Puntos Sobresalientes Lucas 10 a 12 Semana Del 8 de Abril

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Puntos sobresalientes Lucas 10 a 12 Semana del 8 de Abril

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Capítulo 10

w98 1/3 págs. 30-31 Jesús envía a los 70 discípulos

Haciendo hincapié en la urgencia de la obra de predicar, Jesús dijo a sus seguidores: “La mies, en realidad, es mucha, pero los obreros son pocos. Por lo tanto, rueguen al Amo de la mies que envíe obreros a su mies” (Lucas 10:2). La comparación con una mies fue adecuada, pues toda demora durante la época de siega podía resultar en la pérdida de valiosas cosechas. Así mismo, si los discípulos descuidaban su asignación de predicar, podrían perderse vidas valiosas (Ezequiel 33:6).

Ministros que no se distraen

A continuación, Jesús dio a sus discípulos las siguientes instrucciones: “No lleven bolsa, ni alforja, ni sandalias, y no abracen a nadie en saludo por el camino” (Lucas 10:4). Además de una bolsa y comida, los viajeros también acostumbraban llevar consigo un par de sandalias de repuesto, ya que las suelas podían gastarse y las tiras de cuero romperse. Pero los discípulos de Jesús no tenían que preocuparse por esas cosas, sino que debían confiar en que Jehová los cuidaría mediante sus semejantes israelitas, entre quienes la hospitalidad era costumbre.

Ahora bien, ¿por qué les dijo Jesús que no abrazaran a nadie en saludo? ¿Debían ser fríos o incluso descorteses? De ningún modo. La palabra griega a·spá·zo·mai, que significa abrazar en saludo, puede referirse a más que un amable “hola” o “buenos días”. Puede incluir también los tradicionales besos, abrazos y largas conversaciones que se producían cuando dos conocidos se encontraban. Cierto comentarista señaló: “Entre los orientales los saludos no consistían, como entre nosotros, en una leve inclinación de la cabeza o en extender la mano, sino en muchos abrazos y en inclinarse y hasta postrarse en el suelo. Todo esto consumía mucho tiempo” (compárese con 2 Reyes 4:29). De modo que Jesús estaba ayudando a sus seguidores a evitar distracciones tradicionales pero innecesarias.

Finalmente, Jesús dijo a sus discípulos que cuando entraran en una casa y se les recibiera, se “[quedaran] en aquella casa, comiendo y bebiendo las cosas que les [suministraran]”. Pero si entraban en una ciudad y no los recibían bien, debían “[salir] a sus caminos anchos y [decir]: ‘Hasta el polvo de su ciudad que se nos pegó a los pies nos lo limpiamos contra ustedes’” (Lucas 10:7, 10, 11). El que los discípulos se limpiaran los pies, o se sacudieran el polvo de ellos, representaría que dejaban pacíficamente la casa o la ciudad que no los había recibido, para que con el tiempo estas se enfrentaran a las consecuencias de su actitud que Dios permitiera. Pero las personas que recibieran a los discípulos de Jesús con bondad podrían esperar bendiciones. Jesús dijo en otra ocasión a sus apóstoles: “El que los recibe a ustedes, me recibe también a mí, y el que me recibe a mí, recibe también al que me envió. Y cualquiera que dé de beber tan solo un vaso de agua fría a uno de estos pequeños porque es discípulo, de cierto les digo, de ninguna manera perderá su galardón” (Mateo 10:40, 42).

Lecciones para nosotros

Actualmente, bastante más de cinco millones de testigos de Jehová del mundo entero llevan a cabo la comisión de predicar las buenas nuevas del Reino de Dios y hacer discípulos (Mateo 24:14; 28:19, 20). Se dan cuenta de que su mensaje es urgente, por lo que aprovechan el tiempo al máximo y evitan las distracciones que les impedirían centrar toda su atención en su importante asignación.

Los testigos de Jehová se esfuerzan por ser amables con todo el mundo. Sin embargo, no entablan simplemente conversaciones inútiles ni se envuelven en debates sobre temas sociales o sobre los intentos fallidos del mundo por corregir las injusticias (Juan 17:16). Más bien, centran sus conversaciones en la única solución duradera de los problemas de la humanidad: el Reino de Dios.

Generalmente se ve a los testigos de Jehová trabajando de dos en dos. ¿No se lograría más si cada uno trabajara solo? Tal vez. No obstante, los cristianos de la actualidad se dan cuenta de las ventajas de trabajar junto con un compañero de creencia. Sirve de protección cuando se predica en zonas peligrosas. Además, al trabajar con un compañero, los más nuevos se benefician de la habilidad de los publicadores de las buenas nuevas más experimentados. De hecho, ambos pueden animarse mutuamente (Proverbios 27:17).

No cabe duda de que la obra de predicar es la tarea más urgente que se realiza en estos “últimos días” (2 Timoteo 3:1). Los testigos de Jehová se alegran de contar con el apoyo de una hermandad mundial, en la cual trabajan “lado a lado con una misma alma por la fe de las buenas nuevas” (Filipenses 1:27).

w11 1/9 págs. 8-9 Se desenmascara al gobernante secreto del mundo

El último suspiro del Diablo

El ministerio de Cristo en la Tierra firmó la sentencia de muerte del Diablo y sus demonios. Cuando los discípulos de Jesús le contaron cómo habían expulsado demonios, él respondió: “Contemplaba yo a Satanás ya caído como un relámpago del cielo” (Lucas 10:18). Con esas palabras, Jesús expresó la alegría que sentiría cuando, ya de vuelta en el cielo como Miguel el arcángel, venciera de una vez por todas al gobernante de este mundo (Revelación 12:7-9). Un análisis cuidadoso de las profecías bíblicas revela que esa victoria tuvo lugar en los cielos en 1914 o poco después.

w06 1/4 pág. 5 Entendimiento de la Biblia: ¿qué le ayudará a obtenerlo?

