Relaciones. Estudios de historia y sociedadRelaciones. Estudios de historia y sociedad ISSN:...

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Relaciones. Estudios de historia y sociedad ISSN: 0185-3929 [email protected] El Colegio de Michoacán, A.C México Guevara Fefer, Rafael LA BIBLIOTECA BOTÁNICO-MEXICANA. UN ARTEFACTO DE Y PARA LA CIENCIA NACIONAL Relaciones. Estudios de historia y sociedad, vol. XXII, núm. 88, otoño, 2001 El Colegio de Michoacán, A.C Zamora, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=13708806 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Relaciones. Estudios de historia y sociedad

ISSN: 0185-3929

[email protected]

El Colegio de Michoacán, A.C

México

Guevara Fefer, Rafael

LA BIBLIOTECA BOTÁNICO-MEXICANA. UN ARTEFACTO DE Y PARA LA CIENCIA NACIONAL

Relaciones. Estudios de historia y sociedad, vol. XXII, núm. 88, otoño, 2001

El Colegio de Michoacán, A.C

Zamora, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=13708806

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ENEL

CON

TEXTO

El presente texto tiene la intención de mostrar que la Biblioteca botanico-

mexicanafue publicada gracias a la voluntad de una política científica y,

al mism

o tiempo, es un libro que contribuyó a inventar la tradición cien-

tífica mexicana, particularm

ente la de la botánica.El M

éxico de la República restaurada y del Porfiriato fue un terrenopropicio para el crecim

iento, desarrollo y valoración de la ciencias. Par-ticularm

ente la llamada historia natural en sus diversas especialidades:

botánica, zoología y mineralogía. El presidente Juárez continuó con una

política científica, nacida en el México independiente, que logró poner

a los científicos a realizar tareas de reconocimiento territorial, de explo-

ración de recursos naturales y participar con el gobierno en la soluciónde los problem

as más urgentes com

o la educación y el atraso producti-vo. Porfirio D

íaz continuaría también con una política científica a veces

coherente y a ratos partidista, dirigida a satisfacer las demandas de los

proyectos de industrialización y modernización del país. D

icha políticase fincó en las alianzas del Estado con las com

unidades científicas. 1Así

fue que el gobierno apoyó la creación y consolidación de sociedades

L1Para conocer la complejidad del concepto “com

unidad científica”, véase RosalbaCasas G

uerrero, “La idea de comunidad científica: su significado teórico y su contenido

ideológico” en Revista mexicana de sociología, volum

en XLII, número 3, julio-septiem

bre de1980. Recientem

ente, Gabino Sánchez Rosales en su ponencia “Saber y poder: élites y co-

munidades científicas en la historiografía sobre la ciencia en M

éxico durante el siglo XIX”presentada en el XXICongreso Internacional de H

istoria de la Ciencia; demostró que las

historias de la ciencia mexicana sobre el siglo XIX

que existen no han dado una definiciónconceptual precisa de la categoría “com

unidad científica”, aunque la utilizan permanen-

temente. En nuestro caso, entendem

os por comunidad científica: al grupo de individuos

dedicados al quehacer científico. Quienes se dividían en subgrupos de acuerdo su interés

disciplinario y su formación profesional. A

unque, debemos decir que tam

bién se agru-paron en función de sus filias y fobias políticas y personales.

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de México, la Sociedad Positivista, la Com

isión Geográfico Exploradora

(1877), el Observatorio M

eteorológico (1876), el Consejo Superior de Sa-lubridad (1879), la Sociedad Científica “A

ntonio Alzate” (1884), la Co-

misión G

eológica (1886), el Hospital “Concepción Béistegui” (1886), la

Academ

ia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, la A

cademia N

á-huatl, la A

cademia de Jurisprudencia y Legislación , El Instituto M

édicoN

acional (1888), el Instituto Geológico (1891), el Instituto Bibliográfico

Mexicano, la Com

isión de Parasitología Agrícola (1900) y el Instituto

Patológico. Entre las instituciones educativas se contó con la EscuelaN

acional Preparatoria, Escuela Nacional de M

edicina, Escuela de Inge-nieros, Escuela N

acional de Agricultura y Escuela N

ormal para Profe-

sores. 3

Todas las instituciones, arriba enlistadas y otras más com

o los insti-tutos científicos literarios de los estados de la federación, albergaban lapoblación de científicos m

exicanos. Así, para poder conocer lo sucedido

con respecto a la ciencia, debemos acercarnos con cautela a las fuentes

existentes dejadas por las comunidades e instituciones científicas, com

olo es la Biblioteca botánico-m

exicana,en las que se registró la labor de al-gunos de los científicos m

ás brillantes de la historia mexicana y en las

que también podem

os rastrear la invención de una tradición científica. A

unque los establecimientos científicos fueron de carácter utilitario,

es decir, ayudaban a resolver problemas concretos del Estado y de la so-

ciedad: verificar si el agua de las ciudades estaba envenenada, realizarcartas geográficas, delim

itar las fronteras, conservar los bosques, descri-bir geológicam

ente el territorio, perfeccionar la agricultura, encontrarm

ateriales para producir energía, perfeccionar la producción agrícola,realizar obras de drenaje profundo, conocer la diversidad de la pobla-ción, explicar la propagación de las enferm

edades, realizar farmaco-

peas, en fin poner los distintos saberes al servicio del bien público; losinvestigadores veían en estas tareas la posibilidad de dotar a la cienciam

exicana de lugares donde realizar estudios de interés mundial y, al

mism

o tiempo, satisfacer su im

periosa curiosidad teórica.

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científicas, éstas contribuyeron con los proyectos gubernamentales y,

después, activamente con la apertura de oficinas, com

isiones e institu-ciones estatales, en donde trabajaron arduam

ente los miem

bros de la co-m

unidad científica como peritos y expertos en apoyo a áreas de la ad-

ministración pública que requiriesen de un conocim

iento científico. Las alianzas entre los científicos y el Estado iniciaron un proceso sos-

tenido de creación de instituciones para la enseñanza e investigación dela ciencia. Éstos tuvieron un espacio con recursos m

ateriales para reali-zar investigación teórica, adem

ás de las investigaciones de utilidad in-m

ediata como el desarrollo industrial, agrícola y com

ercial del país o deinform

ación indispensable para las políticas sanitarias La creación de instituciones científicas en el país estuvo a cargo de

la Secretaría de Fomento (m

inisterio fundado en 1853); ésta determinó

los objetivos generales de la práctica científica institucional e incentivólas ciencias de la tierra y de la vida principalm

ente; éstas últimas debido

a la creación de instituciones vinculadas a la política sanitaria del régi-m

en. Con lo cual:

Al abrigo de la institucionalidad, la ciencia m

exicana avanzó a un ritmo

cada vez más acelerado, alcanzando en unos cuantos años niveles de crea-

tividad y originalidad sin precedentes. Adem

ás, el proceso se apoyó en lacom

unicación internacional, gracias a los canales de difusión e intercambio

de publicaciones establecidos por las sociedades científicas. 2

Entre los institutos y sociedades protagonistas de este periodo deconform

ación de la ciencia nacional se encuentran: Sociedad Mexicana

de Geografía y Estadística (1833), la Sociedad M

édica de México (1865),

Museo N

acional (reestructurado en 1866), el Observatorio A

stronómico

Nacional (1863), la Sociedad M

exicana de Historia N

atural (1868), la So-ciedad M

édica “Pedro Escobedo” (1868), la Sociedad Farmacéutica

(1879), la Sociedad Familiar de M

edicina (1870), la Academ

ia Nacional

de Medicina (1873), la Sociedad M

etodófila “Gabino Barreda”, la Socie-

dad de Cirugía, la Sociedad Geológica (1904), la Sociedad A

stronómica

2Luz Fernanda Azuela Bernal, La investigación científica en el porfiriato desde la perspec-

tiva de las sociedades científicas, tesis de maestría en historia de M

éxico, UN

AM-FFy

L, Méxi-

co, 1993, p. 34.

3Véase Eli de G

ortari, La ciencia en la historia de México, M

éxico, Grijalbo, 1980, p. 316-

317. El considera que todos los establecimientos sirvieron solam

ente para “reunir unam

asa de datos”, creemos que tam

bién ayudaron a la profesionalización de la ciencias.

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Sin duda, el más fam

oso centro de investigación acerca de la natura-leza m

exicana de la segunda mitad del siglo XIX

fue el Instituto Médico

Nacional (1888), lugar donde los naturalistas m

exicanos continuaron elproyecto iniciado por la Sociedad M

exicana de Historia N

atural, deefectuar el estudio exacto y com

pleto de la flora mexicana y sus aplica-

ciones terapéuticas. La tarea principal del Instituto Médico fue la de in-

vestigar la plantas medicinales. La tarea iniciaba desde la recolección de

ejemplares acom

pañada de los datos etnobotánicos, posteriormente se

mandaba al herbario, a partir de ahí, se iniciaba en el laboratorio la ex-

tracción de los principios activos de las especies vegetales, a los que seles practicaba un análisis quím

ico para obtener las sustancias que en lasección de fisiología, se dosificaban a anim

ales y humanos.

Prueba irrefutable de que el Estado era un gran promotor de la prác-

tica científica fue que el propio secretario de Fomento, el general Pache-

co, prestó su casa para iniciar los trabajos del Instituto Médico. D

espuésse estableció en un inm

ueble ubicado en la plaza de la candelaria, final-m

ente pasó en 1902 a la calle de Balderas donde se construyó un edifi-cio ex profeso para llevar a cabo todas sus actividades. El Instituto con-taba con las siguientes secciones: historia natural, quím

ica, fisiología, te-rapéutica clínica y clim

atología y geografía médica.

El proyecto inicial del IMN

abarcaba el estudio de las siguientes es-pecies: yoloxóchitl, nopalillo, zoapátl, yerba de la puebla, el colorín,añil, yerba del burro, llora sangre, m

atarique, quina de Michoacán, G

ua-co pum

batano. 4Los primeros resultados del Instituto aparecieron el 10

de junio de 1889 en sus revistas El Estudioy los Anales. La tem

prana apa-rición de los resultados, se debe a que los trabajos del Instituto, habíansido iniciados antes de su proyección, por los naturalistas y farm

acéuti-cos, con la elaboración de la N

ueva farmacopea m

exicanay los varios tra-

bajos de materia m

édica publicados en la Gaceta

médica

y la Naturaleza.

Hacia 1894 se estableció com

o punto principal del programa general

del Instituto Médico N

acional, el proyecto de formar con los m

aterialespublicados en las revistas del Instituto y con los que se encontraran re-partidos en varias publicaciones nacionales, una M

ateria médica m

exica-

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naque diera cuenta de las especies vegetales y su utilidad médica, para

ello se comisionó a Fernando A

ltamirano y José Ram

írez. Como parte

de los trabajos de la Materia m

édica, por iniciativa de Altam

irano, Nico-

lás León realizó la Biblioteca botánico-mexicana: Catálogo bibliográfico, bio-

gráfico y crítico de actores y escritos referentes a vegetales de México y sus apli-

caciones desde la Conquista. Un texto de gran utilidad entre botánicos y

que prestaba servicio a quienes estuvieran interesados en los vegetalesde nuestro territorio, com

o era el caso de los investigadores del InstitutoM

édico Nacional. Esta bibliografía tam

bién es un monum

ento dedicadoa la ciencia m

exicana, que mostraba su tradición centenaria y los logros

a los que había llegado al finalizar el siglo XIX.

