Religión Incaica II, Copia (2)

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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE ARQUEOLOGÍA ASIGNATURA: ARQUEOLOGÍA E HISTORIA INCA SERIE LECTURAS 12 IDEOLOGÍA y RELIGIón DE LOS INCAS HERNÁN AMAT OLAZÁBAL 1

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ESCUELA ACADMICO-PROFESIONAL DE ARQUEOLOGA

UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

ESCUELA ACADMICO PROFESIONAL DE ARQUEOLOGA

ASIGNATURA: ARQUEOLOGA E HISTORIA INCASERIE LECTURAS N 12 IDEOLOGA y RELIGIn DE LOS INCAS

HERNN AMAT OLAZBAL

SEGUNDA VERSIN CORREGIDA Y AUMENTADA

EDICIONES PUNCHAU - ADHPA

LIMA, MAYO 2013CONTENIDO

Introduccin .... .. . .. .. 3

1. Cosmovisin andina. Pacha o el espacio-tiempo csmico 92. Las hierofanas en la ideologa de los Incas. 103. Arquitectura y ritual 114. La casta sacerdotal .. 165. El culto de los antepasados y a los mallquis de Incas y Coyas .. 206. Las acllas y el Acllahuasi .... 29

7. Los dioses andinos . 33

8. Viracocha (Wiracocha), la divinidad suprema 37 9. El culto del Inti o Sol . 43

10. El Punchau. Idolo Surpemo de los Incas 46

11. El culto a la Quilla (Luna). 5212. El culto de Illapa, dios del Trueno, del Rayo, la Lluvia y las Tempestades 5613. El culto de los cinco planetas 60

14. Los Guawquis (Wawqis) . 61

15. Guacas y Orculos 63

16. La Isla del Sol del lago Titicaca, la Guaca o Roca Sagrada.. 7117. La isla del Sol y el clebre orculo del mundo andino 8518. El Centro Ceremonial de Pachacamac: el dolo, el

Orculo y el Punchau Cancha o Templo del Sol. 88

19. El Coricancha, fastuoso templo del Sol o Punchau . 94

20. Guacas y orculos de la periferia.. 10021. Conopas y Huacanquis 105

22. Las Apachetas .. 109

23. Montaas nevadas. El dios Raju ... 110

24. Sacrificios humanos. La Capajocha (Capacocha,

Cpac Jucha), y el Itu 11125. Festividades religiosas y el Calendario Solar y Lunar.. 116 I. Cpac Raymi. 119 II. Inti Raymi 121 III La Zithuwa. 124 IV. Coya Raymi. 125 V. El rito del Mayu Cati 12726. El Cuzco, deslumbrante capital imperial y Llacta sagrada 13127. Ilustraciones .. 14228. Anexos .. 14929. Bibliografa 1152 IDEOLOGA y RELIGIN DE LOS INCASTemplos, Dioses, Sacerdotes. Guacas y Orculos. Conopas, Huacanquis. Apachetas y Montaas nevadas como hierofanas. Machays, Wawqis, festividades, mito y ritual en la ideologa de los Incas. Sacrificios humanos: la Capacocha, el Itu. Cuzco, capital imperial y Llacta sagrada.

Hernn Amat Olazbal *La religin es un sistema de smbolos que obra para establecer vigorosos, penetrantes y duraderos estados anmicos y motivaciones en los hombres, formulando concepciones de un orden general de existencia y revistiendo estas concepciones con una aureola de efectividad tal que los estados anmicos y motivaciones parezcan de un realismo nico. Clifford GEERTZ, La interpretacin de las culturas, 1992.La religin de los Incas, revela ser una amalgama de cultos naturalistas, de creencias animistas, de elevaciones teolgicas y de ceremonias complejas y refinadas, impregnadas de magia. Era la imagen de un Estado en el que las estructuras sociales y econmicas, se integraban a un sistema que ya era racional y donde las ms diversas civilizaciones tendan a fundirse en un mismo crisol. El culto solar era su principal caracterstica. Alfred MTRAUX, Los Incas,1989.IntroduccinEl presente ensayo es el resultado de los apuntes que el autor de estas notas, profesor de la asignatura de Arqueologa e Historia Inca, imparte a los alumnos de la Escuela Acadmico Profesional de Arqueologa de la UNMSM, gracias a sus inquietudes y estmulo constante, pudimos redactar las siguientes pginas destinadas como lectura complementaria al tema relativo a la religin de los Incas. Mi agradecimiento a todos ellos por su aliento y comprensin.La ideologa es un trmino que tiene una polivalencia conceptual; para su mejor comprensin citaremos algunas definiciones relevantes. Varios autores toman en consideracin la dimensin poltica y espiritual, afirmando que la ideologa es un sistema corriente de ideas y de creencias que explica la actitud del hombre frente a la vida y a la sociedad, y que lleva a adoptar un estilo de comportamiento que refleja esas ideas y esas creencias y est conforme con ellas. Es importante destacar el nivel de la accin, y seala que la ideologa es un sistema de ideas establecido con vistas a la accin; las ideas se coordinan para actuar sobre una realidad, bien sea para creerla, bien para justificarlas. Analgicamente, Schaff, concepta la ideologa como un sistema de opiniones que, basado en un sistema de valores admitidos, determina las actitudes y comportamientos de los hombres en relacin con los objetivos de desarrollo que se desea para la sociedad, para el grupo social o para el individuo. Raymond Aron sostiene que las ideologas son todas las ideas o sistemas de ideas aceptados por los individuos o grupos como verdaderos y vlidos, sin tener en cuenta su origen o su calidad.(*) Profesor titular de la asignatura de Arqueologa e Historia Inca. EAP de Arqueologa, UNMAM.

Actualmente, en el lenguaje ms corriente, la ideologa asume dos connotaciones, segn haga referencia a la tradicin marxista, que da una interpretacin negativa del fenmeno, o se use con un significado natural. En este caso, por ideologa se entiende, segn Bobbio, un sistema de creencias o de valores que se utiliza en la lucha poltica o religiosa para influir en el comportamiento de las masas, para orientarlas en una direccin ms que en otra, para obtener el consenso. Todo ello indica que la ideologa es una concepcin del mundo social explcita y obligatoriamente mantenida por una colectividad, concepcin con la que sta explica su propia existencia y trata de controlar su propio entorno social..Es evidente que la religin por tratarse de una compleja y profunda visin del universo, constituye un fenmeno espiritual imposible de circunscribir en los lmites de una sencilla definicin; slo puede traducirse mediante un vigoroso lenguaje simblico. La esencia de la religin es la suma de conocimientos y prcticas que permiten a la sociedad superar su condicin terrena, con vistas a transformarse en una realidad que, contrastando dos trminos opuestos, los salve de la finitud y del mal. En efecto, el ncleo central de la religin parece haber sido la creencia en que la movilidad creadora encarnada en el ser humano es capaz de redimir la inercia no slo de la materia, que por definicin es crasa y perecedera, sino tambin de lo misma eternidad, una eternidad espiritual que, sino es sustentada por la criatura humana durante el fugaz instante de su existencia, quedara condenada seala James- a la condicin de una inmovilidad abstracta. Se trata, pues, de un complejo sistema de ideas, prcticas, sentimientos e instituciones que organiza las relaciones de los miembros de una colectividad con su expresin sociocultural del hecho sobrenatural (James, 1975).

Desde esta perspectiva, el trmono religin designa tambin la experiencia de lo sagrado, y debemos tener en claro que no implica solamente la creencia en un Dios, dioses o espritus, sino que se refiere tambin a la experiencia de lo sagrado y, por lo tanto, est relacionado a las ideas de existir, de tener significado, y de lo verdadero. Es difcil imaginar que la mente humana pudo desempearse sin la conviccin de que existe algo superior en este mundo. La percepcin de un mundo real y con significado -dice Eliade- est intimamente relacionada con el descubrimiento de lo sagrado. Mediante la experiencia de lo sagrado, la mente humana comprendi la diferencia entre lo que se revela como real, poderoso y significativo y el flujo catico y peligroso de las cosas, sus apariciones y desapariciones fortuitas y sin sentido.

Los Incas desarrollaron una ideologa que incentivaba e inspiraba todos sus actos y daba sentido y significado a sus vidas. Para una mejor comprensin de la ideologa incaica, es necesario destacar que la tradicin, el mito, la historia y la poltica se entretejan con las creencias. Es as, cmo la religin de los Incas asimilaba las tradiciones generales y tambin las locales. Muchos pueblos andinos crean compartir el cosmos con los dioses, con los muertos animados y con los espritus de la tierra, a quienes se les ofrecan sacrificios y plegarias; pues, haban observado mltiples seales de que el bienestar de los seres humanos dependa de la buena voluntad de sus dioses.En el ncleo de toda ideologa y religin se hallan las creencias, rituales y preceptos de carcter moral, en estrecha relacin como aspectos de una misma realidad. Las creencias pertenecen al mbito del pensamiento y en muchas sociedades en funcin de ellas se ha desarrollado la propia concepcin del mundo. Los rituales adoracin, plegaria, peticin, ofrecimiento y sacrificios a las divinidades- son acciones que se han practicado y practican en todos los tiempos y lugares.Toda sociedad -desde los tiempos remotos- estructura todo un mundo sobrenatural, tiene el poder de crear a sus dioses. Los hace con sus virtudes y defectos, con su bondad y maldad, con su vida y muerte. Dejando en sus manos la capacidad de hacer todo lo que le rodea, incluyendo el hombre mismo. Los habitantes del mundo andino vivan y moran de acuerdo a la voluntad de los dioses y stos regan todos los mbitos del universo y la vida de los seres humanos y animales; desde la concepcin de mltiples divinidades, hasta los diversos niveles tripartitos de la estructura del cosmos: Cielo=Hanan Pacha, Tierra=Cay Pacha e Inframundo=Ucu Pacha-; a la vez eran los seores del tiempo cclico. Ungieron como divinidades a la Va Lctea (Hatun mayu), al Sol (Inti), la Luna (Quilla), al Rayo, el Trueno (Illapa), Venus (Chasca Coillur), y las estrellas en general (Coyllur), a varias constelaciones, el fuego (Nina), la Tierra (Pachamama), el mar (Mamacocha), y en portento mgico y maravilloso lograron darle presencia al hombre, centro de atencin de los dioses, que de esta manera retribuyen al hombre mismo el acto creador que ste ha realizado, al darles vida y declinar en ellos actos de creacin, destruccin e integracin que a travs del mito y el rito cobran fuerza y realidad.

