Rescate, puesta en valor y difusión del patrimonio arqueológico de la comuna de Canela

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RESCATE, PUESTA EN VALOR Y DIFUSIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO DE LA COMUNA DE CANELA INFORME FINAL PROYECTO 0050668 FONDART 2003 Área 6 Patrimonio Cultural EJECUTOR: Alejandra Guerra Terra 1

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Arte rupestre Chile

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RESCATE, PUESTA EN VALOR Y

DIFUSIÓN DEL PATRIMONIO

ARQUEOLÓGICO DE LA

COMUNA DE CANELA

INFORME FINAL PROYECTO 0050668FONDART 2003Área 6 Patrimonio Cultural

EJECUTOR: Alejandra Guerra Terra

Canela, 31 de diciembre de 2003

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ÍNDICE

1. Introducción. La Comuna de Canela en la actualidad 4

2. El proyecto “Rescate, puesta en valor y difusión del patrimonio 6 arqueológico de la Comuna de Canela” 2.1. Descripción y objetivos del proyecto 2.2. Fundamentación del proyecto 2.3. Plan de trabajo

3. Arqueología del Norte Semiárido 10 3.1. Algunas aclaraciones 3.2. Paleoindio y Arcaico 3.3. Agroalfarero. El Molle, Las Animas, Diaguita 3.4. Arte rupestre

4. Arqueología de la Comuna de Canela 21 4.1. El Complejo Cultural Huentelauquén 4.2. Arte rupestre

5. Identificación y registro del arte rupestre de Canela 24 5.1. Mincha 5.2. Huentelauquén 5.3. Puerto Manso 5.4. Quebrada de Linares 5.5. El Riíto 5.6. El Coligüe I y II 5.7. Otros sitios 5.8. Distribución espacial de los petroglifos 5.9. Colecciones privadas. Litos, piedras horadadas, puntas de flecha

6. Difusión, protección y capacitación 30 6.1. Objetivos, metodología y evaluación 6.2. Capacitación en Escuela y Liceo 6.3. Jornadas sobre Arqueología y Patrimonio en la Comuna de Canela

7. Conclusiones 46 7.1. Las comunidades prehistóricas de la Comuna de Canela 7.2. Difusión, capacitación, catastro. Resultados

8. Propuesta de desarrollo local 49

9. Bibliografía 52 9.1. Arqueología, Patrimonio y sociedad 9.2. Arqueología en Chile 9.3. Paleoindio y Arcaico 9.4. Agroalfarero y arte rupestre 9.5. Arqueología de la Comuna de Canela

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AGRADECIMIENTOS

Agradecemos especialmente a Oscar Robledo (biólogo marino del programa Servicio País en la comuna) por su constante apoyo y ayuda en diversos aspectos y actividades relacionadas con el proyecto. A Cristian López (sociólogo del programa Servicio País en la comuna) por su ayuda en la elaboración de las encuestas y el análisis de los resultados, a Fernando Oyarce (gestor en turismo, Municipalidad de Canela) por su colaboración en la propuesta de desarrollo económico local, a Laura Alarcón (arquitecta de la Municipalidad de Canela) por la ayuda en los mapas y dibujos. Gracias a la Municipalidad de Canela, al Museo Arqueológico La Serena, y al Museo del Limarí, que de un modo u otro han hecho posible la ejecución del proyecto.

No podemos dejar de mencionar a los numerosos informantes que nos guiaron gentilmente en la búsqueda del arte rupestre, y que por lo general quedan en el anonimato, pero que consideramos imprescindibles. Sin ellos hubiera sido imposible llegar a algunos de los recónditos rincones que esconden los trazos dejados por nuestros antepasados. Por su interés e ilimitado entusiasmo, a ellos, canelinos descendientes de las comunidades que dejaron sus huellas en todo el territorio, dedicamos este trabajo:

Reinaldo Alvarez Rojo (Linares)Enrique Barraza (El Coligüe)Cayetano Plaza Plaza (El Coligüe)Domingo Ossandón (Los Tomes)

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1. INTRODUCCIÓN. LA COMUNA DE CANELA EN LA ACTUALIDAD

La comuna de Canela (2.213 km2), ubicada en la provincia del Choapa, distante a 200 km de la capital regional La Serena, limita al norte con las comunas de Punitaqui y Ovalle, al sur con las comunas de Illapel y Los Vilos, al este con la comuna de Combarbalá y al oeste con el Océano Pacífico.

Según el Censo 2002, la comuna de Canela presenta una población de 9.373 habitantes, de los cuales 2.000 viven en áreas urbanas (0,44 km2) y el resto en localidades rurales (2.212,56 km2).

Es una comuna que posee una característica netamente rural, formada geográficamente por cordones transversales que cruzan la región de cordillera a mar, con un relieve accidentado abrupto y con pocas superficies planas, que no facilita los asentamientos humanos. Posee un clima mediterráneo árido caracterizado por la concentración de las precipitaciones en invierno, un verano seco y temperaturas extremas moderadas, con escasa ocurrencia de heladas. La costa se caracteriza por una abundante nubosidad, contrastando con los cielos transparentes del interior.

El río Choapa es el único curso de agua permanente en la comuna. Existe una red de drenajes de quebradas de fuertes pendientes, concurrentes al estero de Canela en el sector norte y otras quebradas de menor pendiente concurrentes al río Choapa en el sector sur.

De la flora autóctona se pueden encontrar diversos arbustos, cactus y gramíneas, litres, espinos, chaguales, arrayanes, algarrobos, guayacanes, quillays y boldos. También han prosperando algunas especies introducidas como álamos, eucaliptus, sauces, árboles frutales y olivos.

La fauna está representada por diversos anfibios, reptiles, aves, marsupiales y roedores como los chercanes, diucas, tórtolas, peucos, águilas, cóndores, lagartos, zorros, liebres, conejos, chinchillas y chingues, además de los animales de cría como las cabras, ovejas, caballos, burros, mulares y vacunos.

Históricamente ha basado su desarrollo económico y social en la agricultura de especias (comino, anís, cilantro y comino entre otras), trigo, cebada y olivos, ganadería caprina y ovina y sus productos derivados, principalmente quesos.

Sin embargo, durante la década de los 80, fuertes períodos de sequía provocaron una aguda crisis económica en estas actividades productivas, lo que no ha sido difícil revertir hasta la fecha. Lo anterior, unido a los problemas inherentes a una comunidad rural, como el aislamiento y la carencia de servicios básicos e infraestructuras, han determinado que la comuna de Canela sea una de las comunas más pobres del país.

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Es así como según estadísticas de CAS II, de julio de 2001, de un total de 2.146 familias encuestadas, que representan el 67% de la comunidad, 1.837 familias viven en condiciones de pobreza, de las cuales 557 viven en situación de extrema pobreza.

Esta situación ha repercutido socialmente, produciéndose una emigración de los jóvenes de la comuna debido a la escasez de recursos para generar empleo y el bajo nivel de actividad económica y comercial, así como las mejores expectativas económicas y laborales en fuentes externas a la comuna. Según la proyección del Instituto Nacional de Estadística (INE), se producirá una disminución de su población desde el año 1999 al año 2005 de 10.080 a 10.055 habitantes.

En los últimos años se han reunido esfuerzos desde la Municipalidad por potenciar no solo las áreas productivas tradicionales (mejora y diversificación) de las que hemos hablado, sino también el sector pesquero, minero, comercial, artesanal, apícola y el área turística, que posee diversos atractivos en la comuna, tanto naturales como culturales (antropológicos y arqueológicos), que incluyen la transmisión oral de conocimientos ancestrales, prácticas culturales, fiestas tradicionales y producción de artesanías, así como la existencia de sitios arqueológicos que documentan la ocupación humana en al comuna desde momentos precerámicos.

La conservación de este patrimonio arqueológico es importante entonces como fuente de conocimiento del pasado humano en la comuna y como fuente de desarrollo económico.

Algunos sectores de la sociedad de la comuna manifiestan un sincero interés por su patrimonio arqueológico y cultural en general, pero hemos detectado sin embargo una percepción del pasado y una interpretación de los restos arqueológicos fuertemente desvinculada de los aportes de las investigaciones arqueológicas (lo que creemos inherente a la propia actividad de la arqueología, como explicaremos más adelante), por lo que existe un importante sesgo en la información relacionada con la diversidad histórica, la profundidad temporal y la complejidad de los procesos sociales locales anteriores a las invasiones incaica e hispánica.

Esto se remonta en parte al hecho de que el pasado histórico de Chile, desde la colonia en adelante, muestra una tendencia hacia la imposición de elementos culturales ajenos a nuestras realidades sociales y herencia cultural. La emancipación de España y las necesidades impuestas por la constitución y fortalecimiento de la nación chilena, acentúan los procesos de homogeneización de sus poblaciones con base en los modelos y valores provenientes de Europa primero y de Estados Unidos después. Estas tendencias históricas desconocieron la diversidad cultural y la existencia de minorías étnicas y grupos locales, sin tomar en cuenta sus derechos y aspiraciones sociales, y subvaloraron por lo tanto el patrimonio cultural, sobre todo anterior a las invasiones incaicas e hispánicas.

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2. EL PROYECTO “RESCATE, PUESTA EN VALOR Y DIFUSIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO DE LA COMUNA DE CANELA”

2.1. DESCRIPCIÓN Y OBJETIVOS DEL PROYECTO

La comuna de Canela posee diversas estructuras arqueológicas que suponen un valioso legado de los pueblos originarios del área, y que además son de gran importancia dentro de las iniciativas de desarrollo turístico que en la comuna se están potenciando.

Por una parte, se realizó un catastro (setiembre y octubre) seleccionando las áreas a trabajar en base a los conocimientos de los lugareños, para documentar y registrar las estructuras arqueológicas (petroglifos) conocidas y por conocer, de la comuna. Por otra, se recopilaron todas las fuentes escritas (agosto) sobre los trabajos arqueológicos del área semiárida y de la comuna de Canela, y se desarrollaron unas jornadas consistentes en talleres de difusión y capacitación sobre arqueología y patrimonio (octubre y noviembre), en las que se intentó promover el conocimiento de estas expresiones, su marco cronológico y cultural y su significado, con el fin de que la comunidad se involucre en una participación activa y crítica en su protección y difusión, y se produzca un acercamiento entre la comunidad, sus instituciones y su patrimonio. Acercando la historia y la arqueología a los habitantes, se abrirá un espacio a la comprensión de la identidad cultural, que esperamos suponga una apertura a nuevas preguntas que encuentren respuestas en el presente y futuros encuentros. Las “Jornadas sobre Arqueología y Patrimonio de la Comuna de Canela” marcaron un precedente a dicho diálogo. Se entregó a las instituciones educativas de la comuna un informe técnico (diciembre) detallado, accesible a toda la comunidad y un dossier didáctico (octubre) redactado en un lenguaje simple y descriptivo, distribuido entre los alumnos que participaron de los talleres.

Se presentó además un plan de desarrollo local (noviembre) desde la arqueología, que articulado con los otros factores turísticos que integran el plan de desarrollo turístico comunal, esperamos constituya un útil complemento.

2.2. FUNDAMENTACIÓN DEL PROYECTO

2.2.a. ARQUEOLOGÍA Y SOCIEDAD, PATRIMONIO Y DESARROLLO

En general, las comunidades piensan que la arqueología, por suponer una ciencia sin utilidad tangible y a corto plazo, es una actividad no merecedora de atención. A ello, contribuimos cuando nos esforzamos en convertir a nuestra ciencia en una especie de

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matemáticas o física de “lo humano”, creando memorias llenas de datos empíricos que ingresados en programas estadísticos alimentados de un conjunto de soluciones posibles dan respuesta a nuestros problemas o hipótesis. Seguimos desarrollando proyectos en un lenguaje tan cerrado y abstracto, que es sin duda imposible que la arqueología llegue al resto de la sociedad, que con razón, hace gala de una creciente indiferencia hacia los estudios del pasado.

Es difícil convencerse, y sobre todo convencer, de la utilidad que el conocimiento del pasado tiene para la sociedad actual, que básicamente se mueve en torno a unos valores puramente materialistas. Pero la sociedad, desde que como tal existe, ha sido una historia de adaptaciones y cambios, y el objetivo de la arqueología es reconstruir sociedades pasadas a partir de los residuos de su cultura material y elucidar los caminos y procesos que generaron los cambios en el tiempo y en el espacio. Nuestra actual sociedad burguesa, puede y va a cambiar, como ha cambiado en el pasado. No es la causa final del género humano. Este conocimiento, es clave en un momento en el que subestimamos cualquier expresión cultural diferente o anterior, creyéndola inferior o valorándola exclusivamente por sus tópicas manifestaciones y sus raras extravagancias que alimentan nuestro propio esnobismo. La modernidad ha provocado sin embargo fenómenos de sobrevaloración de patrones culturales provenientes del Primer Mundo, por lo tanto ajenos a las realidades socioculturales de las sociedades latinoamericanas. Tan sólo pensar en ello, creemos que enriquece el acervo cultural de una sociedad que devastadoramente está siendo devorada por la cultura de la inmediatez y la superficialidad.

Pero, ¿cómo se articula esto al desarrollo social, cultural, científico y económico? Vinculando a la sociedad con la problemática y el conocimiento de la arqueología, propiciando así su defensa contra el deterioro y el expolio del patrimonio y con ello de la historia. Haciendo un esfuerzo porque crezca la participación ciudadana, y el nivel cultural y los hábitos de participación social en actividades a las que normalmente no se está acostumbrado, cuando las propuestas son escasas o se han configurado desde una perspectiva de elite cultural. Cualquier muestra cultural sirve de acicate para que los estamentos sociales se sientan identificados y unidos por la vertical ideológica que cohesiona su origen y ascendencia común, predisponiéndolos a afrontar tareas y empresas de mayor calado para la sociedad del futuro. Para que los museos, las grandes exposiciones o las excavaciones arqueológicas tengan algún sentido para la comunidad, debemos aportar a ésta todos los medios necesarios para conocer y comprender mejor la historia. Debe ser la sociedad en su conjunto quien disfrute y use los restos arqueológicos, no sólo porque en ellos se encuentra buena parte de sus señas de identidad, sino porque los yacimientos y monumentos deben contemplarse también como un factor de desarrollo, no sólo social y cultural, sino también que impulsa el crecimiento y que genera riqueza.

Sólo así conseguiremos una concientización social, una sensibilización y respeto hacia el legado histórico común y una política de patrimonio que comprenda actuaciones concretas y articuladas en investigación, protección, consolidación y difusión de los yacimientos, todo lo cual, no sólo acercará la arqueología a las comunidades, sino que se traducirá en inmediato desarrollo económico.

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2.2.b. HACER ARQUEOLOGÍA EN CANELA

En el área semiárida chilena se han realizado diversas prospecciones y excavaciones que han abierto interesantes perspectivas respecto al panorama general de la prehistoria. La Comuna de Canela fue un territorio densamente poblado durante la prehistoria, por habitantes que dejaron sus huellas en las rocas (petroglifos) y probablemente en todo el subsuelo, a juzgar por la enorme riqueza en vestigios arqueológicos que es posible observar en muchos hogares canelinos, producto de excavaciones para cultivos u obras arquitectónicas de menor o mayor envergadura.

