Recuerdos_de_mi_lucha_Vivencias, Luis Corvalán

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    RECUERDOSDE MILUCHAJUNTO

    ALPUEBLO

    ESCRITO ENLAS PRISIONES

    DELFASCISMO

    1976

    LUIS CORVALAN

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    P R E F A C I O

    Aunque el autor declara que en estas Vivencias no ha hechoanlisis poltico ni historia del Partido y del movimiento obrero y popular, creemosque historia y anlisis abundan en cada prrafo. Todo esto, adems de hacernoscompartir la fascinante evocacin de sus primeros aos y de su adolescencia -elementos primarios que dieron por resultado la formacin de un notable dirigenterevolucionario. Se trata de un relato en que todo alarde o jactancia estn descartados,hecho con modesto rigor ntimo con estilo sencillo y directo en el que est siemprepresente la entereza de su carcter que no excluye el humor de buena ley, eseadmirable humor que nos arranc carcajadas durante su lectura, Una lecturaapasionante, porque devoramos el manuscrito de una sentada, Su tono amistoso ycoloquial hace brotar la ilusin de tener a Lucho Corvaln conversando con uno, como

    si no estuviera a cincuenta cuadras de distancia all en el lbrego calabozo de Treslamos prisionero hace tres aos del fascismo que deshonra a nuestra Patria.

    Creemos que este libro editado en la clandestinidad constituir unanueva arma en la lucha contra la dictadura fascista. Cuando el enemigo de clase, laoligarqua monoplica y e1 imperialismo norteamericano monopolizan lascomunicaciones, la palabra autntica del pueblo adquiere un valor inapreciable. Sobretodo cuando se trata de la palabra del Secretario General del Partido Comunista. Consu publicacin se lleva a la prctica lo que Corvaln dice en estas pginas cundoseala como una constante de la lnea del Partido Comunista aprovechar cualquierresquicio para dar su palabra y crear, al mismo tiempo, la mas extensa red de

    publicaciones clandestinas.Estamos seguros que el valiente e intrpido equipo de impresores y

    distribuidores han de esmerarse en hacer llegar las palabras de nuestro queridocompaero al mayor nmero de lectores, horadando as el siniestro muro de laclandestinidad. Con ello daremos un poderoso golpe a Pinochet y su mesnada detorturadores y asesinos.

    Nos parece inoficioso incursionar en detalles del texto. Es mucho msprovechosa su lectura comentada y estudiada en todas partes. As ser un arma eficazcontra la dictadura fascista y por la libertad de Luis Corvaln, y de todos losprisioneros polticos

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    V I V E N C I A S

    Mi partida de nacimiento dice: NOMBRE Luis Nicols...; NACIDO: el14 de septiembre de 1916...; LUGAR.... Pelluco (Puerto Montt)... PROVINCIA: Chilo(1).. HIJO DE .Moiss Corvaln Urza y de madre que no se expresa.

    Pero fu alimentado, criado y educado por mi madre, al igual que misotros cuatro hermanos. Mi padre nos abandon cuando yo tena 5 aos, no ms.Despus lo v slo dos veces en mi vida: en 1934 en vsperas de terminar misestudios en la Escuela Normal de Chilln, y casi cuarenta aos ms tarde, a raz delfallecimiento do mi hermanastro Manuel Antonio. Esa fue toda mi relacin con l.

    Aunque nac en Puerto Montt me considero tomecino. Fue en este

    pueblo textil donde nacieron mis hermanos mayores Moiss, Dalila e Isabel y tambinel menor, Nicols Rafael. A Puerto Montt lo vine a conocer en el ao 1949, cuando yotena 33 aos.

    En los comienzos de la Primera Guerra Mundial, afligido tal vez por losbajos sueldos del Magisterio, mi padre se entusiasm con el ofrecimiento que alguienle hizo para irse a Pelluco como administrador de un fundo, Y con mi madre y mishermanos mayores se traslad al sur, En esa circunstancia nac all. Pero no debi irlemuy bien, pues antes de dos aos volvi a tom para ocupar de nuevo en el Liceo unaplaza de preceptor.

    ___________________________________________________(1)Puerto Montt perteneca en aquel tiempo a la Provincia de Chilo.

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    Era oriundo de La Huerta, hermoso paraje prximo a Curic, en elcamino hacia Huala muy cerca del lugar donde los conquistadores espaolesultimaron a Lautaro.

    Lleg a Tom en 1905 Conel encargo de abrir las matrculas para elLiceo de Hombres que se fund ese mismo ao. Hizo el viaje en tren hasta Talcahuanoy desde este puerto cruz la baha en barco porque a la fecha Tom no contaba conFerrocarril.

    Mi madre, Adelaida Lpez Roa, era hija de campesinos pobres. Nacida en ElArrayn, a mitad del trayecto que hay entre Tom y Rafael, fue inscrita en laparroquia de esta ltima aldea, cuando an no exista el Registro Civil. Conozco elpunto preciso donde se levantaba la choza de sus padres. Hasta hace algunos aos,medio cubiertas por un manchn de retamos, se podan distinguir las huellas de lacasa que all existi. Seguramente tuvo corredor y vara porque estaba a la orilla delcamino real o pblico, como se dice hoy.

    A pocos kilmetros, en la cuesta que hay entre San Juan y La Gloria, fuemuerto a pualadas su hermano Ramn. Este hecho decidi el traslado de la familia aTom, o quizs si slo lo precipit, porque el oficio del padre, de mi abuelo Prudencio,que era el de carretero transportista, no tardara en decaer con el ferrocarril que seempezaba a construir desde Rancagua a Concepcin, pasando por Tom.

    Mi madre no saba leer ni escribir. Cuando mi padre la abandon se hizocosturera a domicilio de la Fbrica de Paos Bellavista. Adems de telas peinadas sefabricaba all pao para mantas y frazadas. Todas las maanas, en tanto aparecan lasprimeras luces del alba, mi madre caminaba desde la casa a la fbrica, ms o menosdos kilmetros, con un voluminoso y pesado paquete, que portaba sobre su cabeza o

    sostena a duras penas en sus brazos. Era el atado de mantas y frazadas que habahecho en el da. Efectuando la entrega, regresaba sin demora con otro paquetesemejante, que contena el gnero, los botones, las huinchas y el hilo para hacer encasa el mismo trabajo de la jornada anterior.

    Ignoro cuanto le pagaban. Pero no deba ser gran cosa. Entonces no haba enTom organizacin sindical, ni mayores conquistas sociales en el pas, y el trabajo adomicilio era, como ahora, el peor remunerado, Se pona a coser hasta que, como elladeca, Le daban puntadas en la espalda. Mis hermanas cuando regresaban del colegio,y desde luego en el verano, le ayudaban a hilvanar y deshilvanar, a llenar el carretel,a enhebrar la aguja, a tirar un poco de la costura para que no se atascara el pao y

    tambin a darle vuelta a la manivela, pues la Singer que tena funcionaba a mano.Nunca se pudo comprar una mquina de pie.

    Sus descansos consistan en levantarse de su asiento para hacernos lacomida o lavarnos la ropa, parte de la cual, la interior al menos, la confeccionaba ellamisma. Haba que haber visto cmo se esmeraba en mantenernos aseados. No podaver una mancha en nuestros vestidos, y todas las noches, antes de acostarnos, noslavaba uno por uno.

    No siempre le alcanzaban las fuerzas para comprarnos zapatos. A mishermanas les duraban ms, tal vez porque los usaban con zuecos en los meses de

    lluvia y barro, durante buena parte del ao. Los hijos varones andbamos a patapelada en el verano y todas las tardes si haca buen tiempo, luego de regresar delLiceo.

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    Nos regaaba cada vez que, por descuido nuestro, se nos rompa algnzapato. Los que yo usaba eran estaquillados porque el hilo de los cosidos se pudracon el agua y el barro. Duraban ms los que tenan estaquillas. Pero una vez, porchutear una pelota, le di a una piedra que estaba debajo y se me abri la suela. Entra la casa todo compungido. Por cierto que me llev un buen reto. Sus enojos rara vez

    pasaban de esto, de amenazarnos con una zurra o de echarnos a la cama comocastigo.Con nosotros viva doa Audelita, que tambin cosa mantas y, adems, se

    ganaba otros pesos ensendoles a leer a cuatro cinco chiquillas que tena comoalumnas. La suya es la escuela ms pequeita que yo he conocido. En ella aprend lasprimeras letras, en el silabario El Ojo.

    Doa Audelita era muy amiga de mi madre, pero de un carcter muydistinto.

    -Scate las medias, Adela, y pgales con ellas- le deca con sorna cada vezque hacamos alguna pilatunada y mi madre slo nos reprenda. Pero sta no se salade sus casillas. Estoy seguro que las pocas veces que nos dio algn coscacho sufrims ella que nosotros. Prefiri educarnos con el ejemplo y el hbito, que es el mejormtodo para educar a los hijos.

    Guardo un recuerdo muy carioso de doa Eudolita. Pero he de confesar quecuando le echaba carbn a mi madre para que nos castigara severamente, a m medaba una rabia tremenda, tanto ms cuanto que por respeto no poda expresarla conpalabras. Sin embargo, cierta vez descubr que poda vengarme y, al efecto le ocultpor un da sus tijeras en una mata de bamb. En otra oportunidad, todava msdisgustado, me orin en el tiesto en que ella tomaba mate.

    Nuestra alimentacin era escasa y pobre. Mi madre se vea obligada aracionarnos el pan de cada da, Nunca lo consumimos a la hora de almuerzo. Loguardaba en un canasto que colgaba de un clavo, fuera de nuestro alcance. Unatarde, a hurtadillas, puse un cajn sobre otro y sub a ellos para alcanzar el canasto.Pero me di un costalazo que me dej adolorido toda una semana. Comprbamos elpan donde doa Carlinita. A veces lo adquiramos donde las Fuentes, que hacan pannegro. Yo prefera ste porque era ms sabroso, llenador y ms grande. Obviamente,todava, mejores eran las tortillas al rescoldo que de vez en cuando hacan mi madre ymis hermanas.

    Por lo general nuestro desayuno consista en un pedazo de pan y una taza deagua caliente con azcar quemada y una hoja de cedrn o de durazno para el gusto. A

    veces comamos ulpo. Se tostaba el trigo en una callana de fierro fundido y se molaen una piedra. Adems, con harina tostada se haca chercn y sanco, y catutos con eltrigo sancochado.

    A la hora de almuerzo nos batamos con legumbres porotos o lentejas,arvejas, garbanzos y chcharos y ms a menudo con pancutras y chuchos (1). Detarde en tarde comamos pescado, cuando haba varazones de merluzas o abundanciade sierras. Una sierra grande costaba 10 15 centavos. Los pejerreyes fritos eranpara m la mayor de las exquisiteces. Mi madre los cocinaba algunos das de pago,siempre que no estuvieran muy caros. Las frutas y verduras eran slo consumosocasionales y de temporada. La produccin frutcola y hortcola del norte no llegaba al

    sur.

    (1) Bolas de batido de harina con cebolla picada y especias que se van echando una por una a la olla hirviendo.

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    Para las onces se repeta el desayuno. Nunca comimos en la noche.

    Se cocinaba a lea, en un poyo arrimado a una pared de adobes, dentro deuna amplia pieza con piso de tierra., que nos serva tambin de comedor. Las ollas sefregaban con ceniza. Los platos que tenamos eran de fierro enlozado porque durabanms. Usbamos cajones para sentarnos. Las sillas se haban arruinado y a mi madreno le alcanzaban los pesos para renovarlas o mandarlas a reparar.

