Relatos de Exito de Un Comisario

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RELATOS DE UN COMISARIO DE LA POLICIA NACIONAL DEL PERU

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  • Julio Daz zulueta

    Relatos De xito De un comisaRio

    Con el apoyo de

  • Relatos de xito de un comisario

    Julio Daz zuluetalima, Per, setiembre del 2009

    instituto de Defensa legalrea de seguridad ciudadanaalberto alexander 2694lima 14, Pertelfono: 628-3484www.idl.org.pewww.idl-sc.org

    cuidado de edicin: Roco moscosoDiagramacin y diseo de cartula: Francisco Borjas

    todos los derechos reservados. ninguna parte de esta publicacin, incluido el diseo de la cubierta, podr ser reproducida ni transmitida por cualquier medio, ya sea electrnico, mecnico o impreso, sin el consentimiento expreso de su autor.

    Primera edicin: setiembre del 2009impreso en el Perlitho&arte sacJr. iquique n 46, Brea1.000 ejemplares

    Hecho el Depsito legal en la Biblioteca nacional del Per 2009-11981isBn: 978-612-45094-0-7

    Julio Daz zulueta

    Relatos de xito de un comisario. lima: instituto de Defensa legal, 2009.

    seguridad ciudadana, Polica comunitaria, participacin vecinal, juntas vecinales, cruz Blanca, Huacho, la Victoria, chiclayo, tarapoto.

    (cdigo F06)

  • A mis hijas Julissa, Juliana y Juliette

    y a mi esposa Mara Nelly, por la

    comprensin y ayuda que me brindaron.

  • a los policas de las comisaras de cruz Blanca-Huacho y la Victoria-chiclayo, as como a los que integraron la oficina de Participacin ciudadana de la iV Direccin territorial de Polica (Dirtepol) tarapoto, con quienes compart cuatro aos inolvidables en mi vida.

    as mismo, a los integrantes de los comits cvicos y de las 2.748 juntas vecinales que se organizaron en estas zonas desde el 2002 hasta el 2005. sobre la base de su valioso trabajo, se llevaron adelante las exitosas experiencias de seguridad ciudadana que han sido expuestas en el presente libro.

    Agradecimiento

  • 9 introduccin 11

    [1]

    cruz Blanca, Huacho 17

    [2]

    la Victoria, chiclayo 51

    [3]

    tarapoto 79

    [4]

    estrategias para el xito 95

    [5]

    Reflexiones finales 119

    [ANEXO]

    el Plan local de seguridad Vecinal del distrito 125

    de la Victoria, chiclayo

    ndice

  • 11es difcil presentar un nuevo texto sobre seguridad vecinal cuando se piensa en los aportes que ya han brindado los especialistas en este tema, tanto oficiales como civiles que desarrollan una labor intelectual de gran calidad. sin embar-go, despus de haber realizado un amplio y profundo anlisis de las experiencias que se recogen en este libro, estamos seguros de que su sistematizacin va a generar inquietudes. no esperamos que estas experiencias se tomen como una receta, pero tal vez s en consideracin para, de ser posible, replicarlas, porque se trata de un trabajo que tuvo xito en varios distritos y provincias del Per.

    la condicin fundamental para aportar a la seguridad vecinal es aprender a trabajar en equipo y tener una profunda vocacin de servicio social. as, cada polica debe servir con esmero y rectitud poniendo en evidencia su honradez, disciplina, lealtad, talento, perseverancia, capacidad de comunicacin, entre otras virtudes, atendiendo con eficiencia las demandas y el clamor de la co-munidad, que es la razn de ser de la Polica nacional del Per (PnP).

    Definitivamente, cuando un polica se muestra insensible, queda en su con-ciencia la sensacin de haber omitido prestar un buen servicio, sabiendo que su propia familia puede requerirlo. Por ello, afirmamos que todos los ciudadanos deben sentir que sus derechos y libertades estn protegidos, garantizados por una Polica profesional, realmente comprometida con su comunidad y dispues-ta a prestar un eficiente servicio en cada demarcacin.

    Introduccin

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    ojal que quien lea este libro pueda reflexionar sobre los modelos, los esque-mas y los diseos de los servicios policiales, porque si bien no somos eruditos en la materia, s contamos con fundamentos deontolgicos, normas morales y principios ticos que nos permiten asumir como una cuestin de honor lograr la eficiencia de los servicios policiales. sabemos bien que esta tarea requiere un cambio de actitud del personal policial, pues de otro modo no se podr reto-mar el control social en cada comunidad, eliminando todos los factores que se oponen al orden, a la seguridad, a la paz social y a la justicia. solamente sobre la base de este cambio se podr realizar un trabajo que, desde la institucin policial, aporte al desarrollo integral del pas.

    ***

    este libro recoge tres experiencias en las que particip directamente: la de cruz Blanca, Huacho (2002-2003); la de la Victoria, chiclayo (2004); y por ltimo, la de tarapoto (2005).

    entre el 21 de enero y el 5 de febrero del 2002 se realiz el primer seminario taller de Polica comunitaria, organizado por la Direccin de educacin Poli-cial y al que asistieron los oficiales que seran designados como comisarios de la sede de la Vii Regin de lima.

    me sorprendi recibir la invitacin al seminario, pero ms an que me nombra-ran comisario de cruz Blanca, en Huacho. si bien esta designacin satisfaca una aspiracin profesional, tambin traa consigo un serio compromiso, pues era la primera vez en mi carrera policial que iba a tener la oportunidad de desempearme como comisario. en verdad, era un sueo hecho realidad, pues considero que todo oficial de Polica siente que, al ser nombrado comisario, se concreta una aspiracin profesional, puesto que las comisaras cumplen un papel importantsimo en la comunidad. Por qu no decirlo, de nuestra actitud y trabajo depende el desarrollo de los pueblos, pues la seguridad pblica, por la que tanto clama la poblacin, constituye la base para el crecimiento. cuando una comunidad pasa esta primera prueba, la calidad de vida mejora y los frutos del desarrollo se aprecian de inmediato.

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    el 7 de febrero de ese ao, me incorpor, pues, a la comisara de cruz Blanca, en Huacho, dispuesto a cumplir el compromiso asumido ante el comando de acercar a la Polica a la comunidad. encontr muchas sorpresas. la demarca-cin comprenda dos distritos, santa mara y Hualmay, zonas urbano-marginal y urbano-rural, respectivamente, con una poblacin que desconfiaba totalmen-te de su Polica. meses antes, el 8 de mayo del 2001, la comisara haba sido apedreada por miles de pobladores enardecidos porque en uno de sus calabozos haba fallecido el detenido Jenaro lee Rivera Roque. el ataque caus daos ma-teriales y personales, y el recuerdo del penoso hecho estaba muy presente.

    en esas condiciones salimos a tratar de acercarnos a la poblacin, asegurndole que se iba a producir un cambio de actitud de los policas. Por cierto, tardamos 17 das en preparar bien esa salida. tenamos que dar la cara a los vecinos en-tre los cuales haba socilogos, abogados, profesores y otros profesionales, que nos increpaban por el comportamiento pasado. Fue duro enfrentarnos a esta realidad pero no nos quedaba otro camino: tenamos que convencerlos de que estbamos dispuestos a ponernos verdaderamente al servicio de la comuni-dad. al fin logramos que creyeran en la honestidad de nuestra actitud y, sobre la base de esta apertura, empezamos a modificar nuestra prctica.

    el logro ms importante que tuvimos fue que el 14 de setiembre de ese mismo ao, nuestra comisara gan el concurso al mejor servicio de calidad al usuario, en el que participaron 164 comisaras de lima, callao, caete y Huacho. luego, el 20 de agosto del 2003, quedamos en segundo lugar en el concurso de orga-nizacin de Juntas Vecinales. De esta manera, nos convertimos en un verdadero fenmeno, e incluso, sin pecar de orgullo, podemos afirmar que tenamos ms credibilidad que cualquier otra institucin pblica del norte chico. Y todos es-tos xitos se deban, simplemente, a que cumplamos con nuestro deber.

    Desde chancay hasta Paramonga, las autoridades edilicias, las universidades y otras instituciones pblicas y privadas nos invitaban a exponer nuestra expe-riencia, que era tomada como un ejemplo de cmo, sobre la base de la honesti-dad y el trabajo, se puede alcanzar el xito en la seguridad pblica a favor de la colectividad. sin embargo, a quienes no les gust mucho este inters que gene-ramos fue a los policas de otras demarcaciones. seguramente el egosmo y la

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    envidia, defectos muy arraigados en nuestra sociedad, generaron esta reaccin: cuando alguien hace bien las cosas, muchos se oponen al avance.

    con estas experiencias, el 9 de febrero del 2004 llegu a la comisara de la Vic-toria, en chiclayo, lugar donde haba transcurrido mi niez y adolescencia.

    cmo encontr a su personal y al local policial? es difcil describirlo, pues todo era una desgracia: el local estaba semidestruido; el personal, desmoralizado. la comisara careca de radio base, contaba solo con un patrullero inoperativo y el telfono estaba a nombre de un suboficial, condiciones bastante graves si se tiene en cuenta que cubra una demarcacin extensa: 32 kilmetros cuadrados en los que vivan 120.000 habitantes.

    el diagnstico preliminar de la delincuencia detect la existencia de 25 puntos de microcomercializacin de drogas, algunos de ellos con ms de 30 aos de funcionamiento ilegal. unas 50 pandillas, que incluso posean armas de fuego de retrocarga hechiza, asaltaban de da y de noche a los indefensos ciudadanos. sin embargo, peor an que todo ello era que la poblacin desconfiaba totalmen-te de la Polica. esta situacin tan seria demandaba una accin inmediata. De otro modo, era imposible revertir la descomposicin social y volver a la poca en que la Victoria era una aldea apacible. Pero cmo? la alternativa inmediata era comenzar a trabajar, porque solo con un diligente esfuerzo policial se po-dan esperar cambios.

    as, pues, se formul el Plan local de seguridad Vecinal, en el que se dividi el distrito en sectores. luego de 11 meses de intenso trabajo, recogimos los frutos: se haban constituido 1.300 juntas vecinales, cuyos integrantes estaban debidamente capacitados. al apreciar estos logros iniciales, el director de la ii Regin Policial de chiclayo, el general PnP Vctor Figueroa Romero, design a la comisara de la Victoria como comisara Piloto de la Regin.