Sin embargo, ningún trabajo sistemático de prospección se ha realizado en la Comuna de Canela hasta el momento, y la única excavación moderna que nos consta fue la realizada por un equipo de arqueólogos (Castillo et al 1995 y 1998), que estudió una pequeñísima área cercana a Huentelauquén (Comuna de Canela), en el marco de un gran proyecto que abarcaba el estudio de las manifestaciones asociadas a esta cultura (Complejo Huentelauquén) en todo el Norte Grande y Chico, desde la II a la IV Región.

Tampoco se había realizado por el momento, para la comuna, ningún intento de capacitación y difusión del patrimonio arqueológico (por lo tanto cultural) de la región, con el fin de que la comunidad tome conciencia del valor de este patrimonio cultural y la necesidad de preservarlo y protegerlo, y así comenzar con un proceso de revaloración de “lo tradicional”, “lo local”, “lo étnico”, “lo rural”, o sea, de lo que puede considerarse como la base principal de su patrimonio cultural.

Por lo tanto, creemos que este intento de catastrar el patrimonio dejado por los habitantes que humanizaron este espacio geográfico durante la prehistoria, abrirá una interesante perspectiva a futuros trabajos. Asimismo, este control documental, a través del registro de imágenes y su posicionamiento, fue complementado con unas jornadas de difusión y capacitación a los habitantes de la comuna. Esto último, además de contar con el manifiesto interés de la sociedad canelina y de sus instituciones representantes, esperamos que haya llegado a lograr un cambio de actitud frente a la arqueología, el patrimonio y la cultura tradicional en general, abriendo un espacio a la comprensión de la identidad, e involucrando a la sociedad de forma activa, participativa y crítica en la protección y difusión de su patrimonio.

2.3. PLAN DE TRABAJO

El trabajo se desarrolló en un período de cinco meses, desde agosto a diciembre del 2003, incluyendo las siguientes etapas:

a. recopilación e investigación de toda la información existente sobre yacimientos excavados en la comuna, tanto publicados como inéditos,

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b. identificación y registro de los petroglifos conocidos en la Comuna de Canela y de las colecciones privadas de litos, piedras horadadas, puntas de flecha y vasijas de greda, y catastro de algunas áreas para identificación de petroglifos no registrados al momento,

c. capacitación a la comunidad sobre patrimonio arqueológico y difusión del trabajo realizado,

d. presentación preliminar de un plan de desarrollo local basado en su patrimonio arqueológico.

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3. ARQUEOLOGÍA DEL NORTE SEMIÁRIDO

3.1. ALGUNAS ACLARACIONES

El norte semiárido de Chile se caracteriza por un ambiente de aridez que se contrarresta por escasas precipitaciones estacionales y por los cursos fluviales producto de la nieve acumulada en la alta cordillera andina, que bajan entrecruzándose en valles y quebradas hasta llegar al mar. Los ejes fluviales de los ríos Copiapó, Huasco, Elqui, Limarí y Choapa, alimentados por numerosos afluentes que nacen en la vertiente de los Andes y del complicado relieve que se desgrana hacia la costa, cruzan los valles y pasan por miles de quebradas donde se concentra la escasa vegetación, formando atractivos rincones para la fauna y el hombre, que llegó a este territorio hace más de 12.000 años.

En la arqueología del área semiárida chilena se puede observar una tendencia a la descripción de culturas teniendo en cuenta las similitudes de su cultura material y sus conductas o modos de comportamiento, ordenables en el tiempo y el espacio, lo que ha llevado a diversas confusiones en el pasado cercano. Después de definidas unas determinadas culturas, en general se pasa a encajar los nuevos sitios a esas culturas conocidas. Un ejemplo paradigmático lo constituyen los complejos Las Ánimas (800-1000 d.C.) y Diaguita Chilena (1000-1536 d.C.) (Guerra 2002). La historia de la cultura Las Ánimas se remonta al hallazgo casual (1930) de dos cementerios, cuyo estudio otorgó razones para postular su parecido con la cultura ya conocida Diaguita. Con el tiempo, más informaciones y análisis, se formó una colección que se estableció cronológicamente entre El Molle y Diaguita (Montané 1969). Por otra parte la cultura Diaguita, cuyos rasgos distintivos se evidencian a través de su cerámica decorada, fue bautizada por Ricardo Latcham, quien en su Prehistoria Chilena (Latcham 1928), al hacer una cronología de los pueblos prehistóricos de Chile, incluyó una secuencia que comparó con la propuesta para el Norte Grande por Max Uhle. Latcham consideró que los restos cerámicos eran similares, y sin embargo fue F. Cornely quien, retomando los postulados de Latcham y basado en diversas excavaciones, le dio a la nueva cultura del Norte Chico (o norte semiárido o verde) una secuencia basada en la tipología cerámica y las variables de los tipos de sepulturas (Cornely 1956). Asimismo, se suelen explicar, aún hoy en día, los cambios culturales a través de la conexión con complejos tecnológicamente más avanzados (difusión o migración), o por un cambio o relajamiento en la conducta del grupo (degeneración o decadencia).

Pero el análisis de los grupos cazadores-recolectores de la región semiárida chilena resulta interesante en cuanto en algunas áreas costeras se da la existencia de grupos que teniendo contacto con complejos agroalfareros, en algunos casos diversificaron su economía, mientras que en otros, continuaron con su modo de subsistencia.

Asimismo, algunos pobladores costeros, cuando lo consideraron pertinente, mediante trashumancia o intercambios, consiguieron recursos alimenticios y materias primas para la alimentación y producción, del interior, mientras que otros se especializaron en los recursos

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del mar. En Chile, la distancia entre costa y tierras altas es un parámetro importante, ya que el mayor ancho del territorio en algunas áreas ha estimulado una mayor independencia de las fracciones litorales e interiores, favoreciendo desarrollos propios (Llagostera 1989), situación en cambio que pudo favorecer, o no, el desarrollo de relaciones complementarias a nivel vertical. Llagostera analiza esta situación para explicar los cambios tecnológicos (en la tipología de los instrumentos, o la especialización de las técnicas de pesca, por ejemplo), de las culturas del litoral. Pero tales avances, tendientes a la gestación de una vida aldeana y sedentaria, no fueron generalizados. Algunos grupos que los conocieron se mantuvieron seminómadas o trashumantes, otros comenzaron a criar camélidos sin apoyo de cultivos y otros persistieron en las prácticas cazadoras-recolectoras.

3.2. PALEOINDIO Y ARCAICO

Cuando ocurrió el temprano dominio de la era glacial, el paisaje pleistocénico del territorio semiárido, habitado sólo por animales y plantas silvestres, era más rico en cubierta vegetal herbácea y arbórea, debido a un mayor régimen pluvial. En los años de lluvia, se producía un puente biogeográfico que permitía un desplazamiento importante de fauna y de flora entre los valles corrientemente aislados por la barrera desértica. Por otro lado, la estrechez del territorio y los sistemas montañosos transversales favorecían la comunicación entre la cordillera andina y el litoral. La última glaciación provocó importantes cambios climáticos en la zona, alterando el paisaje y la forma de vida de sus habitantes.

En Quereo (VV.AA. 1998, Núñez 1983), una quebrada cercana a la localidad de Los Vilos, capital de la Comuna de Los Vilos, Provincia del Choapa, se sitúa un depósito que contiene vestigios lacustres y que fue sellado por una lenta sedimentación de capas superpuestas. A 4 metros de profundidad se ubicaron restos de fauna fósil eventualmente atrapada por cazadores pleistocénicos. En este nivel temprano se registraron restos de mastodonte, caballo, paleolama, ciervo de los panatanos, lama, milodonte, felino, cánido, zorro, roedores, aves, paseriformes y anuros. Estas especies se concentraban a abrevar en la quebrada, donde los cazadores los atrapaban. También se encontraron huesos fracturados, artefactos óseos de uso ocasional, otros con marcas cortantes, una vértebra de caballo perforada, un cráneo de caballo con impacto nasofrontal asociado con bloques, una lámina lítica con muescas y maderos quemados. En un segundo nivel, por el IX milenio a.C., se instaló otro reducido grupo de cazadores de megafauna junto a la quebrada, que cazaba especies menores mediante las técnicas de “empantanamiento” o “desbarrancamiento” (Núñez 1983, Orellana 1994), como mastodonte, elefante americano, caballo, ciervo de los pantanos, camélidos, aves, roedores y anuros. El clima era menos frío y lluvioso que en el nivel inferior estéril, de modo que se repitió un régimen de aridez como en el nivel anterior ocupado. La recolección de frutos del bosque y raíces acuáticas complementaban su dieta. La presencia de sólo dos conchas de Concholepas en el piso de faenamiento estaría demostrando que bien los desechos no se habían abandonado allí, o la alimentación marina no era prioritaria.

Cuando los efectos de la última glaciación terminaron y la fauna y el paisaje se transformaron, los cazadores se vieron obligados a readaptar sus métodos y técnicas de

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caza, ahora especializada en especies menores, como guanaco, vicuña, chinchilla y algunas aves. Incorporaron también la recolección de frutos y semillas silvestres, lo que abrió interesantes perspectivas para el conocimiento del potencial vegetal, creándose las condiciones favorables para una futura actividad agrícola. No obstante, aún era necesaria una movilidad constante, que se acomodó a las condiciones favorables del territorio, cuyos polos de atracción dejaron abierta la posibilidad de adaptarse a un mecanismo de trashumancia. Los restos más significativos se encontraron, sobre todo, en tres áreas que se corresponden con tres tradiciones culturales distintas: en San Pedro Viejo de Pichasca, en Huentelauquén y en Cárcamo (VV.AA. 1998). A pesar de la eventual presencia en zonas litorales, estos grupos no conformaron propiamente un complejo cultural marítimo, ya que explotaron el mar sólo en su dimensión longitudinal, como recolectores de la franja intermareal. Hojas líticas de finísima factura, puntas de flecha con pedúnculo (Huentelauquén y Cárcamo, elaboradas en areniscas silicificadas y basalto) y sin él (San Pedro Viejo, con base recta, cóncava o convexa y manufacturadas en rocas cuarcíferas), herramientas líticas para la molienda, cestos y adornos corporales, etc., son las piezas más características. Por su rareza destacan los litos poligonales (cogged stones, en la literatura norteamericana para la costa de California, donde se encuentran artefactos similares), de las que no se sabe aún su significado o utilidad.

En San Pedro Viejo (Comuna de Ovalle, en la Provincia del Limari), un amplio refugio natural localizado en el valle del río Hurtado, no lejos del pueblo de Pichasca, se documentó un pueblo cazador-recolector que ocupó el lugar desde el VIII milenio a.C. Algunos logros culturales, como la cestería, los tejidos entrelazados, implementos de molienda y palitos para hacer fuego, hablan de un desarrollo ocupacional maduro, que incluso estaba en contacto con regiones tan lejanas como la costa, a más de 80 km. Por el V milenio a.C., se depositaron en el suelo de esta caverna los primeros cultígenos como algunas variedades de porotos (Phaseolus), algunas variedades de calabazas (Cucurbita) y maíz (Zea mays, a partir del III milenio), cosechados en labores hortícolas que complementaban las tareas de caza y recolección (Núñez 1989), detectándose los primeros indicios de una agricultura incipiente y que permiten suponer a algunos autores la introducción de cultivadores en la región (Ampuero y Rivera 1971), creando un desarrollo cultural mixto agrícola-cazador (Iribarren 1970:198). La presencia de agricultura incipiente en estos complejos culturales de cazadores-recolectores, y su conexión, quizá, con culturas agroalfareras, cumplieron probablemente un rol muy importante en su proceso de cambio. Según los autores que estudiaron este complejo se trata de cazadores-recolectores de gran movilidad y extensión. Los conocimientos de las técnicas agrícolas no impidieron sin embargo que mantuvieran su contexto cultural con ligeras variaciones, hasta la penetración en la región de grupos agrícolas y alfareros (El Molle).

En la quebrada de Cárcamo (Iribarren 1973), que desemboca en el río Huatulama, en la localidad de Combarbalá, Provincia del Limarí, se encontraron puntas pedunculadas (similares a las del complejo Huentelauquén) y sin pedúnculo, raspadores y raederas, como parte de un taller lítico, próximos a petroglifos.

En El Encanto (Comuna de Ovalle, Provincia del Limarí), destaca la presencia de petroglifos y pictografías a lo largo de la quebrada a ambas márgenes del río (Iribarren 1973). Un primer nivel precerámico con contexto cazador-recolector, presenta marcadas

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evidencias de movilidad interior-costa. Un segundo nivel, aparece separado por un estrato estéril, probablemente debido a un período de desocupación, y parece representado por el complejo cultural El Molle. No se sabe si las expresiones culturales (petroglifos y pictografías) se deben al primer o segundo nivel. Por la compleja temática podría relacionarse con El Molle, pero por supuesto, no está claro que la temática y las técnicas sean un índice cronológico-cultural.

En el sitio interior La Fundición 1, al norte del río Elqui, Provincia de Elqui, y asociado a la cultura Huentelauquén, existió especialización en la caza de camélidos, prácticamente único recurso explotado, aunque complementado con algunos recursos del mar.

Punta Colorada (Ampuero 1969) es un alero rocoso al interior de la cuenca de Los Choros, Provincia de Elqui, con vestíbulo semicircular cuyo frente alcanza los 13,10 metros y de 4,40 de altura, ocupado a partir del I milenio a.C. Hacia el interior disminuye la altura y su profundidad alcanza los 7,30 metros, donde la ocupación humana se presenta con mayor densidad. Las condiciones climáticas han producido un micro-clima seco que permitió la conservación de la materia orgánica (estera vegetal, lana retorcida de dos hebras, vellón de lana de auquénido, fragmentos de cestería, trozo de rama superficialmente pulido, semilla de carboncillo con dos ranuras). Aparecen instrumentos líticos y óseos, y la presencia de algunas conchas evidencian el contacto del grupo del alero con pueblos de economía marítima. Los análisis de restos faunísticos realizados (Tonni 1969) se limitan a pequeñas cantidades del total del conjunto y sin un estudio de las proporciones, lo que nos arroja poca información, aparte de la presencia de gatolince, chinchilla, llama y pequeño ciervo o vicuña o alpaca, en el sitio. De Huentelauquén hablaremos más adelante, ya que conforma una cultura característica de la comuna de Canela.

A finales del III milenio, irrumpen en la región poblaciones que llegan del norte y que explotan los recursos del mar, complementando esta actividad con las tradiciones de caza y recolección. De este complejo cultural se han excavado los sitios de Teatinos, La Herradura y Guanaqueros, encontrándose sobre todo arpones de hueso con o sin punta lítica, anzuelos compuestos, hermosos cuchillos bifaciales, morteros y manos de moler, y escasos anzuelos de concha. En algunos casos, las sepulturas demuestran el uso de pigmentos en los cuerpos, resabios quizá el conocido sistema de momificación artificial del norte del país.

