Refutando El Calvinismo

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REFUTANDO LA PREDESTINACION CALVINISTA Autor: Danny Totocayo DIOS AMA A TODOS LOS HOMBRES “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3: 16). JESÚS MURIÓ POR TODOS LOS HOMBRES Y POR ELLO DESEA LA SALVACIÓN TODOS “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina” (2 Pedro 2:1). “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (1 Juan 2: 2) “Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (2 Corintios 5:14). “En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia” (Hechos 10:34-35). Véa también Isaías 53:6; Juan 1:29; Juan 3:16; Juan 6:33, 51; Juan 6:33; Juan 6:51; Juan 4:42; Juan 11:50-51; Romanos 5:6; 8, 18; 2 Co.5:19; Hebreos 2:9; 1 Timoteo 2:3-6; 1 Timoteo 4:10; 1 Juan 4:14; Mr. 16:15). Todos estos pasajes muestran de manera clara y contundente que Jesús murió por todos los hombres pecadores sin excepción alguna y por ello Dios no quiere que nadie se pierda (2 Pedro 3:9). Alguien dijo: “Podríamos decirlo de una manera aún más sencilla: “La muerte de Cristo fue SUFICIENTE PARA TODOS pero es EFICIENTE solo para quienes creen”. La obra de la cruz de Cristo no es limitada, pero la aplicación de esa obra por la operación del Espíritu Santo está limitada sólo para los creyentes. El Calvinismo extremo sostiene que Cristo tiene que salvar a todos por quienes ÉL murió. Ellos razonan así: si Cristo murió por todos, entonces todos tiene que ser salvos”. Pensemos en la lógica de tal razonamiento. Esto sería como decir, “si la medicina está al alcance de todos, entonces todos tienen que ser sanados”. Obviamente que esto es falso. La medicina, aunque esté disponible, no hará ningún bien a menos que sea tomada. “Hay más que suficiente agua fresca para toda persona sedienta en el pueblo”. ¿Significa esto que toda persona en el pueblo tendrá su sed aplacada? Sólo si cada persona bebe. Tenemos que hacer una diferencia entre la redención realizada y la redención aplicada”. Roger E. Olson dice: “La expiación universal no requiere de salvación universal; sólo requiere de la posibilidad de salvación universal. Es posible que los mismos pecados sean castigados dos veces, y eso es lo que hace al infierno tan absolutamente trágico; es totalmente innecesario. Dios castiga con el infierno a los que rechazan la sustitución de su Hijo. Una analogía servirá para aclarar esto. Después de la guerra de Vietnam, el presidente Jimmy Carter concedió amnistía global a todos los prófugos que huyeron a Canadá y a otros lugares. Por decreto presidencial ellos tenían la libertad de volver a su país. Algunos lo hicieron y otros no. El crimen de ellos ya no podía ser castigado; pero algunos no aprovecharon la amnistía y se castigaron a sí mismos, por medio de no volver a su hogar y su familia. Los creyentes en la expiación

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REFUTANDO LA PREDESTINACION CALVINISTA

Autor: Danny Totocayo

DIOS AMA A TODOS LOS HOMBRES

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3: 16).

JESÚS MURIÓ POR TODOS LOS HOMBRES Y POR ELLO DESEA LA SALVACIÓN TODOS

“Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina” (2 Pedro 2:1).

“Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (1 Juan 2: 2)

“Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (2 Corintios 5:14).

“En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia” (Hechos 10:34-35).

Véa también Isaías 53:6; Juan 1:29; Juan 3:16; Juan 6:33, 51; Juan 6:33; Juan 6:51; Juan 4:42; Juan 11:50-51; Romanos 5:6; 8, 18; 2 Co.5:19; Hebreos 2:9; 1 Timoteo 2:3-6; 1 Timoteo 4:10; 1 Juan 4:14; Mr. 16:15). Todos estos pasajes muestran de manera clara y contundente que Jesús murió por todos los hombres pecadores sin excepción alguna y por ello Dios no quiere que nadie se pierda (2 Pedro 3:9).