“HAS escondido cuidadosamente estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los pequeñuelos.” (Lucas 10:21.) Estas palabras que Jesús dirigió a su Padre celestial indican que para entender la Biblia debemos tener la actitud apropiada. La sabiduría de Jehová se manifiesta en el hecho de que ha suministrado un libro que únicamente las personas humildes y que se dejan enseñar pueden entender de verdad.

w11 1/4 págs. 6-7 Jesús: su vida

▪ Revelar la personalidad de Jehová ¿Quién mejor que Jesucristo, el Hijo de Dios, para enseñarnos cómo es su Padre, Jehová? Él fue “el primogénito de toda la creación” y, como tal, vivió con Dios en el cielo más tiempo que ningún otro ser espiritual (Colosenses 1:15). Seguro que dispuso de muchas ocasiones para aprender cuál era la voluntad de su Padre y comprender su forma de ser, pensar y actuar.

No es de extrañar que afirmara: “Nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y nadie conoce quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo esté dispuesto a revelarlo” (Lucas 10:22). Por supuesto, Jesús estaba más que dispuesto a enseñar a la gente cómo era su Padre: le entusiasmaba hacerlo. Y es que hablaba desde una perspectiva privilegiada, pues todo lo que enseñaba lo había aprendido en el cielo, en la presencia del Altísimo (Juan 8:28).

En cierto sentido, lo que Jesús hizo al revelarnos la personalidad de su Padre podría compararse a la forma en que funciona un transformador eléctrico. Este aparato toma corriente de alto voltaje y la transforma en corriente de bajo voltaje para que podamos

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emplearla en nuestro hogar. En el caso de Jesús, tomó lo que había aprendido sobre su Padre en el cielo y lo transmitió de una forma que los seres humanos pudiéramos asimilar con facilidad.

w07 1/2 págs. 22-23 Nunca dejemos de intensificar nuestro aprecio

Apreciemos el privilegio de conocer la verdad bíblica

4 El entendimiento de la Palabra de Dios no depende del intelecto ni de la educación mundana, que tienden a promover el orgullo. Antes bien, depende de la bondad inmerecida de Jehová, la cual él muestra a los que son humildes y de buen corazón y que tienen conciencia de su necesidad espiritual (Mateo 5:3; 1 Juan 5:20). Al reflexionar sobre el hecho de que algunos humanos imperfectos tendrían sus nombres escritos en los cielos, Jesús “se llenó de gran gozo en el espíritu santo, y dijo: ‘Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido cuidadosamente estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los pequeñuelos’” (Lucas 10:17-21).

5 Cuando terminó de hacer aquella oración sincera, Jesús se volvió a los discípulos y les dijo: “Felices son los ojos que contemplan las cosas que ustedes contemplan. Porque les digo: Muchos profetas y reyes desearon ver las cosas que ustedes contemplan, pero no las vieron; y oír las cosas que ustedes oyen, pero no las oyeron”. Como vemos, Jesús animó a sus seguidores a no dar por sentadas las inestimables verdades del Reino que se les estaban revelando, verdades que no se dieron a conocer a los siervos de Dios de generaciones anteriores, y menos aún a los “sabios e intelectuales” de aquel entonces (Lucas 10:23, 24).

6 Nosotros hoy tenemos mayores razones para apreciar la verdad divina, pues mediante “el esclavo fiel y discreto” Jehová nos ha concedido una comprensión más profunda de su Palabra (Mateo 24:45; Daniel 12:10). Aludiendo al tiempo del fin, el profeta Daniel escribió: “Muchos discurrirán, y el verdadero conocimiento se hará abundante” (Daniel 12:4). ¿No le parece que en esta época el conocimiento de Dios se ha hecho “abundante” y que los siervos de Jehová estamos bien nutridos espiritualmente hablando?

7 El contraste entre la prosperidad espiritual del pueblo de Dios y la confusión religiosa de Babilonia la Grande es abismal; de ahí que muchas personas que se hallan desilusionadas o indignadas con la religión falsa estén afluyendo a la adoración pura. Son personas mansas que “no quieren participar con [Babilonia la Grande] en sus pecados” ni “quieren recibir parte de sus plagas”. Jehová y sus siervos las invitan a unirse a la auténtica congregación cristiana (Revelación 18:2-4; 22:17).

w86 1/3 págs. 27-28 párrs. 7-10 ¿Despliega usted eficiencia al razonar a partir de las Escrituras?

7 Jesucristo dio el mejor ejemplo en cuanto a usar eficazmente las Escrituras. (Mateo 7:28, 29; Juan 7:45, 46.) El analizar su manera de enseñar nos puede ayudar a mejorar nuestra aptitud de razonar a partir de las Escrituras. Considere los siguientes ejemplos:

8 En el capítulo 10 de Lucas, versículos 25 al 28, leemos acerca de “cierto hombre versado en la Ley” que procuró poner a prueba a Jesús preguntándole: “Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?”. ¿Cómo le hubiera contestado usted? ¿Qué hizo Jesús? Él pudo haberle dado fácilmente una respuesta directa, pero se dio cuenta de que aquel hombre tenía sus ideas formadas al respecto. De modo que Jesús le preguntó cómo respondería él mismo,

diciéndole: “¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?”. El hombre contestó: “‘Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con toda tu mente’, y, ‘a tu prójimo como a ti mismo’”. Jesús le respondió: “Contestaste correctamente”, y, parafraseando una porción de Levítico 18:5, añadió: “Sigue haciendo esto y conseguirás la vida”. En otra ocasión Jesús mismo citó aquellos dos mandamientos como respuesta a una pregunta. (Marcos 12:28-31.) Pero esta vez el hombre a quien hablaba conocía la Ley de Moisés y parece que deseaba saber si Jesús concordaba con lo que esta decía. Jesús le dio la satisfacción de contestarse a sí mismo.

