¿REFORMA O REVOLUCIÓN? DEMOCRACIA democracia es una fe reflexiva en la capacidad de juicio...

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¿REFORMA O REVOLUCIÓN? DEMOCRACIA José López joselopezsanchez.wordpress.com Septiembre de 2011

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  • REFORMA O REVOLUCIN? DEMOCRACIA

    Jos Lpez

    joselopezsanchez.wordpress.com

    Septiembre de 2011

  • Una revolucin simplemente poltica puede consumarse en pocas semanas. Una revolucin social y econmica exige aos. Los indispensables para penetrar en la

    conciencia de las masas. Para organizar las nuevas estructuras, hacerlas operantes y ajustarlas a las otras. Imaginar que se pueden saltar las fases intermedias es utpico.

    No es posible destruir una estructura social y econmica, una institucin social preexistente, sin antes haber desarrollado mnimamente la de reemplazo. Si no se

    reconoce esta exigencia natural del cambio histrico, la realidad se encargar de recordarla. Salvador Allende.

    Atender a las reivindicaciones populares es la nica forma de contribuir de hecho a la solucin de los grandes problemas humanos; porque ningn valor universal merece ese nombre si no es reductible a lo nacional, a lo regional y hasta a las condiciones

    locales de existencia de cada familia. Salvador Allende.

    Caminamos hacia el socialismo no por amor acadmico a un cuerpo doctrinario. Nos impulsa la energa de nuestro pueblo que sabe el imperativo ineludible de vencer el

    atraso y siente al rgimen socialista como el nico que se ofrece a las naciones modernas para reconstruirse racionalmente en libertad, autonoma y dignidad. Vamos

    al socialismo por el rechazo voluntario, a travs del voto popular, del sistema capitalista y dependiente cuyo saldo es una sociedad crudamente desigualitaria,

    estratificada en clases antagnicas, deformada por la injusticia social y degradada por el deterioro de las bases mismas de la solidaridad humana. Salvador Allende.

    La emancipacin de la clase obrera debe ser obra de la propia clase obrera. Estatutos de la Asociacin Internacional de los Trabajadores.

    Socialismo sin Libertad es Esclavitud; Libertad sin Socialismo es Barbarie. Mijail Bakunin.

    La accin espontnea del pueblo mismo es la nica que puede crear la libertad popular. Mijail Bakunin.

    Si el pueblo debe preservarse del gobierno de los sabios, con mayor razn debe premunirse contra el de los idealistas inspirados. Cuanto ms sinceros son esos

    creyentes y esos poetas del cielo, ms peligrosos se vuelven. Mijail Bakunin.

    La revolucin no es un tren fuera de control, es la aplicacin de los frenos de emergencia. Walter Benjamin.

    La democracia es una fe reflexiva en la capacidad de juicio inteligente, de deliberacin y de accin de todos los seres humanos, cuando se les proporcionan las condiciones

    adecuadas. Richard Bernstein.

    Desgraciado el pas que necesita hroes. Bertolt Brecht.

    Se ha escrito tanto sobre Marx que ste ha acabado siendo un desconocido. Bertolt Brecht.

    La construccin del socialismo (al contrario del desarrollo del capitalismo, que puede ser abandonado a las fuerzas del mercado) slo puede ser un acto colectivo y

    consciente de la inmensa mayora. Maurice Brinton.

  • Sin una clara comprensin de los objetivos, y de cules son las fuerzas (incluido las fuerzas ideolgicas) que nos impiden avanzar -en resumen, sin una perspectiva

    histrica-, la lucha revolucionaria tiende a convertirse en algo donde el movimiento es todo y la direccin nada. Sin perspectivas claras, los revolucionarios suelen caer en trampas -o meterse en callejones sin salida- que, con un poco de conocimiento de su

    propio pasado, hubieran esquivado fcilmente. Maurice Brinton.

    Aclaremos de una vez que lo que se ha dado en llamar socialismo real no es el socialismo. El culto a la personalidad, la dictadura del partido nico, la nomenklatura,

    la falta de respeto a los derechos humanos y la persecucin del disidente no tienen absolutamente nada que ver con el pensamiento de Carlos Marx. Pablo Castellano.

    Desenmascarar a los enemigos de ayer nos puede ayudar a desenmascarar a los de hoy, a reconocerlos como condicin previa para combatirlos. Andrs Devesa.

    Una sociedad indeseable es aquella que pone barreras interna y externamente al libre intercambio y comunicacin de la experiencia. Una sociedad es democrtica en la

    medida en que facilita la participacin en sus bienes de todos sus miembros en condiciones iguales y que asegura el reajuste flexible de sus instituciones mediante la

    interaccin de las diferentes formas de vida asociada. John Dewey.

    Slo la costumbre y la tradicin, ms que la conviccin razonada, junto con una vaga fe en el cumplimiento de las propias obligaciones cvicas, llevan a las urnas a un

    elevado porcentaje del 50% que an vota. Y de ellos, como se suele observar, un gran nmero realmente vota en contra de algo o de alguien, y no a favor de algo o alguien.

    John Dewey.

    La clase de expertos se encuentra tan inevitablemente alejada de los intereses comunes que se convierte en una clase con unos intereses privados y un

    conocimiento privado que en cuestiones sociales no es conocimiento en modo algunoTodo gobierno de expertos en el que las masas no tengan oportunidad de

    informar a stos de cules son sus necesidades no puede ser otra cosa que una oligarqua gestionada en inters de unos pocos. John Dewey.

    La democracia es ms que una forma de gobierno; es principalmente un modo de vida asociada, de experiencia compartida. John Dewey.

    Dondequiera que exista una actividad conjunta cuyas consecuencias se juzguen buenas por todas las personas particulares que intervienen en ella, y donde la consecucin de ese bien produzca un deseo firme y un esfuerzo decidido por conservarlo justamente como lo que es, como un bien compartido por todos,

    dondequiera que ocurra esto digo habr una comunidad. La clara conciencia de una vida comunitaria, con todas sus implicaciones, constituye la idea de democracia.

    John Dewey.

    Si el fantasma que recorra el mundo feudal del siglo XVIII era la democracia formal, el fantasma que recorre el mundo burgus del siglo XXI, es la democracia participativa.

    Heinz Dieterich Steffan.

  • Toda organizacin requiere de un centro de decisin que permite reacciones rpidas a las circunstancias cambiantes, y esto limita las posibilidades de la democratizacin

    organizacional. Heinz Dieterich Steffan.

    La emancipacin del proletariado no ser posible ms que como un acto internacional. Friedrich Engels.

    La produccin econmica y la organizacin social que se deriva de ella necesariamente, forman, en cada poca histrica, la base de la historia poltica e intelectual del momento; por consiguiente (despus de la disolucin de la arcaica propiedad comn de la tierra), toda la historia ha sido la de las luchas de clases,

    luchas entre clases explotadas y explotadoras, entre clases dominadas y dominantes, en los diferentes estadios del desarrollo social; ahora bien, esta lucha ha alcanzado

    actualmente un grado en que la clase explotada y oprimida (el proletariado) no puede liberarse de la clase que la explota y oprime (la burguesa) sin liberar al mismo tiempo y para siempre la sociedad entera de la explotacin, de la opresin y de las luchas de

    clases. Friedrich Engels.

    El simple conocimiento, incluso cuando fuese ms lejos y ms al fondo que el de la economa burguesa, no basta para someter las potencias sociales al dominio de la

    sociedad. Se necesita ante todo un acto social. Friedrich Engels.

    Si la gente supiera lo que hacen los bancos con su dinero, al da siguiente habra una Revolucin. Henry Ford.

    La escolstica, el bizantinismo y el dogmatismo han sido siempre trabas para un crecimiento verdadero del saber. Las nicas corrientes cientficas vlidas son las que

    parten de la prctica y vuelven a ella, enriquecidas por sntesis profundas y recomendaciones pertinentes. Mijail Gorbachov.

    La mejor pedagoga es el ejemplo. Ernesto Che Guevara.

    Cuando se postula al ser humano social como la base filosfica de la democracia socialista, no se est planteando la negacin del individuo, lo que se afirma es que la

    naturaleza humana individual es eminentemente social, y que al desarrollar valores sociales, como por ejemplo, la solidaridad, se est desarrollando ms plenamente el individuo. Hay una relacin dialctica complementaria entre el ser individual y el ser

    social que imposibilita que en el ser humano se pueda establecer una separacin de su carcter individual y su entorno social. Marta Harnecker.

    El arte de dirigir consiste en saber cundo hay que abandonar la batuta para no molestar a la orquesta. Herbert Von Karajan.

    La dictadura del proletariado como condicin en el Estado y la sociedad, no tiene mayor obstculo que la idea de la dictadura como forma de la organizacin del Estado

    y de los partidos obreros. Karl Kautsky.

    Quien hace, puede equivocarse, quien nada hace ya est equivocado. Daniel Kon.

  • La revolucin socialista no es un acto nico, ni una nica batalla en un frente aislado, sino toda una poca de agudos conflictos de clases, una larga serie de batallas en

    todos los frentes, es decir, batallas alrededor de todos los problemas de la economa y de la poltica, que slo pueden culminar con la expropiacin de la burguesa. Sera por completo errneo pensar que la lucha por la democracia pueda distraer al proletariado

    de la revolucin socialista, o relegarla, posponerla, etc. Por el contrario: as como es imposible un socialismo victorioso que no realice la democracia total, un proletariado

    que no libre una lucha revolucionaria general y consecuente por la democracia, no puede prepararse para la victoria sobre la burguesa. Lenin.

    La historia en general, y la de las revoluciones en particular, es siempre ms rica de contenido, ms variada de formas y aspectos, ms viva y ms astuta de lo que

    imaginan los mejores partidos, las vanguardias ms conscientes de las clases ms avanzadas. Lenin.

    El socialismo no es ms que el monopolio capitalista de Estado puesto al servicio de todo el pueblo y que, por ello, ha dejado de ser monopolio capitalista. Lenin.

    La burguesa no slo se mantiene por la violencia, sino tambin a causa de la inconsciencia, la rutina, la ignorancia y la falta de organizacin de las masas. Lenin.

    La experiencia de los gobiernos burgueses y terratenientes del mundo entero ha creado dos mtodos para mantener la esclavizacin del pueblo. El primero es la

    violencia. Nicols Romnov I (Nicols Garrote) y Nicols II (el Sanguinario) ensearon al pueblo ruso todo lo posible e imposible en estos mtodos de verdugo. Pero hay, adems, otro mtodo, que han elaborado mejor que nadie las burguesas inglesa y

    francesa, aleccionadas por una serie de grandes revoluciones y movimientos revolucionarios de masas. Es el mtodo del engao, de la adulacin, de las frases, de

    las promesas sin fin, de las mseras limosnas, de las concesiones en las cosas insignificantes para conservar lo esencial. Lenin.

