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8 Relación sociedad, cultura y vejez Trabajo y Vejez Si bien la mayoría de la población mayor de 50 años (el 65%) había trabajado más de 20 años en el momento de la entrevista, solamente el 10% de ellos había obtenido el derecho a disfrutar de una pensión, lo que muestra que el trabajo no ha sido factor suficiente para consolidar este derecho. Cuando el trabajo fue independiente, no se consolidó el derecho a la pensión jubilatoria, como se observa en el siguiente cuadro: CUADRO 28 TIPOS DE TRABAJO Y RAZONES PARA NEGAR LA JUBILACIÓN TIPO DE TRABAJO Independiente Dependiente Total RAZONES Trabajador independiente Sectores: agropecuario, minero, manufactura, comercio, profesionales independientes, artesanos, servicio doméstico El 1SS no funcionaba No estaban afiliados al ISS No cumplían requisitos(contratistas de obras, por ej.) Trabajaron con varios patrones El patrón negó la jubilación Trabajó menos de 20 años, o no cumplían otros requisitos (antes de las modificaciones ley 1989) % 54.0 10.5 3.0 3.5 11.0 1.0 16.0 100.0% *Nota; Sólo se incluye la población mayor de 50 años que dijo haber trabajado. El 37% que no trabajó corresponde a mujeres que respondieron que su ocupación anterior fue la de amas de casa. Como ya se dijo, el Código Sustantivo del Trabajo vigente en noviembre de 1990 excluía de la obligación de reconocer pensión de jubilación a las empresas cuyo capital fuera inferior a $800.000 o tuvieran menos de 50 empleados. Hasta 1967, aún quienes eran trabajadores dependientes en empresas obligadas a la 115

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Relación sociedad, cultura y vejez

Trabajo y Vejez

Si bien la mayoría de la población mayor de 50 años (el 65%) había trabajado más de 20 años en el momento de la entrevista, solamente el 10% de ellos había obtenido el derecho a disfrutar de una pensión, lo que muestra que el trabajo no ha sido factor suficiente para consolidar este derecho. Cuando el trabajo fue independiente, no se consolidó el derecho a la pensión jubilatoria, como se observa en el siguiente cuadro:

CUADRO 28

TIPOS DE TRABAJO Y RAZONES PARA NEGAR LA JUBILACIÓN

TIPO DE TRABAJO

Independiente

Dependiente

Total

RAZONES

Trabajador independiente Sectores: agropecuario, minero, manufactura, comercio, profesionales independientes, artesanos, servicio doméstico

El 1SS no funcionaba

No estaban afiliados al ISS

No cumplían requisitos(contratistas de obras, por ej.)

Trabajaron con varios patrones

El patrón negó la jubilación

Trabajó menos de 20 años, o no cumplían otros requisitos (antes de las modificaciones ley 1989)

%

54.0

10.5

3.0

3.5

11.0

1.0

16.0

100.0%

*Nota; Sólo se incluye la población mayor de 50 años que dijo haber trabajado. El 37% que no trabajó corresponde a mujeres que respondieron que su ocupación anterior fue la de amas de casa.

Como ya se dijo, el Código Sustantivo del Trabajo vigente en noviembre de 1990 excluía de la obligación de reconocer pensión de jubilación a las empresas cuyo capital fuera inferior a $800.000 o tuvieran menos de 50 empleados. Hasta 1967, aún quienes eran trabajadores dependientes en empresas obligadas a la

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prestación del seguro de riesgo por vejez, estaban marginados de ella por cuan­to no había oficinas del ISS en la mayoría de municipios y áreas rurales. Y hasta 1989 otros trabajadores dependientes carecían del servicio por haber tenido varios patronos, lo cual rompía la continuidad del tiempo necesaria para acce­der -hasta entonces- a tal beneficio.

Pero lo más significativo es la marginación de esta prestación, de un alto por­centaje de trabajadores independientes, empleadas del servicio doméstico y del agro.

Para complementar lo dicho en un punto anterior, veamos lo que piensan los jóvenes y los viejos sobre el trabajo en la vejez.

CUADRO 29

¿QUE LES GUSTARÍA HACER EN LA VEJEZ?

MAYORES DE 50 AÑOS

Vivir tranquilos

Trabajar

Divertirme

Total

50%

30% 20%

100.0%

MENORES DE 50 AÑOS

Tener salud Trabajar

Ayudar a la flia.

Activ.lntelectuales

Tener vivienda

Vivir con la flia.

Descansar

Total

22.2%

14.6% 2.5%

4.4%

5.7%

29.8%

20.8%

100.0%

Como se observa, el 30% de los viejos quisiera trabajar y no lo hace por falta de oportunidades, ya que según ellos "a los viejos, nadie les da trabajo". En total un 21.5% de los menores de 50 años se refiere al deseo de tener una ocupación en la vejez, no sólo para mantener el equilibrio emocional, sino como una fuente de ingresos para la supervivencia personal y/o de la familia.

Al preguntar a los mayores de 50 años por qué no hacen lo que les gustaría respondieron:

Por falta de plata 30% Por falta de oportunidades laborales 30% Por falta de compañía 40%

Total 100%

Aquí se observa que la soledad, la falta de oportunidades de trabajo y las res­tricciones económicas son las principales barreras para que la población ma-

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yor realice sus aspiraciones. Sin embargo estas respuestas se contradicen con las siguientes sobre la visión de las desventajas de las personas viejas.

CUADRO 30

¿CUALES SON LAS DESVENTAJAS DE LOS VIEJOS?

M A Y O R E S D E 5 0 A Ñ O S

Todas 15.0%

Falta de trabajo 25.9%

Mala salud 23.6%

Inutilidad 23.0%

Falta de conocimientos 12.0%

T o t a l 1 0 0 . 0 %

M E N O R E S DE 5 0 A Ñ O S

Todas

Falta de trabajo

Mala salud

Inactividad

Falta de educac .

Incomprensión

Dependencia econ.

Ninguna

Tota l

15.2%

24 .1%

34.2%

9.5%

1.3%

4.4%

3.8%

7.5%

1 0 0 . 0 %

Analizando las cifras vemos que el 48.9% de las personas mayores de 50 años, ven en la falta de trabajo e "inutilidad" (léase improductividad), las mayores desventajas de la vejez, mientras el 37.4% de los menores de 50 años, aunque se refieren a estas mismas razones de una manera implícita, no lo explícita sino en el 24.1%. Ambos grupos etarios dan gran importancia a las malas condicio­nes de salud y a la falta de conocimientos, aspectos no mencionados en la respuesta anterior.

Para profundizar más en esta visión del trabajo en la vejez, se preguntó:

CUADRO 31

¿CUALES CREE QUE SON LAS PROHIBICIONES QUE LA SOCIEDAD HACE A LAS PERSONAS VIEJAS?

M A Y O R E S D E 5 0 A Ñ O S

Ninguna

Trabajar

Tomar decisiones

Vida sexual

Movilización

Varias anteriores

T o t a !

20.7%

20.7%

12.1%

13.4%

9.2%

23,9%

1 0 0 . 0 %

M E N O R E S DE 5 0 A Ñ O S

Ninguna

Trabajar

Act. ecas.