9 Sin embargo, aquel hombre no captaba todo el sentido de los textos que había citado. Por eso, “queriendo probar que era justo, el hombre dijo a Jesús: ‘¿Quién verdaderamente es mi prójimo?’”. Jesús no volvió a citar textos bíblicos como respuesta. Tampoco se limitó a dar simplemente una definición a la cual el hombre pudiera haber objetado. En vez de eso, se valió de una ilustración... una excelente ilustración que realmente respondía a las necesidades de aquel hombre, una ilustración que le ayudaría a razonar sobre el significado del texto bíblico. Jesús le habló acerca de un buen samaritano que ayudó a un caminante que había sido asaltado y golpeado, en contraste al sacerdote y al levita que no acudieron en su ayuda. Esta fue una ilustración que hizo que la expresión “prójimo” adquiriera un significado que aquel hombre nunca antes había discernido, y lo hizo de manera que le llegara al corazón. Entonces, al concluir, Jesús le formuló una pregunta para asegurarse de que había entendido bien lo considerado y le instó a aplicarlo en su propia vida. (Lucas 10:29-37.)

10 ¿Qué podemos aprender de esa manera ejemplar de enseñar? ¿Notó usted los siguientes puntos? 1) Jesús dirigió la atención a las Escrituras para contestar la pregunta que le hizo el hombre. 2) Lo animó a expresar su propio punto de vista, y amorosamente lo encomió cuando este hizo algún comentario discernidor. 3) Se aseguró de que entendiera la relación entre la pregunta y los textos bíblicos, como se muestra en el versículo 28. 4) Usó una ilustración que le tocara el corazón para que así captara el verdadero sentido de la respuesta. El imitar esa manera de enseñar puede ayudarnos a razonar eficazmente con otros a partir de las Escrituras.

g90 8/6 pág. 18 ¿Por qué tengo que sacrificarme por los demás?

Lo que implica ayudar a otros

La parábola del buen samaritano registrada en Lucas 10:29-37 indica que ayudar a otros puede implicar verdadero sacrificio personal. En respuesta a la pregunta: “¿Quién, verdaderamente, es mi prójimo?”, Jesús habló de un judío al que unos salteadores golpearon y dejaron por muerto. A pesar de las tensiones raciales que existían entre los judíos y los samaritanos, un samaritano se sintió motivado a sacrificarse por la víctima. Le curó las heridas utilizando para ello su propio vino y aceite. Entonces lo montó con cuidado sobre su bestia y lo llevó a un mesón. Pagó al mesonero una cantidad comparable al salario de dos días de trabajo y prometió pagarle lo que gastase además de aquello.

Esta motivadora ilustración capta la esencia de lo que significa sacrificarse por los demás: tomar la iniciativa, hacerse prójimo de otros. Requiere estar dispuesto a sacrificar tiempo, energía y dinero.

it-1 pág. 1231 Inquietud

Con todo, no se debe permitir que los intereses mundanos adquieran demasiada importancia. Jesucristo puso de manifiesto esta idea en una conversación que mantuvo con Marta, la hermana de Lázaro. Preocupada por atender a su huésped, no veía manera de apartar tiempo para escuchar a Jesús. María, sin embargo, “escogió la buena porción”: beneficiarse del alimento espiritual que el Hijo de Dios les ofrecía. (Lu 10:38-42.)

Capítulo 11

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w90 15/5 págs. 15-16 “Enséñanos a orar”

“Cierto discípulo suyo le dijo: ‘Señor, enséñanos a orar’.” (LUCAS 11:1.)

ALGUNAS personas tienen excelente voz para cantar. Otras tienen talento natural para la música. Pero para desarrollar a plenitud sus facultades, hasta esos cantantes e instrumentistas necesitan instrucción. Algo parecido sucede en el caso de la oración. Los discípulos de Jesucristo llegaron a percibir que necesitaban instrucción para que Dios oyera sus oraciones.

2 Jesús por lo general le oraba en privado a su Padre, como lo hizo por toda una noche antes de escoger a los 12 apóstoles. (Lucas 6:12-16.) Aunque también instó a sus discípulos a orar en privado, ellos le oyeron orar en público y observaron que no era como los hipócritas religiosos, que oraban para que los hombres los vieran. (Mateo 6:5, 6.) Así que es lógico que los seguidores de Jesús desearan que él les diera instrucción avanzada en cuanto a la oración. Por eso leemos: “Ahora bien, aconteció que estando él en cierto lugar orando, cuando cesó, cierto discípulo suyo le dijo: ‘Señor, enséñanos a orar, así como Juan [el Bautizante] también enseñó a sus discípulos’”. (Lucas 11:1.)

3 ¿Cómo respondió Jesús? ¿Qué podemos aprender de su ejemplo? Y ¿cómo podemos beneficiarnos de lo que enseñó sobre la oración?