    Los capitalistas siempre han llamado libertad a la libertad de lucro para los ricos y a la libertad de morirse de hambre para los trabajadores. Los capitalistas llaman libertad de expresin a la libertad de soborno de la prensa por los ricos, a la libertad de utilizar

    la riqueza para fabricar y falsear la llamada opinin pblica. Lenin.

    Hemos empezado nosotros. No importa dnde, cuando ni qu trabajadores o en qu pas sean los que finalicen este proceso; lo verdaderamente importante es que se ha

    roto el hielo, se ha trazado la senda, el camino est libre. Lenin.

    nicamente quien no hace nada no se equivoca. Lenin.

    Habra que considerar irremisiblemente perdidos a aquellos comunistas que imaginaran que se puede consumar una empresa de alcance histrico mundial, como

    la de establecer las bases de una economa socialista (sobre todo en un pas de pequeos campesinos), sin errores, sin retrocesos, sin recomenzar de nuevo mltiples

    veces tareas inacabadas o mal ejecutadas. No estn perdidos (y con mucha probabilidad no sucumbirn) los comunistas que no se dejen arrastrar por las ilusiones

    ni por el desnimo, y que conserven la fuerza y la flexibilidad necesaria para recomenzar desde cero y consagrarse a una tarea de las ms difciles. Lenin.

  • Sin desorganizacin del ejrcito no se ha producido ni puede producirse ninguna gran revolucin. Porque el ejrcito es el instrumento ms fosilizado en que se apoya el viejo rgimen, el baluarte ms petrificado de la disciplina burguesa y de la dominacin

    del capital, del mantenimiento y la formacin de la mansedumbre servil y la sumisin de los trabajadores ante el capital. [...] La contrarrevolucin no ha tolerado ni pudo

    tolerar jams que junto al ejrcito existieran obreros armados. [...] El primer mandamiento de toda revolucin triunfante ha sido deshacer el viejo ejrcito, disolverlo

    y reemplazarlo por un ejrcito nuevo. Lenin.

    La democracia no es un status en el que cmodamente nos podamos instalar, sino una permanente y constante conquista cotidiana. Jos Lus Lpez Aranguren.

    Los procesos revolucionarios son procesos de aprendizaje. Domenico Losurdo.

    La libertad, slo para los miembros de gobierno, slo para los miembros del Partido, aunque muy abundante, no es libertad del todo. La libertad es siempre la libertad de

    los disidentes. La esencia de la libertad poltica depende no de los fanticos de la justicia, sino de los efectos vigorizantes y benficos de los disidentes. Si libertad se

    convierte en privilegio, la esencia de la libertad poltica se habr roto. Rosa Luxemburgo.

    No es cierto que el socialismo surgir automticamente de la lucha diaria de la clase obrera. El socialismo ser consecuencia de las crecientes contradicciones de la

    economa capitalista y la comprensin por parte de la clase obrera de la inevitabilidad de la supresin de dichas contradicciones a travs de la transformacin social. Rosa

    Luxemburgo.

    El revisionismo no espera a ver la maduracin de las contradicciones del capitalismo. No propone eliminar esas contradicciones mediante una transformacin revolucionaria.

    Quiere disminuir, atenuar las contradicciones capitalistas. De modo que el antagonismo que existe entre la produccin y el cambio se reducir mediante la

    terminacin de las crisis y la formacin de crteles capitalistas. El antagonismo entre el capital y el trabajo ser resuelto mejorando la situacin de la clase obrera y

    conservando las clases medias. Y la contradiccin entre el Estado clasista y la sociedad quedar liquidada a travs del incremento del control estatal y el progreso de

    la democracia. Rosa Luxemburgo.

    Quien desee el fortalecimiento de la democracia, debe tambin desear el fortalecimiento, y no el debilitamiento, del movimiento socialista. Quien renuncia a la lucha por el socialismo, renuncia tambin a la movilizacin obrera y a la democracia.

    Rosa Luxemburgo.

    La Revolucin Rusa no hizo ms que confirmar lo que constituye la leccin bsica de toda gran revolucin, la ley de su existencia: o la revolucin avanza a un ritmo rpido,

    tempestuoso y decidido, derriba todos los obstculos con mano de hierro y se da objetivos cada vez ms avanzados, o pronto retrocede de su dbil punto de partida y

    resulta liquidada por la contrarrevolucin. Nunca es posible que la revolucin se quede estancada, que se contente con el primer objetivo que alcance. Y el que trata de aplicar a la tctica revolucionaria la sabidura domstica extrada de las disputas

  • parlamentarias entre sapos y ratones lo nico que demuestra es que le son ajenas la psicologa y las leyes de existencia de la revolucin, y que toda la experiencia histrica

    es para l un libro cerrado con siete sellos. Rosa Luxemburgo.

    No se puede mantener el justo medio en ninguna revolucin. La ley de su naturaleza exige una decisin rpida: o la locomotora avanza a todo vapor hasta la cima de la

    montaa de la historia, o cae arrastrada por su propio peso nuevamente al punto de partida. Y arrollar en su cada a aquellos que quieren, con sus dbiles fuerzas,

    mantenerla a mitad de camino, arrojndolos al abismo. Rosa Luxemburgo.

    En realidad, lo que pone a un movimiento obrero todava joven a merced de las veleidades de dominacin de los acadmicos es su apresamiento dentro de la coraza

    de un centralismo burocrtico que rebaja al proletariado combativo a la condicin de un instrumento dcil de un comit. Por el contrario, lo nico que protege de verdad al

    movimiento obrero frente a todos los abusos oportunistas de parte de una intelectualidad ambiciosa es la actividad revolucionaria autnoma de los trabajadores y

    el fomento de su sentimiento de responsabilidad poltica. Rosa Luxemburgo.

    Desde el punto de vista de la historia, los errores cometidos por un movimiento obrero verdaderamente revolucionario son infinitamente ms fructferos y valiosos que la

    infalibilidad del mejor comit central. Rosa Luxemburgo.

    Quienes se pronuncian a favor del mtodo de la reforma legislativa en lugar de la conquista del poder poltico y la revolucin social y en oposicin a stas, en realidad

    no optan por una va ms tranquila, calma y lenta hacia el mismo objetivo, sino por un objetivo diferente. En lugar de tomar partido por la instauracin de una nueva sociedad, lo hacen por la modificacin superficial de la vieja sociedad. Rosa

    Luxemburgo.

    La lucha de clases contra la clase dominante en los lmites de los Estados burgueses, y la solidaridad internacional de los trabajadores de todos los pases, he aqu las dos

    reglas de vida inherentes a la clase obrera en lucha, y de importancia histrica mundial para su emancipacin. Rosa Luxemburgo.

    El marxismo es esencialmente la explicacin de la historia del desarrollo de las sociedades a travs de las relaciones y los conflictos entre los grupos sociales. Ernest

    Mandel.

    Si no puedes tener la razn y la fuerza, escoge siempre la razn y deja que el enemigo tenga la fuerza. En muchos combates puede la fuerza obtener la victoria, pero en la lucha toda slo la razn vence. El poderoso nunca podr sacar razn de su fuerza,

    pero nosotros siempre podremos obtener fuerza de la razn. Subcomandante Marcos.

    Yo no soy marxista. Karl Marx.

    La revolucin necesita para avanzar el ltigo de la contrarrevolucin. Karl Marx.

    La explotacin es la apropiacin gratuita del producto de trabajo ajeno (trabajo excedente) sobre la base de la propiedad privada de los medios de produccin. Karl

    Marx.

  • Vosotros os manifestis horrorizados porque nosotros queremos abolir la propiedad privada. Pero, en vuestra sociedad, la propiedad privada est abolida para las nueve

    dcimas partes de sus miembros. Es justamente por no existir para nueve dcimas de ellos que existe para vosotros. Karl Marx.

    La clase obrera posee ya un elemento de triunfo: el nmero. Pero el nmero no pesa en la balanza si no est unido por la asociacin y guiado por el saber. Karl Marx.

    Proletarios de todos los pases, unos! Karl Marx.

    La sociedad no encontrar su equilibrio hasta el da en que encuentre su centro de gravitacin: el trabajo. Karl Marx.

    La clase obrera sabe que para realizar su propia emancipacin, y con ella, esa forma de vida ms elevada a la que tiende irresistiblemente la sociedad actual en virtud de

    su propio desarrollo econmico, tendr que pasar por largas luchas, por toda una serie de procesos histricos que transformarn completamente las circunstancias y los

    hombres. Karl Marx

    Nuestra doctrina no es un dogma, sino una gua para la accin. Karl Marx & Friedrich Engels.

    En una organizacin jerrquica, cuanto ms alto es el nivel, mayor es la confusin. Murphy.

    Los trabajadores no deben limitarse a actuar; es preciso que imaginen, reflexionen y decidan todo por s mismos. Anton Pannekoek.

    El capitalismo no es en realidad un mundo de individuos iguales que celebran contratos, sino un mundo de clases en lucha. Anton Pannekoek.

    El objetivo y la misin de la clase obrera es abolir el sistema capitalista. Anton Pannekoek.

    Slo permaneciendo abierta a todas las ideas que el surgimiento de un nuevo mundo genera en la mente de los hombres, probndolas y seleccionndolas, juzgndolas y aplicndolas con su propia capacidad mental, podr la clase trabajadora obtener la

    superioridad espiritual necesaria para suprimir el poder del capitalismo y erigir la nueva sociedad. Anton Pannekoek.

    Casi siempre las derrotas de la clase obrera en el pasado fueron provocadas por ilusiones: ilusin de una victoria fcil y rpida, ilusin sobre la debilidad del enemigo, ilusin sobre la significacin de medidas tibias, ilusin sobre el valor de las hermosas

    palabras paz y unidad; y donde se vea aparecer una desconfianza instintiva y justificada, algunos ensayaban -naturalmente en vano- compensar la falta de fuerza interna y de confianza en s mismos por mtodos externos, por una coaccin dura y

    cruel. Anton Pannekoek.

    La fuerza de los que gobiernan no es, realmente, ms que la fuerza de los que se dejan gobernar. Guillaume Thomas Raynal.

  • El socialismo ser libre, o no ser de ninguna manera. Rudolf Rocker.

