¿Qué papel pueden desempeñar los profesionales de la orientación para mejorar la situación...
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¿Qué papel pueden desempeñar los profesionales de la orientación para mejorar la situación socioeconómica?David Pérez Ruiz. Área de Investigación y Proyectos. Secretaría de Formación de UGT-CEC11/06/2012
El papel del orientador profesional no puede ser ajeno a la situación socioeconómica que
estamos viviendo. Este tiene que adaptarse a los cambios del entorno para dar una
respuesta flexible, personalizada, adecuada y adaptada a las necesidades de los
trabajadores y del mercado laboral. Pero, los profesionales de la orientación, por sí solos,
no pueden lograr esta tarea. Para ello, es necesario un Sistema Integrado de Información y
Orientación Profesional que cuente con los recursos necesarios para que los profesionales
de la orientación puedan desempeñar su actividad de una manera eficaz, eficiente y en
términos de calidad.
¿Cuál es la situación socioeconómica y los retos que se nos plantean a corto y
medio plazo?
En la actualidad, el mercado laboral español presenta una coyuntura económica negativa
que presenta una tasa de desempleo por encima del 24%1. Pero, especialmente
preocupante es la tasa de desempleo juvenil que supera el 50%1, por los efectos
devastadores que esto provoca en nuestra sociedad presente y futura.
En este contexto socioeconómico, España se enfrenta a corto y medio plazo a una
serie de retos: Llevar a cabo una transición hacia un modelo productivo más eficiente y generador
de un mayor valor añadido que nos haga más competitivos como país. Lograr una mayor adecuación entre las competencias profesionales de las
personas trabajadoras y los perfiles demandados por las empresas. Necesidad de mejorar la cualificación de los profesionales, debido a que la
demanda de empleos que requieren de una mayor cualificación aumentará considerablemente en los próximos años.
Aumentar la tasa de creación de empresas para generar actividad económica y empleo.
Fomentar la movilidad geográfica para ajustar oferta y demanda de empleo. Disminuir la brecha digital que conlleva la aparición y desarrollo de nuevos
recursos digitales aplicados al desarrollo profesional y la búsqueda de empleo.
En este contexto, ¿Cuál es la utilidad y que papel puede desempeñar la orientación
profesional?
Primero, la orientación profesional como política activa de empleo que es, puede contribuir
al desarrollo económico, a la creación de empleo y a la cohesión social. Segundo, puede
fomentar una mayor colaboración entre el mundo laboral, educativo y formativo tomando
como referente y eje vertebrador las competencias profesionales. Y, por último, puede
contribuir a dotar de una mayor transparencia al funcionamiento del mercado laboral,
fomentar la movilidad geográfica y la cultura emprendedora. Pero, ¿cómo puede
hacerlo?: Estimulando a los trabajadores para que planifiquen su desarrollo profesional,
integrando sus metas y aspiraciones en un proyecto profesional y vital viable. Facilitando a las personas trabajadoras la realización de un balance de sus
competencias profesionales e informándoles sobre cuales son las requeridas por las empresas.
Asegurando una adecuada información que ponga en concordancia las necesidades y cualificación de los trabajadores con las demandas del mercado de trabajo.
Ofreciendo información y asesoramiento sobre las oportunidades de desarrollo profesional disponibles.
Facilitando recursos e información que integren orientación, formación, cualificaciones y empleo.
Informando y asesorando sobre los procedimientos de reconocimiento y acreditación de las competencias profesionales.
Promoviendo la cultura emprendedora, facilitando información y asesoramiento a los emprendedores en los procesos de creación de empresas.
¿Qué entendemos por orientación profesional y cuál es el perfil de orientador que
necesitamos?
En primer lugar, para delimitar qué entendemos por orientación profesional, es importante
distinguir ésta de la orientación académica, la cual tiene destinatarios diferentes y cumple
funciones diferentes. De igual manera, conviene separar la intermediación e inserción
laboral del concepto de orientación profesional, ya que en ocasiones estos ámbitos se
confunden entre sí.
Si nos centramos exclusivamente en la orientación profesional, cuyos destinatarios son las
personas trabajadoras en activo (ocupadas y desempleadas), podemos identificar unas
necesidades específicas. Como respuesta a esas necesidades específicas, la orientación
cumple una doble función: por un lado, informar y asesorar a las personas para planificar y
desarrollar su carrera profesional y formativa; por otro lado, acompañar y asesorar en los
procesos de transición laboral. Ambas funciones, tienen la finalidad última de facilitar la
inserción y reinserción laborales.
Desde 2005, la Unión General de Trabajadores, a través de diferentes proyectos de
investigación desarrollados en el marco de las sucesivas convocatorias de acciones de
apoyo y acompañamiento a la formación, ha venido desarrollando diferentes actuaciones
en el ámbito de la Información y Orientación Profesional. Estas actuaciones se concretan
y consolidan en el Servicio Integrado de Información y Orientación Profesional para
Trabajadores (OPTA), dirigido a trabajadores en activo (ocupados y desempleados).
www.ugt.es/opta
Fruto de la experiencia acumulada en los sucesivos proyectos de investigación realizados
entendemos que:
La Orientación Profesional es un proceso destinado a acompañar al trabajador (ocupado
o desempleado) en la toma de decisiones en el ámbito laboral y su puesta en práctica.
