representa la etapa de introspección tan importante que men-

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NacimieNto de uN acorde JORGE MARTÍNEZ ZAPATA. UN MÚSICO INTEGRAL 19 18 representa la etapa de introspección tan importante que men- cioné al principio. ¿Por qué lo considero así? Porque hasta ahora advierto lo mucho que mi vida cambió y lo que obtuve en los años de trabajo con este proyecto: una licenciatura en literatura; una familia con Samuel, el hijo de mi biografiado; una Maestría en Producción Editorial; y a mi hermosa hija, Amalia: todo esto tardó en suceder lo que este libro tardó en terminarse. Mi agradecimiento profundo a todas las personas que hicieron posible este proyecto: a mis padres y a mi hermana, a los entrevistados, a la familia Martínez Herrera, y muy espe- cialmente a Jorge Martínez Zapata por darme la oportunidad de conocerlo tan de cerca y de cruzarme en el camino de otras personas igualmente admirables. Y por supuesto, gracias a Samuel Martínez Herrera, mi cómplice, el que me acompañó en el despegue y aterrizaje de este viaje que, al mismo tiempo que termina, comienza. Creo que fue una linda y afortunada forma de despedirse la de Jorge Martínez Zapata: dejando un mapa de su existencia en la tierra para que otros podamos observar el camino que se trazó y corroborar, con el testimonio de su vida, que existe la posibili- dad de llegar a la meta. DALIA GARCÍA

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NacimieNto de uN acordeJORGE MARTÍNEZ ZAPATA. UN MÚSICO INTEGRAL 1918

representa la etapa de introspección tan importante que men-cioné al principio. ¿Por qué lo considero así? Porque hasta ahora advierto lo mucho que mi vida cambió y lo que obtuve en los años de trabajo con este proyecto: una licenciatura en literatura; una familia con Samuel, el hijo de mi biografiado; una Maestría en Producción Editorial; y a mi hermosa hija, Amalia: todo esto tardó en suceder lo que este libro tardó en terminarse.

Mi agradecimiento profundo a todas las personas que hicieron posible este proyecto: a mis padres y a mi hermana, a los entrevistados, a la familia Martínez Herrera, y muy espe-cialmente a Jorge Martínez Zapata por darme la oportunidad de conocerlo tan de cerca y de cruzarme en el camino de otras personas igualmente admirables. Y por supuesto, gracias a Samuel Martínez Herrera, mi cómplice, el que me acompañó en el despegue y aterrizaje de este viaje que, al mismo tiempo que termina, comienza.

Creo que fue una linda y afortunada forma de despedirse la de Jorge Martínez Zapata: dejando un mapa de su existencia en la tierra para que otros podamos observar el camino que se trazó y corroborar, con el testimonio de su vida, que existe la posibili-dad de llegar a la meta.

Dalia García

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PrefacioJORGE MARTÍNEZ ZAPATA. UN MÚSICO INTEGRAL 2120

Nacimiento de un acorde

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NacimieNto de uN acorde 2928

t Jorge Martínez

Zapata con uno de

sus ídolos musicales,

Juan García

Esquivel.

sus ídolos musicales: Luis Arcaraz, Mario Ruiz Armengol y, su máximo, Juan García Esquivel, a quien solo vio una vez en vida, en un baile, y conserva una fotografía con él de dicha ocasión. Cabe mencionar que las veces que Jorge fue a un baile, no fue, ciertamente, a bailar (nunca le gustó hacerlo), sino a escuchar a los músicos de su interés.

Esa costumbre de escuchar música constantemente lo fue encaminando al inmenso canal en el que, poco a poco y sin opo-ner resistencia, se sumergiría: su vocación musical.

