Qué es ser cristianos - · PDF fileidea relativamente reciente en la historia humana....

download Qué es ser cristianos - · PDF fileidea relativamente reciente en la historia humana. De hecho, el cristianismo primi-tivo no encajaba en la idea romana de re-ligión como cultus

If you can't read please download the document

Transcript of Qué es ser cristianos - · PDF fileidea relativamente reciente en la historia humana....

  • 62

    Qu es ser cristianos

    Antonio Gonzlez Fernndez

    A la pregunta por lo que sea el cristianis-mo se le ha dado usualmente una res-puesta que podramos llamar religiosa. El cristianismo sera una especie ms del gnero religin. Segn la filosofa (y en parte la teologa) occidental, habra una serie de caractersticas presuntamente comunes a todas las religiones, y de las que el cristianismo tambin participara. No slo eso. Para una gran parte de los filsofos, incluyendo los filsofos ateos, el cristianismo ser caracterizara por llevar a su culminacin, para bien o para mal, las caractersticas ms propias de lo reli-gioso. As, por ejemplo, para los hegelia-nos, incluyendo la izquierda hegeliana, el cristianismo llevara a su plenitud, con la idea de la encarnacin, la aspiracin reli-giosa a una unin entre lo humano y lo di-vino. Desde este punto de vista, el cristi-anismo sera una especie de culminacin de la historia religiosa de la humanidad.

    Este tipo de planeamientos pueden ser cuestionados desde diversos puntos de vista. As, por ejemplo, la misma idea de religin, ese gnero del que el cristianis-mo sera una destacada especie, es una idea relativamente reciente en la historia humana. De hecho, el cristianismo primi-tivo no encajaba en la idea romana de re-ligin como cultus deorum, precisamente porque el cristianismo en sus orgenes careca de todos los elementos que per-mitan identificarle como tal: el culto, los sacerdotes y los sacrificios. Para las au-toridades de Roma, esos grupos disiden-

    tes, que no reconocan adecuadamente la autoridad del emperador, no podan ser considerados como religio, solamen-te como superstitio. Por parte cristiana, la defensa de su carta de ciudadana como verdadera religin signific la transforma-cin del concepto mismo de religin: la religin, argumentaba el cristiano Lactan-cio, no tendra que ver con el desarrollo cuidadoso y reverente de las ceremonias relativas a los dioses (relegere), sino que consistira simplemente en una vincula-cin a los dioses (religare).

    Ahora bien, cuando esta reclamacin de una carta de ciudadana se convirti en un verdadero acceso al poder poltico, y en una transformacin del cristianismo en religin imperial, la vinculacin al Dios cristiano ya no pudo ser entendida como una relacin personal y libre, sino como una situacin a la que se perteneca por nacimiento, algo que se expres desde entonces sistemticamente en el bau-tismo de los infantes. Qu se requerira entonces para ser cristiano? Por una par-te, el cristianismo fue cada vez ms pare-cindose al viejo cultus deorum, asumien-do las liturgias sacerdotales y sacrificiales que encontraba en su entorno. Por otra parte, la certificacin de la pertenencia el cristianismo se ejecutara a partir de en-tonces mediante la recitacin de un cre-do. El cristianismo sera un sistema de creencias relativas a lo divino, y como tal podra ser considerado como la religin verdadera, esto es, el sistema verdadero

  • 63

    Perifria. Cristianisme Postmodernitat Globalitzaci 2/2015

    de creencias, la vera religio de la que ha-blaba Agustn de Hipona. No deja de ser significativo que este concepto de religin fuera utilizado por los sucesivos imperios cristianos all donde se encontraron con otros sistemas religiosos, y tambin es muy relevante darse cuenta que los jud-os, que compartan unos mismos orge-nes con los cristianos, jams pudieran en-tender su propia observancia de la Ley, y su pertenencia a la casa de Israel, como un sistema de creencias. Es decir: jams se pudieron entender como religin en este nuevo sentido.

    La historia del cristianismo como sistema de creencias es en gran parte la histo-ria de Europa, y la historia del Occidente cristiano. De estos sistemas de creenci-as, lo que siempre se esper es que fue-ran capaces de proporcionar identidad y cohesin al viejo imperio romano, y des-pus a las naciones que lo sustituyeron. Precisamente para eso los obispos hab-an sido llamados al poder, cuando el em-perador romano los invit a su palacio, y presidi su primer concilio, en el que se asegur la doctrina correcta. Si sta era la funcin pblica del cristianismo, no es ex-trao en absoluto que las divisiones polti-cas de Europa en distintas naciones co-

    menzaran siendo precisamente divisiones entre las distintas confesiones cristianas, convertidas ahora en iglesias nacionales. Y tampoco es extrao que la llamada se-cularizacin de Occidente consistiera en la sustitucin de la religin por la na-cin como fuente primera de identidad. En el caso europeo, esta sustitucin tra-jo consigo la dolorosa redefinicin de las fronteras, que de ser trazadas por crite-rios primeramente religiosos, pasaron a ser trazadas en funcin de identidades puramente nacionales.

