PULSO SINDICAL Nº 349 DEL I6 AL 31 DE DICIEMBRE DE 2017 · Los obreros recibían salarios...

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Movimiento obrero y sindicalismo clasista PULSO SINDICAL Nº 349 DEL I6 AL 31 DE DICIEMBRE DE 2017 Esta quincena está marcada por la lucha heroica que dieron hace 110 años los trabajadores en Santa María de Iquique. Momento suficiente para sacar lecciones y decidirnos a buscar las respuestas, que permitan a la clase trabajadora jugar su rol liberador. Por eso entregaremos a contar de este Pulso un trabajo por etapas relacionado con lo que llamamos “sindicalismo clasista”

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Movimiento obrero y sindicalismo clasista

PULSO SINDICAL Nº 349 DEL I6 AL 31 DE DICIEMBRE DE 2017

Esta quincena está marcada por la lucha heroica que dieron hace 110 años los trabajadores en Santa María de Iquique. Momento suficiente para sacar lecciones y decidirnos a buscar las respuestas, que permitan a la clase trabajadora jugar su rol liberador.

Por eso entregaremos a contar de este Pulso un trabajo por etapas relacionado con lo que llamamos “sindicalismo clasista”

POR UNA ORGANIZACIÓN CLASISTA DE TRABAJADORES

Según diversas definiciones el sindicalismo es “un sistema que se ocupa de representar y velar por intereses de los trabajadores frente a los empleadores”, estableciendo además que ”el sindicato es “la entidad a través de la cual hace efectiva su labor”. https://www.definicionabc.com/social/sindicalismo.php

En palabras nuestras, el sindicalismo es la acción de defensa ante los abusos y el sindicato el instrumento con el que los trabajadores representan, ante la patronal, sus demandas y aspiraciones.

A su vez el concepto clase obrera, clase trabajadora o proletariado “designa al conjunto de trabajadores que, desde la revolución industrial, aportan básicamente el factor trabajo en la producción y a

cambio reciben un salario o contraprestación económica, sin ser propietarios individuales de los medios de producción.

Se contrapone así a la clase capitalista o aquel sector social que acapara el capital” https://es.wikipedia.org/wiki/Clase_obrera

De la misma manera que en la primera definición, podemos decir que la clase trabajadora es aquella que sin ser propietaria de las empresas y de los que estas tienen, trabaja para ellas y recibe una compensación económica que regularmente no guarda relación con todo el esfuerzo que hace el trabajador.

EL SINDICALISMO, LOS SINDICALISTAS DE CLASE

¿Porque comenzar con estas definiciones, tomadas desde el internet y que por lo mismo son de uso

común, tanto para los trabajadores como para sus familias?

Simplemente como una forma de atacar desde la raíz los miedos y los temores que expresan muchos trabajadores, cuando se llega a ellos con un discurso de “sindicalismo clasista”.

No se trata del invento de “algunos izquierdistas extremos” como suelen decir quienes temen a toda posición clara y concreta de los abusados en sus derechos.

Tampoco de un discurso trasnochado sobre cosas que ya no existen. Se trata simplemente de la verdad, una verdad incómoda para muchos, pero absolutamente vigente.

El Sindicato o la organización que reúne a los trabajadores en torno a sus aspiraciones más sentidas, debe ser siempre un instrumento de defensa y de propuestas.

Defender los derechos de los trabajadores es más que un deber, es una obligación que tiene que hacer suya cada dirigente. Y no se trata solo de defender aquellas leyes que existen - que si han llegado a ser leyes, y aunque algunas apenas ayudan, es porque hubo trabajadores organizados exigiendo respuestas – sino también de hacer propuestas que dignifiquen la condición de los asalariados y de sus familias.

Esa y no otra es la obligación de la organización, de sus dirigentes y de sus asociados.

Ser clasista, entonces, es asumir con propiedad en qué lugar de la cancha se está jugando. Entender que no todo se solucionará con modificaciones legales o algunos beneficios en los instrumentos colectivos. Es saberse parte de un sector social que ha sido discriminado históricamente. Es entender que a nosotros nos corresponde construir una nueva sociedad, en la que nuestras familias puedan vivir dignamente.

Ser clasista es sentirse orgulloso de estar en el lado de la clase de los trabajadores. Es asumir que nuestro adversario es el capital y que a este no se le derrota solo con palabras, que es fundamental la organización. Esto y más es ser un sindicalista de clase.

