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Qllifi© illrult®IITil@©l@m@l Nuevo Pensamiento Administrativo La Facultad de Ciencias de la Administración
de la Universidad del Valle
Certifica que:
a•·cela A(b•iana Hei·náitllez Ro1no I.D. (j-09649020
Participó como conferencista en el V Seminario Internacional Nuevo Pensamiento Administrativo realizado en la ciudad de
Santiago de Cali durante los dÍas 19, 20 y 21 de Septiembre de 2012 con una intensidad horaria de 21 horas
u~ Augusto Rodríguez Orejuela
Decano Facultad de
Ciencias de la Administración
Fern:n\.o c:z ~ronfly ·-. -~irector
V Seminario Internacional Nuevo Pensamiento Administrativo
~ Universidad
del Valle
SISTEMA UE REGIOIIALIZACIÚII
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L:.!.' ~_.:
1Marcela Hernández Romo
UAMI
Nuevos y Falsos Problemas de la Función Empresarial en una Época de Globalización
V Seminario Internacional.
Nuevo Pensamiento Administrativo
Cali, Colombia, septiembre 2012
1 Dra. Marcela Hernández (Profesora investigadora del posgrado en Estudios Sociales,
UAMI), [email protected]
Introducción
Las directrices sobre las cuales se desarrolla el presente trabajo tienen que ver con la
nueva situación en que viven las empresas y los empresarios. Crisis económicas
continuas, que llevan a la incertidumbre permanente, revoluciones tecnológicas que
permiten la intercomunicación en tiempo real (flujo de información) y ligado a esto
nuevas estrategias globales como es la descentralización (externalización). Algunos de
los problemas que se evidencian tienen que ver, por un lado, con el fracaso de las
predicciones, ¿Cómo explicar las diferencias en el éxito de las empresas?, frente a la
incertidumbre y la necesidad de control, no sólo de la información, sino de las
decisiones, de la comunicación inter e intra-empresa y del trabajo. Pero, además,
plantea nuevos y pone en debate viejos problemas. Por una parte, se discute el papel
que juega el top manager en estos procesos, se cuestiona la ética de estos directivos y
las decisiones tomadas junto con sus resultados (basta con mencionar la crisis financiera
y el papel que jugaron los top manager en el proceso de crisis). Esto se vuelve un punto
crítico ante la evidencia de la falta de comunicación entre los accionistas y los top
manager, que lleva a una pérdida de control (poder) y de certidumbre por parte de los
stalkholder y con esto el cuestionamiento de la ética managerial (Barney, J. and
Delwyn, C, 2007; Dawn, R, Gilpin and P,J.Morphy, 2008).
Para algunos académicos, la llamada crisis del top manager (de ética y de confianza)
va ligada a la crisis del modelo económico sustentado en las grandes empresas y su
integración vertical. Frente a esta situación, reaparece la consideración de la “vieja idea”
(Piore,) de sustentar en las pymes el crecimiento económico, donde la creación de micro
y pequeñas sean el resultado de descubrir las oportunidades, o bien como resultado de la
externalización (Venkataraman, 1997, Shane y Venkataraman, 2000). De esta manera,
se vuelve importante rediscutir al empresario, a un “nuevo empresario”. El nuevo
hombre de negocios sería el de las pymes, y el que no tiene trayectoria como tal, el
hombre de negocios que construye oportunidades (goglee, starbucked,). Es la vuelta a
descubrir la importancia de los actores, se discute qué define al empresario
(Gartner,1988)., qué hace la diferencia entre este y el top manager, cómo estudiarlo (que
metodología aplicar), por niveles (Davidsson, P. & Wiklund, J. (2001)), el empresario es
definido por su calificación y puede ser formado, por sus características personales
(edad, sexo, escolaridad), por grados de entrepreneurship (reproducen, imitan, innovan)
(Aldrich y Martinez 2001, Alvarez A., Sharon and Barney B,J, 2010 ),. El empresario se
hace o es resultado de un método, de una pedagogía (Sarasvathy, Sars, and
Venkataraman Sankaran, Venkataraman 2011) descubre la oportunidad o construye la
oportunidad (Foss, j Nicolai, and Klein G. Peter, 2012). Temas de vieja data, que
merecen una nueva discusión- que dejo planteados y que discutiremos más adelante-
junto a nuevas estrategias globales como es la descentralización, que supone nuevos
retos en su conceptualización y análisis, al interaccionar y relacionarse bajo nuevas
formas las compañías con los actores y las instituciones que se involucran en el mundo
de la empresa y del trabajo; en cómo se da la relación y cómo se decide en los aspectos
relacionados con la producción, la calidad, la eficiencia, la capacitación, la definición
de las características de la fuerza de trabajo, las relaciones laborales y sindicales, con las
diferentes instituciones y gobiernos (leyes, formas de resolver las legalidades que
corresponden a una forma específica de interpretarles y operarlas), pugnas entre
regiones, políticas económicas diferenciadas entre las corporaciones y estas con sus
subsidiarias, con las filiales o con las empresas subcontratadas. Y con esto la discusión
acerca si hay nuevas formas organizacionales, haciendo el paralelismo entre
Industrialización- burocracia versus economía de servicios pos- burocracia,
flexibilidad, informalidad (Hyderbrand, 1989).
Territorializando las teorías y los problemas
Diferentes autores han tratado de explicar y conceptualizar como operan los negocios
bajo la lógica del capitalismo contemporáneo, ligado al fenómeno de globalización-
descentralización. En la actualidad, se puede decir que el debate se centra entre dos
perspectivas, desde la ideología neoclásica ortodoxa, y la segunda, que busca alejarse de
esta ortodoxia (neo-institucionalistas en sus diferentes derivaciones, costos de
transacción, derechos de propiedad, variedad de capitalismos, economía del
conocimiento, trasnacionalismo, teorías de la post-burocracia) y que otorgan más peso a
las instituciones y a los sujetos, aunque finalmente estos queden oscurecidos por las
instituciones y definidos en sus acciones por el interés en la eficiencia.
Los supuestos de la teoría neoclásica es que los hombres son actores racionales que
buscan el beneficio máximo, son calculadores de las opciones a seguir, cuentan con
información completa suficiente para elegir la mejor relación entre costo y beneficio. La
explicación dada por la corriente neoclásica de porque las empresas se externalizan
(descentralización), cómo, dónde hacerlo y que conviene internalizar, es obvia, y no
requiere de mucha explicación, se encuentra en las ventajas competitivas (salarios,
materias primas, mercados de productos, generación y transferencia de tecnología,
alianzas estratégicas) (Regini, 2000). El actor lo único que tiene que hacer es conocer
estas ventajas y hacer un cálculo y decidir de manera racional (maximización de la
ganancia con respecto de los costos). Por ejemplo, una de las ventajas competitivas se
define por el costo de la mano de obra barata (costo unitario por trabajador). En este
sentido las políticas que los gobiernos tenderían a aplicar serían las desreguladoras
como una tendencia natural obligada por los mercados, si se quiere ser eficiente y
mantenerse en dicho mercado. De esta manera, la convergencia hacia un sólo modelo
económico sería cuestión de tiempo. Priva la concepción de actor racional, las acciones
de los sujetos son resultado de la racionalidad instrumental (relación costo/beneficio).