Alguien dijo: “Podríamos decirlo de una manera aún más sencilla: “La muerte de Cristo fue SUFICIENTE PARA TODOS pero es EFICIENTE solo para quienes creen”. La obra de la cruz de Cristo no es limitada, pero la aplicación de esa obra por la operación del Espíritu Santo está limitada sólo para los creyentes. El Calvinismo extremo sostiene que Cristo tiene que salvar a todos por quienes ÉL murió. Ellos razonan así: si Cristo murió por todos, entonces todos tiene que ser salvos”. Pensemos en la lógica de tal razonamiento. Esto sería como decir, “si la medicina está al alcance de todos, entonces todos tienen que ser sanados”. Obviamente que esto es falso. La medicina, aunque esté disponible, no hará ningún bien a menos que sea tomada. “Hay más que suficiente agua fresca para toda persona sedienta en el pueblo”. ¿Significa esto que toda persona en el pueblo tendrá su sed aplacada? Sólo si cada persona bebe. Tenemos que hacer una diferencia entre la redención realizada y la redención aplicada”.

Roger E. Olson dice: “La expiación universal no requiere de salvación universal; sólo requiere de la posibilidad de salvación universal.

Es posible que los mismos pecados sean castigados dos veces, y eso es lo que hace al infierno tan absolutamente trágico; es totalmente innecesario. Dios castiga con el infierno a los que rechazan la sustitución de su Hijo. Una analogía servirá para aclarar esto. Después de la guerra de Vietnam, el presidente Jimmy Carter concedió amnistía global a todos los prófugos que huyeron a Canadá y a otros lugares. Por decreto presidencial ellos tenían la libertad de volver a su país. Algunos lo hicieron y otros no. El crimen de ellos ya no podía ser castigado; pero algunos no aprovecharon la amnistía y se castigaron a sí mismos, por medio de no volver a su hogar y su familia. Los creyentes en la expiación universal creen que Dios permite a los pecadores que rechacen el beneficio de la cruz de Cristo para que sufran el castigo del infierno, a pesar de que es totalmente innecesario.

Todos los cristianos están de acuerdo en que Dios es amor. Pero los que creen en la expiación limitada tienen que interpretar el amor de Dios de una forma compatible con la elección incondicional que hace Dios de algunas personas en designarlas a tormento eterno en el infierno cuando Él pudiera salvarlas (porque la elección a la salvación, y por tanto la salvación misma, es incondicional). No hay analogía en la existencia humana para esta clase de comportamiento que sea considerado como amoroso. Por ejemplo, nunca consideraríamos amoroso a alguien que pudiera rescatar a personas que se están ahogando, pero que no lo hace y sólo rescata a algunas. Consideraríamos malvada a tal persona, aun si las personas rescatadas apreciarían lo que la persona hace por ellas.

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Otra manera en que los calvinistas tratan el amor de Dios y tratan de reconciliarlo con la expiación limitada y la doble predestinación (los dos son realmente inseparables) es al decir que Dios ama a todas las personas en alguna manera pero sólo a algunas personas (los escogidos) en todas maneras. Piper, por ejemplo, exalta el amor de Dios por todos, aun de los no escogidos. Él dice que Dios concede bendiciones temporales a los no escogidos, significando que ellos avanzan hacia su predestinado tormento eterno en el infierno. Juan Wesley, respondiendo a un similar reclamo por los calvinistas en su época, bromeó que este es un amor que hace helar la sangre. Otra respuesta es que esto simplemente significa que Dios da a los no-escogidos un poco del cielo para que lo lleven consigo en su viaje al infierno. ¿Qué clase de amor es éste, que da felicidad y bendiciones temporales a las personas escogidas por Dios para eterno sufrimiento en el infierno? Después de todo, si el calvinismo tiene la razón, no hay nada que impide que Dios escoja a todas las personas para el cielo, excepto, dicen algunos, su propia gloria. Algunos calvinistas dicen que Dios tiene que manifestar todos sus atributos, y uno de ellos es la justicia, lo cual hace necesario el infierno. Nuevamente, sin embargo, eso no tiene sentido, porque la Cruz fue suficiente manifestación de la justicia de Dios.

La expiación limitada hace imposible el evangelismo sin discriminación. Un creyente en la expiación limitada nunca puede decir al azar a cualquier desconocido o grupo: “Dios lo ama y Cristo murió por sus pecados y los míos; usted puede ser salvo” (¿Se limita el amor de Dios a los escogidos?).

