RESEÑA TRIGUEIRO

3
149 El totalitarismo: historia de un debate Enzo Traverso Buenos Aires, Eudeba, 2013. Pág. 168. ISBN: 978-950-2311-78-4 Por Gastón Trigueiro El autor de “El totalitarismo: historia de un debate”, Enzo Traverso es un profesor italiano de la École des hautes études en sciences sociales (Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales), uno de los centros de estudios de posgrado en investigación social, más prestigiosos de mundo. Además dicta clases en la Universidad de Picardía, también ubicada en Francia. El profesor especialista en el régimen nazi y el totalitarismo, entre sus principales obras se encuentran: “La historia desgarrada: ensayo sobre Auschwitz y los intelectuales”, “La violencia nazi, una genealogía europea”, “Los judíos y Alemania: ensayos sobre la “simbiosis judío-alemana” y “El pasado, instrucciones de uso: historia, memoria, política” Comenzando por el prólogo el pensador radicado en Francia, hacer referencia a América latina sosteniendo que esta región no conoció sistemas totalitarios en el sentido estricto del término. El autor crítica a los denominados, formadores de opinión de occidente, por predicar una noción de totalitarismo tan simplificadora y falsa como las ideologías propagadas por esos sistemas políticos. En la introducción hace un análisis comparativo para fundamentar por qué las dictaduras latinoamericanas no se ajustan a la idea de totalitarismo. Traverso explica que en el plano ideológico y cultural, el fascismo y el nacionalsocialismo se alejan de las experiencias de América Latina porque “el objetivo de estas últimas (dictaduras) era el restablecimiento del orden, la represión de las fuerzas „subversivas‟, el retorno a los valores tradicionales de las clases dominantes. (…) El mito del hombre nuevo, (…) la noción de revolución fascista (…) no se aplica a la dictadura de Getulio Vargas, ni a las de Jorge Rafael Videla o Augusto Pinochet” (Pág. 9) La dificultad en este sentido reside en trasladar características específicas de los totalitarismos europeos a gobiernos latinoamericanos, a fin de darles o no tal identificación. Otra cuestión que estudia Traverso de forma comparada son los enemigos de las dictaduras latinoamericanas y el nazismo: en el primer caso el pensador expresa que las víctimas eran desaparecidas por lo que hacían, en cambio bajo el nacionalsocialismo, millones fueron exterminados por lo que eran. Sin embargo es compleja y problemática la división tajante entre lo que ciertos sujetos son y lo que hacen en su vida, es decir en el caso

Transcript of RESEÑA TRIGUEIRO

Page 1: RESEÑA TRIGUEIRO

149

El totalitarismo: historia de un debate

Enzo Traverso

Buenos Aires, Eudeba, 2013. Pág. 168.

ISBN: 978-950-2311-78-4

Por Gastón Trigueiro El autor de “El totalitarismo: historia de un debate”, Enzo Traverso es un profesor italiano de la École des hautes études en sciences sociales (Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales), uno de los centros de estudios de posgrado en investigación social, más prestigiosos de mundo. Además dicta clases en la Universidad de Picardía, también ubicada en Francia.

El profesor especialista en el régimen nazi y el totalitarismo, entre sus principales obras se encuentran: “La historia desgarrada: ensayo sobre Auschwitz y los intelectuales”, “La violencia nazi, una genealogía europea”, “Los judíos y Alemania: ensayos sobre la “simbiosis judío-alemana” y “El pasado, instrucciones de uso: historia, memoria, política”

Comenzando por el prólogo el pensador radicado en Francia, hacer referencia a América latina sosteniendo que esta región no conoció sistemas totalitarios en el sentido estricto del término.

El autor crítica a los denominados, formadores de opinión de occidente, por predicar una noción de totalitarismo tan simplificadora y falsa como las ideologías propagadas por esos sistemas políticos.

