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¿Qué es el acompañamiento terapéutico? Lic. Nora Susana Cavagna Palabras claves: Acompañamiento Terapéutico – Maternaje – Contención – Vínculo. El objetivo de este trabajo es describir el Acompañamiento Terapéutico como una técnica terapéutica complementaria, que se utiliza para la contención de pacientes descompensados, en un marco de prevención, atención y resocialización. El Acompañante Terapéutico (A. T.) se inserta en la vida cotidiana del enfermo, ya sea en su domicilio, la institución en la que se halle internado, o en forma ambulatoria. Trabaja en un nivel vivencial, no interpretativo, dentro de un equipo interdisciplinario y siguiendo las consignas del terapeuta de cabecera. Este enfoque de mínima distancia y de una gran disponibilidad afectiva, favorece una mayor eficiencia terapéutica. Se expone la modalidad de trabajo, así como la importancia de la capacitación y entrenamiento del A. T., que servirán de sostén en esta comprometida tarea, facilita por ciertas características de personalidad. Key words: Therapeutic Company – Mothering function – Contention – Bond. The aim of this paper is to describe Therapeutic Company as a complementary therapeutical technique, used to holk descompensated patients, within a prevention, assistance and resocialization frame. The Tehrapeutical Companion (T.C.) is included in the patient’s daily life, where as at home, at the hospital/clinic, oron an ambulatory basis. The work is done at a vivid, non-interpretative level, within an interdisciplinary tean and following the instructions of the head therapist. This approach favours therapeutic efficacy, through a minimun distnace and a great affectionate availabillity. The modality of the task is exposed, as well as the importance of the qualifications and training of the T.C., which will support this committed work, together with certain personality characteristics. INTRODUCCION La necesidad de compañía y estimulación humana es algo que se ha reconocido desde tiempo inmemorial. En la mayoría de las culturas existe la costumbre de que los afligidos por enfermedades, muertes o desgracias, reciban ánimo y apoyo de parientes, amigos, vecinos o incluso extraños que puedan permanecer con esa persona hasta que recupere su entereza. Ante un desastre o peligro repentino externo o interno, los adultos con frecuencia aumentan sus exigencias de otras personas, buscando la proximidad de un ser conocido y en quien confían, manifestando una conducta de apego que prolonga de modo directo la de la infancia. Las teorías psicodinámicas han puesto de manifiesto la eficacia terapéutica del contacto personal entre el agente terapéutico y el paciente. Sabemos que la historia antigua del abordaje de la locura marginó al enfermo de diferentes maneras con recursos poco terapéuticos, produciendo un efecto de segregación en los demás; transitando el camino de la incertidumbre y del encierro, hasta que sucesivas innovaciones modificaron su abordaje hacia lo familiar y comunitario. En este encuadre se observó la eficacia del análisis de los tipos vinculares. Los psicoterapeutas necesitaron implementar técnicas nuevas ante la demanda de un contacto personalizado. Entonces, se vieron necesitados de prescribir Agentes de Salud Mental que pudieran absorber esta tarea. Así el acompañamiento Terapéutico aparece ante las nuevas exigencias que se plantean en la Psicología Clínica contemporánea.

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¿Qué es el acompañamiento terapéutico?

Lic. Nora Susana Cavagna 

Palabras claves: Acompañamiento Terapéutico – Maternaje – Contención – Vínculo.El objetivo de este trabajo es describir el Acompañamiento Terapéutico como una técnica terapéutica complementaria, que se utiliza para la contención de pacientes descompensados, en un marco de prevención, atención y resocialización.

El Acompañante Terapéutico (A. T.) se inserta en la vida cotidiana del enfermo, ya sea en su domicilio, la institución en la que se halle internado, o en forma ambulatoria. Trabaja en un nivel vivencial, no interpretativo, dentro de un equipo interdisciplinario y siguiendo las consignas del terapeuta de cabecera.

Este enfoque de mínima distancia y de una gran disponibilidad afectiva, favorece una mayor eficiencia terapéutica.

Se expone la modalidad de trabajo, así como la importancia de la capacitación y entrenamiento del A. T., que servirán de sostén en esta comprometida tarea, facilita por ciertas características de personalidad.

Key words: Therapeutic Company – Mothering function – Contention – Bond.

The aim of this paper is to describe Therapeutic Company as a complementary therapeutical technique, used to holk descompensated patients, within a prevention, assistance and resocialization frame.

The Tehrapeutical Companion (T.C.) is included in the patient’s daily life, where as at home, at the hospital/clinic, oron an ambulatory basis.

The work is done at a vivid, non-interpretative level, within an interdisciplinary tean and following the instructions of the head therapist.

This approach favours therapeutic efficacy, through a minimun distnace and a great affectionate availabillity.

The modality of the task is exposed, as well as the importance of the qualifications and training of the T.C., which will support this committed work, together with certain personality characteristics.

INTRODUCCION

La necesidad de compañía y estimulación humana es algo que se ha reconocido desde tiempo inmemorial. En la mayoría de las culturas existe la costumbre de que los afligidos por enfermedades, muertes o desgracias, reciban ánimo y apoyo de parientes, amigos, vecinos o incluso extraños que puedan permanecer con esa persona hasta que recupere su entereza. Ante un desastre o peligro repentino externo o interno, los adultos con frecuencia aumentan sus exigencias de otras personas, buscando la proximidad de un ser conocido y en quien confían, manifestando una conducta de apego que prolonga de modo directo la de la infancia.

Las teorías psicodinámicas han puesto de manifiesto la eficacia terapéutica del contacto personal entre el agente terapéutico y el paciente. Sabemos que la historia antigua del abordaje de la locura marginó al enfermo de diferentes maneras con recursos poco terapéuticos, produciendo un efecto de segregación en los demás; transitando el camino de la incertidumbre y del encierro, hasta que sucesivas innovaciones modificaron su abordaje hacia lo familiar y comunitario. En este encuadre se observó la eficacia del análisis de los tipos vinculares. Los psicoterapeutas necesitaron implementar técnicas nuevas ante la demanda de un contacto personalizado. Entonces, se vieron necesitados de prescribir Agentes de Salud Mental que pudieran absorber esta tarea. Así el acompañamiento Terapéutico aparece ante las nuevas exigencias que se plantean en la Psicología Clínica contemporánea.

En 1947, una terapeuta suiza, la Dra. M. A. Sechehaye, publicó un libro dando cuenta de una de las primeras experiencias en este tipo de abordaje.

En “La Realización Simbólica”, describió este nuevo método psicoterapéutico aplicado a su paciente Renée, con diagnóstico de esquizofrenia, y un pronóstico en el que se había dado por perdido el caso, ya que los tratamientos tradicionales fracasaron. Ella logró reinsertar a Renée a la sociedad, gracias a su interés, constancia, intuición maternal, afecto, comprensión psicoanalítica, y una gran disponibilidad de tiempo. Pero , debido a que Renée necesitaba atención permanente, debió instruir a una enfermera psicológicamente capaz y entrenada, para que actuara como auxiliar, permaneciendo con la paciente en los momentos en que ella no podía hacerse cargo, dando un parte detallado de las reacciones, y siguiendo concienzudamente las instrucciones de la Dra. Sechehaye.

Es así como el Acompañamiento Terapéutico comienza como una necesidad del terapeuta, que por lo general no puede dedicarle tantas horas a un paciente, y entonces designa a una persona entrenada y capacitada para

la contención. Su presencia en sí es un acto terapéutico, entendiéndose por tal: el que “cura”, cuida y alivia. Y en el cual se va a establecer un vínculo que el enfermo no tuvo hasta ese momento, y que le posibilitará instaurar una diferencia, creando nuevos lazas de resocialización. Acompañar es estar con el otro, compartir. Etimológicamente: hacerse compañero, compartir el mismo pan. Sin embargo, no se trata de una relación simétrica, de igualdad, ni de amistad. Sino que hay una estrategia dirigida a una cura, y esto es lo que la diferencia de una situación no terapéutica, en la que sólo se comparte algo con el otro. Lo curativo hace que “desaparezcan los síntomas”, haya un enriquecimiento personal y se adquiera la tan ansiada capacidad o habilidad para estar solo.

LA CAPACIDA DE ESTAR SOLO

Todos tenemos la necesidad primitiva de estar con otros, desde el comienzo de nuestra vida necesitamos del sostén materno, de la presencia del otro. El bebé nace con un yo inmaduro que no tiene defensa, y que está sostenido por el yo de la madre, que funciona como su medio ambiente protector. Según Winnicott, a ese yo el niño lo va a ir introyectando, para luego ser capaza de estar solo sin la alusión frecuente a la madre o símbolo materno. La base para adquirir la “capacidad de estar solo”, es entonces una paradoja; es la capacidad de estar solo mientras otra persona se encuentra presente, y que sin una cantidad suficiente de esta experiencia no puede desarrollarse. Esta capacidad o habilidad es uno de los más importantes rasgos de madurez en el desarrollo emocional. Y el acompañante terapéutico (A. T.), en tanto presta su persona, practica y vivencia un rol de protección, apoyo, soporte, sostén y fundamentalmente de contención permanente. Un asistir, o sea un co-vivenciar el mundo interno del paciente, lo que se supone una relación y un compromiso emocional con ese sujeto. Esto constituye el aspecto más primario de la relación, por eso entronca con el llamado “maternaje”. Permitiendo así acompañar al paciente en el proceso que va de su regresión a su individuación.

