Querido director, queridas tutoras, queridos -...

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Querido director, queridas tutoras, queridos compañeros, queridos padres, queridos alumnos: Muy buenas tardes y mis felicitaciones a to-dos por ser una gota de agua en el río de la vida del Clara Campoamor. Mi agradeci-miento al director, Luis Toribio, por haberse hecho eco de mis palabras del curso pasado cuando, en mi despedida como profesional de la enseñanza, lancé la propuesta de que, mientras se pueda, en los escenarios de es-tas graduaciones se les dé la palabra tam-bién a los maestros, que, al fin y al cabo, son los cimientos de la andadura académica.

Ya veis, uno de los últimos actos de mi vida

laboral fue reivindicar lo que, a mi modo de

ver, era algo conveniente. Y no es que sea,

precisamente, la gran pasión de mi vida ex-

presarme ante auditorios multitudinarios, que

más bien es algo que me llena de miedos y me haría preferir, por ejemplo, en este momento,

esconderme debajo de la mesa; pero hay un sentimiento que me obliga a aceptar las ofer-

tas de hablar en público: es el sentimiento de la responsabilidad, como persona que ya ha

vivido lo suficiente para contarlo, como diría Gabriel García Márquez, y como persona que

valora el poder de los diccionarios.

Y hoy, mis diccionarios, queridos bachilleres, han encaminado sus pasos, sin pensarlo dos veces, por las sendas de mi relación con vuestros predecesores para llegar a concluir, más adelante, en vosotros, ahora ya mis antiguos alumnos del Clara, aunque no los últimos. Supongo que estáis todos ahora muy felices; las chicas, con el rimmel a tope, las uñas de esmalte, de porcelana o de gel… los chicos tal vez con su primera corbata, después de haber tomado un baño de Hugo Boss, Giorgio Armani, Calvin Klein…. Es decir, todos súper guapos, que es lo que corresponde a este momento. Gracias y enhorabuena por estar aquí. Enhorabuena también a vuestros padres, que han tenido el acierto, en vuestra educación, de no secundar esa moda de hoy de querer ser “el mejor amigo de su hijo”, sino que han sabido intuir que el padre que se empeña en ser el mejor amigo de su hijo, deja a su hijo huérfano, como diría el juez de menores Emilio Calatayud. De los 65 alumnos que componéis la lista de bachillerato de este curso, 46 habéis pasado por mis aulas y por mi corazón. Es decir, la mayoría.

Pues bien, hecha esta premisa, y como he venido a contaros algo, que eso me han pedido, os cuento. Como sabéis, el curso pasado ya dejé de haceros compañía en el IES Clara Campoamor, esa compañía que me hacía situarme en el “bando” al que vosotros no tenéis mucho ape-go, al menos mientras estáis aquí, en el instituto. Los profesores, al fin y al cabo, aunque sea por vuestro bien, o precisamente por eso, no dejamos de manifestarnos año tras año con esa actitud machacona y pesada que tanto nos caracteriza y que puede llegar a resul-taros insoportable. Pero es que nos pasa lo que a los padres. Si un profesor se hace cole-ga de sus alumnos, deja a los alumnos sin profesor. Y eso es muy perjudicial para voso-tros.

Pues, como os decía, el tiempo, la vida, se me convirtió a partir de esa fecha agridulce de

la jubilación, en un regalo diario hacia mi propia persona. Veréis. Me levanto cuando quie-

ro, hago lo que quiero

a la hora que quiero y

nadie me pide respon-

sabilidades, salvo yo

misma. Vivo feliz, co-

mo los peces en el

agua.

Paso el tiempo que

quiero con el ordena-

dor, cojo el coche y

me voy adonde quie-

ro, manejo las mu-

chas virtudes de mi

móvil, me veo una

película en el momen-

to que elijo o leo un libro…y miro muy poco el reloj. Bueno…luego os cuento lo que me ha

costado esta dulce conquista.