EL ORIGEN DE LO QUE VIVIMOS HOY

Como explicarlo sin enredar en exceso a quienes se resisten o no alcanzan a conocer sobre los orígenes de sus sufrimientos? Vamos a intentarlo.

En la segunda mitad del siglo XVIII comenzaron a construirse las primeras máquinas para la industria textil. La utilización del agua y el carbón para nuevos fines provocó grandes cambios, los que se extendieron a otras áreas de la industria. Se construyeron vías férreas, carreteras. Comenzó la producción en serie de artículos de todo tipo.

Así avanzó por toda Europa la revolución industrial.

Fue relegado a puestos secundarios el artesanado. Millones de seres humanos comenzaron a migrar desde el campo a la ciudad, las que comenzaron a crecer rápida y desmesuradamente. Muchos de los que llegaba a estas no tenían donde vivir. Fueron atacados por pestes y enfermedades varias, ante la carencia de mínimas de normas de higiene. Los obreros recibían salarios miserables por largas jornadas de trabajo, debiendo emplear a mujeres e hijos para alcanzar algún sustento para la familia.

Apenas lograban sobrevivir.

Habían nacido los patrones y los proletarios, como antes existieran el señor y el siervo, el esclavo y el amo. 3 etapas de la historia de la humanidad que están marcadas por un patrón común.

En cada una de ellas, abusos, explotación, carencias, dolores para los abusados.

Sin embargo, con la instalación del capitalismo el ser humano adquiere otra condición. Ahora es libre de vender su “fuerza de trabajo”. Nadie lo obliga a prestar servicios a un patrón y sin embargo el maltrato está igual o peor que en su condición anterior de siervo y esclavo. Cambió la condición, más no la forma de vivir de millones.

Con la instalación de las maquinas, la irrupción del capital y la aparición del patrón, el hombre es libre de vender algo que posee - la capacidad de pensar y actuar con su cuerpo - sin embargo sigue siendo maltratado.

Pausa necesaria entonces para explicar que no es un invento de disociadores la afirmación de que existe explotación, que no es una fantasía decir que existen clases sociales.

Es una verdad indesmentible que los menos son dueños de la mayor cantidad de bienes y recursos económicos, en desmedro de los más.

Cierto es que esto comienza a mediados del 1700 y que las condiciones en que vivían los trabajadores y su grupo familiar hoy se ven lejanas, como un mal sueño.

Sin embargo no podemos olvidar ni por un momento que, si hubo avances, fue producto de las luchas que dieron los mismos trabajadores.

Viviendas dignas, jornadas de trabajo adecuadas, sueldos mensuales, alcantarillado y agua potable, electricidad, eran las exigencias del proletariado naciente.

Nada les ha sido dado a los trabajadores y sus familias. Si lograron lo que lograron fue por que

pudieron constatar que estaban siendo explotados y encontraron la respuesta para responder a ello. Se reconocieron clase y se organizaron para confrontar a su contraparte.

¿Queda claro por qué decimos que somos parte de una clase?

¿Se entiende nuestra afirmación de que los trabajadores deben darse una organización que, considerando lo que sufren y viven, sea capaz de hacer propuestas y luchar por ellas, sin renunciarlas ni acomodarlas a los gobiernos de turno?

LA FUERZA DE TRABAJO

Previo a seguir vale la pena analizar este concepto, ya que en la medida que el trabajador lo maneja aprende a mirar de manera diferente el mundo en el que vive.

“Según Marx, la fuerza de trabajo es la capacidad de trabajo del trabajador, empleada en el proceso de trabajo que, junto con la materia objeto de transformación y los medios de producción, forma parte de las llamadas "fuerzas productivas". La fuerza de

trabajo debe distinguirse de su rendimiento, materializado en el objeto de la producción, al que se denomina "trabajo realizado".

En el trabajo realizado hay "algo más" que en la simple fuerza de trabajo (que es lo que se retribuye): hay una plusvalía (que crea el trabajador con su fuerza de trabajo, pero que se apropia el capitalista). "La fuerza de trabajo añade constantemente al producto, sobre su propio valor, una plusvalía que es la encarnación del trabajo no retribuido" (El capital, t. 11, cap. VI.).” www.webdianoia.com/glosario/display.

