Reflejos Expectantes

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Reflejos Expectantes

María Camila Chinchilla

Candidata al título de Maestra en Artes Visuales con Énfasis Gráfico

Asesor

Yezid Vergara

Pontificia Universidad Javeriana Facultad de Artes

Departamento de Artes Visuales

Bogotá 2012

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Contenido

Introducción……………………………………………………………………………………...4 Vivimos sintiendo y pensando…………………………………………………………………5 Hacia el pasado…………………………………………………………………………………9

El tiempo genera en el ser humano una pregunta sobre su propio ser…………………11

Sobre el presente……………………………………………………………………………...13

Intuición y libertad en la obra de arte………………………………………………………..15

El ser de la obra……………………………………………………………………………….17 Referentes…………………………………………………………………………………...…30

Conclusión……………………………………………………………………………………..35 Bibliografía……………………………………………………………………………………..36

Anexos……………………………………………………………………………...…………..37

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4

Introducción

“La misión del artista no es reproducir lo visible, sino hacer visible aquello que no lo es.”

Paul Klee

¿Qué sería del ser humano sin la emoción? Cuando hablamos de emoción nos

referimos a un ser viviente, pues la capacidad de sentir es innata a los seres vivos.

Definir nuestra existencia resulta casi imposible si no entendemos que la sensibilidad

es el motor primario de nuestras vidas, que hace parte primordial de nuestra

experiencia, de nuestro devenir. La nostalgia, la alegría, la rabia, la tranquilidad, entre

otras, son emociones constantes. Algunas son, casi que irónicamente necesarias para

el aprendizaje y la supervivencia humana. La emoción es, entonces, la que le da

movimiento al ser desde lo más profundo de sí, desde un lugar íntimo, propio,

intangible, pero presente en cada uno de nosotros. Las emociones son parte vital del

ser en cuanto a ser y del ser en cuanto a artista.

En el arte, la emoción manifiesta una función importante como expresión sensible. La

emoción artística se da por la contemplación de una obra que nos conecta

inexplicablemente con nosotros mismos, que produce deleite, placer visual, agrado, o,

por el contrario, una reacción negativa ante la obra, una conmoción que produce

rechazo. El arte ha logrado transmitir emociones a la humanidad en todas las épocas.

A través de la imagen, el sentimiento nos cautiva, llega a nuestro interior y nos

transporta a otra dimensión; evoca sensaciones intensas, inexplicables,

impresionantes, que llevan a recordar, imaginar y crear sueños.

Sin embargo, además de ser emocional, el ser humano es un ser racional. Nos

diferenciamos de los demás seres vivos por la razón y por el conocimiento. Esto nos

hace libres en tanto que podemos determinar comportamientos y actitudes en relación

con el mundo, a partir de diversas experiencias de las cuales creamos un saber. La

razón se relaciona con el pensamiento y, de esta manera, con el autocontrol, con el

entendimiento, con los ‘¿por qué?’ y ‘¿para qué?’ constantes en las interrogantes

humanas cotidianas. Racionalizar suele ser necesario para comprender el ser de la

emoción, puesto que así podemos comprender algo que es indescriptible y a veces

inagotable, que le da al cuerpo un intenso estado de animosidad, de aberración o

euforia. Aun así, las emociones más que conceptualizadas o teorizadas son sensibles,

son vivenciales.

El objetivo de mi obra es interpretar diferentes estados emocionales, tanto los míos

como los de otras personas. Para tal fin, utilizo la pintura como medio introspectivo, la

observación de comportamientos y de experiencias emocionales plasmadas en textos,

como instrumento que han logrado transmitirme emotivamente experiencias sensibles.

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5

De esto se desprende la pregunta: ¿cómo expresar e interpretar las emociones

humanas por medio de la imagen? Esto se dará a partir de la realización de una serie

de pinturas en distintos formatos donde el color, la forma, el gesto y el trazo dan cuenta

de las emociones.

I

Vivimos sintiendo y pensando

“Cada emoción tiene su fecha, hora, color del día.”

Carlos Gurméndez

El ser humano es la mezcla de la razón y la emoción; diariamente sentimos infinitas

emociones que en ocasiones no podemos describir, definir ni entender solo como un

concepto, pues, aunque intentemos encerrarlas en palabras, van más allá de ellas. Las

emociones generan ideas, pensamientos e imágenes que se expresan desde lo que

hemos experimentado sensiblemente. Laura Esquivel, escritora mexicana cuestiona:

“¿qué es una emoción? El diccionario nos dice que la raíz latina de la palabra emoción

es removeré, formada por el verbo <<motere>> que significa mover y el prefijo <<e>>

que implica alejarse, por lo tanto la etimología que sugiere la emoción es un impulso

que nos invita a actuar”1. Entre otras definiciones, la emoción es “la agitación de las

pasiones, sensación fuerte, del francés esmocion, derivado del francés antiguo

‘esmovoir’, excitar, irritar, conmover” 2 . Etimológicamente, podemos entender las

emociones como reacciones a experiencias que, a su vez, generan acciones, nos

estremecen, nos agitan y nos alteran. La emoción es energía que se mueve y actúa

según todo lo que vemos, olemos, saboreamos, tocamos y escuchamos de nuestro

entorno.

Un entorno en movimiento es aquel que está colmado de aciertos y desaciertos, y, por

ende, en constantes altibajos emocionales; en el que podemos deslizarnos de un

extremo anímico al otro, de un estado de inmenso estrés a un estado de relajación. Las

emociones son la demostración de la sensibilidad afectiva humana; nuestra vida va

variando entre sentirnos a gusto o no, entre vivir y morir, pues la misma experiencia

emocional demuestra que nada perdura ni permanece, que somos temporales y que

las emociones, a su vez, varían, se impulsan, enredan y van surgiendo con la

existencia.

1 ESQUIVEL, Laura. El libro de las emociones. Debolsillo, Barcelona, España, 2005, Pág. 26.

2 GÓMEZ DE SILVA, Guido. Breve diccionario etimológico de la lengua española. Fondo de Cultura

Económica, México, D.F, 1995, Pág. 248.

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Sin embargo, lo interesante y a la vez complejo de los seres humanos es que no

necesariamente estamos bajo un solo estado emocional; no se reduce a un paralelo

entre lo que nos hace sentir bien o lo que nos hace sentir mal, sino, también, a estados

intermedios, distintos y variables dentro de sí. Es decir, es posible experimentar

distintas sensaciones contrarias a la vez, porque la emoción es una respuesta que se

adapta, por lo que dependerá de las diferentes situaciones que vivamos, de los

pensamientos que tengamos y de las circunstancias a las que nos veamos sometidos.

El origen de la emoción está dado por un acto sorpresivo, una consternación incitada

por un encuentro que nos genera confusión al chocar con lo inesperado: “La emoción

es la inadaptación momentánea a una situación dada”3. La conciencia vive inundada de

emociones activas, fuertes, presentes y constantes, proporcionadas por las relaciones

con todo lo que nos rodea. Nos afectan anímicamente todo el tiempo, ya que no se

trata de una emoción única que invade el ser interior, sino de sensaciones continuas

creadoras de una temporalidad afectiva y/o mental. La desorientación que sentimos al

enfrentarnos a las emociones se da porque, cuando sentimos, la conciencia percibe y

razona, pero así mismo se conmueve y se trastorna, lo cual crea una dualidad. Por

ende, en tanto que seres humanos, estaremos siempre expuestos y vulnerables a

emocionarnos aunque no lo deseemos.4

Las emociones son íntimas y personales, se exteriorizan a través de los estados de

ánimo, creando ritmos que nos conmueven; también pueden ser pasajeras o capaces

de dejar huellas, convertidas luego en sentimientos profundos y perdurables. Nos

emocionamos al encontrar la respuesta inmediata a un estimulo externo; sin embargo,

nuestras ambigüedades afectivas no nos confunden totalmente, pues podemos

aprehender la realidad, aunque la emoción suscite y emane confusión. “Para

emocionarse, necesitamos unos motivos concretos que provoquen esa agitación,

desordenada del cuerpo que es la emoción. Motivación y emoción proceden del

movimiento del organismo pero existe una diferencia en la simetría de ambas. Emoción

es la ruptura del equilibrio- causa y respuesta- acto, porque significa salir de sí, fuera

de las motivaciones y no saber responder a ellas.”5

Las emociones influyen en el estado corporal creando reacciones físicas y químicas en

el organismo. No es extraño que las mayores enfermedades de nuestra época sean la

depresión, la angustia y el estrés generados por una sociedad en constante afán, lo

cual genera en el cuerpo tensión de los músculos, variación de la temperatura, que

conllevan a un estado íntegro de vibraciones anímicas que se mueven, se expanden,

se limitan y se contradicen, formando un temblor afectivo, una convulsión orgánica.