Desde la ptica estructuralista, Claude Lvi-Estrauss, ha publicado varios libros sobre diversas manifestaciones religiosas. Los que le han otorgado mayor renombre, abordan el anlisis de los mitos de un amplio espectro, en muchos pueblos de Amrica del Sur (especialmente de la Amazona). El gran maestro estructuralista nos dice que el mito, la narracin sagrada de acontecimientos fantsticos acaecidos en un tiempo lejano, no es considerado como reflejo de las relaciones sociales o de las condiciones de existencia de una comunidad, sino como un sistema simblico que es el vehculo de formas de clasificacin, coordinacin, agrupacin, oposicin y complementariedad de acontecimientos y de hechos concretos, que pretenden, lo mismo que el lenguaje, organizar la experiencia humana (Lvi-Strauss 1990: 23).Cabe destacar que, en todo sistema religioso del pasado, mito y rito tuvieron ocasin de subrayar la estrecha relacin existente entre ambos trminos, son pues, magnitudes que se complementan recprocamente. Tras el rito se esconde el mito, que da vida y contenido al ritual. Pues en el rito segn James- se encierra una realidad vivida que est concentrada en el mito. El ritual contiene un programa, un dogma, una visin del mundo, y todo ello est incluido en el mito. No podemos responder ni tiene sentido preguntar cul de los dos, surgi primero. En todo pueblo donde se practica la religin se encuentran tambin el mito y el rito como sus dos expresiones ms representativas; en este contexto, el ritual tiene la finalidad de preservar la integridad y la coherencia interna del sistema cognoscitivo, desempea, adems, un papel fundamental al contribuir, con frecuencia de manera decisiva, a la adaptacin de los individuos al sistema de las interacciones sociales. En suma, en el rito, lo que confiere a ste su significado no es lo que hay detrs de la accin ejecutada, sino lo que el mismo rito esencialmente es y realiza, por ello, intentar racionalizar, intelectualizar o escarnecer algo que esencialmente es una reaccin emocional ante lo suprasensible es caer en un error y confundir el problema (James, 1973: 87). Estas mismas ideas son planteados por el autor italiano italiano Scarduelli, en su obra Dioses, espritus, ancestros, en donde destaca los diversos elementos para la comprensin de los sistemas rituales (Sacarduelli, 1988: 53).Como seala Widengren (1976), el mito es el complemento natural del rito. Mientras que el rito es la accin sagrada, el mito es la palabra sagrada que sigue a esta accin y la explica. El mito describe el ritual y el ritual da vigencia al mito. De otro modo, Malinowski, subraya que el mito constituye una muestra, un modelo para las acciones sagradas, que se efectan siguiendo el ejemplo del acontecimiento descrito en el mito. Este mismo autor hace notar, que el mito es una realidad viva, de la que se cree que tuvo su lugar en tiempos remotos y que desde entonces sigue ejerciendo influjo en el mundo y en el destino de los hombres. Por eso en una cultura determinada con formas mentales arcaicas, el mito juntamente con el rito le cabe la misin de mantener en pie el orden del mundo. (Makinowski, 1926).

Los mitos acontecen en el tiempo primordial dice Eliade-, cuando los dioses estaban en proceso de dar a los seres del mundo sus formas definitivas. En los mitos andinos se habla de las aventuras de los dioses, pues el relato mtico es una forma simblica de explicacin de cmo cada ser mundano fue formado o petrificado y vuelto a formar; y en los mitos los personajes son divinos porque los seres del mundo fueron creados a partir de los dioses. Los antiguos hombres del mundo andino suponan que los dioses se haban convertido en los seres que poblaran el universo. Por ello, algunas divinidades tenan apariencia o atributos animales (Jaguar, Puma, guila, Serpiente, Pez, Caimn, Cndor, Halcn, Colibr, Pilco, Paucar, Nutria, Venado, Mono, Delfin, Orca, Zorro, Araa, etc.) o vegetales (Maz, Quinua, Man, Yuca, tubrculos), pues eran los antecedentes y las esencias de las criaturas. No slo el hombre, sino los astros, los animales, las plantas, la tierra, los manantiales, las cuevas, los ros, los lagos, el mar y las rocas estaban hechos de sustancia divina (Eliade, 1973a; 1973b; Widengren, 1976).De otro lado, cabe precisar que el principio de unicidad inherente a la religin, significa que el hombre ha descubierto un centro en s mismo y que concibe el universo a partir de ese centro, -recordemos que desde los lejanos tiempos de Chavn, se pensaba ya en un centro csmico o Choupin, formado por los cuatro puntos unificados, y en el ncleo es centro csmico. Es decir, que la esencia de todo sistema religioso reside en la revelacin de un alma individual estrechamente ligada al alma csmica, se trata, en una palabra, de la divinizacin del ser humano y de una revelacin primordial o de los orgenes primigenios.

As pues, si estas reflexiones las trasladamos a la cosmovisin andina e incaica en especial, veremos que todo ello est expresado con una amplitud luminosa y prodigiosa en los mitos de Tunupa, Viracocha, Huari, Cuniraya, Pachacamac, Pariacaca, Yanaramn, Huallalo Carhuincho, los Hermanos Ayar. Estos mitos ocupan la mayor parte de los documentos y testimonios orales concernientes a la historia andina. Illapa es el representante del trueno, del rayo y de la lluvia, a veces est ligado al fuego. El centro existe gracias a la unin de los contrarios Hanan y Hurin y a la confluencia de los cuatro puntos cardinales a un centro, de este mundo, la Cruz del Sur configuraba el smbolo de la Chacana, que se halla representada tempranamente en las estelas grabadas de Chavn (El Lazn, Obelisco Tello, Vigas Ornamentales), en Tiwanaku, en Huari, en los reinos altiplnicos (Lupaca, Colla, Pacaje, Qaraqara-Charca, Quillaca-Azanaque), que culmina en la profusa, colorida y diversificada iconografa incaica, representada en la textilera, cermica, queros, metalurga, etc.Otro aspecto importante que dominaba la cosmovisin y comportamiento en el mundo andino, fueron los orculos. En las guacas ms importantes se encontraba generalmente un orculo, es decir, aquella fuente misteriosa y muy respetada, desde donde emanaba la respuesta que en la antigedad se supona daban las divinidades a las cuestiones diversas que se les sometan directamente o por medio de sus sacerdotes y ministros. Acudan a estos centros las personas vidas de recibir comunicacin de lo desconocido. Se conoce, tambin, con el nombre de orculo el lugar, imagen, dolo o simulacro que representaba la deidad cuyas respuestas se pedan y esperaban con ansiedad. Una prctica frecuente y muy difundida en el Tawantinsuyu era la adivinacin ligada a la magia. La adivinacin entendida como un recurso para conocer cosas que comnmente estn ocultas a los seres humanos. Los sacerdotes adivinos (huacanquis), ataviados con trajes especiales y auxilados por una serie de objetos y animales vivos o sacrificados, trataban de adivinar no slo el futuro, sino tambin el pensamiento o el talante de una deidad, a travs de orculos. El mtodo adivinatorio ms utilizado era la lectura de las vceras y el corazn de los camlidos de lana blanca o negra, segn los casos que se desea indagar, y de cuyes (Cavea porcellus) sacrificados.La sociedad andina era eminentemente religiosa. La religin envolva su vida entera, regulaba todos los actos de la nacin como tal, ligados y sujetados a un calendario solar y lunar; se haba encarnado en el poder, convirtiendo el poder estatal en una suerte de teocracia y, al mismo tiempo, hizo que se rindiera culto a todos aquellos seres naturales de los cuales, o reciban beneficios, o podan esperar algn mal. La religin andina estaba impregnada de animismo, su fuerte sensibilidad y su ndole recelosa le hizo dar vida y espritu aun a los objetos inmateriales, como los montes (Jirka) y los ros (Mayu), el mar (Mama Cocha), la Tierra (Pachamama), el arco iris, el cndor (Kuntur), el guila (Anca), el halcn (Huamani), el jaguar (Uturungo), la nutria (Coa), el puma, etc., fueron para l otras tantas demostraciones de un poder oculto y superior, al cual haba que propiciar con una serie de ritos. La Religin dice Prescott era la base de su poltica, la condicin misma, por decirlo as, de su existencia social. El gobierno de los incas, en sus principios esenciales, era una verdadera teocracia (Prescott, 1955, Lib.1, p. 62). Lo cierto es que los Incas permitieron y autorizaron en cierta medida el politesmo, pues acataron a las divinidades de los pueblos sometidos y convirtieron, como dice Polo de Ondegardo y Betanzos, el templo del Punchau - o Coricancha- en un verdadero panten andino. Es seguro que lo hicieron por medida poltica como lo hicieron los aztecas- porque de esta manera crean que aseguraban su dominio sobre los pueblos vencidos (Polo de Ondegardo, 1916; Molina, 1947, Betanzos, 1957; Ramos Gaviln, 1976).El padre Jos de Acosta en su obra De Procuranda Indorum salute, escrita en Lima en 1577, seala que los griegos que fueron tan sabios en todo, tambin inventaron todo gnero de dioses y supersticiones y las retuvieron tan largo tiempo, y aade, sin razn ni sabidura se indignan algunos contra las idolatras de los incas, de los cuales ms bien deberan compadecerse, y a continuacin hace un sntesis de la religin de los Incas, la jerarqua de sus principales dioses, divinidades secundarias y el culto a los antepasados, tanto que nuevamente enfatiza que los incas podran competir en ingenio con los griegos para conservar la memoria de sus mayores. Acosta describe minuciosamente el Panten de los dioses andinos:El mayor honor lo tributan al sol, y despus de l, al trueno; al sol llaman Punchau, y al trueno (Rayo) Illapa; a la Quilla, que es la luna, y a Coillor, que son los astros (estrellas); a la tierra, llaman Pachamama, al mar, Mamacocha, la adoran tambin al modo de los caldeos. Adems, a sus reyes ingas, hombres de fama ilustre, les atribuyen la divinidad y los adoran, y sus cuerpos, conservados con arte maravilloso enteros y como vivos, hasta ahora los tieneny los veneraban religiosamente y les ofrecan sacrificios cuando les era permitido, tanto que podran competir en ingenio con los griegos para conservar la memoria de sus mayores. Pues lo que toca a la supersticin de los egipcios estn tan en vigor entre los indios que no se pueden contar los gneros de sacrilegios y guacas: montes, cuestas (Apachetas), rocas prominentes, aguas manantiales, ros que corren precipitados, cumbres altas de las peas, montones grandes de arena, abertura de un hoyo tenebroso, un rbol gigantesco y aoso, una vena de metal, la forma rara y elegante de cualquier piedrecita; finalmente, por decirlo de una vez, cuanto observan que se aventaja sobre sus cosas congneres, luego al punto lo toman por divino y sin tardanza lo adoran.. De esta costa perniciosa de la idolatra estn llenos los montes, llenos los valles, los pueblos, las casas, los caminos y no hay porcin de tierra en el Per que est libre de esta supersticin (Acosta, 1954 [1577] De Procuranda Indorum Salute, pp. 560-561).En sntesis, los Incas y sus predecesores ms que una teogona o cuerpo de doctrinas religiosas, posean un sistema de creencias, un concepto bsico sobre los grandes problemas de la vida de sus miembros pluriculturales y multitnicos, en quienes laten ideas tan trascendentales como la existencia de un poder superior, origen de todos los seres y la supervivencia de los seres humanos, despus de la muerte.

As, el mundo de las creencias religiosas en tiempo de los Incas es, un mosaico en el que algunas ideas corresponden a una idea local o regional, mientras que otros pertenecen a un sistema de religin altamente desarrollada y sofisticada, al mismo tiempo que esta organizacin alcanzaba la categora de iglesia. De modo que en tal sistema, magia y religin coexistan, al mismo tiempo que un conjunto de cultos locales y otro estatal de dimensin imperial, y una iglesia oficial jerarquizada y oficiantes locales ejercan sus funciones. En suma era una verdadera teocracia.

Pero, con la invasin espaola emprendida desde 1532, se inicia la destruccin despiadada de la religin estatal incaica, puesto que los espaoles impusieron la cruz de su Salvador, las imgen de la Virgen Mara y las de sus santos, especialmente la de Santiago matamoros patrono de Espaa, que aqu en Amrica y en el Tahuantinsuyu se convirtiera en Santiago mata indios. En suma, implantaron el cristianismo a sangre y fuego, en nombre de Cristo y del Papa.

