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— 1 — U bicada en el tramo medio del río Ebro, aguas abajo de la ciudad de Zaragoza, este espacio natural protegido de reducidas dimensiones se creó con el fin de ayudar en la conservación de la dinámica del río, sus ecosistemas y las especies que albergan, con especial relevancia en las comunidades de aves. En la actualidad, la Reserva Natural ocupa una extensión de 801 ha, en los términos municipales de Zaragoza, Pastriz y El Burgo de Ebro. Sin embargo, los valores naturales Reserva Natural Dirigida de los Galachos de La Alfranca de Pastriz, La Cartuja y El Burgo de Ebro La historia de su declaración Muchos han sido los esfuerzos por conservar este singular espacio, tanto del mundo científico como de la población aragonesa, que culmi- naron en declaración del espacio na- tural protegido. Adolfo Aragüés, en 1981, ya recono- cía su valor para la investigación y la educación. Tras iniciativa popular de la socie- dad zaragozana, en 1991 se aprueba la Ley de declaración.

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Ubicada en el tramo medio del río Ebro, aguas abajo de la ciudad de Zaragoza, este espacio natural protegido de reducidas dimensiones se creó con el fin de ayudar en la conservación de la dinámica del río, sus ecosistemas y las especies que albergan,

con especial relevancia en las comunidades de aves.

En la actualidad, la Reserva Natural ocupa una extensión de 801 ha, en los términos municipales de Zaragoza, Pastriz y El Burgo de Ebro. Sin embargo, los valores naturales

Reserva Natural Dirigida de los Galachos de La Alfranca

de Pastriz, La Cartuja y El Burgo de Ebro

La historia de su declaración

Muchos han sido los esfuerzos por conservar este singular espacio, tanto del mundo científico como de la población aragonesa, que culmi-naron en declaración del espacio na-tural protegido.

Adolfo Aragüés, en 1981, ya recono-cía su valor para la investigación y la educación.

Tras iniciativa popular de la socie-dad zaragozana, en 1991 se aprueba la Ley de declaración.

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presentes en su entorno y a lo largo del curso del río Ebro me-recen también la puesta en mar-cha de medidas de gestión, por lo que se ha aprobado un Plan de Ordenación que tiene aspecto como aspecto más importante la ampliación de la Reserva Natural a los términos de Osera, Fuentes de Ebro, Nuez de Ebro y Alfajarín.

Nos encontramos en el tramo medio del valle del Ebro, sobre terrazas aluviales compuestas sobre todo por materiales calizos y silíceos arrastrados por el río.

La escasa pendiente del terreno, unido a esta uniformidad del sustrato y los efectos de las crecidas, hacen que el Ebro discurra con un carácter divagante y sinuoso, conformando es-pectaculares meandros.

Es un paisaje cambiante, donde las crecidas naturales del río, unidas a los usos e infraes-tructuras del hombre y la propia vegetación hacen que su silueta esté en continua transfor-mación.

La figura de Reserva Natural Dirigida

La ley de espacios naturales protegidos de Aragón establece diferentes figuras en función de los ob-jetivos de gestión de las áreas protegidas. De esta manera, las Reservas Naturales son espacios de pequeñas dimensiones, cuyo objetivo es preser-var el funcionamiento de sus sistemas naturales, así como proteger la fauna y flora asociada. Las actuaciones se encaminan, por tanto, a la inves-tigación científica, a la conservación activa y a la ordenación del uso público centrado en la educa-ción ambiental.

Formación de los galachos (Ilustración: Santiago Osácar).

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En este devenir, el río conforma nuevos meandros a la vez que abandona otros más antiguos, que tienden a estrangularse por la erosión causada por la corriente, quedando separados del

cauce. A estos últimos en Aragón se les llaman galachos, y en la Reserva Natural se protegen una excelente representación, entre los que destacan el galacho de La Alfranca, el galacho de la Cartuja y El Burgo de Ebro.

Aunque están separados del cau-ce, reciben aportes de agua de las crecidas, de la lluvia y de fil-traciones del nivel freático. La mayor parte proviene de estas filtraciones, por lo que sus aguas

suelen ser de mejor calidad que la del cauce principal, con una alta concentración de nu-trientes.