El ridículo (sexo)

Movilización

Varias anteriores

No sabe

To ta l

11.4%

27.8%

14.9%

17.7%

5.8%

10.1%

13.3%

1 0 0 . 0 %

En esta respuesta los menores de 50 son más enfáticos en anotar que la socie­dad prohibe o impide el trabajo a los viejos o realizar actividades económicas, así como desempeñarse en la vida sexual, ratificando ideas estereotipadas acer-

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ca de las actividades "normales" en la vejez. Pero ambos grupos muestran las restricciones laborales de las personas viejas y sus consecuencias (p.ej. no poder tomar decisiones). Al explicarlas razones de tales respuestas se anotaron algunas de ley, como el retiro forzoso a los 65 años y los requisitos para solicitar créditos, tomar seguros o adquirir vivienda; y otras socioculturales como "los viejos ya no rinden"; "los viejos no saben los oficios nuevos", etc.

Este punto se adiciona con las respuestas a la pregunta sobre beneficios de la vejez.

CUADRO 32

¿CUALES CREE QUE SON LOS PRIVILEGIOS DE LOS VIEJOS?

MAYORES DE 50 AÑOS

Ninguno

Libertad

Sabiduría

Capacidad económica.

Jubilación

Respeto

Haber vivido

Tota l

31.1%

2.3%

18.4%

0.6%

4.0%

27.0%

16.6%

100.0%

MENORES DE 50 AÑOS

Ninguno

Respeto

Experiencia

Capacidad económica.

Cuidados

Tranquilidad

Ser jefe flia.

Tota l

43.1%

13.9%

16.5%

3.2%

10.6%

5.7%

7.0%

100.0%

Sólo el 4.6% de los viejos vincula los privilegios de la vejez con el bienestar económico o las prestaciones relacionadas con el trabajo, pero apenas el 3.2% de los menores de 50 años considera que en la vejez hay una tranquilidad económica. La gran mayoría de los dos gn.ipos etarios no ve algún privilegio o beneficio especial para las personas viejas, lo cual nos llevó a indagar sobre qué esperan lograr las personas que llegan a viejas, con las siguientes respuestas;

CUADRO 33

¿QUE ESPERA DE LA VIDA EN LA VEJEZ?

MAYORES DE 5 0 A Ñ O S

La muer te

Tranquilidad

Terminar proyectos

Disfrutar la familia.

Nada

Salud

Trabajar

T o t a l

25.7%

10.3%

13.2%

14.0%

9.8%

8.6%

18.4%

1 0 0 . 0 %

M E N O R E S DE 5 0 A N O S

La muerte

Bienestar económico

Indepen. económica

Ser útil

Nada

Salud

Gratif. fliares.

Tota l

18.4%

37.9%

2.5%

1.9%

17.1%

7.0%

15.2%

1 0 0 . 0 %

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Llama la atención que el 42.3% de las personas menores de 50 años tiene en el trabajo, el bienestar económico y la independencia económica, las mayores esperanzas, mientras sólo un 18.4% de las personas mayores de 50 años pone sus esperanzas en este aspecto, mostrando una actitud pasiva y resignada ante la vida, de la cual sólo esperan tranquilidad, disfrutar la vida familiar o la muerte, actitud bastante pesimista que es compartida por una buena parte de la pobla­ción joven. Si tenemos en cuenta que en la actualidad un 85% de las personas viejas no está protegida por algún sistema de previsión social y que para su subsistencia depende de la ayuda familiar o de sus precarios ahorros, entende­mos por qué se ve obligada a extender su permanencia en el mercado laboral -en el sector informal- o a dedicarse a la mendicidad.

En las cuatro grandes ciudades los hombres mayores de 60 años representan entre el 7.5% y el 9.3% de los trabajadores en el sector informal, mientras que entre el 4.2% y el 5.1% de la población femenina trabajadora está constituido por mujeres mayores de 60 años. Su actividad principal es el comercio, seguido de la pequeña industria manufacturera y su sitio de trabajo es generalmente la casa de habitación o un sitio fijo en la ciudad. Como ya se dijo, el sector informal tiene una mínima cobertura en el sistema actual de seguridad social, lo cual muestra la precariedad de las condiciones de vida de los viejos y explica el tipo de expectativas ante la vida futura.

Rel ig ión y Vejez

En este aparte se tendrán en cuenta especialmente los datos cualitativos obte­nidos en la observación y las entrevistas, más que la información cuantitativa, parte de la cual se presentó en puntos anteriores.

Como se dijo, el 86.8% de las personas mayores de 50 años tiene alguna activi­dad religiosa y ve en ella la satisfacción de necesidades espirituales muy sentidas. Sin embargo, un 10.2% de ellos, pertenece o asiste a prácticas religiosas diferentes a las católicas (evangélicas, Testigos de Jehová y Grupos de oración de diversas sectas).

En este segmento poblacional es frecuente encontrar en el área rural y en los estratos medios y bajos de las áreas urbanas un sincretismo entre religión y superstición, ya que se observó en varios entrevistados mayores de 50 años el uso de medallas y escapularios simultáneamente con amuletos para protegerse del mal o de las enfermedades. En las habitaciones o espacios de las personas mayores en las casas visitadas se encontraron altares con imágenes, estampas y oraciones de la Virgen en distintas advocaciones, del Sagrado Corazón de Jesús, del Niño Dios y de diversos Santos (según la región).

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Las diferencias regionales y aun locales, son notorias debido a la exis­tencia de diversos Patronos religiosos locales, gremiales o de oficios (choferes, agricultores, por ejemplo). No se presenta el detalle de estos hallazgos por cuanto lo más importante es saber que este grupo etario considera fundamental tener una creencia religiosa y participar en los ritos. Cuando no pueden hacerlo en los espacios públicos adecuados (iglesias, p.e.), por razones de impedimento físico o dificultades de movilización, construyen sus propios altares y espacios religio­sos. La mayoría de las personas mayores ve la esperanza de su futuro sólo en función de la fe religiosa a la que se apega cada vez más, o "espera una vida mejor, después de la muerte".

La indiferencia o el escepticismo religioso se encuentra especialmente en los estratos alto y bajo de las grandes ciudades. En los primeros entre personas de alto nivel cultural o posiciones filosóficas de izquierda y en los segundos, entre personas indigentes, marginadas y que deambulan por las calles sin ayuda familiar, social, religiosa o estatal.

Muchos entrevistados conocen teorías y leyendas bíblicas sobre la creación del hombre y del mundo, ajustadas a la ideología católica o cristiana. Lina de sus quejas se refiere a la pérdida de este conocimiento entre la gente joven, debido al tipo de enseñanza en escuelas y colegios y a la dispersión de las actividades de la familia por grupos de edad. Para ellos, una de las actividades de los abue­los debería ser la enseñanza a los nietos de la religión, el significado de los sacramentos y los rituales y la importancia de las festividades religiosas y prác­ticas asociadas (ayuno, oración, etc.). Para ellos las fiestas religiosas no deben ser tomadas como época de descanso y diversión, sino como días de recogi­miento y comunicación con Dios,

Para muchas personas mayores, los problemas actuales del país, entre otros el de la violencia de la naturaleza o de las personas son "castigos divinos" "casti­gos del cielo" por la pérdida de la fe y de las sanas costumbres. Es decir, que para estas generaciones la vida, la muerte, la salud y la enfermedad pertenecen a Dios y sólo El puede disponerlas.

Otros entrevistados, en el área rural, hicieron referencia a ideas y creencias en "fantasmas" "espectros" y "aparecidos", sobre los cuales conocen historias im­portantes. En las regiones Paisa, Valle del Cauca-Risaralda y Tolima Grande se mencionó la existencia de "guacas", fantasmas o luces del más allá, que seña­lan un "entierro" (tesoro), en lugares donde hay un "alma en pena", por quien se debe orar para que pueda descansar en paz.