Durante este invierno he descubierto el placer de acudir casi diariamente al gimnasio. Allí,

mi sorpresa fue ver que, una de mis monitoras era Mª Dolores Alhambra, alumna mía en el

Colegio Romero Peña durante los cursos 1985 al 1987. Hace casi 30 años. Yo le había en-

señado a leer en aquel tiempo… ¡y ahora ella me enseñaba a mí cómo levantar pesas sin

hacerme daño!

A partir de esa situación, que me conmovió, y mientras corría en una de esas cintas que no

te llevan a ningún lado, mi pensamiento corría también veloz, pero de un recuerdo a otro.

Recordé, por ejemplo, que un día encendí la televisión local, Canal 2000, y estaban dando

la lista de concejales que iban a formar la corporación municipal, porque se acababan de

celebrar las elecciones. Entre los nombres de esa lista iba el de una joven maestra llamada

Rocío Cotillas. Yo le había enseñado a leer durante los cursos 91-93… ¡y ahora ella traba-

jaba para que mi pueblo funcionara bien!

Otro día necesitaba un pintor porque quería regalar un cuadro a unos novios, con un paisa-

je especial. Y llamé a Juan Tomás Delgado Casado, que ha estudiado Bellas Artes. ¡Yo le

enseñaba las primeras letras hace veintidós años… y él ahora pintaba mi cuadro!

Así, una lista inmensa comenzó a desfilar por mi memoria como los créditos de una película. Se me venían cientos de nombres a la mente en un asombro tan grande como el de mis mis-mos ojos cuando me encuentro con cada uno de ellos: Porque Andrés Martín Albo me trae el café cuando voy al Kiko Mingo (93-95) Trinidad Moreno y Mª José Padilla me cobran la compra cuando voy al supermer-cado Día. (87-90) Mª Luisa Mateos Aparicio es profe-sora de música y me deleita cuando toca en la banda municipal (93-95) Alba Chaparro elabora y presenta cortos en el Festival de Cine de La Solana, que me encanta (93-95) Pedro Antonio Santos-Olmo me atiende cuando voy a Deportes y me habla de sus tro-feos en el atletismo (90-91) Todos estos jóvenes procedían de mis años de cole-gio. ¡Nadie como el profesional de la enseñanza sabe lo que estos encuentros pueden llegar a emocionar! Si bien, un día cambié aquellos pequeños alumnos por adolescente enormes, como en un toque de varita mágica, cuando llegué al instituto. Las ciencias Natu-rales siguieron el mismo proceso que la cartilla, pero ofreciéndome las asombrosas metamor-fosis en menos tiempo. En pocos años ya me encontré con que: Adolfo Gª Uceda, que trabajaba en Vodafone (97-99), me podía arreglar mi móvil. Julián Simón, me ponía un cristal nuevo en aquella ventana que se cerró de golpe en mi casa (95-97). Javier González Albo me arreglaba el coche en el taller de la Citroën (97-99). Eran alum-nos de finales del siglo XX. Después seguirían viniendo más: Rufino Díaz-Cano, agricultor, araba la tierra que luego da los frutos que me como (2005-2006) Cristina Araque se iba a Londres porque aquí no encontraba trabajo con sus estudios de Magisterio (2001-2002) Abdón Martín-Zarco se ponía a estudiar un máster porque tampoco encontraba trabajo con sus estudios de biblioteconomía (2001-2002) Aída Reguillo y Juani Martín-Albo, enfermeras, tal vez me curen algún día, cuando tengan trabajo… (MN 2005-2006). Noelia del Olmo, se quiere dedicar a algo que hace mucha falta, el pensamiento: es filósofa (2005-2006) Ignacio

Díaz-Cano, Rechi, me emociona cada vez que gana otro trofeo (2007-2008)

Y aún podría seguir enumerando

una larguísima y emocionante lis-

ta… Probablemente, entre todos

los alumnos que habéis formado

mis grupos escolares, componéis

una población de unas 2.500 per-

sonas, las suficientes para formar

un pueblo. Agricultores, enferme-

ros, músicos, pensadores, pintores,

docentes, parados, vendedores… y

un sinfín de profesiones que ahora

ya muchos ejercen y conforman esta sociedad que nos facilita la vida y nos hace vivir como

nunca en las variadas parcelas del bienestar. No puedo sentirme más orgullosa, como maes-

tra que soy.