    En invierno, si disponamos de carbn, nos reunamos alrededor del brasero.El mejor carbn era el de quillay. El de gualle, que tambin es bueno, daba muchaschispas. (El de espino no se conoce en la zona). Tanto nos acercbamos al fuego quenos salan cabrillas. Nos entretenamos, con diversos juegos de prendas o cuentos dehechiceros o bandidos que nos ponan los pelos de punta.

    Cada vez que vena a vernos nuestra abuela materna, nuestra abuelitaIsabel, nos deleitbamos con sus conversaciones. Tena una prodigiosa memoria, Seacordaba de todas las lecciones del silabario por el que aprendi a leer y que era msviejo que el de El Ojo. Me agradaba especialmente escucharla cuanto rezo saba yque a nadie ms se los he odo ni los he ledo en parte alguna. Saba rezos paradistintas ocasiones, con motivo del primer canto del gallo, por ejemplo, rezaba unrosario interminable, quiz si producto de la inventiva campesina.

    Mi madre tambin era catlica. Oraba antes de dormirse. Tena un crucifijode madera al que le faltaba un brazo. Se perdi con el tiempo. Hoy no se qu darapor tenerlo de recuerdo.

    Algunas noches, rendida por el cansancio, no tena nimo ni siquiera parasus habituales rezos.

    -Que Dios me perdone!- exclamaba, luego de persignarse, y pona sucabeza sobre la almohada. Pero no siempre poda dormirse, a pesar de la fatiga,pensando tal vez en que hacer al da siguiente para el sostn de sus hijos

    Anoche no pude cerrar los ojos- le deca con frecuencia a doa Audelita.

    En sus oraciones invocaba a Dios para que en los das venideros la vida lefuera menos dura.

    Por mi parte, debo decir que en un tiempo fui habitu de la Iglesia. Asistacon regularidad al catecismo. El curita Letelier, el nico que haba en el pueblo, nosenseaba historia sagrada y los rezos. Adems, siempre nos serva una taza dechocolate. Hice la primera comunin, pero antes de ello tuvieron que bautizarmeporque hasta entonces era moro, por dejacin simplemente ya que todos mishermanos haban recibido el bautismo.

    Alimentar seis bocas era una proeza cotidiana de mi madre. Hubo unamenos cuando mi hermano mayor entr a la Escuela de Grumetes. Pero nuestrasituacin no mejor en forma visible. La produccin de mantas y frazadas decaa aveces y los pesos escaseaban. Cuando esto ocurra, corramos con una que otra pilcha

    a las casas de empeo - a la Pea, se deca entonces que estaban en manos departiculares o partamos para donde doa Sara con las pocas gallinas que cribamos.Doa Sara las compraba y luego las revenda en los barcos que recalaban con

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    frecuencia para cargar la produccin de trigo y vino de la zona de Cauquenes yCoelemu.

    Cada cierto tiempo mi madre visitaba a su hermana Rosa que viva a laentrada de California. Lo haca a la oracin, cuando obscureca y ya no poda coser.

    Adems, como de noche todos los gatos son negros, segn sola decir, no importabala ropa que llevara.

    Lo mismo que mis hermanas; yo la ayudaba en lo que poda, a cavar elpatio, a regar y limpiar la pequea huerta, a darle comida y agua a las aves. Con mihermano menor iba tambin a los cerros circundantes en busca de lea, junto a otroschiquillos de mi edad cuyos hogares sufran tantas apreturas como el mo.Aprovechbamos estos viajes para armar ramadas y escondites en las espesuras delos matorrales y quebradas y jugar all a los bandidos, influenciados por las pelculasde cowboys que a veces veamos en las matins del cine. Este era mudo y laproyeccin de cada rollo duraba diez o quince minutos, Una vez -pasado un rollo porla pantalla haba que esperar un buen rato para ver el otro.

    La vida se haca ms y ms difcil. Durante un par de aos dej el Liceo paratrabajar como oficial en la panadera La Chilena, de don Aniccio Silva, en la calleCovadonga Haca de todo lo que podaPreparaba la reserva para la levadura, cargabay prenda el horno, harneaba la harina le daba de comer al caballo, ayudaba a darlevueltas a la mquina de sobar, cortaba hallullas, ovillaba, sala a repartir el pan en lacarretela. Lo nico que no pude hacer fue batir la masa para el pan francs, Estetrabajo se haca a mano y requera mucha fuerza. Ganaba el pan para el consumo dela casa. l menos esto estaba asegurado. Mi hermano menor cumpli esta mismatarea cuando me reincorpor al Liceo.

    El campo me atraa. Cada vez que era posible, sobre todo en verano, partahacia Las Canoas con mi primo Osvaldo. All viva mi to Arturo acompaado casisiempre de su madre, mi abuelita materna.

    En los pajonales sacbamos nalcas; en las robleras, digees, changles ygargales (1); en los bajos, frutillas silvestres; en las vegas, camarones; en las lomas,murtillas y los frutos del avellano, del chupn, del boldo, del maqui y del copihue.Hacamos tranques en el arroyuelo, con palos, piedras y champas para formar pozasdonde baarnos. En las tardes encerrbamos el ternero, bamos por la vaca en las

    maanas, tombamos la echona para cortar pasto, le prendamos fuego a la zarza yde puro gusto nos quedbamos a dormir en la trajera o en la parva de paja en mediode la era.

    ___________________(1) Diversos tipos de hongos comestibles.

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    En el trayecto desde Tom a Las Canoas, de ms o menos una legua, lohacamos a pie, en carreta o al anca de algn caballo. Ni que decir que esto ltimo meatraa especialmente. Nunca perd oportunidad para montar aunque fuese en pelo o labestia estuviese pelechando. Me di no pocos costalazos. Pero as fui aprendiendo

    hasta ser capaz de galopar falda abajo y sacar la ltima vuelta en una trilla a yegua,cuando el trigo ya suelto deja la era muy resbaladiza.

    Mi to Arturo fue el nico de los 7 hermanos de mi madre que nuncaabandon el campo. En el pequeo terrenito de Las Canoas, cerca del cual vivetodava, cultivaba trigo, arvejas, porotos, maz y papas. Pero ya a la mitad delinvierno se le agotaba la cosecha. Entonces iba con su carreta al pueblo para vendercarbn por sacos o a granel y lea de raja o de canutillo (1). Con la venta comprabalas faltas ms elementales; harina, sal, grasa empella, azcar y yerba. Los caminoseran psimos. Con frecuencia tena que cuartear su carreta. Como slo tena dosbueyes, recurra a sus vecinos. Estos a su vez, reciban de mi to el mismo servicio

    cada vez que alguno de ellos necesitaba una yunta para formar la cuarta. Lospequeos propietarios del lugar se ayudaban siempre unos a otros. Para las trillas olas sacas de papas o cualquier otro trabajo que requera varios brazos, se organizabanlos mingacos. El dueo de la trilla o de las papas invitaba a sus amigos y parientes auna comilona, pero antes de ser ella servida, haba que salir con la tarea. Yo estuveen algunos de estos mingacos. Recuerdo que se serva la comida en fuentes de palopara 8 diez personas y, como escaseaban las cucharas, con una comamos varios,no por turno, sino rotndola por cucharada.

    Cierta vez fui a las Canoas, a comienzos del mes de septiembre. Y consumidala cosecha, no se dispona ms que de un laucho (2) de harina. La vaca haba parido

    el da anterior. Nos servimos calostro (3) al desayuno, pues yo haba llegado muytemprano.

    (1) de palos redondos y largos.(2) Un cuarto de quintal espaol.(3) La primera leche cida que da la vaca recin parida.

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    Luego mi abuelita hizo pancutras con leche para el almuerzo y lo mismo parala merienda que se serva al caer la noche. Otro tanto ocurri al da siguiente.Observ que para la merienda del segundo da mi to Arturo cogi unas ramas deeucaliptus y las meti al fuego, debajo de la olleta en que hervan las pancutras,formndose una humareda de padre y seor mo, entonces, como respondiendo a la

    pregunta que flotaba en mi mente, se apresur a decirme:- Para variarles el gusto, sobrino.

    Tom tendra unos cinco mil habitantes a comienzos de los aos 20. De losmuchos cerros que lo rodean apenas estaban poblados Frutillares, Estanque y CerroAlegre. No haba alcantarillado y el agua no era potable. En casa haba una piedrapara destilarla, pero muy poco la usbamos. Era ms prctico hervir el agua turbiaque pasarla por esa piedra. Slo algunas calles estaban adoquinadas: Portales,Manuel Montt y Nogueira. En el verano abundaba el polvo y en e1 invierno el barro.Este era tan hondo y espeso que a veces se quedaban pegadas las carretas. Habaque tener una doa yunta para salir del fango. Los carretones que tena la SociedadVitivincola para sus repartos eran tirados por percherones. Pero tambin quedabanatascados, Carreteros y carretoneros echaban chispas, los primeros picaneando losbueyes, los segundos chicoteando los caballos. Rabiaban a ms no poder. Pero loschiquillos del barrio gozbamos del espectculo.

    Todos los inviernos se anegaba casi la mitad del pueblo, precisamente el sectordonde vivamos, prximo a las vegas de Osorio, donde hoy se hallan el estadio ypoblaciones obreras. Muchas familias tenan que ser evacuadas. Por las avenidas deagua pasaban frente a mi casa tablas, sapos y hasta cerdos. Era otro espectculograto para m y mis coetneos. Nos deleitbamos andando con el agua hasta msarriba de las rodillas, haciendo pequeas balsas O fabricando zancos para cruzar deuna a otra vereda.

    Tom fue progresando. Se ampli la Fbrica Nacional de Paos y luego surgila Fbrica de Tejidos El Morro que despus se convirti en la fbrica Italo-americanade Paos (FIAP). Se pobl todo el llano, el cerro de los Guzmanes, hoy Navidad, y ascerro tras cerro. El proletariado tomecino creci de repente. Pero los comunistas noaparecieron de inmediato, Al menos yo no los conoca ni o hablar de ellos en ladcada del veinte, Para las elecciones la gente acuda a los choclones deconservadores y demcratas.

    La tranquilidad del pueblo se vio alterada al surgir una disputa entreTalcahuano y Tom por unas estructuras de fierro que desde haca aos estaban en laplaya para la construccin de un nuevo muelle. El Gobierno dispuso que se llevaran aTalcahuano. Tom entero rechaz ese acuerdo. Traslad los fierros a los cerros y cortlos puentes de madera del estero Colln que lo cruza. Pero desembarcaron losmarinos y en medio de las protestas de la poblacin se llevaron las codiciadasestructuras.

    Habitbamos una casa de la calle Egaa, entre Condell y Sargento Aldea. Tenade frente unos 15 metros por unos 30 de fondo. Dos corridas de piezas, una por cadalado, ms las que daban a la calle, sugeran la forma de una U. Era una casona de

    adobes que qued muy agrietada con el terremoto de Talca de 1928 y se derrumbcon el de Chilln, once aos ms tarde. La parte que nosotros ocupbamos no tenaluz elctrica, Nos alumbrbamos con velas.