1. Cosmovisin andina. Pacha o el espacio-tiempo csmicoCosmovisin es uno de los conceptos usados en las ciencias sociales para la comparacin y la caracterizacin totalista de las culturas. Hace referencia al conjunto de ideas que tienen respecto al mundo que les rodea un individuo o un grupo, ideas que se refien desde el punto de vista de los individuos que las profesan, preferentemente desde dentro de la sociedad que desde fuera.

En el mundo andino el vocablo de Pacha es de riqueza excepcional por sus mltiples acepciones. Daba el nombre del tiempo, de las aguas, del arroyo, la tierra madre se denominaba Pacha Mama. Pacha Camac, tiene un significado ms amplio, significa movimiento y rotacin. Pacha pacha, adquiere un sentido infinito: rotacin perptua. Historiadores del siglo XX asignan a Pachacamac un significado ms limitado, no es ms que un dios que anima y fecundiza la tierra, dicho de otro modo el orculo de la tierra fecunda. Pacha Cuti, el que transforma o revuelve el epacio-tiempo. Pacha, tiene tambin la nocin de la totalidad o del todo, as, Pacha Yachachi, significa el que sabe o conoce todo. Pacha, es la percepcin del espacio-tiempo, es decir, la interaccin humana con l, entraa un complejo conjunto de procesos cargados de contenido cultural. En cada poca y para cada cultura el espacio es una entidad diferente. Esta diferencia puede ser pequea o muy apreciable dependiendo de la cultura y la distancia temporal, pero los cambios de comportamiento difcilmente pueden dejar inalterado el concepto de espacio.

Una caracterstica notablemente diferente a nuestra la occidental de espacio, es la nocin de espacio csmico o Pacha. El espacio andino no es un espacio isotrpico, como el planteado por Nuwton, Eistein y Hawking. Sino un espacio cargado de fuerzas y calidades que imprime e influencia a las dems entidades como parte de su naturaleza.

En la cosmovisin anidna existe una divisin del cosmos en tres tipos de fuerzas asociadas al eje vertical: hacia arriba, Hanan Pacha, se ubica lo celeste, lo luminoso, lo clido y masculino, es la morada de los dioses y del espritu de los muertos; en el plano horizontal, Kay Pacha, la tierra, lugar donde viven y se reproducen los seres humanos, plantas y animales, asociado a lo hmedo, fro, femenino y a la fertilidad, y Ucu Pacha, el inframundo.. En lugar de dos, en esta Pacha existen cuatro direcciones dividida en dos pares opestos y jerrquicos: Chinchaysuyu Collasuyu, Antisuyu-Contisuyu. Esta cuatriparticin se integra en un Taypi o centro csmico.Todos los objetos y seres que se encuentran en medio, sobre la superficie de la tierra, contienen una mezcla de las dos grandes fuerzas del universo: la celeste y la terrestre. Cada fruto, por ejemplo, contiene un poco de sustancia celeste y otro poco de sustancia terrestre. De este modo habr frutos terrestres y frutos celestes, aves celestes y aves terrestres, minerales celestes y minerales terrestres. Sin ermbargo, ningn fruto, ningn ave es completamente terrestre o celeste, siempre existe un equilibrio espacial y especfico de ese tipo de ser en el cual operan las dos fuerzas contrarias y complementarias; y, abajo, en el Ucu Pacha, el inframundo, donde habitan monstruos, morada de los muertos y mltiples gmenes malficos, lugar donde las fuerzas telricas amenazan constantemente y ocasionan catstrofes.

As pues, predomina la idea del cosmos tripartito: Hanan Pacha, Cay Pacha y Uju Pacha y tambin la Unin de los Contrarios: Yanatin, que necesariamente deben integrarse para ser tiles, solos no tienen sentido positivo: izquierda-derecha; arriba-abajo; negro-blanco. El Tincuy, es la confluencia o uninin de dos elementos complementarios. La dinmica de esta unin, est basada en el principio de que, si el cuerpo brota y florece su alma, solamente si es recibido por el don del sacrificio; la tierra, a su vez, no da sus frutos ms que penetrada por el calor del Inti (Sol) transmitido por las lluvias. Es decir, que el elemento generador no es ni el calor ni el agua por s mismas, sino una combinacin equilibrada, sutil, unificador de ambos contrarios.

En todos los planos, los espritus poblaban el mundo de creencias de los hombres y para invocar su proteccin o para evitar los daos que pudieran derivarse de ellos el Inca y su panaca, cada suyu, cada ayllu, cada familia o cada persona haca una diversidad de ofrendas, plegarias y oraciones. En la cosmovisin andina la agricultura estaba regida por los astros, y antes de iniciar cualquier trabajo agrcola se realizaba una serie de rituales. Antes de atravesar un ro se beba agua. En los propios lugares haba una infinidad de fetechis o conopas que se iban transmitiendo de generacin en generacin y eran celosamente conservados, y cada persona llegaba a tener su propio doble hermano (Hualqui) en que que resida el espritu protector o tutelar de cada individuo.2. Las Hierofanas en la ideologa de los IncasAnalizaremos un conjunto de hierofanas que han sido parcialmente abordadas por algunos especialistas, cuyos planteamientos esenciales fueron no siempre bien esclarecidos por la complejidad y diversidad de sus respectivos contenidos revelados. En quechua o en aymara se emplea en diversos sentidos, designa a los dioses de los antiguos andinos, o bien a los templos edificados en distintas pocas, a los idolos elaborados con significado y contenido representativo especfico y a las ofrendas extradas de las tumbas.

El trmino hierofana, significa la modalidad de lo sagrado, en un momento de su historia, fue propuesto por Mircea Eliade (1974, I: 29-33), quien las divide en tres categoras, es decir, lo sagrado revelado a travs de: 1) elementos csmicos (el Sol, la Luna, el agua, la Tierra, el rayo, las montaas, cuevas, ros, lagos, manantiales, montculos, piedras, etc.); 2) biolgicos (ritmos solares y climticos, ritos agrarios, la fecundacin, la vegetacin, la sexualidad, la procreacin); y 3) hierofaas tpicas (el espacio y el tiempo sagrados, con el mito del eterno retorno). A ellos se agrega la hierofanas crpticas, que consiste en la costumbre de pasear ceremonialmente un objeto, en el caso andino a un mallqui, un wauqi, una conopa, una rama o el smbolo del rbol csmico; Por ejemplo, los Incas momificados eran conservados con gran esmero y paseados, por sus respectivas panacas, como seres sagrados y como seres vivientes en el inmenso espacio llamado Hawcaypata, la gran plaza ceremonial del Cuzco. Eliade afirma que, todas las hierofanas conducen a un sistema de afirmaciones coherentes y a una teora de la sacralidad csmica, biolgica, tpica o crptica.

Volviendo a la costumbre de los aborgenes andinos a atribuir una esencia espiritual a todas las cosas que eran para ellos fuentes de bienestar, como el maz (Mama Sara), los camlidos (Llama, Allpaqa, Wicua), la perdiz (Pisaca), el colibr (Kenti), etc., es bueno advertir que los objetos que las representaban, tales como hucas, apachetas, conopas, chancas quipus (piedras bezares). En efecto, cada categora tiene su morfologa propia, puede ser objeto de aceptacin y veneracin local, regional o ecumnica, poseer una riqueza exuberante y complicada, pero se trata de un inmenso bagaje de documentos de carcter heterogneo que, al mismo tiempo, exige seriedad en la investigacin por su inestimable valor.

Los hechos sagrados son sumamente heterogneos, abarcan un amplio espectro y su complejidad trata de ritos, de mitos, de formas divinas, de objetos sagrados y venerados, de smbolos, de cosmogonas, de teologmenos, de hombres sagrados, de animales, de plantas, de lugares sagrados, etc. (Eliade, 1974, I: 24). De esta amplitud hierofnica, nos ocuparemos de los dolos y de los Mallquis de los Incas, y de cinco elementos que conforman la categora Csmica de los Incas: Guawquis, Guacas, Conopas, Apachetas y Raju o Montaas nevadas.

Las hierofantas andinas fueron vistas a travs de la ptica occidental de un cura jesuita espaol llamado Anello Oliva, quien, en su Historia del Reino y Provincias del Per (1998), dice despectivamente: fueron tan ciegos los indios del Per en su gentilidad, que cualquier cosa de que pusiesen esperar algn bien o temer algn mal, adoraban por Dios e idolatraban en ella y as adoraban hasta los animales por brutos y crueles que fuesen, y cuanto ms crueles y ponzoosos eran, mayor la adoracin que les hacan A este tono cualquiera cosa que tenga extraeza entre los de su gnero les pareca que tena divinidad, hasta hacer esto con races y frutos de la tierra (Oliva, 1998: 79).Lo expresado por Oliva, hacia 1630, es el testimonio comprobado de un hecho reconocido por los primeros misioneros fanticos, por los llamados visitadores de idolatras como los curas Pablo Jos de Arriaga, Francisco de vila, Pedro de Villagmez, Fernando de Avendao, Albornoz, Estanislao de Vega Bazn, Hernndez Prncipe y el Concilio Limense III, que en su Confesionario para los Curas de Indios mand incluir el Tratado sobre las supersticiones e Idolatras de los Indios compuesto por Polo de Ondegardo. 3. La Guaca: arquitectura y ritual

En la secuencia sociocultural andina la expresin de la arquitectura y ritual ms excelsa ha sido la guaca, que generalmente tomaba la forma de pirmide, comnmente conocido como templo o morada de los dioses y espritus. La pirmide con planta cuadrangular provista de escalinatas y esculturas, es la forma cannica de la arquitectura religiosa andina. Es una proyeccin del cuadriltero que integra a los cuatro puntos cardinales. Las pirmides eran santuarios, lugares de peregrinacin, focos de gran atraccin ritual, de ceremonias y sacrificios, depsitos de ofrendas a los dioses, tumbas y orculos. El santuario, como el de Ollantaytambo, era una estructura compleja, estaba en lo alto de la plataforma en que culmina la edificacin; haba ceremonias tambin en sus entraas, en los altares y en sus plazas ceremoniales, en canales cubiertos y abiertos. Las tumbas, en algunos casos, eran cmaras subterrneas. El modelo de la forma piramidal fue la montaa. Analoga que aparece tambin en Mesoamrica, Egipto, Mesopotamia, Turqua y la India: el mundo es una montaa y el arquetipo de la montaa es la pirmide o guaca. (Fig. 4).

Las guacas incaicas construidas preferentemente de piedra y en la costa de adobe, fueron edificadas con una sorprendente intuicin de las leyes de la esttica y del movimiento de fuerzas. Los volmenes y empujes acumulados como estructuras monumentales han resistido a los movimientos ssmicos o a los agravios del tiempo. El juego de fuerzas que se produce dentro de la guaca aun no ha sido analizado detenidamente, slo anotaremos que se debe en parte a su enorme peso, procediendo en gran medida de fuerzas de consolidacin cuya intensidad aumenta con la altura. Esta tcnica constructiva se inicia indudablemente con la construccin de las famosas pirmides o guacas en Caral, Aspero, Kotosh, Tumshukaiko, La Galgada, Las Haldas, Chavn, Sechn Alto, Moxeque, Puncur, Garagay, Guaca de los Reyes, Guaca del Sol, Guaca de la Luna, Guaca San Marcos, Guaca Trujillo, Guaca Centinela, la Piramide de Pacaritambo en Ollantaytambo, las guacas de Sacsayhuamn, Choquequirao, Vilcashuamn, etc., en todos ellos, los empujes horizontales a todos los niveles, estn dirigidos hacia el ncleo central para reforzar la estructura. Asi, la estabilidad de la estructura arquitectnica aumenta con su imponente altura.