Este hecho, que ha sido motivo de mis reflexiones en los últimos meses, se sumaba a la feli-

cidad de la que antes os hablaba. Es decir, se me hacía patente ahora que el bien que yo

pudiera verter un día en aquellos antiguos alumnos lo vierten ellos ahora en otros seres

humanos. Ese es, sin duda, el ciclo de la vida que tanto hemos estudiado juntos, vosotros y

yo, en la preciosa asignatura de Ciencias Naturales.

Un ciclo que nos

invita a amarla,

aunque la vida a

veces nos trate

con crueldad.

Precisamente, el

ciclo de mi vida

profesional en La

Solana ha esta-

do flanqueado

por dos hechos

dolorosos. En

sus comienzos, a

los tres meses

de iniciar mi acti-

vidad profesional en el Romero Peña, un alumno de mi tutoría nos dejaba, impregnando de

tristeza los pupitres: Eustasio Casado; tenía 6 años y era el día de Reyes de 1986. Era el pri-

mer caso amargo que experimentaba. Nunca había pensado, dada mi juventud, que un

alumno podía morir antes que su maestro. Aquel caso me dejó conmocionada. Después

vendría Gabriel Simón y… otros más: es el dolor de la vida. Y justo en mi sprint final, dos me-

ses antes de terminar victoriosa la profesión que con tanto cariño había ejercido durante casi

38 años, la cruel enfermedad me hacía entregar las llaves de las aulas, sin duda, con el poso

de tristeza que nunca hubiera esperado. Tristeza que se disipó en gran parte por la cariñosa

despedida que recibí en mi querido Clara Campoamor.

Pero decía Sócrates: Serás tan grande como tus sufrimientos y tan pequeño

como tus dichas. Es decir, si ante los azotes de la vida nos achantamos, nos acobarda-

mos, perdemos la alegría, la vida no será más que una oscura cueva con un ambiente irres-

pirable y tenebroso donde no se podrá ni sospechar que el sol existe. Ante las dificultades

que se os presenten, mostrad el escudo de la entereza, del optimismo, sabedores de que no

hay más remedio que mirarlas de frente si queremos continuar descubriendo la belleza de

cada día, si queremos ganarle la partida al desencanto.

Hoy tenéis ante los ojos un panorama lleno de interrogantes (es lo que ahora os correspon-

de); no solamente porque dejáis ya la seguridad que os da vuestro centro de estudios. Dejáis

quizás también a vuestra familia, y empezáis a tomar muchas decisiones por vosotros mis-

mos. Por las caprichosas variaciones de la Historia, se están sucediendo generaciones que

pasan de haberse criado en la abundancia material a encontrarse con un mundo laboral de

escasa oferta y sueldos reducidos. Es una paradoja cruel. Ya habéis visto que de los últimos

ex-alumnos que he citado, la mayoría aún no han encontrado un puesto de trabajo. Ojalá vo-

sotros, cuando lleguéis, os encontréis cambiado ese mundo.

A partir de ahora, y cada vez más con el paso de los años, iréis teniendo más responsabilida-

des. Yo os hablaba al empezar de mi gran libertad. Hacía bromas intentando provocar vues-

tra envidia y vuestras risas. Pues bien, es por el uso de la libertad y por el ejercicio de la res-

ponsabilidad durante 38 años por lo que yo he conseguido este regalo de la vida. Pocas co-

sas llenan tanto de satisfacción como saberse con el deber cumplido. Y vosotros lo sabéis.

