Relieve español: grandes unidades y conjuntos morfoestructurales.

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Grandes conjuntos morfoestructurales de la Península Ibérica. Fernando Ruiz Santamaría

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Grandes conjuntos morfoestructurales de la

Península Ibérica.

Fernando Ruiz Santamaría

Mapa de las grandes unidades del relieve español

Perfiles topográficos de la Península Ibérica

La Meseta.

● Es un conjunto de tierras elevadas

(entre 600 y 800 m.) que ocupa buena

parte del interior de la Península

Ibérica.

● El Sistema Central la divide en dos

submesetas (Norte y Sur), repartidas

entre un área de penillanuras al oeste

y dos grandes cuencas sedimentarias

en el interior, subidvidida, a su vez, la

más meridional en dos cuencas

fluviales (Tajo y Guadiana) por los

Montes de Toledo.

La Meseta. 1) El Zócalo paleozoico:

Penillanuras zamorano-salmantinas y extremeñas.

Se trata de llanuras suavemente onduladas labradas

sobre granito y otras rocas paleozoicas. En las imágenes

de la izquierda pueden contemplarse las penillanuras

salmantina y cacereña.

Los ríos, para salvar el desnivel existente entre la

Meseta y el Atlántico, se encajan profundamente en

ellas creando cañones como los Arribes del Duero.

Llambrias graníticas en los Arribes del Duero (Aldeadávila, Salamanca)

Arribes del Duero en la provincia de Salamanca

En las penillanuras las formas dominantes son las propias del relieve granítico:

- Por un lado, cuando el granito se altera químicamente y se descompone en sus cristales,

se transforma en arenas pardoamarillentas que ocupan zonas hundidas del terreno.

- En otros casos, el granito se va descomponiendo a partir de sus diaclasas, formando

domos si éstas son paralelas a la superficie y berrocales si están dispuestas de forma

perpendicular.

Berrocales en ladera (Tors y caos de bolas)

En las penillanuras extremeñas,

labradas en pizarra y cuarcita, la

superficie es algo más irregular y en

ellas suelen aparecer relieves

residuales llamados montes Isla

labrados en cuarcita, roca de mayor

resistencia que el resto.

La Meseta. 2) Las Sierras Interiores:

El Sistema Central y los Montes de Toledo.

Se trata de dos macizos antiguos formados en la era terciaria por la elevación de varios

bloques del zócalo del antiguo Macizo Hespérico durante la orogénesis alpina.

Sus materiales son silíceos, predominando el granito, aunque también abundan el gneis, la

pizarra y la cuarcita.

En ellos encontramos cumbres de formas redondeadas y laderas de suaves pendientes

propias de las áreas de zócalo paleozoico y, en el caso del Sistema Central, por encima de los

1.800 m. aparecen también formas abruptas debidas a la acción del hielo.

Arriba: Imagen de la Sierra de Gredos y corte geológico

y topográfico de este área.

Abajo, izquierda: Sierra de Guadarrama.

Abajo derecha: Sierra de Ayllón

Circo y valle glaciar de Gredos. Pueden observarse las crestas modeladas en el granito de la zona por la

acción del hielo en altura, y los canchales donde se acumulan los derrubios o gelifractos al pie de éstas.

Al fondo el Pico Almanzor (2.592 m.)

Valle Glaciar (Alto Zézere) en la Sierra da Estrela (Portugal)

Montes de Toledo

En el extremo más occidental de los Montes de

Toledo, en la zona de contacto con la penillanura

extremeña, aparece el llamado Relieve

apalachense, causado por erosión diferencial,

donde enhiestas crestas de cuarcita alternan con

valles labrados en pizarras, más blandas.

En las imágenes, la Sierra de las Villuercas.

Montes de Toledo, Sierra de las Villuercas.

La Meseta. 3) Las Cuencas Sedimentarias Interiores:

Duero y Tajo/Guadiana.

● Conforman las dos Submesetas (Norte y Sur) y se formaron por el hundimiento de

bloques del zócalo del antiguo Macizo Hespérico durante la orogénesis alpina.

● Posteriormente se rellenaron con sedimentos arcillosos y calizos de época terciaria y

cuaternaria dispuestos en estratos , siendo más duros los de la parte superior.