La persistencia de manos de moler y piedras tacita (bloques graníticos en los que se observan concavidades usadas para moler o hacer pigmentos) en La Herradura, Guanaqueros y Punta Teatinos, hace pensar en una fuerte orientación hacia los recursos vegetales. No obstante, no se descarta la posibilidad de que su manufactura se deba tanto a la acción antrópica como a la acción natural de guijarros que se instalaron en la superficie de la roca y ejercieron una acción centrífuga por el paso de una corriente de agua, produciendo un orificio. El impacto de los grupos de pescadores nortinos (en toda la literatura se habla de este avance desde el norte hacia el sur, de pescadores más especializados, llamados “núcleo de pescadores andinos”) no tuvo al parecer fuerza suficiente como para motivar un desarrollo propiamente marítimo en estos grupos.En el desarrollo de las sociedades pescadoras se han postulado en Chile tres etapas sucesivas, o “dimensiones” en la conquista económica del mar (Llagostera 1989). La

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primera etapa está definida por la conquista de la “dimensión longitudinal”, o el acceso a los recursos de las orillas del mar (captura de la fauna intermareal). La segunda etapa está marcada por la conquista de la “dimensión batitudinal”, o sea, por el acceso a los recursos ictiológicos de profundidad, donde aparece el anzuelo, que transformó la vida económica y social del hombre del litoral, permitiéndole la captura de especies de la zona nerítica. La tercera etapa representa la conquista de la “dimensión latitudinal”, en que los pueblos costeros logran el acceso a la extensión del mar, que implicó una considerable ampliación del espacio ecoantrópico, incorporando la balsa como medio de transporte que permitió la búsqueda de nuevos recursos.

Punta Teatinos (Schiappacasse y Niemeyer 1965), al norte de la bahía de Coquimbo (Provincia de Elqui), es un asentamiento orientado hacia una economía de pesca, caza y recolección, relacionados con niveles superiores de Guanaqueros. Aparecen en el registro restos de lobos de mar jóvenes, chungungos o nutrias de mar, cetáceos, peces y restos malacológicos (choros, machas, almejas, locos y fissurellas), además de instrumentos líticos y óseos (pesas de anzuelo compuesto, barbas de arpón para lobo de mar). Parece ser un grupo basado en la pesca de peces con arpón de punta de hueso y con anzuelo compuesto, practicada desde la costa sin uso de embarcaciones, caza de lobos marinos con arpón de punta lítica y barba de hueso, caza de nutria de mar y aves, y recolección de moluscos de playa y roca, y productos vegetales. No existe evidencia de caza de mamíferos terrestres. En épocas tardías se identificó en este sitio la presencia de grupos contextualmente distintos de los anteriores, con presencia de tembetás y pipas de piedra. Estos cambios se insertan dentro de nuevos y amplios desarrollos que lograrán su máxima expresión en el Complejo El Molle, iniciando el período de los complejos agroalfareros. Se exhumaron enterramientos sin ofrendas pero con elementos de molienda utilizados para cubrir la sepultura.

En La Herradura (Alaniz 1973), bahía de Coquimbo (Provincia de Elqui) fue rescatado un cementerio donde el registro presentó puntas de flecha pedunculadas y sin pedúnculo, perforadores, raspadores, guijarros horadados, pesas de anzuelo compuesto, manos de moler, percutores, piedras bruñidas, cuentas, núcleos, lascas, instrumentos de hueso y fragmentos de cerámica Diaguita (a causa de la remoción del nivel superior por una máquina niveladora), que evidencian una economía altamente diversificada. Se documentó un cementerio en donde los cuerpos aparecían en posición decúbito lateral, con las extremidades flexionadas, cubiertos de colorantes rojos y negros y rodeados de ofrendas y conchas.

Guanaqueros (Schiappacasse y Niemeyer 1964), 30 kilómetros al sur de La Herradura (Provincia de Elqui), es un establecimiento esporádico habitado desde el II milenio a.C. por grupos reducidos de pobladores que son reemplazados por una ocupación que se hace progresivamente más uniforme y extensiva. Se pudieron rescatar dos niveles precerámicos, que fueron datados en 1.810 a.C. (con presencia de arpón pequeño y anzuelo compuesto, así como hojas líticas y anzuelos de concha, y empleo de colorantes rojo y verde en los enterramientos) y 1.380 a.C. (donde decrece la cantidad de puntas y elementos en piedra tallada y no hay presencia de colorantes y ofrendas en los enterramientos). La menor cantidad de puntas líticas en este nivel es atribuido por los autores a la mayor extensión de la ocupación o a la pérdida relativa de la importancia de la economía de caza a expensas de

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un cultivo incipiente. Los restos en general indican una subsistencia basada principalmente en la recolección de moluscos y en la caza con arpón de lobo de mar (preferentemente individuos jóvenes con epífisis no soldadas) y peces. La explotación de los recursos del mar fue complementaria con la recolección de recursos vegetales (plantas y frutos silvestres, evidenciado a partir de la presencia de morteros, manos de moler y piedras de moler). La presencia de piedras horadadas en determinadas estratigrafías y de piedras tacita en sitios de fácil acceso a los pobladores del conchal, en las cercanías de cursos de agua o vecinas a la playa, induce a pensar que en Guanaqueros este elemento era de tipo utilitario relacionado a las actividades recolectoras, y confirman las investigaciones realizadas en la costa más al sur, con presencia de tacitas y piedras horadadas en sitios de pescadores sin cerámica, aunque esto no descarta la persistencia de estos elementos en culturas agroalfareras posteriores. El tipo físico de estas poblaciones se caracteriza pos sus cráneos alargados, de bóvedas altas (aunque no conocían la práctica de la deformación craneal intencionada) y estructura ósea fina.

En Los Choros (Niemeyer 1971), en La Provincia de Elqui, el arpón y el anzuelo compuesto son los elementos fundamentales de su economía de subsistencia, basada en la pesca y la recolección. Los abundantes conchales cercanos señalan la existencia posterior de una población agrícola y alfarera asentada en el valle de Los Choros, que a juzgar por las características de los restos pertenecerían a la cultura Diaguita.

Los autores mencionados buscan en sus interpretaciones correlaciones en el comportamiento y la cultura material entre los diferentes grupos. No aparecen estudios profundos sobre la organización socioeconómica de cada grupo en particular. Son trabajos descriptivos y comparativos, a partir de un registro ya perdido. Se describen detalladamente los artefactos y se pone poca atención en las proporciones de recursos alimenticios y potencialmente explotables, sin penetrar a las bases económicas de la sociedad en estudio. No obstante, esta tendencia está cambiando y nuevas investigaciones se presentan más esclarecedoras en lo relativo a los modos de subsistencia y las estructuras económicas y sociales.

3.3. AGROALFARERO. EL MOLLE, LAS ÁNIMAS Y DIAGUITA

El Período Agroalfarero o Cerámico (150 a.C.-1.536 d.C.) está representado en el área por tres complejos culturales: El Molle (130 a.C.-700d.C.), Las Ánimas (800d.C.-1.000 d.C.) y Diaguita (1.000-1.536 d.C.). Hacia fines del último milenio antes de nuestra era, las poblaciones arcaicas del norte semiárido habían conseguido un amplio dominio de los ecosistemas regionales. La interacción de las poblaciones costeras con las asentadas en valles e interfluvios permitió complementar la caza con la recolección especializada y con una incipiente agricultura. El surgimiento de la cerámica y la metalurgia, la domesticación de camélidos y el uso del tembetá (adorno labial) y de pipas de piedra, caracterizan a estas poblaciones.

Francisco Cornely fue quien dio denominación a la primera cultura agroalfarera de la región : El Molle (Fig. 4), al descubrirla en 1938 en un pueblo del valle de Elqui del mismo

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nombre. Debido a la señalización exterior que, por lo general, presentan los enterramientos (túmulos o montículos), muy pocos han sido excavados por arqueólogos, y la mayoría, en cambio, han sido objeto de saqueo por parte de buscadores de tesoros y coleccionistas, perdiéndose así gran parte de la información. De El Molle han quedado tembetás, hermosos adornos discoidales en oro, plata y cobre, así como pulseras, cuentas de collar y pinzas de metal martillado y laminado, piedras semipreciosas y conchas marinas finamente pulidas. Pero la cerámica es sin duda el elemento más atractivo y distintivo de este complejo, destacando en general las formas verticales y la decoración basada en sofisticadas técnicas de cocción (oxidación-reducción) y uso de pastas y engobes para obtener superficies perfectamente pulidas de colores negro, marrón, rojo y grisáceo. Algunas formas complejas, como jarros de doble golleta unidos por un asa puente, uno de ellos cerrado y perforado a modo de regadera, o preciosas formas humanas y animales, evidencian propósitos ceremoniales. Posteriores investigaciones de Cornely, Iribarren, Niemeyer, Castillo y otros, fueron localizando nuevos sitios, tanto en la costa como el interior, permitiendo enriquecer la distribución espacial de este complejo y agregando nuevos elementos contextuales y nuevos enfoques. El tipo físico es diferente al conocido para las poblaciones arcaicas, con rasgos craneales mesocefálicos y práctica de la deformación craneal en su variedad tubular erecta.

Hacia el 800 dC se detecta la presencia de pueblos de economía diversificada, pero con especial énfasis en la ganadería, y cuyas evidencias arqueológicas sugieren una movilidad concentrada desde los valles hasta la costa. La historia de este complejo se remonta al hallazgo casual de un cementerio en la quebrada de Las Ánimas, y el cementerio de El Olivar, acaecidos alrededor de 1930. El análisis de ambos contextos otorgó razones en esos tiempos para postular su parecido con la cultura ya conocida Diaguita. Con el tiempo, y más información y análisis, se forma una colección que estudiada por Montané aparece como cronológicamente entre El Molle y Diaguita. Destaca un complicado ceremonial fúnebre, con sepulturas en las que se han realizado sacrificios rituales de llamas. Muestra de ello es el cementerio Las Animas (Plaza Gabriela Mistral de Coquimbo), en el que aparecen individuos abrazados por llamas, demostrando intencionalidad del sentido mágico-religioso y una relación muy íntima del hombre con estos animales. La cerámica, más basta de factura que la de El Molle, presenta formas de escudillas tronco-cónicas, con engobe rojo o pintadas rojo sobre blanco, con decoración zoomorfa o lineal. En algunos sitios aparecieron algunas cerámicas subglobulares distintas a las ya descritas, en general sin engobe, y con pintura aplicada directamente sobre la pasta en diseños lineales en rojo, blanco y negro, éste último obtenido de la especularita (fácilmente eliminable). Llaman la atención los numerosos artefactos de cobre (anzuelos, cinceles, pendientes, ganchos de propulsor), y unos objetos en forma de “H” mayúscula, que eran probablemente adornos para el antebrazo, pero cuyo uso aún está por definir. Son también notorias las espátulas de hueso finamente pulidas y unos tubos de madera y hueso usados probablemente como inhalatorios. Se trata de pueblos de economía diversificada (agricultura, caza, pesca y recolección), pero con énfasis en la ganadería.

La cultura Diaguita (1.000-1.536 dC), cuyos rasgos distintivos se evidencian a través de su exquisita y ricamente decorada cerámica, es quizá la más conocida del área, y alrededor de ésta funcionan gran cantidad de talleres cerámicos donde se realizan buenas reproducciones arqueológicas de sus vasijas (Ampuero 1979). Fue bautizada por Ricardo

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Latcham, quien en su Prehistoria Chilena (1928), al hacer una cronología de los pueblos prehistóricos de Chile, incluyó una secuencia que comparó con la propuesta para el Norte Grande por Max Uhle. Latcham consideró que los restos cerámicos eran similares a los pertenecientes a la cultura Diaguita argentina. Sin embargo, fue F. Cornely quien, retomando los postulados de Latcham y basado en numerosas excavaciones, le dio a esta cultura una secuencia basada en la tipología cerámica y las variables de los tipos de sepulturas. A pesar de que los ricos contextos entonces estudiados no fueron analizados correctamente (producto de la época), esta secuencia proporciona una aguda e inteligente información de las variables tipológicas, puesto que sus tres fases (Arcaica, Transición y Clásica, ahora Transición, Clásico y Diaguita Inka) estilísticamente mantienen coherencia con los resultados de posteriores excavaciones estratigráficas. De la primera fase se recuperaron cerámicas con reminiscencias aún del complejo Las Animas ya descrito, se hace popular el engobe rojo con decoración en franjas o en la superficie interna o externa de la pieza con motivos geométricos, rojo y negro sobre fondo blanco. Las sepulturas, generalmente a poca profundidad, están a veces recubiertas con trozos de cerámica, colocadas especialmente sobre el cráneo.

En la segunda fase los motivos y formas se enriquecen, se muestran numerosos platos antropomorfos de fina decoración, y ollitas y escudillas de base redondeada y paredes rectas en las cuales se aprecia la aplicación selectiva de un número relativamente escaso de motivos. Son los “jarros-pato” los que evidencian el alto nivel de desarrollo estilístico alcanzado en el manejo de formas y decoración, y hacen su aparición urnas de tamaño mediano finamente decoradas con una simple capa de pintura o engobe. Ricas piezas se han recuperado del cementerio Diaguita II (fundo “Las Placetas”, Pisco Elqui, valle de Elqui), como espátulas de hueso (parte del equipo inhalatorio) talladas con motivos geométricos, zoomorfos y antropomorfos, pinzas depilatorias , cinceles, pendientes, y anzuelos metálicos (oro, plata y cobre), instrumentos musicales de viento (aerófonos, como silbatos rectos o acodados, ocarinas, flautas escalonadas de cuatro tubos, pitos) y una original cerámica con representación de flautista. Las sepulturas ahora están elaboradas con cistas de piedra arenisca y lajas de granito que conforman un verdadero catafalco de forma regular con sus correspondientes tapas. De la lengua poco sabemos, pero Bibar afirma en su crónica que cada valle tenía “lengua de por si”, lo que nos enfrenta a una interesante problemática lingüística, aún no resuelta. Cada valle pudo haber conservado variables idiomáticas ancestrales, derivadas de las sucesivas poblaciones que penetraron a nuestro territorio. En todo caso, el kakán, lengua propuesta por Rodolfo Schuller, no pasa de ser una hipótesis de difícil comprobación.

De acuerdo a las informaciones etnohistóricas (es a partir de esta tercera fase que podemos hacer uso de la información escrita de los conquistadores), Topa Inca Yupanqui fue el responsable de la expansión del Imperio Inca desde el Perú hacia territorio chileno, y es gracias a estas informaciones que podemos disponer de una visión enriquecida de los resultados de los trabajos arqueológicos. La llegada de los Incas significó un encuentro violento (los Diaguita habían llegado a constituir un sistema de jefaturas duales que controlaban cada uno de los valles), que terminó por imponer la administración incaica, a través de la designación de kurakas (jefes locales dependientes de la administración central del Incanato). La arqueología demuestra que en esta fase ocurrió un significativo cambio, notorio principalmente en la cerámica, que integra formas y decoraciones locales, con

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aquellas provenientes de Perú (aríbalos, escudillas, platos) logrando gran equilibrio y armonía. En el santuario de altura Cerro Las Tórtolas se encontraron efectos ceremoniales intactos de esta última fase Diaguita gracias a la acción conservante de la nieve andina, que también evidencian la influencia incaica. Una figura humana elaborada en concha Spondylus con el atuendo original, una bolsa de lana con cubierta de totora conteniendo hojas de coca, una llijlla o manta cuadrangular de vicuña, una ajsu o anacu (manta rectangular de lana de llama), utensilios de madera para generación de fuego por frotación, parte del atuendo de una figura femenina de plata y una chumpi o faja de lana de llama. En las sepulturas el registro arqueológico habla de una mayor riqueza y lo normal es encontrar mezcladas la cerámica con forma y decoración tradicionales, con aquellas de influencia incaica, pero elaboradas con el sello inconfundible del artesano local. También se ha podido comprobar el uso de deformación craneal intencional.