    se decidi replicar este modelo, y para el efecto se programaron dos cursillos acelerados dirigidos a 25 efectivos policiales de 11 comisaras de la localidad, entre oficiales y suboficiales. los profesores eran los propios efectivos PnP que trabajaban en las diferentes reas; por ejemplo, el encargado de entregar las copias certificadas de las denuncias, de domicilio, de supervivencia y otras

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    describa cmo se organizaba para hacerlo de inmediato e incluso a domicilio; el que trabajaba en prevencin explicaba de qu manera, al llamado de auxilio de los ciudadanos, los efectivos actuaban en ese mismo momento y sin ninguna disculpa; y as sucesivamente. De este modo, los oficiales y suboficiales de las di-ferentes secciones tenan la oportunidad de exponer la forma en que realizaban sus tareas cotidianas. el propsito era que los efectivos de las otras comisaras observaran directamente los resultados de una labor basada en la vocacin de servir desinteresadamente. Por supuesto, no se decepcionaron sino que ms bien entendieron que la solucin del problema pasaba por un cambio de actitud.

    a mayor grado en la jerarqua, el trabajo policial supone mayores responsabili-dades. cuando el general PnP Vctor Figueroa Romero asumi personalmente la tarea de la seguridad ciudadana, aparecieron en escena excelentes comisarios que quiz no saban cmo actuar, pero que al observar un diseo eficaz de una comisara, sumado a la disposicin directa del comando Regional, procedie-ron a replicar el modelo. en los inicios hubo resistencia para aceptar que un efectivo de igual grado que ellos les orientara, pero cuando se convencieron de que esos complejos negativos carecan de sentido, muchos optaron por imitar e incluso esforzarse por obtener mejores resultados. cuando un comisario com-prueba lo satisfactorio que es servir personalmente a la comunidad, salir a la calle a organizar juntas vecinales sin por ello descuidar las funciones propias de la comisara, adquiere un conocimiento que le va a servir para actuar toda la vida como un hombre de bien y muy til a la PnP.

    Debo hacer mencin, por ltimo, al trabajo realizado en la comisara de ta-rapoto, a la que llegu el 5 de enero del 2005. en este caso, a diferencia de los anteriores, no ocup el puesto de comisario, sino el de secretario y jefe de la oficina de la Familia y Participacin ciudadana de la iV Dirtepol.

    Desde esa posicin, continu mi labor de servicio a la comunidad recogien-do mis experiencias anteriores. tuve la satisfaccin de trabajar con las rondas campesinas y tambin con las juntas vecinales, y de lograr objetivos muy im-portantes acompaado por un excelente equipo de policas profesionales.

    adems de recoger mis impresiones sobre estas tres experiencias cruz Blan-ca, la Victoria y tarapoto, he querido incluir un captulo que sistematiza

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    Por ltimo, presento una seccin en la que resumo mis reflexiones finales, y termino el texto recogiendo un excelente ejemplo de cmo las mejores ideas sobre seguridad ciudadana pueden ser plasmadas en acciones concretas que respondan a las caractersticas especficas de determinada comunidad. me refie-ro al Plan local de seguridad Vecinal que gui el trabajo realizado en el distrito de la Victoria, que si bien como todo proyecto humano es susceptible de ser mejorado, tiene el valor de haber servido de punto de encuentro entre la teora y la prctica. es decir, no se trata de un documento pensado en un escritorio, sino al revs: es un texto que recoge el aporte colectivo de las juntas vecinales y cuya efectividad ha sido comprobada en la realidad.

    ***

    Hay personas cuyo aporte directo o indirecto a la formulacin de este libro no puedo dejar de mencionar. entre ellas est el doctor Gino costa santolalla, ex ministro del interior; el general PnP (r) Gustavo carrin zavala, ex director general de la PnP; el general PnP (r) Vctor Figueroa Romero, ex director de la ii Diterpol chiclayo; el seor Vctor zegarra Fernndez, alcalde del distrito de santa mara, Huacho; los integrantes de los comits cvicos de apoyo de las comisaras de cruz Blanca y la Victoria, y todo el personal policial; as como los coordinadores y miembros de las 2.748 juntas vecinales de Huacho, chiclayo y tarapoto. el esfuerzo de todos ellos hizo posible que se produjeran los cam-bios que devolvieron a la Polica la credibilidad de la poblacin y constituy un aliciente para escribir este texto, que recoge tres experiencias que se deberan seguir replicando en todas las comunidades que afrontan situaciones difciles relacionadas con la seguridad pblica.

    El autor

  • la comisara de cruz Blanca,

    Huacho

    20022003

    [ 1 ]

  • 3

  • 1 coordinadores de las juntas vecinales de cruz Blanca

    2 un polica entrega a domicilio una copia certificada

    3 losa deportiva remodelada

    4 entrega de premios del concurso a la mejor comisara de lima

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    De la desmoralizacin al compromiso

    el 7 de febrero del 2002 fui nombrado comisario de cruz Blanca, en el distrito de santa mara, Huacho. al incorporarme a mi puesto, encontr a 23 efectivos poli-ciales desmoralizados, doblegados por la corrupcin, desprestigiados y en com-pleto abandono: dos de ellos padecan sinusitis por dormir en un lugar contiguo a los servicios higinicos, que estaban totalmente descuidados. De inmediato, proced a buscar una solucin a los problemas: me entrevist con el licenciado Hugo Daz mauricio, alcalde del distrito de santa mara, y lo invit a visitar la comisara. una vez que observ directamente las condiciones en las que viva nuestro personal, mand comprar puertas para el bao y orden que se realiza-ran algunas reparaciones, lo que salv la situacin momentneamente.

    al indagar entre los ciudadanos qu opinaban acerca de la calidad de los servi-cios policiales, todos coincidieron en manifestar su descontento. Diariamente, los efectivos realizaban los famosos operativos, que no eran otra cosa que intervenciones destinadas a cobrar coimas y realizar una serie de arbitrarieda-des; cuando una persona solicitaba una copia certificada, la demoraban adrede; cuando una vctima de la violencia llamaba a la comisara pidiendo ayuda, los policas no iban aduciendo que les faltaba gasolina; si brindaban cualquier tipo de servicio, insinuaban que se les diera una ddiva.

    es decir, la corrupcin estaba generalizada e institucionalizada. era claro que, para cambiar esta situacin, debamos aceptarla en vez de negarla, reconociendo

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    con hidalgua los errores y no incomodndonos porque nos los sealaran. solo as se mostrara voluntad de cambio, y esto deba comenzar por el comisario.

    una autoridad debe dar el ejemplo en todo momento, igual que un padre de familia: los hijos fallan si el padre tiene errores. Donde haya padres y comisarios ntegros, tendremos hijos y policas correctos. siempre recuerdo las palabras del general Jos tisoc lindley, quien cuando ocupaba el puesto de director general de la PnP, durante un seminario desarrollado en el instituto de altos estudios Policiales (inaeP) manifest: agradezco a Dios por haber llegado al puesto donde estoy. He logrado el mximo cargo al que un polica aspira. no se hagan problemas, abastezcan el total del combustible de su dotacin. con esta frase, el general haca referencia al combate contra la corrupta prctica de traficar con la gasolina y otros recursos de la institucin. He llegado al pleno convencimiento de que por ah se debe comenzar.

    cuando me present ante al personal, manifest que mi poltica de trabajo iba a consistir en buscar el cambio. muchos no lo crean y, por versin de ellos mis-mos me enter de que algunos murmuraban: escobita nueva, barre bien. les preocupaba saber si la actitud de honestidad que les estaba planteando se iba a mantener. en estas condiciones comenzaron los cambios, uno de los cuales fue que las copias certificadas se entregaban de inmediato. si se trataba de una per-sona de edad avanzada, un polica iba a dejarle el documento en su domicilio, sin poner resistencias ni complicarse con pretextos infundados como: Quin asume la responsabilidad si el recurrente no vive en el lugar indicado?. ante esta posibilidad de riesgo administrativo, se dispuso que, en ese caso, el polica encargado de entregar el certificado formulara el parte de ocurrencias, para que se realizara el registro correspondiente.

    tambin tom la decisin de conversar personalmente con cada uno de los miembros del personal policial, y adems todos los das les imparta charlas sobre valores. en este contexto, consider necesario entregarles los nmeros telefni-cos de las unidades policiales en los que haba trabajado anteriormente, para que pudieran informarse en forma directa de cul haba sido mi comportamiento.

    esta fue una forma de sealarles que ni pensaran en volver al pasado vergon-zoso en el que la comisara era repudiada porque se mantena vivo el ingrato

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    recuerdo del 8 de mayo del 2001, da en el que la poblacin, enardecida por la muerte de un detenido, apedre el local y casi lo destruy. en ese momento, los ciudadanos, cansados de la inoperancia del personal, comentaban que ms barato les sala no denunciar, porque los policas les solicitaban dinero para todo. Hay quienes hasta ahora se sienten aludidos por estas menciones, pero no se trata de una infidencia ni menos de una condena, sino de un llamado para que, apelando a la hidalgua policial, se reconozcan estos actos vergonzosos, sabiendo que es la nica manera de reconciliarse con la comunidad.

    luego de 17 das de intensa labor educativa para lograr el cambio de actitud, muchos efectivos consideraban que no transgredir las normas y ser honestos era algo totalmente excepcional, cuando ms bien ese debera ser su compor-tamiento normal. el polica debe ser emprendedor, juicioso, valiente y cono-cedor de su funcin. Por suerte, la mayora entendi el mensaje, mientras que algunos, que no lograron integrarse al nuevo esquema de trabajo, solicitaron su traslado.

    el abastecimiento de combustible para las dos unidades mviles de la comisara se efectuaba estrictamente todos los das, y en este acto transparente participa-ban tanto los oficiales como los suboficiales. estos ltimos tenan la potestad de supervisar el proceso y se les pidi que no pasaran por alto ninguna transgre-sin a las normas y a la moral. tenamos que ser implacables y coherentes con nuestras decisiones. no pretendemos ser perfectos ni moralistas, pero quienes estamos identificados con la institucin debemos ser sensibles y actuar siem-pre de modo que no se d a los dems ningn motivo para expresarse mal de la Polica, empaar su imagen, deteriorar su prestigio y, peor an, hacer que pierda credibilidad.

    me quedaba claro, por otra parte, que tenamos que motivar al personal de sub-oficiales. tena en la mente lo que deba hacer: habl con el capitn PnP Jos Garca cillniz, un oficial muy hbil e inteligente al que, en mi opinin, haba que darle una oportunidad. Hacindose eco de lo que decan sus compaeros, que no crean en los resultados de una buena labor, l era quien ms insista en volver al modelo anterior y tena cierta esperanza de que esto ocurriera. Pero al darse cuenta de que su intencin no iba a prosperar, opt por unirse al trabajo que estbamos realizando y fue quien ms colabor.