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    En nuestro hogar nunca se celebr el santo o el cumpleaos de alguno denosotros. Ni siquiera esperbamos el Ao Nuevo o la Pascua. El Almacn de loshermanos Quiero reparta juguetes para Navidad entre su numerosa clientela. Los

    juguetes los importaba desde Japn. En general eran muy bonitos, Pero nosotros

    logrbamos cuando ms algunos trompos. Nuestras compras no daban para unamayor recompensa.

    Con todo, Diciembre era un mes agradable. Era el mes de Mara. Despus de laNovena, la Plaza de Armas se llenaba de paseantes, y comenzaba la chaya. Esta erauna suerte de carnaval que consista sobre todo en un galante juego de serpentinas.Los futres las ponan en sus bastones y las lanzaban con gran maestra en direccin alas damas que pretendan enamorar o darles una muestra de afectuosa amistad. Loschiquillos de mi edad nos contentbamos con juntar por montones las serpentinasdesenrolladas. Estas las enrollbamos en nuestras casas, formando rodelas, conos,acordeones y trenzas. As nos entretenamos hasta varios das despus de pasada lafiesta.

    El verano nos permita disfrutar del sol y del agua del mar, hacer excursionesa Punta de Parra, Montecristo, Cocholgue, Dichato y a otros lugares cercanos.

    Pero el mes ms hermoso y alegre era septiembre. En esos tiempos no habavacaciones de invierno, sino vacaciones de septiembre. Estas duraban tres semanas.En este mes aparecan los primeros helados, los remolinos multico1ores, losvolantines y los circos. Estos levantaban su carpa en la cancha de ftbol y susfunciones terminaban siempre con un sainete. Entrbamos al circo de cualquiermanera, a la buena cuando disponamos de algunos centavos, o a la mala, saltando lapalizada de la cancha cuando andbamos sin un cobre. Mi hermano Nico no se perdafuncin. Todos los chiquillos lo reconocan en tanto sala el primer tony porque su risasonora se haca sentir antes que terminara el chiste.

    El 18 duraba tres das, Se organizaban competencias para subir por el paloencebado y carreras de caballo a la chilena en Las Cruces o en la calle del Hospital,hoy Bernardo OHiggins. Las ramadas se hacan con ramas de avellanos. Funcionabanda y noche con pura arpa y guitarra. Recin haban aparecido los gramfonos. Se lesllamaba victrolas y slo haba en una que otra casa.

    Los curados tenan chipe libre para el 18. Eran los nicos das del ao en quenadie era detenido por ebriedad ni por pendencias si estas ltimas no pasaban a

    mayores.

    En octubre se hacan las Fiestas de la Primavera con su corso y su velada bufa.Nos entretenamos aunque slo fuese mirando el paso de los disfrazados, de lasmurgas y de los carros alegricos. Cuando yo cursaba el tercer ao de humanidades -que fue el ltimo en que estuve en el liceo tomecino, ya transformado en mixtoresult elegida reina de la primavera una condiscpula, Mirta Casanova. Todos los delcurso la acompaamos disfrazados de persas.

    En los primeros aos de mi vida escolar los profesores usaban varillas demimbre o una larga y gruesa regla para castigarnos. Eran los ltimos maestros que

    crean en aquello de que la letra con sangre entra.

    Entre mis compaeros de curso estaba Renn Fuentealba. Al salir del Liceo lo

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    perd de vista unos 30 aos. Nos volvimos a encontrar en el Parlamento. Aqu nohicimos grandes migas, pero nos guardamos siempre un mutuo aprecio. Mis amigosde la infancia, ms que en el Liceo, se hallaban en la calle donde viva. Mi buenamadre me deca que no deba juntarme con quienes eran menos que yo. Estareprimenda me mortificaba. Un da le dije:

    - Pero mamita, le gustara a usted que otra madre le dijera lo mismo a su hijoque hace amistades conmigo?

    No recuerdo que en otra ocasin le haya expresado una palabra dedesacuerdo.

    El profesor de gimnasia e Inspector del Liceo, Luis Canales, le haca los puntosa mi prima Alicia, Se carteaban haciendo yo de correo. Una vez me ech de menos,averigu que me pasaba y se dio cuenta que a veces haca la cimarra. Me reprendide tal manera que nunca ms volv a hacer la chancha.

    A finales de 1930 se sentan los primeros efectos de la gran crisis. A mi madrele cortaron el trabajo en la fbrica. Mi hermana mayor, Dalila, tuvo que emplearsecomo profesora en una escuela particular, e Isabel se dedic a tejer a crochet y anaveta. Por mi parte rend bien los exmenes para la Escuela Normal de Chilln. Conla ayuda de la Liga de Estudiantes Pobres llegu a esta escuela en marzo de 1931.Tena entonces 14 aos. Terminaba mi infancia y comenzaba una nueva etapa. LaEscuela Normal y el ao 31 influiran decisivamente en mi vida.

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    II

    Result inolvidable la primera noche que pas en la Escuela Normal. Pocosminutos despus de acostarnos, entr el inspector de turno al dormitorio de losnuevos alumnos. Era un seor de porte imponente y de voz bien timbrada. Nos invita rezar antes de dormirnos. Al unsono, como en la iglesia, se dejaron or las vocesmonocordes de los 25 alumnos de mi curso, rezando el Padre Nuestro. Luego, elinspector anunci que ya era la hora de guardar silencio, nos dio las buenas noches yse retir con su paso largo, acompasado y firme, como queriendo remarcar el respetoque merecan su figura y su cargo.

    Al da siguiente nos dimos cuenta que el grave y ceremonioso inspector no eraotro que un apuesto alumno del cuarto ao.

    Yo era, a distancia, el ms pequeo de la escuela. Tal vez por esto me hicerpidamente conocido de todos. Los alumnos de los cursos superiores me tomaronespecial simpata. En los recreos y despus de las clases me llamaban a sus salas ome invitaban a sus escondites de fumadores. Entre ellos haba algunos comunistas,Rubilar, Agurto y Orestes de los que recuerdo, Y como usaba pantalones largos, aligual que todos los normalistas, senta la sensacin de haber entrado poco menos quea la edad adulta.

    Para ingresar a la normal se exiga sexto ao de la escuela primaria. Me saltel preparatorio de seis meses por haber cursado ya el tercero de humanidades. Loscursos duraban medio ao y los exmenes eran, por lo tanto, semestrales. Se pasabadel primero alfa al primero beta, luego al segundo alfa, de este a segundo beta, y ashasta terminar la carrera. En virtud de este sistema se suspendan las clases por unospocos das cuando a mitad de ao se cursaba un semestre. Aprovech el asueto, laprimera suspensin de las clases, para dirigirme a Tom que est a tres horas de trendesde Chilln. All me encontraba cuando cay el gobierno de Ibez el 26 de julio de1931.

    Un agricultor de Coliumo, Manuel Cid, tena una pieza en la casa en quevivamos. Se la subarrendaba a mi madre. La ocupaba cada vez que vena al pueblo.Ese da haba llegado temprano, como siempre a caballo, con su manta y sus largasperneras de cuero. En el invierno estas prendas le eran indispensables paraprotegerse del fro, de la lluvia y del barro del camino. Cuando las sirenas y campanasanunciaron cerca del medioda, el derrumbe de la dictadura, Manuel Cid se aprestpara salir a la calle. Se puso un terno casi nuevo, y abroch a su camisa, el cuello, lapechera y los puos blancos y almidonados. El hombre de campo se transformaba asen uno de los mejor vestidos y presentados habitantes del pueblo. De repente mepidi que buscara mi pauelo de boy scout y que le dijera a. mi madre que saldramos

    juntos.

    Para sorpresa ma, sin decirme una palabra, parti en dos el pauelo, se pusol la mitad como corbata y la otra mitad me la coloc en la misma forma. Hecho esto,habl en tono imperativo:

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    - Rpido, vamos andando.

    Salimos, pues, con distintivo rojo, que era el color de mi pauelo scoutivo, ynos metimos al desfile en la calle Portales. El pueblo tomecino, como el de todo Chile,

    celebraba en ese momento la cada del gobierno. Hasta entonces, yo no tena idea delsignificado poltico del color rojo. Y todava no s por qu Manuel Cid recurri a l sinser comunista. Quizs, como era un hombre apasionado, quiso demostrar as todo suentusiasmo y ardor en esas horas de euforia colectiva.

    Una muchedumbre se congreg en la Plaza de Armas. En ese tiempo no seconocan micrfonos ni parlantes. Se hablaba a pulso. EL orador que ms me gustfue un profesor que yo haba tenido en el liceo. Con palabras de fuego fustig a latirana. Su voz potente nos estremeci a todos.

    Poco tiempo despus se supo que haba sido un sopln del gobierno depuesto.

    Tras la cada de Ibez, los partidos polticos, varios aos acallados, salieron aluz pblica. La Federacin Obrera de Chile despleg sus estandartes. La agitacinestudiantil era inmensa. En la Normal se form un ncleo del Grupo Avance. Meincorpor a sus filas, En el aparecieron otros comunistas que no haba conocido antes,Seplveda y Romero entre otros.

    Por las calles de Chilln deambulaban centenares de trabajadores cesantes,con sus esposas e hijos. La mayora proceda del norte, de las salitreras que habanapagado sus fuegos. Cada cual con un tarro en la mano, iban de casa en casa,mendigando algn alimento. Muchos de ellos, se agolpaban a las puertas traseras denuestra escuela para recibir las sobras de la comida. Formaban largas colas. Se meparta el alma verlos semidesnudos, en medio del fro y de la lluvia. Herva mi sangrecuando el personal de servicio les daba mezclados los restos de nuestra comida.Porotos, cazuela, ensaladas, todo sala revuelto de un solo gran tiesto hacia los tachosde los cesantes. A estos los vea tambin leer el diario en la plaza Victoria frente a lacual se encontraba entonces la Normal chillaneja. En los das de sol se sacaban suscamisas sucias y harapientas y las expurgaban de piojos, En esto consista segn supropia expresin, el acto de leer el diario. Tambin sufra al ver este espectculo.

    El diario local, La Discusin, llegaba a la biblioteca de la escuela. Sus pginasinformaban de la crisis que azotaba a muchos pases, y daba cuenta de cmo sequemaban el trigo, la carne y el caf en las naciones exportadoras de estos productos.

    Quin poda entender esto y mantener una actitud pasiva cuando en esos mismosdas millones de seres humanos no tenan qu comer y muchos se moran de hambre?

    Mi hermano Moiss, luego de terminar sus estudios en la Escuela deGrumetes, se haba embarcado, a contrata, en uno de los buques de la Armada. Asentonces, cuando el cinco de septiembre se sublev la marinera, mi madre y susotros hijos vivimos horas de angustia. Una vez aplastada la sublevacin no se sabaque suerte haban corrido los amotinados.

    Circulaban las ms escalofriantes versiones. Se deca, por ejemplo, que elbarco de cuya tripulacin formaba parte mi hermano, haba sido hundido por un

    torpedo. Se afirmaba tambin que los marinos seran quintillados.

    En las playas y caletas cercanas a Tom desembarcaban marinos

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    sublevados, que haban escapado de Talcahuano y cruzado en bote la baha. Muchosde ellos vestan ropas de pescadores, para camuflarse. Algunos eran detenidos. Todoslos das, mis hermanas iban a la gobernacin para averiguar si Moiss estaba entrestos.

    Me parece que a fines de octubre se vino a saber que se hallaba preso en lacrcel de Los ngeles, junto a otros marineros.