    Me parece que lo que se necesita es un equilibrio exquisito entre dos necesidades conflictivas: el mayor escrutinio escptico de todas las hiptesis que se nos presentan, y al mismo tiempo una actitud muy abierta a las nuevas ideas. Obviamente, estas dos maneras de pensar estn en cierta tensin. Pero si slo puedes ejercitar una de ellas,

    sea cual sea, tienes un grave problema. Carl Sagan.

    La economa necesita la democracia como el ser humano necesita el oxgeno. Len Trotsky.

    Toda ciencia, inclusive la ciencia de la revolucin, est sujeta a verificacin experimental. Len Trotsky.

    Los reformistas son la polica poltica de la burguesa en el seno de la clase obrera. Len Trotsky.

    Una revolucin es una situacin donde las masas comienzan a tomar el destino en sus propias manos. [...] El rasgo caracterstico ms indiscutible de las revoluciones es la

    intervencin directa de las masas en los acontecimientos histricos. Len Trotsky.

    Slo estudiando los procesos polticos sobre las propias masas se alcanza a comprender el papel de los partidos y los caudillos que en modo alguno queremos

    negar. Son un elemento, si no independiente, s muy importante, de este proceso. Sin una organizacin dirigente, la energa de las masas se disipara, como se disipa el

    vapor no contenido en una caldera. Pero sea como fuere, lo que impulsa el movimiento no es la caldera ni el pistn, sino el vapor. Len Trotsky.

    La primera cualidad de un partido revolucionario es saber mirar cara a cara la realidad. Len Trotsky.

    La dominacin del dbil por el fuerte, de los muchos por los pocos, de los trabajadores por los explotadores es una ley bsica de la democracia burguesa. Len Trotsky.

    Lenin y Trotsky, es decir, su sistema, prepararon el terreno y engendraron a Stalin. Volin.

    No es el jefe, ni el comandante, ni el revolucionario profesional, ni la lite, que cuentan en una verdadera revolucin; es la masa revolucionaria. En ella se alberga la

    Verdad y la Salvacin. El papel de animador, del jefe, del verdadero revolucionario, de la lite, es el de ayudar a la masa y mantenerse a la altura de la tarea. Volin.

    Es imposible consolidar las conquistas de la revolucin dentro de los lmites del sistema capitalista. Tarde o temprano habr que elegir: o la revolucin liquida el poder econmico de la oligarqua, expropia a los banqueros y a los capitalistas y emprende

    la direccin al socialismo, o la oligarqua y el imperialismo liquidarn la revolucin. Alan Woods.

    La democracia, el parlamento, las elecciones, la libertad de expresin y los sindicatos libres son vistos por la clase dominante como un mal necesario que puede tolerarse en

    la medida que no representa una amenaza para la dictadura de los bancos y de los

  • monopolios. Pero en cuanto el mecanismo de la democracia es utilizado por las masas para introducir un cambio fundamental en la sociedad, la actitud de la clase dominante

    cambia: comienza a gritar la palabra dictadura incluso cuando, como en Venezuela, el gobierno ha sido elegido democrticamente por una aplastante mayora y utilizan su

    msculo econmico, su control de la vida econmica de la nacin, su control de los medios de comunicacin de masas y la judicatura para acosar, sabotear y socavar al

    gobierno elegido democrticamente; es decir, recurren a mtodos extraparlamentarios para derrocar al gobierno. Alan Woods.

    La nica forma de llevar hacia delante la revolucin es desde abajo. El movimiento de masas debe tener una forma y una expresin organizadas y esto slo se logra con la creacin de comits de accin elegidos democrticamente en cada centro de trabajo,

    barrio obrero, oficina, refinera de petrleo y pueblo. Los comits deben unirse a todas las escalas local, regional y nacionalmente. Slo de esta forma se pueden sentar

    las bases para un nuevo poder en la sociedad: el poder obrero. Alan Woods.

    El socialismo, o es democrtico o no es nada. Desde el principio, el control y la administracin de la industria, de la sociedad y del Estado deben estar en manos de la propia clase obrera. sa es la nica forma de impedir la formacin de una burocracia,

    ese abominable cncer en el organismo de un Estado obrero, y asegurar que las masas se identifiquen activamente con la revolucin desde un principio. La

    participacin activa de las masas es la primera regla del socialismo. Alan Woods.

    La burguesa puede pasar de la democracia formal a la reaccin abierta y a la dictadura, con la misma facilidad con la que un hombre cambia del compartimento de

    fumadores al de no fumadores en un tren. Alan Woods.

    Los reformistas se consideran grandes realistas. Pero en realidad son los utpicos ms ciegos. Quieren un capitalismo ms humano. Exigir que el capitalismo sea

    humano es como pedir peras al olmo. Alan Woods.

  • Por el renacer de la autntica izquierda, tan necesario en nuestros das.

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    Reforma o Revolucin? Democracia El clsico dilema, objeto de intensos debates en la izquierda en su da, Reforma vs. Revolucin, es en verdad una disyuntiva secundaria. La verdadera clave reside en la democracia. Analizando extensamente las experiencias revolucionarias histricas (sobre todo la Revolucin rusa) y aprendiendo de ellas, este libro pretende contribuir a la reformulacin de la teora revolucionaria para el siglo XXI. En dicha teora, el marxismo debe ocupar un lugar importante. Usando el propio mtodo marxista es posible explicar los errores ideolgicos y desprenderse de ellos. El marxismo, despojado de sus principales errores gracias al uso adecuado del materialismo dialctico, puede resurgir con fuerza y contribuir notablemente a la revolucin del siglo XXI. sta debe girar en torno al concepto de democracia, entendida sta en su acepcin original, en su sentido ms amplio y profundo. Sin el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no ser posible la transformacin radical de la sociedad, como la historia nos ha enseado. Sin la suficiente democracia no ser posible superar el capitalismo, alcanzar una sociedad justa y libre. La emancipacin individual y social slo puede hacerse mediante el desarrollo de la democracia. Cada individuo, el proletariado, el pueblo en general, slo puede emanciparse por s mismo. La democracia, la libertad, es al mismo tiempo fin y medio. El fin est contenido en los medios.

    El debate entre quienes defendan la revolucin, la ruptura brusca con el sistema capitalista representado polticamente por la democracia liberal, y quienes defendan el reformismo, la va de las reformas graduales dentro de la propia democracia burguesa, protagoniz durante largo tiempo la actividad intelectual de la izquierda, cuando sta estaba viva. Las discrepancias se tradujeron en escisiones, en la divisin de la izquierda en dos ramas principales: la izquierda revolucionaria, los marxistas y los anarquistas fundamentalmente, y la izquierda reformista, la socialdemocracia (si bien inicialmente tenamos una socialdemocracia revolucionaria, la rama reformista se qued con el nombre de socialdemocracia, socialdemocracia pas a ser equivalente a socialdemocracia reformista). La primera defenda la conquista del Estado burgus y su transformacin en la dictadura del proletariado (como as pretendan los marxistas), o la abolicin inmediata del Estado (como as queran los anarquistas), y la segunda postulaba el uso del Estado burgus para ir progresivamente cambiando el sistema a favor del proletariado, incluso se conformaba con suavizar las contradicciones del capitalismo, en vez de superarlas. Con la perspectiva del tiempo, en base a las experiencias prcticas, podemos decir que ambas opciones, aparentemente por distintos motivos, fracasaron. El fracaso de la izquierda en general es manifiesto. Es por tanto imperativo replantearse, como mnimo, las estrategias.

    Las experiencias anarquistas fueron muy breves en el tiempo. El verdadero problema de nuestra sociedad actual es la fuerte dependencia de lites. El objetivo

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    supremo es conseguir una sociedad donde no haya ovejas ni pastores. Sin embargo, no parece posible luchar de forma espontnea o improvisada frente a un enemigo muy organizado, no parece probable vencer al enemigo renunciando a la lucha poltica o planteando una lucha poltica alejada de las masas y totalmente ajena a las reglas del juego actuales, no parece realista aplicar de forma inmediata la autogestin en una sociedad nada acostumbrada a ella, no parece factible pasar de golpe de una sociedad donde el poder est muy centralizado a una sociedad donde el poder est totalmente descentralizado. Esto slo ser posible realizarlo de manera gradual. La organizacin global de la sociedad que plantea el anarquismo, desgraciadamente, no parece que pueda alcanzarse a corto plazo, sin una transicin. Algunas de sus interesantes ideas pueden irse aplicando a ciertas escalas locales, en particular, la democracia directa, la autogestin, el federalismo, pero no parece ciertamente fcil aplicarlas inmediatamente al conjunto de la sociedad. Y sobre todo parece imposible vencer a la burguesa sin organizaciones fuertes, sin un movimiento poltico que acuda al campo de batalla, tal como es ste a da de hoy. No parece posible cambiar el sistema poltico sin hacer poltica. Por otro lado, la lucha sindical es insuficiente. Los anarquistas se han mostrado muy eficaces en la lucha sindical, pero no as en la poltica. Tal vez el espacio natural del anarquismo sea slo el sindicalismo. Al menos por ahora. Sus principios son aplicables ya para las luchas parciales, las sindicales, pero no para la lucha global, la poltica. Para cambiar globalmente un sistema en las antpodas de los principios libertarios. En definitiva, no es posible cambiar el sistema slo desde fuera del sistema, ni de la noche a la maana.

    Lenin, en su trabajo Qu hacer?, nos da tal vez la clave de por qu los mtodos anarquistas no han funcionado para la lucha poltica: La lucha poltica de la socialdemocracia es mucho ms amplia y compleja que la lucha econmica de los obreros contra los patronos y el gobierno. Del mismo modo (y como consecuencia de ello), la organizacin de un partido socialdemcrata revolucionario ha de ser inevitablemente de un gnero distinto que la organizacin de los obreros para la lucha econmica. Ahora bien, los mtodos propugnados por Lenin se mostraron muy eficaces para conquistar el poder poltico, pero tambin para hacerlo degenerar en contra del proletariado. Indudablemente, habr que tener en cuenta a Lenin, pero tambin habr que rectificar sus mtodos para volver a evitar sus errores. Quizs algunos de los principios anarquistas, como el federalismo, puedan utilizarse. Tal vez algunos principios bsicos sean independientes de por qu se luche, dependan ms bien de que se lucha y de que quienes luchan deben hacerlo de manera conjunta. Tal vez el objetivo de la lucha no sea tan importante y lo ms importante sea el propio hecho de que se lucha. Quizs algunos principios organizativos empleados en la lucha sindical sean aplicables tambin a la lucha poltica. Tal vez lo ms importante sea el hecho de organizarse y no tanto el hecho de para qu nos organizamos. Ms en concreto, lo que determine los mtodos organizativos sea sobre todo el tamao de las organizaciones. Cuando stas son pequeas, cuando los intereses son locales, la democracia directa es factible. Pero en grandes organizaciones, cuando los intereses son mucho ms globales, no hay ms remedio que recurrir a la democracia representativa.