ROL Y FUNCION

El Acompañamiento Terapéutico constituye un rol de múltiples funciones: compartir, escuchar, observar, ayudar a hacer cosas, frenar impulsos, contener, estimular, etc., pero no interpretar. Y fundamentalmente una función de maternaje. Es el método menos agresivo de contención a pacientes descompensados, sólo hace falta recordar: la exclusión social, las cadenas, el encierro, la convivencia con delincuentes y vagabundos, latigazos, animalidad, baños de inmersión con agua fría, duchas por sorpresa, chaleco y tratamientos eléctricos. Los psicofármacos que fueron una gran revolución, aparecieron en la época del ’50. Y contrariamente a la institución custodial, Maxwell Jones crea la comunidad terapéutica. Antes se alejaba al loco de la familia y la comunidad, hoy se lo acerca a su ambiente y a su historia.

EN QUE CASOS SE UTILIZA ESTA TÉCNICA

El Acompañamiento Terapéutico tiene que ver con la jerarquización de la contención humana en pacientes crónicos y agudos, con quienes los abordajes terapéuticos clásicos fracasaban.

El A.T. es un agente de salud capacitado para sostener, cuidar, aliviar y compartir: las ansiedades, angustias y desequilibrios de enfermos con perturbaciones emocionales, que han entrado en crisis al no poder generar respuestas adaptativas, ante situaciones externas e internas que se presentan en la vida del sujeto, y que desencadenan en trastornos de la personalidad llevando a situaciones de: descontrol, crisis, ideas suicidas, actuaciones auto y heteroagresivas, empobrecimiento del yo, etc., en los distintos cuadros psicopatológicos: neurosis graves, borderline, adicciones (drogas, alcohol), psicopatías descompensadas y psicosis. También en pacientes psicofísicos y terminales.

EL TERAPEUTA Y EL EQUIPO INTERDISCIPLINARIO

Cuando desbordan las posibilidades de contención del terapeuta, el A. T. va en su representación, funcionando como un soporte, y siendo un yo auxiliar que brindará un vínculo distinto a los ya conocidos, con el objetivo de generar un cambio.

El paciente se debe sentir: cuidado, protegido y apoyado en una función de maternaje en la que el terapeuta triangula.

El terapeuta, además de indicar el Acompañamiento Terapéutico(él o el equipo tratante), será el encargado de establecer las consignas: horarios, tipos de salidas, permisos, restricciones, riesgos, urgencias, hacia donde apunta el acompañamiento, cuál es su objetivo y el número de acompañantes terapéuticos. Será de uno o lo mínimo: para ampliar el mundo relacional y afectivo del paciente, cuando la contención se hiciera dificultosa, para ensayar una misma conducta con distintas personas o diferentes conductas con la misma.

El equipo esta constituido básicamente por: un terapeuta individual, uno familiar, uno o más A. T. y un coordinador de éstos si fuera necesario.

EL INFORME

Es aconsejable realizarlo al finalizar el acompañamiento o en el tiempo más breve posible. A veces el intercambio de información resulta urgente, por ejemplo cuando trabajan varios A. T. en turnos rotativos de 4 horas a 6 horas, y la comunicación se debe hacer en el mismo momento, pero no en presencia del paciente.

El informe se realiza para: el terapeuta, el coordinador o el A. T. que sigue. Puede ser oral o escrito. En algunas instituciones se vuelca en la historia clínica del paciente.

Debe ser esencialmente descriptivo y vivencial.

SOBRE QUIENES OPERA EL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO

Se trata de una tarea en la que no sólo se deberá tener en cuanta la contención individual del paciente, sino también la de su pareja, familia y grupo circundante, ya que no solamente se acompaña al enfermo sino también a su entorno.

El A. T. deberá detectar el “el punto de urgencia” de la familia o grupo, sin dejar de realizar un trato personalizado. Por ejemplo: la mucama puede estar necesitando más ayuda que el resto de los integrantes de la casa en determinado momento.

FAMILIA Y A. T.

Hoy día, se concibe al paciente no ya como un caso aislado sino como lo que en realidad es: el emergente de un grupo familiar enfermo; dejando en evidencia que es imposible ubicar y encuadrar a la enfermedad psíquica en el exclusivo plano individual y que para comprenderla, es imprescindible considerarla dentro del ámbito del grupo constituido por los seres vinculados al enfermo por lazos familiares.

Para poder realizar la asistencia familiar es importante que la familia esté motivada, y solamente un desequilibrio suscita dicha motivación promoviendo:

1) la búsqueda de ayuda ó

2) la aceptación al ofrecimiento de ayuda

En el grupo familiar se tratará de ver:

a) cómo funciona el paciente dentro de él

b) cómo se dan los roles, ya que la crisis familiar provocada, hace que se produzcan: redistribuciones y nuevos roles. Es decir, sus cambios van a generar otros cambios.

Es aconsejable que el A. T. se incluya en esta estructura con “pie de plomo”, y se gane la confianza de sus miembros.

DONDE SE DESARROLLA EL ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO

INSTITUCIONAL: La institución le permite al paciente volcar sus contenidos patológicos en un marco de más seguridad. A pesar de ser el lugar de mayor contención, hay pacientes que sin embargo necesitan también Acompañamiento Terapéutico, por encontrarse por ejemplo en un período confusional. La presencia física, el afecto y a veces hasta la ayuda corporal, favorecen notablemente a su estado. Llegando el enfermo a necesitar un Acompañamiento Terapéutico desde 2 horas a 24 horas por turnos rotativos.

En un segundo momento el A. T. funcionará como el trasmisor de la cultura institucional, ayudando al paciente a la adaptación de la actividad comunitaria, y a cumplir las reglas institucionales.

AMBULATORIO: Aquí el A. T. será el trasmisor de la ley social, ayudando al paciente en su resocialización, ordenamiento y planificación. Programando estrategias que pauten las salidas, pues éstas no deben ser azarosas. Pueden realizarse desde la casa o la institución. Incluso viajes con el paciente sólo, o con su pareja, familia o amigos.

DOMICILIARIO: El lugar donde se desarrolle el Acompañamiento Terapéutico va a determinar conceptos terapéuticos diferentes. En el domiciliario tanto la familia como el paciente intentarán imponer sus reglas. Aquí el A. T. Tendrá la complicada tarea de revertir la situación, reconociendo al o a los aliados con quienes contará para introducir su palabra.

El A. T. No deberá interpretar, sino recoger material relacional y vivencial, para comunicárselo al terapeuta y al equipo.

EL CONTRATO

Lo pueden realizar: el A. T., el coordinador, el terapeuta o la institución; con la familia o el paciente.

Se deberán especificar: cantidad de horas, horarios, honorarios y formas de pago (por vez, semana, mes, etc.)

Los gastos de salidas que el paciente realice para él y el A. T., irán por su cuenta.

Todo lo que no se especifique en el contrato, luego será difícil revertirlo.

VINCULO A. T. – PACIENTE

Los seres humanos se conectan entre sí a través del encuentro.

Luego con la interacción, que es la primera forma de comunicación, se va a ir estableciendo un vínculo.

En el vínculo participan dos o más personas, necesitándose una a la otra en la misma forma, y surgiendo en un campo común en el que tiene que haber reciprocidad.

Investigaciones diversas han demostrado que desarrollar un vínculo cálido y empático con el paciente, permite fomentar cambios más rápidos. Y ésta es un poco la clave del Acompañamiento Terapéutico: al establecer un buen vínculo, ligazón, unión o lazo, se van a generar más logros terapéuticos.

EL CONTACTO FISICO

Los pacientes que necesitan ser acompañados terapéuticamente, por lo general son personas a las que se las ha privado o inundado afectivamente; con lo cual se es dificultoso demostrar sus sentimientos, o por el contrario tienen a desbordarse. Y es por eso que la tarea del A. T., será la de regular el dar y recibir adecuadamente los intercambios afectivos, a partir de brindarles un vínculo más sano, para mejorar la relación del paciente consigo mismo y con los demás. Al demostrarles cariño, y tratarlos con ternura y amor, se les eleva la autoestima y se les brinda un modelo de identificación.

Hay distintos tipos de contacto físico con el paciente, como el abrazo y las caricias, que favorecen el bienestar emocional y corporal.