Calvino cambio su punto de vista sobre la expiación limitada. El Dr. John R. Rice citó a Strong sobre la modificación de sus opiniones por parte de Calvino. En el libro “¿Predestinado para el infierno? ¡No!” Rice dice: “Sin embargo, es justo decir que se piensa que Calvino modificó algo sus posiciones a través de los años. El Dr. Augustus H. Strong, en su teología sistemática común vol. Ii, doctrina de la salvación, página 778, cita los últimos comentarios de Calvino para probar esto, como sigue: “el progreso en el pensamiento de Calvino puede ser visto comparando algunas de sus primeras declaraciones con sus últimas. . . . En días postreros Calvino escribió en su comentario sobre Juan 2:2 –”él es la propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también para el mundo entero”– como sigue: “Cristo sufrió por los pecados del mundo entero, y en la bondad de dios es ofrecido a todos los hombres sin distinción, siendo derramada su sangre no por una parte del mundo solamente, sino por toda la raza humana; porque aunque en el mundo no se encuentra nada digno del favor de dios, sin embargo él ofrece la propiciación al mundo entero, ya que sin excepción él invita a todos a la fe de Cristo, que es nada más que la puerta a la esperanza”

Juan Calvino testifica a favor de la “expiación ilimitada” en su comentario sobre Marcos 14:24. El dice: “La palabra muchos NO SIGNIFICA UNA PARTE DEL MUNDO SOLAMENTE, SINO TODA LA RAZA HUMANA: Él contrasta muchos con uno como si dijera que Él no sería el Redentor de un hombre, sino que encontraría la muerte para liberar a muchos de sus maldecidas culpas. Sin dudas que hablando a unos pocos Cristo deseaba hacer Sus enseñanzas disponibles para un gran número … Entonces cuando venimos a la santa mesa no sólo debería venir a nuestra mente la idea general de que EL MUNDO ES REDIMIDO POR LA SANGRE DE CRISTO sino también cada uno debería considerar para sí mismo que sus propios pecados están cubiertos”.

Calvino también testifica en favor de la “expiación ilimitada” en su comentario sobre Romanos 5:18. El dice: “Pablo hace la gracia COMÚN A TODOS LOS HOMBRES, no porque ésta de hecho se EXTIENDA A TODOS, sino porque ÉSTA ES OFRECIDA A TODOS. Aunque CRISTO SUFRIÓ POR LOS PECADOS DEL MUNDO, Y ES OFRECIDO POR LA BONDAD DE DIOS SIN DISTINCIÓN A TODOS LOS HOMBRES, no obstante no todos lo reciben (op. cit., pág. 829).

EL LLAMADO A SALVACION PUEDE RECHAZARSE

Dios llama a todos a la salvación, pero este llamado puede ser rechazado, lo que supone que no todas las personas a las cuales Dios llama aceptaran y la razón es el libre albedrio. El Señor Jesús lloró por Jerusalén porque no quiso la salvación. El dijo con dolor: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!” (Mateo 23:37). ¡Para que enviaría, Dios a profetas, si no esperaba la salvación de ellos?

En cierta ocasión el Señor Jesucristo dijo que los que no creían en él eran ciegos, a lo que los judíos replicaron: “...¿Acaso nosotros somos también ciegos?  Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece” (Jn. 9:40, 41).  Es obvio que Jesús les hace ver que eran culpables porque habían oído el evangelio y ellos mismos admitieron que no eran

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ciegos.  Es decir, que de forma consciente rechazaron la vista espiritual, la salvación que el Señor Jesucristo les ofrecía, haciéndose responsables de su actitud. 

El Espíritu Santo puede ser resistido por los pecadores. ¿Por qué? Porque pese a que Dios desea la salvación del mundo pecador, todavía tienen una voluntad para resistirlo. Esteban, el diacono, dijo: “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros” (Hechos 7:51).

Josue creyó que los seres humanos tenemos voluntad porque dijo: “escogeos hoy a quién servís” (Josue 24:15).

Dios siempre ofrece al hombre la oportunidad para arrepentirse; pero los hombres no siempre se arrepienten.   Él, habló por boca de su profeta, esperando que el pueblo rebelde se arrepintiese: “Yo, pues, te envío a hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor.  Acaso ellos escuchen; pero si no escucharen, porque son una casa rebelde, siempre conocerán que hubo profeta entre ellos... Les hablarás, pues, mis palabras, escuchen o dejen de escuchar; porque son muy rebeldes” (Ez. 2:4, 5, 7).