Se puede decir que los Diaguita habían alcanzado un alto nivel de desarrollo, por lo que es difícil explicar el rápido deterioro de esta cultura tras el impacto de la conquista española. Se sabe que la ya escasa población compuesta de unos 30.000 habitantes autóctonos, distribuidos en un amplio territorio que hoy comparten las regiones de Atacama y Coquimbo, disminuyó drásticamente a un total ponderado en 1200 a fines del siglo XVI. Se esfumó la tradición cultural que hoy tanto admiramos a través de sus cerámicas, orfebrería y tejidos, junto con su lengua, sus costumbres y sus creencias.

3.4. ARTE RUPESTRE

La manifestación cultural que ha despertado en la región la atención de los investigadores hace relativamente pocos años, es el arte rupestre (Ampuero 1966, Ampuero y Rivera 1970, Artigas y Jackson 2002, Bahamondes et al 1997, Ballereau y Niemeyer 1998, Cabello 2001, Cabello 2002, Castillo 1985, Castillo 2000, Gallardo 1996, Jackson 2001, Klein 1972, Mostny y Niemeyer 1983, Troncoso 2000). Algo más del 20% de los asentamientos Molle aparecen asociados a esta manifestación, en técnicas de petroglifos, pictografías y la combinación de ambas. Se localizan principalmente en los valles y en la precordillera, pero sobre todo en los interfluvios del norte del área semiárida.

Los petroglifos son las manifestaciones culturales que se expresan materialmente en los dibujos diseñados y grabados en la piedra, con diversas técnicas, incluyendo la pintura. En el caso de los petroglifos, estas técnicas se expresan picando y/o rayando las superficies con una roca de mayor dureza, consiguiendo un contraste en la coloración (piqueteado, la más utilizada en el Choapa), aplicando incisiones profundas y finas, como ejecutadas con lascas de filos vivos, y en último término, efectuando dibujos con raspado en la superficie, consiguiendo el desprendimiento de la pátina superficial de la roca por medio de abrasión con una roca más dura, en rocas blandas de superficies lisas y grano fino (raspado, que se usa normalmente sobre un piqueteado anterior para intensificar el trazo).

Generalmente, nuestros antepasados buscaban aquellas superficies de rocas con una pátina, producto de la oxidación que provoca la insolación solar y la humedad relativa del

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aire en ellas, lo que resulta en un cambio de coloración de la roca, con el objeto de destacar los dibujos frente al color natural del granito, de tono gris claro.

Respecto a su cronología, si se encuentran en sitios y rocas distribuidas en espacios abiertos, en cuyos alrededores la evidencia arqueológica es escasa o nula, como en el caso de Canela, su asignación cultural se torna en un problema que sólo se puede resolver cuando, en áreas geográficas inmediatas o cercanas, se encuentran estas evidencias con algún tipo de datación, o asignación comprobada, pudiendo así relacionar aquellas con las que poseen información suficiente. Otro camino ha sido el de comparar los diseños o técnicas de los dibujos, con estilos existentes reconocidos en otros sectores, pero se debe tratar con precaución los datos inferidos a partir de estas comparaciones estilísticas.

No fue sólo un factor de tipo físico o ambiental el que motivó a los antiguos pobladores a dibujar la superficie de las rocas. Los sitios coinciden con áreas potenciales para la caza, la vigilancia y pastoreo de los ganados, o de cursos de agua y / o vertientes naturales. Además, algunos diseños representan actividades comprobables, como en el caso de escenas de domesticación o caza de camélidos, o de representación de personas o animales. Otros sin embargo son más difíciles de interpretar, como las caras, o máscaras de gran complejidad, que podrían ser la representación de personajes importantes insertos en algún ritual, pero lo cual no puede comprobarse. En cuanto a motivos geométricos (círculos, líneas onduladas, cruces), sólo podemos suponer que quizá nuestros antepasados quisieron expresar algunas ideas o símbolos de difícil interpretación.En cuanto a los estilos, los incisos lineales finos parecen haber sido hechos para fines íntimos, poco públicos, a juzgar por su escasa visibilidad. Estudios recientes afirman que son anteriores a las otras técnicas, en relación a la coloración de su patinación (Jackson et al 2002). Algunos grabados ocultos en pequeñas grutas naturales, parecen tener un significado especial, con la intención de mantenerse ocultos. En cambio, la mayoría de los grabados encontrados en el área semiárida chilena, son claramente visibles, como un mirador o un demarcador geográfico. Lo que no sabemos es cómo, por qué y desde dónde debían observarse.

La Silla, Limarí y Quebrada Las Pinturas son los tres estilos conocidos para esta área. El primero, La Silla, que corresponde esencialmente a la técnica de petroglifos y grabados, es el que mejor podría adscribirse al Molle, con escenas de interacción entre animales (camélidos domésticos o en proceso) y el hombre, en el sitio La Silla, y temas geométricos abstractos.

En el estilo Limarí lo definitorio son las representaciones de máscaras antropomorfas muy elaboradas, adornadas de atavíos cefálicos descomunales y complejos en su diseño (las cabezas – tiara) y tocados cefálicos radiados en figuras antropomorfas, en un amplio espacio del interfluvio Huasco – Limarí. Hacia el río Choapa y más al sur, se dan también otros glifos que representan un círculo con dos apéndices hacia abajo, o un rectángulo de lados curvilíneos simples, o figuras antropomorfas extremadamente estilizadas con brazos y piernas abiertos. Localizado a 19 kilómetros al sudoeste de Ovalle, el Valle del Encanto constituye un espectacular museo al aire libre, de gran valor arqueológico y estético, ubicado en una quebrada que corta la terraza superior de la vertiente sur del río Limarí, en dirección a Salala, Las excavaciones estratigráficas demostraron un nivel del agroalfarero

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temprano, superpuesto a una ocupación del Arcaico Tardío. Allí se pudieron comprobar la asociación de la mayor parte de los tipos cerámicos postulados para El Molle. Descubierto en 1946, el valle ofrece un arte rupestre que se caracteriza por representaciones antropomorfas de estilo simple, con complejos dibujos de máscaras provistas de adornos cefálicos (estilo Limarí). Estas representaciones fueron interpretadas erróneamente en el pasado como producto de la tardía ocupación incaica.

El estilo Quebrada Las Pinturas reproduce personajes de gran tamaño, vestidos con túnicas decoradas, ,poco representado en el norte semiárido.

Cabe señalar, que si bien por una necesidad clasificatoria se han separado las características de estos tres estilos, la mayoría de los conjuntos rupestres no responden necesariamente a uno de los tres, sino que a veces presentan motivos de varios o incluso de ninguno de ellos. Por lo tanto se debe manejar esta información con sumo cuidado, y siempre teniendo en cuenta otros factores como la distribución espacial de los petroglifos y sus asociaciones culturales, que sirven para explicar el marco en el que deben entenderse las manifestaciones rupestres.

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4. ARQUEOLOGÍA DE LA COMUNA DE CANELA

Como ya lo señalamos, poco se sabe aún de la arqueología de la Comuna de Canela. En la década de los ’60 y ’70 fue explorada por algunos investigadores (Iribarren 1962, Gajardo-Tobar 1962-1963, Silva y Bahamonde 1969), pero disponemos de escasas referencias de sus resultados, a excepción de algunos trabajos descriptivos, principalmente sobre el complejo Huentelauquén. En su época Gajardo-Tobar pensó que se trataba de un desarrollo cultural localizado, pero posteriores trabajos demuestran que estas comunidades se difundieron desde la II a la IV Región. Los sitios La Fundición (en Elqui) y Cárcamo (en Limarí), que describimos en el capítulo de arqueología del Norte Semiárido, también han sido asociados a la cultura Huentelauquén, junto con muchos otros de la IV (Condoriaco, San Martín y Pachingo) y de la II y III Región.

4.1. EL COMPLEJO CULTURAL HUENTELAUQUÉN

Es en Huentelauquén (sitio Huentelauquén 2, Comuna de Canela, en la costa de la Provincia del Choapa) y los grupos que allí se desarrollaron, donde el litoral comienza a adquirir importancia en la economía prehistórica por el VIII milenio a.C. (Castillo et al 1995 y 1998). Mientras más hacia el norte estos grupos (que explotaban sólo la franja intermareal) fueron adaptándose (a una oscilación climática cálida y seca) o fueron siendo desplazados por grupos pescadores más especializados (que explotaban recursos ictiológicos de profundidad), hacia el sur de la costa central sobrevivió el mismo modo de subsistencia hasta tiempos más tardíos. No obstante, a pesar de su especialización marítima, la caza sigue siendo una actividad fundamental. Se explota por igual camélidos, moluscos, peces y aves, a los que se agregan roedores y pinnípedos, y posiblemente algunos vegetales. Queda pues de manifiesto una eficiente explotación del ambiente de desembocadura de río, accediendo a todos los recursos allí disponibles. Sus estrategias y su bagage tecnológico parece permitirles sobrepasar el nivel del modo de producción cazador-recolector , con una caza de guanaco (recurso disponible a varias decenas de kilómetros de los lugares de asentamiento, por lo tanto aporte foráneo al entorno inmediato del grupo, lo que les obligaba a poner en práctica un complejo esquema de movilidad costa-interior) muy especializada, y una pesca de alta eficiencia (acceso a la casi totalidad de las especies ícticas). La presencia de puntas completas estaría señalando que la actividad de caza en este lugar no era una faena activa durante todas las épocas del año. Se manufacturaban puntas pero no siempre se usaban. La gran variedad, diseño, forma y tecnología aplicada a los instrumentos líticos, evidencian un manejo estable de las materias primas que abundan en las zonas aledañas. A través del estudio de los instrumentos de trabajo se evidencia que se trata de grupos que no estaban experimentando, sino que poseían un manejo del medio especializado con excelentes resultados.

Los litos, de los que aún no hay una explicación funcional satisfactoria, los ha clasificado por primera vez Gajardo-Tobar por su forma geométrica, para facilitar su descripción, en: polígonos (triangulares, cuadrangulares, pentagonales, hexagonales y poliangulares), discos

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con ranuras, surcos o dientes, discos o figuras discoidales, figuras cupuliformes o discos con cúpula y discos perforados. Cada forma vas desde un esbozo de ella hasta la figura casi perfecta. Casi siempre son de granito, con grano más o menos fino, y con predominio de los tonos grises, rosados, azulados y negruzcos. En la superficie de algunos de éstos se han detectado residuos orgánicos de color negruzco y rojizo.

Aparecen puntas de flecha relativamente grandes, triangulares, con pedúnculo un largo y grueso ojival, bifaciales y a veces aletillas laterales, en diferentes calidades de talla y en materias primas como pedernal, pórfido, basalto (negro, gris, café, rojizo y azulado), lava volcánica y cuarzo (marmóreo blando o cristalino).

Otros complejos culturales presentes en la comuna:

En prospecciones y excavaciones realizadas en la comuna (Gajardo-Tobar 1962-1963, Castillo et al 1995 y 1998), así como en recolección de objetos en el marco de trabajos de construcción de un canal, trazado de un camino, excavación de un pozo, o cimientos de una vivienda, se han encontrado circunstancialmente materiales pertenecientes a los complejos culturales El Molle y Diaguita, que evidencian el paso de estas comunidades por la comuna. Además, las formas estilísticas de las manifestaciones rupestres de la comuna, se pueden asociar con las culturas Molle y Diaguita.

En determinado momento, las comunidades cazadoras-recolectoras se encuentran formando parte del complejo El Molle en la cuenca del Choapa, donde la implantación del modo de producción agrícola-ganadero, ocurrió en el I milenio a.C. El arte rupestre, o petroglifos, son un componente fundamental del patrimonio de la comuna, y su asignación cultural es aún un problema, aunque por sus rasgos estilísticos se puede relacionar con la cultura El Molle. Cerca del año 1.000 de nuestra era, los grupos Diaguita habitaron el área hasta la llegada del invasor Inca, y poco más tarde, hispánico.

4.2. ARTE RUPESTRE

En la Comuna de Canela es el arte rupestre el componente principal de su patrimonio arqueológico, y su conocimiento debería ser incorporado a los currículo de la escuela y el liceo, con el objetivo de que las nuevas generaciones tomen conciencia del valor de su patrimonio y la necesidad de preservarlo y protegerlo, además de su valor como recurso para el desarrollo turístico de la comuna.

Las manifestaciones rupestres en la Comuna de Canela son básicamente aisladas en Mincha, Puerto Manso y Huentelauquén (costa), pero forman importantes concentraciones en la Quebrada de Linares, El Riíto, la Cordillerita, Los Canelos, Los Pozos y El Coligüe (información aún inédita). Existen escasas fuentes escritas sobre el tema, limitándose éstas a escuetas referencias sobre Mincha, Huentelauquén y Puerto Manso en trabajos generales sobre el arte rupestre en Chile (Castillo 1985, VV.AA 1998, Mostny y Niemeyer 1983). Estas manifestaciones se encuentran en sitios y rocas en espacios abiertos y en cuyos alrededores la evidencia arqueológica documentada de forma sistemática, es escasa o nula.

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Por lo tanto, su asignación cultural es aún un problema, aunque de forma tentativa y preliminar se pueden definir a partir de sus formas estilísticas, como asociadas a la cultura Molle y Diaguita. De todos modos, los estilos se definieron a partir de sitios del área septentrional del norte semiárido, por lo que deben tratarse con cuidado, sobre todo para el Choapa, que se ha manifestado como crisol de culturas y no del todo asimilable con el resto de la región.

En lo que respecta a su estado de conservación, en general es grave, encontrándose muy alterados por la acción antrópica y natural. Revisaremos cada caso en particular en el siguiente capítulo.

En la actualidad aún se está lejos de poseer un panorama global e integrador de la prehistoria del Choapa y su arte rupestre y mucho menos se sabe de la prehistoria de la comuna de Canela en particular. Sin duda, el estudio de las manifestaciones rupestres es un componente fundamental en el avance de los conocimientos sobre el tema.

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5. IDENTIFICACIÓN, REGISTRO Y PROTECCIÓN DEL ARTE RUPESTRE DE CANELA

Se realizó un catastro dirigido del área, que se completó durante los meses de setiembre, octubre y noviembre. Previamente se procedió a recopilar antecedentes bibliográficos y tomar referencias de informantes de diversas localidades de la comuna, a través de la existencia de petroglifos, pictografías o piedras tacita, o de presencia de materiales arqueológicos que se encuentran en colecciones privadas, o en áreas conocidas como fuente de estos materiales. Además, se tuvo en cuenta un parámetro que normalmente define los lugares idóneos de asentamiento o manufactura de petroglifos: adyacencia a quebradas o desembocaduras de ríos.