Contrariamente, un cuerpo que esté experimentando emociones positivas siente alivio,

relajación; es liberado por la alegría, por la risa que se expresa en actividad y

dinamismo y facilita estados armónicos. El cuerpo manifiesta las conmociones que

3 GURMÉNDEZ, Carlos. Teoría de los sentimientos. Fondo de Cultura Económica, México, D.F, 1981.

Pág. 61. 4 Ibídem., P. 58.

5 Ibídem., P. 57.

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7

sufre por medio de los movimientos que exterioriza, a través de las expresiones

faciales, la gesticulación, el tono de voz, el temblor de las manos; dado que por más

íntima que logre ser una emoción es expresada de manera física y evidente, revelando

de esta manera lo que sentimos.

Al ser la existencia interior de la emoción manifestada por el estado corporal nunca hay

una total independencia del mundo exterior. En este sentido, el cuerpo es el conector

esencial con la materia, con el mundo físico, y, la vez, permite visualizar un mundo

etéreo, a través de las emociones generadas desde los sentidos. “Cada vez que veo,

oigo, toco, gusto, también amo, sueño y apetezco; es decir mis sentidos materiales son

a la vez espirituales, humanos porque son inteligentes, volitivos.”6 De esta manera, los

sentidos, al ser los puntos de conexión con la realidad son también originarios de la

emoción: hacen sentir, imaginar, pensar, recordar, necesitar, soñar, vivir.

La emoción es el despertar del ser, las sensaciones que experimenta el cuerpo más

allá de que tengan coherencia o concordancia entre el alma y el mundo, son una

intensa manifestación afectiva que siempre es exaltada por sucesos externos, dados a

partir de las relaciones con todo lo que nos toca: “El alma no se afecta a sí misma y

siempre es el acontecimiento de la sensación que lo afecta desde afuera, ya que ella

no puede suministrase a sí misma el timbre de voz, el color o el perfume sino que los

recibe”7. De ahí la importancia de los sentidos como conectores primordiales con la

materia.

El cuerpo que siente no se da desde una realidad cuantitativa ni homogénea. Ésta es

abierta, heterogénea, un escenario de diferentes cualidades donde todo lo que rodea al

cuerpo toma importancia gracias a la percepción y a la emoción. Las reacciones

emotivas siempre son vivas e intensas más allá de que sean positivas o negativas;

muestran cómo la sensibilidad humana es una acción subjetiva cargada de dinamismo.

Según Carlos Gurméndez, escritor y filósofo mexicano, existen cuatro emociones

fundamentales: La alegría, el miedo, la vergüenza y la cólera8.

Gurméndez define la alegría como una explosión, un estallido amable, en el que

resplandecen los ojos, la cara manifiesta un buen semblante, la mirada irradia

tranquilidad, el corazón palpita acelerado. Es una reacción del cuerpo que obedece a la

excitación reforzada por la descarga de adrenalina en la sangre. Se relaciona con la

calma, con la quietud del ánimo, con el bienestar y la armonía íntima, es, de esta

manera, un encuentro consigo mismo y una anticipación a la felicidad.9

6 GURMÉNDEZ, Carlos. Teoría de los sentimientos. Fondo de Cultura Económica, México, D.F, 1981.

Pág. 65. 7 LYOTARD, Jean François. Los límites de la estética de la representación: la ceguera necesaria, Ed.

Universidad del Rosario, Conferencia Bogotá, 1995. Pág. 127. 8 GURMÉNDEZ, Carlos. Teoría de los sentimientos. Fondo de Cultura Económica, México, D.F, 1981.

Pág.61 9 Ibíd.,

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8

El miedo es el abatimiento del ánimo, paraliza, inmoviliza, genera tensión,

intranquilidad e incertidumbre. Es la falta de claridad, causa temblor en las manos,

sudor frío, boca seca, palidez. Comienza por una reacción de alerta ante lo que nos

rodea, acompañado del deseo de huir. Es la sensación ante lo invisible personificado

en grito y en llanto. 10

Dado lo anterior, la alegría y el miedo son emociones antagónicas. Mientras una

asciende a la tranquilidad, la otra nos hace retroceder, nos angustia y nos detiene. La

alegría nos impulsa a vivir, a la proximidad de satisfacción futura, nos transporta a un

estado de libertad y armonía con la naturaleza y consigo mismo.11

La vergüenza12 es una emoción destructora, pues lleva a desear la nada, a sentirnos

arrinconados, culpados, observados y/o juzgados. Se deriva de algo que hemos

cometido y que posiblemente genera arrepentimiento. Nos hace enrojecer y buscar un

escondite. Nace del sentimiento de culpa, que puede llevar al desprecio personal, a la

humillación, a la sumisión y a la renuncia de sí mismo, por un hecho actual o lejano

que aún emociona.

La cólera13 es una violenta explosión de sí, causada por una situación específica;

puede ser destructora o agresiva porque a veces lleva a lo inesperado. Se manifiesta

por una fuerte excitación y tensión muscular, es una expansión de ánimo, una

expresión de energía que bloquea, encierra y hace perder contacto con la objetividad.

Sin embargo, como lo señala el autor, esta emoción puede manifestarse en reacciones

frente a la injusticia, a la inequidad y, en general, frente todas aquellas situaciones en

las que se perciban sentimientos de discriminación social.

Emocionarse es, básicamente, expresar lo que sentimos y pensamos a través de

nuestra experiencia de vida. Las emociones son, entonces, la materialización de

nuestra existencia interior, dada por el contacto con el exterior; son estados afectivos

que también se manifiestan corporalmente y que se mueven a grandes velocidades o

implican inmovilidad, se estancan, permanecen, se superan, se olvidan, son pasajeras

o inmutables, y resultan ser tan complejas como el ser humano mismo. La emoción se

hace comprensible en la revelación de expresiones corporales y en la manifestación de

la conciencia; es decir, las emociones son un reflejo subjetivo que se forma desde la

experiencia misma del existir.

10

Ibíd., 11

Ibíd., 12

Ibíd., 13

Ibíd.,

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9

II

Hacia el pasado

Observando en retrospectiva mi trabajo en la carrera de Artes Visuales, me doy cuenta

que he tenido un constante interés por trabajar temáticas en torno al “ser humano”. A lo

largo del tiempo, este concepto lo he desarrollado en mi práctica abordando temas

como la sensibilidad, la noción de realidad e imaginación, la transformación a través

del tiempo y la abstracción del cuerpo. Básicamente, ha existido en mí un constante

desarrollo artístico hacia el cuestionamiento interior del ser, a partir del retrato y de la

creación de personajes, en ilustración, dibujo, pintura, collage y fotografía.

Mi interés por este tema ontológico se expresa desde la introspección y el

cuestionamiento por la presencia humana; al observar de qué manera, como humanos,

percibimos el mundo y así nos preguntamos, nos afectamos, nos sensibilizamos y

reflexionamos sobre él. Un mundo en el cual, a pesar de nuestras diferencias como

seres, todos, como humanos, somos sensibles y cambiantes.

La experiencia de lo social en la realización del retrato

Otro aspecto que me motivó a hacer una obra pictórica como manifestación

introspectiva fue una experiencia que tuve a partir de la asignatura “Trabajo Social

Desde las Artes”, en la que se llevó a cabo un proyecto para niños, donde el objetivo

primordial era la creación de imágenes que generaran un conocimiento más profundo

sobre sí mismos y los demás, motivados desde la exploración de distintos materiales y

referencias visuales de diferentes artistas. Por ejemplo, con el ejercicio de “¿Cómo me

veo?”, generó en los niños una mirada propia que, acompañada de las emociones que

experimentaban al auto-observarse, afianzó la noción personal que tenían sobre su

forma de ser y de sentir, plasmadas en la creación de su autorretrato.

