R E L A C IO N D E M ERITOS LITER A R IO S , Y SERVICIO Sen beneficio de la independencia de la Patria, y libertad de nuestro suspirado Monarca el Señor Don Fernando Séptimo, adquiridos por D. Salvador Gramage y Delgado de M olina, Abogado Cole­gial del Ilustre de la Ciudad de V alencia, y de la misma vecino.

E m p e zó la Lógica baxo la dirección del Dr. D. V icente Marqués, Presbítero, y R. P. Fr. Valentín Banaclóig, Catedráticos, aquel per­petuo y éste tem poral, de dicha ciencia en la Universidad L iteraria de V ale n cia : posteriormente estudió la Filosofía m oral baxo la de los Doctores D. Josef M ascarós, de la Órden de M ontesa, y D. M i­guel Sanchis, Presbítero, Beneficiado en Santa Catalina M ártir de dicha C iud ad , habiendo defendido honrosamente las correspondientes conclusiones.

En su conseqüencia comenzó el estudio del Derecho común , al cargo del Dr. D. Josef Antonio Som biela, Abogado de los Tribunales N acionales, del citado Ilustre C olegio, y V ocal supliendo en Cortes que fue por la Provincia de Valencia ; habiendo en el ultim o año defendido conclusiones, y obtenido el debido grado con todos los ho­nores de costumbre.

E l siguiente año empezó el Derecho p atrio , baxo la dirección de los Ilustres Pavordres D. Juan S ala , y por su fallecim iento D. N ico­lás G a r e li, habiendo estudiado las siete Partidas al cargo de D. Jay- me Bclda , también Pavordre , y la novísima Recopilación al del Dr. D. Gregorio Marau.

Posteriormente estudió la Economía política , baxo la dirección del Dr. D. Felipe Benicio N avarro ; y la Jurisprudencia práctica , ba­xo ]a del citado Dr. Sombiela , habiendo merecido entera aprobación de dichos Catedráticos , á los que en su aplicación , distinción y asistencia á las respective C átedras, no les dexó mas que desear.

Por sus buenas y morales costumbres, aplicación y distinción, no solo obtuvo con todos los honores el título de A bogado, habiéndo­sele dispensado tres meses que le faltaban para dicho obtento; si que tam bién, precedidas las probanzas de limpieza de sangre, y demás prevenido por las constifuciones de dicho Ilustre C o legio , fue apro^ Lado y admitido en la referida Corporacion.

Hallándose en Onteniente , su patria , el Regidor Decano de la m ism a, que regentaba la jurisdicción por R eal C é d u la , le nombró su Asesor en todas las causas civiles y criminales , que desempeñó por largo tiem po, mereciendo de la Audiencia la aprobación en sus consejos.

También desempeñó en la Ciudad de V alen cia, á plena satisfac­ción , el ramo de Guerra en la Auditoría gen era l, por espacio de dos añ os, sin dexar que desear en el expresado cometido.

Enterada la Junta Provincial de Agravios de sus brillantes cir-

óunstancías , le agració con el título de prim er O fic ia l, y segundo Secretario de la m ism a, habiendo desempeñado con honor y eficacia los cargos de su destino á plena satisfacción de dicha Junta.

L a misma Junta de Agravios, deseosa de que se le empleara con destino análogo á su carrera literaria penetrada de la disposición y sentimientos del pretendiente, que le hacían acreedor a mayores as­censos, manifestò por medio de oficio al Apoderado general del E x ­celentísimo Señor M arqués de la R om ana, lo plausible que le seria elevara á quien correspondiese sus m éritos, á fin de que se le agra­ciara con la Judicatura de la V illa de K ovelda , propia de dicho Excmo. Señor; y á m uy poco tiempo se le confirió el título de Alcalde m ayor letrado de dicha V illa , con aprobación del entonces Real A cu erd o , en cuyo destino hubo de cesar por el Decreto de 6. de Agosto de 18 11. dado por las Cortes*

Posteriormente quedó vacante el destino de Secretario de dicha J u n ta , que lo tenia D. Pablo Póns ; y en sesión celebrada para el nombramiento de dicho destino , fue elegido el pretendiente á p lu ­ralidad de vo to s, cuyo honroso empleo no exerció.