Otros pasajes que nos enseñan que puede rechazarse a Dios por la voluntad que tienen son Proverbios 1:24-33; Mateo 23:37; Juan 5:40; Hechos 7:51; Mateo 22:3 e Isaías 65:12; Juan 1: 11-12; 5:40; Hechos 7:51; Isaias 65:12. Mt. 22:2-14; 23:37; Lucas 14: 15-24; Hch. 7:51; Hebreos 4:6-7. La persona que rechaza este llamado para salvación, será responsable por ello y será castigada (Mt. 22:7; Jn. 3:36; Hebreos 12:25). Los hombres son CONDENADOS porque han rechazado la Persona y la OBRA de Jesucristo, no aceptando el único remedio de Dios para el pecado (Juan 3:18; 5:40).

El Padre trae a los pecadores a Cristo. "Serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí" (Jn. 6:45). De esta manera Dios nos "trae" a Cristo (Juan 6:44). Hay que oír lo que El Padre dice y hay que creer en Cristo. Si no oímos el evangelio de salvación no podemos ir a Cristo. Este evangelio es lo que El Padre enseña a través de sus hijos cuando van a anunciar la buena nueva. Pablo dice que Dios “os llamó mediante nuestro evangelio" (2 Tesal. 2:14).

¿QUIÉNES SON LOS ELEGIDOS?

Los elegidos, son, los que no rechazan el llamado de Dios. Jesús dijo que: “...muchos son llamados, y pocos escogidos” (Mateo 22:14). Son pocos los escogidos porque no todos responden al llamado de Dios, ya que deciden escoger lo que desagrada a Dios.

No todos los que Dios llama a salvación, son necesariamente elegidos. Dios dijo: “os destinaré a la espada, y todos vosotros os arrodillaréis al degolladero, por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oísteis, sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que me desagrada” (Isaias 65:12).

Un pasaje que algunos citan como si apoyase la elección es Efesios 1: 4. Este pasaje dice: “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él” (Efesios 1: 4).

Es necesario aclarar que Dios “nos escogió” aun “antes de la fundación del mundo” “para que fuésemos santos y sin mancha delante de él” ya que sabía que íbamos a estar “en Cristo”. Dios sabia quienes iban a recibir a Jesús y por eso los escoge y predestina para que sean “santos y sin mancha” y hagan "buenas obras" (Efes. 2:10) ya que son hijos de Dios.

¿QUIÉNES SON LOS PREDESTINADOS?

Antes de explicar algunos pasajes que los defensores de la predestinación arbitraria e individual presentan quiero dar una ilustración que encontré.

Ilustración:

“Todos los días la linea aeronáutica, Pan American, tiene un vuelo #101 que va desde Nueva York a Londres. Se puede decir que el avión es "predestinado" (según la voluntad humana) a ir a Londres. Todas las personas que suben el avión llegan a ser contados entre los predestinados a ir a Londres. Sin embargo, para encontrarse entre los predestinados a ir a Londres, uno tiene que hacer la decisión a subir el avión. Así Dios ha predestinado que todos los que se encuentren dentro del cuerpo de Su Hijo, lleguen al cielo. Sin embargo, depende de nosotros aceptar la gracia de Dios para llegar a ser añadidos al cuerpo de su

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Hijo y así encontrarnos entre los elegidos, los predestinados a la gloria” (¿SOMOS PREDESTINADOS? De "Creced" 4to trimestre de 1990).

Efesios 1:3-5 dice: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad”.

Dios nos escogió en Jesús, no fue en “su capricho”, porque Dios no es un Dios caprichoso. Nos escogió en Cristo, “En el” como dice el versículo. Una vez que nos escoge porque estamos en Cristo, siendo así nuevas criaturas, entonces también su propósito es hacernos “santos y sin mancha” cuando obedecemos la orden de orar para no caer en tentación.

El verso 5 dice: “5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad” (Efesios 1:5).

Hace dos mil años Cristo vino a su pueblo para que le recibiera como su salvador, pero este no le recibió. Dios sabía que esto iba a suceder y quiso “provocarles a celos” para que cuando Pablo predique a los gentiles, los judíos al investigar el trabajo de Pablo puedan ser salvos también algunos. Antes de la fundación del mundo, Dios decidió tener un pueblo gentil. Un pueblo que conocería a Dios por medio de Cristo. Los creyentes de Efeso como todas las iglesias gentiles eran el pueblo que Dios una vez predestino para que fueran salvos. Antes no fue así. El evangelio antes de la muerte de Cristo no era anunciado a los gentiles sino solo a los israelitas. Hubieron algunas excepciones, pero el mensaje de salvación fue para Israel. Después de que Cristo murió, ordeno que el evangelio se predique a todas las naciones (no solo a Israel o algunas pocas naciones).