    Es posible compaginar ambos tipos de democracia? Es necesario complementarlas? Puede o debe prescindirse de alguna de ellas? Democracia

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    directa o representativa? O ambas? Federalismo o centralismo? Es posible compatibilizarlos? Quizs las peculiaridades distintivas entre la lucha poltica y sindical no justifiquen mtodos de organizacin interna muy distintos. Sobre estas cuestiones hablaremos a lo largo del libro. Pues la clave del triunfo de la revolucin y de su evolucin reside en las cuestiones organizativas. La forma en que se organice la vanguardia revolucionaria determinar el devenir de la revolucin. Cmo se organice dicha vanguardia puede sentar las bases de cmo se organizar la sociedad una vez despojada la oligarqua del poder poltico. La revolucin es igual a la reorganizacin de la sociedad. La vanguardia revolucionaria debe organizarse para posibilitar el triunfo del proletariado, de las clases populares en general, del pueblo, para alcanzar el poder poltico, pero tambin para que la revolucin no degenere. La vanguardia debe experimentar en su propia carne los mtodos a aplicar en el futuro en la sociedad.

    El marxismo y el anarquismo coinciden en el objetivo final, la desaparicin del Estado, por lo menos tal como ste existe en la actualidad, pero difieren en la manera de alcanzar dicho objetivo. Para los marxistas el Estado se extinguir a medida que el proletariado domine la situacin, es decir, el proletariado debe hacerse primero con el Estado burgus y transformarlo, para los anarquistas debe abolirse inmediatamente. En la prctica, ambas opciones han fracasado, aunque por distintos motivos. El anarquismo apenas ha podido enfrentarse y vencer a la burguesa, o en general a cualquier enemigo suyo. El marxismo, por lo menos cierta aplicacin del mismo, no ha logrado un Estado proletario, no slo porque ste degener, sino que incluso porque finalmente colaps. En el libro Los errores de la izquierda (el cual es un extracto de mi libro Rumbo a la democracia) analizo en detalle las causas del fracaso del anarquismo y del marxismo. En el artculo Relativizando el relativismo profundizo en dichos errores: el utopismo y un exceso de determinismo se sustentaron en un relativismo mal calculado. A dichos escritos remito al lector para complementar lo dicho en el presente trabajo.

    El Estado proletario, va tomada en Rusia y exportada al resto de pases llamados comunistas, se convirti en un Estado burocrtico que acab actuando en contra del pueblo. La dictadura del proletariado se transform en la dictadura contra el proletariado. El Estado burgus gobernado por la socialdemocracia, va tomada sobre todo por el poderoso partido socialdemcrata alemn, y exportada al resto de Europa occidental, fracas en la mayor parte de pases, salvo quizs sobre todo en los pases escandinavos donde se lograron importantes avances sociales. Pero haciendo imposible en cualquier caso superar las grandes contradicciones del capitalismo, y no slo esto, sino que fracasando incluso en suavizar dichas contradicciones, pues con el tiempo se agudizaron. Ernest Mandel nos hace un repaso exhaustivo de las experiencias prcticas socialdemcratas en su trabajo La naturaleza del reformismo socialdemcrata. El Estado de bienestar, resultado sobre todo de la presin en su da del peligro comunista, est siendo desmantelado en la mayor parte de pases con la colaboracin activa e imprescindible de los partidos socialdemcratas, demostrando as de paso que no fue realmente un logro de dichos partidos. En cuanto desapareci el bloque comunista del Este de Europa, en verdad en cuanto su colapso ya estaba anunciado, el capital internacional contraatac y se inici el proceso de involuciones

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    sociales, llamado neoliberalismo. Algunos importantes, aunque insuficientes, logros de la izquierda estn siendo poco a poco finiquitados.

    En ambos casos, reforma o revolucin, el capitalismo triunf. Ya sea por el colapso del rgimen sovitico que dio lugar a un capitalismo agresivo donde las mafias sustituyeron a la casta burocrtica o se complementaron a ella, donde muchos de los antiguos dirigentes comunistas se convirtieron en capitalistas. Ya sea porque se implant en la China comunista un capitalismo de Estado que provoc grandes desigualdades sociales y que lejos de erradicar la explotacin del hombre por el hombre sustent en gran medida su crecimiento econmico en ella. Ya sea porque las vas de las reformas se abandonaron y se claudic definitivamente ante los postulados del capitalismo, como as sucedi con la socialdemocracia, convertida de facto en el mejor aliado del capital para someter a la clase trabajadora en nombre del proletariado. No hay ms que observar las polticas aplicadas por los supuestos partidos socialdemcratas en Europa en el momento histrico presente. El dominio de la derecha es absoluto y ms que evidente. Si bien parece estar empezando a fraguarse un nuevo resurgimiento de la izquierda. Hay ciertos sntomas de este renacer, pero todava queda mucho para que realmente la izquierda vuelva a tener cierta iniciativa. Por ahora, la izquierda est desaparecida en combate. Este libro pretende aportar un granito de arena para el imprescindible debate en la izquierda.

    Pero, fracasaron realmente ambas vas, revolucin y reformismo, por distintos motivos?

    A lo largo de este libro intentar responder a esta pregunta. Mi intencin es demostrar que realmente ambas vas fracasaron por el mismo motivo: su incapacidad de desarrollar la democracia, el medio poltico para transformar la sociedad. Lo ocurrido en los pases burgueses, gobernados en ciertos periodos por partidos socialdemcratas, es de sobras conocido por todos los ciudadanos, especialmente por los que sufrieron las polticas socialdemcratas. Este libro se ha escrito desde uno de esos pases: Espaa. Si bien es cierto que en Espaa se han dado circunstancias muy especiales (el peso del franquismo sigue siendo demasiado importante en nuestros das), en lneas generales, las polticas de los sucesivos gobiernos socialistas espaoles han sido prcticamente calcadas de las realizadas en otros pases, con ciertas diferencias de matices. En definitiva, todo el mundo conoce cmo estn gobernando los partidos de la supuesta izquierda reformista en todos los pases donde ha alcanzado y ejercido el poder poltico. La izquierda revolucionaria no ha podido alcanzar el poder poltico en casi ningn pas de Europa o de Norteamrica, del llamado Primer Mundo en general. Lo cual, dicho sea de paso, es todo un sntoma. Del fracaso de la izquierda revolucionaria dirn algunos, de las limitaciones de las democracias burguesas dirn otros. Pero una cosa est clara: cuando la izquierda transformadora llega al poder en las democracias burguesas, se producen golpes de Estado (Espaa en 1936, Chile en 1973, por poner slo un par de ejemplos). Las democracias burguesas parecen terreno prohibido para la izquierda ms radical. O no? Latinoamrica pudiera empezar a romper esta regla no escrita. Pudiera. El tiempo hablar, como siempre.

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    Por consiguiente, este libro se centra sobre todo en analizar los fracasos de la izquierda revolucionaria all donde haya gobernado. Y, dado que su gran faro ha sido la URSS (Unin de Repblicas Socialistas Soviticas), nacida como consecuencia del triunfo de la primera revolucin proletaria, la revolucin ms importante de la historia junto con la francesa, como no poda ser de otra manera, este libro se centra sobre todo en analizar la degeneracin y colapso de la revolucin en dicho pas. La mayor parte de pases que implementaron, o intentaron construir, el socialismo, cierta forma de socialismo, imitaron el modelo ruso. La revolucin china empez donde acab la degeneracin de la revolucin rusa: en el estalinismo. Lo cual demuestra, dicho sea de paso, la importancia, la, a veces, decisiva influencia de la ideologa. As como el estalinismo ruso influy en la revolucin china, que parti del propio estalinismo, no puede descartase, ni mucho menos, la influencia del marxismo-leninismo en el estalinismo. Con una diferencia fundamental: el estalinismo chino fue una simple traslacin del ruso a la China de 1949, el estalinismo chino y ruso no se contradecan, eran esencialmente lo mismo, a pesar de ciertas diferencias culturales e histricas, mientras que el estalinismo surgi a partir del marxismo-leninismo como una negacin de ste. En un caso se produjo una continuacin, en el otro una ruptura.

    Cmo pudo ser eso posible? Esto slo puede explicarse mediante la dialctica, que nos dice que en el marxismo-leninismo exista el germen del estalinismo. Las contradicciones existentes en el marxismo-leninismo se decantaron hacia la negacin del propio marxismo-leninismo. En este libro se hace especial hincapi en explicar los fundamentos del materialismo dialctico, sin el cual es imposible explicar verdaderamente el surgimiento del estalinismo a partir del marxismo-leninismo. El objeto central de este libro es, por tanto, analizar el surgimiento del estalinismo a partir del marxismo-leninismo, cmo el blanco se convirti en negro. Por consiguiente, el caso ms analizado va a ser, con mucho, el ruso. Y el anlisis se va a centrar sobre todo en la evolucin de la revolucin rusa hasta derivar en el estalinismo. Es ms, en este libro se analizan sobre todo las posibles influencias ideolgicas o metodolgicas del marxismo-leninismo en el estalinismo. Esto no quiere decir que quien escribe estas lneas desprecie otros factores, como los factores materiales. Para un estudio ms detallado de dichos factores remito a diversos libros donde se analizan con mucha mayor profundidad, como Rusia: del socialismo real al capitalismo real de Ariel Dacal y Francisco Brown, como La revolucin traicionada de Len Trotsky, como Rusia: de la revolucin a la contrarrevolucin de Ted Grant, por poner unos pocos ejemplos. El lector podr encontrar muchas ms referencias bibliogrficas al final del presente libro. Lo verdaderamente crucial en nuestros tiempos para intentar reconstruir la teora revolucionaria, sin la cual no es posible la revolucin, radica en determinar por qu el marxismo-leninismo dio lugar al estalinismo. En esa transicin est la verdadera clave para entender por qu el socialismo real fracas. Porque el socialismo real no cay cuando la URSS colaps, sino cuando surgi el estalinismo. La cada de la URSS fue una consecuencia directa, aunque retardada en el tiempo, diferida, del surgimiento del estalinismo. El verdadero fracaso fue el surgimiento del estalinismo. Es imperativo saber por qu fue ello posible.