Pronto vais a ver que, en vuestra vida diaria, vayáis por donde vayáis, se os va a aparecer

siempre el eterno camino que se bifurca en dos. Por un lado, el que os lleva a abordar las

actuaciones que os convienen; por el otro, el que os lleva a donde no os conviene ir. Y como

vais a ser cada vez más libres (cada vez os vais a notar menos vigilados), vais a tener oca-

sión de elegir. Utilizad, entonces, la madurez de la que tanto os gusta presumir, porque os

encanta que os consideren mayores, ¿verdad? Pero sabéis que os he dicho muchas veces

que una cosa es ser mayores y otra ser maduros, que hay personas de 50 años cuya cabeza

aún no ha llegado a la mayoría de edad. Utilizad la cabeza, la sensatez, siempre que tengáis

que elegir. Y, cada vez que os equivoquéis, sed humildes, reconocedlo e intentad hacerlo

mejor. Os iréis así preparando para tomar el testigo y comenzar a llevar las riendas de la so-

ciedad. Procurad que ésta sea lo más perfecta posible. Y levantad la voz cuando sea preci-

so. No seáis conformistas, defended siempre las causas justas, pero sin empecinamientos

inflexibles e irracionales. Reclamad lo que veáis conveniente incluso hasta el día de vuestra

jubilación. Luchad por aquello en lo que creéis. Y valorad siempre el tesoro del conocimiento.

Nadie ha vivido nunca en tiempos completamente favorables, dice Fernando Savater en su

libro “Ética para Amador” apoyándose en una frase de Jorge Luis Borges. Es decir, a nadie

se le regala la vida verdaderamente buena. No tengáis miedo, ni os sintáis víctimas de la

herencia que recibís. Erradicad el victimismo de vuestro entorno, puesto que, en definitiva, el

victimismo no es más que egoísmo enmascarado, cobardía y pereza. Al contrario, llenad

vuestros días de gratitud, de saberos nacidos en una época donde la medicina, la tecnología,

las comunicaciones, la literatura, el arte, la moda… se han situado en un punto del progreso

que nos favorece y nos ayuda como nunca. Corresponded a esta herencia con vuestro es-

fuerzo, vuestro trabajo y vuestra honestidad. Elegid la profesión que queráis o podáis, pero

hacedlo bien.

Quizás ahora de lo que más carece esta sociedad que pronto será vuestra es de los valores huma-nos. Es cierto que llevamos años en que los planes de enseñanza parecen empeñarse en considerar menos que antes las Humanidades. Tal vez de ahí proceda esa falta de valores que hoy notamos y sufrimos. Pues bien, quién sabe si esté ahí vuestro momento de gloria. Demostrad que sabéis mane-jaros con el respeto, la amistad, el amor, la empatía, la cortesía…valores que no nacen sino de la educación recibida en las familias y del estudio de las Lenguas Clásicas, la Historia, la Música, la Filosofía… Tomad el testigo cuando os toque, demostrando, en el capítulo de la Historia que os toca escribir, que el mundo siempre camina hacia adelante. Sé que vais a recordar con afecto este tiempo del instituto. Sé que vais a volver a visitarlo de vez en cuando. Sé que, pasado un tiempo, vais a apreciar el tesoro de los años vividos aquí. Que entonces entenderéis los problemas surgidos con tal o cual profesor y volveréis a él con respeto y cariño. He experimentado muchas veces esas palabras en mi propia vida cuando más de un alumno me ha di-cho “Ay, Isabel, qué paciencia teníais que tener con nosotros”, con un gesto de arrepentimiento irre-conocible. Recordad siempre a las tutoras de este último año, Inmaculada y Mª Ángeles, que tanto han trabajado por vosotros, por haceros entender la importancia del esfuerzo y el valor del aprendi-zaje. Y, cuando tengáis que volver la mirada hacia vuestro pueblo, hacedlo con cariño y, si es posible, con los bellos intentos de hacerlo crecer. La Solana os ha puesto donde ahora estáis. Cuidad mucho esa soberbia intelectual que no tardáis en adquirir muchos de vosotros cuando salís de aquí. Lo tengo comprobado. A menudo, me comentáis “es que en los pueblos no se hace nada interesante”. ¿De verdad, nada, nada? Pues bien, ¿a quién más que a los propios solaneros les corresponde mejorar La Solana? Participad, colaborad, opinad. Sin caer en las ínfulas de, por ejemplo, aquel que se fue a pasar unos días a Membrilla y volvió hablando andaluz. Hace ya años, compuse un poema dedicado a los jóvenes y titulado “No desaprovechéis la primave-ra”. Ese es el regalo que os he traído para que, si queréis, lo echéis en la maleta junto a vuestras cosas personales por si algún día os viene bien tenerlo. Ahora os lo haremos llegar, junto a la entre-ga de las orlas. Y me despido ya, no sin antes volver a felicitaros a todos. A vuestros padres, que también han escri-to un poema para vosotros, por escribir los mejores versos en las páginas de sus hijos, al IES Clara Campoamor por el maravilloso logro de haber conseguido avanzar un curso más y una promoción más; a vosotros, mis queridos alumnos, por haber llegado a conquistar este Bachillerato que, sin du-da, os hace más libres, más responsables, más adultos. Salid al mundo con el convencimiento de que sois unos estupendos chicos, porque así es. Yo os conozco. Me despido no sin antes deciros, con todo mi corazón: SI ALGUNA VEZ ME NECESITÁIS, NO DUDÉIS EN LLAMARME.