LA

OBRA

AYUD

ACO

NSTRU

IREL

CON

TEXTO

El propio Nicolás nos aclara el origen de la Biblioteca:

Por razones particulares resuelto estaba a no volver a dar obra alguna a lasprensas; m

as las insinuaciones de mi excelente A

migo y colega, el Sr. D

r.Fernando A

ltamirano, D

irector del Instituto Médico N

acional, me hicieron

faltar a tal propósito a punto de volver a él estuve con la nunca bien lamen-

tada muerte de m

i buen amigo el Sr. D

. Joaquín García Icazbalceta, que en

éste y mis anteriores escritos fue m

i maestro, m

i consultor y mi guía, y con

cuya ayuda contaba, y de cuya biblioteca, amplia

manu, disponía. 5

La relación de León y Altam

irano explica la edición de una biblio-grafía de gran utilidad para los trabajos que el Instituto M

édico Nacio-

nal realizaba desde 1888. Fernando pudo haber insistido tenazmente

para que Nicolás publicase una bibliografía y quizás éste últim

o sólo seresistió retóricam

ente, ya que rechazar hacer una publicación que leconvenía para publicitarse entre los grupos de m

édicos, naturalistas ybibliógrafos resulta difícil de creer, es posible que hubiera aceptado sin

4Teresa Germ

an, Herbario N

acional de México, M

éxico, UN

AM, 1991, p. 23.

5Nicolás León, “Biblioteca botánico-m

exicana. Catálogo bibliográfico y crítico de autores yescritos referentes a vegetales de M

éxico y sus aplicaciones, desde la conquista hasta el presente,M

éxico, 1895, Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fom

ento, p. 4.

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la presión que él refiere; lo cierto es que para 1895 estaba publicada laBiblioteca. A

demás de la am

istad que existía entre ambos, León fue esco-

gido para realizar el compendio bibliográfico por su experiencia com

obotánico y m

édico, pero sobre todo, por su talento como bibliógrafo.

Talento que creció con la amistad y las enseñanzas de Icazbalceta y otros

bibliófilos. 6

¿Quién era el autor de esta Bibliotecaque no contiene libros sino que

los describe? Nicolás León, quien para la historiografía que anda a la

caza de los precursores, realizó una encomiable labor com

o antropólo-go físico, antropólogo social, arqueólogo, historiador de la m

edicina,lingüista, historiador, m

édico, botánico y bibliógrafo en favor de la cul-tura m

exicana. 7Estudiar medicina en su natal M

ichoacán lo puso encontacto directo con la botánica, com

o era costumbre entre los m

édicosdel siglo XIX

y su relación epistolar con García Icazbalceta

8(el decano delos bibliógrafos) –junto con su bibliofilia– le perm

itió ser el artífice de laBiblioteca botánica.

Dicha obra se publicó en la ciudad de M

éxico, ni más ni m

enos quepor la oficina tipográfica de la Secretaría de Fom

ento (1895), sumaba 372

páginas. Esta es una bibliografía que contiene 805 fichas de autor, a lasque se anexaron otras 82 fichas obtenidas durante el proceso de im

pre-sión, tam

bién contiene un anexo final de 71 páginas llamado “Explora-

ciones botánicas” dedicado a reseñar los principales trabajos botánicosdesde la época colonial.

La obra registra alrededor de 1577 textos. Contiene del siglo XVI27

títulos, del XVII75, del XV

III152 y del XIX1289. 9A

parecen 34 referenciassin fecha. Los trabajos que León cita fueron im

presos en Italia, Francia,Inglaterra, Estados U

nidos, Alem

ania, España, Holanda, Bélgica y Suiza.

Aunque, la m

ayoría son de publicaciones periódicas mexicanas de su

tiempo y un gran núm

ero de tesis en medicina relacionadas con farm

a-cología vegetal.

Las fichas están ordenadas alfabéticamente y los escritos de cada fi-

cha colocados cronológicamente. Frecuentem

ente contienen datos bio-gráficos del autor en una sección que denom

ina biografía, y en otra lla-m

ada crítica, León hace, en algunos casos, una evaluación del o de lostrabajos de cada autor.

La lectura de la Bibliotecabotánicanos sugiere que además de sus do-

tes de bibliógrafo, Nicolás se sirvió de La botánica y los botánicos de la pe-

nínsula hispano-lusitana. Estudio bibliográfico y biográfico del médico-

botánico Miguel Colm

eiro, publicada en España por el año 1858 que re-sulta ser un extenso trabajo bibliográfico de 932 fichas, con 10 seccionesy dos apéndices que incluye retratos de algunos botánicos ibéricos. D

i-cha obra fue prem

iada por la Biblioteca Nacional Española en un con-

curso público que se realizó en enero de 1858 y fue impresa por el go-

bierno español. 10Debem

os advertir que León usó esta espléndida obra,

6Los bibliógrafos mexicanos participaron en el proyecto de Catálogo Internacional

de Ciencias proyectado en Londres (1898). Francisco del Paso y Troncoso, quien asisitióa dicho evento, afirm

aba que por ningún motivo M

éxico se debía abstener de participar,so pena de caer en una especie de “tutela científica”. (V

éase Jesús Galindo y Villa, “La

clasificación de los conocimientos hum

anos y la bibliografía”, Mem

orias de la SociedadCientífica “A

ntonio Alzate”. M

éxico, tomo XV, 1900-1901, p. 117-158) . Sin duda que los tra-

bajos de la Bibliotecabotánica, le fueron de gran utilidad a León para la bibliografía del

siglo XVIIIque le encargara el Instituto Bibliográfico M

exicano, y también para colaborar

en la Escuela de Bibliotecarios y Archivistas de la República. V

éase Fernando González

Dávila, op cit.

7Acerca de la vida y la obra de N

icolás León vease Enrique Beltrán “Nicolás León y

el Museo M

ichoacano” en Las ciencias naturales en Michoacán, M

orelia, UM

SH, 1984, p. 65-82. Pablo Vazques G

allardo, “Estudio biobibliográfico sobre el doctor Nicolás León” y F.

Fernández del Castillo “El doctor Nicolás León , historiador m

édico de México” en N

ico-lás León , H

istoria de la medicina en M

ichoacán, M

orelia , UM

SNH, 1984, p. 15-64 . Tam

biénse puede consultar en los A

nales del Insituto Nacional de A

ntropología e Historia, 1959, tom

o12 p. 33-71. Los artículos de A

ntonio arriaga, M. M

aldonado-Koerdell, G

ermán Som

oli-nos d’ A

rdois, Javier Romero y A

ntonio Pompa y Pom

pa. El imprescindible texto sobre

León es el de Fernado González D

ávila, El doctor Nicolás León ensayo biobibliográfico, tesis

en historia, México, FFy

L-UN

AM, 1996 p. 323.

8Véase Ignacio Bernal, Correspondencia de N

icolás León con Joaquín García Icazbalceta,

México, U

NA

M, 1982, 314 p.

9Acerca de los títulos referidos por León que no fueron encontrados por Ida Lang-

man, en su extensa búsqueda bibliohem

erográfica de la vegetación mexicana, vease “Tí-

tulos de la biblioteca botánica mexicana de N

icolás León que no se han podido localizar”en las M

emorias del Prim

er Congreso Mexicano de Botánica, publicadas en el Boletín de

la Sociedad Botánica de México,agosto de 1963, núm

29, p. 29-33. El número de textos, sin

localizar es de 73. 10M

iguel Colmeiro, La botánica y los botánicos de la península hipano-lusitana. Estudios

bibliográficos y biográficos, Madrid, 1858, 216 p.

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pero no la plagió. También echó m

ano de la Mem

oria para la bibliografíacientífica

de México de M

anuel de Olaguibel realizada por encargo del

presidente, para ser presentada en Feria de París (1889). 11La intencióndel gobierno era que O

laguibel realizara una mem

oria lo más com

pletaposible de la bibliografía científica m

exicana que sirviera de monum

en-to nacional am

bulante para presentarse fuera de nuestra fronteras, sinem

bargo, sólo se realizó el primer tom

o dedicado a la botánica. LaM

e-m

oriaes una guía que muestra algunas pistas para construir una biblio-

grafía botánica, contiene una lista de publicaciones periódicas en lasque aparecen artículos referentes al reino vegetal y enum

era las tesis dem

édicos que tienen relación con las plantas presentadas entre 1870 y1885, que el autor obtuvo de una “H

istoria de la medicina” publicada

en el tomo IIIde los A

nales del Museo N

acionalescrita por Francisco delPaso y Troncoso. 12

Nicolás León incluyó en su Bibliotecabotánicaun gran núm

ero de te-sis en m

edicina, probablemente tom

adas de Olaguibel. Pero, en su lista

agregó las que se presentaron después de 1885. Con la aparición del Ins-tituto M

édico Nacional, el núm

ero de tesis de galenos y farmacéuticos

relacionadas con los vegetales creció, algunas de éstas fueron elabora-das en el propio Instituto y publicadas dentro de sus revistas. 13

El Bosquejo de la exploración botánica de México

de W. H

emsley fue de

gran utilidad para el apéndice: “Exploraciones botánicas en México”. 14

León hace explícita la utilidad de los trabajos de Hem

sley, al afirmar

que le precedió en la ardua tarea de hacer un estudio histórico de las ex-pediciones científicas que se realizaron en nuestro territorio. Tam

bién lefueron útiles las bibliotecas del canónigo Vicente de P. A

ndrade, el pres-bítero José C. G

arcía Marín, el ingeniero José C. Segura

15y la obra de Le-clerc, Biblioteca am

ericana (1878). 16

León descubrió que realizar una bibliografía en el siglo XIXes tarea

titánica debido a que “la imprenta lanza hoy día, un torrente diario de

libros, folletos, periódicos y hojas volantes”. Al iniciar su obra, pensó

que la literatura botánica mexicana era poco fecunda. Pero, durante el

proceso de colecta de la información, descubre que estaba totalm

enteequivocado, pues afirm

a: “Aproporción que reunía m

is dispersos apun-tam

ientos, y hojeaba nuevos libros, mis notas abultaban de un m

odoalarm

ante, al grado que en el corto tiempo de dos m

eses y medio reuní

lo que hoy al público presento”. 17Con el gran número de citas de auto-

res contemporáneos, se descubrió inm

erso en un comunidad científica,

interesada por el estudio sistemático del reino vegetal.

Los comentarios y los apuntes biográficos de N

icolás León que apa-recen en la Biblioteca

son diversos y dispersos. La ficha 11 es la que co-rresponde a Luis Rodríguez A

lconedo, quien escribió y dibujó sobre11Sobre la presencia de M

éxico en las ferias internacionales véase Mauricio Tenorio

Trillo, Artilugio de la nación m

oderna. México en las exposiciones universales, 1880-1930,M

é-xico, FCE, 1988, 409p. A

quí podemos encontrar la im

agen que el México finisecular pro-

yectó al mundo, básicam

ente a través de las ferias de París. La idea central de Tenorio esque la elite m

exicana porfiriana imaginó una m

odernidad local, inexistente, que fue am

ostrar a otras tierras, también fue a ponerse en condiciones de conocer de cerca la civili-

zación occidental en la vanguardia de la modernidad, para que el país cam

inara por lam

isma ruta que Europa. Los trabajos sobre historia de la ciencia que hem

os realizado,nos perm

iten afirmar que la elite m

exicana que se dedicaba las ciencias naturales como

la paleontología, la geología, farmacología, la botánica, la zoología y la biología eran par-

te de la comunidad científica internacional. Iban a las ferias, no sólo a aprender, sino tam

-bién a enseñar.