    En las reuniones del Grupo Avance se daban charlas en las cuales seexplicaban las causas de la crisis econmica que sufran numerosos pases y seinformaba que este fenmeno era desconocido en la Unin Sovitica, donde no habacesantes y se realizaba el primer plan quinquenal. Se explicaban tambin las razonesque motivaron la sublevacin de la marinera.

    Con otros muchachos del Grupo Avance asista a los mtines del PartidoComunista cuando se efectuaban los das que tenamos salida. Sus oradores, OscarGuillardi entre otros, exigan trabajo para los desocupados y la libertad de losmarineros detenidos. Entre stos haba varios condenados a muerte, uno de los cualesera Pedro Pacheco, que haba sido alumno de nuestra Normal, poeta laureado en unade 1as fiestas primaverales chillanejas y profesor de la Escuela de Grumetes.

    Los normalistas tomamos contacto con los secundarios de ambos liceos, elde hombres y el de nias, con las alumnas de la Escuela Tcnica y con los estudiantesde la Escuela Agrcola. Juntos desfilamos, por las calles de Chilln exigiendo respetopor la vida de Pedro Pacheco. Hasta entonces, los liceanos, hijos de gente acomodada,nos miraban bajo la pierna. En tono despectivo nos llamaban los carneros, porquenosotros, los normalistas, andbamos siempre en grupos y todos con traje negro, estoltimo por imperativo de la escuela. En los dems colegios fiscales no se exigauniforme. Fue, en consecuencia, un gran xito, casi un milagro que los liceanos noshayan acompaado en esta lucha. La pena capital no se aplic contra ninguno de loscondenados a muerte. Nosotros sentimos una gran alegra por haber contribuido asalvarles la vida.

    En la prensa se hablaba pestes de los comunistas. Pero yo encontraba queeran los hombres ms lcidos, sinceros y valientes. No v a ningn otro sector polticodefender con tanto corazn a los cesantes, ni menos levantar su voz en favor de losamotinados de la Marina.

    El da en que Lafertte pas en gira hacia Concepcin, como candidato a la

    Presidencia de la Repblica, a eso de la una de la tarde, unas cien personas acudierona la estacin de Chilln, para saludarlo y vitorear su nombre. Yo estaba entre ellas.All vi por primera vez al hijo del salitre, el comunista chileno ms perseguido, del cualsera ms tarde amigo y compaero en los ms altos puestos de la direccin delPartido.

    Al terminar mi primer ao de normalista volv a Tom de vacaciones. Enmenos de seis meses, desde el veintisis de julio una sucesin de acontecimientoshaba sacudido al pas y conmocionado a mucha gente. En mi pueblo encontr ahoracomunistas. Hice migas con un zapatero remendn, el maestro Palmita, que eramiembro del Partido. Cada vez que me hablaba de la cesanta y la miseria demostraba

    cierto orgullo por su oficio.

    - Por la casa del zapatero- me deca pasa el hambre, pero no entra.

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    Todos los das cae algo, aunque slo sea para parar la olla.

    Palmita era de Tom adentro, de Guarilihue, que es una larga y profundaquebrada de suave pendiente, donde viven pequeos viateros. El lugar constituyeuno de los mejores microclimas que produce una exquisita uva italiana y un excelente

    pipeo.Cierta vez, Palmita me invit a una reunin comunista que se llev a cabo

    en una casa del cerro Estanques En tal ocasin di el paso ms importante de mi vida:ingres al Partido. Fue en 1932, creo que en el mes de febrero.

    Hasta hace algunos aos el maestro Palmita viva siempre en Tom, detrsde la Estacin, en el. Cerro Alegre. Lo pas a ver varias veces. Supe de su muertecuando ya se lo haba sepultado. De haberlo sabido oportunamente habra estado enla despedida de sus restos mortales. Nunca olvidar a ese hombre sencillo, enredadopara hablar, pero claro de pensamiento, que un da del verano tomecino me abri laspuertas del Partido.

    No todas las cosas que me conmovieron eran de carcter poltico. Mihermano Moiss, ya en libertad y exonerado do la Marina, haba retornado a Tom. Seenamor hasta Los huesos de quien sera su primera esposa, Elena Aravena. Pero lafamilia de ella se opona al matrimonio. En esta circunstancia, los trtolos decidieronsalirse con las suyas y para ello se arrancaron. Recorrieron varias aldeas vecinas. Losfamiliares de Elena dieron cuenta del rapto a la polica, y los comisionados losbuscaron durante varios das. Aparecieron solos, al cabo de una semana. Y todotermin como Dios manda.

    Tambin para m el verano result violento. Mientras estudiaba en. Chilln,Elsa, la nia de mis sueos, se haba enamorado de un muchacho de Nueva Aldea, yme dio calabazas. Fue la primera, pero no sera la ltima mujer que me dejaraplantado.

    El primer semestre de 1932 seguira marcando un ascenso en las luchasestudiantiles. Los normalistas nos organizamos en centros, uno por cada curso. Laagrupacin de todos ellos se llam Unin de Estudiantes Normalistas de Chilln(UENCH), de la cual fui elegido Secretario de Actas.

    Desde la cada misma del gobierno de Ibez, estaba al orden del da eldesplazamiento de los hombres designados por el rgimen pasado en los puestos deresponsabilidad de la Administracin Pblica. Por ello se plante la salida del Directorde nuestra Escuela, don Jos Pinochet Le Brun.

    Una maana, temprano, corri una voz entre nosotros. En tanto se abrieranlas puertas de la escuela para salir a la ciudad como todos los fines de semana,deberamos trasladarnos al Estadio para considerar asuntos muy importantes. Noscongregamos all Hablaron algunos alumnos de los cursos superiores, sealando lanecesidad de echar al Director. Se aprob la idea y, al efecto, todos firmamos unapeticin por escrito. A los pocos das, lleg desde Santiago don Moiss Mussa,

    Inspector General de Enseanza Normal. Se reuni con nosotros y conoci tambin laopinin de los profesores. Transcurrido cierto lapso, se produjo el cambio.

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    Tres Directores, uno tras otro, se sucedieron en el cargo. Pero ninguno deellos result mejor que don Jos Pinochet. Aos despus me encontrara con ste enSantiago. Era un hombre de ideas claramente progresistas. Atando cabos, llegu a laconclusin de que, al menos en este asunto, habamos cado en el juego de masonesy catlicos por el control de las escuelas normales

    Nos propusimos, tambin, aumentar nuestra representacin en el Consejo deProfesores, en el cual slo tenamos un delegado. Pedimos uno por cada curso, nueveen total. Adems, sostuvimos, que se deba eliminar los exmenes. Si los profesoresnos ponan notas mensuales y conocan, como era su deber, la capacidad, el esfuerzoy el rendimiento de cada uno, para qu los exmenes?. Alegamos que slofavorecan a los memoriones. Estos podan flojear todo el ao y, con slo calentar lasmaterias durante un par de das, obtener resultados excelentes en las. Pruebasfinales. Tal era la fuerza de los estudiantes y el desconcierto y la dispersin en elcampo de las autoridades, que logramos efectivamente la supresin de dichas pruebasen un semestre y, por un breve perodo, obtuvimos tambin la representacin quereclambamos en el Consejo de Profesores.

    La comida se haba echado a perder. Los comerciantes que abastecan a laNormal reciban con mucho atraso los pagos fiscales. Algunos cortaron el suministro.Otros se aprovecharon de la situacin para entregarle a la escuela legumbres quetenan en bodega desde hace dos o tres aos. Falt el azcar, y, durante un tiempo,tuvimos que endulzar el t con miel. Era una mezcla muy desagradable.

    Un da aparecieron gusanos en la sopa de quker. Indignados noslevantamos de las mesas y, con los platos en las manos, nos dirigimos a la oficina delDirector para reclamar mejor comida. No volvieron a darnos esa sopa.

    Envalentonados por los xitos quisimos ir ms lejos. No tenamos derecho,acaso, a opinar sobre nuestros propios maestros? Una maana nos constituimos enasamblea y llamamos a los profesores. En su propia cara pedimos la salida de variosque nos parecan ineficiente Creo que se nos pas la mano. Me parece que lasopiniones que emitimos estuvieron marcadamente influidas por factores emocionales.La simpata que sentamos por un profesor determinado pesaba ms que su capacidadpara el cargo. De esto modo, los dividamos entre buenos y malos principalmente porla actitud que tenan hacia nosotros. Este no es un factor subalterno, tratndose sobretodo de maestros. Pero pienso que le dbamos una relevancia exagerada. Adems,creo que los alumnos no deben erigirse en jueces de sus profesores. Otra cosa estener arte y parte en todos los asuntos relativos a la comunidad secundaria y

    universitaria y, en consecuencia, tambin en la formacin de criterios para la selecciny evaluacin de sus maestros. Ello es correcto.

    Haba profesores que tenan ideas de izquierda. Otros nos hacan la guerray otros, en fin, dieron al menos muestras de una actitud comprensiva respecto alperodo que viva el pas y a la rebelda de los estudiantes, El curita Alarcn, porejemplo, se daba cuenta cabal del terreno que pisaba. Cuando nos interrogabaconfundamos adrede una cosa por otra. Si nos peda que relatramos la parbola de

    El buen Samaritano, le contbamos la del Hijo prdigo y, para colmo, leagregbamos cualquier cosa de nuestra cosecha. Pero el inteligente curita no seinmutaba.

    Ya, atu asiento - deca. Malito, malito,un 7, o sea la nota mxima.

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    Un nuevo acontecimiento poltico repercuti en nuestra escuela. El 4 dejunio de 1932 fue derrocado el gobierno de Juan Esteban Montero y se proclam lallamada Repblica Socialista. Esta tuvo una vida muy efmera. Dur slo doce das. Suprincipal figura, el Comodoro del Aire Marmaduque Grove, que luego sera uno de losfundadores y lder del Partido Socialista, alcanz una popularidad considerable. Varios

    de los miembros del Grupo Avance se declararon provistas, y nosotros losexpulsamos calificndolos de reformistas.

    La Repblica Socialista fue sustituida por la dictadura de los 100 das deCarlos Dvila, durante la cual fue detenido en Antofagasta y en seguida trasladado alsur y fondeado en la Baha de Valparaso, el profesor comunista Manuel AnabalnAedo. Un hermano suyo era alumno de nuestra Escuela. Seguimos con gran inquietudla lucha por el esclarecimiento de tan horrendo crimen.

    Haba transcurrido slo un ao desde que Ibez fuera derribado. Un aolleno de emociones, de una fuerte y profunda conmocin social que nos haba abiertootros horizontes y puesto en el camino de la lucha social.

    Cuando Arturo Alessandri fue elegido Presidente de la Repblica, las clasesdominantes se reagruparon en torno a su gobierno y consolidaron sus posiciones depoder por varios aos. Las arremetidas reaccionarias alcanzaron a nuestra escuela.Algunos compaeros fueron expulsados en medio de una furibunda campaa de LaDiscusin, en contra de la penetracin comunista. Se produjo un descenso en lalucha estudiantil No faltaron entre nosotros quienes depusieron toda actitud decombate.