    Si no aprendemos de los errores del pasado estamos condenados a repetirlos. Este libro no es un simple pasatiempo (se me ocurren muchas cosas ms interesantes que hacer, que escribir o leer un libro de historia o poltica), no se trata de hacer turismo

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    poltico, de puro entretenimiento, sino que es una cuestin de vital importancia en nuestros tiempos. ste no es un libro de historia, en el sentido estricto de la palabra, es un trabajo que pretende aportar algo a la causa revolucionaria del presente. Si se recurre a la historia es para aprender de ella, no para solazarse en ella. Se trata de recordar y analizar para aprender, para cambiar, para actuar, en el presente y en el futuro. La historia es aqu un medio y no un fin. El pasado sirve al presente y al futuro. Y no al revs. Quien escribe estas lneas ha tenido que leer muchos libros de historia, de economa, de poltica, de filosofa, pero no por puro placer o divertimento. No, porque, en primer lugar, a m la historia, la economa, la filosofa o la poltica, no me apasionan especialmente, y en segundo lugar, porque yo soy un trabajador que ha tenido que dedicar gran parte de su tiempo libre, de su escaso tiempo libre, a esta obra. He tenido que dedicar ms tiempo y esfuerzo del que hubiera deseado. Yo no soy un intelectual que se dedica slo a leer y a escribir. Yo no dispongo de todo el tiempo del mundo, ni mi vida est exenta de problemas o responsabilidades. Yo no estoy aburrido. Ojal lo hubiera podido estar un poco! Yo me he implicado porque he sentido la necesidad y el deber de hacerlo, porque cre que podra aportar algo y as lo he intentado. Esta labor para m ha representado sobre todo un sacrificio, aunque desde luego me ha motivado mucho ms que otras muchas cosas que he hecho en mi vida y que me quedan por hacer. Simplemente me he hartado de quejarme y de permanecer pasivo, de batallar solo, o acompaado de mi familia, en el da a da.

    La lucha diaria, no cabe duda, es necesaria, pero no es suficiente. Por mucho que uno se resista individualmente ante el sistema, es imperativo cambiar ste colectivamente. No ser yo quien niegue la importancia del individuo. Si as fuera, no hubiera escrito el Manual de resistencia anticapitalista. Pero el sistema slo puede cambiar si la mayora nos implicamos, tanto individualmente como colectivamente. Son las masas quienes realmente marcan el devenir de la historia, a pesar de la gran influencia de ciertos individuos. Los individuos tienen que organizarse y unirse, pero sin anularse mutuamente ni ante al grupo, para poder cambiar las cosas. La revolucin no es una idea romntica e idealista, es una necesidad vital para todos aquellos que todava somos humanos, que sufrimos, que sentimos, que no nos conformamos, que vemos, que pensamos. La humanidad necesita cambiar para sobrevivir. Creo que ya es hora de que todos los ciudadanos corrientes nos quejemos menos e intentemos solucionar las cosas, de que pasemos a la accin. Ya sea sta una u otra, terica o prctica. La teora, la conciencia, es el primer paso. Sin l no hay casi nada que hacer, pero slo con l no basta. Debemos pasar a la accin, pero antes debemos saber cmo actuar, hacia dnde dirigirnos. La teora revolucionaria nos permite saber el por qu, el cmo, el dnde. El cundo nadie puede saberlo a ciencia cierta, pues la sociedad humana se comporta de cierta manera determinista, pero no de manera completamente determinista, ni mucho menos. Pero de lo que s podemos estar seguros es que si antes no resolvemos, todo lo posible, el por qu, el cmo, el hacia dnde, no habr cundo o si surge servir de bien poco. Se nos avecinan aos potencialmente revolucionarios, Internet puede provocar una autntica revolucin democrtica mundial, no hay ms que ver cmo las revoluciones se estn propagando a la velocidad de la luz por distintos pases rabes en el momento de escribir estas lneas. Pero los estallidos sociales no se traducen en revoluciones sociales si las masas se limitan a salir a la calle, fruto de la desesperacin. Ms que nunca, la revolucin necesita tambin de los factores subjetivos, de la conciencia, de la estrategia, de la

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    organizacin. Este libro, con toda humildad, pero tambin con toda contundencia, pretende ayudar a desarrollar dichos factores subjetivos. Debemos partir de las teoras existentes y corregirlas y adaptarlas a los tiempos actuales. Ahora contamos con un gran repositorio de experiencias revolucionarias prcticas que debemos analizar. A partir de ellas debemos aprender las lecciones histricas. La prctica realimenta a la teora. sta es la esencia del mtodo cientfico. Slo podemos comprender la realidad mediante la ciencia. Slo podremos transformarla mediante la ciencia tambin.

    Como deca, este libro se centra sobre todo en el anlisis de la transformacin de la teora marxista-leninista en prctica estalinista, en el anlisis del fracaso de la va revolucionaria. Por otro lado, en el captulo Los defectos de nuestra democracia de mi libro Rumbo a la democracia, analizo los problemas de la democracia burguesa, especialmente de la espaola, pero en gran parte comunes a todas las democracias liberales. Esa democracia de los cinco minutos, del tiempo que se tarda en depositar una papeleta en una urna cada X aos. Esa democracia donde el votante elige sin suficiente informacin, donde quien decide lo hace sin conocer de verdad las distintas opciones, donde lo hace estando desinformado en vez de informado, donde quien es elegido no rinde cuentas ante sus electores y se olvida de ellos hasta X aos despus. Esa democracia donde la participacin popular es la excepcin y no la regla, donde el control es simplemente ciencia ficcin. Esa democracia, en definitiva, formal pero no real, esa ilusin del poder del pueblo. Problemas de la democracia burguesa, de la oligocracia, ms en concreto de la plutocracia bajo la forma poltica de una partitocracia, que explicaran el fracaso de la lnea reformista asumida por la socialdemocracia, aun admitiendo las buenas intenciones del reformismo (lo cual ya es mucho admitir, puesto que a estas alturas muy pocas dudas deberan quedarnos ya sobre las verdaderas intenciones de la socialdemocracia).

    Lo dicho por Lenin en 1913 en su artculo Marxismo y reformismo lo hemos podido comprobar plenamente en la prctica, lo estamos comprobando tambin actualmente:

    A diferencia de los anarquistas, los marxistas admiten la lucha por las reformas, es decir, por mejoras de la situacin de los trabajadores que no lesionan el poder, dejndolo como estaba, en manos de la clase dominante. Pero, a la vez, los marxistas combaten con la mayor energa a los reformistas, los cuales circunscriben directa o indirectamente los anhelos y la actividad de la clase obrera a las reformas. El reformismo es una manera que la burguesa tiene de engaar a los obreros, que seguirn siendo esclavos asalariados, pese a algunas mejoras aisladas, mientras subsista el dominio del capital.

    Cuando la burguesa liberal concede reformas con una mano, siempre las retira con la otra, las reduce a la nada o las utiliza para subyugar a los obreros, para dividirlos en grupos, para eternizar la esclavitud asalariada de los trabajadores. Por eso el reformismo, incluso cuando es totalmente sincero, se transforma de hecho en un instrumento de la burguesa para corromper a los obreros y reducirlos a la impotencia. La experiencia de todos los pases muestra que los obreros han salido burlados siempre que se han confiado a los reformistas.

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    Por el contrario, si los obreros han asimilado la doctrina de Marx, es decir, si han comprendido que es inevitable la esclavitud asalariada mientras subsista el dominio del capital, no se dejarn engaar por ninguna reforma burguesa. Comprendiendo que, al mantenerse el capitalismo, las reformas no pueden ser ni slidas ni importantes, los obreros pugnan por obtener mejoras y las utilizan para proseguir la lucha, ms tesonera, contra la esclavitud asalariada. Los reformistas pretenden dividir y engaar con algunas ddivas a los obreros, pretenden apartarlos de su lucha de clase. Los obreros, que han comprendido la falsedad del reformismo, utilizan las reformas para desarrollar y ampliar su lucha de clase.

    Cuanto mayor es la influencia de los reformistas en los obreros, tanto menos fuerza tienen stos, tanto ms dependen de la burguesa y tanto ms fcil le es a esta ltima anular con diversas artimaas el efecto de las reformas. Cuanto ms independiente y profundo es el movimiento obrero, cuanto ms amplio es por sus fines, ms desembarazado se ve de la estrechez del reformismo y con ms facilidad consiguen los obreros afianzar y utilizar ciertas mejoras.

    Lo ms fcil para explicar el fracaso de ambas ramas de la izquierda, reformista y revolucionaria, sera acudir al trillado argumento de que el poder corrompe y quienes lo alcanzan actan siempre igual, pero esto nos impedira detectar otros errores que, si no son corregidos, imposibilitarn que si alguna vez llega alguien menos corrupto al poder pueda ejercerlo en beneficio del pueblo, del conjunto de la sociedad. No todo el mundo es igualmente corrupto. Existen personas que han intentado cambios cuando han llegado al poder, de manera ms o menos afortunada. Si quien siempre llega al poder slo desea enriquecerse, no habra nadie que se enfrentara a la oligarqua, nacional o internacional. Y, sin embargo, los ha habido, los hay. Quiere el ladrn, el corrupto, que todos sean vistos como de su misma condicin. Recurrir a explicarlo todo por las malas intenciones de quienes llegan al poder, por la naturaleza intrnsecamente corrupta del ser humano, adems de no ser cierto, no siempre por lo menos, slo puede conducirnos al derrotismo, a la apata. No podemos negar que las personas tenemos ciertas miserias. Pero, precisamente, si aspiramos a superarlas, debemos tenerlas muy en cuenta y establecer mecanismos concretos que las minimicen o las pongan coto. Esos mecanismos constituyen la democracia. Ms importante que las intenciones de quienes llegan al poder poltico es el hecho de que existan mecanismos concretos, precisamente, que nos protejan de las miserias de las personas, que posibiliten que el poder pueda ser ejercido de otra manera, lo ms independientemente posible de las intenciones de quienes lo alcanzan. El nico sistema que puede garantizar el poder popular, el que se gobierne de acuerdo con el inters general, por lo menos en el cual se maximiza la probabilidad de que as sea, es la democracia, la verdadera. Debemos por tanto analizar los sistemas polticos que no han podido lograrlo, para detectar sus errores y corregirlos. ste es el objetivo bsico de este trabajo. Si no aprendemos de los errores, no podremos superarlos.