La dinámica de los galachos es relativamente rápida, poco a poco van siendo ocupados por la vegetación, y se van colmatando con el aporte de sedimentos.

Además de estas formaciones, el río ofrece muestras de su dinamismo en los brazos ciegos, o en las meja-nas, islas creadas en mitad del cau-ce por la acumulación de los mate-riales que transporta el río (gravas, limos, cantos rodados, etc.).

La Reserva Natural se conforma un oasis dentro del árido valle del Ebro. La existencia de galachos, is-las, brazos ciegos, playas, balsas,

La evolución de los galachos (Ilustración: Santiago Osácar)

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acequias, etc., junto con las formaciones asociadas (bosques de ribera, carrizales, matorrales, etc.), hacen que este espacio natural protegido albergue una riqueza faunística y florística de gran interés para la conservación.

Los bosques de ribera están adaptados a la dinámica cambiante del río, están en conti-nua evolución y adaptación: son rejuvene-cidos tras las crecidas, colonizan terrenos abandonados o nuevas zonas de depósito, quedan aislados y envejecen… A primera vista da la sensación de que la vegetación se dispo-ne de manera aleatoria, desordenada, pero nada más lejos de la realidad. Los bosques de ri-bera presentan una distribución espacial en función de los requerimientos de humedad de las diferentes especies, la existencia de suelo o la capacidad de adaptarse a la dinámica fluvial.

En las orillas, la vegetación predominante es la for-mada por saucedas de orla y tamarizales, formacio-nes de crecimiento rápido y resistentes al paso de las aguas. Más alejados de la orilla y en zonas sin la acción directa de las corrientes e inundaciones menos frecuentes, se encuentran árboles como el álamo blanco y el negro. El olmo y el fresno, de cre-cimiento más lento, viven en zonas inundadas espo-rádicamente. Estos bosques tienen una gran impor-tancia como corredores ecológicos y sirven de re-fugio para numerosos animales tales como el azor, grajilla, pito real, curruca capirotada, mirlo común, tejón, zorro, gineta y ratón de campo, entre otros.

Son mosaicos de vida, que ofrecen refugio, ali-mento o tranquilidad para la cría para la fauna, con especial referencia para las aves. Además de este soporte de diversidad, los bosques de ribera apor-

Ilustración (Santiago Osácar).

Fotografía: Jesús Urbón.

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tan muchos más beneficios al río, y también el hombre: protegen las ori-llas frente a las avenidas, depuran el agua, protegen del viento y regulan el clima en su interior, etc.

Los bosques de ribera aparecen dis-persos en la Reserva Natural. A los factores naturales hay que añadirle los usos del hombre de las riberas, que han ido reduciendo la extensión de estos valiosos enclaves. La Re-

serva Natural tiene como uno de sus objetivos prioritarios la conservación y recuperación de esas formaciones, entre las que destacan los sotos de Benedicto, La Mejana, El Francés, El Rincón Falso o el Soto de Nis.

Asociadas a los galachos, apare-cen una gran cantidad de algas y plantas acuáticas que sirven de refugio y alimento a un gran número de invertebrados. En las orillas se localizan céspedes de Paspalum paspaloides, que cum-plen una importante función de protección de la erosión, favore-ciendo el desarrollo de rodales de tamariz y comunidades vege-tales más complejas.

Los carrizales también son comunidades de gran interés. El carrizo o la anea van colo-nizando la lámina de agua de los galachos, favoreciendo el refugio de cría e invernada de una gran diversidad de aves, a la vez que contribuyen a la depuración de las aguas.

Fotografías: Gobierno de Aragón.

Fotografía: Jesús Urbón.

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Dentro de los carrizales destaca la presencia de numerosas colonias de ardeidas, entre las que destacan los martinetes. Durante el invierno, escribanos palustres, bisbitas, lavanderas y estorninos lo utilizan como dormidero. Además de las aves, los carrizales son ocupados por el sapo corredor, rana común, culebra de agua y los amenazados galápagos europeo y lepro-so. Los jabalís lo usan durante el día para protegerse de las altas temperaturas del verano.

En la Reserva Natural destaca, por su extensión y riqueza, el carrizal de la Alfranca.