    El tiempo que sigui nos impuso otro ritmo y otras preocupacionescomplementarias. Leamos con avidez cuanto libro y folleto caa a nuestras manossobre cuestiones sociales. No era mucha, ni siempre muy valiosa la literatura quecirculaba. Pero aquella de la cual dispusimos jug un papel en nuestra formacinideolgica y poltica. Nuestra adhesin a la causa revolucionaria, al comienzo msemocional e intuitiva, se hizo ms conciente. Por la prensa en general yparticularmente por Bandera Roja y otras publicaciones comunistas, seguamos conatencin el curso de la poltica chilena y los principales acontecimientos mundiales.Hitler haba escalado el poder en Alemania, el Frente Popular surga en Francia,Estados Unidos sala de la crisis con Franklin Delano Roosevelt, los soviets seafianzaban en una parte de China, en la Unin Sovitica prosegua con xito laconstruccin del socialismo.

    Mantenamos estrechas relaciones con algunos profesores primarios, enparticular con Exequiel Arellano. Este haba sido exonerado por participar, junto aotros 200 maestros, en el Congreso de la Federacin que se efectu en Concepcin aprincipios de 1933. El ministro de Educacin que dispuso la razzia se llamabaDomingo Durn.

    Como los muchachos de cualquier internado, practicbamos diversosdeportes, tenamos concursos literarios, editbamos nuestra propia revista,Alborada, participbamos en las fiestas primaverales y creamos un grupo de teatro.Me toc el rol principal en el sketch El Arreglo de Washington que dimos en SanCarlos y Pinto. Recuerdo que en Pinto la sala que serva de teatro careca de asientos,

    por lo cual los espectadores llegaron a la funcin con bancas y sillas.

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    Desde que ingres a la Escuela, mi hermana Lila me enviaba cinco pesosmensuales para mis gastos, Al comienzo eran ms que suficientes. Al final, andabasiempre falto de divisas, como dicen los obreros nortinos. Las parrandas las

    consuman todas. Alrededor de la Escuela haba varios boliches a los cuales acudamospara tomarnos una ponchera y bailar con algunas chiquillas. Uno de mis condiscpulos,Humberto Seguel, tena amistad con la duea de uno de esos negocios. Un sbado mepidi que lo acompaara. Como se nos pasara la hora de retornar a la escuela,tuvimos que alojarnos all mismo. Seguel no tena problemas. Se las haba arregladocon su amiga. El problema era yo o, si se quiere radicaba en que haba slo otra canay en ella deban dormir dos muchachas, una, de la casa, que mantena relacionesntimas con un profesor de la normal, y la otra, una amiga suya. Para abreviar lahistoria debo decir que, ya muy avanzada la noche, stas aceptaron que me metierabajo las tapas, me advirtieron si que ni siquiera deba moverme. Acept elcompromiso y me echaron al medio. Pero no pude cumplir con mi palabra. Al rato deapagarse la luz, me di vuelta para el lado de la amiga del profesor de la Escuela, y lefalt el respeto.

    Lleg Diciembre de 1934 y el trmino de mis estudios de normalista. Lasnotas finales que aparecen en mi licencia son muy disparejas, obtuve un cuatro enespritu profesional y un cuatro en conducta, es decir, la nota mnina aceptable. Supeque en el Consejo de Profesores se discuti mucho mi caso. Hubo quienes sostuvieronque yo sera, en la vida, un agitador revolucionario y que, por lo tanto, no deberadrseme el paso para incorporarme a la educacin pblica. El tiempo demostr que nose equivocaron los que as pensaban. Pero, que habran sacado con negarme lalicencia de maestro? Mi vida haba tomado ya un rumbo firme, del cual nadie ni nadapodra apartarme. Varios otros muchachos de mi Escuela emprendieron tambin elcamino de la revolucin. Dos compaeros de mi curso, Luis Amando Sandoval yRolando Rivera, militaron en el Partido por espacio de tres dcadas, hasta el da de sumuerte, y dos ms, Isla y Unda, siguen en sus filas. No fui, pues, un caso excepcional.

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    III

    Al egresar de la Escuela Normal me dirig a Concepcin. Mi familia se habatrasladado a esta ciudad, donde Dalila tena un mejor empleo y Nicols trabajabacomo cobrador de gndolas en la lnea a Chiguayante.

    La poblacin penquista contaba con un servicio de tranvas. Estos tenanimperiales., como en. Valparaso. Desde la estacin principal de ferrocarriles partauna lnea de carros hacia Puchacay y otra hacia Pedro da Valdivia. Una tercera lneauna el mercado con el barrio La Pampa.

    En los primeros das de 1935 se declararon en huelga los trabajadores deVas y Obras de los Ferrocarriles del Estado. El Partido le dio a la Federacin JuvenilComunista la tarea de sacar un paro de los tranviarios en apoyo de los obreros delriel.

    Circulaba en nuestras filas un folleto de Losovski, dirigente de laInternacional Sindical Roja. Se llamaba De la huelga a la toma del poder. La tesisque desarrollaba Losovski era la siguiente: en determinadas condiciones una huelgacualquiera poda convertirse en el primer eslabn de una cadena de huelgas, en elpunto de partida de un movimiento revolucionario que podra conducir a la toma delpoder poltico por los trabajadores. Dicha tesis la tombamos al pie de la letra. Cmono bamos a considerar, pues, importante la tarea que se nos haba dado?. Pero quhacer, cmo operar si entre los tranviarios no haba un solo comunista?

    Unos cuantos militantes de la Federacin Juvenil Comunista decidimoslevantarnos de madrugada e ir al depsito donde se guardaban los carros para lanzarun volante llamando a los tranviarios a plegaras a la huelga ferroviaria.

    Llegamos al depsito poco antes de las seis de la maana. Los maquinistas ycobradores de los tranvas se aprestaban para iniciar su trabajo cotidiano. En tantolanzamos las proclamas, un grupo de tranviarios, militantes del Partido Nazi deGonzlez Von Mares, carg contra nosotros, blandiendo los gruesos cinturones desus uniformes. Como ramos menos y ningn tranviario nos acompa, tuvimos queemprender las de villadiego. Pero uno de los nuestros, Crdova, que rengueaba deuna pata, se fue quedando atrs. Lo pescaron y lo condujeron a un cuartel de lapolica. All le apretaron las clavijas y se fue de lengua. Dio el nombre de varios denosotros, entre ellos el mo. No tuve otro camino que fondearme. Lo hice encompaa de Julio Salazar, ferroviario, y de Armando Rodrguez, zapatero.

    La primera noche nos alojamos en casa de unos feriantes de la calleCaupolicn, tan buenos para el tinto y el otro que el tufo de los curados y los vientosque se tiraban ponan el aire muy pesado. Casi no pudimos dormir. Al da siguientenos trasladamos a una casa a medio construir, situada a la mano derecha de laentrada al cementerio.

    Dos o tres veces fue un tira a micasa a preguntar por m. Se empeaba enconvencer a mi familia que lo mejor que yo poda hacer era presentarmevoluntariamente al Cuartel de Investigaciones. Se ofreci para aconsejarme lo que

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    deba declarar a fin de que las cosas no pasaran ms all. Mi hermana mayor creaque obraba de buena fe. Pero yo no me prest para pisar el palito. Sin embargo,estuve a punto de caer por torpeza personal. Transcurrido algunos das, fui a lazapatera donde trabajaba. Rodrguez para saber cmo andaban las cosas por all.Sorpresivamente entr un pesquisa y pregunt por l.- Se le respondi que no

    estaba. El tira se dirigi a m:Y t, cmo te llamas?

    -Osvaldo Ulloa le dije sin vacilar. Di pues, el nombre de mi primo, el demis correras campestres en Tom.

    El Tira que me interrog era el mismo que haba ido a mi casa. Debi sermuy incapaz, porque poda haberme sacado por el parecido con mis hermanos. O talvez no se fij mucho. Saba que yo era profesor y quizs me imaginaba ms grande ymejor vestido. El hecho es que no me pregunt nada ms y se fue.

    Los das siguieron pasando. La huelga ferroviaria termin ms mal que bieny, por cierto, no fue, ni de lejos, la primera de una sucesin de huelgas queculminaran con la toma del poder.

    Cuando amainaron las medidas represivas volv a mi casa.

    El Comit Regional del Partido, primero, y el de la Federacin JuvenilComunista, despus hicieron el balance de lo sucedido. Lo que nos haba pasado conlos tranviarios, deba servirnos particularmente de leccin. Se requera crear clulascomunistas en todas las industrias y, al mismo tiempo, acelerar el proceso ya iniciadodel entendimiento de todos los trabajadores, es decir, forjar la unidad sindical. Sinambos requisitos no era mucho lo que se poda hacer.

    En el magisterio primario haba dos organizaciones, la Federacin deMaestros y la Asociacin de Profesores. Precisamente se fusionaron en aquel ao de1935, constituyendo la Unin de Profesores de Chile, a cuyas filas podan incorporarsetambin los maestros de las otras ramas de la educacin. Aunque mi actividadprincipal se desarrollaba entre los jvenes asista regularmente a las reuniones delgrupo de profesores comunistas, encabezado por Isaas Fuentes, que fue Gobernadorde Coronel en los comienzos del gobierno de Gonzlez Videla. Fuentes muri aosms tarde, luego de salir muy enfermo del campo de concentracin de Pisagua.ramos muy pocos los maestros comunistas que habamos en Concepcin. Pero el

    sentimiento unitario haba calado tan hondo en el magisterio que no fue difcil fundarla seccional de la Unin de Profesores. Esta naci en una asamblea que realizamos enuna amplia sala del ltimo piso del diario El Sur.

    En cumplimiento de la orientacin del Partido nos propusimos crear clulasde la Federacin Juvenil Comunista en una fbrica de velas, en el molino de la ciudady en la Fbrica de Paos Concepcin. En el primer caso, luego de realizar algunosmtines relmpagos en el momento en que los obreros salan del trabajo, nos hicimosamigos de uno de ellos, le visitamos en su casa, convinimos en ampliar lasconversaciones a otros de sus compaeros y, siguiendo este camino, en breve tiempoformamos all una base de la Federacin Juvenil. Para lograr otro tanto en el molino se

    nos present una oportunidad especial. Los obreros que en l trabajaban se habandeclarado en huelga.- Observamos que, de noche, los ms jvenes hacan guardiaalrededor de su sitio de trabajo, vigilando que la compaa molinera no sacara harina.

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    Nos acercamos a conversar con esos jvenes huelguistas. Les llevamos sandwichs ycaf. Hicimos esto basta que termin la huelga. La cosecha no se hizo esperar: variosde ellos se hicieron militantes de nuestra organizacin. En la fbrica de paos me toca m desempear un papel singular. El sindicato de esta fbrica tenis un magnficolocal. Nos entrevistamos con su presidente para ofrecerle una velada de un conjunto

    artstico que tenamos y luego yo le propuse hacer clases de alfabetizacin. No fueronmuchas las que hice. Pero abrimos camino a una relacin personal con los jvenestextiles, la que culmin tambin en la formacin de una clula.

    Por lo menos una vez a la semana salamos de noche a la propaganda mural.Ponamos loros en las esquinas, mientras tres o cuatro de nosotros escribanconsignas en las paredes de una cuadra determinada La consigna que ms nosgustaba deca: Abajo la sangrienta dictadura de Alessandri Parece que era tambinla que ms pica le daba a las autoridades, porque en la pesca le sacaban la oa alos compaeros que pillaban escribindola.