Sin embargo, hay que saber, cuándo y cómo, acariciar y abrazar, para que resulte realmente terapéutico. Realizarlo en un momento y con una presión inadecuados, puede ser perjudicial, porque tenderá a manifestarse como refuerzo de la enfermedad, por ejemplo: madres ahogantes. Si se repite este esquema, se lo mantiene, y no se produce un cambio favorecedor.

Es de suma importancia tener en cuenta, el momento del paciente y su cuadro psicopatológico; no es lo mismo el contacto que se establece con un esquizofrénico. Y, cuando uno se acerca a un psicótico crónico deteriorado (como patología severa extrema), comprende rápidamente que las palabras están de más.

De todas maneras, los acercamientos deben ser graduales, cautelosos y cuidadosos, en cualquiera de los casos.

CONDICIONES PERSONALES PARA SER UN A. T.

Desde mi experiencia clínica, y haciendo ya 15 (quince) años ininterrumpidos que realizo acompañamientos terapéuticos, y 8 (ocho) años enseñándolos a nivel académicos exclusivamente; a la vez que siendo terapeuta individual y de pareja, me permito enumerar lo que considero son algunas de las condiciones personales para ser un A. T.

- Actitud disposicional (que va a favorecer la escucha, la observación y el carácter vivencial-emotivo de la tarea)

- Receptividad y Contención

- Empatía

- Capacidad lúdica

- Poder poner el cuerpo y ser presencia

- Perseverancia

- Sentido común

- Control de los impulsos

- Poder poner límites (firmes aunque no rígidos)

- Capacidad de maternaje (tanto el varón como la mujer pueden asumir dicha función)

- Reverié (capacidad predictiva)

- Capacidad para identificarse con el otro, a la vez que una disociación instrumental para observar y evaluar la interacción

- Tener palabra

- Flexibilidad

- Respeto y responsabilidad

Para todo lo cual es fundamental la higiene mental, a través del análisis personal.

QUIENES REALIZAN EL ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO

En nuestro país lo realizan profesionales de la Salud Mental y no profesionales.

Debido al grado de compromiso de la tarea, el alto nivel de riesgo, y a los vaivenes a los que se ve sometida la persona que elige realizar este trabajo; se hace imprescindible una formación específica con: capacitación, entrenamiento, práctica y supervisión. Todo lo cual protege desde un marco referencial, y funciona preventivamente tanto para el paciente como par el A. T., replanteando también las bases éticas de dicha función con una implicación profesionalizada.

Bibliografía

- Historia de la locura en la Época Clásica (Michel Foucault) – Fondo de Cultura Económica – 1967

- Abordaje Psicoterapéutico de la Psicosis (Juan A. Yaría) – Ed. Piados – 1982

- La Capacidad para estar Sólo (D. Winnicott) – Revista de Psicoanálisis – Tomo XVI Nº 2 – 1959

- ¿Qué es acompañar? (Norberto Proverbio) – Segundo Congreso sobre Psicoterapias – 1985

- Teoría y Realidad del Otro (Pedro Laín Entralgo) – Alianza Editorial – 1983

- Comunicación Terapéutica (Jürgen Ruesch) –Ed. Piados – 1980

- Tratado de Psiquiatría (Henry Ey) – Tory Masson – 1978

- La Realización Simbólica y Diario de una Esquizofrénica (M. A. Sechehaye) – Fondo de Cultura Económica – 1958

- Familia y Enfermedad Mental ( I. Berenstein) – Ed. Piados – 1978

- Experiencias Comunitarias en el Hospital Nacional Braulio A. Moyano (Néstor F. Marchant) – Ediciones Iberindia – 1987

- Persona y Personalización (Jorge Saurí) - Ed. Lohlé – 1989

- El Vínculo Afectivo (John Bowlby) – Ed. Piados - 1990

http://www.aap.org.ar/publicaciones/dinamica/dinamica-1/dinamica-1.htm

¿COMO TRABAJA UN ACOMPAÑANTE TERAPEUTICO ? – MARZO 2009 -CPSA

Septiembre 23, 2008 | Por centro-psicosocial-argentino | # Enlace permanente |

Hacía una versión del Acompañamiento Terapéutico

Centro PsicoSocial ArgentinoProf. Daniel Gonzalez- Psicologo Social

I. Del término al concepto de acompañamiento terapéutico

Partimos en nuestra investigación sobre el acompañamiento terapéutico desde dos interrogantes:

¿Qué es el acompañamiento terapéutico y cuál es su especificidad, es decir, que lo distingue de las prácticas ya establecidas?

En el intento de responder a estos interrogantes, situamos dos referentes que orientan nuestro trabajo:

Primero, el acompañamiento es un término al que se puede atribuir un hacer, cada vez más utilizado en los dispositivos asistenciales, pero que carece de una definición conceptual que determine su función y su diferencia. Por esto se nos plantea responder ¿qué versión damos de éste dispositivo?.

Segundo, se trata de una oferta para el sujeto1, pero cuya demanda viene de lo social, referentes del sujeto,por lo cual en muchos casos, el último beneficiado es el sujeto en cuestión.

El término, en el malentendido del lenguaje puede ser relacionado con ciertas significaciones con cura, cuidados, apoyo, de un cierto deficit. No es esta la acepción que le damos.

La que podríamos encontrar más precisa la hayamos en un texto mismo de Lacan donde hace referencia a cierta posición que tiene que ver con el acto analítico. Cito: “En el recurso, que nosotros preservamos, del sujeto al sujeto, el psicoanálisis puede acompañar al paciente hasta el límite extático del “Tú eres eso”, donde se le revela la cifra de su destino mortal, pero no está en nuestro solo poder de practicantes el conducirlo hasta ese momento en que empieza el verdadero viaje2”

Con el término acompañamiento podemos ubicar ese lugar donde proponemos asentarnos, para sostener la particularidad de un acto, orientado por una clínica bajo

transferencia,3 en la cual interrogamos de entrada la relación que el sujeto tiene con el lenguaje y con su cuerpo en el vinculo que establece o no.

El <Acompañamiento>,sitúa una acción en sí, con otro y el < Terapéutico> la califica. –como un efecto secundario que no por ésto es menor. Pero se ha de enfatizar que lo principal no es que éste acto sea terapéutico sino que en éste pueda inscribirse la hipotesis del sujeto que despliega cada caso.

Conviene luego articular entonces dos términos que facilitan enmarcar el trabajo dentro del acompañamiento, a saber, la relación del sujeto con el lenguaje y con su cuerpo y los efectos que estos manifiesta en el vinculo con el acompañante.

En el término de acompañamiento4 entonces tenemos toda un tramado de significación donde podemos situar la importancia del conceptualizarlo y relacionarlo con lo especifico del campo que interrogamos, es decir, con la pulsión y sus destinos.

Por ejemplo, la segunda voz y lo evocante; lo escópico, en la presencia de un otro especular que debe ser solemne,por ejemplo en la discreción de mirar; lo oral y su lugar de complemento cuando se asiste en la mesa; lo anal y sus derivadas en el intercambio de objetos.

Es decir, se plantea para nosotros este concepto en y con la afinidad de estar orientado por la inscripción de la pulsión en toda formación humana, como nos dice Lacan en el Discurso de clausura de las jornadas sobre las psicosis en el niño ; “Toda formación humana tiene como esencia y no como accidente, la de refrenar el goce5”. Y es desde el lugar de la marca de la pulsión donde esto debe operar.

Otra acepción útil la encontramos por ejemplo en la astronomía, el acompañante es un reloj, instrumento que es usado en las observaciones que tiene como función batir segundos. Es decir, que marca de alguna manera los tiempos, – ¿porqué no pensar que bate los tiempos lógicos de la implicación del sujeto? -.

Tendríamos que ver en las matemáticas y en específico en la teoría de los conjuntos como el número, y el uno por uno, el cada uno y su acompañamiento por el colectivo, hace aplicable dicho concepto. Tal vez de la forma como Lacan lo enuncia en los 3 tiempos lógicos.

De lo terapéutico, como no a lo que se apunta sino como efectoRespecto a lo terapéutico, es de subrayar su acepción en griego es <therapeutus) servidor.Conviene detenerse en una reflexión sobre la dialéctica del amo y del esclavo, para rescatar que la operación del acompañamiento se orienta por no hacer de amo, parafraseo a Virginio Baio cuando señala que la posición del operador en el trabajo con el sujeto debe ser de “dóciles con el sujeto e intratables con el Otro 6” Se trata de situarse con un Otro regulado que permita el trabajo de despliegue, encadenamiento, de invensión sintomatica.

En este punto es preciso aclarar que el acompañamiento no es un psicoanálisis, sino que se enmarca en su lógica.En su aplicabilidad.

Hacia una versión del Acompañamiento terapéuticoEntonces, nos situamos en ésta práctica teniendo en cuenta sus significaciones dotadas por el tesero de la lengua pero la particularizamos bajo la orientación del psicoanálisis aplicado.

