socialmente equitativos. Para determinar cómo lograr esto, se deben establecer juicios de valor con respecto a la equidad y la administración del ecosistema (MEA, 2003).

Es importante tomar en cuenta la subjetividad al hablar de bienestar. Históricamente el bienestar ha sido medido desde una dimensión objetiva, que se basa en aspectos materiales y atributos sociales; sin embargo, debe también considerarse la autoevaluación del individuo y la percepción que tiene de su propia condición (Aguado, Calvo, Dessal, Riechmann, González & Montes, 2012).

Desde el enfoque objetivo, el modelo capitalista se ha encargado de distorsionar la realidad, insertando la idea de que el consumo ilimitado es la fuente de la felicidad. Sin embargo, se ha encontrado evidencia que una vez satisfechas las necesidades básicas y fundamentales, el consumo ya no presenta una relación lineal con el bienestar (Aguado et al., 2012).

Entre los indicadores de bienestar más utilizados se encuentran la esperanza de vida, mortalidad infantil, ingreso disponible, ingesta calórica y acceso a servicios sociales. El desarrollo puede entenderse como el camino para logar el nivel de vida que acompaña a este bienestar. Paralelo a esta interpretación, el desarrollo también involucra el concepto de crecimiento (Uribe, 2004), siendo este al que se le ha prestado mayor atención al hablar de desarrollo.

A finales del siglo XX quedó claro que no podía hablarse de desarrollo sin involucrar temas del medio ambiente, lo que dio origen al concepto de desarrollo sostenible. La sostenibilidad, como término, fue utilizada por primera vez en 1989, en una publicación de la Organización de Naciones Unidas conocida como el “Informe Brundtland” (Beaton

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& Maser, 2012). La sostenibilidad es una cuestión de escala, del sistema económico dentro de un sistema mayor, que es la Biósfera (Carpintero, 2007).

La sostenibilidad hace referencia a la equidad intergeneracional, y se fundamenta en tres pilares complementarios: la integridad ecológica, la equidad social y la estabilidad económica. La interacción de los tres pilares es la clave para la sostenibilidad real, la cual se alcanza en la intersección de las tres dimensiones (Beaton & Maser, 2012).

Los ecosistemas tienen el potencial para impulsar la solución de los grandes desafíos nacionales, como el desarrollo económico, la reducción de la pobreza, el saneamiento y salud pública, entre otros. Por tanto, es necesario que la academia y los tomadores de decisiones busquen soluciones compartidas, basadas en información sólida sobre las funciones que cumplen los ecosistemas y su influencia en el bienestar humano (Sukhdev, 2015).

2.2. LA ESCALA TEMPORAL Y ESPACIAL PARA LA GESTIÓN EFICIENTE DE LA SOSTENIBILIDAD

Las concepciones modernas de economía, ampliamente utilizadas e incluso fomentadas por los libros de referencia actuales, enfatizan como objeto de estudio el mercado y el comercio, como origen y fin de la actividad económica (Nicholson & Snyder, 2010; Varian, 2014). Por otro lado, la definición original hace referencia a la administración y asignación óptima de los recursos disponibles, siendo estos materiales, energía y tiempo, en el núcleo familiar (Beaton & Maser, 2012), pero actualmente también coherente a diferentes escalas, según los agregados económicos. Esta definición permite hacer compatible la economía, como estudio de la realidad objetiva y como política para la administración, con la dimensión espacial de las sociedades humanas, y sobre todo, con la escala temporal. La dimensión temporal generalmente corresponde a largos plazos en el caso de emprendimientos, y no cortos plazos, como se caracterizan las iniciativas mercantilistas, y tiene un alcance intergeneracional.

El desarrollo de la teoría económica, aceptada en los círculos reconocidos, convenientemente para los poderes hegemónicos, desestima la contribución del ambiente a la economía, favoreciendo a los países desarrollados de esta manera. La economía de países menos desarrollados sacrifica su calidad ambiental para poder tener tasas de producción con valor agregado suficientes para tener un lugar en el comercio internacional, junto a la economía de países más desarrollados (Field & Field, 2017). Este fenómeno puede analizarse desde un punto de vista estático y desde un punto de vista a largo plazo. Pero, además de los problemas ambientales locales, que logran ser solventados por iniciativas de escala subnacional, existen también problemas ambientales globales.

El principal supuesto de la economía ambiental es que los impactos socioambientales de la actividad económica pueden ser minimizados, internalizados y compensados, por medio del incremento en la eficiencia económica. La eficiencia económica se puede analizar con base en dos criterios. Un criterio se refiere a la asignación apropiada o adecuada de recursos entre usos alternativos, que se denomina eficiencia en la asignación. El otro criterio se refiere a la minimizar el uso de recursos utilizados en el proceso productivo, denominado eficiencia técnica (Callan & Thomas, 2012).

El incremento de la eficiencia económica es uno de los requisitos para el desarrollo sostenible. El largo plazo de la sostenibilidad es intergeneracional, pero en el corto plazo y en el ámbito ambiental, la sostenibilidad puede ser evaluada con base en el

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rendimiento constante de la oferta de un bien o servicio ambiental, y en el ámbito económico, como el crecimiento y distribución equitativo del bienestar económico (Beaton & Maser, 2012; Harris & Roach, 2013).

Los principios de la teoría económica neoclásica, el individualismo y la racionalidad, son enriquecidos por la teoría de juegos, especialmente por la interdependencia y la importancia de la información. La interdependencia se refiere a que las decisiones de los agentes económicos no son tomadas de manera aislada, sino que dependen de las decisiones tomadas por los otros agentes en el subsistema (Pérez, Ávila & Aguilar, 2010). Desde el punto de vista de la antropología económica, esta interdependencia crea y modifica relaciones entre los miembros de las sociedades, derivándose en cultura e identidad (Narotsky, 2004). Pero la principal fuente de externalidades y problemas socioambientales en las relaciones económicas lo constituye la asimetría de la información (Pérez, Ávila & Aguilar, 2010).