En tiempos de la esclavitud y del feudalismo el hombre no era libre. Él y su capacidad de trabajar le pertenecían a un dueño, quien disponía para sí de todo lo que el hombre hiciera. Cuando vino la revolución industrial el capitalista necesito del obrero para hacer funcionar las maquinas, pero no lo podía obligar, como en tiempos anteriores.

En el capitalismo el trabajador es dueño de su inteligencia y de su fuerza física (es lo que llaman fuerza de trabajo) y viene en suscribir un acuerdo con el dueño del capital para venderle fuerza de trabajo.

Lo que el patrón paga por esa fuerza es lo que le permite al dueño de la misma (el trabajador) alimentarse y reproducirse.

El producto que genera la fuerza de trabajo del hombre se llama mercancía y tiene un precio mayor que lo que se paga por la fuerza de trabajo.

La diferencia entre una y otra es la ganancia, de la que se apropia el patrón.

HAY CAMBIOS PERO TODO SIGUE CASI IGUAL

Ciertamente mejoraron las condiciones, el abuso en estos tiempos es menos visible pero no por ello dejó de existir. Simplemente está mejor disfrazada la explotación.

Ya ni siquiera se llama trabajadores a los proletarios, se les dice colaboradores, integrantes de una gran familia. Y sin embargo sigue siendo evidente que del resultado del proceso de trabajo, solo el patrón disfruta.

Es el patrón quien se apropia de toda la ganancia (también llamada plusvalía), mientras el trabajador debe vivir endeudándose, tomando créditos para satisfacer sus necesidades y las de su grupo familiar. ¿Cuál es entonces la diferencia entre lo que se vivía en los primeros decenios de la revolución industrial y ahora?

En el siglo XXI los trabajadores están menos conscientes del rol que cumplen en la sociedad. Han perdido la capacidad de luchar por lo que les pertenece, parecen desconocer hasta sus derechos básicos como disfrutar de las ganancias generadas con su trabajo, vivienda, salud y educación para sus hijos, un medio ambiente sano y un sinfín de otras necesidades.

Es momento de romper esta inercia malsana. El trabajador debe luchar por lo que merece y para ello requiere de organización. Organización de clase.

Organizarse para luchar por lo que se necesita no es un delito. Es un deber irrenunciable. CONTIINUA EN EL PROXIMO PULSO SINDICAL

MANUEL AHUMADA LILLO

Presidente C.G.T. CHILE

PULSO SINDICAL Nº 350 DEL 0I AL 15 DE ENERO DE 2018

Un abrazo afectuoso a todos los trabajadores, hombres y mujeres que siguen convencidos de que encontraremos el camino de la victoria. La clase trabajadora es invencible. Solo debe reconocerse en si misma y actuar.

SEGUNDA PARTE

SOLO CON ORGANIZACIÓN SE CONQUISTAN DERECHOS

Los trabajadores tenemos entonces 2 grandes desafíos. *Reconocernos como parte integrante de una clase y entender que como tal tenemos deberes y derechos.

*Entender que tenemos un adversario que recibe como nombre empleador o patrón, quien por la vía de la presión psicología y/o física busca limitarnos, cuando no anularnos, utilizando para ello todos los instrumentos que la sociedad de clases le permite, instrumentos entre los que se cuentan las leyes laborales, la dependencia financiera, los medios de comunicación, la coerción. El principal deber de los trabajadores es educarse. Solo conociendo su entorno pueden entender que deben cambiarlo. Es la educación lo que le permitirá ir conociendo sus derechos y le llevará a preguntarse como reclamarlos. Con educación entenderá la diferencia entre el reclamo individual y el colectivo. Comprenderá que

uniéndose a otros como el pueden generar una gran fuerza. Se dará cuenta que ellos son lo más importante en la empresa o lugar donde trabaja.

No basta saber que llueve y que la lluvia cae de arriba hacia abajo. Hay que conocer qué es lo que provoca la generación de las nubes, que hace que estas sean acumuladoras de lluvia y porque la lluvia cae en un momento y no en otro. Si conocemos todo el proceso podemos llegar incluso a resolver como le sacamos el mejor provecho a esa agua que cae.