Lecciones para nosotros

4 Podemos aprender mucho de las palabras y el ejemplo de Jesús como hombre dado a la oración. Una de las lecciones es que si el Hijo perfecto de Dios tenía que orar con regularidad, mucho más tienen que buscar continuamente la guía, el consuelo y el apoyo espiritual de Dios sus discípulos imperfectos. Por eso, debemos ‘orar incesantemente’. (1 Tesalonicenses 5:17.) Desde luego, esto no significa que siempre tenemos que estar literalmente de rodillas. Más bien, nuestra actitud debe ser la del que constantemente ora por guía. Debemos buscar la guía de Dios en todo aspecto de la vida para obrar con perspicacia y siempre tener su aprobación. (Proverbios 15:24.)

5 En estos “últimos días” muchas cosas pueden robarnos el tiempo que deberíamos dedicar a la oración. (2 Timoteo 3:1.) Pero si los problemas domésticos, las inquietudes del trabajo y cosas por el estilo estorban el que oremos regularmente a nuestro Padre celestial, entonces estamos demasiado cargados con las preocupaciones de la vida. Esa situación se debe corregir sin demora, pues el no orar lleva a la pérdida de la fe. Debemos eliminar algunas obligaciones seglares o contrapesar las inquietudes de la vida mediante volver el corazón a Dios en busca de guía con mayor solicitud y frecuencia. Debemos ‘ser vigilantes en cuanto a oraciones’. (1 Pedro 4:7.)

w09 1/2 pág. 16 Las oraciones que Dios escucha

Jesús tenía la costumbre de orar en privado y les recomendó a sus seguidores que hicieran lo mismo. La Biblia narra: “Aconteció que estando él en cierto lugar orando, cuando cesó, cierto discípulo suyo le dijo: ‘Señor, enséñanos a orar [...]’. Entonces él les dijo: ‘Cuando oren, digan: “Padre, santificado sea tu nombre”’” (Lucas 5:16; 11:1, 2). De esta manera mostró que las oraciones deben dirigirse a su Padre, Jehová. Solo Él es nuestro Creador y el “Oidor de la oración” (Salmo 65:2).

w09 15/2 págs. 17-18 párrs. 14-15 ¿Ora usted tal como enseñó Jesús?

14 “Danos hoy nuestro pan para este día.” (Mat. 6:11; Luc. 11:3.) Esta es una petición que le hacemos a Dios para que nos dé el alimento necesario “para este día”. Como confiamos en que él tiene la capacidad de cubrir nuestras necesidades día a día, no hace falta pedirle más que eso. Esta petición nos trae a la memoria lo que Jehová les ordenó a los israelitas en el desierto: que cada uno recogiera “su cantidad [de maná] día por día” (Éxo. 16:4).

15 La siguiente petición de la oración modelo nos recuerda algo que nos corresponde hacer a nosotros. Jesús dijo: “Perdónanos nuestras deudas, como nosotros también hemos perdonado a nuestros deudores” (Mat. 6:12). El Evangelio de Lucas indica que esas “deudas” son pecados (Luc. 11:4). Solo si ya “hemos perdonado” a quienes han pecado contra nosotros, podremos esperar que Jehová nos perdone (léase Mateo 6:14, 15). De modo que debemos perdonar siempre y sin reservas (Efe. 4:32; Col. 3:13).

w09 1/5 pág. 15 Las figuras retóricas de la Biblia: ¿le gustaría comprenderlas?

Además, las figuras retóricas bien entendidas no solo nos enseñan lecciones: también nos tocan el corazón. Así, cuando se compara el pecado a una deuda, comprendemos mejor la gran carga que este supone (Lucas 11:4). ¡Qué alivio sentimos cuando Jehová nos perdona y cancela esa deuda! Lo mismo pasa cuando se nos dice que Dios ‘cubre’ y ‘borra’ nuestros pecados, como si de hacer borrón y cuenta nueva se tratara. ¿Verdad que nos tranquiliza saber que nunca nos echará en cara esos pecados?

w06 15/12 págs. 20-21 párrs. 4-5 Jehová da “espíritu santo a los que le piden”

4 Jesús dijo a sus discípulos: “¿Quién de ustedes tendrá un amigo e irá a él a medianoche y le dirá: ‘Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío acaba de venir a mí de viaje y no tengo qué poner delante de él’? Y aquel, desde dentro, en respuesta dice: ‘Deja de causarme molestia. La puerta ya está asegurada con cerradura, y mis niñitos están conmigo en la cama; no puedo levantarme y darte nada’. Les digo: Aunque no se levante a darle algo por ser su amigo, ciertamente por causa de su persistencia atrevida se levantará y le dará cuantas cosas necesite”. A continuación, Jesús pasó a indicar la relación entre esta parábola y nuestras oraciones a Dios: “Por consiguiente, les digo: Sigan pidiendo, y se les dará; sigan buscando, y hallarán; sigan tocando, y se les abrirá. Porque todo el que pide recibe, y todo el que busca halla, y a todo el que toca se le abrirá” (Lucas 11:5-10).

5 Esta impactante parábola del amigo persistente muestra cuál debe ser nuestra actitud al orar. Observe lo siguiente: Jesús dice que aquel hombre logra obtener lo que necesita “por causa de su persistencia atrevida” (Lucas 11:8). La expresión “persistencia atrevida” solo aparece una vez en la Biblia. Se traduce de una palabra griega que, literalmente, significa “falta de vergüenza”. Es verdad que la falta de vergüenza se considera a menudo un defecto. Sin embargo, también puede ser una cualidad encomiable cuando la causa que se persigue es buena. Este es el caso del hombre de la ilustración, que no siente ninguna vergüenza de pedir con insistencia lo que necesita. Puesto que Jesús nos lo pone como ejemplo, al orar debemos imitar su persistencia. Jehová desea que ‘sigamos pidiendo, sigamos buscando, sigamos tocando’. En respuesta, él “dará [...] espíritu santo a los que le piden”.

w09 1/2 pág. 17 Las oraciones que Dios escucha

¿Por qué nunca debemos dejar de orar?

