Puerto

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PUERTO

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Studium on writing by a novel argentine.

Transcript of Puerto

  • PUERTO

  • El ital park

    Gracias de nuevo, ha sido una nueva jornada de incansable labor, pens la seora de

    Hilardos, y sin dejar de sonreirle al retrato de Urquiza:

    Destinada a la formacin de futuras casaderas capaces de apuntalar a los forjadores de la

    Patria.

    PLAM

    Diga adelante

    Vi entrar a la vicedirectora, que sacuda un papel.

    otra de sus aborrecibles actas, seora de Retamozo? - gruo. Se la arrebat y comenz a

    leer. Hasta que: - Santo Dios balbuce -, no quiero imaginar a que otro monstruo nos mandarn

    en su lugar.

    Retamozo se rascaba la barbilla. Apenas escuchaba. Estaba el otro tema, ms trascendental,

  • del que deba seguir ocupndose sin distracciones, a mil kilometros por hora y hasta el final.

    Sobre el pelo, que no era precisamente lacio; la papada, que jams haba sido, discreta; y los

    hombros, para nada grciles, todo, absolutamente todo no contribua a descubrir la existencia del

    cuello. No era delgada, no tena brazos largos; ni el busto prominente, al igual que las nalgas, que

    tampoco eran redondas. No tena charlas amenas ni poda alardear de un andar elegante. Nunca

    vesta de rosa, verde, celeste o amarillo, con moos, listones, volados o plumas; no era amiga de los

    cosmticos, la bijouterie, el cine nacional ni del optimismo. Adems...adems estaba convencida de

    que Floresta corra un gran peligro.

    Todo haba comenzado una maana, antes desalir hacia la escuela, cuando su marido la

    corri por toda la pieza agitando aquellas pldoras tan, tan odiosas que le arruinaban el estmago y

    nublaban el entendimiento.

    Ms tarde, ya en su oficina, al sentarse:

    Ya veo por qu tiembla, seora de Retamozo: la culpa! La inexorable culpa! De llegar

    trece minutos - tarde! Maana deber concurrir trece minutos antes a fin de saldar su deuda con

    el Sistema Oy?!

    S, s, s, haba odo y como no quera seguir hacindolo, se retir sin rumbo.

    Mientras vagaba por la escuela se restregaba losdedos, los codos, otra vez los dedos. Si al

    menos hubiera tomadouno de los ansiolticos...seguramente, no hubiera perdido tanto tiempo

    discutiendo con su marido, hubiera llegado temprano a la escuela y ahora... uffff!, no estara en ese

    calamitoso estado.

    Se rasc la cabeza, las muecas, otra vez las muecas. Oy un ruido. Se detuvo. Provena

    del bao de nias Estara all agazapada la seora de Hilardos a la espera de sorprenderla en una

    nueva infraccin? No, un grito suyo llamando a Tomasa la delat en la planta alta.

  • Intrigadsima, ingres al bao. Y qu fue lo que vio. En la pared opuesta al espejo, escrito

    con desperdicions humanos: Bajo los cimientos mismos de Floresta palpita la esencia de su

    origen.

    Lejano tictaqueo de pasos similares a los de la directora. Se escondi en uno de los

    compartimientos. Bajo los cimientos mismos de Floresta, repiti mentalmente sin dejar de mirar

    el hoyo de la letrina Palpita la esencia de su origen?

    Que nefando arcano entraaran aquellos caracteres barrosos, humeantes, inmundos, que se

    duplicaban en el espejo y extendan al piso, a las puertas, le trapan por las piernas, impregnaban

    toda su persona, qu horror!

    Espi por las hendijas. Nadie. Sali en puntas de pi.

    Otro hallazgo lo sobrecogi ms que el anterior, mucho ms. Alguien haba borrado la

    chorreante frase de la pared y escrito en su lugar, con la misma materia y trazos menos regulares:

    culo, teta, pito.

    Quin, se pregunt. Quin sera la autora de aquellas palabrotas destinadas a desviar la

    atencin de lo que se ocultaba bajo los cimientos mismos de Flroesta Una maestra? La madre

    de alguna alumna? Fresia, acaso? Quin. Quin...

    De algo estaba muy segura: alguien trataba de despistarla, confundirla, volverla loca?

    Un escalofro le recorri la espalda, el corazn empez a latirle con fuerza... y una voz de

    hombre que la sobresalt! Un acosador?

    Seora de Retamazo, se puede saber que est haciendo aqu.

    Se desinfl. Uffff... que alivio, no era ningn acosador, ni siquiera un testigo de Heov o

    algn vendedor. No. Era la directora, que le devolva la sonrisa como slo un ladrillo podra

  • habersela devuelto.

    Le hice una pregunta, seora de Retamazo, exijo una respuesta explcita Oy

    La respuesta no podra haber sido ms ilustrativa: las palabrotas de la pared, que ya casi se

    haban solidificado.