12Manuel de O

laguibel, Mem

oria para la bibliografía científica de México en el siglo X

IX,M

éxico, Oficina tipográfica de la Secretaría de Fom

ento, 1889, 99 p.13D

esde que apareció el Instituto, muchos estudiantes de m

edicina realizaban tesissobre farm

acología y terapéutica en éste. Muchas de éstas fueron publicadas en la G

acetam

édicapor M

anuel María Villada. Sobre sus textos él afirm

aba: “estos apuntes son una

colección de los trabajos científicos de autoridades nacionales y extranjeras relativas a lasespecies terapéuticas, la originalidad, o la parte aportativa se concentraba en indicar laspropiedades curativas de las especies que apenas se conocen y nuevos datos sobre su dis-tribución geográfica”. Claro que la plum

a de Villada en la Gaceta, va m

ás allá, daba a co-nocer descripciones de plantas y notas diversas de las senecología m

exicana. Véanse los

artículos de Villada en la Gaceta

médica

publicados entre 1887y 1903.14W

. Hem

sley, “Bosquejo de la exploración botánica de México” en la N

aturaleza, Mé-

xico, 1887, tomo II, p. 1-15. León platicó con H

emsley de lo difícl que era em

prender unhistoria de la botánica m

exicana desde los tiempos coloniales.

15Nicolas León , Biblioteca botánico-m

exicana. Catálogo bibliográfico, biográfico y crítico deautores y escritos referentes a vegetales de M

éxico y sus aplicaciones, desde la conquista hasta elpresente, M

éxico, Oficina tipográfica de la Secretaría de Fom

ento, 1895, p. 297.16Ibidem

, p. 312.17Ibidem

,p. 4.

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plantas, pero no publicó. 18Mas León le dedica una nota larga a su vida

porque participó en la Independencia. De A

ntonio Alzate nos dice que

“propiamente hablando no era un botánico, sino m

ás bien un curioso yobservador sagaz de la naturaleza”. Lo que no im

pidió que fuera ungran divulgador las ciencias. 19A

Francisco X. Balmis, le dedica 25 pági-

nas, en las que inserta la tesis de José Ignacio Capetillo para valorar real-m

ente el trabajo de Balmis sobre el uso de especies com

o la Begonia y Aga-

ve para curar el “mal venéreo y escrufuloso”; tam

bién nos recuerda queBalm

is fue el introductor de la vacuna en México. 20Sobre José Ignacio

Bartolache refiere que sus escritos son de gran interés y citando a un au-tor, del que no da el nom

bre, afirma es “uno de los genios que com

o elÁ

ngel de la piscina, revolvieron en México las aguas de las ciencias, para

mayor prosperidad y esplendor”. 21D

el famoso O

rchidiarumopusculum

de Juan Martínez de Lejarza, por cierto dedicado a los héroes que nos

dieron patria, se aclara que es un texto imprescindible para conocer las

orquídeas. 22Los trabajos de Antonio Cal y Bracho son de calidad, él es-

tudió en el Jardín botánico de Madrid y fue am

igo de Cervantes, LaLlave y Lejarza. 23Estas referencias son una pequeña m

uestra de la co-m

unidad de botánicos de la que León y sus colegas fueron herederos. N

icolás León habló menos de las vidas y las obras de sus contem

po-ráneos que de las de los botánicos de otras épocas. Pareciera que le dabam

ás tranquilidad estar en deuda con los muertos que con los vivos. La

ardiente y conflictiva personalidad de León, permite sugerir que sus si-

lencios sobre las obras de algunos connotados científicos de su tiempo

fueron una forma discreta de expresar su opinión. Por ejem

plo, dijonada de José Ram

írez, hoy considerado el botánico más avezado de

aquellos años; tampoco opinó de José Rovirosa, tal vez no conocía sus

trabajos y por ello sólo los enlistó.A

lgunos de sus contemporáneos de los que N

icolás si hizo algunosapuntes fueron: José Joaquín A

rriaga, llamándolo el Julio Verne m

exica-

no quien se distinguía por su recto criterio, su juicio maduro y notables

conocimientos en las ciencias naturales. 24Fernando A

ltamirano, el m

is-m

o que le pidió publicara la Biblioteca, recibe los siguientes elogios a sustrabajos: “notables por la exactitud y conciencia con que están hechos,revelando en su autor gran am

or a la ciencia y a la experimentación”. 25

Joaquín García Icazbalceta es descrito rotundam

ente como una de las

notabilidades mexicanas del presente siglo. 26M

anuel María Villada ha-

bía publicado diversos trabajos botánicos, que según León, son “nota-bles por lo exactos y bien acabados y en la actualidad ( XIX), en M

éxico,es la persona m

ás autorizada en achaques de reiherbaria”; 27en el año enque se publicó la Biblioteca, Villada gozaba de una reputación com

o bo-tánico entre los distintos grupos de científicos que no se ve reflejada enlas palabras de León.

León también hizo severas críticas, de los textos de Pedro e Ignacio

Blázquez afirmó que eran escritos sin valor científico. 28D

e su paisanoCrecencio G

arcía, advertía que era un aficionado a la botánica y en suslibros “hay que desconfiar m

uchos de sus clasificaciones”; 29he tenidooportunidad de revisar parte de los trabajos de este autor y he encontra-do que plagió textos de A

lfonso Herrera.

Entre los botánicos de otras tierras que menciona la Bibliotecaencon-

tramos a A

sa Gray, quien es descrito com

o incomparable pues ningún

botánico del siglo XIXha llegado a su altura, tan “universal” en esa disci-

plina como tan “profundo”. 30Por qué tal elogio a un extranjero, si la

Bibliotecabásicamente trataba de m

ostrar la tradición de la botánica me-

xicana, sin duda debido a que la ciencia era concebida como un bien de

toda la humanidad, adem

ás traer los personajes universales a México es

una forma de conectar las investigaciones locales con las del resto del

mundo, así en una m

isma tipografía aparecían autores y textos de dis-

tintos países pues la ciencia ya era internacional.

18Ibidem,p. 9.

19Ibidem, p. 15.

20Ibidem,p. 29-54.

21Ibidem,p. 58.

22Ibidem,p. 164.

23Ibidem,p. 79.

24Ibidem,p. 24.

25Ibidem,p. 15.

26Ibidem,p. 131.

27Ibidem,p. 258.

28Ibidem,p. 65.

29Ibidem,p. 130.

30Ibidem,p. 137.

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La botánica mexicana durante el siglo XIX, asunto del que se ocupa

la Bibliotecaen su m

ayor parte, fue fundamentalm

ente médico-farm

a-céutica y utilitaria, estaba al día, pues los nuevos paradigm

as desarro-llados durante todo el siglo fueron conocidos y utilizados por los botá-nicos m

exicanos. Algunas de las instituciones en las que se registró la

labor de la investigación botánica decimonónica fueron el Jardín Botá-

nico, Gabinete de H

istoria Natural, M

useo Nacional, Escuela N

acionalde Ingeniería, Escuela N

acional de Medicina, Escuela N

acional de Agri-

cultura, Escuela Nacional Preparatoria, Com

isión Geográfico Explora-

dora, Instituto Médico N

acional, Escuela Nacional para Profesores. 31

Párrafos arriba hemos visto algunas de las críticas que N

icolás Leónhizo a su colegas, am

igos y enemigos, ahora veam

os lo que él opina desu Biblioteca: “un libro enteram

ente bibliográfico y de botánica pura, espoco agradable y útil; para darle algún interés práctico y am

enidad, heincluido la botánica aplicada, ligeras biografías, noticias curiosas y jui-cios críticos; todo esto siem

pre que ha sido posible y el asunto se ha pro-porcionado”. 32H

asta aquí, hemos dem

ostrado que no incluyó notas ycríticas sólo para que el texto resultase m

enos aburrido, sino que apro-vechó el foro que representaba una publicación de esta naturaleza paraayudar a consolidar una im

agen positiva de la ciencias en nuestro paísy por supuesto para m

ostrar su erudición ante sus colegas.Es probable que el texto de Colm

eiro haya sido el modelo que León

tenía en mente para su am

ena bibliografía. Pero el poco tiempo que

tuvo para prepararla, al parecer, lo llevó a publicar los apuntes que te-nía, sin haber term

inado satisfactoriamente su proyecto; acaso porque la

Materia

médica

requería una bibliografía urgentemente.

Para ampliar la utilidad y hacer m

ás divertido su texto y cumplir

con sus afanes por mostrar la tradición científica a la que pertenecía,

León incluyó una “Disertación histórica de los estudios botánicos en

México y la noticia de las expediciones para explorar su rica fauna”; 33en

las primeras páginas de esta disertación, enum

era las Relaciones de In-

dias ordenadas por Felipe II que se conocían, ya que en éstas se encuen-tra inform

ación del reino vegetal novohispano. Después, trata a los

hombres que realizaron trabajos botánicos en nuestro territorio, com

ien-za con Francisco Fernández y term

ina con sus contemporáneos.

También incluye el apartado “Exploraciones botánicas en M

éxico”,que es un apéndice rico en datos para la historia de la botánica m

exica-na. Y

su análisis puede arrojar algunos elementos par la com

prensión delas ciencias naturales en el M

éxico de la segunda mitad del siglo XIX. La

intención de incluir un apéndice de tales características es una muestra

de la ocupación que tuvieron los científicos del porfiriato por el pasadode su quehacer para hacer vigentes a los gloriosos precursores, de losque son herederos. 34Por qué o para qué, porque legitim

a su actividad aldescribir la im

portancia histórica de su labor. También para m

ostrarle alos extranjeros, la centenaria tradición científica a la que pertenecen, laque les perm

ite ser parte del vertiginoso desarrollo de la ciencia en el ni-vel m

undial.Curioso puede parecer que cuando m

enciona a Francisco Hernán-

dez, Nicolás León escribe: “El excesivo trabajo, la cortedad de recursos

y las hostilidades de colegas y gobernantes, alteraron bastante su sa-lud”. 35Estas palabras de D

r. León bien pueden ser aplicadas a muchos

de sus colegas o al propio León. Él, que debido a la escasez de recursos,vendió su biblioteca y por la hostilidad de un gobernador se m

udo deciudad, lo que le alejó de sus proyectos en el M

useo Michoacano y de sus

pesquisas bibliográficas por los caminos de M

ichoacán. 36

Ciertamente los científicos naturales de la generación de León, tu-

vieron que sortear numerosas dificultades para la creación de institu-

ciones y escuelas necesarias e indispensables para poder practicar suquehacer, lo que probablem

ente les impidió tener m

ás tiempo para pro-

fundizar en sus investigaciones y vivir con mayores com

odidades. Por

31Véase Teófilo H

errera, et al., Breve historia de la botánica en México, M

éxico, FCE, 1998,p. 70-105

32Nicolas León, op cit. p. 5.

33Ibidem.

34Como lo fueron las obras clásicas del porfiriato de Francisco Flores y Troncoso, H

is-toria de la M

edicina en México desde la época de los indios hasta la presente, 2 vols, M

éxico,IM

SS, 1982. Yde Porfirio Parra, “La ciencia en M

éxcio” en México su evolución social, 2 vols,

Ballescá, México, 1903.

35Nicolás León, op cit. p. 306.

36Véase Fernando G

onzález Dávila, op cit.