La mayoría de personas mayores de 50 años comparten las creencias en una vida después de la muerte, en la inmortalidad del alma (separada del cuerpo),

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en la resurrección de los muertos, en el juicio final, mezcladas con creencias en demonios, fantasmas y objetos que traen buena o mala suerte, salud o enfer­medad. Estos últimos, son amuletos (de ajo, de semillas) o de objetos santifi­cados (ramos del Domingo de Ramos, Cruz de Mayo), números de suerte sobre días propicios o peligrosos (martes, viernes, día 13), objetos o símbolos para evitar accidentes y lesiones.

Los rituales de bautizo, Primera Comunión, matrimonio y funebría son especial­mente significativos para este grupo etario, y la mayoría de ellos procura parti­cipar aún sin conocer a las personas involucradas en el evento. Por otra parte, como cada localidad estudiada tiene sus propias costumbres para celebrar esas ocasiones especiales y su propio Patrono, son las personas viejas quienes las conocen, detallan e informan al respecto con mayor propiedad que las genera­ciones jóvenes. Por eso vale la pena pensar que el "rescate" de tales tradiciones y costumbres se haga a través de estos grupos generacionales.

De las entrevistas y observaciones se desprende que, las personas mayores tienen una convicción muy arraigada sobre los poderes sobrenaturales de algu­nas personas y plantas, especialmente en el campo de la medicina, así como en los poderes de algunos "lugares sagrados"; santuarios, templos, altares. Cada localidad tiene sus propias creencias al respecto, pero lo importante es destacar la fe de tales generaciones -especialmente de las mujeres- en los "milagros" que ocurren, y las acciones que realizan para propiciarlos: "promesas", "nove­nas", "trisagios" y otros rituales.

Es decir, que para las personas mayores de 50 años, las prácticas religiosas producen un sentimiento confortante de seguridad, de conformidad o de resig­nación con la voluntad divina, así como una convicción de que los males: en­fermedad, pobreza y muerte son castigos de Dios o que El, en su infinita justicia y sabiduría, devolverá con premios en la otra vida, los sufrimientos padecidos en ésta. Muchos entrevistados hacían evidente su abnegada aceptación de la situación que viven, diciendo; "así lo quiere Dios... por algo será".

Paralelamente, las personas mayores de 50 años creen que los jóvenes de hoy irrespetan la religión, debido a que no asisten a las prácticas religiosas o no elevan plegarias al cielo, ni hacen sacrificios propiciatorios (promesas, votos, donaciones, alabanzas o plegarias), para obtener la gracia de Dios. Estas gene­raciones mayores se mantienen fieles a la idea de pecado y a las formas de liberarse, a través de las confesiones, la contrición y la penitencia impuesta por un Ministro de Dios (el Sacerdote). Esta figura y las de los religiosos en general, son altamente respetadas y valoradas socialmente por las personas mayores, especialmente cuando conservan su apariencia exterior (uso de hábitos) y las prácticas ascéticas (votos de castidad, pobreza, ayuno, etc.)

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Durante las entrevistas era frecuente observar que las personas mayores em­plean gestos simbólicos como persignarse después de cada frase o recitar fra­ses como " Santo Dios Bendito", "ánima purísima", "Dios me libre", "Dios me perdone", "Si mí Dios lo dispone", etc., pequeños rituales que complementados con la información acerca de sus actividades religiosas en días especiales: asis­tencia a procesiones, peregrinaciones, etc., señalan la importancia que dan a los aspectos religiosos y espirituales.

En las áreas urbanas (especialmente en las cuatro grandes ciudades), se en­contró un alto número de personas mayores pertenecientes a los estratos me­dios y altos, creyentes de la astrología, la adivinación, los horóscopos, las cartas y el tarot, como mecanismos complementarios de las creencias religiosas. También se encontró una creciente participación de personas mayores en con­gregaciones o sectas diferentes a la religión católica.

Igualmente se encontraron diferencias generacionales en cuanto al significado del calendario ceremonial religioso. Los más jóvenes lo ven como días de des­canso, móviles y sin simbolismo especial; los mayores lo ven como días espe­ciales asociados a un evento místico, que se debe celebrar con ceremonias específicas y rituales especiales (sacrificios, descanso, oración, ayuno, etc.)

Para las personas mayores, la religión y las actividades espirituales son funcio­nales, puesto que permiten tener una actitud resignada ante la vida, delegando en la acción Divina o en las fuerzas ciegas del Destino, la solución de todos sus problemas. Esta resignación y pasividad, se proyectan en los campos laboral, de salud y económico, ya que lo que ocurra en ellos es "voluntad divina" y es Dios quien da soluciones y premios en la "otra vida". Esta actitud es más evi­dente en las áreas rurales y en las regiones Cundiboyacense, Caucano-Nariñen­se y del Tolima Grande, y entre las mujeres del campo y los estratos bajos y medios de las ciudades de menos de 500.000 habitantes, lo cual confirma lo encontrado por Virginia Gutiérrez de Pineda (1963).

En la región Caribe y en algunas zonas mineras de la región Paisa y costeras de la región del Valle del Cauca-Risaralda, las creencias mágicas están íntima­mente relacionadas con las creencias religiosas, especialmente en cuanto se refiere a la seguridad personal, afectiva y familiar. La práctica religiosa de los mayores hace más énfasis en el ritual, que en la ética, el primero vinculado a creencias mágicas en cuanto a salud y desenvolvimiento económico.

En la región Paisa (excluidas las comarcas mineras, CIrabá y costas del Pacífi­co), las personas mayores de 50 años se identifican con el culto y la moral católica y participan activamente en las organizaciones y congregaciones de acción cristiana y social, así como con el culto religioso(misa y sacramentos).

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Para este grupo etario de todos los estratos, las prácticas religiosas y las accio­nes de justicia social, determinan los premios y castigos en "ésta" y "en la otra vida". Varios entrevistados con recursos económicos, manifestaron su voluntad de "legar" parte de sus bienes a la Iglesia o a fundaciones cristianas de ayuda a los pobres, como un mecanismo para "ganarse el cielo". Para ellos, los pro­blemas actuales de Antioquia se deben en gran parte a una pérdida del lideraz­go de la Iglesia y a los cambios en las normas éticas de la religión católica. Simultáneamente, varios entrevistados de los estratos bajos de esta región co­mentaron que algunos "capos" tienen el apoyo de la comunidad y hasta de Dios, porque comparten con ellos los beneficios económicos.

También se observó que las personas mayores tratan de conservar costumbres religiosas familiares, como el rosario en familia, la misa dominical, la bendición de hogares y establecimientos comerciales o de negocio, mecanismos para propiciar la ayuda y bendición de Dios a las familias y a los negocios. Es decir que, en esta región, la religión no es patrimonio de un estrato o género, ni es la Divinidad quien produce los problemas individuales o sociales. Es el individuo con su ajuste o margi-namiento de las normas y ética católica, quien con "ayuda de Dios", puede lograr lo que se propone. En este sentido se difiere de otras regiones del país, porque en ésta no se genera resignación y pasividad, sino acción y participación, lo cual de nuevo ratifica lo ampliamente expuesto por Gutiérrez de Pineda (1963).

Los datos cuantitativos sobre participación religiosa de la población mayor de 50 años fueron expuestos en un punto anterior.