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    comenzamos a premiar a los policas que haban sobresalido en el mes. la primera vez fueron cuatro los efectivos distinguidos, quienes recibieron las ca-nastas donadas por el comit cvico de apoyo a la comisara de cruz Blanca. esperaba recibir ms donaciones, pero esto no ocurri rpidamente, as que te-na que invertir el dinero salido de mi propia economa para arreglar las llantas y cubrir otras demandas.

    Poco a poco, el empresariado fue convencindose de que deba ayudarnos, y al pasar los meses iban en aumento las canastas de vveres para los mejores poli-cas. Por cierto, para entregarlas organizbamos ceremonias a las que asistan los oficiales superiores de la jefatura provincial y periodistas, quienes al ver los resultados positivos, nos apoyaban mucho.

    Ganando la confianza de la poblacin

    aunque haba unos cuantos efectivos que oponan resistencia al cambio,1 tan pronto logramos contar con una comisara limpia, consideramos que era el mo-mento para ir a buscar a la poblacin, disculparnos por todo lo sucedido en el pasado y pedirle que nos d la oportunidad de trabajar en conjunto establecien-do alianzas estratgicas. tenamos el deber de ser sinceros y as lo hicimos. en nuestras visitas, muchos vecinos, incluyendo a profesionales, nos increpaban por el comportamiento del pasado, pero tenamos las respuestas convincentes para hacer frente a cada crtica. as, da a da fueron comprobando que nuestro mensaje era coherente con la actuacin de la comisara.

    llegamos primero al distrito de santa mara. nunca podr olvidar al profesor Humberto ortiz curioso, del asentamiento humano las Poncianas, lugar al que fuimos el domingo 24 de febrero del 2002. aproximadamente unos 100 po-bladores nos manifestaron su esperanza de que la Polica los atendiera y de que se redujeran los continuos robos que se perpetraban en sus viviendas. luego nos dirigimos al asentamiento humano san Bartolom, el lugar ms peligroso del distrito por el alto ndice delictivo robos, pandillaje, abigeato y otros, en el que nos reunimos con cerca de 500 personas. se trataba de una visita

    1 Robbins, stephen P. Comportamiento organizacional. Dcima edicin. mxico D. F.: editorial trillas, 2004, p. 633.

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    clave, porque el detenido que haba fallecido en la comisara el 8 de mayo del 2001 era vecino de este asentamiento. al momento de las preguntas, un profe-sor universitario, don antonio mauricio alor, nos pregunt con qu cara nos dirigamos a la poblacin si habamos cometido hasta delitos. la respuesta ms sencilla y alturada ante el repudio de algunos pobladores era darles la seguridad de que hechos como el mencionado jams iban a repetirse.

    Fui claro y con hidalgua les manifest que la mayora de ex comisarios, pese a provenir de Huacho, haban hecho poco. Yo no era de este lugar, pero era polica y estaba al servicio de la comunidad, por lo cual les invocaba que me dieran una oportunidad. somet al voto el tema de si los pobladores queran ser amigos de la Polica, y la mayor parte de los asistentes levantaron la mano en seal de acuerdo. Fue una buena forma de comenzar a resolver el problema, pero haba que cumplir estrictamente el compromiso.

    continuamos con las reuniones de acercamiento a la poblacin, asegurndoles que la comisara haba cambiado de actitud y que nuestro mayor deseo era dar un buen servicio. entre las novedades que ms les agradaron estaba saber que, a partir de la fecha, tenan a su disposicin el telfono del comisario durante las 24 horas. escribimos el nmero en una pizarra y lo difundimos tambin mediante volantes mosquito, que pudimos imprimir gracias a donaciones de algunos empresarios.

    seguimos visitando ms lugares hasta cubrir 12 comunidades. estas visitas se efectuaban entre las 20 y las 2 horas casi a diario, incluyendo los sbados, do-mingos y feriados, pues justamente esos eran los das y las horas en los que todos los pobladores estaban en sus casas. De esta manera nos enteramos, por ejemplo, de que haba tres bandas de delincuentes que, desde haca varios aos, venan cometiendo delitos en agravio de la comunidad sin que ninguna au-toridad pudiera controlarlas. lo ms injusto era que si los malhechores eran sorprendidos robando, golpeaban a sus vctimas.

    aprovechando la motivacin generada por nuestras visitas, les propuse a los pobladores que se integraran al programa Vecino Vigilante, que tuvo tal acep-tacin que logramos captar a 120 coordinadores.

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    como era la primera vez que los vecinos iban a organizarse para enfrentar a la delincuencia, haba que prepararlos. con tal fin, hicimos simulacros de robos con participacin de los pobladores. sabamos que exista el riesgo de que fue-ran agredidos, pero tenamos que hacerlo.

    se nos ocurri que como parte de la aplicacin del programa Vecino Vigilante, los propios pobladores controlaran las rondas de los patrulleros, en cuadernos expedidos con ese fin por la comisara. esta fue una decisin que sorprendi a propios y extraos, pues mostraba una nueva actitud: que la Polica acepte ser controlada por el pueblo.

    La primera juramentacin de juntas vecinales

    la juramentacin de las primeras 120 juntas vecinales fue programada para el 7 de abril del 2002 en el parque principal de luriama, en santa mara.

    el 5 de abril, dos das antes de la ceremonia, citamos a todos los coordinadores que iban a juramentar, a fin de darles instrucciones y nombrar al coordinador general. Por mayora absoluta, sali electo don Gumersindo Romero manda-miento, un opositor recalcitrante de la Polica que luego lleg a ser un amigo sincero y desprendido de la institucin.

    luego nos dirigimos a la Direccin de Participacin ciudadana, a cuyo mando estaba el coronel PnP edgar alfaro ziga, a fin de comunicarle que estbamos preparados para la primera juramentacin de las juntas vecinales e invitarlo a que participe, pedido que fue aceptado. Visitamos as mismo al despacho del doctor Gino costa santolalla, en ese momento viceministro del interior, enterados de que l sola participar en juramentaciones de juntas vecinales en lima. como l no pudo asistir personalmente, mand a su representante, el doctor Dimitri sen-mache. ellos fueron las principales autoridades con las que tomamos contacto.

    Pese a que todava haba personas que por desconocimiento decan que los po-licas ramos haraganes, sinvergenzas, corruptos, locos y otros apelativos, lo cierto es que a nuestra comisara llegaban vecinos de otros lugares reclamando: Por qu motivo en mi comisara no me entregan de inmediato una copia

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    certificada y en cruz Blanca s? Por qu en nuestra comisara nos piden plata para gasolina y ac no pasa eso?. eran indicios de que la institucin estaba cambiando, cuando menos en una comisara. con el apoyo del coronel PnP Jos campos muoz, jefe provincial de la PnP de Huacho, se iba estructurando el diseo de un nuevo estilo de Polica.

    lleg el esperado domingo 7. nos sentamos un poco nerviosos, pero estbamos listos para celebrar la ceremonia de acuerdo con el protocolo. comenzaron a llegar los pobladores, organizados segn su lugar de residencia. todos los grupos contaban con sus respectivas pancartas y manifestaban su complacencia de trabajar con su Po-lica. en tres meses, se haba logrado que gran parte de la poblacin se convenciera de nuestro cambio, sobre todo porque habamos empeado nuestra palabra de que nunca ms un ciudadano sera maltratado en la comisara de cruz Blanca.

    se reunieron aproximadamente 2 mil personas que representaban a 12 barrios. en primer lugar, tom la palabra en mi calidad de comisario, y por cierto ha-bl con muchsimo aprecio por la poblacin; en algunos pasajes de mi mensa-je, la multitud aplaudi y ovacion a la nueva Polica. luego habl el jefe de Participacin ciudadana, el coronel PnP edgar alfaro ziga, instndonos a continuar un trabajo que estbamos haciendo bien. en tercer lugar, escucha-mos al coronel PnP Jos campos muoz, quien de igual modo tuvo palabras alentadoras. Y por ltimo, lleg lo mejor: habl el pueblo, representado por su coordinador general, don Gumersindo Romero mandamiento, quien agradeci a la Polica y se comprometi a apoyar su labor. Desde esa fecha, que ni yo ni los dems participantes podremos olvidar, han pasado hasta ahora 7 aos y el pueblo contina apoyando, pese a que las condi-ciones ya no son las mismas que nosotros establecimos.

    El trabajo en la zona ms peligrosa

    Despus de la exitosa experiencia de santa mara, pensamos que ya podamos ingre-sar a Hualmay. nuestra decisin de entrar primero a santa mara fue consciente: se trataba de una zona urbano-rural de menos peligrosidad; Hualmay, en cambio, era una zona urbano-marginal ms peligrosa: haba un punto de microcomerciali-

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    zacin de drogas, se producan asaltos a mano armada tanto de da como de noche y la presencia de las pandillas era muy notoria incluso en la misma Panamericana, donde se ubicaba el local la Divisin de investigacin criminal (Divincri). esta de-pendencia sostena que el control del pandillaje era labor de la comisara, y si bien su postura contaba con respaldo legal, en ese momento los policas no estaban sensibilizados en trminos morales para llevar a cabo esta tarea.

    con frecuencia, en Hualmay se cometan robos de cables de alta tensin. en tres meses, los ladrones se haban llevado ms de 25 mil metros de cable. era, en fin, el distrito de mayor peligrosidad de la provincia de Huaura-Huacho, el que albergaba a los barrios ms crticos de la zona, tales como Puquio cano, la esperanza, tropezn, cruz de cano y mariano melgar-san martn, entre otros.

    en este distrito haba un gran clamor social. los pobladores, migrantes en su ma-yora, anhelaban la seguridad, motivo por la cual tuvimos una aceptacin total.

    las reuniones para conformar las juntas vecinales2 gozaban de una asistencia masiva, ms an porque los vecinos ya tenan noticias acerca de nuestra pol-tica de trabajo, lo que facilitaba el acercamiento. ah conoc a muchos lderes, entre quienes recuerdo especialmente a la seora carmen licetti carlos, profe-sora cesante. contbamos con el apoyo de catedrticos universitarios, mdicos, abogados, enfermeras, taxistas, mototaxistas, y sobre todo las amas de casa, que constituan la base social para solucionar los problemas que aquejaban a la poblacin.

    el propietario de la librera Pacfico, al ver que repartamos volantes con los telfonos de la comisara, de la central y del comisario, nos don millares de mosquitos impresos. este hecho inici el apoyo que luego recibimos por par-te del empresariado.

    el telfono del comisario comenz a timbrar las 24 horas del da. la poblacin fue recuperando la confianza gracias a la atencin inmediata de cada llamada de auxilio. as por ejemplo, en cruz de cano se logr atrapar a una banda de asal-tantes cuando estaban robando una tabacalera. De inmediato, lleg la Polica y

    2 Ypez Dvalos, enrique. Seguridad ciudadana. lima: instituto de Defensa legal, 2004, p. 185.

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    captur a los delincuentes, a quienes les incaut armas de fuego. las llamadas se atendan incluso en la madrugada. en todas las solicitudes de ayuda, la ac-cin policial era inmediata.