Esta posición ha sido fuertemente criticada y cuestionada. De la Garza señala los
siguientes puntos débiles: la duda sobre la posibilidad del cálculo total (contemplar
todas las opciones), que la información es incompleta, que puede haber otros motivos
para la acción (morales, emocionales, entre otros), que las elecciones pueden depender
de la red social y económica y que puede haber límites institucionales, reglas, políticas,
etc. El problema ahora era cómo explicar la acción con los límites del actor racional (De
la Garza, ).
Una segunda vertiente la encontramos en los neo-institucionalistas, al interno de esta
corriente hay diferencias (institucionalismos económicos, sociológicos, políticos). Si
bien, todas las derivaciones institucionalistas aceptan la racionalidad limitada de los
actores por la falta de información perfecta, la falta de capacidad de cálculo que crean
incertidumbre y con esto el oportunismo, y la explicación dada a la acción es variable y
de acuerdo con el acento puesto en la teoría y el método que utilizan en sus marcos
analíticos. Desde el institucionalismo económico y de los iniciadores (Coase, R 1996;
Williamson, O (1996 ), las instituciones reducen la incertidumbre, sin instituciones los
costos de transacción (los costos de medir y hacer cumplir los acuerdos institucionales)
se pueden encarecer, y la manera de minimizar los costos es a través de de las
instituciones. La gobernanza del mercado se logra a través de los precios, en la
competencia y por las jerarquías de mando que fija deberes y obligaciones. La pregunta
de por qué las transacciones y transferencias de bienes intermedios son organizadas y
controladas al interno de la empresa (jerarquías organizacionales) y no por el mercado,
se explica por las fallas del mercado (oportunismo, asimetría de la información,
racionalidad ilimitada). La racionalidad limitada de los actores, y cuando los derechos
de propiedad no están bien definidos (o la ley no es necesario cumplimiento) surge el
oportunismo que hace que los mercados no sean eficientes y emerja la empresa
multinacional (capacidades y recursos que posee) como mecanismo necesario para la
organización de la actividad internacional (de la producción y comercialización). Así, la
empresa multinacional organizará actividades que desarrollará en diferentes países,
siempre y cuando sea más eficiente que el mercado, y si los beneficios son superiores a
los costes que esto conlleva. El oportunismo gerencial (actor racional) busca equilibrar
los costos y las ganancias a través de la gestión y el desarrollo de estructuras
organizativas (estructura de gobernanza) y sistemas gerenciales apropiados para
disminuir los costos (Coase, 1996; Williamson, 1996 )
La crítica más fuerte que se puede hacer es que finalmente la acción se sigue explicando
por la búsqueda de la máxima ganancia, pero por las limitaciones del actor racional
intervienen las instituciones. El poder, el conflicto no forman parte de la explicación, lo
importante son las jerarquías de la empresa. Los neo-institucionalistas económicos y
sociológicos van más allá que la teoría de los costos de transacción: las instituciones
sean de la empresa o el contexto determinan la acción económica, porque reducen la
incertidumbre y ayudan a resolver problemas de coordinación y no sólo a reducir costos
de transacción (De la Garza, 2008). North (2001) además agrega para el análisis de la
acción la teoría cognitiva y del aprendizaje, busca explicar los procesos de aprendizaje
relacionados con la forma cómo se aprenden y estos definen los criterios para la toma de
decisiones en condiciones de incertidumbre, es decir, cómo se organiza la información y
bajo que categorías sociales. Este tipo de institucionalismo económico va a tratar de
explicar la acción bajo dos premisas: i) a través de las instituciones que cambian la
incertidumbre por algo estable a largo plazo, las reglas formales, informales, normas y
convenciones, que son las que proveen la estructura para la acción y, ii) bajo una nueva
supuesta racionalidad que se basa en el conocimiento y en el aprendizaje. Ahora la
elección racional sería una elección por conocimiento, conocimiento y experiencia
(historia de la evolución de las decisiones) que permite entender la acción bajo
incertidumbre y llevan a una elección más optima. El basamento para la elección
también sería resultado de la herencia cultural común (provee significados que reducen
la divergencia) que genera modelos mentales que se constituyen inter-
generacionalmente y unifican las percepciones que se traducen en dichos modelos
mentales (North, 1990; North, 2001). Estos se representan en sistemas cognitivos
individuales, crean estructuras y ordenan el medioambiente. Así, el marco institucional
en el cual se instituya el conocimiento buscará la mejor opción (optimización) y la
institución será funcional al medioambiente (North, 2001). Las decisiones se dan con
base a las reglas pero de manera racional. Es decir, finalmente no logran deslindarse de
la concepción de actor racional, aunque este, está acotado por normas. Así, el actor es
convertido en instituciones, y son estas las que regulan la actividad de los sujetos. En
este sentido la acción queda sujetada a las estructuras (instituciones, organizaciones)
que determinan su funcionalidad y enmarcan la acción finalmente dentro de un espacio
circular al esperar que el actuar se dé dentro de lo esperado, de lo establecido por los
acuerdos institucionales, los cuales tenderían hacia el crecimiento económico El modelo
económico es el resultado del marco institucional (que reduce la incertidumbre) que se
compone de reglas y restricciones (normas de comportamiento y convenciones)
caracterizable en términos de enforcement.. La ineficiencia finalmente generaría
organizaciones eficientes en su actividad, porque las instituciones en su función
redistributiva tenderían a compensarlas.
Desde el neo-institucionalismo se puede observar que, por un lado, las posiciones más
ortodoxas apegadas al actor racional y que ideológicamente comulgan con la posición
neoliberal, postulan la convergencia hacia un sólo modelo de producción, y por otro
lado, los menos ortodoxos que buscan alejarse de esta posición y dar nuevas
explicaciones y con esto asumen la diversidad de modelos. Ambas posiciones con sus
supuestos sirven de paraguas a otras teorías que pretendidamente podrían explicar el
modelo económico actual, que incluyen otros niveles frente a las nuevas condiciones
(crisis económicas, innovaciones tecnológicas, globalización, nuevas estrategias y la
importancia de los servicios).
A este paraguas se adhiere y asume sus supuestos la perspectiva de variedad de
capitalismos en sus diferentes acepciones 2. La pregunta de fondo que se hacen tiene
que ver con el modelo económico, y cuál es su tendencia: la convergencia hacia el
modelo capitalista desregulado y flexibilizado o hacia la divergencia (variedad de
capitalismos de acuerdo a las políticas económicas de los Estados -nación, a las
diferentes instituciones y culturas). El debate se da de nuevo entre los que siendo
institucionalistas aceptan la concepción del actor racional, le apuestan a la convergencia
y colindan con la ideología neoliberal, y los que plantean una diversidad de capitalismos
y divergencia en los modelos productivos. Los primeros (los de la convergencia neo-
institucionalista) sostienen que la tendencia de la globalización va a llevar a una
convergencia entre las formas institucionales y políticas, y por extensión a un modelo
económico único. La tendencia de estas convergencias es llevada al mundo en general
y en particular a las corporaciones trasnacionales sostenidas en un soporte institucional
2 La discusión sobre las variedades de capitalismos, los modelos productivos (convergencia y divergencia) forma parte de las lecturas y discusiones sostenidas en el Seminario permanente de sociología del trabajo, empresas y empresarios (SOTRAEM); http://www.izt.uam.mx/sotraem
global, que se traduce en una organización global de los negocios (Smith, C. 2010).