La asimetría en la información hace referencia a que los actores económicos, los poseedores de los recursos, quienes buscan aprovecharlos y las autoridades, cuentan con información que no revelan (Pérez, Ávila & Aguilar, 2010). En opinión de los autores, éste es el problema más importante a solucionar para mejorar la eficiencia económica de las sociedades, y propiciar así la sostenibilidad. Además, desde el punto de vista de cualquier académico, investigador o profesor, es el ámbito en el que puede la Universidad contribuir al desarrollo de la sociedad guatemalteca.

La información poseída y utilizada de manera arbitrada entre los actores económicos provoca negociaciones desiguales en diferentes territorios: no es lo mismo negociar en sociedades urbanas con amplio acceso a la información y capacidad técnica para su análisis, como negociar con una comunidad rural, históricamente marginalizada del acceso a la educación. El papel de la Universidad pública de Guatemala, por lo tanto, consiste en generar y poner a disposición de la sociedad en general, y sus autoridades, información pertinente para la toma de decisiones fundamentadas.

La información generada de manera parcial, con enfoques especializados, con frecuencia no logra ser coherente a escalas locales, pertinentes con la escala de planificación territorial funcional. Algunos investigadores y tomadores de decisión, consciente o inconscientemente ignoran la pertinencia de los enfoques locales para la gestión del desarrollo social, económico y ambiental. Algunas iniciativas por lo tanto, tendrán pertinencia a escala de cuenca u otra subdivisión hidrográfica, mientras en otros territorios, estas tendrán pertinencia a escala del territorio delimitado por el gobierno municipal o comunitario (Mesa Nacional para la Restauración del Paisaje Forestal, 2015). En todo caso, la política internacional y los múltiples acuerdos ambientales, económicos y en materia de derechos humanos, constituyen orientaciones generales, pero los esfuerzos y compromisos reales tienen escalas subnacionales, locales, a la escala denominada de paisaje (por ejemplo, CONAP, 2013).

La política económica y ambiental en Guatemala típicamente ha adolecido de un enfoque parcial, con frecuencia al servicio de intereses particulares. Por ejemplo, los programas de incentivos forestales, aunque explícitamente consideran un enfoque de pertinencia territorial, y tratan con ecosistemas forestales, ignoran los principios planteados en el enfoque de ecosistemas. Este enfoque es frecuentemente calificado como un enfoque “naturalista” o “conservacionista”, cuando lo que propicia es asegurar la rentabilidad de las inversiones en la gestión de los ecosistemas y la maximización de beneficios sociales y ambientales (Smith & Maltby, 2003). Otras iniciativas fomentan

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los monocultivos extensivos para la exportación (hule, cardamomo, palma de aceite), valiéndose de plataformas cooperativas. Estos proyectos avanzan a expensas de comprometer la seguridad alimentaria de las comunidades rurales, con dependencia económica de mercados especulativos y sustentados en la fragilidad de las industrias productivas locales de monocultivos, que agotan y contaminan el ambiente natural, además de carecer de la resiliencia propia de los ecosistemas.

Ante estas reconocidas fallas del mercado, denominadas así porque no permiten alcanzar el máximo beneficio posible de las relaciones de intercambio de materia y energía, se plantea la política económica ambiental (Martínez & Roca, 2001). Esta política se beneficia y fortalece al contar con la mayor cantidad de información posible. Tres criterios son propuestos, por diferentes autores (Beaton & Maser, 2012; Clark, van Kerkhoff, Lebel & Gallopin, 2016), como mínimos para la guiar la política económica ambiental: la equidad social, la estabilidad económica y la integridad ecológica. Estas tres condiciones con frecuencia han sido estudiadas por investigadores especializados, pero las intervenciones en los territorios con crisis ambientales, sociales y económicas reales requieren de un abordaje multidisciplinario, además de una ubicación espacial y temporal pertinentes.

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3. RESTAURACIÓN ECOLÓGICA DEL PAISAJE

3.1. LOS BENEFICIOS DE LA RESTAURACIÓN DEL PAISAJE A LA SOCIEDAD Y EL AMBIENTE

La ecología de la restauración hace referencia al proceso de gestión o apoyo de la recuperación de un ecosistema que ha sido degradado, dañado o destruido, principalmente por actividades humanas. Es un esfuerzo para propiciar la resiliencia de los ecosistemas y conservar la diversidad biológica. Requiere la restauración multidimensional, que integra los objetivos de restauración de los servicios de los ecosistemas, preservación de la diversidad biológica y la recuperación de ecosistemas autosostenibles. También incluye la restauración realizada en un contexto cultural local, que utiliza los conocimientos y habilidades locales para gestionar un ecosistema en su totalidad (Convenio sobre la Diversidad Biológica, 2016; Miller et al., 2016; Palmer & Filoso, 2009; Rey et al., 2008).

La degradación se caracteriza por una disminución o pérdida de diversidad biológica, o de las funciones de los ecosistemas, que llevan a una pérdida en la calidad y cantidad de los servicios ofertados a la sociedad, por los ecosistemas. Tanto la degradación como la restauración son específicas de cada contexto, y se relacionan con el estado de los ecosistemas y los procesos de los mismos. (Convenio sobre la Diversidad Biológica, 2016; Rey et al., 2008). La restauración de los ecosistemas es un complemento de las actividades de conservación, y aporta ventajas a la gestión dentro y fuera de las áreas protegidas, lo cual supone múltiples beneficios. Las actividades de restauración de los ecosistemas deberían planificarse a varias escalas, y ejecutarse empleando los mejores conocimientos científicos y tradicionales disponibles (Convenio sobre la Diversidad Biológica, 2016).

Se está prestando cada vez más atención al valor de los ecosistemas en la provisión de servicios ambientales (Rey et al., 2008). La restauración de los ecosistemas a escala del paisaje refleja un cambio de paradigma en la ciencia de la conservación, poniendo el patrón espacial y la escala en el centro de las estrategias de conservación. En este enfoque, en lugar de centrarse exclusivamente en las reservas naturales, los esfuerzos de conservación buscan maximizar el valor de los paisajes rurales para la persistencia de la diversidad biológica, la prevención de extinciones, y para la prestación de servicios de los ecosistemas a las poblaciones humanas (Janishevski, Santamaria, Gidda, Cooper & Brancalion, 2015).