Este concepto lo orientamos también bajo la lógica propuesta por A Koyré en su texto Estudios de la historia del pensamiento científico en su articulo orientación y proyectos de investigación citamos: ..; “la unidad del pensamiento humano, particularmente en sus formas más elevadas; me ha parecido imposible separar, en compartimientos estancos, la historia del pensamiento filosófico y la del pensamiento religioso del que está impregnado siempre el primero, bien para inspirarse en él, bien para oponerse a él (…) …He tenido que convencerme rápidamente de que del mismo modo era imposible olvidar el estudio de la estructura del pensamiento científico”.

Así proponemos una diferenciación y conceptualización continua y renglón seguido partir de puntos a ir diferenciando en el caso por caso.

Nos es oportuno la conceptualización a partir de su negativo, de lo que no es, entonces tenemos la serie: no es un canguro, no es un guardian, no es un voluntariado, no es un objetor de conciencia, ni un asistente social.

Es una posición clínica, fundada en la ética del psicoanálisis que reconoce principalmente lo capcioso de la demanda y el goce que le acompaña7.

Que se desenvuelve en el contexto de la salud y que tiene como objeto, un sujeto de la palabra, donde se constituye y constituye sus vinculos.

Situamos nuestro lugar en la lógica que señala Lacan cuando nos dice que el sujeto de la ciencia es el mismo sujeto del inconsciente, que éste no habría surgido antes de la experiencia científica; “el sujeto de la ciencia, en su ideal de equiparar saber y real, intenta suturar, sutura que es el sujeto que el psicoanálisis intenta hacer emerger ”.

II. Entre salud y enfermedad Mental

En todas estas constelaciones entre la salud y la enfermedad mental, la brújula del ideal social marca su norte, en el “bienestar social”. Lugar desde donde, los profesionales de la salud y entre ellos, la figura del acompañamiento terapéutico aparecen como soporte que beneficie dicho proceso, de inserción, adaptación, capacitación, y hasta cura.

Ahora no podemos desconocer que la clínica no es una, y que son variadas las formas de captación e intervención de los especialistas en el área de la salud, contorno que

aunque moderno viene desde la antigüedad, en el qué hacer con la locura, de los asilos a los hospitales día .

Nuestra política no se orienta por el deficit con el cual suelen venir clasificados los pacientes, sino por lo sintomatico de estos y su lógica en cuanto al tratamiento de un goce.

Eric Laurent, en su curso de de 1994, nos habla de la salud mental como el silencio de los órganos sociales, así, como la salud es el silencio de los órganos corporales.Y destaca una anécdota que Freud relata en su texto sobre El chiste y sus relaciones con lo inconsciente,

La cual puede ejemplificar las complicaciones de éste goce: “el pobre judío de Viena que toma el tren para ir a los baños termales de Karlsbad. este personaje que está en el tren y no tiene su billete. El guarda lo intercepta y le pide que se baje. Se baja en la primera estación y sube inmediatamente en el vagón siguiente. El guarda lo intercepta por segunda vez, y allí comienza a golpearlo.Vuelve a bajar del tren, sube enseguida; entonces el guarda lo muele a palos y así continúa durante un cierto número de estaciones. En cierto momento se cruza con un amigo de Viena que logró no hacerse pescar y le dice : “pero ¿qué haces aquí?. El judío responde: “voy a Karlsbad a tomar baños, si mi salud me lo permite”.

La salud es algo así, es lo que nos permite permanecer en el tren si nuestra salud mental nos lo permite. La relación con el conductor, con el guarda del tren y su maldad, señala algo muy profundo, que incuestionablemente la salud mental existe; pero nada tiene que ver con lo mental y muy poco con la salud. Tiene que ver con el Otro y su silencio”.

Es como toca entender la salud mental como el silencio de los órganos sociales.

Destacamos bajo este anecdota lo singular en que en el caso por caso hay un desenvolvimiento, así como la discordancia que exiete entre las formas de conseguir algo con un supuesto bienestar.

Es fundamental la manera como Jacques Alain Miller lo resume, “la salud mental es ante todo un concepto de orden público. En efecto el Witz freudiano señala al Otro del control, que es decisiva en todas las cuestiones de la salud, mucho antes de que nos agotáramos controlando presupuestos. El orden público, en lo que concierne a la salud, está desplazado por el nuevo estatuto del amo8”.

De esta forma el Acompañamiento terapéutico aunque esta del lado del Otro social, debido a que es una figura de control, de referencia, de puente entre las terapéuticas y el sujeto. No se reduce sólo a ejercer este sino de situar su punto de perspectiva en lo inédito de la relación del sujeto con lo social que lo precede.

Estamos inscriptos entre la dialéctica del amo y del esclavo, dialéctica con la cual Lacan recontruyó el edificio freudiano de la neurosis e interrogó a la psicosis como mecanismo de rechazo de este uso dialéctico.

La cuestión de la enfermedad Mental, supone la figura del terapeuta y de su intervención, hoy ya nada específica, sino extendida en las especialidades y su interacción con las demás disciplinas en las redes de salud. Sabemos que actualmente su campo de acción ya no se limita a la consulta privada sino que también lo encontramos inserto en instituciones hospitalarias, educativas, comunidades terapéuticas, judiciales, etc. Simultáneamente a este ensanchamiento se plantea la necesidad de un trabajo multidisciplinario donde el el acompañamiento terapéutico hace parte de la red.

Es en este contexto donde la figura del acompañante terapéutico cobra una considerable importancia. Por otro lado, y no sin relación a lo que venimos diciendo, deberíamos agregar otros dos factores de incidencia para la creación de esta figura del acompañante, nos referimos aquí a la descongestión hospitalaria, efecto de las reformas psiquíatricas y a la utilización de la psicofarmacología por un gran número de profesionales de la Salud Mental.

Esta reforma que conocemos como el proceso de desmanicomialización, se prosigue hoy en otras formas de intervención extra institucionales, como respuestas a los nuevos síntomas contemporáneos, entre ellos, la anorexia, la depresión, el alcoholismo, las toxicomanías, etc. y también a las ya clásicas nosologias psicosis, autismo, neurosis graves.

Es desde, estas nuevas formas de abordaje y tratamiento de la salud mental, que la función del acompañamiento se origina como un soporte enmarcado en lo institucional pero fuera de él, que hará las veces de puente entre lo social y la terapéutica ya sea dentro de un marco institucional o privado. II. El lugar del acompañamiento terapéutico, hacia lo especifico de su acto

El acompañamiento terapéutico, se articula en los procesos de uso y seguimiento de las intervenciones psicofarmacológicas así como en un lugar que haga las veces de nexo entre la medicación enfocada a la contención, y el enmarcamiento de este abordaje, en un contexto que proponga la palabra como instrumento.

Si tomamos como referencia algunos datos estadísticos podemos observar que los antidepresivos, tranquilizantes y ansiolíticos aparecen entre los grupos de psicofármacos más vendidos. La intervención del acompañamiento ofrece una intervención adjunta y complementaria a dicho tratamiento farmacológico.Con la intensión de prestar una escucha, soporte a la terapéutica colateral.

En este lugar de la palabra, la terapéutica toma variadas estrategias a las que el proceso de acompañamiento orienta su intervención.

El servicio se sitúa dentro de la red de los servicios de atención en Salud Mental quedando de esta manera sujeto a dar cuenta del trabajo que se realiza en él. Por este motivo proponemos el control como forma de abordar este compromiso, garantizando de esta forma el bien hacer de nuestra práctica.

Nos situamos en una perspectiva no del “hacer el bien” sino del posibilitar una invención sintomatica. Es decir, nuestro trabajo no se sitúa en un discurso moral ni educativo sino en una toma de posición ética en la cual sabe por experiencia que lo consistente es la invención que el sujeto elabora y encuentra en su síntoma.

Dicha orientación toma su lógica en las secciones clínicas de investigación del disposotivo donde se trabajan las cuestiones , caso por caso, que son las que en sí, sitúan las condiciones operativas del proceso. Es decir, tomando como eje central el tratamiento individual del paciente. Donde es esencial la formación continuada de cada uno de los miembros del equipo.

1 . Un definición del concepto puede seguirse en ¿“Producir el sujeto?” Texto de Jacques Alain Miller. En MATEMAS I. Ed. Manantial. 2 Lacan Jacques. “El estadio del espejo como formador de la función del yo [je] tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica” En Escritos 1. Ed. Siglo XXI.3 Tesis fundamental en la clínica del psicoanálisis. Ver. “C.S.T” por Jacques-Alain Miller. En Clínica bajo transferencia. Ed. Manantial.4 Acompañamiento, es la acción de acompañar. Persona, conjunto de personas o cosas que acompañan . Particularmente cuando es con solemnidad. En el teatro, conjunto de personas que figuran en una representación sin desempeñar ningún papel en particular (comparsa), -aquí tocaría agregar alguno- .En la música es un conjunto de notas musicales que acompañan armonicamente a una melodía (la segunda voz). Conjunto de alimentos que sirven de complemento a un plato principal.