Buenas tardes amigas y amigos. Quiero comenzar agradeciendo al Director del Instituto, a Luis Toribio, al Claustro de Profe-sores, al Consejo Escolar, al AMPA y a toda la Comunidad Educativa, que hayan pensado en mi humilde persona para apadrinar esta Ceremonia de Graduación de 4º de la ESO. Un saludo sincero a las madres y a los pa-dres de los alumnos y alumnas que hoy se gradúan y al resto de acompañantes. Siempre estaremos agradecidos al Claustro de Profesores y Profesoras por el esfuerzo que hacéis cada día por la educación y la formación de nuestros hijos e hijas. Las madres y los padres tenemos una enorme responsabilidad en la educación de nues-tros hijos e hijas y un compromiso ineludible para orientar el camino por el que han de transitar hacia la configuración de su propia personalidad. Pero hoy (para las madres y padres, siempre) los protagonistas sois los alumnos y las alumnas que os graduáis. Y aunque no me puedo desprender del cargo que ostento como Alcalde de La Solana, hoy me apetece mucho más dirigirme a vosotros como exalumno y como padre. Siempre he querido estudiar. Estudiar para aprender, para saber, para conocer, para inda-gar, para escudriñar. Estudié en el Instituto Modesto Navarro. Y os puedo asegurar que aquellos años los man-tengo muy vivos en mi recuerdo, como un tiempo sincero y hermoso que ya no regresará:

Discurso emocionado y sincero de Luis Díaz-Cacho, orgulloso padre

en el día de la graduación de su hijo...

Volver a lo quince con los ojos llenos de inocencia y el alma plena de sabor, ya no es posible. Volver a los quince, a la edad del amor, sólo en los labios… y en el corazón… ya no es posible. Aquella edad… de la miel en las bocas, del sentido confuso, pasó a la memoria como un aluvión, como un vértigo imparable que no supimos retener, ni pudimos apreciar; pasó a la memoria como una quimera de responsabilidades ajenas, como un instante que queda en la distancia del camino y que nunca jamás volverá.

A los quince, a los dieciséis años, la vida es descubrimiento, pasión, sin-ceridad, rebeldía, crecimiento, amistad, también estudio y formación. Este tiempo tan hermoso que os está tocando vivir tenéis que vivirlo con toda la intensidad posible que os ofrece la vida. Tenéis que saber mirar para descubrir todo lo que ocurre a vuestro alrededor, porque todo lo que pasa es diferente, único e irrepetible. Y en ese instante preciso en el que lo excepcional se hace visible tenéis que estar atentos para que no os pase nada desapercibido. Como padre soy consciente de que vuestra edad y la nuestra nos separa en el entendimiento de las reflexiones. Pero los padres estamos convencidos de que llegará otro tiempo (si la vida nos da es-pacio) en el que volveremos a encontrarnos. La vida es así. Pero si me permitís que desde la distancia de los años y de la experiencia reflexione en voz alta con vosotras y vosotros, lo haré con la intención de que mis palabras os puedan ayudar a encontrar el camino que cada uno de vosotros y de vosotras ha de encontrar: “La vida no es sencilla. Os llevaréis desilusiones y sorpresas a menudo. Reiréis y os alegraréis cada día, aunque también lloraréis a menudo. Pero de lo que estoy totalmente convencido es de que la vida es lucha. Lucha diaria por conseguir aquello que queréis, aquello en lo que creéis. ¡no permitáis que nadie os robe vuestros sueños! A pe-sar de que habrá, incomprensiblemente, gente que

os los quiera robar.