    El Secretario Regional de la Federacin Juvenil Comunista era un muchachomoreno que tena una voz de locutor, haca versos y responda al pomposo nombre deEnrique Matus Fontana. Despus abandon la organizacin y se hizo canuto. Seganaba el puchero de manera non sancta. Compraba su kilo de mantequilla debuena calidad, la pona en una sopera, le echaba como un litro de agua y la bata conuna esptula hasta que absorba todo el lquido y se converta de nuevo en una solamasa compacta. Con la ayuda de un molde haca panes de mantequilla de ms omenos un octavo de kilo. Estos eran envueltos en un papel especial con la siguienteinscripcin: Mantequilla pura. Marca registrada. Fundo La Dehesa. Osorno. En unmaletn de madera, como esos que usan carpinteros, pona los panes, y todos losfines de semana los venda en Conmito, Penco y Lirqun.

    De vez en cuando la represin arreciaba. Usbamos nombres supuestos yuna clave muy elemental. Por ejemplo, en la calle no hablbamos del Partido, sino deDon Pancho, y en vez de decir Juventudes. Comunistas decamos doa Julia. Amenudo nos reunamos en el Cerro Caracol. Una vez lo hicimos en el Cementerio.

    En cierta ocasin que nos citamos en Plaza Cruz para dirigirnos aTalcahuano, pas una ronda de carabineros. Los pacos nos tomaron por vagos y nosllevaron al retn. Durante toda la tarde nos hicieron limpiar las caballerizas y despusnos soltaron.

    Fui invitado varias veces al Comit Regional del Partido, cuya jurisdiccin

    abarcaba, adems de Concepcin, las provincias de Arauco, Bo-Bo y Malleco. Susreuniones se hacan los sbados en la tarde. All conoc a Leoncio Medel. Este andabasiempre a salto de mata en la zona carbonfera. La compaa le haba puesto precio asu cabeza.

    Las reuniones del Comit Regional se iniciaban con un largo informe de dos otres horas. No haba mucha diferencia entre uno y otro de los que tuve oportunidad deor. Invariablemente comenzaban por una revista de la situacin internacional,partiendo del extremo oriente para culminar con amplias referencias a la edificacindel socialismo en la URSS. El informante se detena especialmente en la AmricaLatina. Cuando llegaba el momento de entrar al anlisis de las cosas de Chile, ya casi

    no le quedaba voz y a sus auditores muy poca capacidad de retencin. Sin embargo,recuerdo muy bien que en lo tocante a nuestro pas se diseaba un cuadro bastanteoptimista de la lucha social y de las perspectivas que ella ofreca. Se afirmaba que los

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    campesinos y mapuches del alto Bo Bo, donde el ao anterior haba ocurrido lamatanza de Ranquil, estaban listos para volver al combate. Parte de ellos habacruzado la cordillera para escapar de los verdes. Pero retornaran para recuperar sustierras usurpadas en tanto a este lado de los Andes comenzara la revolucin. Sehablaba de los sectores obreros que se hallaban bajo una marcada influencia del

    Partido. En estos balances apareca siempre la Federacin de la Madera, aparte,naturalmente, de los trabajadores del salitre y del carbn y de los obreros de Vas yObras que se agrupaban en la Federacin Ferroviaria. Yo no saba qu era laFederacin de la Madera. Luego me di cuenta que se trataba de unos cuantossindicatos de artesanos mueblistas.

    En el Partido maduraban cambios importantes en su poltica. Pronto terminpor comprender que la revolucin no estaba precisamente a la vuelta de la esquina. Yse lanz por el camino que condujo a la formacin del Frente Popular.

    Yo frecuentaba el local de la Federacin Obrera de Chile, que estaba muycerca de mi casa, en Rozas esquina de Prat. All se reunan el Sindicato de laConstruccin; el de Feriantes; el de Rodados y otros. Acudan al lugar obreros ymujeres expulsados de las minas de carbn. Ellos nos ensearon varias cancionesrevolucionarias, como Canto a la Pampa, Soy Comunista, la Huelga, Elega a la Muertede Lenin e hijos del Pueblo. Esta ltima deca as:

    Hijos del pueblo, te oprimen cadenas.Esta injusticia no puede seguir.Si tu existencia es un mundo de penas,antes que esclavo, prefiere morir.

    Esos burgueses, asaz egostas,que as desprecian la Humanidad,sern barridos por los comunistasal fuerte grito de libertad.

    Ah, rojo pendn,no ms sufrir,la explotacinha de sucumbir!Vindicacinno hay que pedir;slo la unin

    la podr exigir.Levntate, pueblo leal,al grito de revolucin social!Nuestro Pavsno rompers.Chanco burgus,Atrs, atrs!

    Los corazones obreros que latenpor nuestra causa, felices sern;si entusiasmados y unidos combaten,

    de la victoria la palma obtendrn.

    Los proletarios a la burguesa

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    deben tratarla con altivezy combatirla tambin a porfapor su malvada estupidez.

    Ah, rojo pendn.... (se repeta el estribillo).

    A m me gustaba mucho esta cancin.- Pero con el tiempo se dej decantar.

    Un da tom el tren para Santiago a fin de gestionar mi nombramiento deprofesor. En la capital me arranch en casa de Delfina Gutirrez, maestra exonerada.Delfina trabajaba como secretaria de Ricardo Latcham (padre) en el Museo Nacional.Viva en un pasaje paralelo a Recoleta, que da a Santos Dumont. En las maanas yome encargaba del aseo y de preparar el arroz graneado o de armar otra comida parala hora de almuerzo, segn las instrucciones que ella me dejaba. Tambinaprovechaba el tiempo para leer. Casi todas las tardes iba al Ministerio de Educacin,que ocupaba una vieja casona en el costado Norte de la Alameda entre Estado yAhumada. Nos. juntbamos por decenas los egresados de las diversas normalesesperando que nos pudiera recibir el Ministro, el Subsecretario o el Director Generalde Instruccin Primaria. Una que otra vez pudimos hablar con ellos, sin sacar nada enlimpio. Slo de tarde en tarde apareca alguno de nosotros en las listas denombramientos. En ella figuraban, en cambio, designaciones, traslados y permutas decolegas a quienes no le veamos ni la nariz, pero que tenan padrinos en la corte,diputados o senadores que andaban como Pedro por su casa en las oficinas delMinisterio.

    Como los das pasaban y mi nombramiento no sala, recurr a unaestratagema. Me haba dado cuenta que despus de las seis de la tarde, hora en queterminaba la atencin al pblico, seguan trabajando en sus oficinas, los ms altosfuncionarios. Una tarde decid quedarme adentro, escondido en los baos, mientraslos porteros cerraban las puertas de acceso al Ministerio. Minutos despus me dirig aplantearle mi problema al Jefe del Personal, que era la persona clave en eso de losnombramientos. Abr la puerta de su oficina y, antes que alcanzara a reaccionar ledije:

    - Excseme seor. Van para dos meses que estoy en Santiago y en lacasa donde me hospedo, de una familia conocida pero de modesta situacin ya no mepueden tener ms. Yo necesito trabajar para ayudar a mi madre. He cometido, talvez, una falta al quedarme dentro del Ministerio pero no he encontrado otro medio

    para explicarle a usted cunto me urge ser nombrado profesor.

    El Jefe del Personal no reaccion mal. Creo que hasta le gust ocomprendi mi proceder, pues resolvi en el instante proponer mi nombramiento. Alos pocos das empez a caminar el decreto correspondiente.

    Mientras permanec en Santiago particip en varias reuniones demaestros comunistas. En una de ellas conoc a Ricardo Fonseca y a la que sera sucompaera, Elena Pedraza. Con frecuencia iba a San Antonio 58, Que haba sido sedede la Federacin de maestros y que, una vez desaparecida sta al formarse la Uninde Profesores, qued como local del Partido Comunista, aunque oficialmente no

    figurara como tal.

    Se haba formado un Tribunal Popular, para investigar la muerte de Jos

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    Bascun Zurita, encargado del trabajo campesino del Partido y miembro de suComit Central, Presida este Tribunal don Carlos Vicua Fuentes. Lo o hablar en elTeatro Recoleta, dando cuenta precisamente de las conclusiones de la investigacin.Poco despus de la matanza de Ranquil, Bascun Zurita haba sido detenido en el sury arrojado, segn todas las evidencias, a las aguas del ro Laja.

    Concurr tambin a los funerales de Pedro Len Ugalde, poltico radical,romanticn y bohemio, que usaba capa y chambergo y era uno de los ms punzantesopositores al gobierno de Alessandri. Era, adems, Senador por Santiago. Parareemplazarlo en la Cmara Alta, el Block de Izquierda - constituido por el PartidoSocialista, el Partido Radical Socialista, el Partido Democrtico y la llamada IzquierdaComunista -pensaba presentar como candidato a Ricardo Latcham, hijo. Este eraRegidor Socialista por Santiago, brillante intelectual y magnfico conferencista. Perohaba un candidato mejor: Luis Rojas Mery, Director de La Opinin. Rojas Mery habarealizado una valiente y enrgica campaa de prensa en contra del acuerdo Ross-Calder, en virtud del cual se ampliaban las concesiones que el Estado Chileno habaotorgado al monopolio yanqui de la electricidad. Por esta campaa haba sidocondenado a la pena de extraamiento. En estas circunstancias, el Partido Comunistase acerc a l, le propuso lacandidatura y le ofreci ocultarlo para que permanecieraen el pas. Todo esto fue aceptado por Rojas Mery y el Partido Radical Socialista alcual perteneca.

    En el acto de despedida de los restos mortales de Pedro Len Ugalde,que se realiz al costado oeste del Cementerio General, inmediatamente pasada lapuerta principal, apareci de repente, como orador, el periodista perseguido. Alcanza pronunciar muy pocas palabras porque los pesquisas se movilizaron de inmediatotratando de detenerlo. No pudieron. Rojas Mery dej la tribuna y, como todo estabapreparado, pudo escapar.

    A la salida del cementerio, los carabineros cargaron contra los quehabamos formado en el cortejo fnebre, dispersndonos por las callesperpendiculares a la Avenida La Paz.

    El Block de Izquierda termin aceptando la candidatura proclamada porlos comunistas. En torno a ella se agruparon las fuerzas que pronto constituiran elFrente Popular. Rojas Mery perdi la eleccin por muy pocos votos, Pero la izquierdahaba demostrado que unida poda vencer.

    Mi nombramiento como profesor se extendi para la Escuela N 1 deIquique, La Escuela Santa Mara, frente a la cual se produjo la matanza que lleva sunombre, el 19 de diciembre de 1907. Yo hice el viaje en tren, partiendo desde LaCalera, donde comienza la trocha angosta. Dur tres das y tres noches. Ellongitudinal o longino, como lo llamaban los iquiqueos, no pasaba entonces por LosVilos. Antes de llegar a Longotoma se internaba hacia la Ligua, segua hasta Cabildo yde ah suba y bajaba cuestas, por tneles y cremalleras, hasta tomar rumbo a Ovalle.En el alto de la cuesta Las Palmas, el tren en que viajaba qued detenido en la nieve,a eso de las 10 de la noche. Slo reanudo su marcha despus de amanecer.

    El mismo da que llegu a Iquique a casa de Ricardo Snchez, profesor

    exonerado, cuya direccin llevaba desde la capital. Juntos salimos en busca de JosTristn Barrera, el dirigente comunista iquiqueo ms conocido de ese tiempo. Loencontramos trabajando como alcantarillero en la calle Tarapac, ms arriba de

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    Barros Arana.