    Haba policas que pese a los cambios efectuados, todava se resistan a implemen-tar las innovaciones en las reas principales. Por eso, tenamos que ser ingeniosos al delinear las estrategias, aunque eso nos quitaba tiempo. Por ejemplo, durante sus horas de servicio, llevbamos a los efectivos a que participen en las reuniones y los presentbamos a la poblacin para que los conociera. era una manera de no dejarles ningn espacio para que eludieran su compromiso con la ciudadana.

    La reorganizacin del Comit Cvico de Apoyo a la Comisara de Cruz Blanca como estbamos convencidos de la necesidad de promover alianzas, notifica-mos a los integrantes del comit cvico, cuyas acciones habamos estado ob-servando. les pregunt cul era su plan de trabajo y les recomend que si no lo tenan, lo elaboraran. a lo largo de varios aos, su forma de trabajar haba consistido en vender rifas, bingos y similares a los policas, actividades que, en muchos casos, estaban reidas con la moral. Dejar que las cosas siguieran as era dar carta blanca para volver al pasado. llegu a la conclusin de que tena que hablarles fuerte y promover un cambio de actitud.3

    luego de cinco meses de intentar persuadirlos, entendieron mi mensaje. as, su tesorero, el seor Wilfredo carbajal Bazn, empresario muy conocido en la zona, me comunic que tambin me haba estado observando y que pensaba que yo utilizaba una buena estrategia, basada en un nuevo estilo. Poco a poco, haba ido comprendiendo que sus ideas originales no eran las correctas y que estaba frente a un cambio real y concreto.

    con el apoyo de ellos, llegamos a organizar a los vecinos de 23 barrios, paralela-mente al trabajo que realizbamos en Hualmay y en algunas zonas que faltaban de santa mara.

    3 Robbins, ob. cit., p. 616.

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    Una nueva juramentacin de juntas vecinales

    con la experiencia de santa mara, preparamos con la debida anticipacin, para el 15 de junio del 2002, la ceremonia de juramentacin de 250 juntas vecinales. invitamos a las mismas autoridades que la primera vez, pero en esta oportu-nidad insistimos en contar con la presencia del doctor Gino costa santolalla, quien confirm su visita. asimismo, recibimos una llamada del despacho de la Direccin de Participacin ciudadana, dirigida por el coronel PnP adolfo alfaro ziga, quien nos comunic que iba a donar 250 chalecos que llevaban la ins-cripcin seguridad vecinal, lo que seguramente motivara a la poblacin.

    con dos das de anticipacin, citamos a la comisara a los coordinadores para darles las instrucciones correspondientes y fijar las ubicaciones en la plazue-la de Hualmay, frente a la municipalidad. en esa oportunidad, fue nombrada como coordinadora general de las juntas vecinales del distrito la profesora car-men licetti carlos, extraordinaria mujer cuya presencia dara realce al acto.

    el 14 de junio, asistieron especialistas de la Direccin de Participacin ciuda-dana (Dirpaci) de la PnP y del sector interior, quienes dieron sus charlas respec-tivas. el ambiente comenz a animarse en espera de la ceremonia central, que se iba a desarrollar al da siguiente.

    como la ceremonia iba a estar presidida por el viceministro del interior, el doctor costa, hubo una reunin de oficiales para recibir instrucciones. Recuerdo que un polica me pregunt cuntos refuerzos se requeran, ya que en la ceremonia an-terior haban asistido ms policas que pobladores. lo deca en forma amargada, y por ello le respond que si tena ese concepto, para qu solicitaba mi opinin.

    el da de la ceremonia, se cit a la poblacin a las 10 horas. era increble, haba ms de 10 mil personas, toda una fiesta popular. el coronel PnP adolfo alfaro ziga, muy hbil e inteligente, mantuvo a los asistentes interesados narrn-doles una serie de intervenciones suyas en diferentes experiencias. Hubo un momento en que me present al frente del estrado y la gente comenz a expre-sar su cario aplaudiendo durante varios minutos. Pero el tiempo transcurra y el doctor costa no llegaba, y los asistentes se inquietaban e incluso muchos se retiraban fastidiados. Finalmente, el doctor costa lleg a las l4 horas. las miles

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    de personas que todava estaban esperando su arribo le dieron un extraordina-rio recibimiento.

    comenz la ceremonia con la bienvenida a las autoridades presentes, que por cierto venan de diferentes provincias del norte chico. Hablaron quienes tenan que hacerlo, pero lo ms saltante fue que la poblacin le pidi al doctor costa que efectuara las coordinaciones necesarias para entregar ms patrulleros a la comisara de cruz Blanca. en su alocucin, l respondi que no estaba en con-diciones de hacer tal ofrecimiento, pero que efectuara la gestin ante el minis-terio del interior. la poblacin recibi esta respuesta con mucho desagrado.

    seguidamente, habl la seora licetti, coordinadora general del distrito de Hualmay, quien inici su discurso con palabras de bienvenida a las autoridades asistentes, en especial al doctor costa, porque era la primera vez que una auto-ridad de tan alta investidura visitaba la zona. la seora licetti seal que estaba muy decepcionada por las palabras del viceministro del interior, pero dijo que no por eso la poblacin se iba a amilanar y que continuara apoyando la labor del comisario con o sin patrulleros. ante estas palabras, se not contrariedad en el rostro del doctor costa.

    se trataba de la primera vez que ramos reconocidos por las autoridades polticas, judiciales, policiales y del sector interior. lo que ms alegra nos causaba era que los policas, a quienes resultaba difcil convencer de que se modernizaran, pues es-taban acostumbrados a rutinas que no daban ningn resultado, haban dejado de pensar en que las reformas eran locura y haraganera, y se haban convertido en activos funcionarios del estado. es muy difcil, muy fuerte, trabajar 20 horas diarias, con solamente 4 horas de descanso. Pero lo hicimos con mucho esmero, convencidos de que nuestra Polica, la institucin que ms queremos, recobrara la confianza de su poblacin, lo cual nos produca una gran satisfaccin personal.

    tal vez aqu quepa un comentario. el doctor costa felicit a la ciudadana por su organizacin y dijo que la comisara deba contar con unos 50 patrulleros, y que poco a poco se iban a solucionar los problemas de inseguridad basndose en el bien ms preciado, la organizacin vecinal. De esas palabras naci mi inters por preguntarle qu pensaba de la Polica, pero como en esa oportunidad fue imposible conversar con l, qued pendiente mi curiosidad.

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    El patrullaje policial y la reaccin de la delincuencia

    tenamos dos patrulleros, uno para Hualmay y otro para santa mara. nos fal-taba uno para toda la Panamericana, esa haba sido la demanda de la poblacin al doctor costa. Durante el da, se efectuaba un patrullaje normal, mientras que en la noche se patrullaba por todos los lugares que se encontraban organizados. Para llevar un registro de esta labor, los cuadernos de control eran firmados conjuntamente por la poblacin y la Polica.

    Hubo resultados extraordinarios que todos en Huacho reconocan, en especial la empresa elctrica: como he sealado, anteriormente, en tres meses haban robado ms de 25 mil metros de cable, mientras que en los ltimos seis meses solo haban hurtado 600 metros. las faltas, que eran los hechos ms frecuentes en el distrito de santa mara, haban bajado a cero, y las pandillas comenzaban a desaparecer como por arte de magia. no nos explicbamos cmo haba ocu-rrido esto ltimo, pero despus advertimos que en la medida en que la Polica salir a rondar, los padres de familia ejercan mayor control sobre sus hijos. las llamadas telefnicas a la comisara fueron disminuyendo, lo cual era la seal de que se haba retomado el orden.

    Pero la delincuencia, superando su sorpresa inicial, comenz a atacar a la po-blacin. en Hualmay acuchillaron a un poblador, y en santa mara, a un coor-dinador de calle. inmediatamente se mont un operativo en el que, en el marco legal y con estricto respeto por los derechos humanos, se captur a los presun-tos autores y se los puso a disposicin de las autoridades competentes. la po-blacin peda justicia y, en nombre de las vctimas, solicitaba a las autoridades que actuaran con firmeza. De esta manera, se logr que los delincuentes fueran internados en el penal.