    Y para llegar a la verdad, para acercarnos a ella, debemos desprendernos de todo dogmatismo, de todo sectarismo, los cnceres de la izquierda, del pensamiento humano en general. Pero tambin de todo prejuicio. Por lo menos debemos intentarlo, aun siendo conscientes de que es imposible desprenderse por completo del pensamiento dominante. Debemos contrastar todo lo posible. Quien escribe estas

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    lneas as lo ha intentado. Ha ledo a marxistas y a anarquistas, a trotskistas y a estalinistas, a bolcheviques y a antibolcheviques, a comunistas y a anticomunistas, a socialistas autoritarios y a socialistas libertarios, a socialdemcratas, a liberales, a conservadores, a fascistas, etc., etc., etc. Debemos practicar el pensamiento crtico y libre. Es cuestin de vida o muerte, intelectual. Sin teora revolucionaria no hay prctica revolucionaria. Y sin librepensamiento no hay teora revolucionaria, o sta es falsa o est muerta. Yo soy un simple ciudadano corriente que intenta aportar un granito de arena para mejorar el mundo que le ha tocado vivir. Me confieso de izquierdas, en cuanto a que aspiro a transformar radicalmente, de raz, la sociedad actual, en cuanto a que reivindico una sociedad ms libre, ms igualitaria, ms justa; pero no me caso con ninguna de sus corrientes, aunque por supuesto me siento ms prximo a unas que a otras. Pero esto no me impide, al contrario, me impele a, criticar a la izquierda, cuando as lo estimo necesario. El mejor amigo no es el que adula, sino el que critica sinceramente, el que dice la verdad, lo que l cree que es la verdad. El crtico ms sincero es, a su vez, el que permite e incluso incita a ser l mismo criticado, el que somete sus cuestionamientos a ser cuestionados, el que cuestiona y a su vez es cuestionado. Quien busca la verdad, busca, necesita imperativamente, el enfrentamiento ideolgico, de igual a igual. Yo incito al lector a criticarme, a no leerme de manera acrtica, a contrastar lo dicho por m. Al final de este libro se hallan todas las referencias bibliogrficas consultadas para escribir este trabajo.

    Si queremos superar el capitalismo, debemos luchar para que la izquierda transformadora vuelva a tener la necesaria fuerza para hacerlo. Debemos criticar constructivamente a la izquierda, tanto por cuanto respecta a la teora como a la prctica. El capitalismo, probablemente, no sucumbir por s solo. Y si lo hace podra arrastrar al conjunto de la humanidad. Debemos luchar todos activamente para superarlo antes de que sea demasiado tarde. Y dentro de la lucha anticapitalista, la cuestin estratgica y organizativa es ineludible. La conciencia y la estrategia son los ingredientes fundamentales subjetivos de la revolucin. Pero si no hay organizacin no hay estrategia. Sin una buena organizacin, que garantice el proceso revolucionario, es decir, que canalice el poder popular, de las bases, la revolucin no se inicia o degenera. Pero no basta con conquistar el poder poltico, adems hay que ejercerlo para que la revolucin avance con determinacin, se acelere, o por lo menos no se detenga ni retroceda. No puede haber una organizacin revolucionaria sin democracia. Organizacin revolucionaria es igual a implementacin de la democracia. La democracia es revolucionaria. Revolucin es Libertad. Libertad es Revolucin. No puede hacerse la revolucin sin democracia, llevada hasta las ltimas consecuencias. Hacer la revolucin equivale, en primer lugar, a cmo implementar la democracia, cmo desarrollarla. Y todo esto puede aplicarse tambin a la reforma, siempre que entendamos sta como una revolucin a una velocidad ms lenta. Sea cual sea la velocidad elegida necesitamos el vehculo necesario para avanzar, para poder incluso elegir dicha velocidad. Ese vehculo tiene nombre: democracia. Ese vehculo hay que pensarlo e implementarlo, hay que disearlo y construirlo. Ese vehculo debe, adems, perfeccionarse en el tiempo. Ese vehculo debe ser reparado o sustituido cuando se avera. Sin el vehculo apropiado no hay viaje posible. Si deseamos viajar hacia una sociedad mejor, debemos primeramente, prioritariamente, proveernos del vehculo necesario.

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    Volin en su libro La revolucin desconocida comenta:

    Las revoluciones precedentes nos han legado un problema importante, sobre todo las de 1789 y 1917: iniciadas extensamente contra la opresin, animadas por el poderoso aliento de la libertad y proclamando a sta como fin esencial, por qu degeneraron en una nueva dictadura de otras clases dominantes y privilegiadas y en una nueva esclavitud del pueblo? Cules seran las condiciones que permitiran a una revolucin evitar tan deleznable resultado? Sera este fin, todava por mucho tiempo, una especie de fatalidad histrica o sera el efecto de factores accidentales o sencillamente de errores y faltas que pueden corregirse en adelante? En este ltimo caso, qu medios podran eliminar el peligro que amenaza ya a las futuras revoluciones?

    El presente libro pretende contribuir a encontrar respuestas a estas preguntas. Reforma o Revolucin? Como intentar demostrar a lo largo de este trabajo, la respuesta es: DEMOCRACIA. El lector juzgar si lo consigo o no. Si no lo consigo, por lo menos podr darle, tal vez, ciertas pistas. En cualquier caso, como mnimo, le har reflexionar, habr contribuido al debate. As lo espero. De esto se trata sobre todo.

    Decir que el subrayado o resaltado en la mayor parte de las citas usadas en este libro son mos. Como, en general, as ha sido en todos mis escritos. Doy permiso explcito para poder distribuir este libro libremente, como con todos mis escritos disponibles en mi blog (http://joselopezsanchez.wordpress.com/). Este libro, como todos mis escritos, se ha hecho con la mejor intencin y desinteresadamente, sin el menor afn de lucro, y se distribuye gratuitamente. El tiempo y el esfuerzo empleados por m en todos mis escritos se ven sobradamente recompensados si consigo aportar un granito de arena para la causa de lograr una sociedad ms libre y justa, donde todos los ciudadanos podamos vivir en condiciones dignas.

    Quien escribe estas lneas es simplemente un ciudadano corriente, un trabajador normal, que, en la medida de sus posibilidades, se implica. La lucha por una sociedad mejor, por su supervivencia incluso, nos atae a todos los ciudadanos. No podemos ni debemos estar en manos de ninguna lite, de ningn consejo de sabios, de ningn grupo de gurs. La emancipacin del proletariado, del pueblo, de la ciudadana, debe ser obra del mismo proletariado, del mismo pueblo, de la misma ciudadana. Cada ciudadano puede y debe implicarse. Slo as lograremos una sociedad emancipada. Entre todos podremos. No todos podemos implicarnos de la misma manera, pero todos podemos aportar algo. El esfuerzo de cada individuo es necesario, por pequeo que sea. Si cada ciudadano se implica algo, la fuerza del pueblo, de la inmensa mayora, ser imparable. Las lites de turno sobreviven, nos dominan, porque muchos ciudadanos permanecen apticos, porque aceptan lo establecido, porque slo se quejan, porque no se rebelan, porque no se implican, porque piensan que ellos no entienden, porque creen que la sociedad, que la poltica, es slo cuestin de expertos. Nunca lograremos una sociedad que beneficie al inters general, si an muchos ciudadanos se mantienen al margen del diseo y construccin de las reglas del juego polticas y sociales. Esto es lo que desean las lites para mantener su statu quo: que pensemos que nosotros, los ciudadanos corrientes, no podemos aportar nada, que nos limitemos a ejercer de ovejas, que nos dejemos llevar sumisamente. Cuando, por el contrario, los ciudadanos de a pie nos impliquemos activamente, las posibilidades

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    de una nueva sociedad se tornarn reales, se dispararn. Animo al lector a implicarse tambin! Aunque sea para criticarme!

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    ndice 1) El materialismo histrico........................................................................ 13

    2) El caso de la URSS ................................................................................. 72

    2.1. De la dictadura del proletariado a la dictadura del partido.............. 72

    2.2. Del leninismo al estalinismo............................................................... 97

    2.3. La dictadura del proletariado segn Lenin ..................................... 107

    2.4. Los principales errores bolcheviques ............................................. 130

    2.5. El fin est contenido en los medios................................................. 144

    2.6. El socialismo real no era realmente an socialismo .................. 155

    2.7. La importancia de los factores subjetivos ...................................... 194

    2.8. El cuestionamiento de la Revolucin bolchevique......................... 219

    2.9. Las causas de la degeneracin de la Revolucin rusa .................. 254

    3) Los casos de China y Cuba.................................................................. 260

    4) Lecciones histricas............................................................................. 283

    4.1. La necesidad e inevitabilidad de las vanguardias.......................... 283

    4.2. La importancia del mtodo organizativo ......................................... 327

    4.3. La madre de todos los errores: el concepto de la dictadura del proletariado ............................................................................................... 353

    4.4. Del socialismo del siglo XX al socialismo del siglo XXI ............. 393

    4.5. La clave reside en la democracia..................................................... 449

    5) Conclusiones......................................................................................... 474

    Apndice A: El materialismo dialctico ..................................................... 501

    Apndice B: Las tesis sobre Feuerbach .................................................... 512

    Apndice C: El comunismo segn Marx .................................................... 514

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    1) El materialismo histrico

    La historia de todas las sociedades hasta nuestros das es la historia de las luchas de clases. Hombre libre y esclavo, patricio y plebeyo, barn y siervo, maestro de gremio y

    oficial en una palabra, opresores y oprimidos en perpetua oposicin han llevado una lucha ininterrumpida, ya sea secreta, ya sea abierta, y que acababa siempre o

    bien en una transformacin revolucionaria de toda la sociedad, o bien en la ruina comn de las clases en lucha. Karl Marx & Friedrich Engels.

    Antes de nada, para quien no tenga nociones sobre materialismo dialctico (tambin conocido como dialctica materialista), en el apndice A de este mismo libro se lo describe brevemente. Adems, en el apndice B he incluido el documento escrito por el propio Marx titulado Las tesis sobre Feuerbach, que sintetiza el pensamiento marxista, su mtodo, el materialismo dialctico. El materialismo histrico no es ms que la aplicacin del materialismo dialctico para la historia humana. Si no se comprende el materialismo dialctico es imposible comprender la teora marxista. Aunque, paradjicamente, Marx desarroll primero el materialismo histrico y luego lo complet con la dialctica de Hegel puesta del revs (aproximadamente). Marx se desprendi del idealismo de su predecesor. Para la dialctica materialista el pensamiento no determina la realidad, sino, al revs, la realidad el pensamiento. En verdad, ms en concreto, mejor dicho, el materialismo dialctico nos dice que el pensamiento forma parte de la realidad, que lo inmaterial est enraizado en lo material, que las ideas y las condiciones materiales de existencia son dos aspectos de lo mismo, estn ntimamente relacionadas, aunque, en ltima instancia, todo viene determinado por lo material. Sin materia no hay ideas. Pero las ideas tambin influyen en lo material. Aunque cronolgicamente hablando el materialismo histrico precedi al dialctico, ste complet a aqul hasta convertirse en su base. Por otro lado, tal como afirma Henri Lefebvre en su libro El materialismo dialctico: aunque Marx no prosigui nunca su proyecto, de una exposicin de su metodologa dialctica, y si bien l no emple nunca las palabras "materialismo dialctico" para designar su doctrina, los elementos de su pensamiento son incontestablemente los que expresan estos trminos.