Es la educación, el conocimiento, lo que llevará tarde o temprano a los abusados a reconocerse como tales y a buscar respuestas de cómo enfrentar esta adversidad, que es provocada por la voracidad del dueño del capital, a quien no le interesa el ser humano sino solo lo que produce. Tengamos presente lo siguiente. El trabajador no sabe o se resiste a entender que es parte de una clase. Si no se le apoya, puede que alcance a intuirlo pero, al

carecer de herramientas, no podrá llegar a concluir en cómo cambiar el estado de las cosas. Será fácilmente neutralizado por su contraparte, que cuenta con miles de herramientas para hacerlo.

Quien debe entregar educación al trabajador es la organización. Y aunque han cambiado bastante las cosas desde que se construyeran los primeros instrumentos, seguimos creyendo que esa organización se llama Sindicato. Podrá ser de empresa, de interempresa, comunal, regional, por sector económico, no importa el nombre que tenga ni donde nazca, solo debe tener claramente definido su rol. El sindicato es, entonces, un instrumento para educar a los trabajadores y ayudarlos a luchar por mejoras económicas y sociales. No obstante no podrá quedarse solo en eso. Desde el Sindicato se aprenderá a conocer la sociedad en que vivimos, una sociedad de clases, razón más que suficiente para aspirar a cambiarla. No hay que temer tomar posiciones en esta lucha, es una obligación hacerlo. Queremos un mundo distinto

para los nuestros y eso no se construirá con dudas ni conciliaciones.

LAS PRIMERAS ORGANIZACIONES

Antes de que se determinara el concepto económico “fuerza de trabajo”, se explotaba por igual a hombres, mujeres y niños. La diferencia solo radicaba en las formas.

Claramente en la esclavitud y el feudalismo, los golpes e incluso la tortura para conseguir el objetivo, iban de la mano. Los privados de todo no tenían derecho siquiera a pensar, menos reclamar mejoras. Solo se les alimentaba y entregaba techo para que se reprodujeran. La respuesta fue la rebelión. El castigo que se infligía a los alzados era brutal, buscando sobretodo amedrentar a los que pensaran en algo similar a futuro. En esos sistemas era poco probable la organización y sin embargo se daba. Ya impulsada por las carencias, ya impulsada por la necesidad de apoyo. Las primeras agrupaciones de trabajadores tienen antigua data, fijándose como fechas probables, 2.000 o más años antes de la era cristiana, principalmente en Egipto y Mesopotamia, al inicio de la era cristiana en Roma.

Son las llamadas asociaciones o colegios. Se trata de agrupaciones por oficios, de carácter mutualista y cuyo objetivo era apoyar a quienes las integraban. Flautistas, curtidores, herreros, tintoreros, zapateros y otros oficios, que se entregaban a la protección de una divinidad y establecían ayudas en caso de enfermedad y muerte. Hacia el siglo XI aparecen nuevas asociaciones en Alemania e Inglaterra, bajo el nombre de guildas. Las hay religiosas, sociales, de artesanos y de mercaderes. Su rasgo característico es la comunidad de esfuerzos y la estrecha alianza de los trabajadores entre sí.

Avanzó la producción de bienes y mercancías de manos de los artesanos. Comienza el desarrollo de los oficios y se instala una división jerárquica, maestros, oficiales y aprendices. Sin embargo los maestros se las ingenian para impedir el desarrollo de los oficiales y los aprendices. La organización se similar a los asociaciones y colegios antiguos, aunque se les conoce como corporaciones. En estas participan los maestros, quienes se asignan para si el funcionamiento de las mismas. Administran los

recursos, buscando mantener el carácter mutualista de sus orígenes. Son los llamados oficiales, que con el tiempo adquieren el nombre de obreros, los que comienzan a darse una organización que va más allá de la acción mutual y demandan derechos, recurriendo algunas veces a la huelga. Los primeros derechos demandados por los oficiales organizados independientemente, guardan relación con la jornada de trabajo y los salarios a cobrar por el trabajo realizado.

Con el inicio de la revolución industrial entra en caída el trabajo del artesano y con ello en crisis su forma de organización. Aparece una nueva estructura organizativa, los gremios.

Se trata de organizaciones bastante secretas en sus inicios, de las que son excluidos los maestros o patronos. Crean cajas de socorros mutuos y se preocupan de conseguir empleo a sus asociados. La construcción de maquinarias y de grandes galpones para guardarlas, hizo crecer enormemente la cantidad de trabajadores, quienes viven en condiciones miserables.