Jesús dedicó tiempo a la oración y exhortó a sus discípulos a “orar siempre y no desistir” (Lucas 18:1). Jehová nos invita a confiar

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en Él y a pedir insistentemente por las cosas que nos quitan el sueño. “Sigan pidiendo, y se les dará”, señaló Jesús. Por supuesto, estas palabras no significan que Jehová se niegue a escuchar a quienes lo aman y respetan como Padre celestial, sino todo lo contrario. Jesús razonó: “Si ustedes, aunque son inicuos, saben dar buenos regalos a sus hijos, ¡con cuánta más razón dará el Padre en el cielo espíritu santo a los que le piden!” (Lucas 11:5-13).

w89 1/5 pág. 20 párrs. 10-11 Adore al Creador, no a la creación

10 El modo como Jesús consideró a su madre indica la posición relativa de ella. Sobre un banquete de bodas en Caná, el relato bíblico nos dice: “Cuando faltó el vino, la madre de Jesús le dijo: ‘No tienen vino’. Pero Jesús le dijo: ‘¿Qué tengo que ver contigo, mujer?’”. La versión católica romana de Straubinger dice: “¿Qué (nos va en esto) a Mí y a ti, mujer?”. (Juan 2:3, 4.) En otra ocasión, alguien le dijo: “¡Feliz es la matriz que te llevó y los pechos que mamaste!”. Aquella era una excelente oportunidad para que Jesús diera honor especial a su madre y mostrara que otros deberían hacer lo mismo. En vez de eso, Jesús dijo: “No; más bien: ¡Felices son los que oyen la palabra de Dios y la guardan!”. (Lucas 11:27, 28.)

11 Esas referencias muestran que Jesús se cuidó de dar devoción u honor indebido a María o de dirigirse a ella por algún título especial. Él no permitió que la relación que existía entre ellos ejerciera influencia en él. Y los apóstoles y discípulos siguieron su ejemplo, porque en ningún lugar de sus escritos inspirados se da a María honor, título o influencia indebidos. Aunque ellos la respetaban como la madre de Jesús, no fueron más allá de eso. Ciertamente nunca se refirieron a ella como la “madre de Dios”. Sabían que Jesús no era el Dios Todopoderoso en forma humana y, por lo tanto, que María de ninguna manera podía ser la madre de Dios, una posición que va mucho más allá de lo que la Palabra de Dios permite para María.

w07 15/9 pág. 30 ¿De qué maneras practicamos la misericordia?

Demos “las cosas que están dentro” de nosotros

18 Jesús dijo: “Den como dádivas de misericordia las cosas que están dentro [de ustedes]” (Lucas 11:41). Para que una buena acción sea realmente misericordiosa, tiene que proceder de nuestro interior, de un corazón lleno de amor y ganas de ayudar (2 Corintios 9:7). En este mundo, donde priman la rudeza, el egoísmo y la indiferencia ante los problemas y el dolor del prójimo, ¡qué gusto da ver que se lleva a la práctica la misericordia cristiana!

19 Así pues, esforcémonos por darle a la misericordia un lugar cada vez más destacado en nuestro diario vivir. Cuanto mejor lo hagamos, más nos pareceremos a Dios, lo que nos permitirá disfrutar de una vida llena de sentido y satisfacción (Mateo 5:7)

w09 15/6 pág. 32 Preguntas de los lectores

En el caso de otros, fue el prejuicio lo que los hizo rechazar a Jesús. Por ejemplo, cuando él fue a enseñar a la sinagoga de su pueblo, Nazaret, la gente quedó atónita. Pero en vez de reconocer que era el Mesías prometido, se centraron en su origen. Preguntaron: “¿De dónde consiguió este hombre estas cosas? [...] Este es el carpintero, el hijo de María y el hermano de Santiago y de José y de Judas y de Simón, ¿no es verdad? Y sus hermanas están aquí con nosotros, ¿no es verdad?” (Mar. 6:1-3). Así es, debido al origen humilde de Jesús, despreciaron sus enseñanzas.

¿Y qué se puede decir de los líderes religiosos? Que la mayoría de ellos apenas prestaron atención a Jesús por razones parecidas (Juan 7:47-52). Además, le tenían envidia, pues recibía la atención constante de la gente (Mar. 15:10). Y no olvidemos la reacción negativa de muchos de ellos cuando Jesús puso al descubierto su hipocresía y falsedad (Mat. 23:13-36). Ellos optaron por permanecer en ignorancia, y Jesús los condenó por eso: “¡Ay de ustedes que están versados en la Ley, porque quitaron la llave del conocimiento; ustedes mismos no entraron [en el Reino], y a los que estaban entrando los estorbaron!” (Luc. 11:37-52)

Capítulo 12

w08 1/3 pág. 12 ¿Lo sabía? ¿Qué valor tenían las dos monedas de la viuda?