En 1944, cuando inició su primer año de primaria, le pidió permiso a su padre para tomar clases de piano junto con Imelda, ya que en la familia habían contratado a un maestro particular que acudía a la casa para darle lecciones semanales de música. Sin embargo, su padre se negó a tal petición argumentando que él, a diferencia de su hermana, aún no terminaba de estudiar la primaria, y las lecciones de piano podían ser un medio de dis-tracción para realizar sus tareas. En reacción a dicha respuesta, Jorge comenzó a mezclar a su juicio los sonidos del piano que había en casa y, con ayuda de Imelda, se aprendió algunas piezas clásicas. En eso consistieron sus primeros ejercicios autodidac-tas; fue hasta 1950, mientras se integraba a la secundaria en el Instituto Potosino, cuando comenzó a tomar sus primeras cla-ses de música, ya con el consentimiento de su padre. Abraham Velasco fue su primer maestro. Jorge lo admiraba muchísimo porque, entre otras cosas, su lectura a primera vista era impe-cable; cada que llegaba a su casa para darle la clase, él ya tenía listas unas partituras para que su mentor las tocara, y lo hacía, decía Jorge, “como si las hubiera tocado toda la vida”. En esta primera experiencia de educación musical aprendió los elemen-tos básicos: las notas musicales y un poco de teoría elemental.

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trabajar la música y alguNas sorPresasJORGE MARTÍNEZ ZAPATA. UN MÚSICO INTEGRAL 7170

A su regreso a México, en agosto de 1969, Álvarez Acosta le asig-nó la tarea de dirigir los Domingos de Foro Diverso en la Casa de la Paz, que estaba en la colonia Condesa. El resto de la semana, se designaba un día para otras disciplinas artísticas: Lunes de Teatro, Martes de Jazz, Miércoles de Cine, Jueves de Concierto, Viernes de Folclor y Sábado de Foro Experimenta. Los coordi-nadores de estas secciones culturales tenían un rol itinerante, algunos de ellos fueron Jebert Darién, Juan José Calatayud, Manuel González Casanova, Gabriel Saldívar, Héctor Fink Mendoza, Jorge Saldaña, Alejandro Jodorowsky, Virgilio Mariel y Raúl Flores Canelo; “mis compañeros eran puras joyitas”, refirió Jorge.

En esta nueva etapa, Jorge seguía contando con el apoyo de Álvarez Acosta para continuar con el desarrollo de Música Integral, y en menos de dos años que le quedaban de vida a opic, llegaron a reunir cerca de quince artistas en escena, además de un par de bailarines de danza folclórica; sin embargo, de los mú-sicos que tocaron por primera vez en San Antonio, los únicos que continuaron tocando en este período en México fueron Daniel Terán y Eduardo Valles; Justo Almario ya estaba estudiando en Berklee College of Music y los tres hermanos López, según la información de Martínez Zapata, habían fallecido adentro de un

t Cartel del

espectáculo Cuicalco

70 que presentó

Martínez Zapata

con Música Integral

en San Luis Potosí,

en 1970.

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(discos, grabaciones, partituras, libros, etcétera) que Martínez Zapata les compartía.

Sobra decir que su profesión como músico no se redujo a la combinación de los sonidos de la escala, sino que buscó la mú-sica en todos los lugares posibles y logró descifrarla andando por distintos caminos que, visualizados en conjunto, nos llevan a una sola expresión que lo define como individuo, aquella que su más grande mecenas le atribuyó a su versión de la música, destinándolo, anticipadamente, a ser lo mismo: un músico integral. ♪

Fraseario

Jorge Martínez Zapata era adepto al lenguaje popular. Contaba con un repertorio de frases y dichos que solía usar en ciertas cir-cunstancias, como parte de su personalidad desenfadada, alegre y divertida. Algunas de las más populares son las siguientes:

¡Que no decaiga el ánimo!Usada para animar a las personas.

Vámonos de este paraje insólito…Para despedirse de un grupo de personas.

¡No vayan a dar la nota!Una advertencia de no “meter la pata”.

Tú no digas frío aunque te estés helandoSu manera de decir “No te preocupes”.

¿Qué te parece si lo dejamos como para ahorita?Chiste con el que invitaba a las personas a no posponer las cosas.

Tú no dejes de preocupartePara denotar lo contrario: “ocúpate” o “preocúpate”.

q Eugenio Toussaint,

Enrique Nery y

Jorge Martínez

Zapata en la sala

Nezahualcóyotl

de la Ciudad de

México (16 de

marzo de 2008).