Qué Es Verdad

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Qu es verdad? Un ejrcito inmvil de metforas, metonimias, antropomorfismos, en breve una suma de relaciones humanas que fueron potica y retricamente intensificadas, traducidas y adornadas y que, luego de un largo uso, a un pueblo le parecen slidas, cannicas y obligantes: las verdades son convenciones de las que uno se ha olvidado que son tales, metforas que se han desgastado y se han vuelto sensorialmente dbiles, monedas que han perdido su sello y que ahora ya no son tomadas en consideracin como monedas, sino slo como metal. F. Nietzsche

La indiecita Mapiripana es la sacerdotisa de los silencios, la celadora de manantiales y lagunas. Vive en el rin de las selvas, exprimiendo las nubecillas, encauzando las filtraciones, buscando perlas de agua en la felpa de los barrancos, para formar nuevas vertientes que den su tesoro claro a los grandes ros. Gracias a ella, tienen tributarlos el Orinoco y el Amazonas.Los indios de estas comarcas le temen, y ella les tolera la cacera, a condicin de no hacer ruido. Los que la contraran no cazan nada; y basta fijarse en la arcilla hmeda para comprender que pas asustando los animales y marcando la huella de un solo pie, con el taln hacia adelante, como si caminara retrocediendo. Siempre lleva en las manos una parsita y fue quien us primero los abanicos de palmera. De noche se la siente gritar en las espesuras, y en los plenilunios costea las playas, navegando sobre una concha de tortuga, tirada por bufeos, que mueven las aletas mientras ella canta.En otros tiempos vino a estas latitudes un misionero, que se emborrachaba con jugo de palmas y dorma en el arena con indias impberes. Como era enviado del cielo a derrotar la supersticin, esper a que la indiecita bajara cierta noche de los remansos del Chupave, para enlazarla con el cordn del hbito y quemarla viva, corno a las brujas. En un recodo de estos playones, tal vez en esa arena donde ustedes estn sentados, veala robarse los huevos del terecay, y advirti al fulgor de la luna llena que tena un vestido de telaraas y apariencias de viudita joven. Con lujurioso afn empez a seguirla, mas se le escapaba en las tinieblas; llambala con premura, y el eco engaoso responda. As lo fue internando en las soledades hasta dar con una caverna donde lo tuvo preso muchos aos.Para castigarle el pecado de la lujuria, chupbale los labios hasta rendirlo, y el infeliz, perdiendo su sangre, cerraba los ojos para no verle el rostro, peludo como el de un mono orangutn. Ella, a los pocos meses, qued encinta y tuvo dos mellizos aborrecibles: un vampiro y una lechuza. Desesperado el misionero porque engendraba tales seres, se fug de la cueva, pero sus propios hijos lo persiguieron, y de noche, cuando se esconda, lo sangraba el vampiro, y la lucfuga lo reflejaba, encendiendo sus ojos parpadeantes, como lamparillas de vidrio verde.Al amanecer prosegua la marcha, dando al flccido estmago alguna racin de frutas Y palmito. Y desde la que hoy se conoce con el nombre de Laguna Mapiripana, anduvo por tierra, sali al Guaviare, por aqu arriba, y desorientado, remont en una canoa que hall clavada en un varadero; pero le fue imposible vencer el chorrern de Mapiripn, donde la indiecita haba enfurecido el agua, metiendo en la corriente enormes piedras. Descendi luego a la hoya del Orinoco y fue atajado por los raudales de Maipures, obra endemoniada de su enemiga, que hizo tambin los saltos del Isana, del Inrida y del Vaups. Viendo perdida toda esperanza de salvacin, regres a la cueva, guiado por los foquillos de la lechuza, y al llegar vio que la indiecita le sonrea en su columpio de enredaderas florecidas. Postrse para pedirle que lo defendiera de su progenie, y cayo sin sentido al escuchar esta cruel amonestacin: Quin puede librar al hombre de sus propios remordimientos?Desde entonces se entreg a la oracin y a la penitencia y muri envejecido y demacrado. Antes de la agona, en su lecho msero de hojas y lquenes, lo hall la indiecita tendido de espaldas, agitando las manos en el delirio, como para coger en el aire a su propia alma; y al fenecer, qued revolando entre la caverna una mariposa de alas azules, inmensa y luminosa como un arcngel, que es la visin final de los que mueren de fiebres en estas zonasFragmento de La Vorgine, de Jos Eustasio Rivera