Sin embargo, varios entrevistados sugirieron que en las parroquias se podrían organizar grupos de trabajo y talleres sobre cuidado de enfermos, primeros auxilios, costura y clases de catcquesis. Para muchas personas viejas la dimen­sión espiritual es fundamental y piensan que la Iglesia tiene un papel importante en la organización de actividades de este tipo, pero asociadas con otras activi­dades. A través de las parroquias hay una gran capacidad de convocatoria para la población creyente y con deseos de ayudar a las personas mayores. A su vez, la disponibilidad de tiempo de estas personas les permite colaborar con el sacerdote en múltiples tareas.

Pol í t ica y Vejez

El análisis de la legislación colombiana sobre la Vejez, incluyendo el marco jurídico, las normas específicas de protección a la vejez, la legislación sobre familia en los diversos códigos (civil, penal, procedimental), asi como aspectos de la legislación laboral y los regímenes prestacionales, han sido publicados en una excelente síntesis por Ordóñez Plaja et al. (1990).

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Igualmente se plantearon distintas Políticas extranjeras de Bienestar Social y de atención a la Vejez para señalar alternativas posibles, y los datos cuantitativos sobre participación en la vida política de las personas mayores de 50 años se expusieron en el punto correspondiente a la participación de este grupo etario en diversas actividades de la vida social.

Por consiguiente, en este punto se tratarán sólo los aspectos cualitativos de la participación de las personas mayores en la vida política del país, obtenidos en la observación y en las entrevistas.

Se destaca lo relativo a la explotación y abuso que muchos funcionarios hacen de su poder en las instituciones de Bienestar Social y en los "ancianatos", con el fin de obtener lucro personal, bien sea de carácter económico, psicológico o ideológico. Este aspecto cobija tanto la designación en ciertos cargos públicos, de personas no aptas, desconocedoras de las funciones de los mismos, como pago a servicios políticos previos (clientelismo), como el uso del poder para proteger intereses particulares, opiniones éticas, religiosas o partidistas o el empleo de intrigas para obtener tratos preferentes o favores personales (tráfico de cupos en las guarderías o ancianatos, tráfico de influencias para desempe­ñar cargos para los cuales no se tiene preparación, etc.).

Estas prácticas se dan en todas las instituciones de Bienestar Social(cualquiera sea su denominación o jurisdicción) y específicamente en las que tienen rela­ción con la Seguridad Social, la familia, la mujer, los menores y los viejos, en las cuales existen, adicionalmente, prácticas de administración ineficiente, em­pleo abusivo de los medios de publicidad y técnicas de propaganda, que minan los escasos recursos destinados a cumplir servicios concretos y urgentes.

Otro aspecto relacionado con la política de tales instituciones es el que se refiere al centralismo económico y de políticas de bienestar social, lo cual contraría la realidad que señala diversidad y heterogeneidad cultural, económica y social del país, de sus problemas y de sus soluciones, y a pesar de la existencia de la Ley sobre descentralización política y administrativa (1986), que rige en el país y que asigna a los municipios una serie de responsabilidades en el manejo de los proble­mas sociales, con soluciones "locales" adecuadas a las características particulares.

No obstante, estas fallas institucionales han sido estudiadas por expertos y se han generado una serie de movimientos en favor de cambios políticos impor­tantes, como consecuencia del trabajo de la Asamblea Constituyente. Es evidente que las recientes reformas constitucionales en materia de Seguridad Social, familia y vejez exigen cambios en las distintas categorías de códigos y proce-. dimientos jurídicos, lo cual implica una serie de adecuaciones institucionales y previsiones económicas y actuariales.

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Por ejemplo, el cambio del principio de Asistencia Social por el de Seguridad Social, conlleva un alto costo económico, si de ella se va a encargar el Estado, en forma exclusiva. Pero estos costos se reducen si hay alternativas para su manejo, como las propuestas sobre reforma de la seguridad social (1993), su privatización o contratación de servicios, los cambios en el manejo administra­tivo y financiero de los recursos destinados al riesgo IVM (Invalidez, Vejez y Muerte), la Reforma Laboral, etc., todo lo cual debe enmarcarse dentro de la política de descentralización, para adecuar las soluciones a las características socioculturales del país.

La inclusión del principio de seguridad social, supera el concepto de responsa­bilidad de los parientes consanguíneos hasta el 4o. grado respecto al cuidado y atención de los viejos, sin eliminarla, y mantiene la vigencia de circunstancias atenuantes (la edad, p. ej.) en caso de sanción por la comisión de ciertos delitos y por actos que violan las normas legales o ciertas infracciones. También mo­difica la definición de algunos delitos individuales o familiares en relación con el cuidado y atención de los viejos (alimentos, p. ej.), para trasladarlos a la categoría de infracciones institucionales. Redefine el concepto de autoridad y los derechos y privilegios inherentes a la edad, así como los entes encargados de velar por ellos. Por consiguiente, se hace necesario emprender un análisis socio-cultural y jurídico de las consecuencias de los cambios en los principios políticos que se derivan de la Constitución de 1991.

Lo anterior se complementa con el análisis de los procedimientos instituciona­lizados y de los agentes autorizados por la comunidad para determinar las vio­laciones a la ley y para imponer los castigos, aspectos que tienen relación con la existencia de Tribunales, Jurisdicciones y Jueces especializados (en Familia, Menores, Ancianos, etc.), establecidos recientemente.

En la entrevista a los funcionarios de las instituciones para viejos (ancianatos), el 53.3% considera que el principal problema de estas entidades es la escasez de recursos económicos y profesionales y que la solución, además de las par­tidas presupuéstales, tiene que ver con una reorganización administrativa para lograr eficiencia. Los cambios necesarios, según ellos, son;

- Políticas gerontológicas claras 30.0% - Contratación de profesionales idóneos (especialistas) 26.7% - Mayor presupuesto 30.0% - Ampliación o reorientacíón de programas 13.3%

Total 100.0%

Si bien la ley exige a la familia el cuidado de los parientes viejos, el Estado asume la asistencia social para esta población cuando carece de familia, es

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indigente o tiene problemas de convivencia con la familia. No obstante, en las instituciones para viejos, el papel de la familia, visto por los funcionarios es de:

- Solidaridad con la institución 23.3% - Visitas esporádicas 20.0% - Visitas en ocasiones especiales 13.3% - Ninguno (ausencia total) 43.4%

Total 100.0%

La anterior respuesta no presume la carencia de familia, puesto que el 90% afirma tenerla y conocer su residencia. Implica abandono familiar total o parcial, lo que explica el dato acerca de quién o cómo llegan los viejos a estas entidades.

CUADRO 34

¿QUIEN O COMO LLEGAN LOS VIEJOS A LA ENTIDAD?

— Los trae la policía — Llegan solos — Los traen religiosos — Los parientes — Otros (vecinos, peatones)

Tota l

25.0% 25.0% 30.0% 16.6% 3.4%

100.0%

ün 50% de los funcionarios entrevistados considera que la entidad no soluciona los problemas de las personas viejas, un 23.3% cree que los soluciona parcial­mente (alojamiento y comida) y un 26.7% cree que es la mejor solución real.