● Todo ello dio lugar a relieves horizontales y tabulares, resultado de la erosión

diferencial de dichos estratos en dos niveles (Páramos y Campiñas).

Izquierda:

Valle del

Duero.

Derecha:

Valle del

Tajo

Imágenes de arriba: Campiña del Duero / Pisuerga y páramo de Torozos (Vista y mapa de la zona).

Abajo: Esquema del relieve de páramos y campiñas y vista del páramo alcarreño en Guadalajara.

Cuenca del Tajo (Vega del Henares en Alcalá/Meco – Comunidad de Madrid)

En los bordes de las Cuencas Sedimentarias

terciarias, donde los empujes tectónicos que

levantaron montañas cercanas, inclinan

suavemente estratos calizos que alternan con

otros más blandos, se produce el llamado

relieve de cuestas.

En la imagen superior derecha, puede

observarse el dorso de estas cuestas, que

termina en una cornisa rocosa o frente de la

cuesta, constituido por calizas.

En la imagen inferior, valle excavado en el flanco

correspondiente al estrato más blando de la

serie en alternancia.

Ambas imágenes corresponden al norte de la

provincia de Burgos.

Debajo, esquema ideal del relieve de cuestas.

Relieve en cuestas

Rebordes montañosos de la Meseta

Rebordes montañosos de la Meseta:

1) El Macizo Galaico Leonés.

Se forma durante la

orogénesis alpina, al

levantarse el sector

noroccidental del

Macizo Hespérico . Sus

materiales son

paleozoicos (granito,

gneis, cuarcitas, etc.) y

presenta formas

suaves y redondeadas,

sin alcanzar elevadas

altitudes.

Se divide en dos

grandes conjuntos: El

Macizo Galaico y los

Montes de León,

separados por la

cuenca del Bierzo.

En su sector más occidental, el Macizo Galaico se hunde en el Atlántico, formando las Rías Gallegas.

En la imagen, la Ría de Bares (A Coruña/Lugo)

Sierra de los Ancares (Lugo / León)

Monte Teleno (2.188 m.) desde el Bierzo, la máxima altitud del Macizo Galaico leonés.

Rebordes montañosos de la Meseta:

2) La Cordillera Cantábrica.

Se divide en dos sectores bien definidos: El occidental o Macizo Asturiano (constituido por

materiales paleozoicos que formaban parte del sector noroccidental del Macizo Hespérico)

y el oriental o Montaña Cantábrica, que es una cordillera de plegamiento intermedia,

surgida durante la orogénesis alpina.

Relieve Apalachense en el Macizo Asturiano (Sector occidental de la Cordillera Cantábrica)

Macizo central de los Picos de Europa, enorme afloramiento de calizas paleozoicas.

Nivel de base

Fuente Vauclusiana

Nivel de base

Desagüe temporal

Gruta

Falla

Río subterráneo

Garganta

Lapiaz o lenar

Regato

Surgencia

Valle seco

Terrenos no cársticos

Sumidero

Dolina

Sima de hundimiento

Poljé

Esquema de un complejo cárstico

En los terrenos calcáreos de

la Cordillera Cantábrica,

especialmente en su sector

oriental, encontramos

grandes complejos cársticos.

Al ser la roca caliza soluble en

agua, en el proceso de

disolución genera formas

muy diversas, tanto

exteriores como

subterráneas,que se pueden

observar en el esquema

adjunto.

Arriba, karst en la Cordillera Cantábrica.

Derecha, relieve jurásico en las

estribaciones meridionales de la Cordillera.

Debajo, Rasa litoral en la playa de Langre

(Ribamontán al Mar, Cantabria)

Rebordes montañosos de la Meseta:

3) El Sistema Ibérico.

Cordillera intermedia surgida durante la orogénesis alpina por el levantamiento de materiales

secundarios depositados en el borde oriental del antiguo Macizo Hespérico. Predominan, pues,

los materiales calizos, aunque existen afloramientos del zócalo paleozoico en algunas de las

sierras más elevadas.

En las imágenes, Picos de Urbión (izquierda) y Sierra de la Demanda (derecha).

Arriba: perfil del

Moncayo, la máxima

cota del Sistema

Ibérico.