En el siglo primero de nuestra era, los judíos pagaban un impuesto anual de “dos dracmas” para el templo, aproximadamente el salario de dos días de doce horas de trabajo (Mateo 17:24). Por otra parte, Jesús dijo que dos gorriones costaban “una moneda de poco valor”, el equivalente a cuarenta y cinco minutos de trabajo. Y no solo eso, sino que con dos de esas monedas, es decir, el equivalente a noventa minutos de trabajo, se conseguían cinco gorriones (Mateo 10:29; Lucas 12:6).

La viuda necesitada a quien Jesús observó en el templo echó dos monedas de mucho menos valor: dos leptones. El leptón era la moneda de cobre más pequeña que se utilizaba en Israel en aquel tiempo. Equivalía a la sesentaicuatroava parte (1⁄64) del salario de un día o, en otras palabras, a menos de doce minutos de trabajo.

Para Jesucristo, la ofrenda de la viuda tenía más valor que las cuantiosas ofrendas de los demás, los cuales dieron “de lo que les sobra[ba]”. ¿Por qué? Porque, de las “dos monedas pequeñas” que tenía, ella podría haber contribuido una y guardado la otra, pero prefirió ofrecer “cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir” (Marcos 12:41-44; Lucas 21:2-4).

cl cap. 24 págs. 241-242 párrs. 5-6 Nada puede “separarnos del amor de Dios”

5 Hoy quizás nos preguntemos para qué compraría nadie un gorrión. Pues bien, en aquellos tiempos se consideraba un ave comestible, la más barata del mercado: dos por una monedita. Además, Jesús indicó posteriormente que el comprador que pagara el doble no adquiriría cuatro unidades, sino cinco, ya que se añadía una gratis, como si careciera de valor. Aunque la gente considerara que aquellos pájaros no valían nada, ¿cómo los veía el Creador? “Ni uno de ellos [ni siquiera el que se regalaba] está olvidado delante de Dios”, afirmó Jesús (Lucas 12:6, 7). Ahora tal vez comprendamos mejor el punto que quería destacar: si Jehová tiene en tal estima a un solo gorrión, cuánto más valor le concederá a un ser humano. Como indicó Cristo, el Altísimo nos conoce al detalle. Efectivamente, sabe hasta el número de cabellos que tenemos.

6 Habrá a quien le parezca poco realista la afirmación de Jesús de que tenemos contados los cabellos. Pero pensemos en la esperanza de la resurrección. ¡Qué conocimiento tan íntimo de cada ser humano tiene que poseer Jehová para recrearlo! Nos valora tanto que recuerda todos los detalles, incluido el código genético y las experiencias y recuerdos acumulados en el transcurso de los años. En comparación con esta proeza, contar los cabellos —unos cien mil en la cabeza promedio— es una labor sencilla.

w90 1/1 págs. 13-14 ‘No nos avergonzamos de las buenas nuevas’

No nos avergonzamos de Jesucristo ni de Jehová

17 El Dios Altísimo no titubeó en darse un nombre: Jehová; tampoco deben avergonzarse de ese nombre sus adoradores fieles. 5

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Los adoradores verdaderos se alegran de que se les identifique y reconozca como los que le dan a Él toda su adoración y obediencia. Respecto a sí mismo, Jesús enunció la regla o el principio que se halla en Marcos 8:38: “El que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del hombre también se avergonzará de él cuando llegue en la gloria de su Padre con los santos ángeles”. De igual manera, Jehová, el Dios y Padre del Señor Jesucristo, tendría razón para avergonzarse de cualquiera que se avergonzara de Él. Además, cualquier criatura de quien Jehová llegara a avergonzarse porque le fuera infiel a él no merecería vivir en ninguna parte del dominio de Dios, ni en el cielo ni en la Tierra. (Lucas 9:26.)

18 Que se nos graben en la mente y el corazón las siguientes palabras de Jesucristo: “En cuanto a todo aquel, pues, que confiese unión conmigo delante de los hombres, yo también confesaré unión con él delante de mi Padre que está en los cielos; pero en cuanto a cualquiera que me repudie delante de los hombres, yo también lo repudiaré delante de mi Padre que está en los cielos”. (Mateo 10:32, 33; Lucas 12:8, 9.) Al extender este mismo razonamiento vemos que cualquiera que repudie al Dios y Padre del Señor Jesucristo será repudiado por Él. A tal individuo no se le consideraría digno de ser miembro de la casa o familia de la cual Jesucristo es el Hijo principal. Por lo tanto, sería destruido al tiempo señalado por Dios.

19 Recibirá respuesta la oración modelo que Jesús enseñó a sus discípulos: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra”. (Mateo 6:9, 10.) Cuando eso suceda, los discípulos amorosos de Jesús no tendrán de qué avergonzarse. El nombre de Jehová será reverenciado, santificado, no solo por millones de personas que ahora viven y nunca tendrán que morir, sino también por miles de millones de humanos a quienes él hará salir de sus sepulturas durante la gobernación de su Reino milenario. Recibirán la oportunidad de vivir para siempre en una Tierra paradisíaca.

20 Sin avergonzarse, los intrépidos proclamadores de las buenas nuevas del Reino han podido testificar por todo el mundo a pesar de la oposición mundial porque los apoya poder sobrehumano... los apoyan los ángeles celestiales. Por consiguiente, los testigos de Jehová ‘temen a Dios y le dan gloria’. (Revelación 14:6, 7.)

w07 1/8 págs. 21-22 párrs. 3-6 “Guárdense de toda suerte de codicia”

. En cierta ocasión, él estaba ayudando a una muchedumbre a entender mejor profundos asuntos espirituales, cuando un hombre lo interrumpió para hacerle la siguiente petición: “Maestro, di a mi hermano que divida conmigo la herencia”. En respuesta, Jesús dio al hombre —y a todos los que estaban escuchando— una importante advertencia. Primero, les aconsejó que evitaran la codicia y, luego, para reforzar esta idea y hacerles pensar, contó una parábola. De modo que si queremos beneficiarnos del consejo de Jesús, nos conviene analizar lo que dijo para ver cómo aplicarlo en nuestra vida (Lucas 12:13-21).