En la esfera de las representaciones religiosas del mundo andino, la guaca tiene un equivalente: el cosmos, compuesto por zonas superpuestas (Hanan Pacha, Cay Pacha y Ucu Pacha), pero la guaca o pirmide es algo ms que la representacin simblica de la montaa que es el mundo y el inframundo, la montaa se convierte en un espacio sagrado, en el centro del mundo. El movimiento que proyecta el cuadriltero haca arriba (o hacia abajo), lo transforma en tiempo. La guaca (el templo) es espacio sagrado convertido en tiempo; a su vez, en la guaca el tiempo se vuelve espacio, tiempo petrificado (Amat, 2006: 4).

La salida y la puesta del Sol (Inti), , los movimientos de las constelaciones (Llamac auin = Ojos de la Llama), en Alfa y Beta Centauro; Orqorara = Cruz del Sur; Choquechinchay = Siete Plyades; Lluthu o Pisaca = Perdiz; Ampatu = Sapo, las apariciones y desapariciones de la Luna (Phuru-Quilla, Hau-Quilla), de Chasca Coillur (Lucero de la maana y del atardecer) y de los otros planetas, rigen la orientacin de la guaca y de su relacin con las otras construcciones.

Las estructuras arquitectnicas en tanto guaca-templo y su entorno son espacios y paisaje transformados. Lo sagrado, en consecuencia, se manifiesta igualmente como una fuerza de gran poder, que infunde respeto y temor a la vez, es decir, que se convierte en una cratofana o expresin de fuerza venerada y temida y, como vinos, Eliade (1973, 1974, 1991), ha propuesto el trmino hierofana, que consiste en mltiples manifestaciones de las realidades sagradas.

Otro aspecto relevante de la arquitectura religiosa, cuyos aspectos sagrados (altares, atrios, galeras subterrneas, esculturas de las divinidades, etc.), radica en que se construyeron con arreglo a clculos matemticos y a un conjunto de cnones tradicionales, siguiendo un modelo que se copi, luego se innov a travs del tiempo. Consiste en que esos espacios sagrados diseados en forma de U y su entorno constituyen reiteramos- la reproduccin de la montaa csmica, es decir, que sta se considera construda en el centro del mundo. El simbolismo del centro (la etimologa de Chavn=Choupin, en quechua significa centro; Qosqo (Cuzco), en una de sus acepciones significa centro, ombligo. Taypi en aymara significa centro, Taypi Cala, la Piedra del Centro, era el nombre original de Tiwanaku), se traduce como todo espacio consagrado, o sea, aqul espacio donde las teofanas y las hierofanas y sus implicaciones cosmolgicas tuvieron una enorme gravitacin. Seran los casos de El Lanzn de Chavn, el Idolo de Pachacamac, La Roca Sagrada del Titicaca, la suprema imagen del Punchau del Coricancha, el dolo y guaca de Catequil en Huamachuco, entre otros.

Eliade (1974) seala al respecto, que el simbolismo en cuestin se articula en tres elementos complementarios: 1) en el centro del mundo est la montaa csmica sagrada; 2) todo templo o santuario es asimilado a una montaa sagrada y se torna en un centro, y 3) el templo o el santuario por ser el lugar por donde pasa el axis mundi, es considerado como el punto de unin del cielo (Hanan Pacha), la Tierra (Kay Pacha) y el inframundo (Ucu Pacha).

En la cosmovisin de las sociedades andinas y como en muchas otras del pasado, es en el centro, en el ombligo de de la Tierra, donde se encuentra la fuente de toda realidad y, por tanto, la energa de la vida. Del mismo modo, son innumerables los mitos en los que se halla presente un rbol csmico que simboliza el universo; un rbol o una columna central que sostiene el mundo, todos ellos incluyen el simbolismo del centro, destacando que en el rbol est incorporado la fuente de la vida y de lo sagrado, en l se halla implcita la realidad absoluta y, por tanto, ese rbol se encuentra en el centro del mundo.

La sacralidad de un templo es siempre de difcil acceso, pues el centro est habitualmente bien protegido y para llegar a l se requiere de una preparacin especial; en suma, el hecho de llegar a ese centro, equivale a una iniciacin, que significa la conquista de la inmortalidad. Para lograrla se ingresaba a una especie de laberinto, la entrada ceremonial, repetimos, tena el valor de una iniciacin; el laberinto, por lo general, defenda un espacio mgico religioso donde jams podan violar los profanos, pues all slo ingresaban los iniciados o los que haba realizado rugurosas prcticas de abstinencia. Cabe recordar que los iniciados o peregrinos que acudan a rendir culto a la Roca Sagrada de la Isla del Sol, en el lago Titicaca, luego de una paciente preparacin ritual consistente en ayunos y plegaras, podan ingresar rigurosamente asistidos por sacerdotes, franquendo diversas dificultades en cada una de las tres puertas: Puma Puncu, Kenti Puncu y Pilco Puncu (Ramos Gaviln, 1957; Lizrraga, 1968).

La guaca de forma piramidal no es el nico ejemplo de la transformacin del espacio en teimpo. El movimiento vertical que levanta el cuadriltero puede ser tambin horizontal, el espacio se despliega y se vuelve tiempo, en este caso debi convertirse en un calendario. Los Incas, asimilaron hbilmente las experiencias precedentes y elaboraron un calendario agrcola de doce meses con sus respectivas romeras y festividades, cuya estructura veremos en el captulo 25 del presente estudio.

Al desplegarse horizontalmente el cuadriltero original los suyus o cuatro puntos cardinales- tiende a volver sobre s mismo y transformarse en un crculo, con el punto en el centro (el Cuzco), inmlvil y no obstante activo, dinmico y gravitante. La concepcin cclica del tiempo fue casi general en muchos pueblos del pasado. El calendario metropolitano inca, del que nos hablan Zilkowski y Shadowski, no slo es tiempo vuelto espacio y espacio en movimiento, sino que contiene implcita, una filosofa de la historia fundada en los ciclos o edades, que fuera recogida de la tradicin oral por Guaman Poma: 1.- Huariviracocharuna. 2.- Huariruna. 3.- Purunruna. 4.- Aucaruna, y exahustivamente interpretada por Tello (1939).

Las pirmides truncadas del mundo sagrado de los Incas eran concebidas por lo regular como conjuntos ceremoniales en las que se unan el poder poltico y religioso. Estos enormes edificios rituales (Templo del Sol en el Titicaca, Templo del Sol o Coricancha en el Cuzco, Templo del Sol-Punchau Cancha en Pachacamac, Templo del Sol en Vilcashuamn, Templo del Sol en Huanuco Pampa) contenan restos humanos inhumados y esplndidamente ataviados y depositados en tumbas, en las cuales se acompaaban sacrificios y la esmerada veneracin a los cadveres indican que se trataban de personajes de alta jerarqua.

El rito. El elemento bsico de reafirmacin de las relaciones entre los miembros de una sociedad con los dioses, en el que se traducen las creencias propias de su superestructura ideolgica es el rito. Entendemos como tal, una prctica concreta, regulada y arraigada, con caractersticas especficas que permite a los individuos a reafirmar su pertenencia y vnculos con otros miembros del grupo, mediante un tipo de ceremoniales, en los que creen todos los miembros de esa misma sociedad.

El rito, es uno de los aspectos fundamentales de la religin como acto social bsico de la humanidad regido por un conjunto de reglas y representaciones con profundo significado y comunicacin simblica para la celebracin de ceremonias religiosas y oficios divinos. Segn Rappaport (2001), el rito se refiere a la ejecucin de secuencias ms o menos invariables de actos formales y de expresiones no del todo codificadas por quienes lo ejecutan. James (1973), sostiene que, el rito ha de considerarse ms fundamental que la creencia, ya que es la forma externa y tangible de los ntimos deseos del almalo que confiere al rito su significado no es lo que hay destrs de la accin ejecutada, sino lo que el mismo rito esencialmente es y realiza. Para Kapferer (1983), el ritual es un conjunto de sucesos especficos y culturalmente reconocidos, cuyo orden se adelanta a su prctica, y estn separados, espacial y temporalente, de la rutina de la vida diaria.El rito, como forma de accin, tiene una serie de consecuencias sociales y materiales. Rappaport consigna varios aspectos, por ejemplo, la evocacin de la experiencia numinosa, la comprensin de lo divino, la aprehensin de lo sacro, la construccin del tiempo y de la aternidad, la representacin de un paradigma de la creacin, la generacin del concepto de lo sagrado y la santificacin del orden convencional, la generacin de teoras de lo oculto (Rappaport, 2001.Los ritos de la Capajocha, de la Sithuwa, el Huarachico, del Mayu Cati y otros, indicaran cmo su contenido forman y transforman aquello sobre lo que imponen en una suerte de energa o potencia y de un modo eficaz, y esa eficacia radica sustancialmente en los principios y en la capacidad de la comunicacin. En otros trminos, si el rito consigue sus efectos gracias a la comunicacin y en representaciones de los significados a travs de los procesos materia-energa, entonces tendr aseguarada la vigencia de una creencia o actitud religiosa entre sus fieles creyentes o ejecutantes. Por ello, aquellos ritos sealados se reafirmaban y renovaban cada ao y se agradecan su eficacia con una serie de sacrificios, que a su vez, exigan nuevos ritos.Otro aspecto esencial que es preciso destacar, es lo referente a la eficacia de la informacin y a las formas del significado del rito, que se basan no solamente en la capacidad de quien transmite o enva la comunicacin, sino sobre la capacidad de quin o quines reciben aquellos mensajes, siendo capaces de asimilar, reconocer, comprender, los efectos que produjo y, a su vez, que stos difundan a otros mbitos, a otros grupos, tales mensajes.As el rito se convierte en un escape de emociones reprimidas; la necesidad de actuar se descarga en el smbolo eficaz con el que se identifican los ejecutantes o sacerdotes. Para completar esta identificacin, se disfrazan adoptando los rasgos de la cosa representada y se comportan como si realmente fueran aquello que representan, o bien portan objetos cargados de su potencia con sentido sacramental, como es en el caso de los ritos totmicos.En la esfera de las ciencias sociales el ritual suele usarse como sinnimo de ceremonia y ambos trminos pueden designar un amplio espectro de acontecimientos sociales, no necesariamente religiosos. Las prcticas rituales en las guacas monumentales estuvieron a cargo de una casta sacerdotal jerarquizada y sus aclitos. Los sacerdotes se diferenciaban de sus semejantes tanto por su apariencia como por sus prerrogativas, por su porte y capacidad: la cara tras una mscara de jaguar o de venado, cabellos serpentinos, pectorales, tocados y brazaletes relucientes, capas amplias adornadas con plumas y conchas spondylus. Era un cuerpo de personajes respetados, especialistas que se encargaban en administrar y redistribuir lo sobrenatural entre los fieles (Vase el captulo siguiente).