Los gentiles en otro tiempo “...erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo” (Efesios 2: 11-12).

Ahora las iglesias gentiles están en “Cristo Jesús”, “cercanos por la sangre de Cristo” (Efesios 2:13). Dios había predestinado que Cristo muriese por los pecados de todo el mundo para que se cumpliese su propósito de salvar también a los gentiles. Este pasaje no habla de predestinación arbitraria, sino de salvar por medio de una condición no meritoria, como lo es por medio de Jesucristo, no solo a los Israelitas, sino también a los gentiles.

Otro pasaje que según los calvinistas apoya la predestinación arbitraria es Romanos 8: 29-30. Este pasaje dice: “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó” (Rom. 8:29-30).

Quiero dar dos explicaciones alternativas:

1. Se puede decir que Dios tuvo un conocimiento de quienes iban a creer en El y por ello los destino antes de la fundación del mundo para que “fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo”, ya que por la decision de creer y arrepentirse, debían de buscar la santificación como hijos de Dios que son por su fe.

2. También se puede decir que “conocer” lleva la idea de “aprobar”.

Jesús dirá a los “hacedores de maldad” “nunca os conocí” o “no os conozco” (Mateo 7: 21-23: Mateo 25: 9-12), pero de los que hacen su voluntad, El dice que los “conoció”, es decir los que no son hacedores de maldad, fueron predestinados para ser “hechos conformes a la imagen de su Hijo” porque fueron salvos.

W. E. Vine dice que conocer indica aprobación : “En el NT, ginosko indica frecuentemente una relación entre la persona que conoce y el objeto conocido; a este respecto, lo que es conocido es de valor e importancia para aquel que conoce, y de ahí el establecimiento de la relación, p.ej., especialmente del conocimiento de Dios (1Co_8:3 : «si alguno ama a Dios, es conocido por él»); Gal_4:9 : «siendo conocidos de Dios»; aquí el conocer sugiere aprobación y tiene el significado de «ser aprobado»”

Estos que Dios conoció (aprobó, por su fe y arrepentimiento), son los que Dios predestina para que sean conformes a la imagen de Cristo. Dios quiere que los salvos crezcan en su fe, en amor y en la gracia y

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espera que “...todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13).

Este pasaje de Romanos 8: 29-30 no nos habla de una predestinación arbitraria.

Muchos creen que Romanos 9 habla de la elección y predestinación incondicional; Pero creo que no enseña lo que ellos afirman.

Bill H. Reeves, en su comentario de Romanos 9, desde el verso 6 hasta el verso 33 dice:

“9:6-- Aunque Israel en la carne, los judíos como descendencia de Jacob, eran anatema (repudiados) porque no creían en Cristo, no se seguía que Dios no cumpliera su promesa de bendecir a Israel, porque la promesa fue cumplida en el Israel espiritual (los cristianos, hijos de Dios por promesa). Las promesas hechas por Dios a Abraham ya han sido cumplidas, y yerran grandemente los premilenaristas que afirman que Dios tiene todavía algunas promesas para los judíos en la carne.

9:7-- Los judíos se gloriaban en ser descendientes de Abraham (Mat. 3:9). Pero esa consideración era totalmente carnal. Ignoraban el hecho de que Dios escogió entre los hijos de Abraham (primero Ismael, después otros hijos que tuvo--Gén. 25:1-6) para señalar a Isaac como la línea de descendencia, según la promesa (Gén. 21:12). “Llamada” aquí significa “escogida.”

9:8-- No aprovechaba la carne, sino la promesa. Tuvo Abraham hijos según la carne (leyes naturales). Pero Dios rechazó a Ismael (y después a los otros hijos) y escogió al hijo según la promesa (nacimiento sobrenatural). Como Dios no contó por descendencia los hijos carnales, sino los descendientes del hijo de promesa, Isaac (tipo de Cristo), así ahora Dios cuenta por descendencia de Abraham a los hijos de Dios por su fe en Cristo Jesús (Gá1. 3:26-29; Juan 1:12,13; Gá1. 4:28).

9:9-- La confirmación de lo dicho en el versículo anterior. Ismael fue hijo según la carne, e Isaac según la promesa; los judíos eran descendientes de Abraham según la carne, los cristianos según la promesa (Gén. 12:3; 22:18 más Gá1. 3:16).