A partir de este encuentro, y en general, en el proceso de las sesiones planteadas para

dicho proyecto, pude ver cómo con la intuición y la expresión misma de cada uno de

los niños, fue posible la realización de imágenes con las que se sintieron identificados,

donde pudieron ver más de sí mismos, y además, encontrar un sentido al arte con su

propia representación. Me remito a esta experiencia porque generó un impacto

personal y artístico en mí y, por ende, sobre el rumbo del presente trabajo de grado,

especialmente, en los conceptos que en su mayoría he venido abordando. Me ayudó a

entender cómo la expresión artística habla de nosotros mismos.

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10

Me valgo de estos antecedentes como observación para encontrar el qué y el por qué

de este proyecto, es decir, la pintura como expresión artística que por medio de la

intuición, la introspección y la relación con otros, propicia la creación de imágenes con

un contenido individual y social. Esto último está dado porque el individuo, al ser parte

de una comunidad, está constantemente afectado por la relación con los demás y con

el espacio al que pertenece.

“Sensaciones” Pasteles y acrílico sobre papel. 2009

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11

lll

El tiempo genera en el ser humano una pregunta sobre su propio ser

“Cada imagen representa un esfuerzo humano, para hacer coincidir estados emotivos del pasado con sensaciones que se reconstruyen en el presente por medio de la evocación.”

Laura Esquivel

Los seres humanos tenemos memoria; esta es parte fundamental de nuestra

existencia y de la relación con otros. A través de las emociones se determinan los

recuerdos, acelerando o deteniendo imágenes pasadas.

Hablar del tiempo es tan extenso como su significado en sí mismo. Este concepto tiene

fuentes inagotables desde la física, la ciencia, la historia, la filosofía y el arte. Se podría

decir que la noción de temporalidad está presente en todas las disciplinas, pues el

tiempo es inherente al ser humano. Por lo tanto, por hacer parte del ser, es una

interrogante acerca de la existencia. El tiempo se convierte en una pregunta constante

a lo largo de nuestra vida, que genera introspección, es decir, una mirada íntima de sí

mismo a través de pensamientos y emociones. A partir de los recuerdos, se genera la

capacidad de reflexión porque nos transformamos, y desde nuestra memoria

intentamos hallarle un sentido a la experiencia y una visión al futuro.

La memoria es una facultad mental que genera el sentimiento de presencia, de

identidad, del yo y del otro, y nuestra relación con el mundo que vivimos. La memoria

tiene la capacidad de registrar sensaciones percibidas a través de los sentidos. Evoca

situaciones y emociones pasadas a través de la relación con objetos y elementos

sensoriales, es decir, olores, sonidos etc., convirtiéndolos en imágenes que se archivan

en la memoria y se modulan desde la emoción, generando a la vez una relación de

presencia- ausencia.14

Los recuerdos ciertamente emotivos reviven y generan un salto al pasado. Muchas

veces son indescriptibles en palabras, son creados como un concepto más pre-

lingüístico, pues las sensaciones evocadas no se definen completamente mediante el

acto de habla. En los recuerdos puntuales generados por la interacción de varios

elementos, se manifiesta una expresión totalmente sensorial y afectiva respecto al

tiempo, es decir, a la noción de transformación y cambio de la persona. Los recuerdos

14

VAN DER LINDEN, Martial y D´ARGEMBEAU, Arnaud. Revista mente y cerebro No.43: (julio- agosto, 2010) Las emociones cemento del recuerdo, Pág. 56.

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que se afianzan en la memoria permanecen porque definen una parte de nuestra

existencia, a partir de imágenes en la mente, que configuran nuestra identidad15. Los

recuerdos implantados profundamente llevan una emoción asociada a nosotros

mismos, a partir de acontecimientos que tienen sentido en nuestra trayectoria. Lo que

buscamos en los recuerdos que nos han hecho felices, es revivir una emoción, es el

deseo de volver a sentir en nuestro cuerpo lo mismo que alguna vez sentimos, repetir

una experiencia por medio de imágenes que prevalecen en la mente, aunque en la

realidad sean inexistentes.

En el ser humano se generan estados emocionales relacionados con el tiempo. Estos

pueden ir hacia al pasado, tal como lo es la nostalgia, asociada a la memoria, definida

como “anhelo de cosas o personas que no están presentes”16. Ésta se relaciona con la

ausencia, la falta de algo que sucedió, de una situación, de un objeto o elemento, que

tiene un valor afectivo importante, y por ende, hace transportar al individuo a un

espacio y un tiempo anterior. Puede ser “un echar de menos lo que no somos”17. La

incertidumbre también está relacionada al pasar del tiempo, pero sobre todo al futuro, a

la manifestación de la duda, de la indecisión, de la expectativa y nuevamente a la

ausencia, pero esta vez de la verdad. Esto ocurre porque no sabemos cuánto tiempo

de vida tenemos, ni por qué estamos aquí, en este universo. De lo que sí estamos

completamente seguros es de que en algún momento va terminar, vamos a irnos y

esto nos hace seres de incertidumbre, vulnerables a la inseguridad y al miedo; sin

embargo, dicha condición es la misma que despierta la esperanza, la fe, el propósito

frente a la existencia.

Las emociones no sólo son temporales, también son geográficas, tienen un rincón de la

tierra: de la arena de una playa, o una taza de té bebida con prisa puede surgir la

emoción incontenible que nos enrojece de recuerdos. Y, como todo fenómeno temporal

que se localiza, son musicales porque unas tienen sonidos fuertes y otras débiles, con

acordes melodiosos y chirriantes como espasmos de trompeta exasperada.18

El tiempo nos lleva a emocionarnos, a afectarnos, a transformarnos, a reflexionar, a

buscar encontrar respuestas ¿Por qué existimos? Ha sido una pregunta que la

humanidad, desde el ser más primitivo hasta el más actual, ha pensado. Justamente

desde la prehistoria, el hombre buscó plasmar lo que le daba sentido a su vida por

medio de la representación de imágenes, lo cual era importante y necesario. Muchas

veces, en la búsqueda por encontrar una respuesta, nos valemos de recuerdos, de

imágenes y de palabras que despiertan nuestros sentidos, generando un cúmulo de

15

Ibíd., 16

GÓMEZ DE SILVA, Guido. Breve diccionario etimológico de la lengua española. Fondo de Cultura Económica, México, D.F, 1995, Pág. 485. 16

GÓMEZ DE SILVA, Guido. Breve diccionario etimológico de la lengua española. Fondo de Cultura Económica, México, D.F, 1995, Pág. 485. 16

GURMÉNDEZ, Carlos. Teoría de los sentimientos. Fondo de Cultura Económica, México, D.F, 1981. Pág. 61.

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emociones que se van convirtiendo en experiencias, a través de las cuales damos

sentido a nuestra vida y adquirimos conciencia de lo que somos.

IV

Sobre el presente

Los seres humanos somos sensibles y vamos cambiando con el pasar del tiempo, nos

hemos transformado con la historia, con la época y con los contextos socioculturales,

que, por lo tanto, generan cambios de emocionalidad, al no haber las mismas

necesidades, dudas, anhelos, etc. Sin embargo, aunque cada quien ha sentido dolor o

alegría por razones o circunstancias diferentes, todos podríamos reconocer un

sentimiento. Es decir, aunque no tengamos los mismos motivos, nos conectamos por el

hecho de sentir.

Las emociones son de los estados que más transformación y movimiento generan en

nuestra existencia, ya que modifican la percepción que tenemos frente a las relaciones

según lo que experimentemos. Tenemos relación con todo: relación con el espacio en

el que habitamos, con el espacio público, con las entidades, con el clima, con las

personas, con la sociedad y la academia, con lo que vemos, lo que escuchamos, lo

que sentimos, y, desde luego, esto se da a partir de una íntima relación con nuestros

propios pensamientos, miedos, placeres, imaginarios y emociones.

Es decir que si tenemos relación con todo con lo que interactuamos, también

tendremos diferentes emociones que surgen de tales relaciones. Evidentemente, habrá

mayores sensaciones, cuando estas generen un impacto dentro de nosotros mismos, o

una conexión más próxima con nuestro ser, con una necesidad propia o con algún

aspecto del interior. Ahí es cuando los sentidos cobran un valor de conectores de

emociones, se convierten en canales donde transportan a cada quien a una

sensibilidad propia, donde algo objetivo se convierte en algo subjetivo, porque

dependiendo de cómo percibamos y sintamos las experiencias, los actos, la

información, etc. tendremos una emoción propia.