Ritos de trnsito. En las sociedades andinas, en especial en la incaica, vida y salud son conceptos sinnimos, como tambin lo son enfermedad y muerte. El individuo o el grupo se esfuerzan entonces por establecer relaciones rituales con el orden sagrado a fin de proteger el nacimiento, la adolescencia, el matrimonio, la muerte, la sementera, la recoleccin de frutos y el paso de un mes a otro o de un ao a otro. Es cuando surge la idea de un espritu contnuo que nunca muere, presente en todas las cosas. El ayllu se convierte en una organizacin contnua de existencia comparable a la sucesin de las estaciones: nacimiento, vida, muerte y renacimiento. Estos acontecimientos sealan la ocasin para realizar los ritos de transito o iniciacin; entre los Incas, de mado especial y universal, el rutuchico, la ceremonia de imposicin del nombre y el de huarachico.El huarachico, constitua el rito de trnsito ms trascendental en la vida de un varn al llegar a la mayora de edad, cuando se le confiere solemnemente todos los privilegios y responabilidades de la comunidad en el orden religioso, social, militar, poltico y administrativo. Para ello, se requiere una previa preparacin, renunciar a los hbitos anteriores mediante ritos de separacin, que normalmente incluyen el ayuno, pruebas de resistencia u ordalas, y pasar a ser orejn entre los jvenes de la aristocracia guerrera de los Incas. El matrimonio. Varones de 24 o 25 aos y mujeres de 18 a 20 aos, se congregaban para contraer matrimonio bajo la vena del Inca. La iniciacin al matrimonio, es una preparacin, en el sentido de que hace a los muchachos y muchachas ritualmente aptos para el mismo. Este rito se celebraba cuando los jvenes llegaron a la mayora de edad estando ligadas a las relaciones carnales y a la fecundidad.4. La Casta Sacerdotal

La casta sacerdotal en el Estado Inca ocupaba uno de los niveles ms altos. En su calidad de servidores de los dioses, administraban los valiosos bienes ofrecidos a las divinidades, de este modo, los centros religiosos se transformaron en inmensos almacenes sagrados, donde se acumulaban valiosos objetos al servicio de lo sobrenatural. En la descripcin del Coricancha por los primeros cronistas que llegaron al Cuzco, todos manifiestan su asombra por las ingentes cantidades de tesoros que alli existan. La misma impresin la tuvieron Estete y Hernando Pizarro cuando conocieron el Punchau Cancha de Pachacamac.

Los sacerdotes sentan una verdadera pasin por el poder que ejercan sobre los hombres y mujeres, estaban tambin preparados en materia de organizacin y administracin del esfuerzo agrcola y eran capaces de exigir a los pueblos trabajo, tributo, ofrendas y homenajes a los dioses. Ejercan tambin funciones econmicas, empleaban artesanos que trabajaban a tiempo completo para satisfacer las exigencias del culto y del esplendor sacerdotal, tambin imprimieron su poder y el de los dioses en las obras de arte. Junto al Inca encabezaban las festividades religiosas. As pues, para administrar eficientemente una compleja gama de dioses, guacas o templos, orculos, conopas, illas multiformes, se requera un nutrido cuerpo jerarquizado de sacerdotes y sacerdotisas, de hechiceros (laycas), descifradores o adivinos de todo tipo de supersticiones quienes ejercan gran influencia en la vida social, econmica y poltica del mundo andino. Cabello de Valboa (1951), refiere que el Sapan Inca, el personaje ms poderoso, tena necesariamente que consultar a orculos y guacas a travs de los sacerdotes, antes de emprender cualquier accin o empresa. La influencia y el prestigio sacerdotal abarcaba a todo el pueblo, cuyos integrantes eran siempre prepensos a una serie de tipo de cbalas o conjuros mgico-religiosos.

El complejo ritual exigi para su desempeo, reiteramos, una amplia jerarqua, dividida en muchos niveles. En la cspide se hallaba el Willac Umu o Vila Uma, el Sumo o Supremo Sacerdote del Coricancha (Templo del Sol), el funcionario de ms alto rango, el supremo juez y rbitro de toda la jerarqua y del culto religioso (los espaoles lo comparaban con el Papa del Vaticano). Por lo comn, era siempre hermano o to del Inca en el poder. Llambase Willac Umu (Willac Humu = Adivino o hechicero que dice; o Willac Uma, que significa la Cabeza que Aconseja). Era quien entronizaba al Inca y le unga con la mascapaicha.Toda la vida del Willac Humu haba de transcurrir en un mundo austero de pleno recogimiento, contemplacin religiosa y de constantes abstinencias o ayunos, pero en las grandes festividades vesta con los trajes ms vistosos y primorosos, con su manto de lana de vicua, cea en su frente la gran tiara llamada Vilca Chuco, compuesta de una centellante patena circular de oro que figuraba el Sol radiante, y de una silente media luna de plata que reperesentaba a la Luna y tena bajo la barba. Adornaban el suntuoso tocado (llamado Humpar Chucu) las plumas de aves selvticas como el guacamayo, el pilco y el paucar, y el vestido entero se aderesaba impregnado de piezas de oro, plata y piedras preciosas. Calzaba zandalias de lana fina y ostentaba relucientes brazaletes de oro. A su muerte embalsamaban su cadver y se le renda culto y enterrado con gran pompa, ya fuera en una tumba expresamente edificada, en un machay (cueva) o en una elavada montaa.

El Willac Umu, ostentaba adems, la jerarqua de Amauta o sabio. Bajo su mando estaban todos los dems Willacs o Willcas, casta sacerdotal que sumaban diez o doce sacerdotes principales repartidos en los cuatroo suyus, quienes, a su vez, ejercan autoridad sobre los dems oficiantes repartidos en todas las guacas del Imperio.

Asi, el grupo jerrquico de primer nivel se llamaba Willca, quienes se encargaban como maestros de ceremonias de las guacas principales. Se dedicaban a la enseanza de los sacerdotes y tambin vivan en castidad. De entre los willcas se elegan ciertos jueces bajo un jefe para que entendiesen en castigar los delitos contra los preceptos de la religin incaica.

Otros de los Willcas se encargaban de las visitas para inspecciones las distintas provincias donde funcionanban los acllahuasis o casa de religiosas y mamacunas o para examinar y castigar faltas contra la religin; tal vez eran los mismos que bajo el nombre de apupanacas se describen como inspectores que iban a las diversas comarcas a escoger a las mamacunas.

Otro grupo de segundo y tercer grado estaba dedicado al culto en las distintas guacas en que residan. Los de segundo nivel eran los huatuc, o adivinos, cuya misin principal era adivinar o interpretar la palabra o los designios de cada orculo. Entre ellos se contaba tambin a los ichuri, o confesores. En el tercer grado estaban los umu o propiamente hechiceros, y los acac o carniceros, quienes se encargaban de matar y degollar a los animales sacrificados.

Los sacerdotes y sacerdotisas de menor rango eran de extraccin popular; celosos guardianes de hucas locales o de ayllus. Se trataban de ancianos o ancianas que se dedicaban a esa tarea cuando ya haban pasado a edad de trabajos productivos o tributarios. A este grupo podramos incluir a un conjunto selecto de personajes especiales que vivan recluidos en perpetua castidad. Se dice que vivan especialmente en los acllahuasis, y se trataban de eunucos que vigilaban a las acllas y ustas, y hay referencias que en ocasiones ellos mismos se castraban (Polo de Ondegardo, 1916; Mura, 2001; Santa Cruz Pachacuti, 1993; Cobo, 1964).Todos ellos conformaban el denominado Clero Solar. El Willac Umu, nombraba a los visitadores e inspectores encargados de informar acerca del proselitismo religioso y cmo funcionaban las guacas y los idolos en todo el Imperio. Controlaba los oficios de los sacerdotes destinados al culto del Sol, de Illapa, de Chasca Coillur (Venus), y de las sacerdotisas dedicas al culto de la Quilla (Luna), de la Pachamama, la Mamasara, la Mamacocha, etc. Las deidades tierra y el agua como entes de la fecundidad, siempre han estado ligadas al sexo femenino.

Tarpuntay, es el nombre que generalmente se daba a los sacerdotes de mayor jerarqua, oficiantes especializados del culto al Sol, procedan del ayllu del mismo nombre, pertenecan al linaje de los Hanan Cuzco, uno de los diez ayllus originales fundados por los hermanos Ayar salidos de Pacaritampu. Generalmente se ocupaban de hacer romeras y culto a Huanacauri, una de las guacas de gran prestigio, y se denominaban sacerdotes del Sol. Realizaban romeras anuales a la Casa del Sol, llamado Wilca Uta (Vilcanota), ubicada en la cumbre nevada del mismo nombre, en el divortium acuarum de la regin del Cuzco y del altiplano del Collao.

Los tarpuntaes dice Molina- eran sacerdotes especializados en el culto al Sol, tenan especial cuidado en ayunar desde que sembraban el maz hasta que brotaba, y durante este lapso no se juntaban con sus mujeres y stas tambin ayunaban junto a sus hijos. No coman en este tiempo ms que una porcin de maz cocido y yerbas, as como pequeas dosis de chicha rala que llaman concho. En la festividad de Julio, llamada Murupas tarpuquilla, estos sacerdotes realizaban sacrificios en el Hawkaypata, quemando por la maana una llama blanca, maz, coca y plumas de aves de colores, rogando a la divinidad suprema que diese buen ao. En la gran fiesta del Cpac Raymi, los tarpuntaes realizaban sacrificios de cinco camlidos que los quemaban frente al adoratorio de Huanacauri, repartan luego la lana entre los jvenes que se haban de armar caballeros. (Molina, 1947: 64-65).

Estos eximios oficiantes de la religin heliaca o tarpuntaes, mientras realizaban los sacrificios cruentos, pronunciaban la siguiente oracin a la guaca de Huanacauri:

Oh Huanacauri, padre nuestro, siempre el Hacedor, el Sol, el Trueno y la Luna, sean mozos y no envejezcan, y el Inca tu hijo, siempre sea mozo, y que todas sus cosas siempre haya bien; y nosotros tus hijos y descendientes que ahora te hacemos esta fiesta, el Hacedor, el Sol, el Trueno, la Luna y t, nos tened siempre de vuestras manos y danos lo necesario para nuestras viviendas (Molina, 1947: 99).