    Iquique me gust desde el mismo da que llegu a l. Es una de lasciudades chilenas con personalidad ms definida. Sus casas con azoteas y balcones ystos con balaustradas son realmente hermosas, sobre todo cuando estn pintadas de

    rosado o celeste brillantes. Pero ms maravillosa es todava su gente, sencilla y llana,ms que en ningn otro lugar del pas.

    Eso de que Iquique es puerto y las dems son caletas pinta sin dudauna realidad que se vivi en la poca de oro del salitre. Haca ya tiempo que sta sehaba ido. Pero alcanc a conocer las huellas y los restos de ese esplendor. Todavatrabajaban numerosas oficinas salitreras entre ellas Rosario, Santa Rosa de Huara,Mapocho, Humberstone, Cala-Cala, Buenaventura y Brac. Los obreros bajaban porcentenares los das sbados, con sus impecables trajes de casimir negro y suscamisas blancas o azules. Eran los mejores parroquianos del Chung San, de la Bola deCristal y otros sitios de diversin. En sus corazones mantenan vivo el recuerdo deRecabarren. Muchos de ellos lo haban conocido. Relacionarme con estos obreros ycon los viejos comunistas del Puerto, como Jos y Lino Barrera, Vicencio y Corro, fuepara m una felicidad.

    Adems de mi trabajo entre los maestros, me encargu de distribuirBandera Roja, el peridico del Comit Central, y la Revista de la InternacionalComunista que llegaba desde Espaa en castellano, Una decena de ejemplares decada edicin de esta revista la reciba directamente un librero de parte de un hermanosuyo que viva en Valencia.

    Fue difcil mi trabajo en la Escuela Nmero Uno. Me entregaron un primerao cuando ya estaba por terminar el periodo escolar y la mayora de los alumnosestaban atrasados en sus estudios. Por otra parte, el Director Guerrero, era muyexigente con una serie de formalidades sin mayor valor. Me disgustaba su actitud.Tampoco me agradaba salir de excursin con mi curso, cosa que deba hacer concierta frecuencia, Tena que cruzar con l buena parte de la ciudad y algunos nios sealborotaban, lo que me obligaba a llamarles la atencin en pblico. La gente memiraba con curiosidad, porque varios de mis alumnos, a pesar de ser de primer ao,eran ms altos que yo y no siempre se poda distinguir donde iba el profesor.

    En enero o febrero de 1936 estall una nueva huelga ferroviaria. Esta fuetotal y recibi todo el apoyo de los partidos de izquierda. A raz de esto, el gobiernode Alessandri someti al pas al Estado de Sitio y releg a numerosos dirigentes

    polticos, desde comunistas a radicales. Tal hecho aceler el proceso de la unidad delpueblo. La represin continu, aunque con menos fuerza. Yo ca en una nueva ola deexoneraciones de maestros. Se puso trmino a mis funciones a fines de agosto, justoal ao de haber empezado a trabajar como profesor.

    Mi destitucin fue completamente arbitraria. Sin que mediara ningnsumario, el Director General de Instruccin Primaria, Claudio Matte, le envi untelegrama al Inspector Provincial de Educacin, Ortelio Parra, comunicndole miexoneracin. Ya habamos fundado la seccional Iquique de la Unin de Profesores, dela cual yo era Secretario General. Una numerosa delegacin de la UPECH acudi aldiario EL Tarapac para estampar una protesta y dejar constancia que, fuera de las

    horas de clases, no se poda negar a los profesores los derechos polticos consagradosen la Constitucin. Tal era mi caso, pues se me exoneraba por el delito de haberpronunciado un discurso en la Sala Obrera, al trmino de un desfile del Frente

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    Popular.

    El Director de El Tarapac Frei, encontr razonable la protesta de miscolegas, tom nota de sus quejas y qued de darles publicidad. Los atendi conmucha gentileza. Pero ni al da siguiente ni despus apareci siquiera una lnea del

    reclamo.

    Regres a Concepcin entregndome de lleno a las tareas del Partido yen especial a la Federacin Juvenil. Ahora se trataba no slo de agrandar laFederacin, sino de lograr tambin la unidad de los jvenes antifascistas. En todo elpas se creaba, como expresin unitaria, la Alianza Libertadora de la Juventud.

    Haca slo unos pocos meses que estaba en Concepcin cuando fuillamado desde la capital para participar en un Pleno del Comit Central de laFederacin Juvenil Comunista. Me aloj en la ranchita del cuidador de la iglesia de LosSagrados Corazones, rplica del Sacre Coeur, de Pars, situada en Prat esquina deIns de Aguilera, All recib la citacin que deca escuetamente: Maana a las 2 de latarde en Los Leones, terminal del tranva 27. A la hora y da indicados me esperabaall un compaero. Juntos caminamos hasta el Canal San Carlos, desde donde partanlas gndolas para Las Condes.

    Lo que es ahora la Avenida Apoquindo era entonces un ancho caminopolvoriento a cuyos lados slo haba pircas de piedras o cercos de adobes. Donde hoyse levanta el llamado barrio alto de la capital slo haba unos cuantos fundos

    Luego de bajar de la gndola en el pueblito mismo de Las Condes,tomamos el camino hacia Farellones. Anduvimos unos 10 kilmetros, hasta levantarnuestro campamento de excursionistas en un lugar donde an se mantenanabandonados, pero en pi, dos hornos para hacer carbn. Todos los miembros delComit Central fueron con zapatos y ropas apropiados, mochilas y mantas para dormiry llevaban su propio cocav. A mi no me haban advertido nada. Fui a esa reunin conel mejor traje que tena, zapatos casi nuevos, camisa blanca y corbata. Me senta muymal.

    La cuestin principal que trat el Pleno fue la unidad de la Juventudantifascista. El Secretario General de la Federacin Juvenil Comunista era LuisHernndez Parker. Pero a esta reunin asisti tambin Ricardo Fonseca, a quien elComit Central del Partido haba designado para trabajar con los jvenes. Algunosmeses despus, Fonseca reemplaz a Hernndez Parker. Este fue expulsado por haberhecho declaraciones ante la polica argentina, que se consideraron comprometedoraspara la organizacin. Haba asistido a un Congreso de la Juventud Comunistaargentina que se realiz en la ciudad de Rosario. All fue tomado preso y torturado. Noresisti el apremio policial.

    Yo estaba de vuelta en Concepcin cuando aparecieron en el El

    Imparcial de Santiago las declaraciones que Hernndez Parker haba hecho a lapolica transandina yque primero public el diario Clarn de Buenos Aires. Hasta minombre haba dado como uno de los dirigentes de los jvenes comunistas chilenos.

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    Las madres sienten por el hijo infortunado un cario singular. La mapensaba que yo sufra por mi exoneracin del magisterio y me rodeaba de unasolicitud especial. Nunca le haba interesado la poltica y crea, adems, que yo habacometido un error al hacerme comunista. Sin embargo, poco a poco empez acambiar. Una tarde pas por la casa de Jorge Mora, que haba sido expulsado de laEscuela de Artes y Oficios junto con Enrique Kirberg y que, como este, se haba hechomilitante del Partido. Mi madre lo conoca porque tambin era de Tom.

    -Y usted, es comunista?, le pregunt de sopetn.

    - De ningn modo, respondi en forma tajante, al mismo tiempo que mehaca un guio para que me diera cuenta que slo trataba de conocer la reaccin demi madre.

    Ella se sinti tocada en su corazn y replic con prontitud:

    - Y que tienen de malo los comunistas?.

    Para m era un problema lograr que mi madre comprendiese mi actitudde luchador. Por eso, esa frase Y qu tienen de malo los comunistas me llen defelicidad y me hizo ver que de mi comportamiento y el de mis compaeros, dependaen gran parte la posibilidad de que ella llegara a tener simpatas por el comunista.-Con prudencia empec a llevar a casa a algunos militantes de la Federacin Juvenil.Ella los conoci y les tom cario. Pero hubo a quien no pas nunca. Para demostrarque era comunista hasta la mdula y disciplinado como el que ms, a ese compaerono se le ocurri nada mejor -en verdad, peor, - que la tontera de decir que si elPartido lo mandaba a matar a su hermano, l lo hara sin vacilar. Mi madre le hizo lacruz.

    Al ao siguiente, hallndome ya en Santiago, supe que ella haba salido ala calle a presenciar un desfile del Frente Popular y que, entusiasmada, habavitoreado al candidato de la izquierda, Don Pedro Aguirre Cerda. Esta noticia colm mifelicidad. La marea social haba hecho el milagro de atraer a quien, como mi madre,proveniente de una familia de pequeos propietarios del campo, y luego trabajadora

    individual de la costura no esperaba hasta entonces nada de los dems.

    En marzo de ese ao de 1937 se realizaron elecciones parlamentarias. EnBio-Bo, Azdrbal Pezoa, socialista, y Pedro Freeman, radical, haban obtenido unnmero casi igual de sufragios, disputando el cuarto y ltimo lugar de la lista dediputados. Para definir la situacin el Tribunal Calificador dispuso que se hiciera lavotacin en las dos mesas que no se haban constituido, una de Quilaco y la otra deNacimiento. El Partido Comunista resolvi apoyar a Pezoa toda vez que la mayora delos radicales de Bo-Bo, y Freeman personalmente, se haban declarado en contra delFrente Popular. Yo fui enviado a Quilaco, Desde Mulchn hice el viaje a caballo hastallegar a ese apartado y abandonado lugar, que est a un costado del ro Bo-Bo,

    frente al pueblo de Santa Brbara. Desde Santiago y Los ngeles ya haba llegadomucha gente. Se juntaron varios parlamentarios, entre otros el Senador MarmaduqueGrove y los diputados Amador Pairoa y Amaro Castro. Los forasteros, en nmero

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    superior a 50, nos cobijamos como pudimos en la nica casa que se atrevi ahospedarnos.

    Me encontr con Joaqun Martnez Arenas, que ms adelante seraSecretario General del segundo gobierno de Ibez. Martnez Arenas me cont que,

    con otros socialistas, haba recorrido los campos, entrando a veces a escondidas enlos fundos, para hablar con cada uno de los cien y tantos electores que deban votarpor Pezoa o por Freeman. El confiaba en la victoria porque la mayora de loscampesinos se haba comprometido a sufragar por el candidato socialista. En esosaos cada partido o candidato imprima sus propios votos y stos podan retirarse delpupitre o llevarse personalmente para depositarlos en las urnas. Martnez Arenas lehaba dado instrucciones muy precisas a cada elector para que votasen por Pezoa sinque se dieran cuenta los patrones.

    El da de la eleccin fue muy lluvioso Los dueos de fundo llegaron aQuilaco, a caballo, junto con sus inquilinos, para votar por Pedro Freeman, quetambin era terrateniente. Adems, en la noche haban echado la balsa ro abajo paraque los electores socialistas y comunistas que vivan en Santa Brbara no pudierancruzar hacia Quilaco. Ycomo el BoBo traa mucha agua, no lo pudieron vadear.

    El candidato socialista sac un solo voto. Fue el voto del dueo de la casadonde nos hospedbamos. Aos despus supe que los terratenientes le hicieron lavida imposible y tuvo que abandonar aquel lugar.