Es eso lo que motiva la organización y el planteamiento de demandas a los patrones. Por lo mismo y hasta más o menos el año 1800 existe prohibición a la asociación obrera, por lo que el funcionamiento de las organizaciones que iban naciendo es ilegal. Comenzó en Inglaterra, siguió en Francia, cruzó a Alemania y luego por toda Europa. Una nueva forma de organización se desarrolla y sus gestores son el proletariado naciente.

DE MENOR A MAYOR LA LUCHA DE LOS TRABAJADORES AVANZA

Los dueños del capital y los Estados se dieron cuenta de que la prohibición a la organización no se sostenía y comenzaron a entregar pequeños espacios, partiendo por derogar las leyes que impedían dicha organización.

Los trabajadores superaron las limitaciones de la organización mutual. No servía pensar solo en ayuda por enfermedad o muerte, había que enfrentar al capital que era el responsable de tales males. Según los grados de avance de la revolución industrial fueron

surgiendo los instrumentos que buscaban poner freno al abuso. Asociaciones de socorros mutuos y en resistencia, asociaciones y federaciones por oficio e industrias, cámaras sindicales, bolsas de trabajo y otras, hasta llegar a grandes organizaciones por rama y la agrupación de las mismas en una sola organización. De la ayuda mutua a la organización con demandas de mejorar las condiciones en que se trabaja. Avances y retrocesos, pero todo unido por las cuestiones de fondo. El proletariado naciente aspira a conseguir condiciones dignas de trabajo. Jornada de 8 horas, protección por enfermedad y defunción, terminar con el trabajo de los niños, vivienda y condiciones de salubridad adecuadas, entre otras. Para todos es claro que la única manera de terminar con la explotación es la organización, ya no solo nacional, debe también cubrir otros países. Y logran crear los instrumentos.

La voracidad del capital hace que sean muchos los intelectuales que apoyen las demandas de los trabajadores y promuevan, según sus visiones, los caminos y los instrumentos para terminar con el abuso del capital, siendo las ideas imperantes las socialistas. Muchas veces no hay acuerdos entre las distintas instancias e instrumentos de trabajadores que se construyen. Hay fuertes discusiones, quiebres e incluso expulsiones.

Cabe hacer notar que hasta ese momento el problema está más por quien encabeza y en qué condiciones las luchas que hay que dar, que en si se debe acabar o no con el capitalismo. Es casi unánime el rechazo al capital y su secuela de daños y sin embargo las distintas organizaciones no logran ponerse de acuerdo en un camino e instrumentos, sino únicos, al menos coincidentes. Aun así, hay un gran momento que levanta las fuerzas sindicales y las hace cuestionar con mucha más fuerza a los gobiernos e incluso lograr de estos concesiones impensadas.

Ese gran momento es la lucha por la jornada de 8 horas que culmina en una primera etapa en 1886. Es tal el avance en las fuerza obreras, que se reactiva la organización internacional y se instituye el Día Internacional de los Trabajadores y algunas décadas después el Día Internacional de la Mujer. No obstante, es el tiempo en que las organizaciones sindicales comienzan a depender de las decisiones que toman partidos políticos y en cierta forma se transforman en apéndices de los mismos. Todo esto culminará lamentablemente en la constitución de

organizaciones internacionales según las orientaciones políticas y/o religiosas.

Mientras los trabajadores y sus organizaciones no logran ponerse de acuerdo y frenan su avance, los gobiernos si lo hacen. Comienza a reflejar su preocupación bajo el rótulo de “la cuestión social” y promueven las primeras normas sobre seguridad social en el trabajo, que aparecen en Alemania en 1883 y desde 1890 se extienden hacia otros países de Europa

CONTIINUA EN EL PROXIMO PULSO SINDICAL

MANUEL AHUMADA LILLO

Presidente C.G.T. CHILE

PULSO SINDICAL Nº 351 DEL I6 AL 31 DE ENERO DE 2018

TERCERA PARTE

QUIENES TEMEN A LA FUERZA DE LA CLASE ORGANIZADA REACCIONAN

Los patrones – llámense amos, señores, reyes o empresarios según el ciclo histórico en el que han tenido el poder y lo han manejado a su amaño – nunca se han perdido cuando de defender sus garantías se trata. Han dispuesto correctamente sus piezas, transado para seguir imponiéndose y lo que es más importante han contado, por una parte, con el beneplácito de los Estados que han puesto a su disposición a las fuerzas armadas para la protección de sus riquezas, y por la otra con renegados provenientes de las propias filas de los que sufren el peso de la máquina de poder. En los orígenes del capitalismo y en su desarrollo posterior, el abuso no tenía medida. Solo la muerte traía descanso al paria, al privado de todo incluso de su condición de ser humano digno. Tal es la razón que provocó la reacción de los trabajadores y la conformación de sus organizaciones. Por eso la patronal impidió su actuar y luego las atacó directamente, con su secuela de persecuciones y muerte.