En la introducción hace un análisis comparativo para fundamentar por qué las dictaduras latinoamericanas no se ajustan a la idea de totalitarismo. Traverso explica que en el plano ideológico y cultural, el fascismo y el nacionalsocialismo se alejan de las experiencias de América Latina porque “el objetivo de estas últimas (dictaduras) era el restablecimiento del orden, la represión de las fuerzas „subversivas‟, el retorno a los valores tradicionales de las clases dominantes. (…) El mito del hombre nuevo, (…) la noción de revolución fascista (…) no se aplica a la dictadura de Getulio Vargas, ni a las de Jorge Rafael Videla o Augusto Pinochet” (Pág. 9) La dificultad en este sentido reside en trasladar características específicas de los totalitarismos europeos a gobiernos latinoamericanos, a fin de darles o no tal identificación.

Otra cuestión que estudia Traverso de forma comparada son los enemigos de las dictaduras latinoamericanas y el nazismo: en el primer caso el pensador expresa que las víctimas eran desaparecidas por lo que hacían, en cambio bajo el nacionalsocialismo, millones fueron exterminados por lo que eran. Sin embargo es compleja y problemática la división tajante entre lo que ciertos sujetos son y lo que hacen en su vida, es decir en el caso

Page 2: RESEÑA TRIGUEIRO

150

de los actores políticos revolucionarios, se puede resaltar lo que hacían: militar en pos de la ―Patria Socialista‖ y lo que eran: militantes en busca de una transformación integral de la sociedad.

Por otra parte el pensador visualiza en el peronismo lo más cercano fácticamente, al tipo ideal de fascismo, al ser “un régimen fundado en la movilización de las masas, un proyecto de remodelación global de la sociedad y del poder, la adhesión de ciertas corrientes políticas surgidas de la izquierda, así como también un líder carismático” (Pág. 9) Lo discutible en este caso es si dichos elementos son suficientes y a su vez correctos para catalogar a los dos primeros gobiernos peronistas, como fascistas. Más cuando otros movimientos políticos, al igual que el peronismo, fueron encabezados por líderes carismáticos, se basaron en la movilización de las masas y tuvieron el apoyo de tradiciones de izquierda. Lo cual no significa que se acerquen a la idea de fascismo, tal y como se debatió a lo largo de la historia de concepto.

Asimismo argumentar que el peronismo remodeló globalmente la sociedad y el poder, también es debatible porque, más allá de ciertas reformas con marcadas continuidades y discontinuidades, no se modificó el modo de producción, no se realizó una reforma agraria para destronar las elites dominantes desde el siglo XIX ni tampoco se puso en tela de juicio la forma liberal de acceso al gobierno, por el contrario se universalizó esa tendencia con el acceso de las mujeres al sufragio.

El escritor alejando al peronismo del fascismo, cita a Germani para explicar que la base social del peronismo era distinta a la italiana, además el sistema político no buscaba absorber a la sociedad civil en el Estado y finalmente la visión antiimperialista de la doctrina justicialista lo separa del racismo y el militarismo que exaltaban los fascismos del viejo continente. Y desde Europa Traverso toma las principales nociones en torno al totalitarismo, ya sea este, como un hecho (los regímenes), un concepto (como forma de poder específica) o una teoría (un modelo definido y sintético).

Lo interesante de las discusiones que repone el profesor de la Universidad de Picardie, es que ubica a los intelectuales, políticos y politólogos que piensan al totalitarismo, en contextos históricos específicos y más aún en ciertos casos, los máximos aportes sobre este concepto, emergieron desde pensadores que padecieron los nuevos regímenes totalitarios y teorizaron desde el exilio sobre el fenómeno.

El autor, a lo largo de 12 capítulos, divide los subtemas que se desprenden del concepto global de totalitarismo tales como la noción de guerra total, la emergencia del concepto, la visión de los exiliados de los regímenes totalitarios, los desarrollos de la idea ya como concepto político recepcionado desde las visiones liberales hasta las marxistas. Luego explora la categoría bajo la Guerra Fría, su eclipse en la década del 60‘ y la posterior irrupción con la Primavera de Praga, cuando los intelectuales de Europa del Este entran en contacto con el concepto al emigrar a occidente.

