'Rªcardo Fernández Guardia

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José Luis Coto Conde De la obra li te raria de don Hicardo Fcrnándcz Guardia po- dernos decir. con propiedad, las palabras de Á4uileo Echeverría, retiriénclose a "Hojarasca" (1894). ·· .. . Aunque modernista por su tendencia al mockmismo , no se ha dejado rnger en la red artificiosa de. los " ... Narra con 'encilk1. agradable, sin descender nunca a' In trivial. sin ele1·arse tampoco al lirismo 1.:mpalagoso". La crítica recibió , w, escritos con entusiasmo y si l1ubo censura para su afran- cesamiento en lo s temas de su primera obra. . \Us "Cuentos Ticos" !ILJOI), desrnnecieron toda duda en rnanto a sus capacidades para tratar con donosura los ·cua- dros de eostumhn:s nacionales. Del ambiente. tan conocido por él. ch: una Eurnpa frívola ele fines de 'iglo. pasa a nuestro sencillo me- dio. lleno de pequefieccs a in- 1¡enuicladcs . J\ mhos escenarios plenamente al lector más exigente. La ¡;ieardía. magistrnlmente presentada en " Hojarasca", no rmÍ\ amena \11 que la ch: los "Cuentos Til·os" con sus 111íiltiplcs y accrt;idas .obser- 1 ·acioncs que rctlejan c(1stumbres y 111oclalidadcs "!icas" ele ;1q uell os años. La comedia " Magdalena" ( 1902) en la 4uc el nuevo y viejo mundos diríase que se enfrentan . es una deliciosa obra plena de buen humor, con todo el sabor de las costumbres nuestras de principios de siglo veinte. Cón "La Miniatura" ()920) Femández Guardia cierra su labor literaria. Es éste un precioso tornito de cuentos hábilmente escritos. En ellos. corno en toda su obra. llama la atención el conocimiento quel tiene del iCliorna . Ya Carlos B. Figueredo. comentando "Ho- jarasca", habría escrito: "Y no menos extrañeza causa a todos que siendo tan parisién en sus re- finamientos de artista, y mane- jando como lo hace el idioma de Víctor Hugo, sea tan castizo y atiladado escribiendo el suyo propio"; y Vicente Acosta, en el "Diario de Centro América", so- bre el mismo libro dice: "Escritos en un estilo sencillo sin caracoleos neuróticos, los cuentos de Fer- nández Guardia encantan desde un principio. Su lenguaje se distingue por una corr'ección aristocrática. pero sin afectación" .• No creemos censurable lo que de exótico hay en parte de la obra literaria de don Ricardo Fer- nández Guardia. El había vi- vido sus años mozos en Europa y poseía una acentuada sensibilidad que le permitía recoger, con ha- bilidad poco común, paisajes y costumbres del medio dentro del cual habla actuado. El canto ' Rªcardo Fernández Guardia evocación que es '; 'Sevilla" nos está diciendo de esa condición tan suya. ¿Y qué decir, ya en Costa Rica, de "El Cuarto de hora"?. ;, No es una cuadro acabado donde están presentes. los detalles más pequeños de una familia de a4uellos años? . "Cuentos Ticos" es una sucesión de cuadros típicamente nacionales, con todo el colorido de lo autóctono. Alli puede apreciarse el acierto de su autor que con mano maestra pintó hasta los más pequeños detalles de la psicología popular . Se leen con verdadero deleite y nada de lo que -.e clicc en ellos nos parece extraño. Todo lluye con tanta naturalidad que diríase fueron los propios pro- tagonistas de las narraciones los que imprimieron a éstas todo su realismo. Poseía Femández <.iuardia esa cspecialísirna dis- posición para comunicar al lector \ituaciones en los que se retrata la índole del temperamento y carúctcr de los costarricenses. Hemos de confesar que fuimos grat<11ncntc so rprendidos con la lectura ele la obra literaria ele don Hicardo pues. conocedores de su labor de historiador. no .al- canz{1barnos a suponer en él cuali- dades tan recomendables como honrosas para el país. En revistas y periódicos dejó también una importante con- tribución a las· letras patrias. EL HISTORIADOR En el Prefacio de "'Morazán en Costa Rica", escribe don Ricardo: "Barrunto que su lectura no habrá de satisfacer ni a los admiradores incondicionales de Morazán ni a- sus adversarios irreconciliables, mal acostumbrados corno esta- rnos a q' la historia q' se escri- be en Centro América, asuma con demasiada frecuencia el carácter de ditirambo o el de diatriba, extremos en mi concepto igual- mente repugnantes y que he procurado evitar, n arran do y juzgando imparcialmente los hechos, con apoyo en documentos fidedignos, emanados en su mayor parte del gobierno de Morazán en 1824. Esto me ha permitido -así lo espero- acercarme a la verdad histórica, esa verdad que no suele encontrarse ni en la diatriba ni el ditirambo, engendros espurios de la pasión de bandería". La norma a seguir corno