Durante el trabajo de campo (terreno) se tomaron notas y se hicieron bosquejos de cada uno de los bloques rocosos con grabados por separado (y de los diferentes paneles en el caso de tener más de uno con representaciones), así como de las pictografías y las piedras tacita. Se utilizó un GPS para registrar la posición geográfica de cada conjunto rupestre.

Los resultados del catastro se indican en el mapa y plano de la comuna y la descripción de los petroglifos con los detalles y dibujos a escala se presentan en el Apéndice, en fichas de registro que abarcan diferentes puntos: la técnica utilizada (piqueteado, raspado, inciso, pictografía), la descripción general de los diseños representados, identificación de sobreposiciones (un trazo sobre otro) y yuxtaposiciones (un trazo al lado de otro, de diferentes épocas) y estado de conservación (desprendimiento de la corteza de la superficie, recubrimiento con líquenes, rayado, pintado, etc.).

Se presentan todas las fotografías digitales tomadas en terreno, por considerarse el registro más fidedigno de las manifestaciones catastradas. Por este motivo, se recomienda consultar el CD Rom adjuntado en el presente informe, como complemento imprescindible de las fichas del Apéndice. En éste se le ha asignado a cada fotografía el mismo nombre que aparece en el Apéndice, por lo que es de muy fácil consulta.

Este primer acercamiento no pretende abarcar más que el registro sistemático de estas manifestaciones dentro de la comuna de Canela, y su descripción en cuanto a técnicas de elaboración y en último término sus eventuales afinidades culturales, de forma tentativa y preliminar. No nos aventuramos a una interpretación o análisis de su distribución espacial, aunque si se presentan datos estadísticos de esta distribución y densidad en los diferentes sectores y de los distintos motivos, siguiendo la metodología del trabajo realizado por Jackson (Jackson et al 2002), que logra caracterizar cuatro configuraciones generales en la cuenca del Choapa. Interpretaciones de estos datos, así como el análisis de su asignación cultural, que a pesar de presentar los problemas ya abordados, cuenta con una sistematización basada en diversos criterios que nos pueden acercar a una cronología relativa de los petroglifos (Mostny y Niemeyer 1983, Aldunate et al 1985, Gallardo 1996), pueden abordarse en futuras investigaciones.

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5.1. MINCHA

Mincha Sur: se encuentra en el sur de la Comuna de Canela y por todo su territorio se encuentran diseminados bloques de granito y andesita, dos de ellos cubiertos con grabados rupestres, ya descritos en los trabajos mencionados.

Destaca uno mascariforme cuyo estilo se identifica con las manifestaciones rupestres del complejo El Molle, aunque ninguna excavación local permite establecer este origen. El estilo, una máscara muy compleja, se podría definir como Limarí. Figuras geométricas simples completan el diseño de los rasgos faciales, que parecen formar parte de una pintura ritual, quizá perteneciente a un personaje importante o vinculado con el mundo mágico-religioso. El tocado es reducido y bastante sencillo y las espirales laterales de triple lineatura. Se trata de uno de los dos casos de presencia de máscaras en el Choapa (Mincha Sur y Chalinga).

Otro dibujo, más simple, se halla representado en un oquedad natural de la misma roca. No hemos observado evidencias arqueológicas superficiales en su entorno, pero es probable que hayan existido y sido recogidas en diversos momentos anteriores ya que se trata de un lugar relativamente transitado, y cercano a un conjunto habitacional actual.

Cerca, en una roca a unos 10 metros de la anterior, hay un petroglifo mucho más superficial, que se relaciona también con el estilo Limarí, de tocado semilunar radiado sobre la cabeza, sin apéndices espiralados (perteneciente al grupo de las cabezas-tiara) y los rasgos faciales representados de forma similar al de la roca vecina.

Más hacia el sur se encuentran otras rocas con signos grabados en forma de cruz, de los que no sabemos su significado. Es probable que muchas otras rocas tuvieran grabados en su superficie, pero la erosión (desprendimiento de la pátina), y la acción antrópica (extracción de bloques) no han permitido que llegaran a nuestros días.

5.2. HUENTELAUQUÉN

Humedal: ubicado a un lado del camino del humedal de Huentelauquén, justo en la desembocadura del río Choapa, se halla un grabado rupestre en tres bloques de lutita porfírica al que la gente del lugar llama la “piedra de la mula”, bastante erosionado por causas naturales y antrópicas. Se menciona en otros trabajos, aunque no se ha encontrado su dibujo ni ubicación geográfica exacta en ninguna publicación. Los signos geométricos simples (soles radiados con un pequeño círculo en el centro o una cruz acabada en pequeñísimos círculos en sus extremos), zoomorfos y antropomorfos se mezclan en una superposición constante, que podría indicar varias etapas de elaboración. En el extremo inferior derecho se halla representado un cuadrúpedo. A sus alrededores se observan síntomas de un intenso huaqueo.

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Punta Ventanas: célebre por sus aberturas en la roca que dejan pasar el mar cuando la marea sube, posee un grabado que los lugareños conocen pero que no hemos podido localizar. Según las descripciones, se trata de un diseño similar al de las Torres del Choapa, a aproximadamente 1 km de distancia.

Torres del Choapa: son curiosas formaciones naturales de roca, tipo piedras lajas, que parecen murallas hechas por el hombre. A escasos metros, en un roquerío, se encuentra una pictografía, aunque de dudosa procedencia, ya que no se adscribe a ningún estilo conocido para la región, y se trata de motivos simples pintados en rojo sobre el soporte. Hay sólo dos casos de pictografías conocidos para el Choapa (Jackson 2002), elaboradas con pigmentos rojos también, seguramente en base a hematita u óxido ferroso, además de unas manchas informes localizadas por nosotros en Los Tomes, que describiremos más adelante.

En las dunas que se extienden entre el pueblo y el mar, al sur y al norte de las márgenes del río, se hallan múltiples conchales de diversos tamaños, espesores y concentraciones, con una gran concentración de conchas, principalmente de locos, y en menor cantidad machas, lapas, ostiones, almejas, choros, algunas tacas y otras de menor abundancia, entre algunos huesos de recursos ícticos como jurel y corvina, y faunísticos (mamíferos y aves). En superficie también, se puede apreciar una gran abundancia de material lítico (núcleos, percutores, lascas y algunos instrumentos) de materias primas como sílice, calcedonia, cuarzo y pedernal.

5.3. PUERTO MANSO

La caleta de Puerto Manso, a unos 25 km de Canela hacia el SW, presenta algunas manifestaciones rupestres mascariformes ya descritas por otros autores en obras generales, como pertenecientes al estilo Limarí. La máscara mejor conservada representada en una piedra de esta caleta es un rostro muy cuadrangular que lleva una greca como diadema en la frente y tatuajes simétricos en la cara. Exhibe nueve líneas en posición vertical sobre la cabeza, que podrían formar parte de un tocado de plumas. Otra parecida con pinturas o tatuaje facial, exhibe un tocado de seis “plumas”. Otro petroglifo, que se encuentra en una roca extremadamente erosionada, representa una máscara con atavío cefálico semilunar y de armazón radiada, propia del estilo Limarí también.

5.4. QUEBRADA DE LINARES

Al NE de la comuna se halla un conjunto rupestre de 20 bloques grabados, que no ha sido registrado hasta el momento. El entorno de esta área, al este del cerro Catahueche, el más alto de la comuna, se halla muy erosionado por la acción agrícola, ganadera y ocupacional en general. En la entrada de la vivienda de Reinaldo Alvarez Rojo, presidente de la Junta de Vecinos de Linares, se enclavan dos rocas casi totalmente cubiertas de petroglifos, y a partir de aquí, hacia el norte del camino, unos pocos dispersos más, y hacia el sur, alrededor de 18 en distintos estados de conservación, la mayoría de ellos con motivos que permiten

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adscribirlos al estilo La Silla. Destaca una figura humana con enormes manos y un círculo radiado rodeado de otro círculo. Abundan soles, círculos, círculos con un punto en el medio y líneas serpenteadas. En los años ’60 fueron destruidos o removidos algunos bloques durante las obras de construcción del camino, y actualmente sólo algunos yacen a un lado revueltos entre otras piedras, poco visibles. Los más alejados del camino se encuentran en grave peligro de deterioro por la acción del pisoteo del ganado caprino y del vandalismo por parte de los niños y jóvenes de la localidad, que los remarcan o los rayan por encima.

5.5. EL RIÍTO

A pocos kilómetros de Linares, siguiendo hacia el norte por el mismo camino, se encuentra otro conjunto rupestre de 36 bloques con un alto porcentaje de círculos con dos apéndices hacia abajo (motivo común tanto del estilo La Silla como Limarí), espirales y algunos círculos concéntricos. En una pequeña roca que se encuentra semienterrada en el fondo de una quebrada, y que a nuestro juicio es susceptible de ser arrastrada o cubierta por un aluvión provocado por las próximas lluvias, se halla grabada una fina figura humana muy estilizada y con un tocado de plumas paradas sobre la cabeza, motivo escaso en esta área. Este conjunto de petroglifos es otro claro ejemplo de ocupación descontrolada como agente destructivo del patrimonio. A los lados del camino pueden apreciarse los que las máquinas durante las obras de construcción no dañaron, pero sabemos por los lugareños, y por algunos “restos” o fragmentos de rocas con signos de grabados que se hallan a los lados del camino, que en el pasado fueron muchos más.

5.6. EL COLIGÜE I Y II

Los 37 petroglifos de El Coligüe I se hallan en las inmediaciones de la vivienda de la familia Barraza Araya, y, al igual que los anteriores, se encuentran expuestos a varios niveles de intervención destructiva, consciente o inconsciente: pisoteo por parte del ganado caprino y remarcación o rayado de los grabados.

Algunos rasgos estilísticos recurrentes como la interacción entre el hombre y el animal (cánidos y camélidos principalmente) permiten establecer en éstos una influencia pastoril, o de proceso de domesticación, ya que en algunos los camélidos son representados amarrados por una cuerda y mantenidos por un personaje. Este tipo de escena no es muy común en el valle del Choapa, y se encuentra representada de forma variada en el sitio El Coligüe I. Otros motivos humanos o antropomorfos (presencia de una larga cola), zoomorfos, geométricos y abstractos, los inscribe al estilo La Silla. Son de destacar cuatro figuras muy poco representadas en el arte rupestre del norte semiárido, que parecen ser aves, aunque no podríamos especificar la especie (avestruz, gallináceo, pato y un ave no determinada). La figura humana es representada de forma muy estilizada y simple, con los brazos y piernas extendidas, y muchas veces con un largo apéndice entre las piernas, que podría ser una cola o el órgano sexual masculino. Dos personajes únicos, muy originales, representados de forma más naturalista que los otros, parecen portar un sombrero y los dos pastorean un

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grupo de camélidos. Uno de ellos lleva un largo palo en la mano y está acompañado de un perro. El otro, está acompañado de un animal aún no identificado, quizá un avestruz.

En otra área de El Coligüe (II), cerca de la vivienda de Cayetano Plaza, se halla otros dos conjuntos rupestres que suman 35 petroglifos. Su aislamiento los ha protegido contra el vandalismo, por lo que su estado de conservación es superior a los de los otros sitios. Su estilo es similar al de la otra área de El Coligüe, aunque existen algunos motivos que hemos encontrado originales, como una muy compleja escena de interacción entre jinetes y personajes de a pie. Los personajes montados en los cuadrúpedos (guanacos, caballos?), portan tocados cefálicos en arco (españoles?), mientras que los que caminan los portan de 2 y 3 puntas. Algunos están desnudos y en actitud danzante y llevan un objeto no identificado en sus manos, y otros están se representan en actitud más pasiva o tranquila, y portan una capa o poncho. En algunas rocas aparecen representaciones de águilas simples y dobles, motivo original de esta área en la Comuna de Canela.

5.7. OTROS SITIOS

Los Canelos

Los Rulos

Los Tomes Piedras tacita

5.8. DISTRIBUCIÓN ESPACIAL DE LOS PETROGLIFOS

Rocas aisladas y conjuntos pequeños en laderas y valles. Estos sitios parecen no presentar particularidades claras y son bloques aislados, o pequeños conjuntos dispersos en un espacio amplio. Sus diseños, en los petroglifos de este tipo en el Choapa, pueden ser tanto motivos geométricos, como máscaras o escenas.

Rocas demarcadoras de Hitos Geográficos. Pueden ser conjuntos rupestres que demarcan lo que parece ser una vía de tránsito, o se encuentran en las cabeceras de los valles para observar las confluencias de los ríos o simplemente se ubican en sitios con una vista privilegiada. Este tipo de petroglifo parece estar hecho para ser visto. En el Riíto, Quebrada de Linares y El Coligüe I y II, se encuentran este tipo de manifestaciones.

Rocas desperdigadas en los cerros. Son sitios con bloques relativamente pequeños, sembrados a lo largo y ancho de las laderas de los cerros, como observadores de lo que ocurre en la ladera del frente. Lo diseños en el Choapa se presentan en general como únicos o de pocos elementos, abstractos o figurativos, y grabados con un trazo grueso.

Rocas y Agua. Se consideran en esta configuración a los sitios con petroglifos cercanos a la costa o a ríos y esteros. Estos diseños suelen ser particularmente interesantes, a veces monumentales, o simplemente muy especiales, pero muy distintos entre si, por lo que no

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puede relacionarse la cercanía al recurso hídrico con un motivo en particular. La mayoría son casos aislados de uno o dos bloques grabados como mucho. Casi ninguno de ellos mira al mar o al río directamente. Mincha Sur, Puerto Manso y Huentelauquén son los sitios con estas características.

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6. DIFUSIÓN Y CAPACITACIÓN

6.1. OBJETIVOS, METODOLOGÍA Y EVALUACIÓN

Los objetivos generales de la difusión a la comunidad sobre su patrimonio cultural fueron los siguientes: capacitar a miembros de la comunidad para su formación como promotores activos para la valoración, protección y preservación de los sitios arqueológicos, y lograr que la comuna de Canela disponga de la arqueología como una herramienta que contribuya al desarrollo socioeconómico local, a partir del manejo responsable del patrimonio cultural.

La metodología utilizada en la difusión consistió en el desarrollo de las siguientes actividades: colocación de carteles explicativos y señalética en los sitios donde se encuentran los petroglifos registrados, presentación de circuitos turísticos culturales relacionados con los petroglifos, salida al aire en programas radiales de la Radio Asunción FM de Canela, capacitación sobre arqueología y patrimonio en la Escuela F-399 (Canela Baja) y el Liceo Polivalente José Herde (Canela del Medio), y Jornadas para toda la comunidad en el Salón Cultural de Canela Baja.

