QUÉ ES UN CORO

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¿QUÉ ES UN CORO? Mucha gente tieneallegro maestoso, alegre majestuoso, réquiem, descanso, misa solemnis, misa solemne, etc. Pero lejos de esa aparente formalidad, al acercar la lupa a la vida cotidiana de un coro, nos encontramos con personas comunes y corrientes, como cualquier hijo de vecino. Un Coro, sin ir más lejos, no es otra cosa que un grupo de aficionados, con similares patologías mentales, perdón, con sensibilidades afines que se acercan a la música para elevar su espíritu y entrar en contacto con los grandes compositores de la historia. De esta forma comparten un grato momento de esparcimiento, dejan atrás sus responsabilidades, sus obligaciones y sobre todo, aunque más no sea por un buen rato, se alejan lo más posible de sus familias. Aunque, como siempre, existen excepciones que no apagan su celular en los ensayos por temor a represalias mayores una vez “devueltos”, por la fuerza, a sus domicilios. Cabe aclarar, como sabe cualquiera que haya ido a un coro, que los ensayos duran entre cuarenta y cinco y cincuenta minutos, el resto hasta completar las dos horas es lo que el coreuta tarda en volver a su casa, y se desconoce qué es lo que hace durante el tiempo excedente. Como en todo grupo, manada, rebaño o “jauría”, para hablar con propiedad, es necesario un líder. Una persona cuya formación, elocuencia, idoneidad, carisma y don de gentes haga posible el milagro de la música, perdón, que haga lo posible para obrar un milagro y le saque algo de música a esta manga de inadaptados sociales, “incomprendidos” y “sensibles”. A la persona que cumpla con los antedichos requisitos se la conoce como “Director”, pero a nosotros nos tocó esto: un ser de baja estatura, más malo que las

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Escrito humorístico sobre los coros y sus integrantes.

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¿QUÉ ES UN CORO?

Mucha gente tieneallegro maestoso, alegre majestuoso, réquiem,

descanso, misa solemnis, misa solemne, etc. Pero lejos de esa

aparente formalidad, al acercar la lupa a la vida cotidiana de un

coro, nos encontramos con personas comunes y corrientes, como

cualquier hijo de vecino. Un Coro, sin ir más lejos, no es otra

cosa que un grupo de aficionados, con similares patologías

mentales, perdón, con sensibilidades afines que se acercan a la

música para elevar su espíritu y entrar en contacto con los grandes

compositores de la historia. De esta forma comparten un grato

momento de esparcimiento, dejan atrás sus responsabilidades, sus

obligaciones y sobre todo, aunque más no sea por un buen rato, se

alejan lo más posible de sus familias. Aunque, como siempre,

existen excepciones que no apagan su celular en los ensayos por

temor a represalias mayores una vez “devueltos”, por la fuerza, a

sus domicilios. Cabe aclarar, como sabe cualquiera que haya ido a

un coro, que los ensayos duran entre cuarenta y cinco y cincuenta

minutos, el resto hasta completar las dos horas es lo que el

coreuta tarda en volver a su casa, y se desconoce qué es lo que

hace durante el tiempo excedente.

Como en todo grupo, manada, rebaño o “jauría”, para hablar con

propiedad, es necesario un líder. Una persona cuya formación,

elocuencia, idoneidad, carisma y don de gentes haga posible el

milagro de la música, perdón, que haga lo posible para obrar un

milagro y le saque algo de música a esta manga de inadaptados

sociales, “incomprendidos” y “sensibles”. A la persona que cumpla

con los antedichos requisitos se la conoce como “Director”, pero a

nosotros nos tocó esto: un ser de baja estatura, más malo que las

arañas, jodido como todo petiso, y que pierde su forma cuasi

humana, desencajándose frente al (pausa) “Coro”, llamémosle así por

ahora, haciendo desesperados gestos para que alguno de los (pausa)

“Cantantes”, llamémosle así por ahora, rompa ese hechizo o

encantamiento que les impide enderezar el cuello, levantar la

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cabeza de la partitura y mirarlo, de tal forma que este “Director”,

llamémosle así por ahora, les transmita de alguna remota manera lo

que el compositor, el autor de la obra, quiso expresar a través de

la misma.