Izquierda: relieve

plegado en la

serranía de Cuenca

(Alto Tajo)

Formaciones

residuales en los

Puertos de Beceite

(Tarragona)

Rebordes montañosos de la Meseta:

4) Sierra Morena.

Desde un punto de vista geológico, no se trata de una

cordillera, sino simplemente, del borde fracturado y

escalonado del zócalo de la Meseta en su transición a la

Depresión del Guadalquivir.

Por ello sus materiales son paleozoicos (silíceos) y

morfológicamente se asimila a un macizo antiguo.

Unidades exteriores a la Meseta

Son las grandes fosas y cordilleras alpinas que se crearon durante esa orogénesis, a partir del

levantamiento de los grandes espesores sedimentarios acumulados en los profundos surcos

marinos que quedaron entre los macizos hercinianos o por el hundimiento de alguno de estos

zócalos, origen de las depresiones prealpinas del Ebro y del Guadalquivir.

Depresiones prealpinas del Ebro y del Guadalquivir. Macizo Galaico y cordilleras de plegamiento (Pirineos y Béticas)

Sistemas Béticos

Unidades exteriores a la Meseta:

Depresiones prealpinas del Ebro y el Guadalquivir.

Se trata de dos depresiones prealpinas

que se forman al tiempo que se

levantan las grandes cordilleras alpinas

de la Península.

Rellenas con sedimentos terciarios y

cuaternarios, están constituidas por

materiales arcillosos, calizos y

areniscosos y sus formas son

horizontales o suavemente onduladas.

La Depresión del Ebro fue, durante

mucho tiempo, un lago, que se fue

colmatando de sedimentos y,

finalmente, se abrió hacia el

Mediterráneo cuando el río Ebro

excavó en los relieves de la

Cordillera Costero Catalana

En ese proceso se formaron en sus

bordes algunos relieves singulares

como son los de los somontanos,

planos inclinados que unen las

cordilleras Ibérica y Pirenaica con el

valle, en los que predominan

conglomerados que dan lugar a relieves

residuales conocidos como mallos

(torreones rocosos formados a partir de

fracturas verticales) y hoyas (áreas

hundidas labradas en materiales

blandos, especialmente arcillas) en las

que se forman lagunas como la de

Gallocanta.

En el centro de la cuenca aparece un relieve tabular típico de estas zonas. En las cuestas de cerros y páramos,

desprovistas de vegetación, es muy común el relieve de “bad lands”.

Sobre estas líneas: Vista aérea del sector

central del Valle del Ebro y esquema

morfológico del mismo.

Izquierda: Mallos de Riglos, en la provincia

de Huesca.

Debajo: vista general de la Laguna de

Gallocanta.

Valle del Ebro a su paso por la provincia de Zaragoza.

Terrazas fluviales en la cuenca del Ebro. Obsérvese el escalón entre el nivel superior y el inferior, por el

que discurre el río, oculto por el bosque galería. Ver debajo el esquema ideal.

Cuenca Sedimentaria del Ebro: paisaje de “bad lands” en las Bardenas Reales (Navarra)

El valle del Guadalquivir es el resultado de la

colmatación de la fosa que se creó al levantarse las

Cordilleras Béticas, entre éstas y Sierra Morena, durante

la orogénesis alpina.

Abierta al mar y ocupada por sus aguas, la línea de costa

fue retrocediendo a medida que avanzaba el proceso de

relleno sedimentario de la cuenca, hasta alcanzar el

actual perfil del golfo de Cádiz, cuya costa es, por lo

tanto, baja y arenosa.

Dicho relleno está constituido principalmente por arcillas

y, por lo tanto, el relieve es llano o suavemente

ondulado. Sólo en algunos sectores aislados donde

aparecen estratos calcáreos se han formado cerros

testigo o alcores.

Arriba, izquierda: el Guadalquivir, cerca de su nacimiento en

la Sierra de Cazorla (emb. Tranco de Beas).

Arriba, derecha: Valle del Guadalquivir en su sector central. Sobre estas líneas: Imágen aérea de las marismas del

Guadalquivir, cerca de su desembocadura.

Dentro de esta imagen, flecha litoral en Punta Umbría

(Huelva).