Una petición inapropiada

4 Antes de que el hombre lo interrumpiera, Jesús estaba hablando sobre el peligro de caer en la hipocresía, sobre tener valor para ‘confesar unión’ con el Hijo del hombre y sobre la ayuda que da el espíritu santo (Lucas 12:1-12). Todas estas eran sin duda cuestiones muy importantes a las que los discípulos —y todos los demás— tenían que prestar mucha atención. Pero en medio de una disertación tan profunda, un

hombre interrumpe bruscamente a Jesús para pedirle que actúe de árbitro en lo que parece ser una disputa familiar por bienes materiales. Veamos la gran lección que podemos aprender de todo esto.

5 Alguien dijo una vez que “el carácter de una persona a menudo se evidencia por la dirección que toman sus pensamientos cuando escucha una exhortación religiosa”. Pues bien, parece que mientras Jesús hablaba de asuntos espirituales serios, aquel hombre estaba pensando en cómo podría obtener ciertas ventajas económicas. El relato no aclara si su motivo de queja con respecto a la herencia era justificado o no. Tal vez quiso sacar partido a la autoridad de Jesús y a su reputación de juez justo (Isaías 11:3, 4; Mateo 22:16). En cualquier caso, su petición dejaba entrever un problema de fondo: una grave falta de aprecio por las cuestiones espirituales. ¿Y nosotros? ¿No deberíamos examinarnos a este respecto? En las reuniones cristianas, por ejemplo, es fácil que nuestra mente divague o que nos pongamos a pensar en lo que haremos más tarde. En vez de eso, debemos escuchar atentamente la información que se presenta y buscar maneras prácticas de aplicarla en nuestra vida. Así mejoraremos nuestra relación con nuestro Padre celestial, Jehová Dios, y con nuestros hermanos cristianos (Salmo 22:22; Marcos 4:24).

6 Sea cual fuere el motivo del hombre para hacer esa petición, Jesús se negó a atenderla diciéndole: “Hombre, ¿quién me nombró juez o repartidor sobre ustedes?” (Lucas 12:14). Con estas palabras aludió a una conocida disposición de la Ley mosaica, según la cual los jueces de las ciudades eran los encargados de decidir en esas cuestiones (Deuteronomio 16:18-20; 21:15-17; Rut 4:1, 2). Jesús tenía preocupaciones mucho más importantes, como dar testimonio acerca de la verdad del Reino y enseñar a la gente la voluntad de Dios (Juan 18:37). ¿Cómo podemos imitar su ejemplo? No dejando que cuestiones triviales nos distraigan y dedicando nuestro tiempo y energías a predicar las buenas nuevas y “ha[cer] discípulos de gente de todas las naciones” (Mateo 24:14; 28:19).

w10 1/8 pág. 29 Enviados a hacer discípulos

“Reparen en los cuervos.” Así se tituló el discurso de Michael Burnett, quien fue misionero y ahora es uno de los profesores de este curso. Explicó que todos, en algún momento, nos sentiremos preocupados o incluso angustiados. Entonces debemos recordar el consejo de Jesús: “Reparen en los cuervos, que ni siembran ni siegan, [...] y sin embargo Dios los alimenta” (Lucas 12:24). Según la Ley mosaica, estas aves eran animales impuros; en otras palabras, los israelitas no debían comerlas. Incluso debían verlas como una “cosa asquerosa” (Levítico 11:13, 15). A pesar de todo esto, Dios las alimentaba. El hermano Burnett concluyó: “Cuando se enfrenten a situaciones angustiosas, piensen en los cuervos. Si Dios cuida de estos animales a los que se consideraba impuros y asquerosos, ¡cuánto más los cuidará a ustedes, siervos puros ante sus ojos!”.

w86 15/6 pág. 22 ¿Cómo puede usted controlar sus emociones?

“Dejen de estar en ansiedad y suspenso”

Debido a sus efectos perjudiciales, emociones tales como ira, celos, animosidad y temor deben ser controladas. Para ilustrar cómo podemos hacer esto, considere solo una emoción: la ansiedad.

La fuerza activa de Dios fortaleció en el pasado a sus siervos fieles y diligentes al igual que lo hace hoy día. Llevado por el espíritu santo, Jesús mantuvo un punto de vista positivo mediante el tener un interés intenso en los asuntos espirituales. Animó a sus seguidores a ‘dejar de estar en ansiedad y suspenso’. (Lucas 12:29.) Nunca dudó del cuidado amoroso de su Padre. (Juan 15:9, 10.) Su celo y entusiasmo no fueron obstaculizados por el aburrimiento y la frustración. De igual manera, si usted desea controlar la ansiedad excesiva, mantenga la mente ocupada con cosas ‘dignas de alabanza’. (Filipenses 4:8.) Sí, el confiar en Jehová puede disipar pensamientos negativos.