Rey y colaboradores (2013) demostraron que en una serie de estudios analizados en áreas restauradas, se observa una correlación positiva entre el incremento en la diversidad biológica y la oferta de servicios de los ecosistemas. Así mismo, observaron que los resultados, de estudios realizados en áreas restauradas, indican que las acciones de restauración, centradas en la mejora de la diversidad biológica, apoyan el aumento de los servicios de los ecosistemas, particularmente en los servicios de soporte y regulación.

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La restauración ecológica es una reciente disciplina aplicada de la ecología, por lo que hay poca información al respecto (Aronson & Alexander, 2013; Rey et al., 2008; Young et al., 2008). Es por esta razón, que las acciones de restauración también pueden aportar información sobre la dinámica y el funcionamiento de los sistemas ecológicos, ya que constituyen una forma de manipulación experimental. En consecuencia, el examen de los efectos de las medidas de restauración podría aportar información adicional, sobre la relación entre los cambios en la diversidad biológica y la prestación de servicios de los ecosistemas (Rey et al., 2008).

Estudios recientes sugieren que la estructura del paisaje, esencialmente la cobertura del paisaje y la conectividad, puede estar relacionada con la capacidad de recuperación del mismo (resiliencia). Debido a que la restauración ecológica, en gran medida, busca aumentar la complejidad estructural del paisaje, implica que la restauración propicia la resiliencia de los ecosistemas (De Souza, Reverberi, Romitelli & Metzger, 2013; Tambosi, Martensen, Ribeiro & Metzger, 2013).

3.2. ENFOQUE DE ECOSISTEMASEl enfoque de ecosistemas es una estrategia de gestión integral de los recursos, que tiene como objetivo la conservación, utilización sostenible y distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de la utilización de los recursos biológicos. Se basa en la aplicación de las metodologías científicas adecuadas, y en este se presta atención prioritaria a los niveles de la organización biológica que abarcan los procesos esenciales, las funciones y las interacciones entre organismos y su medio ambiente. Este enfoque reconoce a los seres humanos y su diversidad cultural como un componente integral de los ecosistemas (Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica, 2004).

El enfoque de ecosistemas se basa en tres principios principales (Porter, Jagota, Brookes, Mahony, Howard, Waters & Hunt, 2014; Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica, 2004):

n La gestión del paisaje debe ser inclusiva, deben considerarse todos los interesados directos. Las personas son el centro de la gestión de los ecosistemas y forman parte de la toma de decisiones. Los sistemas descentralizados pueden llevar a una mayor eficiencia, eficacia y equidad, por lo que la gestión debe estar descentralizada al nivel apropiado más bajo;

n Comprender y mantener la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas es indispensable. El funcionamiento y la capacidad de adaptación de los ecosistemas dependen de una relación dinámica entre las especies, y entre éstas y su entorno abiótico, así como las interacciones físicas y químicas en el medio ambiente. La conservación de la diversidad biológica y el mantenimiento del bienestar humano dependen del funcionamiento y del poder de recuperación de los ecosistemas;

n Debe comprenderse el valor de los servicios de los ecosistemas, tanto de manera monetaria como no monetaria, y el efecto que estos tienen sobre el bienestar de las personas. La amenaza más grande a la que se enfrenta la diversidad biológica es su sustitución por sistemas de uso de la tierra alternativos. Esto suele ser producto de las distorsiones del mercado, que infravalora los sistemas naturales y proporciona incentivos y subsidios que favorecen la conversión de la tierra en sistemas menos diversos.

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El enfoque de ecosistemas hace explícito el vínculo entre el estado de los sistemas naturales y los servicios de los ecosistemas, que apoyan el bienestar humano. Busca mantener la integridad y el funcionamiento de los ecosistemas en su conjunto para evitar cambios ecológicos indeseables y rápidos. También reconoce que los impactos de las actividades humanas son una cuestión de elección social, y son tan integrales para las interacciones de los ecosistemas, como los ecosistemas para las actividades humanas (Parliamentary Office of Science and Technology, 2011).

3.3. DIVERSIDAD FUNCIONALLos procesos que regulan el funcionamiento de un ecosistema dependen de los diferentes organismos que habitan en este, y resulta complicado determinar cuáles son los aportes de las diferentes especies en un proceso particular. Por mucho tiempo se ha relacionado el funcionamiento de un ecosistema con la riqueza de especies que posee; sin embargo, esta aproximación ha resultado poco eficiente (Martín-López, González, Díaz, Castro & García-Llorente, 2007).

El enfoque funcional busca establecer relaciones causales entre las características de los organismos y los procesos de los ecosistemas; ya sea de manera individual (especies claves y especies ingenieras), o de manera grupal (grupos funcionales. Martín-López et al., 2007). La diversidad funcional se refiere al tipo, rango y abundancia relativa de los caracteres funcionales de una comunidad. En este sentido, la influencia que ejercen las especies sobre el funcionamiento del ecosistema tiene mayor relación con sus caracteres funcionales, que con su abundancia relativa (Díaz, 2007; Martín-López et al., 2007).

La presencia de diferentes grupos funcionales, y las interacciones entre estos son consideradas como una fuente de resiliencia ecológica. Así mismo, la presencia de más de una especie dentro de cada grupo funcional, es un aspecto importante para la resiliencia de los ecosistemas. Se espera que entre mayor sea el número de especies dentro de un grupo funcional, haya mayor probabilidad de que al menos una especie sobreviva ante grandes perturbaciones (Martín-López et al., 2007).

3.4. INTEGRIDAD ECOLÓGICALa integridad ecológica se plantea como el más completo e incluyente de los conceptos para informar sobre el nivel de conservación de los ecosistemas (Vélez & Gómez, 2008). Parrish y colaboradores (2003), plantean que un sistema ecológico tiene integridad cuando sus características ecológicas dominantes (elementos de composición, estructura, función y procesos ecológicos) ocurren dentro de sus rangos naturales de variación, y pueden resistir y recuperarse de la mayoría de las perturbaciones, impuestas por la dinámica ambiental natural o las perturbaciones humanas (Mitchell, Tierney, Schweiger, Miller, Faber-Langendoen & Grace, 2014; Theobald, 2013).