El pensador italiano pone en debate al concepto, a través de este ensayo, complejizándolo y estableciendo sus características centrales: la antítesis respecto al Estado de derecho, la negación de los valores liberales, la búsqueda del establecimiento de un orden nuevo. Entre otros aspectos del término se destaca, a su vez que los totalitarismos son hijos de la modernidad, de las sociedades de masas, industriales y urbanas.

Algunos especialistas lo presentan como una verdadera religión laica que en pos de un pueblo, una nación o una raza, siguen los lineamientos de un líder.

Page 3: RESEÑA TRIGUEIRO

151

El totalitarismo, según Traverso, absorbe a la sociedad civil a partir del Estado, aniquila lo político suprimiendo las alteridades e implementa el terror sistemático negando la idea de humanidad.

No obstante el autor del libro asegura, haciendo un cruce entre el concepto en abstracto y las experiencias europeas, que no todas las formas de fascismo o de stalinismo fueron totalitarios. En este sentido cita al franquismo por fuera del concepto principal de esta obra, explicando que se trató de una dictadura militar clásica, sin ideología oficial, ni pretensiones revolucionarias. Por otra parte el libro plantea las aberraciones totalitarias como un producto occidental, a través de las palabras de Hannah Arendt quien sostuvo que el totalitarismo revela una “corriente subterránea de la historia occidental que ha finalmente aflorado a la superficie y ha usurpado nuestra tradición” (Pág. 13) Y desde la crítica del pensador de la Escuela de Frankfurt Herbert Marcuse: “los campos de concentración y los exterminios en masa, las guerras mundiales y las bombas atómicas –escribía en 1954, en su prólogo a ‗Eros y Civilización‘- no son una recaída en la barbarie sino el cumplimiento no reprimido de aquello que las conquistas modernas ofrecen al hombre en la ciencia, en la técnica y en el ejercicio del poder” (Pág. 13)

Asimismo Traverso encuentra los orígenes del concepto en las adjetivaciones de totalitarios que hacen los antifascistas italianos contra los que adscribían al gobierno de Mussolini, el cual el nacionalsocialismo tomaría como modelo y lo radicalizaría: en palabras del jurista de nazismo, Carl Schmitt “De la guerra había manado una entidad nueva, capaz de movilizar todas las energías de la sociedad, de controlar la economía, la cultura, la opinión pública, es decir, capaz de estatizar la sociedad civil. Ante el agotamiento del Estado liberal (…) el Estado total debía restaurar el orden político fundado sobre la distinción entre el amigo y el enemigo” (Pág. 39-40)

No obstante el libro, antes de ratificar la idea de Estado total, realiza una distinción entre los Estados totalitarios subrayando “las diferencias de fondo entre los dos regímenes posdemocráticos como el fascismo y el comunismo: uno nacionalista, el otro cosmopolita; uno nihilista, el otro humanista; uno antisocialista, en otro anticapitalista; uno orientado a sacralizar al Estado, el otro defensor de una teoría preconizadora, al fin, del advenimiento de una sociedad sin clases y sin Estado” (Pág. 49)

Finalmente se puede destacar en la obra de Traverso las contradicciones de aquellos liberales que fustigaban contra los totalitarismos y al mismo tiempo, justifican un orden imperial, neocolonial y en ciertos casos han alentado dictaduras en las cuales el terrorismo estatal fue la ley.

De esta manera se establece una crítica hacia la prédica antitotalitaria por finalizar siendo la “propaganda ideológica de la política exterior norteamericana” (Pág. 112) o como denuncian los politólogos de la nueva izquierda de Estados Unidos, respecto a lo sesgado de la utilización del concepto totalitario ya que “se denuncian las formas de coerción y de opresión típicas de los regimenes comunistas, ocultando o justificando al mismo tiempo los medios de control, de influencia y de manipulación de la opinión pública que proliferan en las sociedades occidentales, a la sombra de la democracia liberal y de la economía de mercado capitalista” (Pág. 113-114) Introduciendo, así en la mesa de discusión nuevas formas de opresión que ya no tienen como eje fundamental al Estado sino a la economía de mercado que “condiciona nuestro modo de vivir, nuestras mentalidades, nuestros gustos, placeres, etc.” (Pág. 114).