Puedenliberarunafuerza que había trabajado en Apple ... · Observador, antes de dar la ma-no para...

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60 vida & artes EL PAÍS, lunes 11 de noviembre de 2013 pantallas Junto a Steve Jobs creó el orde- nador personal, el Mac, con la primera interfaz gráfica. Steve Wozniak (Sunnyvale, 1950) que- ría hacer ordenadores para amas de casa, estudiantes y cual- quiera que tuviera algo que con- tar, algo que crear sin necesidad de tener conocimientos informá- ticos. Su invención revolucionó la tecnología y el mercado de consumo para siempre. El co- creador de Apple puso los cono- cimientos técnicos y una gran dosis de paciencia. Jobs era la potencia visionaria. En 1987, 11 años después de fundar Apple, dejó de ser em- pleado a tiempo completo, pero mantiene una relación algo más que afectiva con la manzana. To- davía mantiene una cantidad no desvelada de acciones que le per- mite no tener que pensar en las facturas. Desde entonces no ha dejado de involucrarse en ense- ñar a los jóvenes cómo funciona la electrónica, tanto que llegó a montar un aula en el garaje de su casa de Los Gatos, en Silicon Valley. Woz, como se le conoce en el mundillo, sigue haciendo generosas donaciones para do- tar de equipamiento a los cole- gios de su zona. Habla atropellando las pala- bras, locuaz y sonriente. Da sen- sación, a pesar de las canas, de no frenar al niño imaginativo y confiado que lleva dentro como mostró durante su ponencia en El Ser Creativo, el viernes en el Teatro Circo Price de Madrid. Observador, antes de dar la ma- no para saludar, se fija en qué hay en la otra: “¡Eh!, llevas el iPhone 5S en gris espacial”. Pregunta. ¿Cuál es su gadget favorito? Respuesta. Antes solía decir que el Apple II, porque estaba orgulloso de haber creado algo que era diferente cada día. Te sentabas delante y podías dar forma a lo que tuvieras en men- te, programar, ¡de todo! Pero, de los de ahora, me quedo con el iPhone 4. Cuando Apple lo sacó me sorprendió el diseño exte- rior, tan pulido y bien hecho. Pa- ra mí, la disposición de la ante- na fue una mejora muy impor- tante. El iPhone 5 es más poten- te y mejor, pero el salto de ver- dad, lo aprecio en el 4. P. ¿Usa otros teléfonos? R. Sí, claro, también los An- droid. Son mi teléfonos secunda- rios. Mis dos primeros teléfonos son iPhones y luego tengo dos Android. Vengo de Apple, pero me gusta experimentar y ver qué cosas buenas hacen otros. P. ¿Qué piensa de los móviles y tabletas Nexus de Google? R. Todavía no he probado el Nexus 5, pero sí todos los anterio- res. Me gusta poder usar An- droid puro, limpio, pero, por pri- mera vez, con el Samsung Ga- laxy S4 y el HTC One me sentí cómodo con el software que traen, más que la versión limpia de Google. Esos dos modelos me gustan tanto en la versión limpia como la del fabricante. Lo que no soporto es el software que sue- len meter las operadoras. P. Jobs dijo que Android era el enemigo a batir, ¿lo cree así? R. En términos económicos para Apple, sí. En términos com- petitivos, me parece lógico. An- droid salió de la mente de al- guien que había trabajado en Apple y tenía la forma de pensar del Mac, más humana. Esto no es fácil; pensar así. He estado en la junta directiva de varias em- presas que hacen móviles y eso es lo más complicado. Android ha abierto la competencia y lo ha llevado a mucha más gente. Ha hecho que surjan ideas nue- vas y muchas aplicaciones. Creo que Android es algo bueno, tene- mos que trabajar con ellos. No se trata de decir ‘son el enemi- go’, sino de ver lo mejor de cada uno. Aunque yo sea una persona Apple, siempre pongo al consu- midor por delante. P. ¿Qué le gusta de Android? R. Me gusta que es un mundo flexible, con variaciones, pue- den cambiar rápido y hacer pro- puestas distintas. Si solo tuviera el iPhone me estaría perdiendo mucho, no sabría cómo es un móvil con pantalla grande, op- ciones de cámara, poder contro- lar el televisor de casa con el teléfono… Me gusta elegir. Po- der elegir es ser libre. P. ¿Qué aparatos le gustaría ver en el futuro? R. Que se adapten al cuerpo, que sean sencillos. El reloj inteli- gente va a llegar. Hay una trein- tena de empresas trabajando en relojes con pantallas de una pul- gada por una pulgada. Me lla- man la atención, pero no tengo claro si son el tamaño adecuado. Sé que quiero poder contestar llamadas con ellos y tomar algu- nas fotos, pero imagino algo más rompedor. Que salga al ha- cer un gesto y encaje en la pal- ma de la mano. Después, que se repliegue y adapte a la forma de mi antebrazo. Otro aparato que imagino es una especie de Room- ba (el robot aspirador-barre- dor), pero en el garaje de casa para que por la noche, me lim- pie el coche. P. Cuando se anunció el iPad se vaticinó la era post-PC, de he- cho, cada vez se venden menos. ¿Cree que morirán? R. No van a morir. Habrá or- denadores en el trabajo para ar- quitectos, analistas de datos, ha- cer películas, pero no para el consumidor individual. En casa ya no tendrán cabida. P. ¿Cuáles son sus aplicacio- nes favoritas? R. Realmente, como viajo mu- cho, uso un par de ellas que es- tán relacionadas con aviones, ru- tas. Cosas como encontrar el me- jor asiento en cada viaje, no mu- cho más. A veces le pregunto a Siri cuanto es nueve entre tres (risas). También mando SMS. Confieso que me enganché a Words with Friends (Scrabble). Y, a veces, abro el Solitario. Con Foursquare hago check-in en lu- gares que frecuento. Es la única red social que uso de manera directa. P. ¿Qué le ha impactado últi- mamente? R. Un móvil cuyo nombre no recuerdo. Me lo dieron hace po- cas semanas. Fui a Rusia a una conferencia y era un aparato he- cho allí. Me tiene cautivado, aunque aún no he tenido tiem- po para profundizar. Tiene pan- talla por las dos caras, una de tinta electrónica, funciona con Android. Ofrece muchos usos. Espero que les vaya bien. Es di- vertido ver las propuestas que se hacen. Steve Wozniak, en Madrid. / kiko huesca (efe) STEVE WOZNIAK Cofundador de Apple “Android salió de una mente que había trabajado en Apple” ROSA JIMÉNEZ CANO Madrid “El iPhone 5 es más potente y mejor, aunque el salto lo aprecio en el 4” “Habrá ordenadores en el trabajo, pero en casa no tendrán cabida”