9:10-- “Y no sólo esto,” es decir, no solamente en el caso de Abraham fueron los hijos de promesa contados como hijos, sino también en el caso de Isaac. --“de uno.” Esaú y Jacob tuvieron el mismo padre. Los judíos podrían decir, que Dios con razón escogió a Isaac y no a Ismael, Porque Isaac era el hijo legítimo mientras que Ismael tuvo otra madre. Pero en este caso, los dos hijos son de los mismos padres. Y Dios no escogió al primer nacido, a Esaú.

9:11-- La base del escogimiento de Dios en este caso no fueron los hechos de los dos hijos, porque fue hecho el escogimiento aun antes de nacer ellos. Dios iba realizando sus planes según su propio juicio y derecho, aparte de consideraciones humanas. (Por escoger así Dios a Jacob y no a Esaú no se quejaron los judíos. Así que tampoco deberían quejarse de que escogiera Dios a su pueblo por el evangelio, o sea según la promesa y no la carne).

9:12-- El mayor era Esaú y el menor (el segundo nacido) Jacob. Así determinó Dios hacer, aunque no fue según plan u orden humano. Este es el argumento que Pablo está probando con aplicación del llamamiento de Dios por el evangelio. Esta profecía no tuvo su cumplimiento en estos dos individuos. La elección o salvación eterna de individuos no es el punto bajo consideración (según afirma el calvinismo). En cuanto a los individuos, el menor tuvo miedo del mayor y le sirvió en un sentido (Gén. 32,33). Esta profecía tuvo que ver con dos naciones (Gén. 25:23), Israel y Edom. Edom (el “mayor”) servía a Israel (al “menor”) -- 1 Crón. 18:12,13; 2 Sam. 8:14.

9:13-- Esto está escrito en Malaquías 1:2,3. No le fue dicho a Rebeca antes de nacer los gemelos, sino centenares de años después de muertos ellos. “Amó” a Jacob (a la nación judaica) en el sentido de preferirle para la descendencia escogida, y “aborreció” a Esaú (a la nación edomita) en el sentido de no preferirle. El sentido de “aborrecer” es “amar menos.” “Amar” al uno y “aborrecer” al otro es una manera oriental de mostrar un contraste. En Gén. 29:33 vemos que Lea era “aborrecida” (Versión Antigua), pero en 29:30 vemos que la razón era que Jacob amó a Raquel “más que a Lea.” Raquel era la preferida de Jacob. Lo mismo tenemos en Mateo 10:37 y Luc. 14:26. Tenemos que preferir a Cristo en lugar de a los padres. Dios amó a Jacob en el sentido de preferir escogerle como padre de la nación prometida, y aborreció a Esaú en el sentido de no escogerle. Esta profecía de Malaquías tuvo que ver con dos naciones,

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1:1-4, no con dos individuos. El calvinismo ignora el contexto por completo. El escoger Dios a Jacob, en lugar de a Esaú, sirvió para mostrar que Dios no es controlado por conceptos humanos de actividad.

9:14-- Si Dios era libre para escoger a los judíos y no a los edomitas (descendientes de Esaú), y no hubo injusticia en eso (pues los judíos estaban de perfecto acuerdo con ese escogimiento), ¿por qué sería injusto Dios en sus demás escogimientos, referentes al evangelio? ¡En ninguna manera hay injusticia con Dios! El judío inconverso no tendría razón al acusar a Dios de injusticia por haber escogido salvar al mundo por el evangelio que es para todo hombre.

9:15-- La misma Escritura de los judíos prueba que no es injusto en sus escogimientos. Se cita Ex. 33:19. El mismo Moisés no mereció este hecho de Dios, sino fue según la gracia de Dios (versículo 17). Decidió Dios mostrarle su gloria porque en su gracia quiso tener misericordia de Moisés. El punto es que no se le obliga a Dios a tener misericordia, sino que es según su libre voluntad. Ahora, la misericordia de Dios no es incondicional. Es de su voluntad tener misericordia según términos (aunque ni así es obligación). ¿De quiénes quiere Dios tener misericordia? ¡Proverbios 28:13 nos dice! (Véanse también Isa. 55:7; Ex. 20:5,6; Tito 3:5; etcétera).

9:16-- La misericordia de Dios para nuestra salvación no depende de la voluntad, deseo o idea de hombres, ni aun de sus obras (de mérito). Dios ha seguido los consejos de su propia voluntad y mente. Los judíos quisieron obligarle a Dios a salvarles según sus propias ideas y obras, y mayormente según la consideración de su raza. Luego quisieron obligar a los gentiles a circuncidarse (identificarse como judíos en la carne) para poder alcanzar la misericordia de Dios. Pero todos los escogimientos de Dios, en la preparación del evangelio salvador, fueron según sus propios planes, y estos escogimientos no tuvieron nada que ver con la salvación o perdición eterna de ningún individuo.