Teniendo en cuenta el panorama actual, una pregunta sería: ¿Cuales son las

circunstancias que generan afecciones emocionales en el ser humano? Responder

con precisión a esta pregunta sería como describir individuo por individuo en el mundo,

porque, desde luego, cada ser humano es un universo distinto y, cuando se habla de

emociones, ese universo puede ser aún más grande. Cada día, cada ser humano vive

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entre grandes cantidades de emociones. Sobre estas, debemos señalar que, gracias a

las diferentes etapas de la vida, hay unas emociones que prevalecen más que otras, y

tienen un valor importantísimo, ya que van formando nuestra identidad, nuestra

memoria y nuestra mirada a lo que nos rodea.

Son innumerables los problemas que hoy vivimos en nuestra sociedad, los que nos

conmueven afectivamente, seamos consientes de ello o no. Pues vivimos en

comunidad, esto quiere decir que somos partícipes de acontecimientos colectivos que

generan en nosotros un impacto. Constantemente vemos imágenes conmovedoras que

despiertan un sentido de compasión, de tristeza, de ausencia; hay todo un sentido de

humanidad que nos envuelve, que no solo se siente desde una perspectiva del dolor:

muchas veces estas crisis y problemáticas sociales generan admiración humana,

reflexión hacia el sentido de la vida y del anhelo por sobrevivir.

Siendo así, habría que tener en cuenta los factores generales que hacen parte de una

sociedad y que de alguna manera nos afectan emocionalmente. Se trata de variables

como la política, la economía, la cultura, la religión, la ciencia, la sexualidad, la

convivencia y el arte. En cuanto al ámbito colombiano, somos un país que lleva más de

50 años de conflicto armado, donde estamos “acostumbrados” a recibir centenares de

información visual y escrita de desastres naturales, ataques violentos, homicidios,

secuestros, actos vandálicos, corrupción de mandatarios y toda clase de atentados

ilícitos. Por una parte, somos impactados a través de los medios de comunicación que

en nuestra sociedad han generado una mayor circulación de información y de

mercancía, expresando una visión del ahora, muchas veces manipulada, que nos

permite no solo enterarnos sino definir nuestras acciones y comportamientos a través

de lo que vemos.

Por otra parte, somos impactados no solo por lo que vemos en el periódico, en el

televisor o lo que escuchamos en la radio, sino también por la realidad que se

despliega antes nuestros ojos, al caminar por las calles de Bogotá, donde se

encuentran familias desplazadas, personas que piden limosna, y quienes bajo su

ingenio buscan ganarse la vida. Sin embargo, no solo están aquellos que trabajan,

también están quienes se convierten en fuentes de miedo y desconfianza por parte de

la ciudadanía, asumiendo actitudes cargadas de prevención, aumentando el estrés

diario, que está acompañado de otros desaciertos como los problemas de movilidad,

entre muchos otros, dados por esta sociedad en constante movimiento y desigualdad.

Por último, cabe resaltar, que el mundo actual resulta ser bastante competitivo, y los

aspectos económicos y materiales se convierten en las prioridades, no solo para

subsistir y cubrir las necesidades primarias, sino también para llenar vacíos

emocionales, para crear un ente de distracción ante lo que la realidad muestra.

Convertida en una sociedad en la que la utilidad importa más que la conciencia de la

existencia, y el bienestar está definido en términos económicos. Sin embargo, a mi

modo de ver, esta situación carece de sentido ya que si bien la parte afectiva humana

no tiene valor en términos de mercado, es parte vital en el desarrollo humano.

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V

Intuición y libertad en la obra de arte

"Para un pintor hay dos grandes temas que pintar: el hombre y la intención de su alma; lo primero es fácil, lo segundo difícil."

Lorenzo Jaramillo

El arte siempre ha sido una expresión sensible del ser humano y la manifestación

visual de ideas y emociones, que vienen de su relación con el mundo y consigo mismo.

El artista libera por medio de su obra la observación y la sensación. Según Worringer,

en su texto La Voluntad del Arte, la libertad se da desde el momento mismo de la

creación, que consiste en esa exigencia interior existente por sí sola, que manifiesta la

forma en el momento primario de creatividad. El arte deja de ser simplemente

representación, se convierte en una ventana al mundo, una alegoría que indica algo

que está más allá de lo estético, para convertirse en presencia. 19

Es decir, la satisfacción interna en relación con la obra de arte está dada por la manera

en que nos conecta con nosotros mismos, el valor de una línea o de una forma está

relacionado con lo que está en nuestra vida; lo que le da belleza, es el sentimiento que

se ha introducido en la obra y nos hace sentir cercanos. Cualquier representación tiene

un carácter perceptivo, que con la mirada interna cobra valor y logra llevarse hacia la

propia personalidad. La obra manifiesta la comunicación entre el ser y los fenómenos

del mundo, se proyecta la vida, la sensibilidad y el movimiento que parte de la

emoción.

En el arte existe la posibilidad de interpretar a una persona tanto en su físico como en

su carácter, en su forma de concebir su presente y pasado. Así, elementos de la

realidad y la imaginación son posibles más allá de una semejanza o apariencia similar

al “modelo”, teniendo en cuenta que la expresión muestra algo de la personalidad

misma, dada por la observación o reflexión sobre sí, como encuentro y sentido de sí

mismo.

La pregunta que me planteo como artista es: ¿Cómo manifestar la sensibilidad

emocional y estados por los que nos vemos afectados? La respuesta la relaciono con

el desarrollo formal del arte, es decir, a partir de una preocupación por la imagen

visual, por la representación de estados personales tratados a través de factores

19

W.WORRINGER. Abstracción y naturaleza. Fondo de Cultura Económica, México, D.F, 1953.

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16

formales, de relación figura y fondo, color, trazo, luz, y gesto. “¿Y qué es un gesto?

Algo así como el suplemento de un acto. El acto es transitivo, tan solo pretende

suscitar el objeto, el resultado; el gesto es la suma indeterminada e inagotable de las

razones, las pulsiones, las perezas que rodeen al acto de una atmósfera”20. Visto de

esta manera, los gestos, convertidos en un lenguaje comunicativo de expresión propia

están acompañados de la experiencia y el proceso creativo que se convierten en

intérpretes artísticos y permiten hacer visible lo que no es.

El carácter sensible de la obra se manifiesta mediante la interpretación expresiva de

los medios plásticos, los cuales que se convierten en un lenguaje emocional y

temperamental. Van acompañados de la intuición, de la emoción que se suscita dentro

de mí, y que lleva a mi ser a expresarse desde la mano a la creación, a la

interpretación, y, por qué no, a la catarsis y liberación. En este proceso se tiene en

cuenta el valor de de las experiencias afectivas que evocan distintos estados anímicos,

reflejados en angustias diarias, apasionamientos y preocupación por la vida y la

muerte.

Además, quiero señalar que esta obra nace también a través de la intuición, pues, si

bien la figuración y los aspectos formales desarrollados son producto de la observación

propia, de las experiencias de otras personas y del estudio de la forma y del color, es

innegable que contiene en gran parte una esencia intuitiva, donde las imágenes se dan

como una necesidad de expresión. Resultado de la búsqueda por generar visiblemente

esa esencia humana que vive dentro de todos nosotros y se despierta a través de lo

que sentimos. Es ante todo una interpretación del sentir concebida desde el arte visual

como manifestación de una visión emotiva: “En el arte todo es cuestión de intuición,

especialmente en los comienzos. Lo artísticamente verdadero solo se alcanza por

intuición, especialmente al iniciarse un camino.”21

20

BARTHES, Roland. Lo obvio y lo obtuso. Ediciones Paidós, Barcelona, 1995. Pág. 164. 21

KANDINSKY, Wassily. De lo espiritual en el arte. Editorial labor S.A, Colombia, 1992, Pág. 75.