    Ah, s musit la seora de Hilardos, arrugando la nariz puntiaguda -. Acabo de dar

    instrucciones para que... para que se limpie... eso - Cabece hacia la galera - Retorne a su oficina,

    quiere?

    No, no quera, pero igual lo hizo, persuadida de que alguna persona haba deseado hacerle

    llegar una importante revelacin y otra haba intentado escamotersela, tratando de enloquecerla.

    Tena la cabeza dentro de un memorando, pero no lograba concentrarse en la lectura. Todava

    segua pensando en las palabrotas del bao.

    Levant la vista. Uffff... qu alivio. Haba credo que la estaban espindo. Se esponj la

    virulana de la cabeza y continu leyendo.

    Seora de Retamozo - Ay, no, otra vez! -, inspeccione de una buena vez los patios

    posteriores. Segn me ha informado Tomasa, usted! An no lo ha hecho.

    La seora directora se mantena pegada a su hombro como si fuera un plipo.

    Es sorda? - insista Inspeccione los patios posteriores, seora de Retamozo.

    Obedientemente, sali.

    Nunca cruzaba el patio cubierto en diagonal, tena la mana de rodearlo por las galerias

    aunque debiera caminar mucho ms, y slo Dios saba cuanto esfuerzo le demandaba. Los pies

    planos, anchos y llenos de deformidades eran su peor calvario.

    Lleg hasta el ngulo de las paredes, pivote sobre un pie -ay!- y sigu derecho en

    direccin de los fondos.

  • El bao, dijo para s, haciendo un alto. Y si no hubiera sido una maestra o la madre de

    alguna alumna ni Frezia quien escribiera aquellas palabrotas? Quizs se tratase de una nia medio

    trastornadita, de las que haba tantas en la escuela; alguna de los grados inferiores, tal vez, que eran

    las peorsitas, tan capaces de todo lo malo con tal de preservar el secreto de Floresta. Ya sesabe

    cmo es la niez en estos casos.

    Haba una sola manera de averiguarlo.

    Dedos!

    Fue hsta la entrada de.l bao. Peg la espalda contra la pared. El anlisis de las huellas

    dactilares sera el primer paso de su pesquiza.

    Asom la cabeza hacia el interior. Nada. Aguz el oido. Palomita blanca. Solo haba un

    momento en el da que Tomasa era verdaderamene feliz, manifestndolo con sus valsesitos: cuando

    limpiaba detritos.

    El penetrante olor a polvos limpiadores termin de birlarle toda esperanza de constatacin.

    Se sinti morir. mis pldoras, pens , en mi bolso. S, tomar una. Pero no estaban en su bolso,

    sino en su pieza, dentro de una botellita marrn, entre los dedos del marido, que se plegaban en

    torno, las levantaba, las sacuda, les deca:

    Son slo para los temblores, Rosi. No tengas miedo. Qu mal te pueden hacer.

    Me arruinan el estmago, viejo no entends?

    Debo serenarme farfull. Se le apareci sonriente, gigante el rostro de la seorita Chun.

    Peg cada pulgar al correspondiente dedo ndice tal cual le haba enseado ella -. Soy una con el

    Universo. Soy una con el universo. Soy una con el universo.

    Se arrastr por las paredes hacia la vicedireccin. El corazn le lata con fuerza Y si me

    muero?.

    Tom asiento en su oficina. Las lonjas de lpidos desbordaron por el silln.

    Debo serenarme. Debo serenarme.

    Mir a los costados temiendo alguna presencia oculta.

  • Y?! - le lleg desde el despacho principal.

    Enderez la espalda de un salto.

    No he observado irregularidades en lso patios posteriores, seora de Hilardos respondi

    con calma forzada.

    Hara muy bien en ocuparse de sus obligaciones sin que yo siempre se las tenga que recordar.

    Un hilito de voz:

    S, seora de Hilardos. No volver a ocurrir (y la seorita Chun: Haz girar tu Chakra

    amarillo, hermana. Haz girar tu Chakra amarillo).

    Se mordisque las cutculas de los dedos. Qu clase de enferma mental impedira el

    develado del misterio de Floresta, volvi a decirse qu horror!

    Venimos a este mundo con una misin, hermana, y a la realizacin de esa Misin debemos

    dedicar toda nuestra energa csmica.

    S, a ella se le haba conferido la tarea Superior de desenmascarar a una loca y as lo hara!,

    sin distracciones, a mil kilmetros por hora y hasta el final.

    Fue hacia los patios descubiertos en busca de la soledad necesaria para sus meditaciones. El

    dolor de los pies la obligaban a pisar con los costados, dndole a su paso un singular bamboleo de

    pingino.