his- toriador queda señalada en estas palabras y aún cuando fueron escritas en el ocaso de sus desvelos de investigador, a su contenido se ciñó la obra que las precedió. Con respecto a la posición del señor Fernández Guardia frente a España, dice que la "Leyenda Negra", fue >reada por los enemigos de esta gran nación en la -11- época de su hegemonia, a la cual contribuyeron algunos españoles movidos por un altruismo ad- mirable, pero no siempre acompa- ñado de justicia, y que exageraron aún más los hispanoamericanos durante las ,luchas . por la in- dependencia y posteriormente a éstas. Agrega que "los métodos que emplearon para llegar a sus fines no fueron siempre los mejores;. pero equitativamente deben juzgarse de acuerdo con las ideas de la época, - harto diferentes de las que privan hoy, comparándolas, además con las que pusieron en práctica otros países europeos en sus conquistas y colonizaciones. En todo caso los españoles no exterminaron las razas indígenas como lo hicieron otros; antes bien se mezclaron con ellas". Sobre el descubrimiento y la Conquista de Costa Rica dice que "no pasan de ser episodios secundarios de la epopeya es- pañola en América; sin embargo, 1rn se desplegó en ella menor esfuerzo que en . las magnas generalmente conoci- das . .. La producción histórica de don Ricardo se caracteriza por la sencillez con que presenta los acontecimientos y por el acierto de sus juicios. Múltiples cir- cunstancias contribuyeron a hacer de la historiografía his- panoamericana del pasado siglo y parte del presente una especie de inventario cronológico de los principales hechos casi con una total prescindencia de aspectos de carácter universal como el de la cultura y otros no menos tras- cendentes. La nanación fue la forma más usual ya que con ella se deseaba que el mayor número de individuos entrase: en contacto con el pasado. Muy fuertes eran las influencias en este sentido para apartarse de ellas. Don Ricardo adoptó la narración, la que unió a la crítica. En las páginas que escribió está su pensamiento al la- do del suceso que narra. Selec- cionó los asuntos, al parecer clasi- ficándolos en grandes cuadros históricos. Estudió con empeñoso esfuerzo la época dependiente de España y consagró a la vida in- dependiente muchos años de investigación. Numerosos puntos oscuros o dudosos fueron aclara - dos gracias a su paciente labor. Don Ricardo Fernández Guardia escribió historia y lo hizo con el respaldo de su autoridad en la materia. No fue un im- provisado. Al lado de su padre adquirió la experiencia necesaria a todo investigador serio y res- ponsable. Los archivos europeos. principalmente los españoles. fueron centros en los cuales nutrió su ansia de saber. Hubo de adentrarse en el estudio y análisis de viejos papeles corno parté del trabajo que compartió con don León cuando éste buscaba documentos para formar la va liosa colección, base fundamental para el estudio. de nuestra historia. Correspondióle ponerse en contacto con todo lo relativo a la cuestión de límites entre Costa Rica y Colombia cuando formó parte de la Comisión designada al efecto. La amistad de don Manuel María de Peralta fue provechosa dada la activa participación de éste en asunto de tanta tras- cendencia para los intereses nacionales. Podemos afirmar que el medio dent ro del cual se desenvolvió don Ricardo, unido a su natura l' inclinación al estudio, favorecieron considerablemente su afición por los estudios históricos .. Eran los años en que la América Española buscaba en el pasado la razón de su presente y las posi- . bilidades para el porvenir. Los viejos rencores con la Ma- dre Patria habían perdido la violencia y la fuer za que carac - terizaron los primeros años que siguieron a la emancipación. Las historias :rncionales his- panoamericanas circulaban corno una expresión de esas nacionali- dades que luchaban por mani - festarse. Se escribierón · obras monumentales como la de Barros Arana, en Chile. Las hubo más modestas corno ese pe- queño tornito de don Felipe Molina. el "Bosquejo Histórico" que señala el punto de partida de nuestra historioagrafía en el siglo XIX. Investigar parecía ser una de las inquietudes de los hombre s ilustrados. Y en el campo de la historia los mismos gobiernos, a veces con fines de propaga nd a, invirtieron grandes sumas de dinero en la confección de his- torias nacionales las q', a pesar de su origen oficial, contribuyeron mucho a la enseñanza en escuelas y universidades. Las colecciones de documentos, encargadas a e.ntend idos en tales asuntos. sirvieron para reconstruir el pasa· do. (Continuará)