Page 17: Reflejos Expectantes

17

VI

El ser de la obra

“El ser humano convierte en imágenes sus emociones.” Laura Esquivel

Desde el momento en que escogí las emociones humanas como concepto para la

creación de la obra, tuve claro que, al ser un tema de condición intangible, los factores

formales serían quienes dieran esa visibilidad. Por lo tanto, era vital el desarrollo de un

lenguaje en términos compositivos y cromáticos.

Teniendo en cuenta lo anterior, el punto de partida a nivel de imagen fue desarrollado a

través de bocetos; primero en la libreta de apuntes, luego llevados a formatos

independientes variados, trabajados en acrílicos, lápices de color y pasteles. Lo hice

con una paleta amplia, partiendo de colores primarios y secundarios, puros y

contrastados. En cuanto a la composición, empecé a formar bloques de color que se

componían de distintos matices que iban surgiendo al pensar que los seres humanos

tenemos diferentes emociones, donde unas se sobreponen más que otras,

dependiendo de las experiencias afectivas.

Por ende, las composiciones empezaron a ser dinámicas, y el nuevo propósito fue

crear distintas armonías de color que captaran esas diferencias emocionales que hay

en las personas. En este punto, el mayor referente fue Johannes Itten, a través de su

libro El Arte del Color22, en el que explica las propiedades de los siete contrastes, de

temperatura, complementarios, de cantidades, entre otros. Esto me permitió tener un

conocimiento cromático más amplio para implementarlo al pintar la serie.

Continué pintando y pensando la relación que existe entre los estados emocionales

humanos, estados que son generados por la experiencia, mimetizados en una misma

escena de manera abstracta y que hacen posible evidenciar diferentes tipos de

sensaciones de angustia, pánico, o contrarias como tranquilidad, alegría etc., en una

misma persona; procuré mostrar esa carga afectiva que nos envuelve y nos genera

diferentes matices y contrastes dentro de nosotros mismos. Ahora ¿Por qué pintura

abstracta? Porque ¡qué más abstracto que la emoción! como decía anteriormente, se

trata de algo intangible, que sabemos que está presente en nosotros y, aunque se

manifiesta desde muchas expresiones, no tiene una figuración definida.

22

ITTEN, Johannes. El Arte del Color, [En línea] http://wiki.ead.pucv.cl/images/3/33/El-Arte-Del-Color-Johannes-Itten.pdf.

Page 18: Reflejos Expectantes

18

En este sentido, utilicé la pintura como medio de expresión y reflexión plástica porque

desde este medio es posible abordar el concepto emocional humano. Esto lo logré a

partir de pinceladas que hablan del sentir, a través del trazo que le da cuerpo y

desplazamiento (“El trazo por leve, ligero o incierto que sea, remite siempre a una

fuerza, a una dirección”23), y a partir del gesto, que es una forma innata y expresiva

que le da carácter y personalidad por medio de grafismos y pulsaciones, es el acto que

comunica una atmosfera y que de nuevo evoca ciertas sensaciones. Sumado a lo

anterior, la temperatura a través del color y la mancha lleva a que ésta sea una obra

muy expresiva.

La pintura me generaba incertidumbre, al enfrenarme al blanco del lienzo que buscaba

surgir a través de los colores. Había hecho bocetos y era claro el concepto, pero solo

en el momento pictórico mismo nacería la interpretación como tal. Mi riesgo formal es

una justificación más de mi obra, la duda que pude sentir en la praxis, pues ¿qué sería

de la obra si el artista tuviera seguridad absoluta? Sería contradictorio, ya que las

emociones son volátiles, inentendibles y efímeras, y el azar, hace parte del arte y parte

de la vida. Por ende, yo recurrí a la pintura para hablar de emoción porque

precisamente me despertaba esa vulnerabilidad, contraria a lo mecánico, metódico y

exacto, dado que en nosotros los seres humanos hay imperfección, indecisión, y

contradicción.

Me centré en el color, que es de los elementos más importantes en la obra, pues,

además de ser partícipe de la composición, la superposición de los diferentes colores

logra transmitir ciertas emociones. Esto se da porque es posible relacionar las

emociones a temperaturas cromáticas, a tonos y matices. El color se convierte en un

problema de distribución, de equilibrio y armonía. Precisamente, parte del proceso fue

esa búsqueda, pues el color tiende a ser una noción bastante subjetiva: nos

identificamos y preferimos unos colores más que otros. Sin embargo, el punto fue

relacionar esas calidades de color con el evocar de las emociones y buscar la manera

en la cual estas dos dimensiones pueden ser asociadas, ya sea desde el uso de

colores vivos, saturados, cálidos, fríos o neutros.

Los elementos formales cobrarían vida gracias a mi experiencia emocional, a la

sensibilidad propia y a la de otras personas. ¿Por qué también de otros y no solo

mías? Porque, como decía anteriormente, todos los humanos sentimos; quería

observar cómo los demás expresaban sus emociones, cómo las sentían, para basarme

en ellas, interpretarlas, compararlas con las mías, corroborar cómo podemos mantener

tantas dentro de nosotros, cómo tienen relación con nuestro cuerpo, con nuestras

actitudes, con la forma de comunicarnos. En sí, con nuestra forma de ser. Aludo

también a la idea de sensibilidad en términos sociales, de una colectividad en la que

todos sus seres son emotivos.

23

BARTHES, Roland. Lo obvio y lo obtuso. Ediciones paidós, Barcelona, 1995. Pág. 173.

Page 19: Reflejos Expectantes

19

Fue así, como para la construcción de la obra, les pedí a varias personas que

escribieran de manera muy personal un texto en el que expresaran cómo se sentían

respecto a una situación que simplemente quisieran liberar. ¿Cómo era ese sentir?

¿Se podría asociar dichas sensaciones a un color? El objetivo era crear desde los

tonos y la composición un ritmo y un gesto expresivo que denotaran esa

emocionalidad, darle imagen a lo que se siente y no se ve.

Me interesó escuchar y ver a otros, cómo expresaban sus emociones, directa o

indirectamente, hablando o por medio de sus palabras escritas. Me parecía fascinante

ver cómo muchas veces dichas palabras podían conectarse conmigo, cómo podían

casi “traducirme” a través de sus propias experiencias. Entendí entonces que al ver al

otro, se ve uno mismo. Pero, la diferencia también es importante. Al ver otras

expresiones, no hay solamente un hecho que nos conecta sensiblemente, sino que esa

contradicción total llega hasta nuestros fines, condiciones, pensamientos etc. Esto me

hace ver que en tanto humanos pertenecemos a un mismo mundo, pero con miles de

universos dentro de cada uno, que muchas veces logramos entender y otras veces

simplemente quedamos perplejos. Es entonces cuando el artista logra, de alguna

manera, plasmar dichas diferencias, que en el fondo tienen una gran similitud: ¡qué

mejor que la música para explicar cómo las composiciones y los ritmos nos pueden

conectar! Escuchamos las letras que alguien más escribió, y descubrimos que podrían

perfectamente describir una sensación de nuestra propia vida, sea en un tiempo

pasado o actual. Esas letras, sonidos e imágenes nacen de la necesidad humana

interior de expresar la sensibilidad en diferentes momentos de vida. Al pronunciar una

palabra, evocamos una emoción. Entendemos el por qué de la escritura al reconocer

su descripción gracias a nuestra propia experiencia, comprendemos su sensibilidad al

ver que se parece a la nuestra.

“Las palabras y las imágenes son mediadoras del presente y el pasado, entre la razón

y la emoción. Porque son el vinculo más profundo entre lo que sabemos y lo que

reconocemos de nosotros mismos. Porque crean memoria y a su vez hacen crear

nuevas visiones. De nuestras experiencias depende que sean emociones que sanen o

lastimen”24. Esto se da porque que somos humanos y nos transformamos. Nuestras

emociones son el origen de cambios. A partir de cómo vamos sintiendo la vida, la

vamos determinando. Nos movemos con las emociones y ellas se mueven dentro de

nosotros, dentro del cuerpo físico, una increíble máquina que funciona a partir del alma

que le da vida, de las sensaciones que surgen del contacto con nuestro entorno.

Ciertamente, a partir de las entrevistas pude sacar conclusiones que corroboraban

parte de la investigación; por ejemplo, que existe relación de la emoción con el tiempo.