Este proceso de tendencia es gradual (transición) hacia la convergencia y es resultado de
la presión de las firmas internacionales para poner en práctica una agenda común de
competición, una política de incentivos para la inversión, el desregular e incrementar la
flexibilidad de la fuerza de trabajo (Hall and Sooscki, 2001). Por otro lado, los que
parten de la diversidad de capitalismos, y con esto de la diversidad de formas del
modelo económico y productivo frente a la diversidad de instituciones, hablan de
patrones de distintivas variedades de capitalismo. El sistema nacional de instituciones es
caracterizado por la persistencia de diferencias nacionales y la continua divergencia,
esto se refleja también en diferentes tipos de innovaciones tecnológicas (Halland
Sooscki, 2001). La forma de analizar y conocer estas diferencias es estudiando las
instituciones comparativamente. La explicación de la variedad de capitalismos parte de
analizar la política económica y las instituciones, sólo que a diferencia de los de la
posición del libre mercado, este (el mercado) es coordinado cómo producto de un
esfuerzo en contextos de interacción estratégica (red densa de asociaciones de negocios
y diversos actores). El peso del análisis y la explicación se da ahora con base en
diferentes actores (empresarios, asociaciones, Estado) y a las complementariedades
institucionales (Hall, Sooscki 2004). Con relación con el primer punto, les interesa el
sector privado, buscan establecer cómo se dan las bases de la cooperación con el Estado
y la política económica, así, como el papel que juegan las organizaciones en la sociedad,
en especial las organizaciones patronales y las firmas en la economía. Respecto de las
complementariedades institucionales, estas hacen referencia a cómo las naciones
implementan una particular forma de coordinar una esfera de la economía, y cómo esta
tiende a desarrollar prácticas complementarias en otras esferas por analogía, generando
una densa red de asociaciones de negocios que operarían de forma colectiva y
estandarizada. En el fondo lo que se busca explicar es de qué depende el éxito o el
fracaso de las economías y cómo se manifiesta en los modelos productivos. De ahí que
se pregunten sobre ¿Cómo se construyen comparativamente las ventajas económicas? y
sí las compañías localizadas en diferentes naciones despliegan sistemáticamente
diferencias en sus estructuras y estrategias y qué inspira tales diferencias. Finalmente, la
explicación dada a cómo y porqué de las acciones estratégicas, sería por las ventajas
comparativas institucionales (complementariedades y soporte institucional) establecidas
por una particular política económica, por los procesos de conocimiento acumulados y
por el tipo de tecnología (Hall and Sooscki, 2004 ). En esta perspectiva los mercados
son coordinados (red de inter-corporativas), con una estructura corporativa fuerte y
representativa, con participación activa de los diferentes actores en las decisiones de la
empresa y una organización horizontal. Si bien esta corriente toma en cuenta a los
actores, estos siguen accionando finalmente bajo la razón instrumental y, a la vez,
determinados por las instituciones. De tal manera que las diferencias culturales e
institucionales tenderían a equipararse (las motivaciones individuales o los aspectos
culturales al pasar por las instituciones tenderían a unificarse). Finalmente la corriente
neo-institucionalista sea en su forma de la convergencia o de la divergencia, encuentra
un punto de coincidencia en ambas posiciones, las instituciones dictan las reglas del
juego que provee las estructuras para la acción y son funcionales al sistema y el actor es
instrumental estratégico.
Dentro de esta misma lógica se puede ubicar al trasnacionalismo (Morgan, G. 2010;
Morgan, G. 2007). En esta perspectiva, la empresa multinacional es vista como un
espacio trasnacional, combinación de los espacios locales que se reúnen en una sola
entidad generando una nueva diversidad de espacios sociales. Este espacio trasnacional
crea un nuevo tipo de relaciones sociales entre actores que estaban desvinculados,
articulando los distintos lugares (geográfico) en un nuevo contexto de procesos
sociales. Desde esta perspectiva, esto generaría nuevas conexiones, conflictos y pautas
de cooperación. Si bien, se reconoce el conflicto y las asimetrías del poder, finalmente
la relación tendería a un equilibrio como resultado del control, la coordinación y/ o la
cooperación, donde las instituciones cumplirían un papel determinante. Así, el paso de
una empresa nacional (donde los efectos de inserción social serían relativamente
consistentes, coherentes y estables) a una empresa multinacional, generará nuevas
relaciones estimulando la diferencia y, a la vez, la unificación. En la concepción central
de la empresa dentro de esta perspectiva no está el conflicto, sino la idea de coherencia,
de equilibrio que se interrumpe por el conflicto, aunque este finalmente es absorbido por
el peso de la estabilidad y la institución. Hay un rescate de los sujetos, aunque con una
visión instrumental. También se puede decir, que hay la idea de escalamiento y
desarrollo de habilidades empresariales, que se obtendrían al intercambiar
conocimientos, información que desembocaría en la empresa local generando una nueva
clase gerencial y empresarial.
Para De la Garza3 (2012) estas posiciones (convergencia/divergencia) dentro del
institucionalismo encuentran finalmente un punto de coincidencia entre ellas, en ambas
posiciones se vislumbra la rigidez y un determinismo estructural funcional, al ser las
instituciones finalmente las que dictan las reglas del juego en la sociedad al proveer las
estructuras (que constriñen) para la acción, y estas son funcionales al sistema; las
consideraciones anteriores se complementan con la idea de actor racional. Lo que
explica la divergencia o la convergencia es la coerción de la institución al seguir la regla
formal o informal, la información con que se cuente y la trayectoria de las instituciones
Para este mismo autor4, el resultado de la comparación entre neoclásicos e
institucionalistas finalmente se reduce a dos modelos económicos, el del capitalismo
extremo y su traducción en un modelo productivo basado en la rentabilidad y la
eficiencia, y por el otro lado, un modelo económico regulado por la diversidad de
instituciones en busca también de la eficiencia pero de una manera más amable.
Se ignora, además que los sujetos están inmersos en relaciones de poder asimétricas, de
intereses, y que el Estado y los actores que toman las decisiones están sujetos a
presiones. Es decir, el conflicto, la resistencia, la diversidad de culturas y
subjetividades, las relaciones de poder no son el resultado solamente del imperativo
normativo de North (1990), sino que a pesar de este, los sujetos pueden construir y
alterar la normatividad de las instituciones, precisamente porque están en interacción
con las estructuras, con los otros actores, aunque mediados por culturas, subjetividades,
relaciones de poder, intereses a veces en contradicción y por la contingencia. En este
sentido, los marcos de las instituciones, si bien dan certidumbre, también se llenan de
nuevos contenidos como resultados de las acciones de los sujetos, que si bien en las
empresas actúan por el logro de beneficios y de la eficiencia, la forma de obtenerlo y
los límites de cuando aceptar lo máximo y lo mínimo, no están definidos y ni son para
todos iguales (Hernández, Salinas, Torres/ proceso de edición). Las visiones
presentadas arriba acerca de cómo buscan explicar la estrategia de descentralización de
las empresas ponen al centro del debate tres aspectos: hacia dónde va el modelo
económico y productivo, universalismo-particularismo, convergencia-divergencia.