    Tom asiento en el cantero del magnolio. Se sac los zapatos, mocasines de hombre. Slo

    la horma de este tipo de calzado atenuaba su sempiterno padecimiento.

    En tanto se masajeaba un espoln, repasaba las evidencias que le hacan inferir la existencia

    de una manitica obstinacin en resguardar el secreto de Floresta.

    La directora le haba dado una cita con los nombres que, al menos por un rato, la haban

    esperanzado tanto.

  • Son las alumnas que ensuciaron el bao haba dicho vaya, trigamelas. Hgame el

    servicio.

    Suspiro cansina. Haba espulgado cada registro de inscripcin sin dar con los culpables

    (probablemente, las nicas capaces de conducirla al descubrimiento del misterio).

    Una mortal sensacin de pesadez casi la hizo caer del cantero.

    Pero, por qu mejor no redireccionar su pesquiza hacia elsecreto de Floresta, en vez de

    seguir empecinada con la identidad de la mnitica que impeda su revelado? Hasta el momento,

    tratar de llegar a ella slo le habra acarreado disgustos.

    Bajo los cimientos mismos de Floresta repiti para s palpita la esencia de su origen

    La esencia de su origen? Origen? S, origen!

    Se dio un golpecito en la frente Mil veces tonta! Cmo no se lehaba ocurrido.

    El archivo! - exclam - El archivo!

    All, seguro, habra una pista sobre Floresta y la esencia de su origen.

    Volvi a calzarse - ay! - e incorpor como impulsada por un mecanismo motorizado.

    Repentinamente sinti una fuerza inusitada capaz de enfrentar al mundo entero.

    En el cubculo adyacente a su despacho abri, cerr, volvi a abrir y volvi a cerrar y abrir

    toda clase de antiguos expedientes, libros de actas, registros de inscripciones y cuadernos de

    actuacin docente. En uno de stos ltimoa ley el asiento en el que se agradeca a su titular la

    valiossima donacin hecha por su seor padre al museo de nuestrea querida institucin.

    El museo!

    Si, el museo escolar, el museo escolar, museo escolar museo escolar museo escolar museo

    escolar museo escolar museo escolar... El museo escolar?

    Un escalofro le heriz cada pelo de la espalda. Pero, el museo escolar ya no existe!

    Debo serenarme. Debo serenarme Cmo extraaba el fenobarbital - Haz girar tu Chakra

    amarillo. Haz girar tu chakra amarillo. Ommmh...

    Extendi las manos. Las vio triplicarse, superponerse unas a otras sin coincidir.

  • Seorita de Retamozo!

    Igual que si un palo la atravesara desde abajo irgui la espalda.

    Mande usted, seora de Hilardos.

    Deje ya de hablar sola! Carajo!

    Al despertar sinti un gran ardor en los mofletes. La seora directora haba puesto especial

    buena predisposicin en la aplicacin de bofetadas.

    Por fin! - retumb en toda la habitacin Y ahora hfame el grandsimo favor de volver a

    su casa. Hoy est ms tarada que nunca.

    Al da siguiente se present trece minutos antes a fin desaldar su deuda con el Sistema.

    Se asom por la puerta que conectaba su oficina con el despacho principal. Colgao del

    perchero haba un sombrero deala ancha, azul, con una cinta verde y dos colibres embalsamados.

    Por lo visto, la seora de Hilardos ya haba llegado.

    Regres al escritorio. Cmo le pesaban los brazos, la cabeza! Uffff... Desplom los cien

    kilos en su silln.

    Haba permanecido toda la noche en vela por temos a morir sin darse cuenta, con el TIC-

    TAC del reloj como indicador de que minuto tras minuto y hora tras hora an segua viva.

    Gir el silln en direccin al archivo. Qu desilusin. Su nica pista hacia la esencia del

    origen del barrio se haba desmaterializado.

    Deseo llorar.

    Tus pensamiento negativos slo te acarrearn catastrofes le deca seguido la seorita

  • Chun Para anularlos repite tres veces la palabra CANCELAR.

    A ver, probemos.

    Pensamiento negativo nmero uno: el museo escolar ha sido desmantelado hace ya mucho

    tiempo.

    Cancelar. Cancelar. Cancelar.

    Pensamiento negativo nmero dos: no existe modo de rescatarlo.

    Cancelar. Cancelar. Cancelar.

    Ahora, echando la cabeza hacia atrs, sonriendo y en plena comunin con la Mente

    Universal, imaginars nuevas soluciones.

    Probemos otra vez.

    CRAC!

    Las cervicales!

    Tendr osteopea? Ay, Dios mio. Ahora si morir. Me faltan cinco segundos, cuatro, tres,

    dos!...

    Huy hacia la salida. Una voz la detuvo en seco. Cuando tu vibracin est muy baja

    otras vez las seorita Chun expande tu aura.