La memoria sugiere recuerdos, un salto al pasado que evoca nostalgia y melancolía;

así lo expresó Luisa Gómez por medio de su escrito:

24

ESQUIVEL, Laura. El libro de las emociones. Debolsillo, Barcelona, España, 2005, Pág. 63.

Page 20: Reflejos Expectantes

20

Así fue como la melancolía tocó la puerta de mi vocabulario, a través de libros que atesoro en el

alma y pinturas que hicieron su nido en mi cabeza. Memorias convertidas en fotografías que poco

a poco desvanecen, pero regresan con los olores que me recuerdas lugares y circunstancias que

no parecían importantes pero lo son. Mi sentimiento es melancolía, nostalgia y todo eso que la

gente ve negativo. La maldición de los optimistas, ahora que decidí ver ahí lo inevitable de mi

existencia y la configuración de lo que soy incluso materialmente. Y es que quizá este cuerpo no

es más que la nostalgia del pasado y la huella visible del tiempo que pasa.25

Me identifico con ese sentimiento de conmoción hacia el pasado. Especialmente, me

impresiona cómo el contacto con objetos antiguos como las fotos hace revivir en mí

tantas emociones. Puedo así entrar inmediatamente en un estado de nostalgia

profunda; siento que, de alguna manera, esos recuerdos despiertan la conciencia de

existencia, de cambio, de cómo el cuerpo se ve y se percibe distinto. Las facciones, las

personas, los objetos, los lugares, todo cobra un valor significativo, aunque muchas

cosas fueran desapercibidas e incluso insignificantes. Observé que el tiempo, la

incertidumbre, el paso de los años nos inquietan y conmueven, y que esto se refleja en

la forma en la que vivimos. El recordar es evocar muchos instantes que,

aparentemente desaparecidos, hacen parte de nuestra existencia y cobran vida al

tener relación con algún elemento que despierte esa memoria afectiva.

Pero como decía no solo encontraba similitudes en lo que otros pensaban, sino

también diferencias. Por ejemplo, retomando las palabras de Luisa: “Mi melancolía no

es fría, no tiene colores marchitos porque nació en otoño, cuando las hojas cambiaban

de color… mi nostalgia es roja como la sangre que se contrapone con el amarillo

quemado de mis recuerdos”; mi nostalgia, en cambio, tiene algo de azul, porque tiene

algo de tristeza que yo relaciono al frío. Quizá, esta diferencia se da porque ella

relaciona la nostalgia con un lugar que tiene ese color en esa época del año, y yo lo

relaciono, tal vez, con lo que sucede corporalmente en el cuerpo cuando esta frío (la

piel toma colores azulados). Así, una de las piezas nació de esa relación, utilizando

azules y amarillos que se funden y se separan a la vez.

Las imágenes las he construido teniendo en cuenta ese ritmo emocional cambiante,

que nos aleja y nos acerca al mismo tiempo. El carácter y la forma de expresarse se

convierten en partes vitales de los gestos y de los colores, de acuerdo con lo que cada

persona me transmite, con aquello de su expresión con lo que me conecto, con lo que

me identifica o me diferencia en algo. Interpreto al otro, pero me reflejo desde el otro

también. Por esto, el tamaño de las piezas en la obra es diferente, porque las

emociones y/o experiencias tomadas para la interpretación, no son homogéneas, sin

embargo todas son verticales, puesto que las relaciono directamente con la forma del

cuerpo humano donde dentro de sí se desplazan y se expanden todas las cargas

emocionales.

25

Texto escrito por Luisa Gómez Grisales, 23 años de edad, estudiante de Diseño de Gráfico, Universidad LaSalle College.

Page 21: Reflejos Expectantes

21

Dentro de la obra, no me interesa que haya una clasificación emocional específica, es

decir, limitar cada pieza a una sensación puntual, sino que el espectador pueda sentir

diferentes atmósferas que han sido compuestas de varias conmociones, que pueda

sentir algo de sí mismo (o de otro), que se reconozca o encuentre una relación con la

obra, que se cautive o deleite visualmente. No se trata de una obra literal, ni ilustrada.

Las palabras de cada una de las personas han sido importantes al encontrar

conclusiones significativas en cuanto a la relación emocional, a la experiencia de vida y

a la parte gestual. Más allá de generar una imagen representativa, es interpretativa.

Tampoco me interesa, en ningún momento, hacer de las emociones humanas y de la

transformación del ser a través de ellas, un estudio clínico ni psicológico en

profundidad. Más allá de eso, quise abordarlo desde mi propia disciplina, el arte,

motivada por la observación de diferentes artistas a lo largo del tiempo (referentes) que

buscaban con sus diferentes medios artísticos lograr una expresión sensible de la

sociedad o de sí mismos, pues, indiscutiblemente, siempre hay una noción emocional

del artista en su obra, sea intencional o no. Con esto no estoy anulando la importancia

de conceptos o teorías científicas, pues el ser humano como expliqué anteriormente no

es solo emoción ni alma, también es razón. Y, lejos de los clichés que puede generar

esta temática al caer en la obviedad o en representaciones literales, pretendo

entenderla como una experiencia constante en la humanidad, que se da por el hecho

mismo de la existencia, llevándola hacia un proceso de reflexión artístico.

Son pinturas que no tienen ninguna figura específica. No hay caras tristes para denotar

las emociones que inundan abatimiento, ni sonrisas que despliegan alegría y regocijo;

se trata de algo más, de pinceladas, de manchas, de chorros de pintura, de trazos en

pastel que, a través de las combinaciones de color, aluden a sensaciones que cada

uno de los seres humanos podemos sentir, pulsaciones, instintos e impulsos que se

dan tanto en el hacer como en el pensar de la obra. Teniendo en cuenta la

preocupación por encontrar el equilibrio entre razón y emoción, donde se

complementan para lograr una imagen que es, ante todo, sensible pero que contiene

también un fondo, una reflexión, una introspección. Quise que fuera una obra muy

personal, que dejara algo de mí misma. Por tanto ¡qué más propio que mis mismas

emociones!, ¡qué mejor que pintar con las emociones en carne propia y despertarlas

con palabras, recuerdos, y canciones que incitan en mí un estado de evocación!

Las emociones que se presentan en las pinturas vienen de las experiencias afectivas

del día a día, personales y de otras personas, que se desplazan en diferentes

extremos. Basta con vivirlas, haberlas sentido en algún momento, recordarlas y hacer

conciencia de ellas para interpretarlas: estados de alegría, ilusión, ensoñación,

dinamismo, euforia, bienestar, calma, quietud, tristeza, desconsuelo, agotamiento,

soledad, ausencia, angustia, miedo, desanimo, ira, rabia, nostalgia, incertidumbre. Esto

se debe a que, como decía antes, parte de la existencia del ser humano se da a través

de la vivencia de las emociones. “Reflejos expectantes” explica esa necesidad personal

de expresión artística, que busca darle color y forma a aquel intangible que vive y está

Page 22: Reflejos Expectantes

22

en constante movimiento dentro de todos los seres humanos cada instante. A partir de

mis emociones que esperan surgir a través de la pintura y que me unen sensiblemente

a otros, convirtiéndose en un reflejo pictórico, que se expresa como medio de

liberación, discusión y observación, en la búsqueda a través del arte por convertir el

sentir en imagen.

Proceso de Bocetación:

Proceso de Pinturas:

Acrílico y pasteles sobre papel y cartón. 25 x 35 cm

Acrílico y pasteles sobre lienzo. 70 x 120 cm 90 x 140 cm

Page 23: Reflejos Expectantes

23

Obra final:

Mixta sobre lienzo 90 x 140 cm

Page 24: Reflejos Expectantes

24

Mixta sobre lienzo 80 x 130 cm

Page 25: Reflejos Expectantes

25

Mixta sobre lienzo 90 x 120 cm

Page 26: Reflejos Expectantes

26

Mixta sobre lienzo 80 x 110 cm

Page 27: Reflejos Expectantes

27

Mixta sobre lienzo 70 x 90 cm

Page 28: Reflejos Expectantes

28

Mixta sobre lienzo 70 x 110 cm

Page 29: Reflejos Expectantes

29

Mixta sobre lienzo 85 x 100 cm

Page 30: Reflejos Expectantes

30

VII

Referentes

Teóricos

Laura Esquivel

De la obra de Esquivel tomé particularmente su ensayo “El libro de las emociones”,

porque relacionaba sus ideas a las desarrolladas en este proyecto, en tanto que el ser

humano, además de pensamiento, es emoción, y esta se manifiesta en nuestra salud

física y mental. A la vez, cuestiona cómo hay personas, películas y libros que nos

alegran y sanan y otros nos enferman. Me interesó la manera en la cual le da

importancia a la emoción en la condición humana, y cómo a veces podemos entender

lo que sentimos y a veces no, sobretodo porque a partir ahí, de lo que emocionalmente

percibamos, es que podemos tener una noción del mundo.