Interesaba conocer las razones dadas por el 50% que cree que la institucíonali-zación no es una solución adecuada, las cuales en su orden fueron: no hay programas adecuados a las necesidades reales y culturales de la población atendida ; no hay una política gerontológica integral en el país y, por tanto, los programas de institucionalízacíón son de tipo asistencial-remedial y parciales; y la desconexión con la parentela y miembros de otras generaciones produce sentimientos de depresión y soledad entre los viejos, volviéndolos pasivos y apáticos ante cualquier programa. Estos funcionarios que evalúan negativa­mente el trabajo desarrollado en instituciones para viejos, proponen:

- Formular una política gerontológica integral 36.7% - Diseñar mecanismos laborales para que el viejo se

mantenga activo y se sienta útil 30.0% - Involucrar en la política gerontológica planes de vivienda,

recreación y salud 20.0% - Diseñar estrategias educativas para involucrar a los viejos

con los jóvenes 13.3% Total 100.0%

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Según los entrevistados, estas propuestas deben ser ejecutadas por el Gobierno (43.3%); por la propia comunidad (participación activa) (23.1%); por la familia con ayuda del Estado (23.6%); por las asociaciones religiosas y el voluntariado (10.0%). En estas respuestas se plantean vías alternativas y/o complementa­rias a las acciones estatales o familiares. En las entrevistas profundas se anotaba la necesidad de una guía y coordinación estatal para desarrollar pro­gramas de participación comunitaria en la definición y desarrollo de solu­ciones locales para y con las personas mayores.

Las 29 instituciones estudiadas tienen como objetivos formales;

- Atención integral del viejo 53.3% - Atención a viejos indigentes 16.7% - Atención a viejos abandonados 13.3% - Atención a viejos con recursos (personales o familiares)

o solos 16.7% Total 100.0%

No obstante, del 53.3% que afirma dar atención integral, sólo el 9.3% lo hace en la realidad y tal porcentaje corresponde a centros privados o con apoyo de la empresa privada.

Ampliando la respuesta anterior, el 53.3% de los usuarios de estas instituciones no paga nada por el servicio por tratarse de indigentes o personas abandonadas por la familia o sin ella; un 20.3% paga según capacidad económica y el 26.4% paga menos de lo correspondiente a un salario mínimo. Es decir que son insti­tuciones subvencionadas por el gobierno o por entidades privadas, situación que explica las diferencias entre los planes teóricos y los programas reales. En estas instituciones el valor mensual del mantenimiento de cada usuario es:

- menos de 1 salario mínimo 26.7% - 1 salario mínimo 33.3% - 1 a 3 salarios mínimos 40.0%

Total 100.0%

Teniendo en cuenta las necesidades sociales y culturales y los requerimientos de la atención en salud de las personas mayores, es evidente que con estos presupuestos no es posible "dar atención integral" al viejo. Estos gastos son pagados por el gobierno en sus niveles nacional, departamental o municipal (36.7%), los parientes (20%); el propio usuario (16.7%) y las beneficencias o

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donaciones privadas (26.6%). Otro problema financiero es el que se refiere a las apropiaciones de cada partida, las cuales demoran y dificultan el desa­rrollo de los programas.

Si tenemos en cuenta que el 30% de personas mayores de 50 años institucio­nalizados permanecen más de 15 años en una entidad, un 30% entre 6-10 años, un 23.3% entre 10 y 15 años y un 16.7% menos de 6 años, entenderemos las razones para considerar onerosa e ineficiente la política de instítucionali-zación indiscriminada y las motivaciones para buscar nuevas alternativas de solución al problema de la vejez (apoyo a las familias que atienden a los viejos, programas comunitarios, etc.).

En las instituciones estudiadas -teóricamente- se prestan los siguientes servicios:

- Sólo alojamiento y alimentación 36.7% - El anterior más atención de salud 43.3% - Los anteriores más recreación 13.3% - Los anteriores más atención religiosa 6.7%

Total 100.0%

Las motivaciones que dan los usuarios para ingresar a tales entidades son:

- Pobreza 30.0% - Abandono familiar 46.7% - Prob.Salud-Limitac.Físicas 16.7% - Soledad (solteros, p.e.) 6.6%

Total 100.0%

De acuerdo con las entrevistas, las dos primeras motivaciones se podrían eli­minar con una política gerontológica integral que buscara apoyar a la familia del viejo y tuviera en cuenta políticas laborales, recreativas, de salud, vivienda y educación que integren el viejo a la comunidad, evitando la institucionaliza-ción, al menos para un alto porcentaje de personas que pueden desenvolverse en su medio social y familiar.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, contrastamos los aspectos positivos y ne­gativos de la institucionalízación que observan los funcionarios.

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CUADRO 35

A S P E C T O S POSITIVOS A S P E C T O S NEGATIVOS

Protección a los in­digentes Atención integral Afecto

Total

46.7%

23.3% 30.0%

100.0%

Carenda de programas

Instalaciones defic. Personal preparado insuficiente Total

40.0%

26.7%

33.3% 100.0%

Desde un punto de vista estadístico, la discusión sobre el viejo institucionalizado aparece como poco representativa, ya que sólo corresponde el 0.5% de la po­blación mayor de 50 años del país. Sin embargo, haciendo un análisis econó­mico, los costos de funcionamiento (mejor de mal funcionamiento) y la calidad de los programas que se desarrollan en la mayoría de estas entidades, señala que esta estrategia asistencialista debe ser transformada.

Pero, si adicionalmente tenemos en cuenta que del 99.05% de las personas mayores de 50 años sólo un 15% tiene algún tipo de Seguridad Social o recursos propios, nos preguntamos cuál es la política para el 84.05% de la población mayor de 50 años. La respuesta la da la ley: el cuidado de las personas mayores es obligación de los parientes hasta el 4o. grado de consanguinidad. Pero si ya hemos mostrado la dinámica familiar actual, especialmente la de las grandes ciudades, tenemos que repreguntar: ¿Quién está cuidando a quién? ¿La familia a sus viejos? O ¿los viejos a las segundas, terceras y cuartas generaciones? La respuesta ya se ha dado en puntos anteriores: al viejo actual y probablemente a los viejos de los próximos 20 ó 30 años les " ha tocado" y "les tocará" asumir el papel de padres sustitutos, para el cual, ni están preparados, ni están intere­sados, pero sobre todo, la sociedad y el Estado no les están facilitando las condiciones mínimas necesarias para su cumplimiento.

Rec reac ión y Vejez

Las personas mayores de 50 años son reservadas para tratar muchos temas y para hablar con extraños, pero en algunos temas son bastante "locuaces" (anécdotas o historias sobre épocas pasadas). De las observaciones y los dia­rios de campo se deduce que entre personas de la misma generación y los amigos, los temas de conversación favoritos se refieren a la salud, la muerte, las enfermedades, los problemas con los hijos y las relaciones con vecinos.43

43 Se realizaron 3 trabajos de grado en Antropología sobre el humor de y sobre la vejez y los viejos (Víctor Rodríguez y Jaime Acosta); Cuentos tradicionales y vejez en dos regiones del país (Javier Rodríguez) y sobre la recreación, el juego y el cuerpo (Ma. Constanza Marulanda) que profundizan en estos aspectos .

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Conviene señalar que la ocupación del t iempo libre de las personas mayores de 50 años, cuantifícada en un capítulo anterior, muestra la inexistencia de pasa t iempos y aficiones individuales y la baja presencia de juegos especiales para las personas mayores, así como de organizadores y ocasiones para desa­rrollarlos.

Los varones mayores de 50 años participan esporádicamente en juegos de apues tas de tipo regional (sapo, tejo) o nacional (loterías, juegos de azar) o como espectadores de deportes masivos (fútbol, béisbol, ciclismo). Muy pocas personas mayores de 50 años realizan ejercicios físicos o participan activamen­te en juegos, deportes o competencias en equipo, y quienes lo hacen pertene­cen en su mayoría a los estratos m á s altos (golf, tenis, polo, vela, pesca deportiva, navegación, natación) o a estratos medios (ejercicios físicos super­visados para mantenerse en forma).