    Hubo un asalto a un empleado del Fondo nacional de cooperacin para el De-sarrollo (FoncoDes). en las inmediaciones de una financiera, en la avenida Vein-tiocho de Julio, Huacho, le robaron 30 mil nuevos soles. era otra demarcacin, pero los delincuentes entraron en la nuestra perseguidos por el agraviado. en el lugar denominado cinco esquinas, en Hualmay, la vctima se qued obser-vando cmo los malhechores se llevaban el dinero del estado, cuando en eso se le acerc un vecino y le dio un mosquito en el que figuraba el telfono del

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    comisario. Por suerte, la vctima contaba con un celular y efectu la llamada de auxilio. De inmediato, los patrulleros llegaron al lugar, capturaron a los delincuentes y lograron recuperar el dinero. a los pocos minutos, encontr al agraviado en la comisara. tambin lleg el periodismo, y cuando le pregunta-ron al empleado por qu segua tan nervioso, les contest que no crea lo que estaba pasando: los policas le haban devuelto la totalidad del dinero sin pedirle nada a cambio. se trat de un acto noble, que puso a prueba la honestidad de los efectivos.4

    Por otra parte, en el suburbio la esperanza se haban instalado los microco-mercializadores de drogas. el patrullero asignado al distrito de Hualmay tena la consigna de estacionarse estratgicamente frente a la casa donde se comer-cializaban esas sustancias. con este tipo de vigilancia, se lograron resultados positivos, pues los delincuentes claudicaban firmando actas en las que se comprometan a no volver a vender drogas. otros microcomercializadores op-taron por mudarse, e incluso uno firm el acta y pidi reinsertarse a la socie-dad, solicitud que fue aceptada por los vecinos.

    algunos delincuentes eran aprehendidos in fraganti por los ciudadanos, quie-nes de inmediato nos llamaban. as se captur a peligrosos asaltantes como Bombn y otros. con apoyo de la Polica, los pobladores comenzaron a poner orden en sus sectores.

    El ministro del Interior nos asigna un patrullero

    el pueblo huachano estaba con suerte y nosotros tambin. no pasaron muchos das desde la primera visita del doctor Gino costa cuando fue nombrado minis-tro del interior. Felizmente, l no haba olvidado el pedido del pueblo de que gestionara un patrullero para la comisara de cruz Blanca, as que en julio del 2002 dispuso que la comisara de Huacho, que contaba con cinco, le asignara uno, con toda su tripulacin, a nuestra comisara.

    4 Robbins, ob. cit., p. 65.

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    como se puede suponer, la noticia no fue nada grata para el mayor PnP an-thony cortijo salinas, comisario de Huacho, quien no solo era mi compaero de promocin sino tambin mi amigo. Yo hubiera reaccionado de igual manera, ya que este recorte reduca el potencial de su trabajo. Pero la decisin no era obra ma, como en un momento l pens, tal vez influenciado por personas malintencionadas. Felizmente, al poco tiempo se le pas el enojo. l es uno de los policas a los que estimo de verdad; es noble, sencillo y muy inteligente, quiz el mejor de mi promocin. Despus de ese incidente, nuestra amistad continu siendo la misma e incluso coordinbamos acciones de trabajo. Pienso que, durante la ltima dcada, fue el mejor comisario que tuvo Huacho, aunque su excelente labor recin se reconoci cuando lo reasignaron a Paramonga.

    El Concurso de Comisaras de Lima Metropolitana

    en el mes de junio, todos los comisarios fuimos citados a una reunin en la Vii Regin de la PnP, oportunidad en la que se nos comunic que se estaba organi-zando un concurso de comisaras sobre el servicio de calidad al usuario.

    en primera instancia, nos solicitaron un informe sobre la labor que habamos efectuado hasta ese momento: qu mejoras habamos logrado en la comisara y qu tipo de acercamiento con la poblacin se haba conseguido a travs de la organizacin de juntas vecinales.

    cumplimos con redactar el informe solicitado por la superioridad, pero no te-namos ninguna expectativa de ganar el concurso, ms an sabiendo que haba tantas comisaras con mejor infraestructura y consideradas modelo, como la de surquillo. la nuestra era una comisara muy limitada en trminos de potencial humano y recursos logsticos: solo contbamos con 23 efectivos y 3 patrulleros para atender a 80 mil pobladores de los dos distritos. incluso a veces no tena-mos ni vigilantes en la propia comisara.

    Pero no podamos quejarnos, porque conocamos la realidad y las limitaciones de nuestra Polica. tenamos que darle a nuestra institucin resultados, no problemas. ms an, es necesario expresar que nunca nos referimos a nuestros superiores con frases altaneras; muy por el contrario: siempre hemos aceptado

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    respetuosamente cualquier decisin. nunca habamos hecho observaciones a dinmicas institucionalizadas ni transgredido las tradiciones. lo que no per-mitamos, eso s, era que atropellen nuestro campo laboral; es decir, que nos impidan cumplir con nuestras obligaciones.

    mientras tanto, avanzaban las etapas del concurso, que eran tres. en la seleccin preliminar, realizada sobre la base de los informes, fueron aceptadas 40 comisa-ras, entre ellas la nuestra. luego, nos comunicaron que en la primera etapa cruz Blanca haba quedado en el puesto 18, en tanto que las comisaras de Barranca y de Huacho ocupaban los puestos 19 y 38, respectivamente. los comisarios nos sentamos muy honrados de que nuestro trabajo y dedicacin hubieran logrado este xito. Posteriormente, nos enteramos de que las comisaras que ocuparan los 15 primeros puestos seran premiadas, y lo ms importante, recibiran la felicitacin ministerial y directoral. la situacin se torn muy interesante.

    la segunda parte del concurso consisti en la llegada de una comisin del estado mayor que entrevist a las autoridades locales, con la presencia de los coordina-dores de las juntas vecinales y de nuestro jefe provincial. cuando se conocieron los resultados de esta etapa, nos enteramos de que habamos subido al puesto 10. Barranca estaba en el puesto 3 y Huacho haba dado un gran salto al puesto 12.

    mientras tanto, avanzbamos en lo nuestro. incorporamos como integrante del comit cvico a don Hugo nicho muguruza, conocido empresario que acept amablemente nuestra invitacin. en el pasado, l se haba sentido muy decep-cionado de la Polica de Huacho, pero al tener noticias de nuestras acciones quiso conocernos y aportar su granito de arena. Junto con l comenzamos a hacer obras en la comisara.

    as lleg la tercera y ltima etapa del concurso, que consista en una visita de constatacin para conversar con las personas que haban sido atendidas en la comisara durante los meses de marzo y abril, cuya relacin habamos enviado a la unidad solicitante.

    en agosto, nos comunicaron que cruz Blanca estaba entre las 15 comisaras finalistas, lo que constituy para nosotros una gran alegra. De esta manera, se dispuso que trasladramos a las juntas vecinales de nuestra demarcacin a la

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    escuela de oficiales, en lima, el 14 de setiembre, para que participaran en la ceremonia de entrega de premios. Varias empresas turismo Huaral, la uni-versidad Jos Faustino snchez carrin y la empresa de la sal, cuya sede est ubicada en el kilmetro 136 nos apoyaron ofrecindonos cuatro mnibus para trasladar a la capital a los representantes de las juntas vecinales.

    cuando lleg el da, los 15 comisarios que bamos a ser premiados fuimos ubicados en el patio de la escuela de oficiales, frente al estrado. comenzaron a llamarnos empezando por el puesto 15, luego el 14 y as sucesivamente. nosotros ya estba-mos bastante contentos por estar ah, pero la ceremonia segua avanzando y no nos llamaban. Fue grande nuestra emocin cuando llegaron al puesto 6 sin men-cionarnos, pues eso significaba que estbamos entre las 5 comisaras finalistas, que seran premiadas con 100 mil nuevos soles para realizar arreglos en el local, aunque en primera instancia nos haban dicho que ese dinero iba a ser para todo el personal. Pero eso no importaba; finalmente, era un reconocimiento al esfuerzo.

    llamaron al quinto puesto, que fue para la comisara de surquillo. luego al cuarto puesto, para la comisara de mariscal cceres. la cosa se puso seria y lla-maron al tercer puesto, destinado a una comisara de chorrillos. Recin en ese momento advert que podamos ganar el concurso. me senta embargado por la emocin hasta que el animador dijo: el segundo puesto es para la comisara de Villa. eso significaba que el primer puesto era para nosotros! la verdad, me pareci que la tierra temblaba. las juntas vecinales de Huacho, que eran ms de 500, celebraban junto con sus policas de cruz Blanca con una intensidad que llegaba al delirio.

    luego leyeron cules eran los premios y entre ellos haba una beca a espaa para el comisario. escuch que una seora daba un grito de alegra en el estra-do de invitados: era mi esposa, quien no pudo contener su emocin.

    en ese momento, se me acerc un oficial y me indic que avanzara, porque el seor Ral Diez canseco, vicepresidente de la Repblica, se estaba acercando para felicitarme. el doctor Gino costa tambin se acerc a darme un abrazo. Por primera vez estuve tan cerca del general PnP Jos tisoc lindley, director general de la PnP, y tambin observ de cerca al doctor luis solari, en ese en-tonces primer ministro de la Repblica.

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    luego de los actos protocolares de estilo, el vicepresidente de la Repblica nos condujo a que viramos los premios, que eran 15 artefactos elctricos destina-dos al personal de la comisara ganadora.

    Pasada la sorpresa y manifestada la alegra, empez el desfile de las juntas veci-nales. Por ser los ganadores, nos tocaba ocupar el primer lugar. se me acerc un oficial de la Dirpaci y me indic que deba encabezar el desfile, pero consi-der que incluso en ese momento debamos aplicar el nuevo estilo, y as no march solo sino en un grupo formado por los coordinadores generales, los miembros del comit cvico, el capitn Jos Garca cillniz y otro oficial. al llegar al estrado, juntamos nuestras manos y alzamos nuestros brazos en seal de unin entre el pueblo y la Polica, gesto que fue muy aplaudido por toda la concurrencia. sucesivamente, desfilaron todos los policas de cruz Blanca y los integrantes de las juntas vecinales.

    terminada la ceremonia, nos dirigimos a Huacho. cuando llegamos a chancay, ya haba oscurecido y vimos que los patrulleros de esa comisara estaban esta-cionados y con sus luces y circulinas prendidas, en seal de celebracin por el triunfo. al llegar al peaje, nos esperaba una caravana compuesta por cerca de 50 vehculos pintados con el letrero Primer puesto. estaban las autoridades locales y nos hicieron subir a una camioneta abierta, para que pudiramos sa-ludar al pueblo huachano. Por cierto, el alcalde provincial de Huacho, doctor Vctor agero Reeves, sali tambin a saludarnos.

    Finalmente, llegamos a la plazuela de santa mara, ubicada frente a la munici-palidad y a 50 metros del local de nuestra comisara. Bailamos hasta la madru-gada sin tomar un solo vaso de licor, puesto que no estoy de acuerdo con la idea de que para brindar es necesario recurrir a las bebidas alcohlicas, cosa que no podan creer algunos policas.