En este ensayo, Laura Esquivel desarrolla toda una reflexión frente a la emoción de

una manera muy poética y personal. Da cuenta que la ciencia cambia, la política

cambia, y que existen muchas ideas erróneas alrededor de esto. Sin embargo, las

emociones permanecen siempre en nosotros los seres humanos. Es un texto en que

muestra qué cosas influyen en nuestra vida para sentirnos de determinadas maneras.

Así, pude relacionar en gran medida las ideas que estoy planteando, pues este texto

me sirve para darle sentido a la carga afectiva que, como seres, vivimos

constantemente, día a día, que implica recuerdos, implica memoria.

Carlos Gurméndez

Autor de La Teoría de los Sentimientos, obra que tomé como referente por la manera

en la que expone de manera psicológica y poética el análisis de las emociones y las

pasiones como el motor vital del ser humano. En especial, ahondé en la relación

afectiva con los sentidos, parte fundamental para entender cómo el cuerpo es el

conector con el mundo externo, y cómo se manifiesta haciendo visible lo que sentimos,

a partir de características físicas. También fue útil para comprender cómo hay una

relación directa entre nosotros y lo que olemos, escuchamos, vemos, tocamos y

saboreamos de nuestro entorno, y cómo esto nos hace recordar, pensar e imaginar.

Page 31: Reflejos Expectantes

31

Además, de recordar que los sentidos son internos y materiales. Me pareció sustancial

la forma de ver y concebir al ser humano como una unidad en la que las emociones, la

conciencia, los sentidos y el cuerpo se relacionan y se expresan. Además, explica la

razón de las contradicciones, de las confusiones y de la dualidad que presenta, pues si

bien el ser es una unidad compuesta de los elementos anteriores, son estos mismos

los que varían entre sí, los que repercuten de maneras contrarias y adversas que nos

conmueven, y a su vez determinan nuestra forma de ser, dándole sentido a la propia

vida.

Johannes Itten

Itten escribió el Arte del Color, resultado de las experiencias que tuvo como pintor y

profesor. Lo interesante es que, es una enseñanza estética donde manifiesta que

también la parte intuitiva del artista es importante. “Para el artista, únicamente el efecto

de los colores es decisivo y no la realidad de los colores, tal como son estudiados por

los físicos o los químicos. El efecto de los colores queda controlado por la intuición. Sé

bien que el secreto más profundo y más esencial de la acción de los colores

permanece invisible incluso al ojo y sólo puede ser captado por el corazón. Lo esencial

se escapa de las formulas abstractas”.

Con esta afirmación, doy cuenta de dos aspectos fundamentales en la obra: la intuición

y el color, lo intangible y lo tangible. Comprendí que el conocimiento de las leyes del

color potencializa la intuición, la acompaña con una guía que libera dudas y que

permite formar colores más determinantes que nacen de la emoción, pensados para

ser llamativos, contundentes, con carácter y presencia. Encontré una relación

fundamental entre la razón y la emoción para lograr equilibrio.

Para entender la base del color se parte del círculo cromático, del cual se desprende la

compresión del color en cuanto a los colores primarios, secundarios y

complementarios, qué tipos de contrastes hay, qué es un color neutro, qué es un color

puro, cómo son los pesos, que tonalidades y matices se desprenden de un color, cómo

es la temperatura de color, cómo son las relaciones de color, es decir, cómo ciertos

tonos sobresalen más dependiendo de la ubicación, la composición y la cantidad. Este

conocimiento lo integré a la reflexión emocional y de ahí surgió la expresión afectiva

por medio de los colores.

Page 32: Reflejos Expectantes

32

Visuales

Lorenzo Jaramillo

La obra de Lorenzo siempre me ha llamado la atención y ha sido contundente como

referente a lo largo de la carrera de Artes Visuales. Lo ha sido por varias razones: su

dibujo, su manejo cromático y su figuración, porque, sin ser realista, a través de su

expresión expone pinceladas y trazos que se extienden y se integran dando forma a la

presencia humana, creando figuras con carácter que transmiten personalidad más allá

de las distorsiones en la forma. Los personajes de Lorenzo no son estereotipos ni

caricaturas, sino personajes que hablan de sensaciones, punto fundamental que

relacioné con mi trabajo, pues en ambos se trata de una reflexión sobre la condición

humana, donde la imagen pictórica es la que pretende dar esa esencia del ser. A

través de las pinceladas agresivas, y en diferentes direcciones, del dibujo expresivo

con colores puros y saturados en grandes formatos.

En general, es posible observar en la obra de Lorenzo la deformación del cuerpo, como

un lugar de sensaciones en el cual intervienen fuerzas que lo mueven y lo conmueven,

donde se evidencia esa contradicción interna del ser humano. Es su manera personal

de hacer visible lo que es invisible, de detener el tiempo y el espíritu. En su caso, no se

trata de pintar el horror o el dolor, sino de capturar las fuerzas que los producen. Para

el propósito de mi pintura, además de la gestualidad, es importante tener en cuenta el

color antinatural, subjetivo y fuerte, de la obra de Jaramillo. El color que es llevado a

formas planas, de ligero interés por los volúmenes y la perspectiva, pero con un gran

interés por los trazos llenos de carácter y libertad al mismo tiempo.

Doce partes del círculo cromático, desarrollado a partir de los colores primarios amarillo/ rojo/ azul y los colores secundarios naranja/ verde/ violeta.

Page 33: Reflejos Expectantes

33

Cy Twombly

Me interesan los aspectos formales de la obra Twombly, la manera de integrar el dibujo

y la pintura, incluyendo algunos elementos caligráficos, teniendo en cuenta la línea

suelta, que permite gran movimiento a través del trazo. Además de incorporar

pigmentos de colores vivos y saturados sobre fondos grises o blancos en gran tamaño

y permitir un gesto más libre y con mayor movimiento. En mi obra, las formas se alejan

de la imitación, de la reproducción, de la mímesis o semejanza, al Igual que en la de

Twombly, quien nota lo más esencial, dándole importancia a aspectos cromáticos,

formales y estructurales, priorizando la conciencia del artista. Para mí es un referente

importante en tanto la abstracción que poseen sus obras expresionistas, gestuales

contrarias al arte figurativo.

Lorenzo Jaramillo “Caras” Pastel sobre papel 100 x 70 cm 1981

Page 34: Reflejos Expectantes

34

Wassily Kandinsky

Kandinsky, en primer lugar, además de los pintores del “Cavalier bleu” (Marc, Macke,

Klee), así como los expresionistas Munch y Kirchner, han sido artistas que siempre me

han interesado y me han influido en la forma de ver el arte. Más allá de la época, si

bien no son contemporáneos, sus obras han trascendido al tiempo y aun es posible

tenerlos como influencias, como grandes coloristas, que, con su pintura, quisieron

comunicar algo emocional y psicológico, conformar por medio de las formas y los

colores las experiencias vitales que nacen en el interior y se expresan en el exterior.

Lo importante para estos artistas no era la semejanza al mundo real, sino plasmarlo de

manera “visceral”, anímica, dinámica; buscar a través de la imagen una noción

esencial, sensible, vital y sufrida. Mostraron cómo, en el arte, el cuerpo humano no solo

se concibe desde lo figurativo, sino también desde la abstracción de la forma, desde la

desconfiguración, exageración, e irrealidad, en la que existe una relación directa entre

el mundo tangible y el intangible que cambia y se transforma.