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otra parte, su labor de investigación y docencia fue muy valiosa, ense-

ñaron y difundieron el conocimiento a la par que participaron con el es-

tado en los proyectos políticos desarrollados en el país, como el de una

nueva educación, la política sanitaria y el reconocimiento de los diver-

sos territorios de la nación y la formación de una M

ateriam

édicay una

Farmacopeam

exicanas, proyecto en el que se inscribe la Bibliotecabotánica.En sus “Exploraciones botánicas”, León A

firma que “La invasión fran-

cesa a México durante los años de 1865 y 1866, trajo consigo un regular

movim

iento científico en todos los ramos de la ciencia, teniendo en ello

buena parte la botánica”. 37Durante la invasión francesa aparecieron la

Academ

ia de Ciencias y Artes, El O

bservatorio Astronóm

ico y Meteo-

rológico, entre otros centros de investigación y en 1865 por iniciativa deM

aximiliano se apoyó al M

useo Nacional, dotándolo de un edificio pro-

pio (la Casa de Moneda), establecim

iento muy im

portante para la prác-tica de las ciencias naturales y sociales. Tam

bién en aquellos años se creóla Com

ission Scientifique du Mexique por iniciativa de la A

cademia de

Ciencias de París y en la que participaron algunos eruditos mexicanos.

El objetivo de la Comission fue realizar una exploración sistem

áticadel territorio m

exicano que incluía fauna y flora, pero para el Estado fran-cés com

o para los demás estados europeos lo m

ás importante era obtener

información de las riquezas que se le podían extraer a una joven nación.

De acuerdo con M

aldonado-Koerdell

Si bien debe condenarse (muy especialm

ente por los mexicanos que am

anla independencia de su país) las m

otivaciones que dieron origen a la expe-dición m

ilitar de Napoleón IIIcontra M

éxico, desde el punto de vista cientí-fico la Com

ission Scientifique du Mexique dejó una obra de la m

ejor cali-dad y precursora del estudio de m

uchos aspectos de nuestra naturaleza yde nuestra cultura. 38

Dicha obra fue continuada por las generaciones que vivieron en la

República Restaurada y el Porfiriato. 39

Si Nicolás León aceptó el m

ovimiento científico venido con la inva-

sión francesa, tal vez es porque cree que la ciencia es universal y tienefe en el progreso que ésta puede traer consigo. Idea ilustrada y positi-vista que sigue vigente, com

o lo muestra otro historiador de la ciencia

en activo, al afirmar que: “Los científicos son ciudadanos del m

undo ysu labor por m

ínima que sea es patrim

onio universal y pertenece a to-dos los hum

anos sin distinción de credo, nacionalidad o raza”40Sin em

-bargo, los logros científicos y tecnológicos, en ocasiones, benefician a unnúm

ero reducido de personas y cuando irrumpen en la vida cotidiana

generan trastornos en el orden social establecido.

CO

NCLU

SION

ES

69 años después de publicada la Biblioteca botánica, Ida Kaplan Langm

anpublicó una im

presionante obra llamada A

Selected guide to the literatureon the flow

ering plants of México. D

e acuerdo con Kaplan, al haber utili-

zado León solamente dos m

eses y medio en preparar la bibliografía, na-

turalmente pasó por alto m

uchas obras importantes. Ella critica el traba-

jo de León en los siguientes términos: incluye un núm

ero considerablede títulos que tienen poco o nada, que ver con las plantas m

exicanas.A

unque proporciona excelente material bibliográfico para m

uchos delos científicos cuyos trabajos están reseñados, gran núm

ero de estosm

ismos carecen de anotaciones, de m

odo que son de poca utilidad parael botánico u otros estudiantes de m

aterias afines. El defecto más grave

es la falta de clasificación en la bibliografía; está ordenada alfabética-m

ente, según los nombres de los autores, sin índice alguno. 41

37Ibidem. p. 359.

38M. M

aldonado-Koerdell. “La Com

ission Scientifique du Mexique”, en M

emorias del

primer coloquio m

exicano de historia de la ciencia, México, U

NA

M, 1963, p. 246-247. 39H

oy sabemos gracias al trabajo de Soberanis que M

aximiliano tenía un política

científica distinta a la de los franceses, por ello fundó la Academ

ia Imperial de Ciencias

y Artes. D

espués de detallar la organizción y puesta en marcha de dicha academ

ia, seña-la que a la caída del Im

perio, la república retomó las propuestas hechas por los científi-

cos y el emperador. V

éase Alberto Soberanis, “La ciencia m

archa bajo la egida de la gue-rra. Las relaciones científicas franco-m

exicanas durante el Imperio de M

aximiliano (1864-

1867), en Revista de la Universidad de G

uadalajara, enero-febrero de 1995, p. 50-60. 40Elías Trabulse, H

istoria de la ciencia en México, M

éxico, FCE-CON

ACYT, 1985, vol. 1,

p. 1641Véase Ida K

aplan Lagman, A

Selected guide to the leterature on the flowering plants of

México, Pensylvania, U

niversity of Pensylvania press, 1963, p. 11.

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Sin duda, la voluminosa obra de Ida Langm

an le autoriza hacer afir-m

aciones tan rotundas sobre la actual utilidad de la Bibliotecabotánica.

Sin embargo, no debem

os olvidar que fue la base de los trabajos en bi-bliografía botánica m

exicana que emprendieron M

aximino M

artínez,M

anuel Maldonado K

oerdell y la propia Ida Kaplan. Por otro lado, el

valor historiográfico de la Bibliotecaes innegable. Es un m

aterial muy

rico para introducirnos en el estudio de las comunidades naturalista y

médica de la segunda m

itad del siglo XIXy es parte de la historia de la

bibliografía mexicana, en m

omentos de auge de la actividad científica

en nuestro país que propició la profesionalización de los científicos, esdecir que nacieron las instituciones y se increm

entaron las cátedras enlas que les pagaban un salario por hacer ciencia.

Cómo legitim

ar al novedoso oficio de científico, por un lado mos-

trando la rotunda utilidad de los saberes para llevar al país a su encuen-tro con el “progreso”. Los progresos de la ciencia aparecían com

o el ele-m

ento que había sustentado el sucesivo fortalecimiento de la razón hu-

mana y su cultivo perm

itiría alcanzar la perfección que requiere la re-pública. Entre tales ideas, surgió dentro de la elite intelectual el interéspor rastrear el desenvolvim

iento histórico de las ciencias en México,

dando origen a la historiografía de la ciencia mexicana hacia fines del

siglo XIX. Los primeros trabajos, de tal historiografía, fueron realizados

por los propios científicos y publicados, en su mayor parte, por la Secre-

taría de Fomento, m

inisterio al que pertenecían buena parte de las insti-tuciones científicas de la época y que subsidiaba algunas de las diversasrevistas científicas que existían en el últim

o tercio del siglo XIX. 42Este fueel caso de la Biblioteca botánico-m

exicana: catálogo bibliográfico crítico de ac-tores y escritos referentes a vegetales de M

éxico y sus aplicaciones desde la con-quista. Se sum

an a ésta, un número considerable de artículos de la publi-

caciones científicas que dan cuenta de la vidas y las obras de científicosde la colonia y del M

éxico independiente.

Las primeras historias generales que registran nuestro pasado cien-

tífico son la Historia de la m

edicina en México desde la época de los indios has-

ta el presentey laCiencia en M

éxicode Francisco Flores y Troncoso y Por-firio Parra respectivam

ente. Am

bas obras se enmarcan en el ideario posi-

tivista, pues imaginaron un devenir de nuestra ciencia que era coronado

por lo éxitos decimonónicos, que avizoraban que la República estaba en

la ruta correcta, la del progreso. 43La invención de nuestro pasado cientí-fico nacional, en la que participó la Biblioteca

continuó en el siglo XX, en1910, con el propósito de celebrar el centenario del inicio de la guerra deIndependencia, se editaron historias breves de la astronom

ía, la arqueo-logía, la farm

acia, la estadística, la ingeniería, la química, la geografía y

la meteorología m

exicanas. Estos trabajos expresaban la pertinencia delos quehaceres de los distintos grupos de científicos que existían al finaldel porfiriato. Tam

bién develaban la conciencia sobre el papel que des-em

peñaron los científicos decimonónicos en la conform

ación de lasnuevas especialidades que com

enzaban a establecerse en nuestro terri-torio. A

simism

o describían como los hom

bres de conocimiento transita-

ron del amateurism

o hacia la profesionalización en beneficio del país. 44

Así fue com

o a través de la historia, los científicos legitimaron su ac-

tividad, enmarcándola dentro del proceso de universalización de los sa-

beres y como parte de una centenaria tradición local. Para el estado era

útil este discurso, pues le ayudaba imaginar la única nación posible a fi-

nes del siglo XIX, la nación civilizada.

Rafael Guevara Fefer

UN

AM

[email protected]

.mx

42Un listado de revistas científicas puede consultarse en Elsa Barberena B. y Carm

enBlock. I, “Publicaciones periódicas científicas y tecnológicas m

exicanas del XIX: Un pro-

yecto de base de datos”, en Quipu, volum

en 3, número, 1, enero-abril, 1996, 7-28.

43Un análisis pertinente de la historiografía positivista puede encontrarse en Juan

José Saldaña, “Marcos conceptuales de la historia de al ciencia en Latinoam

erica. Positi-vism

o y economicism

o”, en Juna José Saldaña, El perfil de la ciencia en Am

érica, México,

SLHCy

T-UN

AM, 1986, p. 57-80 .

44Véase Luz Fernanda A

zuela Bernal y Rafael Guevara Fefer, “La ciencia en M

éxicoen el siglo XIX: una aproxim

ación historiográfica”, en Asclepio, volum

en, L, fasículo 2,1998, p. 77-106.

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DO

CUM

ENTO

Imposible será form

arse idea exacta del adelantamiento de un pueblo,

ni menos aún en determ

inado ramo de las ciencias, si la diligencia ó la

curiosidad no han conservado aunque sea la noticia, más ó m

enos abre-viada, de los trabajos intelectuales de aquel pueblo. Tarea relativam

entefácil era ésta en tiem

pos pasados; pues á la tranquilidad de la vida socialse adunaban el carácter em

inentemente conservador de nuestros ante-

pasados, los crecidos costos de la imprenta y la previa censura de am

baspotestades; haciendo todo ello la publicación de libros en corto núm

ero,y su conservación cuidadosa.

Hoy no es así: todo se facilita, todo se allana, y valiendo m

uy pocola im

presión de un libro, poco cuidado también se tiene en que no desa-

parezca.M

ás difundidos los conocimientos, m

ás exaltado el deseo de apren-der y m

ás aún el de escribir, lanza la imprenta hoy en día, un torrente

diario de libros, folletos, periódicos y hojas volantes.¡¡Q

ué bibliófilo será capaz de inventariar todos estos productos delingenio hum

ano!!Concretándom

e á nuestra República, haré notar, como dato curioso,

que durante el siglo XVIsolam

ente en México había im

prenta; en el sigloXV

IIPuebla tuvo la suya; Oaxaca, aunque por corto tiem

po, en el XVIII, y

Guadalajara, M

orelia y Durango poseyeron el arte de G

uttemberg en el

primer tercio de nuestro siglo XIX.

En la actualidad no hay pueblo, por insignificante que sea, que nocuente, cuando m

enos, con una tipografía.Intentar en tales condiciones una obra bibliográfica, es tarea colosal,

y atreverse á ella un individuo, es absurda. No obstante tal convenci-

miento, m

e atreví á intentarlo, creyendo que en materia de res herbaria

mexicana, ni la literatura nacional ni la extranjera habían sido m

uy fe-cundas. ¡Error bien craso!! A

proporción que reunía mis dispersos apun-

tamientos, y hojeaba nuevos libros, m

is notas abultaban de un modo

alarmante, al grado que en el corto tiem

po de dos meses y m

edio reunílo que hoy al público presento.