E n 1808. y gloriosa época de nuestra m uy justa revolución , en el momento de levantar el grito Valencia , la ¡)r¡mera que obtuvo el timbre glorioso de declarar la guerra contra el t ira n o , por la in­dependencia y libertad del suspirado Fernando Séptimo , se ofreció á servir y sirvió á sus expensas en calidad de Subteniente en la com­pañía de Granaderos de los Tercios unidos de la Ciudad de Xátiva, con aprobación soberana , habiendo ostigado al enemigo quando la invasión del Mariscal M on cey, en cuyo destino permaneció hasta la extinción de dichos Tercios por órdenes superiores.

Hallándose en la referida Ciudad de Valencia en el prim er sitio del M ariscal Su ch et, defendió con otros el punto de Monte Olivete, permaneciendo ocho dias y noches al lado de los cañones , sufriendo la intemperie del frío y aguas ; y habiéndose batido gloriosamente con los enemigos en la embocadura del rio Turia , mereció la con­sideración de sus Gefes, habiendo por últim o ocupado los puntos que se le asignaron en el últim o asedio.

Ocupada la C ap ita l, el Gobierno intruso decretó la prisión de su P a d re , por ser verdadero P atriota, en la época que el pretendiente tenia preparado su viage para pais lib re , por cuya desgraciada suer­te tuvo que suspenderlo, y como hijo único que oía los lamentos de su afligida madre y fam ilia , consideró preciso hacer diligencias para conseguir la libertad de su padre que tantas ruinas causó, per­maneciendo preso quasi todo el tiempo de la dominación enemiga, dos meses en Tortosa , y los restantes hasta tres dias antes de mar­char los enem igos, en la torre de Serranos.

E n este interm edio, y hallándose el pretendiente en Onteniente, por intereses propios, el Administrador de Bienes Nacionales del Par­tido de Xátiva M im bielle, le ofició para que tomara á su cargo la de dicha V illa ; pero lejos de obscurecer los méritos que hasta en­tonces tenia adquiridos, renunció dicho destino , cuya renuncia se le

admitió por Decreto de 9. de Octubre de 1812. después de varios apercibimientos y tratamientos denigrativos , y con prevención que en lo sucesivo no se le adm itiría escusa alguna , toda vez que era su obligación emplearse en el servicio de la Nación.

Habiendo los enemigos hecho prisionero á D. Braulio Lopez , pri­mer Consultor de M edicina de los E x ército s, con destino al primero, en la época que de comision pasaba desde las Cortes á C ata lu ñ a, y colocado en la misma pieza que lo estaba el padre del pretendiente, fue excarcelado despues de muchos días , con la obligación precisa de presentarse algunos al Comandante de la P la z a , <5 á un Gefe de Policía ; pero habiendo sabido casualmente el que pretende que el Mariscal Suchet habia decretado la nueva prisión y muerte de dicho Lopez , le avisó esta ocurrencia , le proporcionó la fu g a , y le acom­pañó hasta la Ciudad de G an d ía , de donde por medio de sus ami­gos pasó á la de Alicante , habiéndose regresado el relacionante á V alen cia , á continuar las diligencias hasta obtener la libertad de su desgraciado padre, arrostrando los peligros de una desastrada muer­te , por libertar á uno de los mejores patricios.

Entregó cantidades en beneficio é intención de la salvación de la Patria y nuestro adorado Rey.

Y últim am ente, habiéndose presentado el Ilustre Colegio de A bo­gados á ju rar fidelidad y obediencia al R ey intruso y su Gobierno, porque la fuerza armada lo exígia ; el relacionante, como que no reconocía mas Soberano que al Señor D. Fernando Séptim o, á quien juró fidelidad hasta derramar la últim a gota de sangre en la glorio­sa revolución de 1808. no quiso en manera alguna envilecerse con prestar dicho infame juramento.

Los documentos justificativos de los principales méritos y servi­cios , que resultan de esta re lación , se hallan testimoniados en el Consejo de Estado. Valencia ,y A bril 20. de 1814.

Salvador Gramage,

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