3 Retomado de la presentación y discusión de este tema por Enrique de la Garza en SOTRAEM, marzo de 2012
4 Idem
Burocracia-post-burocracia: convergencia hacia nuevos modelos organizacionales
La teoría de la burocracia, partía del supuesto de que el modelo organizacional que
permitió el desarrollo y el éxito de los negocios fue el modelo burocrático,
(Hayderbrand, 1989). Para esta corriente, la burocracia era el mecanismo que
coordinaba el mercado, permitía la competitividad a través de una racionalidad eficiente
y bajo una lógica de modernidad (administración científica). Así, la organización
burocrática se convertía en el modelo capitalista de administración científica. Para
algunos académicos la burocracia se volvió el “tipo ideal” a seguir, un modelo racional-
eficiente. El eje y centro de la organización era el control del proceso de trabajo: la
integración vertical, las rutinas, reglas formales, control directo, jerarquías, decisiones
centralizadas, especialización, poder centralizado, rigidez e individualismo definían el
modelo burocrático (taylorismo fordismo en el nivel del proceso productivo). Los
académicos discutieron en favor y en contra, las criticas hacían alusión a las grandes
imperfecciones del modelo, entre estas destacan la ineficiencia producto de las
rigideces, la deshumanización, disfunciones psicológicas y una creciente necesidad de
participar en las decisiones del trabajo en una perspectiva de las relaciones humanas
(Alvesson, M. Thompson, P., 2010), Desde la teoría de la contingencia la burocracia era
apropiada y podía ser funcional a una economía particular, además permitía un alto
grado de predictibilidad ante la inestabilidad y la incertidumbre. De esta manera, para la
teoría de la contingencia, el modelo burocrático se justificaba dependiendo del
medioambiente. Así, frente a una burocracia pura, habría diferentes modelos, donde la
innovación y la adaptación se volvían elementos claves para el éxito. Para esta corriente
tiene importancia la estructura y la estrategia, elementos importantes para las
decisiones (Procter, 2010; Alvesson M, and Thompson, P, 2010). Lo esencial de la
crítica al modelo burocrático Thompson lo sintetiza en los límites y disfunciones del
propio modelo como son la estructura y la acción burocrática. Ante un nuevo contexto
globalizado, con nuevas formas de interdependencia, crisis, incertidumbres,
inestabilidad, continuas innovaciones tecnológicas, cambios constantes que obligan a
decisiones rápidas y agiles, el límite- y que a la vez era el cimento y fuerza del modelo
burocrático- se encuentra en la estabilidad de la propia estructura y el amplio poder
(total) económico, social y técnico, que se volvió un sistema disfuncional, ineficiente
para la nueva realidad económica y de los negocios (Alvesson M, and Thompson, P,
2010 ). Así la burocracia se vuelve cosa del pasado, estableciendo un paralelismo entre
burocracia-industria/ postburocracia--servicios-flexibilidad (Hyderbrand, 1989). Para
los teóricos de la post-burocracia, el contexto actual requiere de una concepción
amplia, de un nuevo paradigma abierto en estructura social, económica, ligado a una
economía del conocimiento y de servicios que llevaría a nuevas formas
organizacionales a la “nueva Jerusalén” (Killinicos, 2011). En este punto, encontramos
una variedad de posiciones, aunque se puede decir que todas convergen en la idea de
que lo que define a la las nuevas formas organizacionales (post-burocracia) son la
economía de servicios, la libertad (libre albedrío), la democracia (vista como
flexibilidad e informalidad), la red de interdependencia organizacional, y el “proyect
manager” (élite managerial basada en las capacidades, en el consenso y el
conocimiento), aunado al rol de las nuevas tecnologías de la información que generarían
una nueva racionalidad tecnocrática (Haydebrand, 1989 ; Clegg, 2011; Maravalias,
2009). Para Cleeg (2011) la post-burocracia es un hibrido complejo de nuevas
organizaciones, la siguiente tipología la sintetiza y da cuenta de hacia dónde
convergerían estas nuevas formas organizacionales: burocracia versus-post-burocracia,
especialización-difusión del conocimiento, burocracia (autoritarismo)-democracia,
jerarquía-mercado, poder-empoderamiento, inflexibilidad-flexibilidad, individualismo-
colectividad (comunidad individual conformada por una élite profesional), mentira-
verdad (Cleeg,2011; Alvesson, M. Thompson, P., 2010)). Para Maravalias (2009), la
post-burocracia es la transformación del ejercicio del poder, la cual afecta no sólo el
grado de libertad en el trabajo, sino también el grado de libertad individual. Así, la
organización post-burocrática se caracteriza por la distribución de oportunidades sobre
la base de juicios personales (individuales) expresada en libertad potencial de
aprovechar las oportunidades de manera positiva y activa. Esto permite construirse
como sujeto de poder que regula y da libertad. Para Heyderbrand (1989) lo determinante
es el rol que juegan las nuevas formas de tecnología de la información y como
envuelven ésta lógica y complementan las decisiones que se cimentan en una
racionalidad tecnocrática (Hyedebrand, 1989) (transición de lo formal a una
democracia). Donde la base son los programas computarizados que favorecen a nuevos
sistemas laborales y sociales, como la flexibilidad y lo informal. El control, que en el
modelo burocrático implicaba reglamentación fuerte y rígida, ahora sería externo,
indirecto y con una reglamentación general (abierta a múltiples reglas especificas). Esto
es posible como resultado de la internalización de estas reglas y valores adquiridos por
medio de los programas computacionales, que llevan a una racionalidad técnica y
posibilita el control social flexible y la auto-regulación. Para esto, es necesaria la
“convergencia” en el conocimiento, la colaboración en equipo en red (que es donde se
establecen las reglas y el control a través de un método). Así, de acuerdo a Heyderbrand
(1989) el nuevo modelo post-burocratico se basa en un sistema de conocimiento ligado
a la concepción del aprendizaje organizacional y práctica comunicativa en una red de
relaciones sociales (en la burocracia eran relaciones formales) que lleva a nuevas
formas organizacionales y aun nuevo control. El control rígido, que anteriormente era
ejercido desde el centro, ahora se daría por acuerdos de colaboración, negociación del
trabajo en una perspectiva individual de cambio (Kalinikos, 2011)
La descentralización para Cleeg es la fragmentación de la estabilidad de la estructura
organizacional soportada en una fluidez de relaciones internas que forman parte de
organizaciones mayores; están informatizadas, cuentan con personal altamente
capacitado (conocimiento y experiencia) que conforman una élite diferenciada
(adhocracia) que garantiza la competitividad entre los diferentes centros de poder, tanto
individual como colectivamente. Hay una circulación de élites, que no tienen que ver
con el colectivismo de una relación laboral, es decir, las relaciones contractuales dejan
de existir, ahora esta élite selectiva es la que asegura el consenso sobre los valores
básicos de la empresa y la legitimación de las reglas, que negocia y acuerda en lo
individual las condiciones laborales. La densa red de conocimientos conformada entre
profesionistas suple a la carrera profesional al interno de la empresa, por el proyecto
manager individual que cultiva una cultura del cambio y el uso de un método (Cleeg,
2011). La cultura corporativa y la ideología ocupan un papel importante en el modelo
post-burocrático, es funcional y sistémica, aspectos que se vuelven parte del control
externo al ser interiorizados los valores e intereses de la empresa convirtiéndose en una
ideología que controla. La forma en cómo opera la estrategia de descentralización es a
través de sub-unidades externalizadas, la relación entre unidades es con base en la
negociación, donde el director ejecutivo no es el tomador de decisiones único, sino en
coordinación, compartiendo poder, tendiendo a la gerencia media (Clegg 2011;
Kallinicos, 2011). La horizontalidad de relaciones, tanto al interno como al externo de la
organización se encuentran en red en un mutuo ajuste. Otro principio, que
supuestamente se supera en las nuevas formas organizacionales post-burocráticas es la
separación entre concepción y ejecución, propias del modelo burocrático taylorista, y
que en este nuevo modelo se reintegran en un trabajo más creativo y complejo
(Alvesson, M. Thompson, P., 2010; Procter, S. 2010). En el piso de la organización, los
empleados se asumen como entrepreneuers (experiencia psicológica de ser dueños) por
lo que estarán buscando oportunidades de crecimiento con el cliente (interno y externo).