En contraste con lo anterior, se observó en todas las regiones que las personas mayores son las más entusiastas cuando se trata de celebrar los días festivos religiosos o conmemorativos de fechas patrióticas y, en este sentido, son quie­nes m á s se preocupan por la adecuada preparación de las actividades (rituales, izada de la bandera), guardar el descanso religioso y las dietas especíales, (en Semana Santa, por ejemplo).

Muy pocas personas mayores de 50 años realizan viajes de placer, pero casi todas manifiestan su interés y deseo de hacerlos con grupos de la misma edad y otros, la mayoría, añoran volver a su terruño (hay que recordar que un alto porcentaje es migrante), actividades que deben reemplazar por dificultades econó­micas, con las visitas a parientes y /o amigos en la misma ciudad o vereda o a organizar "paseos" para cumplir promesas de tipo religioso a los santuarios.

Es indudable que la carencia de centros y lugares de diversión especializada, así como de parques, clubes deportivos o entidades que promuevan y faciliten el acceso de los viejos a la práctica de juegos y deportes, es una de las causas principales de la baja participación de esta población, en este tipo de activida­des. Pero quizá, la causa fundamental de esta pasividad y apatía es la baja valoración cultural porque en la Sociedad cultura colombiana la recreación y el ocio son mirados "como una pérdida de tiempo".

El arte como fuente de recreo y diversión, apenas comienza a ser aceptado y propiciado por el gobierno en las ciudades en los últimos 10 años, con unos costos y horarios de difícil acceso para los viejos de los estratos medios y bajos.

Sobre la visión de los viejos y de la vejez en la literatura colombiana contempo­ránea Stella Pardo muestra,desde la literatura, los estereotipos regionales sobre

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esta etapa del ciclo vital, en aspectos como el trabajo, la jubilación, el amor y la sexualidad.

Las artes plásticas, la música, la danza, el teatro y la literatura, tienen excelentes exponentes que muestran una producción valiosa en calidad y cantidad, entre personas mayores de 50 años, pero un bajo nivel de lectores y espectadores de las obras. Estos últimos hacen parte de los estratos altos y grupos de intelec­tuales citadinos que poseen recursos económicos para participar en estos even­tos y capacidad física y psicológica para la propia movilización.

La escasez de espectáculos públicos organizados para gente mayor, gratis o con tarifas reducidas determina que la mayoría de esta población se abstenga de participar en eventos diferentes al cine, y eso, eventualmente. La mayoría de las personas mayores de 50 años ocupa gran parte de su tiempo libre viendo televisión u oyendo radio. Y es a través de estos medios como se informa de los cambios, innovaciones tecnológicas y propuestas sobre salud, vivienda, edu­cación, política y trabajo, puesto que el contacto directo con generaciones más jóvenes de la familia, es esporádico y convencional y el contacto con amigos de su generación es ocasional y breve.

Un 30% de los usuarios de los ancianatos estudiados piden programas de re­creación y plantean los siguientes problemas sentidos por ellos en tales entidades:

- Mucha gente (hacinamiento) 10.0% - Mala alimentación 20.0% - No hay trabajo 30.0% - Aburrimiento por falta de progr. 12.0% - Aburrimiento por encierro 28.0%

Total 100.0% Y las propuestas que sugieren son:

- Mejores instalaciones 10.0% - Trabajo remunerado 30.0%o - Programas de salud 20.0%o - Recreación adecuada 30.0% - Ayuda a sus familias 10.0%

Total 100.0% Como se observa, las personas mayores de 50 años que viven en instituciones, sienten la necesidad de una ocupación, bien sea remunerada o recreativa. Sin

44 Stella Pardo. Trabajo de grado de Antropología. 1992

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embargo, ninguno fue capaz de explicar qué tipo de programas recreativos quisiera y en las instituciones donde existen programas recreativos, la partici­pación de los viejos es muy baja. Los analistas del tema de la recreación con­sideran que el problema es la falta de motivación de los organizadores y la carencia de una programación adecuada al tipo de personas y a las edades de las mismas. Existe una tendencia a "copiar" los programas recreativos que se hacen para niños o para adolescentes, lo que hace que muchos viejos lúcidos digan que se sienten "ridiculizados".

Como se deduce, hay poca información y formación acerca del uso del tiempo libre entre personas mayores y sobre todo, acerca de los tipos de recreación adecuados a este grupo etario, el tipo de espacios y objetos necesarios, etc. (a este respecto se deberían efectuar investigaciones con participación de recrea-cíonistas, terapistas, arquitectos y diseñadores).

C o m u n i c a c i ó n y Vejez

En las entrevistas profundas se observó que las personas mayores de 50 años emplean una serie de ademanes, gestos y señas para expresar su afecto, miedo o repugnancia, para afirmar o negar algo o para indicar la forma y el tamaño de los objetos.

Sólo el 10% de esta población afirmó leer periódicos y revistas para informarse de las noticias ( lectura que no es diaria). Las razones dadas reflejan el bajo nivel de escolaridad y la escasez de recursos económicos para adquirir estos medios de comunicación.

Por el contrario el 90% afirmó que escucha diariamente la radio (23.6%) y en el tiempo libre (64.4%) ; el 75% afirmó ver televisión, no sólo como formas acce­sibles de recreación, sino como los medios para aprender e informarse. Los programas de radio favoritos para esta población, son los que dan consejos sobre salud, cuidado de la familia, manejo de la casa, estética; los programas psicológicos y jurídicos, los consultorios sentimentales, las radionovelas, sec­ciones de humor y música vieja. En la televisión los programas favoritos son las telenovelas y los noticieros.

Para comunicarse con parientes y amigos que viven fuera del sitio de residencia de la persona mayor, emplean el correo y ansian recibir cartas. Muy pocos utilizan el teléfono para comunicarse "a larga distancia" por considerar que este servicio es muy costoso y sólo debe emplearse en casos de urgencia. Este dato es importante sí tenemos en cuenta que el 65% de los viejos son migrantes.

El uso frecuente de la radío y la T.V. por parte de esta población permite pensar en la posibilidad de diseñar programas amenos pero científicos sobre la vejez,

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los problemas de los viejos y las alternativas en salud, vivienda, educación, re­creación, trabajo, etc.; así como para informarlos sobre sus derechos y los proce­dimientos para reclamarlos ante quien corresponda.

Salud y Vejez

Se analizó lo referente a la seguridad social y las principales modalidades e instituciones de asistencia social, para deducir que en el país no existe una política integral y universal de seguridad social, que no hay una política geron­tológica y que el número de instituciones de salud especializadas en problemas de la vejez, es mínimo. También se concluyó que las instituciones para atender a las personas viejas (ancianatos) son insuficientes (310) y, sobre todo defi­cientes.

Por consiguiente, en este punto se hará énfasis en un análisis de tipo cualitativo, basado en las entrevistas, los diarios de campo y las observaciones, acerca de las ideas sobre las causas de las enfermedades, los métodos de curación y los especialistas para su tratamiento.

Como ya se dijo, en las áreas rurales y en los estratos medios y bajos de las áreas urbanas, las personas mayores de 50 años tienen una concepción mági­co-religiosa acerca de la salud y de la enfermedad, por lo cual emplean con frecuencia medidas protectoras-preventivas (amuletos, rezos, promesas). En todos los estratos de todas las regiones, con excepción de las regiones Caribe y Paisa, existe la idea de que la enfermedad es un "castigo de Dios". Por tanto, hay una actitud resignada y pasiva que excluye la toma de medidas preventivas científicas sobre higiene, nutrición, vacunación, etc.