    Nos visita el ministro del Interior

    como el doctor Gino costa santolalla no haba podido saludar a las juntas ve-cinales luego del concurso, por intermedio de su representante de relaciones pblicas nos comunic que visitara cruz Blanca el 17 de setiembre.

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    ese fue un da muy especial. Por primera vez en toda la historia de la comisara de cruz Blanca iba a llegar el ministro del interior. las juntas vecinales lo es-peraban con entusiasmo y ms que todo para agradecerle.

    a su llegada, ingres a mi despacho y nos dio algunas recomendaciones en presencia de todas las autoridades que haban acudido. tuve la oportunidad de expresar mis sentimientos cuando me toc darle la bienvenida. no soy orador, pero s me dirig a todos ellos con entusiasmo y mucho cario por mi institu-cin, a la que amo y respeto.

    aprovech la ceremonia para hacer entrega de los 15 artefactos elctricos a los policas que, en mi opinin, merecan recibirlos. ahora creo que me equivoqu en el caso de dos personas, que inclusive lloraron por sentir que no se las haba reconocido. toda accin humana lleva el riesgo de error y reconozco que no premi como deba ser a un oficial. l me entendi despus, cuando fue comi-sario, porque todos los efectivos se irrogan los mismos derechos, cuando no es as. Hay policas que se creen mejores que otros, cuestionan a sus superiores, pero cuando les toca desempear cargos similares, son iguales o peores.

    el pueblo, agradecido, coreaba el nombre del doctor costa, con quien se reen-contraba luego del 15 de junio. el agradecimiento era por el patrullero asignado, as como por la donacin de una computadora y un pabelln nacional. Recin tuve la oportunidad de conversar con l cuando, al trmino de la ceremonia, me invit a subir a su automvil y me autoriz a declarar a cPn Radio, con la periodista zenaida sols, tarea que creo que cumpl en buenos trminos.

    Posteriormente, el doctor costa me indic que tena que prepararme para viajar a diferentes partes del Per. Puse en su conocimiento que nunca haba subido a un avin y que por ese motivo no deseaba ir a espaa. creo que esta confe-sin lo motiv a notificarme que me dispusiera a viajar a diferentes provincias de cajamarca en antonov. Bueno, ante esta orden, el temor a volar empez a desvanecerse poco a poco.

    es necesario puntualizar que de los 100 mil nuevos soles que recibimos, 33 mil se destinaron a comprar uniformes, buzos, ropa deportiva y vveres para el personal. a pesar de ello, unos cuantos se sintieron descontentos.

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    Participacin del Comit Cvico

    los miembros del comit cvico ya haban comprobado nuestro cambio. en ese momento, la institucin estaba presidida por don Humberto angulo, y el tesorero era don Wilfredo carbajal Bazn. adems, se haban incorporado los empresarios Hugo nicho muguruza, Visitacin Gavino Veramendi, Rodolfo moreno Domnguez, marcelino mendoza Palacios, Pedro zurita Paz y Vctor zegarra Fernndez.

    el comit cvico comenz a realizar una labor muy loable en la que partici-paron empresarios, vecinos y autoridades locales. llegaron a recaudar 80 mil nuevos soles, que fueron destinados a la construccin del cerco perimtrico, la remodelacin del campo deportivo y la construccin de una pileta elctrica.

    lo ms sorprendente de ellos era que nos acompaaban y apoyaban en la tarea de convencer a la poblacin de que siguiera participando en el programa de juntas vecinales.

    el comit cvico tambin se dedic a repotenciar las unidades mviles: adqui-rieron llantas, efectuaron cambios de aceite, mantenimiento, etctera. estaban muy comprometidos con nuestro trabajo.

    El viaje a Espaa

    como ya seal, parte del premio consista en una beca a espaa para partici-par, en mi calidad de comisario, en el segundo curso para mandos de unidades de Polica de Proximidad, que se iba a desarrollar en toledo del 14 al 25 de octubre del 2002.

    Para entonces, ya estaba preparado para volar en avin, as que emprend el via-je. Fue muy importante participar en este curso, pues as fortalec lo aprendido en la prctica en Huacho. as mismo, creo que aport con mis experiencias y fui reconocido pblicamente por un participante del uruguay, quien seal que a pesar de que haba asistido a muchos cursos, por primera vez vea a un peruano con tal nivel de preparacin. Para m fue un elogio inolvidable.

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    De los 20 representantes de diferentes pases iberoamericanos, 4 expusieron sus experiencias, entre ellos yo, el peruano. muchos dijeron que copiaran nuestro modelo. lo que ms les gust fue que el comisario saliera a las calles para alternar con la poblacin y todas las actividades que habamos desarrollado en Huacho.

    cuando regres al Per, me esperaba otra sorpresa. Gran cantidad de pobladores, que estaban atentos a mi llegada, organizaron una recepcin en un conocido hotel de Huacho. ah encontr a la mayora de lderes, incluida mi gran amiga, la profeso-ra isabel Hjar Gonzales, subprefecta de la provincia de Huaura, mujer que colabor mucho con la comisara de cruz Blanca y con la sociedad huachana en general.

    Tercera juramentacin de las juntas vecinales

    acostumbrados ya a estas ceremonias, siempre nos esforzbamos para que cada una fuera mejor que la anterior, ms an porque en esta oportunidad nos iban a visitar el doctor Gino costa, ministro del interior; el general PnP enrique Ypez Dvalos, jefe del estado mayor de la PnP; y el coronel PnP adolfo alfaro ziga, director de Participacin ciudadana, adems de las autoridades polti-cas de Barranca y de otras provincias del norte chico. se trataba de una visita de lujo, por supuesto, y demostraba que la comisara de cruz Blanca ya irradia-ba prestigio y, lo que era ms importante, en un corto perodo haba recobrado por completo la confianza de la poblacin.

    Hay que precisar que cuando era coronel PnP, el general Ypez Dvalos haba sentado los precedentes de nuestro trabajo, formulando el Plan Psicosocial de seguridad Vecinal. esa fue la fuente en la que se apoy bsicamente nuestra accin policial comunitaria, claro est, tratando de mejorar algunos aspectos para crear expectativa entre la poblacin.

    a las 11 horas del 23 de noviembre del 2002 llegaron las autoridades mencio-nadas, que fueron recibidas por los principales representantes de Huaura, entre quienes destac el licenciado Hugo Daz mauricio. la poblacin ovacion al doctor Gino costa. era increble observar cmo en poco tiempo se haba identi-ficado con el pueblo y era muy estimado tanto por su educacin y nobleza como por su sencillez y generosidad.

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    en esa oportunidad, el despacho ministerial hizo entrega de dos motocicletas Honda de 750 cc, y tambin de una camioneta station Wagon, trmite que rea-liz la Direccin de Participacin ciudadana.

    el acto principal, que estuvo a cargo del general PnP enrique Ypez Dvalos, jefe del estado mayor, fue la juramentacin de las 210 juntas vecinales. la po-blacin se mostr muy contenta durante toda la ceremonia y no dejaba de feli-citar la labor de la Polica, institucin a la que cada da estimaba ms.

    El segundo ao en Cruz Blanca

    el 2002 haba sido un buen ao. un da, conversando con mi esposa, le mani-fest mi deseo de irme a espaa o a cualquier pas extranjero para estudiar la realidad policial. como ya he narrado, no pas mucho tiempo antes de que, en el mes de octubre, ese deseo se concretara como consecuencia de haber ganado el Primer concurso de comisaras de la Vii Regin Policial de lima por el me-jor servicio de calidad al usuario.

    Recuerdo que cuando nos citaron a lima a los 15 comisarios finalistas del re-ferido concurso, algunos de ellos me preguntaban irnicamente, una y otra vez, qu haba hecho para ganar. les respond que solo haba cumplido con mi deber profesional, respetando los 11 principios del mando. les indiqu, ade-ms, que mi nmero telefnico fue difundido entre la poblacin, que todas las llamadas de emergencia eran atendidas de inmediato y que la comunidad controlaba directamente la accin de los patrulleros mediante registros en cua-dernos entregados por mi despacho. esto ltimo no les pareci muy correcto. ah comienza nuestro problema: cuando no somos ntegros, no queremos que nadie nos fiscalice. Integridad es una palabra fcil de pronunciar pero muy di-fcil de llevar a la prctica, sobre todo cuando se trabaja en unidades operativas, encargadas de administrar recursos.

    los comisarios comenzaron a respetarme: mis ideas eran claras, daba entrevis-tas radiales por orden del ministro del interior, as como del superior inmedia-to. no tena la intencin de destacar dejando mal parados a otros; solamente me limitaba a describir las actividades policiales de la comisara de cruz Blanca.

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    sin embargo, no faltaron personas mezquinas que comentaban que habamos alcanzado el xito fcilmente porque se trataba de una comisara de pueblo joven. Pero el hecho era que nadie se haba atrevido a hacerlo y yo no haba pe-dido ser asignado a esta comisara en especial. es ms: hubiera querido que me enven a una comisara con todas las comodidades, como la de monterrico, la molina y otras, que contara con un servicio de serenazgo bien organizado e im-plementado. la verdad, no s qu se me habra ocurrido en otra realidad social, pero estoy seguro de que hubiera logrado realizar un trabajo productivo.

    cuando era capitn, haba trabajado como jefe de las secciones de investigacin de las comisaras de Playa Rmac, la Perla y san miguel, lugares de diferentes estratos sociales. en provincias, serv en una comisara de chiclayo. tena ex-periencia, pero no como comisario. sin embargo, estaba preparado para asumir este puesto porque antes haba sido jefe de trnsito de la Provincia constitu-cional del callao, un cargo muy importante en el que estuve al mando de 140 efectivos, la mayora mujeres. comandarlas no era fcil, pero tena el apoyo de un excelente jefe provincial, el coronel PnP carlos cornejo chvez, de quien aprend muchsimo, especialmente a comandar y a tener criterio. Posterior-mente, l ha seguido mi carrera muy de cerca.

    ahora que me haban ratificado como comisario de cruz Blanca durante un ao ms, vena la parte ms difcil del trabajo: sostener el rendimiento logrado en el 2002. unos pocos policas rogaban que yo fuera trasladado; ellos no haban cambia-do de verdad, sino solo de apariencia. incluso s que hasta movieron algunos con-tactos, cosa que no les sirvi de nada, porque yo estaba ratificado. as comenzamos otra etapa, en la que segua dndoles charlas matinales a todos los miembros de mi personal, pues haban cambiado a los oficiales y a una parte de los suboficiales.