Finalmente cuando constataron que la justeza de las demandas y la organización en crecimiento permanente de los explotados hacía frente a su actuar e incluso se obtenían avances, (las luchas de los asalariados en Francia, Inglaterra, Estados Unidos y Alemania son una muestra de aquello) optó por dar la imagen de preocupación y, aunque de mala gana, aceptó los consejos de quienes le indicaban que la única manera de para el alzamiento obrero pasaba por la vía de hacer algunas concesiones.

La primera muestra de esta estrategia patronal son las normas de seguridad social en Alemania, entre 1883 y 1889. Se unió a esta preocupación por las condiciones deplorables de los trabajadores, la iglesia, que a través del papa León XIII promulga su primera encíclica social en 1891, en la que junto con expresar su apoyo a la formación de sindicatos reafirma su apoyo al derecho de la propiedad privada. Al mismo tiempo discute sobre las relaciones entre el gobierno, las empresas, los trabajadores y la iglesia.

Pese a las dificultades, continúa el desarrollo de la organización sindical. Cada año son más los lugares del mundo donde se va conmemorando en multitudinarias manifestaciones el Primero de Mayo. Los trabajadores radicalizan posiciones, los gobiernos recurren al ejército y se producen enfrentamientos que dejan miles de obreros muertos y heridos. Diversos países, incluido Chile, toman nota de las expresiones obreras y grafican su preocupación por la cuestión social. No están interesados en mejorar radicalmente la vida de los obreros, solo les interesa encontrar la fórmula para desincentivar las manifestaciones y las luchas, para lo cual conceden algunas leyes, que en caso alguno terminan con el abuso patronal.

En Europa se inicia la Primera Guerra Mundial y la gran mayoría de las organizaciones asumen posiciones del lado de sus gobiernos, cuestión que en definitiva quiebra o fractura algunos instrumentos que hasta ahora existían, entre estos la Internacional de trabajadores.

La guerra, las carencias que genera la misma, la lucha obrera y sus propuestas de cambio social, asumidas por la mayoría de la población lleva a la culminación exitosa de la revolución rusa en 1917, aplaudida sin dilación por el movimiento obrero de la mayoría de los países, lo que por supuesto genera una gran preocupación de gobiernos y patrones en muchos países del mundo. No podemos ignorar ni minimizar el hecho que una de las resoluciones del Tratado de Versalles, que es lo que puso término a la Primera guerra mundial, sea la creación de la OIT que, según palabras de sus gestores, “reflejó la convicción de que la justicia social es esencial para alcanzar una paz universal y permanente”. Y COMIENZA LA DIVISION DE LA CLASE

En un principio y pese a las dificultades los trabajadores se organizaron nacionalmente y tuvieron la capacidad incluso para convocar a dirigentes de distintos países

Es así que en 1867 se constituye la Primera Internacional de Trabajadores, donde

participaron principalmente organizaciones de Inglaterra y Francia, que es donde mayor desarrollo tenía la revolución industrial. Se integraron también representantes de Alemania y luego organizaciones de Italia y España. Esta Primera Internacional se rompe por que se confrontan, sin posibilidad de acuerdo, las posiciones de C. Marx y M. Bakunin, quienes difieren de la meta final de la organización. Las organizaciones miembros de la Internacional toman partido por una u otra posición y finalmente y luego de la expulsión de los seguidores de Bakunin, la Internacional deja de existir en 1876. En 1889 se constituye la Segunda Internacional, pero esta declara como condición para integrarla, la calidad de seguidores del ideario socialista, y luego entrará en crisis al confrontarse 2 visiones socialistas ante el inicio de la primera guerra mundial. Por lo mismo se dan otras organizaciones al margen de la Segunda Internacional, siendo las más reconocidas aquellas que tienen origen cristiano. En 1919 se constituyó una organización internacional de Sindicatos cristianos que en 1968 pasó a ser la Confederación Mundial del Trabajo (CMT).