9:17,18-- Como Dios es libre para mostrar misericordia (según las condiciones o terminus estipulados), es libre para “endurecer” al que no se conforma con dichas condiciones. Dios escoge para sus propósitos según el carácter de la persona. Para el propósito de mostrar su poder ante las naciones, escogió a un hombre desobediente y sin temor de Dios (Faraón), y le endureció al poner delante de él la oportunidad y la ocasión de desobediencia. La demanda de Dios por medio de Moisés de que dejara ir a los judíos (Ex 5:1, etcétera) sirvió a Faraón de ocasión y de oportunidad para resistir a Dios, desafiando al poder de Dios. Varias veces en la narración vemos que él endureció su corazón (Ex. 8:15,32; 9:34). Pablo dice que Dios lo endureció (véanse también Ex. 4:21; 9:12), pero en el sentido de presentar la ocasión y oportunidad a Faraón de mostrar su corazón obstinado. La ocasión no es responsable por los hechos del hombre. La victoria de Dios sobre Faraón demostró al mundo el poder de Dios. Dios es libre para tener misericordia de los que le obedecen y endurecer a los desobedientes. Nadie puede obligar a Dios que sea de otra manera. Los judíos pudieron ver este punto según su propia historia, pero lo rechazaban en cuanto al evangelio que, según el escogimiento de Dios, por él pueden ser salvos todos los hombres y aparte de él no hay salva ción para nadie.

9:19-- El caso no era como la objeción de este versículo declara. Si Dios tuviera misericordia del hombre, o endureciera arbitrariamente a él, aparte de la voluntad y los hechos de éste, entonces nos parecería injusto Dios. Pero no es así. La misericordia de Dios no es incondicional. El destino del hombre no es según algún decreto absoluto aparte de la agencia del hombre. Dios ofrece la salvación eterna a todo el mundo, aunque determina los términos de ella aparte de la voluntad del hombre. Dios no inculpa al hombre en el asunto de los escogimientos de Dios para lograr la salvación del hombre. Le inculpa solamente cuando no obedece los términos de salvación. Igualmente endurece (permitiendo ocasiones y oportunidades para esto) solamente al que rechaza su benignidad y atesora para sí mismo ira (2:4-8; 2 Ped. 3:9-15). Nadie tiene que resistir a la voluntad de Dios, pero si lo hace, a éste Dios le inculpa. La objeción de este versículo representa a Dios y al caso del evangelio.

9:20-- Altercar con Dios es la cumbre de la irreverencia de parte del hombre. La pregunta del versículo 19 acusa a Dios de ser injusto. Dios no es injusto. ¿Quién es el hombre que acuse a Dios de usar métodos injustos en su tratamiento del hombre? El hombre es quien determina su carácter, conformándose a la voluntad de su Creador (y así venir a ser objeto de la misericordia de Dios), o rechazando la voluntad de él (y así venir a ser objeto de su ira). (Véanse los capítulos 38-41 de Job, en cuanto a discutir con Dios. Véanse también Isa. 29:16; 45:9).

9:21-- Dios es el alfarero y los hombres el barro. Dios es libre para hacer uso de los hombres según su deseo. Ahora, el uso que él hace depende del hombre, y no de algún decreto absoluto y arbitrario de parte de Dios, según enseña el calvinismo. (Véanse 2 Tim. 2:20,21; Jer. 18:1-12). Dios quiere que sean salvos todos los hombres (1 Tim. 2:4). Es libre para determiner los términos por los cuales el hombre puede

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alcanzar la honra y misericordia de Dios (2:6,7; Tito 3:5) como “vaso para honra,” y si los ignora alcanza la ira de Dios como “vaso para deshonra.” Dios es libre para determinar sus usos del hombre, y el hombre para obedecer o desobedecer. Dios no tiene que salvar a nadie, pero libremente escoge salvar por medio del evangelio. El hombre es libre para escoger qué clase de vaso ser.