    algunos sectores todava no estaban organizados en juntas vecinales. el doctor Gino costa ya no estaba en la cartera del interior, pero mantena el contac-to con nosotros. el coronel PnP adolfo alfaro ziga haba sido ascendido a general y reasignado a Huancayo. mi coronel Jos campos muoz haba sido ratificado, punto a mi favor.

    aunque resulte difcil de creer, a muchos no les gustaba la forma de trabajar de cruz Blanca. aunque se trataba de excelentes comisarios, el problema era el

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    temor al cambio. no se atrevan a cruzar la lnea, pese a que, de haberlo hecho, habran encontrado aliados. Pero ninguna comisara del sector norte, excepto la de Huacho, llev a la prctica el programa de juntas vecinales. esto fue as a pesar de que exista un compromiso de honor con nuestro comando, que en la prctica fue un saludo a la bandera porque algunos policas todava pensaban en la operatividad, es decir, en seguir realizando operativos en los que expoliaban a la poblacin.

    en otro texto, narrar ms detalles sobre el trabajo que realizamos, incluso indicando formas, tcnicas y procedimientos para conformar juntas vecinales, y lo ms importante, para formular un plan local de seguridad vecinal. esto no est escrito en ningn libro; lo que existe son teoras sin prctica, cuando esto ltimo es lo ms interesante, y mejor an cuando uno ha sido comisario.

    contbamos con un comit cvico de primera. la presidencia estaba ahora en manos del economista y empresario Wilfredo carbajal Bazn, quien daba a los vecinos charlas acerca del cambio de actitud. l participaba en casi todas las visitas a los barrios y nos ayudaba bastante. cabe resaltar, asimismo, la labor de don Vctor zegarra Fernndez, una extraordinaria persona muy estimada en Huacho, que me ayud a conocer santa mara. los nuevos alcaldes de los dos distritos se incorporaron tambin al comit.

    se realiz un trabajo de hormiga para reconstruir parte de la comisara, en es-pecial el frontis y la cancha de fulbito. los empresarios de la demarcacin nos apoyaban e incluso coordinbamos con la iglesia catlica para efectuar accio-nes de labor social, pues muy poco se haba hecho por los jvenes en riesgo. se incorpor al comit cvico don Pedro zurita Paz, un profesor y empresario de la zona que nos ayud a formular un proyecto, dirigido a la iglesia luterana, que consista en la donacin de 10 carritos sangucheros para los jvenes en riesgo, organizados en patrullas juveniles.

    las invitaciones no se hacan esperar. las municipalidades de carqun, chan-cay, Vgueta y Paramonga, as como la universidad Faustino snchez carrin y otras instituciones pblicas y privadas, nos solicitaban que demos charlas sobre seguridad vecinal. lo ms importante fue que habamos sido aceptados por el alcalde provincial, don Vctor agero Reves, quien en el pasado se haba

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    mostrado renuente a establecer contacto con la PnP: a todas las autoridades policiales que me antecedieron las haba declarado personas no gratas, por lo cual su acercamiento nos llenaba de satisfaccin.

    comenzamos a irradiar el modelo policial fuera de lima. as, nos invitaron a la provincia de Huarmey, donde fuimos muy bien recibidos, y mejor an cuan-do nos escucharon. en estas visitas participaban miembros del comit cvico, quienes nos apoyaban transportndonos en sus camionetas particulares.

    Por supuesto, realizbamos estas acciones sin descuidar ni un pice las labo-res en nuestra demarcacin. Prueba de ello es que el 21 de marzo del 2003 juramentaron 94 juntas vecinales, acto que se realiz en el campo deportivo de nuestra comisara, que estaba totalmente abarrotado. en esa oportunidad, nos honr con su presencia el coronel PnP tefilo ludea marn, jefe de la Direccin nacional de Participacin ciudadana. l, que es una persona muy preparada en el tema, estuvo a cargo de la juramentacin.

    Por otra parte, hicimos una serie de gestiones para adquirir terrenos en los que las juntas vecinales de Hualmay y santa mara construyeran sus locales. De esta manera, logramos obtener uno de 700 metros cuadrados en el primer caso, y otro de 500 en el segundo. las dos asociaciones de juntas vecinales obtuvieron presupuestos participativos de 40 mil nuevos soles y 60 mil nuevos soles, res-pectivamente. los alcaldes comenzaron a donar cientos de casacas, linternas, silbatos. lo ms importante fue que las juntas vecinales de santa mara lograron autofinanciar ms de 50 alarmas elctricas, lo cual era un ejemplo en el Per.

    cada da, la delincuencia tema ms al pueblo. la situacin haba dado un giro de 180 grados respecto a cuando recin empezamos. era una victoria: polica que pasaba por la calle, era saludado con educacin y aprecio por los vecinos.

    Algunas piedras en el camino

    Quisiera narrar algo que debe manifestarse, aclarando antes que yo trabajaba por conviccin, no por inters. en marzo y abril del 2003, se acercaron a la co-misara de cruz Blanca los representantes de una comisin del estado mayor,

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    indicando que se haba convocado al segundo concurso intercomisaras de la Vii Regin, proceso en el que se nombrara al comisario del ao y en el que participaran las 15 comisaras que haban quedado finalistas el 2002.

    Yo me preguntaba para qu otro concurso como el que se haba hecho reciente-mente, en el cual el pueblo ya haba sealado su complacencia por el servicio de calidad que se le prestaba. Pese a mi opinin, en forma disciplinada nos someti-mos al concurso. Desconocemos los motivos que tuvo el jurado y respetamos su decisin, pero a mi entender no hubo un criterio de equidad.5 en fin, el hecho es que, con los parmetros de evaluacin establecidos, volvimos a ganar, e in-cluso se comunic a Huacho que nos preparramos para el da D en el que se realizara la premiacin. Pero como no llenbamos las expectativas de todos los involucrados, se nos someti a un trato equivocado.

    el 12 de abril, en una visita a Barranca realizada en compaa de alberto sa-nabria ortiz, ministro del interior, el director general les haba comunicado al seor Wilfredo carbajal Bazn y a otros miembros del comit cvico de nues-tra comisara que debamos prepararnos para una sorpresa. Pero esta sorpresa nunca lleg, lo cual no solo no nos desilusion, sino que ms bien considera-mos un hecho favorable.

    Pese a que las comisaras que ocuparon el segundo y el tercer puesto en este concurso ni siquiera haban sido finalistas en el otro, cabe sealar que no nos sentimos descontentos. Fue mejor no recibir este nuevo premio, pues ya nos estaban tratando mal porque pensaban que tenamos algn acercamiento con el doctor Gino costa, ex ministro del interior. creo que uno de los criterios para no darme el ttulo de comisario del ao fue, precisamente, que se haba creado la falsa imagen de que era cercano al doctor costa. Para calmar todas las dudas, debo aclarar que yo no conoca al doctor costa antes de los aconteci-mientos que vengo narrando. la primera vez que convers con l fue despus de haber ganado el concurso, el l4 de setiembre del 2002.

    el hombre, y en especial el polica peruano, debe estar preparado para cumplir su deber sin esperar recompensa alguna a cambio, pues as son nuestras normas

    5 Villanueva Garay, Jos antonio. Doctrina policial. segunda edicin. lima: mavisa, 2006, p. 5.

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    de moral policial. Para m significa mucho que la Polica me haya acogido y me siento plenamente identificado con ella. tambin me siento honrado de que me haya permitido llegar a ser comisario, que en verdad es un honor. Pienso que las satisfacciones personales que uno logra nadie nos las quita; en cambio, lo material es pasajero.

    en agosto del 2003, en la Plaza de armas de la provincia de Huacho se realiz una ceremonia especial. el licenciado Fernando Rospigliosi, ministro del inte-rior, juntamente con el general PnP enrique Ypez Dvalos y el jefe de la Vii Dirtepol estaban en el estrado oficial, listos para juramentar a los miembros de los comits provinciales y distritales de la demarcacin. las comisaras del norte de lima, desde Huaral hasta Paramonga, haban invitado a los miembros de sus juntas vecinales, que no llegaban ni a 100 personas en total.

    en ese momento, hicieron su ingreso triunfal a la plaza las juntas vecinales de santa mara y Hualmay, compuestas por miles de personas organizadas. sin exageracin, ocupaban ms de 20 cuadras. nuestra presencia arm la fiesta; sin ella, la ceremonia se hubiera convertido en un desaire, pues la plaza habra estado casi vaca.

    Pero a pesar de que la mayora de las personas presentes eran de nuestra de-marcacin, cuando las autoridades policiales hablaron, ni siquiera por delica-deza nos mencionaron. cuando le toc hacer uso de la palabra el doctor Vctor agero Reeves, seal con toda claridad: no hay que ser mezquinos. tenemos que saber reconocer a un hombre que nos cambi de actitud en Huacho, y ese es el mayor PnP Julio Daz zulueta. los miles de integrantes de las juntas vecinales de cruz Blanca comenzaron a ovacionar a su comisario, dejando mal paradas a las autoridades policiales, que no haban reconocido nuestro trabajo y ni siquiera nos haban mencionado. no me estoy expresando mal de mis supe-riores, quienes ya no estn en actividad, pero quisiera preguntarles si ganaron algo con todo eso. nosotros continuamos igual o mejor, no solo ese ao sino hasta la fecha.

    Posteriormente, estas autoridades hasta quisieron premiarme cambindome a la Huayrona en el 2004, hecho que no se consum gracias a la oportuna in-tervencin del general Gustavo carrin zavala, director general de la PnP.