Por razones particulares resuelto estaba á no volver á dar obra algu-na á las prensas; m

as las insinuaciones de mi excelente am

igo y colega,

BIB

LIO

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Ala M

ateria Médica M

exicana publicada por el InstitutoM

édico Nacional

ES

CR

ITO

PO

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L

DR

. NIC

OL

ÁS

LE

ÓN

,

Fundador y ex-Director del M

useo Michoacano,

reorganizadordel M

useo Oaxaqueño, preparador de Q

uímica agrícola y Fisiología vegetal

en la Escuela N

acional de Agricultura, colaborador

del Instituto Médico N

acional é individuo de varias Sociedades científicasnacionales y extranjeras.

�MÉ

XIC

OO

FIC

INA

TIP. D

E L

AS

EC

RE

TA

RÍA

DE

FO

ME

NT

O

Calle de San A

ndrés núm. 15. (A

venida Oriente 51.)

––1895

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el Sr. Dr. Fernando A

ltamirano, D

irector del Instituto Médico N

acional,m

e hicieron faltar á tal propósito. Apunto de volver á él estuve con la

nunca bien lamentada m

uerte de mi buen am

igo el Sr. D. Joaquín G

arcíaIcazbalceta, que en éste y en m

is anteriores escritos fue mi m

aestro, mi

consultor y mi guía, y con cuya ayuda contaba, y de cuya biblioteca,

amplia m

anu, disponía. Hoy puedo dar algún interés á este trabajo, m

er-ced á los servicios de m

is apreciables amigos los Sres. Canónigo Vicente

de P. Andrade, Presbítero José C. G

arcía Marín é Ingeniero José C. Segu-

ra, que han puesto á mi disposición sus ricas bibliotecas, y con largueza

poco común, m

e han permitido consultar, en m

i propia casa, cuantoslibros he necesitado.

Sean estas líneas prenda de mi gratitud hacia ellos.

Perdonándome m

is lectores tanta digresión, paso á exponer el plande m

i obra.U

n libro enteramente bibliográfico y de Botánica pura, es poco agra-

dable y útil; para darle algún interés práctico y amenidad, he incluido

la botánica aplicada, ligeras biografías, noticias curiosas y juicios críticos;todo esto siem

pre que ha sido posible y el asunto se ha proporcionado.H

asta qué punto este propósito se haya cumplido, júzguelo el lector,

á quien prometo ediciones posteriores m

ás meditadas y extensas.

Completará á este escrito una disertación histórica de los estudios

botánicos en México, y la noticia de las expediciones para explorar su

rica flora.Es m

i humilde libro un A

PÉND

ICEÓ

SUPLEM

ENTO

á la MATERIA

MÉD

ICA

MEXICA

NA, único lunar de obra tan interesante com

o útil.Si estas investigaciones m

ías ayudaren en algoá los am

antes de laBotánica, m

is desvelos serán bien recompensados, y quedaré satisfecho.

Guadalupe H

idalgo, Enero de 1895.

18- Altam

irano. Dr. Fernando

BIBLIO

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ac. Méd. de M

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edicinales. Contribución al estudiode la Farm

acología nacional. Tesis . &a. &

a. México. 1878. Folio

con 55 páginas, un retrato del naturalista mexicano D

r. Ma-

nuel Altam

irano, abuelo del autor, y 2 láminas de plantas, ilu-

minadas. Reproducida algo truncada y sin las lám

inas en eltom

o 4°1a. serie de La Naturaleza.

XII.Ligeros apuntes de la flora del cam

ino entre México, Tulancin-

go y Huauchinango. Pág. 129. Tom

o 4°M

ems. de la Soc. Cient.

Antonio A

lzate.XIII.

Lista de los nombre vulgares y botánicos de árboles y arbustos

propios para repoblar los bosques de la República, acompaña-

dos de la indicación de los climas en que vegetan y de la m

ane-ra de propagarlos. M

éxico. 1894. 4°con 17 páginas. Trabajo he-cho con colaboración del D

r. José Ramírez.

XIV.La U

retana. Gac. M

éd. de Méx. Tom

o 22.XV.

El árbol de Mam

ey. Pág. 138. Tomo 3°

1a. serie de La Natura-

leza. XV

I.D

iscurso en la sesión dedicada á la mem

oria del Sr. Dr. D

. Lau-ro Jim

énez. Pág. 373. Tomo 3°1a. serie de La N

aturaleza.

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XVII.

Catálogo de la colección de productos naturales indígenas re-m

itidos por la Sociedad de Historia N

atural á la Exposición In-ternacional de Filadelfia. M

éxico. 1876. Folio. Pág. 4 á 14 elInform

e de .....de los productos que presentó. Se encuentratam

bién en La Naturaleza. 1a.serie.

XVIII.

Axocopaque ó A

xocopaconi de Hernández. Ericaceas, G

aulthe-ria ovata. D

.C. Pág. 14 de El Estudio. Tomo 1°.

XIX.Segundo artículo sobre A

xocopaque, op. cit.Pág. 29. Tomo 1°.

XX.El Chahuax. op. cit.Tom

o 1°. Pág. 44XXI.

La yerba del Chicle [Asclepias lanuginosa]. Pág. 177. Tom

o 2°deEl Estudio.

XXII.D

atos para las aplicaciones médicas del “Indigo.” Tom

o 3°.Pág. 48 de El Estudio.

XXIII.Breve inform

e acerca de los trabajos hechos en el Instituto Mé-

dico Nacional para el estudio de la planta llam

ada “Matari-

que,” Cacalia Decom

posita (Compuestas). op. cit.Tom

o 3°. Pág. 81.XXIV.

Apuntes para el estudio de la acción fisiológica y terapéutica

de la Lobelia Laxifolia H. B. K

.: var. Angustifolia, D

.C. Pág. 12.Tom

o 4°de El Estudio.XXV.

Reseña de una expedición científica al Estado de Michoacán.

op. cit. Tomo 4°. Pág. 62.

XXVI.

Datos para el estudio de la producción del Chicle. Con 2 lám

i-nas. op. cit. Pág. 251. Tom

o 4°.XXV

II.Lista de las plantas recogidas en la expedición á las M

ixtecas deO

axaca en el mes de Enero de 1893. op.cit. Pág. 452. Tom

o 4°.XXV

III.A

lgunos datos farmacológicos acerca de catorce plantas m

exi-canas. Trabajo presentado en la Sección de Terapéutica delCongreso Panam

ericano. Pág. 215. N°. 3. A

ño 3°del Boletín deA

gricultura, Minería é Industria del M

inisterio de Fomento.

México. 1893. 4°.

XXIX.Proyecto para form

ar una Farmacopea Panam

ericana, presen-tado al Congreso Panam

ericano. op. cit. Pág. 237. Año 3°N

°. 3.XXX.

El Pañete (Plumbago pulchella). D

atos para la Materia M

édicaM

exicana. 1a. Parte. Pág. 79. con lámina. M

éxico.1895. 4°.XXXI.

El Matarique. (Cacalia decom

posita). Compuestas. op. cit. Pág.

193, con lámina.

XXXII.La A

tanasia amarga. (Brickelia Cavanillessi). Com

puestas.Pág. 269. op. cit.con lám

ina.XXXIII.

El Simonillo. (Conyza filaginoides, D

.C.) Pág. 295, con lámina.

op.cit.XXXIV.

El Añil. (Indigofera añil). Legum

inosas. op. cit.Pág. 313, conlám

ina.XXXV.

Repertorio de plantas medicinales indígenas. M

S.En folio, for-m

ando varios tomos.

XXXVI.

Plantas de Nueva España. Traducción é identificación de la

obra del Dr. Francisco H

ernández. MS.

XXXVII.

Descripción de todas las drogas que se com

prenden en la 1a.parte de la obra D

atos para la Materia M

édica Mexicana. M

éxico.1895. 4°.

Crítica.-Trabajos notables por la exactitud y conciencia con que estánhechos, revelando en su autor gran am

or á la ciencia y á la ex-perim

entación. En este particular tiene el Sr. Altam

irano la su-prem

acía entre los escritores mexicanos de botánica m

édica.

20_ Alzate Ram

írez. Presbítero José Antonio

BIBLIO

GRA

FÍA. Gazeta\\de Literatura\\de M

éxico:\\Por D. Joseph A

nto-nio A

lzate\\Ramírez &

a. Tomo 1°., 1790. Tom

o 2°, 1790. Tomo

3°., 1792. 4°. México.Los artículo botánicos suyos, contenidos

en esta obra, son los siguientes:I.

Botánica. Tomo 1°. Págs. 33-43. A

taca la nomenclatura botáni-

ca y la clasificación.II.

Observaciones sobre la cura del gálico. Págs. 54-56. Tom

o 1°.Refiere la curación de la sífilis por m

edio de la Yerba del Zorri-llo, secreto que le com

unicó el Dr. Sessé.

III.M

emoria acerca del A

mbar am

arillo (Karabe ó Succino), y de

la Gom

a Lacca (Resina). N°. 12. Págs. 1-10. Tom

o 1°. Con unaLám

ina que representa la Lacca de Nueva España ó Q

uapino-le. Trae incluidas unas cartas del P. Fr. Juan de Caballero y deD

. Juan de Castillejo.IV.

Repulsa á lo publicado por D. Joseph de Vazquez [M

ociño] enla G

aceta de México, núm

. 24, pág. 225. (Vuelve á ocuparsedel Q

uapinolli). Págs. 59-64. Tomo 1°.

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V.M

emoria acerca del cultivo del A

ñil. Págs. 10-16. N°2. 2a. sus-

cripción.V

I.Sobre la planta de las raíz de Xalapa. Pág. 86. N

°. 11. 2a. sus-cripción.

VII.

Sobre Agricultura y principalm

ente tocante al Añil. Tom

o 2°.Págs. 107-113.

VIII.

Un artículo referente á la obra “Exam

en de una sustancia ge-latinosa, colectada por M

. Dom

ber en un Nopal, por M

r.Sage.” Tom

o 2°. Págs. 131-33.IX.

Sobre la planta Moictle. Págs. 134-35. Tom

o 2°.X.

Noticia sobre el Café y el M

olle ó Pirul. Tomo 2°. Págs. 145-46

XI.Sobre el M

aíz. Tomo 2°. Págs. 187-91.

XII.Sobre la Yuca. Tom

o 2°. Pág. 260.XIII.

Sobre el Chayote. Tomo 2°. Págs. 270-74.

XIV.M

emoria acerca de la Yerba del Pollo. Tom

o 2°. Págs. 283-88XV.

Mem

oria sobre la Agricultura. Tom

o 2°. Págs. 316-29. Se ocu-pa principalm

ente de Las Chinampas.

XVI.

Agricultura. Tom

o 3°. Págs. 56-59. Se ocupa nuevamente del

Pirul y sus usos.XV

II.M

emoria sobre la G

rana. Págs. 199-270. Contiene la descrip-ción de la planta sobre que vive la Cochinilla y un dibujo colo-rido de ella.

XVIII.

Sobre el árbol de las cuentas de Xabon. Tomo 3°. Págs. 317.

XIX.Sobre el Pochote. Tom

o 3°. Pág. 333.XX.

Yerba de las Cucarachas. Tomo 3°. Pág. 334.