De esta manera se contará con empleados autónomos, propositivos, en un paralelismo
con los directivos. Si bien existe una división formal del trabajo y una jerarquía, esta
será sólo administrativa, con una autoridad difusa, de acoplamiento débil, comunicación
abierta, bajo una racionalidad permanente, logrando una cohesión social (Heydebrand,
1989). Kallinicos polemiza con Castell, considera que su concepto de empresa red sólo
es vista como la posibilidad de quitar rigideces a la organización, y no cómo una nueva
forma de producción social (nueva fuerza productiva) que lleva a nuevos acuerdos con
el mercado y de colaboración basados en nuevos y buenos servicios que requieren de
una nueva organización basada en lo computacional, en red, con derechos de propiedad
claros y relaciones flexibles (Kallinicos, 2011).
Un aspecto interesante que se percibe en los teóricos de la post-burocracia es la apertura
hacia el exterior y ver a la organización en red en interdependencia y no ver sólo a la
organización al interno. Pero también, se puede decir, que la post-burocracia sostiene
una visión ambigua e idealizada, por un lado, habla de una convergencia hacia un
modelo único organizacional post-burocrático para ser productivo y eficiente; si bien
buscan conceptualizar a la organización como un hibrido complejo (de nuevas formas
organizacionales), ésta tiene características precisas y las definen como tal
(tipificación), pareciera que se convierte en otro “tipo ideal” a la inversa del modelo
burocrático: servicios, flexible, informal, descentralizado, basada en el conocimiento y
en la tecnología, con relaciones horizontales y participativas; símil con el modelo
toyotista de producción que entró en crisis, por lo menos en la década de los noventa del
siglo pasado en Japón, y donde cada vez hay más evidencia empírica de que la
participación y horizontalidad de las relaciones fue más un mito que una realidad. Pero
además, reduce su mirada a los niveles directivos, no toma en cuenta a los trabajadores
y empleados del piso del negocio y la fabrica, el trabajo desaparece y pareciera que sólo
opera el trabajo intensivo en conocimiento, aspecto no demostrado empíricamente, y
que parece que se convierte más en un buen deseo, el “debiera ser”. Otro problema, es
que al manejar la burocracia como tipo ideal, situación que nunca ha existido, ni antes
era todo rígido, ni ahora todo es flexible, los lleva a establecer tipologías cerradas, que
no dan cuenta de la complejidad de la organización en sus relaciones sociales y
económicas, y donde los actores se ven determinados a accionar dentro de dos posibles
formas organizacionales, la burocrática, que es un modelo obsoleta y en crisis, o por
otro lado, sumarse a la modernidad y eficiencia con el modelo post-burocrático-“la
nueva Jerusalén”. Además de que pareciera que se asume una visión evolutiva, donde,
de manera lineal necesariamente se tiene que pasar de la burocracia a la post-burocracia
como único camino para lograr la eficiencia y la competitividad. De nuevo símil con la
vieja discusión sobre la universalidad (toyotismo) o particularismo de un modelo para
ser exitoso. Quizás convendría no pensar en modelos o tipologías cerradas, y quedar
abiertos a analizar como se dan los arreglos entre los diferentes actores en relación con
y en las estructuras e instituciones que los presionan, con las diferentes culturas,
subjetividades, con las relaciones de poder asimétricas, es decir, pensar la realidad (la
organización) como configuración, donde las relaciones no están claras, no se conocen o
deban de conocerse previa a la investigación, sino reconstruir las relaciones entre las
estructuras, sujetos y acciones, mediados por la cultura y el poder.
Aunque el poder y control son ejes de análisis de esta teoría, se puede ver que se pasa a
una concepción romántica acerca de la distribución del poder, que no llega a explicar
cómo se distribuye y coordina la empresa para cumplir los objetivos comunes y se
recurre a una visión funcional de tipo cultural, donde el top manager se sumerge y
difunde una cultura del trabajo. Así, el mundo laboral, de relaciones laborales y
sindicales, el conflicto, la resistencia en el mundo del trabajo (entre los empleados y
obreros y con sus jefes), las diferentes clases sociales, razas, religiones, culturas que
convergen en un sólo espacio social de trabajo, son oscurecidas por una organización
selectiva que ignora a estos otros actores, o bien los convierten en actores que asumen
sin contradicción y conflicto el cambio organizacional, de relaciones laborales y
sindicales (hay que recordar que se pasa de la industria a servicios, se flexibiliza y se in-
formalizan las relaciones laborales). Mundo idealizado de libertad y acuerdos. Además,
habría que agregar que la descentralización no sólo opera en los servicios sino que es
parte de las grandes estrategias llevadas a cabo por las automotrices. Finalmente, para
algunos críticos de la teoría de la post-burocracia, es sólo una forma de legitimar una
posición ideológica acorde con una política e ideología de la convergencia.
Otras teorías de la convergencia y la tendencia hacia un sólo modelo productivo y
de servicios: el Cluster, la empresa red, la sociedad del conocimiento
Estas teorías tienen en común que buscan establecer bajo el ideal de un modelo
productivo (universalismo) el camino que llevaría a las sociedades a ser competitivas y
con esto a una economía de escala (productiva, eficiente, especializada, con
conocimiento e información compartidos) que redituaría en los procesos de
redistribución en la sociedad de forma positiva. Para De la Garza (2001) uno de los
problemas que subyacen en estas posiciones es que confunden lo normativo con la
realidad, se parte del deber ser; así, tenemos que se da por hecho que es posible en el
capitalismo la acumulación de conocimiento y su socialización, las innovaciones
tecnológicas y la intercomunicación en tiempo real y el flujo de información compartido
y coordinado entre e intra-empresas. Para lograr la competitividad, desde la posición de
la sociedad del conocimiento, la empresa (ahora) se basa en la generación de productos
“intensivos en conocimiento” (De la Garza, 2008). Otros autores, tratan de dar cuenta de
cómo se podría operar la convergencia hacia un nuevo patrón de industrialización, esta
es la propuesta de Castell y su concepto de la empresa red (Catell, M. 1999) y la de
Porter (Porter,1998) de la conformación de clusters. Las innovaciones tecnológicas, la
microelectrónica son los ejes que estructuran a la nueva sociedad-red (conjunto de
nodos interconectados al interior de la estructura social). La inter-conexión en tiempo
real (comunidades virtuales interconectadas), permite el flujo de información y
comunicación que lleva a nuevas formas de organización e interacción; materialización
cultural de la economía de la información global. De esta manera se convergería en la
sociedad del conocimiento. La externalización (descentralización) de las actividades
productivas en unidades externas es posible por la tecnología (empresa- red), que
implica una transformación en la coordinación de las transacciones, intere intra –firmas.