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Page 7: Puntos Sobresalientes Lucas 10 a 12 Semana Del 8 de Abril

wt cap. 11 pág. 106 ‘Sigamos buscando primero el Reino’

Mantengamos el Reino en primer lugar en la vida

10 ¿Cuánto tiempo dedicamos a predicar las buenas nuevas del Reino? Dependerá de nuestras circunstancias y de lo profunda que sea nuestra gratitud. Pensemos en que Jesús no dijo: “Busquen el Reino cuando no tengan otra cosa que hacer”. Consciente de la importancia de dicho gobierno, expresó así la voluntad de su Padre: “Busquen continuamente el reino de él” (Lucas 12:31). Aunque la mayoría de nosotros hemos de trabajar para satisfacer las necesidades propias y de la familia, si tenemos fe, nuestra vida girará en torno a la obra que Dios nos ha encomendado con respecto al Reino, y, al mismo tiempo, cumpliremos con nuestras obligaciones familiares (1 Timoteo 5:8).

w03 1/1 pág. 18 ‘Mantengámonos alerta’

“Manténganse despiertos, estén firmes en la fe”

3 Según el Evangelio de Lucas, Jesús comparó a los cristianos con esclavos que esperaban que su amo regresara de una boda. Estos tenían que mantenerse alerta para que cuando él llegara estuviesen despiertos y preparados para recibirlo. Entonces, trazando un paralelo, dijo: “A una hora que menos piensen viene el Hijo del hombre” (Lucas 12:40). Es posible que algunos que han servido a Jehová por décadas pierdan su sentido de la urgencia con relación a nuestros tiempos. Incluso quizá lleguen a la conclusión de que el fin pudiera estar aún muy lejos. Pero esa manera de pensar podría llevarnos a desviar nuestra atención de los asuntos espirituales y dirigirla a metas materialistas que adormecerían nuestra espiritualidad (Lucas 8:14; 21:34, 35).

4 De la ilustración de Jesús se desprende otra enseñanza. Si bien los esclavos no sabían la hora en que llegaría su amo, parece que sí conocían en qué noche lo haría. Habría sido difícil quedarse despierto toda esa noche si hubieran pensado que su amo llegaría en cualquier otra. Pero no fue así, sabían en qué noche llegaba, lo cual constituyó un gran incentivo para no dormirse. De manera muy similar, las profecías bíblicas revelan que vivimos en el tiempo del fin, aunque no nos dicen el día y la hora exactos (Mateo 24:36). Creer que el fin se aproxima nos ayuda a permanecer despiertos, pero si estamos convencidos de que el día de Jehová realmente está cerca, tendremos una motivación mucho mayor para estar vigilantes (Sofonías 1:14).

w11 15/4 pág. 4 ¿Reconocemos el medio que Dios usa para guiarnos?

¿Cómo podemos estar seguros de que hemos logrado identificar al esclavo, o mayordomo, fiel? Jesús mismo dio la clave al decir: “¿Quién es verdaderamente el mayordomo fiel, el discreto, a quien su amo nombrará sobre su servidumbre para que siga dándoles su medida de víveres a su debido tiempo? ¡Feliz es aquel esclavo, si al llegar su amo lo halla haciéndolo así!” (Luc. 12:42, 43).

Para empezar, el grupo de cristianos ungidos es fiel. Siempre ha sido leal a Jehová, a Jesús, al pueblo de Dios y a la Biblia. También es discreto, como lo demuestra la prudencia y buen juicio con que dirige la importantísima obra de predicar las “buenas nuevas del reino” y hacer “discípulos de gente de todas las naciones” (Mat. 24:14; 28:19, 20). Además, distribuye obedientemente alimento espiritual saludable y nutritivo “a su debido tiempo”. Está claro que cuenta con la bendición divina. ¿Cómo lo sabemos? Para empezar, porque Jehová está haciendo crecer a la congregación. Además, porque brinda a su pueblo la sabiduría que necesita para tomar decisiones importantes y una comprensión cada vez más clara de las

verdades bíblicas. Y también porque impide que sus enemigos lo destruyan y lo colma de paz y tranquilidad (Isa. 54:17; Fili. 4:7).

w90 15/3 pág. 13 “El esclavo fiel” y su cuerpo gobernante

El “esclavo” y su Cuerpo Gobernante mientras se acercaba el tiempo del fin

15 Jesús esperaba que los cristianos ungidos como colectividad estuvieran actuando como un mayordomo fiel, dando a su servidumbre “su medida de víveres a su debido tiempo”. (Lucas 12:42.) Según Lucas 12:43 Cristo dijo: “¡Feliz es aquel esclavo, si al llegar su amo lo halla haciéndolo así!”. Esto indica que por algún tiempo antes de llegar Cristo para ajustar cuentas con sus esclavos ungidos por espíritu ellos habrían estado dispensando alimento espiritual a los miembros de la congregación cristiana, la casa de Dios. ¿A quiénes encontró Cristo haciendo eso cuando regresó con poder real en 1914 y procedió a inspeccionar la casa de Dios en 1918? (Malaquías 3:1-4; Lucas 19:12; 1 Pedro 4:17.)

w93 15/6 págs. 17-18 párr. 18 Conozca a Jehová mediante su Palabra

18 Jesús sentía la presión de lo que le esperaba, pues sabía lo horrorosos que eran los azotes de los romanos. Las tiras de cuero del látigo que se utilizaba para dar azotes tenían pedazos de metal y huesos de oveja; de este modo, a medida que se azotaba a la víctima, la espalda y las piernas se convertían en tiras de carne sangrantes. Jesús había indicado meses antes que esperar esta prueba le producía tensión emocional, pues dijo en Lucas 12:50: “En verdad, tengo un bautismo con que ser bautizado, ¡y cuán angustiado me siento hasta que quede terminado!”.

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MI comentario de 30 segundos:

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Fuente: Watchtower library 2012.

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