Asuntos\\varios\\sobre\\ciencias,\\y artes. O

bra periódi-ca\\dedicada\\A

l Rey N.Sr.\\(que D

ios guarde)\\Por D. Jo-

sef Antonio\\de A

lzate, y Ramírez.\\4°. 1772. Consta de 13

números.

XXI.D

escripción de una máquina m

uy sencilla y muy útil para

deshuesar el Algodón. Contiene la descripción de las varias

especies de algodón. N°. 2.

XXII.N

oticia de las pasiones, usos, é inclinaciones de los Indios. N°.

3. Págs. 17-24. Se ocupa del Pipiltzitzintlis ó Cannabis indica. XXIII.

Cultivo y beneficio del añil. Págs. 35-40.

Diario\\Literario\\de M

éxico\\Dispuesto\\&

a. por D. Joseph

Antonio de A

lzate y Ramírez. M

arzo 12 de 1768. México. 4°.

XXIV.M

emoria sobre el beneficio y cultivo del cacao. N

°.7, de Mayo

4 de 1767.XXV.

Método de sem

brar, podar y sacar fruto de las moreras. M

éxi-co. 1793. Folio.O

bservaciones\\sobre la Física\\Historia N

atural,\\y Artes

útiles.\\&a. &

a. México. M

DCCLXXXV

II. 4°.XXV

I.Tinta. D

ice de qué sustancias vegetales debe hacerse. Pág. 58.XXV

II.M

edicina botánica. Trata especialmente del Chauhtli. Pág. 69.

En los varios tomos de la G

aceta de México

se encuentran losartículos subsecuentes, relativos á nuestro intento:

XXVIII.

Sobre la Jícama.

XXIX.Rem

edio contra la rabia. Es el árbol de la “Margarita.”

XXX.Sobre el Tlalpopotl.

XXXI.Industrias ó arbitrios económ

icos para el tiempo calam

itoso.Se ocupa de la alim

entación de los animales.

XXXII.Receta para hacer tortillas con olote m

ezclado con maíz.

XXXIII.M

odo de hacer tortillas.XXXIV.

Modo de alim

entar puercos con la raíz de ninfa ó Cabeza denegro.

XXXV.M

odo de hacer tortillas con la Cabeza del maguey.

XXXVI.

Sobre el uso de la Árnica.

XXXVII.

Monstruosidad de una m

azorca.XXXV

III.Sobre los jardineros de Europa.

XXXIX.Sobre la G

oma lacca.

XL.Carta satisfactoria á un literato. Sobre glosología y clasifica-ción botánicas.

XLI.Sobre el Cuapinole.

XLII.Sobre el Trigo.

XLIII.Siguen los trigos.

XLIV.Sobre el M

aíz.XLV.

Preservativo contra los insectos en las colecciones de Historia

Natural: la Cebadilla.

XLVI.

Remedio contra las lom

brices, y para conservar la dentadura:la Cebadilla.

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XLVII.

Utilidad de la yerba del Carbonero.

XLVIII.

Noticia de la im

presión de la obra de Hernández.

XLIX.Sobre el Coxticxochitl.

Las siguientes son publicaciones hechas en cuaderno especial:L.

Consejos útiles para socorrer á la necesidad en tiempo que es-

casean los comestibles, &

a. &a. M

éxico. 1786. 4°, con un Apén-

dice. 12 pp. LI.

Continuación del papel que con el título Consejos, &a. &

a. 4°,con un Suplem

ento al papel que con el título de Consejos, &a.

&a. 1786. 14 pp.

LII.O

tro alimento para el socorro de los pobres enferm

os ó sanos.Im

presos.LIII.

Mem

oria sobre la seda silvestre de Nueva España, descrip-

ción de los gusanos de ella y de los árboles en que trabajan .M

S. In folio.LIV.

Ensayo de la siembra y cultivo del lino y del cáñam

o en laN

ueva España. MS.

Crítica._A

lzate, propiamente hablando, no era un botánico técnico,

sino más bien un curioso y observador sagaz de la naturaleza,

por eso es que sus escritos adolecen de lunares bien notables;ello no obstante, siem

pre se ha juzgado como el iniciador de

los estudios botánicos de vulgarización en México.

Biografía._Se ignora el lugar de su nacimiento, pero se cree nació en

Ozum

ba por el año 1729 ó 1738, y aun se afirma era sobrino

nieto de la insigne Sor Juana Inés de la Cruz.Siguió la carrera eclesiástica, recibiendo las órdenes de Pres-bítero. Su carácter retraído favoreció sus inclinaciones al estu-dio, y con ahínco se dedicó á las ciencias naturales en todossus ram

os, llegando á ser autoridad como m

atemático y astró-

nomo. Prom

ovió varias mejoras de beneficio público y em

-prendió publicaciones im

portantes, para difundir la cienciaentre el pueblo.

Sociedades científicas europeas de alta nombradía le acogieron en

su seno; y Ruiz YPavón en la Flora Peruanaform

aron en su honor el gé-nero A

lzatea, con una planta de la familia de las Celastráceas.

El sabio naturalista A. D

uges ha dado también su nom

bre á un Arác-

nido [Atax A

lzatei] de la familia de los H

ydrachnidos.Este ilustre m

exicano, agobiado por el trabajo, falleció en México el

2 de Febrero de 1799, y fue inhumado en la iglesia de la M

erced.

35-Arm

endáriz. Dr. E.

BIBLIO

GRA

FÍA. I.

Una nueva aplicación de la fotografía. Tom

o 2°. Serie 2a. Pág.324 de “La N

aturaleza”.II.

Apuntes acerca de una contrahierba de M

éxico. Tomo 2°. Se-

rie 2a. Pág. 380 de “La Naturaleza”.

III.D

osificación aproximada de la Clorofila. op. cit. et volum

. Pág.382.

IV.U

n nuevo reactivo para la investigación de los álcalis (LaPlum

bagina). op.et vol. cit.Pág. 424.V.

Análisis de las sem

illas de Yoloxochitl. Tomo 4°

Pág. 248 de“El Estudio.”

VI.

Análisis de la Bocona. Pág. 471. Tom

o 4°op. cit.V

II.Estudio de los ejem

plares remitidos con el nom

bre de Ceravegetal. Pág. 3. Tom

o I de “Anales del Instituto M

édico Na-

cional.”V

III.Estudio quím

ico del Zoapatli. op. cit. Tomo 1°. Pág. 11.

Crítica.-Los estudios de este autor son notables por su exactitud cien-tífica.

52- Balmis. Francisco X. de

BIBLIO

GRA

FÍA.-D

emostración de las eficaces virtudes nuevam

ente descubier-tas en las raíces de dos plantas de la N

ueva España, especiesde Begonia y A

gave, para la curación del mal venéreo y escro-

fuloso. Madrid. 1794. 4°. Y

dos láminas coloridas. Reim

p. Enitaliano, Rom

a, 1795, y en alemán, Leipzig, 1797.

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CRÍTICA.- El subsecuente escritor nos dará una idea exacta del valor cien-

tífico de la obra de Balmis:

[...]

“De lo expuesto podem

os deducir que el método de Beana es inca-

paz de curar la sífilis, lo cual está plenamente com

probado por la expe-riencia. A

demás, sus resultados, tanto en M

éxico como en España, pue-

den servir también para dilucidar algunas de las cuestiones que inició

con loable intento el conocido escritor de que me ocupo.

“1a. ¿Qué efecto producen en las enferm

edades venéreas los sudoríficos dela raíz del m

aguey?”“Para resolver convenientem

ente esta cuestión, es preciso no olvidarque los m

edicamentos del reino vegetal, diaforéticos ó sudoríficos, son re-

putados como tales, m

ás bien porque sus infusiones ó conocimientos se

administran calientes y en abundancia, que porque realm

ente tenganellos una acción excitante m

anifiesta sobre la piel. Estas consideracio-nes, unidas á las individuales, anatóm

icas y fisiológicas, que permiten

la sudación en el sujeto á quien se propinan tales bebidas, forman el

conjunto de las que reclaman la m

edicación especial que tiene por basela actividad de la exhalación cutánea.

“La experiencia enseña que son innumerables los recursos terapéuti-

cos que se pueden emplear para prom

over el sudor: el ejercicio corpo-ral, los baños de estufa, el excesivo abrigo, las infusiones calientes y abun-dantes de angélica, de salvia, de serpentaria de Virginia, de am

apola, de tée,desaúco, espinosilla, borraja, violeta, los cocim

ientos calientes y abundantes deguayacán, zarzaparrilla, sasafrás, raíz de china, de m

orera negra (solanumnigrum

), de dulcamara (s. D

ulcamara), de caña de Provenza (A

rundodonaz), de m

adera de sándalo rojo, deescabiosa, escorzonera, de

clavellinaroja (D

yantus caryophillus), los ponches de vino, de cogñac, de aguardientecatalán, etc., etc., son m

edios médicos y vulgares, em

pleados aquí y entodo el m

undo para promover una abundante sudación.

“Debem

os tener presente, también, que Beana recom

endaba el abri-go en la cam

a, y, además de eso, que cada enferm

o tomase m

uy calientedos libras de un cocim

ientocompuesto de: raíz de agave dividida y contu-

sa dos libras, carne seca de vívoras y rosas pálidas secas, de cada cosam

edia libra, cocidas en cuarenta libras de pulquehasta reducirlas á la

mitad: después de colado se añadía cuanto bastara de azúcar para darle

un sabor agradable.“N

o es más natural creer, supuesto lo dicho, que el abrigo y las dos li-

bras de líquido caliente, ese ú otro cualquiera, harían sudar al enfermo,

que conceder tal propiedad á dicha poción tan sólo porque tenía porbase la raíz del m

aguey?.......“Pero aun suponiendo sudorífica tal raíz, no tendría otro objeto que

el de adyuvante, pues, como sabem

os, todos los sudoríficos son exce-lentes auxiliares en la m

edicación de esta enfermedad, resultado que

cuadra perfectamente con lo anunciado por O

’Sullivan en su exposiciónal hacerse cargo de los experim

entos del Beato.“2a. ¿Puede aliviar (el m

aguey) las afecciones sifilíticas primarias, secun-

daria y terciarias, como principal agente para extirpar ó neutralizar el virus?”

“Aun cuando la raíz del m

aguey sea sudorífica, claro es que no bas-ta, no sólo para extirparlo ó neutralizarlo, pero ni para aliviar por susolo influjo las m

anifestaciones secundarias ó terciarias. Las primeras

bien podrían solaparse aun por el método expectante sim

plemente. Res-

pecto de las secundarias, casos habrá en que convenga hacer una depu-ración, y se considere la piel el em

ontuario que se debe activar; pero sies necesario restaurar la econom

ía debilitada por la caquexia sifilítica,nunca podrá llenar él m

ismo papel que la zarzaparrilla, la cual, com

osabem

os, aumenta á la vez la energía de las funciones de nutrición y fa-

vorece el tratamiento higiénico reparador que tiene tanta influencia en

la curación de este mal; 1la elim

inación aun dudosa del virus sifilíticopor los sudores, hace desconfiar de su efecto curativo.

“3a. ¿Causará el mism

o efecto este tratamiento en pacientes que no hayan

sido tratados con el mercurio, ó después de adm

inistrado el mercurio hará el su-

dorífico de la raíz del maguey un efecto parecido á la fórm

ula de Zittmann?”