Las personas viejas tienden a descuidar su aspecto físico externo y la higiene (pelo, uñas, vestuario), especialmente en el área rural y en los estratos bajos de las áreas urbanas, no sólo por carencia de recursos y servicios públicos o tipo de trabajo, sino especialmente por la existencia de una serie de creencias sobre el debilitamiento que produce el "baño diario". Estas personas realizan además, una serie de prácticas de medicina tradicional para el tratamiento de heridas, quemaduras, torceduras, empleando fórmulas especiales para cataplasmas, ven­dajes, masajes y ligaduras, con variaciones regionales.

La mayoría de las personas entrevistadas temen ir a un hospital, practicarse una operación quirúrgica o ir al odontólogo (dentista, según su expresión). La observación muestra que más del 85% de este grupo etario presenta problemas dentarios.

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Estos temores se agregan a los altos costos y a la baja cobertura de la Seguri­dad Social en el c ampo de salud, razones por las cuales, las personas viejas tratan las enfermedades con terapias farmacológicas o naturistas autorreceta-das o con terapias mágico-religiosas ( con excepción de las personas de estra­tos altos, los jubilados, con servicio médico y un porcentaje de viejos que reside en áreas urbanas) .

Además de la pobreza y la baja cobertura de la Seguridad Social, lo anterior se explica por los conceptos sobre las causas mágicas o sobrenaturales de algu­nas enfermedades: "mal de ojo", "enfermedades causadas por hechicería", etc, por lo cual es frecuente que mencionen el uso de agua bendita, los baños con las 7 yerbas y los amuletos para evitar los hechizos. También es frecuente que entierren las uñas y el pelo cuando se lo cortan, para evitar brujerías.

Un número alto de personas viejas informó haber visitado a chamanes , curan­deros, yerbateros, naturistas y homeópatas para el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades. 4 5

Cuando no acuden a este tipo de terapia, emplean la automedicación o la "con­sulta" al farmaceuta o emplean remedios caseros aprendidos de sus padres y abuelos. La mayoría de esta población tiene "recetas caseras" para casi todas las enfermedades y a ellas adiciona los fármacos automedicados: laxantes, diu­réticos, calmantes, purgantes, antibióticos y reconstituyentes, de acuerdo con los conocimientos adquiridos en la radio o en los comentarios con amigos y vecinos, quienes han padecido o padecen similares achaques, y "les han sen­tado bien".

El 70% de los entrevistados afirmó no haber ido al médico en los 3 meses anteriores a la entrevista y del 30% que sí consultaron a un médico o a otra persona a quien atribuyen capacidades diagnósticas y terapéuticas, fueron porque;

— Se sentían enfermas (18%); por prevención (6%) o para seguir un tratamien­to ya iniciado (6%). A quienes no consultan a un médico se les preguntó dónde iban, con el siguiente resultado:

— Droguería 20%

— Homeópatas-Yerbat 20%

— Sobanderos-Curanderos 25%

— Remedios caseros 35% Total 100%

4 5 Véase Trabajo de Grado en Antropología de Francisco Hernández y Aydée Ojeda. 1990

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Las siguientes preguntas ¡lustrarán mejor la visión cultural de la enfermedad y su tratamiento.

A QUE CREE QUE SE DEBEN SUS ENFERMEDADES

A la edad 40%

Al clima 20%

Al trabajo 25%

Castigo de Dios, hechicerías. 15%

Tota l 1 0 0 %

ENFERMEDADES MAS FRECUENTES ENTRE LOS VIEJOS INSTITUCIONALIZADOS

(SEGÚN LOS FUNCIONARIOS DE INSTITUCIONES)

Sistema circulatorio 46.7%

Sistema respiratorio 13.3%

Sistema nervioso 10.0%

Sistema óseo 13.3%

Sistema génito-urinario 3.3%

Sistema digestivo 3.3%

Desnutrición 3.3%

Varias de las anteriores 6.7%

Tota l 1 0 0 . 0 %

ENFERMEDADES MAS FRECUENTES SEGÚN USUARIOS DE INSTITUCIONES

Gripa 40.0%

Nervios 15.0%

Urinarios (vejiga) ríñones 12.0%

Estómago 13.0%

Varios 10.0%

Tota l 1 0 0 . o %

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¿COMO SE TRATAN LAS ENFERMEDADES EN LA INSTITUCIÓN? SEGÚN LOS FUNCIONARIOS

- Con rondas médicas 26.7%

- En la enfermería 10.0%

- Urgencias hospitalarias 9.7%

- Con drogas y dieta especial 7.7%

- Con díetísta y terapias 3.3%

- Varias, sin especificar 42.6%

To ta l 1 0 0 . 0 %

¿COMO SE TRATAN LAS ENFERMEDADES EN LA INSTITUCIÓN? SEGÚN LOS USUARIOS

- Examen médico esporádico 15.0%

- En la enfermería 12.0%

- Con operaciones 10.0%

- Con drogas 8.0%

- Con dieta 12.0%

- Con reposo en cama 23.0%

- Varios, sin especificar o ninguno 20.0%

To ta l 1 0 0 . 0 %

Para ingresar a las instituciones estudiadas, el 36.7% exige ser mayor de 50

años y el 63.3% ser mayores de 60 años. El 73.3% reciben personas de a m b o s

sexos, el 16.7% solamente mujeres y el 10% solamente varones; pero en cuanto

a es tado de salud, encontramos:

REQUISITOS DE SALUD DE LAS INSTITUCIONES

No hay ningún requisito 26.7%

No se dio información 23.3%

Autosuficiencia motora 16.7%

Estado de salud "aceptable" 23.3%

Varios (estado mental y otros) 10.0%

Tota l 1 0 0 . 0 %

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REQUISITOS DE SALUD MENTAL

Ser lúcido 50.0% Poder controlar la enfermedad 30.0% Ninguno 15.0% Otros sin especificar 5.0%

Total 100.0%

Sin embargo, el 43.3% de los funcionarios cree que los exámenes que se prac­tican al ingreso no son garantía de un buen estado de salud, ni lo suficientemen­te profundos para detectar exactamente la enfermedad del usuario. Ellos mismos creen que la mayoría de las personas no debería estar "encerrada" en las insti­tuciones porque tiene familia, puede trabajar y tiene un estado normal o al menos aceptable de salud. No obstante creen que se encuentran allí por el aban­dono de la familia, los conflictos con los parientes y especialmente porque nadie les da una ocupación remunerada.

Si a los datos anteriores les agregamos el hecho de que en el país sólo hay una veintena de geriatras y una centena de gerontólogos,4 podremos entender por qué muchas personas mayores no se sienten bien con el médico, no encuentran tratamiento adecuado a sus enfermedades y sobre todo sienten que los profe­sionales les dan un trato impersonal, utilizan un lenguaje sofisticado y carecen de paciencia para oír y entender los síntomas y problemas de sus pacientes. Esta es una razón más para el rechazo a la medicina científica y al personal de salud.

En las entrevistas también se hizo frecuente mención de las vergüenzas y ta­búes para cierto tipo de exámenes (ginecológicos, por ejemplo) y a la falta de tacto de los profesionales para tranquilizar al paciente viejo.

Las personas viejas piensan y hablan mucho sobre las enfermedades y la muer­te. Para ellas la muerte es algo temido y al mismo tiempo esperado y deseado.