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    terminada la ceremonia, marchamos de regreso a la comisara. era un sueo: no poda creer a cuntas personas habamos logrado movilizar. Pensaba que si en el Per hubiera unos 20 comisarios que tuvieran la misma actitud, la situacin institucional cambiara. Yo creo que ms que por displicencia o ne-gligencia, muchos comisarios no se atreven a cambiar porque no saben cmo hacerlo. Por eso, quiero darles algunas pautas para que confen en que la trans-formacin s es posible: lo primero es el cambio de actitud del comisario, frase muy en boga en estos ltimos tiempos, que muchos escuchamos pero cuyo significado no aprendemos ni aunque traten de ensearnos. entonces, si se sabe que ese es el camino, por qu hay tanta resistencia a aceptarlo? tal vez pese mucho el temor a dejar de percibir los recursos que ofrece la corrupcin, pues hay funcionarios pblicos que consideran que cada puesto al que acceden puede ser su ltima oportunidad y tratan de aprovecharla al mximo.

    en segundo lugar, est el cambio de actitud del personal policial. cun equi-vocados estamos en este terreno. cmo no nos damos cuenta de que el dao que le hacemos a la Polica puede ser irreparable en el futuro. Y peor an: no estamos preparados para salir a la calle. Hay muchos policas que dicen contar con una buena formacin, pero nunca han trabajado en una comisara. Yo les recomiendo que lo hagan, porque ese es el mbito en el que el polica se realiza. ser comisario es, en una escala mnima, como ser presidente de la Repblica. Pero esto siempre y cuando uno quiera asumir la responsabilidad de serlo; si no, se convierte en uno ms de los que estamos acostumbrados a ver.

    llegamos al 23 de agosto, fecha en la que fuimos notificados de que tenamos que ir al ministerio del interior porque bamos a ser premiados por haber ocupa-do el segundo lugar entre las juntas vecinales de lima provincias. asist a dicha ceremonia acompaado por un grupo de grandes personalidades de Huacho: don Wilfredo carbajal Bazn, presidente del comit cvico; don Hugo nicho muguruza, vicepresidente del comit cvico; don Gumersindo Romero manda-miento, coordinador general de las juntas vecinales de santa mara; y doa car-men licetti carlos, coordinadora general de las juntas vecinales de Hualmay.

    cuando me entrevist con el doctor Ricardo Valds cavasa, viceministro del interior, le dije en son de broma: Doctor, nos citan para darnos diplomas, pero cuando es algo econmico, ni nos miran. el viceministro me respondi:

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    tenemos pleno conocimiento, mayor Daz, de lo que sucedi. lo que le puedo decir es que las satisfacciones personales son ms importantes que las materia-les, y vamos a reconocerlo.

    efectivamente, as lo hizo: al momento de entregar los premios, lo que se es-peraba es que nos llamaran en primer lugar a nosotros, que ocupbamos el segundo puesto, y luego a los representantes de caete, que haban alcanzado el primero. Pero se hizo al revs: los llamaron a ellos y recin despus a cruz Blanca. observ que todos los asistentes aplaudieron. entre ellos estaban el doctor Gino costa, la licenciada susana Villarn y otras personalidades. la ver-dad es que este gesto me llen de orgullo, no quera nada ms. Recuerdo las palabras que me dijo el doctor costa en esa ocasin: Bien, comisario Julio. cuando gan el concurso del 2002, le dije que no se sobrara, y as lo hizo. si-gui trabajando con mucha modestia.

    El adis a Cruz Blanca

    transcurran los das y los meses de mi ltimo ao. todo estaba saliendo bien: las juntas vecinales se estaban sosteniendo, los policas cada da estaban ms solcitos con la poblacin. me preocupaba el tema de quin vendra a reem-plazarme, si continuara el programa con el mismo entusiasmo o volvera al rgimen anterior. estas ideas constituan mi gran incertidumbre.

    la poblacin no quera que yo fuera cambiado, pero esto no dependa de m. saba que era necesario que me reasignaran a otro lugar, lo cual me dara la oportunidad de comprobar que en cualquier rincn del Per se poda sacar ade-lante un trabajo similar. en la Polica, las reasignaciones anuales se basan en criterios que desconozco, pero que seguramente deben de ser los mejores.

    De lo que s estaba seguro es de que si me cambiaban como tena que ser, porque dos aos en un lugar ya era suficiente tiempo, los vecinos no solici-taran mi ratificacin. como polica que soy, ya los haba preparado para que actuaran dentro de lo correcto. nunca iba a permitir que se produjeran accio-nes incorrectas, como aquella idea que escuch de que la gente estaba dispuesta incluso a tomar la Panamericana para exigir que yo me quedara. no miento al

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    decir que si esta propuesta hubiera prosperado, por lo menos 50 mil personas habran cerrado la carretera; esto, obviamente, habra sido tomado como un hecho negativo por mi comando, al cual respeto y admiro. las personas que expresaban estas intenciones estaban preparadas en temas de seguridad vecinal, pero no en asuntos que no les competan.

    el 20 de diciembre del 2003 tom el juramento a los representantes de las lti-mas 70 juntas vecinales, y aprovech la oportunidad para agradecer a la pobla-cin por todo el apoyo que me haba brindado durante mis dos aos de gestin como comisario. les ped tambin que apoyaran al nuevo comisario, ya que las condiciones para mantener el trabajo estaban dadas. como nunca, estuvieron muy tristes.

    el 30 de enero del 2004 viv un gran momento, creo que el mejor de todos los que haba tenido. se trat de una charla de motivacin en la que describ mi ex-periencia ante todos los comisarios de lima y callao. al principio, observ cmo algunos murmuraban conozco a mis policas, nada les parece bueno, pero a medida que pasaba el tiempo, me escuchaban con mayor detenimiento.

    Para finalizar, les pas un video en el que se vea tres juramentaciones de juntas vecinales, en las que miles de pobladores aclamaban a la Polica. creo que en ese momento comprendieron que todo lo que yo haba manifestado era cierto. en un gesto de reconocimiento, incluso muchos de ellos se me acercaron a pedirme una copia de mi exposicin, sealando que esta haba sido la mejor de la semana. Qu poda yo decir, me senta muy feliz por lo sucedido.

    estaba esperando las reasignaciones y pocos das despus de que se publicaran, me visit de improviso el general Gustavo carrin zavala, director general de la PnP. al entrar a la comisara, me avis que me estaban cambiando a lima. Yo no poda creerlo. Por primera vez en mi vida como oficial, le respond lo que era cierto: yo no posea ninguna propiedad, excepto un pedazo de terreno en chicla-yo. mi hija mayor haba tenido que cambiarse de colegio nueve veces y la que le segua, siete. en lima yo no tena ni familia ni casa. este cambio de colocacin, que no me favoreca en absoluto, responda a cuestiones personales, cuando yo nunca le haba hecho dao a nadie ni me haba expresado mal de un superior.

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    creo que el problema era mi procedencia. Yo provena de la Polica de investi-gaciones del Per, que junto con la Guardia civil y la Guardia Republicana, se haban disuelto para conformar un solo cuerpo, la Polica nacional del Per. cada una de estas tres ex instituciones, que en este momento ya no existen como tales, en el pasado fueron igualmente importantes para el desarrollo del pas. Y en verdad, en el presente esa divisin ya no tiene ningn peso, pues solo contamos con nuestra gloriosa PnP.

    Por suerte ma, la mala intencin fue neutralizada y a los pocos das fui reasig-nado a la ii Dirtepol chiclayo, como comisario del distrito de la Victoria, lugar donde haba transcurrido mi niez y adolescencia. el compromiso profesional que desarroll ah ser narrado en el siguiente captulo.

    Quiero terminar esta parte mencionando a algunas personas que representaron tanto luces como sombras en la experiencia de cruz Blanca. al despedirme de esa comisara, tuve la oportunidad de expresarle mi opinin a un suboficial que me haba engaado, pues no haba cambiado de actitud. es cierto que no haba cometido falta alguna, pero como no le gustaba el trabajo de las juntas vecina-les, les recomendaba a los pobladores que no salieran a rondar, dicindoles que si como consecuencia de ello enfermaban o eran atacados, nadie los iba a curar. Pero ya era tarde para socavar el trabajo, porque la poblacin haba comprendi-do nuestro mensaje y se senta totalmente comprometida.

    cuando ya estaba fuera de la comisara, me enter de que otro suboficial, que tena estudios superiores, no haba nacido para polica, porque no era sincero. lo que s quiero es reconocer al suboficial PnP Herman Guerra aazgo, quien no poda trabajar tranquilo en ninguna subunidad; en su legajo estn registra-das todas las unidades por las que pas durante los ltimos aos. le di la opor-tunidad de trabajar y no me decepcion; por ello, me considero su amigo.

  • la comisara de la Victoria,

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    1 caseta de seguridad ciudadana ubicada en una zona estratgica de microcomercializacin de drogas

    2 entrega de patrulleros del cmite cvico a la comisara de la Victoria, chiclayo

    3 Remodelacin de la comisaria de la Victoria, chiclayo

    4 el general Vctor Figueroa Romero, jefe de la ii Dirtepol, chiclayo, acompaado por miembros de la junta vecinal del distrito de la Victoria

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    Una comisara en escombros

    el 9 de febrero del 2004 me incorpor a la comisara de la Victoria. era para no creerlo: el local se encontraba en ruinas, pareca que hubiera sido bombar-deado. Haba solo cuatro focos; en uno de los ambientes, en el que se haba producido un cortocircuito, se alumbraban con velas. lo nico que estaba en buenas condiciones eran los servicios higinicos.

    el telfono oficial de la comisara estaba a nombre de un suboficial, y para pagar el servicio mensualmente, todo el personal tena que poner una cuota; es decir, era una puerta abierta a la corrupcin. no contaba con una central de radio base. solamente existan dos computadoras, por lo que la mayora de efectivos utilizaban mquinas de escribir mecnicas.

    en medio de todo este caos, record de inmediato las condiciones en las que ha-ba encontrado el local de la comisara de cruz Blanca y en cmo haba quedado al final, totalmente implementado.

    Por otra parte, encontr dos motos en regular estado de conservacin y una camioneta toyota 4 4 tan descuidada que se estaba partiendo en dos. el motor necesitaba reparacin y las llantas estaban en lona, para qu describir ms.

    era tan deplorable la situacin que no saba por dnde comenzar. en verdad, era un reto. cmo trabajar en estas condiciones?

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    si la logstica estaba en situacin deplorable, era fcil deducir cmo se en-contraba el personal policial. totalmente aptico, inactivo, desmoralizado antes de empezar el servicio, se persignaban para que les fuera bien, mien-tras que, por otro lado, con frecuencia transgredan muchas normas legales y morales.

    Por haber vivido desde mi niez en la Victoria, me result fcil averiguar entre la poblacin cules eran las actitudes y el comportamiento de los policas. lo ms cr