Y es este petiso, eh, este Director el encargado de

seleccionar las obras que interpretará el coro que está bajo su

dirección, con la precisión de un curador de arte. Para la

selección de obras el Director emplea su idoneidad y conocimiento,

escuchando a todos aquellos que puedan cuestionar su criterio de

selección. Así, en un clima afable y de sano intercambio, el

Director es quien impone su decisión final y son los coreutas,

aquellos que cuestionaron su parecer, los que deberán abandonar la

sala de ensayo para no regresar nunca más a la vida coral, en todo

el ámbito de la…República. Terminado este proceso de selección

natural de las especies, se reanudan los ensayos en un clima de

desmesurado pánico y franco terror.

Hay quienes se han atrevido a comparar la ira del Director con

la mismísima ira de Dios…pero no es suficiente. También están

aquellos (señala a un grupo de coreutas), sí aquellos, que han

deslizado en algún que otro ensayo un debate filosófico no menor, a

saber: cuál es peso que tiene el Director para la masa coral. Las

opiniones son diversas: están quienes obedecen ciegamente hasta el

fanatismo, hasta el peligroso punto de la idolatría; están los más

irreverentes que consideran que sin el Director el coro podría

seguir adelante de todas formas; y están también quienes consideran

que el peso ideal de un Director es de más o menos tres kilos…

incluyendo la urna. Este cronista prefiere no arriesgar ninguna

postura dado que luego, en la semana, tiene que volver a los

ensayos.

Para hacer verdadera justicia, podemos decir que la ciencia da

al Director un lugar de privilegio, puesto que su corazón es uno de

los más buscados al momento de un trasplante…por la falta de uso.

Pero esa frialdad e insensibilidad que se le achaca al Director es,

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a la vez, aquello que le permite una objetividad al momento de

tratar con los coreutas, verdaderas ratas que se aprovechan…

verdaderas personalidades complejas y espíritus refinados que, más

tarde o más temprano, se embarcan en cada aventura que el Director

propone…claro, como las ratas, que se también se embarcan. Pero

lejos de toda rivalidad o dualidad Director/Coreuta existe una

verdadera comunión que nos aúna y que hace, a la vez, que el

Director cuando se junta con otros Directores omita a hacer bromas

del tipo: ¿Cuál es la diferencia entre un lobo marino y un bajo? El

Smoking. O ¿cuál es la diferencia entre un perro y un Tenor? Que el

perro sabe cuándo callarse. O ¿cómo hacer para que una Contralto

cante bien? Reemplazándola por una grabación. O ¿en qué se

diferencian una Cobra y una Soprano? Ambas son reptiles pero una es

mortalmente venenosa…Y cosas por el estilo…(pausa) ah, claro, la

Soprano…

Para finalizar podemos agregar que, como decía el escritor

inglés Oscar Wilde en su Balada de la cárcel de Reading: “Sólo se

azota aquello que más se ama” y aplicándolo a nuestro ámbito

querría decir algo así como que: “cuanto más criticamos a nuestros

Directores es porque más los queremos”. Así que si usted (al

Director) escucha que alguien habla por lo bajo y dice algo como:

“rata inmunda, insensible y tirana” no es otra cosa que nuestro más

efusivo homenaje a quien con su ejemplo y experiencia nos indica el

camino que…no debemos seguir si nuestro deseo es ser buenas

personas. Por último, y para conciliar una tregua, podemos concluir

que en nuestra actividad coral, no hay víctimas ni victimarios, lo

que nos une es una gran pasión por la música. Pero en definitiva y

por encima de todas las cosas, lo que más nos une es UN ENORME

SÍNDROME DE ESTOCOLMO. Buenas noches y muchas gracias.