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  • 7/23/2019 Rahner sobre Jesus

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    KARL RAHNER, S.I.

    CONCLUSIN: QUIN ERES T, JESS DENAZARET?

    Wer bist Du eigentlich -Jesus?,Geist und Leben, 44 (1971) 404-408

    Creo que hay tres accesos a aquella relacin misteriosa con Jess en la que se realiza,

    vital y existencialmente, lo que la Iglesia confiesa sobre Jess de Nazaret. Hablo deaccesos a una relacin misteriosa porque hay que distinguir bien el acceso como tal, de

    la relacin de la propia existencia con Jess y ver entonces su conexin.

    Estos accesos son el prjimo, la muerte y el futuro. Entre ellos se da a su vez unarelacin ntima. Pero hay que tomarlos en toda su radicalidad y seriedad para querealmente nos encaminen a aquella relacin sin la cual no puede darse un cristianismo

    autntico y expreso.

    Cuestin introductoria

    Antes de considerar separadamente estos accesos trataremos de responder a unacuestin muy actual: no se acaba de saber exactamente (al menos reflejamente) en quconsiste esta relacin cristiana con Jess; con otras palabras, no es fcil saber si todo

    esto no ser una "ideologa" construida a fin de huir de la realidad.

    Qu responder? En primer lugar: se puede amar verdaderamente a Jess?Independientemente de lo que haya podido ocurrir tras su muerte, no se nos hasustrado ya a todo amor con su muerte? Al hacernos tales preguntas nos referimos al

    Jess autntico e histrico. Pero, es posible amar a un hombre ya muerto aunque fueraamado en vida?, no se le ha de seguir amando si el amor es afirmacin incondicionada

    del amado?, no tenemos una relacin radical con los muertos?, se pueden volver lasespaldas a aquellos que ya han desaparecido de la vida? No; el amor y laresponsabilidad por los seres queridos no pueden desaparecer con la muerte. Uno podr,

    en todo caso, olvidarlos por no saber qu "hacer" con ellos, por incapacidad paraintegrar la dispersin y la fragmentacin de la propia vida, vida de la que ellos no

    pueden ser borrados. Pero nunca se podr decir: los muertos ya no nos conciernen. Porel contrario, los muertos nos vinculan permanentemente y su realidad no podemostransformarla en una exigencia ideolgica que hayamos de respetar en el futuro. Su vida

    es, para siempre, para ellos y para nosotros. Y como tal vida nos presenta susexigencias. No siguen existiendo con una vida distinta, con la que no pudiramos tener

    una relacin autntica, sino que la vida que nosotros experimentamos en ellos un daadquiere ahora una validez eterna; estn presentes y por eso pueden ser amados. Elmodo de la relacin podr ser muy distinto, pero esto no es decisivo para la relacin. El

    hecho de que la mayora de los hombres tenga un conocimiento muy rudimentario de suamor permanente con los muertos o de que incluso lo nieguen expresamente, no

    contradice a lo que acabamos de expresar. Los hombres somos seres que realizamosmuy lenta y fragmentariamente nuestras posibilidades ltimas. Y no siempre, ni muchomenos, las situaciones concretas son favorables a la realizacin de las mismas.

    De todo lo dicho se sigue que es posible amar a Jess, que podemos ser interpeladosradicalmente por su vida y que, en la aceptacin de esta interpelacin, podemos afirmar

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    esta vida como vlida y "existente". Considerar a Jess como interpelacin definitiva y

    personal, es afirmarlo como vivo y salvo. De lo contrario no afirmaramos a Jessmismo en su pretensin respecto a nosotros, sino a lo ms a una "idea" que nos

    habramos formado con ocasin de su vida.

    Preguntmonos ahora por los tres accesos a la comprensin de aquello que la fecristiana afirma en su confesin cristolgica.