“Por los experimentos que en M

éxico hizo el Dr. O

’Sullivan y en Ma-

drid el Dr. Piñera, se deduce que en quienes el m

ercurio no se usó pre-viam

ente, el resultado fue nulo, y en aquellos que habían tomado ante-

riormente preparaciones m

ercuriales, ó, como se hizo en San A

ndrés, se

1Bouchardat. Tomo I, pág. 539.

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empleaba un m

étodo mixto, el éxito fue m

ejor y convino en multitud de

casos.“4a. ¿Podrá ser acaso un específico el m

aguey alternado con la Begonia?”“Considerando á esta sustancia únicam

ente como la considera el

mism

o Balmis, de purgante drástico, nunca podrá ser reputada com

oespecífico, pues los purgantes no lo son en esta enferm

edad.“Q

ueda demostrado, pues, de un m

odo indudable, el poco ó ningúnbeneficio que del uso de la raíz del m

aguey, del pulque, y de la Begonia,podría obtenerse en el tratam

iento de la sífilis, pues ni como purgantes,

ni como diaforéticos, ni com

o neutralizantes, podrán nunca compararse

sus efectos con los que nos procura hoy el método m

ercurial, usado se-gún el sistem

a de Hunter ó de Ricord.”

2

BIO

GRA

FÍA.-Nació en Valencia, é hizo cuatro viajes á la A

mérica Septen-

trional. En 1804 introdujo la vacuna en México y dem

ás domi-

nios de España. El año 1792 llevó á Madrid las plantas m

exi-canas de que trata su libro, y cuya verdadera historia nos lada la Tesisdel Sr. D

r. D. José Ignacio Capetillo y M

artínez, queantes hem

os insertado.La Expedición Botánica de M

éxico dio en su honor el nombre

específico de Balmisiana

á una Begoniácea, y Lagasca, en esam

isma consideración, el genérico Balm

isaá una A

rroidea.

Fournier. Dr. Eugenio

BIBLIO

GRA

FÍA.- I.

Sur les Gram

inées mexicaines á sexes séparés, 1876

II.Énum

ération monographique des G

raminées du M

exique,faisant partie de l’ouvrage publié aux frais de l’État, intitulé:“M

exicanas plantas nuper a collectoribus expeditionis scienti-ficae allatas aut longis ab annis in herbario M

usei Parisiensisdispositas enum

erandas curavit E. Fournier.” 1886.

III.Énum

ération monographique des Fourgères du M

exique, fai-sant partie de l’ouvrage publiè aux frais de l’État sur la floradu M

exique, 1872, avec 6 planches. 1869.IV.

Série d’articles ayant pour la plupart trait à la distributiongéographique des Fourgères du M

exiqueet de la N

ouvelle-Calédonie, ainsi qu’à celle des G

raminées du M

exique, 1862-1878.

V.Sur les A

crostichumA

mericaines de la section Pilosella. “Bull.

Soc. Bot. De France,” XIV. 1867. pp. 160-161.

VI.

Sur deux Aclépiadés du M

éxico. Op. cit. XIV. 1867. pp. 249-50.

VII.

Sur le genere Lennoa. Op. cit. XV. 1068. pp.163-64.

VIII.

Sur le groupe des Lennoacees. Op. cit. XV

I. 1869. pp. 10-11.IX.

Sur un nouveau Pinguiculadu Mexique. O

p. cit. XX. 1873. pp.LXV

II-LXVIII.

X.Sur les A

ndropogondu M

exique. Op. cit. XXI. 1874. pp. 213-16.

XI.Fougeres et Lycopodiacees de Tetela del O

ro. Op. cit. XXII.

1875. pp. 171-72.XII.

Sur les Arundinacées du M

exique. Op. cit. XIV. 1877. pp. 177-

82.XIII.

Sur une nouveau gnere de Gram

inees mexicaines. O

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I. 1880. pp. 99-182.XIV.

Asclepiadaceas A

mericanas. “A

nn. Sc.Nat.” serie 6. XIV. pp.

364-389.XV.

Mexicanas plantas: pars 11. G

raminéae. 1886.

292- García. Crescencio

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i-choacán y Jalisco, que pueden ser fácilm

ente explotadas. “B.G

. E.,” tomo 4°, 2a. época, págs. 557-69.

II.El Tianguis-Pepetla. “B. G

. E.,” tomo 2°, 3a. época pág. 253.

III.Canote del Cerro. “B. G

. E.,” tomo 5°, 3a. época, págs. 664-66.

IV.M

emoria sobre la curación de la lepra y de las afecciones del

corazón. México. 1866. 4°. págs. 28 y cuatro adicionales. Se

ocupa de una planta que él clasifica con el nombre de Rhus

bituminosus.

6Estudio histórico acerca del tratamiento de la lues-venérea en M

éxico y cuestionesrelativas á su curabilidad.- Tesis para el exam

en profesional de Medicina y Cirugía, pre-

sentada por José Ignacio Capetillo y Martínez.

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V.Reflexiones m

édicas sobre las causas de la Hipertrofia y de los

aneurismas del corazón. En que se rectifican las ideas y la uti-

lidad del nuevo tratamiento, iniciado en la “M

emoria sobre la

curación de la lepra y de las afecciones del corazón,” que es-cribí hace dos años. M

éxico. 1868. 4°. Pág. 19. Sigue ocupándo-se del Rhus.

VI.

Suplemento a las Reflexiones m

édicas sobre las causas de lahipertrofia y de los aneurism

as del corazón, y su tratamiento.

México. 1868. 4°. Pág. 15. A

demás del Rhus trata del Veratrum

viridis.V

II.Causas del cólera m

orbu3. Dem

ostradas por la observaciónde los hechos y las m

edidas preventivas, y el método curati-

vo que es más conveniente seguir según la naturaleza de las

causas. Zamora, 1883. 4°. Pág. 19. Se ocupa de la Espinosilla.

VIII.

Topografía del mal de San Lázaro en la República M

exicana,y estudios sobre sus causas y los m

étodos curativos que heem

pleado hasta hoy para combatir esta enferm

edad. Segundaedición. Zam

ora. 1884. 4°. Pág. 20. Se ocupa del Rhus.IX.

Apuntes sobre ensayos de un árbol de nuestro país de singu-

lares virtudes dinamo-hem

atogenas. Cotija. 1891. 8°. Con 10pp. (El nom

bre vulgar de este árbol en Michoacán es Caporal.).

X.A

raceas mexicanas. Pág. 246. Tom

o 1°de “El Estudio.”

Puebla, 1875.XI.

Zumaque de M

éxico. Pág. 245. Tomo 1°O

p. cit.XII.

Apuntes sobre las virtudes m

edicinales del Coca-Té Michoa-

cano. Cotija. 1889. 16°. Pág. 15.XIII.

El tifo Negro y el tifo com

ún. Sus causas y un método preven-

tivo y curativo por plantas silvestres. Cotija.1093. 4°. Pág. 8.

CRÍTICA.-

Aficionado botánico y en sus libros hay que desconfiar m

u-cho de sus clasificaciones y teorías.

329.- Gray. D

r. Asa

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FÍA.- I.

AFlora of N

orth Am

erica: Contaigning abridged descriptionsof all the know

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Acursory exam

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L. C. Ervendberg around Wutenberg, near Tantoyuca, in the

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éxico, in 1858 and 1859. Proc.A

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V.N

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the Mexican Boundary. A

m. J. Sci. II. XXV

III. 290-293.X.

Mexican Boundary Carices. A

m. J. Sci. II. XXXIII. 139-143.

XI.D

r. Torrey Am

mobrona Sonorae. A

m. J. Sci. II. XL. 125-127.

XII.N

otes on Synthlipsis, Compositae &

. Of the Boundary. In

“Report of the U.S. and M

exican Boundary &. &

.” By Willian

H. Em

ory. Vo. II. Part. I. Botany of the Boundary. Con muchas

laminas; págs. 34, 73-107, 110-121, 154, 172-175.

BIO

GRA

FÍA.- El eminente profesor A

sa Gray nació el 18 de N

oviembre de

1810 en Sauquoit, Oneyda, y m

urió lleno de merecim

ientos ygloria el 30 de Enero de 1888.Im

posible sería relatar en estas apuntaciones todos sus traba-jos en pro de la ciencia; rem

itimos para ello á nuestros lectores

al “Smithsonian Report” del año 1888.

CRÍTICA.-

Ningún botánico de la presente centuria ha excedido ni llega-

do á la altura de Asa G

ray, tan universal en ese ramo de las

ciencias naturales, como tan profundo.

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01

445.- Lobato. Dr. José G

uadalupeB

IBLIOG

RAFÍA.-

I.Q

uímica y Phytographia m

icroscópica, aplicadas al estudiode la endem

ia de Irapuato, atribuída á los residuos contenidoen las lam

as de las haciendas de beneficio: págs. 207-22 y 223-30 del tom

o 4°. de la “Gaceta M

édica de México, con una lá-

mina.

II.Ensayo histórico sobre el K

ousso. Págs. 14-16 del tomo 5°de

la “Gac. M

éd. de Méx.”

III.Los arbolados, de los bosques m

ontañosos y los planos, losjardines, las huertas y los sem

brados en las comarcas geográ-

ficas intracontinentales. “Gaceta M

édica de México,” tom

o 16,págs. 249-59 y 274-82.

IV.Estudio quím

ico industrial de los varios productos del Ma-

guey mexicano, y análisis quím

icos del Aguam

iel y el Pulque.M

éxico. 1884. 8°. pp. 191.

463.- Llave. Canónigo D. Pablo de la

BIBLIO

GRA

FÍA.- Registro trimestre ó colección de M

emorias de H

istoria,Literatura, Ciencias y A

rtes, por una Sociedad de literatos.Enero de 1832. Tom

o 1°. México, 1832. 4°. pp. 516.

Tomo 2°. 1833. pp.116 (incom

pleto).En esta obra, que fundó y dirigió el Sr. Llave, encontram

os es-tos escritos suyos:

I.Sobre dos géneros nuevos de vegetales. Pág. 35. tom

o 1°.II.

Mem

oria sobre la dulzura del clima de M

éxico, demostrada

por los vegetales. Pág. 107, tomo 1°.

III.M

emoria sobre una especie nueva de zapote. Pág. 135, tom

o 1°.IV.

Sobre una nueva especie de Cedería. Pág. 339, tomo 1°.

V.D

escripción de algunos géneros y especies nuevas de vegeta-les. Pág. 345, tom

o 1°.V

I.H

istoria agrícola. Pág. 371, tomo 1°.

VII.

Sobre especie nueva de Salvia. Pág. 441, tomo 1°.

VIII.

Descripción de u género nuevo y de algunas especies de ve-

getales. Pág. 448, tomo 1°.

IX.Sobre cuatro especies nuevas de Salvia. Pág. 61, tom

o 2°.

X.M

ateria médica vegetal. Sobre el H

uaco. Pág. 71, tomo 2°.

XI.Econom

ía Dom

ética. Sobre los Hongos. Pág. 103, tom

o 2°.Todos estos estudios se han reim

preso en el Apéndice al pe-

riódico “La Naturaleza,” 1a. serie, de la Sociedad de H

istoriaN

atural.XII.

Novorum

vegetabilium descriptionis. In lucem

prodeuntopera Paulli de la Llave et Jonnis Lexarza.Reip. ;exic. Civ. Fasci-culus I. Q

uadragunta descriptiones complectens quarum

tre-decim

totidem genera nova exhibent. M

exici. Apud M

artinumRiveram

. Ann. D

om. M

.DCCC.XXIV. 4°. pp. 32.- Fasciculus II.

pp.13.La Sociedad M

exicana de Historia N

atural reimprim

ió esteopúsculo.