Tenéis la obligación de luchar por aquello que queréis. En la vida nada está perdido o ganado a priori. Hay que lu-char cada segundo. Encontraréis obstáculos a vuestro alrededor, impedimen-tos. Pelead siempre con la palabra y con la verdad. Sí, sé que a veces la verdad no vence, pero es parte del sistema perverso que hemos construido. Normalmente prevalece. La amistad verdadera es muy difícil de encontrar. Cuando la encontréis agarrarla con todas vuestras fuerzas para que nadie pueda arrebatárosla. Lo único que poseéis realmente es el tiempo y el espacio en el que os ha puesto el destino. No tenéis nada más. Sabed utilizar vuestro tiempo y elegid con quien queréis compartirlo. Aunque parezca otra cosa no somos eternos. Nuestra vida pende a cada instante de un tenue hilo invisible fácil de cortar. Conforme vayan pasando los años iréis comprendiendo mucho mejor esto que os digo. Vivid plenamente cada instante, como si por primera vez descubrieseis las cosas. Ningún momento es idéntico a otro. Hay circunstancias particulares en cada segundo que hacen que nada se repita jamás. Buscad esa diferencia que os permita disfrutar de cada día. El tiempo es una daga imperceptible que nos condiciona. Detenerlo es imposible. Pero podéis priori-zarlo. No caigáis en el error de que os arrastre inevitablemente hacia donde no queréis dirigiros. Pelear por lo que queréis. Pero pelear también por los demás, por los que necesitan de vosotras y de vosotros. Quizás en alguna ocasión necesitéis también de ellos. Y pelead siempre por los más desfavorecidos. Nuestra posición de privilegio puede cambiar en cual-quier momento. En el amor dejaos llevar por el latido de vuestros corazones. Por aquella persona que os produzca una sensación inexplicable en vuestro interior. Escoged a la persona que os deje siempre ser vosotros mismos, en la misma correspondencia que vosotros tenéis que hacer con el respeto a sus espacios. Habéis crecido mucho. Aún tenéis que continuar creciendo. Ahora os toca a vosotros escoger vues-tro camino. Mamá y papá os podemos ayudar todavía a discernir las dudas. Pero ineludiblemente la elección siempre ha de ser vuestra, equivocarse no es malo”.

Y, ante todo, sed siempre vosotros mismos, con vuestras virtudes y con vuestros defectos; ciudadanas y ciudadanos ejemplares que vivís en el respeto a las diferencias y en la comprensión de las divergencias. Nosotros, los mayores, tenemos la obligación de legaros un municipio con posibilidades, solidario, respetuoso, amable y comprometido. Vosotros tendréis la obligación de asumir en un futuro próximo las respon-sabilidades oportunas (en todos los ámbitos de la vida, cada cual en el suyo) para continuar haciendo de nuestro querido pueblo, La Solana, el mejor espacio para la vida y para la convivencia. Vuestras madres y vuestros padres os deseamos siempre lo mejor. Y ante todo, que siempre seáis muy felices. UN ABRAZO

El pasado viernes 23 de mayo, cuarenta y tres alumnos de 1º ESO, junto con los dos únicos integrantes de la Asociación de Alumnos, Daniel Maroto y Gloria Alhambra, visitaron el par-que Warner de Madrid. Fue un día para el recuerdo, y todo salió tal y como estaba previsto. Aunque parecía que el tiempo no nos iba a acompañar, tanto mayores como pequeños disfrutaron del día como auténticos niños, pues era imposible no hacerlo estando en un parque que, dada su espec-tacular ambientación, nos hacía sentir como un personaje más de las películas que tanto hemos visto en nuestra infancia. La jornada se desarrolló sin incidentes y los alumnos demostraron un comportamiento ejemplar, tanto en el trayecto como en el parque. Hubo tiempo para probar todo tipo de atracciones. Por un lado, las de riesgo, como pueden ser el Superman o el Batman. Y, sin duda, las que más éxito tuvieron fueron las de agua en la que todos juntos reímos, gritamos y, obviamente, nos empapamos, dado que el tiempo invitaba a ello. El detalle final para un día perfecto fue un multitudinario desfile en el que aparecían todos los personajes de las películas Warner con una caracterización inmejorable.