Es claro, entonces que, dentro de los muchos factores que incidieron para la disgregación del sindicalismo organizado está la guerra y la posición frente a ella de las organizaciones obreras, además de las posiciones ideológicas que sin duda van permeando la unidad de los explotados. Podríamos decir que se trata del primer gran salto al vacío de la clase trabajadora. No ignoramos, y no comprendemos, como diversas fuerzas en lucha contra el capital fueron incapaces de generar un gran frente anti patronal, pero si tenemos claro que estos pasos dados por el capital y sus aliados, fracturaron, cuando no quebraron definitivamente, la organización de los trabajadores. Tenemos la obligación de entender que por muy justas y valiosas que sean las posiciones políticas y religiosas, los trabajadores no tienen otra forma de ganar sus derechos que actuando unidos, generando organizaciones grandes y poderosas que encabecen sus luchas. Solo la unidad y la convicción nos darán la victoria. Esa es la enseñanza. Se comenzó por entonces, pasados los primero 20 años del siglo XX, a hablar de un nuevo estado en la relación entre partes. La OIT declara convenios como la jornada de 8 horas de trabajo, la protección de las remuneraciones, el derecho a sindicalizarse y a negociar colectivamente y otros que se supone van en la línea de proteger a los trabajadores.

Pero los patrones ya le habían tomado el pulso a este instrumento burocrático y simplemente, incluso pese a ratificar los convenios en pomposas ceremonias, borraron con el codo lo que habían escrito con la mano. Siguió el abuso y la explotación, pero para entonces algunos sectores del sindicalismo guardaban silencio antes estos hechos e incluso llegaban a criticar a quienes promovían acciones de fuerzas contra los capitalistas en los distintos países del mundo. Del otro lado la sensación de que todo estaba solucionado en algunos sectores del mundo, llevó al acomodo y al trabajo burocrático dentro de las organizaciones de trabajadores, alejando a las bases de la toma de decisiones e incluso actuando a nombre de ellas sin considerarlas para la decisión final. Hubo de producirse una nueva conflagración mundial, para que algunas cortinas se abrieran y expusieran ante los ojos de todos, que ni por mucho se había terminado el problema. La guerra, como instrumento de los estados capitalistas para imponer su hegemonía obligaba a las organizaciones de trabajadores a tomar posición. En cuestiones de este tipo los más afectados son los

miembros menos fuertes de la sociedad que ven limitados, congelados e incluso perdidos, diversos derechos de los que disfrutaron.

El término de la Segunda guerra mundial provocó un segundo momento de amplia unidad, al constituirse la Federación Sindical Mundial (FSM), la primera en reunir a la mayoría de las organizaciones del mundo. Constituida en 1945, principalmente por gestión inicial de sindicatos ingleses y rusos, es rota en 1947 por organizaciones norteamericanas y otras que constituyen desde ese momento la CIOSL, haciendo del concepto libertad su bandera de lucha. Libertad contras los sindicatos rojos dicen, libertad para oponerse a lo que llaman el totalitarismo marxista. Paralelamente, la CMT continúa desarrollándose aunque no logra la adhesión que tienen la FSM y la CIOSL

La llamada Guerra Fría había comenzado y con ello la toma de posición de las organizaciones sindicales en

una de las tres vertientes en que estaba desde entonces dividido el movimiento sindical Estas 3 grandes Internacionales (FSM, CIOSL Y CMT) se distribuyen mayoritariamente la afiliación sindical mundial, existiendo también organizaciones del sindicalismo libertario, y algunas que no participan en ninguna internacional.. Finalmente en el año 2007 CIOSL y CMT se unen en una sola organización, La Confederación Sindical Internacional CIS. La FSM se mantiene vigente y mayoritariamente la integran organizaciones definidas como de izquierda y anticapitalistas. Asimismo, continúan existiendo organizaciones sindicales que no forman parte de ninguno de estos referentes. Los resultados de esta división para la clase trabajadora, están a la vista. CONTIINUA EN EL PROXIMO PULSO SINDICAL

MANUEL AHUMADA LILLO

Presidente C.G.T. CHILE