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60 vida & artes EL PAÍS, lunes 11 de noviembre de 2013

pantallas

Junto a Steve Jobs creó el orde-nador personal, el Mac, con laprimera interfaz gráfica. SteveWozniak (Sunnyvale, 1950) que-ría hacer ordenadores paraamas de casa, estudiantes y cual-quiera que tuviera algo que con-tar, algo que crear sin necesidadde tener conocimientos informá-ticos. Su invención revolucionóla tecnología y el mercado deconsumo para siempre. El co-creador de Apple puso los cono-cimientos técnicos y una grandosis de paciencia. Jobs era lapotencia visionaria.

En 1987, 11 años después defundar Apple, dejó de ser em-pleado a tiempo completo, peromantiene una relación algo másque afectiva con la manzana. To-davía mantiene una cantidad nodesvelada de acciones que le per-mite no tener que pensar en lasfacturas. Desde entonces no hadejado de involucrarse en ense-ñar a los jóvenes cómo funcionala electrónica, tanto que llegó amontar un aula en el garaje desu casa de Los Gatos, en SiliconValley. Woz, como se le conoceen el mundillo, sigue haciendogenerosas donaciones para do-tar de equipamiento a los cole-gios de su zona.

Habla atropellando las pala-bras, locuaz y sonriente. Da sen-sación, a pesar de las canas, deno frenar al niño imaginativo yconfiado que lleva dentro comomostró durante su ponencia enEl Ser Creativo, el viernes en elTeatro Circo Price de Madrid.Observador, antes de dar la ma-no para saludar, se fija en quéhay en la otra: “¡Eh!, llevas eliPhone 5S en gris espacial”.

Pregunta. ¿Cuál es su gadgetfavorito?

Respuesta. Antes solía decirque el Apple II, porque estabaorgulloso de haber creado algoque era diferente cada día. Tesentabas delante y podías darforma a lo que tuvieras en men-

te, programar, ¡de todo! Pero, delos de ahora, me quedo con eliPhone 4. Cuando Apple lo sacóme sorprendió el diseño exte-rior, tan pulido y bien hecho. Pa-ra mí, la disposición de la ante-na fue una mejora muy impor-tante. El iPhone 5 es más poten-te y mejor, pero el salto de ver-dad, lo aprecio en el 4.

