Movimiento cultural juvenil argentino perteneciente a la Sociedad Internacional Tomás de Aquino

Reginaldo

Háganme un favor, y, si ven ese video, mándenle al tipo este folleto de Reginaldo, que me gustaría aclararle personalmente algunas cosas.

¡Nada que ver! Se nota que el tipo nunca leyó a mi maestro Tomás, ni escuchó hablar de él. Si hubiera sabido algo de lo que él dijo sobre la relación entre fe y razón, nunca hubiera dicho esas cosas.

El otro día vi en internet el video de un tipo que decía que la fe y la razón eran totalmente incompatibles. Decía además

Nº 2: Fe y RazÓn

que era imposible probar racionalmente cosas como que Dios existe, y que por eso, eran falsas.

¿Se puede defender la fe usando la razÓn?

A la gente le gusta hablar: la gente habla de todo, incluso de lo que no sabe. Ya sea que se trate de fútbol, de moda, de política, del clima…. Todo el mundo tiene algo que decir. Los exámenes no son la excepción. En un examen escrito, nadie pone “no sé”: la gente escribe, incluso cuando no tiene idea de la respuesta.

Y de esto la fe no se salva: hasta la gente que no cree, opina. Por ejemplo, hay quienes dicen: “Jesús fue un gran tipo, un adelantado para su época, pero… ¿Dios?”

Por eso es importante que la gente conozca su fe y que hable: no sólo para difundirla, sino también para defenderla. Pero, ¿cómo defenderla?, pues a alguien que no cree no se le puede convencer diciendo: "Lo que decís está mal porque Dios ha revelado lo contrario".

No todos comparten la fe. ¿Hay acaso algo que todos sí comparten? Sí: la razón. Incluso las personas que no creen, piensan, razonan. De ahí que podamos usar la razón para defender la fe. Esto es lo que vamos a ver.

Hay verdades acerca de Dios que podemos conocer usando sólo nuestra razón. Estas verdades son llamadas por la teología “preámbulos de la fe”. Un ejemplo de ellas es que Dios existe. En efecto, todo lo que existe en el mundo tiene una causa: los hijos son causados por los padres; las rocas, por las erupciones volcánicas; el aire, por la combinación de ciertos elementos. Pero en última instancia, se requiere un primer principio no-causado, pues no puede haber una cadena de causas que vaya hasta el infinito. Por ejemplo, decir que un reloj a cuerda funciona porque posee infinitos engranajes articulados de forma tal que uno causa el movimiento del otro no explica en última instancia cómo ni por qué se originó el movimiento del reloj. Tiene que haber, pues, una primera causa que no haya sido causada por otra cosa. Esa causa es Dios.

Hay ciertas verdades de Dios que sÓlo

conocemos porque han sido reveladas por Él.

¿QuÉ se puede descubrir de Dios usando la razÓn?

No podemos conocer las porque nuestro conocimiento empieza por los sentidos. Así, pensamos a partir de lo que vemos, oímos, olemos, tocamos, y gustamos. Por ejemplo, podemos conocer qué es una piedra porque podemos verla, tocarla, y hasta saborearla. Pero a Dios no se le puede ver o tocar. De ahí que, usando sólo nuestra razón, no

Ahora bien, hay otras verdades de Dios que conocemos sólo porque nos fueron reveladas, pues no podemos llegar a ellas usando nuestra razón. Estas son llamadas por la teología “artículos de la fe”. Por ejemplo, que Dios es Uno y Trino.

podemos saber cómo es Él. Eso lo sabemos por fe. Pero la razón, en este punto, también tiene algo que decir… y no poco.

Es imposible que la fe se oponga

a la razÓn… ¿en serio?

Nadie da lo que no tiene. Un maestro no puede enseñar algo que previamente no conoce. De esto se desprende que las verdades de fe que Dios revela de sí mismo son previamente sabidas por Él, es decir, se encuentran contenidas en la Sabiduría Divina.

Fe y razón no se contradicen. Todo lo contrario: se complementan. Un ejemplo de esto es la teología, ciencia que, en la medida que lo permite la razón, estudia los contenidos de la revelación que se creen por fe.

Ahora bien, la razón nos ha sido dada por Dios, por lo que los principios por los cuales razonamos también están contenidos en la Sabiduría Divina. De ahí que todas aquellas cosas que se oponen a la razón se oponen también a la Sabiduría de Dios, y no pueden venir de Él. En sentido contrario: aquello que viene de Dios no se opone a su Sabiduría y no se opone a la razón. Por eso, las verdades reveladas por Dios que creemos por fe no se oponen a la razón.

La fe y la razÓn

vienen ambas de

Dios, por eso no

pueden oponerse.

Si fe y razÓn no se oponen, ¿por quÉ parece que sí?

Si es imposible que la fe y la razón se opongan, ¿por qué parece que en la práctica se da lo contrario? Vamos a ver cómo toda “contradicción” entre fe y razón en realidad no es tal cosa.