Junto a las formaciones naturales que conforman la Reserva Natural, hay que mencionar aquellas otras fruto de la acción del hombre, que se adentran y rodean al espacio natural protegido en forma de campos de cultivo, entornos verdes de las poblaciones cercanas, in-fraestructuras hidráulicas y de defensa contra avenidas, etc. A pesar de su bajo grado de na-turalidad, los campos de cultivo son de gran interés, al desempeñar un papel amortiguador frente a los impactos de las áreas industriales y zonas más degradadas del entorno.

Ilustración: Santiago Osácar.

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El río Ebro siempre ha sido una fuente de recursos. Las actividades en las cercanías del río fueron induciendo el progresivo control sobre su dinámica con el fin de aumentar la produc-tividad de cultivos, disminuir las avenidas fluviales, etc. Como consecuencia de estas actua-ciones, el río ha ido perdiendo, en gran parte, su papel regulador y muchas de sus funciones y beneficios ambientales han sido mermados.

La declaración de la Reserva Natural tiene entre sus finalidades reducir dichas afecciones a la vez que se conserva, y recupera en su caso, el funcionamiento ecológico de sus sistemas naturales.

La gestión de la Reserva Natural es realizada por el Servicio Provincial de Medio Ambien-te de Zaragoza. A través del Plan de Conservación, instrumento de planificación y gestión básica del espacio natural (en elaboración), se establecen las actuaciones necesarias para cumplir con los objetivos por los que se declaró el espacio natural protegido, entre los que destacan la conservación y la investigación científica.

La ordenación de los usos que pueden realizarse es fundamental para la conservación. Se establecen así las actividades permitidas, autorizadas y prohibidas en cuanto a aprovecha-

El Plan de Seguimiento Ecológico, el éxito del compromiso de los Agentes para la Protección de la Naturaleza.

El grueso del trabajo de seguimiento es llevado a cabo por los Agentes para la Protección de la Naturaleza (APN), que se encargan de recopilar información en materia de dinámica fluvial, calidad de aguas, evolución del paisaje, estado de las poblaciones de fauna de interés (aves, mamíferos, galápagos, etc.), evolución de flora exótica, usos del suelo y seguimiento paisajístico… Es un trabajo coordinado que queda reflejado en la memoria anual de conservación, donde se analizan los indicadores más importantes y se toman las decisiones de gestión necesarias para asegurar la conservación de la Reserva Natural.

Fotografías: Gobierno de

Aragón.

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mientos agrícolas y ganaderos, extracción de materiales, desarrollo de actividades de inter-pretación y educación ambiental, etc.

Dentro de los trabajos que se desarrollan, el área de conservación ocupa un espacio predo-minante en relación. Destacan acciones para el control de especies que causan daños al me-dio natural y social (jabalís), especies exóticas, restauración de sotos, y la puesta en marcha de un Plan de Seguimiento Ecológico cuyo objetivo es evaluar el estado de los procesos ecológicos y de los ecosistemas presentes, así como la evaluación del logro de los objetivos de gestión.

De igual manera, la Reserva Natural es una herramienta para la educación y concienciación ambiental de la población. Su cercanía a la ciudad de Zaragoza hace que el desarrollo de este tipo de actividades se realice de una manera planificada y ordenada, para evitar afecciones negativas, sobre todo a las poblaciones de aves nidificantes.

Se realizan así actividades guiadas por educadores ambientales, desde el Centro Internacio-nal del Agua y Medio Ambiente, que acercan a escolares y población en general los valores naturales de este singular y frágil espacio, a la vez que divulgan las acciones y esfuerzos de gestión para su conservación.

También hay espacio para el uso y disfrute por parte de los visitantes, a través de una oferta de equipamientos de uso público adecuados a las necesidades de conservación del espacio.

Destacan senderos como el del Rincón Falso y observa-torios como el existente en la Balsa del Cascarro. Para el descanso y esparcimiento, el pinar de repoblación de la Alfranca es el lugar elegido por la mayoría de visitantes y vecinos.

La esperada ampliación de la Reserva Natural permitirá continuar trabajando en la mejora y conservación de esta riqueza natural.

Fotografía: Gobierno de Aragón.

Fotografía: Gobierno de Aragón.