5 Lacan Jacques. “Discurso de clausura de las Jornadas sobre las psicosis en el niño” En El Analíticón Ed. Correo/Paradiso (p.8).6 Citado por Antonio Di Ciaccia en su ya clásico articulo “Una práctica al reves” publicado en castellano e italiano en Desarrollos actuales en la investigación del autismo y psicosis infantil en el área mediterránea (2001) y en frances en Preliminaire # 13.7 Para una reflexión sobre la demanda y el goce. Lacan Jacques. “Psicoanálisis y medicina” E. Manantial.8 Miller Jacques-Alain “Salud mental y orden público” En pliegos. Ed. Sección de Madrid de la EEP(p.131-132).

Las funciones del Acompañamiento Terapéutico:

 

-El "lugar” del acompañante terapéutico en el tratamiento-

 

-Desarrollo histórico social del Acompañamiento Terapéutico-

 

 

            El tema de las funciones fue desde los comienzos bibliográficos dedicados

al acompañamiento terapéutico muy significativo, y en ocasiones mostró ruidosos-

silencios, rígidos posicionamientos y discursos. Hoy comprendo las particularidades

de esas bibliografías como uno de los "motores” que permitió y posibilitó el

desarrollo histórico-social del desempeño actual del acompañante terapéutico

desde los últimos 10 o 15 años.

 

 

Planteando el tema:

 

         En primer lugar quiero citar a G. Pulice Y G. Rossi, quienes se expresan en el

prefacio de su obra Acompañamiento Terapéutico, sobre la función del

acompañante terapéutico de la siguiente forma: "…Desde nuestro criterio, la

función del acompañante terapéutico solo puede definirse en relación a la

estrategia de un tratamiento, e irá cobrando sentido en la medida en que este

avance, es decir, en relación a las particularidades de cada caso. En la dirección de

un tratamiento, no hay un saber previo. Sí hay un saber supuesto que el paciente,

en la transferencia, atribuye al terapeuta… Es necesario aclarar, no obstante, que

cuando hablamos de estrategia no es en sentido de un saber previo puesto del lado

de quien conduce un tratamiento, acerca de cómo intervenir frente a cada entidad

clínica, de manera general. Y menos aun de parte de los distintos profesionales que

pudieran participar en ese tratamiento, incluido el acompañante...” (Pulice y Rossi:

1997:8) 

 

        

         Si bien, respecto de lo leído hasta aquí, se puede pensar la función del

acompañante terapéutico como el "lugar” que tiene éste en un tratamiento,

entonces es necesario que todos los agentes de salud pensemos que no hay sólo

un "lugar” posible para este recurso: desde cada escuela psicológica y

psiquiátrica, como desde cada especialidad médica y asistencial, y según el

marco teórico que la sustenta, sele puede otorgar tácita o explícitamente un

"lugar” diverso y válido. El mismo redundará en una inclinación y

fundamentación, en cada caso particular, de la nominación de funciones

específicas que asumirá el acompañante terapéutico de cara a su trabajo

concreto y que las mismas se particularizarán en la reflexión sobre y en la

práctica que cada área requiera.

         Creo que en la apreciación del párrafo citado, los autores se refieren

especialmente al acompañamiento terapéutico en salud mental, y más

precisamente desde una mirada psicoanalítica, lo que algunos, por su especificidad,

están empezando a denominar "acompañante psicoterapéutico”. Aunque es de

destacar que en la actualidad los pedidos de acompañantes terapéuticos no sólo

están siendo formulados por profesionales del ámbito "psi”, sino también desde

otras especialidades, en donde hablar de "saber supuesto del terapeuta” no es

operativo, ni un lugar desde donde "intervenir” y/o ubicarse en un tratamiento.

         Los autores también hablan de un "saber previo”, que termina por no ser tal,

en relación a un posicionamiento profesional, que permite no definir una estrategia

a priori frente a determinada entidad clínica en el área de  psicopatología o clínica

psicológica. Esto es característico del psicoanálisis, en donde también se dice que:

el "saber” lo tiene el paciente por estar habitado por un síntoma que habla mas allá

de él (también ocurre esto en un sueño, un acto fallido, un lapsus, como lo postuló

Freud en su época).Para mi esto ya es un posicionamiento estratégico.

          Desde el punto de vista de los autores, este planteo condiciona tanto al

terapeuta como al acompañante terapéutico, los deja en un "lugar” en el que no

pueden precisar ni sus funciones específicas ni su estrategia de tratamiento a priori.

         G. Pulice y G. Rossi hacen una  crítica, en la obra mencionada, acerca de una

nominación de funciones específicas que hicieron en una publicación anterior S.

Kuras de Mauer y S. Resnizky. Los autores se expresan así: "…una de estas formas

de plantear una estrategia es pensar que ésta supone un saber previo de parte del

terapeuta acerca de la dirección que dará al tratamiento, al saber la evolución que

tendrá el paciente a partir de determinado diagnóstico. Consecuentemente, desde

esta perspectiva, el acompañante terapéutico también debe tener un saber previo

acerca de cómo intervenir en cada situación, de cómo "manejar” al paciente, el que

es puesto de esta manera en el lugar de objeto. Según este criterio, las funciones

del acompañante terapéutico también pueden ser definidas a priori. Esto es lo que

vamos a encontrar en el texto de Susana Kuras de Mauer, Acompañantes

terapéuticos y pacientes psicóticos…” (Pulice y Rossi: 1997:22)

         Si bien se puede estar de acuerdo con este planteo, para los casos de

abordajes en psicopatología desde la óptica psicoanalítica, es sabido que hoy el

acompañamiento terapéutico trascendió esas primeras intervenciones fundantes

para irse definiendo respecto a las problemáticas que aborda hoy como un recurso

más plástico y multifacético.

 

         En relación al "lugar” del acompañante terapéutico, también en salud mental,

S. Kuras de Mauer y S. Resnizky expresan lo siguiente: "…consecuentemente, lo

que aquí conviene poner en juego es la habilidad personal necesaria para poder

establecer un buen vínculo con el paciente, desde el posicionamiento que se tiene y

desde el lugar que realmente se ocupa, y no desde el lugar en el cual el paciente

desea situarnos…” (S. Kuras de Mauer y S. Resnizky: 2003: 30/31)

         Esta última cita es importante para uno de los aspectos que me gustaría

poner de relieve de diversas maneras en este artículo: la capacidad operativa que

tiene el vínculo para intervenir desde el lugar del acompañante terapéutico. Dicho

lugar, desde mi punto de vista, está centrado en la construcción y desarrollo de un

vínculo, en este caso acompañante – acompañado. Además dicho concepto es

teorizado desde la psicología social, a la cual le guardo mucho respeto y la

considero pertinente como práctica psicosocial, significándose desde ese esquema

conceptual, al vínculo, como sumamente operativo y eficaz para producir

modificaciones; mientras que para otras escuelas psicológicas se sostiene que no se

debe hacer vínculo o lazo con el paciente.

 

         S. Kuras de Mauer y S. Resnizky ofrecen, en la obra a la que referimos

anteriormente, una nominación de funciones para el acompañante terapéutico en el

área de salud mental y desde un posicionamiento "psiquiátrico”. Para las autoras

las algunas de las funciones son las siguientes:

 "…1) Contener al paciente: La contención es fundamental y constituye la

primera función del Acompañante Terapéutico, cualquiera sea el momento del

proceso en que se hallen los pacientes. El Acompañante Terapéutico se ofrece

como sostén, auxiliando al paciente en su imposibilidad de delimitarse a si mismo.

Acompaña y ampara al paciente en su desvalimiento, su angustia, sus miedos, su

desesperanza, e incluso en aquellos momentos de mayor equilibrio…

 2) Ofrecerse como referente: …El Acompañante Terapéutico es para su paciente

un "referente”, incluyéndose como tercero. Cuando hablamos de "terceridad”, lo

hacemos aludiendo a un posicionamiento del Acompañante Terapéutico que opera

en el vínculo a la manera de organizador psíquico que lo ayuda a regularse…

 3) Ayudar a "reinvestir”: En virtud del grado de vulnerabilidad del Yo en las

psicosis, el Acompañante Terapéutico se ofrece a la manera de un "organizador

psíquico” capaz de intervenir operativamente y decidir por el paciente en aquellos

ordenes donde éste no es aun capaz de hacerlo por si mismo. Asume por momentos

funciones que "el Yo del paciente”, por estar comprometido y debilitado por la

enfermedad, no puede desarrollar…

4) Registrar y ayudar a desplegar la capacidad creativa del paciente: …La

canalización de las inquietudes del paciente cumple un doble objetivo: sirve para

liberar la capacidad creativa inhibida y tiende a la estructuración de la personalidad

alrededor de un eje organizador. Al proponer y ayudar a investir tareas acordes con

los intereses del paciente, se lo ayuda a reencontrarse con la realidad y se

promueve y refuerza en el la noción de proceso, opuesta a la concepción mágica

del tiempo y el espacio, cuyo rasgo distintivo es la dilución en la inmediatez y la

negación de lo procesual…

5) Aportar una mirada ampliada del mundo objetivo del paciente: …El

Acompañante Terapéutico dispondrá de información ampliada sobre su modo de

discurrir en ámbitos diversos, sobre los vínculos que mantiene con los miembros de

la familia, el tipo de personas con las que prefiere relacionarse, las emociones que

lo dominan. Registrará también conductas llamativas de la vida diaria en relación a

la alimentación, el sueño, higiene personal…todo ello  contribuirá a una mejor

evaluación de las alternativas a la hora de trazar una estrategia clínica…”  (S. Kuras

de Mauer y S. Resnizky: 2003: 31/34)