9:22-- Quién puede oponerse a que Dios no muestre su ira contra el pecador obstinado? (1:18). Pero, el deseo de Dios es que no perezca nadie (2 Ped. 3:9; 1 Tim. 2:4). Por eso es paciente (2 Ped. 3:9) con el pecador. Pero si el pecador se prepara a sí mismo por medio de su espíritu rebelde, como vaso para deshonra, Dios le puede usar para el fin de mostrar su ira y hacer notorio su poder. Así fue en el caso de Faraón. Faraón endureció su corazón (2:5—“por tu dureza y por tu corazón no arrepentido”), y la paciencia (2:4) de Dios le soportó hasta por fin destruirle. La frase, “los vasos de ira,” como también la frase en el versículo siguiente, “los vasos de misericordia,” se refieren a una categoría de gente, y no a ciertos individuos en particular. El calvinismo ignora esto y aplica mal la frase para promover su doctrina de “predestinación incondicional.”

9:23,24-- Los judíos se prepararon, como nación, para destrucción (1 Tes. 2:15,16), y perecieron como nación cuando el ejército de Tito destruyó a Jerusalén (70 d. J.C.). Mostró Dios su ira y poder en la nación judaica. Los judíos se prepararon para esto. Por otra parte, hizo notorias las riquezas de su gloria, trayendo las bendiciones del evangelio sobre vasos de misericordia: judíos y gentiles salvos por la gracia de Dios. --“esto es, a nosotros.” Significa a la iglesia,el cuerpo de redimidos.

9:25-- Citado de Oseas 2:23, una profecía que indicaba que los gentiles (que no eran el pueblo de Dios como Israel lo era) vendrían a ser (es decir, los que obedecerían al evangelio—1 Ped. 2:9,10) el pueblo de Dios (el Israel espiritual).

9:26-- Citado de Oseas 1:10, y cumplida esta profecía en la conversión de los gentiles en la dispensación cristiana. El profeta judío, 0seas, testificó al propósito de Dios de llamar a los gentiles (como también a los judíos--1:16) por el evangelio y hacer de los dos pueblos el propio suyo (Efes. 2:14).

9:27,28-- Pablo apeló a otro profeta, a Isaías, para establecer su argumento. Según Isaías, solamente un remanente o resto sería salvo, y no todo el pueblo de Israel. Esta declaración de Dios fue pronunciada y Dios la iba a llevar a cabo. La cita es de Isa. 10:22,23.

9:29-- Otra vez Pablo apela al profeta Isaías, quien dijo que todo Israel habría sido completamente destruido a causa de su pecado (Isa. 1:1-9), si no hubiera sido por los pocos justos entre ellos. Estos pocos, el resto, fueron la descendencia o simiente mencionada en este pasaje de Isaías.

9:30-- “¿Qué, pues, diremos,” ya que hemos establecido que los judíos como nación quedan excluidos, y los gentiles participan en las bendiciones del evangelio? Diremos que los gentiles, que no procuraban ser justos por guardar perfectamente la ley, alcanzaron la justificación o la justicia por medio de su fe en Cristo (que es su obediencia al evangelio--Rom. 6:17,18).

9:31-- En cambio, los judíos, como nación, confiaban en su propia justicia, creyendo merecer por sus obras la justicia de Dios, y por eso no alcanzaron la justificación que es por la fe en Cristo. La ley de Moisés era para su justicia de ellos, pero no la guardaban perfectamente bien, sino la traspasaban. Esa “ley de justicia” no les trajo la justicia porque no tenía provision para perdón, y por eso no alcanzaron la justicia. El perdón, y de consiguiente la justicia, viene por el sacrificio de Cristo en la cruz.

9:32,33-- El perdón, que viene por la muerte de Cristo en la cruz, y no por las obras de la ley de Moisés (porque nadie las guardaba perfectamente bien), fue rechazado por el judío. Cristo era piedra de tropiezo (1 Cor. 1:23) para él. Pero era para el gentil (obediente como también para el judío obediente) la causa de su justificación, y perdonado por Cristo, en el juicio final no habrá por qué tener vergüenza, como tendrán los que repudian a Cristo ahora.

¿PUEDE PECAR UN CRISTIANO NACIDO DE NUEVO Y PERDERSE?

Claro que puede.

Pablo podía pecar. El dice: “Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 26  Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, 27  sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en

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servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser ELIMINADO" (1 Cor.9:25-27).

Pedro peco no solo cuando negó a Jesús, sino cuando obligaba a judaizar y por eso Pablo lo reprendió.

David peco al asesinar a Urias por manos impías.

Salomon también peco al apartarse de Dios e ir en pos de ídolos.

Muchos otros pasajes nos enseñan que los creyentes pueden apartarse de Dios.