Pensando en la muerte, solamente algunas personas del estrato alto se preocu­pan por disponer sus asuntos personales y económicos en vida, pero en todos los estratos se observó que los viejos mencionan de una u otra forma, su "últi­ma voluntad", lo que se convierte en un deber moral para los parientes, so pena de sentirse culpables y tener temor a una venganza del espíritu del muerto.

46 Egresados de la universidad de Oriente en Rionegro-Antioquia, de la universidad del Quindío en Armenia, CEFA en Medellín, hasta 1990. A partir de esta fecha, varias universidades han iniciado cursos de postgrado de excelentes perspectivas,

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También se constató que las personas viejas asisten con frecuencia a los fune­rales de parientes y amigos, pero también que lo hacen a las ceremonias de vecinos y aun de desconocidos, como un mecanismo preparatorio para su pro­pia muerte. Su participación se da en los ritos funerarios y el "luto" de largos períodos (vestidos oscuros, actitud reservada, etc), y luego en la visita a la tumba de los muertos a quienes llevan flores en determinadas ocasiones. Al hablar sobre estos temas, es difícil precisar si para esta población esta partici­pación es un tipo de ocupación del tiempo libre, una preparación para su propia muerte o una señal para la parentela, acerca de sus deseos de ser recordados después de muertos. También se encontraron casos acerca de la relación que hacían algunos entrevistados, entre cierto tipo de enfermedades y la asistencia a velorios o funerales ("hielo de muerto").

Comunidad y Vejez

En este acápite el término comunidad se refiere al grupo de personas que residen en la misma vereda, si se trata del área rural, o en el mismo barrio, comuna o vecindario si se trata del área urbana. El tema tratado se refiere a las informacio­nes sobre el liderazgo y la participación comunitaria, así como sobre el control social y la justicia no institucional en cuanto al trato y cuidado de y a los viejos.

En todas las áreas rurales del país se observó el liderazgo familiar y comunitario de las personas viejas, de acuerdo con el alto nivel de participación en la toma de decisiones familiares y en las asociaciones veredales. Los varones participan en las reuniones para definir las obras comunales (vías, acueductos), la escuela o las campañas políticas, mientras que las mujeres viejas asesoran y aconsejan a las mujeres jóvenes, tratan y curan las enfermedades, enseñan la preparación de ciertos alimentos y remedios caseros y transmiten las habilidades artesana-les, según la región y la localidad.

En los barrios marginales de las ciudades de Bogotá, Medellín, Cali y Barran-quilla (especialmente en los barrios de invasión), los varones viejos son los líderes familiares y de la comunidad, son quienes conocen la historia del barrio y estimulan a la población joven para la defensa del territorio ante las autorida­des de policía y los alcaldes. En los demás estratos sociales ese liderazgo se transfiere a personas menores con mayor capacitación técnica a nivel comuni­tario y en la familia sólo se conserva cuando las personas viejas tienen recursos económicos, son dueños de la vivienda y están en buenas condiciones de salud.

47 Véase trabajo de grado en Antropología de Nolberto Olaya, 1991

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En las ciudades pequeñas, las personas viejas mantienen un ascendiente sobre la población menor y tienen el respeto de la población y de la familia. Varios líderes locales (sacerdotes, alcaldes, personeros, concejales y líderes comunita­rios son personas mayores de 50 años).

Los mecanismos no institucionalizados de control social en las áreas rurales y pequeñas poblaciones urbanas, tales como la crítica, el rumor y el chisme son empleados por las personas mayores de 50 años para estimular e inducir a la población joven al conformismo con las tradiciones o para desestimular compor­tamientos no adecuados a las costumbres y valores regionales. Por el contrario, en las cuatro grandes ciudades estos mecanismos no operan, pero tampoco operan los mecanismos jurídicos que asignan deberes con los viejos a los pa­rientes hasta el 4o. grado de consanguinidad, o al Estado cuando el viejo carece de familia, tiene conflictos con ella o es indigente.

Las personas mayores entrevistadas en las grandes ciudades "sienten" que la población joven no solamente no los respeta, sino que les hace sentir su desa­daptación a la vida citadina y moderna, en cuanto a creencias, ideas, costum­bres, régimen de vida, vestuario y comportamiento familiar y social. Y como esta población vieja está acostumbrada al valor de la palabra empeñada y a los compromisos verbales, con frecuencia es víctima del abuso de los parientes, los amigos y los vecinos, quienes los explotan, timan y estafan con gran facili­dad, empleando los mecanismos legales.

Para entender más el liderazgo familiar y comunitario, debemos tener en cuenta que de los viejos que viven con la familia, el 36.7% lo hace con el cónyuge, el 36.2% con los hijos y nietos (generalmente de familias recompuestas), el 8,6% con hermanos; el 2.9% sólo con los nietos; el 4% con sus padres y el 0.6% viven solos. No obstante el 79.9% tiene nietos y sus relaciones con ellos son:

- Buenas 50.6%

- No los ve casi nunca 16.1% - Regular 20.0%

- Mal 13.3%

Total 100.0% Las razones por las cuales hay regulares o malas relaciones son:

- Irrespeto 40.0%

- Falta de afecto 20.0% - Indiferencia 20.0% - Mal genio 20.0%

Total 100.0%

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Esta falta de entendimiento se percibió más en las observaciones que en la entrevista y se da especialmente cuando los viejos viven en casa de los hijos quienes les asignan la función de cuidar a los nietos, o cuando a la vivienda de los viejos llegan los hijos(as) separados(as), viudos(as) o madresolteras con sus hijos con la esperanza de tener un hogar, un apoyo económico y un apoyo afectivo, convirtiendo a los viejos en padres sust i tutos, funciones que ellos no pueden o no desean asumir y causa de muchos conflictos generacionales.

Los abuelos desarrollan las siguientes actividades con sus nietos;

- Cuidarlos y mantenerlos económicamente 25.0%

- Ayudar a criarlos y educarlos 15.0%

- Actividades recreativas esporádicas 10.0% - Varias 24.7% - Ninguna 25.3%

Total 100.0%

Las respuestas anteriores muestran que el papel de los abuelos en la familia incluye la provisión económica y la socialización. El detalle acerca de cómo se da esa función aparece en las observaciones, ya que de ellas se deduce que es más una tarea "impuesta" por las circunstancias familiares que un papel asumido voluntariamente por el viejo. En varias ocasiones los abuelos se que­jan de estas obligaciones para las cuales dicen ellos no están preparados (por ejemplo ayudar a los escolares en sus tareas).

Pero a pesar de existir conflictos familiares y generacionales, los viejos prefieren vivir con sus parientes, punto que es confirmado por los funcionarios de las instituciones que atienden viejos, para quienes el 56.7% de ellos son conflíctivos y huraños, debido a que se sienten abandonados por la familia(40.0%) o porque sienten la falta de un afecto familiar (16.6%). Este sentimiento es más fuerte entre las mujeres que entre los hombres institucionalizados, también por razo­nes culturales.

Para los funcionarios de las instituciones en cuestión, la comunidad y la sociedad:

- Marginan al viejo 40.0%

- Rechazan a los viejos 13.3% - Los ven "improductivos" 6.7% - Los ven con "limitaciones" 40.0%

Total 100.0% Esta visión de la comunidad y de la sociedad sobre la vejez y el envejecimiento ha justificado la existencia de políticas asistencialistas e incapacitantes hacia los viejos y la vejez.

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