         Dichas autoras, también incluyen dentro de las funciones: "…Habilitar un

espacio para pensar…, Orientar en el espacio social… e Intervenir en la trama

familiar…” (S. Kuras de Mauer y S. Resnizky: 2003: 34/35)

         En mi opinión todo lo mencionado debe hacernos reflexionar sobre si la

definición de un rol, en este caso el de acompañante terapéutico, y con todo lo que

esto conlleva, consiste en delimitarlo para darle entidad e identidad, lo cual

redunda desde otro punto de vista en un recorte, un encapsulamiento. O bien, si

ese rol surgido de un contexto histórico – social, debe permanecer abierto a las

problemáticas que los diferentes contextos le "adjudiquen” para resolver y/o dar

respuesta, problemáticas que son también de una época.

         La opinión anterior se puede plantear también de la siguiente forma: la

teorización, forma, práctica y función del recurso acompañamiento terapéutico va a

remolque de la necesidad social, o el registro de necesidad social produce y

requiere  siempre roles ya definidos y cerrados, y de no ser así: ¿porque tendemos

a esto?

         Algo similar ocurre cuando se pretende dividir el rol en acompañante

terapéutico y acompañante psicoterapéutico en dos prácticas distintas. En lo

personal, no estoy de acuerdo, creo que se trata de sumar y no de dividir, debemos

construir un rol, que como auxiliar de diversos tratamientos, se pueda ubicar en un

lugar de "no saber a priori sus funciones” y en otros, momentos, casos o aspectos

del mismo caso, permitirse dar ciertas directivas desde un lugar de "saber”, más

común del modelo médico y no me refiero sólo al modelo psiquiátrico.

         Como vemos, dentro del mismo campo "psi” hay  distintos posicionamientos.

Se observa en esas primeras bibliografías del tema, una polarización de posturas y

marcos teóricos que comunican y ponen el énfasis en "la adhesión y pertinencia a

definir a priori las funciones del acompañante terapéutico” y el intento convencido

de no caer en ese lugar de "saber” a priori sobre dichas funciones. Desde mi

esquema referencial estos dos polos, si bien parten de posicionamientos teóricos

distintos en el área de salud mental, permitieron y posibilitaron el desarrollo

dialéctico de dicho rol, que en una síntesis dialéctica y de cara a la demanda social

que sostiene, fue creciendo más allá de esos intentos por "colonizarlo” y

"adjudicárselo” con la inevitable marca que ello hubiera significado de quedar

cerrado de una vez y para siempre.

         Para ver este desarrollo y alcance actual del acompañamiento terapéutico

analicemos, por ejemplo, la abundante demanda de este rol  que se genera hoy por

hoy desde el área de la geriatría en casos de enfermedades crónico-degenerativas y

demencias (alzhéimer, párkinson, etc.).

         En estos casos se pueden mencionar como  funciones a priori y, desde mi

punto de vista esto es bastante atinado, las que detallo a continuación:

·         Apoyo en las Actividades de la vida diaria (ABD), que suponen y

necesitan un "saber previo” y no un "saber supuesto al analista” y

requieren de otro tipo de profesional de la salud como puede ser un

Terapista Ocupacional.

·         Apoyo en Estimulación Cognitiva (en lo cotidiano), que suponen por

ejemplo el alineamiento a las directivas por parte del acompañante de: un

Psicopedagogo, un Terapista Ocupacional, un Neurólogo y/o un Psicólogo.

         Es decir, que en estos casos se requieren intervenciones directivas desde un

saber previo y diría técnico, con funciones para el acompañante pautadas  a priori y

orientadas hacia un objetivo. No obstante puede suceder que en el marco de

realización de estos apoyos, se deba mantener además una disponibilidad de "no

saber a priori”  sobre ciertas funciones, sobre todo si se tiene en cuenta que el

acompañante terapéutico trabaja en lo cotidiano, donde hay por lo general otras

personas o familiares (red de vínculos), cercanos al paciente y que hacen lazo con

el acompañante terapéutico, en donde un terapeuta familiar, de pareja o grupal,

según sea el caso, requiera esta condición en el acompañante terapéutico, para con

los vínculos del paciente, permitiéndole una operatoria particular.

    Respecto al desarrollo histórico social del acompañamiento terapéutico, queda

pendiente aclarar que el mismo no se desplegó solamente en un contexto teórico.

Cada acompañante terapéutico construyó en su recorrido profesional,

especialmente en los primeros años de su labor, proyectos de trabajo que

incluyeron funciones definidas a priori, en base a sus conocimientos, y que se

plasmaron en su propuesta de abordaje. Las mismas fueron redefinidas como

respuesta a la demanda de instituciones, profesionales y familias, dando lugar a

adaptaciones y nuevas funciones. Con esto deseo señalar que la ampliación del rol

del acompañante terapéutico, tal como lo concebimos actualmente, fue producto de

un proceso que conjugó aspectos teóricos y prácticos: la teoría configuró la práctica

y, a su vez, la práctica generó desarrollos teóricos sobre nuevas funciones

específicas de este recurso. Esto sucedió como respuesta a los requerimientos que

la sociedad efectuó, centrados en la resolución de sus problemáticas emergentes,

es decir, como parte del devenir de cada sociedad, modificación que no posee

punto de culminación

 

Algunas funciones generales del acompañamiento terapéutico

 

            En este apartado deseo compartir algunas de las funciones específicas que

formulé en el transcurso de mi desempeño profesional y que formaron parte de las

propuestas de trabajo que presenté en organizaciones destinadas a la atención de

pacientes.

         Cabe destacar que algunas de ellas coinciden con las enunciadas por diversos

autores.

           

v  Motivar la continuidad de los tratamientos.  

v  Acompasando los vaivenes emocionales del paciente en relación al mismo.

 v  Haciendo presente la lógica del tratamiento en lo cotidiano del

acompañado.  v  Promoviendo la resiliencia humana y la planificación de la esperanza.   

v  Favorecer el intercambio con el medio social, funcionando como un semejante con quien compartir actividades recreativas, laborales y/o educativas.

 v  Ofreciendo presencias en los lugares donde el acompañado desarrolla sus

actividades cotidianas.  

v  Realizando salidas a la vía publica.  v  Creando nuevos contextos de desarrollo para el paciente.

  

v   Ofrecer un espacio de diálogo donde lo subjetivo se pueda expresar a través de la palabra.

 v  Acompañando con una escucha empática.

 v  Otorgando una palabra objetivante o continente.  

 v  Acompañar al paciente y a su familia en sus cuadros afectivos.

 v  Reforzando sus propios esquemas de contención y regulación.

 v  Mediando en posibles situaciones de conflicto, apuntando a generar

convergencia.  

 v  Promover calidad y estilo de vida.

 v  Reduciendo factores de riesgo.

 v  Potenciando factores protectores.  

 v  Fomentar la capacidad creativa del paciente.

 v  Favoreciendo una adaptación activa.

 v  Aportándole una vía de expresión.  

 v  Favorecer el  desarrollo de las potencialidades sanas del paciente.

 v  Potenciando las posibilidades y capacidades  del sujeto.

 v  Apoyando en lo anímico y lo concreto la realización de actividades.  

  

v  Cooperar con la construcción de una cotidianidad y un vínculo beneficioso para el paciente.

 v Otorgando un espacio más de producción subjetiva.

  

v  Facilitar las condiciones que le permitan el diseño de hábitos sanos.   

v  Limitar en situaciones interpersonales en donde el paciente pueda resultar perjudicado.

 v  Oficiar de terceridad en los vínculos.

   

Bibliografía:

 ·         Pulice, G y Rossi, G (1997). Acompañamiento Terapéutico. Bs. As. Ed. Polemos

·         Kuras de Mauer, S y Resnizky, S (2003) Acompañantes Terapéuticos. Actualización Teórico-Clínica. Bs. As. Ed. Letra Viva.

¿Qué es ser Acompañante Terapéutico?