Las salidas al aire se realizaron algunos martes y jueves dentro del programa “Rancheras” que se emite de 17:30 a 19:00 hs. por Radio Asunción FM de Canela, y consistieron en entrevistas “en vivo” por parte del director del programa a la responsable del proyecto, Sra. Alejandra Guerra, sobre temas diversos relacionados con el desarrollo del mismo. A continuación adjuntamos el calendario de entrevistas, que en su momento fue colgado en diversos puntos de Canela:

Radio Asunción FM

Días salida al aire en programa “Rancheras” que se emite de 17:30 a 19:00 hs. por Radio Asunción FM de Canela Baja, de temas diversos relacionados con el proyecto “Rescate, Puesta en Valor y Difusión del Patrimonio Arqueológico de la Comuna de Canela”. Entrevistas “en vivo” del director del programa, a la responsable del proyecto, Sra. Alejandra Guerra.

JUE 18 SET El proyecto, fundamentación y objetivos. Anuncio de comienzo talleres en liceo el 23.

MAR 23 SET Explicación contenido de talleres.

JUE 25 SET La arqueología de la C. de Canela. Cultura Huentelauquén. Los petroglifos.

JUE 2 OCT Ultimo día de talleres en liceo. Anuncio visita a petroglifos del 7.

MAR 7 OCT La visita a los petroglifos. Evaluación del taller. Anuncio comienzo talleres escuela el 9.

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JUE 9 OCT Explicación contenido talleres. Taller especial para 4º, 5º y 6º (Fondos FICUM)

MAR 14 OCT La arqueología de la C. de Canela. Cultura de Canela. Los petroglifos (repetición)

MAR 21 OCT Ultimo día talleres en escuela. Anuncio visita petroglifos el 23.

JUE 23 OCT La visita a los petroglifos. Evaluación del taller.

JUE 13 NOV Anuncio y presentación “Jornadas sobre Arqueología y Patrimonio de la C. de C.” del 18.

MAR 18 NOV Comentarios Acto Inaugural “Jornadas...”

JUE 20 NOV Conclusiones.

La encuesta

Como paso preliminar a las actividades de capacitación, se elaboró una encuesta con el fin de evaluar en la población inquietudes, requerimientos, expectativas y conocimientos generales vinculados con el pasado prehispánico, los vestigios arqueológicos y el papel del arqueólogo en la comunidad y, de esta manera, ser empleada como una herramienta diagnóstica para planificar las actividades a desarrollar.

Las encuestas se repartieron entre los alumnos de la escuela y el liceo y la consigna indicada fue que debían ser contestadas conjuntamente por todos los miembros de la familia. Se recuperó una buena proporción del total, ya que de las 200 encuestas entregadas en el liceo retornaron 92 y de las 80 repartidas en la escuela retornaron 70. La misma consistió en siete preguntas, precedidas de una breve presentación donde se explicaba nuestro interés por conocer ciertos aspectos vinculados con la relación entre los miembros de la comunidad y los trabajos de investigación arqueológica realizados en la zona. La encuesta fue la siguiente:

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PRESENTACIÓN

Estamos realizando una encuesta con el fin de conocer cuánto sabe de algunos aspectos vinculados con la arqueología y su relación con los miembros de la comunidad de Canela. Sus respuestas nos servirán de herramienta para planificar algunas actividades a desarrollar en la comuna, en el marco del proyecto “Rescate, Puesta en Valor y Protección del Patrimonio Arqueológico de la Comuna de Canela (FONDART 2003), por lo que les agradecemos de antemano su interés en completarla (en familia y de forma anónima) y devolverla a la escuela durante la semana.

PREGUNTAS

1) ¿Sabe qué hace un arqueólogo? Si No

2) ¿Qué cree que haría un arqueólogo en la comunidad?

3) ¿Sabe si se han hecho trabajos arqueológicos en la Comuna de Canela? Si No

4) ¿Cuáles?

5) ¿Conoce el Complejo Cultural Huentelauquén? Si No

6) ¿Sabe qué hay en dicho Complejo?

7) ¿Qué beneficios cree usted que traería a la comunidad el trabajo de un arqueólogo?

Muchas gracias,

Alejandra Guerra TerraProyecto FONDART “Rescate, Puesta en Valor y Difusión del Patrimonio Arqueológico de la Comuna de Canela”Agosto 2003

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Los principales resultados de las encuestas pueden visualizarse en los gráficos que presentamos a continuación (G. 1 y 2), y en base a su análisis podemos hacer las siguientes reflexiones:

ESCUELA F-399:

1. ¿Sabe qué hace un arqueólogo?

a. Si (52 - 74%)b. No (18 – 25%)

2. ¿Qué cree que haría un arqueólogo en la comunidad?

a. No sabe (16 – 22%)b. Buscar / investigar objetos antiguos (22 - 31%)c. Investigar sobre Canela y su pasado (10 - 14%)d. Explicar lo que hace y enseñarlo (10 - 14%)e. Buscar fósiles (8 - 11%)f. Proteger el patrimonio, evitar su destrucción / deterioro (3 - 4%)g. Buscar restos de la Cultura Diaguita (1 - 1%)

Con respecto a esta pregunta (Gráfico 1.a) destacamos que el mayor porcentaje de respuestas (31%) relaciona a la arqueología con el hallazgo e investigación de objetos, sin asociar el concepto de estudio del pasado de la sociedad a través de éstos. Algunas de las respuestas que presentamos dentro de esta categoría, relacionan el trabajo del arqueólogo con “la búsqueda de cosas antiguas”, o “cosas enterradas”, o “piezas prehistóricas que estén en buen estado de conservación”, que pueden discriminarse claramente de otras categorías menos representadas pero más específicas, que aluden al estudio de un pasado que se reconoce como propio (14 %), en respuestas como “investigar sobre el pasado”, “buscar restos de personas desaparecidas” o “investigar sobre el pasado de Canela, cuando recién se estaba formando y sus antepasados”, aproximándose a la definición del trabajo de un arqueólogo. Otro 14 % asocia el trabajo del arqueólogo con la enseñanza, postulando respuestas como “explicar lo que hace y cómo se puede hacer lo que hace”, lo que en la última pregunta, “¿qué beneficios cree usted que traería a la comunidad el trabajo de un arqueólogo?”, se manifiesta como una de las inquietudes más comunes en la comunidad. Una proporción más elevada, que representa un 22% del total de los 70 grupos de personas que contestaron la encuesta, no sabía la respuesta. En un porcentaje del 8%, se relaciona la arqueología con el estudio de fósiles, representando un frecuente error de confundir la arqueología con la paleontología (que estudia los restos de animales que no convivieron con el hombre, y que por lo tanto no hacen a su objeto de estudio). Por último, las categorías menos representativas corresponden a los que vincularon la arqueología con la búsqueda de restos de la cultura Diaguita específicamente (1%), o la protección del patrimonio (4%), manifestándolo en frases como “si encuentra algún lugar de la antigüedad, podría evitar que la gente lo destruya o lo deteriore”.

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3. ¿Sabe si se han hecho trabajos arqueológicos en la Comuna de Canela?

a. Si (1 - 1%)b. No (69 - 98%)

4. ¿Cuáles?

a. No sabe (69 - 98%)b. Ninguno (1 - 1%)

El único grupo familiar (1%) que en la anterior pregunta contestó que sabía si se habían realizado trabajos arqueológicos en la comuna, negó directamente que se hubieran efectuado intervenciones, siendo los resultados de esta pregunta notables en cuanto reflejan la total desconexión existente entre la realización de investigaciones arqueológicas en la zona y su conocimiento por parte de la comunidad.

5. ¿Conoce el Complejo Cultural Huentelauquén?

a. Si (3 - 4%)b. No (67 - 95%)

6. ¿Sabe qué hay en dicho Complejo?

a. Si (1 - 1%)b. No (67 - 95%)c. Piedras talladas (1 - 1%)d. Jeroglíficos y petroglifos (1 - 1%)

7. ¿Qué beneficios cree usted que traería a la comunidad el trabajo de un arqueólogo?

a. No sabe (22 - 31%)b. Aprender / conocer más cosas, traer conocimiento (6 - 8%)c. Aprender / conocer más sobre Canela y su pasado (15 - 21%)d. Aprender / conocer más sobre la arqueología (10 - 14%)e. La apertura de un museo (3 - 4%)f. Importancia / relevancia para la comuna, turismo, trabajo (9 - 12%)g. Interesar a las personas en la cultura (4 - 5%)h. Ninguno (1 - 1%)

La última pregunta (Gráfico 1.b) apuntaba a sondear la existencia o no, y el tipo de expectativas que los pobladores tienen en relación con la intervención de un arqueólogo en diferentes aspectos de la comunidad. Casi un 45% de las respuestas se relacionan con la inquietud de aprender y/o conocer más, ya sea sobre el pasado de Canela (21%), la arqueología 14%) o la cultura (8%) en general. Interesantes respuestas como “ayudaría a informar más a la comunidad con sus conocimientos”, “traería conocimiento en algo que muchas personas no conocen”, “descubriríamos cosas nuevas que ni siquiera hubiéramos sabido que existían”, “haría saber a la gente lo que antes hubo en este lugar” o “las personas

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aprenderían más sobre arqueología” son ejemplos de esta categoría amplia. Dentro de esta categoría podría incluirse el interés en “interesar más a las personas en la cultura” (5%), aunque ésta se refiere más al beneficio del estímulo por aprender, que al aprendizaje en sí. Le sigue en representatividad los que “no saben” qué beneficios podría traer el trabajo de un arqueólogo a la comunidad (31%), y los que se refieren al pedido concreto de la materialización de las investigaciones en la mejora de la imagen de la comuna (12%), aportando relevancia a ésta y por lo tanto atrayendo al turismo y generando trabajo. “Muchos porque una comuna que tiene patrimonio antiguo es importante y vienen más turistas”, es una de las respuestas más concretas al respecto, junto con otras más generales y escuetas como “trabajo” o “turismo”. El 4% manifestó interés en la apertura de un museo. Sólo el 1% no espera nada del trabajo de los arqueólogos en la comunidad.

Gráficos 1 a y b

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No sabe Objetos Pasado Enseñar Fósiles Patrimonio Diaguita

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No sabe Conocimiento Pasado Enseñanza Museo Turismo Cultura Ninguno

LICEO P. JOSÉ HERDE:

1. ¿Sabe qué hace un arqueólogo?

a. Si (80 - 86%)b. No (12 - 13 %)

2. ¿Qué cree que haría un arqueólogo en la comunidad?

a. No sabe (12 - 13%)b. Buscar / investigar objetos antiguos (60 - 65%)c. Investigar sobre Canela y su pasado (6 - 6%)d. Explicar lo que hace y enseñarlo (1 - 1%)e. Buscar fósiles (3 - 3%)f. Proteger el patrimonio, evitar su destrucción / deterioro (2 - 2%)g. Abrir un museo (6 - 6%)h. Nada (1 - 1 %)

Con respecto a esta pregunta (Gráfico 2.a) destacamos que el mayor porcentaje de respuestas (65%) relaciona a la arqueología con el hallazgo e investigación de objetos, sin asociar el concepto de estudio del pasado de la sociedad a través de éstos. Algunas de las respuestas que presentamos dentro de esta categoría, relacionan el trabajo del arqueólogo con “la búsqueda de restos de huesos, ,piedras con figuras que hacían los indios, flechas y cosas de barro”, o la “búsqueda de monumentos antiguos y las artes”, que pueden discriminarse claramente de otras categorías menos representadas pero más específicas, que aluden al estudio de un pasado que se reconoce como propio (6%), en respuestas como “investigar sobre el pasado”, aproximándose más a la definición del trabajo de un arqueólogo. También un 6 % relacionó el trabajo del arqueólogo con la formación de un museo, contestando por ejemplo “buscaría restos y formaría un museo”, respuesta que en la última pregunta, “¿Qué beneficios cree usted que traería a la comunidad el trabajo de un arqueólogo?”, se presenta como una de las inquietudes más comunes entre la comunidad. Una proporción más elevada, que representa un 13% del total de los 92 grupos de personas que contestaron la encuesta, no sabía la respuesta. En un porcentaje del 3%, se relaciona la arqueología con el estudio de fósiles, representando un frecuente error de confundir la arqueología con la paleontología (que estudia los restos de animales que no convivieron con el hombre, y que por lo tanto no hacen a su objeto de estudio). Por último, las categorías menos representativas corresponden a los que vincularon la arqueología con la protección del patrimonio (2%), manifestándolo en frases como “estudiaría las cosas que hay y trataría de conservarlas” y los que asocian el trabajo del arqueólogo con la enseñanza, postulando respuestas como “explicar lo que hace”.

3. ¿Sabe si se han hecho trabajos arqueológicos en la Comuna de Canela?

a. Si (3 - 3%)b. No (89 - 96 %)

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4. ¿Cuáles?

a. No sabe (89 - 96%)b. Uno, en unas cuevas de Huentelauquén Sur (1 - 1 %)c. Ninguno (2 - 2%)

De los tres grupos familiares que en la anterior pregunta contestó que sabía si se habían realizado trabajos arqueológicos en la comuna, 2 negaron directamente que se hubieran efectuado intervenciones, siendo los resultados de esta pregunta notables en cuanto reflejan la total desconexión existente entre la realización de investigaciones arqueológicas en la zona y su conocimiento por parte de la comunidad.

5. ¿Conoce el Complejo Cultural Huentelauquén?

a. Si (2 - 2 %)b. No (90 - 97%)

6. ¿Sabe qué hay en dicho Complejo?

a. Si (0 - 0%)b. No (91 - 98%)c. Piedras talladas (1 - 1%)

7. ¿Qué beneficios cree usted que traería a la comunidad el trabajo de un arqueólogo?

a. No sabe (15 - 16%)b. Aprender / conocer más cosas, traer conocimiento (12 - 13%)c. Aprender / conocer más sobre Canela y su pasado (24 - 26%)d. Aprender / conocer más sobre la arqueología (5 - 5 %)e. La apertura de un museo (15 - 16%)f. Importancia / relevancia para la comuna, turismo, trabajo (22 - 23%)g. Interesar a las personas en la cultura (1 - 1%)h. Ninguno (2 - 2 %)

La última pregunta (Gráfico 2.b) apuntaba a sondear la existencia o no, y el tipo de expectativas que los pobladores tienen en relación con la intervención de un arqueólogo en diferentes aspectos de la comunidad. Casi un 45 % de las respuestas se relacionan con la inquietud de aprender y/o conocer más, ya sea sobre el pasado de Canela (26%), la arqueología 5%) o la cultura (13%) en general, curiosamente, el mismo resultado que para la escuela. Interesantes respuestas como “conoceríamos cosas que no conocemos”, “que Canela pueda conocer más sobre las culturas del pasado”, “conocer más sobre nuestra comuna, a través de lo que existió hace muchos años”, o “mejor conocimiento de las cosas que ellos realizan”, son ejemplos de esta categoría amplia. Dentro de esta categoría podría incluirse el interés en “interesar más a las personas en la cultura” (1%), aunque ésta se refiere más al beneficio del estímulo por aprender, que al aprendizaje en sí. Le sigue en representatividad los que se refieren al pedido concreto de la materialización de las investigaciones en la mejora de la imagen de la comuna (23%), aportando relevancia a ésta

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y por lo tanto atrayendo al turismo y generando trabajo. “Traería la curiosidad de muchas personas de otras ciudades y lugares y así la comuna podría ir creciendo en muchos aspectos”, es una de las respuestas más concretas al respecto, junto con otras más generales y escuetas como “atraería al turismo a través de sus trabajos” o “traería más gente y se arreglaría el comercio”. El 16% manifestó interés en la apertura de un museo y otro 16% no sabe qué beneficios podría traer el trabajo de un arqueólogo a la comunidad.. Sólo el 2% no espera nada del trabajo de los arqueólogos en la comunidad.