Diversos autores señalan la importancia del paisaje como contexto para estimar la integridad de los ecosistemas. El paisaje funciona como el ámbito donde se despliegan los procesos ecológicos, que hacen posible la integridad de los ecosistemas específicos (fragmentos concretos) que lo componen. Por tanto, el mantenimiento de la diversidad y la conservación de la naturaleza, requieren una estrategia de manejo que tenga en cuenta la biogeografía regional y el patrón de paisaje, más allá de lo local (Vélez & Gómez, 2008).

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La integridad ecológica se caracteriza, comúnmente, en términos de los componentes ecológicos de: composición, estructura y función, en múltiples niveles de organización jerárquica, desde las especies hasta los paisajes. La composición puede referirse a atributos asociados con las especies, dentro de un ecosistema, como la riqueza o uniformidad de las especies; la estructura puede referirse a características físicas, como aberturas de dosel o tamaño de parche; y la función abarca interacciones bióticas dinámicas (como herbivoría y depredación), procesos biológicos (como la productividad primaria) y procesos abióticos (como procesos hidrológicos y regímenes de incendios (Wurtzebach & Schultz, 2016).

Una comprensión rigurosa y con base científica de un ecosistema facilita la identificación de los atributos clave de composición, estructura y función, que son cruciales para la conservación de la diversidad biológica y la resiliencia ecológica. La identificación de los atributos clave, de la integridad ecológica, requiere la especificación de ecosistemas o paisajes espacialmente explícitos, para la evaluación y medición (Wurtzebach & Schultz, 2016).

3.5. EL PLAN DE RESTAURACIÓNLa restauración ecológica se basa en el principio de que el sitio restaurado debe ser autosostenible, sin ningún o muy poco aumento adicional de energía o de materiales provistos por los seres humanos. La restauración debe ser holística, un enfoque fragmentado podría llevar al fracaso del proyecto. Se han realizado numerosos intentos de restauración, pero frecuentemente, condicionantes económicas, sociales y políticas limitan el éxito de los esfuerzos y producen resultados fragmentados. Por lo tanto, un enfoque multidisciplinario es esencial para una restauración exitosa (Young et al., 2008).

De Souza y colaboradores (2013), sugieren que las características del paisaje pueden ser tan importantes como las características del sitio local, en la influencia de la eficacia de la restauración. Cuando el factor limitante local es superado por técnicas de restauración, aparece la importancia de las restricciones a una escala diferente. Por esta razón, los parámetros, tanto locales como paisajísticos, deben considerarse como posibles limitaciones, que deben tenerse en cuenta al planificar y evaluar las acciones de restauración.

El primer paso dentro del plan de restauración es identificar el área que se desea restaurar y las características de esta, como tamaño y nivel de daño. Posteriormente deben definirse los objetivos de la restauración. Idealmente la restauración se debe planificar en función de los objetivos que se planteen entre todos los actores involucrados y tomando en cuenta las necesidades comunes (Alianza por la Resiliencia Guatemala, 2014). Los objetivos de restauración pueden variar, desde el restablecimiento de configuraciones históricas del paisaje, hasta la creación de configuraciones completamente nuevas, diseñadas para asegurar la generación de bienes y servicios de los ecosistemas, para apoyar el bienestar humano (Metzger & Brancalion, 2013).

Para poder definir la estrategia de restauración, es necesario conocer el área que se pretende restaurar y contar con una línea base del ecosistema de referencia (ecosistema original). Esta información funcionará como un modelo de comparación. Finalmente, es importante mantener un sistema de toma de datos a lo largo del proceso de restauración. Esto permite medir la efectividad de las acciones implementadas. La

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información que se genera es importante para sistematizar la experiencia, hacer los ajustes o modificaciones en tiempo y prever algunos errores en futuras experiencias. Factores como la degradación, presencia de nuevas especies y el tiempo que requiere la sucesión deben ser medidos durante el proceso de restauración, para evaluar los avances (Alianza por la Resiliencia Guatemala, 2014).

3.6. El MODELO DE RESTAURACIÓNPara poder iniciar un proceso de restauración es necesario que el implementador plantee un modelo, de la trayectoria más probable que podría seguir el sistema, desde su estado degradado hasta el estado deseado (objetivo de restauración). Este modelo se debe basar en el conocimiento que se tiene del sistema degradado, del sistema de referencia y de otros sistemas con características similares. El modelo es una herramienta útil para los planes de evaluación y seguimiento, ya que si el sistema restaurado lleva una trayectoria muy diferente, a la planificada en el modelo, se pueden realizar medidas o manejos adaptables, para volver a reconducir el sistema en la vía deseada. En algunos trabajos, se han utilizado variables, como la riqueza específica (número de especies) y la cobertura vegetal, como indicadores del estado sucesional del sistema en sus primeras etapas (Barreda-Cataño, Contreras-Rodríguez, Garzón-Yepes, Moreno-Cárdenas & Montoya-Villarreal, 2010).

3.7. MECANISMOS DE ACCIÓN PARA LA RESTAURACIÓNLa estabilidad de los ecosistemas depende de la composición de especies, su estructura y su funcionamiento, por lo tanto, la implementación de estrategias de restauración va dirigida a recuperar la diversidad biológica, la integridad ecológica y la salud ecológica. La restauración ecológica permite, de forma intencional, acelerar el restablecimiento del ecosistema con respecto a su salud, integridad y sostenibilidad (Sanchún, Botero, Morera, Obando, Russo, Scholz & Spinola, 2016).

Previo a iniciar un programa de restauración, es necesario realizar una evaluación del sitio que permita valorar el potencial de restauración del área en cuanto a parámetros como: conectividad, estado de la regeneración, presencia de árboles maduros en la masa remanente, accesibilidad al sitio. Del mismo modo, es igual en importancia considerar la fuente de los recursos económicos necesarios para la implementación del proyecto y la disposición de la sociedad a su implementación. Como un paso fundamental en la ejecución del proyecto se requiere ejercer un control sobre los agentes causantes de la degradación, ya que no se podrán implementar acciones si el ecosistema se sigue deteriorando (Sanchún et al., 2016).