Cada una —fe y razón— tiene su ámbito propio. A la razón le corresponde ocuparse de aquellas cosas que ella misma puede investigar. A la fe, en cambio, le corresponden aquellas cosas que han sido reveladas por Dios y no se conocen por medio de la razón.

Así, la razón —a través de la física y la cosmología— investigará la teoría del Big Bang. La fe, en cambio, creerá en el misterio de la Resurrección de Cristo de entre los muertos, pudiendo apoyarse en la Teología para entenderlo mejor.

Ahora bien, quien afirma que la teoría del Big Bang es errónea “porque, según el Génesis, Dios creó al mundo en siete días” no plantea una contradicción real entre fe y razón. La verdad que se revela en el Génesis es que Dios creó todo lo que existe. La teoría del Big Bang, en cambio, busca explicar cómo se originó todo lo que existe. Y el “cómo” sí puede ser investigado por la razón. En el caso planteado no hay contradicción entre fe y razón,

Fe y raz

Ón no

pueden c

hocar, pues

cada una

tiene un

Ámbito pro

pio y

distinto.

sino entre razón y razón, solo que el argumento de quien cita el Génesis es menos consistente.

¿CÓmo entra la razÓn en auxilio de la fe?

La razón puede auxiliar a la fe de maneras diversas, según nos hallemos frente a los preámbulos o frente a los artículos de la fe. Así, como las verdades contenidas en los preámbulos de la fe pueden ser conocidas racionalmente, es posible, mediante razones demostrativas, convencer a quienes no las crean. Un ejemplo de esto ha sido expuesto en la página 3 con relación a la existencia de Dios. Ahora bien, como las verdades contenidas en los artículos de la fe son supra-racionales, es decir, se encuentran por encima de la razón, no pueden ser demostradas o probadas racionalmente. Que estén por encima de la razón, empero, no las hace irracionales, pues, como hemos visto, fe y razón no se contradicen. Por eso, sí es posible proceder racionalmente para (1) responder todas las objeciones que se planteen en su contra. Por ejemplo, a quien sostenga que es absurdo que Dios se haya hecho hombre no le podremos demostrar racionalmente la Encarnación. Podremos, sin embargo, mostrarle que eso no es contradictorio. Por ejemplo, por definición, un cuadrado es una figura de cuatro lados, de ahí que es contradictorio hablar de un cuadrado de tres lados. Un cuadrado de tres lados no existe: es un absurdo. En cambio, en la definición de hombre —animal racional— nada hay que sea contradictorio con Dios (pues éste no es un animal irracional), de ahí que no es absurdo que un hombre sea Dios. ¿Cómo se da esto? La respuesta sobrepasa

Así también la teología nos ayuda a (2) entender mejor estas verdades, pero las explicaciones que ella hace no son demostraciones. Por ejemplo, podremos tratar de entender la Santísima Trinidad como el Padre que engendra al Hijo, siendo el Espíritu Santo el amor que procede de ambos. Pero eso no constituye una prueba de la existencia de este misterio.

nuestra razón; sin embargo, nuestra razón nos puede asegurar que eso no es imposible.

¿Por quÉ hay cosas de Dios que no podemos conocer por medio de la razÓn?

Dios es infinito; nuestra inteligencia, en cambio, finita o limitada. Frente a esto, resulta natural que haya cosas que no podamos conocer de Dios.

En esa línea, las dudas que se presentan frente a algunas verdades de fe no se deben a su falta de

Así, frente a estas verdades que se encuentran por encima de nuestra razón —supra-racionales—, nuestro intelecto se halla como un ave nocturna frente a los rayos del sol: no puede ver, pero no por falta de luz, sino por exceso de ella.

Afirmar que las cosas que no podemos conocer de Dios son irracionales o falsas es tan absurdo como sostener que, porque un estudiante de primaria no entiende la teoría de la relatividad, ésta es irracional o falsa. Nada más lejos de la realidad.

A veces, como un ave nocturna, nuestra

inteligencia no puede conocer algo por

exceso de luz.

certeza, sino a la debilidad de nuestra razón. Cuando la razón se queda sin aliento, la fe se hace necesaria para seguir avanzando.

Es un movimiento cultural juvenil argentino perteneciente a la Sociedad Internacional Tomás de Aquino, que —a través de comunidades de estudio y difusión— busca promover el pensamiento de Santo Tomás en la sociedad contemporánea.

REGINALDO

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Es un pequeño boletín de publicación continua dirigida a toda clase de público que,

con un lenguaje sencillo, busca difundir la doctrina de Santo Tomás de Aquino. Esta edición ha sido

elaborada en base a los capítulos 2, 3, 4, 7, y 9 del libro I de la Suma contra Gentiles; y a la cuestión 1

de la primera parte de la Suma de Teología.