Gráficos 2 a y b

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No sabe Objetos Pasado Enseñar Fósiles Patrimonio Museo Nada

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No sabe Conocimiento Pasado Enseñanza Museo Turismo Cultura Ninguno

En el siguiente cartel aparece la distribución de los talleres de capacitación:

“RESCATE, PUESTA EN VALOR Y DIFUSIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO DE LA

COMUNA DE CANELA”

CALENDARIO DE ACTIVIDADES

LICEO P. JOSÉ HERDE (actividad dirigida a todos los alumnos del liceo)Sala de Eventos del Liceo, de 10:00 a 12:00 hs.

Martes 23 septiembre.........Introducción. Arqueología, patrimonio, sociedad y desarrollo.Jueves 25 septiembre..........Taller I. Arqueología del norte semiárido chileno.Martes 30 septiembre.........Taller II. El complejo cultural Huentelauquén. Los petroglifos.Jueves 2 octubre.................Elaborando un inventario de piezas arqueológicas.Martes 7 octubre................Visita a los petroglifos de la comuna.

ESCUELA F-399 (actividad dirigida a los alumnos de 7º y 8º de la escuela)Salón Cultural, de 10:00 a 12:00 hs.

Jueves 9 octubre................Introducción. Arqueología, patrimonio, sociedad y desarrollo.Martes 14 octubre.............Taller I. Arqueología del norte semiárido chileno.Jueves 16 octubre..............Taller II. El complejo cultural Huentelauquén. Los petroglifos.Martes 21 octubre..............Elaborando un inventario de piezas arqueológicas.Jueves 23 octubre.............Visita a los petroglifos de la comuna.

SALÓN CULTURAL (actividad dirigida a toda la comunidad, 11:00 a 16:00 hs.)Martes 18 noviembre.....”Jornadas sobre Arqueología y Patrimonio en la C. de Canela” SALÓN CULTURAL (actividad dirigida a alumnos de escuela, 10:00 a 12:00 hs.)Miérc. 19 noviembre.”Jornadas sobre Arqueología y Patrimonio de la C. de Canela”

SALÓN CULTURAL (actividad dirigida a alumnos jardín Las H., 10:00 a 12:00 hs.)Jueves 20 noviembre. “Jornadas sobre Arqueología y Patrimonio de la C. de Canela”

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Responsable: Alejandra Guerra TerraConsideramos necesario definir previamente los términos en los que planteamos el desarrollo de la propuesta de capacitación para el conocimiento, la valoración y protección del patrimonio arqueológico de Canela.

Para que los vestigios arqueológicos sean integrados como parte del patrimonio cultural de una determinada comunidad, estos deben ser reconocidos y valorados en el presente, para lo cual es necesario un proceso previo de interpretación y significación de estos materiales. Esto es debido a que en forma global este patrimonio tiene un carácter social, participativo y dinámico ya que lo visualizamos como un repertorio de significados que continuamente son interpretados por una comunidad, en la cual nos incluimos. Entonces podríamos preguntarnos ¿cuál es el papel del arqueólogo en este proceso de reconocimiento del patrimonio para su preservación? Consideramos que el valor y los significados otorgados por la comunidad son de fundamental importancia para definir las actitudes que se tomarán en relación con la conservación del patrimonio, significados que deben articularse, para la preservación de los bienes arqueológicos, con el conocimiento científico generado por las investigaciones arqueológicas. En consecuencia, el importante papel de la difusión reside en que, a partir del reconocimiento del valor de los bienes culturales, representa una herramienta para generar el interés por su mantenimiento y conservación.

En la actualidad, las estrategias para la conservación del patrimonio cultural reconocen la importancia del accionar del hombre como elemento activo en la protección de los bienes. Esto ha desencadenado una serie de cambios importantes en lo que respecta al concepto de conservación, antes ligado con la restricción del público al acceso de los recursos patrimoniales que se pretendían conservar. La nueva concepción propone la necesidad de un cambio en la relación entre la sociedad y los bienes culturales de manera que involucre su participación y un mayor acercamiento, pero en el marco de una política de manejo de recursos culturales.

El manejo de recursos culturales incluye una serie de actividades integradas, entre las que están involucradas la planificación, la investigación, la conservación y el uso público del patrimonio cultural. Particularmente, el uso público comprende todas las actividades de difusión de la información procedente de las investigaciones aplicada a la recreación, interpretación y educación del público visitante. Además, las actividades de difusión involucradas en el uso público de los recursos -siempre en el marco de la conservación de dicho patrimonio- también pueden convertirse en un medio para producir beneficios concretos en las poblaciones locales. La conservación, en este marco, implica un uso racional, rentable y sustentable del patrimonio, por parte de las comunidades.

En relación con la capacitación teórica, los alumnos:

a. tomaron contacto con la bibliografía relacionada con la información arqueológica, etnohistórica e histórica del norte semiárido chileno en general, y de la Comuna de Canela en particular,

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b. elaboraron un inventario de las piezas arqueológicas pertenecientes a las colecciones privadas que se expusieron en la exposición durante las jornadas, c. visitaron los sitios arqueológicos de la Comuna de Canela que se proponen como posibles circuitos turísticos.

Durante los talleres los alumnos que habían manifestado interés en recibir la capacitación recibieron un dossier didáctico escrito en un lenguaje simple y descriptivo con el propósito de llegar a todos ellos. Se debe recalcar que demostraron durante el transcurso de los diversos cursos un gran entusiasmo por saber más sobre los temas tratados, e incluso algunos padres de niños cuyas edades no están comprendidas en el rango acotado para los talleres nos han solicitado copia del dossier para enseñar a sus hijos. Dicho dossier se halla disponible en las Bibliotecas de la Escuela y el Liceo, la Oficina de Desarrollo Económico Local (ODEL) y el Departamento de Cultura de la Municipalidad de Canela desde el 21 de setiembre de este año, al igual que una copia del presente informe, desde el 31 de diciembre. Los temas tratados se presentan a continuación:

a. una introducción sobre arqueología , sociedad, patrimonio y desarrollo, donde los alumnos tomaron contacto con conceptos básicos sobre la definición y los objetivos de la arqueología y la importancia de la protección del patrimonio (2 horas),

b. un taller de arqueología del norte semiárido chileno, en el que se presentó un breve resumen de las fuentes escritas recopiladas durante la primera fase del proyecto, referentes a los distintos períodos y culturas presentes en el área (2 horas),

c. un taller de arqueología de la Comuna de Canela, con especial mención al complejo cultural Huentelauquén y el arte rupestre, concretamente a los petroglifos de Mincha Sur y Huentelauquén (2 horas),

d. una sesión en la que se les enseñó a elaborar un inventario de piezas arqueológicas usando las piezas de colecciones particulares, disponibles para la exposición en el marco de las jornadas de noviembre, donde aprendieron a tratar diversos materiales arqueológicos, realizar dibujo de piezas, y registrarlas (2 horas),

e. una salida a terreno para conocer los petroglifos de la comuna y su articulación con las rutas turísticas en implementación, aprendiendo a dibujar estructuras arqueológicas, describir su entorno, tomar medidas y cotas y determinar su orientación (3 horas).

El inicio de los talleres didácticos fue una sesión informativa sobre la arqueología en general, que siguió con tres clases más. La experiencia culminó con una salida a terreno (el 7 de octubre con los alumnos del liceo y el 23 de octubre con los de la escuela).

A partir de la realización de estas actividades se esperaba que los alumnos fueran capaces de recuperar y manejar información relacionada con el patrimonio cultural (arqueológico, antropológico, histórico, etc.) del área, y de valorar la importancia del rescate de este patrimonio cultural como un recurso potencial de desarrollo económico. Pensamos que este objetivo ha sido cumplido.

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Como parte del trabajo de difusión, se escribió el siguiente texto que fue publicado en el diario semanal “La Provincia del Choapa”, el jueves 4 de setiembre del 2003 y con su contenido completo el siguiente jueves:

FONDART EN CANELA

Uno de los FONDART aprobados para la Provincia del Choapa se está desarrollando en la Comuna de Canela, con el nombre de “Rescate, Puesta en Valor y Difusión del Patrimonio Arqueológico de la Comuna de Canela”. Su responsable, la arqueóloga española Alejandra Guerra, vive hace un año en esta comuna, y comenta que “desde hace tiempo venía gestando la idea de presentar un proyecto para hacer arqueología aquí en Canela, ya que muchas personas de la comunidad me habían manifestado su interés por conocer más sobre el pasado de la comuna, que tiene una profundidad temporal mucho mayor de lo que la mayoría de la gente cree”.

El proyecto

“La comuna de Canela posee diversas estructuras arqueológicas que suponen un valioso legado de los pueblos originarios del área, y en un momento en que la modernidad está provocando fenómenos de sobrevaloración de los patrones culturales del Primer Mundo, y por lo tanto ajenos a las realidades socio-culturales locales, creo que es importante el conocimiento de lo propio, la comprensión de la identidad. Además, estas estructuras son de gran importancia dentro de las iniciativas de desarrollo turístico que en la comuna se están potenciando”.

Por una parte, se realizará un catastro seleccionando las áreas a trabajar en base a los conocimientos de los lugareños, para documentar y registrar las estructuras arqueológicas (petroglifos) conocidas y por conocer, de la comuna. Por otra, se recopilarán todas las fuentes escritas sobre los trabajos arqueológicos del área semiárida y de la comuna de Canela, y se desarrollarán unas jornadas consistentes en talleres de difusión y capacitación sobre arqueología y patrimonio, en las que se intentará promover el conocimiento de estas expresiones, su marco cronológico y cultural y su significado, con el fin de que la comunidad se involucre en una participación activa y crítica en su protección y difusión, y se produzca un acercamiento entre la comunidad, sus instituciones y su patrimonio. Además Se desarrollarán unas Jornadas en noviembre donde se presentarán los resultados de todo el trabajo realizado, abiertas a toda la comunidad. Se presentará además un plan de desarrollo local desde la arqueología, articulado con los otros factores turísticos que integran el plan de desarrollo turístico comunal.

La Prehistoria de Canela

“La Prehistoria es la etapa del pasado humano que se sitúa desde la aparición de los primeros homínidos hasta el uso de la escritura. En Canela, correspondería a la etapa desde los primeros cazadores-recolectores del Complejo Cultural Huentelauquén,

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hasta la llegada de los españoles”. Estas comunidades habitaron parte de la comuna desde hace 9.000 años, y durante dos milenios. Es en estos tiempos que el litoral comienza a adquirir importancia en la economía, aunque la caza sigue siendo una actividad fundamental junto con la pesca, la caza de pinnípedos y la recolección de moluscos y vegetales. Estos grupos manufacturaban los litos poligonales, de los que no existe una explicación funcional satisfactoria. En determinado momento, las comunidades cazadoras-recolectoras se encuentran formando parte del complejo El Molle en la cuenca del Choapa, donde la implantación del modo de producción agrícola-ganadero, ocurrió en el I milenio a.C. El arte rupestre es un componente fundamental del patrimonio de la comuna, pero los petroglifos se encuentran en espacios abiertos y con evidencia arqueológica escasa o nula. Su asignación cultural es por lo tanto un problema, aunque por sus rasgos estilísticos se puede asociar con la cultura El Molle. “Conversando con la gente, uno se da cuenta que hay un vacío enorme en la información que se da en los programas escolares respecto a la prehistoria, ya que es poco lo que se conoce sobre lo que hubo antes de la llegada de las comunidades Diaguita a la cuenca del Choapa”. Recién cerca del año 1.000 de nuestra era, ,los grupos Diaguita habitaron el área, hasta la llegada del invasor Inca, y poco más tarde, hispánico.

La comunidad canelina

“Como dije, la comunidad tiene una gran inquietud por saber más, e incluso muchas personas han ofrecido su colaboración en el proyecto, de diversas formas. Hay un apoyo enorme, muy estimulante para poder llevar a cabo todo el trabajo que se aproxima. Es evidente que sin todos ellos el proyecto se vería minimizado a una simple intervención más. Y la arqueología no es eso. No es algo que se pueda aislar de la sociedad, sino que por el contrario tiene que llegar útil para ésta y fomentar su participación”.

Otros textos fueron escritos y publicados en otros medios de prensa locales, regionales y nacionales (Canela en Marcha, El Día y La Tercera), cuyas fotocopias se adjuntan en el Dossier de Prensa.

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6.3. JORNADAS SOBRE ARQUEOLOGÍA Y PATRIMONIO EN LA COMUNA DE CANELA

Además, pudieron participar de la experiencia todas las personas de la comunidad interesadas, que no eran alumnos de la escuela o del liceo, en el marco de las “Jornadas sobre Arqueología y Patrimonio en la Comuna de Canela”.

Éstas se desarrollaron durante el mes de noviembre orientadas a difundir a la comunidad en general la información recopilada durante los meses de agosto, setiembre y octubre (trabajo de prospección, registro y documentación del patrimonio arqueológico de la Comuna de Canela). También tuvieron una fuerte orientación a discutir, elaborar y proyectar, en forma conjunta, estrategias para conocer, proteger y emplear el patrimonio cultural como herramienta para el desarrollo de la comunidad, su conservación y las características de los emprendimientos turísticos deseados por la comunidad.

Comenzaron el martes 18 de noviembre con un acto inaugural en el Salón Cultural de Canela Baja, bajo la dirección del ejecutor del proyecto, la arqueóloga Alejandra Guerra, además de la presencia del Sr. Ramiro Cuevas (secretario del alcalde Ilustre Municipalidad de Canela), el Sr. Angel Durán (arqueólogo del Museo Arqueológico de La Serena) y la Sra. Daniela Serani (directora Museo del Limarí), y la participación y colaboración de distintos actores sociales de la comunidad como dirigentes políticos, maestros, artesanos, comuneros, jóvenes y nuevos residentes, entre otros, que tuvieron la oportunidad de presentar sus opiniones críticas en relación con la conservación y valorización de los recursos culturales y el patrimonio de Canela.

Esta jornada inaugural contó con material de apoyo audiovisual facilitado por los museos de La Serena y el Limarí, la Municipalidad de Canela y habitantes de la comuna (paneles, puntas de flecha, vasijas y distintas expresiones de la cultura material de los pueblos originarios de la comuna), que se utilizó durante la presentación de los resultados de los trabajos realizados. Se expusieron también los resultados de las encuestas y las reflexiones que suscitaron, así como los resultados del trabajo con los alumnos de la escuela y el liceo.