Incluye un conjunto de actividades de información y asesoramiento al trabajador sobre
gestiones, herramientas y recursos, que permitan mantener actualizadas y/o mejorar sus
competencias profesionales, contribuyendo a su proyecto personal y profesional. En este
sentido, entendemos que los procesos de orientación deben ser personalizados, y que
deben de caracterizarse por su adaptabilidad y flexibilidad a las necesidades que tengan
cada una de las personas, tomando como referente su perfil profesional, demandas,
necesidades y situación sociolaboral.
En segundo lugar, tanto en la normativa laboral como en la educativa, no existe una
definición del perfil del orientador. Los profesionales que desempeñan funciones en
actividades de información y orientación profesional las realizan bajo una multiplicidad de
denominaciones según el contexto en el que actúen. En consecuencia existe la necesidad
de identificar cuales son las funciones que han de desempeñar estos profesionales, así
como la formación y competencias que son necesarias para el desempeño de su labor con
la debida calidad. Del mismo modo deberían identificarse y analizarse las denominaciones
de puesto existentes para estas actividades y delimitarse para clarificar y dotar de mayor
seguridad y calidad al ejercicio de la profesión de orientador.
Una vez delimitado el ámbito de actuación de la orientación profesional y sus funciones
podemos identificar qué perfil de orientador necesitamos.
En cuanto al perfil académico, es aconsejable la titulación universitaria. Los perfiles
académicos más comunes suelen ser en ciencias sociales, jurídicas o económicas con
titulaciones como Relaciones Laborales, Ciencias del Trabajo, Derecho, Sociología,
Políticas, Pedagogía, Psicopedagogía, Psicología, Administración y Dirección de
Empresas, etc. También es aconsejable tener formación complementaria en áreas de
conocimiento específicas, según el ámbito de especialización en el que se trabaje. Un
ejemplo es el Autoempleo, cuando se cumplen funciones de apoyo y asesoramiento a
emprendedores.
El orientador tiene que conocer y manejar mucha información, para ello necesita de una
formación que le ayude a reciclarse y a adquirir nuevas competencias que le son de
utilidad para poder desempeñar su labor en el día a día. Podemos clasificar las funciones
que desempeña un orientador en cuatro grupos: Información, Asesoramiento, Gestión de
Información y Acompañamiento.
Entendemos que, para el buen desarrollo de estas funciones, es necesario un profesional
que tenga una visión global en diversas disciplinas y que reúna las competencias básicas
necesarias, de tal manera que deberá ser un profesional polivalente. Podemos identificar
las competencias más destacadas clasificándolas en cuatro áreas:
Competencias Técnicas (Saber): Conocimientos en mercado de trabajo, formación
profesional, autoempleo, legislación, relacionales laborales, evaluación y diagnóstico,
recursos, TIC, etc.
Competencias Profesionales (Saber hacer): Planificación y organización, gestión de la
información, investigación y prospección, diseño e implementación de contenido y
estrategias para el desarrollo profesional y la búsqueda de empleo, etc.
Competencias Sociales (Saber estar): Comunicación, trabajo en equipo, negociación,
etc.
Competencias Personales (Saber ser): Habilidades sociales, solución de problemas,
aprendizaje permanente, toma de decisiones, creatividad, resistencia, a la tensión,
capacidad de síntesis, etc.
En definitiva, es recomendable que el equipo de orientadores que forme parte de cada
unidad de información y orientación sea multidisciplinar, y ofrecer así un servicio que
pueda cubrir todas las necesidades de aquellos usuarios que pasen por el mismo,
cumpliendo con criterios de calidad.
¿Cuál es la situación de la orientación profesional en España?
A pesar de la grave situación socioeconómica que estamos viviendo en nuestro país, e
ignorando el papel positivo que la Orientación Profesional puede desempeñar en este
entorno, no existe ninguna acción coordinada en este ámbito. Tanto en el ámbito laboral
como en el educativo, existe una multiplicidad de actuaciones no coordinadas entre si que
atienden en función de distintas variables (ámbito geográfico, agentes, destinatarios,
financiación, programas, objetivos, etc.).
La información y Orientación Profesional carece de un desarrollo normativo específico a
pesar de que la normativa básica reguladora del Sistema Nacional de Cualificaciones
Profesionales y Formación Profesional determina la necesidad de desarrollar un Sistema
Integrado de Información y Orientación Profesional que actualmente sigue sin estar
desarrollado.
En este contexto, hay que lamentar que en los Presupuestos Generales del Estado para
2012, las cifras de gasto en políticas activas de empleo y formación disminuyan en un 21%
y 34% respectivamente. Está por ver qué consecuencias tendrá éste recorte y cómo
afectará a un Modelo de Orientación Profesional que ni si quiera está desarrollado.