P. ¿Usa otros teléfonos?R. Sí, claro, también los An-

droid. Son mi teléfonos secunda-rios. Mis dos primeros teléfonosson iPhones y luego tengo dosAndroid. Vengo de Apple, perome gusta experimentar y verqué cosas buenas hacen otros.

P. ¿Qué piensa de los móvilesy tabletas Nexus de Google?

R. Todavía no he probado elNexus 5, pero sí todos los anterio-res. Me gusta poder usar An-droid puro, limpio, pero, por pri-mera vez, con el Samsung Ga-laxy S4 y el HTC One me sentícómodo con el software que

traen, más que la versión limpiade Google. Esos dos modelos megustan tanto en la versión limpiacomo la del fabricante. Lo queno soporto es el software que sue-len meter las operadoras.

P. Jobs dijo que Android erael enemigo a batir, ¿lo cree así?

R. En términos económicospara Apple, sí. En términos com-petitivos, me parece lógico. An-

droid salió de la mente de al-guien que había trabajado enApple y tenía la forma de pensardel Mac, más humana. Esto noes fácil; pensar así. He estado enla junta directiva de varias em-presas que hacen móviles y esoes lo más complicado. Androidha abierto la competencia y loha llevado a mucha más gente.Ha hecho que surjan ideas nue-vas y muchas aplicaciones. Creoque Android es algo bueno, tene-mos que trabajar con ellos. Nose trata de decir ‘son el enemi-go’, sino de ver lo mejor de cadauno. Aunque yo sea una personaApple, siempre pongo al consu-midor por delante.

P. ¿Qué le gusta de Android?R. Me gusta que es un mundo

flexible, con variaciones, pue-den cambiar rápido y hacer pro-puestas distintas. Si solo tuvierael iPhone me estaría perdiendomucho, no sabría cómo es unmóvil con pantalla grande, op-

ciones de cámara, poder contro-lar el televisor de casa con elteléfono… Me gusta elegir. Po-der elegir es ser libre.

P. ¿Qué aparatos le gustaríaver en el futuro?

R. Que se adapten al cuerpo,que sean sencillos. El reloj inteli-gente va a llegar. Hay una trein-tena de empresas trabajando enrelojes con pantallas de una pul-gada por una pulgada. Me lla-man la atención, pero no tengoclaro si son el tamaño adecuado.Sé que quiero poder contestarllamadas con ellos y tomar algu-nas fotos, pero imagino algomás rompedor. Que salga al ha-cer un gesto y encaje en la pal-ma de la mano. Después, que serepliegue y adapte a la forma demi antebrazo. Otro aparato queimagino es una especie de Room-ba (el robot aspirador-barre-dor), pero en el garaje de casapara que por la noche, me lim-pie el coche.

P. Cuando se anunció el iPadse vaticinó la era post-PC, de he-cho, cada vez se venden menos.¿Cree que morirán?

R. No van a morir. Habrá or-denadores en el trabajo para ar-quitectos, analistas de datos, ha-cer películas, pero no para elconsumidor individual. En casaya no tendrán cabida.

P. ¿Cuáles son sus aplicacio-nes favoritas?

R. Realmente, como viajo mu-cho, uso un par de ellas que es-tán relacionadas con aviones, ru-tas. Cosas como encontrar el me-jor asiento en cada viaje, no mu-cho más. A veces le pregunto aSiri cuanto es nueve entre tres(risas). También mando SMS.Confieso que me enganché aWords with Friends (Scrabble). Y,a veces, abro el Solitario. ConFoursquare hago check-in en lu-gares que frecuento. Es la únicared social que uso de maneradirecta.

P. ¿Qué le ha impactado últi-mamente?

R. Un móvil cuyo nombre norecuerdo. Me lo dieron hace po-cas semanas. Fui a Rusia a unaconferencia y era un aparato he-cho allí. Me tiene cautivado,aunque aún no he tenido tiem-po para profundizar. Tiene pan-talla por las dos caras, una detinta electrónica, funciona conAndroid. Ofrece muchos usos.Espero que les vaya bien. Es di-vertido ver las propuestas quese hacen.

Steve Wozniak, en Madrid. / kiko huesca (efe)

STEVE WOZNIAK Cofundador de Apple

“Android salió de una menteque había trabajado en Apple”ROSA JIMÉNEZ CANOMadrid

“El iPhone 5 es máspotente y mejor,aunque el saltolo aprecio en el 4”

“Habrá ordenadoresen el trabajo,pero en casano tendrán cabida”

Raro es el año que la furia de lanaturaleza no se ceba en el conti-nente más poblado del planeta ydeja a su paso un rastro amargode devastación, muerte, dolor ydesesperanza. Los 4.300 millonesde habitantes de Asia se empeñandesde hace más de tres décadasen dejar atrás el horror de lashambrunas y la miseria que azotóa muchos de esos países, pero loshados parecen obstinarse en darrienda suelta a su cólera en el es-cenario asiático.