Cy Twombly “Feragosto IV” Oleo, lápices y crayón sobre lienzo 165.5 x 204 cm 1961

Wassily Kandinsky “Impresión III (concierto)” Oleo sobre lienzo 77,5 x 100 cm

Page 35: Reflejos Expectantes

35

VIII

Conclusión

Tan incierta la vida, tan cambiante, tan llena de júbilo y añoranza, de recuerdos y

contrastes emocionales ¿Por qué me importan las emociones? Porque se desplazan

dentro de mí a cada momento, confrontándome conmigo misma. Me dan vida, me

alegran, me duelen y me enferman; me hacen tener conciencia de la existencia, del

tiempo y el espacio; me generan introspección, me hacen creer que como

manifestación sensible nos hace más humanos. Muchas emociones se repiten,

aumentan o disminuyen, se olvidan, se desvanecen y se convierten en otras, sin

embargo a pesar de ser a veces terriblemente abrumadoras, sería aun más terrible no

sentirlas, pues ¿qué sería de la vida humana sin preguntas, sin deseos, sin inquietarse

por lo que nos da el mundo, lo que nos hace encontrarnos y trascender?

Page 36: Reflejos Expectantes

36

Bibliografía

- BARTHES, Roland. Lo obvio y lo obtuso. Ediciones Paidós, Barcelona, 1995.

- COBO Borda, Juan Gustavo; RUBIANO Caballero, Germán; MORA de Jaramillo, Yolanda. Lorenzo Jamarillo. Seguros Bolívar, Bogotá, Colombia, 2002.

- DÜCHTING, Hajo. El Jinete Azul. Taschen, Alemania, 2009.

- ESQUIVEL, Laura. El libro de las emociones. Debolsillo, Barcelona, España,

2005.

- GOLDING, John. Caminos a lo absoluto. Fondo de cultura Económica. México,

D.F, 2003.

- GÓMEZ DE SILVA, Guido. Breve diccionario etimológico de la lengua española.

Fondo de Cultura Económica, México, D.F, 1995.

- GURMÉNDEZ, Carlos. Teoría de los sentimientos. Fondo de Cultura

Económica, México, D.F, 1981.

- HESS, Barbara. Expresionismo Abstracto. Taschen, Alemania, 2006.

- KANDINSKY, Wassily. De lo espiritual en el arte. Editorial labor S.A, Colombia,

1992.

- LYOTARD, Jean François. Los límites de la estética de la representación: la

ceguera necesaria, Ed. Universidad del Rosario, Conferencia Bogotá, 1995.

- W.WORRINGER. Abstracción y naturaleza. Fondo de Cultura Económica, México, D.F, 1953.

Medios Electrónicos

- ITTEN, Johannes. El Arte del Color, [En línea] http://wiki.ead.pucv.cl/images/3/33/El-Arte-Del-Color-Johannes-Itten.pdf.

- TWOMBLY, Cy [En línea] http://www.cytwombly.info/

Page 37: Reflejos Expectantes

37

Anexos

A continuación algunos de los textos escritos por diferentes personas, a partir de sus

experiencias emocionales:

Amarilla Otoño

Por: Luisa Fernanda Gómez Grisales Estudiante de diseño Gráfico

Hace dos años, supe el nombre de ese sentimiento que me embarga constantemente,

esa característica que me obliga a ser una romántica nacida en la época equivocada,

una fatalista, pero ante todo, una aproximación a las cosas que he soñado del mundo.

Así fue como la melancolía tocó la puerta de mi vocabulario, a través de libros que

atesoro en el alma y pinturas que hicieron su nido en mi cabeza. Memorias convertidas

en fotografías que poco a poco desvanecen, pero regresan con los olores que me

recuerdan lugares y circunstancias que no parecían importantes, pero lo son.

Mi sentimiento es melancolía, nostalgia, y todo eso que la gente ve negativo. La

maldición de los optimistas, ahora que decidí ver ahí lo inevitable de mi existencia y la

configuración de lo que soy incluso materialmente. Y es que quizá este cuerpo no es

más que la nostalgia del pasado y la huella visible del tiempo que pasa: segundo a

segundo, minuto a minuto, horas, días, semanas, meses, años, décadas.

El presente melancólico de un corazón amortiguado por los huesos, por las capas de la

carne que encierra mi espíritu tantas veces atribulado, deseoso de pertenencia y

privado de ella. Pertenencia a una vida que no existe, privado de la cotidianidad común

del deber humano y puesto bajo la sombra de lo definitivo sensible, que abre paso a lo

sublime y de nuevo obliga a éste ser arrojado en el mundo, a tener contacto con algún

tipo de fuerza sobrenatural.

Mi melancolía no es fría, no tiene colores marchitos porque nació en otoño, cuando las

hojas cambiaban de color y volaban en medio del paisaje cálido de un parque, en

aquella gran ciudad que me acogió cuando tuve que huir de la mía.

Mi nostalgia es roja como la sangre y se contrapone al amarillo quemado de mis

recuerdos: fuente de soledades procuradas, que poco a poco fui contemplando, hasta

terminar enamorada. Enamorada del silencio y la quietud para empezar la fusión

interminable de sentimientos, que se juntaron en una amalgama tan pastosa, que

resulta imposible desechar.

Page 38: Reflejos Expectantes

38

Mi profundidad es un pozo de añoranza y esa añoranza es el refugio de mis verdades.

Las verdades jamás pronunciadas son la base de mis contrariedades, y las

contrariedades son el desgaste de seguridades. Tan segura como el blanco que ocupa

el fondo de mi silencio, certeza de la descomposición que algún día otorgará liberación

de alguna naturaleza.

Naturaleza viva, de un pasado que ha quedado plasmado en los óleos de una muy

muerta, que adornará las paredes del túnel que a veces cuenta con mi presencia.

Presencia austera de mi reticencia, tan cierta como el invierno y tan espesa como la

niebla, figura retórica de mi existencia y angulación de mi impermanencia.

“Sin Título”

Por: Daniel Cortés Músico

Gratitud...hay tanta basura escrita tratando de definir la profundidad de la misma

palabra, pero no es de culpar, la palabra presenta una cantidad de niveles tan amplia

como "amar". Para mí es lo que nos saca en algún momento del negro...pero no a un

gris sino a un morado inmediato tal vez...y posteriormente nos puede llevar a cualquier

color, por eso mismo me parece tan intrigante y a la vez tan espontánea e

impredecible. Digamos que la gratitud es la que nos trata de llevar al color que de

verdad buscamos ser, de ahí que dicen que usualmente se corresponde con acciones

acorde a la situación que nos puso en ese estado, en ese sentimiento; pero se

diferencia en que, aunque sea una mezcla de dos, así como en el amor, es más

cercano al platónico.

El primer sujeto da una parte de sí para que la otra lo asimile y lo interiorice, pero no

necesariamente la otra persona se vuelve "la mezcla" que le hace falta, sino la que

siempre debió ser. Y ¿qué surge? el darse cuenta el por qué se volvió ese color (que

puede ser cualquiera), el qué la compuso, el qué la llevó hasta ese punto y ahí se

encontrará por defecto la prueba de la grandeza de este sentimiento, si se puede

llamar así... hay una fuerza en un sentido de la que no se espera que retorne, pero

vuelve más grande, de otro aspecto y de imprevisto. Cuando se ha dado este impulso

de manera honesta y sin esperar su retorno es que se da la magia, sobre todo cuando

somos los receptores de ella, cuando sentimos de verdad la gratitud. Sería en una

visión absurda de colores en el que uno se quite una parte convirtiéndose en otro pero

sacando de negro a otro color, y al final ambos acercarse al que de verdad quieren ser

sin buscarlo.

Page 39: Reflejos Expectantes

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“Sin Título”

Por. Nathalie Hernández Estudiante de Artes Visuales

Sentir como se desprende cada fibra de tu cuerpo en pedazos.

Lentamente, mientras el tiempo gotea, uno por uno.

Como volutas de algodón en un día sin brisa, los segundos.

La tormenta se avecina adentro, muy adentro, entre las costillas.

Ya susurra un amarillo intenso, manchado de negro y verde

apretándonos el aire en el pecho.

Un instante de alivio.

De pronto un sacudón trae a flote la tormenta,

que invade el aire, se vuelve pesado, insoportable.

La habitación huele a sal de lágrimas.

Y se derrumba en agua el roble más fuerte.

Me golpea el huracán, pero me aferro al suelo,

no puedo derretirme en emociones.

El rostro se me endurecía en piedra

mientras por dentro rugían líquidos abrazadores.