Formando un nuevo patrón de industrialización frente a la gran empresa centralizada e
integrada verticalmente (Castell, 2004). Para Porter (1998), la forma de vincularse
exitosamente ante los nuevos esquemas de competencia y a la dinámica de las
innovaciones tecnológicas es a través de la “cooperación” y la conformación de clusters.
Los clusters (externalidad de la empresa) se conforman en un espacio geográfico
concreto, con una densidad de empresas, de productos, de bienes o servicios finales,
proveedores e instituciones pertenecientes a un campo concreto y que posibilitan la
constitución de eslabones posteriores (distribución y clientes) (Porter, 1998).
Falsos y nuevos problemas en una época globalizada.
Como se ha podido dar cuenta en el texto, nuevos y viejos problemas se están
discutiendo con un renovado interés, los nuevos actores empresariales, nuevos modelos
(s) económicos, y nuevas estrategias globales, como es la descentralización y las
llamadas nuevas formas organizacionales post-burocráticas. Con relación al primer
punto, éste nos lleva a plantear un segundo eje de análisis y discusión en un nivel más
abstracto y dentro de concepciones más amplias y que se inserta en una posición
epistemológica que tiene que ver con lo que es considerado científico. Es decir, lo que
está en debate, y nos preguntamos es sobre la pertinencia o capacidad explicativa de las
teorías y metodologías, así como de los hallazgos empíricos acerca de los empresarios.
Se debate sobre cuál enfoque es más convincente para hacer investigación, desde el
hipotético deductivo que implica la comprobación de hipótesis, el uso de datos
cuantitativos y modelos matemáticos o el proceso de interpretar, comprender una
situación dada. Dentro de estas concepciones amplias se pone a discusión otros
problemas como; a) el interés de otras perspectivas que se plantean la posibilidad de
crear una disciplina propia para el estudio del empresario, es decir, con su propias
teorías y metodologías (Saras D. Sarasvathy and Sankaran Venkatarama, 2011 ) y b) se
debate cuál concepto de actor es más apropiado para explicar la acción empresarial,
aceptando los límites del actor racional, de la racionalidad limitada, pero que busca
también la ganancia. Las posiciones que se debaten para explicar la acción empresarial,
desde nuestro punto de vista son, i) La neo-institucionalista económica (North, 2001),
la institución facilita o impide las acciones empresariales, estos son actores racionales y
cognitivos, aunque acotados por las reglas. Desde la teoría de variedad de capitalismo se
vuelven importantes las instituciones, no sólo porque facilitan o impedir la acción, sino
porque los países cuentan con instituciones que dan ventajas comparativas y acuerdan
diferentes tipos de innovación, el empresario es … (Hall and Soskice, 2001), ii) la
psicologista ( Low y MacMillan, 1988), que explica la acción por las características
personales (psicológicas), la perspectiva ii) que llamamos de sujeto coherente (Morlan
Diaz,), que habla de un actor racional (individuo) con características psicológicas, y
iiii), la de sujeto social (Hernández, R. 2006 ), que hace referencia a un actor que
interactúa siempre con otros, genera significados no sólo económicos, un sujeto en que
las acciones están mediadas por la subjetividad (proceso de dar sentido), no vista como
lo arbitrario, lo azaroso, lo reducido a las creencias, no un subjetivismo. Sino que vemos
a la subjetividad como construcción de significados en relación a estructuras-
subjetividades-acciones. Esta perspectiva de ver al empresario como sujeto social es
diferente del psicologismo, para el cual la acción se explica por las cualidades
personales como resultado de lo individual psicológico. Las características personales
hacen alusión a la confianza en si mismo, a la capacidad de liderazgo y decisión,
creatividad, experiencia y formación; la inteligencia es resultado de estas características
más la formación y la experiencia. Estas cualidades personales definirían al empresario
y sus decisiones. Una primera anotación que hacemos al respecto es que el
psicologismo ve al sujeto como individuo, pero el sujeto no siempre es igual al
individuo, que puede haber sujetos colectivos que puede realizar una acción colectiva
(que en este caso, el actor empresario la puede realizar para su beneficio). Por otra
parte, consideramos que la subjetividad no se reduce a lo psicológico individual, es
decir, lo psicológico no agota lo subjetivo. El sujeto social está inmerso en un marco
cultural, interioriza significados sociales y culturales, utiliza códigos culturales
(significados) que no sólo son de los individuos sino sociales. No negamos el aspecto
psicológico, creemos que puede aportar para la explicación de la acción, pero dentro de
otro marco, el de estructuras-subjetividades-acciones (De la Garza, 2012).
La posición que llamo de sujeto racional coherente, es el actor que resulta de la suma de
las características individuales sociodemográficas y aspectos psicológicos
(personalidad y motivación) más las características del actor racional. La discusión se
centra en tratar de definir que es un empresario, sí es el dueño del capital (financia) o el
que cumple la función administrativa (innova). Para esta posición las diferencias
individuales y los factores psicológicos son lo que definen y afectan las decisiones de
convertirse en empresario. En este sentido los sujetos perciben las oportunidades con
base en las características personales sociodemográficas, (educación, costo de
oportunidad, posición social, edad, carrera profesional) y psicológicas (motivación,
propensión al riesgo, necesidad de alcanzar el éxito, independencia, evaluación de sí
mismo en su eficacia, características cognitivas, intuición), que se encuentran
distribuidas entre la población de manera desigual. Cada empresario posee ciertas
características que le dan su función empresarial (capacidad de ganancia individual). El
mercado de la oferta y demanda de empresarios (función empresarial), depende de los
sujetos y sus cualidades. Ser empresario es cumplir una función empresarial (capacidad
de ganancia y percepción de la oportunidad con fuerza ante la resistencia al cambio),
que se da por gradación (niveles empresariales), con una distribución de la función
empresarial en la población, por lo que no hay dicotomía entre empresario y no
empresario. En esta posición, desaparecen las estructuras y se puede decir, que se
plantea una coherencia entre la personalidad (individual), las funciones de las
instituciones con las decisiones en la búsqueda de la máxima ganancia. Las condiciones
están dadas, solo hay que aprovechar las oportunidades, esto se puede hacer como
resultado de la acumulación de conocimiento, de la experiencia de innovar
(Shumpetter), que da como resultado la eficiencia y la rentabilidad. No intervienen las
estructuras, sino el empresario-manager, con su reputación, su buen juicio y el riesgo.
La organización funcionaría en coherencia con los sujetos y su capacidad de ganancia.
Nosotros nos preguntamos sí toda acción económica debe ser tratada como de actor
racional que siempre busca el máximo beneficio, aunque haya límites institucionales;
por otro lado, si es posible estudiar la acción económica como una acción social, es
decir, los actores económicos como actores sociales. Nos interesan las reglas y normas,
pero con agencia. Tampoco interesa un sujeto obscurecido a la asunción de las normas,
aunque estas intervienen. Interesa un actor ubicado en estructuras-instituciones que
establece interacción con otros, en espacios de acción, dentro de una relación
asimétrica de poder y de incertidumbre vinculado con los diferentes campos que
conforman la subjetividad. Creemos que, es importante tomar en cuenta la generación
trasmisión del conocimiento, pero no nos interesa ver al actor como puramente
cognitivo, el conocimiento también implica procesos subjetivos (interpretación),
culturales y relaciones de poder, sentimientos, valores, lo estético, razonamiento
cotidiano, la moral. Tampoco nos interesa un actor que sólo actúa de manera coherente.