Las mismas imágenes que hoycontemplamos en Filipinas, don-de la ciudad de Tacloban ha que-dado reducida a escombros por eltifón Haiyan, sacan de la tumbadel recuerdo el terremoto de mag-nitud 9 que, a primeras horas dela tarde del 11 de marzo de 2011,sacudió la costa nororiental de laisla japonesa de Honshu y desatóun maremoto con olas de hasta40 metros de altura que barrie-ron ciudades, aldeas y las torresde refrigeración de la central ató-mica de Fukushima, hundiendo aJapón en su mayor crisis nucleartras las bombas de Hiroshima yNagasaki. “Viviría con cortes deelectricidad a cambio de erradi-car todo lo nuclear”, declaraba aEL PAÍS una superviviente de Hi-roshima tras el pavor desatado enJapón al accidentarse la planta deFukushima.

Los japoneses veneran la natu-raleza, casi más que ningún otro

pueblo, y, sin embargo ella, capri-chosa y esquiva, les azota con sulátigo un año sí y otro también. Aveces, como sucedió en Fukushi-ma y en Kobe en 1995, su ira es talque los muertos se cuentan pormiles, por decenas de miles. Nohay compasión cuando la natura-leza decide atacar.

Por las verdes colinas y exten-sos campos de cultivo de la pro-vincia china de Sichuan aún seescucha el llanto de las madresque aquella soleada mañana demayo de 2008 dejaron a sus hijosen las escuelas del distrito deWenchuan; castillos de naipesque el zarpazo de un seísmo asesi-no convirtió en gigantescos ataú-des. La tierra se estremece y en-cuentra a su compañera de baileen la corrupción que adelgaza loscimientos de la construcción. To-do se desmenuza y ladera abajose deslizan escombros y barro en

una amalgama espesa que sofocatodo atisbo de vida.

China, que con sus enormes re-cursos humanos se ha empeñadohistóricamente en domeñar la na-turaleza, sufre con frecuencia susembates y en 1976 se enfrentó auno de sus peores golpes, el terre-

moto de Tangshan, que causómás de 200.000 muertos.

Las vecinas faldas de la impre-sionante cadena del Hindu Kush,en octubre de 2005, se removie-ron por un sismo que transformóla belleza de un paraje sin igualen un río de desconsuelo. “Las pie-

dras caían de las montañas, enmedio de un ruido ensordecedor.Cuando cesó, pude ver la aldeaaplastada”, contaba Mohamed. Almenos, 80.000 personas perecie-ron en la sacudida que tuvo comoepicentro la Cachemira paquista-ní, una región dividida y asolada

por la violencia política desde lapartición de India y Pakistán en1947. Después de tres guerras su-fridas en la zona, sus castigadoshabitantes se encontraron desar-mados para hacer frente al emba-te de la naturaleza.

El 26 de diciembre de 2004,

Asia vivió el mayor espanto de suhistoria reciente. Bajo las aguasdel Índico, a escasa distancia de laregión indonesia de Aceh, un cho-que entre dos placas tectónicassubmarinas y el consiguiente des-plazamiento desprendieron unaenergía equivalente a 14.000 bom-

bas atómicas. Todo el océano secontagió. Los satélites captaronimágenes del primer frente deolas que se formó. No tenía mu-cha altura, unos 50 centímetros,pero medía 800 kilómetros de lon-gitud y se desplazaba a una veloci-dad de 800 kilómetros a la hora.

Nadie ni nada de los que se encon-traron en su camino pudieron im-pedir su avance. Las costas de In-donesia, India, Sri Lanka y Tailan-dia se llenaron de cadáveres, quelas aguas escupieron sin decoro.Otros muchos miles de personasdesaparecieron para siempre en-gullidos por el mar. Nunca sabre-mos las cifras exactas de aquellacatástrofe, pero superaron el cuar-to de millón de muertos.

“Todos tememos que vuelva lagran ola”, decía Mayesh, una jo-ven cingalesa que perdió a sus pa-dres cuando el tsunami se llevó labarriada de 600 chabolas en laque vivían en Panadura, a unatreintena de kilómetros al sur dela capital, Colombo.