La siguiente categora jerrquica de sacerdotes estuvo integrada por los maestros de ceremonias en las guacas principales que se contaban por decenas

El nmero de sacerdotes y hechiceros (umu, en quechua, y laycas, en aymara) formaban legin y reciban denominaciones ligadas a su especialidad, por ejemplo: los Runatingui saban del arte de mezclar elixires o filtros de amor. Los Pachacuc se valan de diversas telaraas para sus vaticinios. Los Moscoc interpretaban los sueos. Los Soquiac eran los expertos en vaticinar tilizando granos de maiz morado. Los Sanchu o Chanchu tenan el poder, por medio de fuerzas mgicas, de acarrear a sus enemigos todo gnero de males y desgracias y se dice que incluso eran temidos por los Incas. Hubo personajes que vaticinaban interpretando el sonido o el lenguaje de los truenos. Un cuerpo de sacerdotes conocan los secretos de las entraas de los camlidos sacrificados. Otros saban descubrir muchas cosas ocultas: quien era enemigo del Inca o difamador del Sol o de la Luna, quienes haban cometido adulterio, quienes haban seducido a una usta o a una acclla. Todos eran personajes respetados y temidos. Por otro lado, cada guaca, cada orculo tena su propio Willac o sacerdote llamado Huacacamayoc; todos ellos probablemente haban formado entre si una suerte de cofrada, hecho que se evidenci hacia 1571 (durante el gobierno del 5 virrey, Francisco de Toledo), dando a los espaoles una prueba de su poder. Una versin que se renueva hasta hoy, es aquel rumor de que los espaoles mataban a los nativos para preparar con sus cuerpos y grasas unguentos mgicos para combatir determinadas enfermedades. En seal de protesta los nativos Huacacamayoc prepararon un boicot, para ello suspendieron todos los suministros y se negaban terminantemente a ingresar a las casas habitadas por los espaoles y se negaban tambin a ejercer cuaquier servicio y seguir siendo vilmente explotados y vejados.Estimulados con esa primera victoria, los Huacacamayoc emprendieron una iniciativa an ms audaz para el logro de sus propsitos. En tal sentido aseguraban que las huacas y las principales divinidades locales de cuyo favores dependa segn sus creencias la prosperidad de sus campos y los rebaos de camlidos, haban resucitado reunindose en los aires donde flotaban en las proximidades de Pachacamac, la Isla del Sol y Tiwanaku, centros epnimos de antiguas tradiciones religiosas. Manifestaban que las huacas caminaban por montes y valles porque sus hijos haban olvidado ofrecerles sacrificios. Decan que cuatro dcadas atrs el Dios de los espaoles haba vencido a las huacas y Pizarro a los Incas. Pero ahora se producira un Pachacuti, cambiando los tiempos: el Dios de los espaoles sera vencido y ellos mismos seran aniquilados hasta el ltimo hombre, y la Mama Cocha, el mar divino, engullira a sus gentes y a sus ciudades.

Sobre este importante acontecimiento Molina, El Cuzqueo, recogi la versin siguiente:

Todas las guacas del reino, cuantas haban los cristianos derrocado y quemado, haban resucitado, y de ellas se haba hecho dos partes: los unos se haban juntado con la gauca de Pachacamac y los otros con la guaca Titicaca, que todos andaban por el aire ordenando el dar batalla a Dios, y vencerle, y que ya le traan de vencida, y que cuando el Marqus [Pizarro] entr en esta tierra, haba Dios vencido a las guacas y los espaoles a los indios; empero que ahora daba la vuelta al mundo y que Dios y los espaoles quedaban vencidos deesta vez y todos los espaoles muertos, y las ciudades de ellos anegadas, y que la mar haba de crecer y los haba de ahogar, para que de ellos no hubiese memoria (Molina, 1947: 144-145).A esta corriente proselitista algunos autores le llamaron la Rebelin de las Huacas o Taqui Onkoy, o movimiento milenarista (Millones, ed.., 1982; Lemlij, Millones, et al., 1991), y esta propaganda, no slo colm la mente de los habitantes de los valles y las punas sino tambin en aquellos habitantes citadinos (llactas) que convivan con espaoles. Muchos ayunaban, otros exclamaban a gritos que sentan la huaca en sus entraas. Tambin hubo quienes se descuartizaban y como aquel hecho heroico de la bella sacerdotiza del templo-orculo de Apu Rimac, llamada Azarpay, quien se sacrific despendose desde lo alto de una roca hasta el fondo del ro, para no caer en manos de los espaoles o sagras (demonios indeseables). Se dice que el foco central de esta Rebelin de las Huacas se hallaba en Vilcabamba, donde los Incas organizaron una sublevacin armada, pero fue sofocada por el Virrey Toledo, que culmin el 24 de setiembre de 1572, con la cobarde decapitacin del Inca Tupac Amaru en el Hawcaypata del Cuzco.5. El culto de los antepasados y a los mallquis de Incas y CoyasEn el mundo andino, la mayora de gente crea que su ancestro fundador haba emergido de la tierra en un lugar determinado llamado pacarisca, o pacarina. Cada pacarisca era objeto de respeto, veneracin y reciba sacrificios cruentos e incruentos y la conmemoracin peridica de ritos funerarios. Junto a las pacarinas hay que considerar a los mallquis. Anello Oliva (1998), citando al padre Arriaga, dice:A las pacarinas, que es de donde ellos descienden, reverencian tambin, como Dioses, que, como no tienen fe ni conocimiento de su primer origen de nuestros padres Adn y Eva pues todos ellos saben y nombran sus pacarinas, y sta es una de las causas que se rehusan tanto la reduccin de sus pueblosy la principal razn que daban por qu vivan en aquellos sitios tan malos y trabajosos y se han visto algunos que era menester bajar por el agua cerca de una legua y a muchos que no podan subir, ni bajar sino era a pie y la principal razn que daban era que estaba all su Pacarina (Oliva, 1998, Lib.I, cap. IV: 166).

As pues, el culto a los antepasados mticos estuvo muy difundido en la cosmovisin andina y contribuy sin duda, a dar una fuerte consistencia a la arraigada institucin familiar llamada Ayllu, base fundamental de la organizacin social de los Incas. Recordemos que Acosta, Mura, Garcilaso y Guamn Poma aluden que cada ayllu o unidad social tena como smbolo o insigna un nombre de animal y por l eran designados o nominados los pertenecientes a cada ayllu, como si se tratase de un vnculo de parentesco.En las sociedades organizadas sobre el modelo de estrechas relaciones de parentesco, como la incaica, suele adquirir gran relevancia el culto a los antepasados. Numerosos datos etnogrficos y etnohistricos sealan la enorme importancia de la organizacin de parentesco en las sociedades andinas. Segn Marshall Sahlins (1982), en la medida en que el parentesco es un cdigo de conducta y no meramente de referencia, la conducta se convierte en un cdigo de parentesco. De este modo, podemos estar seguros de que las categoras de parentesco son esencialmente prcticas, y por ello se convierten en el autntico lenguaje de la experiencia social. La religin incaica refleja perfectamente ese lenguaje, adoptando as, una suerte de un extenso sistema de smbolos que hace posible la vida en los ayllus al expresar, difundir y sostener ideas, valores e interacciones del grupo.Desde tal perspectiva, se comprende tambin la calificacin de religin estatal, porque se orienta a explicar los vnculos entre los hombres y los linajes, la escala de los rangos y jerarquas, la suprema autoridad del Inca centralizada y omnmoda, todo ello le otorga una proyeccin poltica del orden sancionado por la estructura de parentesco en cada una de las divisiones del grupo, desde la aristocracia, el clero solar, la unidad domstica (familia), el ayllu, desde los hanan y los hurin y, de los collana, payan y cayao, es decir, la comunidad en su totalidad.Los malquis o munaos como se les llamaba en la costa, eran los cuerpos momificados de los antepasados. Este culto a los muertos, tan arraigado entre los antiguos habitantes del mundo andino es un signo de la creencia en la supervivencia de las almas. Los ritos funeraros con que se honraba al muerto revestan mayor o menos esplendidez segn la categora del mismo.Conrad y Demarest (1988:131), toman como base a cronistas y extirpadores de idolatras y precisan que en la sociedad preimperial inca haba cierto nmero de expresiones rituales del culto a los antepasados (estrechamente ligado a las guacas). Cuando un individuo mora, se quemaban algunas de sus prendas personales y otras se enterraban con l. Luego sus descendientes acudan a su tumba para renovar su ofrenda de ropa, comida y bebida. Los cuerpos de los antepasados se sacaban para participar en procesiones y en otras festividades. Tambin reciban sacrificios y otros tantos rituales que dependan de su condicin social y generacional. Estos ritos tenan que cumplirse en forma cotidiana, de lo contrario los mallquis o momias se enojaban, y los culpables del olvido podan contraer enfermedades graves u otras calamidades.Desde los lejanos tiempos del Arcaico Tardo (Caral, Supe, Piruro, Huaricoto, Mito, Tumshucaico); del Formativo (Chavn, Cupisnique, Kuntur Wasi, Pacopampa, Garagay, Paracas); posteriormente, la presencia de deslumbrantes tumbas de Moche, Recuay, Nasca y Tiwanaku, luego las de Huari y las monumentales chullpas de los Lupacas, Pacajes, Carangas, Qara Qaras, Collas e Incas, el culto a los antepasados estuvo tan arraigado entre los antiguos andinos, que constituye un signo de su creencia en la superviviencia de las almas (ajayus), pues, desempeaba un rol preponderante en la mentalidad de las sociedades del mundo andino. Los ritos funerarios con que se honraba al difunto revestan mayor o menor esplendidez segn la calidad o jerarqua del mismo. Describen los cronistas que los funerales de los Incas eran realmente fastuosos y extremadamente solemnes, reciban mltiples sacrificios y se destinaba su palacio para que les serviese de mausoleo. Sus cuerpos embalsamados y revestidos de las insignias reales se convertan en objetos sagrados y con un culto muy depurado para el que se destinaban un nutrido y abigarrado nmero de personas que cuidasen de ellos, sacndolos en ocasiones a visitas de sus sbditos y aun a reuniones de carcter estatal. Los testimonios arqueolgicos han evidenciado la extraordinaria, suntuosa y sofisticada elaboracin funeraria que alcanzaron estas sociedades en el esmerado tratamiento de los cadveres de personajes de gran jerarqua y poder, y tambin los del pueblo en general, para ello, fabricaron con pulcritud, impresionantes ajuares primorosos que se depositaban en los enterramientos: tejidos de extraordinaria calidad y finura, impresionantes vasos funerarios de oro y plata, objetos de obsidiana y conchas marinas (Spondylus y Strumbus) y bellos emblemas del aureo metal y piedras preciosas, todos ellos con representaciones simblicas de la naturaleza, del inframundo, mticos y de sus habitantes en suntuosos mausoleos erigidos en cementerios gigantescos. Todo ello, apunta hacia una clase de culto depurado a los antepasados en el que estaba implicada la clase gobernante y el pueblo. En el caso de los Incas, estos reyes difuntos, las Coyas y sus parientes fueron identificados con los dioses y adorados como tales y tratados como seres vivientes a la vez. La ciudad imperial, sagrada y cosmopolita del Cuzco, ms all de sus funciones econmicas, polticas, administrativas y centro de peregrinacin, fue tambin erigida como una inmensa necrpolis.