Lic. Sergio F. Sáliche

En los años 70 las descompensaciones psicóticas eran resueltas exclusivamente en la internación institucional, esto equivalía al aislamiento del paciente de su familia. Como alternativa a esta estrategia surge la internación domiciliaria y la figura del Acompañante Psicoterapeútico como sostén del tratamiento en el ámbito del paciente, evitando así la internación en una institución psiquiátrica. Se lo llamaba "amigo calificado", luego fue sustituido por el nombre de "acompañante terapéutico", este cambio tuvo que ver con un cambio en relación a la función, acentuándose lo terapéutico por sobre la amistad.

El acompañante no es un amigo y tampoco debe presentarse como tal, aunque en un principio puede facilitar el vínculo, con el transcurrir del tiempo puede perjudicarlo o hasta producir la interrupción del acompañamiento como consecuencia de la desaparición de las diferencias que siempre deben estar presentes.

El acompañante no debe responder a la amistad con amistad, pero no debe rechazar que el paciente lo ubique en ese lugar, ya que esto es necesario para llevar adelante el acompañamiento.

Otra de las cuestiones por las que no puede ser un amigo, están en relación al pago y al horario acordado.

En relación al honorario de nuestro trabajo utilizamos como estrategia, realizar la primera entrevista en el domicilio particular del paciente y allí evaluar: contexto familiar, socioeconómico, frecuencia semanal del AT y dificultades tanto del paciente como de la familia.

El campo de trabajo del acompañamiento terapéutico se ubica en relación a pacientes con riesgo suicida, adictos, anorexia, bulimia, depresión, psicosis, fobias, ancianos socialmente aislados o pacientes que presentan dificultades en un tratamiento.

La tarea se realiza siempre en equipo y los objetivos son planteados por el profesional tratante.

Integrado a otros tratamientos, permite su continuidad en el ámbito de la vida del paciente, con su familia y con la comunidad en la tarea de resocialización.

El trabajo del acompañamiento terapéutico sirve para sostener a un sujeto en sus actividades diarias. Se busca permitir que el paciente continúe o retome sus actividades laborales, sus estudios y sostener su inserción social en la medida en que esto sea posible.

La función del acompañante terapéutico puede definirse en relación a la estrategia que construye un psicólogo o psiquiatra en un tratamiento y a las particularidades de cada caso, la función del mismo no puede establecerse de antemano, sino que se irá delineando en relación al desarrollo del tratamiento.

Si bien, el acompañante terapéutico realiza intervenciones, tiene limitaciones, no debe hacer interpretaciones al paciente y debe remitirse a una estrategia. El espacio que genera tiene su singularidad, con la posibilidad de establecer una táctica propia, en la práctica, esto se sostiene a partir de las reuniones entre acompañantes, la orientación que dé el psicólogo y las supervisiones.

El trabajo del acompañante terapéutico dentro de los hospitales y de las clínicas es para y en función del paciente, es un trabajo conjunto con el psicólogo que lo atiende, el psiquiatra de la institución, los terapistas ocupacionales y demás profesionales.

Es necesario trabajar en equipo para que las indicaciones necesarias para el tratamiento del paciente sean coordinadas y no se caiga en modalidades terapéuticas que terminan siendo esquizofrénicas.

Es imprescindible que quien cumpla la función de acompañante terapéutico trabaje en el ámbito de la Salud Mental y sea supervisado permanentemente por un psicólogo, porque muchas veces se desconoce lo perjudicial que para él mismo pueda serle o para el paciente. Recordemos que los pacientes que necesitan de acompañantes son generalmente internados o con graves trastornos de su salud mental. Hoy en día las instituciones privadas por reducir sus costos toman a personas no preparadas adecuadamente para que salgan con pacientes en tratamiento institucional.

Este trabajo no consiste sólo en sacar a pasear al paciente sino también en: Respetar sus tiempos de silencio, de angustia y ansiedad lo que implicaría acomodar el tiempo cronológico a lógico del paciente. Poner el cuerpo, escuchar su delirio, su razón, su locura, su cordura.

Todo esto significa brindarle a los pacientes la posibilidad de apropiarse de su cuerpo, de su voluntad, de su espacio y posibilitarle un nuevo intercambio socia

NDICE:

- Introducción - La estrategia de un tratamiento- El abordaje- Pacientes esquizofrénicos: - Pacientes con riesgo suicida: - El acompañamiento terapéutico - La Resiliencia - Bibliografía consultada

 

Introducción Para comenzar un breve recorrido histórico, que no por breve deja de ser significativo en cuanto a los efectos que esta historia tiene sobre la practica actual. Como toda historia, esta tiene más de una versión y vamos a ver como esto va a estar íntimamente relacionado con la diversidad de concepciones acerca de las funciones del acompañante terapéutico, función que va a diferenciar desde sus comienzos tanto del terapeuta como del enfermero, que resulta muy difícil de definir en su especificidad. Cual es la función del acompañante terapéutico? Nuestro objetivo no es dar una respuesta sino poder ir abordando las distintas variables que determinan su práctica clínica. No existe un punto sobre el comienzo de esta práctica en Argentina, hay muchas versiones acerca de su nacimiento. Cuando queremos definir las funciones del acompañante terapéutico vemos que está vinculado a no poder determinar sus comienzos. Algunos dicen que comienza en la práctica psiquiatrica. Lo que si se puede afirmar es que en un principio surge a partir del marco conceptual, que se produce a nivel mundial a través del desarrollo de hospitales de día en salud mental, a partir de la segunda guerra mundial, y nace en nuestro país en la década del '60. Cabe destacar la influencia que tuvo la anti-psiquiatría en distintas corrientes, y la importancia que adquiere el psicoanálisis para el tratamiento y la teorizacion del campo psicopatológico. Esta función necesita de un ABORDAJE MULTIPLE con pacientes en crisis. El trabajo en equipo se plantea con la idea de abordar al paciente en todos los aspectos de su vida, intentando crearles un ambiente terapéutico. Participando activamente en sus grupos de pertenencia. El abordaje múltiple se toma en dos sentidos: 1) es considerado múltiple el sujeto de la enfermedad al no recibir el profesional solo a un paciente grave en crisis, sino a una familia que también esta en crisis, desde el momento en que no le basta los recursos propios de contención. 2) un segundo sentido se refiere a que se dan múltiples formas de abordar a ese sujeto, realizando esa intervención desde un equipo terapéutico, con distintas funciones y responsabilidades asociadas, que funciona como agente resocializador, no se trata de co-terapia.

La estrategia de un tratamientoLa función del acompañante terapéutico solo puede definirse en relación a la estrategia de un tratamiento y se va, precisando, delineando en relación a este y a las particularidades de cada caso.Las funciones que S. KURAS y S. RESNISKY definen son:

La primera y fundamental es contener al paciente, este debe ofrecerse como sostén. A la manera de un chaleco humano, frente a la ansiedad, la angustia o los miedos del paciente, como alternativa a la contención por medio de psicofármacos y otros recursos. La segunda es brindarse como modelo de identificación, el acompañante seria el que muestra al paciente modos diferentes de actuar y reaccionar en la vida cotidiana, lo que va a ser terapéutico porque rompe con los modelos esteriotipados de vinculación que llevaron al paciente a la enfermedad y le posibilitarían adquirir mecanismos de defensa mas adaptativos, por identificación. Esta seria una vía para aprender a esperar y postergar. La tercer función es prestar el yo. El acompañante terapéutico sirve como yo auxiliar: asume funciones que el yo del paciente no puede desarrollar, ejemplo: organizar y cumplir con actividades cotidianas, etc. Sus dos funciones son brindarse como modelo de identificación y prestar el yo. Supone que pueden romperse los modelos esteriotipados de vinculación y adquirir mejores mecanismos de defensa, y también un mejor manejo de la ansiedad, a través del trabajo sobre el yo del paciente por vía de la identificación. En Freud queda claro que la identificación aparece como una instancia constitutiva del sujeto, pero no como un recurso terapéutico en el que se pueda basar la orientación de un tratamiento. La cuarta es percibir, reforzar y desarrollar la capacidad creativa del paciente. El acompañante terapéutico tratara de percibir las capacidades manifiestas y latentes del paciente. Durante el proceso terapéutico implicaría alentar el desarrollo de las áreas mas organizadas en desmedro de los aspectos mas desajustados. Tiene por objetivo la liberación de la capacidad creativa inhibida y la estructuración de la personalidad alrededor de un eje organizador. No en todos los casos ni en cualquier momento el paciente puede manifestar intereses o desarrollar capacidades, por lo que a veces forzar el acompañamiento en esa dirección puede resultar intrusito o contraproducente. La quinta es brindar su información para la comprensión global del paciente. Por el contacto cotidiano el acompañante dispone de información fidedigna del comportamiento callejero, vínculos familiares y de amistades, emociones en sus vínculos, etc. La elaboración de la táctica o el espacio de intervención del acompañante va a estar subordinada a la estrategia global del tratamiento que va a depender también de las particularidades del vinculo establecido en el espacio del acompañamiento y la elaboración del mismo en su singularidad. La sexta representar al terapeuta. Con el acompañamiento se produce una ampliación de la acción del terapeuta, así esta acción no se restringe. El acompañante tiene que ayudar a metabolizar y reforzar interpretaciones realizadas por el terapeuta, creando su presencia un espacio mas para la elaboración de los contenidos de la psicoterapia. La séptima es actuar como agente resocializador. Acá se refiere a paciente severamente perturbados, desconectados del mundo que los rodea, en el que la tarea del acompañante será la de paliar la distancia que separa al paciente de todo lo perdido. Esto ubica al acompañante en un lugar imposible, que es sostener la ilusión de que lo que el paciente ha perdido como si se tratara de un objeto asequible, podría recuperarlo en forma paulatina y dosificada con la ayuda del acompañante terapéutico. Se supone un estado de socialización anterior, y una salida temporaria del