    A pesar de estos reveses, 1937 fue un ao de ascenso del movimientopopular. Como parte de l, la Alianza Libertadora de la Juventud creci en todo elpas, luchando por los derechos juveniles y alzando su voz solidaria con el puebloespaol, traicionado por un grupo de generales fascistas. En Concepcin, la Alianzaalcanz a agrupar a ms de mil jvenes. Abri locales en Prat esquina de Carrera, enlos barrios Pedro de Valdivia y Chillancito y en Salas esquina de Freire, donde estabasu sede principal. Yo fui secretario de su Junta Provincial y Director de su peridico

    En marcha. Al Congreso Nacional de la Alianza Libertadora de la Juventud, que serealiz en Santiago en el mes de septiembre, Concepcin mand una numerosadelegacin. Ese Congreso design a siete compaeros, entre ellos yo, para ir a Espaaa participar en la lucha antifascista. Pero el viaje no se pudo hacer.

    Aunque la situacin econmica de mi hogar haba mejoradoparcialmente, cre de m deber buscar trabajo. Me senta, adems, obligado aresponder ante Raquel, una hermosa muchacha que por m perdi su empleo en la

    Compaa de Telfonos y que fue el gran amor de mi juventud. En el curso de eseao, hice varias tentativas para ganar dinero. Incursion en el campo del comercio.Tuve negocio de libros en calle Maip. Compr y vend fierros viejos. No me fue bien yme dediqu a vender tejidos de lana. Viaj varias veces a venderlos a Penco, Losngeles y Angol, pero me fue peor, porque buena parte del tiempo lo dedicaba, enestos viajes, a las tareas de la Federacin Juvenil. Cuando el proveedor me pidicuentas sal para atrs. Tuve que pagarle la deuda con un reloj de oro, marca Omega,de bolsillo, que haba comprado en Iquique cuando trabajaba como profesor.

    A fines de ao fui llamado a la Capital para trabajar como secretario deCarlos Contreras Labarca, Secretario General del Partido, y desempear, al mismo

    tiempo, algunas tareas en el Comit Central de la Federacin Juvenil Comunista.Muchas veces regresara a Concepcin, pero slo en forma espordica, y ya tampocovolvera a vivir en mi primer y querido hogar.

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    IV

    Mi sueldo como secretario de Carlos Contreras Labarca era de doscientospesos mensuales. Viva con Raquel y andaba al tres y al cuatro. En busca de uningreso adicional, me hice cargo del kiosko de la Editorial Antares, en la primera Feriadel Libro que se levant en la Alameda, entre Estado y Ahumada. Antares tena deeditorial apenas el nombre, podan contarse con los dedos de la mano los libros quehaba publicado, Sin embargo, entre ellos, dos eran de mucha venta. Se trataba deuna seleccin de poesas de Garca Lorca y de No Pasarn!, de Upton Sinclair, queconstitua todo un alegato en favor de los republicanos espaoles. Se vendan mucho,lo que me permiti ganar unos cuantos pesos que me sirvieron bastante. Esto sucedien diciembre de 1937.

    Desde que se produjo el levantamiento de los generales facciosos, lacausa de Espaa pas a ser motivo de lucha y nexo de unin de las fuerzasantifascistas; comprenda gran parte de la joven generacin. La solidaridad del pueblochileno con los combatientes espaoles se expresaba en cada mitin del Frente Populary de la Alianza Libertadora de la Juventud. Esta despleg valiosas iniciativas. En laquinta comuna, por ejemplo, columnas aliancistas desfilaron varias veces por laAvenida Independencia, encabezadas por una banda de msicos. Bocina en mano,varios pregoneros llamaban a que cada cual entregara algn alimento envasado parala Espaa leal. Se realiz tambin una campaa de recoleccin de cigarrillos. Nadie,que no fuera un fascista declarado, se negaba a dar aunque fuese un par. No habaacto juvenil donde alguien no recitara Canto a las madres de los milicianos muertos,de Pablo Neruda, de su libro Espaa en el corazn.

    Cuando Pablo lleg a Chile dio un recital en el Teatro Municipal, junto alpoeta argentino Ral Gonzlez Tun, ambos testigos presenciales del levantamientofascista y de la heroica resistencia popular. Ellos trajeron las canciones de la guerraespaola, entre otras El Quinto Regimiento, Puente de los Franceses y La Morena.Conoc a Pablo el da en que una delegacin de la Juventud Comunista lo fue asaludar. Lo visitamos en la casa en que se hospedaba, en la Avenida Irarrzabal.

    La Federacin Juvenil Socialista, que tena como Secretario General aRal Ampuero, no quiso formar parte de la Alianza Libertadora de la Juventud. Fuenecesario constituir otro organismo que comprendiera a los jvenes socialistas. Surgias el Comit de las Juventudes Frentistas, en torno a una plataforma de diez puntosque traduca los derechos y aspiraciones fundamentales de la juventud.

    La Federacin Juvenil Comunista, que se haba diluido en gran medida enel seno de la Alianza Libertadora, se present como tal bajo el nombre de JuventudesComunistas de Chile. Empez a llamarse as porque desde entonces se concibi comouna suma o un conjunto de varios destacamentos juveniles, de obreros, campesinos,muchachas y estudiantes.

    Entre otras tareas, tuve a mi cargo la direccin del peridico MundoNuevo, del cual alcanzamos a publicar me parece que catorce ediciones. Trabajabanconmigo Luis Fuentealba Lagos y Julio Molina. Al principio nos fue tan bien que hasta

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    arrendamos una oficina, al lado de la Imprenta y Editorial Antares, ubicada en SanFrancisco 347, donde apareca Mundo Nuevo y el Partido publicaba el vespertino

    Frente Popular. Pero pronto empezaron a escasear los pesos por atraso o no envode los dineros de las provincias. Formamos en Santiago brigadas especiales paraampliar su venta. Yo mismo las encabec. Sin embargo, lleg el momento en que no

    pudimos seguir publicndolo. Con todo, para ese tiempo, constituy un xito sacar unperidico por espacio de cuatro meses aproximadamente y, dicho sin vanidad, creoque Mundo Nuevo represent un serio intento de hacer un vocero verdaderamente

    juvenil.

    Slo algunos meses trabaj como secretario de Carlos Contreras Labarca.Mis obligaciones en el Comit Central de las Juventudes Comunistas exigan ms yms tiempo. Surga, no obstante, un problema. La organizacin tena apenas tres ocuatro funcionarios, a los cuales se les pagaba tarde, mal y nunca. No era posibleagregar uno ms. Ricardo Fonseca me consigui un empleo en un negocio muyparticular que tena Nicols Weinstein a medias con su contador, Carlos Robles. Encasa de este ltimo estaba su oficina principal, en la calle Raul. Un grupo de 10muchachos nos juntbamos all todos los das a las 8 horas. A cada uno nos dabanuna maleta, tipo James Bond, pero mucho ms grande, en cuyo interior haba dosfotografas en colores, una a cada lado, dentro de marcos ovalados y con vidriosconvexos. Cada cual deba recorrer casa por casa, de tal a tal parte, una callepredeterminada. Se nos exiga andar correctamente vestidos. Al tocar el timbre ogolpear en una casa, debamos dejar la maleta detrs de la puerta o de la mano de lamampara que siempre se mantiene cerrada. Se quera que la persona que sala a verquien llamaba no recibiera la impresin de que ramos comerciantes que iban avenderle algo. Debamos hablar conforme a un libreto de frases hechas y argumentosbien estudiados, que slo admitan ligeros cambios de acuerdo con el giro de lasconversaciones.

    Buenos das, seora. Ando, por encargo de una casa americana,visitando algunas familias.

    As empezaba el libreto. Las palabras subrayadas las pronuncibamoscon especial nfasis.

    Se trataba de lograr que la persona visitada encargara un trabajo comoel que se mostraba en la maleta. Se ofreca la posibilidad de tomar o reproducir yampliar una fotografa. Por cada foto contratada se nos pagaba veinte pesos.

    Me pasaron varios chascos en este trabajo, Un da, una seora muybuena moza, de ms o menos 30 aos, me recibi con mucha amabilidad. Me dejdesarrollar el argumento sin ninguna interrupcin. No perda palabra de las que yopronunciaba exaltando la calidad de las fotos que le mostraba. Pareca una clientesegura. Cuando termin mi discurso, me dijo con mucha calma y conviccin:

    Le he escuchado atentamente. Pero a m no me gusta para nada eltrabajo que exhibe. No le encuentro ningn valor artstico.

    Al cabo de un mes obtuve que la compaa me permitiera trabajar sloen las maanas. As poda entregar todas las tardes a las tareas de las Juventudes

    Comunistas.

    Ante la amenaza del fascismo y de la guerra surgi la idea de realizar un

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    Congreso Mundial de la Juventud, Tuvo el patrocinio de connotadas personalidades,como la seora Eleanor Roosevelt. El Congreso de efectu en Estados Unidos, en elVassar College de Nueva York. De Chile fueron Ricardo Fonseca, Volodia Teitelboim,Ral Ampuero, Lautaro Ojeda, Fernando Alegra, Mario Rojas, Arturo Venegas, GabrielGutirrez Ojeda, Oscar Hormazbal y el nicaragense Alejandro Bermdez, que

    trabajaba como traductor en las oficinas de Santiago de la Associated Press.Mientras Fonseca permaneci fuera del pas, lo reemplac en la

    Secretara General de la Juventud. Con tal motivo dej el trabajo de las fotografas.

    Se acercaba la eleccin de Presidente de la Repblica. El pas tena quepronunciarse por Pedro Aguirre Cerda o por Gustavo Ross., por la izquierda o por laderecha. No haba otra alternativa. La masacre del Seguro Obrero defini an ms lascosas y desvaneci por completo los sueos de quienes queran levantar la figura deCarlos Ibez como candidato popular. El pas entero conden ese horrendo crimen.El odio contra Alessandri no tuvo lmites entre los militantes del Partido NacionalSocialista a cuyas filas pertenecan los muchachos vctimas de ese bao de sangre.Los nacional-socialistas patrocinaban la candidatura de Ibez y atacaban alimperialismo yanqui para captar simpatas populares y en virtud de suscontradicciones con el imperialismo alemn. Despus de la masacre del SeguroObrero se vieron obligados a declarar su apoyo al candidato del Frente Popular sopena de favorecer abiertamente al personero de la oligarqua y de Alessandri y deperder base social, As se dio el caso singular de que un movimiento fascista tuvo quepronunciarse en favor del candidato antifascista. Este fue el comienzo del fin delPartido Nazi de Gonzlez Von Mares.

    El da anterior al de la eleccin presidencial fui a cortarme el pelo a unapeluquera que estaba a la entrada de la calle Serrano.

    - Votar por don Pedro - me dijo el peluquero, Si no lo hiciera - aadi -me parece que traicionara a mi Patria.

    Tal vez era lo que senta la mayora de los chilenos. Es verdad queAguirre Cerda triunfa por tres mil votos en una eleccin donde sufragaron poco msde 4OO mil personas. Pero tales resultados slo reflejaron muy plidamente lavoluntad del pueblo, pues el sistema electoral permita las ms groserasdeformaciones de los verdaderos sentimientos ciudadanos. Abundaban las doblesinscripciones, votaban los muertos de la derecha, se robaban las urnas, se comprabany vendan votos. Y como la candidatura de Ross desconfiaba de los carneros, se

    organizaron para el 25 de octubre, da de la eleccin, las encerronas de elementosvenales a fin de llevarlos a votar, mediante el sistema de acarreo, para asegurarse asque no iban a fallar. Tambi