En la civilizacin incaica el culto al antepasado comn revesta gran importancia entre la aristocracia guerrera. Al morir el Inca reiteramos- sus descendientes que formaban la nueva panaca se encargaban de los complejos ritos funerarios. El cuerpo era momificado extrayndole las entraas, que colocaban en un recipiente especial (tinaja de oro), y buena parte de sus mujeres y servidores eran estrangulados despus de un baile ceremonial. El corazn era incinerado y mesclado en oro y con sancu, se guardaba en la cajica que se hallaba en el interior del idolo Punchau. La momia se conservaba lujosamente ataviada en su palacio, donde reciba las mismas atenciones que un emperador vivo. En ocasiones, era trasladado a la plaza principal y participaba conjuntamente con las momias de todos los Incas muertos en cuestiones de Estado Tambin era objeto de mltiples ceremonias en las grandes celebraciones pblicas. Haban mujeres con mscaras de oro y provistas de abanicos para espantarle las moscas.As pues, una de las facetas de la religin incaica se basaba en un sistema de culto a los antepasados y en la celebracin de ceremonias ligadas a los ciclos solar y lunar, y otras formas de culto que se hallaban relacionados con acontecimientos particulares (ejemplos: el Purucalla, rito funerario que se realizaba con gran recogimiento cuando mora un Inca, o la Sithuwa, la fiesta de la expiacin). El curaca y todos los integrantes del ayllu, de modo especial las panacas o ayllus reales y, en suma, la jerarqua religiosa, el Sapan Inca (Hijo nico del Sol) y la Coya (esposa legtima y principal), organizaron su ideologa, su comportamiento religioso, tratando de encontrar proteccin en sus antepasados. Veneraban a sus mallquis o cuerpos momificados o simplemente eviscerados y a sus tumbas como entes sagrados. En muchos casos se renovaban de modo regular el rico ajuar funerario y las ofrendas depositadas en las cmaras o espacios funerarios. Los Incas y las Coyas muertos eran antepasados a los que se les renda un culto acendrado osubliminal y se les tributaban honores especiales. En torno a ellos desarrollaron una ideologa que inspiraba todos sus actos, daba sentido a sus vidas y a su viaje a la eternidad donde perennizaban su existencia al lado de sus divinidades. La panaca de cada Inca muerto tena el propsito primordial de cuidar y mantener su momia, y de modo especial perpetuar su culto. Cada panaca tena la obligacin de cumplir con todas las exigencias del culto y realizar ritos que realmente impresionaron a los espaoles. Y cabe sealar que, en la mentalidad andina la nocin de la muerte es muy distinta a la occidental, pues, al Inca fallecido no se le consideraba muerto, sino que siempre estuvo vivo y, su respectiva panaca se esmeraba en tratarlo como a tal, le hacan constantes ofrendas y hablaban con l, beban con l, lo llevaban a visitar a sus amigos y parientes ms cercanos. En el Coricancha haban nichos especiales donde las momias de los Incas se exhiban en ocasiones solemnes juanto a los dolos del Int, preferentemente del Punchau que tena figura humana hecha de oro fino.

Las momias (mallquis) de los Sapan Incas y de las Coyas, se conservaban muy esmerada y prodigiosamente, se les ataviaba con vestidos finisimos, suntuosos y se les trataba y alimentaba como a seres vivientes. Eran objeto de consulta en las pocas de dificultades y ocupaban un lugar prominente en las ceremonias relevantes. Al respecto el cronista Estete seala que:

a una legua de esta ciudad, en un risco a manera de fortaleza estaba el enterramiento de los prncipes [Incas], cosa harto de ver, donde estaban por orden todos embalsamados y vestidos de muchas ropas, una sobre otra, para con el blsamo conservar los cuerpos que no se corrompiesen, [exhiban] unas diademas en la cabeza. Es de saber que esta tierra, a la cuenta de los ms ancianos, no haba noventa aos que era sujeta a prncipe; y daban por memoria y nombraban todos los prncipes que haba habido; y aunque no tienen escritura, por ciertas cuerdas y nudos [quipus] recuerdan a la memoria las cosas pasadas aunque lo ms principal de acordarse es por los cantares que tienen. (Estete, 1924).Por su parte, Pedro Pizarro, testigo presencial y partcipe directo del saqueo de la capital imperial perpetrado en noviembre de 1533, conoci varios mallquis y escribi:Estos seores tenan por ley y costumbre que el seor que dellos mora le embalsamaban y le tenan envuelto en muchas ropas delgadas, y a estos seores les dexahuan todo el servicio que auian tenido en vida, para que les seruiesen en muerte a estos bultos, como si estuvieran vivos: no les tocaban su seruicio de oro ni de plata, ni en cosa ninguna que tuviesen ellos ni los que lo servan (Pizarro, 1978: 52).Ms adelante, en el captulo 15 de su crnica, al describir con asombro, las riquezas que saquearon en el Cuzco y presenciar las ceremonias que se realizaban en ella, Pedro Pizarro, sobre el cuto a las momias de los Incas, relat:Era de ver la gente que en este Cuzco auia, que pona admiracin, toda la ms della seruia a estos muertos que tengo dicho, que cada da los sacaban a la plaza, sentndolos en rengle [ringlera], cada uno segn su antigedad, y all coman los criados y beban y las criadas. Para los muertos hacanles unas lumbres delante dellos de una lea que tenan labrada y cortada muy igual y muy seca, y encendida sta, quemaban aqu todo aquello que el muerto le auian puesto delante para que comiese de todo lo que ellos coman, que aqu en este fuego lo consuman. Tenan tambin delante de estos muertos unos cauxillones grandes (que ellos llamauan birques) [verquis-santo] de oro, o de plata o de barro, cada uno como quera, y aqu echaban la chicha que al muerto le dauan, mostrndosela, combidndose unos muertos a otros, y los muertos a los vivos, y los vivos a los muertos (Pizarro, 1978: 89-90).

Cristbal de Molina (El Cuzqueo), cuando se ocupa de la festividad de Camay Quilla, que se celebraba en diciembre, observ que: Sacaban a la plaza [Hawcaypata] para hacer esta fiesta a todas las huacas y los cuerpos [momias] de los Incas y seores y seoras [Coyas] difuntos, para beber con ellos, poniendo los que haban sido los de la parcialidad de [H]anan Cuzco en ella y los de Hurin Cuzco en la suya (Molina, 1947:119).

Cobo, reuni y cotej, en base a la narracin de varios cronistas, (comprese con la versin de P. Pizarro), estos ritos complicados que se desarrollaban en torno a los cuerpos de los Incas momificados, en los trminos siguientes:

Sacbanlos [a las momias] muy acompaados a todas sus fiestas solemnes, y si no lo eran tanto sacaban en su lugar sus guawquis [dobles], y en la plaza lo asentaban todos en ringlera conforme su antigedad, y all coman y beban los criados que los guardaban; y para los muertos encendan lumbre delante dellos de una cierta lea que tenan cortada y labrada muy pareja, y en ella quemaban la comida que a los cuerpos muertos haban puesto para que comiesen, que era de lo que ellos mismos coman. Tenan tambin delante de los muertos unos vasos grandes como canjilones, llamados vilques, hechos de oro y plata, y en ellos echaban la chicha con que brindaban a los muertos, mostrndosele primero; y solan brindarse unos muertos a otros, y los muertos a los vivos, y al contrario; lo cual hacan en nombre dellos sus ministros. En estando llenos estos vilques, derramaban en una piedra redonda que tenan por dolo en mitad de la plaza, alrededor de la cual estaba hecha una alberca pequea, donde se resolva la chicha por ciertos sumideros y caos ocultos que tena Era mucho lo que continuamente les ofrecan sus descendientes, no slo en los frecuentes sacrificios que les hacan de todas las cosas que ofrecan a sus dioses, sino en las ofrendas que daban de mantenimiento ordinarios para sustento de los dichos cuerpos y que comiesen sus nimas(Cobo, 1964, Lib. 12, Cap. IX).A esta festividad, celebrada con boato y solemnidad, Betanzos denomina Pucuy Quilla Raym; Diego Fernndez, El Palentino, seala como Camayquiz; Bernab Cobo se refiere a Capac Raymi; y para Acosta y Cabello, simplemente Raymi. La veneracin a las momias de los Incas y de las Coyas, por parte de las panacas, haba llegado a extremos sorprendentes en cuanto jerarqua social y por la ingente acumulacin de riqueza de cada una de ellas, al mismo tiempo, estaba socavando la propia estructura imperial, pues se reflejaba claramente en las crecientes tensiones y contradicciones de carcter poltico, religioso, econmico y militar. La situacin extrema de estas contradicciones y tensiones la desencadenara el Inca Huascar, quin haba decidido desaparecer el culto a las momias reales y apropiarse de sus ingentes riquezas; obviamente que con ello se vea amenazado los intereses econmicos, polticos, religiosos y los vnculos de parentesco de las panacas, cuyos integrantes enfurecidos defendan los cuerpos sagrados y vivientes de sus antepasados, los ritos a sus muertos y sus intereses econmicos. La inslita actitud de Huscar, representaba un aterrador y atroz ultraje a las tradiciones, a la mentalidad andina, a la esencia de su propia ideologa y allanara la ruina del orden establecido. Pronto se desatara la terrible conflagracin con el estallido de la sangrienta guerra de panacas entre Huscar y Atahualpa, que fuera analizada detenidamente con Luis Guzmn P. (1995). Aquella guerra sangrienta, comnmente llamada guerra civil entre Huscar y Atahualpa, sacudi las races de la estructura social, poltica y religiosa del mundo andino y, en suma, los slidos cimientos del propio Estado Imperial Inca. Esta sangrienta pugna estuvo signada por varias batallas en las que los ejrcitos de Atahualpa devastaban a los de Huscar, luchas fratricidas entre ambas facciones Hanan contra Hurin que tuvo una duracin de casi un lustro, cuya desenlace final se libr en Qupaypan (a poca distancia del Cuzco) en precisos momentos que los espaoles invadan el Tawantinsuyu ocupando Tumbes y Piura. En tales aciagas circunstancias los generales atahualpistas Chalcochima, Rumiahui y Quisquis apresaron a Huascar y en su presencia, en la plaza principal del Cuzco, aniquilaron terriblemente a los integrantes de su panaca en formacin.

El culto acrisolado que se ofreca a las momias reales era el ms sublime, la ms excelsa expresin de la milenaria tradicin andina del culto a los antepasados. Con suma claridad Conrad y Demarest, sealan que si los cuerpos muertos por cuyas bocas hablaban los antepasados del ayllu local eran objetos sagrados, los bultos de las momias que contenan las esencias espirituales de los gobernantes muertos tenan que contarse entre los ms santas huacas del reino. Ms adelante, afirman que las momias reales haban conseguido lo que el Inti solo no pudo: le haban dado al pueblo inca una identidad nacional y tambin el sentido de su misin divina. De este modo, los derechos de propiedad de los incas fallecidos constituan el elemento esencial y absolutamente necesario para integrar las instituciones econmicas, polticas, religiosas y sociales de los incas gracias a un proyecto expansionista sancionado por la ideologa mgico-religiosa del culto imperial al Sol o Punchau (Conrad y Demarest,1988:150, 162). El problema de las momias halladas por Polo de Ondegardo y remitidas a Lima, hacia 1560, ha sido objeto de muchas controversias y debatido por varios autores, entre ellos cabe mencionar a Aranibar (1970), Guilln Guilln (2005), Hampe (1981), entre otros.

El Padre Acosta, destaca el excelente estado de conservacin en que se hallaban las momias de los Incas, hacia mediados del siglo XVI. Al referirse a la momia de Pachacuti Inca Yupanqui, hallado por Polo de Ondegardo en Tococache, en 1559, Acosta escribi: Estaba el cuerpo tan entero y bien aderezado con cierto betn, que pareca vivo. Los ojos tenan hechos de una telilla de oro tan bien puestos, que no le hacan falta los naturales, y tena en la cabeza una pedrada, que le dieron en cierta guerra. Estaba cano y no le faltaba cabello, como si muriera aquel mismo da, habiendo ms de sesenta u ochenta aos que haba muerto (Acosta, 1954: 201).Antes de Acosta, Sarmiento de Gamboa (1572), recogi la siguiente versin acerca de la momia del Inca Pachacuti:: el licenciado Polo hall el cuerpo en Tococache, donde ahora es la parroquia de San Blas del Cuzco, bien aderezado y guardado, y lo envi a Lima por mandado del marqus de Caete virrey de este reino. Su dolo guauqui de este inca se llam Inti Illapa, era de oro y muy grande, el cual en pedazos fue llevado a Cajamarca. El dolo tena casa, heredades, criados y mujeres (Sarmiento,1942:141-142).Al tratar del culto a los antepasados, Garcilaso (1945) relata, que sus propios ancestros maternos incas recibieron un esmerado culto, cuyas momias se conservaban en el Coricancha y se hallaban en orden de descendencia. Garcilaso fue hijo de Isabel Chumpi Ocllo, nieto de Huayna Capac y bisnieto de Tupac Inca Yupanqui, su to abuelo Cusi Huallpa le cont que en el Coricancha, aquel fastuoso recinto sagrado del Sol, las momias de sus antepasados reyes incas se hallaban ubicados alrededor de la gran imagen del Punchau, el Da o la Luz Eterna, por orden de antigedad y jerarqua, las momias de los Incas de Hanan Cuzco estaban colocados a la derecha y los de Hurin Cuzco, a la izquierda. (Garcilaso, 1945, Cap. 29, Tomo II).