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José Luis Coto Conde

De la obra li te raria de don Hicardo Fcrnándcz Guardia po­

dernos decir. con propiedad, las palabras de Á4uileo Echeverría, retiriénclose a "Hojarasca" (1894). ·· .. . Aunque modernista por su tendencia al mockmismo, no se ha dejado rnger en la red artificiosa de. los 1ict~róticos ..... " ... Narra con 'encilk1. agradable, sin descender nunca a' In trivial. sin ele1·arse tampoco al lirismo 1.:mpalagoso". La crítica recibió ,w, escritos con entusiasmo y si l1ubo censura para su afran­cesamiento en los temas de su primera obra. . \Us "Cuentos Ticos" !ILJOI), desrnnecieron toda duda en rnanto a sus capacidades para tratar con donosura los ·cua­dros de eostumhn:s nacionales. Del ambiente. tan conocido por él. ch: una Eurnpa frívola ele fines de 'iglo. pasa a nuestro sencillo me­dio . lleno de pequefieccs a in-1¡enuicladcs. J\ mhos escenarios ~atisfacen plenamente al lector más exigente.

La ¡;ieardía. magistrnlmente presentada en " Hojarasca", no ~e rmÍ\ amena \11 l~'l'tura que la

ch: los "Cuentos Til·os" con sus 111íiltiplcs y accrt;idas .obser-1·acioncs que rctlejan c(1stumbres y 111oclalidadcs "!icas" ele ;1q uellos años. La comedia " Magdalena" ( 1902) en la 4uc el nuevo y viejo mundos diríase que se enfrentan . es una deliciosa obra plena de buen humor, con todo el sabor de las costumbres nuestras de principios de siglo veinte. Cón "La Miniatura" ()920) Femández Guardia cierra su labor literaria. Es éste un precioso tornito de cuentos hábilmente escritos. En ellos. corno en toda su obra. llama la atención el conocimiento quel tiene del iCliorna. Ya Carlos B. Figueredo. comentando "Ho­jarasca", habría escrito: "Y no menos extrañeza causa a todos que siendo tan parisién en sus re­finamientos de artista, y mane­jando como lo hace el idioma de Víctor Hugo , sea tan castizo y atiladado escribiendo el suyo propio"; y Vicente Acosta, en el " Diario de Centro América" , so­bre el mismo libro dice: "Escritos en un estilo sencillo sin caracoleos neuróticos, los cuentos de Fer­nández Guardia encantan desde un principio. Su lenguaje se distingue por una corr'ección aristocrática. pero sin afectación".•

No creemos censurable lo que de exótico hay en parte de la obra literaria de don Ricardo Fer­nández Guardia. El había vi­vido sus años mozos en Europa y poseía una acentuada sensibilidad que le permitía recoger, con ha­bilidad poco común, paisajes y costumbres del medio dentro del cual habla actuado. El canto

'Rªcardo Fernández Guardia

evocación que es '; 'Sevilla" nos está diciendo de esa condición tan suya. ¿Y qué decir, ya en Costa Rica, de "El Cuarto de hora"?. ;,No es una cuadro acabado donde están presentes. los detalles más pequeños de una familia de a4uellos años? . "Cuentos Ticos" es una sucesión de cuadros típicamente nacionales, con todo el colorido de lo autóctono. Alli puede apreciarse el acierto de su autor que con mano maestra pintó hasta los más pequeños detalles de la psicología popular. Se leen con verdadero deleite y nada de lo que -.e clicc en ellos nos parece extraño.

Todo lluye con tanta naturalidad que diríase fueron los propios pro­tagonistas de las narraciones los que imprimieron a éstas todo su realismo. Poseía Femández <.iuardia esa cspecialísirna dis­posición para comunicar al lector \ituaciones en los que se retrata la índole del temperamento y carúctcr de los costarricenses. Hemos de confesar que fuimos grat<11ncntc sorprendidos con la lectura ele la obra literaria ele don Hicardo pues . conocedores de su labor de historiador. no .al­canz{1barnos a suponer en él cuali­dades tan recomendables como honrosas para el país.

En revistas y periódicos dejó también una importante con­tribución a las· letras patrias.

EL HISTORIADOR

En el Prefacio de "'Morazán en Costa Rica", escribe don Ricardo: "Barrunto que su lectura no habrá de satisfacer ni a los admiradores incondicionales de Morazán ni a­sus adversarios irreconciliables, mal acostumbrados corno esta­rnos a q' la historia q' se escri­be en Centro América, asuma con demasiada frecuencia el carácter de ditirambo o el de diatriba, extremos en mi concepto igual­mente repugnantes y que he procurado evitar, narrando y juzgando imparcialmente los hechos, con apoyo en documentos fidedignos, emanados en su mayor parte del gobierno de Morazán en 1824. Esto me ha permitido -así lo espero- acercarme a la verdad histórica, esa verdad que no suele encontrarse ni en la diatriba ni el ditirambo, engendros espurios de la pasión de bandería".