Justo un año antes, el 28 dediciembre de 2003, Bam, la ciu-dad iraní que conservaba la ma-yor fortaleza de adobe del mun-do, quedó reducida a polvo por untemblor de apenas 6,3 de magni-tud en la escala Richter. En unossegundos todo se convirtió en di-minutas partículas de arenisca.Se formó un polvo denso que aho-gó a 25.000 personas, de las80.000 que vivían en el corazónde ese importante oasis. En Bamel polvo olía a muerte, se agarra-ba a la garganta de los equipos derescate e inutilizaba el olfato delos perros buscadores de supervi-vientes.

Pero si hay un país en Asia don-de la naturaleza no tiene piedad ydonde el cambio climático queprovoca la acción humana lo estámartirizando, es Bangladesh. Abordo de helicópteros del Ejércitopude contemplar el escenario dela tragedia del ciclón que en 1991dejó 125.000 muertos y sumergióbajo las aguas más de un tercio deeste país enclavado en el delta delsagrado Ganges, un delta que ca-da año se hunde un poco más.

Tifones, huracanes y ciclonesson un mismo fenómeno meteo-rológico que designa la manifes-tación más violenta de las de-presiones tropicales, capaz deliberar una potencia equivalen-te a 10 veces la bomba de Hiro-shima. El tifón que se ha abati-do sobre Filipinas es la denomi-nación asiática para un fenóme-no que en el Caribe se nombracomo huracán y en las regionestropicales, como ciclón, infor-ma France Presse.

Los ciclones, término genéri-co para estas manifestaciones detorbellinos, se dividen por la esca-la de Saffir-Simpson en cinco ca-tegorías según la fuerza de losvientos máximos y el alcance delos daños potenciales.

Haiyan es un tifón de catego-ría 5, la más alta, con vientosmáximos estimados en 315 kiló-metros por hora y ráfagas quepueden llegar los 380 kilómetrospor hora, según la agencia meteo-rológica japonesa y el centro esta-dounidense de previsión de ciclo-nes tropicales.

En el culmen de su intensi-dad, la presión en su centro osci-laba, según los cálculos, entre870 y 895 hectopascales (hPa).Podría ser la más violenta medi-da hasta el momento. El récordanterior lo ostentaba el Tip, en elocéano Pacífico, con 870 hecto-pascales registrados el 12 de octu-bre de 1979 y vientos máximosestimados entonces en 305 kiló-metros por hora, según Météo

France. Cada año, entre junio yoctubre, las islas Filipinas son ba-rridas por una veintena de gran-des tormentas. En el mundo, 80tormentas o ciclones se formanal año sobre aguas tropicales.

El ciclón es un fenómeno demares cálidos: para que se desa-rrolle hace falta que la tempera-tura del océano sobrepase los 26grados. Como el huracán saca suenergía del calor generado por elmar, tras su paso las aguas se en-frían. El ciclón desempeña así elpapel de una enorme “válvula deseguridad” que evacua el excesode energía acumulada por losocéanos en las zonas tropicales.

Los ciclones miden entre 500y 1.000 kilómetros de diámetro yestán provistos de un centro rela-tivamente calmo, llamado el “ojodel huracán”. Cuando llega a uncontinente se debilita progresiva-mente, no sin haber causado da-ños a menudo importantes, debi-dos a las lluvias y los vientos vio-lentos. A esto se añaden fenóme-nos marítimos muy peligrososcomo el gran oleaje generadopor el vendaval, que se desplazamás rápido que el ciclón (a vecesse divisa hasta 1.000 kilómetrosantes que el ciclón). El nivel delmar puede también elevarse va-rios metros. Es la “marea de latormenta”, que provoca fuertesinundaciones.

Seguida por los satélites, latrayectoria de un ciclón es objetode vigilancia internacional, coor-dinada por la Organización Me-teorológica Mundial, con centrosen Miami, Tokio o Honolulú.

Asia o la cólerade la naturalezaDel seísmo de Fukushima al tsunamique en 2004 arrasó varios países, losdesastres se ceban con el continente

Catástrofe en Filipinas

La bomba atómicameteorológicaTifón, huracán o ciclón son un mismofenómeno P Pueden liberar una fuerza10 veces mayor que en Hiroshima

Catástrofe en Filipinas

GEORGINA HIGUERASMadrid

EL PAÍS, Madrid

Imagen aérea de unaextensa zona devastadapor el Haiyan, ayer en laprovincia de Leyte. / getty

“Tememos otra granola”, dice una jovensobre la tragediade hace nueve años

EL PAÍS, lunes 11 de noviembre de 2013 5

INTERNACIONAL