    Engels, en el entierro de su compaero de batallas y amigo, resume de esta manera la principal aportacin de Marx:

    As como Darwin descubri la ley del desarrollo de la naturaleza orgnica, del mismo modo descubri Marx la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho tan sencillo, pero encubierto hasta ahora bajo una proliferacin de ideologas, de que los hombres deben ante todo comer, beber, tener un techo y vestirse antes de practicar la poltica, la ciencia, el arte, la religin, etc.; que, por tanto, la produccin de los medios materiales inmediatos para la subsistencia, y con ello, el grado de desarrollo econmico alcanzado en cada caso por un pueblo, o en un determinado perodo, constituye la base a partir de la cual se desarrollan las instituciones del Estado, las concepciones jurdicas, el

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    arte, e incluso las representaciones religiosas de los hombres, y con arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse, y no al revs, como hasta entonces se haba venido haciendo.

    Marx en el prlogo de Contribucin a la crtica de la economa poltica nos describe los principales postulados del materialismo histrico, como as nos los compila Michael Burawoy en su trabajo El marxismo como ciencia:

    1) Para que haya historia, los hombres y mujeres deben transformar la naturaleza en medio para su supervivencia, es decir deben producir sus medios de existencia. En la produccin social de su vida, los hombres entran en relaciones definidas que son indispensables e independientes de su voluntad, relaciones de produccin que corresponden a una etapa definida del desarrollo de las fuerzas productivas.

    2) La base econmica o modo de produccin define los lmites de variacin de la superestructura. El conjunto de estas relaciones de produccin constituye la estructura econmica de la sociedad, el fundamento real, sobre el que se erige una superestructura legal y poltica y a la que corresponden formas definidas de conciencia social. El modo de produccin de la vida material condiciona el proceso de vida social, poltico e intelectual en general.

    3) Un modo de produccin se desarrolla a travs de la interaccin de las fuerzas productivas (cmo producimos los medios de existencia) y las relaciones de produccin (cmo se apropia y distribuye el producto del trabajo). En una cierta fase de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en conflicto con las relaciones de produccin existentes De formas de desarrollo de las fuerzas productivas estas relaciones de produccin se vuelven trabas suyas. Se abre as una poca de revolucin social.

    4) La lucha de clases es el motor de la transicin de un modo de produccin a otro. Con el cambio del fundamento econmico la entera inmensa superestructura es ms o menos rpidamente transformada. Al considerar esas transformaciones debe siempre distinguirse entre la transformacin material de las condiciones econmicas de produccin, que pueden determinarse con la precisin de la ciencia natural, y las formas legales, polticas, religiosas, estticas o filosficas -en suma ideolgicas- en las que los hombres toman conciencia de este conflicto y luchan para resolverlo.

    5) Una transicin exitosa slo puede darse cuando se cumplen las condiciones materiales. Ningn orden social perece jams antes que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben en l. Y nuevas y ms altas relaciones de produccin nunca aparecen antes que las condiciones materiales de su existencia han madurado en el seno de la propia sociedad antigua.

    6) La historia es progresiva en la medida en que acompaa la expansin de las fuerzas productivas. A grandes rasgos el modo de produccin asitico, antiguo, feudal y moderno burgus pueden considerarse pocas progresivas en la formacin econmica de la sociedad.

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    7) El comunismo marca el fin de los antagonismos sociales y el comienzo de la emancipacin de los individuos. No hacemos ya la historia empujados desde atrs sino consciente y colectivamente. Las relaciones burguesas de produccin son la ltima forma antagnica del proceso social de produccin -antagnica no en el sentido del antagonismo individual, sino del que surge de las condiciones sociales de vida de los individuos-. Al mismo tiempo las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa crean las condiciones materiales para la solucin de ese antagonismo. En consecuencia con esta formacin social se cierra la prehistoria de la sociedad humana.

    Henri Lefebvre en su magnfica Introduccin al marxismo propone sustituir marxismo por materialismo dialctico, pues realmente lo que se llama habitualmente marxismo corresponde con una cierta concepcin del mundo:

    Cules son las grandes concepciones del mundo que se postulan actualmente? Son tres, y slo tres.

    1) La concepcin cristiana, formulada con gran rigor y claridad por los grandes tericos catlicos. Reducida a lo esencial, se define por la afirmacin de una jerarqua esttica de seres, actos, valores, formas y personas. En la cima de la jerarqua se halla el Ser Supremo, el puro Espritu, el Seor-Dios. Esta doctrina, que trata, en efecto, de dar una visin de conjunto del universo, fue formulada con mxima amplitud y rigor en la Edad Media. Los siglos posteriores agregaron poco a la obra de Santo Toms. Por razones histricas que requeriran un estudio especial, la teora de la jerarqua se adecuaba particularmente a la Edad Media (no porque la jerarqua esttica de personas haya desaparecido desde entonces, sino porque era ms visible, ms oficial que posteriormente).

    Esta es la concepcin medieval del mundo, cuya validez se postula an en nuestros das.

    2) Viene a continuacin la concepcin individualista del mundo. Aparece con Montaigne, a fines de la Edad Media, en el siglo XVI; durante cerca de cuatro siglos, hasta nuestros das, muchos pensadores han formulado o reafirmado esta concepcin con numerosos matices. No agregaron nada a sus rasgos fundamentales: el individuo (y no ya la jerarqua) aparece como la realidad esencial; poseera la razn en s mismo, en su propia interioridad; entre esos dos aspectos del ser humano lo individual y lo universal, es decir, la razn existira una unidad, una armona espontnea, lo mismo que entre el inters individual y el inters general (el de todos los individuos), entre los derechos y los deberes, entre la naturaleza y el hombre.

    El individualismo trat de sustituir la teora pesimista de la jerarqua (inmutable en su fundamento y cuya justificacin se halla en un ms all puramente espiritual) por una teora optimista de la armona natural de los hombres y las funciones humanas. Histricamente, esta concepcin del mundo corresponde al liberalismo, al crecimiento del Tercer Estado, a la burguesa de la belle poque. Es pues esencialmente la concepcin burguesa del mundo (aunque la

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    burguesa declinante la abandone actualmente y se vuelva hacia una concepcin pesimista y autoritaria, y por lo tanto jerrquica, del mundo).

    3) Por ltimo viene la concepcin marxista del mundo. El marxismo se niega a establecer una jerarqua exterior a los individuos (metafsica, pero, por otra parte, no se deja encerrar, como el individualismo, en la conciencia del individuo y en el examen de esa conciencia aislada). Advierte realidades que escapaban al examen de conciencia individualista: son estas realidades naturales (la naturaleza, el mundo exterior); prcticas (el trabajo, la accin); sociales e histricas (la estructura econmica de la sociedad, las clases sociales, etctera).

    Adems, el marxismo rechaza deliberadamente la subordinacin definitiva, inmvil e inmutable, de los elementos del hombre y de la sociedad entre s; pero no por eso admite la hiptesis de una armona espontnea. Comprueba, en efecto, la existencia de contradicciones en el hombre y en la sociedad humana. As, el inters individual (privado) puede oponerse, y se opone con frecuencia, al inters comn; las pasiones de los individuos, y ms todava de ciertos grupos o clases (y por lo tanto sus intereses) no concuerdan espontneamente con la razn, el conocimiento y la ciencia. Para expresarlo con mayor generalidad: no existe la armona que grandes individualistas como Rousseau creyeron descubrir entre la naturaleza y el hombre. El hombre lucha contra la naturaleza; no debe permanecer pasivamente a su nivel, contemplarla o sumergirse romnticamente en ella; debe, por el contrario, vencerla, dominarla mediante el trabajo, la tcnica, el conocimiento cientfico, y es de este modo como llega a ser l mismo.

    Quien dice contradiccin dice tambin problema por resolver, dificultades, obstculos por lo tanto lucha y accin, pero tambin posibilidad de victoria, de paso adelante, de progreso. En consecuencia, el marxismo escapa tanto al pesimismo definitivo como al optimismo fcil.

    Las contradicciones estn por doquier. La naturaleza es en s misma contradictoria. La ley dialctica de la unidad y lucha de contrarios estipula precisamente esto. El ser humano es por naturaleza contradictorio. Es imposible no ver contradicciones en cualquier persona, sociedad o ideologa. La nica manera de no verlas es autorreprimindonos, no queriendo verlas. Muchos marxistas, presos del dogmatismo, parten de la hiptesis de que las ideas de Marx o de Engels son perfectas, estn libres de errores. Lo cual es un grave error. Flaco favor le hacen al marxismo, que as se estanca, se apolilla. Aunque digan incluso que el marxismo no es un dogma, ellos, contradicindose a s mismos, no le encuentran ningn error. Y no lo encuentran porque ni siquiera lo buscan. Ellos se contradicen a s mismos cuando al mismo tiempo que dicen que no son dogmticos se autoproclaman como marxistas. Yo no me declaro marxista, aunque est de acuerdo con muchos de los postulados del marxismo, con su esencia ms profunda, con su concepcin del mundo y de la sociedad humana. Pero yo tampoco me libro de las contradicciones. El lector podr encontrar, con toda seguridad, ms o menos contradicciones en este mismo libro. La cuestin radica en esmerarse en minimizarlas, o, por lo menos, en suavizarlas. Pero la perfeccin no existe. Aunque debemos aspirar a acercarnos a ella. En esto consiste

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    avanzar. Y para ello es imprescindible practicar todo lo posible el librepensamiento, el que nos libera de los dogmatismos, de los prejuicios, de las cadenas mentales que nos limitan el pensamiento. Ese mismo librepensamiento que us, en mayor o menor medida, pero desde luego un mnimo (ms que sus contemporneos), cualquier gran pensador de cualquier poca, incluidos Marx o Engels. Ese librepensamiento que hay que maximizar, pero que nunca logramos del todo. Los errores de ciertas ideas o teoras son superados con ms librepensamiento que sus creadores. Esa actitud es condicin necesaria pero no suficiente. Adems se necesita ciertas aptitudes y cierto contexto. Pero sin esa intencin, no hay nada que hacer. Marx super a Hegel en cuanto a la dialctica porque practic ms librepensamiento que l, entre otros motivos (entre ellos el contexto social). Nosotros, en este siglo XXI, debemos superar a Marx o a Engels, practicando ms librepensamiento que ellos. Superar no significa desechar sus teoras por completo, desechar por desechar, sino buscar imperativamente sus contradicciones e intentar resolverlas.