sujeto de lo social, disociándose así lo social de lo patógeno. Hemos tenido oportunidad de constatar como la enfermedad de un miembro de una familia aparece como síntoma en relación a una estructura familiar, es resistido desde el grupo familiar, todo posible cambio del sujeto que los aleje de ese lugar de enfermedad. El octavo es servir como agente catalizador de las relaciones familiares. El acompañante terapéutico puede contribuir a descomprimir y amortiguar las relaciones del paciente con su familia, absorbiendo o mediatizando las descargas del padre o la madre sobre el. Es conveniente que el acompañante remita todo posible intento de transgredir el encuadre por parte de algún miembro de la familia, al espacio terapéutico desde donde se dirige el tratamiento, el terapeuta o el psiquiatra, al no estar legitimando al acompañante en dicho lugar de dirección corre el riesgo de quedar atrapado en un enfrentamiento especular imaginario.

El abordaje En cuanto al abordaje terapéutico las indicaciones serian: impartir consignas simples, que no den lugar a la ambigüedad; tener gran disposición si los pacientes desean hablar; tolerar el silencio y no preguntar con insistencia para que no se sientan perseguidos; no corregir no criticar lo que dicen porque pueden estar significando algo diferente de aquello a lo que sus palabras aluden; ser puntuales con los horarios, no toleran frustraciones; contrarrestar su sensación de indefensión prestándoles el yo.

Pacientes esquizofrénicosLas funciones del acompañante terapéutico con estos pacientes son: 1) Reforzar la contención del paciente "luchando" dicen contra su ruptura con la realidad. 2) Ayudarlos con algún proyecto vital latente acorde con sus posibilidades. 3) Incluirnos como un "yo opcional" capaz de postergar, y ofrecerles modos de funcionamiento alternativos a aquellos que lo enfermaron. 4) Operar como nexo con el mundo externo ayudando al paciente a reenlazarse socialmente con "otros" significativos amigos, familiares, educadores, etc. 5) Fortalecer el yo del paciente apuntando a una mayor adecuación en el manejo tempo-espacial.

Pacientes con riesgo suicidaLas indicaciones son marcación hombro a hombro, mantenerse actualizado en las consignas e indicaciones terapéuticas; escuchar su desesperanza sin intentar taparla maniacamente; evitarle frustraciones en el cumplimiento de los horarios; asegurarles compañía e impulsarlos al dialogo, las funciones del acompañante serian: 1) Contenerlos, ayudándolos a trazar o descubrir un proyecto de vida. 2) Registrar y trasmitir al equipo tratante toda clase de alusiones al suicidio en forma inmediata. 3) Nutrirles la autoestima. 4) Detectar y estimular intereses y motivaciones que tengan relación con un proyecto vital. 5) Prestar especial atención a los cambios bruscos de humor.

6) Ayudar a incluir en su persona la noción de futuro. 7) Brindarnos como un modelo de identificación capaz de convivir con conflictos sin dejarse paralizar por ellos, y de establecer vínculos gratificantes con los otros. 8) Mantenerlos alejados de situaciones que puedan resultarles autodestructivas.

El acompañamiento terapéutico El desvalimiento infantil, la vulnerabilidad adolescente, las depresiones en la adultez, el aislamiento de los adultos mayores no describen únicamente momentos de un proceso evolutivo, sino rasgos de la subjetividad contemporánea. Hoy nos convoca el desafió de llegar a una fundamentación mas rigurosa de la experiencia buscando un respaldo psicoanalítico que lo sustente. La necesidad de convalidar esta profesión y la insistencia de una demanda que justifica. La figura del acompañante terapéutico es un instrumento con el que la sociedad cuenta. Propicia una experiencia vincular de contención y apuntalamiento, promotora de transformaciones. El acompañamiento terapéutico se origina en una concepción psiquiatrica dinámica opuesta al planteo clásico que confina el rotulado como enfermo mental. El punto de vista tópico, un espacio "entre dos" habilita la posibilidad de un encuentro promotor de cambios. Desde el punto de vista dinámico de fenómenos psíquicos son resultantes de un conflicto, apoyando proyectos que permitan investir un tiempo futuro, promoviendo actividades e intercambios que favorezcan las salidas de sensaciones de impotencia y la desesperanza. Desde el punto de vista económico la cantidad, distribución, y circulación de una energía cuantificable. La diferencia entre dolor y sufrimiento, el dolor lo define como el padecimiento que avasalla al sujeto; el sufrimiento es el destino interpretativo que se le da al dolor, es la reacción del sujeto ante ese padecimiento. Cual es el estatuto del lugar del otro desde las perspectivas psicoanalíticas? Si el sujeto se constituye a partir de redes relacionales, dan cuenta hoy de los fundamentos del acompañamiento terapéutico. La relación con el otro excede lo que suele llamarse relación con un "objeto externo". El vinculo con otro requiere una relación de presencia. El acompañante debe estar atento y registrar no solo aquellos circuitos de repetición, sino también la aparición de lo nuevo. Conjuga la forma y la informe, la estabilidad y la transformación, la unidad y la diversidad, esta tarea busca hacer trabajar una multiplicidad de elementos en colaboración y conflicto. Es de insustituible valor la inserción del acompañante terapéutico como parte de un dispositivo de abordaje, pensado por un equipo de trabajo, en función de las necesidades de cada paciente. Su denominador común son las patologías ligadas al desamparo. Funda un nuevo territorio dentro del campo clínico que propicia el despliegue expresivo de angustias, temores, inhibiciones. La letra no inmoviliza las ideas, las pone a circular, las empuja al movimiento y ala interlocución con otro. El acompañamiento como experiencia intersubjetiva es, un devenir en movimiento y en interacción con el otro. Complementa el aporte de la psicoterapia, el seguimiento psiquiátrico, la administración de medicación, y se integra como un agente que potencia los alcances de la dimensión terapéutica.

La Resiliencia La resiliencia es la "resistencia de un cuerpo a la rotura por golpe". La fragilidad de un cuerpo decrece al aumentar la resiliencia. Se presta a explorar el terreno de los ciencias sociales y relacionarlo con la capacidad de recuperación de la vida mental frente a situaciones traumáticas. El concepto de resiliencia, extrapolado al terreno de la psicología, se define "como la capacidad de los seres humanos de superar los efectos de una adversidad a la que están sometidos e incluso de salir fortalecidos de dicha situación" "una capacidad emocional cognitiva y socio cultural de las personas/grupos que permiten reconocer, enfrentar y modificar constructivamente aquellas situaciones que causan daño, sufrimiento y amenazan el desarrollo humano". Siendo el aspecto mas especial y original el énfasis de la necesidad del otro como punto de apoyo para la superación de la adversidad. No alude solamente a soportar lo traumático sino también a reconstruir o descubrir nuevos sentidos. En una época signada por la perdida de referentes y la precariedad de las redes de sostén. El acompañante se propone como un otro, un testigo soporte que apuntaba y suplementa un prójimo cercano que podría favorecer la respuesta en la marcha de un proceso resiliente, siendo en ese sentido promotor y constructor de resiliencia. La presencia del acompañante terapéutico crea y sostiene un espacio que favorece la búsqueda de nuevos sentidos a la vida y el surgimiento de algo inédito. Nos interesa rescatar mas que la cuestión de fortalecimiento yoica, el lugar y la función del otro, como soporte. El otro "en función de soporte de EROS" posibilita, por ejemplo que el niño pueda ir constituyéndose y apropiándose de su historia, adquiriendo "la función de crear-interpretar el mundo". Necesitan del otro para "retejer su lazo social, su humanidad lesionada" en ese mismo territorio asienta el acompañamiento terapéutico. Un semejante que "soporta" genera el espacio para un nuevo tramado y para reestablecer las bases de "una ecología racional". La presencia estable de otro significativo da lugar a que nuevas operaciones se pongan en marcha. A veces el acompañante hace de enlace, de puente con el mundo exterior, favoreciendo la posibilidad de retomar un contacto perdido, la vuelta al trabajo, el estudio, a la vida social.

Bibliografía consultadaAcompañamiento Terapéutico. Gabriel Pulice y Gustavo Rossi. Territorios del Acompañamiento Terapéutico. Susana Kuras de Mauer y Silvia Resnizky.