Garcilaso, en otro pasaje de sus Comentarios reales, dice haber visto en el Cuzco, varias momias de sus antepasados Incas, en 1559, antes de su viaje a Espaa visita a Polo de Ondegardo, quien le muestra varios de estos preciados cuerpos. Relata Garcilaso, con precisin, la de su abuelo Huayna Cpac, en un pasaje de su crnica en forma elocuente manifiesta que: Acurdome que llegu a tocar un dedo de la mano de Huayna Cpac. Pareca que era de una estatua de palo, segn estaba duro y fuerte. A continuacin aade, con nostalgia, lo que vio en el Cuzco, poco antes de su viaje sin retorno a Espaa: Los cuerpos pesaban tan poco que cualquier indio los llevaba en brazos o en los hombros, de casa en casa de los caballeros que los pedan para verlos. Llevbanlos cubiertos con sbanas blancas. Por las calles y plazas se arrodillaban los indios con reverencia, con lgrimas y gemidos. Y muchos espaoles [se] quitaban la gorra, porque eran cuerpos de reyes, de lo cual quedaban los indios tan agradecidos que no saban cmo decirlo (Garcilaso, 1945, I, Lib. V, Cap. 29).

Cabe sealar que Garcilaso en su Historia general del Per (1617), y la Crnica annima de 1604, consignan la original costumbre incaica de enterrar las visceras de los Incas en Ollantaytambo, en grandes tinajas de oro. La veracidad de este inusitado ritual sera corroborado por Manco Inca, quien al hallarse preso y humillado por los espaoles en el Cuzco hacia 1535, pidi a Hernando Pizarro que lo dejara en libertad, para ir a Yucay y pasara a Tampu (Ollantaytambo), de donde traera la estatua de oro de su padre Huayna Cpac, ya que apenas a una legua ro abajo, estaba el entierro de ellos [de los Incas], llamado Tampu, donde enterraban los intestinos que les sacaban para embalsamar los cuerpos y era verosmil que all estaban las estatuas de oro, como retrato de su padre. (Garcilaso, 1944, Tomo I, Lib. II, Cap. XXIII. p. 171). En la Crnica Anmima se registra casi la misma versin, pero dice que: De Tampu traera la estatua de oro de su padre y sus tropas (sic).

A modo de ilustracin, pongamos como ejemplo, al clebre Tupac Inca Yupanqui, una vez difunto, su Panaca, una de las ms poderosas del Imperio, llamada Capac Ayllu, segua funcionando como una maquinaria compuesta por numerosa corte en torno a la momia del emperador, y se hallaba secundada por un nutrido aparato administrativo que se encargaba en mantenerla con mucho esmero y dedicacin absoluta. En efecto, toda la inmensa riqueza, todas las cargas impuestas por este Inca en beneficio propio, quedaban integradas en la herencia partida y seguan en pleno vigor y en expansin despus de su muerte. Pedro Pizarro (1978), dice que, los Incas muertos tenan sealadas sus provincias que les diesen sustentos. En tanto que Cieza (1967), afirma que las momias de los Incas: no dejaban de tener sus chacras, porque tuvieron en tanto sus memorias que, muerto uno de estos seores tan grandes, no aplicaba su hijo para s otra cosa que el seoro, porque era ley entre ellos que la riqueza y el aparato real del que haba sido rey del Cuzco, no lo hubiese otro en su poder. Bajo estos principios, indudablemente la herencia partida (para el Inca muerto y su panaca, y para el sucesor) estaba asegurada.

Un caso de suma importancia que exalta el culto a los antepasados en la mentalidad andina, es aquel que demuestra la prctica que con extremado fervor se ofreca a los mallquis inhumados de generacin en generacin. Se trata de un caso ejemplar en que el extirpador de idolatras Hernndez Prncipe, en 1622, encontr el mallqui de un curaca de Ocros (Ancash) que haba sido el padre de una joven sacrificada como capajocha, llamada Tanta Carhua. Esta, a su vez, se hallaba enterrada en una recmara subterrnea rodeada por los mallquis de sus antepasados y de sus descendientes, en orden de antigedad. (Zuidema, 1989: 136; Hernndez Prncipe, 1923). Otro caso interesante acerca del culto a los antepasados en provincias, observado observado por Taylor (2000), es el culto en Huarochir. Se trata de un personaje difunto que viaja para descansar al lado de las dems sombras de su ayllu, en el Upaymarca o la tierra de las sombras; el cuerpo animado al que se une esa sombra, durante su vida terrenal, se momifica y se le coloca en un machay (cueva), situada generalmente en las inmediaciones del centro colectivo que fue el ncleo de residencia y ritual del ayllu, conocido como pacarina. Sin embargo, enfatiza Taylor, esa pacarina, es frecuentemente el lugar donde un antepasado-hroe se estableci despus de un hecho especial o una conquista, y luego transformado en piedra, se convirti en guaca. Cabe destacar que en este caso, la sombra busca refugiarse en otra pacarina ms lejana, propiamente en su pacarina primigenia, y este lugar o el Upaymarca de los llacuaces o yaros, estara en Yaromarca, Yarocaca o Titicaca, donde el cuerpo momificado del antepasado seguir sobreviviendo (Taylor, 2000: 29).

Bartolom lvarez, hace una amplia descripcin del culto a los muertos practicado en la zona del Altiplano del Collao, de modo especial, aquellos que fueron enterrados en cmaras funerarias llamadas Chullpas. lvarez escribe su crnica hacia 1588, en pleno proceso de extirpacin de idolatras, y seala: los que se enterraron en estos sepulcros, son padres a hijos e hijos a padres, y hermanos a hermanas y toda la generacin: a aquellos que puedan escapar y esconder de los sacerdotes [espaoles], en el acpite siguiente, destaca que estos prelados y jueces mandan quemar todos los muertos que hay por todos los campos y chacras, y que los escondidos se busquen para el mismo fin (Alvarez,1998: 95).

Conviene analizar el significado del vocablo mallqui en la cosmovisin andina. Mallqui, es sinnimo de sembrar y al mismo tiempo se torna en el brote del tallo de una nueva planta y, por lo tanto, se halla ligado con el rbol de la vida. Valcrcel, presenta una interesante descripcin metafrica y la connotacin de mallqui, estrechamente vinculado con el ciclo agrcola andino, en los trminos siguientes:El hecho de enterrar la semilla y de inhumar el cadver completaron la dicotoma. El grano colocado bajo el suelo origina la planta, da la vida, es el germen. Por qu no sera el cuerpo del hombre, tambin puesto sobre la capa terrestre, otro germen, otra semilla? .Llamaron entonces el cadver mallqui, que significa almcigo. Todas las fuerzas de la vida y de la muerte estn latentes en las entraas de la tierra; salen a la superficie y el hombre est entregado al drama de su discriminacin y dominio. Todo lo viviente nace de la tierra, para renacer; el almacigo humano y la semilla son el smbolo del eterno retorno y del crculo de la vida, de la incesante e ininterrumpida corriente vital (Valcrcel, 1945: 173). El mallqui, venerado como ser viviente, es el encargado de velar por el bienestar de su descendencia, el progreso y acrecentamiento de su ayllu, por ello, es considerado como un almcigo y por consiguiente renace y reaparece nuevamente en la vida. Quiz se entienda entonces que el rbol tronchado en el firmamento simbolice al hombre que ha muerto y que siempre renacer.El trnsito de la vida a la muerte era causa de honda preocupacin entre los antiguos peruanos. Tenan la creencia de que todas almas de los muertos van a una tierra que llaman Ypamarca, que quiere decir la tierra muda, la tierra del silencio. Antes de llegar hay un gran ro, el Hatun Mayu , la Va Lctea, por donde debe cruzar guiado por un perro negro (yana allco). Otros piensan que el alma de sus difuntos van donde estn sus guacas. Los habitantes de la costa dicen que van a la isla del Guano y que las llevan los lobos marinos, que ellos llaman Tumi (Arriga, 1968). 6. Las Acallas y el Acllahuasi

El Acllahuasi (Casa de las escogidas. Tributo de las mujeres), constituye una de las instituciones relevantes de los incas, pues cumplan importantes funciones en la estructura religiosa y econmica del Estado imperial. Las acllas o mujeres especialmente escogidas para el servicio del Sol y del Inca, reciban el nombre de Intip Chinan (mujeres servidoras del Sol) o Punchau Chinan (mujeres servidoras del Sol joven y resplandeciente, la Luz Eterna); mujeres jvenes escogidas entre las ms hermosas, y eran captadas por inspectores reales especialmente designados en todas las provincias del Tahuantinsuyu. Todos los templos del Sol tenan su Acllahuasi, donde eran recluidas 200 o 500 jvenes mujeres llamadas acllas o vrgenes del Sol, la del Cuzco contaba con ms de 2500 a 3000 acllas, todas muy bellas y procedan especialmente de Chachapoyas y Hunuco. Despus de seleccionadas hasta los nueve aos de edad, eran puestas bajo la custodia de matronas expertas llamadas Mama cunas, vigiladas siempre por eunucos, y haban de pasar una suerte de noviciado por espacio de tres o cuatro aos, en cuyo lapso se enseaba a las doncellas hilar y a tejer finas telas de cumbe, a preparar alimentos, bebidas o diversos quehaceres domsticos, y alimentar al fuego sagrado y perpetuo llamado Nina Vilca. Garcilaso conoci el Acllahuasi y seala su exacta ubicacin frente al templo de Amarucancha, apenas separada por la Calle del Sol, refiere que fue uno de los pocos edificios que no fuera incendiado en el Sitio del Cuzco de 1536. Sin duda su testimonio es uno de los ms detallados, y dice que:

En esta casa alcanc a ver yo entera de sus edificios, que sola ella y la del Sol, que eran dos barrios, y otros cuatro galpones grandes que haban sido casas de los reyes Incas, respetaron los indios en su general levantamiento contra los espaoles que no las quemaron, como quemaron todo lo dems de la ciudad, porque la una haba sido casa del Sol su dios, y la otra casa de sus mujeres, y las otras de sus reyes. Tena entre otras grandezas de su edificio una calleja angosta, capaz de dos personas, la cual atravesaba toda la casa. Tena la calleja muchos apartados a una mano y a otra, donde haba oficinas de la casa, donde trabajaban las mujeres de servicio. A cada puerta de aqullas haba porteras de mucho recaudo; en el ltimo apartado al fin de la calleja estaban las mujeres del Sol donde no entraba nadie. Tena la casa su puerta principal como las que aqu llaman puerta reglar; la cual no se abra sino para la reina [Coya] y para recibir las que entraban para ser monjas (Garcilaso 1960, Lib. IV, Cap. II: 122).En otro Cap.,