3.7.1. Regeneración Pasiva o Sucesión NaturalEsta acción basa su estrategia en la regeneración natural, la cual depende de diferentes factores que limitan los mecanismos naturales de regeneración, entre estos pueden mencionarse: el estado del banco de semillas, el grado de conectividad de paisajes, la lluvia de semillas, el tamaño del área perturbada, la fuente de semillas y los agentes dispersores. En este tipo de restauración, la intervención consiste en retirar o eliminar los factores que causan la degradación del sistema, para que este se regenere por sí solo (Alianza por la Resiliencia Guatemala, 2014; Sanchún et al., 2016).

Los paisajes rurales desprovistos de vegetación pueden regenerarse por medio de la restauración pasiva. Sin embargo, esta recomposición puede ser extremadamente lenta, o inhibida en paisajes con un alto grado de fragmentación, o por procesos

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que han provocado un alto deterioro de sus condiciones naturales. Por lo tanto, se requieren técnicas que faciliten los procesos ecológicos, para disminuir los tiempos de recuperación de los entornos naturales (Sanchún et al., 2016).

3.7.2. Restauración ActivaLa restauración activa busca interrumpir, de manera intencional, los procesos que causan la degradación y disminuir las barreras bióticas y abióticas que impiden la recuperación del ecosistema, con el fin de acelerar los procesos de sucesión ecológica. La restauración activa implica la intervención humana para garantizar el desarrollo de los procesos de recuperación y superar así las perturbaciones que impiden el buen desarrollo de la regeneración natural (Sanchún et al., 2016).

3.7.2.1. Sucesión Asistida por NucleaciónLa técnica de nucleación consiste en la formación de microhábitats que funcionan como núcleos facilitadores para la llegada de especies animales y plantas que, en un proceso sucesional, aumentan la probabilidad de la ocurrencia de interacciones interespecífcas. Esta técnica implica cualquier elemento biológico o abiótico que fomente la formación de nichos de regeneración y colonización de nuevas poblaciones, a través de la facilitación y la generación de nuevas conexiones en el paisaje degradado (Sanchún et al., 2016).

En este mecanismo se deben considerar a los organismos que tienen la capacidad de mejorar las condiciones de los hábitats y atraer a su vez otros tipos de organismos. Dentro de las acciones sugeridas se encuentra la instalación de perchas, que utiliza trozos de madera (postes, ramas, bambú) que sirven de perchas para aves y murciélagos, lo cual propicia, que a través de sus excretas, se trasladen las semillas de los fragmentos de bosque hacia los sitios que se desean restaurar (Alianza por la Resiliencia Guatemala, 2014; Sanchún et al., 2016). También se propone la siembra de núcleos con especies que proveen alimento a animales con potencial de dispersión. De esta manera, se propicia la dispersión de semillas alrededor del núcleo establecido.

Debido a que en áreas abiertas los animales se ven más vulnerables ante sus predadores, se propone también la construcción de refugios artificiales (madrigueras), con el fin de proveer resguardo seguro para la fauna y así propiciar la frecuencia y permanencia de visitantes en las áreas a restaurar. Se espera entonces que estos animales faciliten la llegada de semillas de los fragmentos adyacentes, lo cual contribuirá a la sucesión y mejoramiento de la conectividad local. Estos refugios se construyen con restos de troncos, piedras y ramas (Sanchún et al., 2016).

3.7.2.2. Transposición de SuelosEsta técnica de transposición de suelos tiene como objetivo restablecer porciones del suelo. Consiste en colectar una capa superficial del suelo (entre 5 a 10 cm), compuesta por hojarasca, materia orgánica en descomposición y los microorganismos que lo conforman. Este suelo se obtiene de sitios cercanos en estado intermedio de sucesión para potenciar la presencia de semillas de especies colonizadoras. El suelo colectado debe ser depositado en las áreas que se pretende restaurar (Sanchún et al., 2016).

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3.7.2.3. Plantación de restauración o reforestaciónLa reforestación busca restablecer el bosque en tierras que fueron taladas o desprovistas de bosque, y donde antes ya existía uno. Consiste en la siembra directa de especies arbóreas en el área que se pretende restaurar. Se recomienda está técnica en casos donde el proceso de lluvia de semillas y la presencia de diseminadores son escasos, el terreno presenta una fisiografía difícil y con suelos bastante degradados (Alianza por la Resiliencia Guatemala, 2014; Sanchún et al., 2016).

Se recomienda sembrar entre de 12 y 16 especies, y como mínimo, cuatro individuos por especie, separadas entre sí. Las semillas deben ser preferentemente recolectadas en los ecosistemas aledaños y deben ser de especies helíofitas (afines a altos niveles de insolación), efímeras, de porte arbustivo y arbóreo, ya que lo que se pretende es activar los procesos de sucesión natural. Las semillas de las especies seleccionadas deben presentar altos porcentajes de germinación, rápido crecimiento, adaptables a condiciones de suelos deficientes, resistencia a la sequía, y que puedan ofrecer atributos ecológicos a la fauna local (Sanchún et al., 2016).

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4. LOS BOSQUES DE PINO Y ENCINO DE CENTROAMÉRICA

La Ecorregión de Bosques de Pino-Encino de Centroamérica se ha definido sustentada en varias fuentes de información, todas a escala biogeográfica. Su delimitación es parte de un esfuerzo para mejorar la resolución de la representación geográfica, sobre todo en los trópicos, de la amplia diversidad de flora y fauna. Jerárquicamente el sistema de ecorregiones divide al planeta en 14 biomas, ocho reinos biogeográficos y 867 ecoregiones terrestres (Olson, Dinerstein, Wikramayane, Burgess, Powell, Underwood et al., 2001). La intencionalidad original de esta herramienta es la de mejorar la planificación para la conservación a escala global y regional, lo que se promueve con la identificación de 142 regiones terrestres prioritarias para la conservación (Olson & Dinerstein, 1998). Una de estas regiones prioritarias es la de los Bosques de Pino-Encino de Mesoamérica.