Es decir, interesa un actor que interactúa siempre con otros que influyen en sus
decisiones, un actor ubicado en estructuras-instituciones. Nos preguntamos sobre cómo
captar la realidad en transformación por factores estructurales y a la vez subjetivos y en
cuanto a la acción.
Configuración de configuraciones una alternativa teórica-metodológica para el
estudio de la empresa y los empresarios
La propuesta de De la Garza (2012) del paradigma configuracionista, es una nueva
estrategia general de construcción de conocimiento, es un enfoque teórico-metodológico
que implica una concepción de la realidad y un nuevo método (una guía heurística) de
cómo hacer investigación. La realidad es vista como totalidad en movimiento, en
transformación y por niveles de abstracción en articulación entre el objeto y el sujeto; la
realidad por niveles implica el camino de la reconstrucción y a su vez de la
especificidad, es captar no sólo lo general al objeto, sino también lo específico en él (De
la Garza, 1998, De la Garza, 2001). Cómo eje fundamental de la investigación es la
reconstrucción-construcción de la teoría, vista como criterio metodológico, donde
reconstruir la totalidad implica alcanzar la explicación (De la Garza, 2001). La totalidad
metodológica, es la articulación de lo lógico con lo histórico (deducción-inducción y
como reconstrucción de la teoría acumulada). La teoría es definida como oposición al
sistema de proposiciones relacionadas deductivamente, como una configuración
conceptual en una relación abierta, estructurada por niveles de abstracción. La ciencia
social es la construcción de espacios posibles para la acción que se articulan en
procesos de diferentes temporalidades y subjetividades. Ésta articulaciones no llegan a
conformar un sistema, sino una configuración, la realidad es una construcción de
configuraciones en relación entre estructuras, sujetos y acciones (De la Garza, 2012).
Las estructuras surgen de las prácticas que se objetivan, y la estructura no es igual a un
sistema, sino que admite las contradicciones.
El método implica la reconstrucción de la realidad por niveles, de la teoría a lo
empírico, bajo condiciones culturales y subjetivas implícitas o explicitas, procesos con
temporalidades diferentes (ritmos de cambios diversos) donde aparece lo coyuntural y
lo estructural (De la Garza, 1998). La (s) estructura (s) incluye a la cultura, como
objetivación de códigos que permiten dar significados, es decir, vemos a la cultura
como parte de las estructuras. Donde el significado no está dado, sino que los sujetos
sociales en interacciones construyen significados concretos para la situación concreta.
Vemos las interacciones sociales como relaciones sociales entre sujetos que forman
configuraciones de relaciones (redes sociales). La problemática expuesta permite
introducirnos en una nueva dimensión para comprender al sujeto en sus interacciones,
que implican visiones diferentes del mundo. Es replantear la forma de hacer
conocimiento, desde este paradigma la investigación es una reconstrucción donde el eje
articulador es la acción, no el pensamiento.
En este sentido retomamos el paradigma configuracionista de De la Garza (2001) donde
la relación entre estructuras-subjetividades y acciones se vuelven el eje para aprehender
la configuración de significados de los sujetos sociales que se traducen en acciones
diversas (De la Garza, 2001). La teoría vista también por niveles no en relaciones
deductivas sino en configuración de conceptos con relaciones duras y blandas. Como un
ordenamiento del pensamiento que permite articular y desarticular los conceptos ya
establecidos. La forma de analizar (método), entender la acción (que implica toma de
decisiones) con base en un conjunto de variables estructurales y relacionales que se configuran
respecto de campos subjetivos. La subjetividad la analizaremos como configuración de
significados que se da en arreglo con diferentes campos subjetivos: el cognitivo, el del
razonamiento cotidiano, el valorativo, el de los sentimientos así como el estético, y que es
posible identificar empíricamente (De la Garza, 2001).
Nos preguntamos sobre como aprehender la configuración de significados de los actores
sociales que se traducen en diferentes esquemas de acción y de acuerdo, en parte, con
sus intereses y sobre los cuales los actores construyen sus proyectos y planes. En la
explicación de la acción empresarial (empresa y empresarios y/o top manager) nos
interesa a) tomar como eje la relación estructuras-subjetividades- acciones del
paradigma configuracionista (De la Garza (2001), b) ver a los actores empresariales
como sujetos sociales que generan significados no sólo económicos, (Hernández, 2003;
Hernández, 2006), y c) analizar a la empresa, al empresario y al top manager como
parte de un mismo problema, donde el análisis corresponda a diferentes niveles de
abstracción (Hernández 2005). En otras palabras, la propuesta consiste en ver al
empresario como sujeto social (Hernández, 2003; Hernández, 2006) que mueve entre
estructuras-subjetividades-acciones. Interesa analizarlo como sujeto social mediado por
su subjetividad en interacción con las estructuras, generando acciones en un espacio de
posibilidades. Si bien tiene mayor peso el interés (ganancia) no anula los otros aspectos
(sentimientos, valores, lo estético, razonamiento cotidiano, lo moral). Es ver al actor
económico como sujeto social que interactúa siempre con otros actores, genera
significados no solo económicos, y en este sentido hay una construcción de la decisión,
hay una construcción de significados con agencia en interacción. No una visión de actor
determinado por las estructuras o la organización, pero si presionado por estas. La
acción se construye en la incertidumbre, en el juego del poder, en el proceso de dar
sentido y de interacción con las estructuras, la subjetividad y acciones.
En este punto, engarzamos con la relación empresa-empresario y el problema de cómo
estudiarlo; definimos al empresario/top manager como tomadores de decisiones
estratégicas referidas a la empresa y que busca la ganancia. Vemos a la empresa y
empresario vinculados, pero no reducidos el uno al otro. La empresa puede ser
analizada como centro de ventas, por sus costos, productos, y el empresario cómo el
tomador de decisiones, pero para tomar decisiones se encuentra con la dificultad del
cálculo, entra lo no racional, la subjetividad, la cultura, el poder, además de lo
cognitivo. Todo esto está en juego, en interacción con otros actores. En este sentido el
empresario, el top manager, no están solo sino que interactúa con socios, proveedores,
personal administrativo, gerencias medias, en un marco de leyes, instituciones, pero
cuenta con capacidad de tomar decisiones en relación a las estructuras-subjetividades,
aunque dentro de ciertos límites culturales, sin olvidar la ganancia. Pero, además, las
concepciones que tengan el empresario y el manager no se llevan directamente a la
práctica, sino que pasan por diferentes filtros, conformados por actores con diferentes
subjetividades (gerencia media, jefes, supervisores, obreros). El eje que permite vincular
la relación empresa, empresario son las estrategias, esta la definimos cómo construcción
de decisiones centrales para la empresa, con relación con estructuras, subjetividades e
interacciones. Las estrategias no son elementos de la estructura, y habrá diferentes
estrategias no derivadas mecánicamente de las estructuras, sino estrategias construidas
en ciertas condiciones sociotécnicas, socioeconómicas, pero que pasan a través de las
concepciones de los empresarios o top manager.