    Si no detectamos las contradicciones no podremos superarlas. Si no las buscamos, si partimos de la premisa de que no las hay, no podremos encontrarlas. El impulso por encontrar la verdad, por detectar y corregir contradicciones, debe ser suficiente, hasta el punto de superar los dogmas, de cuestionar las bases, las hiptesis de partida. Pero no de cualquier manera. Cuestionar algo no significa automticamente darlo por falso. Significa, precisamente, no darlo automticamente como verdadero. No darlo automticamente por falso o por verdadero. Por lo menos en cierto momento, sobre todo cuando las aplicaciones prcticas basadas o inspiradas en ello han fracasado. Las experiencias prcticas de las ideas nos dan pistas sobre la necesidad de cuestionarlas. Aunque, luego, finalmente, en el proceso de recuestionamiento catalizado por las experiencias prcticas, no encontremos errores fundamentales en las ideologas o teoras, no podemos descartarlos de antemano, como as hacen muchos marxistas cuando analizan las experiencias prcticas. No cuestionar en lo ms mnimo al marxismo, o cuestionarlo slo superficialmente, es contradecir al mtodo cientfico en el que se basaron sus autores, es no continuar su labor, es frenarla, es traicionar el mismo espritu del marxismo. Al cuestionarlo, asentaremos algunas de sus verdades, tal vez las esenciales, y le despojaremos de sus errores, que seguro los tiene pues sus autores eran seres humanos, que nunca son perfectos. Por lo menos lo intentaremos. As el marxismo se somete a la esencia de la dialctica, de que todo cambia y fluye, en la cual se bas. As, el marxismo, cualquier ideologa, evoluciona, no muere. Analizando sus contradicciones internas, el marxismo puede resurgir con mucha fuerza, puede sufrir la ley dialctica de la conversin de la cantidad en calidad, asimismo la ley dialctica de la negacin de la negacin nos dice que ideas que aparentemente han sido desacreditadas o negadas hacen su reaparicin, pero a un nivel superior, enriquecidas por las nuevas experiencias y descubrimientos. Tras haber sido negado por las experiencias prcticas (por cierta interpretacin simplista e interesada de los acontecimientos histricos), pero tambin tras haberse imposibilitado su evolucin ideolgica (al haber sido adoptado como un dogma por muchos marxistas, al haber convertido stos algo vivo en muerto, algo dinmico en esttico), puede resurgir con inusitada fuerza, siempre que forcemos su evolucin, siempre que empecemos por analizar sus contradicciones. Las experiencias prcticas nos proporcionan la posibilidad de replantear la teora marxista. No aprovechar esa posibilidad atenta contra los principios ms elementales del propio marxismo: la

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    dialctica y la ciencia. El marxismo tiene mucho que aportar, no debemos ni podemos permitir que muera!

    Muchos marxistas que dicen aplicar el mtodo marxista (el materialismo dialctico) para cualquier cosa, se niegan a aplicarlo para con el mismo marxismo. No es esto una gran y profunda contradiccin? Ven contradicciones por todos los sitios, pero no en el propio marxismo. Y no las ven porque no miran. Ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Acusan a los dems de ser contradictorios (y en esto llevan razn), pero ellos son tambin muy contradictorios. Todos sucumbimos ante nuestro ego, en mayor o menor medida. El principal obstculo para encontrar la verdad, es la actitud, el no buscarla suficientemente. Todos caemos ante dicho obstculo. Aunque no de la misma manera ni con la misma intensidad. La bsqueda de la verdad slo puede realizarse colectivamente, liberndonos de nuestros respectivos egos. Un ego slo puede ser combatido con otro ego. Si escuchamos a otros podemos superar nuestros prejuicios. Unos pueden tomar el relevo a otros. Algunos de los principales enemigos del marxismo son muchos marxistas presos del dogmatismo. As como Hegel sent las bases de la moderna dialctica (moderna porque la dialctica ya la inventaron hace tiempo los griegos), el filsofo alemn no pudo superar sus prejuicios idealistas y tuvo que ser Marx, quien partiendo del gran trabajo de Hegel, le diera la vuelta a su dialctica convirtindola en el materialismo dialctico. Y esto pudo hacerlo Marx porque super los prejuicios de su antecesor, porque le cuestion. Cuestionar no significa negar por completo, ciegamente, sino estudiar sin prejuicios para separar los aciertos de los errores. De manera similar, muchos marxistas, presos de sus prejuicios, de una interpretacin insuficiente del marxismo, dogmtica, metafsica, vctimas de una incomprensin de su filosofa ms profunda, imposibilitan el avance del marxismo. Se convierten, sin querer, en los sepultureros del marxismo, de las bases de la ciencia revolucionaria. La ciencia revolucionara debe seguir adelante! No reconsiderar la teora, no tener en cuenta las experiencias prcticas, es estancarse, es permitir, incluso contribuir a, la muerte del marxismo. La nica ideologa que ha abierto seriamente las puertas de la transformacin social.

    Conectar los efectos con las causas ms superficiales pero tambin con las ms profundas, es la esencia del mtodo dialctico. El materialismo histrico no es ms que la aplicacin del materialismo dialctico para la sociedad humana, para su historia.

    Plejnov en su obra El materialismo histrico nos explica en qu consiste el modo de pensar metafsico:

    Un metafsico considera y estudia los objetos unos tras otros, e independientemente unos de otros. Cuando siente la necesidad de elevarse a una visin de conjunto, considera los objetos en su accin recproca y ah se mantiene; no va ms lejos y no puede ir ms lejos, pues los objetos siguen para l separados los unos de los otros por una especie de abismo, dado que no tiene ninguna idea del desarrollo que explica su origen ni de las relaciones que existen entre ellos.

    Engels en su trabajo Anti-Dhring nos resume de manera magistral lo que significa el materialismo dialctico, cuando lo aplica para explicar el surgimiento del socialismo a partir del capitalismo:

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    Por su contenido, el socialismo moderno es, ante todo, el producto de la toma de conciencia, por una parte, de las oposiciones de clase que reinan en la sociedad moderna entre poseedores y no poseedores, asalariados y burgueses, y, por otra parte, de la anarqua que reina en la produccin. Pero, por su forma terica, aparece en un principio como una continuacin que se quiere ms consecuente de los principios establecidos por los grandes filsofos de las luces en la Francia del siglo XVIII. Como toda teora nueva, el socialismo ha debido empezar por vincularse al fondo de ideas pre-existentes, y tan profundamente que sus races se internan en los hechos econmicos.

    Para Engels el socialismo moderno es, ante todo, el producto de una toma de conciencia. Es decir, las ideas socialistas preceden a sus realizaciones prcticas. El socialismo que se implementar, o se intentar implementar, es efecto de las ideas socialistas, que a su vez son efecto de la toma de conciencia de unas nuevas condiciones materiales (en verdad de la agudizacin de sus contradicciones al desarrollarse dichas condiciones) y que tambin son en cierta medida influidas por ideas que las antecedieron (la Ilustracin). Las ideas tambin pueden ser causas y no siempre efectos. Las ideas tambin influyen adems de ser influidas. Las condiciones materiales de existencia tambin pueden ser efectos y no siempre causas. Lo material tambin es influido adems de influir. Pero si buscamos las causas ltimas siempre nos topamos con los hechos econmicos, con lo material. Todo est enraizado en lo material. El materialismo dialctico combina el materialismo (que dice que las causas son las materiales) con la dialctica (que dice que lo inmaterial tambin se convierte en causa, que todo est interrelacionado con todo). El idealismo deca que las causas eran siempre las ideas. El materialismo (metafsico) que las causas eran siempre las materiales. El materialismo dialctico dice que las causas son a veces las condiciones materiales, a veces las ideas, la mayor parte de las veces ambas, y en ltima instancia siempre las condiciones materiales. En la concepcin de la dialctica materialista las ideas y las condiciones materiales de existencia no estn separadas de manera estanca, no se oponen las unas a las otras (como as lo estaban en el modo de pensar metafsico), sino que ambas forman parte de la realidad, son dos formas en que sta se expresa. En el pensamiento metafsico estn separadas y confrontadas, son independientes. En el pensamiento dialctico estn ntimamente relacionadas, conforman un todo, estipulando el materialismo dialctico que la base de todo es la realidad fsica, material.

    En Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofa clsica alemana, Engels nos explica la razn por la cual existen leyes en la historia de la sociedad humana, que si bien emanan de la voluntad consciente de los seres humanos, por decirlo de alguna manera, tambin escapan al control absoluto de los individuos:

    La historia del desarrollo de la sociedad difiere sustancialmente, en un punto, de la historia del desarrollo de la naturaleza. En sta si prescindimos de la reaccin ejercida a su vez por los hombres sobre la naturaleza, los factores que actan los unos sobre los otros y en cuyo juego mutuo se impone la ley general, son todos agentes inconscientes y ciegos. De cuanto acontece en la naturaleza lo mismo los innumerables fenmenos aparentemente fortuitos que afloran a la superficie, que los resultados finales por los cuales se

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    comprueba que esas aparentes casualidades se rigen por su lgica interna, nada acontece por obra de la voluntad, con arreglo a un fin consciente. En cambio, en la historia de la sociedad, los agentes son todos hombres dotados de conciencia, que actan movidos por la reflexin o la pasin, persiguiendo determinados fines; aqu, nada acaece sin una intencin consciente, sin un fin deseado. Pero esta distincin, por muy importante que ella sea para la investigacin histrica, sobre todo la de pocas y acontecimientos aislados, no altera para nada el hecho de que el curso de la historia se rige por leyes generales de carcter interno. Tambin aqu reina, en la superficie y en conjunto, pese a los fines conscientemente deseados de los individuos, un aparente azar; rara vez acaece lo que se desea, y en la mayora de los casos los muchos fines perseguidos se entrecruzan unos con otros y se contradicen, cuando no son de suyo irrealizables o insuficientes los medios de que se dispone para llevarlos a cabo. Las colisiones entre las innumerables voluntades y actos individuales crean en el campo de la historia un estado de cosas muy anlogo al que impera en la naturaleza inconsciente. Los fines que se persiguen con los actos son obra de la voluntad, pero los