La Ecorregión de Bosques de Pino-Encino de Centroamérica se distribuye desde el sur de Chiapas, en México, hasta el norte de Nicaragua. Esta ecorregión presenta bosques característicamente dominados por diferentes especies de pino y encino (Pinus spp. y Quercus spp.). Debido a la amplia escala de su delimitación (biogeográfica), se encuentra alta variabilidad en su distribución altitudinal, entre 600 y 2,300 msnm (Alianza para la Conservación de los Bosques de Pino-Encino de Mesoamérica, 2008). A escalas más finas, en el sistema climático de Holdridge se pueden identificar diez zonas de vida contenidas en la misma Ecorregión (De la Cruz, 1982), y por lo menos 25 ecosistemas terrestres en un sistema mixto que considera aspectos geológicos, fisiográficos y fisionómico-ecológicos de los ensambles vegetales (Meyrat, Vreugdenhil, Meerman, Gómez, & Graham, 2002).

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5. GUÍA DE ESPECIES CLAVE PARA LA RESTAURACIÓN

La selección de las especies es un aspecto fundamental en el éxito de cualquier proyecto de restauración. Es importante hacer la selección bajo un nivel de atributos funcionales, acorde con el sitio que se pretende restaurar. Los atributos pueden ser propios del individuo, como hábito de las especies, gremio ecológico, sistema de reproducción o tipo de fruto. También pueden ser atributos de tipo productivo, como sería la cantidad de semillas que produce, tipo de dispersión o tamaño del fruto (Sanchún et al., 2016).

Con base en la información obtenida, a través del estudio de vegetación de la Reserva Natural Los Laureles, se seleccionó un grupo de especies, que por su importancia dentro del ecosistema, y sus atributos ecológico,s se proponen como especies claves en la restauración del ecosistema de pino-encino caracterizado.

5.1. Árboles

Nombre científico: Sambucus canadensis L.Familia: AdoxaceaeNombre común: Flor de sauco, Tz’oloj che’.

DescripciónEs un arbusto caducifolio, de 5-12 m de altura, la corteza de color marrón claro, 5 a 11 folíolos sésiles o cortamente peciolados, flores blancas pequeñas en racimos, con aroma dulce. Las flores dan paso a racimos de frutos morado oscuro a negros, de 3 a 5 mm de diámetro (drupas).

EcologíaNativo de Norte América y América Central. En Guatemala se reporta en los departamentos de Alta Verapaz, Chimaltenango, Chiquimula, Huehuetenango, Jalapa, Sololá, El Progreso, Quezaltenango, Quiché, Sacatepéquez, San Marcos, Sololá y Totonicapán.

Hábitat: Por lo general se encuentra cerca de arroyos, bosques húmedos y matorrales.

Floración: Junio y julio

Interacciones: es atrayente de fauna silvestre, como aves, por sus frutos comestibles, y por su fragancia, es atrayente de mariposas. En el Departamento de Chimaltenango ha sido observado plantado como lindero.

Reproducción

n Es de rápido crecimiento n La propagación es por semilla o esquejes.

Usos

Se reporta en la literatura que sus frutos se pueden usar para la realización de pasteles, jaleas o vino. En México es de uso medicinal para tratar las fiebres y la tos. Las ramas pueden ser utilizadas como leña y como tutor para plantas enredaderas.

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Nombre científico: Oreopanax xalapensis (Kunth) Decne. & Planch.Familia: AraliaceaeNombre común: Mano de león, mano de tigre.

Descripción

Arbusto o árbol perennifolio, hasta 25 m de altura, hojas palmaticompuestas, con folíolos largos y delgados, peciolos de 10 a 50 cm, flores en racimos muy alargados, terminales, de hasta 30 cm de largo. El fruto es una baya, carnosa de color blanco y al madurar color morado.

Ecología

Se distribuye desde México, en América Central, hasta Panamá. Según la Flora de Guatemala (Flora of Guatemala) se reporta en los departamentos de Alta Verapaz, Baja Verapaz, Zacapa, Chiquimula, Santa Rosa, Guatemala, Sacatepéquez, Chimaltenango, Suchitepéquez, Sololá, Quiché, Huehuetenango, Quezaltenango y San Marcos.

Hábitat: Bosque de montaña húmedo y muy húmedo, mixto, principalmente en bosques de pino-encino, 750-3,100 msnm.

Floración: de septiembre a noviembre.

Interacciones: es atrayente de polinizadores y aves.

Reproducción

n Pueden ser propagadas por estacas o semillas

Usos

Es recomendado en restauración ecológica, además es sembrado como ornamental. En Michoacán, México, el fruto se vende como alimento para pájaros.

Nombre científico: Ostrya virginiana (Mill.) K. KochFamlia: BetulaceaeNombre común: Duraznillo, aliso blanco, ílamo blanco.

Descripción

Árbol caducifolio, de hasta 15 m de altura, corteza gris-marrón, hojas de 5 a 10 cm de largo, y hasta 6 cm de ancho, finamente aserradas, las flores se disponen en amentos, masculinos de hasta 20 mm de largo y femeninos de 8 a 15 mm de largo, el fruto es una nuez pequeña, de 5 mm de largo.

Ecología

Originaria de América del Norte y América Central. Según la Flora de Guatemala ha sido reportada en Baja Verapaz, Zacapa, Chiquimula, Jalapa, Santa

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Rosa, Guatemala, Sacatepéquez, Chimaltenango, Sololá, Suchitepéquez, Quiché, Huehuetenango, Quetzaltenango y San Marcos.

Hábitat: bosques húmedos, bosque de pino-encino, 1,000-3,000 msnm.Floración: marzo y abril, frutos de abril a agosto. Dispersión: por el viento.

Reproducción

n puede ser propagada por semillas

Usos

La madera se utiliza para hacer postes y horcones por su resistencia, y para leña. Cultivada como ornamental.

Nombre científico: Cupressus lusitanica Mill.Familia: CupressaceaeNombre común: Ciprés, K’isis.

Descripción

Árbol perennifolio de hasta 40 m de altura y más 100 cm de diámetro, corteza rojiza-marrón, copa cónica, hojas escamosas, conos de hasta 15 mm largo, semillas aladas.