En este punto, tratamos de cerrar con lo que llamamos falsos problemas
problematizando con la definición de empresario, ligado a la división entre top
manager/empresario y engarzados con que si el empresario nace o se hace (pedagogía
empresarial) descubre o produce la oportunidad. Cómo sujeto social el actor empresarial
genera significados, no sólo económicos e interactúa con otros actores. Cuenta la
trayectoria (experiencia), es decir, sí puede ser resultado de una construcción, pero en
un contexto de determinadas estructuras y relaciones con otros actores. El actor
empresario está ubicado en el contexto que importa en su constitución, aunque como
sujeto social tiene capacidad de agencia, variable según el contexto. Por lo tanto, el
empresario puede ser el dueño del capital o el top manager, siempre que tome
decisiones estratégicas en diferentes niveles, vinculadas con relaciones sociales e
instituciones que definen su espacio autonomía sobre las decisiones. Desde esta
perspectiva, la relación empresa-empresario se puede estudiar dependiendo del grado de
autonomía que tenga el empresario.
En otro nivel de abstracción de la realidad y partiendo de que el eje que permite vincular
son las estrategias, nos preguntamos sobre qué elementos intervienen en la
configuración de las estrategias, qué papel juegan los actores, las instituciones y si se
pueden hablar de estrategias únicas frente a condiciones semejantes del mercado. Nos
interesa dar cuenta de cómo se objetivan las estrategias en una configuración de
negocios y en la configuración sociotécnica productiva, no sólo como resultado de las
presiones estructurales, sino que las decisiones de los actores y la objetivación de estas
en una configuración productiva conlleva el componente subjetivo. Para esto
retomamos otro nivel de la realidad de la configuración de configuraciones, la
configuración productiva de De la Garza (2002), la cual implica el arreglo entre un
tipo de tecnología, una forma de organizar el trabajo, un tipo de relaciones laborales, de
condiciones de trabajo, un perfil de la mano de obra (socio-demográfico, de calificación
y niveles salariales) y una cultura laboral, gerencial y empresarial; además, como
modelo industrial, incluye la posibilidad de encadenamientos productivos y de servicio
hacia adelante y hacia atrás, cierto vínculo con los mercados de la tecnología, del
trabajo y de dinero, con el sistema de relaciones industriales de una zona o país, con las
políticas económicas, con el mercado interno y el mercado externo, con el resto de la
industria, la agricultura o los servicios.
Pero además, el ser una empresa global, trasnacional, internacional o nacional, implica
arreglos diferentes entre estructuras, instituciones y actores diferenciados. Las presiones
estructurales (presiones del mercado, de la competitividad: calidad, costo y eficiencia)
se enfrentan y perciben de diferente manera. Posiblemente la racionalidad instrumental
opere de una manera más contundente en una compañía trasnacional (como se observa
en la industria americana) al verse presionada por un mercado muy competido en
comparación con una empresa familiar cuyo mercado principal es el nacional, y donde
la estrategia de negocios se construye en interacción sobre la base de una densa red de
interacciones. Sin embargo, en ambas situaciones buscamos incorporar a los sujetos y
no hablar ya sólo de empresas o instituciones como lo determinante de la acción
(desprovista de actores) e introducir al sujeto como parte constitutiva de la acción,
donde la cultura, las relaciones de poder adquieren importancia.
La forma de analizar las estrategias es por niveles e implica tres dimensiones
interrelacionadas entre sí. Cada nivel conforma una estructura que se interrelacionan
entre sí, y en las cuales los actores interaccionan y asientan sus acciones a través de sus
prácticas en los diferentes espacios del mundo de la empresa y del trabajo. El primer
nivel hace referencia al proceso interno de la empresa de reestructuración productiva y
que define la configuración sociotécnica de los procesos de trabajo (decisiones sobre la
organización del trabajo, el nivel tecnológico, la gestión de la mano de obra y gerencial,
las relaciones laborales y gerenciales, la cultura empresarial, gerencial y de trabajo)
tendientes a aumentar la productividad o calidad de procesos o productos. Otras
estrategias que intervienen y se ponen en juego tienen que ver hacia el exterior de la
compañía, que si bien repercuten al interno, implican otros procesos, tales como las
alianzas estratégicas, las estrategias de comercialización, distribución y logística, la
inserción dentro de una cadena global de producción que supone contar con ventajas
comparativas de primer orden, como el dónde adquirir o desarrollar la tecnología, lograr
la participación de inversión extranjera, el establecimiento de redes de clientes y
proveedores, el desarrollo o adquisición de marcas de prestigio. Los actores que
intervienen en el primer nivel en la planeación y ejecución son los directivos, mandos
medios, trabajadores, líderes sindicales En las estrategias de segundo nivel se analizan
las relaciones que establecen con las instituciones y los actores que lo representan cómo
el gobierno, con los secretarios de estas dependencias, con el sistema político, con los
sindicatos, proveedores y clientes. Es decir, estas estrategias se configuran en un
contexto nacional y regional y repercuten en la empresa. El tercer nivel implica otros
procesos que impactan a la empresa hacia el exterior y el interior de la misma, es el
análisis de las estrategias macroeconómicas (modelo de negocio) que emanan de las
corporaciones en lo global, lo nacional y cómo impactan al nivel de las estrategias en el
nivel I, y II y en su implementación (Hernández R, Marcela, 2012). Los diversos
actores que interactúan con las estructuras van construyendo y reconstruyendo las
relaciones y dando sentido a sus acciones en relación con las diversas culturas y poder,
generando a su vez nuevos significados del mundo de la empresa y del trabajo.
Definimos a la empresa trasnacional en el sentido amplio, como una configuración
estratégica de control en continuo proceso de cambio, que combina lo local y lo global.
Es una colectividad de sujetos en interacciones con diferentes estructuras (I,II,III) en
diferentes niveles de la realidad empresarial, con diferentes subjetividades y permeada
por culturas (nacional, regional, gerencial y del trabajo), conjuntando las funciones de
producción, distribución y servicios. Esta configuración de articulaciones de negocios e
interacciones (diferentes actores que intervienen, espacios geográficos, políticas
públicas, culturas y subjetividades) genera nuevas formas de control y nuevos
significados en las relaciones entre la empresa e inter-empresas. En esta negociación
entre las estrategias corporativas, los clientes, las filiales, subsidiarias, empresas
subcontratadas (maquila) intervienen diferentes estructuras tanto internas (en sus tres
niveles) como externas con sus actores sociales y con sus subjetividades. De esta
manera las compañías se ven obligadas a negociar y acatar ciertas disposiciones. Éstas
forman parte del entorno global, nacional y regional, son las políticas gubernamentales,
leyes laborales y sindicales del país y de la localidad, los proveedores, culturas
regionales, nacionales. Todos estos niveles de relaciones son procesos no acabados que
implican una continua negociación, dentro de límites jerárquicos, con contradicciones al
ponerse en juego estructuras, subjetividades e interacciones en contextos marcados por
culturas, poderes e intereses de los actores. Cada nivel (global, nacional, local, empresa)
conforma una configuración de interacciones y de acciones dando como resultado la
configuración de configuraciones de la red corporativa de descentralización
(subcontratación, filial, subsidiaria) (Hernández, 2012).
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