Aunque al final todo salió a pedir de boca, cabe mencionar las múltiples dificultades que tu-

vimos a la hora de encontrar profesores que nos acompañasen. Por ello, agradecemos la

participación de Rosario Domínguez y Luis Toribio, pues sin ellos la excursión no podría

haber salido adelante.

GLORIA ALHAMBRA Y DANIEL MAROTO

ASOCIACIÓN DE ALUMNOS DEL IES CLARA CAMPOAMOR

El pasado viernes 6 de junio, alumnos de 3ºESO, 4º ESO y 1º Bachillerato disfrutaron de un caluroso pero muy productivo día por la capital granadina, incluyendo sin duda la visita al Conjunto Monumental la Alhambra y el Generalife, considerado Patrimonio de la Humanidad y clasificado como segundo finalista del concurso inter-nacional de las Maravillas del Mundo, por delante de lu-gares tan famosos como la Torre Eiffel o la estatua de la Libertad. Tras un largo camino, llegamos a Granada y, antes de nada, cruzamos por el campus universitario y dimos un ligero vistazo a las diversas facultades, donde muchos de los alumnos de nuestro instituto tienen intención de estudiar en un futuro. Seguidamente, dado que teníamos asignada la visita a los Palacios Nazaríes a una hora idónea (las 17:30h), pudimos dirigirnos al mirador de San Nicolás y de este modo disfrutar de la espectacular panorámica de la Alhambra. Sin duda, mereció la pena pasear por el Albaicín y todos nos quedamos boquiabiertos al llegar a dicho mirador. Tras un corto período de tiempo libre para comer y efectuar las compras, toca-ba el plato fuerte del día: la visita a la Alhambra. De manera inesperada, nos encontramos con una antigua alumna del instituto y no dudamos en invitarla a acompañarnos durante esta espectacular visita. Cabe destacar la inestimable implicación de los profesores acompañantes, Blas Villalta y Juan Alfonso Maeso, si bien el primero estudió allí y eso nos facilitó el hecho de movernos por dicha ciudad. En definitiva, esperamos que aquellos que tuvieron la oportunidad de visitar un lugar tan maravilloso y enriquecedor como la Alhambra se dieran cuenta de que no es necesario salir de España para contemplar la inigualable belleza que nos ofrece, así como el reflejo de una civilización fundamental para la historia de nuestro país y el vestigio de un pasado que todavía está muy presente en todos los ámbitos

GLORIA ALHAMBRA Y DANIEL MAROTO

ASOCIACIÓN DE ALUMNOS DEL IES CLARA

CAMPOAMOR

Este año los alumnos de 1º y 2º de ESO de religión hemos visitado

la parroquia de S. Pedro en Ciudad Real y hemos pasado la tarde en

las instalaciones acuáticas de Playapark

Aunque se pue-den apreciar sus efectos en este pilar del templo, ni el tremendo terremoto de Lis-boa de 1755 pu-do derribarlo.

D. Pablo y D. Alfonso, párrocos de San Pedro de Ciudad Real, nos explicaron con absoluta generosidad el carácter religioso y artístico del templo.

La joya de esta iglesia es la Capilla de los Coca de finales del siglo XV. Fue mandada construir por D. Fernando de Coca, capellán de los reyes católicos. Tanto el retablo como el sepulcro son de alabastro. Se compara el sepulcro con el Doncel de Sigüenza, obras de la misma época y estilo.

IES CLARA CAMPOAMOR

LA SOLANA

SUMARIO

Graduación de 2º de Bachillerato 2 Las orlas de 4º 8 Un día inolvidable en la Warner 12 No hace falta salir de España 13

San Pedro y Playapark 14