Ecología

Originaria de México, Guatemala, El Salvador y Honduras.

Hábitat: bosques húmedos, bosque de pino-encino, 2,000-3,500 msnm, en clima frío y húmedo, con suelos profundos y alto contenido en materia orgánica.

Floración: septiembre y octubre, fructificación agosto a enero.

Dispersión: por el viento

Reproducción

n Por semillas

Usos

Utilizado para reforestación por su alto potencial maderable.

Nombre científico: Arbutus xalapensis Kunth.Familia: EricaceaeNombre común: Madroño, madrón, guayabo.

Descripción

Árbol perennifolio de hasta 10 m de altura, la corteza se desprende en láminas delgadas, hojas gruesas y elípticas, flores en panículas terminales de color blanco y rosado, el fruto es una baya globosa de hasta 1 cm de diámetro.

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Ecología

Se distribuye desde el sur de Estados Unidos hasta Nicaragua. En Guatemala se reporta en los departamentos de Baja Verapaz, Zacapa, Jalapa, Guatemala, Sacatepéquez, Chimaltenango, Sololá, Quiché, Huehuetenango, Quezaltenango y San Marcos.

Hábitat: Crece en bosque pino-encino, 1,300-2,800 msnm.

Interacciones: Atrayente alimenticio para mamíferos y aves que actúan como dispersores de los frutos y semillas.

Reproducción

n Por semillas

UsosLa madera se utiliza en la carpintería.

Nombre científico: Diphysa americana (Mill.) M.SousaSinónimo: Diphysa robinioides Benth.Familia: Fabaceae Nombre común: Guachipilín, palo amarillo.

DescripciónÁrbol de hasta 10 m de altura, hojas compuestas, alternas, imparipinnadas, de 3 a 15 cm de longitud, elípticas, flores se presentan en racimos axilares de color amarillo, muy vistosas. Las flores miden 1.5 cm de largo por 1 cm de ancho. Los frutos son legumbres oblongas, dispersadas por el viento.

EcologíaNativa de América Central, se encuentra distribuida desde México hasta Panamá.

Hábitat: Preferente de bosques húmedos, crece bien donde hay sombra y en las laderas de zonas bajas, 600- 2,500 msnm.

Reproducción n Se propaga por semillas o estacas.

Usos n La madera se utiliza para la construcción debido a su

durabilidad, además es utilizada como leña y carbón

n Las hojas se utilizan para alimentar ganado.

n Cultivada como ornamental y en cercos vivos.

n Utilizada en sistemas agroforestales, específicamente con café.

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Nombre científico: Quercus acatenangensis Trel.Familia: Fagaceae Nombre común: Encino, encino rojo, B’aqit.

Descripción

Árbol de 30 m o más de altura, sus hojas brillantes, gruesas y duras, lanceoladas a elípticas, ápice agudo, a veces con la punta aristada, el envés glabro o con domacios en las axilas de la vena principal. Bellotas de 10 a 17 mm de largo, 8 a 14 mm de ancho, elípticas a ovoides, color café claro, fruto bianual.

Ecología

Desde Chiapas, en México, hasta Guatemala, donde se distribuye en los departamentos de Baja Verapaz, Chimaltenango, Guatemala, Huehuetenango, Jalapa, Zacapa, Quetzaltenango, Quiche, Sacatepéquez, San Marcos, Sololá y Totonicapán.

Hábitat: crece en laderas de montañas húmedas o secas, en bosques de encinos, pino-encino y mixtos, 1,500-3,300 msnm.

Reproducción

n Se propaga por semillas

Usos

n Utilizado para leña.

Nombre científico: Quercus crassifolia Bonpl.Familia: Fagaceae Nombre común: Roble, encino, encino blanco.

Descripción

Árbol pequeño o de tamaño mediano, de 10 a 15 m de altura, tronco de 0.5 m de diámetro, se distingue por sus hojas grandes, anchas y muy gruesas, coriáceas, el margen dentado y con puntas aristadas, el haz brilloso, glabro, y el envés cubierto por un indumento denso de color café. El fruto es bianual.

Ecología

Distribución: Desde el sur de México, en Guatemala se reporta en los departamentos de Chimaltenango, Guatemala, Huehuetenango, Quetzaltenango, Quiché, Sacatepéquez, San Marcos, Sololá y Zacapa.

Hábitat: Bosques húmedos de montaña, usualmente asociados a pinos y frecuentemente formando bosques de grandes extensiones, 1,500-2,600 msnm.

Reproducción

n Se propaga por semillas

Usos

n Utilizado para leña, carbón y postes.

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Nombre científico: Quercus peduncularis NéeFamilia: Fagaceae Nombre común: Encino, roble, roble negro.

Descripción

Árbol de tamaño mediano, de 2 a 18 m de altura. Se distingue por su corteza surcada, gris oscuro, sus hojas son gruesas y coriáceas, con el envés tomentoso. El fruto es anual, las bellotas de 15 mm de largo y 12 mm de ancho son ovoides, de color café claro o café oscuro.

Ecología

Distribución: Desde el sur de México hasta El Salvador y Honduras. En Guatemala se reporta en los departamentos de Alta Verapaz, Baja Verapaz, El Progreso, Zacapa, Chiquimula Jalapa, Jutiapa, Santa Rosa, Escuintla, Guatemala, Sacatepéquez, Chimaltenango, Sololá, Quiché, Huehuetenango, Quetzaltenango, San Marcos.

Hábitat: en llanuras y laderas húmedas o secas, asociadas con otras especies o formando rodales puros de considerable extensión, asociados con pinos, 1,000-3,000 msnm.

Reproducción

Se propaga por semillas

Usos

Como material para producir carbón, leña y madera para construcción.

Nombre científico: Quercus crispipilis Trel.Familia: Fagaceae Nombre común: Encino.

Descripción

Árbol de tamaño mediano, hasta 10 m de altura. Fruto bianual, las bellotas solitarias de 12 mm de largo.

Ecología

Distribución: Crece en Chiapas, México, y Guatemala.Hábitat: En regiones con altitudes de 400 a 2,900 msnm.