La norma a seguir corno his­toriador queda señalada en estas palabras y aún cuando fueron escritas en el ocaso de sus desvelos de investigador, a su contenido se ciñó la obra que las precedió.

Con respecto a la posición del señor Fernández Guardia frente a España, dice que la "Leyenda Negra" , fue >reada por los enemigos de esta gran nación en la

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época de su hegemonia, a la cual contribuyeron algunos españoles movidos por un altruismo ad­mirable, pero no siempre acompa­ñado de justicia, y que exageraron aún más los hispanoamericanos durante las ,luchas . por la in­dependencia y posteriormente a éstas.

Agrega que "los métodos que emplearon para llegar a sus fines no fueron siempre los mejores; . pero equitativamente deben juzgarse de acuerdo con las ideas de la época, -harto diferentes de las que privan hoy, comparándolas, además con las que pusieron en práctica otros países europeos en sus conquistas y colonizaciones. En todo caso los españoles no exterminaron las razas indígenas como lo hicieron otros; antes bien se mezclaron con ellas".

Sobre el descubrimiento y la Conquista de Costa Rica dice que "no pasan de ser episodios secundarios de la epopeya es­pañola en América; sin embargo, 1rn se desplegó en ella menor esfuerzo que en . las magnas

.em~.resas generalmente conoci­das .

.. La producción histórica de don Ricardo se caracteriza por la sencillez con que presenta los acontecimientos y por el acierto de sus juicios. Múltiples cir­cunstancias contribuyeron a hacer de la historiografía his­panoamericana del pasado siglo y parte del presente una especie de inventario cronológico de los principales hechos casi con una total prescindencia de aspectos de carácter universal como el de la cultura y otros no menos tras­cendentes. La nanación fue la

forma más usual ya que con ella se deseaba que el mayor número de individuos entrase: en contacto con el pasado. Muy fuertes eran las influencias en este sentido para apartarse de ellas. Don Ricardo adoptó la narración, la que unió a la crítica. En las páginas que escribió está su pensamiento al la­do del suceso que narra. Selec­cionó los asuntos, al parecer clasi­ficándolos en grandes cuadros históricos. Estudió con empeñoso esfuerzo la época dependiente de España y consagró a la vida in­dependiente muchos años de investigación. Numerosos puntos oscuros o dudosos fueron aclara­dos gracias a su paciente labor.

Don Ricardo Fernández Guardia escribió historia y lo hizo con el respaldo de su autoridad en la materia. No fue un im­provisado. Al lado de su padre adquirió la experiencia necesaria a todo investigador serio y res­ponsable. Los archivos europeos. principalmente los españoles. fueron centros en los cuales nutrió su ansia de saber. Hubo de adentrarse en el estudio y análisis de viejos papeles corno parté del trabajo que compartió con don León cuando éste buscaba documentos para formar la valiosa colección, base fundamental para el estudio. de nuestra historia. Correspondióle ponerse en contacto con todo lo relativo a la cuestión de límites entre Costa Rica y Colombia cuando formó parte de la Comisión designada al efecto. La am istad de don Manuel María de Peralta lé fue provechosa

dada la activa participación de éste en asunto de tanta tras­cendencia para los intereses nacionales. Podemos afirmar que el medio dentro del cual se desenvolvió don Ricardo, unido a su natural' inclinación al estudio, favorecieron considerablemente su afición por los estudios históricos ..

Eran los años en que la América Española buscaba en el pasado la razón de su presente y las posi-

. bilidades para el porvenir. Los viejos rencores p~ra con la Ma­dre Patria habían perdido la violencia y la fuerza que carac­terizaron los primeros años que siguieron a la emancipación. Las historias :rncionales his­panoamericanas circulaban corno una expresión de esas nacionali­dades que luchaban por mani­festarse. Se escribierón · obras monumentales como la de Barros Arana, en Chile. Las hubo más modestas corno ese pe­queño tornito de don Felipe Molina. el "Bosquejo Histórico" que señala el punto de partida de nuestra historioagrafía en el siglo XIX. Investigar parecía ser una de las inquietudes de los hombres ilustrados. Y en el campo de la historia los mismos gobiernos, a veces con fines de propagand a, invirtieron grandes sumas de dinero en la confección de his­torias nacionales las q ', a pesar de su origen oficial, contribuyeron mucho a la enseñanza en escuelas y universidades. Las colecciones de documentos, encargadas a e.ntend idos en tales asuntos. sirvieron para reconstruir el pasa· do.

(Continuará)