    La secularizacin, en Europa, no signifi-c el paso de la identidad religiosa a la aparicin de ciudadanos libres, conscien-tes y responsables. Esto fue, a lo sumo la ideologa o la ilusin de la ilustracin. Desde Francia, la cuna de la ilustracin, hasta los ms recnditos y siniestros rin-cones del continente, la secularizacin no constituy ciudadanas universales y fraternas, sino que ms bien forj nuevas identidades que en lugar de apelar a un sistema de creencias relativas a la divini-dad, recurran ahora a nuevos elementos de identidad y cohesin, como podan ser la lengua, el folclore, la sangre, la historia comn o el sagrado territorio patrio. La devocin a lo divino fue sustituida por la devocin al propio pueblo y a la propia identidad. Algo que permitira preguntarse hasta qu punto el fenmeno originaria-mente europeo del nacionalismo debera ser considerado como un fenmeno es-trictamente religioso. Como es sabido, sta ya fue la tesis de Durkheim respecto al propio nacionalismo francs. Ni siquiera en las formas alternativas del socialismo, que originariamente quisieron superar el nacionalismo, desapareci la idea de una devocin al pueblo, entendido ahora como proletariado. Y en la medida en que

    Antonio Gonzlez

  • 64

    Perifria. Cristianisme Postmodernitat Globalitzaci 2/2015

    los estados socialistas fueron estados na-cionales, el nacionalismo como factor de unidad, cohesin y motivacin reapareci en formas diversas.

    En todo este proceso, la identidad del cristianismo queda perfectamente al mar-gen, y sin tocar, al menos si entendemos que el cristianismo en su sentido primi-genio es aquello que apareci cuando su originador, Jess de Nazaret, fue consi-derado como Cristo, es decir, como Mesas, y por tanto como la nica autori-dad dotada de legitimidad plena sobre su pueblo, el pueblo mesinico, es decir, el pueblo del Cristo, el pueblo cristiano. De hecho, la sangrienta historia religiosa, secular y nacionalista de Europa es algo completamente ajeno al cristianismo, no slo en sus intenciones originales, sino tambin en su configuracin primera, aquella que existi durante ms de tres siglos, pero que en gran medida fue inter-rumpida cuando el cristianismo se convir-ti en religin imperial. Una configuracin que, debido a su pacifismo radical, era perfectamente incompatible con su con-figuracin estatal, es decir, con la identi-ficacin de la religin con aquella insti-tucin que se caracteriza precisamente por pretender el monopolio de la violencia legtima en un territorio. Y una configura-cin que, despus del siglo IV, solamente ha logrado expresin histrica parcial en formas comunitarias ajenas a los poderes estatales, y frecuentemente perseguidas.

    Esto nos lleva entonces a una primera aproximacin a lo que sea el cristianis-mo. El cristianismo es, estrictamente ha-blando, la irrupcin de una nueva sobe-rana, la soberana del Mesas Jess. Si se nos permite la expresin, podramos decir que el cristianismo consiste en un

    primigenio, radical y alternativo sobera-nismo. Como es sabido, el Mesas (que es lo que significa Khrists en griego) es el rey ungido para gobernar sobre su pueblo. El cristianismo primitivo entendi la resurreccin de Jess como la decla-racin divina sobre su carcter de verda-dero Mesas. De ah el carcter esencial de la fe en la resurreccin para el cristia-nismo. Sin resurreccin de Jess, no hay entronizacin mesinica del crucificado, y sin entronizacin mesinica, no hay Mesas. Y, sin Mesas, no hay Cristo, ni cristianismo, pues no acontece la sobe-rana alternativa en la que el cristianismo consiste.

    Cabe entonces preguntarse qu sobe-rana es sta. A todas luces se trata de una soberana que no procede de los poderes y autoridades que gobiernan el mundo presente. La respuesta del cristi-anismo primitivo es simple: se trata de la autoridad misma del Dios de Israel. En la actualidad, sobre todo en occidente, se ha convertido en moneda corriente la idea de que una de las religiones es monotes-ta, lo que incluso lleva a la equiparacin del monotesmo con la forma ms normal de religin. Sin embargo, conviene darse cuenta de que, en la historia de las religio-nes, el monotesmo es ms bien un caso aislado y casi excepcional. La fe de Israel es monotesta porque entiende, frente a las religiones, que la realidad no es divina, y que por tanto tampoco pueden ser di-vinos los poderes que se constituyen en esa realidad. La realidad es ms bien cria-tura de Dios, y en cuanto criatura est ra-dicalmente secularizada. Pero no se tra-ta de una secularizacin que simplemente sustituye unos poderes por otros. Se trata de una secularizacin radical, que enti-ende que las cosas reales, como meras

  • 65

    Perifria. Cristianisme Postmodernitat Globalitzaci 2/2015

    criaturas, no disponen de una autoridad propia a la que el ser humano haya de estar sometido. Frente a las religiones de su entorno, Israel proclama que los astros todos, y las realidades todas, estn al ser-vicio del ser humano.

    Y esto significa entonces que, desde el punto de vista de la fe de Israel, el ser humano ha sido creado para la libertad. La humanidad se encuentra, desde este punto de vista, en una peculiar posicin. Por una parte,