Reproducción

n Se propaga por semillas

Usos

Como material para producir carbón, postes para cercas y leña.

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Nombre científico: Alnus acuminata KunthFamilia: Betulaceae Nombre común: aliso, ílamo.

Descripción

Árbol o arbusto perennifolio o caducifolio, de 10 a 25 m de altura, con un diámetro a la altura del pecho de 35 a 40 cm. Inflorescencias masculinas en amentos de 5 a 10 cm de largo, generalmente en grupos de 3, inflorescencias femeninas de 3 a 4 en racimos.

Ecología

Distribución: Especie originaria de México y América Central.

Hábitat: en laderas montañosas, muy inclinadas, con condiciones secas. Prospera en las riberas de los ríos y en pendientes húmedas. Se desarrolla en áreas de nubosidad, con neblina frecuente 1,300-2,800 m.

Floración: de febrero a abril.

Fructificación: de junio a diciembre.

Reproducción

n Se propaga por semillas. Deben sembrarse rápidamente para que no pierdan la viabilidad. La semilla se mantiene viable por 2 ó 3 semanas.

UsosImportante en las etapas sucesionales tempranas de los bosques de pino, pino-encino y en bosque nuboso. Es una especie importante en los procesos de regeneración de los bosques. Son catalogados como especies pioneras, se desarrollan bien en sitios perturbados y favorecen el establecimiento de otras especies.

Nombre científico: Chiranthodendron pentadactylon Larreat.Familia: MalvaceaeNombre común: Mano de león, canac, árbol de las manitas.

Descripción Árbol o arbusto de 13 m o más de altura, las flores son vistosas, de color rojo intenso, solitarias, con aspecto de una mano con garras, los frutos son cápsulas leñosas con semillas de color negro.

EcologíaDistribución: Especie originaria de México, Guatemala y Honduras. En Guatemala se ha reportado en Chimaltenango, El Progreso, Quiché, Guatemala, Huehuetenango, Quetzaltenango, Sacatepéquez, San Marcos, Sololá, Totonicapán y Zacapa. Hábitat: bosque mixto en lo alto de las montañas, a menudo también crece en campos en los que se ha talado el bosque, y probablemente plantado en algunas regiones rurales, 2,000-3,000 msnm.

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Interacciones: la polinizan aves y murciélagos.Reproducción

n Se propaga por semillas.

Usos

Las hojas se utilizan para envolver tamales.También tiene uso medicinal.

Nombre científico: Pinus pseudostrobus Lindl.Familia: PinaceaeNombre común: Pino, pino de ocote, pino blanco, Kyaqa chaj.

Descripción

Árbol siempre verde de 25 a 40 m de altura, el follaje es verde oscuro, las acículas en grupos de 5, cuyo tamaño varía de 16 a 35 cm de largo y de 0.75 a 1.5 mm de ancho, se encuentran extendidas o en forma péndula, los conos son ovoides o largamente ovoides, de 8 a 10 cm, a veces más, de color café claro, amarillento.

Ecología

Distribución: originaria de México, Guatemala y Honduras.

Hábitat: crece en bosques de coníferas y bosques de pino-encino, es común en sitios con suelos profundos y húmedos con influencia tropical, 1,000-3,000 msnm.

Reproducción

n Se propaga por semillas.

Usos

Principalmente por su madera y resinan, también con usos medicinales.

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5.2. Arbustos

Nombre científico: Barkleyanthus salicifolius (Kunth) H.Rob. & BrettellFamilia: AsteraceaeNombre común: chilca, chilco, ch’homp.

DescripciónArbusto leñoso perenne, hasta 2.5 m de alto, hojas alternas y sésiles, inflorescencia compuesta de numerosas cabezuelas pediceladas, la corola es amarilla, el fruto, de 2 mm, tiene un vilano blanco para la dispersión aérea.

EcologíaOriginaria de América del Norte y América Central. Según la Flora de Guatemala ha sido reportada en Baja Verapaz, Jalapa, Guatemala, Sacatepéquez, Chimaltenango, Escuintla, Quiché, Huehuetenango, Totonicapán, Quezaltenango y San Marcos.

Hábitat: bosques de pino-encino, lugares perturbados, orillas de camino y orillas del bosque, 1,300 – 3,100 msnm.

Floración: enero a junio.

Interacciones: es melífera y fuente de néctar, atrayente de polinizadores como las abejas.

Reproducción n pueden ser propagadas por semillas de rápido crecimiento.

UsosUsos medicinales para fiebres y reumatismo. En algunas regiones es utilizada tradicionalmente para baños de temazcal y para limpias. Es utilizada como insecticida de cultivos.

Nombre científico: Litsea glaucescens KunthFamilia: LauraceaeNombre común: Laurel silvestre.

Descripción Árbol o arbusto de 3 a 12 m de altura, con hojas alternas a opuestas.

EcologíaDistribución: desde el norte de México hasta Costa Rica.

Hábitat: Habita en los bosques de montaña húmedos, de encino y de pino-encino, 800-2,830 msnm.

Reproducción

n Se propaga por semillas

Usos

Como condimento y con uso medicinal.

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Nombre científico: Monnina xalapensis Kunth.Familia: PolygalaceaeNombre común: Tintilla, zacate de venado, tintamora.

Descripción

Arbusto de 1 a 3.5 m de altura, a menudo muy ramificado, las ramas erectas o fuertemente ascendentes, las hojas delgadas, pecioladas, oblanceoladas, las flores de color morado, en racimos, el fruto elipsoide a ovoide, de 6-8.5 mm de largo.

Ecología

Distribución: desde el Sur de México hasta Panamá. En Guatemala se reporta en Alta Verapaz, Zacapa, Jutiapa, Guatemala, Sacatepéquez, Chimaltenango, Sololá, Quiché, Totonicapán, Huehuetenango, Quezaltenango y San Marcos.

Hábitat: Matorrales húmedos a secos y bosques, a menudo de roble, pino o ciprés, abundante en diversas regiones, 1,200-3,500 msnm.

Reproducción

n Se propaga por semillas.

Usos

El jugo del fruto es utilizado como tinta.

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