    El amor al prjimo

    El primero es el amor al prjimo. De l, ya nos habla Jess en Mt 25 al identificarse a smismo con el prjimo. Cada amor a otro hombre es esencialmente un riesgo absoluto dela propia existencia en el otro. El amor siempre acontece, consciente o

    inconscientemente, en la esperanza de que tal riesgo tiene un sentido y de que esteriesgo no est abocado necesariamente al fracaso. Y esto, aun a pesar de la limitacin

    que hace que el otro nunca pueda dar garantas a la absolutez del amor hacia l. Ahorabien, en Cristo y por Cristo esta esperanza ha sido confirmada. El riesgo de amar alhombre Jess absolutamente no puede ser defraudado. Y por eso puede transmitir una

    esperanza de incondicionalidad al riesgo que se corre amando al otro. Jess es elhombre que nos hace absolutamente legtimo el amor a l mismo y a los otros, v que

    supera definitivamente el margen de inseguridad que implica todo amor. Tal hombre esexactamente el que la fe confiesa ser el hombre-Dios; el hombre que de tal modo es unocon Dios, que cuando se le ama incondicionalmente es a Dios mismo a quien se ama, y

    ya no a un mero hombre. Por esto es igualmente vlido decir al revs: el que ama aJess con una confianza absoluta, que sabe tiene su fundamento en el mismo Jess, ese

    tal va ha aceptado a Jess tal como lo afirma la fe cristiana.

    La experiencia de la muerte

    Un segundo acceso a la comprensin de lo que Jess significa para nosotros es la

    experiencia de la muerte. Este acceso est relacionado con el anterior. Y es que laabsolutez del amor aparece radicalmente amenazada por la muerte de la personaquerida. Y si se nos dice que tal amor afirma la definitividad de tal persona, siempre

    cabr preguntar entonces en qu se funda la esperanza de esa definitividad v dnde estel hombre que nos revela tal definitividad como accin de Dios. Pero, aun

    independientemente de esto, la muerte es tambin un acceso a Jess. La muerte es eldestino comn de todos los hombres, la experiencia lmite que nos une a todos y por laque no podemos ser indiferentes los unos con los otros. Y, dnde encontramos en

    nuestra historia la esperanza concreta de que este lmite extremo de la existencia no esel triunfo de la nada del hombre, sino que desemboca en lo increble del amor eterno de

    Dios? Slo en un hombre cuya "resurreccin" es experimentada como plenitud denuestra muerte. La resurreccin de Jess es la realidad de la muerte de Jess y de lanuestra; por eso, el Resucitado es credo como el s definitivo de Dios a los hombres,

    como la salvacin escatolgica. De nuevo, pues, podemos decir: el que es credo comofundamento de la esperanza que supera la muerte, ese mismo es exactamente el que la fe

    cristiana confiesa como la Palabra hecha carne.

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    La esperanza de un futuro absoluto

    Desde aqu se hace comprensible por qu y cmo la esperanza de un futuro absoluto estambin un acceso al significado de Jesucristo. La esperanza, que espera el triunfodefinitivo de la historia humana, ha de buscar necesariamente en la historia el punto

    hasta donde ha llegado en su camino hacia el futuro. No para anticipar vaideolgicamente el futuro absoluto y falsificado, convirtindolo en un fin factible por el

    hombre mismo, sino porque la esperanza ha de rendirse cuentas a s misma. Tiene quepreguntarse por los signos de los tiempos. Porque espera llegar a una realizacin atravs de la historia, tiene que palpar en la historia misma que sta ha entrado en una

    fase en la que ya se ha superado la posibilidad de su cada en el vaco y en la nada.Creer en la resurreccin de Jess es saber que la historia del mundo, en su totalidad, ya

    no puede fracasar, aunque siga abierto el destino concreto de cada individuo, y el futuroabsoluto sea el misterio permanente de Dios. Ahora bien, creer que en un hombreconcreto se ha dicho la Palabra de Dios definitivamente como futuro absoluto de la

    historia, es creer en la unidad de Dios y hombre que Calcedonia llama "unin

    hiposttica".

    El que se pregunta cmo puede amar al otro de un modo incondicional y radical sin que

    la misma muerte haya invalidado ese amor; el que se pregunta si la muerte no es el finsino la plenitud en el futuro absoluto; se ya busca a Dios con su pregunta, lo sepa o no.Y no le resultar difcil encontrar la respuesta en la historia de Jess si se le anuncia

    rectamente. Y si encuentra esta respuesta en Jess, entonces ya ha encontrado el accesoa la cristologa tradicional; esa cristologa que hoy nos resulta tan incomprensible y que,

    sin embargo, no pretende ms que decir que Dios ha dicho el "si" definitivo a loshombres como respuesta salvadora a esa triple pregunta que no slo se hace el hombresino que, en el fondo, es ese mismo hombre.

    Tradujo y extract: ANTONIO CAPARRS