Valle del Guadalquivir. Campiña cordobesa.

Midi d'Ossau. Pirineos (Zona Axial)

Crestas y canchales en un circo glaciar con una laguna glaciar o ibón en el Pirineo Axial, en la provincia de Huesca.

Crestas

Canchales

Clastos y

gelifractos

Ibón o laguna glaciar

En la imagen: picos lecherín, mallos, Rigüela (a la derecha) y Aspe

(debajo)

En algunos sectores del Prepirineo,

encontramos estructuras plegadas muy

complejas, como las que pueden verse en

las imágenes, que corresponden al entorno

del Valle de Aísa, en Huesca. Aunque existe

una gran variedad de materiales, dominan

las calizas cretácicas, que por su mayor

dureza dan lugar a un relieve de crestas y

mallos muy abrupto.

Cordilleras exteriores a la Meseta:

Los Montes Vascos.

Se trata de la prolongación de los Pirineos por el oeste, sobre todo del prepirineo y, en menor

medida, del pirineo axial (hacia el noreste). Sus materiales principales son calizos y se trata de

pequeñas montañas de formas suaves y escasa altitud, siendo la máxima cota el monte aitxuri

(1551 m.)

Dos de las

elevaciones más

reconocibles de los

Montes Vascos: el

monte Anboto, con

el macizo del

Gorbea al fondo

(arriba) y el macizo

de Urkiola , con sus

singulares

formaciones

cársticas que

ofrecen a la vista un

relieve abrupto y

aparentemente

caótico (debajo).

Unidades exteriores a la Meseta:

Cordilleras Costero CatalanasSon la prolongación oriental de los Pirineos, separadas de éstos por fallas. Todo ello es producto de las

enormes tensiones liberadas durante la orogénesis alpina en esta zona, que al mismo tiempo

originaron una zona volcánica muy interesante (Olot/La Garrotxa).

Se divide en dos alineaciones separadas por una depresión longitudinal, tal como puede observarse en

el esquema inferior, siendo de mayor envergadura la cordillera prelitoral o interior (Montseny, 1712 m.)

Sus materiales son muy variados. Aunque predominan las caliza, también aparecen materiales

paleozoicos en los macizos más elevados de la mitad norte.

Por su carácter litoral, la costa de este sector es rocosa y acantilada, como puede verse en la imagen.

Macizo del Montseny, constituido por rocas paleozoicas silíceas

Montaña de Montserrat, con un relieve singular sobre rocas calizas.

Cordilleras exteriores a la Meseta:

Cordilleras Béticas.

Complejo sistema de

alineaciones

montañosas surgidas

durante la

orogénesis alpina

como resultado de la

elevación de los

sedimentos

depositados en el

fondo marino entre

el antiguo Macizo

Hespérico y el

Macizo Bético-rifeño,

así como una parte

de este último.

Se divide en tres

grandes sectores: las

Cordilleras Subbética

y Penibética (aquí

encontramos las

máximas altitudes) y

la depresión que las

separa o Intrabética.

Los materiales

dominantes son

calizos (Subbética) y

silíceos (Penibética),

además de arcillosos

(en las Cuencas

intrabéticas).

Sierra de Cazorla (Jaén)

Sierra Nevada desde la Sierra de Cazorla (Jaén).

Relieve cárstico en el Torcal de Antequera (Málaga)

Relieve de “Bad lands” en la Hoya de Guadix. Cuencas Intrabéticas.

Arriba: Vista general de Sierra Nevada en su fachada norte, desde la Hoya de Guadix.

Abajo, a la izquierda, el Pico Mulhacén, máxima altitud de la península con 3.478 m.; a la derecha: Sierra de los Filabres

(Almería)

Debido a la complejidad de este sistema montañoso, las

costas béticas alternan áreas de costa alta, acantilada y

rocosa, allí donde las sierras de la Penibética o de la

Subbética llegan hasta la misma orilla del mar (imagen

superior, de la costa de Granada, con otras de costa baja, en

las que pueden ver playas y arenales, flechas litorales y

albuferas como el Mar Menor (en la imagen de la derecha),

o llanuras aluviales como la desembocadura del Guadalfeo.

Fin de la presentación.