También se presentó una exposición inaugurada este mismo día en el Salón Cultural en el marco de las jornadas, que se llamó “Cuidando nuestro pasado”, cuyo diseño se montó con material arqueológico recogido en diversos lugares de la comuna por sus habitantes (fruto de excavaciones rurales con motivo de cultivos u obras arquitectónicas de mayor o menor envergadura) donde se agradeció el préstamo de los artefactos, pero a la vez se advirtió sobre el marco legal que rigen a estas acciones.

Para entregar a las cerca de 500 personas (principalmente estudiantes del liceo, escuela y jardín de Canela) que durante tres días participaron de las jornadas un ejemplo vivo del significado de las artes durante el pasado prehispánico, un testimonio de un aspecto muy

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importante en la vida de nuestros antepasados, y por lo tanto, parte de nuestro patrimonio y nuestra identidad, se invitó al Taller Taucán, un grupo de investigadores de la música prehispánica andina, que se dedica a rescatar esta parte de nuestra identidad, que a podido sobrevivir a pesar de las intrusiones culturales foráneas. Para ellos, como para nuestros antepasados que dejaron sus trazos en las piedras, la música y la danza poseen un significado, además de una función. Su música es para ser sentida en comunidad, y está hecha de agua, viento, fuego y tierra. Los niños entendieron el mensaje, y además lograron disfrutar de una música con la que nunca habían pensado que disfrutarían.

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7. CONCLUSIONES

7.1. LAS COMUNIDADES PREHISTÓRICAS DE LA COMUNA DE CANELA

El desarrollo de los sitios arqueológicos estudiados en el área semiárida, desde sus primeras fases, se ve posibilitado por una serie de aportes tecnológicos que se hacen más complejos a medida que se van conociendo los diferentes recursos y ecosistemas, tornándose cada vez mayor el conocimiento del medio ambiente, llegando a un amplio aprovechamiento de éste. En este contexto, nos encontramos en un momento clave para la interpretación de los grupos de cazadores-recolectores de la región semiárida de Chile, que nos permite aseverar que es un error considerar a las sociedades prístinas como un fenómeno generalizable, y que en cambio este estado cazador-recolector se desarrolló en diversas fases.

Hemos visto, en tiempos y espacios similares, grupos que bajo las mismas circunstancias desarrollaron, dentro de un mismo sistema cazador-recolector, diferentes modos de subsistencia, especializándose en la explotación de los recursos del mar, de la franja intermareal, o de los camélidos. Algunos comenzaron a experimentar técnicas hortícolas, mientras otros continuaron con su modo de subsistencia, alcanzando sin embargo altos grados de especialización.

En la Comuna de Canela, en el sitio Huentelauquén 2, los grupos cazadores recolectores que allí se desarrollaron, que vivían de la caza de camélidos y otras especies menores, la recolección de recursos vegetales silvestres y moluscos y que explotaban sólo la franja intermareal, conservaron el mismo modo de subsistencia hasta tiempos tardíos, mientras que sus contemporáneos de más hacia el norte, fueron adaptándose o fueron siendo desplazados por grupos pescadores más especializados que explotaban recursos ictiológicos de profundidad. . Sus estrategias y su bagage tecnológico parece permitirles sobrepasar el nivel del modo de producción cazador-recolector , con una caza de guanaco (recurso disponible a varias decenas de kilómetros de los lugares de asentamiento, por lo tanto aporte foráneo al entorno inmediato del grupo, lo que les obligaba a poner en práctica un complejo esquema de movilidad costa-interior) muy especializada, y una pesca de alta eficiencia (acceso a la casi totalidad de las especies ícticas). Pero por algún motivo, continuaron con su modo de subsistencia, sin experimentar con los vegetales ni los animales.

En determinado momento, aún no claramente definido, estas comunidades se encuentran formando parte del complejo cultural El Molle, relación que no está definitivamente clarificada. La implantación gradual del modo de producción agrícola-ganadero ocurrió antes del I milenio a.C. en la región. No está clara la cronología para la Comuna de Canela, por falta de investigación en el área, aunque los múltiples conjuntos rupestres dejados por estas comunidades Molle en la comuna, nos hablan de sus costumbres y su vida cotidiana, de un proceso de domesticación de los camélidos, de sus rituales, y su cosmovisión. No obstante el valle y la cuenca del Choapa se sabe que ha sido habitado por comunidades del

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complejo El Molle y Diaguita, de manera sucesiva, recorriendo valles, quebradas y serranías inmediatas. Las poblaciones crecían al contar con más alimentos, y las nuevas aldeas captaron su conocimiento de cómo guardar los primeros excedentes de producción y regular las nuevas relaciones vecinales. La propia conducta se enriqueció al crearse una mayor expectativa de vida. Este nuevo pensamiento renovador estimuló un mayor acceso a recursos más variados en relación a las limitadas demandas de las comunidades cazadoras-recolectoras.

7.2. DIFUSIÓN, CAPACITACIÓN, CATASTRO: RESULTADOS

Hemos presentado en este trabajo una síntesis de las tareas que hemos realizado con la comunidad de Canela. Entre estas actividades, la encuesta realizada recientemente ha permitido un acercamiento a distintos aspectos de la comunidad, particularmente aquellos vinculados con la relación entre los canelinos y su patrimonio arqueológico. También por este medio se han puesto de manifiesto algunas inquietudes y expectativas relacionadas con el rol del arqueólogo en la comunidad, lo que nos ha permitido organizar nuestro trabajo con la misma. El ciclo de talleres de capacitación en las escuelas y el liceo y las Jornadas sobre Arqueología y Patrimonio han servido para la mejora de la relación de la comunidad con el patrimonio y la arqueología, con su pasado y sus señas identitarias. Podemos aseverar que el interés de los estudiantes por las clases, tanto del liceo como de la escuela, ha superado ampliamente nuestras expectativas, y creemos que efectivamente han aprendido conocimientos que serán útiles para guiar su futura conducta hacia el patrimonio, sus tradiciones y su pasado en general y que permanecerá en ellos un estímulo por respetarlos y protegerlos.

El beneficio de la difusión sobre la existencia e importancia de los conjuntos rupestres en particular, ha redundado en la mejora de la responsabilidad de todos en la tarea de protección de los mismos. Estamos convencidos que deben ser los habitantes mismos de Canela los guardianes y gestores de su patrimonio, disponiendo del uso público de estos bienes. Sin embargo, existen dos condiciones indispensables para un manejo responsable de los recursos culturales en las que el arqueólogo debe tener una participación activa: evitar todo tipo de acciones que pongan en riesgo la integridad del patrimonio arqueológico como fuente de información para el conocimiento sobre el pasado; y que el conocimiento sobre el pasado de la comunidad que se presenta al público no se base en una recreación ficticia de la historia.

El catastro ha servido para diferentes aspectos. En el ámbito científico y académico, se registraron manifestaciones rupestres no registradas hasta el momento, con las consecuencias positivas que ello aportó al estado de conocimientos sobre el tema para el norte semiárido. Entre los diseños representados en las rocas, se encontraron algunos muy poco comunes para la región, como son las avestruces y las aves en general, y...

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Consideramos que la percepción y la interpretación del pasado en el presente influye en las actitudes concretas que se tomarán frente a los vestigios arqueológicos y a las acciones en relación con su preservación y conservación para el uso sustentable a largo plazo. Por lo tanto, pensamos que la relevancia de la implementación de un proyecto de capacitación como el aquí desarrollado radica en que, a partir del conocimiento y la toma de conciencia del valor de los bienes culturales, se generarán conductas coherentes con una estrategia para la conservación del patrimonio arqueológico.

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8. PROPUESTA DE DESARROLLO LOCAL

Tanto las diferentes actividades realizadas hasta el momento por nosotros, el diálogo generado con la comunidad a partir de estas tareas, así como los resultados de la encuesta realizada, permitieron vislumbrar un interés de la comunidad por obtener información sobre el pasado, contar con asesoramiento sobre el manejo de su patrimonio cultural y lograr beneficios económicos que permitan un desarrollo sustentable en la Comuna de Canela. De esta manera, como una forma de dar continuidad a las actividades iniciadas y en respuesta a algunas de las inquietudes mencionadas, elaboramos una propuesta de desarrollo local basado en la riqueza del patrimonio cultural de la comuna.

Como base de esta propuesta hemos tomado algunos puntos que se mencionan en la Propuesta de Desarrollo Turístico elaborada por el encargado de turismo de la Oficina de Desarrollo Local, en la que se manifiesta la importancia del patrimonio cultural de la comuna en el fortalecimiento del turismo y por lo tanto del desarrollo económico, y se aconseja “...destacar un turismo que promueva la identidad local, su historia, sus costumbres y sus tradiciones, facilitando así el desarrollo de la particularidad local muy distinta al resto de las comunas de la región y de la zona norte de nuestro país”, haciendo hincapié en que “...estas directrices también deben ir acompañadas de un trabajo en conjunto con la comunidad canelina que permita desarrollar el turismo con los diferentes actores de ésta” (Oyarce 2003).

Dadas las características del territorio comunal, el desarrollo turístico debe realizarse, según el informe mencionado, en función de tres nodos de desarrollo, de los cuales dos cuentan con presencia de petroglifos, y el otro es la capital comunal: Canela Baja, Mincha y Huentelauquén. Estos tres nodos cuentan con los servicios básicos necesarios para comenzar a organizar el turismo de la comuna, además de permitir ser el punto de inicio para la realización de diversas actividades turísticas alrededor de ellos.

El desarrollo turístico debe ser ordenado y guiado por el encargado de esta actividad, y coordinado con los diferentes departamentos y oficinas del Municipio, y los relacionados con la cultura, en el caso de un turismo articulado desde la arqueología como el que proponemos. Esto permitirá realizar actividades conjuntas que favorecerán una acción más efectiva.

Con el incremento del número de turistas, previsto a partir de la implementación de rutas dentro del marco del nuevo plan de desarrollo turístico comunal, la acción de una serie de agentes naturales (roedores, vegetación, líquenes y otros) y antrópicos (saqueos y acciones de remarcamiento o desprendimiento de petroglifos), se espera una mayor modificación y alteración de la integridad de los contextos arqueológicos, lo que pone en riesgo la conservación del patrimonio arqueológico como fuente de conocimiento del pasado humano en la comuna y como fuente de desarrollo económico.

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Mincha se asocia al turismo cultural, principalmente debido a la presencia del monumento nacional “Iglesia de Mincha” y el petroglifo relacionado con el estilo Limarí de Mincha sur, en buen estado de conservación, los que se suman a la belleza escénica que entrega la cuenca del Choapa en este tramo. Esto permite complementar las actividades relacionadas con el turismo cultural, con cabalgatas en la ribera del río, fiestas tradicionales y otras actividades al aire libre.

Huentelauquén se asocia en cambio al turismo de intereses especiales, principalmente por una iniciativa que allí se realiza y que posee un gran potencial turístico, consistente en un criadero de ranas chilenas (el primero en el norte de Chile), que permite al visitante conocer más acerca de una especie en vías de extinción y propia de nuestro país. Las extensas playas, idóneas para la práctica de raid en las dunas, y el humedal de Huentelauquén, de gran extensión, belleza y poseedor de una biodiversidad única, son también de gran potencial turístico. Justamente al final del camino del humedal, se encuentra el petroglifo registrado en el presente trabajo, que, aunque víctima de múltiples transformaciones por la acción natural y antrópica, aún conserva una gran belleza y valor patrimonial.

Propuestas generales:

a. creación de señalética para los petroglifos y las rutas donde éstos se encuentran, en forma de pequeñas placas informativas de un tamaño adecuado para su clara visualización por los visitantes y los habitantes de la comuna, con la descripción de la estructura y su marco cronológico y cultural. La instalación de las placas explicativas en las inmediaciones de los petroglifos de Mincha y Huentelauquén, ya ha sido terminada en el marco del presente proyecto

b. impartición de talleres de arqueología y patrimonio de forma periódica, incluidos en los programas curriculares escolares, para que la iniciativa del presente trabajo no quede en un esfuerzo aislado

c. capacitación de monitores locales, especializados en el patrimonio de la comuna

d. diseño y creación de folletería turística especializada en turismo cultural

e. inclusión de la información sobre el patrimonio arqueológico y cultural en los sitios web de la comuna, en lo cual se está trabajando

Durante el catastro se tuvo la oportunidad de registrar otros conjuntos rupestres (Linares, El Riíto y El Coligüe) que a nuestro juicio poseen un valor arqueológico y artístico mayor que los de Mincha y Huentelauquén, pero que no han sido contemplados en el informe sobre desarrollo turístico elaborado desde la Municipalidad. Por lo tanto, se presenta un breve resumen de los lineamientos a seguir, para fomentar el desarrollo local en torno a estos conjuntos.

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El Coligüe

Los casi 100 petroglifos de El Coligüe son lo más originales y valiosos estilísticamente, por lo que se ha seleccionado este sitio como idóneo para la implementación de un parque arqueológico, que eventualmente se llamaría Parque Arqueológico El Coligüe.

Para ello, se necesitan materiales para arreglar, demarcar y ornamentar senderos arqueológicos en torno a los petroglifos del sector (carretillas, palas y rastrillos entre otros). Además se debe elaborar señalética en madera para entregar información al visitante sobre estos senderos, y el significado de la riqueza patrimonial que contienen. Se necesitan también bancos de madera y toldos de quincho, necesarios para crear un espacio de descanso durante el recorrido de los senderos culturales. La elaboración de trípticos y afiches informativos del parque arqueológico, para su difusión en ámbitos como operadores turísticos, museos, agencias de turismo, escuelas, liceos, oficinas turísticas y municipales de la región, es fundamental. Por último se deben solicitar recursos para la capacitación profesional en arqueología y patrimonio cultural, de algunas personas de la localidad, con el fin de obtener los conocimientos técnicos necesarios para recibir y prestar un servicio de calidad a los futuros visitantes del parque.

La comunidad agrícola de Canela Alta (donde se encuentra El Coligüe) desarrolla como medio de subsistencia la agricultura y la ganadería caprina, que no constituyen una manera económicamente sustentable de desarrollo en la actualidad. Ellos son conscientes de que deben buscar otras alternativas para la generación de empleo en su localidad, para así evitar la emigración de los jóvenes y aportar en el desarrollo de la localidad y de la comuna, y se hallan muy involucrados con la idea generada por este proyecto. Su presidente, Cayetano Plaza, fue uno de nuestros guías en la búsqueda de arte rupestre. Tradicionalmente en Chile se concibe la idea de un parque de este tipo como un simple espacio de exhibición de cosas antiguas. En la actualidad nosotros hemos tomado el ejemplo de los centros de este tipo de otras regiones de Chile, donde un parque arqueológico actúa como una institución didáctica que organiza y concentra diversas actividades a lo largo del año para fines educativos y turísticos. Para ello es fundamental la capacitación de la gente del lugar, que será la encargada de la gestión del sitio.

Así, a través de esta idea, se percibe la oportunidad de diversificar las actividades económicas de los comuneros de El Coligüe, mejorándolas e involucrando a los jóvenes del sector para que continúen trabajando en sus tierras con una nueva mirada, actual y acorde a los ejes estratégicos de la Municipalidad y del Gobierno Regional: es decir el turismo rural, específicamente, el turismo cultural arqueológico.

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