XIII.D

escripción de algunos líquenes nuevos. Cádiz. 1820.

BIO

GRA

FÍA.- Nació el 11 de Febrero de 1773. H

izo sus estudios en México,

y en 1801 se trasladó á España y radicó en Madrid. A

llí se de-dicó á la Botánica y logró, por su ciencia en ella, ser nom

bra-do catedrático del ram

o y Director del Jardín de plantas. Poco

después se le eligió Canónigo de la Catedral de Osuna, y fi-

nalmente, regresó á M

éxico el año 1825, nombrándosele luego

Ministro de Justicia.

En 1826 fue electo Canónigo de la Catedral de Morelia. A

do-leciendo de grave enferm

edad, se trasladó á la hacienda delCorral (O

rizaba), sonde murió el año de 1833.

CRÍTICA.-

Competente com

o botánico el Sr. Llave, todos sus escritos es-tim

ables y dignos de estudio. En su honor denominó Lagasca

un género de plantas con el nombre de Llaveay el D

r. AD

ugesotro zoológico con el de Llaveioe. (Ll. A

xinus).Pritzel confunde en una m

isma persona á nuestro La Llave y

á Lejarza.

540.- Ocam

po. Lic. Melchor

BIBLIO

GRA

FÍA.-I.

Mem

oria sobre el Quercus M

elifera. En “Periódico de la So-ciedad Filoiátrica de M

éxico.” México. 1844. Fol. Págs. 53-8,

con una lámina.

LA B

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22

03

II.M

emoria sobre el género Cactus. O

p.cit. Págs. 65-72. Proponedenom

inar esta familia, de las Q

uincunciales.Se reim

primieron las dos prim

eras Mem

orias en “El Monitor

Médico-Farm

acéutico é Industrial.” Morelia. 1887.

III.Proyecto para el cultivo y beneficio de la Vainilla. Publicadoen “El Progreso” de Veracruz el 22 de A

gosto de 1860 ó 1861.IV.

Mem

oria sobre el cultivo y beneficio de la Vainilla en Papan-tla. M

S. Cuyo paradero se ignora.V.

Rectificación al artículo sobre Jardines de los antiguos mexi-

canos. Pág. 179, tomo 1°. del “M

useo Mexicano.”

VI.

Movim

iento espontáneo de una planta [Hedysarum

girans],pág. 133, tom

o 2°. De la obra citada antes.

BIO

GRA

FÍA.- Nació en m

éxico el año 1810, y fue fusilado en la haciendade Jaltengo el 3 de Junio de 1861.

608.- Ramírez. D

r. JoséB

IBLIOG

RAFÍA.-

I.D

escripción microscópica de las raíces de las Lobelias laxiflo-

ra y fenestratis. Tomo 4°., página 9 de “El Estudio,” con dos lá-

minas.

II.La Q

uina de Michoacán. O

p.cit.Tomo 4°., página 30.

III.Sinónim

o vulgar y científico de varias de las “Plantas de laN

ueva España” de M. Sessé y José M

ocino. Op.cit.Pág. 220,

tomo 4°.

IV.Vegetación de Pátzcuaro. Tom

o 1°., pág. 56 de “Anales del

Instituto Médico N

acional.”V.

La Mocinna heterophylla. N

uevo género de las Papayáceas.Pág. 205, tom

o 1°., op.cit .V

I.Lista de las plantas que form

arán la primera parte de la M

a-teria M

édica Nacional. O

p.cit.,pág. 218, tomo 1°.

VII.

Otros datos para la historia de las Sem

illas brincadoras. Tomo

2°., pág. 403, 2a. época de “La Naturaleza.”

VIII.

Nuevos datos para la historia de las Sem

illas brincadoras.O

p.cit., pág. 408, tomo 2°., 2a. serie.

627.-Río de la Loza. LeopoldoB

IBLIOG

RAFÍA.-

I.El anim

al-planta. “B.S.G. y E.,” 1a. época, tom

o 10, pág. 315-18, con una lám

ina.II.

Apuntes sobre algunos productos del M

aguey. Págs. 531-42,“B.S.G

.y E.,” tomo 10, 1a. época.

III.El anim

al-planta. “B.S.G. y E.,” tom

o 10, páginas 454-57, 1a.época, y Carla de D

. Antonio del Castillo.

IV.Cactus O

phioides. “B.S.G. y E., 1a. época, tom

o 6°., págs. 187-90. Con una lám

ina.V.

El liquen tintóreo de la Baja California. “B.S.G. y E.,” tom

o 4°.,2a. época, págs. 119-27.

VI.

La Gom

a Archipín. Págs. 317-22 del tom

o 5°de la “Gac. M

éd.de M

éx.”V

II.Liparolado de Estram

onio. Pág. 38, tomo 3°, serie 1a. del “Per.

De la A

cad. De M

ed. de Méx.” 1838.

VIII.

Ajenjo. Pág. 190, “Periódico de la Sociedad Filoiátrica,” tom

o1°M

éxico. 1844. Fol.IX.

Drogas m

edicinales. Op.cit., pág. 170.

X.Senecio en el tratam

iento de la epilepsia. Tomo 2°., pág. 345

de “Gac. M

éd. de Méx.”

XI.(y C

RAVERIE.) O

púsculo sobre los pozos artesianos y las aguasnaturales noticias relativas al corte geológico del Valle, y unalista de las plantas que vegetan en las inm

ediaciones delD

esierto Viejo. Publicado ............. México. 1854. 8°

pp. 39. 1hoja plegada y un plano representando el corte geológico delpozo de la calle de Santa Catarina núm

. 2.

BIO

GRA

FÍA.- Nació en M

éxico el mes de noviem

bre de 1807. Dedicado

desde niño á las operaciones químicas, llegó con el tiem

po áser la prim

era autoridad en esta ciencia, en toda nuestra Re-pública. Profundo naturalista, la ciencia le debe adelantos ydescubrim

ientos notables, y las Escuelas de Medicina y A

gri-cultura, de que fué D

irector, grandes progresos. Murió el día

3 de Mayo de 1873.

LA B

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20

42

05

765.- Velasco. José María

BIBLIO

GRA

FÍA.- I.

Flora del Valle de México. M

éxico.1869. 4°mayor. O

bra mono-

gráfica teniendo al pie de cada lámina la descripción botánica

de la planta representada. Se hicieron tan solo 200 ejemplares,

todos ellos coloridos á mano. La obra quedó incom

pleta, puessolam

ente 9 entregas ó sean 18 planchas, se dieron á luz.II.

Descripción de una especie de Cactea de M

éxico. Tomo 1°.,

pág. 201, 1a. serie de “La Naturaleza.”

III.Falsa Jalapa de Q

uerétaro. Pág. 338, tomo 1°., serie 1a. de “La

Naturaleza” en unión de D

. Ildefonso Velazco.

777.- Villada. Dr.

BIBLIO

GRA

FÍA.- I.

Estudios sobre la Flora\\de\\Pachuca, Mineral del Chico,

Real del Monte, H

uasca\\y Barranca Honda\\por M

anuel Vi-llada,\\M

iembro de la com

isión científica de Pachuca.\\Pág.193-260 de la “M

emoria de los trabajos ejecutados por la co-

misión científica de Pachuca en le año de 1864, &

c. México.

1865. Folio.Este trabajo del Sr. Villada es im

portante por traer la identifi-cación de m

uchas plantas de que habla Hernández y la sino-

nimia náhuatl. Se contiene en él, tam

bién, la descripción deuna especie nueva de la fam

ilia de las Poligáleas, de la Monni-

na Ocam

pi, acompañada de una bella lám

ina colorida y condetalles taxinóm

icos.II.

Dictam

en acerca del nuevo género de las Ramnáceas, Bárcena

Guanajuatensis, del Prof. A

. Duges; en la “Revista Científica”

núm. 5, pág. 8-9, tom

o 1°.- Este mism

o trabajo se reimprim

ióen el vol. 4°., pág. 282 de “La N

aturaleza.” 1a. serie.III.

Lennoa Caerulea (Carcillophillum), en el tom

o 5°., pág. 213.de “La N

aturaleza.” 1a. serie.IV.

Dictam

en acerca del estudio del Dr. A

. Duges “Clasificación

anatómica de los frutos,” en el vol. 5°., pág. 254 de “La N

atu-raleza.” 1a. serie.

V.Plantas para la fabricación del papel; trabajo escrito en cola-boración con el Prof. A

. Herrera: en el tom

o 6°, pág. 84 de “LaN

aturaleza.” 1a. serie.V

I.Clasificación científica de los objetos del grupo 8°Clase 68 y79 en la Exposición 1a. de Toluca, pág. 130-142 y 160-63.“Leña, m

aderas finas, maderas de construcción.” “Plantas

aromáticas, m

edicinales y de recreo é instrucción, sobre suspropiedades y lugares de producción;“ en “M

emoria de la

primera Exposición de la Capital del Estado de M

éxico, Tolu-ca,” por M

iguel Ulloa. M

éxico, 1883. Folio.V

II.A

puntes acerca de las plantas indígenas de la familia de las

Compuestas em

pleadas en medicina. En la “G

acela Médica

de México.” Tom

o XXII, p. 351-59.V

III.A

puntes acerca de las plantas indígenas, etc., etc., cono el an-terior. En la “G

aceta de Medicina de M

éxico. Tomo XXIII, pág.

147-55.IX.

Noticia y descripción de una variedad de la Brew

eria mexica-

na de Hem

sley. En “La Naturaleza.” 2a. serie, vol. 2°., pág.

127-28, Le acompaña una buena lám

ina (Breweria m

exicanade H

emsley. Variedad floribunda (Villada).

X.Estudios relativos á la Bocona A

rborea? (Watsson) y los alca-

loides de las Papaveraceas. En “La Naturaleza.” 2a. serie,

tomo 2°., pág. 207-12.

XI.La G

oma laca de M

éxico. 1a. Parte. En “La Naturaleza.” 2a.

serie., pág. 283-85. Con una lámina representando las “Larrea

mexicana” (M

oric) y “Acacacia filicina” (W

illd.)XII.

El Hule. Pág. 317-339 de “Reñesa, etc.” ve Segura. N

úmero V,

y en “La Naturaleza” tom

o 3°, 1a. serie. Pág. 316.XIII.

Apuntes acerca de las plantas de la fam

ilia de las Legumi-

nosas. “Gac. M

éd. de México.” Tom

o XXXI. Pág. 194.XIV.

Realación de un viaje á la caverna de Cacahuamilpa. Tom

o 1°.Pág. 148. 2a. serie de “La N

aturaleza.”XV.

Apuntes de G

eología y Botánica relativos á México. O

p. cit.Tom

o 1°2a. serie. Pág. 419 y 493.

DO

CU

ME

NTO

20

6

CRÍTICA.-

Los estudios botánicos del Sr. Villada son notables por loexactos y bien acabados y en la actualidad, en M

éxico, es lapersona m

ás autorizada en achaques de rei herbaria.

APÉN

DICE

Entre tanto se imprim

ía esta obra, seguía anotando durante algunos me-

ses todo aquello que no estaba en ella incluido, y esas notas dieron esteA

péndice.O

cupaciones de diversa índole á esta clase de estudios, han hechoabandone este trabajo que de seguro no volverá jam

ás á ocuparme y

para el cual deseo un continuador más inteligente y m

ejor afortunadoque yo.

Diciem

bre de 1895.

◆◆